IV DOMINGO DE CUARESMA • AÑO / A • Jn 9, 1-41 ● Primera lectura ● I Sam 16, 1b.6-7.10-13a ● “David ● Segunda lectura ● Ef 5, 8-14 ● “Levántate de entre es ungido rey de Israel”. los muertos, y Cristo será tu luz”. ● Salmo responsorial ● Sal 22 ● “El Señor es mi pas- ● Evangelio ● Jn 9, 1-41 ● “Fue, se lavó, y volvió con tor, nada me falta”. vista”. Jn 9,1-41 1 De camino, vio a un hombre ciego de nacimiento. 2 Sus discípulos le preguntaron: «Maestro, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego?». 3 Jesús respondió: «Ni éste ni sus padres. Nació ciego para que resplandezca en él el poder de Dios. 4 Debemos hacer las obras del que me envió mientras es de día. Cuando viene la noche nadie puede trabajar. 5 Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo». 6 Dicho esto, escupió en tierra e hizo lodo con la saliva, le untó con ello los ojos y le dijo: 7 «Ve a lavarte en la piscina de Siloé» (que significa enviado). Fue, se lavó y volvió con vista. 8 Entonces los vecinos y los que solían verlo pidiendo limosna decían: «¿No es éste el que se sentaba a pedir?». Unos decían: «Es éste». 9 Y otros: «No, es uno que se le parece». Pero él decía: «Soy yo». 10 Y le preguntaban: «Pues, ¿cómo se te han abierto los ojos?». 11 Él contestó: «Ese hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó con ello los ojos y me dijo: Ve a lavarte a Siloé. Fui, me lavé y vi». 12 Y le preguntaron: «¿Dónde está ése?». Contestó: «No lo sé». 13 Llevaron a los fariseos al que antes había sido ciego, 14 pues era sábado el día en que Jesús había hecho lodo y abierto sus ojos. 15 Los fariseos, a su vez, le preguntaron cómo había obtenido la vista. Él les dijo: «Me puso lodo en los ojos, me lavé y veo». 16 Algunos fariseos dijeron: «Ése no puede ser un hombre de Dios, pues no guarda el sábado». Otros decían: «¿Cómo puede hacer tales milagros un hombre pecador?». Estaban divididos. 17 Preguntaron de nuevo al ciego: «A ti te ha abierto los ojos: ¿qué piensas de él?». Él contestó: «Que es un profeta». 18 Los judíos no podían creer que hubiera sido ciego y ahora viese, hasta que llamaron a sus padres 19 y les preguntaron: «¿Es éste vuestro hijo, del que decís que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?». 20 Los padres contestaron: «Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego. 21 Cómo ve ahora, no lo sabemos; ignoramos quién abrió sus ojos. Preguntádselo a él; ya es mayor y os puede responder». 22 Sus padres hablaron así por miedo a los judíos, que habían decidido expulsar de la sinagoga al que reconociera que Jesús era el mesías. 23 Por eso los padres dijeron: «Ya es mayor y os puede responder; preguntádselo a él». 24 Llamaron otra vez al que había sido ciego, y le dijeron: «Di la verdad ante Dios; nosotros sabemos que este hombre es pecador». 25 Él respondió: «No sé si es pecador o no; sólo sé que yo era ciego y ahora veo». 26 Le preguntaron: «¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos?». Respondió: 27 «Ya os lo he dicho y no me habéis hecho caso. ¿Por qué queréis oírlo otra vez? ¿Queréis también vosotros haceros sus discípulos?». 28 Ellos le insultaron diciendo: «Tú eres su discípulo; nosotros lo somos de Moisés. 29 Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios. Pero de éste no sabemos ni de dónde es». 30 Él les contestó: «Es curioso: Vosotros no sabéis ni de dónde es, y él me ha abierto los ojos. 31 Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino al que le es fiel y hace su voluntad. 32 Jamás se ha oído decir que alguien haya abierto los ojos a un ciego de nacimiento. 33 Si él no fuera de Dios, no podría hacer nada». 34 Le respondieron: «Todo tú eres pecado desde que naciste, y ¿nos enseñas a nosotros?». Y lo expulsaron de la sinagoga. 35 Jesús oyó que lo habían expulsado; fue a buscarlo y le dijo: «¿Tú crees en el hijo del Hombre?». 36 Él le respondió: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?». 37 Jesús le dijo: «Lo estás viendo; es el que habla contigo». 38 Respondió: «Creo, Señor». Y se puso de rodillas ante él. 39 Jesús dijo: «Yo he venido a este mundo para que los que no ven vean, y los que ven se queden ciegos». 40 Al oír esto, algunos fariseos que estaban con él le preguntaron: «¿Somos también nosotros ciegos?». 41 Jesús les dijo: «Si fueseis ciegos, no tendríais culpa; pero como decís que veis, seguís en pecado». Notas sobre el texto ● Jesús es "la luz del mundo" (5). Lo dice, como aquí, en Juan 8,12. Y lo dice de los discípulos en Mateo 5,14. Según cómo la recibimos, esta "luz" nos ilumina, como le pasa al "ciego (6-7), o nos deslumhra, como les ocurre a los "fariseos" (40-41). ● Además del tema de la "luz", tiene a Jesús y su Palabra. Y la visión importancia la clave de lectura (37) que Jesús da simboliza la fe que nos da el diálogo sobre "el (38). Por tanto, lejos de nosotros pecado" (2-3). Jesús afirma que la lo de pensar que un mal es un ceguera no proviene del pecado castigo por pecar. (3). No tenemos que leer este tex● Que el ciego lo sea "de nacimiento pensando que el ciego simbolito" (1) quiere decir que "ver" -la za al pecador y la ceguera al pefe- será algo nuevo, símbolo de cado. Más bien, la ceguera es la una nueva vida: será un nuevo situación previa a haber acogido nacimiento (Jn 3,1 ss). Un posible esquema de lectura: vv.1-12: Jesús explica su declaración ”yo soy la luz del mundo”, dando vista a un ciego vv.13-34: Verificación del hecho e interpelación de los fariseos. Ante los signos posturas diferentes. vv. 35-38: Encuentro de Jesús con el hombre, donde él no abandona al que ha sido fiel a una nueva visión de sí mismo y del mundo. vv. 9,39-10,21: La presencia y actividad de Jesús denuncian el modo de obrar del orden opresor. Se presenta la alternativa de Jesús. Notas para fijarnos en Jesús y en el Evangelio Jesús "ve" el problema del "hombre" y le da res­puesta (6) sin que se le pida: toma la iniciativa y pasa a la acción (6-7) después de haber observado la realidad (1), de haberla reflexionado en equipo (25). Aunque no sólo parte de la realidad. También parte de un proyecto que explícita por tres veces: "que se manifiesten en él las obras de Dios" (3); "soy la luz del mundo" (5); "para que los que no ven, vean, y los que ven, se queden ciegos" (39). Esto es lo mismo que un movimiento como la JOC ha recogido de su fundador Joseph Cardijn: Dios tiene un proyecto de vida digna para cada joven trabajador/a, que es "hijo/a de Dios"; mirando la realidad vemos que los jóvenes son explotados en el trabajo, "tratados como bestias de carga", "or-ganizados en el seno de la Iglesia pueden pasar a la acción y transformar la realidad según el proyecto de Dios". Sólo así podrán reconocer al Dios que siempre trabaja (Jn 5,17). El ciego, en el pasado, estaba "sentado" (8). Esta constatación de los vecinos recogida en Juan, subraya el cambio que Jesús ha provocado. El "hombre" se convierte en testimonio de Jesús ante los fariseos (15.17.25.27.30-33). Siempre parte de los hechos. En este ser testimonio sufre un proceso que lo lleva a proclamar su fe (38). Este proceso empieza obedeciendo la Palabra de Jesús, a quien no ha visto (7), pasa por el sufrimiento de las prue- bas a las cuales es so-metido hasta ser expulsado de la sinagoga (8-34), hasta llegar a encontrarse ante el misterio que se le manifiesta (35-38). La Palabra de Jesús aparece como un don clave que permite iniciar el proceso (7) y que permite la profesión de la fe (37-38). El texto nos invita a situarnos ante la Palabra de Jesús: ¿estaremos abiertos a su acción, como el ciego, o encerrados en lo que ya "sa-bemos", como los fariseos (29)? Los fariseos, con "lo que ven", no dan lugar a la iniciativa de Dios (41). El pecado, que Jesús había negado (2-3) en el "hombre ciego", un pobre marginado tenido por pecador, es atribuido a los fariseos (41). Jesús discrimina (39) porque no todo el mundo es igual, porque no todos se posicionan de la misma manera ante Dios y ante los demás. Él, como "luz del mundo" (5), provoca esta discriminación, ese "juicio" (39): su luz pone de manifiesto lo que hay en los corazones. Jesús no condena; su luz permite que todo el mundo pueda posicionarse de nuevo -nacer de nuevo-; también los fariseos... ¡si quieren! “El Evangelio en medio de la vida” (Domingos y fiestas del ciclo-A) José María Romaguera Colección Emaús Centro de Pastoral Litúrgica Ruego para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y estimar a Jesucristo y, así, poder seguirlo mejor Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado Leo el texto. Después contemplo y subrayo. Ahora apunto aquello que descubro de JESÚS y de los otros personajes, la BUENA NOTICIA que escucho...veo. ¿Cómo nos situamos ante la Palabra de Jesús: como el ciego, abiertos a su acción, o como los fariseos, encerrados en lo que ya sabemos? Y vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi entorno... desde el Evangelio ¿veo? ¿Qué testimonios de Jesús he recibido? ¿cómo he de dar testimonio de Jesús? Llamadas que me hace -nos hace- el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso. Plegaria. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo su ayuda... AL BORDE DEL CAMINO Aquí estoy, Señor, como el ciego al borde del camino -cansado, sudoroso, polvoriento-; mendigo por necesidad y oficio. Pasas a mi lado y no te veo. Tengo los ojos cerrados a la luz. Costumbre, dolor, desaliento… Sobre ellos han crecido duras escamas que me impiden verte. Pero al sentir tus pasos, al oír tu voz inconfundible, todo mi ser se estremece como si un manantial brotara dentro de mí. Yo te busco, yo te deseo, yo te necesito para atravesar las calles de la vida y andar por los caminos del mundo sin perderme. ¡Que vea, Señor! Que vea, Señor, tus sendas. Que vea, Señor, los caminos de la vida. Que vea, Señor, ante todo, tu rostro, tus ojos, tu corazón. Amén. Que recibas, como el ciego, lo que más deseas, cuando menos lo esperas. corazón” l e n o c n e i b “Sólo se ve VER U no de los rasgos de la cultura contemporánea es el culto a la imagen, a tener en cuenta principalmente y a veces exclusivamente la apariencia de las personas y cosas. A la hora de adquirir determinados productos se valora el diseño por encima de la utilidad. En las personas la atención se dirige a la ropa, calzado, peinado, aspecto físico… Crece la demanda de operaciones de estética, se siguen dietas o se acude a gimnasios de manera casi obsesiva… porque “queremos tener una buena imagen”. Como ha llegado a afirmarse: “La estética ha sustituido a la ética”. Sin embargo, en el libro “El Principito”, de Antoine de Saint-Exupéry, que ya mencionamos la semana pasada, cuando el protagonista se encuentra con el zorro, éste le dice una gran verdad: Sólo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos. JUZGAR E n este cuarto Domingo de Cuaresma, tiempo de conversión, la Palabra de Dios nos invita a eso mismo: a convertir nuestra mirada, a ver con el corazón para ver el corazón de las personas. Porque como hemos escuchado en la 1ª lectura: La mirada de Dios no es como la mirada del hombre, pues el hombre mira las apariencias, pero el Señor mira el corazón. Y el Evangelio nos muestra las diferencias y las consecuencias que tiene fijarse sólo en las apariencias o aprender a ver con el corazón, como Dios. Los que se fijan en las apariencias, al ver al ciego de nacimiento preguntan: ¿quién pecó: éste o sus padres? Pero Jesús, que ve con el corazón, dice: Ni éste pecó, ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios. Los fariseos, que se fijan en las apariencias, comentan respecto a Jesús: Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado. Pero otros fariseos, que sí están empezando a ver con el corazón, replican: ¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos? Los que se fijan en las apariencias afirman tajantemente de Jesús: nosotros sabemos que ese hombre es un pecador. Pero el que había sido ciego, que empieza a ver con el corazón, contesta: Si es un pecador, no lo sé; sólo sé que yo era ciego y ahora veo. Los que se fijan en las apariencias llenaron de improperios al que había sido ciego y le dijeron de Jesús: ése no sabemos de dónde viene. Pero el que había sido ciego, que cada vez ve más con el corazón, les replica: Jamás se oyó decir que nadie le abriera los ojos a un ciego de nacimiento: si éste no viniera de Dios, no tendría ningún poder. Los que se fijan en las apariencias le replicaron: Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros? Y lo expulsaron. Pero el que había sido ciego, que ya ve con el corazón, reconoce a Jesús como el Hijo del hombre, y afirma: Creo, Señor. Y se postró ante Él. No sólo ha recuperado el sentido de la vista, sino que al aprender a ver con el corazón se ha encontrado con el Señor. El que había sido ciego nos muestra que sólo se ve bien con el corazón, porque ése es el modo de mirar que tiene Dios hacia nosotros. ACTUAR E n el Evangelio Jesús ha dicho: soy la luz del mundo. Por eso, aprender de Él a ver bien con el corazón implica practicar lo que san Pablo ha dicho en la 2ª lectura: Caminad como hijos de la luz (toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz). ¿Cómo es mi mirada, me fijo en las apariencias, o sé mirar el corazón? ¿Reconozco al Señor en el otro, en los acontecimientos al mirar con el corazón? ¿En qué se nota que camino como hijo de la luz, qué frutos de la luz ofrezco? El tiempo de Cuaresma es un tiempo propicio para aprender a ver con el corazón, como Dios, para no quedarnos en las apariencias sino poner de manifiesto lo esencial, que es invisible a los ojos. Que como el ciego de nacimiento reconozcamos a Jesús como nuestra luz, para que pueda iluminar nuestro espíritu y aprendamos a amarle de todo corazón, y podamos decir: Creo, Señor. Y [postrarnos] ante Él.