1 Maquívar, María del Consuelo. De lo permitido a lo prohibido

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Etchelecu, Leontina. Reseña sobre María del Consuelo MAQUÍVAR. De lo permitido a
lo prohibido. Iconografía de la Santísima Trinidad en la Nueva España. Instituto
Nacional de Antropología e Historia, Grupo Editorial Miguel Ángel Porrúa, México,
2006. En: PROHAL MONOGRÁFICO, Revista del Programa de Historia de América
Latina. Vol. I. Primera Sección: Vitral Monográfico, Nro. 1. Facultad de Filosofía y
Letras, Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, 2008. ISSN 1851-9091
Maquívar, María del Consuelo. De lo permitido a lo prohibido. Iconografía
de la Santísima Trinidad en la Nueva España. Instituto Nacional de
Antropología e Historia, Grupo Editorial Miguel Ángel Porrúa, México,
2006; 368 páginas.
Por Leontina Etchelecu
(Universidad del Salvador)
El reciente libro de María del Consuelo Maquívar, fue tema de su tesis
doctoral defendida en 1998, bajo la dirección de la Dra. Elisa Vargaslugo. Su
punto de partida fue dar con el origen de unos lienzos que se encontraban en el
Museo de San Carlos, considerados como una rareza dentro de la iconografía
novohispana, por tener como tema la Trinidad antropomorfa.
Así la autora aborda uno de los temas más controvertidos que tuvo el
cristianismo: el Misterio de la Trinidad, y lo enfoca a través de los caminos de la
cristianización de las imágenes, cuyo relato sitúa en las representaciones que
hacían los primeros cristianos en los relieves de los sarcófagos (siglo IV) o en
los mosaicos bizantinos.
Fue justamente la configuración antropomorfa la que se utilizó para
mostrar dos pasajes del Génesis: la creación del primer hombre, y la aparición
de Dios a Abraham, la llamada Teofanía de Mambré, donde Abraham recibe la
visita de tres personajes masculinos, pero se dirige a uno solo de ellos.
El libro de Maquívar comienza con un racconto acerca de la
conformación de la doctrina de la SantísimaTrinidad a través de la historia de
los concilios ecuménicos. Es muy interesante la cronologización que hace de
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Etchelecu, Leontina. Reseña sobre María del Consuelo MAQUÍVAR. De lo permitido a
lo prohibido. Iconografía de la Santísima Trinidad en la Nueva España. Instituto
Nacional de Antropología e Historia, Grupo Editorial Miguel Ángel Porrúa, México,
2006. En: PROHAL MONOGRÁFICO, Revista del Programa de Historia de América
Latina. Vol. I. Primera Sección: Vitral Monográfico, Nro. 1. Facultad de Filosofía y
Letras, Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, 2008. ISSN 1851-9091
todos ellos, desde el de Nicea del 325, hasta Trento (1545/1563), destacando
en cada uno, lo que a la problemática de la representación y cualidades de las
tres personas de la Trinidad se referían.
Luego divide la crónica en tres partes: la primera, que denomina “Desde
lo permitido”, tomando lo que siempre fue aceptado por la Iglesia, la Trinidad
ortodoxa; la segunda parte, que llama “Lo Confuso”, donde aborda la Trinidad
antropomorfa cuando la Tercera Persona (el Espíritu Santo) es representada
con forma humana; y la tercera parte, llamada “Lo prohibido”, es donde encara
la controversial Trinidad trifacial.
La iconografía de la Trinidad surge con fuerza en el concilio de Nicea,
porque se propuso combatir el Arrianismo que sostenía que la Segunda
Persona de la Trinidad había sido creada por Dios Padre. Fue en este concilio
donde se sentaron las bases de la fe católica, y sus verdades quedaron
compiladas en el “Símbolo de Nicea”. Este primer “Credo” surgido de las
discusiones del concilio, fue obligatorio para todos los cristianos, imponiéndolo
así el Emperador Constantino.
El dogma de la Santísima Trinidad fue siempre motivo de serias
disquisiciones, siendo la causa de la separación de la iglesia de los cristianos
orientales de Bizancio, y la de los cristianos de Roma, conocido como el Cisma
de Oriente. La llamada “controversia del Filioque” tuvo sus inicios en las
discusiones de algunos padres bizantinos que no aceptaban reconocer que el
Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo. El IV Concilio de Constantinopla
(869-870) sancionó a quienes no aceptaron esta verdad y con este hecho se
inició la separación definitiva de la Iglesia.
Maquívar va jalonando su relato con la incorporación de la iconografía
trinitaria, de los lienzos novohispanos más representativos de este tema. Cabe
recordar que, una vez zanjada la cuestión de la representación de la Santísima
Trinidad, es a partir de los relatos de los Evangelios y de manera particular en
la narración del bautismo de Cristo, que se considera a ese momento cuando
se da la primera teofanía de las tres divinas personas.
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Etchelecu, Leontina. Reseña sobre María del Consuelo MAQUÍVAR. De lo permitido a
lo prohibido. Iconografía de la Santísima Trinidad en la Nueva España. Instituto
Nacional de Antropología e Historia, Grupo Editorial Miguel Ángel Porrúa, México,
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Latina. Vol. I. Primera Sección: Vitral Monográfico, Nro. 1. Facultad de Filosofía y
Letras, Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, 2008. ISSN 1851-9091
A través de la manualística española, con Francisco Pacheco y Antonio
Palomino de Castro, entre otros, se pretendía estandarizar los cánones sobre
lo que debían basarse los pintores a la hora de plasmar “trinidades”. Estas
imágenes tomaron fuerza y se hicieron muy importantes como herramientas de
la evangelización, para echar luz a un misterio difícil de explicar hasta con
palabras.
“El Padre con la representación de anciano, para denotar paternidad
[…] El Hijo en forma de cordero o con las señales de su humanidad
santísima […] El Espíritu Santo en forma de paloma o con vestimenta
de color de fuego, para denotar el del divino amor, que como impulso
y propiedad personal le constituye en su ser relativo”.1
Sobre esta cita de Palomino, Maquívar se cuestiona si este autor no
conocía la representación antropomorfa de la Tercera persona, por mencionar
“la vestidura del color de fuego”, señalando que además, especificaciones
como la citada son numerosas a lo largo de las obras de los tratadistas.
Luego de estas consideraciones sobre lo que debe ser y no ser, y del
modo de representarlas, Maquívar describe las distintas formas que adopta
este dogma tomando siempre las representaciones novohispanas como
ejemplos ilustrativos de su narración.
Sobre “Lo permitido”, es donde hace referencia a lo que conocemos
como “Trinidad Clásica”, o sea lo que no se aparta de lo tradicional, según ella
misma explica, y es básicamente cuando…
“El Padre luce como anciano digno, entronizado, ataviado con
vestiduras pontificales. Jesucristo se ve como un adulto de 33 años, y
suele aparecer a la derecha de El Padre. Por último, y según narra el
evangelio el bautismo de Cristo, el Espíritu Santo se representa con
una paloma con las alas desplegadas, colocada generalmente entre las
figura del Padre y del Hijo” 2 .
La autora no se queda en la mera descripción formal de los
componentes de las pinturas o esculturas novohispanas, sino que desglosa
1
2
MAQUÍVAR, op. cit. P. 76.
Ibidem. P. 66
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Etchelecu, Leontina. Reseña sobre María del Consuelo MAQUÍVAR. De lo permitido a
lo prohibido. Iconografía de la Santísima Trinidad en la Nueva España. Instituto
Nacional de Antropología e Historia, Grupo Editorial Miguel Ángel Porrúa, México,
2006. En: PROHAL MONOGRÁFICO, Revista del Programa de Historia de América
Latina. Vol. I. Primera Sección: Vitral Monográfico, Nro. 1. Facultad de Filosofía y
Letras, Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, 2008. ISSN 1851-9091
cada uno de ellos, trazando una línea cronológica a través de la cual el lector
podrá advertir los cambios y mutaciones que la representación trinitaria fue
adquiriendo a lo largo de la evangelización, en una posible resignificación de
los modelos europeos y, que fue acomodándose según quienes fueran los
receptores.
En el capítulo “Lo Confuso” desarrolla esta peculiar iconografía de las
tres figuras divinas de la Trinidad, como la efigie comúnmente utilizada para
Jesucristo, repetida para representar las otras dos personas. Conocida como
“Trinidad Antropomorfa” y que, como menciona Maquívar, responde a la
Teofanía de Mambré, dentro del Génesis (Gn 18, 1-5). También aquí encuentra
referencias antiguas y señala la representación de un sarcófago del siglo IV,
localizado en los cimientos de un altar en la basílica de San Pablo Extramuros.
Termina con el capítulo de “Lo Prohibido”, la llamada Trinidad Trifacial,
prohibida desde el siglo XVII por el Papa Urbano VIII, ya que se la relacionaba
con los cultos paganos politeístas. Aquí también la autora rastrea sus orígenes
que ubica, siguiendo a Germán Pamplona en su Iconografía de la Santísima
Trinidad en el arte medieval (Madrid, 1970), en “las tres caras o tres cabezas
de una divinidad euroasiática de carácter solar y omnividente”3. Esta trinidad
también conocida como herética, pasó a Europa de la mano de artistas como
3
Ibidem. P. 275.
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Etchelecu, Leontina. Reseña sobre María del Consuelo MAQUÍVAR. De lo permitido a
lo prohibido. Iconografía de la Santísima Trinidad en la Nueva España. Instituto
Nacional de Antropología e Historia, Grupo Editorial Miguel Ángel Porrúa, México,
2006. En: PROHAL MONOGRÁFICO, Revista del Programa de Historia de América
Latina. Vol. I. Primera Sección: Vitral Monográfico, Nro. 1. Facultad de Filosofía y
Letras, Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, 2008. ISSN 1851-9091
Filippo Lippi, que en el siglo XV, pintó a San Agustín ante la visión de la
Trinidad, representada con tres caras.
Lo Prohibido
Anónimo, La santa Faz
Muchas y variadas son las conclusiones que sacan los tratadistas y la
iglesia al respecto de esta representación. A modo de ejemplo, Maquívar hace
alusión al tono admonitorio con que Juan Interián de Ayala advertía a sus
pares, en su obra El pintor christiano y erudito (1654), sobre esta Trinidad
trifacial:
“Ya hice antes mención de una imagen absurdísima y monstruosa que
algunos pésimos pintores quieren que sea de la Sacratísima Trinidad; en
la cual no habiendo más que una sola cara, se ven tres narices, tres
barbas, tres frentes y cinco ojos. Mejor se diría que ésta no era imagen
de la Santísima Trinidad, sino un monstruo horrible disforme, y digno de
las mayores execraciones”4 .
En el libro de Maquívar podremos encontrar una herramienta valiosa, un
relato minucioso que condensa las innumerables imágenes de las trinidades en
Nueva España que han llegado hasta nuestros días, a pesar de la Inquisición y
la censura, lo que lleva a la autora a cuestionarse verdaderamente, el peso de
la prohibición en tierras americanas, de las variables de la iconografía trinitaria.
4
Ibidem. P. 194.
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