Europa en los vuelos de libertad de Reinaldo Arenas Graciella Cruz

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Europa en los vuelos de libertad de Reinaldo Arenas
Graciella Cruz-Taura
Florida Atlantic University
Para Jorge Olivares
Este estudio de Reinaldo Arenas tiene su origen en mi interés por documentar al
Reinaldo disidente político que cada vez queda más rezagado en relación al Reinaldo
novelista y al Reinaldo activista gay. Es comprensible dadas la creatividad y el
protagonismo de Arenas en estas dos facetas de su persona y obra. Aunque los
especialistas en la obra de Arenas mencionan el activismo por la libertad de Cuba y la
crítica al régimen totalitario castrista, como constante en los textos del autor de Antes que
anochezca1, sus comentarios sobre el disidente siempre quedan subyugados a los del
activista contra la homofobia.2 Sin embargo, hasta su última oración antes de morir
incluye una condena al orden (desorden, habría dicho él) totalitario imperante en su
patria.3 Por tanto, mi estudio contribuye a la bibliografía areniana4 al señalar más fuentes
que documentan al Reinaldo intelectual y activista en pro de los derechos universales del
hombre a la libre expresión y libre asociación. Estos derechos, a su vez, son base de otras
libertades fundamentales. Y si la libertad fue el leitmotif de todas las manifestaciones
políticas de Arenas, en éstas se observa una asociación con Europa, foco de esta
intervención y de este congreso.
La idea de libertad que articula Reinaldo Arenas se afinca en el pensamiento
ilustrado europeo5 que desde el siglo XVIII promoviera el concepto de la igualdad de
todo ciudadano ante la ley. Para Arenas, el “que la mayor igualdad a que debemos aspirar
es a aquélla en la que cada hombre tenga el derecho a ser diferente…”6 nos indica que él
era demasiado creativo para atarse a una ideología política en particular. Se identifica con
fray Servando Teresa de Mier, monje ilustrado y acosado durante la colonia que fuera
constituyente de la independencia de México, cuya búsqueda de libertad el joven
Reinaldo asocia con Europa durante el apogeo del pensamiento político de los
philosophes y de la revoluciones liberales de las que fray Servando fue tanto apologista
como víctima en varias ocasiones.
“Muchos años hacía que Fray Servando se encontraba huyéndole a la Inquisición
española por toda Europa, acompañado por las humillaciones y vicisitudes que el
destierro impone…”7 comienza el texto de El mundo alucinante, novela basada en la vida
del fraile dominico y que provoca cuestionamientos de la naturaleza del poder. Mención
de honor de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) 1966, la obra nunca
sería publicada en Cuba. Arenas logra escurrir el manuscrito fuera de Cuba gracias a la
providencial amistad con Margarita y Jorge Camacho, los que, radicados en Francia,
publicarían ésta y otras obras de Reinaldo en el mundo libre, a partir de 1968, mientras el
joven escritor pasaba a ser, progresivamente, persona non grata, preso por conducta
impropia, y no-persona en Cuba, de donde escapa durante el éxodo desde el puerto de
Mariel en 1980. Finalmente, nos dice Arenas, “iba para un lugar donde podía gritar…”8
Reinaldo Arenas llega a la Florida, EE.UU., en mayo de 1980 y se traslada a
Nueva York permanentemente a fines de ese año. (Si Cuba era el infierno, Miami era,
para él, el purgatorio.) Durante la década que le queda de vida, su producción literaria y
sus denuncias de las condiciones en Cuba proliferarán. Entre estas últimas actividades
proselitistas podemos destacar su encuentro con intelectuales en Columbia University y
su reseña de una antología “para no cubanos” de Edmundo Desnoes.9 Rebelde por
excelencia, su tono es siempre desgarrador y polémico, sin miedo al insulto o vituperio
hacia todos los que considera apuntalan el régimen castrista. No acepta compromiso
alguno. Fiel a su lema de “grito, luego existo”, esta variante cartesiana lo corona como
l’enfant terrible de las letras cubanas aunque le cueste vivir, según él lo había previsto
“acompañado por las humillaciones y vicisitudes que el destierro impone”.
En noviembre de 1983, su sueño de viajar a Europa, que Cuba le negara en más
de una ocasión, se convierte en realidad.10 Viaja a Suecia, España, y Francia.
Al llegar a Estocolmo invitado por el PEN Club, lo primero que el escritor cubano
divisa antes de descender del avión es una aeronave de la línea soviética Aeroflot como
las que sólo había visto en Cuba. La imagen resucita sus recuerdos de la represión
comunista, si es que Arenas los había podido enterrar después de tres años fuera de la
isla. Enseguida nota la presencia de rusos en las calles y en los medios masivos de
comunicación, así como la de exiliados chilenos que lo acosan e interrumpen durante su
charla en la Universidad de Estocolmo. A pesar de dos visitas al parlamento sueco, según
Arenas, la “penetración soviética en Suecia es alarmante… [el Primer Ministro] Olaf
Palme, en la práctica funciona como un instrumento de la Unión Soviética”. Aunque
comparte esta preocupación con algunos intelectuales, éstos no se inmutan ante la
aparente finlandización. Se horroriza con las publicidades del turismo a Cuba con
imágenes de “mujeres semidesnudas” y confirma que Cuba mantenía “playas nudistas
para los extranjeros. Y que desde luego los soldados cubanos tienen que custodiar esas
playas para que ningún cubano ni siquiera se acerque a mirar, y mucho menos a
desnudarse por aquellos entornos.” La mejor impresión que recibe Reinaldo en
Estocolmo es la del Centro Gay, grupo que juzga “muy poderos[o]” y “muy bien
organizado”. Ofrece allí una conferencia, a la que siguieron muy buenas preguntas y
varias entrevistas para la prensa. “Y ellos--le place decir a Arenas--estaban muy
actualizados en cuanto a la persecución contra los homosexuales en Cuba”.
“Curado de espantos” cree llegar a España. La satisfacción de escuchar su lengua
en las calles madrileñas y de visitar “librerías donde encuentras todo tipo de libros, y lo
insólito es que casi todos esos libros se venden” se desvanece al convencerse de que la
madre patria, según él la ve, está “erosionada por una retórica. Todo el mundo habla
[y]…opina” sin darse cuenta de que están a un paso de la demagogia. España había
sobrevivido la dictadura de Franco pero quedaba lo que él llama “un anhelo fálico
frustrado” que arrastraba al pueblo tras el fotogénico Primer Ministro, el socialista Felipe
González, de cuya política hacia Cuba un Arenas preocupado nos ofrece ejemplos. Si
había muchos rusos en Suecia, en España se encuentra con “una fuerte penetración
cubana” cuya propaganda logra influir la percepción popular, especialmente en temas
relacionados con la salud pública y la educación.
El visitante confiesa que trataba de no salir solo por terror a que le ocurriera
alguna calamidad como la de ser deportado. No obstante, ni el miedo a su seguridad
personal podía callar a Arenas ante lo que califica de ser las “tonterías” y “barrabasadas”
de una Europa occidental que parecía haber olvidado los campos de concentración. En
varias intervenciones, Reinaldo Arenas brindó testimonio de las violaciones a sus
derechos sufridas por los cubanos a manos de su propio gobierno: (1) “en Cuba no hay
educación sino adoctrinamiento político, y esa educación la tienes que pagar…con tu
trabajo físico en el campo”; (2) la medicina “es muy buena para obreros, pero no para los
ministros, que pueden viajar fuera de Cuba a curar a sus familiares” y citó datos de la hija
de un viceministro de Salud Pública entonces recién operada en EE.UU. No obstante,
Arenas se sentía frustrado ante la condescendencia de algunos hacia los cubanos. Era
insólito que aceptaran que en Cuba alguien había ido preso por un año por mirar por el
hueco de una cerradura, condena que sería inaceptable en un país civilizado. O que
creyeran el mito revolucionario de que “antes de Fidel Castro, Cuba era sólo un gran
prostíbulo.” A esta aserción, proveniente de “una señora española” representante de un
pintor cubano que exponía cuadros de “mulaticas tocando tambores y de unas palmas
con un mar” en Madrid, Arenas responde a la interesada que él no tenía “la culpa si ella
sólo se había interesado en visitar” burdeles durante su viaje a la isla. Más que burla al
paisaje y comentario estereotipados, su respuesta socava la credibilidad de la
interlocutora pues difícilmente ésta habría visitado Cuba con anterioridad a la revolución
de 1959 como para hablar como si lo hiciera por experiencia u observación propia.
Arenas, siempre crítico de dictaduras de cualquier persuasión ideológica, agrega que “en
Cuba nunca hubo una libertad sexual tan grande como para decir que el país entero era un
prostíbulo.” Y para que no juzgara a Cuba con una medida diferente a la que aplicaba a
su patria, el Arenas disidente remata su respuesta así: “El pueblo cubano siempre fue muy
puritano, quizá por esa tradición española.”11 Esta respuesta de buen salvaje nos recuerda
a fray Servando meditando durante su primera noche en Pamplona: “¿Hasta cuándo el
hecho de ser americano constituirá una condena que no se lava sino con años de exilio y
pulimentos de culturas extrañas y muchas veces inútiles? ¿Hasta cuándo seremos
considerados como seres paradisíacos y lujuriosos, criaturas de sol y agua?”12
Como el fraile mexicano, de España Arenas anhelaba trasladarse a Francia pero
los trámites de visa se prolongaron por varias semanas. Mientras lidiaba con el papeleo
legal, firmó un contrato de la editorial Montesinos de Barcelona para la novela Arturo, la
estrella más brillante y otro para publicar El mundo alucinante en Yugoslavia. “Lo cual
quiere decir que Yugoslavia tiene que ver muy poco con los soviéticos…” comentario
que nos recuerda la paranoia siempre latente en su espíritu.
Al fin llega a París, ciudad que se le revela “como un enorme museo, pero un
museo revitalizado afortunadamente por el mundo árabe.” Aunque también el gobierno
estaba en manos de los socialistas13, los intelectuales franceses le parecen cautelosos
antes de hablar y hasta se burlan de la propaganda castrista que han sabido
desenmascarar. Arenas queda fascinado con el ambiente cultural, “cada sitio que uno pisa
es un lugar que tiene historia, y hasta cierto punto esa historia le comunica a uno cierta
fuerza para seguir viviendo…”
Su primer viaje a Europa le permite apreciar a Cuba desde otra perspectiva:
Hay una cosa muy buena que descubrí con mi viaje a Europa, y es que las
nostalgias que uno pueda tener de Cuba se van amortiguando al ver que
muchas de las cosas cubanas que uno recuerda tuvieron su origen en esas
culturas europeas. Uno añoraba el Prado de La Habana, pero cuando llega
a Madrid te das cuenta de que el Prado es éste de España, y el de Cuba
luce más chato, más pequeño, menos impresionante…
Cual una proporción a la inversa, si Cuba disminuía, el mensaje de su tragedia merecía
ampliarse. Después del viaje de 1983, la actividad intelectual de Arenas aumenta con
nuevos nexos y otros viajes a Europa. Arenas contribuye en varios documentales sobre
Cuba: Conducta impropia, Nadie escuchaba, y Havana.14 Un asiduo participante en
varias transmisiones radiales para Cuba, Reinaldo Arenas comparece en programas de
Radio Martí (patrocinada por los EE. UU.), de CID (Cuba Independiente y Democrática,
estación dirigida por el excomandante Huber Matos), y en programas de audiencia
establecida (aunque prohibida) en Cuba, como el del periodista exiliado Agustín Tamargo
en Miami. También es invitado como orador a foros académicos en ambos lados del
Atlántico, cada vez más dispuesto a enfrentarse a simpatizantes de Castro. Las
grabaciones de estas entrevistas e intervenciones son las fuentes principales de las que
disponemos los estudiosos para investigar la preocupación de Reinaldo Arenas por la
libertad de Cuba.
De regreso a Nueva York de su primer viaje, la revista Mariel había anunciado
(en el mismo número que incluye la entrevista de su viaje a Europa) la publicación de una
antología de trabajos críticos de Arenas a intitularse Necesidad de libertad. Llama nuestra
atención de que entre las selecciones estén insertadas dos cartas de los intelectuales
europeos y latinoamericanos a Fidel Castro, de 1971, ambas relacionadas con el caso
Padilla.15 Nos parecen premonitorias de la actividad política más culminante que
realizará Arenas durante su último lustro de vida: una carta a Fidel Castro pidiendo un
plebiscito que determinara si el pueblo cubano deseaba que continuará a cargo del
gobierno. Este habría de ser el último respiro por la libertad de Reinaldo Arenas y fue
concebido en Europa.
En junio de 1988, Arenas fue invitado a comparecer en Apostrophes, muy
difundido programa de la televisión francesa, a raíz de la exitosa acogida de El portero,
edición en francés que vio la luz antes que la original en español. A pesar de su
quebrantada salud, durante este viaje Reinaldo concedió varias entrevistas16; el interés de
la prensa europea le dio confianza en sus esfuerzos, lo cual menciona en las últimas
páginas de su autobiografía.17 De regreso a Estados Unidos, viajó a Miami a reunirse con
su madre, de visita de Cuba, pero regresó a Nueva York con pulmonía. Ya comenzaba el
otoño y se traslada a Alimonte, España, para convalecer en la finca de recreo de los
Camacho, Los Pajares. La mejor noticia para compartir estos amigos intelectuales era la
derrota de Augusto Pinochet en un plebiscito el 5 de octubre. La opción no (a la
continuidad) había ganado por un 55.99% y Chile comenzaba la transición a la
democracia y al estado de derecho después de 17 años de dictadura militar. Emocionados,
Camacho y Arenas no pudieron menos que compartir la aspiración a que Cuba tuviera
igual destino. A sabiendas de que Castro jamás aceptaría una transición pacífica por vía
de la urnas, ambos decidieron dirigirle una carta abierta pidiendo un plebiscito.
Era el 14 de octubre, de noche y sin luz eléctrica en la finca andaluza, cuando
Reinaldo redactó un texto “contundente y breve”18:
CARTA ABIERTA A FIDEL CASTRO
Sr. Fidel Castro Ruz
Presidente de la República de Cuba
El 1 de enero de 1989 se cumplen treinta años de estar usted en el
poder, sin que hasta la fecha se hayan efectuado elecciones para
determinar si el pueblo cubano desea que usted continúe ejerciendo los
cargos de presidente de la República, Presidente del Consejo de Ministros,
Presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe de las Fuerzas
Armadas.
Después del ejemplo de Chile, donde el pueblo, luego de quince
años de dictadura, ha podido manifestar su opinión libremente sobre el
destino político del país, nos dirigimos a usted para pedirle que en Cuba se
efectúe un plebiscito en el que el pueblo, con un sí o un no, pueda decidir,
mediante voto libre y secreto, su conformidad o rechazo a que usted
continúe en el poder.
Para que este plebiscito se realice de una manera imparcial es
imprescindible que se cumplan los siguientes puntos:
1. Que los exiliados puedan regresar a Cuba y que, junto a otros
sectores de la oposición, se les permita hacer campaña en todos
los medios de comunicación (prensa, radio, televisión, etc.)
2. Que se pongan en libertad a todos los presos políticos y que se
suspendan las leyes que impiden el libre ejercicio de la opinión
pública.
3. Que se legalicen los comités de derechos humanos dentro de Cuba.
4. Que se cree un comité internacional neutral para supervisar el
plebiscito.
De triunfar el no, usted, señor Presidente, debe dar paso a un
proceso de apertura democrática y, a la mayor brevedad posible, convocar
elecciones para que el pueblo cubano pueda elegir libremente a sus
gobernantes.19
Arenas y Camacho firmaron el texto y decidieron que si no lograban más adeptos,
de igual manera enviarían la carta al Máximo Líder con las dos firmas. Los primeros que
recibieron copia de la carta, apoyaron el proyecto enseguida.20 Reinaldo viajó a Madrid,
donde en una reunión en el Hotel París de la capital española, con pocos arreglos, la carta
de Los Pajares pasó a ser “La Carta de París”. Mientras Camacho buscaba (y obtenía)
respaldo en Francia, Reinaldo regresaba a Nueva York. Un comité propulsor, el “Comité
de la Carta de los Cien”, lanzó una campaña para publicar la carta abierta en los
principales diarios del mundo occidental el 27 de diciembre de 1988, cinco días antes del
trigésimo aniversario de la revolución castrista. Nueve premios Nobel y numerosos
estadistas de Europa y las Américas firmaron la Carta de París. Alentados por “el mayor
reto populista de la historia contemporánea: la democratización del mundo comunista”
europeo, el comité volvió a pedir el referéndum en una segunda carta abierta a Castro
publicada el primero de enero de 1990; esta vez el metafórico titular “Fidel, derrumba tu
muro” recreaba la imagen de Berlín unos días antes, el 22 de diciembre de 1989, cuando
la acción popular echó abajo el muro.21
El objetivo de ambas cartas había sido que “la opinión mundial comprendiese que
en Cuba ha[bía] una de las dictaduras más largas de[l] siglo…”22 A veinte años de
aquella segunda carta abierta, aún sin elecciones libres y multipartidistas en Cuba, el
mensaje de Reinaldo Arenas, el disidente, sigue vigente, lo que ha contribuido a marginar
esta faceta de la totalidad del escritor y activista. Consideramos que es un mensaje
inseparable del Reinaldo novelista así como del Reinaldo gay, tres aspectos entrelazados
en su identidad y obra, en los que Europa ha jugado un papel importante. Primero, a
través de las letras desde Cuba, alimentando su concepto de libertad, sin límites a su
derecho a ser y expresarse. Luego de su viaje en 1983, dotándolo de perspectiva para
luchar mejor por esa libertad. Y hoy desde Europa, Jorge y Margarita Camacho siguen
protegiendo ese legado de Arenas.
NOTAS
1
Su autobiografía póstuma publicada por Tusquets Editores, S.A. (Barcelona, 1992).
2
Véase, por ejemplo, Rafael Ocasio, Cuba’s Political and Sexual Outlaw: Reinaldo
Arenas (Gainesville: University Press of Florida, 2003).
3
Reinaldo Arenas se suicidó en Nueva York el 7 de diciembre de 1990, aniversario
de la muerte del héroe independentista Antonio Maceo (en 1896), fecha en la que
los cubanos conmemoran el Duelo Nacional en honor a todos los caídos por la
libertad de Cuba. Véase el texto de la carta que Arenas envío a sus amigos y a varios
diarios el día de su muerte, responsabilizando a Fidel Castro por “las penas del
destierro, la soledad y las enfermedades que haya podido contraer en el destierro
[que] seguramente no las hubiera sufrido de haber vivido libre en [su] país.” En
Necesidad, 317-318.
4
La bibliografía de Reinaldo Arenas más exhaustiva es la de Roberto Valero, Liliane
Hasson y Ottmar Ette, comps., “Bibliografía areniana”, en Ottmar Ette, ed. La escritura
de la memoria. Reinaldo Arenas: Textos, estudios, y documentación (Frankfurt: Vervuert
Verlag, 1992), 177-231. Se identifican más títulos en Humberto López Cruz,
“Bibliografía de y sobre Reinaldo Arenas”, en Reinaldo Sánchez y Humberto López
Cruz, eds., Ideología y subversión: Otra vez Arenas (Salamanca: Centro de Estudios
Ibéricos y Americanos de Salamanca, 1999), 117-130; y en Rafael Ocasio, A Gay Cuban
Activist in Exile (Gainesville: University Press of Florida, 2007), 173-183.
5
Por su parte, el crítico Reinaldo Sánchez califica la visión de libertad areniana de
dadaísta, corriente artística que emerge durante la Primera Guerra Mundial en reacción a
dicha guerra y a las ideologías totalitarias. Véase Reinaldo Sánchez, “Reinaldo Arenas y
el discurso a la libertad” en Ideología y subversión, 41. Considero que el dadaísmo es una
manifestación del pensamiento ilustrado de cuya historia Arenas demostró ser conocedor.
Las ideas de Arenas coinciden con las del movimiento vanguardista encabezado por
Tristan Tzara pero, aún si amorfas, tienen raíces mucho más profundas en la tradición
occidental.
6
Reinaldo Arenas, Necesidad de libertad (Miami: Ediciones Universal, 2001), 23. La
primera edición de esta antología la publicó Kosmos Editorial, S. A. en México, 1986.
7
Reinaldo Arenas, El mundo alucinante (Una novela de aventuras). Enrico Mario Santí,
ed. (Madrid: Ediciones Cátedra, 2008), 85.
8
Necesidad, 22.
9
Edmundo Desnoes, ed., Dispositivos en la flor (Hanover: Ediciones del Norte, 1981).
Para la reseña crítica de Arenas a esta antología de Desnoes, véase “Los dispositivos
hacia el norte”, Escandalar 5 (enero-junio 1982): 197-219 o versión reproducida en
Necesidad, 215-282. Sobre el encuentro en Columbia University, véase Necesidad, 210213.
10
“Reinaldo Arenas azota a Europa. Entrevista exclusiva con Reinaldo Arenas”, Mariel
(invierno 1984): 7-9. Todas las citas a continuación referentes a este primer viaje de
Arenas a Europa provienen de este testimonio.
11
En la misma entrevista, Arenas declara que le parece afortunado “un „destape‟ sexual
que no cre[e] que hubiera en los tiempos del „Caudillo por la gracia de Dios‟…”
12
El mundo alucinante, 188.
13
Es posible que Arenas no se burle de François Mitterand como había hecho con Felipe
González, y en menor escala con Olaf Palme, porque el presidente francés había
intervenido personalmente para la liberación en 1982 de Armando Valladares, preso
político en Cuba por veintidós años y por cuya liberación Arenas había abogado en varios
escritos.
14
Mauvaise Conduite (Conducta impropia) Dir. Néstor Almendros y Orlando Jiménez
Leal (Francia, 1984); Nadie escuchaba Dir. Néstor Almendros y Jorge Ulla (EE.UU.,
1987); Havana Dir. Jana Bokova (Reino Unido, 1990).
15
Necesidad, 245-250, 283-284, y 290-291. Para detalles del caso Padilla, véase Lourdes
Casal, comp. El caso Padilla: literatura y revolución en Cuba; documentos (Miami:
Ediciones Universal, 1971).
16
“Bibliografía areniana”, 197.
17
Véase “El fin”, en Antes que anochezca.
18
Reinaldo Arenas y Jorge Camacho, eds. Un plebiscito a Fidel Castro (Madrid:
Editorial Betania, 1990), 7.
19
Versión definitiva de la Carta Abierta publicada el 27 de diciembre de 1988 en varios
diarios europeos, latinoamericanos, y norteamericanos. En Un plebiscito, 12.
20
Fernando Arrabal [autor de Carta al Gral. Franco y Carta a Stalin], Xavier Domingo,
Carlos Franqui, Martha Frayde, Octavio Paz, y Mario Vargas Llosa formaron el núcleo
inicial; sólo el cineasta cubano Humberto López Guerra rehusó participar. En Un
plebiscito, 7. Las listas de firmantes y del comité divulgador de la carta aparecen en las
páginas 15-21.
21
Un plebiscito, 113-115.
22
Un plebiscito, 9.
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