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Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810 - 2010
//doba, a los
días del mes de abril del dos mil diez.
Y VISTOS:
El presente incidente caratulado: “CALDERÓN GUEVARA, Rosa
Elvira- Prisión domiciliaria” (Expte. N° 30-C-09 ), llegados a despacho a los
fines de resolver la prisión domiciliaria solicitada a favor de la inculpada
Rosa Elvira Calderón Guevara, por la Sra. Defensora Oficial.
DE LOS QUE RESULTA:
Que a fs. 1/3 del presente incidente la Dra. Mercedes Crespi, en
su carácter de Defensora Oficial, y en representación de los intereses de su
pupila, la imputada Rosa Elvira Calderón Guevara, solicita la prisión
domiciliaria de la nombrada fundando su petición en la delicada situación
de salud por la que atraviesa Calderón Guevara, en virtud de que sufre
una grave, y que de acuerdo a los graves acontecimientos acaecidos
desde los días 3 a 5 de abril ppdo., la inculpada habría recibido malos
tratos, actos crueles, inhumanos y degradantes, cuya acción afectó la
dignidad de la detenida, al permanecer durante casi cuarenta y ocho
horas (48 hs), atada a una cama de sujeción, en una flagrante violación a
normas constitucionales y pactos internacionales, como así también a la
normativa específica tales como los arts. 6, 9, 30, 32, 40, 41, 42 del decreto
ley N° 343/08 de la provincia de Córdoba y de los arts. 1, 3, 74, 75 y 76 de la
ley 24660. Agrega la señora Defensora Oficial, que la inculpada Calderón
guevara padece de una diabetes insulinodependiente, que podría
considerarse como una verdadera discapacidad, pues le genera
verdaderas limitaciones, que se potencian en los supuestos de una alta
carga de stress, como el que ha sufrido la interna. Además, el nivel de
inseguridad que le tocara vivir a partir de esta situación, le han producido
un desmejoramiento en su estado de salud y seguramente le impedirán
recuperarse
o
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tratar
adecuadamente
su
dolencia
de
diabetes.
Por último la señora Defensora Oficial plantea la
inconstitucionalidad del inc. c) dl decreto Ley 343/08 de la provincia de
Córdoba en cuanto entiende que dichas disposiciones legales vulneran
normas de carácter constitucional y claras reglas establecidas en tratados
1
internacionales, tales como la Convención contra la tortura y otras penas o
tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Que a la imputada Calderón Guevara se le atribuye en los autos
principales los delitos de comercialización de estupefacientes calificada,
tenencia de estupefacientes con fines de comercialización y guarda de
elementos destinados a la producción de estupefacientes.
Que de la solicitud presentada por la señora Defensora Oficial,
se corre vista al señor Agente Fiscal, dictaminando el nombrado que dicho
beneficio fue solicitado con anterioridad por la defensa de la imputada,
basando su pedido en el padecimiento de diabetes de Calderón Guevara
y en que la nombrada tiene dos hijos de ocho y nueve años de edad,
habiendo resuelto el Tribunal en las dos ocasiones con resultado adverso.
Señala el representante del Ministerio Público Fiscal, que en este nuevo
intento la defensa ha sumado una circunstancia que a su entender ha
tornado procedente la detención domiciliaria de Calderón Guevara por
aplicación del art. 32 de la Ley 24.660, y en este sentido argumenta la
defensa, que la detenida fue objeto de malos tratos, actos crueles,
inhumanos y degradantes por haber permanecido durante cuarenta y
ocho horas atada a una cama de sujeción en el establecimiento
carcelario Nª 3 donde se encuentra alojada. Asimismo agrega el señor
Fiscal, que de los antecedentes recabados por el Tribunal en este sentido,
surge que efectivamente se adoptaron medidas de sujeción sobre
Calderón Guevara en el establecimiento carcelario Nª 3 (Cárcel de
Mujeres), las cuales en principio se implementaron siguiendo los parámetros
de la normativa aplicable (art. 40, Decreto 343/08, arts. 75 y 76 de la Ley
24660), con el objeto de resguardar la integridad física de la nombrada y
de terceros. Que por dichas consideraciones y remitiéndose a los
fundamentos esgrimidos en los incidentes tramitados con anterioridad, el
señor Fiscal se opone al beneficio intentado a favor de la imputada, por
entender que no encuadra su situación en los supuestos establecidos a tal
efecto (fs. 9).
Y CONSIDERANDO:
Que
atento
las
probanzas
incorporadas
en
autos,
corresponde analizar dos cuestiones: la concesión o no del beneficio de
prisión
domiciliaria;
y
por
otro
lado,
la
constitucionalidad
o
inconstitucionalidad del incisos b) y c) del art. 75 de la Ley 24660 y del inc.
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b) y c) art. del art. 40 del Decreto 343/2008, del Poder Ejecutivo de la
Provincia de Córdoba, que reglamenta el régimen carcelario destinado a
personas privadas preventivamente de su libertad – procesados- alojados
en los establecimientos dependiente del Servicio Penitenciario Provincial,
situaciones éstas planteadas por la Defensa.
En relación a la primera cuestión a resolver, es decir la
solicitud de que se otorgue a la encartada Calderón Guevara el beneficio
de la prisión domiciliaria, cabe señalar que la Ley 26.472 sancionada el 17
de diciembre del 2008 modifica el art. 32 de la Ley 24660 y con ella se
incorporan nuevos supuestos en los que el juez de ejecución o juez
competente podrá disponer el cumplimiento de la pena impuesta en
detención domiciliaria. Así, en su inc. a) contempla la situación del “…
interno enfermo cuando la privación de la libertad en el establecimiento
carcelario le impida recuperarse o tratar adecuadamente su dolencia y no
correspondiere su alojamiento en un establecimiento hospitalario.”
Que la imputada Rosa Elvira Calderón Guevara, padece de
diabetes desde antes de su detención, razón por la que este Tribunal a mi
cargo ordenó al Servicio Penitenciario la remisión periódica de un amplio
informe de la imputada Calderón Guevara, que permitiera establecer el
estado de salud, la asistencia brindada, diagnóstico, tratamientos
impartidos a la nombrada en dicho establecimiento carcelario. Asimismo
se requirió, en virtud de que la imputada sería insulina dependiente, se
informara la frecuencia de los controles de diabetes, suministro de insulina y
dieta alimentaria prescripta. Que en realidad hasta el día 5 de abril
próximo pasado no se registró ninguna novedad, que permitiera deducir
un desmejoramiento de la salud de la causante.
Que en el curso del mes de marzo ppdo. la señora
Defensora Oficial solicitó la concesión de la prisión domiciliaria fundada en
la circunstancia de que imputada Calderón Guevara es madre de dos
hijos menores de 8 y 9 años de edad, señalando que si bien las edades de
los menores no es la prevista en la normativa vigente, que prevé la
concesión de éste beneficio, no es menos cierto que como en el supuesto
de autos, la niñez se encuentra afectada de igual forma, debido a la
cantidad de hijos y sus cortas edades. En definitiva, el fundamento de la
Defensora Oficial en el escrito de fs. 1/ 2, del incidente presentado con
3
fecha estuvo dado en el inc. “f” de la Ley 26472, y los derechos contenidos
en la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño.
Así las cosas, en consonancia con lo dictaminado por el
Ministerio Público Fiscal, se rechaza el pedido formulado por la Defensa, y
se denegó la concesión de la prisión domiciliaria, por entender que no se
daban en el caso de Calderón Guevara los supuestos previstos en la Ley
26472, ni en la 24660.
No obstante en circunstancias en que se encontraban en
curso las notificaciones de la concesión del recurso de apelación
presentado por la Defensora Oficial, este tribunal a mi cargo tuvo
conocimiento con fecha 5 de abril ppdo. de circunstancias acaecidas en
el ámbito del Establecimiento Carcelario Nª 3 (Cárcel de Mujeres), que
me obligan a rever el nuevo planteo efectuado por la Defensa, respecto a
la concesión de la prisión domiciliaria de la inculpada Calderón Guevara.
En efecto con fecha 5 de abril del corriente año, se
recibieron en la Secretaría de este Juzgado Federal a mi cargo, distintas
llamadas telefónicas anónimas, provenientes de un teléfono público
instalado en el Establecimiento Penitenciario Nª 3 – Cárcel de Mujeres - ,
que daban cuenta que la interna Calderón Guevara había protagonizado
un incidente con dos oficiales del servicio penitenciario , y a raíz de ello
había sido golpeada y castigada, para lo cual la habían llevado al servicio
médico donde había quedado alojada, atada y sujeta a la cama con
cadenas, situación en la que se encontraba desde el día sábado 3 de abril
ppdo. (ver fs. 349 y vta. del principal).
Que inmediatamente se ordena el traslado de la inculpada
Calderón Guevara a la sede de este Tribunal, ocasión en que además de
advertir a simple vista las marcas registradas en parte de las muñecas de la
nombrada, como producto de una sujeción, lo que además constató el
médico forense de estos Tribunales Federales, en el informe elaborado ese
mismo día, del que da cuenta marcas en las muñecas y en los tobillos de
ambas piernas (fs. 353), la imputada Calderón Guevara manifiesta que el
día 3 de abril del corriente año, siendo alrededor de las 14.00 horas, tuvo
una discusión con una compañera del núcleo, Griselda Arias, por una
tarjeta telefónica celular, razón por la que la misma la habría empujado,
pero no hubo golpes, ni agresión entre ellas. Que por esta discusión la
declarante se retiró a su celda a tranquilizarse, y al cabo de una hora
aproximadamente, es llamada por una oficial a salir de su celda quien la
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lleva ante la oficial Guanchile. Que esta oficial le pide que le explique lo
sucedido, y luego de hacerlo, la misma le manifestó que la otra interna le
había dicho que estaba golpeada y que ella le había pegado.
Seguidamente la llevan al servicio médico, donde fue revisada por la
enfermera quien no observó signos de violencia sobre su persona. Que
posteriormente las oficiales la llevaron a una salita donde estaban todas
sus pertenencias tiradas en el piso, y la oficial Guanchile le dio que la
estaban por cambiar de pabellón, que es una orden y comienza a jalarla
para entrar a otro pabellón. Que ante esto, la declarante comenzó a
suplicarle que no la cambie ya que el domingo era pascuas y la estaban
por visitar sus hijos, pero la oficial le manifestó que “no iba a hacer lo que
ella quería”, es por ello que le dio una crisis nerviosa y se resistió al cambio
de pabellón. Agrega la dicente que seguidamente la oficial Guanchile la
llevó arrastrando de nuevo a la enfermería y al llegar al lugar, ésta le
manifestó al médico de guardia que la dicente le había pegado y debían
ponerla en la cama de sujeción, y al escuchar esto se asustó ya que no
sabía que era eso, por lo que sufrió una nueva crisis de nervios, perdiendo
el conocimiento. Que cuando se despierta estaba en una cama donde
estaba toda atada con cadenas y unas cintas por todo el cuerpo, ya que
le habían atado ambas manos y ambos pies, que luego ingresó el médico
y la durmió con una inyección. Que posteriormente, y en el marco de una
investigación ordenada por el Juzgado se recibió testimonio a Calderón
Guevara, quien efectúa un pormenorizado relato de lo ocurrido, y no sólo
de las circunstancias que dieron origen a que se le aplicara la medida de
sujeción, sino además, el modo en que estuvo durante casi cuarenta y
ocho (48) horas en dicha cama de sujeción, atada con cintos de cuero,
sujetos con cadenas y candados al piso. Que durante ese período, no
comió, en un principio porque nada le dieron de comer, y luego porque se
sentía muy mal, estando orinada, y vomitada, y la dejaban en la cama de
sujeción hasta que viera al siquiatra que venía recién el lunes 5 de abril por
la tarde (fs. 354).
Que a fs. 355/373 se encuentran agregadas las constancias
remitidas por la Directora del Establecimiento N° 3 del Servicio Penitenciario
para Mujeres, donde obran las actas de colocación y retiro de las medidas
de sujeción mecánicas y los certificados confeccionados por el servicio
5
médico de ese establecimiento penitenciario relacionados a la interna
Rosa Elvira Calderón Guevara.
Que
ante
tales
manifestaciones
se
llamó
a
prestar
declaración testimonial al Dr. Hernán D´Aversa, quien manifestó a fs.
379/380 que se desempeña en el servicio penitenciario como médico de
guardia, y el día 3 de abril ppdo. no pudiendo recordar en forma precisa a
que hora le trajeron a la interna Calderón Guevara, habiéndole avisado
previamente que la iban a traer porque la misma se encontraba bastante
alterada, llegando la interna acompañada de una oficial, en un estado
bastante alterada y violenta. Que seguidamente se la ingresa a uno de los
consultorios, la dejan sentada sobre la camilla, con la compañía de otras
dos oficiales más y cuando el declarante se esta dirigiendo al consultorio
para verla, siente ruidos, golpes contra la pared. Al llegar el declarante
puede apreciar que efectivamente la mujer estaba intentando pegarse la
cabeza contra la pared, y de hecho lo hizo unas cinco veces, y las oficiales
estaban tratando de retenerla, y en ese momento el dicente intenta
calmarla y hablar con ella, pero era imposible, por la situación que había
vivido previa, y que el desconocía, razón por la que decide ponerle las
medidas de contención en el servicio médico. Explica asimismo el Dr.
D´Aversa que las medidas de contención consisten en una cama con un
colchón que se encuentra en una sala de internación aislada, es decir una
celda que está en el servicio médico, y la persona queda sujeta de ambas
manos y ambos pies, con una especie de cintos de cuero que tienen
cadenas y candados. Inmediatamente después relata el testigo, se le
indicó un diazepan de 10mg. intramuscular.
Asimismo, del relato del
profesional médico surge, que ese fin de semana largo, correspondiente a
Pascuas, no existió en el Establecimiento Carcelario Bower, ningún médico
siquiatra de guardia, siendo la especialidad del Dr. D´Aversa la de
medicina interna. Igualmente surgió de la declaración del médico que la
interna Calderón Guevara no había sido atendida con anterioridad por un
estado nervioso, o crisis nerviosa, y que supo que era diabética por su
historia clínica, habiendo indicado que se efectuaran los controles
correspondientes de glucemia, que no comió, que se negaba a comer y
que la medida de sujeción se aplicó hasta el domingo, quedando sólo con
media sujeción. Por último cabe destacar la respuesta del D´Aversa ante la
pregunta que le formulara el Tribunal, sobre si este tipo de camas fueron
creadas a pedido del servicio médico, dijo que no que las crean por
disposición del servicio penitenciario, más allá que los médicos también las
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usan, incluidos los médicos psiquiatras del establecimiento, pero también
en algunas ocasiones las usa el servicio penitenciario como medida de
seguridad, con control médico. (el subrayado me pertenece).
Que en igual sentido declaró el Dr. Hernán Diaz, que fue el
otro médico de guardia ese fin de semana en el Complejo Carcelario de
Bower. En efecto,
el Dr. Diaz manifestó que en realidad él no había
ordenado la aplicación de las medidas de sujeción, sino que las controló
ese día 3 de abril alrededor de las 23.30 horas, advirtiendo que la interna se
encontraba todavía nerviosa, y poco colaboradora. Que no quiso comer,
y no ordenó ningún calmante, sino que se le hiciera el correspondiente
control de glucemia. Asimismo, el Dr. Diaz, también admitió que las
medidas de sujeción mecánica, son aplicadas tanto por prescripción
médica, cuando existen riesgos de autolesión de la interna, o por
indicación del personal del servicio penitenciario por razones de seguridad,
explicando que en el caso puntual las medidas colocadas a la interna
consistieron en cintos de cuero que se amarran con cadenas al piso desde
la cama (fs. 395/396 del principal).
Que igualmente se ordenó la remisión a este Tribunal, de la
historia clínica de la interna Rosa Elvira Calderón Guevara, y de todos los
estudios y controles que se hubieren efectuado en el servicio médico del
establecimiento penitenciario de mujeres de Bower, cuyas copias
certificadas obran a fs. 416/500, a efectos de que sea evaluado el estado
de salud de la inculpada Calderón Guevara. Así , el Dr. Jorge Mosquera,
perito de éstos Tribunales federales, en un informe pormenorizado de la
misma, señala que de acuerdo a las constancias de la misma, la Sra.
Guevara Calderón presenta un cuadro de Diabetes mellitas tipo 1,
insulinodependiente medicada con 20 unidades de insulina P.H a la
mañana , a la tarde y a la noche. Asimismo, indica como conclusión del
análisis de la historia clínica que se trata de una paciente de riesgo clínico
aumentado, debe tener control médico, dieta estricta y la medicación,
como también las tirillas de autocontrol de su diabetes (fs. 408). (el
subrayado me pertenece).
Que como medidas probatorias también se dispuso
solicitar la reglamentación interna relacionadas a las medidas de sujeción
de los internos, al Servicio Penitenciario de la Provincia de Córdoba, las que
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obran agregadas a fs. 401/413 y además se practicó un allanamiento por
personal de la Policía Federal Argentina, para que corroborara la
existencias de éstas camas de sujeción, de las cuales dan cuenta
sobradamente las fotografías agregadas en el sumario prevencional
incorporado a las “Actuaciones por presuntas irregularidades en el
Complejo Carcelario de Mujeres- Cárcel de Bower” (Expte. 25-C-10), que
se tramitan ante este Tribunal.
Por otra parte mediante oficio se requirió el testimonio
del Ministro de Justicia de la Provincia, Dr. Luis Angulo a los fines de que
brinde testimonio en los términos del art. 250 del C.P.P.N., del cual no se ha
recibido respuesta hasta el día de la fecha.
Asimismo se receptó declaración testimonial al señor
Director de Salud Mental de la Provincia de Córdoba, Dr. Emilio Filiponni (fs.
del principal).
Ahora bien en el caso que nos ocupa, he de resolver en
primer término lo peticionado por la señora Defensora Oficial, respecto al
beneficio de prisión domiciliaria solicitado a favor de su asistida la
imputada Rosa Elvira Calderón Guevara.
En esta oportunidad, y luego de lo acaecido el 3 de abril
ppdo. en el servicio médico del Establecimiento Carcelario Nª 3 de Bower
(Cárcel de mujeres), me encuentro en condiciones de afirmar que las
condiciones de detención que viene sufriendo la imputada Rosa Elvira
Calderón Guevara, pueden provocar un desmejoramiento en el estado de
salud de la nombrada, impidiendo que se recupere o que se trate
adecuadamente su dolencia, circunstancia ésta prevista específicamente
como una de las causales que justifica la prisión domiciliaria en
consonancia con lo dispuesto en el inc. a) del art. 1 de la Ley 26472, la que
incorpora nuevos supuestos respecto a la concesión de la prisión
domiciliaria de la Ley 24660.
Las situaciones de stres en ninguna persona resultan
positivas, pudiendo hasta enfermar a personas sanas; no obstante es
evidente que en una persona con un alto grado de diabetes, el stres
ocasionado por circunstancias como las vivenciadas por la imputada
Calderón Guevara, pueden derivar hasta en la misma muerte de la
persona. Por otra parte, y de acuerdo a las recomendaciones del médico
forense de éstos Tribunales Federales, la imputada Calderón Guevara,
requiere no sólo de un estricto control médico, sino también de un estricto
régimen alimentario, extremos éstos, que de acuerdo a lo acaecido desde
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el 3 al 5 de abril ppdo. evidencian que no pueden ser garantizados, en el
establecimiento carcelario Nª 3 de Bower.
Que por otra parte, existen instrumentos internacionales
con jerarquía constitucional (art. 75 inc. 22, segundo cláusula de la
constitución Nacional) que vedan en forma expresa, cualquier posibilidad
de que un interno sea sometido a “…penas o tratos crueles o
inhumanos…” (art. 5°, apartado 2 de la convención americana sobre los
Derechos Humanos; art. 7°, primera disposición del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos). Sobre esta clara base constitucional,
reproducida por cierto en el art. 9 de la ley 24660, que los jueces estamos
obligados a observar,
resulta evidente que deberá evitarse todo trato
desprotegido
sensibilidad,
de
la
que
debe
despertar
cualquier
enfermedad grave que pudiese afectar al interno, y que las condiciones
de detención intensificarían el padecimiento que el mal de la prisión ya
supone. Lo contrario implicaría que la persona que se encuentra detenida,
además de afrontar el sufrimiento propio que le provoca la privación de su
libertad ambulatoria, deba además soportar el agravamiento de una
enfermedad que padezca, por las carencias del Estado de brindarle
adecuadas condiciones para la atención de la salud física o mental de la
interna.
Que en virtud de lo expuesto, considero que corresponde
hacer lugar en esta oportunidad y por los argumentos reseñados
precedentemente, a la prisión domiciliaria solicitada por la señora
Defensora Oficial, a favor de su pupila, la inculpada Rosa Elvira Calderón
Guevara, haciéndose responsable de la custodia de la nombrada al
hermano de la nombrada, Damaso Galindo Calderón Guevara, y a su
hermana, Luisa Rosalía Calderón Guevara. Asimismo se le impone a la
encausada la obligación de comparecer al Tribunal una vez por mes, y de
adjuntar constancias de los correspondientes estudios médicos que se
realice.
Que por otra parte, he de referirme a la segunda
cuestión, planteada por la Defensa, esto es la inconstitucionalidad de los
incs. b y c del art. 75 de la ley 24660 y de los inc. b y c del art. 40 del
Decreto Ley 343/08 de la provincia de Córdoba, en cuanto admite la
imposición de medidas de sujeción mecánica en miembros superiores y/o
9
inferiores por orden del médico, dejando expresa constancia de los
motivos; o por orden del director del servicio penitenciario o en su ausencia
del personal a cargo, por razones de seguridad de la propia interna.
Al respecto cabe señalar que nuestra Constitución
histórica, en el viejo art. 18 in fine,
estableció una pauta de política
penitenciaria aplicable tanto a condenado como a procesados. Se trata
del “principio de humanidad”, según el cual el Estado no está facultado
para ejecutar el encierro carcelario, tanto a título de pena como de
medida de coerción, de cualquier forma; sino que antes más bien debe
brindar determinadas condiciones de trato y alojamiento en los centros de
detención, como un requisito ineludible para imponer una medida de
encierro. Esto indica que ya en 1853 los constituyentes establecieron que
el límite en materia de encarcelamiento para el Estado, era precisamente
el respeto a la dignidad de la persona, todo lo cual se vio reforzado sin
lugar a duda a partir de la reforma constitucional de 1994.
Surge de las constancias de autos, que resulta habitual en
el ámbito del servicio penitenciario la aplicación de medidas de sujeción
mecánicas, en miembros superiores e inferiores, tales como el amarre de
los internos con cintos de cueros que a su vez se encuentran sujetos con
cadenas y candados al piso.
Ahora bien, lo cierto es que si consideramos que la pena
de prisión tiene la finalidad de readaptación y de reinserción social, debe
estar exenta de cuota alguna de sufrimiento y humillación. Lo contrario
implicaría que por encima de toda normativa constitucional tanto de
orden nacional como supranacional, relativa a la humanización de las
penas de prisión, se encuentren leyes nacionales,
decretos leyes
provinciales o los reglamentos carcelarios que determinan la rutina diaria
del encierro, y que en muchas ocasiones, su finalidad de orden, disciplina y
seguridad, paradójicamente para los propios internos, se encuentren en
una clara contradicción con la resocialización de los presos, que persigue
la ley de ejecución de la pena privativa de la libertad (24660), al imponer
la aplicación de una pena. En la realidad, lo cierto es que la modernidad
no ha llegado a las cárceles, y que en definitiva la vida “intramuros”,
produce lo que se conoce como prisionalización, es decir la adaptación
de las personas a las normas internas de la institución, radicalmente
distintas, de las que rigen en la vida libre.
Ciertamente, resulta difícil compatibilizar las disposiciones
relativas a las medidas de sujeción de los internos previstos en los incs. b y c
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del art. 75 de la ley 24660, y del 40 del Decreto Ley de la Provincia 343/08,
como de gran parte de la normativa contenida en los reglamentos
carcelarios, con la finalidad contenida en la ley 24660, de los preceptos de
nuestra Constitución Nacional y de los Tratados Internacionales de
Derechos Humanos que constituyen el bloque de constitucionalidad.
Sin embargo, a mi entender ante hechos puntuales como
el que ha sido comprobado en autos, no es posible mirar hacia otro lado, y
por ello considero que corresponde efectuar una revisión de los artículos
pertinentes en los que se fundan determinadas medidas que se aplican en
el régimen carcelario y que sin lugar a dudas, a mi entender, contrarían la
normativa constitucional y los Tratados Internacionales de Derechos
Humanos.
Que entrando entonces, en el análisis concreto del caso
que nos ocupa, el personal del servicio penitenciario, luego de la discusión
de la interna Calderón Guevara con otra, ordenó a la primera que se
preparara para el cambio de pabellón, lo que determinó una crisis en la
nombrada,
debiendo
ser
trasladada
al
servicio
médico
del
establecimiento Carcelario para Mujeres. Encontrándose en el lugar, por
razones que aún no han sido precisadas, pero según el médico para evitar
que se autolesionara, el Dr. D´Aversa, uno de los dos únicos médicos de
guardia el fin de semana largo de Pascuas, que se encontraban a cargo
de la atención médica de los dos mil quinientos internos del Complejo
Carcelario de Bower, y cuya especialidad es medicina interna, ordenó la
aplicación de medidas de sujeción en miembros superiores e inferiores a la
interna Calderón Guevara, por lo que fue sujeta y amarrada en sus
muñecas y tobillos con cintos de cuero, y cadenas que se sujetan a la
cama con candados, camas que a su vez están fijas. Que seguidamente,
se le aplicó una medicación para proceder a calmar a la interna Calderón
Guevara, aplicándosele un Diazepan de 10 mg intramuscular, el día 3 de
abril alrededor de las 16.30 horas.
Que en esa condición, es decir
amarrada de pies y manos a la cama, permaneció la interna durante casi
cuarenta y ocho horas, y fue sacada de esa situación el día 5 de abril,
cuando el personal del servicio penitenciario recibió la orden de éste
Tribunal de trasladarla hasta la sede misma, de este Juzgado. Que si se
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analizan tanto las constancias de enfermería, como las actas labradas por
el personal del servicio penitenciario, no surge con claridad, cuales fueron
las razones de la imposición de las medidas de sujeción, en principio
porque se encontraba en estado de excitación psicomotriz, se le aplicó
medicación para calmarla, no obstante las medidas de sujeción
continuaron, pese a que si realmente continuaba el estado de ansiedad,
nerviosismo y excitación, no se le aplicó ninguna otra medicación
destinada a lograr que esto cediera, es decir que no surgen de las
constancias ninguna otra medicación que sedara o tranquilizara a la
interna, por lo que es de entender que se había tranquilizado, sin embargo,
como bien señala la señora Defensora Oficial continuó estaqueada de
pies y manos a la cama de sujeción. Por otra parte, los médicos a su turno,
manifestaron que es común la aplicación de medidas de sujeción en el
establecimiento carcelario, y que tanto pueden ser aplicadas por orden
del médico, como por orden del personal del servicio penitenciario, por
razones de orden y seguridad, y que en este caso, ellos como médicos solo
se limitan a controlar las medidas de sujeción. Al respecto, cabe tener lo
que surge de las manifestaciones del Dr. Diaz, al ser interrogado de porque
continuaban las medidas de sujeción de la interna, y dijo que como no
comía, no se mostraba colaboradora, es decir que a una persona que
supuestamente está atravesado una crisis de nervios, que se la somete a
estar prácticamente estaqueada de pies y manos, se le exige además que
sea “colaboradora”.
Que, si bien tales medidas de sujeción, en realidad se
ajustan a las disposiciones previstas en el inc. b y c del art. 75 de la ley
24660 y al inc. b) y c) del art. 40 del decreto Ley 343/08 del Gobierno de la
provincia de Córdoba, que establece el reglamento interno del servicio
penitenciario, puedo decir, que a mi entender dichas disposiciones resultan
evidentemente contrarias a las pautas de política penitenciaria fijadas en
el art. 18 de la Constitución Nacional, tanto para condenados, como para
procesados, cuando establece “…que las cárceles serán sanas y limpias,
para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas, y toda
medida que a pretexto de precaución conduzca a mortificación más allá
de lo que ella exija, hará responsable al juez que la autorice…”, al igual
que lo preceptuado en el art. 5° , apartado 2° del Pacto de San José de
Costa Rica.
Que por otra parte, en íntima vinculación con el derecho a
la vida y a la dignidad de la persona humana, se encuentra el derecho a
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la salud, no pudiendo ser distinta la salud que un Estado , le brinda a la
población que se encuentra en libertad, de aquella que le otorga a
quienes se encuentran en situación de encierro, y que por esa misma
situación, tienen menos posibilidades de protegerla, de poder recibir
atención médica de su confianza, o de poder elegir una dieta más
adecuada.
Así las cosas, en el caso de autos, el Dr. Emilio Filipponi,
Director de Salud Mental de la Provincia, dependiente del Ministerio de
Salud de la Provincia, nos ha efectuado un pormenorizado análisis de los
criterios que se aplican en hospitales o centros de asistencia psiquiátrica de
la provincia, donde en materia de salud mental se privilegia la atención
ambulatoria y se desalienta la internación como una cuestión protectora
de derechos humanos, y de principios de bioética, es decir que se tiene
como objetivo fundamental transformar éstas instituciones revistiendo el
carácter custodial, agregando que en la atención psiquiátrica, como regla
general se tiende al no encierro del paciente, es decir a un concepto
diferente del que se tenía en otros tiempos de privilegiar el encierro.
Igualmente el Dr. Filipponi explicó el tratamiento que tienen los pacientes
en el Centro Psico- asistencial ( CPA), en donde se encuentran pacientes
con custodia policial ordenada por la justicia, y que depende del Ministerio
de Salud de la Provincia, refiriendo que existen celdas, que se encuentran
custodiadas, pero que los pacientes no están en ellas en forma
permanente, ni con cadenas, y a su vez cada paciente, está atendido por
un equipo interdisciplinario. En cuanto a la aplicación de las medidas de
sujeción mecánica, en pacientes con una gran excitación psicomotriz,
explicó el Director de Salud Mental de la Provincia, que si bien son medidas
aceptadas internacionalmente, porque es preferible sujetar el paciente a
la cama con una correa cuidadosamente aplicada a la cama, que evitar
que se autodañe, hasta tanto haga efecto la medicación que debe
suministrarse al paciente racionalmente. A su vez aclara el Dr. Filipponi, que
estas son medidas excepcionales, al igual que la pieza de contención, por
ejemplo en los últimos dos años no llegó a diez veces el uso de medidas de
sujeción en el CPA…” y agrega que igualmente dichas medidas además
de ser de carácter excepcional, se utilizan por algunas horas, tres, cuatro,
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cinco o a lo sumo seis horas, nunca son jornadas, y es a los fines de que
haga efecto alguna medicación que se le aplique.
Este es el criterio médico de la Dirección de Salud Mental de la
Provincia de Córdoba, dependiente del Ministerio de Salud de la Provincia,
respecto al tratamiento de los pacientes con tratamientos psiquiátricos,
con crisis, o con alguna alteración mental transitoria o permanente; sin
embargo parece que éstos mismos no son los criterios médicos que se
aplican a las personas que se encuentran encerradas en establecimientos
carcelarios del Servicio Penitenciario que dependen del Ministerio de
Justicia de la Provincia, pues su reglamentación sigue permitiendo que sin
indicación médica y por razones de seguridad se apliquen medidas de
sujeción a los internos, o como indica el inciso b) del decreto ley, por
indicación médica, sin importar que dicho profesional no sea especialista
en psiquiatría, y hasta un período de setenta y dos horas, tal cual lo señala
la reglamentación interna.
Resulta evidente entonces, que el criterio que fundamenta la
reglamentación de las medidas de sujeción del régimen carcelario, están
dirigidas al mantenimiento de la seguridad y del orden, y encima se hacen
con el pretexto que se usan a favor de la seguridad y el cuidado del propio
interno, pero en realidad tal cual surgen de las probanzas incorporadas en
los autos principales que han dado lugar a la formación de una nueva
causa penal, lejos están de propender a esa finalidad, y constituyen así
empleadas, un verdadero menoscabo a la dignidad de la persona,
transformándose en lo que nuestros constituyentes pretendieron abolir
desde 1853, un trato cruel, inhumano y humillante para los presos.
Al respecto considero que resulta oportuno lo que señalara en su
momento Foulcault, quien reconoció que antes del cambio del registro de
la modernidad, los castigos se hacían públicos para intimidar; en tanto que
los juicios eran secretos, y que esta regla se invierte cuando los juicios
pasan a ser públicos, y los castigos secretos, pues como parte de ello el
objeto sobre el cual va a pesar la pena se va a ver alterado en su
sustancia.
En otro orden, cabe resaltar las manifestaciones del Dr. Filipponi,
en el sentido que existen equipos psiquiátricos que se desempeñan en las
distintas cárceles de la provincia de Córdoba, que estos equipos estarían
integrados por un número importante de personas, y que han mantenido
reuniones con funcionarios representantes de éstas áreas, aludiendo que
tanto en la Complejo Carcelario de Bower, como en el de la cárcel de San
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Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810 - 2010
Martín, funcionan las Unidades de Crisis, destinadas a la contención
psiquiátrica del interno, y que la finalidad de las distintas reuniones es aunar
criterios en cuanto a la atención médica de los pacientes. Sin embargo, de
los testimonios recibidos en la presente causa, surge que evidentemente
dichas Unidades de Crisis, no tienen una guardia permanente, no
funcionan los fines de semana, y aplican criterios médicos distintos para
los pacientes, o las personas que se encuentran con un problema de
alteración psíquica intramuros, más allá de las reuniones en las que
participen los médicos o funcionarios del Servicio Penitenciario.
En esta realidad que se vive en los complejos carcelarios,
debemos
ser
conscientes
como
integrantes
de
una
sociedad
democrática, que la finalidad de rehabilitación y de reinserción social que
persigue la pena, constituye un objetivo muy difícil de lograr, y solamente
en la medida que se respete la dignidad de las personas privadas de su
libertad, o al menos la no humillación de ellas, podremos decir que
estamos en el camino correcto de lograr que la ejecución de la pena no
resulte una mera ficción.
Que por los motivos expuestos, y sin perjuicio de la
investigación ordenada en la causa registrada con el N°
25-C-10,
considero que corresponde hacer lugar al pedido de inconstitucionalidad
del c del art. 75 la ley 24660 y del c del art. 40 del Decreto Ley N° 343/08
de la Provincia de Córdoba, en cuanto dispone que las medidas de
sujeción mecánica de miembros inferiores y superiores de los internos,
podrá ser ordenada por el director del servicio penitenciario, o personal a
su cargo en su ausencia por razones de seguridad del interno. En relación
al
inc.
b
entiendo
que
no
cabe
hacer
lugar
al
pedido
de
inconstitucionalidad, pese a que la ley no aclare que debiera ser un
especialista
en
psiquiatría,
pues
tal
como
lo
he
señalado
precedentemente la modernidad de la que ha dado cuenta el Director de
Salud Mental de la Provincia, también debería tener aplicación en los
complejos carcelarios. No obstante, entiendo que un médico, aún cuando
carezca de la especialidad está en condiciones de dictaminar una
medida extrema como la sujeción mecánica, no obstante deberán
respetarse a rajatablas no sólo los limites temporales expresamente
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establecidos en el art. 76 de la Ley 24660 y 41 del Decreto Ley 343/08, sino
de los principios establecidos en su juramento hipocrático como médico.
Entiendo que permitir que el Director o cualquier personal
del
servicio
penitenciario,
aplique
estás
medidas
de
sujeción
sin
prescripción médica, implican consentir que se aplique semejante medida
con fines encubiertos de sanción disciplinaria, y transgrede expresamente
lo preceptuado por el 18 de nuestra Constitución Nacional, en cuanto a la
prohibición de imponer tratos crueles, inhumanos o degradantes a los
presos.
Por todo lo expuesto,
RESUELVO:
1) CONCEDER LA PRISIÓN DOMICILIARIA a Rosa Elvira
Calderón Guevara, filiada en autos principales, de conformidad a lo
preceptuado en el inc. a del art. 1ª de la Ley 26472, que modifica la ley
24660, haciendo responsables de la custodia de la misma a los hermanos
de la inculpada Damaso Galindo Calderón Guevara, y a su hermana, Luisa
Rosalía Calderón Guevara. Asimismo se le impone a la encausada la
obligación de comparecer al Tribunal una vez por mes, y de adjuntar
constancias de los correspondientes estudios médicos que se realice.
2) HACER LUGAR A LA INCONSTITUCIONALIDAD del inc. c)
del art. 75 de la Ley 24660 y del inc. c) del art. 40 del Decreto ley 343/08 del
Gobierno de la Provincia de Córdoba, en cuanto dispone que las medidas
de sujeción mecánica en los miembros superiores e inferiores de los internos
puedan ser dispuestas por orden del director del servicio penitenciario o
personal a su cargo.
3) NO HACER LUGAR AL PEDIDO DE INCONSTICIONALIDAD
del inc. “b” de la Ley 24.660 y del decreto ley 343/08, haciéndose saber al
señor Ministro de Justicia de la Provincia de quien depende el Servicio
Penitenciario que se deberá controlar el estricto cumplimiento de lo
preceptuado en el art. 41 de la Ley 24.660.
PROTOCOLICESE Y HAGASE SABER.-
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