La casa de Bernarda Alba García Lorca • García Lorca lee ante un grupo de amigos la obra dramática a principios de junio de 1936: pocos días después abandonaba Madrid y se iba de vacaciones a su ciudad natal de Granada, desoyendo la invitación de su amiga Margarita Xirgu para embarcar a México, donde la dramaturga también representaba su obra Yerma. • Mes y medio después de estallar la guerra, Lorca era una de las primeras entre tantas víctimas inocentes: su muerte interrumpía desgraciadamente toda una carrera literaria en plenitud; un autor rico de proyectos y maduro en el estilo, en obras, en géneros literarios... • La obra no se estrena hasta 1945 en Buenos Aires, con el subtítulo “Drama de las mujeres en los pueblos de España”. El manuscrito de La casa de Bernarda Alba no se publica hasta 1946, en las Obras completas de Lorca, por Margarita Xirgu, quien sólo más tarde representa la obra, con ella como protagonista que encarna a Bernarda. • Por razones políticas, la obra no se representa en España hasta 1964, veintiocho años después de escrita. Tal vez por aquello del grito final de Bernarda.: ¡Silencio, silencio he dicho! ¡Silencio! 2. Temática • El asunto que trata la obra es social, amoroso, sicológico, humano: es la tragedia de la virginidad, ejemplificada con las 5 hijas de Bernarda Alba, que ven esfumarse su juventud sin haber conseguido la libertad frente a la represión ejercida por la madre. • Es el conflicto entre el principio de autoridad ciega y el principio de libertad en su lucha desesperada y frustrada por imponerse a la represión. Es el símbolo de la realidad española en torno al 36. Y, al mismo tiempo, la obra se convierte en una tragedia de alcance universal. • La otra gran fuerza conflictiva de la obra es el sexo, tan ciego como el poder: todas y todos lo buscan (sólo bien visto en el hombre), pero ninguna puede romper las barreras represivas de la madre, y la moral falsa del pueblo. • Técnica literaria. La obra tiene la estructura dramática en prosa, principalmente: acotaciones, diálogos... Sólo de vez en cuando aparece la poesía popular, cuando entran los segadores: cantos en boca un coro que representa la voz de los campesinos. • Orden del relato. Tres actos. • Registro lingüístico. Más bien coloquial, popular..., usado por protagonista, hijas, criadas... 1. Obra 3. Forma literaria 4. Persona- • jes Hay 16 personajes. Bernarda, su madre (Mª Josefa), las 6 hermanas (con Angustias, hija del primer marido), las 2 criadas, 4 mujeres anónimas (1ª, 2ª, 3ª, 4ª), una muchacha y una mendiga. • Bernarda. Es la protagonista principal: tiene una visión clasista del mundo, con una moral social basada en preceptos negativos, sólo condicionada por el qué dirán, con la consiguiente defensa de aislarse de esa vigilancia social. Bernarda se impone en ese universo aislado: no hay más verdad que la suya, y contra ella no cabe libertad ni opinión alguna. Sólo tiene instinto de poder absoluto: es una hembra autoritaria, tirana, cruel, soberbia, tacaña, desagradecida, cínica, mala para el marido, clasista, sexista, beata, con doble moral, tradicional, violenta con las hijas, cruel con su propia madre, determinista... Ninguna libertad personal permite a su alrededor. Bernarda acata el mundo como está, sin pensar que las cosas pueden ser de otra manera. Tampoco le interesa cambiarlo porque entonces ya no lo dominaría. • Las hijas. Su personalidad queda aniquilada por el carácter represor y alienante de la madre: por dentro son todas iguales, sin más diferencias que detalles puramente externos (edad, dinero...). Todas se mueven por el instinto sexual de hembras frustradas, en su forma más primitiva. Parece que no tienen alma: sólo cuerpos; y en el hombre sólo buscan el cuerpo también. Las 5 hijas son así puras abstracciones poéticas, seres convencionales, simbólicas, puras representaciones de instintos reprimidos por fuerzas ajenas a ellas mismas. • Adela. La hermana más joven es el personaje que representa la rebelión en la lucha por su libertad respecto a la tiranía de su madre; respecto a la sumisión de sus hermanas a la moral tradicional, y al decir del pueblo. Por ello se pone a veces el vestido de color verde. Consigue al varón (Pepe el Romano) pero se suicida al final, pensando que está muerto. • Pepe el Romano. Es el hombre que todas pretenden como varón exclusivamente: es fuerte, mujeriego, machista... Pero es el símbolo del varón, que a su vez sólo pretende las hembras, como recuerda el otro símbolo del potro que de vez en cuando se alborota en el corral (la virilidad). • Una familia incomunicada. La consecuencia de todo es la incomunicación en que viven madre e hijas mutuamente: y el resultado es la destrucción de una de las fuerzas, la dominada. Sólo quedan dos salidas: la locura o el suicidio (como Adela). • Desenlace. La obra termina con la derrota del mundo de Bernarda aunque ella no quiera darse por enterada: “Ella, la hija menor de Bernarda Alba, ha muerto virgen. ¿Me habéis oído?” 5. Ámbito • de la obra Espacio y tiempo. La acción transcurre en un espacio cerrado en lo físico, y muy hermético en lo social y lo síquico. Toda la acción queda cerrada por la palabra ¡Silencio¡ que pronuncia Bernarda cuando empieza a hablar casi al comienzo, y justo al final de la obra. Entre esos dos silencios impuestos por la voluntad represora de Bernarda, se desarrolla todo el conflicto entre esos dos fuerzas sociales: la autoridad (Bernarda), y la libertad (las hijas). • Realidad social y moral. Para entender a Bernarda hay que partir de la realidad social y moral que la rodea: una mujer hecha por el mundo exterior, con una moral falsa, de apariencias, hipócrita... No cree en ella pero la sufre y la impone a sus hijas. Es una moral decadente, hecha de preceptos negativos, todo limitaciones y contradicciones, falsamente cristiana, sin caridad alguna con el prójimo, egoísta... Ser es igual a parecer: no hay otra moral. • Ideología dominante en la época. La única convivencia en el pueblo no se basa en la tolerancia ni en el amor, sino en la envidia y el odio. La vida del pueblo es una sórdida batalla en la que todos son enemigos de todos: y cuando hay un delito se oculta, para no ser menos que los otros, para no dar materia de murmuración a los enemigos. Incluso las riquezas no son bienes que se gocen por sí mismos, si no por lo que significan: dominar, ser más que los otros. Todo el pueblo es una plaza abierta donde numerosos ojos espían: sólo se vive para los demás. • Hombres y mujeres. Los hombres sólo tienen derechos y las mujeres sólo obligaciones, pero nadie se rebela contra esto. Los hombres son sexualmente libres y se les reconoce el derecho a serlo. Las mujeres luchan por lo mismo, pero no se les reconoce tal derecho. El hombre se juzga en razón de su reputación: la opinión de los demás constituye la medida de su hombría; se piensa de él lo que se dice públicamente; hasta la mujer ha de ser una doncella para que nadie tenga nada que echarle en cara. Y a la misma mujer le interesa un hombre bien reputado. • El amor. No existe en la obra: nadie se ama; simplemente, se apetecen, y a todo más se gozan cuando tienen ocasión. El matrimonio sólo es una cuestión de haciendas y de cuerpos: no de personas. Sólo al final se rebela Adela, pero todo queda en nada: un gesto instintivo más. 6. Estilo • El escenario teatral. Acto primero: interior de la casa de Bernarda, habitación blanquísima, muros gruesos, en verano, silencio, doblan las campanas. Segundo acto: habitación blanca, las hijas cosen o bordan. Acto tercero: paredes blancas un poco azuladas, es de noche, gran silencio... • El lenguaje es simbólico, trágico casi siempre: el calor (representa el infierno, el sufrimiento insoportable dentro de la casa); la sed (el deseo vehemente, el ansia ardiente); el agua fresca (el deseo mitigado); el color blanco (la vida, el deseo de vivir); el color negro (la muerte, la tragedia inevitable)... • Lenguaje al estilo andaluz, en buena parte: uso cotidiano, con refranes, dichos populares, dobles sentidos, ironía, metáforas, imágenes, simbolismos, dramatismo...