las crónicas giovanni - La Biblioteca de Cartago

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Autor: Alexander Weiss – [email protected]
LAS CRÓNICAS
GIOVANNI
LAS PALABRAS DE CAPPADOCIUS A SUS
CHIQUILLOS
En la antesala de la muerte vivimos,
Sin vivir del todo,
Sin morir del todo,
Rechazados por los vivos,
Rechazados por los muertos,
Mas no desfallezcáis,
La Redención nos aguarda
Un ángel nos prometió Redención
Si perseveramos en nuestra senda.
En la antesala de la muerte vivimos,
La muerte nos aguarda, hijos míos,
Mas no desfallezcáis,
A Dios me uniré
Y seré Uno con él
Pues será un sacrificio de salvación.
Y nada en la vida ni en la muerte
Tendrá poder sobre mí.
En la hora más oscura la muerte
Me cubrirá con su manto
Pero de la muerte regresaré.
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SARGÓN DE CAPADOCIA
El Clan de la Muerte ha sufrido numerosos cambios desde sus orígenes en las
remotas montañas de Capadocia hasta las Noches Finales. Desde la destrucción de los
enigmáticos vampiros conocidos como Capadocios gran parte de sus registros fueron
destruidos u ocultados, por lo que los orígenes del clan son más nebulosos que nunca.
Algunos Cainitas han relacionado al fundador del Clan de la Muerte con el
Antediluviano conocido como Assur, aunque existen muchas discrepancias. Distintas
teorías sostienen que Assur no era el Antediluviano del Clan de la Muerte sino Saulot
y que el ancestro de los Capadocios se convirtió en Antediluviano mediante la diablerie.
Sin embargo, varios de los chiquillos del Antediluviano comenzaron a indagar en
el oscuro pasado de su sire y tras varios siglos de investigación descubrieron numerosos
e importantes datos al respecto.
Como aparece reflejado en las leyendas de otros linajes antes de su Abrazo el
Antediluviano del Clan de la Muerte era un sacerdote, vidente o visionario mortal que
respondía al nombre de Sargón. Sufría revelaciones de trascendentes de milagros y
calamidades, mensajes que supuestamente procedían del mismísimo Dios en los que se
revelaban verdades hasta entonces no experimentadas por hombre alguno. Tan grande
era su sabiduría que aún en medio de sus visiones, Sargón fue capaz de transcribir lo que
había presenciado en una tablilla que sería conocida como el Códice de Sargón.
Sin embargo, finalmente la existencia de las revelaciones de Sargón terminó por
llegar hasta los oídos de los vampiros de Enoch. Pero Sargón no deseaba compartir su
conocimiento y utilizó toda su habilidad para mantener su tablilla escondida de tal
manera que ni él mismo pudiera encontrarla ni comprenderla. Ni siquiera los poderes de
los vampiros consiguieron localizarla, pero sí consiguieron encontrar a Sargón.
Deseosos de apoderarse de sus secretos, Abrazaron al visionario.
Sin embargo, la sangre vampírica cambió profundamente a Sargón. Algunos
eruditos dicen que Caín lo maldijo por negarse a compartir su sabiduría. Otros que el
propio Sargón destruyó sus recuerdos para evitar que su códice fuera localizado.
Cuando Caín y sus chiquillos le preguntaron su nombre sólo pudo responder “De
Capadocia”. Sobre su pasado había caído un pesado velo que no sería levantado hasta
mucho tiempo después y sólo por unos pocos. A partir de entonces sería conocido entre
los demás Antediluvianos y linajes como Cappadocius, y sus descendientes, los
Capadocios.
El Abrazo tuvo otro efecto curioso sobre la mente de Cappadocius. Privado de
gran parte de sus recuerdos consideró el Abrazo una oportunidad para estudiar los
misterios de la muerte y dedicó su existencia a desvelar sus secretos.
Se desconoce en gran parte la historia de Cappadocius en Enoch y la Segunda
Ciudad, aunque existen algunos fragmentos aislados que parecen indicar que para el
Antediluviano fue un período de aprendizaje y experimentación. Algunas historias
afirman que con el tiempo sus experimentos se volvieron cada vez más crueles, llegando a
enterrar vivos a mortales y vampiros para comprobar los cambios ocasionados en ellos.
Mientras los demás chiquillos de Caín luchaban, quemaban y destruían él desarrollaba
varias teorías y realizaba descubrimientos sobre la naturaleza de la muerte. Guardó sus
conocimientos para sí, aunque se dice que los compartió en ocasiones con Ventrue y
Saulot, pues no deseaba involucrar a otros en sus investigaciones.
Cuando el Diluvio cayó sobre la tierra, Cappadocius todavía continuaba con sus
experimentos y cuando llegó la traición que llevó a los Antediluvianos a asesinar a la
Segunda Generación se supone que Cappadocius participó en ella, pues fue maldecido por
el propio Caín igual que el resto de sus hermanos.
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Él, que amó la muerte por la muerte
Se vestirá con ropas de muerte
Para que todos lo vean y teman.
Se dice que Cappadocius luchó junto a sus hermanos contra la Segunda
Generación movido por su curiosidad sobre la muerte, pero posiblemente también por
razones y odios personales. Tal vez por aquella época hubiese descubierto lo suficiente
de su pasado como para recordar que había sido Abrazado contra su voluntad.
En cualquier caso la maldición de Caín dio a Cappadocius una palidez cadavérica,
que se transmitiría a sus descendientes. En algunas ocasiones, bien después del Abrazo o
con el transcurso de los siglos, los vampiros de este linaje adquirirían rasgos
cadavéricos cada vez más pronunciados, hasta el punto de parecer cadáveres corruptos
o momias resecas.
Aparte de la maldición de Caín, existen varias profecías atribuidas al Primer
Vampiro, que predijeron el asesinato y caída de Cappadocius. Esta maldición influiría en
los posteriores proyectos del Antediluviano del Clan de la Muerte para evitar su
destino.
No está claro si Cappadocius engendró progenie en la Segunda Ciudad, pero la
mayoría de los relatos coinciden en que Abrazó su primer chiquillo después de
abandonarla. Huyendo de la decadencia de sus hermanos regresó a su tierra natal, la
región montañosa de Capadocia, donde Abrazó a un simple viajero llamado Caias Koine.
Fue entonces cuando Cappadocius tuvo varias visiones precognitivas en las que se
vio rodeado por un grupo de sus hijos, que se lamentaban de la pérdida de algo
desconocido. Compartió su sueño con su chiquillo Caias Koine y ambos abordaron el
nuevo misterio con la misma pasión de su búsqueda de respuestas a los enigmas de la
muerte.
Cappadocius y Caias crearon a más progenie para que los ayudasen en sus
estudios. Cappadocius Abrazó a más chiquillos, entre ellos el joven Japheth. Se desconoce
el nombre de los otros, aunque algunos irían trascendiendo a lo largo de los siglos,
como Byzar y Lázaro. Desde las montañas el clan Capadocio se extendería por todo el
mundo, contemplando la ascensión y la caída de numerosos reinos y descubriendo nuevas
perspectivas sobre la muerte. Cappadocius siguió a sus chiquillos viajando a menudo por
Mesopotamia y Oriente Medio, pero no consiguió encontrar las respuestas que
necesitaba. No obstante, sus chiquillos descubrieron información muy interesante.
LA VIA OSSIS
Al mismo tiempo que los Capadocios comenzaban a organizarse como clan,
comenzaron a crear su propia filosofía, basada en sus investigaciones sobre la muerte.
Para estos eruditos el cuerpo era un mero receptáculo para el alma - Los vampiros se
encontraban suspendidos en un estado intermedio entre la vida y la muerte.
Los Capadocios razonaron que a pesar de los cambios en el cuerpo, la naturaleza
del alma permanecía constante y la muerte sólo era la transición hacia otra existencia,
en la que se olvidaban los recuerdos de la anterior. Los seguidores de la Via Ossis o
Camino de los Huesos no veneraban la vida como una entidad individual, sino colectiva, y
que el vampirismo rompía el ciclo entre la vida y la muerte. Muchos asumían que al
sufrir la Muerte Definitiva volverían a entrar en el ciclo, pero muy pocos la
aguardaban ansiosos.
Los seguidores del Camino de los Huesos pronto comenzaron a escribir tratados y
ensayos científicos y religiosos sobre la muerte. Observaban el proceso de transición
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entre la vida y la muerte, a veces alterándolo para obtener más información y
elaborando terribles experimentos.
Sin embargo, pronto comenzaron a surgir divergencias sobre el modo de
interpretación de la Via Ossis. En Oriente surgió la facción de los Reencarnacionistas
que buscaban formas de reintroducir a los Cainitas nuevamente en el ciclo de la vida y la
muerte. Durante el siglo I, a aparecerían los Resurreccionistas, que consideraban que
era posible alterar el ciclo de la vida y la muerte, y que el vampirismo era sólo un medio.
Tanto Reencarnacionistas como Resurreccionistas fueron declarados herejes por el
grueso del clan Capadocio, y aunque se produjeron cismas filosóficos, mantenían un
tenso contacto, ya que Cappadocius nunca llegó a condenar a ninguna de las facciones
escindidas.
EL MUNDO ANTIGUO
ORIENTE MEDIO
Cappadocius viajó extensamente por Mesopotamia y Oriente, hablando con sabios,
reyes y profetas, y adquiriendo nuevos conocimientos en la búsqueda del misterio eterno.
Estuvo presente en Babilonia durante el reinado de Nabucodonosor y vio los Jardines
Colgantes. También habló con Zoroastro durante el auge del Imperio Persa y conoció los
fundamentos del mazdeísmo. Se dice que en sus viajes llegó hasta la lejana India, donde
conversó con el iluminado Buda y sus discípulos
Sus descendientes se extendieron principalmente por Oriente Medio, donde
aprendieron y conocieron la ciencia de los videntes y astrólogos caldeos. En ocasiones se
alzaban como siniestros dioses de la muerte, pero no era frecuente, ya que por esta época
la mayoría estaban comenzando a investigar los misterios de la muerte y Abrazaban a
eruditos y conocedores de lo oculto.
Fue durante este período cuando los Capadocios comenzaron a desarrollar sus
propias artes de nigromancia, conocidas como Mortis, basada en una tosca pero eficaz
manipulación de cadáveres. A través de estos poderes eran capaces de robar los rasgos
de los cadáveres, reforzando o debilitando la naturaleza vampírica.
Algunos Capadocios se instalaron entre los pueblos semitas de la costa de Fenicia
y Palestina y descubrieron los conocimientos esotéricos de la cábala. Un antiguo
Capadocio conocido como Abram se convirtió en la principal autoridad del clan en el
estudio de la filosofía y el esoterismo judaicos, recopilando una impresionante colección
de textos bíblicos y prohibidos como la Torah Negra.
GRECIA
Se cree que los Capadocios fueron uno de los primeros linajes que habitaron en
Grecia, introduciéndose en los cultos mistéricos y matriarcales que prosperaban en
época protohistórica. Muchas sibilas, profetisas y videntes fueron Abrazadas por los
Capadocios, como la antigua Constancia, Abrazada hacia el siglo IX a.C., que se
convertiría en la suma sacerdotisa del Camino de los Huesos siglos más tarde.
A medida que los cultos matriarcales eran abandonados, los Capadocios
trasladaron su influencia hacia los ritos dedicados a Hades, Perséfone y otras deidades
del submundo, pero también se introdujeron entre los filósofos y sabios griegos, y muy
especialmente entre los médicos del culto de Asclepios. El desarrollo de la medicina
permitía a los Capadocios conocer las propiedades del cuerpo humano, así como las
causas de enfermedades y venenos que provocaban la muerte.
Entre los cultos mistéricos griegos destacaron los órficos, basados en los mitos
de Orfeo y Eurídice. El Matusalén Capadocio llamado Lázaro creó a partir de varios de
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estos cultos el Círculo Órfico, basado en el redescubrimiento de los Misterios sagrados
del Inframundo que el héroe Orfeo arrebató al dios Hades. El Círculo Órfico “olvidó”
convenientemente que Orfeo no había descendido al Inframundo buscando conocimientos,
sino para rescatar a su amada Eurídice.
Esta misteriosa secta sirvió a Lázaro para reunir a eruditos, sacerdotes,
nigromantes, vampiros e incluso algunos fantasmas en torno al objetivo de estudiar los
misterios del Inframundo. Realmente al crear el Círculo Órfico Lázaro estaba actuando
en nombre de su sire Cappadocius, que deseaba utilizar la secta para otros motivos. Sin
embargo, muy pronto otros poderes del Inframundo comenzaron a manipular a los
órficos para sus propios propósitos. La secta instaló su base en Tesalia, creando un
santuario y biblioteca llamado Taenauro, oculto en los Montes Píndaros.
Hacia mediados del siglo VI a.C. el Matusalén Byzar, chiquillo de Cappadocius,
llevó a un pequeño grupo de seguidores y colonos mortales de la ciudad griega de
Megara hasta el Cuerno de Oro, donde construyeron una nueva ciudad: Bizancio.
Gracias a su ubicación, controlando el tráfico comercial entre el Mar Negro y el
Mediterráneo, Bizancio se convirtió en un puerto importante entre las ciudades estado
de Grecia y Asia. Aunque la colonia tenía un gran potencial, siempre estuvo sometida a
la influencia de otras potencias externas, que no deseaban que adquiriera demasiada
autonomía.
Bizancio cambió de manos en varias ocasiones durante los siglos siguientes. Las
conquistas estuvieron en ocasiones a punto de destruir la ciudad, pero Byzar y sus
chiquillos permanecían en ella, actuando como oráculos para la población y los
vampiros de Grecia. Por su parte Byzar se encontraba investigando el origen de
Cappadocius, y aunque dedujo que existía cierta relación entre Sargón y Cappadocius,
nunca llegó a sospechar que eran la misma persona.
Esta situación perduró hasta el año 196, cuando Alexia Theusa, una chiquilla de
Byzar, incapacitó a su sire y a sus compañeros de clan, dejándolos en letargo. Alexia
tenía sus propios planes, deseando traer de regreso de la muerte a su amante Andreas, y
para que ello fuera posible consideró que era necesario arrasar Bizancio. Durante la
guerra civil entre Lucio Septimio Severo y Proscenio Niger, Bizancio –que pagaba tributo
a Roma- decidió alinearse con este último, esperando conseguir su independencia de una
vez por todas. Por desgracia Septimio Severo destruyó la ciudad como castigo, lo que
marcó el fin de la antigua Bizancio.
Byzar y muchos de sus seguidores desaparecieron para los ojos de los demás
Vástagos, dejando únicamente a Alexia Theusa como representante del clan en la ciudad.
Alexia se mantuvo al margen cuando otros vampiros llegaron a Bizancio para reclamar
la ciudad como propia.
LA PRIMERA REVELACIÓN
Cappadocius continuó vagando durante mucho tiempo, durmiendo durante cortos
períodos. Sin embargo, a medida que transcurrían los siglos comenzó a desesperar
porque no lograba encontrar respuesta al misterio de la muerte. Finalmente obtuvo una
revelación en las tierras de los hebreos, al sur de Capadocia.
Cappadocius encontró una tienda solitaria en las llanuras de Canaán, lejos de las
ciudades de Gaza y Jerusalén. Una débil luz titilaba en su interior, y había poco
movimiento. La soledad y la desesperación de Cappadocius pensaban en el aire.
Cansado, desilusionado y famélico, el Antediluviano se acercó a la tienda con
intenciones rapaces. En aquel momento pretendía encontrar la respuesta matando al
hombre solitario que ocupaba la tienda, lo que saciaría la abrumadora sed de la Bestia.
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Irrumpió en el recinto con los ojos encendidos y se dirigió al aterrorizado judío
que se encontraba en un rincón.
“Busco la respuesta a la muerte. Quizás tú puedas revelármela.
“Sé que no puedo evitar esto, pero también sé que Dios me protegerá” respondió el
judío.
“¿Quién eres tú para que Dios se preocupe tanto por tu bienestar?” se burló el
enfurecido vampiro conteniendo apenas su frenesí.
“No soy más que un hombre. Dios me cuida porque es soberano, trascendente y
bueno”, fue la respuesta.
Cappadocius se detuvo, desvaneciéndose la Bestia de su semblante.
“Con tu sencilla sabiduría, has comprado tu vida”, le dijo y la Bestia salió de su
alma.
Cappadocius se maldijo por su estupidez. Allí estaba él, un chiquillo de Caín que
llevaba miles de años vagando por toda la creación, pidiendo ayuda a meros mortales
para resolver un problema sin solución posible. ¡Miles de años malgastados! Si de verdad
quería aprender, debía escuchar a los pies de Dios.
LA CONVERSIÓN DE CAPPADOCIUS
Otra leyenda sobre Cappadocius habla de su conversión al cristianismo, y
nuevamente recalca la desesperanza que se había abatido sobre el Antediluviano.
Viajando por su tierra natal, Cappadocius se encontró cometiendo el pecado de la
desesperanza. Durante cientos de años había estado buscando un mayor conocimiento de
los misterios de la muerte. Aquellos estudios habían resultado infructuosos, y el gran
peso de su búsqueda se dejaba sentir sobre sus hombros. Una noche, decidió renunciar.
Se recostó en un cono de roca volcánica y cerró los ojos. Utilizando su poder se
hundió en la tierra, permaneciendo allí durante incontables noches, algunos dicen que
hasta 33 años. Cada noche se despertaba más débil que la anterior, pero se negaba a
levantarse y proseguir con su vacía búsqueda.
Finalmente, tras un número desconocido de años, tuvo la visión de un ángel.
Parecía que fuese a quedarse para siempre, o quizá caer bajo los colmillos de un Cainita
menor, pero el ángel le dijo que no iba a ser así. Cappadocius estaba destinado a buscar
la respuesta al enigma de la muerte, y Dios deseaba que la búsqueda se llevase a cabo.
“No puedo hacerlo,” se quejó lastimeramente el fundador, “pues soy demasiado
débil.”
“Entonces te haré fuerte”, dijo el ángel, e hizo un corte en su propia muñeca con
una espada de sagrada luz. La sangre corrió por el brazo del ángel, y unas pocas gotas
cayeron en los labios del Antediluviano, vigorizándole y haciendo a la vez que su sangre
ardiese con el poder de la fe.
“Dios quiere que tengas éxito; reza por no defraudarle”. Tras decir esto, el ángel
ascendió de vuelta al cielo.
Cappadocius salió de la tierra con un estallido, esparciendo fragmentos de roca
en todas direcciones. Tras saciar el resto de su feroz sed con una caravana árabe que
pasaba por allí, comenzó de nuevo a caminar por la Tierra. A partir de entonces, abrazó
la fe cristiana, sabiendo que Dios le había escogido para la grandeza.
Muchos eruditos vampíricos se muestran bastante escépticos sobre la conversión
de Cappadocius y algunos discuten sobre la naturaleza del misterioso ángel, pensando
tal vez que el Antediluviano fue engañado para beber la sangre de uno de sus hermanos.
CAPADOCIA: EL TEMPLO DE ERCIYES
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Después de conseguir su revelación de labios de un humilde judío Cappadocius
comenzó una nueva reorganización del clan. Hizo saber a todos sus descendientes que
deseaba reunirse con ellos en Goreme, una ciudad excavada en la roca de las montañas de
Capadocia.
Tiempo después los Capadocios se reunieron y Cappadocius les habló de la nueva
orientación de sus estudios, que debían estar más próximos al cielo y el mensaje de Dios.
Y así una noche a comienzos del siglo I d.C., una procesión de Capadocios marchó
hasta la cumbre del Monte Erciyes, en el centro de las montañas de Capadocia. Vampiros
del Clan de la Muerte de todo el mundo conocido caminaron ocasionando rumores sobre
la presencia de un ejército de cadáveres que caminaban en la noche. Los viajeros que se
cruzaron con la silenciosa legión huyeron aterrorizados.
Erciyes, también llamado Argaeus, albergaba un monasterio olvidado y medio en
ruinas, que fue invadido por los vampiros Capadocios. Mataron a los monjes mortales y a
un vampiro Malkavian llamado Algol que habitaba entre ellos. En una noche las
inclinaciones del monasterio cambiaron para siempre, y el templo quedó consagrado para
un nuevo y oscuro aprendizaje.
Pronto comenzaron a circular los rumores, los vampiros susurraban sobre los
motivos de los Capadocios, mientras que los mortales permanecieron en la ignorancia de
lo que estaba ocurriendo en el corazón de Oriente Medio. Algunos curiosos se acercaron
a Erciyes en la oscuridad, esperando encontrar un atisbo de terribles orgías y ritos
perversos, pero sólo encontraron silenciosos y atareados monjes.
El templo cambió con rapidez. Los vampiros trabajaron sin descanso,
reconstruyendo el monasterio según sus necesidades, derribando viejos muros y
levantando otros nuevos. Excavaron grandes cámaras subterráneas y construyeron
bibliotecas y mausoleos sobre ellas. En sólo unos meses la nueva estructura estuvo
terminada. Desde entonces tuvo muchos nombres, pero el templo se convirtió en un lugar
donde la muerte era el único objeto de estudio.
El nuevo Templo de Erciyes no sólo comprendía el antiguo monasterio construido
en la cumbre de la montaña, sino que con el paso del tiempo fue sucesivamente ampliada
hasta comprender el interior de la montaña. La piedra exterior fue esculpida con
grandes columnas y afilados arcos que constituían el marco de jeroglíficos e iconos que
ensalzaban a Dios y la muerte. El interior se extendía desde la cima hasta las entrañas
de la tierra. Las escaleras serpenteaban desde la cumbre adentrándose en la oscuridad.
Una compleja maraña de túneles laberínticos creados por la necesidad y razones
prácticas se extendían haciendo imposible cualquier intento de crear un mapa.
Tras establecer su nuevo hogar, los Capadocios reunidos acordaron encontrarse
de nuevo, siempre que pudiesen, cada solsticio de invierno, para discutir sobre sus
estudios y compartir opiniones sobre los asuntos del clan.
.
EL CRISTIANISMO
Tras la conversión de Cappadocius muchos de sus descendientes abrazaron
abiertamente el cristianismo, pensando que la nueva fe les ayudaría a sondear la
naturaleza del mundo espiritual. Las tierras de Capadocia se convirtieron en un lugar
de acogida para los primeros ermitaños y para los cristianos perseguidos en el Imperio
Romano. En la propia tierra fueron abiertas dos ciudades: Derinkuyu y Kaymakli, para
acoger a los cristianos en las noches de intolerancia.
Los Capadocios fomentaron el crecimiento del cristianismo, ayudando a labrar
iglesias y monasterios en las montañas de Capadocia y protegiendo a los cristianos que
encontraban por todos los territorios del Imperio Romano. Algunos incluso se
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dedicaron a difundir y enseñar el pensamiento cristiano entre los mortales, mientras que
otros, imitando a los ascetas y ermitaños, se recluyeron en las tinieblas.
Siguiendo las enseñanzas de Cristo, Cappadocius se refugió con varios de sus hijos
en la ciudad de Derinkuyu. Por aquel entonces el ancestro de los Capadocios,
comprendía que no era necesario que todos sus descendientes se dedicaran al estudio de
la muerte y animó a sus descendientes a dedicarse a otras áreas de conocimiento. Muchos
Capadocios Abrazaron progenie entre bibliotecarios, filósofos, teósofos, cartógrafos,
lingüistas y eruditos de muchas clases. Algunos incluso otorgaron el don de la sangre a
viajeros, guerreros y burócratas. No obstante, el estudio de los muertos no disminuyó,
pues el clan Capadocio comenzó a admitir nuevos miembros en cantidades sin precedentes.
Los seguidores del Camino de los Huesos convirtieron el Templo de Erciyes en su base.
Sin embargo, las depredaciones de Cappadocius y sus descendientes no pasaron
desapercibidas para los mortales de Derinkuyu. La proximidad de los vampiros y de los
cadáveres que estudiaban les hacían sentirse incómodos. Los vampiros reaccionaron
ocultándose todavía más y recluyéndose en sus estudios.
Pero finalmente llegó un momento en que sencillamente los mortales no pudieron
soportar aquella forma de vida, temerosos de los pálidos cadáveres que caminaban en la
noche. Aunque aquellos monstruos no eran activamente malignos, sus desagradables e
impíos ritos y sus macabras costumbres los aterraban. Por otro lado, el creciente
número de los vampiros se estaba cobrando su precio: los mortales se estaban volviendo
anémicos y enfermizos tanto por la sangre que debían entregar a sus amos como la
exposición a los cadáveres que se almacenaban bajo sus pies.
Cappadocius comprendió que era necesario realizar un ajuste a la excesiva
proliferación de sus descendientes. Recordaba las noches solitarias en Enoch, el único
miembro de su linaje, mientras sus hermanos creaban progenie con salvaje abandono.
Arrepentido de su descuido, convocó de nuevo a sus descendientes, en las más profundas
catacumbas de la ciudad gemela de Derinkuyu, Kaymakli. Algunos eruditos afirman que
antes de la reunión Cappadocius tuvo una visión sobre lo que debía hacer.
LA FIESTA DE LA LOCURA
En las cámaras subterráneas de Kaymaklise reunió la gran mayoría del clan
Capadocio. El número de los asistentes varía según los distintos relatos y algunas
leyendas aseguran que llegaron 12.000 vampiros, una cifra sin duda exagerada para la
época. Durante la concentración los vampiros desplazaron a los ciudadanos de
Kaymakli, obligándoles a abandonar sus hogares mientras durase la convocatoria.
Ninguno de los asistentes conocía el propósito de la reunión del clan, sólo
Cappadocius y sus chiquillos Caias y Japheth, y los rumores entre los vampiros reunidos
hablaban de un nuevo y misterioso proyecto.
El propósito de Cappadocius era realizar una criba en las filas del clan. Se
presentó ante los congregados y comenzó una serie de preguntas, cuyo número y
naturaleza varían según las distintas interpretaciones. Los que respondían
negativamente a alguna de ellas eran llevados hasta las catacumbas más profundas.
“¿Quién de entre vosotros no ha ayudado a construir una iglesia o un templo?”
“¿Quién de entre vosotros no sabe leer ni escribir?”
“¿Quién no sigue el camino de Dios?”
“¿Quién no ha empezado a buscar respuestas al gran enigma?”
Poco a poco el número de los vampiros reunidos fue disminuyendo, a medida que
descendían a las catacumbas. Cuando se hubo realizado la última pregunta y los últimos
Capadocios descendieron a las profundidades, Cappadocius ordenó a Caias y Japheth que
sellasen para siempre el portal de la ciudad. Mientras el mecanismo de piedras de molino
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se cerraba sobre el aullante pozo de vampiros condenados, el propio Cappadocius invocó
su propio poder sobre el portal:
entre.”
“Que ningún chiquillo de Caín salga nunca de este pasaje; que ningún hijo de Seth
Se dice que el Antediluviano lloró lágrimas de sangre al condenar a sus
descendientes. Sólo la hipocresía y su humanidad le habían salvado a él y a sus escogidos
de seguir el mismo destino. A continuación se dirigió a los habitantes de Kaymakli y les
dijo:
“Marchaos de aquí. Este lugar está maldito. Marchaos y no volváis nunca.”
Hasta las Noches Finales la prohibición se mantuvo, pero los vampiros
aprisionados se mataron entre ellos o cayeron en letargo.
Sin embargo, no todos los Capadocios “indignos” quedaron aprisionados en
Kaymakli. Cuando Cappadocius realizó su convocatoria a muchos les resultó imposible
realizar el viaje, bien por incapacidad física o por una naturaleza errante. Se dice que
algunos incluso recibieron visiones precognitorias de lo que iba a ocurrir.
Los Capadocios que no acudieron a la convocatoria serían conocidos como
Infitiores y muchos comenzaron a odiar a su ancestro tras descubrir lo ocurrido, pues
ninguno supo si habrían terminado bajo tierra de haber acudido a la llamada. Estos
Capadocios dieron la espalda a su linaje, buscando sus propias metas y evitando a sus
antiguos hermanos, sintiéndose traicionados por un hombre al que habían seguido de
buena fe.
Algunos eruditos vampíricos consideran un enigma la historia de la Fiesta de la
Locura, y aunque no deniegan la existencia de Kaymakli y la terrible purga que afectó al
clan Capadocio, se preguntan cuáles fueron los motivos de Cappadocius para llevarla a
cabo.
LA SEGUNDA REVELACIÓN
No mucho después de la Fiesta de la Locura Cappadocius experimentó otra visión
del futuro que le aguardaba a él y su linaje.
En sus sueños Cappadocius tuvo una visión de la Crucifixión: el lacerado cuerpo
de Cristo clavado en la cruz como sacrificio por los pecados de los hombres. Entonces
vio a los vampiros a los que había condenado a ser enterrados en vida, chillando llenos
de rabia e impotencia. La visión cambió de perspectiva para mostrar a Cappadocius y los
restantes miembros de su clan alejándose de los chiquillos aprisionados.
Cappadocius vio un paralelismo entre aquellos vampiros y el Hijo de Dios:
sacrificarse a sí mismos para que otros pudieran continuar existiendo.
Entonces tuvo otra visión del futuro, menos vívida que la anterior. Se vio a sí
mismo en la cruz. Japheth y Caias hurgaban en sus heridas con los dedos, mientras
infinidad de hombres mortales lloraban al pie de la colina. Cappadocius interpretó esto
como un mandato de su sacrificio para sustentar a la humanidad en medio de un opresivo
mar de vampiros.
Supo que debía alcanzar la Divinidad.
A partir de esta visión las investigaciones de los Capadocios dieron un nuevo giro.
A partir de los primeros escritos cristianos sobre la transustanciación y las palabras
de Cristo: “El que coma mi carne y beba mi sangre vivirá en mi, y yo en él.” Cappadocius
investigó documentos y extrañas doctrinas religiosas de los gnósticos y zoroastrianos
que implicaban la posibilidad de convertirse en Dios devorando su cuerpo y su sangre, y
también teorías egipcias sobre viajes entre el mundo de los vivos y los muertos.
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Celebrando un ritual en completa paz y tranquilidad era posible ascender al Cielo,
tomar el trono de Dios y acerca a toda la humanidad hacia lo divino.
Entre estos fragmentos de saber olvidado se encontraba referencias del Códice de
Sargón y Cappadocius comenzó a recordar…Tal y como interpretaba los manuscritos si
alcanzaba la Golconda sería capaz de tomar el poder de Dios. Incluso mientras soñaba
en letargo acudían a su mente visiones del paraíso. En su mente el enigma de la muerte ya
había sido contestado. La respuesta era que llevando el cielo a la Tierra, la vida y la
muerte serían una, infinita y eterna existencia. ¿Pero cómo conseguirlo?
EGIPTO
Desde tiempo inmemorial los Capadocios intentaron infiltrarse en la tierra de
Khem, tratando de estudiar los conocimientos sobre la muerte de los antiguos egipcios,
pero desgraciadamente la presencia de los Seguidores de Set se convirtió en un
impedimento para ellos. Las relaciones entre ambos clanes nunca fueron plácidas, debido
a las necesidades de aislamiento de los Capadocios y el impulso de los Setitas de expulsar
a todos los extranjeros de sus tierras. Algunos eruditos señalan a una posible enemistad
entre Cappadocius y Set durante las noches de la Segunda Ciudad.
Aunque Capadocios aislados habitaron en Egipto desde tiempo inmemorial, la gran
expansión del clan en la zona se produjo durante el siglo I, paralelamente a la
influencia del cristianismo. El evangelista San Marcos sentó las bases que darían lugar
al cristianismo copto, y muchos Capadocios se ocultaron entre las congregaciones
cristianas y entre las primeras comunidades de ascetas y ermitaños que se desplazaron al
desierto. Los Seguidores de Set reaccionaron atacando los monasterios coptos y
tratando de seducir a los Capadocios con sus artes corruptoras, pero no siempre
consiguieron sus objetivos.
El líder de los Capadocios egipcios era un misterioso Matusalén conocido como
Lázaro, supuestamente chiquillo del propio Cappadocius. No se conoce referencias de él
anteriores al siglo I, y los escritos sobre su vida mortal son muy ambiguos. Se dice que
era un sabio judío gran conocedor de los misterios de la muerte ya en vida. Algunos
eruditos vampíricos se preguntan si este enigmático Matusalén está relacionado con el
Lázaro bíblico, el amigo de Jesús que fue resucitado por él, pero como se ha mencionado
los datos sobre su vida son vagos e inconexos. Otros eruditos consideran que Lázaro
sólo era una identidad adoptada por uno de los primeros chiquillos de Cappadocius, y
algunos sostienen que el propio Japheth habría adoptado el nombre de Lázaro por sus
propias y misteriosas razones.
Independientemente de todas las teorías al respecto, Lázaro (o Japheth), viajó a
Egipto durante la expansión del cristianismo, y estableció su refugio en las riberas del
Nilo, al noroeste de Luxor.
Cuando Cappadocius convocó a sus descendientes a Kaymakli, durante lo que sería
conocido como la Fiesta de la Locura, Lázaro y gran parte de los Capadocios egipcios no
acudieron.
Cuando Cappadocius cerró Kaymakli, Japheth habló con su hermano Caias.
Ninguno de ellos había visto al hermano Lázaro durante la reunión, y Japheth opinaba
que la ausencia del chiquillo era un insulto para el padre. A regañadientes, Caias
accedió a visitar el hogar de Lázaro y enterarse de lo que había ocurrido para que se
ausentara de la reunión.
Y así Caias viajó al inhóspito Egipto, donde su hermano habitaba sin miedo a la
maldición de Set. Algunos Capadocios rumoreaban que Lázaro servía a los deseos del
Dios de las Serpientes; e incluso creían que había sido Vinculado por sangre al propio
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Set. Los enemigos de Lázaro afirmaban que no había acudido a Kaymakli porque temía
que Cappadocius viese la maldición de Set en su alma.
Fuera como fuese, la visita de Caias no fue bien recibida. Por supuesto, Lázaro y
sus seguidores habían oído la llamada del padre, pero los más visionarios entre ellos
habían previsto las terribles consecuencias de obedecerla.
“Hermano mío”, dijo Caias, “¿oíste la llamada de nuestro padre?”
“Sí, Caias, la oí”, replicó Lázaro.
“Y seguramente intentaste obedecerla. ¿Qué fatalidad te lo impidió?”, preguntó
Caias, su ira creciendo ante la insolencia de su hermano.
“Ninguna fatalidad que se debiese a mí, hermano. Nos lo impidió el deseo de nuestro
padre.”
Caias enloqueció de ira. ¿Quién era Lázaro para cuestionar la voluntad de
Cappadocius? Saltó contra él con intención asesina, mientras Lázaro le miraba aterrado:
dos vampiros ancianos enfrentados en una batalla de proporciones tan épicas que se dice
que el Nilo fluyó al revés durante el año siguiente. Pero al final fue Lázaro quien se
impuso, se dice que utilizando poderes otorgados por el propio Set.
Todos los relatos concuerdan que en la lucha entre Caias y Lázaro el primero
resultó destruido, aunque el destino del segundo constituye una incógnita. Algunos
relatos afirman que cayó en letargo, mientras que en otros se ocultó para escapar a las
represalias de su clan.
Los Capadocios egipcios enviaron mensajeros a Erciyes y trataron de suplicar el
perdón de Cappadocius, pero era demasiado tarde. Los Capadocios de Erciyes los
consideraban Infitiores e indignos del legado del ancestro. Los seguidores de Lázaro, que
serían conocidos como Lazarenos, huyeron a las profundidades del desierto, realizando
sus propios estudios sobre la muerte y buscando la resurrección de la carne.
El propio Lázaro continuó con sus estudios desde las sombras, indagando en el
pasado de Cappadocius, lo que le llevó a descubrir la existencia del Códice de Sargón y
el lugar donde se encontraba. A pesar del cisma con sus hermanos de clan, consiguió
atraer a otros Capadocios a las creencias de los Lazarenos y en varias ocasiones acudió
de incógnito a los túneles de Erciyes, ampliando sus conocimientos sobre la muerte.
LAS LAMIAS
Tradicionalmente los vampiros habían asumido que sus poderes habían sido
otorgados por Dios como parte de la maldición de Caín. Pero los estudiosos del Libro de
Nod creían que el poder de Caín no emanaba de Yahvé, sino del amor de Lilith.
Cappadocius sospechaba que la propia Lilith guardaba los secretos que él perseguía. En
su búsqueda descubriría antiguos textos que revelaban que la antigua amante de Caín no
era una simple diosa menor, sino una igual de Yahvé: describían a éste como la mitad de
Dios que reside en la luz y a Lilith como la mitad de las tinieblas. Juntos, ambas
entidades formaban un Dios completo, más grande que la suma de ambos.
Ya fuera por su propia iniciativa o guiado por el propio Cappadocius durante sus
viajes Lázaro descubrió un extraño culto de mujeres adoradoras de Lilith. Según las
leyendas del culto, la primera mujer de Adán fue violada por su esposo después de que se
negara a servirle. Tiempo después dio a luz a su primera hija, Lamia, que crearía un culto
en torno a la figura de su madre.
El nombre de “Lamia” se convirtió en un título transmitido entre las altas
sacerdotisas de la Madre Oscura Lilita durante generaciones. Cada Lamia veneró el
recuerdo de la diosa mediante sangrientos rituales y matanzas. Varias mujeres fueron
escogidas para ser instruidas en los rituales de la muerte y la guerra. El culto de Lamia
permaneció envuelto en el misterio.
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Una noche, Lázaro encontró el templo clandestino en que Lamia y sus seguidoras
realizaban sus horrendos ritos. Quedó conmovido por su sabiduría y pasión y decidió
Abrazarla. Saltó sobre ella y la convirtió en una vampira a la fuerza.
Lamia sufrió terribles visiones mientras se sumergía en la muerte. La Madre
Oscura habló con una voz tan antigua como el viento, ordenándole que preparara su
regreso. “Yo soy la Muerte, y tu nuevo señor será la clave para mi regreso al mundo.
Protégelo y aseguráte de que sus estudios sean fructíferos.”
Cuando Lamia se convirtió en vampira Lázaro le dijo que debía unirse a los demás
Capadocios en el estudio y contemplación de la muerte. La mujer sonrió y susurró en el
oído de su sire. Lázaro tembló ante las revelaciones de la Madre Oscura y abandonó el
templo, huyendo de su propia chiquilla.
Lamia acudió al encuentro de los Capadocios y Japheth la inició en los misterios de
la muerte. Lamia y sus chiquillas compartían la sed de conocimientos de Cappadocius,
pero preferían encontrar revelaciones en la experiencia en lugar de en antiguos
documentos y escritos. También compartían su reverencia y fascinación por la muerte
pero preferían regocijarse en ella en lugar de analizarla fríamente. Consideraban que el
vampirismo era un regalo de la Madre Oscura y se adaptaron a sus nuevas naturalezas
depredadoras, que no eran tan diferentes de sus antiguas tendencias. También
aprendieron las artes nigrománticas de los Capadocios, pero las enfocaron en el estudio
de la enfermedad, de modo que las plagas acompañaron a Lamia y sus descendientes allá
donde iban.
El culto de Lamia había siempre otorgado importancia al arte de la guerra, de
forma que el culto pasó a constituirse en una fuerza armada para los Capadocios, lo
que explica en parte que por fin éstos consiguieran instalarse en Egipto. Otras se
convirtieron en guardaespaldas de los antiguos Capadocios, acompañándolos en sus
viajes.
ROMA: LOS FLAMENS DIS
Mientras Cappadocius yacía en letargo, sus descendientes recorrieron el mundo.
Muchos de ellos se aliaron con los vampiros romanos durante las Guerras Púnicas y
contribuyeron enormemente a la construcción de las catacumbas y cloacas de la ciudad,
cuyo dominio compartieron con los Nosferatu.
Varios cultos romanos adoraban los misterios de la muerte, entre ellos los
dedicados a Plutón, Baco y Tifón, cuya propagación se debió en gran parte a los
Seguidores de Set.
Durante el auge de la República Romana una familia de patricios conocidos como
los Jovianos creó un culto llamado los Flamens Dis, dedicado a la adoración de Dis
Pater, el Padre de la Riqueza, un ser de inmenso poder en el Inframundo. La adoración
de los Jovianos le proporcionó poder y motivos para que ayudara a la prosperidad de la
familia. De hecho, se cree que Dis Pater era el fundador de los Jovianos, y que tras la
muerte se convirtió en un poderoso espíritu.
Los Jovianos se beneficiaron de las guerras llevadas a cabo por los romanos,
proporcionando suministros a los ejércitos. Durante la guerra civil entre Octavio y
Marco Antonio la familia realizó acuerdos mercantiles con los dos bandos
involucrados.
Sin embargo, aparte de los intercambios comerciales y de sus negocios, los Jovianos
comenzaron a practicar la nigromancia, como parte de la veneración por Dis Pater y los
ancestros tan frecuente en la sociedad romana. En algunos casos la responsabilidad
familiar no terminaba con la muerte. Era importante que los lares familiares
continuasen siendo venerados y que los lemures fuesen apaciguados.
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Mediante sus habilidades en los negocios y la ayuda de Dis Pater y sus servidores
del Inframundo los Jovianos consiguieron una enorme riqueza, mediante el préstamo, el
comercio, y cierto grado de industria. La familia en sí misma no estaba muy unida, y en
general cada individuo actuaba por su cuenta compartiendo su adoración común y una
lucrativa red de contactos que se complementaban entre sí y extendían su influencia.
Algunos Jovianos descubrieron la existencia de los vampiros, y es posible que
algún miembro de la familia fuese Abrazado por ellos, aunque no existe confirmación.
Durante los dos siglos siguientes estos patricios romanos incrementaron su riqueza y su
influencia, y con ellas su poder. Los Jovianos consiguieron altas posiciones por todo el
Imperio Romano y finalmente el general Flavio Joviano se convirtió en emperador en el
año 363, después de la muerte de Juliano el Apóstata. Joviano cesó las persecuciones
contra los cristianos de forma inmediata ya que profesaba la religión cristiana
ortodoxa. Murió a principios del año 364 en Asia Menor, eligiendo como sucesor a
Valentiniano. Sin importar las disputas entre paganos y cristianos, los Jovianos ya
habían elegido su bando años antes.
Pero la prosperidad de la familia no podía durar para siempre. A finales del siglo
IV el Imperio Romano se tambaleaba en el Oeste. Tribus de bárbaros germanos invadían
las fronteras y en el siglo V era obvio que terminarían por conquistar Roma. La ciudad
fue saqueada dos veces antes de su conquista por Odoacro, rey de los hérulos, en el año
476. En ambas ocasiones los Jovianos habían salvado sus vidas mediante el soborno o la
ayuda de los espíritus familiares. Sin embargo, en el momento de mayor necesidad los
lares familiares los abandonaron, o peor aún, se convirtieron en lemures (espectros) y
provocaron la destrucción de la familia. Más tarde los supervivientes descubrirían que
durante la caída del Imperio Romano se había producido una terrible tempestad en el
Inframundo, pero este suceso provocó un cambio en la religión familiar. En lugar de
adorar a los espíritus comenzaron a utilizar sus artes nigrománticas para obligarles a
obedecer sus órdenes.
Temiendo por su seguridad, los Jovianos supervivientes recogieron los restos de su
fortuna y huyeron al norte, a un grupo de asentamientos fundados por refugiados
romanos que habían huido de las depredaciones de Atila el huno un siglo antes. Estas
comunidades serían el origen de la ciudad de Venecia.
INDIA: LOS NAGARAJA
En sus viajes algunos audaces Capadocios llegaron a la India y el Tíbet. Los
vampiros orientales destruyeron a muchos y su presencia nunca llegó a consolidarse.
Durante el siglo I una cábala de hechiceros procedentes de una orden de
nigromantes hinduistas conocidos como los Chakravanti comenzaron a experimentar con
las energías del Inframundo y con la sangre de los vampiros. Se dice que estos
nigromantes formaban parte de un culto a la muerte conocido como el Tal´Mahe´Ra, en
el que conocieron a varios Vástagos interesados por sus estudios y conocimientos. El
resultado de esta impía alianza y de los experimentos dio lugar a una nueva línea de
sangre: los Nagaraja.
Se desconoce la naturaleza de los experimentos que llevaron a los nigromantes
mortales a convertirse en vampiros. Teorías apócrifas postulan que utilizaron sangre
procedente de los vampiros del Tal´Mahe´Ra, o posiblemente de los Capadocios, pero no
se han encontrado pruebas al respecto. Otras teorías hablan de espíritus salidos del
infierno que fueron confinados en cadáveres, pero tampoco se puede realizar una
afirmación absoluta.
El resultado fue un linaje de vampiros caníbales que dependían tanto de la sangre
como de la carne para sobrevivir y que a ojos de los hinduistas eran considerados
abominaciones. Los Chakravanti persiguieron a los doce primeros Nagaraja, pero éstos
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consiguieron escapar, encontrando refugio dentro de la Tal´Mahe´Ra. De no haber sido
por la protección del culto hubieran sido destruidos completamente. Durante los siglos
siguientes utilizarían sus conocimientos nigrománticos a favor de la Tal´Mahe´Ra, y
aunque nuevos Nagaraja fueron Abrazados, las continuas persecuciones y los numerosos
enemigos hicieron que nunca constituyeran un linaje numeroso.
EL MUNDO MEDIEVAL
EUROPA
Los Capadocios europeos mantuvieron su alianza con los Ventrue a lo largo de la
Edad Media. A cambio de instalaciones donde estudiar ayudaron al Clan de los Reyes en
asuntos de investigación y consejo, una simbiosis que benefició a ambas partes. Algunos
Capadocios alcanzaron altas posiciones como consejeros, entre ellos Thomas Camdem,
consejero de Mithras, Príncipe Ventrue de Londres.
Los recursos financieros de los Ventrue también permitieron a los Capadocios
avanzar en sus estudios, introduciéndose en el ámbito de la medicina. El Clan de la
Muerte se introdujo en las nacientes escuelas médicas de Montpellier y Palermo. Las
cortes de los Ventrue permitían a su vez adquirir contactos y debatir con los eruditos
de otros clanes, por no hablar de la protección frente a los peligros exteriores.
Sin embargo, la mayor influencia de los Capadocios europeos se encontraba en la
Iglesia. Debido a que el propio Cappadocius se había convertido al cristianismo
constituía una elección natural. Durante las invasiones germánicas muchos Capadocios
tomaron los hábitos y se recluyeron en monasterios y lugares aislados, lejos del alcance
de otros vampiros. Muchos encontraron un nicho muy productivo, copiando y
traduciendo libros y manuscritos que habían sobrevivido a la caída del Imperio Romano.
Cerca de Barcelona se instaló un convento de monjas Capadocias, y en Praga los
Capadocios infiltraron su influencia entre los monjes benedictinos.
Los Capadocios procuraban evitar los altos rangos eclesiásticos y la Iglesia
secular, debido a que su palidez cadavérica y naturaleza nocturna eran difíciles de
ocultar. Sin embargo, a través de las abadías y las órdenes monásticas conseguían
influir en las decisiones de los obispados católicos y ortodoxos. Monjas y Frailes
Capadocios curaban a los mortales enfermos, observando siempre los efectos de las
enfermedades, las lesiones y la vejez, que afectaban tanto a los humildes siervos como a
los nobles de alta cuna.
Algunos Capadocios, conocidos como los Escatologistas de Cappadocius,
señalaban las aspiraciones de su ancestro como una prueba evidente de su derecho divino.
Estos Escatologistas apoyaron la Herejía Cainita, que consideraba a los vampiros como
mensajeros de Dios. Creían que entregando sus cuerpos a sus seguidores realizaban su
propia Eucaristía. A menudo reunían cultos de mortales a los que convertían en ghouls
para que los sirvieran, y realizaban milagros mediante el uso de sus poderes vampíricos.
Unos pocos Capadocios fueron Abrazados entre la nobleza, pero su gran baza en
los asuntos de estado la constituían sus conocimientos, que los convertían en valiosos
consejeros para otros vampiros e incluso autoridades mortales. A cambio de protección y
acceso a los depósitos de sabiduría los Capadocios estaban dispuestos a ofrecer su
consejo. En su búsqueda de conocimiento muchos de ellos pactaron con los vampiros del
clan Tremere.
Y sin importar lo ocurrido durante la Fiesta de la Locura, algunos Capadocios,
principalmente los que guardaban resentimiento contra el ancestro por sus acciones,
continuaron Abrazando sin estrechez de miras, más allá del interés por la muerte.
Varios poetas recibieron la sangre Capadocia, así como artesanos, artistas, ingenieros
civiles, así como chambelanes, senescales, diplomáticos y consejeros.
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EL MUNDO ISLÁMICO (LOS QABILAT AL-MAWT)
Aunque muchos Capadocios se retiraron a Europa y Occidente con el surgimiento
del Islam y el expansionismo de la nueva fe, muchos permanecieron en Oriente Medio y el
mundo islámico debido a los numerosos conocimientos para la comprensión de la vida y la
muerte y las nuevas perspectivas de las revelaciones del Corán. Por otro lado el
contacto entre los pueblos árabes dio lugar a una revitalización de la ciencia y la
investigación, fundada en las raíces del antiguo saber griego, persa e indio, que había
sido abandonado en parte tras la caída del Imperio Romano. El conocimiento recopilado
y almacenado en las instituciones de enseñanza y las bibliotecas del Islam atrajo
irresistiblemente a los Capadocios, conocidos colectivamente como Qabilat Al-Mawt (El
Clan de la Muerte). A grandes rasgos los Capadocios consideraban el Islam como otra
religión que constituía una fuente de conocimiento. Muy pocos se convirtieron en
verdaderos creyentes, aunque muchos afirmaron serlo por conveniencia.
El respeto de los musulmanes hacia los muertos constituía a la vez una gran
ventaja y un gran problema para los Capadocios. Los cementerios y los edificios anexos
constituyeron excelentes refugios y lugares de investigación, y las prácticas de utilizar
cadáveres para los experimentos médicos también constituían un aliciente para los
estudiosos de la muerte. Sin embargo, al mismo tiempo, muchos pueblos árabes
consideraban los cadáveres inviolables y la profanación de cuerpos en ocasiones atrajo
sobre los Capadocios las iras de los mortales y de los vampiros musulmanes.
En Egipto el Matusalén Lázaro descubrió la verdadera identidad de su sire: el
vidente Sargón de Capadocia, y asimismo también descubrió el lugar donde había
ocultado el Códice de Sargón. Tras cuidadosos estudios comenzó a descifrar sus secretos
y el camino hacia la apoteosis y la divinidad. Pero sus planes no pasaron desapercibidos.
Constancia, la Suma Sacerdotisa de Erciyes, tuvo varios sueños premonitorios sobre las
intenciones de Lázaro y en el año 1204 viajó a Egipto, donde se enfrentó al Matusalén,
aunque en el proceso el Códice de Sargón resultó destruido. No obstante, Constancia
recogió los fragmentos del Códice y los llevó a Erciyes.
Es muy posible que las visiones de Constancia y los movimientos de Lázaro para
encontrar el Códice de Sargón fuesen provocados por Cappadocius, que seguía sus
propios planes para conseguir la divinidad.
LA FAMILIA GIOVANNI
Durante el siglo V los supervivientes de la familia romana de los Jovianos se
instalaron en Venecia, tomando posiciones de liderazgo y reanudando sus actividades
comerciales. Afortunadamente durante los dos siglos siguientes los invasores germanos
y los romanos alcanzaron un acuerdo, devolviendo la estabilidad a Italia. La naciente
ciudad de Venecia continuó creciendo, eligiendo a su primer dogo (el dux) a principios del
siglo VIII como respuesta al movimiento rebelde fomentado por el Papa León III a favor
de la Iconoclastia. Los iconoclastas, León III entre ellos, consideraban los iconos y
representaciones de santos pecaminosos, porque el hombre no tenía derecho a
representar a Dios a través de sus sentidos. Por otro lado, los iconódulos no veían
ningún inconveniente en los iconos, razonando que en virtud de la encarnación Dios se
había hecho hombre y no era herejía representarlo gráficamente.
Durante las disputas entre iconoclastas e iconódulos surgió la familia Giovanni,
descendiente y heredera del legado de los Jovianos, un poder destacado dentro del nuevo
estado de la República de Venecia. Los Giovanni readaptaron su identidad separándose
de las referencias a las divinidades romanas en un contexto plenamente cristiano. Hubo
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algunos debates y disputas entre los iconoclastas e iconódulos de la familia, pero
finalmente la facción de los iconódulos Jovianos/Giovanni terminó por imponerse.
A finales del siglo VIII estalló la guerra entre el rey Desiderio, rey de los
lombardos de Italia y Carlomagno, rey de los francos. La guerra terminó después de que
Carlomagno conquistara Pavía, la capital del reino lombardo, en el año 774. En un gesto
generoso y no carente de intencionalidad política, Carlomagno dividió las tierras
conquistadas con el Papa Adriano de Roma, creando los Estados Papales. La
generosidad y la presión llevaron al Papa a nombrar a Pipino, el hijo de Carlomagno,
rey de Italia en el año 787. Pero no todos los estados italianos estaban conformes con
esta decisión.
A principios del siglo IX Oberlerio degli Antinori, el Dogo de Venecia, sometió
Venecia al vasallaje del Imperio Carolingio –también llamado Sacro Imperio Romanointentando fortalecer su propio poder, muy debilitado por las presiones de otros
aristócratas venecianos. Durante este período Carlomagno trataba de consolidar su
poder sobre el norte de Italia, tomando el control de zonas que pertenecían al Imperio
Bizantino. Cuando la posición del Dogo se volvió cada vez más inestable, Oberlerio
invitó a Pipino, el hijo del Carlomagno a que enviara un ejército franco para ocupar
Venecia.
Sin embargo, los venecianos no permanecieron impasibles. Tras derrocar al
incompetente Dogo Oberlerio los ciudadanos se unieron para organizar la defensa de la
ciudad. En la primavera del año 810 llegó el rey Pipino a Venecia, sometiendo las
comunidades de Chioggia, Palestrina, Grado y Jesolo. Sin embargo, Pipino había
subestimado las defensas de la ciudad de la laguna. La familia Giovanni participó
activamente en la defensa, convirtiendo la laguna en un laberinto de peligrosos canales.
El rey Pipino permaneció durante seis meses acampado al borde de la laguna, sin
atreverse a atacar, y mientras tanto su ejército sufrió los efectos de fiebres pantanosas,
incursiones venecianas y la desmoralización de constantes rumores de la inminente
llegada de una flota bizantina que acudía en auxilio de Venecia. Al final Pipino y su
ejército se retiraron, con un acuerdo por el que los venecianos se comprometían a pagar
un tributo anual pero mantenían su autonomía. Unas pocas semanas después, Pipino
murió y Carlomagno renunció a sus ambiciones de conquistar Venecia.
El asedio de Pipino sirvió para crear un sentimiento de comunidad entre los
venecianos, que perduraría durante los mil años siguientes. El asedio también provocó el
traslado de la capital de la República de Venecia desde la isla de Malamocca al centro
de la laguna, en la zona conocida como Rivo Alto o Rialto. Muchas familias venecianas,
entre ellas los Giovanni, se trasladaron al barrio de Rialto, que pronto se convirtió en
el corazón de Venecia.
Durante los siglos siguientes Venecia continuó creciendo, convirtiéndose en la
potencia marítima predominante en el Mar Adriático. Los Giovanni se beneficiaron de
esta prosperidad, desarrollando su legado nigromántico y utilizando a sus protectores
fantasmales para aumentar su riqueza e influencia. Fue durante esta época que los
Giovanni atrajeron la atención de los vampiros del clan Capadocio. Sin embargo, su
interés por la muerte era muy diferente del de los Giovanni. Los poderes nigrománticos
de los Capadocios eran rudimentarios y muy poco espirituales, basándose en la
manipulación de cadáveres y enfermedades. Los poderes de los Giovanni, en cambio, se
basaban en la manipulación de los espíritus de los muertos y del Inframundo.
La habilidad de los Giovanni con la nigromancia intrigó a los Capadocios, y
especialmente al propio Cappadocius. Aunque el Clan de la Muerte poseía grandes
conocimientos sobre la muerte física y la tanatología, sabían muy poco sobre los
espíritus de los muertos.
EL NACIMIENTO DE LOS VAMPIROS GIOVANNI
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Naturalmente, los Capadocios no tardaron en llevar noticia de las habilidades de
los nigromantes venecianos a Erciyes, donde discutieron su descubrimiento con Japheth y
la suma sacerdotisa Constancia. Japheth prefirió no informar a su sire Cappadocius,
dejando que continuara con su sueño, y dejar que los acontecimientos siguieran
desarrollándose por sí mismos, para ver qué podía resultar de los Giovanni.
Sin embargo, a pesar de su letargo, Cappadocius vio en los Giovanni el potencial
para continuar con sus planes de apoteosis. Llamó a Japheth a su lado y le dio
instrucciones para que lo sangrase, recogiendo su sangre en un recipiente. Siempre leal,
Japheth obedeció, enfrentándose a su amado sire por primera vez desde su Abrazo. El
fundador planeaba utilizar su sangre para Abrazar al líder de los Giovanni. Japheth
argumentó que los venecianos no se habían ganado esa poderosa sangre y que no eran de
fiar, rogando que los Capadocios dejasen de tener tratos con ellos.
A pesar de la oposición de su chiquillo, Cappadocius entró en contacto a través de
sus sueños con Augustus Giovanni, el patriarca de la familia, acordando que el líder de
los nigromantes acudiese a Erciyes para recibir el don de la inmortalidad.
Augustus era un hombre astuto y de mentalidad práctica. Nadie se convertía en el
patriarca de una familia de mercaderes con una voluntad débil. Augustus ya había
hablado con vampiros anteriormente –incluso algunos Toreador, Tzimisce y Ventrue le
habían ofrecido la misma inmortalidad que los Capadocios, pero Augustus supo que
ganaría mucho más poder si recibía la sangre del líder de un clan de vampiros. No
deseaba entrar en la noche con una sangre débil, aunque no comprendiera el concepto de
generación en aquellos momentos.
Augustus y los líderes de la familia Giovanni debatieron durante cerca de un año
la posibilidad de introducir el vampirismo en la familia y los beneficios que de ello se
derivarían. Una vez pasadas las primeras preocupaciones y dudas, los Giovanni
decidieron pactar con las criaturas de la noche. La nigromancia había sido practicada en
la familia durante siglos y el vampirismo podía significar una nueva ventaja –aparte de
la inmortalidad. De hecho, el vampirismo podría permitirles un mayor control sobre los
espíritus. Dis Pater y los espíritus familiares de los Giovanni también aprobaron el
acuerdo. Por supuesto se realizaron algunas precisiones. No todos los Giovanni debían
ser convertidos en vampiros, pues aparentemente no podían reproducirse como los
mortales, y era necesario que la familia continuase creciendo.
En el año 1005 Augustus Giovanni aceptó la oferta de Cappadocius y fue llevado
al Templo de Erciyes. A su llegada, el nigromante veneciano reafirmó su decisión,
tentado por los secretos arcanos que contenía el Templo de los Capadocios y que sin
duda esperaban ser tomados.
Japheth y Constancia, contemplándole desde la distancia, vieron la podredumbre
que llenaba el corazón de Augustus. El nigromante únicamente buscaba el poder; sus
fines y medios eran tan corruptos como los de cualquier déspota humano. Aunque su
dominio de la nigromancia era impresionante, no buscaba la iluminación, el conocimiento
o la respuesta a los misterios de la muerte. Sólo deseaba aplastar a sus oponentes.
Sabiendo esto, Japheth y Constancia prepararon a Augustus para su Abrazo.
Japheth fue a la cripta de Cappadocius y recogió su sangre en un recipiente. Mientras lo
hacía Japheth lanzó una maldición sobre la sangre:
“Que quien reciba este regalo sea siempre juzgado por esta sangre y por la
voluntad de Dios. Que esta vitae se tiña con los hechos de quien la beba. Que cene con su
alma cada vez que se alimente. Que reciba esta plaga como el fundador nos lleva este
estigma.”
Y así fue entregada la sangre de Cappadocius a Augustus Giovanni. Algunos
eruditos consideran que esta maldición provocó que los mortales de los que se
alimentaran Augustus y sus descendientes vampíricos sintieran una ardiente agonía, al
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igual que los que se habían opuesto a la decisión de Cappadocius. Otros eruditos
consideran que la maldición de los Giovanni aparecería posteriormente, pero no existen
datos fiables.
Mientras el veneciano yacía desnudo sobre un altar de piedra, dos Capadocios
extrajeron su sangre. Antes de que terminasen, Constancia los detuvo, guardando las
últimas gotas de sangre de Augustus en una jarra de barro que selló con cera de abejas.
Cuando Constancia hubo terminado, Japheth entró en la cámara con la sangre de
Cappadocius. Se miraron mutuamente, vacilando en su tarea durante un momento. Pero
al final se impuso la lealtad, y Japheth derramó la vitae sobre los labios moribundos de
Augustus Giovanni. Lágrimas de sangre brotaron de sus ojos y Constancia se dio la
vuelta, incapaz de mirar.
Augustus se levantó mientras la sangre de Cappadocius ardía en su cuerpo como
fuego líquido y el hambre dominaba sus sentidos. Japheth consiguió tranquilizarlo y
apagar la llama de su furia. Constancia ordenó que trajesen esclavos para saciar la sed
del nuevo vampiro, aprovechando el intervalo para ocultar la sangre de Augustus en un
nicho secreto.
“Sé bienvenido a la noche eterna, Augustus Giovanni”, dijo Japheth. “Has recibido la
bendición de la inmortalidad y la maldición de Caín. Por favor, sígueme, pues nuestro
padre desea hablarte.”
Japheth condujo a Augustus bajo el templo, al interior de la montaña. Finalmente
se detuvieron ante la cripta de Cappadocius y allí los tres vampiros del Clan de la
Muerte discutieron lo que había de ocurrir.
Respecto al conjunto del clan Capadocio, o hubo ninguna decisión con respecto a
la cuestión del Abrazo de los Giovanni. Muchos Capadocios mantenían una cierta
ambivalencia, mientras que otros buscaban relacionarse con los nigromantes venecianos.
Las Lamias, siempre leales, apoyaron la decisión de Cappadocius.
Unos pocos Capadocios se pronunciaron en contra, no queriendo comprometer su
posición en la Iglesia al asociarse con los nigromantes. Los Capadocios más sensatos
señalaron que si las autoridades eclesiásticas descubrían la conexión entre el clero y
los vampiros, los nigromantes serían la menor de sus preocupaciones.
En general, el experimento Giovanni fue recibido con un frío desinterés. Aunque en
años posteriores Augustus y otros Capadocios Abrazaron a nuevos Giovanni, los
antiguos Capadocios de Erciyes se mostraban reacios a compartir sus secretos con ellos.
No fue hasta que la familia Giovanni colaboró con Constancia para detener a Lázaro y
robar el Códice de Sargón en 1204, que la suma sacerdotisa de Erciyes dejó a un lado su
desconfianza y fortaleció sus relaciones con los Giovanni.
LA TERCERA REVELACIÓN
Poco después del Abrazo de Augustus Giovanni, Japheth y el propio Cappadocius
cayeron nuevamente en letargo. La suma sacerdotisa Constancia asumió el liderazgo del
Templo de Erciyes, mientras que Augustus Giovanni comenzaba a Abrazar nuevos
chiquillos en Venecia y aumentaba el poder nigromántico de su familia.
Mientras dormía Cappadocius tuvo la tercera y más vívida de sus revelaciones.
Cappadocius se encontró en medio de un fuego sangriento que se extendía para
devorar a todos sus chiquillos, mientras figuras sombrías permanecían más allá de las
llamas, riendo al contemplar el destino del clan. Cuando ardió hasta quedar en nada,
una chispa resplandeciente se elevó entre sus cenizas, subiendo al Cielo. Cappadocius se
dio cuenta de que su clan estaba condenado.
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El Antediluviano se despertó de su letargo y partió de inmediato hacia Roma,
abandonando el Templo de Erciyes. Su búsqueda lo llevó hasta una serie de catacumbas
secretas excavadas bajo el palacio del Papa. Allí, entre libros prohibidos sobre
prácticas satánicas y magia tántrica, y los fundamentos de todas las herejías del mundo,
encontró los fundamentos que le llevarían a la apoteosis. Era necesario que adquiriese
la divinidad, que bebiese la esencia de Dios y ocupara su lugar. Trabajó con pasión
tratando de encontrar un modo de escapar de su destino, creyendo que si fallaba,
condenaría al mundo entero. Tras reunir todos los libros, rollos y documentos que
podía necesitar, Cappadocius abandonó Roma.
Refirió su visión a Japheth por medio de sus sueños. Aunque Cappadocius
desconocía cuándo llegaría su terrible destino, sabía que debía trabajar rápidamente
para ascender a la Divinidad. La visión le proporcionaba un sentimiento apremiante de
urgencia para buscar una forma de cambiar el futuro, o por lo menos intentarlo. Habló
de la Unción, un elaborado ritual fruto de la investigación de milenios, que le haría uno
con los poderes unificados de la luz y la oscuridad, otorgándole un poder infinito sobre
la vida y la muerte. Su apoteosis congelaría el ciclo entre ambos estados, otorgando a
todos los seres vivos el don de la vida eterna. Ningún alma podría ser destruida ni
expulsada de la Tierra. Con la muerte alejada para siempre, todas las criaturas vivirían
una existencia perfecta y perpetua bajo su benévolo cuidado.
Al despertar, Japheth transmitió la visión de Cappadocius al resto del clan.
Comunicó la noticia en una reunión en Erciyes, estremeciendo a todos los asistentes. Los
más sorprendidos fueron los vampiros de la familia Giovanni: tenían la impresión de que
se les había otorgado la inmortalidad para arrebatársela de un golpe. Se dieron cuenta
de que el vampirismo era una espada de doble filo y no el atajo al poder que su líder
había esperado.
Los demás Capadocios de Erciyes reaccionaron de formas distintas a la noticia.
Los más devotos cristianos consideraban que la intención de Cappadocius de ocupar el
lugar de Dios en el Cielo era una blasfemia, pero de alguna apreciaron su convicción.
Los seguidores de la Senda de lo Huesos se negaban a creer que la derrota de la muerte
resultase en la vida eterna.
LOS GIOVANNI EN LA EDAD MEDIA
Después de la transformación de Augustus la familia Giovanni continuó con sus
actividades mercantiles y nigrománticas, tomando una serie de riesgos calculados. En el
año 1096 el Papa Urbano II convocó la Primera Cruzada para recuperar los Santos
Lugares. Las Cruzadas proporcionaron numerosas oportunidades para los Giovanni, y
gran parte de la riqueza de la familia fue adquirida durante los siglos XI, XII y XIII.
Al igual que los barcos de los Jovianos habían llevado a las tropas romanas al
norte de África, los barcos Giovanni llevaron legiones de caballeros cristianos hacia
Ultramar. Unos pocos miembros de la familia también lucharon en las batallas entre
cristianos y musulmanes. Cosimo Abruzzi, un ghoul que fue Abrazado en el campo de
batalla, cabalgó a Jerusalén junto a Balduino de Edesa, que fue coronado rey. Cosimo
(“El Fiel”) se rebeló contra Balduino durante la cruzada, sabiendo que la coronación de
Balduino convertiría a Jerusalén en un estado feudal, lo que iba contra los planes del
Arzobispo Daimberto de Pisa, que quería convertir la Ciudad Santa en un dominio
eclesiástico. Obviamente los deseos del Arzobispo Daimberto no se hicieron realidad y los
Giovanni prestaron su apoyo al perdedor, pero con el tiempo compensarían sus pérdidas.
Los Giovanni consiguieron enormes beneficios con las Cruzadas. Los ejércitos de
Tierra Santa requerían constantes suministros, muchos de los cuales fueron
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proporcionados por mercaderes Giovanni , y eran transportados en barcos propiedad de
la familia, que también transportaron cruzados a Tierra Santa. Algunos miembros de la
familia incluso se dedicaron a saquear a los muertos en los campos de batalla y en sus
propios mausoleos. Cuando finalmente la era de las cruzadas terminó a principios del
siglo XIV las riquezas de los Giovanni habían aumentado entre 10 y 15 veces su valor
desde el siglo XI.
Sin embargo, lo más importante es que el apoyo de los Giovanni a las Cruzadas les
proporcionó aliados y simpatizantes en Roma y el Vaticano. Los vampiros nigromantes
no tenían un control tan directo como los Lasombra, Ventrue y Toreador infiltrados en
el clero secular, pero no obstante, su dinero les permitía ejercer cierta influencia. Con
el tiempo, el Papa llegó a bendecir a la familia Giovanni, debido a su coincidencia en
asuntos de fe y al empeño de los venecianos de mantener las ciudades italianas libres del
gobierno feudal y de poderes extranjeros. Como muestra de su poder construyeron una
enorme mansión conocida como el Mausoleo en Venecia.
Fue a partir del siglo XIV cuando la familia Giovanni quedó definida tal y como es
conocida actualmente. Con todas las riquezas obtenidas durante las Cruzadas los
nigromantes venecianos alcanzaron un grado de comodidad y poder muy superior al de
otras familias mercantes, y de hecho, al de algunos aristócratas europeos. Muy pronto
aparecieron señales de decadencia y corrupción, a medida que los Giovanni adquirían
placeres y caprichos prohibidos…
Como muchos nobles y familias destacadas, los Giovanni se volvieron muy
selectivos sobre quienes eran aceptados en la familia. En muchos casos, los primos se
casaban entre ellos para evitar que la sangre se “contaminara”. A medida que la
decadencia se extendía en la familia mantener la sangre pura se convirtió en una mera
excusa para los caprichos sexuales de los Giovanni. No todos los nigromantes
venecianos recurrieron al incesto, lo que habría supuesto a largo plazo la desaparición
de la familia. Pero muchos Giovanni satisfacían sus perversiones entre sus parientes.
Las mujeres daban a luz hijos de sus hermanos, algunos hombres engendraron nuevas
líneas familiares con sus sobrinas. Sin importar las taras físicas y sociales producidas
por las relaciones sociales los Giovanni proporcionaron una perversa posición
privilegiada a quienes eran concebidos exclusivamente con la sangre de la familia.
Sin embargo, los Giovanni no se limitaron al incesto en sus perversiones. La
familia se volvió tan decadente que casi cualquier desviación era aceptada con
entusiasmo: necrófilos, coprófilos, violadores, drogadictos, pedófilos, sádicos cultistas
herejes, sodomitas, zoófitos, fetichistas, asesinos y pervertidos de toda clase.
Irónicamente estos perversos comportamientos permitieron un desarrollo de los ritos y
actividades nigrománticas, pues hacían que los espíritus de los muertos fuesen más
fáciles de manipular.
LA CONSPIRACIÓN DE ISAAC
Después de que Cappadocius manifestara sus intenciones de tomar el poder de Dios,
Augustus Giovanni consideró que su sire se había vuelto loco y discutió con su chiquillo
e hijo Claudius lo que debían hacer. Cappadocius debía morir, pues todo el mundo se
enfrentaría a graves consecuencias si completaba su búsqueda, y Augustus encomendó a
su hijo la tarea de su destrucción.
Paralelamente, la alianza entre Ventrue y Capadocios que se remontaba a las
noches de Roma no se encontraba en sus mejores momentos. Durante la Edad Media y a
raíz de las Revelaciones de Cappadocius, muchos vampiros del Clan de la Muerte se
habían dejado consumir por sus búsquedas místicas, descuidando muchos de sus
compromisos con los Ventrue. Los miembros del Clan de los Reyes culparon del cambio a
Japheth y aprobaron con entusiasmo la asimilación de la familia Giovanni en el clan
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Capadocio, creyendo que los nigromantes venecianos significarían una adicción de
sentido práctico y comercial, restableciendo una alianza estable. Sin embargo, con el
paso del tiempo los Capadocios siguieron inmersos en sus estudios.
Conocedor de los problemas entre Capadocios y Ventrue, Claudius Giovanni se
alió con Jadviga Almanov de Bohemia, una antigua Ventrue, que le ofreció su consejo
para destruir a Japheth, argumentando que consolidaría el poder de los Giovanni en el
Clan de la Muerte, pues seguramente Augustus Giovanni ocuparía su lugar en el
liderazgo de los Capadocios. Claudius aceptó el plan para traicionar a Japheth.
Jadviga no reveló que el plan había sido sugerido por un consejo de antiguos
Ventrue y consideraba que Claudius era un ingenuo que estaría eternamente en deuda
con ella y si no se mostraba agradecido, siempre podría utilizar la amenaza de revelar a
Cappadocius la conspiración, quien posiblemente destruiría a Claudius y su padre. Esta
revelación no alteraría la alianza de Ventrue y Capadocios, pues Jadviga había hecho
creer a Claudius que actuaba sola, dando a su clan una salida en el caso de que el plan
fallase.
Pero Claudius Giovanni no era ningún ingenuo, y por su parte ocultaba sus
propios secretos. Desconfiando de Jadviga y los Ventrue, Claudius afirmó que pretendía
actuar a solas en la traición de su clan, ocultando que Augustus conocía la
conspiración para destruir a Japheth. También ocultó el hecho de que Augustus no
deseaba reemplazar a Japheth, sino que pretendía diabolizar al mismísimo Cappadocius.
La conspiración sencillamente facilitaba el ataque parricida.
Tras realizar un pacto con sangre Jadviga y Claudius decidieron crear la
Conspiración de Isaac, invitando a otros vampiros de diferentes clanes a unirse a ellos,
prometiéndoles una parte de la vitae de Japheth, así como otras recompensas más
oscuras.
Mientras tanto los Ventrue actuaron informando al antiguo Hardestadt y a los
Fundadores de la Camarilla de la existencia de la Conspiración de Isaac, autorizando un
contraataque, asegurándose de que el Clan Ventrue saldría triunfante en cualquier
caso. Si Japheth era destruido los Giovanni escalarían posiciones en el Clan de la
Muerte y si sobrevivía, Hardestadt podría reclamar haberlo salvado, con lo cual los
Capadocios se encontrarían en deuda con los Ventrue.
Sin embargo, todas las partes resultarían confundidas por el resultado.
Los Conspiradores de Isaac se reunieron en la mansión de Claudius Giovanni el 4
de Abril de 1444. Allí fueron atacados por los Fundadores, y Abrazaron a varios
chiquillos entre los mortales destinados a servirles de cena par que les sirvieran de
carne de cañón y cubrieran su retirada.
Los Fundadores adoptaron a estos “Hijos de Isaac” y decidieron utilizarlos contra
los Conspiradores y para advertir a los Capadocios.
Cappadocius y Japheth habían acudido al monasterio de San Timoteo Mártir, y
fueron advertidos de las intenciones de Claudius Giovanni. Sin embargo, ni Cappadocius
ni Japheth decidieron hacer nada al respecto. Cappadocius estimaba que había llegado de
realizar la Unción, el ritual que le llevaría a la apoteosis divina, mientras que Japheth,
aunque reticente, cumplía la voluntad de su sire.
“Somos el clan de la vida después de la muerte, la vida más allá de la muerte. La
muerte no es un final, sino un comienzo y yo he de convertirme en el barquero de las
almas. Quien tenga oídos que oiga. Quien tenga entendimiento que comprenda. Y que quien
tenga alma sepa. Amén.”
Claudius y los Conspiradores entraron en el monasterio de San Timoteo Mártir,
disfrazando su presencia bajo un requerimiento de paz. Japheth les permitió la entrada y
les hizo saber que conocía sus intenciones.
El resultado de la Conspiración de Isaac resulta bastante confuso. Claudius
atacó a Japheth e intentó diabolizarle, pero fue detenido por los Fundadores de la
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Camarilla y los “Hijos de Isaac”, deseosos de venganza contra los vampiros que los
habían Abrazado a la fuerza. Mientras Conspiradores y Fundadores luchaban en el
monasterio de San Timoteo, Augustus Giovanni apareció y atacó a Cappadocius, quien no
se resistió a que su chiquillo bebiese su alma.
Se dice no obstante, que Augustus no consiguió diabolizar el alma de Cappadocius.
Ya fuese debido al ritual de la Unción o a causas desconocidas, el alma del
Antediluviano consiguió escapar al Inframundo, el mundo de los muertos, donde estalló
una terrible tormenta.
EL ASCENSO DEL CLAN GIOVANNI
El supuesto diabolismo de Cappadocius dejó al Clan de la Muerte dividido en dos
facciones. Por un lado se encontraban los Capadocios, que se encontraban demasiado
divididos y confundidos para actuar. En las noches siguientes a la destrucción de su
ancestro, muchos se suicidaron voluntariamente. Por otro lado se encontraba la familia
Giovanni, que eran los vampiros mayoritarios del Clan de la Muerte en Europa.
Sin embargo, Augustus Giovanni no estaba conforme con esta situación, y comenzó
a tomar medidas para llevar a cabo la destrucción de los restantes Capadocios. En un
gran gesto de desafío Augustus atacó el Templo de Lamia y diabolizó a la fundadora de
la línea de sangre. Se dice que Lamia maldijo a su asesino con el Beso de la Muerte,
haciendo que desde entonces todos los descendientes de Augustus causasen un gran
dolor en todos los mortales de los que se alimentaban. Otros eruditos prefieren
remontar la debilidad a la maldición de Japheth, pero parece ser que no se había
manifestado anteriormente.
La mayoría de los Giovanni consideran que la Maldición de Lamia a largo plazo
tiene sus ventajas. El daño ocasionado por el mordisco de los Giovanni es mucho más
doloroso y permite acabar con los enemigos con mayor facilidad. No obstante, la
carencia de un “beso” que paralice en éxtasis a las víctimas, hace más difícil encontrar
sangre. La solución más empleada es beber la sangre de los muertos, un recurso muy
utilizado en las naciones desarrolladas. La sangre de los muertos generalmente es
extraída de los cadáveres en el proceso de embalsamamiento y posteriormente desechada.
Los Fundadores de la Camarilla se encontraban a la vez enfadados e intrigados
por el ascenso del Clan Giovanni al poder. Hardestadt se encontraba particularmente
furioso por haber sido engañado por Claudius. Durante mucho tiempo los Fundadores
rechazaron las embajadas de paz de los “Vampiros del Diablo”, pero la guerra contra los
anarquistas se encontraba en su plenitud a mediados del siglo XV y los antiguos
decidieron posponer la solución para el “problema Giovanni”.
Los Giovanni aprovecharon la tensa tregua que se les ofrecía y se fortalecieron,
persiguiendo a los Capadocios y tratando de reunir partidarios entre los antiguos. Eran
conscientes de que la guerra contra los anarquistas no duraría para siempre, por lo que
procuraron extenderla el mayor tiempo posible, mientras sus diplomáticos trabajaban
contra viento y marea tratando de conseguir aceptación entre el resto de la Estirpe. Los
Giovanni también recibieron embajadores de los anarquistas, pero no encontraron interés
en sus propuestas y no estaban dispuestos a compartir su familia mortal con otros
linajes.
LA NOCHE ETERNA
Tal vez fuese un efecto derivado del diabolismo de Cappadocius o tal vez otra
cosa, pero después de convertir a su familia en un clan de vampiros, Augustus Giovanni
comenzó a desarrollar extrañas teorías. Los Giovanni se apoderaron de numerosos
documentos y escritos de los antiguos Capadocios relacionados con los planes del
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ancestro para “ascender al cielo” y los estudiaron con atención. Finalmente Augustus
sacó sus propias conclusiones desde un punto de vista distinto.
Era imposible llevar la tierra hacia el Cielo, pero sí arrastrarla al Infierno.
Gran parte de la sabiduría de los antiguos egipcios, babilonios y gnósticos, al
hablar del Cielo y del mundo espiritual realmente se estaba refiriendo al Inframundo de
los muertos. Cuando Cappadocius creyó que podía tomar el poder de Dios se estaba
tomando literalmente lo que sólo era una metáfora, al menos desde la perspectiva de
Augustus.
Los documentos de Cappadocius hablaban también sobre la “llegada de la gran
oscuridad” y “el fin de la luz eterna”. Tal y como pensó Augustus, aquellos escritos
podían proporcionarle los medios para eliminar el Sudario, la barrera que separaba a
los vivos de los muertos. Una vez conseguido este objetivo quienes pudiesen controlar a
los espíritus de los muertos alcanzarían un poder supremo. Cappadocius quería
convertirse en Dios, pero se habría convertido en un dios entre fantasmas y hombres.
Dispuesto a no cometer el mismo error que los Capadocios, Augustus no obligó a
nadie de la familia a ayudarle en sus planes. Profundizando en sus escritos
nigrománticos Augustus y sus más allegados descubrieron que para romper la barrera
entre la vida y la muerte era necesaria una inmensa energía espiritual, la energía de
“diez mil veces diez mil almas.” Un logro que podría conseguirse despacio y con la
paciencia que otorga la inmortalidad.
Augustus trató de encontrar simpatizantes entre los demás clanes para que le
ayudasen a llevar a cabo su intención de unir el mundo de los vivos y los muertos, pero
debido a la situación precaria de los Giovanni y a la hostilidad desatada por la
destrucción de Cappadocius, desistió de sus propósitos. Aunque se produjeron algunas
hostilidades, Augustus decidió que sus descendientes desaparecieran de la escena
vampírica y se ocultaron, ocupándose de sus propios asuntos.
LAS NOCHES DE CRECIMIENTO
EL TRATADO DE 1528
Tras la creación de la Camarilla en 1493, la nueva secta volvió sus ojos hacia el
problema de Augustus y los Giovanni. Algunos antiguos deseaban confraternizar con el
nuevo clan, considerando la destrucción de Cappadocius un hecho consumado. Además
habían comenzado a circular historias sobre la locura del Antediluviano del clan de la
Muerte y de cómo los Capadocios habían puesto en peligro a todos los Vástagos. Por
otra parte también existía el precedente de los Tremere y el diabolismo de Saulot, y
algunos vampiros creyeron que podrían ignorar los “errores” pasados de los Giovanni.
Sin embargo, finalmente fueron Hardestadt y sus partidarios quienes se
impusieron, furiosos por haber sido engañados por los advenedizos Giovanni. Costó
mucho entablar negociaciones con la “Estirpe del Diablo”, pero decidieron seguir
adelante y terminar con el asunto. En 1528, al final de una conferencia de diez noches,
Claudius Giovanni había firmado un acuerdo formal que establecía la neutralidad de la
familia Giovanni en los asuntos de los vampiros. Claudius Giovanni prometió
solemnemente que su familia cumpliría el tratado.
Rafael de Corazón, del clan Toreador, fue el representante de la Camarilla en la
firma del Tratado y una de sus exigencias fue que una vez cada 13 años Venecia sería
visitada por el Círculo Interior de la Camarilla para vigilar el mantenimiento de la
neutralidad Giovanni.
Algunos antiguos criticaron el Tratado, creyendo que la Camarilla había
realizado demasiadas concesiones al permitir la existencia de los Giovanni e incluso
permitir que espiaran las reuniones del Círculo Interior de la Camarilla. Sin embargo,
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Rafael de Corazón fue mucho más astuto de lo que su “ineptitud” aparentaba, pues el
antiguo tenía un interés personal en los Giovanni. Los demás Fundadores de la
Camarilla también ratificaron el Tratado, pues habían descubierto varios indicios que
parecían señalar que la creación del clan Giovanni formaba parte de los planes de
Cappadocius, y deseaban saber cómo terminaría todo.
El Tratado o Promesa de 1528 también significó la aprobación tácita del genocidio
de los restantes Capadocios. Los Giovanni insistieron especialmente sobre ello para
mantener su neutralidad. Los Fundadores aceptaron, ya que los Capadocios no estaban
dispuestos a unirse a la Camarilla, y no querían que reforzaran las filas de sus
enemigos en el Sabbat.
Y los Capadocios sangraron. La purga llevó varios siglos, pero finalmente la
mayor parte del antiguo clan fue destruida. Su tiempo había pasado. Habían servido para
elevar a los Giovanni al poder y ya no eran necesarios. Los Giovanni y sus servidores
mortales atacaron a los Capadocios, destruyéndolos, bebiendo su sangre y robando sus
recursos y conocimientos. Hacia 1680 Ambrogino Giovanni afirmó haber destruido al
último de los Capadocios en Transilvania, y la última de las Lamias murió en una Caza de
Sangre de la Camarilla en 1718.
Por supuesto, la purga estuvo lejos de ser total. Algunos Capadocios
consiguieron sobrevivir refugiándose en lugares recónditos, como los misteriosos Mla
Watu de África, mientras que otros se sumergieron en el letargo o quedaron atrapados
en el Inframundo. También corre el rumor de que Lázaro y varios de sus descendientes
sobrevivieron ocultos en los monasterios coptos del sur de Egipto. Aunque algunos
Capadocios consiguieron escapar de la purga, lo único que hicieron fue posponer su
destino, no evitarlo.
EL FRAGMENTO DE SARGÓN
Después de que Cappadocius fuese diabolizado, los Fundadores de la Camarilla
robaron los contenidos de la biblioteca del Antediluviano y los ocultaron. La
alternativa más segura hubiera sido destruir los libros, pero se consideró que los
conocimientos podían ser útiles algún día. Pero una vez salvados los libros, todo
consenso se desvaneció. Ninguno de los Fundadores se fiaba de los demás para custodiar
los textos prohibidos y era necesario un lugar neutral.
Finalmente el representante Nosferatu sugirió las bibliotecas secretas del
Vaticano, señalando que la fe concentrada en el lugar sería una potente barrera contra
los ladrones vampíricos y que los textos nigrománticos no llamarían la atención entre
los vetustos libros prohibidos. El traslado se organizó en secreto y los manuscritos
permanecieron seguros…durante un tiempo.
A mediados del siglo XVII Ambrogino Giovanni (supuestamente con la bendición de
Augustus) descubrió el paradero de los libros desaparecidos de Cappadocius y sobornó a
varios de los bibliotecarios para conseguir los textos prohibidos. Desgraciadamente, en
1666, los espías de la Camarilla descubrieron la desaparición de los libros y los planes de
Ambrogino. Los Fundadores actuaron rápidamente, convocando a los “Hijos de Isaac”, que
guardaban un gran resentimiento hacia los Giovanni, y poniéndolos bajo la pista de
Ambrogino.
Entre los libros robados por Ambrogino se encontraba el Fragmento de Sargón,
uno de los elementos del ritual que Cappadocius supuestamente había utilizado para
alcanzar la apoteosis. Este fragmento examinaba la influencia de Lilith en la tradición
vampírica y la degeneración del mundo.
Ambrogino fue perseguido por los Hijos de Isaac hasta Londres, y parte del poder
del antiguo texto fue liberado, provocando el Gran Incendio que devastó la ciudad y
rompiendo la Promesa de 1528. Los Giovanni y la Camarilla alcanzaron nuevamente un
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acuerdo y echaron tierra sobre el asunto. No obstante, Ambrogino prosiguió en secreto
con su búsqueda del conocimiento perdido de Cappadocius.
EL DIARIO DE KHAZAR Y EL CAPUCHINO
A finales del siglo XVII los Giovanni habían continuado desarrollando sus
poderes nigrománticos, cuando Claudius Giovanni encontró referencias sobre un antiguo
texto conocido como el Diario de Khazar, escrito por un sabio judío, mientras se
encontraba en Belgrado. De acuerdo a los fragmentos que Claudius encontró, el Diario
contenía información sobre la Noche Eterna que aumentaría los conocimientos de
nigromancia de Augustus hasta el punto de poder cambiar el mundo.
Claudius informó de lo que había descubierto a su sire, quien recordó que había
visto una copia del libro cuando había visitado el Templo Capadocio de Erciyes. Claudius
partió en busca del Diario de Khazar, siguiendo la misma ruta que los cruzados que
habían enriquecido a su familia.
Cuando Claudius y sus acompañantes llegaron a Erciyes saquearon el lugar,
volcaron todos los estantes, rebuscaron en todas las bibliotecas, irrumpieron en todos
los santuarios pero no encontraron el Diario de Khazar. Frustrado, Claudius ordenó
que se incendiara el templo tras llevarse todo lo que pudo. Con una caravana llena de
libros y talismanes, se fueron de las montañas mientras las llamas consumían Erciyes.
Algunos Giovanni murmuran que Claudius realmente encontró el libro pero no
quería llevárselo a Augustus, mientras que otros creen que siguió las órdenes de su sire
y le llevó el Diario de Khazar, quien mantuvo su existencia en secreto mientras lo
estudiaba.
Poco después del regreso de Claudius de Erciyes un tenebroso y enigmático
personaje conocido como el Capuchino se unió a los Giovanni. Era una especie de monje
vampírico y conocía muchos de los secretos de la Estirpe. El Capuchino tenía numerosos
aliados en la Iglesia y llegó a un acuerdo con Augustus: a cambio del acceso a todos los
textos prohibidos en la biblioteca del Vaticano recibiría instrucción en la nigromancia
de los Giovanni. Como los nigromantes venecianos habían perdido muchos de sus lazos
eclesiásticos con la purga de los Capadocios Augustus aceptó el trato, viendo también
una nueva oportunidad de encontrar el Diario de Khazar.
La identidad del Capuchino constituye una incógnita, y numerosos eruditos han
especulado sobre ella. Los que conocen su existencia creen que se trata de un poderoso
Capadocio, tal vez Japheth o Lázaro bajo una nueva identidad. Si Augustus conocía o no
con quien estaba tratando se desconoce.
El Capuchino cumplió el trato, aprendiendo nigromancia con rapidez y sacando
libros prohibidos de las bibliotecas secretas del Vaticano, algunos de los cuales tenían
guardianes fantasmales ligados a ellos. Era una práctica común entre nigromantes u
hechiceros atar espíritus a sus libros para evitar que sus secretos fueran profanados.
Con el conocimiento de estos guardianes los Giovanni avanzaron en sus estudios de
nigromancia, aunque mucho del conocimiento obtenido era falso o ya había sido
descubierto.
Finalmente, una noche el Capuchino acudió presuroso ante Augustus, afirmando
que había encontrado el diario de Japheth, en el que hablaba sobre el Abrazo del líder de
los Giovanni y como Japheth y Constancia habían guardado parte de de la sangre de
Cappadocius en una jarra sellada con cera de abeja oculta en el Templo de Erciyes.
Augustus se puso furioso. Claudius había destruido el Templo de Erciyes tras
destrozarlo en busca del Diario de Khazar. Como se ha mencionado, el diabolismo de
Cappadocius había sido bastante confuso e incompleto y la jarra de sangre
proporcionaba la oportunidad de convocar el alma de Cappadocius y completar el
proceso por si había dudas.
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Claudius no sobrevivió a la noche siguiente. Augustus hizo llamar a su chiquillo,
que de inmediato supo que algo iba mal. Se dice que el Capuchino se regocijó ante el temor
del hijo de Augustus. El líder de los Giovanni agarró a su propio hijo y le aplastó la
cabeza, bebiendo la negra sangre mientras corría entre sus dedos. No llegó a matarle por
completo, y entregó sus restos al Capuchino para que dispusiera de él.
Tras la desaparición de Claudius Giovanni se produjo una crisis entre los líderes
de la familia. Ambrogino Giovanni se convertiría en uno de los principales agentes de
Augustus.
LOS SAMEDI
Durante el siglo XVII los esclavos africanos llevados al Caribe mantuvieron sus
creencias ancestrales y al mismo tiempo adoptaron ciertos elementos cristianos. Aunque
todas las religiones afrocaribeñas que se desarrollaron eran únicas y diferentes,
compartían ciertos aspectos importantes. Todas ellas se centraban en la adoración de
una única deidad suprema y sus agentes espirituales.
Entre estos espíritus destaca el Barón Samedi, el patrón del cementerio y la
muerte. Según se decía, ningún mortal podía morir antes de que él hubiera medido y
preparado su tumba. Suele aparecerse con traje de etiqueta, anteojos, sombrero de copa y
bastón, y es conocido por sus bromas y comentarios vulgares. Como además de ser un
espíritu de la muerte es un gran sanador, se le asoció con el santo cristiano San
Gerardo.
Paralelamente a la aparición de las religiones afrocaribeñas, surgió una extraña
y putrefacta línea de sangre conocida como los Samedi. Nadie sabía si existía algún
vínculo real entre estos vampiros y el Barón Samedi, aparte de su aspecto de cadáveres
putrefactos, su concepto fatalista del mundo y su sentido del humor.
Para varios eruditos vampíricos los Samedi eran los lógicos herederos de los
Capadocios. Su repulsiva deformidad, mucho más pronunciada que la palidez cadavérica
de sus antepasados parecía servir al propósito de alejarlos fisiológicamente de los
Capadocios.
Es cierto que los Capadocios parecían cadáveres, pero no de forma tan extrema y
grotesca. La forma en la que evolucionaron constituye una incógnita, aunque es cierto
que en algunas ocasiones algún miembro del clan desarrollaba un aspecto monstruoso
tras el Abrazo. Es posible que con el tiempo esta debilidad se acabara extendiendo entre
ellos. En cualquier caso, no quedan referencias sobre la transformación que dio lugar a
la aparición de los Samedi. El hecho de que varios Vástagos de la línea de sangre asuman
el nombre del Barón Samedi no hace sino aumentar la confusión.
Los primeros Samedi aparecieron en el Caribe durante el siglo XVIII, y algunos de
ellos, generalmente los más antiguos, estaban muy versados en el conocimiento de la
magia y la nigromancia. Un Samedi haitiano conocido como Papa Zombi se convirtió en
los siglos siguientes en maestro de la magia vudú para vampiros de diversos clanes.
EL SIGLO XIX
El final de la República de Venecia llegó en 1797, cuando las tropas napoleónicas
tomaron la ciudad y terminaron con su independencia. Tras el Tratado de Viena de 1815
Venecia y el territorio que la rodeaba pasaron a formar parte del Imperio de AustriaHungría.
Los Giovanni pasaron a apoyar a los movimientos revolucionarios y nacionalistas
que luchaban por la creación de un estado italiano unificado, lo que se hizo realidad en
1871. Ya muy influyentes en toda Italia, salvo en Roma, donde la Inquisición hacía sentir
su presencia, y Malta, una fortaleza de los Ventrue, la familia utilizó su influencia
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para liberar el hogar de su familia del dominio austriaco. De hecho, existían pocas
ciudades italianas en donde los Giovanni no fuesen el clan vampírico más poderoso.
Aunque en ocasiones se relacionaban con otros clanes, su verdadero poder descansaba en
las instituciones mortales, gobiernos, centros financieros y comerciales.
Desde la Promesa de 1528 los Giovanni habían fortalecido su presencia más allá de
Italia, partiendo de los asentamientos aislados establecidos previamente. Grecia alojaba
una gran población de vampiros Giovanni, que participaron activamente en el proceso de
independencia que culminó en 1830.
Los Giovanni también se extendieron, aunque con mayor lentitud, a Austria y
Alemania, particularmente tras la creación de la Triple Alianza con Italia a finales del
siglo XIX, insinuándose en las instituciones comerciales. Su influencia también se
extendió a los bancos de Suiza y a la creciente inmigración italiana que llegó a los
Estados Unidos durante este período.
En su expansión los Giovanni se enfrentaron a otros vampiros ya asentados
previamente. La guerra entre la Camarilla y el Sabbat permitió a los Giovanni obtener
numerosos favores como intermediarios. A pesar de las proclamas de neutralidad ambas
sectas sabían que podían contar con los nigromantes venecianos como aliados si era
necesario. Los espías fantasmales de los Giovanni les proporcionaban información que
vendían a los dos bandos.
El desarrollo de la nigromancia pasó más desapercibido, y no era tan extenso como
el de la taumaturgia de los Tremere o la hechicería de los Seguidores de Set.
En el siglo XIX Ambrogino Giovanni continuó sus investigaciones sobre el
Fragmento de Sargón descubriendo que gran parte de su contenido eran revelaciones de
Dios a su autor, y que el texto completo se encontraba dividido en varias partes. Una de
ellas, el Anexhexeton, había ido a parar a manos de una cábala de hechiceros de Saboya
durante el siglo XV, con el comienzo de la purga de los Capadocios. Ambrogino viajó a
Barcelona, Londres y Egipto donde encontró otras partes del Códice de Sargón
LA EDAD INDUSTRIAL
A principios del siglo XX el clan Giovanni continuaba creciendo de forma más o
menos independiente de la voluntad de Augustus. El linaje se convirtió en una legión de
industriales y comerciantes especulando con la economía mundial. Con el paso del tiempo
el mundo progresó también hacia un estado de economía global. La presencia Giovanni se
hizo fundamental en puntos clave.
Sin embargo, el resultado final era adquirir la capacidad de provocar el caos
económico. Destrozar mercados de valores, llevar a la bancarrota a líderes financieros,
arruinando gobiernos y elevando los precios de bienes esenciales por las nubes. Todo ello
servía al objetivo de crear inestabilidad, violencia…y muerte, para recolectar almas
para la Noche Eterna. Aunque no fueron directamente los causantes, las maniobras de
los Giovanni fueron en parte responsables de la crisis económica de 1929.
Mientras en Europa los Giovanni cosechaban la energía de las almas que murieron
durante las Guerras Mundiales, los nigromantes de la familia della Passaglia hicieron
en el Lejano Oriente un esfuerzo concertado para acceder a Camboya durante los años
setenta del siglo XX, en el auge del gobierno de Pol Pot. Sobornado a los Khemeres
Rojos, los della Passaglia tuvieron por primera vez la oportunidad de estudiar la
muerte a gran escala. Los almacenes de almas de los Giovanni en Boston, Cagliari
(Cerdeña), Marrakesh, México y Venecia se llenaron más rápidamente que en ningún otro
período de la historia.
En este clima de prosperidad llegó a las puertas del Mausoleo de Venecia el
Barón Samedi, un vampiro de la putrefacta línea de sangre haitiana. Este Barón Samedi
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era amigo del Capuchino y había encontrado una jarra sellada con cera de abjea y al
parecer con una protección mística que impedía abrirla.
El Capuchino le comentó que Augustus Giovanni estaría interesado en adquirirla,
pero en el intervalo la jarra desapareció, supuestamente robada por una banda de
Seguidores de Set. Curiosamente, Augustus no mató al Barón Samedi en aquel momento,
porque el putrefacto vampiro se marchó de Venecia sin decir una palabra.
LAS FAMILIAS DEL CLAN GIOVANNI
Aunque la endogamia y el incesto se mantuvieron presentes en la familia Giovanni
tras la destrucción de Cappadocius, Augustus Giovanni decidió diversificar sus
intereses. Después de 1444 los Vástagos del Diablo no eran muy populares y la
supervivencia pudo más que el orgullo familiar. A finales del siglo XX sólo uno de cada
siete vampiros del clan se apellidaba Giovanni.
Como había ocurrido con los nigromantes venecianos, la tentación de la
inmortalidad y el poder constituyeron una atracción irresistible para los nuevos
conversos, y como una enfermedad, la corrupción y decadencia que anidaban en el
corazón de los Giovanni también se extendieron a ellos.
LOS DUNSIRN
A principios del siglo XVIII los Giovanni estaban buscando una forma de
introducir su influencia en los mercados del Nuevo Mundo. Augustus descubrió a los
Dunsirn, una familia de ricos banqueros escoceses, que atrajeron su atención porque
tenían cierto control sobre varios barcos mercantes que viajaban entre Inglaterra y sus
colonias de Norteamérica. Los Dunsirn se habían enriquecido mediante el préstamo y
habían acumulado clientes y contactos por todas las Islas Británicas.
Un detalle mucho menos conocido de la familia Dunsirn era el canibalismo y
Augustus apreciaba a la gente que era capaz de ocultar secretos tan peculiares.
Al parecer, en los siglos anteiores, durante un período de hambrunas, un miembro
de la familia Dunsirn descubrió el gusto de la carne humana. La familia no quería
manchar su nombre y reputación y expulsó al caníbal de su seno. El renegado se instaló
en el campo, contrajo matrimonio y engendró una pequeña familia de caníbales.
Todos los hijos crecieron siguiendo las costumbres de su padre, pero lo hicieron en
secreto y prosperaron. Finalmente se cansaron de su exilio, regresaron con el resto de su
familia, eliminaron –o devoraron- a sus oponentes y asumieron el liderazgo. Sus deudores
siguieron pagándoles, aunque tuvieron que añadir a más de un moroso a sus festines. Fue
esta manera de manejar los negocios lo que agradó a Augustus.
Los Dunsirn encajaron muy bien en la familia Giovanni por su habilidad en los
negocios, pro también debido a sus perversas costumbres. Durante mucho tiempo la
influencia de los vampiros nigromantes en Europa Occidental había sido muy débil, pero
con la incorporación de los caníbales escoceses se convirtieron en dueños de la mayor
parte de los barcos mercantes que salían de las Islas Británicas. En muchos aspectos,
fueron los Dunsirn quienes asentaron la presencia del clan Giovanni en Estados Unidos.
Además, con el tiempo, los Giovanni descubrieron algunos licántropos y brujas dentro de
la familia escocesa, convirtiéndolos en miembros productivos para el clan.
LOS PISANOB
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A principios del siglo XVI Hernán Cortés dirigió una expedición desde la colonia
española de Cuba para investigar las historias sobre las riquezas del Imperio de los
aztecas. Unos pocos oportunistas Giovanni se unieron al conquistador y descubrieron
que los sacerdotes y hechiceros aztecas practicaban su propia versión formalizada de la
nigromancia. Los españoles, procedentes de una cultura cristiana e intolerantes con lo
que no comprendían mataron a los aztecas y les robaron sus riquezas.
En su origen los Pisanob (un término maya que se refiere a los fantasmas de los
muertos que caminan sobre la tierra) eran un grupo estrechamente unido de sacerdotes
que supervisaban las ceremonias y sacrificios realizados a los dioses. Lo que no decían a
sus seguidores era que atrapaban las almas de las víctimas de los sacrificios y las
confinaban en cráneos, obligando a los espíritus a cumplir sus órdenes. Los Giovanni
quedaron impresionados ante el conocimiento nigromántico de estos sacerdotes.
Mientras tanto en el Inframundo se estaba librando una terrible guerra entre los
espíritus de los nativos y los que habían llegado con los conquistadores. Los rituales de
los Pisanob comenzaron a fallar, y no pudieron hacer frente a los españoles. Los
Giovanni, que ya se habían enfrentado a una situación similar durante la Peste Negra
sabían lo que estaba ocurriendo y no deseando que los conocimientos nigrománticos de
los aztecas se perdieran, pidieron permiso a los antiguos de Venecia para Abrazarlos.
Augustus estaba intrigado y dio su visto bueno.
De este modo, los Giovanni contactaron con los Pisanob y fueron llevados ante
su líder, un hombre llamado Pochtli, que aceptó la alianza con los vampiros. Muy
pronto los neonatos Pisanob continuaron con la labor de sus antecesores, extendiéndose
entre las culturas precolombinas como la viruela. Al contrario que los Giovanni en
principio los Pisanob no constituían una verdadera familia, sino una sociedad de
sacerdotes. A finales del siglo XIX habían adoptado lazos familiares y transmitieron el
Abrazo sólo a sus parientes.
Los Pisanob utilizaron su poder vampírico para obtener conocimiento más que
riquezas temporales, aunque algunos miembros de la familia localizaron varias minas de
oro a partir de la información obtenida de los espíritus. Sus prácticas nigrománticas
estaban muy unidas a los rituales de sacrificio precolombinos, realizando elaboradas
ceremonias.
Actualmente los Pisanob suelen trabajar en los hospitales e instituciones médicas
de Sudamérica, pero a menudo también trabajan como mercenarios o guardaespaldas para
políticos, empresarios y terratenientes de la zona. Algunos incluso han sido entrenados
por la CIA y se han unido a las organizaciones paramilitares colombianas.
Pochtli se convirtió en el progenitor de la familia Pisanob, y el repulsivo aspecto
cadavérico que adquirió tras el Abrazo lo asemejaban a los dioses precolombinos con
colmillos y plumas. Algunos eruditos vampíricos han desarrollado algunas inquietantes
teorías.
En primer lugar, ninguno de los Giovanni que acompañó a Cortés reclama haber
Abrazado a Pochtli, aunque admiten haber convertido en vampiros a otros Pisanob.
En segundo lugar, las historias contadas por otros vampiros precolombinos
hablan de Huitzilopochtli, un antiguo vampiro azteca y su progenie que eran adorados
como dioses de la guerra. Las similitudes entre Huitzilopochtli y Pochtli son numerosas
para ignorarlas por completo. Sin embargo, los vampiros precolombinos aseguran que
Huitzilopochtli ya habitaba entre los aztecas en el siglo XII, cuatro siglos antes de que
los Giovanni llegaran al Nuevo Mundo.
Y finalmente está el inquietante aspecto cadavérico del progenitor de los Pisanob.
Todos estos rumores parecen indicar que Pochtli puede ser un descendiente de los
desaparecidos Capadocios.
LOS MILLINER
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La más reciente de las familias aliadas con los Giovanni tiene su origen en Boston,
a principios del siglo XX.
En Nueva Inglaterra vivía un contrabandista y traficante de licores llamado Joe
Kennedy. Joe tenía un socio en la Columbia Trust Company de Boston llamado Francis
Milliner. Francis iba a obtener la presidencia de compañía cuando su socio se retirara.
Pero eso nunca ocurrió. El hijo de Joe se convirtió en el nuevo presidente y Francis fue
apartado del liderazgo.
Pero Francis Milliner no permitió que todo acabara así. Había hecho algunos
contactos entre los inmigrantes italianos de Nueva York, el más notable de ellos
Andreas Giovanni. Aunque le hubiesen dejado en la calle Milliner conservaba sus
contactos con los empresarios más ricos de Nueva Inglaterra. Mientras los Kennedy se
introducían en la política, Francis Milliner atacaba su base financiera.
Desde entonces la venganza se convirtió en una obsesión para Francis. No le bastó
con comprar el hogar ancestral de los Kennedy y cobrarles alquiler: quería destruirles
como ellos habían intentado destruirle a él. Por desgracia, para cuando estaba
preparado para actuar, Joe senior ya había muerto. Por lo tanto Francis decidió
vengarse en sus descendientes. Aunque nunca ha podido probarse nada los hechos están
ahí. John y Robert Kennedy fueron asesinados. David Kennedy murió por una sobredosis
de droga. William Kennedy fue acusado de violación. John Kennedy Junior murió en un
accidente de avión. Ninguna evidencia ha podido implicar a Francis Milliner, pero éste
tiene varias calaveras en su estudio, y la última fue colocada allí el 16 de julio de 1999,
poco después del accidente de John Kennedy Junior.
En cualquier caso, a Augustus Giovanni le gustó Francis: tenía capacidad de
odiar, vengar una afrenta y hacer lo debido. Y se tomaba las afrentas como un italiano.
Los vampiros Milliner aparecieron en escena a mediados de los años 50, y habían sido
esenciales en las operaciones americanas de los Giovanni durante las décadas previas.
LAS FAMILIAS MENORES
Durante sus operaciones comerciales, primero a través de las Cruzadas y luego a
través del comercio transcontinental que siguió al Renacimiento, los Giovanni
absorbieron a una serie de familias con las que compitieron en diversos dominios. En vez
de simplemente destruir su influencia, los Giovanni las admitieron en su seno, donde
realizan una contribución pequeña pero significante a la riqueza y prosperidad del clan.
En el siglo XV los Giovanni habían absorvido a los della Passaglia, lo que les
permitió conseguir nuevos contactos y mercados en Oriente. Desde el siglo XIII la familia
Giovanni había realizado algunas incursiones en la Ruta de la Seda, y se dice que uno de
los acompañantes del viajero Marco Polo era un servidor de los nigromantes. Sin
embargo, la absorción de los della Passaglia proporcionó toda una estructura asentada
en los mercados orientales. Los comerciantes vampíricos comerciaron con armas de fuego
a cambio de seda, té y opio. Los della Passaglia también estudiaron las extrañas artes
nigrománticas del Lejano Oriente que practicaban los Kuei-Jin. Durante el siglo XIX
Martino della Passaglia consiguió realizar una considerable fortuna en el mercado
negro de Pekín y realizó varios pactos con los misteriosos vampiros orientales.
Los Ghiberti fueron introducidos en la familia a principios del siglo XVII, cuando
el comercio triangular entre Europa, África y Estados Unidos se convirtió en una
actividad muy lucrativa. Los Ghiberti se dedicaban sobre todo al comercio de esclavos y
sus relaciones con los pueblos nativos les permitieron estudiar la nigromancia africana
e introducir sangre nueva en la familia, lo que no siempre fue visto con buenos ojos por
los miembros más conservadores de los Giovanni. El mayor logro de los Ghiberti fue el
desarrollo de su propia rama de la nigromancia. En África los Ghiberti se enfrentaron a
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los Capadocios supervivientes: los descendientes de Lázaro, y los Mla Watu, antiguos
miembros del Clan de la Muerte que habían quedado aislados durante la Edad Media y
que desde la destrucción de Cappadocius vivían recluidos evitando el contacto con los
demás vampiros.
En la actualidad la familia ha comenzado a cambiar sus intereses hacia los
conflictos africanos. Desde Sierra Leona a Burundi los mercenarios Ghiberti crean un
clima de terror y colaboran en genocidios. Sus precios son altos, pero sus resultados
son intachables.
Los Putanesca, cuyo apellido significa “de la puta”, eran una familia siciliana de
criminales y matones de poca monta que fueron absorbidos hacia 1660 para que
realizaran el trabajo sucio de los Giovanni. Los Putanesca distribuían mercancías
ilegales, realizaban pequeños robos y se dedicaban a la prostitución. También poseían un
carácter muy violento. Su principal utilidad era que estaban dispuestos a realizar
trabajos que la mayor parte de los Giovanni rechazarían.
Los Rosselini fueron rivales de los Giovanni desde antes de que el vampirismo se
extendiese en la familia, y algunos creen que también descienden de los Jovianos. Fue sólo
cuestión de suerte que los Capadocios no se cruzaran con ellos primero, y es muy posible
que ellos hubieran recibido la sangre de Cappadocius en lugar de los Giovanni. El
conflicto entre los Giovanni y los Rosselini llegó a un abrupto final hacia el final del
Renacimiento, cuando los últimos cometieron el error de atacar a Claudius Giovanni
mientras se encontraba en un viaje de negocios en Roma. Claudius les arrancó las almas
de sus cuerpos, devolviéndolas sólo cuando los nigromantes romanos le juraron lealtad
a él y al clan. Los nigromantes Rosselini tendían a utilizar una nigromancia más
truculenta que los Giovanni, disfrutando con la tortura de sus víctimas.
Muchos Giovanni, incluso los de otras familias, son bastante tradicionales en lo
que al matrimonio se refiere, lo que significa que las mujeres de la familia adoptan casi
siempre el apellido de sus esposos cuando contraen matrimonio fuera del linaje, aunque
los hijos de estos enlaces no inspiran la misma confianza, y pocos han llegado a recibir el
Abrazo.
Sin embargo, el clan se ha esforzado siempre por ampliar sus horizontes. Algunos
matrimonios y los beneficios que han reportado han atraído la atención de Augustus y
existen varias nuevas familias candidatas a ingresar en las filas de los nigromantes: Los
St. John (masones ingleses), los Rothstein (cabalistas judíos de Las Vegas), los Li Weng
(geomantes chinos de San Francisco), los Koening (industriales alemanes con un culto a
la muerte), los Hidalgo (nigromantes mexicanos) y los Beryn (comerciantes flamencos con
sede en Luxemburgo).
LAS NOCHES FINALES
EL FIN DEL CÍRCULO ÓRFICO
El Orfismo existía como un culto griego antes de que lo descubriera el Matusalén
Lázaro, chiquillo de Cappadocius. Guiado por las visiones de su sire, Lázaro preparó el
segundo advenimiento de su amo tras la “segunda muerte” anticipada por sus
revelaciones. Las creencias de los órficos eran adecuadas para los fines de los
Capadocios.
La crueldad es la palabra que mejor describe los medios y fines utilizados por el
Círculo Órfico, que por influencia de Lázaro se convirtió en una secta secreta cuyos
miembros buscaban el poder mediante la devoción al Inframundo. Entre los crímenes
cometidos por sus miembros se encontraban el rapto, la extorsión, el asesinato, el
sacrificio humano, la tortura, el canibalismo, el contacto con el demonio y el saqueo de
bibliotecas (como la del Vaticano),
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Después de que Cappadocius entrara en el Inframundo tras el ritual de la Unción
de 1444, siguiendo sus revelaciones, comenzó a ejercer influencia sobre el Círculo Órfico,
buscando la fusión del mundo de los muertos y los vivos. Sin embargo, los planes del
Antediluviano se torcieron. La rivalidad de los espíritus del Inframundo por conseguir
los corazones y las almas de los sectarios resultaron excesivas, y finalmente perdió el
control.
Los sectarios órficos desconocían en gran parte las maniobras que estaban
teniendo lugar en las tierras de los muertos. Los cambios en el carácter de los seres que
adoraban se atribuían al capricho divino. Sin embargo, lo que en verdad ocurría era que
sus deidades cambiaban en función de los equilibrios de poder en las profundidades del
Inframundo. Y así continuaron las cosas durante siglos, hasta que los dioses del mundo
de los muertos repararon que pronto llegaría un momento crucial: a través de una
alineación de sucesos se produciría un acontecimiento que permitiría a una de las
entidades en liza conseguir lo que se había propuesto Cappadocius originalmente:
regresar al mundo de los vivos. El precio consistía en el sacrificio del Círculo Órfico y
reemplazarlo por espíritus subordinados que ya cumplían en el mundo de los muertos el
mismo papel que los sectarios en el mundo de los vivos. Y comenzaron a manipular el
Círculo.
Como otras sectas del mundo mortal el Círculo Órfico se vio acechado por el
temor al fin del milenio. Los videntes órficos, entre los que se incluían magos, vampiros,
espíritus y mortales, presagiaban una gran devastación de niveles catastróficos. Varios
rituales celebrados por los sectarios tuvieron un sangriento final.
Un científico y mago conocido como Xerxes Jones desarrolló un proyecto conocido
como Pikadon, teorizando que con una detonación lo suficientemente fuerte en el
Inframundo la barrera entre la vida y la muerte podría ser derribada. Los líderes
órficos aceptaron la propuesta, preparando un ingenio nuclear que sería detonado en el
Laberinto, el hogar de los espectros en las profundidades del Inframundo.
Mientras Xerxes Jones viajaba al mundo de los muertos con su devastadora carga,
los sectarios órficos se reunieron en su santuario de Taenauro, en las montañas de
Tesalia, para llevar a cabo un ritual que les permitiría absorber el poder liberado y
convertirse en dueños del mundo junto con las entidades a las que habían adorado
durante tanto tiempo.
Xerxes Jones se vio atrapado por una terrible tempestad en el Inframundo y
detonó la bomba casi en el centro del Laberinto. Las puertas del infierno se agrietaron y
una terrible devastación se extendió por el mundo de los muertos, tal y como estaba
previsto. Los reinos fantasmales fueron seriamente dañados y numerosos espíritus
fueron atrapados por la tormenta de almas que se desató a continuación.
En Taenauro los sectarios abrieron una brecha entre el mundo de los vivos y los
muertos, lo que permitió la entrada de dos ejércitos de espectros y espíritus malignos,
visibles para todos los presentes, que inundaron el santuario órfico e iniciaron una
guerra.
Sólo dos de los individuos presentes estaban remotamente preparados para esta
situación. El vampiro Antonio Giovanni, que había sido alertado de lo que iba a ocurrir
por su obsesiva lectura del Tarot (influenciada por un espíritu de los muertos) y Susan
Sarvarian, una acaudalada millonaria, que había ayudado a urdir el sacrificio de los
órficos. Sin embargo, incluso ellos se vieron desbordados por la magnitud de los
acontecimientos. Ellos y unos pocos fugitivos de Taenauro consiguieron sobrevivir y
dejaron atrás Taenauro.
LA MADRE DE TODAS LAS TEMPESTADES
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Cappadocius había sido expulsado a las tierras de los muertos en 1444. Aunque
Augustus había cometido diablerie sobre él, la intervención de los Hijos de Isaac,
chiquillos de los Conspiradores de Isaac reunidos por Claudius Giovanni y resentidos
con sus sires por haber sido Abrazados a la fuerza, hizo que el Amaranto no se
consumara. Durante muchos años existió como un poderoso espíritu fantasmal,
contemplando como el mundo cambiaba sin involucrarse directamente en los asuntos de
sus chiquillos. Había encontrado su final como mártir y optó por permanecer como tal.
Con el paso de los años, al observar la agonía de los Capadocios y los cambios en
sus planes, su ira aumentó. Intentó ignorar esta situación, pretendiendo ser el mismo
individuo iluminado que había sido en vida y continuando con sus planes para unificar el
mundo de los vivos y el de los muertos en una misma realidad.
Sin embargo, debido a la intervención de otras entidades, sus planes fueron
alterados.
El 6 de agosto de 1945, los Estados Unidos dejaron caer una bomba atómica
bautizada como “Little Boy” sobre la ciudad japonesa de Hiroshima. Tan devastador fue
este acto en el mundo físico que sus efectos también se hicieron notar en el mundo de los
muertos.
La Tierra de las Sombras, tal y como es conocida por sus fantasmales habitantes,
es propensa a la aparición de terribles tormentas, llamadas Maelstroms, que suelen ser
un reflejo de acontecimientos violentos en el mundo de los vivos, y algunas veces esos
sucesos son tan cataclísmicos que producen un gran Maelstrom. Estar tormentas de
almas son tan devastadoras y producen tal caos en las Tierras de las Sombras que los
muertos las utilizaban para medir el tiempo transcurrido. El Cuarto Maelstrom había
ocurrido durante la Primera Guerra Mundial y los fantasmas de la época pensaban que
habían presenciado la peor atrocidad humana.
Estaban equivocados.
Little Boy cayó sobre Hiroshima y un terrible Gran Maelstrom estalló en las
Tierras de las Sombras. El caos ocasionado jamás llegó a desaparecer. El propio
Cappadocius fue arrojado a las profundidades de la tempestad, de tal manera que su
mente, ya inestable por siglos y siglos de espera e inactividad, cayó en una profunda
furia contenida.
La rabia de Cappadocius se desbordó y se alzó de la tormenta como un espectro
sediento de venganza. Venganza contra los Giovanni por su muerte y contra los Ventrue
por haber colaborado en el plan que provocó su fallecimiento. Irónicamente el propio
Cappadocius era en última instancia el autor del mismo.
Uno tras otro los Conspiradores de Isaac fueron cayendo, víctimas de misteriosos
atacantes espectrales. En 1999 el propio Cappadocius se manifestó en la ciudad de
Boston, atraído por poderosos artefactos de su propiedad que se encontraban en manos
de los Giovanni locales. En esos momentos una nueva tempestad estalló en el
Inframundo, provocada por las acciones del Círculo Órfico. A su vez los Hijos de Isaac
hicieron acto de presencia, y tras llegar a un pacto de conveniencia con los Giovanni de
Boston realizaron un ritual nigromántico que desterró a Cappadocius del mundo de los
vivos. Si su alma encontró el descanso final o se encuentra atrapada en las
profundidades del Inframundo aguardando una nueva oportunidad de regresar, se
desconoce.
TRAS LA TORMENTA
En 1999 los Giovanni habían conseguido almacenar más de 28 millones de almas –
más de un cuarto de la cantidad necesaria para desatar la Noche Eterna. Más de la mitad
habían sido aprisionadas en el último siglo. La creciente expansión demográfica y las dos
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Guerras Mundiales habían sido especialmente productivas. Muchos de los antiguos más
optimistas esperaban alcanar el total en sólo unas pocas décadas.
Entonces el reino de los muertos explotó. Los Giovanni no están seguros de a
quien culpar del desastre, pero algunos comenzaron a señalar al Círculo Órfico o a los
Nagaraja de la India, cuyos escasos supervivientes habían huido al Lejano Oriente, tras
el cataclismo. Otros Giovanni, sin embargo, creen que los responsables últimos fueron
ciertos espíritus del Inframundo que deseaban entrar en el mundo de los vivos.
Cuando la tormenta espiritual estalló, debilitó la barrera entre la vida y la
muerte, pero también afectó a los espíritus almacenados por los Giovanni, rompiendo sus
ataduras o simplemente destruyéndolos. Muchos fueron recapturados cuando intentaron
vengarse de sus carceleros. El propio Augustus Giovanni despertó de décadas de letargo
y protegió personalmente el Mausoleo de Venecia contra los fantasmas liberados.
Tan pronto como la fortaleza familiar estuvo asegurada, el propio Augustus
pasó al mundo de los muertos, para examinar los daños producidos en el Inframundo. Los
antiguos creen que posteriormente regresó, pero desconocen su actual ubicación.
Ahora los antiguos del clan Giovanni admiten que el último Maelstrom los pilló
por sorpresa, pero han observado que a pesar de que gran parte de sus prisioneros
fantasmales fueron destruidos, la línea entre la vida y la muerte es más delgada que
nunca y el caos desatado en el mundo de los muertos hizo que la captura de espíritus
fuese mucho más fácil.
Poco después Ambrogino Giovanni partió en uno de sus viajes, por primera vez en
un siglo. Cuando le preguntaron sus planes tras la tempestad simplemente respondió:
“Quizá Cappadocius estuvo en lo cierto todo el tiempo.”
LA SITUACIÓN FAMILIAR
Aunque la Nigromancia no ha sido una prioridad para la familia Dunsirn tras los
últimos acontecimientos los Giovanni de Venecia están insistiendo en que todos los
miembros de la familia deben aprender sus rudimentos. Sin embargo, su principal
prioridad en estos momentos son los cambios económicos producidos por la unificación
europea. Mantener su influencia no es fácil, debido a la competencia de otros vampiros,
en especial los miembros de la Camarilla.
Por su parte la familia Milliner considera que tiene buenos motivos para
enorgullecerse. Después de la última tempestad consiguieron apoderarse del dominio
vampírico de la ciudad de Boston, y han introducido su influencia en las nuevas mafias
que están surgiendo en los últimos tiempos. Han proporcionado a los Giovanni dinero,
contactos, hombres.
Sin embargo a los Giovanni de Venecia no parece importarles, y de hecho el líder
de la familia, Francis Milliner, fue públicamente ridiculizado en una reunión del clan, lo
que ha generado cierto resentimiento.
La familia della Passaglia está atravesando, como se dice en China, “tiempos
interesantes”. Varias décadas de negociación y contactos para ganarse la confianza de
los vampiros orientales han terminado de forma brusca. Los Kuei-Jin que antes eran
tolerantes e incluso mantenían ciertas simpatías con miembros de la familia, los han
rechazado de la noche a la mañana, a menudo de forma violenta. Lentamente, la familia
tiene la desagradable impresión de que los Kuei-Jin han pasado los últimos siglos
estudiando a los vampiros occidentales para descubrir sus debilidades. Antes de que los
vampiros orientales atacaran la Costa Oeste de los Estados Unidos Martino della
Passaglia había sido consultado sobre el funcionamiento de la nigromancia y sobre el
Inframundo en Occidente. Ahora que los vampiros orientales han atacado California el
tiempo de estudio ha terminado.
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Más aterradores son los rumores de que los Kuei-Jin de Corea se han aliado con
los supervivientes de la línea de sangre Nagaraja. Protegidos durante siglos por la
secta conocida como Tal´Mahe´Ra, cuyos miembros afirmaban seguir la voluntad de los
Antediluvianos, recientemente vieron como la secta se dividía después de que su
fortaleza en el Inframundo fuera destruida por un ejército de espíritus. Carentes de
protección, y perseguidos por numerosos enemigos, los escasos Nagaraja encontraron
refugio entre los vampiros orientales de Corea, y a cambio ofrecieron muchos de sus
conocimientos nigrománticos.
La familia Putanesca continúa prosperando de la misma manera que lo ha hecho
siempre. Como la mayoría de sus miembros carecían de conocimientos nigrománticos,
apenas fueron afectados por el Maelstrom. Siguen concentrándose en el asesinato, la
prostitución y el chantaje. El influjo de las mafias rusas provocó algunos breves
conflictos, pero los rusos aprecian la sangre de vampiro y los Putanesca consiguieron
aliarse con ellos.
Aunque los Ghiberti sufrieron los efectos del Maelstrom como todos los
nigromantes africanos, muchos de ellos tuvieron la suerte de estar alejados del
Inframundo en el momento del cataclismo, en medio de zonas con abundante vitae y
recursos para hacer frente a los atacantes del Inframundo, y rápidamente consiguieron
restablecer posiciones en el mundo de los muertos.
Finalmente, los Rosselini fueron sin duda la familia que más sufrió las
consecuencias del Maelstrom. Era un poco difícil ser considerado cruel entre los
Giovanni, pero los Rosselini lo consiguieron. Los Giovanni utilizaban la nigromancia
para conseguir poder para la familia. Los Rosselini la usaban sencillamente porque les
gustaba, con rituales realmente sádicos y perversos. Este estilo contrastaba con el de
otros nigromantes, que generalmente procuraban alcanzar los mayores resultados con
el mínimo esfuerzo. En términos prácticos esto significaba que los Rosselini no tenían
límites a la hora de invocar y atormentar a los espíritus, muchos de los cuales se
convirtieron en feroces espectros. Cuando la barrera entre la vida y la muerte se
debilitó en 1999, los Rosselini fueron atacados por hordas de espíritus sedientos de
venganza. Pocos sobrevivieron.
LOS HERALDOS DE LAS CALAVERAS
Mientras tanto, los Pisanob estaban atravesando un mal momento. Poco antes del
estallido de la tempestad de almas, sus conflictos con los vampiros del Sabbat de México
se estaban volviendo cada vez más sangrientos. La familia Hidalgo, que había sido
candidata a la sangre Giovanni, fue completamente destruida. Los más recientes
descubrimientos de Pochtli, el líder de los Pisanob, provocaron un gran revuelo entre
los Giovanni de Venecia. Gracias a sus relaciones con los fantasmas mexicanos, obtuvo
información sobre una nueva facción del Sabbat llamados los Heraldos de las
Calaveras.
Los Heraldos de las Calaveras eran un grupo de antiguos Capadocios que durante
la purga de los Giovanni quedaron aprisionados en el Inframundo. De alguna forma
habían conseguido sobrevivir, hirviendo con una rabia impotente.
Enfurecida por el encarcelamiento de su linaje en el mundo de los muertos, la
antigua Unre contactó con su sire Japheth/Lázaro y le explicó la difícil situación,
pidiendo que la liberara a ella y sus descendientes.
Al principio Japheth se resistió, argumentando que la voluntad de Cappadocius no
debía ser revertida. Sin embargo, los actos de la familia Giovanni le hicieron cambiar de
opinión, y gran parte de la prominencia de los nigromantes era responsabilidad suya.
Tras alcanzar un frágil acuerdo con Unre, Japheth prometió ayudarla a realizar el
ritual que liberaría a los Heraldos de las Calaveras de su prisión, pero sólo si ella
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estaba dispuesto a obedecer su plan. Unre aceptó con reservas y un ferviente odio, y de
este modo los Heraldos regresaron del mundo de los muertos.
Desde entonces Japheth (una de sus muchas identidades), utilizó su influencia
sobre los Heraldos de las Calaveras para que se unieran al Sabbat, una decisión
bastante impopular entre los 25 supervivientes. Sin embargo, para este fin hicieron creer
a la secta que poseían un enorme poder y pronto acumularon gran influencia. Hasta que
Japheth decida darles nuevas órdenes, los Heraldos participan en la Yihad, guiando al
Sabbat hacia sus propios fines en la medida de sus capacidades. Su primer objetivo fueron
los Pisanob.
Entre los ataques del Sabbat y de los Heraldos de los Calaveras, los Pisanob se
encontraron en una peligrosa situación. Cuando la mitad de sus servidores fantasmales
fueron destruidos en un instante, los nigromantes mexicanos fueron atacados por
espíritus que habían aguardado su venganza desde antes de la llegada de Colón a
América. La única razón de que Pochtli y unos pocos miembros de la familia
sobrevivieran es que el Maelstrom afectó tanto a sus enemigos como a ellos mismos.
En los últimos tiempos corren rumores de que Pochtli ha perdido el favor de los
Giovanni y que el propio Augustus ha acudido a México para destruirlo personalmente.
Otros Pisanob afirman que pronto habrá una reunión en Venecia de todos los vampiros
del clan para lanzar un ataque masivo contra sus enemigos. Los rumores más siniestros
afirman que los Heraldos de las Calaveras han aceptado a Pochtli como uno de los
suyos…
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