RALLT ARGENTINA Argentina. El “Boom” de la producción de transgénicos Carlos Carballo, Yanina Yalungo, Franca Terminiello, Leandro Balbiani Documento de Trabajo Nº 12 CEPA Buenos Aires, Agosto 2001 CENTRO DE ESTUDIOS Y PROMOCIÓN AGRARIA (CEPA) OLLEROS 3877 (1427). Buenos Aires. Tel/Fax (011) 4553-6810 C. Electrónico: [email protected] Argentina. El "boom" de la producción de transgénicos1 1.- Introducción Los acelerados cambios que se producen en el conocimiento humano abundan también en las “ciencias de la vida”; la reciente descripción del genoma de algunas especies vegetales, animales y del hombre mismo; la clonación de animales ya difundida a escala experimental; noticias acerca de la obtención de seres aberrantes (cruza de cerdos – humanos, por ej.) y otras experiencias de laboratorio. La factible técnicamente próxima clonación de seres humanos que anuncian “grupos de científicos” constituye un nuevo paso en el alocado e incontrolado proceso de dominar los conocimientos y la vida para incrementar los resultados económicos de las empresas y un poder cada vez más concentrado. El debate en torno a la biotecnología en el agro no se escapa a la preocupación general, que necesariamente lleva al cuestionamiento de una ciencia cada vez más alejada de la conciencia y responsabilidad ética y social y del paradigma que asigna a la tecnología, cualquiera sea, la posibilidad de impulsar el progreso técnico y el mejoramiento de la calidad de vida. Enfocar el debate en la biotecnología en el agro en Argentina es comenzar a discutir si la ingeniería genética es la única y excluyente manera de aplicar productivamente los conocimientos acumulados en la sociedad, o si debemos considerar todas las opciones que puedan resultar eficaces para satisfacer las demandas y cumplir los sueños de las generaciones actuales y futuras, sin comprometer sus posibilidades de bienestar en un medioambiente adecuado. Es necesario estar alertas a todas las opciones, porque el análisis no termina en la cantidad y calidad de los alimentos que tenemos para consumir ó exportar ó qué tipo de producción es más factible o rentable en términos de mercado. Esa es una mirada restringida, porque de lo que hoy se haga dependerá el diseño de la calidad de vida, la alimentación y salud de la sociedad del siglo XXI. Los Organismos Genéticamente Modificados (OGM), ó Genéticamente Manipulados son organismos vivos a cuyo patrimonio genético se le incorporan características distintas a las que la naturaleza le había atribuido a través del tiempo. La capacidad de manipular genéticamente la evolución de las especies constituye un salto cualitativo en la selección y mejoramiento, hasta entonces sujeto a los límites de la reproducción sexual de variedades de una misma especie, o de especies muy próximas. Ahora el hombre puede interferir en la formación de las especies (o “especiación”), ya que puede seleccionar genes de cualquier organismo vivo (virus, bacteria, planta, animal u hombre) e insertarlo en otro organismo vivo. La “transgénesis” permite superar las barreras entre las especies, creando organismos hasta ese momento desconocidos, sin un pasado evolutivo y con propiedades supuestamente conocidas y controlables por sus “hacedores”, pero con objetivos y resultados fuera del control social. 1 Elaborado por Carlos Carballo, Yanina Yalungo, Franca Terminiello y Leandro Balbiani. 1 El hombre comienza a tener posibilidades de interferir planificadamente en el proceso de evolución de las especies, comenzado en el planeta hace varios millones de años, a partir del avance en el conocimiento logrado en los últimos 50 años, cuando Watson y Crick describen la estructura en doble hélice del DNA, el soporte molecular de la herencia; recién en los ’70 fueron descubiertas las enzimas que hicieron posible cortar trozos de DNA e insertarlos en otro organismo vivo. La transgénesis consiste en un conjunto de técnicas sumamente complejas, que requieren conocimientos científicos muy avanzados e importante dotación de capital, por lo que cada vez se concentra en mayor medida en grandes empresas internacionales. El desarrollo de estas tecnologías fue sumamente rápido y la incorporación masiva a la producción agropecuaria ocurre recién en la última década. La primera planta transgénica, un tabaco resistente a los antibióticos, fue obtenida en el laboratorio hace 15 años y rápidamente comercializada (en 1994) sin que hubiera un análisis de las consecuencias ecológicas, económicas ó sociales de este “producto”. Aún cuando es pasmosa la velocidad con que avanza en el conocimiento, la complejidad de la transgénesis y la ignorancia sobre múltiples aspectos del papel y funciones de los genes -y, sobre todo, de los aspectos “no funcionales” del ADN- algunos resultados de la manipulación genética se expandieron y cubren actualmente millones de hectáreas en distintos países del mundo. La investigación mundial en biotecnología se concentra en unas 15 grandes empresas, entre las que las diez más importantes cubren actualmente más del 80% del mercado. Sin embargo los procesos de fusión y acuerdos interempresarios son sumamente dinámicos; “para ellas la vida se vuelve una materia prima: un montaje de genes que pueden que pueden ser agrupados como una máquina y, cada vez más, una invención que se va a patentar como cualquier procedimiento mecánico” (Apoteker, 2000) “Considerando a las especies vivas como “recursos genéticos”, a los genes, como usinas de proteínas y reduciendo al ser vivo al estado de producto industrial, protegido por los derechos de la propiedad intelectual, las empresas de la “ciencia de la vida” se lanzan a lo que ellas denominan “bioprospección”, calificada por muchas poblaciones indígenas como “biopiratería”. Las consecuencias inmediatas y mediano plazo de estos procesos recién comenzaron a visualizarse a mediados de los 90, cuando en la sociedad mundial diversas voces comenzaron a llamar la atención de los ciudadanos, mostrando cómo la manipulación de los genes impactaba directamente sobre la economía, constituyendo una amenaza de magnitud al desarrollo de la humanidad. En Argentina la difusión y el debate de esta problemática comienza a hacerse pública recién en los dos últimos años, a pesar de ser el segundo productor mundial de alimentos transgénicos, y de que el principal grano exportado por el país tiene ese origen. Por considerarlo ilustrativo, se incluyen tres textos en el Anexo Nº1, que reproducen la “Agenda” visualizada a fines del 2000, la posición de Greenpeace de Argentina y las conclusiones en el Foro Social Mundial de Porto Alegre. Por último desea dejarse constancia que la mayor parte de los análisis y reflexiones que dan sustento al presente trabajo responden a la elaboración grupal de sus autores, integrantes del Equipo Asesor del Senador Juan M. Vaudagna (Frepaso – Alianza), de la Provincia de Buenos Aires 2 2.- La producción mundial de granos transgénicos De acuerdo con las estimaciones de ISAAA (“Servicio Internacional de Aplicaciones de Agrobiotecnología”, en inglés), durante el periodo de 5 años que va de 1996 al 2000, el área global de cultivos transgénicos se incrementó más de 25 veces, de 1.7 mill. ha. en 1996 a cerca de 43 mill. ha. en el 2000. Sin embargo, durante este año el área dedicada a los cultivos transgénicos se incrementó a un ritmo mucho mas lento: aproximadamente 8%, de 39.9 mill. ha. en 1999 a 43 mill. ha. en el 2000, comparado con el incremento del 44% entre 1998 a 1999. La tendencia, que parece manifestarse globalmente en la disminución del crecimiento del ritmo de incorporación de semillas transgénicas, no podría afirmarse como una conclusión definitiva ni tampoco se observa en todos los países. La incidencia que posee la producción norteamericana en el total inicialmente mundial sólo estará señalando en estos momentos una creciente preocupación en ese país por la serie de impactos no esperados. El 98% del área plantada con semillas genéticamente modificadas, se encuentra en solo tres países: Estados Unidos, Canadá y Argentina. China cuenta con solo el 1% del área total de este tipo de cultivos, y otros ocho países se reparten el restante 1%, a nivel mundial. Básicamente se cultivan cuatro especies: soya, maíz, algodón y canola (una variedad comestible de la colza), que constituyen prácticamente el 100% de las semillas transgénicas plantadas. Para el 73% del área cosechada con transgénicos en el año 2000 se utilizaron semillas con tolerancia a herbicidas, 22% con resistencia a insectos y 5% se utilizo para productos combinados con tolerancia a herbicidas y resistencia a insectos. De las 273 mill. ha. con estos cuatro cultivos, el ISAAA estima que el 16% son transgénicas, por lo que los cultivos genéticamente modificados representan ese porcentaje del área mundial plantada con estas cuatro especies. 58% del área dedicada a cultivos transgénicos en el mundo está sembrada con soya transgénica, 12% con maíz transgénico, 12% por algodón transgénico y 7% con canola transgénica. Ello representa: 34% de los 72 mill. ha.; 16% de los 34 mill. ha. de algodón; 11% de los 25 mill. ha. de canola, y 7% de los 140 mill. ha. dedicadas al maíz. El mercado de semillas genéticamente modificadas está dominado actualmente por un pequeño grupo de empresas, entre los que se destaca Monsanto (actualmente propiedad de Pharmacia), repartiéndose en 1999 el mercado mundial de la agrobiotecnología entre Monsanto (80%); Arentis (7%); Syngenta (5%); Basf (5%); y Dupont (3%), según Wood Mackenzie, citado por Silvia Ribeiro, de RAFI. Ese mercado, que representa unos 2500 millones de dólares, está dominado actualmente por una sola corporación que comercializa cuatro productos genéticamente modificados (soja, maíz, algodón y canola) básicamente en tres países: EEUU, Argentina y Canadá. Sin embargo analistas, pertenecientes a la industria biotecnológica en algunos casos, comienzan a vislumbrar una primera crisis en el acelerado proceso de expansión del `90. Sostienen que la venta de semillas transgénicas alcanzó una “meseta” donde podría permanecer los próximos cinco años, un duro golpe al hasta ahora avasallante a 3 la difusión de esta tecnología. La reacción negativa de los consumidores de los países desarrollados, la mayor presión por las regulaciones, el ingreso no autorizado del maíz Starlink a la alimentación humana -con el consiguiente escándalo provocado por el hecho en los EE.UU.- y la decisión reciente de la empresa Arentis de deshacerse de sus activos agrobiotecnológicos, son señalados como indicadores de esa tendencia. 3.- La producción de granos transgénicos en Argentina 3.1.- Antecedentes Los antecedentes de la incorporación de OGM a la actividad productiva primaria de Argentina reconocen como hito fundamental la constitución de la “Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria Argentina” (CONABIA) creada en 1991, que, como Comisión de Bioseguridad, diseña y administra la regulación para introducir o liberar al ambiente material transgénico. Se trata de un "Comité de expertos" del sector público y privado que se encarga de analizar las solicitudes de ensayos a campo y liberación a la producción comercial y actúa como instancia de consulta del secretario de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de la Nación. No existen otros organismos de regulación, control o asesoramiento a nivel del Estado, ni se registra participación de organismos representativos de la sociedad civil (de ambientalistas, de consumidores, defensores de los derechos humanos, etc.) en la CONABIA. A partir de ese momento más de 30 empresas privadas y el “Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria” (INTA) solicitaron autorización para introducir materiales transgénicos en 11 especies vegetales distintas, habiéndose aprobado la experimentación hasta diciembre del 2000 de más de 300 eventos. El Gráfico Nº 1 demuestra el crecimiento de las aprobaciones para experimentar en el medio, en tanto el Gráfico Nº 2 señala el número de solicitudes presentado por cada una de las empresas. Como resultado de las evaluaciones realizadas, la CONABIA otorgó permisos de libre producción y comercialización de variedades transgénicas de tres especies: soja, maíz y algodón. El Cuadro Nº 1 indica la característica introducida en cada una de las especies autorizadas y el nombre de la empresa solicitante, de ellas las cinco señaladas con el asterisco habían sido autorizadas para su comercialización en el país a diciembre de 1999. El crecimiento del debate a nivel nacional hizo que las autoridades que asumieron el gobierno en diciembre de ese año no autorizaran posteriormente la incorporación de nuevos productos al comercio, dando lugar a una “moratoria de hecho” duramente criticada por las empresas. La situación comienza a revertirse a favor de éstas a partir del 2001, con el cambio de autoridades del área económica y agrícola. La asunción de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (SAGPyA) por el Ing. Agr. Marcelo Regúnaga, de hecho revierte la situación imperante en 1999, aprobando nuevas variedades transgénicas. En el marco del “2º Seminario de Biotecnología” realizado en Mar del Plata por la “Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa”, este funcionario, reafirmó conceptos sistemáticamente vertidos a partir del momento en que se hizo cargo. Para el mismo, la biotecnología constituye un poderoso instrumento para mejorar la producción agrícola, su competitividad 4 internacional y, en el futuro, la salud de los argentinos y de los habitantes de los países a que se exporta. Los mismos favorecerían el manejo de los suelos, la reducción de costos y el mejoramiento de los productos obtenidos, por lo que el país debería intensificar la inversión en biotecnología aplicada a los cultivos, lo que actualmente permite ahorrar unos 500 millones de dól. al año. Tal posición fue compartida en el mismo evento por el responsable del área de Producción Vegetal para América Latina de la FAO, Juan Izquierdo, quien alentó a acentuar las inversiones regionales en biotecnología a fin de evitar que los avances experimentados en la década del `90 lleguen a su límite. A su entender la gran paradoja es que América Latina, y Argentina especialmente, experimenta importantes aplicaciones a pesar de los pocos recursos destinados. La Oficina Regional de la FAO firmó recientemente un acuerdo con la “Asociación de Semilleros Argentinos” (ASA) para la realización de la campaña ¿Porqué Biotecnología? Destinada a mejorar la Percepción Pública de la Biotecnología en Argentina que existe entre la comunidad universitaria; se pretende favorecer así la difusión de la importancia que posee este conocimiento científico para el desarrollo del país. Se planea hacer folletos, cursos de capacitación y materiales sobre transferencia de tecnología y biotecnología. El fenómeno que se produce en Argentina – y que pareciera tender a intensificarse a partir del 2001 - lo convierte de hecho en el segundo productor mundial de productos genéticamente modificados, una problemática que no puede aislarse de las condiciones internas que lo hicieron factible y de su vínculo con la reestructuración acelerada que está experimentando la producción – comercio mundial y el sistema agroalimentario en particular. Los transgénicos, un aspecto particular de la biotecnología, constituyen un cambio paradigmático, que como consecuencia del avance de la ciencia y tecnología pone a la humanidad ante nuevas posibilidades, pero también ante nuevos desafíos tecnológicos, productivos, económicos, sociales, ambientales, políticos y éticos en los que se debate profundamente aspectos asociados al poder mundial, a la democracia y al bienestar de los pueblos del mundo. Cuadro Nº 1: Autorizaciones de producción (flexibilizaciones) otorgadas por la CONABIA a dic. 1999. Especie Soja Maíz Maíz Maíz Maíz Característica introducida Tolerancia a glifosato Resistencia a Lepidópteros Tolerancia a Glufosinato de Amonio Resistencia a Lepidópteros Resistencia a Lepidópteros Solicitante Nidera S. A. (*) Ciba-Geigy (*) AgrEvo S. A. (*) Dekalb (*) Argentina S.A. Monsanto Argentina (*) 5 Algodón Resistencia Lepidópteros a Maíz Tolerancia glifosato a Algodón Tolerancia glifosato a Maíz Resistencia Lepidópteros a S.A.I.C. Monsanto Argentina S.A.I.C. (*) Monsanto Argentina S.A.I.C. Monsanto Argentina S.A.I.C. Novartis Argentina S.A. Fuente: Elaborado para las “Segundas Jornadas de Biotecnología en el Agro” (obra cit.) (*) Autorizadas para su comercialización a diciembre de 1999. Gráfico N°1 EVOLUCION DE LOS PERM ISOS PARA LA LIBERACION DE OG M s AL M EDIO (91/99) (Fu e n te CONABIA) 90 100 78 CANTIDAD 80 82 60 35 40 20 10 11 40 21 AÑ O 0 Serie1 1991 y 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 10 11 21 35 40 78 90 82 Fuente: Elaborado para las “Segundas Jornadas de Biotecnología en el Agro” (obra cit.) (*) Autorizadas para su comercialización a diciembre de 1999. 6 S O L IC IT U D E S P O R E M P R E S A S ( P e r ío d o 1 9 9 1 - 1 9 9 9 ) ( F u e n t e C O N A B IA ) 60 40 30 EMPRESA 20 10 Novartis Argentina S.A. Monsanto Argentina S.A.I.C. NIDERA SA Pioneer Argentina S.A. Otras Zéneca Semillas S.A.I.C. Mycoyen S.A. Cargill SAIC INTA AgrEvo S.A. Dekalb Arg. S.A. Ciba-Geigy Arg SAIC y F CEFOBI Produsem Estancia La Josefina S.A. Vander. Arg. Res. SA Pau Semillas SA Asociación Don Mario Fundación Helios Hoechst Schering AgrEvo S.A. Bio Sidus 0 Calgene Inc NUMERO DE SOLICTUDES 50 Fuente: Elaborado para las “Segundas Jornadas de Biotecnología en el Agro” (obra cit.) (*) Autorizadas para su comercialización a diciembre de 1999. Gráfico N°2 3.2.- La producción de soja La soja constituye el principal cultivo de Argentina, siendo la base de la agroindustria de exportación que más divisas aporta al país. Desde la década del ’70, en que comienza su rápida expansión, el área sojera se encuentra en el “corn belt” ó zona núcleo de la Pampa Ondulada. Los 20,6 mill. Ton. de soja cosechados en la campaña 1999/2000, con un rinde medio de 2,48 Ton/ha y las 24,5 mill. Ton. estimadas para la correspondiente al 2000/2001, demuestran el acelerado proceso de expansión seguido por este cultivo en Argentina, directamente ligado en el último quinquenio a la incorporación de la soja transgénica. Como se aprecia en los Cuadros Nº 2 y Nº 3, el volumen de la producción la transforma en el primer grano del país. La soja es la base del principal renglón de las exportaciones argentinas de la última década, el de las "Semillas y productos industriales oleaginosos", 5.000 mill. de dól y 22% del total de las exportaciones totales del país. El incremento de la superficie con soja en los últimos 25 años estuvo acompañada por la intensificación del uso del suelo; se fue pasando de un sistema de rotación agrícologanadero, que fue base de la producción en el último siglo, a la agricultura contínua. La evidencia de su impacto comenzó a promover la no remoción del suelo y el uso de la “siembra directa” y el combate químico de las malezas, o “barbecho químico”. En este tipo de barbecho se emplean distinto tipo de herbicidas, pero uno de ellos fue ganando 7 el mercado mundial y del país, el “glifosato”, por tratarse de un producto sistémico, de amplio espectro y por lo tanto poco selectivo. Visto desde los productores, hasta el presente prevalece la idea de que las sojas RR (Resistentes al "Round up"; el glisofato de Monsanto) han facilitado las labores de preparación y conducción del cultivo, que, asociado a la siembra directa se trasforma en una cultura muy sencilla, con ahorro en la operación de maquinaria agrícola y en la mano de obra. Los datos económicos muestran una reducción de costos del orden del 15-20% y un retorno por hectárea 10-15% superior, respectivamente (Cuadro Nº 2), si no hubiera merma en los rindes; esto es algo no corroborado, pero podría encontrarse por debajo del 5% en relación a las variedades no GM. Cuadro Nº 2.- Area sembrada y producción de algodón, poroto y los principales granos (en miles de ha y miles de ton). Variación del Promedio Trienal entre 1989/90-91/92 y 1997/98-99/00 Cultivos Prom. 1989/90 - 91/92 Superficie 1. Algodón 2. Poroto 3. Principales Cereales Maíz Trigo Sorgo gr. Producción Prom. 1997/98-99/00 Superficie Producción Variación (%) Sup. Prod. 602,3 (2,) 197,1 (0,9) 788,1 (0,2) 220,6 (0,6) 742,7 (2,8) 338,7 (1,3) 675 (1,1) + 23,3 314,3 (0,5) + 71,8 - 14,4 + 42,5 2.305,4 (11,1) 5.476,4 (26,2) 791,7 (3,8) 7.928,4 (20,4) 10.292,0 (26,5) 2.356,5 (6,1) 3.549,0 (13,5) 5.824,0 (22,0) 875,7 (3,3) 16.286,7 (25,6) + 53,9 + 6,3 14.033,3 (22,1) 3.444,7 (5,4) + 10,6 8.573,5 (41,1) 20.576,9 (53,0) 10.248,7 (38,8) 33.764,7 (53,1) + 19,5 + 105,4 + 36,4 + 46,2 + 64,1 2.632,3 (12,6) 3.780,5 (9,7) 3.770,0 (14,3) 5.023,5 (24,1) 10.957,3 (28,2) 8.104,0 (30,7) 7.655,8 (36,7) 14.737,8 (37,9) 11.874,0 (45,0) (18,4) (8,3) (12,1) 20.861,8 38.814,2 26.417,5 (100,0) (100,0) (100,0) Nota: Los valores de las campañas 1997/98 y 1999/2000 son provisorios. 6.256,7 (9,8) + 43,2 19.510,7 (30,7) + 61,3 25.767,4 (40,5) + 55,1 (4,8) 63.528,7 + (100,0) 26,6 Sub Total 4. Principales Oleagin. Girasol Soja Sub Total 5. Otros granos TOTAL + 65,5 + 78,1 + 74,8 + 63,7 Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Dir. de Economía Agraria – SAGPyA. Cuadro Nº 3: Superficie cosechada y producción de los principales granos. Argentina 1999/2000 y 2000/2001. 1999/2000 Cultivo 2000/2001 Sup. cos. Rinde Producción Sup. Cos. Rinde Producción (mill. ha.) (ton./ha.) (ton.) (Mill. ha.) (ton./ha.) (ton.) Trigo 6,32 2,48 15,45 6,50 2,43 16,05 Maíz 3,55 5,41 16,40 3,10 5,97 15,30 (*) Sorgo 0,89 4,62 3,35 0,75 5,38 3,10 (*) Girasol 3,48 1,78 5,90 1,97 1,73 3,20 (*) Soja 8,80 2,37 20,60 10,30 2,87 25,40 (*) Fuente: Elaboración propia en base a datos de la “Bolsa de Cereales de Buenos Aires”, al 05/05/01. (*) Estimado 8 La difusión de la soja transgénica en el país fue extraordinariamente rápida, estimándose que en la campaña 1999/2000 se cultivó alrededor del 80% con semilla de dicho origen. El Cuadro Nº 4 presenta la evolución de la superficie y precio de la semilla de soja RR en el país entre 1996 y el 2000. Durante la campaña 1999/2000 en las regiones centrales del Sur de Santa Fe y Norte de Buenos Aires se llegó a sembrar casi el 100% de soja RR, al no existir disponible semilla convencional. Tampoco hubo un precio diferenciado entre las semillas, al haberse generalizado su comercialización por el mismo circuito de acopio y transporte, lo que imposibilita su separación. La Argentina asentó su estrategia productiva y comercial sobre las exportaciones de productos de molienda de soja, como la harina y el aceite, convirtiéndose en el primer exportador mundial, manteniéndose entre los exportadores de grano. El basarse en la exportación de subproductos facilitó su colocación, porque la mayor resistencia por parte de los importadores de sojas GM son en relación al poroto. Las ventajas económicas en términos de reducción de costos y de márgenes brutos de la producción primaria parecen modestas pero son significativas, en un mercado de competitividad creciente (Cuadro Nº 5). Un elemento que no puede dejar de considerarse es que la intensificación y difusión de la soja transgénica es simultánea a la de la expansión en el territorio de este cultivo. Tal intensificación tuvo características distintas en las áreas no pampeanas del país y en el corazón productor de granos de Argentina, su Región Pampeana, donde se concentra el 85 % de su producción. La dinámica de expansión se aprecia tanto en el Norte del país, como en áreas hasta hace pocos años consideradas “marginales” en la propia Pampa Húmeda. En el Noroeste la soja avanza sobre la “frontera agrícola”, desplazando un cultivo pionero como el sorgo granífero, o directamente sobre ecosistemas sumamente frágiles desmontadas por grandes empresas; en menor proporción también desplaza a las hortalizas en el área de riego. En el Noreste en cambio su expansión territorial está a cargo de los empresarios responsables del explosivo crecimiento de una producción algodonero que entró en crisis como consecuencia de la caída de los precios internacionales. En la Región Pampeana la Soja empieza a desplazar a otros cultivos y a la ganadería vacuna, como consecuencia de la disminución de los precios del mercado.. Más de un millón de ha. se suman a partir de 1999 en áreas del sur y oeste de Buenos Aires, y de las provincias de Entre Ríos, Santa Fé, Córdoba y La Pampa. Sin embargo, se mantiene en la principal área productora del país, donde su incorporación determinó cambios sustanciales entre los sistemas productivos sobre los que se asentó tradicionalmente la producción de granos y carnes de Argentina. Es allí sobre todo donde se dejó de lado el sistema de rotaciones agrícola-ganadero. Tal como sucede en las áreas centrales productoras de soja, prácticamente en todas las escalas productivas se encuentran niveles importantes de adopción, que supera al 80% en todos los casos; el “paquete tecnológico” asocia soja OGM-glisofato y, cada vez en mayor medida, también siembra directa. 9 Cuadro 4. Argentina: Semilla de soja RR y convencional: evolución del área cultivada y del precio de la semilla al productor Año Superficie RR/Total % Precio convencional Soja Precio Soja RR U$/kg U$/kg 1996/7 0,25 0,33 -- 1997/8 20/25 0,33 0,70/0,8 1998/9 50/60 0,32 0,42 1999/00 80? 0,30 0,32* Fuente: Elaborado por R. Muñoz; Obra citada. * Semilla de “bolsa blanca”. Cuadro 5. Variaciones de precios relativos en las actividades e insumos del cultivo de la soja Actividades e Insumos Variación relativa Labranzas - 48% Semillas + 31% Costos directos - 19% Agroquímicos + 10,7% Costo total - 15% Margen bruto + 13-15% Fuente: R. Muñoz; Mercado argentino de soja transgénica; en “Panorama Agrario Mundial. Año 23; Nº 207. INTA Pergamino. Frente al desplazamiento de la frontera agrícola, que incorpora áreas distantes de los puertos, las agroindustrias se ven obligadas a desplegar nuevas estrategias para su abastecimiento, tratando de mantener los costos operativos que permitieron su competitividad a nivel internacional. 3.2.1.- La agroindustria transformadora. Según un informe del Rabobank International (1998) la relación de costos de trituración (crushing) de Estados Unidos, Brasil y Argentina en el período 1989 – 94 es 87%, 166% y 89% respectivamente. Estos valores promedio guardan relación con el tamaño da la planta y los rendimientos a escala, parámetros que en los últimos años han mejorado sensiblemente debido al proceso de reconversión industrial al que han asistido las aceituneras argentinas. En esto influyó la modernización de las plantas existentes y la instalación de nuevas plantas – tanto de capital nacional como extranjero – con tecnología de punta, similar al registrado por la frontera del conocimiento a escala internacional. Un parámetro que muestra la eficiencia de la industria local es el costo de trituración, que de acuerdo a una estimación de la Bolsa de Comercio de Rosario (2000) alcanza 10 valores más bajos para Argentina (alrededor de 6 a 7 dólares) que en Estados Unidos que es de u$s 9 y en Brasil de u$s 12/ton. Se estima que desde 1992 la capacidad de “crushing” total pasó de unos 50.000 a 93.000 ton./día, con una importante reducción en sus costos debido a la escala, ya que se estima que el incremento diario de 1000 a 2000 ton./día provoca una disminución del 15 – 25% en sus costos. En cuanto al dinamismo logrado por esta actividad y su conjunto de la economía, cabe destacar que la misma ha tenido una notoria expansión en un lapso relativamente corto de tiempo, hecho que la transforma en una de las ramas más competitivas del país, que ocupa un lugar destacado en el mundo como uno de los principales países exportadores de aceites y subproductos oleaginosos (commdities) a escala internacional. Al comparar la localización de las plantas industriales y tipo de producto al que se dedican se constata que las fábricas ubicadas en pleno corazón de la producción de cada cultivo, se especializan en alguno de ellos aprovechando las economías de escala. En cambio, las industrias localizadas en zonas de la molienda durante todo el y mejorando la eficiencia de cada planta, evitando de esta forma los costos de mantener la capacidad ociosa de las mismas. La localización geográfica para la industria aceitera constituye entonces una barrera a la entrada en este mercado y una adecuada resolución sobre el espacio significa mantener o no su competitividad, dado que las ganancias se logran en los volúmenes embarcados y el menor costo relativo que alcanza cada firma. Paralelamente, el comportamiento especial desarrollado por las empresas remite a la existencia de un patrón de organización territorial comparable con el operado a escala internacional que privilegian la ubicación cercana a los centros de embarque y que resulta compatible y funcional al modelo vigente de inserción productiva y comercial de Argentina en el mercado internacional, donde a las ventajas comparativas dadas por la aptitud y abundancia de sus recursos naturales se suma una al empleo de tecnología de avanzada en la producción y procesamiento, en escalas cada vez mayores. Las ventajas que posee la agroindustria de soja, instalada en Argentina, a nivel internacional pueden sintetizarse entonces en: a) Una utilización de la tecnología disponible no solo por el sector productor (en cuanto a semillas genéticamente modificadas y labranza cero – siembra directa) sino también por la industria. La capacidad de “crushing” de Argentina el mayor Tamaño relativo de sus plantas (en la zona del Gran Rosario alrededor de 5.000 toneladas promedio, comparada con 1.500 toneladas en Brasil y 2.500 en EE.UU. ) y de la modernidad de las mismas. El costo de trituración es bastante menor que en los países competidores (alrededor de 7 dólares para Argentina, 10 para EE.UU. y 14 para Brasil). b) Una amplia utilización de la tecnología disponible por parte del productor, que lleva a que Argentina posea los más bajos costos de producción mundiales; esto también se debe al amplio uso de doble cultivo de soja – trigo en las principales áreas, lo que ocurre de la misma forma en Brasil y EE.UU. 11 c) Gran concentración de su producción en una zona de Argentina que tiene su epicentro en la ciudad de Rosario, con un radio de alrededor de 300 km. desde la misma. En esa superficie de la Pampa Húmeda y de la Mesopotamia se produce alrededor del 85% de la producción de la oleaginosa el país. Al mismo tiempo, en esa zona y contigua a los puertos de “up river” Paraná está concentrada la industria procesadora con plantas que, en algunos casos son las de mayor escala, el mundo, como es el caso de la de Dreyfus en General Lagos, a pocos kilómetros al sur de Rosario – 12.000 ton./día, y la de Cargill en Puerto San Martín – 8.500 ton/día. También hay que tener en cuenta que el complejo sojero brasileño no es tan dependiente de la exportación como Argentina ya que consume internamente alrededor del 30 – 35% de su producción. d) La eficiencia de los puertos de exportación. Todos ellos son privados y tiene un costo de elevación entre 2 y 2,50 dól/ton., bastante inferior al de Brasil y muy competitivo con respecto a los de EE.UU. e) La gran cantidad de países a los que se exportan productos del complejo sojero, que lo convierte en uno de los principales exportadores mundiales de aceites y harinas. f) Otra fortaleza relativa de Argentina y Brasil, con respecto a EE.UU., es que sus producciones están situadas en el hemisferio sur, en “contraestación” con la producción estadounidense. g) El rápido desarrollo que ha tenido la utilización de la operatoria comercial de “futuros y opciones” en los últimos años, en relación a lo que ocurre en Brasil, aunque no es así respecto a EE.UU. A su vez, entre las debilidades que presenta la agroindustria argentina de la soja se pueden mencionar las siguientes: a) La fortaleza mencionada en el punto (f) es también una debilidad, ya que la mayor parte de la demanda de los productores del complejo oleaginoso es realizada por los países del hemisferio norte. Esto implica mayores distancias a los puertos de destino y, por lo tanto, mayores fletes marítimos. b) Fuerte dependencia de los mercados externos, de soja, pues se trata de una commodity, presenta una gráfica de oferta y demanda donde esta última es “inelástica”, mientras la oferta depende en gran medida de las variaciones climáticas; de ahí una de las principales causas de las grandes oscilaciones de precios y, como consecuencia, de los ingresos de los productores. c) El cultivo de soja presenta en Argentina la contracara de la fortaleza al doble cultivo de soja – trigo, debilidad que se presentará en el mediano y largo plazo en cuanto a la disminución de nutrientes en las tierras – fósforo y azufre - , lo que en parte es contrarrestado por las modernas prácticas de la siembra directa. d) La falta de políticas marco e instrumentos para su aplicación. e) El crecimiento de la escala de la producción. Ello provoca que las superficies promedio de las explotaciones, especialmente en las principales zonas productoras del sur de Santa Fe, norte de Buenos Aires y Córdoba, hayan quedado 12 imposibilitadas de seguir produciendo bajo la dirección de sus pequeños y medianos productores propietarios. f) Baja capacidad de almacenamiento en origen (en chacra), lo que influye en que se hayan desarrollado algunas prácticas de comercialización no eficientes. También influyen los medios de transporte, elevando su costo, ya que éstos son requeridos fuertemente en los meses de recolección y disminuyen su utilización en otros meses del año. g) La producción sojera argentina tiene la ventaja de estar situada en cercanía de los puertos, pero esto a su vez implica una utilización en mayor medida del medio de transporte más costoso, el camión. Al no ser largas las distancias, la utilización del ferrocarril no es tan importante, llegando aproximadamente a un 15% (casi 9 millones de toneladas) del total del transporte doméstico granario, estimado en alrededor de 58 millones de toneladas. Con respecto el uso del transporte fluvial por empuje es pequeño ya que el río Paraná baja de norte a sur cuando la producción se tiene que movilizar, principalmente, de oeste a este. Las mayores posibilidades de crecimiento de la implantación de soja se van a desarrollar en las regiones ubicadas en el norte del país, lo que va a llevar a un mayor uso de la hidrovía especialmente si se complementa con el ferrocarril Belgrano. Los países competidores, Brasil, Paraná – Paraguay, y EE.UU., a pesar de la debilidad que presentan en cuanto a la distancia de sus producciones a los puertos, contrarestan la misma con fletes más bajos. En Brasil, que llegan en promedio, para las distancias mayores, a 2,5 cvos/ton/km en el camión y a 1,4 cvos. para el ferrocarril. En Argentina, con distancias más cortas, existen fletes en camión de 7 cvos., y aún más, y para el ferrocarril alrededor 4 - 5 cvos., aunque cuando las distancias son más largas y en operativos especiales en este último medio se ubica por debajo de los 3 cvos. Cabe aclarar finalmente, que siguiendo los pasos de otras industria de Argentina, la desnacionalización de la agroindustria aceitera se acentuó en el último quinquenio; las grandes empresas transnacionales del sector se están haciendo cargo de las principales plantas de capital nacional. 3.3.- La producción de maíz La producción de maíces GM está avanzando con mayor gradualidad y más reparos, existiendo incluso importantes diferencias de criterio entre las empresas productoras y la CONABIA, para lograr la aprobación de algunos eventos. Esto se debe a que, a diferencia de la soja, el maíz se orienta en mayor medida al consumo humano y, sobre todo, porque la Unión Europea no ha aprobado las variedades transgénicas autorizadas y sembradas en los Estados Unidos; este país no puede garantizar que en sus embarques haya granos de variedades de maíz no aprobadas en Europa y Argentina tampoco estaría en condiciones de hacerlo. Lo ocurrido recientemente con el maíz Starlink en los EE.UU. hace más necesaria la profundización de este análisis. Si en soja la incorporación de OGM se hizo a través de las variedades RR, en maíz se logró con OGM que incorporan resistencia a la principal plaga del cultivo: la tecnología Bt (Bacillus Thuringiensis) obtenida por modificación genética del maíz, para eliminar larvas del "barrenador del tallo". Las variedades Bt no serían tan inocuas como se 13 sugería inicialmente con "total certeza", a tal punto que la “Asociación de Semilleros Argentinos” (ASA) impulsa una campaña -con participación del INTA- para "preservar el desarrollo de la tecnología Bt" (Campo, La Nación, 15/4/2000) promoviendo con simples recomendaciones de campo "... que la proporción de insectos que resultan resistentes a estas específicas variedades no alcancen un volumen que ponga en peligro la propia evolución de la tecnología". Se trata de "... establecer una secuencia de insectos susceptibles-resistentes por medio de los llamados refugios, que consiste en sembrar una porción del lote con maíces no Bt... que debe ser del 10% del total... con maíces del mismo ciclo, para preservar la continuidad de una pequeña proporción de insectos no susceptibles a la toxina del Bt.". Los consejos para los maíces Bt reiteran lo hecho en los EE.UU., donde se propone alternar bandas de semilla GM y no GM para ofrecer un “refugio” a las orugas, evitando la aparición de “super insectos” resistentes; pero, la realización de estas bandas posibilita, a la vez, la polinización cruzada de maíces GM y no GM y las mezclas en la cosecha y acondicionamiento posterior. En definitiva, en relación al maíz GM, el criterio básico adoptado por Argentina consiste en aprobar sólo aquellos productos ya autorizados por la Unión Europea, evitando que los cultivos comercializados por el país puedan implicar una pérdida de ese mercado; algunos “descuidos” de la CONABIA, sin embargo, pudieron precipitar los problemas. Ejemplo claro es que en marzo de 1999, la Comisión Europea estuvo a punto de prohibir el ingreso de “todo el maíz argentino”, porque en ese momento estaba autorizado en el país el maíz transgénico T14; sólo la ratificación, por el gobierno, de que no se había sembrado dicha variedad de AgrErvo Argentina S.A. resistente al grufosinato de amonio y el retiro de la misma por el semillero, impidió la posible pérdida del mercado europeo del maíz. En la actualidad, Argentina es el único proveedor comunitario de maíz, desplazando a los Estados Unidos, que sí tiene en cultivo variedades no aceptadas. Argentina pasó de 850 mil Ton (1997) a casi dos millones de Ton (1999) en sus ventas a la Unión Europea. 3.4.- Otras producciones 3.4.1.- La producción de algodón La producción de algodón crece en forma notable en la década del `90, habiendo sido presentado como un ejemplo de los avances promovidos por las nuevas condiciones sectoriales determinadas por la política económica. La superficie y producción media pasan de 602,3 y 788,1 miles de ha. y de miles de ton., respectivamente (trienio 1989/90 – 91/92) a 742,7 y 675 miles de ha. y miles de ton., en el trienio de 1997/98 – 99/00. Un análisis más detallado del período permite observar que en 1997/98 se alcanzan 1.134.000 ha. cultivadas, cayendo luego bruscamente. Condiciones climáticas y caída de los precios internacionales reducen esa superficie a 343 mil ha., dando fin a un ciclo que deja empresas quebradas, productores familiares más empobrecidos y grandes áreas degradadas. La expansión que precedió a la crisis, estuvo motorizada por grandes empresas que incorporaron a la agricultura áreas ecológicamente frágiles, aceleradamente 14 desmontadas, con ó sin riego, de acuerdo a las zonas. El “paquete tecnológico” utilizado incluyó equipos de elevada potencia para labranza, protección y cosecha, conjuntamente con variedades seleccionadas y masivo empleo de agroquímicos. La escala productiva favorece la adopción de transgénicos autorizados, puestos en el mercado merced a un Convenio entre el “Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria” (INTA) y Monsanto, cuyo primer “producto”, el Algodón RR es autorizado a principios del año 2001. El citado Convenio Constituye un acuerdo de “licenciamiento” de germoplasma de algunas de las variedades de algodón desarrolladas por el INTA, la única empresa que ha hecho I&D el genética de algodón en Argentina. Ocho variedades de amplia difusión y dos líneas próximas a ser liberadas son definidas en el contrato, que otorga a Monsanto la exclusividad para la incorporación de genes que incorporen la resistencia a insectos, pero no así para los genes transmisores de la resistencia a herbicidas. Monsanto reconoce que sus nuevas variedades con gen Bt y/o RR incorporadas, constituye/n variedad/es “esencialmente derivadas” de otras desarrolladas por el INTA (protegidas o no con el título de propiedad) por lo que se compromete a pagar una regalía en el territorio de aplicación. 3.4.2.- La producción de Tabaco Aunque la información oficial no lo señala, la realidad se empeña en demostrar la vulnerabilidad del sistema de control de la experimentación y producción de productos transgénicos; el tabaco es un ejemplo, y a gran escala. Entusiasmados por el proyecto “Tabaco 2000” que evaluaba la posibilidad de producir tabaco en “contraestación” – a partir de enero- haciendo posible el empleo de los mismos equipos e infraestructura de curado existentes en las explotaciones, duplicando los ingresos y el empleo de mano de obra, el 15% aproximadamente de los 2000 productores tabacaleros sembró semillas transgénicas de tabaco Burley en la campaña 1999/2000. El proyecto de tabaco de contraestación se desarrolló en el departamento de La Cocha, a 127 km. al sur de ésta capital. Pero antes de que concluyera la campaña, en mayo del año último, La UTT (Unión de Tabacaleras de Tucumán) solicitó al entonces Instituto Nacional de Semillas que analizara muestras de esta producción, ante la sospecha de que se trataba de material genéticamente modificado. Esto fue realizado en el INTA de Castelar, y determinándose que las muestras extraídas en diferentes fincas de Tucumán y en invernáculos de Salta provenían “de plantas genéticamente modificadas”. Las conclusiones de la investigación realizada se exponen en la Resolución 452 de la SAGPyA de agosto del 2000; las empresas Tabatuc SRL, Hail & Cotton SRL y Plantines del Norte SRL están vinculadas con la introducción ilegal del material genéticamente modificado al país, sin tomar en cuenta la legislación vigente. Pese a la oposición de los 300 productores que plantaron el transgénico, el gobierno nacional determinó la incineración de las 154 Ton. de tabaco Burley obtenido, la que concluyó a principios del 2001. 15 Según el presidente de la UTT, los impulsores del producto genéticamente modificado “quieren que Massalín y Nobleza Piccardo, las dos tradicionales empresas compradoras, se vayan de Tucumán para que no quede otra alternativa que producir transgénico, ante el seguro caos social que se produciría en la provincia. Esas dos empresas se opusieron tenazmente a la convivencia de l producción de tabaco no OGM y OGM en el mismo territorio, amenazando con suprimir las compras en la provincia en tanto exista una sola planta de transgénico. Nada de esto se aclaró hasta el presente, más allá de la constatación de los hechos y la falta de control de la CONABIA. 4.- Las respuestas de la sociedad La incorporación a la producción, consumo y exportación de OGM en Argentina pasó totalmente desapercibida para la población prácticamente hasta mitad de 1999. Ninguno de los organismos del Estado hizo nada para difundir este hecho, ni la posición que los negociadores argentinos sostenían en distintos foros internacionales. Los organismos de consumidores y las organizaciones sociales también estuvieron ausentes, manifestándose las preocupaciones sólo en un limitado numero de pequeñas organizaciones no gubernamentales, con limitado acceso a los medios de comunicación. La irrupción del tema se dio a nivel legislativo, con los primeros talleres, jornadas y presentación de proyectos de ley, todos referidos al etiquetado de alimentos con OGM. Se configura la “Red Alerta sobre Transgénicos” y se intensifica la difusión de información recibida desde el exterior a través de redes electrónicas y medios masivos de comunicación. El cambio de gobierno nacional en diciembre de 1999 interrumpe la continuidad y el silencio de prácticamente una década y permite vislumbrar diferencias; las actitudes de los funcionarios parecen ser más prudentes al respeto, sensibilizados por el debate internacional u los potenciales riesgos para las exportaciones del país. Sin embargo, el principal cambio está dado por una serie de hechos encuadrados en la masiva campaña lanzada por “Greenpeace” en agosto del 2000. El tema deja de ser “clandestino” y se instala en amplios sectores de la sociedad; la curiosidad gana a amplios sectores que por primera vez escuchan hablar de transgénicos. Las preguntas comienzan a multiplicarse y los OGM pasan a ser “noticia”: Todo muy nuevo, fragmentario y sin estrategia consensuada. Muy poco para cuestionar seriamente el terreno silenciosamente ganado por los poderosos dueños de esta tecnología, con el acuerdo de sectores del gobierno nacional. Otro gran tema en el que la sociedad nacional estuvo ausente, y al que los promotores de los OGM se resisten a escuchar, ó descalificar ásperamente. El rol más activo – agresivo e incluso denominado como “subversivo”- adoptado por el accionar de Greenpeace en el 2000, rompiendo un llamativo silencio - lo convirtió casi en protagonista excluyente de las preocupaciones sobre el tema y la vez en principal receptor de las críticas. La respuesta de Maximiliano Ezcurra, en representación de esa ONG a la columna de opinión publicada por “Clarín Rural” el 3 de febrero del 2000, explicita, ejercitando su “derecho a réplica”, un punto de vista con el que muchos se sienten identificados (ver Anexo, punto (b). En la misma medida en que se multiplica la atención en el tema de los alimentos transgénicos, con reacciones centradas en la promoción de numerosas iniciativas para lograr un etiquetado diferencial, también se intensifican las presiones sobre los sectores 16 políticos, por parte de las empresas propietarias de la tecnología y de las corporaciones de productos agropecuarios directamente vinculadas. Dieciocho cámaras empresarias del agro y la alimentación conforman en 1999 el grupo “BIO” a fin de presionar por una mayor difusión de los cultivos transgénicos; la “Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa” (AAPRESID) multiplica sus seminarios y la difusión de la siembra de estos OGM; la “Asociación de Semilleros Argentinos” (ASA) pone en marcha una serie de campañas dirigidas a distinto tipo de público, etc. La coordinación con sus similares del MERCOSUR (y particularmente del Brasil) tiende a liberar la totalidad de la región al “libre mercado” de los OGM. Una síntesis de pensamiento de los sectores más críticos de la sociedad argentina respecto de lo que se debería hacer sobre el tema en el país, surge como síntesis de las “Segundas Jornadas sobre Biotecnología en el Agro” efectuadas en setiembre del 2000, incorporada como Anexo a la presente, coincidente en todos sus aspectos con la posición de la respectiva comisión actuante en el “Foro Social Mundial” de Porto Alegre, incluído como (c) en el mismo Anexo. 5.- Conclusiones Desde los `70, las semillas mejoradas de la “revolución verde” se difunden a nivel mundial, y Argentina no es la excepción. Híbridos y variedades seleccionadas y multiplicadas se expandieron ampliamente desplazando las variedades tradicionales de las mismas especies, ó incorporando directamente especies nuevas. La soja transgénica ha sido ampliamente adoptada por los productores del país y la Región Pampeana, que la han integrado en 1997 con su paquete tecnológico completo. Desde el punto de vista técnico su facilidad de manejo, la ampliación de la ventana de aplicación del glifosato y la seguridad y la seguridad en el control de las malezas indicarían que el cultivo de soja se seguirá expandiendo en esta Región y seguramente en otras con aptitud ecológica para el cultivo. Existe una manifiesta integración entre el conjunto tecnológico de la soja transgénica y de la siembra directa, que se apoya en el barbecho químico. La relación costos/beneficios es similar para las alternativas de cultivo convencional ó RR, pero la segunda en un conjunto técnico más sencillo y cómodo para el productor. Este será otro factor que el mismo tendrá en cuenta a la hora de realizar sus compras de productos –semillas y agroquímicos-. Las técnicas utilizadas son herramientas, y como tales su aplicación involucra tanto al cultivo, como al sistema agro productivo en que este se desarrolla. Es justamente esta visión del sistema, de búsqueda y análisis de las interacciones relevantes que se producen, del aprovechamiento de las tecnologías de procesos más que técnicas insumo dependientes, lo que permitirá aprovechar todo el potencial de cada herramienta, y utilizarla de acuerdo a las condiciones particulares de cada ambiente productivo, evitando la peligrosa simplificación que se está ofreciendo a los productores. Si lo que se pretende es productividad con sustentabilidad económica, social y ecológica, será imposible justificar la incorporación de tecnologías ya aplicadas como la 17 siembra directa y los cultivos transgénicos como sustentables, cuando se los analice aisladamente. Ellas son componentes de un paquete tecnológico que debe demostrar sustentabilidad como sistema. Aisladamente son sólo herramientas. Si entendemos por sustentabilidad la continuidad de niveles productivos adecuados tanto para esta generación como para las venideras, la siembra directa, basada en el uso de herbicidas y fertilizantes sintéticos –derivados del petróleo- nos muestra un horizonte limitado. Los ambientes naturales se enfrentarán a la incorporación de un nuevo factor, que de no ser regulado adecuadamente, interaccionará con estos, con resultados hasta ahora desconocidos. El uso de soja y maíz RR intensificará la aplicación de un único herbicida, el glifosato, sólo producto que estará en forma continua sobre el medio en reemplazo de más de treinta moléculas que atacan diferentes sitios y en diferentes momentos a las malezas. En cambio el patrón de uso del herbicida, al incrementar su concentración en el medio hará que aumente la posibilidad de percolación y lavado hacia los cursos de agua y su liberación por parte de las partículas del suelo que lo retienen, aumentando los efectos directos e indirectos sobre la flora circundante que no es su blanco. Con la difusión a escala comercial de híbridos de maíz resistentes a herbicidas y al ataque de lepidópteros con tecnología Bt. se complejiza el análisis. No sólo el manejo de hábitats y refugios es un importante aspecto a considerar, para evitar la aparición de resistencia y la consiguiente pérdida de uno de los recursos biológicos más importantes que nos ha dado la naturaleza como el Bacillus thuringiensis. La biotecnología ha llegado para quedarse. Si bien su orientación futura y el tipo de ingeniería genética que el conjunto social realmente necesita, recién comienza a discutirse verdaderamente. Por lo tanto debemos aprovechar todos los beneficios que brinda a la producción pero fortaleciendo nuestras instituciones y sistemas de control desde la esfera oficial, ONGs y entidades neutrales y no dejar todo en manos y la consideración del ámbito privado. El by-pass a la evolución esta hecho siendo muchas las preguntas que aún no han tenido respuesta, que es menester analicen los actores involucrados. Para algunos científicos incluso, la actual situación indicaría que aquellos lugares donde se siembran cultivos transgénicos, serían un gran campo experimental que irá respondiendo a los interrogantes planteados, a lo largo de la experiencia acumulada. La escala territorial con que se han difundido estos productos dista ampliamente de los niveles de biodiversidad impuestos a los primeros ensayos de campo y laboratorio, por lo que se desconocen las interacciones que el cultivo tendrá con el medio biótico sobre el que se lo ha liberado. Finalmente, no deben obviarse algunas consideraciones acerca de los mecanismos de regulación y control previstos por el Estado argentino. Lo sucedido a gran escala con el tabaco constituye un ejemplo concluyente, pero no solo éste. Existen denuncias concretas por la liberación de variedades transgénicas aún no permitidas, como el maíz RR, distribuídas incluso en exposiciones y lugares públicos, que bien podrían encuadrarse en una estrategia comercial, ilegal y de alto impacto, destinada a imponer un camino “sin retorno” por el grado de contaminación genética logrado. 18 Lo expuesto, no demasiado diferente a lo señalado en otros lugares del Tercer Mundo, debería alentar no solo la reflexión sino la toma de decisiones por el conjunto de la sociedad; debe asumirse que la debilidad de las instituciones y la magnitud de los intereses que impulsan este modelo de desarrollo de la biotecnología en el agro, sólo puede controlarse con un denodado y responsable esfuerzo internacional. Lo que está en juego es demasiado importante como para dejarlo en manos de científicos y tecnólogos cada vez más dependientes de las grandes empresas. 6.- Bibliografía • Apoteker, A. “OGMs: os camponeses tornam-se molecultores” En “Democracia Viva” Nº 7 IBASE. Río de Janeiro. Brasil. Marzo del 2000. • Apoteker, A. “Du poisson daus le fraises: notre alimentacion menipuleé”. La Decouverte. París, 1999. • Batista, J.C.: “Evaluaciones de aptitudes para uso alimentario humano y animal, sobre los OGM”. En “Transgénicos, Biotecnología en el Agro”. Segunda Jornada Legislativa, H. Cámara de Senadores de la Provincia de Buenos Aires. La Plata, 26 de set. 2000. • Bourlag, N.: “Sólo la biotecnología salvará al mundo”. En: Diario “Clarín”. Bs. As. 21/1/2001. (Pág. 16 y 17). • Carballo, C. “Argentina. El “Boom” de los transgénicos”. En “Tierra ciudadana”. Centro de Estudios y Promoción Agraria. (CEPA). Buenos Aires. 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Aires en septiembre del 2000, incluyen una “Agenda sobre aspectos vinculados con la experimentación, producción, comercialización y consumo de productos genéticamente modificados o “transgénicos”, que considera: 1.- Evaluar A nivel internacional y nacional Efectuar una evaluación sistemática, objetiva y rigurosa empleando para ello recursos de la cooperación internacional y de las empresas generadoras de productos biotecnológicos: del impacto en la alimentación, en la salud humana, en el medio ambiente, en el empleo, en la economía y en la sociedad de la difusión comercial de OGM. Efectuar una conocimiento características e intrabloques Evaluar la incidencia en la diferenciación de los mercados de la creciente falta de productos OGM y la competencia con la producción ecológica, natural u orgánica. Evaluar las implicancias que para el desarrollo de la biotecnología, la producción y el comercio de OGM podría provocar la adhesión de los países del Mercosur, o de éste como bloque al ALCA y/o sus acuerdos con la Unión Europea. evaluación continua de los cambios que se producen en el de los OGM: legislación regulatoria, impactos, etc. y de las que adoptan estas problemáticas en los ámbitos de cooperación inter (Mercosur; Mercosur-Unión Europea; ALCA; etc.). b) A nivel nacional Evaluar los costos de equipamientos y operativos de Laboratorios Públicos de Referencia que permitan identificar productos genéticamente modificados. 2.- Investigar a) A nivel internacional y regional Producciones alternativas a los OGM, tratando de ir disminuyendo la contaminación del medio, favoreciendo la conservación de la biodiversidad y produciendo alimentos más sanos. Los organismos multilaterales de cooperación desempeñan un importante papel al respecto. b) En Argentina Investigar y hacer público: Los objetivos de la investigación en biotecnología que efectúan los diversos organismos nacionales y provinciales vinculados al tema (INTA, INTI, CONICET, CIC (Pcia. de Buenos Aires), Universidades, etc.), estrategias y prioridades establecidas. La magnitud de los recursos públicos volcados directa o indirectamente al tema y criterios para su adjudicación; idem con respecto a los Convenios de Vinculación Tecnológica que establezcan con el sector privado. 21 Las posibilidades, costos, plazos, instrumentos, etc., necesarios para establecer circuitos diferenciados de transgénicos y no transgénicos en la producción, comercio y consumo, preservando con seguridad la adecuada identificación de los productos. 3.- Legislar a) A nivel mundial y regional Ante la multiplicación de las dudas a nivel internacional, referidas a las consecuencias en la salud humana, en el medio ambiente, socioeconómicas y éticas, y en tanto no se cuente con las adecuadas evaluaciones, establecer una moratoria mundial que alcance a la producción y comercio de nuevos Avanzar en un marco legislativo adecuado, incorporando y/o respetando el principio de precaución y cumpliendo con los acuerdos contraidos en las diferentes convenciones internacionales (de Biodiversidad, de Bioseguridad, etc.) Avanzar en criterios uniformes de etiquetado de todas las mercancías destinados a la alimentación humana y animal que incluyan insumos producidas mediante ingeniería genética. El principio de precaución debe primar sobre el de “equivalencia sustancial”, cuya aplicación científica se reconoce, cada vez más, como limitada. b) En Argentina La constitución de Foros públicos permanentes donde se debate el avance en el conocimiento de la compleja realidad de los OGM, supervisando el cumplimiento de las responsabilidades públicas y privadas, al respecto. Coordinar en función de sus objetivos comunes las numerosas iniciativas parlamentarias en torno al etiquetado de alimentos conteniendo OGM, tanto a nivel nación, como a nivel provincial y municipal. Preservar el derecho a la información del ciudadano y del consumidor debe ser uno de sus objetivos básicos. Creación de un organismo interministerial a nivel del Poder Ejecutivo, que coordine las políticas nacionales, asegurando la difusión de su trabajo y resultados a fin de favorecer la información y el control ciudadano. Los organismos públicos responsables de la salud humana, control de los recursos naturales y el medio ambiente, producción, consumo y comercio de alimentos deberán estar adecuadamente representados. 4En tanto no se altere la actual situación legal: Incorporar en la CONABIA –creada por Resolución en 1991- a representantes de los ciudadanos (ONG ambientalistas, organismos de DDHH, de los trabajadores, de los consumidores, etc.) a fin de contribuir al cumplimiento de sus objetivos y al adecuado contralor de un accionar que admite reparos, por la carencia de información, por su falta de recursos económicos, etc. 22 Conformar la Comisión Nacional Asesora sobre Biodiversidad, en el Ambito de la Sec. de Medio Ambiente de la Nación, como resultado de la aplicación en el país del Convenio Mundial sobre Biodiversidad, ya ratificado por el Congreso de la Nación. Activar la Reglamentación por el organismo de aplicación (la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación) de la Ley de Producción Orgánica promulgada en setiembre de 1999. Avanzar en la incorporación en el Presupuesto Nacional de criterios que tomen en cuenta los costos ambientales. 4.- Controlar a) A nivel internacional y regional El cumplimiento de los Acuerdos Internacionales que hagan al mejoramiento de la calidad del medio y la producción de alimentos más sanos. b) A nivel nacional Intensificar los mecanismo de control de las fronteras nacionales para evitar el ingreso o exportación (“legal” o “ilegal”) de materiales genéticamente modificados a fin de conocer su destino, aplicación, etc. de acuerdo a las normativas internacionales vigentes. Incrementar el control social para que experimenten o cultiven, con las precauciones establecidas, sólo aquellos eventos fehacientemente autorizados en el país. Que circule ilegalmente o se contrabandeen semillas genéticamente modificadas con destino a experimentación, producción comercial o consumo humano o criminal. Controlar que las campañas de educación y/o difusión de las empresas directa o indirectamente vinculadas a la biotecnología tengan en cuenta los principios básicos de la bioética. 5.- Promover a) A nivel mundial y regional El debate público en el conjunto de la sociedad civil acerca de los aspectos contradictorios de la actual incorporación de la transgénesis y sus consecuencias a mediano-largo plazo en el tipo de sociedad que se iría configurando. La constitución de Foros regionales a nivel del Mercosur y del Mercosur ampliado a fin de evaluar y consensuar las políticas públicas de los países miembros. La difusión masiva entre productores y consumidores de filosofías y métodos de producción primaria alternativos a los vigentes en la actualidad, que reduzcan riesgos en la salud, la contaminación del medio, el empleo de recursos no renovables y reduzcan el empleo. La inclusión de especialistas en bioética en los organismos que legislan y controlan la experimentación, producción, comercio nacional e internacional y consumo de productos elaborados mediante ingeniería genética. 23 b) A nivel nacional Que se adhiera y ratifique la adhesión al Protocolo de Cartagena. El debate y coordinación de objetivos, estrategias y recursos entre los organismos públicos vinculados al tema, dando posibilidades reales de participación al conjunto de la sociedad, investigadores independientes, etc. La difusión objetiva y responsable, por parte del sector público, acerca de las potencialidades, limitantes y riesgos de la biotecnología en la alimentación, la salud y el medio ambiente. La difusión de los servicios de certificación molecular con que cuentan los organismos públicos, tipo de servicios brindados y costos. b) Posición de Greenpeace en Argentina “El artículo aparecido en el suplemento Rural del diario Clarín 3 de febrero del 2001 con el título "El juego de Greenpeace" y que lleva la firma del presidente de AAPRESID1, Víctor Trucco, contiene una serie de imprecisiones y agravios que considero necesario aclarar y responder. Según el autor, se sabe científicamente que los productos transgénicos no ofrecen peligros. Esto es claramente falso puesto que para poder decir que no hay peligro es necesario probar antes que no hay riesgos. El riesgo cero no existe y de hecho sí hay evidencias científicas sobre una serie de impactos ambientales que provocan los transgénicos. También hubo amenazas para los consumidores, como el del maíz transgénico Starlink no autorizado para consumo humano que apareció en un alimento en EEUU, país donde se supone los controles funcionan. Se nos acusa de subversivos, pero cabe la pregunta frente a los hechos: quién es el subversivo?; aquél que exige saber lo que come haciendo una campaña pacífica a favor del etiquetado o los que colocan alimentos no autorizados para los seres humanos en la góndola?. Además, el etiquetado de los transgénicos, no es objetivo sólo de Greenpeace. Serán entonces también ADELCO, Consumidores Argentinos y La Unión de Usuarios, grupos anti-argentinos? El autor argumenta que no hubo preocupación de Greenpeace por el mal de la Vaca Loca pero está claro que no consultó ni siquiera nuestra página de internet. Sí nos preocupó el tema, pero se nos acusó sin datos y ahora es tarde para remediar tal apresuramiento. Si bien el mal de la Vaca Loca y los Transgénicos nada tienen que ver en el plano científico, son un ejemplo del alto precio con el que se pagan los desastres alimentarios y la falta de precaución. Si de algo sirvió, fue para movilizar la preferencia masiva de los consumidores hacia productos orgánicos, donde no se utilizan agroquímicos ni semillas transgénicas. Pero por sobre todo lo dicho esta el Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología cuyo preámbulo dice: "Conscientes de la rápida expansión de la 1 AAPRESID: “Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa” 24 biotecnología moderna y de la creciente preocupación pública sobre sus posibles efectos adversos para la diversidad biológica, teniendo también en cuenta los riesgos para la salud humana". El Protocolo, del que la Argentina es parte junto a 140 países, afirma que la biotecnología debe utilizarse y desarrollarse con medidas de seguridad adecuadas para el ambiente y la salud humana. Buscamos transparencia y un marco regulatorio más fuerte. Y eso no es "envenenar de miedo a los consumidores". Las interpretaciones respecto de que se hayan aprovechado cuestiones anticapitalistas o antiempresas son erróneas. Greenpeace dialoga con gobiernos y empresas. El diálogo no excluye la posibilidad de manifestarse en contra de un adversario. Hay diálogo e intercambio. Un claro ejemplo del reconocimiento hacia la vocación de debate de Greenpeace fue la invitación cursada a su director ejecutivo, Dr. Thilo Bode, por los organizadores del Foro Económico Mundial de Davos a exponer la visión de Greenpeace sobre la agricultura y no como un subversivo, sino porque el mundo civilizado reconoce que las entidades no gubernamentales pueden y deben expresarse, motivar cambios en la sociedad y participar en la toma de decisiones, al igual que los organismos oficiales o las empresas. Sin aportar prueba alguna, se busca vincular a Greenpeace con los intereses de la Unión Europea. Sin duda hay ignorancia o mala fe. La UE aprobó los mismos eventos transgénicos que la Argentina, algunos de sus gobiernos los han defendido y promovido. Las empresas que comercializan semillas transgénicas que Greenpeace enfrenta son tanto europeas como norteamericanas. La oposición creciente a los transgénicos en Europa no se originó en los gobiernos sino en las entidades de consumidores que han hecho valer su derecho a saber. Con respecto al uso de transgénicos en medicamentos, tal como lo plantea Trucco, es necesario corregir que no hay liberación al medio como organismo vivo que se pueda plantar y multiplicarse, ni en el producto, ni en el proceso; y que están sometidos a protocolos de aprobación mucho más rigurosos, totalmente distintos que los alimentos. Mucho se ha hablado de los potenciales beneficios de los transgénicos para los consumidores, donde el principal caballito de batalla de la industria es el "Arroz Dorado" que salvaría de la ceguera a los niños de países pobres. Sorprendentemente, Gordon Conway, titular de la Fundación Rockefeller, principal financista del proyecto, escribió a Greenpeace una carta al respecto: "(...) el uso de las relaciones públicas del Arroz Dorado ha ido demasiado lejos. La publicidad de la industria y los medios de comunicación en general parecen olvidar que se trata de un producto en investigación que necesita un desarrollo considerablemente más profundo antes de que sea accesible para productores y consumidores." No detengamos la investigación. Por el contrario, fortalezcamos la investigación, sobre todo estatal, para evitar que la industria nos engañe con mucho ruido y pocas nueces. Greenpeace valora el intercambio con científicos que apoyan los transgénicos (Ej. INTA Castelar, INGEBI) porque el debate se da en el ámbito del respeto mutuo y sin agravios. Es claro que el artículo de Trucco pertenece a una práctica mediática recurrente para intentar desacreditar a las entidades que cuestionan intereses económicos de importantes empresas. Se busca hacer creer que Greenpeace acciona contra el interés de la Nación porque se opone a los transgénicos esto valdrá también para el 25 Movimiento Argentino de Productores Orgánicos, el Grupo de Reflexión Rural, Amigos de la Tierra y las entidades que forman parte de la Red Nacional de Alerta Transgénicos? Greenpeace jamás ha ofendido al Sr. Trucco, ni a la entidad que representa Por qué nos ofende?. No podemos considerar que los transgénicos pueden tener un efecto negativo en nuestra reputación internacional de país verde y puro? Es malo preocuparse porque somos el único país del mundo con el 90% de la soja transgénica?. Como argentinos, lo mejor que podemos hacer si realmente nos importa nuestro país, es al menos cuestionarlos. Si exportamos productos transgénicos debemos someterlos a la más amplia y transparente discusión. Aunque por ahora sólo son los ecologistas "subversivos" quienes generaron la discusión pública. Para el autor somos una mala noticia. No se acuerda que nos encadenamos a los buques subsidiados de la Unión Europea en la Patagonia para que no salgan a pescar nuestra merluza; ni que impulsamos la ley de energía eólica; o que introducimos la utilización de gases naturales en heladeras y aire acondicionado para que nuestra industria no contamine y se libere de tener que importarlos; ni que logramos detener el uso irracional de 200.000 quebrachos promoviendo la tala sustentable; o que colocamos paneles solares en escuelas rurales; ni que apoyamos el biodiesel (Clarín Rural, 18-11-00)... Y todo con el apoyo independiente de más de 18.000 argentinos, sin dinero de empresas ni partidos políticos. Cuando alguien pregunte para quién juega Greenpeace?, la respuesta es simple: Greenpeace no juega, trabaja por la defensa de nuestros recursos naturales. b) Segundas Jornadas Sobre Biotecnología en el Agro (La Plata, Argentina, setiembre del 2000) (Faltan) c) Declaración final del taller sobre transgénicos del Foro Social Mundial en Porto Alegre del 26 al 29 de enero del 2001. Los integrantes del taller sobre transgénicos, reunidos en Porto Alegre del 26 al 29 de enero del 2001, en el Foro Social Mundial declaramos: Los cultivos transgénicos provocan una contaminación genética irreversible y generan resistencias de las plagas y de las malezas. Además, se desconocen sus impactos sobre la salud animal y humana. No son, pues, una solución a la crisis ambiental. Tampoco resolverán los problemas del hambre. El hambre es un problema político y social. Basta con recordar que en Brasil por ejemplo, el 1% de las explotaciones agrarias controlan el 45% de la tierra, cuando el 90 % de las explotaciones agrarias tienen menos del 20% de la tierra. Y en Argentina, 26 gran exportador agrícola, una tercera parte de la población no puede cubrir sus necesidades básicas. Peor aún: las multinacionales patentan todas las semillas transgénicas. De esta forma, niegan al agricultor el derecho de volver a sembrar su semilla cada año. El control de las semillas por las multinacionales implica el control sobre nuestra alimentación. Sobre nuestra vida. En 5 años, los cultivos transgénicos han pasado de 0 a 43 millones de hectáreas. BASTA YA. Los integrantes del taller sobre transgénicos, reunidos en Porto Alegre del 26 al 29 de enero del 2001, en el Foro Social Mundial, exigimos: - La no patentabilidad de los seres vivos y de las semillas, patrimonio de la humanidad - Una investigación pública independiente a favor de una agricultura sustentable sin transgénicos - La ratificación del Protocolo de Bioseguridad de Cartagena por todos los gobiernos - Una moratoria inmediata, como primer paso hacia la producción de alimentos libres de transgénicos - El derecho de información completo para los agricultores y consumidores sobre todos los aspectos ligados a los transgénicos Participaremos en todo tipo de acciones que contribuyan a eliminar los transgénicos de la agricultura y de los alimentos. Sin transgénicos, sin pesticidas, sin hambre y con una agricultura sustentable, OTRO MUNDO ES POSIBLE.” Hecho en Porto Alegre, el 29 de enero del 2001 27