GABRIELA MISTRAL EN PANAMA Encuentro de dos maestras

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GABRIELA MISTRAL EN PANAMA
Encuentro de dos maestras
Humberto Calamari G.
Del archivo de familia, que con tanto
cariño y tanto celo conserva la
señorita Gloriela Calvo, hija de la
ilustre panameña Doctora Esther Neira
de Calvo, proceden los valiosos
documentos que sirven de apoyo a la
publicación que aquí aparece y que
ofrecemos a nuestros lectores, como
homenaje a los maestros panameños en su
día.
Corre el año 1931 cuando pisa tierra panameña en visita de
acercamiento cultural la poetisa Gabriela Mistral, chilena de
nacimiento, hispanoamericana de corazón y dignísima ciudadana del
pensamiento y la creación artística universal.
Su presencia no puede pasar inadvertida . Gabriela Mistral ha
sido siempre una poetisa leída con fruición en Panamá . La ternura
que rebosan sus versos, la historia de su vida que va desde su
infancia en una pequeña población de la campiña chilena ; sus
esfuerzos para formarse intelectualmente ; su apostolado como
maestra rural con todos los escollos y privaciones ; también las
satistacciones marginales ; y junto a todo eso su producción
literaria que la llevó a merecer el Nóbel de Literatura 1945
hicieron de ella una figura ejemplar, digna del respeto y el
aprecio de sus conciudadanos de América.
En Panamá tiene una amiga de antigua data, con quien ha
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compartido afanes y anhelos en conferencias y simposios en
distintos escenarios de América y de Europa . Es Esther Neira de
Calvo, pionera de la educación pública en su país allá por las
primeras décadas de : la, vida republicana ; maestra por antonomasia a
fuerza de esa vocación que robustece el espíritu y da sabiduría
para edificar obra duradera.
En posesión de una educación europea, que luego afirmó en la
Universidad de Columbia, Nueva York, Estados Unidos de América,
Doña Esther no desmintió nunca su amor por la cultura y en especial
por las artes : la música, el bel canto, la pintura . Delicadeza de
espíritu que motiva su admiración y su aprecio a la obra de la
Mistral y el afecto personal hacia ella, que hizo siempre patente.
Esto. explica, a no dudarlo, la corriente de afinidad que acercó a
esta ilustre panameña y a la insigne poetisa chilena.
Y es así que Doña Esther, Directora de la Escuela Normal de
Institutoras, se sabe obligada a llevar a la gran maestra chilena y
gran amiga a la intimidad del plantel que dirige . Quiere que, y
así se lo pide, que ahí, acogida con fervor, con reverencia y con
cariño por las educandas, abra su corazón y diga cómo fue su vida
antes de alcanzar la cúspide de la fama ; cómo llegó a ser' lo que
era ; cómo le es posible hablar de su origen y de sus luchas para
superarse, sin resentimiento, sin dolor por todo aquello que laceró
su alma y que el tiempo ha ido haciendo cada vez más lejano . Y
Gabriela acepta el reto y viene a la Normal, toma posesión de la
tribuna y, luego de agradecer la condecoración de la Flor del
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Espíritu Santo, Orquídea de Oro que le ha sido impuesta por la
Directora del plantel, hace historia de su vida, de su pasado, de
sus realizaciones, de las experiencias recogidas por los caminos
de su constante peregrinar.
Cumplida esta introducción entregamos la tribuna a Doña
Esther Neira de Calvo a quien correspondió, como Directora del
plantel, dar inicio al acto ; compromiso que cumplió con un
discurso poemático de delicada y muy noble inspiración . He aquí
sus palabras:
"En estos momentos en que los educadores vivimos la
vida angustiosa del siglo haciéndole frente en el trajín
diario de nuestras escuelas a tantos y tan graves problemas,
a esa fiebre de egoísmo que mantiene enfermo al mundo, a esa
ansia de independencia y de liberación, mientras fuerzas
interiores violentas mantienen en inquietud desconcertante
el espíritu de la masa que puebla nuestras aulas, anda sola,
muy sola por los caminos, como lo hizo Jesús, una mujer que
ama ante todo la verdad y mucho el dolor y que busca con
ansiedad de madre a los niños de la vera para hablarles de
cosas bellas y muy nuevas en esta hora caótica y asfixiante
en la que el odio envenena y mata las fuerzas más preciosas
de la humanidad.
Un corro de niños de su pueblo oyó por primera vez su
Evangelio :
EL CORRO LUMINOSO
Corro de las niñas,
corro de mil niñas
a mi alrededor;
oh Dios! yo soy dueña
de este resplandor'!
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En la tierra yerma,
sobre aquel desierto
mordido de sol,
mi corro de niñas
como inmensa flor!
En el llano verde,
al pie de los montes
que hería la voz,
el Corro era un solo
divino temblor!
En la estepa inmensa,
en la estepa yerta
de desolación
mi corro de niñas
ardiente de amor!
En vano queréis
ahogar mi canción;
un millón de niños
la canta en un corro
debajo del sol!
En vano queréis
quebrarme la estrofa
de tribulación:
el corro la canta
debajo de Dios!
Luego calzo sus sandalias de peregrina y salió de su
aula para irse muy lejos y enseñarle su doctrina al mundo.
Un inmenso dolor que va por los campos y senderos de la
vida, cantando una canción de amor también inmenso .
" Qué
amantes son las rosas y qué amadas las espinas . . . "
Y he aquí que a nuestras playas ha llegado la maestra
nazarena, sola y cansado el cuerpo pero hecha su alma un haz
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de fuerzas y de fe, caldeado su espíritu por la ardiente
llama de la inspiración . ..
En nuestros jardines se oyeron sus pasos, lentos y
seguros, en nuestras aulas vibró su espíritu, nuestro templo
le abrió sus puertas .
Ha entrado ; tras ella han quedado
estelas de luz y, miradla : como e7. Divino Maestro en la
montaña, se ha sentado para decir su palabra . . . descansa su
cuerpo fatigado entre niños y flores del campo, mientras su
mirada se clava en cada mirada nuestra y se graba en ellas su
imagen que es la imagen de la maestra de un continente.
Dinos, mujer transida de ternura con alma toda Fe, qué
traes para dejar en esta casa que debes amar porque en ella
se forman espíritus de Maestras? Maestra inspirada por
Dios, maestra buena, maestra fuerte, mira la juventud que te
rodea ; son las madres, las maestras del futuro ; dales tu
Evangelio para esculpirlo en piedra con letras de oro en las
paredes de sus aulas .
Enséñales, maestra, diles cuánto
deben hacer.
Señores : Quiero confesarles que Gabriela Mistral es la
inspiradora de casi toda mi labor de maestra y que también
ha sido mi fuerza . En una de sus charlas de estos días nos
ha dicho, refiriéndose a su obra, que cree no haber hecho
más que trazar los programas que otras han cumplido . Y qué
más? Eres el motivo de la obra . Sin tí no habría tenido
principio ; encarnas la idea, eres la inspiración y das la
fuerza . Cuántas veces, en mi trabajo diario de maestra, en
mis ratos de honda amargura y desconsuelo, he abierto tus
libros y leído con avidez en ellos para saciar mi sed de
itnspiracióír,, de paz interior, de perdón y de reposo!
Cuántas veces he hecho mía tu oración ; esa que dijiste
al Señor, herida por el dolor que da en el trabajo la
incomprensión y la injusticia de los que no quieren que
hagamos bien :
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LA ORACION DE LA MAESTRA
"Señor : Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe, que
lleve el nombre de maestra, que tú llevaste por la Tierra.
Dame el amor único de mi escuela ; que ni la quemadura de
la belleza sea capaz de robarle mi ternura de todos los
instantes.
Maestro, hazme perdurable el fervor y pasajero el
desencanto . Arranca de mí este impuro deseo de justicia que
aun me turba, la mezquina insinuación de protesta que sube de
mí cuando me hieren . No me duela la incomprensión ni me
entristezca el olvido de las que enseñé . ..
Hazme fuerte, aun en mi desvalimiento de mujer, y de
mujer pobre ; hazme despreciadora de todo poder que no sea
puro, de toda presión que no sea la de tu " voluntad ardiente
sobre mi vida.
Amigo, acompáñame! sosténme! Muchas veces no tendré sino
a Tí a mi lado . Cuando mi doctrina sea más casta y más
quemante mi verdad, me quedaré sin los mundanos ; pero Tú me
oprimirás entran-s_ contra tu corazón, el que supo harto de
soledad y desamparo .
Yo no buscaré sino en tu mirada la
dulzura de las aprobaciones.
Y, por fin, recuérdame desde la palidez del lienzo de
Velásquez, que enseñar y amar intensamente sobre la tierra es
llegar al último día con el lanzazo de Longinos en el costado
ardiente de Amor".
Dios, los hogares y mi Patria han puesto en mis manos una
obra de enorme trascendencia . Debo forjar el alma de las
maestras de mi tierra, de las que van a formar generaciones y
generaciones . Sigue inspirándome ; enséñame tus métodos.
Danos trabajo a las mujeres y a la juventud, deja que se
pueble el mundo de tu obra como se pueblan de flores los
campos y de luz los senderos . . .
Entréganos tu tesoro
interior, predícanos tu Evangelio .
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La América hispana necesita de sus hombres, pero más de
sus mujeres ; aun puede salvarse por ellas que guardan en el
hogar las tradiciones, los sagrados tesoros de nuestra raza.
Enséñanos a defendernos y muéstranos para ello campos de
acción . Vierte luz en nuestras mentes, cántanos tus himnos de
amor y llena de paz nuestras almas.
Señores :
La Escuela Normal de Institutoras tenía el
deber de traer a sus aulas para que viviera en ella minutos de
gloria, a Gabriela Mistral . Este homenaje que le tributa
encarna el amor de cada una de sus hijas . Recibidlo, Divina
Maestra y permite que coloque sobre tu pecho, vaciada en oro,
la Flor del Espíritu Santo, orquídea la más preciada y la más
rara de nuestros bosques, la más alta insignia que la Escuela
Normal de Institutoras confiere cuando rinde tributo al mérito
unido a la virtud ."
Ocupa enseguida la cátedra, la Divina Grabriela . Divina ; así
acaba de llamarla, con toda propiedad, su antecesora en el uso de la
palabra . Y, ciertamente, Gabriela ha dictado cátedra ; porque el
relato de su vida, de sus sufrimientos, de sus desilusiones, de sus
luchas, de sus triunfos, es una lección . Lección de coraje para
hacer frente a las inconsecuencias del destino ; para derribar vallas
y borrar las distancias ; coraje para hacer fértil el yermo y
productiva la aridez que invade a veces el corazón del hombre;
coraje para hacer de la fraternidad el antídoto contra el egoísmo y
la impiedad . Es esa la esencia de su verbo iluminado . Recordemos
su palabra inmensa, valiente, liberadora, aquel día de septiembre de
1931 en la Normal de Institutoras :
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"Damas y caballeros:
Ante todo les pido que me excusen al comenzar a
hablarles, pues las muchas y gratas emociones que he
experimentado esta noche han exaltado mi espíritu . Comienzo
por lamentar haber resultado una calamidad para los jardines
de Panamá, pues la intención de ustedes parece haber sido la
de ofrendarme todas sus flores . Las pobrecitas no han hecho
nada para que se les tratara de esa manera . Agradezco de
todo corazón esta insignia, por el prestigio que ella lleva
que es el de ser otorgada exclusivamente por este
establecimiento, pero agradezco principalmente el símbolo
floral, encarnado en lo que ustedes llaman la Flor del
Espíritu Santo, que sé apreciar en todo su valor debido a los
rudimentarios conocimientos de botánica que poseo . Y quiero
agregar asimismo esta idea tan tierna de un prendedor que
recuerda uno de mis poemas en prosa, de esos poemas míos que
n¿ valen casi nada . Ahora, como ustedes han ideado una serie
de leyendas sobre mí, porque son leyendas todas, yo he
sentido pocas veces como en este momento la necesidad de
decir la verdad, después de la leyenda y de las leyendas.
Hay pocas criaturas que nos hagan conocer este sacudimiento,
esta necesidad, esta decisión, esta voluntad de decir la
verdad . La mayor parte de las gentes tienen un gesto de
insinceridad para con ellas y para con sus semejantes, cuando
se trata de decir la verdad, pero desde el primer día que yo
llegué a esta tierra de ustedes y estuvo a verme la señora de
Calvo, desde la primera hora de nuestra conversación nos
atrajo un ambiente de simpatía y por una de esas
comunicaciones misteriosas que corren de ser a ser, fué para
mi una hermana y tomó enseguida el carácter de hermana en mi
corazón .
Desde nuestra primera conversación, en el primer
momento de encontrarnos, me miró de pronto á los ojos muy
adentro y me dijo :
Yo quiero saber su vida . Yo he dejado
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siempre que circulen sobre mí, narraciones, historias,
cuentos, pero nunca se me había ocurrido contar la historia
de mi vida, que resulta un cuento vivido por mí, y ese día
correspondiendo a la mirada curiosa de los ojos de la señora
de Calvo, pensé : "Es ci.erto, ella tiene no se qué derecho
natural de oírme a mí la verdad y a que yo la cuente para
ella ."
No tiene mi vida nada de eso que llaman las gentes
maravilloso, extraordinario, y no piensen las alumnas de la
Escuela Normal que me oyen que yo voy a contarles un cuento
de maravilla . Yo he dicho que hay algo de cuento en mi vida,
no es precisamente lo corriente lo común en toda vida de
mujer, es lo maravilloso, lo inesperado.
Yo nací entre una familia de maestras . Acuérdense
ustedes de una frase de Blanco Fombona sobre Sarmiento . El
dijo en cierta ocasión que el pobre Sarmiento sufría de
maestrocolitis aguda y es cierto que aquel hombre no supo ser
otra cosa en toda su vida que maestro de escuela . Pero esa
manía le valió la inmortalidad, pues su nombre ha salvado las
distancias y hoy se le considera como uno de los apóstoles de
más relieve en la educación popular de la República
Argentina.
Mi familia fué de maestros . Mi padre fué primeramente
profesor de colegios privados y después fué maestro rural.
Mi hermana, mi única hermana fué maestra hasta hace pocos
años . Mis únicas parientes del lado paterno son dos tías que
se han vuelto monjas, pero han ejercitado el magisterio en
sus respectivos conventos . Mi padre fué un hombre de una
cultura superior, pero caído por una desgracia familiar en el
campo, él no supo resistir los peligros y el terrible influjo
de la tierra, y se malogró.
Yo me crié en el fondo de uno de los valles pueblerinos
más bellos de Chile . Dicho valle posee preciosos paisajes
que aparte de su belleza, ofrecen al viajero los más curiosos
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contrastes . En efecto, de medio cerro arriba se puede observar en el terreno una calvicie total y de medio cerro abajo
reina una fecundidad preciosa . En mi persona se ha reflejado
muchas veces esa naturaleza de contrastes sin ninguna
transición, esa naturaleza de grandes arrebatos, de ternuras
infinitas, de desesperación y de aplacamiento.
A mí me enseñó las primeras letras, a mí me dió una gran
enseñanza primaria mi hermana maestra . De mi madre tengo el
recuerdo de una criatura muy hermosa y débil de carácter.
Nunca me puso las manos encima, nunca me castigó, nunca me
tocó como dicen allá . Es muy dulce que lbs niños tengan un
recuerdo de su madre, idéntico al que yo tuve de la mía, la
buena señora nunca tuvo su imagen nublada por una cólera, ni
un momento su autoridad de madre se hizo sentir sobre mí.
Pero la educación mía que estaba abandonada en el sentido de
que mi madre era demasiado dulce para criarme, corría a cargo
de mi hermana, o mejor dicho de mi media hermana, pues sólo
era hermana de madre, una mujer llena de ternura y de un
sentimiento de sacrificio por los demás, como he visto pocas
en mi vida . Una mujer en la cual la vida individual no ha
sido nada y la preocupación colectiva ha sido todo . Quizás
yo le deba a ella esa concepción práctica del mundo que
siempre he tenido.
Viví yo de niña hasta los doce años en una intriga tal,
en un desconocimiento casi absoluto del pasado, al extremo de
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no recordar la casa, en que habitábamos, ni una sola pared de
ella, ni una mesa, ni . un mueble . Yo pasaba el día en la sala
de clases de la escuela y recuerdo eso sí que tenía un bello
jardín, muy amplio, muy lleno de sol y protegido con la
sombra agradable de una morera, pero estos recuerdos de mi
infancia no están relacionados con otros que no conserva mi
memoria.
Mi memoria de la infancia no es sino la memoria de los
seres de la aldea, de los animales que eran mis compañías,
porque jugaba con los lagartos en la mano lo mismo que con
las palomas . Mi hermana me enseñó todo lo que sabía . No fui
una alumna extraordinaria : tenía dificultades para las
matemáticas, que aún en la fecha y a pesar de todo el tiempo
transcurrido todavía me molestan, tenía dificultad también
para otros ramos, una gran torpeza para el trabajo manual,
facilidad para la historia, cierto conocimiento de la
geografía, mucho gusto de la lectura, y hacer versos me
parecía también natural, los hice desde los siete años, tod_
lo malo que cabe hacerlos a un ser humano en este mundo.
Me acuerdo perfectamente de la silueta familiar de mi
abuela paterna . Cuando tenía nueve años, ella, mi abuela,
era una vieja muy alta, más alta que yo, con un físico más
alemán que chileno y unos ojos muy claros, muy dulces y muy
severos . A veces en los contornos la llamaban la teóloga,
porque sabía mucho de oraciones y de ritos y de cultura
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religiosa .
Yo le debo a ella el haber sido este curioso
ejemplar de una católica bíblica, o sea de una católica que
se lee toda la biblia.
A esa edad de nueve años mi abuela me sentaba en un
banco y me enseñaba de memoria los salmos de la vida . Yo
naturalmente no entendía nada, es claro no podía entenderla.
La vida de mi abuela fué muy dolorosa y llena de azares . Los
sinsabores y los desengaños se habían llevado la mitad de sus
razones.
Cuando yo llegaba a verla, mi mamá me mandaba un poco
enperifollada, con el cabello un poco rizado y con algo de
polvos en la cara . Mi abuela, que era una puritana católica,
me cogía desde la puerta y me decía : "Tu no vas a llevar
crespos en la cabeza, ni te vas a poner nunca polvos ." Me
cogía, me llev `>~ y me quitaba los rizos y me lavaba la cara
rigurosamente hasta que me quedaba limpia y me sentaba
después a hacerme la lectura de los salmos.
Cuando ella tenía cincuenta años y acababa de formar a
sus hijas, se le ftabían ido las dos al convento, lo que le
hizo perder la razón que no recuperó nunca.
Mis otros recuerdos familiares son los de las gentes de
la aldea donde me crié, y es curioso, mis primeras nociones
acerca del feminismo las obtuve de las observaciones
personales que hacía en el vecindario . El feminismo campea
en nuestra tierra desde hace años como una cosa racional . En
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las cercanías de mi casa había una gran finca, una hermosa
granja, cubierta de viñedos al cuidado constante de siete
solteronas cuya familia se completaba con un hermano único.
También el hermano era el único ocioso de la familia . Las
siete mujeres trabajaban para él y para las hijas que él les
llevaba de tarde en tarde . Yo recuerdo de esas hermanas
mujeresque cuando el turno de agua se daba a la media noche,
pues el agua era muy escasa en el valle, estaban de doce a
tres de la mañana, regando a la luz de una candela la viña
con las faldas arremangadas . Yo las veía después hacer la
vendimia, cortar los árboles, atender en una palabra a todas
las labores relacionadas con la agricultura . Con esta visión
constante, el trabajo de la mujer, y sobre todo el trabajo
agrícola de la mujer me entró por los ojos y me convencí de
que la mujer de mi tierra ha trabajado siempre.
Durante ese período de mi vida no tuve la más elemental
noción de lo que era la propiedad . Recuerdo eso sí,
perfectamente, que cuando venía la estación de los duraznos
mi mamá me decía : "Vaya donde mi comadre -casi todas eran
comadres- lleve el canasto y dígale : Aquí vengo por un poco
de fruta " . A veces variaba la redacción y era así : "Dice mi
mamá que aquí vengo a buscar granos y que ella tiene allá
uvas" .
Uno de mis descubrimientos fué al saber a los doce años
que la fruta se compraba y tanto me extrañó tal cosa, que aún
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hoy mismo, me resisto en pagar cara la fruta . Convenía desde
mi infancia en que la legumbre debía pagarse pero la fruta
no .
Otras de las emociones fuertes de mi infancia la
experimenté yo al quemársenos nuestra casa . También recuerdo
el constante peregrinar de las gentes del valle con dirección
a nuestro domicilio con numerosos cortes de tela para el uso
de la familia . Esos cortes siempre se guardaban en el fondo
de la caja . Me acuerdo perfectamente de un corte como para
falda de mi hermana ; otro como para blusa de mi mamá y otro
como para un vestido mío.
Me acuerdo perfectamente de una aldea sin casas en donde
lbs patronos y las patronas vivían en comunidad y en compañía
de sus criados se dedicaban a pelar duraznos que iban
amontonando en enormes cestos y todos estos cuadros de un
color estrictamente folklórico, no se han borrado de mi mente
a pesar de las variadas y múltiples impresiones de cuadros y
paisajes que se han proporcionado a mi vista en las grandes
ciudades, hasta la edad de cuarentitrés años.
A mi hermana se le ocurrió que me había enseñado todo lo
que sabía y que había que mandarme a una escuela superior, en
la capital . Allá me llevó la Directora de la Escuela que era
una de las personalidades de la ciudad y era además mi
madrina . Prefiero hacer sobre este recuerdo de mi infancia
un poco de silencio por tratarse de una mujer que tuvo
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vinculación con mi familia y a quien me duele comentar en
mal . Yo fuí un fracaso tal en la Escuela Primera Superior a
cargo de profesores muy buenos, que la Directora llamó a mi
mamá Y le dijo : "Comadre, usted se lleva a la niña, la
criatura es completamente tonta, usted la puede poner a que
haga los quehaceres de la casa . Nosotros no hemos conseguido
que hable nunca y era tiempo . No hemos conseguido que
escriba en el pizarrón y es enteramente taimada y muda, lo
que nunca había sido verdad, y cuando me dí cuenta que por
este motivo iba a ser un perjuicio para el mundo, hice el
voto de soltar mi pobre lengua y de dar a conocer a la gente
,que
yo si podía hablar .
Mi mamá creyó todo lo que la
Directora le había dicho ; recuerdo perfectamente de mi
salida de la escuela de la mano de ella, y con uno de esos
gestos sacramentales que adoptamos cuando vamos a decidir de
la suerte de una persona me dijo :
" Ya vez hija, no ha sido
mía la culpa ; tu padre dirá más tarde que no te hemos
educado, él un hombre tan inteligentej"
Había dentro de mí una convicción muy honda de que no
tenía nada de tonta, aunque tampoco era una maravilla . Yo me
quedé callada por la milésima vez y me llevó mi mamá al
pueblo donde mi hermana era maestra . Me acuerdo todavía del
día que entré a la cocina y me dejaron aprender todo lo
necesario que no debe ignorar una buena cocinera, para que la
comida que confeccione sea excelente . Había una sirvienta en
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la casa y la instruyeron para que me enseñara todo lo
relacionado con la cocina . Yo me hice el propósito de no
aprender nada de esto, pues me dije para mí que si aprendía a
cocinar y les daba gusto en la comida, no serviría en
adelante para nada útil . Por lo mismo no me preocupé ni por
lavar bien un plato y cuando lo hacia les dejaba una franja
fea y sucia . Si me daban a lavar una toalla, yo la dejaba
como la había cogido . En vista de mi testadurez para
aprender a cocinar y para hacer los menesteres de cocina, mis
familiares me dejaron al fin en completa libertad para
proceder de acuerdo con mis inclinaciones . Cuando tenía doce
años mi mamá y mi hermana vivían desesperadas de la muchacha
ociosa . Era en ese entonces muy adicta a la lectura de
novelones, entre los cuales leí con predilección "Los hijos
del Pueblo " de Eugenio Sue .
Me aprendí los nombres de todos
los personajes que desfilaban en los distintos novelones y
esta lectura me inspiró la idea por primera vez de escribir
una novela, cosa que no podría hacer yo en ese entonces ni
podré hacer nunca.
Mi padre se había ido de la casa cuando yo apenas tenía
tres años, volvió a verme a los doce por un mes y después no
volví= a verlo más . Tampoco me gusta tocar su memoria
después de muchos años, su conducta la he olvidado
perfectamente y he puesto en claro su caso como el de un
hombre al cual amargó en toda ocasión el fracaso de su vida
en una aldea.
Cuando tenía catorce años, mi familia tuvo unos años de
holgura, proporcionados por un matrimonio de mi hermana, pero
de repente se perdieron todos nuestros haberes de un golpe y
nos quedamos en la calle . Entonces mi mamá tuvo una idea muy
peregrina, perfectamente extraña, se -le oc5irri6 que esta
criatura de catorce años fuese maestra . Y en cierta ocasión
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me llamó y me dijo : "Nosotras no tenemos con qué_ vivir, tu
padre, tu hermana, han enseñado, tu tienes que hacer lo mismo
para ayudarnos, para salvarnos de la miseria . "
-Pero no sé
nada, mamá, le contesté .- -Vas a enseñar a leer, cómo no vas
a poder hacer eso? -Y siempre me hacía ver que sí, que eso
era posible.
A la edad de catorce años tuve mi primer nombramiento de
Ayudante de Escuela Rural . Empezé pues a trabajar en una
forma microscópica, insignificante, casi sin importancia . Al
llegar a la primera escuela rural que tuve me convencí que
tenía que trabajar en una sala sin piso, es decir, con piso
de tierra, y mis alumnos eran muchachos de dieciseis a
diecisiete años a los cuales se les ocurría a veces hasta
hacerme la corte . Yo iba demasiado tímida para que sirviera
de maestra . Tenía una prodigiosa timidez de niña ; tenía
miedo de hablar, no sabía contestar, pero tenía la cara muy
grave, esa cara solemne que dice mi amigo Méndez Pereira que
poseo y la vestimenta negra que desde entonces llevaba y un
aire recogido que desde entonces adopté, me aumentaba lce
años y me daba autoridad delante de los muchachos . Entonce
ocurrió un incidente cómico ; como la directora de la escuel¿ .,
me tomó muy mala voluntad, por negocios femeninos, los
solucionó acertadamente con el palo de la escoba . Esta_
intrigas, estas malquerencias, estas enemistades entre lo
maestros, estas rivalidades entre ellos que en las ciudades
grandes toman un aspecto muy digno y muy elegante, en las
pequeñas aldeas se revisten de un carácter primitivo y
odioso . A veces pienso que la directora tenía razón . Yo
siempre me escudaba en la comodidad y sintetismo de los
monosílabos .
En cierta ocasión, al invitarme ella a
conversar de asuntos escolares, acepté y me senté frente a
ella en un banco .
A todas sus preguntas, a todas sus
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observaciones, a todas sus sugestiones, contestaba yo
invariablemente : está bien, o tal vez . Ella continuaba:
Pero diga usted cómo lo va a hacer ; que hace usted con los
niños .
Yo sólo sé que los muchachos la quieren a usted
porque usted les ha dicho que no me quieran .
Estas
dificultades se aumentaron al informarse la Directora de que
yo colaboraba en los periódicos de la Serena . Esta nueva
circunstancia me dió a conocer de un hombre, lleno de
talento, de una buena alma y un hermoso cuerpo de patriarca,
quien al enterarse de mis producciones me hizo la proposición
de proporcionarme una oportunidad para ir a estudiar al liceo
de la Serena, por tener él las facilidades para ello por sus
vinculaciones personales y políticas con el personal docente
de dicho plantel de educación . El expresado señor era
presidente en ese entonces de la Junta de Vigilancia del
Liceo y me brindaba esa oportunidad de ampliar mis
conocimientos .
Yo no creí en esa promesa pues no soy
crédula, pero unos dIeQ de5pué5 la directora del Liceo me
avisaba que ibr tomarme como Secretaria del Colegio y a la
vez como alumna ; que yo podría asistir a los cursos que
quisiera y qLe había un trabajo de Secretaria que me sería
otorgado y explicado . Me presenté allí y me hice la
impresión de un conejo que caía en las garras de un águila,
de un conejo con todas la timideces que había en mí, esas
timideces que nos hacen estar callada, con la cara muy seria
y con cierta sensación de alejamiento y de orgullo.
Aunque yo sufría mucho con el trato de esta antipática
alemana, las enseñanzas que de su compañía obtuve, las
considero como las más valiosas de mi carrera en el
magisterio . Ella era una mujer de horrible carácter pero una
mujer de vida y de concepto.
Con algunos aspectos de extranjera que trata de arreglar
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todos los defectos del pueblo donde vivía, en todos sus
actos, trataba de mortificarme con una franqueza positiva que
yo le agradecía . La directora se llamaba la señora Krusher y
me tenía en los comienzos cierta simpatía, que creo se
originaba por la similitud de nuestra constitución física.
Las dos eramos muy altas, con ojos claros y aunque
estuviéramos en los dos cabos del escalafón, pues ella era la
Directora y yo una humilde maestra, al principio se creyó que
debía concederme cierta consideración como a una criatura que
debía ser protegida, pero cuando se dió cuenta de que yo no
decía nada, que tenía idea socialistas, que escribía en los
periódicos, y hablaba con los obreros, me trató desde
entonces como un elemento plebeyo.
Una muestra de ésta apreciación de la directora respecto
a mi persona, la constituye el ejemplo siguiente : En cierta
ocasión, me llamó y me dijo :
" Ha llegado el tiempo de hacer
las matrículas, usted va a encargarse de esa labor . Aquí no
entra ninguna china (las chinas son entre nosotros la gente
del pueblo) .
Usted sabe que aquí no debe entrar ninguna
china a este colegio . Por lo mismo todas las aspirantes
deberán tener tarjetas de recomendación otorgadas por los
Miembros de la Junta de Vigilancia.
A pesar de ser tímida, siempre he considerado
primordialmente el concepto de la igualdad humana, que no me
lo destruye ni un terremoto y por lo mismo a todas las
aspirantes chinas que querían ingresar al Colegio se las
mandaba a un pariente que era miembro del Consejo de
Vigilancia, para que él hiciera hincapié en su valimento de
tal al recomendármelas a mí, al extremo de que cuando la
Directora volvió al Colegio éste estaba lleno de chinas del
pueblo . Esto la molestó sobremanera y acabó por demostrarme
más abiertamente su enemistad para conmigo . De esta
enemistad saqué yo grandes enseñanzas pues ella cuando me
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insultaba al mismo tiempo me decía grandes cosas . Recuerdo
que en cierta ocasión, al entrar a su dormitorio, ví en una
pared una imagen de una virgen de Murillo muy grande . Como
sabía que ella era protestante, al entrar, me quedé embebida
contemplando el cuadro y tratando de comprender a mi manera
por qué éste se encontraba en tal lugar, pues estaba segura
que ella no tenía ninguna devoción por la Virgen . Al ver mi
asombro esta mujer singular me dijo : La diferencia que hay
entre nosotras es que usted cree y tiene todas las
apariencias de no creer lo cual es cierto y yo no creo y
tengo las apariencias de creer puesto que creo en el arte.
Me acuerdo de otra frase de esta mujer : una vez entré
en su salón que estaba bellamente ataviado, pues esta mujer
tenía un gran gusto artístico y se desvivía por enseñar una
colección de obras de arte, entre las cuales sobresalían dos
retratos, uno de Schiller y otro de Goethe . Enseñándome los
dos retratos me dijo :
" E1 mundo se divide en dos grandes
grupos, uno de ellos, el de los inútiles se parece
exactamente a Schiller, el otro, el de los preparados, el de
las personas de valimento se parece a Goethe .
Usted está
clasificada en el primer grupo y yo en el segundo.
Como siempre trataba de encontrar lunares en mi trabajo,
en cierta ocasión alegó que unas notas que me mandó hacer
estaban plagadas de faltas de ortografía . Parece pues que no
le gustaron las notas mías y entonces me buscó algo en que
yo pudiera servir en el Colegio . Hizo que me pusiera de
acuerdo con un profesor de música para que juntos nos
encargáramos de hacer los cantos de la escuela . Al terminar
nuestro trabajo ella demostró su contento diciéndome que iba
a darse el gusto de que nuestros cantos se cantaran solamente
en nuestro colegio, ya que no deben cantarse en otra parte y
mucho menos en las escueluchas de poca monta.
Pero al contar éstas anécdotas de mi directora me he
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adelantado en la narración . Volvamos atrás : Cuando volvió
de sus vacaciones y se dió cuenta de la gran cantidad de
chinas que había, me llamó y me dijo : Usted no ha obedecido
mis órdenes, yo la voy a separar del Colegio, pero como sabía
que colaboraba en los periódicos y ésta conducta de ella no
le convenía, me insinuó entonces que presentara mi renuncia
por motivos de salud y yo pensaba :
hacerme renunciar por
motivos de salud con esta cara tan saludable!
Me hizo pues escribir una renuncia y no me permitió que
la firmara todavía . Se arrepintió de ello? No por cierto.
Ese día se reunió un Consejo de Profesores y este episodio lo
cuento para que ustedes sepan de todas las intrigas y
malquerencias gratuitas que uno adquiere en el apostolado de
la enseñanza y que por desgracia se practican en todo el mundo.
Se reunió pues el Consejo de Profesores y ella dijo:
Aquí hay un elemento que además de no servir para nada ha
cometido la barbaridad de aceptar alumnas del pueblo . No
puedo echarla sin exponerme a que el Presidente del Consejo
de Vigilancia nos la traiga aquí de nuevo . De acuerdo con la
conducta posterior que nosotros observemos respecto de ella,
y que yo recomendaré, estoy segura de que se verá obligada a
abandonarnos para siempre . En efecto, debemos aislarla en lo
sucesivo .
Que ella no tenga con quien hablar en ninguna
parte ni en la mesa . Todo el conjunto de la reunión
integrada por dieciocho o veinte personas entre las cuales se
encontraban dos o tres curas, aceptó el cumplimiento de las
condiciones de la directora respecto a mi persona . Solo una
mujer se hizo íntimamente el propósito de hablarme . Por lo
mismo cuando yo llegué a tomar mi almuerzo nadie me saludó;
exageraron tanto la nota que ni siquiera me dieron los buenos
días con palabras sino con musarañas de la cara . Nadie me
contestó cuando salía a hacer la vigilancia y me sacaron el
cuerpo todos . Y yo viví la leprosa unos quince días ; no más
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hasta cuando una de ellas me contó y me dijo : usted tiene que
irse ; firme la renuncia que le hicieron escribir y así fue,
cuando debido a la presión injustificada de la directora, me
de repente en la calle, después de soportar con estoicismo
los sinsabores sin cuento que me proporcionaba un humilde un
humilde empleo por añadidura mal remunerado.
Me acuerdo todavía de la cara trágica con que llegué a mi
casa el último día y dije a mi mamá :
"Mamá, ya no tengo
empleo" . Pero no le di los detalles de mi tragedia en el
ví
Liceo . Ella nunca llegó a saber mis vicisitudes fuera de casa
y eso que murió a los 74 años . Pero de todas maneras debía
saber que no tenía más empleo . Cuando se lo dije ella me
manifestó lo siguiente : Hija mía, te quedan dos caminos : o
que entres a la Escuela Normal para que hagas estudios
regulares porque no tienes títulos o bien :, que busques otro
empleo en una escuela rural para que trabajes . Pero yo no
contaba con la huéspeda .
El Cura párroco del Liceo de donde
acababa de salir era el Capellán de la Escuela Normal de la
Serena . Fui y presenté mi solicitud, me presenté a examen ; se
me pidió fianza, la presenté ; certificado médico :
me lo
procuré . Llegué
con mis dos maletitas de ropa pero la
Subdirectora me regresó a mi casa diciéndole a mi mamá :
" La
Al
demostrar mi madre asombro la
niña no está admitida" .
Subdirectora dijo : Usted se equivoca, señora, su hija fué
rechazada a última hora .
El Capellán había hecho la declaración
de que yo era un elemento peligroso, que yo no tenía ideas
religiosas, que era socialista y hubo un segundo Consejo de
Profesores tan digno como el primero : Aceptó la proposición del
Capellán de eliminar a una alumna que había sido examinada y
que tácitamente el Colegio tenía la obligación de aceptar.
Como lo he dicho antes, estas miserias no se viven sólo en
Chile, de ellas tenemos ejemplos palpables en todas partes del
mundo, principalmente en los pueblos nuestros, en donde las vemos
todos los días.
Salí pues de la escuela Normal, en esta curiosa forma :
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echada sin haber entrado ; eliminada sin haber sido
incorporada . Yo ignoraba en absoluto la razón de mi rechazo.
Vine a saberlo a los veinticinco o veintisiete años, una vez
que la Subdirectora me hizo el triste relato . Tuve el gusto
de mandarle un recado al Cura, en el que le demostraba que
era mucho más cristiana que él.
Era preciso pues, tener que volver a la escuela rural.
Tan duro que me parecía hacer esto! En efecto después de
haber sido Secretaria en un Liceo volver a una escuela rural!
El primer día de mi cesantía, adoptando una de esas
decisiones súbitas tan corrientes en los que nos dedicamos a
hacer versos, tomé unos tres pesos, que por cierto ya
escaseaban en mi casa y me fuí a Coquimbo para mirar el mar.
Nosotros nos entendíamos muy bien . . . Cuando iba en el tren
me encontré con el Gobernador de Coquimbo quien había hecho
versos en su adolescencia . Nos conocíamos intelectualmente y
al manifestarle mi situación apremiante él me dijo que no
tenía escuela decente que ofrecerme en Coquimbo,
manifestándome que,la única disponible nadie quería aceptarla
por las pocas facilidades que allí se brindaban para la vida
por no haber carne todos los días y presentarse otros
inconvenientes casi insuperables.
En vista de mi situación manifiestamente precaria, yo
acepté hacerme cargo de dicha escuela . Por dificultades
familiares, mi mamá no pudo acompañarme a mi nuevo trabajo y
yo tuve que irme sola a encargarme de él y al llegar allí, lo
primero que hice fue tratar de ganarme toda la población . En
efecto : permanecí en el lugar durante dos años largos y
compartía con los habitantes del lugar todas las labores del
campo .
Como noté que muchas personas por virtud de sus
ocupaciones no asistían a las clases diarias de la escuela,
abrí una escuela nocturna gratuita y en la noche había un
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lleno completo pues tenía alumnos hasta de setenta años . Por
la noche, después de clases, los viejos llevaban sus
guitarras y comenzaban a cantar ; los muchachos me llevaban
frutas de todas clases y los domingos me daba el gusto de
pasear a caballo ; uno me llevaba la montura ; otro el caballo
y un tercero me acompañaba en el paseo . Esa es la escuela
rural que ustedes han hallado en los versos míos, y ese es el
bautismo mío de la escuela rural . Nunca tuve el menor
disgusto con ellos, nunca me hicieron el menor daño, vivía en
su campañia como en la de mis familiares . Pero por eso no
había cejado en mi propósito de obtener el título de
normalista . Yo tenía un amigo, mi único amigo de la Serena,
un médico del lugar, quien al informarse de mis aspiraciones
me aconsejó que fuera a buscar ese título a Santiago.
Seguí su consejo y me dirigí a Santiago en compañía de
una amiga de colegio . Iba con el alma muy triste, por
distintas causas y por las decepciones que ya había sufrido y
les cuento a ustedes el rasgo cómico siguiente : Preparé mis
exámenes a cono :-encia pero siempre tenía ciertas dificultades
con la inst, : :-~ción cívica . Al llegar al examen y
convencerme cae que era asignatura obligatoria opté por
salirme del salón, pero la amiga que me había acompañado, al
observar mi conducta, a viva fuerza me hizo regresar y pasar
el examen tan temido . En esta forma fantástica obtuve pues
el titulo de maestra normalista que engloba los estudios
desde el primero hasta el quinto año de ese curso.
Posteriormente, actué como profesora de Historia y Geografía,
y de Castellano en un Liceo del Norte de Chile, cerca de
Santiago y después practiqué el apostolado del Magisterio en
Antofagasta.
Les he contado anteriormente el comienzo de mi carrera
como profesora en los planteles de educación de Chile que
empecé a ejercer a los dieciocho años y como me parece que he
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hablado bastante y estoy abusando del público que me escucha,
les prometo contarles el resto de mi vida, o sea a partir de
ese lapso, cuando dentro de tres años regrese por esta
tierra, haciéndoles saber asimismo que mi vida no ha tenido
nada de admirable.
La señora de Calvo
diga algo a las maestras
que no crean que nadie
tampoco que nadie hace a
quiere que antes de terminar yo le
y yo podría decirles solamente esto:
destruye a nadie pero que no crean
nadie . En algunas circunstancias de
mi vida, ésta se me ha mostrado hostil y se me ha cerrado
como un puño, pero a pesar de esto la vida no me ha destruído
a mí y las gentes no me han hecho nada . No hay ilusión peor
que
creer que alguien está expresamente interesado en
hacernos bien o mal . Sólo Dios y nosotros mismos con
nuestras actuaciones personales y con nuestra conducta para
con nosotros mismos o para con los demás nos hacemos el bien
o el mal.
Si hay algo que asombre en la vida mía, es que en el
curso de ella no me he servido de ningún apoyo, no he
pertenecido nunca a ninguna secta ni a ningún partido . Sola,
como un fantasma, me he defendido siempre y no he sucumbido
en la lucha . A veces opino que uno debe creer en lo
sobrenatural y en lo providencial . Más en lo sobrenatural y
en lo providencial un poco menos .
Yo no soy lo
suficientemente vanidosa para creer a Dios ocupado en mí
En todos mis actos he siempre usado una gran
solamente .
dosis de resistencia . Si algo tengo que enseñarles a ustedes
es eso, una gran resistencia :
resistencia, dolores más
tarde, desengaños e ingratitudes después.
Yo le entregué al principio mi corazón a las fieras y
ellas lo hicieron sangrar copiosamente . Pero llegó un
momento en que conocí el bien ; que me dí cuenta que para
evitar los escollos de la vida, debe uno tener sencillamente
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la medida exacta de las cosas y de las criaturas y emplearlas
acetadamente en consonancia con su condición y con su tamaño.
La satisfacción de ser poseedoras de un título de
normalista, no debe in tan lejos al extremo de considerar que
ese título les de todo, pero tampoco deben hacerlo objeto de
menoscabo, porque ese título representa un poco de esa sangre
de juventud que nunca llega a recuperarse.
Y en cuanto a los goces de la profesión, yo les digo que
el único tangible, consiste en hacer el bien a toda costa, en
enseñar con el corazón, con sinceridad y con entusiasmo ; en el
cumplimiento en fin, de ese deber que nos hemos impuesto al
comenzar a practicar el apostolado de la enseñanza.
Y por último, además de ser tolerantes, de ser humanas,
debeis revestiros de un poco de estoicismo y mucho de
cristianismo . Y para no ser crueles, os aconsejo asimismo que
debeis acordaros de algunos episodios de esta misma vida mía,
qúe acabo de contaros a medias, y de todo lo dicho, podeis
convenceros, así como también con la lectura de mi producción
literaria, de que la única ventaja que por acaso pueda tener
yo sobre las que se llaman grandes maestras, es la ventaja de
la palabra, de esa palabra que hice la promesa de adquirir en
circunstancias difíciles de mi azarosa existencia.
Muchas gracias a todos los que han tenido la paciencia de
escuchar esta larga peroración mía, y a los cuales, tal vez un
deber de cortesía, que no la importancia de lo dicho, ha
permitido oir mi voz por tanto tiempo . "
Concluyó la ceremonia y quedó para la Historia la presencia de
Gabriela Mistral en Panamá y, asímismo, su palabra dicha con
autoridad y con amor a las futuras maestras panameñas, en aquellos
días en formación . Y como regalo del Cielo el encuentro de las dos
maestras en comunión de ideas había robustecido la fe en la
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nobilísima y abnegada misión de enseñar.
Este trabajo apareció publicado en el diario "E1 Panamá América " ,
ciudad de Panamá, República de Panamá, el primero de diciembre de
1993, Día del Maestro, en homenaje a los educadores panameños .
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