Paulo Freire es un pedagogo brasileño que se especializa en la temática de la educación popular. Los textos que se mencionan a continuación, “Practica de la pedagogía crítica” y “Elementos de la situación educativa” son conferencias que pertenecen al libro “El grito manso”, el cual es una recopilación de un seminario taller realizado en la Universidad de Comahue en 1996. Uno de los ejes es como ejercer la practica educativa frente a la realidad actual, en el contexto de la crisis provocada por la globalización y las ideas neoliberales en América Latina. Síntesis de los textos: “Práctica de la pedagogía crítica” El primer texto de Freire es una mirada particular sobre la práctica pedagógica en relación con una concepción particular del hombre, de la mujer y de su práctica. El autor propone pensar a la conciencia del inacabamiento y la curiosidad como los elementos constitutivos de la práctica educativa. La conciencia del inacabamiento implica pensar que tanto los hombres como las mujeres somos seres históricos que nos vamos haciendo y rehaciendo socialmente. A partir del momento en que inventamos la sociedad y empezamos a producir el lenguaje tomamos conciencia de que somos seres incompletos o inacabados. Y esa conciencia es, junto con la curiosidad, el motor del conocimiento y eso es lo que hace posible la educabilidad del ser. Freire asegura: “… en un determinado momento, y empujados por su propia curiosidad, el hombre y la mujer se reconocieron inacabados, y la consecuencia de ello es que el ser que se sabe inacabado entra en un permanente proceso de búsqueda.” Lo propio del ser humano es el movimiento constante de búsqueda, y no hay búsqueda sin esperanza, por lo tanto el ser humano es un ser de búsqueda y de esperanza. Desde este punto de vista, todo educador y todo educando son seres curiosos, inacabados y buscadores, capaces de captar y transmitir a su vez el sentido de la realidad. Los profesores y profesoras tienen la tarea de ayudar a los educandos a que aprendan a comprender y a comunicar esa comprensión a los otros. Hay que ayudar a los alumnos a constituir su inteligibilidad de las cosas. Esa tarea implica la obligación de ser simples pero siempre tratando de evitar caer en el simplismo. El profesor simplista reduce la verdad a una verdad a medias porque supone que sus alumnos nunca van a estar a la altura de comprenderlo. La simplicidad resalta la importancia del objeto estudiado y esto es lo que permite hacer inteligible al mundo, y siempre es posible comunicar esta inteligibilidad del mundo. Lo importante es el testimonio que damos con nuestra conducta, y cada clase es testimonio de una manera, ética o no, de afrontar la vida. Los docentes tienen como tarea principal practicar la ética diariamente con sus alumnos. La práctica docente tiene como desafío elaborar una pedagogía crítica que nos de instrumentos para asumirnos como sujetos de la historia. “Elementos de la situación educativa” El segundo texto consiste en una serie de afirmaciones en relación al concepto de situación educativa. Una situación educativa está constituida por siete elementos: la presencia del sujeto educador, los educandos o alumnos, el espacio pedagógico (las condiciones materiales del espacio pueden ser o no ser en sí mismas pedagógicas), el tiempo pedagógico, los contenidos curriculares, la política y la ética. Freire afirma que los profesores utilizan el tiempo y el espacio pedagógico en contra de los intereses de los niños populares. El mal uso del tiempo y el espacio educativos hace que, por ejemplo, se pierdan horas de clase, o que los docentes se pierdan la oportunidad de saber qué es lo que hacen y lo que demuestran los alumnos durante el recreo . Los contenidos curriculares son los objetos cognoscibles que los profesores tienen que enseñar y los alumnos tienen que aprender. Freire dice que hay que cambiar la academia poniéndola al servicio del pueblo, lo cual supone enseñarle al pueblo a manejar el mismo lenguaje académico de los profesores. “Los objetos cognoscibles son percibidos mediante el ejercicio de la curiosidad. “ Por eso Freire dice que los profesores tienen que preservar la curiosidad de los chicos, hay que respetar el derecho de los chicos a preguntar, pero al mismo tiempo hay que enseñarles a asumir los límites de la libertad. Sin límites no hay libertad y el desafío para los educadores es cómo establecer esos límites. Otra afirmación del autor sostiene que quien enseña, aprende al enseñar y el que aprende, enseña al aprender. Un buen profesor también es un profesor atento que aprende en sus clases leyendo en la personas como si fueran un texto, y tiene que ser capaz de percibir si hay entre sus alumnos alguien que no entiende. No hay situación educativa que no tenga que ver con concepciones y maneras de ver el mundo, es decir, no hay situación educativa sin una direccionalidad de la educación. La direccionalidad es lo que explica la politicidad de la práctica educativa. La naturaleza de la práctica educativa conduce al educador a ser político, lo cual significa que debe tener muy en claro cuáles son sus opciones políticas, sus valores y sueños. “¿Qué es lo que me mueve, me alienta como profesor, si gano tan poco, si estoy tan desprestigiado en esta sociedad de mercado?” Y a su vez, en la práctica educativa, estética y ética van de la mano. “La práctica educativa es bella como es bella la formación de la cultura… Y al mismo tiempo esa estética es ética, pues trata de la moral.” La educación es una tarea seria y compleja donde los docentes tienen la responsabilidad de desafiar a sus alumnos a que participen como sujetos de su propia formación. Las tres máximas o convicciones que debe tener en cuenta todo profesor: -Cambiar es difícil pero es posible. Nadie puede dar clases sin tener la convicción de lo que hace. -Es necesario aprender a escuchar. “No puede hablar bien quien no sabe escuchar, y escuchar implica siempre no discriminar. (…) Aprender a escuchar significa no minimizar al otro, no ridiculizarlo.” -Enseñar no es transferir contenidos de su cabeza a la cabeza de los alumnos. “Enseñar es posibilitar que los alumnos, desarrollando su curiosidad y tornándola cada vez más crítica, produzcan el conocimiento en colaboración con los profesores.” -Es necesario inventar situaciones creadoras de saberes. “Saberes y virtudes deben ser creadas por nosotros. (…) Cada uno es un proceso y un proyecto y no un destino.” -Es necesario aceptar el protagonismo de los demás. Hay que respetar el derecho de los otros y ser humildes reconociendo que los otros pueden hacer las cosas que nosotros no hacemos. Preguntas al texto: Además de enseñarle al pueblo el lenguaje académico de los profesores, ¿qué otras cosas más sería necesario hacer para poner la academia al servicio del pueblo? Se afirma que la situación educativa, por ser algo bello al igual que la formación de la cultura, implica tanto una estética como una ética, entonces uno se puede preguntar ¿en qué consiste esa estética? ¿Es una valoración del trabajo docente en sí? ¿Qué implica afirmar a la educación como una estética y una ética? ¿Supone algún cambio para la realidad educativa? Dos ideas que comparto con el autor: es verdad que no se puede seguir subestimando a los alumnos por suponer que nunca van a llegar a tener el mismo nivel intelectual de sus docentes. El simplismo es una actitud discriminatoria del docente hacia sus alumnos, en algún punto es contradictoria porque si piensa que los alumnos no van a llegar a superar a sus docentes la práctica educativa no tiene sentido. También es cierto que la práctica educativa no es un simple traspaso de conocimientos, muchas veces aprende más el profesor que los propios alumnos cuando se deja que los chicos opinen o propongan temas o cuando hacen preguntas inesperadas. Dos ideas que no comparto: el autor dice que se utiliza el tiempo y el espacio pedagógico en contra de los chicos populares, dice que se pierden horas de clase cuando los docentes no llegan al colegio a tiempo pero no menciona el tema de los paros docentes y es una obviedad que en los colegios públicos se pierde muchísimo tiempo cuando los docentes viven haciendo paros, más allá de que tengan derecho a protestar y defender sus derechos. Peor aún se pierde el tiempo educativo cuando los docentes no están lo suficientemente capacitados o viven faltando por problemas personales y el colegio no se encarga de poner un suplente. Freire habla de contenidos curriculares y no dice que esos objetos cognoscibles que los profesores enseñan en los colegios públicos no son los mismos que los que se enseñan en los colegios privados, me parece que se olvida de mencionar el problema de la brecha del nivel educativo en las instituciones públicas y privadas. Una verdadera pedagogía crítica debería empezar por formularse estas cuestiones. Freire es bastante cuestionable no por lo que dice sino por lo que se olvida de decir cuando quiere hablar de pedagogía crítica y de situación educativa. En relación al primer texto, me parece que una verdadera pedagogía crítica también debería plantarse qué hacer y de qué manera intervenir frente a ciertas problemáticas que se ven dentro del aula como ser la violencia escolar. Me gustaría debatir sobre estas cuestiones en el próximo práctico de tecnologías educativas.