COSAS DE LA VIDA 91 Domingo, 2 de marzo de 2008 LA PROVINCIA/DIARIO DE LAS PALMAS GASTRONOMÍA Desde Moya a La Gomera Julio y su familia nos recibieron en el humilde ‘El Kaiser’ con un enorme caldero con el singular guisote del potaje de jaramagos y un obsceno costillar de cochino hecho al horno lentamente P Mario Hernández Bueno LAS PALMAS DE GRAN CANARIA En cuanto a la “despensa silvestre”: las hierbas utilizadas en la cocina, se podría pensar que el canario debió de pasar tiempo ensayando con todo vegetal hasta acomodarlo en la olla. Pero, con toda probabilidad, los colonos que poblaron el campo isleño eran gentes humildes, y ya conocían tal recurso en sus tierras de origen. Bueno es recordar, porque da la impresión de que es una genuinidad nuestra, que jaramagos, berros, pencas de cardos, hinojos, etc., son alimentos que se empleaban en la Antigüedad, más en concreto, en la Cuenca Mediterránea, origen de nuestra cultura. El jaramago, “sisynibrium irio –según el Diccionario General de Cocina (1892), de Ángel Muro, el más grande de los cocinólogos españoles de todos los tiempos– es una especie de planta espontánea o que crece de suyo en diferentes parajes; echa desde la raíz hojas aovadas, de recortados bordes y largos como de pie y medio; de entre los cuales, y en el punto céntrico, se levanta el tallo, lleno en su parte superior de ramos que terminan en racimos de flores pequeñas”. Al parecer, también se le llama «jaramos», Gustavo A. Bécquer al describir aquella Venta de los Gatos de Sevilla dice: “Figuraos una casita blanca como el campo de la nieve, con su cubierta de tejas rojizas las unas, verdinegras las otras, entre las cuales crece un sinfín de jaramos”. Quizá por tratarse de hierbajo que crece entre escombros –como recoge el Diccionario de la Real Academia Española– no ha sido favorecido por las plumas de los grandes autores de la manduca. En cualquier caso era ingrediente utilizado en Grecia Antigua, en donde se incorporaba a ciertas preparaciones con pescado. En Gran Canaria se cogen jaramagos durante el invierno, tras las lluvias, y se hacen con ellos uno de nuestros más emblemáticos potajes. No es fácil encontrarlo en un restorán capitalino; así que telefoneamos y reservamos mesa en un humilde figón, situado en el centro del casco urbano de Moya: El Kaiser. Y nos recibieron Julio, el patrón, su esposa e hijos con un enorme caldero repleto del singular guisote, que es la locura de sus parroquianos. Pero hubo más: con el potaje, que además llevaba papas, batatas, judías, calabacinos y carne de cochino, llegaron unos lebrillos repletos de un delicioso y humeante gofio escaldado que Julio rocía con ajos fritos, más bien pochados. ¡Un escándalo! Pero antes, para hacer boca, nos había puesto en la mesa panes y platos con grandes y finos triángulos de un más que oloroso, fragante, queso muy curado de Julio, su familia y parte de la Cofradía San Millán de la Cogorza. i M. TRAPERO Fabián, un rey coronado con ‘Phoenix canariensis’. i LA PROVINCIA/DLP Guía. ¡Otro escándalo! Y terminó el asunto con un obsceno costillar de cochino hecho al horno lentamente, de punto perfecto: ni pasado ni casi crudo. Y platos con montañas de doradas papas fritas. ¡Dos escándalos más! Los postres, de elaboración propia, pasaron por una mousse de bizcochos de Moya, bienmesabe y algunas golosinas más: bien. Julio nos pareció un personaje. Es un tipo dicharachero, le encantan las bromas, los chistes y los chascarrillos, y nos desveló que lo de Kaiser viene por- que su padre comerciaba con unos barcos alemanes con ese nombre que hacían escala en el Puerto de la Luz para las aguadas y los avituallamientos. Y tras el rotundo almuerzo los cofrades nos dirigimos a contemplar el abismal barranco de Moya, precisamente donde Julio recolecta los jaramagos, y luego nos llegamos al museo de Tomás Morales, que, por cierto, aprovecho para advertir a las autoridades que pongan más cuidado en su custodia. Por ejemplo, aparte de pinturas y otros documentos sin protec- ción, sobre un mueble aparece una bonita estatuilla de bronce, del escultor Julio Antonio, que cogimos, miramos y remiramos sin que alguien nos observara. ¡Ojo! que no están las longanizas para atar perros. El potaje de jaramagos sólo lo sirve por encargo; pero hay más: callos –también por encargo– calamares saharianos fritos, coliflor rebozada, pata de cordero asada, cabrito (cuando es tiempo), ropa vieja, pulpo asado, fabada o similar... Los sábados y domingos (que se pone a tope) se da candela al carbón y se asan a la parrilla chuletones, chorizos, solomillos... El Kaiser. Parque Pico Lomito, s/n. Tel. 928 611 151. El restaurante Hermanos Rogelio quiere rendir homenaje: dar a conocer a un joven y talentoso cocinero gomero, Fabián Mora Chinea, uno de los heraldos de la cocina canaria, que arregla y ofrece en su restorán Casa Conchita de Valle Gran Rey. Es Fabián uno de esos jóvenes que a pesar de la lejanía no ceja en estar al día para dar a su isla un sello de calidad gastronómica, modernizando el viejo recetario insular. Tras pasar cursos y prácticas por León, San Sebastián (con Luis Irizar), Gerona (El Bulli), Lasarte (M. Berasategui), etc., y oficiar en diversos establecimientos, pasó al mentado figón, el más importante de la Isla Colombina. Es, sin duda, de uno de los más mediáticos cocineros isleños, quien en sus próximas jornadas en Gran Canaria propone, entre otros, “potaje de berros con gofio, cebolla y queso gomero”; “tacos de peto con salsa de queso viejo e higos secos”; “compuesto de carne de cabra con mojo colorado”; “conejo al salmorejo con castañas”; “lomo de ternera con salsa de almogrote”, “solomillo de cochino confitado con papas barradas y salsa de parchita”... Y como colofón “leche asada con miel de palma” o “sopa de almendras con chocolate, nueces y helado de coco”. Las jornadas se desarrollarán desde el día 6 al 16 de Marzo. Rest. Hnos. Rogelio. Rvas. Tel. 928 24 86 80.