Patol resp 9-3(68 pag) 26/10/06 13:34 Página 143 N O TA C L Í N I C A Neumonía en un comedor de fuego G. Mora Ortega, B. Gil Marín, C. García Fadul, C. López García-Gallo, B. Díaz García, A. López Viña Servicio de Neumología. Hospital Universitario Puerta de Hierro. Madrid La neumonía lipoidea aguda es una enfermedad poco frecuente producida por la aspiración masiva de material graso. Presenta unas características clínicas, radiológicas y histopatológicas muy llamativas y una evolución generalmente favorable. Se presenta un caso de neumonía lipoidea aguda en un varón de 26 años “comedor de fuego”. Palabras clave: Neumonía lipoidea aguda; Comedor de fuego; Queroseno; Parafina. Acute lipoid pneumonia is an uncommon disease produced by massive aspiration of fatty substances. It has very striking clinical, radiological and histopathological characteristics and a generally favorable evolution. A case of acute lipoid pneumonia in a 26-year old male, "fire-eater" is presented Key words: Acute lipoid pneumonia; Fire-eater; Kerosene; Paraffin. INTRODUCCIÓN La neumonía lipoidea exógena es una entidad clínica causada por la aspiración de sustancias grasas de origen animal, vegetal o mineral1-3. La forma de presentación más frecuente es la crónica provocada por aspiraciones repetidas de estas sustancias durante largos periodos de tiempo. Suele ocurrir, por ejemplo, en personas que utilizan pulverizadores nasales oleosas, lápices labiales o vaselina. Tienen mayor predisposición aquellos con reflujo gastroesofágico, trastornos neurológicos y enfermedades psiquiátricas. Se ha descrito en una gran variedad de situaciones laborales en las que se utiliza pulverizaciones o vapores de aceites y querosenos. También existe otra forma de presentación aguda, que es más rara y que suele estar provocada por una aspiración masiva y única de lubricantes oleosos, como ocurre en los llamados “comedores de fuego”. Los comedores de fuego son profesionales que utilizan un líquido denominado “agua de fuego”, compuesto por queroseno y parafina, para la emisión de fuego por la boca durante sus actuaciones. La broncoaspiración del “agua de fuego” puede producir una neumonía lipoidea aguda cuyos hallazgos clínicos, radiológicos e histopatológicos, son característicos. Presentamos un caso de un paciente “comedor de fuego” que desarrolló una neumonía lipoidea aguda. Correspondencia: Gemma Mora Ortega. Servicio de Neumología. Clínica Puerta de Hierro. C/ San Martín de Porres 4, 28035 Madrid e-mail: [email protected] REV PATOL RESPIR 2006; 9(3): 143-146 CASO CLÍNICO Varón de 26 años de edad, educador social. Durante una actuación teatral infantil en la que se dedicaba a emitir fuego por la boca, aspiró accidentalmente el líquido utilizado para la emisión de fuego (llamado “agua de fuego”). Minutos después comenzó con accesos de tos, disnea y escalofríos por lo que acudió a urgencias. Entre sus antecedentes personales destacaba que no era fumador y que hacía aproximadamente 1 mes había presentado una caída con luxación del hombro izquierdo. No tenía antecedentes familiares de interés. En la exploración física en urgencias se encontraba taquipneico, con una temperatura de 37º y una saturación basal de oxígeno entre 88-90%. En la auscultación pulmonar destacaba una disminución de los ruidos respiratorios de forma generalizada. Se le realizó un hemograma y una bioquímica que era normal y una gasometría basal con pH 7,44, paO2 52, paCO2 29 y Sat O2 88%. En la radiografía de tórax presentaba infiltrados alveolares bilaterales localizados sobre todo en lóbulo medio y língula (Fig. 1). Se inició tratamiento con oxigenoterapia en gafas nasales a 3 lpm, metilprednisolona 30 mg/8h iv y levofloxacino 500 mg/24 h vo y pasó a planta de hospitalización de neumología. Durante los primeros días de ingreso los síntomas clínicos del paciente fueron mejorando a pesar de que mantenía una febrícula continua. Se le realizó unas pruebas de función respiratoria completas con FVC 2870 (52,5%), FEV1 2090 (45,5%), FEV1/FVC 72,5%, DLCO 68%, KCO 74%, TLC 73% y VR 148%. 143 Patol resp 9-3(68 pag) 26/10/06 13:34 Página 144 Figura 1. Radiografía postero-anterior y lateral de tórax al ingreso. Figura 2. TAC torácico inicial. Al quinto día comenzó con picos febriles de hasta 38º y 21.000 leucocitos en el hemograma. Se realizaron cultivos de bacterias de esputo y hemocultivos que fueron negativos. Se le repitió la radiografía de tórax donde se observó imágenes quísticas bilaterales con pequeño derrame pleural derecho y un neumotórax apical derecho que requirió un tubo de drenaje durante 3 días. Los cultivos del líquido pleural fueron negativos. Se completó el estudio con un TAC torácico donde se observó multiples cavidades quísticas (neumatoceles) en ambas bases de localización anterior con niveles hidroaéreos (Fig. 2). La persistencia de la fiebre y la leucocitosis en el enfermo, junto con los niveles hidroaéreos, nos hizo pensar en una infección de las cavidades quísticas. Por este motivo se decidió realizar una fibrobroncoscopia con lavado bron144 coalveolar (BAL) de LM. Los cultivos de bacterias, hongos y ziehl del BAL fueron negativos. En el recuento celular del BAL había un 44% de macrófagos alveolares, 3% de linfocitos y 46% de neutrófilos. A pesar de que no se aisló ningún microorganismo se decidió cambiar los antibióticos por cefepime 2 g/ 12 h y ciprofloxacino 400 mg/ 12 h iv y continuar con los esteroides iv a altas dosis. La evolución clínica fue favorable, desapareciendo la fiebre en pocos días. La radiografía de tórax previa al alta mostraba una clara mejoría con disminución de los niveles hidroaéreos y la gasometría basal presentaba un pH 7,45, paO2 71, paCO2 35,7, Sat O2 95%. Se realizó una pruebas de función respiratorias completas donde se observó una normalización del trastorno restrictivo previo con FVC 5050 (92%), FEV1 4380 (95,5%), FEV1/FVC 86,6%, DLCO 77%, KCO 81%, VR 178%, TLC 114%. Fue dado de alta tras 20 días de ingreso. Al mes acudió a revisión en consulta, se encontraba asintomático desde el punto de vista respiratorio realizando una vida normal. No había vuelto a presentar fiebre y en la radiografía de tórax presentaba lesiones de aspecto residual en ambas bases (Fig. 3). El TAC torácico que se le realizó a los 4 meses mostraba una importante mejoría aunque aún persistía cambios cicatriciales y leve pérdida de volumen en LM con imágenes sugestivas de quistes en LM y ambos lóbulos inferiores (Fig. 4). DISCUSIÓN La neumonía lipoidea exógena fue descrita por primera vez por Laughler GF en 1925 quien publicó un caso de neumonía lipoidea secundaria a una inyección de aceite en la zona nasofaríngea4. Desde entonces se han descrito numerosos casos de inhalación o aspiración repetidas de sustancias grasas en diversas situaciones médicas, culturales y ocupacionales. Algunos de estos casos, sobre todo los que se desarrollan por exposiciones cróREVISTA DE PATOLOGÍA RESPIRATORIA VOL. 9 Nº 3 - JULIO-SEPTIEMBRE 2006 Patol resp 9-3(68 pag) 26/10/06 13:34 Página 145 Figura 3. Radiografía postero-anterior de tórax al mes de seguimiento. nicas, han sido de difícil diagnóstico por el desconocimiento del antecedente de exposición, la sintomatología ausente o inespecífica y la variabilidad de los hallazgos radiológicos5. Nuestro caso representa una forma de neumonía lipoidea aguda exógena descrita ya en la literatura que no plantea los mismos problemas diagnósticos que los anteriores debido al antecedente cercano de aspiración. Su presentación clínica a diferencia de las formas crónicas, que suele ser ausente o inespecífica, suele cursar con disnea brusca, fiebre, accesos de tos, opresión torácica y, en algunos casos, hemoptisis inmediatamente después de la aspiración6. Estos síntomas se hacen más evidentes en las primeras 24 horas y suelen durar semanas o meses. La mortalidad inmediata a la aspiración es menor al 1%7. En los parámetros analíticos es habitual detectar leucocitosis y aumento de la velocidad de sedimentación globular. Estos hallazgos junto a la persistencia de la fiebre provocada en ocasiones por la propia enfermedad hace que a menudo se confunda con la existencia de una infección respiratoria concomitante que también están descritas como complicación3,5,6. Esto fue lo que se pensó en un primer momento que presentaba nuestro paciente al cual se le trató con antibioterapia de amplio espectro pensando en una complicación infecciosa a pesar de que no se pudo confirmar ningún microorganismo causal a través de los estudios microbiológicos en esputo, sangre, líquido pleural y lavado broncoalveolar. A pesar de que no se aisló ningún germen, hubo una buena respuesta al cambio de antibiótico. Funcionalmente nuestro caso inicialmente presentaba un patrón restrictivo con descenso de la capacidad de difusión de monóxido de carbono que se recuperó tras días del evento agudo. Este patrón suele ser típico en esta enfermedad aunque se han descrito casos que presentan un patrón obstructivo o mixto como consecuencia del hábito tabáquico3. La radiología de tórax es muy variable. Durante las primeras 12 horas suelen aparecer áreas de consolidación homogénea con broncograma aéreo difuso o localizado generalmente bilateral sobre todo en las bases pulmonares y de predominio en los segmentos posteriores2,5. Los hallazgos radiológicos que aparecen en nuestro caso son inusuales porque se localizan en regiones basales y anteriores del pulmón, como lóbulo medio y língula8. Cuando la afectación es unilateral, suele afectarse más frecuentemente el pulmón derecho3. Más tarde suele aparecer un patrón reticuG. Mora Ortega et al. Neumonía en un comedor de fuego Figura 4. TAC torácico al cuarto mes de seguimiento. lar o retículo-nodular con nódulos, masas de aspecto pseudotumoral, adenopatías mediastínicas, atelectasias y derrame pleural. El TAC torácico permite ver la extensión del daño del parénquima pulmonar y es capaz de detectar posibles complicaciones supurativas como los neumatoceles9. Los neumatoceles son formaciones producidas por el proceso inflamatorio a nivel de las paredes de los bronquíolos que provocan una obstrucción parcial de su luz y un mecanismo valvular que permite el paso del aire durante la inspiración y evita su salida durante la espiración. Este fenómeno de atropamiento aéreo da lugar a la formación de estas cavidades7. Suelen desaparecer tras meses de evolución. Las imágenes de nódulos de distintos tamaños pueden simular lesiones de aspecto maligno por lo que en personas donde no exista un claro antecedente de exposición es imprescindible hacer un diagnóstico diferencial con un tumor maligno pulmonar2. La demostración de macrófagos con vacuolas lipídicas en muestras de esputo, lavado broncoalveolar, punción-aspiración transtorácica con aguja fina, biopsia transbronquial o biopsia bronquial proporciona el diagnóstico de confirmación. Se ha visto que existe una buena correlación entre la severidad de la enfermedad y el número de macrófagos alveolares vacuolados10. También 145 Patol resp 9-3(68 pag) 26/10/06 13:34 Página 146 puede establecerse el diagnóstico cuando obtenemos un lavado broncoalveolar de aspecto lechoso o hemorrágico con predominio de neutrófilos o linfocitos3. En algunas situaciones es suficiente con los antecedentes epidemiológicos, las características clínicas y los hallazgos radiológicos como sucedió en nuestro caso donde no hubo confirmación diagnóstica mediante la visualización microscópica de los macrófagos vacuolados. El tratamiento consiste en evitar la exposición al agente causal, proporcionar soporte ventilatorio si es necesario y prevenir las complicaciones infecciosas10,11. Los corticoides sistémicos y la antibioterapia de amplio espectro se suelen utilizar desde el principio en estos pacientes aunque no existen evidencias definitivas de su efecto beneficioso. Tampoco han demostrado ningún beneficio los corticoides inhalados7,12. La cirugía de los nódulos o masas cavitadas suele ser necesaria en caso de infecciones repetidas. En conclusión, se presenta un nuevo caso de neumonía lipoidea aguda con formación de neumatocele, entidad poco publicada en nuestro país, con unos hallazgos clínicos, radiológicos e histopatológicos característicos. BIBLIOGRAFÍA 1. Fraser RS, Muller NL,Colman N, Pare PD, eds. Diagnóstico de las enfermedades del tórax. Madrid: Ed. Médica Panamericana 2002. p. 2485-92. 2. Sobrino Martínez J, Adrián Martín MJ, Ribera Tello L, Molleda Marzo M, Torres Salinas M. Neumonía lipoidea aguda en un comedor de fuego. Emergencias 1999;11: 306-8. 146 3. Abad Fernández A, de Miguel Díez J, Lopéz Vime R, Goméz Santos D, Nájera Botello L, Jara Chinaro B. Neumonía lipoidea en relación con exposición laboral a pinturas. Arch Bronconeumol 2003; 39(3): 133-5. 4. Laughlen GF. Studies on pneumonia following nasopharyngeal inyection of oil. Am J Path 1925; 1: 407-11. 5. Bernabeu Mora R, Méndez Martínez P, Abellán Martínez MC, Polo García LA, Lorenzo Cruz M, Sánchez Gascón F. Neumonía lipoidea aguda debida a la aspiración accidental de vaselina utilizada en un sondaje nasogástrico. Arch Bronconeumol 2000; 36: 485-7. 6. Burkhardt O, Merker HJ, Shakibaei M, Lode H. Electron Microscopic Findings in BAL of a Fire-eater After Petroleum Aspiration. Chest 2003; 124: 398-400. 7. Brander PE, Taskinen E, Stenius-Aarniala B. Fire- eater´s lung. Eur Respir J 1992; 5: 112-4. 8. Kanat F, Vatansev H, Ozer F, Imecik O. Atypical middle lobe and lingual involvement in kerosene pneumonitis. Int J Tuberc Lung Dis 2004; 8(2): 271-2. 9. Franquet T, Gómez-Santos D, Gimenez A, Torrubia S, Monill JM. Fire eater’s pneumonia: radiographic and CT findings. J Comput Assist Tomogr 2000; 24(3): 448-50. 10. Segev D, Szold O, Fireman E, Kluger Y, Sorkine P. Kerosene- induced severe acute respiratory failure in near drowning: reports on four cases and review of the literature. Crit Care Med 1999; 27(8): 1437-40. 11. Zucker AR, Berger S, Wood LD. Management of kerosene- induced pulmonary injury. Crit Care Med 1986; 14(4): 303-4. 12. Perrone H, Passero MA. Hydrocarbon aerosol pneumonitis in an adult. Arch Intern Med 1983; 143(8): 1607-8. REVISTA DE PATOLOGÍA RESPIRATORIA VOL. 9 Nº 3 - JULIO-SEPTIEMBRE 2006