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Autor: Michel Schooyans
La cultura de la vida
Frecuentemente se habla de la objeciôn de conciencia de los médicos. Sin embargo el problema de coloca también para los
politicos
Frecuentemente se habla de la objeciôn de conciencia de los médicos. Sin embargo el problema de
coloca también para los politicos.
Ayer, derogacion; hoy, "derecho"
Como introducciôn a nuestra réflexion, me gustaria recordar que actualmente en Francia, ciertos
circulos conmemoran la ley de Simone Veil legalizando el aborto en 1975. Ahora bien, cuando uno lee el
articulo primero de la ley Veil sobre el aborto, se constata que esta ley hace una derogacion a un
^
derecho que no se contesta fundamentalmente. El derecho a la vida es protegido por la ley Veil, y
apenas se podrâ derogar este principio en los casos previstos por esta ley. Se nota por consiguiente, que
ES
en esta concepciôn del derecho a la vida el legislador se sigue inclinando, en la presencia de una
verdad: la verdad del derecho de todos a la vida, y apenas se introduce una derogacion a este principio,
*—
que no se cuestiona fundamentalmente.
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Hoy dia, el derecho al aborto se tornô una reivindicaciôn en los parlamentos y en las asambleas
Ci
internacionales. Los proyectos de leyes, las leyes, quieren introducir este nuevo derecho como una
nueva verdad que mereceria la adhésion de todos. Ylo mismo pasa con la eutanasia: Yo vengo de un g
pais, Bélgica, donde se practica la eutanasia: la eutanasia es organizada por la ley. La ley inventé el
"derecho de morir en la dignidad", esto es confiriô a los médicos el poder de matar a ciertos ancianos o
minusvâlidos.. Conozco personalmente unos quince casos de eutanasia "légal". Estos casos son légales,
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no en virtud de une derogacion, sino porque el legislador abandonô la referencia a la verdad
fundamental del derecho de todos los seres humanos a la vida.
De tal modo, constatamos aqui el abandonô de un punto esencial de la Declaraciôn de la Declaraciôn • fl
Universal de los Derechos Humanos, del 1948, que queria arraigar la vida internacional en el
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reconocimiento de los derechos fundamentales del hombre. Esta referencia périclita en la medida en §^
que se encuentra cuestionado el reconocimiento universal del derecho fundamental del hombre a la
E
vida.
Se sigue que se tornô imposible fundamentar las relaciones internacionales sobre una concepciôn de los
derechos humanos que vacila en cuanto a la protecciôn del derecho a la vida.
Una concepciôn perversa del derecho
Dali résulta que, ademâs de una transformaciôn de la ley, estamos asistiendo a una modificaciôn, a una
alteraciôn, a una adulteraciôn de la concepciôn tradicional del derecho. Antiguamente se defendia una
concepciôn realista del derecho, una concepciôn fundamentada en algunas verdades en presencia de la
cual los legisladores se inclinaban, concordaban - palabra bellisima. Hoy dia estamos presenciando una
nueva concepciôn, perversa, del derecho: los derechos humanos, el Derecho son el producto de
negociaciones. Lo que prevalece es el derecho de tipo comercial, donde se discute, se négocia, ydonde
después se llega a un consenso. Ahora bien, el consenso alcanzado hoy podrâ ser contestado, discutido,
cuestionado marïana, hasta que lleguemos a otro consenso.
• C
Ylo que se pide a los paises nuevos que impetran su entrada en la Union Europea, no es apenas que est
acepten el"derecho" --entre comillas- al aborto oa la eutanasia. Lo que se exige de esos paises es que #c
adopten una nueva concepciôn del derecho, un derecho puramente consensual.
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http://es.catholic.net/sexualidadybioetica/371/942/articulo.php?id=29747
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Una nueva revoluciôn culturaI
• C
• E
Concretamente, las determinaciones positivas del Parlamento Europeo y de las instancias tecnocrâticas . p
de Bruselas, serân el zôcalo de la legitimaciôn de los diversos derechos nacionales. Estamos aqui en la
presencia de una concepciôn del derecho que se inspira directamente de un gran teôrico que todos los
juristas conocen y que se llama Hans Kelsen. La ley tiene su ûnica fuente en la voluntad del legislador.
•C
• C
La consecuencia de esta situaciôn es que los parlamentarios nacionales son acallados; ya no pueden mâs , p
expresarse libremente, porque siempre surgen disposiciones juridicas superiores, supranacionales. Para
los ejecutivos es la misma cosa. Y para los jueces es la misma cosa también . Se hace actualmente una
nueva revoluciôn cultural a través de la imposiciôn de una nueva concepciôn del derecho.
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. 5
Hoy dia, la legalizaciôn del aborto hace que el aborto saïga del dominio privado. Al aborto se le da
publicidad; el aborto no es mâs realizado de manera escondida y vergonzosa. Hoy dia, el aborto es un
acto que résulta de una secuencia de actividades concertadas e integradas. El don légal de la muerte tra
supone una secuencia de agentes solidarios en el crimen, supone una asociaciôn de personas que se . fi
organizan para hacer el mal. Entonces se debe decir que los legisladores se tornan los mayores • T
proveedores de crimenes. El legislador mata mediatamente, eso es a través del medio que es la ley. El .g
legislador se torna verdaderamente el actor principal de una guerra contra el ser vivo mes inocente y
mâs indefenso.
Lis
Conviene entonces destacar que estamos aqui en la presencia de una perversion del individualismo
libéral. Estamos asistiendo al triunfo de la voluntad del ser humano mâs fuerte, o del grupo humano mâs
fuerte, o del parlamento mâs fuerte, de la mayoria mâs fuerte, que sin referencia a ninguna verdad
superior determinan de manera puramente positiva lo que es Bien, lo que es Mal, el que puede ser
Noti
dilei
anti
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matado y el que puede ser admitido a la vida.
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El deber de desobediencia politica
Evidentemente, frente a esta situaciôn es un deber moral desobedecer: lo hicieron Sôcrates y Antigona
en la Antigùedad; lo hicieron los mârtires; lo hicieron los militares en la Antigiiedad; lo hicieron tantos y
tantos mârtires del siglo XX. Pero hoy en dia nosotros debemos considerar que la objeciôn de
conciencia, la desobediencia en estas situaciones no son apenas cuestiones que se imponen a los çQ]
médicos, a las enfermeras y al personal de los hospitales. Es una obligaciôn que se impone también a los Dud
politicos, porque la ley injusta, criminosa, hace de los politicos, de los ejecutivos, de los tem
parlamentarios, complices de crimenes que los técnicos van a ejecutar en las salas de operaciôn.
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El resultado de esta secuencia de acciones aparece en las mismas estadisticas. El otro dia estaba
leyendo unas dos pequenas lineas en el periôdico Le Monde (Paris), que decian friamente lo siguiente: Ap<
"En el arïo 2002 hubo doscientos seis mil abortos declarados en Francia." -sin olvidar los no declarados.
• P'
jEsto es una guerra, es una declaraciôn de guerra! La guerra de Irak es poca cosa al lado de esta guerra • U
contra los seres mâs indefensos.
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• Pi
Entonces, me parece que debemos volver a releer las leyes de los paises donde se legalizô el aborto: ^e
consideremos las firmas que aparecen abajo de estas leyes. ;Hay muchos y muchos bautizados, * ,
parlamentarios catôlicos, que suscribieron escandalosamente esas leyes! jEso es una vergiienza; es un #y
crimen abominable; es una situaciôn contra la cual debemos sublevarnos en nombre de la referencia a
valores superiores: al valor sagrado de la vida que recibimos y que todos los hombres recibieron. Una ,> v
sociedad autoproclamada democrâtica que no respecta ni protège toda vida humana es una sociedad sea
que ya dériva hacia el totalitarisme
Eve
Debemos entonces considerar que hoy dia hay también mârtires, eso es testigos de esos valores. Hubo la Ma
Madré Teresa de Calcuta. Hubo el rey Balduino de Bélgica, que se negô a firmar la ley del aborto, y que pa:
lo hizo contra el aviso de ministros cristianos y de ciertos consejeros eclesiâsticos. Si hubiera en el Mae
mundo de hoy una voluntad mayor de referirse a valores jerârquicamente superiores, no estariamos en Bioe
la presencia de leyes tan criminosas como esas leyes que conocemos.
Un llamado desde el foco de la Hispanidad
Entonces me gustaria terminar esta brève intervenciôn haciendo un llamado a ustedes todos. Un lH.
congreso como este es totalmente impensable en Francia. Impensable en Bélgica, en Holanda, tal vez (as
en Alemania impensable también.
ow
Entonces, ya que aqui, en Espana, ustedes tienen todavia este impetu, ya que tienen esta fuerza, esta j-j
disposition de luchar, después de tantas y tantas experiencias dolorosas que Espana conociô en su prQ(
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historia reciente, debemos organizamos a partir del foco de la Hispanidad. No basta que se realice •
nuestro congreso. Apartir de este, debemos federar todos los movimientos espafioles que luchan por la etc.
vida, por la familia, que luchan por los valores humanos y evangélicos fundamentales, federar este
pueblo todo. [Y es una cosa posible! Cuando Jésus empezô, él comenzô con dos, très apôstoles. 1H0 D j
somos aqui' mâs de mil personas participantes, con muchos contactos en la sociedad civil y polftica? ^rbc
Conviene federar esas fuerzas, esas iniciativas, despertar un potencial fantâstico, para que los cristianos r-,
y los defensores de los valores fundamentales tengamos una mayor visibilidad y eficacia en el campo del
compromiso polftico.
Flor
Un arco internacional
Cha
D
Mila
Es eso lo que debemos hacer, pero no apenas eso. Debemos construir un arco internacional, un arco
europeo que vaya desde Espana, desde Câdiz, hasta Gdansk, en Polonia.
D
Debemos comenzar Ene
construyendo una nueva Europa, basada en los valores comunes que constituyen el fermento de nuestra H]
historia y de nuestra civilizaciôn. Yo puedo décides que si salen de nuestro congreso, unas iniciativas
parecidas a esta, en Francia, en Bélgica, en Holanda, en Italia, en Alemania, van a surgir otros
movimientos, otras iniciativas, porque el ânimo, el coraje, la voluntad de cambiar no es algo que
podemos manifestar de manera individualista y aislada. Son actitudes que debemos exprimir en
par;
D
part
comunidad y construyendo una nueva comunidad, una comunidad abierta a la vida, abierta a la familia.
> V
> V
Preguntas o comentarios al autor
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iPar
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