Orgaoo äe su Veoerable Oräeo Cercera y (ofraäías erreb 15 DE FEBRERO DE 1931 Dirección: Silva, 39.-Madrid (12). -Teléf. 12803 Admón.: Apartado 234. - Madrid. - Teléf. 55944 S LT <> M A 1=2. NÚM. 2 10 EL AÑO 1931 ¿ES EL CENTENARIO DE LA MUERTE DE CRISTO?, por Fr. G. 1\kifíez.—ETIm0LO GÍA Y CONCEPTO DE RELIGIÓN, por Fr. Juan G. Castro.— UN MÉTODO NUEVO PARA LA CA TEQUESIS, por Wilhelm.—PÁGINA MISIONAL-POESÍA, por Fr. Manuel Sancho.—EL VE NERABLE P. MIGUEL DEL POZO, por Fr. Guillermo Vázquez.—EL MAGNIFICAT: SU TEMA, Por Fr. Juan Gilabert.—NOTAS RELIGIOSAS, por Fr. Martín Ortt.ízar.—SOCIOLOGÍA PRÁCTICA, por Fr. Serapio G. Gallega—OPINIÓN DE JUAN ESPAÑOL, por García.—MEENDISIO, P OETA MEDIOEVAL, por Fr. Gumersindo Placer.—ROSA SILVESTRE, por Julia G. Herreros. RADIOGRAMAS.-BIBLIOGRAFÍA.-INDULGENCIAS.-NOTICIAS.-NECROLOGÍA. El año 1931 ¡,es el centenario de la muerte de Cristo? Su aniversario lo celebramos siemp re en Semana Santa, pero la Redención es el suceso más trascendental de la historia de la Humanidad y deberíamos solemnizar de manera especi alísima, su centenario; ¿cuándo se cu mplen 19 siglos de la muerte de Cristo? El evangelista San Lucas nos dice qu e Jesús era como de treinta años c uando empezó su predicación; si ésta duró tres años y algunos meses, la P asión debió suceder el año 34 de nu estra era. Pero ya es sabido que ésta va retrasada algunos años con respecto al nac imiento de Cristo. Durante los prim eros siglos los cristianos eran una Mi noría y no pudieron introducir la m anera de contar por el nacimiento del Redentor. Hasta el siglo VI no se inició tal costumbre. En Castilla hasta 1381 siguió contándose por la era española, que adelanta 38 años con respecto a la cristiana. Después se demostró evidentemente que Dionisio el Pequeño (t 556), se equivocó al fijar el nacimiento de Cristo en el año 754 de la fundación de Roma. Consta, en efecto, por Josefo, historiador coetáneo, que Herodes el Grande (el de los inocentes), murió por la Pascua de 750 de la fundación de Roma. Nuestro Señor hubo de nacer, por consiguiente, antes de esa fecha, y el comienzo de su predicación ha de ponerse antes del año 30. Por otra parte, San Lucas nos dice que el Bautista comenzó a predi- Oommoomompeloommoopooncommumoommommoommommummommoommommocumoommoc0 0 - 42 — car el año XV de Tiberio, y los historiadores romanos cuentan su reinado desde la muerte de Augusto, que fue el 19 de agosto del año 14 de la era vulgar. Sin embargo, es cierto que Augusto había asociado en el imperio a su sucesor desde el año 11-12, y probablemente desde entonces comenzaron a numerar en las provincias el gobierno de Tiberio, aunque en Roma, Augusto continuara llenando la atención de todos, a pesar de su decrepitud. San Lucas escribía en Antioquía y pudo ajustarse a este cómputo; el año XV de Tiberio sería el 27 de nuestra era, y en él comenzaría la predicación del Bautista. jesús se bautizaría, por tanto, en enero-del 28, y dando tres arios Y algunos meses a su predicación, habríamos de poner su muerte en la Pascua del ario 31. Jesús tendría así, al comenzar su vida pública, treinta y un años cumplidos, lo que no es obstáculo para que el evangelista dijese que era como de treinta años. Todavía en época moderna, en los tribunales españoles respondían los testigos que (eran de cuarenta años poco más o menos», y en efecto, solían tener cuarenta y uno o cuarenta y dos. Muchos autores modernos se inclinan, sin embargo, por el ario 29 o 30 para la pasión, y éste es el que adopta el P. Lagrange. En favor del 29 es- cribió un documentado artículo el Padre Ricardo G. Villoslada (1). El P. Lagrange, que no da a la predicación del Salvador más que dos años y tres meses, ordena así los sucesos de su vida santísima: Encarnación, en marzo del año 5 antes de nuestra era. Nacimiento, en diciembre. Circuncisión, el primero de enero del año 4 antes de nuestra era. Purificación, el 2 de febrero. Venida de los magos y huida a Egipto. Matanza de los inocentes. Muerte de Herodes, en marzo del mismo año. Predicación del Bautista, a fines del año 27, y bautismo de Cristo a principios del 28. Pasión, en abril del 30. Pero, siguiendo la opinión más común, la vida pública del Señor duró tres años y meses, y su muerte debió suceder en la Pascua del ario 31. La pascua judía cayó aquel ario en sábado 24 de marzo, y la muerte del Señor habría sido, por tanto, el viernes 23. Que este día sea celebrado con singular amor por los lectores de LA MERCED y que toda esta Cuaresma se recuerden especialmente de los últimos días del Señor y daré por bien empleado este artículo. El 23 de marzo es este año lunes de Pasión. FR. G. NÚÑEZ (1) Verbum Domini, novbre.-dicbre. de 1929. WAWIMMINWHWHW Religión: Su etimología y su concepto 5 ci ma00.00.00a0a...ummoo.00.00au0000000.120Loopoo.....0Q000.0a.000=000.00000°a Su etimología Es como introducción al asunto el es tudio de la significación etimológica Y usual de la palabra con que se le de signa; porque algo vieron los que P u sieron el nombre en su significación que convenía a la naturaleza de la Co sa nombrada. Tres verbos tienen la probabilidad d e ser los originarios de la palabra Re ligión: reeligir, releer y religar. R eelegir parece el menos probable, re leer tiene a su favor la autoridad de Ci cerón y religar el que más merece seri o, pues gramaticalmente tiene las Mi smas razones que releer y además l e de conveniencia objetiva del sentido. San Agustín saca Religión de reeligir. (Eligiéndole (a Dios), mejor dicho , eligiéndole de nuevo; porque lo ha bíamos perdido no eligiéndole, reeligi éndole, pues (de donde tenemos la Pa labra Religión) a El tendemos por e l amor para, una vez llegados, desca nsar en El». Id eológicamente para San Agustín, Re ligión es un retorno a Dios a quien ha bíamos perdido posponiéndolo y a q uien tendemos por el amor prefiriéndolo. No dejó este Santo Padre de seguir l a otra etimología más general, pues e n su tratado de la Verdadera Religión dice : «La religión nos ata de nuevo CO n el único Dios omnipotente»; en le s cuales palabras fundamentalmente Per siste la idea de rotura del primer vínculo que con Dios nos unía y al cual volvemos a unirnos por un vínculo nuevo. Cicerón deriva esta palabra de releer. Con tener gran autoridad en latín, tal vez no la tenga en este caso, porque la palabra se venía usando de tiempos remotos, y aunque él mejor que nadie podía fijar el sentido de entonces, pero no su etimología o nacimiento, que fué no el que a él le parece el mejor, sino el que le dieron. «El culto de la divinidad es óptimo, dice, y castísimo, y santísimo y llenísimo de piedad; de modo que la veneremos con mente y palabra pura, íntegra e incorrupta. Porque no sólo los filósofos, sino también nuestros mayores separaron la religión de la superstición, porque los que se pasaban los días suplicando y sacrificando para que sus hijos les sobreviviesen, superstites essent, fueron llamados supersticiosos, nombre que después tuvo un sentido más general; pero los que diligentemente trataban y como que releían lo concerniente al culto divino, fueron llamados religiosos de releer, elegantes de eligir, como diligentes ex diligendo (no hay el correspondiente verbo en castellano), inteligentes de entender; porque en todos estos verbos hay la misma significación de leer, y así vino a ser la palabra supersticioso digna de vituperio como la de religioso digna de loa'. (De natura Deorum, lib. II, cap. 28). En cuanto al sentido real, para Ci- - 44 — cerón la Religión es el culto de la Divinidad, deorum pío cultu confinetur. (La misma obra, lib I, cap. 42; lib. III, cap. 2 y Rhtor., lib. II de Inventione) y los mismos actos del culto (Lib. I, cap. 42 y lib. III, cap. 2). Alguna vez también tome la palabra Religión, especialmente en el pasaje traducido, como ciencia del culto divino, en cuyo caso equivale a sanctitas que define (Lib. I, cap. 41) scientia colendorum deorum. Sea como quiera, sobre el religioso científico o práctico está para Cicerón el teólogo (Lib. Hl, cap. 21), y sobre ambos el filósofo a quien toca probar con razones los fundamentos de la Religión, que son: la existencia de Dios, su naturaleza y el cuidado y providencia de las cosas humanas, de donde brota la piedad, obligación con Dios por los favores de El recibidos; la santidad ciceroniana que estudia cómo se ha de honrar a Dios y la Religión que honra a Dios, le ofrece sacrificios, le pide favores, etc. (De natura Deorum, lib. I, cap. 2 y 21; lib. III, cap. 2 y 3). Lactancio deriva la palabra Religión de religar. ..Con esta obligación hemos sido criados de que rindamos a Dios los justos y debidos obsequios; que a El sólo reconozcamos y sigamos; porque estamos con Dios como estrechados y reatados con el vínculo de la piedad, de donde se originó el nombre de Religión, y no como Cicerón interpretó de releer». Y después de impugnar la etimología de Cicerón y probar que no hay diferencia o que es pequeñísima de religión a superstición entre los idö- latras, porque lo que es supersticioso practicado muchas veces, lo será también aunque se practique una sola vez, y, principalmente, porque superstición y religión entre los gentiles tiene un solo objeto, el culto de los falsos dioses, concluye: «Siendo pues supersticiosos, aunque se crean religiosos, los adoradores de los dioses, no pudiendo separarse la religión entre ellos de la superstición ni pudiendo alcanzarse el verdadero sentido de la palabra, decimos que el nombre de Religión se sacó del vínculo de piedad, porque Dios ata consigo al hombre y le estrecha con la piedad; porque es para nosotros una necesidad servir a Dios corno a Señor y honrarle como a Padre. Por lo que mejor alcanzó el sentido de la voz Religión Lucrecio al decir: «Pretendo librar los espíritus de los lazos de las religiones', Religionum animos nodis exsolvere pergo. (De Divinis Institutionibus, lib. IV, cap. 28)._ Es, pues, para Lactancio la Religión un lazo con que Dios nos estrecha consigo: lazo de reconocimiento y gratitud y filiación, porque al darnos lo que somos y lo que tenemos, nos dió lo que somos a su imagen y semejanza, y lo que tenernos como a hijos, por lo cual es nuestro Señor y Padre, y tan estrecho es este vínculo que establece entre Dios y nosotros necesitud, o sea inseparable unión como la que hay entre el rayo de luz y el cuerpo luminoso que lo emite y entre la palabra y el labio que la modula. La piedad es la fundamental de nuestras relaciones con Dios y el prin- - 45 cipio de todas las virtudes, y la Reli- íntimos, más anudados, mayores y gión su práctica; conceptos elabora- más realzados, y la alabanza de Dios dos por los filósofos, admitidos y es, por consiguiente, más perfecta y, Pe rfeccionados por los Santos Pa- y la adoración más profunda, y la gradres, según la doctrina de la Iglesia. titud más ínfima, y el amor y gözó más uros; y la entrega más rendida Concepto de Religión y cordial, porque procede de perfecEs la Religión el vínculo de recon ocimiento y agradecimiento a Dios tos conocedores de Dios y de sí mismos: de Dios, sumo dador de todo y Por sus beneficios, de adoración por por lo mismo señor, y de sí mismos, 84 excelencia, de entrega a su volunpuras deudas y criaturas, y brotan totad y de súplica a su bondad de nue- dos estos actos de las entrañas e intivos favores y conservación de los re- midades deser. San Juan en su Apocibidos. calipsis nos da una idea de lo que Cada beneficio que Dios nos hace es la religión en el cielo. es una nueva atadura que nos echa, y AGRADECIMIENTO.—Al reconot odos nosotros en lo que somos y t enemos somos un haz de vínculos cernos dádiva de Dios que siempre c on que estamos unidos y atados con está manando, brota de nuestro corazón el reconocimiento y agradeciDios. Son tan íntimos e inseparables de miento; este es el vínculo de piedad n osotros estos vínculos, que, rotos, formalmente. ADORACION. — Profundizando el nos desvaneceríamos en nada nosentendimiento por la fe o por el raciootros y nuestras cosas; que no tenecinio en la excelencia del ser divino y mos otro ser que el que de Dios estaen la nada que somos de nosotros mos recibiendo, al modo que en un mismos, no encontrando donde pofoco no luce otra luz que la que por el te ndido viene del manantial eléctrico. nernos en la presencia de Dios, porEsta dependencia necesaria y pe- que el mismo polvo que pisamos es r enne de Dios es el fundamento de la lugar demasiado elevado, sumidos en nuestra nada, rindiéndolo todo lo que Religión. somos, adoramos a Dios que existe En los mismos condenados separapor su esencia y por lo mismo tiene dos para siempre del amor de Dios, e xiste el vínculo religioso, porque la plenitud del ser, y siempre es el existe la dependencia en el ser y en el mismo, y, por lo tanto, inmutable y O brar de Dios, y por lo mismo perma- eterno y feliz e infinitamente superior nece en ellos radicalmente la obliga- a la criatura. ción de la Religión, que como obsti- SLIMISION.—En el acto de agraden ados en su malicia jamás cumplirán, cimiento está incluido la entrega total En los bienaventurados es donde a Dios y el rendimiento a su voluntad, e stá en su punto y perfección la Reti- el desasimiento de nosotros mismos gi ón, porque los vínculos son más y el asimiento a Dios y ajustamiento - 46 - a su voluntad; que debiera ser tan perfecto como el del agua su cauce, la cual se angosta, en sancha, remansa y precipita, marcha recta o tortuosa, avanza o retrocede, según es el cauce. SUPLICA DE FAVORES.—Con el amor entrañable que tenemos a la conservación de nuestro ser y a su perfeccionamiento, impotentes para conservarnos y mejorarnos, acudimos a Dios, que nos dió lo que somos, para que nos conserve y mejore y perfeccione. Estos son los principales actos de la Religión a que se reducen todos los otros. FR. JUAN G. CASTRO UN MeTODO NUEVO PARA LA CATEQUESIS El mundo católico arde en discusiones sobre la manera más eficaz de enseñar a los niños las verdades de la religión. Los catecismos antiguos, áridos y mal dispuestos, son una muestra lamentable de la pedagogía de nuestros abuelos y recuerdan el gran principio de que la letra con sangre entra. Entre los modernos catequistas, algunos optaban por enseñar los conceptos, sin fórmula precisa; yo he visto ensayado el sistema con pobres resultados. La imaginación de los niños quiere algo sensible de que asirse y retiene mal los conceptos abstractos. Los cuentos, semejanzas y otras habilidades de que algunos se valen para fijar la atención de los niños, dan algún resultado cuando son espontáneas y tomadas al paso de la explicación, que debe ser un continuo diálogo, so pena de que el profesor camine solo mientras los niños corren por esos mundos. Desde hace algunos años, es mayor cada día en los sacerdotes y en el pueblo el conocimiento del Santo Evangelio. Casi sin pretenderlo, algunos catequis t as hemos ido contando a nuestros alumnos la doctrina cristiana como la enseñó Nuestro Señor jesucristo. ¿Se trata de la Trinidad? Pues se refiere cómo el Señor resucitado mandó a los apóstoles a predicar por todo el mundo, bautizando a las gentes en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo... ¿Queremos dar una idea del infierno? ¡Ved cómo lo describía nuestro Señor Jesucristo, fijaos bien en sus palabras!... y a continuación la parábola del rico glotón pidiendo que fuera enviado el pobre Lázaro con un dedo mojado en agua para refrescar sus labios abrasados en llamas eternas. ¿Se habla del poder del Papa? Magnifica escena la del Señor a orillas del lago de Genesaret, al lado = 47 del fuego donde se habían asado los peces para la comida: Pedro, ¿me a mas?... No hay chico revoltoso a quien no asomen las lágrimas y que no agradezca al Señor habernos dado Por pastor al discípulo que tan bien conoce por experiencia propia nuestras flaquezas. —Y el Limbo ¿cuándo enseñó Jesús lo que era? —¿...? ¡Ah, sí! El Limbo de los j ustos o seno de Abraham donde estaba el pobre Lázaro. No digamos nada de los Sacramentos. Las escenas de su institución c onstituyen el encanto de los muchachos, y una vez vistas no se les desp intan jamás. Jesús, dando el poder de perdonar los pecados, instituyendo la Eucaristía y dando a los apóstoles orden de consagrarla, asistiendo a las bodas... La actitud de Judas en Cafarnaúm, rebelándose contra la p romesa de la Eucaristía sirve para e stigmatizar a algún tipo, rebelde lo mismo a las caricias que a los castigos, en casa y en el colegio. Pero donde el sistema luce toda su eficacia es en los mandamientos. ¡Qué hermosos resultan en boca de Nuestro Salvador! ¿Hablamos del escándalo, de los niños que enseñan el mal a sus comp añeros? ¡Ay de aquel por quien el e scándalo viene! Más le valiera que le ataran al cuello una rueda de molino y lo echaran al profundo del mar! ¿Cómo hemos de huir de la ocaSi ón de pecar? Si tu mano o tu pie te es candaliza, córtalo y arrojalo de tí; más te vale entrar en la vida eterna manco o cojo que irte con las dos manos y los dos pies al fuego eternö. ¿Deseamos inculcar la necesidad de las buenas obras? Basta dibujar rápidamente la escena del juicio: Tuve hambre, tuve sed, estaba desnudo... Con esto los niños conocen, no sólo la doctrina cristiana, sino al mismo Cristo, y se convencen de que todo lo que van aprendiendo es enseñanza suya; as í quedan armados para el día de mañana cuando oigan que esas son cosas de los curas. Y si de paso toman afición a leer el Evangelio, mejor que mejor. Cuando se trata de prepararlos para la confesión, uno de los recursos más eficaces de excitarlos al dolor es mostrarles el ansia que Jesús tiene de su arrepentimiento. —¿Habéis visto al Señor pintado con una ovejita al cuello? ---¡Sí! ¡No! ¡Yo sí! —¿Sabéis por qué lo pintan de ese modo? Pues porque El mismo dijo que era el buen Pastor y nos contó cómo al ver que le faltaba una de sus cien ovejas, corrió montes y valles buscándola, echándosela al cuello despues.de hallarla. Más alegría tendrá El con vuestro arrepentimiento que con los 99 justos que no necesitan confesión. ¿Le negaréis ese placer? • Más desea El perdonaros que vosotros ser perdonados. Y así el ambiente evangélico se hace familiar a los niños y las ideas de Jesús van descendiendo al fondo de sus corazones, blandos como la cera. ¿Quién dice que el catecismo es árido y las verdades de la fe demasiado abstractas? No hay una sola — 4s — que con este método no se haga perceptible al más revoltoso arrapiezo. Quizá nos tentara la soberbia de haber descubierto una cosa tan hermosa, si no advirtiéramos que el nuevo método es tan antiguo como el cristianismo. Los evangélicos son muchas cosas, pero entre las más notables: una sucesión de cuadros en que la doctrina de Cristo se va desarrollando y las verdades más sublimes se hacen carne para habitar hasta en las cabezas más pobres. Yo tenía des.eo hace tiempo de escribir algo sobre esto a mis compañeros de ministerio (uno de los más trascendentales que hay en la Iglesia), cuando veo en la revista Eludes que otros se me han adelantado. El presbítero Eugenio Charles de Marsella ha publicado nada menos que tres catecismos graduados, donde la doctrina cristiana se convierte en escenas evangélicas. ¡Mil enhorabuenas por ello! He pedido los libros a la Editorial Publiroc, pero me dicen que espere la nueva edición, pues las primeras están agotadas. ¡Otras mil enhorabuenas! Eso demuestra que son muchos los que se entusiasmaron con el nuevo camino. Que tenemos que recorrer todos a prisa y corriendo. El demonio no se da punto de reposo en sembrar cizaña, mientras nosotros nos dormimos. La catequesis buena, eficaz, debe ser la gran preocupación, no sólo de los párrocos, sino de todos los sacerdotes y religiosos, de los padres de familia y de todos los cristianos. No debería haber iglesia alguna donde no se enseñase, y la mayor parte de la predicación debería ser catequesis. ¿Es mucho lo que falta por hacer? Dicen que sí y en España más tal vez que en otras partes. Un sacerdote español que recibe a nuestros emigrantes al otro lado del mar, me hablaba casi con lágrimas de la instrucción que llevan nuestros paisanos, aun los procedentes de regiones piadosas. De los otros no se diga. WILIIELM *fc PAGINA MISIONAL Soy deudor a LA MERCED de unas l ineas, y sean las primeras de prof unda gratitud a todos los que con m otivo de mi elevación al EpiscoPado me han felicitado y me han of recido sus oraciones y sus donativos . Que Dios nuestro Señor se lo Pague y les conceda un año feliz en que alaben a Dios y le sirvan. Vamos camino de la Prelatura, pas ada ya la línea equinocial, con calor mo derado y vientos frescos. Hizo escala nuestro magnífico trasatl ántico « Madrid» en Leixoes (Oporto) y Lisboa, donde bajamos el Padre Pe sbiere y yo para echar unas cartas a ntes de abandonar la p enínsula. Está l a hermosa capital de Portugal situada e la derecha de la d esembocadura del T ajo, que se ensancha formando una inco mparable bahía. Ac ompañados de un cicerone, que casi siempre no saben lo que traen e ntre manos, por lo cual es incomparabl amente mejor una buena guía, rec orrimos en taxi algo de la ciudad, s obre todo la parte donde está la Adm inistración de Correos y el Pal acio del Ayuntamiento. Pasamos por de lante del «Palacio das Necesidades» (e ntes residencia veraniega de los Pe yes de Portugal), visitamos las Car rozas reales, que nos recuerdan de nuestra Casa Real de Madrid, Y admiramos el más grandioso monu mento de Lisboa, construido en me moria del descubrimiento en América por Basco de Gama; el magnífic o c onvento e iglesia de los Jeró- nimos, obra solidísima y de grandes p roporciones situada a la entrada de la bahía en las afueras de Lisboa' antes tal vez solitaria y rodeada hoy de una p opulosa barriada, a quien sirve de p arroquia. Nuestro guía la había tomado por la catedral, pero su párroco, que nos salió al encuentro, deshizo el error y nos la enseñó con exquisita amabilidad. La sacristía estaba llena de bancos, porque en ella tienen el catecismo los niños, en la melosa lengua portuguesa crianzas. Su claustro, sala capitular y refectorio son de los tiempos de apogeo y florecimiento de la Orden de los Jerönimos. ¡Cuántos recuerdos tristes evocan estos lugares, y menos mal que están ocupados por los inocentes y desamparados niños! Al salir de Lisboa, a las dos de la tarde, 22 de diciembre, lunes, dimos un adiós a la Península Ibérica, y sin poderlo evitar, y a pesar de estar acostumbrado a las despedidas y largas separaciones, veía con honda pena alejarse la tierra donde quedaba mi madre y mis amigos y los recuerdos de mi niñez y los más íntimos de mi vida, y envolvía en el mismo sentimiento a Portugal, tan hermana de nuestra patria que podemos tenerla por propia los españoles, con una historia paralela a la nuestra y tan gloriosa y de tan arraigado catolicismo, pese a las luchas políticas y al empeño de descristianizarla, Estos p ensamientos, sentimientos y divagaciones sobre lo que será -mi — 50 — Piauhy, desconocido, atrasado, tan grandes ciudades. i Cuán gratos son lejano, de clima tan extremado, pero nuestros recuerdos de la capital de al fin colonizados por nuestros her- Madeira, separada del mundo, en la manos peninsulares los portugueses inmensidad del Atlántico! y con la misma hermosa lengua, em- Antes de comer se puso en marcha bargaban mi ánimo, y en esto se acer- el barco con rumbo a Río de Janeiro. caron un señor portugués y el médico En este trayecto hemos visto las islas de los emigrados, también portugués, de Cabo Verde, pasando por entre las ambos excelentes católicos, y a lo de San Antonio y San Vicente, y desque parece, entusiastas monárquicos, pués las de Fernando de Noronha y con su conversación sibilanta y que dejamos a la mano izquierda, a amena me sacaron de mi ensimisma- lo lejos, hace dos días. miento, mostrándome la belleza del La vida a bordo en alta mar es mopaís e indicándome a lo lejos la his- nótona; no hay en qué distraerse: tórica Cintra de los moros, y no lejos cielo y mar. Nuestra ocupación code nosotros el castillo de Cascais, mer, dormir, hablar a ratos, y los más residencia del actual y muy apreciado aburrirnos, porque embarcado no se Presidente de la República, General está para nada. Como llevo altar portátil, y el barco Carmona. Al perder de vista a Portugal ya no también lo tiene, tengo el consuelo de pensábamos en otra cosa que en la celebrar todos los días. El Padre isla de Madeira, a donde llegamos el Francisco dice la misa a las diez los días de fiesta a los de tercera, donde miércoles 24, víspera de Navidad, Salirnos a recorrer las calles de van unos seiscientos de todos los Funchal, capital de la isla, y a disfru- países y muchos españoles con destar de la incomparable suavidad de su tino a Buenos Aires. La Noche Buena nos dieron una clima, de la fertilidad de su tierra y de comida rara. Los alemanes, en su la tranquilidad de sus habitantes, remayoría protestantes, prepararon en flejada en el semblante, que por ser el salón el Arbol de Natal y una espeel día que era discurrían muy animacie de Nacimiento, donde un ángel, dos por las calles, muy bien empeal lado de la estrella, traía la buena dradas con piedra menuda, al modo nueva a los Pastores y Papa Noel, de nuestro claustro de Sarria. El mervenerable viejo, todo vestido de rojo cado estaba lleno de campesinos que y con gran capuchón, parecía recibir vendían los productos de la tierra'. de lo alto algo que nosotros interpreTanto en la gótica y hermosa catedral tamos el aguinaldo. Nosotros asistique está cerca del puerto, donde visimos unos ratos a la música y a ruego tamos a Jesús Sacramentado, corno de ellos me dejé retratar en grupo, en todas partes, echamos de ver en como recuerdo de estas Navidades las señoras, señoritas y mujeres del pasadas en alta mar. Por primera vez pueblo una encantadora modestia en mi vida la pasé sin misa del Gallo. cristiana, que tanto falta en nuestras —51— Poco más o menos pasamos la Noche Vieja, pero comimos en «Madrid» barco las clásicas uvas que los madrileños van a comer a la Puerta del Sol. Los alemanes saludan el p rimer día del año con la sabida frase Prosit-Neuyhar, buen año, que t ambién repito varias veces para felicitar y corresponder a los que me felicitan. Estamos ya llegando a Bahía, y el 5 pensamos desembarcar en Río Janeiro, y concluyo estas líneas reiterando de corazón las gracias a todos nuestros hermanos, terciarios, cofrades y amigos por haberme favorecido tan generosamente con sus limosnas y regalos, sin cuya cooper ación no hubiera podido hacer fren te a los muchos gastos que ha ocas ionado mi consagración episcopal, ni hubiera podido proveerme de las cosas que precisa un obispo. La inicia tiva de la suscripción que conocen l os lectores de LA MERCED, partió del M. R. P. Provincial Fr. Alberto B arros. A él vaya primero mi test imonio de gratitud y después vaya t ambién a todos los donantes, sin disti nción alguna, pues en todos he visto e l afecto y la simpatía que me han manifestado, y que agradezco en el alma. Tanta bondad conmigo sólo Dios l a puede pagar; pero en el Piauhy y s iempre conservaré el gratísimo rec uerdo de los amigos que se han a cordado de mí y me han compade c ido, y haré de todos memoria en mis or aciones y los encomendaré a las de mis hijos los piauhyenses. t FR. INOCENCIO LÓPEZ Obispo de Trebenna. Lluvia de gracias Oh buen Jesús, desde la cruz Gracias lloved, oh buen Jesús. Cuando tú faltas, Jesús mío, Sólo hay doquier dureza y frío. El corazón turbado está; Perdido, en fin, se pierde más, Y el alma sola entre las nieblas Es luz que muere entre las tinieblas. Lloved las gracias poderosas Sobre las almas orgullosas; Sobre el infiel, vi! pecador, Que se ama a sí, mal amador, Y busca injusto en su egoísmo El triunfo sólo de sí mismo. SANGLIIS ¿Cuál es el manantial De tu sangre divina, Oh Jesús, sino ei puro Corazón de MarU? Hermoso es en verdad, Pero la rica copa Que lo contiene, está Encerrada en la Hostia. Deste vino sin per Dan, a quien lo desea, Sus cinco rayos (1) rojos Cinco Pagas abiertas. Purifica tus labios Y tus venas impuras, Pues de Jesús la sangre Va a pasar a la tuya. Si de tu corazón Abres la boca amante. Llenarlo ha de Jesús La Sangre rutilante. FR. MANUEL SANCHO (Traducción libre del catalán). (1) Rayo: chorrito, como el catalán «raig». Malamente ha caído en desuso esta palabra que entre los clásicos era de uso corriente. Así dice Fray Juan de los Angeles: <, mucho es para ver Dios en un establo... manando un rayo de leche de los pechos de su Santísima Madre», Y Santa Teresa: «Porque de aquellos pechos divinos, adonde parece esta Dios siempre sustentando el alma, salen unos rayos de leche que toda la gente del Castillo conforta». p000o 0o o O d)°°°° . 0,0 0 .0 " d O o roc,00‘poo ,3 ek Santoral Mercedario O O 0. oo 0.7" c o ' 'o o°' o o — 53 — O O 00.3 o. p O000000000oo0000n 0 00000000000000000e 00000 0000000 oo oo p O 0 0 c' ec>0% o ° o,. 00000000 aev000 000000000E0° o aceocpd) EI V. P. Miguel del Pozo Es uno de los mercedarios que iluminan su época, oscura en la historia de las Ordenes monásticas, a pesar del gran número de religiosos que entonces existían. Nació en Málaga, de familia ilustre, el 25 de Marzo de 1653, y allí vistió el hábito de la Merced, profesando el 18 de julio de 1669 en manos del Comendador P. Juan de Castro, siendo General el Maestro Sanchís (1). Hizo sus estudios con aprovechamiento en las ciencias eclesiásticas, pero mayor en la virtud, obteniendo después de los cursos reglamentarios el grado de Presentado o Licenciado, de los que había 24 en cada provincia mercedaria. Predicó mucho, ocupando con frecuencia el púlpito de la Catedral. Su actividad exterior se desarrolló principalmente en la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Viñeros, por él fundada, y que aún subsiste. Su imagen constituye uno de los pasos más venerados de la Semana Santa malagueña. El Rvmo. P. García Palomo, Comendador de Málaga en 1808 y después General de la Orden, extractó el proceso de santidad y virtudes hecho con autoridad del Ordinario a raíz de la muerte del Venerable (2). (I) Buena Dicha: Fragmentos de Andalucía, página 290. ( 2) Boletín de la Orden. Octubre de 1913, página 347. en 1712 Decía misa antes que se abriera la ig lesia, y en celebrarla pasaba con g randes lágrimas una hora. Ayudabal e un novicio, y siéndolo el P. Granados (después famoso predicador), se Como éste se contaban en el proceso muchos casos, siendo notable el de un caballero joven llamado Lara, de vida muy estragada, que, llevado casi a la fuerza a oir un sermón del En él se contaba que ante las murmuraciones de algunos religiosos, el Provincial había enviado a Baza al P. Pozo, mas estando la Comunidad de allí en oración, se oyó una voz del Crucifijo que había en medio del coro, diciendo: Dominarás en medio de tus enemigos. Todos los presentes quedaron aterrados, y el Comendador le mandó regresar a Málaga. Desde entonces acentuó su vida de penitencia y de fervor, y, como dice en estilo del tiempo su biógrafo: «El P. Pozo parecía haber caído en uno muy profundo.) Solía disciplinarse a altas horas de la noche en el antecoro y andar las estaciones con una pesada cruz a cuestas. Al pasar ante el almacén donde se guardaban las cosas de la iglesia, una noche oyó que la imagen de Jesús Nazareno, allí retirada, le decía: «Dame culto». Obedeciendo, llamó a cuatro obreros y comenzó a abrir los cimientos para una hermosa capilla. Vino el dueño del terreno a protestar, pero ante una palabra del Siervo de Dios, tomó una espuerta y se puso a cargar tierra con los demás, pagando a los cuatro obreros durante el tiempo que duró la construcción. Esta capilla forma hoy una de las naves de la iglesia nueva terminada en 1792. Actualmente es parroquia. Verdadero retrato del P. Miguel del Pozo, hoy en la Hispanic Society de Nueva York, c ansó de madrugar y de estar de rodi llas, determinando abandonar el háb ito, pero al terminar la misa le dijo el V enerable: Esa es tentación del ene migo; no lo escuche; Dios le quier e religioso. Quedó asombrado el jove n al ver descubiertos sus pensaMi entos y se le quitó la tentación. Padre en la Catedral, vió en él descritos sus vicios con tal viveza, que no sabía dónde ocultarse, y después de una larga confesión con el predicador, determinó abrazar el estado eclesiástico, aunque sin llegar al sacerdocio. Uno de los religiosos declaraba que, viendo al P. Pozo sacar en el re- — 000000000000000000000.o......0 n ..o000000000000.50000.00000.0,500000000000000o00000000000000noo000000ono000000 54 — .1000 000 fectorio una cajita de dulce, dijo para Roma y gozaba de grande estimación sí; ¡Cómo se regala el Santo! Leyen- de Próspero Lambertini (después Bedo en su interior el Venerable, envió- nedicto XIV). El P. Tello mandó las le un trocito de dulce que le curó de instrucciones para incoar el proceso, sus malos pensamientos, pues estaba cuyos gastos se ofrecían a costear don Miguel Dolz Montañés y don Maacibarado. Multiplicábanse en sus manos los feo Sedeño, grandes devotos del Vealimentos y limosnas que daba a los nerable (1). pobres y el dinero con que pagaba a Encomendáronse las diligencias al sus obreros. El P. García Palomo P. Presentado Francisco Mateos, que nos conservó acerca de esto casos había sido mucho tiempo compañero del P. Pozo y fue después Vicario muy curiosos. Predijo la hora de su muerte y su- Provincial. Seguía trabajando en ellas en 1727 (2). frió la última enfermedad con la pa ciencia más heroica. Más de una vez El proceso, como hemos visto, lo le vieron sonreir con los ojos en alto, poseyó el P. García Palomo aunque entregando su, alma a Dios el 15 de lo perdió todo en la invasión frandiciembre de 1712, a las once y tres cesa, salvándose por milagro de ser cuartos de la noche, siendo de cerca fusilado, pues era uno de los principales individuos de la Junta de lndede sesenta años (1). pendencia de Málaga. En el proceso Un santo religioso capuchino, lla- mado el Venerable Estela, conoció su declaraban unos 68 testigos. tránsito a la Misma hora y lo dijo a Muy interesante es también la orasus compañeros, que pudieron luego ción fúnebre pronunciada en el encomprobarlo. El concurso de pueblo fierro del Venerable por el maestro Fray Pablo de los Reyes, mercedario, hizo diferir por tres días el entierro, siendo necesario custodiar militar- impresa en Enero de 1713(3). mente el cadáver para impedir su des • La Santa Hermandad de Viñeros conserva un retrato de su Fundador pojo. Sus huesos fueron trasladados a muy semejante al que hoy publicamos, propiedad de la «Hispanic Society de los nueve años al altar de Nuestro Nueva York». Por cierto que ésta lo Padre Jesús, notándose una fragancia atribuye a Zurbarán, fallecido en 1664 que pasmó a todos, según reza el cuando el P. Pozo tenía once arios. acta notarial conservada por la Hermandad. No le pareció bien esta traslación al P. Diego Tello, famoso mercedario malagueño, que entonces estaba en FR. GUILLERMO VÁZQUEZ (1) Las cartas originales en el Ms. 18.764 de la B. N. de Madrid, (1) Me atengo al acta de Id traslación de su cuerpo que posee la Hermandad de Viñeros, comunicada por el Sr. D. Narciso Díaz de Escobar, cronista de Málaga, por medio del P. José Cereijo, (2) Carta del P. Sierra en el Ms 2.441 (3) Véase un buen extracto de ella por el Padre Serratosa en el Boletín de la Orden, tomo 1°, páginas 385, 409 y 476, El Magníficat: su tema 00pono0oo000000ono....000n.nno.n.u0000.00000n00000,..00000000en0000000000000000000000000000000000duoce0000noono Para mí el tema único del cántico He aquí por qué me dirán bienade la Santísima Virgen es: Miró el venturada todas las generaciones; Señor la humildad de su esclava, y Porque hizo en mí cosas grandes todo lo demás es la explicación de el que es poderoso y cuyo nombre es e sta «mirada». santo. Y su misericordia se extiende de Tengamos en cuenta que este cántico es la correspondencia de la San- una en otra generación a todos los que le temen. tísima Virgen a las palabras de elogio Hizo fuerza en su brazo; desbarató con que la saludó su prima Santa Isabe l, y que por esta misma correspon- las pretensiones de los soberbios. Destronó a los poderosos y endencia se ve que el tema del cántico tronizó a los humildes. de la Santísima Virgen es el que le Llenó de bienes a los hambrientos dió su prima, el cual la Virgen admite y dejó vacíos de ellos a los ricos. Para ratificarlo, o rectificarlo o expliAcogió a Israel su siervo, recorcarlo, como sucede siempre en toda dándose de su misericordia, conversación. Para con Abraham y su descendenPongamos el saludo de Santa Isabel y el cántico de la Virgen para cia por los siglos, como lo tenía hablado a nuestros Padres.» c ompararlos y ver si el tema del saMaría e Isabel hablan en una tonaludo de Isabel es admitido, rechazado lidad distinta; las palabras de Isabel o explicado en el Magnificat. «Y exclamó (Isabel) a voces y dijo: brotan impetuosas del corazón, como salta la sangre de la arteria punzada; Bendita tú entre las mujeres y ben las palabras de María, en cambio, dito el fruto de tu vientre. Y ¿de dónde a mí que la Madre del son como las aguas que se espacian y arremansan. Señor venga a visitarme? Las palabras de Isabel son efecto Porque he aquí que al resonar en mis oídos tu voz, saltó de gozo el de una ilustración y emoción repentina de aquel momento, porque dice niño en mi seno. Y bienaventurada la que creíste que San Lucas: «Y sucedió que al oir en tí se cumplirán las cosas que se te Isabel la voz de María, saltó de gozo el niño en su seno y fué llena del han dicho de parte de Dios. Espíritu Santo». Isabel fue llena enY María dijo: Mi alma engrandece a Dios y mi es- tonces, después de la concepción del p íritu se regocija en Dios mi Sal- Bautista, del Espíritu Santo; María lo vador, estaba ya antes de la Encarnación del Porque miró el Señor la humildad Hijo de Dios; Isabel habla bajo la de su esclava; actualidad de la moción divina, y no — 56 — se nota ni hay conjetura de que el espíritu de María fuese entonces embestido por una nueva iluminación y moción del Espíritu Santo; habla, pues, en virtud de una moción en ella antigua y habitual. Además, añade San Ambrosio: «El Incomprensible obraba incomprensiblemente en su Madre»; es decir, de modo superior a como obra en los demás santos. Isabel, profundamente emocionada, no domina sus afectos; de ahí su admiración, que le corta el aliento, y las frecuentes interjecciones, cuatro para cuatro frases (1): ¡Bendita tú... y bendito...! Y ¿de dónde a mí...? ¡He aquí...! ¡Y bienaventurada!; no llega a salir de estas dos ideas: María, Madre del Señor; lo único que «ata» es que María alcanzó tan alta dignidad, «porque creyó», pero no hay ni una paráfrasis ni atisbo de desenvolvimiento del motivo de su saludo. En el cántico de Maria no hay ni una interjección, si acaso el y que precede a su misericordia se extiende.., que ha de considerarse como simple enlace de la primera con la segunda parte del cántico, a lo más, como nota de sostenimiento del tono; porque el Ecce, he aquí, del tercer versículo, ha de tenerse más bien como una llamada de atención a todos, primeramente a Isabel, sobre el origen de la grandeza de María, la mirada del Señor. Todo está en este cántico bien fra(1) Debe considerarse la y en este pasaje como interjección, en cuyo sentido se encuentra en latín y castellano y se usa en varios pueblos de la Mancha. bado; su tema: Miró el Señor !a hu- mildad de su esclava, y su desenvolvimiento: Hizo en mi cosas grandes el que es poderoso y cuyo nombre es santo, y su ampliación histórica desde: Y su misericordia se extiende... hasta el fin: Acogió Dios a Israel su siervo, cuyo acogimiento más estrecho e íntimo fué hacerse hombre en las entrañas de María y por ellas ser Israel y descendencia de Abraham, según aquello de San Pablo a los Hebreos II, 16, cuyo pensamiento en cas tellano puede expresarse: No se hizo Dios ángel, sino hízose hombre y del linaje de Abrahäm. No es, pues, el cántico de María una improvisación; tal vez es una mera repetición de lo que en el secreto de su corazón cantó cuando se vió Madre de Dios, siendo: líe aquí por qué me llamarán bienaventurada todas las generaciones, la única nota de actualidad de aquel momento, en las cuales palabras recoge y rectifica en cierto modo las de Isabel; es, por lo menos, la exteriorización de los sentimientos en ella habituales de humildad, porque las palabras: [le aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra, constituyeron el único afecto y el único acto, que sepamos, con que acogió en su seno al Verbo, y el término relativo a esclava Señor es el que ensalza en su cántico, atribuyéndolo todo al Señor y a sí nada como a esclava. Con estas observaciones vamos, sin sentirlo, caminando al establecimiento de la tesis propuesta, la cual, por decirlo así, flota ya en el ambiente. «Ya le dice Isabel bienaventurada — Porque creíste. No fué ésta como Zacartas que se puso con el ángel a puntos y dudas, sino con grandísima fe creyó, y creyendo alabó a su Criador, diciendo: Engrandece mi alma al Señor. Como si dijera a Isabel: (Tú me engrandeces, prima, a mi; y yo engrandezco a Dios», como corrigiendo las palabras de Isabel. «Esa honra, Isabel, que vos me dais, yo la doy a Dios.» Recházale el alabanza enviándola a Dios. Y es de advertir que este cántico, que fué compuesto en alabanza de Dios, fué un arte para saber agradecer a Dios las mercedes que en la Encarnación nos hizo, con dos maravillosos artificios para alabar a Dios. El primero es mirar a Dios quién es y considerar su omnip otencia, su bondad y su misericordia, volviendo luego a mirarse a sí y a sus miserias, considerando su poquedad y vil valor; y de aquí volver a ver el bien que recibimos de la mano del Señor, lo cual bien considerado es imposible que no resulte alabanza Para el Señor. Así la Virgen pone los ojos en sí, y humillándose conoce las grandes mercedes, de donde rompe en alabanzas diciendo: Engrandece mi alma a su Criador (1). La palabra « bienaventurada» es el lazo de unión entre el saludo de Isabel y el cántico de María; Isabel llama a María bienaventurada, María lo admite añadiendo con espíritu profético que lo será también en la mente y en (1) El P. Mtro. Fr. Juan Suárez de Godoy, de la M erced, en Thesoro de varias consideraciones s obre el Psalmo de misericordias Domini in aeternum cantabo, pág. 504. En Barcelona, en casa Seb astián de Cormellas al Call, año de 1598. 57 — los labios de todas las generaciones. Hay otra coincidencia, no de palabra a palabra, sino de pensamiento a pensamiento; Isabel la aclama feliz a María porque creyó que se cumplirían en ella todas las cosas que le habían sido dichas de parte de Dios, María asiente afirmando que efectivamente Aquel que es poderoso y cuyo nombre es santo, hizo en ella cosas grandes. Hay en esto, como se ve, coincidencia absoluta entre Santa Isabel y la Santísima Virgen, con ampliaciones verdaderamente grandiosas por María de las palabras de Isabel. En el motivo, razón formal del saludo de Isabel y en el motivo del cántico de María, hay divergencia; rectificación en el «Magnificat» del saludo de Isabel. Las palabras de Isabel pueden tener dos sentidos y, por consiguiente, conformes a ellos dos versiones: Bienaventurada, porque creíste que en a se cumplirían las cosas que te han sido dichas de parte de Dios, o Bienaventurada la que creíste, porque en tí se cumplirán, etc. La primera versión parece la más fundada; pero, sea lo que quiera, en ambas la condición, sin la cual María no llegaría a ser Madre de Dios, es su fe y, por consiguiente, el fundamento de su felicidad y de la felicitación de Isabel. Sabemos, en efecto, por la tradición unánime de los Padres desde los primeros tiempos de la Iglesia que la fe y asentimiento de María a las palabras del Angel fue el principio de la restauración del género humano, - 58 — como el asentimiento de Eva a la serpiente fué el principio de nuestra ruina; y que, por consiguiente, si, por un imposible, María no asintiese a las palabras del Angel, quedaría frustrada la obra de nuestra reparación, por que María no asintiendo a las palabras de Dios no sería digna Madre de Dios y, por lo mismo, ni Madre, pues no llegaría a serio sino dignamente. Isabel, pues, y con ella toda la Iglesia, aclamó a María bienaventurada, porque creyó y creyendo llegó a la Divina Maternidad. La Santísima Virgen no niega esto de que su fe haya sido por su parte paso para la Divina Maternidad, sino que afirma que la grandeza de ser Madre de Dios y su fe y, por consiguiente, toda su felicidad, dependen radical y únicamente de la mirada de Dios. Mi alma engrandece al Señor y mi espíritu salta de gozo en Dios mi Salvador, porque miró el Señor la humildad de su esclava, y ahora, como volviéndose a Isabel y llamándole la atención, continúa: He aquí por qué me dirán bienaventurada todas las generaciones. En efecto, la conjunción por qué une miró el Señor la humildad de su esclava con me dirán bienaventurada todas las generaciones, y el sentido viene a ser éste: «He aquí por qué me dirán bienaventurada todas las generaciones, porque miró el Señor la humildad de su esclava». Como si dijeIsabel, me llamas bienavenra: Tú, ( turada, porque creí; lo soy porque he creído; pero no hubiera creído ni, por tanto, hubiera sido bienaventurada, si Dios no me hubiere mirado; el fun- damento de mi grandeza y de mi fe, fue la mirada de Dios sobre la humildad de su esclava». La palabra humildad, que significa condición abyecta, y la palabra esclava, que designa a la persona que no tiene nada ni derecho a nada, nos dan el sentido de la frase de la Virgen Santísima: «De mi misma nada soy, nada puedo, nada merezco, pero miró el Señor mi nada, y soy y creí y mereci ser su Madre, pero todo es pura deuda mía a la mirada del Señor». Razón tuvo Isabel al felicitar a María por su gran fe, y mayor razón tuvo María al refundir todos sus bienes en la mirada de Dios; como decimos verdad que Dios recompensa con la gloria las buenas obras de los justos, pero con mayor verdad decimos que Dios al premiar las buenas obras galardonea sus propios dones. (No pienses, pues, que María se atribuyó a sí la virtud de la humildad en la cual diga puso Dios sus ojos, sino que llamó humildad a su propia vileza, porque la que había de dar a luz a la sabiduría de Dios, no se envaneció neciamente, sino que fué maravillosamente sutil por su misma humildad para penetrar los acontecimientos de las divinas ordenaciones» (V. Guiberto Abad, de Laude S. Mariae, P. L. 156, 294). Para dar alguna idea de esta mirada de Dios, imaginemos que el sol tuviese inteligencia y que al alumbrar el mundo le diese el ser con los mismos rayos con que le alumbra; al levantarse por la mañana sobre el horizonte iría mirando el mundo, y con la mirada con que le alumbraba lo sacaría de la nada y lo sostendría en el ser que alumbraba, haciendo al mundo hermoso y espléndido; así Dios nuestro Señor miró a María, y con su mirada la sacaba de la nada e iba poniendo en ella las gracias y lo que en María hay, que en frase afortunada del P. Salmerón, mercedario, «todo es esplendor de Maternidad divina». Miró, pues, la Santísima Virgen toda su grandeza como término de la mirada creadora de Dios; mirada que explica en los siguientes versículos, que ya no son de nuestro intento actual. Haya en todos nosotros este espíritu de humildad de María para dar a Dios toda la gloria de todo lo que somos, podemos y hacemos. FR. JUAN GILABERT NOTAS RELIGIOSAS Otro lugar donde se manifiesta Dios ¿Por qué no se ha de llamar o bautizar este hecho milagroso con el título de «Nossa Senhora de Co ya da Coya da Iria es su nombre. ¿Qué Iria? No me parece bien se diga como es Co ya da Iria? se dice: «Nossa Senhora do Rosario Hasta el día 13 de mayo de 1917 no de Fátima», porque Fátima es un viera fácil definirlo. Una aldea tiene na llorio de 2.000 almas que dista unos serie de atributos propios, que la dis- dos kilómetros del lugar del sutinguen de cualquier otra agrupación ceso. humana. Pero lo que no es aldea siEstá situado en un punto céntrico quiera, sólo consta de elementos tan entre Santarém y Coimbra, y es bien Poco diferenciados como la piedra o sabido que el Portugal del Centro y la hierba. Norte es todo católico. Aquel fantasSitio de pastos comunales, sin vi- món de tendero que vimos en Chaves vienda en varios kilómetros a la re- hace unos once años y que se confedonda; alguna vez hubo cueva sin saba católico revoluçáonarto, no es, por cierto, la nota dominante, sino duda, y no sé si la hay ahora. Desde el día 13 de mayo de 1917 ha caricaturas que no faltan en otras pare mpezado a ser algo más, mucho más tes tampoco. que eso. En este lugar, expresión de Pero reflexionemos un momento. l a nada, se apareció en ese día la ¡Dios se digna manifestarse al pastor b endita Madre de Dios a tres niños de Horeb; sus Angeles hablan a los q ue estaban guardando sus ovejas. pastores que velan alrededor de BeT odo es auténtico y demostrado, y lén; la Madre de Dios se aparece a la esto es muy importante. Nada de alu- pastora del Cave, y últimamente, la ci naciones colectivas que alguna vez misma gran Señora lo hace a los tres se ven, y no hace todavía dos lustros inocentes pastorcillos de Co ya da la última. Iria! Y los hombres en la higuera, Ile- 60 nos de sí mismos, creyendo que han hecho algo porque han conseguido morder un poco en esta tierra, donde es trágico el honor, la riqueza o la belleza, porque constan de elementos que se han de destruir. Luego del milagro surgió en el desierto de Co y a una capillita que ya no existe, porque unos bravos enemigos de la reaçáo le pusieron dinamita. Actualmente se alza una iglesia presuntuosa, y cerquita de la misma el armazón de la basílica más grande de Portugal, según dicen. Casi todo está montado sobre el modelo de Lourdes: el lugar de procesiones, el hospital, las fuentes con baños y docenas de grifos. Varios cientos de muletas y cosas por el estilo. Todo aparece rodeado de un alto muro con puertas fortificadas para que no ocurran más tragicomedias de bombas. A pesar de ser un lugar tan apartado, los días 13 de cada mes acuden millares de fieles, y el 13 de mayo suelen ser decenas de miles. Muchos milagros suelen ocurrir en la Iglesia de Dios; el mayor de todos es, sin embargo, su propia existencia. Este es el hecho que más fuerte impresión produce en el espíritu, siempre que sea capaz de un pequeño esfuerzo critico. La existencia de la Iglesia demuestra, entre otras cosas, que todos los hombres pintos han sido incapaces de destruirla; ganas nunca han faltado, lo que ha faltado ha sido energía. Grito de loro A veces se oye por esos mundos éste: «Desde que la ciencia ha desterrado la dogmática...» Cuando oigáis una cosa así, no indaguéis qué es lo que él entiende por «ciencia», pues no sacaréis más que confusión, y mucho menos habéis de preguntar qué es lo que el interesado entiende por dogmática, pues eso sería aumentar la confusión. Yo, en esos casos, soy muy galante, y le hago la gracia de suponer que sabe perfectamente bien lo que es una cosa y otra Empiezo por preguntarle ¿qué dogma católico ha destruido la ciencia? Y como la ciencia no ha destruido ningún dogma, no sabe qué responder el orondo lector de la Prensa popular. Sería de agradecer que concretasen y dijesen: tal dogma; pues entonces tendríamos ocasión magnífica para enseñarles una porción de cosas que ignoran lastimosamente. Hace algunos pocos años se intentó sacar de la Geología consecuencias contra la existencia del Pecado original. El intento quedó frustrado, pero produjo un buen efecto: una porción de gente tuvo ocasión de aprender lo que es el Dogma Católico del Pecado original. Igual que el famoso doctor protestante que pretendía fuera sometida la Real Presencia a un análisis químico, aprendió cosas muy útiles y necesarias a doctores católicos y no católicos. FR. MARTÍN O. DE ARRIAGA I- k e Sociología práctica REFORMA DE UNA PARROQUIA La parroquia está enclavada en un Pintoresco valle de una región montañosa, entre Galicia y Asturias. Cincuenta vecinos en seis o siete aldeas sembradas a boleo entre castaños y robles. Prados minúsculos, verdes como esmeraldas, en los que Pastan vacas amarillas y enanas; s embrados de maíz y centeno ralos c omo cabezas próximas a la total calv icie; huertecitas con coles raquíticas Para «el caldo». . En medio la iglesia pequeñita, pero en buen estado, con pretensiones arqu itectónicas, espadaña esbelta, camPanas alegres y cantarinas, que varias veces al día llenan el valle con sus encantadores sones. Al lado de la i glesia la casa parroquial, y alrededor el iglesiario, propiedad de la parr oquia, principal base de la alimentac ión del humilde párroco y de sus familiares. La carretera más cercana, a unos q uince kilómetros; la estación del ferr ocarril, a cuatro leguas. Y en aquel rincón en que, como en t antos otros, durante siglos se habían dado la mano la inocencia y la ignora ncia, se sintió el paso de ráfagas d e malicia, dejando en pie !a ignorancia y asesinando la inocencia. Algunos que habían ido a trabajar allende lo s mares, volvieron diciendo que la religión era un mito, los curas unos farsantes vividores y la moral cristiana una antigualla llamada a desaparecer. Y el templo empezó a quedarse solo. Cada domingo aumentaban las bajas en la misa parroquial. El pobre cura estaba anonadado ante la general apostasía y arremetía con enérgicas pláticas, llenas de doctrina e indignación, contra los sembradores de cizaña en aquella viña tranquila, que siempre había sido exclusivamente del Señor. Pero los hombres enemigos redoblaron sus campañas, y consiguieron rebelar a las ovejas contra el Pastor, y lo arrojaron como a un maldito a pedradas. Tuvo que huir a uña de caballo. Después de un entredicho de un mes, como castigo, apareció otro héroe dispuesto al sacrificio, fiel a su vocación sublime. Empezó su apostolado en el humilde templo, pero su voz resonaba en el vacío. Predicaba con energía a la docena y media que acudía a la misa parroquial, y los más necesitados de oir la palabra del Señor estaban tomando el sol o en sus faenas, profanadores del día festivo. Pero se enteraban más o menos de los enérgicos acentos de sus pláticas. Le prepararon la celada, y con el pretexto de unos derechos parroquiales que quiso cobrar y que encontraron injustos, surgió el drama por segunda vez, y también este ministro de Dios tuvo que poner los pies en polvorosa para salvar la integridad de su persona. Dos meses de entredicho y una tercera víctima, que se presenta dispuesta al sacrificio. A los tres meses se impuso la fuga, pero esta vez el drama fue cruento, y el pobre ecónomo, mal herido, tuvo que guardar cama durante varias semanas, lejos, muy lejos de la viña, que ya parecía maldita. ¡Era demasiado! ¡El Prelado decretó un año de entredicho!... II —Señor Obispo. —Dírne, hijo mío. —He sabido que los de la parro quia de... están sin Pastor. —No veo a quién mandar; y, además, es necesario darles un ejemplar castigo para que reaccionen. Les tendremos sin cura durante un año. —Me dijeron que hay algunas almas buenas que claman por el ministro del Señor, y temo que se mueran algunos sin confesión. Los creyentes van a misa a las parroquias limítrofes, y llaman a los curas vecinos en caso de peligro de muerte. Pero están lejos y sé que la tristeza ha invadido las almas buenas, y claman al Señor misericordia. Yo quiero ir allá, señor Obispo. Con la ayuda de Dios, haré de ese pueblo rebelde un rebañito de elegidos. 62 - ¿Tú, catedrático del Seminario, con una carrera brillantísima, que eres la eseperanza más sólida que tengo en la formación espiritual de los futuros sacerdotes de la diócesis? ¿Tú, metido entre las breñas de aquellas montañas abruptas e inhospitalarias, entre salvajes, que apedrean a los ministros del altar? —Dios le pague el panegírico que de mis prendas hace; pero, ya en plan de inmodestia, le diré que por unos años quiero ir a esa parroquia apartada para enseñar a nuestros seminaristas desde allí a ser verdaderos curas. Déjeme ir, para desde allá poner cátedra a los de acá. Déjeme ir, y si me va mal, la vuelta puede ser rápida. —¡Vete en nombre de Dios, y que El y su Madre Santísima te bendigan! Y fue; y en todos aquellos contornos no se había visto cura semejante, metido en su iglesia y en su casa. No parecía que había llegado a la parroquia un cura, sino un feligrés más. Celebraba todos los domingos su misa parroquial y explicaba el Evangelio a los pocos que iban a oirla, pero sin un solo comentario de circunstancias. La doctrina escueta del Salvador, sin lamentaciones sobre si era obedecida o despreciada por los hombres. Si le llamaban a visitar a un enfermo, iba sin demora, y se limitaba a cumplir escuetísimamente su sagrado ministerio. Si hacía algún servicio parroquial y le preguntaban cuánto eran sus derechos, les enseriaba el arancel impreso. Si pagaban buenamente, aceptaba el estipendio; — 63 — Si discutían la cantidad, con modestia les decía: —Dérune lo que puedan o crean co nveniente. Y aceptaba lo que de g rado le ofrecían sin chistar. Jamás faltaba al que necesitaba de él; jamás se tropezaba con él quien no quería nada con su ministerio. —¡Ya era tiempo—decían los reb eldes—de que tuviéramos un cura que se sepa meter en la sacristía y en su casa, como le corresponde!... Durante mucho tiempo lo miraban con absoluta indiferencia. Algún domingo, aun los más descarriados, a somaban la cabeza por el templo a la hora de la misa mayor. Las palabras del Evangelio caían sobre sus a lmas como lluvia de otoño, persist ente y fecunda, sin ambages y sin coM entarios. Acaso algún día producirían ópimos frutos. Hemos dicho que el cura disfrutaba Un redondeado iglesiario con buenos P r ados, que le permitían mantener t res o cuatro vacas, y buenos terrenos de regadío. Alrededor de la casa, h uerta con árboles frutales. Pero la misma rápida sucesión de c uras era causa de que aquellas proPi edades estuvieran muy abandonadas. Este párroco había estudiado a f ondo la agricultura, y aun había ensetiado esa asignatura en el Seminario. Se dedicó con afán a cultivar sus campos. Un día aparecieron dos vacas inM ensas, pintadas con grandes manch ones blancos y negros y con unas Ubres como los globos que se elevab an en la fiesta del Patrón. ¿Que cuánta leche daba diariamente cada uno de aquellos monstruos? ¡Horror! l¡ Cincuenta cuartillos!! Nunca se había visto por allí nada semejante. Otro día vieron llegar unos arados de forma rara, y con uno de ellos se roturaron los prados permanentes, limpiando la tierra de juncas, gramas, raíces y malezas. Llegaron unos sacos de algo como harina gris, que fue extendida por todo el terreno, y luego sembraron una semilla que los indígenas no sabían lo que era. Cuando naciese ya se vería. Y aparecieron prados preciosos, perfectos, uniformes, sin hierbas parásitas e inútiles. Con los riegos oportunos se la veía subir. Y empezaron las cortas, que las vacas devoraban por fresquísima y jugosa, y que, agradecidas, devolvían en arroyos de leche. Por las ventanas de la casa parroquial oteaban cuando creían no ser vistos, y entre otras bendiciones del cielo, vieron largas hileras de quesos de color de oro. Cuando a un prado se le acababa una corta, ya se podía empezar otra. Aquello era interminable. Pero al mediar el verano se dejó crecer la hierba hasta blanquear de madura. Estaba altísima. Apartaron semilla. Allí no se había visto nada semejante. La corta fue abundante. Los carros se contaban por docenas en donde sólo se podrían sacar dos o tres. ¿Y cómo haría el cura para guardar tanta hierba? Nueva sorpresa: un cajón de un metro cúbico. Una tabla corrediza. ▪ — 64 — Y con esa desproporción entre las Una palanca. Las horquillas que no tierras del iglesiario y las de los feil cesaban de meter heno en el artefacto. Un inmenso carro quedaba con- greses, se fueron sucediendo las devertido en un pequeño haz de aristas más cosechas de frutas, centeno, trigo (ellos nunca habían sembrado perfectas Y en donde, con los métodos allí conocidos, se podrían mal trigo), hortalizas de mil variedades acomodar seis carros de hierba, se que nunca habían visto, espárragos metieron más de cincuenta sin dificul- riquísimos, pimientos corno calaba zas, melones, sandías y mil otras vatad alguna. ¡Pero así prensado no serviría para riedades de productos en que la tie rra es pródiga si se la trata con cariño nada! ¡Vaya si servía! Las vacas foras- y arte. Y no era eso solo. Las tierras del teras se la comían como cosa rica. Al dársela la espeluznaban hasta decura producían dos o tres cosechas jarla finísima y abultada. El carro de abundantes cada año, y las suyas heno se había convertido en haz y apenas producían una. luego el haz se volvía a convertir en Y en este aspecto, lo que más les inmensa carretada. asombraba eran los prados, que desOtro día apareció un maquinucho pués de varias cortas de hierba verde raro con unos tubos inverosímiles y y de la corta final para secar, aún una manivela. ¿Para qué sería? Con daban patatas como calabazas o maíz él se desnataba la leche, que pasaba con mazorcas larguísimas. a unos frascos para enviarla afuera III sin necesidad de mucho gasto de Y a todo esto, el señor cura seguía transporte. Y vino la cosecha del maíz, que en silencio. Se le veía en la huerta lehabía sido preparada de muy distinta yendo, rezando su breviario o en la manera de como los nativos conocían, iglesia aseando altares y ornamentos, con semillas por ellos desconocidas, todo aquello brillaba de limpieza. En y siempre adobada la tierra con la las faenas agrícolas apenas tomaba parte. Un hombre forastero era el que harina aquella de un blanco gris. ¡Pero qué cañas altísimas, y cada dirigía todas las operaciones, valiénuna con dos mazorcas de media vara! dose de jornaleros de la parroquia. Y ni una reprensión porque no iban ¡Y espesas como los dedos de las manos! Vistos los maizales del cura, a cumplir con sus deberes de cristia se les llenaba el alma de tristeza al nos. Solamente los días festivos en la ver los suyos raquíticos, de plantas ruines, ralas y con mazorcas como Misa Parroquial las verdades del Evangelio, sin comentarios, se desdedos. Estaban como fuera de sí, y granaban de sus labios delante de la no se hablaba de otra cosa en los labradíos, en las placetas de todas las docena y media de fieles que aún seguían tales, y por la tarde delante de aldeas. — 65 — algunos niños que acudían a la catequesis. Un día en que el ejemplar sacerdote r egresaba de visitar a un enfermo, se emparejó con él uno de los que más alejados estaban de sus deberes de cristiano. —Buenas tardes, señor cura. —Santas y buenas. —¿Dando un paseo? —Vengo de visitar a un enfermo. —¿Y ahora hacia casa? — Hacia allá voy. Se va haciendo noche —Quisiera hacerle una preguntita, Si no le molesta. —Usted dirá. —Se ha corrido por la parroquia que usted tiene una bendición especial Para sus campos, y que por eso sus co sechas son inmensamente superiores a las de todos los feligreses. — Efectivamente, que si Dios no b endice nuestros camPos, nunca dar ían cosa alguna para nuestro sustent o. Pero es tan bueno, que lo mismo hace llover sobre el campo del justo como sobre el del pecador. Para casti gar a los que no le sirven, le quedan trineurcrah so; otros medios. — ¿Qué le hace, pues, usted a sus tendríamos vacas que dan cincuenta cuartillos de leche, y mazorcas de una vara de largo, y prados que dan más hierba en medio año que los nuestros en tres? —Claro está que sí. La ciencia sirve para todos los que se quieren aprovechar de ella. — Los que quieren!... Si la agricultura es ciencia, yo quiero aprenderla, y como yo muchos otros; pero no tenemos quién nos la enseñe. —Sí teneis. —¿Quién? —Yo. —¿Usted? --Con mil amores. Y ademas no m e representa molestia alguna. La agri cultura, es e minentemente práctica Las lecciones teóricas, no deben se p rolongadas. Si ustedes quieren sa ber, vénganse todos los días después de las faenas del campo por la parroquial, y me oirán un curso completo sobre las teorías agrícolas aplicadas a las necesidades del país. Y la prác tica la pueden ver en mis campos, dirigidos por el obrero encargado de ellos. Dígales a los que desean saber, que he venido para bien de todos en todos los órdenes de la vida. Lo poco que sé y valgo, está a disposición de mis feligreses. — Cultivarlas científicamente y seg ún los progresos de la agricultura. — ¿Usted sabe de eso? IV Sí; he dedicado algún tiempo a es- Empezó en la Rectoral un curso de t OS e studios. Hasta fuí en el Semina- agricultura teórico- práctico, al que riop rof. esor de esa asignatura, asistían por lo menos un hombre por — ¿Y la agricultura se estudia? cada familia. — Lo mismo que cualquier otra Y salieron a relucir abonos químiCiencia cos, selecciones de tierras y semillas, — ¿Y si nosotros supiéramos de eso y rotación de cosechas, y cultivo in- — 66 — tensivo, utillaje moderno para los diferentes laboreos, alumbramientos de aguas, cálcuios de gastos y ventajas de cada cultivo, industrias derivadas de la agricultura, cría de ganado, avi cultura, apicultura, prados temporales a base de alfalfas... Era todo ello una revelación para aquellas pobres gentes. Y fueron dóciles en aprender y practicar. La ciencia convirtió aquel páramo abandonado y mísero en un pequeño paraíso terrenal. Y detrás del pan fueron las hojas de catecismo. Primero por agradecimiento y después por convicción, volvieron al templo para cumplir con sus deberes de cristianos. Jamás en el mundo fue amado nadie como aquel culto y santo sacerdote por sus feligreses. Un día triste para su corazón de hijo, falleció su padre a cuatro leguas de distancia. Todos los hombres que podían andar veinte kilómetros, acompañaron a su Pastor. Había fallecido víctima de la grippe, y debía ser enterrado de prisa, llevado en una escala larga, para evitar el contagio. Los feligreses del sacerdote santo, no lo consintieron. Y fue llevado en hombros como en apoteosis. Cada cien metros se relevaban cuatro hombres. Todos querían demostrar a su párroco con la elocuencia de las obras que estaban dispuestos a morir por él... ¡Ah, los beneficios inmensos de la revolución desde arriba!... -- 67 — Opinión de Juan Español A mi amigo don X. Muy querido amigo: Viendo los disgustos que tienen con el Estado los que viven del presupuesto, bendigo a Dios por no haber cobrado nunca un céntimo de él. Como me felicito mil veces de no ser fumador, por no andar en dimes y diretes con la Tabacalera. Lo malo es que los pobres paganos, el paciente Juan Español que satisface todos los recibos blancos, azules y colorados que le presentan, corre peligro de pagar además los vidrios rotos en las discusiones por los que cobran regularmente, y desearían cobrar aún más. No digo que cobran ya demasiado, para que usted no me tenga por revolucionario. No lo soy, gracias a Dios, ni pensé nunca en serio. Creo que los ciudadanos que disfrutamos de los buenos servicios de nuestros innumerables funcionarios, debemos pagarles y contribuir a su felicidad corno ellos contribuyen a la nuestra. Protesto contra la suposición de que esto sea una ironía. Y no me pongo a citar los textos del Apóstol que manda pagar renta y tributo al que tiene derecho a él... por excusar prolijidad. Me limito a advertir que gran parte de los disgustos y trastornos que padece la nación las ocasionan precisamente los que cobran y no los que pagan, ¿no le parece a usted un poco gracioso? Cierto que los contribuyentes se quejan también, pero los motines de consumos son ya materia de historia, ¡y vaya usted a saber quiénes eran los alborotadores! Creo que deberían advertir los que disfrutan del presupuesto que, Juan Español que los sostiene y a quien FL. SERAPIO GONZÁLEZ GALLEGO sirven, no es precisamente Roths- child; que vive con mucho trabajo y que cada peseta le cuesta grandes sudores. Si a sus funcionarios no les tiene instalados regiamente, tampoco él disfruta de grandes comodidades, a pe sar de que trabaja más que ellos. Deben fijarse, sobre todo los albor otadores, en que, si a Juan Español no le dejan trabajar y producir, no tendrá para sí ni para sus amos (digo servidores). No pocos de éstos alegan que ante la miseria de los sueldos las oposiciones se verán pronto desiertas, y que a muchas de ellas no concurren más que semianalfabetos de carrera. Salvo en que falten opositores, pues cada vez son más numerosos, lo demás no nos sorprende, y aun sospechamos que algunos de esos semia nalfabetos deben haberse colado en l os escalafones oficiales, al ver el dominio que muestran de las mater ias que discuten y la altura a que se c olocan al dar soluciones. No quiero citar casos concretos que a usted se le ocurrirán lo mismo que a mí. Contra toda mi voluntad, se me viene a la memoria una anécdota port uguesa. Cuentan que un presbítero de Braga predicaba sermones a tres r eales. Reprendióle ásperamente el ar zobispo de que rebajara hasta ese Punto el ministerio; mas el predicador le respondió sonriendo: —¡Ah, ilustrísimo! Si viera los serm ones, aún le parecerían caros. Seguramente no dirá cosa semej ante ninguno de nuestros empleados, a unque deberían mirar bien si los se rvicios que prestan a la nación corre sponden a lo que de ella cobran y a l o que desearían cobrar. Algunos creen que harto hicieron en llegar a donde están, y que con el trabajo que les costó negociar el puesto han merecido de sobra el descanso. Me temo que ante Dios va a ser esa una mala respuesta, y aun delante los hombres, no será pronto suficiente. No digo, ni mucho menos, que todos nuestros funcionarios sean inútiles y holgazanes. Los hay que se pierden de vista. Quizá atiendan mal la función que la sociedad les encomendó; pero, en cambio, trabajan con ardor en otras que les producen buen suplemento. Tan bueno, que a veces les dobla y triplica el sueldo. No los condeno por ello, aunque les rogaría que dejasen el primer empleo, si no lo han de atender mejor. Esto nos lleva a pedir un socorro para los párrocos rurales y otros sacerdotes dotados miserablemente e incapacitados por su carácter para buscarse otra ayuda. Si no fueran demasiado conocidos en sus pueblos, quizá el diablo los tentase a transformarse por la tarde en mozos de café, para no morir de hambre. El caso no es teórico y cuentan que se dió en algunas grandes ciudades. La situación de los mozos de café es incomparablemente mejor que la de bastantes sacerdotes. Trabajemos un poco más los empleados y los contribuyentes, y ¡quiera Dios que no nos falte trabajo! Pero si unos y otros nos damos a vagos, no habrá nada que repartir para cuando llegue el comunismo, en que sueñan algunos majaderos. Lejos de ellos, le desea siempre su afectísi mo GARCÍA — — ESTUDIOS GALLEGOS MEENDIÑO Poeta medioeval No es trabajo halagador el hacer un estudio sobre este poeta, del cual no tenernos sino una poesía en el Cancionero de la Vaticana. Y como nos faltan en absoluto las noticias históricas sobre el hombre, nos atendremos únicamente a su personalidad literaria. No sabemos si fué juglar o trovador, si tocó la vihuela o el arpa; e igualmente desconocemos si anduvo errante por los pueblos y cortes españolas, o bien residenció de por vida en algún pueblo ribereño. A juzgar por el nombre, debió de ser de clase baja y servil; el diminutivo que usa, recuerda la costumbre que tenían algunos juglares de reformar el nombre para hacerlo más sonoro y gracioso, aun a costa de un fácil anonimato (1). Nadie en el Cancionero le alude, ni para bien ni para mal; pasa perfectamente aislado, y realza su figura tras la belleza de unos versos inspiradísimos. Claro está que parecerá endeble toda deducción que quiera basarse en el lugar que ocupa Meendiño en el Cancionero—núm. 438—; pero, para salir del paso, y considerando que el coleccionador agruparía a los poetas, con pequeña diferencia de edades, como éste se halla entre layo Gómez (1) Véase sobre esto a Menéndez Pidal: Poesía juglaresca y juglares » . Madrid, 1924, págs. 4-5. Charino y Ayras Nunes, vamos a suponerlo contemporáneo y viviendo en la primera mitad del siglo XIII. Por lo demás, no huelga decir, para afianzar más este extremo, que, así él como Charino, Johan Zórro, Martín Codax y algún otro forman un grupo aparte entre !os poetas de los Cancioneros: son ellos los cantores del mar. Con esto damos una pincelada a su fisonomía. Nacido, según es dado suponer, en los alrededores de Redondela, no sufrió las influencias cortesanas, permaneciendo en el pueblo y ejercitando su canto y su pluma en temas populares. Una sola composición nos ha dejado, y esta no larga, pues corista de solos veinticuatro versos; pero es el más lindo poema de amor, con toda la intensidad lírico-dramática que puede caber en tan pocas palabras. Parece que sus versos traen sabor de yodo y algas, y que entre ellos se nota el vuelo de las gaviotas. Es un estupendo medallón marinesco. Sedia-m'eu na ermida de San Simión e cercaron mi as ondas, que grandes son: en atendend'o meu amigo en atendend'o meu amigo! Estando na ermida ant'o altar, (e) cercaron-mi as ondas gr3ndes do mar: en atendend'o etc E cercaron-mi os ondas, que grandes son, non ei (i) barqueiro, nen remador: en. E cercaron-mi as ondas do alto mar, non ei (i) barciueiro, nen sei remar: en Non ei (1) barqueiro, nen remador, morrerei fremosa no mar major: que fué, quizá, centro de romerías y p eregrinaciones, a donde se acudía a rezar y a plañir de amores. En una de estas fiestas campesinas, La pequeña isla de San Simón a en medio del mar, ideó Meendirio la que alude el poeta, se halla en la ría delicada figura de mujer, perdida en de Vigo, muy cercana a la costa. una contemplación extática, y soDadas su frondosidad, buena situañando que las olas la llevarán hacia ción y demás circunstancias que en su amigo. ella concurren (2), resulta lo que Con razón dice Jeanroy: «Voici une Berceo llamaría un piece qui a bien quelque chose de logar cobdiciadero pora omne mysterieux et de vague», que Goethe cansado, «admirait dans certaines ballades alleLos Templarios habitaron en ella mandes» (1). desde 1118 a 1312. En 1517, el Padre No he dicho hasta ahora que MeenF r. Juan Pascual, franciscano reco- diño colabora también en el Coloccileto, y otros frailes andaluces, fun- Brancuti (2)—núm. 852—; pues bien, daron allí un convento que, más aquí nada nuevo nos revela, ya que f arde, fué cabeza de Custodia. se ciñe a repetir la poesía del de la Las continuas irrupciones de Drake Vaticana. Y otros piratas, obligaron a desalojar El tema lírico escogido por el poeta v arias veces el convento. redondelano, cae entre las cánfigas Y cuando en 1596 apareció en Ga- o cantares de amigo, género eminenl icia una mortífera epidemia, los mon- temente gallego y que se resistió a j es benedictinos de Poyo, temerosos toda influencia exterior. de ser invadidos del contagio, huye- Los franceses que quieren hacer r on de su abadía y se refugiaron en di- derivar toda la lírica europea de sus C ha isla por espacio de cinco años (3). poetas medioevales, no pueden menos Aparte de otros detalles históricos, de reconocer que, la galaico portunos interesa saber que allí había una guesa, no se presta a ello (3). er mita dedicada a San Simón (4), y Estos cantares de amigo, con un (1) Sigo la transcripción de J. Joaquim Nunes, cierto fondo de melancolía vaga, misd e su obra: 'Cantigas d'Amigo dos trovadores teriosa y soñadora, en frase de Megalego - p ortugueses». Coimbra, 1926. Tomo, II, néndez Pelayo, vinieron a poner de Página 229. en Non ei (i) barqueiro, nen sei remar, morrerei fremosa no alto mar: en (1) (2) No sé por qué M. Pidal, ob. cit., página 219, le llama escarpado islote. Seguramente que no l o ha visto, (3) G. Nicolás Taboada y Real: « Descripción 1iPográfi co-histórica de Vigo, su ría y alrededo res. Sa ntiago, 1840, páginas 70-76. (4) Había muchos santuarios en Galicia que dlen cionan los Cancioneros, así: Santa María de Wo , San Servando, San Leuter, San Clemente do 'dar, San T reeçon, San Mamede, Santiago, etc. (1) Alfred jeanroy: 'Les origines de la poesie lyrique en France au moyen age». París, 1925, páginas 171-172. (2) En Poyo poseemos una fotocopia de este Cancionero, regalo del M. R. P. Miguel López, hoy Procurador General de la Orden en Roma. (3) Véase a jeanroy, ob. cit., pág 308 y siguientes; así como a Menéndez Pidal, ob. cit., páginas 218-222, - IÖ - Posa Silvestre relieve lo enfermizo e insustancial de las formas provenzales. L'amanse de amigo, porque se re¿,Quién le había dado este nombre? pite en ellos con insistencia este vo- Tal vez alguno de aquellos artistas cablo, que equivale al de amante. De que al recorrer las hermosas campilas dos clases de cantares, unos, ñas de la provincia de Pontevedra se constar. de varias estrofas con un habían visto sorprendidos por la bella estribillo final; los otros, se reducen aparición de la rapaza, cuya fina sia sencillos paralelismos, que segura- lueta se destacaba sobre el fondo pámente se cantaban a coros; y se puede lido del cielo como una nota llena de notar que, el comienzo del tercer dís- color y armonía, y no habían podido tico, es la repetición del segundo resistir a la tentación de reproducida verso del primero. Otra particularidad en su caja de apuntes o en su álbum. de los cantares de amiga es que sólo Y en verdad que era digna de ser aparecen en boca de la joven enamo- copiada y encerrada en valioso marco rada, quien a pesar de sus vivos sendestinada a algún museo. Pues nada timientos, nunca desciende a bajezas más hermoso y perfecto de líneas y ni a ligerezas de expresión. color que la rapaciña de la meiga, La canción de Meendiño, precioso como la llamaban hasta que alguien haz de estrofas paralelísticas, pertela dió el nombre de Rosa o más bien nece a esta segunda clase de cantares Rositia. de amigo, llevando ademas el sello Alta, esbelta, su cuello de un mode la musa popular en el ritmo, en la reno mate, sobre el que se erguía sencillez de estilo y en el pensamiento. gallardamente la cabeza, cuyas larEl ritmo bailable de esta composi . gas trenzas negras se escapaban del ción hace pensar si acaso fué com amarillo pañuelo hasta caer cerca de puesta para una fiesta celebrada en las corvas, tenía esa pureza de líneas aquel islote. Pero esta cuestión, en sí de la raza helénica, sus ojos aterciocuriosa, resulta baladí. Mas interesaría saber qué cánones de versifica- pelados, cuya luz se ocultaba a medias bajo el tupido velo de sus pestación presidieron a la factura de esta poesía, ligeramente amétrica, que ñas de seda, su nariz recta de rosadas y movibles ventanillas, su boca consagró para siempre la memoria de bermeja y húmeda corno una flor cuun autor. Llámesela cantar de amigo, bar- bierta de rocío, sus dientes menudos carola o égloga piscatoria, siempre y blanquísimos, todo formaba un será una perla de las muchas que conjunto de tan maravillosa armonía que hacía pensar si aquella peregrina guardan los Cancioneros, cofres valiosísimos de nuestros poetas galle- criatura habría sido robada por la vieja meiga de alguna opulenta moragos medioevales. da de ricos señores. FR. GLIMERSINDO PLACER Si embargo no era así; y aunque Poyo, 29 1-1931. Rosifia no era hija de la meiga, todos los convecinos de ésta recordaban a una mujer bien pobremente vestida Por cierto, a quien ésta diera hospital idad una tarde de lluvia en su vieja choza y que pocas horas después moría, dando a luz a la infeliz niña de que nos ocupamos. Nadie supo de dónde venía ni a dónde iba la viajera. Sólo llevaba en el bolso algunas pesetas y cuartos y un retrato de hombre con la firma de «Pablo». Con aquellas pesetas se la dió sePultura, y una cabra que servía a la meiga para su alimentación y como a uxiliar, según decían, en sus brujerías, fué la nodriza de la rapaza. Esta creció lozana como una flor del campo; medio desnuda, cuando Pequeña , pero a medida que fué crec iendo, no sabemos si porque su cariño hacia ella creciera también en la meiga o por otro cálculo menos honr ado, el hermoso cuerpo de la muchacha fué vestido según la costumbre del país, pero con cierto cuidado y co quetería que hacía resaltar su belleza. Un día, tendría ya la rapaza unos doce años, cuando unos misioneros f ueron por aquellos contornos haciendo oir a sus habitantes la palabra de Cristo. Posiña, atraída por sus blancos h ábitos iguales a los que vestían los S antos que un día al ir al Monasterio de P oyo admirara en sus altares, corri ó tras ellos y escuchó con gran ate nción las explicaciones doctrinales que de sus labios salían. Ella no tenía idea de Religión ninguna. El nom bre de Dios solía ser pronunciado por ella sin que expresara para su entendimiento significado alguno: «Buenos días nos dé Dios', «¡Vaya usted con Dios!», a modo de saludo y nada más. Los misioneros no pudieron menos de fijarse en aquella niña que con la boca entreabierta y los ojos dilatados escuchaba sin pestañear sus pláticas. Pronto supieron su triste historia, y que la meiga no se había cuidado de cristianizar a su protegida. Y al final de la Misión, Rosifia recibía este nombre en la pila baütismal y el Sacramento de la Comunión. —Ya eres Cristiana, Católica, Apostólica, Romana—le dijeron los Miles Misioneros, dándola una medalla de la Virgen. Lleva esta medalla siempre contigo y todos los días reza a Nuestra Madre Santísima tres Ave Marías, una por el alma de tu madre, otra para que te haga encontrar a tu. padre y otra para que te conserve pura y santa. Los Misioneros partieron después de haber dejado una gran cruz de madera en la puerta de la Iglesia, corno recuerdo de la Misión, y Rosiña continuó su vida de niña salvaje, pero sin dejar de rezar las tres Ave Marías que los Padres la encomendaron. Una luz nueva se había encendido en su inteligencia, y cuando sus pupilas se abismaban en la luz dorada del atardecer, pensaba que más allá de aquellas nubes que se teñían de oro y brillantes colores estaba Dios, aquel Dios tan bueno que tanto amaba a los niños, a los huérfanos y a los pobres, aquel Dios que podía hacerla encontrar a su padre... — V por las noches, al mirar las estrellas, que como riquísima pedrería esmaltaban el oscuro manto con que la noche cubre el cielo, se preguntaba si no sería alguna de aquellas estretrellas la mirada de su madre que desde lo alto la contemplaba. II Por aquel entonces hubo un gran acontecimiento en la aldea; los dueños del Castañar iban a pasar una temporada en su finca. El Pazo del Castañar era una antigua morada rodeado de árboles, principalmente de la especie a que debía su nombre, propiedad de un rico comerciante de Vigo. Se pasaban los años sin que los dueños se acordaran de visitar la hermosa finca que estaba en podèr de un arrendatario; pero a la sazón, el hijo del dueño, que había llevado una vida algo ligera, necesitaba vida de campo para reponer sus fuerzas mal gastadas, y una hermosa mariana se detuvo el lujoso auto a la puerta del Pazo y descendió de él, en compañía de la señora del Castañar, su hijo Santiago. Aunque algo flaco y un bastante paliducho, era un guapo muchacho de veintitantos años, completamente distinto de los mozos que Rosiña veía diariamente. Todas las mañanas, Santiago salía con su escopeta por aquellos bosques, pero fuera casualidad o cálculo, sus pasos se dirigían hacia el sitio en que Rosiña solía vagar, y como la mocedad se busca y pronto se comprende, no lardaron en entablar largos diálogos en que la cálida palabra del joven encendía el corazón de la muchacha. Pero un día, una proposición algo atrevida del doncel despertó en aquel corazón de dieciséis años las primeras alarmas del pudor. Recordó las palabras del Misionero al encomendarle el rezo de las tres Ave Marías <Tara que te conserve pura y santa». Rechazó con soberbia altivez, digna de una reina, al audaz galanteador y se refugió llorando en la choza de la meiga. Bien hecho, rapaza — la dijo ésta—. No le concedas ni esto—y señaló con el extremo de su uña, negra como ébano pulimentado, el extremo de la uña vecina—. O házselo pagar bien. Rosiña miró a la indigna vieja corno había mirado a Santiago. —Dineros... ¡nunca! — exclamó —. Si me quiere que se case conmigo, no quiero verme como la Romualdiria... con hijos y sin marido... La meiga se encogió de hombros, diciendo: —Allá tú, rapaciña. Si llegas a ser la señora del Pazo del Castañar, no te olvides que te he criado. Al día siguiente volvieron a encontrarse los dos enamorados; él se mantuvo más prudente e hicieron las paces. —Tú quieres divertirle conmigo y haces mal...—había dicho ella tristemente. --Te quiero con toda mi alma y hago bien—respondió el queriendo en vano apoderarse de la mano de la niña. — iä —¿Hasta el punto de casarte conmigo? Santiago no pudo disimular un mov imiento de asombro que demostraba lo lejos que estaba de esperar semej ante pregunta. Pero no era nada escrupuloso en materia de mentiras y contestó con aplomo: —¿Por qué no? Serás la envidia de todas las señoras de Vigo; no hay ninguna que sirva para descalzarte. Desde aquel momento, cuando Santiago pretendía tornarse la más míniMa libertad con su novia, ésta le rec hazaba diciendo seriamente: —Hasta que nos casemos, no. Y el asendereado tenorio iba perdiendo la paciencia; era demasiado b onita Rosifia para renunciar a ella y S u amor propio de conquistador se veía muy mal parado. —Creo que han venido unas señori tas a tu casa._ —le dijo un día Rosifia—. ¿No será alguna tu novia? —Son hijas de una amiga de mi m adre, pero ¿novia mía?, ni pensarlo, novia eres tú. No obstante esta afirmación, no tard aron en decir a la pobre Rosiña que, en efecto, la señorita Carmiña, herniosa joven joven de ojos de cielo y tre nzas de oro que iba todos los días a misa a la aldea, era nada menos que l e novia oficial del señorito Santiago. Al día siguiente, cuando éste acudió CO n su escopeta al hombro al lugar d e sus citas con Rosiña, la esperó-en v ano; la rapaza no volvió a acudir a aqu lugar. J. GARCÍA-HERREROS T. M. (Continuará). — Radiogramas ¿Puede anularse el matrimonio? Porque se dice por aquí que en una ciudad descasaron por la cantidad de treinta mil pesetas Anular tiene dos sentidos: el propio, es quitar la validez a un matrimonio que hasta entonces era válido, y el sentido menos propio, es declarar que un matrimonio tenido por válido, no lo es por falta de algún requisito esencial. Anulación propiamente dicha. Ninguna autoridad humana ni el mismo Papa puede anular un matrimonio válidamente contraído y consumado entre personas bautizadas. La profesión solemne en una Orden religiosa anula el matrimonio válidamente contraído, pero aún no consumado, y la persona que queda libre al profesar de votos solemnes su consorte, puede casarse de nuevo con quien quiera. El Papa, con causa justa, puede anular el matrimonio válidamente contraído, pero no consumado, a petición de una o de ambas partes. Así, por ejemplo, si dos príncipes de naciones distintas contrajesen matrimonio para asegurar la paz entre sus naciones respectivas, y a poco o a mucho de contraído y antes de cohabitar, estallase la guerra entre sus naciones, el Papa puede anular este matrimonio; como también podría hacerlo si apenas celebrado, uno de los casados se fugase o se negase a vivir con su consorte. —El matrimonio contraído válidamente y aun consumado entre infieles se anula, cuando uno de los casados se convierte y recibe el bautismo y el otro no quiere bautizarse, o, por lo menos, no se aviene a cohabitar con el bautizado sin injuria del Criador. Declaración de nulidad, que también se flama, pero impropiamente, anulación, es la sentencia de la autoridad eclesiástica que determina que tal matrimonio nunca ha existido o por no ser personas hábiles los contrayentes o por falta de consentimiento o por falta de forma canónica. Lo que usted añade de esos a quienes «en cierta ciudad descasaron por treinta mil pesetas», tal como lo dice, es una de tantas cosas nacidas de la malicia o ignorancia del vulgo, y el número de los vulgares, como el de los tontos y maliciosos, es infinito. Porque el descasar no es cuestión de dinero; si lo fuese, serían innumerables los descasados, como lo son los descontentos de su segunda mitad entre los ricos. No es, pues, cosa de dinero. Si el matrimonio es públicamente nulo, la Iglesia, que tiene la obligación de velar por la santidad de este Sacramento, sin que nadie se lo pida y aunque todos lo repugnen, publica la nulidad del tal matrimonio, y si los interesados persisten en vivir como casados, les niega los Sacramentos, aun en la hora de la muerte. Cuando la nulidad del matrimonio es secreta o de pocos conocida, o dudosa su legitimidad e irremediable, que en término propio se dice insana- ble en sí mismo o porque una o ambas partes no se prestan a que se convalide, en este caso es preciso aducir pruebas de la invalidez, oir testigos, recibir informes de los peritos en la materia motivo de la anulación, y que el tribunal eclesiástico competente dé la sentencia, y como el peligro y la responsabilidad es tan grande de dar por libres a los que están legítimamente casados o por casados a los que no lo están, porque interviene en esta causa el derecho de los cónyuges irrenunciable, el vinculo del contrato, la santidad del Sacramento y con frecuencia los derechos de los hijos habidos en el tal matrimonio, la Iglesia se vale de todos los medios para llegar a la verdad; y como el trabajo es digno de retribución y lo es con frecuencia grandísimo éste de las causas matrimoniales, es muy natural lo paguen los que pueden, como se pagan todos los oficios de administración de justicia. Con frecuencia, los gastos exorbitantes de las causas matrimoniales no se han de achacar a la Iglesia, sino a la explotación de alguna agencia montada por verdaderos estafadores, en cuyas redes caen más de cuatro incautos o ansiosos de sacar adelante, sea como sea, sus pretensiones. Las causas matrimoniales de los pobres se tramitan y resuelven gratuitamente y son precisamente las que suelen tener mayor número de sentencias favorables; lo que prueba dos cosas: que los pobres suelen tener generalmente más razón en sus cuestiones, y que no es el dinero el que inclina la autoridad de la Iglesia ell uno u otro sentido, sino la fuerza del que son los milagros, así del orden derecho. moral corno del físico, por los cuales son conocidos; pero estos hechos no ¿Están canonizados todos los constituyen al santo santo; nos lo masantos? Y si no lo están, ¿los nifiestan. ¡Cuántas personas ignoraque están en los altares, son das del mundo, amadoras de Dios, los mayores? abnegadas cumplidoras de su santísima voluntad en lo grande y en lo peNo están canonizados todos los queño hasta el heroísmo, santas y que lo merecen, porque cada día la muy santas, pasan inadvertidas por Santa Sede canoniza santos de siglos faltarles el lustre ue las acciones expasados, y quedarán muchos, sin ternas y ruidosas! Los confesores duda, por canonizar, cuyas virtudes podrían decir maravillas. San José heroicas nos serán manifestadas en es un ejemplo clásico de esta santila otra vida. Por lo cual podemos dad, en vida sin esplendor ni lustre, creer piadosa y fundadamente que oculto e ignorado, en el recinto de un muchos restos mortales de nuestros taller, y que tanto tardó en ser celecementerios, así de las populosas brado. ciudades como de pequeñas aldeas, Lo que Dios pretende con la canoson dignísimos de ser venerados en nización de los santos es darnos ejemnuestros altares. plares y estímulos de santidad y lo obEs también muy creíble que entre tiene sin que sea preciso que los que los bienaventurados no canonizados canonizan sean por orden de grados los haya muy superiores en santidad de santidad; porque en lo que atañe a a algunos o a muchos de los que la intercesión, no es necesario que sea están en los altares. Nos son descopor nosotros conocido el origen de nocidos los secretos de la divina Prolas gracias que recibimos por la inv idencia. Hay una razón para creerlo tercesión de tantos santos desconocíasí; en los santos hay que distinguir dos, como recibimos las influencias la santidad, que es la que los hace de astros cuya existencia totalmente merecedores de los honores de los ignoramos. a ltares, y el esplendor de la santidad, FR. GILABERT , .'.0.2.000000°.0000000000000000ó0000°0000000öoo000 . . .00 00000000 0000000000000000000000000000000000. o 8 00..........ó...e..ó.00000000000000060.0......00b0 g0 0000000000000eoc000000000000000ce. 0..........00 BIE3LIOGRAFIA 2 ó o O g — 77 — oo oo 0 r icano), expone con admirable sencillez el querido cambiar una tilde, porque creímos plan de le obra en esta forma: . . que aun ahora, entre vosotros, jóvenes o .00000p000 0 00 ..............................00. « Querido lector. Quienquiera que seas, .0.0a000c000 00........00.0................e.....8 000 amados, existen algunos que « pasan su e scúchame dos palabras, vida entre rutinas, bostezos y críticas». Si eres un alma superficial, sin letras y Este libro cumple tal finalidad. Tiene la Basta ya de críticas, bostezos y rutinas. CATECISMO DE LOS VOTOS. Padre Colel. sin ideales; uno de esos que pasan su La vida es demasiado corta para pasarla Edición adaptada al Nuevo Código. Un ventaja que en pocas páginas nos presenvida entre rutinas y bostezos y críticas, tan indignamente. ¡Y hay tantas cumbres tomo en 16.° de 112 págs., 1 . 00 peseta. te una vida completa, pero completamen no leerás, sin duda, este libro que la Pro- que conquistar en la vida! Mas como a Y es que el autor, con singular te nueva. «Editorial Litúrgica Española», Corv idencia ha hecho caer en tus manos. Si- esas cumbres no se llega sin generosos destreza, nos ofrece la gran figura del Barcelona. tes, 581. gue, pues, atado al carro de la rutina, esfuerzos, para alenteros he escrito este obispo de Ginebra, con los rasgos más He aquí un librillo que los superiores y salientes, rodeado de sus relaciones y sigue entregándote al « clolce far niente . o CuRso DE ENERGÜTICA, EDUCACIÓN DE LÄ superioras deberían repartir a sus súbdia los inefables placeres de la crítica. OLUNTAD. amistades, amenizando su relato con incomo pan bendito. Es tan conocido, Notosalteres, no,finidad tus plácidas digestiones Este « curso», seguido • lección» por de anécdotas escrupulosamente que casi no necesita recomendarse. El recogidas, que dan un interés emocionancon el fárrago de estas páginas que no «lección., sin una falla, os enseñará a autor, para hacerlo muy provechoso, lo te a esta relación vivida y admirable. han sido escritas para U. Empero, Si eres 'educar vuestra voluntad, a formar vuescompuso tan breve como exacto, teniendo un alma sensata, con el lustre dei sentido tro carácter, a disciplinar vuestra mente, ¡Ojalá que todas las biografías de los c omún—ese sentido tan poco común entre a gobernar vuestras pasiones, a especial cuidado en separar las obligacio- santos de la Iglesia estuviesen presentafortalenes que impone el voto, de todo aquello das con tal verismo y realidad! Entonces los hombres—y con ideales superiores; si cer vuestro organismo.; en suma, a « saque exige la práctica da la virtud, a fin de sí que podríamos asegurar que los cono eres uno de esos que quieren abrirse un car partido de todas vuestras energías.) que cada uno pudiese discernir netamente cemos, que nos interesan y que los amacamino en la vida y llegar a la cumbre y para triunfar en la «vida terrenal«.., y t riunfar a fuerza de virtud, energías y tra- el deber riguroso de la conciencia, de lo hasta «ultra-terrenal«. mos de verdad! Es una vida incomparaque sólo hay que practicar para elevarse a ble, conforme exigía la excelsa figura de bajos, lee este libro. Lo he escrito para tí La obra consta de treinta capítulos, a la perfección. Para alcanzar este resulta- San Francisco de Sales, y estamos seguy para todos los jóvenes, con el fin de cual más interesantes, cuyos epígrafes no s eñalar a todos el camino de la victoria, do, el Padre Cotel ha multiplicado las pre- ros que los lectores que se animen a copiamos por su mucha extensión. D obla en seguida la hoja y lee el p rimer guntas, a fin de poderles contestar de una leerla, no solamente sacarán gran proveRecomendamos esta obra a nuestros c a p ítulo que traza el plant.. manera clara y decisiva. cho espiritual, sino que experimentarán lectores, y nos agradecerán el consejo, Este libro equivale a un tesoro, sobre un verdadero placer. Y estamos persuaEsto lo escribimos hace tiempo y ahora, pues se trata de un libro tan útil corno netodo por haberse acomodado a las dispoal dar el libro a la estampa, no hemos cesario. didos que agradecerán nuestra recomensiciones del nuevo Código Canónico. dación. 8 2 o o o 0 000 0000000c0000000000000000000000 0 0 0.000000 0 o g0000000000000000000000000000000.0.00.00000000.00. ..nnn•n••nn• SAN FRANCISCO DE EDUCACIÓN DE LA VOLUNTAD. CURSO DE SALES, SU VIDA Y SUS AMISTADES. --1.11 ENERGÜTICA. FORMACIÓN DEL CARÁCTER. M. Henry- Couannier, tomo de 509 páginas—Pesetas 6, en rústica, y 8 en tela.—Editorial Litúrgica Española, Corles, 581, Barcelona. Como escritor católico y gran director de almas, es indiscutible que San Francisco de Sales goza de inmensa populari dad entre las personas deseosas de su perfección. ¿Quién no ha leído su Vida Devota? ¿Pero cuántas son las que conocen verdaderamente su intensa labor episcopal, su vida ejemplar, tan activa y llena de bellas iniciativas todo con el único fin de alcanzar el bien de las almas? el Dr. Glaneur d'Epis. Volumen XII de la «Nueva Biblioteca Pedagógica « .—Madrid, 1930. Bruno del Amo. Editor. —Apartado 5.003.—Precio, 4 pesetas. GOBIERNO DE LA VIDA, por Pocas veces llegan a nuestras manos libros tan interesantes, amenos, de sólida doctrina y bien escritos, como el que acaba de publicar la «Nueva Biblioteca Pedagógica». Su ilustre autor, Glaneur d 'Epis (pseudönimo de un reputado escritor, conoaid í del público español e hispano-am e --simo Indulgencias para el mes de Marzo fieles e Indulgencia plenaria para los Terciarios y cofrades que visiten nuestras iglesias. Día 19.—San José. Absolución general Día 27.—Los Dolores de Ntra. Señora. e Indulgencia plenaria, para todos los Absolución general para los Terciarios. fi eles que visiten nuestras iglesias. Día 28 —Cuarto sábado. Indulgencia Día 22.—Domingo de Pasión. Absolu- plenaria asistiendo a la misa cantada de ción general para los Terciarios. Nuestra Santísima Madre. Día 25. - La Anunciación de Nuestra Se- Día 29.—Domingo de Ramos. AbsoluFlor a. Absolución general para todos los c' ión general para los Terciarios. - 79 - NOTICIAS MADRID El ilustrísimo y reverendísimo señor Obispo de San Juan (Puerto Rico), llegó a la Buena Dicha el 11 de enero y en su iglesia dijo la mayor parte de los días la Misa, alguna vez la de comunión general de los Jueves Eucarísticos. De vuelta de Roma para Puerto Rico quiere conocer a fondo España, pues desde los primeros días de su ordenación sacerdotal ejerció el sagrado ministerio en las Filipinas y después como obispo en Puerto Rico: primero en Ponce, para donde fué consagrado, y actualmente en San Juan, antiguas colonias españolas. Visitó nuestras casas de formación, Poyo y Sarria, donde nuestras jóvenes estudiantes le obsequiaron con una audición de cantos españoles. Visitó también dos sanatorios, el de Tablada y Guadarrama, dirigidos por nuestras Mercedarias, y se congratuló de la competencia como enfermeras de estas beneméritas religiosas. Su don de gentes, su extraordinaria amabilidad y vasta cultura y la gracia con que habla nuestra lengua, le captan las simpatías de los que tienen la suerte de tratarle. Calefacción.—Una necesidad tanto tiempo sentida y que durante los meses fríos de invierno aleja la gente de nuestra iglesia, va a remediarse con la calefacción que se está instalando. Sólo confiados en la Providencia, que moverá las voluntades de las almas generosas, se acometió esta obra. En la colecturía se dan hojas de suscripción, en las que se puede consignar la cantidad que uno tenga voluntad de dar por insignificante que parezca. El M. R. P. Provincial.—El 24 por la noche salió de Madrid, acompañado por el P. Agapito Fernández, Comendador de Oviedo, para Barcelona, donde embarcó en el «Magallanes» para Puerto Rico para visitar la casa y religiosos que allá tiene esta Provincia de Castilla. EL FERROL En la primera quincena de enero hubo en nuestra iglesia los Santos Ejercicios para los seglares, que acudieron en gran número. Dirigió los Ejercicios el reverendo padre Nolasco Gaite, tan ventajosamente conocido en ésta, y supo imprimir en los oyentes gran movimiento de piedad. El día 15, como final, por la mañana hubo Misa de comunión general, y por la tarde Hora Santa. VERIN Se estrenaron el día de nuestro Santo Padre, los bancos hechos por suscripción. La iglesia se vió tan concurrida como en el día de nuestra Santísima Madre. La comunión general, muy fervorosa. OVIEDO Durante la ausencia del R. P. Agapito Fernández, quedó como superior sustituto el R. P. Fernando Vázquez. DE POYO A vuela pluma ahí va lo sucedido en Poyo el primer mes de este año de 1931. En casa lo diario, días van y vienen con sus nueve horas de labor, aparte de los actos de comunidad, rezo, etc. Mil plácemes merecen los jóvenes coristas por haber celebrado tan solemnemente la novena en honor de nuestro Santo Padre y Patriarca San Pedro Nolasco. A pesar de las nueve horas de trabajo, entre estudio y clases, han encontrado tiempo para hacernos saborear bellezas polifónicas clásicas y gran número de composiciones modernas, todas ellas de l os mejores músicos nacionales: P. Ola o, P. P, Miguélez (Mercedario), P. Iruarrizaga, P. Prieto, Arabaolaza, Almandoz, etcétera. También tuvimos el gratísimo honor de t ener entre nosotros al Excmo. Sr. ObisPo de San Juan de Puerto Rico, Monseñor E dwino V. Byrne, ya conocido por los le ctores de LA MERCED en las notas enviadas por nuestros hermanos de allá, notic ias altamente entusiastas de sus dotes dis tinguidísimos y acrisolada virtud. Un elogio nos parecería molesto a su a lma de apóstol de Jesús, y de Jesús-Euca ristía, a quien ardientemente desea ver ent ronizado en todos los corazones y en t odo el mundo. Su visita fué breve, pero inolvidable; llegó el 50, al anochecer, en el exprés que C hocó en Queretio, y el «Te Deum, en a cción de gracias, a su entrada en nuestra Iglesia, fué doblemente emocionente. b espués de pasar en nuestra casa la tiesta d e nuestro Fundador, día 51, marchó el Pr imero, al mediodía, a Santiago, y el 2, a la tarde, espera llegar a Sarria. Visitará después distintas regiones de e spaña, y el 1.° de marzo embarcará en C ádiz con rumbo a Puerto Rico. Felices d ías le deseamos entre nosotros y que sus d eseos de apóstol se vean todos colmadas. Nuestros jóvenes proyectaron una velad a en su honor, no habiendo tenido materia lmente tiempo para hacerla, dada la Pr emura con que pasó por nuestro Convento. dos a la vida regular, y a preparar nuevas ideas y nuevas ex p osiciones, para los trabajos a p ostólicos venideros. En resumen: desde el 5 de febrero hasta después de Pascua de Resurrección, no volverán a casa. El P. Armengol va solo, y entre la predicación cuaresmal y preparación de niños para la comunión Pascual, ocupará todo este lapso de tiempo. El P. Orjales está en Negreira con los « Jueves»; ya hablaremos para el mes que viene; anticipo que el entusiasmo es algo grande y que será un día solemnísimo el 5 de febrero en esa villa. Después de un novenario en Finisterre, se unirá con el P. Gaite en Cedeira para una Misión. De allí irán el 27 a Santa Salina (Santiago) a predicar otra, y seguidamente otra a Goyán (Tuy). Tienen siete Misiones, que dura cada una once días, y cuyo trabajo es agobiador, pues se cuentan por miles las personas que se acercan al confesionario de los Padres y a recibir la Sagrada Eucaristía, y eso que han rechazado cinco Misiones más por no encontrar fecha apropósito. Cuando den la Misión de la Caeira, aquí en Poyo, se la narraré a los lectores de LA MERCED y verán que es algo grandioso y utilísimo a la Iglesia y a los fieles. Y pongo punto final a estos reportajes, que irán dando a conocer la vida de este Convento—Madre de todos los Mercedarios de Castilla. P. R. SANJURJO Mercedario. Poyo-enero-1931. Vida externa.—Se avecina la cuaresIlta y ya tienen nuestros p redicadores compro metidos todos los meses hasta septiembre. Les queda libres en total una quincena en a gosto y algunos días sueltos, que emPl earán en almacenar fuerzas, reintegra- 40 413 e413) -80NECROLOGIA El R. P. José León Torres murió santamente en el Señor el 16 del pasado diciembre en el Convento de Córdoba (Argentina) El* R. P. Torres nació en Luyaba, departamento de San Javier, de la provincia de Córdoba, el 16 de abril de 1849; ingresó en la Orden Mercedaria el 6 de agosto de 1866; fui ordenado minorista el 20 de agosto de 1872, y de subdiácono el 18 de diciembre del mismo año; recibió el diaconado el 7 de abril de 1873 y fué ordenado sacerdote por el Ilmo. Sr. Obispo Orellano el 27 de abril del mismo año, cantando su primera misa en la Merced de Córdoba el 10 de mayo de 1873. A los tres tres años de ordenarse de sacerdote, la Orden depositó en sus manos todo su porvenir en la Argentina, nombrándolo Vicario provincial en octubre de 1876, cuando sólo contaba veintisiete años de edad; en 1883 es nombrado por segunda vez para el mismo cargo; en 1885 fué nombrado Provincial, y para igual cargo en 1891; desempeñó el cargo de Vicario y Visitador general en 1903 y 1919; fué nombrado Provincial en 1927. Obtuvo el título de maestro en Sagradl Teología el 25 de febrero de 1890, y en 1893 asistió al capítulo general de la Orden celebrada en Roma para las reformas de las constituciones, y en 1927 formó parte de la terna para el Obispado de Córdoba. La obra más importante emprendida por el Padre Torres, y la que podríamos llamar la predilecta de su corazón, es sin duda alguna la fundación de la Congregación de las Hermanas Mercedarias del Niño Jesús, fundación que llevó a cabo después de vencer dificultades que parecían insalvables, el 1. 0 de octubre de 1887. Esta benemérita Congregación nació y marchó siempre bajo su sabia y prudente dirección. La Congregación cuenta con personal de primer orden y experimentado en la enseñanza; tiene el gran Colegio Normal de Córdoba, que es además la Casa Generalicia; tiene Colegios en Concepción del Tía y Arroyito en la provincia de Córdoba, en la ciudad de Mendoza, en La Paz, Gualeguaychú y Concordia en la provin-cia de Entre Ríos y en nuestra capital. Así ha llenado sus días ese a venerable anciano, y su vida toda constituye-una de las páginas Iflä3 gloriosas de la Orden Mercedaria en América. (De -=Dios y Patria»). En Bérriz (Vizcaya), el 21 de enero, a las ocho de la mañana, falleció Sor Magdalena de Cristo y Cortés, religiosa de coro, a la edad de ochenta y dos años y cuarenta y cinco de Religión; y a las dos de la tarda del mismo día. Sor Anunciación Gaitisolo, de edad de sesenta y seis y treinta tres de Religión, también de coro. — En el Convento de Mercedarias Descalzas de Arcos de la Froniera, falleció el día 7 de enero la Madre Sor Josefa de la Santísima Trinidad, a los sesenta y cuatro años de edad y cuarenta y tres de Religión. — En el Convento de Don Juan de Alarcón (Madrid), entregó su alma a Dios la Reverenda Madre Encarnación Gaviola Laca el 28 de enero, a las ocho de la noche, a los sesenta y nueve años de edad y cuarenta y ocho de vida religiosa. Después de corta enfermedad, confortada con todos los Sacramentos, la bendición de Su Santidad y Absolución general de la Orden de la Merced, murió santamente, a las dos de la mañana del 2 de febrero, la señora doña Victoria Santamaría Pérez, viuda de López, madre del Ilustrísimo y Reverendísimo Padre Inocencio, Obispo del Piauhy, a quien damos respetuosamente nuestro más sentido pésame. — En Herencia, a edad muy avanzada, murió el 24 de enero, santamente como había vivido, la señora doña Pilar Mendafío, viuda de Yaner, bienhechora de aquel Convento. A su hermana doña Dominga y sobrinos, nuestra condolencia más sentida. R. 1. P. CON LAS DEBIDAS LICENCIAS Editorial Católica Toledana, Juan Labrador, 6, teléfono 211