Niña MarÃa POR SOR ROXANA Roxana

Anuncio
El Nacimiento
María Santísima, hija de San Joaquín y Santa Ana por especial favor de Dios,
nació en Jerusalén, y cuando tuvo tres años fue llevada por sus padres al templo
de esa ciudad para ser presentada al Señor y entregada a su servicio,
Allí la Niña María aprendió a hilar lana y lino, a labrar las vestiduras sacerdotales y
demás objetos para el culto santo; leía con suma atención las divinas escrituras y
con encendido amor, aunque sin ninguna ceremonia exterior hizo voto perpetuo de
guardar su pureza virginal. En ese entonces debía tener ya más de doce años,
pues en esta edad era cuando se permitía a las jóvenes judías hacer votos
valederos.
"Era la Virgen María de alma prudente y corazón blando y humilde, grave y parca
en el hablar, aficionada a lecturas santas, modesta en sus palabras, muy atenta a
lo que hacía, y buscando en todo siempre agradar a Dios y no a los hombres.
A nadie molestó jamás, a todos quiso bien, y tuvo particular respeto y reverencia a
los mayores.
Sus gestos y su andar, nada tenían de ligero, suelto o petulante, antes bien,
procedía con todo orden y compostura, de suerte que, la modestia y continente
exterior de su persona eran como un bello reflejo de su alma, y podía servir como
acabado ejemplar de toda probidad.
Los Desposorios
Dos años después de muertos sus padres y siendo ya de catorce años, quisieron
los sumos sacerdotes que tomase esposo, más Ella rehusó esto terminantemente
por su amor a la pureza y promesa virginal; pero por providencial manifestación de
Dios aceptó, previo voto mutuo de castidad, a San José por compañero, con el
cual se desposó y se fue a vivir a Nazaret, pequeña aldea donde se ejercitó en la
oración y la contemplación.
El día menos pensado, estando la Santísima Virgen en oración, se le presentó el
arcángel San Gabriel y le anunció que Ella concebiría en su seno al Hijo del
Altísimo, que iba a hacerse hombre, sin dejar de ser Dios para redimir a la
humanidad; y que esto se haría maravillosamente suministrando su purísima
sangre en su propio seno al Espíritu Santo obrador del prodigio; luego le reveló,
como para confirmar la divina encarnación, que Isabel su prima, había concebido
un niño, que sería precursor del Verbo humanado; entonces la Santísima Virgen
determinó ir a visitar a Santa Isabel, guardando grande reserva de lo que pasaba;
mas en aquel venturoso día ---que llamamos de la Visitación---, al ver Santa Isabel
a María Santísima, exclamó: "¿De dónde a mí que la madre de mi Señor venga a
visitarme?" No pudo María dejar de bendecir a Dios en tal momento y prorrumpió
en admirable cántico de alabanzas a Dios, de sentida expresión de humildad y de
reconocimiento, que denominamos el himno del Magníficat.
Descargar