cv. bsturner-2000

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La revolución siria: orígenes, actores y procesos.
Naomí Ramírez
Universidad Autónoma de Madrid
RESUMEN
La revolución –no revuelta ni rebelión- siria comenzó en marzo de 2011 con una
petición muy sencilla: una vida digna. Sin embargo, la especial posición geoestratégica de Siria, la complicación y prolongación de la crisis y la injerencia de
diversos actores han desvirtuado algunos postulados iniciales de la revolución,
que hoy se intentan recuperar para salvar la revolución en sí y el país en
conjunto, una empresa complicada por la connivencia internacional para evitar
que la revolución triunfe.
PALABRAS CLAVE: revolución, injerencia, solidaridad, militarización, intereses
ABSTRACT
The Syrian Revolution –neither revolt, nor rebellion- started in March 2011 and
it bore a very simple demand: living with dignity. However, the special
geopolitical position of Syria, the growing complexity of the crisis and its
prolongation and the interference of various actors, have skewed the initial
postulates of the revolution, which activists are working today to recuperate in
order to save the revolution itself and the country, a complex enterprise due to
the international connivance to make the revolution fail.
KEY WORDS: revolution, interference, solidarity, militarization, interests
1. INTRODUCCIÓN
El terreno va embarrándose en la República Árabe Siria y cada vez es más
complicado discernir la propaganda mediática de la verdad, más aún cuando dos
bandos enfrentan sus versiones y el lector ha de decidir en qué grado ambas o
una de ellas es acorde con la realidad de la calle, a fin de cuentas, el verdadero
escenario de la revolución.
SOCIOLOGÍA HISTÓRICA 1/2012: 209-239
SOCIOLOGÍA HISTÓRICA (SH)
Desde que la revolución comenzara en marzo de 2011, los acontecimientos en
Siria se han ido complicando de tal forma que exigen un análisis detenido de su
evolución y cambios para poder comprender los retos a los que la población y el
país se enfrentan: desde injerencias extranjeras hasta la posibilidad de una guerra
civil en caso de caer el régimen.
A lo largo de este escrito se pretenderá comprobar la naturaleza de los cambios
visibles en la revolución; es decir, si se trata de cambios intrínsecos al propio
movimiento, si son resultado del estancamiento de la situación en algunos
momentos o si en ello tienen que ver las injerencias extranjeras. Del mismo
modo, se analizarán las repercusiones de dichos cambios en el avance del
movimiento y en la prolongación en el tiempo de un conflicto que ha superado
con creces los 40.000 muertos según diversas estimaciones y que se perfila como
una de las crisis que más afectarán a la región en que se enmarca, y en gran
medida a toda la comunidad internacional, como ya es patente.
Para logar tales objetivos, se hará un uso extensivo de la información recabada a
lo largo de estos meses de fuentes primarias; es decir, vídeos de manifestaciones,
entrevistas con activistas dentro y fuera del país, entrevistas con estudiosos de la
materia o analistas habituales que en ocasiones son a su vez participantes en la
revolución y manifiestos emitidos por los comités de coordinación local. Con
ello se irá elaborando un análisis del desarrollo de la revolución desde sus albores
hasta la situación más actual, con el fin de identificar los retos a los que esta se
enfrenta de cara al futuro. Las transcripciones del árabe se ajustarán lo más
posible a la ortografía y pronunciación españolas para facilitar la lectura.
2. ¿REVUELTA, REBELIÓN O REVOLUCIÓN?
Haciendo un repaso de los medios de comunicación, que no dejan de ser una
importante ventana al mundo, el lector puede observar que, al hablar de la
“primavera árabe”, un término harto ambiguo y que para nada denota una
realidad general (además de que obvia a otros grupos sociales) si no es en el
sentido de que los pueblos han decidido dirigir el rumbo de su destino tras años
de opresión y represión de cualquier atisbo de disidencia civil en distintos grados
según los países –la pregunta es si lo lograrán-, se utilizan tres palabras para
referirse a dichas movilizaciones: revuelta, rebelión o revolución.
210
PRIMAVERA ÁRABE
En el caso de Túnez y Egipto, dos casos en los que el primer objetivo de la
revolución, que era la desaparición de los regímenes dictatoriales (aunque los
derroteros hayan ido en una dirección poco acorde con las aspiraciones
originarias de los manifestantes) se ha logrado, parece que existe un consenso en
que se trata de “revoluciones” (tal vez por la sorpresa que produjo un
movimiento tan pacífico y con tanta determinación). El uso de este término, en
general es para designar “un proceso complejo”, en el cual “el gobierno central de
una sociedad pierde la capacidad de hacer cumplir sus leyes sobre una parte
importante de su territorio o población” y posteriormente “diversos grupos incluido el gobierno anterior- luchan por establecerse como autoridad central”
(Miller, 1987). Sin embargo, es poco frecuente que se hable de estas
“revoluciones árabes” en conjunto, pues el término que tiende a utilizarse es
“revueltas”, también movimiento social espontáneo, pero que no pretende
transformar radicalmente las estructuras (políticas, económicas y/o sociales)
establecidas, sino satisfacer una serie de demandas y protestar contra
determinadas injusticias. De ahí, por ejemplo, que no se hable de “revoluciones
del pan”, sino de “revueltas del pan” en los distintos lugares del mundo donde se
han dado a lo largo de la historia.
Por otra parte, en Egipto y Túnez nadie hablaba de “rebeldes”, sino de activistas,
manifestantes, la población o, más generalmente, los jóvenes, ya que estos
conformaban el grueso de las movilizaciones y aún hoy son los que mantienen
vivas las protestas contra la maquinaria de la contrarrevolución. Algo semejante
sucedió en Yemen. Si bien fue el caso libio el que hizo cambiar las tornas: en
Libia, donde las armas comenzaron a circular y utilizarse extensivamente desde
el primer momento, se cambió la denominación y, a falta de manifestaciones (ya
que estas no inundaban las calles como lo habían hecho en Yemen o aún sucede
en Siria), el movimiento pasó a ser una revolución armada, revolución porque,
como señala el intelectual Salama Kayleh 1, “pretende cambiar el régimen
establecido, si bien ello puede darse de varias maneras: de forma armada, como
un levantamiento popular, etc.”
Sin embargo, en Libia, los protagonistas, una mezcla entre civiles armados y
militares (ya que el ejército comenzó a dividirse rápidamente), pasaron a ser
llamados “rebeldes” (dada la connotación militar del término “rebelión”),
1
Entrevista con la autora (08/06/2012)
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SOCIOLOGÍA HISTÓRICA (SH)
mientras que en árabe, la palabra para designarlos, en la línea de las palabras de
Kayleh, seguía siendo “revolucionarios” (zuwar) y nunca se utilizó “rebeldes”
(mutamarridun), ya que esto, en palabras del mismo intelectual, “supone un
movimiento dentro de una institución como el ejército”.
Sin embargo, lo que se obvia en todo momento, al ceñirse al contenido político
de la palabra “revolución”, es el cambio profundo acaecido en las sociedades
árabes que, tras años de dictadura, decidieron decir “no” y “basta”: “el pueblo
quiere derrocar al régimen”, no sólo político, sino también social, laboral,
económico, de las relaciones centro-periferia, y por encima de todo derribar el
muro del miedo. Las revoluciones en el mundo árabe han sido a-ideológicas
desde su nacimiento: nos son marxistas, ni de independencia, ni comunistas, ni
religiosas, son revoluciones que buscan devolver al individuo sus derechos
expropiados de libertad y dignidad. Es por ello que escapan a modelos anteriores,
aunque hay quien las compara con las de 1848 en Europa (Nazemroaya, 2011),
pues las diferencias entre sí son mayúsculas y ello se refleja superficialmente en
la variedad terminológica.
En el caso de Siria, según se han desarrollado los acontecimientos y la entrada en
escena de grupos armados conformados por militares desertores y civiles
alistados bajo el paraguas poco organizado del Ejército Sirio Libre, se ha
establecido una desafortunada analogía entre ambas revoluciones, cuando la
realidad dista mucho de ser así. Sin embargo, esta analogía ha servido para
justificar el debate sobre una potencial intervención que, ciertamente como se
verá más adelante, ha hecho un flaco favor a la revolución. No es casual que un
importante número de “activistas” o “revolucionarios”, que es como en árabe se
sigue llamando a los manifestantes que a diario y cada viernes se echan a las
calles para seguir exigiendo sus derechos y un cambio de régimen, hayan
criticado el excesivo protagonismo de este cuerpo que ha incumplido uno de sus
postulados originales 2: el mantener el pacifismo de la revolución (Van
Langendonck, 2012) y recuperar la desobediencia civil como medio de lucha.
En este vídeo, Hussein Harmoush, fundador del núcleo del ESL dice: “Nuestra
misión principal ahora es proteger a los civiles desarmados que piden libertad”.
“Tenéis que proteger a la gente, no matarla”.
http://www.youtube.com/watch?v=9z7nO8FiMEA&feature=endscreen&NR=1
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PRIMAVERA ÁRABE
En este sentido, bajo el prisma de que lo que se pretende es cambiar el orden
establecido y teniendo en cuenta que este “despertar” ha supuesto una
revolución social en Siria en todos los niveles desde el familiar al de las
relaciones sociales, en Siria lo que estamos presenciando es una revolución, no al
estilo tradicional, cargada de ideología política, sino que se trata de un grito
humano nacido de la humillación.
Como dice Sylvain Pattieu (2005),
“Es precisamente porque no existe una ‘teoría de la revolución’ que no
tenemos una receta mágica infalible. Cada revolución, según los
objetivos que se fijan sus actores, en función de los contextos sociales e
históricos, ha conocido dinámicas y causas distintas”.
Sobre esta falta de modelo concreto de revolución se pronunciaba también el
intelectual libanés Elías Khoury:
“Las revueltas árabes nacieron de una necesidad imperiosa de cambio y
son revoluciones que construyen sus liderazgos políticos e intelectuales
a lo largo del propio proceso revolucionario. Esto es algo insólito en la
zona y quizá en el mundo. No hay un modelo que pueda imitarse, sino
que han de adentrarse en el fango de la historia porque, quizá, la
primera lección que hemos aprendido es que la revolución no es algo
momentáneo, sino un largo proceso. Es esto último lo que la diferencia
de un golpe militar” (Khoury, 2011).
Si a esto unimos la dinámica que describe la sociología del poder descrita por
Ferrán Izquierdo (2008), la que se centra en las relaciones entre las élites, basadas
en la competición por una acumulación diferencial de poder, y cómo estas
relaciones son en ocasiones retadas por una población que exige cambios en el
sistema (aunque después vuelven a caer en una dinámica idéntica a la anterior
con las nuevas élites que se conforman), nos encontramos sin lugar a dudas
frente a una “revolución” en la que la acción colectiva anónima ha sido el factor
clave para amenazar el statu quo. Y quizá sea precisamente esa acción colectiva
el único excipiente para contener los peligros internos a los que a priori puede
parecer abocada la revolución como el desembocar en una guerra civil, término
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SOCIOLOGÍA HISTÓRICA (SH)
que a día de hoy solo consideramos aplicable a los casos de violencia civil que se
han dado a lo largo de la línea del río Orontes y algunos casos aislados más.
Antes bien, lo que Siria vive hoy es un genocidio por parte del régimen contra la
población.
3. ¿POR QUÉ ESTA REVOLUCIÓN? LOS ALBORES
Explicados los conceptos con los que se va a trabajar y determinado el marco en
el que nos moveremos, es perentorio describir las causas inmediatas y a largo
plazo que detonaron esta revolución.
Una rápida ojeada a los índices de desarrollo humano del Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo, que entre otros indicadores toma el “nivel de
vida digno”, muestra cómo la situación socio-económica en Siria era a todas luces
negativa (en 2011, ocupaba el puesto 119 3). Si a ello se unen la falta de libertades
y derechos, tal y como señala Inmaculada Szmolka (2011:21), “Libia, Siria,
Arabia Saudí, Omán, Qatar y EAU constituyen ‘autoritarismos cerrados’, puesto
que no existe pluralismo político, la formación del gobierno no responde a las
preferencias de los ciudadanos, el Ejecutivo no es responsable políticamente y el
ejercicio de las libertades públicas se encuentra muy restringido”.
Además de esto, las tasas de paro (según datos oficiosos, ya que el gobierno
llevaba a cabo una política de “paro enmascarado”, según la cual se controlaba a
números desorbitados de personal público sin cargos determinados y con salarios
ínfimos para reducir los niveles 4) rondaban el 30% de una población sometida a
una fuerte subida de los precios del diésel desde 2007 y a una falta de implicación
estatal en los sectores productores que, por un lado había estancado la economía
productiva y, por otro, había supuesto una falta de inversión en las zonas
agrícolas del país.
Sin embargo, por encima de todos estos factores de tipo económico, se erige una
situación que los sirios llevaban viviendo desde que en 1970 se instaurara el
gobierno clánico-familiar de los Asad: la humillación continua a la que los
ciudadanos eran sometidos por los servicios de seguridad e inteligencia que se
encargaron de sembrar el miedo en la población para que todos desconfiaran de
todos y así solo debieran lealtad al Estado, una lealtad que el régimen canalizaba
Consúltese en: http://hdr.undp.org/en/media/HDR_2011_ES_Tables.pdf
Es habitual en Siria compaginar hasta tres trabajos para cubrir las necesidades
básicas de una familia.
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PRIMAVERA ÁRABE
como lealtad al Presidente, en torno al cual se estableció un culto personal
(Weeden, 1999) -continuado también con Bashar al-Asad- que identificaba la
patria o el Estado con los Asad 5. Al cruzar la frontera desde, por ejemplo, Líbano,
el cartel que podía leerse en 2010 6 era “La Siria de Al-Asad les da la bienvenida”.
Esto suponía privar a los ciudadanos de su pertenencia a una nación, y los
convertía en una especie de “posesión” de la familia gobernante, algo que se nota
con mayor fuerza en el caso de la minoría alauí, que es a la que esta familia
pertenece. En un interesante estudio sobre el por qué de las masacres perpetradas
-en principio- por alauíes de localidades vecinas en Al-Hula y Al-Qubeir en
mayo y junio de 2012, Yaser Nadim Saíd (2012) considera que:
“No hay autoridades religiosas que agrupen a los alauíes y ello no se
debe al laicismo 7 propugnado por el régimen, sino que con ello se
buscaba ligar a la secta entera con la familia gobernante (o reinante),
que también incitaba a las divisiones tribales dentro de la misma donde
se permitió la aparición de lealtades tribales muy estrechas. Este
régimen también permitió que los alauíes emigraran desde sus pueblos
a las ciudades donde ejercer alguna profesión civil o militar que les
proporcionaba un sueldo concreto (muchos pensaban que a sus
superiores les habían concedido tales puestos 8), por lo que algunos
ahora imaginan que, si cae el régimen, ello supondrá la caída del Estado
y, por tanto, su caída económica”.
Pero ese miedo no era exclusivo de los alauíes, sino que toda la población temía
la caída de un régimen que, a pesar de la humillación diaria de tener que pasar
interrogatorios para cualquier trámite o ser detenidos por el mero hecho de
haber dicho demasiado alto que el régimen era corrupto (algo que el propio
régimen ha reconocido al asegurar que se está luchado, sobre todo desde 2005,
contra la corrupción), y tener que salir en procesión, como quien adora a un
Es común ver banderas de Siria (en forma de corazón o no) con la foto de Bashar alAsad y la palabra menhibbak (“Te queremos”). De ahí que a los partidarios del
régimen se les llame menhibbakchiya (“Tequeremoístas”).
6 Observación de la autora.
7 Aunque no hay una religión de Estado, lo cierto es que el régimen ha intentado dar
una imagen de religiosidad y ha patrocinado la construcción de mezquitas para
intentar minimizar el hecho de que la dinastía gobernante es alauí.
8 La idea de que Homs forme parte de un Estado alauí lleva oyéndose mucho tiempo,
más con la destrucción de la que está siendo víctima la ciudad.
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SOCIOLOGÍA HISTÓRICA (SH)
dios, a las manifestaciones organizadas por el sistema para apoyar al régimen
contra las amenazas exteriores que pretendían desestabilizarlo (el régimen ha
repetido desde su instauración que él es el garante de la estabilidad social frente a
la potencial guerra sectaria, y del Estado contra las conspiraciones exteriores que
buscan acabar con el último bastión del arabismo y el defensor de la causa
palestina 9). El miedo a la desestabilización, y más tras el caos provocado en 2003
en Iraq, suponía un muro de contención para las protestas sociales.
A este miedo se unía la memoria de la masacre de Hama de 1982, cuando la
revuelta que ha venido a llamarse “islamista”, pero que incluyó muchos otros
actores y se debió a diversos factores, pero cuyo estudio excede los límites de este
trabajo, fue reprimida bajo el silencio internacional dejando cifras estimadas de
30.000 muertos. Entonces, ¿qué derribó el muro del miedo?
Es aquí donde hay que introducir el factor regional, unido de forma indisoluble
al de la solidaridad y, por ende, la acción colectiva. Cuando comenzaron las
movilizaciones en Túnez y Egipto, un grupo de sirios decidió concentrarse ya en
enero de 2011 frente a las embajadas de sendos países para condenar la represión.
Esto no era nuevo, sino que en 2003, cuando EEUU invadió Iraq, los sirios de
forma totalmente espontánea (téngase en cuenta que las manifestaciones en Siria
eran un fenómeno inusitado porque se conocían las consecuencias) salieron a
reprobarlo. Como aquella vez la protesta iba en la línea de la retórica oficial del
régimen, que además se veía amenazado, la manifestación transcurrió sin
problemas. Sin embargo, a mediados de febrero, cuando se produjo una
manifestación en apoyo a la revolución libia y condenando la represión, la acera
fue desalojada violentamente. El que decía ser el último bastión del arabismo no
estaba mostrando ninguna solidaridad con los pueblos árabes levantados.
Esto se debe a un factor fundamental y es que los días 4 y 5 de ese mismo mes, se
habían producido llamadas por Facebook para organizar un Día de la Ira sirio
como el que se había producido en Egipto el 25 de enero de 2011: se pretendía así
envalentonar a los ciudadanos ante el “éxito” en estos dos países y provocar un
efecto contagio. La llamada no cuajó del todo, pero la tensión comenzó a flotar
en el ambiente, más aún cuando el 31 de enero de 2011, en una ya harto
La cuestión palestina y la enemistad con Israel han sido utilizadas para justificar el
gasto militar, el mantenimiento del Estado de excepción y la ayuda que recibía de
algunos países árabes, además de ser un factor clave para la intervención en Líbano
durante la guerra civil.
9
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conocida entrevista 10 con el Wall Street Journal, Bashar al-Asad aseguró que en
Siria no pasaría nada porque “el Estado se ha mantenido siempre en la línea de
las aspiraciones del pueblo”, que, por otra parte, “no está preparado para la
democracia y necesita una o dos generaciones para estarlo”. Se sumaba así un
nuevo episodio a la larga serie de humillaciones vividas por el pueblo sirio
durante décadas.
Fue poco después cuando se produjo un episodio olvidado en los relatos
tradicionales de la revolución pero que supuso la entrada en escena de la
solidaridad inter-ciudadana y la acción colectiva desligada de todo factor
exterior: el 17 de febrero de 2011 (tras una nueva llamada fallida a las
manifestaciones el 15 de febrero de 2011, cuando en el centro de Damasco se
llegaron a reunir tímidamente unas 300 personas) en el zoco de Al-Hariqa, en la
misma zona, un comerciante fue agredido por un policía. Automáticamente, los
comerciantes de alrededor, de forma totalmente espontánea, gritaron “Al pueblo
sirio no se le humilla”. Algo había cambiado: se estaba conformando una
solidaridad civil en contra de la humillación 11, una pequeña revolución había
tenido lugar.
4. ¿QUÉ ACTORES PREVIOS A LA REVOLUCIÓN HAN TENIDO UN PAPEL
DESTACADO?
Si el episodio descrito anteriormente resultó novedoso, ello implica que
previamente no existía un sentimiento de grupo, de colectividad, entre los sirios
capaz de movilizarlos a una. Del mismo modo, puede deducirse la carencia de
asociaciones civiles o incluso de una sociedad civil que hubiera desarrollado ideas
de progreso y cambio y que fuera capaz de movilizar a la población. Esta
negación es demasiado categórica y no corresponde a la realidad, aunque
tampoco se aleja demasiado si se tiene en cuenta que, como ya se ha comentado,
el régimen sirio trabajaba para que, incluso dentro del régimen, se fomentase la
desconfianza entre individuos, de forma que lo importante fuera tener contento
al superior, o, en el caso de la población en general, al régimen y su cabeza.
10
Disponible en:
http://online.wsj.com/article/SB10001424052748703833204576114712441122894.html
Si bien es cierto que, cuando a finales de marzo la activista Marwa al-Ghamian
gritó en pleno centro histórico de Damasco “Dios, Siria, libertad y nada más” y fue
acallada por hombres del régimen, nadie se movió un centímetro. El muro del miedo
no era fácil de derribar.
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SOCIOLOGÍA HISTÓRICA (SH)
A toda costa debía evitarse que se creasen centros alternativos de poder que
pudieran pretender entrar en la competición circular de las élites por la
acumulación de poder o acabar suplantando a dichas élites (Izquierdo, 2008). La
única vez que semejante situación se dio de forma evidente fue en 1983, cuando
Hafez al-Asad enfermó y su hermano Rifaat comenzó a rodearse de un séquito de
hombres leales a él para conformar su propio círculo de influencia. Recuperado
el que fuera presidente de Siria hasta el año 2000 –cuando falleció-, acabó con
dicha tentativa apartando a su hermano de la primera línea del régimen y
terminó por exiliarlo.
Del mismo modo, si uno examina el parlamento, observa que los partidos además del Baaz- que lo conforman son grupúsculos satélite que aceptaron
meterse bajo el paraguas del Frente Nacional Progresista, única forma de entrar
al organismo, que carece de poder real, como agrupación. El resto de partidos
políticos, muchos de ellos kurdos, eran ilegales 12.
Esto fue así hasta que en 2000-2001, tras la llegada de Bashar al-Asad al poder, se
abrió levemente la veda de las libertades y se permitió el florecimiento de una
sociedad civil que no dejó escapar la oportunidad y comenzó a organizar foros,
tertulias, debates y campañas para concienciar de la necesidad de que Siria
avanzase en el camino del progreso. Es un epítome de este período la publicación
del Manifiesto de los 99 en el que intelectuales y artistas pedían claramente el
levantamiento del Estado de excepción y la apertura política. Asustado, el
régimen no tardaría en dar marcha atrás con una publicación cuanto menos
expresiva el 17 de febrero de 2001 en el periódico Al-Munadil:
“El desarrollo que no es dirigido por una fuerza masiva, capaz y
popular está destinado a la anarquía y, posiblemente, al colapso […]
(aquellos que) piden la erradicación de la unidad nacional y la
estabilidad y (piden un cambio político buscan) la vuelta atrás al
período de ocupación extranjera, golpes de Estado, tensión, anarquía y
regresión social y económica” (George, 2003:79).
La excusa de la estabilidad y el miedo a perderla eran suficientes para dar marcha
atrás. En 2005 se echaba el cierre al último foro que aún se mantenía abierto, el
famoso Foro Al-Atassi; ese mismo año, vio la luz la Declaración de Damasco,
como intento de aunar a la oposición política interior y exterior y a miembros de
Las reformas cosméticas del régimen para aparentar pluralidad han mantenido,
entre otras cosas, la prohibición de formar partidos de naturaleza religiosa o étnica.
12
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PRIMAVERA ÁRABE
la sociedad civil e intelectuales cuyos nombres hoy se escuchan a menudo como
Michel Kilo o Burhan Ghalioun. Entre otras cosas, esta declaración exigía el
reconocimiento de los derechos del pueblo kurdo, un tema ciertamente tabú
dado que, desde 1962, 50.000 kurdos y sus descendientes se veían privados de la
nacionalidad y los derechos de ciudadanía (entre la primera batería de reformas
(07/04/2011) anunciada por el gobierno sirio, estuvo el otorgar –no devolver- a
un importante número de kurdos la nacionalidad), entre otras cosas.
No obstante, estos intentos, en ocasiones demasiado alejados de la realidad de
una sociedad sin una verdadera conciencia política, no calaron entre la población
que, simplemente, se resignaba a vivir así porque el régimen “garantizaba” el
mantenimiento del control social, aunque es cierto que el descontento iba en
aumento y, por ejemplo, contra las políticas laicistas y nacionalistas del Baaz, se
volvió a una religiosidad social muy marcada, pero no de corte integrista, sino
espiritual muy cercana al sufismo y en torno a figuras de elevado carisma en las
principales mezquitas de las ciudades (Pierret, 2011). La política de
despolitización del régimen había calado y, cuando se produjeron
manifestaciones de la población kurda en Qamishle en 2004 en protesta por el
asesinato de decenas de ciudadanos kurdos tras un partido de fútbol y que pronto
se tornaron en reivindicaciones políticas, la población no se movilizó. Las
divisiones fomentadas por el régimen parecían haber creado una fractura
insalvable entre zonas, etnias y confesiones: “En Siria, la identidad árabe es la
identidad excluyente en cuyo nombre gobierna el régimen, el resto de
identidades están excluidas y reprimidas” (Adi al-Zaabi, Al-Quds al-Arabi,
17/01/2012).
Con una población en tal estado de “sopor”, que nada tenía que ver con la agitada
vida de los sindicatos egipcios y las huelgas que se sucedían desde 2006 en
distintos puntos, además de la creación de movimientos “de la calle” como Kifaya
(Basta) en 2004, la población siria no parecía ser la candidata idónea para llevar a
cabo una revolución. Las voces de los intelectuales sonaban muy lejos, pero igual
de lejos suenan hoy. Rima Flihan (All4Syria, 30/05/2012), una activista que
trabaja con los Comités Locales incluso tras haber tenido que salir de Siria hacia
Jordania, resumía esta situación:
“(Se trata de) un sector que esperábamos que fuera el primero en salir a
la calle porque se han pasado la vida hablando de cambiar el régimen y
de acabar con la dictadura, pretendiendo ser opositores. Y de pronto,
cuando la revolución comenzó, se pusieron a hablar de una revolución
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SOCIOLOGÍA HISTÓRICA (SH)
de mezquitas 13 y fustigaron a la gente con sus teorizaciones, siempre
observando desde arriba […]: los intelectuales y opositores
tradicionales miraron a la calle como si fueran muchedumbre”.
En consecuencia, esta revolución ha carecido de un liderazgo claro y en ello está
su virtud, por carecer de ideología y adscripciones políticas que empañe su
espontaneidad, pero también su desgracia, por haberse convertido en la materia
prima maleable de distintos grupos que intentan “aprovechar la ola” y de los
intereses internacionales, como se irá comprobando a lo largo del texto.
5. UNA REVOLUCIÓN CONTRA TODO PRONÓSTICO: ACTORES, OBJETIVOS Y
DESARROLLO
ESTALLIDO
Se considera que la mecha que encendió la revolución fue la detención de un
grupo de adolescentes, de entre 11 y 15 años, que escribieron en las paredes del
colegio, tras haber oído el lema infinitas veces en la televisión en las plazas y
calles de Túnez y Egipto, “el pueblo quiere derrocar al régimen”. La reacción del
gobierno provincial de Daraa, donde un primo de Bashar al-Asad detentaba el
poder, fue detener a los niños y torturarlos.
En este punto debe explicarse la naturaleza social de Daraa, al sur del país, que,
como sucede en otras zonas periféricas de Siria, sobre todo en el este, tiene una
fuertemente arraigada cultura tribal con un importante código de honor. Es
importante conocer estos detalles para comprender los eventos posteriores.
Al dirigirse los padres (en masculino) a exigir la liberación de los niños
asegurando que solo había sido una chiquillada, la respuesta supuso una
auténtica humillación y un atentado directo contra el código de honor 14. Miles
de personas salieron a las calles de la ciudad repitiendo “Al pueblo sirio no se le
humilla” y “La muerte antes que la humillación”. Exigían reformas contra la
corrupción y una mejora de las condiciones de los ciudadanos, hablando de
Sobre esto, en una entrevista con el canal Orient (02/06/2012), Salama Kayleh
afirmaba que, fueron los jóvenes de izquierdas los que fueron a las mezquitas a
convencer a la gente de la necesidad de moverse en muchas ocasiones.
14 Según diversas versiones, algunas contadas en primera persona por los padres de los
niños, los servicios de seguridad respondieron lo siguiente: “Haced otros niños y, si
no sois capaces, traed a vuestras mujeres que nosotros se los haremos”.
13
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PRIMAVERA ÁRABE
unidad en sus eslóganes: “Dios 15, Siria 16, libertad y nada más”. La respuesta del
gobierno fue la esperada: represión y muertes, un aliciente para volver a salir,
pero no solo en Daraa, que terminó siendo cercada por tanques que impedían
con el mismo lenguaje y métodos violentos la llegada de ayuda desde otras
ciudades, sino que el fenómeno se extendió por el resto del país, especialmente
en Homs, Hama y Deir Ezzor, que salieron a reafirmar el sentir nacional de
hastío por la situación y la solidaridad con Daraa: “Daraa, estamos contigo hasta
la muerte”, “Por ti morimos, Daraa”. Es decir, la revolución en Siria nació de un
resurgir del sentimiento de unidad y solidaridad nacional contra la humillación
alejado del discurso nacionalista vacío del Baaz.
La respuesta represiva del gobierno, unida al hecho de que desde el principio se
habló de elementos infiltrados, terroristas salafistas y una mano extranjera que lo
dirigía todo para desestabilizar Siria y provocar eventualmente una escisión
social (fitna) en forma de guerra sectaria (es decir todo aquello contra lo que el
régimen pretendía ser el muro de contención), se volvieron en su contra: el
muro del miedo comenzaba a resquebrajarse. En un estudio realizado en los
primeros meses de la revuelta (Ramírez, 2011: 17-18), llaman la atención dos
respuestas a la pregunta de qué sentían los manifestantes al salir a la calle y gritar
por primera vez y que definen la esencia del movimiento:
“Sentí que estaba presente en este país, que era un ciudadano con
derechos y obligaciones. Siempre pensábamos en nuestras obligaciones,
pero cuando tomé parte en una manifestación, sentí que, por primera
vez, estaba exigiendo mis derechos”.
“No puedo describir lo que sentí. Era la primera vez que gritaba
públicamente, en la calle contra el régimen, sin miedo. Nunca olvidaré
cuando comenzaron a disparar, no me había visto en una situación tan
peligrosa, pero no tenía miedo”.
Ambos testimonios confirman que, efectivamente, la humillación resignada se
había dejado atrás y las personas habían tomado conciencia de sus derechos
como ciudadanos, derechos a los que ya no iban a renunciar porque ello
Entiéndase, del mismo modo que la expresión “Dios es grande” (que en realidad es
una abreviación de la frase completa que se ha escuchado también: “Dios es más
grande que los tiranos”), como un desafío contra la opresión, asegurando que hay
alguien siempre por encima de ellos.
16He aquí el carácter nacional de las peticiones, que se exigen para toda Siria.
15
221
SOCIOLOGÍA HISTÓRICA (SH)
supondría una nueva humillación y, como rezaba un lema, “la muerte antes que
la humillación”.
REVOLUCIÓN DE NORTE A SUR Y DE ESTE A OESTE
Durante meses, la revolución se expandió por todas las ciudades (las llamadas a
las reformas no tardaron en ser sustituidas por “el pueblo quiere derrocar al
régimen” e incluso, “el pueblo quiere ejecutar al Presidente” 17), exceptuando los
casos de Damasco y Alepo, que pasamos a explicar, pero sin olvidar el especial
estatus de la ciudad de Latakia, en la costa. Latakia comenzó a movilizarse desde
el inicio; sin embargo, el régimen, que consideraba que la minoría alauí
(especialmente concentrada en la zona de la costa y con fuerte presencia en esta
ciudad) debía estar de su parte, desplegó un ingente aparato de seguridad y
organizó las primeras manifestaciones en apoyo al presidente, bastante
concurridas por el interés de muchos en mantener al régimen, pero también por
obligación 18, considerando que es su benefactor, distando mucho de una realidad
en la que, como asegura Yassin al-Hajj Saleh (Al-Hayat, 11/02/2012), “el régimen
no está en manos de los alauíes, sino que son los alauíes los que están en manos
del régimen”. La movilización ha aumentado, pero con ella también los
bombardeos a la ciudad: Latakia es una ciudad más de la revolución, a lo que han
de sumarse los enfrentamientos entre clanes alauíes en Qardaha, ciudad natal de
Hafez al-Asad, entre partidarios y detractores del sistema en octubre de 2012.
El caso de Damasco y Alepo es especialmente interesante para comprender qué
actores sociales protagonizaban y aún protagonizan la revolución (no la
insurrección armada, evolución natural de la misma ante el contexto de
represión), calificada por muchos de “revolución campesina” y “revolución de
mezquitas”. Por el momento, nos centraremos en el primer apodo. Es cierto que
Daraa es una zona rural, donde además el precio del trigo y los abonos había
subido en los últimos años debido a las malas gestiones en política agraria del
régimen. No es casual que el nuevo gobierno nombrado el 15 de abril de 2011,
como parte de las reformas que el régimen decía estar implantando, tuviera como
jefe del Ejecutivo a un licenciado en ingeniería agrícola y que los precios de
Son muchos los que opinan que el pueblo sirio jamás aceptaría una salida como la
yemení que ofreciera una amnistía a Bashar al-Asad, responsable en primera y última
instancia de las matanzas de civiles.
18 Las manifestaciones de apoyo al régimen nunca se producen en viernes, día festivo,
porque el régimen las nutre con funcionarios a los que se obliga a asistir, en ocasiones
bajo amenazas de pérdida de su empleo o de reducción de su sueldo.
17
222
PRIMAVERA ÁRABE
productos básicos como el pan se hubieran mantenido en los meses previos para
acallar los focos de protestas. Sin embargo, otras ciudades que se movilizaron en
las primeras semanas, como Deir Ezzor, la propia Latakia, Homs o Hama, poco
tienen de rurales y en ellas reside una importante burguesía de tipo comercial.
En consecuencia, la división rural-urbana, que sí fue importante en 1982, cuando
la burguesía urbana, tras un ascenso de la burguesía rural con el dominio del
Baaz, de la que descendían muchas de sus figuras, y el trastorno que ello produjo
en la estructura social, apoyó en Hama la insurrección contra el régimen, no ha
sido determinante en este movimiento. Sí lo han sido, en cambio, las divisiones
de clase, ya que las capas sociales que se vieron afectadas especialmente desde el
año 2000 por la política de aperturismo económico, que dio mucho peso al sector
privado y permitió las inversiones de aquellos elementos afines al poder o que
formaban parte del mismo, han formado la base de la revolución.
Las reformas de Bashar al-Asad dieron lugar a un oligopolio (Álvarez-Ossorio y
Gutiérrez de Terán, 2009:278-282) muy claro de determinados sectores como las
telecomunicaciones (dominadas por el que se considera como el gran magnate
del sector privado en Siria, Rami Makhlouf 19) o determinados sectores
alimenticios. Es en estos años cuando ha aparecido el fenómeno (Ismail, 2010) de
los “hijos de poder” (awlad as-sulta): el ascenso económico de los descendientes
de ex militares o ex miembros del partido Baaz que establecieron importantes
alianzas matrimoniales con sectores económicamente pudientes, conformando
un complejo económico-industrial-militar. Esto ha supuesto una clara
competencia en el sector económico con la burguesía suní de las dos principales
ciudades del país (Alepo y Damasco), pero especialmente la capital, ya que en
Alepo es donde tiene más fuerza el complejo arriba señalado. Esta burguesía
había establecido un pacto con el régimen desde que este fuera instaurado, de
forma que se reequilibrara el trastorno social que suponía la llegada de
componentes rurales al poder, que además, se caracterizaban por una
sobrerrepresentación de las minorías: el régimen les daría libertad en el campo
de la economía, dándoles acceso al control de la Cámara de Comercio, pero a
cambio, ellos deberían apoyar el sistema político establecido. Esta alianza fue la
que mantuvo abiertos los comercios de Damasco durante la huelga general de
1980, y en gran medida aseguró que la insurrección de 1982 no se extendiera más
allá de dicha ciudad y sus alrededores. El fenómeno de los “hijos del poder” había
comenzado a resquebrajar ese pacto tácito, pero no lo suficiente como para que
los beneficiados abandonasen al poder. Esto explica por qué estas dos ciudades,
Es lógico que unos de los primeros centros atacados fueran las oficinas en Daraa de
la compañía de telefonía móvil Syriatel.
19
223
SOCIOLOGÍA HISTÓRICA (SH)
donde además las presiones familiares, sobre todo en Alepo, tienen mucho peso,
no se hubieran metido de lleno en la revolución. A esto ha de añadirse la fuerte
presencia de los servicios de seguridad en ambos enclaves, que ha impedido todo
atisbo de movilización, especialmente en el centro urbano, durante meses.
La irrupción de los servicios de seguridad en la universidad de Alepo
(03/05/2012) y el asesinato de estudiantes constituiría un punto de no retorno.
En Damasco, la huelga general de comerciantes de finales de mayo de 2012
indicó la pérdida más que parcial de la ciudad por parte del régimen. Incluso la
Cámara de Comercio se negó a interceder y los comerciantes enviaron el
siguiente mensaje a través de las redes sociales: “Sabemos que los servicios de
seguridad nos obligarán a abrir (como, de hecho, sucedió en muchos casos), pero
aun así, no vengáis a comprar”.
Este es otro ejemplo de solidaridad que hunde sus raíces en las huelgas generales
de Homs y Hama del verano de 2011: el pueblo “llano”, las clases empobrecidas,
como las define Salama Kayleh (Orient, 02/06/2012) -sin duda la base real de la
revolución - sacrificaba su economía con la esperanza de que el régimen cayese,
pasando por ello estragos dada la imposibilidad de que entre ayuda humanitaria y
teniendo en cuenta que el régimen sigue recibiendo líneas de crédito o es
ayudado para salvar los embargos internacionales por Irán (Emergui, 2012). Aún
en diciembre de 2012 se han seguido convocando huelgas para mantener activa
la desobediencia civil.
Esta solidaridad y voluntad de sacrificio se veía en los cánticos que los
manifestantes repetían para enviar mensajes de apoyo a las distintas ciudades del
país. Sobre esto, Michel Kilo, intelectual cristiano de izquierdas y opositor al
régimen escribía (2012):
“¿Cómo no ensalzar este patriotismo social que hace de la generosidad
y sacrificio individual por la libertad de los demás una práctica diaria
para millones de ciudadanos que sacrifican todo en Jebel Al-Zawiya
por el Hawran, en las afueras de Deir Ezzor por las zonas rurales de
Homs, y en la ciudad de Hama por Duma, Damir, Sabaqa y
Hammuriya? ¿Qué nobleza es mayor que la del patriotismo que hace
que el ciudadano pague con su vida de forma voluntaria el precio de la
dignidad de otro, que tal vez está siendo tratado injustamente y esta tan
aterrorizado que es incapaz de envalentonarse para salir a manifestarse
o salir a la calle, pero que encontrará la salvación en la libertad por la
que murió alguien que abrazó el nuevo patriotismo para que él y el
resto de ciudadanos lo consiguieran?”
224
PRIMAVERA ÁRABE
Esto complementa los mensajes de eslóganes como “Uno, uno, uno, el pueblo
sirio es uno”, “Ni islam ni cristianismo, mi confesión es la libertad”, “Ni
Hermanos (Musulmanes), ni salafistas, queremos libertad” en contra de las
acusaciones del régimen que consideraban la revolución una “revancha” por
parte de la mayoría suní –prácticamente identificada con los Hermanos y con
grupos salafistas en la retórica oficial- tras la masacre de Hama de 1982 contra las
minorías (asustando con ello, en gran medida a un importante sector de las
minorías, aunque ni por asomo a todos, pues la implicación de todas las
confesiones está suficientemente probada y, de hecho, suelen acudir a las
mezquitas, único lugar donde la reunión está permitida en Siria, para salir juntos
en masa a manifestarse 20).
Cierto es que según han avanzado los meses, la revolución se ha ido
“islamizando” en muchos aspectos y que han llegado combatientes islamistas de
varios orígenes. Nadie puede negar (Rosen, 2012), además, el poder de
movilización de los sheijs, dado el valor espiritual y de guía que poseen para
muchos. Tampoco puede ignorarse el peso de intelectuales musulmanes, como
Jawdat Said, defensor del pacifismo, muy influyente en el suburbio damasceno
de Dariya o Daraya, foco del pacifismo de la revolución y donde mantuvo su
actividad hasta ser asesinado bajo tortura el que se ha convertido en el símbolo
del espíritu pacífico original de la revolución, Ghiath Mátar, o Moaz al-Jatib,
detenido en varias ocasiones y visitado frecuentemente por los servicios secretos
hasta su salida de Siria. La revolución comenzó siendo pacífica (salvando
episodios marginales de venganza personal sobre todo en zonas tribales) y eso lo
proclamaban los propios revolucionarios al grito de “Silmiyya” (pacífica). A día
de hoy, este pacifismo se mantiene en las manifestaciones que siguen saliendo y
muy especialmente durante la tregua (que apenas duró un par de horas) durante
la fiesta del Sacrificio en octubre de 2012, cuando las manifestaciones inundaron
las calles al no sentir la amenaza del régimen. La pregunta es: ¿cuál fue el punto
de inflexión para el comienzo más o menos organizado de la resistencia armada?
¿UNA REVOLUCIÓN ARMADA?
¿Por qué el recurso a la resistencia armada y la conformación de un nuevo actor:
los rebeldes (si bien en árabe se mantiene el término zuwar) o la resistencia
armada (al-muqawama al-musal-laha)? En primer lugar es necesario aclarar que
Los intentos de organizar manifestaciones desde iglesias han sido frustrados por la
poca afluencia y por la fuerte presencia de medidas de seguridad.
20
225
SOCIOLOGÍA HISTÓRICA (SH)
ha sido la respuesta represiva y a todas luces desproporcionadamente violenta del
régimen, la que ha propiciado una respuesta armada por parte de determinados
sectores como medio de defensa, cuyo punto claro de inflexión se produjo en
agosto de 2011. En ese momento, Hama fue escenario de una concentración que
llenó la plaza principal de la ciudad de tal forma que ello hacía pronosticar la
cercanía de la victoria.
En respuesta, el régimen destituyó al gobernador por haber permitido tales
manifestaciones (los servicios de seguridad no irrumpieron en la plaza, donde,
entre otras cosas, habrían sido minoría) y desde entonces, se siguió la técnica de
dividir las ciudades en barrios para evitar que se produjeran acciones
revolucionarias colectivas de tal tamaño y, por ende, alejarse del peligro del
“efecto Tahrir”, dado el poder visual de la imagen de una plaza tomada y la
amenaza que suponía para la acumulación de poder de las élites que se resisten a
perderlo, porque ello significa salir del juego del poder definitivamente, cayendo
este en manos de la población revolucionaria (Izquierdo, 2008).
Desde entonces, la forma de organización cambió y se pasó de hablar de comités
o coordinadoras de ciudades a coordinadoras de barrios. Ante el recrudecimiento
de la represión encaminado a eliminar toda actividad conjunta fue determinante
para que los soldados que habían ido desertando en los meses previos (Human
Rights Watch, 2011) y que habían conformado dos grupos principales Movimiento de los Oficiales Libres, dirigido por Hussein Harmoush y que se
había comprometido a “mantener el carácter pacífico de la revolución” 21, y el
Ejército Sirio Libre, dirigido por el coronel Riad Al-As’ad- se organizaran en un
único cuerpo en septiembre de 2011, con la vocación original de proteger a los
manifestantes.
Mucho se ha hablado de la posterior desaparición del coronel Harmoush
(Hassan, 2012), que era laico, pero lo cierto es que tras su secuestro, la estrategia
del ESL cambió y comenzaron a producirse ataques directos contra baluartes del
régimen como sedes del partido Baaz o algunos centros de detención y sedes de
los servicios de inteligencia. También empezaron a aceptarse los alistamientos de
civiles (en Siria el servicio militar es obligatorio para todos los hombres, por lo
que están adiestrados en el uso de armas) y aumentaron las deserciones,
comenzando a producirse enfrentamientos directos con el ejército regular. El
creciente número de efectivos desertores hizo que el régimen cada vez se fiara
menos de sus soldados y comenzara a depender exclusivamente de los cuerpos
leales al régimen dirigidos por miembros de confianza y con efectivos bien
21
Véase nota 2.
226
PRIMAVERA ÁRABE
entrenados en la fidelidad como la Guardia Republicana, la Cuarta División
Armada (dirigida por Maher al-Asad, hermano de Bashar) y otras divisiones y
brigadas menos “arriesgadas”, además de los shabbiha, una suerte de matones a
sueldo.
Por otra parte, tal cantidad de deserciones hacía imposible una coordinación en
el acatamiento de órdenes y en el mantenimiento de una estructura cohesionada
en el seno del ESL, más aún teniendo en cuenta los puntos de control
estratégicamente situados por el régimen. Esto hace temer que el ESL se
convierta en una alternativa a la revolución, “algo que no debe suceder” 22, sobre
todo cuando “todo el que coge un arma se autodenomina ESL” 23. Si a ello se une
que cada vez el régimen tiene más dificultades para mandar efectivos a distintos
puntos y que las fronteras han dejado de estar controladas, la situación aparente
de caos es innegable.
Precisamente ese descontrol de fronteras y la necesidad de hacerse con
armamento pesado para enfrentarse a los tanques (desde junio de 2012 se han
podido ver tanques reventados) es lo que ha atraído la injerencia exterior al país
y, con ella, el robo de la revolución. Por ello un importante sector de los
manifestantes que, bien no aprueba la creación del ESL o bien considera que ha
de limitarse a defender a la población evitando los ataques o reduciéndolos a una
guerra de guerrillas, quiere recuperar la esencia. La aparente apuesta por la
solución militar ha hecho que muchos hablen de guerra civil en Siria. Pero, ¿por
qué muchos apuestan por esa solución militar? Si bien el hastío social por la
prolongación del conflicto tiene mucho que ver, no debe restarse importancia a
otros factores.
EL FRACASO DE LA OPOSICIÓN POLÍTICA: UN ACTOR INCAPACITADO
En octubre de 2011, se creó un paraguas que pretendía aunar a la oposición
interior y exterior tras diversas conferencias celebradas en Turquía y capitales
europeas: el Consejo Nacional Sirio (CNS) que, del mismo modo que la
revolución, comenzó a compararse con el Consejo Nacional de Transición en
Libia, sin tenerse en cuenta diferencias patentes como que, por ejemplo, el
segundo actuaba en gran medida sobre el terreno dada la división geográfica, y
que este había sido reconocido rápidamente por el interés de determinadas
22
23
Entrevista con Salama Kayleh, 08/06/2012.
Entrevista con un activista sirio en Londres (11/06/2012).
227
SOCIOLOGÍA HISTÓRICA (SH)
potencias (frente a otras) en la caída del régimen 24. Teóricamente, uno de los
objetivos de este Consejo era poder coordinar las acciones armadas con el
liderazgo del Ejército Sirio Libre. Tras la fuerte acogida por parte de la población,
pronto comenzaron a surgir diferencias con los grupos políticos opositores,
fundamentalmente el Comité de Coordinación Nacional para el Cambio
Democrático, conformado por opositores mayoritariamente de izquierdas
(aunque hay figuras de tendencia islamista independientes 25) de dentro del país
que han tenido un discurso a veces demasiado complaciente con el régimen y
demasiado propenso al diálogo para el gusto de los revolucionarios que han
ofrecido demasiados sacrificios para sentarse a negociar, porque, como insisten:
“El pueblo quiere derrocar al régimen” y “no nos arrodillaremos” (así se llamó el
viernes 12/08/2011). Pero no solo eso, el CNS, acusado de estar dominado por los
Hermanos Musulmanes (HHMM) y las tendencias islamistas, más fuertes en el
exterior dado el exilio de muchos y la ayuda y apoyo de países como Arabia
Saudí, se mostró incompetente para llevar a cabo su tarea de ser el órgano de
representación y consecución de las peticiones de los manifestantes, no solo por
las constricciones internacionales, sino por una falta de voluntad, una palabrería
vacía y una competición interna crónica. De hecho, los Comités Locales han
denunciado varias veces cómo se les intenta robar el protagonismo y cómo se ha
perdido el espíritu de la calle en las altas esferas políticas (Karam, 2012). Por más
que la población ha exigido que se unan las visiones en contra del régimen, el
tema principal de división entre las oposiciones políticas 26, las potencias
internacionales, los grupos de izquierda y la propia población en ocasiones 27 ha
sido el tema de la intervención militar exterior, en nombre de la cual la
revolución de la calle ha pasado a un segundo plano. La recientemente creada
Coalición Nacional de las Fuerzas Opositoras y de la Revolución Siria se enfrenta
a demasiados errores acumulados del CNS, que forma parte de la misma, y al
hecho de que, sin la voluntad internacional, nada puede hacerse, porque la
revolución ya no depende solo de los sirios.
Recuérdese que Gadafi había firmado contratos petroleros con China, algo que no
era del agrado de países como Francia o EEUU.
25 Conversación con Rayab Nasr, portavoz del Comité, en Madrid, 30/10/2012.
26 La insistencia en el calificativo “político” se debe a que la verdadera oposición al
régimen la constituyen los revolucionarios sobre el terreno, pues esta revolución pilló
a todos por sorpresa.
27 En entrevistas por internet a varios activistas (octubre-diciembre 2011), más de uno
aseguró que “si hay una intervención, me pondré de parte de Bashar”.
24
228
PRIMAVERA ÁRABE
EL DRAMA DE LA INTERVENCIÓN
El fracaso político ha dejado indefensa en el nivel internacional a la población y
la diplomacia no ha surtido efecto porque:
“Los sirios […] carecen de todo amparo en el difícil camino que
emprendieron […] y son víctimas de una conspiración. Esta
conspiración, que nada tiene que ver con esa en la que el sistema de
poder sirio se ha estado amparando desde el primer minuto de las
protestas, no está dirigida contra un supuesto régimen de resistencia y
antiimperialista, sino contra un pueblo que, en nombre de esa falsa
resistencia, ha tenido que sufrir cuarenta años de la dictadura del
miedo y el silencio dirigida por un clan familiar” (Ramírez, 2012).
Esto coincide con la percepción de los revolucionarios en el interior que,
especialmente desde Kafaranbel, en Idleb, han denunciado en sus carteles cómo
países en teoría opuestos como Israel e Irán o EEUU y Rusia, tienen un interés
común que es el fracaso de la revolución siria (ya sea manteniendo al régimen,
ya sembrando un cierto caos controlable o incluso una guerra civil), de forma
que el país quede debilitado pero no llegue a calificarse de fallido, por diversos
motivos que exceden los límites de este escrito pero que son la razón por la cual
el proceso internacional ha caminado a un ritmo vergonzosamente lento. El
tema más espinoso, el de la intervención extranjera, en el marco de la analogía
hecha con el conflicto en Libia, ha sido el que más ha perjudicado a la calle. Es
cierto que muchos dentro se encomendaron a la ayuda exterior, sin ser
conscientes de la compleja situación geopolítica de Siria, y de hecho hubo un
“Viernes del bloqueo aéreo” (28/10/2011), un “Viernes de armar al ESL”
(02/03/2012) y un “Viernes de la intervención militar inmediata” (16/03/2012) 28.
Tanto el CNS como el grupo que de él se ha escindido, liderado por Haytham alMaleh (Frente de Acción Nacional), han exigido tanto el armar al ESL como el
que se produzca una intervención. La segunda, no habiéndose producido aún,
porque no interesa a ninguna potencia y mucho menos al pueblo sirio, aunque la
pida, porque ello supondría un auténtico caos y un aumento desorbitado del
número de muertos, además de una inestabilidad incontenible en la zona, parece
aún descartable.
El sistema de votación de los nombres de los viernes en Facebook tuvo que ser
cambiado por las continuas quejas sobre los nombres propuestos y porque, al parecer,
determinados sectores de la oposición exterior influían en ello según sus intereses.
28
229
SOCIOLOGÍA HISTÓRICA (SH)
Ahora bien, el envío de armas al Ejército Sirio Libre (desde la creación de la
Coalición Nacional parece más probable que países “occidentales” colaboren en
ello), así como el uso de la ayuda humanitaria como forma de proselitismo, ha
alterado el devenir de la revolución. Varios sirios han denunciado esto. Países
como Arabia Saudí y Catar, que proporcionan armas y capitales no lo hacen para
ayudar al ESL a inclinar la balanza –los índices de democracia en estos dos países
están bien lejos de los ideales 29-, sino para mantener el conflicto, sin que ello
conlleve costes regionales, y, en el caso saudí continuar su particular pugna
sectaria con el vecino Irán. Si en 1965 Patrick Seale publicó La lucha por Siria,
hoy nos encontramos ante la “lucha en Siria”. En esa lucha se han adentrado
además grupos salafistas 30 e incluso combatientes de Al-Qaeda 31, que pretenden
expandirse por la región y que, incluso han sido atraídos por el régimen en años
anteriores (Ossorio, 2011). Además se sabe de la llegada de combatientes libios y
de otras nacionalidades, que, sienten la necesidad de ayudar a sus hermanos
sirios (O’Bagy, 2012). No obstante, la verdadera revolución no la han hecho
ellos.
6. LA PROFECÍA CUMPLIDA
La revolución siria es la historia de una profecía cumplida: si el régimen sirio
aseguraba que la estabilidad del país estaba amenazada por elementos externos
infiltrados (mundassin), eso es lo que está sucediendo a día de hoy como
resultado de su gestión violenta y agresiva de la situación. Es en ello en lo que se
escudan tanto el régimen sirio como sus partidarios, y muchos grupos de la
izquierda internacional que aseguran que es un complot de la OTAN para
intervenir y así continuar negando el hecho de que en Siria exista una
29 Véanse los datos de Freedom House para 2011:
http://www.freedomhouse.org/sites/default/files/inline_images/TableofIndependentC
ountriesFIW2011.pdf
30 “En Siria, la corriente salafi dominante ha sido de tipo reformista, y nunca un
salafismo yihadista” (Entrevista de la autora con el experto en islam político en Siria
Abd al-Rahman al-Hajj, 03/06/2012). A día de hoy cada vez tienen más peso. A través
de un activista en Deir Ezzor, cuya versión ha sido confirmada por ciudadanos de
otras zonas, los salafistas están ganándose simpatías por el hecho de que en el reparto
de ayuda humanitaria son justos y no se quedan una parte, frente al ESL.
31 Cuando el actual líder de Al-Qaeda apoyó la revolución en siria, los Comités
Locales sacaron un comunicado de reproche en contra de este apoyo:
http://www.lccsyria.org/6367
230
PRIMAVERA ÁRABE
revolución, que como hemos señalado, es una revolución en todos los aspectos y
no meramente política, de ahí la falta de un modelo teórico concreto. En su
último discurso (03/06/2012), Bashar al-Asad no dejó de hablar de “terrorismo”
para el que la solución política no servía. La pugna internacional, inter-políticosectaria y política entre la oposición es la que ha desvirtuado en gran medida,
pero no ha logrado acabar con él, el espíritu pacífico de la revolución y es esa
desvirtuación la que hace temer que se produzca una guerra civil, para la que las
masacres de Al-Hula, Al-Qubeir y otras han sido un fuerte aliciente y que ya ha
salpicado a Líbano, un país cuya estabilidad política depende en gran medida de
la estabilidad de la vecina Siria, que aún ejerce una importante tutela de facto
sobre el país. Santiago Alba Rico (Gaiak, 2012) decía en una entrevista, ante la
falta de visión de determinados grupos que se niegan a reconocer lo obvio, e
ironizando sobre los intereses internacionales: “Puede que la derrota de la
revolución siria sea la mejor noticia que puede recibir el mundo en estos
momentos”.
El miedo a una guerra civil plagada de rencores es lo que ha despertado la
creatividad de muchos, como la joven Rima Dali. Puede resultar extraño que
hasta el momento, se hayan omitido nombres de líderes del movimiento. Esto se
debe a que la revolución nació huérfana y de forma espontánea carente, para
bien o para mal, de liderazgo: el pueblo en su conjunto, aquellos que han
decidido decir “Viviremos con la cabeza bien alta o moriremos con el pecho
desnudo”, salió a las calles. Ha habido símbolos: Hamza al-Khatib –el primer
niño mártir-, Razan Ghazzawi –la bloguera coraje-, Ghiath Mátar –el campeón
del pacifismo-, Bassel Shehade –el mártir de la “confesión cinematográfica”-,
Fadwa Suleimán- la activista alauí que se ha enfrentado con firmeza al
sectarismo-, y un largo etcétera. Pero todos ellos son símbolos de la resistencia,
personas que han luchado por sus ideales y definen muy bien el espíritu de la
revolución, un movimiento colectivo para todos los sirios, donde el anonimato
da la fuerza.
Precisamente ese es el espíritu que Rima Dali quería recuperar, hastiada de la
escalada de violencia que asola el país desde que el ESL tomara más protagonismo
y de que se infiltraran combatientes externos (Baker & Aysha, 2012), cuando
salió frente al parlamento en Damasco el 8 de abril de 2012 con una gran
pancarta de tela en la que se leía un mensaje desesperado: “Detened la matanza,
231
SOCIOLOGÍA HISTÓRICA (SH)
queremos construir un país/una nación para todos los sirios” 32. Este mensaje es el
epítome del nuevo patriotismo del que Michel Kilo hablaba, de ese deseo de que
los sirios sean todos iguales bajo el principio de ciudadanía, sin distinciones de
credo o etnia. Rima provocó un importante efecto contagio y el siguiente viernes
(13/04/2012), coincidiendo con la supuesta entrada en vigor del alto el fuego que
pondría los cimientos para la implantación del plan de paz de Kofi Annan, que
nació muerto, ya que el régimen solo ha sabido responder como los primeros
sirios que salieron a la calle sabían que respondería, según la lógica de “O mía o
de nadie” o “Al-Asad o quemamos el país”, fue el viernes de “una revolución para
todos los sirios”. Las calles de las ciudades se inundaron de carteles que imitaban
el de Rima.
Las matanzas de Al-Hula y Al-Qubeir en mayo y junio de 2012 han venido a
romper ese equilibrio. Sin embargo, hay un punto en el que poner el énfasis: no
ha habido ninguna reacción o respuesta violenta que suponga la simiente de una
guerra sectaria. Un sirio afincado en Madrid pero con contacto directo y
continuo con los activistas sobre el terreno dijo 33:
“Ahora no hay guerra civil, porque la gente sabe que eso mantiene al
régimen con vida porque esa es la estrategia que ha seguido, pero
cuando caiga es cuando tendrá que contenerse para evitar el caos. Ahí
los activistas tendrán que luchar para que la gente no se deje llevar por
sus instintos después de tanto sufrimiento”.
La etapa post-Assad será el verdadero desafío para el nuevo patriotismo y el
sentimiento de solidaridad nacional y acción colectiva que se ha mantenido a lo
largo de la revolución para romper el monopolio del poder de las élites y
otorgárselo al pueblo. ¿Habrá sido el sacrificio en vano?
7. ¿UNA REVOLUCIÓN IMPOSIBLE? RETOS PARA EL FUTURO
¿Por qué tras casi dos años la revolución no ha triunfado? Sin duda, el régimen
de los Asad es fuerte. En Siria, donde el estamento militar, especialmente los
La idea de “construir un Estado” la comparte en gran medida con la corriente
política liderada por el alauí Louay Hussein, que reside en Damasco, y que pretende
concienciar de lo perentorio de evitar que el Estado colapse y de los peligros de la
escisión social.
33 Entrevista (15/06/2012).
32
232
PRIMAVERA ÁRABE
altos mandos están ligados por un cordón umbilical al núcleo duro del régimen
que comienza en el presidente y la familia más directa, no era posible ver un
escenario parecido al tunecino o el egipcio donde, al margen de lo que sucediera
tras la caída de Mubarak en Egipto, el ejército adoptó un papel neutral. En este
sentido, la lucha vertical contra el monopolio de poder de las élites iba a ser larga
y costosa (aunque la capacidad militar se va viendo mermada), y aun así durante
meses y aún a día de hoy, la voluntad de mantener el espíritu del pacifismo
parece responder no solo a la influencia de determinados mentores como Jawdat
Said, sino quizá pueda también entenderse como una forma de devolver al
régimen la moneda de la humillación: qué humillante para un soldado disparar
contra manifestantes desarmados, qué falta de valentía, cuando han sido
incapaces de enfrentarse a Israel para recuperar el Golán, lo que demuestra el
pacto tácito entre el ocupante y el régimen para garantizar la estabilidad de este.
No obstante, para que el aspecto armado de la revolución desaparezca, la
violencia del régimen ha de detenerse, como han demostrado las dos brevísimas
treguas que se han producido en 2012.
Por otra parte, el apoyo de países como Rusia, Irán, China, Venezuela (y bajo
influencia de Chávez un sinfín de grupos de izquierda que creen a pies juntillas
una propaganda a todas luces ilógica 34), tanto moral como logístico ha sido básico
para mantener al régimen en pie, más aún con la degradación de la economía y
los continuos embargos y sanciones. Ahora bien, el resto de potencias,
llamémoslas occidentales, como decíamos anteriormente (véase unas líneas más
arriba el caso de Israel), carecen de interés en un triunfo de la revolución, y no
dejan de prevenir de los riesgos de la desestabilización del país y de la entrada de
elementos externos en la confrontación, sin dar pasos efectivos como una
verdadera presión diplomática contra los países más leales al régimen, que se
defienden rápidamente enarbolando la bandera del antiimperialismo, olvidando
el imperialismo ruso (que quiere mantener su influencia en la zona) o iraní (con
su política de expansión de la revolución e influencia por medio del más o menos
exitoso soft power que intenta ejercer sobre comunidades chiíes). Ni EEUU (cuya
popularidad en la región es pésima), ni la OTAN, ni mucho menos la UE están
preparados ni disponibles para una intervención militar ni para participar en que
se produzca un final rápido, pero el debate era necesario para mantener el
Con fecha 04/06/2012, el régimen alertaba de que un joven musulmán suní
pretendía inmolarse en la mezquita también suní Al-Rifa’i (conocida por su activismo
durante la revolución). Poco sentido tendría, si se trata de una guerra sectaria, que un
suní se inmole en una mezquita de sus correligionarios. (http://jihad-einformacion.blogspot.com.es/2012/06/capturado-un-terrorista-de-jabhat.html).
34
233
SOCIOLOGÍA HISTÓRICA (SH)
desgaste sin proporcionar suministros a la revolución. Se trataba de mantener el
espíritu mientras se le ponían trabas al movimiento, perpetuando el ejemplo libio
en las mentes de los revolucionarios.
En este sentido:
“La revolución siria es imposible. […] Siria es un mundo reducido que
lleva en sí todas las contradicciones del mundo en su conjunto. […]Lo
que vemos no es más que una tragedia confluyente ante la que el
mundo se detiene paralizado entre los factores que lo mandan avanzar
y los que lo mandan abstenerse. Las divisiones internacionales y árabes,
además de las divisiones de la oposición siria, se organizan de forma
que no solo influye en la tragedia, sino que también se introduce en
ella y conforma una parte de su escenario” (Al-Haj Saleh, 2012).
Si el régimen aseguraba que existe una conspiración contra él, que en su lógica es
lo mismo que una conspiración contra Siria como Estado, la verdadera
conspiración internacional, tácitamente articulada, es contra la revolución: solo a
los sirios, que se levantaron para recuperar su vida y su dignidad, les interesa su
triunfo y por él mantienen la acción colectiva y por él sofocan toda posible llama
de división o escisión social, algo cada vez más difícil. EEUU conoce su baja
popularidad y sabe que la pérdida del control de Siria afectaría a su aliado
directo, además de que se enfrenta por la influencia en la zona con Rusia y
China, una China que necesita desesperadamente el petróleo iraní, más aún
después de perder el petróleo libio. La UE está a la expectativa inmersa en su
crisis financiera, Turquía teme una autonomía kurda en Siria, Jordania ve cómo
su población se moviliza de nuevo y en Irak se profundizan las divisiones a raíz
de la crisis siria. Una Siria democrática cambiaría los equilibrios en la zona y
nadie quiere dejar que la bandeja se vaya sin coger su trozo de pastel antes.
8. CONCLUSIONES
La revolución que comenzó en marzo de 2011 (aunque el 26 de enero de 2012 un
joven se inmoló en Al-Hasake, al noreste de Siria, para protestar contra el
gobierno) es la clave para el cambio en Oriente Medio. Siria está intrínsecamente
ligada a Palestina, los palestinos de Siria están participando en la revolución y la
consideran algo suyo y un primer paso en el camino para la liberación de
Palestina, que no se concibe sin una Siria libre, a pesar de la pretensión del
régimen de ser el campeón de la causa palestina. Del cambio de gobierno en Siria
depende la estabilidad de Líbano y el poder liberarse de la tutela ejercida sobre él
durante décadas. Pero también un triunfo de la revolución supondría un
234
PRIMAVERA ÁRABE
sentimiento de empoderamiento social en otros países árabes hasta ahora
parcialmente inmunes a la oleada revolucionaria, los países del Golfo, cuyo
excesivo protagonismo tanto en el caso yemení como en el sirio (sin olvidar el
vergonzoso espectáculo de la entrada en Bahréin -“la revolución olvidada”
disfrazada de mero conflicto sectario incitado por Irán en contra el Golfo árabe
suní-, no es en nombre de la democracia, sino precisamente para contenerla y
que no llegue a sus costas. Este excesivo protagonismo ha hecho mella en la
revolución siria 35 y más con su papel en el tema logístico y material relacionado
con el ESL y el envío de combatientes. Si a ello se añade la infiltración de
elementos totalmente ajenos a Siria como el salafismo radical (desconocido en
Siria) y grupos yihadistas, algunos apoyados por el régimen en la lucha contra el
invasor estadounidense en Iraq, que podrían ir implantándose poco a poco y
expandir sus ideas contra los “infieles” alauíes, el caos estaría sembrado por
completo en Siria.
Pero también es cierto que los sirios han aprendido que el encomendarse a la
ayuda exterior ha sido un error en muchos aspectos: la democracia en algunas
partes del mundo es peligrosa y los momentos democráticos son vistos por
quienes detentan el poder como momentos de caos. Una Siria libre podría no
someterse a las injerencias internacionales (el sentimiento de no injerencia en
sus asuntos siempre ha destacado en Siria) y podría exigir, entre otras cosas, la
recuperación del Golán. Las condenas israelíes a lo que sucede son denunciadas
por muchos activistas porque saben que son falsas: Israel tiene miedo de una
Siria libre que ya no garantice sus fronteras y que pueda abrir el camino a la
solución de la cuestión palestina.
La caída de Al-Asad parece clara, pero el mañana ha de ser gestionado por los
sirios con el mismo sentimiento de hermandad que ha guiado la revolución a
pesar de los cambios que, fruto de injerencias desde distintos puntos y de la
actuación salvaje del régimen y sus esbirros, han cambiado el rumbo de la misma
pero no han logrado desvirtuar su esencia. Solo manteniendo esa esencia, en el
momento de la caída del régimen (la solución yemení por la que se apuesta
parece impracticable, ya que el régimen no lograría sostenerse en torno a la
figura de Faruq al-Sharaa, que no goza de relaciones clientelares con el resto de
miembros y cuyas intenciones desertoras han sido filtradas, lo que podría dar
lugar a una competición interna que acabaría por derrocar al régimen), podrá el
35
En una conversación con Elías Khoury (18/06/2012), hizo esta afirmación: “No
tengo miedo de los islamistas ni de los Hermanos Musulmanes, tengo miedo del
ascenso de los países del Golfo”.
235
SOCIOLOGÍA HISTÓRICA (SH)
país no caer en un caos semejante al iraquí o reminiscente del último cuarto del
siglo pasado en Líbano.
La acción colectiva para poner en marcha la revolución y hacer que el pueblo se
sintiera empoderado ha probado su éxito, la acumulación diferencial de poder de
las élites se ha visto amenazada, las manifestaciones han llegado al corazón de
Damasco y Alepo. Tanto en el poder económico como en el político, el régimen
ha ido perdiendo apoyos. La duda es cómo será su final y cómo afectará esto al
devenir de la transición política en Siria, en ambos niveles: el de las nuevas élites
y el de la población. Retomando Elías Khoury (Al-Quds al-Arabi, 22/11/2011)
“Solo la revolución por sí misma puede salvar a Siria de la desintegración que
amenaza al país […] La responsabilidad de salvar a Siria de la conspiración a la
que la conducen la locura del régimen y su proyecto suicida es de la oposición y
de los luchadores de los comités locales”.
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Recibido: 30 de marzo de 2012
Aceptado: 30 de septiembre de 2012
Naomí Ramírez Díaz es arabista especializada en Siria, actualmente realiza su
tesis doctoral sobre islamismo en Siria con una beca FPU. Es coautora del blog
“Los Hermanos Musulmanes: un observatorio de la organización islámica”, ha
publicado artículos sobre Siria y ha participado en varias conferencias
relacionadas con la situación actual en el país.
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