TRATAMIENTO QUIRÚRGICO DEL REFLUJO GASTROESOFÁGICO EN NIÑOS. ¿CONOCEMOS SUS CONSECUENCIAS? Víctor H. Defagó Resumen La enfermedad reflujo gastroesofágico (ERGE) es la consecuencia adversa del excesivo movimiento del contenido gástrico dentro del esófago debido a un defecto en la unión gastroesofágica. El tratamiento quirúrgico comenzó a tomar énfasis alrededor de 1960. Para algunos autores los resultados quirúrgicos a largo plazo son excelentes y las complicaciones escasas, sin embargo, estas últimas, aún están presentes y los fracasos pueden ocurrir. Existe, probablemente, un subregistro de las complicaciones provocadas por el tratamiento quirúrgico del RGE. Esto hace que el lector interprete con cierta parcialidad los resultados que destacan las bondades de las diferentes técnicas quirúrgicas, sin reparar en accidentes o consecuencias a corto y largo plazo. El objetivo de esta revisión fue alertar sobre los riesgos y beneficios que implica el tratamiento quirúrgico del RGEE. Palabras clave: reflujo tratamiento quirúrgico- cirugía gastroesofágico- Indice 1-Introducción.......................................... 2- Técnicas quirúrgicas......................... 3- Afecciones neurológicas...................... 4- RGE asociado a atresia esofágica........ 5- Complicaciones................................... 6- Elección de la técnica quirúrgica...... 7- Discusión............................................ 8- Conclusiones..................................... 9- Bibliografía...................................... 01 01 03 03 03 04 04 04 05 Cirujano infantil. Servicio de Cirugía. Hospital de Niños de Córdoba. Instructor docente. Cátedra de Clínica Pediátrica. FCM UNC. Argentina. Junio 2004. INTRODUCCIÓN La enfermedad reflujo gastroesofágico (RGEE) es la consecuencia adversa del excesivo movimiento del contenido gástrico dentro del esófago debido a un defecto en la unión gastroesofágica (1). La historia natural de la enfermedad indica que el RGEE generalmente hace su aparición con síntomas precoces durante las primeras semanas de vida. Si no se administra un tratamiento, la mayoría de estos niños se encontrarán libres de síntomas alrededor de los 2 años de edad, y en los restantes persistirán hasta los 4 años de edad. De este grupo total, el 4% desarrollará estenosis esofágica (2). Cuando el RGE supera los límites fisiológicos, se transforma en enfermedad y esto requiere un tratamiento adecuado. Estas medidas implican una adecuada alimentación, posición corporal y medicamentos que incluyen antiácidos, proquinéticos, antagonistas de los receptores H2 e inhibidores de la bomba de protones. Este tratamiento no había resultado efectivo hasta la década del 90 donde hizo su aparición el Omeprazol que actúa disminuyendo notablemente la acidez gástrica. La aplicación de esta droga y la aparición de la videocirugía juegan un rol importante en el futuro de esta enfermedad (2). El tratamiento quirúrgico comenzó a tomar énfasis alrededor de 1960. Según Boix Ochoa, en la actualidad los resultados quirúrgicos a largo plazo son excelentes y las complicaciones escasas, sin embargo estas últimas aún están presentes y los fracasos pueden ocurrir. Existe un subregistro de las complicaciones provocadas por el tratamiento quirúrgico (3) . Esto hace que el lector interprete con cierta parcialidad los resultados que destacan las bondades de las diferentes técnicas quirúrgicas, sin reparar en accidentes o consecuencias a corto y largo plazo. El objetivo de esta revisión es alertar sobre los 1 riesgos y beneficios que implica tratamiento quirúrgico del RGEE. el TECNICAS QUIRÚRGICAS Hay numerosas técnicas quirúrgicas destinadas a controlar el RGEE. Se han utilizado fundoplicaturas y gastropexias, todas ellas con numerosas variantes. La fundoplicatura instala un efecto de válvula que evita tanto el reflujo fisiológico como el patológico como el caso de la operación de Nissen, Thal, Boix Ochoa, Dor, Toupet, etc. La gastropexia mas utilizada es la que describiera Boerema donde el efecto aparente de la fijación anterior reside en mejorar la competencia ajustando las fibras musculares circulares de la unión gastroesofágica e incrementando la longitud del esófago abdominal. Actualmente, diferentes técnicas de fundoplicatura están siendo efectuadas por videolaparoscopía , pero a pesar de tener un gran impulso, aún los porcentajes de recurrencia indican que se debe tener cautela. Pasamos a detallar las operaciones más frecuentemente realizadas y que pueden ser efectuadas a cielo abierto o por videolaparoscopía: * Boix Ochoa: En 1983 se dio a conocer esta técnica basada en la liberación del esófago abdominal, crurorrafia y pliegue de la curvatura mayor hacia el borde derecho del esófago para conformar una valva anterior (4). Según el autor, con esta técnica se ha conseguido un 88,4% de buenos resultados. Entre los fracasos menciona: 1,4% de fallo en el mango antireflujo, 4,7% de recurrencia de RGE y 5,6% de asintomáticos pero con recurrencia radiológica de RGE (2). * Técnica de Nissen: Alargamiento del esófago abdominal, crurorrafia y valva completa de 360º alrededor del esófago confeccionada con el techo gástrico. Los buenos resultados llegarían al 90%. Se relatan obstrucciones intestinales postoperatorias entre el 4 y 9% y un fallo del mango del 4 al 12% de los cuales el 75 al 80% lograron curación (2). Esta experiencia coincide con otros autores donde el índice de complicaciones fue del 10% (5). En un estudio comparativo entre las técnicas de Boix Ochoa y Nissen se arribó a la conclusión de que la operación de Nissen tuvo el 87,5% de buenos resultados pero con un 50% de complicaciones. Con la técnica de Boix Ochoa obtuvieron el 81% de excelentes resultados y sólo 4 pacientes con reflujo recurrente, dos con atresia esofágica y otros dos con déficit neurológico. Se recomendó finalmente la operación de Boix Ochoa para niños sin compromiso neurológico, dejando esta indicación para la operación de Nissen al igual que para los pacientes con atresia de esófago (6). Aparentemente la sección de los vasos cortos mejoró la morbilidad de los pacientes operados con técnica de Toupet o Nissen por vía laparoscópica. El índice de complicaciones fue del 0.5% para el intraoperatorio y del 2% para el postoperatorio (7). * Técnica de Thal: implica una válvula anterior de 230º a 270º y la de Toupet, una hemivalva posterior también de 230º a 270º. Con estos procedimientos se lograron resultados satisfactorios de hasta el 90% con escasas complicaciones. * Técnica de Dor: es una fundoplicatura parcial anterior que ha demostrado tener buenos resultados hasta en el 95% de los niños (8). * Gastropexia de Boerema: La gastropexia anterior consiste en liberar por lo menos 3 cms de esófago abdominal, hacer crurorrafia con punto en 8 y fijar la curvatura menor del estómago a la pared anterior del abdomen a la derecha del ligamento teres. Esta técnica se ha caracterizado por tener como complicaciones un alto porcentaje de niños con dolor abdominal crónico. En un análisis de las complicaciones a largo plazo se halló que las cirugías a cielo abierto alcanzaban el 38,9% y las videolaparoscopías el 7,4%. Sin embargo en una revisión de 5.502 operaciones, Rantanen demostró que la fundoplicatura laparoscópica está asociada a más complicaciones con riesgo de vida que la fundoplicatura a cielo abierto (9), razón por la 2 que algunos autores aún continúan con la técnica tradicional (2). La recurrencia del RGEE en los 2 primeros años es del 10 al 20%. Por lo tanto hasta la actualidad, Ziegler y otros prefieren la laparotomía a cielo abierto (1). MORTALIDAD OPERATORIA: es menor del 5% en niños con malformaciones asociadas y menor del 1% en niños sin defectos asociados. PACIENTES CON NEUROLÓGICAS AFECCIONES La tasa de mortalidad en pacientes con alteraciones neurológicas asociadas es alta, pero en la mayoría de los casos no está vinculada al procedimiento quirúrgico. Los niños con RGEE que tuvieron asociados una enfermedad neurológica, necesitaron reoperación en el 19% y tuvieron complicaciones perioperatorias en el 17% (2). En la experiencia de Espósito y col., las complicaciones intraoperatorias alcanzaron el 5%, todas ellas solucionables en el mismo acto quirúrgico. Hubo un 30% de complicaciones a largo plazo y el 6% debió ser reoperado. La mortalidad alcanzó el 17,5% y en todos los casos excepto uno se debió a otras causas (10). Spitz relató una mortalidad postoperatoria del 6% con un índice de complicaciones mayores del 10% y menores del 49%. El 15% del los niños debió ser reoperado para control del reflujo. En este grupo, finalmente el 81% de los pacientes arribaron a buenos resultados (11). En niños con alteraciones neurológicas asociadas o esofagitis severa, se recomienda la técnica de Nissen y en niños sin problemas neurológicos y especialmente aquéllos con síntomas respiratorios, se aconseja utilizar la técnica de Thal (1). Otros autores luego de comparar las técnicas de Nissen versus Thal, aconsejan esta última como primera opción para el manejo de niños con defectos neurológicos asociados (12). REFLUJO ASOCIADO A ATRESIA DE ESOFAGO Los pacientes con atresia de esófago asociada tuvieron reflujo importante en al menos el 50% (13) de los casos y en los niños con atresia esofágica sin fístula el porcentaje de reflujo alcanzó el 100% (14). El tratamiento médico convencional es efectivo en aproximadamente la mitad de los pacientes. Para aquéllos que no responden, se indica el tratamiento quirúrgico, el cuál se caracteriza por un número importante de complicaciones, elevada recurrencia y alto índice de reoperaciones de alrededor del 18%(2). COMPLICACIONES Y EFECTOS COLATERALES * Menos del 1% son precoces. Entre las tardías no se llega al 5% (> de 10 años) * La recurrencia indica reoperación. * Distensión abdominal (Gas Bloat): se resuelve generalmente dentro de los 6 meses (1). Otros autores han observado que la distensión gástrica aguda se puede presentar muchos años después provocando necrosis severa del estómago (15). El vólvulo gástrico también ha sido relatado como una consecuencia de la operación de Nissen con mal posición del sitio de fijación de la gastrostomía (16). * Vaciamiento rápido (Dumping): aparece en los primeros meses y muchas veces persiste durante años. La cantidad de pacientes afectados llega al 30% y el tratamiento es en base a una dieta alimentaria (17). * Hernia hiatal para-esofágica: es el hallazgo más frecuente luego de una operación con técnica de Nissen. En un trabajo con pacientes adultos se demostró que el 30% tenía su valva que había migrado al tórax (18). *Oclusión intestinal: cuando es por adherencias, la mayoría ocurre dentro de los 2 primeros años de la operación de Nissen (1). Un caso de vólvulo cecal en un paciente dismórfico fue relatado como complicación temprana post-Nissen (19). Las obstrucciones debidas a hernias incarceradas a través de la 3 herida de un trocar de 5 mm han sido relatadas en un niño de 6 meses (20). * Aumento de presión por mango ajustado: es frecuente con la técnica de Nissen, pero muy raro con Thal o Boerema. *Lesiones vasculares y perforaciones intestinales provocadas por el trocar de ingreso al abdomen: estos accidentes están subinformados pues son más frecuentes. Se recomienda el abordaje abierto con trocar de Hassan (21). * Disfunción oral a partir de fundoplicatura con técnica de Nissen: ésto se observó en un paciente con compromiso neurológico leve. El cuadro cedió cuando la válvula antireflujo fue desarmada(22). * Fístula gastro-diafragmática: generalmente se produce en forma tardía y debería ser resecada (23). Entre el 2,3% y el 14% de los niños con fundoplicatura se estima que deberán ser reoperados a causa de un fracaso en la cirugía previa. Según un informe, este tipo de reintervenciones se podría hacer por videolaparoscopía para disminuir la morbilidad (24). ELECCIÓN DE LA OPERACIÓN ANTIREFLUJO - Niños con RGEE asociado a síntomas neurológicos y emesis : Nissen más gastrostomía. - Niños con marcada esofagitis: Nissen. - Niños neurológicamente normales y emesis recurrente con esofagitis leve: Boerema. - Niños con síntomas respiratorios, sin alteraciones neurológicas y esofagitis leve: Thal. - Niños con estrechez esofágica péptica o esófago de Barrett: técnica de Nissen, excepto cuando coexiste una dismotilidad esofágica primaria donde se indica la operación de Thal. DISCUSIÓN REFLEXIONES A PARTIR DE ESTUDIOS CON PACIENTES ADULTOS: 1. Hay una muy pobre correlación entre los síntomas de reflujo postoperatorios y el 2. 3. 4. 5. reflujo verdadero. Es difícil evaluar los éxitos o fallos después de una cirugía antireflujo (25). La posibilidad de investigar pacientes adultos aportó información muy valiosa: sobre 80 operados, el 61% estuvo satisfecho con la evolución de los procedimientos, el 32% está bajo tratamiento para controlar la pirosis, el 11% necesitó dilataciones esofágicas por disfagia y al 7% se le repitió el procedimiento quirúrgico. En 54 pacientes (67%) se hallaron nuevos síntomas a partir de la cirugía (distensión gástrica, disfagia, flatulencia, etc) que afectaron sensiblemente la calidad de vida. Los autores recomiendan una mejor información a los pacientes sobre las indicaciones y probable evolución quirúrgica (26). Pohl considera que los porcentajes de complicaciones luego de operaciones por video cirugía son más que aceptables. Así, el total de complicaciones ascendió al 17.1%, siendo el 12.6% menores y el 4.5% mayores, entre las que se destacó la disfagia. El número de complicaciones se duplica cuando se trata de reoperaciones (27). El 36% de los pacientes desarrollaron nuevos síntomas intestinales incluyendo distensión en el 19% y diarrea en el 18%. La mayoría de los pacientes portadores de diarrea comenzaron los síntomas dentro de las 6 semanas del postoperatorio y se prolongaron por más de 2 años luego de la cirugía (28). Leggett, a propósito de la presentación de un caso de lesión aórtica durante una vídeo cirugía, aparece como uno de los pocos críticos de esta técnica y que se preocupa más por la difusión de los errores que por los aciertos. El se encargó de publicar un listado de las complicaciones producidas por los procedimientos mínimamente invasivos, incluyendo perforaciones esofágicas, gástricas e intestinales, taponamiento cardíaco, neumotórax, trombosis arterial, hemorragia y muerte. 4 CONCLUSIONES Un gran número de publicaciones referidas al tratamiento quirúrgico del RGEE tienen como objetivo mostrar el éxito de diferentes técnicas con variadas y personales modificaciones. Actualmente la inclusión de la video laparoscopia ha exacerbado aún más esta tendencia, planteando el interrogante respecto al futuro de los pacientes a corto y largo plazo. No se ha diseñado un método que permita evaluar cuantitativa y cualitativamente los resultados quirúrgicos con las diferentes técnicas. Los pacientes con atresia de esófago o síntomas neurológicos asociados conforman un grupo especial de riesgo cuyo seguimiento permitirá detectar un mayor número de complicaciones. La distensión gástrica, el vaciamiento gástrico acelerado, hernias hiatales postoperatorias, oclusiones intestinales, obstrucción esofágica por valva antireflujo ajustada, abscesos y fístulas intestinales, lesiones vasculares, etc, son algunas de las complicaciones más frecuentes. Además, habrá que considerar que un 10% de los niños deberán ser reoperados a causa de un fracaso en la cirugía previa. La selección de la técnica operatoria dependerá del diagnóstico adecuado, condiciones del paciente, patologías asociadas y destreza del equipo quirúrgico. Finalmente, son numerosos los pacientes que se han beneficiado con el tratamiento quirúrgico; pero cabe destacar que la indicación del mismo debe ser acompañada por la información necesaria que detalle los riesgos propios de la operación y las consecuencias de la misma incluyendo la aparición de nuevos síntomas. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. BIBLIOGRAFÍA 1. 2. 3. Jolley SG. Gastroesophageal reflux disease, in Operative Pediatric Surgery, ed: Ziegler Azizkhan RG, Weber TR. New York, McGraw-Hill Co; 2003:373-394. Boix Ochoa J and Marhuenda C. Gastroesophageal reflux in Pediatric Surgery. Third ed. Ashcraft KW. Philadelphia, Pa: Saunders, 2000.p370-389. 15. Leggett PL, Bissell CD and Churchman-Winn R. Aortic injury during laparoscopic fundoplication: an underreported complication. Surg Endosc 16:362, 2002. 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