Tus cárceles, nuestros relatos Tus cárceles, nuestros

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Tus cárceles,
nuestros relatos
Bernardo Jorquera
Editor
Tus cárceles,
nuestros relatos
PROYECTO FINANCIADO POR EL FONDO NACIONAL DE FOMENTO DEL LIBRO Y LA
LECTURA. CONSEJO NACIONAL DE LA CULTURA Y DE LAS ARTES
Jorquera, Bernardo (1965)
Tus cárceles, nuestros relatos [texto impreso]
1a ed. – Santiago: Chancacazo Publicaciones, 2013.
242 p.: 13 x 19,6 cm.- (Colección Narrativa)
Tus cárceles,
nuestros relatos
ISBN: 978-956-8940-46-1
1. Narrativa Chilena 2. Relatos
Tus cárceles, nuestros relatos
Registro de propiedad intelectual Nº 235.802
© Bernardo Galvarino Jorquera Rojas
© Chancacazo Publicaciones Ltda.
Diseño y diagramación: Alejandro Palacios Anguita
Imagen de la cubierta: Panopticon de Jay Crum
www.jaycrum.com
Santa Isabel, 0545, Providencia, Santiago de Chile.
www.chancacazo.cl
Chancacazo Publicaciones es una editorial expresiva, cuyo objetivo primordial es la
publicación y divulgación de escrituras significantes, tanto textuales como gráficas.
El criterio de lo significante radica en el ser humano, en su urgencia creativa y de
comunicación. Chancacazo Publicaciones, bajo esta enseña, se incrusta en el medio
cultural como una plataforma de participación y realización individual y colectiva.
printed in chile / impreso en chile
i.s.b.n.: 978-956-8940-46-1
La reproducción textual y digital de esta obra depende del previo consentimiento de
su autor o la editorial, conforme a las leyes 17.036 y 18.443 de Propiedad Intelectual.
Bernardo Jorquera
Editor
Comprobó que no tenía miedo,
lo cual es siempre un complaciente engaño.
Susan Sontag
¿Lo creerás, Ariadna? –dijo Teseo–.
El minotauro apenas se defendió.
Jorge Luis Borges
Presentación
Tus cárceles, nuestros relatos es el producto final del proyecto
financiado por los fondos concursables del Fondo Nacional
de Fomento del Libro y la Lectura del Consejo Nacional de
la Cultura y de las Artes en su versión 2013, denominado
“Construyendo Audiencias para el Libro y la Lectura”.
Este proyecto fue concebido para trabajar con privadas
y privados de libertad de los siguientes recintos penales de
Santiago: Centro de Detención Preventiva Santiago Sur (ex
Penitenciaría); Centro Penal Femenino “Marisol Estay Olivares” (ex cárcel de San Miguel); y Centro Penal Femenino
de Santiago. Se ejecutó de marzo a noviembre del año 2013,
tratando de llegar a ciento treinta y cinco usuarias y usuarios. Sin embargo, dada las dinámicas propias de un recinto penal no todas ni todos los usuarios activos del Proyecto
han finalmente trazado los sonidos de sus historias en este
libro. Se ejecutó en tres ciclos consecutivos, teniendo como
objetivo final instalar capacidades de narrativa escrita en las
privadas y privados de libertad participantes, los cuales al
concluir debían entregar un relato para ser incorporado en
este libro. Buscaba, además, entregar espacios de lectura recreativa a las privadas y privados de libertad, así como incorporar el libro como objeto cotidiano en los entornos sociales
y familiares de las y los participantes.
Como ejecutor del Proyecto puedo señalar que este resultado final, con mucho, supera las expectativas que tuve
al momento de concebirlo, diseñarlo, adjudicármelo y finalmente ejecutarlo. Cada semana me dirigía a las unidades penales antes referidas y durante dos horas aprendía de quienes hoy nos muestran sus historias, narraciones que superan
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lo que uno y sus lugares comunes concibe como propios de
una cárcel, ahí recordé mi época como privado de libertad,
me mezclé con quienes en algún momento fueron mis pares
y entre sus penas y alegrías construimos en un esfuerzo conjunto este libro que hoy ustedes tienen en sus manos.
Ahora llega el momento de dejar volar nuestros esfuerzos, espero con sinceridad que este libro les permita observar con otra mirada las cárceles de nuestro país, si bien ahí
cumplen condenas hombres y mujeres juzgados en juicios
legalmente tramitados, no es menos cierto que tras cada
uno de ellas y ellos existen historias de soledad, de ausencia,
de dependencia a la droga, de violencia familiar y violencia
social. Espero sinceramente que después de su lectura la reflexión sobre nuestro sistema carcelario sea enriquecida por
estas miradas de hombres y mujeres, jóvenes y viejos, usuarios y testigos privilegiados de nuestras políticas públicas de
seguridad ciudadana y reinserción social y laboral.
Desde ya gracias a quienes se detengan a leer las historias que le conforman, encontraréis de todo, un variopinto
conjunto de relatos, desde vivencias personales, narraciones
de historias escuchadas en torno a una rueda de mate, narraciones sobre la forma en que funcionan nuestras cárceles, incontables historias de amor y desamor –éstas últimas
en abundancia–, reflexiones sobre temas cotidianos, hasta
verdaderos cuentos que recuperan sueños y vivencias de algunas y algunos. Pero por sobre todo os servirá para incorporar una mirada desconocida, una mirada desde adentro a
nuestro sistema carcelario. Una mirada de quienes partieron
como usuarios de un taller más de cultura al interior de las
unidades penales antes indicadas y terminaron discutiendo
con el pobre editor dadas sus fuertes y nuevas perspectivas
como escritoras y escritores. Discusiones sobre estilo, sobre
uso de vocablos diferentes, evitar el uso del lenguaje delictual, marcar sus relatos con lo vivencial, de eso discutíamos
semana a semana con las escritoras y escritores cuyo afán
encontraréis en estas páginas. Todo aquel que haya discutido
alguna vez con un escritor en torno a la defensa de su estilo,
sabrá a lo que me refiero. Suerte en la aventura, para mí fue
un ejercicio ameno y sanamente agotador.
Confieso que cuando lo concebí simplemente aspiraba
a obtener una forma de reinsertarme social y laboralmente,
luego de haber puesto término a una condena que comenzó
en la cárcel de San Miguel en abril de 2010, en una cárcel de
varones, la cual se convirtió en una cárcel de mujeres, terminé, bendita sea la vida, como uno de los tres últimos internos varones de dicha cárcel para finalmente ser trasladado a
la Penitenciaría, donde mi condena concluyó vía indulto legal en julio de 2012. Sin embargo, este ejercicio personal me
ha llevado más allá, hacia costas desconocidas, en bahías que
jamás entreví, donde finalmente he recalado y desde donde,
debo confesar, me costará un enorme esfuerzo partir.
Bernardo Jorquera
Talleres cpf1
Mayor Marisol Estay Olivares2
marzo–noviembre 2013
Primer taller CPF
Mayor Marisol Estay Olivares
marzo-mayo
1. Centro Penal Femenino
2. La Mayor Marisol Estay Olivares fue la primera Alcaide mujer de la
reconvertida cárcel de San Miguel, una vez que esta comenzó a albergar
imputadas. El 1 de diciembre de 2012 nos dejó, ultimada por su pareja,
convirtiéndose en una víctima más de femicidio en nuestro país.
El despertar
Pamela Vega Badilla
CPF “Mayor Marisol Estay Olivares”
–Ya, damas, despierten…
–Damas…, damas. Levántense.
Sé que son las ocho de la mañana. Es lo primero que escucho al despertar y me pongo de mal humor al escuchar.
–Damas, levántense, a la cuenta, damas…
Yo me hago la tonta un rato para no levantarme, pero
al cabo de unos minutos me destapo y a la ducha, que es lo
único que me despierta completamente.
–Ya damas, apúrense…, damas.
–Vamos a la cuenta…, damas.
Sé que son las ocho treinta, bajo al comedor a esperar
que bajen todas mis compañeras, pero siempre no fallan las
más perezosas. Yo sentada en el comedor esperando que
bajen todas, camino al patio saludando a la tía Karina, es
un persona dulce y muy reservada nos ponemos a caminar
en círculos por el patio mientras nos fumamos un cigarrillo,
ella me cuenta sus cosas… y de nuevo…
–Ya, damas, a formar…
–Pasen a formar…
Y empieza: 1,2,3,4,5,6,7,…lo único que quiero es que la
cuenta salga luego ya que es una lata estar formada y que me
cuenten. Empiezan los gritos.
–Ya salió.
–Ya po’, ¿qué pasa?
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–Esperen, falta una.
–Vamos a ver arriba en los dormitorios, dice la cabo.
–¿Ya salió?
–Sí.
–Ya, pasen, damas.
Sé que son las nueve, entramos en el comedor y gritan:
–El desayuno, damas.
Retiramos el desayuno, la abuela el pan, yo el café. Nos
sentamos las dos solitas, ya que no me gusta la compañía
excesiva. Me gusta comer con la abuela Edith, ya que me
cuenta sus historias de juventud.
–Coma pancito, chinita, me dice.
–Sí, abuela, le respondo.
–¿No tiene hambre, qué le pasa?
–Me quiero ir, le respondo.
–Coma pancito, ya.
–Ya abuela, y tomamos el desayuno, nos fumamos un
cigarrillo y la abuela se va al colegio.
Sé que son las nueve y treinta.
Yo me quedo en el comedor sentada con frío, ya que es
un lugar entre rejas y cemento, me pongo a leer para que
pase más luego la hora.
Miro mi reloj: son las diez treinta.
Sigo leyendo, espero que abran los accesos para ir a mi
pieza y acostarme en mi camita, el único lugar seguro, tibio
y agradable, ya que el frío en este lugar, te congela.
Abren los accesos… Sé que son las once treinta.
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Lucía y el duende
Clara Carrasco García
CPF “Mayor Marisol Estay Olivares”
Érase una vez hace mucho tiempo en un pueblo del sur de
Chile una niña llamada Lucía, esta pequeña niña vivía con
su madre en una casa a los pies de un cerro. Lucía tenía una
hermosa cabellera, la que cepillaba todos los días mirándose
al espejo.
Un día fue a cepillar su cabellera como acostumbraba y
se da cuenta que su peineta no estaba. Se dirigió corriendo donde su madre a preguntarle si sabía dónde estaba su
peine, pero su madre tampoco lo sabía. Buscaron sin éxito
por toda la casa hasta que finalmente Lucía se fue a dormir.
Cuál sería su sorpresa cuando al despertar al día siguiente
encontró su peine a un lado de su almohada. Lucía le cuenta a su madre lo sucedido. Acuerdan hacer un plan para
resolver el misterio. Éste consistía en esconder el peine y
al cabo así sabrían quién lo había tomado ya que volvería
por él y así fue.
Llegó la noche y Lucía junto a su madre se fueron a
descansar a sus habitaciones, pero al llegar la medianoche
Lucía escucha unos pasos en el pasillo, asustada decide ir a
investigar lo que sucedía. Al abrir la puerta de su pieza, se
encuentra con algo espantoso, algo o alguien buscaba entre
sus cosas, era una criatura con los ojos hundidos y con la piel
arrugada, como si la tuviera quemada, con dientes negros y
un alma oscura. Lucía asustada y sin hacer ruido regresa a
su cama, se acuesta y tapada de pies a cabeza por el miedo,
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se pone a rezar con sus lágrimas corriéndole por su rostro y
con el corazón agitado, que le parecía que iba a estallar.
A la mañana siguiente Lucía va a la habitación de su madre y le pregunta si había escuchado unos ruidos anoche. Su
madre contesta que no.
–Qué te sucede Lucía, pregunta.
Ella contesta contándole lo que había pasado la noche
anterior.
Su madre muy asustada con lo que Lucía le había contado, decide llevarla donde el viejo brujo del pueblo, quien era
conocido por su magia oscura y sus hechicerías. La madre
muy asustada le cuenta lo sucedido y lo visto por Lucía. El
hechicero mira fijo a Lucía a los ojos y le dice que está maldita, que un duende de alma oscura y podrida está tras de
ella, la madre rompe en llanto y le pregunta al brujo qué es
lo que puede hacer para que esta criatura deje a Lucía en paz.
El hechicero le dice: ve a tu casa y recoge excremento de
animal, el cual deberás poner en las cuatro esquinas de tu
casa, así el duende se irá de ésta, ya que estos demonios son
muy limpios y el olor los espanta. La madre al llegar a casa
hace todo tal y como le dice el brujo.
Pero por desgracia no fue así, el duende maldito se enfureció de tal manera que cuando Lucía despertó a la mañana
siguiente y fue a cepillarse su cabellera como lo hacía desde
siempre, nuevamente no encontró su peine, comprendiendo
que lo tenía el duende. Lucía se encerró todo el día en su
pieza hasta el anochecer, cuando de repente sale la maldita
criatura abalanzándose sobre Lucía, matándola brutalmente, enterrándole los afilados dientes de su peine en su cráneo,
muriendo desangrada.
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Niño
Ana Bascur Oyarzún
CPF “Mayor Marisol Estay Olivares”
Querido y estimado amorcito, espero que te encuentres bien
de salud, yo aquí estoy bien, pero siempre pensando en mi libertad, para estar junto a ti y mis hijitos, papitos y nietecitos.
Niño, te escribo esta cartita porque estoy muy triste por
no verte a ti y mi familia. Te estoy escribiendo con mis ojitos
llenos de lágrimas, porque ya no te veré, porque tu enfermedad ya no tiene remedio, pero le pido a Diosito que me dé la
libertad para ir a verte y llenar mi corazón de felicidad y darte muchos besitos porque me siento muy, muy sola en este
encierro. Niño, espérame, no te vayas sin decirme un adiós,
todos los días pienso en ti, te contaré que cuando vienen los
niños a verme siempre les pregunto por ti y me dicen que te
tienen amarrado porque quieres morirte y quieres dejarme
sin verte, no te portes mal. Cuídate, no te saques las sondas,
porque te vas a morir y me vas a dejar solita. También, niño,
tenemos un nuevo nietecito, yo sé que no lo conoces, pero te
diré que es igualito al Ismael cuando era guagüita, qué lindo
regalo que Dios nos dio.
Te contaré que estoy estudiando y trabajando. Mi profe
de literatura es muy chistoso, me gustan sus clases porque
siempre nos regala dulces y cafecito. Me dice que soy vivita,
porque tomo los libros y leo los finales antes de que nos dé
las tareas, pero tú sabes cómo soy y lo miro a los ojos y agacho la cabeza, porque me da mucha vergüenza, te contaré
que tengo una amiguita que está siempre a mi lado.
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Bueno, niño, ya no te aburro más, cuídate, no te vayas,
no me dejes sin verte. Se despide de ti tu querida que siempre estará en las buenas y en las malas contigo hasta que la
muerte nos separe. Te amo y te extraño, tu enamorada.
Chao, viejito loco, cuídate, la Buerfanita.
Mamá gata y sus gatitos
Bernarda Morales González
CPF “Mayor Marisol Estay Olivares”
Mamá gata le gustaba andar en la oscuridad de la noche
trepando y jugando por todos los techos. La gata era de
color rubia muy juguetona, ya que trepaba por las noches
techo tras techo, pero a veces trepaba porque estaba triste
y caminaba en la soledad de la noche, se sentía triste aun
cuando sabía que estaba preñada, pero nada la llenaba porque le daba menor importancia a su cría. Pero a ella solo le
importaba caminar y caminar, por las noches saltaba y trepaba techos y tejados porque sólo así se sentía bien. Nada
la hacía feliz, ni su cría en su pancita, ella no quería seguir
viviendo porque se sentía abatida y sola, no tenía a nadie
que la pudiera ayudar, solo se conformaba con caminar y
trepar.
Sintiéndose así, sintiendo que nadie la podía ayudar, triste y abandonada, un día caminando les vinieron las contracciones, pero estando ella sola, como pudo corrió asustada
porque no sabía lo que le sucedía. Pudo llegar a su cajita,
donde ella dormía y comenzó a gemir. Se encontraba sola,
en la oscuridad de la noche sin que hubiera alguien junto a
ella que la pudiera ayudar. Miro hacia abajo, entre sus piernas, y vio a su cría gatita, venía sanita y con ganas de seguir
viviendo. Ella solo la miraba y la besaba, lloraba de alegría al
ver que su cría venía sanita.
Esta es mi historia real, mi hija tiene tres añitos y es rubia
y de ojos verdes, igual que su madre. Es hermosa porque
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Dios me la mandó sanita a este mundo y somos muy felices.
Dios lo quiso así y le doy muchas gracias por permitirme ser
feliz al lado de ella, mi hija Anais.
Historia de vida
Jennifer Álvarez Vera
CPF “Mayor Marisol Estay Olivares”
Es una vida llena de aventuras, alegría, tristeza, amargura,
felicidad y amor. Llena de sueños, desde pequeña soñaba
con ser una heroína, vivía de sueños, despierta me creía que
podía llegar a ser la protectora de todo pequeño que estuviera en peligro, me creía el cuento realmente.
Yo creo que veía mucha televisión, pero con el paso del
tiempo fui madurando, ya que desde pequeña no disfruté mi
infancia ¡no! Mi vida estaba llena de violencia y la mismísima pobreza. Mis padres no tenían el rol de padres, mi madre
era una mujer maltratada, ni un suspiro podía dar. Mi padre
no sabía lo que hacía con su vida y la de nosotros, no sabía
del miedo enorme que me provocaba. Cuando lo enfrentaba
mis piernas tiritaban y las palmas de mis manos traspiraban,
mi corazón latía fuertemente al estar a su lado. A pesar de
todo amaba a mis padres porque eran quienes me dieron
la vida, pero que a la vez me la quitaban con su violencia y
desamor, no se daban cuenta de la vida que llevaban no era
vida, ni del daño enorme que nos provocaban. Él en cambio
era feliz con sus amigos a los cuales llevaba a casa sin pensar
y sin darse cuenta el peligro que corríamos, ya que él pasaba
borracho y no tenía idea de los pensamientos perturbados
que sus amigos podían tener hacia nosotros, pero él era feliz,
la pasaba el descueve, mientras mis cuatro hermanitos dormían a saltos, ya que nuestro hogar no era hogar. Eran unos
palos parados y dos fonolas de techo ¡qué fome! Mientras yo
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soñaba con un hogar feliz junto a mis hermanos y padres,
era una niña muy soñadora ya que quería una vida igual
como la que veía en los monitos de la televisión.
Yo quería que mis padres se amaran, que se preocuparan de darnos valores, que cuando saliera el sol nos dijeran:
“buenos días, hijos míos. Cómo amanecieron”, un besito en
la mejilla, que nos dieran cariño y amor, pero todo eso nos
faltó. Por eso ahora mis hermanos son todos distintos y no
tenemos comunicación. Manuel, Rosa, Luis y Flor son todos
diferentes y no con muy buenas actitudes.
Bueno, qué creen ustedes, cómo me siento al ver a mis
hermanos marcados por la infancia de violencia y alcohol
que vivimos, que nos dieron nuestros padres, nunca tuvimos ni un valor de ellos. Tan solo violencia, drogas y alcohol. Gracias a Dios ahora mi padre no es el hombre violento
de mi niñez, todo lo contrario es tierno y cariñoso, pero ya
es tarde, antes necesitamos el amor de padres que jamás tuvimos, jamás nos dieron lo valores para ser gente de bien y
poder disfrutar la vida.
Ahora estoy privada de libertad, pero a pesar de todo
estoy muy feliz, porque tengo mis grandes amores, mis hijos Patricio, Jhonjairo, Stefanno, mi nuera Sami y mi nieto
Junior Patricio. Mi gran amor Clarita, ellos son la razón de
vivir y de luchar, tal vez ahora pueda ser como las heroínas de los monitos de la televisión y tener aventuras, alegría,
tristeza, amargura, felicidad y amor.
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Desencierro y encierro en la cana
Miriam Sánchez Vergara
CPF “Mayor Marisol Estay Olivares”
El despertar en este lugar llamado cana es algunas veces
fome y otras veces grato.
Las pacas ponen música a todo chancho en la mañana,
algunas. No todas y es así como despiertas de buen genio
algunas veces.
Pero gritan … a levantarse, damas… y gritan y gritan,
algunas son tan agradables y otras no lo son, te dan ganas de
pescarlas a combos y echarlas escaleras abajo, pero no. Sabes
que no, porque puedes ir a los castigos y tu familia dejará
de verte, eso es lo que te frena. Después que me levanto me
ducho, cuando hay agua caliente eso sí. Luego me visto cómoda, típico: zapatillas, calzas, polera y chaqueta, claro, solo
si es que hace frío.
La paca cuenta y empieza el día. Un rico desayuno con
mi mesa. Son personas que no me han fallado desde que la
conocí en este lugar, llamada cana, somos cuatro pero leales: una pareja y otra niña medio lesa pero humilde, después
subo hasta que me duermo. Me llaman mis amigas cuando
todo está listo para almorzar. Subo al cuarto piso de la torre.
¡Hay almuerzo! Tengo una grata sobremesa, hablamos de
todo un poco, de nuestras familias, de los cahuines de la calle, cómo están nuestros hijos, poco nos importa lo que pase
con la gente joven de este lugar. Después contamos lo que
hablamos con nuestras hijas en la noche, de nuestra casa, la
lista de lo que nos falta. Después bajo al patio un rato. Llega
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la cuenta ¡De nuevo! Y las risas en la fila. No falta la que te
cuenta el cahuín del día, como quién engaño a quién o quién
le pego a quién.
Te gritan a los dormitorios “damas”, y se ríen de ti junto
a otras internas y vuelves a tu cama, a tomar once con esas
personas que duermen contigo, luego ponerse a hablar con
sus seres queridos, cómo les fue en su día, y las niñas cómo
están en su jardín y las grandes en la escuela y te invade la
pena por no poder estar ahí y nos cuestionamos si todo valió
la pena o no.
Una mariposa
Patricia Sanhueza Becerra
CPF “Mayor Marisol Estay Olivares”
Hoy desperté y me siento una mariposa, de muchos colores,
grande y hermosa. La más linda mariposa que pueda existir,
tantos colores que tienen mis alas que cuando las abro todo
el mundo ve mi color que brilla desde lejos. Vuelo de un lugar a otro, donde yo quiera. Soy una mariposa a la que nunca
podrán atrapar, como a tantas que las terminan enmarcando
en un lugar.
Así me siento, una mariposa de muchos colores, libre
como el viento, para volar y no dejarme atrapar…, mariposa
en libertad.
Una noche más en este lugar
Ya es de noche y estoy en mi cama ahora tengo unos amigos
que son mi lápiz y mi cuaderno, a ellos les cuento todo lo
que estoy sintiendo, llegaron en el mejor momento. Cuanto
quiero a mi lápiz y mi cuaderno, él guarda mis secretos y el
otro escribe lo que siento. Dentro de poco, eso sí, nos dejaremos de ver. Será para mejor, espero que Dios así lo quiera.
Mi cuaderno lo recogerá mi profesor de literatura y mi lápiz
será fiel compañero de otra persona en este lugar que guarda
tanta tristeza, desolación y falta de amor.
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Como yo en este lugar en que ves tantas cosas. Trato de
dormir, pero no me resulta, pienso en mis hijos y en los que
murieron en este lugar. Trato de dormir, que llegue pronto
otro día y otro más y así acercarme al momento en que he
de irme de este lugar. Trato de dormir, pero cuesta tanto,
pasa mi vida por delante de mí y no puedo hacer nada para
detenerla, solo tomar mi lápiz y mi cuaderno, mis mejores
compañeros de ver, luego solo pienso en que todo será para
mejor, en quienes dejaré en este lugar.
El príncipe azúl
Blanca Arenas Luengo
CPF “Mayor Marisol Estay Olivares”
Una pequeña niña soñaba que soñaba con un príncipe y salió de su hogar para encontrar a ese príncipe de sus sueños,
pero todo tiene consecuencias, en 1982 fue madre de un
hermoso niño al que puso por nombre Francisco y el cual
llenó su corta vida.
Se tuvo que casar, en medio de una gran fiesta como una
princesa, pero nadie le preguntó si ella se quería casar, lloró
frente al altar al dar el sí. El que fue su marido era un poco
parco, mal genio y de pocos amigos. Ella alegre, juguetona,
algo propio de sus 16 años y así entre risas y enojos pasaron los años. Y llegó una niña hermosa como el sol, rubia
y blanca a la cual llamó Leslie. Esos pequeños llenaron su
corta vida, pero ella se reveló a esa vida, salió a buscar otra
más alegre que no le hiciera llorar. Trabajó y luchó y eso dio
frutos. Conoció a otra persona, diferente, muy parecida a
ella, alegre, dinámico y con un gran espíritu de superación,
que la trataba muy bien y quería a sus hijos. Estuvo muchos
años con él, ¿será su príncipe azul? se preguntó tantas y tantas noches a su lado. Pero dentro de su corazón algo le decía
que no resultaría, los años finalmente le dieron la razón.
Pero también le dieron otro hijo, el más hermoso de todos,
blanco, gordito, peladito. Le puso por nombre Kevin, qué
felicidad sentía ella. Pero la vida le jugó una mala pasada,
el príncipe azul cometió un error y le dejó. Y a seguir avanzando con sus hijos.
Pasaron los años y ella seguía buscando a su príncipe, sabía que existía y apareció. Él era un hombre refinado, culto,
con una situación formada. Él la llevo a su castillo junto a sus
hijos, una vida diferente le esperaba. Era bueno, romántico,
con unos grandes ojos azules, viajaban mucho, conocieron
lindos lugares junto a sus hijos y ella en una casa grande,
rodeada de sirvientes que corrían a su llamado. Pasaron los
años y fueron tan felices como en los cuentos, se convirtió en
la princesa que siempre quiso ser.
Sin embargo como todo sueño se acaba ella despertó y
descubrió que el príncipe tenía defectos, no los ocultó por
más tiempo y le dejó. Y llegó otro hijo, Maximiliano, el hijo
del amor, el niño especial que se quedaba sin hablar, mirando los ojos de su madre. Los problemas del nacimiento la
llevaron a un profundo sueño, cuando despertó estaba en un
lugar frío, lleno de camas y con una camisa blanca amarrada
a la espalda… escuchó una voz que le llamaba: era su hijo
que la había ido a rescatar.
Salió finalmente de ese frío y oscuro lugar. El tiempo
pasó rápido y con el apoyo de sus hijos mayores y con su
esfuerzo trato de olvidar su pasado entre lágrimas y cuentos
que le sumergieron en el dolor. Se puso de pie, formó otra
casa, parece broma, pero es real. La hija con su pololo, el
hijo con su señora y ella sola con dos hijos pequeños, sola
otra vez.
Le hablaron de resiliencia y la adoptó para ella, se hizo
grande en el dolor. Ahora es el momento de reír un poco. De
encontrarse con alguien que siempre estuvo ahí, que pasó
desapercibido por su vida. Entre broma y broma, él es cosita,
así con cariño le llamaba ella, que muchas veces ella elogió
por su comportamiento y como jugando lo pidió de regalo,
se lo regalaron y le instruyeron: sólo necesita amor. Y así
rieron y con el pasar del tiempo se convirtió en su pareja, el
mejor de todos, se volvió a preguntar si no habría encontrado a su príncipe azul, aquel que salió a buscar y que siempre
había estado ahí. Él es su príncipe azul, el que la acompaña incluso hoy cuando se encuentra privada de libertad por
errores cometidos en otra época, en otro lugar y en otra vida
que ella quería olvidar, privada de libertad y con su príncipe
azul esperando que le devuelvan su princesa, ansioso de poder abrazarla y reír juntos de nuevo, de caminar a la casita.
Y la princesa le da gracias a esta vida buena o mala, triste o
amarga, pero suya solamente suya.
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Brenda
D. L. L.
CPF “Mayor Marisol Estay Olivares”
Un día ella escuchó una voz, aquella voz se escuchaba en
el cielo, era una voz de mujer que se escuchaba muy segura. Brenda, muy sorprendida y sin ningún conocimiento, le
contestó, sintiendo que le podía confiar.
Primero era la voz de una mujer y luego apareció la voz
de un hombre, aquella mujer se dirigía a Brenda, como si
lo supiese todo. Ella a todo lo que la voz le preguntaba, le
contestaba, Brenda no sabía cómo la voz sabía todo lo que
estaba pasando. Entre otras voces a apareció la voz de un
hombre consumido por las drogas que ha estado en la cárcel
y que le pide consejo. Brenda se lo da. Pasaban los días y
más y más voces aparecían en el cielo. Brenda no entendía
como habían tantas voces, tantas que se podía volver loca y
decide ignorarlas, más no lo logra. Eran como un embrujo
al momento de contestarle nunca más callarían. Donde ella
se dirigiera siempre iban a estar.
Pasaba y pasaba el tiempo y aquellas voces se escuchaban
en más y más lugares.
Como era su costumbre, el novio de Brenda salía fuera
de Santiago por el trabajo cada quince días, Brenda entonces
se quedaba en casa con sus quehaceres y con el bebé. Al volver su novio, Brenda deja finalmente de escuchar las voces,
pero nunca puede olvidar. El novio le pide matrimonio y ella
dice que sí. Pero las voces no la abandonaron ni siquiera en
aquel momento de felicidad, cada vez que él sale las voces la
vuelven a rondar. Brenda se desespera mucho, había deseado tanto que todo acabara, sólo que esta vez le gritaban que
ella no iba a obtener ningún obsequio, se lo gritaron tantas
veces que Brenda cae en una depresión que le lleva al alcohol
y las drogas, así se fue también el compromiso con su novio.
Así también perdió a su casa y a su bebé, ya que no estaba
apta entre tanta droga y alcohol de ocuparse de éstos.
Pasaba y pasaba el tiempo, y Brenda sin reaccionar, hasta
que llegó un chico que le ofreció ayuda para salir de todo
eso y volver a su casa. Brenda no es capaz de darse cuenta de
que el chico era una mala persona, portaba armas y en uno
de los viajes con Brenda asalta al taxista que les llevaba. Así
termina en la cárcel.
En la cárcel, Brenda encuentra a la dueña de la voz que
tanto le perseguía. Era fea, de mediana estatura, con el pelo
corto y se vestía igual que los hombres, de un hablar muy
grosero. Brenda al escuchar a sus compañeros de encierro
descubre que las voces que escuchaba eran de delincuentes.
Finalmente logra evitar las voces. Escucha la televisión y ahí
descubre que es posible dejar de escuchar las voces. Brenda
no cuenta con apoyo de su familia y debe sobrevivir en la
cárcel.
Sólo ahí descubre que respecto de las voces todos habían
nacido con el don de poder escuchar las voces de los delincuentes, pero con la facultad de traspasarlas mentalmente,
todos menos ella.
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Segundo taller CPF
Mayor Marisol Estay Olivares
junio–agosto
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