Para más información, por favor, comuníquese con: Susan Tonassi: [email protected]; +49 160 9327 9327 Wanda Bautista: [email protected]; +1 302 233 5438 **Nota del editor: El informe, el comunicado y las infografías están disponibles en línea en http://www.burness.com/pressrooms/ciat-crop-origins-report/ Cultivos «foráneos» —desde el maíz hasta el mango— dominan el consumo nacional de alimentos y las prácticas agrícolas mundialmente Casi el 70% de los cultivos que aportan calorías, grasas y proteínas a la dieta de un país se originaron históricamente en otro lugar, según un nuevo estudio LONDRES (8 de junio del 2016)—El origen de más de dos tercios de los cereales, las legumbres, las frutas, los vegetales y otros productos agrícolas que los países cultivan y consumen puede rastrearse a antiguos graneros en partes distantes del globo, según un exhaustivo informe con revisión de pares que se publicó hoy. El estudio, que abarca 151 cultivos y 177 países, marca la primera vez que los científicos han cuantificado el nivel de interconexión de las dietas nacionales y las economías agrícolas en términos de plantas no nativas; brinda así un punto de vista novedoso sobre la diáspora mundial de los cultivos y una comprensión más profunda de cómo la globalización continúa afectando lo que comemos. Los hallazgos también son relevantes para los esfuerzos por hacer que el suministro alimentario global sea más resiliente ante desafíos como el cambio climático. «Es fascinante ver hasta qué punto muchas plantas se transformaron en sinónimo de dietas tradicionales en países que están a miles de kilómetros de distancia del lugar en el que esas plantas aparecieron por primera vez —dijo el autor principal del estudio Colin Khoury, del Centro Internacional para la Agricultura Tropical (CIAT) y del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos—. Si estás comiendo tomates en Italia o pimientos en Tailandia, estás consumiendo alimentos que se originaron muy lejos y que llegaron a esos lugares hace relativamente poco tiempo. Ahora sabemos cuánto las dietas nacionales y los sistemas agrícolas dependen de cultivos que se originaron en otras partes del mundo». Khoury trabajó con colegas del CIAT, el Fondo Mundial para la Diversidad de Cultivos y varias universidades para completar el estudio publicado hoy en Proceedings of the Royal Society B. Analizaron una serie de cultivos que son centrales para los suministros alimentarios (medidos en calorías, proteínas, grasas y peso alimenticio) y la producción agrícola nacional (medidos en cantidad de producción, área cosechada y valor de producción) en países que abarcan el 98% de la población mundial. Se rastreó cada cultivo hasta las veintitrés «regiones primarias de diversidad» del mundo. Estas son zonas geográficas en las que los primeros agricultores, miles de años atrás, domesticaron un rango distintivo de plantas comestibles, que se transformaron en los cultivos alimentarios que hoy conocemos y amamos. En siglos recientes, la migración, el colonialismo y el comercio hicieron que estos cultivos se produjeran y consumieran lejos de sus regiones primarias de diversidad, una tendencia que aún persiste. El estudio halló que todos los países del mundo ahora dependen de cultivos «foráneos» que se originaron en regiones geográficas lejanas. Descubrieron, por ejemplo, que los alimentos de origen mediterráneo y asiático occidental dominan las dietas en los Estados Unidos. Esto se debe a la preponderancia de cultivos como el trigo en el pan y la pasta, y la cebada y la uva en bebidas como la cerveza y el vino. También revelaron que la economía y la producción agrícola de los Estados Unidos son grandes beneficiarios de los antiguos agricultores del este de Asia, donde se originó la soja, y de Centroamérica y México, donde nacieron el maíz y otros importantes productos básicos. Al mismo tiempo, el informe muestra que lugares tan distintos como Europa del Este, Argentina, China, el este y el sur de África, la India y el sudeste asiático hoy se benefician con el uso del aceite de girasol, una importante fuente de calorías y grasas cuyo hogar ancestral es Norteamérica. En naciones del Pacífico como Australia y Nueva Zelandia, cerca del 100% de las dietas y los sistemas agrícolas se basan en cultivos «no nativos», según la investigación. Lo mismo sucede en las islas del Océano Índico. En Madagascar, por ejemplo, entre los cultivos alimentarios más importantes están el arroz, la mandioca, el maíz, la caña de azúcar, el trigo, la batata, la soja, el frijol y la banana; todos ellos originarios de otro lugar. Camboya, Bangladesh y Níger, por su parte, están entre los países menos dependientes de cultivos foráneos; aun así, al menos un quinto de su dieta está compuesto por cultivos que se originaron en regiones distantes. México se encuentra en un término medio, debido a la continuada popularidad que tienen en la dieta local cultivos como el maíz y el frijol, dos plantas nativas de la región, junto con la caña de azúcar (originaria del sudeste y el sur asiático) y el trigo. Malaui, como muchos países del mundo, depende de un conjunto de cultivos de diferentes regiones. Su dieta típica presenta cultivos de Centroamérica y México (como maíz, mandioca y frijol), del sur y el sudeste asiático (caña de azúcar, arroz, banana y plátano), el sur y el este del Mediterráneo (trigo), Sudamérica tropical (mandioca y maní) y Sudamérica andina (papa y frijol). El autor también descubrió que la proporción de cultivos alimentarios no nativos en dietas y sistemas agrícolas ha crecido constantemente en los últimos cincuenta años. Esto es resultado de las cambiantes preferencias dietarias, el desarrollo económico, la urbanización y otros factores. Khoury espera que una mejor comprensión de nuestra continua conexión con las regiones primarias de diversidad de los cultivos contribuya a cambiar la manera en que pensamos sobre los alimentos y la agricultura. «Como todos estamos profundamente conectados con otras partes del mundo, nuestra investigación científica, nuestras políticas y nuestras instituciones deben reflejar eso», sostuvo. Por ejemplo, los fitogenetistas que trabajan para desarrollar cultivos que puedan resistir pestes y enfermedades o mayores temperaturas suelen recurrir a la amplia gama de plantas y cultivos tradicionales en las regiones primarias de diversidad como fuente de rasgos útiles para el mejoramiento de los cultivos. Pero, a menudo, estos hábitats están bajo amenaza o no se consiguen fácilmente colecciones de plantas conservadas. Luigi Guarino, del Fondo Mundial para la Diversidad de Cultivos y uno de los coautores del documento, concordó: «Las variedades de cultivos tradicionales y sus parientes silvestres encontrados en una pequeña parte del mundo podrían potencialmente ser útiles en todo el mundo. Esto significa que tenemos que custodiarlos en su hábitat natural y, además, recolectarlos, conservarlos en bancos genéticos y compartirlos ampliamente para ayudar a hacer que nuestro sistema alimentario sea más resiliente. Hace mucho que hemos reconocido esto. Esa es la razón por la que existe el Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura. Pero siempre es bueno tener datos actualizados». Los autores concluyen el documento con un llamado a la acción. Si el mundo espera demasiado para conservar la diversidad de los cultivos, podría perderse para siempre su potencial para beneficiar al mundo. * El Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) El Centro Internacional de Agricultura Tropical - un miembro del Consorcio CGIAR - desarrolla tecnologías, herramientas, y nuevos conocimientos que permiten a los agricultores, en particular los pequeños agricultores, hacer que la agricultura sea más eco-eficiente, es decir, que sea competitiva y productiva, así como sostenible y resistente. La agricultura eco-eficiente reduce el hambre y la pobreza, mejora la nutrición humana, y ofrece soluciones a la degradación ambiental y el cambio climático en las zonas tropicales. Con sede cerca de Cali, Colombia, el CIAT lleva a cabo investigaciones para el desarrollo en las regiones tropicales de América Latina, África y Asia. www.ciat.cgiar.org CGIAR es una asociación de investigación global para un futuro con seguridad alimentaria. Sus actividades científicas se llevan a cabo por los 15 centros de investigación que son miembros del Consorcio CGIAR en colaboración con cientos de organizaciones asociadas. www.cgiar.org El Global Crop Diversity Trust El Global Crop Diversity Trust es un elemento de financiación esencial del Tratado de las Naciones Unidas Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura (TIRFAA), un acuerdo que incluye a 135 países. Además, el Fondo: Dirigió la mayor operación de rescate biológica de su tipo de cerca de 80.000 variedades de cultivos, mediante la colaboración con más de 100 instituciones en más de 80 países; y Junto con el Gobierno de Noruega y NordGen, gestiona y financia el trabajo en curso de la Bóveda Global de Semillas de Svalbard, un establecimiento de reserva seguro en el permafrost que conserva 860.000 muestras de cultivos de todo el mundo. Para obtener más información, consulte aquí: https://vimeo.com/116843898.