Cultivos «foráneos» —desde el maíz hasta el mango

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**Nota del editor: El informe, el comunicado y las infografías están disponibles en línea en
http://www.burness.com/pressrooms/ciat-crop-origins-report/
Cultivos «foráneos» —desde el maíz hasta el mango— dominan el consumo
nacional de alimentos y las prácticas agrícolas mundialmente
Casi el 70% de los cultivos que aportan calorías, grasas y proteínas a la dieta de un país se
originaron históricamente en otro lugar, según un nuevo estudio
LONDRES (8 de junio del 2016)—El origen de más de dos tercios de los cereales, las legumbres,
las frutas, los vegetales y otros productos agrícolas que los países cultivan y consumen puede
rastrearse a antiguos graneros en partes distantes del globo, según un exhaustivo informe con
revisión de pares que se publicó hoy.
El estudio, que abarca 151 cultivos y 177 países, marca la primera vez que los científicos han
cuantificado el nivel de interconexión de las dietas nacionales y las economías agrícolas en
términos de plantas no nativas; brinda así un punto de vista novedoso sobre la diáspora
mundial de los cultivos y una comprensión más profunda de cómo la globalización continúa
afectando lo que comemos. Los hallazgos también son relevantes para los esfuerzos por hacer
que el suministro alimentario global sea más resiliente ante desafíos como el cambio climático.
«Es fascinante ver hasta qué punto muchas plantas se transformaron en sinónimo de dietas
tradicionales en países que están a miles de kilómetros de distancia del lugar en el que esas
plantas aparecieron por primera vez —dijo el autor principal del estudio Colin Khoury, del
Centro Internacional para la Agricultura Tropical (CIAT) y del Departamento de Agricultura de
los Estados Unidos—. Si estás comiendo tomates en Italia o pimientos en Tailandia, estás
consumiendo alimentos que se originaron muy lejos y que llegaron a esos lugares hace
relativamente poco tiempo.
Ahora sabemos cuánto las dietas nacionales y los sistemas agrícolas dependen de cultivos que
se originaron en otras partes del mundo».
Khoury trabajó con colegas del CIAT, el Fondo Mundial para la Diversidad de Cultivos y varias
universidades para completar el estudio publicado hoy en Proceedings of the Royal Society B.
Analizaron una serie de cultivos que son centrales para los suministros alimentarios (medidos
en calorías, proteínas, grasas y peso alimenticio) y la producción agrícola nacional (medidos en
cantidad de producción, área cosechada y valor de producción) en países que abarcan el 98%
de la población mundial.
Se rastreó cada cultivo hasta las veintitrés «regiones primarias de diversidad» del mundo. Estas
son zonas geográficas en las que los primeros agricultores, miles de años atrás, domesticaron
un rango distintivo de plantas comestibles, que se transformaron en los cultivos alimentarios
que hoy conocemos y amamos. En siglos recientes, la migración, el colonialismo y el comercio
hicieron que estos cultivos se produjeran y consumieran lejos de sus regiones primarias de
diversidad, una tendencia que aún persiste.
El estudio halló que todos los países del mundo ahora dependen de cultivos «foráneos» que se
originaron en regiones geográficas lejanas.
Descubrieron, por ejemplo, que los alimentos de origen mediterráneo y asiático occidental
dominan las dietas en los Estados Unidos. Esto se debe a la preponderancia de cultivos como el
trigo en el pan y la pasta, y la cebada y la uva en bebidas como la cerveza y el vino.
También revelaron que la economía y la producción agrícola de los Estados Unidos son grandes
beneficiarios de los antiguos agricultores del este de Asia, donde se originó la soja, y de
Centroamérica y México, donde nacieron el maíz y otros importantes productos básicos.
Al mismo tiempo, el informe muestra que lugares tan distintos como Europa del Este,
Argentina, China, el este y el sur de África, la India y el sudeste asiático hoy se benefician con el
uso del aceite de girasol, una importante fuente de calorías y grasas cuyo hogar ancestral es
Norteamérica.
En naciones del Pacífico como Australia y Nueva Zelandia, cerca del 100% de las dietas y los
sistemas agrícolas se basan en cultivos «no nativos», según la investigación. Lo mismo sucede
en las islas del Océano Índico. En Madagascar, por ejemplo, entre los cultivos alimentarios más
importantes están el arroz, la mandioca, el maíz, la caña de azúcar, el trigo, la batata, la soja, el
frijol y la banana; todos ellos originarios de otro lugar.
Camboya, Bangladesh y Níger, por su parte, están entre los países menos dependientes de
cultivos foráneos; aun así, al menos un quinto de su dieta está compuesto por cultivos que se
originaron en regiones distantes. México se encuentra en un término medio, debido a la
continuada popularidad que tienen en la dieta local cultivos como el maíz y el frijol, dos plantas
nativas de la región, junto con la caña de azúcar (originaria del sudeste y el sur asiático) y el
trigo.
Malaui, como muchos países del mundo, depende de un conjunto de cultivos de diferentes
regiones. Su dieta típica presenta cultivos de Centroamérica y México (como maíz, mandioca y
frijol), del sur y el sudeste asiático (caña de azúcar, arroz, banana y plátano), el sur y el este del
Mediterráneo (trigo), Sudamérica tropical (mandioca y maní) y Sudamérica andina (papa y
frijol).
El autor también descubrió que la proporción de cultivos alimentarios no nativos en dietas y
sistemas agrícolas ha crecido constantemente en los últimos cincuenta años. Esto es resultado
de las cambiantes preferencias dietarias, el desarrollo económico, la urbanización y otros
factores.
Khoury espera que una mejor comprensión de nuestra continua conexión con las regiones
primarias de diversidad de los cultivos contribuya a cambiar la manera en que pensamos sobre
los alimentos y la agricultura. «Como todos estamos profundamente conectados con otras
partes del mundo, nuestra investigación científica, nuestras políticas y nuestras instituciones
deben reflejar eso», sostuvo.
Por ejemplo, los fitogenetistas que trabajan para desarrollar cultivos que puedan resistir pestes
y enfermedades o mayores temperaturas suelen recurrir a la amplia gama de plantas y cultivos
tradicionales en las regiones primarias de diversidad como fuente de rasgos útiles para el
mejoramiento de los cultivos. Pero, a menudo, estos hábitats están bajo amenaza o no se
consiguen fácilmente colecciones de plantas conservadas.
Luigi Guarino, del Fondo Mundial para la Diversidad de Cultivos y uno de los coautores del
documento, concordó: «Las variedades de cultivos tradicionales y sus parientes silvestres
encontrados en una pequeña parte del mundo podrían potencialmente ser útiles en todo el
mundo. Esto significa que tenemos que custodiarlos en su hábitat natural y, además,
recolectarlos, conservarlos en bancos genéticos y compartirlos ampliamente para ayudar a
hacer que nuestro sistema alimentario sea más resiliente. Hace mucho que hemos reconocido
esto. Esa es la razón por la que existe el Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos
para la Alimentación y la Agricultura. Pero siempre es bueno tener datos actualizados».
Los autores concluyen el documento con un llamado a la acción. Si el mundo espera demasiado
para conservar la diversidad de los cultivos, podría perderse para siempre su potencial para
beneficiar al mundo.
*
El Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT)
El Centro Internacional de Agricultura Tropical - un miembro del Consorcio CGIAR - desarrolla tecnologías,
herramientas, y nuevos conocimientos que permiten a los agricultores, en particular los pequeños agricultores,
hacer que la agricultura sea más eco-eficiente, es decir, que sea competitiva y productiva, así como sostenible y
resistente. La agricultura eco-eficiente reduce el hambre y la pobreza, mejora la nutrición humana, y ofrece
soluciones a la degradación ambiental y el cambio climático en las zonas tropicales. Con sede cerca de Cali,
Colombia, el CIAT lleva a cabo investigaciones para el desarrollo en las regiones tropicales de América Latina, África
y Asia. www.ciat.cgiar.org CGIAR es una asociación de investigación global para un futuro con seguridad
alimentaria. Sus actividades científicas se llevan a cabo por los 15 centros de investigación que son miembros del
Consorcio CGIAR en colaboración con cientos de organizaciones asociadas. www.cgiar.org
El Global Crop Diversity Trust
El Global Crop Diversity Trust es un elemento de financiación esencial del Tratado de las Naciones Unidas
Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura (TIRFAA), un acuerdo que
incluye a 135 países. Además, el Fondo:
 Dirigió la mayor operación de rescate biológica de su tipo de cerca de 80.000 variedades de cultivos,
mediante la colaboración con más de 100 instituciones en más de 80 países; y

Junto con el Gobierno de Noruega y NordGen, gestiona y financia el trabajo en curso de la Bóveda Global
de Semillas de Svalbard, un establecimiento de reserva seguro en el permafrost que conserva 860.000
muestras de cultivos de todo el mundo.
Para obtener más información, consulte aquí: https://vimeo.com/116843898.
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