Diapositiva 1 - AAInteligencia

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INTELIGENCIA ESTRATÉGICA//INTELIGENCIA MILITAR//INTELIGENCIA POLICIAL//INTELIGENCIA ECONÓMICA//INTELIGENCIA COMPETITIVA
inteligencia
www.aainteligencia.cl
EN ESTA EDICIÓN:
LA DOBLE AGENDA VECINAL DE CHILE
Por: Gabriel Gaspar Tapia (Chile)
ISSN 0718-5227-Año 8 –Número 0 – Octubre 2011 -Chile
CIEN AÑOS DE AUSENCIA, NO HAY
PUEBLO QUE RESISTA
Por: Martha Peñeranda (Bolivia)
LAS RELACIONES ARGENTINACHILENAS EN DEFENSA: UNA MIRADA
DESDE LA REALIDAD ACTUAL
Por: Ricardo Runza (Argentina)
Una mirada a nuestras
relaciones vecinales
Años
Edición Aniversario
Gracias todos,
lectores y escritores,
por acompañarnos durante estos 8 años de
vida
Staff
Dirección General
Andrea Lodeiro E.
Consejo Editorial
Luis Marcó Rodríguez (Chile)
Camilo Ricardo Milano (Argentina)
José Manuel Ugarte (Argentina)
Russell G. Swenson (Estados unidos)
www.aainteligencia.cl
Contenidos
Editorial
5 //
CHILE BAJO LA MIRADA VECINAL
Por: Andrea Lodeiro E.
Inteligencia Político
Estratégica
6 //
LA DOBLE AGENDA VECINAL DE
CHILE
Por: Gabriel Gaspar Tapia (Chile)
14 //
CIEN AÑOS DE AUSENCIA, NO HAY
PUEBLO QUE RESISTA
Por: Martha Peñeranda (Bolivia)
18 //
LAS RELACIONES ARGENTINACHILENAS EN DEFENSA: UNA
MIRADA DESDE LA REALIDAD
ACTUAL
Por: Ricardo Runza (Argentina)
4
Editorial
Chile bajo la mirada vecinal
Por: Andrea Lodeiro E.
Esta es una edición especial de
AAINTELIGENCIA,
que
aborda
excepcionalmente, la percepción que existe
acerca de la política vecinal de Chile.
Para quienes se preguntan por qué
hablaremos de las relaciones vecinales de
Chile y no de la función de Inteligencia , o
por qué dedicamos esta edición a Chile en
vez de a otro país, voy a hacer una
aclaración breve.
Durante estos ocho años de ediciones
continuadas de la revista AAInteligencia me
he enterado con sorpresa que muy pocas
personas saben que esta revista es
producida en Chile. Una gran mayoría piensa
que esta revista es Argentina, otros creen
que es peruana y otros tantos que es
colombiana.
En segundo lugar, es en este contexto, que
aparecen los temores de cruzadas de
espionaje entre todos los actores. Las
desconfianzas y las perspicacias se han
mostrado ya en varios casos: con el
espionaje de Iván Velázquez , o el caso Ariza,
o el helicóptero que sobrevoló Arequipa o la
incursión de soldados bolivianos en territorio
chileno.
Todas estas situaciones y otras que han
ocurrido en el transcurso de la última
década, son reflejo de un estado anímico
poco favorable para alcanzar acuerdos sobre
una visión regional compartida. Pero eso no
significa que no se deba avanzar hacia la
búsqueda de una fórmula que facilite el
entendimiento, basado en la comprensión
de las demandas y posiciones que cada actor
representa en beneficio de sus pueblos.
Lo cierto, es que no podemos atribuirle una
“nacionalidad” a la revista, en tanto escriben
aquí autores de toda América y de Europa;
pero como cumplimos ocho importantes
años de actividad, vamos a hacer una
excepción y hablaremos de Chile que es
nuestro país de origen.
Es necesario conocer y entender aquellos
factores
que
predisponen
nuestras
relaciones vecinales, explicarnos el por qué
de nuestros desencuentros y buscar los
puntos de convergencia, de manera de
mejorar las condiciones actuales en
beneficio de las personas que habitan estas
tierras y no tanto de los gobiernos que son
siempre transitorios.
Razones para hablar de Chile y de su política
vecinal hay muchas pero quiero destacar
dos: En primer lugar, con Perú y Bolivia no se
ha logrado establecer un diálogo fructífero
que deje atrás la Guerra del Pacífico y
permita construir una relación simbiótica
sobre los intereses regionales comunes, en
tanto que, las relaciones con Argentina
parecen estar determinadas por la falta de
empatía entre los mandatarios actuales de
ambas naciones, por lo que dichas relaciones
se aprecian distantes.
Con este propósito quisimos hacer esta
edición, y los autores lo han entendido así,
brindando apreciaciones honestas y agudas,
presentando sólidos argumentos que
describen la manera en que son recibidas las
señales emitidas por la política exterior de
Chile, sobre todo las del último tiempo. Por
lo tanto, esta es una visión actualizada, que
ofrece un punto de comparación, lo que
puede dar paso a corregir algunos errores y
afinar los objetivos para avanzar en
soluciones de largo plazo. Esperamos que así
sea.
Finalmente, quiero dedicar unas líneas, a
todas las publicaciones de Inteligencia que
existen en la región, especialmente a la
Revista “Perspectivas en Inteligencia” de
Colombia, cuya versión digital es la Revista
Josué, promovida por Ricardo Hernández y a
la Revista Inteligenci@ de Perú, a cargo de
Alain Zegarra. Se que además hay nuevos
proyectos en camino en otros países, lo que
nos pone muy contentos, porque de este
modo se amplían los debates y se estrechan
los lazos entre la comunidad de académicos
que nos preocupamos por la promoción de
la institucionalización, la profesionalización,
el control legislativo y el desarrollo de una
cultura de Inteligencia.
No es fácil materializar un proyecto de este
tipo. La Inteligencia sigue siendo vista con
recelo, ya que algunas de sus actividades
necesariamente afectan los intereses de
otros países. Pero ello no significa que no
podamos hablar de Inteligencia, puesto que
ahora más que nunca es necesario enfrentar
amenazas a la seguridad regional de manera
colectiva,
fundamentalmente,
transparentando nuestros problemas y
compartiendo información esencial; ya sea
sobre crimen internacional, sobre amenazas
hacia las economías, sobre la seguridad
energética, sobre la seguridad de las
infraestructuras compartidas como las redes
que soportan internet, entre muchos otros
asuntos de nuestra interdependencia.
Por último, gracias a todos los autores que
hacen posible nuestra existencia y gracias a
Dios, porque no dependemos de financistas.
inteligencia
5
La doble agenda vecinal de chile
Por: gabriel gaspar tapia (Chile)
Ex subsecretario de Guerra, Ministerio de Defensa de Chile. Actualmente, encargado del Programa Coyuntura de la
Fundación Chile 21 (www. chile21.cl)
Chile tiene claramente dos agendas en sus
relaciones vecinales. Una está anclada en la
historia, y otra en las nuevas posibilidades
que brinda la realidad contemporánea y
sobre todo, los desafíos del futuro.
La “agenda histórica” es relativamente
común a la mayoría de los países de la
región. Se conformó en el siglo XIX, en la
convulsa fase de la construcción de Estados
recientemente liberados del colonialismo
ibérico. Varias guerras dirimieron este
proceso, que se prolongó hasta el siglo XX.
Ello contribuyó a conformar desconfianzas y
recelos entre los nacientes Estados. Algunas
de ellas persisten hasta la actualidad y
limitan severamente el asumir la agenda
contemporánea. Por otro lado, varias
relaciones bilaterales han logrado superar
este severo escollo.
La agenda contemporánea, es la agenda
normal de cualquier relación bilateral o
regional: la basada en la mutua comprensión
de las bondades de la cooperación y en la
búsqueda de una proyección común en un
escenario internacional cada vez más
interdependiente y globalizado.
La historia reciente de las relaciones
vecinales chilenas demuestra que es posible
transitar de la desconfianza a la
cooperación. Ojo, es posible, nadie dice que
sea fácil.
Veamos cada caso.
6
I. La relación Chile – Argentina.
El inicio de la relación bilateral, hace ya 200
años, no pudo ser más auspicioso: una sólida
y solidaria relación basada en la común
necesidad de erradicar la amenaza
colonialista. El proyecto emancipador
además permitió la compenetración de
buena parte de las elites de ambos lados de
la cordillera. Cimentó una alianza militar que
no solo forjó el Ejército Libertador formado
en Cuyo, sino que además comprendió que
debía expulsar al bastión virreynal instalado
en Lima.
No fue un caso aislado, toda América estaba
impregnada de esta filosofía. Pero sirve para
mostrar una diferencia sustantiva entre sus
nacientes naciones: algunos Estados
desarrollaron un esfuerzo militar sustantivo
y junto a ello, como una proyección de su
estrategia, llevaron a cabo solidarias e
internacionalistas misiones contra los
centros de poder del colonialismo.
Pero con el tiempo, se instaló entre Chile y
Argentina una agenda de desconfianzas,
basada en disputas territoriales, las que
dieron origen a numerosos roces en el
pasado. En el siglo XIX la disputa por la
Patagonia se saldó con la consagración de
principio de una Argentina atlántica y un
chile ribereño del Pacifico. En el siglo XX lo
más fuerte se ocasionó en 1978 cuando
ambos países movilizaron sus FFAA y el
estallido bélico fue casi inminente.
La mediación papal permitió distender la
tensión. En la década de los 90 se creó una
coyuntura que permitió que diversos
acuerdos y Tratados dieran paso a una
relación de franca cooperación y confianza
mutua.
¿Cómo fue posible construir
entendimiento argentino – chileno?
este
El contexto ayudó. La construcción de
democracia a ambos lados de la cordillera
permitió instalar ópticas más negociadoras e
integracionistas que sustituyeron a las que
prevalecían en tiempos de los generales
Videla, Galtieri y Pinochet.
A su vez, a escala global concluyó la Guerra
Fría y con ello las visiones y las doctrinas que
surgieron al calor de dicho enfrentamiento.
Acabado el comunismo como animador de
políticas de Estado y estrategias nacionales,
también se sentaron las bases para la
obsolescencia del anticomunismo. La
doctrina de seguridad nacional que campeó
en tiempos de la guerra fría empezó a ser
cuestionada por su inviabilidad. Para
empezar, ya no existía Pacto de Varsovia.
Argentina recuperaba su democracia en los
convulsos momentos posteriores a la guerra
de las Malvinas, que de paso demostraron la
incapacidad estratégica de las FFAA
argentinas, éstas quedaron golpeadas no
solo en su legitimidad política sino además
sufrieron un fuerte cuestionamiento por su
desempeño profesional.
La doble agenda vecinal de Chile
Chile por su parte salía de uno de sus
períodos más difíciles de polarización interna
creada por la dictadura. Se abrió espacio
para una fórmula que superara no solo al
régimen de facto sino que además ofreciese
un horizonte de estabilidad y armonía, para
empezar a los propios chilenos, y de paso
también al vecindario. Las FFAA buscaban a
inicios de los años 90 del siglo pasado
relegitimarse ante la sociedad, y empezó un
lento, complejo, pero sostenido proceso de
distanciamiento de lo contingente para
ubicarse en su rol profesional. En el nuevo
escenario mundial, la diplomacia chilena
avanzó con audacia en su reinserción
internacional y ello implicaba mantener las
mejores relaciones con todo el mundo, por
cierto, con sus vecinos.
Ambos países ingresaban a los primeros
capítulos de la globalización, construyendo
democracias, sanando las heridas de las
guerras sucias, construyendo nuevos pactos
sociales y además, estabilidad económica.
Así, los dos estaban en condiciones propicias
para iniciar una nueva fase de su dialogo
bilateral.
De eso hace más de 20 años, y los frutos han
sido satisfactorios. Diversos tratados rigen
las nuevas relaciones, los problemas
territoriales fueron resueltos. En ese cuadro,
las FFAA de ambos países se abocaron a una
diversificada y cada vez más profunda
construcción de confianza mutua.
Por cierto, decíamos que buenas relaciones
han sido posibles, pero ello no implica que
hayan sido fáciles, en estos años ambos
países protagonizaron diversos episodios
difíciles, pero precisamente el buen contexto
construido, y la decidida voluntad política a
ambos lados de la cordillera ayudo a
desactivar esas tensiones. Entre las
dificultades más importantes, mencionemos
que ambos países lograron superar los roces
que surgieron del corte de suministro de gas
argentino a Chile a mediados de los 90 del
siglo pasado. No solo fueron problemas de
integración energética o comercial, a inicios
del nuevo siglo un confuso incidente surgió
por el allanamiento del consulado argentino
en Punta Arenas por parte de efectivos de
inteligencia chilenos, descubiertos in
fraganti. A su vez, agentes de la inteligencia
argentina, detenidos por otras razones en
Montevideo el año 2008, revelaron un
profuso hackeo a funcionarios de la
cancillería chilena y de la propia
Moneda. Todas estas situaciones pusieron a
prueba la fortaleza de la relación bilateral, el
balance es que estos incidentes, pese a su
gravedad, no lograron dañarla y ello fue
posible gracias a una decidida voluntad
política a ambos lados de la cordillera.
De este modo, a pesar de estas dificultades,
la buena relación se ha profundizado, en
todos los aspectos y la confianza mutua llega
a niveles tales que, entre otros
ejemplos, ambos países han coincidido en
conformar una fuerza combinada, la
denominada Brigada “Cruz del Sur” para
servir en operaciones de paz, en el marco de
Naciones Unidas. La lista de medidas de
confianza mutua es amplia y revela que
entre ambos países las hipótesis de conflicto
quedaron en el pasado.
Una dimensión importante es la proyección
internacional común que ambos países han
construido en materia de seguridad
internacional. El caso más destacado es el
esfuerzo en Haití, pero a ellos también se
puede agregar la común participación en la
misión de Paz en Chipre. En el caso haitiano
por cierto desde un primer momento el
esfuerzo fue combinado con Brasil y
Uruguay constituyendo la plataforma para la
presencia
latinoamericana
en
esta
operación. La presencia regional (en especial
sudamericana) en Haití impidió inicialmente
un desastre humanitario y constituyó el
primer caso en que una crisis de seguridad
en la región es resuelta sin la intervención
de las potencias.
El tema no fue fácil, dado que las infaltables
fuerzas aislacionistas en cada país
cuestionaron duramente la participación en
este esfuerzo de seguridad colectiva, que
obviamente, responde a las orientaciones de
la política exterior de cada país y su
encuadre en los mandatos del Consejo de
Seguridad de Naciones Unidas.
7
La doble agenda vecinal de Chile
Con la misma claridad hay que señalar que
hoy, a varios años de iniciada la MINUSTHA,
que esta hace rato dejó de ser una
operación militar y debe transformarse en
una operación de nationbuilding, y
abandonar
las
características
de
peacekeeping. En suma, más cooperación
civil y policial junto a un retiro gradual del
personal militar.
Este tema ha sido
analizado en el interior de los mecanismos
ad hoc de los países participantes y de ellos,
Brasil ya ha hecho públicos anuncios a través
del nuevo ministro de Defensa.
Argentina y Chile han construido una
verdadera pirámide de mecanismos de
confianza y cooperación, donde a los
tradicionales vínculos diplomáticos, se le han
agregado diversos Comités de Frontera,
reuniones ministeriales de las llamadas 2 + 2
(cancilleres y ministros de Defensa),
organismos ejecutores y de análisis (el
denominado Comité Permanente de
Seguridad, Comperseg, encabezado por los
viceministros respectivos). Además de ello,
existen reuniones de Gabinetes conjuntas,
sin contar el dialogo presidencial.
El éxito de este proceso obliga a repensar en
una segunda etapa de la relación bilateral, al
menos en el ámbito de la política exterior y
de defensa. De lo contrario, una cierta
inercia puede instalarse. En círculos de
estrategos de ambos países han surgido
propuestas, como las de identificar
amenazas comunes y por ende, necesidad
8
desarrollar
visiones
y
estrategias
combinadas. En Argentina el debate se
concentra en las eventuales amenazas que
en el futuro podría cernirse sobre los
abundantes recursos naturales que posee el
cono sur. Esta es también una fuerte
preocupación brasileña. América del Sur es
una región rica en recursos naturales,
productora de alimentos, poseedora de una
de las principales reservas de agua dulce del
planeta. En Chile por su parte, algunos
círculos
estratégicos
aprecian
que,
congruentes con la estrategia de desarrollo
que privilegia una diversa inserción
internacional, se hace necesario construir
una inserción común con otros países de la
región a fin de potenciar mutuamente su
presencia y también su participación en el
ámbito multilateral. La proyección común en
materia de seguridad permitiría en esa
dirección, además de potenciar el capital
diplomático, contribuir a una eventual
“disuasión subregional” atendiendo a
hipotéticos intentos intervencionistas de la
agenda del futuro.
Un tema no menor que debe de
incorporarse al análisis son las diferencias en
ambos países del tratamiento de la relación
civil – militar, así como el desarrollo de la
fuerza y sus nuevas concepciones en el
periodo democrático.
En ambos puntos las diferencias son fuertes.
Si bien tanto Chile como Argentina sufrieron
implacables dictaduras militares en tiempos
de guerra fría, y ambos países comparten
una fuerte herida en materia de Derechos
Humanos y Reconciliación, la evolución del
tema ha sido diferente. Ambos países
comparten una misma preocupación por
construir sociedades estables, plurales y
democráticas, así como hacer justicia y
verdad en estos dolorosos temas. Pero
mientras que en Chile el tema si bien fue
duro en los inicios de la transición, hoy en
día afecta poco a la relación civil – militar.
Por el contrario, un nuevo clima se instaló
entre la civilidad y los uniformados.
Esto no fue fácil. Pero contribuyó a ello el
que las autoridades civiles chilenas
asumiesen una decidida política de Estado al
diseñar las bases para una nueva política de
defensa, acorde con los nuevos tiempos de
democracia y de globalización.
Esta nueva política no podía ser otra que la
expresión en el ámbito estratégico y
geopolítico del proyecto nacional que se
configuro al inicio de la transición: construir
las bases de un reencuentro nacional,
potenciar un modelo exportador basado en
la competitividad de las empresas chilenas.
Democracia y desarrollo eran los ejes, y ello
implicaba diseñar una política de defensa,
que acompañase este esfuerzo.
La doble agenda vecinal de Chile
En este camino, progresivamente los “temas
políticos” (DDHH y enclaves autoritarios) de
la relación civil militar fueron ubicándose en
los ámbitos judicial y político, mientras que
el Ministerio de Defensa asumía la
conducción propia de su cartera. En esa
dirección, la opción fue una compactación
de la fuerza, una reducción de efectivos,
junto a una elevada inversión en tecnología
y sobre todo, en una reforma educacional
que proveyese una nueva generación de
profesionales de la defensa.
Civiles y
uniformados. El país experimentó en esos
años (las dos últimas décadas) el periodo de
mayor auge de la economía chilena y ello se
reflejó también en un up grade de la defensa
nacional.
Visiones críticas de este proceso tratan de
explicarlo como “una rendición de los
gobiernos civiles” ante la autonomía militar
chilena.
Opinable, quizás mucho
desconocimiento de los procesos internos,
que reflejan que en muchos de estos
capítulos fueron los militares los más
convencidos de separarse de su pasado
“político” (el gobierno de Pinochet) para
concentrarse
en
su
rol
profesional. Asimismo, es mirar sin matices
los 20 años de gobiernos de la concertación
y el notorio giro entre los dos primeros
gobiernos
(hegemonizados
por
la
Democracia Cristiana y con fuerte sesgo de
los ecos de la dictadura) con los últimos dos
gobiernos (Lagos y Bachelet) en el cual el
liderazgo civil en defensa proyectó con
fuerza una visión multidimensional y más
moderna de las tareas de la Defensa
Nacional.
El resultado de este proceso es que a inicios
de la presente década, Chile había pasado de
ser un país con un PIB per cápita de poco
mas de 2.000 dólares en tiempos de
dictadura a uno que se acerca hoy a los
15.000, y el salto también se vivió en las
FFAA. De un Ejército con más de 30.000
reclutas cada año, se pasó a uno que solo
necesita 13.000, elevándose la proporción
de los uniformados profesionales y
disminuyendo unidades. De una flota basada
en destructores que consumían toneladas de
combustibles y ocupaban a centenares de
marineros, transitamos a una flota de
modernas fragatas, con capacidad oceánica
y elevada tecnología. La fuerza aérea vivió
su propio proceso de aggiornamiento, y hoy
posee un parque de medios que garantiza
cubrir las necesidades de un espacio aéreo
de más de 25 millones de kilómetros
cuadrados que debe atender conforme
legislación nacional e internacional.
Por cierto, el desarrollo estratégico de Chile
está acorde con la pretensión de ser un país
desarrollado en el mediano plazo, que
asume el hecho de ser el país más
globalizado de la región, lo cual implica
responsabilidades
en
la
seguridad
internacional a las que responder.
9
La doble agenda vecinal de Chile
Las FFAA argentinas han disminuido su
potencial en los años de democracia, y en
ello pesa no solo la derrota de Malvinas sino
que también la emocionalidad que crearon
los años de la guerra sucia. De ser una de las
más poderosas del continente hoy
mantienen un potencial básico y no han
renovado su equipamiento.
Esta diferencia de desarrollos estratégicos ha
sido suplida con una amplia gama de
medidas de confianza mutua entre ambos
países, mismas que han permitido cimentar
la nueva relación entre ambas naciones.
En suma, entre Argentina y Chile desde hace
años se construye una relación bilateral de
cooperación y confianza, la que sin lugar a
dudas se puede profundizar y por cierto,
ampliar a otras naciones. La construcción de
una zona estable y de paz, a la vez que de
activa cooperación en materia de seguridad
colectiva, se abre al menos con cierta
claridad para los países del cono sur, o lo
que en su momento se denomino el “ABC”
sudamericano (la convergencia argentino,
brasileña y chilena).
II. La relación chileno – peruana.
Chile y Perú no han tenido una relación
fácil. Si bien en los inicios de sus respectivas
vidas independientes conformaron fuertes
alianzas, para derrotar a las fuerzas
coloniales, y posteriormente enfrentaron
unidos a España en una segunda guerra (a
mediados del siglo 19), fue en definitiva la
guerra del Pacifico (1879 – 1883) la que puso
el sello de la relación bilateral.
10
Perú, junto a su aliada Bolivia, perdió la
guerra, Lima fue ocupada, y además perdió
sus provincias sureñas (Iquique – Arica) y la
paz se consagró definitivamente con el
tratado de 1929. Si bien han transcurrido
más de 130 años de aquellos dolorosos
sucesos, las desconfianzas y los recelos
permanecen, especialmente en sectores de
las elites peruanas. Por cierto, toda guerra
genera heridas profundas, y como toda
situación de violencia su memoria
marca. Pero más allá de ello, en Chile llama
la atención de por qué se mantiene tanto
tiempo la desconfianza y un cierto recelo en
la relación bilateral, asumiendo que la
mayoría de los países latinoamericanos han
transitado por capítulos similares y sin
embargo hoy pueden construir una relación
armoniosa.
El Tratado de 1929 dejó unas cláusulas
pendientes (unas servidumbres que Chile
debía garantizar en el puerto de Arica a
favor del Perú), las que finalmente fueron
resueltas de mutua satisfacción en 1999. El
amplio acuerdo logrado fue sellado en una
solemne ceremonia en Lima, donde el
Canciller peruano de la época declaró que ya
no existía ningún problema pendiente entre
ambos países. La prensa limeña titulaba en
esos días: “se acabó la guerra del Pacifico”.
Todo pintaba para que ambos países
iniciasen una nueva etapa en sus
relaciones. Entre otros temas, una activa
interdependencia económica se empezó a
gestar. El Perú avanzó a paso firme en un
proyecto
económico
de
inserción
internacional muy parecido al seguido por
Chile desde hace algunos años. En ese
camino,
muchas
empresas
chilenas
incursionaron en la economía peruana, a la
fecha se calcula en más de 9.000 millones de
dólares la inversión chilena en el Perú. Si
bien el proceso no fue indoloro (la empresa
Luchetti protagonizó un complejo proceso a
propósito de la instalación de una planta de
pastas en las cercanías de Lima), en general
la presencia chilena fue bien recepcionada y
contribuyó a aumentar la inversión y el
crecimiento de la economía peruana. Un
sólido vínculo empezó a establecerse entre
los respectivos empresariados.
Por su parte, decenas de miles de
ciudadanos peruanos protagonizaron la
migración más numerosa que vive la
sociedad chilena contemporánea.
La
mayoría de ellos han sido regularizados en
sus condiciones laborales y de migración, lo
que incluye su cobertura en los planes
sociales chilenos, y educacionales para sus
hijos.
La doble agenda vecinal de Chile
En suma, interdependencia económica,
migración y comercio cada vez más
diversificado. O sea, una agenda propia de
dos naciones en creciente integración.
En ese clima, ambos países iniciaron un
proceso de construcción de confianza mutua
que buscaba reeditar la exitosa experiencia
chileno – argentina. Se acordó constituir un
mecanismo de 2 + 2 y un equivalente al
Comperseg, el llamado COSEDE (Comité de
Seguridad y Defensa, a cargo de los
viceministros respectivos). Asimismo se
buscó establecer un mecanismo que
permitiese realizar una medición de los
gastos militares que garantizase plena
trasparencia.
Este clima se desarrollaba pese a las
desconfianzas,
pero
lograba
imponerse. Inclusive soportó revelaciones
que involucraban entrega de armamento
chileno al Ecuador en los días de la guerra
del Cenepa.
Pero en este contexto, la diplomacia
peruana empezó a levantar el reclamo por el
límite marítimo, aludiendo que los acuerdos
firmados entre ambos países (más el
Ecuador) en los años 1952 y 1954, solo
tenían alcance para temas pesqueros. El
tema empezó a ascender y en el pasado
quedaron las declaraciones del entonces jefe
de la diplomacia peruana que proclamó en
1999 que ambos países ya no tenían temas
territoriales pendientes. Chile no aceptó el
reclamo, alegando la vigencia de acuerdos
bilaterales desde mas de 50 años (la
intangibilidad de los Tratados es una de las
piedras angulares de la diplomacia chilena).
El tema fue ascendiendo y así, el año 2008 el
Perú hizo una presentación ante el Tribunal
de La Haya donde se encuentra radicado el
caso que se espera sea fallado el 2013. Este
hecho enfrió las relaciones, Chile consideró
el hecho como un acto inamistoso, corrían
los últimos años de la Concertación en el
poder.
En ambos países hoy se han instalado nuevas
fórmulas en el gobierno. La centro derecha
chilena asumió el poder en marzo del 2010,
y en julio de este año el candidato
nacionalista Ollanta Humala se transformó
en el nuevo presidente peruano.
El litigio ha seguido su curso e influirá en la
relación bilateral. Se prevé que el fallo del
tribunal se produzca a mediados del 2013
(es decir, en medio de la campaña
presidencial chilena para definir al sucesor
de Sebastián Piñera). Existe preocupación en
ambos países por cuál sería el escenario de
la relación con posterioridad al fallo.
En el Perú existe preocupación por un
eventual incumplimiento por parte de Chile
de un fallo que le fuese desfavorable. En
Chile crece la percepción de que las
dificultades bilaterales subsistirán cualquiera
fuese el resultado.
Ojo, el litigio en torno al límite marítimo será
el escollo principal por donde navegará la
relación bilateral, pero no debe leerse como
la fuente originaria de las dificultades. La
desconfianza y la rivalidad existe desde hace
mucho, y cada cierto tiempo se repiten
hechos que la demuestran, como el
pintoresco video que hace algunos años
fuese revelado, en el cual el General
Donayre, a la fecha comandante del Ejército
Peruano, se expresase en términos agresivos
respecto a Chile y los chilenos.
Construir una relación armoniosa y de buena
vecindad entre ambos países es uno de los
desafíos al que debieran abocarse los
círculos estratégicos de ambos lados. Es
claro que el tema desborda los ámbitos
jurídicos o comerciales. La prueba más
evidente de esto es que, pese a existir una
fluida relación económica, de comercio e
inversión creciente, ello no ha sido un
antídoto eficiente que neutralice las
desconfianzas y estas sigan vigentes.
En círculos peruanos se recela de la
modernización de las FFAA chilenas, así
como en Chile se receló del robusto
equipamiento que experimentaron las FFAA
peruanas en vísperas del centenario de la
guerra.
Retomar el camino de la
construcción de confianza mutua es buen
sendero, pero ello corresponde a decisiones
más políticas que militares. Por cierto, la
construcción de confianza supone un
requisito: reconocer que hay desconfianzas y
aplicando el realismo, buscar como
destrabarlas, superando la retórica y
asumiendo los riesgos de una situación que
no tiene la envergadura de un conflicto de
proporciones, pero si elementos que
pudiesen conducir a una crisis, y por lo
mismo, se hace necesario maniobrar para
evitarla.
La identificación de objetivos comunes a
alcanzar a partir de una buena relación
bilateral es otra tarea que viabilice un
proceso
de
consolidación
de
la
confianza. Por cierto, los buenos deseos
ayudan pero no resuelven, y un principio
básico es la trasparencia.
11
La doble agenda vecinal de Chile
III. La relación chileno – boliviana
Las secuelas de la Guerra del Pacifico han
marcado esta relación bilateral. Si bien
Bolivia ha perdido miles de kms. cuadrados a
manos de la mayoría de sus vecinos, es su
reclamo por la pérdida de su litoral lo que
más influye a su política exterior en estos
temas.
Esta circunstancia ha marcado la relación, al
punto que ambos países no tienen
relaciones
diplomáticas.
No
tienen
embajadores acreditados en sus capitales, lo
que no obsta a que sus respectivos Cónsules
Generales cumplan de facto dicho cometido.
El reclamo boliviano despierta una gran
simpatía en la región latinoamericana, cosa
que se advierte poco en Chile. Por su parte,
la fortaleza jurídica del Tratado de 1904 se
advierte poco en La Paz.
Desde el año 2000 ambas naciones iniciaron
una conversación, que si bien empezó en
tiempos del Presidente Lagos, prosiguió en la
misma dirección durante la administración
Bachelet. Fue la llamada “agenda de los 13
puntos” que se definía como una agenda
“sin exclusiones”, pactada en Algarbe, en las
postrimerías de la administración Frei.
Pese a los buenos augurios, el dialogo se
interrumpió en este año. Bolivia alega que
Chile mantenía una actitud dilatoria frente al
principal tema de la agenda (el llamado
punto 6 de la agenda, el de su aspiración
marítima). Las autoridades chilenas replican
que sus pares bolivianas están utilizando el
tema en la agenda doméstica. Lo concreto
es que el dialogo fluido que existió en años
recientes, hoy está congelado.
12
La asimetría entre los dos Estados es notoria.
EL PIB de Chile es casi 10 veces superior al
boliviano.
En
términos
estratégicos
Chile posee una notoria superioridad. El
Estado chileno es quizás uno de los de mayor
desarrollo institucional en la región y los
grados de cohesión social son cada vez más
crecientes. En la presente coyuntura esto
puede sonar disonante, atendiendo a las
amplias movilizaciones ciudadanas que
caracterizan la agenda doméstica en el
último tiempo, pero estrictamente en Chile
estamos en presencia de un gobierno débil,
pero sigue poseyendo un Estado fuerte.
Esta diferencial de estaturas estratégicas
explicaría la tendencia de la diplomacia
boliviana internacionalizar el tema, por
llevar su reclamo al plano multilateral. Este
movimiento es comprensible pero conlleva
el riesgo de que si ya es difícil poner de
acuerdo a dos, complica más introducir a
más actores. Como es de entender, cada
nuevo actor invitado a una hipotética
conversación de este tipo haría presente sus
intereses. En más de una ocasión, cuando se
exploró alguna fórmula que involucraba a
territorios que pertenecieron al Perú, éste
propuso
de
inmediato
la
“internacionalización de Arica”.
En el mundo de las percepciones, en Bolivia
no se entiende la insensibilidad de Chile de
no acceder a alguna fórmula que permite
romper con el aislamiento que implica la
carencia de acceso marítimo. En Chile no se
entiende que sigamos viviendo en la
emocionalidad de un conflicto ocurrido en
tiempos de Bismark.
La doble agenda vecinal de Chile
En términos semánticos, pareciera que las
aspiraciones de ambos países topan con una
palabra que obstaculiza un eventual
acuerdo: soberanía. En Bolivia el reclamo
por un acceso soberano al mar, es repetido
incansablemente por las autoridades y
constituye un anhelo amplio e histórico de la
sociedad boliviana. En Chile, en reiteradas
ocasiones de la historia se han construido
fórmulas para facilitar este acceso boliviano
al litoral, pero se pone la condición adversa:
sin soberanía. Pareciera que ambos países
estuviesen encerrados en un callejón sin
salida.
La historia y la vida enseña que hablando se
entiende la gente, más allá de la fortaleza de
los argumentos de cada lado. Lo cierto es
que
una
relación
armoniosa,
de
complementación y amistad redundaría en
mutuos beneficios para ambos países.
Son muchos los argumentos que avalan lo
anterior. Pensando solo en la agenda futura,
es evidente que Sudamérica está operando
una cada vez más intensa interdependencia
con el Asia Pacífico, y tanto Brasil como
Argentina requieren también “perfeccionar”
su acceso al Pacífico, por lo que un
entendimiento chileno – boliviano facilitaría
enormemente ese proceso. Demás está
decir, que una integración de todas nuestras
economías en esta dirección redunda en
recíprocas ventajas para todos.
Asimismo, un acuerdo amplio permitiría una
beneficiosa complementación en las zonas
fronterizas. La integración física y energética
es vital para esa región, asimismo, un
adecuado en materia de agua, bien escaso
en esa zona es indispensable además de las
necesidades de la población, para la
minería.
Por cierto, la coordinación en materias
policiales y de seguridad es indispensable
para combatir el narcotráfico y el
contrabando. Los volúmenes de droga en
Chile son menores a los de otras regiones de
AL, pero están creciendo sostenidamente,
en general se trata de microtráfico
trasportado por correos humanos, las
cárceles de Arica e Iquique están saturadas
de “burreros” provenientes tanto de Bolivia
como de Perú. Por su parte, el contrabando
proveniente de Chile, y que en gran medida
se trata de mercadería procedente de la
Zona Franca de Iquique afecta a la economía
boliviana. Esto es particularmente fuerte
tratándose de vehículos y ha generado
continuos roces fronterizos algunos de los
cuales
han
sido
lamentablemente
manejados así como la detención del general
Sanabria (zar antidrogas boliviano detenido
por DEA con cooperación chilena)
demuestra a lo menos, la escasa
cooperación bilateral en materia policial.
Un tema no menor en ambos países es la
percepción del problema en las respectivas
opiniones públicas. En Bolivia el acceso al
mar es un virtual sentimiento nacional, en
Chile la mayoría de la población rechaza una
cesión de soberanía en alguna parte de su
territorio. Sin embargo, una parte
importante de la opinión pública no rechaza
un acuerdo que permita un enclave
boliviano en algún punto del litoral, pero
bajo fórmulas que no implique soberanía.
Bolivia alega que el Tratado de 1904 fue
producto de una guerra, lo cual es cierto,
pero esa es una de las formas más recurridas
y civilizadas para poner fin a un conflicto y
superar la tensión. Las autoridades chilenas
suelen señalar, que los Tratados son
intangibles y que “Chile no le debe nada a
Bolivia”, apelando a la juridicidad
vigente. Pero ello es una defensa estática
que no percibe que ambos países ganarían
mucho si avanzasen en alguna fórmula de
entendimiento. La diplomacia chilena se ha
caracterizado por un fuerte sesgo jurídico en
estos temas, lo cual no es nada malo, pero
tampoco puede ser todo, es decir, la política
exterior es ante todo “política” sin olvidar de
que se trata de una de contornos estatales.
La percepción dominante en la opinión
pública de ambos países condiciona
severamente el diálogo, porque es
entendible que ningún Gobierno (ni
boliviano ni chileno) avanzará en
profundidad en el tema si ello le crease
dificultades internas. Construir condiciones
en cada país que permita acercar posiciones
es una tarea para ambos países. Es
comprensible que nadie se tire a una piscina
sin agua, por tanto, lo que corresponde
entonces es llenarla. Pero eso requiere
voluntad política, y por supuesto, dialogar.
Finalmente, el tema tiene contornos
estatales, es decir, su manejo requiere de la
conformación de amplios consensos dentro
de cada país para poder sustentarse en el
tiempo. Es difícil que en el periodo de un
solo gobierno se pueda resolver lo que hace
más de un siglo no ha sido posible, por ello
se necesita conformar no opiniones de
gobierno sino opiniones de Estado. Esto
obliga a un riguroso profesionalismo en su
manejo. Chile siempre se ha quejado que la
relación bilateral ha sido usada en el pasado
por las autoridades bolivianas como un
recurso para su política interna, y hay varios
indicios de ello, lo novedoso de la agenda de
los 13 puntos era que por primera vez eso
no sucedió. Ese reclamo chileno siendo
justo, exige también la reciprocidad.
Conclusiones
Tal como lo señalábamos al inicio de estas
notas, las relaciones vecinales chilenas se
mueven en diferentes velocidades y con
agendas muy diferenciadas.
La superación de las desconfianzas es una de
las claves, pero esto debe entenderse como
un proceso, el que tampoco es lineal y está
expuesto a avances y retrocesos.
inteligencia
13
“Cien años de ausencia, no hay pueblo que resista”
“Cien años de ausencia, no hay
pueblo que resista”
Desandando lo andado
Por: martha peñaranda (Bolivia)
Master en Ciencias Políticas, Profesora de Sociología y Sistemas Políticos en la Universidad Mayor de San
Andrés en La Paz, Bolivia, Consultora en temas de Seguridad y Defensa.
14
“Cien años de ausencia, no hay pueblo que resista”
Transcurrió más tiempo, pero la cifra es
emblemática.
En
este
siglo,
los
desencuentros de Bolivia y Chile y la
imposibilidad de una solución al tema de
reivindicación marítima sustentada por
Bolivia en más de 130 años, nos muestra la
magnitud de los obstáculos que todavía hay
que superar.
La idea de este artículo es retornar “a las
cosas mismas”, buscando librarlas de toda
carga valorativa –axiológica-, a fin de romper
con el hábito de incorporar significados predigeridos e intencionalmente construidos. La
idea es otorgar una visión, es decir, dar un
manojo de cabos sueltos en una perspectiva
integradora, dando vuelta el tapiz y jugar
aleatoriamente a ver los nudos del reverso y
ver la imagen –en lo posible- en su totalidad,
articulando la particularidad con el todo para
encontrar su forma.
I.
La Historia como testigo
Al terminar la formación de los estados
latinoamericanos en el siglo XIX, Chile
avanzó sobre territorio boliviano, al amparo
del imperialismo de la época y la debilidad
de los gobiernos bolivianos. Desde siempre
su mirada estuvo puesta en el guano y salitre
de las provincias de Tarapacá y Atacama
como un fin sine qua non de su existencia. Y
hacia ello avanzó progresivamente con
acciones como la incorporación del desierto
de Atacama, el poner en tela de juicio la
frontera con Bolivia o, simplemente, sentar
presencia
—con
empresas
inglesas
mediante— en dichos territorios. De hecho,
el mayor error que cometió Bolivia fue “la
concesión de una libertad sin límites a
empresas anglo-chilenas en la explotación
del salitre, lo que prueba que no se pueden
separar las negociaciones políticas de las
económicas. Fruto de esa invasión los
chilenos se apoderaron de Antofagasta y
Calama, lo que en los hechos significó
120.000 Km. cuadrados y 400 kilómetros de
costa. A esto hay que sumar que Bolivia no
solo perdió costa y cualidad marítima, sino
que fue despojada de riquezas mineras de
magnitud. Chuquicamata, productora de
cobre, y posteriormente puntal de
crecimiento de la economía chilena.
Chile tuvo en el siglo XIX, a decir del ex
canciller boliviano Javier Murillo de la
Rocha(1), “un cálculo de liderazgo visionario
para un Estado con factores adversos,
aprisionado entre el mar y la cordillera, con
un territorio estrecho y vulnerable, con
escasos recursos y vecinos más fuertes”. Fue
entonces que fijó la mirada al norte de
Copiapó, hacia Bolivia y Perú. Lo hizo a
través de visionarios como Diego Portales,
inmortalizado por la historia de la diplomacia
internacional con la frase: “Debemos
dominar para siempre en el Pacífico”.
Con el avance de Chile sobre territorio
boliviano, por una guerra de expansión
fríamente calculada, Bolivia perdió cualidad
marítima, además de territorio, habiendo
optado por la vía de la negociación. Sea
porque estuvo y está atada a un tratado que
es cuestionado en su legitimidad, —el de
1904— que se vio obligada a firmar, sea por
su congénita debilidad institucional, sea por
su vocación pacifista o simplemente porque
“no tuvo otra salida”.
II.
Enclaustramiento
subdesarrollo
y
El Dr. Gustavo Fernández S.(2) ex canciller
boliviano y ex cónsul general de Bolivia en
Chile, en una entrevista explicaba algunos de
los perjuicios fundamentales de ser un país
sin acceso directo al mar: “…La
mediterraneidad es un factor de atraso.
Diplomáticos y medios chilenos repiten
constantemente que eso no es cierto y que
Suiza es la prueba de que un país sin acceso
soberano al mar puede figurar entre las
economías más avanzadas del mundo. La
verdad es distinta. En un informe escrito
para UNCTAD, el Dr. David Nowlan, Profesor
de Economía de la Universidad de Toronto,
recordó que “sólo cinco de los países
mediterráneos del mundo son países
desarrollados. Los restantes 21 están en las
categorías de mas bajos ingresos y 15 de
ellos son los mas atrasados del mundo".
Jeffrey Sachs (profesor de la Universidad de
Harvard), ha escrito varias veces que la
mediterraneidad es una causa de
subdesarrollo y un reciente Informe del
Banco Mundial (el del año 2009), insiste en
el punto. El texto dice:
“el aislamiento
geográfico aumenta la distancia económica a
los mercados. Es peor si el país es pequeño y
no tiene mercado interno que justifique o
sustente procesos de industrialización y peor
aún si los vecinos son pobres”. Menciona
explícitamente a Bolivia, para indicar que
“los países mediterráneos (sin acceso al mar)
son afectados por los altos costos de
transporte ocasionados por servicios de
transporte caros y poco confiables. Agrega,
“son sistemas sobre regulados, con servicios
logísticos ineficientes, empresas oligopólicas
y
corrupción
en
los
corredores
internacionales. Cada día de atraso aumenta
el costo de transporte en 70 km”….”
15
“Cien años de ausencia, no hay pueblo que resista”
III. “If there is a will, there is a
way”
Mas allá de acciones distractivas, después de
varias décadas de negociaciones, no hubo ni
hay una voluntad política de Chile, ni una
respuesta favorable del Perú para retornar a
las costas del Pacífico con soberanía, pese a
que tanto el gobierno de Bolivia y Chile se
ufanaron de haber construido un “clima de
entendimiento”, que hasta la fecha no se
concreta en nada, no cambió la naturaleza
esencial estática y conservadora de la réplica
chilena que sigue siendo tan fría como las
aguas del Pacífico, que impiden visibilizar
una solución estructural. Son innumerables
las gestiones dirigidas a lograr una solución,
apoyadas por la ONU, OEA y la comunidad
internacional en general, que no han
encontrado eco en Chile.
No se trata solamente de mostrar la posición
del país, sino de resolver. En algunos
espacios se ha reconocido que está en el
interés de Chile dar término a su conflicto
con Bolivia. Ya lo hizo con Argentina con los
acuerdos de Campos de Hielo. Procuró llegar
a un resultado semejante con su esfuerzo
para cerrar con el Perú los detalles de la
Ejecución del Tratado de 1929, pero el
planteo peruano sobre la delimitación del
territorio marítimo repuso el estado de
controversia bilateral. Bolivia es su gran
tema pendiente. Simplemente ya no puede
ignorarlo. Trató de hacerlo desde la
conclusión de la guerra del Pacífico, pero esa
certeza falsa se ha socavado por la
comprobación diaria de que el desarrollo del
Norte depende de la relación con Bolivia,
16
que la comunicación de los puertos del
Pacífico con los mercados del Brasil requiere
paso por territorio boliviano y que necesita
energía boliviana para su desarrollo. Tres ex
Presidentes, cuatro o cinco ex Cancilleres,
jefes militares en retiro, intelectuales e
historiadores
chilenos,
han
dicho
públicamente que el problema ya no se
puede soslayar, que hay que enfrentarlo y
resolverlo. Se ha abierto brecha en
escenarios internacionales y también
chilenos.(3)
IV. ¿Por qué no un nuevo tratado
con Bolivia?
Este importante desafío –que tiene más de
un siglo de vigencia, es cómo encontrar una
fórmula acorde al Siglo XXI de un problema
que viene del Siglo XIX.
En estos 130 desde la guerra del Pacífico a la
fecha han transcurrido en el mundo y en
ambos países, virtualmente todo tipo de
acontecimientos, dos guerras mundiales, el
muro de Berlín, la Revolución Cubana, la
devolución a Panamá del canal, el retorno a
la democracia, etc. Sin embargo, la posición
de ambos países sigue incólume, la demanda
marítima boliviana y la posición tradicional
chilena sin moverse ni un centímetro.(4)
La Presidente Bachelet parecía tener una
simpatía auténtica por Evo Morales; sin
embargo, una vez mas, se vio una
negociación frustrada, por lo infructuoso que
resultó para el país el alentar desde el inicio
de
los
gobiernos
Bachelet-Morales,
(aparentemente afines ideológicamente)
una agenda bilateral basada —nada
menos— que en la “confianza mutua” y que
debía empezar a mostrar resultados “útiles,
concretos y factibles” desde julio de 2010;
pero que en el fondo convertía a Morales,
quizás sin él mismo saberlo, en el último
eslabón de una desgastada cadena de
intentos frustrados por recuperar el mar
usurpado. La última “víctima” de una
tragicomedia de engaños, la de las
negociaciones entre Bolivia y Chile.
El Presidente Piñera, habría decidido no
tomar en cuenta ciertos avances en las
negociaciones
Bolivia-Chile
de
su
predecesora y decidió desandar las
gestiones de los últimos años con la
Presidente Michelle Bachelet, profundizando
su conservadurismo y su abierta oposición
política a la gestión anterior, repitiendo que
“Chile no tiene nada pendiente con Bolivia”,
sustituyendo el conjunto de la agenda de 13
puntos (acordada anteriormente con la
señora Bachelet) por una “comisión de alto
nivel” que fue interpretada por La Paz, como
un retroceso con el que Bolivia llegaba a un
punto muerto de negociaciones, además
consideran que se trata de otro engaño mas.
Cuántos mandatarios bolivianos antes que
Morales vivieron similares o peores
desencantos, porque cayeron en la “trampa”
chilena respaldada, por otro lado, en una
centenaria estrategia bien armada.
Como fuere, y porque ambas naciones y
ambos pueblos lo han reconocido, el
marítimo es un tema pendiente, y que con
la nueva estrategia nacional de reivindicar
la multilateralidad a través de una definición
jurídica (en un tribunal internacional de La
Haya), que tenga un efecto de presión
“Cien años de ausencia, no hay pueblo que resista”
bilateral, adquiere un sentido renovado en
una historia con más desencuentros que
coincidencias. La nueva Constitución
boliviana abre la posibilidad de desconocer
el Tratado de 1904 entre ambos países,
emergente de la guerra de 1879.
La opinión pública boliviana se unió
rápidamente en torno a la postura
gubernamental, en otra demostración de la
invariable convicción de la legitimidad de la
demanda histórica del país. Hay señales de
que, por primera vez, no pasó lo mismo en
Chile. No tardarán en hacerse públicas las
críticas de los partidos de la oposición al
manejo del tema por el Presidente Piñera y
el Canciller Moreno. Los acusarán de haber
actuado con arrogancia y de haber
empujado otra vez a Bolivia a la alianza con
el Perú, el adversario tradicional del
Pacífico.(5)
Si bien todas estas circunstancias, fueron
oportunidades frustradas o perdidas, la
mayoría tiene una particularidad: el apuntar
a un corredor al norte de Arica, con
continuidad territorial desde Bolivia hasta la
costa, que es, entre otras, una de las
fórmulas posibles, “útiles, concretas y
factibles”.
Pero aquí cabe hacerse la siguiente
pregunta: ¿es sincera la voluntad, de Chile
en particular, para zanjar el conflicto?
1.
2.
3.
4.
5.
6.
Dr. Javier Murillo de la Rocha, ex Canciller
boliviano entrevista a “Revista Lazos” febrero,
2011
Dr. Gustavo Fernández S., ex canciller de Bolivia y
ex Cónsul General en Chile: Entrevista del
Periódico “Los Tiempos” realizada por Gonzalo
Lema 27/08/11
Conceptos vertidos por el Dr. Gustavo Fernández
en la entrevista del Periódico “Los Tiempos”,
27/08/11
Ibíd.
Ibíd.
Periódico “El Mercurio”, 24/02/11
V. La Eterna Excusa.
Para el 24 de febrero del 2011, cuando la
dirigencia chilena analizó en reunión con su
Presidente, dijeron que Evo Morales
atravesaba una crisis interna que lo
desgastaba como “interlocutor válido” y lo
conducía a exhibir el problema con Chile
para, probablemente, distraer a la opinión
pública
boliviana.(6)
Este
gastado
argumento,
exhibido
en
varias
oportunidades, esta vez tiene otro sentido,
ya que es el propio Presidente Piñera que
está enfrentando un profundo desgaste y
pérdida de popularidad en su país y sería
absurdo repetir la frase chilena de que el
Presidente Piñera tampoco
es un
“interlocutor válido”.
inteligencia
17
Las relaciones
argentina chilenas de defensa.
Una mirada desde la realidad actual
Por: Ricardo Runza (Argentina)
Ingeniero Aeronáutico, Master en Dirección de Empresas, Magíster en Defensa Nacional, Capitán retirado de la Fuerza Aérea Argentina.
18
Las relaciones argentina chilenas de defensa
SUMARIO
I. Introducción
Este artículo intenta brindarle al lector una
mirada crítica de la realidad actual de las
relaciones argentina chilenas de defensa
desde un estándar alto de exigencia de
resultados con calidad, en oportunidad,
forma y eficiencia, en función de 16 años de
existencia de la Comisión Permanente de
Seguridad (COMPERSEG).
Tanto la sociedad chilena como la sociedad
argentina son sociedades que buscan su
progreso y su bienestar mirando a las
sociedades más desarrolladas del planeta y
frente a ellas se comparan. No son
sociedades que les guste mirarse en el
espejo de aquellas más pobres, aunque
algunos aspectos de su propio desarrollo
político, social, económico, cultural, de
educación e instrucción puedan encontrarse
en niveles comparables con el de las
sociedades más miserables o con aquellas de
menor potencial de desarrollo de toda la
humanidad.
impacto que pueden tener en estas
sociedades y en sus Estados las decisiones
que se toman en estas políticas públicas, que
además se caracterizan, en general, por ser
mal informadas o por mantenerse en un
secreto muchas veces innecesario.
Esto implica que las relaciones argentinas
chilenas de defensa deben evaluarse desde
estándares altos de calidad.
“*Los] resultados [obtenidos, hasta ese
momento] pueden resumirse en un orden
político y militar. En el primer plano, la
instrumentación de un orden bilateral,
surgido de acuerdos más formalizados e
institucionalizados,
ha permitido una
evolución desde las típicas medidas de
confianza mutua a la formación de
posiciones comunes frente a terceros
actores, en el campo de las relaciones
internacionales y de defensa. En el plano
estrictamente militar, los resultados
logrados pueden resumirse en un aumento
significativo de todas las posibilidades que
ofrece la diplomacia militar y en un
incremento paulatino de los ejercicios
militares tanto específicos como conjuntos
combinados, pero hasta ahora siempre
orientados hacia el exclusivo uso de la fuerza
militar en misiones de mantenimiento de la
paz y en el uso del instrumento militar como
elemento de apoyo en casos de catástrofes y
ayuda humanitaria.”(2)
El análisis que se realiza en este artículo
parte desde el trabajo que hiciera el autor,
en el año 2004, para el Instituto de Estudios
Iberoamericanos de Alemania y desde el
actual estado de situación que presenta los
temas tratados en la agenda informada de la
XXIII reunión de la COMPERSEG, realizada a
finales del mes de agosto de este año, en
Santiago de Chile.
Esta agenda es analizada mediante una serie
de preguntas muy sencillas a efectos de que
el lector pueda comprender exactamente los
resultados de la COMPERSEG. También se
analiza el cuadro de situación que presenta
la Fuerza Binacional “Cruz del Sur”,
tamizándolo a través de una mirada exigente
de alta calidad técnica.
Por ello, la desinformación actual existente
en esta materia, las declaraciones
políticamente correctas en exceso y la
mirada simplista, reduccionista y de escaso
valor técnico que proviene de la mayoría de
los funcionarios políticos de las carteras de
defensa de ambos países deben analizarse
con el mayor rigor técnico posible.
Finalmente, el artículo intenta desde su
mirada crítica realizar un aporte constructivo
que ayude a cambiar la realidad actual de la
COMPERSEG y oriente un cambio en las
relaciones argentina chilenas de defensa
para hacerlas más sustentables y más
eficientes para que sirvan al logro de los
intereses de ambos Estados y así coadyuvar
al bien común de las sociedades argentina y
chilena de cara al siglo XXI.
En ese sentido, los especialistas y
académicos argentinos y chilenos que se
dedican a la seguridad tienen una enorme
responsabilidad, ya que la mayoría de los
asuntos relacionados con la seguridad, la
seguridad internacional, la seguridad
estratégica de los Estados y la defensa no
son conocidos en profundidad por la mayor
parte de la población y también por los
medios periodísticos encargados de informar
sobre este tema y de opinar acerca
del
Ya en el año 2004, en un trabajo realizado
para
el
Instituto
de
Estudios
Iberoamericanos de Alemania titulado
“Análisis y Evaluación de las relaciones
argentino-chilenas de defensa, desde la
perspectiva de la Comisión Permanente de
Seguridad (COMPERSEG)” (1) sostenía que:
19
Las relaciones argentina chilenas de defensa
Y además señalaba que:
Por ello, en ese entonces destacaba que:
“Es evidente que la instrumentación de
este nuevo orden bilateral desde 1995 hasta
la fecha [de edición del artículo] ha ayudado
efectivamente a un paulatino mayor control
civil objetivo de parte de las autoridades
políticas chilenas sobre sus FFAA. La
Argentina siempre ha sido una especie de
espejo por donde la sociedad chilena se ha
mirado. Por otra parte este nuevo orden
bilateral ha coadyuvado hacia un clima de
seguridad que ha propiciado inversiones y
un ambiente de desarrollo que ha
beneficiado a ambas sociedades.” (3)
“Desde la perspectiva de los valores y
principios de una sociedad democrática y
republicana madura, como puede ser
cualquiera de las europeas, todas estas
preguntas podrían llevar al lector de este
trabajo académico a una percepción racional
del tipo pesimista -por lo menos en el corto
y mediano plazo- sobre que los resultados
logrados puedan prosperar hacia un estadio
superior, aunque éste pudiese implicar
inmejorables beneficios para ambas
sociedades. Pero desde la cultura
latinoamericana todo puede ser posible.
Desde esta perspectiva, menos racional, hay
que tener en cuenta, que una nueva
Comunidad de Seguridad podría darse
inicialmente entre éstos dos países, pero con
gradientes menores de calidad y eficacia en
sus instrumentos militares y de coordinación
política, más aún si lo comparáramos, por
ejemplo, con el caso europeo. Como he
señalado anteriormente, las democracias
latinoamericanas actuales son un ejemplo
contundente de formalidad sin calidad de
contenido. Por otra parte, indudablemente,
el desarrollo de la problemática limítrofe
entre Chile y Bolivia pondrá a prueba las
verdaderas fortalezas y debilidades de la
alianza estratégica entre Argentina y Chile.
Hasta el momento de la redacción de este
informe, las señales que se perciben al
respecto son confusas y ambivalentes.” (5)
Pero también advertía que:
NOTAS:
1. El Trabajo completo de referencia del autor
publicado por el Instituto alemán arriba citado
puede
leerse
en:
http://www.gigahamburg.de/content/ilas/archiv/la_analysen/la0
8-06ru.pdf
2. RUNZA, Ricardo “Análisis y Evaluación de las
relaciones argentino-chilenas de defensa, desde
la perspectiva de la Comisión Permanente de
Seguridad (COMPERSEG)”, IIK, Hamburgo, 2004.
3. Íbidem.
4. Íbidem.
5.Íbidem
20
“De cara al futuro muchas preguntas y pocas
repuestas vienen a la mente de los
especialistas más críticos a las formas y
contenidos de la construcción bilateral de
defensa entre Argentina y Chile ¿Pueden
consolidarse relaciones maduras entre dos
Estados, cuando la dirigencia política de uno
de ellos no es capaz de respetar ni siquiera
los contratos políticos-sociales que tiene con
su propia población? ¿Pueden establecerse
relaciones de defensa serias y responsables
entre dos Estados, cuando uno de ellos tiene
una
historia
de
discontinuidades
permanentes en sus relaciones con el
mundo y la región? ¿Pueden aún
incrementarse las relaciones de defensa
logradas entre dos Estados, cuando en uno
de ellos, el rumbo de su política interna y
externa puede cambiar cada cuatro años, es
decir cada cambio de gobierno, de manera
diametralmente opuesta? ¿Puede esperarse
factible y sustentable nuevas medidas de
confianza mutua de segunda y tercera
generación entre dos Estados, cuando en
uno de ellos no se respeta siquiera las
asignaciones presupuestarias hechas por ley
en su área de defensa?” (4)
Entonces, a partir de estas observaciones
realizadas
hace
siete
años
atrás,
analizaremos el actual estado de situación
de esta relación bilateral en materia de
seguridad,
seguridad
internacional,
seguridad estratégica del Estado y defensa
entre Argentina y Chile.
Las relaciones argentina chilenas de defensa
II. ¿Dónde estamos hoy en día con
esta relación bilateral?
Hace muy poco tiempo atrás, finalizó la XXIII
Reunión Bilateral de la COMPERSEG, en
Santiago de Chile, encabezada por el
Subsecretario de Defensa, Oscar IZURIETA
FERRER, y el Secretario de Estrategia y
Asuntos Militares argentino, Alfredo FORTI,
con la participación del Subsecretario del
Relaciones Exteriores chileno Fernando
SCHMIDT y representantes de los
Ministerios de Defensa y Cancillerías de
ambos países.
Cuentan los partes de prensa difundidos
para el conocimiento público que:
“Durante la reunión se analizaron diversos
temas de interés común de la agenda de
defensa, como el progreso de los trabajos de
desminado en la zona austral, los desafíos de
seguridad en la zona norte y sur de la
frontera común, las visiones en torno a la
Misión de Naciones Unidas en Haití, el
intercambio en temas de industria y
tecnología de la Defensa entre ambos países,
el trabajo desarrollado en el marco del
Consejo de Defensa Sudamericano de
UNASUR y materias relacionadas con
desarme y no proliferación.” (6)
Es decir, que la última agenda de la
COMPERSEG se mantiene concordante con
casi el mismo listado de temas tratados, una
y otra vez, en todas estas reuniones, en los
últimos años. Reuniones en donde es más
dinámico el cambio de caras de los
funcionarios asistentes que el contenido de
los temas tratados, que además se
desarrollan con una extrema lentitud. Tanta
que hace pensar, que desde 1995 a la fecha,
este mecanismo diplomático parece haberse
convertido más en una especie de “Visita
Bateau Mouche” que en un instrumento
político concreto para obtener resultados
eficientes en tiempo y forma. (7)
Analicemos
el
temario
desarrollado
mediante algunas preguntas muy sencillas y
fáciles de comprender:
Tema 1) ¿Cuánto tiempo más se necesita
para terminar el famoso desminado en la
zona austral?
El Tratado de Ottawa establece un plazo de
diez años para levantar los campos minados
en lo países que lo ratifiquen; en el caso de
Chile la fecha se cumple el año 2012.
Es obvio que, si las tareas de desminado se
hacen: individualmente, por cada fuerza
militar, con equipos de trabajo pequeños y
sin colaboración combinada con el otro
Estado interesado en esta acción y; con
presupuestos acotados que no representan
la importancia que posee este tema ni el
formal compromiso institucional que tienen
ambos Estados frente a ellos mismos y con
otros actores internacionales, los tiempos
para cumplir con esta misión se hacen
interminables.
¿No es acaso la COMPERSEG un mecanismo
combinado para trabajar juntos en esta
materia?
Parece que no. Dieciséis años de viajes,
hoteles, viáticos y gastos de protocolo no
han sido suficientes.
Tema 2) ¿Cómo se plantean los desafíos de
seguridad en la zona norte y sur de la
frontera común?
Es conocido por todos que el sistema de
seguridad argentino es completamente
diferente al sistema de seguridad chileno. Es
más, el caso argentino es único en todo el
planeta.
NOTAS:
6. Ver parte de prensa del Ministerio de Defensa
chileno del 31 de agosto de 2011 en el siguiente
link: http://www.ssdefensa.cl/comperseg.html
7.La Cancillería francesa denomina así a aquellas
visitas protocolares que parecen ser más de
orden turístico que político y se la llama de ese
modo por los simpáticos barquitos que llevan, a
los turistas, a dar vueltas por el río Sena en la
ciudad de Paris.
21
Las relaciones argentina chilenas de defensa
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Las relaciones argentina chilenas de defensa
El Estado argentino no posee un sistema de
seguridad internacional, no posee un
sistema de seguridad estratégica para su
Estado y su sistema de defensa no integra su
sistema de seguridad, ya que el modelo
argentino de seguridad reduce su
constitución a un sistema de seguridad
interior que a su vez es también su sistema
de seguridad pública, ya que -para el marco
legal argentino- seguridad interior, seguridad
pública y seguridad ciudadana son la misma
cosa, es decir una especie de conceptos
sinónimos. Situación que, entre otras cosas,
hace que el Estado argentino en materia de
seguridad presente severos síntomas de
Estado fallido.(8)
Entonces, habría que preguntarse ¿Como el
Secretario FORTI podía explicar esta
situación a su par chileno, si el tema tratado
está fuera del alcance de su competencia
ministerial?
¿Qué pudo decir el funcionario argentino?
Nada creíble. Es la respuesta. Por eso, hace
pocos meses atrás, apenas se puso en
marcha el Plan ESCUDO NORTE para
controlar la frontera aérea del Estado
argentino con los Estados de Bolivia y
Paraguay una avioneta narcotraficante tipo
CESSNA 182 pudo darse el lujo de derribar
un helicóptero de la Gendarmería Nacional
argentina. Un hecho inédito que, en otro
país institucionalmente más serio, hubiera
provocado una serie de renuncias de todo
tipo, empezando por la del Ministro a cargo
de este plan.
¿Habrá sido esto lo que dijo el Secretario
FORTI? ¿Habrá confesado las enormes
vulnerabilidades que posee el Estado
argentino? ¿Habrá señalado que desde el
año 2004 -fecha de inicio del Sistema de
Vigilancia y Control Aéreo (SINVICA)- hasta
este presente, su Ministerio no ha sido capaz
de dar una respuesta oportuna y eficiente
sobre este tema, mínimamente seria y
técnicamente sustentable?
Todo hace pensar que el Secretario FORTI no
pudo plantear este tema desde la óptica de
estas sencillas preguntas.
Tema 3) ¿Qué más hay que discutir acerca
de las visiones en torno a la Misión de
Naciones Unidas en Haití?
Hace tiempo, desde que se conformó la
Misión de Naciones Unidas en Haití, se viene
discutiendo sobre el carácter de esta misión.
Estas discusiones devienen básicamente
porque no se sabe porque se está en Haití.
Los dos Estados han tenido una respuesta
que supuestamente es políticamente
correcta en torno a un país que
geográficamente pertenece al Hemisferio
Occidental, al ámbito de la Organización de
los Estados Americanos (OEA), pero que
políticamente,
culturalmente
y
económicamente no tiene ningún vínculo
con Argentina y Chile. Sin embargo, esta vez,
la retórica pudo más que la racionalidad, y
ambos países han enviado contingentes
militares a esta misión, sin que existan
suficientes intereses para contraponer y
justificar el esfuerzo.
NOTAS:
8. Para ahondar sobre este tema, leer el artículo
del
autor
publicado
digitalmente
en
AAINTELIGENCIA,
en:
http://www.aainteligencia.cl/?p=1022
23
Las relaciones argentina chilenas de defensa
Hace tiempo que este esfuerzo militar no
tiene sentido. Que no pasa por ningún
análisis
de
aptitud,
factibilidad
y
aceptabilidad.
¿Cuánto tiempo habrá que esperar para que
se tome una decisión racional? ¿Son
secretarios y subsecretarios de Estado los
decisores competentes que pueden discutir
este tema en una reunión como la recién
realizada en la COMPERSEG?
¿No deberían los funcionarios de menor
jerarquía tratar estos temas a su nivel por
otros medios de comunicación entre ellos o
acaso la COMPERSEG se ha transformado ya
no en una reunión de ministros sino en otra
de menor jerarquía?
Sería insólito que en una reunión de esta
naturaleza se tratara los temas de la Misión
en Haití en términos operativos y tácticos.
Realmente cuesta imaginar que la
COMPERSEG se haya convertido en un
ámbito en donde se analizan los efectivos
con parte de enfermo, si se ha violado
alguna norma o si algún efectivo se ha
extralimitado en sus funciones o si en tal o
cual día la comida no fue condimentada
adecuadamente por el cocinero a cargo del
rancho o si las comunicaciones no fueron
hechas adecuadamente o si alguien tuvo un
accidente, etc.
Pero tal es la degradación de la COMPERSEG,
tal es la monotonía de la agenda, tan pobres
son los resultados obtenidos en los términos
aquí planteados que no es difícil sospechar
que la calidad de las políticas públicas que
aquí deberían coordinarse y comprometerse
es lo menos que se discute en estas
reuniones bilaterales
24
Haití muestra claramente la ausencia de una
política pública en materia de seguridad
internacional.
Haití
muestra
descaradamente la falta de sustento técnico
político en algunos de los decisores que no
dudaron en despilfarrar recursos humanos,
materiales y crediticios para enviar un
contingente militar a una Misión que no
responde a ningún interés específico, salvo
la satisfacción personal que pudo tener
algún líder político involucrado en cada
Estado respecto al envío de tropas a esta isla
con un sentimiento más cercano a una
posición adolescente antiyanqui que a la
persecución del logro de un interés concreto
y específico para su país.
¿Gracias a Haití, que interés concreto y
específico ha alcanzado el Estado chileno
hasta ahora? ¿Qué ha logrado el Estado
argentino?
La respuesta es muy simple. Nada.
Cabe destacar que en los primeros días del
mes de septiembre visitó la Argentina el
Ministro de Defensa de Brasil, Celso
AMORIM, quien propuso modificar y reducir
el perfil militar de seguridad de la Misión de
Naciones Unidas en Haití y llevarlo hacia
actividades de cooperación y de ayuda al
desarrollo de ese país. (9)
Las relaciones argentina chilenas de defensa
El Estado brasileño, a diferencia de
Argentina y Chile, SÍ tiene intereses
concretos en la Misión de Naciones Unidas
en Haití.
¿O acaso será que la conversión en un
Estado subordinado al Estado brasileño sea
el interés concreto que persiguen con
obstinada aplicación los líderes políticos
argentinos y chilenos con respecto a la
participación de sus contingentes militares
en esta isla caribeña?
Tema 4) ¿Cuál es el nivel de discusión
técnica acerca del intercambio en temas de
industria y tecnología de la Defensa entre
ambos países?
Éste es uno de los temas permanentes de
casi todas las reuniones de la COMPERSEG.
Sin embargo, quienes lo tratan poco parecen
conocer acerca del cual es el rol que deben
tener las carteras y estructuras de defensa
en la economía de los países y
específicamente cual es su papel con
respecto a la ciencia, la tecnología y la
industria, visto desde el espejo que brindan
los Estados más desarrollados de la
comunidad internacional, es decir, desde la
perspectiva de aquellos que poseen una
economía de mercado abierta y capitalista y
un Estado republicano, democrático y
respetuoso de los derechos humanos.
En ese sentido, primero, es necesario
considerar que:
1) Implementar un sólido sistema de ciencia,
tecnología y obtención de medios para la
defensa, no es una acción que pasa por la
coordinación, sino por las necesidades de un
actor que deben ser satisfechas por otros
actores en el marco de las leyes de oferta y
demanda del mercado.
2) Para poseer un sólido sistema de
obtención de medios para la defensa se hace
indispensable cambiar radicalmente el actual
sistema logístico vigente en las fuerzas
armadas argentinas y chilenas.
3) Para tener un sistema sustentable de
ciencia y tecnología debe existir un mercado
ávido de soluciones tecnológicas para
sostener y mejorar sus respectivas
actividades, es decir para obtener mayores
beneficios.
4) Para ello, el sistema de ciencia y
tecnología de ambos países no debe estar
sobredimensionado, debe poseer recursos
humanos y materiales idóneos para
satisfacer esa demanda, pero primero debe
crearse una demanda sustentable.
5) Por este motivo, el sistema logístico de la
defensa de ambos países debe cambiarse,
precisamente, para generar una demanda
razonable de acuerdo a sus recursos
financieros y a la oferta de investigación y
desarrollo que ofrece cada país. Oferta
actual que responde más a ciertos criterios
corporativos que a criterios económicos y
por lo tanto es poco competitiva a nivel
local, regional y global.
NOTAS:
9. El nuevo Ministro de Defensa de Brasil, Celso AMORIM, visitó la Argentina en la primera gira oficial por la región y se encontró con su par argentino, Arturo
PURICELLI. Uno de los puntos más importantes que se trató fue el futuro de la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH), el esquema
de Cascos Azules que comandan los brasileños y en el cual la Argentina contribuye con 560 uniformados. Entre otros aspectos, se pretende modificar y reducir el
perfil militar de seguridad y llevarlo hacia actividades de cooperación y de ayuda al desarrollo del país caribeño, con ingenieros militares y asistentes sociales.
Dicho tema continuará discutiéndose en Montevideo por cancilleres y Ministros de Defensa de los países sudamericanos con tropas en Haití. Según sostuvo el
diario Ámbito Financiero, “AMORIM sintetiza los desafíos políticos de una potencia emergente que aspira a una silla en el Consejo de Seguridad que demandará
compromisos militares, con territorio extenso en fronteras de cierta inestabilidad, lidera acuerdos regionales de cooperación militar y de integración de matrices
de industrias de defensa, impulsa la prospección y exploración offshore que requiere protección naval disuasiva (buques y submarinos, incluido el nuclear en
desarrollo), cierra asociaciones estratégicas con potencias (Francia) que abarcan asuntos militares y nucleares y emprende procesos de rearme -ahora en riesgo
por recortes fiscales- basados en transferencia de tecnología de punta de terceros países en conjunción con su propia industria para la defensa”.
Tras reunirse con el Ministro PURICELLI, AMORIM expuso los ejes de la posición brasilera sobre la cooperación bilateral y sudamericana en la Escuela de Defensa
Nacional. Como también informó La Nación, entre otros aspectos tratados por los pares en Defensa, se revisaron las áreas de cooperación en torno a un diálogo
político-estratégico; ciencia, tecnología y producción; cooperación militar; y la Antártida y el Atlántico Sur. Queda pendiente la cesión mutua de repuestos para
aviones de combate, iniciativa firmada en 2008 que permitía la cesión de partes, motores y electrónica de cazas brasileños para los Mirage III argentinos,
mientras que los aviadores brasileños recibirían lotes en desuso de la Fuerza Aérea Argentina para sus Boeing 707. En su exposición sobre la política de defensa
brasilera, el ministro defendió la idea de que la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) diseñe su propia estrategia de “disuasión” para proteger sus
«grandes recursos» de amenazas de fuera de la región, sosteniendo que “podríamos ser afectados incluso por guerras entre países de fuera de la región en
disputa por recursos naturales”. Repitió que la matriz de la seguridad regional está “en los pasos que han dado los doce países de la UNASUR para acordar
estrategias comunes y de desarrollo autónomos” dentro del Consejo Sudamericano de Defensa. Mencionó su interés por “aumentar la cooperación con los países
de la región. También queremos estrechar relaciones con los países africanos y convertir el Atlántico Sur en una zona de paz y libre de armas de destrucción
masiva en especial nucleares”. Enfatizó también que Brasil “jamás” intentaría imponer una estrategia de Defensa en la región y puso como ejemplo la actitud
“fuertemente cooperativa” de su país para la producción de equipos militares en conjunto con otros países suramericanos. Por último, destacó los acuerdos
vigentes con la Argentina, Chile y Colombia para que cada uno produzca piezas para la fabricación de un avión de carga militar (KC-390) desarrollado por la
empresa aeronáutica brasileña Embraer. (Ver Ámbito Financiero, sección Política, 06/09/2011 y ver La Nación, sección Política,06/09/2011).
25
Las relaciones argentina chilenas de defensa
6) En este sentido, vale aclarar que una
economía de mercado permite que en un
proceso de obtención existan actores
claramente diferenciados, esto significa que
quien desarrolla un nuevo producto, no
necesariamente lo produce, quien decide la
obtención y la financia no es quien opera
finalmente el producto y por supuesto quien
certifica u homologa el producto es -en la
medida que se pueda- un tercero fuera del
proceso de obtención, para darle
transparencia y sanos criterios de eficiencia
a todo el proceso. Los bienes y servicios así
producidos son generalmente competitivos y
quien se especializa en producción de
investigación y desarrollo de productos
explota sus fortalezas y aprovecha la sinergia
de otros actores que tienen fortalezas y
ventajas competitivas para producir y
comercializar ese producto y/o sus
componentes e insumos. Se forma entonces
una cadena de valor.
7) En una economía de mercado y en
organizaciones
verdaderamente
profesionales, los procesos de obtención se
administran siguiendo el esquema siguiente:
26
Gráfico 1: Ciclo de vida representativo para adquisiciones de defensa
Figura 2-2. Ciclo de Vida Representativo para Adquisiciones de Defensa, Per US DOD 5000.2 (Rev. 2/26/93)
Fase 0
Fase I
Fase II
Fase III
Fase IV
Determinación
Exploración
Demostración
Desarrollo de
Producción
Operación y
de Misión que se
de Concepto y
y Validación
Ingeniería y
e implementación
Soporte
necesita
Definición
Manufactura
HITO 0
HITO I
HITO II
Aprobación
Aprobación
Aprobación
de Estudios de Demostración de Desarrollo
de Conceptos
de Conceptos
HITO III
HITO IV
Aprobación
Aprobación
de Producción de Modificaciones
Mayores como se
requiera
Fuente: US DOD 5000.2 (Rev. 2/26/93)
8) Un esquema como el de arriba necesita
de una cultura de economía de mercado, un
gerenciamiento profesional, honesto e
idóneo y una serie de mecanismos de
confianza institucional y fundamentalmente
de cumplimiento de contratos.
9) Es importante tener en cuenta que de
ninguna manera los proyectos militares
conjuntos multinacionales generan por sí
mismos una optimización de los recursos
disponibles. Son los productos y servicios
competitivos, en costo y calidad, los que
pueden hacer, durante su ciclo de vida, que
los recursos disponibles para su obtención y
uso puedan ser optimizados.
10) Si los proyectos y las tecnologías
asociadas en acuerdos multinacionales no
son confiables y no responden a las
expectativas operativas de los usuarios
finales y a las de costo de los respectivos
fiscos, no constituyen una medida de
confianza mutua, sino una causal de
degradación de las relaciones institucionales.
11) Para que exista en este campo un
elemento sinérgico a la confianza mutua
entre dos Estados, es necesario crear una
demanda conjunta o específica, combinada,
sostenible y compartida. Es necesario crear
una escala que asegure la mutua
dependencia y genere un estado de
necesidad compartido que minimice la
confrontación. Por ejemplo, la obtención de
un sistema de armas común para las fuerzas
armadas de dos países tiene mayor efecto
como medida de confianza mutua que la
simple firma protocolar de un acuerdo de
ciencia y tecnología cuyo producto es difícil
de evaluar y compartir; y que además puede
ser usado por ambos firmantes en productos
de empleo mutuamente ofensivo. Otro
ejemplo es la complementariedad industrial
en la provisión de un servicio de
mantenimiento de determinados equipos y
sistemas de armas, el cual tiene un efecto
mayor en la minimización de causales de
beligerancia que la firma de un acuerdo en
papel o la expresión de amistad que pueda
manifestar los funcionarios de una y otra
cartera ministerial.(10)
Las relaciones argentina chilenas de defensa
NOTAS:
10. Más detalles sobre estos aspectos
pueden leerse en RUNZA, Ricardo
“Desmitificando algunos paradigmas de la
economía de defensa de la Argentina. Una
crítica constructiva al Informe de la Defensa
Nacional en la Agenda Democrática”,
ponencia presentada en el VII Encuentro
Nacional de Estudios Estratégicos, Escuela de
Defensa Nacional, Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, 2 al 4 de noviembre de 2004.
11. Estas embarcaciones fueron construidas
bajo licencia en Talcahuano, por ASMAR
(Astilleros y Maestranzas de la Armada) y se
supone que las que se incorporen a la
Armada Argentina sean también montadas
bajo licencia en los astilleros navales locales
de ARS (Astilleros Río Santiago). Ver:
http://patrullerasargentinas.blogspot.com/2
009/07/futuros-patrulleros-pom-de-laarmada.html
Por, otro lado, en segundo término, es
necesario considerar el estado de situación
de algunos emprendimientos realizados por
ambos Estados, en el marco de la
COMPERSEG.
En ese sentido, nada mejor para demostrar
la distancia existente entre el discurso y la
realidad que el estado de situación del
proyecto combinado de Patrulleras de Alta
Mar.
Hace años atrás, en el seno de la
COMPERSEG, se había concebido un
proyecto binacional, para el desarrollo de
un Patrullero Marítimo Regional que
satisficiera los requerimientos de la Armada
Argentina y Chilena. Se buscaba con ello
impulsar la adopción de un mismo diseño
con los mismos componentes básicos de
propulsión y navegación, a fin de generar
una red de soporte común orientada a
generar beneficios y ventajas para los países
involucrados, fundamentalmente rebajando
costos de logística y mantenimiento.
En ese entonces, la Armada Argentina
participó en el proceso de selección del
diseño básico de ingeniería de la nave
realizado por la marina chilena, que en el
año 2005 seleccionó el diseño OPV 80,
propuesto por el constructor alemán
FASSMER.
Pero la realidad indica que mientras en la
Argentina los patrulleros oceánicos siguen
en el anuncio, en Chile no solo se terminó la
primera serie de dos (PZM-81 “Piloto
Pardo” y PZM-82 “Comandante Toro"), sino
que se construyen más de estas naves
“primas” del proyecto argentino, en el
marco del plan naval chileno Danubio
IV.(11)
Como
puede
inferirse,
de
las
consideraciones enumeradas y de este
ejemplo concreto, la distancia -en las
relaciones argentina-chilenas de defensaentre la realidad y el discurso es enorme.
¿Habrá sido sobre esta distancia lo que se
discutió en la COMPERSEG acerca de este
tema?
27
Las relaciones argentina chilenas de defensa
Este ejemplo muestra que las asimetrías y el
grado de compromiso son tan grandes y tan
diferentes entre ambos Estados que
cualquier otra cuestión no impide que sea
fácilmente perceptible que la COMPERSEG
(así, como hoy funciona) ha dejado de ser un
instrumento eficaz para obtener resultados
concretos y exitosos en este tema.
Tema 5) ¿Qué más se puede decir acerca del
trabajo desarrollado en el marco del Consejo
de Defensa Sudamericano de UNASUR?
Es inimaginable que en una reunión de la
COMPERSEG se trate un tema que se ha
desarrollado o que se va a desarrollar en
otro ámbito similar pero más amplio, como
es el Consejo de Defensa Sudamericano de
la UNASUR. Es obvio, que este tema no tenía
que ser tratado en la COMPERSEG, salvo que
se crea que la posición de argentinos y
chilenos no puede coordinarse de otra
manera más barata y efectiva tal como una
videoconferencia o un simple llamado
telefónico entre los decisores.
Este tema, tratado en este seno, solo puede
dar lugar a pensar que fue un tema de
relleno para completar una agenda pobre de
contenido y cumplimientos.
Tema 6) ¿Qué se pudo decir acerca de las
materias relacionadas con el desarme y la no
proliferación?
O acaso en materia de no proliferación,
¿Habrá el Secretario FORTI informado acerca
del proyecto de construir un submarino
nuclear en tres años, tal como si el Estado
argentino fuera “el Maradona” de esta
industria, haciendo además una promesa de
no contaminación de las aguas oceánicas
pese a que el reactor que piensan instalar
tiene importantes acusaciones al respecto
tras treinta años de fracaso comercial?
Es impensable que el Secretario FORTI haya
hablado en torno a estas simples y muy
concretas preguntas.
En síntesis, como se ha visto, la monotonía
de esta agenda ha sido enorme. Escuchar las
disertaciones, un fastidio. Las caras de
aburrimiento, fatales. Mientras que los
costos y la falta de resultados en
oportunidad y calidad, como siempre,
pagados por los contribuyentes.
III. Un tema aparte. La Fuerza
Binacional “Cruz del Sur”
Una de las cuestiones importantes y
especiales tratadas en la XXIII reunión de la
COMPERSEG a finales de este mes de agosto
pasado fue la Fuerza Binacional “Cruz del
Sur”.
La respuesta es muy sencilla: nada nuevo.
En materia de desarme, ¿Habrá el Secretario
FORTI detallado la situación de desarme que
presentan las fuerzas armadas argentinas,
conforme a las declaraciones públicas del
Presidente de la Comisión de Defensa de la
Honorable Cámara de Diputados del Estado
argentino, Diputado Julio Cesar MARTINEZ?
28
NOTAS:
12. Las declaraciones del Diputado MARTINEZ
pueden escucharse en la siguiente entrevista
radial:
http://www.visionfederal.com/201108031008
3/Entrevistas/julio-martinez-diputadonacional-ucr-02-de-agosto.html
Las relaciones argentina chilenas de defensa
Dice el parte de prensa difundido:
“Uno de los puntos destacados de la jornada
fue la reunión del Grupo Bilateral de
Dirección Política de la Fuerza de Paz “Cruz
del Sur” (FPC), órgano de alto nivel
encargado de entregar los orientaciones de
nivel político al trabajo de la Fuerza de Paz
binacional.
En la ocasión, se verificó el estado de avance
del plan de alistamiento, equipamiento y
entrenamiento de la fuerza, y se acordaron
posiciones comunes respecto del trabajo a
realizarse durante el último trimestre de
2011 y 2012 para alcanzar la completa
operacionalización de la FPC”. (13)
En ese sentido, es importante destacar que
esta fuerza binacional se constituyó con una
estructura terrestre, naval y aérea (tal como
se muestra en el Cuadro 1) a los efectos de
ser puesta a disposición de la Organización
de Naciones Unidas, con el propósito de ser
empleadas
en
operaciones
de
Mantenimiento de la Paz en donde sea
requerido.
Esta fuerza no se diseñó como una fuerza
integrada, sino como una fuerza compuesta
de unidades que se complementan. Una
fuerza conformada por “nosotros” y “ellos”.
No hay una estandarización de sistemas de
armas, de equipos, etc. Se armó con lo que
se tiene y con lo que se puede. Por ende,
puede inferirse que sus costos de operación
y mantenimiento son altos.
A simple vista, puede observarse que esta
fuerza no cuenta con un presupuesto
específico mediante un régimen de expensas
compartido por cada Estado. Cada Estado se
hace cargo de sus gastos, lo que genera una
alta vulnerabilidad, dada la falta de tradición
de cumplimiento institucional que posee el
Estado argentino y que esta relación
bilateral tiene ya una vasta experiencia de
16 años en ese sentido.
Pero lo más increíble de esta fuerza es que
para conformarse se necesitó de un Estado
Mayor Conjunto y Combinado de doce
hombres (seis “de los nuestros” y seis “de
los otros”) que tardó para alcanzar este
resultado
unos
SEIS
AÑOS
aproximadamente, si se lo contabiliza desde
el mes de agosto de 2005, cuando los dos
ministros de defensa comenzaron las
negociaciones para la formación de esta
fuerza, hasta el 14 de Junio reciente, fecha
en la cual fue presentada en Buenos Aires al
Secretario General de las Naciones Unidas,
Sr. Ban KI-MOON.
De acuerdo a los Memorandos de
Entendimiento (MOU) entre ambos países y
las actualizaciones realizadas, el empleo de
la Fuerza de Paz Combinada contempla tres
etapas:
1) La Preparación de la Fuerza: en la que se
consideran la conformación de las fuerzas,
su
alistamiento
y
entrenamiento,
terminando con la presentación de las
fuerzas ante la ONU. Se destaca nuevamente
aquí que para esto se tardó SEIS AÑOS.
Cuadro 1: Componentes de la Fuerza Binacional “Cruz del Sur”
TERRESTRE
1001 hombres
NAVAL
189 hombres
AÉREO
195 hombres
Una Unidad de helicópteros integrada
1 Patrullero Oceánico (OPV: Off Shore Patrol por 8 aeronaves: 2 Bell 212 (Fuerza
2 Batallones integra-dos por personal de
Vessel) con 1 helicóptero de enlace y 1 Corbeta Aérea Argentina) 2 HUEY II (Ejército
Ejército e Infantería de Marina.
tipo MEKO 140.
Argentino) 2 SA-330 (Ejército de Chile)
2 UH-1H (Fuerza Aérea de Chile).
Fuente: Ministerio de Defensa argentino
NOTAS:
13. Ver parte de prensa del Ministerio de
Defensa chileno del 31 de agosto de 2011 en
el
siguiente
link:
http://www.ssdefensa.cl/comperseg.html
29
Las relaciones argentina chilenas de defensa
2) El Stand By: en esta etapa se continúa con
el entrenamiento de las fuerzas y se crea el
puesto de Comandante Binacional de la FPC.
3) El Empleo de la Fuerza: esta etapa esta
compuesta de otras tres fases: el
Predespliegue, el Despliegue y Operación y
el Repliegue, considerando que en las fases
de Despliegue y Operación, el Force
Commander del área de misión ejerce el
control operacional sobre las componentes
empleadas. El tiempo previsto para iniciar el
despliegue de las fuerzas es entre 30 y 90
días a partir del mandato del Consejo de
Seguridad de la ONU y de la respectiva
aprobación de ambos países. El tiempo de
despliegue previsto en el Área de la Misión
es de 6 meses pudiendo prorrogarse en caso
de ser necesario.
De acuerdo a las declaraciones públicas
realizadas por los funcionarios participantes
en la XXIII reunión de la COMPERSEG el
primer ejercicio de entrenamiento de esta
fuerza binacional se llevará a cabo en el año
2012, es decir que, de acuerdo a lo
anunciado, la segunda etapa prevista en los
MOU firmados se inicia recién en el
SEPTIMO AÑO. (14)
Cabe destacar que en caso de ser requerido
el empleo de esta fuerza binacional, ambos
países comunicarán a las Naciones Unidas, la
fecha en que la misma estará en condiciones
de ser desplegada y su conformación, que
puede ser por componentes, por
organizaciones modulares o comprender la
totalidad de las fuerzas señaladas.
30
Esta característica en particular muestra de
manera contundente la ineficiencia que ha
tenido el proceso de conformación de esta
fuerza. Más aún si se lo compara con los
procesos de conformación de otras fuerzas
de similares perfiles técnicos profesionales,
inclusive de aquellas diseñadas con una
mayor envergadura, para cumplir misiones
similares.
En ese sentido, esta es una prueba
irrefutable de lo que ya alertara
oportunamente en mi trabajo del año 2004,
en relación a que “una nueva Comunidad de
Seguridad podría darse inicialmente entre
éstos dos países, pero con gradientes
menores de calidad y eficacia en sus
instrumentos militares y de coordinación
política, más aún si lo comparáramos, por
ejemplo, con el caso europeo”.
Pero el verdadero problema de esta fuerza
binacional no es esencialmente técnico
militar, mas allá que su diseño posee
importantes vulnerabilidades y debilidades.
Es político.
NOTAS:
14. Es importante destacar que el Acta
Acuerdo del 27 de diciembre de 2005, ya
establecía plazos muy laxos para esta fuerza
binacional. En ese entonces, se estimaba
realizar este proceso en TRES años. Su simple
lectura permite inferir también que las tareas
encomendadas fueron diseñadas con poco
rigor técnico y sin un fuerte compromiso.
Además claramente puede observarse que no
fueron suficientemente evaluadas para
obtener resultados concretos en tiempos más
perentorios.
Ver
en:
http://www.resdal.org/ultimosdocumentos/acuerdo-bilateral.html
Las relaciones argentina chilenas de defensa
Hoy en día, los Estados de Argentina y Chile
les muestran a la comunidad internacional
que poseen una fuerza binacional de las
características señaladas. Es una excusa
maravillosa para la declamación y la retórica,
para lucirse histriónicamente en la oratoria,
especialmente, frente a un escenario
internacional, para que algún líder
transitorio del poder ejecutivo de estos
Estados se muestre como un estadista en
reuniones, seminarios, plenarios, etc. Pero la
pregunta que un observador debe realizarse
es: ¿OK, pero bajo que política de seguridad
internacional?
Y hete aquí el mayor problema de la
COMPERSEG. En dieciséis años de existencia
no ha sido capaz de diseñar una política de
seguridad internacional que se haya
constituido en una política específica y
concreta combinada, aceptada y compartida
por todo el espectro político de los dos
países, oportunamente refrendada por
ambos Parlamentos.(15)
Entonces tenemos supuestamente la fuerza
binacional pero no tenemos la política.
Pero tal como dijimos anteriormente esta
relación enfrenta otro problema estructural
porque uno de los Estados carece de un
sistema de seguridad similar al del otro
Estado.
¿Cómo se va a coordinar el empleo de esta
fuerza binacional si la percepción de
amenazas y riesgos es tan diferente, si el
empleo de los medios de defensa entre
ambos países es tan contradictoria y si los
decisores en materia de defensa tienen
competencias tan asimétricas?
Pero además, ¿cómo se va a coordinar el
empleo de esta fuerza, a pesar de que exista
una solicitud de la ONU, si ambos países
tienen una mirada diferente y no
consensuada acerca de su propia política
exterior y de su política de seguridad
internacional?
¿Cuál es la política de seguridad combinada
de los Estados de Argentina y Chile?
¿Cuál es la política de seguridad
internacional combinada de los Estados de
Argentina y Chile?
¿Cuál es la política de seguridad estratégica
combinada de los Estados de Argentina y
Chile?
¿Cuál es la política de defensa combinada de
los Estados de Argentina y Chile?
¿Podrá ser viable el empleo de una fuerza
como ésta si en ambos Estados nacionales
gobiernan partidos o lideres políticos de
diferente ideología y de diferentes miradas
políticas?
Muchas preguntas y ninguna respuesta. En
16 años de existencia de la COMPERSEG no
se ha podido aclarar ninguna de ellas. Tal
vez, en todo este tiempo nadie se las haya
formulado. Es tiempo que lo hagan y espero
que no se tomen otros 16 años para
contestarlas.
IV. CONCLUSIONES
Tal como se dijo inicialmente es indudable
que la COMPERSEG tuvo un rol importante,
a lo largo de su existencia, en las relaciones
argentinas y chilenas de defensa, pero las
guerras y los conflictos bélicos no los
fabrican los militares, las hacen los políticos
a cargo de un Estado. Los militares solo
ponen su vida en riesgo.
Si esto tan sencillo es entendido, la
COMPERSEG seguramente va a funcionar
con más calidad porque va a empezar a
actuar entendiendo cual es el rol de cada
componente estatal de esta especial relación
bilateral. Por eso, es necesario superar la
adolescencia política de algunos funcionarios
y autoridades de ambos Estados,
especialmente del actual Ministerio de
Defensa argentino.
Por el bien común de ambas sociedades,
este mecanismo diplomático necesita
madurar rápidamente. No se puede esperar
otros dieciséis años para ello. Los Estados
nacionales de ambos países necesitan que la
COMPERSEG empiece a arrojar resultados
con altos estándares de calidad, en
oportunidad, forma y costos aceptables.
Pese a todo lo aquí descripto, los resultados
obtenidos, aún representan una enorme
oportunidad para mejorar. Hay que tener
voluntad política en ambos Estados para
lograrlo, sino el futuro de este mecanismo
será la continuidad de este presente, es
decir una formalidad más sin contenido o
con un contenido pobre, replicando en cierta
manera el fenómeno que Guillermo
O`DONNELL afirma que sucede con la
democracia y los Estados liberales
latinoamericanos. (16)
NOTAS:
15. Se le destaca al lector, que relea la primera
ACTA ACUERDO del 27 de diciembre de 2005,
antes citada y observe que los Ministros
firmantes no fijan en el documento ninguna
política, sólo “se acuerda constituir un
mecanismo de dirección política binacional” y se
crea una fuerza militar binacional sin una
dirección política adecuada, sin objetivos
específicos, como si el fin de ser utilizada bajo
Mandato de Naciones Unidas fuera lo único
suficiente y necesario.
16. Guillermo O´DONNELL sostiene que en la
mayoría de los países latinoamericanos “(...) las
libertades democráticas, propiamente políticas,
son efectivas: votación sin coerciones, libertad de
opinión, de movimiento, de asociación y otras.
Pero para grandes segmentos de población, las
libertades liberales básicas son negadas o
violadas recurrentemente (...). La efectividad del
conjunto de derechos democráticos y liberales es
condición de la plena ciudadanía civil y política.
En muchas de las nuevas poliarquías, los
individuos son ciudadanos en relación con la
única institución que funciona de la manera
prescripta por sus reglas formales, las elecciones.
En el resto, sólo los miembros de una minoría
privilegiada son ciudadanos plenos”. Ver en
O´DONNELL,
Guillermo:
“Otra
institucionalización” en revista Ágora, Buenos
Aires, N° 5, Invierno de 1996, pp. 26-27
31
32
Las relaciones argentina chilenas de defensa
Bibliografía
•MINISTERIO DE DEFENSA de ARGENTINA, ACTA DE
ACUERDO BILATERAL ENTRE LOS MINISTERIOS DE
DEFENSA DE LAS REPUBLICAS DE ARGENTINA Y DE
CHILE PARA LA CREACION DE UNA FUERZA DE PAZ
COMBINADA, Buenos Aires, 27 de diciembre de
2005.
•MINISTERIO DE DEFENSA de CHILE, Parte de Prensa
del 31 de agosto de 2011.
•O´DONNELL, Guillermo: “Otra institucionalización”
en revista Ágora, Buenos Aires, N° 5, Invierno de
1996.
•RUNZA, Ricardo
“El concepto de seguridad
estratégica del Estado ¿Una salida al laberinto
argentino en materia de seguridad y defensa?”,
Revista AAINTELIGENCIA, Santiago de Chile, abril de
2011.
•RUNZA,
Ricardo
“Desmitificando
algunos
paradigmas de la economía de defensa de la
Argentina. Una crítica constructiva al Informe de la
Defensa Nacional en la Agenda Democrática”,
ponencia presentada en el VII Encuentro Nacional
de Estudios Estratégicos, Escuela de Defensa
Nacional, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2 al 4
de noviembre de 2004.
•RUNZA, Ricardo “Análisis y Evaluación de las
relaciones argentino-chilenas de defensa, desde la
perspectiva de la Comisión Permanente de
Seguridad (COMPERSEG)”, IIK, Hamburgo, 2004.
inteligencia
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