revista 10 - Salvadme Reina de Fátima

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Número 10
Febrero/Marzo
2004
Ellas reciben la
bendición del Papa
Sergio Hollmann
Presentación del Niño
Jesús, iglesia de Santa
Maria Formosa
- Venecia, Italia
A
hora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo
se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la
que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para
iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.
Canto de Simeón, Lucas 2, 29-32
Revista de los
HERALDOS DEL
EVANGELIO
Asociación privada internacional de
fieles de derecho pontificio
Ano I, nº 10, Febrero - Marzo 2004
Director Responsable: Pablo Beorlegui V. · Edita: Editorial Apóstol Santiago S.A. Américo Vespucio Sur 268 D Las Condes, Santiago de Chile
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Los artículos de esta revista podrán ser reproducidos, indicando su fuente y
enviando una copia a la redacción. El contenido de los artículos es responsabilidad de los respectivos autores.
Portada: La VicePresidente General
de los Heraldos del
Evangelio, Mariana
Morazzani, recibe
la bendición
del Papa en la
audiencia del 19
de noviembre.
(Foto:L’Osservatore
Romano)
Thimoty Ring
Bolivia: La Paz Av. H. Siles 5054
Canadá - Toronto: ceremonia de recepción de hábito de los Heraldos en la
Basílica de San Pablo. Las jóvenes aspirantes rezan la Consagración a la Virgen
antes de ser revestidas del hábito (pp. 28-29)
Escriben los lectores ..................................................................................................................... 4
Editorial .......................................................................................................................................... 5
El sermón de la Montaña ............................................................................................................ 6
Finalidad de la Música Sacra: Gloria de Dios y Santificación de los fieles ........... 14
Rumbo al Reino de María ....................................................................................................... 18
El hombre a quien Dios quiso llamar "Padre" ................................................................... 22
Heraldos en el Mundo ............................................................................................................... 26
La mejor noche que tuve en Roma ......................................................................................... 34
Una obra nacida a los pies del Santísimo Sacramento .................................................. 38
¿Buen o mal ladrón? .................................................................................................................. 40
Tartaleta del Sagrado Corazón ............................................................................................... 44
Lourdes y el Santo Rosario ...................................................................................................... 45
Tan sólo tres ducados ................................................................................................................ 48
Majestuoso joyero para el Sacramento de Amor................................................................ 50
ESCRIBEN
TÓNICO DE CATOLICISMO
Soy lector permanente de esta
publicación, que me “conquistó”
desde el primer ejemplar.
Más que felicitarlos, alentarlos
o hacer cualquier observación,
quiero agradecerles la posibilidad
de recibir en sus páginas una “corriente de aire fresco” en la rutina
doméstica.
Quizá se encuentren ustedes
tan habituados a las maravillas con
que conviven (su forma de vida, sus
trajes, sus ceremonias), que no miden justamente el impacto enorme
de su presencia. ¡Son un tónico de
catolicismo!
Por encima de todo, gracias a
Dios y a su Madre por darnos, a
través de los Heraldos, el ánimo y
el empuje para seguir enorgulleciéndonos de ser cristianos en el
siglo XXI.
Javier Torres F. (Santiago de
Chile)
LA MEJOR NOTA
Felicitaciones por su hermosa
revista, que comencé a recibir hace
cuatro meses.
Sus articulistas tienen una apasionante capacidad para abordar
los asuntos desde los ángulos más
distintos, incluso sorprendentes,
pero siempre con gran acierto.
La mejor calificación la merece
el Sr. Presidente de los Heraldos,
don João Clá, cuyo conocimiento
y unción para hablar de los evangelios, la Iglesia, etc., llega a lo
profundo del corazón... y la conciencia. Algo muy señalado en los
movimientos laicales.
4
HERALDOS DEL EVANGELIO
LOS
LECTORES
Reiterando mi aplauso y mis
mejores votos para esta Asociación
ejemplar, me despido rogando a
Dios que les bendiga.
Josefina Lineros
EL MEJOR PESEBRE
Gracias a la invitación que incluyeron en la revista, tuve la oportunidad de visitar, o mejor dicho,
“presenciar” el fantástico pesebre
que hicieron en su casa central.
Me causó una gran impresión
ver el trabajo acumulado que estaba por todas partes, especialmente
en los detalles, el cuidado de la
ambientación, etc. Gracias de todo
corazón. La historia del Pesebre
que escuchamos esa tarde con mi
familia nos “evangelizó” a todos,
por así decir. Nos dejó muy claro
cuál era el auténtico sentido de la
Navidad. Fue de lejos el mejor pesebre que haya visto.
No se desanimen en hacer ese
tipo de obras, ya que calan muy
hondo en los corazones.
Beatriz Llanos
MARAVILLA DEL
GREGORIANO
Dos Heraldos del Evangelio visitaron mi casa hace un corto tiempo,
trayendo consigo la bendita imagen
de la Virgen de Fátima.
Aparte de suscribirme a la revista, que me interesó muy vivamente,
recibí de regalo un CD con la más
hermosa selección de cantos gregorianos. Fue algo celestial: cada
vez que necesito un momento de
tranquilidad, o recuperar la paz
· Febrero-Marzo 2004
perdida, escucho alguno de esos
himnos y me siento renovada.
Por otra parte, la revista no me
decepcionó para nada, todo lo contrario, es estupenda en su contenido y en su presentación.
Creo que va mejorando con cada
número.
Descubrí a los “Heraldos” en esa
oportunidad y hasta ahora no dejo
de maravillarme con la cantidad de
obras que sostienen y desarrollan
en el seno de la Iglesia.
Muchas gracias por todo eso.
Verónica Díaz
APOYO EN
MOMENTOS DIFÍCILES
Me siento obligado a agradecer
el enorme apoyo que su revista
me ha dado en medio de difíciles
circunstancias personales que tuve
que atravesar el último tiempo.
La sabiduría cristiana de los artículos me ha entregado la fuerza y la
lucidez para enfrentar situaciones
penosas, sin dejarme caer en el pesimismo o en la amargura.
A través de sus artículos he podido apreciar qué vivo se mantiene
el Evangelio en los días de hoy.
Pero más que la letra, lo he
podido constatar cuando los veo a
ustedes en las ceremonias que llevan a cabo, ya sea en los primeros
sábados de mes como en las demás.
Algo supe de unos CD que ustedes editaron y que envían por
correo; les agradecería que me
informaran sobre ellos para adquirirlos. Gracias de antemano
Andrés Ramírez
Editorial
L
os Ángeles hilan hipótesis y hacen consideraciones sobre
el futuro; los hombres, en general, ansían también saber
cómo será el día de mañana. Para Dios, entre tanto, no
existen incógnitas. Nada sucede sin que Él ya lo conozca
desde toda la eternidad. Toda la Historia se encuentra ante
Él como un perpetuo presente.
¿Por qué Dios no nos revela en detalle ese conocimiento exacto del
porvenir?
Entre otras razones, para mantenernos en estado de vigilancia: “En
cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni los ángeles del Cielo, ni el Hijo,
solamente el Padre. ¡Estad alerta! Vigilad porque no sabéis cuando será el
momento” (Mc 13, 32-33). Si el hombre tuviese conocimiento del día
y hora de su propia muerte, por ejemplo, correría el grave riesgo de
relajar su comportamiento a lo largo de la existencia, dejando para el
último instante su conversión… esperanza muchas veces ilusoria, pues
generalmente se cumple el viejo aforismo: Qualis vita, finis ita – como
fue la vida, así será la muerte.
Además el hecho de que el hombre conozca el futuro podría ser
considerado una realización de la mentira de la serpiente a Eva en el
Paraíso: “Seréis como dioses” (Gn 3, 5). Tal prerrogativa haría crecer
irresistiblemente la inclinación de la humanidad a establecer un gobierno independiente del Creador.
En el crepúsculo de todo año nuevo surge dentro de nuestros corazones la incógnita de cómo será el desarrollo de los acontecimientos a
lo largo de los siguientes 365 días. ¿Moriremos en ese período? ¿Cómo
le ira a mi familia, mis negocios, mi salud, o inclusive mis relaciones sociales? ¿Habrá alguna nación o pueblo que pueda confiar plenamente
en su estabilidad? Aún más en esta era invadida de amenazas y acciones
del terrorismo internacional —con bombas nucleares esparcidas por
todo el orbe, y en la cual Dios y la moral van siendo cada vez más ofendidos y desafiados— , ¿con base en qué elementos se puede prever de
manera segura el rumbo del acontecer humano?
Entre tanto, para el hombre de Fe, hay una luz que no se apaga: La
Iglesia es inmortal. “Las puertas del infierno no prevalecerán contra Ella”
(Mt 16, 18). Cimentada en esa promesa del Divino Salvador, sean cuales fueren los acontecimientos, Ella no sólo no morirá nunca, sino que
producirá nuevos y bellos frutos hasta el fin del mundo.
También con la vista puesta en esa categórica promesa del Redentor,
deseamos a nuestros lectores un 2004 pleno de la convicción de que la
Iglesia es inconmovible, la Iglesia es inmortal.N
Febrero-Marzo 2004
UN
NUEVO
AÑO
· HERALDOS DEL EVANGELIO
5
COMENTARIO
AL
EVANGELIO
El Sermón de la Montaña
Las Bienaventuranzas enunciadas por Jesús cambiaron el
curso de la Historia y marcaron el inicio de una nueva era: el
Cristianismo. De ese modo la crueldad del mundo pagano fue
herida de muerte. Y la doctrina de la obediencia a la Ley se
refinó hasta un grado sublime: la práctica del amor y el deseo
de santificación. En este artículo, el lector encontrará uno de
los fundamentos del carisma de los Heraldos del Evangelio.
J
João Scognamiglio Clá Dias
Presidente General
En aquel tiempo, Jesús descendió del monte con sus discípulos
y sus apóstoles y se detuvo en un
llano. Allí se encontraba mucha
gente, que había venido tanto de
Judea y de Jerusalén, como de la
costa de Tiro y de Sidón.
20
Mirando entonces a sus
discípulos, Jesús les dijo:
“Bienaventurados ustedes los
pobres, porque de ustedes es el
Reino de Dios. 21Bienaventurados
ustedes los que ahora tienen
hambre, porque serán saciados.
Bienaventurados ustedes los que
ahora lloran, porque al fin reirán.
22
Bienaventurados serán ustedes
cuando los hombres los aborrez-
Sergio Hollmann
17
can y los expulsen de entre ellos,
y cuando los insulten y maldigan
por causa del Hijo del Hombre.
23
Alégrense ese día y salten de
gozo, porque su recompensa
será grande en el Cielo. Pues así
trataron sus padres a los profetas.
24
“Pero, ¡ay de ustedes, los ricos,
porque ya tienen ahora su consuelo! 25¡Ay de ustedes, los que
se hartan ahora, porque después
tendrán hambre! ¡Ay de ustedes,
los que ríen ahora, porque llorarán de pena! 26¡Ay de ustedes,
cuando todo el mundo los alabe,
porque de ese modo trataron sus
padres a los falsos profetas!”(Lc
6, 17. 20-26)
Las Bienaventuranzas cambiaron el curso de la Historia
(Jesús Bendicendo, Iglesia de Saint Séverin, Paris)
6
HERALDOS DEL EVANGELIO
· Febrero-Marzo 2004
DOCTRINA
Primera etapa de la
formación: la convivencia
A pesar de no estar dotados de
razón y, por lo tanto, incapaces de
entender una doctrina, los animales
aprenden como si tuviesen una escuela de aprendizaje. Existe entre
ellos un fuerte relacionamiento
instintivo, por el cual unos transfieren a los otros las experiencias
adquiridas.
Por ejemplo, en un determinado
momento, el águila comienza a
entrenar a sus crías lanzándolas en
las primeras tentativas de vuelo; la
leona transmite a sus cachorros lecciones prácticas de caza; y los insectos son blanco del instinto materno
de la gallina, cuando estimula a sus
pollitos a encontrar alimentos.
En un plano superior, esto ocurre también con el hombre, ser inteligente y poseedor de un noble instinto de sociabilidad. En los brazos
de la madre, el niño recibe las primeras lecciones: en el modo de ser
abrazado, besado, acariciado... él va
adquiriendo las primeras nociones
sobre la convivencia social. Después, en el trato con los hermanos y
parientes más cercanos, observando
sus modales y costumbres, asimilará
el estilo propio de su familia. Y sólo
mucho más tarde llegará la ocasión
propicia para una formación doctrinal y metódica.
Así también procedió Jesús con
sus Apóstoles y su pueblo.
Los niños, y hasta los cachorros
de los animales,
aprenden sus primeras lecciones
por el convivivir
milagrosa (Lc. 5, 1-7); quebrando
todos los padrones multiseculares,
tocó a un leproso, dejándolo sano
(Lc. 5, 12-14); y perdonaba los
pecados (Lc. 5, 18-20). Así, debido
a un convivio que se volvió asiduo,
todos estaban conquistados por la
ejemplaridad de Jesús en sus mínimos detalles.
Con la elección de los doce
Apóstoles, Jesús concluyó con llave
de oro la primera fase de sus enseñanzas. Su predicación y proceder
eran inéditos para la psicología y
mentalidad de los pueblos de la
Antigüedad.Tanto los judíos comu-
nes, como los propios Apóstoles
estaban maravillados, pero había
llegado el momento de exponer su
doctrina de modo claro, metódico y
sintético, con el propósito de conferir bases lógicas a todas sus acciones
y enseñanzas.
Es en esa secuencia que donde se
inserta el Sermón de la Montaña.
Con mucha propiedad, a ese
respecto se expresa Fillion: “La
institución del Colegio Apostólico y
el Sermón de la Montaña son hechos
conexos y ambos tienen un elevadísimo significado en la vida de Jesús.
Con razón son considerados como
los primeros pasos para la fundación
de la Iglesia. Con la elección de los
Apóstoles, Jesús buscaba auxiliares
y preparaba continuadores oficiales;
al pronunciar su
gran discurso, promulgaba lo que
expresivamente
se ha llamado la
Carta del Reino
de los Cielos.” (1)
Además, dada
el progresivo
disenso entre
Él, los escribas
y fariseos, se
hacía oportuna
kefas / stock.xchng
PARA LA EXPOSICIÓN DE LA
interrogación: “Manda con poder y
autoridad a los espíritus inmundos,
¿y ellos salen?” (Lc. 4, 36); curó a
la suegra de Pedro y un incontable
número de otros enfermos (Lc. 4,
38-41); realizó la inolvidable pesca
Anup Shah/Taxi Getty Images
I – DIVINA PREPARACIÓN
Los primeros pasos para
la fundación de la Iglesia
Ya había el Salvador predicado
en las sinagogas de la Galilea, “y
era aclamado por todos” (Lc 4, 15);
multiplicaba maravillas por donde
pasaba, expulsaba los demonios de
los posesos al punto de levantar la
Entre los animales existe una fuerte relación instintiva, por el que unos
transfieren a otros las experiencias adquiridas. En determinado momento,
el águila y la leona comienzan a entrenar a sus cachorros para la caza
Febrero-Marzo 2004
· HERALDOS DEL EVANGELIO
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Ricardo Castello Branco
Sólo la sangre estimulaba a los embrutecidos espectadores de los
espectáculos romanos (Imagen del Coliseo, Roma)
una definición del programa, para
así cumplir la profecía del Viejo
Simeón: “He aquí que este Niño está
puesto para ruina y resurrección de
muchos en Israel y para ser señal de
contradicción.” (Lc. 2, 34)
II – LA MAYOR PARADOJA
DE LA HISTORIA
Antes que entremos a profundizar los análisis de las Bienaventuranzas, consideremos la gran paradoja que representó, para la época,
el Sermón de la Montaña.
Los antiguos griegos acostumbraban llamar paradoja el enunciado (moral o doctrinal) que contrariase la opinión pública común y
corriente. Y autores de gran fama
afirman que ese Sermón fue la más
contundente, amplia y radical paradoja habida hasta entonces.
Para que mejor comprendamos
cuánto golpeó Jesús los fundamentos del paganismo en la gentilidad y
algunos desvíos introducidos en las
costumbres del propio pueblo electo, recordemos en rápidas pinceladas cual era el cuadro social de la
Antigüedad, al iniciar el Redentor
su vida pública.
8
HERALDOS DEL EVANGELIO
Las costumbres de la
Antigüedad
Fácilmente se pueden llenar
páginas y páginas con hechos demostrativos de la degradación del
mundo antes de Jesucristo. Limitémonos a algunos datos otorgados
por el conceptuado historiador J.
B. Weiss. (2)
El Sermón de la
Montaña fue una
contundente, amplia y radical paradoja en relación
a la antigüedad
Dice él: “En toda la Antigüedad,
la mujer es vista como un ser inferior.
Su valor es, según Aristóteles, poco
diferente al de un esclavo. Siempre
está sometida a la tutela del padre o
del esposo (...) el marido tenía sobre
ella derecho de vida y de muerte”.
Y continúa: “El padre era, no
sólo el jefe, sino que el déspota de
la familia, y el hijo era su propiedad
absoluta: podía venderlo hasta tres
· Febrero-Marzo 2004
veces, podía matarlo (...) El niño recién nacido era presentado al padre;
si éste lo levantase, sería criado; si lo
dejase en el suelo, sería abandonado,
(...) sería lanzado al agua o tirado a
las fieras en el bosque. En la mejor
de las hipótesis, quedaría expuesto
en lugares públicos, a la disposición
de quien quisiese educarlo para la
esclavitud o la prostitución.”
No era mayor el valor atribuido
a la vida del pobre: “El egoísmo
llevó al mundo antiguo a despreciar
la pobreza.(...) Platón opina que no
es necesario preocuparse con el pobre si se enferma, pues, al no poder
trabajar más, su vida no sirve para
otra cosa”.
En cuanto a los esclavos —¡más
de un millón sólo en Roma!— éstos
no tenían derecho alguno, podían
ser tratados como míseros zapatos
viejos. “El romano (...) clasificaba así
los instrumentos: ‘unos son mudos,
como el arado y el carro; otros emiten
voces inarticuladas, como los bueyes;
el tercero habla, es el esclavo’.”
El gozo desenfrenado de la vida,
en Roma, a tal punto embruteció
a los hombres que, afirma Weiss:
“Ahora sólo la sangre los podía estimular. (...) Lo que más agradaba al
romano era ver morir hombres”. Y
da algunos ejemplos:
En una representación teatral,
incendiar una casa para asistir a la
muerte de todos sus habitantes. En
otra, crucificar un jefe de ladrones
y, vivo aún, traer osos hambrientos
para devorarlo delante del público.
En una tercera, lanzar a un joven de
lo alto de una torre, para la platea y
verlo destrozarse en el piso.
Todo esto, nótese, en las dos
grandes civilizaciones de la época:
la griega y la romana. El propio
pueblo elegido tenía algunas costumbres de crueldad innegable. Por
ejemplo, la esclavitud de paganos,
la ley del talión, el perverso trato
dado a los leprosos, etc.
obtienen la verdadera felicidad a no
ser cumpliendo con la finalidad última para la cual fueron creados. Es
sobre esta relación entre el hombre
y Dios que recae la gran promesa
hecha por Jesús: la de ser bienaventurados en esta tierra y post-mortem,
por toda la eternidad, en el Cielo.
Los hombres
sólo encuentran
la felicidad cuando buscan el fin
para el cual fueron creados:
la santidad
III – EL MANDAMIENTO DE
LA PERFECCIÓN
Ésta era la situación del mundo
pagano cuando Jesús dirigió a sus
discípulos y a la gran multitud el
Sermón de la Montaña.
San Mateo desarrolla más ampliamente esa exposición doctrinal
del Divino Maestro en su capítulo
5º, terminando por una síntesis de
toda la materia en el versículo 48:
“Sed, pues, perfectos, como también
vuestro Padre celestial es perfecto.” Y
aquí está la sustancia de las Bienaventuranzas —así como también
la de las maldiciones opuestas— resumidas por San Lucas en el Evangelio de hoy. Detengámonos en su
consideración.
Al crear el alma humana, Dios le
infundió un fuerte anhelo de felicidad. De ahí que hubiera, y ni habrá,
quien nunca la haya buscado. Sobretodo en épocas como la nuestra, tan atravesada por dramáticas
crisis, aprensiones y sufrimientos, se
hace aún más aguda esa vehemente
apetencia.
¿Dónde, sin embargo, encontrarla con entera seguridad?
Dios nada crea sin razón para Sí.
Por esto, fuera de Él los seres inteligentes —ángeles u hombres— no
“Ésta es la voluntad
de Dios: vuestra
santificación”
Nosotros cristianos, como bautizados, tenemos la obligación de no
perder el estado de gracia. Si de él
nos veamos privados, por debilidad
o maldad, con diligencia debemos
buscar recuperarlo. Esa es la llamada perfección mínima.
En el Sermón de la Montaña,
Jesús no nos impone la obligación
de ser perfectos. Sin embargo,
manifiesta el deseo de que la aspiración a ese estado constituya uno
de los puntos esenciales de nuestra
existencia. Más allá de eso, tantos
fueron los tesoros por Él dejados
a la humanidad —el Bautismo,
la Confirmación, la Eucaristía,
etc.— que, sólo por gratitud a tan
inmensos beneficios, ya sería una
obligación de nuestra parte colocarnos en camino para alcanzar la
meta enunciada por Jesús.
Con mucha razón, al respecto
de la universalidad de ese deber de
santidad, así se expresa S.S. Juan
Pablo II: “Conviene además descubrir en todo su valor programático el
capítulo V de la Constitución dogmática Lumen Gentium sobre la Iglesia,
dedicado a la ‘Vocación Universal a
la Santidad’. (...) El don [de santidad
concedido a la Iglesia] se plasma a
su vez en un compromiso que ha de
dirigir toda la vida cristiana: “Ésta es
la voluntad de Dios: vuestra santificación” (1 Ts. 4,3). Es un compromiso que no afecta sólo a algunos
cristianos: “Todos los cristianos, de
cualquier clase o condición, están
El Mar de Galilea visto desde el monte de las Bienventuranzas
Febrero-Marzo 2004
· HERALDOS DEL EVANGELIO
9
Sergio Hollmann
Lázaro poseía una de las mayores fortunas de
Israel, sin embargo era pobre de espíritu
(Resurrección de Lázaro, catedral de Autun, Francia)
llamados a la plenitud de la vida
cristiana y a la perfección del amor”.
(...) Como el Concilio mismo explicó,
este ideal de perfección no ha de ser
malentendido, como si implicase una
especie de vida extraordinaria, practicable sólo por algunos ‘genios’ de la
santidad. Los caminos de la santidad
son múltiples y adecuados a la vocación de cada uno.” (3)
San Pablo es incansable en destacar la necesidad de la perfección sin
límites, como sustancia de la vocación del cristiano: “Bendito sea Dios
y Padre de Nuestro Señor Jesucristo,
que nos bendijo con toda la bendición espiritual del Cielo en Cristo, así
como en Él mismo nos acogió antes
de la creación del mundo, por amor,
para que seamos santos e inmaculados delante de Él...” (Ef. 1, 3-4). Es
común, a lo largo de sus Epístolas,
encontrar una verdadera sinonímia
entre los términos “cristiano” y
“santo”, tanto era su empeño en
este particular. (4)
Dios es infinito. Por lo tanto,
quien es llamado a amarlo tiene por
10
HERALDOS DEL EVANGELIO
fin último un Ser ilimitado. El amor
nuestro es una potencia creada con
aspiración hacia Dios, y por eso dice
San Agustín: “Nuestros corazones
fueron creados para Vos y sólo en
Vos descansarán”, o sea, la propia
potencia del amor en sí misma
busca el infinito. Por eso afirma San
Francisco de Sales: “la medida de
amar a Dios, consiste en amarlo sin
medida”.
El propio Jesús, con divina radicalidad, así refuerza el Mandamiento dado a Moisés: “Amarás al Señor
tu Dios con todo tu corazón, con toda
tu alma, con todo tu entendimiento y
con todas tus fuerzas” (Mc. 12, 30).
De ahí se concluye que tenemos el
deber de buscar el fin en toda su amplitud, y de emplear, para alcanzarlo,
todos los medios a nuestro alcance.
Además, toda vida, también la
sobrenatural, es susceptible de progreso, tiene en sí una fuerza diná-
Jesús comienza
y termina el
enunciado de las
Bienaventuranzas
con la promesa
del Reino de
los Cielos
mica que busca su desarrollo. En lo
que dice respecto a nuestro cuerpo,
ese proceso se verifica instintiva y
plácidamente. En cuanto al espíritu,
sin embargo, es indispensable la
aplicación de nuestra inteligencia y
de nuestra voluntad, a fin de cooperar con la gracia de Dios.
IV –LAS
BIENAVENTURANZAS
Hechas estas consideraciones,
analicemos pormenorizadamente
los diversos versículos del Evangelio de este domingo 6° del tiempo
ordinario.
· Febrero-Marzo 2004
Jesús descendió del monte
con sus discípulos y sus
apóstoles y se detuvo
en un llano. Allí se
encontraba mucha gente,
que había venido tanto
de Judea y de Jerusalén,
como de la costa de Tiro
y de Sidón (v. 17)
De todas partes acudían enfermos y curiosos, unos para ser
liberados de sus males, otros para
comprobar la realidad de la fama de
Jesús, que se había difundido.
¿Y por qué no subieron todos
para encontrarse con Jesús en la
cima de la montaña? San Beda, el
Venerable, así nos explica: “Rara
vez se observará que las turbas hayan
seguido a Jesús hasta las alturas, o
que Él haya curado a algún enfermo
en la cima del monte; si no que, una
vez curada la fiebre de las pasiones y
encendida la luz de la ciencia, lentamente se sube hasta la cumbre de la
perfección evangélica.” (5) Por eso el
Divino Maestro baja con los Apóstoles recién elegidos para estar con
la multitud que lo esperaba.
Mirando entonces a sus
discípulos... (v. 20)
Son variadas las interpretaciones
de los autores a propósito de este
gesto de Jesús. Por la propia narración de Lucas, se tiene la impresión
de estar los discípulos localizados en
un plano más alto que el de la multitud y como tal vez desease ofrecer
a aquella gente un cierto ejemplo, a
pesar de estar hablando a todos, fija
su mirada en los Apóstoles.
“Bienaventurados ustedes
los pobres, porque de
ustedes es el Reino de
Dios.” (v. 20)
La pobreza es citada en primer
lugar por los dos evangelistas que
se encargaron de narrar las bienaventuranzas, San Lucas y San
Bienaventurados ustedes
los que ahora tienen
hambre, porque serán
saciados. (v. 21)
El Evangelista opone a esta bienaventuranza la maldición contra los
que viven en la abundancia, porque
llegarán a tener hambre: “¡Ay de ustedes, los que se hartan ahora, porque
después tendrán hambre! (v. 25). De
donde concluye el famoso Cornelio
a Lápide, S.J. que, aquí, se trata
realmente del hambre de alimentos, y no de algo espiritual.
Los pecadores viven en la tristeza,
pues su conciencia continuamente los acusa de
sus faltas
Es éste el más alto grado de esta
bienaventuranza: soportar con resignación cristiana —por tanto, sin
rebeldía, sin envidia y sin odio— los
sacrificios decurrentes de la pobreza material, esto hace al pobre un
bienaventurado.
Por otro lado, también son bienaventurados los que tienen hambre
de Dios. A éstos últimos, Dios los
alimentará con su gracia, con más
abundancia, en la medida del deseo
de perfección. Es un “hambre”,
afirma Cornelio a Lápide, S.J., que
al mismo tiempo alimenta hasta la
saciedad, pues en el Cielo seremos
saciados de felicidad y gloria.
contrición, consuelo y felicidad. La
experiencia nos enseña que el arrepentimiento trae alegría, y es fruto
de la gracia de Dios.
También los que soportan
con paciencia las dificultades son
bienaventurados, ya en esta vida.
Pues, aunque sufran y “lloren”, la
paciencia alcanzada con la gracia de
Dios los envuelve de suavidad y paz
de alma. Por el contrario, los que se
muestran inconformes en las adversidades, esos cargan en el corazón
una profunda amargura.
“Bienaventurados serán
ustedes cuando los
hombres los aborrezcan
y los expulsen de entre
ellos,y cuando los insulten
y maldigan por causa
del Hijo del Hombre.
Alégrense ese día y
salten de gozo, porque su
Timothy Ring
Mateo, por ser esta virtud, la madre
de todas las otras. ¿Cómo podría
alguien, dicho sea de paso, entrar
en el Reino de los Cielos poseído de
amor a este mundo y a sus bienes?
¿Quién es considerado “pobre”,
según el Evangelio? Lázaro poseía
una de las mayores fortunas de
Israel, no obstante era pobre de espíritu. Y, en sentido opuesto, Judas
por su avidez, a pesar de poseer poco o nada de bienes materiales, fue
traidor por ser “rico” (de espíritu).
Materia no faltaría para escribir
un largo tratado sobre este versículo 20, y numerosos son los autores
conceptuados que discurren con
precisión de conceptos al respecto
de esa bienaventuranza. Para los
efectos de este artículo, basta focalizar cuánto la riqueza o la pobreza
deben ser asumidas como medios
de alcanzar la santidad. Lo importante no es tener o no dinero. La
cuestión presenta en cómo disponer
de él para adquirir el “Reino de
Dios”.
El gran mal de todos los tiempos
es el desear la fortuna por puro gozo de la vida, y no para mejor servir
a Dios. Y, bajo ese prisma, no viene
al caso ser rico o pobre, porque el
primero despreciará al segundo,
éste envidiará al otro y ambos incurrirán en la sentencia contenida en
el versículo 24: “Pero,¡ay de ustedes
los ricos, porque ya tienen ahora su
consuelo!”
Por esta razón, es absolutamente
preferible no poseer nada, a cometer un pecado, o hasta mismo,
enfriarse en la piedad.
Bienaventurados ustedes
los que lloran, porque al
fin reirán. (v. 21)
Los pecadores encuentran su
falsa felicidad en la trasgresión de la
ley de Dios. A éstos advierte Jesús
severamente, porque en el día del
Juicio han de llorar su condenación
eterna: “¡Ay de ustedes, los que ríen
ahora, porque llorarán de pena!” (v.
26). Además, aun en esta tierra, a
pesar de su aparente alegría, los
pecadores viven tristes, pues la conciencia continuamente los acusa de
sus faltas. Al placer decurrente del
pecado siempre le sigue el remordimiento por la falta cometida.
Pero aquellos que lloran de
arrepentimiento por los propios
pecados, ya encuentran, en su
Judas por su avidez, a pesar de poseer
poco o nada de bienes materiales, fue
traidor por ser “rico” (de espíritu)
Febrero-Marzo 2004
· HERALDOS DEL EVANGELIO
11
recompensa será grande
en el cielo. Pues así
trataron sus padres a los
profetas. (v. 22-23)
En el ser humano, el instinto
de sociabilidad es mucho más
profundo y sensible que el de
conservación. Son numerosos los
hombres que enfrentan grandes
peligros, e inclusive la propia
muerte, más, presionados por la
sociedad, por el miedo del ridículo, y de ser tachados de cobardes,
que por un auténtico heroísmo.
Las persecuciones violentas contra la Iglesia, a lo largo de la Historia, poblaron el Cielo de mártires y
dejaron estupefacto de admiración
al mundo entero. En las persecuciones morales, es menor el número de
los que resisten. En el mundo de
hoy, ¿cuántos pierden la Fe, por no
aguantar la presión del ambiente de
ateísmo práctico que los envuelve?
Y por eso, en nuestros días, tal vez
sea más meritorio proclamar la
Fe delante de la risa irónica de un
círculo de pseudo-amigos, de que lo
era ante el rugido de las fieras en el
Coliseo, durante los primeros tiempos del Cristianismo.
A veces, peor aún que la persecución de los malos, es la incomprensión de los buenos.
Pero, “¡Ay de ustedes, cuando
todo el mundo los alabe...”, agrega
Nuestro Señor, porque ésta sería
la señal de nuestra falta de integridad, pues el mundo sólo acepta
las medias verdades y la virtud negligente, como una fórmula encubierta y más cómoda de practicar
el mal.
Jesús comienza el enunciado de
las bienaventuranzas con la promesa del Reino de los Cielos, y con
ella termina, para dar a entender
que también con la práctica de las
demás se alcanza el mismo premio,
dejando subentendido cuan entrelazados están. No basta practicar una
12
HERALDOS DEL EVANGELIO
Cuando la humanidad, conversa, abrace la perfección,
se hará realidad la promesa
de Nuestra Señora en Fátima:
“Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará!” (Inmaculado
Corazón de María, Catedral de
Cuenca - Ecuador)
de ellas aisladamente, despreciando
las restantes.
V – EL SERMÓN DE LA
MONTAÑA EN LOS
DÍAS DE HOY
Fundada la Iglesia, con su progresiva expansión y penetración en
las capilaridades de las sociedades
de aquellos tiempos, Dios y su ley
Le falta a la humanidad una gracia
eficaz que la haga
tener saudades de
la casa paterna
fueron colocados en el centro de
la vida humana, numerosos fueron
los que comenzaron a practicar los
consejos evangélicos y una nueva
era brilló sobre la tierra: el Cristianismo.
Y hoy, ¿qué fue de esa era? El
terrorismo amenaza, los secuestros
aumentan, el robo de niños prolifera, el comercio de órganos humanos crece en volumen, el crimen,
los vicios y la falta de respeto se
· Febrero-Marzo 2004
imponen; asistimos cotidianamente
a la expansión de odios, guerras intestinas e internacionales, matanzas
de inocentes, al desaparecimiento
gradual y progresivo de la institución de la familia... En fin, ¡cuánto
más habría para enumerar! ¿No estaremos viviendo ahora días peores
de que los de la Antigüedad?
¿Y por qué el Sermón de la
Montaña no produce hoy, los mismos efectos de otrora?
Las raíces de los males actuales
son idénticas a las de los horrores
de la época de Jesús, que sintéticamente se podrían enunciar así:
“la finalidad última del hombre se
cumple en esta tierra, por eso él
debe gozar todos los placeres que la
vida y este mundo le ofrecen, pues
Dios no existe”. Siendo así, continúa como válido —y más que nunca— en su integridad, el Sermón de
la Montaña.
¿Cuál es entonces, la razón de
esa insensibilidad?
Le falta a la humanidad una gracia eficaz que la haga, como al Hijo
Pródigo, tener añoranzas de la casa
paterna y querer volver a las delicias
de las consolaciones de quien ama
verdaderamente a Dios, sus Mandamientos, y al prójimo como a sí
mismo.
Quizá, después de una divina
intervención, comprendiendo y
amando el Sermón de la Montaña,
la humanidad, convertida, abrace
como nunca la perfección y se
vuelva realidad, así, la profecía
anunciada por la Virgen en Fátima:
“Por fin, mi Inmaculado Corazón
triunfará!” ²
1 ) L.-Cl. Fillion, Vida de Nuestro
Señor Jesucristo, Ed. Voluntad,
Madrid, 1926, t. III, p. 56.
2 ) J. B. Weiss, Historia Universal,
Vol. III, pp. 652-657.
3 ) Carta Apostólica Novo Millennio Ineunte, 30-31.
4 ) Véase, por ejemplo, Ef 4, 13; y 1
Tess 4, 3 y 7.
5 ) Apud S. Tomás de Aquino, Catena Áurea, in Lucam.
L’ Osservatore Romano
La santidad
prioridad pastoral
En la Carta Apostólica “Novo Millennio Ineunte”, S.S. Juan
Pablo II insiste en la necesidad de buscar la santidad y
afirma que el Bautismo coloca en el camino de todo cristiano
“el centro del Sermón de la Montaña”: “Sed perfectos como
es perfecto vuestro Padre celestial.”
E
n primer lugar,- enseña el Santo Padre- no
dudo en decir que la perspectiva en la que
debe situarse el camino pastoral es el de
la santidad. ¿Acaso no era éste el sentido
último de la indulgencia jubilar, como gracia especial ofrecida por Cristo para que
la vida de cada bautizado pudiera purificarse y renovarse profundamente? (…) Terminado el Jubileo, empieza
de nuevo el camino ordinario, pero hacer hincapié en la
santidad es más que nunca una urgencia pastoral.
Un don que genera un deber: el de
la santificación
Conviene además descubrir en todo su valor programático el capítulo V de la Constitución dogmática
Lumen gentium sobre la Iglesia, dedicado a la “vocación
universal a la santidad”. Si los Padres conciliares concedieron tanto realce a esta temática no fue para dar una
especie de toque espiritual a la eclesiología, sino más
bien para poner de relieve una dinámica intrínseca y
determinante. Descubrir a la Iglesia como “misterio”,
es decir, como pueblo “congregado en la unidad del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, llevaba a descubrir
también su “santidad” , entendida en su sentido fundamental de pertenecer a Aquél que por excelencia es el
Santo, el “tres veces Santo”. Confesar a la Iglesia como
santa significa mostrar su rostro de Esposa de Cristo, por
la cual él se entregó, precisamente para santificarla. Este don de santidad, por así decir, objetiva, se da a cada
bautizado.
Pero el don se plasma a su vez en un compromiso
que ha de dirigir toda la vida cristiana: “Ésta es la voluntad de Dios: vuestra santificación” (1 Ts 4,3). Es un
compromiso que no afecta sólo a algunos cristianos:
“Todos los cristianos, de cualquier clase o condición,
están llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la
perfección del amor”.
Ningún bautizado puede conformarse
con una religiosidad superficial
Recordar esta verdad elemental, poniéndola como
fundamento de la programación pastoral que nos atañe al inicio del nuevo milenio, podría parecer, en un
primer momento, algo poco práctico. ¿Acaso se puede
“programar” la santidad? ¿Qué puede significar esta
palabra en la lógica de un plan pastoral?
En realidad, poner la programación pastoral bajo el
signo de la santidad es una opción llena de consecuencias. Significa expresar la convicción de que, si el Bautismo es una verdadera entrada en la santidad de Dios
por medio de la inserción en Cristo y la inhabitación de
su Espíritu, sería un contrasentido contentarse con una
vida mediocre, vivida según una ética minimalista y una
religiosidad superficial. Preguntar a un catecúmeno,
“¿quieres recibir el Bautismo?”, significa al mismo tiempo preguntarle, “¿quieres ser santo?” Significa ponerle
en el camino del Sermón de la Montaña: “Sed perfectos
como es perfecto vuestro Padre celestial” (Mt 5,48).
Como el Concilio mismo explicó, este ideal de perfección no ha de ser malentendido, como si implicase una
especie de vida extraordinaria, practicable sólo por algunos “genios” de la santidad. Los caminos de la santidad
son múltiples y adecuados a la vocación de cada uno. Doy
gracias al Señor que me ha concedido beatificar y canonizar durante estos años a tantos cristianos y, entre ellos a
muchos laicos que se han santificado en las circunstancias
más ordinarias de la vida. Es el momento de proponer de
nuevo a todos con convicción este “alto grado” de la vida
cristiana ordinaria. La vida entera de la comunidad eclesial
y de las familias cristianas debe ir en esta dirección. ²
LA
VOZ DEL
PAPA
Finalidad de la música sacra:
la gloria de Dios
y la santificación de los fieles
“¡Cuánto lloré escuchando tus himnos, tus cantos, los acentos suaves que resonaban en tu Iglesia!
¡Qué emoción me causaban! Fluían en mi oído, destilando la verdad en mi corazón. Un gran impulso de piedad me elevaba, y las lágrimas corrían
por mi faz, pero me hacían bien”. (San Agustín,
Confesiones)
Este testimonio de San Agustín nos muestra
que la música sacra puede tener un importante
papel en la santificación de los fieles. Y por eso los
Papas promueven con tanto empeño el desarrollo
I
mpulsado por el vivo
deseo de “mantener y
procurar el decoro de
la casa de Dios”, mi
predecesor san Pío
X publicó, hace cien
años, el motu proprio Tra le sollecitudini, que tenía como objeto la
renovación de la música sagrada
en las funciones del culto. (…)
El centenario de ese documento me brinda la oportunidad de
recordar la importante función
de la música sagrada, que san Pío
X presenta como medio de elevación del espíritu a Dios y como
valiosa ayuda para los fieles en la
“participación activa en los sacrosantos misterios y en la pública y
solemne oración de la Iglesia”.
La santidad como punto
de referencia
La especial atención que se ha
de dedicar a la música sagrada,
recuerda el santo Pontífice, deri14
HERALDOS DEL EVANGELIO
de este arte, usado desde los primeros tiempos del
Cristianismo en la Liturgia. San Pablo, en una
de sus epístolas recomendaba: “háblense unos a
otros con salmos, himnos y cantos espirituales, y
canten y alaben de todo corazón al Señor”. (Efesios
5, 19)
Para conmemorar el centenario del “Motu
Proprio” de San Pío X “Tra le sollecitudini”, el
Papa Juan Pablo II escribió un documento sobre el
tema, en el que recuerda los criterios para elegir el
estilo musical más adecuado para la Liturgia.
va del hecho de que “como parte
integrante de la liturgia solemne, la
música sagrada tiende a su mismo
fin, el cual consiste en la gloria de
Dios y la santificación y edificación
de los fieles.”
No todas las
formas musicales
pueden considerarse aptas para
las celebraciones
litúrgicas
El concilio Vaticano II utilizó
este enfoque en el capítulo VI
de la constitución Sacrosanctum
Concilium (…).
Desde esta perspectiva, a la
luz del magisterio de san Pío X
y de mis demás predecesores,
y teniendo en cuenta en par-
· Febrero-Marzo 2004
ticular los pronunciamientos
del concilio Vaticano II, deseo
proponer de nuevo algunos
principios fundamentales para
este importante sector de la vida de la Iglesia, con la intención
de hacer que la música litúrgica
responda cada vez más a su función específica.
De acuerdo con las enseñanzas de san Pío X y del concilio
Vaticano II, es preciso ante todo
subrayar que la música destinada
a los ritos sagrados debe tener
como punto de referencia la santidad: de hecho, “la música sagrada será tanto más santa cuanto
más estrechamente esté vinculada
a la acción litúrgica”. Precisamente por eso, “no todo lo que
está fuera del templo (profanum)
es apto indistintamente para franquear sus umbrales”, afirmaba
sabiamente mi venerado predecesor Pablo VI. (…) Por otra
parte, hoy la misma categoría de
María Inmaculada,
Reina de la Paz
La Madre de Dios es
apoyo inquebrantable
en la lucha contra el
pecado y sus consecuencias,
entre las que se
encuentran las guerras.
Franco Origlia / Gettyimages
L
“música sagrada” ha ampliado
hasta tal punto su significado,
que incluye repertorios que no
pueden entrar en la celebración
sin violar el espíritu y las normas
de la liturgia misma.
La reforma llevada a cabo por
san Pío X tendía específicamente
a purificar la música de iglesia de
la contaminación de la música profana teatral, que en muchos países
había contaminado el repertorio
y la praxis musical litúrgica. También en nuestro tiempo se ha de
considerar atentamente, como
puse de relieve en la encíclica
Ecclesia de Eucharistia, que no
todas las expresiones de las artes
figurativas y de la música son capaces de “expresar adecuadamente el
Misterio, captado en la plenitud de
la fe de la Iglesia”. Por consiguiente, no todas las formas musicales
pueden considerarse aptas para las
celebraciones litúrgicas. (…)
Conviene destacar que el canto
y la música requeridos por la reforma litúrgica deben responder
también a exigencias legítimas
de adaptación e inculturación.
Sin embargo, es evidente que
toda innovación en esta delicada
materia debe respetar criterios
El concilio
Vaticano II reconoce al gregoriano
como “canto propio de la liturgia
romana”
peculiares, como la búsqueda de
expresiones musicales que respondan a la implicación necesaria
de toda la asamblea en la celebración y eviten, al mismo tiempo,
cualquier concesión a la ligereza
y a la superficialidad. También
se han de evitar, en general, las
formas de “inculturación” elitis-
a Iglesia celebra hoy la Inmaculada
Concepción de la bienaventurada
Virgen María(…) La fe nos revela
que la Inmaculada Concepción de
la Virgen es prenda de salvación para toda
criatura humana, peregrina en la tierra. La
fe nos recuerda también que, en virtud de
su singularísima condición, María es nuestro apoyo inquebrantable en la dura lucha
contra el pecado y sus consecuencias (…)
Siguiendo una hermosa tradición, iré a la
plaza de España. Así, rendiré homenaje a
la Virgen Inmaculada”, anunció el Papa a
millares de peregrinos que rezaron con él
Ángelus del día 8 de dicembre.
Con su larga capa roja, el Pontífice
enfrentó el viento frío que soplaba al
anochecer en la conocida Plaza España,
en donde el bienaventurado Papa Pío IX
hizo erigir un monumento en perenne
memoria de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción, hace
150 años. Allí pronunció una fervorosa
invocación a María, “Reina de la Paz”,
confiándole el destino del mundo y de la
humanidad.
“Madre de misericordia y de esperanza,
obtén a los hombres y a las mujeres del
tercer milenio el don valioso de la paz:
paz en los corazones y en las familias, en
las comunidades y entre los pueblos; paz,
sobre todo, para las naciones donde cada
día se sigue combatiendo y muriendo.”
—suplicó a la reina de la Paz el Vicario
de Cristo, en nombre de los fieles del
mundo entero.
Febrero-Marzo 2004
· HERALDOS DEL EVANGELIO
15
Sergio Hollmann
El órgano de tubos es capaz de elevar poderosamente
el espíritu a Dios y a las cosas celestes.
Órgano de la Catedral de Strasbourg (Alsacia)
tas, que introducen en la liturgia
composiciones antiguas o contemporáneas que quizá tienen
valor artístico, pero que utilizan
un lenguaje incomprensible para
la mayoría.
En este sentido, san Pío X
indicó —usando el término
universalidad— otro requisito
de la música destinada al culto: “Aun concediéndose a toda
nación —afirmó— que admita
en sus composiciones religiosas
aquellas formas particulares que
constituyen el carácter específico
de su propia música, este debe
estar de tal modo subordinado
a los caracteres generales de la
música sagrada, que ningún fiel
procedente de otra nación experimente al oírla una impresión
que no sea buena”. En otras palabras, el ámbito sagrado de la
celebración litúrgica jamás debe
convertirse en un laboratorio de
experimentaciones o de prác-
16
HERALDOS DEL EVANGELIO
ticas compositivas y ejecutivas
introducidas sin una esmerada
verificación.
Canto gregoriano,
polifónico y popular
Entre las expresiones musicales
que responden mejor a las cualidades requeridas por la noción de
música sagrada, especialmente de
la litúrgica, ocupa un lugar particular el canto gregoriano. El concilio Vaticano II lo reconoce como
“canto propio de la liturgia romana”
al que es preciso reservar, en
igualdad de condiciones, el primer
puesto en las acciones litúrgicas
con canto celebradas en lengua
latina[18]. San Pío X explicó que
la Iglesia lo “heredó de los antiguos
Padres”, lo “ha conservado celosamente durante el curso de los siglos
en sus códices litúrgicos” y lo “sigue
proponiendo a los fieles” como suyo, considerándolo “como modelo
acabado de música sagrada”. Por
· Febrero-Marzo 2004
tanto, el canto gregoriano sigue
siendo también hoy elemento de
unidad en la liturgia romana.
Como ya había hecho san Pío X,
también el concilio Vaticano II reconoce que “no se excluyen de ninguna manera otros tipos de música
sagrada, especialmente la polifonía,
en la celebración de los oficios divinos”. Por tanto, es preciso examinar
con esmero los nuevos lenguajes
musicales, para experimentar la posibilidad de expresar también con
ellos las inagotables riquezas del
Misterio que se propone de nuevo
en la liturgia y favorecer así la participación activa de los fieles (…).
Habiendo reconocido y favorecido siempre la Iglesia el progreso
de las artes, no hay que maravillarse de que, además del canto gregoriano y la polifonía, admita en las
celebraciones también la música
más moderna, con tal de que respete tanto el espíritu litúrgico como los verdaderos valores del arte.
Por eso, se permite a las Iglesias en
las diversas naciones valorizar, en
las composiciones destinadas al
culto, “aquellas formas particulares
que constituyen el carácter específico de su propia música”(…)
En el siglo pasado, con la renovación llevada a cabo por el concilio Vaticano II, se produjo un desarrollo especial del canto popular
religioso, del que la Sacrosanctum
Concilium dice: “Foméntese con
empeño el canto popular religioso,
de modo que en los ejercicios piadosos y sagrados y en las propias
acciones litúrgicas puedan resonar
las voces de los fieles”(…).
Con respecto a las composiciones musicales litúrgicas, hago mía
la “ley general”, que san Pío X
formulaba en estos términos: “Una
composición religiosa será tanto más
sagrada y litúrgica cuanto más se
acerque en aire, inspiración y sabor
a la melodía gregoriana, y será tanto
menos digna del templo cuanto más
diste de este modelo supremo”. Evidentemente, no se trata de copiar
el canto gregoriano, sino más bien
de hacer que las nuevas composiciones estén impregnadas del mismo espíritu que suscitó y modeló
sucesivamente ese canto (…).
En efecto, es importante que las
composiciones musicales utilizadas en
las celebraciones litúrgicas respondan
a los criterios oportunamente enunciados por san Pío X y sabiamente
desarrollados tanto por el concilio
Vaticano II como por el magisterio
sucesivo de la Iglesia. Desde esta
perspectiva, confío en que también
las Conferencias episcopales realicen
esmeradamente el examen de los
textos destinados al canto litúrgico, y
presten especial atención a valorar y
promover melodías que sean verdaderamente aptas para el uso sagrado.
El órgano y otros
instrumentos musicales
Igualmente en el plano
práctico, el motu proprio, de
cuya promulgación se celebra el
centésimo aniversario, afronta
también la cuestión de los instrumentos musicales que se pueden
utilizar en la liturgia latina. Entre ellos, reconoce sin vacilación
la prioridad del órgano de tubos,
la música más
moderna, debe
respetar tanto el
espíritu litúrgico
como los verdaderos valores del arte
estableciendo oportunas normas
sobre su uso. El concilio Vaticano II acogió plenamente la
orientación de mi santo prede-
cesor, estableciendo: “Téngase en
gran estima en la Iglesia latina el
órgano de tubos como un instrumento musical tradicional, cuyo
sonido puede añadir un esplendor
admirable a las ceremonias de la
Iglesia, levantando poderosamente
las almas hacia Dios y hacia las
realidades celestiales”.
Sin embargo, es preciso
constatar que las composiciones actuales utilizan a menudo
módulos musicales diversos,
que no carecen de dignidad.
En la medida en que ayuden a
la oración de la Iglesia, pueden
constituir un valioso enriquecimiento. Con todo, es necesario
vigilar a fin de que los instrumentos sean idóneos para el uso
sagrado, convengan a la dignidad del templo, sean capaces de
sostener el canto de los fieles y
favorezcan su edificación. ²
Juan Pablo II al II Congreso Americano Misionero
Íntima relación entre santidad y misión
“La historia de la Evangelización del continente americano, muestra la íntima relación entre santidad y misión” — resaltó el Papa Juan Pablo II, en mensaje al Cardenal
Quezada Toruño, arzobispo de Guatemala, por ocasión del congreso realizado en la capital guatemalteca.
D
esde el inicio de la evangelización y a lo largo
de su interesante historia, el Espíritu del Señor ha suscitado en esas benditas tierras hermosos
frutos de santidad en hombres y mujeres que, fieles
al mandato misionero del Señor, han entregado su
propia vida al anuncio del mensaje cristiano, incluso
en circunstancias y condiciones heroicas. En la base
de este maravilloso dinamismo misionero estaba, sin
duda, su santidad personal y también la de sus comunidades. Un renovado impulso de la misión ad gentes, en América y desde América, exige también hoy
misioneros santos y comunidades eclesiales santas.
El llamado a la misión está unido a la vocación a
la santidad, la cual es “un presupuesto fundamental
y una condición insustituible para realizar la misión
salvífica de la Iglesia” (Redemptoris missio, 90). Ante
dicho llamado universal, debemos tomar conciencia
de nuestra propia responsabilidad en la difusión del
Evangelio. A este respecto, la cooperación en la misión ad gentes ha de ser signo de una fe madura y de
una vida cristiana capaz de producir frutos, de modo
que las Iglesias particulares más necesitadas reciban
un impulso humano y espiritual que las ayude a caminar con sus Pastores.
Para ello “no basta renovar los métodos pastorales,
ni organizar y coordinar mejor las fuerzas eclesiales, ni
explorar con mayor agudeza los fundamentos bíblicos y
teológicos de la fe: es necesario suscitar un nuevo «anhelo de santidad» entre aquellos que son los colaboradores más íntimos de los misioneros” (ibíd).
Febrero-Marzo 2004
· HERALDOS DEL EVANGELIO
17
¡Rumbo al Reino de María!
Leyendo el Tratado de la Verdadera Devoción a la
Santísima Virgen, el Papa Juan Pablo II descubrió
cuánto “María nos aproxima a Cristo, nos conduce
a Él”. ¿En qué consiste esa preciosa devoción?
E
ntre las diversas formas de devoción mariana, existe una que puede llamarse perfecta.
Así se conoce la que enseña San Luis María
Grignion de Montfort, fallecido en 1716, en
Francia. En su famoso Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen, nos enseña esta práctica
que es el “camino fácil, corto, perfecto y seguro para
llegar a la unión con Nuestro Señor”. (§152)
Roberto Kasuo
El Reino de Cristo, por medio del Reino
de María
¿En qué consiste esta perfecta devoción a la Madre
de Dios?
Sin pretender agotar un asunto tan vasto, trataremos de presentar las líneas generales de esta
devoción, para invitar al lector a profundizar en este
San Luis María Grignion de Montfort
Sergio Hollmann
verdadero cielo que es el mencionado “Tratado”, obra
maestra de la piedad mariana.
“Fue por intermedio de la Santísima Virgen que Jesucristo vino al mundo, y es también por su intermedio que
Él debe reinar en el mundo” (§ 1). Tal es el designio de
la Divina Providencia: el conocimiento y la venida del
reino de Jesucristo será consecuencia necesaria del
conocimiento y de la venida del reino de María. El
reino de Dios en la tierra, pedido en el Padrenuestro
— “venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en
la tierra como en el cielo” —, sólo se realizará cuando
esta devoción enseñada por San Luis Grignion sea
ampliamente practicada en todas partes.
María Santísima, la obra maestra por excelencia
del Altísimo, el paraíso terrestre del Nuevo Adán, el
divino mundo de Dios, debe desempeñar un papel
especial en los últimos tiempos. (1)
En ese período, Ella brillará como jamás brilló, en
misericordia, fuerza y gracia. Y tendrá más hijos, servidores y esclavos que en todas las épocas anteriores.
Por este medio Jesucristo reinará totalmente en todos
los corazones.
No hay nada que nos haga pertenecer más a Jesucristo que la esclavitud de amor a María (2), de
acuerdo al ejemplo de Jesús mismo, que por amor a
nosotros tomó la forma de esclavo.
Primeramente, sujetándose a permanecer durante
nueve meses en el seno virginal de María y, enseguida,
dedicando la mayor parte de su vida a la convivencia
con su Madre. Dice San Luis Grignion que Jesús dio
más gloria a Dios viviendo 30 años oculto, sumiso a
María, que si hubiera convertido a toda la Tierra con
la realización de los más estupendos milagros.
Una perfecta consagración de
sí mismo a María
Lo esencial de la verdadera devoción, advierte el
santo, “consiste en el interior que ella debe formar, y, por
este motivo, no será comprendida igualmente por todo el
mundo. Algunos se detendrán en lo que tiene de exterior,
y no seguirán adelante, y estos serán el mayor número;
otros, en número reducido, entrarán en su interior, pero
apenas subirán un peldaño. (...) ¿Quién, finalmente, se
identificará en esta devoción? Solamente aquel a quien
el Espíritu de Jesucristo revele este secreto. Él mismo
conducirá a ese estado al alma fiel, haciéndola progresar
de virtud en virtud, de gracia en gracia y de luz en luz,
para que llegue a transformarse en Jesucristo”. (§ 119)
María se da al que es su esclavo por
amor
La Santísima Virgen, Madre de dulzura y misericordia, viendo que alguien se le entrega por completo,
se entrega también por entero y de un modo inefable
a quien todo le da. Ella lo hace sumergirse en el abismo de sus gracias, lo reviste de sus merecimientos, le
da el apoyo de su poder, lo ilumina con su luz, lo abrasa con su amor, le comunica sus virtudes, su humildad,
su fe y su pureza. En fin, como la persona consagrada
es toda de María, María también es toda de ella.
¿Puede haber mayor recompensa?
Febrero-Marzo 2004
· HERALDOS DEL EVANGELIO
19
“Todos los dones, virtudes y gracias del Espíritu Santo son distribuidos por las manos de María a quien Ella
quiere, cuando quiere, como quiere y cuanto quiere”,
afirma San Bernardino de Siena.
Por eso, dice San Luis Grignion, en los últimos
tiempos el Altísimo y su Santa Madre deben suscitar
grandes santos, de una santidad tal que sobrepujarán
a la mayor parte de los santos, como los cedros del Líbano aventajan a los pequeños árboles a su alrededor.
Por sus palabras y por su ejemplo, arrastrarán a todo
el mundo a la verdadera devoción y esto les habrá de
atraer enemigos sin cuenta, pero también victorias
innumerables y gloria para el único Dios.
San Luis Grignion designa a esos santos con el
nombre de “apóstoles de los últimos tiempos”, y
los describe con palabras de fuego, poco usuales en
nuestros días. Serán ellos como flechas agudas en
las manos de María, purificados en el fuego de las
grandes tribulaciones. Para los pobres y pequeños
tendrán el buen olor de Jesucristo. Y para los orgullosos del mundo, un repugnante olor de muerte.
Serán nubes atronadoras, sin apego a cosa alguna. El
Señor de las virtudes les dará la palabra y la fuerza
para hacer maravillas y alcanzar victorias gloriosas
sobre sus enemigos. Dormirán sin oro ni plata y, lo
que es mejor, sin preocupaciones. Tendrán en la boca
la espada de dos filos de la palabra de Dios; en sus
ØØ
Esta devoción consiste en entregarse enteramente a la Santísima Virgen, a fin de pertenecer, por medio de Ella, enteramente a Jesucristo.
Es preciso darle:
1° Nuestro cuerpo con todos sus miembros y
sentidos;
2° Nuestra alma con todas sus potencias;
3° Nuestros bienes exteriores, que llamamos
fortuna, presentes y futuros;
4° Nuestros bienes interiores y espirituales,
que son nuestros méritos, nuestras virtudes y
nuestras buenas obras pasadas, presentes y
futuras.
En una palabra, todo lo que tenemos en
el orden de la naturaleza y en el orden de
la gracia, sin pretender ni esperar la mínima recompensa, a no ser la honra de
pertenecer a Jesucristo por María y en
María. (cf. § 121)
Imagen del Inmaculado
Corazón de María
Vitor Dominguez
“TOTUS TUUS”
El lema del Papa,
Timothy Ring
inspirado en San
Luis G. de Montfort
Blasón del Santo Padre Juan Pablo II en
el piso de la Basílica de San Pedro
Papa mariano como pocos, Juan Pablo II
manifiesta continuamente su gran devoción a la
Madre de Dios.
En su libro “Don y Misterio” —publicado en
1996 con motivo del 50° aniversario de su ordenación sacerdotal— el Papa dice: “Naturalmente,
al hablar de los orígenes de mi vocación sacerdotal,
no puedo olvidar la devoción mariana. La veneración a la Madre de Dios, en su forma tradicional, la
recibí de la familia y de la parroquia de Wadowice.
Recuerdo que en la iglesia parroquial había una
capilla lateral dedicada a la Madre del Perpetuo
Socorro (...) Cuando estaba en Cracovia (...) en la
parroquia salesiana (...) se veneraba particularmente a Nuestra Señora Auxiliadora. En Debniki (...)
mi modo de comprender el culto de la madre de Dios
sufrió cierta alteración. Ya estaba convencido de que
María nos conduce a Cristo, pero en ese período
comencé a comprender que también Cristo nos conduce a su madre. Hubo un tiempo en que, de cierta
manera, puse en tela de juicio mi culto a María,
temiendo que se dilatara excesivamente y terminara
por comprometer la supremacía del culto debido a
Cristo. Entonces vino en mi ayuda el libro de San
Luis María Grignion de Montfort, el ‘Tratado de la
Verdadera Devoción a la Santísima Virgen’. En él
encontré la respuesta a mis perplejidades. Sí, María nos aproxima a Cristo, nos conduce a Él, con la
condición de que se viva su misterio en Cristo. En
el tratado de San Luis María Grignion de Montfort
(...)es irrefutable la esencia de las verdades teológicas contenidas en él. El autor es un teólogo de clase. Su pensamiento mariológico está arraigado en el
misterio trinitario y en la verdad de la encarnación
del Verbo de Dios.
“También de ahí proviene el ‘Totus tuus’. La
expresión deriva de San Luis María Grignion de
Montfort. Es la abreviatura de una forma más
amplia de la consagración a la madre de Dios, que,
completa, suena así: ‘Totuus tuus ego sum et omnia mea tua sunt. Accipio te in mea omnia. Præbe
mihi cor tuum, Maria’. [Soy todo tuyo y todo lo
que poseo es tuyo. Te recibo en todo cuanto me
dice respecto. Dame tu corazón, oh María] (...)
“Así, gracias a San Luis comencé a descubrir
todos los tesoros de la devoción mariana, bajo cierta
forma a partir de un ángulo nuevo.”(Don y Misterio, Paulinas, pp. 37-39).
hombros ostentarán el estandarte ensangrentado de la
Cruz; a la derecha, el crucifijo, a la izquierda, el rosario,
en el corazón los nombres sagrados de Jesús y María.
En esa época, las almas respirarán a María, como
los cuerpos respiran el aire. Y María reinará efectivamente en los corazones y en el mundo.
Pregunta San Luis: ¿cuándo y cómo sucederá todo
eso? ¡Sólo Dios lo sabe!
En cuanto a nosotros, nos cabe rezar y divulgar por
el mundo la verdadera devoción a María Santísima.
Oportunamente, regresaremos a este apasionante
tema. ²
1) San Luis Grignion llama de “últimos tiempos” a la fase
histórica iniciada ya en su época, siglo XVIII. No se refiere
estrictamente a los últimos días de la humanidad.
2) “Esclavos de amor” y “esclavitud de amor” son expresiones mediante las que San Luis Grignion designa la
entrega total, voluntaria y filial a la Santísima Virgen, que
hace de sí mismo el que practica la devoción propuesta en
el Tratado.
Febrero-Marzo 2004
· HERALDOS DEL EVANGELIO
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El hombre a quien Dios
quiso llamar “Padre”
U
na familia bien constituida representa
una condición esencial para la buena
formación psicológica y el equilibrio
emocional. Tener al lado a quien pueda
simbolizar el cariño y la bondad, alguien
que ayude a superar las dificultades de la vida y que en
la hora de las aflicciones pueda ser buscado con toda
Juliane Campos
Fotos: Sergio Hollmann
confianza, es fundamental en la estructuración mental
de una criatura. Desde un punto de vista natural, esta
es tal vez la principal función de las madres junto a sus
hijos. Pero también es fundamental tener a alguien que
represente la fuerza, el vigor, el apoyo, la protección y el
soporte del hogar. Es la figura del padre.
Pero, si esta es la responsabilidad del padre en una
familia común, ¿cómo queda esa misión cuando la Esposa de dicho hogar es María Santísima y el Hijo único,
la propia Segunda Persona de la Santísima Trinidad?
Bien sabemos que Jesús nació por la acción milagrosa del Espíritu Santo en el claustro materno de la
Santísima Virgen, siendo así, por lo tanto, hijo de este
divino desposorio. Pero Él quiso venir al mundo en el
seno de una familia legalmente constituida, de la cual
hacía parte el castísimo esposo de la María Santísima.
Conozcamos un poco más a este hombre al que Dios
mismo quiso llamar “padre”: San José.
El Santo del Silencio
San José, Padre adoptivo de Jesús
22
HERALDOS DEL EVANGELIO
· Febrero-Marzo 2004
De hecho, Nuestro Señor fue llamado el “hijo de
José” (Jn 1,45; 6,42 y Lc 4,22), el carpintero (Mt 13,55),
pero el Evangelio habla poco de su padre adoptivo. San
José es apodado el “Santo del Silencio”, puesto que no
conocemos palabras proferidas por él mismo, sino tan
sólo sus obras y actos de fe, amor y protección hacia su
amadísima esposa y el Niño Jesús. No obstante, fue un
escogido de Dios y desde el comienzo recibió la gracia
de ir discerniendo los designios divinos sobre sí, por
estar llamado a guardar los más preciosos tesoros del
Padre Celestial: Jesús y María. Patrono de la vida interior, es un ejemplo de espíritu de oración, sufrimiento y
admiración. Siendo el jefe de familia, admiraba a su es-
posa virginal, concebida sin la mancha del pecado de Adán,
y al fruto de sus entrañas, Dios hecho hombre, mucho
mayores que él mismo.
Una misión: ser guardián de la
Sagrada Familia
Las fuentes seguras que hablan de la vida
de San José son los primeros capítulos de los
Evangelios de San Mateo y San Lucas: su genealogía y su descendencia de la casa de David (Mt 1, 1-17 y Lc 3, 23-38) y el hecho de ser
esposo de María Santísima, la Virgen Madre
del Mesías. (Mt 1, 18 y Lc 1, 27)
Esposo de María Santísima y
guardián de la Sagrada Familia,
el glorioso San José es el patrono
de la vida interior, ejemplo de
espíritu de oración, admiración y
sufrimiento.
(Arriba: “Casamiento de José y María”,
Catedral de Sevilla. Al lado: Sagrada
Familia, basílica de Santa Engracia,
Zaragoza – España)
Pero hay una antigua tradición que cuenta el bellísimo episodio de su desposorio con Nuestra Señora. Dirían los italianos: si non è vero è ben trovato (aunque no
sea cierto, está bien pensado). Consta que María estaba
en el Templo, ya en edad de casarse. También Ella pertenecía a la estirpe de David. Entre sus pretendientes
fueron seleccionados algunos, de las mejores familias,
de los más virtuosos de Israel. Cada uno llevaba en su
mano un bastón de madera seca. Al momento de la
elección, el bastón de José floreció milagrosamente,
naciendo bellos lirios en su punta, símbolo de la pureza
que él había prometido guardar siempre. Este hecho le
dio seguridad a María, que también había hecho promesa de virginidad. El guardián de la Sagrada Familia
quedó maravillado con la decisión de su esposa, una vez
que él mismo había tomado igual resolución.
Haciendo honor al gran elogio que la Escritura hace
de él: “José era un hombre justo” (Mt 1, 19), cuando
notó que su esposa esperaba un hijo, sin comprender lo
que había ocurrido, no desconfió de la pureza de Ella.
Por eso decidió abandonarla y no denunciarla, tal como
mandaba la ley de Moisés. La noche en que iba a partir
fue avisado en sueños sobre la maravillosa concepción
del hijo del Altísimo y comenzó a amar todavía más a
aquella que admiraba y veía crecer cada día en virtud y
amor al Creador, aquella a quien el ángel saludó como
la que “encontró gracia delante de Dios” (Lc 1, 30).
Febrero-Marzo 2004
· HERALDOS DEL EVANGELIO
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al Divino Infante. El cuarto se dio con la pérdida del
Niño Jesús en Jerusalén y la angustia de buscarlo por
tres días, correspondiendo a la alegría de encontrarlo en
el Templo y tenerlo en casa por muchos años. Por fin, el
quinto dolor fue separarse de Jesús y María en la hora
de su muerte, teniendo la alegría y el consuelo de morir
asistido por Ellos, convirtiéndose así en el Patrono de la
Buena Muerte.
No se sabe exactamente cuándo murió San José, pero la Iglesia considera que fue antes de iniciarse la vida
pública de Nuestro Señor, pues en las Bodas de Caná Él
estaba únicamente en compañía de su Madre.
La devoción a San José a lo largo de los
tiempos
“La muerte de San José”, Museo de Bellas Artes, Sevilla
— Asistido en sus últimos momento por Jesús y María,
el santo Patriarca se convirtió en Patrono de la Buena
Muerte.
¡Qué admirable familia! El menor epíteto que le cabe no es otro que “Sagrada”, como la llama la Iglesia. Y
estemos seguros que ahí el menor de los tres era el más
obedecido, y obedecido con amor. ¿Por quién? ¡Por el
propio Dios hecho hombre!
Los cinco dolores de San José
La Iglesia venera los cinco grandes dolores de San
José, pero enseña que a cada dolor le corresponde una
inmensa alegría que Dios le envió. El primer dolor
consistió en ver nacer al Niño Dios en una pobre gruta,
correspondiente a la alegría de ver que los ángeles, los
pastores y los Magos vinieron a adorarlo. El segundo
sobrevino en la presentación de Jesús en el Templo,
cuando el profeta Simeón proclamó que una espada
de dolor traspasaría el corazón de María, yuxtaponiéndose a la alegría de escuchar, al mismo tiempo, que el
Niño sería la luz de las naciones y la gloria de Israel. El
tercero fue la fuga a Egipto y las pruebas del camino,
seguida por la alegría de ver crecer en gracia y santidad
24
HERALDOS DEL EVANGELIO
· Febrero-Marzo 2004
A lo largo de los siglos, varios santos recomendaron
con empeño la devoción a San José: San Vicente Ferrer,
Santa Brígida, San Bernardino de Siena, San Francisco
de Sales. Entre tanto, quien más la propagó fue Santa
Teresa de Ávila, la cual obtuvo por intercesión suya la
cura milagrosa de un padecimiento terrible y crónico
que la dejaba casi enteramente paralizada. A partir de
ese hecho, nunca dejó de recomendar la devoción al padre adoptivo de Jesús: “Parece que otros santos tienen
especial poder para solucionar ciertos problemas. Pero
Dios concedió a San José un gran poder para ayudar en
todo.” En efecto, todos los conventos que fundó Santa
Teresa la Grande fueron puestos bajo la protección del
Santo Patriarca.
La fiesta de San José se celebra el 19 de marzo desde el pontificado de Sixto IV (1471 – 1484). En 1870 el
Bienaventurado Papa Pío IX lo declaró patrono de la
Iglesia Universal, y San Pío X aprobó en 1909 la Letanía
en alabanza del santo.
Un consejo del Santo Padre
En el mundo actual, donde abundan las familias deshechas y cuesta encontrar la sencilla armonía del hogar,
la devoción a San José despunta de manera especialmente recomendable. En tal sentido, el hombre al que
Dios llamaba “padre” nos es señalado como intercesor
por S.S. Juan Pablo II. En el Ángelus del 18 de marzo de
2001, tras indicarlo como “ejemplo para seguir y protector para invocar”, el Santo Padre recordó la Familia que
es modelo para todas, inclusive las de hoy: “Cuán valiosa es la ‘escuela’ de Nazaret para el hombre contemporáneo, amenazado por una cultura que muy a menudo
exalta las apariencias y el éxito, la autonomía y un falso
concepto de libertad individual. Por el contrario, ¡cuánta necesidad hay de recuperar el valor de la simplicidad,
de la obediencia, del respeto y de la búsqueda amorosa
de la voluntad de Dios!”. ²
EL
TESORO DE LA
ORACIÓN
LETANÍA DE SAN JOSÉ
.
A
lo largo de los siglos, la iglesia reunió un inmenso tesoro de oraciones. Fueron compuestas por almas de épocas,
lugares y carismas muy diversos.
Este mes comencemos con la Letanía a San José, bello compendio de los dones y virtudes del glorioso Patriarca. Sirva
ella para aumentar en nuestras almas la devoción al Santo Esposo de María.
Timothy Ring
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
R/: Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios Padre celestial, ten piedad de
nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo,
Dios Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,
Santa María, ruega por nosotros.
San José,
Ilustre hijo de David,
Luz de los Patriarcas,
Esposo de la Madre de
Dios,
Custodio casto de la
Virgen,
Padre nutricio del Hijo de Dios,
Solícito defensor de Jesucristo,
Jefe de la Sagrada Familia,
José justísimo,
José castísimo,
José prudentísimo,
José fortísimo,
José obedientísimo,
José fidelísimo,
Espejo de paciencia,
Amante de la pobreza,
Modelo de los obreros,
Honra de la vida doméstica,
Custodio de las vírgenes,
Amparo de las familias,
Consuelo de los desgraciados,
Abogado de los enfermos,
Patrono de los moribundos,
Terror de los demonios,
Protector de la Santa Iglesia,
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
R/. Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
R/. Escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
R/. Ten piedad de nosotros.
V/. Le constituyó señor de su casa.
R/. Y jefe de todo cuanto poseía.
Oremos. Oh Dios, que has querido
elegir a San José para esposo de tu
Madre Santísima. Te rogamos nos
concedas que, venerándolo como
protector en la tierra, merezcamos
tenerlo como intercesor en el cielo.
Tú que vives y reinas por los siglos
de los siglos. Amén.
HERALDOS
Ro
S
Homenaje de los H
er bendecido por el Papa, poder saludarlo personalmente, oír de sus labios una palabra o un
consejo es el deseo de todo peregrino que visita
Roma. Los Heraldos del Evangelio que viajaron
hasta la Ciudad Eterna para rendir homenaje a S.S. Juan
Pablo II, por el 25° aniversario de su pontificado, no fueron la excepción a esa regla. Y en la audiencia del día 19
de noviembre, ahí estaban ellos para ver de cerca al Santo
Padre.
Además de los 70 miembros del Coro y Orquesta Internacional de los Heraldos del Evangelio, estuvieron numerosos
miembros venidos de Portugal, España, Alemania, de la propia Italia y de diversos países latinoamericanos, totalizando
cerca de 200 personas.
EN LA IGLESIA DE LOS HERALDOS, EN ROMA —
SAN BENEDETTO IN PISCÍNULA
Mons.
Luigi
Moretti
26
Mons. Stanislaw Rylko, recientemente nombrado Presidente
del Pontificio Consejo para los Laicos, corona la Imagen Peregrina del Inmaculado Corazón de María, al final de la Celebración
Eucarística, en la Iglesia de San Benedetto. La entrega de esta
histórica iglesia a los Heraldos, resaltó el ilustre Prelado, torna
patente su universalidad y su especial vinculo con la Cátedra de
Pedro.
Mons. Luigi Moretti,
Obispo Auxiliar de Roma,
honró con su paternal
presencia a la iglesia de los
Heraldos, donde presidió
una solemne celebración
Eucarística. Durante la
cena que le fue ofrecida,
recibió como obsequio las
insignias de la institución.
Mons. Stanislaw
Rylko
e
lo
EN EL
MUNDO
oma
Heraldos al Papa
Algunos Heraldos recibieron personalmente la bendición del Santo Padre. En las fotos, Mariana Morazzani
Arráiz, Vicepresidente General, y Pedro Paulo de Figueiredo, Presidente Regional, ofrecen al Papa un hermoso
busto de la Imagen del Inmaculado Corazón de María,
elaborado por el sector artístico de los Heraldos, expresamente para esta ocasión.
También en Roma, en la parroquia de Santa
Teresita del Niño Jesús, los Heraldos animaron la
misa celebrada por Fray Agostino Agostini
Presentación musical para la dirección y otros
participantes del Movimiento Tra-Noi, en el salón de
eventos de su Hotel en Roma, en cuyas dependencias
os Heraldos fueron generosamente acogidos durante su
estancia en la Ciudad Eterna
Arrollidarse ante el Papa, besar la mano que a lo largo
de estos 25 años de pontificado tanto bendijo al mundo,
fueron momentos inolvidables, casi se diría, celestiales…
En esa bendición, estaban también incluidos todos
los Heraldos del mundo, los Cooperadores, los simpatizantes, estaba Ud. lector, lectora, que ahora lee estas
páginas.
AVEZZANO
Bendecir los instrumentos agrícolas, así como a los agricultores, es una antigua costumbre que se repite anualmente, en octubre, con la presencia de las autoridades locales, en la pintoresca ciudad de Avezzano. Después de la celebración de la Misa dominical, delante de la iglesia de la Madonna Assunta di Gioia
dei Marsi, todos se reúnen para recibir la solemne bendición, a fin de atraer la
protección de Dios sobre las actividades del campo. Esta vez, el acto tuvo una
novedad: La presencia del Coro y Orquesta de los Heraldos del Evangelio, que
hicieron una presentación musical.
Durante la Celebración Eucarística, presidida por el obispo diocesano,
Mons. Lucio Angelo Renna, O. C., el sacerdote orionista Mons. Rómulo Mariani fue recibido como Cooperador de los Heraldos del Evangelio.
Los Heraldos llevan la
esperanza al Canadá
L
a hermosa Basílica de San Pablo en Toronto, la primera
iglesia católica erigida en Canadá, fue el escenario propio a una ceremonia inédita para el numeroso público
presente. Muchos no contuvieron las lágrimas de emoción. No
podían creer lo que veían. No lograban imaginarse participando, en el siglo XXI, de una coronación de la imagen de Nuestra
Señora con tanta pompa y solemnidad.
El profundo impacto inicial fue seguido de una gran salva de
aplausos, manifestación de una alegría contagiosa.
Era tan sólo el comienzo…
En seguida, tuvo lugar la ya tradicional ceremonia de recepción de hábito de los Heraldos de 25 jóvenes canadienses
de los sectores masculino y femenino. De ahí en adelante, así
estarán revestidos dentro o fuera de sus sedes. Además fueron
admitidos 40 nuevos Cooperadores. En la ocasión, 70 personas
se consagraron a Nuestra Señora según el método de San Luis
María Grignion de Montfort.
La belleza, la disciplina, la eficiente organización de los actos y la compenetración de los participantes marcaron a fondo
los fieles presentes. Sorprendidos se preguntaban: “¿Cómo es
posible que en el mundo de hoy, haya tantos jóvenes, muchachos y muchachas, dispuestos a abandonar todo para seguir
las vías de Nuestro Señor Jesucristo, y con tanta resolución y
alegría? ¡Algo nuevo está surgiendo en la Iglesia!”
Enmarcada por la nieve que afuera caía, abundante, la ceremonia marcó a todos con una gran esperanza en el futuro de la
Cristiandad.
* * *
En las ochos ciudades canadienses donde se presentaron, el
público se impresionó con el carisma de los Heraldos que conseguían realizar las ceremonias con gran belleza y esplendor,
resaltando las maravillas de la Iglesia Católica.
Arriba, escenas de la ceremonia de recepción
de hábito en la Basílica de San Pablo, Toronto
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HERALDOS DEL EVANGELIO
· Febrero-Marzo
2004 2003
Octubre-Noviembre
Presentación de los Heraldos en el conocido
colegio de los Lasallistas en Toronto
Vista general de la Cena
CENA DE GALA EN TORONTO
En la Catedral de Cristo Rey, de Hamilton,
el Obispo Mons. Matthew Ustrzycki corona
la Imagen de Nuestra Señora
En el Milton Suites, hotel de cinco estrellas de
Toronto, tuvo lugar una muy concurrida cena de gala,
en beneficio de las obras de los Heraldos del Evangelio en Canadá, con la presencia de Mons. Richard
John Grecco, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis, y
del alcalde de Vaughan, Michael Di Biasse, además
de un selecto público. Hubo tal comunión y generosidad de las personas presentes con los Heraldos,
que el Presidente General de la Asociación, João Clá
Dias, en sus palabras finales de agradecimiento llegó
a afirmar: “En esta noche, se puede decir que fue
lanzada la primera piedra de la casa de formación de
los Heraldos del Evangelio en Canadá. Un sueño se
está haciendo realidad”.
En la Iglesia de Santa María, en Hamilton, animado concierto
musical para alumnos de diversos colegios de la ciudad
Los Heraldos admiran una de las famosas maravillas
del mundo: las Cataratas del Niágara
Arriba, Mons. Grecco con el Presidente General
de los Heraldos del Evangelio. Abajo, una de las
mesas de la cena
MÉXICO
Con la Imagen Peregrina del Inmaculado Corazón
de María recientemente bendecida por el Papa, los
Heraldos llevaron aliento y consuelo a los enfermos
internos en el Instituto Nacional de Cancerología, en
la capital mexicana. Los funcionarios del hospital se
disputaban la honra de transportar la Imagen a los
numerosos cuartos y enfermerías. Hubo momentos
de mucha emoción, sobre todo en el sector de pacientes terminales (foto a la derecha).
Pachuca — “Las maravilla de la Santa Iglesia
Católica”: Fue este el tema central de las palestras y representaciones teatrales del animado
campamento para jóvenes mexicanos en el Parque Nacional “El Chico”. Los padres de familia
participaron de todas las actividades con entusiasmo igual al de los hijos (foto a la izquierda).
FILIPINAS
Más de tres mil alumnos del Abellana National School,
de Cebu, acogieron festivamente la Imagen Peregrina del
Inmaculado Corazón de María, para celebrar la clausura
del Año del Santo Rosario.
BOLIVIA
Cochabamba — En misa celebrada en la Iglesia del
Convento de Santa Clara por Mons. Abel Costas Montaño, Obispo emérito de Tarija, 35 jóvenes candidatos a
Heraldos hicieron su Primera Comunión, y otros 12 recibieron la Confirmación (foto arriba).
Y en la Iglesia de
San Pedro, 25 niñas
recibieron la Primera
Comunión. Las jóvenes de los Heraldos
del Evangelio cantaron durante la celebración (foto al lado).
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HERALDOS DEL EVANGELIO
· Febrero-Marzo 2004
ECUADOR
Quito — Conmemorando el jubileo del Papa Juan Pablo II, Mons. Raúl Vela
Chiriboga, Arzobispo de Quito y Primado del Ecuador, celebró una esplendorosa
Misa Campal, en presencia del Nuncio Apostólico, Mons. Alain Paul Labeaupin,
del Presidente de la República, Ing. Lucio Gutiérrez, y de altas autoridades civiles y
militares. Los Heraldos tuvieron
la alegría de dar su colaboración
para el solemne acto (foto a la
derecha).
Ambato — Después de ser
coronada en la Catedral de esa ciudad por el Obispo Diocesano, Mons.
Germán Pabón (foto a la izquierda), la Imagen Peregrina del Inmaculado
Corazón de María llevó su
bendición maternal a la cárcel,
a los colegios y a diversas instituciones locales.
Quinche — Para rendir
homenaje a Nuestra Señora
del Quinche, los Heraldos
participaron de una procesión seguida de Misa celebrada en esa
pintoresca población por Mons. Raúl Vela Chiriboga, Arzobispo de Quito, y concelebrada por el Obispo Auxiliar, Mons. Julio Terán Dutari, S. J. (foto a la derecha).
BRASIL
Salvador — Conmemoración de la “Excelsa Patrona Oficial
y Única del Estado de Bahía”, Nuestra Señora da Conceição
da Praia. Los Heraldos participaron de la procesión, el día 8
de diciembre, que recorrió las calles del barrio del Comercio,
en Salvador (foto a la izquierda).
Fortaleza, nuevos Cooperadores — Durante la misa celebrada por el P. Manoel
Lemos de Amorim, en
el Santuario de Nuestra Señora de Fátima,
12 nuevos Cooperadores hicieron su consagración a la Virgen y recibieron la característica túnica
blanca adornada por la rubra Cruz de Santiago. Todos se manifestaron dispuestos
a colaborar en la Nueva Evangelización pedida por el Papa Juan Pablo II (foto a
la derecha).
Cuiabá, visitas a los enfermos y
encarcelados — Para llevar alegría
y esperanza a los detenidos, los
Heraldos cuiabanos hicieron en la
Penitenciaria Paschoal Ramos una exposición sobre la devoción a Nuestra Señora, seguida de un concierto musical (foto a la izquierda).
Los Cooperadores de los Heraldos visitaron el Hospital Municipal de
Cuiabá, proporcionando a los enfermos el consuelo espiritual de una palabra amiga, distribuyéndoles también objetos religiosos.
Febrero-Marzo 2004
· HERALDOS DEL EVANGELIO
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CHILE: VISITA A ORFANATO
EN VIÑA DEL MAR
1
Durante una misión mariana en Viña del Mar, Chile,
jóvenes del sector femenino de los Heraldos del Evangelio visitaron la casa de acogida de niñas San José, donde
la imagen de la Virgen fue recibida con cantos por las
niñas. El P. Kepa Bilbao, párroco de la Iglesia Madre de
Dios, quedó muy agradecido con la labor realizada y pidió una nueva visita para más adelante.
COSTA RICA
El Coro de los Heraldos del Evangelio
animó con un variado repertorio de música polifónica la Misa de Nochebuena, en
el Templo Votivo del Sagrado Corazón de
Jesús, la que fue celebrada por el Obispo
Auxiliar Emérito de San José, Mons. Antonio Troyo.
PARAGUAY: MISIÓN MARIANA
Los pobladores de Limpio, en Gran Asunción, comparecieron
en masa para venerar la imagen peregrina del Inmaculado Corazón de María, que fue coronada por
su párroco, el padre Rafael Tanasio.
Toda la ciudad se consagró a la Madre de Dios. “Viendo a los Heraldos,
jóvenes que se entregan a la Virgen
María, me siento animado para seguir luchando por la Iglesia. Veo que
la juventud no está perdida”, dijo el
P. Rafael al finalizar la Celebración
Eucarística.
GUATEMALA: LA CARIDAD DE INOCENTE A INOCENTES
En fiesta de Reyes, los Heraldos de Guatemala llevaron regalos y un
poco de alegría y consuelo a niños abandonados (foto a la derecha). Una
Cooperadora le recomendó a su hijo de sólo 4 años que juntara algunos de
sus juguetes para donarlos. Él reunió varios muñecos y quedó en dudas si
dar también un gran oso de peluche, especialmente
querido. Para estimularlo en la práctica de la
generosidad, la madre le dijo que era para
niños huérfanos o enfermos. Entonces
el pequeño, con un beso de despedida, le susurró a su oso predilecto: “¡Cuida al niño enfermo que pasó solito la
Navidad, por amor de Dios!”.
Fueron visitados más de 700 niños huérfanos u hospitalizados. En la foto de
la izquierda, visita al Orfanato San José para enfermos terminales, víctimas del
Sida.
32
32
HERALDOS DEL EVANGELIO
· Febrero-Marzo 2004
LOS HERALDOS EN TIERRAS DE SAN ESTEBAN
“Con las visitas del Oratorio del Inmaculado Corazón cambió por entero el ambiente
en mi hogar: hay más armonía, comprensión y, sobre todo, la oración en común.” Con
esta declaración personal expresó una señora el sentimiento
unánime de todas las familias que participan en el Apostolado del Oratorio en Hungría. (Foto de la derecha)
Y muchos padres de familia muestran deseos de que
sus hijos participen en las actividades de evangelización
de los Heraldos.
A raíz de las fiestas navideñas, los Heraldos — en colaboración con un equipo de Caritas
de la parroquia de Budakeszi — visitaron el Hospital de Rehabilitación de Budapest, para
llevar la consoladora presencia de la imagen peregrina del Inmaculado Corazón de María
y entregar a cada enfermo un regalo preparado por las dedicadas integrantes del Caritas
parroquial. Tres violinistas acompañaron la peregrinación por el hospital, interpretando
músicas de Navidad. Muchos enfermos no contuvieron las lágrimas de emoción. (Foto de
la izquierda)
MISIONES MARIANAS EN VENTANILLA - PERÚ
La imagen peregrina del Inmaculado Corazón fue llevada a la localidad de
Ventanilla, en los alrededores de Lima.
Luego de la celebración de la Eucaristía en la Parroquia de Nuestra Señora
del Mar, presidida por el Rvdo. P. Pablo Cham, se inició un recorrido de muchas
horas por las calles y cerros de la urbanización.
Delante de incontables casas había altares en honor a María, que en este día
les visitaba. Y no faltaron hasta algunas alfombras de flores para homenajear a la
Madre del Salvador. Lágrimas, palabras de gratitud, pequeños discursos improvisados pero llenos de amor, fueron la nota característica de esta misión mariana.
MISIÓN MARIANA EN LAS ISLAS DE SANTO TOMÉ Y PRÍNCIPE
Santo Tomé y Príncipe, antigua colonia portuguesa, está situada en el golfo de Guinea, África Occidental. En ese país
de mayoría católica, los Heraldos lusitanos hicieron una Misión Mariana durante el
cambio de año, recibiendo una calurosa acogida por parte de las autoridades civiles y
religiosas, y por la población en general.
Hubo hasta una procesión en canoas, en el Océano Atlántico.
Además se realizó una jornada de formación promovida por los Heraldos en el
Centro Cultural de la Catedral. El evento contó con la prestigiosa presencia de la
Primer Ministro Sra. Maria das Neves.
En la misma Catedral fueron entregados los primeros 20 Oratorios del Inmaculado Corazón de María, los que peregrinarán por los hogares de Santo Tomé y
Febrero-Marzo 2004 · HERALDOS DEL EVANGELIO
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Príncipe.
La mejor noche que
tuve en Roma
¿Cuál es la sensación de un joven estudiante de los Estados Unidos que, en Roma, asiste a una ceremonia de los Heraldos del Evangelio? ¿Sorpresa, admiración o extrañeza?
Matthew Alderman, joven estadounidense, estudiante
de arquitectura, está en Roma viviendo por algún tiempo.
Los estudios le absorben casi todo el tiempo libre. Sin
embargo, pasar por Roma es una oportunidad única en la
vida para enriquecerse espiritual y culturalmente. En cada
ruina, en cada construcción hay páginas de la Historia
grabadas en la piedra.
Cierto día, Matthew recibe una curiosa invitación.
No es para un concierto y menos aún para un encuentro
L
a iglesia estaba
llena. Decenas de
cirios flameaban
en el altar elevado y
distante, sostenidos
en los brazos extendidos de dos inmensos ángeles de
mármol, que, agitándose en medio
de nubes de piedra, presentaban so-
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HERALDOS DEL EVANGELIO
social. Es de los “Araldi del Vangelo” para una solemne
coronación...
¿Coronación? Eso evoca a reyes y reinas. Italia es una
República, él, es de los Estados Unidos. ¿Una coronación?
¿Qué va a hacer ahí? A pesar de todo, fue. Era en la Iglesia de
San Joaquín. Entró en el esplendoroso templo, y ¿qué vio?
Es lo que le ofrecemos a continuación, estimado lector: una
ceremonia de los Heraldos, vista a través de los ojos “azules
claros” de un joven estudiante de los Estados Unidos.
bre un globo terrestre en oro y azul
a un Cristo semi-bizantino situado
arriba, en el ábside.
Todo el esplendor de las más
grandiosas coronaciones
Y ahí estaban los Heraldos. Algunos caminaban por atrás, manteniendo el orden entre la multitud que
· Febrero-Marzo 2004
ocupaba los bancos. Sus espléndidos
hábitos de caballero eran al mismo
tiempo militares y monásticos: una
túnica blanca hasta las rodillas y una
cota café marcada con una inmensa
cruz de Santiago, escarlata y blanca,
que en su extremidad puntiaguda se
extendía hasta las lustrosas botas.
Una cadena circundaba la cintura,
Ricardo Castelo Branco
Fotos: Timothy Ring
con un gran Rosario enlazado a
un lado. Las llaves del blasón papal
brillaban en sus altos cuellos militares, sobresaliendo por encima de
las largas capuchas dobladas hacia
atrás. Y todo el santuario estaba
lleno de ellos; dispuesta en filas y en
perfecto orden, una gran orquesta
militar de trompetistas, trombonistas y coristas.
De repente, apenas entré, oí el
toque alto y claro de una trompeta, y una procesión de Heraldos se
movió lentamente por la nave con
perfecta precisión militar. Mientras
ellos evolucionaban en dirección
al pórtico, los tambores sonaban
con un vigor de parar el corazón.
Entonces, las puertas principales
se abrieron. los percusionistas se
congelaron como guardias en una
parada, cruzando sus baquetas con
un agudo ruido de madera.
Hubo un momento de perfecto
silencio. El incienso cubría la iglesia.
Ahí vino la imagen de la Virgen de Fátima, cargada en los
hombros de cuatro Heraldos. En
medio de la música, irrumpieron
exclamaciones en alta voz de hacer temblar los cimientos: “¡Viva
el Inmaculado Corazón de María!”,
mientras los Heraldos lentamente
hacían su trayecto hasta los escalones del altar.
El ritual de la Solemne Coronación de la Imagen de la Virgen
tenía todo el esplendor de las más
grandiosas coronaciones.
Flores de femineidad
católica
Yo estaba totalmente impresionado. Me esforzaba, me estiraba
para ver lo que podía: los Heraldos
ricamente vestidos, los miembros
de la banda; los representantes de
otras asociaciones con vestimentas
blancas y azules en la primera fila
de bancos; un padre oficiante con
una capa de franja dorada. Y las coristas, delicadas señoritas Heraldos,
sólo unos años más jóvenes que yo.
Esas criaturas inocentes estaban
bien atrás de los instrumentistas,
pereciendo muy dignificadas en
sus túnicas café-dorado, cotas de
cruzado y poderosas botas. Sus
fisonomías dulces y fuertes eran
serias y solemnes; cabellos oscuros,
castaños, rubios, tirados hacia atrás
y amarrados con una cinta color
café y hebillas de plata. Flores de
femineidad católica.
Los músicos interpretaron una
pieza de Häendel, de revolver la
sangre, y se oyeron más aclamaciones en alta voz de los Heraldos y de
las personas, y más toques de resonantes trompetas y de marciales
sones de tambor. El incienso subía
como una pluma desde un oscilante
incensario, impregnando la iglesia
con nubes doradas.
“Reina de gloria, certeza
de la victoria”
Entonces vino la imposición del
Rosario en la imagen. Una guardia de honor de los Heraldos se
movió en dirección al presbiterio
con la precisión cronológica de un
centinela de Arlington. Atrás de
ellos caminaba una joven con una
faja escarlata y blanca, llevando un
Rosario sobre un cojín.
Uno de los sacerdotes asistentes lo puso en la mano extendida
de la imagen. Vino entonces más
Häendel, y después el coro entonó
en gregoriano el Veni Creator.
Las sopranos, con voces argénteas
como de pájaros, de partir el corazón, jóvenes puras, tan familiares e
inocentes como las voces del Coro
Litúrgico Femenino allá en Notre
Dame.
Finalmente, el momento sagrado llegó.
Con majestuosos arreglos musicales de metales y tambores, el coro
presentó una gran interpretación
bilingüe del Himno de Coronación
Zadok the Priest. Yo estaba fuera de
mí, mis ojos se movían vivamente
“La iglesia estaba llena. Decenas de cirios
flameaban en el altar elevado y distante”
“El órgano tronó y sonaron los tambores”
“Me esforzaba, me estiraba para ver lo que podía: los
Heraldos ricamente vestidos, los miembros de la banda;
los representantes de otras asociaciones con vestimentas
blancas y azules en la primera fila de bancos”
“Con majestuosos arreglos musicales de metales y tambores,
el coro presentó una gran interpretación bilingüe del Himno de
Coronación Zadok the Priest”
Febrero-Marzo 2004
· HERALDOS DEL EVANGELIO
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para fijar por completo la gloriosa y
multicolor escena.
And all the people rejoiced. Rejoiced.
Rejoiced. Rejoiced and sang: God save
the Queen! Long live the Queen! May
de Queen live forever. Amen. Alleluia.
Los Heraldos lentamente bajaron el anda de la Virgen, y el
sacerdote oficiante colocó la corona sobre su cabeza. Entonces los
siervos de la Reina levantaron el
anda lo más alto que podían, para
mostrar a la nueva Monarca a sus
súbditos. Los tambores tocaban y
las trompetas sonaban con belicoso
fervor, mientras que los Heraldos
se movían en dirección al pórtico y
recolocaban la imagen en su trono.
Nosotros la proclamamos “Reina
de gloria, certeza de victoria”, aclamaciones a viva voz, atrás y adelante con una comunicación ritual
entre los Heraldos y el pueblo.
Entonces todos recitamos la
Consagración, entregándonos a María, y recuerdos del antiguo campus
universitario me vinieron más fuertes
que nunca. Tuve dificultades con las
palabras italianas, pero me acuerdo
de la sustancia. Nosotros, mis amigos
y yo, habíamos hecho esa misma
Consagración, o una semejante, cada
otoño y primavera en los últimos dos
años. Pero no eran recuerdos, era un
vínculo profundo, una continuidad,
un nuevo toque del universalmente
protector manto de María.
Después del “¡Aleluya!” de
Häendel, se concluyó el rito con el
cántico del vibrante Himno Pontificio, lleno de alabanzas a la Roma
inmortal de los mártires y de los
santos. El órgano tronó y sonaron
los tambores. Sentí cada impacto
Hoy vi lo suficiente para llenar volúmenes. Los tambores aún suenan en
mis oídos.
de las baquetas sobre los tambores
en mi médula y en mis oídos, y
agradecí a Dios por esto. Entonces
la larga procesión de los Heraldos y
músicos, portaestandartes, coristas
y eclesiásticos salió por la puerta
principal, pasando delante de mí.
Las jóvenes, especialmente, se
movían con un ritual consciente, sus
pulmones llenos, mentones levantados, espaldas rectas como soldados
en una parada. Dios sea alabado
por tal maravilla, una tan extasiante, tan animada escena en alabanza
de Aquella que es terrible como un
ejército con banderas.
Unidos por la misma fe y
misma mentalidad
Yo estaba atrás, mientras la
multitud se dispersaba lentamente,
y veía a los Heraldos enrollar sus
estandartes en el fondo de la iglesia,
desmontando los grandes mástiles
de bronce de los cuales pendían las
inmensas banderas.
Presté atención en los amigos
de los Heraldos, que se reconocían
en las laterales, padres que conversaban con sus hijas, intercambios
de saludos y sonrisas, una cabeza
con peluca. Los religiosos, con sus
blancos cuellos altos y elegantes, parecían estar reorganizando las sillas
en el presbiterio.
Vi a las niñas Heraldos juntarse
en pequeños grupos para conversar,
encantadoras al observarse su inocencia sin pretensiones. Parecían
ahora más animadas, más humanas. Sus facciones parecían menos
Después del “¡Aleluya!” de Häendel, se concluyó el rito con el cántico del vibrante Himno Pontificio
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HERALDOS DEL EVANGELIO
· Febrero-Marzo 2004
Las jóvenes, se movían con un ritual consciente
formales, a pesar de sus uniformes
y de los cabellos brillantes tirados
hacia atrás. Algunas eran de tez
clara y delicada, inclusive nórdicas
y con pecas; otras morenas y de
fuerte estructura. Dientes apretados, dientes chuecos, toques de
encantadora irregularidad. Todas
parecían pequeñas y delgadas en
sus magistrales vestidos.
Mientras tanto, los jóvenes y
los Heraldos más antiguos se saludaban o conversaban a los pies
de la imagen de una virgen mártir,
colocada en un nicho. Un novicio,
revestido sobre su hábito con una
capa azul de uniforme, buscaba a
sus padres o hermanos. Otros dos,
haciendo guardia a la imagen como
los centinelas de la Reina, intercambiaban confidencias en voz baja por
detrás de la Virgen. Es la cosa más
agradable del mundo sentarse aquí
y observar esos espíritus jóvenes.
Yo estaba distante, separado
por la nacionalidad e idioma, pero
me sentí próximo a esta gente joven, unido por una fe antigua y una
misma mentalidad. Yo sólo deseaba poder oírlos, oír esas palabras
sencillas, esos dichos de la jerga
católica, o promesas de lealtad
mariana, venidas de sus labios. Oír
y comprender. Pero había una diferencia de idioma entre nosotros...
Entonces me conformé con comulgar silenciosamente, en beber este
esplendor católico antes de que él
se borrase de mi memoria.
Volví mi atención para la Reina una vez más. Me arrodillé e
hice una breve oración a Ella y a
su Hijo.
Estoy aún un poco confundido
sobre quiénes son esos caballeros
contemporáneos con su botas y cotas, si son una asociación religiosa
local o internacional, laicos o profesos. En tanto, hoy vi lo suficiente
para llenar volúmenes. Los tambores aún suenan en mis oídos.
Fue de lejos, la mejor noche que
tuve en Roma... ²
Testimonio con
“fuerza de ley”
Habituado a dejar de lado los sentimientos para analizar
con fría objetividad casos por juzgar, esta vez, el juez tuvo que
dictar sentencia cediendo a las emociones. Carlos Divar es
Presidente de la Audiencia Nacional (Corte Suprema de
España) y asistió, en Roma, a las presentaciones de los Heraldos del Evangelio. Al volver a su Patria, expresó en breves
líneas sus impresiones.
“Entonces los siervos de la Reina levantaron el anda lo más alto que podían, para
mostrar a la nueva Monarca a sus súbditos.” (A la derecha, el Presidente de la
Audiencia Nacional de España aplaude a la Virgen)
Volviendo a Madrid después de los inolvidables días pasados con ustedes en
Roma, siento la necesidad de expresarle mis sentimientos de emoción y agradecimiento, no sólo por sus innumerables atenciones sino que también por la vida
apostólica de los Heraldos.
Estamos ciertamente delante de una obra de Dios que, a través de Nuestra
Señora, llega a nuestras vidas. (...) El alma de los Heraldos me cautiva, pero me
conmueve también su dignísimo aspecto exterior; con sus hábitos, su modales
y su solemnidad, como demostraron en la pomposa coronación de la Virgen
Peregrina de Fátima, en la iglesia de San Joaquín de Patri.
Le ruego transmitir al Prof. João Clá la garantía de mi profunda simpatía
y mis permanentes oraciones a Jesús, María y José para que Ellos velen por el
acierto de sus pasos.
Suyo
Carlos Divar
Febrero-Marzo 2004
· HERALDOS DEL EVANGELIO
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EWTN — RED MUNDIAL DE TELEVISIÓN CATÓLICA
Una obra nacida a
los pies del Santísimo
Sacramento
P
ara echar a andar un
canal de televisión
católica ¿qué importa
más conseguir? ¿Un
buen equipo de técnicos?
¿Estudios y equipos de última generación? ¿Transmisión vía satélite? ¿O,
por encima de todo, buenos patrocinadores que financien el proyecto?
Todo lo anterior es indispensable. Sin embargo... no es lo más
importante.
En Estados Unidos, la
madre Angélica fundó
la mayor red católica
de televisión del
mundo, EWTN
—Eternal Word
Televisión Network
(Red de Televisión
del Verbo Eterno),
comenzando por lo
que sí es fundamen-
tal: reclamar la ayuda de la Divina
Providencia.
Ella y su comunidad de monjas
clarisas del Monasterio de Nuestra
Señora de los Ángeles lanzaron esa
gran obra de evangelización desde
el interior de las paredes de un convento de clausura. Comenzaron por
rezar, sobre todo ante el Santísimo
Sacramento. El resto vino por añadidura... Y con su vida de oración y sacrificio siguen sosteniendo la EWTN
TV, cuyas emisiones abarcan un total
de 110 países, incluyendo a todo el
inmenso territorio de los EE.UU.
y Canadá, así como buena parte de
Latinoamérica. Con programación
las 24 horas del día, llega a cerca de
85 millones de personas.
Al comienzo de la década del 70,
la madre Angélica empezó a escribir
libros espirituales. Su gran éxito editorial le significó ser invitada para
hacer conferencias, dar entrevistas
y presentar programas de televisión.
Un canal de la región de Birmingham (Alabama, EE.UU.) grabó una
serie de programas con la Madre
Angélica. Pero cuando supo que
esa señal televisiva transmitiría una
película blasfema, canceló los programas y decidió montar su propio
estudio... en el garage del convento.
¿Quién podría imaginarse que el
simple garage se transformaría en la
mayor red de televisión católica del
mundo? Ese “milagro” sólo puede
explicarlo la Gracia Divina.
“Desde un comienzo — declaró
la madre Angélica — la misión de
EWTN fue proclamar la Buena Noticia y comunicar a todos que Jesús es
‘el camino, la verdad y la vida’”.
Hoy, a sus 87 años, la madre Angélica vive en el Monasterio de Nuestra
Señora de los Ángeles (Hanceville,
A la izquierda, en el locutorio del Monasterio de Nuestra Señora de
los Ángeles, la madre Angélica saluda efusivamente al Presidente de
los Heraldos, tras recibir como recuerdo el escudo de la institución y
un rosario de lapislázuli. En el detalle, la madre Angélica muestra los
obsequios recibidos. Arriba, la madre Angélica junto a su comunidad
del Monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles
38
HERALDOS DEL EVANGELIO
· Febrero-Marzo 2004
Alabama) junto al que construyó también el Santuario del Santísimo Sacramento, pero se encuentra alejada de
las actividades de programación de
la TV. Junto a Jesús Eucarístico sigue
siendo ella el sustentáculo espiritual
de tan grande obra de evangelización.
Invitado a dar una entrevista en
vivo en EWTN, el Presidente General de los Heraldos del Evangelio,
João S. Clá Dias, no quiso dejar de
saludar personalmente a la madre
Angélica y a su comunidad.
La visita fue casi como un encuentro de antiguos amigos que no
se veían hace mucho, y al encontrarse otra vez reconocen con alegría las semejanzas que los unen: la
devoción al Santísimo Sacramento,
a la Virgen María y al Papa.
A medida que exponían la finalidad de ambas obras, constataban
con sorpresa y alegría las semejanzas, ya sea en la espiritualidad,
ya sea en el amor a la belleza. Sí,
parecían haber sido fundadas por
la misma persona. ¿Y acaso no es
cierto? ¡Si es el mismo Espíritu Santo el que vivifica la Iglesia y suscita
nuevos carismas!
En el programa “EWTN live”, el de mayor audiencia, el conocido presentador P. Mitch Pacwa, SJ,
entrevista a João S. Clá Dias. En ese horario prime
del canal de la madre Angélica, son enfocadas personalidades relevantes del mundo católico en una
emisión en vivo para Estados Unidos, Canadá y los
países hispanos
La Madre Angélica agradece
Luego de la visita al monasterio de Nuestra Señora de los
Ángeles, los Heraldos recibieron esta calurosa misiva.
Hermanas Clarisas Pobres de la Adoración Perpetua
Monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles
10 de diciembre de 2003
Querido Sr. Clá Dias
¡La paz de Nuestro Señor Jesucristo! Sr. Clá Dias, fue una
gran alegría para todas nosotras el estar ayer con usted, personalmente. Quedamos muy agradecidas por honrarnos con su
presencia y por haber traído al Coro y a los Cooperadores de la
Asociación. Nos regocijamos con su visita y con la bella música
que tanta gloria da a Dios todopoderoso.
Que Dios lo recompense abundantemente por las manifestaciones de amistad; el emblema mariano de su Asociación
montado sobre ágata brasileña será guardado con cariño junto
al Santo Rosario de la Santísima Virgen María, de plata de
ley y lapislázuli, que los Heraldos del Evangelio confeccionaron
especialmente para nuestra Reverenda Madre M. Angélica.
Como recíproca señal de amistad, hicimos un Rosario especialmente para usted, de ónix negro con incrustaciones de
ópalo. Rogamos a nuestra Santísima Madre que obtenga para usted y su Asociación todas las gracias que más necesiten.
Puede estar seguro de nuestras oraciones frente a Jesús en el
Santísimo Sacramento.
Agradecemos a Dios por todos y cada uno de los miembros
de su Asociación. Que Nuestro Señor siga haciendo prosperar
la obra por sus manos y pueda cada uno llegar al grado de
santidad al que fue llamado por Dios.
En unión de oraciones, Madre M. Angélica y comunidad.
Febrero-Marzo 2004
· HERALDOS DEL EVANGELIO
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¿Buen o
mal ladrón?
¿Quién creería que ese hombre de trato educado, especialmente gentil con las mujeres, era el
más temible bandido de su época?
“¡L
as empanadas están excelentes! El
pollo, una delicia...
Pero la champaña...
la hay mejor. Mire,
voy a ofrecerle unas botellas que
recibí de regalo.”
Lector, ponga a prueba su
perspicacia e intente adivinar
dónde transcurre esta escena.
¿Será en un restorán de lujo, el
diálogo entre un cliente de categoría y el dueño del establecimiento? ¿O durante un banquete,
un intercambio de amabilidades
entre un invitado y su anfitrión?
Podrá ser tal vez en una sencilla
fiesta de cumpleaños de carácter
familiar, una conversación entre
dos amigos, ambos apreciadores
de buenos vinos...
¿Logró descubrirlo? Lo dudo.
¿Y la época en que se dió el
diálogo? Desde luego no parece
ser en nuestros días, porque tanta
amabilidad cabe más en tiempos
pasados. Nuestro mundo es demasiado utilitario para perder
40
HERALDOS DEL EVANGELIO
José Antonio Dominguez
tiempo en fórmulas de cortesía e
intercambios de regalos, sin tener
en vista cualquier tipo de ventaja.
Pero, querido lector, no pretendo abusar de su paciencia, y
voy a develar el misterio.
La escena transcurre en algo
que hoy en día se volvió tristemente banal: un asalto. O mejor,
para traducirlo en términos suficientemente actuales, un secuestro express.
No obstante, un ladrón que
usa fórmulas tan amables, ¡casi
podría decirse que es un... buen
ladrón!
¿Lo será de veras?
Veamos el resto de la historia,
que es completamente verídica.
Invito, entonces, al lector a
retroceder en el tiempo trecientos años... atravesar el Atlántico
y desembarcar en Francia, en
pleno siglo XVIII, para presenciar un asalto. Pero no un asalto
cualquiera, practicado por un
anónimo. El ladrón al que nos
referimos hizo historia, creó una
· Febrero-Marzo 2004
leyenda, y sus tristes aventuras
aterrorizaron durante algún tiempo aquel país. Su nombre: Luis
Domingo Cartouche.
Si mi invitación es un tanto
inusitada, tiene al menos la
ventaja de hacernos olvidar por
unos momentos las sombrías
preocupaciones que el panorama
contemporáneo suscita en el espíritu, y descansar en el recuerdo de
episodios que la dorada polvareda
del tiempo sublimó.
Estamos, pues, en una bella
noche del verano de 1721, en el
interior de Francia, en el agradable castillo de la Sra. de Bouffers,
viuda del Mariscal de Bouffers.
Terminada la cena, los habitantes de la mansión se retiran a sus
aposentos y se preparan para dormir. Los criados apagan las velas,
cierran las puertas exteriores, los
ruidos van disminuyendo hasta
que reina un completo silencio
en la casa. Solamente se oyen a lo
lejos, en el jardín, los grillos que
cantan alegremente o, de tiempo
en tiempo, el graznido siniestro
de algún ave nocturna.
La Sra. de Bouffers, con una
vela en la mano, pasa revista a
los principales salones del castillo
para ver si todo quedó en orden,
y sube pausadamente las escalas
en dirección a su pieza. Coloca el
candelabro sobre la mesa, y frente
al hermoso crucifijo de marfil de
su artístico oratorio, reza las oraciones de la noche.
Se preparaba ya para acostarse, cuando escucha por el lado
exterior de su
ventana un ruido
e x t r a ñ o . Iba a
prestar atención
para intentar
descubrir lo que
era, cuando una
figura emerge
de la oscuridad,
salta con impresionante agilidad
por la ventana y
cae en pie delante suyo.
La Sra. de Bouffers, sin perder
la calma ni la dignidad de su condición, preguntó con voz firme:
—¿Qué significa esto? ¿Cómo
se atreve a entrar aquí?
La figura se aproximó y la
luz de la vela iluminó su rostro.
Era un joven de buen aspecto y
elegantemente vestido. Haciendo una profunda inclinación, se
disculpó:
—Perdón, señora, por venir
a perturbar su descanso a estas
horas. Permítame presentarme.
Seguramente usted ya escuchó
hablar de mí. Soy Luis Domingo
Cartouche, su servidor.
Desde hacía algún tiempo ese
nombre estremecía de miedo a
Francia entera. Tan sólo se hablaba de él, de su último crimen, que
siempre superaba los anteriores
en audacia. Y claro está, si mucho
de cierto había en lo que se contaba de él, la imaginación añadía
detalles fantásticos, lo terminó
por crear una verdadera leyenda
en torno a este famoso ladrón. La
ineficacia de la policía contribuía
aún más para aumentar el mito.
Su atrevimiento llegó al punto
de robar las espadas de la guardia
del Palais Royal, donde entonces
vivía el Regente, pues las empuñaduras eran de plata y bastante
valiosas.
Y ahora, la noble dama se encontraba ante Cartouche, en carne y hueso, el ladrón más temido
del país. ¿Que ocurriría con ella?
El asaltante
siguió hablando,
siempre en los
términos más
corteses que
imaginarse pueda:
—Por favor,
no grite. No le
haré ningún
daño. Nada más
quiero pedir que
me dé albergue esta noche. Deseo
dormir tranquilo, pero la policia
me persigue desde hace varios
días. Es inútil reaccionar, porque
mis hombres custodian todas
las puertas de la casa. Tampoco
le servirá llamar a la criada de
cuarto, porque no está en casa. Si
me lo permite puedo dormir en la
pieza de ella, aquí al lado.
La Sra. de Bouffers se percató
enseguida que no podría hacer
nada. Y contaba con lo peor. Es
decir, que Cartouche le robara las
piezas más valiosas de la casa. Los
objetos de plata y oro.
Las obras de arte
que había heredado de sus
antepasados,
sus joyas, etc.
Se daría por
feliz si nadie
sufriera ningún mal.
La figura se
aproximó, y la
luz de la vela
iluminó su
rostro...
Febrero-Marzo 2004
· HERALDOS DEL EVANGELIO
41
Pero, en lugar de exigirle la
entrega de los objetos de valor,
Cartouche tan sólo le hizo un
pedido, que cualquier mendigo
podría hacer:
—¡Estoy hambriento! No le
pido otra cosa, salvo que me dé
de comer.
La fisonomía espantada de
la Sra. de Bouffers instó a Cartouche a insistir.
42
HERALDOS DEL EVANGELIO
—Mande que me traigan cualquier cosa. Me estoy muriendo de
hambre. Un poco de pollo asado,
y una botella de champaña.
Ella tocó entonces una campanilla, para llamar a los sirvientes,
y pidió que le sirvieran de nuevo
la cena, en la pieza. Aunque todos
quedaron sorprendidos, nadie se
atrevió a pregunta nada. De ahí a
poco la cena estaba servida.
Cartouche, tras asegurarse que
nadie había quedado en el cuarto,
salió de trás de las cortinas, cerró
la puerta y se sentó a la mesa.
Siguiendo las reglas de la buena
educación, mientras se regalaba con las iguarías que le eran
servidas, mantenía una animada
conversación —mejor diríamos
un animado monólogo— con la
atónita dueña de casa. Le contaba
las últimas novedades de París, de
la corte, y claro está, sus proezas
criminales que tanto daban que
hablar.
· Febrero-Marzo 2004
De acuerdo a las buenas maneras, no podía dejar de elogiar la
comida que tan “generosamente”
le era ofrecida. Pero tampoco
podían faltar algunas ironías en
medio de los elogios.Sí, la comida
estaba excelente...
—Señora, una casa con su
categoría merece una mejor
champaña. Me tomaré la libertad
de hacerle probar una que me
parece muy superior. Viene de las
bodegas del financiero Paris-Duverney. Le enviaré cien botellas.
Terminada la cena, Cartouche
agradeció la hospitalidad y pidió
permiso para ir a descansar. Tal
parece que el peso de conciencia
no le dejaba dormir...
No sabemos si la Sra. de
Bouffers, aunque tuviera la conciencia en paz, habrá conseguido
conciliar el sueño esa noche.
La luz del amanecer encendió
nuevamente en su espíritu la preocupación por lo que podría suce-
derle. Pero el prolongado silencio
que se hacía notar en el cuarto
contiguo, donde Cartouche había
dormido, señalaba que el famoso
ladrón había desaparecido tan
sorprendentemente como había
llegado.
¿Y las prometidas botellas de
champaña?
Un “bandido honesto” nunca
falta a sus promesas, y realmente
algunos días más tarde fue entregado en el castillo un cargamento
de cien botellas del precioso vino.
Solamente faltó una amable tarjeta acompañando el regalo... Falta
disculpable, porque Cartouche era
analfabeto.
Pero finalmente, ¿fue Cartouche un “buen ladrón” que al
final de su vida se arrepintió de sus
crímenes, o por el contrario fue un
“mal ladrón”?
Lamento decepcionar a los
lectores. Algún tiempo después,
habiendo sido traicionado por uno
de sus compañeros, Cartouche fue
aprehendido. Como venganza denunció a todos sus cómplices, pero
no se arrepintió de sus grandes y
numerosos pecados. Condenado a
muerte, murió impenitente.
¿Fue, de veras, un “mal ladrón”?
Sin embargo, ¿no causa sorpresa que un desprovisto de sentimientos cristianos tuviera modos
tan corteses? Quizás en su infancia
sus padres le dieron una educación
refinada, que no supo aprovechar,
lo cual explica sus actitudes... No.
Su padre era de humilde condición, un simple trabajador manual
que fabricaba barriles...
¿Qué explica entonces que un
hombre de la peor especie tuviera
una educación tan marcada? ¿Sería
un mero capricho?
La cortesía, las reglas de la buena
educación, constituyen la transposición de la ley de la caridad en la
convivencia social. Quien ama al
prójimo, lo trata con cordialidad y
educación, buscando ser siempre
agradable en la relación con los
demás. De ahí viene el significado
de la palabra amable: el que se hace
amar por su buen trato. ¿Y acaso
no es cierto que los santos se caracterizaron siempre por sus modos
afables y por su cordialidad, incluso
cuando sobresalían en ellos virtudes
armónicamente opuestas?
En cierto sentido, el grado de
cristianización de una sociedad podría medirse por el modo con que
las personas se tratan entre sí, en
las relaciones humanas. Si la Iglesia ejerce mucha influencia en los
ambientes, todos tenderán hacia la
perfección y hacia un alto grado de
refinamiento, de civilización. Fue
lo que ocurrió, en el pasado, en
muchos países de Europa y de forma sobresaliente en Francia, la hija
primogénita de la Iglesia.
De aquellos siglos afirmó el Papa
León XIII: “Hubo un tiempo en
que la filosofía del Evangelio gobernaba los Estados. En esa época, la
influencia de la sabiduría cristiana y
su virtud divina penetraban las leyes,
las instituciones, las costumbres de
los pueblos, todas las categorías y
todas las relaciones de la sociedad
civil”. (Encíclica Immortale Dei)
Uno de los síntomas de la descristianización del mundo moderno es el abandono de las buenas
maneras, de las bellas fórmulas de
cortesía, puesto que el amor a Dios
y al prójimo va disminuyendo de generación en generación, y los padres
muchas veces no logran transmitir a
sus hijos la Fe que profesan.
En la época de Cartouche la influencia de la Iglesia era tanta, que
la sociedad reprobaba a los hombre,
incluso a los de humilde condición,
que no tuvieran buenas maneras, no
supieran respetar a los más débiles
y, sobre todo, a las personas del sexo
femenino. Un criminal que había
perdido la Fe y violaba la Ley de
Dios, matando y robando, se sentía
obligado a practicar ciertas reglas de
cortesía.
Cuando se habla de sacralización
del mundo, la acción de la Iglesia
debe llegar a estas profudidades del
alma humana. De manera tal que el
mal se avergüence de mostrarse a la
luz del día, y tenga que encubrirse
para actuar.
Cartouche no es ejemplo para
nadie... Pero este episodio de su
triste vida, ¿no serviría para estimularnos a hacer un examen de
conciencia?
En nuestros hogares, en la educación de los hijos, ¿buscamos perfeccionar el trato y la compostura,
cultivar las buenas maneras, o, por
el contrario, nos dejamos influir por
el mensaje negativo que tantas veces
transmiten los medios de comunicación?
Una forma de impregnar nuestras familias del suave aroma de
Jesucristo podría consistir en imaginarnos cómo eran las relaciones
entre los miembros de la Sagrada
Familia, y tratar de imitarlas.
¿No le parece, lector, que sería
un hermoso objetivo por alcanzar?
Quien lo consiga, ciertamente llegará con rapidez a la santidad. ²
Febrero-Marzo 2004
· HERALDOS DEL EVANGELIO
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Tartaleta del Sagrado
Corazón de Jesús
Silvia Helena de Oliveira
T
odos los sábados por la tarde, un grupo de
Cooperadores de los Heraldos se reúne en la
Casa del Sagrado Corazón de Jesús, en São
Paulo, para compartir unas horas de convivencia, reflexión y oración. Y la Sra. Silvia — excelente cocinera — lleva habitualmente para la hora
del té una sabrosa tartaleta de ricota, muy apreciada por todos.
El entremés hasta recibió un apodo: “Tartaleta del Sagrado
Corazón de Jesús”.
Tiene muchas ventajas: es ligera, agradable y se aleja un poco de las típicas tartaletas. Además es sencilla de preparar.
Ingredientes
Para la base: 1 paquete de galletas de maicena / 100 grs.
de mantequilla o margarina sin sal.
Para la crema: 500 grs. de ricota / 1 sobre (12 grs.) de
jalea sin sabor / 1 cucharada de agua (con cuchara de té)
/ 1 tarro de leche condensada / 1 tarro de crema de leche,
con suero / 1 cucharada (con cuchara de té) de esencia de
vainilla o cualquiera otra de su preferencia.
Modo de preparación
Fotos: José Pedro Côrte-Real
Moler las galletas en la licuadora. Ponerlas en un tazón y mezclarlas con la
mantequilla. Esparcir la masa sobre el
fondo de un molde. Meter al horno caliente
por aproximadamente 10 minutos y dejar
enfriar.
Mezclar la jalea con cinco cucharadas
(sopa) de agua fría y dejar en baño maría
hasta que se disuelva. Revolver todos los
ingredientes de la crema en la licuadora.
Colocar esta mezcla en el molde anteriormente preparado y dejar en el refrigerador
por aproximadamente tres horas.
Cubrir con una mermelada de su preferencia. La Sra. Silvia recomienda mora,
frutilla o también frambuesa, la que mejora
aún más el contraste de sabores. ²
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HERALDOS DEL EVANGELIO
· Febrero-Marzo 2004
Lourdes y el Santo Rosario
¿Qué sentiría nuestro estimado lector si fuera invitado
a rezar el Rosario en compañía de la Santísima Virgen, especialmente venida del Cielo a la Tierra para
tal fin?
Luiz Francisco Beccari
Consejejro General
P
Fotos: Sergio Hollmann
ues bien, fue lo que sucedió hace casi
150 años en la famosa Gruta de Lourdes,
donde Nuestra Señora apareció dieciocho
veces a una adolescente de catorce años,
Bernardette Soubirous.
En su reciente Carta Apostólica Rosarium Virginis
Mariae, mediante la cual añadió los Misterios Luminosos al Rosario, el Papa Juan Pablo II, refiriéndose a
las exhortaciones de la Santísima Virgen a la práctica
de esta devoción, dice: “Deseo recordar particularmente,
Junto a las plácidas aguas
del río Gave, el bello e
imponente conjunto del
Santuario de Lourdes
dada la incisiva influencia que conservan en la vida de los
cristianos y por el reconocimiento recibido de la Iglesia,
las apariciones de Lourdes y Fátima, cuyos respectivos
Santuarios son meta de numerosos peregrinos en busca de
consuelo y de esperanza.”
Lourdes es sinónimo de milagros. De las decenas de
millares registrados allí, sesenta y siete han recibido la
aprobación canónica por parte de la autoridad competente. Los mismos, acostumbran a llamar más la atención que el mensaje transmitido por la Madre de Dios.
Mensaje este, por cierto, revestido de un carácter muy
peculiar. La única incumbencia recibida por la vidente
fue la de pedirle al párroco, P. Peyramale, la construcción de una capilla y que se llevaran a cabo procesiones.
El resto es más una lección de gestos que de palabras.
Sigamos los pasos de Bernardette a través de las
dieciocho apariciones, que constituyen en total de doce
a quince horas de coloquio con la Reina del Cielo y de
la Tierra. El 11 de febrero de 1858, estando Bernardette
Imagen de Santa Bernardette
(como religiosa de las Hermanas de la Caridad de
Nervers) venerada en el Santuario de Lourdes
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HERALDOS DEL EVANGELIO
· Febrero-Marzo 2004
por casualidad ante la agreste gruta de Massabielle,
llamó su atención un fuerte ruido de ventisca. Sin embargo, pudo observar que, de manera inexplicable, los
árboles no se movían.
Volviendo los ojos hacia una especie de nicho natural que existía en el inmenso roquedo, observó allí una
fulgurante aunque suave luz, y, en el centro, la figura de
una joven de pequeña estatura, sonriente, de albísimas
vestiduras, con un velo de igual blancura y, en la cintura,
una faja azul cuyas puntas bajaban hasta la altura de las
rodillas. Dos rosas doradas reposaban sobre sus pies
descalzos, cubiertos en parte por el vestido. Del brazo
derecho pendía un gran rosario de relucientes cuentas,
con la cruz y la cadena doradas. Las manos estaban juntas, a la altura del pecho.
Con una señal de la cabeza, la atrayente Dama invitó
a Bernardette a acercarse, pero ésta temió estar siendo
víctima de una ilusión. Se frotó los ojos, observó bien
y... allí continuaba la visión, con aquella encantadora y
materna sonrisa.
Instintivamente, llevó la mano al bolsillo de su delantal, sacó el rosario e intentó santiguarse, mas sintió su
brazo inmovilizado.
En ese momento, la Señora de la visión empuñó su
propio rosario y comenzó a trazar una amplia, solemne
y majestuosa señal de la cruz. Bernardette recuperó el
movimiento del brazo e imitó su gesto.
Las dos se entendieron tan sólo por la mirada y,
contemplándose la una a la otra, empezaron a rezar
el Rosario, sin articular palabras. Concluida la oración,
la celestial Visitante hizo una nueva señal, invitando a
Bernardette a aproximarse; pero ésta no osó hacerlo.
Tan súbitamente como surgiera, la visión se deshizo,
apagándose a continuación la fulgurante luz del nicho.
Tomada por entero por lo que acababa de ver, y sin
buscarle una explicación al prodigioso acontecimiento,
Bernardette sintió una irresistible atracción por aquella
joven de indescriptible belleza.
La noticia de lo sucedido terminó por divulgarse por
todo el lugar, acarreándole las burlas de las compañeras
de clase, la sorpresa y oposición de los padres, la incomprensión del párroco, las amenazas e interrogatorios
de las autoridades civiles, la curiosidad popular, que se
manifestaba muchas veces con desprecio.
Sin embargo, la Santísima Virgen dirigió los acontecimientos de manera que fueran vencidas todas esas dificultades; y así, el día 18 de febrero, se inició la famosa
quincena en que las apariciones se sucedieron con regularidad. Poco a poco, aumentó la afluencia de público;
la fuente milagrosa brotó de los dedos de Bernardette,
comenzaron los milagros. Dos hechos, entre tanto, marcaron de manera especial a las personas devotas y a los
simples curiosos. El primero es que Bernardette siem-
pre rezaba el Rosario junto con la Aparición. Lo hacía
con un ritmo irregular, deteniéndose en algunas cuentas, o sonriendo de forma arrebatadora; a veces, lentas y
suaves, las lágrimas le corrían por el rostro iluminado.
El público acompañaba de manera instintiva todos
los gestos de la vidente. Cada uno cogía su rosario e intentaba seguirla. Sin haber recibido ninguna instrucción
para ello, todos sentían que debían imitarla. De manera
invariable, al llegar, ella comenzaba a desgranar las
cuentas del Rosario y, aún antes de la segunda decena,
todos notaban que ya estaba presente la bellísima Visitante. Mirando a Bernardette, sentían lo sobrenatural.
La otra circunstancia notable era el éxtasis de aquella joven. Cuando llegaba Nuestra Señora, la vidente se
transfiguraba. Con los ojos fijos en el nicho, perdía el
contacto con el mundo exterior. Su rostro resplandecía
de un blanco suave, como iluminado por una luz interna. Ella se volvía insensible a los pinchazos e incluso a la
llama de la vela que alcanzaba sus manos, por cierto sin
causarle daño alguno. Los gestos, el porte, los saludos
en dirección al nicho, la angelical sonrisa, todo esto
encantaba, conmovía, causaba admiración. Sobre todo,
obraba conversiones.
Las apariciones duraban cerca de 20 o 30 minutos.
Algunas, principalmente las cuatro últimas, fueron de
una duración bastante más larga, alrededor de una hora
cada una. En ellas, Bernardette rezó el Rosario completo junto con la Santísima Virgen, acompañada por
todos los presentes.
El día de la última aparición de la quincena, 4 de
marzo, unas veinte mil personas se aglomeraban en la
Gruta, en sus inmediaciones e incluso en la otra orilla
del río Gave, agolpándose unas junto a otras, según
declaró un testigo. En medio de esta multitud reinaba el
más completo silencio, pudiéndose oír el murmullo del
agua y el cántico de los pájaros. Muchos habían pasado
la noche entera allí, de pie, con frío y una fina lluvia. La
majestuosa Dama aún no se había identificado, pero
todos estaban seguros de que se trataba de la Santísima
Virgen y de que tenían la singular gracia de rezar el Rosario en compañía suya.
La última aparición se dio el día de la fiesta de Nuestra Señora del Carmen. La persecución de las autoridades civiles ya había sido declarada abiertamente. La
gruta tenía una barricada y su acceso estaba vedado y
vigilado por la policía. Sin embargo, Bernardette, guiada por una llamada interior, logró llegar allá de forma
discreta, seguida sólo por tres amigas. Y allí, en silencio,
en contemplación, rezó el último Rosario junto a la celeste Visitante.
A pesar de todos los obstáculos, era voluntad de
Nuestra Señora transformar aquel sitio en un gran centro de culto mariano. Así, las barreras fueron vencidas
En su nicho tallado en la roca, la evocativa imagen de
Nuestra Señora de Lourdes atrae a las almas que se
dirigen a su Santuario buscando consuelo y esperanza
una a una, la gruta fue reabierta, los milagros empezaron a multiplicarse. La veracidad de las apariciones no
tardó en ser reconocida de manera oficial por el obispo
diocesano, dándose inicio a la construcción de la bella
basílica que hoy es famosa.
Lourdes acabó por convertirse en el Santuario más
visitado del mundo, al cual acuden cada año más de
cinco millones de personas de todos los cantos de la
Tierra. ¿Qué hacen allí? Imitan a Bernardette, aquella
recatada y pura joven que, según dijo Pío XII en su
encíclica sobre la Peregrinación a Lourdes, “se volvió
bienaventurada, desgranando su Rosario frente a la Gruta,
y aprendió de los labios y de la mirada de la Virgen Santa a
glorificar al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo...”
Si el lector ha tenido ya la felicidad de ir a Lourdes,
ciertamente habrá podido rezar el Rosario en el mismo
lugar donde tantas veces lo hizo Bernardette. Sin embargo, no es necesario ir hasta allí. En cualquier sitio en
el cual recemos el Rosario, acordémonos de que estamos siendo fieles al mensaje que María Santísima vino
en persona a comunicarnos. N
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· HERALDOS DEL EVANGELIO
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¿HISTORIA
PARA NIÑOS... O PARA ADULTOS LLENOS DE
FE?
Para salvarse de la horca le faltaban...
Tan sólo tres
ducados...
Ilustraciones: Geraldo Maragno Jr.
Luiz Zaghi
Todas las bolsas se
abrieron buscando
más monedas
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HERALDOS DEL EVANGELIO
E
sta es la leyenda
de un condenado
a muerte. ¿Qué
crimen había
cometido? No lo
sabemos.
Estaba siendo conducido a la
horca, levantada en el centro de
la ciudad de Toulouse, Francia.
Lo acompañaban los jueces y el
verdugo, en medio de la gran
multitud atraída por la curiosidad que ese género de acontecimientos siempre despierta.
Ahora bien, en aquella misma hora pasaba por Toulouse el
Rey con la bondadosa Reina, a
la que acababa de desposar en
España.
Llegando frente a la horca, la
Reina vio al infeliz condenado
ya con la cuerda al cuello. No
pudo contener un grito y escondió el rostro entre las manos.
El Rey, entonces, se detuvo
e hizo un gesto al verdugo para
que esperase. Y dirigiéndose a
los jueces, dijo:
—Señores
magistrados,
como señal de bienvenida la
reina os pide que sea de vuestro
agrado conceder a este hombre
el perdón.
· Febrero-Marzo 2004
Esta intervención del Rey fue
recibida por unos con alegría y
por otros con sorpresa. Pero los
jueces respondieron:
—Majestad, este hombre
cometió un gran crimen para
el que no hay perdón, y aunque
nuestro deseo sería agradar a
nuestra señora la reina, estamos maniatados por la ley que
exige que sea ahorcado inmediatamente.
—¿Existe por lo tanto en el
mundo una falta que no puede
ser perdonada? —preguntó tímidamente la reina.
—Ciertamente que no — respondió un consejero del Rey.
Y recordó que según la
costumbre del país, cualquier
condenado, por peor que fuera
su crimen, podría ser rescatado
con la suma de 1000 ducados.
El Rey abrió su bolsa y sacó
800 ducados de ella.
En cuanto a la reina, registró
la suya y no encontró sino 50
ducados. Dijo:
—Señores, ¿no es suficiente
para este pobre hombre la suma
de 850 ducados?
—La ley exige 1000 ducados
— repitieron los magistrados,
inflexibles.
Entonces, todos los hombres
del séquito real echaron mano
en sus respectivas bolsas, en
busca de más monedas, entregando todo a los jueces.
Tomaron cuenta y anunciaron:
—Son 997 ducados, ¡aún
faltan 3!
—¡¿A causa de 3 ducados
nada más este hombre será
ahorcado?! — exclamó perpleja
la reina.
—¡No se trata de una exigencia nuestra, sino de la ley! ¡Nadie puede alterar la ley!
E hicieron una señal al verdugo, que se acercó con la cabeza cubierta con una alta capucha negra, preparándose para el
acto final. De nuevo intervino la
reina:
Con escepticismo, el verdugo revisó al condenado y
—¡Deteneos! Revisad primeencontró en uno de sus bolsillos 3 ducados
ro a este pobre miserable. Tal
la bondad del Rey, por la intercesión de la reina
vez tenga consigo 3 ducados.
Con escepticismo, el verdugo revisó al conde- y la ayuda de los caballeros del séquito real? Bien
podría ser cualquiera
nado y encontró en
de nosotros. En el día
uno de sus bolsillos 3
del Juicio, sin duda
ducados. Se completó
nos salvará la miseripor fin la suma nececordia de Dios, la insaria. El criminal fue
tercesión de la Virgen
perdonado y acogido
María y los méritos de
amablemente por el
los Santos.
Rey y por la Reina.
Pero todo eso no
Y la narración tervaldrá de nada si no
mina de la siguiente
lleváramos con nosoforma:
tros por lo menos 3
¿Quién es el hombre que, a punto de ser ahorcado, fue salvado por ducados de buena voluntad... ²
El día del Juicio de nada nos
valdrá la misericordia de Dios
y de María, si no llevamos
con nosotros tres ducados de
buena voluntad
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· HERALDOS DEL EVANGELIO
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Majestuoso joyero
para el Sacramento
de Amor
Mariano Legeren
Sergio Hollmann
E
Considerando la magnificencia del palacio
donde residía, una noble, rica y piadosa
dama decidió construir para Dios un templo
todavía más imponente. De esta bella actitud surgió la majestuosa basílica representada aquí.
A
unos cien metros de la calle Florida —
desbordante de turistas y de ejecutivos del
mundo financiero — se encuentra en Buenos Aires la magnífica Basílica del Santísimo Sacramento, del Instituto de los Padres
Sacramentinos, fundado por San Pedro Julián Eymard.
La construcción de este majestuoso joyero en honra de
Jesús Eucarístico se debe a una ilustre dama argentina, la
Sra. Mercedes Castellano de Anchorena. La magnificencia
de su residencia particular — actual sede del Ministerio de
Relaciones Exteriores de Argentina — le inspiró el noble
deseo de mandar a edificar una iglesia más imponente aún,
para contener el Sacramento de la presencia real del Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Cristo.
La tarea fue encomendada a los arquitectos franceses
Coulomb y Chauvet. El padre sacramentino Antonio Seignion eligió los materiales más nobles y dirigió las obras, con
el auxilio del padre Ernesto Vespignani, ardoroso
apóstol de la Patagonia.
La primera piedra fue colocada en 1908 y las obras
terminaron en 1916. En este mismo año, el Papa Benedicto XV la erigió en Basílica Menor.
Todo es majestad en esta iglesia. La gran nave
central y las dos laterales están iluminadas por vitrales
franceses que representan milagros eucarísticos registrados por la Historia.
Al ingresar, la mirada del visitante es atraída inmediatamente por el altar mayor, que impacta con
la presencia de una enorme custodia de plata, ante la
cual se encuentran dos imágenes, también de plata: la
Santísima Virgen y San José, reverentemente arrodillados, y nueve ángeles argénteos. Un baldaquino de
mármol de Carrara, sostenido por columnas de ónix
rojo de Marruecos, remata esta custodia. Y cuatro
ángeles, esculpidos asimismo en mármol de Carraca,
montan guardia bajo baldaquinos de la misma piedra.
Una frase llama la atención de los fieles: Adoremus
in aeternum. Es el comienzo de un himno eucarístico
gregoriano. La iglesia fue construida precisamente
con esa finalidad: la Adoración Perpetua a JesúsHostia.
¡Bellísimo relicario para tan augusto sacramento!
Nos recuerda que tantas piedras, cristales, maderas
y metales nobles no son nada frente a Aquel para el
cual fue construida la Basílica, Dios verdaderamente
presente entre nosotros, de acuerdo a su promesa:
“Yo estaré con vosotros hasta el fin del mundo”. (Mt
28, 20) N
M
aría es la aurora
que precede
el surgir del Sol de
justicia, Cristo nuestro
Redentor. Con el sí de la
Anunciación, al abrirse
totalmente al proyecto del
Padre, Ella acogió y volvió
posible la encarnación del
Hijo.
Mensaje de S.S. Juan
Pablo II por ocasión de
la XV Joranada mundial de la Juventud
Luis Maria B. Varela
Imagen Peregrina
del Inmaculado
Corazón de María
perteneciente
a los Heraldos
del Evangelio y
bendecida por el
Papa
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