El cabo de Hornos. - Revista de Marina

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“EL HITO AUSTRAL DEL CONFÍN DE AMÉRICA”
El cabo de Hornos. (Desde 1855 - 1899 y siglo XX).
(Tercera parte).
Hernán Ferrer Fougá *
“Forsan et haec olim meminisse invebit” , Aeneid, 1
(Algún día, quizás, podría llegar aún a ser placentero
recordar estos padecimientos.)
Virgil, Publius V. Maro 70 - 19 aC.
Chile y la zona de confluencia del cabo de Hornos.
partir del inicio de la segunda mitad del siglo XIX, esta ruta se encontraba viviendo la
edad de oro de su gravitación y trascendencia, al confluir sobre ella centenares de veleros
anuales y bajo una tasa de aumento siempre creciente.
La razón de esta presencia, era tanto de orden político, como económico, toda vez que,
para la Gran Bretaña ésta senda representaba su eje de expansión geopolítico-marítimo hacia el
océano Pacífico, para captar el comercio de las nuevas repúblicas de su costa Este y mantener sus
vínculos con la Columbia Británica, Nueva Zelandia, Australia y el resto de sus archipiélagos
oceánicos, sobre los cuales Cook había asentado el pendón de Britannia en el siglo anterior.
Para los EE.UU., esta vía, de igual modo, constituía su eje de proyección, toda vez que, su
objetivo significaría nada menos que su posterior dominio sobre California, Oregón, Hawai y su
comercio con el Lejano Oriente, aparte de su vinculación con las repúblicas hispanoamericanas
del Pacífico sudeste, en cuanto a inversiones, comercio e influencia política.
Además, entre los tres más importantes, se encontraba Francia, en particular, en relación
al comercio y también para asentar sus dominios sobre el archipiélago polinésico, en toda su
amplitud.
Paralelamente, en esa misma época, cabe citar otros países europeos que establecieron
líneas de navegación permanente por el cabo de Hornos, entre ellas Alemania, Dinamarca,
Holanda, Italia, Suecia, etc.
Es evidente, que estas últimas participaciones poco significa ante las de Gran Bretaña,
EE.UU., y Francia, pero en todo caso le otorgaban a Chile nuevas y auspiciosas posibilidades de
vinculación y expansión política y comercial, en especial con Alemania, la cual establecería con
Chile, luego de su unificación, estrechas relaciones de todo orden.
Esta fue la ruta entonces, sumada a la construcción de nuestros grandes almacenes de
depósito portuario en Valparaíso, al año 1855, los que nos permitirían construir un gran Poderío
Marítimo de base económica, toda vez que, la naciente navegación hacia el estrecho de
Magallanes era aún muy limitada, por razones hidrográficas y en circunstancias que, la
propulsión a vapor se encontraba aún en sus inicios.
Así las cosas, sería los servicios que demandó la atención de éste tráfico interoceánico
austral, ya sea como terminal o en tránsito, el que contribuiría al desarrollo de nuestros puertos y
esto fue tan así, que, Valparaíso, a partir de este período, se convirtió en una moderna ciudad de
cuño francés, en cuanto a la línea de sus edificaciones y de estilo anglo-americano en relación a
la industria y al comercio y a ciertas costumbres y actividades sociales, aparte de la influencia de
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la presencia comercial alemana en Valparaíso, de su colonización del sur de Chile y de sus
misiones, tanto en el campo militar como en el educacional.
Este vuelco trascendente pondría su fin en el siglo XX, por ciertas razones que finalmente
se exponen, dada la íntima relación que existió entre el empleo de la ruta del cabo de Hornos y el
tráfico de sus barcas a vela.40
Los perfeccionamientos siempre crecientes de la propulsión a la vela, le permite mantener
la competencia y de ahí su sostenida presencia interoceánica austral.
Aunque parezca insólito, a primera vista, los veleros del cabo de Hornos, hasta 1914,
tenían una estructura de costos de operación mas baja que las naves de propulsión mecánica, por
mas que debían navegar una ruta oceánica mas larga y aleatoria.
Sobre el particular y como se examinará con cierto detalle, serían las innovaciones
introducidas por la arquitectura naval, las que harían posible, en su momento, este resultado, al
aumentar la velocidad de los veleros, hasta los 18 nudos, en ciertos casos, como a su vez su
capacidad de carga, aunque en sus últimos decenios de operaciones, ya en el siglo XX debieron
limitarse sólo al transporte de graneles.
Las mejoras introducidas, pueden ser diferenciadas entonces, de acuerdo a sus diseños
progresivos y prototipos, según será descrito.
El derrotero del almirantazgo británico para doblar el cabo de Hornos,
con arreglo a las recomendaciones del capitán R.N. Basil Hall (Siglo XIX).
El experto capitán Hall, se refiere a la travesía desde los 53° Sur, en el océano Atlántico a
la latitud de los 53° Sur en el Pacífico, haciendo ver que existe una gran variedad de opiniones en
cuanto a la mejor época del año para doblar el cabo de Hornos, viniendo desde el Este.
En su concepto, durante el invierno, cuando el sol tiene declinación norte, la posibilidad
de obtener vientos del este es ciertamente mayor y ante el supuesto que se presentaran en la ruta
temporales del weste, estos llegarían a ser de menor violencia que en otras estaciones.
Agrega, a su vez que, en las latitudes australes, las noches invernales tienen una muy larga
duración, aparte de la presencia de hielo, témpanos y temperaturas frígidas, elementos todos que
dificultan la navegación de los navíos, en especial durante los meses de julio, agosto y
septiembre, ocasión en que los buques experimentan serios peligros, aunque el régimen de
vientos, tal cual lo enunciado, constituye un factor que favorece el avance geográfico.
A su vez, cabe añadir que, a la inversa, cuando el sol tiene declinación sur, en particular
durante los meses de enero, febrero y marzo, deberá tenerse en cuanta que las temperaturas serán
mucho más altas y notablemente mayores las horas de luz, lo cual constituye un factor favorable.
No obstante, con la estación estival, se intensifica la acción frontal, en cuanto a los vientos
con componentes del weste, vale decir desde el NW. al SW. y aunque se producen períodos de
bonanzas, éstas son inestables y en circunstancias que, se debe sobrepasar las longitudes entre los
80 a 82° sur, toda vez que para encontrar vientos del SW. se debe alcanzar en latitud el continente
americano.
El aparejo de los veleros según las condiciones de tiempo imperantes.
Por regla general, un velero, con un desplazamiento de 3000 Dwt., podía llegar a alcanzar
sobre los 16 nudos de andar sostenidos, por más de una singladura, tomándose como ejemplo una
barca de 4 mástiles, con 4400 metros cuadrados de velas cazadas y en condiciones de plena
carga. En la mencionada situación, al emplear todo su aparejo, al navegar ciñendo , podía
soportar hasta vientos fuerza 5 y 7 al hacerlo a un largo.
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No obstante, como es sabido, según la intensidad del viento se cargaba parte del aparejo,
aferrándose los sobrejuanetes y la escandalosa, aparte de sus estayes, aunque también se incluían
otras velas altas.
Además, se consideraba lo antedicho, al hacerlo ciñendo sobre fuerza 5 y a un largo sobre
fuerza 7, aparte de tomar rizos en las velas del mesana y así disminuir la superficie vélica del
buque, a lo menos en un tercio.
A su vez, de aumentar el viento, hasta llegar a fuerza 9 ó 10, se aferraban todas las velas,
excepto las gavias, las velas bajas y un foque. Lo anterior, ciñendo con fuerza 8, o bien a un
largo, hasta con fuerza 9 ó 10.
Por último, para enfrentar los temporales, previa y oportunamente, se hacia un cambio de
velas, por aquellas de lona número cero, las que poseían el doble de peso que las normales y por
lo tanto una gran resistencia al viento. En el caso del cabo de Hornos este cambio se efectuaba
antes de sobrepasar hacia el sur la isla de los Estados, al venir desde el Atlántico y en el Pacífico
antes de Chiloé.
Los diversos prototipos de veleros que doblaron el cabo de Hornos, durante la edad de oro
de la navegación a vela.
Los Clippers.
Esta clase de buques, correspondía a aquellos que tenían un diseño especial de casco, con
tres mástiles y vergas en cruz, aparte de una gran superficie vélica, la cual les permitía alcanzar
las más altas velocidades entre todos los veleros.
Por su parte, para el armador, eran garantía de alta rentabilidad económica, dada su
velocidad y su capacidad de cumplir los itinerarios establecidos, con un cierto grado de exactitud
aceptable para la época.41
Los primeros prototipos aparecieron en Boston, a partir de 1840, habiéndose establecido
diez años después una línea permanente de navegación entre Nueva York y San Francisco, con
ésta clase de veleros, con gran aceptación general, tráfico que se acentuó luego que Sutter
encontrara oro en California.
Es en este período, en el cual se inicia la construcción de los Clippers más famosos, en el
astillero de William H. Webb de Nueva York. Entre otros, se construyeron los siguientes, que
cruzarían más tarde las aguas australes.42
“Sword Fish (1034)”; “Challenge (2006)”.
Paralelamente, en Boston en el astillero de Donald Mc.Kay se pusieron en grada Clippers
notables, entre ellos, el “Flying Fish” (1505); el “Stag Hound” (1534); el “Sovereing of the Seas”
(2421); el “Lightning” (1468) y numerosos otros.43
Todos estos barcos, eran construidos en aquel entonces, exclusivamente de madera,
aunque ya, algunos estaban siendo reforzados con escuadras y tirantes de hierro.
En cuanto a sus dimensiones, cabe citar el “Comet”, construido en 1851 para cubrir la ruta
del cabo de Hornos, el que tenía 70 metros de eslora y de manga 7,56. Cabe hacer notar que, en
su primera navegación cubrió la distancia Nueva York – San Francisco en 103 días, en
circunstancias que su regreso le demandó 77 días, todo un record.
Al antedicho, se sumaron los grandes vencedores, los que con justa razón han sido
inmortalizados en los medios marítimos, a saber:
“Young América”, (1962) atendía la misma línea, siendo su eslora similar, pero su manga de 12,8
metros, casi el doble.
“Flying Clound”, (1728) servía la línea Nueva York – San Francisco, siendo el Clipper por
excelencia, habiendo obtenido andares de 18 nudos sostenidos por más de una singladura. Se
destacaba además por su comodidad para los pasajeros, ya que poseía tres cubiertas.
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“Great Repúblic” (4555), dado su alto desplazamiento debió ser aparejado con 4 mástiles, siendo
la primera barca construida como variante de los clippers, aún en la época de la madera y que
daría curso posterior a este prototipo que imperaría en los mares después de 1875. En particular,
efectuó varios viajes vía cabo de Hornos con destino a California, aparte de haber transportado
granos y de regreso guano desde las islas Chinchas.
“Lightning”. Este clipper navegó en una singladura 436 millas marinas, por lo tanto alcanzó una
velocidad media sostenida de 18.16 nudos. En travesía hacia Melbourne, Australia, vía cabo de
Hornos logró los mejores records mundiales.
Paralelamente, en Gran Bretaña, los astilleros de R&H Green de Londres, los del Clyde, los de
Sunderland y los de Liverpool, asimismo, construyeron numerosos clippers, pero en su mayoría
fueron dedicados al tráfico con la India y China vía cabo de Buena Esperanza.
Por sus performances sobresalió indiscutidamente el “Cutty Sark”, el que logró desarrollar
un andar de 17,5 nudos sostenido por mas de una singladura, aparte de su gran capacidad para
maniobrar, colocándose entre uno de los diez mejores que han existido a nivel mundial.44
Los grandes pailebotes (schooners) norteamericanos.
Estos grandes veleros con aparejo de goletas de 3,4,5 y 6 mástiles, fueron construidos de
preferencia en los EE.UU., tal cual el “City of Albany”, el cual dobló de ida y regreso
exitosamente el cabo de Hornos.45
Los schooners llegaron a desplazar hasta unas 5.000 toneladas, con una eslora de 100
metros y con un aparejo de 6 mástiles, aunque los hubo de 7. Estos últimos fueron empleados
para el tráfico entre los EE.UU. con las Filipinas y Australia.
El Down – Easter.
Este prototipo de buque, correspondió a las últimas construcciones de madera ejecutadas
en los EE.UU., en astilleros de Maine y Massachussetts, entre los años 1870 y 1890 y fueron
destinados a cubrir vía cabo de Hornos el tráfico de graneles entre sus costas Este y Weste.
Se trataba de barcas con aparejo de fragata, con una eslora de 82 metros y una manga de
14. Entre los que participaron en la citada carrera, cabe citar:
“Henry B. Hyde”. Su mejor performance, entre Nueva York y San Francisco fue de 106 días y
de 108 días en varias oportunidades.
“A.G. Roper” completó diez exitosas travesías entre ambos puertos, tanto de ida como de
regreso.
“Rappahannock”, fue convertido en el primer petrolero que tuvo la marina mercante y así
transportó de Filadelfia a Japón 200.000 galones de petróleo (en latas). Su mejor tiempo entre
Nueva York y San Francisco fue de 111 días.
“Susquehanne”, botado al agua en 1891, realizó siete viajes vía cabo de Hornos entre Nueva
York y San Francisco, con un promedio de 129 días. Su desplazamiento era de 2744 toneladas y
naufragó en 1905.
“Roanoke”, fue uno de los mayores veleros de madera en el mundo. Su eslora era de 94,90
metros y 15 de manga con 3539 toneladas de desplazamiento, habiendo sido el último de los
Down Easter.
Los veleros de hierro.
En Gran Bretaña, este proceso de reemplazar la madera por el hierro para construir
veleros, fue más rápido que en otros países y se inició en 1860.
Lo que se buscaba, tal cual se materializó, fue la posibilidad de agudizar los cascos, al
incrementar la relación eslora-manga, con el propósito de obtener mayores velocidades y así
aparecieron variados prototipos de 4 mástiles, entre muchos otros, cabe citar :
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“Salamis”. Prestó servicios en la ruta del cabo de Hornos hasta 1899 en el transporte de graneles
y carga general. De reconocido alto andar.
“Reliance” – “Pegasus” – “Unión” estas barcas de 4 mástiles, con una eslora de 95 metros y un
desplazamiento de 2.183 toneladas, tuvieron un muy buen desempeño en aguas australes,
habiendo sido conocida en particular esta última, la cual pertenecía a la flota del armador Bordes
de Burdeos.46
“Lancing”, correspondió al más sobresaliente de los veleros de casco de hierro, tenía 2.678
toneladas y navegó durante sesenta años. Obtuvo el record mundial de alto andar sostenido, en
un viaje de Nueva York a Melbourne, vía cabo de Hornos, en el cual rindió 18 nudos durante 72
horas.47
Los veleros de acero.
A partir de 1890, los avances de la siderurgia permitieron la construcción de cascos de
este orden, material que tenía la misma resistencia que los de hierro, pero con menor peso, lo que
les permitía obtener una mayor capacidad de carga, logrando un buen andar, sólo algo inferior a
los de los clippers.
Dada las facilidades que otorgaba esta aleación para la construcción naval, se introdujeron
numerosos adelantos, mejorándose el compartimentaje e instalándose puentes volantes para
transitar sobre la cubierta principal, aparte de toda la arboladura.
Uno de sus prototipos fue el “Pinmore”, de 94,5 metros de eslora y con un desplazamiento
de 2.538 toneladas, entró en servicio en 1893, ocasión en que navegó desde San Francisco a
Irlanda en 96 días, constituyendo todo un record.
La mayor parte de estos buques, los cuales iniciaron una nueva y definitiva modalidad de
construcción naval, al igual que en Europa, consideró proyectos de 4 mástiles, entre ellos la
“Astral” de 3.292 toneladas y de 101 metros de eslora, la que junto a sus gemelos fue
comisionada para servir vía cabo de Hornos la línea Nueva York.
“San Francisco”, sirvió el mismo tráfico que el anterior con cargas de graneles.48
Las barcas gigantes de 5 mástiles de 60 metros de altura.
Los colosos franceses.
El primero de esta clase fue el “France”, construído en Glasgow en 1891 para el armador
francés Bordes, con un desplazamiento bruto de 3.184 toneladas, una eslora de 110 metros y una
manga de 14.88.49
El citado proyecto, fue diseñado especialmente para cubrir la línea del salitre y por lo
tanto el hacer uso de la ruta del cabo de Hornos. Podía cargar hasta 5900 toneladas de nitrato.
En su viaje inaugural transportó carbón de Cardiff a Chile y de regreso a Europa un cargamento
equivalente de salitre.50 En 1901 en un nuevo periplo a nuestro país naufragó frente a Mar del
Plata, Argentina, debido a un incendio.
El “France II”, fue puesto en gradas en Burdeos por los astilleros de la Gironde, siendo
más grande que el anterior, toda vez que desplazaba 5633 toneladas, con una eslora de 128.75
metros y una manga de 17.
A su vez, era de propulsión mixta, ya que montaba un motor Diesel de 295 H.P. y dos
hélices, aparte que toda su maquinaria auxiliar era mecánica.
Esta colosal barca, fue dedicada tanto a la carrera del nitrato hacia Chile, o bien del
níquel. Su capacidad de carga alcanzaba a las 8000 toneladas y transitó numerosas veces la ruta
del cabo de Hornos, hasta que en 1922 naufragó por varada en Nueva Caledonia, al ir en busca de
un cargamento de dicho mineral metálico.
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Los colosos alemanes.
El primero fue el “María Rickmers”, construído en Glasgow en 1891, para el armador
Rickmers de Bremenhaven. Desplazaba 3.822 toneladas, con una eslora de 114,58 metros y una
manga de 14,64, aparte de estar equipado con un propulsor a vapor de 750 CV. Este buque tuvo
corta vida al naufragar pocos años después en una navegación por el Asia.
El “Potosí” de 6100 toneladas, fue construído en los astilleros de Geestemünde en 1895 y
participó en la carrera del salitre, vía cabo de Hornos. Su eslora era de 111,12 metros y manga
15,15. Entre los años 1914 y 1918 fue internado en Valparaíso con motivo de la Primera Guerra
Mundial. Naufragó por incendio en 1925.
El “R.C. Rickmers”, hecho construir en Alemania en 1905, por su armador del mismo
apellido, para reponer al anterior con una versión mejorada. Desplazaba 5.548 toneladas, con una
eslora de 125,20 metros y una manga de 16,34, aparte de contar con un propulsor a vapor de 1000
CV.
Efectuó varios viajes al hemisferio sur, entre otros, uno de Newcastle vía cabo de Hornos,
a San Francisco y de ahí a Australia, para atravesar nuevamente el Pacífico, fondear en
Valparaíso y regresar a Alemania con un cargamento de salitre, siendo su capacidad de carga de
7000 toneladas. Fue hundido en 1914 por un submarino.51
El “Preussen” fue el mas grande de las barcas de 5 mástiles que existieron en esta época,
debido a que, podía cargar hasta 9500 toneladas de salitre y su desplazamiento a plena carga
alcanzaba las 11150, siendo su eslora de 147 metros, su manga de 16.4 y su altura de palo de 68.
Efectuó, en su vida útil, entre Hamburgo – Taltal e Iquique, doce travesías redondas
transportando mercancias varias o graneles y de regreso salitre con un velámen de 5560 m2 logró
alcanzar, con vientos duros, un andar de 17 nudos e incluso 18.
En un último periplo adicional a Valparaíso, para proseguir a Iquique, fue embestido en el
canal de la Mancha por el SS. “Brighton”, en 1910, para luego varar en Dover y perderse en
definitiva.
La Línea del Nitrato o Línea P.
Así, era conocida la compañía naviera alemana del armador R.F. Laetsz, línea establecida
entre Hamburgo e Iquique, u otros puertos del Norte Grande, a través del cabo de Hornos y que
operó a partir de 1874 con la barca “Polinesia”, para sumarse con los años numerosos otros
veleros de 4 mástiles.
Entre los que más se recuerdan, figuran el “Pangani”, “Padua”, “Priwall”, “Peking”,
“Passat”, “Pamir” y las grandes barcas de 5 mástiles ya nombradas, el “Potosí” y el “Preussen”.52
A partir de 1919 y dada la dispersión y bajas que sufrió, esta flota, fue reorganizada por su
armador y prestó servicios ininterrumpidos hasta septiembre de 1939, año en que se inició la
Segunda Guerra Muncial, para más tarde finiquitar sus actividades.53
El cruce del cabo de Hornos y los cargamentos.
Lo que generalmente se ignora, es el hecho que, los capitanes del cabo de Hornos no
unicamente debían enfrentar las fuertes tormentas propias de esas latitudes, sino también una
serie de otros peligros derivados de la clase de cargamento que transportaban.
Sobre el particular, este doble riesgo, ante las cargas combustibles, el control de la
estabilidad y el lastre, necesariamente era motivo de mayor preocupación, aparte que los veleros
se habían visto en la necesidad de ir reduciendo su dotación para poder seguir manteniendo
costos competitivos en relación a los vapores.
Evidentemente que, tanto el salitre como el carbón, eran cargas peligrosas, debido a la
facilidad con que podía originarse una combustión interior, por razones fuera de control y luego
producir un incendio, con el consiguiente peligro que ésta se generalizara.
7
A los anteriores, se sumaba otros fletes riesgosos, pero ahora en cuanto a la estabilidad, tal
cual los granos no ensacados, toda vez que , al correrse la carga se podía producir una vuelta de
campana, al sumarse a la escora natural del velero en cuanto al viento.
Por otra parte, la madera, a veces, provocaba este mismo efecto, al cambiar el centro de
gravedad en relación al metacentro.
Otros cargamentos de cuidado eran el petróleo y la nafta, aunque lo transportaban en
vasijas, debido a limitaciones técnicas y de seguridad.
A lo anterior, cabe agregar el guano y su gaseo, aparte de los rieles ferroviarios, los cuales
al destrincarse podían producir serias averías.
Breve relato sobre algunas travesías del cabo de Hornos.
El “Edward Sewell”.
Para poder percibir, con mejor claridad, el sinnúmero de bordadas, avances y
contramarchas que demandaba en ciertas situaciones el cruce del cabo de Hornos , es del caso
referirse a esta hermosa barca de 4 mástiles y casco de acero, construída en Bath, Maine, EE.UU.
en el año 1899. Al respecto, en uno de sus viajes efectuado con destino a Chile, cruzó el cabo de
Hornos, en octubre de 1913, cargada con 5046 toneladas de carbón, demorándose 63 días en
completar la travesía de las 1000 millas, entre los 50° de latitud sur en el Atlántico a la misma
latitud en el Pacífico.54
El “British Isles”.
Un caso similar, aunque muy conocido, dada la dimensión de su hazaña náutica y al
padecimiento heroico de su tripulación, es el caso de esta barca británica, la cual transportaba de
Cardiff a Pisagua, un cargamento de 4000 toneladas de carbón.55
Su trajedia, se inició el 24 de julio de 1905 con un incendio, en la latitud de la isla de los
Estados, el que mas tarde sería controlado y así tres días después cruzó la longitud del cabo de
Hornos. No obstante, debió desarrollar a continuación un sinnúmero de bordadas, bastante al sur
del referido cabo, las que le demandaron 52 días, aparte de haber alcanzado aguas antárticas, en
el mar de Bellingshausen, en los 65° de latitud Sur, para ser rechazado su paso, debiendo regresar
a las Malvinas-Falkland, donde arribó el 15 de septiembre.
El día 29 siguiente, ante un nuevo intento, logró doblar el mencionado cabo y fondear en
Pisagua, luego de una recalada en Valparaíso, un mes más tarde.56
Dentro de los padecimientos que debió enfrentar su tripulación, es del caso citar la
intervención quirúrgica efectuada por su capitán al marinero Le Grec que padecía de una mortal
cangrena. Para dichos efectos , procedió a cortar su pierna con el serrucho del carpintero, usando
como anestesia dos botellas de brandy y como cauterizador un cautín al rojo, el cual aplicaba en
aquellos lugares donde la sangre fluía a borbotones, a medida que, separaba del cuerpo la
articulación afectada, todo esto con un fuerte olor a carne asada, según los presentes. El afectado
logró sobrevivir.
La barca “Pinnas”.
Este velero alemán de 3 mástiles, también pertenecía a la línea “P” del nitrato antes
mencionada, barco que fue integralmente desarbolado durante su travesía al sur del cabo de
Hornos, habiendo perdido todos sus mástiles, con excepción de la sección real del mesana y de
una de sus vergas, desde la cual, como vestigio, estuvo aferrada una vela hasta el último minuto
antes que la barca fuera abandonada.
El mérito de este salvamento, ejecutado en pleno océano a 220 millas marinas al WSW
del cabo de Hornos, entre los días 24 y 27 de abril de 1929, lo tuvo el vapor “Alfonso” del
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armador Menéndez Behety, al mando del capitán Jorge E. Jensen Hansen, acción que constituyó
una verdadera hazaña, al lograr salvar a toda su tripulación.57
Travesías y naufragios en un año trágico.
Como testimonio de la capacidad náutica que debían demostrar los capitanes, oficiales y
tripulantes, de cada barca que doblaba el cabo de Hornos, es del caso rememorar en especial el
año de 1905, a partir del cómputo de los buques que lo transitaron.
En efecto, en uno de sus trimestres, efectuaron el tráfico austral interoceánico 62 veleros
norteamericanos y británicos, 34 franceses y 27 alemanes, exitosamente.
No obstante, durante el mismo período, naufragaron en la travesía otros 53, suma que
representa el 30% del total y así la cifra correspondiente a los buques diarios que ingresaban a la
zona para surcarla, era del orden de 1.9, al considerar un total anual de 704 naves.
La construcción del Faro del cabo de Hornos.
El día 12 de enero de 1959, fondeaba la fragata “Baquedano”, en la rada del cabo de
Hornos, con las primeras luces de un nuevo amanecer y en circunstancias que, de inmediato, se
arriaban dos balleneras para transportar a tierra el personal y el material necesario para construir
su primer faro oceánico, al mando del autor de estas líneas. En efecto, el fanal que fue instalado
tenía un alcance de 12 millas náuticas, en circunstancias que el anterior correspondía a una baliza
que no poseía estas características.
Luego de desembarcar en la costa occidental de la rada Hornos, en una playa tapizada de
grandes piedras en forma de sandías, procedimos a ascender en dirección al extremo suroeste de
la isla, caminando sobre la maraña milenaria, tejida entre las copas de pequeños árboles
inclinados y entrelazados, hasta alcanzar su cima y erigir el faro.
Iniciada la faena y a la hora del rancho, se aproximaron en vuelo rasante tres cóndores
pegados a las laderas de los cerros, luego de haber efectuado anteriormente vuelo orbital en
altura, pasando a metros de donde se asaban los corderos con la intención de arrebatarlos.58
Veinte años más tarde, en un lugar cercano al desembarcadero, se levantaba el
monumento al “Marino Desconocido”, a fin de rendir un debido tributo a todos aquellos bizarros
navegantes, que superando los sufrimientos propios de esta travesía, fueron capaces de vencer las
aguas del temido cabo de Hornos.59
Posteriormente, el 15 de noviembre de 1991, la Armada procedió a inaugurar “in situ” la
puesta en servicio de un nuevo e imponente faro, de 20 millas de alcance, sobre la base de una
estructura elaborada de fierro fundido, perteneciente al antiguo faro Lavapié, construcción que
fue empotrada en hormigón armado y fundada en roca.60
La Cofradía del cabo de Hornos.
En el año 1937, un grupo de oficiales de la Marina Mercante francesa, que habían sido
capitanes de veleros que doblaron el cabo de Hornos, decidieron, con justo motivo, crear la
organización “Association Amical Internationales des Capitaines au Long Cours Cap-Horniers”,
con sede en Saint-Maló. Actualmente posee filiales en diversos países marítimos tradicionales.
En el caso de Chile, se estableció en 1987 y pertenecen a ella unicamente los navegantes
que han cruzado el meridiano del citado cabo al mando de una nave de cualquier tipo, la cual
agrupa en la actualidad a 50 miembros.
Lamentablemente, se trata de una organización parcial y por lo tanto fragmentada, ya que
no considera a los oficiales, los que en muchos casos han navegado por igual, las mencionadas
aguas.
A su vez, como su razón de ser lo constituye el fomentar los intereses marítimos y las
tradiciones marineras, junto con disponer de una organización ad-hoc para poder rememorarlas,
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por lo tanto, se sugiere establecer una “Asociacion de Oficiales Cap-Horniers” en Chile
(Valparaíso) y en Holanda (Hoorn), por igual, con dobles registros internacionales y abierta a
todos los oficiales del mundo que hayan doblado el cabo de Hornos, como único requisito, aparte
de dar forma a filiales en otros países.61
Por último, podría pensarse como otra variante ampliar para estos efectos la organizción
francesa antedicha, toda vez que las diferenciaciones debieran basarse unicamente en diversas
graduaciones de la “Orden del Cormorán”, ó del Albatros, de acuerdo al número de viajes y
permanencia que haya tenido todo marino que haya enfrentado las borrascas del cabo de Hornos,
como único requisito, toda vez que se trata de unir y no de separar.
Palabras finales.
Nuestra realidad geográfica condiciona nuestras líneas marítimas y de este modo dicho
factor geomarítimo ha gravitado y gravita respecto a Chile, tal cual un concepto esencial de
evaluación, en relación a nuestra dependencia para subsistir y desarrollarnos, cuyo mejor camino
natural estará siempre representado por los parámetros que fijan el costo de los fletes, porque éste
indicador ha constituído y constituye el elemento clave en las decisiones referidas al comercio
marítimo del ayer y de siempre.
Así, en el siglo XVIII, la ruta del cabo de Hornos suplantó la vía del comercio de Indias, a
través de Portobello y el istmo de Panamá y durante el siglo XIX vivió su edad de oro, en su
condición de ser el paso interoceánico más importante entre Europa y los EE.UU. con el océano
Pacífico.
No obstante, las nuevas teconologías marítimas, desde fines del siglo XIX, favorecieron
en mejor forma, como era lógico, al buque de propulsión mecánica, que aquel otro impulsado por
el viento.
Se sumó además, en beneficio del denominado vapor, el uso que éste comenzó a hacer del
istmo panameño y del estrecho de Magallanes, para asegurar un ventajoso ingreso de sus
cargamentos al océano Pacífico, en lugar de hacerlo necesariamente por la ruta del cabo de
Hornos.
Esta situación, se veía venir, desde 1861, año en que Panamá nuevamene se consolidó
como centro distribuidor de tráfico marítimo, una vez construído el ferrocarril transístmico. A
partir de ese instante, cuatro compañías de vapores comenzaron a cubrir la carrera entre Colón y
Europa y los EE.UU., aparte de siete compañías de veleros.
Del lado del Pacífico, desde ciudad de Panamá, se centralizó el transbordo con destino a
California, Hawai y el lejano Oriente, a cargo de la “Compañía Marítima de California”, y el del
sur en manos de la “Pacífico Steam Navigation Company”, con sus 18 vapores, junto a dos
empresas de veleros.62
A su vez, el estrecho de Magallanes volvió a tomar forma como paso interoceánico y ya
en 1885, en un año, lo habían transitado 153 buques, transportando 277.996 toneladas, las que
incluían además el comercio de la pujante Punta Arenas.63
Posteriormente, en 1914, la apertura del canal de Panamá se transformaría en la lápida de
la navegación a vela, en el caso nacional.
De este modo, el intercambio marítimo se reorientaría en dirección a la vía que
económicamente más acercaba nuestro comercio a Europa y los EE.UU. y fue la consideración
de éste factor vital, junto a la supremacía que lograría la propulsión mecánica, los que produjeron
el colapso concluyente de todas aquellas barcas que hemos evocado y cuyo eclipse convertiría a
la antigua, borrascosa y esencial “zona de confluencia marítima del cabo de Hornos” en un
desierto marítimo, en lo que al tráfico interoceánico se refiere, ante la definitiva desaparición de
sus náuticos, sufridos, arriesgados y románticos veleros.
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* Capitán de Navío, Oficial de Estado Mayor, magno colaborador.
40. En esa misma época, el armador Albert Godefroy de Hamburgo, establecido en 1847 con una
empresa de veleros, y en 1880 con una segunda compañía naviera, la actual y pujante HAPAG
(Hamburg Amerikanischer Pacherfahrt Actien Gesellschaft), fue quien con sus clippers, de
acuerdo a las gestiones de Vicente Pérez Rosales, transportó entre los años 1848/1876 a los
colonos alemanes que se vinieron a establecer en Valdivia, Llanquihue, Puerto Montt. Al
respecto cabe recordar al Hermann, Alfred, Australia, “Alster, Antonie, Cesar Godefroy,
Charlotte, Esplanade, Ferdinand, Johann Cesar, Kehrwleder, La Rochelle, Peter Godefroy,
Reiherstieg, Sophie, Sovereign of the Seas, Stinfiag, Susanne, Wuhelmsburg, Victoria, Catalina,
Cóndor, Elida, Dockenhuden, Middleton, Millican, Anna, Steinwaerder, Sankt Pauly, Emmy,
Adolf, Marbs, Hindostan, Henriette, Helena, Melissa, Fortunata, New Ed, Grasbrock, Helvetien,
Nicoline, Reiberstieg, Horizont, Ceasar und Helena, Grasbrook, Retherstleg, Vesta, Andador,
Inca, Iserbrook, Stelawaerder, August, Elisa Kinth, Wandrahm, San Francisco, Etienne, Luxor,
Karnak, Denderah. Todos ellos luego de cruzar el cabo de Hornos, fondeaban en Corral, para
proseguir a Valparaíso, en los casos que los fletes de ida y regreso lo justificaban.
41. Con referencia al diseño de sus cascos, estos presentaban, en cuanto a los otros veleros, un
incremento en la relación eslora – manga, aparte de líneas finas a proa y a popa. Los primeros
barcos de este tipo fueron construidos casi simultáneamente por los EE.UU., como por la Gran
Bretaña.
42. La cifra que figura al lado corresponde a su tonelaje Dwt.
43. “Los Grandes Veleros”, Editorial Blume. Tuset, 17 pp. 206-251, Barcelona 6, España.
Primera Edición 1973.
44. Tampoco deben ser olvidados los clippers franceses del cabo de Hornos, en especial los del
armador Louis et André Ballande, los que siempre y sostenidamente durante el período de oro de
la ruta del cabo de Hornos, ocuparon en cantidad el tercer lugar, detrás de Gran Bretaña y los
EE.UU.
45. El último schooner comercial oceánico que cruzó el cabo de Hornos, exitosamente, fue
chileno, mérito que correspondió al Cóndor, ex City of Albany, de 5 mástiles, construido en la
costa atlántica de los EE.UU. en navegación de Valparaíso a Grecia (1947), no obstante,
posteriormente un incendio en puerto acabaría con sus días.
46. Esta barca, durante algunos años, contó con propulsión mecánica adicional, provista por dos
máquinas a vapor.
47. Bathe B.W. “Los Clippers”. pp 241-243 Editorial Blume, Tuset 17, Barcelona, España.
48. Ibídem.
49. Cartier, Raymond en “Paris Match”, Francia, bajo el titular “Cabo de Hornos”. En Revista de
Marina, marzo-abril 1974, pp 173 – 186.
50. El “France” demoró en el citado viaje, de Dunkerque a Chile, 75 días de navegación y de
regreso 63 días, todo un record, que abrió mejores expectativas comerciales al velero, en su
competencia con los buques de propulsión mecánica.
51. Un 5 palos del todo desconocido, correspondiente al último puesto en gradas, fue el
Kobenhaven, en 1920, de bandera danesa, el que naufragó en 1925 en la ruta Buenos Aires Australia vía cabo de Hornos, desconociéndose el lugar del siniestro.
52. El gemelo del Priwall, el Pamir, buque escuela de la Armada alemana, naufragó en el
Atlántico en 1957. El Passat aún existe y reemplazó al anterior. Su tercer gemelo el Padua,
construido en 1926, forma hoy en día parte de la Armada rusa, bajo el nombre de Krusenstern.
Tal cual es sabido, el Priwall, ex Lautaro, buque escuela de la Armada de Chile, se incendió
frente a las costas peruanas el año 1945.
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53. Arturo De la Barrera Werner, en “Desafiando al cabo de Hornos”, Revista de Marina, mayojunio 1989, pp. 347-351, con citas bibliográficas de “Paris Match”, 1974 y “Zeitmagazin”, 1984
de Francia y Alemania respectivamente.
54. Esta distancia, también se medía entre las latitudes de los 53° en ambos océanos.
En la figura, se puede examinar, con todo detalle, la derrota seguida por el Edward Sewell, y
las 63 grandes bordadas que debió ejecutar.
55. Este buque contaba con valiosos récords de navegación, tal cual un viaje de Londres a Sidney
en 80 días y otro de Cardiff a San Francisco en 116 días, aparte de haber logrado singladuras de
383 millas, bajo un andar de 16 nudos.
56. Esta fragata de 3 mástiles desplazaba 2.394 toneladas y su aparejo consistía en 20 velas con
una dotación de 20 hombres.
57. La Pinnas, se encontraba en latitud 56°20’Sur y longitud 73°30’W. El Alfonso acompañó la
barca durante 3 días, en espera que mejoraran las condiciones de tiempo para rescatar a su
tripulación, lo cual lo impedía sus fuertes balances de 45° a ambas bandas, salvamento que se
pudo lograr sólo debido a la ingeniosa idea del piloto Imhoff, oficial del Alfonso, quien desde la
embarcación a su mando embarcó uno a uno a los náufragos a través de su bauprés, haciendo uso
para ello de una escala de gato y en sucesivos traslados.
58. Tiempo después fue inspeccionada la obra por el comandante del “Distrito Naval Beagle”,
con sede en puerto Williams, capitán de fragata Bruno Klaue Fuchslocher.
59. En dicha ocasión el contraalmirante Roberto Benavente Mercado, en representación de la
“Cofradía de Capitanes del Cabo de Hornos”, hizo entrega de la obra, luego de un discurso
alusivo al acto y ante la presencia del Sr. Comandante en Jefe de la Armada de la época almirante
don José T. Merino Castro.
60. Esta ceremonia fue presidida por el propio Sr. Comandante en Jefe de la Armada siguiente,
almirante don Jorge Martínez Busch.
61. Se ha elegido Holanda por haber sido el país descubridor del cabo de Hornos y a su vez se ha
seleccionado a Chile por igual, por ser su estado territorial.
62. Sólo 6 arribaban a Panamá.
63. Antonio Encina, “Historia de Chile” Tomo XXVI, 144-146.
Durante el siglo de oro del tráfico por la vía del cabo de Hornos, los países con los cuales más
comerciaba Chile, era Gran Bretaña, 59%, la Unión Americana 17,2%, Francia 14,7% y
Alemania 9,2 %, tendencia que durante el siglo experimentó altos y bajos dentro del conjunto.
Tte. 1° H. Ferrer Of. Nav. Of. Tc. a cargo de la construcción del faro. C.F. Bruno Klaue,
inspector y el Tte. 1° Alfredo Sepúlveda Of A/5 de la PF. Baquedano, segundo a cargo de las
obras.
El autor de estas líneas, en el extremo sur de la isla , aledaño al cabo de Hornos.
Vista del cabo de Hornos desde el extremo sur de la isla, captada por el suscrito.
Fragata Baquedano, fondeada en bahía Hornos. Vista tomada desde el lugar en que se construyó
el Faro.
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