Modernismo - Salesianos Mérida

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Colegio "Mº Auxiliadora" 2º BACH. Prof.ª Rosa Mª Delgado
Tema 5 Literatura.
TEMA 4. LA NOVELA DEL SIGLO XIX
1. LA NOVELA EN EL SIGLO XIX
Durante el siglo XIX se produce una lenta recuperación de la novela tras la etapa Neoclásica, más
interesada en la difusión de las ideas que en la ficción. Este proceso se realiza en dos tiempos:
a) El periodo romántico hace nacer la novela histórica, de inspiración inglesa y corte
tradicionalista (Ivanhoe, de Walter Scott, es la primera novela histórica romántica), que opone a los
tiempos modernos los valores de un pasado noble, lo que explica la ambientación medieval de
muchas narraciones. A esta línea pertenece una de las novelas más famosas del siglo, El señor de
Bembibre, de Gil y Carrasco. La gran aportación de estas obras es haber ganado un gran número de
lectores para la literatura.
Junto a esta tendencia al escapismo encontramos otro tipo de prosa, más pegada a la realidad, que
venía alentada por el auge de los periódicos; es el costumbrismo. Los cuadros de costumbres
ofrecían pintorescas descripciones de tradiciones populares con las que se reivindicaba lo castizo y
tradicional frente al progreso o las influencias extranjeras. A tal enfoque corresponden las obras de
Mesonero Romanos. Precisamente del costumbrismo de raíz romántica va a surgir el primer intento
de novela de corte realista; se trata de la obra de Fernán Caballero (pseudónimo de Cecilia Böhl de
Faber) La Gaviota, publicada en 1848.
Apenas puede aspirar esta obrilla a los honores de la novela. La sencillez de su intriga y la verdad de sus pormenores
no han costado grandes esfuerzos a la imaginación. Para escribirla, no ha sido preciso más que recopilar y copiar.
Y, en verdad, no nos hemos propuesto componer una novela, sino dar una idea exacta, verdadera y genuina de
España, y especialmente del estado actual de su sociedad, del modo de opinar de sus habitantes, de su índole, aficiones
y costumbres. Escribimos un ensayo sobre la vida íntima del pueblo español, su lenguaje, creencias, cuentos y
tradiciones. La parte que pudiera llamarse novela, sirve de marco a este vasto cuadro, que no hemos hecho más que
bosquejar.
Al trazar este bosquejo, sólo hemos procurado dar a conocer lo natural y lo exacto, que son, a nuestro parecer, las
condiciones más esenciales de una novela de costumbres. Así es, que en vano se buscarán en estas páginas caracteres
perfectos, ni malvados de primer orden, como los que se ven en los melodramas; porque el objeto de una novela de
costumbres debe ser ilustrar la opinión sobre lo que se trata de pintar, por medio de la verdad; no de extraviarla por
medio de la exageración.
Fernán Caballero, del Prólogo a La Gaviota
b) El periodo realista supone el abandono definitivo de lo histórico y lo costumbrista. Durante
la segunda mitad del siglo XIX los autores se preocuparán por la realidad de su época, analizando
los problemas de la sociedad de su tiempo. Las influencias literarias vendrán ahora desde Francia.
Efectivamente, el Realismo surgió en Francia como reacción a los excesos románticos y en
respuesta a los gustos de una nueva sociedad dominada por la burguesía. Los intereses comerciales
pasan a un primer término, y los empresarios comienzan a acumular poder. Como consecuencia de
la Revolución Industrial aparece una nueva clase social: el proletariado, que va a ir tomando fuerza
progresivamente. En el plano cultural, es el momento de las nuevas corrientes científicas y
filosóficas que colocan al hombre y la realidad en la que vive en el punto de mira de sus
investigaciones; el Positivismo, el Empirismo, el Experimentalismo y el Determinismo saltarán del
mundo de la ciencia y se harán un hueco en la nueva concepción de la literatura. Especialmente
importante será para el Naturalismo la publicación de El origen de las especies, de Darwin, quien
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actualiza conceptos de fácil aplicación social como la adaptación al medio o la selección natural.
2. EL REALISMO
a) Características
El escritor realista se propone reproducir exactamente el ambiente social en que vive. Pretende
abordar al hombre en su dimensión sociológica, lo que hará que los personajes aparezcan muy atados
a su contexto. Para ello:
-El universo de la novela ha sido seleccionado en virtud de un deseo de recreación objetiva. El
escritor observa la realidad, la disecciona y extrae de ella los datos que transcribe en su obra. Se deja,
pues, sentir la influencia del positivismo.
-Para conseguir esa objetividad las novelas se llenan de descripciones de ambientes, ricas y
profundas.
-Los protagonistas no son descritos físicamente sino en movimiento, pero de una forma muy
minuciosa. Se analizan sus temperamentos y emociones, y hasta su último vicio o virtud; se explican
sus acciones, se buscan las razones que las hagan comprensibles. Los personajes, así, ganan en
profundidad psicológica, pues ya no hay héroes, ni tampoco lecciones de moral. Los nuevos "héroes"
están sumidos en una profunda ansiedad vital y en el pesimismo debido a su falta de ilusiones.
-La técnica literaria capaz de levantar esta nueva visión de la novela estará, evidentemente, muy
lejos de los presupuestos románticos.
-El narrador adopta una postura de cronista omnisciente que lo controla todo, que todo lo sabe
sobre sus personajes e incluso se permite opinar sobre su comportamiento. El punto de vista se
enriquece con primeros intentos de monólogo interior (conseguido especialmente a través del estilo
indirecto libre) que reproduce el pensamiento de los personajes.
En las novelas realistas, suele usarse, como forma predominante, el narrador omnisciente en
tercera persona.
I. El primogénito del segundón quiso tener una carrera, ser algo más que el heredero de
algunas caserías, unos cuantos foros y un palacio achacoso de goteras. Fue ingeniero militar.
Se portó como un valiente; en muchas batallas demostró grandes conocimientos en el arte
de Vauban, construyó duraderos y bien dispuestos fuertes en varias costas, y llegó pronto
a coronel del ejército, comandante del cuerpo. Cansado de casamatas, cortinas, paralelas
y castillos, procuróse un empleo en la corte y fue perdiendo sus aficiones militares,
quedándose sólo con las científicas: prefirió la física y las matemáticas a las aplicaciones
de tales ciencias, al arte, y cada día fue menos guerrero. Pero al mismo tiempo se
entregaba a las delicias de Capua, y por fin, después de muchos amoríos, tuvo un amor serio,
una pasión de sabio (o cosa parecida) que ya no es joven.
Loco de amor se casó don Carlos Ozores a los treinta y cinco años con una humilde
modista italiana que vivía en medio de seducciones sin cuento, honrada y pobre. Esta fue
la madre de Ana, que al nacer se quedó sin ella.
"¡Menos mal!", pensaban las hermanas de don Carlos allá en su caserón de Vetusta.
La temática refleja las contradicciones de una sociedad en la que los conflictos sociales cobran
una importancia fundamental: la lucha política entre conservadores y liberales se complica con la
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aparición de los primeros partidos obreros, nacidos de las nuevas corrientes socialistas. La materia
narrativa del realismo siempre es la propia contemporaneidad del escritor, lejos de la escritura
histórica del Romanticismo y su afán de evasión. No faltan tampoco conflictos de tipo moral que
sacuden los cimientos de una sociedad que asiste a los primeros intentos de emancipación de la
mujer: el adulterio, la hipocresía, los conflictos entre la fe y la razón, el asesinato y el suicidio cobran
una importancia desconocida hasta entonces.
-El escritor realista está comprometido con su tiempo, y su actitud a menudo será crítica con la
realidad que le ha tocado vivir. Así se explican las abundantes referencias a los acontecimientos
históricos de la época, como la revolución de septiembre de 1868 que desaloja del trono a Isabel
Segunda e instala por primera vez en España una República (1873-1874) y la posterior restauración
borbónica con Alfonso XII (1874-1875). No es de extrañar por lo tanto el interés por documentarse
del escritor para reproducir la realidad con el máximo rigor y verosimilitud
-El estilo se depura del retoricismo de los románticos y se opta por una prosa sobria y
equilibrada. Por otra parte, en su empeño por captar la realidad, se adapta el lenguaje a la índole
de los personajes; de ahí la importancia que adquiere el reflejo del habla popular.
b) El Realismo en España
En España el Realismo, y también el Naturalismo, tiene un desarrollo más tardío que en Europa.
Y es que hasta 1868, año de la revolución de La Gloriosa, no se crea en España el ambiente propicio
para la eclosión de este movimiento literario. En 1870 se publica la primera novela realista (La
fontana de oro, de B. Pérez Galdós). En general, los escritores realistas españoles siguen las pautas
marcadas por los franceses, aunque cada autor pondrá su sello personal.
Los autores realistas más importantes son Pedro Antonio de Alarcón-El sombrero de tres picos-,
Juan Valera - Pepita Jiménez, Juanita la Larga-, José Ma de Pereda - Sotileza, Peñas arriba- y
Galdós.
BENITO PÉREZ GALDÓS (1843-1920)
a) Biografía
Nació en Las Palmas. Se fue a estudiar Derecho a Madrid, donde residió el resto de su vida. No sintió
interés por sus estudios y abandonó la carrera, dedicándose por entero a la literatura. Fue nombrado
académico de la Lengua. Ideológicamente, se definió desde joven como progresista y anticlerical; con el paso
del tiempo, sus ideas se fueron radicalizando y adoptó posturas republicanas próximas al socialismo. A pesar
del éxito de sus novelas, sus últimos años no fueron fáciles: pasó apuros económicos (para remediarlos,
escribió teatro, sin éxito), perdió la vista y murió.
b) Obra
Casi todos los críticos coinciden en hablar de cuatro periodos en su producción literaria:
Novelas históricas; conjunto de novelas iniciales (1870-1876) entre las que destaca La fontana de oro
(1870); son obras ambientadas en los primeros años del siglo XIX.
Novelas de la primera época (entre 1876 y 1881): más cercanas a la sensibilidad realista, en las que
desarrolla conflictos dramáticos que se convierten en novelas de "tesis", caso de Doña Perfecta, en la que
critica la intolerancia y el fanatismo religioso.
Novelas españolas contemporáneas, como él las denominó, (1881-1890), son un conjunto de 24 novelas
que conforman el momento de plenitud de toda su producción narrativa. En ellas los conflictos dramáticos
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se centran en la España de la Restauración borbónica; hace su aparición el Madrid decimonónico, ya en
adelante el marco predilecto para el novelista; el diálogo, más realista, reproduce el habla castiza y popular;
y los personajes se vuelven más "humanos", dejan de encamar una idea. Esta etapa se abre con La
desheredada (1881), sin embargo, sus obras más conocidas son: Tormento y La de Bringas (1884), Miau
(1888) y su obra maestra, Fortunata y Jacinta (1886-1887).
A partir de 1890, fecha de la aparición de Ángel Guerra, se percibe en Galdós una creciente
preocupación por los conflictos espirituales, que se desarrolla plenamente en Nazarín (1895) y especialmente
en Misericordia (1897), en la que aborda el tema de la caridad.
La narrativa de Galdós se complementa con un ambicioso proyecto, los Episodios nacionales, una
monumental obra en la que noveló toda la historia del siglo XIX, desde la Guerra de la Independencia hasta
la Restauración. El objetivo que guiaba de Galdós fue analizar los hechos del pasado como una forma de
sacar lecciones para el presente. El resultado fue un conjunto de 46 novelas históricas, agrupadas en torno
a cinco series, escritas con una intención divulgativa, a la vez que rigurosa y documentada. Fueron escritas
entre 1873 y 1912. Algunos títulos son: Trafalgar, El terror de 1824, Prim, España sin rey y Cánovas.
3. EL NATURALISMO
a) Características
El origen del Naturalismo en Europa hay que buscarlo en la tertulia de un grupo de escritores liderados
por Émile Zola. Estos autores radicalizaron su actitud frente a la sociedad y para evidenciarla en sus obras
buscaron una nueva forma de novelar. El Naturalismo no es sino una tentativa de explicar al hombre por su
fisiología y de interpretar el comportamiento humano como producto de aquélla. En su obra La novela
experimental, Zola especifica cuáles son los rasgos esenciales de este movimiento.
Se concibe la novela no ya como un entretenimiento sino como un estudio social, psicológico e
histórico.
Cualquier temática será susceptible de ser tratada en las novelas, sin evitar sus aspectos más
negativos.
Se analiza el medio social en el que se desenvuelven los personajes, para ello las descripciones,
siempre exactas y objetivas, se vuelven más detalladas y se hacen más abundantes que la anécdota.
El autor adopta una perspectiva impersonal e impasible ante los hechos, necesaria para conseguir
la objetividad en el análisis. En ningún momento pretenden moralizar, sino mostrar las consecuencias de
situaciones degradadas.
Las técnicas serán las que ayuden a la disección del hombre, poniendo el acento en el determinismo
hereditario y en la influencia de los factores físicos sobre los caracteres. Abundan, pues, los datos físicos
y psíquicos para la caracterización de los personajes.
La gran virtud de este movimiento reside en que abrió paso a nuevos temas y técnicas que
contribuyeron a renovar la novela. El gran defecto es la superficialidad del cientificismo que alienta estas
novelas, consecuencia de la escasa formación científica de los autores.
b) El Naturalismo en España
El Naturalismo español corre parejo al Realismo. Ambas líneas se confunden en una adaptación del
movimiento francés que lima los aspectos más llamativos del Naturalismo.
La católica España rechaza el determinismo y los autores elaboran sus novelas, muchas veces, como
lo habían hecho siempre, aunque dando un tratamiento naturalista a sus personajes. En general,
parece buscarse un punto medio entre el materialismo y el idealismo.
Los autores naturalistas más importantes son Blasco Ibáñez -La Barraca, Cañas y barro-, Emilia Pardo
Bazán -Los pazos de Ulloa, La madre naturaleza-, y, sobre todo, "Clarín".
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LEOPOLDO ALAS "CLARÍN" (1852-1901)
a) Biografía
Nació en Zamora, donde su padre, asturiano, era gobernador. Se trasladó pronto, con su familia, a Oviedo.
Estudió Derecho y ya desde joven empezó a colaborar en periódicos y revistas con el seudónimo de Clarín.
Fue catedrático de Derecho de la Universidad de Oviedo, profesión que alternó con su actividad literaria
hasta su muerte. Fue un liberal republicano, defensor de la libertad de pensamiento y de conciencia y
enemigo del fanatismo y del tradicionalismo reaccionario.
b) Obra
Fue conocido en su tiempo como crítico literario, su labor está recogida en dos volúmenes: Solos
de Clarín y Paliques. También escribió narrativa breve, cuentos; llegó a publicar 64 relatos (Pipa,
Doña Berta; el cuento más conocido es ¡Adiós, Cordera!), lo que le convierte en uno de los más
importantes cuentistas de la literatura española. Además publicó dos novelas: Su único hijo y, su
obra principal. La Regenta, en la que pasa revista a la vida religiosa, a las clases dirigentes, a la clase
media, al pueblo y a la política de la España de la Restauración borbónica. En este sentido, Vetusta
(lugar de la acción que representa a Oviedo) es un microcosmos de la España decadente del último
cuarto de siglo.
El conflicto central de la novela es la lucha entablada entre Fermín de Pas y Álvaro Mesía por la
posesión física y espiritual de Ana Ozores, esposa del regente de la villa, en la que ambos actúan
como representantes simbólicos de las fuerzas dominantes de la ciudad: la iglesia y la burguesía
provinciana. Los dos son igual de corruptos y ruines, pero tras ellos aparece una sociedad igualmente
mezquina, que juega en la obra un papel novelesco tan activo como el miserable mundo madrileño
de las novelas de Galdós.
La novela, deudora de Madame Bovary de Flaubert, es una disección del adulterio, contra la
sensibilidad reprimida, contra los falsos romanticismos de una mujer que busca el amor en un
ambiente hostil, incapaz de adaptarse al medio en que vive, que terminará finalmente por destruirla.
Diálogo v monólogo.
Cuando leemos las palabras o pensamientos de un personaje, estamos ante un diálogo o un monólogo.
Ambos se usan en las novelas realistas (igual que en las modernas). No obstante existen también
innovaciones en este terreno.
El diálogo y monólogo reproducen las palabras y pensamientos en estilo directo. Otra forma de
reproducirlos es el estilo indirecto, en el que aparece también un narrador (TEXTO I). En la novela del XIX
encontramos, como innovación, un estilo intermedio: el estilo indirecto libre (TEXTO II).
I. Amparo madrugó para asistir a la fábrica de tabacos. Caminaba a buen paso, ligera y contenta como el que va a tomar
posesión del solar paterno. Al subir la cuesta de San Hilario, sus ojos se miraban en el ámbar, sereno y franjeado de tintas de
ópalo, mientras pensaba en que iba a ganar bastante desde el primer día; en que casi no tendría aprendizaje, porque, al fin, los
puros la conocían, su madre la había enseñado a envolverlos, poseía los heredados chismes del oficio y no la arredraba la tarea.
Discurriendo así, cruzó la calzada y se halló en el patio de la fábrica.
Emilia Pardo Bazán, La Tribuna.
III. Isidora no cabía en sí de júbilo. Aquel día, el 24, soltarían a Mariano. Ella misma iba a sacarle de la horrenda cárcel. ¡Oh!
¡Si no se hallara muy mal de dinero, aquel día habría sido uno de los más felices de su vida! ¿En qué había gastado lo que le diera
dos meses antes el marqués de Saldeoro por cuenta delcanónigo? Verdaderamente, ella no lo sabía. Había pagado a doña Laura,
se había comprado ropa... Pero lo demás, ¿dónde estaba? Isidora reflexionó.
En perfumería había adquirido lo bastante para tres años. ¿Y de qué le servían aquellos candeleros de bronce, y el jarro de
porcelana, y el cabás de cuero de Rusia? Cosas eran éstas que compró por la sola razón de comprarlas. ¡Eran tan bonitas! Pues
y aquel vaso de imitación de Sajonia, ¿de qué le servía?... ¿Y las botellas para poner cebollas de jacinto?
Benito Pérez Galdós, La desheredada.
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TEXTOS DE APOYO
LA NOVELA REALISTA Y NATURALISTA
TEXTO I
Es posible dividir la historia de la novela decimonónica en tres períodos, que coinciden no solamente con
echas claves, sino con acontecimientos sociopolíticos bien caracterizados.
Desde los primeros años del siglo -guerra contra los franceses- hasta 1868, fecha del destronamiento de
os Bortones y de la primera revolución esencialmente burguesa ocurrida en España. Durante este período,
mal estudiado, la producción novelesca no presenta ninguna unidad aparente; hay todo tipo de novelas,
desde las sentimentales de imitación inglesa, hasta las llamadas prerrealistas, pasando por las históricas,
las de aventuras, etc. Sin duda, el romanticismo parece ser el único movimiento literario de estos años, pero
conviene adelantar que en 1849, o quizá antes, aparecen los primeros intentos de novela realista.
Segunda época, de 1868 a 1875, época revolucionaria y que va desde el destronamiento de los Borbones
hasta la restauración de los mismos; España ensaya varios regímenes, una nueva monarquía y su primera
república, estallan revoluciones y comunas, etc. Desde el punto de vista literario, es durante estos siete años
mal contados, cuando aparece la novela típicamente realista o burguesa, pero esta vez no se trata de un
intento, sino de verdaderas novelas de problemática nueva y original. Tres de los seis grandes novelistas
realistas del XIX empiezan a publicar durante estos años.
Tercera época, desde 1875, fecha de la restauración borbónica, hasta 1898, fecha del final de la guerra
con los Estados Unidos de Norteamérica, Paz de París, liquidación de las últimas colonias, nacimiento de
una nueva ideología estudiada en España con el nombre de generación del 98, aunque en realidad no se trata
de ningún movimiento literario específico, sino de una nueva visión del mundo que podríamos llamar
regeneracionista. Durante esta época la producción de novelas realistas domina toda la escena literaria.
Juan Ignacio Perreras, La generación de 1868
TEXTO II
En España, como en cualquier otro país, la novela era el principal de los géneros de consumo popular.
Para la costurera y el empleado público era como un opio, una escapatoria de la grisura de la realidad.
Convertirla en un estudio concienzudo sin perder a su público lector era un sueño casi irrealizable. Al fin
y al cabo, el novelista tenía que vender los suficientes libros como para poder vivir, y el editor no quería
tener su almacén atestado de ejemplares invendibles. El gusto Co la falta de gustoC del público era un factor
que debía tenerse en cuenta, aun cuando un autor opinara que un estudio serio beneficiaría más al lector que
la literatura escapista.
Si dirigimos la vista hacia la historia de la novela española en el siglo XIX, hay una serie de hechos que
destacan claramente. En primer lugar el público lector aumenta de un modo considerable, debido al gran
retroceso del analfabetismo: a comienzos del siglo alrededor del 94 por 100 de los españoles eran
analfabetos, mientras que sólo podían considerarse como tales un 66 por 100 hacia el año 1900. Además, la
población pasó de unos diez millones y medio de habitantes a dieciocho millones y medio, con lo cual el
público lector potencial sufrió un enorme aumento. Las mujeres fueron sobre todo las que se aficionaron a
la lectura de novelas escapistas. Un porcentaje mucho más elevado de la población vivía en ciudades, en las
que su jornada laboral, aun siendo larga y habitualmente monótona, no siempre les dejaba tan agotados como
a los trabajadores agrícolas. Entre los moradores de las ciudades, ya fuera en reuniones vespertinas, ya
incluso en las horas de trabajo en un taller de costureras, no era infrecuente que alguien dispusiera de un
poco más de instrucción leyese en voz alta para todos los demás el capítulo correspondiente de un folletín.
De esta manera, incluso algunos de los analfabetos formaban parte del público "lector". Al crecer la demanda
de la literatura escapista, la publicación de novelas se convirtió en un buen negocio. Los editores podían
hacerse ricos, y para llegar a este fin vigilaban la naturaleza y calidad de las novelas que publicaban,
juzgándolas según los que estimaban que iba a venderse. El advenimiento del naturalismo fue en parte una
rebelión de los autores contra las normas impuestas por los editores, y contra el engañoso halago de que era
víctima un público de escasa instrucción.
Walter T. Pattison, Etapas del naturalismo en España
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Tema 5 Literatura.
TEMA 5. LA POESÍA A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX.
EL MODERNISMO. RUBÉN DARÍO. JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
1. La poesía española a principios de siglo.
A finales del siglo XIX aparecen en España las primeras manifestaciones poéticas renovadoras
opuestas a las tendencias anteriores: los nuevos poetas se alzan contra los últimos momentos del
posromanticismo y la poesía prosaica de Campoamor y Núñez de Arce (Bécquer y Rosalía son
excepciones respetadas).
La protesta y la reforma serán las notas comunes de la nueva literatura. Sin embargo, se observan
algunas diferencias de actitud en los escritores del momento y se seguirán dos tendencias:
a) la del Modernismo, con la influencia de Rubén Darío, cuyos autores se preocupan ante todo por
el arte, buscan la belleza, lo "raro", lo exótico, lo exquisito. Este movimiento afecta a más países e
influye en todas las artes.
b) la de la Generación del 98, con su angustia existencial y su preocupación por España.
Al principio, se designa con el término modernistas a los escritores jóvenes, tanto de una tendencia
como de otra. Con el tiempo, tal denominación ha quedado reservada para los primeros, que escriben
de un modo exótico y escapista, y con la etiqueta de Generación del 98 designamos al grupo de
escritores animados por el propósito crítico de la realidad española.
2. EL MODERNISMO.
a) Concepto.
El Modernismo es un movimiento literario que surgió en Hispanoamérica y revolucionó las letras
hispánicas, especialmente en la poesía. También alude a una actitud de ruptura con la estética
vigente, y de esta forma se aplica a manifestaciones diversas del arte, la ciencia, la religión, la política
y a los demás aspectos de la vida. Surge en Hispanoamérica hacia 1880, en torno a dos figuras: el
cubano José Martí y el nicaragüense Rubén Darío.
b) Influencias.
En Hispanoamérica se vive con fuerza el deseo de alejarse de la literatura vigente en la antigua
metrópoli. Por eso mismo, han vuelto los ojos hacia otras literaturas y están especialmente atentos
a las corrientes francesas. Pero también en España hay oídos abiertos a las novedades que llegan
de Francia. Fueron dos movimientos los que especialmente calaron en la mentalidad de los
modernistas: el Parnasianismo y el Simbolismo.
El Parnasianismo rechaza las relaciones entre la poesía y lo personal (subjetivismo) y su
función didáctica o social; es decir, cultivan el arte por el arte, buscando un ideal de belleza
absoluta a través de la perfección formal del poema. Entre sus figuras destacan Théophile
Gautier y Laconte de Lisle.
El Simbolismo se propone descubrir los significados profundos que se esconden más allá de
la realidad sensible, y la misión del poeta es descubrirlos. Para ello se vale de los símbolos
(Imágenes o realidades físicas que sugieren ideas, sentimientos o estados de ánimo: el ocaso,
por ejemplo, es símbolo de muerte o decadencia, lo mismo que un parque otoñal). Para sugerir
(no para mostrar) esos significados ocultos, esas correspondencias, los simbolistas recurren a
un lenguaje rítmico y musical ("¡La música ante todo!", proponía Verlaine) y al uso de
cromatismo, sinestesias, sensaciones ("risa de oro", "sol sonoro"...). Entre sus figuras destacan
Baudelaire, Verlaine, Rimbaud y Mallarmé.
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Tema 5 Literatura.
Otras influencias perceptibles en el Modernismo son: el romanticismo intimista de Bécquer, la
poesía cargada de misterio del norteamericano Edgar Allan Poe, el arte refinado de Oscar Wilde
y el decadentismo del italiano G. D'Annunzio.
c) Los temas.
Entre los temas preferidos, señalaremos, ante todo, los que significan la atención a lo exterior
sensible o la evasión hacia lo lejano. Así, el gusto por lo clásico y su mitología. Así también, las
evocaciones históricas y legendarias (medievales, renacentistas, dieciochescas). O el gusto por lo
exótico (lo oriental, lo nórdico). Del mundo contemporáneo, se prefiere lo cosmopolita: de ahí esa
devoción por París.
De acuerdo con tales preferencias, los poemas modernistas se pueblan de dioses, ninfas, centauros
y sátiros; de vizcondes, de caballeros y de marquesitas; de Pierrots y Colombinas... Es un mundo
rutilante de viejos castillos, de salones versallescos, de jardines perfumados, un mundo en el que
aparecen cisnes y libélulas, elefantes y camellos, flores de lis, y en donde brillan el marfil, las perlas
y las piedras preciosas.
Pero no todo es exterioridad y evasión en los modernistas. Otro sector de su temática tiene como
centro la intimidad del poeta. A veces, un intenso vitalismo explica la sensualidad presente en tantos
poemas. Otras, sin duda con mayor frecuencia, los versos se cargan de melancolía, tristeza,
nostalgias... Son síntomas de un hondo malestar que recuerda la angustia romántica, propia de
quienes se sienten frustrados por el mundo en que viven. El gusto por lo otoñal y lo crepuscular, o
por lo decadente, resultan reveladores de tal sensibilidad.
d) El lenguaje.
La renovación del lenguaje poético fue asombrosa. Los recursos expresivos se amplían en dos
direcciones: por un lado, en el sentido de la brillantez y de los grandes efectos, como corresponde
a las esplendorosas evocaciones de que hemos hablado; por otro lado, en el sentido de lo delicado,
de los tonos acordes con la expresión de la intimidad.
Así sucede en la utilización del color, con efectos plásticos, y de la musicalidad. Tales efectos se
consiguen con un prodigioso manejo del idioma. Los modernistas son maestros en la utilización de
recursos fónicos como las aliteraciones, dominan un amplísimo léxico, con predominio de los
términos cultos y evocadores, gustan de la adjetivación ornamental y acuden a sinestesias, imágenes,
símbolos... Saben servirse, en suma, de todos aquellos recursos lingüísticos que se caractericen por
su poder sugeridor y por su valor decorativo.
e) La métrica.
El Modernismo prolonga las aportaciones de los románticos, incorpora formas procedentes de
Francia y rescata versos y estrofas antiguas. Los versos preferidos son, ante todo, el alejandrino,
enriquecido con nuevas variantes de acentos y cesuras; junto a él se utilizan dodecasílabos,
eneasílabos, versos muy poco usados hasta entonces, endecasílabos y octosílabos.
EL MODERNISMO EN ESPAÑA.
El Modernismo en España está ligado a la figura de Rubén Darío, quien visitó nuestro país
en dos ocasiones (1892 y 1899). Hay algunas figuras menores, pero los escritores más importantes
del Modernismo en España fueron Manuel Machado, Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez
(claro que ninguno de ellos fue sólo modernista).
Aunque es deudor del hispanoamericano, el modernismo español muestra algunas
peculiaridades. Predomina el intimismo sobre las formas: menos princesas, menos ninfas, menos
cisnes..., es menos parnasiano y más simbolista, quizás por la influencia de Bécquer.
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3. Rubén Darío (1867-1916)
Todo cuanto hemos señalado sobre temas y formas en el Modernismo se aplica, ante todo, a la obra
del nicaragüense: lo pagano, lo exótico, lo legendario, lo cosmopolita... o lo íntimo; y todos los
esplendores posibles del estilo: color, sonoridad, ritmos... Rubén domina los tonos más variados: lo
frívolo, lo sensual, lo meditativo, lo patriótico. Antonio Machado, admirador suyo, lo caracterizó
como "el maestro incomparable de la forma y de la sensación, que más tarde nos reveló la hondura
de su alma en Cantos de vida y esperanza".
Su obra puede dividirse en dos períodos:
a) Al primero corresponden obras como Azul (1888) y Prosas profanas (1896). Se trata de un
modernismo externo, preocupado por el ritmo y la musicalidad de los poemas. Predomina lo exótico,
ambientes refinados y elegantes, con princesas, cisnes, seres mitológicos. Aparecen también los
temas indígenas y el rechazo a la tradición española.
b) Al segundo periodo pertenece su libro más importante Cantos de vida y esperanza (1905). Se
trata ahora de un modernismo introspectivo, más subjetivo e intimista. Ahora aparecen los temas
hispánicos, buscando las raíces comunes a los pueblos hispanos en contra del naciente imperialismo
americano. Aparecen igualmente las reflexiones más íntimas sobre la propia existencia, el tiempo,
la muerte, la religión, el arte, etc.
4. Juan Ramón Jiménez (1881-1958)
Es difícil clasificarlo en un grupo o movimiento literario por lo particular y original de su
trayectoria poética, que manifiesta características propias del Modernismo, del Novecentismo e
incluso de la poesía de vanguardia.
Dedicó toda su vida a la poesía, a la Obra, como él decía. Ante todo, para Juan Ramón, poesía es
belleza, expresión de un goce exaltado de lo bello, donde quiera que se encuentre. Pero es también
un modo de conocimiento, de "inteligencia" agudísima, de penetración en la esencia de las cosas;
un camino hacia las últimas verdades. Y su poesía es, en fin, expresión del ansia de alcanzar la
plenitud, la eternidad, concebidas precisamente como posesión inacabable de la Belleza y de la
Verdad. De ahí su preocupación angustiosa por la fugacidad de las cosas; de ahí también su especial
idea de Dios, a quien él identifica con la Naturaleza y con la Belleza absoluta. Obsesionado por
conseguir la perfección, ordenaba y corregía continuamente sus versos.
A esta exigencia estética unía un consciente propósito de dirigirse, según sus palabras, "a la
minoría, siempre". Él mismo, en un poema de su libro Eternidades (1918), dividió su trayectoria
poética en varias etapas:
Vino, primero, pura,
vestida de inocencia.
Y la amé como un niño.
Luego se fue vistiendo
de no sé qué ropajes.
Y la fui odiando, sin saberlo.
Llegó a ser una reina,
fastuosa de tesoros...
¡Qué iracundia de hiel y sin sentido!
... Mas se fue desnudando.
Y yo le sonreía.
Se quedó con la túnica,
de su inocencia antigua.
Creí de nuevo en ella.
Y se quitó la túnica
y apareció desnuda toda...
¡Oh pasión de mi vida, poesía
desnuda, mía para siempre!
a) Según estos versos, Juan Ramón comenzó con una poesía "pura", en el sentido de "sencilla",
de metros tradicionales, de suave musicalidad, de tono adolescente. Se nota, por primera vez en
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nuestro siglo, la influencia de Bécquer. A esta etapa corresponde su obra Arias tristes (1903), libro
centrado en los temas de la melancolía, la soledad, el paso del tiempo y la muerte.
b) Adopta luego los "ropajes" del Modernismo, aunque su poesía no llegará a ser tan fastuosa como
la de Rubén Darío. Típicamente modernistas son, sí, la utilización del color y de otros elementos
sensoriales, la adjetivación brillante, así como la aparición de ritmos amplios (el alejandrino es
frecuente). Pero el Modernismo de Juan Ramón es del tipo intimista, orientado hacia la
contemplación y la confesión sentimental. Así es en libros como Elejías, La soledad sonora, Poemas
májicos y dolientes. Sonetos espirituales..., publicados entre 1808 y 1917 (de esta época es también
Platero y yo)
c) Muy pronto -ya en algunos poemas de los últimos libros citados- su lenguaje se va
"desnudando". Y así llegará a una poesía personalísima, "fuera de escuelas o tendencias". 1916 es la
fecha que marca esta nueva etapa: en ese año escribe Diario de un poeta recién casado, durante su
viaje a Nueva York con motivo de su boda. Siguen otros libros:
Eternidades, Piedra y Cielo, Poesía... En todos ellos, ha desaparecido el léxico modernista,la
adjetivación sensorial, los ritmos sonoros. Es, en efecto, una poesía desnuda, en la que se elimina lo
anecdótico para dejar paso a la concentración conceptual y emotiva. Por eso predominan los poemas
breves, densos, casi filosóficos a veces, en versos escuetos.
d) Posteriormente -sobre todo en Animal de fondo (1949)-, la poesía de Juan Ramón se sumerge
en nuevas honduras: un misticismo extraño, en que la aludida sed de eternidad le lleva a dialogar con
un "Dios deseado y deseante".
YO SOY UN HOMBRE SINCERO
Yo soy un hombre sincero
De donde crece la palma,
Y antes de morirme quiero
Echar mis versos del alma.
Yo vengo de todas partes,
Y hacia todas partes voy:
Arte soy entre las artes,
En los montes, monte soy.
Yo sé los nombres extraños
De las yerbas y las flores,
Y de mortales engaños,
Y de sublimes dolores.
Yo he visto en la noche oscura
Llover sobre mi cabeza
Los rayos de lumbre pura
De la divina belleza.
Alas nacer vi en los hombros
De las mujeres hermosas:
Y salir de los escombros
Volando las mariposas.
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Tema 5 Literatura.
LA LUNA
Broadway. La tarde. Anuncios mareantes de
colorines sobre el cielo. Constelaciones nuevas: El
Cerdo, que baila, verde todo, saludando con su
sombrerito de paja, a derecha e izquierda. La Botella,
que despide, en muda detonación, su corcho colorado,
contra un sol con boca y ojos. La Pantorrilla eléctrica,
que baila sola y loca, como el rabo separado de una
salamanquesa. El Escocés, que enseña y esconde su
whisky con reflejos blancos. La Fuente, de aguas
malvas y naranjas, por cuyo chorro pasan, como en
una culebra, prominencias y valles ondulantes de sol
y luto, eslabones de oro y hierro (que trenza un
chorro de luz y otro de sombra...). El Libro, que
ilumina y apaga las imbecilidades sucesivas de su
dueño. El Navío que, a cada instante, al encenderse,
parte cabeceando, hacia su misma cárcel, para
encallar al instante en la sombra... Y...
-¡La luna!- ¿A ver? -Ahí, mírala, entre esas
dos casas altas, sobre el río, sobre la octava, baja,roja,
¿no la ves...? -Deja, ¿a ver? No... ¿Es la luna, o es un anuncio de la luna?
J.RJ.
Puso el poeta en sus versos
todas las perlas del mar,
todo el oro de las minas,
todo el marfil oriental;
los diamantes de Golconda,
los tesoros de Bagdad,
los joyeles y preseas
de los cofres de un Nabab.
Pero como no tenía
por hacer versos ni un pan,
al acabar de escribirlos
murió de necesidad.
(RUBÉN DARÍO)
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Tema 5 Literatura.
He visto vivir a un hombre
Con el puñal al costado,
Sin decir jamás el nombre
De aquella que lo ha
matado.
Rápida, como un reflejo,
Dos veces vi el alma, dos:Cuando
murió el pobre viejo,
Cuando ella me dijo adiós.
Temblé
una vez, -en la reja,
A la entrada de la viña,Cuando la bárbara abeja
Picó en la frente a mi niña.
Gocé una
vez, de tal suerte
Que gocé cual nunca: -cuando
La sentencia de mi muerte
Leyó el alcaide llorando.
Oigo un
suspiro, a través
De las tierras y la mar,
Y no es un suspiro, es
Que mi hijo va a despertar.
Si dicen
que del joyero
Tome la joya mejor,
Tomo a un amigo sincero
Y pongo a un lado el amor.
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Tema 5 Literatura.
Yo he visto al águila herida
Volar al azul sereno,
Y morir en su guarida
La víbora del veneno.
Yo sé bien que cuando el mundo
Cede, lívido, al descanso,
Sobre el silencio profundo
Murmura el arroyo manso.
Yo he puesto
la mano osada,
De horror y júbilo yerta,
Sobre la estrella apagada
Que cayó frente a mi puerta.
Oculto en mi pecho bravo
La pena que me lo hiere:
El hijo de un pueblo esclavo
Vive por él, calla y muere.
Todo es
hermoso y constante,
Todo es música y razón,
Y todo, como el diamante,
Antes que luz es carbón.
Yo sé que el
necio se entierra
Con gran lujo y con gran llanto,
Y que no hay fruta en la tierra
Como la del camposanto.
Callo, y
entiendo, y me quito
La pompa del rimador:Cuelgo de un
árbol marchito
Mi muceta de doctor.
SI VES UN MONTE DE ESPUMAS
Si ves un monte de espumas,
Es mi verso lo que ves:
Mi verso es un monte y es
Un abanico de plumas.
Mi verso es
como un puñal
Que por el puño echa flor:Mi verso
es un surtidor
Que da un agua de coral.
Mi verso es de un verde claro
Y de un carmín encendido:Mi verso es
un ciervo herido
Que busca en el monte amparo.
Mi verso al valiente agrada:
Mi verso, breve y sincero,
Es del vigor del acero
Con que se funde la espada.
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Tema 5 Literatura.
RUBÉN DARÍO
Puso el poeta en sus versos
todas las perlas del mar,
todo el oro de las minas,
todo el marfil oriental;
los diamantes de Golconda,
los tesoros de Bagdad,
los joyeles y preseas
de los cofres de un Nabab.
Pero como no tenía
por hacer versos ni un pan,
al acabar de escribirlos
murió de necesidad.
DE INVIERNO
En invernales horas, mirad a Carolina.
Medio apelotonada, descansa en el sillón,
envuelta con su abrigo de marta cibelina
y no lejos del fuego que brilla en el salón.
El fino angora blanco junto a ella se reclina,
rozando con su hocico la falda de Alencón.
no lejos de las jarras de porcelana china
que medio oculta un biombo de seda del Japón.
Con sus sutiles filtros la invade un dulce sueño;
entro, sin hacer ruido; dejo mi abrigo gris;
voy a besar su rostro, rosado y halagüeño
como una rosa roja que fuera flor de lis.
Abre los ojos, mírame con su mirar risueño,
y en tanto cae la nieve del cielo de París.
SONATINALa princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro;y en un vaso
olvidada se desmaya una flor.
El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchína, la dueña dice cosas banales,
y, vestido de rojo, piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;la princesa persigue
por el cielo de Orientela libélula vaga de una vaga
ilusión.¿Piensa acaso en el príncipe de Golconda o de
China,o el que ha detenido su carroza argentinapara ver de
sus ojos la dulzura de luz?¿O en el rey de las Islas de las
Rosas fragantes,o en el que es soberano de los claros
diamantes,o en el dueño orgulloso de las perlas de
Ormuz?¡Ay! La pobre princesa de la boca de rosaquiere ser
golondrina, quiere ser mariposa,tener alas ligeras, bajo el
cielo volar,ir al sol por la escala luminosa de un rayo,saludar
a los lirios con los versos de mayo,o perderse en el viento
sobre el trueno del mar.Ya no quiere el palacio, ni la rueca de
plata,ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,ni los
cisnes unánimes en el lago de azur.
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Tema 5 Literatura.
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Y están tristes las flores por la flor de la corte;los jazmines
de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.
¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real,
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.
¡Oh quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste. La princesa está pálida)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe
(La princesa está pálida. La princesa está triste)
más brillante que el alba, más hermoso que abril!
-¡Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-,
en caballo con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con su beso de amor!
ITE, MISSA
ESTYo adoro a una sonámbula con alma de Eloísa,
virgen como la nieve y honda como la mar;su espíritu es
la hostia de mi amorosa misa,
y alzo al son de una dulce música crepuscular.
Ojos de evocadora, gesto de profetisa,
en ella hay la sagrada frecuencia del altar;su risa es la
sonrisa suave de Monna Lisa;sus labios son los únicos
labios para besar.
Y he de besarla un día con rojo beso ardiente;
apoyada en mi brazo como convaleciente
me mirará asombrada con íntimo pavor;
la enamorada esfinge quedará estupefacta;
apagaré la llama de la vestal intacta
¡y la faunesa antigua me rugirá de amor!
LA FUENTEJoven, te ofrezco el don de esta copa de plata
para que un día puedas calmar la sed ardiente,
la sed que con su fuego más que la muerte mata.
Mas debes abrevarte tan sólo en una fuente.
Otra agua que la suya tendrá que serte ingrata;busca su
oculto origen en la gruta viviente
donde la interna música de su cristal desata,
junto al árbol que llora y la roca que siente.
Guíete el misterioso eco de su murmullo;asciende por los
riscos ásperos del orgullo,
baja por la constancia y desciende al abismo
cuya entrada sombría guardan siete panteras;son los Siete
Pecados, las siete bestias fieras.
Llena la copa y bebe: la fuente está en ti
mismo.
CANCIÓN DE OTOÑO EN PRIMAVERA
Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin quererPlural ha sido la celeste
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historia de mi corazón.
Era una dulce niña, en este
mundo de duelo y aflicción.
Miraba como el alba pura;sonreía
como una flor.
Era su cabellera oscura
hecha de noche y de dolor.
Yo era tímido como un niño.
Ella, naturalmente, fue,
para mi amor hecho de armiño,
Herodías y Salomé...
Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
Y más consoladora y más
halagadora y expresiva,
la otra fue más sensitiva
cual no pensé encontrar jamás.
Pues a su continua ternura
una pasión violenta unía.
En un peplo de gasa pura
una bacante se envolvía...
En brazos tomó mi ensueño
y lo arruló como a un bebé...
y le mató, triste y pequeño,
falto de luz, falto de fe...
Juventud, divino tesoro,
¡te fuiste para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
Otra juzgó que era su boca
el estuche de su pasión;y que me
roería, loca,
con sus dientes el corazón,
poniendo en un amor de exceso
la mira de su voluntad,
mientras eran abrazo y beso
síntesis de la eternidad;y de nuestra
carne ligera
imaginar siempre un Edén,
sin pensar que la Primavera
y la carne acaban también...
Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
¡Y las demás! En tantos climas,
en tantas tierras siempre son,
si no pretextos de mis rimas
fantasmas de mi corazón.
En vano busqué a la princesa
que estaba triste de esperar.
La vida es dura. Amarga y pesa.
¡Ya no hay princesa que cantar!
Mas a pesar del tiempo terco,
mi sed de amor no tiene fin;con el
cabello gris, me acerco
a los rosales del jardín...
Juventud, divino tesoro,
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Tema 5 Literatura.
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
¡Mas es mía el Alba de oro!
LO FATAL
Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura, porque ésa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de estar
vivo,]
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido, y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber adonde vamos,
ni de dónde venimos!
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
YA ESTÁN ahí las carretas...
-Lo han dicho el pinar y el viento,
lo ha dicho la luna de oro,
lo han dicho el humo y el eco...Son las carretas que pasan
estas tardes, al sol puesto,
las carretas que se llevan
del monte los troncos muertos.
¡Cómo lloran las carretas,
camino de Pueblo Nuevo!
Los bueyes vienen soñando,
a la luz de los luceros,
en el establo caliente
que sabe a madre y a heno.
Y detrás de las carretas,
caminan los carreteros,
con la aijada sobre el hombro
y los ojos en el cielo.
¡Cómo lloran las carretas,
camino de Pueblo Nuevo!
En la paz del campo, van
dejando los troncos muertos
un olor fresco y honrado
a corazón descubierto.
Y cae el ánjelus desde
la torre del pueblo viejo,
sobre los campos talados,
que huelen a cementerio.
¡Cómo lloran las carretas,
camino de Pueblo Nuevo!
POR LA HERIDA que abril ha dejado en mi pecho,
ruedan mis dulces rosas sangrientas, una a una;
de manera que este pobre cuerpo está hecho
como un jardín de grana, a la luz de la luna.
-¡Oh, cómo me florecen! Nacida una apenas,
otra se pone encima. ¡Qué ardorosas marañas
de hilo carmín! ¡Qué ocaso! Los tallos de mis venas
me alumbran a mí mismo con mis bellas entrañas-.
Y yo, solo, me arranco las rosas, porque quiero
que el camino no sea tan rojo ni tan largo...
Una rosa, otra rosa... ¡Pero nunca me muero!
El alma se me va, ¡y de pie, sin embargo!
NACÍA, GRIS, la luna, y Beethoven lloraba,
bajo la mano blanca, en el piano de ella...
En la estancia sin luz, ella, mientras tocaba,
morena de la luna, era tres veces bella.
Teníamos los dos desangradas las flores
del corazón, y acaso llorábamos sin vernos...
Cada nota encendía una herida de amores...
-...El dulce piano intentaba comprendernos-.
Por el balcón abierto a brumas estrelladas,
venía un viento triste de mundos invisibles...
Ella me preguntaba de cosas ignoradas
y yo le respondía de cosas imposibles.
MIENTRAS TRABAJO, en el anillo de oro
puro me abrazas en la sangre
de mi dedo, que luego sigue, en gozo,
contigo, por toda mi carne.
¡Qué bienestar! ¡Cómo mis fuertes venas
de ti van, dulces, embriagándose,
cual de una miel celeste que tuviera
la luz de los eternos cálices.
Mi corazón entero pasa, río
vehemente y noble, bajo el suave
anillo que, por contenerlo, en círculos
infinitos de amor se abre.
LA LUNA
Broadway. La tarde. Anuncios mareantes de
colorines sobre el cielo. Constelaciones nuevas: El
Cerdo, que baila, verde todo, saludando con su
sombrerito de paja, a derecha e izquierda. La Botella,
que despide, en muda detonación, su corcho colorado,
contra un sol con boca y ojos. La Pantorrilla eléctrica,
que baila sola y loca, como el rabo separado de una
sal?hanquesa. El Escocés, que enseña y esconde su
whisky con reflejos blancos. La Fuente, de aguas
malvas y naranjas, por cuyo chorro pasan, como en
una culebra, prominencias y valles ondulantes de sol
y luto, eslabones de oro y hierro (que trenza un
chorro de luz y otro de sombra...). El Libro, que
ilumina y apaga las imbecilidades sucesivas de su
dueño. El Navio que, a cada instante, al encenderse,
parte cabeceando, hacia su misma cárcel, para
encallar al instante en la sombra... Y...
-¡La luna!- ¿A ver? -Ahí, mírala, entre esas
dos casas altas, sobre el río, sobre la octava, baja,
roja, ¿no la ves...? -Deja, ¿a ver? No... ¿Es la luna, o
es un anuncio de la luna?
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Tema 5 Literatura.
MADRE
Te digo, al llegar, madre,
que tú eres como el mar; que aunque las olas
de tus años se cambien y te muden,
siempre es igual tu sitio,
al paso de mi alma.
No es preciso medida
ni cálculo para el señalamiento
de ese cielo total;
el color, hora única,
la luz de tu poniente,
te sitúan ¡oh madre! entre las olas,
conocida y eterna en su mudanza.
¡NO CORRAS, ve despacio
que adonde tienes que ir es a ti solo!
¡Ve despacio, no corras,
que el niño de tu yo, reciénnacido
eterno,
no te puede seguir!
YO NO SOY yo.
Soy este
que va a mi lado sin yo verlo;
que, a veces, voy a ver,
y que, a veces, olvido.
El que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasea por donde no estoy,
el que quedará en pie cuando yo muera.
RIQUEZA DE la noche,
¡cuántos secretos arrancados
de ti, cuántos por arrancarte;
-ninguno el tuyo, el nuestro, noche!¡Oh, goce inenarrable,
hundir la mano en tus entrañas,
remover tus estrellas!
Y... ¡luminosos roces
de otras manos que buscan sus tesoros!
ME DESPERTÉ debajo
del cielo, pobre techo
caído, negro y rojo de la noche y de la aurora,
con telarañas, tizos y animales.
Lo arreglé como pude, levantándome,
y, bajo su tenducho, aún un poco azul,
me fui a lo mío, lentamente.
Y a aquel arreglo lo llamé mi día.
EL RECUERDO
COMO MÉDANOS de oro,
que vienen y que van, son los recuerdos.
El viento se los lleva,
y donde están, están,
y están donde estuvieron,
y donde habrán de estar... -Médanos de oroLo llenan todo, mar
total de oro inefable,
con todo viento en él... -Son los recuerdos-.
LA MÚSICA
De pronto, surtidor
de un pecho que se parte,
el chorro apasionado rompe
la sombra -como una mujer
que abriera los balcones sollozando,
desnuda, a las estrellas, con afán
de un morirse sin causa,
que fuera loca vida inmensa.Y ya no vuelve nunca más,
-mujer o agua-,
aunque queda en nosotros, estallando
real e inexistente,
sin poderse parar.
EL DORMIR es como un puente
que va del hoy al mañana.
Por debajo, como un sueño,
pasa el agua.
CUANDO ELLA se ha ido,
es cuando yo la miro.
Luego, cuando ella viene,
ella desaparece.
¡INTELUENCIA, dame
el nombre exacto de las cosas!
...Que mi palabra sea
la cosa misma,
creada por mi alma nuevamente.
Que por mí vayan todos
los que no las conocen, a las cosas;
que por mí vayan todos
los que ya las olvidan, a las cosas;
que por mí vayan todos
los mismos que las aman, a las cosas...
¡Intelijencia, dame
el nombre exacto, y tuyo,
y suyo, y mío, de las cosas!
¡SÍ, SED, sed, sed horrible!
...Pero... ¡dejadme el vaso
vacío...!
ELLOS
En mi alma son iguales
sus luces, pero a todos los distingo
igual que a las estrellas...
Todos están, en mi alma,
sin número. Sé cuántos son y quiénes,
como el pastor sin letra,
conoce, oveja por oveja, todo su rebaño,
con su alma viva y amorosa.
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Tema 5 Literatura.
TEMA 6. LA GENERACIÓN DEL 98
1. CIRCUNSTANCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES
La sociedad española se compone, en su base, de una gran masa rural dominada por el caciquismo,
a la que se añade -en Cataluña y en el País Vasco- un proletariado industrial relativamente poco
desarrollado. Las duras condiciones en que viven estos sectores (miseria e ignorancia) contrasta con
las ambiciones y el lujo de la aristocracia y la alta burguesía de las ciudades.
Unos trágicos acontecimientos vendrán a despertar las conciencias más sensibles. En 1895 estalla
la guerra colonial: Cuba, Puerto Rico y Filipinas -nuestras últimas colonias de ultramar- luchan por
su independencia y España se verá obligada a firmar el Tratado de París por el que abandona lo que
le quedaba de su antiguo imperio. Las pérdidas humanas y económicas fueron cuantiosísimas. Es el
Desastre del 98, que constituye un fuerte aldabonazo en muchos espíritus. Inevitablemente, se cobra
conciencia de la debilidad del país y se buscan causas en los problemas internos que España arrastra
desde hace tiempo.
2. MODERNISMO Y NOVENTAYOCHO
Como ya vimos en el tema anterior, la crisis de fin de siglo en España dio lugar a dos tendencias: el
Modernismo y la Generación (o Grupo) del 98. Esta diferenciación ha sido siempre discutida y es
difícil no aceptar que existen entre ambos movimientos características comunes (Antonio Machado y
Valle-Inclán, por ejemplo, considerados como miembros del 98, son modernistas en sus comienzos).
Sin embargo, cabe hablar, en líneas generales, de un Modernismo asociado a las preocupaciones
estéticas y el refinamiento artístico (y al género lírico, fundamentalmente), y de una Generación del
98 más intelectual y filosófica (que utiliza como principal vehículo expresivo la prosa).
3. LA GENERACIÓN DEL 98. NÓMINA DE AUTORES
José Martínez Ruiz "Azorín", Pío Baroja y Ramiro de Maeztu formaron un grupo inicial,
llamado de Los tres (firmaban así sus colaboraciones), al que unía un mismo espíritu juvenil de
rebeldía. En 1901 difundieron un manifiesto conjunto en el que denunciaban la "descomposición"
que veían en la "atmósfera moral" de su tiempo, la desorientación de la juventud y "la bancarrota
total de los dogmas" y en el que observaban "un deseo común de mejorar la vida de los miserables" y
de estudiar soluciones para todas las llagas sociales.
A este grupo inicial se unió después, aunque a él no le gustaba tal encasillamiento, Miguel de
Unamuno. Finalmente, Antonio Machado y Ramón María del Valle-Inclán han solido ser
incluidos en este Grupo del 98, a pesar de que se trata de autores de una trayectoria bastante personal.
4. TEMÁTICA DEL GRUPO DEL 98
A. LA PREOCUPACIÓN POR ESPAÑA.
En la segunda mitad del siglo XIX encontramos que en España se produce un enfrentamiento
exacerbado entre dos ideologías, dos modos de contemplar lo español: a) el tradicionalismo
(representado por Menéndez Pelayo, Balmes o Donoso Cortés), que defiende el orden social
establecido; y b) el liberalismo reformista, promovido por la pequeña y mediana burguesía
intelectual, que critica el sistema y propugna una serie de reformas (hechas siempre "desde arriba")
encaminadas a acabar con el caciquismo y los privilegios oligárquicos, a extender la educación, etc.
Este liberalismo reformista tiene como principales representantes a los escritores conocidos como
regeneracionistas (que querían "regenerar" España), y fue ampliamente extendido por la llamada
Institución Libre de Enseñanza (fundada por Giner de los Ríos), en la que se formaron numerosos
escritores españoles. Junto a estas dos doctrinas dominantes, surgen con fuerza a finales de siglo, e
incrementan su influencia hasta la Guerra Civil, las corrientes ideológicas marxistas, socialistas y
anarquistas, que basan su análisis de la realidad española en la lucha de clases y el sometimiento de
los más desfavorecidos. Su pretensión es lograr un cambio radical, una revolución (no hay que
olvidar que la Revolución leninista rusa se produce en 1917).
2. En los escritores del 98 el tema de España es abordado recurrentemente, aunque desde diferentes
perspectivas. En la etapa de juventud de estos autores, la actitud adoptada está cercana a los credos
más radicales. Unamuno, Azorín, Baroja y Maeztu militan o simpatizan con los partidos
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Tema 5 Literatura.
izquierdistas, e intentan contribuir activamente a un cambio de España. La escasez de resultados
concretos, el desengaño que les provoca la defensa de esta postura, les lleva, en su etapa de madurez,
a observar el problema de España desde posiciones menos extremas (más acordes con el
regeneracionismo burgués), y sobre todo a reflexionar sobre la esencia, el alma de lo español. Del
análisis directo de los problemas materiales pasan, pues, a un idealismo, a una búsqueda de las raíces
de la mentalidad hispánica.
No es extraño que, finalmente, algunos escritores del 98 acaben defendiendo posturas netamente
conservadoras. Maeztu, por ejemplo, llega a la conclusión de que en el origen del carácter español se
encuentra el catolicismo ortodoxo (uno de los fundamentos del tradicionalismo).
3. Uno de los ensayos más influyentes sobre el tema español en el Grupo del 98 es En torno al
casticismo, de Miguel de Unamuno. En él se pueden observar tres ideas principales:
a) Es necesario "europeizar" España, es decir, acabar con el aislamiento del país y con el complejo
de inferioridad que los propios españoles sienten frente a Europa. Esta "europeización" es
perfectamente compatible con la reivindicación de lo plenamente español.
b) Para buscar qué es lo español (y poder así reivindicarlo), es preciso bucear en la intrahistoria de
España. El concepto de intrahistoria pretende llamar la atención sobre la importancia de la historia
con minúsculas, de la vida, los pensamientos, los sueños, el lenguaje y la literatura de las gentes que
componen un país (más que los grandes hechos, las fechas, las batallas, los gobernantes).
c) Existe una conexión entre el paisaje español y el alma castellana. El paisaje elegido por
Unamuno (y también por el resto de los autores) es Castilla, en cuya sobriedad y sencillez quiere
simbolizarse el espíritu español. En ese paisaje y en la historia de Castilla, además, pueden
encontrarse vestigios de las grandezas y las miserias de España (grandezas en el heroísmo guerrero,
los castillos, el Cid, el idealismo de don Quijote; y miserias en la pérdida de ese pasado glorioso, en
las ciudades y pueblos hoy abandonados y fantasmales, en la exaltación de la sangre, el honor, la
religiosidad vacía de los cristianos viejos).
De acuerdo con estas ideas, es muy frecuente que los escritores del 98 dediquen muchas de sus
obras a describir los paisajes españoles, sus gentes, sus modos de vida, su lenguaje, su historia. Así,
por ejemplo. Por tierras de España y Portugal, y Andanzas y visiones españolas, de Unamuno; Los
pueblos. La ruta de don Quijote, y Castilla, de Azorín; Campos de Castilla de Machado.
EN TORNO AL CASTICISMO (Fragmentos)
.
¡Ancha es Castilla! ¡Y qué hermosa la tristeza reposada de ese mar petrificado y lleno de cielo} Es un paisaje
uniforme y monótono en sus contrastes de luz y sombra, en sus tintas disociadas y pobres en matices. Las
tierras se presentan como en inmensa plancha de mosaico de pobrísima variedad, sobre la que se extiende el
azul intensísimo del cielo. Faltan suaves transiciones, ni hay otra continuidad armónica que la de la llanura
inmensa y el azul compacto que la cubre e ilumina.
No despierta este paisaje sentimientos voluptuosos de alegría de vivir, ni sugiere sensaciones de comodidad y
holgura concupiscibles: no es un campo verde y graso en que dan ganas de revolcarse, ni hay repliegues de
tierra que llamen como un nido. [...]
Penetrad en uno de estos lugares o en una de las viejas ciudades amodorradas en la llanura, donde la vida
parece discurrir cKmosa y lenta en la monotonía de las horas, y allí dentro hay almas vivas, con fondo
transitorio y fonsp eterno y una intra-historia castellana.
Allí dentro vive una casta de complexión seca,<5»ura y sarmentosa, tostada por el sol y curtida por el frío, una
casta de hombres sobrios, producto de una larga selección por las heladas de crudísimos inviernos y una serie
de penurias periódicas, hechos a la inclemencia del cielo y a la pobreza de la vida. El labriego que al pasar
montado en su muía y arrebujado en su capa os dio gravemente los buenos días, os recibirá sin grandes
cortesías, con continente sobrio. Es calmoso en sus movimientos, en su conversación pausado y grave y con
una flema que le hace parecer a un rey destronado. Esto cuando no es socarrón, voz muy castiza de uryf carácter
muy castizo también. [...]
Estos hombres tienen un alma viva, y en ella el alma de sus antepasados, adormecida tal vez, soterrada bajo
capas sobrepuestas, pero viva siempre. En muchos, en los que han recibido alguna cultura sobre todo, los
rasgos de la casta están alterados, pero están allí.
Esa alma de sus almas, el espíritu de su casta, hubo un tiempo en que conmovió al mundo y lo deslumhró con
sus relámpagos, y en las erupciones de su fe levantó montañas. Montañas que podemos examinar y socavar y
revolver a la busca en sus laderas de la lava ardiente un día y petrificada hoy, y bajo esta lava, los restos de
hombres que palpitaron de vida, las huellas de otros.________________________________
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Tema 5 Literatura.
B. TEMÁTICA EXISTENCIAL-RELIGIOSA.
1. Durante todo el siglo XIX, se afianza en Europa la corriente filosófica positivista, que representa
el triunfo de la razón y de la ciencia. Según el Positivismo, la ciencia es capaz de conocer la realidad
tal y como es, descubriendo las leyes mecanicistas que la rigen, y por tanto sólo la ciencia podrá
guiar al hombre en la transformación o progreso de la sociedad.
En contraste con esto, la filosofía de finales de siglo busca, sobre todo, recuperar lo que el
Positivismo había negado: los valores espirituales, la vida como algo más que un conjunto de leyes
físicas y mecánicas. El racionalismo positivista pierde terreno ante una nueva forma de captación de
la realidad: la intuición, la vivencia. El pensamiento del fin del siglo XIX se puede resumir, así, en
estas filosofías vitalistas o irracionalistas. Destacan, en este sentido, Nietzsche y Bergson, y son
nuevamente valorados y leídos, además, algunos autores de la primera mitad del siglo XIX, como
Schopenhauer o Kierkegaard.
Schopenhauer, conocido como "el pesimista", sostiene que el hombre está impulsado por un deseo
insatisfecho, por una búsqueda irracional (que él llama voluntad) de lo eterno. El hombre, pues, está destinado
a sufrir, y solamente podrá mitigar su dolor anulando ese deseo o voluntad (a través del arte, de la ética -la
unión a los demás-, o de la ascesis -en un estado semejante al nirvana budista-).
Kierkegaard concibe al hombre como un ser que está solo consigo mismo, y que debe elegir constantemente
entre todas las posibilidades que su vida va ofreciéndole. La continua necesidad de elegir, a veces entre
alternativas contradictorias, provoca en el hombre angustia y desesperación. La filosofía de Kierkegaard
reserva un lugar para la fe religiosa (cristiana), pero se trata de una fe que necesita esfuerzo, una fe heroica: "El
heroísmo cristiano, muy raro por cierto, consiste en que uno se atreva a ser sí mismo, un hombre individuo, este
particular hombre concreto, solo delante de Dios, solo en la inmensidad de este esfuerzo y de esta
responsabilidad."___ ___
_____________________________________
Junto a este cambio en el pensamiento, es necesario recordar que la crisis general de la época que
nos interesa (que se prolonga, no obstante, al menos hasta la Primera Guerra Mundial), provoca en la
sociedad, y en los pensadores y escritores, un sentimiento de desorientación, de malestar y confusión.
Por todo ello, no es sorprendente que a finales del siglo XIX resurjan con fuerza los interrogantes
sobre el sentido de la vida y del hombre, sobre Dios, sobre la muerte...
2. En el Grupo del 98, la temática existencial aparece en la etapa de madurez, en que los autores,
desengañados de la acción social y política como vía para solucionar los problemas que les rodean, se
orientan hacia la reflexión (sobre España, y sobre el hombre). Aunque en general todos los autores se
interesan por la temática religioso-existencial, es Unamuno quien lo hace de un modo más intenso.
En 1897, el Unamuno positivista y políticamente revolucionario se derrumba, e influido
fundamentalmente por el filósofo Kierkegaard (a quien llama "mi hermano"), siente la necesidad de
preocuparse en sus obras del hombre y sus enigmas. En esta etapa de madurez del Grupo del 98, es
Unamuno el autor que reflexiona con mayor intensidad sobre estas cuestiones. Además de sus
novelas y poemas, deben destacarse aquí dos importantes ensayos suyos: Del sentimiento trágico de
la vida (1912), y La agonía del cristianismo (1924). En ellos se pone de manifiesto que es necesario
para todos nosotros reflexionar acerca del sentido de la vida, de la muerte, de Dios. Según Unamuno,
existen tres respuestas sobre la eternidad del alma. La primera es que la muerte no es total. Existe un
más allá, y por tanto, quien cree esto, posee una resignación esperanzada (debemos morir, pero
nuestra vida y nuestra muerte sirven para algo). La segunda respuesta es que la muerte es total, y más
allá de ella sólo existe la Nada. La consecuencia de esta postura es la desesperanza, la angustia. La
tercera respuesta (aquella en que se sitúa Unamuno) es que no podemos saber si moriremos o no
moriremos del todo, si existe un más allá o no. En esto consiste el sentimiento trágico de la vida , y
quien se da cuenta de ello no posee más que la duda, y la lucha para no dejarse vencer por la
desesperación. A esta lucha llama Unamuno DUDA AGÓNICA, y de ella nacen las grandes acciones
humanas. La crítica ha resaltado cómo todos los personajes de sus novelas son, precisamente,
personajes agónicos, que afrontan cara a cara su existencia, que luchan consigo mismos para intentar
comprenderse y comprender el mundo.
La duda agónica no ofrece, de cualquier manera, una única solución. Por una parte, Unamuno cree
que es necesario "despertar" a los demás a través de sus obras, hacerles pensar y angustiarse: "Hay,
pues, que desasosegar a los prójimos los espíritus, hurgándoselos en el meollo, y cumplir la obra de
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Tema 5 Literatura.
misericordia de despertar al dormido [...]. Hay que inquietar los espíritus y enfusar en ellos fuertes
anhelos, aun a sabiendas de que no han de alcanzar nunca lo anhelado. ¿Qué es eso de envidiar el
sosiego de quien nunca vislumbró el supremo misterio ni miró más allá de la vida y de la muerte?"
Por otra parte, puede encontrarse, también, la idea contrapuesta (basada en Blas Pascal, e inspiradora
de San Manuel Bueno, mártir): la razón, la inteligencia, el continuo pensar son el origen de la
angustia. Los que no piensan son felices, y quizá sea mejor no "despertarlos".
5. ESTÉTICA DEL GRUPO DEL 98
Al hablar de la concepción estética de este grupo hay que tener en cuenta las profundas diferencias
individuales de los distintos autores, no obstante se pueden señalar algunas coincidencias:
Voluntad de ir a las ideas, al fondo en el lenguaje: Unamuno decía: "tengamos primero que
decir algo jugoso, fuerte, hondo [...], y luego, del fondo, brotará la forma".
Búsqueda de la sobriedad expresiva: los noventayochistas huyen de la retórica y la
grandilocuencia postrománticas; y ello va acompañado de un exigente cuidado del estilo.
Preocupación por el léxico: buscan los vocablos tradicionales, olvidados, palabras procedentes de
la lengua popular. Esta valoración de las palabras populares, castizas, está en íntima relación con su
amor a ese pueblo que es protagonista de la "intrahistoria".
Innovaciones en los géneros literarios tradicionales: configuraron el ensayo moderno, dándole
una gran flexibilidad que les permitía recoger el pensamiento, las reflexiones culturales, la visión
lírica del paisaje, la intimidad... La novela y el teatro rompen con el realismo (las nivelas de
Unamuno o los esperpentos de Valle-Inclán).
6. AUTORES Y OBRAS
Unamuno
Desarrolló una vida de intensa actividad intelectual (llegó a ser rector de la Universidad de
Salamanca) y de incesante lucha. Lucha, ante todo, consigo mismo, debatiéndose entre ideas
contradictorias y sin encontrar nunca la paz. Lucha también con los demás, contra la trivialidad de su
tiempo. Toda su labor gira en torno a dos centros de interés: el problema de España y el sentido de la
vida humana. Y estos son los temas que llenarán, ante todo, sus ensayos (hemos citado ya varios
títulos), pero también sus novelas, sus dramas y su poesía.
Unamuno consideraba la novela como el género idóneo para la expresión de sus problemas
existenciales Cde hecho, muchas de sus novelas son textos paralelos a algunos de sus ensayosC
C.
Pero si por algo destacan es por la renovación de la técnica novelística que llevó a cabo en ellas: la
creación de la nivola. Algunas nivelas son: San Manuel Bueno, mártir; La Tía Tula; Niebla...
Azorín
Su filosofía está centrada en una obsesión por el tiempo, por la fugacidad de la vida, por ese fluir
de todo hacia la muerte. En una palabra, es Azorín un espíritu nostálgico.
Las principales cualidades de su estilo son la precisión y la claridad. De ahí el empleo de la palabra
justa y de la frase breve. En sus descripciones se observa una técnica miniaturista, por la atención al
detalle revelador. Estas cualidades aparecen con plenitud en aquellos ensayos que reúnen estampas y
evocaciones de la vida española: La ruta de Don Quijote, Castilla, El paisaje de España visto por los
españoles...
La novela azoriniana es muy particular porque, aunque puso el subtítulo de novela a unos quince
libros, éstos a veces apenas se distinguen de sus ensayos. Destacan: La voluntad, Antonio Azorín y
Las confesiones de un pequeño filósofo.
Baroja
Fue Baroja un inconformista radical. De su anarquismo juvenil, le quedó siempre una postura hostil
a la sociedad. No creyó en Dios ni en la vida. "La vida -decía- es esto: crueldad, ingratitud,
inconsciencia, desdén de la fuerza por la debilidad". Y el hombre, "un animal dañino, envidioso,
cruel, pérfido, lleno de malas pasiones". No cabe mayor pesimismo. Y sin embargo, hay también en
Baroja una inmensa ternura por los seres desvalidos o marginados.
Los héroes típicamente barojianos son seres al margen de la sociedad o enfrentados con ella. En
unos casos, personajes frustrados, juguetes de las circunstancias (La busca); en otros, hombres de
acción, en los que proyecta el autor su añoranza (Zalacaín el aventurero).
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Tema 5 Literatura.
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Tema 5 Literatura.
El estilo de Baroja lleva al extremo la tendencia antirretórica de la generación del 98. Se le suele
tachar de desaliñado y hasta de incorrecto. En todo caso, es una prosa espontánea y vivísima.
Otros títulos de su producción literaria son: El árbol de la ciencia, Mala hierba, Las inquietudes de
Shanti Andía...
Valle-Inclán
La amplia producción de Valle-Inclán reúne novelas, cuentos, obras dramáticas y poemas. En todos
esos géneros se aprecia una profunda evolución. A grandes rasgos, pasa de un Modernismo elegante
y nostálgico a unas posturas críticas vecinas a las del 98.
De la etapa modernista son las Sonatas (Sonata de Primavera, de Estío, de Otoño y de Invierno),
novelas llenas de leyenda y de misterio, donde se suceden episodios de exquisita elegancia.
La consolidación de su nuevo arte llega con la publicación de la obra de teatro Luces de bohemia,
subtitulada esperpento (véase el tema 9). Con esta palabra palabra designa Valle a esas obras
dramáticas suyas que quieren ser "una superación del dolor y de la risa". En los esperpentos se agitan
figuras marginales, fantoches grotescos o conmovedores que parecen salidos de un baile de máscaras
o de un teatro de marionetas, presentados a menudo con un lenguaje soez.
A partir de esa obra toda su producción, tanto dramática como narrativa, se moverá en esa misma
línea; entre sus novelas destacan Tirano Banderas y la trilogía El ruedo ibérico.
Con los esperpentos y con las novelas afínes llevó a cabo "un arte de ruptura" y abrió caminos que
sólo más tarde habrían de ser seguidos.
Antonio Machado
1. En 1903 se publica su primer libro: Soledades, que se amplía en 1907 con el título Soledades,
galerías y otros poemas. El Modernismo ha triunfado ya, y a pesar de que Machado pretende seguir
un camino distinto (para él la poesía "no era la palabra por su valor fónico, ni el color, ni la línea, ni
un complejo de sensaciones, sino una honda palpitación del espíritu"), es mucho lo que hay de
Modernismo en este libro. Eso sí, un Modernismo intimista, muy próximo al Romanticismo
sentimental. El tema fundamental es la preocupación por el tiempo, o intentando precisar más, la
conciencia humana del tiempo, sea éste presente (aparecen aquí la fugacidad, la caducidad de la vida,
de nosotros mismos), sea pasado (los recuerdos, la infancia), sea futuro (la muerte, nuestra
concepción de Dios y el más allá, etc.) Pero sin duda lo fundamental de Soledades es que para
expresar esta temática Machado utiliza de una forma continuada multitud de símbolos, es decir,
realidades que encierran significados ocultos. La mayor parte de los poemas son, aparentemente,
meras descripciones de paisajes o ambientes, pero cada uno de los elementos que en ellos aparecen
pueden ser interpretados como representación de ideas o conceptos más profundos. Algunos de los
símbolos más repetidos son el agua, la tarde, el camino, el sueño...
2. Su obra cumbre es Campos de Castilla, con la que se acerca al tema fundamental del Grupo del
98: España. La obra se publica en 1912, poco antes de la muerte de su mujer Leonor, y se corregirá
después para incluir una decena de poemas sobre esa muerte). Sigue habiendo en el libro
meditaciones sobre "lo eterno humano", sobre "los enigmas del hombre y del mundo"; pero lo que
domina son los cuadros de paisajes y gentes, o las meditaciones sobre la realidad española.
El paisaje parece recogido, en algunos poemas, con una aparente objetividad. Así en "Orillas del
Duero" o en la serie "Campos de Soria". Sin embargo, una mirada atenta nos descubre cómo
Machado proyecta sus propios sentimientos sobre aquellas tierras, operando una selección que
prefiere lo que sugiere soledad, fugacidad o muerte.
Otras composiciones responden a una preocupación patriótica. Son poemas sobre el pasado, el
presente o el futuro de España. En ellos se observa una actitud crítica con la que Machado se
incorpora a las preocupaciones de la generación del 98 ("Por tierras de España", "Del pasado
efímero", "El mañana efímero"...)
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Tema 5 Literatura.
ANTOLOGÍA DE ANTONIO MACHADO
SOLEDADES, GALERÍAS
Y OTROS POEMAS
Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
¿Adonde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero...
-La tarde cayendo está-.
"En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día;
ya no siento el corazón."
Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.
La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea,
se enturbia y desaparece.
Mi cantar vuelve a plañir:
"Aguda espina dorada,
quién te pudiera sentir
en el corazón clavada."
La calle en sombra. Ocultan los altos caserones
el sol que muere; hay ecos de luz en los balcones.
¿No ves, en el encanto del mirador florido,
el óvalo rosado de un rostro conocido?
La imagen, tras el vidrio de equívoco reflejo,
surge o se apaga como daguerrotipo viejo.
Suena en la calle sólo el ruido de tu paso;
se extinguen lentamente los ecos del ocaso.
¡Oh, angustia! Pesa y duele el corazón... ¿Es ella?
No puede ser... Camina... En el azul la estrella.
Las ascuas de un crepúsculo morado
detrás del negro cipresal humean...
En la glorieta en sombra está la fuente
con su alado y desnudo Amor de piedra,
que sueña mudo. En la marmórea taza
reposa el agua muerta.
Me dijo un alba de la primavera:
Yo florecí en tu corazón sombrío
ha muchos años, caminante viejo
que no cortas las flores del camino.
Tu corazón de sombra, ¿acaso guarda
el viejo aroma de mis viejos lirios?
¿Perfuman aún mis rosas la alba frente
del hada de tu sueño adamantino?
Respondí a la mañana:
sólo tienen cristal los sueños míos.
Yo no conozco el hada de mis sueños;
ni sé si está mi corazón florido.
Pero si aguardas la mañana pura
que ha de romper el vaso cristalino,
quizás el hada te dará tus rosas,
mi corazón tus lirios.
CAMPOS DE CASTILLA
RETRATO
Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
Ni un seductor Manara, ni un Bradomín he sido
-ya conocéis mi torpe aliño indumentario-,
mas recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.
Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho, solamente, entre las voces, una.
¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.
Converso con el hombre que siempre va conmigo
-quien habla solo espera hablar a Dios un día-;
mi soliloquio es plática con este buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.
Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo, ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.
PESADILLA
En medio de la plaza y sobre tosca piedra,
el agua brota y brota. En el cercano huerto
eleva, tras el muro ceñido por la hiedra,
alto ciprés la mancha de su ramaje yerto.
La tarde está cayendo frente a los caserones
de la ancha plaza, en sueños. Relucen las vidrieras
con ecos mortecinos de sol. En los balcones
hay formas que parecen confusas calaveras.
La calma es infinita en la desierta plaza,
donde pasea el alma su traza de alma en pena.
El agua brota y brota en la marmórea taza.
En todo el aire en sombra no más que el aire suena.
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Tema 5 Literatura.
CXXXL DEL PASADO EFÍMERO
Este hombre del casino provinciano
que vio a Carancha recibir un día,
tiene mustia la tez, el pelo cano,
ojos velados por melancolía;
bajo el bigote gris, labios de hastío,
y una triste expresión, que no es tristeza,
sino algo más y menos: el vacío
del mundo en la oquedad de su cabeza.
Aún luce de corinto terciopelo
chaqueta y pantalón abotinado,
y un cordobés color de caramelo,
pulido y torneado.
Tres veces heredó; tres ha perdido
al monte su caudal; dos ha enviudado.
Sólo se anima ante el azar prohibido,
sobre el verde tapete reclinado,
o al evocar la tarde de un torero,
la suerte de un tahúr, o si alguien cuenta
la hazaña de un gallardo bandolero,
o la proeza de un matón, sangrienta.
Bosteza de política banales
dicterios al gobierno reaccionario,
y augura que vendrán los liberales,
cual torna la cigüeña al campanario.
Un poco labrador, del cielo aguarda
y al cielo teme; alguna vez suspira,
pensando en su olivar, y al cielo mira
con ojo inquieto, si la lluvia tarda.
Lo demás, taciturno, hipocondriaco,
prisionero en la Arcadia del presente,
le aburre; sólo el humo del tabaco
simula algunas sombras en su frente.
Este hombre no es de ayer ni es de mañana,
sino de nunca; de la cepa hispana
no es el fruto maduro ni podrido,
es una fruta vana
de aquella España que pasó y no ha sido,
esa que hoy tiene la cabeza cana.
va una franja de sol anaranjada
que inflama el aire, en el ambiente oscuro
que envuelve la armadura arrinconada.
FANTASÍA ICONOGRÁFICA
La calva prematura
brilla sobre la frente amplia y severa;
bajo la piel de pálida tersura
se trasluce la fina calavera.
Mentón agudo y pómulos marcados
por trazos de un punzón adamantino;
y de insólita púrpura manchados
los labios que soñara un florentino.
Mientras la boca sonreír parece,
los ojos perspicaces,
que un ceño pensativo empequeñece,
miran y ven, profundos y tenaces.
Tiene sobre la mesa un libro viejo
donde posa la mano distraída.
Al fondo de la cuadra, en el espejo,
un tarde dorada está dormida.
Montañas de violeta
y grisientos breñales,
la tierra que ama el santo y el poeta,
los buitres y las águilas caudales.
Del abierto balcón al blanco muro
vii. ¡Colinas plateadas,
grises alcores, cárdenas roquedas
por donde traza el Duero
su curva de ballesta
en torno a Soria, oscuros encinares,
ariscos pedregales, calvas sierras,
caminos blancos y álamos del río,
tardes de Soria, mística y guerrera,
hoy siento por vosotros, en el fondo
del corazón, tristeza,
tristeza que es amor! ¡Campos de Soria
donde parece que las rocas sueñan,
conmigo vais! ¡Colinas plateadas,
grises alcores, cárdenas roquedas!...
CAMPOS DE SORIA.
iv. ¡Las figuras del campo sobre el cielo!
Dos lentos bueyes aran
en un alcor, cuando el otoño empieza,
y entre las negras testas doblegadas
bajo el pesado yugo,
pende un cesto de juncos y retama,
que es la cuna de un niño;
y tras la yunta marcha
un hombre que se inclina hacia la tierra,
y una mujer que en las abiertas zanjas
arroja la semilla.
Bajo una nube de carmín y llama,
en el oro fluido y verdinoso
del poniente, las sombras se agigantan.
vi. ¡Soria fría, Soria pura,
cabeza de Extremadura,
con su castillo guerrero
arruinado, sobre el Duero;
con sus murallas roídas
y sus casas denegridas!
¡Muerta ciudad de señores
soldados o cazadores;
de portales con escudos
de cien linajes hidalgos,
y de famélicos galgos,
de galgos flacos y agudos,
que pululan
por las sórdidas callejas,
y a la medianoche ululan,
cuando graznan las cornejas!
¡Soria fría! La campana
de la Audiencia da la una.
Soria, ciudad castellana
¡tan bella! bajo la luna.
viii. He vuelto a ver los álamos dorados,
álamos del camino en la ribera
del Duero, entre San Polo y San Saturio,
tras las murallas viejas
de Soria Cbarbacana
hacia Aragón, en castellana tierraC
C.
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Tema 5 Literatura.
Estos chopos del río, que acompañan
con el sonido de sus hojas secas
el son del agua, cuando el viento sopla,
tienen en sus cortezas
grabadas iniciales que son nombres
de enamorados, cifras que son fechas.
¡Álamos déla mor que ayer tuvisteis
de ruiseñores vuestras ramas llenas:álamos que
seréis mañana liras
del viento perfumado en primavera;álamos del amor
cerca del agua
que corre y pasa y sueña,
álamos de las márgenes del Duero,
conmigo vais, mi corazón os lleva!
ix. ¡Oh, sí!
Conmigo vais, campos de Soria,tardes tranquilas,
montes de violeta,alamedas del rió, verde sueñodel
suelo gris y de la parda tierra,agria melancolíade la
ciudad decrépita.Me habéis llegado al alma,¿o acaso
estabais en el fondo de ella?¡Gentes del alto llano
numantinoque a Dios guardáis como cristianas
viejas,que el sol de España os llenede alegría, de luz
y de riqueza!
Soñé que tú me llevabas
por una blanca vereda,
en medio del campo verde,
hacia el azul de las sierras,
hacia los montes azules,
una mañana serena.
Sentí tu mano en la mía,
tu mano de compañera,
tu voz de niña en mi oído
como una campana nueva,
como una campana virgen
de un alba de primavera.
¡Eran tu voz y tu mano,
en sueños, tan verdaderas!...
Vive, esperanza, ¡quién sabe
lo que se traga la tierra!
Una noche de verano
-estaba abierto el balcón
y la puerta de mi cásala muerte en mi casa entró.
Se fue acercando a su lechoCni siquiera me
miróC,
con unos dedos muy finos,
algo muy tenue rompió.
Silenciosa y sin mirarme,
la muerte otra vez pasó
delante de mí. ¿Qué has hecho?
La muerte no respondió.
Mi niña quedó tranquila,
dolido mi corazón.
¡Ay, lo que la muerte ha roto
era un hilo entre los dos!
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Tema 5 Literatura.
LA SAETA¡Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos,
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar!
¡Cantar del pueblo andaluz,
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz!
¡Cantar de la tierra mía,
que echa flores
al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores!
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero
a ese Jesús del madero,
sino al q u e an d u vo en el
mar!
PROVERBIOS Y CANTARESi.
Nunca perseguí la gloriani dejar en la
memoriade los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles
como pompas de jabón.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, tamblar
súbitamente y quebrarse.
iv. Nuestras horas son minutos
cuando esperamos saber,
y siglos cuando sabemos
lo que se puede aprender.
x. La envidia
de la virtud
hizo a Caín criminal.
¡Gloria a Caín ! Hoy el vicio
es lo que se envidia más.
xiii. Es el
mejor de los buenos
quien sabe que en esta vida
todo es cuestión de medida:un poco
más, algo menos...
xxix. Caminante, son
tus huellas
el camino, y nada más;caminante, no
hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino,
sino estelas en la mar.
xliv. Todo pasa y
todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar.
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Colegio "Mº Auxiliadora" 2º BACH. Prof.ª Rosa Mª Delgado
Tema 5 Literatura.
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