ECONOMÍA DE LA UNIÓN EUROPEA

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ECONOMÍA DE LA UNIÓN EUROPEA
TEMA 5.
1.
LA UNIÓN ECONÓMICA Y MONETARIA
INTRODUCCIÓN
El crecimiento del comercio internacional entre países requiere un sistema de cambio entre
las distintas monedas nacionales, un mecanismo que permita convertir unas monedas en
otras. El tipo de cambio de una moneda refleja su valor frente a otras divisas, el precio al que
puede cambiarse una moneda por otra. Los tipos de cambio pueden ser fijos o flotantes.
Un sistema de tipos de cambio fijos supone que la paridad de una moneda respecto a las
otras se mantiene constante, se puede comprar o vender cualquier cantidad de divisas al tipo
de cambio establecido. En un sistema de tipos de cambio flotantes es el mercado, a través
de la oferta y la demanda, el que determina en cada momento el precio (tipo de cambio) de
cada moneda, y éste fluctúa libremente en función de las variaciones en la oferta y la
demanda.
Mientras la circulación monetaria se ajustó a un patrón metálico los tipos de cambio eran fijos
y respondían a la relación de contenido metálico de cada moneda, pero cuando los países,
en ejercicio de su soberanía, se apartan de las reglas de juego del patrón metálico, la
divergencia de las políticas monetarias acaba obligando a reajustes en las paridades y,
eventualmente, a adoptar tipos de cambio flotantes.
Después de la II Guerra Mundial, aunque no se restableció el patrón oro, la economía
internacional optó por un sistema de tipos de cambio fijos. En este sistema, nacido de los
acuerdos de Bretton Woods en 1945, jugaba un papel determinante el Fondo Monetario
Internacional, y se fundamentaba en la supremacía del dólar, cuyo valor permanecía
relacionado con el oro, y las demás monedas fijaban su paridad en relación al dólar. Cuando
un país experimentaba desequilibrios pedía asistencia al Fondo Monetario Internacional, y
cuando se alcanzaba una posición de desequilibrio fundamental se recurría a reajustar el tipo
de cambio. El sistema funcionó razonablemente bien durante unas décadas y proporcionó
la estabilidad y certidumbre que necesitaba la expansión del comercio y las inversiones a
nivel internacional.
No es pues de extrañar que, en este contexto de estabilidad monetaria internacional en que
se produjo el nacimiento de la Comunidad Económica Europea, no hubiera una preocupación
explícita por las cuestiones monetarias. En el Tratado de Roma no se contempla nada
respecto al establecimiento de unos tipos de cambio fijos e inmutables, limitándose a
enunciar algunos principios generales de no restricción a la convertibilidad de las monedas,
supresión de las restricciones al movimiento de capitales y coordinación de las políticas
monetarias de los Estados miembros y los tipos de cambio entre sus monedas.
Mientras los tipos de cambio permanecieron fijos, la Unión Aduanera, que era el núcleo de
la Comunidad Económica Europea, avanzó sin problemas, multiplicándose los intercambios
comerciales entre los países comunitarios.
A finales de los años 60 se incrementaron las presiones para reajustar los tipos de cambio.
El crecimiento de los déficits en la balanza comercial estadounidense y el desinterés
creciente de otros países por seguir acumulando dólares fue socavando el sistema monetario
Tema 5
La Unión Económica y Monetaria
internacional y condujo a la crisis a principios de los 70, con la ruptura con el oro y la
devaluación del dólar. La especulación masiva y las crecientes divergencias entre las tasas
nacionales de inflación, auspiciadas por políticas económicas divergentes, llevaron al
sistema de tipos de cambio fijos a una situación de colapso. Así, a principios de los 70 la
economía internacional cambió a un sistema de tipos de cambio flotantes.
Inicialmente los tipos de cambio flotantes se vieron como una solución que ofrecía un
instrumento adicional de política económica. Los ajustes en los tipos de cambio permitirían
a los países mayor flexibilidad en la persecución de sus propios objetivos de política
económica. Se consideraba que cualquier déficit o superávit de la balanza de pagos podría
corregirse automáticamente por ajustes en el tipo de cambio. También se asumía que el
mercado era un instrumento más adecuado para establecer los tipos de cambio que cuando
eran los gobiernos los que administraban un tipo de cambio fijo. Además, ya no sería
necesario mantener elevados volúmenes de reservas para defender el tipo de cambio de una
moneda, de forma que los tipos de cambio flotantes podían ayudar a aliviar la insuficiencia
de liquidez internacional.
Sin embargo, las experiencia parece indicar que el sistema de tipos de cambio flotantes no
ha respondido a las expectativas que se habían depositado en el mismo y, por el contrario,
ha supuesto importantes costes. Además, la autonomía monetaria nacional que en principio
cabría esperar del sistema de cambios flotantes ha resultado en gran parte un mito.
Por otra parte, la inestabilidad monetaria comporta la tentación de recurrir a medidas
proteccionistas y ponía en peligro los logros del Mercado Común. La incertidumbre y los
costes de la fluctuación de los tipos de cambio son un handicap importante para el comercio,
especialmente para las empresas pequeñas que no cuentan con mecanismos para
protegerse de sus efectos. El sistema, en general, se ha caracterizado por una inestabilidad
en el mercado de divisas mayor que el precio de las mercancías. Los tipos de cambio han
fluctuado salvajemente a corto plazo y tampoco han conseguido establecerse en los niveles
adecuados a largo plazo, y los masivos movimientos especulativos de capital han puesto en
dificultades a los países.
2.
DESARROLLO HISTÓRICO DE LA INTEGRACIÓN MONETARIA
Cuando aumentaron las presiones para reajustar los tipos de cambio, y el sistema
establecido en Bretton Woods comienza a tambalearse, el tema de la unión monetaria
adquirió cierta urgencia. En este sentido, el año 1969 marca el inicio de un cambio de rumbo
en la Comunidad Europea. El nuevo giro vino anunciado por un Memorándum de la Comisión
Europea (Plan Barre) que urgía a un reforzamiento de la coordinación de las políticas
económicas y monetarias, y abogaba por el establecimiento de un sistema de cambios fijo
entre las monedas de la Comunidad Europea. Para conseguir este objetivo, no sólo la
Comisión, sino también países como Bélgica, Alemania y Luxemburgo elaboraron planes
para la realización de una unión económica y monetaria. Estos informes tuvieron sus
resultados. En diciembre de 1969, en la cubre de La Haya, los Jefes de Gobierno de los seis
acordaron dar un nuevo impulso a la integración europea, con el doble objetivo de ampliar
la Comunidad y profundizar en la integración. La Unión Económica y Monetaria fue
formulada como el objetivo final de la Comunidad. Se acordó que durante 1970 una
2
Tema 5
La Unión Económica y Monetaria
comisión, presidida por el primer ministro luxemburgués Pierre Werner, elaboraría un plan
para la realización de la Unión Económica y Monetaria en etapas.
Aunque los Estados miembros estaban convencidos de los beneficios de la Unión Monetaria,
existían diferencias importantes en los puntos de vista. Mientras un grupo propugnaba por
el rápido establecimiento de tipos de cambio fijos, otro consideraba que no se debía avanzar
en la unión monetaria antes de que se hubiera conseguido una coordinación económica. La
comisión Werner resolvió estas diferencias estableciendo un compromiso descrito como
“paralelismo”, esto es, avance paralelo en ambos frentes, coordinando las políticas
económicas y dirigiéndose hacia más estrechos márgenes de fluctuación en los tipos de
cambio.
2.1
La serpiente monetaria europea
El informe Werner contenía un plan para la Unión Monetaria en tres etapas, que concluiría
en 1980 y llevaría a la fijación definitiva de los tipos de cambio, la convertibilidad total de las
monedas y la toma de decisiones de política económica en el nivel comunitario. Sin
embargo, el plan Werner quedó en suspenso cuando, en 1971, los Estados Unidos
decidieron dejar flotar libremente el dólar, desatando una crisis monetaria internacional.
El resultado efectivo fue la creación, en 1972, de la serpiente monetaria, que suponía un
mecanismo de flotación conjunta de los tipos de cambio entre las monedas europeas y de
éstas frente al dólar. Las monedas europeas no podían variar entre sí más de un ±2,5%
dentro de los límites máximos del ±4,25% establecidos frente al dólar (la serpiente en el
túnel). Se trataba de crear alguna estabilidad en los tipos de cambio dentro de la Comunidad
Europea con una mezcla de tipos de cambio flexibles y fijos que permitiera cierta flexibilidad
a las políticas económicas sin los costes de una excesiva volatilidad cambiaria.
Como complemento al sistema, en 1973 se creó el Fondo Europeo de Cooperación
Monetaria (FECOM) con la finalidad de asegurar la financiación necesaria para las
intervenciones en los mercados que permitieran mantener los tipos de cambio dentro de los
límites de la serpiente.
La serpiente monetaria tuvo una vida corta. La crisis monetaria internacional resultó más
fuerte de lo previsto, los Estados miembros adoptaron políticas económicas divergentes y
varias monedas importantes fueron abandonando el mecanismo. El fracaso de la serpiente
monetaria y la profundidad de la crisis económica impulsaron a los nueve Estados miembros
a tomar conciencia de los inconvenientes derivados de sus divergencias monetarias.
2.2
El Sistema Monetario Europeo
En el Consejo Europeo de Bremen, en 1978, se decidió el establecimiento de una
cooperación monetaria que estabilizara los tipos de cambio. Surgió así el Sistema Monetario
Europeo (SME), que entró en vigor al año siguiente.
El Sistema Monetario Europeo nacía con dos objetivos: asegurar la estabilidad de los tipos
de cambio entre las monedas comunitarias para mejorar el funcionamiento del mercado
común y reforzar la convergencia de las políticas económicas de los países integrantes,
estableciendo una disciplina que permitiera mantener el primer objetivo.
3
Tema 5
La Unión Económica y Monetaria
El funcionamiento del Sistema Monetario Europeo se basaba en tres instrumentos: la Unidad
de Cuenta Europea (ECU), el Mecanismo de Cooperación Monetaria y el Mecanismo de
Tipos de Cambio. Este último contenía un conjunto de disposiciones para mantener la
cotización de las monedas dentro de ciertos límites, sobre la base de la cooperación y el
apoyo recíproco entre Bancos Centrales.
•
•
•
La unidad de cuenta europea (ECU): El ECU (European Currency Unit), introducido
en 1975, era la unidad monetaria y de cuenta europea. Era una cesta de monedas
formada por una proporción establecida y acordada por unanimidad de las monedas
de los miembros del SME.
El Mecanismo de Cooperación Monetaria: Este mecanismo se basaba en el
FECOM, creado en 1973 con motivo de la entrada en funcionamiento de la serpiente
monetaria. El FECOM estaba constituido por el 20% de las reservas en oro y divisas
de los distintos Bancos Centrales.En cumplimiento de las disposiciones sobre la unión
económica y monetaria del Tratado de la Unión Europea, el FECOM fue disuelto,
asumiendo sus funciones el Instituto Monetario Europeo (ver más adelante).
El Mecanismo de Tipos de Cambio: Estaba formado por un conjunto de disposiciones
encargadas de mantener la cotización de las monedas dentro de ciertos límites, sobre
la base de la cooperación y el apoyo recíproco entre Bancos Centrales.
Cada una de las monedas participantes fijaba su cotización con respecto al ECU: a este tipo
de cambio se le denomina la paridad pívot. En base a ésta se determinan las cotizaciones
respecto a las restantes monedas, que constituyen las paridades centrales bilaterales.
Sobre estas paridades centrales bilaterales se aplica la banda de fluctuación que desde la
creación del SME (1979) hasta 1992 ha sido del ±2,5%; el resultado da los límites máximo
y mínimo que podía alcanzar la cotización de una moneda1.
El Sistema Monetario Europeo se hundió, de facto, entre 1992 y 1993 como resultado de las
intensas crisis monetarias desatadas en estos años. La especulación contra la lira y la libra
forzaron su salida del SME y la peseta tuvo que devaluarse un 11% junto con el escudo
portugués. En mayo de 1993, la peseta, el escudo, los francos belga y francés y la corona
danesa sufrieron nuevos ataques especulativos, lo que obligó a la ampliación de las bandas
hasta el ±15%.
A pesar del fracaso final del Sistema Monetario Europeo, y de que este Sistema no tenía
rango de Tratado comunitario, sino que fue fruto de un acuerdo entre los Bancos Centrales
de los Estados miembros, lo cierto es que consiguió mantener una cierta estabilidad entre
las monedas europeas, de forma que, en un contexto de gran inestabilidad monetaria
internacional, las monedas europeas fluctuaron menos que monedas como el dólar, el franco
suizo o el yen japonés.
Por otra parte, el Sistema Monetario Europeo contribuyó a una aproximación monetaria, a
establecer mecanismos de cooperación y a sentar las bases para la futura Unión Monetaria.
1
Con excepción de la libra, la peseta y la lira, que disponían de una banda de fluctuación del ± 6%.
4
Tema 5
3.
La Unión Económica y Monetaria
LAS FASES DE LA UNIÓN ECONÓMICA Y MONETARIA
El Acta Única Europea, en su artículo 102 A, introduce por primera vez la dimensión
monetaria en un Tratado, al incluir, como finalidad de la Comunidad Europea, la formación
de una Unión Económica y Monetaria, haciendo referencia expresa tanto al sistema
Monetario Europeo como al ECU.
En Junio de 1988 el Consejo Europeo encargó a una comisión presidida por Jaques Delors,
entonces Presidente de la Comisión Europea, la elaboración de una propuesta en etapas
concretas para lograr la Unión Económica y Monetaria.
3.1.
Etapas de la Unión Monetaria
El documento denominado “Informe sobre la Unión Económica y Monetaria en la Comunidad
europea” (Informe Delors) se presentó en 1989, siendo aprobado en la cumbre de Madrid
del mismo año. El Consejo decidió que la primera etapa de la Unión Económica y Monetaria
empezaría el 1 de julio de 1990, fecha en la que, en principio, deberían eliminarse todas las
restricciones al movimiento de capitales entre los Estados miembros.
Para la realización de las etapas segunda y tercera era necesario revisar los Tratados
constitutivos de la Comunidad Económica Europea con objeto de establecer la estructura
institucional requerida. El nuevo Tratado de la Unión Europea fue firmado en Maastricht el
7 de febrero de 1992 y, tras considerables retrasos en el proceso de ratificación, entró en
vigor el 1 de noviembre de 1993. El Tratado de la Unión Europea incorporó la Unión
Económica y Monetaria en su texto, estableciendo un procedimiento de plazos sucesivos que
desembocan, de manera irreversible, en la creación de una moneda única y un Banco
Central Europeo, determinando asimismo los criterios para la unión económica o criterios de
convergencia. Como anexos al Tratado se incluyen los Estatutos del Sistema Europeo de
Bancos Centrales y del Banco Central Europeo.
La segunda etapa de la Unión Económica y Monetaria se inició el 1 de enero de 1994 con
el establecimiento del Instituto Monetario Europeo2. Este Instituto no tenía competencias
directas en la elaboración o ejecución de la política monetaria, que seguía siendo
responsabilidad de los respectivos Bancos Centrales. Sus principales funciones fueron
estrechar la cooperación entre los Bancos Centrales para que éstos coordinasen las políticas
económicas, y realizar los preparativos para el establecimiento del Sistema Europeo de
Bancos Centrales y para que el Banco Central Europeo pueda llevar a cabo la política
monetaria única y la moneda única desde el momento en que se inicie la tercera etapa.
En la Cumbre de mayo de 1998, el Consejo, de acuerdo con la recomendación de la
Comisión en su Informe de Convergencia, decidió que tomarán parte en la moneda única,
2
Con ello desapareció el Comité de Gobernadores de los Bancos Centrales que había desarrollado un importante
papel de coordinación monetaria desde su creación en mayo de 1969, y que asumió responsabilidades adicionales
en la primera etapa de la Unión Económica y Monetaria.
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Tema 5
La Unión Económica y Monetaria
desde su inicio, once países: Bélgica, Alemania, España, Francia, Irlanda, Italia,
Luxemburgo, Holanda, Portugal, Austria y Finlandia.
ETAPAS DE LA UNIÓN ECONÓMICA Y MONETARIA
1ª Etapa
2ª Etapa
3ª Etapa
1-7-1990 Objetivos:
31-12-1993 Avanzar en la convergencia económica
Avanzar y concluir el proceso de construcción del mercado
interior
1-1-1994
Creación del Instituto Monetario Europeo
31-12-1998 Independencia de los Bancos Centrales
Prohibición de monetizar los déficits fiscales
1-1-1999
28-2-2002
Fijación irrevocable de los tipos de cambio
Implantación de la moneda única, el euro
Creación del Banco Central Europeo y del Sistema europeo de
Bancos Centrales
El Sistema Europeo de Bancos Centrales se hace responsable
de la política monetaria única
La tercera etapa dio comienzo el 1 de enero de 1999. La Unión Monetaria es un hecho con
la fijación irrevocable de los tipos de cambio y el euro se convierte en la moneda de los once
países citados (Grecia se incorporará en 2001). El Banco Central Europeo inició sus
operaciones de política monetaria única. El euro es una moneda en sentido propio, desde
1999 las monedas nacionales han dejado de existir como tales en las relaciones
internacionales y es el euro (no las monedas nacionales) la moneda que cotiza en los
mercados cambiarios, aunque hasta el año 2002 no circularán monedas y billetes en euros,
y mientras tanto se continúan utilizando las respectivas monedas nacionales para realizar
pagos en efectivo,. El euro y las monedas nacionales pueden considerarse como una misma
moneda, aunque con expresiones aritméticas diferentes. Las monedas nacionales se
consideran expresiones no decimales del euro (es decir, como fracciones del euro bajo otra
denominación, su nombre propio: pesetas, liras, francos, marcos son simplemente nombres
distintos del euro).
3.2
Las condiciones de convergencia
El Tratado de la Unión Europea introdujo importantes modificaciones en la gestión de la
política económica por los Estados miembros con la finalidad de asegurar la realización de
la UEM. Con tal objeto era necesario proceder a una aproximación de las políticas
económicas de los Estados miembros. El Tratado refuerza esta idea al hablar, no ya de
aproximación, sino de convergencia económica, mucho más estricta y que se define en
función de determinados parámetros. La convergencia económica se consideraba condición
necesaria para poder acceder a la tercera etapa de la UEM. En concreto, el Tratado de la
Unión Europea estableció que los países candidatos a formar parte del núcleo de Estados
con una moneda única deberían cumplir las siguientes condiciones:
•
la inflación no podía situarse por encima del 1,5% del valor de la media de los
tres países comunitarios con menores tasas de inflación
6
Tema 5
La Unión Económica y Monetaria
•
el tipo de interés a largo plazo no podía superar en un 2% a la media de los tres
países comunitarios con tipos más bajos
•
el déficit presupuestario no podía superar el 3% del PIB
•
la deuda pública no podía ser mayor que el 60% del PIB
•
durante los dos años anteriores a la fecha de inicio de la UEM, la moneda no
debía haberse devaluado en más de un 2,5%.
A las dos primeras se les conoce como los criterios monetarios; las dos segundas son los
criterios fiscales, mientras que la última es el criterio de estabilidad cambiaria.
Los criterios de convergencia
Estabilidad de los precios
Disciplina presupuestaria
- déficit máx. 3% PIB
- deuda máx. 60% PIB
Convergencia de los tipos de interés
Estabilidad de los tipos de cambio
Además de estas condiciones, los distintos Estados venían oblgiados a ajustar sus
legislaciones internas para asegurar la independencia de los respectivos Bancos Centrales,
con prohibición de financiar los déficit públicos y monetizar la deuda pública. Adicionalmente,
las políticas económicas de los Estados miembros pasban a considerarse como una cuestión
de interés común.
3.3
Fases de la implantación del euro
La transición a la moneda única se desarrolla en tres fases (A, B y C) para las que se
establecieron fechas concretas:
•
•
fase A: constitución de la unión económica y monetaria. En Mayo de 1988 el Consejo
Europeodecididió los once países que formarían parte de la UEM desde el 1
de enero de 1999, Se constituyó el SEBC, creándose el BCE.. Durante ese
período las economías continuaron funcionando basadas en las monedas
nacionales.
fase B: comienzo efectivo de la unión económica y monetaria. Se inició el 1 de enero
de 1999. En esa fecha se fijaron irrevocable y definitivamente los tipos de
cambio entre las monedas de los países participantes y el euro, y esta última
se convirtió en una “moneda en sentido propio”, es decir, en una moneda de
curso legal. El SEBC entró en funcionamiento, definiendo las políticas
monetaria y cambiaria; y las monedas de los estados participantes dejaron de
cotizar en los mercados de divisas. Las empresas y entidades financieras
comienzan a realizar las transacciones en la nueva moneda: el principio básico
es que los agentes privados no podían ser obligados a utilizar el euro en sus
7
Tema 5
La Unión Económica y Monetaria
transacciones (no–obligación) ni se les podía impedir que lo empleen si así lo
desean (no-prohibición)
•
fase C: introducción definitiva del euro.El 1 de enero del 2002 se pondrán en
circulación los billetes y monedas nominados en euros y se irán retirando las
monedas nacionales. Los billetes y monedas nacionales perderán su condición
de dinero legal (aunque podrán presentarse para su canje en los Bancos
Centrales nacionales sin límite de tiempo). Esta operación se prevé que sea
lo más rápida posible de manera que a partir del 1 de marzo de 2002 todos los
pagos se realizarán en euros.
4.
LAS INSTITUCIONES DE LA UEM
Durante la segunda fase (1994-1999) el Instituto Monetario Europeo (IME) fue el órgano
encargado de reforzar la coordinación entre las políticas monetarias de los Estados
miembros, supervisar el funcionamiento del SME y de preparar la siguiente fase de la unión
monetaria. El IME desapareció el 1 de enero de 1999, dando paso a las instituciones
definitivas de la unión monetaria: el Banco Central Europeo y el Sistema Europeo de Bancos
Centrales.
El Sistema Europeo de Bancos Centrales (SEBC) está compuesto por el Banco Central
Europeo (BCE) y los bancos centrales nacionales (BCN) de los quince Estados miembros
de la Unión Europea.
El término "Eurosistema" se emplea para hacer referencia al BCE y a los BCN de los
Estados miembros que han adoptado el euro. Los BCN de los Estados miembros que no
pertenecen a la zona del euro, no obstante, forman parte del SEBC con un estatuto especial
que les permite dirigir sus respectivas políticas monetarias nacionales, aunque no pueden
intervenir en la adopción de decisiones relativas a la política monetaria única de la zona del
euro, ni en la ejecución de dichas decisiones.
De conformidad con lo dispuesto en el Tratado constitutivo de la Comunidad Europea y en
los Estatutos del Sistema Europeo de Bancos Centrales y del Banco Central Europeo, el
objetivo primordial del Eurosistema es mantener la estabilidad de precios. Sin perjuicio de
este objetivo, el Eurosistema apoyará las políticas económicas generales en la Comunidad
y actuará según el principio de una economía de mercado abierta.
Pero en cualquier caso, segun el Trado y los Estatutos, el Eurosistema es independiente de
los gobiernos. Ni el BCE, ni los bancos centrales nacionales, ni ningún otro miembro de sus
órganos rectores recabarán ni aceptarán instrucciones procedentes de ningún organismo
externo cuando desempeñen funciones relacionadas con el Eurosistema. Las instituciones
y organismos comunitarios, así como los Gobiernos de los Estados miembros, no deberán
tratar de influir sobre los miembros de los órganos rectores del BCE o de los bancos
centrales nacionales en el ejercicio de sus funciones.
Las funciones básicas que debe llevar a cabo el Eurosistema son:
–
Definir y ejecutar la política monetaria de la zona del euro.
–
Realizar operaciones de cambio de divisas.
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Tema 5
La Unión Económica y Monetaria
–
Poseer y gestionar las reservas oficiales de divisas de los Estados miembros.
–
Promover el buen funcionamiento de los sistemas de pagos.
Además, el Eurosistema contribuye a la buena gestión de las políticas que llevan a cabo las
autoridades competentes en el ámbito de la supervisión prudencial de las entidades de
crédito y de la estabilidad del sistema financiero.
El BCE ejerce una función consultiva con respecto a las autoridades comunitarias y
nacionales en cuestiones relativas al ámbito de sus competencias, en particular, en lo que
concierne a la legislación comunitaria o nacional.
Por último, a fin de cumplir las funciones del SEBC, el BCE, asistido por los BCN, recopila
la información estadística necesaria obteniéndola de las autoridades nacionales competentes
o directamente de los agentes económicos.
El proceso de adopción de decisiones del Eurosistema está centralizado en los órganos
rectores del BCE, es decir, el Consejo de Gobierno y el Comité Ejecutivo. Puesto que hay
Estados miembros que todavía no han adoptado el euro, es necesaria la existencia un tercer
órgano rector: el Consejo General.
•
•
•
El Consejo de Gobierno está compuesto por todos los miembros del Comité Ejecutivo
y por los gobernadores de los BCN de los Estados miembros no acogidos a una
excepción, es decir, los países que han adoptado el euro. Las principales
responsabilidades del Consejo de Gobierno son:
–
Adoptar las orientaciones y decisiones necesarias para garantizar el
cumplimiento de las funciones asignadas al Eurosistema.
–
Formular la política monetaria de la zona del euro, incluidas, en su caso, las
decisiones relativas a los objetivos monetarios intermedios, los tipos de interés
básicos y el suministro de reservas en el Eurosistema.
–
Establecer las orientaciones necesarias para su cumplimiento.
El Comité Ejecutivo está compuesto por el presidente y el vicepresidente del BCE, y
otros cuatro miembros, todos ellos nombrados de entre personalidades de reconocido
prestigio y experiencia profesional en asuntos monetarios o bancarios. Las principales
responsabilidades del Comité Ejecutivo son:
–
Poner en práctica la política monetaria de conformidad con las orientaciones
y decisiones adoptadas por el Consejo de Gobierno del BCE y, al hacerlo,
impartir las instrucciones necesarias a los BCN.
–
Ejercer los poderes que le hayan sido delegados por el Consejo de Gobierno
del BCE.
El Consejo General está formado por el presidente y el vicepresidente del BCE, y los
gobernadores de los BCN de los quince Estados miembros de la Unión Europea. El
Consejo General ejerce las funciones que el BCE ha asumido del IME y que, al existir
uno o más Estados miembros que no han adoptado el euro, todavía han de llevarse a
cabo en la tercera fase de la Unión Económica y Monetaria (UEM). Asimismo, el
Consejo General contribuye a:
–
El desarrollo de las funciones consultivas del BCE.
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Tema 5
La Unión Económica y Monetaria
–
–
–
–
–
5.
La recopilación de información estadística.
La elaboración de los informes anuales del BCE.
El establecimiento de las normas necesarias para normalizar procedimientos
contables y de información relativos a las operaciones emprendidas por los
BCN.
El establecimiento de las condiciones de contratación del personal del BCE.
Los preparativos necesarios para fijar irrevocablemente los tipos de cambio de
las monedas de los Estados miembros acogidos a una excepción respecto del
euro.
LA POLÍTICA ECONÓMICA EN LA ZONA EURO
Los Estados miembros de la zona del euro comparten una política monetaria y un tipo de
cambio únicos, mientras que los otros aspectos de la política económica continúan siendo
competencia de las respectivas políticas nacionales. Todos los Estados miembros, incluidos
los que no están en la zona del euro, se integran en la coordinación de las políticas
económicas, como consecuencia de su participación en el mercado único y, en su caso, en
el nuevo mecanismo de cambio .
Una de las tareas de la Comisión Europea es evaluar si la política económica de cada
Estado miembro corresponde con los objetivos acordados para la UE –económicos, sociales
y ambientales– y ofrecer una detección precoz si considera que un déficit está llegando a
niveles anormalmente elevados o si está a punto de quebrantarse alguna norma del Pacto
de Estabilidad y Crecimiento.
La Comisión cuenta con dos instrumentos para hacerlo:
ƒ
las Orientaciones Generales de Política Económica
ƒ
los programas de estabilidad y de convergencia.
Las Orientaciones Generales de Política Económica (OGPE) son un modelo a seguir tanto
para la UE en su conjunto como para cada uno de los Estados miembros. Se centran en las
implicaciones a medio y largo plazo de los cambios necesarios para conseguir que la UE sea
más competitiva y acelerar la transición de la UE a una economía basada en el conocimiento
más dinámica. Las Orientaciones generales de política económica son el eslabón central de
la coordinación de las políticas económicas de los Estados miembros. Las orientaciones
generales de 2003-2005 hacen hincapié en la contribución que las políticas económicas
aportan al programa de Lisboa para que la Unión Europea pase a ser de aquí a 2010 la
economía del conocimiento más competitiva y dinámica del mundo. Las OGPE se
concentran en las cuestiones clave de las políticas económicas y las prioridades para los tres
próximos años. Contienen también recomendaciones para los requisitos a corto plazo, que
se adaptarán cada año, si fuera necesario.
Por su parte, los Estados miembros facilitan a la Comisión, cada año, información detallada
sobre sus políticas económicas y, en especial, sobre las políticas que aseguran la disciplina
de sus presupuestos. Los países que han adoptado el euro proporcionan esta información
en los llamados programas de estabilidad. Para los otros Estados miembros, adopta la
forma de programas de convergencia. Los programas de convergencia contienen un
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Tema 5
La Unión Económica y Monetaria
elemento adicional que no resulta necesario en los programas de estabilidad. Se trata de la
información sobre cómo están funcionando estas economías en relación con los criterios
para poder adoptar el euro si quisieran solicitar hacerlo.
5.1
La Política Monetaria: Objetivos e Instrumentos
La característica que define a toda unión monetaria es la de compartir una misma moneda,
lo que exige que la política monetaria sea única en el conjunto del área y que exista un
órgano responsable (el banco central) para la toma de decisiones relativas a la inyección y
drenaje de liquidez. Así, la política monetaria única puede definirse como una política en la
que las operaciones de regulación de la liquidez tienen condiciones iguales para entidades
localizadas en cualquier parte del área de aplicación de aquella.
El objetivo primordial del SEBC, tal como lo define el art. 105 del Tratado de la Unión y al art.
2 de los Estatutos del SEBC y del BCE es mantener la estabilidad de precios. Sin perjuicio
de este objetivo, el SEBC tiene que apoyar las políticas económicas generales de la
Comunidad Europea. Para perseguir estos objetivos, el SEBC tiene que actuar con arreglo
al principio de una economía de mercado abierta y de libre competencia, favoreciendo una
asignación eficiente de los recursos.
Las decisiones de la política monetaria única se adoptan por el Consejo de Gobierno del
Banco Central Europeo (BCE). La ejecución, es decir, el ejercicio efectivo de suministro o
la retirada de liquidez, se lleva a cabo por los bancos centrales nacionales (BCN) de los
países integrados en la zona del euro. La instrumentación de la política monetaria se realiza
con criterios uniformes y válidos para todos, y se ejecuta mediante mecanismos accesibles
en igualdad de condiciones por las instituciones financieras de cualquier parte del área.
Además, se ha establecido un sistema de pagos (TARGET) para liquidar las operaciones de
política monetaria en las cuentas que las entidades de contrapartida mantienen en los BCN.
Con el fin de alcanzar sus objetivos, el SEBC tiene a su disposición un conjunto de
instrumentos de política monetaria. El SEBC realiza operaciones de mercado abierto, ofrece
facilidades permanentes y exige a las entidades de crédito el mantenimiento de un
coeficiente de caja o de reservas mínimas.
Las operaciones de mercado abierto desempeñarán un papel importante en la política
monetaria del SEBC y tienen como objetivos el control de los tipos de interés, la gestión de
la situación de liquidez del mercado y la señalización de la orientación de la política
monetaria.
Las facilidades permanentes tienen como objetivo proporcionar y absorber liquidez a un día,
señalar la orientación general de la política monetaria y controlar los tipos de interés del
mercado a un día. Las entidades que operen con el SEBC disponen de dos facilidades
permanentes sujetas al cumplimiento de ciertas condiciones de acceso: 1) la facilidad
marginal de crédito para obtener liquidez a un día de los bancos centrales nacionales contra
activos de garantía, y 2) la facilidad de deposito para realizar depósitos a un día con los
bancos centrales nacionales.
El coeficiente de caja del SEBC se aplica a las entidades de crédito del área del euro y tiene
como objetivos primordiales estabilizar los tipos de interés del mercado monetario y crear (o
11
Tema 5
La Unión Económica y Monetaria
aumentar) el déficit estructural de liquidez. El coeficiente de caja de cada institución se
determina en relación con elementos de su balance. El cumplimiento del coeficiente de caja
se determina sobre la base de la media de los activos de caja que diariamente tienen las
instituciones sobre un periodo de mantenimiento de un mes. Los depósitos obligatorios que
las entidades mantienen por coeficiente de caja se remuneran al tipo de interés de las
operaciones principales de financiación del SEBC.
El consejo de Gobierno del BCE puede, en cualquier momento, modificar los instrumentos,
condiciones, criterios y procedimiento para la ejecución de la política monetaria del SEBC.
5.2
La Política Fiscal: El Pacto de Estabilidad y Crecimiento
El éxito de la unión monetaria requiere que no sólo la política monetaria, sino también otras
áreas de política económica, sean una competencia supranacional o, al menos, estén
suficientemente coordinadas. Esto requiere un grado creciente de paralelismo entre
integración económica, monetaria y política, que el Tratado de Maastricht no alcanza a
establecer.
Es bien conocida la fuerte interrelación entre política fiscal y política monetaria y en la zona
euro nos vamos a encontrar con que mientras la política monetaria estará centralizada la
política fiscal continuará siendo competencia de cada Estado. La existencia de un Banco
Central Europeo independiente, encargado de llevar a cabo una política monetaria única, no
es suficiente para garantizar la sostenibilidad de la moneda única. Es cierto que los criterios
de convergencia establecidos en Maastricht para llegar a la Unión Monetaria han supuesto
un alto nivel de homogeneización de las políticas económicas de los distintos países. Esta
convergencia se ha alcanzado en un contexto de cooperación voluntaria, en un marco en el
que las políticas económicas son competencia de los gobiernos nacionales, pero en la
medida en que las políticas económicas sigan siendo responsabilidad nacional existe la
tentación de recurrir al déficit público como política anticíclica, y esto puede chocar con el
objetivo de estabilidad de precios, y es una forma de trasladar parte de los costes del ajuste
a los demás socios del euro.
La idea es que, una vez establecida la Unión Monetaria, las decisiones de política fiscal de
cada país pueden afectar a los restantes miembros de la Unión (efectos spillover), así como
eventualmente a la política monetaria única. Tradicionalmente se ha sostenido que las
políticas fiscales expansivas en los países vecinos pueden repercutir negativamente
mediante aumentos en el tipo de interés, mientras que si todos los países siguieran políticas
fiscales estrictas, como resultado de una consolidación fiscal continuada, el Banco Central
Europeo podría llevar a cabo una política monetaria más expansiva sin poner en peligro sus
objetivos de inflación. La ausencia de poderes de aplicación crean la oportunidad para los
Estados miembros de utilizar los instrumentos presupuestarios como cláusula de salida, para
hacer que los objetivos nacionales prevalezcan sobre los objetivos prioritarios comunes de
la Unión Monetaria. Algunos estudios sugieren que una unión monetaria con una gestión
descentralizada de la política fiscal origina un sesgo inflacionista y un déficit público
excesivo.
La implementación por cada Estado de políticas fiscales divergentes haría insostenible la
unión monetaria, por lo que las políticas fiscales deben quedar sometidas a una disciplina
común. Para lograrlo, el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC), aprobado por el
12
Tema 5
La Unión Económica y Monetaria
Consejo Europeo de Amsterdam en junio de 1997, trata de reforzar las condiciones para la
estabilidad de precios y para un crecimiento sostenible que permita la creación de empleo.
El Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) tiene su origen en una propuesta del Ministro
de Finanzas alemán en vísperas del Consejo Europeo de Madrid en noviembre de 1995. El
objetivo fundamental del PEC es garantizar la disciplina presupuestaria de los países que
acceden a al tercera fase de la Unión Económica y Monetaria, de manera que se mantenga
el compromiso de reducción del déficit público recogido en los criterios de convergencia de
Maastricht.
El objetivo común es lograr un crecimiento sostenido y creación de empleo a medio plazo
sin tensiones inflacionistas. Los tres ingredientes básicos de esta estrategia se resumen de
la siguiente forma:
1) una política monetaria orientada a la estabilidad,
2) esfuerzos sostenidos para consolidar las finanzas públicas en los países miembros
coherentes con los objetivos del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, y
3)
tendencia de los salarios nominales coherente con el objetivo de estabilidad de
precios.
En términos simplificados, el Pacto de Estabilidad trata de establecer una disciplina
presupuestaria próxima al equilibrio estructural a lo largo del ciclo económico, de modo que
el déficit debe tender al equilibrio a medio plazo y, en todo caso, que no supere el límite del
3% del P.I.B. ni siquiera en las fases recesivas del ciclo en que desciende la recaudación
fiscal, y que la deuda pública sea inferior al 60% del P.I.B., los Estados que hayan accedido
a la moneda única con un nivel de deuda superior a esta cifra (particularmente Bélgica e
Italia) deberán reducirla lo antes posible, incluso generando superávit presupuestarios. Estos
compromisos deben plasmarse en los Programas de Estabilidad a medio plazo que se
actualizarán anualmente. En el caso de que se sobrepasen los límites de déficit y deuda
señalados, la Comisión iniciará un Procedimiento de Déficit Excesivo que puede desembocar
en sanciones pecuniarias de hasta el 0,5% del P.I.B.
El Pacto de Estabilidad se compone de tres textos:
•
•
•
Resolución del Consejo Europeo, de naturaleza política, que solemniza el PEC al más
alto nivel y recoge el firme compromiso político de los Estados, la Comisión y el
Consejo de cumplir lo dispuesto en los Reglamentos que componen el PEC
Reglamento sobre el reforzamiento de la supervisión multilateral de la disciplina
presupuestaria, que sirve para prevenir que el déficit no sea superior el 3 % del PIB (lo
que se denomina déficit excesivo)
Reglamento sobre la agilización y clarificación del procedimiento relativo a los déficits
excesivos, que detalla cuándo se considera que existe un déficit excesivo y las
sanciones que se pueden imponer a un país.
El Reforzamiento de la supervisión multilateral de la disciplina presupuestaria tiene por objeto
garantizar que los Estados no se desvíen de sus objetivos presupuestario y para ello se
supervisa la evolución de sus políticas económicas. En el caso de que el país en cuestión
se estuviera alejando de sus objetivos presupuestarios, se le dirigirá una recomendación con
objeto de alentarlo para que su déficit no supere el valor del 3% del PIB.
13
Tema 5
La Unión Económica y Monetaria
La agilización y clarificación del procedimiento relativo a los déficits excesivos trata de
conseguir que el compromiso de garantizar la disciplina fiscal se mantenga en el tiempo.
Para ello, el PEC establece como disuasión un sistema de sanciones para aquellos países
que registren un déficit público superior al 3%.
Sin embargo, un país que registra un déficit superior al 3% no siempre será sancionado. El
déficit exento de sanciones es el llamado déficit “excepcional que puede existir siempre que
a) obedezca a una circunstancia inhabitual e incida de manera significativa en sus situación
financiera, b) se produzca una grave recesión económica que se defina como una caída del
PIB real del 2% o más, y c) se produzca una caída anual del PIB real entre el 0,75% y el 2%
que tenga carácter excepcional.
Las sanciones tienen lugar cuando el país en cuestión no toma medidas para recurrir su
déficit excesivo. Consisten en un depósito sin intereses que se convertiría en multa si
después de dos años el país continúa con déficit excesivo. La cuantía de las sanciones
comprende dos partes, si bien en ningún caso pueden superar el 0,5% del PIB:
6.
–
una parte fija: el 0,2% del PIB del Estado sancionado
–
una parte variable; un 0,1% adicional por cada punto que el déficit del Estado
sancionado supere el 3% de referencia.
EL NUEVO MECANISMO DE TIPOS DE CAMBIO
Una vez constituida la UEM, la Unión Europea ha quedado escindida en dos bloques: los
países incorporados a la UEM y los restantes. Todo ello comporta riesgos de división en el
seno de la Unión Europea. Sin embargo, el Tratado de la Unión Europea considera la
situación de los países que hayan quedado fuera de la UEM como una circunstancia
transitoria a superar con el esfuerzo de todos: de los que estén dentro y de los que estén
fuera.
El buen funcionamiento del mercado único viene condicionado por la estabilidad duradera
de los tipos de cambio, lo que exige una convergencia de las magnitudes económicas
fundamentales. Por ello, era necesario estructurar desde el principio las relaciones entre los
países que forman la zona euro y los restantes países de la Unión; estableciendo para ello
un sistema cambiario apropiado que garantice la estabilidad y la solidaridad monetarias,
entre el euro y las monedas nacionales de los países que no participan en la zona euro
desde el principio.
La respuesta vino dada por la Resolución del Consejo Europeo sobre el establecimiento de
un mecanismo de tipos de cambio en la tercera fase de la unión económica y monetaria
(Amsterdam, 16 de junio de 1997) por la que se crea el nuevo Mecanismo de Tipos de
Cambio (MTC2) (que ha sustituido al anterior Sistema Monetario Europeo (SME)) y sirve
como marco de las relaciones cambiarias entre los Estados de la zona euro y los demás
miembros de la Unión Europea.
Los objetivos del nuevo MTC2 son:
a) Salvaguardar el buen funcionamiento del mercado único evitando fuertes
distorsiones de los tipos de cambio entre el euro y las monedas de los Estados
miembros no participantes.
14
Tema 5
La Unión Económica y Monetaria
b) Servir como marco de referencia a las políticas económicas de los Estados
miembros participantes en el MTC2 con el objetivo de avanzar hacia la
convergencia. Se reconoce, por tanto, que la estabilidad cambiaria sólo puede
conseguirse mediante una convergencia sostenida de las variables
macroeconómicas.
El MTC2 prevé el establecimiento de unos tipos centrales de las monedas de los países
participantes con respecto al euro, con unas bandas de fluctuación sobre el tipo central del
±15%. Cuando una moneda de un país alcance el límite de su banda de fluctuación con
respecto al euro se producirá la intervención del Banco Central Europeo y del Banco Central
del país afectado para evitar que dicha moneda supere el 15% de fluctuación y se salga del
mecanismo de Cambios. Asimismo, existe la posibilidad de que los dos bancos intervengan
de forma combinada antes de que alguna moneda llegue al límite de su banda de
fluctuación, como medida preventiva. En cualquier caso, la intervención del BCE se producirá
sólo cuando no ponga en peligro su objetivo prioritario de la estabilidad de precios.
Por otra parte, si bien la banda de fluctuación general de las monedas de países no
participantes con respecto al euro es del 15%, existe la posibilidad de que algún país pueda
establecer bandas más estrechas con el euro. En este caso, estas bandas más estrechas
deberán basarse en acuerdos formales entre el país afectado, el BCE y los países del euro.
7.- AMPLIACIÓN DE LA ZONA EURO
El 1 de mayo de 2004, se incorporaron a la Unión Europea (UE) diez nuevos miembros
(República Checa, Estonia, Chipre, Letonia, Lituania, Hungría, Malta, Polonia, Eslovenia y
Eslovaquia). Estos diez países no adoptarán el euro como su nueva moneda
inmediatamente, ya que antes deberán lograr que sus economías converjan con la de la
zona euro. Una vez que hayan logrado unos resultados económicos y presupuestarios que
prueben dicha convergencia, adoptarán la moneda única siguiendo el procedimiento previsto
en el Tratado.
Durante las negociaciones de adhesión, finalizadas en diciembre de 2002 en Copenhague,
ninguno de los países candidatos solicitó una exención y tampoco se concedió ninguna
cláusula de excepción (opt out), como las concedidas a Dinamarca y el Reino Unido . Esto
significa que los nuevos Estados miembros tendrán que adoptar el euro como moneda una
vez que cumplan los criterios de convergencia.
7.1 Criterios de convergencia
Cada dos años o a petición de un Estado miembro, la Comisión y el BCE redactan por
separado un informe sobre el estado de la convergencia (Informes de Convergencia) y
evalúan la situación sobre la base de los criterios de convergencia. Recuérdese que los
criterios exigen una convergencia con la zona euro y, en particular:
• una estabilidad de precios, medida por la tasa de inflación de los tres países que
tengan los tipos más bajos;
• unos tipos de interés a largo plazo que estén próximos de los tipos de los países
con mejores resultados en cuanto a inflación;
• un déficit presupuestario anual que no supere el 3% del producto interior bruto
(PIB) y un endeudamiento global que no supere el 60% del PIB o que disminuya
15
Tema 5
•
La Unión Económica y Monetaria
constantemente, aproximándose a dicha cifra;
una estabilidad del tipo de cambio de la moneda nacional en el marco del
mecanismo de tipos de cambio durante un período de dos años.
Los informes también abordan la compatibilidad de la legislación de los Estados miembros,
en particular, de la legislación relativa a los bancos centrales nacionales, con los artículos
108 y 109 del Tratado CE así como con los Estatutos del SEBC. Los informes hacen
asimismo referencia a otros aspectos económicos pertinentes.
7.2
Procedimiento de adhesión
Teniendo en cuenta los informes de convergencia de la Comisión y el BCE, el Consejo
tomará una decisión, tras consultar al Parlamento Europeo y previo debate en el propio
Consejo, reunido en su formación de Jefes de Estado o de Gobierno. El Consejo decidirá,
por mayoría cualificada y a propuesta de la Comisión, qué Estados miembros acogidos a una
excepción cumplen las condiciones necesarias para la adopción de la moneda única sobre
la base de los criterios previstos en el artículo 121 y pondrá término a la excepción a la que
estén acogidos los Estados miembros en cuestión.
Una vez adoptada esta decisión, el Consejo fijará el tipo de conversión irrevocable de la
moneda nacional en euros. Esta decisión se tomará por unanimidad de los Estados
miembros que hayan adoptado el euro y del Estado miembro en cuestión.
Entonces habrá que determinar las medidas concretas para la introducción del euro:
preparación de los billetes y monedas acuñados en euros, disposiciones sobre la transición
y la preparación de los bancos, comercios y ciudadanos de cara a la introducción de la nueva
moneda. Por lo tanto, es posible que medie un cierto tiempo entre la decisión del Consejo
y la introducción tangible de las monedas y billetes en euros. No obstante, a partir de la fecha
prevista por el Consejo, el euro será la moneda oficial del Estado miembro en cuestión y se
utilizará, por ejemplo, en las transferencias entre bancos, tal como sucedió en el período
transitorio entre el 1 de enero de 1999 y el 31 de diciembre de 2001.
El mismo procedimiento se aplicará a Dinamarca y el Reino Unido, si deciden poner término
a su cláusula de opt-out, o a Suecia , una vez que haya cumplido todos los criterios.
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