C omo es sabido, la irrupción de la figu ra del director y el paralelo desarrollo del concepto de puesta en escena en el sigl o XX, vinieron a dar al teatro, entre otras muchas cosas, dos valores desconocidos hasta entonces: la apertura infinita del juego interpre tativo capaz de apoyar, contrastar e incluso contradecir los significados de un texto dramático por medio de los signos escénicos empleados; y la idea de un teatro como la construcción de un discurso que trasciende la realización de uno o muchos espectáculos escénicos: un teatro –como lo ilustran los mejores ejemplos de los Teatros de Arte– con una temática, un repertorio, una escuela y unas prácticas artísticas y organizativas particulares que determinan la relación des eada con una comunidad específica. Gen í g o l ea m e f as s a n i en n de Director de Escena En esa medida, la noció de vinculada al concepto está inextricablemente iíst ción que con caracter Dirección Artística, fun los rcieron antiguamente cas muy distintas eje en y, ios ar actores-empres “jefes de compañía”, as er im ble frecuencia, pr México, con admira o as za Iris, Virginia Fábreg actrices como Esperan María Tereza Montoya. do de los directores ad Así, la visión del mun , es tor au ayor a la de los quirió una jerarquía m spo jeta a una mediación puesto que no está su Dusallos de quien Jean terior. Los actores, va n o del reino”, no fuero vignaud llamó “El am de al tur este proceso na capaces de realizar o icación del sentido sin reconversión y multipl s XX y todavía en escasa bien avanzado el siglo ocasiones. Rodolfo Ob re gón k, é Antoine a Peter Broo Por lo demás, de Andr , llo sti Ca io Jul io Bracho a y, en nuestro caso, de Jul de n do l n su consustancia el oficio de director, co el n hasta bien entrado mando, ha sido tambié varones. siglo XX, espacio para irticular interés el segu pa Por ello, resulta de as tor ec gía de mujeres dir miento de una genealo han desarrollado un im de escena que no sólo do mpo, sino que han utiliza portante papel en ese ca leref de cio como espa la platina del escenario ón ici nd to de su propia co xión y escudriñamien diificado sus prácticas tra genérica, que han mod a la sociedad con temas cionales y han desafiado a parteaguas de una nuev y enfoques que resultan o. xic Mé la vida pública de forma de integración en LUZ ALBA obras realizadas en los Aunque el registro de es, a ofrecer otros nombr teatros nacionales pued la n co za definitivamente esta genealogía comien le Alba en la que es posib labor escénica de Luz muy evidente, todas las observar, de una manera nadas anteriormente. características mencio como actriz en los EstaLuego de una carrera (Nogales, Arizona), Enridos Unidos donde nació de yó el nombre artístico queta Levin se constru e qu o raf al difunto fotóg Luz Alba en homenaje de o y se trasladó al Méxic había sido su marido 1 sus orígenes. declaraciones, sus cre A juzgar por sus propias dior tra ex eran realmente denciales como artista ás aestra había sido la m narias: su primera m ; grafa Martha Graham tarde famosísima coreó acto ia habría tenido cont durante la preparator ien, qu re bindranath Tago con el poeta indio Ra pires l método yogui de aseguraba, le enseñó “e a”; y, luego de trabajar ración aplicada al dram ach, aestro Benjamin Zem cinco años con el m Max n gra ás al lado del habría estado dos m Ahí ia. estancia en Californ Reinhardt durante su as jó en el cine, entre otr mismo, Luz Alba traba el filme La mujer X, y en cosas como actriz del gra se e nd Playhouse, do Pasadena Community jo ba tra a destacaba su duó en 1932. Ella mism r ra homónima de Osca como Salomé en la ob o llevaría a escena com Wilde que más tarde directora en México. tro” (entrevisa, la llama viva del tea Diana Blanco: “Luz Alb il de 1948. abr de 17 n. 121, México, ta), Revista de América 1 Trece años después de su llegada, Luz Alba funda con Seki Sano y Alberto Galán el Teatro de la Reforma. De su experiencia en el Pasadena Community Playhouse, el primer teatro-escuela de los Estados Unidos (fundado en 1918) y un centro importantísimo de difusión de la dramaturgia contemporánea, Luz Alba obtendría el concepto de Teatro de Arte que la reuniría con Sano, la idea de un repertorio orientado por temáticas específicas, con formas revitalizadas de expresión escénica y con un elenco preparado específicamente para sostener esa identidad artística. Sin embargo, su trabajo como directora comienza desde 1944 con la puesta en escena de Salomé, presentada bajo el patrocinio del Teatro Mexicano de Arte y Margarita Urueta de Villaseñor. Bajo este mismo cobijo, en 1945 presenta en el Palacio de Bellas Artes Casa de muñecas, de Ibsen, una nueva temporada de Salomé y anuncia la puesta en escena de Juan Gabriel Borkman,2también de Ibsen, que el actor Ricardo Fuentes asegura nunca realizó y fue finalmente llevada a escena por su asistente y actor Jebert Darien. Para septiembre de 1946, Luz Alba dirige, otra vez en Bellas Artes, una última obra del Teatro Mexicano de Arte, Cumbres borrascosas, de Emily Bronte, en una adaptación dramática estrenada diez años antes en Nueva York. 2 En entrevista inédita concedida a Roberto Fiesco. Salomé 56 57 A pesar de su asociación con Sek i Sano, no existe constancia de ninguna pue sta en escena de Luz Alba en el Teatro de la Ref orma, y para noviembre de 1949, con la den ominación de Teatro Estudiantil Autónomo de Mé xico, presenta en la Sala Moliére La mujer de blan co, de Jorge A. Villaseñor, con Wolf Rubinski y Luz Salinas. Luego de una temporada de regreso por razones económicas a los Estados Unidos, donde crea en 1950 la obra Ángeles y pay asos, firmada por Ronn Marvin, pero concebida en conjunto con ella y Tamara Garina para el Pasadena ComEsas característic munity Playhouse (1950 y 51), vien as parecieron de e a estrenarla sconcertar in cluso a un crítico en el Teatro Esperanza Iris en oct afecto a las tend ubre de 1952, en trales anticonvenc cias teacon aspiraciones abiertamente com ionales como Anto erciales. No ni o Es M qu agañaiv el : sabemos si la directora lo perdió todo o logró “M i imagen de ese te recuperar parte de su inversión, atro, con los grup pero esa fue su rimentales en m os expeúltima experiencia en el teatro me archa y cercándo xicano. lo , fue de un rostro asfixiante por el exceso de pr En todo caso, es evidente que su primer repereocupaciones femeninas. Había torio responde a su más profun una línea que ib da aspiración a de Salomé desnuda a una N artística y denota una preocupac ora psicópata. Y ión particular sin embargo, fue un teatro frag por el universo femenino: las mentario.” pasiones de No obstante, los Salomé y la heroína de Cumbres motivos de su ex borrascosas, el trañeza resultan a posteriori un lugar de la mujer en la sociedad y fo co de en or m e interés. La fuersu relación de za del deseo enca confrontación con el sexo mascu rnada en Salomé lino en Casa de es evidente en las imágenes que muñecas (y, presumiblemente, en se conservan de Borkman). la puesta en escena y en el te stimonio de otro Del mismo modo, la elección de s sus elencos y, te stigos, cronistas y críticos. En específicamente, de sus protagonist El Nacional, Sánche as, evidencian z de Ocaña consigna que “la figura de María D un acento, una predilección por mu ouglas flota en jeres con perel recuerdo del es sonalidades definitivas, independient pectador, por la riqueza de su emente de su temperamento ar tístico: en ella lo formación o sus capacidades acto pa rales. María tético se hermana con lo sent Douglas, quien llegaría a ser una actr imental, lo ingenu iz icónica del o con la sensualidad desborda teatro mexicano pero hasta entonc da y morbosa”. es sólo conociD el mismo modo, en da por papeles pequeños con su Opiniones, el escr maestro Seki periodista españo itor y Sano, fue la intensa princesa Salo l Ce fe rin o R. Avecilla, el mé. Y la poeta, Casa de muñ ogia ecas como la mej musa de pintores como Diego Riv or representación era y personaje de esta “com edia” que consid definitivo de la cultura mexicana de era lo menos bu los años 40 y no (igual que eotros críticos, en 50, Guadalupe “Pita” Amor, quien tre ellos De Maria había ensayado y Campos qu e afirma está “vie algún tiempo el papel de Herodías, ja”) y equipara el representó una trabajo de Lu z Alba al de los re personalísima Nora en Casa de no vadores francemuñecas. Para ses como Ga ston Baty, para fin Cumbres borrascosas, la Douglas al mente elogiar a repetiría en el Pita Amor po r hacer a Nora “d papel de la hermana, mientras que e un modo tan pe el personaje de sonal que no rdeja espacio en Cathy correspondería a la entonc el juicio para los es debutante puntos medio s: o se le acepta Stella Inda, quien llegaría a ser tam como expresión bién un rostro hallazgo de un y modo nuevo de imprescindible del cine nacional. representar o se Al trabajo con le rechaza con en fado”. Y dice que ellas habría que sumar su perma nente colabora- la reacción de esa última es quienes defienden ción con la bailarina rusa Tamara la declamación Garina, quien (como, de hech o, lo hace De Mar participó en Salomé preparando a ia y Campos en un grupo que sus duros ataq ues a esta obra). cobijaba coreográficamente a la protagonista y, aprovechando la extrañeza de su fisonomía y su acento, en el papel de Herodías; y que –como hemos mencionado– fue corresp onsable en la creación de Ángeles y payasos y participó en su puesta en escena en México. la interpretasis en la senEl sentido que Avecilla descubre en a, así como el énfa tic ís er ct ra “sím ca o com ta ca Es épo en el teatro ción de la poetisa, definida en la erpos expuestos cu os un de con r ad cidi id coin el testisual bolo de la libertad femenina”, parece oca, coincide con ép la 3 de s re do pu que la de Ibsen: sin los s quien recuerda las más recientes interpretaciones te en Fu o rd ca Ri las aparien monio de (la herencia de Su expresión infantil, no exaltando naba la plástica bi m co ón a taci or ten la ct es re que di ión, y pedía cias de un juguete mecánico, ente) con la emoc m ra gu se t, los a rd ndo ha irie in resultaba Re más peligrosa y superficial, sino sug ión del texto que nc te in la s re to jer, mu ac de la a sus asombroso”. espectadores el concepto asiático verdaderamente o m n rit Ibse so un qui a n dud “e sin s sobre Cumbres tan próximo a lo que ia de comentario nc se au que la en s te nto me An mo s últimos eleexpresar. He aquí porqué hay á con señalar do ar st ba s, sa so cur co el as ndo z Alba: rr bo Nora parece una geisha. (…) ni cua la trayectoria de Lu en es nt sa re te in nes s ccio rines rea mento adado de tres baila de la vida de su Nora produce en ella nf se de y rto ie ab a n De ser visible el empleo payasos, que segú y hondamente humanas, deja de s le ge Án en s le su condición homosexua traña y pinmanera de fondo desvanecido an alegre nota, ex “d s po m Ca e. ent y lem ia diab ar s fuentes M infantil, que la deshumaniza irreme nsignado en varia co o ch he el y , jera” mu centro de la toresc ba llevó teatro al Entre el erotismo –una vez más– Al z Lu , 47 19 s en jacLou Andrea de que arías e, incluso, se M niña y la ingenuidad señalada por s la Is s la de su peligro y su penitenciario para ello como Salomé que constituye “su encanto, el local adaptado o nt ta e qu el lar de reve de ba ta trabajó lledestino”, una Nora así sería capaz rnos con quienes te in de l ra at te eo gén el o con el grup mbre. fondo de las cosas, el enfrentamient e entonces su no sd pride los pues n n lica ba imp va que ad crid representativos, n ro masculino, la medio lta su re os ch Ambos he personalidades s principales vilegios otorgados a sus “pequeñas elante, dos de su ad os m re ve con la o con m homoseios, co subalternas”, sin temores ni prejuic rán el tema de la da or ab s ra do eua exp in la tividad os y cont y derivarán su ac tundencia desinteresada de los niñ ro at te su en idido crecer. xualidad a o social. riencia vital de la mujer que ha dec a la acción polític ci ha , ca cilla ni Ave de cé es ario ent Por lo demás, en el com lístico aportado habría que acentuar el progreso esti vínculo LA HERENCIA mo a propósino existe ningún por Luz Alba y enfatizado por él mis lo só no o eg lu oras de “realización Desde posteriores direct to de la reposición de Salomé, otra y ba Al z Lu e tr prende desde la directo en susa Rodríextraordinaria” pues en ella se com cy Cárdenas y Je an N o m co a llos na ravi ma ce –la es lto de varios estilización magnífica del decorado e ellas hay un sa tr en e qu no esi sug , la ; tural proterraza guez militudes y la na perspectiva de la inmensidad de la si s la , lo el a se mnica de una colu años. Pe exploración escé de rencia del palacio colosal a merced ea lín ta es e sonajes, tales gresión qu na única– y aun de la de algunos per vimo los ta has como los soldados de la cisterna, ición tiene en mientos de las figuras, cuya compos a. todos los momentos calidad pictóric 3 Por eje mp lo, la pre sen tada por Franco Perrell i en México (Facultad de Filo sof ía y Let ras , UN AM , 2006) para el centenario del fall ecimient o del aut or no rue go, donde analiza a Nora des de la conven ció n dec im onónica de “la ingenua” y el valor infantil que le oto rga al personaje y con el que se deleita una soc iedad patriarcal. Las amargas lágrimas de Petra Von Kant 58 59 nadas se suma adquiere en las directoras mencio unicantes. No com a los siempre presentes vasos del éxito de deja de ser curioso que en el apogeo a de Las amarBeatriz Sheridan como protagonist actriz cubanogas lágrimas de Petra Von Kant, la establecido su mexicana Carmen Montejo, haya -monstruos, filiación en la estirpe de las actrices s lágrimas de “Vi tu actuación en Las amarga pisas fuerte en Petra Von Kant y me di cuenta que dijeron Virgime el escenario y la fama. A mí así , en tus sagrania Fábregas y la Montoya. Beatriz xico.” das manos queda el teatro de Mé a Pita Amor viej ya una y que, acto seguido, ve (el único Nue haya subido al escenario del Bar ca) a declamar bar gay no clandestino de la épo libro Las amaruno de los poemas que harían su gas lágrimas de Beatriz Sheridan. puesta en esLa obra de Fassbinder había sido cena por Nancy Cárdenas. secretaria eternamente enamorada de la diseñadora, y la pasión destructora de Petra, al enamorarse de una joven oportunista interpre tada por Vera Larrosa, fue encarnada –como se ha dicho– por una Beatriz Sheridan en la cima de su poderosísima fuerza actoral. Con Sheridan, Cárdenas había realizado también una adaptación de La Dorotea, un proyecto frustrado de Poesía en Voz Alta. La fuerza destructora de la pasión en un ámbito de sofisticación cultural y apa rente indiferencia, las diversas posibilidades del amor entre mujeres fueron el eje de una puesta en escena de impecable factura cuyos acentos me lodramáticos (si se compara con el filme del aut or) se debían más a una tendencia artística loca l que a una voluntaria exaltación de los sentim ientos. La puesta, que presentaba escenas entonc es desconcertantes para el público conservado r, se realizó con un elenco exclusivamente femeni no; mas se trata en este caso del planteamie nto original del autor y no de una estrategia disc ursiva como se verá en directoras de escena posteri ores. Al termino de su “trilogía lésbica” , el crítico Bruce Swansey señalaba ya, desde las páginas de Proceso, la “pérdida artística” que significaba el tránsito de la directora de los terr enos puramente estéticos a los de la lucha social. Tal pérdida, o el claro cambio de orientación en la labor escénica de Nancy Cárdenas, es evident e en los títulos de sus siguientes espectáculo s: Sexualidad 1 (sobre la bisexualidad masculina ), Sexualidad 2 NANCY CÁRDENAS ante la proNancy Cárdenas llegó al teatro dur Voz Alta, y su digiosa aventura de Poesía en frente de batadebut como directora (Picnic en el estuvo seguido lla, de Fernando Arrabal, 1962) como miembro de una intensa actividad política ticipante del del Partido Comunista y como par Movimiento Estudiantil de 1968. cy Cárdenas, Para la década de los 70, Nan a de muñeCas de quien realizó su propia versión ría Tereza Ma cas en Coahuila y se decía “hija de causó verla de Montoya” por el impacto que le ndes personalimuy joven, montó obras con gra rayos gamma los de dades femeninas (El efecto en 1970, con , sobre las caléndulas, de Paul Zinder y Angelina Carmen Montejo, Dunia Zaldívar na a la exposiPeláez) y abrió la escena mexica su polémico y con l ción del mundo homosexua banda (1974), exitoso montaje de Los chicos de la de Mart Crownley. n tema fue Para los 80, una década cuyo gra ctora llevó dire la , para ella “la identidad sexual” específico eno la problemática homosexual al terr trilogía intede las relaciones lésbicas con una a partir de grada por Claudina en la escuela, s de Petra Von Colette (1979), Las amargas lágrima (1980) y su Kant, de Reiner Werner Fassbinder 4 luna (1981). propia obra El día que pisamos la a Von Kant, En Las amargas lágrimas de Petr papel de la fiel Cárdenas desempeñó además el 4 . al CITRU/INBA Archivo Vertic , as en rd Cá ancy Expediente N uerto lderstern han m Gui Rosencrantz y y Sida… así es (sobre la bisexualidad femenina) ulgación y el div la vida (1988). El enfoque de ad permanece carácter de denuncia de su activid 4, que inteconstante hasta su muerte, en 199 cinematográfirrumpe la redacción de un guión osexuales en co sobre la persecución de hom de Nancy CárChiapas. La sensibilidad artística ante sus últidenas parece haberse refugiado dur sía. mos años en los terrenos de la poe gado por completo a su exclusivo erotismo. Así lo señaló, luego de su triunfo en Europa, una crítica teatral que reaccionó muy tardíamente a la ciega crítica musical que atacó con furia a la realiza5 ción al momento de su estreno: “El goce, el puro goce sensual –de allí que la plasticidad sea un elemento imprescindible– y la abundancia del desnudo femenino, nos hablan de una libertad sin límites.” (Olga Harmony) Y así se enfatizaba en el programa de mano de su primera temporada en México, por medio de JESUSA RODRÍGUEZ ra ede y her una cita de Kierkegaard: “El genio de la sensualiAlumna predilecta de Julio Castillo tro Tea el nta rese rep que dad es el objeto absoluto de la música, y eso es de la renovación visual ía hab ez rígu Rod sa lo que constituye precisamente a Don Giovanni: Universitario de los 70, Jesu spue la en iz la genialidad inmediata de eros…” colaborado como escenógrafa y actr re sob , 80) (19 ío Vac , tillo Cas o Realizada como un homenaje a Fionna Alexanta en escena de Juli , culo ectá esp El th. Pla ia der y no exenta del humor desmitificador tan la vida y muerte de Sylv rela la aba ntu ace característico de Jesusa, esta puesta en escena interpretado por tres mujeres, y d ida tern ma basada en la pintura manierista, que instalaba la ción de la espléndida poeta con la tam el a con trasgresión como divisa vital, se convirtió en el dejaba de lado la violencia de su vid n lota exp que ma mis la , referente fundamental de Jesusa Rodríguez, otorbién poeta Ted Hughes ioso cur otro o Com gó su denominación asociativa al grupo Divas otras versiones dramáticas. ó film der sbin A.C. y una de sus extraordinarias imágenes, la vaso comunicante, el propio Fas un en tación reproducción del cuadro de la Escuela de Fonesté espectáculo durante su presen tainebleau en el cual una mujer pellizca coquetafestival alemán. a: átic blem em a obr mente el pezón a su compañera de baño, se conPara 1983, Jesusa realizó su su bió cam , nte virtió en su emblema. Don Giovanni que, significativame ni. van Gio na Don de el 5 por po título con el tiem Excepción hecha de Jos el é Antonio Alcaraz, cf. tar sen pre de ia enc ver Proceso, nn. 371 y 372, diciembre de La muy justificada irre 1983, y del autor de est o com te Pon Da y as notas en t zar Cas Mo a de del ico” Tie cóm mp a o, UAM n. 37, febrero de “dram 19 84 su . ró ont enc ”, “teatro cantado, en itañol antiguo ático de franequivalente en un tratamiento tem las más comca genialidad al representar una de masculino por plejas versiones del arquetipo do exclusivaexcelencia con un elenco integra cantantes, para mente por mujeres (actrices y no colmo de la osadía). o del elenco Con Leporello como eje, el rest de la obra y representaba diferentes personajes El tiovivo de alternaba el papel de Don Juan. cobijaba bajo identidades y confusión sexual se tres planos en ucía una escenografía que reprod esa” de Ter ta la imagen del “Éxtasis de San no eni entreBernini, símbolo de un universo fem i Donna Giovann 60 61 de escena, es sin lug ar a dudas el de Julian a Faesler. Prácticamente toda su obra como direc tora es una exploración de la conducta de la mujer y su posición en la socieda d contemporánea. El gesto provocativo de invertir el sexo de los personajes en Rosenc rantz y Guilderstern han muerto, de Tom Stoppard , abrió el camino para la observación de la inteli gencia y la capacidad de sufrimiento de las muje res en Alicia en la cama , de Susan Sontag. Es esa, a diferencia de sus compañeras y antecesoras, la nota predom inante de su teatro: el desplazamiento del co nflicto erótico, de la se nsualidad o la homosex ualidad femenina a los terrenos de una cond ición aceptada, inútil de cuestionar, y su sustituc ión por los conflictos de una mujer que vive ple namente su autonom ía del mundo masculino. Así, su obra central vie ne a ser el díptico escé nico compuesto a la m anera de un work in pr ogress por las obras Fr ankenstein o el modern o Prometeo y La Eva futur a. En la primera, la ele cción de la novela de Ma ry Shelly resulta de entra da una afirmación sobr e el genio artístico de las mujeres y su radical ad aptación, donde se m ezcla el argumento de la novela clásica con infor mación científica co ntemporánea (particula rmente sobre la clonació n), implica la creación de un monstruo de sexo femenino encarnado por su cómplice y actri z emblemática, Clar issa Malheiros. La idea de la reproducc ión exenta de implica ciones sexuales proyec ta todo un universo de posibilidades para la au tonomía de las mujeres , así como la definitiva creación de vida artifici al explorada en La Eva futura, adaptación de la novela de Villiers D’ Isle-Adam. En esta ob ra, mezclada nuevamente con información cient ífica y una discusión bio ética, la directora apue sta , ya no por la aceptación de la otredad de la muje r (una causa tan evident e que no requiere de reivindicaciones) sino po r la aceptación de lo otr o en tanto formas divers as de vida. Al igual que sus antecesoras, Jesu sa eligió para su elenco a un grupo de actrices con grandes personalidades y en el que sobresa lían la consagrada Ofelia Medina y una deb utante Regina Orozco. Antes de fracasar en el intento de un Lear feminizado y abandonarse definitivam ente al espectáculo de cabaret y la militancia política, Jesusa realizó todavía otro espectáculo donde reaparecen sus aspiraciones plásticas y una óptica ligada estrechamente al universo femeni no: Yourcenar o cada quien su Marguerite, un espectá culo de imágenes que “dan una idea al tiem po primitiva e ingenua de lo eterno, lo natural del amor, la vida y la muerte. (...) que nos remiten a la vida primigenia como raíz de nuestros sentido s y nuestras historias colectivas antes de ace rcarnos a las ramas de la inteligencia y los frut os del talento y la belleza”.6 ÚLTIMAS GENERACIONES Despojado el camino de la escena de tabúes y censuras, un amplio grupo de mujere s ha colocado su mirada particular sobre la plat ina del escenario. De entre muchas de ellas, hab ría que señalar las inquietudes dramáticas y escéni cas de Elena Guiochins alrededor de la identidad sexual femenina en obras como Plagio de palabras , y las prácticas de Ana Francis Mor, quien trabajó estr echamente al lado de Gerardo Mancebo en su inci piente exploración de un teatro que invertía los estereotipos y trastocaba los roles sexuales con un gran sentido lúdico (Las tremendas aventuras de la Capitana Gazpacho). Antes de tomar con su grupo Las Reinas Chulas la estafeta del cabaret de Jesusa, Ana Francis realizó un homenaje a su amigo rec ién fallecido poniendo en escena su paráfrasis de Noche de epifanía con el título La noche que raptaron a Epifania. En esta “ópera tecno”, la elección de la directora de representar todos los personajes con mujeres multiplicaba la ambigüed ad sexual de la comedia shakespeareana y el jueg o de travestismos propuesto por Mancebo. Por desgracia, la CONCLUSIÓN elección se convirtió en receta al realizar una As í, en un lapso de apen paráfrasis de Tito Andrónico con as sesenta años, la un elenco for- es ce na mexicana, por med mado en exclusiva por varones. io de estas singulares directoras de escena Pero el caso más representativo y con y los elencos que las sistente de acom han pañado, ha transitado la búsqueda de una temática, una del “exceso de preoestética y unas cu paciones femeninas”, prácticas escénicas guiadas por un de la asunción de la se enfoque gené- suali ndad y las problemáti rico en la más reciente generación cas específicas de la de directoras muje r, a un universo autón omo, liberado de atalec vis Co o, m xic os Mé y res en tri tro cc tea ion del s es ire qu ven e y s se 6 expresa en la comOlga Harmony: Ire 1996. plejidad de un teatro sim , CONACULTA, México, plemente humano. ción Periodismo Cultural