México, Distrito Federal I Enero-Febrero 2009 I Año 3 I Número 18 SIGNOS DE UNA TRIPLE OPRESIÓN: SER MUJER, INDÍGENA Y POBRE Alma Rosa Sánchez Olvera. Académica de la FES Acatlán. Doctora en Sociología, integrante del Sistema Nacional de Investigadores. Iniciadora de los Estudios de Género en la FES Acatlán. Colabora como asesora y capacitadora en la ONG Católicas por el Derecho a Decidir. Entre las últimas publicaciones destacan: “El cuerpo espacio de construcción de ciudadanía desde los derechos sexuales y reproductivos en Mujeres y Espacio Público: construcción y ejercicio de ciudadanía” (2008), Silvia Bolos (coord.) Universidad Iberoamericana, México; Derechos Sexuales y Reproductivos en México: Feminismo y Construcción de Ciudadanía para las Mujeres 2008 (en prensa) y Ciudadanía Plena de las Mujeres: Un Asunto de Justicia, derechos y Dignidad, Centro de Estudios de Género, Universidad del Estado de México, 2008 (en prensa). POBREZA: ESCENARIO DOMINANTE EN LA SOCIEDAD MEXICANA En las últimas tres décadas numerosas mujeres que habitan en las grandes urbes de la Sociedad Mexicana han alcanzado logros significativos en los campos laborales educativos, políticos. La gran mayoría ha sido liberada de la servidumbre inmemorial que suponía la procreación; muchas son entregadas al libre ejercicio de una actividad profesional concretándose así la posibilidad de incursionar en un espacio donde el reconocimiento, éxito y prestigio se hace posible. No obstante, aún persiste en la gran mayoría la privación e insatisfacción de las necesidades humanas básicas que los especialistas han denominado la “feminización de la pobreza”. El género y la etnia constituyen los principales ejes de especialmente los jóvenes, la muerte por enfermedades que es posible prevenir, la discriminación como una forma de no estar en los espacios de El mundo indígena desde la perspectiva actual Página humanas, el desempleo estructural de grandes sectores de la población 287 diferenciación negativa y en ellos impacta el despiadado tráfico de vidas México, Distrito Federal I Enero-Febrero 2009 I Año 3 I Número 18 decisión de quedar al margen de los procesos de modernización, en fin, la pobreza como una forma de vida cotidiana. La pobreza es una condición de vida caracterizada por toda una serie de carencias que limitan el pleno desarrollo de quienes la padecen y presenta diversas dimensiones económicas, sociales, culturales y educativas. La primera hace referencia a la falta de ingresos y recursos que permiten satisfacer las necesidades básicas e integrarse y participar de manera plena en la vida social; la segunda, engloba numerosos planos diferenciados tanto de necesidades materiales y sociales, como de individuales para alcanzar un nivel de vida digno; en el primer caso hablamos de la necesidad de servicios públicos: agua, drenaje, luz; mientras que en el segundo se incluyen servicios de salud, hospitales, medicinas y acceso a la información; la dimensión cultural implica la falta de información entendida como los conocimientos útiles para participar en decisiones centrales para la vida. Destaca la necesidad de dotar a las personas de instrumentos de poder social; y la educativa, ilustra los escasos recursos escolares que impiden o limitan una explicación del mundo en la que los argumentos superen al sentido común, el folclor, los mitos o prejuicios que predominan en los imaginarios de los y las mexicanas. El combate a la pobreza es hoy un tema central de reflexión y debate en los organismos internacionales, las políticas de Estado, organizaciones de la Sociedad Civil y la Declaración del Milenio. 1 El informe de Desarrollo Humano 2005 nos muestra un panorama francamente desalentador; la desigualdad social se recrudece en el mundo y la división de la sociedad se polariza “… la inmensa pobreza y la obscena desigualad son flagelos El mundo indígena desde la perspectiva actual Página 1 En el 2000 se firmó la Declaración del Milenio, en la cual 189 países se comprometieron en la Asamblea General de las Naciones Unidas a tomar nuevas medidas y aunar esfuerzos en la lucha contra la pobreza, el analfabetismo, el hambre, la falta de educación, la desigualdad entre los géneros, la mortalidad infantil y materna, la enfermedad y la protección del medio ambiente. Esta Declaración se ha convertido en la hoja de ruta de la comunidad internacional en la lucha contra la pobreza. 288 espantosos de esta época, en la que nos jactamos de impresionantes México, Distrito Federal I Enero-Febrero 2009 I Año 3 I Número 18 avances de la ciencia, tecnología, industria y acumulación de las riquezas las cuales deben considerarse tan graves como la esclavitud y el Apartheid. Extender las oportunidades para que la gente de los países pobres pueda vivir más tiempo y con mejor salud, para que sus hijos accedan a una educación digna y para que salgan de la pobreza son tareas imprescindibles que nos convocan a todos. En un mundo globalizado, interconectado como en el que vivimos, un futuro fundado en la pobreza masiva en medio de la abundancia es económicamente ineficaz, políticamente insostenible y moralmente indefendible” 2 LA FEMINIZACIÓN DE LA POBREZA La privación e insatisfacción de las necesidades humanas básicas es lo que las especialistas de género (Carine Clero, Naila Kabeer, Janine Anderson, Rosa Bravo, María del Feijoo) 3 han denominado “feminización de la pobreza”. Algunos factores expresan el impacto de la pobreza en la vida de las mujeres entre los que destacan: a) las disparidades basadas en el reparto del poder económico que influyen de forma negativa en el género femenino; b) las migraciones y el abandono de la pareja; c) el limitado acceso de las mujeres al poder, educación, capacitación y los recursos productivos; d) las asimetrías de poder que se dan en el espacio familiar y comunitario tanto de género como de generaciones; e) las múltiples formas de discriminación que se combinan con las de género, edad y etnia, f) la situación de vulnerabilidad que la posiciona en el mayor riesgo de vivir violencia intrafamiliar. El enfoque de género ha enriquecido la explicación de la pobreza en 2 Nelson Mandela. Informe de Desarrollo Humano. Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo 2005, p.12. 3 Véase Arriaga Irma y Torres Carmen (editoras), “Género Pobreza nuevas dimensiones” en ISIS Internacional No. 26 Santiago de Chile, Ediciones de las mujeres, 1998. El mundo indígena desde la perspectiva actual Página material y se ubica además en una arraigada cultura androcentrista en la 289 las mujeres enfatizando que la subordinación genérica trasciende lo México, Distrito Federal I Enero-Febrero 2009 I Año 3 I Número 18 que prevalece una débil conciencia femenina “de su derecho a tener derechos”. Destaca, asimismo, la heterogeneidad de la pobreza, al desagregar categorías como la de género; se resalta que el hombre y la mujer tienen atributos, responsabilidades, experiencias de vida diferentes frente a la condición de pobreza. Como grupo social, las indígenas son una de las más oprimidas, el hecho de que sean definidas genérica y corporativamente como “indias” sintetiza su opresión: su etnicidad diversa es subsumida en su definición política como minoría, por ser mujeres, por ser indígenas y por pertenecer a un estrato pobre. Esta triple opresión que como indígenas viven se expresa de diversas formas según la región donde se ubican cada uno de los grupos étnicos del país. Warman 4, ubica que tan sólo en diez estados de la república se concentra la población campesina rural que vive en condiciones de pobreza: 30.8% de los pobres del campo se concentran en sólo tres entidades: Veracruz, Chiapas y Puebla. Si se agregan Guerrero y Oaxaca, la proporción sube a 46%, casi la mitad. Si se suma también el Estado de México, Michoacán, Hidalgo, San Luis Potosí y Guanajuato, tenemos que en diez estados se concentra el 73% de los pobres extremos en el campo. Esos diez estados forman parte de lo que se ha denominado el núcleo rural de México, así como la zona donde más población indígena existe. En tres entidades se concentran el mayor porcentaje de tal población: Yucatán 37.3 %, Oaxaca 37 %, y Chiapas 24.6 %. De acuerdo con la UNESCO 2001 5, en la última década se han dado algunos cambios importantes en la población indígena, entre los que destacan: la disminución de los niveles de analfabetismo (de 40% de la Arturo Warman, El campo mexicano en el siglo XX, Fondo de Cultura Económica, México, 2001. Geraldine. Situación educativa y social en México: El futuro de la educación para las niñas. UNESCO, México, 2001. 4 5Novelo, El mundo indígena desde la perspectiva actual Página de la tasa de asistencia escolar de la población de 6 a 14 años y, salta a la 290 población de 15 años y más en 1990, a 33% en el año 2000); el incremento México, Distrito Federal I Enero-Febrero 2009 I Año 3 I Número 18 vista, que sólo las niñas amuzgas registran una tasa de asistencia escolar ligeramente más alta que los niños; el aumento de movimientos migratorios hacia las localidades urbanas (4 de cada 10 mujeres indígenas ya no reside en el medio rural, sino en las zonas urbanas) 6. Si bien el acceso a la educación es un elemento central que propicia cambios positivos, pues permiten desmontar la condición de pobreza cultural o educativa, éstos aún resultan insuficientes si consideramos que de los casi seis millones de analfabetas que todavía existen en el país el 60% lo representan mujeres de más de treinta años. Por su parte el Banco Mundial señala que en Latinoamérica la pobreza entre la población indígena es crónica y severa, y que sus condiciones de vida son peores que las que tiene el resto de la población rural, cuestión que es reconocida e insertada en la identidad de los grupos étnicos. Particularmente en lo que se refiere a la condición de las mujeres, los datos que ofrece la Organización de las Naciones Unidas son contundentes: 67 % de las horas laborables del mundo están a cargo de las mujeres que obtienen por ello el 10 % de los ingresos económicos y representan las dos terceras partes de los analfabetos que poseen el 1% de las propiedades del mundo. Los problemas de pobreza que caracterizan a las regiones y a la población indígena, indican que enfrentan condiciones estructurales que limitan la conservación de los recursos y el ejercicio de sus derechos, cuya reacción se expresa en diversos intentos de cambio a través de manifestaciones que van desde la conformación de organizaciones de hombres, mujeres, y mixtas, para la defensa de su territorio, la producción De acuerdo con un estudio realizado por la Comisión Nacional para el desarrollo de los Pueblos Indígenas se estima que 749 mil 639 indígenas viven en la zona metropolitana de la Ciudad de México, de los cuales medio millón vive en el Distrito Federal. 6 El mundo indígena desde la perspectiva actual Página 291 y comercialización de sus productos, la obtención de servicios, el cuidado y México, Distrito Federal I Enero-Febrero 2009 I Año 3 I Número 18 manejo de bosques, la atención a la salud y hasta movimientos armados como el de Chiapas. La pobreza, marginalidad y exclusión de la población indígena se expresa en las condiciones de sus viviendas, el acceso a los servicios tales como agua, electricidad, drenaje -solo 63.6% de las 1,9727 368 viviendas cuentan con agua entubada-, el 59.2% no tienen drenaje y el 16.6% carece de electricidad. De acuerdo con los datos del censo realizado en el año 2000, el grupo de los pueblos indígenas con mayores niveles de marginalidad y exclusión es el de las mujeres. La marginación acrecentada de la población indígena femenina se presenta en un contexto de oportunidades ya de por sí restringidas en el que sólo el 70% de la población indígena masculina y el 27% de la femenina puede incluirse en la PEA con el 91.2% de este conjunto se ubica en condiciones de pobreza y pobreza extrema. El acceso a los ingresos y a las oportunidades laborales, además de reducido, se enfoca a nichos económicos también depauperados: el 32.4% de la fuerza de trabajo indígena gana menos del salario mínimo establecido; mientras que el 11.20% percibe entre uno y dos salarios mínimos, todavía una cifra insuficiente para sostener a una familia promedio. Las cifras disponibles muestran que la mayor participación económica de las mujeres indígenas aparece en un rango de edad de los 30 a los 34 años, y que el 53% de la fuerza de trabajo femenino indígena no percibe ingresos, mientras que el 92.9% de las mujeres indígenas carece de cualquier protección social. A esto agregamos la permanencia del monolingüismo que se ha mantenido en los últimos diez años en niveles de alrededor de 16.5% por cada cien hablantes de lengua indígena, vulnerabilidad al no contar con la información, conocimientos, servicios de diversa índole para la resolución de conflictos legales, comunitarios. El mundo indígena desde la perspectiva actual Página de padecer discriminación se exacerban y las coloca en condiciones de 292 reportando las mujeres el 20.7% y los varones el 12.4%. Las posibilidades México, Distrito Federal I Enero-Febrero 2009 I Año 3 I Número 18 …los pueblos indígenas, a través de sus representantes, de sus organizaciones y de sus integrantes han expresado reiteradamente el maltrato y la discriminación de que son objeto, entre otros aspectos, por su desventaja en el uso del español, hablado y escrito. La falta de acceso al idioma dominante se ha traducido para los indígenas en desventajas educativas, laborales, económicas, sociales, culturales y políticas; en el despojo de los recursos, las tierras y los territorios, en la explotación y en el olvido que forman parte de la condición subordinada de los grupos étnicos en nuestro país. 7 Sin acceso a oportunidades educativas y laborales, las mujeres indígenas han visto también obstaculizado su acceso a la participación e interlocución en la comunidad; además han tenido que enfrentarse a la discriminación, marginación y exclusión. A nosotras nos maltratan porque nos ven humildes y calladas. Porque no sabemos hablar español. Nos miran como animalitos porque no entienden lo que queremos con nuestras vidas; porque nos miran que no sabemos hablar ni protegernos... Nos insultan porque no sabemos hablar como hablan los ladinos. 8 No obstante, es preciso reconocer que el trabajo de la mujer indígena es fundamental para el sostenimiento de la economía familiar. Elabora productos de consumo familiar, vestido, alimentación, manufactura productos artesanales que se destinan a la venta, labora en las ciudades en servicio doméstico con lo que contribuye a incrementa el magro salario familiar. Los rostros de su intervención en las diversas formas de trabajo en la comunidad colocan a las mujeres indígenas como ejidatarias con parcelas en las que diariamente trabajan, pero no reciben pago pues su Paloma Buenfil, “¿Obedecer callando o mandar obedeciendo? La conquista de la palabra entre lideresas indígenas”, en Revista México Indígena, núm. 5, Comisión Nacional para el desarrollo de los pueblos Indígena, México 2004 8 El mundo indígena desde la perspectiva actual Página Informe Especial sobre los Derechos de las Comunidades Indígenas Residente en la Ciudad de México 2006-2007, Comisión Nacional de los Derechos Humanos, México, 2007, p. 18. 7 293 trabajo es considerado como ayuda; amas de casa que auxilian a la familia México, Distrito Federal I Enero-Febrero 2009 I Año 3 I Número 18 en tareas agropecuarias, cuidado de ganado y aves, elaboración de productos lácteos; jornaleras cuyo trabajo representa un fuerte atractivo para los patrones en tanto el salario que perciben no es igual al devengado por los varones pese a que el trabajo sea el mismo; migrantes 9 que tienen como opción central a las grandes ciudades. DISCRIMINACIÓN Y MUJERES INDÍGENAS VIOLENCIA DE GÉNERO. PRÁCTICAS PRESENTES EN LAS Bamberger 10 menciona que la falta de oportunidades, así como de seguridad y vulnerabilidad, son características básicas de la pobreza; esto es, la falta de seguridad expone a riesgos, y la vulnerabilidad es la posibilidad del declive en el bienestar. Los riesgos de seguridad del género incluyen aquellos basados en las relaciones familiares que atentan contra el hogar como unidad social; son, entre otros, consecuencia de la violencia doméstica y comunitaria. Una práctica cultural que caracteriza la vida de miles de mujeres indígenas es el hecho de estar sin voz y sin poder, clave, de acuerdo a Bamberger, de la pobreza. Las mujeres indígenas, son frecuentemente excluidas de los procesos sociales y políticos que afectan en gran medida su vida. Así lo constata Ramona integrante del movimiento revolucionario zapatista: El mundo indígena desde la perspectiva actual Página 9 De acuerdo al Informe Especial sobre los Derechos de la Comunidades Indígenas residentes en la Ciudad de México 2006-2007, publicado por la Comisión de los Derechos Humanos del Distrito Federal , Emilio Álvarez Icaza, presidente de la Comisión, detalló el caso de la discriminación a la que son sometidas las mujeres indígenas residentes en la ciudad de México, que padecen estereotipos fomentados por los medios de comunicación y de las cuales 57 de cada 100 son trabajadoras del hogar, ocupación en la que no tienen ninguna garantía pues es un trabajo que no está regulado, y por tanto son sometidas a largas jornadas, sueldos limitados, escasas prestaciones, malos tratos y, en muchas ocasiones, violaciones a sus derechos sexuales y reproductivos. 10Bamberger, M. et al. (2000) Género, Documento del Banco Mundial. http//www.worlbank.org/poverty/spanish/strategies/missión/sptoc.htm 294 ...no se nos da trabajo ni salario y queremos que cambien las relaciones del Estado con los pueblos indios para lograr reparto equitativo de los recursos de la Nación; buscamos también establecer relaciones de respeto, equidad y reconocimiento a la diversidad de las culturas y pueblos indígenas de México. México, Distrito Federal I Enero-Febrero 2009 I Año 3 I Número 18 Demandamos el derecho a la tierra, a tener representación en las Cámaras Legislativas y en todos los Órganos del Gobierno. Nuestra voz se ha alzado reconociendo la discriminación y opresión en que vivimos las mujeres indígenas en lo local, regional y nacional. Y expresaron claramente su realidad al manifestar: …las mujeres indígenas sufren amenazas, represión y discriminación, por lo cual no pueden participar plenamente en los procesos sociales, económicos y políticos; son las más discriminadas, más pobres y más excluidas, por lo que se requiere el reconocimiento de sus derechos humanos, sus derechos como ciudadanas. 11 En efecto, uno de los grupos sociales que expresa con contundencia la discriminación y violación cotidiana de sus derechos humanos son las mujeres más pobres entre los pobres: las mujeres indígenas. Sin voz y sin poder en la comunidad, las posibilidades de ser sujeta de derechos significa un largo proceso de toma de conciencia, lucha y movilización en las que ha sido ejemplar el trabajo de algunas organizaciones de la Sociedad Civil, entre otras, Mujeres para el Diálogo, Católicas por el Derecho a Decidir. Aunque con muy distintas condiciones, puede afirmarse que la comunidad, como espacio de decisión y representación indígena, es un órgano masculino pues las condiciones para pertenecer difícilmente son cubiertas por las mujeres. El acceso a la tierra 12, en primer lugar, suele darse a través de la mediación masculina: en tanto esposas, madres o incluso hijas, las mujeres disponen de una parcela y de los derechos que esa propiedad les da para la participación pública en el ámbito comunitario. Este derecho condicionado parte del supuesto de que la tierra, como bien común, se otorga a los varones en tanto productores, Discurso pronunciado por Ramona indígena zapatista, 1995, San Cristóbal de las Casas. México fue el primer país latinoamericano que estableció en 1971 la igualdad jurídica formal entre hombres y mujeres en su legislación agraria. Sin embargo, las reglamentaciones de los ejidos especificaban que cada familia tenía derechos a ser representada por sólo un miembro, que de acuerdo con el uso y las costumbres tradicionales, era el jefe de hogar varón. Por consiguiente aunque el Estado concedió a todas las mujeres adultas derechos a la tierra, la participación en los ejidos y los derechos efectivos se limitaban a las jefas de hogar. No obstante, los derechos de usufructo en el ejido se consideraban como patrimonio familiar, otorgando a todos los miembros del hogar acceso a la tierra y a otros recursos. Véase Deere Carmen Diana, Magdalena León,Género propiedad y empoderamiento: tierra, Estado y mercado en América Latina. PUEG/UNAM, FLACSO, 11 El mundo indígena desde la perspectiva actual Página ECUADOR, MÉXICO, 2002. 295 12 México, Distrito Federal I Enero-Febrero 2009 I Año 3 I Número 18 mientras toca a las mujeres disponer y distribuir de sus frutos al interior del ámbito doméstico familiar. Así, la comunidad está integrada por un colectivo de productores –con recursos, ingresos y palabra – que definen el interés común de sus dependientes. La comunidad se construye para que el colectivo de jefes de unidades doméstico-familiares sea partícipe de los recursos y las decisiones colectivas. 13 En este marco, la ciudadanía indígena (sujeto de derecho) se construye a partir del papel productivo y se da en función de la capacidad generadora de recursos. Así, el acceso diferenciado de las mujeres a los recursos, los ingresos y la participación determina también el sentido, la dificultad y los retos específicos para que su voz y palabra sea escuchada y sus derechos ejercidos y reconocidos en la comunidad. VIOLENCIA DE INDÍGENAS GÉNERO, PRÁCTICA PRESENTE EN LA VIDA DE LAS MUJERES No es que se enferme de susto aquella persona porque se caiga y se espante, no; es que desgraciadamente llega el marido tomado y llega a golpear a la mujer, y de eso los niños se espantan y comienzan a estar malos, dejan de comer y comienzan con fiebre... Es lo que le platico a usted a las señoras las espanta el marido, esos son los sustos más fuertes, y se llegan a morir de eso. La violencia es actualmente uno de los problemas sociales más importantes en todo el mundo. Afecta dramáticamente a las sociedades en su conjunto y a cada una de las personas que la padecen, infringiendo los derechos humanos, obstaculizando el desarrollo pleno y minando las capacidades humanas en todos los órdenes de la vida. Aún cuando cualquier ser humano, sin importar edad, sexo, clase o El mundo indígena desde la perspectiva actual Página Paloma Buenfil, “¿Obedecer callando o mandar obedeciendo? La conquista de la palabra entre lideresas indígenas” en Revista México Indígena, núm. 5, Comisión Nacional para el desarrollo de los pueblos Indígena, México 2004 13 296 raza, puede estar sometido a actos de violencia, es altamente preocupante México, Distrito Federal I Enero-Febrero 2009 I Año 3 I Número 18 la violencia ejercida sobre mujeres, niños y ancianos por la magnitud con la que se presenta y los efectos que producen. Así se constata en declaraciones y acuerdos internacionales 14. En México la violencia ha sido reconocida como un grave problema social que incide en muy diversos ámbitos: salud, seguridad pública y trabajo, y se inscribe en el marco de la violación de los derechos humanos pues obstaculiza el pleno desarrollo de las personas. La reciente Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, define la violencia contra las mujeres como cualquier acto u omisión que cause daño o sufrimiento emocional, físico, económico o sexual —incluso la muerte— tanto en el ámbito privado como en el público. Dicha violencia está basada en el sometimiento, discriminación y control que se ejerce sobre las mujeres en todos los ámbitos de su vida, afectando su libertad, dignidad, seguridad e intimidad, violentando así el ejercicio de sus derechos. La citada Ley establece una tipificación de las distintas formas de violencia que pueden estar presentes en la vida de quienes la padecen, para el caso de las mujeres indígenas, cobran expresión la violencia física, verbal, económica, psicológica e institucional, 15 todas quedan ilustradas en la voz de las participantes del en Cuetzalan Puebla, en el año 2000. 14 Véase: Convención Sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (1979); Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la mujer Belém Do Para 1994; la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida libre de Violencia. México 2006. 15 De acuerdo a la Ley General de Acceso de las mujeres a una vida Libre de Violencia: la violencia verbal incluye insultos, gritos, amenazas, descalificaciones, humillaciones, etc. Violencia psicológica. Es cualquier acto u omisión que dañe la estabilidad psicológica, que puede consistir en negligencia, abandono, descuido reiterado, celotipia, insultos, humillaciones, devaluación, marginación, desamor, indiferencia, infidelidad, comparaciones destructivas, rechazo, restricción a la autodeterminación y amenazas, las cuales conllevan a la víctima a la depresión, al aislamiento, a la devaluación de su autoestima e incluso al suicidio (Ley Gral. Art 6). Violencia económica. Es toda acción u omisión del agresor que afecta la supervivencia económica de la víctima. Se manifiesta a través de limitaciones encaminadas a controlar el ingreso de sus percepciones económicas, así como la percepción de un salario menor por igual trabajo, dentro de un mismo centro laboral. Violencia física. Cualquier acto que inflige daño no accidental, usando fuerza física o algún tipo de arma u objeto que pueda provocar o no lesiones ya sean internas o externas, o ambas. Violencia sexual.- Es cualquier acto que degrada o daña el cuerpo y/o la sexualidad de la víctima y que por tanto atenta contra su libertad, dignidad e integridad física. Es una expresión de abuso de poder que implica la supremacía masculina sobre la mujer, al denigrarla y concebirla como objeto. El mundo indígena desde la perspectiva actual 297 16 Página taller que coordinó Susana Mejía México, Distrito Federal I Enero-Febrero 2009 I Año 3 I Número 18 El concepto de violencia o maltrato, como comúnmente lo denominan las mujeres indígenas, tiene que ver con el control de movimiento, de su salud y sexualidad y, en gran medida, con la obediencia que por tradición debe la mujer a su marido, así como por el seguimiento a costumbres y tradiciones en las comunidades indígenas. Al respecto, señalan que violencia es: • • • • • • • • • • Cuando el marido golpea a la mujer, le grita cosas feas y no le da permiso de salir a ninguna parte. Cuando el marido la obliga a tener relaciones sexuales. Cuando no la deja decidir cuándo y cuántos hijos quiere tener. Cuando el señor no da para el gasto de la casa. No poder salir sola de la casa. Cuando la suegra y el suegro se imponen en decidir. Tener mucha obligación en el trabajo de la casa. Cuando no nos permiten visitar a nuestras familias. Cuando el esposo se apodera de la herencia de la mujer. Cuando el papá, o padrastro, viola a la hija. De acuerdo con la investigación 17 realizada por Mejía, un aspecto importante que refieren las mujeres indígenas es el papel que juegan los suegros, principalmente la suegra, en la reproducción de la violencia, como forma de control de las mujeres y del cumplimiento de lo que en la cultura se considera el “deber ser femenino”. Así, por lo general, es costumbre que cuando una mujer intenta apartarse de los mandatos, saliendo sola de su casa, o no cumple con lo que se considera sus obligaciones (atender y obedecer en todo a su esposo), la suegra y el marido tienen el derecho de hacerla cumplir, utilizando incluso métodos violentos. En este caso las 17 Susana Mejía Flores “Mujer Indígena y Violencia: Entre esencialismos y racismos” Revista México Indígena, no. 5, Comisión Nacional para el desarrollo de los pueblos Indígena, México, 2004. El mundo indígena desde la perspectiva actual Página 16 Maestra en Ciencias del Desarrollo Rural. Actualmente es responsable del área de derechos humanos y violencia doméstica del Centro de Asesoría y Desarrollo entre Mujeres A.C., en Cuetzalan, Puebla; forma parte de la coordinación Comaletzin, desde donde se incorpora al fortalecimiento de diversos procesos organizativos y de educación de mujeres indígenas y campesinas del país. 298 suegras actúan como “guardianas de la costumbre”, observando que sus México, Distrito Federal I Enero-Febrero 2009 I Año 3 I Número 18 nueras obedezcan y atiendan a sus hijos, como ellas lo hicieron con sus esposos. Son entonces las propias mujeres de la comunidad las que reproducen la violencia intragenérica, manteniendo así las relaciones de poder y control sobre aquellas que de acuerdo a su posición, resultan jerárquicamente inferiores, subordinadas. ...las mujeres indígenas reconocen y señalan otras formas de violencia que se ejerce en su contra y que se presentan fuera del ámbito doméstico, principalmente en las comunidades y en la región, asociado sobre todo con la violencia sexual, doméstica y con la discriminación étnica y genérica, por parte de autoridades y servidores públicos. Al respecto, las mujeres dicen: “en los caminos jalan a las muchachas y abusan de ellas”; “cuando pasan las mujeres por donde están los hombres les dicen cosas, hasta a las niñas las atajan”; “critican a las mujeres que salen de sus casas solas y a las que van a la organización, les dicen callejeras” (léase prostitutas); “hay mucha difamación, es decir, unos hablan mal de nosotras y hacen chismes de las mujeres, eso hace que muchas veces el marido golpee a su mujer. 18 Las indígenas que padecen violencia institucional en sus vidas han señalado: maltrato en los hospitales por el uso de su lengua, el que los médicos no les expliquen los padecimientos ni sus tratamientos; han comentado que hubo casos en los cuales las operan o les ponen el dispositivo sin su consentimiento; cuando van a denunciar, las autoridades las regañan y las tratan mal. Viven una violación cotidiana a sus derechos sexuales y reproductivos, marcada por la ignorancia, dolor y malestar, así lo confirma el siguiente testimonio: 18 Ibídem, p.17. El mundo indígena desde la perspectiva actual Página 299 Tuve diecisiete embarazos, de los cuales siete fueron abortos, dos hijos se murieron y me quedan ocho. La primera vez que aborte fue después de una fuerte discusión con mi esposo y él me golpeo muy feo, sentí un dolor muy fuerte y empecé a sangrar, como a las cuatro horas eché una bolsita que tenía adentro como una México, Distrito Federal I Enero-Febrero 2009 I Año 3 I Número 18 ranita. Tarde sangrando varios días y de ahí quede muy débil. De ahí mi dos siguientes embarazos fueron abortos también”. 19 La violencia institucional expresa la presencia de la discriminación. Ésta afecta a las mujeres a lo largo de toda su vida porque indígenas dejan de creer en sus capacidades y habilidades; debilita su estima personal y terminan creyendo que efectivamente son inferiores. Hay grupos de mujeres que son más discriminadas que otros, por ejemplo las indígenas, las trabajadoras domésticas, las migrantes y los grupos donde las diferencias han justificado el maltrato, la violencia, las injusticias y la irracionalidad hacia todo aquello que se nombre femenino. A pesar de la discriminación, opresión que han padecido las mujeres por siglos, algunas han logrado superar los obstáculos y han abierto un amplio camino, con múltiples posibilidades para el desarrollo personal, familiar, de participación política a las nuevas generaciones de mujeres. PRÁCTICA Y DISCURSO CRÍTICO DE GÉNERO Y ETNIA En la última década del siglo XX, mujeres indígenas organizadas han unido sus voces al movimiento indígena nacional para denunciar la opresión económica y el racismo que marca la relación de los pueblos indios con el Estado y con otros grupos sociales. Paulatinamente se ha construido una conciencia de género que muestra que estas mujeres están luchando en el interior de sus organizaciones y comunidades por cambiar aquellos elementos de la “tradición” que las excluyen y las oprimen. Se está tejiendo en algunas comunidades lo que Alberti 20 denomina el “discurso crítico de género y etnia”, el cual presenta una visión que El mundo indígena desde la perspectiva actual Página Mujer Chichimeca campesina de Guanajuato, en Mayela García Ramírez, Azalia Calleja, et al., “Violencia intrafamiliar, violencia de género”, en Ser Mujer: ¿ un riesgo para la salud? Del Malestar y enfermar, al poderío y la Salud, Gloria Sayavedra, Eugenia Flores (coord.), Red de Mujeres A. C., México, 1997. 20 Alberti Manzanares, Pilar. Género Ritual y Desarrollo Sostenido en Comunidades Rurales de Tlaxcala , Plaza y Valdés/Conacyt/Indujeres, México, 2003. 19 300 cuestiona las costumbres y tradiciones, rechaza aquellas que atentan México, Distrito Federal I Enero-Febrero 2009 I Año 3 I Número 18 contra su dignidad en los aspectos domésticos, económicos, culturales, sociales y políticos, y reconoce y valora su pertenencia a los grupos étnicos. Las características de este discurso no están aisladas, puesto que, como observa esta misma autora, tiene elementos comunes con las voces de otras mujeres indígenas que han expresado sus demandas en diversos foros y eventos en años recientes, que dan cuenta también de la diversidad de características y situaciones propias que las identifican como mujeres con problemáticas específicas de acuerdo con su grupo indígena, edad, situación social, estado civil y otras. Entre las demandas expresadas en estas propuestas, pueden observarse aquéllas que se relacionan con aspectos básicos, destinadas a la solución de necesidades de sobrevivencia, como salud, nutrición, servicios de educación, transporte, electricidad, acceso y control sobre su territorio, entre otras. Se encuentran también aquéllas que buscan objetivos de mayor alcance y a más largo plazo, las relacionadas con el movimiento indígena, como el respeto a la identidad y diferencia cultural, a la libre determinación para gobernar su territorio en los aspectos políticos, culturales y económicos, relacionados con la búsqueda de autonomía en la aplicación de justicia, el reconocimiento de sus saberes tradicionales y formas de organización. Reclamo de autonomía que no implica una posición separatista con respecto a sus derechos y obligaciones como mexicanos y mexicanas. Los cambios los ubicamos, entonces, en dos niveles: aquéllos que suponen conciencia de género asociados a beneficios de consumo familiar y que exigen, por tanto, la satisfacción de demandas básicas –agua potable, molinos de nixtamal cerca de la comunidad, clínicas de salud- hasta los que se fundamentan en el discurso crítico de problemas muy serios, como el del alcoholismo en las comunidades indígenas, la violencia ejercida por el ejército y autoridades sobre los pueblos indios. El mundo indígena desde la perspectiva actual Página acceso a la tierra, a recursos para la producción y salud reproductiva, y 301 género y colocan a las mujeres indígenas como personas con derechos al México, Distrito Federal I Enero-Febrero 2009 I Año 3 I Número 18 De forma heterogénea y paulatina se construye en las comunidades indígenas lo que conocemos como la ciudadanía para las mujeres, su expresión ha sido en gran parte nutrida por los movimientos sociales que emergieron después del zapatismo. En esa construcción ciudadana, un hecho resulta nodal, el uso de la palabra, el eco de su voz, la posibilidad con la que cuentan muchas para expresar sus demandas propias, de hacer visible problemas particulares y defender derechos específicos. Antes, éramos como ciegas que no veíamos, teníamos miedo y mucha ignorancia. La organización nos ha dejado ver, nos ha quitado la venda, nos ha dado alegría y nos ha dado valor. Gracias a las compañeras que se atrevieron a ver por ellas y con ellas, por nosotras las demás. Gracias a las palabras que nos regalaron y que para nosotras son muy valiosas. Gracias a todo eso hoy nos atrevemos a mirar, a reconocer lo que el corazón sentía sin poderlo decir. Por eso hoy estamos aquí y ya nos atrevemos a caminar, a pisar más recio, a hablar más fuerte para decir quiénes somos y adónde queremos ir 21. El viejo mandato genérico del calla y obedece se ha convertido en la nueva voz, la otra palabra, la palabra del corazón o la voz de la memoria que hoy del encuentro-taller “Los derechos de las mujeres en nuestras costumbres y tradiciones”, San Cristóbal de las Casas, Chiapas, 19 y 20 de mayo de 1994, pp.13-14, en Paloma Bonfil Sánchez “¿Obedecer callando o mandar obedeciendo? La conquista de la palabra entre lideresas indígenas”, Revista México Indígena, núm. 5. El mundo indígena desde la perspectiva actual Página 21Memorias 302 construye las nuevas agendas y las renovadas denuncias. México, Distrito Federal I Enero-Febrero 2009 I Año 3 I Número 18 BIBLIOGRAFÍA Alberti Manzanares, Pilar (2003), Género Ritual y Desarrollo Sostenido en Comunidades Rurales de Tlaxcala, Plaza y Valdés/Conacyt/Indujeres, México. Arriaga, Irma y Torres Carmen 1998 (editoras), “Género Pobreza nuevas dimensiones”, en ISIS Internacional núm. 26, Santiago de Chile, Ediciones de las Mujeres. 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