0405-tu.qxd 4/25/04 9:27 PM Page 1 4 La Plata, lunes 26 de abril de 2004 Datos Sus viajes en la era de la convertibilidad La ginecóloga jubilada Irma Bernarda no hacía gastos ostentosos, según comentaron varios amigos y familiares. Se sabe que realizó algunos viajes importantes durante la convertibilidad, pero en los últimos tiempos sólo iba a Trenque Lauquen (donde vive su ex esposo) o Mar del Plata. Incluso tuvo algunos problemas económicos cuando intentó una operación inmobiliaria con la compra de un departamento que finalmente se frustró. Una mujer que vivió sin enemigos La mañana del 8 de enero la zona de 9 y 71 se vio conmocionada. El desfile de vecinos y allegados a la víctima por la vereda de la casa fue incesante. A la tarde, muchos fueron a la sede de la DDI para prestar declaración en la causa, que coordina el fiscal Marcelo Martini. Invariablemente, todos coincidían en un punto: “Era una excelente persona. No tenía enemigos”, como dijo a Trama Urbana su concuñado, Roberto Cafarena. NUEVAS PISTAS EN EL CRIMEN DE LA GINECOLOGA Irma Bernarda no tenía que estar La mujer había planeado salir de vacaciones la noche del 8 de enero. Su entorno confiaba que así sería. Pero se quedó Irma Bernarda (68) no tendría que haber estado durmiendo en su casa la madrugada del 8 de enero pasado, cuando fue brutalmente asesinada por al menos dos delincuentes que la maniataron, la golpearon y finalmente la asfixiaron. Esa es ahora la principal hipótesis que barajan los investigadores que siguen el caso al mando del fiscal Marcelo Martini, y que intentan dar con los autores materiales e intelectuales del crimen que, según se sospecha, serían los mismos. La ginecóloga había llegado a La Plata de unas cortas vacaciones, y la noche del 8 de enero debía volver a salir hacia la Costa Atlántica en su auto. Los vecinos, familiares y el entorno íntimo de la víctima estaban seguros de que esa madrugada Irma Bernarda no estaría en su casa de calle 9 al 1.882, entre 70 y 71. Y los asesinos... también. Por lo menos ésa es la información que manejan con certeza los investigadores, según pudo saber Trama Urbana de fuentes policiales y judiciales. De hecho, la mujer tenía sus valijas y bolsos listos. Pero a último momento Los delincuentes no forzaron ninguna de las tres puertas que usaron para entrar y darse a la fuga Bernarda. Apreciada por todos decidió retrasar su viaje para quedarse en la ciudad para acompañar al médico a una amiga que había sufrido una lesión. La decisión terminó con el desenlace fatal, ya que los asesinos entraron a la casa a robar, pero al encontrarse con la mujer, que muy probablemente los vio y reconoció sus rostros, tuvieron que ultimarla y darse a la fuga, temerosos y Rodrigo. El hijo de la ginecóloga fue el primer familiar que presenció la escena del crimen el 8 de enero superados por “una situación inesperada, fuera de todos los planes”, coincidieron los voceros. Iba a ser un robo más, un escruche. Pero una decisión de último momento, combinada con la presumible inexperiencia de los delincuentes, terminó con la vida de la víctima. La escena En la madrugada de ese fatídico 8 de enero, la ginecóloga jubilada dormía en su habitación, ubicada entre el garage (que da a la calle) y la cocina, y cuya puerta da a un pasillo interior, explicaron las fuentes. En ese cuarto, en el bolsillo de un tapado o una prenda de similares carac- Los pesquisas creen que los homicidas ultimaron a la ginecóloga porque reconoció sus rostros terísticas, Bernarda guardaba 3 mil pesos en efectivo. Pero esa era sólo “la yapa” de un botín que trepaba a los 8 mil dólares. En el garage había quedado estacionado el auto en el que planeaba viajar. El resto de las dependencias estaban vacías y a oscuras. Y todas las puertas cerradas. La casa posee tres puertas de acceso: la principal, la del garaje y la de servicio. Los sujetos (se sospecha que fueron al menos dos personas) ingresaron entre las 2 y las 2.30 de la mañana por la de servicio. Lo que se sabe es que quien accedió a la propiedad, lo hizo con las llaves de Cristian Ledesma, un pintor que trabajaba desde hacía un tiempo en la casa de Bernarda y contaba con un juego de tres llaves: “las únicas tres puertas que se abrieron el día del crimen”, detallaron los voceros. En sus declaraciones, el pintor dijo que había sido secuestrado por varios delincuentes que le habían sustraído las llaves (ver aparte). Los asesinos entraron, entonces, por Las hipótesis y la ruta de la muerte Los pesquisas que investigan de cerca el crimen de Irma Bernarda sospechan que no se trató de un crimen por encargo, y tampoco creen que el asesinato tenga ribetes emocionales, según pudo saber Trama Urbana. La hipótesis es: entraron a robar y la tuvieron que matar. Ahora, si sólo entraron a robar, y se metieron con las llaves de la casa, alguien la entregó. O alguien que estaba adentro, que conocía el lugar y los movimientos habló de más. O alguien que estaba adentro, conocía el lugar y los movimientos, participó en cada secuencia esa madrugada del 8 de enero. Si ésta es la ruta, ahora es preciso encontrar una prueba. O esperar a que algunos de los participantes del episodio se quiebre y revele la verdad. El dinero que no se llevaron Los asesinos se llevaron 3 mil pesos que robaron del tapado guardado en el ropero. Pero querían los 8 mil dólares que Bernarda guardaba celosamente en una cajita y en varios frascos de medicamentos, todos dentro de una bolsa de nylon ubicados en un altillo. Los pesquisas están completamente convencidos de que la persona que entró no fue a buscar sólo 3 mil pesos. Y sabía dónde estaban los 8 mil dólares. Pero la presencia inesperada de Bernarda modificó sus planes. 0405-tu.qxd 4/25/04 9:27 PM Page 2 5 La Plata, lunes 26 de abril de 2004 CLAVES CLAVES CLAVES en su casa el día que la asesinaron para acompañar a una amiga. Esa decisión de último momento terminó en un homicidio. Las claves de un caso impune la puerta lateral, caminaron un largo pasillo, abrieron una segunda puerta que comunica un patio con una especie de departamentito, y luego una tercera puerta que va del monoambiente a la cocina de la casa de Bernarda. Estaban ya adentro y sin forzar aberturas. Moviéndose en la oscuridad llegaron, sin chocarse muebles, hasta la habitación donde sabían estaba parte del dinero. Los delincuentes se encontraron inesperadamente con la víctima. La secuencia modificó todos los planes. Y no había un plan B. Presuntamente reconocidos por Bernarda, los sujetos entraron en pánico, tomaron unas sábanas y maniataron de manera torpe y exagerada a la víctima, que tras recibir varios golpes murió ahorcada. La asfixiaron con una mano y un almohadón, según determinó horas más tarde la operación de autopsia practicada en la morgue policial. Se estima que los criminales no llevaban armas, ya que no habían prevenido una secuencia de esa magnitud. De hecho, los investigadores sos- Sorprendidos por la presencia de la mujer, sin un plan B, atacaron a la víctima y la ultimaron pechan que si hubieran sabido que la mujer estaba en la vivienda, no habrían entrado. “No eran profesionales, sólo oportunistas con un puñado de datos, precisos”, coincidieron fuentes judiciales y policiales. Sobre esta información, los investigadores tienen su hipótesis: si los asesinos hubieran accedido por el garaje o por la puerta principal, habrían visto el coche y de ese modo se habrían dado cuenta de que Irma Bernarda estaba en casa aquella noche. Y muy probablemente se hubieran escapado sin cometer el delito. Infografía Los sujetos entraron con el Abrieron tres puertas y se La autopsia reveló que la juego de llaves de un pintor que trabajaba desde hacía un tiempo en la casa de la víctima. movieron en la oscuridad sin chocar muebles hasta llegar a la pieza donde dormía Bernarda. Los homicidas huyeron por el OFICINA mismo lugar por donde entraron. El crimen de LIVING COMEDOR Irma Bernarda (68) ocurrió el 8 de enero de 2004 en su casa de calle 9, 70 y 71. COCINA DEPARTAMENTO INDEPENDIENTE EN ALQUILER CALLE 9 Puerta principal mujer murió asfixiada. Los PASILLO GARAGE Recorrido de los ladrones DORMITORIO Dinero robado PATIO ALTILLO investigadores creen que los asesinos fueron dos hombres que sólo pretendían robar los ahorros de la ginecóloga. Dinero que no fue hallado Detalles: el dinero y el pintor Con el cadáver de Irma Bernarda tirado boca abajo sobre la cama, los homicidas se arrebataron y salieron corriendo, olvidándose de todo. Sólo querían estar lejos de ahí, lo antes posible. Tanto es así que: a) Había 8 mil dólares en billetes contantes y sonantes guardados en un altillo. Seguramente eran el objetivo final de los ladrones, pero ante la extrema necesidad de fugarse, decidieron no buscarlos para horrar tiempo. b) Las puertas que prolijamente habían abierto para evitar levantar sospechas, quedaron totalmente abiertas, de par en par. Lo demás es conocido. Vecinos alertaron a personal de la comisaría Novena. Llegó el único hijo de la víctima, Rodrigo Peralta, y entraron por la puerta principal. Primero se metió una mujer policía que al asomarse vio a Bernarda y pidió un médico para alejar al joven del terrible cuadro. Pero el hijo dijo: “Yo soy médico”, echó un vistazo y sentenció: “Está muerta”. Luego explicaría que se dio cuenta por la coloración que a esa hora tenía la piel de su madre. El dolor era inmenso. Otro detalle clave para la pesquisa es que los delincuentes entraron a la finca de Bernarda con las llaves de Cristian Ledesma, el pintor que por esos días trabajaba en la casa junto a un primo. Eso es casi un hecho, dadas las puertas que estaban abiertas y la versión del propio Ledesma, quien denunció que le habían robado el juego de llaves horas antes de que sucediera el crimen. Ledesma habló tres veces ante los pesquisas. Según los investigadores, “en sus testimonios hay una serie de inexac- titudes y contradicciones”. Ledesma dice que cuando caminaba por 13 y 72, un auto frenó, se bajaron dos sujetos, le apuntaron con un arma en la cabeza, lo encapucharon y lo metieron en un auto, se informó. Allí le sustrajeron la copia del juego de llaves de la casa de Bernarda, lo mantuvieron de rehén en una casa, lo golpearon, lo picanearon y luego de unas horas lo soltaron. Cuando fue liberado tomó un teléfono, llamó al Hospital Rossi, y habló con el hijo de la ginecóloga, que al llegar a la casa vio a su madre muerta. Recapitulando. Del episodio del secuestro en 13 y 72 no hay testigos, pese a que sucedió a las 17.30, según Ledesma. Y los sujetos que lo secuestraron no le robaron ni la billetera, ni la ropa, sólo las llaves. 1 ¿Hubo un exceso de confianza? El pintor Cristian Ledesma empezó a trabajar en la casa de la ginecóloga tres meses antes del crimen. Vecinos comentaron que la mujer confiaba “demasiado” en él. Una pareja que conocía la relación declaró que les había parecido extraño que Ledesma demorara tanto en finalizar su trabajo. Y detallaron que el pintor solía referirse de modo despectivo hacia la mujer. El hijo de la víctima opinó que Ledesma le parecía “una buena persona” y que incluso había hecho algunos trabajos de electricidad en su casa. 2 Ledesma prefirió no hablar del hecho Un día después de ocurrido el crimen, Trama Urbana intentó entrevistar a Ledesma, pero éste prefirió no hablar. Rodeado de sus padres, su hermano (que llegaron del conurbano), algunos de sus pequeños hijos y su mujer, se negó a dar su versión y pidió que se respetara esa decisión. De todos modos, dijo: “No tengo nada que ver con el crimen, sólo me secuestraron y me sacaron las llaves”. “Ahora llego a mi casa preocupado por mi familia, porque siento que me estoy comiendo un garrón” 3 Una versión que aún se investiga Por ahora el pintor está involucrado en la causa como una víctima más, pues denunció que la tarde del 7 de enero, cuando salió de trabajar de la casa de la ginecóloga fue secuestrado por un grupo de delincuentes que le robaron las llaves y lo mantuvieron cautivo hasta la mañana siguiente, tiempo en el que le pegaron y lo picanearon. Pero los peritos médicos informaron a la fiscalía que su cuerpo no tenía marcas en las muñecas y tampoco registraba fuertes moretones.