El Sí de las niñas Leandro Fernández de Moratín Reparto D. Diego 1: 1: Alejandro Púa D. Diego 2: Óscar Gallego Simón: Cristian Guerrero Dª Irene: Jara Martínez Dª Francisca 1: 1: Marta Freire Dª Francisca 2: María Ramos Rita: Inmaculada Benítez D. Carlos: Carlos: David Baldomero Calamocha: Calamocha: Virginia Millán ☺ Dirección artística y técnica ► Música en directo: Marta Calderón, Rocío García, Rut Martínez, Irati Moreno, Alejandro Muñoz, Pilar Rodríguez, Marta Rodríguez, Macarena Rodríguez (violines), Luis A. Barbosa y Pablo Rodríguez (clarinete) ► Dirección musical: Enrique Rodríguez ► Temas musicales: Boccherini (Música nocturna). Haydn (Sinfonía del reloj) ► Sonido y luminotecnia: Rafael Rey ► Apuntadores y sala: Sofía González y Johana Alonso ► Vestuario, atrezzo y maquillaje: Marina Rodríguez y Antonia López ► Regidor y ayudante de dirección: Sergio Muñoz ► Con la colaboración de: Salvador Hernández y Cristina Ruiz ► Dirección: Pedro L. Vicente ☺ Taller de Teatro ☺ I.E.S. Drago Aquí estamos un año más. El grupo de teatro del instituto prosigue, constante, su labor curso tras curso. Cambian los rostros, las voces, los personajes, los decorados, pero permanece –y que no falte nunca- la ilusión y el entusiasmo. Esta vez, toca teatro clásico: todo un reto. Veremos una obra por la que sentimos un cariño especial. Hoy escucharemos la voz de un ilustrado, Leandro Fernández de Moratín, que nos habla desde la modernidad del neoclasicismo dieciochesco –aunque realmente la obra no se estrenó hasta 1805- a favor de “las niñas”, defendiendo su derecho a casarse con quienes ellas deseen, y evitar así ese “sí perjuro, sacrílego”, el “sí” de los matrimonios impuestos entre jovencitas y hombres mayores, lacerante situación que desgraciadamente continúa siendo una realidad en algunos países en pleno siglo XXI. Moratín se alinea claramente entre aquellas personas que abogan por los derechos de las mujeres, tema de gran polémica en el siglo, junto a hombres de gran cultura como Feijoo, o mujeres ilustradas como Josefa Amar y Borbón, o la gaditana Mª del Rosario Cepeda. La capacidad intelectual de las mujeres, el papel que la educación podía jugar para formar ciudadanas y madres responsables se debatía en el siglo tanto como, por otra parte, se rechazaba a las eruditas, a las que se tildaba, despectivamente, de “bachilleras”. En unos de los fragmentos más conocidos de la obra, Don Diego, el hombre culto y racionalista, exclamará: Ve aquí los frutos de la educación. Esto es lo que se llama criar bien a una niña: enseñarla a que desmienta y oculte las pasiones más inocentes con una pérfida disimulación. Las juzgan honestas luego que las ven instruidas en el arte de callar y mentir. El camino estaba abierto, aunque habrá que esperar casi cien años más para que se publique la Real Orden que, en marzo de 1910 y siendo consejera de Instrucción Pública Emilia Pardo Bazán, magnífica novelista, se permita la admisión de mujeres en todos los establecimientos docentes. Disfrutemos, pues, de la representación de esta obra, que “distrae y enseña” con la claridad de las situaciones que plantea y del lenguaje que utiliza. Aplaudamos al equipo de teatro del instituto que, con tanta dedicación y esfuerzo, la traen hoy a escena. Cádiz, mayo de 2010 Leandro Fernández de Moratín El Sí de las niñas MAYO DE 2010