robin hood y sus alegres compañeros

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Tesoro de la Juventud
ROBIN HOOD Y SUS ALEGRES
COMPAÑEROS
2003 - Reservados todos los derechos
Permitido el uso sin fines comerciales
Tesoro de la juventud
ROBIN HOOD Y SUS ALEGRES
COMPAÑEROS
Del libro de los juegos y pasatiempos
PIEZA INFANTIL PARA LA ESCUELA
ESTA pieza se presta a ser representada en un jardín. En este caso, en lugar de bajar el telón,
desaparecerán los actores entre los árboles.
TRAJES
Tanto Robín Hood, como Allán y Juanito, van vestidos con túnicas verdes o de color pardo y
llevan sombreros terminados en punta y adornados con plumas, largas medias y zapatos
puntiagudos. Todos están provistos de un arco y flechas, y la indumentaria de Robín Hood
comprende, además, una espada y un cuerno de caza. Fray Tuck viste un hábito de monje; la
doncella Mariana un traje corto con mangas perdidas, y Rosamunda una larga túnica muy
ceñida, con la misma clase de mangas. Simón se presenta envuelto en un largo y holgado traje
adornado con pieles y cubierta la cabeza con un sombrero de fieltro flexible y copa baja; trae
algunos saquitos de dinero.
PERSONAJES
ROBÍN HOOD, JUANITO, FRAY TUCK, ALLÁN, LADONCELLAMARIANA, SIMÓN
DF, LÍNCOLN Y ROSAMUNDA (hijastra de Simón).
Lugar de la escena: La Selva de Sherwood. Envueltos en capas, duermen tendidos debajo
de un árbol Fray Tuck y Juanito, teniendo éste junto a sí el sombrero, con el arco y las
flechas. Allan está de centinela.
ALLÁN:-Ya brilla el sol con todo su esplendor. ¡Hola! ¡Despertad, alegres compañeros míos!
Los empuja con su arco.
EL FRAILE (soñoliento): -¡Buenas noches! ¡Descansar!
ALLÁN: -;Anda! !Despierta y levántate, que es tarde! ¡Descansar, por vida mía! ¡Y has
dormido como un lirón durante cuatro horas!
Le empuja con el pie. Fray Tuck se levanta bostezando y frotándose los ojos. Allán empuja
después a Juanito, que se pone en pie de un salió y agarra a Allán por el cuello.
JUANITO:-¡Ah, malvado! ¡No te me escaparás!
ALLAN:-¿Vaya con las bromas del señorito! ¿Te figuras que. soy algún asesino?
JUANITO (riendo):-Era una pesadilla. Perdóname, compadre. ¡Ah! Ahí viene nuestra
excelsa señora, la doncella Mariana. Entra la doncella Mariana por los árboles del
fondo. Juanito se echa a la espalda cl arco y las fechas.
LA DONCELLA (sonriendo):--¡Buenos días, amigos! Vamos a preparar entre todos el
desayuno.
ALLAN:-Todavía queda algo de aquella pieza de venado, señora.
LA DONCELLA:-¡Pues tráela pronto! Allán desaparece entre los arbustos de la
izquierda. Entretanto Juanito y Fray Tuck desembarazan de hojarasca al sitio al pie del
árbol.
El FRAILE:--¡Ea! ¡Ya está limpio!
JUANITO:-Ahí viene-el desayuno. Regresa Allán con la carne en una escudilla de
madera, trayendo además vino en un vaso de cuerno, y pan. Mientras coloca en el suelo
sus provisiones se oye canta a lo lejos.
LA DONCELLA:-¿Oís? Es Robín Hood, Robín Hood aparece por el fondo y ofrece
algunas florecillas silvestres a Mariana.
ROBÍN:-¡Salud, mis alegres camaradas! Venid todos. ¡Ataquemos esas apetitosas
provisiones! Llego más hambriento que un lobo. (Se sientan y empiezan a comer.) ¿Qué
tal habéis dormido después de la bacanal de anoche?
EL FRAILE:-En cuanto a mi, lo mismo que un tronco.
ALLÁN:-Dice verdad el reverendo. Trabajo me costó despertarle.
ROBÍN:-Me alegro de que hayáis descansado. Hoy os preparo algo bueno,
JUANITO:-¿Algo bueno?
ROBÍN:-Sí. Se trata de un rico negociante, Simón Lincoln, que viaja con su hijastra y
ha de atravesar esta selva. La fama se hace lenguas de sus riquezas.
LA DONCELLA:-Ya le aligeraremos nosotros del peso de ellas. No es justo que un
hombre vaya por el mundo cargado con tanto oro.
JUANITO:-¡Verdad es, por vida mía! Nos repartiremos esa carga entre nosotros.
¿Cuándo viene por acá, mi amo?
ROBIN:-Le aguardo dentro de un momento. Oídme atentos y os expondré mi plan. Tal
vez este Simón no sea tan duro y mezquino como dicen las gentes: pongámosle a
prueba. Voy a disfrazarme de mendigo y le pediré limosna. Si se muestra compasivo, le
dejaremos proseguir en paz su camino; si no, temo que va a alejarse de estos sitios
bastante más pobre de oro y más rico de experiencia.
JUANITO:-¡Chist! ¿Qué es esto?
ROBÍN (levantándose):-¡Son ellos! ¡A esconderse todo el mundo!
Todos se esconden excepto Robín, el cual, envuelto en una capa, está sentado debato
del árbol. Llegan Simón y Rosamunda por la derecha.
ROBÍN (teniendo la mano): ¿Quiere su merced socorrer a un pobre hombre?
SIMÓN:-¡No! ¿Crees tú que tengo yo dinero para dárselo a cualquier mendigo
holgazán que me salga al paso?
ROSAMUNDA:-Vamos; hágale merced de alguna limosna al pobre hombre. De buena
gana le daría yo unas monedas si las tuviera,
SIMÓN:-¡Silencio: (A Robín): ¡Largo de ahí, miserable canalla!
ROBíN:-¡Calma, Simón de Líncoln, calma.! (Se levanta, despojándose de su capa y del
sombrero.) Conque ¿soy un miserable canalla, eh? (Salen los demás de sus escondrijos.)
aquí vienen otros tres... también fuertes y robustos mozos.
SIMÓN: - ¡Pandilla de ladrones, por vida mía!
Trata de huir, pero el fraile y Allán le sujetan. Rosamunda aparece aterrada.
MARIANA: - Nada temas, hermosa doncella. No te sucederá el más leve daño.
ROBI: - ¡Ah, mísero de mí! ¡Por Dios, Robin! ¡No te apoderes de mi dinero, de mi
amado dinero, del oro de mi alma! ¡Toma lo que quieras antes que mi oro. Quédate con
Rosamunda. Pero, por piedad, ¡déjame mis riquezas!
Se agarra desesperadamente a los saquitos de oro, hasta que por fin consigue
arrebatárselos Juanito.
ROBIN: - ¡Ah padre infame y desnaturalizado! ¿No te avergüenzas de entregar a tu hija
por salvar tu oro? Te lo arrebatamos, pero para dárselo a ella. Ya puedes dar gracias al
cielo por escapar a tan poca costa. Y ahora ¡por fuera de mi vista!
(Simón desaparece por la izquierda) Hermosa doncella; tu semblante revela que has
pasado hambre y malos tratos. ¿Se ha portado tu padrastro cruelmente contigo? (Le da
el dinero)
ROSAMUNDA: - Yo... yo.... no puedo... (Llora)
LA DONCELLA: - Vamos, vamos, no llores. Ya sé que eres demasiado buena para
denunciar las infamias de tu padrastro.
Ven; de aquí en adelante no podrá hacerte daño.
ROBIN: - Te llevaremos a otros amigos, de corazón más tierno y compasivo.
ROSAMUNDA: - No tengo amigos en el mundo. ¡Oh! ¡dejadme permanecer aquí con
vosotros!
ROBIN: - ¡Con toda mi alma! ¿Qué dices a esto, Mariana?
LA DONCELLA: - ¡Cuantos más seamos más contentos! (Besa a Rosamunda).
ROBIN: - Aquí, camaradas. Démosle la bienvenida con danzas y canciones.
Empiezan todos a cantar y a bailar alegremente hasta que cae el telón o van
desapareciendo entre los árboles.
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W. M. JACKSON, INC., Editores
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