RAMÓN MARÍA DEL VALLE-INCLÁN LUCES DE BOHEMIA Valle

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RAMÓN MARÍA DEL VALLE-INCLÁN
LUCES DE BOHEMIA
(DESARROLLO DE LAS “POSIBLES PREGUNTAS” DE SELECTIVIDAD)
Valle-Inclán y Luces de Bohemia.
1. Valle Inclán en el contexto literario entre el fin de siglo y la guerra civil.
Se trata de introducir la obra y la figura de Valle-Inclán, comentar sus relaciones con el 98 y con el modernismo y resaltar la importancia del
autor en su contexto literario.
2. La obra de Valle-Inclán y su aportación al panorama teatral. El esperpento.
El objetivo sería hacer un repaso de la obra de Valle-Inclán, centrarse en la caracterización del esperpento y analizar cómo se plasma el
esperpento en Luces de bohemia.
3. Luces de bohemia. Estética y temas.
Por lo que concierne a los temas, se tratarán brevemente aspectos de la obra que se relacionan con la situación de España y los españoles a
comienzos de siglo así como con la vida bohemia; en lo que atañe a aspectos internos, el análisis se puede centrar en los personajes y en
aspectos como la degradación de la muerte y la ceguera. En cuanto a la estética, cabe centrarse en las acotaciones, el lenguaje jergal y en
la caracterización de los dos personajes principales (Max y D. Latino) fundamentalmente a través de sus diálogos.
Ejemplos de preguntas:
• Evolución de la obra de Valle-Inclán. Justifica la inclusión de Luces de bohemia en la etapa que le corresponda.
• Luces de bohemia en el contexto histórico y literario de su época
• Características del esperpento y su reflejo en Luces de bohemia
• Luces de Bohemia y la realidad política y social
• Modernismo y 98 en Luces de bohemia
• Los personajes de Max Estrella y D. Latino en Luces de bohemia
1. EVOLUCIÓN DE LA OBRA DE VALLE-INCLÁN. JUSTIFICA LA INCLUSIÓN DE
LUCES DE BOHEMIA EN LA ETAPA QUE LE CORRESPONDA.
La evolución de Valle-Inclán es doble, tanto ideológica como estética, pues arranca del
carlismo y del modernismo para acabar en una crítica de lo social con tintes anarquistas y comunistas,
ideológicamente, y en el esperpento, con la estética de lo "grotesco".
¿Por qué esa evolución?: quizás porque en los años finales de la segunda década del siglo se dan una
serie de tensiones históricas y sociales a las que está atento Valle-Inclán (la guerra europea, la crisis
económica tras la paz, en España la industrialización y proletarización de masa urbanas, el acicate de
la revolución rusa para las masas y los intelectuales…). A ello debemos unir a un Valle-Inclán con sus
dificultades económicas, a un esteta convertido en intelectual casi proletario.
La evolución estética de Valle Inclán es compleja y sería demasiado simplista reducirla a dos
etapas, la modernista y la esperpéntica.
Nuestro autor cultiva los tres grandes géneros tradicionales: narrativa, lírica y teatro aunque con
frecuencia no se ajusta a lo preceptivo en cada uno de ellos. Su prosa tiene profundos rasgos líricos, su
teatro presenta descripciones y acotaciones propias de la novela, etc.
Esta obra rica, variada y ecléctica se puede dividir en cuatro períodos:
a) ETAPA DECADENTISTA-MODERNISTA (hasta 1906).
Toda la producción de VALLE-INCLÁN hasta 1906 se puede considerar dentro del
Modernismo.
Sus primeras obras son cuentos y relatos breves que posteriormente unirá siguiendo un criterio
temático: de tipo amoroso y galante (Femeninas, Epitalamio) o de terror o misterio (Jardín umbrío).
Las obras más importantes de esta etapa son:
- Las Sonatas (Memorias del marqués de Bradomín). Estructurada como una composición
musical en cuatro tiempos, la serie de las Sonatas liga simbólicamente la estación del año y el marco
geográfico con la edad del protagonista y sus pasiones vitales. Los rasgos del Modernismo que
podemos encontrar en ella son:
o las sugerencias musicales,
o el simbolismo y
o la caracterización del protagonista (el marqués de Bradomín) como un Dandy aristocrático
típico de fin de siglo (elegante, aventurero, exquisito, amoral, provocador, cínico y, a veces, violento).
o También son rasgos típicamente modernistas el ambiente de misterio y leyenda, los preciosos
jardines y lujosos interiores, la exaltación nostálgica de un mundo decadente y refinado (aunque a
veces podemos percibir un cierto distanciamiento e ironía que destruye ese retrato) y, sobre todo,
o el esmerado lenguaje y el cuidado por el estilo.
Resumen de las Sonatas:
- Sonata de otoño (1902): se desarrolla en Galicia y muestra las aventuras de un maduro Bradomín que añora su
pasada vida de donjuan pero que todavía es capaz de seducir a las mujeres.
- Sonata de estío (1903): se desarrolla en las ardientes tierras de México y muestra la no menos ardiente pasión del
marqués por una joven criolla.
- Sonata de primavera (1904): relata las primeras aventuras amorosas del joven y arrogante marqués en Italia.
- Sonata de invierno (1905): se desarrolla en la Navarra carlista. Muestra al marqués ya derrotado y viejo.
Flor de Santidad retrata la Galicia milenaria, una sociedad rural que conserva un modo de vida
arcaico y remotas tradiciones, un mundo totalmente opuesto a la moderna bohemia madrileña en la que
vive Valle-Inclán. Evoca un ambiente que, entre el mito, la religión y la leyenda, se le presenta al autor
como un refugio seguro.
- Este mismo ambiente mítico y ritual de la Galicia ancestral aparece también en su primer libro
de versos: Aromas de leyenda.
- De esta etapa son también sus primeras producciones teatrales: Tragedia de ensueño, Comedia
de ensueño y El yermo de las almas.
b) ETAPA DEL PRIMITIVISMO (1907-1909)
En esta etapa muestra un nuevo camino surgido de una de las orientaciones del Modernismo:
el primitivismo. Las características de esta nueva orientación son: la violencia, la crueldad, la
barbarie, la destrucción, la brutalidad, las pasiones desbordadas, el mundo rural con sus leyendas,
mitos, ritos mágicos y supersticiones populares.
Esta etapa muestra algunos puntos de continuidad con la etapa anterior (actitudes perversas,
violentas, demoníacas o sacrílegas ya había en las Sonatas y el mundo gallego primitivo y mítico
aparecía también en Flor de Santidad) pero ahora Valle abandona el esteticismo aristocratizante y
refinado y los ha sustituido por un estilo duro y desgarrado.
Las obras más importantes de esta etapa son:
-
-
Águila de blasón (1907) y Romance de lobos (1908). Forman parte de las Comedias bárbaras.
Su protagonista es Juan Manuel Montenegro, un señor feudal bárbaro y lujurioso, que domina
sobre un medio social rural lleno de seres marginales y extraños y que se enfrenta con sus seis
siniestro y descarriados hijos (los lobos), uno de los cuales acabará asesinándolo. En 1922
Valle-Inclán completará la historia con Cara de Plata, donde se narran los antecedentes de la
historia.
Trilogía de la guerra carlista: Los cruzados de la causa (1908), El resplandor de la hoguera
(1908) y Gerifaltes de antaño (1909). Se centra en la última guerra carlista y mezcla personajes
históricos y de ficción. A pesar de la cercanía cronológica, la distancia entre la materia
narrativa provoca una impresión de intemporalidad. Valle-Inclán ha encontrado en el carlismo
un sentimiento popular antiburgués, el encanto romántico de las causas perdidas, la fascinación
de las leyendas y las antiguas gestas heroicas. Su escritura se caracteriza por el fragmentarismo,
la estructura episódica, capítulos breves, dislocación temporal, ruptura de la linealidad de la
narración y atención al estilo y al lenguaje.
c) ETAPA DE DISTANCIAMIENTO ARTIFICIOSO (1910-1920)
En esta etapa, Valle escribe obras teatrales, en su mayor parte en verso. Sin embargo, son
totalmente diferentes del teatro poético modernista de la época. Se trata de experimentos dramáticos
donde el autor crea un mundo artificioso, muy literario y estilizado. En muchas de estas obras se
basa en la tradición teatral clásica y recrea ambientes y motivos literarios tópicos, pero
distanciándose de personajes y situaciones. Los protagonistas parecen estereotipos y son
fundamentales la caricatura y lo grotesco. Obras de esta etapa: Cuento de abril, Voces de gesta, La
Marquesa Rosalinda, El embrujado y Farsa infantil de la cabeza del dragón.
d) ETAPA DE LOS ESPERPENTOS (a partir de 1920)
Valle acuña el término esperpento para referirse a unas obras creadas con una estética personal y
renovadora. Su intención es llegar a una “superación del dolor y de la risa” y mostrar lo absurdo, el
“sentido trágico” y su disconformidad con la vida española de su tiempo.
Características del esperpento:
- mezcla de lo cómico y lo serio, de lo sublime y lo vulgar.
- mezcla del lenguaje preciosista con la lengua más vulgar, desgarrada y arrabalera.
- degradación de los personajes, vistos no como héroes épicos y míticos, sino como
animalizados, “cosificados”, como títeres.
- presencia de personajes colectivos.
- caricatura, deformación sistemática de la realidad con fines de denuncia.
- tono de farsa e intención satírica, burlesca y paródica.
- actitud distanciadora y estilización estética. Este aspecto se relaciona con la
deshumanización del arte propia de las vanguardias.
- situación de las acciones en momentos históricos concretos, que los dotan de significado.
- Alternancia entre mito y realidad.
Las obras de Valle de este período son:
- Poesía:
La pipa de Kif (1919): bajo un tono desenfadado, no exento de dolor, se muestra la nueva
orientación de Valle hacia la deformación y lo grotesco, por ello se incluye en esta etapa a pesar de la
cronología.
- Teatro:
- Farsa italiana de la enamorada del rey, Farsa y licencia de la reina castiza, Divinas palabras,
Luces de bohemia (todas estas obras son del año 1920), Los cuernos de don Friolera (1921), Las galas
del difunto y La hija del capitán (estas tres últimas obras forman la trilogía Martes de Carnaval, de
1930) y Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte (1927).
- Divinas palabras: se desarrolla en una Galicia donde ya no se muestra el componente mítico o
mágico y donde han desaparecido los viejos hidalgos feudales. Se retrata ahora un mundo sórdido y
miserable, dominado por la avaricia y la lujuria, donde el pueblo animalizado, ignorante y
supersticioso es dominado por unas palabras dichas en latín, una lengua que ellos no pueden entender.
- Luces de bohemia: se basa en la deformación de la realidad y la parodia de los modelos
clásicos, así como en la creación de un lenguaje donde lo sublime y lo vulgar conviven en partes
iguales. Max (ciego como Homero) emprende una particular odisea que no se desarrolla en los míticos
escenarios clásicos, sino en los espacios más sórdidos de una España sumida en la miseria física y
moral. Además, en ella Valle utiliza por primera vez la palabra “esperpento” para referirse a esta nueva
forma de hacer literatura.
- Narrativa:
En esta etapa se diluyen las fronteras de la narrativa y el drama. En la literatura dramática
encontramos largas acotaciones de carácter narrativo y, en correspondencia, las novelas se acercan al
esperpento en el estilo, el lenguaje, la caracterización de los personajes y la relevancia del diálogo al
que se subordinan la narración y la descripción.
Las novelas principales de este período son:
Tirano Banderas y la serie inconclusa de El ruedo ibérico (La corte de los milagros, de 1927,
Viva mi dueño, de 1928, y Baza de espadas, de 1932).
2. LUCES DE BOHEMIA EN EL CONTEXTO HISTÓRICO Y LITERARIO DE LA ÉPOCA
Valle-Inclán inicia su carrera literaria tras el denominado desastre del 98, fecha de la pérdida de
las últimas colonias. España era un país rural, con una industrialización creciente en focos alejados del
poder político (Cataluña y Euskadi), con salarios muy bajos, altos niveles de analfabetismo y gran
conflictividad social a los que el régimen político de la Restauración (basado en la alternancia de
liberales y conservadores) ya no sabía dar respuesta.
Apareció publicada por entregas en la revista España en 1920. En 1924 se editó en forma de
libro y Valle hizo numerosos cambios, supresiones y adiciones que dotaron a la obra de mayor
intensidad, sobre todo en los aspectos de denuncia social y política. En esta obra Valle nos acerca a la
vida bohemia, tema de muchas producciones literarias y de otras artes. La bohemia había sido para
muchos artistas de fin de siglo más de un simple modo de vivir: fue una forma de entender el arte y la
vida. Fue una época heroica, donde con orgullo aristocrático, se confinaba el Arte al mundo de la
Belleza, fuerza del alcance de la vulgar sociedad burguesa, cuyos valores se despreciaban. Ese es el
mundo de Max, pero este mundo en 1920 ya no tiene sentido. El liberalismo burgués desemboca en la
I Guerra Mundial y en la revolución rusa de 1917, donde se alumbraban nuevos caminos de
organización económica y social.
Luces de Bohemia es una particular elegía de este mundo ya acabado. España se mantuvo
neutral durante la I Guerra Mundial y la aprovechó para oxigenar su proceso de industrialización. Pero
los beneficios de la exportación no se reinvirtieron en la industria, lo que provocó su ruina, sino en la
compra de fincas y la construcción de grandes edificios en las principales ciudades. De este modo la
riqueza generada no sirvió para mejorar la sociedad en general, sino más bien al contrario pues debido
a la fuerte subida de los precios, consecuencia de la exportación y la especulación, la clase obrera se ve
empujada hacia la miseria más absoluta. El paro y los bajos salarios tanto en la agricultura como en la
industria provocaron revueltas campesinas y la movilización obrera. Se producen enfrentamientos y
los primeros atentados anarquistas en Barcelona, todos duramente reprimidos por los gobiernos de
turno. En 1920 se fundó el Partido Comunista de España, aunque son la CNT y el Partido Socialista los
que reúnen mayor número de militantes en estos momentos.
Por otra parte, todavía no recuperado del desastre del 98 se suman los problemas que produce el
arcaico colonialismo español de África, que culmina con la derrota de Annual en 1921. Ante un estado
incapaz de actuar la Monarquía promueve el golpe de estado de Primo de Rivera en 1923. Sin embargo
el cambio no sirve para regenerar el panorama político y social y el fin de la dictadura arrastra a la
monarquía y en 1931 se proclama la II República. Desde el punto de vista literario tanto Valle como
Luces de Bohemia son excepcionales en su época y difíciles de incluir en ninguna clasificación. Valle
es una mezcla excepcional del decadentismo modernista, el malestar por la degradación de la sociedad
y la política española, propios de la generación del 98, y la necesidad renovadora de las vanguardias.
Luces de Bohemia es la obra excepcional de un ser excepcional que escapa a las clasificación es
porque tiene algo de todas.
En el panorama teatral de su época, el esperpento convive con muchas fórmulas de hacer
teatro:
- el teatro de consumo,
- la comedia burguesa,
- el teatro poético y
- el teatro del 98.
a.- La comedia burguesa y su variante, el “drama rural”. En 1922 la Academia Sueca
concede el Nobel de literatura a Jacinto Benavente, cuyas obras principales son Los intereses
creados, Señora Ama y La malquerida (estas dos últimas obras son ejemplo del “drama rural”).
Desde un punto de vista estético Benavente quedó anclado en un realismo que, si bien supuso en
su momento una renovación respecto al neorromanticismo grandilocuente de la etapa anterior, no supo
luego continuar la evolución que llevó desde el Modernismo a las vanguardias. Ideológicamente la
crítica de la sociedad burguesa nunca traspasó el límite del buen tono, si bien atacó la hipocresía y el
convencionalismo burgués. Los dramas rurales de Benavente se ambientan en un mundo dominado por
la fatalidad y los atavismos ancestrales. Las obras de Benavente se caracterizan por su riqueza verbal,
la fluidez y la inteligencia delos diálogos y la precisión en la descripción de ambientes.
b.- El teatro poético, de raíz modernista. Intenta unir teatro y poesía para hacer un teatro lírico.
Con el tiempo se convierte en un teatro de corte histórico, en verso, que se centra en la tradición teatral
española. Se recrean asuntos de la Historia de España con un verso sonoro, efectista y retórico. Los
autores principales son Francisco Villaespesa, Manuel Linares Rivas y, sobre todo, Eduardo Marquina.
c.- Teatro renovador. Los autores del 98 (y algún otro ajeno a la generación como Pérez
Galdós, Gómez de la Serna o Jacinto Grau) probaron suerte en el teatro con muy poco éxito. Sus obras,
salvo alguna de los hermanos Machado (más próximas al Modernismo que a la renovación) no
gozaron del apoyo del público ni de los empresarios por sus argumentos, -centrados en la preocupación
por España-, su carácter experimental y las dificultades de montaje.
La obra de Valle-Inclán se inserta, en parte, en esta corriente, pero la supera y va muchísimo más
allá en la investigación, la deformación y la sátira.
d.- Teatro comercial. Bajo este epígrafe se aúnan géneros como el género chico, el astracán y la
revista. La figura más importante es Carlos Arniches, autor de sainetes de ambiente madrileño, que
creó un lenguaje castizo que pasó de la lengua literaria al uso popular. También debe incluirse en este
apartado, la obra de los hermanos Álvarez Quintero, a medio camino entre el sainete de costumbres
andaluz y la comedia burguesa con tintes modernistas. La suya es una obra poco crítica, conservadora
a nivel formal, pero que gozó de gran éxito de público por su retrato regionalista del habla y los tipos
andaluces. Pedro Muñoz Seca crea un género (el astracán) basado en la parodia y los juegos verbales.
Las dos primeras décadas del siglo XX son testigos del auge y decadencia del género chico, mixto de
teatro y música, y del nacimiento de la revista.
Luces de Bohemia comparte con este teatro comercial un cierto ambiente de sainete (escenarios
populares), una visión deformadora de los tipos y, sobre todo, la parodia literaria (es moda en estos
tiempos la creación de sainetes o revistas que parodian de forma grotesca grandes obras de la literatura
y de la música) y la creación de un lenguaje singular, mezcla de cultismos y vulgarismos, llena de
expresividad.
3. CARACTERÍSTICAS DEL ESPERPENTO Y SU REFLEJO EN LUCES DEBOHEMIA
El esperpento es una deformación grotesca de la realidad con fines expresivos ("lo ha inventado
Goya") en que el autor, ante un mundo monstruoso y absurdo, opera de forma selectiva, desintegra los
hechos y ofrece al público lo que más le escandaliza y sobrecoge. Hace una crítica demoledora del
orden establecido, de modo que el esperpento es a la vez tragedia y farsa.
Se trata entonces de una TRAGEDIA GROTESCA: en primer término, una serie de personajes
innobles y fracasados; y como trasfondo, una sociedad dominada por la miseria, la corrupción y el
abuso de poder. Los «héroes» luchan sin grandeza, quedando reducidos a la categoría de caricaturas.
Sus actos y palabras suenan falsos, una parodia de la literatura heroica. A diferencia de lo que hiciera
en sus Comedias bárbaras, con el esperpento, las tragedias de Valle resultan ridículas: Valle se burla
de sus personajes, destacando sus gestos más absurdos y mezquinos, les hace deambular por el paisaje
sucio, destartalado del Madrid «absurdo, brillante y hambriento». En suma, si a Bradomín le
arrebataban la aristocracia, el cinismo y la melancolía, los antihéroes del esperpento mezclan un
lenguaje altisonante y retórico con lo más chusco de las jergas populares.
El propio Valle expuso su concepto en tres textos sobradamente conocidos:
1. Por boca de Max Estrella (escena XII de Luces de Bohemia);
2. Mediante Don Estrafalario, en el prólogo de Los cuernos de Don Friolera.
3. En la célebre entrevista del periodista Martínez Sierra aparecida en el diario ABC el 3 de
Diciembre de 1928.
El autor ve a los personajes desde la altura y su mirada de ser superior hace que su visión sea
desdeñosa, altiva e inmisericorde. Sus criaturas no están contempladas como en el teatro de los
clásicos griegos como seres superiores ni como en las obras de Shakespeare en plano de igualdad, el
superior es el autor que mueve a sus personajes como si fueran marionetas en una postura "de
superación del dolor y de la risa".
Los rasgos fundamentales del esperpento, enumerados por Ángel Basanta (en La novela de Baroja.
El esperpento de Valle-Inclán. Madrid, Cincel, 1980) son los siguientes:
1. Lo grotesco como forma de expresión (distorsión de la escena exterior, fusión de formar humanas
y animales, mezcla de un mundo real y de pesadilla).
2. La deformación sistemática de la realidad (exacerbar los rasgos más destacados del contexto
social hasta llegar a veces a una caricatura expresionista).
3. Código doble: presenta dos significados, el aparente de burla y caricatura de la realidad y el
profundo, no tan explícito, de crítica e intención satírica y moral aunque sin sermoneo.
4. Contrastes violentos conseguidos mediante el acercamiento de situaciones vitales distantes o de
palabras inusualmente combinables, lo que lleva al sinsentido y al absurdo.
Estos rasgos se consiguen a través de los siguientes procedimientos que tratan de degradar y
transformar la realidad:
- Presentación de lo extraordinario como normal y verosímil: vemos individuos fuera de lo
corriente, pero con una esencia humana identificable con los demás seres humanos.
- Presencia de la muerte como personaje fundamental.
- Igualación prosopopéyica, que queda clara en el proceso de animalización física y moral de los
individuos y sentimientos.
- Muñequización, la degradación lleva a presentar los personajes como fantoches, peleles
insensibles, máscaras, etc.
- Lenguaje violento, desgarro lingüístico y mordacidad sarcástica.
- Libertad formal: el esperpento se puede dar no solo en forma dramática, también en poesía, y
novela.
Valle concreta en Luces de bohemia esa estética del esperpento aplicándola como vemos a
continuación:
1.- La deformación, la distorsión de la realidad. Como ejemplos, son muy significativos que un parque
público con mujerzuelas se transforme en “parodia grotesca del jardín de Armida”. O que, al
representar a la policía a caballo, se hable irónicamente de “trote épico” y “de soldados romanos”.
Se esperpentiza incluso hasta la muerte.
Las comprensiones de espacio y de tiempo son una peculiar manera de distorsionar la realidad:
España es la noche madrileña. Los tres días en que se desarrolla su acción reúnen a personajes y
acontecimientos reales que sucedieron en un tiempo mucho menos limitado, en los años del
reinado de Alfonso XIII. Basta con fijarse en Max Estrella, identificado con Alejandro Sawa que
murió en 1909, y en ministro de Gobernación, Julio Burell, que lo fue en durante unos meses en
1917. La “esperpentización” de la vida española se logra aquí mediante esa condensación de
múltiples aspectos de la realidad social, política, cultural y literaria en una acción dramática que
logra integrarlos en una estructura cerrada. Esa misma esperpentización se puede percibir en el
“cronología” viendo cómo Valle juega con ella. Así se ve, por ejemplo, en el modo en que MaxSawa habla de sí mismo como muerto en la conversación que tiene con el ministro Burell (Sawa
se llamaba a sí mismo “Alex” no Alejandro, del que se dice en el texto que “murió”).
2.- La degradación de los personajes. Son 54. Aparecen como seres ridículos, grotescos que viven una
tragedia. Esta degradación se manifiesta por los frecuentes rasgos de:
Animalización: los hombres se transforman en “perros”, “cerdos”, etc.: a don Latino se le llama
“perro” o “cerdo”; Rubén Darío es un “cerdo triste”.
Cosificación: “Max.- ¡Porque eres un botarate!”;
O muñequización: los personajes se transforman en “fantoches, peleles”, etc.: don Latino es
retratado en alguna acotación como un títere.
Como Valle explica, adopta un punto de vista “desde arriba”, se separa de lo que va a contar, se
pone por encima de ello, no se implica ni se identifica con los personajes; el resultado es una
realidad empequeñecida, desidealizada, deformada.
Como ejemplo de estas técnicas, puede verse el comienzo de la escena II, en la que aparece el librero Zaratustra
en tertulia con “el gato, el loro y el canario”, “abichado”, con “la cara de tocino rancio” y “la bufanda de verde
serpiente”; en conjunto un “fantoche”. Posteriormente aparecerá conversando con toda esa extraña tertulia en la que el
loro gritará: ¡Viva España!; el que hable, humanizándose, está aún fortaleciendo más esa simbiosis de lo animal y el
personaje que se presenta al inicio de esta escena.
3.- Utilización de la ironía y de la sátira. “Max.- ¡Traigo detenida una pareja de guindillas! Estaban
emborrachándose en una tasca y los hice salir a darme escolta.” (Escena V)
4.- El empleo de contrastes, especialmente entre lo doloroso y lo grotesco. En este sentido, la cima
sería el velatorio de Max en la escena XIII: don Latino llega borracho al entierro de su mejor
amigo, el perrillo que salta por encima de la caja y tuerce la vela, la aparición de Soulinake
diciendo que Max no está muerto sino en estado de catalepsia, la llegada del cochero para
comprobar si está muerto o no muerto… Todos estos contrastes convierten en grotesca una
situación trágica.
5.- El tipo de humor utilizado: es una risa agria e irónica. Para Valle esta risa es más bien una forma de
ataque demoledor. “No son circunstancias para el guasíbilis, niña”.
6.- En cuanto al lenguaje, asombra su riqueza y la variedad de registros empleados. Esta variedad de
registros se utiliza o bien para caracterizar a los personas, o bien para parodiar o criticar a algún
personaje o algún aspecto de la realidad, de modo que la propia deformación del lenguaje deforma
al personaje. Los personajes han abandonado la exquisita lengua modernista. Es un habla viva,
libre, sincera, expresiva y singular, fruto de la fusión de lo culto y lo más vulgar (del ministro,
del poeta excelso, del que no escribirá en toda su vida un verso medio decente, de las prostitutas,
los obreros iletrados, de los periodistas, los guardias, los serenos, los desheredados…).
La presencia del lenguaje arrabalero y marginal era una moda generalizada en su momento,
incluso un juego habitual entre las clases elevadas. Aparece en las obras de Arniches y Muñoz
Seca.
Destacamos como rasgos de estilo más relevantes:
- El lenguaje pedante o cursi.
- El uso paródico de frases literarias: Al final de la escena VII, D. Latino parodia un verso del
“Canto a Teresa” de Espronceda:
“Truéquese en risa mi dolor profundo...// Que haya un cadáver más, ¿qué importa a este mundo?”
- El uso de gitanismos: “gachó” (individuo ), “mulé” (matado), etc.
- Voces callejeras. “dar el pan de higos”, “colgar” por empeñar, etc.
- Utilización de vulgarismos: “dilustardo”, “cuála”, etc.
- Apócope o supresión de sílabas al final de una palabra: “la propi”, “la delega...”, etc.
- Madrileñismos: “beatas”, por pesetas; “estar afónico”, por no tener dinero, etc.
- Uso de galleguismos, “cachiza” y americanismos, “briago”.
- El nivel culto del lenguaje se presenta a través de: voces griegas: “eironeia”, voces latinas:
“salutem plurimam”, referencias históricas: “Artemisa”, “Belisario”; referencias
mitológicas: “la laguna Estigia”, la ceguera es el “regalo de Venus”, etc.
7.- Literaturización: gran cantidad de citas y referencias literarias: Max saluda con La vida es sueño:
“¡Mal Polonia recibe...!”; D. Filiberto recita a Rubén Darío: “¡Juventud, divino tesoro!”; se menciona a
diversos autores y obras: Hamlet, de Shakespeare; Dante y su Divina Comedia (Max, guiado por
don Latino como Dante por Virgilio, siente que ese mundo en el que viven es un círculo más del
Infierno de Dante); la literatura romántica (Espronceda, Víctor Hugo); críticas a Galdós y a la
literatura realista…
La cita literaria, que había sido un armazón esencial en la literatura modernista, se utiliza ahora
como un recurso más de deformación. Normalmente hay una distancia tan grande entre el
mundo evocado por la cita y la realidad de la situación que sólo puede provocar amargura..
El esperpento afecta también a los modelos literarios, y en Luces de Bohemia, Valle-Inclán escribe
un epitafio del modernismo, estética con que se había iniciado en la literatura.
También la épica y la tragedia aparecen retorcidos y deformados (Max es ciego como Homero
y realiza un viaje de conocimiento como los protagonistas de la épica y la tragedia).
8.- Los diálogos: son breves pero de extraordinaria viveza y concentrada expresividad de tono
exclamativo; abunda la sentenciosidad, las frases hechas, los juegos de palabras y la ironía:
“Ministro.- Dame un abrazo. / Max.- Toma un dedo y no te enternezcas”.
9.- Las acotaciones son esenciales. Están a veces integradas en el diálogo. Trasmiten con rapidez e
intensidad la caracterización de los personajes, los gestos, los movimientos, los decorados...
Tienen un valor literario por sí mismas que va más allá de lo teatral, es el toque artístico de la
estética esperpéntica (por ejemplo, la acotación del inicio de la escena IX). En ellas importa
mucho la luz. Son ricas en un estilo nominal, adjetivaciones, imágenes complicadas, metáforas,
comparaciones, etc.
10.- La indefinición de géneros. Desde el punto de vista escénico, no es una obra convencional (3 ó 5
actos con presentación, nudo y desenlace), pues el esperpento se caracteriza por mezclar novela y
teatro y su particular estructura está dividida en 15 escenas. Presenta una gran dificultad para la
representación. Se representó en París en 1963 y por primera vez en España gracias al montaje de
José Tamayo en el 1970. Se puso en escena sin escenarios, ni decorados, jugando con los efectos
de luz, algo muy relevante en las acotaciones.
Respecto a la cronología del esperpento, hay que señalar 1920 como un año decisivo. Aparecen
cuatro obras del autor: una tragicomedia de aldea, Divinas palabras, esperpento rural y que está
considerada obra maestra del teatro universal; dos farsas, Farsa de la enamorada del rey y Farsa y
licencia de la reina castiza, y un esperpento, Luces de bohemia. Es la primera obra que Valle-Inclán
califica como esperpento. Y ejemplo paradigmático de antitragedia: los personajes se enfrentan a un
destino trágico, pero el distanciamiento del autor nos lo muestra como algo grotesco:
En Luces de Bohemia asistimos a una enorme tragedia a nivel colectivo (la situación social) y a nivel individual
(la muerte de Max y el suicidio de su mujer y su hija), pero estos hechos aparecen como ridículos debido a los personajes
que les dan vida. La muerte de Max es ridícula. No hay nada elevado en su muerte, y mucho menos en su velatorio. Max
muere en la calle, sus últimos momentos son una parodia y su velatorio una burla grotesca y cruel. Además, no es su
muerte la que cierra la obra, como en la tragedia clásica, sino que, para mayor escarnio, la obra concluye finalmente con
las palabras de un borracho.
Se denuncia el hambre, la injusticia, la corrupción. Los personajes viven un momento trágico, terrible, pero no son
capaces de verlo porque carecen de valores morales. Zaratrusta, Don Latino, incluso los obreros…, son unos
sinvergüenzas que denuncian las corrupciones ajenas, sin ver las suyas propias. A esta mayoría de personajes que carecen
de altura moral se oponen Max, el obrero anarquista o la madre del niño asesinado por los soldados. Ellos intentan
enfrentarse a esta realidad desde sus propios valores; sin embargo esta altura moral no los salva. La deformación
esperpéntica supone una quiebra del sistema lógico y de las convenciones sociales.
4. LUCES DE BOHEMIA Y LA REALIDAD POLÍTICA Y SOCIAL
Es difícil situar el año de la acción de Luces de Bohemia pues las referencias a personajes y
acontecimientos históricos que aparecen en ella abarcan desde el pasado imperial (Felipe II, El
Escorial...), pasando por una amplia zona de la historia contemporánea que abarca varios años de la
década de 1910 y de los años 20. En efecto, gracias a un intencionado uso de anacronismos, se hace
referencia a las colonias españolas de América, a la Semana Trágica (1909), a la revolución rusa
(1917) y a los violentos acontecimientos posteriores a la crisis española de 1917, llegando así al
tiempo mismo en que se escribe la obra. De este modo, Valle nos ofrece, como en escorzo, una visión
de los conflictos que urden la vida de España en el momento en que idea la obra.
La confusión cronológica no es, pues, casual, sino que constituye un caso más de
distanciamiento y permite explicar todo un período, desvelar la esencia de una sociedad, retratar un
friso esperpéntico no de un momento dado sino de toda una época, más o menos desde la mayoría de la
edad de Alfonso XIII, hasta 1920. Además, no sólo aparecen figuras y acontecimientos reales de la
época, sin también referencia a la Historia de España, lo cual acaba de redondear el retrato deformador
y grotesco de la sociedad española; todo ello condensado en una obra cuya acción apenas abarca 24
horas.
Luces de Bohemia retrata el estado de degradación del sistema político nacido con la
Restauración, un sistema basado en la alternancia pactada de los dos partidos mayoritarios, que acaba
produciendo un sistema corrupto y caciquil donde el incipiente movimiento obrero no va a tener fácil
la entrada y para el que el carlismo ya no es una amenaza.
Se reparten por ello zarpazos a políticos de diverso signo: Castelar, Romanones y,
especialmente, el conservador Maura (citado en la obra varias veces señalando su corrupción) y el
liberal García Prieto. Tampoco el rey Alfonso XIII se libra de las ironías. Manuel Cano (cacique de
Huesca), Don Jaime, el conde de Romanones, el general Weyler (que se oculta como el “Enano de la
venta”), el ministro Silvela, el marqués de Alhucemas, la Infanta… Se arremete de diversos modos
contra el mal gobierno (así, se habla del Ministerio de la «Desgobernación») y contra la corrupción
(ante un policía furioso de que a un Ministro se le equipare con un «golfo», Max replica: «Usted
desconoce la Historia Moderna»).
A la incapacidad política, y como consecuencia de ella, se suma la crisis económica que afecta
tanto al ámbito rural (acumulación desproporcionada de la propiedad de la tierra en unos pocos
propietarios latifundistas, bajos salarios y nula tecnificación) como a la industria (las expectativas
creadas por la neutralidad del estado español durante la I Guerra Mundial se truecan en un
empobrecimiento generalizado de la clase obrera) y que provocará episodios de violencia reprimidos
duramente por la autoridad (cabe recordar la “Semana Trágica de Barcelona”, en 1909).
Los trabajadores inician su proceso de organización alrededor de dos polos ideológicos: el
anarquismo de la CNT y el socialismo, simbolizado por las Casas del Pueblo de PSOE. La lucha de los
trabajadores por sus derechos recurrió en ocasiones a la violencia. Cataluña y Madrid viven en 1919
varias huelgas reprimidas con dureza por las tropas. Estas movilizaciones también se trasladan al
campo. La Revolución Rusa de 1917 había dado a los obreros de todo el mundo el impulso moral para
luchar por sus derechos. La patronal reaccionó ante la movilización obrera de forma contundente
(cierre de fábricas, no contratar a obreros sindicados). Incluso, acusando de blando al gobierno, inició
la guerra sucia con el pistolerismo blanco (asesinos a sueldo contratados para eliminar a dirigentes
sindicales), creó sindicatos libres y asociaciones cívicas (como Acción Ciudadana, citada en Luces de
Bohemia) que empleaban la violencia armada contra los obreros y ayudaban a las fuerzas del orden en
la represión de las manifestaciones.
En 1921 se aprueba la ley de fugas que permitía a las fuerzas del orden fusilar directamente, sin
juicio previo, a cualquier preso acusado de haber intentado fugarse. Así muere el obrero anarquista,
compañero de Max en prisión.
Todo este ambiente de corrupción e ineficacia política y de conflictividad social constituyen
el trasfondo histórico de Luces de Bohemia, pero no son las únicas referencias a la realidad.
También podemos rastrearlas referencias religiosas. Es cierto que apenas hay críticas directas a
la jerarquía y su papel de cómplice de la clase política, pero Max clama por una “religión nueva” que
debe regenerar España. Por eso tal vez Max bautiza al obrero, que se llama Mateo (por Mateo Morral,
el anarquista que atentó contra Alfonso XIII y como el apóstol Mateo, asesinado a traición) como
Saulo (el apóstol San Pablo, piedra fundamental en la expansión de la Iglesia primitiva).
La crítica literaria se desliza en esas pequeñas citas de los diálogos. Se centra sobre todo en la
Academia, a la que Valle ataca claramente a través lo que dicen personajes (“los cabrones de la
Academia”). El resquemor de Valle-Inclán contra la Academia es lógico si se piensa que entonces la
mayoría de los escritores allí incluidos eran de segunda fila. Entre ellos estaban, por ejemplo, don
Mariano de Cavia y Cavestany, a los que se cita en el libro sin ningún respeto. Quizás el ataque más
claro sea al sargento Basallo, que va a ocupar la vacante de Galdós, héroe de la guerra de Marruecos
que escribió por toda obra unas memorias hoy totalmente desconocidos.
De los literatos de la época, aparte de Rubén Darío, se habla de Unamuno y Villaespesa con
cierta sorna, y con clara intención burlesca se cita a los hermanos comparándolos socarronamente con
Shakespeare, a «Don Benito el Garbancero», etc. De autores de teatro extranjeros, solo aparecen
nombrados el citado Shakespeare e Ibsen, quizás para marcar distancias respecto a ambos, pues el
Marqués de Bradomín (alter ego de Valle) siente lejano a Shakespeare y Max (otro alter ego) se aburre
con Ibsen. También aparece reflejada en el texto la importancia del fenómeno social de la novela por
entregas, el género literario más popular entonces. En un diálogo entre Zaratustra y una chica que pide
información sobre una titulada “El hijo de la difunta”, se sugiere el papel alienante del género y su
mero interés crematístico.
Luces de Bohemia denuncia los males de la sociedad y reparte responsabilidades. Nadie se libra
de la crítica, no sólo el gobierno, el ejército, los empresarios, sino también los obreros quienes (salvo
las excepciones del anarquista catalán y la madre del niño asesinado) son retratados como una masa
brutal, inculta e incapaz, por lo tanto, de producir la ansiada regeneración de la sociedad española.
En suma, todo parece llevarnos, en conjunto, a aquella frase suya: «España es una deformación
grotesca de la civilización europea.» Valle-Inclán, como otros escritores modernistas, entiende que el
problema de España no es solo ético, no radica solo en la ausencia de los valores morales más
indispensables, sino que también es estético. Esto supone que el desprecio al arte y a la literatura de
alta calidad está también en el origen de todos nuestros males; y es así porque, para el escritor
modernista -y esto se evidencia muy claramente en Valle- la voluntad de perfección ética ha de ir
unida a la voluntad de perfección estética: no se puede amar el bien y la justicia sin amar la belleza en
todas sus manifestaciones.
5. MODERNISMO Y 98 EN LUCES DE BOHEMIA
Luces de Bohemia constituye el adiós definitivo de Valle-Inclán a la estética modernista y a la
bohemia heroica que pensaba que podría sobrevivir al margen de la vulgaridad burguesa. A través de
la identificación entre Max y Víctor Hugo se da por finiquitada la bohemia antiburguesa. El mismo
significado de despedida tiene la presencia de la figura de Rubén Darío, con el que Max evoca la
bohemia parisina de Verlaine y, sobre todo, la autocita que supone ver al marqués de Bradomín (el
protagonista de sus decadentistas Sonatas) degradado, casi mendicante, aceptando su derrota del brazo
de Rubén Darío en el entierro de Max (por cierto, esta escena es parodia de Hamlet).
Valle-Inclán es consciente de que los nuevos tiempos hacen imposible la existencia superior del
artista aristocrático modernista. Ahora lo que tenemos es un golfo buscavidas (don Latino) que poco o
nada tiene de heroico y la caterva de aficionados, niños de papá que juegan a ser poetas rebeldes y
cuyo trabajo será olvidado rápidamente (el personaje real que inspira a Dorio de Gádex acabó en el
olvido más rotundo). El propio Max se contagia de la degradación general aceptando el dinero que le
ofrece el ministro. Si la vida bohemia ya no es posible, tampoco lo es la estética modernista que la
sustenta.
Ese descubrimiento lleva a Max a la sintetización de una nueva estética (el esperpento) que sea
capaz de ofrecer una visión del mundo tanto más cierta cuanto más deformada. Max llega a esta
conclusión cuando está a punto de llegar al final de su vida. En este sentido se le ha comparado con
don Quijote, pues ambos emprendieron un viaje por la realidad española (el de Max marcado por la
pobreza, el hambre y la degeneración) y ambos ven, antes de morir, la sinrazón de su vida anterior. En
ambos casos hay una despedida de una forma de vida (caballería andante – bohemia) y el rechazo de
una estética de carácter evasivo (libros de caballerías – idealismo modernista) y en ambos casos hay
también un profundo sentido crítico de la realidad española. El viaje de Max tiene ecos dantescos: es
un descenso a los infiernos. Don Latino será el Virgilio que acompaña a ese enajenado Dante, que sabe
que la única forma de trascender ese infierno es la muerte.
Algunas de las características de las dos caras, la esteticista y la noventayochista, del gran
movimiento de renovación que supuso el modernismo están presentes en Luces de bohemia:
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El profundo dolor de España es un tema de raíz noventayochista. El retrato incluye incluso
referencias a la Historia de España que explicarían el presente estado de degeneración. ValleInclán no deja a nadie a salvo de las críticas, especialmente duras con las figuras del orden y la
clase política. Sin embargo, no se produce la idealización del pueblo. Se trata de una condena
de la sociedad española en su conjunto.
También se relaciona con el 98 la renovación literaria experimental que intenta superar el
estancamiento de la comedia burguesa. Valle-Inclán no duda en acercarse a modelos teatrales
considerados menores, como el sainete o el astracán, trascendiéndolos para crear así un nuevo
género capaz de expresar las inquietudes del autor y plantear su denuncia. Igualmente propio
del teatro de los autores del 98 son la riqueza verbal, con primacía del diálogo sobre la acción,
y la riqueza expresiva de las acotaciones, que difumina las fronteras entre lo dramático y lo
narrativo.
La “intrahistoria”, necesidad de conocer profundamente la idiosincrasia de los pueblos, propia
del neventayochismo, que hace que los autores se fijen en la vida cotidiana de la gente para
entender mejor sus particularidades exclusivas, aparece como trasfondo en el tratamiento que
se da a los diferentes ambientes, desde los más miserables a los lujosamente provincianos de
los poderosos.
La preocupación existencial, el dolor por la vida, la angustia vital, son peculiaridades que
impregnan personajes y acciones de la obra, particularmente al personaje protagonista, al que
acompañan en su vida y en su muerte.
El cuidado meticuloso del lenguaje: la multiplicidad de voces dramáticas representa a casi
todos los niveles sociales, culturales y espirituales con exactitud, y con variedad de registros,
desde el desgarro de la madre del niño muerto al achulado lenguaje de la Pisa bien, tal y como
los autores del 98 pretendieron.
6. LOS PERSONAJES DE MAX ESTRELLA Y DON LATINO EN LUCES DEBOHEMIA
Luces de Bohemia es una obra con muchos personajes, más de 50. El uso del personaje
colectivo es una de las características del esperpento. Los personajes principales se inspiran en seres
reales. Esto dota a la obra de un cierto aire de crónica trascendida artísticamente por obra de la
caracterización esperpéntica que reduce los comportamientos humanos a los movimientos de los
monigotes del teatro de guiñol.
MAX ESTRELLA
Retrata a Alejandro Sawa, escritor andaluz, bohemio, y casado con una mujer francesa de la cual
tuvo una hija, y que murió en la miseria, ciego y loco en Madrid en 1909. Max es un poeta ciego que
se encuentra en la miseria y marginado como escritor. Pertenece a la bohemia heroica que Valle-Inclán
vivió personalmente y que concibe la forma de ser del artista como un ser aristocrático y, al mismo
tiempo, anarquista del arte, que desprecia la comercialización de la obra artística y que se define como
antiburgués.
El comportamiento histriónico, desmesurado, de Max y, sobre todo, su lenguaje (irónico,
corrosivo, rotundo, provocador, imaginativo y lleno de ingenio) son propios de esta forma bohemia de
vivir y de entender la literatura. Max representa una bohemia que ya no existe por eso se compara su
figura y su entierro con los de Víctor Hugo (máximo representante del Romanticismo antiburgués y un
modelo de rebeldía para los modernistas) y por eso se lamenta nostálgicamente con Rubén Darío de la
pérdida de ese mundo y la fealdad circundante.
El personaje de Max podría haber llegado a ser un personaje trágico (en ciertos momentos
muestra una grandeza propia de la tragedia), pero la sociedad que lo rodea es tan cruel y grotesca que
convierte su vida heroica en una existencia patética y absurda. Como a un héroe trágico el destino fatal
se cierne sobre él. Él mismo siente premonitoriamente su muerte en varias ocasiones, pero incluso esta
muerte es ridícula. Max ha comprendido que la realidad grotesca en la que vive lo supera y, aunque
trata de mantener su autenticidad y sus valores, ve cómo el mundo bohemio resulta inútil y siente
necesario el compromiso social, aunque él mismo se vende aceptando el dinero que le ofrece el
ministro.
DON LATINO DE HÍSPALIS
Se ha discutido mucho qué personaje real puede esconderse tras la figura de don Latino. En
realidad no se trata más que de la otra cara de la moneda del personaje de Max y, como él, tal vez
inspirado en las contradicciones del propio Sawa. Si Max simboliza la bohemia heroica, modernista y
rebelde, don Latino es reflejo de la degradación de esta bohemia que ha perdido la pureza de sus
ideales y se ha corrompido. Todo en él es falso, incluso sus versos. Rubén Darío no lo reconoce como
camarada de la bohemia parisina y, cuando se erige en defensor de Max ante los abusos de poder y en
falso jefe de los jóvenes retoños modernistas, lo único que hace es demostrar la falta de sinceridad de
la bohemia degradada que representa.
Don Latino es un personaje que VALLE-INCLÁN describe echando mano de los recursos del
esperpento: animalización (se le llama varias veces “perro”, por lo de lazarillo, y “cerdo”) y
cosificación (se le retrata como un monigote). Es el lazarillo que acompaña a Max en su viaje
particular. Este guía degradado (Virgilio desnaturalizado que no guía, sino que “pierde” a Dante en el
infierno de la noche de Madrid) es un ser ruin y mezquino. No hay en él ni un rasgo de grandeza.
El binomio Max – don Latino es tan indisoluble como el de don Quijote – Sancho pero de signo
totalmente distinto, sin espacio para la nobleza. No olvidemos que don Latino estafa a Max en
connivencia con Zaratrusta el dinero de los libros, abandona a Max moribundo en el portal de su casa y
le roba la cartera y el décimo de lotería premiado, causando sin el menor escrúpulo el suicidio de la
mujer y la hija de Max.
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