El espacio luminoso Poesía reunida 1956-2007 31 Confluencia Lic. Juan Sabines Guerrero gobernador del estado de chiapas Lic. Marvin Lorena Arriaga Córdova directora general del coneculta Oscar Bonifaz Lic. Ernesto Gómez Pananá coordinador operativo técnico Lic. Ana María Avendaño Zebadúa directora de publicaciones CH 861.44M B715 E771 Bonifaz, Oscar El espacio luminoso : poesía reunida 1956-2007 / Oscar Bonifaz. — Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México : Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas, 2011. 128 p. ; 21 cm. — (Colección Hechos en Palabras. Serie Confluencia ; 31) ISBN 978-607-7855-25-5 1. POESÍA MEXICANA — SIGLO XX 2. POESÍA CHIAPANECA — SIGLO XX El espacio luminoso Poesía reunida 1956-2007 © oscar bonifaz D.R. © 2011 Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas, Boulevard Ángel Albino Corzo 2151, Fracc. San Roque, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, C.P. 29040. [email protected] ISBN: 978-607-7855-25-5 hecho en méxico consejo estatal para las culturas y las artes de chiapas 2011 Grito sin espacio Grito sin espacio A Dios Voy a vivir la herencia que me diste. Vivir clavado en la verdad de mi mentira amarga. Quedarme intacto. Quiero a mis ojos desnudos mirándome por dentro y ahogándose en naufragio sin puertos. Agiganta el huracán, para que en él se rompa este agónico cuerpo sin palabras. 9 Oscar Bonifaz Grito sin espacio Exactitud La hora sin tiempo Un látigo constante me flagela: En el centro del círculo el dolor trina de júbilo, que me ahorca, porque encontró en mí, las gotitas del reloj nido de primavera. llueven incontenibles sobre mi color gris. Soy la estructura misma Mi lágrima se pone a llorar de mi propia lágrima, la absurda confesión de una brújula. y es que guardo en la prisión de mi silencio, una frase que me rebelo a pronunciar. La vida se detiene en una esquina y su índice de tiempo sin medida Contradicción inédita: me señala el sendero amo al mundo con su cauda donde se suicidó la lógica. de cadáveres suicidas, y tengo miedo que sus sombras La copa de la muerte, tiendan lenguas a mi paso. desborda por mis poros. No hay péndulos en todos los relojes. Pero a pesar del horror que mi espejo me inspira; desgarraré la máscara y me desnudaré ante el mundo, para enseñar el pulso del Creador en mi fiel arquitectura. 10 11 Oscar Bonifaz Grito sin espacio El mar y yo Súplica El mar y yo somos gemelos. No me cierres esa puerta, Su verde indefinido que estoy cercado de paredes. lo llevo yo disuelto en esperanzas. Abre a mi paso tu esperanza Y estas gotas que bajan de mis órbitas y me descalzaré las sandalias de la angustia como las aguas del mar, para llegar en secreto hasta tu estancia. son muy amargas. No entrecierres los párpados a mi ruego El mar es profundo, y sin temor, insospechado. guíame hasta el camino de tus brazos. Igual a mí que me soy desconocido, Tómame. hacemos tempestades Succiona mis tristezas, y por sí mismos nuestra furia aplacamos. —me vestiré de verde— y cuando mis huesos crujan No sabemos de puntos cardinales. crepitando de dolor, no huyas. Inquietos, ignorantes del sueño y las edades. La soledad se derrama en mi vacío y si tú no me abres esa puerta, se romperán mis muros y quedaré sepulto en los escombros. 12 13 Oscar Bonifaz Grito sin espacio Primera elegía La espera Mis paredes Ola temperamental son círculos de lágrimas que tienes al mar con orillas de niebla. para desdoblar tu historia: tu pupila verde No hay azules océanos refleja los místicos asesinatos con puertos verdes; de las horas de sangre ni reflejos de cielos y devuelves al cielo sobre este polvo mío. su agujereado paisaje. La tormenta toma tu columpio Solamente llevo un grito de consistencia líquida, en crisálida y sin egoísmo que promete florecer en monstruo repartes espejos sobre el litoral de mi angustia. a todas las presencias. Vete ola a jugar al mar, que la integridad de mi orilla espera fiel todos tus retornos a la quieta paciencia de mi playa. 14 15 Oscar Bonifaz Grito sin espacio Deseo Sed Mi destino es de isla enamorada: Tengo sed. verde deseo adolescente, Sed de lirios y luceros impuro. que colmen mi cabeza Amor con angustia de muelle abandonado. en cada madrugada. En la llorosa estancia Llevo en las manos de mi pecho nocturno, la cárcel de dos tímidas caricias; naufraga su derrota un ángel y en el cristal de mis ojos y el diablo incendia presuroso se destiñe la imagen mi promesa sin alas. que aprendiera a adivinar el ansia. En mis noches de amor desenfrenado, En mi garganta se vierte soy una lágrima en esencia, el imperio del anhelo, río que pasa monologando sus tristezas por la sed que mis dientes tienen por la vertiente concéntrica del alma. de morder violetas frustradas. En el tacto se cuelgan las palabras… ¡hay fiesta subterránea! En tanto, la locura sin cascabeles, va ascendiendo silenciosa por su escala. 16 17 Oscar Bonifaz Grito sin espacio No cierres tus ojos, para que cuando despierte, El niño blanco me bese tu hermoso niño blanco. Tienes un niño blanco durmiendo entre tus ojos, ese niño no ha de llegar al día en que siempre nace la mórbida voracidad de los sexos. Tus ojos, que a los ojos del mundo han retratado, le han servido de cuna, sin saberlo; yo quiero con la mirada, mecerle al niño blanco su dormir sereno. Ha de soñar con flores o con alas, porque ignora la sed de tu sexo de manos multiplicadas, que inventan con su intento, morbideces de carnes y formas poseídas. Yo también tuve un niño, pero se me murió una noche cuando de mi árbol adolescente se desprendió la hoja de parra. 18 19 Oscar Bonifaz Grito sin espacio Presencia Décima a la angustia Quiero negarte, y sin embargo existes Me he descubierto en mí como una verdad irrevocable, en el centro de una órbita apagada con tus raíces hundidas y he descendido al vacío en mi fatal misterio. por la escala del miedo. En los ojos el desierto asoma dos oasis donde se baña desnuda Estás en mí. la esperanza. Desde antes de mi arribo doloroso, El llanto descalzo, tu savia estaba en mí... se derrama irremediable por el gotero del tiempo. Tu destino era iluminar esta prisión enferma, donde crece la sombra y se mueren las auroras. Y desde entonces tuve la suerte de la ola que agitada en la noche tormentosa llega hasta tu playa a descansar. 20 21 Oscar Bonifaz Grito sin espacio porque lo necesitaba en los momentos en que el día, Amor y soledad empieza a cerrar pestañas. Yo estaba solo. De mi epidermis para adentro hace poco una sombra preguntaba: Y de mi polvosa envoltura al interior —Arena de veinticinco abriles creció mi amor como arbusto en primavera ¿Qué has hecho de tu tiempo? y yo a su sombra fui, millón de brazos de amorosa enredadera. —¡He amado! De amor está lleno Y estoy de nuevo solo, hasta el último rincón de mis huesos solo con tres clavos de olvido y mis átomos, que al amor en mis carnes sepultara. y de este nuevo pecado solamente de Dios he sido perdonado. Creí, sin ojos, como el pájaro en el viento y con la fe del paisaje en el ojo de la garza. Creí en el amor, aunque quise para él las puertas clausuradas y la sombra constante en el ojo de todas sus ventanas. Creí en él, 22 23 Oscar Bonifaz Grito sin espacio siguen con el vientre fértil a la primavera. Retorno El grano de la arena sigue estéril, huelen igual las rosas Asomado al ventanal de la sorpresa y el hombre sigue sin entender al hombre. Como antes, he descubierto algo nuevo esta mañana: alternativamente se vive y se muere que aunque no estés conmigo, todos los días: el mundo sigue su indiferente marcha. y sigue siendo igual, decir mariposa o poesía. El sol sigue saliendo cada día, y está la tierra cubierta El universo sin ti, con su constante vestido de siglos. (¡qué milagroso descubrir de cosas!) sigue su cauce total. Tú ya no estás en este laberinto Y es que sin tu amor, de asombrosos contrastes, mis ojos ven exactos en esta caja de violín lo que de exacto hay sorda de sugerencias en la condición de las materias. y llena de palabras quebradas. Y a pesar de esta ausencia, Y vuelvo al centro de mí mismo, mi bestia voraz germina dentro colmado de ojos en su implacable romance y esperanzas. de sangre y de mordisco. Ya no estás en mi grito ni en la razón de mi sonrisa, no, y las madres como siempre, 24 25 Poemas en blanco y negro Para el conquistador Alejandro II de España Ya no soy quietud que refleja, sino afilada pregunta sin respuesta. Dolores Castro De amor y soledad Poemas en blanco y negro Ofrenda Voy a llamar a mi paisaje para guardarlo entre tus manos; voy a traerte la llovizna de esos rostros clandestinos que de constantes, se borraron. Porque no hay recuerdo; sólo ese momento lúcido de mi entrega en pedazos. Todo se olvida, como olvida el viento sin memoria al paisaje que ha dejado. No me queda ya ni el viejo papalote que jugó a ser astro, ni los inmensos mares con su antigua aspiración de lágrima. Sólo ha quedado el agua mansa de alguna sonrisa en medio de mis frecuentes llamaradas. 33 Oscar Bonifaz Poemas en blanco y negro Amor: voy a traerte todo lo que he dejado: mi baúl de pasiones oxidadas, Un ademán el jadeo con que sueña el sueño de mis almohadas y esos besos imantados Yo, igual que tú, que siempre me dejaron hermano de todos los tiempos, la huella líquida tengo urgencia de inventar a Dios. de mis tantas lágrimas. Un Dios sin plazos, Quiero entregarte íntegro para esta hora de angustia, todos mis suicidios para este tiempo de necesaria conversación. y la campana paralítica de mi soledad y mi palabra. —Hágase la luz. Y tuve por razón Te regalo mi vacío sólo un par de muletas y el vapor de mi llanto en que apoyar esta fe paralítica en esta dualidad enmascarada. de infiernos altísimos Te doy todas mis muertes y cielos ruborosamente equivocados. y el adiós de mis muelles que se rompieron No. cada vez que de mi árbol en otoño, Nadie ha inventado nunca nada. caía temblorosa No hay ley para el asombro, una hoja madura de distancias. ni libertad, ni amor, ni odio. Nada. Te ofrezco las brasas de mi infierno Y es tan difícil ser un solo ademán con su sabor de ceniza en mi garganta suspendido en el lenguaje de los años. ...y las hebras desteñidas de mi poesía intacta. 34 35 Oscar Bonifaz Poemas en blanco y negro en cuyos pétalos amarillentos salta este otoño que juega con ser niño. Llamado Desahuciado del mundo, te llamo. Ven, para que cierres este litoral inmenso donde la incomprensión clavó una garra. Ven, al refugio espinoso de mi hechura, a esa mitad de espejo que duplica el silencio de todas mis catástrofes. Ven, si quieres platicar de mis cloroformados pensamientos, de las inútiles esperas en norias sosegadas, de profecías quebradas que no han logrado deshilachar el viento. Déjame contarte esta historia; es necesario rememorar los viejos calendarios 36 37 Oscar Bonifaz Poemas en blanco y negro Agazapados en la emboscada de los muebles, acechan los aruños. El hogar Mi reticencia aguarda con sigiloso paso de palabras. Esta es tu casa. Este es el hogar que construiste: Tu casa de piedras absolutas cal, cemento, piedra, arena, donde el silencio carcome los rincones; lodo. las ventanas están debidamente clausuradas para que no penetre el resplandor de afuera. Sin los trinos de ayer incendiando la llanura de la oreja, Presidiendo, sin el lamento compartido en el lugar usual —de honor—, en la tibieza de una almohada cuelga el retrato de novios que repartía equitativamente como macabra estatua disecada sueños, trabajo y pobreza. y en el lecho baldío duermen las tranquilas telarañas. En la sala, los espejos ya no pueden disimular Los niños de hoy su orgullo de luna limpia ensayan equilibrios en la antigua ternura de tu rencor y mi rencor de nuestras dos miradas. en la balanza, mientras los niños de ayer, Crepitan los cimientos de tu casa, afinan atentos el oído se bambolean las alcobas frías al pequeño ruido de la piedra y nuestros pájaros escapan que ha iniciado el derrumbe de las tapias. lastimando sus alas entre los filos de vidrieras mansas. 38 39 Oscar Bonifaz Poemas en blanco y negro Requerimientos Letras de sopa Necesito para escribir este poema: Traicioné el agua de mis poemas una violada angustia restaurada, y presté mi palabra. el incienso encendido del amor Hice fórmulas de estatuas, y una máscara para los relojes olvidados. me fabriqué las máscaras y bebí el veneno de las charcas. Que aquella espesa lágrima retorne el alma Así, tras la emboscada, y que mis pies con alas oculté mi vergüenza rompan el papel de china y lloré con lágrimas de mis alboradas. prestadas a otros ojos. Necesito para el poema: Mi poesía bailó una que otra tempestad, la danza de los siete velos playas donde asolear mi soledad con lentes para el sol y el repaso de sal de mi memoria. en la neblina de la madrugada, así me llegaron Luego, sólo reflejos escribir el poema de una verdad quebrada, en la llanura de una hoja, y fui el avestruz de las palabras con cien puntos para mis silencios que oculta en salas de hospital, y doscientas comas para respirarlos. la urgencia de una lágrima: Un lápiz sin borrador cloroformo y muletas, ...y un cerillo para quemarlo. vendas que alquilé 40 41 Oscar Bonifaz Poemas en blanco y negro en alguna farmacia y unos poemas con bastón Esperanza líquida para que no se me caiga la mirada. Esperar. Esperar con el corazón latiendo en un rostro ajeno, que no existe. Esperar a un cuerpo que se esfuma y llenarme los poros de agonía mientras oigo a mi puerta muda y yo adentro proponiéndome al fuego. Sé que alguien no llegará y espero. Sé que alguien no viene porque siempre está partiendo. Y yo abro la puerta y mi alma. Silencio. Mis uñas rasgan la guitarra de un cuerpo que no veo. Y el temblor 42 43 Oscar Bonifaz y la puerta y el teléfono quieto. Poemas en blanco y negro ¡Que llamen a mi puerta, que me hablen por teléfono y que me traigan la gota salvadora de unos ojos, para hacer líquida mi espera en el silencio! Nadie ronda en la calle, yo descorro las cortinas para sólo ver al viento que imagino un respirar junto a mi oído atento. El hambre del vacío carcome los rincones de mi casa con frío. Mi boca espera el manantial de un beso y a lo lejos de un mar desconocido canta la amoratada sonata del silencio. El deseo es un cachorro que quiere colmarse de agua; yo soy la sed, no el cántaro de agua prisionera y mansa, ni la lluvia que siembra su canción en la tierra: soy tan sólo un charco que se bebe solo; el amor de otras aguas, lágrimas dispersas de otros cauces ajenos. 44 45 Oscar Bonifaz Poemas en blanco y negro ni furia desatada de un potro desbocado. Esta manera absurda Porque tras de buscarte como el piso al bastón del ciego, He gastado mis días he venido a encontrarte aquí, en cerrarme ventanas. fruto que avanza cumplido, por mi savia. Sucesivas ventanas donde vigila el ojo tuerto Y yo que transité, paso a paso de calles solitarias. como orillas sin sueño, voy de cruz en Cristo, De pronto, de Cristo en cruz, un viento limpio, de alas, buscando ese espejo que soy y no poseo. se puso a recoger las telarañas, derrumbó mi torre de suspiros Clavado de besos y deseos, y candados cerrados mientras tú me esperabas apresaron los aruños con tus manos de ruta, afilados de mis gatos. remo, ancla, pañuelo. Ahora, ¡Y qué triste fue descubrirlo, amor!, el amor es la quebradura que cuando tus brazos se abrían del aire por la pluma, en mi espera, adiós de nido yo, ajeno de ti, de tu presencia, al trino que lo alimenta. con mis garras de besos procuraba el siguiente infierno Ya no más la frente persignada que no quiero. en la celda del llanto, 46 47 Oscar Bonifaz Poemas en blanco y negro Ahora lo sé: al nacer traje la muerte Otra vez en esta absurda manera de vivir sediento. Incompleto de amor... Enciendo un cigarro sonido sin campana al viento. y lo aspiro hasta el envenenamiento; miro el humo lento. La taza de café consumida en el silencio. Sacudo el polvo —otra vez— de la mesa de centro. Mi pulso y mi reloj, corriendo y mi corazón detrás ladrando como un perro. Escojo un disco, es Roberto Carlos que me regala su lamento. Espío la calle y me espío dentro. El cenicero guarda lo que fue mi aliento. ...Y otro cigarro. Y un café 48 49 Oscar Bonifaz Poemas en blanco y negro y el polvo sacudido de la mesa de centro. Nocturno Otro disco con su nuevo lamento; mi pulso y mi reloj, Tu cuerpo: sin sueño. pájaro que madrugó Quiero poner orden en mis manos, a mis pensamientos agua pequeña pero no puedo hacerlo deslizándose en mi cauce, porque esta noche, otra vez, ala para arrebatarme te espero. el espacio luminoso de mi vuelo. Tu cuerpo: chispa que se quemó en mi fuego, deletreo que pronuncio en el silencio para aprenderme de memoria, la sílaba sin nombre de tu sexo. 50 51 Oscar Bonifaz Poemas en blanco y negro Caminaba a media calle, a medio sol, a media luna, a medio calendario, y fui el vecino del huracán, huésped de la tormenta. Absolución La verdad es que hoy no pude escribir; es mi pasado el que lo hace. Anoche tuve insomnio y hoy me enfrenté a mi espejo: me devolví a un Oscar que no se ha cansado de ser Oscar, y vi en mis ojos el abismo sin abismos de mi pasado, allí donde tejieron las arañas del odio, el rencor, la venganza; en este lugar donde también llegó el vislumbre de la luz, de los amores sin rostro y sin memoria. El pasado: bocado que mordí: una verdad tragada lentamente, mientras hervían las palomas en mi tejado y un día pleno de sol se acurrucaba en mi espalda. 52 No me habité, me habitaron. No me inventé, me inventaron. Y ejercí el oficio limpio del que busca en la máscara la huella de su propio rostro. Tras las esquinas reuní migajas de amor y el agua bendita de algún beso. En mis horas sin horas, entretuve un gajo de sol para iluminar el filo de un cuchillo clavado, lentamente, a mis espaldas. Y me rompí en lágrimas, me deshice en tristezas y nuevamente el amor, 53 Oscar Bonifaz el amor, el amor con su lejana voz de caracola: el estruendo del otro lado del mar, donde rompí unos muelles para no decirme adiós. Fui entonces el niño del día que amanece, la yerba que crece en la orilla, la piel que espera el jadeo, el temblor que lo aquieta. Poemas en blanco y negro Me echo a volar en un cielo constelado de palomas mientras el azogue lentamente me va cerrando la garganta. Vuelvo al fin de mi grito sin espacio, absuelto del amor, con la memoria leal, con mi vieja agonía y un sol decidido a meterse en mi cuerpo, gota a gota. Ansia que revienta en el llano del lecho donde sacudo dos o tres telerañas olvidadas. Luego, el incendio de caricas entregadas, el labio, la mordida y el acecido que respira mi garganta. Yo espero en este túnel roto, la costumbre de mis amaneceres o la muerte discreta que fuma un cigarro y me toca suavemente el hombro desgarrado. 54 55 Oscar Bonifaz Poemas en blanco y negro o entre las puertas entreabiertas de tu risa —sonaja peregrina—. Testamento Tú, Para la Cumusita pañuelito en que he llorado, respiración en mis ahogos, latido de mi pulso trasnochado. Cuando me vaya, no preguntes por mí. Mi niña; No me di al viento agua que se regó en mí ni al mar; para mis repentinos florecimientos, ni me consumí pajarito amputado de sus alas en las hogueras brincando entre la jaula de mi pecho. que prendieron a mis pies. No dormiré entre los colores Cuando yo me ausente de un pretendido no me busques pues arco iris celestial más allá de tu mirada, ni en los cristalitos búscame en ti, que cubren que allí estaré escondido el pasto de la mañana. desde mi anochecer, hasta tu madrugada. No. Yo me quedaré en ti, vivo, latente, clandestino; espiando desde los balcones de tus lágrimas, 56 57 En el pulso del mundo Poemas en blanco y negro Poema al siglo XX Siglo veinte: tiempo donde naufraga el amor. Soga corrediza en la garganta de las horas, abismo sin brújulas donde la noche sueña presentimientos de cañón y desgarraduras de banderas. El hombre de mis días —hechura de pólvora y espada—, gime como una isla sin la promesa de una alborada que ponga misericordia en sus entrañas. Sin ritmo para sus horas. Tan sólo un péndulo loco igual que un ciego decapitando esperanzas. Fermenta el odio en la charca sin rumbo de los ojos. La ambición es un remo sin destino; y es el poder una ancla. 61 Oscar Bonifaz Poemas en blanco y negro ¿Qué sabe el cielo llegan lentas sombras de paz y de armonía: de los signos que escribe el humo de la guerra? ¡alarga las manos, ¿Qué copió Dios hombre del siglo veinte!, en los ojos de los niños mutilados? que un nuevo mundo redentor espera. Y el horror crece ya deshabitado de esperanzas con un tiro de gracia sobre la sonrisa de un ángel solo, que solo se quedó jugando. ¡Señor del siglo veinte!, hombre en ruinas del espacio donde crezco: detén tu mirada en el puente de esta espera, frente al paisaje desolado que avizoras; porque quizá tus manos... tus tristes manos solas puedan construir posibles universos, mundos de aliento y esperanza y sobre los escombros de hoy, ¡todas las palomas de los cielos bajen! Y cuando el hambre no sea el pan nuestro de todos los días, cuando en tu mirada y la mirada de los otros sientas que tras los lobos y las bayonetas, 62 63 Oscar Bonifaz Poemas en blanco y negro En lo alto están las estrellas vigilantes, San Juan Chamula comunicándole a Dios que en la otra cara del mundo alguien juega una pelota Hoy, que se llama Bomba de Cobalto. de noche, camino solitario por el pueblo Aquí una parturienta canta de San Juan Chamula, en Chiapas; su himno de polen curioso me detengo en una esquina —y la noche se hace flor para ver cómo pasa, arrastrándose, en su vientre de mieles—. el tiempo, el tiempo atrapado entre mis manos, Lejos, que hoy guarda la quietud muy lejos de San Juan, de un trompo adormecido. alguien reza y mientras tanto, atranca su puerta Se aquietan en mi pulso los relojes con el frío escalofriante y no puedo escuchar de alguna bayoneta. el silbido sin nombre de la milpa, Los hombres en guerra, se matan. porque hoy los maizales traen, Un rubio le escupe a un negro, una voz de violines y campanas. un salivazo en la cara. A lo lejos ladra un perro Yo me vuelvo a mirar este pueblo que se funde con la noche; desde la ventana abierta pienso entonces en los hombres de la noche cerrada: que manejan el mundo las calles entumidas de anestesia desde el helado metal de su cerebro. se han quedado dormidas, porque ayer, desde la madrugada, 64 65 Oscar Bonifaz Poemas en blanco y negro pasó el buey del trabajo ...y ese hombre sin rostro Declaración de amor a Campeche que lleva el pan limpio hasta su casa. En un idioma extraño En el grácil tobillo de la danza, maúlla el radio despierta alucinado un canto de protesta, tu cascabel de luz. mientras que cerca de mí se riega una tímida canción de cuna Ritmo de ola en tu cadera, de la madre que arrulla a su hijo bongó en las brasas de tus arenas. con rosas en los labios Gaviota en vuelo, sacrificada cruz. y raíz en el alma. La playa entretenida El vampiro de la noche tiende serpientes de cristal me habla del odio distante, en la paciencia de tus orillas. de la muerte y del hambre. Es preciso entonces Peces meditabundos, que desgarremos la noche suceso de tus mares palpitantes, ¡y amanezca ahora mismo péndulos sin ritmo, en el poblado de San Juan, sonámbulos espejos vegetales. en Chiapas! Huellas de pescador sudando síntesis de sol en la epidermis rota del trabajo. El mar trota en el potro de cristal de tus espumas 66 67 Oscar Bonifaz Poemas en blanco y negro y en la espuela de las olas, galopa el viento que se quiebra en tus esquilas. Al artista de la plata Mi corazón velero te saluda con el violín sureño de su sangre, En tus manos, Campeche, astilla de cristal, artista de la plata, proa de evocación, ancla del aire. florecen los pasados universos de mi raza. Sonámbula maraca cancionera, Mientras laboras, paloma al sol, hay música regada en tu contorno poesía de campana enloquecida. y tú que ya lo sabes, amoroso callas. Historia de mi abuelo marinero que ensartó tu leyenda en mi memoria Un lento teponaxtle como una hebra de luz en mis recuerdos. se agazapa en las yemas de tus dedos y la parvada de dibujos vuelve Envío: aleteando entre la noche de los tiempos. Hablo de tus galeones olvidados, Llegan de las edades; de tu amanecer que puso entre mis nervios la forma, el rasgo, la figura... el colibrí veloz de mi alegría. y tú, dador de gracia —minúsculo Dios—, das vida Hablo de tus mujeres y tus soles al ritmo exacto que se queda con esta voz de abecedario nuevo; en tus alhajas. porque quiero dejarte en mi poesía, la harina de mis sueños tempraneros. En redondo soliloquio, llora con tu tacto toda una raza entera. 68 69 Oscar Bonifaz Es la vieja historia carcomida que te contó el pretérito abuelo que supo del pillaje y del azote que tatuó cicatrices en su espalda; y entonces el contorno que cincelas, sangra, y la estrella olvidada derrama su pintura en el vaso sin fondo de tu alucinada soledad compacta. Cincelador de lunas y soles sucesivos, dueño de la simetría y la línea que canta: en tus manos despierta el surco y las cuerdas del violín que pulsa el viento cuando pasa. Quedan en tus dibujos la línea del vuelo detenido en marcha y el perfil de las olas que retornan con su sabor de lágrimas. Labra, artífice, el beso paralítico de una novia provinciana, plasma con fe de cincel tu alegría, tu nostalgia... y retorna a lo tenaz de tu obra, en la lenta epidermis de la plata. 70 Poemas en blanco y negro Ceín Ceín es un chofer. Ceín es un chofer sin vehículo. Ceín es un hombre silencioso; puerta cerrada “de esta Dirección a mi muy digno cargo”. Ceín tiene una mirada triste, una mirada sin gente, como que mira y esconde lo que ve. Ceín tiene las manos regordetas, manos con mirada —la que le falta a sus ojos—. Hoy en la mañana, Ceín cobró su quincena, como tú o como nadie. Cobró el pan para su mujer, cobró leche para sus hijos. A Ceín lo asaltaron anoche cuatro tipos sin hambre, con puñal y pistola, pero sin madre. 71 Oscar Bonifaz Poemas en blanco y negro Golpearon a Ceín en sus manos que dan, La oración en sus ojos que no ven, en la mirada. ¡Golpe brutal en el alma! ¿Por qué permites Señor Hoy Ceín tiene la mirada que la grana de la sangre más quieta que nunca... se rompa en oleadas de horror porque no hay pan en su casa. en las guerras de tu mundo? ¿Qué podemos hacer nosotros para no volverle a asaltar el alma Centroamérica derrama y regresar a su casa, la anilina de su dulce geografía pan, leche y mirada? en suspiros de sangre y de miseria. Ya no hay olores de frutas desvestidas, ni el nostálgico tañido de campanas desveladas resbalando su sonido entre los tejados de los lentos caseríos. En esta hora de fusiles sólo hay pájaros negros que en geométrica escapada rompen en puntos suspensivos todos los cristales de la madrugada. Y los hombres del maíz —cristos morenos, torturados—, 72 73 Oscar Bonifaz con su paso reticente de paloma perseguida, regresan sus huellas a la selva como tristísimos árboles de hondas raíces soñadoras. Y mientras el río iza su canción de trabajo y el reptil del viento se arrastra en la llanura, una metralleta perfora los silencios y abre estrellas de sangre en los humildes cuerpos torturados. ¡Las bayonetas se hunden en la carne, la tierra paridora de frutos, bebe sangre, reptan por los suelos los niños mutilados y hay chispas relampagueantes en los ojos de los hombres que masacran! Poemas en blanco y negro A los presos políticos del mundo se les unta en la lengua tatuajes de silencio y mordazas de sombras, pero su voz, inútilmente cancelada, florece en repentinos nomeolvides. La historia gritará algún día, porque no hay musgo de olvido en la memoria, no se puede estrangular la idea como no puede despertarse el sueño de luz de una mirada. ¡Bájate de tu cruz, Señor!, ven a mirar la orilla de este espejo en el que Caín no termina de aniquilar a su adversario... Y en el madero desdibujando en ruinas, un Cristo agonizante, llora. Florecen los rifles en los vientres de las madres que fecundan... ¿Por qué lo permites, Señor? ¿Por qué aceptas que el hambre mastique su bocado en Biafra?, mientras que en Medio Oriente los hombres sin patria lloran la sal de su abandono en busca de un pedazo de tierra donde puedan sembrar una esperanza. 74 75 Oscar Bonifaz Convidado de los siglos Como lirio de luces encendidas, aquí estuve, bajo los dedos del sol que violó la piel desnuda de los mares. Poemas en blanco y negro Aquí, en la fe ciega del paisaje que espió el ojo de la garza, sorbí los sabores del mundo, —árbol frutal que se convirtió en mi casa­—. Amaneció en las alas y el horizonte se quebró en rojeces, como una granada. Los pétalos colgaron su color, como ropa de niño, lavada. Aquí vi el colibrí del aire, llegar cada mañana con un himno de ternura entumido entre sus alas. Aquí, en el sitio de la luz, donde mi sueño vistió de verdor la primavera. Nací en este lugar de cascabeles como el invitado que alza su brindis en la copa de cristal de lunas nuevas, para beber, una por una, todas las campanitas de la selva. 76 Pisada en cautela de algún tigre inventado, que bebe estrellas sonámbulas en lagunas en verde disecadas. Verde, verde, verde, que no esmeralda, verde que arde, verde que muerde las miradas. Mares de peces soñados, con su ritmo lento de cíclicos astros trastornados, entre las olas, jugando pirotecnias 77 Oscar Bonifaz Poemas en blanco y negro en cada hueco que taladró la madrugada. Huésped del siglo veintiuno Frutas de inéditos azúcares derramando sus mieles en la lengua de algún peregrino de la mañana. Soy un cardo solitario en la tarascada de la medianoche. Tengo arenas en la voz y el páramo desolado del mundo se ha cubierto de telarañas. Alfileres rotundos punzaron mi garganta y un horizonte de plástico regó vidrios letales en mi esperanza. Un niño llora por el pan nuestro de sus días, entre el vuelo satisfecho de las moscas y el pentagrama roto de la poesía. Hombre de soledades me ha llamado el arcángel que dictó mi sentencia de víctima y verdugo en balanceada armonía. 78 79 Oscar Bonifaz Poemas en blanco y negro Desde la altura de la noche Dios pronunció: Cuatro tañidos para el hambre —¡Hágase la luz! ...y sabio, separó las tinieblas de los días. Somalia Madre: ¿Dónde están tus pechos para tomar de tu leche?, ¿dónde dejaste tu hambre para beberla?, ¿tus lágrimas para salar mis labios?, ¿en qué rincón de tu alma rompiste tu alegría para hacer redondas las aristas de mi agonía? Etiopía Los campos no guardan zumos, la tierra seca mi boca y mi estómago se llena de esperanzas vacías. La bofetada del hambre 80 81 Oscar Bonifaz Poemas en blanco y negro duele. de un niño oscuro Los buitres bajan hacia nosotros, que por tener manos vacías, carnada. sólo aprendió a beberse el baile. Dioses tuertos reparten nuestras raciones negadas, mientras que en otros espacios hay luz Cuba de plurales bocados para la hartura Hay que ver cómo un mulato regalada. absorto ante su mar, muere sin sed de Coca Cola. Un espectáculo. África Hay que oir a la abuela Úrsula en su bohío de Matanzas Pieles de noche sin luna, hablar de su bandera arena negra bailando, de Estrella Solitaria, ¡tam, tam, tam...!, porque eso es Cuba; ¡tam, tam, tam...!, el hambre. un lucero íngrimo navegando, Hambre vieja danzando un mulatico temprano en el antiguo girar de los astros, con un fusil esperando sangre que golpea entre sus manos. como una pedrada en el balcón del aire. Hay que oler el sudor de la caña Cae el hombre negro y beberse a Cuba y otra vez el tam, tam, del hambre, en cualquier mañana. tambor roto en el ritmo 82 83 Oscar Bonifaz Poemas en blanco y negro ...Y hay que callar cuando la lumbre Vuelo nupcial incendie de estoicismo, esta asombrosa isla trastornada. Me acompañaste toda la noche. Junto a mi oído cantabas esa lejana canción de luna; ávidamente te pegaste a mi piel desnuda, en el estremecimiento de las dos de la mañana. Y el dolor de estar juntos, frente a la evidencia de una mancha ensangrentada. Pero hoy en la mañana te maté, pinche zancudo, en la pared azul de mi recámara. 84 85 Oscar Bonifaz Deseo Amada: espérame a las once de la noche, quiero sentir tu tibieza, tu suavidad; quiero que te asomes al litoral de mis sueños. Te buscaré en la oscuridad de nuestra alcoba, para que toques mi piel que te desea y pueda yo cerrar los ojos en la presencia de nuestro nocturno encuentro. Amada: espérame, espérame querida almohada. 86 Poemas que el tiempo olvidó Poemas que el tiempo olvidó Sonata en vario tiempo I Hoy la eternidad se hizo niña y me habló al oído, quedito... sentí al ayer desplomarse en su tic tac que me retoma. La pluma de mis ojos escribe y las palabras diseñan un nuevo tiempo. 89 Oscar Bonifaz Poemas que el tiempo olvidó II III La araña del silencio Es la hora de fabricarte lirio, me habla con su idioma eterno amapola, y me taladra. espina; Estoy presto. porque quiero renacer otra vez en la agreste serranía de tu cuerpo y te hago lluvia para mojarme, hoguera, para lograr mi incendio. 90 91 Oscar Bonifaz Poemas que el tiempo olvidó IV V La geografía de tus manos Tú eres la tierra y yo tu árbol sin hojas, descubren mi universo sin raíces, y la flor de mis sueños sin pájaros van abriendo, uno a uno, ni cielos. tus pétalos. 92 93 Oscar Bonifaz Poemas que el tiempo olvidó VI VII El soneto de tu risa Con mis ojos me repite, una y otra vez, voy dibujando tu cuerpo que no te tengo, hasta sentirme dentro. que están mis almohadas rozando las tristes horas del silencio, sorbiéndote poco a poco. Bebo el licor de tu cuerpo, yo, adicto de tus besos me vuelvo uva en el fermento. 94 95 Oscar Bonifaz Poemas que el tiempo olvidó VIII Meditación Es necesario vivir Para que yo sea para tenerte... esta ola que soy, será necesario morir un viento pasado para olvidarte. me ha de haber empujado. Para ser esta ave que llora en la rama más alta de mi pecho, alguien debió de arrancarme las alas. Si soy cántaro, no se quién me bajó al río, para ser este cauce encerrado, esta agua trémula que ha dormido soñando en la corriente. Y si llevo esta muerte prendida en la felpa incolora de mis días, tuve que haber nacido tiempo; un inútil reloj sin manecillas. 96 97 Oscar Bonifaz Poemas que el tiempo olvidó Tú y yo, seremos todos; esa antorcha encendida donde Dios nos alumbra cuando nos mira pasar. Perfil del amor Con cariño para el maestro José Ramón Aunque tu piel tenga otro tinte que mi piel, aunque tu orgullo sea más grande que mi dignidad, escucha mi palabra y mi verdad. Abre de par en par tu corazón y tiéndeme la mano hombre de mi tiempo con quien es necesario que nos pongamos a conversar. Mi hambre pide el mendrugo que has vomitado en tu hartazgo; bébete mis lágrimas para que sepas el sabor de la sal. Dame tu mano para que sostengas mi debilidad, dame tu palabra, que es lo que buscan los linderos de mi soledad. Mira mis ojos vacíos de tan amarga orfandad, mira las fronteras del odio donde me arrojan los que no saben mirar. 98 99 Oscar Bonifaz Poemas que el tiempo olvidó y con tu hechura de piedra, poseías mi cintura en esa cópula sin máscara en la que nace un niño con los ojos abiertos a la mañana. Poema del insomnio Y fue un llenarme de amor al inventarte, al saber que podías existir si yo te hiciera; si en mi orfandad tú suplieras la caricia que no me dieron y ese beso estampado frente a la puerta cerrada. Poco a poco mis manos se abrieron para la caricia y me puse a jugar contigo en la cálida tibieza de mi mediodía. Te adiviné en el pie de una niña descalza, en el temblor de la música que exprimía el ojo impar de alguna guitarra. Poco a poco te hacía a mi forma 100 Alternativamente y poseedora de mis bríos, te hacías a la altura donde la poesía canta su penúltimo violín. Te amé por huérfana, porque tenía que hacerte para que se cumpliera una de mis más hondas mañanas. Y con mis besos cantó la cigarra y la luz de mis soles gotearon en la lentitud de mis entrañas. Crecías en mis ojos, subías escalando las alturas y mi pasión te adivinaba, entregada, plena de un azul constante. Iluminada. 101 Oscar Bonifaz Ya me voy, porque algún día, cuando la luz no tenga humos grises y ardientes llamaradas, alguien deletreará mi nombre y un sabor a sal ha de atrapar mi boca. Y luego la plenitud de otra mirada y un lejano temblor de algún árbol extraño que quiera sacudir con su memoria, Poemas que el tiempo olvidó Poema líquido A quien no corresponde Tú, agua, mi agua. Agua que bajó de mi tejado para empapar mi antigua soledad. este intento de muerte anticipada. Agua con suaves oleajes de mar estrellándose en el filo de mis acantilados. Agua prisionera en mi hechura de cántaro de barro; gota de estalactita perforando mis esencias, noria quieta en el sueño delirante de mis almohadas. Agua fresca de río que visita en su camino 102 103 Oscar Bonifaz Poemas que el tiempo olvidó la agreste soledad de mis paisajes. Alzheimer Tú, arroyo que quiero abrevar en la ruta sin fin del manantial de tu boca. Para Alex Aguacero que moja mi desierto, Olvidé tu nombre agua de mis lágrimas y mi nombre. No sé quién soy con su viejo sabor de sal. y cuáles han sido Llovizna de mis horas sin sueño, ansia del pozo estancado que quiere despertar. los rumbos de mis veredas. Olvidé mis rencores, arrinconé en un desván Agua en la peña de mi orilla: la justa balanza de mis tiempos ven a saciarme que solamente supieron advertir que te está esperando los labios del silencio. el caudal de mi sed. Así me convertí tan solo Agua, en el proyecto de una sombra mi agua: tras el ardiente territorio ven, de mi cuerpo. que quiero amanecer una mañana, Ya no recuerdo los labios empapado de ti. ni los besos, ni los nombres que huyeron del caudal seco de mi memoria ausente. 104 105 Oscar Bonifaz Poemas que el tiempo olvidó No sé de mis semillas ni de los frutos que untaron su miel en mis momentos. He sopesado con tiento Mimetismo los siglos de mi soledad Con la mudez de la piedra, en el menguante de mis lunas nuevas con las palabras de su silencio, y sólo recupero me he propuesto encontrar a Dios la hora aquella en que tus manos desde las aristas de mi quebranto. embarraron de caricas mis cabellos llenando de música perfecta, mis más puros silencios. Y Dios oculto. Lo busco en la neblina de mis pasos perdidos, en las veredas que me proponen sus pies descalzos. Y Dios oculto. Quiero pedirle de su abundancia y agradecerle por mi sonrisa. Alzo la vista al azul indiferente, en la promesa de los pájaros, entre el acertijo de los astros. Y Dios oculto. Con el pan sobre mi mesa, con mi soledad a cuestas, 106 107 Oscar Bonifaz Poemas que el tiempo olvidó con la sal que encuentra el mar Los luceros regresan puntuales para el retozo de sus olas, cuando escribo, así lo espero, cuando me traicionan así lo llamo. mientras yo amo. Y Dios oculto. Y Dios visible. Esta mañana me habló Alexandro, Dios invadiéndome, mi hijo, colmándome, me dijo de su cercano amor, derramándose en mí, me mostró su mano abierta jugando... en mi verano. Y Dios visible. Amé entonces, la araña de mi cuarto, los pies desnudos de los campesinos y al río que se fuga de sí mismo; amé la nota de una guitarra ausente y la savia que oculta el rubor de mis geranios. Y Dios visible. Dios patente en los dedos del viento que pulsa serenatas y en la boca que dice que me quiere cuando con mis besos, la abro. 108 109 Oscar Bonifaz Poemas que el tiempo olvidó Y mis manos, pétalos de agua, Esta hora de amor muerden las luciérnagas que ponen luces en mis dedos, Soy la cajita en esta hora de amor donde guardo en que te escribo. el vuelo azul de todas mis primaveras; pasan los años ciegos frente al vacío sin fin de mis ventanas. Y yo aquí. Mamá Chayito me habló de mi cordón umbilical donde inicié mi asfixia y respiré mi primera salvación. Luego, la jaula de mi insomnio se fue llenando de agujeros, ahí donde te pienso, ahí donde te admito, en ese lugar exacto donde me torno alacrán para comerme mis vísperas en esta geografía sin nombre. 110 111 Oscar Bonifaz Cascabel de la distancia Colgada en el cielo de la medianoche está la luna creciente, más allá de mi puerta oxidada. Lejos, el Atlántico duerme... De pronto, una voz de cascabeles despierta al mar y lo sacude. Las aguas sonámbulas, entonces, desanudan sus olas que llegan intactas hasta la atenta caracola de mi oreja. Poemas que el tiempo olvidó y de nostalgia; con sus peces que son los pétalos del agua, con sus alas y nubes que se embarran de luz en la distancia. Así llegaste a mí y el azúcar de tu voz me entregó la espuma de tus playas y este océano que soy para asesinar, de golpe, todas nuestras distancias. Despiertan las gaviotas en su playa y vienen a aletear en mi cabeza. Es una voz mañanera que me canta con sus ritmos de viento 112 113 Oscar Bonifaz Poemas que el tiempo olvidó a esa víctima sin nombre ….ni edad, El tribunal del tiempo quien en su agonía no alcanzó ni siquiera, a su recurso de llorar. Este siglo abre los ojos y en su lento parpadeo, Lejos, su mirada se anega de sangre, un hombre se suicida de lágrimas con su vestido de pólvora, y miseria. para matarse y matar. Las bocas frenéticas mastican el hambre Y el grito, que guarda en su lengua los gritos… su lento sabor a sal. que el eco del tiempo va aprendiendo a perpetuar. Y los niños lloran ante un paisaje de ceniza La risa se nos fue y sin pan; y el llanto de los pobres dilatan sus huérfanos ojitos nos cubrió; y su ávida mirada ellos por ser pobres les devuelve un paisaje de espinas ni siquiera sus lágrimas que no quieren aprender pudieron entregar. a mirar. En el trote de los días Allá, perdimos nuestros amaneceres un asesino va devorando y los bocados sabrosos en mordiscos del amor y la paz. 114 115 Oscar Bonifaz Poemas que el tiempo olvidó en el remolino sin medida de alguna mar sonora. Dádiva Aquí tienes mi mano, hermano; ala azul para tu vuelo, Aquí tienes mi mano, chisporroteo en tu ceguera, hermano; pañuelo que bebe tómala para tu camino, el agua salada para tu compañía. de tus ojos ciegos. Mi mano es el nido Mi mano que quiere ser que buscabas lluvia tenue en tu sequía; para empollar tu historia; amanecer que rasgue con sus colores es el anzuelo de alegre guacamaya, con que pescar tus días. las tinieblas de tus noches de letales anestesias embarradas. Aquí tienes mi mano, hermano; Quiero ser la caricia disecada es el bastón en tu amorosa piel adolorida, que sostendrá tu caída, el bocado sabroso el bordón del equilibrio en el pan nuestro en la contorsión de tu diaria agonía. de este mundo alucinado. Y entonces, Mi mano quiere ser cuando temblando el peso del ancla en tu canoa, tomes entre las tuyas para que flote tu naufragio la mano que te ofrezco, 116 117 Oscar Bonifaz Poemas que el tiempo olvidó seremos juntos; la raíz oculta que amaneció despierta Mascarita en los azúcares del fruto; nido que presagia la esperanza de un vuelo, abeja trastornada 1950 que pasa zumbando por el balcón del día. Sentado, a la entrada del bazar del mundo, hay un hombre que reparte máscaras, no las vende, las regala para el carnaval que se está celebrando en todas las entrañas; caretas para quien quiera esconder una lágrima o encerrar las angustias diseminadas: payasos, calaveras, diablitos de sonrisas coaguladas; me las mido todas y todas me envuelven mi tristeza opaca. Pero hay una mascarita que en un clavo cuelga su sonrisita clara y me la llevo para el carnaval prolongado. Hace poco he sabido que el señor del mercado 118 119 Oscar Bonifaz Poemas que el tiempo olvidó se llamaba Destino y en la mascarita que yo elegí, frivolidad es la marca de fábrica. Arnía Reflejo de gaviotas en la mar, mil alfileres friolentos en el aire y un suspiro de Dios: eso es Arnía. Arnía viene desde lejos a deshacerse en espumas entre los acantilados que esperan la calma de una playa y se mantiene sonando en los fieles regresos de las aguas. En Arnía, la luna espía y oculta en resplandores de plata sus íntimos secretos de agua, espuma y arena. Y cuando el sol ha cumplido su diaria tarea, deja su forma de naranja 120 121 Oscar Bonifaz Poemas que el tiempo olvidó en el cielo que bebe zumos y se traga un paisaje congelado. El primer premio Arnía líquida se ha derramado en mi memoria Para Alejandro Molinari y he decidido llevármela para cargar en mi equipaje el alma de una nube La nada era la nada y una estrella cintilante de Cantabria. y de la nada surgió un escritor; quería que su pulso comenzara a escribir para que en la nada se pusiera a dictar. Tenía seguridades de ganar el certamen: envió la calidez de su aliento y ahí supo que Él era un íngrimo concursante; por eso convocó al estruendo de los mares y del vientre del día, nació la oscuridad. Entonces se puso a jugar con las estrellas y escribió en un papel azul la presencia absoluta de los mares. 122 123 Oscar Bonifaz Surgía un poema sin enmiendas ni tachaduras, mientras las letras se ordenaban y cantaban himnos en aquellos renglones limpios donde los peces movían su cadencia y las flores desentumían la presencia del perfume y el color. Arriba, los astros despertaban y bajo los pies desnudos del Poeta los pájaros ensayaban su vuelo en alegre aleteo de pinceles que embarraron al horizonte con aquella primera luz. En el certamen del mundo, estos primeros versos fueron escritos por un Poeta. Su nombre: Dios. Poemas que el tiempo olvidó Ven mi niño A la labor del doctor Julio Salas Alanís Aquí estoy yo, ven, platiquemos un rato: toma mi mano que es venda y caminemos juntos en este viaje absurdo al que llamamos vida, donde la endeble astilla que eres tú, se hizo luz y dolor, hebra dorada por Dios para costurar tu existencia hecha de tersura de marfil, pedazo de cielo azul derrumbado sobre la tierra. Niño nube, 124 espuma, aire, pétalo, 125 Oscar Bonifaz Poemas que el tiempo olvidó agua sosegada, hechura de astillas cristalinas Entrega y vuelo de mariposas que se diluyeron en el vuelo azul de un ángel que asciende Este es mi aliento dulcemente a las alturas. y ahora sé que nunca voy a morirme del todo Tú eres la copa frágil de Bavaria ya que me quedaré contigo que Dios quiso apartar dentro de la llamarada para beber tu esencia de tu corazón abierto de cristales puros. para que yo pueda morder la uva dorada del silencio. Ven mi niño, quiero tender en tu cuerpo, Tú, mi mano presta que en esta hora me estás aproximando al cielo, ven. Te estoy esperando. tú, astilla de mis noches, gotita de agua, esponja abierta, manos con palabras nuevas en mi analfabeta oscuridad. Llegaste justo, antes que me perdiera en el vientre abierto de mi soledad, en la hora exacta 126 127 Oscar Bonifaz en que mi reloj desgranaba su última voluntad. Y te quedaste en mí perdido en mis laberintos y me tomaste para beberte a ti mismo con tu pasado de dientes ásperos mordiendo un presente mucho antes que yo apareciera en los colores de tu ansiedad. Yo, limpio para tus horas vecinas, para tus desengaños y para que logremos juntos, esa palabra nueva a la que llamamos eternidad. 128 Contenido Grito sin espacio A Dios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 Exactitud . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10 La hora sin tiempo . . . . . . . . . . . . . . . 11 El mar y yo . . . . . . . . . . . . . . . . . . .12 Súplica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13 Primera elegía . . . . . . . . . . . . . . . . . 14 La espera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 Deseo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16 Sed . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17 El niño blanco . . . . . . . . . . . . . . . . . 18 Presencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20 Décima a la angustia . . . . . . . . . . . . . . 21 Amor y soledad . . . . . . . . . . . . . . . . 22 Retorno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24 Poemas en blanco y negro De amor y soledad Ofrenda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33 Un ademán . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35 Llamado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36 El hogar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38 Requerimientos . . . . . . . . . . . . . . . . 40 Letras de sopa . . . . . . . . . . . . . . . . . 41 Esperanza líquida . . . . . . . . . . . . . . . 43 Esta manera absurda . . . . . . . . . . . . . . 46 Otra vez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49 Nocturno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51 Absolución . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52 Testamento . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56 En el pulso del mundo Poema al siglo XX . . . . . . . . . . . . . . . 61 San Juan Chamula . . . . . . . . . . . . . . . 64 Declaración de amor a Campeche . . . . . . . 67 Al artista de la plata . . . . . . . . . . . . . . 69 Ceín . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71 La oración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 Convidado de los siglos . . . . . . . . . . . . 76 Huésped del siglo veintiuno . . . . . . . . . . 79 Cuatro tañidos para el hambre . . . . . . . . . 81 Vuelo nupcial . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85 Deseo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86 Poemas que el tiempo olvidó Sonata en vario tiempo . . . . . . . . . . . . 89 Meditación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97 Perfil de amor . . . . . . . . . . . . . . . . . 98 Poema del insomnio . . . . . . . . . . . . . 100 Poema líquido . . . . . . . . . . . . . . . . 103 Alzheimer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105 Mimetismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107 Esta hora de amor . . . . . . . . . . . . . . . 110 Cascabel de la distancia . . . . . . . . . . . 112 El tribunal del tiempo . . . . . . . . . . . . . 114 Dádiva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 116 Mascarita . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119 Arnía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121 El primer premio . . . . . . . . . . . . . . . 123 Ven mi niño . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125 Entrega . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127 El espacio luminoso. Poesía reunida 1956-2007 se terminó de imprimir en junio de 2011 en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Los interiores se tiraron sobre papel cultural de 45 kg en el área de impresión del coneculta y la portada sobre cartulina couché de 169 kg en Talleres Gráficos. En su composición tipográfica se utilizó la familia ITC Usherwood. Se imprimieron 500 ejemplares. El espacio luminoso. Poesía reunida 1956-2007 se terminó de imprimir en junio de 2011 en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Los interiores se tiraron sobre papel cultural de 45 kg en el área de impresión del coneculta y la portada sobre cartulina couché de 169 kg en Talleres Gráficos. En su composición tipográfica se utilizó la familia ITC Usherwood. Se imprimieron 500 ejemplares. La edición estuvo a cargo La edición estuvo a cargo de la Dirección de Publicaciones del CONECULTA de la Dirección de Publicaciones del CONECULTA Corrección de estilo / Liliana Velásquez • Mario Alberto Bautista • Fabiola Gutiérrez Corrección de estilo / Liliana Velásquez • Mario Alberto Bautista • Fabiola Gutiérrez Diseño y formación electrónica / Mónica Trujillo Ley • Mario Alberto Palacios Álvarez Diseño y formación electrónica / Mónica Trujillo Ley • Mario Alberto Palacios Álvarez • Jonathan Enriquez Huerta • Jonathan Enriquez Huerta