Relaciones humanas

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Relaciones humanas: cómo acoger a los demás
Entender las relaciones humanas nos llevarán a mejorar nuestro ambiente familiar,
laboral y nos permitirá crear relaciones significativas.
Por Ma. del Rosario G. Prieto Eibl
En la actualidad están de moda los libros, conferencias, talleres, cursos, etc. que
llevan por título “Relaciones humanas”. En empresas, escuelas y organizaciones hay
una demanda tal que parece que hubiera una gran necesidad de relacionarse
adecuadamente con las personas y eso es bueno, el lado negativo de esta situación
es que este tema la mayoría de las veces se trata superficialmente y no se adentra en
lo que es la persona y su llamado a ser vida y acogida para otros.
Por su parte, el escritor Pablo Neruda mencionó “El signo característico de nuestra
época es, sin lugar a dudas, la soledad, la inmensa soledad que nace en el hombre al
saberse y sentirse solo dentro de la multitud y el vocerío... La soledad encierra dentro
de sí una ansia de muerte –la angustia- y un deseo irresistible de vida: el amor. Mas lo
trágico de nuestra época “edad de los hombres solos”, es la negación del amor”... y es
que no basta estar rodeado de personas, frecuentar las plazas, recibir cursos de
relaciones humanas si uno no tiene amor, si la persona no abre su corazón y decide
amar a los que le rodean independientemente de la proximidad, de los intereses, de
sus valores, muy pobres serán sus relaciones humanas pues raramente serán
significativas.
La situación del mundo actual nos invita a reflexionar profundamente, puesto que
cuanto más poblado se halla parece que más crece el vacío y la soledad en el corazón
del hombre.
¿Qué son las relaciones humanas?
Las relaciones humanas se ocupan de la habilidad de llevarse bien con las personas y
de crear relaciones significativas. Esta habilidad es importante ya que afecta todos los
medios en los que la persona se desenvuelve: su vida hogareña, escolar, social, de
trabajo, etc.
Cada día tomamos parte en actividades de relaciones humanas. Estas significan
mucho más que hablar con los demás. Comprenden todas las formas de
comunicación; por ejemplo: escribir una carta, al hacer un movimiento con las manos,
los ojos o el cuerpo, cuando leemos un libro, etc.
El desarrollo de buenas habilidades en relaciones humanas ayudará a volverse más
efectivo en las relaciones con los demás en cualquiera de los medios antes
mencionados. Estas habilidades si que se pueden adquirir o mejorar en cursos y
talleres, pero sobretodo en la lucha constante de ser una mejor persona desde el
interior del corazón para poder ofrecerles a los demás un gran contenido que llene a
su persona.
A medida que los medios modernos de tecnología, de conocimiento, de globalización
acercan a los seres humanos, sus mutuas relaciones deben multiplicarse y ahondarse.
Ha de buscarse en el mundo no solo “algos” que solucionen nuestros problemas, sino
a un alguien. Sin embargo, ¿es tan sencillo como parece ponerse en relación con
otro? (veremos que es tan sencillo como uno quiera).
El proceso de las relaciones humanas es una fuerza activa que lleva a la creación de
relaciones agradables o desagradables. Relaciones humanas defectuosas ocasionan
divorcios,
fracasos
de
negocios,
frustraciones,
inseguridades,
etc.
El hombre
Es un ser social por naturaleza, misma que se concibe de diversas formas:
Hay quienes lo conciben destructivo (Hobbes- El hombre es el lobo del
hombre).
Otros que ven en él un engrane necesario para comprender el valor de la
sociedad (Marx- el hombre es una pieza (engrane) que hace funcionar la
máquina (sociedad).
También hay quienes siempre tiene puesto en él la esperanza de un hombre
capaz de trascender (Juan Pablo II- “No tengáis miedo que vosotros sois la
esperanza del mundo)...
Sea cual fuere la diversidad de las concepciones que se tengan del hombre, lo cierto
es que el hombre es un ser social por naturaleza, desde la concepción y no sólo los
primeros años de vida y es que es una realidad que unos necesitamos de otros, no
podríamos vivir solos.
Es natural destacar, al demostrar la sociabilidad natural del hombre, su necesidad de
los demás y de la sociedad –en el ámbito corpóreo-material, espiritual, cultural y
moral- Ningún ser vivo necesita de los demás en los primeros meses y años de la
infancia tanto como el hombre.
Como afirma Hôffner en su libro Manual de Doctrina Social Cristiana “El animal está
configurado por sus disposiciones naturales y por el mundo ambiente; el hombre no.
Este transmite por tradición, educación y enseñanza sus experiencias y conocimientos
de generación en generación. Toda cultura se basa en la posesión común de los
bienes espirituales de las generaciones pasadas y presentes. Todos nosotros tenemos
que recibir y aprender, tanto de los que existieron antes que nosotros como de los que
viven con nosotros. Necesitamos sobre todo la conservación y protección de la
sociedad, las normas del orden moral”.
Así mismo y en concordancia con el autor referido en el párrafo anterior, en el fondo, la
sociabilidad natural del hombre no radica utilitariamente en la exterior necesidad de los
demás, sino que se fundamenta en el ser del hombre, cosa que significa riqueza y no
pobreza.
La persona humana es mucho más que un ser lleno de necesidades, el ser humano es
esencialmente comunicativo por lo que está llamado a compartirse y dejarse compartir
por los demás. Todo ser personal tiende esencialmente a la entrega y a la
participación, de forma que el ser personal está ordenado por esencia al tú y a la
sociedad. La meta es el recíproco dar y participar en los valores personales y por eso
en las diversas estructuras sociales se determina su propia esencia, según la especie
de los valores personales que en ellas intervienen; por ejemplo: el matrimonio, la
amistad, etc.
La sociedad
En la sociedad, a través de sus diferentes formas e instituciones han de practicarse las
virtudes sociales y cada persona es y debe ser agente activo de estas. Algunas de
estas virtudes sociales son la vivencia del amor al prójimo, fidelidad, veracidad,
justicia, obediencia, etc. Así mismo, el hombre ha de estructurar ámbitos culturales
que una persona no puede crear solo como lo es el arte, la ciencia, la economía, etc.;
destacando como mediador del intercambio cultural y espiritual: el lenguaje, que a
través de sus diversas manifestaciones y medios de comunicación, ha de ser
adecuado para la comunicación de las riquezas mas profundas del hombre.
Como lo afirma Michel Quoist en su libro Triunfo, el valor profundo del ser se mide,
entre otras cosas por su poder de relación; pero hemos de tener claro que el poder de
relación no es esencialmente un conjunto de cualidades externas como la amabilidad,
jovialidad, facilidad de palabra y de ademanes (detalles que podemos aprender y
debemos afinar), ni es solo el fruto de cualidades interiores como la sensibilidad,
compostura, atención. La facilidad en las relaciones se beneficia de esas cualidades
que son solo el campo fértil para un auténtico encuentro, un encuentro de dos o más
personas, de dos o más almas hasta lo más radical de su ser.
“Los hombres, hoy en día, individualmente o en grupo, desean relacionarse con sus
semejantes. “Relacionarse”- “entrar en contacto” he aquí su ambición. Algunos creen
que es una necesidad: otros, un deber. Yo creo que es las dos cosas a la vez.
Necesidad porque es hombre no puede ya vivir aislado; resulta trivial decir que el
mundo “se empequeñece” y que los intereses de unos y otros –por alejados que estén
en el espacio y en el tiempo- están íntimamente enlazados. Deber, porque el hombre
no puede perfeccionarse a sí mismo si no se une a los demás.
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