CARTAS - El Vacanudo

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Señor
Fernando Larrain
Presidente Directorio de Watts
Presente
De mi consideración:
La empresa que usted dirige, carga sobre sus hombros con una gran responsabilidad:
cuenta entre sus activos la marca Calo, que significa Cooperativa Agrícola Lechera
Osorno. Aun cuando han transcurrido más de tres décadas desde su quiebra, su ausencia
sigue siendo una herida abierta en el corazón de la provincia, sobre todo al ver cómo se ha
continuado desarrollando la Cooperativa La Unión (Colun) y el impacto que tiene ésta en
su comuna.
He visto cómo las torres de la antigua planta ícono de la cooperativa osornina ha vuelto a
lucir la marca Calo. Claramente, aquello es la muestra de que usted tiene plena conciencia
del peso de la marca: Watts se beneficia de la denominación de origen de la leche que
recolecta en Osorno.
El crecimiento de la actividad lechera en Osorno, desde la quiebra de Calo hasta ahora, no
ha generado el impacto que antiguamente generaba en la provincia la cooperativa. Los
datos económicos preliminares con que contamos, de hecho, no son auspiciosos y, es
más, debo señalarle mi preocupación como diputado por el Distrito 56, acerca de la poca
vinculación real y profunda que existe entre su planta, que luce con orgullo el nombre de la
cooperativa que integraron los productores osorninos y su entorno.
Osorno es la capital lechera de Chile, así como Calama y Antofagasta lo son del cobre y
Puerto Montt y Chiloé lo son de la salmonicultura, pero en esta provincia preocupa que su
empresa sea “invisible”, como si quisiera pasar desapercibida.
En mayo de este año, Hernán Frigolett Córdova, tesorero general de la República, expuso
la Matriz Insumo Producto de la Región, en un seminario organizado por el Centro de
Estudios del Desarrollo Local y Regional (Ceder), de la Universidad de Los Lagos. Las
conclusiones de este estudio reafirman el crítico diagnóstico general respecto del impacto
real de los “motores productivos” de la región en general y de la industria láctea en
particular: requiere de inversión para generar más valor agregado, “ya que su matriz
productiva es hoy demasiado básica: sólo producción de leche en polvo”.
La promesa del “oro blanco”, traía aparejada para la provincia de Osorno un norte mucho
más esperanzados que el que se ve en la actualidad, lo que me llena de preocupación, al
punto que he tomado la decisión de oficiar al municipio para que me entregue el aporte en
patentes y todo tipo de impuestos que ha generado Watts en los últimos 10 años y he
pedido la misma información a los ministerios de Agricultura y Economía, con el objetivo
de determinar el real impacto de su operación en Osorno.
Como puede ver, hay antecedentes reales que sustentan mi preocupación. La promesa de
“Osorno Capital Lechera” no se está cumpliendo. Hay desazón en la comunidad y los
productores, porque la relación virtuosa que se ve 30 kilómetros al norte con Colun y su
impacto en La Unión, es una verdadera bofetada para un Osorno que hoy ve en sus
letreros el recuerdo permanente de lo mucho que le hace falta su cooperativa. ¿No han
pensado en darle contenido real a la marca asociándose y refundando la cooperativa? .
Desde hace alrededor de una década, la planta dejó de hacer noticia por la contaminación
del río Damas, eso se agradece, sin embargo, es insuficiente y hoy queremos invitarlo a
dar un paso más. Queremos una empresa cada vez más osornina, así como Colun es de
los unioninos, a través de un nuevo trato que juntos podemos forjar. Queremos saber
quién es el gerente, queremos verlo participando en las instituciones locales junto a sus
demás ejecutivos, queremos que sean una empresa con rostro local, comprometida
realmente con el desarrollo de Osorno, que abran sus puertas y que no busquen pasar
desapercibidas, porque si Watts pasa desapercibida en Osorno, lo que pasa desapercibido
es, finalmente, la importancia del sector lechero para el desarrollo regional.
Sin otro particular y esperando una buena acogida a la invitación de llevar a cabo un
“nuevo trato” entre las plantas y Osorno, le saluda atentamente.
Fidel Espinoza Sandoval
Diputado de la República
Señor
Theo Spierings
Presidente Ejecutivo de Fonterra
Presente
De mi consideración:
Desde mi condición de diputado por el Distrito 56, apoyé con firmeza el tratado de Libre
Comercio con Nueva Zelandia que se comenzó a negociar a inicios de este siglo, durante
el periodo del Presidente Ricardo Lagos.
No fue fácil derribar lo legítimos temores de los productores que en esa época pensaban
que el acuerdo escondía oscuros intereses de la industria lechera neocelandesa para
aprovechar la plataforma chilena de exportaciones. No fueron tiempos sencillos.
La verdad es que en el tiempo, la relación ha tenido altos y bajos. Ha funcionado la
transferencia tecnológica, al punto que la forma de producción se ha ido transformando a
estacional, lo que ha demandado una importante inversión en genética e infraestructura
que ha hecho a nuestros productores más eficientes y ustedes se han beneficiado también
de ese cambio.
Pero el desarrollo de las plantas no origina en Osorno, capital lechera de Chile, lo que la
industria lechera genera en Nueva Zelandia. Los datos económicos preliminares con que
contamos, de hecho, no son auspiciosos y, es más, debo señalarle mi preocupación como
diputado por el Distrito 56, acerca de la poca vinculación real y profunda que existe entre la
planta de Prolesur de Francke, una de las más importantes de Fonterra en Chile y los
osorninos. En otras palabras, lo que debería ser orgullo para toda la comunidad, como
ocurre en Nueva Zelandia, aquí no lo es.
Osorno es la capital lechera de Chile, así como Calama y Antofagasta lo son del cobre y
Puerto Montt y Chiloé lo son de la salmonicultura, pero en esta provincia preocupa que su
empresa sea “invisible”, como si quisiera pasar desapercibida, aún cuando se emplaza en
el radio urbano.
En mayo de este año, Hernán Frigolett Córdova, tesorero general de la República, expuso
la Matriz Insumo Producto de la Región, en un seminario organizado por el Centro de
Estudios del Desarrollo Local y Regional (Ceder), de la Universidad de Los Lagos. Las
conclusiones de este estudio reafirman el crítico diagnóstico general respecto del impacto
real de los “motores productivos” de la región en general y de la industria láctea en
particular: requiere de inversión para generar más valor agregado, “ya que su matriz
productiva es hoy demasiado básica: sólo producción de leche en polvo”.
La promesa del “oro blanco”, traía aparejada para la provincia de Osorno un norte mucho
más esperanzados que el que se ve en la actualidad, lo que me llena de preocupación, al
punto que he tomado la decisión de oficiar al municipio para que me entregue el aporte en
patentes y todo tipo de impuestos que ha generado Soprole en los últimos 10 años y he
pedido la misma información a los ministerios de Agricultura y Economía, con el objetivo
de determinar el real impacto de su operación en Osorno en los últimos años.
Como puede ver, hay antecedentes reales que sustentan mi preocupación. La promesa de
“Osorno Capital Lechera” no se está cumpliendo. Hay desazón en la comunidad y los
productores, porque la relación virtuosa que se ve 30 kilómetros al norte con Colun y su
impacto en La Unión, es una verdadera bofetada para un Osorno que tuvo hace tres
décadas una cooperativa propia que hoy se echa muchísimo de menos. No es suficiente el
esfuerzo en transferencia tecnológica, ya que todos sabemos que ustedes se ven
directamente beneficiados del cambio en el modelo productivo.
En paralelo, hemos visto con preocupación al gerente general de Soprole en Chile atacó
públicamente a Colun, símbolo de asociatividad al estilo de Fonterra en Nueva Zelandia,
pidiendo prácticamente que ésta deje de ser cooperativa y acusando competencia
desleal… ¿usted, como presidente de una Cooperativa Lechera, considera que las
cooperativas constituyen una competencia desleal? Este ataque es una absoluta
disociación de lo que ocurre con el entorno, una verdadera falta de tacto, como cuando el
mismo gerente general señaló que “los productores ineficientes son los que se quejan del
precio” o dijo que “el Presidente de la República está mal informado”, cuando éste mostró
su preocupación por la transparencia en la fijación de precios.
Cuando hace algunos años su empresa invirtió 25 millones de dólares en una nueva torre
de secado en su planta de Francke, nos alegramos. Sin embargo, eso es insuficiente y hoy
queremos invitarlo a dar un paso más. Queremos una empresa cada vez más osornina,
así como Colun es de los unioninos, a través de un nuevo trato que juntos podemos forjar.
Queremos saber quién es el gerente, queremos verlo participando en las instituciones
locales junto a sus demás ejecutivos, queremos que sean una empresa con rostro local,
comprometida realmente con el desarrollo de Osorno, que abran sus puertas y que no
busquen pasar desapercibidas, porque si Soprole pasa desapercibida en Osorno, lo que
pasa desapercibido es, finalmente, la importancia del sector lechero para el desarrollo
regional.
Sin otro particular y esperando una buena acogida a la invitación de llevar a cabo un
“nuevo trato” entre las plantas y Osorno, le saluda atentamente.
Fidel Espinoza Sandoval
Diputado de la República
Señor
Paul Bulcke
Director ejecutivo de Nestlé
Presente
De mi consideración:
Hace casi tres años, la empresa que usted preside inauguró en la provincia de Osorno una
moderna planta, la cual describe en su página web como “el centro productivo de leche en
polvo más moderno de Nestlé en el mundo y ejemplo del modelo de Creación de Valor
Compartido”, gracias a una inversión de US$140 millones, la más importante que se haya
realizado hasta la fecha en el sector lechero nacional
Las palabras del entonces presidente Ejecutivo de la firma en Chile, Fernando del Solar,
fueron elocuentes: “esta planta fue pensada para dar respuesta a las exigentes
necesidades de estos tiempos en todo tipo de ámbitos, tanto en materia de productos
como de eficiencia, tecnología, respeto al medioambiente, trabajo colaborativo con los
actores de nuestra cadena de valor y comunidad”.
Hoy, en pleno enero de 2015, debo señalarle mi preocupación como diputado por el
Distrito 56, acerca de la poca vinculación real y profunda que existe entre la planta y los
osorninos. Lo que debería ser orgullo para la comunidad no lo es y tengo la preocupante
percepción de que iniciativas de bajísimo o nulo aporte real de la compañía a su entorno,
le estén siendo presentadas como “ejemplo del modelo de Creación de Valor Compartido”,
más aún cuando hace solo una semana, se acaba de concretar el fin de 64 plazas de
trabajo, con lo cual, su aporte en empleos para la zona se redujo a 320, apenas 100 más
que antes de la puesta en marcha de este moderno centro productivo en 2012.
Osorno es la capital lechera de Chile, así como Calama y Antofagasta lo son del cobre y
Puerto Montt y Chiloé lo son de la salmonicultura, pero en eesta provincia preocupa que su
empresa sea “invisible”, como si quisiera pasar desapercibida y maquillar ese bajo perfil
con un par de acciones que se difunden en la prensa cada cierto tiempo, para que usted
pueda formarse una errada imagen de que las cosas se están haciendo de manera
“ejemplar”. Yo conozco muy bien lo que han hecho desde 2012 hasta ahora en materia de
relacionamiento y por eso se las detallo: en diciembre fue la entrega de los premios “Henri
Nestlé” (que consiste en un galvano a personas destacadas de la comunidad); el programa
educativo Aquamigos, en que se difunde la importancia del agua a niños y que, déjeme
decirle, tiene muy acotado en un pequeñísimo grupo de establecimientos de la región, al
igual que la visita de unos corpóreos que enseñaron de alimentación saludable a 300 niños
de la Escuela Leonila Folch, Claudio Arrau y Pichil, todo esto en el marco por la “Alianza
por la Nutrición, Salud y Bienestar” con el municipio, que incluyó un Nutrimóvil que en dos
días es capaz de atender 300 personas.
Pues bien, me he dado el trabajo de detallarle esto, para demostrarle que mi invitación a
comprometerse con la ciudad y la provincia donde ustedes señalan con orgullo tener “el
modelo productivo de leche en polvo más moderno de Nestlé en el mundo y ejemplo del
modelo de Creación de Valor Compartido”, parte de un convencimiento: las acciones que
está realizando en la zona son mínimas y aisladas y están más destinadas a hacer “check”
en los controles internos de su empresa, que a tener un compromiso real con el entorno.
Seguramente, en su próximo reporte de sustentabilidad o sostenibilidad de la planta de
Osorno, el libro intentará relevar estas acciones a un lugar que no tienen.
Hay antecedentes reales que sustentan mi preocupación. La promesa de “Osorno Capital
Lechera” no se está cumpliendo. Hay desazón en la comunidad y los productores, porque
la relación virtuosa que se ve 30 kilómetros al norte con Colun y su impacto en La Unión,
es una verdadera bofetada para un Osorno que tuvo hace tres décadas una cooperativa
propia que hoy se echa muchísimo de menos. No debe extrañarle, entonces, que los
productores los estén abandonando y que se ubiquen ya en el tercer lugar entre las
empresas recepcionadoras de leche en el país. Pero ese es un problema que deberá
resolver con los productores y si bien es cierto también estaré muy pendiente de esa
situación, el objetivo de esta misiva es otro.
En mayo de este año, Hernán Frigolett Córdova, tesorero general de la República, expuso
la Matriz Insumo Producto de la Región, en un seminario organizado por el Centro de
Estudios del Desarrollo Local y Regional (Ceder), de la Universidad de Los Lagos. Las
conclusiones de este estudio reafirman el crítico diagnóstico general respecto del impacto
real de los “motores productivos” de la región en general y de la industria láctea en
particular: requiere de inversión para generar más valor agregado, “ya que su matriz
productiva es hoy demasiado básica: sólo producción de leche en polvo”.
He oficiado al municipio para que me entregue el aporte en patentes y todo tipo de
impuestos que ha generado Nestlé en los últimos 10 años y he pedido la misma
información a los ministerios de Agricultura y Economía, con el objetivo de determinar el
real impacto de su operación en Osorno en los últimos años.
El diagnóstico preliminar es, obviamente, preocupante y las plantas lecheras deben tomar
cartas en el asunto. El valor compartido tiene que ver con que parte de los beneficios de
esta o cualquier actividad productiva queden en la zona. Ya sabemos que nuestros
productores generan trabajo, la pregunta es ¿qué generan ustedes al procesar esa leche
aquí? ¿Sólo 320 empleos? ¿Tomarle la presión una vez al año a 300 personas en la plaza
de Armas? ¿Llevar corpóreos a tres escuelas al año? ¿entregar un galvano a ciudadanos
destacados? Le reconozco su aporte como inversionistas en el Teatro del Lago de Frutillar
de la provincia de Llanquihue y su aporte permanente a las Semanas Musicales, pero con
Osorno están en deuda.
Y no me mal entienda: estamos felices de que Nestlé haya confiado en Osorno para
desarrollar tan importante inversión y lo que queremos ahora, es invitarlo a que esta
empresa sea cada vez más osornina, a través de un nuevo trato que juntos podemos
forjar. Queremos saber quién es el gerente, queremos verlo participando en las
instituciones locales junto a sus demás ejecutivos, queremos que sean una empresa con
rostro local, comprometida realmente con el desarrollo de Osorno y no haciendo
actividades para la foto del reporte de fin de año.
Sin otro particular y esperando una buena acogida a la invitación de llevar a cabo un
“nuevo trato” entre las plantas y Osorno, le saluda atentamente.
Fidel Espinoza Sandoval
Diputado de la República
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