ARCHIVUM -04-ba.os vallejo - Repositorio de la Universidad de

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San Vitores en otro incunable (II):
Edición de Juan de Burgos (1499)
A Isabel Uría Maqua
Una maestra ovo... fue el lema de las jornadas de literatura
medieval ofrecidas a Isabel Uría Maqua (Oviedo, 15 y 16 de
octubre de 2003). Con ese hemistiquio que le tomamos prestado
a su querido Poema de Santa Oria (LXXIIIa), pretendíamos expresar que el conocimento de nuestra literatura se ha beneficiado
muy mucho de su magisterio. Pero al dedicarle ahora este trabajo, que complementa otros dos estudios míos sobre el incunable de Juan de Burgos, no quiero dejar de poner por escrito lo
que dije entonces en la inauguración: que yo, personalmente, a
Isabel le agradezco sobre todo que me haya enseñado el sentido
más universal de la universidad, y que me haya hecho notar
que la universidad, entendida en esa su dimensión más alta,
vuela muy por encima de todo tipo de mezquindades.
En el X Congreso de la Asociación Hispánica de Literatura
Medieval (Alicante, septiembre de 2003), con el título de “San
Vitores en otro incunable: texto e imagen” informé, por vez pri-
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mera, según creo, de que la Leyenda de los santos que imprimió
Juan de Burgos hacia 1499 ya contenía la Historia de San Vitores,
y que por tanto ése era el testimonio más antiguo de un flos
sanctorum que reproducía, con algunos cambios, el relato firmado por Andrés Gutiérrez de Cerezo e impreso aisladamente por
Fadrique de Basilea hacia 1487.1 Reparaba entonces en las coincidencias que evidenciaban esa dependencia, y también en las
modificaciones, y entre ellas la más notable, que era la supresión del nombre del autor y de la dedicatoria, que devolvía la
leyenda a su anterior tradición anónima. Especulaba asimismo
con la posibilidad de que el propio autor hubiera consentido o
al menos sabido que su texto se había interpolado en el flos
sanctorum. No sería extraño, habida cuenta de que Juan de
Burgos había reeditado su Grammatica por tercera y cuarta vez,
en 1491 y en 1497, respectivamente. Por cierto que de la primera impresión se había ocupado Fadrique de Basilea en 1485, y
esto también importa por lo que enseguida diré.
(1)
Este incunable exento ha recibido notable atención: Luciano HUIDOBRO
SERNA (ed.), “Vida de san Vítores por Gutiérrez de Cerezo (Primer libro incunable de
la imprenta de Burgos)”, Boletín de la Institución Fernán González y de la Comisión
Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos de Burgos, XXV-XXVI (1946-1947), pp.
449-452 y 644-649; XXVII (1948), pp. 45-46; Tomás IZARRA, “El notabilísimo incunable
de San Vitores”, Boletín de la Institución Fernán González y de la Comisión Provincial de
Monumentos Históricos y Artísticos de Burgos, XXVII (1948), pp. 47-50; Marino PÉREZ
AVELLANEDA (ed.), Vida de San Vitores de Andrés Gutiérrez de Cerezo (1487), edición
facsímil y transcripción, Burgos, Junta de Castilla y León, 1985; Ángel GOMEZ
MORENO, “Leyenda y hagiografía: el caso de San Vitores”, en Jean-Pierre Étienvre
(ed.), Actas del Coloquio celebrado en la Casa de Velázquez, 10/11-XI-1986, Madrid, Casa de
Velázquez, 1989, pp. 173-191; Víctor INFANTES, “Los ejemplares incunables de la
Historia del glorioso mártir Sant Víctores”, Dicenda, XVI (1998), pp. 113-124; Fernando
BAÑOS VALLEJO, “Vida de San Vitores (Las versiones anónimas y las de Andrés
Gutiérrez de Cerezo)”, en Carlos Alvar y José Manuel Lucía Megías, Diccionario filológico de literatura medieval española. Textos y transmisión, Madrid, Castalia, 2002, pp. 10071009; Marco A. GUTIÉRREZ, Pasión, historia y vida de San Víctor[es]. Estudio filológico,
Ayuntamiento de Cerezo de Río Tirón, 2004; Fernando BAÑOS VALLEJO, “San Vitores
en otro incunable: texto e imagen”, en Actas del X Congreso Internacional de la Asociación
Hispánica de Literatura Medieval, Alicante, Institut Universitari de Filologia Valenciana,
2005, pp. 341-353.
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SAN VITORES EN OTRO INCUNABLE...
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La responsabilidad de incluir la Historia de San Vitores en la
Leyenda de los santos, con las modificaciones allí apuntadas, se la
atribuía yo en principio a Juan de Burgos. Parecía lógico, si
sumábamos el hecho de que su santoral es el más antiguo de
los que interpolan ese relato, con las consideraciones de que
Juan de Burgos reprodujo impresos de Fadrique de Basilea
(ambos fueron los pioneros de la imprenta en Burgos), y que no
tenía empacho en reelaborar o refundir textos. Harvey L.
Sharrer había identificado a Juan de Burgos como refundidor
de libros caballerescos, y también de relatos hagiográficos.2
Prometía yo entonces editar, como complemento de aquel estudio, la Historia de San Vitores en la versión impresa por Juan de
Burgos.
Y aquí cumplo ese compromiso, pero también debo exponer
algo que entonces no consideré, y que supone una importante
matización de la información dada allí. En efecto, a partir de las
intuiciones de algunos críticos, y tras el estudio de las variantes
de los testimonios impresos de la Leyenda de los santos, estamos
ahora en condiciones de asegurar que antes de la edición del
santoral de Juan de Burgos, hubo otra que ya incorporaba la
Historia de San Vitores, que se ha perdido, posiblemente impresa
por Fadrique de Basilea en 1493. La de Juan de Burgos sigue
siendo la más antigua conservada, pero ante las evidencias
ecdóticas de que tanto él como los impresores posteriores
siguen un flos sanctorum anterior, la responsabilidad de intercalar y de modificar el relato de Andrés Gutiérrez de Cerezo,
(2)
Harvey L. SHARRER, “Juan de Burgos: impresor y refundidor de libros
caballerescos”, en El libro antiguo español. Actas del primer Coloquio Internacional (Madrid,
18 al 20 de diciembre de 1986), ed. de María Luisa López-Vidriero y Pedro M. Cátedra,
Universidad de Salamanca, 1988, pp. 361-369; y, del mismo autor, “The Life of St.
Eustace in Ho flos sanctorum em lingoagem portugues (Lisbon, 1513)”, en Saints and their
Authors. Studies in Medieval Hispanic Hagiography in Honor of John K. Walsh, ed. de Jane E.
Connolly, Alan Deyermond y Brian Dutton, Madison, Hispanic Seminary of Medieval
Studies, 1990, pp. 181-196.
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debe atribuirse a ese primer compilador. ¿Quién mejor que el
propio Fadrique de Basilea para reutilizar y reelaborar una
impresión suya anterior?
En mi otro estudio relacionado con el flos sanctorum de Juan
de Burgos,3 de los dos a los que antes hacía alusión, me refería
tangencialmente a la hipótesis de que unos vestigios identificados como pertenecientes a una Pasión de Cristo fueran en realidad parte de un flos sanctorum impreso por Fadrique de Basilea
hacia 1493, como apuntaron Sharrer, Emilia Colomer Amat,
Marco A. Gutiérrez o Víctor Infantes.4 Leamos a quien más
recientemente y con más claridad lo ha expuesto, que es
Infantes:
... se conservan dos juegos de hojas sueltas de lo que parece ser una edición anterior de la Leyenda de los santos realizada
(muy probablemente) por el propio Fadrique de Basilea en
1493. Estos breves testimonios, el que manejamos de 14 hojas
correspondiente a dos pliegos distintos, contienen un
“Prólogo” de Fray Gauberte, es decir: Gauberte Fabricio de
Vagad, cronista de Juan II de Aragón, que se continúa en el
ciclo de la Pasión de Cristo, y son el inicio de lo que habitualmente antecede a las vidas de los santos; por ello, su existencia permite suponer la probable confirmación de una edición
completa anterior de la Leyenda de los santos —y no, por ejemplo, de una Pasión de Cristo— de la que derivaría la impresión
(3)
Fernando BAÑOS VALLEJO (estudio) y Vanesa HERNÁNDEZ AMEZ (ediciones), “La más breve Vida de Santiago. Leyenda de los santos, Juan de Burgos (1499)”, en
Formas narrativas breves en la Edad Media, ed. de Elvira Fidalgo, Universidade de
Santiago de Compostela, 2005, pp. 93-122.
(4)
SHARRER, art. cit. 1990; Emilia COLOMER AMAT, “El Flos sanctorum de
Loyola y las distintas ediciones de la Leyenda de los santos. Contribución al catálogo de
Juan Varela de Salamanca”, Analecta Sacra Tarraconensia, 72 (1999), pp. 109-142;
GUTIÉRREZ, ob. cit. 2004; Víctor INFANTES, “Pormenores de la filología impresa.
Hacia el texto editorial (I)”, en Filologia dei testi a stampa (area iberica), ed. de Patrizia
Botta, Modena, Mucchi, 2005, pp. 281-308..
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de Juan de Burgos años después. Parece, por demás, muy probable que fuera entonces el propio Fadrique de Basilea el que,
como editor de la Historia de San Vítores, hubiera aprovechado
el texto de Andrés Gutiérrez, ya recluido por estas fechas en el
monasterio benedictino de San Salvador de Oña, en el lugar
correspondiente de los “Extravagantes” y su colega Juan de
Burgos se limitara a repetir la edición precedente. No pasa, de
momento, de ser una hipótesis que explicaría la inserción del
San Vítores burgalés en una recopilación hagiográfica donde
no se encontraba, aprovechando el texto de una edición exenta específica de su vida realizada pocos años antes.5
Pues bien, creo que aquí puedo ofrecer evidencias ecdóticas
que consolidan esa hipótesis y que permiten establecer la filiación textual de los testimonios impresos de la Leyenda de los santos, al menos en lo que se refiere a la Historia de San Vitores. He
confrontado los impresos de la Leyenda de los santos entre sí y
con el incunable exento de la Historia de San Vitores escrito por
Andrés Gutiérrez de Cerezo. Son en total cinco testimonios que
nos revelan la tradición textual del relato.6
Queda dicho que el primero de los santorales conservados,
el impreso por Juan de Burgos, contiene ya las modificaciones
esenciales de la Historia de San Vitores que luego pasan los
(5)
Esos testimonios están en la Biblioteca del Museo Británico (uno con dos
referencias: IB.53312 y IB.53235) y en la Biblioteca Pública de Boston (Q.403.88).
(6)
Los datos bibliográficos son: Andrés GUTIÉRREZ DE CEREZO, Historia del
glorioso mártir Sant Victores, Burgos, Fadrique de Basilea, 1487? (sólo se conserva en una
reproducción fotográfica custodiada en la Biblioteca Nacional de Madrid: R-100.181);
Leyenda de los santos, Burgos, Juan de Burgos, 1499? (Biblioteca del Museo Británico: IB
53312); Leyenda de los santos, Sevilla, Juan Varela de Salamanca, 1520-1521 (Santuario de
Loyola, Azpeitia); Leyenda de los santos, preparada por el Dr. Carrasco, Alcalá de
Henares, Sebastián Martínez, 1567 (Praga); Leyenda de los santos, Sevilla, Juan Gutiérrez,
1568. Las copias de las tres ediciones localizadas del siglo XVI se las debo a Infantes,
que también me ha adelantado el original de su último estudio sobre el asunto y algunas sugerencias, por todo lo cual le estoy sinceramente agradecido.
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siguientes flores sanctorum, que son la eliminación de la carta
dedicatoria a Don Bernardino de Velasco, y la supresión del
nombre del autor, con el consiguiente cambio de los títulos.
Sirva éste de muestra:
Hª S. Vitores, 1487
Historia del glorioso mártir Sant Victores escripta en
lengua castellana por el vachiller Andrés Gutiérrez de
Cereso, intitulada al muy manífico caballero don
Vernandino de Velasco, hijo primogénito del muy esclarescido varón el Señor Don Pero Hernáez de Velasco,
Condestable de Castilla, y de la su muy generosa y illustre muger la Señora Doña Mencía de Mendoça
Leyenda santos, 1499
De la Vida de Sant Vitores
Leyenda santos, 1520
De la Vida e acabamiento de Sant Victores
Leyenda santos, 1567
La Vida de Sant Vitores mártir
Leyenda santos, 1568
La Vida de el glorioso Sant Victores mártir
Un error conjuntivo por omisión confirma que todos los testimonios de la Leyenda de los santos se remontan a un modelo
que no es el incunable exento de 1487:
Hª S. Vitores, 1487
¿Por qué non osaré yo confessar aquel eterno Dios, el qual
Leyenda santos, 1499
¿Por qué no osaré yo confesar aquel eterno, el qual
Leyenda santos, 1520
¿Por qué no osaré yo confesar aquel eterno, el qual
Leyenda santos, 1567
¿Por qué no osaré yo confesar aquel eterno, el qual
Leyenda santos, 1568
¿Por qué no osaré yo confessar aquel eterno, el qual
Pero ese modelo tampoco puede serlo el texto de Juan de
Burgos (1499), puesto que presenta una serie de variantes separativas. Esta que a continuación anoto pudo deberse a la falta
de la “E” capital en el taller de Juan de Burgos, según me apunta Infantes:
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SAN VITORES EN OTRO INCUNABLE...
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Hª S. Vitores, 1487
En los tiernos años el glorioso mártir Sant Victores,
nascido en la villa de Cereso de padres nobles, començó a
dar obra a las letras
Leyenda santos, 1499
Nasció el glorioso mártir Sanct Vitores en la villa de Cerezo,
de padres nobles. En los tiernos años començó a dar obra a
las letras
Leyenda santos, 1520
En los tiernos años del glorioso mártir Sant Vitores, nascido
en la villa de Cerezo de padres nobles, començó a dar obra a
las letras
Leyenda santos, 1567
En los tiernos años el glorioso mártir San Vitores, nascido
en la villa de Cerezo de padres nobles, començó a dar obra a
las letras
Leyenda santos, 1568
En los tiernos años el glorioso mártir Sant Victores, nascido
en la villa de Cerezo de padres nobles, començó a dar obra a
las letras
A la vez que el ejemplo anterior y el siguiente indican que
los impresos del siglo XVI no copian el incunable de Juan de
Burgos, muestran también que la edición de 1520 no es modelo
de las siguientes. Así se ve en la variante “En los tiernos años
del glorioso mártir”, o en el “susodichas” de esta otra frase:
Hª S. Vitores, 1487
por las cosas arriba dichas estavan muy conturbados
Leyenda santos, 1499 por las cosas dichas estavan conturbados
Leyenda santos, 1520
por las cosas arriba susodichas estavan muy conturbados
Leyenda santos, 1567
por las cosas arriba dichas estavan muy conturbados
Leyenda santos, 1568
por las cosas arriba dichas estavan muy conturbados
Estas otras omisiones, exclusivas de Juan de Burgos, ratifican que todos los santorales se remontan a un arquetipo perdido, probablemente una edición de la Leyenda de los santos anterior a la de Juan de Burgos:
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Hª S. Vitores, 1487
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y le pusiessen en presiones, los quales ansí lo hizieron como
fueron mandados
Leyenda santos, 1499 e le pusiesen en presiones, los quales así lo fizieron
Leyenda santos, 1520
e le pusiesen en prisiones, los quales así lo fizieron como
fueron mandados
Leyenda santos, 1567
y le pusiessen en prisiones, los quales assí lo hizieron como
fueron mandados
Leyenda santos, 1568
y le pusiessen en prisiones, los quales assí lo hizieron como
fueron mandados
Hª S. Vitores, 1487
la cabeça cortada y en las manos
Leyenda santos, 1499 la cabeça cortada
Leyenda santos, 1520
la cabeça cortada y en las manos
Leyenda santos, 1567
la cabeça cortada y y las manos
Leyenda santos, 1568
la cabeça cortada y en las manos
Otras variantes como las siguientes muestran una conexión
directa entre la edición de 1567 y la de 1568. Puede que la relación entre ellas dos sea la inversa a la que sugieren las fechas
que manejamos, a juzgar por el ejemplo anterior y por múltiples variantes lingüísticas que parecen modernizaciones del
texto de 1567. Este que sigue es además nuevo ejemplo de la
singularidad de la edición de 1520:
Hª S. Vitores, 1487
los quales siervos se fueron enza la cárcel
Leyenda santos, 1499
los quales siervos se fueron enza la cárcel
Leyenda santos, 1520
los quales siervos se fueron fazia la cárcel
Leyenda santos, 1567 los quales siervos se fueron a la cárcel
Leyenda santos, 1568 los quales siervos se fueron a la cárcel
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SAN VITORES EN OTRO INCUNABLE...
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Esto parece un error conjuntivo de 1567 y 1568, y separativo
el de 1520:
Hª S. Vitores, 1487
ordenadamente, segund por la forma y industria
Leyenda santos, 1499 ordenadamente, según por la forma e industria
Leyenda santos, 1520 ordenadamente, según por la fama e industria
Leyenda santos, 1567
ordenadamente, según por la suma e industria
Leyenda santos, 1568
ordenadamente, según por la suma e industria
Con lo que llevamos visto, parece que la filiación de los testimonios conservados de la Leyenda de los santos es esta, en la
que X representa el arquetipo perdido, trátese del hipotético
incunable de 1493 o de otro:7
1487
X
1499
1520
1567
1568
Existen, sin embargo, contadas variantes que a primera
vista desmienten este stemma. En un par de ocasiones 1499 y
1520 presentan errores conjuntivos. Ello no nos obliga a aceptar
que ambos desciendan de otro arquetipo ajeno a las dos últimas ediciones, porque las correcciones de esos errores son evidentes. Tanto que muy bien pudo el compilador de la edición
7
Para los vestigios de otras tres ediciones perdidas, de 1511, 1520 y 1551,
véase INFANTES, “Pormenores de la filología impresa...” cit.
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FERNANDO BAÑOS VALLEJO
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de 1567 (a la que copia la de 1568, o viceversa) subsanar estos
fallos que presentaba el arquetipo común a todos los santorales.
La corrección de este se hace fácil porque la expresión se repite
en otros dos momentos del texto:
Hª S. Vitores, 1487
y dexada la seta de Mahoma convertía su gente cada un día
más
Leyenda santos, 1499 e dexava la seta de Mahoma convertía su gente cada un
día más
Leyenda santos, 1520 e dexava la seta de Mahomad e convertía su gente cada un
día más
Leyenda santos, 1567
y dexada la secta de Mahoma convertía su gente cada día
más
Leyenda santos, 1568
y dexada la secta de Mahoma convertía a su gente cada un
día más
La corrección de “digno pecador” es absolutamente obvia,
así que, como en el caso anterior, las divergencias y coincidencias no son resolutivas. Tampoco lo son en la permanencia o
supresión de “y passión”, porque la propia construcción de la
frase parece sugerir la eliminación:
Hª S. Vitores, 1487
quiere que yo tan indigno pecador muera por su
sancta fe y passión.
Leyenda santos, 1499
quiere que yo tan digno pecador muera por su
santa fe.
Leyenda santos, 1520
quiere que yo tan digno pecador muera por su
santa fe e passión.
Leyenda santos, 1567
quiere que yo tan indigno pecador muera por su
santa fe.
Leyenda santos, 1568
quiere que yo tan indigno pecador muera por su
sancta fe.
AO LIV-LV
SAN VITORES EN OTRO INCUNABLE...
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Lo mismo puede decirse respecto a la supresión de esta fórmula latina final, que no sirve para establecer dependencias,
porque es probable que a más de a uno se le ocurriera quitarla:
Hª S. Vitores, 1487
a la compañía de los sanctos mártires. Ad quam gloriam nos per
ducat Iesus, Marie filius, per infinita seculorum secula. Amen
Leyenda santos, 1499
a la compañía de los santos mártires. Ad quam gloriam nos
perducat Ihesus, Marie filius, per infinita secula seculorum.
Amen
Leyenda santos, 1520
a la compañía destos sanctos mártires.
Leyenda santos, 1567
a la compaña de los santos mártires.
Leyenda santos, 1568
a la compaña de los sanctos mártires.
En definitiva, creo que la filiación más probable es la que
queda representada en el stemma de arriba. Tenemos, pues,
evidencias ecdóticas de la existencia de una edición de la
Leyenda de los santos posterior al incunable exento de 1487 y
anterior a la de Juan de Burgos de hacia 1499, la que hemos
representado como arquetipo X, de la que derivan las siguientes. Que se trate de esa supuesta edición de 1493 atribuida a
Fadrique de Basilea o no es cuestión que no podemos dilucidar.
Paso sin más a la edición del texto. Con la única salvedad
de que aquí no indico la resolución de las abreviaturas, utilizo
los mismos criterios que en la edición de la Leyenda de los santos
conservada en la Biblioteca de Menéndez Pelayo, que a continuación extracto:8
«Viene siendo habitual en las ediciones que no son estrictamente paleográficas regularizar la ortografía del manuscrito
para aproximarla a la actual y facilitar así la lectura. Ello impli-
(8) Fernando BAÑOS VALLEJO e Isabel URÍA MAQUA, La leyenda de los
santos (Flos sanctorum del ms. 8 de la Biblioteca de Menéndez Pelayo), Santander,
Sociedad Menéndez Pelayo, 2000, p. 67.
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AO LIV-LV
ca normalizar las grafías que carezcan de valor fonológico y
conservar, claro está, las que sí pudieran tenerlo en el castellano
medieval. No obstante, como excepciones a este criterio general, hemos optado por conservar, aunque sean irrelevantes, cuatro rasgos que no causan confusión y en cambio muestran algunos arcaísmos ortográficos del códice: mantenemos qua-: qual,
quando; la h en casos como Jhesu Christo; la ph en voces como
Josepho; y también la n ante b o p cuando así aparezca en el
manuscrito.
»Por lo demás, simplificamos las consonantes dobles que
carecen de valor fonológico, tales como bb, cc, ff, pp, y también
rr en posición inicial, así como brr, crr, drr, frr, grr, lrr, nrr, srr y
trr. En posición intervocálica transcribimos rr o r según corresponda a cada uno de los fonemas (...). Mantenemos, por su pertinencia, ss en posición intervocálica. Conservamos ll incluso en
los casos en que es dudosa la palatalidad. Transcribimos la ç
como c cuando precede a e, i. Y normalizamos el uso de i, u
para los valores vocálicos, frente a j, v para los consonánticos.
»Acentuamos, puntuamos y separamos las palabras con
arreglo a las normas actuales, si bien hay algunas peculiaridades del castellano medieval que implican ciertas diferencias.
Así, en lo concerniente a la acentuación, distinguimos con acento diacrítico algunos monosílabos propios de aquella época: á,
é, (del verbo haber), só (ser), dó (dar), y adverbio, ál pronombre,
las formas tónicas nós, vós. Por lo que se refiere a las contracciones de palabras, al considerar que los lectores de este texto
serán, mayoritariamente, iniciados en la literatura medieval,
hemos optado por reproducirlas tal cual, sin marcas ajenas a
nuestra escritura (medieval y contemporánea), como el punto
volado (...), apóstrofo (...)».
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SAN VITORES EN OTRO INCUNABLE...
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TEXTO DEL INCUNABLE DE JUAN DE BURGOS
DE LA VIDA DE SANT VITORES
Nasció el glorioso mártir Sanct Vitores en la villa de Cerezo,
de padres nobles. En los tiernos años [CCLXVIb] començó a dar
obra a las letras, el qual no sólo con ellas enoblescido, mas aun
de los bienes del ánima, natura e fortuna enriquescido, su vida
maravillosamente por esta orden siguiente acabó. Después que
algún tanto su edad començó a florescer en vida e enseñança,
fue ordenado de orden sacra, más por servir a Dios con aquel
misterio tan sagrado, que no porque dél pudiese recebir las
cosas a la vida humana necesarias, como algunos agora hazen,
los quales más verdaderamente jornaleros se podían llamar
mundanos, que no estudiosos del servicio de Dios.
Vivió este bienaventurado mártir por algún tiempo sacerdote en la iglesia de Santa María de Villalva, de la villa de Cerezo
que ante diximos, del obispado de Burgos, aprovechando
maravillosamente a sí mismo en la ánima, e a todos los vezinos
e moradores della, algunas de vezes predicando, e otras vezes
confesando, e otras dando sus bienes temporales a los pobres,
porque verdaderamente se cumpliese lo que de Nuestro Señor
está escripto.
Començó Jhesu Christo primero a obrar, e después a enseñar, el qual aunque mucho a Dios en todas las cosas en el
mismo lugar sirviese, deliberó desamparar su padre e madre e
parientes e amigos e todos los bienes temporales que poseía, e
irse a la villa de Oña. E cerca della en un bosque, cerca de la
peña, con su mano fizo una cueva, e dentro della un altar
donde pudiese el oficio divino administrar. E así dél dezirse
puede que aunque dos caminos tuviese para alcançar la bienaventurança, dexado el uno, que era la vida activa, escogió para
sí el más seguro, que era de la vida contemplativa. Esto por esta
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AO LIV-LV
razón digo, porque más quiso solo en el disierto morar con
ayuno, oración continua e abstinencia del comer e del bever,
sirvir a Dios, [CCLXVIc] que puesto entre la conversación mundana a él mismo en algo ofenderle. E ansí de noche e de día a
Dios serviendo siete años en la misma cueva moró.
E acaesció en ese mismo tiempo los infieles por nuestros
pecados entraron en España e destruyeron muchas cibdades,
villas e lugares fuertes, faziendo grand destroço en los christianos, en tanto grado que llegaron a la postrimera provincia de
España haza el oriente, que en nuestro lenguaje se dize
Tarragona, donde solas dos villas los christianos tenían; conviene saber: Cerezo e Nágera. De las quales en todos los siete años
mientra Sant Vitores estuvo absente, la villa de Cereço estuvo
cercada, puestos los reales de los moros en derredor a la mano
derecha, esquerda, delante e detrás, haza qualquier parte, en
manera que jamás ninguno pudo salir del cerco ni de otra parte
entrar para socorro de los que dentro estavan. E como ya por
luengo tiempo estuviesen cercados, començavan a desfallecer
los christianos, así por falta del mantenimiento como porque
continuamente los infieles los combatían, en tanto grado que
unos por fambre morían, e otros en poder de los moros se
davan.
Empero aquel omnipotente e misericordioso Dios que todo
el género humano con su sangre redimió, no quiso sufrir que
los que él avía criado e redimido así oviesen de perecer, e así
luego embió un ángel del cielo al glorioso mártir Sant Vitores,
el qual puesto en su cueva contemplando en Dios, visto el
ángel adesora, començó en alguna manera quasi atónito maravillarse. Entonce dixo el ángel: “Paz sea contigo, Vítor, e no
quieras temer. Yo soy un mensajero embiado de Dios para ti, el
qual está muy bien contento de tu buen servicio, e porque su
voluntad es presto seas collocado en su bienaventurança,
[CCLXVId] vete luego para la villa de Cerezo, por la qual tú
continuamente fazes oración, ca sábete que está cercada de
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SAN VITORES EN OTRO INCUNABLE...
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moros, e está para darse. Por ende date priesa, ca por tu predicación e industria la villa será librada del cerco, e ende tú rescibirás corona de martirio, e tu ánima será asentada en el coro de
los ángeles”.
En el mismo momento el glorioso Vitores, oída la razón del
ángel, dexada la oración, se partió para la villa de Cerezo, la
qual como primero deximos malamente de los moros se combatía. E como se acercase haza la villa, algunos de sus parientes e
amigos, como por luengos tiempos no le oviesen visto ni supiesen dónde oviese estado, apenas le podían conoscer. E pasadas
algunas razones entre ellos, vinieron en conoscimiento que
aquel era Vitores, el qual por todos los VII años ni avía seído
visto ni oído dónde oviese estado; el qual conoscido, apenas se
pudieron contener sin que los ojos dellos de lágrimas se inchiesen, lo uno con el plazer de su vista, lo otro con el dolor del trabajo en que estavan. Enpero después dende a poco començaron
mucho a alegrarse, visto el mártir glorioso. E oídas sus palabras
de consolación, todos firmemente començaron a reformarse en
la fe cathólica, los quales en alguna manera por las cosas dichas
estavan conturbados.
Así que consolados los moradores de la villa, fuese para los
reales de los moros, en los quales predicando e declarando el
evangelio de Dios, e reprehendiendo la perversa seta de
Mahoma, restituyó a la fe cathólica los christianos, los quales
debaxo de la seta de los moros estavan puestos, e también de
los infieles. Así que él predicando vínole una boz del cielo, la
qual dezía: “Bienaventurado Vítor, sábete que en la peña llamada de siete finiestras, donde están siete mugeres ofrescidas al
culto divino, [CCLXVIIa] los moros ponen escalas para las
prender. Por ende vete para allá, e luego por tu industria serán
libradas”.
Dexada la predicación que delante los moros avía començada, partióse este bienaventurado Vitores haza aquel lugar
donde las siete mugeres estavan, e luego con el cayado que en
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la mano levava, las escalas que a la peña avían puesto alançó, e
juntamente fizo que en ninguna manera los infieles las pudiesen forcejar. E después que así los moros de la peña se apartaron, començó a consolarlas e amonestarlas que estuviesen firmes en la fe cathólica, porque queriendo Dios presto serían
libradas. Las quales, como viesen al glorioso mártir que después de luengo tiempo no avían visto, començaron dar gracias
a Dios así porque por su industria fuesen libradas, como porque con palabras tan dulces las oviese consolado.
Después de esto, partióse para el real de los moros otra vez
a predicar. E como gran cuento de los infieles a la fe christiana
se convertiesen por su predicación, començaron entre sí a murmurar e dezir: “Si a este ombre damos lugar para que diga lo
que quiere, verdaderamente subvertirá nuestra gente. Pues que
así es, conviene fagamos sabidores a nuestros reis e mayores,
manden sobre ello remediar”. Entre los quales reis, uno por
nombre Gaza, después que oyó aquellas cosas que el bienaventurado Víctor hazía, mandó luego sus escuderos ir e traerle
delante sí porque quería saber quién era. Los quales así lo fizieron como el rey lo avía mandado, e como viniesen hazia el mártir no podían llegarse a él, ni echarle las manos para captivarle,
ca la virtud de Dios con él estava. Entonce el bienaventurado
Víctor les dixo:
— ¿A quién buscáis o qué queréis?
Respondieron así:
— Nuestro rey Gaza nos mandó venir a ti para que vayas
ante él, porque desea conoscerte.
— ¿Qué es la causa [CCLXVIIb] —respondió el mártir—
que el mismo rey no vino a mí?
Dizen ellos:
— Está muy enfermo en la cama, e aunque quiere, no
puede.
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SAN VITORES EN OTRO INCUNABLE...
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— Pues que así es, levadme a mí allá porque como me haya
visto luego será sano.
E esto dicho, los moros e el glorioso mártir juntamente se
fueron para los reales. E como el rey el qual diximos viese al
mártir, luego se levantó sano e començó de andar. El qual rey
aunque viese este milagro tan adesora ser fecho en sí mismo,
no cessó a amonestar al mártir, e dezirle por qué predicava la fe
de los christianos, e dexava la seta de Mahoma convertía su
gente cada un día más. Estonce el bienaventurado Vitores, lleno
de gracia del Spíritu Santo con grand osadía començó a dezir:
— Mejor te sería a ti creyendo en el verdadero Dios Padre e
Fijo e Spíritu Santo, tres personas e una essencia, e reinar en la
vida eterna, que no confiando en esa secta falsa de Mahoma ser
condenado en la pena eterna.
E enojado el rey con estas palabras dixo al mártir:
— ¿Osas ante mí tales cosas dezir?
Dixo el mártir:
— ¿Por qué no osaré yo confesar aquel eterno, el qual por
su palabra todas las cosas crió, e embió su Fijo para que carne
humana del vientre virginal de Nuestra Señora tomase obrando
el Spíritu Santo, el qual, por redemir el género humano quiso
rescebir muerte en la cruz por nosotros pecadores. Pues que así
es, ¿por qué razón temeré yo delante ti, que eres mortal como
yo, fablar e afirmar lo que es verdadero, e maldezir aquello que
es falso como esta tu secta, la qual tú sigues?
Luego el rey con grande ira encendido mandó a aquellos
que delante él estavan le arrebatasen e prendiesen e le pusiesen
en presiones, los quales así lo fizieron. El glorioso mártir, como
fue levado a la cárcel, començó alçar los ojos al cielo con gesto
muy alegre, dando gracias a Dios porque por su fe esperava
[CCLXVIIc] de conseguir e alcançar aquel sumo bien, el qual
Lucifer e todos los que le siguieron por sobervia perdieron.
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Puesto el mártir en la cárcel, començó a alabar a Dios e predicar
con mayor osadía el santo evangelio por dos días, en tanto
grado que allí donde estava preso muchos de los infieles a la fe
de los christianos convertía. Empero después que el rey moro
supo que tan gran número de los suyos fuessen convertidos,
mandó luego sacasen al mártir de la cárcel en que estava e le
degollasen, los quales siervos se fueron enza la cárcel e desataron al mártir deziéndole:
— Nuestro rey manda seas degollado por essa falsa fe que
predicas con la qual engañas los suyos, e dexada la seta de
Mahoma conviérteslos a tu ley.
Entonce el mártir començó de dezir:
— Bendito sea el nombre de mi Señor Jhesu Christo, alabado sea por siempre jamás, pues que quiere que yo tan digno
pecador muera por su santa fe. Empero ante que yo sea degollado, vos ruego me levéis ante vuestro rey para dezirle algunas
cosas que a mí e a él cumplen.
Los quales así lo quisieron fazer como el mártir lo avía pedido, empero dixeron:
— En ninguna manera osaríamos trespasar aquello que
somos mandados de nuestro rey, por ende conviene luego lo
hagamos.
Entonce el mártir dixo:
— A mí me plaze mucho cumpláis lo que queréis, pero una
cosa os ruego: que ante que sea degollado, sea puesto en la
cruz, en la qual Dios, Fijo de la Virgen María, por mí e por
redempción de todo el género humano fue puesto.
Los moros començaron de pensar entre sí por ventura sería
bueno feziesen aquello que el mártir pedía, pero dende a poco
consigo deliberando que al cabo le avían de matar, dizen:
— A nosotros nos plaze.
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Començaron de fazer una cruz, la qual puesta delante los
ojos del mártir, fincó las rodillas sobre la tierra, e alçados
[CCLXVIId] los ojos al cielo començó de dezir: “Sálvete Dios,
árbor tan preciado en el qual los miembros de aquel Cordero
manso fueron estendidos e enclavados; e aunque yo no merezca en ti ser puesto, donde el eterno Dios e ombre quiso sufrir
muerte en quanto ombre, empero por el tu amor oso pedir este
linaje de passión, estendiendo los braços a la cruz, inclinando la
cabeça, besando una e muchas vezes a la cruz”. Acabado el
razonamiento del mártir, los moros truxeron una escalera por la
qual el bienaventurado Vítor subiese a la cruz en que avía de
ser enclavado.
E después que subió començó a estender el uno e el otro
braço en la cruz, encencidosic de la gracia del Spíritu Santo, de
la qual estava lleno. E después que los moros la mano derecha e
esquierda con dos clavos enclavaron, començó uno dellos a clavarle los pies, e como el clavo oviese pasado el primero pie, el
otro non pudo entrar porque la dureza del huesso no le dexó,
aunque aquel infiel con el martillo que tenía en la mano grandes golpes le diese. Entonces el mártir començó de dezir:
“Amigo, maravíllome de ti. ¿Tú no vees que el clavo topó en el
hueso, e doblado no puede entrar? Sácale e enderéçale, e luego
en el primero golpe entrará”. Con esta razón maravillado, el
moro cessó clavar los pies del mártir, porque conosció verdaderamente este ser onbre santo, e pedióle agua del Spíritu Santo;
en el lugar del qual infiel vino otro, e aquel acabó de clavar el
mártir en la cruz.
En la qual de noche e de día predicando estuvo tres días,
convirtiendo muchos de los moros a la fe cathólica. E como
desto nunca cesase, el rey que arriba deximos mandó que el
mártir fuese quitado de la cruz e luego degollado. El qual mandamiento así fue complido, e por ruego del bienaventurado
Vitores fue levado a [CCLXVIIIa] una aldea cerca la villa de
Cerezo, e yendo el río abaxo cerca la ribera por nonbre en caste-
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llano Quintanilla de las Dueñas, después que los moros atadas
las manos traxéronlo al mártir al aldea que agora diximos,
dizen ellos:
— Este es el lugar donde as de ser degollado; por ende, aparéjate.
Estonce el bienaventurado Vitores començó de dezir:
— Ya aparejado estoy para rescebir esta muerte por amor de
mi Señor Jhesu Christo, porque espero luego de alcançar aquella bienaventurança, la qual está aparejada para mí e para todos
aquellos que sirven a Dios. Por ende tú eres verdaderamente el
que te has de menester de aparejar e ser convertido a la fe cathólica, dexada esta mala secta de Mahoma que sigues, por la
qual tú e todos los que la siguen arderéis para siempre en la
pena eternal.
Entonce el moro encendido con ira dixo al mártir:
— Déxate desas cosas, inclina tus rodillas en tierra, porque
yo quiero degollarte e cumplir lo que soy mandado de mi rey.
E como el mártir fincase las rodillas sobre la tierra, alçadas
las manos haza el cielo, el moro sacó la espada e cortóle la
cabeça. De la qual ferida dizen luego aver salido sangre e leche;
lo uno del martirio, lo otro en señal de virginidad. E como la
sangre fuese derramada sobre la tierra, luego nasció un moral, e
en el mismo momento levó fojas e moras, para testimonio de lo
qual fasta en el día de oy quedó aquel árbol. E ha acaescido
muchas vezes algunos que estavan mal de calenturas, como gustasen del fruto dél, por su sola fe aver seído sanos; otros tomando algunas partes del tronco del mismo moral tanbién aver conseguido la misma sanidad. E como el moro, el qual la cabeça del
mártir avía cortado, e otros que con él estavan viesen este milagro así adesora ser fecho, creyeron [CCLXVIIIb] verdaderamente
este ser ombre santo, e aquello que él predicava era la verdad.
Rogaron al mártir los convirtiese a su fe e les diese agua de
Spíritu Santo, lo qual el bienaventurado Vitores así fizo.
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E alçada la cabeça que estava sobre la tierra en el polvo
puesta, començó de bolverse haza la villa de Cerezo. E como
llegase a la villa todos los vezinos della así parientes como amigos muy dolorosamente començaron de llorar, principalmente
uno, el qual él mucho amava, diziendo así:
— ¡O, día tan fuerte e desdichado para mí!, porque veo a
vós, que yo más quería, la cabeça cortada, e a mi fijo, el qual
vós baptizastes, muerto en casa para levarlo a sepultar.
Luego el mártir començó de dezir:
— Alegraos, amigos míos en Jhesu Christo, e por mí no lloréis, ca para mí está aparejada aquella bienaventurança e gloria
perdurable, a la qual ninguna cosa se puede comparar. E vós
también, amigo mío; idvos para vuestra casa, e como entrardes,
por la gracia de mi Señor Jhesu Christo, vuestro fijo se levantará.
Entonce dexado el mártir e los que con él estavan, fue para
su casa, e como entrase el umbral de la puerta, su fijo presto
resuscitó, dando gracias a Dios e al mártir, porque por ruegos
dél avía resuscitado.
En esta misma hora el mártir començó a llamar todos los
moradores de la villa, a los quales así consolando como amonestando porque mucho començavan a desfallescer de la fe, en
esta manera siguiente dixo: “Gozaos, hermanos míos, porque
ya es llegado el tiempo en el qual seréis librados del cerco, para
remedio de lo qual conviene luego hagáis lo que agora diré:
idvos para Santa María de la Llana, e entrad ende en la casa de
una vieja, el nombre de la qual yo celebrado no le hallo, e como
entrardes preguntadle su cama quál es, porque debaxo della
hallaréis una [CCLXVIIIc] hemina de trigo, ca en toda la villa
otra fallar no se podrá aunque la busquéis, e fartad con ello una
baca, e hazedla que salga por las puertas de la villa faza los reales de los moros. E como los moros la vieren luego echarán las
lanças en ella, e como vieren que el trigo sale, pensarán una de
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dos cosas, o que vos queda mantenimiento para más largo
tiempo, o que ahora de nuevo os han traído provisión de otra
parte”. Lo qual todo así cumplieron como el mártir avía mandado. E como los moros viesen que después de siete años los
que estavan dentro en el cerco fartavan la vaca de trigo, creyeron que en ninguna manera podrían tomar por falta de provisión la villa, según que fasta allí tenían esperado, porque combatir no se podía, ca era tan fuerte e en alto puesta que era
maravilla. Pues que así es, los moros mucho desconfiando,
començaron a mover sus reales, que en derredor de la villa
estavan, e irse haza el puerto llamado Morcuera. E así en conclusión por industria e ruegos del glorioso mártir Sant Vitores
los vezinos de la villa de Cerezo fueron librados de la persecución de los moros e del cerco en que estavan.
Entonce el mártir començó a todos sus parientes e amigos
llamar e dezir así: “El tiempo es llegado en el qual conviene
que mi cuerpo sea sepultado, e el ánima presentada ante Dios,
del qual la gloria eternal me está prometida. Por ende, amigos
míos, veníos comigo e sabrés el lugar donde tengo de ser sepultado”. Los quales como començasen de andar al mártir acompañando, llegaron a un valle en castellano por nombre llamado
Cubillas, en el qual el mártir así començó de dezir: “Aquí es
menester una fuente, porque cerca está el lugar donde tengo de
ser sepultado”. E esto dicho, con el cayado que llevava ferió en
la tierra, e luego [CCLXVIIId] adesora salió agua, con la qual
lavó su cabeça, que así con el polvo como con la sangre levava
ensuziada. E como començasen de andar, dexado el valle vinieron asomar encima una peña en la qual estava una grand
cueva, e dentro en ella una sierpe, la qual como aquellos que
con el mártir ivan viesen, començaron mucho de espantarse.
Entonce el mártir començó dezir: “No os espanten estas cosas,
que son terrestres, ni otras mayores que veréis e oiréis celestiales”. E luego el mártir dixo a la sierpe: “Dame lugar que asaz ay
para mí e para ti”. E esta boz oída, la sierpe se fue, e jamás de
allí adelante la vieron, la qual se havía criado en la misma
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cueva por todos los siete años en los quales la villa de Cerezo
avía estado cercada. E como el mártir, después que la serpiente
se avía ido, consolase aquellos que con él estavan, díxoles:
“Fazed aquí una sepultura, en la qual mi cuerpo ha de ser
sepultado”.
E como aquellos que con el mártir estavan acabasen de
hazer lo que él mandara, començaron de rogarle que así como
en la vida les aníasic seído buen abogado, también les fuese en
la muerte, lo qual todo el bienaventurado Sant Vitores les prometió de fazer, diziendo: “Verdaderamente qualquier cosa que
vosotros o los que de vosotros vernán justamente en mi nombre
a Dios pidierdes, os será otorgado”. E esto dicho, los que aí
estavan adesora oyeron una armonía de ángeles muy dulce, los
quales el ánima del glorioso mártir cantando haza el cielo levaron, quedando su sancto cuerpo en la misma cueva que diximos sepultado, donde Nuestro Señor por ruegos e merescimientos deste glorioso mártir continuamente ha fecho e faze
muchos milagros. Plega a Dios que tales obras fagamos que por
ellas merezcamos conseguir e alcançar la bienaventurança.
Amén.
[CCLXIXa] S ÍGUESE LA T RASLADACIÓN DEL G LORIOSO M ÁRTIR
SANT VITORES
Después de muchos tiempos pasados que este santo mártir
por la fe de Jhesu Christo murió e su cuerpo fue sepultado,
Nuestro Señor quiso muchos e diversos milagros por él mostrar
e fazer, así en su santa casa como en las comarcas en derredor.
Los quales milagros, porque serían luengos de contar, e aun
porque cada día acaescen, no es menester en ello el tiempo gastemos, pues de la trasladación queremos fablar, la qual fue
fecha en el año de mill e quatrocientos e setenta e ocho años,
domingo, a XX días del mes de mayo, muy solenmentesic e con
grand devoción e atención, así de las personas ministrantes el
santísimo acto como de las circunstantes que al presente se
fallaron. E aunque el cuerpo santo deste glorioso mártir asaz
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suficientemente estava sepultado en lugar devoto e célebre,
pero después que la casa e monesterio con las limosnas de las
buenas gentes fue fabricada, trabajó con mucha diligencia e
devoción el muy magnífico cavallero e señor Don Luis de
Belasco cómo el santo cuerpo deste glorioso mártir fuese trasladado.
E alcançada la licencia para esto se poder fazer del muy
magnífico e muy reverendo señor Don Luis de Acuña, obispo
de Burgos, porque a este santo acto su señoría no avía podido
entrevenir, fue cometido al reverendo señor Don Íñigo, abad de
Sant Pedro de Cardeña, el qual con otros muchos eclesiásticos,
así frailes como clérigos, las reliquias santas deste glorioso mártir trasladaron del lugar primero donde estavan al cuerpo de la
capilla mayor del dicho monesterio, que es en el obispado de
Burgos, en términos de la villa de Velorado. Fueron presentes a
esta santa trasladación grand compaña de gente con procesiones e cruzes [CCLXIXb] de los lugares comarcanos, con devoción muy crescida e ordenadamente, según por la forma e
industria que el muy magnífico señor Don Luis como persona
principal en ello quiso entender e mandar se toviese. E dexadas
otras muchas personas, así ombres como mugeres dignas de
memoria, porque sería largo de contar, fueron presentes a esta
gloriosa trasladación los tres muy magníficos cavalleros el
señor Don Bernardino de Velasco, fijo primogénito del esclarescido varón el señor Don Pero Hernáez de Velasco, Condestable
de Castilla, e el señor Don Diego Sarmiento, Conde de Salinas,
e el señor Don Sancho de Velasco, e juntamente con estos cavalleros fueron presentes muchas honradas señoras e devotas
dueñas cavallerosas e de otros estados, pero principalmente la
muy magnífica e muy virtuosa señora la señora Doña María de
Mendoça, muger del magnífico señor Don Luis de Velasco, a
este santo mártir muy devota, e la magnífica señora Doña Ana
de Velasco, fija del señor Don Luis de Velasco, e la muy virtuosa e devota señora Doña Leonor Osorio, muger de Alonso Díaz
Bolsier. E si alguno más largamente esta trasladación desea
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saber, requiera el original en la villa de Velorado, el qual mucho
más complidamente sobre este negocio fallará.
Pidiendo a Dios perdón, e a este santo mártir por abogado,
porque no con tantas laudes su santa historia e trasladación por
mí, pecador, se a contado según los merescimientos deste santo
mártir e según los cargos que yo dél tengo, plega a Nuestro
Señor Dios que tales obras fagamos todos juntamente en este
mundo que por ellas e ruegos deste glorioso mártir merescamos ser trasladados en cuerpos e ánimas en la bienaventurança, a la compañía de los santos mártires. Ad quam gloriam
nos perducat Ihesus, Marie filius, per infinita secula seculorum.
Amen.
FERNANDO BAÑOS VALLEJO
UNIVERSIDAD DE OVIEDO
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