El siguiente texto corresponde a una de las actividades planteadas en la ficha de trabajo del programa Agenda 21 Escolar. Se trata de redactar un cuento que nos hará reflexionar sobre la dependencia que tenemos diariamente de la energía en general y particularmente de la energía eléctrica. Tras la reflexión se trata de llevar a cabo acciones o modificar hábitos para reducir nuestro consumo de energía. UN DÍA SIN ELECTRICIDAD Un día de verano estaba en mi casa. Me levanté a las ocho de la mañana y solo cinco minutos después, sonó un ruido. -¿Qué ha sido eso?-me pregunté. Fui a la cocina, di el interruptor de la luz fluorescente y vi que no se encendía. Llamé a mis padres a ver qué problema había con la luz y me dijeron que no iba a haber luz ni electricidad desde las ocho y cuarto de la mañana hasta las diez y media de la noche en el bloque. - ¡Madre mía!-me dije. Me esperaba por delante un día sin electricidad, que quiere decir "un día sin televisión, sin Messenger, comiendo comida fría…". Bajé a la calle, y menos mal que era de día y había sol, pues era verano, porque yo ya estaba harta de tanta oscuridad. No pude ver los Simpsons, y eso que me gustan mucho. Comí comida fría debido a esa causa. Con el congelador corríamos un riesgo: la comida y los helados se descongelarían. Esto me recordaba a aquellas familias de antes que no sé cómo podían vivir sin electricidad. Por la tarde bajé a la calle con mis amigas, me lo pasé muy bien, pero cuando volví a casa me deprimí por la razón que hasta las diez y media no podía meterme en el Messenger. No había quien aguantara esto de la luz. Ya se iba haciendo de noche y teníamos que preparar las velas para no andar por casa y chocarnos. Poco a poco se fue pasando el tiempo y llegó la noche. Por fin pude meterme en el Messenger y ver la tele. Terminé a la una de la noche de ver la tele y hablar por Messenger. Me fui a la cama. Había tenido un día muy agitado con esto de la electricidad. Quería que nunca más me pasara esto porque vivir sin electricidad te morías del aburrimiento. Por la noche soñé cuando la gente antigua vivía sin electricidad y yo era una de ellas; o sea; vivía sin electricidad. Mi vida era sin tele; sin ordenata y sin ningún tipo de aparato electrónico. No tenía información para cosas de la escuela y para comunicarme estaba el teléfono birrioso, ese chisme raro que había que complicarse tanto la vida para marcar un número de teléfono, pero es que ahora tenemos la vida muy adelantada con chimes que ahora nuestros abuelos/as dicen que son muy raros; pero es porque ellos no conocían esos aparatos maravillosos que habían sido creados gracias a la tecnología, gracias al esfuerzo. En aquellos tiempos se empezó a ver la televisión, hacia mediados del siglo “Un día de mi vida sin electricidad” Programa Agenda 21 Escolar 2008-2009 Autor/a: Ainara Aparicio Yarza. 1º C IES Vela Zanetti de Aranda de Duero (Burgos) XX. Y lo peor es que en blanco y negro. En aquel sueño me sentía a falta de diversión, necesitaba un ordenador, pero me tenía que conformar, hasta que llegó la tele. Y aquí terminó mi sueño, la peor pesadilla de mi vida. Me desperté del susto que me había metido el sueño, un susto que no soporté. Pero por un momento me sentí feliz de comprender que vivir sin tele para las personas mayores no significaba nada, pues ellos estaban acostumbrados a vivir sin ella. Me puse en el lugar de esas personas pero yo me sentía mal por no haber electricidad, en cambio ellas no. Y poco a poco me di cuenta de cómo era vivir así, sin electricidad .Creo que hay gente que la valora mucho, como yo, pero las personas mayores yo creo que sólo la valoran porque tienen luz, aunque en algunas excepciones no. Pero había casos en que la electricidad no era tan necesaria, por ejemplo: ¿Para qué necesitaba hablar por Messenger todos los días? Debería dedicar ese tiempo a los estudios, porque si no, así no iba a conseguir nada. Reaccioné y me incorporé de la cama. Me senté y me puse a pensar sobre eso, la vida sin electricidad. Cuando por fin, me levanté anduve a oscuras pues estaba pensando en el sueño, no era consciente de que había vuelto la luz. Fui a la cocina y saqué el desayuno. Puse a calentar la leche, la metí en el microondas y no me lo pude creer: ¡¡¡¡¡¡¡¡HABÍA VUELTO LA LUZ!!!!!!!! Me puse a chillar por toda la casa y me sentí muy contenta pero mal por tener un día sin electricidad. Ese día fue muy chuli porque empecé a aplicarme más en los estudios y pude utilizar la electricidad todo lo que quise, que me encantó. Y hasta ahora no ha habido más días que haya pasado esto, y no quiero que me pase nunca más. Espero que nunca os pase lo mismo que a mí, aunque probablemente ya os habrá pasado. Y así terminó mi día, UN DÍA DE MI VIDA SIN ELECTRICIDAD. Ainara Aparicio Yarza 1º C ESO, IES Vela Zanetti “Un día de mi vida sin electricidad” Programa Agenda 21 Escolar 2008-2009 Autor/a: Ainara Aparicio Yarza. 1º C IES Vela Zanetti de Aranda de Duero (Burgos)