La dispersión y el mestizaje cultural en el exilio: el caso de los

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La dispersión y el mestizaje cultural en el exilio: el caso
de los ”catalanes de América” de Buenos Aires entre
1916 y 1939
Marcela Isabel Lucci
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Marcela Isabel Lucci. La dispersión y el mestizaje cultural en el exilio: el caso de los ”catalanes
de América” de Buenos Aires entre 1916 y 1939. Anuario Americanista Europeo, 2011, 9 (Tema
central Identidades movedizas), pp.19-37. <halshs-00826726>
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La dispersión y el mestizaje cultural en el exilio: el caso de los “catalanes de América” de Buenos Aires entre 1916 y 1939 Marcela Isabel Lucci* Resumen: Este trabajo estudia la evolución del ideario del grupo de catalanes indepen‐
dentistas afincados en Buenos Aires conoci‐
do como “catalanes de América”, entre los años 1916 y 1939. Tomando como base un estudio de caso, se estudian las diversas características del fenómeno de la inmigra‐
ción española en Argentina a finales del siglo XIX. Se analiza a partir de la revista Ressorgiment y de documentación personal e institucional de poca difusión los orígenes culturales de su militancia política y las modificaciones que sufrió a causa de su contacto con la sociedad de acogida. Abstract: Dispersal and cultural mixing in exile: the case of "Catalans of America" in Buenos Aires between 1916 and 1939 This paper studies the evolution of the ide‐
ology of Catalan independence group based in Buenos Aires, known as "Catalans of America”, between 1916 and 1939. Based on a case study, analyze the different cha‐
racteristics of Spanish immigration in Ar‐
gentina in the late nineteenth century. We study the worldview of the group from Ressorgiment Magazine and personal and institutional documents not widely known, to establish the cultural origins of his politi‐
cal activity and the changes it suffered because of his contact with the host society. Palabras clave: “catalanes de América”, Buenos Aires, exilio, catalanismo de ultramar, aso‐
ciacionismo, identidades culturales. Keywords: “Catalans of America”, Buenos Aires, exile, overseas catalanism, associationism, cultural identities. El análisis de distintos aspectos de la actuación de los “catalanes de América” de Buenos Aires a favor de la causa de la independencia catalana durante las primeras décadas del siglo XX nos permite una reflexión sobre la conformación de la identidad de una colectividad específica, en el marco de una perspectiva novedosa del estudio del exilio. El caso de este segmento de los catalanes asentados en Buenos Aires constituye un modelo de participación de un contingente de exiliados en los asuntos de su país de origen. El compromiso que el grupo mantuvo con su acervo cultural fue el factor determinante del proceso de construcción de su propio imaginario y, por lo tanto, de la conformación de una identidad que preservó sus diferencias con respec‐
to a la comunidad del país de acogida y al resto de sus compatriotas asentados en la capital argentina. Los “catalanes de América” no constituyeron una institución en sí misma. Su co‐
hesión no provenía de una sede social sino de reconocerse en una entidad que com‐
*
Grupo de Historia del Parlamentarismo del Departamento de Historia Moderna y Contem‐
poránea de la Universitat Autònoma de Barcelona. [email protected] ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, 2221‐3872, N° 9, 2011, Sección Tema Central p. 19‐37
Recibido 2011‐04‐28 Aceptado 2012‐10‐08 19 MARCELA ISABEL LUCCI ____________________________________________________________________________________ partían y que constituyó su esencia: la catalanidad. El grupo permaneció amalgama‐
do por el principio conductor del catalanismo1, y a partir de allí desarrolló sus dos objetivos fundamentales. El primero era preservar la cultura catalana en el entorno americano a través de emprendimientos que trabajaran para su difusión. El segundo era una derivación del anterior, ya que para el grupo el ser catalán provenía de su cultura: lograr un estado independiente del español (Lucci 2009). Así, a lo largo de los años constituyeron una asociación de voluntades que integró a organizaciones sociales, culturales y políticas que la colectividad catalana conformaba en los países de acogida.2 Desde principios de la década de 1910, cuando comenzaron su activismo, fueron reconocidos tanto en América cuanto en España (Lucci 2009, 199). En el año 1916 Hipòlit Nadal i Mallol, uno de los miembros del grupo, creó la revista “Ressorgi‐
ment”. Podemos considerar este acto como el fundacional de su activismo cultural y político en favor del catalanismo, ya que constituye la cristalización de los esfuerzos individuales y grupales en este aspecto. Desde ese año y hasta por lo menos el final de la Guerra Civil española en 1939, el grupo porteño trabajó por el reconocimiento de la originalidad de la cultura catalana y colaboró activamente en proyectos políti‐
cos que buscaron la independencia de Cataluña del estado español. Por lo tanto, el eje temporal mencionado nos permitirá estudiar las consecuencias que estas activi‐
dades tuvieron en la conformación de su mentalidad y analizar las continuidades y rupturas que se produjeron a lo largo de los años en su imaginario colectivo. El estudio de los “catalanes de América” de Buenos Aires nos permite reflexionar sobre las particularidades que definen la corriente inmigratoria que recibió la capital argentina en el final de la etapa de la Organización Nacional. Profundizar en las ca‐
racterísticas de la colectividad catalana porteña, comprobar que sumó al fenómeno de la inmigración económica el del exilio político y establecer que su adscripción al catalanismo cultural derivó en un activismo independentista consistente nos permite definir con mayor precisión las particularidades que conformaron el proceso migra‐
torio español hacia la Argentina durante las primeras décadas del siglo XX. Debido a su envergadura, el llamado ‘exilio republicano’ que se produjo a partir de 1938 con el avance y la victoria franquistas ha provocado que la historiografía tanto española como argentina se dedicara casi con exclusividad a estudiar la pro‐
blemática de esa coyuntura específica. No obstante, para poder entender la dimen‐
sión de ese proceso es necesario contextualizarlo con otros exilios que lo precedie‐
1
El término “catalanismo” hace referencia al movimiento surgido a partir de la década de 1850 en Cataluña, que propugnaba el reconocimiento de la personalidad política catalana y que tenía como fin defender y afirmar la lengua, la tradición y las costumbres catalanas. De esta base surgió el catalanismo político, definido a grandes rasgos como el conjunto de doc‐
trinas y movimientos que reivindicaba la singularidad política catalana. Esta corriente de pensamiento, que se consolidó a principios del siglo XX, cristalizó en diversas vertientes polí‐
ticas (Termes 2000; Ucelay da Cal 2003). 2
La proliferación de estas agrupaciones no es un fenómeno que se circunscribió a Buenos Aires. Desde los primeros años del 1900 podemos constatar la fundación de asociaciones,
sociedades y organizaciones similares en ciudades del interior de la Argentina, como Rosario o Mendoza, y del resto de América, como las que surgieron en Montevideo, Santiago de Chile, Asunción, México o Nueva York. (Lucci 2009; Ucelay da Cal, 1983). 20 ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, 2221‐3872, N° 9, 2011, Sección Tema Central p. 19‐37 LA DISPERSIÓN Y EL MESTIZAJE CULTURAL EN EL EXILIO: EL CASO DE LOS ”CATALANES DE AMÉRICA” DE BUENOS AIRES ENTRE 1916 Y 1939 ____________________________________________________________________________________ ron (Soldevila Oria 2001). La necesidad de abandonar España por diferencias políti‐
cas, sociales o religiosas puede rastrearse a lo largo de la historia peninsular con una frecuencia y una relevancia que exceden largamente la guerra civil y el franquismo. Sucesivos exilios han marcado el devenir español desde por lo menos el siglo XV, involucrando entre otros colectivos a judíos, moros, monárquicos, liberales o repu‐
blicanos. La huida de grandes contingentes de personas durante la Revolución Fran‐
cesa difundió desde finales del siglo XVIII y durante la siguiente centuria la palabra “emigrado” para definir a aquel que dejaba su país para evitar la persecución por razones ideológicas o políticas: “La voz que durante todo el siglo XIX designa lo que hoy conocemos como ‘exilio’ es ‘emigración” (Fuentes 2002, 35). Sin embargo, ese término fue perdiendo su contenido político ante el auge de la emigración económi‐
ca europea hacia América que se produjo desde la segunda mitad del siglo XIX. A partir del 1900, su uso fue reemplazado paulatinamente por “exilio” o “exiliado” tal como los utilizamos hoy aunque, según el filólogo Joan Corominas, eran voces poco usuales hasta 1939 (Corominas 2008; Fuentes 2002, 35). Si tomamos el proceso del exilio español de esta manera, veremos que tuvo un desarrollo paralelo al de la co‐
lonización americana y que de esta manera también merece, por parte de los cientí‐
ficos que estudiamos la evolución de la sociedad en este continente, que le preste‐
mos la atención necesaria e incluyamos su problemática en nuestras investigaciones. El caso de los “catalanes de América” de Buenos Aires debe analizarse desde esta perspectiva ya que resaltará que los parámetros de la inmigración económica no definen acabadamente el caso de la comunidad catalana porteña. Incorporarlos a la historiografía americana y española como un objeto de estudio específico nos permi‐
tirá estudiar la manera en que el grado de compromiso con su pasado impactó en la conformación de su mentalidad. También integrará a la historia cultural un corpus documental escrito y oral poco transitado a partir del cual analizar los avatares a los que su cosmovisión se vio sometida debido a la lejanía impuesta por el exilio. La incorporación de estos actores sociales al estudio de las particularidades que carac‐
terizaron la conformación de las representaciones identitarias derivadas de los pro‐
cesos inmigratorios españoles hacia la capital argentina nos permitirá abandonar generalizaciones y plantear nuevos interrogantes desde los cuales analizar la com‐
plejidad de los procesos de dispersión y mestizaje cultural. Los “catalanes de América” no constituyeron un grupo conformado exclusiva‐
mente por exiliados ya que no tendía a la exclusión de voluntades, aunque podemos afirmar que el independentismo porteño fue el fruto de la imposibilidad de estos exiliados de militar en el catalanismo radical en su tierra natal. Este activismo estaba en claro enfrentamiento con el discurso del gobierno español, que consideraba a la cultura catalana como una más dentro del espectro del regionalismo cultural y polí‐
tico nacional. Las tareas ideológicas, políticas, sociales y culturales que llevaron a cabo desde principios del siglo XX aglutinaron e integraron a estos catalanes exilia‐
dos con los inmigrantes que ya estaban asentados en tierras argentinas y que deci‐
dían aportar trabajo y capital a la causa independentista.3 La nostalgia y la distancia 3
Copia de la carta del Comité Llibertat al Presidente de la Asociació Protectora de la Ensen‐
yança Catalana, 9‐4‐1924, Archivo del Comitè Llibertat de Buenos Aires (ACLl). ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, 2221‐3872, N° 9, 2011, Sección Tema Central p. 19‐37 21
MARCELA ISABEL LUCCI ____________________________________________________________________________________ se convirtieron en el acicate para cohesionar la ayuda al gobierno catalán (Castelló 1937, 4063). Desde una convicción catalanista e independentista, los “catalanes de América” de Buenos Aires se involucraron en la vida política peninsular en un entorno de de‐
mocracia y participación que no disfrutaban al otro lado del Atlántico. Los tres refe‐
rentes porteños más importantes y de más larga duración fueron: en el quehacer cultural e ideológico, la revista “Ressorgiment”4; en el campo social y cultural, el Casal Català5, centro fundado por Josep Lleonart i Nart en 1908 y en el activismo político, el Comitè Llibertat6, brazo político del Casal, cuya acción descansó desde 1922 en otro catalán exiliado por razones políticas, Pere Seras. “Ressorgiment” se involucró en la vida política española hasta ser considerada “el órgano oficial de toda la colectividad catalana de Argentina” (AA.VV. 1925, 123). Dirigida por Nadal i Ma‐
llol, dio a conocer desde sus páginas la actividad de las agrupaciones americanas comprometidas con el independentismo catalán. La revista se convirtió en el porta‐
voz de los “catalanes de América” y en una tribuna desde la cual se reivindicaron los derechos históricos y culturales de autodeterminación catalana. El vínculo del grupo porteño con la política peninsular se desarrolló en forma creciente hasta la llegada al poder del franquismo debido a que el Casal contó con representación propia en Ca‐
taluña desde 1910 (Lucci 2009). UNA IDENTIDAD AFIANZADA EN SÓLIDAS RAÍCES CULTURALES. Los “catalanes de América” de Buenos Aires no fundaron una institución específi‐
ca. Su organización se caracterizó por la dispersión de su asociacionismo. La elabora‐
ción de la historia institucional del grupo nos pone de manifiesto que llevó a cabo su compromiso ideológico en el exterior desde todas las organizaciones, ya fueran so‐
ciales o políticas, en las que participó en América y, específicamente, en Buenos Ai‐
res. El hecho de que no actuara desde una sola agrupación no fue una decisión in‐
tencional pero le permitiría trabajar más libremente y contar con diferentes puntos de inserción en la colectividad catalana porteña.7 La reafirmación de la identidad de los “catalanes de América” no descansaba en una organización, en una sede geográ‐
fica o en un liderazgo determinado. Si bien para el caso porteño el Casal Català y la 4
“Ressorgiment” fue la publicación mensual escrita en catalán más longeva de América, ya que editó en Buenos Aires 677 números entre 1916 y 1972. Publicó editoriales sobre política y cultura catalanas, crónicas de Cataluña, noticias y críticas culturales, análisis políticos y una detallada información de las actividades y el pensamiento de las distintas asociaciones cata‐
lanistas de América. Archivo de Ressorgiment (colección particular) (AR), Revista Ressorgi‐
ment, años 1916‐1940 y Lucci 2008b. 5
Estatutos del Casal Català de Buenos Aires, 1910, Art.I y II, Archivo Administrativo del Casal de Catalunya de Buenos Aires (AACC), Actas del Casal Català de Buenos Aires, AACC, 1908‐
1940 y Ressorgiment, años 1916‐1940. 6
El Comitè Llibertat, fundado en Buenos Aires en 1922, propendía a la independencia catala‐
na. Se convirtió, hasta la llegada del franquismo, en el centro de la labor política de los “cata‐
lanes de América” de Buenos Aires. Su actividad comprometía con el porvenir nacional a los catalanes exiliados, sólo con el fin de conseguir para Cataluña la completa independencia. Carta de comunicación de la fundación del Comitè Llibertat, 25‐2‐1925, ACLl. 7
Conversaciones inéditas con Fivaller Seras, de fecha 8‐12‐2008. 22 ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, 2221‐3872, N° 9, 2011, Sección Tema Central p. 19‐37 LA DISPERSIÓN Y EL MESTIZAJE CULTURAL EN EL EXILIO: EL CASO DE LOS ”CATALANES DE AMÉRICA” DE BUENOS AIRES ENTRE 1916 Y 1939 ____________________________________________________________________________________ revista “Ressorgiment” fueron intérpretes ineludibles que con el correr de las déca‐
das expandieron su influencia hacia el resto de América y hacia la propia Cataluña, el referente fundacional de su existencia y de su actividad fue uno solo: la cultura. La cohesión del grupo se construyó de manera central a partir de la convicción de que todos compartían una cultura y un pasado en común. Este acervo colectivo los defi‐
nía como catalanes ontológica y prácticamente: era el origen genuino de su activis‐
mo y disolvía los efectos de la distancia al mantener incólume su vínculo con la vida en su tierra natal: “Siendo nuestra Patria de origen Cataluña, y entendiendo que Pa‐
tria, como la madre, sólo puede tenerse una, no aceptamos otro apelativo nacional que el de catalanes” (Ressorgiment 1922, 1049). La primera influencia del entorno porteño en el quehacer cultural del grupo apa‐
reció ya a principios del siglo XX. En esos años, la militancia del independentismo radical en España se veía dificultada por el disgusto creciente de la opinión pública hacia la gestión de la Guerra de Marruecos, la crisis económica y la preocupación del gobierno de Madrid por contener la movilización social que causaba el proceso de renovación del conservador espectro político español (Sobrequés i Callicó, 1997; Coll Amargós, 2000). En Argentina, por el contrario, el asociacionismo era florenciente, sobre todo en las comunidades de inmigrantes (Duarte 2002; Fernández 1992; Hal‐
perín Donghi 1994, Rivadulla et al 2002; Vives et al 1992; Romero 1994). Según lo especifican los estudios sobre ese campo llevados a cabo por la historiadora Hilda Sábato para el caso de Buenos Aires, se había convertido en un importante vehículo de participación política de las colectividades de inmigrantes.8 Es por esa razón que, en el concierto de agrupaciones de carácter social que aglutinó a la colectividad cata‐
lana en esos años, fue posible que los exiliados independentistas fueran capaces de cristalizar una sociedad que estuviera basada en los preceptos del catalanismo cultu‐
ral y político. Así, en 1908 se sumó al espectro del asociacionismo catalán porteño el Casal Català, que tuvo desde sus orígenes una orientación claramente catalanista. Al contrario del Centre Català, sociedad fundada en 1886 que se identificaba con el 8
Este tipo de expresión, conjuntamente con las manifestaciones populares y el periodismo, fue uno de los más importantes medios de participación política de los distintos grupos de inmigrantes en un entorno en el cual los procesos electorales se resistían a incluir a todos los colectivos. La crisis del orden conservador hegemónico y la aparición de partidos políticos con una organización más moderna como la Unión Cívica Radical (UCR), si bien produjo cam‐
bios en la vida política que decantaron en una democracia más amplia, no facilitaron que el juego electoral constituyera para los inmigrantes una opción predominante. Efectivamente, la reforma electoral de 1912 legalizó cambios en la organización partidaria y electoral del período 1862‐1892, que preconizaba la idea del control del poder y el gobierno por parte de una élite, aunque legitimado por una participación electoral restringida de las clases popula‐
res. Sin embargo, y a pesar de que el peso social del proletariado urbano y la clase media tuvo más incidencia en el juego político a través de una mayor participación en las eleccio‐
nes, los inmigrantes ‐que constituían una proporción muy elevada de la población sobre todo en la Capital Federal y en el Litoral‐ continuaron excluidos del proceso electoral. En este con‐
texto, también la colectividad catalana desarrolló una prolífica actividad política a través del periodismo durante las primeras décadas del siglo XX (Alonso 2000; Sábato et al 2002; Sábato 1994 y Sábato 1998). ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, 2221‐3872, N° 9, 2011, Sección Tema Central p. 19‐37 23
MARCELA ISABEL LUCCI ____________________________________________________________________________________ regionalismo9 y mantenía una relación habitual con la colectividad española porteña, el Casal fue la primera asociación surgida en el seno de la colectividad catalana ar‐
gentina que adscribió palmariamente al independentismo catalán y permaneció, hasta la llegada del franquismo en 1939, al margen de toda agrupación o represen‐
tación gubernamental española. El predio de la organización era considerado parte del territorio catalán y la lengua vehicular era la catalana: “El Casal Català, Centre de Cultura, se considera una extensión social y espiri‐
tual de Cataluña en tierra argentina teniendo por lo tanto las siguientes finali‐
dades: mantener vivo el amor a Cataluña y trabajar por el reconocimiento de su personalidad nacional; (…) adherirse a todos los actos y manifestaciones de catalanidad absoluta que se hagan en Cataluña y fuera de ella, pero mante‐
niéndose totalmente apartado de toda tendencia política o religiosa”.10 El Casal no constituyó una agrupación exclusiva de los “catalanes de América”. Abierta a todos los integrantes de la colectividad, desempeñaba tareas sociales y, sobre todo, culturales pero les permitía actuar con más comodidad. Esta particulari‐
dad les facilitó consolidar su cosmovisión “hacia adentro” del grupo y, al mismo tiempo, tender a la inclusión de voluntades desde las actividades culturales que pro‐
gramaban sistemáticamente.11 Sin embargo, la documentación consultada nos per‐
mite comprobar que el grupo se consideraba a sí mismo como fruto de la experien‐
cia del exilio: En nuestra condición de exiliados (…) forzosamente nuestra conciencia recibe un cúmulo de enseñanzas que influyen en nuestro pensamiento y en nuestro espíritu de una manera decisiva” (Nadal i Mallol 1922). La reafirmación de la identidad del grupo “hacia afuera”, hacia el resto de la co‐
lectividad, se llevó a cabo con una actividad tradicional del catalanismo peninsular: el periodismo. Desde el último tercio del siglo XIX, habían proliferado en Buenos Aires las publicaciones de la colectividad catalana. Las revistas se hacían eco de las nove‐
dades producidas en la península, de las actividades culturales, sociales y políticas que se llevaban a cabo en Buenos Aires y daban a conocer, a través de la publicidad, los establecimientos comerciales de la colectividad, contribuyendo a su desarrollo económico.12 Este fenómeno estuvo directamente relacionado con la importancia 9
Doctrina política consistente en favorecer, dentro de un mismo estado, el papel de las agrupaciones delimitadas por la geografía y la historia en común. La región constituía así una entidad a medio camino entre la comunidad y la nación, pero en la que se reconocía una unidad suficiente para tener una identidad que la diferenciaba del resto del país (AA.VV., 2008). 10
Estatutos del Casal Català de Buenos Aires, 1910, Art.I , p.1, ACLl. 11
Copia de la carta del Comité Llibertat al Presidente de la Asociació Protectora de la Ense‐
nyança Catalana, 9‐4‐1924, ACLl. 12
Las revistas tuvieron distinta suerte; algunas se editaron durante años y otras fueron de duración fugaz, pero el flujo fue continuo y pone de manifiesto la importancia del periodismo escrito en la cohesión de este colectivo inmigrante. Este fenómeno de publicaciones catala‐
nas en Argentina tiene su paralelo en otros países americanos como Estados Unidos, Cuba, Chile y Uruguay. Especialmente en estos tres últimos, los “catalanes de América” tuvieron una representación muy destacada, generando importantes actividades culturales (los Juegos Florales de Chile, competencia poética de gran predicamento), políticas (Cuba fue la sede de 24 ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, 2221‐3872, N° 9, 2011, Sección Tema Central p. 19‐37 LA DISPERSIÓN Y EL MESTIZAJE CULTURAL EN EL EXILIO: EL CASO DE LOS ”CATALANES DE AMÉRICA” DE BUENOS AIRES ENTRE 1916 Y 1939 ____________________________________________________________________________________ del periodismo como forma de participación política en América pero también, y sobre todo, con el hecho de que, en Cataluña, las publicaciones periódicas catalanis‐
tas eran frecuentes y constituían una forma de difusión cultural habitual. Con la apa‐
rición de “Ressorgiment”, por lo tanto, los “catalanes de América” pusieron en mar‐
cha una vertiente del proyecto que conocían desde su activismo en la península. Nadal i Mallol había militado en el catalanismo independentista en su pueblo natal, Port de la Selva, y también había ejercido el periodismo en distintas ciudades catala‐
nas, hasta que se había exiliado en 1912 debido a las dificultades para desarrollar sus actividades políticas y por negarse a efectuar el servicio militar bajo bandera españo‐
la durante la Guerra de Marruecos. Esta experiencia periodística no era la primera de Nadal ni la del grupo en Buenos Aires, pero todas las anteriores habían sido efíme‐
ras. “Ressorgiment” sin embargo, constituída con una sólida política editorial, crista‐
lizó con éxito ya que su función cultural y social expandió paulatinamente su pene‐
tración en el mercado. La revista, que se financiaba con los aportes provenientes de la publicidad y con los ingresos particulares del propio Nadal y de otros miembros del grupo, llegó a tener 1.500 suscriptores (Manent 1992, 385‐386). Así, desde las columnas de opinión de la primera página, sistematizó la tarea de difusión catalanis‐
ta a partir de la divulgación de la cultura y el pasado histórico catalanes. La reafirmación de la originalidad de la cultura catalana fue, junto con el de la in‐
dependencia, el objetivo fundacional del grupo y, a la vez, el vehículo de su inserción en la colectividad porteña y en la vida política catalana. En ese sentido, podemos establecerlo como el elemento constitutivo y estable de su identidad. Aparece en el primer número de la revista: “No pretendemos decir nada trascendental, sino con nuestro ejemplo inducir al estudio de la lengua, la literatura y la historia catalanas y meditar sobre la posición actual de Cataluña en el mundo” (Nadal i Mallol 1916, 1). Esta intención, sin embargo, también había sufrido la influencia del entorno polí‐
tico argentino. Los “catalanes de América” consideraban que la lejanía de la patria los ponía en contacto con experiencias democráticas exitosas, con proyectos inde‐
pendentistas que habían llegado a buen término y con ideas de vanguardia que cir‐
culaban con más libertad que en España y que enriquecían y fortalecían la militancia (Nadal i Mallol 1922). El propio Nadal contaba a sus nietos que uno de los momentos más importantes de su vida en Buenos Aires había sido el participar de los festejos que siguieron a la asunción de Hipólito Yrigoyen como presidente argentino en octu‐
bre de 1916. Nadal había quedado impresionado por la participación popular, por la posibilidad de que un político asumiera un cargo ejecutivo gozando de una legitimi‐
dad extendida, por la posibilidad de poder expresarse en público libremente y por la idea de asistir, en el reemplazo presidencial, a lo que él consideraba la democracia en acción.13 Esta vivencia de la vida política argentina lo influyó de manera determi‐
nante y constituyó un argumento sistemático de sus editoriales sobre la importancia de los paradigmas democráticos en el ideal catalanista (Nadal i Mallol 1922). La misma claridad de conceptos puede encontrarse en el acto de fe de 1922, cuando el catalanismo político comenzó a vivir su momento de mayor convocatoria a la Asamblea Constituyente del Separatismo Catalán en 1928) y sociales (el Casal Català de Montevideo fue uno de los más comprometidos con el catalanismo americano) (Lucci 2009; Manent 1992). 13
Conversaciones con Anna Nadal, de fecha 3‐3‐2006. ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, 2221‐3872, N° 9, 2011, Sección Tema Central p. 19‐37 25
MARCELA ISABEL LUCCI ____________________________________________________________________________________ partir de la actuación del político catalán Francesc Maciá14, fundador del partido independentista Estat Català: “Como es evidente el hecho de la Nacionalidad catalana en plena y exuberante posesión de un idioma propio, costumbres peculiares y carácter inconfundible (…) afirmamos nuestra voluntad de recobrar la soberanía que le arrebataron por la fuerza” (Nadal i Mallol 1922, 1049). Hasta ese momento, los “catalanes de América” habían desarrollado sus activida‐
des en una estricta prescindencia política, lo que les permitía colaborar con el pro‐
yecto independentista que tuviera más posibilidades de éxito. El que plasmó teóri‐
camente Macià a principios de la década de 1920 les pareció el más viable, ya que aunaba el discurso independentista con los ideales democráticos y republicanos a los que el grupo también adscribía desde su fundación (Cervera 1922, 1144). Para esos años, el catalanismo porteño ya había adquirido experiencia organizativa a nivel panamericano (Lucci 2008b). En esos primeros años de expectativa separatista, el grupo puso a disposición del caudillo catalán su estructura, sus contactos con otros grupos similares y su poder de convocatoria, en lo que constituye la única colabora‐
ción explícita con un partido político. Así, entre 1924 y 1928, el grupo consolidó su activismo al financiar el intento de Macià de liberar a Cataluña de la dictadura que Primo de Rivera había instaurado en España en 1923 y declarar una república catala‐
na. Además, cuando este proyecto fracasó en 1926, organizó y sufragó el exilio de Macià en Buenos Aires para que pudiera reagrupar sus fuerzas políticas (Lucci 2009; Ucelay da Cal 1983). LA DISPERSIÓN COMO CONSECUENCIA DE LO PERMANENTE La adscripción a la cultura catalana otorgó a los “catalanes de América” una base sólida desde la cual configurar su cosmovisión y así hacer frente al peligro de la diso‐
lución de sus raíces como consecuencia de la distancia. La convicción de que el exilio había reservado funciones específicas a su convicción catalanista los llevó a desarro‐
llar un activismo que les permitiera concebir la posibilidad de un “mundo habitable e imaginable” (Foster et al 2004, 300) que se correspondiera con su imaginario. De esta manera, soslayaron sentimientos destructivos de anomia a partir de represen‐
taciones que percibían como constitutivas de su identidad:“(…) con el fin de acoger en su seno a todos los catalanes dispersos en estas tierras, que quieran mantener 14
Francesc Macià (1859‐1933): Diputado catalán involucrado en el catalanismo radical. Tras el fracaso de la incursión armada para liberar a Cataluña en 1926, viajó a Sudamérica y, des‐
pués de un sonado pleito judicial en Argentina, pasó a Chile y desde allí a La Habana, donde participó en la Asamblea que aprobó la constitución de una futura república catalana. Re‐
tornó a Cataluña en 1930, en 1931 proclamó el Estado Catalán integrado en la Federación de Repúblicas Ibéricas que se reconvirtió en la Generalitat de Cataluña. Fue reelegido presidente de la Generalitat y murió en el ejercicio de su cargo en 1933 (Poblet 1975; Ucelay da Cal 1983). 26 ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, 2221‐3872, N° 9, 2011, Sección Tema Central p. 19‐37 LA DISPERSIÓN Y EL MESTIZAJE CULTURAL EN EL EXILIO: EL CASO DE LOS ”CATALANES DE AMÉRICA” DE BUENOS AIRES ENTRE 1916 Y 1939 ____________________________________________________________________________________ vivos los ideales nacionales de Cataluña y manifestarlos públicamente en todos los momentos que sea necesario”.15 El contacto cotidiano con la realidad argentina enriqueció el espectro de sus acti‐
vidades. La imposibilidad de dedicarse por entero a la política concentró sus expec‐
tativas en el ámbito cultural y social. La vida cultural porteña a principios del siglo XX era variada y próspera. La literatura y el teatro eran florecientes, el campo intelec‐
tual estaba en contacto con las ideas de vanguardia y el periodismo era un vehículo para el entretenimiento, la información y, sobre todo, un medio alternativo de parti‐
cipación política. Eran conscientes del entorno favorable en que podían desarrollar sus actividades y lo reconocían en su declaración de principios del año 1922, publi‐
cada por Nadal i Mallol en el editorial del número 66 de “Ressorgiment”: “En referencia a nuestra posición con respecto a las naciones americanas que nos acogen, declaramos la más ferviente fidelidad a las leyes y a las institucio‐
nes libres, esperando poder cooperar a su grandeza y a su libre desarrollo sin perder, no obstante, nuestro carácter de catalanes ni abdicar jamás de nues‐
tros anhelos de emancipación nacional”. Por lo tanto, “los catalanes de América” encontraron en Buenos Aires un campo favorable para prácticas culturales y el Casal Català, apoyado por la difusión que le brindaba “Ressorgiment” se convirtió en un referente de primer orden. Organizó una biblioteca que a mediados de la década de 1920 dejó de ser exclusiva para socios del Casal y se abrió a la consulta de todos los ciudadanos de Buenos Aires, promovió la divulgación de la dramaturgia de autores catalanes en el teatro de la asociación y en el circuito porteño, editó las novedades lingüísticas de vanguardia sobre la normati‐
vización del idioma catalán y promocionó la música y las artes plásticas nacionales. En lo que hace a las actividades de ayuda social, incorporaron los mejores aspec‐
tos que el asociacionismo había desarrollado en Buenos Aires, brindándole a la co‐
lectividad, a través del Casal, un nuevo ámbito en el cual encontrar un entorno con‐
fiable al cual recurrir en caso de necesidad (Rocamora 1992). También es fundamen‐
tal la labor del grupo a través de “Ressorgiment” para difundir los emprendimientos de la pequeña industria y el comercio de venta al por menor regenteados por inmi‐
grantes catalanes, de modo tal de lograr una mayor penetración y un crecimiento del sector. La publicidad se convirtió en uno de los ingresos constantes de la publica‐
ción y es tan significativa que permite acceder a una fuente documental importantí‐
sima para estudiar las actividades económicas desempeñadas por ese colectivo en Buenos Aires durante por lo menos la primera mitad del siglo XX (Lucci 2009). Los “catalanes de América” también estuvieron muy conectados con la realidad del mundo occidental del período de entreguerras y se involucraron en proyectos de ayuda social internacionales, como por ejemplo las colectas para paliar las necesida‐
des de los presos políticos. En ese sentido, sin embargo, es proverbial el sistema de ayuda que organizaron y llevaron a cabo para las víctimas catalanas durante la gue‐
rra civil española. Los “catalanes de América” porteños habían logrado desarrollar un alto nivel de organización desde el establecimiento regular de sus actividades cata‐
15
“Comunicació de la Associació Nacional Catalana de las Amèriques”, Ressorgiment, 17(1917), p. 266. ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, 2221‐3872, N° 9, 2011, Sección Tema Central p. 19‐37 27
MARCELA ISABEL LUCCI ____________________________________________________________________________________ lanistas. El estallido de la guerra civil les permitió poner en práctica todo un sistema de ayuda humanitaria desde el comienzo de las hostilidades, que incluían mecanis‐
mos de recolección y envío de donativos que comenzaron en setiembre de 1936 (Lucci 2009, 166). El motor ideológico que guió la acción de socorro del grupo fue la del catalanismo como vínculo cultural que obligaba a socorrer a las víctimas catala‐
nas de la guerra y a sufragar las necesidades del gobierno catalán.16 Pero es innega‐
ble que su actividad humanitaria se vio potenciada por el grado de compromiso de la sociedad argentina para con la contienda española (Quijada 1991). Debido a que consideraban su patria a Cataluña, los “catalanes de América” centraron el socorro exclusivamente en las víctimas catalanas de la guerra y en el gobierno catalán. Este hecho constituye la diferencia más notable con la corriente de ayuda a la II República que partió desde Argentina (Montenegro 2008; Lucci 2009). Organizaron su sistema de manera completamente paralela al del gobierno español y desarrollaron meca‐
nismos propios de captación, envío y reparto de ayuda humanitaria.17 El Casal Català y el Comitè Llibertat utilizaron todas las facilidades que podían brindarles sus estruc‐
turas: las actividades sociales y culturales, las instalaciones y el capital humano se volcaron íntegramente a la labor de recaudar ayuda para las víctimas catalanas del conflicto (Lucci 2005). Sin embargo, el análisis científico de la vida y la actuación del grupo nos permite comprobar que esa misma cosmovisión acarreó, con el paso de los años, comporta‐
mientos que se convirtieron en elementos de dispersión de su imaginario y, sobre todo, de la efectividad de su activismo. Desde por lo menos el primer estatuto del Casal Català, el catalanismo porteño había basado su labor en una premisa que había denominado prescindencia política.18 Esta categoría no implicaba la abstención de participar en proyectos políticos. Desde la aparición de “Ressorgiment”, había sido parte fundamental de sus objetivos que el catalanismo americano participara en los asuntos de su país en un plano de igualdad con los que vivían en la península tal cual lo puntualizaba un artículo de Joan Alemany i Borrás en el número 69 de la publica‐
ción: “Los hermanos del otro lado del Atlántico se espantan y se ruborizan cuando leen las revistas catalanas de estas tierras libres americanas.¿Sabéis por qué? (…) [Porque] estos hombres que salieron de Cataluña hace veinte, treinta años llevando en su conciencia el espíritu del alma catalana (…) hacen sentir a lo largo de toda América la voz consciente de la Cataluña libre”. La abstención política de los “catalanes de América” fue, de hecho, una prescin‐
dencia partidista: se abstuvieron de afiliarse o colaborar exclusivamente con parti‐
dos políticos para que ninguno estuviera en posición de adquirir poder de decisión sobre los programas culturales e ideológicos del grupo, sobre todo en lo que hacía al ideal independentista. Creían que la política no tenía lugar entre la familia catalana exiliada, ya que así podrían servir a la libertad nacional prescindiendo de cualquier otra finalidad inmediata. (Nadal i Mallol 1922, 1049). Esta actitud era comprensible 16
ACLl, y conversaciones inéditas con Fivaller Seras, de fecha 9‐1‐2004. ACLl, AR y conversaciones inéditas con Fivaller Seras, de fecha 9‐1‐2004. 18
ACLl, Estatutos del Casal Català de Buenos Aires, 1910, Art. II. 17
28 ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, 2221‐3872, N° 9, 2011, Sección Tema Central p. 19‐37 LA DISPERSIÓN Y EL MESTIZAJE CULTURAL EN EL EXILIO: EL CASO DE LOS ”CATALANES DE AMÉRICA” DE BUENOS AIRES ENTRE 1916 Y 1939 ____________________________________________________________________________________ teniendo en cuenta la amplitud del espectro del catalanismo político durante las primeras décadas del siglo XX y las diferentes concepciones que podían encontrarse sobre el grado más beneficioso de autonomía catalana, de colaboración con el go‐
bierno central español y en lo que hace a la forma de gobierno que era más favora‐
ble para el caso catalán (Casassas 1995; Gabriel 2000). Un primer análisis de este comportamiento nos lleva a establecer que incidió po‐
sitivamente en su cosmovisión. Ideológicamente los mantuvo fieles al ideario teórico que habían reconocido desde un primer momento en la construcción de su mentali‐
dad, sobre todo los políticos catalanistas Domènec Martí i Julià, Enric Prat de la Riba y Antoni Rovira i Virgili. Asimismo, les permitió conservar efectivamente el poder de decisión sobre sus resoluciones políticas, su discurso cultural, sus actividades socia‐
les y, sobre todo, sobre la planificación económica de sus proyectos. La documenta‐
ción permite comprobar que las decisiones que tomaron en esos aspectos siempre implicaron exclusivamente las voluntades de los miembros del grupo. Finalmente, les permitió un margen de maniobra considerable para evaluar los programas políti‐
cos del espectro catalanista para, finalmente, colaborar con el proyecto de Macià y Estat Català, al considerar que era el más adecuado para lograr la independencia, conservar las raíces culturales e insertarse en el concierto de naciones democráticas modernas. Pero una reflexión más profunda de esta voluntad de militancia independiente que constituye lo que el grupo denominó prescindencia política nos lleva concluir que fue una particularidad derivada exclusivamente del exilio. Fue la distancia con Cataluña lo que desarrolló esta actitud, que fue producida por la necesidad de pro‐
tegerse de la falta de contacto diario con el hecho político. Y si por un lado les permi‐
tió una autonomía que benefició su cohesión y otorgó prestigio a su quehacer, por el otro provocó la merma consecuente de su influencia. La prescindencia política los aisló paulatinamente, sobre todo a partir de la muerte de Macià en 1933. A pesar de que hasta la llegada del franquismo el gobierno autonómico catalán mantuvo una delegación institucional para la comunicación directa con el grupo, la Oficina d’Informació i Relacions amb els Catalans d’Amèrica, su predicamento se circunscri‐
bió cada vez más al ámbito cultural, ya que en ese campo tenían una amplia expe‐
riencia de difusión, un discurso consistente y abarcador y una reputación creciente. Esta característica fue indeseada y sus derivaciones parecen haber pasado inad‐
vertidas para el grupo, que la reivindicó siempre como uno de los puntos fuertes de su militancia. Sin embargo, fueron esas precauciones las que acabaron por hacer que la lejanía fuera un factor que se incorporó como elemento constitutivo de su menta‐
lidad. También contribuyó a una suerte de blindaje de su discurso hacia los recursos políticos que se ofrecían en el país de acogida, ya que no hay documentación que constate que hayan efectuado contactos con partidos políticos argentinos. Así, esta doble prescindencia que acarreó el exilio les conservó intacta su cosmovisión, sus objetivos políticos y su prestigio, pero les limitó el acceso a estructuras organizadas en América y en España que podrían haber colaborado para extender su penetración en estructuras partidarias que avalaran su activismo. ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, 2221‐3872, N° 9, 2011, Sección Tema Central p. 19‐37 29
MARCELA ISABEL LUCCI ____________________________________________________________________________________ MESTIZAJE AMERICANO: EL EXILIO La noción de mestizaje suele percibirse a menudo a partir de sus connotaciones negativas, que remiten a un enfrentamiento conflictivo entre culturas diferentes (Huntington 2004). Se la relaciona con reclamos de derechos políticos, demandas de legitimación de autenticidad étnica y con el peligro de deterioro y degradación de una identidad determinada que se percibe amenazada o con mecanismos de exclu‐
sión social y cultural (Stolcke 1995). Sin embargo, el estudio de caso de los “catala‐
nes de América” nos permite establecer los puntos positivos del contacto entre iden‐
tidades culturales diferentes, de modo tal de que ese “elenco de transgresiones de las reglas de identificación sociocultural y/o políticas” (Ventura 2010, 20) que consti‐
tuye el mestizaje se aleja de concepciones negativas y toma contacto con la noción de que es un concepto inherente a la especie humana, que involucra los aspectos biológicos, genéticos y culturales y que es central en la conformación de la sociedad latinoamericana (García Mínguez 2008, 118). El caso de los catalanistas porteños nos pone de manifiesto las particulares modi‐
ficaciones que sufrió la identidad cultural del grupo. La más evidente es el apelativo que ellos mismos se dieron y que los calificó definitivamente: “de América”. Desde esta perspectiva, su discurso dentro del espectro político catalanista corrió el riesgo de ser percibido como el “otro”, necesitó asegurar su lugar a causa de la distancia y contempló como posible una coyuntura de confrontación (Nadal i Mallol 1918, 437). Así, el gentilicio “americano” calificó todas las actividades del grupo y lo relacionó de manera insoslayable con la experiencia migratoria. Ya fuera como exiliados o emigrados, su catalanismo se radicó geográficamente fuera de Cataluña y los im‐
pulsó a delinear de manera específica el entramado teórico que los definía, y a tra‐
bajar de manera constante por su legitimación. Por esa razón, a lo largo de las déca‐
das, reafirmaron la singularidad de su posición a partir de la definición de categorías políticas específicas, como regionalismo y nacionalismo e hicieron explícitos los orí‐
genes catalanes de su ideario político y cultural y la particular conformación de su asociacionismo (Nadal i Mallol 1917, 1920, 682; Llorenç i Bassa 1931, 2942). Asimismo, la categoría “de América” definió su campo de acción en la esfera de la difusión de la cultura catalana en el ámbito porteño primero y continental después. Esta particularidad los llevó a definirse como “la voz de Cataluña en el exterior” con el objeto de afianzar en el Nuevo Mundo la cultura tradicional que los representaba y justificar internacionalmente la justicia de sus reclamos independentistas. El traba‐
jo sistemático y profundo por expandir el conocimiento de la cultura catalana que desplegaron en los aspectos lingüístico, histórico, literario, teatral, periodístico, pe‐
dagógico, plástico, musical y editorial, mereció la aceptación y el reconocimiento unánimes a ambos lados del Atlántico, como lo ejemplifica de manera inequívoca el número del 20º aniversario de “Ressorgiment”, que se publicó en el mismo momen‐
to en que Franco se alzaba contra el gobierno legítimo de la II República española. Sin embargo, el emplazamiento americano de su militancia nunca logró la misma aceptación unánime en el ámbito político. Estos reparos se cristalizaron en un artícu‐
30 ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, 2221‐3872, N° 9, 2011, Sección Tema Central p. 19‐37 LA DISPERSIÓN Y EL MESTIZAJE CULTURAL EN EL EXILIO: EL CASO DE LOS ”CATALANES DE AMÉRICA” DE BUENOS AIRES ENTRE 1916 Y 1939 ____________________________________________________________________________________ lo que el político catalán Francesc Cambó19 publicó en el número de setiembre de 1920 de la revista “La Nova Catalunya” de La Habana, mediante el cual les ofreció su opinión sobre la función y el comportamiento de las agrupaciones que conformaban. En el momento más importante de su predicamento político y económico, Cambó deseaba atraer los esfuerzos del catalanismo de ultramar para los proyectos de su partido, la Lliga Regionalista de Catalunya, que buscaba la convivencia pacífica de Cataluña dentro del Estado español (Riquer 2007; Cambó 1920; 10). Por esa razón, además de elogiar la tarea divulgativa de la cultura nacional de los grupos america‐
nos, afirmó que sus proyectos políticos debían ser controlados y orientados desde la península ya que, a su juicio, la dispersión de actividades, la desorientación y la su‐
perficialidad con que juzgaban la actividad política española diluía la eficacia de su militancia. Por mucho que reconociera la envergadura de la convocatoria del inde‐
pendentismo porteño y americano, para la parte del espectro del catalanismo políti‐
co que no deseaba injerencias radicales de ultramar, la lejanía se convirtió en una razón fácil y recurrente de descalificación (Folguera y Duran 1921, 970). Sin embargo, el mestizaje cultural que podemos rastrear en el comportamiento de los “catalanes de América” a través del tiempo nos permite observar una apertu‐
ra de los contenidos que conformaban su mentalidad. Los componentes humanistas de su discurso catalanista, basados sobre todo en Prat de la Riba, apostaron por la construcción de nuevos caminos abiertos hacia ideas políticas de vanguardia como el humanismo de entreguerras, que los hizo denunciar los abusos del nazismo y el fas‐
cismo y luchar contra el levantamiento franquista durante la guerra civil española (Nadal i Mallol 1938, 4295). Asimismo, la profundización del discurso democrático pone de manifiesto un en‐
riquecimiento de su cosmovisión y un fortalecimiento de los valores del respeto y de la convivencia pacífica, lo que constituye el punto más destacable de su evolución ideológica. La coyuntura argentina fue decisiva en este sentido, ya que, a pesar de los defectos que se hacían cada vez más evidentes en la vida política vernácula,20 la 19
Francesc Cambó i Batlle (1876‐1947): Político, abogado y financista catalán. Fue diputado en Madrid por Solidaritat Catalana, movimiento autonomista catalán en el que participaron la Lliga Regionalista, la Unió Republicana, la Unió Catalanista, los nacionalistas republicanos, los federales, los carlistas y los independientes. Fue cofundador de la Lliga Regionalista de Catalunya, de la cual se convirtió en líder indiscutido. Defendió la autonomía catalana dentro de un estado federal ibérico. Fue ministro de Fomento en 1919 y de Finanzas en 1921 duran‐
te los gobiernos de Maura. Se retiró de la política con el advenimiento de la dictadura de Primo de Rivera y se dedicó a la actividad financiera internacional. Autor de obras de re‐
flexión política y económica, se dedicó asimismo a la promoción y difusión de la cultura cata‐
lana al patrocinar, por ejemplo, el Diccionari General de la Llengua Catalana del lingüista catalán Pompeu Fabra. Durante la Guerra Civil organizó desde París un servicio de rescate y asistencia para personas perseguidas o huidas de Cataluña y dio soporte al gobierno de Bur‐
gos. En 1940, debido a la invasión alemana a Francia, abandonó Europa y se radicó definiti‐
vamente en Argentina. Apartado de la política vernácula, se mantuvo en relación con las colonias de exiliados en América Latina. (Manent 1992, 303‐304; Riquer 2007). 20
Esta degradación institucional y política confluyó en la década de 1930, conocida como la “década infame”. La corrupción de las instituciones, la crisis económica, el fraude electoral, la exclusión y la ruptura institucional marcaron decisivamente el juego político argentino hasta mediados de la década de 1940. (Montenegro 2008; Romero 2006). ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, 2221‐3872, N° 9, 2011, Sección Tema Central p. 19‐37 31
MARCELA ISABEL LUCCI ____________________________________________________________________________________ idea de la democracia gozaba de un prestigio consistente y generaba en la sociedad tendencias integradoras. La creencia en las bondades del sistema y la experiencia positiva de la movilización política habían producido el arraigo de la democracia “(…) como un valor: era buena, útil y progresista” (Romero 2006, 54). En ese sentido, el mestizaje no derivó en sincretismo cultural. El contacto con las prácticas políticas argentinas no borró los valores de la identidad originaria del grupo sino que contri‐
buyó a su enriquecimiento a partir del fortalecimiento de los valores de tolerancia e igualdad que incluía su imaginario. Las décadas de ejercicio democrático que Argentina llevaba practicando desde mediados del siglo XIX y la naturalidad con que aceptaba la convivencia con las dis‐
tintas colectividades de inmigrantes fueron dos características que favorecieron el florecimiento de los “catalanes de América”. En una primera instancia les ofreció un entorno seguro para poner en marcha sus actividades. Pudieron expandir sus em‐
prendimientos sociales y culturales, les fue posible utilizar su idioma en los ámbitos administrativos y literarios de su comunidad y tuvieron amplia libertad para plasmar sus gestiones asociativas. Esta seguridad les permitió, en una segunda instancia, separar orgánicamente los esfuerzos sociales de los eminentemente políticos para no infringir las leyes argentinas al llevar a cabo actividades que tenían que ver con la coyuntura catalana. Pere Seras fundó entonces en 1922 el Comité Llibertat de Bue‐
nos Aires que fue el brazo político del grupo. Desde allí llevaron a cabo la mayor par‐
te de las actividades que realizaron con Macià. Tal cual surge de la correspondencia que mantuvo con el líder catalán, Seras era un hombre eminentemente político, comprometido de manera práctica y lúcida con la causa de la independencia. Junto con Nadal, constituyen las dos personalidades más importantes del grupo y las fuer‐
zas motoras más consistentes de su activismo, ya que complementaron a la perfec‐
ción las vertientes cultural y política de su quehacer catalanista (Lucci 2009). El entorno de la tierra de acogida influyó sin embargo en la manera en que Seras mantuvo su estricto compromiso hacia la independencia catalana, ya que lo acercó al Partido Socialista argentino. Este hecho, forzado por la imposibilidad efectiva de militar políticamente en partidos peninsulares como Estat Català, fue fructífero para la causa catalanista, ya que le reportó la única posibilidad de contar con una red de solidaridades vinculadas a la Argentina. En 1926, fracasado el intento de Prats de Molló, el gobierno argentino negó a Macià la residencia en el país a causa de las pre‐
siones que recibió del gobierno español. La correspondencia mantenida entre el líder político y Seras y Nadal i Mallol confirma la estrecha relación que mantenían y la confianza de Macià en el criterio político de los exiliados.21 Asimismo, contribuye a establecer que el Comitè, junto al Casal Català, tuvo una actuación destacada en los acontecimientos que lograron una difusión periodística sin precedentes de la causa catalanista entre la opinión pública local y la residencia legal en Argentina para Ma‐
cià y su correligionario Ventura Gassol. Seras acercó al diputado socialista Alfredo Palacios al problema de Macià y logró que, junto al abogado Carlos Caminos, presen‐
tara ante la Corte Suprema Argentina un recurso de hábeas corpus y una solicitud de derecho de asilo para los políticos catalanes. El litigio se llevó a cabo en los tribuna‐
21
Carta de Francesc Macià al Comitè Llibertat, 15‐2‐1928, Arxiu Nacional de Catalunya (ANC), Fons Francesc Macià i Llusà, nº 264, U.C.1949.
32 ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, 2221‐3872, N° 9, 2011, Sección Tema Central p. 19‐37 LA DISPERSIÓN Y EL MESTIZAJE CULTURAL EN EL EXILIO: EL CASO DE LOS ”CATALANES DE AMÉRICA” DE BUENOS AIRES ENTRE 1916 Y 1939 ____________________________________________________________________________________ les argentinos entre febrero y mayo de 1928. Durante el proceso, las razones históri‐
cas y culturales de las aspiraciones catalanas a la autodeterminación quedaron per‐
fectamente asentadas como parte de la defensa de Macià. Desde entonces están incluidas en la jurisprudencia argentina y constituyen una de las aportaciones más importantes del grupo al acervo cultural nacional (Palacios 1929). Finalmente, la sentencia fue favorable a los políticos catalanes, quienes lograron su residencia legal en Buenos Aires el 16 de mayo 1928 (Palacios 1929, 114) y, en medio de un creciente prestigio en la opinión pública internacional, comenzaron las actividades políticas de su gira latinoamericana. A MODO DE CONCLUSIÓN El repaso de las características del imaginario de los “catalanes de América” pone de relieve la complejidad del proceso de construcción de identidades en las colecti‐
vidades que se asentaron en Buenos Aires, fruto de la inmigración procedente de España a comienzos del siglo XX. La firme convicción catalanista que el grupo mantu‐
vo durante su actuación en el período estudiado sufrió, como hemos podido consta‐
tar, modificaciones que se deben al contacto con la sociedad de acogida. Los aportes con que las prácticas sociales y políticas argentinas contribuyeron al catalanismo porteño y los cambios a los que acabó sometiéndolo, coadyuvan a profundizar las reflexiones sobre las identidades en América Latina y a incorporar a la colectividad catalana como objeto de estudio específico. El establecimiento de la envergadura del apego del grupo a sus raíces y la función central que le otorgaron en el diseño de sus actividades sociales y políticas reafirma, desde un corpus documental novedoso, la necesidad de abordar su estudio desde perspectivas que, como la cultural, promue‐
van trabajos con visiones más abarcadoras. El análisis del derrotero del grupo porte‐
ño desde premisas culturales ha permitido profundizar en las diferentes concepcio‐
nes políticas que cristalizaron y convivieron en las ciudades americanas a causa de la envergadura de los movimientos migratorios de principios del siglo XX. Además, hemos podido constatar que la problemática específica del catalanismo independen‐
tista no se circunscribió al ámbito territorial español sino que tuvo uno de sus capítu‐
los más destacados en tierras argentinas. Así, nuestro trabajo ha contribuído, desde un estudio de caso, a comprender los intercambios entre identidades particulares involucradas en un contexto de obligada interacción, problemática que es fundamental para la comprensión de las experien‐
cias migratorias del presente. Pero, además, el hecho de acercarnos al imaginario de los “catalanes de América” constituye también una herramienta para el análisis de los sentimientos nacionalistas y de la permanencia de las identidades nacionales en una época marcada por la globalización y en momentos en que los procesos migra‐
torios nos instan a reflexionar de manera cotidiana sobre la persistencia de estas ideas en el mundo occidental. ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, 2221‐3872, N° 9, 2011, Sección Tema Central p. 19‐37 33
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