Relaciones internacionales: una disciplina moderna

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Relaciones internacionales: una disciplina moderna
Por Dr. Carlos E. Levy V.
Institución de procedencia:
UNAM. Facultad de Estudios Superiores Aragón.
Nombre:
Carlos Eduardo Levy Vázquez
Grado académico:
Doctor en Ciencias Políticas y Sociales.
Eje temático:
La Investigación en las Ciencias Sociales.
Categoría:
Resultados y conclusiones de investigación
1
RESUMEN DE LA INVESTIGACIÓN
Resumen:
¿Son las Relaciones Internacionales una disciplina moderna? Basándome en diversos autores,
pongo en la mesa de los debates el tema a fin de que el lector pueda conocer las diferentes
posiciones de destacados internacionalistas y al final obtenga sus propias conclusiones.
Las Relaciones Internacionales son una disciplina que, en los últimos cincuenta años, ha logrado
desarrollarse como una ciencia autónoma. A pesar de tener sus raíces en la Antigüedad, logró recién
después de la Segunda Guerra Mundial delimitar su objeto de estudio y enunciar algunas teorías
propias. A causa de su escasa edad, nuestra disciplina trata de definirse entre eternos debates y una
pluralidad de opiniones. A lo largo de estas líneas, nos detendremos a analizar y comparar las
principales posturas de pensamiento. De esta forma, lograremos tener una visión más acabada del
estado en que se encuentra nuestra ciencia y saber cuáles son las posibilidades y limitaciones para
maniobrar dentro de este campo de investigación.
Abstract:
Are the International Relations a modern discipline? Basing on diverse authors, I put in the table of
the debates the topic so that the reader could know the different positions of out-standing
internationalists and ultimately it obtains his own conclusions.
The International Relations are a discipline that, in the last fifty years, has managed to develop as an
autonomous science. In spite of having his roots in the Antiquity, it managed newly after the
Second World war to delimit his object of study and to enunciate some own theories. Because of his
scanty age, our discipline tries to be defined between eternal debates and a plurality of opinions.
Along these lines, we will detain to analyze and compare the principal positions of thought. Of this
form, we will manage to have a more finished vision of the condition in which one finds our science
and know which are the possibilities and limitations to maneuver inside this field of investigation.
2
SINTESIS CURRICULAR
Datos del autor de la obra
Dr. Carlos Eduardo Levy Vázquez
Dr. en Ciencias Políticas y Sociales.
Profesor de Carrera Titular “B” Tiempo Completo Definitivo en la FES Aragón.
Especialización: Relaciones Internacionales (Área Teórico Metodológica)
Asimismo: Profesor de Asignatura en la FCPyS y en la ENTS de la UNAM.
Publicaciones:
Levy V., Carlos E. La Influencia de los Medios de Difusión Norteamericanos en la Prensa Mexicana.
UNAM/ENEP/Aragón, México, 1988. 277 p. ISBN: Pendiente.
Levy V., Carlos E. El Derecho a la Información en México. UNAM/ENEP/Aragón, México, 2002. 170 p.
ISBN: 970-32-0109-1
Levy V., Carlos E. Los internacionalistas frente a la mundialización de la información. UNAM/FES
ARAGON/EDIT. PORRUA/. México, 2006. 190 p. ISBN: 970-701-897-6.
Levy V., Carlos E., et al. ―La mundialización de la información: una amenaza a la paz y a la diversidad
cultural‖, en Paz y seguridad y desarrollo. UNAM/FCPS/EDIT. SITESA/. México, 2010. pp. 387-408. ISBN:
978-607-7744-08-5.
Levy V., Carlos E., et al. ―Crisis y retos de la política exterior de México 2006-2012‖. Memoria del VI
Encuentro Multidisciplinario de Investigación. UNAM/FES ARAGON México, 2009. 190 p. ISBN: 978-60702-1090-7
Levy V. Carlos E. Los internacionalistas: perfil, naturaleza y ámbito de acción. UNAM/FES ARAGON/Edit.
Miguel Ángel Porrúa S.A. DE C.V, México, 2010. 105 p. (Está en la imprenta)
ARTICULOS PUBLICADOS EN DIARIOS O REVISTAS:
Levy V., Carlos E. "La Influencia Cultural Norteamericana en México a través de la comunicación impresa
(periódicos y revistas)" en El Tzenzontle. (Revista de la Escuela de Periodismo de la Universidad de
Colima), No. 3, UdC, México, 1983. pp. 7-22
Levy V., Carlos E. "Cronología de los Principales Acontecimientos de la Política Internacional de América
Latina" en Revista de Relaciones Internacionales. Números 1 a 18. UNAM/FCPyS/CRI, México, Años:
1973 a 1980.
Levy V., Carlos E. "Universidad y cambio social" en Trabajo Social. (Revista de la Escuela Nacional de
Trabajo Social), No. 1, UNAM, México, 2001. pp. 73-81
Levy V., Carlos E. "Información y comunicación social: partes sustanciales para el desarrollo de la
Democracia en México", en Planeación y Evaluación Educativa. No. 1, UNAM/ENEP ARAGON, México,
2001. pp. 51-76.
Levy V., Carlos E. ―Crisis y retos de la política exterior de México‖, en Revista Mexicana de Ciencias
Políticas y Sociales. No. 205. UNAM-DEP-FCPS, México, 2009. pp. 117-141
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.
3
Relaciones internacionales: una disciplina moderna
Por Dr. Carlos E. Levy V.
Introducción
Escasas son las obras a las que pueden tener acceso los jóvenes, principalmente los
mexicanos, que desean estudiar la carrera de Relaciones Internacionales. Cuando están
cursando su educación media-superior no todos reciben información sobre las carreras
que se ofertan a nivel superior a fin de estar en condiciones de elegir, a ciencia cierta, la
que más les llena, atrae o satisface. Asimismo, ante la poca información que les llega,
desconocen cuál es el perfil que se requiere para cada una de las carreras que ofrecen
las instituciones públicas y privadas en nuestro país.
Los estudiantes de nivel bachillerato o preparatoria que piensan estudiar Relaciones
Internacionales poseen poca, nula o tergiversada información sobre la carrera. Es por ello
que, como internacionalista, decidí hacer esta obra, dedicada a los que quisieran saber
más sobre nuestra noble carrera, a los que han mostrado interés en cursarla y a los que
ya la están estudiando pero desean apuntalar aún más su decisión, apuntalar más su
proyecto de vida.
La presente investigación pretende ilustrar, ante todo, lo concerniente a la pregunta: ¿son
las Relaciones Internacionales una disciplina moderna? Basándome en diversos autores,
pongo en la mesa de los debates el tema a fin de que el lector pueda conocer las
diferentes posiciones de destacados internacionalistas y al final obtenga sus propias
conclusiones.
Finalmente,
se
analiza
el
perfil
del
estudiante
de
Relaciones
Internacionales.
Para todo aquél que desee estudiar nuestra carrera, debe estar consciente de que es
fundamental que:

le guste estar debidamente informado y con una clara tendencia de acceder a la
información vía fuentes confiables y seguras

es capaz de desarrollar habilidades negociadoras y de liderazgo
4
que muestra interés por:

el análisis y síntesis de los sucesos nacionales e internacionales actuales.

el bienestar de la comunidad internacional.

la cultura de los pueblos.

el manejo adecuado del método científico

la historia, la geografía y la cultura universal.

las lenguas extranjeras y facilidad para su aprendizaje.

los aspectos políticos, económicos, sociales, jurídicos y culturales, nacionales e
internacionales.
que le preocupa el bienestar de la comunidad internacional
y que posee habilidad en las relaciones humanas.
Relaciones internacionales: una disciplina moderna.
Para contestar la interrogante si las relaciones internacionales son una disciplina, es
necesario consultar la obra1 del destacado internacionalista, el Dr. Edmundo HernándezVela Salgado, quien define a las Relaciones Internacionales como: la conjunción de
interacciones de los sujetos de la sociedad internacional en todos los campos y, en su
calidad de disciplina, como: un conjunto de ciencias, técnicas y artes, que mediante un
enfoque multi e interdisciplinario: político, económico, jurídico, social, cultural, militar,
científico, tecnológico, etc., estudia, analiza, evalúa y prospecta, de manera combinada e
integral, los diversos sucesos, fenómenos y procesos, así como participantes, actores y
protagonistas, de la política internacional de los sujetos de la sociedad internacional 2.
Esta es, para mi modo de pensar, una definición seria, congruente y clara. Lo digo,
porque constantemente estamos asediados e invadidos de definiciones que confunden,
tergiversan la realidad e involucran asuntos que no tienen nada que ver con el tema.
Estoy convencido de que efectivamente sí son una disciplina. El Doctor Hernández-Vela,
reiteradamente ha señalado que ―éste debe ser, en nuestro medio, un debate saldado.
Nosotros mismos, como Internacionalistas, debemos consolidar nuestra disciplina y no
pretender considerarla sinónimo de "estudios internacionales", que son otra cosa.
1
2
Edmundo Hernández-Vela S. Enciclopedia de Relaciones Internacionales, en preparación.
Ídem.
5
Tampoco las Relaciones Internacionales, enfatiza el Doctor Hernández-Vela, son, en el
ámbito internacional lo que la ciencia política es en el ámbito nacional, ya que aquéllas, y
de ahí su composición obligadamente multi e interdisciplinaria, son más amplias y
complejas pues en ellas coexisten, en cada caso, todos los enfoques disciplinarios
posibles. El Internacionalista debe ser capaz de percibir, al mismo tiempo, los aspectos
políticos, jurídicos, económicos, sociológicos, culturales, etc., etc. de cada asunto o
cuestión que le ocupe; claro que la historia es la base y la política el pivote articulador.
Esas son la virtud y las aportaciones de la Escuela mexicana de pensamiento político
internacional y, por lo tanto, de relaciones internacionales que he tratado de impulsar
permanentemente y que nos diferencia de los teóricos llamados ¨clásicos¨ y sus
seguidores, que se dedican a propalar, apoyar y hasta ¨deificar¨ una visión particular, que
tuvo su mérito en los inicios de la disciplina, pero que no ha evolucionado porque desde la
perspectiva del poder esto no es necesario. Nosotros no somos meros politólogos de un
campo más amplio, sino científicos sociales que hemos desarrollado e impulsado una
disciplina acorde con el dinamismo y la complejidad crecientes de la sociedad
internacional y su entorno. Esto no lo entiende todo mundo, ni siquiera muchos
Internacionalistas, que no aprovechan nuestra formación multifacética y pluridisciplinaria,
sin pretender que seamos dominadores absolutos de dichas disciplinas, ni competidores
de los profesionistas de ellas, sino conocedores de los aspectos que de estas sean
necesarios para entender y comprender de manera cabal e integral las Relaciones
Internacionales. Un ejemplo de actitud científica como Internacionalista es ubicar y definir
cabalmente cuestiones como la Guerra Fría, que terminó en 1975, con el Acta de Helsinki,
o referirse al colapso, y no la caída, de Unión Soviética, que fue por ¨implosión¨, etc‖ 3.
Pero ¿qué hemos aportado nosotros, en qué consiste la Escuela mexicana de Relaciones
Internacionales, de la que muchos destacados egresados, tu mismo, forman parte como
impulsores significativos en diversos ámbitos (como el de la información, el desarme, el
entorno, la paz y la seguridad, el desarrollo, etc.)? se pregunta el Doctor Hernández-Vela,
y señala ―nuestra perspectiva multi e interdisciplinaria de las Relaciones Internacionales
es novedosa, aunque tenga casi cuatro decenios de evolución y ejercicio, y no se
encuentra en ningún otro lugar, a veces ni aquí mismo, dada su complejidad y dificultad,
pero es la vía correcta‖4.
3
Comentarios del Dr. Edmundo Hernández-Vela Salgado al autor de la presente obra, en forma particular, el 6 de
octubre de 2009.
4
Ídem.
6
Despejado el punto anterior, consideramos importante, para los futuros estudiantes de
Relaciones Internacionales, retomar un poco la historia de cómo surge nuestra joven
disciplina.
El nacimiento de las relaciones internacionales como disciplina está ligado a una
preocupación: la existencia de guerras entre Estados. Preocupación que en el siglo XX
alcanza un nivel elevado a partir de la experiencia de las dos guerras mundiales y, sobre
todo, con la aparición de las armas nucleares. Antes de 1914, el fenómeno de la guerra
había sido tratado por filósofos, historiadores, juristas e incluso por estadistas y
diplomáticos. Los intentos de teorizar sobre las relaciones interestatales o su equivalente
en cada momento histórico, que en su nivel más agudo de conflicto llevan hasta la guerra,
se remontan hasta Tucídides. Desde el historiador griego, el número de pensadores que
han reflexionado sobre los problemas de la sociedad internacional, con la guerra como
preocupación central, es elevadísimo.
Desde Dante hasta Kant, pasando por Hume y Rousseau, la lista sería larga. Si bien la
aportación de estos pensadores ofrece un substrato filosófico-normativo para la actual
disciplina, no se puede afirmar que aquélla constituya un conjunto sistemático de
conocimientos, una auténtica teoría internacional. De ahí que Stanley Hoffmann distinga
entre la antigua aportación de los filósofos de la política y la moderna disciplina,
concluyendo que «la teoría de las relaciones internacionales es nueva, si uno la toma en
el sentido de estudio sistemático de fenómenos observables que intenta descubrirlas
variables principales, explicar el comportamiento y revelar los tipos característicos de
relaciones entre unidades nacionales»5. El nacimiento, con plenitud, de esta teoría
sistemática de las relaciones internacionales no se produce hasta después de la Segunda
Guerra Mundial, una vez finalizado su período de gestación, que se prolonga desde
principios de siglo. Lo que convierte a esta disciplina en una joven entre las jóvenes (las
ciencias sociales).
La aparición de las relaciones internacionales está motivada por las demandas del medio
social y político. Un medio que sufre el desgaste moral, económico y humano de dos
guerras mundiales, y que, insatisfecho con las disciplinas tradicionales de la sociedad
internacional (derecho internacional e historia diplomática), busca nuevos métodos de
5
Esther Barbé. “El estudio de las relaciones internacionales: ¿crisis o consolidación de una disciplina? en
http://74.125.155.132/search?q=cache:NEKgZePrue4J:www.cepc.es/rap/Publicaciones/Revistas/3/REPNE_065_169.pd
f+relaciones+internacionales:+una+disciplina&cd=5&hl=es&ct=clnk (Página consultada el 6 de octubre de 2009)
7
aproximación a la realidad internacional. Una realidad, por otra parte, radicalmente
diferente, en la cual la guerra deja de ser «la política continuada por otros medios» para
convertirse en un peligro para la supervivencia de la humanidad. El desarrollo
experimentado por las ciencias sociales en general y por la ciencia política en particular
facilitará los inicios de la nueva disciplina. Disciplina que nace con una evidente
intencionalidad práctica (policy science) como demuestra la primera cátedra de relaciones
internacionales existente en el mundo: la cátedra Woodrow Wilson de la Universidad de
Galesren Aberystwyth, ocupada en 1919 por Alfred Zimmern, un estudioso con larga
experiencia profesional en el Foreing Office. Experiencia que más tarde ampliará,
ejerciendo funciones diversas en la Sociedad de Naciones, entre1920 y 1930.Sobre la
orientación de los primeros cursos de la disciplina nos dice-mucho el propio Zimmern en
su manual de 1931, The Study of International Relations, redactado tras su vuelta a la
universidad, como catedrático de relaciones internacionales en Oxford. El profesor
británico escribía en 1931que las relaciones internacionales —estudio científico del
mundo contemporáneo— han de tener un contenido nuevo. Así, las relaciones entre
Estados analizadas con anterioridad, tenían que dar paso a las actuales relaciones:
entre los pueblos. 6
El trabajo de Zimmern, con un claro componente idealista (la eliminación de la guerra),
supuso una ruptura respecto a anteriores aproximación esa la sociedad internacional, ya
que abandona la concepción interestatal, propia del derecho internacional y de la historia
diplomática. Así, para Zimmern, la vida internacional ha variado sustancialmente,
detectándose un nivel cada vez mayor de interdependencia entre los estados y de
complejidad en las relaciones internacionales, a tal punto que el autor británico ve en ellas
un aparato altamente desarrollado, comparable al sistema nervioso-del cuerpo humano.
La referencia a Zimmern ha servido para presentar, de modo implícito, los tres factores
que han participado en el nacimiento y que después guiarán, el desarrollo de la disciplina.
Se trata de:
1) el cambio de la propia realidad internacional
2) el paradigma que guía el estudio,
y 3) el avance de las ciencias sociales.
6
Ídem.
8
El cambio de la realidad internacional, apuntado por Zímmern en el primer cuarto de siglo,
ha ido en aumento. Un aumento sustancial que, desde la Segunda Guerra Mundial, ha
adquirido el carácter de una progresión geométrica. Este cambio, que adquiere múltiples
formas y comporta múltiples con-secuencias, se puede subdividir en dos aspectos
esenciales: normalmente denominados high politics y low politics. Esta subdivisión sirve
para establecer la diferencia entre la visión tradicional de la realidad internacional, en la
que el interés se centra en la sucesión de las situaciones de guerra y de paz entre los
Estados (high politics) y la nueva visión, centrada más en la observación de los efectos
(económicos, ecológicos, sociales) que sobre la sociedad internacional —actuando en un
mundo acabado— tiene el des-arrollo tecnológico y científico (low politics). El efecto
combinado de ambos fenómenos —el cambio político y el cambio tecnológico— se
detecta fácilmente en la producción teórica de los años setenta. Lo que se explica sobre
todo por la situación del momento: entendimiento en el terreno político-militar entre
Estados Unidos y la Unión Soviética (la era Kissinger) y continuos atentados al sistema
económico internacional nacido tras la Segunda Guerra Mundial (comenzando por la
dislocación del sistema monetario y la crisis energética).7
Se trata, por tanto, de reconocer la incidencia que los acontecimientos internacionales
tienen en el desarrollo teórico de la disciplina. La aparición de fenómenos nuevos —la
utilización del arma petrolífera en los años setenta es un ejemplo— comportará la
creación de nuevos instrumentos de análisis. El paradigma es el segundo factor que
influye en la evolución de la disciplina; entendiendo por paradigma, según lo apuntado por
Kuhn en su The Structure of Scientific Revolutions (1962), aquella visión o concepción
global del objeto estudiado que inspira el análisis, investigación o teoría. Los paradigmas
se convierten, así, en la base sobre la que se organiza el conocimiento científico en cada
campo de estudio. En un principio, por ejemplo, las relaciones internacionales se forman
en un medio idealista en el que domina la confianza en las soluciones jurídicoinstitucionales. De este espíritu surgirá la Sociedad de Naciones y de él se nutrirán buena
parte de los trabajos de entre-guerras, como el citado de Zimmern, para quien los nuevos
instrumentos de análisis han de permitir que la humanidad pueda finalmente inmunizarse
de la infección de la guerra.
Hemos topado aquí con un aspecto central y conflictivo de las relaciones internacionales.
Hay que apuntar que el famoso debate entre idealismo y realismo de los años cincuenta 8
7
8
Ídem.
R. E. Osgood. Ideáis and self-interest in America's foreign relations. p. 14
9
y el actual debate entre globalismo y realismo9 constituyen debates paradigmáticos. A
nivel de paradigma es donde conecta la actual disciplina de las relaciones internacionales
con la teoría política que durante varios siglos ha abordado cuestiones internacionales
tales como la limitación y la eliminación de la guerra, el equilibrio del poder, la
construcción de la comunidad mundial, la injusticia internacional, etc. Se trata, por tanto,
de una cuestión básica en la disciplina. Básica porque determina la concepción que el
ana-lista tiene de su propio objeto de estudio. El tercer factor que incide en la evolución de
la disciplina es el desarrollo de las ciencias sociales. La aproximación organicista de
Zimmern ya avanzaba de hecho uno de los grandes instrumentos de análisis de las
relaciones internacionales: el concepto de sistema. Desarrollado por Morton Kaplanen su
System and Process in International Politics (1957), este concepto forma parte hoy día de
la terminología habitual en la disciplina. De tal manera, que la noción de sistema
internacional se ha convertido en un elemento central del que es difícil prescindir hoy día.
Al igual que el paradigma, el método ha sido tema de debate entre los estudiosos,
constituyéndose en los años cincuenta y primeros de los sesenta facciones enfrentadas
en torno a dos opciones: los partidarios de adoptar métodos desarrollados por las ciencias
sociales (behavioristas) y los partidarios de mantener el esquema de análisis tradicional,
más ligado a la filosofía y a la historia.10
Asociado a la opción metodológica, se producirá también un amplio debate
epistemológico en torno a la neutralidad científica. Este enfrentamiento (behaviorismotradicionalismo), que constituye el tercer gran debate de la disciplina, deja traducir un
hecho importante: la teoría de las relaciones internacionales ha dedicado una parte
notable de su esfuerzo a la discusión metodológica. Estas primeras páginas nos han
permitido entrar en contacto con la demanda social que justificó en su momento el
nacimiento de la disciplina y con los puntos de tensión que explican su desarrollo posterior
hasta la actualidad.11
Si un término puede definir a las relaciones internacionales a lo largo de su trayectoria
científica, ese término es sin duda el de debate. Debate que comienza con la opinión que
los analistas tienen de su propio campo de estudio. No debe sorprendernos, por tanto, el
9
R. Machroori y B. Ramberg. Globalism versus Realism. International Relations. Third Debate. p. 19
Esther Barbé. “El estudio de las relaciones internacionales: ¿crisis o consolidación de una disciplina? en
http://74.125.155.132/search?q=cache:NEKgZePrue4J:www.cepc.es/rap/Publicaciones/Revistas/3/REPNE_065_169.pd
f+relaciones+internacionales:+una+disciplina&cd=5&hl=es&ct=clnk (Página consultada el 6 de octubre de 2009)
11
Ídem.
10
10
que dos autores reputados como James Rosenau12 y Robert Gilpin13 puedan escribir,
respectivamente, que las relaciones internacionales son una disciplina madura.
A continuación, consideramos pertinente analizar cuál es la ubicación de nuestra
disciplina dentro de las ciencias sociales y cuáles son sus vínculos con la Ciencia Política
y con la Historia. De esta forma podremos tener una idea mejor de cuál es el ámbito de
acción de los internacionalistas.
El objeto de estudio de la ciencia política y el de las relaciones internacionales son,
fundamentalmente, el mismo. La diferencia estriba en que lo estudian en ámbitos distintos
(uno a nivel internacional y otro en el interior de los Estados). Ambas estudian el poder, su
distribución entre los actores (por ejemplo, los partidos políticos en un caso, y los Estados
en el otro), los intereses de estos actores y los cambios que los mismos producen, a
través del tiempo, en las configuraciones de poder. Pero estudian también las relaciones
de cooperación entre los actores, y las instituciones políticas que son creadas por los
actores, que son más sólidas y formalizadas en el caso de la ciencia política. En este
sentido, basta comparar un gobierno nacional con una institución internacional como la
Organización de las Naciones Unidas. Después de todo, esta última depende de las
contribuciones presupuestarias de los gobiernos nacionales.
Una comparación que ilustra el vínculo entre las relaciones internacionales y la ciencia
política puede hacerse con la economía. Existen ramas de la economía, tales como el
comercio internacional y las finanzas internacionales, en las que, aun cuando se han
desarrollado conceptos especializados, los fundamentos teóricos son los mismos de la
microeconomía. Se asume el principio fundamental de la ciencia económica, que sostiene
que los actores se comportan racionalmente y buscan maximizar sus beneficios. Para
completar la comparación, tal y como no puede concebirse a un economista especializado
en comercio internacional sin la formación básica de la ciencia económica, tampoco es
posible pensar en un internacionalista que desconozca la teoría política.
Respecto al vínculo con la Historia, ésta última juega un papel fundamental para aquél
que se acerca por primera vez a los estudios internacionales (así como en general para la
disciplina). Sin un conocimiento mínimo del desarrollo histórico internacional, difícilmente
12
J. N. Rosenau. “A Pre-Theory Revisited: World Polítics in an Era of Cascading Interdependence”, en International
Studies Quarterly, Vol. 28, p. 246.
13
R. Gilpin. War and Change in World Polines. p. 227
11
podrían entenderse los problemas que se presentan en el plano actual, ni los factores que
condicionan la posible solución de los mismos.
Un primer aspecto que debe destacarse en la estrecha relación que existe entre la historia
y los estudios internacionales es que la primera hace posible a los segundos. Es decir, la
historia nos proporciona a los internacionalistas la materia prima con la cual trabajamos
para intentar darle sentido a los acontecimientos internacionales que resultan de nuestro
interés. Otra forma de describir la naturaleza de esta relación es afirmando que la historia
representa "el laboratorio" del cual el internacionalista obtiene los datos fundamentales
que le permitirán identificar patrones importantes y tendencias en el amplio universo de
los asuntos internacionales.
Los internacionalistas podemos y debemos asumir a la historia como nuestro `laboratorio´.
En él debemos observar, tan cuidadosa y sistemáticamente como lo hacen los
astrónomos, los acontecimientos internacionales. Esto nos permitirá, primero, identificar
las grandes tendencias o patrones que son recurrentes en los acontecimientos que nos
interesan en la historia internacional y, posteriormente, tratar de entender porqué ocurren
de esa manera y cuales son las variables que los explican.
Existe, además, un grave riesgo cuando se sobre enfatiza el rigor teórico metodológico,
tal y como tiende a ocurrir entre los Realistas y los Idealistas en estos tiempos. Los
jóvenes internacionalistas de hoy en día están siendo entrenados para que sean capaces
de manejar, al mismo nivel que los economistas, las metodologías cuantitativas. No creo
que esto represente un problema en sí mismo. Debemos estar abiertos a la diversidad
metodológica. Sin embargo, los excesos a los que se acerca hoy en día la disciplina, al
sobre enfatizar las metodologías cuantitativas y el rigor científico, pueden llevarnos –como
ocurre con frecuencia también en la economía—a un nivel demasiado abstracto en
nuestras investigaciones. En ese punto, debemos ser cuidadosos para que las Relaciones
Internacionales no se transformen en un campo exclusivo de especialistas entrenados
para hablar solamente entre nosotros mismos, con un lenguaje científico a fin de no
perder la capacidad de educar y formar ciudadanos universales, que sepan apreciar y
tolerar la diversidad política y cultural.
Por todo lo anterior ¿no hay otra salida que la que nos plantea el Constructivismo?
¿Debemos dejar por completo a un lado las aspiraciones de aplicar con rigor la teoría y el
método? Esta duda es una de esas preguntas que quedarán abiertas, y que acompañarán
12
al joven internacionalista por un buen tiempo. Lo que sí podemos afirmar es que las
Relaciones Internacionales son una disciplina extremadamente joven.
Queda pues a profesores, alumnos e investigadores de esta disciplina dar pasos firmes, a
fin de ser capaces de ordenar y clasificar adecuadamente los distintos fenómenos que
estudiamos. Después de todo, cuando hablamos de las relaciones internacionales y de la
economía política internacional, abarcamos desde una conflicto fronterizo (la migración de
mexicanos a Estados Unidos, por citar un ejemplo) hasta la posibilidad de un
enfrentamiento nuclear. Hablamos también de las relaciones bilaterales relativamente
simples entre países que comparten una frontera geográfica, ó fenómenos tan complejos
como la integración regional económica y política, que ha alcanzado su mayor punto de
avance en Europa Occidental. Nos preocupa, asimismo, el efecto que algunos fenómenos
internacionales,
como los flujos de capital (financiero o productivo, ya que tienen
características e impactos diferentes), el crimen organizado, el narcotráfico, el terrorismo
o la invasión de un país, con la venia o sin la venia de las Naciones Unidas.
Algún avance se ha logrado, en la corta existencia de la disciplina, en el desarrollo de
conceptos que describen problemas de importancia en la realidad internacional, y que son
aceptados por la gran mayoría de los internacionalistas. Obviamente, el sendero por
recorrer para desarrollar nuestro marco conceptual es todavía muy largo. Esto lo debemos
asumir como un desafío, y no como un motivo de pesimismo.
Pienso que es fundamental contar con un método que nos permita saber cuándo nuestras
hipótesis están equivocadas. Sólo de esa manera podremos evitar los graves errores de
la ciencia social marxista, que tanta difusión tuvo en las universidades latinoamericanas.
Por no incorporar en sus premisas metodológicas algún tipo de prueba o demostración
(aun bajo los estándares relajados de las ciencias sociales) que le indicara al investigador
cuándo sus supuestos teóricos eran erróneos, terminó convertida en un dogma, en una
ideología. Totalmente alejada del mundo de las ciencias sociales. No resulta fácil,
además, aceptar que la teoría que uno ha formulado con grandes esfuerzos y tiempo, no
funcione cuando es sometida a algún tipo de prueba empírica. Se requiere de una gran
humildad para aceptar que uno puede equivocarse. Pero si no contamos con un método
que nos indique con claridad cuando eso ha ocurrido, en lugar de avanzar en el
conocimiento, nos estaremos acercando al mundo dogmático e intolerante del viejo
marxismo ortodoxo.
13
Las Relaciones Internacionales son una disciplina que, en los últimos cincuenta años, ha
logrado desarrollarse como una ciencia autónoma. A pesar de tener sus raíces en la
Antigüedad, logró recién después de la Segunda Guerra Mundial delimitar su objeto de
estudio y enunciar algunas teorías propias. A causa de su escasa edad, nuestra disciplina
trata de definirse entre eternos debates y una pluralidad de opiniones. A lo largo de estas
líneas, nos detendremos a analizar y comparar las principales posturas de pensamiento.
De esta forma, lograremos tener una visión más acabada del estado en que se encuentra
nuestra ciencia y saber cuáles son las posibilidades y limitaciones para maniobrar dentro
de este campo de investigación.
Hans Morgenthau14 fue el inmigrante que más aportó a las Relaciones Internacionales.
Enunció una teoría realista de la política internacional y definió los conceptos de poder e
interés nacional. Consideró que el modo en que debía validarse una teoría era empírico y
pragmático. Además aportó orden y significado a una masa de fenómenos que, de otra
manera, hubiesen permanecido ininteligibles. Su escuela se opuso al pensamiento
idealista derivado de principios abstractos y universalmente aceptados, que suponía la
bondad esencial y la infinita maleabilidad de la naturaleza humana. La teoría realista se
ha basado fundamentalmente en el Estado (racional y unificado) como nivel de análisis y
actor fundamental del sistema internacional.
Kenneth Waltz15 quiso dar un marco a las Relaciones Internacionales. Él las define como
separadas de la Ciencia Política debido a que carecen de verdaderas instituciones de
gobierno y subsisten en la anarquía. Este autor continúa la línea de razonamiento de
Morgenthau pero avanza aún más, afirmando que el nivel de análisis de nuestra disciplina
no es el Estado sino el Sistema Internacional, dado que es éste el que determina las
relaciones entre los estados. La escuela a la cual dio origen, por lo tanto, es el
Neorrealismo o Realismo Estructural.
Waltz, en su libro, El Hombre, el Estado y la Guerra, explica que hay que comprender la
guerra y sus causas para poder lograr la paz. En el transcurso de su libro se cuestiona
dónde buscar las causas de la guerra, las cuales pueden estar en la Naturaleza del
Hombre (primera imagen), en al Estado (segunda imagen) o en el Sistema Internacional
(tercera imagen). Finalmente, concluye que las recomendaciones que derivan de una
imagen única son incompletas. La primera y la segunda imagen son las causas
14
Morgenthau, Hans. Política entre las naciones. La lucha por el poder y la paz. Grupo Editor Latinoamericano (GEL),
1987. p. 63
15
Waltz, Kenneth. Teoría de la política Internacional. Grupo Editor Latinoamericano (GEL), 1988. p. 76
14
inmediatas o eficientes, la tercera es la causa permisiva. Waltz afirma que la tercera
imagen describe el marco de la política mundial, pero sin la primera y la segunda imagen
no pueden conocerse las causas que determinan la política; las dos primeras imágenes
describen las fuerzas de la política mundial, pero sin la tercera es imposible evaluar su
importancia o predecir su resultado.16
Sin embargo, haciendo un análisis más profundo de su obra, observamos que se inclina
hacia el Sistema internacional como el mejor nivel de análisis para el estudio de nuestra
disciplina, considerando que esta imagen brinda la base teórica para comprender de una
manera más acabada, la existencia entre los Estados Soberanos de una constante
posibilidad de guerra.
Esta postura es criticada por muchos estudiosos de la materia, los cuales consideran que
la explicación de Waltz es demasiado abstracta y que deja muchos elementos fuera de su
análisis. Al respecto, Hoffmann sostiene que el estudio del Sistema Internacional nos
suministra un buen marco de referencia, pero nada más, precisamente porque el sistema
puede muy bien poner limitaciones a los actores y darles oportunidades, pero no dicta su
comportamiento; inevitablemente, el estudio de los actores nos dice más sobre ellos que
sobre las interacciones.17
Hoffmann propone, para el análisis de las Relaciones Internacionales una vinculación
entre la política exterior de los Estados y la política internacional. Mientras que el sistema
muestra un retrato más comprensible y total de las Relaciones Internacionales, el Estado,
una imagen menos coherente y más atomizada es más rica en detalles y en profundidad.
Examinando estos enfoques, podemos afirmar que el todo es algo distinto a la suma de
las partes, es mucho más o mucho menos, según el aspecto que se quiera analizar.
Una segunda fragmentación se da dentro de cada nivel de análisis, por ejemplo,
encontramos dentro de la primera imagen a optimistas (se puede cambiar al hombre y por
lo tanto se puede poner fin a la guerra) y los pesimistas (la guerra es inevitable porque el
hombre es moralmente malo).
16
17
Ídem.
Hoffmann, Stanley. Jano y Minerva (Ensayos sobre la Guerra y la Paz). p. 132
15
La tercera fragmentación es funcional y se produce dentro del nivel sistémico. Grupos de
investigación se proponen ensayar un rigor mayor a una escala más pequeña (teorías de
alcance medio).
Además de estas fragmentaciones surge el interrogante de cómo estudiar las Relaciones
Internacionales. Waltz propone homogeneizar los Estados para poder generalizar,
controlar y a veces, predecir. Hoffmann, en cambio considera importante volver a la base
y hacer una comprensión del pasado de los países del mundo porque no todos son
iguales, no tienen los mismos códigos y no actúan de la misma manera. Sugiere que no
debemos olvidarnos de la pluralidad y que lo más aconsejable es mirar la realidad desde
distintas perspectivas.
Consideremos a continuación a las relaciones internacionales como un área de
conocimiento, de investigación y de docencia. Desde la perspectiva de las relaciones
internacionales como área de conocimiento, se afirma que este tipo de relaciones sociales
-y entiéndase que con el calificativo de sociales se quiere englobar las relaciones
políticas, económicas, jurídicas, societarias, etc.- pueden abordarse desde los
presupuestos y las metodologías de diferentes disciplinas.18
Obviamente la Historia, en su forma de Historia diplomática, no sólo está en el origen del
moderno estudio de las relaciones internacionales sino que, desde una perspectiva
historiográfica más actual, sigue ocupándose de esta parcela de la realidad social. El
Derecho Internacional, por su parte jugó también un papel formativo en la moderna
disciplina de las Relaciones Internacionales, y sería absurdo negar que hoy sigue
ocupándose de esas relaciones y de las instituciones y normas que las rigen. Lo mismo
podría decirse de la teoría política, de la filosofía política o de la historia del pensamiento
político. Hay una larga tradición de reflexión sobre la guerra y la paz, sobre el derecho de
conquista, sobre los derechos de los seres humanos como parte de una humanidad
común y como súbditos o ciudadanos de un reino o de un Estado. Esta tradición que, en
lo que respecta al Estado moderno, podemos considerar que se inició con Maquiavelo,
incluye a los grandes juristas iusnaturalistas como Vitoria, Suárez o Grocio, los teóricos
del Estado como Bodino o Hobbes, y a filósofos como Rousseau o Kant. Aunque es
reconocido por todos los estudiosos de las relaciones internacionales que sus
aportaciones han sido esenciales para la reflexión contemporánea - de hecho muchas de
18
Francisco Javier Peñas Esteban. ¿Es posible una teoría de Relaciones Internacionales? Revista Académica de
Relaciones Internacionales. No. 1. pp. 39-50 .
16
sus ideas, imágenes y metáforas aparecen constantemente en los textos de nuestros días
- la distinción académica entre ciencia política y teoría política ha cercenado muchos de
los hilos de reflexión que podían vincular la reflexión clásica con la reflexión
contemporánea. Pero sin embargo, no puede dudarse que la parcela de la realidad que
nos ocupa puede ser objeto de tratamiento desde la filosofía y la teoría política.
19
Respecto al tema: el fin de la Guerra Fría y la teoría de las relaciones internacionales,
existe un cierto consenso entre los analistas y los teóricos de las relaciones
internacionales de que la disciplina se encuentra en una encrucijada, o como lo define
algún autor, "entre la crisis o el pluralismo paradigmático"20
Cualquier listado cronológico, que ponga en relación las coyunturas políticas mundiales
con los desarrollos teóricos, nos muestra que la disciplina está estrechamente vinculada a
las circunstancias políticas. El realismo floreció durante la Guerra Fría porque proporcionó
a los establishments de política exterior el lenguaje moral y la visión de la realidad que
justificaba y explicaba la política que se veían obligados a seguir. De la misma forma, las
teorías de la interdependencia deben mucho a una coyuntura mundial de distensión
donde
otros
factores
no
geopolíticos
adquirieron
relevancia.
Tampoco
puede
desvincularse el surgimiento del neorrealismo de la Segunda Guerra Fría, etc.
Fueron las instituciones encargadas de diseñar la política exterior las que financiaron
profusamente a la academia, y dado el predominio estadounidense en este terreno, el
dominio de los estudiosos de esta nacionalidad se hizo abrumador. De esta manera el
giro cientificista que afectó a las ciencias sociales - especialmente en Estados Unidos - en
los años cincuenta, alcanzó de lleno a las Relaciones Internacionales. Del realismo
práctico de los clásicos, y de las escuelas europeas, se pasó al realismo técnico que se
mostró como hegemónico en la disciplina.21
A continuación, y por considerar que es un documento que contiene una posición
respecto al punto que nos ocupa, transcribiremos lo que señala el Plan de Estudios de la
Carrera de Relaciones Internacionales (2005) de la UNAM campus Aragón (Facultad de
Estudios Superiores Aragón), en la parte correspondiente a Las Tendencias y enfoques
en el avance de la disciplina:
19
Ídem.
Sodupe, K., "El estado actual de las Relaciones Internacionales como ciencia social: ¿Crisis o pluralismo
paradigmático?" en Revista de Estudios Políticos, núm. 75 (Enero-Marzo de 1992). p. 71
21
Smith, S. The Self-Image of Discipline. p. 10.
20
17
Considerando los cambios en el contexto de las relaciones internacionales, se
deben revalorar los diferentes factores que influyen en los cambios de los
últimos años, comprendiendo nuevos enfoques de las teorías para la
investigación de problemas de la sociedad mundial, lo que permitirá un mejor
análisis de los internacionalistas.
El siglo XXI se ha pronunciado exigiendo desafíos que requieren nuevos
paradigmas
que
superen
las
visiones
tradicionales
del
sistema
intergubernamental. Emerge un orden planetario en el que se discute quién
está incluido y quién excluido.
Para su comprensión es necesario partir de la idea básica de movimiento,
implícita en toda realidad universal. El movimiento es un germen que se
evidencia en la preservación de condiciones, en el efecto novedoso, en la
continuidad y en el cambio.
Anaximandro de Mileto desde el siglo V a.c. afirmaba que todo estaba en
constante cambio. Las modificaciones a un estado de cosas se explican por la
lucha y armonía de los contrarios. Siguiendo esta lógica el movimiento
deviene hacia la construcción, mantenimiento o desaparición de estructuras,
procesos, actores, interacciones o acontecimientos internacionales concretos.
Puesto que la realidad internacional se modifica constantemente es
necesaria la actualización de algunas de las teorías existentes —de allí que el
último gran debate dentro de las relaciones internacionales incluya al
neorrealismo y al neoliberalismo— o la implementación de
enfoques
novedosos.
Las relaciones internacionales como ciencia moderna que surgió a principios
del siglo pasado en Inglaterra, aun no han establecido una teoría general en la
que se fundan las diversas tendencias teóricas y epistemológicas de lo que
debería de ser una sola directriz para los estudiosos de esta disciplina de las
ciencias políticas.
18
Sin embargo, tal pareciera que la historia de la humanidad desde la
conformación de las ciudades-Estados, en la Grecia clásica, la relación que se
ha guardado entre las naciones, imperios, países o entre sociedades se ha
marcado desde una perspectiva de poder, tanto en su ejercicio, su aplicación
y su control. Para ello, la Escuela Inglesa en su momento identificó al
idealismo como una postura basada en el derecho internacional para regular
la vida entre los Estados, pero también facilitar un campo del conocimiento
que permitiera un estudio metodológico del comportamiento internacional.
Otro estudio existente es el constructivismo, el cual es particularmente
significativo para dar cuenta del cambio en el nivel antológico de las ideas. La
perspectiva constructivista entiende que las estructuras de asociación humana
están determinadas primariamente por ideas compartidas antes que por
fuerzas materiales. El carácter de la realidad internacional se encuentra
determinado por las creencias y expectativas que los Estados tienen unos de
otros.
El enfoque constructivista en relaciones internacionales ha sido desarrollado,
fundamentalmente, por: Friedrich Kratochwil, John Gererd Ruggie, Alexander
Wendt, Nicholas Onuff y Peter Katzenstein.
Tras la culminación de la Segunda Guerra Mundial, los especialistas en
ciencia política y estudios internacionales definieron que la realidad superaba
el hecho de que una nación o Estado pudiese ser controlado en base al
Derecho Internacional en una perspectiva idealista, todo lo contrario, el poder
era una práctica real que los Estados con mayor presencia ejercían su
dominio en sus zonas de influencia, ello desde la antigüedad. Por tal causa, al
realismo político se le puede considerar como una teoría base para el estudio
de las Relaciones Internacionales tanto en su análisis histórico como de las
actividades actuales.
Autores como Hans Morguenthau, Kal Holsti, Kenneth Waltz, Robert O.
Keohane y Joseph Nye, son de los principales representantes de esta escuela
en donde el realismo puro en conexión con los aspectos militares son
estudiados, como también la asimilación entre poder político y poder
económico se encuentran presentes en los estudios de estos representantes
19
cuya posición académica reflejan la condición de una sola nación que ha
mantenido su capacidad de poder y la ha incrementado como es: Estados
Unidos en los últimos años.
La caída de la Unión Soviética, la configuración de la aldea global, las nuevas
tecnologías, la explosión de las comunicaciones, la consolidación de los
bloques regionales, la expansión del comercio y las nuevas reglas de la
economía, el terrorismo, la defensa de los derechos humanos y la emergencia
de las ONG´s, son algunos de los fenómenos que conforman un nuevo orden
mundial.
La sociedad les demanda a sus gobernantes que lideren estos procesos
vertiginosos de cambio y, además, que sean capaces de incluirlos como
protagonistas efectivos en el nuevo orden mundial.
Esta demanda no sólo requiere eficacia y eficiencia para conducir estos
procesos complejos sino también creatividad e innovación a la hora de
afrontar las nuevas problemáticas.
Hasta el momento, el realismo político en sus diversas formas sigue
predominando como teoría básica para el estudio de las relaciones
internacionales, sin embargo, se presentan otras corrientes teóricas como la
sistémica, que tiene como origen Ludwig Von Bertalanffy, con su obra: Teoría
General de Sistemas, basada en las ciencias naturales que ha tenido las
debidas adecuaciones para que en el caso de las relaciones internacionales
se hagan estudios utilizando la teoría sistémica, en ese sentido, los
especialistas francés Gerard Dussoy, o Yves Lacoste, entre otros han hecho
aportes importantes de cómo identificar una alternativa en la que sin descuidar
el poder, todos los elementos de la comunidad internacional se encuentran
entrelazados y donde lo que le suceda a un actor tiene repercusiones en los
otros.
Siguiendo en ese sentido, el marxismo dialéctico también se ha involucrado no
en confrontar al realismo, sino de asumir una función complementaria junto
con la teoría de sistemas que es la propuesta de Inmanuel Wallerstein, Noam
Chomsky y James Petras. Tal como se aprecia, prácticamente las teorías de
20
relaciones internacionales se han investigado, desarrollado y aplicado tanto en
Europa, como en Estados Unidos, teniendo un fuerte impacto en la
Latinoamérica que sería nuestro caso.
Alternativamente a estas percepciones teóricas, la geopolítica, también
surgida en Europa tiene un importante aporte entre la década de los
cincuentas y los setentas en Sudamérica para comprender la perspectiva que
el Estado-nacional debía de asumir en los futuros inmediatos. En el caso
estadounidense, autores como Gearoid o Tuathail, Samuel Cohen o en
Inglaterra, Peter Taylor, en Brasil Carlos Meira Mattos y en Argentina, Jorge
Atencio y Justo P. Briano, en su conjunto han buscado en la geopolítica un
aporte teórico que facilite la comprensión de la realidad internacional. Por otro
lado, se encuentra Karl Deutsch, quién realizó un aporte más sobre el manejo
de las relaciones diplomáticas, las cuestiones de integración y del fenómeno
de la guerra como parte de la dinámica actual del mundo.
Desde la perspectiva globalizadora, el carácter interdisciplinario del estudio de
las relaciones internacionales y su práctica profesional han adquirido más
relevancia. Los procesos políticos, económicos, sociales y culturales se
entrelazan aceleradamente en el sistema internacional, por lo que las
fronteras entre lo interno y lo externo se hacen cada día más difusas. La
integración mundial de los mercados supone cambios fundamentales en la
organización social y política interna de los estados.
En este contexto la sola especulación teórica no es suficiente para mejorar el
bienestar colectivo, se requiere la capacidad de llevar las ideas a la acción:
lograr que las cosas pasen.
La
Licenciatura
en
Relaciones
Internacionales
integra
de
manera
interdisciplinaria enfoques diversos para estudiar las relaciones entre
organismos internacionales, bloques de países, gobiernos, poblaciones y
organizaciones en todo el mundo, con el objetivo de entenderse, mejorar las
relaciones entre ellos y poder contar con un marco que permita la toma de
decisiones con un mínimo de incertidumbre.
21
Se estudian las problemáticas mundiales, las relaciones diplomáticas y
comerciales entre los países, así como los sistemas políticos y económicos
desde una variedad de perspectivas -incluyendo la globalización-.
Aunque no es la finalidad de la licenciatura predecir el futuro, los egresados de
Relaciones Internacionales han estudiado cómo el pasado influye en los
hechos actuales, de manera que muchas veces se puede avizorar con
anticipación las consecuencias o resultados de determinadas políticas en el
orden internacional. Asimismo, han introducido temas que se han integrando a
la agenda internacional, conforme a los cambios en las relaciones
internacionales como el medio ambiente, los derechos humanos y el
surgimiento de nuevos actores y los procesos de integración supranacionales.
Cabe destacar que existen diferentes teorías para explicar los acontecimientos
en las relaciones internacionales, una de ellas es basada en el Determinismo
Geográfico elaborada en los países del Norte, la cual no genera en la mayoría
de los casos un proceso creativo que favorezca el desarrollo de concepciones
propias que apunten a la conformación de un cuerpo de teoría que atienda a
los principios y estrategias más idóneos para que los países del Sur logren
una mayor autonomía de desempeño, sin que esto caiga en el tradicional
campo de la dependencia preferida –o alianza preferencial-, o en la típica
confrontación; y puedan participar activamente en el sistema de relaciones
global.
Entre las teorías de las relaciones internacionales que se estudian en las
universidades latinoamericanas, en la gran mayoría de los casos, son lecturas
de teorías desarrolladas especialmente en EUA y algunas europeas, acorde
con las corrientes teóricas en vigencia, pero sin espíritu crítico o de adaptación
a nuestras propias posibilidades, problemáticas o necesidades. De esta
manera se enseña la política de poder en países que carecen de poder,
generando conceptos claudicantes, en los que prácticamente los países en
desarrollo se encuentran condenados a su situación de dependencia -cuando
no están ausentes de todo análisis por no formar parte activa del juego de las
relaciones mundial- o utilizando este concepto del poder -dentro del esquema
de las hipótesis de conflicto- para medir las posibilidades de superar o
enfrentar a otros países de la misma región. No sólo se ve al mundo desde el
22
Norte, sino que los acontecimientos ocurren allí y los Sur son solo
espectadores.
El desarrollo teórico de las relaciones internacionales es reciente, y su
evolución como disciplina concreta está dentro del marco del presente siglo.
Históricamente, las relaciones internacionales, en realidad fueron el derecho
internacional, ya que ha predominado la perspectiva idealista por sobre la
perspectiva realista -la realidad es algo externo a la idea que el sujeto tiene de
ella, y tiene vida y lógica propia-. Bajo esta perspectiva, idealismo y realismo
no son teorías -como erróneamente se ha venido y se continúa sosteniendo-,
sino cosmovisiones desde las que se han desarrollado teorías.
Siempre se operó independientemente de las características de la realidad, y
se la pretendió encapsular en una estructura normativa -idealismo juridicistaatendiendo al deber ser. El criterio dominante fue -y en muchos casos aún
sigue siendo- que el conflicto, las guerras, el subdesarrollo, etc., son
provocados por malformaciones o defectos de la configuración del Estado o
del sistema internacional, por lo que hay que modificar o perfeccionar la
estructura normativa a los efectos de que la realidad cambie.
El fin de la primera guerra mundial y el fracaso de la Sociedad de Naciones
para el mantenimiento de la paz definitivamente fortaleció la posición de los
realistas que criticaron al idealismo por permanecer de pasivo ante la realidad
-perspectiva del deber ser- y promovieron el reconocimiento y comprensión de
las características propias de esa realidad, a los efectos de explicársela y
saber cómo operar. Recién comenzó a observarse a las relaciones
internacionales
como
política
internacional
más
que
como
derecho
internacional.
Bajo esta perspectiva, el conflicto no es algo bueno o malo -visión jurídicoidealista- sino una característica intrínseca de la realidad; por lo que no puede
eliminárselo, sino establecer pautas razonables de convivencia en un mundo
esencialmente conflictivo y también cooperativo.
23
Si uno observa la evolución del debate teórico, se encontrará que ha
transitado -y transitará-, bajo distintas formas, por carriles idealistas y
realistas. No se trata de que del realismo transitara hacia otro tipo de
concepciones teóricas. Los sistémicos-estructurales, por ejemplo, son
realistas -cosmovisión-, toda vez que la estructura - del sistema internacional,
ahora vista como una totalidad y no en forma fragmentada- considera la
configuración de poder; mientras que los sistémicos-funcionales o los
institucionalistas, por ejemplo, son idealistas, ya que están sólo interesados
por el marco jurídico-institucional y su perfeccionamiento, independientemente
de las características de la realidad y de la estructura de poder.
No obstante lo dicho, el debate teórico que ha habido alrededor de esta
disciplina tuvo como eje principal al proceso metodológico, pero manteniendo
la perspectiva Norte, tanto de los hechos y los fenómenos, como de la
conformación del sistema mundial, desde la perspectiva en que éstos se
producen sólo entre aquellos actores que tienen poder y se encuentran en el
tope del sistema, mientras que el resto constituye una periferia recipiendaria
de los procesos y fenómenos que son provocados o controlados en el marco
de ese sistema mundial generado por los primeros.
Por ello es que el debate se centró particularmente en considerar que hay
mayor cantidad de actores y que éstos son de naturaleza diferente, o en que
es necesario adoptar un mayor número de variables, o que el análisis debe
tener en cuenta, no tanto la perspectiva de los actores que se relacionan, sino
el ámbito (sistema) en el que estas relaciones se dan; etc.
En ningún caso este debate se centró en la posibilidad de considerar cómo
debería explicarse la realidad (perspectiva realista) y a la vez intentar
modificar (perspectiva normativo-idealista) la situación de aquéllos que
carecen de poder. En esto ha influido, fundamentalmente, la escuela
anglosajona, que ha, prácticamente, monopolizado el desarrollo de esta
disciplina, y también, el gran atraso, el desinterés, e incluso el desprecio que
por el desarrollo teórico se tiene en la mayoría de los países subdesarrollados
o en vías de desarrollo, que aún se encuentran enredados en el debate acerca
de la importancia y el aporte que la teoría le puede dar a la realidad vigente.
24
Resulta
importante
establecer
cómo
una
teoría
de
las
relaciones
internacionales explica los fenómenos, los procesos y cuál es la conformación
del mundo, pero también, cómo muestra una capacidad -dentro de parámetros
razonables de cambio- de modificación de esa realidad (perspectiva
normativo-idealista).
A esto se debe agregar una verdadera cosmovisión integradora, sea de
actores capaces y también de actores incapaces, pero que en alguna medida
encuentren medios o alternativas para alcanzar una mejor ubicación -no
ociosamente- en el contexto mundial.
Respecto a la teoría de redes es necesario partir de algunos conceptos
básicos. Una red internacional está constituida por nodos (actores) y aristas
(relaciones entre nodos), dentro de una estructura. Los actores pueden ser
Estados, organizaciones intergubernamentales, empresas multinacionales,
organizaciones no gubernamentales, movimientos sociales y organizaciones
de crimen organizado, entre otros. Las relaciones pueden ser de tipo
económico,
político,
social
y
cultural.
Las
interrelaciones
reflejan
características estructurales como: subordinación, hegemonía, equilibrio de
poder, dependencia, interdependencia, etc.
En última instancia las teorías no deben ser compartimentos estancos en el
marco descriptivo o explicativo o idealista-normativo, sino que deben tener
todas esas capacidades, para ser verdaderamente teorías generales.
Se hizo énfasis en la necesidad de definir el campo de conocimiento de la
licenciatura, como un área de estudio multidisciplinario que tiene como
objetivo esencial, entender y analizar la realidad económica, política, social y
cultural tanto en el ámbito nacional, como internacional en un contexto de
interdependencia y globalización: de tal forma que utilizando las herramientas
técnico-metodológicas se cuente con los elementos necesarios para describir,
explicar, valorar y analizar la realidad internacional ,mediante el estudio de la
interacción de sus diferentes actores.
A partir de ello, la licenciatura debe centrar su campo de estudio en los
procesos de cambio internacional, mediante el estudio de los grandes
25
enfoques y debates metodológicos que tradicionalmente han sido utilizados
para describirlos. Asimismo, es necesario resaltar el papel de la economía
como elemento básico de la dinámica nacional e internacional; agregando los
siguientes temas:
La
importancia de los
cambios
económicos,
políticos,
sociales y
tecnológicos en el entorno mundial.
La complejidad actual de las relaciones internacionales y los nuevos actores
en la geopolítica mundial actual.
Las formas de integración económica, social, política y cultural, en el ámbito
nacional, regional e internacional.
La introducción de los nuevos enfoques teóricos, metodológicos y
conceptuales para abordar todas las dimensiones de la realidad internacional.
Se imponen criterios, valores y necesidades novedosas para enfrentar los
desafíos de nuestra época; las visiones binarias se están derrumbando, la
ciencia positivista se enfrenta a nuevas críticas, y desafíos; las visiones
universales que predefinidamente se mantuvieron como absolutos, hoy están
sucumbiendo, y las fronteras del conocimiento entre las más diversas
disciplinas o ciencias son cuestionadas.
Actualmente,
la
nueva
agenda
internacional promueve
la
acción
y
comprensión de temas que claramente rebasan las capacidades soberanas de
los Estados menos desarrollados pero que, al mismo tiempo, requieren de un
conocimiento más profundo de las diferencias culturales de identidad e
idiosincráticas de los diversos grupos sociales que coexisten en cada nación.
Las relaciones internacionales los campos tradicionales de estudio como el
área diplomática y la económica siguen predominando, sin embargo, con las
transformaciones a nivel internacional, actualmente existen áreas emergentes
relacionadas con los negocios, comunicaciones y transportes en el área de
logística internacional, el comercio exterior, entre otros, con esto se fortalece
el carácter multidisciplinario de la licenciatura.
Sin embargo, para optimizar los beneficios de estas nuevas áreas, el plan de
estudios vigente debe responder a las exigencias de estas áreas emergentes,
26
por lo que la actualización del mismo debe enfocarse desde una visión
práctica.
Hasta aquí lo mencionado en el Plan de Estudios de la carrera de Relaciones
Internacionales de la FES Aragón.
Para finalizar este punto, señalemos el auge de las Relaciones Internacionales, como
disciplina, en Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Italia y México, por citar algunos
ejemplos.
El auge, en Estados Unidos, está en función de las necesidades concretas de la política
exterior de este país, que se constituye como ¨superpotencia¨. Además, esta supuesta
autonomía y desarrollo de las Relaciones Internacionales en este momento tuvo mucho
que ver con el carácter instrumental: esta disciplina llegó a existir como iniciativa de un
gobierno interesado en el estudio de una nueva política exterior para su país, producto de
una nueva realidad internacional. El marcado carácter científico-político de las cuestiones
internacionales y su estrecha relación con la Ciencia Política en este país tuvo mucho que
ver con la consideración instrumental en el estudio de la lucha por el poder en el exterior.
Es entonces cuando se produce la ruptura con los departamentos de derecho e historia, y
aparece la de Relaciones Internacionales incluida en todos los programas de Ciencias
Políticas.
El desarrollo de esta disciplina en Gran Bretaña estuvo en mucho influido por la evolución
norteamericana. Algunos autores, incluso, hablan de la transnacionalización del nuevo
pensamiento internacionalista. Dicha transferencia de Estados Unidos a Gran Bretaña
puede encontrar su principal razón en la semejanza de algunos problemas fundamentales
de ambas políticas exteriores. Sin embargo, en Gran Bretaña, el análisis de las
Relaciones Internacionales toma un camino diferente al existir en este país una profunda
raíz del objeto en los estudios de Filosofía, Derecho Internacional e Historia, lo que
provocará una mayor resistencia por parte de los medios académicos a aceptar las
Relaciones Internacionales dentro de las ciencias sociales.
En la Europa continental, la situación de las Relaciones Internacionales ha sido muy
distinta, y sólo muy recientemente han sido consideradas como disciplina autónoma,
siendo el Derecho Internacional y la Historia Diplomática las que han dificultado su
desarrollo al ver invadido su campo de estudio.
27
En Francia, el papel desempeñado por los enfoques jurídicos e históricos han
determinado hasta fecha muy reciente la inexistencia de esta disciplina. Su inclusión
como disciplina autónoma dentro de la esfera de la Ciencia Política fue conseguida tras
una gran discusión en el ámbito jurídico y en la escuela histórica francesa, en 1973.
En Italia, será en 1968, con el establecimiento de tres cátedras en Catania, Florencia y
Turín, cuando se puede centrar el inicio de las Relaciones Internacionales como disciplina
científica independiente de las tradicionales enseñanzas jurídicas y de historia
diplomática.
Igualmente, en México, el desarrollo de las Relaciones Internacionales como materia y
disciplina científica es muy reciente. Exceptuando aportaciones aisladas, enmarcadas
más en el campo jurídico-internacional y en el campo de la historia, la consideración y
desarrollo científico de esta disciplina en México sólo tiene lugar a partir de 1956, con la
creación de la carrera de Licenciado en Ciencias Diplomáticas en la FCPS de la UNAM y,
con mayor fortaleza, con la creación del Centro de Relaciones Internacionales 22, que es
cuando se empieza realmente a considerarse en México las Relaciones Internacionales
como disciplina científica y académica.
El Centro de Relaciones Internacionales (CRI), fundado en 1970, es uno de los centros
pioneros en promover el desarrollo de investigaciones que cuenten con una perspectiva
multi e interdisciplinaria. Entre los tópicos abordados por los miembros del Centro se
encuentran los temas teórico-metodológicos, jurídicos, económicos y políticos, así como
los correspondientes a la política exterior de México.
La creación del Centro respondió a un momento histórico específico en el que se
conjuntaron la expansión de las Ciencias Sociales en América Latina, la promoción de la
disciplina de Relaciones Internacionales en México, y como un esfuerzo por explicar los
fenóomenos internacionales desde una perspectiva nacional. Como resultado de esta
dinámica, de 1970 a 1973, se publicó el Boletín de Relaciones Internacionales, que
posteriormente se constituiría en la revista Relaciones Internacionales.
El Centro de Relaciones Internacionales, además de realizar investigación, se ha
encargado de la coordinación académica de la licenciatura en Relaciones Internacionales,
22
Su fundador fue el destacado internacionalista Dr. Edmundo Hernández-Vela Salgado.
28
y como parte de sus objetivos de Difusión y Extensión ha implementado dos eventos
anuales, el primero es el Coloquio Internacional de Primavera, que desde 1976 se ha
venido celebrando ininterrumpidamente; y el segundo, es el Foro Nacional de Política
Exterior de México.
El perfil del estudiante de Relaciones Internacionales.
Una buena cantidad de estudiantes mexicanos que cursan sus estudios de preparatoria
(educación media superior) les atrae la carrera de Relaciones Internacionales, pero
desconocen qué perfil se requiere para estudiarla.
El estudiante que desee cursar la carrera de Relaciones Internacionales debe tener
capacidad de expresión oral y escrita así como interés por conocer la realidad
internacional, por los idiomas y por las costumbres de las diversas culturas.
Asimismo, el o la joven que desee estudiar Relaciones Internacionales deberá mostrar
interés por:

estar debidamente informado y con una clara tendencia de acceder a la
información vía fuentes confiables y seguras

desarrollar habilidades negociadoras y de liderazgo

el análisis y síntesis de los sucesos nacionales e internacionales actuales.

el bienestar de la comunidad internacional.

la cultura de los pueblos.

el manejo adecuado del método científico

la historia, la geografía y la cultura universal.

las lenguas extranjeras y facilidad para su aprendizaje.

los aspectos políticos, económicos, sociales, jurídicos y culturales, nacionales e
internacionales.

preocupación por el bienestar de la comunidad internacional

poseer habilidad en las relaciones humanas.
Al terminar sus estudios, el egresado de relaciones internacionales, fundamentalmente el
que estudió en las aulas de nuestra máxima casa de estudios, por su formación
29
humanista, su principios y sus bases científico sociales, es una persona que proclama la
paz, la cooperación, la igualdad jurídica de los Estados, condena el uso o la amenaza de
la fuerza como medio de solución de los conflictos, declara que el Derecho Internacional
es norma de conducta de los Estados en sus relaciones recíprocas y está de acuerdo en
la solución de las controversias por métodos jurídicos y pacíficos.
Asimismo, ya sea como profesor universitario o como parte de una institución
gubernamental o internacional, se destacará como un defensor del desarrollo de la
comunidad internacional, la estabilidad y el fortalecimiento de sus organismos;
propugnará siempre por la integración regional, de manera especial por la integración
latinoamericana y rechaza toda forma de colonialismo, de neocolonialismo, de
discriminación o segregación racial; y reconoce el derecho de los pueblos a la
autodeterminación.
La naturaleza del internacionalista responde al marco de las transformaciones mundiales,
de las nueva tendencias que aparecen en las relaciones internacionales y de las
correlaciones entre la actividad interna y los factores externos que influyen directamente
en el proceso de desarrollo de los pueblos.
El internacionalista comprende que el mundo actual, con características distintas a las que
privaron durante la guerra fría, debe tender a encontrar un equilibrio de fuerzas durante el
presente milenio. El poder político mundial debe ser multipolar y los países en desarrollo
deben tener mayor participación en el proceso de toma de decisiones dentro de la
comunidad internacional.
Sabe que la diplomacia multilateral, hoy más que nunca, es la mejor arma para contribuir
a apoyar la paz, la seguridad, el desarme, a los desequilibrios del sistema financiero
internacional, al endeudamiento externo, a la cooperación para el desarrollo y la
erradicación de la pobreza, al financiamiento internacional para el desarrollo, a la
protección del medio ambiente y al desarrollo sostenible, a la promoción y respeto de los
derechos humanos y las libertades fundamentales, al derecho a la vida, al derecho a la
información, así como al control del narcotráfico y a la cooperación internacional en casos
de desastres naturales.
Reconoce que no hay mejor forma de difundir los principios y la política internacional de
su país que en los foros multilaterales así como en la gestión operativa ante los
30
organismos internacionales para la ejecución de proyectos de desarrollo en la perspectiva
del crecimiento económico y del desarrollo sostenible, como medios efectivos para
erradicar la pobreza, promover el empleo y el desarrollo social en el ámbito de las
tendencias de la globalización y/o mundialización. Su presencia activa en los foros
internacionales contribuye a la definición de estrategias y políticas que favorezcan la
seguridad colectiva y la democracia, la solución del problema de la deuda, el desarrollo de
un sistema comercial abierto, previsible y equitativo, la apertura al uso de los
conocimientos científicos y de las nuevas tecnologías, la protección del medio ambiente
en función del desarrollo sostenible, así como la promoción y defensa de los derechos
humanos y de las libertades fundamentales.
Está conciente de que la asistencia humanitaria en situaciones de emergencia complejas
así como en casos de desastres naturales, la promoción de la justicia y la observancia del
Derecho Internacional, el control y la fiscalización de drogas, la prevención del delito y la
lucha contra el terrorismo internacional en todas sus formas y manifestaciones, son
igualmente aspectos prioritarios que debe promover y defender como partes
fundamentales de la política exterior de su país.
La carrera consiste en ofrecer al estudiante la posibilidad de conocer y apreciar realidades
distintas a la suya. Darle una cultura universal. La oportunidad de conocer, con este
espíritu, los problemas y las instituciones políticas internacionales. Formar al joven
internacionalista que aprecie la diversidad, la prudencia y la tolerancia. Forjarle el espíritu
cosmopolita, la perspectiva pos-nacional que nos permitirá avanzar hacia la creación de
una verdadera sociedad internacional.
Conclusiones
El joven internacionalista necesita no sólo de sus estudios universitarios, necesita también
de herramientas conceptuales que le permitan ordenar y comparar con sentido la materia
que es su objeto de estudio: los actores internacionales, las muy diversas formas en que
éstos se relacionan, y las instituciones que crean. Estudiar las relaciones internacionales
para, con rigor teórico y metodológico, ser capaz de identificar los problemas o
situaciones internacionales que son relevantes para la disciplina. Que contribuyan a
agregar conocimiento, construyendo sobre aquellas teorías y reflexiones que han
desarrollado
otros
internacionalistas
previamente.
Solamente
conociendo
las
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contribuciones que han aportado los internacionalistas que preceden al joven estudiante
del presente, podrá éste plantear, además, las preguntas que son relevantes sobre
aquellos aspectos de la realidad internacional que desee estudiar.
Debo decir, por otra parte, que no es suficiente contar con una adecuada formación que le
proporcione al estudiante las herramientas necesarias para realizar investigación en el
campo de los estudios internacionales. La capacitación profesional, en este caso, es una
condición necesaria, pero insuficiente. Al joven internacionalista le resulta, además,
indispensable, una cierta actitud y espíritu. Deberá tener, ante todo, una gran inquietud
intelectual . La de aquel que está ansioso por explicar algo y está dispuesto a observar su
problema de investigación desde todos los ángulos posibles. Aquel que trabaja
arduamente con sus datos (ya sea históricos, estadísticos o los que él o ella misma ha
generado al realizar su trabajo de campo con entrevistas y observación directa). Ese
joven internacionalista deberá tener la curiosidad perenne, aquella que lo llevará a
ordenar de mil maneras distintas sus datos, su información y su evidencia. Y aun después
de haber realizado ese enorme esfuerzo, su curiosidad deberá ser todavía mayor. Antes
de haber concluido el primer proyecto, su curiosidad y sus ansias por saber más, lo
habrán llevado a plantear un sinnúmero de preguntas nuevas, todas ellas interesantes,
ambiciosas y relevantes. Si el joven internacionalista pierde un día esta actitud, estará
perdido él mismo. Habrá perdido el don privilegiado de la curiosidad por el saber. Creerá,
equivocadamente, que ya lo sabe todo. Habrá perdido la capacidad de maravillarse con
las cosas nuevas y complejas de la realidad internacional. La capacidad de dudar para
aprender. Habrá abandonado el espíritu de Marco Polo, habrá perdido la capacidad de
soñar y de descubrir.
¿Qué le depara a los futuros egresados de la carrera? ¿Se convertirán en los principales
asesores de jefes de Estado o de Gobierno? ¿dominarán los parlamentos o poderes
legislativos de las naciones? El Príncipe, de Maquiavelo, ha pasado a la historia como uno
de los clásicos de la ciencia política y de las relaciones internacionales. Algunas de las
raíces del pensamiento Realista, que predominará durante la etapa inicial de la disciplina,
tienen su origen en este libro. El objetivo de Maquiavelo en El Príncipe era, basado tanto
en la experiencia práctica que él había adquirido trabajando en las tareas diplomáticas del
gobierno florentino, así como en su propia observación de la historia política, dar consejos
al príncipe sobre los asuntos del gobierno, de la relación entre el soberano y su pueblo, y
de cómo debería conducirse la diplomacia.
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Como politólogos internacionalistas, debemos estudiar y lograr establecer los vínculos
entre la teoría política y las relaciones internacionales, así como el poder y las
instituciones políticas. Sólo así comprenderemos nuestra relación con el poder. Muchos
de los jóvenes internacionalistas de hoy en día estarán en la `cocina´ misma del poder, en
los lugares en los que se toman las decisiones importantes, aquellas que tienen efectos
prácticos sobre la política exterior y, en un sentido más amplio, sobre los asuntos
públicos.
Para los estudiosos de las relaciones internacionales, los que nos dedicamos a
enseñarlas en el salón de clase, es importante motivar a los jóvenes hacia el
conocimiento de la historia política internacional, a las distintas formas en las que el
gobierno puede organizarse, y al proceso de formulación y aplicación de políticas
específicas, que le permitirán convertirse en un politólogo internacionalista con claras
ventajas si decide hacer una carrera en el servicio público. Aquel que decidiera, por
ejemplo, convertirse en un actor directo de la práctica diplomática –oficio que representa
uno de los mercados de trabajo más obvios para el joven internacionalista—deberá quizás
complementar su formación con un posgrado, de preferencia, de los que ofrece la UNAM,
a través de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Ciencias Políticas y
Sociales.
Sin embargo, aun cuando los estudios de la ciencia política y las relaciones
internacionales resultan útiles para aquel que decide hacer una carrera en el gobierno,
dichas `herramientas´ no lo convertirán, necesariamente, ni en un buen político ni en un
buen asesor de los políticos. Como muchos otros, me temo que el del político es un oficio
para el cual no basta ser entrenado o formado en las aulas. Debe tenerse instinto para
ello, ambición e intuición innata de los grandes líderes políticos.
Creo que, si algún consejo puede darse con base en los escritos y reflexiones que ha
producido nuestra joven disciplina, este sería, en todo caso, el de la prudencia. Como bien
lo decía Morgenthau –a quien no pocos ven como el padre de la disciplina—al momento
de tomar decisiones de Estado, no hay mejor compañera que una buena dosis de
prudencia.
No debemos pecar, por otra parte, del exceso de pesimismo que con frecuencia
caracteriza al pensamiento Realista. También existen espacios creativos, estimulantes.
Se toman decisiones en la creación de instituciones internacionales que promueven la
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cooperación entre los Estados en áreas muy diversas de las relaciones internacionales,
desde el desarme hasta, más recientemente, en materia de derechos humanos, medio
ambiente, narcotráfico y terrorismo.
Esperemos
que
en
todos ellos se mantenga
presente el espíritu eminentemente
académico y con el humanismo científico y social que nos legaron destacados
universitarios, como José Vasconcelos. Que los esfuerzos para la construcción de la
sociedad internacional no sean acallados por la enorme fuerza atractiva y cautivadora –
pero al mismo tiempo ilusoria- que el poder puede ejercer sobre las personas.
FUENTES BIBLIO-HEMEROGRÁFICAS:
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