El niño y su mascota Había un niño. El niño se llamaba Juan. Juan tenía diez años. Él era rubio y delgado. Juan tenía ojos azules y pecas en su cara. Era un buen niño, simpático e inteligente. Juan quería una mascota. ¿Cuáles son las mejores mascotas, fáciles de cuidar para un niño de diez años? Él pensaba en tener un gato, un perro, un pájaro, una tortuga, o un pez. Un día mientras caminaba a la casa de su vecino (su mejor amigo), escuchó a un animal llorando. Buscó y buscó hasta que encontró a un perrito. El perrito estaba triste y solo, debajo de un carro. Juan agarró al perrito y regresó a su casa. Él se puso muy feliz. Juan le dio a su perro el nombre Panchito. Panchito era color blanco con manchas marrones. Pancho también tenía ojos azules y llevaba un collar rojo. Juan y Pancho eran mejores amigos y eran inseparables. Pancho era un perro enérgico y juguetón. Siempre estaba feliz con su dueño Juan. Juan y Pancho iban al parque, jugaban con una pelota, corrían, hacían trucos y se divertían mucho. Cada noche dormían juntos en la cama de Juan. Juan era un dueño responsable y cuidaba bien a su perro. Lo bañaba, lo caminaba y le daba de comer. Pero, cuando Juan estaba en la escuela, Pancho se ponía triste sin él. Entonces, el perro travieso se escapaba del jardín. Mientras andaba afuera, visitaba a los vecinos, corría detrás de los coches y seguía al cartero. Pancho se divertía mucho mientras esperaba a Juan regresar de la escuela. Un día Juan llegó de la escuela y no pudo encontrar a su perro. Pancho no estaba ni dentro ni fuera de la casa. Después de buscarlo un rato, Juan decidió pedirle ayuda a su hermano mayor, Carlos. Juntos, lo buscaron por mucho tiempo. Primero llamaron a sus amigos y a sus vecinos. Nadie vio al perrito salir. Entonces, salieron a buscarlo alrededor de su vecindario. Gritaron por él mientras caminaban por las calles. El día siguiente, los hermanos prepararon carteles con una foto de Pancho y los pusieron en diferentes lugares por la ciudad. También fueron a la perrera para preguntar por su perro perdido. Nadie tenía información de él. Cada día Juan se ponía más triste. Una semana después, mientras andaban en la búsqueda, lo vieron. El perrito cruzaba la calle solo. Juan y Carlos lo llamaron, pero por el tráfico, no los escuchó. Viendo que el perro tenía mucho miedo, los hermanos intentaron agarrarlo. No pudieron. De repente, un coche pasó. El señor que manejaba estaba distraído y no vio a Pancho. Tristemente, lo atropelló. Pobrecito Panchito. El señor rápidamente se bajó de su coche. Estaba muy preocupado por el perro. Miró por debajo de su coche y vio que Pancho, aunque estaba temblando, estaba vivo. No le pasó absolutamente nada. ¡Qué buena suerte! El señor no lo podía creer. Cuando llegaron los hermanos a la escena del accidente, les dijo “Lo siento mucho niños, pero no se preocupen, su perro está bien”. El perro empezó a saltar y besar a sus dueños. Súper felices, lo llevaron a casa. El perro travieso nunca se escapó otra vez.