Pancho y las citas rápidas Había un chico que se llamaba Pancho. Era guapo fuerte y rico, pero le faltaba una novia. Quería tener una novia pero no tenía una. La mamá de Pancho estaba muy orgullosa de su hijo y siempre le decía “eres guapo, eres fuerte. Además, eres rico. Las chicas deben estar locas por ti. Yo quiero nietos. Es necesario que tú busques y encuentres una novia en seguida. No gastes tiempo, hijo. Ya tienes treinta y cinco años y si esperas más tiempo, no me vas a poder dar nietos.” Algunos hijos no les hacen caso a sus mamás, pero Pancho, sin embargo, siempre le hacía caso a su mamá. Pancho pensaba “mi mamá tiene razón. soy guapo, soy fuerte y soy rico. ¿Dónde están las chicas? ¿Por qué no puedo conseguir una novia?” A veces las mamás no les dicen la verdad a sus hijos. A veces les mienten para hacerles sentir mejor. Sin embargo, la mamá de Pancho no le mentía. Le decía la verdad. Pancho, de veras era guapo. No era un tipo espantoso. Ni siquiera era común y corriente. No era tan guapo como Brad Pitt, pero era guapo. También tenía un cuerpo muscular porque iba al gimnasio todos los días antes de ir a su trabajo. Si pudiera iría al gimnasio dos veces al día, pero no podía porque tenía que trabajar. No tenía tanto dinero como Bill Gates, pero sí ganaba buen sueldo y de veras era rico. A Pancho le alcanzaba comprar todo lo que él quería, incluyendo un BMW y una mansión en La Jolla. Pancho ganaba la vida como hombre de negocios y hacía us trabajo muy bien. Después de hablar con su mamá Pancho decidió que lo que dijo su mamá tenía sentido. Necesitaba encontrar a una esposa. Decidió que ese día iba a conseguir una novia. Fue al gimnasio y intentó coquetear con las chicas que estaban haciendo ejercicio, pero las chicas no le hacían caso. Una muchacha le dijo, “si pudiera, saldría contigo, pero no mi mamá no me deja.” Pancho pensó “¿huelo mal? Acabo de bañarme.” pero eso no fue su problema. Luego Pancho fue al club e intentó coquetear una chica allí. Si pudiera la chica le diría “quiero que te vayas. ¿Por qué no me dejas en paz”. Sin embargo, ella era muy educado, así que le dijo “ya tengo novio.” Esa noche Pancho volvió a su casa solo y triste. Cuando estaba manejando a su casa, de repente vio un anuncio que decía “¿Es difícil para ti conocer a mujeres o hombres de calidad? Intenta algo nuevo. Intenta “citas rápidas.” Pancho pensó “es importante que consiga una novia pronto.” Por eso Pancho llamó al número de teléfono para “citas rápidas” e hizo una cita para el próximo día. Pancho llegó al restaurante y ya habían llegado diez mujeres y nueve hombres. Ellos se sentaron en un círculo. Cada chico tenía dos minutos para hablar con cada chica. Pancho pensó “solamente dos minutos para hablarse y conocerse. No me alcanza conocer bien a estas chicas.” Sin embargo, Pancho no se sentía nervioso. Aunque solo tuvo dos minutos para hablar con cada chica, después de terminar las “citas rápidas” Pancho había conseguido los números de cinco chicas. Él pensó “esta noche llamaré a las chicas. Ojalá todas quieran salir conmigo. Pués, si no todas quieren salir conmigo, espero que las más bonitas me digan “sí”. Cuando llegó a la casa empezó a llamar a las chicas para invitarlas a salir. La primera chica se llamaba Sally. Era alta, delgada con cabello rubio, largo y rizado. También tenía ojos claros. Ella era abogada. Pancho marcó el teléfono de Sally pero contestó la máquina de contestar. “Hola, habla Sally. En este momento no puedo contestar el teléfono. Por favor deja tu nombre, número, y mensaje y te llamaré pronto.” Pancho dejó este mensaje: Hola. Soy yo, Pancho, de las citas rápidas. La pasé muy bien contigo hoy y quiero invitarte a salir. ¿Quieres salir conmigo a cenar esta noche? Llámame a 888-8888. La próxima chica se llamaba Jacquelín. Era mediana con cabello corto, oscuro y ondulado. Tenía ojos oscuros y una sonrisa bonita. Ella era ingeniera. Pancho marcó el número de Jacquelín y así fue la conversación: Rring rring Jacquelín: Bueno? Pancho: Esta Jacquelín? Jacquelín: Habla Jacquelín Pancho: Hola, soy yo, Pancho, de las citas rápidas. Fue un placer conocerte. La pasé muy bien contigo hoy y quiero invitarte a salir. ¿Quieres salir conmigo a cenar esta noche? Jacquelín: Lo siento mucho pero estoy agotada y me duele un poco el cuerpo. Pancho: ¿Mande? Estás bromeando? Jacquelín: De veras. Te digo la verdad. Acabo de sufrir un accidente de coche. Me rompí la pierna. Tengo un yeso en la pierna y necesito usar muletas para caminar. Tuvieron que hacerme cirugía y tengo veinte puntos en la cara. Pancho: ¿No me mientes sobre tu “accidente” y “estar agotada”. Acabo de verte hace cinco horas. Dudo que me digas la verdad. Jacquelín: Te digo la verdad, no puedo salir esta noche. Si pudiera lo haría. Cuando regresaba a mi casa después de las citas rápidas un camión Ford F-150 me chocó. Como yo andaba en motocicleta, me lastimé. Había sangre por todas partes y me dolía mucho la pierna. Gracias a dios nadie se murió. Pancho: ¡Qué asco! No me gusta la sangre. Pués, siento mucho que no puedas salir conmigo. No sabes lo que estás perdiendo. Adios! Click Luego intentó llamar a María Fernanda. Ella era enfermera con una cara hermosa. El único problema era que le faltaba un diente. Sin embargo, a Pancho le parecía bonita e interesante, así que la llamó. María Fernanda contestó el teléfono y cuando Pancho la invitó a salir a cenar con él, ella le dijo “Claro que sí. Con mucho gusto.” Luego Pancho cometió un error grande. Le dijo “quiero que lleves un vestidos muy sexy. Recomiendo que te pongas mucho maquillaje.” María Fernanda le gritó “¡¿Estás bromeando, descarado?! ¡Es mejor que salgas con otra chica!” y le colgó el teléfono. Clic. La próxima chica se llamaba Pilar. Ella tenía una cara común y corriente pero a Pancho le interesaba porque ella también era mujer de negocios y también iba mucho al gimnasio. Pilar aceptó la invitación de Pancho pero cuando Pilar le preguntó “¿podemos ir a un restaurante vegetariano?” Pancho se puso furioso. Pancho odiaba las verduras. El prefería las chuletas de cerdo y la carne roja. Por eso Pancho le dijo “dudo que eso sea divertido” y le colgó el teléfono. Clic La última chica se llamaba Lisa. Pancho no sabía cómo se ganaba la vida Lisa, pero no le importaba porque ella era hermosa. Así fue su conversación: Rrin Rrin Pancho: ¿Está Lisa? Lisa: Habla Lisa Pancho: hola, soy yo, Pancho, de las citas rápidas. Fue un placer conocerte. La pasé muy bien contigo hoy y quiero invitarte a salir. ¿Quieres salir conmigo a cenar esta noche? Lisa: Acabo de terminar mi clase de yoga para perros y estoy agotada. Si pudiera salir contigo lo haría. Pancho: ¿De veras? ¿Yoga para perros ? ¿Estás bromeando? Lisa: Te digo la verdad. Enseño una clase de yoga para perros. Pienso que es bueno que los perros tengan la oportunidad de relajarse igual que los humanos. Me encantan los perros. Pancho: A mi también. Lisa: ¿Por qué no salimos otro día? Espero que tengas tiempo. Pancho: Con mucho gusto . Mañana tengo que lavar a mis 10 perros. Quiero que me acompañes. Quiero que juegues con ellos y que les enseñes yoga. Lisa: ¡Tú tienes diez Perros! Genial. Me encantaría salir contigo y con tus perros. Yo tengo ocho perros. Quiero que tus perros conozcan a mis perros. Espero que se lleven bien. Pancho: Entonces, quiero que vayamos a OB DogWash. Nos vemos allí mañana a las diez de la mañana. Lisa: Perfecto. Chao. Por fin Pancho había conseguido una cita. Ella y Lisa tenían mucho en común. A los dos les encantaban los perros.