Enaquellaterriblenochede1912,cuandoelmajestuosoTitanicsehundióenlasgélidasaguas del Atlántico Norte, nadie sabía que en sus bodegas transportaba clandestinamente una pequeña cantidad de bizanio, un elemento escasísimo en la naturaleza pero de incalculable valor.En1988,elgobiernonorteamericanoponeenmarchaeldenominadoproyectoSiciliano, unplanarriesgadísimopararecuperarelbizanioy,depaso,rescatardelabismoalTitanic. CliveCussler ¡RescatenelTitanic! DirkPitt-03 ePubr1.0 Alicantino7902.06.13 Títulooriginal:RaisetheTitanic! CliveCussler,1976 Traducción:ArielBignami Ilustraciones:JohnWells Editordigital:Alicantino79 ePubbaser1.0 AlasalmasdeaquellosqueperecieronenelTitanic. PRÓLOGO Abrilde1912 Elhombrequeocupabaelcamarote33delacubiertaAsedabavueltasensuestrechalitera;sumente estabaextraviadaenlasprofundidadesdeunapesadilla.Erabajo,nomedíamásdeunmetrocincuentay cinco;sucabelloerablancoyraloyensuinexpresivacaraelúnicorasgonotableeraunpardehirsutas cejas oscuras. Sus manos yacían entrelazadas sobre el pecho, sus dedos se agitaban nerviosamente. Aparentabaalgomásdecincuentaaños.Supielteníaelcolorylatexturadeunaaceradecementoybajo sus ojos las arrugas estaban profundamente marcadas. Sin embargo, le faltaban apenas diez días para cumplirtreintaycuatroaños. Elesfuerzofísicoyeltormentomentaldelosúltimoscincomeseslohabíanagotadohastallevarloal borde mismo de la locura. Durante sus horas de vigilia sorprendía a su mente vagando por vacíos canales, fuera de las dimensiones del tiempo y la realidad. Tenía que recordarse continuamente dónde estabayquédíaera.Seestabavolviendoloco,lentaperoirrevocablementeloco,ylopeoreraquelo sabía. Abriólosojosylosenfocóenelsilenciosoventiladorquependíadelcielorasodelcamarote.Al pasarselamanoporlacara,palpólabarbadedossemanasquelacubría.Nolehacíafaltamirarsela ropa;sabíaqueestabasucia,arrugadaymanchadadesudor.Deberíahabersebañadoycambiadodespués de subir a bordo, pero se había refugiado en su litera para dormir con un temeroso y obseso sueño intermitentedurantecasitresdías. Era el atardecer del domingo y la nave no llegaría a Nueva York hasta las primeras horas del miércoles,casicincuentahorasmástarde. Intentóconvencersedequeyaestabaasalvo,perosumentesenegabaaaceptarlopesealhechode queelbotínquetantasvidashabíacostadoestabatotalmenteseguro.Porcentésimaveztocóelbultoenel bolsillodesuchaleco.Habiendocomprobadoquelallaveseguíaallí,sefrotólafrenteyvolvióacerrar losojos. Nosabíaconseguridadcuántotiempohabíadormitado.Algolohabíahechodespertarsobresaltado. Nohabíasidounruidofuerteniunasacudidaviolenta,sinomásbienunmovimientotemblorososurgido de su colchón y un extraño ruido rechinante en algún sitio por debajo de su camarote de estribor. Se irguió hasta quedar sentado y apoyó los pies en el suelo. Pocos minutos después sintió un silencio insólito,sinvibraciones.Entoncessumenteconfusacomprendióquelosmotoressehabíandetenido.Se quedó allí sentado, escuchando, pero los únicos sonidos eran la conversación de los camareros en los pasillosylasvocesapagadasqueproveníandeloscamarotescontiguos. Unheladotentáculodeintranquilidadloenvolvió.Talvezotropasajerohabríahechocasoomisode lainterrupciónysehabríavueltoadormir,peroélestabamuycercadeuncolapsomentalysuscinco sentidosseempeñabanenmagnificarcadaimpresión.Tresdíasencerradoensucamarote,sincomerni beber,reviviendoloshorroresdeloscincomesesanteriores,nohicieronmásquealimentarlosfuegosde lademenciadentrodesudeterioradamente. Abriólapuertayrecorrióelpasilloconandarvacilantehastalaescaleraprincipal.Lospasajeros reíanycharlabandirigiéndosedelsalónasuscamarotes.Miróelornadorelojdebronceflanqueadopor dosfigurasenbajorrelievesobreelrellanodelaescalera.Lasmanecillasdoradasindicabanlasoncey cincuentayuno. Un camarero que estaba junto a una lámpara de pie, al final de la escalera, le dirigió una mirada desdeñosa, evidentemente fastidiado al ver que un pasajero tan andrajoso recorría las instalaciones de primera clase, mientras que todos los demás se paseaban por las lujosas alfombras orientales en elegantestrajesdenoche. —Losmotoressehandetenido—dijoelpasajeroconvozpastosa. —Probablemente un ajuste de poca importancia, señor —replicó el camarero—. Éste es un barco nuevo en su primer viaje, ya sabe… Es inevitable que haya detalles que retocar. No se preocupe. Es insumergible. —Si está hecho de acero, se puede hundir. —Se frotó los ojos inyectados—. Echaré una ojeada afuera… Elcamareromeneólacabeza. —Noselorecomiendo,señor.Haceunfríoespantoso. El pasajero del traje arrugado estaba habituado al frío. Volviéndose, subió un tramo de escalera y traspuso una puerta que conducía a la cubierta de estribor. Entonces lanzó una exclamación ahogada, comosimilagujaslohubierantraspasado.Despuésdeestartresdíasacostadoenelcálidovientredel camarote,latemperaturadecincogradosbajocerolediounaterriblesacudida.Nohabíaelmásleve indicio de brisa, nada más que un frío penetrante, inmóvil, que pendía del cielo sin nubes como una mortaja. Dirigiéndosealabarandilla,selevantóelcuellodelachaqueta.Seasomó,peronoviomásqueel maroscuro,serenocomoelestanquedeunjardín.Despuésmiróapopayaproa.Lacubiertadebotes, desde el salón de fumar de primera clase hasta la timonera situada delante de los camarotes de los oficiales, estaba totalmente desierta. Sólo el humo que se elevaba desde tres de las cuatro enormes chimeneas amarillas y negras y las luces que brillaban a través de las ventanas del salón y la sala de lectura,revelabanalgunaactividadhumana. Lablancaespumaquebordeabaelcascodisminuyóyseennegreció,mientraselenormenavíoperdía lentamenteimpulsoyflotabaensilenciobajoelinfinitomantodeestrellas.Elcomisariodeabordosalió delcomedordeoficialesyseasomóporlaborda. —¿Porquénoshemosdetenido? —Hemoschocadoconalgo—respondióelcomisariosinvolverse. —¿Esgrave? —Probablementeno,señor.Sientraalgodeagua,lasbombaslasacarán. De pronto, de los ocho tubos de escape exteriores brotó un bramido ensordecedor, como si cien locomotorasatodamarchaatravesaranuntúnelalmismotiempo.Apesardequesetapabalosoídoscon lasmanos,elpasajeroreconociólacausa.Habíatrabajadoconmaquinariaseltiemposuficientecomo para saber que el exceso de vapor proveniente de los motores alternos detenidos escapaba por las válvulasdepaso.Elterribleestrépitoleimpidióseguirhablandoconelcomisario.Alvolverse,vioa otrosmiembrosdelatripulaciónqueaparecíanencubierta.Unespantosotemorleinundóelestómagoal verquecomenzabanaretirarlaslonasquecubríanlosbotessalvavidasyaquitarlassogasdelpescante. Casiunahorapermanecióallí,mientraselestrépitodelostubosdeescapeseextinguíalentamenteen lanoche.Asidodelabarandilla,sinadvertirelfrío,apenasnotóalospequeñosgruposdepasajerosque habíanempezadoarecorrerlacubiertaenunasuertedeconfusiónextrañaysilenciosa. Unoficialdesegundadelbarcopasóasulado.Erajoven,apenaspocomásdeveinteaños,ysutez eradeunblancolechoso,típicamentebritánico;ysuexpresión,típicamentebritánica,deestaraburrido detodo.Seacercóalhombrequeestabajuntoalabordaylopalmeóenelhombro: —Discúlpeme,señor.Tienequeponerseelchalecosalvavidas. Elotrosevolvióconlentitudylomiróconfijeza. —Nosvamosahundir,¿noescierto?—preguntóconvozronca. Eloficialvacilóantesdeasentir. —Entramásaguadelaquelasbombaspuedensacar. —¿Cuántotiempotenemos? —Esdifícildecirlo.Talvezunahora,sielaguanollegaalascalderas. —¿Quéhapasado?¿Conquéchocamos? —Conuntémpano.Hadesgarradoelcasco.Malasuerte,señor. Elhombreapretóelbrazodeloficialcontantafuerza,queeljovensesobresaltó. —Tengoqueiralabodegadecarga. —Eso no es posible, señor. La sala de correspondencia de la cubierta F se está inundando y los equipajesyaflotanenlabodega. —Tienequellevarmehastaallí. Eloficialintentóliberarsubrazo,peroelhombreselosujetabaconfirmeza. —¡Imposible!Tengoórdenesdeocuparmedelosbotessalvavidasdeestribor. —Otrooficialpuedehacersecargodelosbotes—dijoelpasajerocontonoinexpresivo—.Ustedme conduciráalabodegadecarga. Fueentoncescuandoeloficialadvirtiódoscosasinquietantes.Primero,laexpresióndesdeñosadel pasajero;segundo,elcañóndelarmaqueapretabacontrasusgenitales. —Hagaloqueledigosiquieretenernietos—gruñóelhombre. El oficial miró en silencio el arma y luego alzó la vista. No cabía pensar en discutir ni en ofrecer resistencia.Losojosenrojecidosquelomirabanardíandesdelasprofundidadesdelademencia. —Lointentaré. —¡Inténtelo, pues! —exclamó el pasajero—. Y no haga tonterías… Estaré detrás de usted todo el tiempo.Unestúpidoerrorylevolaréelespinazo. Guardódiscretamenteelarmaenunbolsillodelachaqueta,manteniendoelcañónapretadocontrala espaldadeloficial.Ambosseabrieronpasoentrelaagitadamultitudqueahoracolmabalacubierta.Ya era un barco distinto. Nada de risas ni de alegría, y sin distinciones de clase; pobres y ricos estaban unidos por el vínculo común del miedo. Los camareros eran los únicos que sonreían y conversaban mientrasdistribuíansalvavidasblancos. Las bengalas se elevaron en el aire; parecían pequeñas y vanas bajo la asfixiante negrura; nadie, aparte de los que estaban a bordo de la condenada nave, las vio estallar en blancos destellos. Estos proporcionaronuntelóndefondoespectralparalosadiosesdesgarradores,lasforzadasexpresionesde esperanza en los ojos de los hombres que tiernamente depositaban a sus mujeres e hijos en los botes salvavidas.Laterribleirrealidaddelaescenaseviorealzadacuandolosochomúsicosdelabandadea bordosereunieronencubierta,incongruentesconsusinstrumentosysusblancossalvavidas.Empezaron atocarLabanda,deAlejandro,deIrvingBerlin. Acicateadoporlapistola,eloficialbajóporlaescaleraprincipal,forcejeandocontralaoleadade pasajerosqueseprecipitabahacialosbotessalvavidas.Elángulobajolaproaseestabahaciendomás pronunciado.Descendieronlosescalonesconpasoirregular.Tomaronunascensorybajaronalacubierta D. El joven oficial se volvió y observó al hombre cuyo extraño capricho lo había sujetado más firmementeaúnenloslazosdeunamuertesegura.Teníaloslabiosapretadosylosojosvidriosos,con una mirada lejana. El pasajero alzó la vista y advirtió que el oficial lo observaba. Por un instante sus miradassecruzaron. —Nosepreocupe… —Bigalow,señor. —Nosepreocupe,Bigalow.Terminaráantesdequesehunda. —¿Aquéseccióndelabodegadecargaquiereir? —Alanúmerouno,cubiertaG. —LacubiertaGestaráyaseguramentebajoelagua. —Sólolosabremosalllegarallí,¿no? Cuando las puertas del ascensor se abrieron, los dos hombres salieron y se abrieron paso a empellonesentrelamultitud. Bigalowsequitóelcinturónsalvavidasycorrióalrededordelaescaleraqueconducíaalacubierta E.Allísedetuvo,miróhaciaabajoyvioelaguaquesubíaycubríalosescalonesconlentitud,centímetro a centímetro, de modo implacable. Bajo el agua fría y verde brillaban todavía algunas luces que despedíanunresplandorespectral. —Esinútil.Véaloustedmismo. —¿Hayotromododellegar? —Lascompuertasherméticasfueroncerradasdeinmediatodespuésdelsiniestro.Talvezpodríamos bajarporunadelasescalerasdeemergencia. —Bien.Sigaandando. Recorrieron rápidamente el trayecto a lo largo de tortuosos pasadizos, pasando por interminables laberintos de acero y escaleras. Bigalow se detuvo, levantó una trampa redonda y espió dentro de la estrechaabertura.Sesorprendióalverqueabajo,enlabodega,elaguaapenashabíaalcanzadomedio metrodeprofundidad. —Nohaynadaquehacer—mintió—.Estáinundada. Elpasajeroloapartóbruscamenteparamirarconsuspropiosojos. —Está bien para lo que me propongo —dijo con lentitud, señalando la escotilla con su pistola—. Adelante… Las luces eléctricas del techo brillaban todavía en la bodega cuando los dos hombres avanzaron chapoteandohaciaeldepósitodelbarco. Ambos tropezaron y cayeron varias veces en el agua helada, que entumeció sus cuerpos. Tambaleándose como borrachos, llegaron por fin a la bóveda, en medio del compartimiento de carga. Teníadosmetrosymediodealtoysussólidasparedes,detreintacentímetrosdeespesor,erandeacero deBelfast. Elpasajerosacóunallavedelbolsillodesuchalecoylaintrodujoenunacerraduraqueseabriócon unsonoroclic.Empujólapesadapuerta,penetróenlabóvedayvolviéndose,sonrióporprimeravez. —Leagradezcosuayuda,Bigalow.Serámejorquevuelvaarriba;todavíalequedatiempo. Bigalow,conaireperplejo,preguntó: —¿Ustedsequeda? —Sí,mequedo.Heasesinadoaochohombresbuenosyhonestos…Nopuedovivirconeso.—Lo dijollanamenteycontonodefinitivo—.Todohaterminado. Bigalowquisohablar,peronolesalieronlaspalabras. El pasajero asintió con la cabeza en señal de comprensión, y empezó a tirar de la puerta hasta cerrarlatrasdeél. —GraciasaDiosporSouthby—dijo. Ydesapareció,comodevoradoporelnegrointeriordelabóveda. Bigalowsobrevivió. Ganósucarreracontraelagua,logróllegaracubiertayarrojarseporlabordaapenassegundosantes quelanavesehundiera. Cuando la mole del enorme buque desapareció tragada por las aguas, su rojo gallardete con la estrellablanca,queantespendíaenloaltodelmástildeproa,sedesplegósúbitamentealtocarelmar, comoenunsaludofinalalosmilquinientoshombres,mujeresyniñosqueestabanmuriendodefríoose ahogabanenlasgélidasaguas. Un ciego instinto se apoderó de Bigalow, que tendió una mano y asió el gallardete cuando pasaba junto a él. Antes que pudiera comprender la magnitud del peligro de su temeraria acción, se encontró arrastradobajoelagua.Sinembargo,aguantóconterquedad,negándoseaabrirlamano.Estabaacasi sietemetrospordebajodelasuperficieycuandoporfinlasroñadasdelgallardetesesoltaronlapresa fuesuya.Sóloentoncespugnóporsubir,atravesandolalíquidanegrura.Despuésdeloqueleparecióuna eternidademergiónuevamentealairedelanoche,agradeciendoquelasucciónprovocadaporelbarcoal hundirsenolohubieraatrapado. Elfríodelaguaestuvoapuntodematarlo.Diezminutosmásdepermanenciaensusheladasgarrasy habríasidosimplementeunaciframásenlasestadísticasdeesaterribletragedia. Perosumanorozóunasogaquecolgabadeunbotevolcadoylaaferró.Conelúltimorestodesus menguadas fuerzas impulsó a bordo su cuerpo casi helado y compartió con otros treinta hombres el entumecedorfrío,hastaquecuatrohorasmástardelosrescatóotranave. Los gritos lastimosos de aquellos que murieron permanecerían para siempre en el espíritu de los sobrevivientes. Pero mientras Bigalow se aferraba al bote salvavidas zozobrado y semisumergido, sus pensamientosibanhaciaotrorecuerdo:aquelextrañohombreencerradoparasiempreenlabóvedadel barco. ¿Quiénera? ¿Quiéneseranlosochohombresquehabíaasesinado? ¿Cuáleraelsecretodelabóveda? EstaseranlaspreguntasqueacosaronaBigalowdurantelossetentayseisañossiguientes,hastael finaldesuvida. I. ELPROYECTOSICILIANO 1 Juliode1987 El presidente hizo girar su sillón, unió las manos detrás de la nuca, fijó su mirada absorta en la ventana del Despacho Oval y maldijo su suerte. Odiaba su cargo con una pasión que no había creído posible.Sabíaenquémomentoexactohabíaperdidoelentusiasmoporél.Lohabíasabidolamañanaen quelefuedifícilabandonarlacama.Ésaerasiemprelaprimeraseñal.Untemoracomenzareldía. Pormilésimavezdesdequeocupabaelcargo,sepreguntóporquéhabíaluchadotantoydurantetanto tiempoporesecargotaningrato.Elpreciohabíasidodolorosamentealto.Sutrayectoriapolíticaestaba sembradaporamigosperdidosyunmatrimonioroto.Yapenaspronunciadoeljuramentoderigorpara ocupar el cargo, su recién nacido gobierno se había visto bombardeado por un escándalo en el DepartamentodeHacienda,unaguerraenSudamérica,unahuelgaenlascompañíasdeaviacióndetodo el país y un Congreso hostil que desconfiaba de quienquiera residiese en la Casa Blanca. Agregó una maldición adicional para el Congreso. Sus miembros habían anulado sus dos últimos vetos, y esos acontecimientosloabrumaban. Gracias a Dios, escaparía a una nueva elección. No se explicaba cómo había logrado ganar dos períodos.Habíadestruidotodoslostabúespolíticosestablecidosparauncandidatotriunfante.Nosólo estabadivorciado,sinoquenoibaalaiglesia,fumabacigarrosenpúblicoyostentabaungranbigote. Habíahechosucampañadesconociendoasusadversariosyapabullandorudamentealosvotantesconla aspereza de sus palabras. Y éstos lo habían aclamado. Se había presentado oportunamente cuando el norteamericanocomúnestabahartodecandidatosbonachonesqueostentabanampliassonrisas,hacíanel amoralascámarasdetelevisión,ypronunciabanfrasestrivialeseinsustanciales. Dieciochomesesmásysusegundoperíodopresidencialhabríaconcluido.Eraelúnicopensamiento que le permitía seguir adelante. Su predecesor había aceptado el puesto de director honorario de la Universidad de California. Eisenhower se había retirado a su granja en Gettysburg, y Johnson a su haciendaenTexas.Elpresidentesonriócomplacido.Esasconductasresignadasdeautomarginaciónno eranparaél.PlaneabaexilarseenelPacíficoSurenunquechedediezmetrosdelargo.Allí,haciendo casoomisodetodaslascondenadascrisisqueconmovieranalmundo,beberíaronycontemplaríaalas muchachas nativas de nariz chata y pechos opulentos. Cerró los ojos, y ya cobraba forma este sueño cuandosuayudanteabriólapuertayseaclarólagarganta. —Disculpe,señorpresidente,perolosseñoresSeagramyDonnerestánesperando. Elpresidentehizogirarelsillónhaciasuescritorioysepasólasmanosporunespesomechónde cabelloplateado. —Estábien,hágalospasar. Se animó visiblemente. Gene Seagram y Mel Donner tenían acceso inmediato al presidente en cualquiermomentodeldíaodelanoche.EranlosevaluadoresprincipalesdelaSecciónMeta,ungrupo de científicos que trabajaban en absoluto secreto, investigando proyectos aún no divulgados; proyectos conlosqueseintentabaadelantarenveinteotreintaañoslatecnologíaactual. LaSecciónMetahabíasidoideadaporelpresidentemismo.Éllahabíaconcebidodurantesuprimer año en el cargo, había ideado y decidido la financiación secreta e ilimitada, y reclutado en persona al pequeño grupo de hombres brillantes y abnegados que constituían su núcleo fundamental. Esto lo enorgullecía,aunquenoloproclamara.NisiquieralaCIAnilaAgenciadeSeguridadNacionalconocían su existencia. Siempre había soñado con respaldar a un equipo de hombres que pudiera consagrar su periciaycapacidadaproyectosimposibles.Planesfantásticos,conunaposibilidaddeéxitoenunmillón. ElhechodequelaSecciónMetanohubieralogradotodavíaningúnresultadocincoañosdespuésdesu creación,noinquietabaparanadasuconciencia. Nohuboapretonesdemanos,sólocordialessaludos.Seagramdesabrochóunestropeadoportafolio decueroysacóunacarpetarebosantedefotografíasaéreas.Lascolocósobreelescritoriodelpresidente yseñalóvariaszonasrodeadasporuncírculo,marcadassobrecubiertastransparentes. —LaregiónmontañosadelaislaseptentrionaldeNuevaZembla,alnortedelcontinenteruso.Todos losdatosprovenientesdenuestrossatélitesseñalanestaáreacomolaúnicaqueofrececiertaposibilidad. —¡Malditasea!—maldijoenvozbajaelpresidente—.Cadavezquedescubrimosalgoasí,tieneque estarenlaUniónSoviéticaoenalgúnotrolugarvedado.—Examinólasfotografíasantesdevolverla miradahaciaDonner—.Latierraesgrande.Debehabersindudaotraszonaspropicias. Donnersacudiólacabeza. —Lo siento, señor presidente, pero los geólogos vienen buscando bizanio[1] desde que Alexander Beesleydescubriósuexistenciaen1902.Quenosotrossepamos,noselohaencontradoengrancantidad. —Su radiactividad es tan extrema que ha desaparecido hace mucho de los continentes, salvo en reducidísimas cantidades —agregó Seagram—. Las pocas informaciones que hemos reunido acerca de esteelementofueronobtenidasdepartículasmuypequeñas,producidasartificialmente. —¿Nopuedenacumularunaprovisiónpormediosartificiales?—inquirióalpresidente. —No,señor—repusoSeagram—.Lapartículamásestablequelogramosproducirconunacelerador deenergíaelevadasetransformóenmenosdedosminutos. Reclinándoseensusillón,elpresidentefijólamiradaenSeagram. —¿Quécantidadnecesitanparacompletarsuprograma? SeagrammiróaDonneryluegoalpresidente. —Comoustedsabe,señorpresidente,estamostodavíaenunaetapaexperimental. —¿Quécantidadnecesitan?—repitióelpresidente. —Yodiríaqueuncuartodekilo. —Entiendo. —Ésanoesmásquelacantidadrequeridaparacomprobarplenamentelateoría—añadióDonner—. Se precisaría más para instalar el equipo en escala plenamente operativa, en ubicaciones estratégicas cercanasalasfronterasdelanación. Elpresidentesearrellanóenelsillón. —Entoncessupongoquedebemossuprimirestoypasaraotracosa. Seagrameraunhombrealtoydesgarbado,devozsuaveymodalescortesesque,exceptoporsunariz grandeyachatada,habríapodidopasarporunAbrahamLincolnsinbarba. DonnereratodolocontrarioaSeagram.Erabajoyparecíacasitananchocomoalto.Teníacabello colortrigo,ojosmelancólicos,ysucaraparecíaestarsiempresudorosa.Empezóahablarconrapidezde ametralladora. —ElproyectoSicilianoestádemasiadocercadelarealidadparaenterrarloyolvidarlo.Insistoen quesigamosadelante.Estaríamostratandodelograrlajugadamássensacionaldelahistoria,perosilo conseguimos…Diosmío,señor,lasconsecuenciassonenormes. —Estoydispuestoarecibirsugerencias—dijoelpresidente. Seagramaspiróprofundamenteycomenzóahablar. —Enprimerlugar,requerimossuautorizaciónparaconstruirlasinstalacionesnecesarias.Ensegundo lugar,losfondoscorrespondientes.Yentercerlugar,laayudadelaAgenciaNacionaldeInvestigaciones Marinas. ElpresidentemiróaSeagramconexpresióninquisitiva. —Entiendo las dos primeras solicitudes, pero no alcanzo a entender la intervención de la NUMA. ¿Quétienequever? —TendremosqueintroducirmineralogistasexpertosenNuevaZembla.Comoestárodeadadeagua, unaexpediciónoceanográficadelaNUMAseríalacoberturacasiperfectaparanuestramisión. —¿Cuántotiempolesllevaráverificar,construireinstalarelsistema? Donnernovaciló: —Dieciséismesesyunasemana. —¿Hastadóndepuedenllegarsinbizanio? —Hastalaúltimaetapa—respondióDonner. El presidente se echó atrás en su sillón y contempló un reloj de barco que tenía sobre el enorme escritorio.Guardósilenciodurantecasiunminuto.Finalmentedijo: —Tal como lo veo, caballeros, quieren que los financie para construir un complejo sistema no verificado, cuyo costo será multimillonario y que no funcionará porque carecemos del ingrediente primordial,quequizátengamosquerobaraunanaciónhostil. SeagramjugueteóconsuportafolioentantoDonnerselimitabaaasentirconlacabeza. —¿Qué les parece si me dicen —continuó el presidente— cómo justifico una red de estas instalaciones,queseextenderáportodoelperímetrodelpaís,acualquierliberaltacañodelCongresoa quienseleocurrainvestigar? —Ahíestálaventajadelsistema—declaróSeagram—.Espequeñoycompacto…Lacomputadora nos indica que un edificio construido a semejanza de una pequeña estación energética será más que suficiente. Ni los satélites espías rusos ni un agricultor que viva al lado advertirán nada fuera de lo común. Elpresidentesefrotólabarbilla. —¿PorquéquierenadelantarelproyectoSicilianoantesdeestarpreparadosenuncientoporciento? —Esunriesgo,señor—dijoDonner—.Nosotrosapostamosaqueenlospróximosdieciséismeses podremosabrirunabrechayproducirbizanioenellaboratorio,obienhallarenalgunapartedelatierra undepósitoquepodamosextraer. —Aunquetardemosdiezaños—dijoabruptamente.Seagram—,lasinstalacionesestaríanlistasyala espera.Sóloperderíamostiempo. Elpresidenteseincorporó. —Caballeros,colaboraréenvuestroarriesgadoplanperoconunacondición.Lesquedanexactamente dieciochomesesydiezdías.Enesemomentomireemplazante,quienquieraquesea,ocuparámicargo. Demodoque,siquierentenercontentoasumecenashastaentonces,consiganresultados. Delotroladodelescritorio,losdoshombresquedaronatónitos.Porfin,Seagramlogróhablar. —Gracias, señor presidente. De alguna manera, el equipo hallará el filón originario. Puede contar conello. —Muybien.Ahora,discúlpenme.TengoqueposarenelJardíndelasRosasconunmontóndegordas yviejasHijasdelaRevoluciónAmericana.—Tendiólamano—.Buenasuerteyrecuerden,noarruinen susoperacionessecretas.NoquieroquemeestalleenlacaraunnuevocasoU-2,comoaEisenhower. ¿Entendido? AntesdequeSeagramyDonnerpudierancontestar,sevolvióysalióporunapuertalateral. UnavezsuChevrolethubotranspuestolosportonesdelaCasaBlanca,Donnerseunióalacorriente deltránsitoyseencaminóhaciaVirginia,cruzandoelPotomac.Casinoseatrevíaamirarporelespejo retrovisor, por temor a que el presidente cambiara de idea y enviara un mensajero en persecución de ellosconunanegativa.Abriólaventanillayaspiróelhúmedoaireestival. —Hemostenidosuerte—dijoSeagram. —Nohacefaltaquemelodigas.Sihubierasabidoqueenviamosunhombreaterritoriorusohace másdedossemanas,habríaardidoTroya. —Todavía es posible que arda —masculló Seagram—. Todavía es posible, si la NUMA no logra sacaranuestrohombre. 2 SidKoplinteníalacertezadequeseestabamuriendo. Habíacerradolosojos,ylasangrequemanabadesucostadomanchabalablancanieve.Alrecuperar gradualmentelaconciencia,unaexplosióndeluzirrumpióensumente;unespasmodenáusealosacudió ynopudocontenerlasarcadas. ¿Lehabíandisparadounavez,oacasodos?Noestabaseguro. Abriólosojos,ysevolvióhastaquedarapoyadoensusmanosyrodillas.Lacabezalavibrabacomo untaladro.Sellevóunamanoalafrenteytocóelcortecongeladoqueleabríaelcuerocabelludosobre la sien izquierda. Salvo el dolor de cabeza, no tenía sensaciones exteriores; el frío había atenuado el dolor.Peronadapodíaatenuarellaceranteardorensuladoizquierdobajolascostillas,dondelehabía dadolasegundabala,ypodíasentirlasangre,pegajosacomojarabe,escurriéndosebajosusropas,sobre susmuslosyalolargodesuspiernas. Unadescargadearmasautomáticasresonóenlamontaña.Koplinmiróenderredorperosólopudo verlablancanievequesearremolinaba,azotadaporelcruelvientoártico.Otraexplosiónrasgóelaire helado.Supusoqueprocedíadeunoscienmetrosdedistancia.Algúncentineladeunapatrullasoviética debíadeestardisparandoaciegasatravésdelaventisca,conlaesperanzadeacertarlenuevamentepor casualidad. Todaideadeescaparsehabíadesvanecidoya.Eraelfinal.Jamáspodríallegaralaensenadadonde había amarrado la balandra. Tampoco estaba en condiciones de conducir la pequeña embarcación, de nueve metros de largo, a través de ochenta kilómetros de mar abierto para encontrarse con la nave oceanográficanorteamericanaqueloesperaba. Sedesplomóenlanieve.Lapérdidadesangrelohabíadebilitadohastaimpedirlecualquieresfuerzo físico.Losrusosnodebíanhallarlo.EsoformabapartedeltratoconlaSecciónMeta.Siteníaquemorir, sucadávernodebíaserdescubierto. Comenzópenosamenteaecharsenieveencima.Prontonoseríamásqueunmontículoblancoenuna desoladacuestadelamontañaBednáia,enterradoparasiemprebajoelheladomantoqueaumentabasin cesar. Sedetuvounmomentoyescuchó.Losúnicosruidosqueoyófueronsuspropiosjadeosyelviento. Escuchó con más atención, haciéndose pantalla con las manos en los oídos. Apenas audible sobre el bramidodelviento,oyólosladridosdeunperro. —Diossanto—gimió. Las sensibles fosas nasales del animal captarían su olor sin lugar a dudas. Se quedó inmóvil, derrotado.Nolequedabaotracosaquetenderseydejarquelavidaseleescaparaporlasheridas. Perounachispa,enloprofundodesusersenegabaadisminuiryextinguirse.Nopodíaquedarseallí tendido, esperando que los rusos lo atraparan. Él era sólo un profesor de mineralogía, no un agente secreto experimentado. Su mente, y su cuerpo de cuarenta años, no estaban equipados para resistir un interrogatoriointensivo.Sisobrevivía,podríanarrancarletodalaverdadenpocashoras.Cerrólosojos mientraslaangustiadelfracasosuperabaeldolorfísico. Cuando los abrió de nuevo, su campo visual estaba ocupado por la cabeza de un enorme perro. Koplinloreconociócomounkomondor,unpoderosoanimalprovistodeungruesoyenmarañadopelaje blanco.Elperrogruñósalvajemente,yhabríadesgarradolagargantadeKoplindenohaberlocontenido lamanoenguantadadeunsoldadosoviético.Inmóvil,conaireindiferente,elhombrecontemplabaasu indefensa presa, asiendo la correa con la mano izquierda mientras con la derecha sostenía un fusil ametrallador.Parecíatemibleenfundadoenungruesoabrigoquelellegabahastalostobilloscubiertos porbotas,ysusojospálidoseinexpresivosnomostrabancompasiónalgunaporlasheridasdeKoplin. Elsoldadosecolgóelarmaalhombro,seagachóyobligóaKoplinaincorporarse.Después,sindecir palabra,elrusocomenzóaarrastraralnorteamericanoheridohaciaelpuestodeseguridaddelaisla. Koplinestuvoapuntodedesfallecerdedolor.Sentíacomosilohubieranarrastradoporlanievealo largodevarioskilómetros,cuandoenrealidadladistanciaerasólodecincuentametros.Habíanllegado hastaallícuandoentrelatormentaaparecióunafiguraborrosa,difusatraselblancoyrevueltomurode nieve.Apuntodeperderlaconciencia,Koplinsintióqueelsoldadoseponíarígido. Un suave chasquido se oyó sobre el viento y el pesado komondor cayó sobre la nieve. Soltando a Koplin, el soldado trató instintivamente de levantar su arma, pero el extraño sonido se repitió y un orificio del que manaba sangre apareció de pronto en medio de la frente del soldado. Sus ojos se pusieronvidriososysedesplomójuntoalperro. Algo andaba terriblemente mal; eso no podía estar sucediendo, se dijo Koplin, pero su mente exhaustaestabademasiadoconfusacomoparasacarconclusiones.Cayóderodillasysólopudoveraun hombrealtoconunachaquetadepielgrisquesematerializóentrelablancabrumaycontemplóalperro. —Quépena—dijocondisplicencia. Aquelhombreteníaunaspectoimponente.Elrostrotostado,delcolordelacaoba,parecíafuerade lugarenelÁrtico.Ysusrasgoseranfirmes,casicrueles.Sinembargo,fueronsusojoslosquellamaron la atención de Koplin. Nunca había visto ojos como aquéllos. Eran de un profundo color verdemar e irradiabanunacalidezpenetrante,enmarcadocontrasteconlasdurasarrugasgrabadasenelrostro. EldesconocidosevolvióhaciaKoplinysonrió. —¿EldoctorKoplin,supongo?—preguntócontonosuaveynatural.Guardóenunbolsillosupistola con silenciador, se arrodilló y señaló con la cabeza la sangre que se extendía a través del abrigo de Koplin—.Serámejorquelolleveadondepuedanecharleunaojeadaaeso. Despuéslolevantócomoaunniñoycomenzóabajarlamontañahaciaelmar. —¿Quiénesusted?—murmuróKoplin. —MellamoPitt.DirkPitt. —Noentiendo…¿dedóndehasalido? Koplin jamás oyó la respuesta. En ese momento se elevó bruscamente el negro manto de la inconscienciayélsedejócubrircongratitud. 3 SeagramterminósucóctelmientrasesperabaenunpequeñojardíncercanoalacalleCapitel,para almorzarconsuesposa.Éstaseretrasaba.Nunca,ensusochoañosdematrimonio,lahabíavistollegara tiempoaalgúnlugar.Atrajolaatencióndelcamareroyconungestopidióotracopa. PorfinentróDanaSeagramysedetuvounmomentoenelvestíbulobuscandoasumarido.Alverlo, fue en su dirección, serpenteando entre las mesas. Llevaba un jersey anaranjado y una falda de lana marrón,demodotanjuvenilqueparecíaunaestudianteuniversitaria.Teníaelrubiocabelloatadoconun pañueloysusojoscolorcaféeranburlones,alegresyvivaces. —¿Hacemuchoqueesperas?—preguntósonriente. —Dieciocho minutos, para ser exacto —repuso él—. Unos dos minutos diez segundos más que tus tardanzashabituales. —Losiento—dijoella—.ElalmiranteSandeckersereunióconsuscolaboradoresylasesiónduró másdeloprevisto. —¿Quéideabrillanteselehaocurridoahora? —Una nueva ala para el museo marítimo. Tiene el presupuesto y ahora está haciendo planes para obtenerlosartefactos. —¿Artefactos?—inquirióSeagram. —Piezassueltasrescatadasdebarcosfamosos.—LlegóelcamareroconlabebidaparaSeagramy Danapidióundaiquiri—.Essorprendentelopocoquequeda…UnoodossalvavidasdelLusitania,un ventiladordelMaineaquí,unaancladelBountyallá;nadaqueestédecentementealojadobajounsolo techo. —Yohubieracreídoquehaymejoresmodosdedespilfarrareldinerodeloscontribuyentes. Ellasesonrojó. —¿Quéquieresdecir? —Coleccionarchatarra—repuso—,encerrarenunavitrinafragmentosenmohecidosycorroídosde hierroviejoinidentificableparaqueselesquiteelpolvoyseloscontemple.Esunderroche. —La preservación de naves y embarcaciones ofrece un vínculo importante con el pasado histórico del hombre. —Los ojos pardos de Dana lanzaban destellos—. Contribuir al saber es una tarea que no importaaungilipollascomotú. —Hablascomounaverdaderaarqueólogamarina—dijoél. Ellalomiróconsonrisairónica. —Todavíateduelenloscojonesdequetuesposahayasalidoadelante,¿verdad? —Loúnicoquemehacedolerloscojones,amormío,estulenguajedeletrina.¿Porquétodahembra liberadaconsideraeleganteinsultar? —No eres el más indicado para ofrecer lecciones de savoir faire —dijo ella—. Cinco años en la granciudadysiguesvistiendocomounherrerodeOmaha.¿Porquénotedejascrecerelcabello?Ese cortenoseusadesdehaceaños.Meavergüenzaquemeveancontigo. —Miposiciónenlaesferadelgobiernonomepermiteteneraspectodehippietrasnochado. —¡PorDios!—Ellameneólacabezaconaireresignado—.¿Porquénomecaséconunplomeroo conunleñador?¿Porquétuvequeenamorarmedeunfísicollegadodelcampo? —Esconsoladorsaberquealgunavezmeamaste. —Tesigoamando,Gene—repusoella,ysumiradasesuavizó—.Esteabismoentrenosotrossólose abrió en los últimos dos años. Ni siquiera podemos comer juntos sin tratar de herirnos. ¿Por qué no mandamostodoaldiabloypasamoselrestodelatardefollandoenunmotel?Estoydehumorcomopara sentirmedeliciosamentesensual. —¿Influiríaesoenalgo,alalarga? —Esuncomienzo. —Nopuedo. —Otraveztumalditaconsagraciónaltrabajo—dijoella,volviendolacara—.Nuestrasocupaciones noshandistanciado.Podemossalvarnos,Gene.Podemosrenunciarlosdosyvolveraladocencia.Contu doctorado en física y el mío en arqueología, unidos a nuestra experiencia y antecedentes, podríamos trabajar en cualquier universidad del país. Estábamos en la misma facultad cuando nos conocimos, ¿recuerdas?Esosfueronlosañosmásfelicesquepasamosjuntos. —Porfavor,Dana,nopuedorenunciar.Noahora. —¿Porqué? —Estoymetidoenunproyectoimportante… —Todoproyectoenlosúltimoscincoañoshasidoimportante.Porfavor,Gene,teestoypidiendoque salves nuestro matrimonio. Sólo tú puedes dar el primer paso. Aceptaré lo que tú decidas si podemos salirdeWashington.Estaciudadmatarátodaesperanzadesalvarnuestravidaencomún. —Necesitounañomás. —Inclusounmesmásserádemasiadotiempo. —Estoyembarcadoenunaempresaquenopermiteabandonos. —¿Terminaránalgunavezestosridículosproyectossecretos?Noeresmásqueuninstrumentodela CasaBlanca. —Nomevengascontonteríasliberales. —¡Gene,porelamordeDios,renuncia! —NoesporelamordeDios,sinoporeldemipaís.Sinopuedescomprenderlo,losiento. —Renuncia—repitióellamientrasaflorabanlágrimasensusojos—.Nadieesindispensable.Deja queMelDonnerocupetulugar. Seagrammeneólacabeza. —No.Yocreéesteproyectoapartirdecero.Mimateriagrisfueelesperma.Deboverloterminado. Elcamareroseacercóapreguntarsiestabanlistosparahacersupedido.Danameneólacabeza. —Notengoapetito.—Selevantódelamesaylomiró—.¿Vendrásacasaacenar? —Trabajaréenlaoficinahastatarde. Ellayanopudocontenerlaslágrimas. —Ojaláestéshaciendoalgoquevalgalapena—murmuró—.Porquetevaacostarcaro. Luegosevolvióysealejódeprisa. 4 A diferencia del oficial ruso de inteligencia estereotipado con tanta frecuencia en películas norteamericanas,elcapitánAndréPrevlovnoteníahombrosanchosnicabezacalva.Eraunhombrebien parecido,defísicoarmonioso,quelucíaunpeinadoeleganteyunbigoterecortadoalamoda.Suimagen, realzadaporunautomóvildeportivoitalianodecoloranaranjadoyconunconfortableapartamentojunto al río Moscova, no era vista con demasiado beneplácito por sus superiores del Departamento de InteligenciadelaArmadaSoviética.Contodo,pesealasirritantesinclinacionesdePrevlov,habíapocas posibilidadesdequefueraeliminadodesuelevadaposicióneneldepartamento.Lareputaciónquese había ganado como el más brillante especialista en informaciones de la armada, y el hecho de que su padrefueraelhombrenúmerodocedelPartido,secombinabanparahacerintocablealcapitánPrevlov. EncendióunWinstonysesirvióunvasodeginebraBombay.Después,reclinándose,comenzóaleer lapiladelegajosquesuayudante,eltenientePavelMarganin,habíadejadosobresuescritorio. —Esunmisterioparamí,señor,cómoseaficionaustedcontantafacilidadalabasuraoccidental— dijoMarganinconsuavidad. PrevlovabandonólalecturadeunlegajoparafijarenMarganinunamiradaserenaydesdeñosa. —Como tantos de nuestros camaradas, usted desconoce el mundo en general. Yo pienso como un norteamericano,bebocomouninglés,conduzcocomounitalianoyvivocomounfrancés.Y¿sabepor qué,teniente? Marganinenrojecióymascullónerviosamente: —No,señor. —Paraconoceralenemigo,Marganin.Laclaveconsisteenconoceralenemigomejorqueélauno, mejor de lo que él mismo se conoce. Entonces uno lo sorprende antes que él tenga ocasión de sorprenderleauno. —¿EsunacitadelcamaradaNervShetski? Prevlovseencogiódehombros,desalentado. —No,idiota;estoyparodiandolaBiblia.—Aspiróyexhalóporlanarizunanubedehumoysorbió laginebra—.Estudielascostumbresoccidentales,amigo.Sinoaprendemosdeellos,nuestracausaestá perdida.—Volviósuatenciónaloslegajos—.¿Porquéestosasuntosfueronenviadosanuestrasección? —Laúnicarazónesqueelincidentetuvolugarenunacostaocercadeella. —¿Quésabemosacercadeéste?—Prevlovabrióelsiguientelegajo. —Muypoco.DesaparecióunsoldadodeguardiaenlaislaalnortedeNuevaZembla,juntoconsu perro. —Noesmotivoparaquehayapánicoenlasfuerzasdesegundad.NuevaZemblaestáprácticamente desierta.Unaestaciónmeteorológicaanticuada,undestacamentodeguardia,unoscuantospescadores… notenemosinstalacionesespecialeshastacientosdemillasdeallí.Esunapérdidadetiempomolestarse enenviarunsoldadoyunperroapatrullar. —SindudaOccidentepensaríalomismoconrespectoaenviarallíunagente. Tamborileandoconlosdedossobrelamesa,Prevlovfijólamiradaenelcieloraso.Finalmentedijo: —¿Un agente? Allí no hay nada de interés militar… sin embargo… —Se interrumpió y apretó un botón de su intercomunicador—. Tráigame la ubicación de la nave de la Agencia Nacional de InvestigacionesMarinasenlosdosúltimosdías. Marganinenarcólascejas. —No se atreverían a enviar una expedición oceanográfica cerca de Nueva Zembla. Está en aguas soviéticas. —No somos dueños del mar de Barents —repuso pacientemente Prevlov—. Son aguas internacionales. Unasecretariarubiayatractiva,deelegantetrajecastaño,entróenlahabitación,entregóaPrevlov unacarpetayluegosalió,cerrandolapuertaconsuavidadasupaso. Prevlovhojeólospapelesdelacarpetahastaencontrarloquebuscaba. —Aquíestá…ElbuqueFirstAttempt,delaNUMA,fueavistadoporúltimavezporunodenuestros pesquerosatrescientasveinticincomillasmarinasalsuroestedelaTierradeFranciscoJosé. —QuieredecirqueestabacercadeNuevaZembla—dijoMargañín. —Quéraro—murmuróPrevlov—.SegúnelPlandeOperacionesNavalesoceanográficasdeEstados Unidos,elFirstAttemptdebíaestarrealizandoestudiosdelplanctoncercadeCarolinadelNortecuando se lo avistó. —Bebió el resto de la ginebra, aplastó la colilla y encendió otro cigarrillo—. Interesantísimacoincidencia… —¿Quédemuestra?—preguntóMarganin. —No demuestra nada, pero sugiere que el guardia de Nueva Zembla fue asesinado por un agente enemigo que escapó, muy probablemente para encontrarse con el First Attempt. Sugiere que Estados Unidos trama algo cuando un barco de estudios de la NUMA se desvía del plan previsto sin explicaciones. —¿Quépodríanestarbuscando? —Notengoniidea.—Prevlovsereclinóensusillónyseatusóelbigote—.Hagaampliarlasfotos tomadasporsatélitedelazonaaledaña,alahoradelhechoencuestión. Las sombras del anochecer oscurecían las calles más allá de las ventanas de la oficina, cuando el tenienteMarganindesplególasampliacionesfotográficassobreelescritoriodePrevlovyleofrecióuna lupadeprecisión. —Susagacidaddioresultados,señor.Aquítenemosalgointeresante. Prevlovexaminólasfotosconatención. —No veo nada fuera de lo común en el barco; típico equipo de investigación, no se advierten dispositivosmilitaresdedetección. Marganinseñalóunafotoobtenidaconungranangularenlaqueapenassedistinguíaunbarcocomo unapequeñamarcablancaenlaemulsión. —Por favor, fíjese en esa pequeña forma a unos dos mil metros del First Attempt, en el ángulo superiorderecho. Prevlovescudriñólafotoconlalupadurantecasimediominuto. —¡Unhelicóptero! —Sí,señor,poresomedemoréconlasampliaciones.MetomélalibertaddehacerquelasecciónR analizaralasfotos. —Imaginoqueseráunadenuestraspatrullasdeseguridad. —No,señor. Prevlovenarcólascejas. —¿Sugiereustedquepertenecealanavenorteamericana? —Esloqueellossuponen,señor.—MarganinpusootrasdosfotosantePrevlov—.Examinaronfotos anteriores,tomadasporotrosatélitedereconocimiento.Comopuedevercomparándolas,elhelicóptero vueladesdeNuevaZemblahaciaelFirstAttempt.Calcularonsualtitudentreintametrosysuvelocidad enmenosdeveintisietekilómetrosporhora. —Esobvioqueeludíanuestrosequiposderadar—dijoPrevlov. —¿DamoselalertaanuestrosagentesenEstadosUnidos?—preguntóMarganin. —No,todavíano.Noquieroarriesgarsuscoberturashastaquesepamosconseguridadquébuscan losnorteamericanos. Enderezó las fotografías y las guardó ordenadas en una carpeta; luego consultó su reloj de pulsera Omega. —Tengoeltiempojustoparaunacenaligeraantesdelballet.¿Algomás,teniente? —SóloellegajosobrelaexpediciónquesiguelacorrienteLorelei.Segúnelúltimoinformeenviado por el submarino norteamericano de aguas profundas, navegaba a cuatro mil quinientos metros de profundidad,cercadelacostadeDakar. Prevlovsepusodepie,tomólacarpetayselametiódebajodelbrazo. —Loestudiaréencuantopueda.Esprobablequenohayanadaqueconciernaalaseguridadnaval. Sinembargo,lalecturadebeserbuena.Nadiecomolosnorteamericanosparaembarcarseenproyectos extrañosymaravillosos. 5 —¡Maldición! —siseó Dana—. Mira las patas de gallo que me salen alrededor de los ojos. — Sentadafrenteasutocador,contemplabaabatidasuimagenenelespejo—.Alguiendijoquelavejezes unaformadelepra. Acercándosepordetrás,Seagramleapartóelcabelloylebesóelsuavecuellodesnudo. —Hascumplidotreintayunañosyyatecreescandidataalaancianadelmes. Ellalomiróporelespejo,extrañadaporsuinusualdesplieguedecariño. —Tienessuerte;loshombresnopadecenesteproblema. —Loshombrestambiénsufrenlosachaquesdelavejezypatasdegallo.¿Porquélasmujerespiensan quenosotrosnoenvejecemos? —Ladiferenciaresideenqueavosotrosnoosimporta. —Somosmáspropensosaaceptarloinevitable—dijoél,sonriendo—.Hablandodeloinevitable, ¿cuándovasatenerunbebé? —Nunca te das por vencido, ¿verdad? —Arrojó sobre el tocador un cepillo para el cabello, derribando en la cubierta de cristal una serie de frascos de cosmética prolijamente ordenados—. Ya hemoshabladodeestomilveces.Nomesometeréalasindignidadesdelembarazo.Nocambiarépañales cargadosdecacadiezvecesaldía.Queotrospueblenlatierra.Yonoestoydispuestaadividirmialma comounaexecrableameba. —Esasrazonessonfalsas.Túmismanolascreessinceramente. Ellasediovueltahaciaelespejosinresponder. —Unbebépodríasalvarnos,Dana—dijoélconsuavidad. —Nopiensorenunciaramicarrera,comotampocotúquieresrenunciaratupreciosoproyecto. Elleacaricióelsuavecabellodoradomientrascontemplabasuimagenenelespejo. —Tupadrefueunalcohólicoqueabandonóasufamiliacuantotúapenasteníasdiezaños.Tumadre trabajabatrasunabarradebaryllevabahombresacasaparaconseguirdineroextraquelepermitiera beber.Túytuhermanofuisteistratadoscomoanimaleshastaquetuvisteislaedadsuficienteparahuirde ese vertedero que llamaban hogar. Él se dedicó a atracar licorerías y estaciones de servicio; una magnífica actividad que le valió ser condenado por asesinato y sentenciado a cadena perpetua en San Quintín. Dios sabe que estoy orgulloso de cómo te elevaste tú misma desde el arroyo y trabajaste dieciocho horas diarias para poder ir al colegio y la facultad. Sí, tuviste una pésima infancia, Dana, y temestenerunhijoportusrecuerdos.Perotupesadillanopertenecealfuturo;nopuedesnegaraunhijoo unahijasuoportunidaddevivir. La muralla de piedra permaneció incólume. Ella apartó sus manos y comenzó a depilarse furiosamentelascejas.Ladiscusiónestabacerrada. CuandoSeagramsaliódeladucha,Danaestabadepiefrentealespejodecuerpoenterodeltocador. Se examinaba tan críticamente como el diseñador que ve por primera vez una creación terminada. Llevabaunsencillovestidoblancoqueseadheríaasutorsoantesdecaerlehastalostobillos.Elescote, suelto,ofrecíaunampliopanoramadesuspechos. —Date prisa —dijo ella con naturalidad, como si la discusión jamás se hubiera planteado—. No debemoshaceresperaralpresidente… —Habrámásdedoscientaspersonas.Nadienoscondenaráporllegartarde. ——No me importa —repuso ella con un mohín—. No somos invitados a una fiesta en la Casa Blancatodaslasnoches.Megustaríadarunabuenaimpresiónllegandoatiempo. Seagram suspiró mientras iniciaba el dificultoso ritual de atarse una corbata de lazo y después cerrarsetorpementelosgemelosconunamano.Vestirseparafiestasformaleseraunatareapesada,que detestaba.¿PorquélasactividadessocialesdeWashingtonnoseorganizabanpensandoenlacomodidad? ParaDanatalvezfueseunacontecimientoexcitante,peroparaéleraunverdaderofastidio. Cuandoterminódeacicalarseelcabello,sedirigióalasala.Sentadaeneldiván,Danaexaminaba informes, con su portafolios abierto sobre la mesilla de café. Tan absorta estaba que no levantó la mirada. —Yaestoylisto—dijoél. —Sólounmomento…—murmuróella—.Porfavor,¿quierestraermiestola? —Estamosenplenoverano.¿Paraquédiablosquieressudarbajounapiel? Ellasequitósusgafasdeleer,conmonturadecarey,ydijo: —Creoqueunodenosotrosdeberíamostrarciertacategoría,¿no? Élsalióalpasillo,cogióelteléfonoymarcóunnúmero.MelDonnercontestóalaprimera. —SoyDonner… —¿Nohaynoticiastodavía?—preguntóSeagram. —ElFirstAttempt… —¿ÉseeselbarcodelaNUMAquesesuponedebíarecogeraKoplin? —Sí.PasópordelantedeOslohacecincodías. —¡Diosmío!Koplinteníaqueabandonarelbarcoytomarunavióncomercialparavolverdesdeallí. —Noséquéhaocurrido.Lanavellevalaradioapagada,segúntusinstrucciones. —Estotienemalaspecto… —Lociertoesquenoestabaenelguión. —Llegaréalafiestapresidencialmásomenosalasonce.Siteenterasdealgo,llámame. —Cuentaconello…Quetediviertas. SeagramestabacolgandoelauricularenelprecisomomentoenqueDanasalíadelasala.Ellanotó suexpresiónpensativa. —¿Malasnoticias? —Todavíanoestoyseguro. Ellalobesóenlamejilla. —Lástimaquenopodamosvivircomopersonasnormales,asípodríasconfiarmetusproblemas. Élleapretólamano. —Ojalápudiera… —Secretosoficiales.Menudatontería…—Sonrió—.¿Ybien? —¿Ybienqué? —¿Notevasaportarcomouncaballero? —Disculpa. —Sacó del ropero la estola de su mujer y se la colocó sobre los hombros—. Es una malacostumbredesatenderamiesposa… LoslabiosdeDanaesbozaronunaampliasonrisadeaprobación. —Poresoserásfusiladoalamanecer. «Caray —pensó él consternado—, un pelotón de fusilamiento podría no ser algo tan alejado de la realidadsiKoplinhacometidoalgúnerrorenNuevaZembla». 6 LosSeagramsesituarontraslamuchedumbrereunidaenlaentradadelasalaesteyaguardaronsu turno en la fila de recepción. Aunque Dana ya había estado antes en la Casa Blanca, todavía la impresionaba. Elpresidenteestabadepie,eleganteyendiabladamenteguapo.Teníapocomásdecincuentaañosy era un hombre muy atractivo. Confirmaba esto último el hecho de que junto a él, saludando a cada invitadoconelfervordequiendescubreaunparienterico,sehallabaAshleyFleming,ladivorciadamás eleganteysofisticadadeWashington. —¡Oh,mierda!—mascullóDana. Seagramarrugólafrente. —¿Quéocurreahora? —Lafulanaqueestájuntoalpresidente. —SucedequeesAshleyFleming. —Losé—susurróDana,tratandodeocultarsetraselcuerpodeSeagram—.Fíjateensuvestidode noche. Seagramnoentendióalprincipio;luegosediocuentaylefuedifícilcontenerunacarcajada. —¡PorDios,ambaslleváisvestidosidénticos! —Nomehacegracia—dijoellasombríamente. —¿Dóndeconseguisteeltuyo? —MeloprestóAnnetteJohns. —¿Esamodelolesbianaqueviveenfrente? —AellaselodioelmodistoClauded’Orsini. Seagramlecogiólamano. —Entodocaso,pruebaúnicamenteelbuengustodemiesposa. Antesdequeellapudieracontestar,lafilaseadelantóydeprontoseencontraronanteelpresidente. —Gene,cuántomealegrodeverlo—sonrióéstecortésmente. —Graciasporinvitarnos,señorpresidente.YaconoceamiesposaDana… Elpresidentelaexaminó,demorandosumiradaenelescote. —Porsupuesto.Cautivadora,absolutamentecautivadora. Despuésseinclinóylesusurróalgoaloído.Danaabriólosojosyseruborizó. Elpresidenteseirguiódiciendo: —Permítanme que les presente a mi encantadora anfitriona, la señorita Ashley Fleming. Ashley, el señorGeneSeagramyseñora. —Esunplacerconocerlaporfin,señoritaFleming—murmuróSeagram. Tanto habría dado que le hablara a un árbol. Los ojos de Ashley Fleming estaban desgarrando el vestidodeDana. —Señora Seagram, parece evidente que una de nosotras buscará un nuevo diseñador de ropas a primerahoradelamañana—dijoAshleysuavemente. —Oh,yonopodríacambiar—replicóDanacontonoinocente—.JacquesPinneighseocupademis vestidosdesdequeeraunaniñita. LasdibujadascejasdeAshleyFlemingsearquearoninquisitivamente. —¿JacquesPinneigh?Norecuerdo… —EsconocidocomoJ.C.Penney.—Danasonriócondulzura—.Sutiendadelcentroofreceráuna liquidación el mes que viene. Quizá sea divertido ir de compras juntas. Así elegiríamos modelos diferentes. La cara de Ashley Fleming se endureció con indignación, mientras el presidente era presa de un espasmo de tos. Seagram saludó débilmente con la cabeza, cogió a Dana por el brazo y la condujo rápidamentehacialamultitud. —¿Eranecesarioquehicieraseso?—gruñó. —Nopuderesistirlo.Esamujernoesmásqueunabusconadelujo.—Luegolomiródesconcertada —. Me propuso algo —dijo con incredulidad—. El presidente de Estados Unidos me hizo una proposición. —DeWarrenG.HardingyJohnF.Kennedysedecíaquesabíandivertirse.Éstenoesdiferente.Es humano,nadamás. —Unpresidentelibertino…Quérepugnante. —¿Letomaráslapalabra?—sonrióSeagram. —¡Noseasridículo!—exclamóellaconsequedad. —¿Puedotomarparteenlabatalla? Quien lo preguntaba era un hombrecillo de llameante cabello rojo, garbosamente ataviado con una chaqueta azul de noche. Lucía una barba recortada pulcramente, que hacía juego con el cabello y complementabasuspenetrantesojosalmendrados.LavozparecióvagamenteconocidaaSeagram,noasí elrostro. —Segúndequéladoesté—dijoSeagram. —Sabiendo que su esposa es partidaria del Movimiento de Liberación Femenina, no vacilaría en aunarfuerzasconsuesposo—dijoeldesconocido. —¿ConoceustedaDana? —Desdeluego.Soysujefe. Seagramlomiróasombrado. —Entalcaso,usteddebeser… —Almirante James Sandecker, director de la Agencia Nacional de Investigaciones Marinas — intervinoDana,riendo—.Almirante,lepresentoamimaridoGene,queseapabullaconfacilidad. —Esunhonor,almirante—declaróSeagram,tendiéndolelamano—.Confrecuenciaheansiadotener laoportunidaddeagradecerleenpersonaaquelpequeñofavor… Danasemostróintrigada. —¿Seconocíanustedes? Sandeckerasintióconlacabeza. —Hemoshabladoporteléfono. Danapasólasmanosporlosbrazosdeamboshombres. —Misdospersonasfavoritasconfabulándoseamisespaldas…¿Quéocurre? SeagramcruzóunamiradaconSandecker. —Unavezllaméporteléfonoalalmiranteylepedíciertainformación.Fuesóloeso. SandeckerpalmeólamanodeDana,diciendo: —¿Porquénoseganalagratituddeunancianotrayéndoleunwhiskyconagua? Tras un momento de vacilación, ella comenzó a abrirse paso obedientemente entre los grupos de invitadosquecirculabanalrededordelbar. Seagramsacudiólacabeza,maravillado. —Ustedsísabemanejaralasmujeres… —Yolepagosueldo,ustedno—dijoSandecker. Salieron al balcón, donde Seagram encendió un cigarrillo mientras Sandecker chupaba, hasta encenderlo,uninmensocigarrocomolosdeChurchill.Sepasearonensilenciohastahallarsesolosbajo unaaltacolumnaenunrincónapartado. —¿TienealgunanoticiadelFirstAttempt?—preguntóSeagram. —TocópuertoennuestrabasesubmarinaenelgolfodeClydeestatardealastrecehoras. —Esdecir,hacecasiochohoras…¿Porquénosemeavisó? —Sus instrucciones fueron muy claras —repuso Sandecker con frialdad—. Ninguna comunicación desdemibarcohastaquesuagenteestuvieraasalvoensueloestadounidense. —Entonces,¿cómo…? —Mi información provino de un viejo amigo de la armada. Me telefoneó hace apenas media hora, furioso,preguntándomecómoseleocurríaamicapitánutilizarinstalacionesnavalessinpermiso. —Alguiencometióunerror—admitióSeagram—.EsebarcodebíatocarpuertoenOsloydejarque miagentebajaraatierra.¿QuédiabloshaceenEscocia? SandeckerclavóenSeagramunaduramirada: —Pongamosenclarounacosa,señorSeagram:laNUMAnoesunbrazodelaCIA,delFBInide ningunaotraoficinadeinformaciones,yyonoveoconbuenosojosquearriesguelavidademishombres sólo para que ustedes puedan jugar a los espías en territorios comunistas. Nuestra tarea es la investigaciónoceanográfica.LapróximavezquequieranjugaraJamesBond,pidanalaarmadaoala GuardiaCosteraqueleshagansutrabajosucio.Noengatusenalpresidenteparaqueordenezarparauno demisbarcos.¿Meentiende,señorSeagram? —Me disculpo por las molestias causadas a su agencia, almirante. No quise ser despectivo. Debe ustedcomprenderminerviosismo. —Me gustaría comprenderlo. —El rostro del almirante se suavizó un poco—. Pero usted haría las cosasmássencillassiconfiaraenmíymedijeraquébuscan. Seagramapartólavista. —Losiento… —Entiendo—dijoSandecker. —Ensuopinión,¿porquéelFirstAttemptnorecalóenOslo?—preguntóSeagram. —CreoquesuagenteconsideródemasiadopeligrososalirdeOsloenunaviónregularysedecidió encambioporunaparatomilitar.Comoelaeródromomáscercanosehallaennuestrabasedelgolfode Clyde,probablementehayaordenadoalcapitándeminaveexploradoraquesedirigieraallí. —Ojaláestéustedenlocierto.Cualquieraqueseaelmotivo,metemoqueladesviaciónrespectodel planestablecidopornosotrossignifiquesóloproblemas. Sandecker divisó a Dana de pie, con una copa en la mano, en el umbral del balcón. Los estaba buscando.Hizoseñasparaatraersuatenciónyellasedirigióhaciaellos. —Esustedunhombreafortunado,Seagram.Suesposaesunamuchachainteligenteyhermosa. DeprontoaparecióMelDonner,pasódeprisajuntoaDanayllegóanteshastaellos.Sedisculpócon elalmiranteSandeckerydijoenvozbaja: —Untransportenavalaterrizóhaceveinteminutos,conSidKoplinabordo.Fuellevadoalhospital WalterReed. —¿PorquéalWalterReed? —Estábastantemalheridodebala. —Diossanto—gimióSeagram. —Tengounautoesperando.Podemosestaralláenquinceminutos. —Bueno,espéremeunmomento. En voz baja pidió al almirante Sandecker que acompañara a Dana de vuelta a su casa y que lo disculparaanteelpresidente.LuegosiguióaDonnerhastaelcoche. 7 —Losiento;estábajoelefectodeunsedanteynopuedopermitirquenadielovisite. Aunquelaaristocráticavozvirginianaeraquedaycortés,eldisgustoquevelabalosojosdelmédico eraclaro. —¿Puedehablar?—preguntóDonner. —Para ser un hombre que recobró el sentido hace unos minutos, tiene las facultades mentales notablementerecuperadas.—Losojossiguieronvelados—.Peronosedejenengañarporeso;nopodrá jugaraltenisporuntiempo. —¿Cuáleslagravedaddesuestado?—preguntóSeagram. —Su estado es precisamente ése: grave. La herida de bala que tiene en el costado izquierdo cicatrizarásinproblemas.Laotraherida,sinembargo,dejóunapequeñafisuraenelcráneo.Suamigo Koplintendrádoloresdecabezaporlargotiempo. —Tenemosqueverloahora—insistióSeagram. —Comoyaledije,losiento,peronohabrávisitas. Seagramseacercóalmédico. —Aversiloentiende,doctor.Miamigoyyovamosaentrarenesahabitación,legusteaustedono. Si intenta detenernos, lo pondremos en una de sus propias mesas de operaciones. Si pide ayuda a sus ayudantes,losacribillaremos.Sillamaalapolicía,ellosrespetaránnuestrascredencialesyharánloque lesdigamos.—Hizounapausaysuslabiossecurvaronenunasonrisasocarrona—.Ybiendoctor,usted elige. Koplinyacíadeespaldasenellecho,conlacaratanblancacomolafundadelaalmohadaenque apoyabalacabeza,perosusojosbrillabanextraordinariamente. —Antes que lo preguntéis —dijo en voz baja y ronca—, me siento espantosamente mal. Y eso es verdad.Peronomedigáisquetengobuenaspecto,porqueesoesunamentiracochina. Seagramacercóunasillaalacamaysonrió. —Notenemosmuchotiempo,Sid,asíque,siestásencondiciones,iremosalgrano. Koplinseñalóconlacabezalostubosconectadosasubrazo. —Estasdrogasmenublanlamente,peroosacompañarétodoloquepueda. Donnerasintió. —Hemosvenidoabuscarlarespuestaalapreguntadelosmilmillones… —Encontrérastrosdebizanio,siaesoosreferís. —¿Lohasencontradodeveras?¿Estásseguro? —Mis pruebas sobre el terreno no fueron tan exactas como podrían haberlo sido los análisis de laboratorio,perotengoelnoventaynueveporcientodecertezadequeerabizanio. —GraciasaDios—suspiróSeagram—.¿Evaluastelacantidad? —Sí… —¿Cuánto…cuántoskilosdebizaniocalculasquesepodríaextraerdelamontañaBednáia? —Consuerte,unacucharada. Tras un momento, Seagram lo entendió. Donner permaneció rígido e inexpresivo, con las manos crispadassobrelosbrazosdelsillón. —Unajodidacucharada—murmuróSeagramlúgubremente—.¿Estásseguro? —¿Dudas de mí? —El rostro de Koplin enrojeció de indignación—. Si mi palabra no te convence envíaaotroaeseculodelmundo. —Un momento. —Donner apoyó una mano en el hombro de Koplin—. Nueva Zembla era nuestra única esperanza. Tú soportaste más de lo que teníamos algún derecho a esperar… Te estamos agradecidos,Sid,verdaderamenteagradecidos. —Todavíanosehaperdidotodaesperanza—murmuróKoplin.Suspárpadossecerraron.Seagram, quenooyó,seinclinósobrelacama. —¿Cómohasdicho,Sid? —Allíhubobizanio. Donnerseacercómás. —¿Quéquieresdecirconqueallíhubobizanio? —Desapareció…loextrajeron… —Loquedicesnotienesentido. —Encontré los restos en las laderas de la montaña —Koplin vaciló un momento—. Excavé en ellas… —¿Estás diciendo que alguien extrajo el bizanio de la montaña Bednáia? —preguntó Seagram con incredulidad. —Sí. —Mierda—gimióDonner—.Losrusossiguenelmismorastro. —No…no…—susurróKoplin. SeagramacercóeloídoaloslabiosdeKoplin. —Losrusosno… Seagram y Donner cambiaron miradas con desconcierto. Koplin apretó débilmente la mano de Seagram. —Los…loscoloradeños… Despuéscerrólosojosyperdióelsentido. Ambossedirigíanalaparcamientoentantoqueunasirenaaullabaenladistancia. —¿Quécreesquequisodecir?—preguntóDonner. —Notienesentido—respondióSeagramvagamente—.Notieneningúnsentido. 8 —¿Quéhaytanimportantecomoparaquetengaquedespertarmeenmidíalibre?—gruñóPrevlov. Sinesperarrespuesta,abriódeltodolapuertaehizopasaraMarganinasuapartamento.Prevlovvestía unabatadesedajaponesa;teníaelrostroconsumidoyfatigado. MientrasseguíaaPrevlovatravésdelacasahacialacocina,Marganinpaseóprofesionalmentela miradasobrelosmuebles,apreciandocadaobjeto.Paraquienvivíaenunapequeñahabitacióndedos por tres en el cuartel, el decorado, la vastedad de aquel apartamento lo asemejaban al ala oriental interiordelpalaciodeveranodePedroelGrande:arañasdecristal,tapicesqueibandelpisoalcielo raso,mueblesfranceses.SusojosadvirtierontambiéndoscopasyunabotellasemivacíadeChartreuse sobre la repisa de la chimenea; y en el piso, bajo el sofá, había un par de zapatos de mujer. Caros, occidentales a juzgar por su aspecto. Cogió en la mano una hebra de cabello y se sorprendió contemplando la puerta cerrada del dormitorio. La mujer debía de ser sumamente atractiva. El capitán Prevloveramuyexigente. Prevlovabriólaneveraysacóunajarraconzumodetomate. —¿Quiereunpoco? Marganinmeneólacabeza. —Mezclándoloconlosingredientesadecuados,comolohacenlosnorteamericanos,seobtieneuna excelentecuraparalaresaca—murmuróPrevlov.Bebióunsorboehizounamueca—.Ybien,¿quésele ofrece? —AnocheelKGBrecibióunacomunicacióndeunodesusagentesenWashington.Noteníanindicios encuantoasusignificadoypensaronquetalvezpudiéramosdilucidarlo. Marganin enrojeció. El cinturón que ceñía la bata de Prevlov se había aflojado, y pudo ver que el capitánnollevabanadadebajo. —Estábien,continúe—suspiróPrevlov. —Decía:«Norteamericanossúbitamenteinteresadosencoleccionarpiedras.Operaciónaltosecreto bajonombreenclavedeproyectoSiciliano». Prevlovlomiróporencimadesubloodymary. —¿Quéclasedetonteríaesésa?—Vaciódeunsolotragosuvasoylodepositóconviolenciaenel borde del fregadero—. ¿Acaso nuestro ilustre y fraterno servicio de inteligencia, el KGB, se ha convertido en un reducto de subnormales? —La voz era la desapasionada y eficiente voz del oficial Prevlov;fríaydesprovistadetodainflexión,salvounahastiadairritación—.¿Yusted,teniente?¿Porqué memolestaahoraconestepuerilacertijo?¿Nopudoesperarhastamañanaporlamañana,cuandoestéen midespacho? —Pensé…quetalvezfueseimportante—repusoMarganin. —Naturalmente.—Prevlovsonrióconfrialdad—.CadavezqueelKGBsilba,todossaltan.Perolas amenazasveladasnomeinteresan.Hechos,miestimadoteniente,loquecuentasonloshechos.¿Porqué leatribuyetantaimportanciaaeseproyectoSiciliano? —Supuse que la referencia a coleccionar piedras podía relacionarse con los legajos de Nueva Zembla. TranscurrieronveintesegundosantesdequePrevlovhablara. —Esposible,casiposible.Contodo,nopodemosestarsegurosdequehayaconexión. —Yo…sólopensé… —Porfavor,déjemeamílatareadepensar,teniente.—Ajustóelcinturóndesubata—.Yahora,si notienemásocurrenciasdisparatadas,quisieravolveralacama. —Perosilosnorteamericanosbuscanalgo… —Sí,pero¿qué?—preguntóPrevlov—.¿Quémineralestanvaliosoparaellosquedebenbuscarlo enlatierradeunpaísenemigo? Marganinseencogiódehombros. —Contesteaesoytendrálaclave.—EltonodePrevlovseendureciódemodocasiimperceptible—. Hastaentonces,quierorespuestas.Cualquiermalditocampesinopuedehacerpreguntasestúpidas. ElrostrodeMarganinvolvióaenrojecer. —Aveceslosnombresenclavedelosnorteamericanostienenalgúnsignificadoindirecto. —Sí—dijoPrevlovconfingidasolemnidad—.Muestranciertatendenciaalapublicidad. Marganininsistió: —HeinvestigadolosmodismosnorteamericanosreferentesaSiciliayloquepredominapareceser unahermandaddematonesygángsteres. —Si hubiera hecho sus deberes escolares… —Prevlov bostezó— habría descubierto que se llama Mafia. —TambiénhayunconjuntomusicalquesellamaLosEstiletesSicilianos.—PrevlovfijóenMarganin unamiradaglacial—.Además,enWisconsinhayunafábricadeaceitesicilianoparaensaladas. —¡Basta! —Prevlov levantó una mano—. Aceite para ensalada, nada menos… No puedo oír semejanteestupideztantemprano.—Señalólapuertaconunademán—.Confíoenqueennuestraoficina tengaotrosproyectosmásestimulantesquecoleccionarpiedras. Enlasalasedetuvoanteunamesasobrelacualhabíaunjuegodeajedreztalladoenmarfilyjugueteó conunalfil. —Dígame,teniente,¿ustedjuegaalajedrez? Marganinmeneólacabeza. —Hacemuchoquenojuego,desdequeeracadeteenlaAcademiaNaval. —¿ElnombredeIsaakBoleslavskisignificaalgoparausted? —No,señor. —IsaakBoleslavskifueunodenuestrosgrandesmaestrosdeajedrez—dijoPrevlovcomoquienda una clase a un escolar—. Concibió muchas variantes importantes del juego, una de las cuales fue la Defensa Siciliana. —Como al descuido, arrojó el rey negro a Marganin, quien lo asió al vuelo diestramente—.Elajedrezesunjuegofascinante…Deberíavolverapracticarlo. Se dirigió hacia la puerta del dormitorio y la abrió. Luego se volvió y sonrió a Marganin con indiferencia. —Yahora,simedisculpa…Yaconocelasalida.Buenosdías,teniente. Una vez fuera, Marganin caminó hacia la parte trasera de la casa de apartamentos en que vivía Prevlov. Como la puerta del garaje estaba cerrada, miró furtivamente a uno y otro lado del callejón, luegogolpeóunaventanalateralconelpuñohastaromperelvidrio.Retiróconcuidadolostrozoshasta quepudopasarlamano,tanteardentroycorrerelcerrojo.Trasecharotramiradaalcallejón,levantóla ventana,trepóalantepechoyentróenelgaraje. Un Ford sedán se hallaba estacionado junto al Lancia anaranjado de Prevlov. Marganin registró amboscochesconrapidezymemorizólosnúmerosdelamatrículadiplomáticadelFord.Paraaparentar quetodoeraobradeunratero,quitóloslimpiaparabrisas—cuyoroboeraunpasatiemponacionalenla UniónSoviética—;despuésabriólapuertadelgarajeysalió. Caminópresurosohastaelfrentedeledificioysólotuvoqueesperartresminutoshastaquellegóel próximoautobúseléctrico.Pagóalconductor,seacomodóenunasientoymiróporlaventanilla.Después empezóasonreír.Lamañanahabíasidomuyprovechosa. EnloquemenospensabaeraenelproyectoSiciliano. II. LOSCOLORADEÑOS 9 Agostode1987 Mel Donner realizó una inspección de rutina en la habitación por si había aparatos de espionaje electrónicosypreparólagrabadora. —Pruebadeniveldevoz…—dijosininflexionesalmicrófono—.Uno,dos,tres. Ajustóloscontrolesdetonoyvolumen,yluegohizounaseñaaSeagram. —Estamos listos, Sid —dijo Seagram con suavidad—. Si te cansas, dilo y suspenderemos hasta mañana. LacamadelhospitalhabíasidoajustadademodoqueSidKoplinquedarasentadocasierguido.El mineralogistaparecíahabermejoradomuchodesdesuúltimoencuentro.Habíarecobradoelcolorysu miradaeravivaz.Sólounvendajequerodeabasuafeitadacabezadenotabasignosdeherida. —Seguiré hasta medianoche —dijo—. Cualquier cosa con tal de aliviar el aburrimiento. Odio los hospitales. Todaslasenfermerastienenlasmanosheladas,ylajodidatelevisiónseestropeaacadarato. SeagramsonriómientrasdepositabaelmicrófonoenelregazodeKoplin. —¿QuéteparecesiempiezasportupartidadeNoruega? —Fue muy tranquila —dijo Koplin—. El pesquero noruego Godhawn remolcó mi chalupa hasta menosdedoscientasmillasdeNuevaZembla,talcomoestabaprevisto.Despuéselcapitánmeofreció unaabundanteporciónderenoasadoconsalsadequesodecabra,meproporcionóunagenerosacopade aguardiente,soltóelcabodelremolqueymepusoencaminoparaquecruzaraelmardeBarents. —¿Algúnproblemaconeltiempo? —Nada de eso… los pronósticos meteorológicos resultaron perfectos. Hacía más frío que en el infierno de los esquimales, pero tuve buen tiempo para navegar en todo el trayecto. —Koplin se interrumpió para rascarse la nariz—. Excelente chalupa la que me facilitaron sus amigos noruegos… ¿Fueencontrada? Seagramsacudiólacabeza. —Tendríaqueverificarlo,perocasiseguroquetuvieronquedestruirla.Noeraposibleizarlaabordo delanaveexploradoradelaNUMAynoselapodíadejaraladerivaparaquelaencontraraunbarco soviético.Comprenderás… Koplinasintiócontristeza. —Continúa,porfavor—dijoSeagram. —Avisté la isla de Nueva Zembla al anochecer del segundo día. Hacía más de cuarenta horas que navegabadormitandodevezencuando,yempezabaasermedifícilmantenerlosojosabiertos.Graciasa Diosteníaaguardiente…Despuésdebeberunostragoselestómagomeardíacomounincendioforestaly deprontomesentíbiendespierto. —¿Divisastealgunaotraembarcación? —No apareció ninguna en el horizonte —repuso Koplin; luego continuó—: La costa resultó una extensión aparentemente infinita de acantilados rocosos. Me pareció inútil intentar un desembarco; ya casihabíaoscurecido.Poresoviréhaciaelmar,echéelanclaydormíunashoras.Porlamañanabordeé losacantiladoshastaqueencontréunapequeñaensenadaoculta,enlaqueentréutilizandoelmotordiesel auxiliar. —¿Usastetuembarcacióncomobase? —Sí;durantelosdocedíassiguientes.Recorríelterrenodosyhastatresvecespordíaandandocon esquíes,explorandoantesderegresarparacomeralgocalienteydormirenlalitera. —Hastaesemomento¿nohabíasvistoanadie? —MemantuvealejadodelaestacióndemisilesdeKelvaydelpuestodeseguridaddeKana.Novi señalesdelosrusoshastaelúltimodíadelamisión. —¿Cómotedescubrieron? —Fueunsoldadorusodepatrulla]e;superrodebedehabercruzadomishuellasymeolfateó.Noes deextrañar.Hacíacasitressemanasquenomebañaba. Seagramsonrió.Donnersehizocargodelinterrogatorioenformamásfríayagresiva. —Volvamosatusrecorridosporelterreno.¿Quéencontraste? —No podía recorrer toda la isla con esquíes y por lo tanto me centré en las zonas prometedoras indicadasenlasimágenescaptadasporlacomputadoradelsatélite.—Clavólavistaeneltecho—.La isla del norte; la continuación exterior de las cadenas montañosas Urales y Yugorski, algunas extensas llanuras,mesetasymontañas,cubiertasensumayoríaporunmantopermanentedehielo.Ventarronescasi todoeltiempo.Elfríoesmortal.Noencontrémásvegetaciónquealgunoslíquenesenlasrocas.Sihabía animalesdesangrecaliente,nosehicieronver. —Atengámonosalaexploraciónyreservemoslaguíadeviajeparaotravez—dijoDonner. —No hago más que exponer los fundamentos —dijo Koplin con tono frío, lanzando a Donner una miradadedesaprobación—.Siesquepuedoseguirsininterrupciones… —Por supuesto —dijo Seagram. Colocó su silla estratégicamente entre la cama y Donner—. La partidaestuya,Sid,ylajugaremossegúntusreglas. —Gracias.—Koplinseacomodó—.Geográficamente,laislaesbastanteinteresante.Ladescripción delasfallasylevantamientosdelasrocasquealgunavezfueronsedimentosformadosbajounantiguo marpodríallenarvarioslibrosdetexto.Mineralógicamente,laparagénesismagmáticaesestéril. —¿Tienesinconvenienteentraducireso? Koplinsonrió. —Elorigenyaparicióngeológicadeunmineralsedenominaparagénesis.Elmagma,porsuparte,es la fuente de toda materia; una roca líquida calentada bajo presión que se vuelve sólida formando roca ígnea,másconocidacomobasaltoogranito. —Fascinante—dijoDonner—.Estásafirmando,entonces,queNuevaZemblacarecedeminerales. —Eressingularmenteperspicaz—repusoKoplin. —Pero¿cómoencontrasterastrosdebizanio?—preguntóSeagram. —Alostrecedías,cuandoexplorabalaparednortedelamontañaBednáia,tropecéconunmontónde desechos. —¿Desechos? —Un montón de rocas que habían sido retiradas al excavar el túnel de una mina. Este montón en particularconteníapequeñísimosrastrosdemineraldebizanio. Losrostrosdetodossepusieronseriosdepronto. —La entrada del túnel estaba hábilmente disimulada —continuó Koplin—. Me llevó casi toda la tardededucirenquéparedsehallaba. —Un momento, Sid. —Seagram tocó el brazo de Koplin—. ¿Estás diciendo que la entrada de esa minafuedeliberadamentecamuflada? —Unviejoardidespañol.Sellenólaaberturahastanivelarlaconlaparednaturaldelacolina. —¿Elmontónderocasnotendríaquehaberestadoenlínearectaconlaentrada?—preguntóDonner. —Encircunstanciasnormales,sí.Peroenestecasosehallabanamásdecienmetrosdedistancia, separadosporunarcogradualquerodeabalapareddelamontañahaciaeloeste. —Pero¿descubristelaentrada?—insistióDonner. —Habíanquitadolosrielesylosdurmientesparalosvagonesdemineralycubiertolashuellasdelas vías,perologrédivisarsucontornoalejándomeyestudiandolapareddelamontaña.Loquenosepodía verestandoencimasevolvíamuyclarodesdelejos.Entoncesfuefácildeterminarlaubicaciónexactade lamina. —¿QuiénsetomaríatantasmolestiasparaesconderunaminaabandonadaenelÁrtico?—preguntó Seagram—.Esonotienemétodonilógica. —Tienes razón sólo a medias, Gene —dijo Koplin—. Temo que la lógica siga siendo un enigma, pero el método fue brillantemente ejecutado por profesionales… por coloradeños. —La palabra fue pronunciada con lentitud, casi con reverencia—. Esos fueron los hombres que excavaron la montaña Bednáia.Loszafreros,losdinamiteros,loscriberos,losperforadores,loscornuallenses,losirlandeses, alemanes y suecos. No rusos, sino hombres que emigraron a Estados Unidos y se convirtieron en los legendariosminerosdelasmontañasRocosasdeColorado.Queotroaverigüecómofuequeestuvieron enlasheladasparedesdelamontañaBednáia,perofueronellosloshombresquellegaron,extrajeronel bizanioyluegodesaparecieronenlaoscuridaddelÁrtico. UnatotalincomprensióncubrióelrostrodeSeagram,quienalvolversehaciaDonnerseencontrócon lamismaexpresión. —Suenaalocura,alocuratotal. —¿Locura?—repitióKoplin—.Talvez,peronoporesodejadesercierto. —Parecesmuyconfiado—murmuróDonner. —Por supuesto. Perdí la prueba tangible cuando me sorprendió el soldado ruso; sólo puedo ofrecerlesmipalabra,pero¿porquédudardeella?Comohombredeciencia,sólocomunicohechosyno tengoningúnmotivoparamentir.Demodoque,ensulugar,señores,aceptaríasimplementemipalabra. —Comoyadije,lapartidaestuya—dijoSeagramconunalevesonrisa. —Mencionastepruebastangibles—dijoDonnerconcalmayfríaeficiencia. —Cuandopenetréeneltúneldelamina…larocasueltasedesprendióypudeabriruntúneldeun metro…loprimeroconquemicabezachocóenlaoscuridadfueunahileradevagonesparaminerales. Con el cuarto fósforo encendí un par de viejas lámparas de petróleo. —Los ojos de un azul desteñido parecían contemplar algo más allá de las paredes de la habitación—. Vi herramientas de minería colgadasenorden,vagonesvacíossobreenmohecidosrielesdetrochaangosta,equiposdeperforación listos para atacar la roca… era como si la mina estuviera esperando que el turno siguiente apartara el mineralyllevaralosdesechosalexterior. —¿Podríasdeterminarsiparecíaquealguiensehubieraidodeprisa? —Nadadeeso.Todoestabaensusitio.Enunrecintolateral,lascamasestabantendidas,lacocina limpia,todoslosutensiliosaúnenlosestantes.Hastalasmulasutilizadasparaarrastrarlosvagonesde mineralhabíansidollevadasalacámaradetrabajoyeficientementeeliminadas;cadacalaveralucíaun pulcroagujeroredondoenlafrente.No,yodiríaquelapartidafuemuymetódica. —Todavíanohasexplicadotuconclusiónencuantoalaidentidaddeloscoloradeños—dijoDonner sinrodeos. —Bien… —Koplin ahuecó una almohada y se volvió de costado cautelosamente—. Todos los indicios estaban allí, por supuesto. En los equipos más pesados aún se veía la marca de fábrica. Los vagones habían sido construidos por la Fundición Guthrie e Hijos, de Pueblo, Colorado; el equipo perforador provenía de la Herrería y Metalistería Thor, de Denver; y en las herramientas pequeñas se leíanlosnombresdelosherrerosquelashabíanforjado.CasitodasprocedíandeCiudadCentraleIdaho Springs,quesonpoblacionesminerasdeColorado. Seagramsereclinóensusilla. —LosrusospudieronhabercompradolosequiposenColoradoyhaberlosenviadoluegoalaisla. —Es posible —dijo Koplin—. Sin embargo, había otros indicios que también conducían a Colorado… —¿Porejemplo? —Paraempezar,uncadáverenunalitera. Seagramfruncióelentrecejo. —¿Uncadáver? —Concabelloybarbarojos—dijoKoplin—.Muybienconservadoporlatemperaturabajocero… Lomásinteresanteresultólainscripcióntalladaenlamadera,sobrelossoportesdelalitera.Decía,en inglés:«AquídescansaJakeHobart.Nacidoen1874.Unbuenhombrequesehelóduranteunatormenta. 10defebrerode1912.» Seagramselevantódelasillaysepaseóalrededordelacama. —Un hombre; al menos eso es un comienzo. —Se detuvo y miró a Koplin—. ¿Había efectos personalesabandonados? —Toda la ropa había desaparecido. Cosa extraña, las etiquetas de las latas de alimentos eran francesas.PerohabíaunoscincuentaenvoltoriosvacíosdetabacoparamascarMile-Hidiseminadospor elpiso.Laúltimapiezaquecompletaelrompecabezas,eraunamarillentoejemplardelRockyMountain News,fechadoel17denoviembrede1911.Fueestapartedelapruebaloqueperdí. Seagram sacó un paquete de cigarrillos y cogió uno. Donner le acercó un encendedor; Seagram lo agradecióconunmovimientodelacabeza. —Entonces,hayunaposibilidaddequelosrusosnosehayanapoderadodelbizanio—dijo. —Hayundetallemás—dijoKoplinconvozapagada—.Laesquinasuperiorderechadelapágina tresdelperiódicohabíasidocuidadosamenterecortada.Talveznosignifiquenada,pero,porotrolado, quizáaverigüealgoexaminandolosviejosarchivosdelperiódico. —Podríaser.—SeagramcontemplópensativoaKoplin—.Graciasati,nuestratareasesimplifica. Donnerasintióconlacabeza. —Reservaré pasaje para el próximo vuelo a Denver. Con suerte, tal vez regrese con algunas respuestas. —Visita primero el periódico, después procura hallar el rastro de Jake Hobart. Yo examinaré aquí losviejosregistrosmilitares.Tambiénmecomunicaréconunexpertolocalenhistoriadelamineríaenel OesteylepasarélosnombresdefabricantesquenoshadadoSid.Porimprobablequesea,talvezalguno deellossigaenelnegocio. SeagramsepusodepieycontemplóaKoplin. —Nuncapodremospagarteloquetedebemos—dijoconsuavidad. —Calculoqueesosviejosminerosextrajeroncasimediatoneladadebizaniodemáximapurezade lasentrañasdeesamontaña—dijoKoplinfrotándoseconlamanosubarbadeunmes—.Esemineralaún debeestaralmacenadoenalgunaparte.Porotrolado,sinoapareciódesde1912,quizásehayaperdido para siempre. Pero si lo encontráis… podéis agradecérmelo enviándome una pequeña muestra para mi colección. —Hecho. —Ydepasoconseguidmeladireccióndelsujetoquemesalvólavida,asípodrémandarleuncajón debuenvino.SellamaDirkPitt. —Terefieresalmédicoqueteoperóabordodelanaveexploradora. —Merefieroalhombrequematóalsoldadosoviéticoysuperro,yquemesacódelaisla. DonnerySeagramsemiraronatónitos.Donnerfueelprimeroenreaccionar. —¡Matóaunsoldadosoviético!—Fuemásunaafirmaciónqueunapregunta—.Diosmío,¡esoesel colmo! —Pero ¡eso es imposible! —logró barbotar finalmente Seagram—. Cuando te encontraste con el barcodelaNUMAestabassolo. —¿Quiénosdijotalcosa? —Pues…nadie.Presumimosnaturalmenteque… —NosoySuperman—dijosarcásticamenteKoplin—.Elguardiadelapatrulladescubriómirastro, seacercóhastadoscientosmetrosdedistanciaymedisparódosveces.Difícilmentepodríahabercorrido aventajandoaunperroyluegocruzadomásdeochentakilómetrosdemarabiertoenunachalupa. —¿DedóndehasalidoeseDirkPitt? —No tengo ni idea. El soldado me arrastraba literalmente hasta su puesto de guardia cuando Pitt aparecióentrelaventiscacomounvengativodiosnórdicoy,contodacalma,comosilohicieratodoslos díasantesdeldesayuno,matóalperroyluegoalsoldadosinsiquierapestañear. —Losrusosaprovecharánestoparasupropaganda—gimióDonner. —¿Dequémanera?—quisosaberKoplin—.Nohubotestigos.Esprobablequeelsoldadoysuperro esténsepultadosyabajomásdeunmetrodenieve:talvezjamásselosencuentre.Ysiselosencuentra, ¿qué?¿Quiénpuedeprobarnada?Osdejáisarrastrarporelpánicosinningúnmotivo. —Fueungranriesgoelquecorrióesetipo—dijoSeagram. —Ymenosmalquelocorrió—murmuróKoplin—.Oenvezdeestaraquí,seguroycómodoenesta limpiacamadehospital,estaríatendidoenunaasépticaprisiónrusa,soltandotodoloqueséacercadela SecciónMetayelbizanio. —Nodejasdetenerrazón—admitióDonner. —Descríbelo—ordenóSeagram—.Cara,rasgos,vestimenta,todoloquepuedasrecordar. Koplin así lo hizo. Aunque su descripción fue somera en algunos aspectos, en otros recordaba los detallesconnotableexactitud. —¿HablasteconélduranteeltrayectohastaelbarcodelaNUMA? —No. Me desmayé apenas me levantó y no reaccioné hasta encontrarme aquí en Washington, en el hospital. DonnerhizounaseñaaSeagram. —Serámejorquebusquemosprontoaestetipo. Seagramasintióconlacabeza. —Empezaré por el almirante Sandecker. Pitt debe de haber estado vinculado con la nave exploradora.TalvezhayaenlaNUMAalguienquepuedaidentificarlo. —Nopuedodejardepreguntarmecuántosabe—dijoDonner,conlamiradafijaenelpiso. Seagramnocontestó.SupensamientoerrabatraslasombríafigurasobreunaisladelÁrticocubierta denieve.DirkPitt…Repitiómentalmenteelnombre.Poralgúnmotivolesonabaextrañamentefamiliar. 10 El teléfono sonó pasada la media noche. Sandecker abrió un ojo y lo contempló un momento con miradaasesina.Porúltimosedioporvencidoyatendióalsonarporoctavavezlacampanilla. —Sí,¿quépasa?—preguntó. —SoyGeneSeagram,almirante.¿Estabadurmiendo? —Oh,no,quédiablos—bostezóSandecker—.Nuncameacuestoantesdeescribircincocapítulosde mibiografía.Bueno,¿quéseleofrece,Seagram? —Haocurridoalgo… —Olvídelo. No pondré en peligro a ninguno de mis hombres ni de mis barcos para sacar a sus agentesdeterritorioenemigo. Usólapalabra«enemigo»comosielpaíssehallaraenguerra. —Nosetratadeeso… —Entonces¿qué? —Necesitoinformaciónsobrealguien. —¿Porquérecurreamíenplenanoche? —Creoqueustedpuedeconocerlo. —¿Cómosellama? —DirkPitt.ProbablementesedeletreeP-i-t-t. —Y¿porquépiensaqueloconozco? —Notengopruebas,peroestoysegurodequetienealgunaconexiónconlaNUMA. —Tengomásdedosmilpersonasamisórdenes.Nopuedomemorizartodossusnombres. —¿Podríaaveriguarlo?Tengourgenciaporhablarconél. —Esustedincreíblementefastidioso,Seagram—murmuróSandecker,irritado—.¿Noseleocurrió llamaramidirectordepersonaldurantelashorasnormalesdetrabajo? —Lepidodisculpas—dijoSeagram—.Heestadotrabajandohastatardey… —Estábien,sidescubroaesepersonaje,haréquesecomuniqueconusted. —Seloagradezco—dijoSeagramsinabandonareltonoimpersonal—.Porcierto,elhombreaquien lossuyosrescataronenelmardeBarentssiguemuybien.ElcirujanodelFirstAttempthizountrabajo magníficoalextraerlelabala. —Koplin,¿verdad? —Sí;creoqueenpocosdíasestarárecuperado. —Nos salvamos por poco, Seagram. Si los rusos nos hubieran descubierto ahora, tendríamos otro desagradableincidenteentremanos. —¿Quépuedodecir?—exclamóSeagram,impotente. —Puededecirbuenasnochesydejarmequesigadurmiendo—gruñóSandecker—.Peroantesdígame quétienequeveresePittentodoesto. —Un soldado ruso estaba por capturar a Koplin cuando este individuo apareció en medio de una ventiscayacabóconél.LuegotransportóaKoplinatravésdeochentakilómetrosdeaguasturbulentas, sinmencionarquerestañósusheridasparaquenosiguieseperdiendosangre,ynosécómolodepositóa bordodelanaveexploradoradeustedes,listoparaseroperado. —¿Quépiensahacercuandoloencuentre? —EsoquedaentrePittyyo. —Comprendo—dijoSandecker—.Bien,señorSeagram,buenasnoches… —Gracias,almirante.Adiós. Sandeckercolgóelauricularypermanecióunosinstantessentado,conunaexpresiónintrigadaenel rostro. —Matóaunsoldadorusoyrescatóaunagentenorteamericano.DirkPitt…¡eresincorregible! 11 ElprimervuelodelaUnitedllegóalaeropuertoStapleton,deDenver,alasochodelamañana.Mel DonnerpasórápidamentearetirarsuequipajeyseinstalótraselvolantedeunPlymouthalquiladopara iniciar el trayecto de quince minutos hasta la avenida Colfax Oeste 400 y el Rocky Mountain News. Mientrasseguíaeltránsitoquesedirigíahaciaeloeste,fijabalamiradaalternativamenteenelcaminoy enunplanodelaciudaddesplegadoasulado,sobreelasiento. Nunca había estado antes en Denver y se sorprendió un poco al ver que un manto de polución industrialcubríalaciudad.EsperabaveresanubedeunsuciocolorpardoygrissobrelugarescomoLos ÁngelesyNuevaYork,peroDenversiemprelehabíahechopensarenunaciudadpurificadaporunaire límpido, cobijada bajo la nube protectora de las montañas. Incluso éstas lo decepcionaron; Denver se alzabadesnudaalbordedelasgrandesllanuras,acuarentakilómetrosdelascolinasmáscercanas. Estacionó el coche y se encaminó hacia la biblioteca del periódico. La joven que atendía el mostrador lo observó a través de unas gafas en forma de lágrima y mostró unos dientes desparejos al sonreírconcordialidad: —¿Puedoserleútilenalgo? —¿Tieneunejemplardel17denoviembrede1911? —Vaya,esofuehacemucho…—Torcióloslabios—.Puedodarleunafotocopia,perolosejemplares originalessehallanenlaSociedadHistóricadelEstado. —Sólonecesitoverlatercerapágina. —Siquiereesperar,tardaréunosquinceminutosenlocalizarelfilmecorrespondienteaesafechay pasarlapáginaqueustedbuscaporlafotocopiadora. —Gracias.¿TienenustedesporcasualidadunaguíacomercialdeColorado? —Desdeluegoquesí. Buscóbajoelmostradorypusounfolletosobrelamanchadasuperficiedelmostrador. Donner se sentó a estudiar la guía mientras la joven iba a ocuparse de su petición. En Pueblo no figurabaningunaFundiciónGuthrieehijos.BuscólaletraT.Tampocoallíencontrónadareferenteala HerreríayMetalisteríaThor,deDenver.Supusoqueerademasiadoesperarquedoscompañíassiguieran despuésdecasiochodécadas. Comotranscurrieronlosquinceminutossinquelamuchacharegresara,sepusoahojearociosamente laguíaparapasarelrato.ConexcepcióndeKodak,MartinMariettayGomasGates,nuncahabíaoído hablardelasotrascompañías.Pero,deprontofruncióelentrecejo.BajolaletraJ,susojosdescubrieron unaMetalúrgicaJensenyThor,enDenver.Arrancólapágina,selaguardóenelbolsilloydejólaguía sobreelmostrador. —Aquílotiene,señor—dijolaempleada—.Soncincuentacéntimos. Donnerpagóyleyóconrapidezeltitularenlaesquinasuperiorderecha.Elartículosereferíaaun desastreminero. —¿Eraesoloquebuscaba?—inquiriólajoven. —Tendráquebastarme—repusoélaltiempoquesealejaba. La Metalúrgica Jensen y Thor estaba situada entre los talleres ferroviarios de la línea Burlington- NorteyelríoSouthPlatte;unenormeedificiodemetalonduladoquehabríaborradocualquierpaisaje, salvoelquelorodeaba.Dentrodeltaller,unasgrúaselevadasmovíandeunmontónaotrograndestrozos detuberíasenmohecidas,mientraslasmáquinastroqueladorasmartillabanconestrépito,antecuyoataque los tímpanos de Donner se encogieron. La oficina principal se hallaba a un lado, tras paredes insonorizadasyaltasventanasarqueadas. Una atractiva recepcionista de generosos pechos lo acompañó por un pasillo alfombrado hasta un espacioso despacho con paneles en las paredes. Cari Jensen, hijo, abandonó su sitio tras el escritorio paraestrecharlamanodeDonner.Erajoven;noteníamásdeveintiochoañosyllevabaelcabellolargo. Lucía un bigote recortado y vestía un costoso traje de tela escocesa. Parecía, ni más ni menos, un diplomadodelaUniversidaddeCalifornia;Donnernolopodíaimaginardeotromodo. —Graciasporrecibirme,señorJensen. Estesonriócondiscreción. —Sonabaimportante.UnhombreimportantedeWashington,nadamenos.¿Cómopodíanegarme? —Comoyaleadelantéporteléfono,estoyverificandoalgunosviejosregistros. LasonrisadeJensenseesfumó. —EsperoqueustednoseainspectordeHacienda. Donnermeneólacabeza. —Nadadeeso.Elinterésdelgobiernoespuramentehistórico.Sitodavíalosconserva,megustaría examinarlosregistrosdesusventasdesdejuliohastanoviembrede1911. —Seburlausteddemí—rióJensen. —Leaseguroquevaenserio. Jensenlomiróextrañado. —¿Estásegurodequeéstaeslacompañíaquebusca? —Sí,loestoy—repusoDonnerconbrusquedad—,siprovienedelaHerreríayMetalurgiaThor. —La vieja compañía de mi bisabuelo —admitió Jensen—. Mi padre compró todas las acciones pendientesycambióelnombreen1942. —¿Conservaustedalgunosdelosviejosregistros? Jensenseencogiódehombros. —Nos deshicimos de la historia antigua hace tiempo. Si hubiéramos conservado todas las facturas desdequemibisabueloabriósuspuertasalláen1897,necesitaríamosundepósitodeltamañodelestadio Bronco. Donnersacóunpañueloyseenjugóelsudordelacara.Searrellanóensusillón. —Sin embargo —continuó Jensen—, y puede agradecerlo a la previsión de Cari Jensen padre, tenemostodosnuestrosregistrosanterioresenmicrofilme. —¿Microfilme? —Es el único modo de hacerlo. Pasados cinco años, lo filmamos todo. Somos la eficiencia personificada. Donnernopodíadarcréditoasubuenasuerte. —Entonces,¿puedemostrarmelasventascorrespondientesalosseisúltimosmesesde1911? Jensennocontestó.Seinclinósobreelescritorio,hablóporelintercomunicadoryvolvióareclinarse ensusillóndeejecutivo. —Mientrasesperamos,¿puedoofrecerleunatazadecafé,señorDonner? —Preferiríaalgounpocomásestimulante. —Palabrasdignasdequienvienedelagranciudad…—Jensensepusodepieparadirigirsehaciaun bar con espejos, de donde sacó una botella de Chivas Regal—. Denver le resultará bastante aburrida. Aquísedesaprueba,engeneral,quehayabarenundespacho.Laideaqueaquítienendeagasajaralos visitantes consiste en ofrecerles una Coca-Cola y un almuerzo abundante en el Wienersohnitzel. Afortunadamenteparanuestrosestimadosclientesdeotraslocalidades,hicemiaprendizajecomercialen MadisonAvenue. Donneraceptóelvasoqueseleofrecíaylovació. Jensenfijóenélunamiradacalculadoraantesdevolverallenarleelvaso. —Dígame,señorDonner,¿quéesperaencontrarexactamente? —Nadadeimportancia—repusoDonner. —Vamos,vamos.Elgobiernonoenviaríaaunhombreacomprobarventashechassetentayseisaños atrás,sólopordiversión. —Elgobiernosuelemanejarsussecretosdemodojocoso. —¿Un secreto clasificado que se remonta a 1911 ? —Jensen sacudió la cabeza, maravillado—. Sorprendente,enverdad. —Digamossimplementequeestamosprocurandoresolverunantiguocrimencuyoautorcontratólos serviciosdesubisabuelo. Jensensonrióyaceptócortésmentelamentira. Una joven de cabello negro, falda larga y botas entró con paso ondulante en el recinto, lanzó una seductoramiradaaJensen,dejósobresuescritoriounacopiaXeroxyseretiró. Jensenlevantóelpapelyloexaminó. —Dejunioanoviembredebehabersidounperíododerecesiónparamiantepasado.Lasventasen esosmesesfueronreducidas.¿Leinteresaalgunapartidaenespecial,señorDonner? —Equiposparaminería. —Sí, debe de ser esto… herramientas perforadoras. Pedidas el diez de agosto y retiradas por el compradorelprimerodenoviembre.—LoslabiosdeJensenseentreabrieronenunaampliasonrisa—. Segúnparece,amigo,estavezsehanburladodeusted… —Noleentiendo. —El comprador, o según me ha informado usted, el delincuente… —Jensen hizo una pausa para causarefecto—fueelgobiernodelanación. 12 LasdependenciasdelaSecciónMetaestabansepultadasenunviejoeimpersonaledificio,situado juntoalaPrefacturaNavaldeWashington.Ungrancartel,cuyasletraspintadassedescascarabanbajoel doble embate del calor y la humedad estivales, anunciaba humildemente que el local pertenecía a la CompañíaSmithdeTransporteyAlmacenamiento. Losmuellesdecargateníanunaaparienciabastantenormal:cajonesycontenedoresseapilabanen los sitios estratégicos, y desde los vehículos que pasaban por el bulevar Suitland, los camiones estacionados,trasuncercodealambredecincometrosdealto,teníanelaspectoexactoquedebentener loscamionesdemudanza.Sólounainspecciónmásatentahabríareveladoviejosvehículosabandonados, sin motores y con interiores polvorientos, fuera de uso. Era un cuadro que habría entusiasmado a un escenógrafodeHollywood. GeneSeagramleíalosinformesreferentesaadquisicionesdebienesraícesparalasinstalacionesdel proyectoSiciliano.Erancuarentayseisentotal.LazonaseptentrionalfronterizaconCanadáincluíala mayoría, seguida de cerca por el litoral marítimo atlántico. En la costa del Pacífico había ocho zonas designadas,mientrasquesolamenteplaneabancuatroenlafronteraconMéxicoyelgolfodeMéxico.Las transaccionessehabíanefectuadosintropiezos;encadacaso,elcompradorsehabíaencubiertobajoel rótulo de Departamento de Estudios Energéticos. No habría motivos de sospecha. Según todas las apariencias, las instalaciones eran proyectadas a fin de que parecieran pequeñas estaciones de retransmisiónenergética.Enloexternonadahabíaquedespertarasospechaniaúnenlamentemássagaz. Estaba examinando los costes estimados de construcción cuando sonó su teléfono privado. Por costumbre, volvió a poner cuidadosamente los informes en su carpeta, que guardó en un cajón del escritorioantesdelevantarelauricular. —HablaSeagram… —Hola,señorSeagram. —¿Quiénes? —ElmayorMcPatrick,delaOficinadeRegistrosMilitares.Mepidióquelollamaraaestenúmero siencontrabaalgoreferenteaunminerollamadoJackHobart. —Sí,porsupuesto.Disculpe,mimenteestabaenotraparte. Seagramcasipodíavisualizarmentalmentealquelehablabadesdeelotroextremodelalínea.Un egresado de West Point, de menos de treinta años… así lo delataban los verbos apocopados y la voz entusiasta. Probablemente llegaría a general a los cuarenta y cinco años, siempre que estableciera los contactosadecuadosmientrascomandabaunescritorioenelPentágono. —¿Quéhaencontrado,mayor? —Tengoalquebusca.SunombrecompletoeraJasonClevelandHobart.Nacidoel23deenerode 1874enVinton,Iowa. —Porlomenoselañocoincide. —Laocupacióntambién:eraminero. —¿Quémás? —Se alistó en el ejército en mayo de 1898, y sirvió en el primer Regimiento de Voluntarios de Colorado,enlasFilipinas. —¿HadichoColorado? —Asíes,señor.—McPatrickhizounapausaySeagrampudooírelrocedepapelesalotroladodela línea— Hobart tuvo un historial bélico excelente. Fue ascendido a sargento. Sufrió graves heridas combatiendo contra los insurrectos filipinos y fue condecorado dos veces por conducta meritoria en combate. —¿Cuándofuelicenciado? —En esa época se decía «dejar fuera de servicio» —dijo McPatrick con tono sabiondo—. Hobart dejóelejércitoenoctubrede1901. —¿Esésalaúltimaanotaciónquetienesobreél? —No;suviudatodavíacobraunapensión… —Espere—lointerrumpióSeagram—.¿LaviudadeHobartvivetodavía? —Cobrasupensióndecincuentadólaresycuarentacentavostodoslosmeses,conlapuntualidadde unreloj. —Debetenermásdenoventaaños…¿Noesinusualpagarunapensiónalaviudadeunveteranode laguerrahispano-norteamericana?Secreeríaquecasitodasestányabajotierra. —Oh, no, qué diablos; todavía figuran casi cien viudas de la guerra civil en nuestras nóminas de pensionados.NingunadeellashabíanacidocuandoGrantocupóRichmond.Loscasamientosenmayoy diciembre entre jovencitas y viejos excombatientes desdentados del gran ejército de la Unión eran bastantefrecuentesenesaépoca. —Creíaqueunaviudapodíasolicitarpensiónsolamentesisuesposohabíamuertoencombate. —Nonecesariamente—repusoMcPatrick—.Elgobiernopagapensionesaviudasdedoscategorías. Una es por muerte en servicio… Eso incluye, por supuesto, la muerte en combate, o enfermedad adquirida o herida fatal recibida durante el servicio entre ciertas fechas fijadas por el Congreso. La segundaespormuertenoocurridaenservicio.Ustedmismo,porejemplo.Sirvióenlaarmadadurantela guerradeVietnamentrelasfechasqueabarcaroneseconflictoenparticular.Esohacequesuesposa,o unafuturaesposa,puedasolicitarunapequeñapensiónsidentrodecuarentaañosaustedloarrollaun camión. —Lo anotaré en mi testamento —dijo Seagram, inquieto al saber que su registro militar estaba al alcancedecualquieroficinistadelPentágono—.VolviendoaHobart… —Ahorallegamosaunextrañodescuidoenlosregistrosdelejército. —¿Undescuido? —Los formularios militares de Hobart omiten mencionar que se reincorporó; sin embargo, figura como«muertoenactodeservicio».Nosemencionalacausa,sólolafecha:17denoviembrede1911. Seagramseirguióbruscamenteensusillón. —TengoinformesfidedignosdequeJakeHobartmuriósiendocivilel10defebrerode1912. —Como le dije, no se menciona la causa de la muerte. Pero le aseguro que Hobart murió siendo soldado,el17denoviembre.Tengoenestelegajounacartafechadael25dejuliode1912,yfirmadapor HenryL.Stimson,secretariodeGuerradelpresidenteTaft,enlaqueordenaalejércitoqueconcedaala viuda del sargento Jason Hobart pensión completa por el resto de su vida. Cómo hizo Hobart para merecerelinteréspersonaldelsecretariodeGuerraesunmisterio,perodejapocadudaencuantoala importanciadenuestrohombre.Sólounsoldadomuybienconceptuadohabríarecibidoesetipodetrato preferencial;nounminerodelcarbón,porcierto. —Noeraminerodelcarbón—dijosecamenteSeagram. —Bueno,loquefuera. —¿TieneladireccióndelaseñoraHobart? —Latengoporaquí…SeñoraAdelineHobart,calleAragón261B,LagunaHills,California.Viveen esegranbarrioparaancianosquehaycercadeLosÁngelessobrelacosta. —Conesobasta—dijoSeagram—.Leagradezcosuayuda,mayor. —Noquisieratenerquedeciresto,señorSeagram,perocreoqueaquíhaydoshombresdistintos. —Talvezestáenlocierto—replicóSeagram—.Sediríaqueseguimosunrastroequivocado. —Sipuedoayudarleenalgomás,novacileenllamarme. —Loharé—murmuróSeagram—.Graciasotravez. Después de colgar, apoyó la cabeza en las manos y se encorvó en el sillón. Permaneció así, sin moverse,duranteunosminutos.Luegopusolasmanossobreelescritorioyesbozóunasonrisaampliay socarrona. Bienpodíanhaberexistidodoshombresdiferentesconelmismoapellidoyañodenacimiento,que trabajaran en el mismo estado y en la misma profesión. Esa parte del enigma podría haber sido una coincidencia.Peronolaconexión,esagloriosayremotaconexiónqueligabamisteriosamentealosdos hombresylosconvertíaenunosolo:tantolamuerteoficialdeHobartcomoelviejoperiódicohallado porSidKoplinenlamontañaBednáiaestabanfechadosel17denoviembrede1911. Pulsóelbotóndelintercomunicadorparallamarasusecretaria. —Bárbara,pidacomunicaciónconMelDonner,enelhotelPalaceBrown,Denver… —¿Dejoalgúnmensajesinoestá? —Quemellameamiteléfonoprivadocuandoregrese. —Muybien. —Yunacosamás:resérvemebilleteparamañanaenelvuelomatinaldelaUnitedaLosÁngeles. —Sí,señor. Seagram cortó la comunicación y se reclinó pensativo en el sillón. Adeline Hobart tenía más de noventaaños…Ojalánoestuvierasenil. 13 Habitualmente, Donner no se alojaba en hoteles del centro. Prefería un motel común cercano a los suburbios, pero Seagram había insistido, aduciendo que un investigador obtiene cooperación local con másfacilidadcuandohacesaberquesealojaenunahabitacióndelmásantiguoyprestigiosoedificiode laciudad.Investigador…lapalabraledabanáuseas.Sialgunodesuscolegas,profesorescomoélenla Universidad de California del Sur, le hubiera dicho cinco años atrás que su doctorado en física lo conduciríaacumplirunpapeltanclandestino,sehabríaahogadoderisa.AhoraDonnernosereía.El proyectoSicilianoerademasiadovitalparaelinterésdelpaís,comoparaarriesgarseaquesefiltrara informaciónatravésdeuncolaboradorajeno.ElySeagramhabíanplaneadoycreadoelproyectopor cuentapropia,yestabaacordadoquelollevaríanlomáslejosposiblesolos. Dejó su Plymouth alquilado en manos del encargado del estacionamiento y, cruzando la calle Tremont, traspuso las anticuadas puertas giratorias del hotel y entró en el vestíbulo, agradablemente decorado. El joven subgerente le dio un mensaje sin siquiera sonreírle. Donner lo cogió y luego se encaminóhacialosascensoresysuhabitación. Alentrardiounportazo,arrojólallaveyelmensajedeSeagramsobreelescritorioyencendióla televisión. La jornada había sido larga y agotadora y su cuerpo todavía funcionaba con el horario de Washington.Llamóalserviciointerno,ypidiólacena;despuéssequitóloszapatos,seaflojólacorbata ysedesplomósobrelacama. Quizá por décima vez, se puso a examinar la fotocopia de la vieja página de periódico. Era una lectura muy interesante, siempre, claro está, que Donner se interesara en anuncios de afinadores de pianos, cinturones eléctricos para hernias y extraños remedios para achaques, junto con editoriales referidos a la decisión tomada por el Consejo Municipal de Denver de eliminar de la calle las pecaminosas casas de diversión, o curiosos sueltos ante los cuales, sin duda alguna, las lectoras de principiosdesiglolanzaríanexclamacionesdeinocentehorror. «InformeDELJUEZdeguardia.Lasemanapasada,desconcertómuchoaloshabitualesdelaMorgue de París una extraña pierna de caucho que era exhibida para su reconocimiento. Al parecer, se había encontrado en el Sena el cadáver de una mujer elegantemente vestida, que aparentaba unos cincuenta años,peroelcuerpoestabatandescompuestoquenofueposibleconservarlo.Sinembargo,seobservó quelapiernaizquierda,amputadaalaalturadelmuslo,habíasidoreemplazadaporunapiernadecaucho ingeniosamenteconstruida,lacualseexhibíaconlaesperanzadequepudieraconduciralaidentificación delapropietaria». Donnersonrióanteesepintorescofragmentodehistoriayvolviósuatenciónhacialapartesuperior derechadelapágina,laque,segúnKoplin,faltabadelperiódicodescubiertoporélennuevaZembla. DESASTREENLASMINAS La tragedia golpeó esta mañana como un espectro vengativo cuando una explosión de dinamita provocóunderrumbeenlaminaAngelito,cercadeCiudadCentral,atrapandoanuevehombresdel primerturno,entreelloselconocidoyrespetadoingenierodeminasJoshuaHaysBrewster. Losfatigadosymacilentosmiembrosdelaspatrullasderescateinformanquelasesperanzasde rescatar a los hombres con vida son mínimas. Bill Mahoney, el intrépido capataz de la mina Satán, hizounintentotitánicodellegarhastalosminerosatrapados,peroseloimpidióunaavalanchade aguademarqueinundóeltúnelprincipal. «Esospobrestiposestánperdidos—declaróMahoneyalosperiodistasenelescenariodeldesastre —. El agua ha inundado casi dos niveles por encima de donde ellos trabajaban. Seguro que se han ahogadocomoratasantesdedarsecuentadeloquepasaba». Lasilenciosayacongojadamultitudqueseagitabaalrededordelaentradadelaminadeploraba con consternación la escalofriante probabilidad de que esta vez los cuerpos no pudieran ser recuperadosytraídosalasuperficiepararecibirdecentesepultura. SesabedebuenafuentequeelseñorBrewsterseproponíareabrirlaminaAngelito,cerradadesde 1881. Amigos y relaciones comerciales dicen que Brewster solía jactarse de que en la excavación inicialnosehabíaencontradoelmejorfilón,cuyodescubridor,consuerteytesón,seríaél. Cuando se le pidió un comentario, el señor Ernest Bloeser, ex propietario de la mina Angelito, ahoraretirado,dijoenelporchedesuhogarenGoldan:«Esaminafueperseguidaporlamalasuerte desdeeldíaenquelaabrí.Resultósernadamásqueunavetademineraldebajacalidadquenuncadio ganancias».ElseñorBloeseragregó:«Enmiopinión,Brewsterseequivocabademedioamedio.Nunca hubo indicio alguno del filón originario. Me asombra que un hombre tan renombrado como él haya podidopensareso». EnCiudadCentral,elúltimomensajeproclamabaquesilasituaciónsehallaalamercedeterna delTodopoderoso,laaberturaseráselladacomounatumba,yloshombresdesaparecidosquedaránen laoscuridadparasiempre,sinvolverjamásalasuperficienialsol. Lafunestalistadeloshombresatrapadosenesteespantosodesastreeslasiguiente: JoshuaHaysBrewster,deDenver AlvinCoulter,deFairplay ThomasPrice,deLeadville CharlesP.Widney,deCrippleCreek VernonS.Hall,deDenver JohnCaldwell,deCiudadCentral WalterSchmidt,deAspen WarnerE.O’Deming,deDenver JasonC.Hobart,deBoulder QueDiosveleporelalmadeestosvalerosostrabajadoresdelasmontañas. LosojosdeDonnersiemprevolvíanalúltimonombreentrelosminerosdesaparecidos.Lentamente, comohipnotizado,dejóeldiarioenelregazo.Levantóelauriculardelteléfonoymarcólargadistancia. 14 —¡El Monte Cristo! —exclamó Harry Young con deleitación—. Apruebo calurosamente el Monte Cristo.EladerezodeRoqueforttambiénesexcelente.Peroantesquisieraunmartini,muyseco,conuna rodajadelimón. —Emparedado Monte Cristo y Roquefort en la ensalada… Sí, señor —repitió la joven camarera, inclinándosesobrelamesademodoquesucortafaldaallevantarse,revelóunasbragasblancas—.¿Y usted,señor? —Lomismo—asintióDonner—.PeroyoempezaréporunManhattanconhielo. Youngespióporencimadesusanteojosalacamareraquesedirigióhacialacocina. —OjalámeregalaranalgoasíparaNavidad—dijosonriendo. Youngeraunhombrecillodelgado,unactivoyoptimistabonvivantde78años,expertoenapreciar la belleza. Sentado frente a Donner en la mesa del reservado, vestía un jersey azul y una chaqueta de doblepunto. —¡SeñorDonner!—dijomuycontento—.Mealegraverle.ElBrokeresmirestaurantefavorito.— Señalóconunademánlasparedesylosreservadosrevestidosconmaderadenogal—.Sabráqueestoera anteslabóvedadeunbanco. —Loadvertícuandotuvequeagacharmeparaentraryvilapuertadecincotoneladas. —Debería venir a cenar. Le sirven una enorme bandeja de camarones como aperitivo… —Casi resplandecióalpensarlo. —Lotendréencuentalapróximavezquevenga. —Ybien,señor.—Younglomiróconfijeza—.¿Quéquiere? —Tengoalgunaspreguntasquehacerle. LascejasdeYoungsearquearonsobresusgafas. —Vaya, vaya, ahora sí ha despertado mi curiosidad. No será del FBI, ¿verdad? Por teléfono usted dijosimplementequetrabajabaparaelgobiernofederal. —No,nosoydelFBI.NimepagansueldoparalainspeccióndeHacienda.PertenezcoaBienestar Social…Mitareaconsisteeninvestigarlaautenticidaddelassolicitudesdepensión. —¿Cómopuedoayudarloentonces? —Enestemomentomeocupodeinvestigarunaccidentemineroocurridohacesetentayseisaños,que costó la vida a nueve hombres. Un descendiente de una de las víctimas ha solicitado pensión. Vine a comprobarlavalidezdelareclamación.Sunombre,señorYoung,mefuerecomendadoporlaSociedad HistóricadelEstado,quelodescribiócomounaenciclopediaambulantedehistoriadelamineríaenel Oeste. —Aunqueenesohayunpocodeexageración,mesientohalagado—dijoYoung. Lessirvieronlascopasyambosbebieronensilencio.Donneraprovechóparaestudiarlosretratosde reyes de la plata del siglo pasado, en Colorado, que colgaban de las paredes. Todos los rostros proyectabanlamismamiradafijaeintensa,comositratarandeexpresarsuarroganciafortalecidaporla riqueza. —Dígame, señor Donner, ¿cómo es posible que se solicite pensión por un accidente ocurrido hace setentaycincoaños? —Alparecer,laviudanorecibiótodoloquelecorrespondía—repusoDonner—.Suhijaexigela retroactividad,porasídecir. —Comprendo —dijo Young. Lo miró reflexivamente—. ¿Cuál de los hombres desaparecidos en el desastredelaminaAngelitolesinteresa? —Lo felicito —dijo Donner, evitando la mirada de Young mientras desplegaba su servilleta, incómodo—.Noseleescapanada. —No es difícil, en realidad. Un accidente minero de hace setenta y seis años… Nueve hombres desaparecidos.NopodíasersinoeldesastredelaminaAngelito. —ElhombresellamabaBrewster. Younglomiróunmomentomás. —JoshuaHaysBrewster—murmuróelnombre—.HijodeWilliamBuckBrewsteryHettieMasters, nacidoenNebraskael4deabril…oel5deabrilde1878. LosojosdeDonnersedilataron. —¿Cómoesposiblequesepatodoeso? —Oh,séesoymuchomás—sonrióYoung—.Losmineros,olaBrigadadelasBotasAcordonadas, comoselosllamóunavez,sonungrupobastantecerrado.Esunadelaspocasocupacionesdondelos hijossiguenasuspadresyademássecasanconhermanasehijasdeotrosmineros. —¿VaadecirmequeestabaemparentadoconJoshuaHaysBrewster? —Esmitío—sonrióYoung. Donnersequedódeunapieza. —Según parece, le vendría bien otra copa, señor Donner. —Young hizo señas a la camarera pidiéndoleotraronda—.Nohacefaltadecirqueningunahijasolicitópensión;elhermanodemimadre muriósolteroysinhijos. —Los mentirosos nunca prosperan —dijo Donner con una sonrisa forzada—. Siento haberlo incomodado.Fueunatonteríademiparte. —¿Puedeexplicármelo? —Preferiríanohacerlo. —¿Ustedesdelgobierno?—preguntóYoung. Donnerlemostrósuscredenciales. —Entalcaso,¿puedopreguntarleporquéinvestigaamitío,muertohacetantotiempo? —Preferiríanohacerlo—repitióDonner—.Almenos,noporahora. —¿Quédeseasaber? —Cualquier cosa que pueda decirme acerca de Joshua Hays Brewster y el accidente de la mina Angelito. Les sirvieron las bebidas junto con la ensalada. Donner admitió que el aderezo era excelente. Comieron en silencio. Una vez que terminó y se limpió el blanco y fino bigote, Young aspiró profundamenteyseacomodócontraelrespaldodelasiento. —Mi tío era un ejemplo de los hombres que exploraron las minas a principios de siglo: blancos, entusiastasydeclasemedia,denoserporsubajaestatura(medíamenosdeunmetrocincuentaycinco) podíahaberpasadoporesoquelosnovelistasdelaépocadescribíancomouncaballeresco,vigorosoy arrojadominero,conbotasrelucientes,pantalonesdemontarysombrerodeguardabosque. —Lo presenta usted como a un antiguo héroe de las series cinematográficas de los sábados por la tarde. —Un héroe ficticio jamás habría estado a su altura —dijo Young—. Hoy esa actividad está sumamenteespecializada,perouningenierodeminasdelaviejaescuelateníaquesertandurocomola roca que perforaba y debía ser versátil: mecánico, electricista, agrimensor, metalúrgico, geólogo, abogado, intermediario entre una administración avara y trabajadores con músculos en lugar de cerebro…éseeseltipodehombrequehacíafaltaparadirigirunamina.AsíeraJoshuaHaysBrewster. Donnermantuvosilenciomientrasmovíalentamenteellíquidoensuvaso. —DespuésdediplomarseenlaEscueladeMinería—continuóYoung—,mitíoejerciósuprofesión enelKlondike,AustraliayRusiaantesdevolveralasRocosasen1908paraadministrarlasminasRoca Agria y Buffalo, situadas en Leadville y de propiedad de un grupo de financieros parisinos que jamás vieronColorado. —¿LosfrancesesposeíanminasenEstadosUnidos? —Sí. Su capital fluía en abundancia por todo el Oeste. Oro y plata, reses, ovejas, bienes raíces; estabanentodocuantoustedpuedaimaginar. —¿CómoseleocurrióaBrewsterreabrirlaminaAngelito? —Ésaesunaextrañahistoria—contestóYoung—.Laminacarecíadevalor.ElsocavónAlabama,a trescientos metros de distancia, produjo dos millones de dólares en plata. La Angelito ni siquiera se acercóaesaproducción.—Younghizounapausaparasorbersubebida,luegosequedócontemplándola fijamentecomosiestuvieraviendoenloscubosdehielounavagaimagen—.Cuandomitíoanunciósus intenciones de reabrir la mina, quienes lo conocían bien quedaron escandalizados. Sí, señor Donner, escandalizados. Joshua Hays Brewster era un hombre prudente y minuciosamente detallista. Calculaba todassusaccionesentérminosdeéxito.Nuncasearriesgaba,salvoquelasprobabilidadeslefueranen extremofavorables.Queélanunciarapúblicamenteunplantandescabelladoerainimaginable.Suactitud fueconsideradaportodoscomoladeunloco. —Talvezdescubrióalgúnindicioqueaotrosleshabíapasadoporalto. Youngnegóconunmovimientodelacabeza. —Hace más de sesenta años que soy geólogo, señor Donner, y muy bueno. Volví a entrar en la Angelito, la examiné hasta los niveles inundados y analicé hasta el último centímetro accesible del socavón Alabama y le digo de modo terminante e inequívoco: allí no hay ninguna veta de plata sin explotar,nilahabíaen1911. LessirvieronlosemparedadosMonteCristoylosplatosdeensaladafueronretirados. —¿Sugiereustedquesutíoenloqueció? —Se me ocurrió esa posibilidad. Por lo general, en esa época los tumores cerebrales no eran diagnosticados. —Lomismoqueloscolapsosnerviosos… Youngcomióuntrozodesuemparedadoybebiósusegundomartini. —¿QuétalsuMonteCristo,señorDonner? Donnerseobligóadarunosbocados. —Excelente,¿yelsuyo? —Delicioso. ¿Quiere escuchar mi teoría privada? No se moleste en ser cortés; puede reír sin avergonzarse.Todoslohacenaloírla. —Leprometonoreírme—dijoDonnercontonomuyserio. —NodejedemojarsuMonteCristoenjaleadeuva,señorDonner.Esoaumentaelplacer.Ybien, comoyalehedicho,mitíoeraunhombresumamentedetallista,unagudoobservadordesutrabajo,su ambienteysusactividades.Herecopiladolamayoríadesusdiariosycuadernosdeapuntes,quellenan buenapartedelosestantesdemiestudio.SusobservacionesacercadelasminasRocaAgriayBuffalo, por ejemplo, ocupan quinientas páginas de minuciosos bocetos y escritura nítidamente legible. Sin embargo, las páginas del cuaderno encabezadas por la leyenda «Mina Angelito» están totalmente en blanco. —¿NodejónadareferentealaAngelito?¿Nisiquieraunacarta? Youngseencogiódehombrosymeneólacabeza. —Eracomosinohubiesenadaqueanotar.EracomosiJoshuaHaysBrewsterylosochohombresde sucuadrillahubieranbajadoalasentrañasdelatierrasinintencionesdevolver. —¿Quéestásugiriendo? —Aunqueparezcaridículo—admitióYoung—,laideadeunsuicidioenmasamepasóunavezpor lamente…Unaconcienzudainvestigaciónmepermitióaveriguarquelosnuevehombreseransolteroso viudos. Casi todos eran solitarios errantes que iban a la deriva de una a otra excavación, buscando cualquier excusa para marcharse cuando se aburrían o cuando se disgustaban con el capataz o con la gerenciadelamina.Unavezqueenvejecíandemasiadoparatrabajarenlasminas,yanoteníanmuchos motivosparavivir. —PeroJasonHobartestabacasado—dijoDonner. —¿Cómo?¿Quédice?—LosojosdeYoungsedilataron—.Nohalléconstanciadequealgunotuviera esposa. —Asíes,créame. —¡Diosdelcielo!Dehaberlosabidomitío,jamáshabríareclutadoaHobart. —¿Porquémotivo? —¿No lo comprende? Necesitaba hombres en quien pudiera confiar tácitamente, hombres que no tuvieranamigosíntimosniparientesquehicieranpreguntasenelcasodequedesaparecieran. —Loquedicenotienesentido—dijoDonnersinrodeos. —Dicho simplemente: la apertura de la mina Angelito y la tragedia subsiguiente fue un engaño, un pretexto.Estoyconvencidodequemitíoestabaenloquecido. Nuncasesabrácómo,niquécausósuenfermedadmental.Sucaráctersealteródrásticamentehastael puntodeproducirunhombredistinto. —¿Unapersonalidaddividida? —Exacto. Sus valores morales cambiaron; su calidez y su amor por sus amigos desaparecieron. Cuandoeramásjoven,habléconpersonasquelorecordaban.Todosconcordabanenunacosa:elJoshua HaysBrewsterquetodosellosconocíanyamabanmuriómesesantesdeldesastredelaminaAngelito. —¿Quétienequeveresoconunengaño? —Demencia aparte, mi tío seguía siendo ingeniero de minas. A veces era capaz de determinar en pocosminutossiunaminadaríagananciasono.LaAngelitoeraimproductivayéllosabía.Nuncatuvo intenciónalgunadeencontrarunfilóndeprimera.Notengoniideadesuspropósitos,señorDonner,pero de algo estoy seguro: quien bombee el agua de los niveles inferiores de ese viejo túnel no encontrará osamentas. DonnerterminósuManhattanymiróaYoungconaireinquisitivo. —Entonces,¿ustedcreequelosnuevehombresqueentraronenlaminalograronescapar? Youngsonrió. —Nadielosvioentrar,señorDonner.Sedioporsentado,yfuerazonablehacerlo,quemurieronallí abajo,enlasnegrasaguas,porquenuncasevolvióaoírhablardeellos. —Nobastacomoprueba—dijoDonner. —Oh,tengomás,muchasmás—replicóYoungconentusiasmo. —Loescucho… —Primero:lacámaradetrabajomásbajadelaAngelitosehallabaamásdetreintametrossobreel nivel medio del agua. En el peor de los casos, las paredes rezumaban moderadamente debido a la acumulaciónsuperficial.Losnivelesinferioresdeltúnelyaestabaninundados,porqueelaguasehabía acumuladogradualmentedurantelosañosenquelaminaestuvocerrada.Porconsiguiente,unaexplosión dedinamitanopudohaberdesencadenadounaoladeaguasobremitíoysucuadrilla.Segundo:elequipo supuestamentehalladoenlaminadespuésdelaccidenteerachatarraviejayusada.Esoshombreseran profesionales, señor Donner. Jamás habrían ido bajo la superficie con maquinaria de segunda clase. Tercero:aunquecomunicóatodosqueibaareabrirlamina,mitíonuncaconsultónidiscutióelproyecto conErnestBloeser,queeradueñodelaAngelito.Enresumen,mitíoseibaaapoderardealgoquenole pertenecía.Unaaccióninconcebibleenunhombredesureputaciónmoral.Cuarto:elprimeranunciode unposibledesastrellegóalatardesiguiente,cuandoelcapatazdelaminaSatán,untalBillMahoney, encontróbajolapuertadesucabanaunmensajequedecía:«¡Socorro!MinaAngelito.¡Venganpronto!». ¿Nolepareceunmodoextrañísimodedarlaalarma?Elmensaje,naturalmente,noteníafirma.Quinto:el sheriff de Ciudad Central declaró que mi tío le había dado la lista de los integrantes de la cuadrilla, pidiéndolequelaentregaraalaprensaencasodeunaccidentefatal.Unapremoniciónmuypeculiar,por no decir más. Era como si tío Joshua quisiera asegurarse de que no habría errores en cuanto a la identidaddelasvíctimas. Donnerapartósuplatoybebióunpocodeagua. —Suteoríameresultainteresante,peronodeltodoconvincente. —Ah,señorDonner,hereservadolapruebadecisivaparaelfinal.Sexto:variosmesesdespuésdela tragedia,mispadres,quesehallabandegiraporEuropa,vieronamitíoenlaplataformadeunabalsaen Southampton,Inglaterra.Mimadresolíacontarcómoseleacercóyledijo:«Diossanto,Joshua,¿erestú realmente?».Seencontróanteunacarabarbudaymortalmentepálida,unosojosvidriosos.«Olvidadme», susurróélysediolavueltayhuyó.Mipadrelopersiguiócuandobajabadelaplataforma,peronotardó enperderlodevistaentrelamuchedumbre. —Lasoluciónlógicaesquefueuncasodeidentidadequivocada. —¿Unahermanaquenoconoceasupropiohermano?—dijoYoungconsarcasmo—.Vamos,señor Donner,sindudapodrádistinguirasuhermanoentreunamultitud. —Metemoqueno.Fuihijoúnico. —Lástima.Seperdióunadelasgrandesalegríasdelavida. —Almenosnotuvequecompartirmisjuguetes.—Elcamarerollevólacuenta;Donnerarrojósobre labandejaunatarjetadecrédito—.LoqueestádiciendoesqueeldesastredelaAngelitofuefraguado paraencubriralgo. —Ésaesmiteoría.—Youngsepasólaservilletaporloslabios—.Nohaymododeprobarlo,por supuesto,perosiempremeacosóelpresentimientodequelaSociétédesMmesdeLorraineestuvodetrás detodoesto. —¿Quiéneseran? —EranysiguensiendoparaFrancialoqueKruppparaAlemania,loqueMitsubishiparaJapón,lo queAnacondaparaEstadosUnidos. —¿DóndeencajalaSociété…? —Fueron ellos los financieros franceses que contrataron a Joshua Brewster como su ingeniero gerentedeexploración.Eranlosúnicosquepodíanpagaranuevehombresparaquedesaparecierandela superficiedelatierra. —Pero¿porqué?¿Cuáleselmotivo? Younghizounademándeimpotencia. —No lo sé… —Se inclinó, con ojos que parecían arder—. Pero sí sé que cualquiera haya sido el precio,cualquierahayasidolainfluencia,llevóamitíoyasucuadrilladeochohombresanoséqué infiernosinnombrefueradelpaís. —Hastaqueserecobrenloscadáveres,¿quiénpuededecirqueseequivoca? Younglomiróconfijeza. —Esustedunhombrecortés,señorDonner.Seloagradezco. —¿Porqué?¿Porunalmuerzogratisacostadelgobierno? —Pornoreírse—dijosuavementeYoung. Donnerasintióconlacabezasindecirnada.Elhombrequeteníadelanteacababadeempalmaruna minúscula pieza del intrincado rompecabezas con el cadáver de roja barba hallado en la mina de la montañaBednáia.Nohabíamotivoparareírse,absolutamenteningúnmotivo. 15 Seagramdevolviólasonrisaconquelodespedíalaazafata.DescendiódelavióndelaUnitedyse preparóparahacereltrayectodemediokilómetrohastalaentradadelaeropuertointernacionaldeLos Ángeles. Finalmente llegó al vestíbulo delantero y, a diferencia de Donner, que había alquilado su automóvilaunacompañíadesegundacategoría,SeagramprefirióunadeprimeraycontratóunLincoln delaHertz.DoblóporelbulevarCenturyypocascallesmásadelantetomóhaciaelsurporlarampaque conducíaalacarreteradeSanDiego.Eraundíasinnubesylapoluciónindustrial,sorprendentemente leve, permitía ver un brumoso panorama de las montañas de la Sierra Madre. Por el carril derecho, anduvodespacio,aochentakilómetrosporhora,mientraslacorrienteprincipaldeltráficolocalpasaba juntoalLincolnamásdecienkilómetrosporhora,conhabitualindiferenciaporellímitedesetentay cinco kilómetros por hora anunciado en los carteles. Pronto dejó atrás las refinerías químicas de Torrance y las torres petroleras que rodeaban Long Beach y entró en las extensiones del condado de Orange,dondeelterrenoseaplanabadepronto,dandolugaraunmarvasto,interminable,depequeñas casas. Tardó poco más de una hora en llegar al desvío hacia el Mundo del Descanso. Era un escenario idílico:camposdegolf,piscinasdenatación,establos,pradosbiencuidadosyzonasdeestacionamiento, señoresdeedad,bronceadosporelsol,enbicicletas. Se detuvo en la entrada principal, y un anciano guardia uniformado lo hizo pasar y le dio instruccionesparallegaral261BdelacalleAragón.Eraunpequeñoypintorescoapartamentodedos pisos,bienresguardadoenlacuestadeunacolinaconvistaaunparqueinmaculado.Seagramestacionó elLincolnjuntoalaacera,cruzóunpequeñopatiollenoderosalesypulsóeltimbre.Seabriólapuertay sustemoressedesvanecieron;sindudaAdelineHobartnopertenecíaaltiposenil. —¿ElseñorSeagram?—Suvozerasuaveyafable. —Sí.¿LaseñoraHobart? —Pase,porfavor.—Leestrechólamanocontantafirmezacomounhombre—.¿Sabe?,hacemásde setentaañosquenadiemellamaasí.CuandorecibísullamadadelargadistanciarespectodeJake,me sorprendítantoquecasiolvidétomarmiGeritol. Adeline era robusta, pero llevaba sus kilos de más sin esfuerzo. Sus ojos azules parecían reír con cada frase y su rostro mostraba una expresión afectuosa y amable. Personificaba el tópico de la dulce viejecitadecabelloplateado. —UstednoparecedelosquetomanGeritol—dijoSeagram. Ellalepalmeóelbrazo. —Sipretendehalagarme,gracias…—Leseñalóunsillónenunasalaamuebladaconbuengusto—. Vengaytomeasiento.Sequedaráaalmorzar,¿verdad? —Mesentirémuyhonrado,sinoesmolestia. —Claroqueno…Bertestácorreteandoporelcampodegolfyleagradezcosucompañía. Seagramlevantólavista. —¿Bert? —Mimarido. —Peroyocreíaque… —QueyoseguíasiendolaviudadeJackHobart—terminóellalafraseconsonrisainocente—.La verdadesquemeconvertíenseñoradeAustinhacesesentaydosaños. —¿Losabeelejército? —Sí, por Dios. Escribí cartas al Departamento de Guerra notificándoles mi situación hace mucho tiempo, pero ellos se limitaron a enviarme respuestas corteses y evasivas y siguieron enviándome los chequesporcorreo. —¿Peseaqueustedsehabíavueltoacasar? AdelineHobartseencogiódehombros. —Soy humana, señor Seagram. ¿Por qué discutir con el gobierno? Si insisten en enviarme dinero, ¿quiénvaadecirlesqueno? —Unarreglolucrativo. Ellaasintióconlacabeza. —Noloniego,enparticularcuandoseincluyenlosdiezmildólaresquerecibíalmorirJake. Seagramseinclinóentrecerrandolosojos. —¿Elejércitolepagódiezmildólaresdeindemnización?¿Noeramuchopara1911? —Ustednopuedeestarmássorprendidoqueyoenaquelmomento—repusoella—.Sí;enesaépoca esasumaeraunapequeñafortuna. —¿Huboalgunaexplicación? —Ninguna.Todavíamepareceverelcheque,despuésdetantosaños.Decíasólo«Pagoalaviuda»y estabaextendidoaminombre.Esofuetodo. —Talvezpodamosempezarporelprincipio… —¿CuándoconocíaJake? Seagramasintió. Lamiradadelamujersefijómásalládeélporunosinstantes. —ConocíaJakeduranteelterribleinviernode1910.FueenLeadville,Colorado,yyoacababade cumplirdieciséisaños.Mipadreviajabaalazonamineraparainvestigarposiblesinversionesenvarias empresas, y como se acercaba la Navidad y yo tenía algunos días de vacaciones en la escuela, aceptó llevarnosamamáyamí.ApenashabíallegadoeltrenaLeadville,cayósobrelaregiónaltadeColorado la peor tormenta de nieve en cuarenta años. Duró dos semanas y créame que no fue ninguna fiesta, teniendoencuentaespecialmentequelaaltituddeLeadvilleesdemásdetresmilmetros. —Todaunaaventuraparaunamuchachadedieciséisaños. —Ya. Papá se paseaba por el vestíbulo del hotel como un toro acorralado, mientras mamá estaba sentada,preocupada,peroamímepareciómaravilloso. —¿YJake? —Undía,mamáyyocruzábamosaduraspenaslacallerumboalatiendadeultramarinos…todoun calvariocuandoaunalaazotanvientosdesetentakilómetrosporhoraacuatrogradosbajocero,yeneso aparecedelanadaungigantónenorme,noslevantaacadaunoconunbrazo,nostransportaatravésde losmontonesdenieveynosdepositaenelumbraldelatienda. —¿EraJake? —Sí—dijoellacontonodistante—,eraJake. —¿Quéaspectotenía? —Eraunhombrecorpulento,demásdemetroochentaytóraxamplio.Demuchachohabíatrabajado enlasminasdeGales.Cadavezqueseveíaungrupodehombresaunkilómetrodedistancia,erafácil distinguiraJake.Eraeldecabelloybarbarojovivoquesiempreestabariendo. —¿Cabelloybarbarojos? —Sí,loenorgullecíaelhechodesobresalirentrelosdemás. —Todosestimanaunhombrerisueño. —Puespormipartenofueciertamenteamoraprimeravista,selopuedoasegurar—contestóella conunaampliasonrisa—.Jakemeresultabaparecidoaunosoenormeytosco…Noeranimuchomenos eltipoadecuadoparaestimularlafantasíadeunamuchacha. —Perosecasóconél. Ellaasintióconlacabeza. —Mecortejódurantetodalatempestadycuandoporfin,aldecimocuartodía,aparecióelsolentre las nubes, acepté su propuesta. Mamá y papá quedaron consternados, por supuesto, pero Jake los conquistótambiénaellos. —Nopudieronestarmuchotiempocasados. —Loviporúltimavezunañodespués. —EldíaenqueélylosdemásdesaparecieronenlaAngelito—dijoSeagram,másaseverandoque preguntando. —Sí —dijo ella pensativamente. Luego eludió su mirada y dirigió nerviosamente la suya hacia la cocina—. Dios mío, será mejor que prepare algo para almorzar. Debe de estar hambriento, señor Seagram. PerolaexpresiónformaldeSeagramseextinguióysusojosbrillaronconsúbitoentusiasmo. —TuvonoticiasdeJakedespuésdelaccidenteenlaAngelito,¿verdad,señoraAustin? Ellapareciórefugiarseenloscojinesdesusillón.Unaexpresiónrecelosacubríasuapaciblerostro. —Noséaquéserefiere… —Creoquesí—insistióélconsuavidad. —No…no;seequivoca. —¿Aquéteme? Lasmanosdelamujertemblabanahora. —Lehedichotodocuantopuedo. —Haymás,muchomás,señoraAustin—repusoél,tomándolelasmanos—.¿Aquéteme?—repitió. —Juréguardarelsecreto—murmuróella. —¿Puedeexplicarse? Elladijo,vacilante: —Ustedrepresentaalgobierno,señorSeagram.Yasabeloqueesguardarunsecreto. —¿Quiénfue?¿Jake?¿Éllepidióqueguardarasilencio? Ellameneólacabeza. —Entonces,¿quién? —Créame,porfavor—imploróella—.Nopuedodecírselo…Nopuedodecirlelada. Seagramsepusodepieylacontempló.Lamujerparecíahaberenvejecido,lasarrugasparecíanmás profundasensuviejapiel.Sehabíaencerradoenuncaparazón. —¿Puedoutilizarsuteléfono,señoraAustin? —Sí,porsupuesto.Laextensiónmáscercanaestáenlacocina. Pasaronsieteminutosantesdequelaconocidavozsurgieraatravésdelauricular.Seagramexplicó rápidamentelasituaciónehizosupedido.Despuésvolvióalasala. —SeñoraAustin,¿puedevenirunmomento? EllaseacercótímidamenteySeagramlepasóelaparato. —Esalguienquequierehablarconusted… Lamujerlotomóconcautelaymurmuró: —Hola,hablaAdelineAustin. Poruninstantesereflejóensusojosunaexpresiónconfusa,queluegosetransformólentamenteen genuinoasombro.Movíalacabezadearribaabajosindecirnada,comosilalejanavozestuvieraante ella. Finalmente,alcabodelapeculiarconversación,logrópronunciarunaspalabras: —Sí,señor…Loharé.Adiós. Colgólentamenteelauricularyquedóperpleja,comohipnotizada. —¿Era…realmenteelpresidentedeEstadosUnidos? —Elmismo.Puedeverificarlosiasílodesea.Llamealargadistanciaypidacomunicaciónconla CasaBlanca.Cuandolecontesten,hableconGreggCollins.Eselayudanteprincipaldelpresidente,yfue élquientransmitiómillamada. —Imagínese,elpresidentemehapedidoqueloayude…—Sacudiólacabezacomomareada—.No puedocreerquerealmentehayasucedidoeso. —Sucedió,señoraAustin.Cualquierinformaciónquepuedadarnosrespectodesuprimeresposoy lasextrañascircunstanciasquerodearonsumuerteseríanmuybeneficiosasparaelpaís.Séquedichoasí parecetrillado,pero… —¿Quiénpuedenegarlealgoaunpresidente? Adelinesonriódenuevodulcemente;susmanosyanotemblaban.Habíarecobradoelequilibrio,por lomenosexteriormente. Seagramlacogiódelbrazoparaconducirladevueltaasusillóndelasala. —YahoraháblemedelarelacióndeJakeconJoshuaHaysBrewster… —Jakeeraespecialistaenexplosivos,dinamitero,unodelosmejoresdelpaís.Conocíaladinamita comounherreroconocesufragua,ycomoelseñorBrewsterinsistíaencontratarsóloalosmejorespara componersuscuadrillasmineras,solíaemplearaJakeparaqueseencargaradeldinamitado. —¿SabíaBrewsterqueJakeestabacasado? —Es raro que lo pregunte… Teníamos una casita en Boulder, lejos de los campamentos mineros, porque Jake no quería que se supiera que tenía esposa. Según él, los capataces de las minas no empleabanadinamiteroscasados. —Entonces,Brewster,naturalmente,sinconocerlasituacióndeJake,lecontratóparaquetrabajara enlaminaAngelito. —Séloquedijeronlosperiódicos,señorSeagram,peroJakejamáspusoelpieenlaminaAngelito, nitampocoelrestodelacuadrilla. Seagramacercósusillón,demodoquecasisetocabanconlasrodillas. —Entonceseldesastrefueunsimulacro—dijoconvozronca. Ellaalzólavista. —¿Sabe…sabeustedeso? —Losospechábamos,peronoteníamospruebas. —Sisonpruebasloquequiere,señorAustin,yoselasdaré. Seincorporó,ysedirigióaotrahabitación.Pocodespuésvolvióllevandounaviejacajadezapatos queabrióconreverencia. —UndíaantesdesuentradaenlaminaAngelito,JakemellevóaDenverysalimosdecompras.Me compró ropas finas, joyas y me agasajó con champán en el mejor restaurante de la ciudad. Pasamos nuestraúltimanochejuntosenlasuiteparareciéncasadosdelhotelPalaceBrown.¿Loconoceusted? —Unamigomíosealojaallíenestemomento. —Porlamañanamedijoquenocreyeraloqueoiríaoleeríaenlosperiódicossobresumuerteenun accidentemineroyqueporvariosmesesestaríaausentetrabajandoenalgunapartedeRusia.Dijoque, cuando volviera, seríamos más ricos de lo que podíamos soñar. Después mencionó algo que nunca entendí. —¿Quéfue? —DijoquelosfrancesesseocupabandetodoyquecuandotodoterminaraviviríamosenParís.—Su rostrocobróunaexpresióndeensoñación—.Aldíasiguienteyanoestaba.Ensualmohadahalléunanota quedecíasimplemente:«Teamo,Ad»,yunsobrequeconteníacincomildólares. —¿Tieneideadedóndeprocedíaeldinero? —No.Eneseentoncessóloteníamosunostrescientosdólaresenelbanco. —¿Yfueesoloúltimoquesupodeél? —No—repusoella,entregandoaSeagramunadesteñidatarjetapostalconunareproduccióndela TorreEiffel—.Estollegóporcorreoalrededordeunmesmástarde. Querida Ad: Aquí el clima es lluvioso y la cerveza horrible. Yo estoy bien, igual que los demás muchachos.Noteinquietes.Comopuedesver,noestoymuertoniporasomo. Elquetúsabes. Elmensajeestabaescritoevidentementeporunamanopesada.Elmatasellosdecorreosdatabadel1 dediciembrede1911enParís. —Unasemanamástardellegóotratarjeta—continuóAdeline,entregándoleaSeagramunasegunda postal.ÉstareproducíaelSacré-Coeur,peroestabaselladaenLeHavre. QueridaAd:vamoshaciaelÁrtico.Ésteserámiúltimomensajeporunatemporada.Tenvalor.Los franchutesnostratanbien.Buenacomida,buenbarco. Elquetúsabes. —¿EstáseguradequeeslaletradeJake?—preguntóSeagram. —Absolutamente.TengootrospapelesycartasviejasdeJake.Puedecompararlos. —Noseránecesario,Ad—contestóSeagram,ylamujersonrióaloírsuapodo—.¿Huboalgunaotra comunicación? Ellaasintió. —Latercerayúltima.JakedebedehaberguardadotarjetaspostalesdeParís.EnéstasevelaSainte Chapelle,perofueenviadadesdeAberdeen,Escocia,el4deabrilde1912. Querida Ad: este sitio es espantoso. Hace un frío terrible. No sabemos si sobreviviremos. Si de algúnmodoconsigohacertellegaresto,cuidarándeti.Diostebendiga. Jake. Almargen,alguienhabíaescrito,conotraletra: Estimada señora Hobart: Perdimos a Jake en una tormenta. Le brindamos una oración cristiana.Losentimosmucho.V.H. SeagramsacólalistademiembrosdelacuadrillaqueDonnerlehabíaleídoporteléfono. —V.H.debedehabersidoVernonHall—dijo. —Sí;VernyJakeeranbuenosamigos. —¿Quépasódespués?¿Quiénlehizojurarqueguardaríaelsecreto? —Unosdosmesesmástarde,creoqueaprincipiosdejunio,vinoamicasaenBoulderuncoronel PatmanoPatmore,norecuerdobien,paradecirmequeeraindispensablequejamásrevelarahabertenido contactoconJakedespuésdelcasodelaminaAngelito. —¿Ledioalgunaexplicación? Ellameneólacabeza. —No; simplemente que al gobierno le interesaba que se guardara silencio. Después me entregó el chequepordiezmildólaresysemarchó. Seagramsedesplomóensusillóncomosilehubieranquitadodeloshombrosungranpeso.Parecía imposible que esa anciana de noventa y tres años tuviera la clave para hallar un mineral perdido que valíamilesdemillonesdedólares,peroasíera. Seagramlamiróysonrió. —Esealmuerzoprometidoempiezaaparecermemuytentador. Ellaledevolviólasonrisaconmiradamaliciosa. —ComohabríadichoJake,aldiabloconelalmuerzo.Bebamosantesunacerveza. 16 Losrayosdelsolponienteseveíantodavíasobreelhorizonte,cuandoelprimerrumordeuntrueno distante indicó que se avecinaba una tormenta eléctrica. El aire era cálido y la suave brisa costera acariciabaelrostrodeSeagramque,sentadoenlaterrazadelclubBahíadeBalboa,tomabasucoñac despuésdelacena. Eranlasocho,horaenqueloselegantesresidentesdelaplayadeNewportiniciabansuvidasocial nocturna.Despuésdedarseunremojónenlapiscinadelclub,Seagramhabíacomidotemprano.Sentado allí,oíaelgruñidodelacercanatormenta.Elairesehizodenso,cargadodeelectricidad,peronohabía señales de lluvia ni viento. En el fogonazo del relámpago pudo ver embarcaciones de recreo que cruzaban la bahía con sus luces rojas y verdes de navegación, con su pintura blanca que les daba el aspectodesilenciososyfugitivosespectros.Otrorayoatravesóelairenocturno,unadentadahorquilla quepartióelcielonublado.LomirócaerenalgunapartetraslostejadosdelaisladeBalboa,ycasien elmismoinstanteelbramidodeltruenoestallóensustímpanos,comouncañonazo. TodoslosdemássehabíantrasladadonerviosamentealinteriordelcomedorySeagramnotardóen descubrirquelaterrazaestabadesierta.Sequedó,disfrutandolaexhibicióndefuegosartificialesquele ofrecíalanaturaleza.Terminóelcoñacysereclinóensusillaalaesperadelsiguienterelámpago.Éste notardóenllegar,iluminandoaunafiguradepiejuntoalamesa.Eraunhombrealtodecabellonegroy rasgos recios, que lo miraba fijamente con ojos serenos y penetrantes. Luego el desconocido volvió a fundirseenlaoscuridad. Alalejarseeltrueno,unavozaparentementeincorpóreapreguntó: —¿EsustedGeneSeagram? Seagramvaciló,esperandoaquesusojossereadaptaranalaoscuridadquesucedióalrelámpago. —Sí… —Tengoentendidoquemebuscaba. —Norecuerdosunombre… —SoyDirkPitt. ElcielovolvióailuminarseySeagramsesintióaliviadoalverunacarasonriente. —Sediría,señorPitt,quelasaparicionesmelodramáticassonunacostumbresuya.¿Tambiénconjuró estatormentaeléctrica? LarisaconquelerespondióPittfueacompañadaporuntrueno. —Todavíanodominoesahabilidad,peroestoylograndoprogresosencuantoadividirelmarRojo. Conunademán,Seagramleindicóunasilla. —¿Quieresentarse,porfavor? —Gracias. —Leofreceríaunacopa,peroesevidentequeelcamareroletemealosrayos. —Lopeorestápasando—dijoPitt,mirandoelcielo.Suvozeraserena. —¿Cómomehaencontrado?—inquirióSeagram. —Fueunprocesogradual—replicóPitt—.EnWashingtonllaméasuesposayelladijoquehabíaido aMundodelDescansoenviajedenegocios.Comoesoquedaapocoskilómetrosdeaquí,preguntéal guardiadelaentrada,quiendijohaberhechopasarauntalGeneSeagramcuyoingresofueaprobadopor unaseñoradeAustin.Esta,asuvez,mencionóquelehabíarecomendadoelclubBahíadeBalboacuando usted anunció su deseo de posponer su regreso en avión a Washington y descansar hasta mañana. Lo demásfuefácil. —Deberíasentirmehalagadoporsuestilopersistente. Pittasintióconlacabeza. —Fuetodomuyelemental… —Porunaafortunadacircunstancia,nosencontramosenelmismoparaje—dijoSeagram. —Siempre me gusta tomarme unos días libres para practicar deportes acuáticos en esta época del año.Mispadrestienenunacasadelotroladodelabahía.Podríahabermecomunicadoconustedantes, peroelalmiranteSandeckerdijoquenocorríaprisa. —¿Conoceustedalalmirante? —Trabajoparaél. —Entonces,¿pertenecealaNUMA? —Sí,soydirectordeproyectosespecialeseneseorganismo. —Sunombremeparecióvagamentefamiliar.Miesposalohamencionado. —¿Dana? —Sí,¿hatrabajadoconella? —Una sola vez. Llevé suministros en avión a la isla Pitcairn el verano pasado, cuando ella y su equipoarqueológicodelaNUMAbuceabanparasacarobjetosdelBounty. Seagramlosmiró. —AsíqueelalmiranteSandeckerledijoquenohabíaprisaparaquesecomunicaraconmigo… Pittsonrió. —Segúndeduzco,ustedlofastidióconunallamadatelefónicaenmitaddelanoche. LasnegrasnubeshabíanvoladohaciaelmarylosrayoscaíansobreCatalina,delotroladodelcanal. —Yahoraquemetieneatiro,¿enquépuedoserleútil?—dijoPitt. —PuedeempezarhablándomedeNuevaZembla. —Nohaymuchoquedecir—repusoPitt—.Estuveacargodelaexpediciónencargadaderecogera su agente. Cuando no se presentó a tiempo, tomé prestado el helicóptero del barco e hice un vuelo de exploraciónhastalaislarusa. —Searriesgómucho.Losradaressoviéticospodríanhaberlocaptadoensuspantallas. —Toméencuentaesaposibilidad.Voléamenosdetresmetrosdelaguaymantuvemivelocidadde vuelopordebajodelosquincenudos.Aunquemehubierancaptado,habríaaparecidoenelradarcomo unapequeñanavepesquera. —¿Quépasóunavezllegóalaisla? —RecorrílacostahastaqueencontrélabalandradeKoplinamarradaenunaensenada.Aterricécon el helicóptero cerca de allí y comencé a buscarlo. Fue entonces cuando oí disparos a través de una muralladenievequehabíasidolevantadaporunaráfagadeviento… —¿CómofueposibleencontraraKoplinyelsoldadoruso?Hallarlosenplenatormentadenievees comoencontrarunaagujaenunpajarhelado. —Lasagujasnoladran—contestóPitt—.Seguílosladridosdeunperroqueibaalacaza…Esome condujohastaKoplinyelsoldado. —Aesteúltimo,porsupuesto,loasesinó—dijoSeagram. —Supongo que un fiscal podría sugerir eso —contestó Pitt con airoso ademán—. Pero, en ese momentomeparecióadecuadohacerlo. —¿Ysielsoldadohubierasidotambiénagentemío? —Los camaradas de armas no se maltratan sádicamente, en especial cuando uno de ellos está gravementeherido. —Yelperro…¿eranecesarioquemataraalperro? —Se me ocurrió que, librado a sus propios medios, podría haber conducido a una patrulla exploradora hasta el cadáver de su amo. En cambio, lo más probable es que ni uno ni otro sean descubiertosjamás. —¿Siemprellevapistolaconsilenciador? —EstanofuelaprimeravezqueelalmiranteSandeckermeencomiendauntrabajosucio,ajenoamis obligacioneshabituales—dijoPitt. —TengoentendidoqueantesdellevaraKoplinhastaelbarco,destruyósuembarcación. —Conbastantedestreza,creo—replicóPittconuntonoquenodelatabaningunavanidad—.Perforé elcasco,icélavelaylodejéaladeriva.Calculoquesehundióparasiempreaunoscincokilómetrosde lacosta. —Searriesgóusteddemasiado—dijoSeagramconirritación—.Seatrevióainmiscuirseenalgoque noleconcernía.Desafióalaautoridadrusaalcorrerungraveriesgosinautoridadparaello.Yasesinóa sangre fría a un hombre y su animal… Si todos fuéramos como usted, señor Pitt, este país sería muy desdichado. PittselevantóyseinclinósobrelamesahastaquedarcaraacaraconSeagram. —Nomehaceustedjusticia—dijoconunamiradafríacomounglaciar—.Omitiólomejor.Fuiyo quiendiosusangreasuamigoKoplindurantesuoperación.Fuiyoquienordenóalbarcopasardelargo frenteaOsloyencaminarsehaciaelaeródromoestadounidensemáscercano.Yfuiyoquienconsiguió conelcomandantedelabasesuaviónprivadodetransporteparallevaraKoplindevueltaaEstados Unidos.Enconclusión,señorSeagram,Pitt,elávidodesangre,elperrorabioso,seconfiesaculpable… culpable de rescatar los fragmentos de su espionaje furtivo en el Ártico. No esperaba un desfile con confetiporBroadwayniunamedalladeoro;conunsimple«gracias»habríabastado.Encambio,suboca sóloescupegroseríaysarcasmo.Noséquélepreocupa,Seagram,perohayalgoqueestáclaro:esusted unimbécildeprimera.Ycontodoelrespetoquememerece,váyasealamierda. Pittsevolvió,seinternóenlassombrasydesapareció. 17 ElprofesorPeterBarshovpasóunacurtidamanoporsuencanecidocabelloyconsupipaapuntóa Prevlov,queestabasentadodelotroladodelescritorio. —No,no,capitán;leaseguroqueelhombrequeenviéaNuevaZemblanosufrealucinaciones. —Pero un socavón… —murmuró Prevlov, incrédulo—. ¿Un socavón desconocido, sin explorar en sueloruso?Nolohabríacreídoposible. —No obstante, es así —replicó Barshov—. Los primeros indicios aparecieron en nuestras fotografías aéreas de contorno. Según mi geólogo, que logró entrar, el túnel es muy viejo tal vez de setentauochentaaños. —¿Dedóndesalió? —Nodedónde,capitán.Lacuestiónesquiénloexcavóyporqué. —¿DicequeelInstitutoLeongoroddeGeologíanolotieneregistrado?—preguntóPrevlov. Barshovmeneólacabezanegativamente. —Niunapalabra.Sinembargo,quizáencuentreunrastrodeélenlosarchivosdelaOjrana. —LaOjrana…ah,sí,lapolicíasecretadeloszares.—Prevlovhizounabrevepausa—.No,noes probable.Enesaépocaloúnicoquelespreocupabaeralarevolución.Nosehabríanmolestadoporuna minaclandestina. —¿Clandestina?Nopuedeestarsegurodeeso. Prevlovsediolavueltaymiróporlaventana. —Perdóneme,profesor,peroesqueenmiprofesiónasignomotivosmaquiavélicosatodo. Barshovsequitólapipadelabocayapisonóeltabacodelacazoleta. —He leído con frecuencia relatos sobre minas fantasmas en Occidente pero éste es el primero de esos misterios que he oído mencionar en la Unión Soviética. Es casi como si fuera un presente de los norteamericanos. —¿Porquélodice?—PrevlovsevolvióhaciaBarshov—.¿Quétienequeverconellos? —Talveznada,talveztodo.ElequipohalladodentrodeltúnelfuemanufacturadoenEstadosUnidos. —Noesunapruebaconcluyente—dijoPrevlovconescepticismo—.Esposiblequeelequipohaya sidosimplementecompradoalosnorteamericanosyutilizadoporotros. Barshovsonrió. —Esunapresunciónválida,capitán,salvoporelhechodequeeneltúnelsedescubrióelcadáverde unhombre.Sédebuenafuentequesuepitafioestabaescritoenlajerganorteamericana. —Interesante—dijoPrevlov. —Le pido disculpas por no proporcionarle datos más precisos —dijo Barshov—. Comprenderá usted que mis observaciones son sólo de segunda mano… Por la mañana tendrá sobre su escritorio un informe detallado acerca de lo que hallamos en Nueva Zembla y mis colaboradores estarán a su disposiciónparacualquierinvestigaciónadicional. —Laarmadaleagradecesucooperación,profesor. —ElInstitutoLeongorodestásiemprealserviciodenuestropaís—declaróBarshov,incorporándose yhaciendounaformalreverencia—.Siesoestodoporahora,capitán,volveréamioficina. —Hayalgomás,profesor… —¿Qué? —Nohamencionadosisusgeólogosdescubrieronindiciosdeminerales. —Nadadevalor. —¿Nadaenabsoluto? —Elementosresidualesdeníquelycinc,ademásdevestigiosradiactivosdeuranio,torioybizanio. —Noconozcolosdosúltimos. —Bombardeado con neutrones, el torio puede ser convertido en combustible nuclear —explicó Barshov—.Seloempleatambiénparareparardiversasaleacionesdemagnesio. —¿Yelbizanio? —Muy poco se sabe de él. Nunca se lo descubrió en cantidad suficiente para efectuar ensayos efectivos. —Barshov golpeó su pipa en un cenicero—. Los franceses son los únicos que se han interesadoenéldesdehaceaños. Prevlovlevantólavista. —¿Losfranceses? —Hangastadomillonesdefrancosenviandoexpedicionesgeológicasensubuscaportodoelmundo. Queyosepa,ningunadeellastuvoéxito. —Sediríaquesabenalgoquenuestroscientíficosignoran. Barshovseencogiódehombros. —Noestamosalacabezaentodaslasempresascientíficasdelmundo,capitán.Deserasí,nosotros, ynolosnorteamericanos,estaríamosconduciendovehículosporlasuperficielunar. —Graciasnuevamente,profesor.Esperosuinformedefinitivo. 18 AcuatrocallesdeledificiodelMinisteriodeMarina,eltenientePavelMarganindescansabaenun bancodeunparque,leyendoconindiferenciaunlibrodepoemas.Eramediodíaylaszonasdecésped estaban repletas de oficinistas que comían su almuerzo bajo las hileras de árboles, regularmente espaciadas.Devezencuandoalzabalavistayechabaunamiradaaunaqueotramuchachaquepasaba. Alasdoceymedia,unhombregordo,vestidoconunarrugadotraje,sesentóenelotroextremodel bancoycomenzóadesenvolverunpequeñopandecentenoyuntazóndepatatas.Luegosevolvióhacia Marganinconunaampliasonrisa. —¿Le apetece un trozo de pan, marinero? —preguntó jovialmente el desconocido, palmeándose la barriga—.Tengodesobraparados…Miesposainsisteenmantenermegordoparaquelasmuchachasno mepersigan. Marganinmeneólacabezayvolvióasulectura. Elotroseencogiódehombrosymordióuntrozodepan.Comenzóamasticarvigorosamente,pero estabafingiendo;teníalabocavacía. —¿Quétieneparamí?—murmuróentremovimientosdemandíbula. Marganinfijólavistaensulibroylolevantóunpocoparaocultarloslabios. —Prevlov tiene amoríos con una mujer de cabello negro y corto, que usa zapatos caros, de tacón bajo,númeroseis,ytienepredilecciónporelChartreuse. Conduceuncochedelaembajadanorteamericana,matrículaUSAunocuatroseis. —¿Estásegurodequesusdatossoncorrectos? —Absolutamente —murmuró Marganin mientras daba vuelta a una página con aire descuidado—. Sugieroqueactúendeinmediatoapartirdemiinformación.Talvezsealapiezaqueestamosbuscando. —Latendréidentificadaantesquesepongaelsol.—Eldesconocidocomenzóamasticarsuspatatas ruidosamente—.¿Algomás? —NecesitoautossobreelproyectoSiciliano. —Nuncaloheoídomencionar. Marganinbajóellibroysefrotólosojos,siempreconunamanoanteloslabios. —Esunproyectodedefensa,conectadodealgúnmodoconlaAgenciaNacionaldeInvestigaciones Marinas. —Ellospuedenmostrarsedesconfiadosconrespectoadejarfiltrarinformaciónsobrelosproyectos dedefensa. —Dígalesquenosepreocupen.Serámanejadocondiscreción. —Dentrodeseisdías.EnellavabodehombresdelrestauranteBorodino.Alassietemenosveintede latarde. Marganin cerró su libro y se desperezó. A modo de saludo, el desconocido tragó otro puñado de patatas,sinhacercasodeMarganin,quienseincorporóyechóaandardespaciohaciaelMinisteriode Marinasoviético. 19 Elsecretariodelpresidentesonriócortésmenteysepusodepietrassuescritorio.Eraaltoyjoven, decaraamistosayvivaz. —LaseñoraSeagram,porsupuesto…Leruegoquepaseporaquí. Condujo a Dana hasta el ascensor de la Casa Blanca y se apartó para dejarla entrar. Ella aparentó indiferencia.Siélsabíaosospechabaalgo,laestaríadesnudandomentalmente.Lanzóunamiradafurtiva alsecretario,cuyosojosinescrutablespermanecieronfijosenlaslucescorrespondientesalospisos,que seencendíanyapagaban. Seabrieronlaspuertasyellasiguióporelpasillohastaunodelosdormitoriosdeltercerpiso. —Allíestá,sobrelarepisadelachimenea—dijoelsecretario—.Loencontramosenelsótano,enun cajónsinidentificar.Unabellísimaobradearte…Elpresidenteinsistióenquelotrajéramosaquí,donde selopuedeadmirar. Danaentrecerrólosojoscuandoseencontrócontemplandoelmodelodeunveleroqueyacíaenuna cajadecristalencimadelachimenea. —Elpresidenteteníalaesperanzadequeustedpudieradilucidarunpocosuhistoria—continuóel secretario—.Comopuedever,nohayindicacióndenombreenelcasconienlacubiertaqueloprotege. Ellaseacercóalachimeneaparavermásdecerca.Estabaconfundida;aquellonoeraloquehabía esperado, ni mucho menos. Esa mañana, por teléfono, el secretario había dicho simplemente: «El presidentequieresabersiaustedleresultacómodopasarporlaCasaBlancaalrededordelasdosdela tarde».Unaextrañasensaciónlerecorrióelcuerpo.Nosupoconcertezasieradedecepciónodealivio. —Ajuzgarporelaspecto,esunbarcomercantedeprincipiosdelsiglodieciocho—dijo—.Tendría quehaceralgunosbocetosycompararlosconantiguosregistrosdelosArchivosNavales. —ElalmiranteSandeckerdijoquesialguienpodíaidentificarlo,erausted. —¿ElalmiranteSandecker? —Sí,fueélquienlarecomendóalpresidente—repusoelsecretario,dirigiéndosehacialapuerta—. Haypapelylápizenlamesadenoche.Tengoquevolveramiescritorio.Porfavor,tómeseeltiempoque necesite. —Pero¿yelpresidente…? —Está jugando al golf. No será molestada. Cuando termine, baje en el ascensor hasta el piso principal. Yantesdequeellapudieracontestar,elsecretariosediolavueltaysalió. Danasesentópesadamenteenelbordedelacamaysuspiró.Despuésdelallamadatelefónica,había corrido a su casa para tomar un baño perfumado y ponerse un vestido blanco, juvenil, virginal, sobre ropainteriornegra.Ytodohabíasidoparanada.Elpresidentenoqueríahacerelamor;sóloqueríaque ellaidentificaraelmalditomodelodeunviejobarco. Ostensiblemente defraudada, fue al tocador y contempló su cara. Cuando salió, la puerta del dormitorio estaba cerrada y junto a la chimenea se hallaba el presidente, bronceado y con aspecto juvenil,encamisadeportivaypantalonesholgados. LosojosdeDanaseagrandarondeasombro. —Sesuponequedeberíaestarjugandoalgolf—atinóadecirtontamente. —Esodiceenmiagenda. —Entonces,delmodelodebarco… —ElbergantínRoanoke,botadoenVirginia—dijoél,señalandoelmodeloconunmovimientodela cabeza—.Suquillafueconstruidaen1728yseestrellócontralosarrecifescercadeNuevaEscociaen 1743.Mipadreconstruyóestemodeloapartirdecerohaceunoscuarentaaños. —¿Sehatomadotantasmolestiassóloparavermeasolas?—preguntóella,aturullada. —Esobvio,¿no? Danalomirófijamente.Éllesostuvolamiradayellaseruborizó. —Verá usted —continuó él—, quería tener una pequeña charla informal con usted, a solas, sin interferenciasniinterrupcionesdemissubordinados. Lahabitacióngiróalrededordeella. —¿Usted…ustedsóloquierehablarconmigo…? Elpresidentelamiróunmomentoconcuriosidad;luegosonrió. —Mehalaga,señoraSeagram.Jamásmepropuseseducirla.Temoquemifamademujeriegoseaun tantoexagerada. —Peroenlafiesta… —Comprendo—dijoélmientraslatomabadelamanoylaconducíaaunsillón—.Cuandolesusurré «tengoqueverlaasolas»,ustedlointerpretócomounaproposicióndeunviejolibidinoso…Perdóneme, nofueésamiintención. Danasuspiró. —Mepreguntéquéveríaunhombrequepodíatenercualquiermujerconsólochasquearlosdedos,en unavulgararqueólogamarina,detreintayunañosycasada. —Nosehaceustedjusticia—dijoél,súbitamenteserio—.Enrealidadesmuyatractiva. Danasintióquevolvíaaruborizarse. —Duranteañosnadiemehahechounaproposición. —Quizáporquelamayoríadeloshombreshonorablesnohacenproposicionesaunamujercasada. —Megustaríacreerlo. Élacercóunasillayseacomodófrenteaella.Danapermaneciósentada,conlasrodillasjuntas,las manossobreelregazo.Lapregunta,cuandollegó,lapillótotalmentedesprevenida. —Dígame,señoraSeagram,¿estátodavíaenamoradadeél? Ellalomirófijamente,perpleja. —¿Dequién? —Desumarido,porsupuesto. —¿Gene? —Sí,Gene—dijoélsonriendo—.Amenosquetengaotroesposoocultoenalgunaparte. —¿Porquélopregunta? —Geneseestádesmoronandointeriormente. Danasemostródesconcertada. —Trabajamucho,peronopuedocreerqueestéalbordedeuncolapsonervioso. —En el sentido clínico, no. —La expresión del presidente era sombría—. Sin embargo, está sometidoaunaenormetensión.Siademásdelrecargodetrabajotieneproblemasmatrimonialesgraves, talvezllegueallímite.Nopuedopermitirqueesosuceda,todavíano,hastaqueconcluyaunproyecto estrictamentesecretoqueesvitalparalanación. —Esesemalditoproyectosecretoloqueseinterponeentrenosotros—estallóella,furiosa. —Eso,yotrosproblemas…porejemplo,sunegativaatenerhijos. Ellalomiróatónita. —¿Cómoesposiblequesepatodoesto? —Porlosmétodoshabituales.Elcómonotieneimportancia.Loimportanteesqueustedsemantenga juntoaGenedurantelospróximosdieciséismesesyqueledétodoelcuidadoylaternuradequesea capaz. Danaabrióycerrólasmanosnerviosamente. —¿Tanimportantees?—dijocasisinvoz. —Sí,loes—repusoél—.¿Meayudará? Ellaasintióensilencio. —Muybien.—Lepalmeólasmanos—.EntrelosdosquizálogremosmantenerencarriladoaGene. —Lointentaré,señorpresidente.Sitantosignifica,lointentaré.Nopuedoprometerlemás. —Confíoenusted. —Perosigonegándomeatenerhijos—agregóellacontonodesafiante. Élmostrólafamosasonrisaquelosfotógrafoscaptabancontantafrecuencia. —Puedoordenarunaguerraypuedoordenarqueloshombresmueran,peronisiquieraelpresidente deEstadosUnidostienepoderparaordenaraunamujerquequedeembarazada. Danarióporprimeravez.Resultabamuyextrañohablaríntimamenteconelhombremáspoderosodel mundo.Elpodereraunafrodisíaco,yellacomenzóasentirlaamargadesilusióndenoserllevadaala cama. Elpresidenteselevantóylacogiódelbrazo. —Ahora debo irme. Dentro de unos minutos tengo una entrevista con mis asesores económicos. — Comenzóaguiarlahacialapuerta.Deprontosedetuvo,laatrajohaciasí,ylabesó.Cuandolasoltó,la miróalosojosydijo: —EsustedunamujermuydeseableseñoraSeagram.Noloolvide. Ylaacompañóhastaelascensor. 20 DanaaguardabaenlasaladeesperacuandoSeagrambajódelavión. —¿Quéhaocurrido?—preguntóél—.Haceañosquenomeesperasenelaeropuerto. —Sentíunirresistibleimpulsodehacerlo—sonrióella. Seagram retiró su equipaje y juntos se dirigieron al aparcamiento. Ella le apretaba el brazo. Los hechosdelatardeparecíanahoraunsueñolejano.Danateníaquerecordarsesincesarqueotrohombre laconsiderabaseductorayquehastalahabíabesado. Sentándose al volante condujo hacia la autopista. Ya había pasado la hora del tránsito intenso, de modoquecruzaronconrapidezlazonadeVirginia. —¿ConocesaDirkPitt?—preguntóél,rompiendoelsilencio. —Sí,esdirectordeproyectosespecialesdelalmiranteSandecker.¿Porqué? —Leajustarélascuentasaesemalnacido—repusoél. Danalomiróasombrada. —¿Quérelacióntienesconél? —Arruinóunaparteimportantedelproyecto. Ellaseaferróalvolante. —Teencontrarásconunhuesoduroderoer—declaró. —¿Porquélodices? —EnlaNUMAseloconsideraunmito.Lalistadesushazañasdesdequeingresóenlaagenciasólo essuperadaporsusrelevantesantecedentesbélicos. —¿Y? —PuesqueeselniñomimadodelalmiranteSandecker. —OlvidasquetengomásinfluenciaanteelpresidentequeelalmiranteSandecker. —¿MásqueelsenadorGeorgePitt,deCalifornia?—preguntóellasinrodeos. Seagramsevolvióparamirarla. —¿Sonparientes? —Padreehijo. Él se repantigó en el asiento y permaneció durante varios kilómetros sumido en un silencio malhumorado. Danaapoyólamanoderechaenlarodilladesumarido.Cuandosedetuvoanteunsemáfororojo,se inclinóylobesó. —¿Quésignificaesto? —Esunsoborno. —¿Cuántomevaacostar?—refunfuñóél. —Tengo una idea —anunció ella—. ¿Te apetece ir a ver esa nueva película de Brando? Después podemos disfrutar de una magnífica cena con langostas en la taberna Viejo Potomac, luego ir a casa, apagarlaslucesy… —Llévamealaoficina,tengoquetrabajar—dijoél. —Porfavor,Gene,noteexijastanto—rogóella—.Mañanatienestiempoparatrabajar. —No,¡ahora!—insistióél. Elabismoquelosseparabaerainsalvableyyanadavolveríaasercomoantes. 21 Seagram miró el maletín metálico que había sobre el escritorio, y luego levantó la vista hacia el coronelyelcapitánqueestabandepieanteél. —¿Nohayerrorenesto? Elcoronelnegóconlacabeza. —InvestigadoyverificadoporeldirectordelosArchivosdeDefensa,señor. —Lohabéishechorápido.Gracias. Elcoronelnomostróintencionesdeirse. —Disculpe, señor, tengo que esperar y volver al Departamento de Defensa llevando el legajo conmigo. —¿Porordendequién? —Del secretario —repuso el coronel—. Las medidas de seguridad del Departamento de Defensa exigenquetodomaterialclasificadocomoConfidencialCódigoCincoseamantenidobajovigilanciaen todomomento. —Entiendo—dijoSeagram—.¿Puedoestudiarellegajoasolas? —Sí, señor. Mi asistente y yo esperaremos fuera, pero debo insistir respetuosamente en que no se permitaanadieentrarensuoficinanisalirdeellamientrasellegajoestéensupoder. Seagramasintió. —Bien,señores,póngansecómodos…Misecretariaestaráadisposicióndeustedessiquierencaféy refrescos. —Gracias,señorSeagram. Una vez a solas, Seagram permaneció unos instantes sentado, inmóvil. Tenía frente a los ojos la recompensa a cinco años de trabajo. ¿O no? Tal vez los documentos contenidos en aquel maletín conducirían sólo a otro misterio, o peor aún, a un callejón sin salida. Introdujo la llave y lo abrió. Conteníacuatrocarpetasyunapequeñalibreta.Enlosrótulosdelascarpetasseleía: CD5C76651911Informesobreelvalorcientíficoymonetariodelelementobizanio. CD5C 7687 1911 Correspondencia entre el secretario de Guerra y Joshua Hays Brewster, examinandolaposibleadquisicióndebizanio. CD5C 7720 1911 Memorándum del secretario de Guerra al presidente, respecto de fondos para el PlanMilitarSecreto371-990-R85. CD5C 8039 1912 Informe de la investigación realizada sobre las circunstancias que rodearon la desaparicióndeJoshuaHaysBrewster. Elcuadernosetitulabasimplemente«DiariodeJoshuaHaysBrewster». La lógica indicaba que Seagram estudiara primero las carpetas, pero dejando de lado la lógica, se reclinóensusillónyabrióeldiario. Cuatro horas más tarde puso el cuaderno encima de las carpetas y pulsó un botón de su intercomunicador.Casideinmediatoseabrióunpanelocultoenunaparedlateral,yentróunhombre. —¿Cuántotardaráenfotocopiartodoesto? Elhombrehojeóelcuadernoyatisboenlascarpetas. —Cuarentaycincominutos. Seagramasintió. —Muybien,empieceahoramismo.Fuerahayalguienesperandolosoriginales. Cuando volvió a cerrarse el panel, Seagram abandonó fatigado su sillón y se dirigió al cuarto de baño.Cerrólapuertayseapoyóenella,conlacaracontorsionadaenunamáscaragrotesca. —Oh,no,Diosmío—gimió—.Noesjusto,noesjusto. Luegoseinclinósobreelsumideroyvomitó. 22 ElpresidenteestrechólasmanosdeSeagramyDonnerenlapuertadesudespacho,enCampDavid. —Lamento haberlos hecho venir aquí a las siete de la mañana, pero es la única hora en que podía atenderlos. —No hay problema, señor presidente —repuso Donner—. De todos modos, a esta hora estoy habitualmentehaciendogimnasia. ElpresidentecontemplólacorpulenciadeDonnerconojosburlones. —¿Quiénsabe?Talvezlohayasalvadodeunataquecardíaco.—Rióantelalúgubreexpresiónde Donneryloscondujoalestudio—.Siéntenseypóngansecómodos.Hepedidoundesayunoligero. Se sentaron en un sofá y un sillón frente a una ventana panorámica que daba a las colinas de Maryland.Lessirvieroncaféconunabandejadepastas. —Bien, Gene, espero que tengan buenas noticias esta vez. El proyecto Siciliano es nuestra única esperanza de terminar con esta descabellada carrera de armamento con los rusos y los chinos. —El presidenteserestrególosojos—.Debedeserlamayorexhibicióndeestupidezdesdeloscomienzosde la humanidad, sobre todo si se tiene en cuenta el hecho trágico y absurdo de que cada país puede convertir en cenizas al otro por lo menos cinco veces seguidas. —Hizo un ademán de impotencia—. Bastadecosastristes…Infórmenmesobrelasituación. Delotroladodelamesita,Seagramlomiróconojosfatigados,sosteniendolacopiadellegajodel ArchivodeDefensa. —Porsupuesto,señorpresidente,sabeloquehemoshechohastaahora… —Sí,heestudiadolosinformesdesuinvestigación. SeagramtendióalpresidenteunacopiadeldiariodeBrewster. —Creoqueaquíencontraráunapasionanterelatodeintrigaysufrimientohumanoenelsigloveinte… La primera anotación data del 8 de julio de 1910, y se inicia al partir Joshua Hays Brewster de las montañas de Taimir, cerca de la costa norte de Siberia. Allí pasó nueve meses abriendo una mina de plomo,bajocontratoconsusempleadores,laSociétédesMinesdeLorraine,paraelzardeRusia.Luego relata cómo la nave en que viajaba, un pequeño barco costero con rumbo a Arcángel, se perdió en la nieblayencallóenlaislasuperiordeNuevaZembla.Porsuerte,lanavenosufriódañosserios,ylos hombreslograronsobrevivirdentrodesuheladocascodeacerohastaqueunafragatarusalosrescató, casi un mes más tarde. Durante este tiempo, Brewster dedicó su tiempo a explorar la isla. Al decimoctavo día descubrió un conjunto de extrañas rocas en la ladera de la montaña Bednáia. Como nunca había visto antes ese tipo de composición, se llevó consigo varias muestras a Estados Unidos, llegandofinalmenteaNuevaYorksesentaydosdíasdespuésdehabersalidodelaminadeTaimir. —Asíqueyasabemoscómofuedescubiertoelbizanio—comentóelpresidente. Seagramasintióconungestoycontinuó. —Brewsterentregóasusempleadorestodaslasmuestras,salvouna,queconservopuramentecomo recuerdo.Unosmesesmástarde,alnotenernoticias,preguntóaldirectorestadounidensedelaSociété desMinesdeLorrainequéhabíapasadoconsusmuestrasdemineraldelamontañaBednáia.Seledijo que,habiendoresultadocarentesdevalor,lashabíanretirado.Brewster,desconfiado,llevólamuestra quelequedabaalaOficinadeMinas,enWashington,paraquelaanalizaran.Quedóatónitoalenterarse dequeerabizanio,unelementohastaentoncesvirtualmentedesconocido. —¿Brewster había informado a la Société dónde estaba localizado el bizanio? —inquirió el presidente. —No;actuandoconastucia,selimitóadarlesvagasindicacionesalrespecto.Adecirverdad,sugirió inclusoqueestabasituadoenlaislainferiordeNuevaZembla,muchoskilómetrosalsur. —¿Porquéesesubterfugio? —Una táctica habitual entre los exploradores de minas —respondió Donner—. Reservándose la ubicación exacta de un hallazgo prometedor, el descubridor puede negociar un porcentaje mayor de gananciasparaeldíaenquelaminaentreenfuncionamiento. —Entiendo—murmuróelpresidente—.Pero¿quéindujoalosfrancesesaguardarelsecretoyaen 1910?¿Quépuedenhabervistoenelbizanioquenadiemásviodurantesetentaaños? —Paraempezar,susimilitudconelradio—dijoSeagram—.LaSociétédesMinespasólasmuestras deBrewsteralInstitutoRadiológicodeParís,dondesuscientíficoshallaronqueciertaspropiedadesdel bizanioyelradioeranidénticas. —Ycomocostabacincuentamildólaresobtenerungramoderadio—agregóDonner—,elgobierno francésviodeprontolaposibilidaddeaceptarlaúnicaprovisiónconocidaenelmundodeunelemento fantásticamente costoso. Con tiempo suficiente, podrían haber obtenido cientos de millones de dólares conalgunoskilosdebizanio. Elpresidentesacudiólacabezaconincredulidad. —¡Diossanto!Sirecuerdobien,unaonzapesaalrededordeveintiochogramos. —Asíes,señor.Unaonzadebizaniovalíaunmillóncuatrocientosmildólares.Yeso,alosprecios de1910. Elpresidenteseincorporólentamenteymiróporlaventana. —¿QuéhizoBrewsterdespués? —Entregó la información que poseía al Departamento de Guerra —contestó Seagram, mientras sacabalacarpetarelativaalosfondosparaelplanmilitarsecreto371-990-R85ylaabría—.Sisupieran todoloqueocurrió,losmuchachosdelaCIAestaríanorgullososdelaorganizaciónquelosprecedió. CuandolosgeneralesdelaantiguaOficinadeInteligenciaMilitarcomprendieronloqueBrewsterhabía descubierto,idearonlajugarretamássensacionaldelsiglo.SeordenóaBrewsterinformaralaSociété des Mines que había identificado las muestras de mineral y engañarlos haciéndoles creer que iba a formarunacorporaciónmineraybuscarelbizanioporsucuenta.Teníaalosfrancesesensusmanosy ellos lo sabían. Ya se habían dado cuenta de que sus indicaciones respecto a la ubicación eran muy inexactas.SinBrewsternohabíabizanio.Noteníanotraalternativaquecontratarlocomoingenierojefea cambiodeunapartedelasganancias. —¿Nuestro propio gobierno no podía haber respaldado una operación minera? —inquirió el presidente—.¿Porquédarparticipaciónalosfranceses? —Pordosmotivos—replicóSeagram—.Primero:comoelbizaniosehallabaensueloextranjero,la minadebíaserexplotadaensecreto.Silosmineroseransorprendidosporlosrusos,seríaculpableel gobierno francés y no los norteamericanos. Segundo: en esa época el Congreso era muy avaro con el ejército. Simplemente no había fondos para afrontar una exploración minera en el Ártico, cualesquiera fuesenlosbeneficiospotenciales. —Alparecer,losfrancesesjugabancontranaipesmarcados. —Lamonedateníadoscaras,señorpresidente.Brewsternodudabadequeencuantoabrieralamina de la montaña Bednáia y comenzara a embarcar el mineral, él y su cuadrilla serían eliminados por asesinosasueldodelaSociétédesMinesdeLorraine.Esoeraobvioporlaobsesivainsistenciadela Société en cuanto al secreto. Y otra cosita… fueron los franceses, no Brewster, quienes idearon la tragediadelaminaAngelito. —Hay que reconocerles habilidad —dijo Donner—. El simulacro de la mina Angelito era la cobertura perfecta para eliminar tarde o temprano a Brewster y toda su cuadrilla. Después de todo, ¿cómo era posible acusar a nadie de haber asesinado a nueve hombres en el Ártico, cuando era de conocimiento público que todos ellos habían muerto seis meses atrás en un accidente minero, en Colorado? Seagramcontinuó: —EstamosrazonablementesegurosdequelaSociétédesMinestrasladóanuestroshéroesensecreto aNuevaYorkenferrocarril.Esprobablequedesdeallísehayanembarcadoenunanavefrancesacon nombresfalsos. —Hay una cuestión que quiero aclarar —dijo el presidente—. Leyendo el informe de ustedes, veo quesegúnDonnerelequipodemineríahalladoenNuevaZemblafuepedidoporintermediodelgobierno estadounidense.Esedetallenoencaja. —Otrasupercheríadelosfranceses—replicóSeagram—.LosarchivosdeJensenyThordemuestran que el equipo de perforación fue pagado con un cheque extendido contra un banco de Washington. Y resultaquelacuentaestabaanombredelembajadorfrancés…Fuesimplementeotroardidparaencubrir laverdaderaoperación. —Nodescuidaronningúndetalle,¿eh? Seagramasintió. —Loplanearonbien,peropeseatodasuperspicacianoadvirtieronqueselosembaucaba. —YdespuésdeParís,¿qué?—insistióelpresidente. —Los coloradeños pasaron dos semanas en la oficina de la Société, encargando pertrechos y haciendopreparativosfinalesparalaexcavación.Cuandoporfintodoestuvolisto,seembarcaronenun buquedetransportefrancésenElHavreypasaronporelcanaldelaMancha.Elbarcotardódocedíasen abrirse paso a través de los témpanos del mar de Barents antes de anclar finalmente junto a Nueva Zembla.Unavezloshombresyelequipoestuvieronasalvoentierra,Brewsterpusoenrápidaejecución el plan militar secreto y ordenó al capitán de la nave aprovisionadora que no volviera en busca del mineralhastalaprimerasemanadejunio,casisietemesesmástarde. —Elplanconsistíaenqueloscoloradeñosyelbizaniosemarcharanmuchoantesdequevolvierael barcodelaSociétédesMines. —Exacto.Terminaronsutareadosmesesantesdelafechafijada…Elgrupotardósólocincomeses enextraerelvaliosoelementodelasentrañasdeaquelinfiernohelado.Fueuntrabajoagotador,perforar, dinamitaryexcavaratravésdegranitomacizo,contemperaturasdecincuentagradosbajocero.Nunca, durante los largos meses invernales en las alturas junto a la divisoria continental de las montañas Rocosas,habíanexperimentadonadaparecidoalosgélidosvientosqueululabanatravésdelmardesde el gran casquete polar; vientos que se detenían apenas lo necesario para depositar el frío terrible y reabastecerelmantodehielopermanentequecubrelamontañaBednáia,antesdeseguirsoplandohacia lacostarusaqueasomasobreelhorizonte,haciaelsur.Paraestoshombres,elcostofueespantoso.Jack Hobartmuriódefríotrasperderseenunatormentadenieve,ytodoslosdemássufrieronterriblemente porlafatigayelcongelamiento.SegúnelpropioBrewster,«eraunpurgatorioheladoenelcualnovalía lapenamalgastarunbuensalivazo». —Esunmilagroquenomurierantodos—comentóelpresidente. —Salieron del paso a fuerza de coraje —dijo Seagram—. Al final superaron todos los inconvenientes.Habíanarrancadoaesepáramoelmineralmásescasodelmundo,ylohabíanlogradosin quelosdescubrieran.Fueunaclásicaoperacióndecautelaypericiatécnica. —Entonces,¿escaparondelaislaconelmineral? —Sí, señor presidente —asintió Seagram—. Brewster y su cuadrilla cubrieron el terreno y las huellasdelosrielesdemineralydisimularonlaentradaalamina.Despuéstrasladaronelbizanioala playa, donde lo cargaron a bordo de un pequeño barco de vapor de tres mástiles, enviado por el Departamento de Guerra bajo la apariencia de una expedición polar. La nave era comandada por el tenientePratt,delamarinaestadounidense. —¿Cuántomineralsellevaron? —SegúnestimacionesdeSidKoplin,alrededordemediatoneladadeprimerísimacalidad. —¿Yunavezprocesado…? —Enelmejordeloscasos,deacuerdoconunaconjeturaaproximada,habríanquedadounosquince kilos. —MásquesuficienteparacompletarelproyectoSiciliano—dijoelpresidente. —Enefecto,másquesuficiente—admitióDonner. —¿LograronvolveraEstadosUnidos? —No,señor.Dealgúnmodo,losfranceseshabíanprevistolajugadayaguardabanpacientementea quelosnorteamericanoshicieraneltrabajosucioantesdepresentarseenescenayapoderarsedelbotín. ApocoskilómetrosdelacostasurdeNoruega,antesqueeltenientePrattpudieraponerrumboaNueva York, fueron atacados por un misterioso guardacostas de vapor que no enarbolaba ninguna bandera nacional. —Sin identificación no habría escándalo internacional —dijo el presidente—. Los franceses lo previerontodo. Seagramsonrió. —Salvo que esta vez perdieron el barco… Como la mayoría de los europeos, subestimaron el proverbial ingenio yanqui; también nuestro Departamento de Guerra había previsto todas las contingencias. Antes que los franceses pudieran lanzar una tercera descarga contra el barco norteamericano, la tripulación del teniente Pratt había dejado caer una falsa cabina de cubierta y respondíaalfuegoconuncañónocultodecincopulgadas. —Muybien,muybien—exclamóelpresidente—.ComohabríadichoTeddyRoosevelt,«hurrapor losnuestros». —Labatalladurócasihastaelanochecer—continuóSeagram—.DespuésPrattacertóuncañonazo enlacalderadelguardacostasfrancés,queestallóenllamas.Perotambiénlanavenorteamericanaquedó estropeada.Susbodegashacíanagua,yPrattteníauntripulantemuertoycuatrogravementeheridos.Tras consultarse, Brewster y Pratt decidieron encaminarse hacia el puerto más cercano de un país amigo, llevaratierralosheridosyenviarelmineralaEstadosUnidosdesdeallí.Alamadrugadapasaronjunto alrompeolasenAberdeen,Escocia. —¿Nopodíantrasladarsimplementeelmineralaunbuquedeguerranorteamericano?Sindudaeso habríasidomásseguro… —No lo sé con certeza —replicó Seagram—. Aparentemente, Brewster temía que entonces los francesespudieranreclamarelmineralporvíadiplomática,obligandoalosnorteamericanosaadmitirel roboydevolverelbizanio.Mientrasloconservaraélensupoder,nuestrogobiernopodríasostenerque desconocíatodoelasunto. Elpresidentemeneólacabeza. —EseBrewsterdebedehabersidounverdaderoleón… —Aunqueparezcaextraño,medíaapenasunmetrocincuentaycinco. —Eraunhombrenotable,ungranpatriotasipasóportodoeseinfiernosinpensarenningúnbeneficio personal. —Lotristeesquesuodiseanohabíaconcluido.—ASeagramcomenzaronatemblarlelasmanos—. El consulado francés de la ciudad portuaria denunció a los coloradeños. Una noche, antes de que pudierandescargarelbizanioenuncamión,losagentesfrancesesatacarondesdelassombrasdelmuelle de embarque. No hubo disparos. Todo fue con puños, cuchillos y palos. Los vigorosos hombres que provenían de los legendarios pueblos de Cripple Creek, Leadville y Fairplay no desconocían la violencia.Dieronmásdeloquerecibieron,arrojandoseiscuerposalasaguasdelpuertoantesquesus demás atacantes desaparecieran en la noche. Pero eso no fue más que el comienzo. De una a otra encrucijada,deunpobladoalsiguiente,encallesdeciudadesy,alparecer,desdedetrásdecadaárboly cada portal, continuaron los ataques hasta que la fuga a través de Gran Bretaña dejó un paisaje ensangrentadoconunaveintenademuertosyheridos.Lasbatallastomaronelaspectodeunaguerrade desgaste; los hombres de Colorado se enfrentaban con una organización enorme que reemplazaba con cinco hombres a cada dos que los mineros eliminaban. El desgaste comenzó a notarse. John Caldwell, AlvinCoulteryThomasPricemurieronenlasafuerasdeGlasgow.CharlesWidneycayóenNewcastle. WalterSchmidtcercadeStaffordyWarnerO’DemingenBirmingham.Unoporuno,losrudosmineros veteranosfueronabatidos,manchandoconsusangrelascalles,lejosdesushogares.SóloVernonLeey JoshuaHaysBrewstersobrevivieronparallevarelmineralhastaelmuelledeultramardeSouthampton. Elpresidenteapretóloslabiosycerrólospuños. —Asípues,losfrancesessesalieronconlasuya. —No, señor presidente. Los franceses jamás tocaron el bizanio. —Seagram tomó el diario de Brewsterybuscóelfinal—.Leerélaúltimaanotación.Estáfechadael10deabrilde1912:«Lohechoya noesmásqueunaoraciónfúnebre,porqueestoycasimuerto.AlabadoseaDios,elvaliosomineralque contandesesperadoesfuerzoarrancamosalasentrañasdeesamontañamalditaestáasalvoenlabóveda delbarco.SóloquedaráVernonpararelatarlosucedido,puesyopartoenelgranvapordelaEstrella BlancarumboaNuevaYork,sabiendoqueelmineralestáseguro.DejoestediarioenmanosdeJames Rodgers,ayudantedelcónsuldeEstadosUnidosenSouthampton,quienseocuparádequelleguealas autoridadesadecuadasencasodequetambiénamímematen.Diosprotejaeldescansodeloshombres quesehanidoantesqueyo.CuántoanhelovolveraSouthby». Unsilenciofríoreinóenelestudio.Elpresidenteseapartódelaventanayvolvióaocuparsusillón. Allípermanecióunmomentosindecirnada.Porfinhabló: —¿PuedesignificaresoqueelbizaniosehallaenEstadosUnidos?¿EsposiblequeBrewster…? —Metemoqueno,señor—murmuróSeagram,conelrostropálidoyperladodesudor. —Explíquese—exigióelpresidente. Seagramrespiróprofundamente. —Porque, señor presidente, el único buque a vapor de la compañía Estrella Blanca que partió de Southampton,Inglaterra,el10deabrilde1912,fueelTitanic. —¡El Titanic! —exclamó el presidente, sorprendido. Acababa de comprender la verdad—. Eso explicaríaporquéelbizaniosehaperdidohacetantosaños. —Eldestinofuecruelconloscoloradeños—murmuróDonner—.Sedesangraronymurieron,sólo paraenviarelmineralaunbarcoqueestabadestinadoahundirseenmediodelocéano. Otrosilencio,máslúgubretodavíaqueelanterior. Elpresidente,cuyorostroparecíadegranito,preguntó: —¿Quéharemosahora,señores? Hubo una pausa de diez segundos; luego Seagram se incorporó vacilante y miró con fijeza al presidente. La tensión sufrida en los días anteriores, sumada al dolor de la derrota, lo dominó. No les quedaba otra salida; no tenían más alternativa que seguir hasta el final. Se despejó la garganta y masculló: —RescatemoselTitanic. ElpresidenteyDonnerlomiraron. —¡Sí,porDios!—dijoSeagramconvozsúbitamenteásperaydecidida—.¡RescatemoselTitanic! III. ELABISMONEGRO 23 Septiembrede1987 Lainaccesiblebellezadeunnegropuro,absoluto,pesabasobrelaportilladeobservacióneimpedía todo contacto con la realidad terrena. Albert Giordino consideró que la total ausencia de luz tardaba apenasunosminutosensumirlamentehumanaenunestadodeconfusodesorden.Teníalaimpresiónde caerdesdeunagranalturaconlosojoscerradosenunanochesinluna,atravésdeuninmensoynegro vacío. Finalmente,unagotadesudorlecorrióporlafrenteycayóensuojoizquierdo.Selibródelhechizo, sepasóunamangaporlacaraydeslizósuavementelamanoporeltablerodecontrolqueteníaanteél, tocando los diversos y familiares interruptores hasta que sus dedos alcanzaron a tientas su objetivo. Entoncesaccionólallave. Losreflectoresadosadosalcascodelsumergibledeaguasprofundasseencendieronyproyectaronun brillante haz de luz a través de la noche eterna. Aunque los delgados bordes de la banda luminosa adquiríanbruscamenteuncolorazulnegruzco,losminúsculosorganismosquepasabanflotandoanteel resplandor directo reflejaban la luz hasta varios centímetros por encima y por debajo de la zona que rodeabalaportilla.Apartandolacaraparanoempañarelgruesoplástico,Giordinolanzóunprofundo suspiroantesdereclinarsecontraelblancorespaldodesusillóndepiloto.Transcurriócasiunminuto antesqueseinclinarasobrelaconsoladecontrolycomenzaraadarvidaotravezalsilenciosoaparato. Estudiólashilerasdecuadranteshastaquelasvacilantesagujasquedaroncalibradasasusatisfacción,y examinólaslucesdecircuito,asegurándosequetodasanunciabanenverdesumensajedefuncionamiento correctoantesdevolveraconectarlossistemaseléctricosdelSafoI. ElSafoI…Giordinohizogirarelsillónparamirarhacialapopaporelpasillocentral.Talvezpara laAgenciaNacionaldeInvestigacionesMarinasfueraelsumergiblecientíficomásnuevoymásgrande delmundo,peroaAlGiordino,laprimeravezquelovio,suaspectogeneralleimpresionócomoelde uncigarroenormesobreunpatínparahielo. ElSafoInoestabahechoparacompetirconsubmarinosmilitares.Erafuncional.Sudestinoerala exploración científica del fondo del océano y en él cada centímetro cuadrado había sido aprovechado para dar cabida a una tripulación de siete hombres y dos toneladas de instrumentos y equipos para investigacionesoceanográficas.ElSafoIjamásdispararíaunproyectilnicruzaríaelmarasetentanudos, pero, en cambio, podía operar donde ningún otro sumergible podía hacerlo aún: a siete mil quinientos metros bajo la superficie del océano. Sin embargo, Giordino nunca se sentía totalmente tranquilo. Verificóelmanómetrodeprofundidad,sobresaltándosealverqueindicabatresmilsetecientosmetros. La presión del mar aumentaba en una proporción de dos kilos seiscientos gramos por centímetro cuadrado cada diez metros. Volvió a sobresaltarse cuando su cálculo mental le dio una solución aproximadadecasimilcuarentakilosporcentímetrocuadrado,lapresiónqueenesemomentosoportaba lapinturarojaquecubríaladurapieldeTitanicdelSafoI. —¿Quieresunatazadesedimentoreciénpreparado? Alzando la vista, Giordino se encontró con el rostro grave de Ornar Woodson, el fotógrafo de la misión.Woodsontraíaunhumeantetazóndecafé. —Lainfusióndeljefedeválvulasypalancasdebióhaberseservidohaceexactamentecincominutos —dijoGiordino. —Losiento.Algúnidiotaapagólasluces.—Woodsonleentregóeltazón—.¿Todovabien? —Sin novedad en el tablero —replicó Giordino—. He dado un descanso a la sección batería de proa…Desconectaremoslaseccióncentraldurantelaspróximasdieciochohoras. —Porsuenenotropezamosconunaformaciónrocosaaldesconectar. —¿Bromeas? —Giordino se deslizó hacia abajo en su asiento, bizqueó y bostezó con natural elegancia—.Haceseishorasqueelsonarnocaptanadamásgrandequeunapiedradeltamañodeuna pelotadebéisbol…Aquíelfondoestanchatocomoelestómagodeminovia. —Terefieresasupecho—dijoWoodsonsonriendo,cosapocohabitualenél—.Hevistosuretrato. —Nadie es perfecto —admitió Giordino—. Sin embargo, teniendo en cuenta que su padre es un adineradodistribuidordelicores,puedopasarporaltosusdefectos… Se interrumpió cuando Rudi Gunn, el comandante de la misión, se asomó al compartimiento del piloto. Era bajo y delgado, y sus grandes ojos, magnificados por unos anteojos con montura de carey, atisbabanconatenciónsobreunagrannarizromana,locualledabaelaspectodeunbúhodesnutridoa puntodeatacar.Contodo,suaparienciaeraengañosa.RudiGunneraafectuosoyamable.Todoaquelque algunavezhubieraactuadobajosusórdeneslorespetaba. —¿Deguasaotravez?—preguntóGunnconunasonrisatolerante. Woodsonadoptóexpresiónsolemne. —Eselmismoproblemadesiempre…Añoraotravezasunovia. —Despuésdecincuentayundíasenestearmarioflotante,hastasuabuelaleperdonaríaunaerección. InclinándosesobreGiordino,Gunnmiróporlaportilla.Poralgunossegundos,sóloviounazultenue; después,demodogradualyexactamentedebajodelSafoI,pudodistinguirelrojizocienodelsedimento delfondo.Poruninstanteuncamarónrojodeapenasdoscentímetrosdelargo,cruzóflotandofrenteal rayodeluzantesdedesaparecerenlaoscuridad. —Lástima que no podamos salir a dar un paseo —dijo Gunn al apartarse—. Quién sabe qué encontraríamosahífuera. —Lo mismo que en medio del desierto de Mojave —repuso Giordino—. Absolutamente nada. — Tocóunmanómetro—.Aunquelatemperaturaesmásfría.Aquíveodosgradoscentígrados. —Magníficoparajeparavisitar—dijoWoodson—,peronadiequerríapasaraquísusmejoresaños. —¿Algoenelsonar?—preguntóGunn. Giordinoseñalóconlacabezaunagranpantallaverdeenmediodelpanel.Eltrazadodelterrenoallí reflejadoeraplano. —Nadaadelantenialoslados.Elperfilnohavariadoenvariashoras. Conairefatigado,Gunnsequitólasgafasysefrotólosojos. —Bien,señores,nuestramisiónestácasiconcluida.Esperaremosdiezhorasmás,luegosubiremosa lasuperficie.—Miróelpanelsuperior—.¿Mamánosacompañatodavía? Giordinoasintióconlacabeza. —Sigueallícolgada. Le bastó una ojeada a la fluctuante aguja del instrumento para saber que la nave nodriza, una embarcacióndesosténdesuperficie,rastreabacontinuamentealSafoIconelsonar. —Avisad a Mamá que iniciaremos nuestro ascenso a las cero novecientos —dijo Gunn—. Así tendrántiempopararecibirnosabordoyremolcaralSafoIantesdequeanochezca. —Casi he olvidado cómo es una puesta de sol —murmuró Woodson—. Me voy a la playa, a broncearmeycontemplaratodasesasbellascriaturasenbikini.Bastadeexcursionesporelfondodel marparamí. —GraciasaDiosqueelfinalestáalavista—dijoGiordino—.Unasemanamásencerradoeneste enormesalchichónyempezaréahablarconlasplantas. WoodsonlomiróyGunnsonrió. —Todos merecen un buen descanso. Se han portado muy bien. Los datos que hemos compilado mantendránocupadosalosmuchachosdellaboratoriopormuchotiempo. GiordinosevolvióhaciaGunn,lededicóunalargamiradaydijoconlentitud: —Estamisiónhasidodelomásextraña,Rudi. —Noentiendoaquéterefieres—dijoGunn. —Quierodecirqueesunapiezateatralconunrepartoinadecuado.Fíjateentutripulación. Conunademán,señalóaloscuatrohombresquetrabajabanenlapartedeproadelsubmarino:Ben Drummer,unsureñolarguiruchoconmarcadoacentodeAlabama;RickSpencer,uncalifornianobajoy rubio que silbaba entre los dientes apretados; Sam Merker, tan cosmopolita y urbanizado como un corredor de bolsa de Wall Street, y Henry Munk, un bromista tranquilo, de ojos adormilados, que evidentementedeseabaestarencualquierpartemenosenelSafoI. —Esospayasosdelaproa,tú,Woodsonyyo;somostodosingenierosymecánicos.Nohayunsolo doctorenfilosofía. —Tampoco eran intelectuales los primeros que llegaron a la Luna —objetó Gunn—. Para perfeccionarelequipohacenfaltamecánicos…VosotroshabéispuestoapruebaelSafoIy demostrado sus posibilidades. Que el próximo paseo lo den los oceanógrafos. En cuanto a nosotros, esta misión pasaráalahistoriacomounagranconquistacientífica. —Notengopastadehéroe—repusoGiordino. —Niyo,amigo—agregóWoodson—.Peroadmitirásqueesmejorquevendersegurosdevida. —No captas lo interesante de todo esto —dijo Gunn—. Piensa en lo que podrás contarle a tus novias… Piensa en las expresiones arrobadas de su bonito rostro cuando les cuentes cómo pilotaste certeramentelamayorexploraciónsubmarinadelsiglo. —¿Ciertamente?—repitióGiordino—.Entonces,¿quétalsimedicesporquéestoyconduciendoesta maravillacientíficaencírculosaquinientoskilómetrosdenuestrotrayectoprevisto? Gunnseencogiódehombros. —Sonórdenes. Giordinolomiró. —Se supone que estamos bajo el mar de Labrador. En cambio, el almirante Sandecker modifica nuestrorumboenelúltimomomentoynoshacecorrerportodaslasllanurasabismalesbajolosgrandes bancosdeTerranova.Notienesentido. Gunnlomiróconsonrisadeesfinge.Duranteunosinstantesningunohabló,peroaGunnnolehacía falta una dosis concentrada de percepción extrasensorial para saber qué preguntas pasaban por sus mentes. Tenía la certeza de que estaban pensando lo mismo que él. Dos meses atrás y a dos mil kilómetros de distancia, se encontraban en la sede central de la Agencia Nacional de Investigaciones Marinas en Washington, donde el almirante James Sandecker, director en jefe del organismo, estaba describiendolamásincreíbleoperaciónsubmarinadeladécada. —Maldición —había tronado el almirante Sandecker—, yo daría la paga de un año por ir con ustedes. Giordinopensóquesólosetratabadeunafiguraretórica.Arrellanadoenuncómodosofádecuero, Giordino escuchaba las instrucciones del almirante mientras soltaba anillos de humo entre una y otra bocanada de un largo cigarro que había sacado de una caja que se hallaba sobre el escritorio de Sandecker,mientrastodoslosdemásfijabansuatenciónenunmapamuraldelocéanoAtlántico. —Bueno, allí está. —Por segunda vez, Sandecker golpeó el mapa con el puntero—. La corriente Lorelei…NacejuntoalextremosurdeÁfrica,sigueelplieguedelAtlánticomediohaciaelnorte,luego describe una curva hacia el este, entre la isla de Baffin y Groenlandia, hasta que muere en el mar de Labrador. —No soy diplomado en oceanografía, almirante, pero según parece, la Lorelei converge con la corrientedelGolfo. —De ningún modo. La corriente del Golfo es agua de superficie. La Lorelei es el agua más fría y densadetodoslosocéanosdelmundo,conunaprofundidadpromediodecuatromilmetros. —EntonceslaLoreleicruzabajolacorrientedelGolfo—dijoSpencerenvozbaja.Eralaprimera vezquehablabadurantelaconferencia. —Esoparecerazonable.—Sandeckerhizounapausa,sonrióconbenevolenciayluegocontinuó—: Elocéanoestábásicamenteconstituidopordoscapas;unasuperficialosuperior,calentadaporelsoly revueltaporlosvientos,yotracapamuyfríaydensadeaguaintermedia,profundaydefondo.Ylasdos nuncasemezclan. —Todoesoresultaoscuroycomplicado—dijoMunk—.Elsimplehechodequealgúnpersonajecon unnegrosentidodelhumorhayabautizadoalacorrienteconelnombredeunaninfadelRinqueatraíaa losmarinosalospeñascoshacequeseaelúltimositioquedeseevisitar. UnaamenazadorasonrisaapareciólentamenteenelrostrodeSandecker. —Acostúmbrense al nombre, señores, porque es en las entrañas de Lorelei donde van a pasar cincuentadías.Dondeustedesvanapasarcincuentadías. —¿Haciendoqué?—preguntóWoodsoncontonodesafiante. —LaexpediciónalacorrienteLoreleiesexactamentecomosuena.Vanadescenderenunsubmarino de aguas profundas, quinientos kilómetros al noroeste de la costa de Dakar, e iniciarán un recorrido submarinodelacorriente.Suprincipaltareaserácontrolaryverificarelaparatoysuequipo.Sinohay desperfectosquerequieraninterrumpirlamisión,deberánsubiralasuperficiemásomenosamediados deseptiembre,enmediodelmardeLabrador. Merkerseaclarósuavementelagarganta. —Ningúnsubmarinohapermanecidotantotiempoatantaprofundidad. —¿Quierescambiardeidea,Sam? —Pues…no. —Estaesunaexpediciónvoluntaria.Nadieteobligaair. —¿Por qué nosotros, almirante? —preguntó Ben Drummer—. Yo soy ingeniero marino. Spencer, topógrafosubmarino.YMerker,expertoensistemasdecomputación.Noentiendocuálesnuestropapel. —Todossonprofesionalesensusrespectivasespecialidades.Woodsonestambiénfotógrafo.ElSafo Illevarávariossistemasfotográficos.Munkeselmejorespecialistaencomponentesinstrumentalesdela agencia.YtodosestaránbajoelmandodeRudiGunn,queenunouotromomentohacapitaneadotodos losbarcosdeinvestigacióncientíficadelaNUMA. —¿Yyo?—dijoGiordino. SandeckermiróceñudoelcigarroquefumabaGiordino,loreconociócomodesumarcaprivadayle lanzóunamiradaasesina,delaqueGiordinonohizocasoalguno. —Comoayudantedeldirectordeproyectosdelaagencia,estaráacargodelamisión.Tambiénpodrá hacerseútilpilotandoelaparato. Giordinoledevolviólamiradaconunasonrisamalévola. —Milicenciadepilotomeautorizaamanejaraviones,nosubmarinos. Elalmiranteseenvaró. —Pues tendrá que confiar en mi criterio —dijo con frialdad—. Además, lo más importante es que son ustedes la mejor tripulación de que dispongo en este momento. Todos trabajaron juntos en la expedición al mar de Beaufort. Tienen abundante experiencia y antecedentes de capacidad e ingenio. Puedenmanejarcualquierinstrumento,cualquierpiezadeequipooceanográficoquesehayainventado… Haremosqueloscientíficosanalicenlosdatosqueustedestraigan…ycomoyamencioné,naturalmente, vancomovoluntarios. —Naturalmente—repusoGiordinoinexpresivo. Sandeckervolvióaocuparsusitiodetrásdelescritorio. —SereunirányempezaránaentrenarseennuestrasinstalacionesportuariasdeCayoHueso,dentro de dos días. La compañía de aviación Pelholme ya ha sometido el aparato a pruebas exhaustivas de inmersión, de modo que la única preocupación de ustedes debe ser familiarizarse con el equipo e informarsesobrelosexperimentosquellevaránacabodurantelaexpedición. Spencerlanzóunsilbidoentredientes. —¿Una compañía de aviación? Dios santo, ¿qué saben ellos de diseñar un sumergible de aguas profundas? —Para su tranquilidad —dijo pacientemente Sandecker—, Pelholme orientó su tecnología aeroespacialhaciaelmarhacediezaños.Desdeentonceshanconstruidocuatrolaboratoriossubmarinos ambientalesydossumergiblessumamenteeficacesparalaarmada. —Ojaláhayanconstruidobienéste—dijoMerker—.Meinquietaríamuchocomprobarquehaceagua asietemilmetrosdeprofundidad. —Quieresdecirquetemoriríasdemiedo—mascullóGiordino. Munk se frotó los ojos y luego fijó su mirada en el suelo como si viera el fondo del mar en la alfombra.Cuandohabló,lohizoconsumalentitud: —¿Esteviajeesrealmentenecesario,almirante? Sandeckerasintióconsolemnidad. —Loes.Losoceanógrafosnecesitanteneruncuadrodelaestructuradelesquemaconquefluyela Lorelei para perfeccionar sus conocimientos sobre el fondo del océano. Créanme, esta misión es tan importante como la primera órbita tripulada alrededor de la Tierra. Además de poner a prueba el submarinomásavanzadodelmundo,haránunregistroyunmapavisualesdeunazonaqueningúnhombre vioantes.Olvidensusdudas.ElcascodelSafo I contiene todos los dispositivos de protección que la cienciapuedeidear.Tienenmigarantíapersonaldeunviajeseguroycómodo. «Paraélesfácildecirlo—pensóMunk—.Noestaráallí». 24 Henry Munk cambió de posición su musculoso cuerpo sobre un largo cojín de vinilo, ahogó un bostezoysiguiómirandoporlaportilladeproadelSafoI.Elsedimentochatoeinterminableeramáso menos tan interesante como un libro sin páginas impresas, pero a Munk le complacía saber que cada pequeñomontículo,cadarocaocadaocasionalmoradordelasprofundidadesquepasabaeravistopor primeravezporunhombre.Eraunarecompensapequeñaperosatisfactoria,porlaslargasyaburridas horasquehabíapasadovigilandounaseriedeinstrumentosdedeteccióninstaladosaamboslados,por encimadelcojín. Munk estuvo a punto de pasarlo por alto. El movimiento del estilete sobre el gráfico del magnetómetrofuetanleve,ungarabatodeapenasunmilímetro,queselehabríaescapadoporcompleto sinohubieratenidolamiradafijaenelregistrográficoexactamenteenelmomentopreciso.Rápidamente se asomó a la portilla y contempló el suelo marino. Después se volvió y gritó a Giordino, que estaba sentadoasólotresmetrosdedistancia,frentealaconsoladelpiloto: —¡Paradlasmáquinas! Giordinosevolvióconceleridadymiróhaciaproa.NoveíamásquelaspiernasdeMunk;todolo demásestabasepultadoentrelosinstrumentos. —¿Quéhasvisto? —Acabamosdepasarsobrealgometálico.Hazloretrocederparaqueveamejor. De mala gana, apartó los ojos de la portilla y los enfocó en los instrumentos: el sensor S-T-SV-D había estado funcionando constantemente durante la misión, midiendo la salinidad, temperatura, velocidadsónicaypresióndeprofundidadexterioresenunacintamagnética;elperfiladordesubsuelo que determinaba acústicamente el espesor de los sedimentos superiores y suministraba datos sobre la estructurasubfundamentalyacientedelasuperficiedelsuelomarino;elgravímetro,quecadacuartode milla marcaba las cifras de gravedad; el sensor de corriente, que vigilaba con su ojo sensitivo la velocidadydireccióndelacorrienteLorelei;yelmagnetómetro,unsensordestinadoamediryregistrar elcampomagnéticodelfondo,incluyendocualquierdesviacióncausadapordepósitosdemetal. —Retrocediendo—dijoGiordinoenvozalta. Conectólosdosmotoresinstaladosacadaladodelcascoenmediodelanave,ydiomarchaatrásA media velocidad. Durante diez segundos, el Safo /, atrapado en la fuerza de la corriente, permaneció suspendido, reacio a moverse por sí mismo. Luego comenzó a retroceder muy lentamente. Gunn y los demásseapiñaronalrededordeltúnelinstrumentaldeMunk. —¿Distinguesalgo?—preguntóGunn. —No estoy seguro —repuso Munk—. Hay algo que sobresale del sedimento, unos veinte metros a proa.Noveomásqueunavagaformabajolaslucesdeproa. Todosesperaron. PareciótranscurrirunaeternidadantesdequeMunkvolvieraahablar: —Bueno,yalotengo. GunnseencaróconWoodson: —Activalasdoscámarasestéreoylaslucesestroboscópicasdeabajo.Tenemosquefilmarlo. Woodsonasintióysedirigióhaciasuequipo. —¿Puedesdescribirlo?—inquirióSpencer. —Pareceunembudodepieenelcieno. A través del túnel instrumental, la voz de Munk llegaba descorporizada, pero ni siquiera las reverberacionesdeltonopodíandisimularelentusiasmoqueencerraba. LaexpresióndeGunnsevolvióescéptica. —¿Embudo? DrummerseasomóporencimadelhombrodeGunn. —¿Quétipodeembudo? —Unembudoconunconohuecoquedisminuyedetamañohastaunpunto,porelcualseechancosas, sureño estúpido —replicó Munk irritado—. Ahora está pasando bajo el casco a estribor. Díganle a Giordinoquemantengalanavedetenidaencuantoaparezcabajolasportillasdeproa. GunnseacercóaGiordino. —¿Puedesmantenernuestraposición? —Lointentaré,perosilacorrienteempiezaamovernosdelado,nopodrémantenerelcontrolexacto yperderemoscontactovisualconesoquehayallífuera. Dirigiéndoseaproa,Gunnsetendióenelsuelocubiertodegoma.JuntoconMerkerySpencer,miró porunadelascuatroportillasdelanteras.Todosvieronelobjetocasideinmediato.EracomoMunklo había descrito: simplemente un embudo invertido, de forma acampanada y unos diez centímetros de diámetro, cuya punta asomaba desde el sedimento del fondo. Sorprendentemente, se hallaba en buen estado.Lasuperficieexteriordelmetalestabasucia,porsupuesto,peroaparentementesanaysólida,sin señalesdedescascaramientonigruesascapasdeherrumbre. —Detenido,peronopuedogarantizarporcuántotiempo—anuncióGiordino. Sin apartarse de la portilla, Gunn hizo señas a Woodson, que se agachaba sobre dos cámaras, levantandosuslenteshaciaelobjetoavistadoenelsuelomarino. —¿Ornar? —Enfocadasyenfuncionamiento. MerkersevolvióhaciaGunn. —Recojámoslo. Gunnpermanecióensilencio,casipegadoalaportilla.Parecíacompletamenteabstraído. Merkerentrecerrólosojosinquisitivamente. —¿Quémedices,Rudi?Propongoquelorecojamos. FinalmentelaspalabraspenetraronenlospensamientosdeGunn. —Sí,sí,porsupuesto—masculló. Merkerdesenganchóunacajademetalqueestabaunidaalmamparomedianteuncabledeunmetroy medio y se instaló en la portilla central. La caja contenía una serie de interruptores a palanca que rodeabanaunaperillitacircular.Eralaunidaddecontrolparaelmanipulador,unbrazomecánicoque pesabacientoochentakilosycolgabagrotescamentedebajodelSafoI. Merkeraccionóuninterruptorqueactivabaelbrazo.Luegomoviócondestrezalosdedossobrelos controles mientras el mecanismo zumbaba y el brazo se estiraba en toda su extensión de dos metros y medio.Lefaltabanveinteparallegaralembudo. —Necesitotreintacentímetrosmás—dijoMerker. —Preparaos—replicóGiordino—.Elmovimientodeavancepuedequebrarmiposición. Elembudoparecíapasarconangustiantelentitudbajolagarradeaceroinoxidabledelmanipulador. Merkerbajósuavementelaspinzassobreelbordedelembudo;luegoaccionóotrointerruptoryéstasse cerraron,perolohizoadestiempo;lacorrienteatrapóalsumergibleycomenzóasacudirlolateralmente. Lagarraerrópornomásdetrescentímetrosysuspinzassejuntaronvacías. —Sevahaciababor—gritóGiordino—,nopuedosujetarlo. Los dedos de Merker danzaron con rapidez sobre la caja de control. Tendría que intentarlo por segunda vez al vuelo. Si erraba de nuevo, sería casi imposible volver a localizar el embudo con visibilidadtanlimitada.Sufrenteseperlódesudorylasmanosselepusierontensas. Dobló el brazo contra su tope y viró la garra seis grados a estribor, compensando el balanceo del Safoensentidocontrario.Moviódenuevoelinterruptor;lagarrabajóylaspinzassecerraroncasienel mismomovimiento.Elbordedelembudoquedóentreellas. Merkerlotenía. Entonces movió el brazo hacia arriba, despegando gradualmente el embudo de su sitio entre el sedimento.Elsudoryalecaíaenlosojos,perolosmantuvoabiertos.Nopodíahabervacilaciones;un soloerroryelobjetoseperderíaparasiempre.Porfinelviscosocienosoltósupresayelembudo,ya libre,seelevóhacialasportillas. —¡Diossanto!—susurróWoodson—.Esonoesningúnembudo. —Pareceunatrompa—dijoMerker. Gunnsacudiólacabeza. —Esunacorneta. —¿Cómolosabes?—preguntóGiordino,quehabíaabandonadolaconsoladelpilotoyespiabapor encimadelhombrodeGunnatravésdelaportilla. —Tocabaunaenmibandadelaescuelasecundaria. Losdemástambiénlareconocían.Podíandistinguirconfacilidadlabocabocinadadelpabellóny, trasella,lostuboscurvadosqueconducíanalasválvulasylaboquilla. —Ajuzgarporsuaspecto,diríaqueesdebronce—dijoMerker. —PoresoelmagnetófonodeMunkapenasloregistróenelgráfico—agregóGiordino—.Laboquilla ylospistonesdelasválvulassonlasúnicaspartesquecontienenhierro. —¿Quiénsabecuántohacequeestáallí?—sepreguntóDrummer. —Másinteresanteseríasaberdedóndevino—dijoMerker. —Obviamentelaarrojaronporlabordadeunbarco—dijoGiordino—.Probablementealgúnchico queodiabalasleccionesdemúsica. —Talvezsudueñoestétambiénporahíabajo—dijoMerkersinalzarlavista. Spencerseestremeció. —Vayaunaidea… ElinteriordelSafoIquedóensilencio. 25 ElantiguoavióntrimotorFord,famosoenlahistoriadelaaviacióncomoelGansodeLatón,parecía demasiado torpe para volar; sin embargo, se ladeó con la soltura y la majestuosidad de un albatros al alinearseparadescenderenlapistadeaterrizajedelaeropuertonacionaldeWashington. El viejo pájaro tocó tierra con toda la delicadeza de una hoja otoñal al rozar el césped. Carreteó hastaunodeloshangaresdelaNUMAsituadosenelextremonortedelaeropuerto,dondelacuadrillade mantenimientoqueloesperabaasegurólasruedasehizolaseñahabitualdecortarseelcuello.Moviendo laspalancasdelaignición,Pittviocómolashélicesdeplateadashojascesabangradualmentedegirary sedeteníanrelucientesbajoelsoldelatardecer.Luegosequitólosauriculares,loscolgódelapalanca demando,quitólatrabadelaventanillalateralylaabrió. UnplieguedeperplejidadarrugólentamentelafrentedePittyallíquedó,fijoenlapielbronceaday curtida.Unhombredepiesobreelasfaltodelapista,agitabafrenéticamentelosbrazos. —¿Puedosubir?—gritóGeneSeagram. —Bajaréyo—lecontestóPitt,gritandoasuvez. —No,porfavor,quédesedondeestá. Pittseencogiódehombros,reclinándoseenelasiento.Seagramtardóapenasunossegundosentrepar altrimotoryabrirlaportezueladelacarlinga.Llevabaunelegantetrajecolorcanelaconchaleco,pero suatildadaaparienciasediluíaenunaseriedeplieguesquearrugabanlatela,eraevidentequenodormía desdehacíaporlomenosveinticuatrohoras. —¿Dóndehaencontradoestamagníficaantigualla?—preguntóSeagram. —La descubrí en Keflavik, Islandia —replicó Pitt—. Logré comprarla a un precio aceptable y enviarlaaestepaís. —Esunabelleza… PittindicóaSeagramelasientovacíodelcopiloto. —¿Seguroquequierehablaraquí?Enpocosminutoselsolharáqueestacabinaparezcaelinteriorde unincinerador. —Loquetengoquedecirnollevarámuchotiempo—repusoSeagram,mientrasseacomodabaenel asientoylanzabaunlargosuspiro. Pittloobservó.Parecíaunhombrequeactuabaconrenuenciayforzado…unhombreorgullosoque sehabíacolocadoenunaposicióndelicada. Alhablar,SeagramnoenfrentóaPitt,sinoquemirónerviosamenteporelparabrisas. —Supongoqueseestarápreguntandoquéhagoaquí—dijo. —Exacto. —Necesitoayuda. Esofuetodo.Nisiquieramencionólasduraspalabrasdelpasado.Sinpreliminares;sólounapetición directa. Pittentrecerrólosojos. —Poralgúnextrañomotivo,teníalasensacióndequemicompañíaeraparaustedtanagradablecomo lasífilis. —Loqueustedoyosintamosnotieneimportancia…peronuestrogobiernonecesitaurgentementede sucapacidad. —¿Capacidad?¿Necesidadurgente?—Pittnoocultósusorpresa—.Seburlademí,Seagram. —Ojalá fuera así, pero el almirante Sandecker me asegura que es usted el único hombre que tiene posibilidaddellevarabuentérminounaarriesgadamisión. —¿Quétarea? —RescatarelTitanic. —¡Por supuesto! Nada como una operación de rescate para romper la monotonía de… —Pitt se interrumpió;susojosverdeoscurossedilataronyelcolorlesubióalrostro—.¿Québarcohadicho?— Estavezsuvozsalióenunroncomurmullo. Seagramlomiróconexpresiónburlona. —ElTitanic…Sindudahabráoídohablardeél. TranscurrierondiezsegundosensilencioabsolutomientrasPittpermanecíaatónito.Luegodijo: —¿Sabeusteddequéestáhablando? —Sí,losé. —¡Esimposible!—LaexpresióndePitteraincrédula—.Auncuandofuesetécnicamenteposible,que noloes,haríanfaltamuchosmillonesdedólares…yademás,estáelinterminableenredolegalconlos primitivospropietariosylascompañíasaseguradorasporlosderechosderescate. —Más de doscientos ingenieros y científicos estudian los problemas técnicos en este momento — explicó Seagram—. Se dispondrá la financiación a través de fondos gubernamentales secretos… Y en cuantoalospuntoslegales,nopiensemáseneso.Segúnelderechointernacional,unavezunbarcose pierde sin esperanzas de recuperación, se convierte en presa legal para cualquiera que desee invertir dineroyesfuerzoenunaoperaciónderescate.—Sevolvióyfijódenuevolamiradaenelparabrisas—. Pitt, esta empresa es muy importante. El Titanic representa mucho más que riquezas o valor histórico. Hayalgoenlaprofundidaddesusbodegasqueesvitalparalaseguridaddenuestranación. —Meperdonarásidigoqueesosuenaunpocomelodramático. —Talvez,perotraslosdiscursospatrióticos,ésaeslaverdad. Pittmeneólacabeza. —Lo que dice es pura fantasía. El Titanic yace a casi cuatro mil metros bajo el agua. A esa profundidad,lapresiónesdemilesdekilosporcentímetroscuadrado,señorSeagram.Lasdificultadesy losobstáculossonenormes.NadiehaintentadojamásseriamentelevantardelfondoalAndreaDoria ni alLusitania…yambosyacenasólocienmetrosdelasuperficie. —Si pudimos enviar hombres a la Luna, podemos sacar de nuevo a la luz el Titanic —adujo Seagram. —No hay comparación posible. Se tardó una década en llevar una cápsula de cuatro toneladas al suelolunar.Levantarcuarentaycincomiltoneladasdeaceroesalgomuydistinto.Elsolohallarlanave puedellevarmeses. —Labúsquedayasehainiciado. —Nohesabidonada. —¿Sobreelintentodebúsqueda?—terminóSeagram—.Noeraprobablequelosupiera.Hastaque la operación se vuelva incontrolable en términos de segundad, seguirá siendo secreta. Aun su director asistentedeproyectosespeciales,AlbertGiordino… —¿Giordino? —Sí, Giordino. En este mismo instante pilota una sonda exploradora por el fondo del Atlántico, desconociendosuverdaderamisión. —PerolaexpedicióndelacorrienteLorelei…lamisióninicialdelSafoIerarastrearunacorriente oceánicaprofunda. —Unaoportunacoincidencia.ElalmiranteSandeckerordenóalsumergiblequesedirigieraalazona delaúltimaposiciónconocidadelTitanicapenasunashorasantesdelafijadaparaqueelsumergible subieraalasuperficie. Pitt se volvió y clavó la mirada en un avión a chorro de pasajeros que se elevaba desde la pista principaldelaeropuerto. —¿Porquéyo?¿Quéhehechoparamerecerunainvitaciónparaelplanmásdescabelladodelsiglo? —No será un simple invitado, estimado Pitt. Será usted quien esté al mando de la operación de rescate. PittcontemplóaSeagramconairesombrío. —Lapreguntasiguependiente…¿porquéyo? —No es una elección que me entusiasme, se lo aseguro —dijo Seagram—. No obstante, ya que la AgenciaNacionaldeInvestigacionesMarinaseslamayorautoridaddelpaísencienciaoceanográfica,y yaquelosprincipalesexpertosenrescateenaguasprofundasintegransupersonal,yyaqueesustedel directordeProyectosEspeciales,seloeligió. —Labrumacomienzaadisiparse.Setratasimplementedequeestoyenelpuestoequivocadoenel momentoequivocado. —Interprételocomoquiera—dijoSeagram,fatigado—.Deboadmitirquesusantecedentesencuanto allevaracaboconéxitoproyectosincreíblementedifícilesmeimpresionanmucho…—Sacóunpañuelo yseenjugólafrente—.Podríaagregarotrofactorqueinfluyómuchoenfavorsuyo:queseloconsidera unaespeciedeexpertoencuantoalTitanicserefiere. —Coleccionar y estudiar cosas memorables sobre el Titanic es para mí un pasatiempo, nada más. Esodeningúnmodomecapacitaparadirigirsurescate. —Sinembargo,señorPitt,elalmiranteSandeckermedicequeustedes,segúnsuspalabras,ungenio enmanejarhombresycoordinarlogística…—ClavóenPittunamiradaexpectante—.¿Asumirálatarea? —Ustednocreequeyopuedallevarlaabuenfin,¿verdad,Seagram? —Francamente,no.Peroquiencuelgadeunhilosobreelabismotienepocoqueopinarsobreelque acudearescatarlo. UnalevesonrisacurvóloslabiosdePitt. —Suconfianzaenmímeemociona… —¿Ybien? Pitt quedó varios instantes sumido en sus pensamientos. Por último asintió con la cabeza de modo casiimperceptibleymiróaSeagramalosojos. —De acuerdo, amigo; cuente conmigo. Pero no cante victoria hasta que ese viejo cacharro enmohecido esté amarrado en un muelle neoyorquino… Ni un solo apostador de Las Vegas perderá un segundocomputandolasprobabilidadesdeestadescabelladaaventura.CuandoencontremosalTitanic, siesqueloencontramos,sucascopuedeestartandeterioradoqueseaimposibleizarlo.Pero,porotro lado,nohaynadatotalmenteimposible,yaunquenisiquieraimaginoquépuedehabertanvaliosoparael gobiernoquejustifiqueelesfuerzo,lointentaré,Seagram.Fueradeeso,noleprometonada. Pittsonriómientrasdescendíadelasientodelpiloto. —Findeldiscurso…Yahorasalgamosdeestecachorroybusquemosunbuensalóndecóctelescon aire acondicionado, donde podrá invitarme a beber un trago. Es lo menos que puede hacer después de haberlogradoengatusarme. Seagram permaneció en su asiento, demasiado cansado para hacer otra cosa que encogerse de hombrosendesvalidoasentimiento. 26 Alprincipio,JohnVogelsólovioenlacornetauntrabajoderestauraciónmás.Sudiseñonosugería nada en particular. En su construcción no había nada excepcional que pudiese entusiasmar a un coleccionista.Porelmomentonopodíaentusiasmaranadie.Teníalasválvulascorroídasytaponadas;el bronce estaba manchado por la acumulación de un extraño tipo de suciedad y del lodo que obstruía el interiordesustubosemanabaunolorfétidocomodepescado. Vogeldecidióquelacornetanoeradignadeél;encargaríalarestauraciónaunodesusayudantes. LosinstrumentosqueVogelpreferíadejarcomonuevoseranlosexóticos:lasantiguastrompetaschinasy romanas,consuslargostubosrectosysustonosensordecedores;lasviejastrompasaporreadasdelos pioneros del jazz; los instrumentos que llevaban consigo un fragmento de historia: a éstos, Vogel los reparaba con la paciencia de un relojero, afanándose con precisa destreza hasta que el objeto relucía comonuevoyadquiríatonosbrillantementeclaros. Envolviólacornetaenunaviejafundadealmohadaylaapoyócontralaparedmásapartadadesu oficina. Sobresuescritorio,elExecutoneretumbósuavemente. —Sí,Mary,¿quépasa? —ElalmiranteJamesSandecker,delaAgenciaNacionaldeInvestigacionesMarinas,alteléfono.— Porelintercomunicador,lavozdesusecretariachirriabacomosialguienpasaralasuñasporunapizarra —.Dicequeesurgente. —Bueno,póngameconél.—Vogellevantóelauricular—.AquíJohnVogel… —SeñorVogel,soyJamesSandecker. El hecho de que Sandecker hubiera telefoneado personalmente y no fanfarroneara con su cargo impresionóaVogel. —Sí,almirante,¿enquépuedoserleútil? —¿Yaloharecibido? —¿Siherecibidoquécosa? —Unviejoclarín. —Ah,lacorneta—dijoVogel—.Laencontréestamañanasobremiescritoriosinexplicaciónalguna. Supusequeeraunadonaciónparaelmuseo. —Lepidodisculpas,señorVogel.Debíhaberleavisado,peroestuveocupado. Unaexcusafranca. —¿Cómopuedoayudarlo,almirante? —Leagradeceríaqueestudiaraelobjetoymedijeraquéaveriguó.Fechadefabricaciónydemás. —Mesientohalagado,señor.¿Porquéyo? —ComojefederestauradoresdelasalademúsicadelMuseodeWashington,parecíalógicoelegirlo a usted… Además, un amigo común dijo que el mundo perdió otro Harry James cuando usted decidió convertirseenunexperto. «Diosmío—pensóVogel—,elpresidente…».Sandeckerconocíaalagenteadecuada. —Esoesdiscutible—repusoVogel—.¿Cuándonecesitamiinforme? —Loantesposible. Vogelsonrióparasí.Unapeticióncortésmerecíaunesfuerzoextra. —Loquellevatiempoeselprocesodeinmersiónparaeliminarlacorrosión.Creoquetendréalgo mañanaporlamañana. —Gracias,señorVogel—dijoSandecker. —¿Hayalgúndatosobrecómoodóndeencontraronlacorneta? —Preferiríanorevelarlo.Migentequisieratenersuopiniónsinsugerencianiorientaciónalgunade partenuestra. —Quierencompararmisconclusionesconlassuyas,¿no? LavozdeSandeckerllegabanítidaatravésdelauricular. —Queremosqueconfirmenuestrasesperanzasyexpectativas,señorVogel,nadamás. —Haréloposible,almirante.Adiós. —Buenasuerte. Durantevariosminutos,Vogel,conlamanosobreelteléfono,contemplófijamentelafundaquehabía dejadoenunrincón.DespuéspulsóelExecutone. —Mary,nomepasellamadasduranteelrestodeldíayhágametraerunapizzamedianacontocino canadienseyunabotelladeborgoñaGallo. —¿Sevaaencerrarotravezeneseviejotallermohoso?—chirriólavozdeMary. —Sí—suspiróVogel—.Eldíaserálargo. Vogel empezó tomando varias fotos de la corneta desde distintos ángulos. Luego anotó las dimensiones, el estado general de las partes visibles y el grado de opacidad y materias extrañas que cubríanlassuperficies,anotandocadaobservación.Estudiólacornetaconcrecienteinterésprofesional. Erauninstrumentodecalidad;elbronceeradevalorylospequeñosorificiosdelpabellónylasválvulas leindicabanquehabíasidofabricadaantesde1930.Descubrióqueloquehabíatomadoporcorrosión noerasinounaduracostradelodoquesedesconchabaconlalevepresióndeunaespátuladegoma. Luegoremojóelinstrumentoenlíquidoanti-caldiluido.Amedianocheteníatotalmentedesarmadala corneta.Despuésiniciólatediosatareadefrotarlassuperficiesmetálicasconunasolucióndiluidade ácido crómico para restituir el brillo del bronce. Lentamente, después de varios lavados, comenzó a aparecerenelpabellónunintrincadodibujodevolutasyletrasornamentadas. —¡PorDios!—exclamóVogel—.Unmodelodepresentación… Tomóunalentedeaumentoyestudiólaescritura.Cuandodejólalupaycogióelteléfono,lasmanos letemblaban. 27 Alasocho,JohnVogelfueconducidoalaoficinadeSandeckerenelpisosuperiordeledificiode diezplantas,concristalessolares,cuartelgeneraldelaNUMA.Teníalosojosinyectadosensangreyno hizoesfuerzoalgunopordisimularunbostezo. SandeckerabandonósusitiodetrásdelescritorioparaestrecharlamanodeVogel.Elalmirante,bajo ydelgado,tuvoqueecharseatrásymirarhaciaarribaparaencontrarlosojosdesuvisitante.Vogelmedía unmetronoventa,eraunhombrederostrobondadoso,ymechonesdeblancocabellodespeinadoorlaban su cabeza calva. Miraba con ojos pardos, parecidos a los de Santa Claus, y su cálida sonrisa resplandecía.Teníalachaquetapulcramenteplanchada,perosuspantalonesestabanarrugadosysucios conmanchasbajolasrodillas.Olíaaalcohol. —Vaya,esunplacerconocerlo—losaludóSandecker. —El placer es mío, almirante —repuso Vogel, mientras depositaba en la alfombra un estuche de trompetanegro—.Lamentopresentarmetandesaliñado… —Parecehaberpasadounamalanoche—comentóSandecker. —Cuandounoamasutrabajo,eltiempoylasmolestiaspocoimportan. —Esverdad.—Sandeckersevolvióyseñalóconlacabezaaunhombrecillosemejanteaungnomo queestabadepieenunrincóndelaoficina—.SeñorJohnVogel,lepresentoalcomandanteRudiGunn. —Claro,elcomandanteGunn—sonrióVogel—.Yofuiunodelosmillonesdelectoresquesiguieron díaadíaatravésdelosdiarios,suexpediciónalacorrienteLorelei.Fueunagranhazaña. —Gracias—dijoGunn. Sandeckerseñalóaotrohombrequeestabasentadoeneldiván. —YmidirectordeProyectosEspeciales,DirkPitt. Vogelsaludóconunmovimientodelacabezaalrostrobronceadoquesearrugabaenunasonrisa. —SeñorPitt. Pittselevantóyseinclinóasuvez. —SeñorVogel. Vogelsesentóysacóunapipaviejaygolpeada. —¿Lesimportasifumo? —Deningunamanera—repusoSandecker,mientrassacabadeunacajauncigarrotipoChurchillylo mostraba—.Loacompañaré… Despuésdeencenderlapipa,Vogelsereclinóydijo: —Dígame,almirante,¿lacornetafuedescubiertaenelfondodelAtlánticoNorte? —Sí,alsurdelosgrandesbancos,frenteaTerranova—contestóelalmirante—.¿Cómolosupo? —Deducciónelemental. —¿Quépuededecirnosalrespecto? —En verdad, bastante. Para empezar, es un instrumento de alta calidad, fabricado para un músico profesional. —Entoncesnoesprobablequesudueñohayasidounmúsicoaficionado—repusoGunn,recordando lodichoporGiordinoabordodelSafoI. —No,noesprobable—respondióVogel. —¿Podríadeterminarlafechayellugardefabricación?—quisosaberPitt. —El mes fue octubre o noviembre. El año exacto, 1911. Y fue fabricado por una antigua firma británica,excelenteydemuybuenareputación.Boosey-Hawkes. LamiradadeSandeckerreflejóadmiración. —Su trabajo ha sido notable, señor Vogel. Francamente, dudábamos de llegar a saber el país de origen,ymuchomenosesperábamosconocerelnombredelfabricante. —Le aseguro que no hubo una investigación brillante de mi parte —dijo Vogel—. Ocurre que la cornetaeraunmodelodepresentación… —¿Unmodelodepresentación? —Sí.Encualquierobjetodemetalcuyaconstrucciónrequieraunaltogradodehabilidadartesanaly cuyaposesiónsevaloremucho,sesuelengrabarinscripcionesparaconmemorarunhechoounservicio destacado. —Unaprácticacomúnentrelosfabricantesdearmas—comentóPitt. —Y también entre los creadores de instrumentos musicales de calidad… En este caso, fue obsequiadoaunempleadoporsucompañía,enreconocimientoporsusservicios.Lafechadeentrega, losnombresdelfabricante,elempleadoylacompañíaestánbellamentegrabadosenelpabellóndela corneta. —¿Puededecirnosconcertezaaquiénperteneció?—preguntóGunn—.¿Lainscripcióneslegible? —Oh,claroquesí.—Vogelseagachóyabrióelestuche—.Aquíestá,léalaustedmismo. YpusolacornetasobreelescritoriodeSandecker.Lostreshombreslacontemplaronlargoratoen silencio:uninstrumentoreluciente,cuyadoradasuperficiereflejabaelsolmatinalquepenetrabaporla ventana. La corneta parecía flamante. Cada centímetro había sido pulido y brillaba reluciente, y las intrincadasolasmarinasqueseencrespabanalrededordeltuboydelpabellónestabantannítidascomo eldíaenquefuerongrabadas.SandeckermiróaVogel,levantandolascejasenseñaldeduda. —Señor Vogel, me parece que no ha comprendido la seriedad de la situación. No me gustan las bromas. —Admitoquenologrocomprenderlaseriedaddelasituación—repusoVogelconsequedad—.Pero, almirante, esto no es ninguna broma. He dedicado la mayor parte de las últimas veinticuatro horas a restaurarsuhallazgo.—Dejósobreelescritoriounaabultadacarpeta—.Aquítienemiinformecompleto, con fotografías, y mis observaciones hechas paso a paso durante el procedimiento de restauración. Tambiénhaysobresquecontienenlosdistintostiposderesiduosydelodoquequité,asícomolaspartes quesustituí.Noheomitidonada. —Lo siento —dijo Sandecker—. Sin embargo, parece inconcebible que el instrumento que le enviamosayeryésteseanunoyelmismo.—HizounapausaycambióunamiradaconPitt—.Veausted, nosotros… —…ustedespensaronquelacornetahabíapermanecidomuchotiempoenelfondodelmar—dijo Vogel completando la frase—. Sé bien a qué se refiere, almirante. Y confieso que también yo estoy perplejoencuantoalnotableestadodelinstrumento.Hetrabajadoenmuchísimosinstrumentosmusicales quehanestadosumergidosenaguademardetresacincoañosyquesehallabanenmuchopeorestado queéste.Comonosoyoceanógrafo,desconozcolasolucióndeesteenigma.Noobstante,puedodecirle conexactitudcuántotiempohaestadoesacornetabajoelmarycómollegóallí. Vogelcogióelinstrumento;luegosepusounasgafassinmonturaycomenzóaleerenvozalta: —«Entregado a Graham Farley, en sincero reconocimiento por su destacada actuación en el entretenimiento de nuestros pasajeros, la agradecida gerencia de la compañía Estrella Blanca». —Se quitó los anteojos y miró a Sandecker con afable sonrisa—. Cuando descubrí las palabras «Estrella Blanca», desperté a un amigo, para que investigara un poco en los archivos navales. Me llamó apenas media hora antes de que saliera hacia aquí. —Hizo una pausa para sacar del bolsillo un pañuelo y sonarselanariz—.Segúnparece,GrahamFarleyeraunapersonamuypopularenlacompañíaEstrella Blanca.Fuesolistadecornetadurantetresañosenunodesusbuques…creoquesellamabaelOceanic. Cuando el novísimo crucero de lujo de la compañía iba a levar anchas en su viaje inicial, la gerencia seleccionóalosmúsicosmásdestacadosdesusdemásbarcosdepasajerosyformólaqueentoncesfue considerada la mejor orquesta de los mares. Graham fue, por supuesto, uno de los primeros músicos elegidos. Sí, señores; esta corneta ha permanecido mucho tiempo en el fondo del océano Atlántico… porqueGrahamFarleysoplabaporellaenlamañanadel15deabrilde1912,cuandolasolassecerraron sobreélyelTitanic. LasreaccionesantelasúbitarevelacióndeVogelfuerondiversas.ElrostrodeSandeckeradquirió unaexpresióndesombríareflexión;eldeGunnsepusorígido,entantoqueeldePittmostróinterés.El silencioquereinabaenlahabitaciónsehizodensomientrasVogelguardabasusgafas. —El Titanic… —Sandecker repitió la palabra con lentitud, como quien saborea el nombre de una bellamujer.DirigióaVogelunamiradapenetranteenlaquetodavíasemezclabaelasombroconladuda —.Esincreíble. —Sin embargo, es un hecho —repuso Vogel con naturalidad—. Comandante Gunn, tengo entendido quelacornetafuerecogidaporelSafoI. —Sí,casialterminarlaexpedición. —Sediríaquetropezóconunhallazgoinesperado.Lástimaquenohayaencontradolanavemisma. —Ya—dijoGunn,evitandolosojosdeVogel. —Aúnmetieneperplejoelestadodelinstrumento—dijoSandecker—.Nopreveíaqueunareliquia hundidaenelmarhacesetentaycincoañossufrieratanpocodeterioro. —Lafaltadecorrosiónplanteaunacuestióninteresante—replicóVogel—.Eslógicoqueelbronce seconservebien,peroresultaextrañoquelaspartesquecontienenmetalesferrososhayanpermanecido notablementeintactas.Comopuedenver,laboquillaoriginariaestácasiintacta. GunncontemplabalacornetacomosisetrataradelSantoGrial. —¿Suenatodavía? —Sí—respondióVogel—.Ycreoquedemodomuybello. —¿Laprobó? —No…nolohice.—Conreverencia,Vogelpasólosdedosporlasválvulasdelacorneta—.Hasta ahorasiempreheprobadolabrillanteztonaldelosinstrumentosdebroncerestauradospormisayudantes yyo.Estaveznopuedo. —Nocomprendo—declaróSandecker. —Este instrumento es recordatorio de una acción pequeña pero valerosa, cumplida durante la peor tragediamarítimadelahistoria—replicóVogel—.Nohacefaltamuchaimaginaciónpararepresentarsea Graham Farley y los demás músicos mientras apaciguaban con música a los aterrados pasajeros, sacrificando toda idea de salvación propia, mientras el Titanic se hundía inexorablemente. La última melodíadeestacornetasurgiódeloslabiosdeunhombremuyvaliente.Mepareceríacasiunsacrilegio quealguienvolvieraatocarla. SandeckermiróaVogel,examinandocadarasgodelrostrodelancianocomosilovieraporprimera vez. —Otoño—murmurabaVogel,casiparasí—.Otoño,unviejohimno.Ésafuelaúltimamelodíaque GrahamFarleytocóensucorneta. —¿NofueMáscercadeti,Diosmío?—preguntóGunn. —Esoesunmito—dijoPitt—.OtoñofuelaúltimacancióntocadaporlaorquestadelTitanic,poco antesdelfinal. —ParecehaberinvestigadosobreelTitanic—dijoVogel. —Esebarcoysutrágicodestinosoncomounaenfermedadcontagiosa—replicóPitt—.Cuandouno seinteresa,esdifícillibrarse. —Lanaveensímeatraepoco.Perocomohistoriadordemúsicosydesusinstrumentos,lagestadela orquestadelTitanichacautivadosiempremiimaginación.—Vogelpusolacornetaensuestuche,cerró latapaylapasóaSandeckerporencimadelescritorio—.Amenosquetengamáspreguntas,almirante, quisieratomarundesayunoreparadorydormirunashoras.Lanochehasidoardua. Sandeckerseincorporó. —Estamosendeudaconusted,señorVogel. —Teníalaesperanzadequedijeraeso—repusoVogel,cuyosojosdeSantaClauscentellearonde astucia—.Hayunamaneraderetribuirme… —¿Cuáles? —Donen la corneta al Museo de Washington. Sería el ejemplar más preciado de nuestra sala de música. —En cuanto nuestros técnicos de laboratorio hayan estudiado el instrumento y su informe, se la enviaré. —Seloagradezcoennombredelosdirectoresdelmuseo. —Aunquenocomodonación… Vogelfruncióelentrecejo. —Noentiendo… Sandeckersonrió. —Llamémoslounpréstamopermanente.Esoevitarácontroversiassialgunaveznecesitamospedirlo temporalmente. —Deacuerdo. —Una cosa más —dijo Sandecker—. No se ha dicho nada a la prensa sobre este hallazgo. Le agradeceríaqueporelmomentoconserveelsecreto. —Ignorosusmotivos,peroloharé,porsupuesto. ElcorpulentoVogelsedespidióypartió. —¡Maldición! —exclamó Gunn en cuanto se cerró la puerta—. Debemos de haber pasado a dos dedosdelTitanic. —Nohaydudadequeestuvisteiscerca—admitióPitt—.ElsonardelSafoIalcanzabaunradiode doscientosmetros.ElTitanicdebedehaberestadounmetromásallá. —Ojaláhubiéramostenidomástiempo.Ojaláhubiéramossabidoquédemoniosbuscábamos. —Olvidausted—dijoSandecker—queponerapruebaelSafoIyllevaracaboexperimentosacerca de la corriente Lorelei eran sus objetivos primordiales, y que a ese respecto usted y su tripulación hicieronunexcelentetrabajo.Losoceanógrafossepasaránlosdospróximosañosexaminandolosdatos sobrecorrientesdeprofundidadqueustedesrecogieron.Loúnicoquelamentoesquenohayamospodido revelarlesnuestrasintenciones,peroGeneSeagramysusespecialistasenseguridadinsistenenmantener enestrictareservatodainformaciónreferentealTitanichastaquesehayainiciadoelrescate. —No podremos mantenerlo mucho tiempo en silencio —dijo Pitt—. Todos los medios de comunicación del mundo se enterarán del mayor hallazgo histórico desde que fue abierta la tumba de Tutankamon. Sandeckerdejósusitiodetrásdesuescritorioyseacercóalaventana.Cuandohabló,suspalabras sonaronmuysuaves,comosielvientolastrajeradesdegrandistancia. —LacornetadeGrahamFarley… —¿Señor? —LacornetadeGrahamFarley—repitiómelancólicamenteSandecker—.Siesaviejatrompetaesun indicioválido,puedequeelTitanicestéallí,enelfondodelabismo,tanbienconservadocomolanoche delnaufragio. 28 Paraunobservadorquesehallaraenlacosta,oparaquiennavegaraporelríoRappahanonck,los treshombresrepantingadosenunviejoyruinosobotederemosaparentabanseruntríodepescadoresde fin de semana. Vestían camisas desteñidas y pantalones de algodón ordinario y sus sombreros estaban adornadosconlahabitualvariedaddeanzuelosymoscasartificiales.Eraunaescenatípica,incluidaslas seislatasdecervezaque,sujetasenunareddepescar,colgabanbajoelagua,juntoalaembarcación. El más bajo de los tres, un pelirrojo de rostro enjuto, parecía dormitar apoyado contra la popa, sujetandoflojamenteunacañadepescardelacualpendíauncorchorojoyblancoquesemecíaapenasa unmetrodelbote.Elsegundohombresimplementeseinclinabasobreunarevistaabiertamientrasqueel tercerpescador,erguido,manipulabamecánicamenteunseñuelodeplata.Eracorpulento,conunvientre abultadoqueasomabaporsucamisaabierta,ymirabaconfijezaatravésdesusperezososojosazules engastadosenunacararedondayjovial.Eralaimagenperfectadecualquierabuelobonachón. El almirante Joseph Kemper podía permitirse parecer afable. Cuando uno ejercía como él, una autoridadcasiincreíble,nonecesitabamirardesoslayoconojoshipnotizadoresniarrojarfuegocomoun dragón.Miróhaciaabajoydirigióunabromaalhombrequedormitaba. —Jim,creoquenoestássumidoenelespíritudelapesca. —Esta seguramente es la actividad más inútil que el hombre haya inventado jamás —replicó Sandecker. —¿Yusted,señorSeagram?Nohaechadounanzuelodesdequeanclamos. SeagrammiróaKemperporencimadelarevista. —Siunpezpudierasobreviviralacontaminaciónquehayaquí,almirante,seríaunmutantedeuna películadehorrordeserieBytendríaunsaboraúnpeor. —Dadoquefueronustedesquienesmeinvitaronaquí—dijoKemper—,empiezoasospecharalgún motivoavieso. —Descansaydisfrutadelairelibre,Joe—repusoSandecker—.Olvidaporunashorasqueeresjefe delEstadoMayordelaArmada. —Esoesfácil,estandotúcerca.Ereselúnicodelosqueconozcoquemehablacondescaro. Sandeckersonrió. —Nopuedespasartelevidaaduladoportodos.Considéramesimplementeunaterapiaeficaz. Kempersuspiró. —Teníalaesperanzadehabermelibradodetiparasiemprecuandoteretirastedelservicioactivo. Perohasvueltoparaacosarmecomouncondenadoburócrata. —Tengoentendidoquecuandomefui,bailabanenloscorredoresdelPentágono. —Sí,nosederramaronlágrimasportupartida—contestóKempermientrasenrollabalentamentesu señuelo—. Bueno, Jim, hace demasiados años que te conozco para no olfatear una jugarreta. ¿Qué se traenentremanostúyelseñorSeagram? —TenemosqueirenbuscadelTitanic—replicóSandecker. Kempersiguióenrollando. —¿Deveras? —Asíes. Kemperlanzódenuevoelseñuelo. —¿Paraqué?¿Paratomarunascuantasfotografíaspublicitarias? —Setratadereflotarlo. Kemperdejódeenrollar;sevolvióymiróaSandeckerconextrañeza. —HasdichoelTitanic,¿no? —Exacto. —Jim,caray,estavezhasperdidolachaveta.Sipiensasquemevoyacreer… —Noesuncuentodehadas—interrumpióSeagram—.Laautorizaciónparalaoperacióndelrescate provienedirectamentedelaCasaBlanca. LosojosdeKemperescrutaronelrostrodeSeagram. —¿Debopresumirquerepresentáisalpresidente? —Sí,señor,asíes. —Debodecirquetieneunamanerauntantoextrañadenegociar,señorSeagram—dijoKemper—.Si tuvieralaamabilidaddeexplicarme… —Paraesoestamosaquí,almirante,paraexplicárselo. KemperseencaróconSandecker. —¿Tútambiéntomasparteenesto,Jim? Sandeckerasintió. —PodríadecirsequeSeagramhablaconsuavidadyesgrimeungranbastón.[1] —Estábien,Seagram,tienelapalabra.¿Porquéestesubterfugioyporquélaurgenciaenreflotarun viejobarco? —Comencemosporloprimero,almirante.Soyjefedeundepartamentogubernamentalestrictamente secreto,llamadoSecciónMeta. —Nuncalooímencionar—dijoKemper. —Nofiguramosenningúnregistrodeoficinasfederales.NisiquieralaCIA,elFBIolaNSAtienen conocimientodenuestraexistencia. —Unbancodeideassecreto—dijoSandeckerconaspereza. —Somosalgomásqueunbancodeideas—dijoSeagram—.Nuestroscolaboradoresconcibenideas futuristas,delascualesintentanluegoderivarsistemasquefuncionenconeficacia. —Esohadecostarmillonesdedólares—dijoKemper. —La modestia me impide mencionar el monto exacto de nuestro presupuesto, almirante, pero la vanidadmeimpulsaaadmitirquepuedomovermeconguarismossuperioresadiezcifras. —¡Caray!—murmuróKemper—.Másdemilmillonesdedólarespara«moverse»,comousteddice. Unaorganizacióndecientíficoscuyaexistencianadieconoce.Acicateaustedmiinterés,señorSeagram. —Elmíotambién—dijoSandeckerconacritud—.Hastaahora,ustedbuscólaayudadelaNUMAa travésdelaCasaBlanca,haciéndosepasarporedecánpresidencial.¿Porquéesaestrategia? —Porque el presidente ordenó que la reserva fuera absoluta, almirante, para evitar que se filtrara información al Congreso. Lo que menos necesitaba su administración es un espionaje parlamentario en lasfinanzasdelaSecciónMeta. KemperySandeckersemiraronyasintieron.LuegomiraronaSeagram,expectantes. —Ahora bien —continuó éste—, la Sección Meta ha desarrollado un sistema de defensa bajo el nombredeproyectoSiciliano… —¿ProyectoSiciliano? —Lo llamamos así por una estrategia ajedrecística denominada Defensa Siciliana. El proyecto fue ideadoalrededordeunavariantedelprincipioenquesebasaelmaser.Porejemplo,sihacemospasar unaondasónicadedeterminadafrecuenciaatravésdeunmedioquecontieneátomosexcitados,podemos estimularelsonidohastaunestadodeemisiónaltísimo. —Similaraunrayoláser—comentóKemper. —En cierta medida —repuso Seagram—. Salvo que un láser emite un rayo uniforme de energía lumínica,mientrasquenuestrodispositivoemiteuncampoancho,enabanico,deondassónicas. —Ademásderompertímpanosagranel,¿paraquésirve?—preguntóSandecker. —Comorecordaráusteddesusestudios,almirante,lasondassónicassedifundenenondascirculares muysemejantesalasondulacionesqueaparecenenuncharcodespuésdearrojarunguijarroenél.Enel casodelproyectoSiciliano,podemosmultiplicarlasondassónicasunmillóndeveces.Entonces,cuando estaenormeenergíaesliberada,seexpandealaatmósfera,empujandoapartículasdeaireantesufuerza desencadenada,condensándolashastaquesecombinanformandounamurallasólida,impenetrable,deun diámetrodecientosdekilómetroscuadrados.—Seagramseinterrumpiópararascarselanariz—.Nolos aburriré con ecuaciones y detalles técnicos referentes a la realización práctica. Los detalles son demasiadocomplejosparaanalizarlosaquí,peroustedesadvertiránfácilmenteelpotencial…Cualquier misilenemigolanzadocontraNorteaméricaqueentraraencontactoconestabarreraprotectorainvisible, quedaríadestrozadoyanuladomuchoantesdepenetrareneláreadesuobjetivo. —¿Este…estesistemaesreal?—preguntóKemper,vacilante. —Sí, almirante. Le aseguro que puede funcionar. Ya se están construyendo las instalaciones necesariasparadetenerunataqueengranescalaconmisilesdirigidos. —¡Mierda!—estallóSandecker—.Eselarmadecisiva… —El proyecto Siciliano no es un arma. Es simplemente un método científico para proteger nuestro país. —Esdifícilimaginarlo—dijoKemper. —Imagine simplemente el estampido sónico de un avión a chorro, amplificado diez millones de veces. Kemperparecíadesconcertado. —Peroelsonido…¿nodestruiríatodoloquehubieraentierra? —No;lafuerzaenergéticaapuntaalespacioyseacumulaeneltrayecto.Paraalguiensituadoalnivel delmarnoseríamásqueelimpactoinofensivodeuntruenodistante. —¿QuétienequevertodoesoconelTitanic? —Elelementorequeridoparaestimularelnivelóptimodeemisiónsónicaeselbizanio.Ylaúnica cantidaddemineraldebizanioqueseconoceenelmundofueenviadaaEstadosUnidosen1912,abordo delTitanic. —Comprendo —asintió Kemper—. Entonces, ¿rescatar la nave es el último recurso para que ese sistemadefensivofuncione? —La estructura atómica del bizanio es la única que sirve. Cargando la memoria de nuestras computadorasconsuspropiedadesconocidas,pudimosobtenerunarelacióndetreintamilaunoafavor deléxito. —Pero¿paraquéreflotartodoelbarco?—preguntóKemper—.¿Porquénosacarsólosimplemente elbizanio? —Tendríamosqueabrirnospasoconexplosivoshastalabodegadecarga.Elpeligrodedestruirel mineralesdemasiadogrande.Elpresidenteyyocoincidimosenqueespreferibleelgastoadicionalpara reflotarelcasco,alriesgodeperderelmineral. Kempervolvióalanzarsuseñuelo. —Ustedpiensaentérminospositivos,Seagram.Bien.Pero¿quélehacepensarqueelTitanicestáen condicionesdeserrescatadoentero?Despuésdesetentaycincoañosenelfondodelocéanoquizánosea másquechatarraherrumbrada. —Mis colaboradores tienen una hipótesis a ese respecto —dijo Sandecker. Dejando a un lado su caña de pescar, abrió la caja de aparejos y sacó un sobre—. Mírelas un poco —dijo ofreciendo a Kempervariasfotografías. —Parecendesechossubmarinos—comentóKemper. —Exacto—repusoSandecker—.Devezencuando,lascámarasfotográficasdenuestrossubmarinos captandespojosarrojadosporlabordadesdelosbarcos.—Señalólafotodearriba—.Estoesunaestufa de a bordo, hallada a mil doscientos metros de profundidad, cerca de las Bermudas. Luego viene un bloquedecilindrosdeunmotordeautomóvil,fotografiadoadosmilmetros,cercadelasAleutianas.No haymododedeterminarlafechadeningunadeesasdos.AquítieneahoraunaeroplanoGrummanF4Fde laSegundaGuerraMundial,descubiertoatresmildoscientosmetrosdeprofundidad,enlascercaníasde Islandia.Averiguamossuhistoria…Elaviónfueabandonadoenelmar,sinaverías,poruntalteniente Strausscuandolamáquinasequedósincombustible,el17demarzode1946. Kempersostuvolaúltimafotoconelbrazoextendido. —¿Quédiablosesesto? —Ésa fue tomada por el Safo I en el momento del hallazgo, durante la expedición a la corriente Lorelei.Loquealprincipioparecíaunembudodecocina,resultóserunatrompeta. MostróaKemperunafotodelinstrumento,tomadadespuésdeserrestauradoporVogel. —Esoesunacorneta—lecorrigióKemper—.¿DicesqueelSafoIencontróesto? —Sí,acuatromilmetrosdeprofundidad.Yacíaenelfondodesde1912. Kemperarqueólascejas. —¿VasadecirmequeprovienedelTitanic? —Puedomostrartepruebasdocumentadas. KempersuspiróydevolviólasfotografíasaSandecker.Sushombrosseencorvaronconlafatigade un hombre que ya no era joven, un hombre que llevaba desde hacía demasiado tiempo una carga demasiadopesada.Sacódelareddepescarunalatadecervezaylaabrió. —¿Quédemuestratodoesto? Sandeckeresbozóunatenuesonrisa. —Lo tuvimos delante durante dos años… el tiempo transcurrido desde que fue descubierto el aeroplano, pero pasamos totalmente por alto las posibilidades. Oh, claro, hubo comentarios sobre el excelente estado del avión, pero ninguno de mis oceanógrafos captó realmente lo que esto significaba. LasverdaderasimplicacionesnofueroncomprendidashastaqueelSafoIencontrólatrompa. —Noentiendo—dijoKemperconvozinexpresiva. —En primer lugar —continuó Sandecker—, el noventa por ciento de ese F4F es de aluminio, y ya sabes que el agua salada corroe extraordinariamente el aluminio. Sin embargo ese avión, después de haber estado más de cuarenta años en el fondo del mar, parece recién salido de fábrica. Lo mismo la trompeta.Estuvocasiochentaañosbajoelmarybrillabacomoeltraserodeunreciénnacido. —¿Tienesalgunaexplicación?—preguntóKemper. —Enestemomento,dosdelosoceanógrafosmáscapacitadosdelaNUMAestánpasandodatospor nuestrascomputadoras.Porahora,lateoríaesquesetratadeunacombinacióndefactores:laausenciade vidamarinaperjudicialagrandesprofundidades,labajasalinidaddelaguaenelfondo,lastemperaturas congelantesdelmaryunmenorcontenidodeoxígenoqueharíamáslentalaoxidacióndelmetal.Podría sercualquieradeestosfactoresotodosellosloqueretrasaeldeteriorodelosrestosdenaufragiosenel fondodelocéano.SabremosmásalrespectocuandoveamoselTitanic,sillegamosaverlo. Kempermeditóunmomento. —¿Quéquieresdemí? —Protección —repuso Seagram—. Si los soviéticos se enteran de nuestras andanzas, lo intentarán todo,salvounaguerra,paradetenernosyapoderarsedelbizanio. —Tranquilizaos —dijo Kemper con voz súbitamente dura—. Los rusos se lo pensarán dos veces antes de venir a meter sus narices de nuestro lado del Atlántico. La operación de rescate del Titanic estaráprotegida,señorSeagram.Tenéismigarantíaabsoluta. EnlacaradeSandeckeraparecióunasonrisa. —Yaquetesientesgeneroso,Joe,¿quéposibilidadeshaydetomarprestadoelModoc? —¿El Modoc? —repitió Kemper—. Es la mejor nave de rescate en aguas profundas que tiene la Armada. —Tambiénnosseríaútillatripulación—insistióSandecker. Kempersepasólafrescasuperficiedelalatadecervezaporlasudorosafrente. —Estábien,habéisconseguidoalModocconsutripulación,ademásdetodosloshombresyequipos adicionalesquenecesitéis. Seagramlanzóunsuspiro. —Gracias,almirante. —Estáisabocadosaunaempresainteresante,perocargadadeobstáculos—dijoKemper. —Nadaesfácil—replicóSeagram. —¿Quéharéisahora? Sandeckerrespondió: —Enviaremoscámarasdetelevisiónparalocalizarelcascohundidoyrecogerdatos. —SóloDiossabequéencontraréis…—Kemperseinterrumpióbruscamenteyseñalóelcorchodel aparejodeSandecker,quesehundía—.PorDios,Jim,creoquehasatrapadounpez. Sandeckerseasomóperezosamenteporlabordadelbote. —Asíes—dijosonriendo—.EsperoqueelTitanicseaigualmentedócil. —Temoqueesaesperanzaresultevana—dijoKemper,sindevolverlasonrisa. PittcerróeldiariodeJoshuaHaysBrewsterymiróaMelDonneratravésdelamesadereuniones. —Asíestánlascosas,pues… —Todalaverdadynadamásquelaverdad—dijoDonner. —Pero ¿este bizanio, o cómo lo llaman ustedes, no habrá perdido sus cualidades tras tantos años sumergidoenelmar? Donnersacudiólacabeza. —¿Quiénpuedesaberlo?Nadiehatenidojamásensusmanosunacantidadsuficienteparasabercon seguridadcómoreaccionabajociertascondiciones. —Entoncestalvezcarezcadevalor. —No sé si está bien guardado en la bóveda del Titanic. Nuestras investigaciones indican que el depósitoeshermético. Pittsereclinócontemplandoeldiario. —Esunajugadamuyarriesgada. —Esolosabemos. —EscomopediraungrupodemuchachosquesaquenuntanquePattondellagoErieconunascuantas sogasyunabalsa. —Losabemos—repitióDonner. —ElcostedereflotarelTitanicsuperalorazonable—dijoPitt. —Mencioneunacifra. —En1974,laCIApagómásdetrescientosmillonesdedólaresparareflotarlaproadeunsubmarino ruso.Noséloquellegaríaacostarelrescatedeunbarcodepasajerosquepesaalrededordecuarentay seismiltoneladasyestáacuatromilmetrosdeprofundidad. —Arriesgueunasuposición. —¿Quiénfinancialaoperación? —LaSecciónMetaseocuparádelasfinanzas—repusoDonner—.Considéremesimplementecomo su amigo, el banquero de su barrio… Comuníqueme cuánto hará falta, en su opinión, para poner en marcha la operación de rescate, y yo veré que los fondos sean transferidos en secreto al presupuesto operativoanualdelaNUMA. —Doscientoscincuentamillonesbastaríanparaempezar. —Esoestáunpocopordebajodenuestrasestimaciones—dijoDonnerconnaturalidad—.Sugiero quenoselimite.Sóloparamayorseguridad,tomarémedidasparaquerecibaquinientosmás. —¿Quinientosmildólares? —No—sonrióDonner—.Quinientosmillones. Unavezelguardialoautorizóasalir,Pittdetuvosucochejuntoalcaminoy,atravésdelavallade alambretejido,mirólaCompañíaSmithdeMudanzasyDepósito. —Nolocreo—dijoenvozalta—.Nocreonadadeesto. Después,lentamente,condificultad,comosiresistieralasórdenesdeunhipnotizador,Pittmovióla palancadecambiosyemprendióelregresoalaciudad. 29 Para el presidente había sido un día especialmente agotador. Había tenido reuniones interminables condiputadosdelaoposición;reunionesenlasquesehabíaesforzado,vanamenteenlamayoríadelos casos, por convencerlos de que apoyaran su nuevo proyecto de ley destinado a modificar las reglamentaciones del impuesto sobre la renta. Después había pronunciado un discurso ante una convención de gobernadores casi hostiles, seguida más tarde por una acalorada entrevista con su impulsivoydominantesecretariodeEstado. Ahora,pasadaslasdiezdelanoche,afrentabaotrocompromisodesagradable.Sentadoenunmullido sillón,conunacopaensumanoderecha,acariciabaconlaizquierdalaslargasorejasdeunsabuesode ojostristones. Frente a él, sentados en un amplio sofá, se encontraban Warren Nicholson, director de la CIA, y MarshallCollins,suprincipalconsejerodeseguridadsobreelKremlin. Elpresidentebebióunpocodesuvasoyfijóensusvisitantesunamiradasevera. —¿Algunodeustedestieneideadeloquemeestánpidiendo? Collinsseencogiódehombros,nervioso. —Francamenteno,señor.Peroésteesuncasoenqueelfinjustificalosmedios.Personalmente,creo que Nicholson, aquí presente, tiene un magnífico plan. Los resultados, en términos de información secreta,podríanserasombrosos. —Elcosteseráelevado—dijoelpresidente. Nicholsonseinclinóhaciaadelante. —Créame,señor,valelapena. —Esoesfácildedecir—repusoelpresidente—.Ningunodeustedestienelamenorideadeloque eselproyectoSiciliano. Collinsasintió. —Desde luego, presidente. Se lo ha mantenido muy en secreto. Por eso nos alarmó descubrir su existenciaatravésdelKGB,ynodenuestraspropiasfuerzasdeseguridad. —¿Cuántocreenquesabenlosrusos? —Todavía no estamos absolutamente seguros —repuso Nicholson—, pero los pocos datos de que disponemosindicanqueelKGBsóloposeeelnombreenclave. —¡Diablos!—murmurócoléricoelpresidente—.¿Cómoesposiblequesehayafiltrado? —Me aventuraría a suponer que fue un desliz accidental —dijo Collins—. Si los analistas de informaciónsoviéticoscreyeranhaberdescubiertounproyectonorteamericanoultrasecretodedefensa, misagentesenMoscúhabríanolfateadoalgo. ElpresidentemiróaCollins. —¿Porquéestásegurodequeserelacionaconladefensa? —SilaseguridadquerodeaalproyectoSicilianoestanestrictacomoustedsugiere,esobvioquese tratadeunanuevaarma.Ynoabrigodudasdequeprontolosrusosllegaránalamismaconclusión. —CoincidoconlaopinióndeCollins—añadióNicholson. —Todolocualnosfavorece… —Continúe. —Proporcionemos a la inteligencia naval soviética datos sobre el proyecto Siciliano en pequeñas dosis.Simuerdenelanzueloseremosliteralmentedueñosdeunodelosprincipalesserviciossoviéticos deinformación. Aburrido por la conversación humana, el sabueso del presidente se desperezó y se adormeció apaciblemente.Porunmomento,elpresidentemirópensativoalanimal,sopesandolasprobabilidades. Ladecisióneradolorosa.Teníalasensacióndeestarapuñalandoporlaespaldaatodossusamigosdela SecciónMeta. —Haré que el hombre que dirige el proyecto elabore un informe inicial —dijo por fin—. Usted, Nicholson,medirádóndeycómoquierequeseaentregadoparaquelosrusosnosospechenelengaño. Recurriráamí,ysóloamí,paracualquiernuevainformaciónacercadelproyectoSiciliano.¿Entendido? —Yomismodispondréloscanales—asintióNicholson. Elpresidentepareciómarchitarseyencogerseenelsillón. —Nonecesitoadvertirles,señores—dijocontonofatigado—,dequesisomosdescubiertossenos considerarátraidores. 30 Sandecker se inclinaba sobre una gran maqueta del relieve del suelo del Atlántico Norte, mientras jugueteabaconunpequeñopuntero.MiróaGunnyluegoaPitt,quesehallabadelotroladodelpaisaje marinoenminiatura. —No lo entiendo —dijo tras una pausa—. Si esa trompeta es un indicio válido, el Titanic no está dondesesupone. Conunlápiz,Gunnhizounamarcadiminutaenlamaqueta. —Laúltimaposiciónquetrasmitióantesdehundirsefueaquí,acuarentayungradoscuarentaysiete minutosnorte,cincuentagradoscatorceminutosoeste. —¿Ydóndeencontraronustedeslatrompeta? Gunnhizootramarca. —Según la posición exacta de la nave nodriza del Safo I en la superficie, cuando descubrimos la cornetadeFarley,estábamosaquí,unosochokilómetrosalsureste. —Unadiferenciadeochokilómetros…¿Cómoesposibleeso? —HubodiscrepanciaenlosindiciossobrelaposicióndelTitanic al hundirse —explicó Pitt—. El patróndeunodelosbarcosderescate,elMountTemple, situó a la nave mucho más al este, e hizo el cálculo basado en la ubicación del sol, mucho más exacto que la estimada por el cuarto oficial del Titanicinmediatamentedespuésdelacolisiónconeliceberg. —Pero el barco que recogió a los sobrevivientes, el Carpathia, según creo —dijo Sandecker—, tomó rumbo hacia la posición dada por el operador telegráfico del Titanic y en cuatro horas entró en contactodirectoconlosbotessalvavidas. —Hay ciertas dudas de que el Carpathia haya llegado en realidad tan lejos como presumió su capitán—replicóPitt—.Siendoasí,esposiblequelosrestosdelnaufragioylosbotessalvavidashayan sidoavistadosvarioskilómetrosalsurestedelaposicióntelegrafiadadesdeelTitanic. Sandeckergolpeteóociosamenteconelpunterolabarandilladelamaqueta. —Esto nos pone entre la espada y la pared. ¿Intentaremos la búsqueda en la zona exacta de los cuarenta y un grados sesenta y cuatro minutos norte, cincuenta grados catorce minutos oeste? ¿O apostaremosporlacornetadeGrahamFarley,ochokilómetrosalsureste?Siperdemos,sóloDiossabe por cuántas hectáreas de terreno del océano Atlántico tendremos que arrastrar cámaras submarinas de televisiónantesdeencontrarelbarcohundido.¿Quéleparece,Rudi? Gunnnovaciló. —DadoquenuestroesquemadebúsquedaconelSafoIfracasóenlaposiciónanunciadadelTitanic yalrededordeella,opinoquedebemosbajarlascámarasenlascercaníasdelsitiodondehallamosla cornetadeFarley. —¿Yausted,Dirk? Pittguardósilenciounosinstantes.Luegohabló: —Yovotoporunapostergacióndecuarentayochohoras. Sandeckerlomiróporencimadelmapa. —Nopodemosdarnosellujodeperderunahora,muchomenoscuarentayocho. Pittledevolviólamirada. —Sugieroqueomitamoslascámarasdetelevisiónysaltemosalpasosiguiente. —¿Osea? —Enviarabajounsubmarinotripulado. Sandeckermeneólacabeza. —No sirve. Un trineo con una cámara de televisión, remolcado por una nave de superficie, puede recorrercincoveceselterrenoenlamitaddeltiempoquetardaríaunsubmarinolento. —Siestablecemosporadelantadolaubicación,no. LaexpresióndeSandeckerseensombreció. —¿Ycómoproponeslograresepequeñomilagro? —ReunamostodoslosfragmentosdeinformaciónacercadelasúltimashorasdelTitanic,recojamos todas las anotaciones sobre velocidad, informes contradictorios de posición, corrientes acuáticas, el ánguloenquesedeslizóbajolasolas,agreguemoselsitiodondereposabalacorneta…yprogramémoslo todoenlascomputadorasdelaNUMA.Consuerte,losdatosobtenidosdeberíanseñalardirectamentela moradadelTitanic. —Eselmétodomáslógico—admitióGunn. —Entretanto,perdemosdosdías—objetóSandecker. —No perdemos nada, señor. Ganamos —insistió Pitt—. El almirante Kemper nos ha prestado el Modoc,queenestemomentosehallaenNorfolk,equipadoylistoparazarpar. —¡Claro!—barboteóGunn—.ElSeaSlug. —Precisamente —replicó Pitt—. El Sea Slug es el último modelo de sumergible de la armada, diseñado y construido especialmente para salvamento y rescate en aguas profundas, y descansa en la cubiertadeproadelModoc.Endosdías,Rudiyyopodemostenerambasnavesenlazonadelnaufragio, listasparainiciarlaoperacióndebúsqueda. Sandeckersefrotólabarbillaconelpuntero. —Yentonces,silascomputadorascumplensufunción,yolesproporcionolaposicióncorrectadel lugardelnaufragio.¿Deesosetrata? —Sí,señor,deesosetrata. Sandeckerseapartódelamaquetayseacomodóenunsillón.Luegolanzólavistahacialosrostros decididosdePittyGunn. —Muybien,caballeros;quedaensusmanos. 31 MelDonnerllamóaltimbredelacasadeSeagram,enChevyChase,yahogóunbostezo. Seagram abrió la puerta y salió al porche. Se saludaron con sendos movimientos de la cabeza, omitiendolashabitualescortesíasmatinales,ysedirigieronhaciaelautomóvildeDonner. Seagram ocupó un asiento y clavó en la ventanilla unos ojos de mirada opaca y bordeados por oscuroscírculos.Donnerpusoenmarchaelvehículo. —PareceselmonstruodeFrankensteinantesdecobrarvida—comentóDonner—.¿Hastaquéhora trabajasteanoche? —Adecirverdad,lleguéacasatemprano—replicóSeagram—.Fueungraveerror;debíquedarmea trabajar. Así, Dana y yo tuvimos simplemente más tiempo para pelear. Últimamente se muestra tan condescendiente que me pone furioso. Por último me fastidié y me encerré en el estudio. Me quedé dormidosobreelescritorio.Meduelenlugarescuyaexistenciaignoraba. —Gracias—sonrióDonner. Seagramsevolvió,perplejo. —¿Gracias,porqué? —Porreforzarmidecisióndepermanecersoltero… AmbosguardaronsilenciomientrasDonnerconducíaentreelintensotránsitodeWashington. —Gene—dijoDonneralfin—,séqueésteesuntemapeligroso;disgústateconmigosiquieres,pero estásempezandoapareceruncínicoquesetorturaasímismo. ComonohuboreaccióndeSeagram,Donnerprosiguió. —¿Por qué no te tomas una o dos semanas libres y te llevas a Dana a cualquier playa tranquila y soleada?AléjateuntiempodeWashington…Laconstruccióndelasinstalacionesdefensivasprosiguesin tropiezos, y en cuanto al bizanio, no podemos hacer nada, salvo esperar sentados y rezar porque los muchachosdeSandecker,enlaNUMA,lorescatendelTitanic. —Ahorahagomásfaltaquenunca—gruñóSeagram. —Teengañasatimismoparahalagartuvanidad.Porahora,todoestáenotrasmanos. UnalúgubresonrisaaparecióenloslabiosdeSeagram. —Teacercasbastantealaverdad. Donnerlomiró. —¿Aquéterefieres? —Yanoestáennuestrasmanos—repitióSeagram,abstraído—.Elpresidentemeordenóquedieraa conoceralosrusosinformaciónsobreelproyectoSiciliano. DonnerdetuvoelcochejuntoalaaceraymiróatónitoaSeagram. —Diosmío,¿porqué? —Warren Nicholson, de la CIA, ha convencido al presidente de que suministrando datos fragmentariossobreelproyectoalosrusospodráobtenerelcontroldeunadesusprincipalesredesde información. —Nomecreounapalabra—dijoDonner. —Loquetúcreasnoimporta—repusobruscamenteSeagram. —Si es verdad lo que dices, ¿para qué les servirán a los rusos unos pocos indicios? Sin las necesariasecuacionesycálculosdetallados,tardaríandosañosenelaborarunateoríaoperativa.Ysin bizanio,todalateoríacarecedevalor. —Podríanelaborarunsistemaefectivoenmenosdetreintamesessiseapoderarandelbizanioantes quenosotros. —Imposible. El almirante Kemper jamás lo permitiría. Pondría en fuga a los rusos si trataran de piratearalTitanic. —Supón—murmurósuavementeSeagram—,supónqueseordenaraaKempermantenersealmargen ynointervenir. Donnerseapoyóenelvolanteysefrotólafrente,incrédulo. —¿MepidesquecreaqueelpresidentedeEstadosUnidoscolaboraconloscomunistas? Encogiéndosedehombrosconairefatigado,Seagramrespondió: —¿Cómopuedopedirtequecreasalgocuandoyomismonoséquécreer? 32 PavelMarganin,altoeimponenteensublancouniformedelamarina,aspiróprofundamenteelaire delatardeceryentróenelornadovestíbulodelrestauranteBorodino.Diosunombrealjefedecomedor y lo siguió hasta la mesa habitual de Prevlov, donde el capitán leía un grueso fajo de papeles encuadernados en una carpeta de archivo. Levantó los ojos y dedicó a Marganin una mirada aburrida antesdefijarlosdenuevoenelcontenidodellegajo. —¿Puedosentarme,capitán? —Porsupuesto,amenosquequieracolgarseunaservilletadelbrazoyretirarlosplatos—respondió Prevlov,todavíaabsortoensulectura. MarganinpidióunvodkayesperóaquePrevloviniciaralaconversación.Alcabodeunosminutos, elcapitándejóporfinellegajoyencendióuncigarrillo. —Dígame,teniente,¿haestudiadoeldesarrollodelaexpedicióndelacorrienteLorelei? —Endetalle,no.Melimitéahojearelinformeantesdepasárseloaustedparaqueloexaminara. —Lástima —dijo Prevlov con altanería—. Piénselo, teniente: un sumergible capaz de recorrer dos milquinientoskilómetrossinemergeralasuperficieniunasolavezencasidosmeses.Québienharían loscientíficossoviéticosenserlamitaddeimaginativos. —Francamente,señor,lalecturadelinformemeresultómásbientediosa. —¡Conque tediosa! Si la hubiera estudiado durante uno de sus inusuales accesos de concienzuda dedicación,habríadiscernidounaextrañadesviacióndelcursoenlosúltimosdíasdelaexpedición. —Nologroverningúnsignificadoocultoenunsimplecambiodetrayecto. —Unbuenagentedeinteligenciabuscaunsignificadoocultoentodo,Marganin. Reprendido en términos inequívocos, Marganin consultó nerviosamente su reloj de pulsera y miró haciaelbañoparahombres. —Creoquedebemosinvestigarquéatraetantoalosnorteamericanoscercadelosgrandesbancosde Terranova—continuóPrevlov—.DesdeaquelasuntodeNuevaZembla,quieroqueseinvestigueafondo todaoperaciónemprendidaporlaAgenciaNacionaldeInvestigacionesMarinasapartirdeseismeses atrás.MiintuiciónmedicequelosnorteamericanosandanenalgoqueanunciadificultadesparalaMadre Rusia. —Prevlov hizo señas a un camarero que pasaba y le señaló su vaso vacío. Luego se reclinó, suspirando—. Las cosas nunca son lo que parecen, ¿verdad? Extraña y desconcertante profesión la nuestra,sisepiensaquecadacoma,cadapuntoenuntrozodepapelpuedeofrecerindiciosvitalesdeun secretoextraordinario.Enladirecciónmenosobviaestánlasrespuestas. ElcamarerotrajoelcoñacdePrevlov,quevaciólacopa,enjuagándoselabocaconellicorantesde tragarlodeunasolavez. —¿Mepermiteunmomento,señor? PrevlovalzólavistayMarganinseñalóconlacabezahaciaellavabo. —Porsupuesto. Marganinentróenellavabodealtotechoysedirigióalurinario.Noestabasolo.Bajolapuertade unretreteasomabandospiesconlospantalonesalrededordelostobillos.Marganinpermanecióallí,sin darseprisa,hastaqueoyócorrerelaguadelinodoro.Entoncesseacercóallavaboyselavólentamente las manos, mirando por el espejo cómo el mismo hombre gordo del banco del parque se ajustaba el cinturónyseleaproximaba. —Disculpe,marinero—dijoelgordo—.Selehacaídoestoalsuelo. YletendióunsobreaMarganin,quienloaceptósinvacilaryseloguardóenlachaqueta. —Oh,quédescuidoelmío.Gracias. MientrasMarganinsevolvíaenbuscadeunatoalla,elgordoseinclinósobrelapileta. —Enesesobrehayinformaciónexplosiva—susurró—.Nolatrateconligereza. —Serámanejadadelicadamente. 33 LacartaocupabaelcentroexactodelescritorioenelestudiodeSeagram.Ésteencendiólalámpara, sedejócaerenelsillónyempezóaleer: QueridoGene: Teamo.Talvezparezcaunmodobanaldecomenzar,peroescierto.Tesigoqueriendocontodami alma. Heprocuradocondesesperacióncomprenderteysostenerteduranteestosmesesdetensión.Cómo hesufridoaguardandoqueaceptasesmiamorymiatención,sinesperaracambionadamásqueuna pequeña señal de afecto tuyo. Soy fuerte en muchos aspectos, Gene, pero no tengo fortaleza ni pacienciaparalucharcontraelolvidoindiferente.Ningunamujerlastiene. Añoronuestrasprimerasépocas,losdíasbuenosenquelapreocupaciónquesentíamoselunopor elotropesabamuchomásquelasexigenciasdenuestrasvidasprofesionales.Entoncestodoeramás sencillo.Dictábamosnuestrasclasesenlauniversidad,reíamosyhacíamoselamorcomosicadavez fueralaúltima.Talvezyointrodujelaincomprensiónentreambospornoquererhijos.Talvezunhijo ounahijanoshabríaunidomás.Nolosé.Sólopuedolamentarloquenohice. Loúnicoqueséesqueserámejorparalosdosquepongatiempoyespacioentrenosotrosporuna temporada, ya que ahora el vivir bajo un mismo techo parece sacar a la luz una mezquindad y un egoísmo que ninguno de nosotros conocía en sí mismo. Me he ido a vivir con Marie Sheldon, una geólogamarinadelaNUMA.Ellahatenidolaamabilidaddeprestarmeunahabitacióndesucasade Georgetown,hastaqueyologredesenredarmistelarañasmentales.Porfavor,nointentescomunicarte conmigo.Elúnicoresultadoseríamáspalabrasdesagradables.Dametiempoparareflexionar,Gene, teloimploro. Dicenqueeltiempocuralasheridas.Reguemosqueasísea.Noesquequieraabandonartecuando más crees necesitarme. Pienso que esto te aliviará de una carga entre las grandes presiones de tu tarea.Perdonamidebilidadfemenina,perodesdeelotroladodelamoneda,desdemilado,escomosi túmehubierasechado.Ojaláelfuturopermitaquenuestroamorperdure. Unavezmás:tequiero. Dana. 34 Seagram releyó la carta cuatro veces; sus ojos se negaban a apartarse de esas hojas nítidamente mecanografiadas.Porúltimoapagólaluzysequedósentadoenlaoscuridad. Depiefrenteasuarmarioropero,DanaSeagramcumplíaelfemeninoritualdedecidirquéponerse cuandoalguienllamóalapuertadeldormitorio. —Dana…¿estáslista? —Entra,Marie. MarieSheldonlohizoyseapoyócontralapareddeldormitorio. —Diossanto,cariño,nisiquieraestásvestidatodavía. Marieteníaunavozprofundaygutural.Eraunamujermenuda,delgada,vital,devividosojosazules, atrevida nariz corta y abundante cabello rubio aclarado por el sol y recortado al estilo rústico. Podría habersidomuybella,salvoporsumandíbulacuadrada. —Esto me pasa todas las mañanas —dijo Dana con irritación—. Ojalá pudiera organizarme y preparartodolanocheanterior,perosiempreesperoalúltimomomento. MarieseacercóaDana. —¿Quéteparecelafaldaazul? Danaretirólafaldadelapercha,peroenseguidalaarrojósobrelaalfombra. —¡Malditasea!Enviélablusaquehacejuegoalalavandería. —Sinotecuidasempezarásaecharespumaporlaboca. —Nopuedoevitarlo—repusoDana—.Todopareceandarmalúltimamente. —Quieresdecir,desdequeabandonasteatumarido… —Loquemenosnecesitoahoraesunsermón. —Cálmate,cariño.Siquieresdesahogarteconalguien,pontefrenteaunespejo. Dana permaneció inmóvil y tensa. Viendo que se avecinaba un acceso emocional de llanto, Marie optóporunaretiradaestratégica. —Tranquilízate.Noteapresures.Yobajaréaprepararelcoche. DanaesperóaquesealejaranlospasosdeMarie;luegofuealcuartodebañoytomódoscápsulasde Valium. En cuanto el tranquilizante empezó a surtir efecto, se puso con toda calma un vestido de lino colorturquesa,seacomodóelcabello,secalzóunoszapatossintacónybajóporlaescalera. DuranteeltrayectohaciaelcuartelgeneraldelaNUMA,Dana,muyanimadayairosa,siguióconun pieelcompásdelamúsicaemitidaporlaradiodelautomóvil. —¿Unaodospíldoras?—preguntóMariecomoaldescuido. —¿Eeeh? —Dijesifueunapíldoraodos…Cuandotetransformasinstantáneamentedefieraenángel,nocabe dudadequehasestadotragandopíldoras. —Esodelsermónlodijeenserio… —Estábien,peroteharéunaadvertencia.Siunanocheteencuentrotendidaenelsueloporhaberte excedido en la dosis, me escabulliré silenciosamente en la noche. No soporto las escenas melodramáticas. —Estásexagerando. Marielamiró. —¿Ah,sí?Tragasesaspíldorascomootrosdevoranvitaminas. —Estoybien—dijoDana,desafiante. —Nomevengasconésas…Eresuncasoclásicodehembraemocionalmentedeprimidayfrustrada. Ydelapeorespecie,podríaagregar. —Lasheridastardanencicatrizar. —¿Dequéheridasmehablas?Querrásdecirqueasídisminuyestusremordimientos. —NoquieroengañarmecreyendoquehicelomejoralabandonaraGene…Peroestoyconvencidade quehiceloquedebía. —¿Nocreesqueéltenecesita? —Antes tenía la esperanza de que me buscaría, pero cada vez que estamos juntos peleamos como gatoscallejeros.Élmehaexcluidodesuvida,Marie.Eslaviejahistoriadesiempre.Cuandounhombre como Gene se vuelve esclavo de las exigencias de su trabajo, levanta una muralla que no es posible derribar.Ylaestúpidarazón,esqueimaginaqueelcompartirsusproblemasmepondrátambiénenla líneadefuego.Unhombreaceptalaingratacargadelaresponsabilidad.Nosotras,lasmujeres,no.Para nosotraslavidaesunapartidaquejugamosundíaporvez.Nuncaplaneamosporadelantado,comolos hombres.—Lacaraselepusotristeytensa—.Nopuedohacerotracosaqueesperaryvolvercuando Genecaigaheridoensubatallaprivada.Entonces,ysóloentonces,meacogeráotravezasulado. —Puedequeseademasiadotarde—dijoMarie—.Ajuzgarportudescripción,Genepareceunbuen candidatoparauncolapsonerviosoouninfartofulminante.Situvierasunpocodecoraje,tequedarías juntoaél. Danameneólacabeza. —Nopuedosoportarelrechazo.Hastaquepodamosvolveraunirnosenpaz,haréunavidadiferente. —¿Esoincluyeaotroshombres? —Sóloamorplatónico—repusoDanaconsonrisaforzada—.Nopiensojugaralahembraliberaday echarmeencimadecualquierpaquetequesemecrucepordelante. Mariesonrióconastucia. —Serexigenteyproclamarnormaselevadasesunacosa,peroenlaprácticarealesmuydistinto… OlvidasqueestoesWashingtonDC.Aquísuperamosennúmeroaloshombresporochoauno.Ellosson losafortunadosquepuedendarseellujodeserselectivos. —Siocurrealgo,puesqueocurra.Yonoiréenbuscadeaventuras.Además,heperdidolapráctica. Olvidécómocoquetear. —Seducir a un hombre es como andar en bicicleta —rió Marie—. Una vez se aprende, nunca se olvida. Detuvo su coche en el amplio aparcamiento del cuartel general de la NUMA. Juntas subieron los escalones hasta el vestíbulo, donde se unieron a los demás miembros del personal que se dirigían por pasillosyascensoresasusoficinas. —¿Quétalsialmorzamos?—propusoMarie. —Perfecto. —Llevaréunpardeamigosparaqueejercitestusencantoslatentes. AntesqueDanapudieraprotestar,Mariesehabíaperdidoentrelamultitud.Depieenelascensor, Dananotó,conunaextrañasensacióndedistanciamiento,queelcorazónlelatíaconfuerza. 35 Sandecker detuvo su automóvil en el aparcamiento del Instituto de Oceanografía de Alexandria, se apeóycaminóhaciaunhombrequesehallabadepiejuntoauncarritodegolf. —¿ElalmiranteSandecker? —Sí… —Soy el doctor Murray Silverstein —se presentó el rechoncho hombrecillo calvo, tendiéndole la mano—.Mealegrodequehayavenido,almirante.Creoquetenemosalgoquepuedeservir… Sandeckerseacomodóenelcarrito. —Agradecemostododatoútilquepuedanproporcionarnos. Silversteincondujoelpequeñovehículoporunasendadeasfalto. —Desde anoche hemos efectuado una amplia serie de pruebas… No puedo prometer nada matemáticamenteexacto,perolosresultadossoninteresantes,porlomenos. —¿Algúnproblema? —Unos cuantos. El principal, que hace más aproximadas que exactas nuestras proyecciones, es la faltadedatossólidos.Porejemplo,nuncaseestablecióladireccióndelaproadelTitanicalhundirse. Estefactordesconocidopodríaagregarseiskilómetroscuadradosalazonadebúsqueda. —Noentiendo.¿Acasounbarcodecuarentaycincomiltoneladasnodeberíahundirseenlínearecta? —Nonecesariamente.ElTitanic zigzagueó y se deslizó bajo el agua en un ángulo cerrado de unos setentayochogrados,yalhundirseelpesodelaguaquellenósuscompartimientosdelanterosloimpulsó aunavelocidaddeentrecuatroycinconudos.Además,debemostenerencuentaelímpetucausadopor suenormemasayelhechodequetuvoquerecorrertreskilómetrosymedioantesdellegaralfondo.Me temoqueaterrizóenlíneahorizontalaciertadistanciadesupuntodepartidainicialenlasuperficie. Sandeckermiróaloceanógrafoconfijeza. —¿Cómo puede saber el ángulo exacto en que se hundió el Titanic? Las descripciones de los supervivienteseranbastanteimprecisas. Silversteinseñalóunaaltatorredecementoquesealzabaasuderecha. —Allí están las respuestas, almirante —dijo, mientras detenía el vehículo frente a la entrada del edificio—.Vengayledaréunademostraciónprácticadeloquedigo. Sandeckerlosiguióporuncortopasillohastaunasalaconunagranventanadeplásticoacrílicoenun extremo. Silverstein hizo señas al almirante de que se acercara más. Al otro lado de la ventana, un buceadorquevestíaequipodeprofundidadsaludabaconlamano.Sandeckerledevolvióelsaludo. —Untanquedeaguaprofunda—explicóSilverstein—.Lasparedesinternassondeaceroyseelevan asesentametrosdealtura,conundiámetrodediezmetros.Hayunacámaradealtapresiónparaentrary salir del nivel inferior, y cinco esclusas de aire distribuidas a intervalos para permitirnos observar nuestrosexperimentosadistintasprofundidades. —Entiendo—dijoSandecker—.HanlogradosimularlacaídadelTitanicalfondodelmar… —Sí; se lo mostraré. —De un estante situado bajo la ventana de observación, Silverstein sacó un teléfono—.Owen,hagaunabajadadentrodetreintasegundos. —¿TienenunmodeloaescaladelTitanic? —No es precisamente digno de un museo marítimo, por supuesto —dijo Silverstein—, pero como versión a escala de la configuración general, peso y desplazamiento del barco, es un duplicado casi perfectoyequilibrado.Elalfarerohizounexcelentetrabajo. —¿Elalfarero? —Es de cerámica —repuso Silverstein con ademán vago—. Podemos moldear y hornear veinte modelos en el tiempo que nos llevaría fabricar uno de metal. —Tomó a Sandecker del brazo para conducirloalaventana—.Aquíviene. Alzandolavista,Sandeckerviounaformacuadrangular,demásomenosunmetroveintedediámetro, quedescendíalentamenteporelagua,precedidaporalgoqueparecíaunalluviadebolitas.Notóqueno se había intentado autenticar detalles. El modelo parecía un liso terrón de arcilla sin esmaltar; redondeadoenunapunta,afinadoenlaotra,ycontrestubosencimaquerepresentabanlaschimeneasdel Titanic.Atravésdelaventanadeobservación,oyóunnítidotintineocuandolaproadelmodelollegóal fondodeltanque. —¿Unafallaenlaconfiguracióndelmodelonoalteraríasuscálculos?—preguntóSandecker. —Sí,unerrorpodríainfluir—contestóSilverstein,mirándolo—.¡Peroleaseguro,almirante,queno descuidamosnada! Sandeckerseñalóelmodelo. —ElverdaderoTitanicteníacuatrochimeneas,notres. —Poco antes de hundirse definitivamente —dijo Silverstein—, su popa se elevó hasta quedar totalmente perpendicular. La tensión fue excesiva para los tirantes de alambre que sostenían la cuarta chimenea.Secortaronyéstacayóporestribor. Sandeckerasintióconlacabeza. —Lofelicito,doctor.Debípensarlomejorantesdecuestionarlaminuciosidaddesuexperimento. —En realidad, no es nada. Me da oportunidad de alardear de mi pericia —repuso Silverstein, mientrassevolvíayhacíalaseñaldelpulgarlevantadoatravésdelaventana.Elbuceadoratóelmodelo aunasogaqueibahacialoaltodeltanque—.Harédenuevolapruebayleexplicarécómollegamosa nuestrasconclusiones. —Podríaempezarexplicandolasbolitas. —Sustituyenalascalderas—dijoSilverstein. —¿Lascalderas? —Y la simulación es perfecta. Verá usted, mientras la popa del Titanic apuntaba al cielo, sus calderas se soltaron de los soportes y se precipitaron hacia la proa a través de los mamparos. Eran enormes…veintinueveentotal;algunasmedíancasicincometrosdediámetroyseisdelargo. —Perosusbolitascayeronfueradelmodelo. —Sí;nuestroscálculosindicanqueporlomenosdiecinuevecalderasseabrieronpasodestrozandola proaycayeronalfondoseparadasdelcasco. —¿Cómopuedesaberloconcerteza? —Porque si la caída hubiera sido contenida, el tremendo movimiento de lastre causado por las calderasalirdesdelamitaddelanavehastalapartedelanterahabríaarrastradoalTitanicenuncurso denoventagradosrectohaciaabajo.Sinembargo,enlosinformesdelossupervivientesqueobservaban desde los botes salvavidas, y que por una vez tienden a coincidir, se afirma que poco después de apagarseelensordecedorestrépitodelascalderasensulocaestampida,elbarcoseenderezóunpoco porlaproaantesdehundirse.EstehechoindicaqueelTitanicvomitósuscalderas,yunavezlibrede estasobrecarga,seenderezólevementehastalainclinacióndesetentayochogrados. —¿Ylasbolitasconfirmanestateoría? —Alpiedelaletra—repusoSilverstein,mientrastomabanuevamenteelteléfono—.Cuandoquiera estoy listo, Owen… —Volvió a colgar el auricular—. Es Owen Duggan, mi ayudante. Ahora está depositando el modelo en el agua, directamente encima de esa cuerda de plomada que ve usted en el agua, a un lado del tanque. A medida que el agua empiece a penetrar por agujeros estratégicamente abiertosenlaproadelmodelo,empezaráahundirsedecabeza.Aciertoángulo,lasbolitasrodaránhacia laproa,yunapuertademuellelespermitirácaerlibremente. Comoaunaseñal,lasbolitasempezaronacaeralpisodeltanque,seguidasdecercaporelmodelo, quecayóatresmetrosymediodelacuerdadeplomada.Elbuceadorhizounapequeñamarcaenelfondo deltanqueylevantóelíndiceindicandodoscentímetros. —Ahí lo tiene, almirante, ciento diez bajadas y nunca ha tocado fondo fuera de un radio de diez centímetros. SandeckercontemplólargoratoeltanqueantesdevolversehaciaSilverstein. —¿Dóndebuscamos,entonces? —Después de algunas computaciones deslumbrantes —dijo Silverstein—, nuestro departamento de física sugiere que lo hagan a mil doscientos metros al sureste del sitio donde el Safo I descubrió la corneta,perosóloesunasuposición. —¿Cómopuedesaberconseguridadquelacornetanocayótambiénenángulo? Silversteinsimulóofenderse. —Subestima usted mi perfeccionismo, almirante. Nuestras evaluaciones aquí carecerían de todo valor sin un cuadro bien claro del trayecto seguido por la corneta hasta el suelo marino. Entre mis comprobantesdegastosencontraráustedunrecibopordoscornetasadquiridasenlacasadeempeños Moe.Trasunaseriedepruebaseneltanque,lasllevamosatrescientoskilómetrosdelcaboHatterasylas lanzamosacuatromilmetrosdeprofundidadenelagua.Puedomostrarlelostrazadosdenuestrosonar. Cadaunacayóenunradiodetresmetrosdesulíneaverticaldelanzamiento. —No quise ofenderlo —dijo Sandecker con ecuanimidad—. Tengo la sensación de que mi desconfianzamecostaráuncajóndeRobertMondaviChardonnay1984. —Ochentayuno—sonrióSilverstein. —Sihayalgoquenosoportoesunbribónconbuengusto. —Piensequévulgarseríaelmundosinnosotros. Sandeckernocontestó.Seacercóalaventanaycontempló,dentrodeltanque,elmodeloencerámica delTitanic.Silversteinsepusodetrásdeél. —Esuntemafascinante,deesonohayduda. —Lo que pasa con el Titanic es extraño —dijo Sandecker en voz baja—. Una vez se cae bajo su hechizo,nosepuedepensarenotracosa. —Pero¿porqué?¿Quéhayenélqueatrapalaimaginaciónynolasuelta? —Porque es el naufragio que empequeñece a todos los demás —repuso Sandecker—. Es el tesoro máslegendarioymásesquivodelahistoriamoderna.Unafotografíasuyabastaparabombearadrenalina. Conocersuhistoria,latripulaciónquelocondujo,lagentequeanduvoporsuscubiertasensuspocosy brevesdíasdevida,esoesloqueenciendelaimaginación.ElTitanicesunvastoarchivodeunaeraque nuncavolveremosaver.SóloDiossabesiestádentrodenuestrasposibilidadestraerdenuevoalaluz deldíaaesegranseñordelosmares…Pero,porDiosquelointentaremos. 36 ElsumergibleSeaSlugparecíaaerodinámicamentelimpioypulido,peroaPitt,quecontorsionabasu metronoventaparainstalarseenelsillóndelpiloto,elinteriorleparecíaunapesadillaclaustrofóbicade cañeríahidráulicaycircuitoseléctricos. Lanave,quemedíaseismetrosdelargo,eradeformatubular,conextremosredondeadoscomosu letárgicatocaya. Estabapintadadeamarillovivoyteníacuatrograndesportalonesdistribuidosporparesenlaproa, mientras que encima, como pequeñas cúpulas de radar, tenía instalados dos potentes faros de alta intensidad. PittterminósuinspecciónysevolvióhaciaGiordino,queocupabaelasientoasuderecha. —¿Noszambullimos? —Sí,vamos—repusoGiordinoconunaresplandecientesonrisa. —¿Quédices,Rudi? Gunn,queestabatendidoantelasportillasinferiores,alzólavistayasintió. —Cuandoqueráis,estoylisto. Pitt habló por un micrófono y observó por la pequeña pantalla de televisión situada encima del tablero de controles cómo la grúa del Modoc levantaba al Sea. Slug de su plataforma en cubierta y suavementelodepositabaenelagua.Encuantounbuceadordesconectóelcabledeelevación,Pittabrió laválvuladellastreyelsumergiblecomenzóahundirselentamenteenlasaguasagitadasyprofundas. —Está funcionando el reloj del sistema de supervivencia —anunció Giordino—. Una hora para llegaralfondo,diezhorasparalabúsqueda,doshorasparasubiralasuperficie,locualnosdejauna reservadecincohorasporsiacaso. —Utilizaremoseltiempodereservaparalabúsqueda—dijoPitt. Giordino conocía bien la verdad de la situación. Si sucedía lo impensable, un accidente a tres mil seiscientosmetrosdeprofundidad,nohabríaesperanzasderescate.Sólosepodríarogarporunamuerte rápida, en lugar del espantoso sufrimiento de una lenta asfixia. Le pareció realmente divertido desear estarotravezabordodelSafoI,disfrutandodesuespaciosacomodidadydelaseguridadqueofrecíasu sistemadesupervivenciadeochosemanas.Reclinándose,observócómoseoscurecíaelaguaamedida queelSeaSlughundíasucascoenlasprofundidades,mientrassuspensamientosibanhaciaelenigmático hombrequepilotabalaembarcación. Giordino rememoró sus épocas de estudiante de secundaria, cuando junto con Pitt habían armado automóviles de carrera y corrido con ellos por los desolados caminos rurales detrás de la playa de Newport,enCalifornia.ConocíaaPittmejorquenadie;enciertaforma,mejorquecualquiermujer.Pitt poseíahastaciertopuntodospersonalidadesdistintas,ningunadeellasdirectamenterelacionadaconla otra.EstabaelDirkPittsimpático,quepocasvecesseapartabadelmediodelcaminoyeraocurrente, modesto e irradiaba una cordialidad condescendiente hacia todos los que se encontraban con él. Y tambiénestabaelotroDirkPitt,lamáquinafríamenteeficientequeraravezcometíaunerroryquecon frecuenciaseencerrabaensímismo,distanteyretraído.Siexistíaunallaveconlacualabrirlapuerta queseparabaalosdos,Giordinonolahabíadescubiertoaún. Giordinovolvióafijarsuatenciónenelmanómetrodeprofundidad.Suagujaindicabacuatrocientos metros.Prontopasaronlamarcadelosseiscientosmetrosyentraronenunmundodenocheperpetua.De allíhaciaabajo,encuantoalojohumanoconcernía,sólohabíatinieblas.Giordinoaccionóuninterruptor ylosfarosexterioresseencendieronyabrieronunatranquilizantesendaenlaoscuridad. —¿Quéposibilidadescreesquetenemosdeencontrarloenelprimerintento?—preguntó. —Si se confirman los datos obtenidos por computación que nos envió el almirante Sandecker, el Titanicdebedeestarenalgúnlugardentrodeunarcodecientodiezgrados,miltrescientosmetrosal surestedelsitiodonderescatasteislacorneta. —Ah,magnífico—mascullósarcásticamenteGiordino—.Lasposibilidadesaumentan:debuscarun uñaenlasarenasdeConeyIslandabuscarungorgojoalbinoenunalgodonal. —¿Estaestucuotadiariadepesimismo?—comentóGunn. —Siloignoramostalvezdesaparezca—rióPitt. Giordinohizounamuecaseñalandoellíquidoabismo. —Oh,claro,dejadmeenlapróximaesquina. —Loencontraremos—dijoPittcondecisión,mientrasindicabaelrelojiluminadoeneltablerode control—. Veamos; ahora son las seis y cuarenta. Predigo que estaremos sobre la cubierta del Titanic antesdelalmuerzo;alasdocemenosveinte,digamos. —Elgranvidentehahablado—dijoGiordino,mirandoaPittdereojo. —Un poco de optimismo no hace mal a nadie —observó Gunn al tiempo que ajustaba las cámaras exterioresyencendíalaluzestroboscópica.Éstaresplandecióuninstantedemodoenceguecedor,como unrelámpago,reflejandomillonesdeseresdelplanctonquesecerníanenelagua. Tresmilmetrosdespuésycuarentaminutosmástarde,PitttrasmitiósusinformesalModoc,dandola profundidadylatemperaturadelagua.Lostreshombrescontemplaronfascinadosunpequeñopejesapo, feoensurechonchaapariencia,quepasólentamenteantelasportillas;eldiminutobulboluminosoque sobresalíadelapartesuperiordesucabezabrillabacomounfarosolitario. A tres mil setecientos metros de profundidad apareció a la vista el suelo marino, que subía al encuentro del Sea Slug como si éste se hallara inmóvil. Pitt puso en funcionamiento los motores de propulsiónyajustóelángulodealtitud,deteniendosuavementeeldescensodelSeaSlugysituándoloen unrumboanivelsobrelalúgubrearcillarojaquealfombrabaelsuelodelocéano. Gradualmente, el ominoso silencio era roto por el rítmico zumbido que provenía de los motores eléctricosdelSeaSlug.Alprincipio,Pitttuvodificultadesendistinguirelevacionesybajadasgraduales enelfondo;nohabíanadaqueindicaraunaescalatridimensional.Susojossóloveíanunallanuraquese extendíamásalládelalcancedelosfaros. Noseobservabavidaalguna.Sinembargo,laevidenciademostrabalocontrario.Huellasdispersas de los habitantes de las profundidades serpenteaban y zigzagueaban en todas direcciones a través del sedimento. Se podría haber supuesto que eran recientes, pero el mar suele engañar. Los rastros de las arañas,cohombrosoestrellasmarinas,moradoresdelfondodelocéano,podíanhabersidohechasunos minutos antes o cientos de años atrás, ya que los restos microscópicos de animales y plantas que componenelcienodeesasprofundidadessedepositanalritmodesólounoodoscentímetroscadamil años. —Miradquéserencantador—dijoGiordinoseñalando. Siguiendo el dedo de Giordino, la mirada de Pitt distinguió un extraño animal negro azulado que parecíauncrucedecalamarypulpo.Teníaochotentáculos,ligadoscomolapatapalmeadadeunpato,y contemplabaalSeaSlugcondosgrandesojosesféricosqueconstituíancasiunterciodesucuerpo. —Uncalamarvampiro—lesinformóGunn. —PregúntalesitieneparientesenTransilvania—sonrióGiordino. —¿Sabesunacosa?—dijoPitt—.Esoquevemosallímerecuerdaatunovia. —¿Terefieresalaquenotienepechos?—intervinoGunn. —¿Lahasvisto? —Sigan delirando, chusma envidiosa —rezongó Giordino—. Está loca por mí, y su padre me mantieneflotandoenwhiskydediezaños. Durantelashorassiguientes,elingenioyelsarcasmoabundaronentrelasparedesdelSeaSlug. En realidad, era una forma de defensa, un mecanismo destinado a mitigar la roedora angustia de la monotonía.Adiferenciadeloqueocurreenlasnovelas,buscarrestosdenaufragiosenelfondodelmar puede ser una tarea agotadora y tediosa. Agréguese a eso la incomodidad de hallarse apretujados, la elevadahumedadybajastemperaturasdentrodelsumergible,ysetienenlosingredientesparaprovocar, medianteunerrorhumano,unaccidentequepodríaresultartancostosocomofatal. Conmanosfirmes,Pittmanejabaloscontroles,guiandoalSeaSlugapenasaunmetroveintesobreel fondo.Giordinoseconcentrabaenlossistemasdesupervivencia,mientrasqueGunnmanteníalosojos pegadosalsonaryalmagnetómetro.Laslargashorasdeplanificaciónhabíanquedadoatrás.Ahoraera cuestión de paciencia y persistencia, unidas a esa mezcla especial de eterno optimismo y amor por lo desconocidoquetodoslosbuscadoresdetesoroscomparten. —Ahídelanteparecehaberunmontónderocas—anuncióPitt. Giordinomiróporlasportillas. —Estánenelcieno…¿Dedóndehabránsalido? —Talvezsealastrearrojadoporlabordadealgúnviejobuquedevela. —Es más probable que provengan de icebergs —dijo Gunn—. Muchas rocas y desechos fragmentariossonarrastradosporelmaryluegocaenalfondocuandolosicebergssedisuelven…—Se interrumpió en medio de su explicación—. Esperad… Tengo una fuerte reacción en el sonar. Ahora el magnetómetroloestácaptandotambién. —¿Haciaadónde?—preguntóPitt. —Rumbouno,tres,siete. —Uno,tres,siete—repitióPitt. Hizo mover al Sea Slug con un elegante ladeo como si fuera un avión, y tomó el nuevo curso. Por encimadelhombrodeGunn,Giordinoobservabaconatenciónlosverdescírculosdeluzenlapantalla delsonar.Unpuntitodevibranteluminosidadindicabaunobjetosólido,trescientosmetrosmásalládesu radiodevisión. —Noosilusionéisdemasiado—dijoGunnconvozqueda—.Parecedemasiadopequeñoparaserun barco. —¿Quécreesquees? —Notienemásdeseisosietemetrosdelargo,unosdospisosdealto.Podríasercualquiercosa… —TalvezunacalderadelTitanic—lointerrumpióPitt—.Elfondodelmardebedeestarsembrado deellas. —Ponte a la cabeza de la clase —dijo Gunn con tono que traslucía entusiasmo—. Mis datos son idénticos:orientaciónuno,uno,cinco.Yaquívieneotroauno,seis,cero.Elúltimotieneunalongitudde veintemetrosaproximadamente. —Sediríaqueesunadelaschimeneas—dijoPitt. —¡Joder!—murmuróroncamenteGunn—.Estoempiezaaparecerunachatarrería. Depronto,enelbordepenumbrosodelaoscuridad,sehizovisibleunobjetoredondeado,comouna inmensalápidaquelaluzespectralrodeabaconunhalo.Prontolostresparesdeojosquehabíadentro del sumergible pudieron distinguir el enrejado del horno de la gran caldera y después las hileras de remachesalolargodelascosturasdehierroylosrotostentáculosdesparejosdeloquequedabadesu tuberíadevapor. —¿Quétalsihubierassidofogoneroenesaépocayhubierasalimentadoaesapequeña?—murmuró Giordino. —Hecaptadootramás—dijoGunn—.No;esperad…lapulsaciónsehacemásfuerte.Aquíestála longitud.Treintametros…sesenta… —Sigue,sigue—rogóPitt. —Cientocincuenta…doscientos…doscientoscincuentametros.¡Lohemosencontrado! —¿Quécurso?—Pittteníalabocaseca. —Orientacióncero,nueve,siete—replicóGunnenunsusurro. Nadamásdijerondurantelosminutossiguientes,mientraselSeaSlugacortabaladistancia.Estaban pálidos y tensos de ansiedad. El corazón de Pitt latía con tal fuerza que le hacía doler el pecho, y le parecíatenerunapesadehierroenelestómagoyunamanoenormeapretándolo.Sediocuentadeque estabapermitiendoalsumergiblereptardemasiadocercadelcieno.Movióloscontrolesymantuvolos ojosenlaportilla.¿Quéencontrarían?¿Unviejoarmazónherrumbrado,imposibledereflotar?¿Uncasco roto,destrozado,enterradoenellodohastalasuperestructura?Yentoncessusdoloridosojosdivisaron unasombraenormequesealzabaamenazanteenlaoscuridad. —¡Diostodopoderoso!—murmuróGiordino,atónito—.Eslaproa. Cuando estuvieron a quince metros de distancia, Pitt puso al Sea Slug en un curso paralelo con la líneadeflotacióndeldesventuradobarco.Elsolotamañodelanavehundida,vistadesdeelladodesus chapas de acero, era un espectáculo asombroso. Aun después de casi ochenta años, el barco se veía sorprendentementelibredecorrosión;lafajadoradaquerodeabalosdoscientossetentametrosdelnegro cascorelucíabajolosfarosdealtaintensidad.Pittcondujoelsumergiblejuntoalancladebabor,que pesabaquincetoneladas,hastaquetodospudierondistinguirconclaridadlasdoradasletras,deunmetro dealto,queaúnproclamabanorgullosamentequeaquéleraelTitanic. Fascinado,Pittcogióelmicrófonoypulsóelbotónparatrasmitir. —Modoc,Modoc…AquíSeaSlug…¿meoís? DesdeelModoc,elradiotelegrafistacontestócasideinmediato. —AquíModoc,SeaSlug.Leoímos.Hable. Pittajustóelvolumenparareduciralmínimoelchisporroteodefondo. —Modoc, notifiquen al cuartel general de la NUMA que hemos encontrado a T. Repito: hemos encontradoaT.Profundidad,cuatromildoscientosmetros.Hora,oncecuarentaydos. —¿Oncecuarentaydos?—repitióGunn—.Malditobribón.Haserradoporsólodosminutos. ElTitanicyacíaenvueltoenlaquietudespectraldelnegroabismoymostrabalaslúgubrescicatrices desutragedia.Eldesgarrónproductodesuchoqueconelicebergseextendíadesdelabodegadeproade estriborhastalasaladecalderasnúmero5,acasicienmetrosdedistanciaenelcasco,mientrasqueenla proa,bajolalíneadeflotación,unosgrandesagujerosdelatabanelimpactodemoledorcausadoporlas calderasalsoltarsedesuinterioryabrirsepasodestrozandounmamparotrasotrohastahundirseenel océano. Reposabaenelcienopesadamente,unpocoinclinadoababor,conelcastillodeproaendirección sur,comositodavíaseesforzarapatéticamenteporsaliryllegaralasaguasdeunpuertoquejamáshabía conocido. Las luces del sumergible bailaban sobre su fantasmal superestructura, lanzando grandes sombras espectrales a través de sus largas cubiertas de teca. Sus portalones, algunos abiertos, se alineabanporlavastaextensióndesusflancos.Presentabaunaaparienciacasimoderna,aerodinámica, ahoraqueyanoteníachimeneas;lastresdedelantenoexistían,dosdeellasprobablementearrastradas al hundirse la nave, mientras que la cuarta yacía sobre la cubierta de popa. Y salvo por los ramales dispersos de mohosos y desconectados aparejos de chimeneas que serpenteaban sobre las bordas, su cubiertasuperiorpresentabasolamenteunosgrandesrespiraderosquemontabansilenciosaguardiasobre lasgrúasWelinquehabíansostenidolosbotessalvavidas. Una belleza lúgubre envolvía la nave. Los que la miraban desde el sumergible casi podían ver sus comedoresysuscamarotesinundadosdelucesycolmadosporcientosdepasajerosdespreocupadosy risueños.Podíanimaginarsusbibliotecasrepletasdelibros,sussalonesdefumarllenosdelabrumaazul deloscigarrosyoírlamúsicadesuorquesta,tocandoelragtimedeprincipiosdesiglo.Lospasajerosse paseabanporsuscubiertas:ricos,famosos,hombreseninmaculadotrajedenoche,mujeresencoloridos vestidoshastalostobillos,abuelasconniños,losAstor,losGuggenheimylosStraussenprimeraclase; los de clase media, los maestros, clérigos, estudiantes y escritores en segunda; los inmigrantes, agricultores irlandeses con sus familias, carpinteros, panaderos, sastres y mineros llegados de lejanas aldeas de Suecia, Rusia y Grecia en el entrepuente. Estaban además los casi novecientos tripulantes, desdeoficialeshastamarineros,camareros,ascensoristasymaquinistas. Una gran opulencia yacía en la oscuridad, tras las puertas y portalones. ¿Qué aspecto tendrían la piscina,lacanchadepelotaylosbañosturcos?¿Algúnpodridorestodelgrantapizcolgabatodavíaenla saladerecepción?¿Yelrelojdebronceenlagranescalera,olasarañasdecristaleneleleganteCafé Parisién,yeldelicadamenteornamentadocielorasoenelcomedordeprimeraclase?¿Talvezloshuesos del capitán Edward J. Smith seguirían estando en alguna parte, entre las sombras del puente? ¿Qué misterioshabríapordescubrirdentrodelquefueracolosalpalacioflotante,cuandovolvieraarecibirla luzdelsol,sitalcosaocurría? La luz estroboscópica de la cámara fotográfica del sumergible parecía relampaguear de modo incesanteamedidaqueeldiminutointrusocircundabaelinmensocasco.Unpezdesesentacentímetros delargo,coladerata,ojosenormesypesadacabezaacorazadacorríaporlasinclinadascubiertas,con totaldespreocupaciónporlosrayosdeluzqueestallaban. Alcabodeloqueparecieronhoras,elsumergible,conlascarasdesustripulantessiemprepegadasa las portillas, se elevó sobre el techo del salón de primera clase, quedó unos instantes inmóvil y luego depositó una pequeña cápsula para señales electrónicas. Sus impulsos de baja frecuencia ofrecerían ahoraunaguíaquesepodríaseguirenfuturosbuceoshastaelbarcohundido.Despuéselsumergiblese deslizóhaciaarriba,susfarosseapagaronyvolvióafundirseenlaoscuridaddelaqueprocedía. Salvo por los pocos destellos de vida marina que de algún modo habían logrado adaptarse para sobrevivirenelnegroyheladoentorno,elTitanicquedabasolounavezmás.Peroprontollegaríanotros sumergiblesyelbarcosentiríalasherramientasdeloshombresrecorriéndoleotravezlapieldeacero, comotantosañosatrásenlosgrandesastillerosdelacompañíanavieraHarlandyWolff,enBelfast. Entonces,quizá,llegaríaalfinasuprimerpuerto. IV. ELTITANIC 37 Mayode1988 Demodomedidoypreciso,elsecretariogeneraldelPCUS,GueorguiAntonov,encendiósupipay escrutóalosotroshombresqueestabansentadosalrededordelamesadecaobaparareuniones. A su derecha se hallaba el almirante Boris Sloiuk, director de Inteligencia Naval soviética y su asistente,elcapitánPrevlov.FrenteaellosestabanVladimirPolevoi,jefedelaDireccióndeSecretos ExtranjerosdelKGB,yVasiliTilevich,mariscaldelaUniónSoviéticaydirectorenjefedelaSeguridad. Antonovfuealgrano: —Bien,parecequelosnorteamericanosestándecididosasacarelTitanicalasuperficie.—Estudió un momento los papeles que tenía delante—. Al parecer es un intento a gran escala. Dos barcos de aprovisionamiento, tres embarcaciones menores, cuatro sumergibles de profundidad… —Miró al almiranteSloiukyaPrevlov—.¿Tenemosalgúnobservadorenesazona? Prevlovasintióconlacabeza. —La nave de exploraciones oceanográficas Mijail Kurkov, al mando del capitán Iván Parotkin, recorreelperímetrodelazonaderescate. —ConozcopersonalmenteaParotkin—dijoSloiuk—.Esunbuenmarino. —Silosnorteamericanosestángastandocientosdemillonesdedólaresenunintentoderescatarun montóndehierroviejoquetienesetentayseisañosdeantigüedad,debehaberunamotivaciónlógica— dijoAntonov. —Hayunamotivación—respondiócongravedadelalmiranteSloiuk—.Unamotivaciónqueamenaza nuestrapropiaseguridad…—HizounaseñalaPrevlov,quiencomenzóadistribuirunascarpetasrojas conlaleyenda«ProyectoSiciliano»aAntonovylosdemásocupantesdelamesa—.Poresoconvoqué esta reunión. Mis agentes han descubierto planes en esbozo para un nuevo sistema defensivo secreto norteamericano.Creoquealestudiarloquedaránimpresionados,sinoaterrados. Antonovylosdemásabrieronlascarpetasysepusieronaleer.Durantecincominutoselsecretario generalleyó,mirandodevezencuandohaciaSloiuk.ElrostrodeAntonovpasóporunaampliagamade expresiones,desdeuninterésprofesionalhastafrancaperplejidad,luegoasombroy,finalmente,pasmada comprensión. —Estoesincreíble,almiranteSloiuk,absolutamenteincreíble. —¿Esposibleestesistemadefensivo?—preguntóelmariscalTilevich. —Formulélamismapreguntaacincodenuestrosmásrespetadoscientíficos…Todosconcordaron, teóricamente,enqueestesistemaesviable,siemprequesedispongadeunafuenteenergéticalobastante potente. —¿Y ustedes suponen que esa fuente está encerrada en las bodegas del Titanic? —le preguntó Tilevich. —Estamos seguros de ello, camarada mariscal. Como mencioné en el informe, el ingrediente vital necesario para completar el proyecto Siciliano es un elemento poco conocido llamado bizanio. Ahora sabemos que hace setenta y seis años los norteamericanos robaron de suelo ruso la única provisión mundial.Afortunadamentetuvieronlamalasuertedetransportarloenunbarcoquenaufragó. Antonovsacudiólacabezasinentendernada. —Siesciertoloquediceustedensuinforme,losnorteamericanostienenelpotencialnecesariopara derribarnuestrosmisilesintercontinentalescontanpocoesfuerzocomounpastordecabrasparaaplastar moscas. Slomkasintióconsolemnidad. —Metemoqueasíes. Polevoiseinclinósobrelamesa,conelrostrodesnudadoenunamáscaradesuspicazconsternación. —AfirmaustedquesucontactoesunfuncionariodealtonivelenelDepartamentodeDefensa. —Asíes—asintiórespetuosamentePrevlov—.Sedesilusionódelsistemanorteamericanoduranteel casoWatergateydesdeentoncesmeenvíatodomaterialqueconsideraimportante. AntonovclavóenPrevlovunamiradapenetrante. —¿Loscreeustedcapacesdehacerlo,capitánPrevlov? —¿RescatarelTitanic? Antonovasintió.Prevlovledevolviólamirada. —Si recuerda usted cómo la CIA logró recuperar uno de nuestros submarinos nucleares de una profundidaddecincomilmetrosjuntoaHawai,en1974(creoquelollamaronproyectoJennifer),poca dudacabedequelosnorteamericanostienencapacidadtécnicaparallevarelTitanicalpuertodeNueva York.Sí,camaradaAntonov,estoyconvencidodequeloharán. —Nocompartosuopinión—dijoPolevoi—.UnbarcodeltamañodelTitanicesmuydistintodeun submarino. —TengoquecompartirlaopinióndelcapitánPrevlov—adujoSloiuk—.Losnorteamericanostienen lafastidiosacostumbredellevaracaboloqueseproponen. —¿Y qué hay de este proyecto Siciliano? —insistió Polevoi—. El KGB no ha recibido datos detalladossobresuexistencia,salvosunombreenclave.¿Cómosabemossilosnorteamericanosnohan creado un proyecto fantasma para jugar una mala pasada durante las negociaciones para limitar los sistemasestratégicos? Antonovgolpeólamesaconlosnudillos. —Losnorteamericanosnohacentrampa.ElcamaradaKruschevlocomprobóhaceveinticincoaños, durantelacrisiscubanadelosmisiles.Nopodemosdescartarningunaposibilidad,porremotaquesea, dequeesténapuntodeponerenfuncionamientoestesistemadefensivoencuantorescatenelbizaniodel cascodelTitanic.—Hizounapausaparachuparsupipa—.Sugieroquevolvamosnuestrospensamientos haciaunplandeacción. —Es obvio que debemos asegurarnos de que el bizanio jamás llegue a Estados Unidos —dijo el mariscalTilevich. PolevoitamborileóconlosdedossobrelacarpetadelproyectoSiciliano. —Sabotaje.Debemossabotearlaoperaciónderescate.Nohayotrorecurso. —Nodebehaberincidentealgunoconrepercusionesinternacionales—dijoPolevoiconfirmeza—. Nopuedehaberindiciosdeinterferenciamedianteacciónmilitarabierta.Noquieroquelasrelaciones soviético-estadounidensesseveanamenazadasduranteotroañodemalacosecha.¿Estáclaro? —Nopodemoshacernadasinopenetramosenlazonaderescate—insistióTilevich. PolevoifijólamiradaenSloiuk. —¿Quémedidashantomadolosnorteamericanosparaprotegerlaoperación? —El crucero nuclear Juneau, que lleva misiles, patrulla cerca de las naves de rescate durante las veinticuatrohoras. —¿Puedo hablar? —pidió Prevlov con tono casi condescendiente; no esperó respuesta—. Con el debidorespeto,camaradas,lapenetraciónyasehaefectuado. Antonovalzólavista. —Porfavor,capitán,explíquese. Prevlov miró de reojo a su superior. El almirante Sloiuk le contestó asintiendo con un leve movimientodelacabeza. —TenemosdosagentessecretostrabajandocomomiembrosdelatripulaciónderescatedelaNUMA —explicó Prevlov—. Un equipo de excepcional capacidad… Hace dos años que nos transmiten importantesdatosoceanográficosnorteamericanos. —Magnífico. Sus agentes se han comportado muy bien, Sloiuk —dijo Antonov, aunque sin entusiasmo.VolvióafijarlamiradaenPrevlov—.Capitán,¿debemospresumirquehaideadoustedun plan? —Asíes,camarada. CuandoPrevlovregresóasuoficina,Marganinestabasentadotraselescritoriodelcapitánconaire despreocupado. Se observaba un cambio en él. Ya no parecía el vulgar asistente adulón que Prevlov había dejado allí pocas horas antes. Trasuntaba mayor seguridad en sí mismo. Sus ojos vacilantes reflejabanahoralaconfiadaexpresióndeunhombrequesabíaadondeiba. —¿Quétallareunión,capitán?—preguntóMarganinsinlevantarse. —Creoqueprontollegaráeldíaenqueustedmellamaráalmirante. —Deboreconocer—dijoMarganincontranquilidad—quelafertilidaddesumentesóloessuperada porsuvanidad. Prevlovfuetomadoporsorpresa.Sucarapalideciódeiracontrolada,ycuandohabló,nohizofalta unoídoagudonimuchaimaginaciónparadetectarlaemociónensuvoz. —¿Seatreveustedainsultarme? —¿Porquéno?SindudaustedconvencióalcamaradaAntonovdequefuesugenioelquedescubrió el objetivo del proyecto Siciliano y la operación de rescate del Titanic, cuando en realidad fue mi contactoquienpasólainformación.Yesmuyprobableademásqueleshayahabladodesumagníficoplan paraarrebatarelbizanioalosnorteamericanos…quetambiénmerobóamí.Enresumen,Prevlov,usted noesmásqueunladrónsintalento. —¡Basta!—exclamóPrevlovcontonoglacial,señalandoconundedoaMarganin.Deprontosepuso tieso y recobró el control: resuelto, medido, era un verdadero profesional—. Su insubordinación le costará caro, Marganin —dijo con tono agradable—. Me ocuparé de que muera mil veces antes de un mes. Marganinnodijonada.Selimitóasonreírconlafrialdaddeunatumba. 38 —Elsecretosefuealinfierno—anuncióSeagrammientrasarrojabaunperiódicosobreelescritorio deSandecker—.Eseldeestamañana.Locompréenunquioscohacemenosdequinceminutos. Sandeckerleyólaprimeraplana.Nolehizofaltabuscarmás;todoestabaallí. —«La NUMA rescatará el Titanic» —leyó en voz alta—. Bueno, por lo menos ya no tenemos que seguircuidándonos.«Unintentodereflotarelmalhadadobarcoquecostarámuchosmillonesdedólares». Debeadmitirqueleerestoesfascinante…«FuentesinformadasdijeronhoyquelaAgenciaNacionalde Investigaciones Marinas está conduciendo un intento de rescate en gran escala destinado a reflotar el Titanic,quechocóconunicebergysehundióenplenoAtlánticoel15deabrilde1912,conlapérdida demásdemilquinientasvidas.Estamonumentalempresaanunciaunanuevaauroraenlosrescatesen aguasprofundas,sinparangónenlahistoria». —Unabúsquedaquecostarámuchosmillonesdedólares—agregóSeagramconsombríoceño—.Al presidenteleencantaráeso… —Hastasaleunafotodemí—dijoSandecker—.Noesunbuenretrato.Debedeserunafotosacada desusarchivosytomadahacequizácincooseisaños. —El momento no podía ser peor —dijo Seagram—. Tres semanas más… Pitt dijo que trataría de reflotarloentressemanasmás. —Nocontengaelalientomientrastanto.Pittysutripulacióntrajinandesdehacenuevemeses;nueve agotadoresmesesdebatallarcontracadaborrascainvernal,encarandocadacontratiempoyadversidad técnica a medida que se presentaban. Es un milagro que hayan logrado tanto en tan poco tiempo. Sin embargo,muchascosaspodríansalirmal.Talvezhayagrietasestructuralesocultasquepodríanpartirel cascoalsepararsedelsuelooceánico,otambiénesposiblequelaenormesucciónentrelaquillayel cienodelfondonuncasueltesupresa.Ensulugar,Seagram,nomeilusionaríahastaqueveaapareceral Titanic,frentealaestatuadelaLibertad. Seagramsemostróangustiado.Viendosuexpresiónconsternada,elalmirantesonrióyleofrecióun cigarro,quefuerechazado. —Por otro lado —continuó Sandecker consoladoramente—, puede que salga a la superficie sin un solotropiezo. —Esoesloquemeagradadeusted,almirante,suoptimismointermitente. —Megustaestarpreparadoparalosdesengaños.Esocontribuyeaaliviarlaspenas. Seagramnocontestó.Guardósilenciounminutoyluegodijo: —Estábien,nospreocuparemosporelTitaniccuandollegueelmomento…Perotodavíatenemosel problemadelaprensa.¿Cómoloencaramos? —Muy sencillo —declaró airosamente Sandecker—. Haremos lo que haría cualquier político pujante, surgido desde abajo, cuando unos periodistas ávidos de escándalo revelan sus dudosos antecedentes. —¿Aquéserefiere?—preguntóSeagramconrecelo. —Convocaremosunaconferenciadeprensa… —Esoesunalocura.SielCongresoylaopiniónpúblicalleganaenterarsedequehemosgastadoen estosetecientoscincuentamillonesdedólares,senosecharánencimacomountornadodeKansas. —Puesmentiremosyreduciremosloscostosderescatealamitad.¿Quiénsevaaenterar?Nohay mododedescubrirlaverdaderacifra. —De todos modos no me gusta —dijo Seagram—. Los periodistas de Washington son cirujanos expertoscuandosetratadehacerpedazosaunoradorenunaconferenciadeprensa.Lotrincharánausted comoaunpavodeAccióndeGracias. —Nopensabaenmí—dijoSandecker. —¿Enquién,entonces?Noenmí,porcierto.Soyelhombrequenoestáaquí,¿recuerda? —Pensabaenotrapersona.Alguienquedesconocenuestrostejemanejesocultos.Alguienqueesuna autoridadenbarcoshundidosyaquienlaprensatrataráconlamayorcortesíayrespeto. —¿Ydóndeencontraráestedechadodevirtudes? —Mealegrodequehayausadolapalabravirtud—dijoelalmiranteconsocarronería—.Mireusted, pensabaensuesposa. 39 Conaplomo,depieanteelatril,Danarecibíaycontestabahábilmentelaspreguntasquelehacíanlos ochentaytantosperiodistassentadosenelsalónauditoriodelaNUMA.Sonreíacontinuamente,conla expresión feliz de una mujer que lo pasa bien y que sabe que será aprobada. Vestía una falda color terracota, y un jersey de escote bajo, pulcramente realzado por un pequeño collar de caoba. Era alta, atractivayelegante;unaimagenquepusoendesventajaasusinquisidores. Alaizquierdadelrecinto,unamujercanosasepusodepieyagitólamano. —DoctoraSeagram… Danaasintiócongracia. —Doctora Seagram, los lectores de mi periódico, el Chicago Daily, quisieran saber por qué el gobierno gasta millones en rescatar un barco viejo y enmohecido. ¿No estaría mejor gastarlos en otra parte…digamos,parabeneficenciasocialoremodelamientourbano? —Con gusto se lo aclararé —replicó Dana—. En primer lugar, reflotar al Titanic no es malgastar dinero.Sehanpresupuestadodoscientosnoventamillonesdedólares,yaúnestamosmuypordebajode esacifra;ypodríaagregarqueestamosadelantadosconrespectoalosplanes. —¿Nocreequeesoesmuchodinero? —No, si usted tiene en cuenta los posibles beneficios. Verá usted, el Titanic es un verdadero depósitoderiquezas.Loscálculosestimativoslleganamásdetrescientosmillonesdedólares.Todavía hayabordomuchasjoyasyposesionesvaliosasdelospasajeros,porvalordeuncuartodemillónde dólaresenunsolocamarote.Estánademáslosaccesoriosdelbarco,asícomolosmueblesyelsuntuoso decorado, parte del cual quizá se recupere. Un coleccionista pagaría con gusto de quinientos a mil dólares por un objeto de porcelana o una copa de cristal sacados del comedor de primera clase. Así pues, este proyecto federal no es un fraude a los contribuyentes. Presentaremos ganancia en dólares y ganancia en objetos históricos, para no mencionar el enorme aporte de datos para la ciencia y la tecnología. —DoctoraSeagram…—Estavezeraunhombrealtoyderostroenjutoqueestabaalfondodelsalón —. Como no hemos tenido tiempo de leer el comunicado de prensa que distribuyó antes, ¿podría explicarnos,porfavor,elmecanismodelrescate? —Me alegro de que lo pregunte —rió Dana—. Discúlpenme por el lugar común, pero su pregunta, señor, me permite presentarles algunas diapositivas que tal vez contribuyan a explicar muchos de los misteriosreferentesalproyecto.—Sevolvióhacialosbastidoresdelescenario—.Luces,porfavor… Lailuminaciónseatenuóyapareciólaprimeradiapositivaenunaanchapantallasituadaporencimay detrásdelatril. —Empezamosconunmontajedemásdeochentafotografíasque,unidas,muestranalTitanictalcomo descansa en el fondo del océano. Afortunadamente su posición es vertical, con una leve inclinación a babor,queponealarajaduradecienmetrosdelargo,consecuenciadelimpactoconelicebergenuna posiciónaccesibleparacerrarla. —¿Cómoesposiblecerrarunaaberturadeesetamañoatanenormeprofundidad? La diapositiva siguiente mostraba a un hombre sosteniendo algo parecido a una gran burbuja de plásticolíquido. —Enrespuestaaesapregunta—dijoDana—,aquíestáeldoctorAmosStandard,presentandouna sustanciaqueélelaboróybautizócomo«mojacero».Comolosugiereelnombre,elmojacero,aunque flexibleenelaire,seendurecehastaadquirirlarigidezdelaceronoventasegundosdespuésdeentraren contactoconelagua,ypuedeadherirseaunobjetodemetalcomosiestuvierasoldado. Estaúltimadeclaraciónfueseguidaporunaoleadademurmullosentodalasala. —Tanques de aluminio esféricos, de tres metros de diámetro, que contienen mojacero, han sido arrojadosalaguaenpuntosestratégicosalrededordelanave—continuóDana—.Estándiseñadospara queunsumergiblepuedaacoplarsealtanque,demodonomuydistintoalprocedimientoporelcualun cohete transportador se posa en un laboratorio espacial, y luego seguir hasta la zona de operaciones, dondelatripulaciónpuedeapuntarylanzarelmojacerodesdeunboquerelespecialmentediseñado. —¿Cómosebombeaelmojacerodeltanque? —Lo ilustraré con otra comparación: a esa profundidad, la enorme presión comprime al tanque de aluminiocomosifuerauntubodepastadentífrica,eimpulsalasoldadurahacialaaberturaacubrir. Hizoseñasdequepusieranotradiapositiva. —Ahoravemosuncortetrasversaldelmar,dondeaparecenlasembarcacionesdeaprovisionamiento enlasuperficieylossumergiblesagrupadosenelfondo,alrededordelanavehundida.Cuatrovehículos submarinostripuladostomanparteenlaoperaciónderescate.ElSafoI,quecomoquizárecuerdenfuela embarcaciónutilizadaenlaexpediciónalacorrienteLorelei,seocupaactualmentedereparareldaño causadoporelicebergdelladodeestribordelcascoytambiénlaproa,destrozadaporlascalderasdel propio Titanic. El Safo II, más nuevo y de diseño más avanzado, está cerrando las aberturas más pequeñas,talescomorespiraderosyportalones.ElsumergibleSeaSlug,delaarmada,tienecomotarea apartarlosdespojosinnecesarios,incluyendomástiles,aparejosylachimeneadelantera,quecayósobre la cubierta principal de popa. Y finalmente, el Deep Fathom, un sumergible perteneciente a la Corporación Petrolera Uranus, está instalando válvulas de presión en el casco y la superestructura del Titanic. —Porfavor,¿podríaexplicarlafinalidaddelasválvulas,doctoraSeagram? —Desdeluego—replicóDana—.Cuandoelcascoiniciasutrayectoalasuperficie,elairequeseha bombeado a su interior comenzará a expandirse a medida que disminuye la presión del mar contra su exterior.Amenosquesedesagotecontinuamenteestapresióninterna,esposiblequeelTitanicestalleen pedazos.Lasválvulas,porsupuesto,estánallíparaimpedirquesemejantedesastreocurra. —¿LaNUMAseproponeutilizarairecomprimidoparaizarelbarcohundido? —Sí, la embarcación de sostén Capricorn tiene dos equipos compresores capaces de desplazar el aguaquehayenelcascodelTitanicconairesuficientecomoparalevantarlo. —DoctoraSeagram—seoyóotravozincorpórea—,soydeScienceTodayyestoyenteradodequela presión del agua alrededor del Titanic supera los cuatrocientos kilos por centímetro cuadrado. Sé también que el compresor de aire más grande que se conoce sólo puede extraer doscientos cincuenta kilos.¿Cómopiensansuperarestadiferencia? —Atravésdeuntuboreforzado,elequipoprincipalquehayabordodelTitanicbombeaelairedela superficie hasta la bomba secundaria, instalada en la parte media del barco hundido. Esta bomba secundaria tiene la apariencia de un motor radial de aviación, con una serie de pistones distribuidos alrededor de un eje central. También aquí utilizamos las grandes presiones abismales del mar para activarlabomba,quetambiénrecibeelectricidadylapresióndelairequellegadesdearriba.Lamento nopoderofrecerunadescripciónminuciosa,porquesoyarqueólogamarina,noingeniera.Sinembargo, mástarde,elalmiranteestaráadisposicióndeustedespararesponderasuspreguntastécnicasconmayor detalle. —¿Ylasucción?—insistiólavozdeScienceToday—.Despuésdeestartantosañoshundidoenel cieno,¿elTitanicpodríaestarpegadoalfondo? —Claroquesí—repusoDana,mientrashacíaseñaspidiendoluces. Cuando se encendieron, se quedó unos instantes pestañeando bajo el resplandor, hasta que pudo distinguiraquienlainterrogaba.Eraunhombredemedianaedad,largocabellocastañoygrandesgafas conmonturademetal. —Cuando se calcule que el barco tiene aire suficiente para elevar su masa hacia la superficie, se desconectarádelcascoeltubodeaireyseloemplearáparainyectarunproductoquímicoelectrolítico, elaboradoporlacompañíaMyers-Lenz,enelsedimentoquerodealaquilla.Lareacciónresultantehará que las moléculas del sedimento se disgreguen, formando un colchón de burbujas que eliminará la fricciónestáticaypermitiráalaenormemolezafarsedelasucción. Otrohombrelevantólamano. —Si la operación resulta exitosa y el Titanic se encamina hacia la superficie, ¿no hay bastantes probabilidadesdequeseescore?Doskilómetrosymedioesuntrayectomuylargoparaqueunobjetono equilibradoyquepesacuarentaycincomiltoneladassemantengaderecho. —Tiene razón. Hay la posibilidad de que se escore, pero nos proponemos dejar en las bodegas inferioresaguasuficienteparaqueobrecomolastreyelimineesteproblema. Unamujerjoven,deaspectomasculino,selevantóyagitólamano. —¡Doctora Seagram! Soy Connie Sánchez, del Female Eminence Weekly, y a mis lectoras les interesaríasaberquémecanismosdedefensahaelaboradoustedparacompetirdemaneracotidianaen unaprofesióndominadapormachosobtusosyegocéntricos. Los periodistas presentes recibieron esa pregunta con un incómodo silencio. «Dios mío —se dijo Dana—,tardeotempranoteníaquesuceder».Seacercóalatrilyseapoyóenélenactitudsensual,casi provocativa. —Mirespuesta,señoritaSánchez,seráestrictamenteextraoficial. —¿Tienemiedoderevelarlo?—dijoConnieSánchezconunasonrisadespectiva. Danaignoróelcomentario. —Enprimerlugar,consideroinnecesariounmecanismodedefensa.Miscolegasmasculinosrespetan miinteligencialosuficientecomoparaaceptarmisopiniones.Ensegundolugar,prefierosituarmeenmi propioterrenoycompetirconmiembrosdemipropiosexo,cosanadainsólitasitieneencuentaquede quinientos cuarenta científicos que componen el personal superior de la NUMA, ciento catorce son mujeres.Yentercerlugar,señoritaSánchez,losúnicosobtusosquehetenidolamalasuertedeconocer durantemividanohansidohombres,sinomásbienmujerescomousted. Unsilenciodeasombroreinóenlasaladurantevariosinstantes.Luego,depronto,surgiódelpúblico unavoz. —¡Bravo,doctora!—gritólacanosaviejecitadelChicagoDaily—.Esosellamaponeraalguienen sulugar. Uncerradoaplausoinundólasala.LosfogueadoscorresponsalesdeWashingtonlemanifestaronsu respetoovacionándoladepie. Sentadaensuasiento,ConnieSánchezlamirabafijayfríamente,enrojecidadecólera.Viendoque los labios de Connie formaban la palabra «perra», Dana le devolvió una sonrisa relamida y burlona. «Quédulceeslaadulación»,pensóDana. 40 Desdelamañanatempranosoplabaelvientodelnoreste.Yaporlatardesehabíaconvertidoenun ventarróndetreintaycinconudos,queasuvezprovocómontañosasmarejadasquesacudíanlasnavesde rescatedeunladoaotrocomotazasdepapelenunlavavajillas.Latempestadllevabaconsigounfrío entumecedor,originadoenlasyermasextensionesdelÁrtico.Loshombresnoseatrevíanaaventurarse porlasheladascubiertas.Noeraningúnsecretoqueelmayorimpedimentoparaconservarelcalorerael viento. Un hombre podía tener mucho más frío y sentirse mucho peor a seis grados bajo cero con un vientodetreintaycinconudos,queatreintagradosbajocerosinviento.Elvientorobaalcuerpoelcalor con tanta rapidez como éste lo produce; una desagradable situación conocida como «factor congelamiento». Joel Farquar, el meteorólogo del Capricorn, cedido por la Administración Federal de Servicios Meteorológicos, no parecía preocupado por la tormenta que rugía fuera de la sala de operaciones. Estudiabalainstrumentaciónque,conectadaconlossatélitesmeteorológicos,ofrecíacuadrosespaciales delAtlánticoNortecadaveinticuatrohoras. —¿Qué ves en nuestro futuro con tu mentecita pronosticadora? —preguntó Pitt, afirmándose para soportarelbamboleo. —Empezaráaamainardentrodeunahora—replicóFarquar—.Mañana,alsalirelsol,lavelocidad delvientohabrádescendidoadieznudos. Farquarhablósinlevantarlavista.Eraunhombrecilloestudioso,rubicundo,carentedesentidodel humorydecordialidad.Sinembargo,todoslosqueparticipabanenlaoperaciónderescatelorespetaban porsutotaldedicaciónaltrabajoyporelhechodequesusprediccioneseranincreíblementeexactas. —ElhombreproponeyDiosdispone—murmuróPittparasí—.Otrodíaperdido.Eslacuartavezen unasemanaquehemostenidoquedesamarrarlalíneadeaireysostenerlaconboyas. —Solamente Dios puede provocar una tormenta —dijo Farquar con indiferencia, y señaló con la cabeza las dos hileras de monitores de televisión que cubrían el tabique delantero de la sala de operacionesdelCapricorn—.Porlomenosaellosnolesmolestatodoesto. Pitt miró las pantallas, que mostraban los sumergibles trabajando tranquilamente sobre el barco hundido, a cuatro mil metros de profundidad bajo el mar implacable. Su independencia respecto de la superficie era lo que salvaba al proyecto. Con excepción del Sea Slug, que sólo podía permanecer sumergido dieciocho horas y ahora se hallaba bien amarrado en la cubierta del Modoc, los otros tres sumergiblespodíanserprogramadosparaquedarsejuntoalTitanicdurantecincodíasantesdevolvera lasuperficieparacambiardetripulación.PittsevolvióhaciaGiordino,queestabainclinadosobreuna granmesaparamapas. —¿Cuálesladisposicióndelasnavesdesuperficie? Giordinoindicólospequeñosmodelosdecincocentímetrosdelargoubicadossobreelmapa. —ElCapricornocupasuposiciónhabitualenelcentro.ElModocestájustodelante,yelBomberger lossiguetreskilómetrosapopa. PittcontemplófijamenteelmodelodelBomberger.Eraunanavenueva,especialmentediseñadapara rescateenaguasprofundas. —Dileasucapitánqueseacerqueaunkilómetrodedistancia. Giordino hizo una señal al calvo radiotelegrafista, bien sujeto a la cubierta inclinada, frente a su equipo. —Yalohasoído,Ricitos.DilealBombergerqueseacerquehastaunkilómetroaproa. —¿Ylosbarcosdeaprovisionamiento?—inquirióPitt. —Allí no hay problema. Este tiempo es ideal para naves de diez toneladas como esas dos. El Alhambraestáenposiciónababor,yelMonterreyParkjustodondetienequeestar,aestribor. Pittindicóunpequeñomodelorojo. —Veoquenuestrosamigosrusosnosacompañantodavía. —¿El Mijail Kurkov? —repuso Giordino, mientras levantaba la reproducción azul de un buque de guerra y la colocaba junto al modelo rojo—. Sí, pero no estará disfrutando del juego. El Juneau, ese crucerodelaarmadaconmisiles,losiguecomopegadoalacola. —¿Yelequipoflotantequeseñalalaposicióndelbarcohundido? —Continúa sonando tranquilamente a veinticinco metros por debajo de este estrépito —anunció Giordino—.Sólomildoscientosmetros,másomenos,rumbocero,cinco,nueve,alsuroeste,claro. —GraciasaDiosquelatormentanonoshaalejadodelazonadeoperaciones—suspiróPitt. —Cálmate—lotranquilizóGiordinoconunasonrisa—.Cadavezquesoplaunpocodebrisapareces unamadrecuyahijahasalidoconunchicodespuésdemedianoche. —El nerviosismo empeora a medida que nos acercamos —admitió Pitt—. Si disponemos de diez díastranquilos,podemosponerfinalatarea. —Eso que lo diga el oráculo del tiempo —repuso Giordino, volviéndose hacia Farquar—. ¿Qué dicestú,granvidentedesabiduríameteorológica? —Noconseguiréisqueosanuncienadaconmásdedocehorasdeanticipación—gruñóFarquarsin alzarlavista—.EstoeselAtlánticoNorte,elocéanomásimprevisibledelmundo.Casinohayunsolo díaigualaotro.Encambio,siesevaliosoTitanicvuestrosehubierahundidoenelíndico,podríadaros esaprediccióndediezdíasquepedísconunochentaporcientodeprobabilidadesdeexactitud. —Vayaconeltío—replicóGiordino—.Apuestoaquecuandolehaceselamoraunamujer,ledices quetieneuncuarentaporcientodeprobabilidadesdequeleguste. —Cuarentaporcientoesmejorquenada—dijoFarquar. Pitt,quenotóungestodeloperadordesonar,seleacercó. —¿Quéhascaptado? —Un extraño tañido en el amplificador —contestó el operador, que en corpulencia y forma se asemejabaaungorila—.Loheoídoalgunasvecesdurantelosdosúltimosmeses…Unsonidobastante extraño,comosialguienestuvieraenviandomensajes. —¿Tienesalgunaexplicación? —No,señor.HicequeRicitosloescuchara,perodijoqueerapuroguirigay. —Lomásprobableesqueseaalgúnobjetosueltoenelbarcohundido,alquelacorrientesacude. —Oacasounfantasma—dijoeloperadordesonar. —Nocreeenellosperolesteme,¿verdad? —MilquinientasalmassehundieronconelTitanic—contestóelotro—.Noesimprobablequepor lomenosunadeellasvuelvaamerodearporelbarco. —Losúnicosespíritusquemeinteresan—dijoGiordinodesdelamesaparamapas—sonlosquese beben… —Acaba de apagarse la cámara interior de la cabina del Safo II —anunció el hombre de cabello bermejoqueestabasentadofrentealosmonitoresdetelevisión. Pittseacercóaélyobservóatentamenteelmonitorapagado. —¿Elproblemaesdeestelado? —No,señor.Todosloscircuitosaquíyeneltableroderelésdelaboyafuncionan.Elproblemaestá enelSafoII,Fuesimplementecomosialguiencolgarauntraposobrelalentedelacámara. Pittsevolvióhaciaeloperadorderadio. —Ricitos,comunícateconelSafoIIypídelesqueverifiquensucámaradetelevisiónenlacabina. Giordinocogióuncuadernoderegistrosparavercuáleralatripulaciónenesemomento. —OrnarWoodsonestáalmandodelSafoII. Ricitospulsóelinterruptordetransmisión. —Safo II, hola Safo II, aquí Capricorn. Contesten, por favor. —Luego se inclinó, apretándose los auricularescontralosoídos—.Elcontactoesdébil,señor.Haymuchainterferencia.Laspalabrasllegan entrecortadas.Nologrodescifrarlas. —Conecteelaltavoz—ordenóPitt. Enlasaladeoperacionesresonóunavoz,apagadatrasunaoladeestática. —Algoobstruyelatransmisión—dijoRicitos—.Elequipoderelésenlaboyadelalíneadeaire deberíarecogerlacontodaclaridad. —Déletodoelvolumen.TalvezconsigamosentenderlarespuestadeWoodson. —SafoII,repita,porfavor.Noleentendemos.Hable. EncuantoRicitosconectóelaltavoz,laexplosióndeensordecedorchisporroteohizosaltaratodos. —…cornno…irnos…idad…bien. Pittcogióelmicrófono. —Ornar,hablaPitt.Lacámaradelacabinadeustedesnofunciona.¿Puedenrepararla?Esperamos respuesta. Enlasaladeoperaciones,todaslasmiradasseclavaronenelaltavoz.Cincointerminablesminutos transcurrieronmientrasaguardabanpacientementeelinformedeWoodson.Despuéselaltavozvolvióa retumbarconlavozfragmentadadeWoodson: —Hen…Muk…itamosaut…ón…super… Giordinohizounamuecadeperplejidad. —AlgoacercadeHenryMunk.Lodemásnoseentiende. —Estánotravezenelmonitor.—Notodaslasmiradashabíanestadofijasenelaltavoz.Eljovenque atendíalosmonitoresdetelevisiónnohabíaapartadolasuyadelapantalladelSafoII. —Latripulaciónpareceestaragrupadaalrededordealgoqueyaceencubierta. Comoespectadoresenunpartidodetenis,todaslascabezassevolvieronaltiempohaciaelmonitor. Unasfigurassemovíandeunladoaotroantelacámara,mientrasquealfondoseveíaatreshombres inclinadossobreuncuerpogrotescamentetumbadosobrelaestrechacabinadelsumergible. —Ornar,escúchame—dijoPittporelmicrófono—.Noentendemostustransmisiones.Elmonitorlos havueltoaemitir.Repito:elmonitorhavueltoaemitir.Escribeelmensajeyacércaloalacámara. Vieronqueunadelasfigurasseseparabadelasdemáse,inclinándoseunmomentosobreunamesa, escribía,paraluegoacercarsealacámara.EraWoodson,quiensosteníauntrozodepapeldondeseleía entoscasletras:«HenryMunkmuerto.Solicitamosautorizaciónparasubiralasuperficie». —¡Malditasea!—exclamóGiordinoconexpresiónatónita—.¿HenryMunkmuerto?Nopuedeser. —OrnarWoodsonnosedistingueporbromear—dijoPitt,sombrío,antesdevolveratransmitir—: Negativa,Ornar.Nopodéissubiralasuperficie.Aquíarribahayunaborrascadetreintaycinconudos. Elmarestáturbulento.Repito:nopodéisemergeralasuperficie. Woodson asintió con la cabeza para indicar que entendía. Luego escribió algo más, mirando furtivamentedevezencuando.Elmensajedecía:«¡SospechoMunkasesinado!». HastaelrostrodeFarquar,habitualmenteinescrutable,habíapalidecido. —Ahoratendrásquedejarlosemerger—susurró. —Haréloquetengaquehacer—contestóPitt,meneandolacabezacondecisión—.Tendréquedejar aunladomissentimientos…DentrodelSafoIIhaycincohombresquetodavíavivenyrespiran.Nolos arriesgaréasubir,sóloparaperderlosbajounaoladediezmetros.No;tendremosqueaguantarhastaque amanezca,paraverloquehayaqueverenelSafoII. 41 PitthizoqueelCapricornseorientarahacialaboyaderetransmisióndeseñalesencuantoelviento amainó hasta veinte nudos. Una vez más conectaron la línea de aire que iba desde el compresor de la nave hasta el Titanic y esperaron a que el Safo II surgiera de las profundidades. Al este, el cielo comenzaba a iluminarse cuando se realizaron los preparativos finales para recibir al sumergible. Los buceadoresseaprestaronazambullirsealrededordelSafoIIparaatarloconsogasdeseguridadquele impidieran escorarse en el agitado mar; se colocaron tornos y cables para alzarlo del agua a la popa abierta del Capricorn; en la cocina de a bordo, el cocinero empezó a preparar café y un abundante desayuno para agasajar a la tripulación del sumergible cuando llegara. Una vez todo estuvo listo, los científicosymecánicospermanecieroninmóviles,temblandoalfríodelasprimerashorasdelamañana, pensandoenlamuertedeHenryMunk. Eranlasseisydiezcuandoelsumergiblesurgióentrelafuertemarejada,acienmetrosdelapopade babordelCapricorn.SeenvióuncablepormediodeunboteymenosdeveinteminutosdespuéselSafo IIeraizadoalarampadepopadeunaembarcaciónmenor.Encuantoquedóafirmadoyamarradoensu sitio,seabriólaescotillaysalióWoodson,seguidoporloscincosupervivientesdesutripulación. Woodsontrepóalacubiertasuperior,dondePittloesperaba.Teníalosojosenrojecidosdenodormir ylacarabarbudaygris,perologróesbozarunsonrisacuandoPittleentregóunhumeantejarrodecafé. —Nosésimealegromásdeverosavosotrosoalcafé—dijo. —Entumensajehablabasdeasesinato—dijoPitt,omitiendotodaformalidaddebienvenida. Woodson sorbió el café y luego miró a los hombres que levantaban el cadáver de Munk por la escotilladelsumergible. —Aquíno—dijoconvozqueda. Pittseñalósushabitaciones.Unavezcerradalapuertanoperdiótiempo. —Bien,habla… WoodsonsedesplomópesadamenteenelcamastrodePittysefrotólosojos. —Nosencontrábamosaunosveintemetrossobreelfondodelmar,cerrandolastronerasdeestribor delacubiertaC,cuandorecibítumensajesobrelacámaradetelevisión.Cuandofuiatrásparaaveriguar quépasaba,encontréaMunktendidoencubiertaconlasienizquierdaaplastada. —¿Algúnindiciodeloquecausóelgolpe? —Era evidente —respondió Woodson—. Había trocitos de piel, sangre y cabello pegados en una puntadelatapadelalternador. —NoestoyfamiliarizadoconelequipodelSafoII.¿Cómoestáinstalado? —Del lado de estribor, a unos tres metros de la popa. La tapa se eleva a unos quince centímetros sobrelacubierta,demodoqueelalternador,queestádebajo,seadefácilaccesoparasumantenimiento. —Entonces pudo haber sido un accidente. Tal vez Munk haya tropezado y caído, golpeándose la cabezaenelborde. —Podríahabersidoasí,salvoquesuspiesapuntabanendireccióncontraria. —¿Quétienenqueversuspiesconesto? —Estabanvueltoshacialapopa. —¿Y? —¿No lo entiendes? —repuso Woodson con impaciencia—. Munk debe haber caminado hacia la popacuandocayó. EnlamentedePitt,elconfusocuadroempezóadespejarse.Yviocuáleralapiezadelrompecabezas quenoencajaba. —La tapa del alternador se encuentra a estribor, de modo que Munk debía tener hundida la sien derechaynolaizquierda. —Exacto. —¿Quéorigentuvoeldesperfectoenlacámaradetelevisión? —Nohuboningúndesperfecto.Alguiencolgóunatoallasobrelalente. —¿Ylatripulación?¿Dóndesehallabacadamiembro? —Yo me ocupaba de la boca del tanque, mientras Sam Merker oficiaba de piloto. Munk había abandonado el tablero de instrumentos para ir a la montera, que está ubicada en la popa. Éramos la segundaguardia.LaprimeraincluíaaJackDonovan. —¿Unsujetorubioyjoven?¿ElingenierodeestructurasdeTecnológicaOceánica? —Elmismo.YeltenienteLeónLucas,técnicoenrescatedesignadoporlaarmada,yBenDrummer. Lostresdormíanensusliteras. —Eso no significa necesariamente que alguno de ellos haya matado a Munk —adujo Pitt—. Nadie mataenunasituaciónineludible,acuatromilmetrosdeprofundidad,sinunmotivomuygrave. Woodsonseencogiódehombros. —TendrásquerecurriraSherlockHolmes.Yosóloséloquevi. Pittsiguióindagando: —Munkpudohabersegiradoalcaer. —No,salvoquetuvieracuellodegoma,capazdedarunavueltahaciaatrásdecientoochentagrados. —Veamos otro enigma. ¿Cómo se mata a un hombre que pesa noventa kilos golpeándole la cabeza contraunapuntametálicaqueestáasóloquincecentímetrosdelsuelo?¿Balanceándoloporlostalones? Woodsonhizounademándeimpotencia. —Estábien,talvezmeconfundíyempecéavermaniacoshomicidasdondenoloshay.Diossabeque esebarcohundidoloperturbaaunodespuésdeuntiempo.Esfantasmagórico.Hubovecesenquepodría haberjuradoquevigentepasearseporsuscubiertas,apoyarseenlasbarandasymirarnos. Bostezó y fue evidente que le costaba mantener los ojos abiertos. Pitt se dirigía hacia la puerta cuandosevolvióydijo: —Serámejorqueduermasunpoco.Mástardehablaremosdeesto. No hizo falta insistir más. Woodson dormía pacíficamente antes de que Pitt llegara a la mitad del trayectohacialaenfermería. EldoctorCorneliusBaileyeraunhombreelefantino,dehombrosanchosymandíbulacuadrada.El cabellocastañoclarolellegabahastaelcuellodelachaquetaylucíaunabarbarecortadaenunelegante estiloVanDyke.Erapopularentrelosintegrantesdelastripulacionesderescateycapazdebebermás quecincodeellosjuntoscuandoestabadehumor.Susmanos,queparecíanjamones,movíanelcadáver de Henry Munk sobre la mesa de exámenes con tan poco esfuerzo como si se tratara de un muñeco de madera…,comocasiloeraenrealidad,teniendoencuentaelavanzadoestadoderigormortis. —PobreHenry—comentó—.GraciasaDiosquenoteníafamilia.Eraunhombresano.Cuandolo examinéporúltimavez,todoloquepudehacerporélfuequitarleunpocodeceradelasorejas. —¿Quépuededecirmesobresumuerte?—preguntóPitt. —Esoesobvio—repusoBailey—.Primero,undeterioromasivodellóbulotemporal… —¿Primero?¿Quéquieredecir? —Precisamenteeso,miestimadoPitt.Estehombrefuemuertodosveces.Miraesto.—Yapartandola camisadeMunkledescubriólanuca:enlabasedelcráneohabíaungranmagullónpurpúreo—.Bajola medalla oblongata, la médula espinal ha sido aplastada. Lo más probable es que haya sido con algún tipodeinstrumentoromo. —EntoncesWoodsonteníarazón…Munkfueasesinado. —¿Asesinado?Oh,sí,porsupuesto,deesonohayduda—declaróBaileycontodacalma,comosiun homicidiofueraunsucesocotidianoabordo. —Parecería entonces que el asesino atacó a Munk por la espalda y después le golpeó la cabeza contralatapadelalternadorparaaparentarunaccidente. —Esunapresunciónlógica. PittapoyóunamanoenelhombrodeBailey. —Teagradeceríaquelomantengasensecretoporuntiempo,doctor. —Seré una tumba, mis labios están sellados y todas esas tonterías. No pienses más en ello. Mi informeymitestimonioestaránaquícuandolosnecesites. Pitt sonrió al médico y salió de la enfermería, dirigiéndose a proa, donde el Safo II goteaba agua saladaenlarampa.Trepóporlaescaleradelaescotillaysedejócaerdentro.Untécnicorevisabala cámaradetelevisión. —¿Quéhaencontrado?—preguntóPitt. —Este aparato funciona bien —contestó el técnico—. En cuanto el equipo revise el casco, puede enviarelsumergiblenuevamenteabajo. —Cuantoantesmejor—dijoPitt,pasandojuntoaltécnicoparadirigirsealextremoposteriordela nave.LasangredelasheridasdeMunkyahabíasidolimpiadadelacubiertaydelatapadelalternador. LamentedePitterauntorbellino.Unsolopensamientosedesprendíadelamaraña,aunquenoeraen realidadunpensamientosinounairracionalcertezadequealgodelataríaalasesinodeMunk.Calculaba quetardaríaunahoraomás,peroeldestinofuebondadoso.Encontróloquesabíaquedebíaencontrar, antesdequetranscurrierandiezminutos. 42 —A ver si lo entiendo —decía Sandecker, indignado—. ¿Un miembro de mi equipo de rescate ha sidobrutalmenteasesinadoyustedmepidequemecrucedebrazosynohaganadamientraselasesino andalibreyasusanchas? WarrenNicholsonseremovióensusillón,incómodo,yeludiólosllameantesojosdelalmirante. —Comprendoqueesdifícilaceptartalcosa. —Esoespocodecir—gruñóSandecker—.¿Ysiseleocurrevolveramatar? —Éseesunriesgocalculadoquehemostomadoencuenta. —¿Que hemos tomado en cuenta? —repitió Sandecker—. Para usted es sencillo decirlo desde su puestoenlajefaturadelaCIA.Ustednoestáallá,encerradoenunsumergibleamilesdemetrosbajoel mar,preguntándosesielhombrequetienealladoleaplastaráelcráneo. —Estoysegurodequenovolveráasuceder—afirmóNicholson,impasible. —¿Porquéestátanseguro? —Porquelosagentesrusosnoasesinanamenosqueseaabsolutamentenecesario. —Agentesrusos…—SandeckerclavóenNicholsonunamiradadeincredulidad—.PorDios,¿qué estádiciendo? —Justamenteeso…HenryMunkfueasesinadoporunagentequetrabajaparalossoviéticos. —Nopuedesaberloconcerteza.Nohaypruebas… —Enuncientoporciento,no.EsposiblequehayasidoalguienqueodiaraaMunk.Perolosdatos indicanaunagentesoviético. —Pero¿porquéMunk?—preguntóSandecker—.Eraespecialistaeninstrumental.¿Cómoesposible quehayasidounaamenazaparaunespía? —SospechoqueMunkvioalgoquenodebióhabervistoyhuboqueacallarlo—explicóNicholson —.Yesonoesmásquelamitad,porasídecir…Mireusted,almirante,ocurrequenosólounagente ruso,sinodos,sehaninfiltradoensuoperaciónderescate. —Nomelocreo. —Nuestrooficioeselespionaje,almirante.Descubrimosestascosas. —¿Quiénesson?—quisosaberSandecker. Nicholsonseencogiódehombros. —Lo siento, no puedo decirle más. Nuestras fuentes de información revelaron que esos agentes actúanbajolosnombresclavedeSilveryGold.Peroencuantoasusverdaderasidentidades,notenemos idea. LamiradadeSandeckererasombría. —¿Ysimishombresdescubrenquiénesson? —Tengolaesperanzadequeustedcoopere,almenosporahora,ylesordeneguardarsilencioyno actuar. —Esosdospodríansaboteartodoelrescate. —Suponemosquenoseleshaordenadodestruir. —Esunalocura,unalocuratotal—murmuróSandecker—.¿Tieneideadeloquemeestápidiendo? —Elpresidentemepreguntólomismohaceunosmesesymirespuestasiguesiendolamisma.No,no latengo.Adviertoqueustedesintentanalgomásqueunsimplerescate,peroelpresidentenohacreído necesarioconfiarmelaverdaderarazóndesusacciones. —¿Yquépasasiaccedoaloquemepide?—preguntóSandecker. —Lomantendréinformadodeloquesuceda.Ycuandollegueelmomento,ledarévíalibreparaque arrestealosagentessoviéticos. Elalmirantepermanecióunmomentoensilencio.Cuandoporfinhabló,Nicholsonnotólagravedad desutono. —Estábien,colaboraré.PeroqueDiosloayudesihayalgúnaccidentetrágicouotroasesinatoallá abajo.Lasconsecuenciasseránmásterriblesdeloqueustedpuedaimaginar. 43 Coneltrajesalpicadoporunalloviznadeprimavera,MelDonnercruzólapuertadeMarieSheldon. —Quizá esto me enseñe a llevar un paraguas en el coche —dijo mientras sacaba un pañuelo para secarse. Mariecerrólapuertaylomiróconcuriosidad. —Cualquierpuertoesbuenoenunatormenta,¿verdad,guapo? —¿Perdón? —Ajuzgarporsuaspecto—continuóMarieconvozsuaveysusurrante—,necesitabauntechohasta queamainaralalluviayeldestinologuióbondadosamentehastaelmío. Donnerentrecerrólosojosuninstante,perosólouninstante.Despuéssonrió. —Disculpe,mellamoMelDonner.SoyunviejoamigodeDana.¿Estáellaencasa? —Sabíaqueundesconocidorogándomequelodejeentrareraalgodemasiadobuenoparasercieno —sonrióellaasuvez—.SoyMarieSheldon…SiénteseypóngasecómodomientrasllamoaDanayle traigounatazadecafé. —Gracias. DonnercontemplóelatractivotraserodeMariemientraséstaseencaminabahacialacocina.Llevaba unacortafaldablancadetenis,unchalecotejido,eibadescalza.Elcadenciosomeneodesuscaderas movíalafaldadeunladoaotrodemodosugerente. Pocodespuésvolvíaconunatazadecafé. —Losfinesdesemana,Danaholgazanea…Pocasvecesselevantaantesdeladiez.Subiréadecirle quesedéprisa. Mientrasesperaba,Donnerexaminóloslibrosdelosestantesjuntoalachimenea.Eraunjuegoque solíapracticar.Lostítulosdeloslibroscasinuncadejabanderevelarlelapersonalidadylosgustosde sudueño. La selección presentaba la gama habitual en una mujer soltera: había vanos libros de poesía, El profeta,elLibrodecocinadelNewYorkTimesy,comosiempre,variasnovelasgóticasybest-sellers. PeroloqueinteresóaDonnerfueladistribución.IntercaladosentreFísicadelosflujoscontinentalesde lavayGeologíadeloscañonessubmarinos,encontróExplicacióndelasfantasíassexualesfemeninas yLahistoriadeO.Ibaasacaresteúltimocuandooyóelsonidodepasosquebajabanporlaescalera.Se volvióalentrarDanaenlahabitación;ellaseadelantóyloabrazó. —Mel,esmaravillosovolveraverte. —Tienes muy buen aspecto —respondió él. Los meses de tensión y angustia habían quedado borrados.Danaparecíamástranquilaysonreíaserena. —¿Cómoestáelsolterojuerguista?¿Porquiéntehacespasarestasemanaantelaspobresmuchachas inocentes?¿Porcirujanodelcerebrooporastronauta? Donnersepalmeóelvientre. —Hearchivadoelcuentodelastronautahastaquepuedarebajarunoskilos.Adecirverdad,graciasa lapublicidadquetuscolegasestánrecibiendoporlodelTitanic,nomevamaldiciendoalasbeldades quecolmanlosbaresdeWashingtonquesoybuceadordeprofundidad. —¿Porquénolesdicessimplementelaverdad?Alfinyalcabo,siendounodelosmásdestacados físicosdelpaís,notienesnadadequéavergonzarte. —Losé,perodealgúnmododecirlaverdadeliminatodaladiversión.Además,lasmujeresadorana unamantementiroso. Ellaseñalósutaza. —¿Quieresmáscafé? —No,gracias—sonrióél;despuéssepusoserio—.Yasabesporquéhevenido… —Ya. —EstoypreocupadoporGene. —Yotambién. —Podríasvolveraél… DanasostuvolamiradadeDonner. —Túnolocomprendes.Cuandoestamosjuntosespeor. —Sintiélestáperdido. Danameneólacabeza. —Sutrabajoessuamante.Yonoeramásqueunpostedeflagelacióndesusfrustraciones.Comola mayoríadeesposas,noestoypreparadaparasoportarlaangustiaqueacompañaalainsensibilidaddeun marido sobrecargado con las tensiones de su trabajo. ¿No te das cuenta, Mel? Tuve que abandonar a Geneantesdequenosdestruyéramosmutuamente.—Danasediovueltaycubriólacaraconlasmanos; luegosecompusoconrapidez—.Siélpudierarenunciaryvolveraladocencia,todoseríadistinto. —Nodeberíadecirteesto—repusoDonner—,peroelproyectofinalizaráenunmessitodosalede acuerdoconelplan.EntoncesGenenotendránadaqueloretengaenWashington.Estarálibreparavolver alauniversidad. —Pero¿yloscontratosconelgobierno? —Terminan.Nosalistamosparaunproyectoespecíficoycuandoésteconcluya,quedaremoslibres. Entoncestodospodremosdespedirnosyvolveralclaustrodedondesalimos. —Talvezélnisiquieradeseequeyovuelva. —YoconozcoaGene—insistióDonner—.Eshombredeunasolamujer.Teestaráesperando…a menosquetengasrelacionesconotrohombre. Ellaalzólavista,sorprendida. —¿Porquélodices? —EstabacasualmenteenelrestaurantedeWebsterelmiércolesporlanoche. «¡Diosmío!»,pensóDana.UnadesuspocascitasdesdesuseparacióndeGenehabíavueltoyapara acosarla.HabíasalidoconMarieydosbiólogosdellaboratoriodecienciasdelaNUMA;unavelada cordialyapacible.Esoeratodo,nohabíapasadonada. Poniéndosedepie,miróceñudaaDonner. —Tú,Marieyhastaelpresidente,sí,todosesperáisquevuelvaderodillasaGenecomounavieja manta protectora sin la cual no puede dormir. Pero ninguno de vosotros se ha molestado en preguntar cómo me siento yo. Qué emociones y frustraciones debo afrontar. Y bien, podéis iros al infierno. Soy dueñademímisma,hagoconmividaloquemeplace.VolveréconGenecuandotengaganas,siesque vuelvo.Ysimesientodispuestaasalirconotroshombresyacostarmeconellos,queasísea. Giró sobre sus talones y, dejando a Donner, atónito y turbado, subió la escalera y entró en el dormitorio,dondesearrojóenlacama.Loquehabíadichonoeranmásquepalabras.Nuncahabríaensu vida otro hombre, y estaba segura de que algún día, pronto, volvería a él. Pero ahora brotaron las lágrimashastaquenolequedóninguna. Empotrado en una de las paredes formadas por espejos, un disco manipulado por una disc-jockey atronabaporcuatroenormesaltavoces.Lapequeñapistadebaileestabacolmadayunadensabrumade humo de cigarrillos filtraba las luces de vivos colores que estallaban en el cielo raso de la discoteca. Solo, sentado ante una mesa, Donner observaba a las parejas que se desplazaban al compás de la estruendosamúsica. Unarubiamenudaquepasabaasuladosedetuvodepronto. —¿Ustedeselquehacellover? Donneralzólavista,rióysepusodepie. —SeñoritaSheldon… —Marie—dijoellaconamabilidad. —¿Estásola? —No,soylaterceraendiscordiaenesematrimonio. Donnersiguiósuademánconlamirada,perolefueimposibledescubriraquiénsereferíaellaentre elrevoltijodelapistadebaile.ApartóunasillaparaMarie,diciéndole: —Considéreseacompañada. Pasó cerca de una camarera y Donner le gritó un pedido sobre el estrépito. Al volverse, vio que MarieSheldonloestudiabaconaprobación. —SeñorDonner,lediréqueparaserunfísiconoesustedmalparecido. —¡Caray!TeníaesperanzasdeserunagentedelaCIAestanoche. Ellasonrió. —Danamehacontadoalgunasdesustravesuras…legustaseducirachicasingenuas,¿verdad? —Nocreatodoloqueledicen.Lociertoesquesoytímidoeintrovertidoconlasmujeres. —Oh,¿deveras? —Puessí—insistióélmientrasleencendíaelcigarrillo—.¿DóndeestáDanaestanoche? —Muyastutodesuparte.Tratadesonsacarmeporsorpresa… —Enrealidad,no.Sóloque… —Aunque no es asunto suyo, Dana se encuentra en este momento en un barco, en alguna parte del AtlánticoNorte. —Unasvacacionesleharánbien. —Usted sí sabe extraerle información a una pobre muchacha —comentó Marie—. Sólo para que consteypuedatransmitírselaasucompincheGeneSeagram,Dananoestádevacaciones,sinooficiando demadrinadeunregimientodecorresponsalesquepidieronestarpresentescuandosereflotealTitanic, lasemanaqueviene. —Supongoquemelohebuscado. —Siempremeimpresionaunhombrequeadmitesuserrores—declaróella,mirándoloconburlona diversión—.Bien,¿porquénomeseduce? Donnerfruncióelentrecejo. —¿Acasonoeslarecatadadoncellalaquedebedecir:«Pero,señor,siapenasloconozco»? Ellaletomólamanoysepusodepie. —Vamos,pues… —¿Puedopreguntarleadónde? —Asucasa—dijoellacontraviesasonrisa. —¿Amicasa?—EraevidentequetodoestabaocurriendocondemasiadaceleridadparaDonner. —Claro. Tenemos que hacer el amor, ¿no? ¿De qué otro modo pueden llegar a conocerse dos personasquesehancomprometidoparacasarse? 44 Arrellanadoensuasiento,PittcontemplabadistraídamenteelpaisajeruraldeDevonquesedeslizaba ante la ventanilla del tren. En Dawlish, los rieles bordeaban la costa. Alcanzó a ver en el canal una flotilla de barcas pesqueras que se hacían a la mar. Pronto una fina llovizna mojó los cristales enturbiandosuvisión,demodoquevolviódenuevoalarevistaqueteníaenlasrodillas,cuyaspáginas hojeó. Sidosdíasantesalguienlehubieradichoquesetomaríaunalicenciatemporaldelaoperaciónde rescate, lo habría creído estúpido. Y si alguien le hubiera sugerido que viajaría a Teignmouth, Devonshire, un pintoresco pueblito turístico de 12 260 habitantes situado en la costa sudeste de Inglaterra,paraentrevistaraunancianomoribundo,lohabríacreídochiflado. Tenía que agradecer al almirante James Sandecker esa peregrinación. Así lo había llamado exactamenteelalmirantealordenaraPittquevolvieraalcuartelgeneraldelaNUMA,enWashington. UnaperegrinaciónhaciaelúltimotripulantedelTitanicqueaúnvivía. —De nada sirve seguir discutiendo —afirmó Sandecker de modo inequívoco—. Irá usted a Teignmouth. —Estoesunalocura.—Pittsepaseabanerviosamente,esforzándosepormantenerelequilibriotras losmesesdeincesantebamboleoenelCapricorn—.Meordenavolveratierraenunmomentodecisivo del rescate y me dice que llevo a bordo dos agentes rusos, cuya identidad se ignora, que tienen carta blancaparaseguirasesinandoamitripulaciónbajolaprotecciónpersonaldelaCIA.Después,sinmás, meordenaquevayaaInglaterraarecogereltestimoniodeunviejoinglésensulechodemuerte. —Ocurrequeese«viejoinglés»eselúnicotripulantedelTitanicquenoestásepultado. —Pero¿ylaoperaciónderescate?—insistióPitt—.Lascomputadorasindicanqueelcascopodría separarsedelfondoencualquiermomentodespuésdelaspróximassetentaydoshoras. —Tranquilícese,Dirk.MañanaalanochecerpodráestardevueltaenelCapricorn. Hay tiempo de sobraantesdelgranacontecimiento.Mientrastanto,RudiGunnpuederesolvercualquierproblemaque surjadurantesuausencia. —Nomeofreceustedmuchasalternativas—dijoPitt,aceptandosuderrotaconunademán. Sandeckersonrióconbenevolencia. —Séloqueestápensando…queustedesindispensable.Puesledaréunanoticia.Esequetieneallá eselmejorequipoderescateenelmundo.Confíoenquedealgúnmodopuedansalirdelpasosinusted durantelaspróximastreintayseishoras. Pittsonrió,perosuexpresiónnoeradebuenhumor. —¿Cuándodebopartir? —EnelhangardelaNUMA,enDulles,loesperaunaviónLearquelollevaráaExeter.Desdeallí puedellegaraTeignmouthentren. —¿Despuésleinformoaustedaquí,enWashington? —No,puedeinformarmeenelCapricorn. Pittalzólavista. —¿EnelCapricorn? —Sinduda.Sóloporqueusteddescansaenlacampiñainglesa,noesperaráquemepierdaelnuevo génesisdelTitanicsiacasodecidesubirantesdeloprevisto,¿verdad? Elalmirantesonriómaliciosamente.Podíadarseeselujo,yaqueapenaslograbacontenerlarisaante laactitudafligidaycabizbajadePitt. Enlaestaciónferroviaria,Pitttomóuntaxiquelocondujoporunestrechocaminojuntoalestuario del río hasta una casita de campo con vistas al mar. Pagó al taxista, traspuso una verja cubierta de enredaderasyrecorrióunaveredabordeadaderosales.Asullamadaacudióunajovendecautivadores ojos color violeta, enmarcados por una bien peinada cabellera roja, y con una suave voz en la que se advertíaunleveacentoescocés. —Buenosdías,señor. —Buenosdías—dijoél,conunaligerainclinacióndelacabeza—.MellamoDirkPitty… —Ah,sí.EltelegramadelalmiranteSandeckeranunciabasullegada.Pase,porfavor.Elcomodorolo espera. Vestía una blusa blanca bien planchada y un jersey verde, de lana, con falda a juego. Pitt la siguió hastalasaladelacasa.Éstaeramuycómodayacogedora;unfuegoardíavivazenlachimenea,ysiPitt no hubiera sabido que el dueño de casa era un marino jubilado, podría haberlo adivinado por el decorado.Modelosdebarcosllenabancadaestantedisponible,mientrasquelascuatroparedesestaban adornadasconreproduccionesenmarcadasdenavesfamosas.FrentealaventanaquedabaalCanalse había instalado un gran telescopio de bronce y en un rincón de la habitación, un timón de barco, cuya maderarelucíaporhabersidolustradaamanodurantehoras,parecíaesperarquealgúnolvidadotimonel lahicieragirar. —Parecehaberpasadounanochemuyincómoda—comentólajoven—.¿Quiereundesayunoligero? —Porcortesíadeberíarechazarsuinvitación,peromiestómagoinsisteenqueacepte. —Losnorteamericanossonfamososporsubuenapetito.Mehabríadesilusionadosihubieserotoesa leyenda. —Entalcaso,haréloposibleporhonrarlatradiciónyanqui,señorita… —Discúlpeme;soySandraRoss,bisnietadelcomodoro. —Entiendoqueustedlocuida… —Cuandopuedo.SoyasistentedevueloenAerolíneasBristol.Cuandovuelo,unavecinaseocupade él. —Con un ademán le indicó un pasillo—. Será mejor que hable con mi bisabuelo mientras preparo algo de comer. Está muy viejo, pero se muere por oír… está ansioso por oír todo lo referente a sus intentosdereflotarelTitanic. Golpeósuavementeunapuertaylaentreabrió. —Comodoro,elseñorPittestáaquí. —Puesqueentre—contestóunavozronca—,antesdequemevayaapiquecontraelarrecife. LajovensehizoaunladoyPittentróenlahabitación. El comodoro retirado sir John L. Bigalow, que estaba sentado en una cama parecida a una tarima, estudióaPittconojosdeunazulprofundo,ojosqueteníanlaensoñacióndeotraépoca.Laspocashebras decabelloquecubríansucabezaerantotalmenteblancas,aligualquesubarba,ysucarateníaelaspecto rubicundoycurtidodeunmarinoveterano.Vestíaunandrajosojerseysobrealgoqueparecíauncamisón dickensiano.Tendióasuvisitanteunamanocorreosa,tanfirmecomounaroca. Pittlatomó,maravillándosedelafuerzaconqueestrechabalasuya. —Esunverdaderohonor,comodoro.HeleídoconfrecuenciasuheroicaperipeciaenelTitanic… —Tonterías—rezongóelanciano—.Fuitorpedeadoyquedéaladerivaenambasguerrasmundiales ynadiemepreguntaporotracosaqueporlanochedelTitanic.—Señalóunasilla—.Nosequedeallíde piecomounjovenzuelolampiñoensuprimerasalidaalmar.Siéntese. Pittobedeció. —Ahora, hábleme del barco. ¿Qué aspecto tiene después de tantos años? Cuando servía en él era joven,perotodavíarecuerdotodassuscubiertas. Delbolsillodesuchaqueta,PittsacóunsobreconfotografíasqueofrecióaBigalow. —Quizáéstaspuedandarlealgunaideadesuestadoactual.Fuerontomadashaceunassemanaspor unodenuestrossumergibles. El comodoro Bigalow se colocó unos anteojos para leer y estudió las fotos. Un reloj de barco instaladojuntoallechomarcóvariosminutosmientraselviejomarinoseperdíaentrelosrecuerdosde otraépoca.Porfinlevantólavista,melancólico. —Esebarcoeramuyespecial,sí.Yolosé.Naveguéentodos:elOlympic, el Aquitania, el Queen Mary…Ciertoqueerancomplejosymodernosparasuépoca,peronisiquieraseacercabanalesmeroy la artesanía que había en los accesorios del Titanic: su magnífico artesanado y sus maravillosos camarotes.Sí,laverdadesquetodavíacautiva. —Suembrujoaumentaconlosaños—admitióPitt. —Mire—exclamóelanciano,entusiasmado,mientrasseñalabaunafoto—,aquíjuntoalventilador debabor,encimadeloscamarotesdelosoficiales.Allíestabayocuandoelmarsehundióbajomispies ymeviarrastradoalasaguas.—Laslargasdécadastranscurridasparecieronevaporarsedesurostro—. Oh,elmarestabafríoesanoche. Durante los diez minutos siguientes contó cómo había nadado en las heladas aguas; cómo había encontradomilagrosamenteuncaboquelocondujoaunbotesalvavidasvolcado;describiólaespantosa masadegentequeforcejeaba;loslastimerosgritosquehoradabanelairenocturnoyluegoseextinguían lentamente;laslargashorasquehabíapasadoaferradoalaquilladelbote,acurrucadoparaprotegerse del frío junto con otros treinta hombres; la alegría cuando el crucero Carpathia, apareció a la vista y efectuóelrescate.PorúltimosuspiróymiróaPittporencimadesusanteojos. —¿Loaburro,señorPitt? —De ningún modo. Escuchando a alguien que realmente vivió ese acontecimiento me parece casi vivirloyomismo. —Entonces le contaré otra cosa —anunció Bigalow—. Hasta ahora nunca hablé con nadie de mis últimosminutosantesdehundirseelbarco.Nuncamencionéunapalabraenningunodelosinterrogatorios quesemehicieronacercadelnaufragio;nienlaindagaciónsenatorial,nieneltribunaldeinvestigadores británico.Tampocorevelénadaalosperiodistasoescritoresqueeternamentepreparabanlibrossobrela tragedia.Usted,señor,eselprimeroyseráelúltimoenoírlodemislabios. Treshorasmástarde,PittsehallabaeneltrendevueltaaExeter;noestabacansadonidesgastado. Sentía,sí,unaespeciedeexcitación.ElTitanic,juntoconelextrañoenigmaencerradoenlabóvedadela bodega de cargamento número 1, cubierta G, lo atraía ahora más que nunca. ¿Southby?, se preguntaba. ¿QuéteníaqueverSouthbyentodoaquello?Quizápordecimoquintavez,contemplóelpaquetequele habíadadoelcomodoroBigalow.YnolamentabahaberidoaTeignmouth. 45 EldoctorRyanPrescott,jefedelCentrodeHuracanesdelaNUMAenTampa,Florida,habíatenido toda la intención de volver a casa temprano por una vez y pasar una velada tranquila con su mujer, jugando a los naipes. Pero faltaban diez minutos para la medianoche y todavía estaba en su escritorio, contemplandofatigadounasfotografíastomadasporsatélite. —Enelmomentoenquecreemossabertodoloquesepuedesabersobrelastormentas—dijocon irritación—,saleunadelanadayrompeelmolde. —Unhuracánenplenomayo—replicósuayudante,unamujer,entrebostezos—.Síqueesalgodigno defigurarenlosregistros. —Pero¿porqué?Laépocadeloshuracanesseextiendehabitualmentedejulioaseptiembre.¿Qué provocóqueéstesematerializaradosmesesantes? —Nomeloexplico—repusolamujer—.¿Haciadóndepiensaquesedirigenuestropana? —Esdemasiadoprontoparapredecirloconcerteza—declaróPrescott—.Sunacimientosiguiócon bastanteexactitudlaspautasnormales:unavastazonadebajapresión,alimentadaporairehúmedoque giraensentidocontrarioaldelasagujasdelrelojdebidoalarotacióndelatierra.Peroaquíterminala semejanza.Porlogeneral,unatempestaddecuatrokilómetrosdefrentetardadías,avecessemanasen acumularse.Éstaloconsiguióenmenosdedieciochohoras. Prescott suspiró, abandonó su escritorio y se dirigió a un gran mapa mural. Consultó un anotador cubiertodegarabatosqueindicabanlaposiciónconocida,condicionesatmosféricasyvelocidad.Luego comenzó a trazar un trayecto hacia el oeste desde un punto situado a ciento cincuenta kilómetros al norestedeBermuda,untrayectoquegradualmentesecurvabahaciaelnorte,endirecciónaTerranova. —Hastaqueelhuracánnosdéunindiciodesucursofuturo,nopuedohacermás.—Hizounapausa, comosiesperaraconfirmación.Comonolaobtuvo,preguntó—:¿Ustedloveasí? Alnorecibircontestacióntodavía,sevolviópararepetirlapregunta,peronollegóapronunciarlas palabras. Su ayudante se había quedado dormida con la cabeza apoyada en los brazos, encima del escritorio.Lasacudiósuavementeporelhombrohastaqueabriósusojosverdes,pestañeando. —Nada más podemos hacer aquí —le dijo con suavidad—. Vamos a casa, a dormir. —Miró con cautela el mapa mural—. Es probable que sea un fenómeno excepcional, uno entre mil, y antes de la mañanasedisiparáyseconvertiráenunatormentamenor,localizada. Aunquehablóconciertaautoridad,sutononoexpresabaconvicción. Lo que no advirtió fue que la línea que en el mapa representaba el curso predicho por él para el huracán,pasabaprecisamentesobre41°46'nortepor50°14'oeste. 46 De pie en el puente del Capricorn, el comandante Rudi Gunn observaba una diminuta mancha azul que, al oeste, se materializaba desde el cielo, despejado como un diamante. Durante unos minutos la mancha pareció pender allí, sin cambiar de forma ni aumentar de tamaño; un punto azul oscuro suspendido sobre el horizonte y que después, casi de pronto, se agrandó y tomó la forma de un helicóptero. Gunnsedirigióalapequeñapistadeaterrizajesituadaenproa,dondesedetuvoaesperarmientrasel aparatoseacercabaydescendíasobrelanave.Treintasegundosmástarde,tocabalapistadeaterrizaje, seapagabaelgemidodelasturbinasylaspaletassedeteníanlentamente. ElcomandanteseacercóaltiempoqueseabríalaportezuelaysalíaPitt. —¿Buenviaje?—preguntóGunn. —Interesante—replicóPitt. PittadvirtiólafatigaenelrostrodeGunn.Teníalosojosrodeadosdetensasarrugasyunaexpresión sombría. —ParecesunchicoaquienacabaranderobarlesusregalosdeNavidad,Rudi.¿Quéproblematienes? —ElsumergibledelapetroleraUrano,elDeepFathom…Haquedadoatrapadoenelbarcohundido. Pittguardósilenciounmomento.Después. —¿YelalmiranteSandecker? —Estableció su jefatura en el Bomberger. Como era la embarcación auxiliar del Deep Fathom, le pareciómejorconducirlamisiónderescatedesdeallíhastaturegreso. —Dicesera,comosidierasporperdidoelsumergible. —Lacosanotienebuenaspecto.Venytepondréaltantodelosdetalles. EnlasaladeoperacionesdelCapricornreinabaunambientedetensiónydesesperanza.Giordino, tansociablehabitualmente,selimitóasaludaraPittconunmovimientodelacabeza.Porelmicrófono, BenDrummerhablabaconlatripulacióndelDeepFathom,alentándolaconundesplieguedeanimosidad y optimismo forzados que su mirada de temor desmentía. Rick Spencer, el maquinista del equipo de operaciones de rescate, observaba concentrado los monitores de televisión. Los demás presentes en la salacumplíansustareassilenciososypensativos. Gunncomenzóaexplicarlasituación: —Doshorasantesdelafijadaparaascenderycambiardetripulación,elDeepFathom, conducido porlosmaquinistasJoeKiel,TomChávezySamMerker… —MerkerestuvocontigoenlaexpediciónalacorrienteLorelei—interrumpióPitt. —YtambiénMunk—asintióGunn—.Sediríaquesomosunatripulaciónmaldita. —Continúa. —EstabaninstalandounaválvuladepresiónaestribordelosdelcastillodeproadelTitaniccuando lapopadelsumergiblerozócontraunagrúadecarga.Lossoportescorroídosserompieron,soltándose,y la torre de la grúa cayó sobre los tanques de flotación, rompiéndolos. Más de dos toneladas de agua brotaronporlaabertura,aprisionandoalsumergibleenelbarconaufragado. —¿Cuántohacequeocurrió?—inquirióPitt. —Unastreshorasymedia. —¿Por qué esa lobreguez, entonces? Os comportáis como si no quedara ninguna esperanza de salvación. El Deep Fathom lleva en su sistema de reserva oxígeno suficiente para mantener a tres hombrespormásdeunasemana.TiempodesobraparaqueelSafoIyelSafoIIsueldenlostanquesde aireybombeenelagua. —Noestansencillo—dijoGunn—.Tenemossóloseishoras. —¿Cómohascalculadoesemargendeseishoras? —Dejélopeorparaelfinal—explicóGunn,mirandoaPittconexpresiónsombría—.Elimpactode la grúa, al caer, agrietó una juntura soldada en el casco del Deep Fathom. No es más que un pequeño orificio, pero a esa profundidad la enorme presión deja filtrar agua en la cabina a una velocidad de veintelitrosporminuto.Esunmilagroquelajunturanohayareventado,destruyendoelcascoyhaciendo papillaaesospobrestipos.—Señalóconlacabezaelrelojquehabíasobreeltablerodelacomputadora —.Sóloquedanseishorasantesqueelaguallenelacabinayseahoguentodos…ynopodemoshacer nadaparaevitarlo. —¿Porquénotaponarlagrietadesdefueraconmojacero? —Esmásfácildecirloquehacerlo.Nopodemosalcanzarla.Laparteagrietadadelafisuradelcasco estáapretadacontraelmamparodelcastillodeproa.Elalmiranteenvióalosotrossumergibles,conla esperanza de que sus potencias combinadas pudieran mover al Deep Fathom lo suficiente como para llegaryreparareldaño.Fueinútil. Sentándoseenunasilla,Pittcogióunlápizyempezóatomarnotasenunbloc. —ElSeaSlugestáprovistodeequipoparaserrar.Sipudieraatacaralagrúa… —Negativo.—Gunnmeneólacabezaconfrustración—.Durantelaoperaciónderemolquerompióel brazo manipulador del Sea Slug. Ahora está en la cubierta del Modoc y los muchachos de la armada dicenqueesimposiblerepararloatiempo.—Gunngolpeóconelpuñolamesadelosmapas—.Nuestra última esperanza era el torno del Bomberger. Si hubiera sido posible sujetar un cable a la grúa, podríamoshaberlalevantadodelsumergible. —Findelrescate—comentóPitt—.ElSeaSlugeselúnicodenuestrossumergiblesequipadoconun brazomanipuladorysinélnohaymododeengancharconelcable. Gunnsefrotólosojos,fatigado. —Después de haber dedicado miles de horas al proyecto y construcción de todos los sistemas de seguridad concebibles y a calcular procedimientos rápidos de emergencia para toda contingencia predecible,surgeloimprevistoynosdaungolpebajoconunaccidentemásalládetodaprobabilidad, conelcuallascomputadorasnocontaron. —Lascomputadorasnosonmejoresquelosdatosconqueselasalimenta—señalóPitt. LuegoseacercóalaradioycogióelmicrófonoqueempuñabaMerker. —DeepFathom,aquíPitt… —Me alegro de oír otra vez tu alegre voz. —Por el altavoz, Merker parecía tan sereno como si hablaraporteléfonodesdesuhogar—.¿Porquénobajasyformamosuncuartetoparaelbridge? —No es mi juego preferido —respondió Pitt con naturalidad—. ¿Cuánto tiempo falta para que el aguallegueavuestrosacumuladores? —Alavelocidadconquesube,unosquinceoveinteminutos. PittsevolvióhaciaGunnparadecirleloquenohacíafaltadecir: —Cuandoselemojenlosacumuladores,quedaránincomunicados. Gunnasintióconlacabeza. —ElSafoIIsehaquedadoahacerlescompañía.Escasitodoloquepodemoshacer. Pittpulsódenuevoelbotóndelmicrófono. —Merker,¿quéhaydelsistemadesupervivencia? —¿Qué sistema de supervivencia? Dejó de funcionar hace media hora. Subsistimos a base de mal aliento. —Osenviaréchiclesdeclorofila. —Queseapronto…Chávezpadecedehalitosisaguda—bromeóMerker,encuyotonosurgióluego un dejo de vacilación—. Si sucede lo peor y no volvemos a veros más, por lo menos aquí abajo estaremosenbuenacompañía. LabruscaalusióndeMerkeralosmuertosdelTitanichizopalidecerunpocomásatodoslosque estabanenlasaladeoperaciones;mejordicho,atodosmenosaPitt.Éstepulsóelbotóntransmisor. —Quieroquedejéiselbarcolimpio…Talvezqueramosvolverautilizarlo—dijo. FueinteresanteverlareacciónanteelcomentariodePitt,aparentementeinsensible.Giordino,Gunn, Spencerylosdemásselimitaronamirarloextrañados.SóloDrummermostróunaexpresióndeira. PitttocóelhombrodeRicitos,elradiotelegrafista. —PóngameconelalmirantedelBomberger,peroutiliceotrafrecuencia. Ricitosalzólavista. —¿NoquierequelooiganlosdelDeepFathom? —Loquenosepannolesharádaño—dijoPittconfrialdad—.Yahoradeseprisa… Instantesmástarde,lavozdeSandeckerretumbabaenelaltavoz. —Capricorn,aquíelalmiranteSandecker… —AquíPitt,almirante. Sandeckernoperdiótiempoencortesías. —¿Conoceustedlasituaciónquesenospresenta? —Gunnmelahaexplicado—repusoPitt. —Entoncessabequehemosagotadotodaslasposibilidades.Eltiempoeselenemigo.Sipudiéramos retrasarloinevitablediezhorasmás,tendríamosciertaprobabilidaddesalvarlos. —Sí,losé.Losriesgossonmuchos,peromatemáticamenteesposible. —Estoydispuestoaescucharsugerencias—dijoelalmirante. Pittvaciló. —Paraempezar,nosolvidamosdelDeepFathomporahorayencauzamosnuestrasenergíasenotra dirección… Drummerseacercó. —¿Qué está diciendo, Pitt? ¿Qué pasa aquí? ¿Nos olvidamos del Deep Fathom? —exclamó con crispación—.¿Estáloco? Pittlodetuvoconunasonrisa. —Eslaúltimajugada,Drummer.Vosotrosfracasasteis.Puedequeseaundondivinoenelmundodel salvamentomarítimo,perocomofuerzaderescatesoisunapesadilladeaficionados.Lamalasuertese sumóaloserroresyahoraosquedáissentados,gimiendo.Peronotodoestáperdido.Vamosacambiar lasreglasdeljuegoysacarelDeepFathomalasuperficieantesdellímitedeseishoras,elcual,simi relojnomiente,sehareducidoyaacincohorascuarentaytresminutos. GiordinomiróaPitt. —¿Locreesdeverasposible? —Sí,locreo. 47 Los ingenieros de estructura y los científicos marinos se apretujaban en pequeños círculos, mascullandomientrasmovíanfrenéticamentesusreglasdecálculodeunladoaotro.Devezencuando, uno de ellos iba hasta las computadoras y consultaba datos. Sentado tras un escritorio, el almirante Sandecker,reciénllegadodelBomberger,aferrabaunjarrodecaféymeneabalacabeza. —Estonuncaquedaráescritoenlostextossobresalvamento—murmuraba—.Hacersaltarunbarco hundidodelfondoconexplosivos…Diossanto,esunalocura. —¿Quéotraalternativanosqueda?—inquirióPitt—.SilogramosarrancaralTitanic del barro, el DeepFathomsaldráconél. —Laideaesdescabellada—murmuróGunn—.Laconclusiónnoharámásqueensancharlajuntura agrietadaenelcascodelsumergibleyprovocarunaimplosióninstantánea. —Talvezsí,talvezno—repusoPitt—.Peroaunquetalcosaocurriera,probablementeserámejor queMerker,KielyChávezmueraninstantáneamenteaplastadosporelmarantesquesufrirlaagoníade unaasfixialenta. —¿YquépasaconelTitanic?—insistióGunn—.Podríamosperdertodoaquelloporloquehemos trabajadotantosmeses. —Anótelocomoriesgocalculado—adujoPitt—.LaestructuradelTitanicesmásfuertequeladela mayoríadebarcosenactividad.Susbaos,trabes,mamparosycubiertasseconservantansólidoscomola nocheenquesehundió.Laviejanaveescapazdesoportarcualquiercosaquelehagamos. —¿Creesinceramentequedaráresultado?—preguntóSandecker. —Locreo… —Podríaprohibirlehacerlo.Ustedlosabe. —Losé—repusoPitt—.Cuentoconqueustedmedejeactuarhastalajugadafinal. Sandeckersepasóunamanoporlosojos,luegosacudiólacabezalentamente,comoparadespejarla. Porúltimodijo: —Estábien,Dirk,lodejoensusmanos. Pittasintióconlacabezaysealejó. Quedabansólocincohorasydiezminutos. Doskilómetrosymediomásabajo,lostresocupantesdelDeepFathom,solosyconfríoenunmedio lejano y despiadado, observaban cómo el agua trepaba por las paredes de la cabina centímetro a centímetro hasta inundar el circuito principal y poner en cortocircuito los instrumentos, dejando en tinieblas el interior de la cabina. Entonces comenzaron a sentir en serio la mordedura del agua casi helada que se arremolinaba alrededor de sus piernas. Inmóviles, temblando bajo el tormento de una muertesegura,seguíanalimentandounachispadeesperanza. —Encuantolleguemosarriba—murmuróKiel—,metomaréundíalibreynomeimportaquiénse entere. —¿Quéhasdicho?—preguntóChávezenlaoscuridad. —Quemedespidansiquieren,peromañanavoyadormir. ChávezbuscóatientaselbrazodeKiel,queapretóconbrusquedad. —¿Quéinsensatecesdices? —Cálmate —intervino Merker—. Detenido el bombeo de oxígeno, la acumulación de dióxido de carbonoloestáafectando…Tambiényoempiezoasentirmeunpocomareado. —Encima, aire viciado —rezongó Chávez—. Si no nos ahogamos, seremos aplastados cuando reviente el casco; y si no quedamos triturados como cáscaras de huevo, nos asfixiaremos en nuestro propioaire.Nuestrofuturonosepresentanadaprometedor. —Has olvidado el frío —agregó sarcásticamente Merker—. Si no salimos de esta agua helada, no nosquedaráningunadelasotrastresposibilidades. Kiel,ensilencio,dejóqueChávezloempujarahastalaliterasuperior.DespuésChávezlosiguióyse sentóenelborde,conlospiescolgando. Abriéndosepasoenelaguaquelellegabaalaingle,Merkerseacercóalaportilladelanteraymiró fuera.SóloalcanzóaverelperfildelSafoII, rodeado por un halo, a través del brillo cegador de sus faros. Aunque la otra nave estaba apenas a tres metros de distancia, nada podía hacer por el Deep Fathommientrasambasestuvieranrodeadasporlaimplacablepresióndelabismo.«Mientrassigaallí —pensó Merker—, quiere decir que no nos dan por perdidos». El hecho de no estar solos le daba consuelo.Aunquenolesservíademucho,eratodoloquetenían. A bordo del barco de aprovisionamiento Alhambra, cámaras de las tres redes de televisión principales,arrastradosporlaagitadamareadelaexpectativa,seesforzabanfebrilmenteporponeren acción sus equipos. En todo el espacio disponible junto a la barandilla de estribor, los cronistas observaban a través de binoculares, con hipnótica concentración, al Capricorn, que flotaba a dos kilómetros de distancia. Entretanto, los fotógrafos apuntaban sus teleobjetivos a la superficie del agua que separaba las dos naves. Atrapada en un rincón de una improvisada sala de periodistas, Dana Seagram,conloshombroscubiertosporunachaquetadeabrigo,enfrentabasintitubeosaunadocenade periodistas,provistosdegrabadoras. —SeñoraSeagram,¿esverdadqueelintentodereflotaralTitanictresdíasantesdelafechafijada es,enrealidad,unúltimoesfuerzoporsalvarlavidadeloshombresatrapadosalláabajo? —Noesmásqueunaentrevariassoluciones—replicóDana. —¿Debemosentenderquetodoslosdemásintentoshanfallado? —Hubocomplicaciones—admitióDana. Dentrodeunbolsillodelachaqueta,Danaretorcíanerviosamenteunpañuelo.Loslargosmesesde discusiónconlosrepresentantesdelaprensa,hombresymujeres,comenzabanasurtirsuefecto. —UnavezinterrumpidalacomunicaciónconelDeepFathom,¿cómopuedentenerlacertezadeque latripulaciónsigueconvida? —Losdatosproporcionadosporlascomputadorasnosaseguranquesusituaciónnosevolverácrítica hastadentrodecuatrohorascuarentaminutos. —¿CómopiensalaNUMAtraeralTitanicalasuperficiesinohaterminadodeinyectarelproducto químicoelectrolíticoenelcienoquerodeaelcasco? —Nopuedocontestaraeso—repusoDana—.EnsuúltimomensajedesdeelCapricorn,elseñorPitt selimitabaadeclararqueenlaspróximashorasibanalevantarelbarcohundido.Noofrecíadetallesen cuantoalmétodo. —¿Ysiesdemasiadotarde?¿SiKiel,ChávezyMerkeryahanmuerto? LaexpresióndeDanasetornórígida. —Noestánmuertos—exclamóconlosojosllameantes—.Yelprimerodeustedesquetransmitaun rumortancrueleinhumanoantesdequeseaunhechodemostrado,serábotadodeestebarcoapuntapiés. Tras un momento de muda sorpresa ante el súbito despliegue de cólera de Dana, los periodistas comenzaron a bajar lenta y silenciosamente sus micrófonos y a dispersarse, dirigiéndose a la cubierta exterior. RickSpencerextendióunpapelgrandesobrelamesademapasylosujetóconvariastazasdecafé semivacías.EraundiagramaaéreoquerepresentabaalTitanicysuposiciónrespectodelsuelomarino. Conunlápizempezóaseñalarconcrucesvariospuntosenelcasco. —Segúnlosdatosdelascomputadoras—explicó—,instalamosochentacargas,conquincekilosde explosivoscadauna,enestospuntosclavedelsedimentoquerodeaelcascodelTitanic. Sandeckerseinclinósobreeldiagrama,examinandolascrucesconlamirada. —Veoquelashandistribuidoentreshilerasacadalado. —Asíes,señor—contestóSpencer—.Lashilerasexterioreshansidocolocadasasesentametros;las del medio, a cuarenta, y las hileras internas a sólo veinte metros del barco. Detonaremos primero la hileraexteriordeestribor.Ochosegundosmástarde,haremosestallarlahileraexteriordebabor.Ocho segundosmásyrepetimoselprocedimientoconlashilerasintermedias,yasísucesivamente. —Es más o menos como balancear de un lado a otro un automóvil atascado en el barro —señaló Giordino. Spencerasintióconlacabeza. —Sepodríadecirqueésaesunacomparaciónexacta. —¿Porquénoarrancarladelcienoconunaviolentaexplosión?—preguntóGiordino. —Podría bastar con una sacudida brusca, pero los geólogos prefieren olas de shock separadas y superpuestas.Loquetratamosdelograresvibración… —¿Tenemoslosexplosivos?—inquirióPitt. —ElBombergerllevacasiunatoneladaparafinesdeinvestigaciónsísmica—replicóSpencer—.En losdepósitosdelModochaydoscientoskilosparautilizarenrescatessubmarinos. —¿Bastaráconeso? —Con ciento cincuenta kilos más habríamos tenido un margen de éxito más seguro —admitió Spencer. —En un reactor se lo podría haber traído de tierra firme y arrojado desde el aire —sugirió Sandecker. Pittmeneólacabeza. —Cuandollegaranlosexplosivos,yaseríademasiadotarde. —Entalcaso,serámejorquenosdemosprisa—dijoSandecker—.Tenemosunlímitemuypreciso… —SevolvióhaciaGunn—.¿Cuándopuedenestarcolocadoslosexplosivos? —Encuatrohoras—respondióPittsinvacilar. Sandeckerentrecerrólosojos. —Nosquedarámuypocotiempo.Nadamásquecatorceminutos. —Loconseguiremos—declaróGunn—.Sinembargo,hayuninconveniente… —¿Cuáles?—preguntóSandeckerconimpaciencia. —Haránfaltatodoslossumergiblesquetengamosenfuncionamiento. —EsosignificaretiraralSafoIIdesuposiciónjuntoalDeepFathom—observóPitt—.Esospobres desgraciadosdealláabajocreeránquelosabandonamos. —Nohayotramanera—dijoGunn,impotente—.Simplementenohayotramanera. Merkerhabíaperdidotodanocióndeltiempo.Mirófijamentelaesferaluminosadesureloj,perono logróenfocarlosojosenlosbrillantesnúmeros.Sepreguntócuántohacíaquelagrúahabíacaídosobre los tanques de flotación del sumergible: ¿cinco… diez… un día? Tenía la mente lerda y confusa. No podíahacerotracosaquepermanecerallísinmoverunmúsculo,respirandodemodosuperficialylento, ocupandoaparentementetodaunavidaencadaaliento.Gradualmenteadvirtióunmovimiento. TendióunamanoytocóenlaoscuridadaKielyChávez,peroéstosnoemitieronningúnsonidoni tuvieronningunareacción;sehabíansumidoenunestuporletárgico. Entonceslovolvióacaptar:eraalgoínfimo,peroperceptible,quenoestabadondeteníaqueestar.El cerebrolefuncionabacomoinmersoenmelaza.Peroalfinlocomprendió. Salvoporelimplacableascensodelagua,nohabíacambios,nohabíasignosdemovimientofísico dentrodelacabinaqueseinundaba;eraelángulodelaluzlanzadaporlosfarosdelSafoIIatravésde lasportillasdelanterasloquesehabíaatenuado. Desde la litera, se dejó caer en el agua, que ahora le llegaba al pecho, y casi como una pesadilla avanzótrabajosamentehacialosportalonessuperioresdelanterosparaatisbarlasprofundidadesquelos rodeaban. Deprontosussentidosentumecidosfueronpresadeunmiedocomonuncahabíaconocidoantes.Sus ojos se dilataron por el asombro y se pusieron acuosos; las manos se le crisparon de impotencia y desesperación. —¡Diossanto!—exclamó—.¡Nosabandonan!¡Nosdanporperdidos! Sandecker dio vueltas entre sus dedos al cigarro que acababa de encender y siguió recorriendo la cubiertadeunladoaotro.Alverqueelradiotelegrafistalevantabaunamano,elalmirantevolviósobre suspasosyseleacercó. —ElSafoIinformaquehaterminadodecolocarlascargas,señor—dijoRicitos. —Dígalesquesubanlomásrápidoquepuedan.Cuantomásaltollegue,menorserálapresiónsobre sucascocuandoseproduzcalaexplosión—dijoelalmirante,dirigiéndoseluegoaPitt,queobservaba conmiradaatentaloscuatromonitorescuyascámarasyreflectoressehallabanmontadosenposiciones estratégicasalrededordelasuperestructuradelTitanic—.¿Quétalsepresenta? —Hastaahoravabien—repusoPitt—.Siloscierresdemojaceroapresiónresistenlaconcusión, tendremosalgunaprobabilidaddeéxito. Sandecker contempló las imágenes en color y arrugó el entrecejo al ver surgir grandes chorros de burbujasdelcascodelanave. —Estáperdiendomuchoaire—comentó. —Espresiónexcesivaqueescapaporlasválvulasdeseguridad—dijoPittconvozinexpresiva—. De los bombeadores electrolíticos pasamos a los compresores para introducir todo el aire adicional posibleenloscompartimientossuperiores.—Hizounapausaparaajustarunaimagenyluegocontinuó—: LoscompresoresdelCapricornbombeantrescientosmetroscúbicosdeaguaporhora,demodoqueno setardómuchoenelevarlapresióndentrodelcascoadoskilosmásporcentímetro,losuficientepara dispararlasválvulasdeseguridad. Drummerseapartódelascomputadorasparaverificarunaseriedeanotacionesenuntablero. —Porloquepodemoscalcular,loscompartimientosdelanavehansidodesagotadosenunnoventa porciento—declaró—.Amimododever,elprincipalproblemaconsisteenquetenemosmásimpulso haciaarribaqueelnecesario.Cuandocedalasucción,sicede,elbarcosubirácomounacometa. —ElSeaSlugacabadesoltarsuúltimacarga—informóRicitos. —Pídale que antes de partir hacia la superficie dé una vuelta cerca del Deep Fathom e intente establecercontactovisualconMerkerysucuadrilla. —Faltanonceminutos—anuncióGiordino. —¿QuédiablosesperaelSafoII?—preguntóSandecker,sindirigirseanadieenespecial. PittmiróaSpencer,quesehallabadelotroladodelahabitación. —¿Lascargasestánlistasparaserdetonadas? Spencerasintióconlacabeza. —Cadahileraestásintonizadaconunafrecuenciatransmisoradistinta.Bastaconquehagamosgirar uncuadranteparaqueestallenensusecuenciaadecuada. —¿Quéveremosprimero,lapopaolaproa?¿Quieresapostar? —Nohayduda.Laproaestáhundidaseismetrosmásenelsedimentoqueelgobernalle.Cuentocon quelapopasezafeydespuésutilicesupotenciadepalancaascensionalparaarrastrarconsigoalrestode laquilla.Creoqueseelevaráenunángulomuyparecidoaldehundimiento… —Laúltimacargahasidoinstalada—anuncióRicitos—.ElSafoIIsealeja… —¿AlgunanoticiadelSeaSlug? —InformaquenohubocontactovisualconlatripulacióndelDeepFathom. —Bueno, dígale que salga a la superficie a toda prisa —dijo Pitt—. Haremos estallar la primera hileradecargasdentrodenueveminutos. —Están muertos —exclamó de pronto Drummer con voz quebrada—. Hemos llegado demasiado tarde,estántodosmuertos. Adelantándose,PittaferróaDrummerporloshombros. —Bastadehisteria.Loquemenosfaltahaceesunaoraciónfúnebreprematura. Drummerencogióloshombros,conlacaracenicientaycongeladaenunapétreaexpresióndetemor. Luegoasintióensilencioyregresóconpasovacilantealacomputadora. —Elaguayadebedeestaraunossesentacentímetrosdeltechodelacabina—comentóGiordino. —Sielpesimismosevendieraporkilos,osharíaistodosmillonarios—repusosecamentePitt. —ElSafoIhallegadoalazonadeseguridad,alosdosmilmetros—anuncióeloperadordesonar. —Hallegadouno,faltandos—murmuróSandecker. Yanoquedabanadaporhacer,salvoesperaraquelosdemássumergiblesseelevaransobreelnivel peligrosodelasondasdeconcusióninminentes.Pasaronochointerminablesminutosduranteloscuales dosdocenasdefrentescomenzaronaperlarsedesudor. —ElSafoIIyelSeaSlugseaproximanahoraalazonadeseguridad. —¿Maryclima?—preguntóPitt. —Olasdeunmetroveinte,cielodespejado,vientodelnoroesteacinconudos—informóFarquar,el meteorólogo—.Nosepodríapedirmejorescondiciones. Porvariossegundosnadiehabló.DespuésPittanunció: —Bien, señores, ha llegado el momento. —Su voz era normal y tranquila; su tono y su actitud no reflejabanningunaaprensión—.Spencer,inicielacuentaretrospectiva. Spencerempezóapronunciarlosnúmerosconregularidadcronométrica. —Treinta segundos… quince… cinco… señal transmitida… Fuego. —Luego pasó sin vacilar a la siguienteordendedisparar—.Ochosegundos…cuatro…señaltransmitida…Fuego. Todos se apiñaron alrededor de los monitores y del operador de sonar, que ahora eran sus únicos puntosdecontactoconelfondodelocéano.Laprimeraexplosiónapenascausóunestremecimientoenlas cubiertasdelCapricornyelvolumendesonidollegóalosoídosdelospresentescomoeldeuntrueno lejano.Laansiedaderaextrema.Todoslosojosseclavabanenlosmonitoresoenlastemblorosaslíneas que deformaban las imágenes al estallar las cargas. Tensos, fatigados, entumecidos, con el aire expectantedequienestemenlopeorperoanhelanlomejor,permanecieroninmóvilesmientrasSpencer seguíaconvozmonótonasuscuentashaciaatrás. Losestremecimientosenlacubiertasehicieronmásintensosamedidaquelasondasdesacudidase sucedíanyrompíanenlasuperficiedelocéano.Después,bruscamente,todoslosmonitoresparpadearon enuncalidoscopiodeluzdifusayseapagaron. —¡Maldición!—murmuróSandecker—.Hemosperdidoelcontactoporimágenes. —Lasconcusionesdebendehaberdesprendidolaconexiónprincipal—aventuróGiordino. Volvieron su atención hacia la pantalla de sonar, pero pocos pudieron verla; el operador se había acercado tanto al cristal que lo tapaba con la cabeza… Finalmente Spencer se irguió. Suspirando profundamente,sacódelbolsillounpañueloyseenjugólacarayelcuello. —Sehaacabado—dijoconvozronca. —Sigueestacionario—anuncióeloperadordesonar—.ElTitanicsigueestacionario. —¡Vamos,inténtelo!—rogóGiordino—.¡Despegaeltraserodelbarco! —OhDios—murmurabaDrummer—.Lasucciónlosujetatodavíaalfondo. —Muévete,malditasea—sesumóSandecker—.Sube…sube. Dehabersidoposibleobligarconlamenteaque46238toneladasdeaceroabandonaranlatumba que habían ocupado durante setenta y seis años y volvieran a la luz del día, no hay duda de que los hombresqueseaglutinabanalrededordelapantalladesonarlohabríanhecho.Peroesaveznohabría ningúnmilagro.ElTitanicsiguióempecinadamenteaferradoalsuelomarino. —Menudasuerte—comentóFarquar. Drummersellevólasmanosalacara,sevolvióyabandonóelrecintotambaleándose. —Woodson,delSafoII,solicitaautorizaciónparadescenderaexplorar—dijoRicitos. Pittseencogiódehombros. —Autorizaciónconcedida… Lentaycansinamente,elalmiranteSandeckersedejócaerenunasilla. —¿Cuáleselpreciodelfracaso?—dijo. Ladesesperanzainundólasala,arrastradaporlatristemareadeladerrotatotal. —¿Yahora?—preguntóGiordino,clavandoenlacubiertaunamiradavacía. —Haremos lo que hemos venido a hacer —repuso Pitt con tono fatigado—. Continuaremos con la operaciónderescate.Mañanaempezaremosdenuevo… —¡Sehamovido! Nadiereaccionódeinmediato. —Semovió—repitióeloperadordesonarconvoztemblorosa. —¿Estáseguro?—susurróSandecker. —Apuestomividaquesí. Demasiado aturdido para hablar, Spencer no pudo hacer otra cosa que contemplar la pantalla de sonarconexpresióndeincredulidad.Luegocomenzóamoverloslabios. —¡Los temblores secundarios! —exclamó—. Los temblores secundarios causaron una reacción diferida. —¡Sube!—gritóeloperadordesonar,mientrasgolpeabaconelpuñoelbrazodesusillón—.¡Ese malditocubollenoderemachessehazafado!¡Estásubiendo! 48 Enunprimerinstante,elasombroparalizóatodos.Elmomentoporelquetodoshabíanrogado,por elquehabíanluchadoochotortuososmeses,loshabíatomadoporsorpresayenciertomodonopodían aceptarquefueseverdad.Despuésempezaronaasimilarlaelectrizantenoticiaytodosseecharonagritar almismotiempo. —¡Ven,bonito,ven!—vociferabaSandeckerconeljúbilodeunescolar. —¡Muévete,bastardo!—bramabaGiordino—.¡Muévete,muévete! —Siguesubiendo,bellopalacioflotante—murmurabaSpencer. DeprontoPittseprecipitósobreelradiotransmisoryapretóconfuerzaelhombrodeRicitos. —Pronto,comuníqueseconWoodson,delSafoII.DígalequeelTitanicestásubiendoyquesequite deenmedioatodaprisaantesdequeloatropelle. —Sigue dirigiéndose a la superficie —dijo el operador del sonar—. La velocidad del ascenso aumenta… —Todavíanohemossalidodelpaso—recordóPitt—.Aúnpuedensalirmalmuchascosasantesque lleguealasuperficie.Sisólo… —Sí —lo interrumpió Giordino—; por ejemplo, si el mojacero mantiene su adherencia, o si las válvulasdecontrolpuedencompensarelsúbitodescensoenlapresióndelagua,osialcasconosele ocurreromperseenpedacitos… —Siguesubiendorápidamente—anuncióeloperadordesonar,conlamiradafijaenlapantalla—. Doscientosmetrosenelúltimominuto. PittsevolvióhaciaGiordino. —Al,veenbuscadeDocBaileyyelpilotodelhelicópteroydespegacomositellevaraeldiablo. EncuantoseestabiliceelTitanic,desciendesobrelacubiertadelcastillodeproa.Nomeinteresacómo lohagas…estrellaelhelicópterosiesnecesario,perotúyelbuendoctordebenbajarenseguida,abrirla escotilladelDeepFathomysacaraloshombresdeeseagujeroinfernal. —Muybien—sonrióGiordino,saliendoantesquePittalcanzaraadarsuordensiguienteaSpencer. —Rick, prepárate para izar las bombas diesel portátiles a bordo del barco hundido. Cuanto antes tapemoscualquierfiltración,mejorserá. —Nosharánfaltasopletesparaentrar—dijoSpencerconlosojosdilatadosdeentusiasmo. —Puesocúpatedeeso—repusoPitt,antedevolverseotravezhaciaeltablerodesonar—.¿Cuáles lavelocidaddeascenso? —Doscientoscincuentametrosporminuto—contestóeloperadordesonar. —Demasiadorápido—dijoPitt. —Es lo que no queríamos —murmuró Sandecker sin dejar de masticar su cigarro—. Tiene los compartimientosinternoshenchidosdeaireysubealasuperficiesincontrol. —Y si hemos calculado mal la cantidad de agua que queda como lastre en sus bodegas inferiores, podríasalirdespedidodelaguayvolcarse—añadióPitt. Sandeckerlomiróalosojos. —YesoseríaelfinparalatripulacióndelDeepFathom. Luego,sinagregarpalabra,elalmirantesevolvióyencabezólamarchadesdelasaladeoperaciones hasta la cubierta, donde cada uno, anhelante y con el corazón desbocado, se puso a escudriñar las inquietasolas. SóloPittsequedóatrás. —¿Aquéprofundidadestá?—preguntóaloperadordesonar. —Pasandolamarcadelosdosmilquinientosmetros. —Woodsoninforma—canturreóRicitos—.ElTitanicacabadepasarjuntoalSafoIIatodogas. —Contéstelequesalgaalasuperficie.TransmitaelmismomensajealSeaSlugyalSafoI. Comonadaquedabaporhacerallí,salióysubiólaescalerahastaelpuentedebabor,dondesereunió conGunnySpencer. Gunntomóelteléfonodelpuente. —Sonar,aquípuente. —Aquísonar. —¿Tienelaubicaciónaproximadadelsitiodondeaparecerá? —Emergeráunosseiscientosmetrosababor. —¿Cuándo? Hubounapausa. —¿Cuándo?—repitióGunn. —¿Leparecebienahora,comandante? Enesemismoinstanteseextendióporelmarunaenormeoladeburbujas,ylapopadelTitanicsurgió alsoldelatardecomounaballenagigantesca.Porunossegundosparecióquenoseríaposibledetenersu vertiginosafugadesdelasprofundidades;supopasiguióelevándosehastaquesaliódelagualatubería dondeantessealzarasusegundachimenea.Eraunavisiónasombrosa;elaireinterior,alliberarsehacia abajo,lanzabagrandestorrentesdeespumaporlasválvulasdepresión,queenvolvíanalenormebarco en nubes de vapor que remolineaban con todos los colores del arco iris. Se mantuvo unos instantes en equilibrio, lanzando zarpazos al cristalino cielo azul y después, al principio con lentitud, comenzó a estabilizarse hasta que su quilla se aposentó en el mar con un tremendo chapuzón que lanzó una corcoveante ola de tres metros de alto hacia la flota de naves que lo rodeaba. Se inclinó hacia abajo comosinotuvieraintenciónderecobrarse.MilespectadorescontuvieronelalientomientraselTitanic se inclinaba más aún sobre las puntas de sus baos de estribor, treinta, cuarenta, cuarenta y cinco, cincuentagrados,yasípermanecióduranteloqueparecióunaespantosaeternidad;todosesperabanque completaraelgirosobresusuperestructura.Peroentonces,conangustiosapesadez,elTitaniccomenzóa forcejear con lentitud para enderezarse. Gradualmente, metro a metro, hasta que su casco alcanzó una inclinacióndedocegradosaestribor…yallísequedó. Nadie podía hablar. Todos permanecían inmóviles en su sitio, atónitos e hipnotizados por lo que acababan de ver. El curtido rostro de Sandecker mostraba una palidez fantasmagórica aun bajo el brillantesol. Pittfueelprimeroenrecobrarlavoz. —Hasalido—dijoenunsusurroapenasaudible. —Hasalido—asintiósuavementeGunn. EntonceselhechizofuerotoporlavibracióndelhelicópterodelCapricornalvolarcontraelviento y situarse sobre el castillo de proa de la nave resucitada, que estaba cubierto de despojos. El piloto mantuvoalaparatoenposiciónhorizontal,pocosmetrossobrelacubierta,ycasialinstantesepudieron distinguirdosmanchasdiminutasquesaltabanporunaportezuelalateral. Al trepar por la escalerilla de acceso, Giordino se encontró ante la escotilla del Deep Fathom. Agradeció a Dios el pequeño milagro de que el casco siguiera entero. Cautelosamente subió a la redondeadayresbalosacubiertayprobólaruedademano.Aunquelosradiosparecíandehielo,apretóy diounfuertetirón.Laruedasenegóacooperar. —Déjese de holgazanear y abra ese cacharro —tronó a sus espaldas el doctor Bailey—. Cada segundoimporta… Giordinotomóalientoytirócontodalafuerzadequeerancapaceslosmúsculosdesucorpachón.La ruedasemoviódoscentímetros.Probódenuevoyestavezlogródarlemediavuelta.Luego,porfin,la ruedacomenzóagirarconfacilidadaltiempoqueelairesalíadelsumergibleconunsiseoylapresión contraelcierreseaflojaba.Cuandolaruedasedetuvoalfinaldelarosca,Giordinoabriólaescotillay seasomóalaoscuridaddelinterior.Unranciooloraencierropenetróensusfosasnasales.Elcorazónle diounvuelcocuando,unavezsusojossehabituaronalaoscuridad,vioqueelaguachapoteabaasólo cuarentacentímetrosdelmamparosuperior. Apartándolo,eldoctorBaileyseadelantóparabajarsuenormecuerpoporlaescotillaylaescalera interior. El agua helada le aguijoneó la piel. Se apartó de los escalones y chapoteó hacia la parte posteriordelsumergiblehastaquesumanotocóalgoblando.Eraunapierna.Siguiéndolaporencimade larodilla,tanteóenbuscadeltorso.Alaalturadelhombro,sumanosaliódelaguaytocóunacara. Baileyseacercóhastatenerlanarizadoscentímetrosdeeserostroenlaoscuridad.Buscóelpulso, pero con los dedos entumecidos por el agua no detectó nada que indicase vida o muerte. Después, de pronto,losojosseabrieronparpadeantes,loslabiostemblaronyunavozbalbuceó: —Váyase…yalehedicho…quehoynotrabajo. —¿Puente?—chirrióRicitosporelaltavoz. —Aquíelpuente—contestóGunn. —Listoparacomunicarconelhelicóptero. —Adelante… Hubounapausa,traslacualseoyóenelpuenteunavozdesconocida: —Capricorn,aquíeltenienteSturgis… —AquíelcomandanteGunn;leoigocontodaclaridad.Hable. —EldoctorBaileyhaentradoenelDeepFathom.Porfavor,manténgasealerta. El breve respiro dio a todos la posibilidad de observar al Titanic. Sin sus altísimas chimeneas y mástiles, parecía totalmente desnudo. Tenía las chapas de acero de los costados manchadas de herrumbre,peroatravésdeéstebrillabatodavíalapinturanegrayblancadesucascoysuperestructura. Teníaelaspectodesastrosodeunahorribleprostitutaviejaquevivierasoñandoconmejoresépocasy conlabellezaperdida.Cubríalastronerasyventanillaselfeogrisdelmojaceroysuscubiertasdeteca, antesinmaculadas,estabancarcomidasycubiertasporkilómetrosdecablecorroído.Lasgrúasvacíasde losbotessalvavidasparecíanalzarsecomoespectros,implorandoelregresodelosbotes,ausentesdesde hacíatantotiempo.Sobrelasaguas,lapresenciadelanaveparecíaunmisteriosocuadrosurrealista.Y sinembargo,lacircundabaunainexplicableserenidadimposiblededescribir. —Capricorn,aquíSturgis. —AquíGunn… —ElseñorGiordinomeacabadehacerseñascontresdedoslevantadosyelpulgarhaciaarriba… Merker,KielyChávezviven. Siguióaesteanunciounaextrañaquietud.DespuésPittsedirigióaltablerodeemergenciayapretóel botóndelasirena.Unsonidoensordecedorvibrósobrelasaguas. Luego el silbato del Modoc resonó como respuesta y Pitt vio que Sandecker, habitualmente tan reservado, reía y lanzaba al aire su gorra. Se sumó el Monterrey Park, el Alhambra y finalmente el Bomberger,hastaquealrededordelmarelTitanicfueunaenormecacofoníadesirenasysilbatosPara noverseexcluido,elJuneauseacercóyacompañóelenloquecidoestruendoconunatronadorsaludode sucañóndeochopulgadas. Fueunmomentoqueningunodelospresentesvolveríaavivir.Yporprimeravezentodoslosaños quepodíarecordar,Pittsintiódeslizarselágrimasporsusmejillas. 49 Cuandoelsoldelatardecertocabalascopasdelosárboles,GeneSeagram,encorvadoenunbanco delparquePotomacEste,contemplabaelrevólverColtqueteníasobrelasrodillas.«Númerodeserie 204.783—pensaba—,estásporserviralpropósitoparaelquetefabricaron».Casiconcariño,pasólos dedosporelcañón,eltamborylaculata.Suicidio:parecíalaúnicasoluciónparaponerfinasucaídaen unanegradepresión.Leextrañabanohaberlopensadoantes.Nomásllantoincontrolableenplenanoche. Nomássensacionesdeinutilidadnidequesuvidahabíasidounafarsa. Su mente veía los últimos meses reflejados en el espejo agrietado y deformado de una aguda desesperación.LasdoscosasquemáshabíaamadoeransuesposayelproyectoSiciliano.AhoraDana sehabíaido.YelpresidentedelanaciónhabíaaceptadounriesgoqueSeagramconsiderabainútil,al permitirqueelenemigodeclaradodelademocraciaseenteraradesupreciadoproyecto. SandeckerlehabíareveladolapresenciadedosagentessoviéticosenlaflotaderescatedelTitanic. Y la CIA había pedido al almirante que no interfiriera en sus actividades de espionaje. En opinión de Seagram, esto sólo servía para agregar otro clavo al ataúd del proyecto Siciliano. Ya había sido asesinadounodelosmaquinistasdelaNUMA,yesamismamañanaloscolaboradoresdeSandecker,en sudiarioinformealaSecciónMeta,mencionabanunsumergibleatrapadoylaaparenteimposibilidadde rescatarasustripulantes.Teníaquesersabotaje.Deesonohabíadudas.ElcerebroconfusodeSeagram introducíalaspiezasdelrompecabezasdondenoencajaban.ElproyectoSicilianoestabamuertoyahora éldecidíamorirtambién.Estabasoltandoelsegurodelarmacuandounasombracayósobreélyunavoz dijocontonocordial: —¿Noleparecequeeldíaesdemasiadobonitoparaquitarselavida? ElagentePeterJonessehallabarecorriendoapieelsenderocontiguoalaavenidaOhiocuandovioa aquel hombre en un banco de la plaza. A primera vista, Jones creyó que Seagram era un simple vagabundoborrachoquetomabasol.Pensóendetenerle,perolodescartócomounapérdidadetiempo; un vago arrestado volvería a la calle en menos de veinticuatro horas. Jones concluyó que no valía el esfuerzo que costaba llenar los interminables informes. Pero entonces vio en el hombre algo que no correspondíaalestereotipodelalmaperdida.Moviéndoseconsigilo,sinhacersenotar,Jonesrodeóun olmo grande y frondoso y se acercó al banco. Una inspección más atenta confirmó sus sospechas. Es cierto: estaban allí los ojos que miraban sin ver y la expresión vacía del alcohólico, así como los hombros gachos que indicaban indiferencia y abandono, pero también se advertían otros detalles: los zapatos estaban lustrados; el traje, elegante, estaba planchado; la cara, bien afeitada; y las uñas, recortadas.Además,teníaunrevólver. Al levantar con lentitud la vista, Seagram vio la cara de un policía negro. En vez de una decidida expresióndedesconfianza,encontróunadeauténticacompasión. —¿Susconclusionesnosonunpocoapresuradas?—dijoSeagram. —Hombre,sialgunavezviuncasotípicodedepresiónsuicida,esusted.—Joneshizoademánde sentarse—.¿Puedocompartirsubanco? —Espropiedadmunicipal—repusoSeagramconindiferencia. Jones se sentó a poca distancia de Seagram, estiró lánguidamente las piernas y se reclinó en el respaldo,manteniendolasmanosalavistaylejosdesuarmareglamentaria. —Por mi parte, elegiría noviembre —continuó—. En abril se abren las flores y reverdecen los árboles,peroennoviembreeltiemposeponefeo,elvientolocongelaaunohastaloshuesosyelcielo estásiemprenubladoytriste.Sí,éseeselmesqueyoelegiríaparaeliminarme. SeagramapretómáselColtmientrasmirabaaJonesconrecelo,alaesperadequeactuase. —¿Debointerpretarqueustedseconsideraunexpertoensuicidios? —En realidad no —repuso Jones—. Usted es el primero que he visto en el intento mismo. Casi siemprellegoalaescenamuchodespuésdelhecho.Fíjeseusted,losahogadossonlospeores.Cadáveres hinchadosyoscuros,globosocularescomopapillaenlasórbitas,despuésdehabersidomordisqueados por los peces. También están los que saltan. Una vez vi a un tipo que había saltado de un edificio de treintapisos.Cayódepie.Loshuesosdelaspantorrillaslesalieronporloshombros… —Estonomehacefalta—gruñóSeagram—.Nomehaceningunafaltaunpolinegroquemevenga concuentosdehorror. LairafluctuóuninstanteenlosojosdeJonesparaluegoapagarseconrapidez. —Las palabras no me hacen mella —dijo, mientras extraía un pañuelo con el que limpió despaciosamenteeltafiletedesugorra—.Dígame,señor… —Seagram.Tantodaquelosepa.Mástardenotendráimportancia. —Dígame,señorSeagram,¿cómopiensahacerlo?¿Unabalaenlasien,lafrenteolaboca? —¿Quéimportaeso?Elresultadoeselmismo. —No necesariamente —repuso Jones con tono afable—. No le recomiendo la sien ni la frente, al menosconunarmadepequeñocalibre.Aver,¿quétieneahí?Sí,pareceuntreintayocho.Haríaunbuen destrozo,sinduda,perodudoquelomatecomosedebe.Conocíaunsujetoquesedisparóenlasienun cuarenta y cinco. Le revolvió los sesos y le salió por el ojo izquierdo, pero no murió. Vivió años convertidoenunvegetal.¿Seloimaginaallítendido,vaciándoselastripasenlassábanasyrogandoque alguienpusierafinasusdesdichas?Sí;yodeustedmepondríaelcañónenlabocaymeharíavolarla nuca.Eslomásseguro. —Si no se calla, lo mato a usted también —repuso secamente Seagram, apuntando a Jones con el Colt. —¿Matarme?—repitióJones—.Notienecorajeparaeso.Ustednoesdelosquematan,Seagram.Se vedelejos. —Cualquieraescapazdecometerunasesinato. —Deacuerdo,asesinarnoestandifícil.Cualquierapuedehacerlo.Perosólounpsicópatadesconoce lasconsecuencias. —Ahoraseestápareciendoaunfilósofo. —A nosotros, los estúpidos polis negros, suele gustarnos engañar a los blancos haciéndonos pasar porlistos. —Discúlpemeporloquedijeantes. Jonesseencogiódehombros. —¿Ustedcreetenerproblemas,señorSeagram?Amímeencantaríatenersusproblemas.Míreseun poco:esblanco,evidentementeunhombrederecursos,esprobablequetengafamiliaybuenaposiciónen lavida.¿Legustaríacambiardelugarconmigo,cambiarelcolordesupiel,serunpolicíanegroconseis hijos y una casa de madera que tiene noventa años y una hipoteca de treinta encima? Cuéntemelo, Seagram.Dígamecuandifícilessumundoenrealidad. —Ustednopodríacomprenderlo. —¿Quéhayquecomprender?Nadaenelmundovalequitarselavida.Oh,claro,suesposaderramará algunas lágrimas al principio, pero después dará sus ropas al Ejército de Salvación y dentro de seis meses estará en la cama con otro hombre mientras usted no será más que una foto en un álbum. Mire alrededor…Québellodíadeprimavera.Diablos,pienseenloqueseperderá.¿Novioalpresidentepor televisión? —¿Alpresidente? —A las cuatro habló de todas las grandes cosas que están ocurriendo. Faltan sólo tres años para enviar vuelos tripulados a Marte; hubo notables avances en el control del cáncer y además mostró fotografíasdenoséquébarcohundidoqueelgobiernorescatódecasitreskilómetrosdeprofundidad. SeagramclavóenJonesunamiradaincrédula. —¿Quéhadicho?¿Unbarcorescatado?¿Québarco? —Nolorecuerdo… —¿ElTitanic?—preguntóSeagramenunsusurro—.¿EraelTitanic? —Puessí,asísellama.Chocócontraunicebergysehundióhacemuchosaños.Ahoraquelopienso, recuerdo haber visto por televisión un filme acerca del Titanic. Barbara Stanwyck y Clifton Webb actuabanen… JonesseinterrumpióalveraparecerenlacaradeSeagramunaexpresióndeincredulidad,luegode pasmoyporfindeextremaconfusión. Entregando su revólver a un desconcertado Jones, Seagram se reclinó en el banco. Treinta días… Cuandotuvieraelbizanionoleharíanfaltamásquetreintadíasparaverificarelsistemadelproyecto Siciliano y luego llevarlo a un estatus operativo. Poco había faltado. Si un policía que pasaba no se hubieraentrometido,aSeagramnolehabríanquedadomásquetreintasegundosdevida… 50 —Doyporsentadoquehasopesadoustedlasterriblesconsecuenciasdesusacusaciones… Marganinmiróalhombrecillodevozsuaveyfríosojosazules.ElalmiranteBorisSloiukseparecía más al panadero de la esquina que al sagaz jefe de la segunda red soviética destinada a recabar información. —Comprendo plenamente, camarada almirante, que arriesgo mi carrera naval y una sentencia de prisión,peropongoeldeberhaciaelestadoantesquemisambicionespersonales. —Muynobledesuparte,teniente—dijoSloiukcontonoinexpresivo—.Lasacusacionesqueusted ha formulado son sumamente delicadas, por no decir más. Sin embargo, no ha presentado pruebas concretasdequeelcapitánPrevlovseauntraidoranuestrapatria,ysinellasnopuedecondenaraun hombreconlasolapalabradesusubordinado. Marganinasintióconlacabeza.Perohabíaplaneadominuciosamentesuentrevistaconelalmirante. Eludir a Prevlov y la cadena habitual de comandos para abordar a Sloiuk había sido un asunto arriesgado,porcierto,perohabíapreparadominuciosamentelatrampa.Contodacalmasacódelbolsillo unsobrequepasóaSloiukporencimadelescritorio. —HeaquíloscomprobantesdelosmovimientoshechosenlacuentaAZFsieteseisceronueveenel BancodeLucerna,Suiza.Comoadvertirá,señor,reciberegularmentecuantiososdepósitosdeuntalV. Volper,untorpeanagramadelapellidoPrevlov. SloiukexaminóloscomprobantesbancariosyluegolanzóaMarganinunamiradaescéptica. —Deberáperdonarmiescepticismo,tenienteMarganin,peroestopresentatodaslascaracterísticas deunmaterialfalsificado. Marganinleentregóotrosobre. —Éste contiene una comunicación secreta del embajador norteamericano en Moscú para el Departamento de Defensa, en Washington. En ella declara que el capitán André Prevlov ha sido una fuente vital de secretos navales soviéticos. El embajador ha incluido además los planes para el desplieguedenuestraflotaencasodeunprimerataquenuclearcontraEstadosUnidos.—Marganinse sintióembargadodesatisfacciónalverqueelrostrodelalmirante,habitualmenteimpasible,erasurcado por arrugas de incertidumbre—. En mi opinión, aquí no hay nada falsificado. Para un oficial de baja categoría, como yo, sería imposible obtener órdenes tan secretas como ésas. En cambio, el capitán PrevlovgozadelaconfianzadelComitéSoviéticodeEstrategiaNaval. Las barreras habían caído y el camino quedaba abierto; Sloiuk no tenía otra alternativa que ceder. Sacudiólacabeza,perplejo. —Cuestaadmitirqueelhijodeunaltodirigentedelpartidotraicioneasupaíspordinero. —SisetieneencuentaeldispendiosoestilodevidadelcapitánPrevlov,noesdifíciladvertirlas excesivasexigenciasqueestorepresentaparasusrecursosfinancieros. —EstoyalcorrientedelosgustosdelcapitánPrevlov. —¿Estátambiénalcorrientedequetieneamoríosconunamujerquesehacepasarporesposadel primerayudantedelembajadornorteamericano? ElrostrodeSloiukexpresófastidio. —Prevlov me explicó que la estaba utilizando para obtener secretos a través de su marido en la embajada. —Noescierto—afirmóMarganin—.Enrealidad,ellaesdivorciadayagentedelaCIA.—Hizouna pausa para luego insistir—: Los únicos secretos que pasan por las manos de esa mujer son los que proporcionaelcapitánPrevlov.Élesfuentedeinformaciónparaella. Sloiukguardósilenciounosinstantes.LuegoclavóenMarganinunamiradapenetrante. —¿Cómoaveriguótodoesto? —Preferiría no divulgar la identidad de mi informante, camarada almirante. Discúlpeme, pero he alimentadoyfomentadosuconfianzadurantecasidosañosylejurésolemnementequesunombreyla posiciónqueocupaenelgobiernonorteamericanoseríanconocidossólopormí. Sloiukasintió,aceptandoestaexplicación. —Sedarácuenta,porsupuesto,dequeestonosponeenunagravísimasituación. —¿Serefierealbizanio? —Exacto—respondióSloiuk—.SiPrevlovhareveladonuestroplanalosnorteamericanos,podría resultardesastroso.ConelbizanioensusmanosyelproyectoSicilianoenacción,labalanzadelpoder seinclinaríaafavordeellosdurantelapróximadécada. —TalvezelcapitánPrevlovnohayareveladotodavíanuestroplan—sugirióMarganin—.Talvez esperaaqueelTitanicseareflotado. —Yafuereflotado—dijoSloiuk—.Hacetreshoras,elcapitánParotkin,delMijailKurkov,informó queelTitanicsehallaenlasuperficieylistoparaserremolcado. Marganinalzólavistasorprendido. —Peronuestrosagentes,SilveryGoldaseguraronquenoseintentaríaelreflotadohastadentrode setentaydoshoras. Sloiukseencogiódehombros. —Losnorteamericanossiempretienenprisa. —EntoncesdebemoscancelarelplandelcapitánPrevlovparaapoderarsedelbizanioacambiode otroqueseamásfiable. El plan de Prevlov… Marganin tuvo que contener una sonrisa al decirlo. La colosal vanidad del astutocapitánseríasuperdición.Deallíenadelante,pensóMarganinconfiado,habríaquerepresentarel dramaconsumocuidado. —Yaesdemasiadotardeparamodificarnuestraestrategia—declaróSloiuk—.Hombresybarcosse hallanensuspuestos…Seguiremostalcomofueprogramado. —Pero¿yelcapitánPrevlov?Ordenaráustedqueloarresten,claroestá… SloiukmirófríamenteaMarganin: —No,teniente,elcapitáncontinuaráensupuesto. —Nosepuedeconfiarenél—dijoMarganincondesesperación—.Ustedhavistolaspruebas… —No he visto nada que no se pueda falsificar —replicó bruscamente Sloiuk—. Me ha traído un paquetito envuelto con demasiada pulcritud. Lo que sí veo es un joven presuntuoso que apuñala a su superiorporlaespaldaconelfindesubirunpeldañoenlaescaladeascensos.Laspurgasterminaron antesdequeustednaciera,teniente.Hajugadounjuegopeligrosoyhaperdido. —Leaseguroque… —¡Basta!—ordenóSloiukcontonodurocomoelgranito—.Tengolaplenacertezadequeelbizanio estaráasalvoenunbarcosoviéticodentrodetresdíasamástardar;esehechodemostrarálalealtaddel capitánPrevlovylaculpabilidaddeusted. 51 El Titanic yacía inmóvil contra el incesante embate de las olas que remolineaban alrededor de su enorme masa, luego volvían a cerrar filas y se lanzaban hacia una costa todavía desconocida y lejana. Yacíaallíyflotabaconlacorriente,lanzandovapordesusempapadascubiertasdemaderabajoelsol queseibaapagandoconelanochecer.Eraunbarcomuertoquehabíaregresadoentrelosvivos.Unbarco muerto,peronovacío.Enlacubiertaelevadasobreelsalóndeprimeraclase,latorredelabrújulahabía sido despejada para instalar en ella al helicóptero, y un constante flujo de hombres y equipo estaba siendotrasladadoabordoparainiciarlaarduatareadecorregirlaescoraciónyprepararlanaveparael largotrayectoaremolquehastaelpuertodeNuevaYork. Porunosminutos,despuésdequelosdesfallecientestripulantesdelDeepFathomfueranconducidos porairealCapricorn,GiordinohabíatenidoalTitanicparaélsolo.Nuncaseleocurriópensarqueera el primero en pisar sus cubiertas en setenta y seis años, y aunque aún era pleno día, no se atrevió a alejarsedemasiado.Cadavezquerecorríaconlavistaelbarco,teníalasensacióndeestarcontemplando una húmeda y viscosa cripta. Nervioso, encendió un cigarrillo, se sentó en un mojado cabrestante y esperólainvasión,quenotardóenllegar. Cuandollegóabordo,Pittnoexperimentóningunainquietud,sinounsentimientodereverencia.Se dirigióalpuenteyallísedetuvosolo,absortoenlaleyendadelTitanic.SóloDiossabíacuántasveces se había preguntado cómo habría sido aquella noche de domingo, casi ocho décadas antes, cuando el capitánEdwardJ.Smith,depieenesemismositio,habíacomprendidoquelagrannaveasumandose hundíalentaeirremediablemente.¿Quéhabríapensadoalsaberqueenlosbotessalvavidascabíansólo 1180 personas, mientras que en su viaje inaugural el barco llevaba 2200 personas entre pasajeros y tripulantes?Despuéssepreguntóquéhabríapensadoelviejoyvenerablecapitándehabersabidoqueun díalascubiertasdesubarcovolveríanaserrecorridasporhombresqueensuépocanohabíannacido aún. Al cabo de lo que parecieron horas, pero que en realidad fueron apenas minutos, Pitt salió de su ensueñoyfuehacialapopaporlacubiertaprincipal,pasandofrentealapuertacerradadelacabinadel telégrafo,dondeelprimeroperadorJohnG.PhillipshabíaenviadoelprimerS.O.S.delahistoria;frente alagrúavacíadelbotesalvavidasnúmero6,enelcuallaseñoradeJ.J.Brown,deDenver,alcanzómás tardeunafamaperdurablecomo«lainsumergibleMollyBrown»;frentealaentradadelagranescalinata donde Graham Farley y la orquesta de a bordo habían tocado hasta el fin; frente al sitio donde el millonarioBenjamínGuggenheimysusecretariosehabíandetenidoaesperarlamuerteconserenidad, engalanadosconsusropasdeetiquetaparamorircomocaballeros. Casiuncuartodehoratardóenllegaralascensor,situadoenelotroextremodelacubiertaprincipal. Trepó por la barandilla y se dejó caer en la cubierta de paseo. Allí comprobó que el mástil de popa sobresalíadelpodridomaderamencomoundesamparadomuñón,hastalaalturadedosmetrosymedio, dondelohabíacortadoelsopletesubmarinodelSeaSlug. Pitt sacó del bolsillo de la chaqueta el envoltorio que le había dado el comodoro Bigalow y lo desenvolvió con ternura. Había olvidado llevar consigo una cuerda pero se arregló con el cordel del paquete.Cuandohuboterminado,seapartódelmuñóndeaquelmástilycontemplósuimprovisadaobra. Aunqueviejoydesteñido,elrojogallardetedelacompañíaEstrellaBlanca,rescatadotantotiempo atrásporBigalow,ondeabaorgullosamenteunavezmássobreelresucitadoTitanic. 52 Losrayosdelsolmatinalasomabanapenassobreelhorizonte,aleste,cuandoSandeckersaltóporla portezuela de la carlinga del helicóptero y pasó bajo las hélices, agachándose y sosteniendo su gorra. Faros portátiles brillaban todavía sobre la superestructura del barco naufragado, y en las cubiertas se veían cajones con maquinaria en diversas etapas de montaje. Pitt y su equipo habían trabajado toda la noche,esforzándosepororganizarelintentoderescate. RudiGunnlorecibióbajounventiladorcarcomidoporlaherrumbre. —BienvenidoalTitanic,almirante—ledijosonriendo.Esamañanaparecíaquetodoslosintegrantes delaflotadesalvamentosonreían. —¿Cuáleslasituación? —Por el momento, estable. En cuanto tengamos en funcionamiento las bombas, creo que podremos corregirsuinclinación. —¿DóndeestáPitt? —Enelgimnasio. SandeckersedetuvoymiróconfijezaaGunn. —¿Hadichoenelgimnasio? Gunnasintióseñalandoenunmamparounaaberturacuyosdesparejosbordessugeríanlaobradeun sopletedeacetileno. —Poraquí… Elrecintomedíaunoscincometrosdelargoporochodeanchoyloocupabaunadocenadehombres entregadoscadaunoasutareaindividual,sinprestaratención,aparentementealaextrañavariedadde mecanismosanticuadosyenmohecidosmontadossobreloqueantesfuerauncoloridopisodebloquesde linóleo.Habíaornadasmáquinasderemar;bicicletasfijasdepeculiaraspecto,adheridasaungranreloj circular de las distancias que había en la pared; varios caballos mecánicos con podridas monturas de cueroyalgoqueSandeckerpodríahaberjuradoqueerauncamellomecánicoyque,comodescubriómás tarde,eraexactamenteeso. Elequipoderescatehabíaprovistoyalasaladeltransmisoryreceptorderadio,tresgeneradores eléctricos,lámparasagas,variosreflectoresconsoportes,uninfiernillopequeñoycompacto,unaserie deescritoriosymesasdealuminioymadera,yvarioscolchonesplegables. Agachado junto a Drummer y Spencer, Pitt examinaba una gran lámina que representaba un corte esquemáticodelbarco. Pittalzólavistaysaludóconunademán. —BienvenidoalTitanic,almirante—dijocordialmente—.¿CómoestánMerker,KielyChávez? —AcostadosyasalvoenlaenfermeríadelCapricorn—respondióSandecker—.Recuperadoscasi totalmenteyrogandoaldoctorBaileyquelespermitavolverasustareas…PeroBaileyinsisteenque permanezcanenobservaciónveinticuatrohorasyessimplementeimposiblelograrqueunhombredesu tallaydeterminacióncambiedeideas.—Hizounapausaparaolfatearelaireyfrunciólanariz—.Caray, ¿quéoloresése? —Podredumbre—replicóPitt—.Llenatodaslasgrietasyrecovecos…Noselapuedeeludir.Yes sólocuestióndetiempoelquelafaunamarinamuertaquesubióconelbarcoempieceaapestar. Sandeckercomentó,señalandoalrededor: —Han encontrado un lugar cómodo, pero ¿por qué establecieron la base de operaciones en el gimnasioynoenelpuente? —Hubo razones prácticas para abandonar la tradición —contestó Pitt—. En un barco muerto, el puente no cumple ninguna función útil… El gimnasio, en cambio, se halla en medio del buque y nos ofrece acceso a proa y a popa. Además, está junto a nuestra improvisada pista de aterrizaje para el helicóptero,sobreeltechodelsalóndeprimeraclase.Cuantomáscercaestemosdenuestrospertrechos, conmayoreficienciapodremosactuar. —Mipreguntafueinnecesaria—admitióSandecker—.Debísuponerquenoeligieronestemuseode monstruosidadesmecánicassóloparallevaradelanteunprogramadeculturafísica. Enunmontóndedesechosqueseapilabanempapadoscontraunapareddelgimnasio,algoatrajola mirada del almirante, que se acercó a ellos. Se detuvo y durante varios segundos contempló sombríamentelosrestosesqueléticosdeloqueantesfueraunpasajerootripulantedelTitanic. —¿Quiénhabrásidoestepobrediablo? —Probablementenuncalosabremos—dijoPitt—.Sindudalosregistrosdentalescorrespondientesa 1912yanoexisten. Inclinándose,Sandeckerexaminólasecciónpélvicadeloshuesos. —Dios,eraunamujer. —Quizáunadelaspasajerasdeprimeraclasequeoptaronporquedarse,ounadelasmujeresdel entrepuentequellegaronalacubiertaprincipalcuandoyatodoslosbotessalvavidashabíanpartido. —¿Haymáscadáveres? —Hemosestadodemasiadoatareadosparaefectuarunaexploraciónminuciosa—repusoPitt—.Pero unhombredeSpencerinformóhaberdescubiertounesqueletoencajadocontralachimeneadelsalón. Sandeckerseñalóconlacabezaunapuertaabierta. —¿Quéhayallí? —Esodaalaescalinataprincipal. —Investiguemosunpoco… Desde el descanso, situado sobre el vestíbulo de la cubierta A, miraron hacia abajo. Había varios sillones y sofás podridos dispersos por los escalones donde habían caído al hundirse el barco por la popa.Lospasamanos,delíneasgrácilesyondulantesestabantodavíaenteroseindemnesyseveíanlas manecillasdelrelojdebroncedetenidasalasdosyveintiuno.Bajandoporlaescaleracubiertadecieno, ambos entraron en uno de los pasillos que conducían a los camarotes. Sin ayuda de la luz exterior, la escenaeraespectral.Todaslashabitacionesestabanllenasdeentrepañospodridosycaídos,intercalados con muebles volcados y revueltos. La oscuridad impedía discernir detalle alguno. Después de avanzar unosdiezmetros,encontraronelcaminobloqueadoporunamuralladedespojos,demodoquedieronla vueltayregresaronalgimnasio. Cuandotrasponíanelvano,elhombrequeseinclinabasobrelaradioseapartódelaparato.EraAl Giordino. —LosdelaPetroleraGranuspreguntanporsusumergible. —DilesquepodránrecobrarelDeepFathomdelacubiertadelTitanicencuantolleguemosaNueva York—lecontestóPitt. Giordinoasintióyvolvióalaradio. —Eradeesperarquelosinteresesfinancierosseinquietaranporsuvaliosapropiedadenunaocasión tantrascendental—comentóSandeckerconunresplandorenlamirada—.Porcierto,¿algunodeustedes querríacelebrarconunpocodelicor? —¿Licor?—Giordinoalzólamirada,ansioso. Sandeckersacódosbotellasquellevababajolachaqueta. —QuenuncasedigaqueJamesSandeckerdescuidalosinteresesdesutripulación. —Cuidadoconlosalmirantesquetraenregalos—murmuróGiordino. Sandeckerlelanzóunamiradadefastidio. —Lástimaqueyanoseusehacercaminarporlaplancha. —Yhacerpasarpordebajodelaquilla—agregóDrummer. —Prometonovolveramolestaranuestrolíder…siemprequememantengaprovistodelicor—dijo Giordino. —Noesunpreciomuyalto—suspiróSandecker—.Elijansuvenenopreferido,caballeros.Tienen delanteunabotelladewhiskyescocésCuttySarkparalospetimetresdelaciudadyunabotelladeJack Danielsparaloscampesinos.Traiganvasos,yoinvito… AGiordinolellevódiezsegundosconseguirlacantidadnecesariadetazas.Cuandoestuvieronllenas, Sandeckerlevantósutaza. —Señores,¡porelTitanic!Quenuncavuelvaadescansarenpaz. —¡PorelTitanic! —¡Bravo,bravo! EntoncesSandeckersearrellanóenunasillaplegable,bebiósuwhiskyysepreguntócuáldelosque sehallabanenaquelhúmedorecintoeraelagenteasueldodelossoviéticos. 53 ElsecretariogeneraldelPCUS,GueorguiAntonov,chupósupipaconbrevesyenérgicasbocanadas ycontemplóaPrevlovconmiradareflexiva. —Deboconfesarle,capitán,quenoveoconbuenosojosestainiciativa. —Hemos examinado minuciosamente todas las posibilidades y ésta es la única que nos queda — repusoPrevlov. —Es muy arriesgada… Temo que los norteamericanos no acepten de buen grado el robo de su preciosobizanio. —Cuandoestéennuestrasmanos,camaradasecretario,lasreclamacionesdelosnorteamericanosno tendránimportanciaalguna.Seleshabrácerradolapuertaenlasnarices. Antonovcruzóydescruzólasmanos.UngranretratodeLeninpendíadelapared,asuespalda. —Nodebehaberrepercusionesinternacionales.Anteelmundo,debeparecerqueestamostotalmente ennuestroderecho. —Estavezelpresidentenorteamericanonotendráningúnrecurso.Tenemoselderechointernacional denuestrolado. —Estosignificaráelfindeloquesolíallamarsedistensión—dijopesadamenteAntonov. —TambiénsignificaráelcomienzodelfindeEstadosUnidoscomosuperpotencia. —Una conjetura optimista que aprecio en su justo valor —contestó Antonov. Volvió a encender la pipa, llenando la habitación de un aroma dulzón—. Sin embargo, si usted fracasa, los norteamericanos quedaránensituacióndedecirlomismosobrenosotros. —Nofracasaremos. —Palabras —dijo Antonov—. Un buen abogado planea el alegato del fiscal junto con el suyo propio…¿Quémedidashatomadoparaelcasodequesurjauncontratiempoinevitable? —El bizanio será destruido —repuso Prevlov—. Si no podemos adueñarnos de él, los norteamericanostampocoloharán. —¿EsoincluyealTitanic? —No hay más remedio. Destruyendo al Titanic, destruimos el bizanio. Se hará de tal modo que se descartetotalmenteotraoperaciónderescate. Prevlov guardó silencio, pero Antonov estaba satisfecho. Ya había aprobado la misión. Escrutó minuciosamenteaPrevlov.Elcapitánparecíaunhombrenohabituadoalfracaso.Cadamovimiento,cada ademán,parecíancuidadosamenteplaneadosdeantemano;hastasuspalabrasteníanunairedeconfiada previsión.Sí,Antonovestabasatisfecho. —¿CuándopartehaciaelAtlánticoNorte?—preguntó. —Con su permiso, camarada secretario, de inmediato. Hay un bombardero de largo alcance en el aeropuertoGorki.DeboestarsinfaltaenelpuentedelMijailKurkovantesdelaspróximasdocehoras. La buena suerte nos ha enviado un huracán, de cuya fuerza haré pleno uso como distracción para apoderarnosdelTitanicdeunmodoquepareceráperfectamentelegal. —Entalcaso,noloretendré.—AntonovsepusodepieyestrechóaPrevlovenunfuerteabrazo—. LasesperanzasdelaUniónSoviéticaleacompañan,capitánPrevlov.Esperoquenonosdecepcione. 54 El día empezó mal para Pitt en cuanto se alejó de la actividad de salvamento para dirigirse a la bodegadecarganúmero1,enlacubiertaG. En el oscuro compartimiento, sus ojos hallaron un cuadro de total devastación. La bóveda que conteníaelbizanioestabasepultadabajoelmamparodelantero,quesehabíaderrumbado. Permaneció inmóvil largo rato contemplando con fijeza la avalancha de acero roto y retorcido que hacíaimposibletodointentodellegarconfacilidadalvaliosoelemento.Deprontointuyólapresenciade alguiendetrásdesí. —Segúnparece,hemostenidomalasuerte—comentóSandecker. —Almenosporelmomento—asintióPitt. —Talvezsile… —Con nuestro equipo serrador portátil tardaríamos semanas en abrirnos una senda a través de esa jungladeacero. —¿Nohayotrorecurso? —ConunagrúaDopplemangigantesepodríadespejarlosrestosenpocashoras. —Lo que está diciendo, entonces, es que nuestra única alternativa es hacernos a un lado y esperar pacientementehastaquelleguemosalosdiquessecosdeNuevaYork. Bajolamortecinaluz,PittlomiróySandeckeradvirtiólaexpresióndefrustraciónquesurcabasu curtidorostro.Nohacíafaltacontestar. —TrasladarelbizanioalCapricornnoshabríafavorecido—dijoPitt—.Nohaydudadequeasínos habríamosahorradomuchaspenurias. —Talvezpodamossimularuntraslado. —Esosamigosnuestrosquetrabajanparalossoviéticosolfatearíanlafarsaantesqueelprimercajón pasaraporlaborda. —PresuponiendoqueambosesténabordodelTitanic,porsupuesto. —Losabrémañanaaestahora. —¿Quieredecirquétieneindiciosdesuidentidad? —Tengoidentificadoaunodeellos,elquematóaHenryMunk.Encuantoalotro,espuramenteuna suposición. —Meinteresasaberaquiénhadescubierto—dijoSandecker. —Mispruebasjamásconvenceríanaunfiscalfederal,muchomenosaunjurado.Démeunashoras más,almirante,ypondréalosdos,SilveryGold,ensusmismasmanos. Sandeckerlomiróconfijezaantesdepreguntar: —¿Tancercaestá? —Sí. Fatigado,Sandeckersepasóunamanoporlacarayapretóloslabios.Mirólastoneladasdeacero quecubríanlabóveda. —Lodejoensusmanos,Dirk.Lorespaldaréhastaelfin.Enrealidad,notengomuchasalternativas. Pittteníatambiénotraspreocupaciones.Aúnfaltabanhorasparaquellegaranlosdosremolcadores delaarmadaprometidosporelalmiranteKemper,ydurantelamañana,sinmotivoaparente,elTitanic aumentóendiecisietegradossuinclinaciónaestribor. La nave estaba demasiado sumergida en el agua; las crestas de las olas lamían los portalones cerrados de la cubierta E, a sólo tres metros sobre los imbornales. Y aunque Spencer y su equipo de bombeohabíanlogradointroducirtubosdesucciónenlasbodegasatravésdelasescotillasdecarga,no habían podido abrirse paso entre los desechos que obstruían las escaleras de cámara para llegar a las salas de máquina y de calderas, donde seguía acumulada, remota e inaccesible, la mayor cantidad de agua. Sentadoenelgimnasio,sucioyexhaustodespuésdetrabajartodoeldía,Drummerbebíauntazónde cacao. —Concasiochentaañosdeinmersiónypodredumbre,elartesonadodemaderadelospasillosseha caído,dejándolosmásatascadosqueunasendaenunachatarreríadeGeorgia. Pitt estaba donde había estado toda la tarde, inclinado sobre una mesa de dibujo junto al radiotransmisor. Con ojos enrojecidos, contemplaba un diagrama trasversal de la superestructura del Titanic. —¿Nopodemosabrirnospasoporlaescaleraprincipaloporloshuecosdelosascensores? —MásalládelacubiertaD,laescaleraestállenadebasuradispersa—declaróSpencer. —Ynohayningunaposibilidaddepenetrarenloshuecosdelosascensores—agregóGunn—.Están colmadosporuncúmulodecablescorroídosymaquinariadestrozada.Ysiconesonobastara,todaslas puertasherméticasdedoblecilindro,enloscompartimientosinferiores,sehanatascado. —Lascerróautomáticamenteelprimeroficialdelanaveinmediatamentedespuésdequeéstachocó coneliceberg—informóPitt. En ese momento, un hombre bajo y robusto como un toro, cubierto de aceite y mugre, entró en el gimnasiotambaleándose.Pittalzólamiradaysonrió. —¿Erestú,Al? Giordinosearrastróhastauncolchón,dondesedesplomóexhausto. —Los agradecería que no encendáis fósforos a mi lado —murmuró—. Soy demasiado joven para morirenunaardientellamadegloria. —¿Haconseguidoalgo?—preguntóSandecker. —Lleguéhastalacanchadepelota,enlacubiertaF.Joder,esoestámásnegroqueelpecado…me caíporunaescaleradecámara.Estátodoinundadodeaceitequeharezumadodesdelasalademáquinas. Esomedetuvo…Nohabíamododebajar. —Talvezunaserpientepudierallegaralassalasdecalderas—dijoDrummer—,perounhombreno. Porlomenosnohastaquepaseunasemanaabriéndosecaminocondinamitayunequipodedemolición. —Tienequehaberunmodo—intervinoSandecker—.Alláabajo,enalgunaparte,elbarcohaceagua. Simañanaaestahoranohemosresueltoelproblema,sevolcaráyzozobrará. NuncaseleshabíaocurridoperderalTitaniccuandoestabadenuevosobreunmartranquilo,pero ahora todos empezaron a sentir un nudo en el estómago. Aún faltaba remolcar la nave y Nueva York estabaatresmilmillasdedistancia. Sentado, Pitt contemplaba con atención los diagramas interiores del barco. Lamentablemente eran inadecuados. No existía ninguna serie de planos detallados del Titanic y de su gemelo, el Olympic. Habían sido destruidos, junto con archivos llenos de fotografías y datos de construcción, cuando los astilleros Harland y Wolff, en Belfast, fueron arrasados por bombarderos alemanes durante la Segunda GuerraMundial. —Sinofueratanenorme…—murmuróDrummer—.Lassalasdecalderasestáncasitreintametros pordebajodelacubiertaprincipal. —Lo mismo daría que estuvieran a cien kilómetros —comentó Spencer, alzando la mirada al aparecerWoodsonporlaentradadelaescalinata—.Ah,tenemosconnosotrosalgranfotógrafooficial delaoperación.¿Quéhashecho? Woodson se descolgó del cuello varias cámaras fotográficas que depositó sobre una improvisada mesadetrabajo. —Hetomadoalgunasfotosparalaposteridad,nadamás—repusoconsuhabitualinexpresividad—. Nunca se sabe; tal vez algún día escriba un libro sobre esto y, como es natural, querré incluir ilustraciones. —Ya—dijoSpencer—.Porcasualidad,¿nohasencontradoalgunaescaleradespejadahastalassalas decalderas? Woodsonmeneólacabeza. —Tomé fotos en el salón de primera clase, que está notablemente bien conservado. Salvo por los obviosestragosdelaguaenlasalfombrasyelmobiliario,podríacreersequeesunasaladelpalaciode Versalles.—Comenzóacambiarcarretesdepelícula—.¿Quéposibilidadeshaydeusarelhelicóptero? Me gustaría obtener algunas fotos a vista de pájaro de nuestra presa antes de que lleguen los remolcadores. Giordinoseapoyóenuncodo. —Teconvienedispararmientraspuedas.Esposiblequeporlamañananuestrapresaestédevuelta enelfondo. Woodsonjuntólascejas. —¿Seestáhundiendo? —Creoqueno. Todos los ojos se volvieron hacia el hombre que acababa de pronunciar esas palabras. Era Pitt. SonreíacontantoaplomocomosiacabarandenombrarlopresidentedelaGeneralMotors,ycontinuó: —Como solía decir Kit Carson cuando estaba rodeado por indios que lo superaban en número: «Todavía no estamos perdidos ni mucho menos». En diez horas, las salas de máquinas y de calderas estarán secas. —Rebuscó los diagramas que había sobre la mesa hasta encontrar el que buscaba—. Woodson lo dijo: «una foto a vista de pájaro»… Lo hemos tenido ante las narices desde el primer momento.Debimosbuscardesdearribaynodesdeadentro. —Vayanovedad—dijoGiordino—.¿Quéhaytaninteresantedesdeelaire? —¿Ningunodevosotrossedacuenta? Drummerevidencióperplejidad. —Niidea. —¿Spencer? Éstemeneólacabeza.Pittsonrióydijo: —Reúnaarribaasushombresydígalesquellevensuspertrechosdeserrar. —Deacuerdo—repusoSpencer,perosiguióensusitio. —ElseñorSpencermeestátomandomentalmentelasmedidasparaunacamisadefuerza—observó Pitt—.Noseexplicaporquédebemosabriragujeroseneltechodelbarcoparapenetraraunadistancia de treinta metros a través de ocho cubiertas llenas de chatarra. En realidad no es ninguna hazaña… Tenemos un túnel instalado y libre de desechos que conduce a las salas de calderas. A decir verdad, tenemoscuatro.Lastuberíasdecalderasdondeantesseapoyabanlaschimeneas.Cortadconsopleteel mojacero que cierra las aberturas y tendréis un pasaje directo hasta las sentinas. ¿Lo habéis comprendido? Spencerlocomprendíaylosdemás.Todosjuntosfueronhacialapuertasinmolestarseencontestara Pitt. Doshorasmástardelasbombasdieselfuncionabanacoroyochomillitrosdeaguaporminutoeran devueltosporlabordaalasenormesolasqueelhuracánempujabapordelantealaproximarse. 55 LohabíanbautizadocomohuracánAmanda,yesamismatardelamayoríadelasembarcacionesse habíanapartadodesutrayectoriaprevista.Todosloscargueros,buquescisternasynavesdepasajeros quehabíanzarpadoentreSavannah(Georgia)yPortsmouth(Maine)habíanrecibidoórdenesderegresar apuertoencuantoelCentrodeHuracanesdelaNUMAenTampalanzólasprimerasadvertencias.Alo largo del litoral este, casi cien naves habían postergado sus fechas de partida, mientras que todos los barcosprocedentesdeEuropaqueyasehallabanenaltamarseponíanalpairo,esperandoaquepasara elhuracán. En Tampa, el doctor Prescott y sus meteorólogos hormigueaban alrededor del mapa mural, alimentando las computadoras con nuevos datos y calculando toda desviación de la trayectoria de Amanda.ElrumboinicialprevistoporPrescottseconfirmabaenunmargendedoscientoskilómetros. Unmeteorólogoseacercóyleentregóunahojadepapel. —AquítieneelinformedeunavióndereconocimientodelaGuardiaCosteraquepenetróenelojo delhuracán… Prescottcogióelinformeyleyópartesenvozalta. —El ojo tiene aproximadamente treinta y seis kilómetros de diámetro. Su velocidad de avance aumentóacuarentanudos.Fuerzadelviento,trescientos…—Seleapagólavoz. Suayudantelomiróconojosdeasombro. —¿Vientosdetrescientoskilómetrosporhora? —Ymás—murmuróPrescott—.Compadezcoelbarcoqueseveaatrapadoenestehuracán. Elmeteorólogosevolvióparaestudiarelmapamural.Entoncessurostropalideció. —¡Oh,mierda…elTitanic! Prescottlomiró. —¿Quéhadicho? —ElTitanicysuflotaderescate.Estánjustoenmediodeltrayectodelhuracán. —¡Imposible!—exclamóPrescott. Elmeteorólogoseacercóalmapamuralyvacilóunosinstantes.Porúltimotendióelbrazoytrazó unaXjustodebajodelosgrandesbancosdeTerranova. —Mire,ésaeslaposiciónenquefueizadodelfondo. —¿Dóndeobtuvoestainformación? —Desde ayer está en todos los diarios y en la televisión… Puede pedir confirmación al cuartel generaldelaNUMA,enWashington. Prescottcogióunteléfonoyladróporelauricular: —Consíganme línea directa con nuestra jefatura en Washington. Quiero hablar con alguien relacionadoconelproyectoTitanic. Mientrasesperabaaquepasaransullamada,observóporencimadelasgafaslaXtrazadaenelmapa mural. —Ojalá esos pobres desgraciados tengan a bordo un meteorólogo con dotes de predicción sobrenaturales—murmuróparasí—,omañanaaprenderánloquesignificalafuriadelmar. Conexpresiónvaga,Farquarcontemplabalosmapasmeteorológicosquehabíadesplegadossobrela mesa.Teníalamentetanentorpecidaypesadaporlafaltadesueño,quelecostódefinirlasmarcasque había hecho apenas minutos antes. Las indicaciones sobre temperatura, velocidad del viento, presión barométricayelfrentedetormentaqueseaproximabasefundíanenunconfusoborrón.Sefrotólosojos en un inútil intento de enfocarlos. Después meneó la cabeza para despejar las telarañas, procurando recordarquéconclusioneshabíaestadoporsacar. El huracán… Sí, eso era. Lentamente Farquar comprendió que había cometido un grave error de cálculo.ElhuracánnosehabíadesviadohaciaelcaboHatteras,comoélhabíapredicho.Encambio,una zonadealtapresiónalolargodelacostaorientallomanteníasobreelocéanoconrumbonorte.Ylo peoreraquedespuésdedesviarsehabíaempezadoaavanzarmásrápidoyahoraseprecipitabahaciala posicióndelTitanicaunavelocidaddecasicuarentaycinconudos. Había observado el nacimiento del huracán en las fotos tomadas por satélites y estudiado minuciosamente las advertencias de la estación de la NUMA en Tampa, pero todos sus años de pronósticos meteorológicos no lo habían preparado para la violencia y la celeridad alcanzadas por aquellamonstruosidadentanpocotiempo. ¿Un huracán en mayo? Era inimaginable. Entonces lo atormentó el recuerdo de sus palabras a Pitt. «Sólo Dios puede provocar una tormenta». De pronto su cara se empapó de sudor y sus manos se crisparon. —QueDiosayudealTitanic—murmuróporlobajo—.Eselúnicoquepuedesalvarloestavez. 56 Los remolcadores de rescate de la armada estadounidense Thomas J. Morse y Samuel R. Wallace llegaronpocoantesdelastresdelatardeycomenzaronadarlentasvueltasalrededordelTitanic. La magnitud y la lúgubre atmósfera del barco causaron a los tripulantes de los remolcadores la misma sensacióndetemorreverencialqueexperimentaraneldíaanteriorloshombresdelaNUMA. Tras media hora de inspección visual, los remolcadores se detuvieron paralelos al gran casco enmohecido, sobre el fuerte oleaje. Después, casi al mismo tiempo, fueron bajados sus cúteres, los capitanescruzaronyempezaronatreparporunaescalalanzadaatodaprisadesdelacubiertadelTitanic. El teniente George Uphill, del Morse, era un hombre bajo, regordete, de cara rubicunda, con un inmensobigotealoBismarck,mientrasqueelcapitándecorbetaScottyButera,delWallace, alcanzaba el metro ochenta de estatura y hundía su barbilla en una esplendorosa barba negra. Esos dos no eran pulcrosoficialesdemarina.Teníantodoelaspectodehombresdesalvamentorudosysensatosyobraban comotales. —Nosabencuántonosalegramosdeverlos—declaróGunnestrechandosusmanos—.Elalmirante SandeckeryelseñorDirkPitt,nuestrodirectordeproyectosespeciales,losesperanennuestrabasede operaciones,simepermitenlaexpresión. SiguiendoaGunn,loscapitanesderemolcadorsubieronlaescaleraycruzaronlacubiertaprincipal, mientrascontemplabanarrobadoslosrestosdeesacélebrenave.Cuandollegaronalgimnasio,Gunnhizo laspresentaciones. —Pareceincreíble—murmuróUphill—.Nienmismásdescabelladosensueñosimaginéquellegaría acaminarporlascubiertasdelTitanic. —Yosientolomismo—coincidióButera. —Ojalápudiéramosofrecerlesunavisitaguiada—dijoPitt—,peroacadaminutoaumentaelpeligro dequeelmarnosloarrebatedenuevo. ElalmiranteSandeckerseñalóunalargamesarepletademapasmeteorológicos,diseñosytablas,y todosseacomodaronconhumeantestazasdecafé. —Loquemásnospreocupaeseltiempo—declaróSandecker—.Anuestrometeorólogo,queestáa bordodelCapricorn,selehaconvertidoenprofetadeldesastre. Pittdesenrollóungranmapameteorológico,queextendiósobrelamesa. —Nohaymododeeludirlasmalasnoticias.Eltiempoempeoraconrapidez.Elbarómetrohabajado uncentímetroymedioenlasúltimasveinticuatrohoras.Lafuerzadelvientoesdecuatro,sopladesdeel noroesteyvaenaumento.Nosehaganilusiones,señores,vamosapasarunmalrato.Amenosqueocurra un milagro y Amanda, decida virar al oeste, mañana a esta hora estaremos metidos en su cuadrante delantero. —ElhuracánAmanda—repitióButera—.¿Esmuyviolento? —Joel Farquar, nuestro meteorólogo, asegura que es de los peores —repitió Pitt—. Ya anunció vientosdefuerzaquinceenlaescalaBeaufort. —¿Fuerza quince? —repitió Gunn, atónito—. Dios mío, el máximo huracán conocido es de fuerza doce. —Metemoqueestamosantelapesadilladetodoprofesionaldelsalvamento—afirmóSandecker—. Reflotar un barco hundido para que después te lo arrebate un capricho del tiempo… —Miró ceñudo a UphillyButera—.Sediríaqueustedeshanhechounviajeinútil.Serámejorquevuelvanasusbarcosy semarchenatodogas. —¿Marchamos?¡Deningúnmodo!Acabamosdellegar—repusoUphill. —Desdeluego—sonrióButera,mirandoaSandecker—.ElMorseyelWallacepuedenremolcarun portaaviones a través de un pantano en medio de un tornado, si es necesario. Están diseñados para enfrentarseconcualquiercosaquelespresentelanaturaleza.SilogramostenderuncablehastaelTitanic yremolcarlo,quizápuedasalirintactodelatempestad. —Arrastrar un barco de cuarenta y cinco mil toneladas por las fauces de un huracán —murmuró Sandecker—.Suenajactancioso… —Noesjactancia—replicóButera—.TendiendouncabledesdelapopadelMorsehastalaproadel Wallace, nuestra potencia combinada puede remolcar al Titanic tal como dos locomotoras pueden arrastraruntrendecarga. —Ypodemoshacerloconolasdediezmetrosaunavelocidaddecincoaseisnudos—añadióUphill. Sandeckermiróalosdoscapitanesylosdejócontinuar.Buteraprosiguió: —Ésos que ve allí no son remolcadores vulgares, almirante. Son de aguas profundas, de rescate oceánico.Cadaunomideochentametrosdelargo,tieneturbinasdieseldecincomilcaballosyescapaz dearrastrarveintemiltoneladasadieznudosalolargodetresmilkilómetrossinrepostar.Sihayenel mundodosremolcadoresquepuedanconduciralTitanicatravésdeunhuracán,sonéstos. —Apreciosuentusiasmo—declaróSandecker—,peronoquieroserresponsabledesusvidasysus tripulacionesenunaempresacasiimposible.ElTitanictendráquesalirdelatormentaaladeriva.Les ordenoquesedirijanaunazonasegura. UphillmiróaButera. —Porcierto,comandante,¿cuándofuelaúltimavezquedesafióunaordendirectadeunalmirante? —Ahoraquelopienso,nolohagodesdeestamañana. —Hablandoenminombreyeldelequipoderescate—declaróPitt—,agradecemossuayuda. —Ya lo ve, señor —sonrió Butera—. Además, el almirante Kemper me ordenó llevar a puerto el Titanicopresentarsolicitudderetiroanticipado.Pormiparte,optoporelTitanic. —Esto es un motín —dijo Sandecker, pero en su tono había satisfacción y no hacía falta mucha perspicacia para advertir que la discusión había salido tal como él esperaba. Mirando a todos con astucia, dijo—: Bien, señores, éste será su funeral… ya que está decidido, sugiero que en lugar de quedarnossentadospongamosmanosalaobraysalvemosalTitanic. DepieenelpuentedebabordelMijailKurkov,elcapitánIvánParotkinescrutabaelcieloconunos binoculares. Eraunhombredelgado,deestaturamedianayunrostrodistinguidoquecasinuncasonreía.Aunque tenía cerca de sesenta años, su cabello, que raleaba, no mostraba señales de canas. Un grueso jersey marinerocubríasupecho,mientrasquesuspiernasestabanenfundadasenpantalonesdelanaybotas. ElprimeroficialdeParotkinletocóelbrazoyseñalóalcielo,cercadelaenormecúpuladeradar delMijailKurkov.Porelnoresteaparecióunbombarderocuatrimotorquesefueagrandandohastaque Parotkin pudo distinguir sus distintivos rusos. Al pasar por encima de ellos, el avión parecía volar a escasavelocidad.Entonces,depronto,delvientredelaparatosurgióunpequeñoobjeto;segundosmás tardeseabrióunparacaídasquedescendiósobreelmástildelanterodelanavehastaque,finalmente,su ocupantecayóalaguaaunosdoscientosmetrosdelapopadeestribor. MientrasunapequeñalanchadelMijailKurkovpartíabamboleándosesobrelasaltasolas,Parotkin sevolvióhaciasuprimeroficial. —EncuantoelcapitánPrevlovestéasalvoabordo,condúzcaloamipresencia. Dichoesto,dejólosprismáticossobreelmostradordelpuenteybajóporunaescalera. Veinteminutosmástarde,elprimeroficialllamabaalalustrosapuertacaoba,laabríayluegodejaba pasaraunhombrequechorreabaaguasalada. —CapitánParotkin… —CapitánPrevlov… Ambos,profesionalesexpertos,permanecieronunosinstantesensilencio,estudiándose.Prevlovtenía la ventaja de haber leído minuciosamente los antecedentes navales de Parotkin. Este, en cambio, sólo podíaformarseunaopiniónatravésdelnombreydelasprimerasapariencias.Noestabasegurodeque legustaraloqueveía.Prevlovresultabademasiadobienparecido,demasiadozorroparaqueParotkin tuvieraunaimpresiónfavorabledesimpatíaoconfianza. —Tenemospocotiempo—dijoPrevlov—.Vayamosdirectamentealgrano… Parotkinalzóunamano. —Lo primero es lo primero… Una taza de té caliente y una muda de ropas. El doctor Rogovski, nuestrocientíficoprincipal,tienemásomenossumismatalla. Elprimeroficialasintióycerrólapuerta. —Bien—exclamóentoncesParotkin—,estoysegurodequeunhombredesujerarquíaeimportancia nohaarriesgadosuvidalanzándoseenparacaídasaunmarembravecidonadamásqueparaobservarun huracán. —Tienerazón.Nocorroriesgospersonalesporunatazadeté.Porcierto,¿supongoquenotienealgo másfuertequeelté? Parotkinmeneólacabeza. —Lo siento, capitán. No hay bebidas a bordo. Admito que esto no complace demasiado a la tripulación,perodevezencuandoahorrapesares. —ElalmiranteSloiukdijoqueloconsideraunejemplodeeficiencia… —Melimitoaserprudente. Prevlovabrióelcierredesumonoempapadoylodejócaeralsuelo. —Me temo que tendrá que hacer una excepción a esa regla, capitán. Los dos, usted y yo, vamos a olvidarlaprudenciaporunmomento. 57 Pittnopodíaescaparalasensacióndehaberquedadoabandonadoenunaisladesiertacuando,depie enlacubiertadeproadelTitanic,viocómolaflotadesalvamentoseponíaenmarchahaciaelhorizonte occidentalyaguasmástranquilas. ElúltimoenpasarfueelAlhambra,cuyocapitánlanzóun«buenasuerte»consulámparadeseñales, mientraslosperiodistasfilmabansolemnementeloqueacasofueralaúltimaimagenvisualdelTitanic. Con la mirada, Pitt buscó en vano a Dana Seagram entre la multitud apiñada contra las barandillas. Contempló las naves hasta que se convirtieron en puntos negros sobre un mar plomizo. Solo quedaban atrás el lanzamisiles Janean y el Capricorn, pero la embarcación de rescate partiría cuando los remolcadoreshubieransujetadoalTitanic. —¿ElseñorPitt? Alvolverse,Pittvioaunhombrequeteníacaradeboxeadorycuerpodebarrildecerveza. —SoyelcontramaestreBascom,delWallace.Hetraídoabordodoshombresparaasegurarelcable deremolque. Pittsonrió. —ApuestoaquetellamanBascomelMalo. —Sóloamisespaldas.EsunapodoquemesiguedesdequedestrocéunbardeSanDiego—repuso Bascom,encogiéndosedehombros.Luegoentrecerrólosojos—.¿Cómolohaadivinado? —ElcomandanteButeralodescribióentérminosentusiastas…claroqueasusespaldas. —Elcomandanteesunabuenapersona. —¿Cuántotiempollevaráelenganche? —Consuerteyconlaayudadelhelicóptero,alrededordeunahora. —Bien.Cogedelhelicóptero;detodosmodospertenecealaarmada.—Pittsevolvióparaobservar al Wallace, que Butera hacía retroceder lentamente hacia popa del Titanic hasta quedar a menos de treintametrosdedistancia—.¿Elhelicópterotraeráabordoelcablederemolque? —Sí,señor—repusoBascom—.Nuestrocabletieneveinticincocentímetrosdediámetroypesauna tonelada cada veinticinco metros. No es precisamente liviano… En la mayoría de los remolques lanzaríamosuncablenormalsobrelapopadelbarco,queasuvezseamarraríaconunaseriedecables más gruesos que finalmente se unirían al cable principal, pero ese tipo de operación requiere un torno eléctricoycomoelTitanicesunbarcomuertoylosmúsculoshumanosdejanmuchoquedesearparaesta tarea,utilizaremoselmétodomásfácil.Notendríasentidollenarlaenfermeríaconpacientesherniados. Aun con ayuda del helicóptero, a Bascom y sus hombres les costó mucho instalar el grueso cable. Sturgissecomportócomounprofesionalexperto.Manipulandoconpericialoscontrolesdelhelicóptero, depositó el extremo del cable del Wallace en la cubierta del castillo de proa del Titanic con tanta destreza como si hubiera practicado esa maniobra durante años. Sólo cincuenta minutos transcurrieron desdeelmomentoenqueSturgissoltóelcableyvolódevueltaalCapricornhastaqueelcontramaestre Bascom,depieenlabodegadeproa,agitólosbrazossobresucabezaparaindicaralosremolcadores quelaconexiónestabahecha. DesdeelWallace,Buteracontestóalaseñalconelsilbatodelremolcadorytransmitióalasalade máquinas la orden de «adelante despacio» mientras Uphill, en el Morse, efectuaba los mismos movimientos. Ambos remolcadores avanzaron con lentitud, el Wallace siguiendo al Morse tras trescientosmetrosdetraílladealambre,soltandoelcableprincipalhastaqueelTitanicsemecióenlas olas casi medio kilómetro a popa. Entonces Butera levantó una mano; en la popa del Wallace sus tripulantesaflojaronsuavementeelfrenodelinmensotornoderemolqueyelcableabsorbiólatensión. DesdelagranalturadelTitanic,losremolcadoresparecíanbarcosdejugueteagitándosesobrelas enormescrestasdelasolas.Parecíaimposiblequeembarcacionestanpequeñaspudieranmovermásde cuarentaycincomiltoneladas.Sinembargo,lentaeimperceptiblemente,losdiezmilcaballosdefuerza desuspotenciascombinadasempezaronasurtirefectoyprontosepudodistinguirundiminutotrazode espumaalrededordelTitanic. Apenas si avanzaba —Nueva York estaba todavía mil quinientos kilómetros al oeste—, pero al menos volvía a encontrarse donde había estado aquella fría noche de 1912, y una vez más iba hacia puerto. Lasnegrasyamenazantesnubesascendíanysederramabansobreelhorizontesur.Eraunfrentede huracán. Ante los ojos de Pitt pareció expandirse y afirmarse, imprimiendo al mar un oscuro matiz grisáceo.Demodoextraño,elvientoamainó,cambiandodedireccióncadapocossegundos.Advirtióque lasgaviotasqueantessobrevolabanlaflotaderescatehabíandesaparecido.Sólolavisióndel Juneau, queavanzabasinpausaaquinientosmetrosdelTitanic,ofrecíaciertasensacióndeseguridad. Pitt consultó su reloj y luego echó otra ojeada sobre la barandilla de babor antes de acercarse lentamentealaentradadelgimnasio. —¿Lapandillaestáaquí? —Seestánponiendomuyinquietos—repusoGiordino,quesehallabadepie,acurrucadocontraun ventilador en un vano intento de protegerse del viento helado—. De no haber sido por la influencia moderadoradelalmirante,habríastenidoentremanosunverdaderomotín. —¿Estántodosaquí? —Comounsolonombre. —¿Seguro? —CreeenlapalabradelalcaideGiordino.Ningúnpresidiariohasalidodelahabitación. —Entalcaso,esmiturnodeentrarenescena. —¿Algunaquejadenuestrosinvitados?—preguntóGiordino. —Lo de costumbre. Nunca les satisfacen sus alojamientos, la calefacción es insuficiente o el acondicionamientodeaireesexcesivo,yasabes. —Sí,losé. —Serámejorquevayasapopayteocupesdequedisfrutendelaespera. —¿Dequémodo? —Cuéntaleschistes. GiordinolanzóunaagriamiradaaPittymascullóparasímientrassevolvíayechabaaandarhaciala cadavezmástenueluzdelatardecer. Pitt consultó su reloj una vez más y entró en el gimnasio. Tres horas habían pasado desde que se iniciaraelremolqueyelúltimoactodelsalvamentosehabíaconvertidoenrutina.Inclinadossobrela radio, Sandecker y Gunn importunaban a Farquar, del Capricorn, que ahora se hallaba cincuenta kilómetrosaloeste,pidiéndolelasúltimasnoticiasacercadeAmanda.Elrestodelequiposeagrupabaen apretadosemicírculoalrededordeunapequeñaestufadepetróleo. Al entrar Pitt, todos lo miraron expectantes. Cuando por fin habló, lo hizo con voz suave, en el forzadosilencioquesóloquebrabaelzumbardelosgeneradoresportátiles. —Señores,pidodisculpasporelretraso,perosupusequelabrevepausaparaelcaféreconstituiría susalicaídosánimos. —Basta de cháchara —dijo secamente Spencer con irritación—. Nos convoca aquí y después nos tienemediahorasentadoscuandohaytrabajoporhacer…¿Quéocurre? —Esmuysencillo—repusoPittconcalma—.DentrodeunosminutoseltenienteSturgisdescenderá a bordo con su helicóptero por última vez antes de que se desate la tormenta. Salvo Giordino y yo, quisieraquetodos,incluidousted,almirante,volvieranconSturgisalCapricorn. —¿Nosepasadelaraya,Pitt?—dijoSandeckercontonoagrio. —Enciertamedidasí,señor,peroestoyconvencidodequehagoloquecorresponde. —Explíquese.—Sandeckerresplandecíacomounapirañaapuntodetragarseunpezdecolor.Estaba representandosupapelhastaelfin,enunaactuaciónverdaderamenteépica. —TengomotivosparacreerquealTitanicnolequedafuerzaestructuralsuficienteparaenfrentarun huracán. —Este cacharro ha soportado más penurias que cualquier objeto hecho por el hombre desde las pirámides—dijoSpencer—.Yahoraelgranvidentedelfuturo,DirkPitt,predicequeelviejoluchador arrojarálatoallaysehundiráalprimergolpedeunamíseratormenta. —No hay garantías de que no pueda irse a pique en un mar embravecido —insistió Pitt—. De cualquiermodo,seríaestúpidoarriesgarmásvidasdelasnecesarias. —Aversiloentiendobien—tercióDrummer,cuyosrasgosaguileñosexpresabandecisiónyfuria—. Salvo usted y Giordino, los demás tendríamos que huir abandonando todo aquello que nos hemos esforzado por lograr durante los últimos nueve meses, sólo para ocultarnos en el Capricorn hasta que paselatormenta…¿Aesoserefiere? —Bingo,Drummer. —Ustedestáloco. —Tansóloparavigilarlasbombashacenfaltacuatrohombres—adujoSpencer. —Yhayqueinspeccionarlalíneadeflotaciónconstantementeporsiaparecealgunanuevafiltración —agregóGunn. —Ustedes los héroes son todos iguales —dijo Drummer arrastrando las palabras—. Siempre haciendonoblessacrificiosparasalvaraotros…Veamoslascosascomoson:doshombresnopueden encargarsedeestecacharro.Votoporquenosquedemostodos. Spencer se volvió para escrutar los seis rostros de su equipo. Todos le devolvieron la mirada con ojosenrojecidosporlafaltadesueñoyasintieronalmismotiempo.EntoncesSpencervolvióaencararse conPitt. —Losiento,granlíder,peroSpencerysubandadebombeadoreshandecididopermaneceraquí. —Yotambién—anuncióWoodson. —Yyo—dijoGunn. BascomtocóelbrazodePitt. —Losiento,señor,peromismuchachosyyotambiénnosquedamos.Hayquerevisarylubricarese cablecadahora. —Losiento,Pitt—dijoSpencerconsatisfacción—.Hasperdido… SeoyóalhelicópterodeSturgis,queaterrizabasobrelacubierta.Pittseencogiódehombrosconaire resignadoydijo: —Pues no hay más que hablar. Todos nos hundimos o todos nos salvamos… —Luego agregó con sonrisafatigada—:Convienequedescanséisunpocoycomáisalgo.Talvezsealaúltimaposibilidadde hacerlo. Dentro de pocas horas estaremos de lleno en el huracán… Y no hace falta explicaros lo que puedeocurrir. Dichoesto,sevolvióysalióalencuentrodelhelicóptero.«Nohasidounamalaactuación»,pensó. Nunca lo propondrían para un premio de la Academia de Hollywood, pero qué diablos, había sido convincenteparasupúblicoyesoeratodoloqueimportaba. Jack Sturgis era un hombre bajo y delgado, de ojos tristes y adormilados del tipo que las mujeres consideranfascinantes.MordisqueabaunalargaboquillayadelantabalamandíbulaalestilodeFranklin Roosevelt.Acababadeabandonarlacarlingadelhelicópteroyparecíabuscaralgobajoelmecanismode aterrizajecuandollegóPitt. Sturgisalzólamirada. —¿Haypasajeros?—preguntó. —Enesteviaje,no. Sturgissacudiólacenizadesuboquilla. —DebíhabermequedadoenmicálidaycómodacabinadelCapricorn—suspiró—.Estodevolaren plenohuracánmecostarálavidaalgúndía. —Mejorpóngaseenmarcha—dijoPitt—.Prontotendremoselvientoencima. —Lomismoda—repusoSturgis,encogiéndosedehombros—.Novoyaningunaparte. Pittlomiró. —¿Quéquieredecir? —Que me han fastidiado. —Sturgis señaló las hélices del helicóptero; la punta de una de ellas colgabacomounamanoinerte—.Aquíhayalguienquenosimpatizaconestasavesmecánicas. —¿Chocócontraalgoalaterrizar? Sturgispareciómolestarse. —No suelo atropellar objetos al aterrizar. —Encontró lo que buscaba y se irguió—. Mire; algún cabrónlanzóunmartilloentrelashélices. Pitttomóelmartilloyloexaminó.Elmangodegomamostrabaunprofundotajodondehabíaentrado encontactoconlapaleta. —Asímeloagradecen—bromeóSturgis. —Lo siento, Sturgis, pero sugiero que olvide toda aspiración de llegar a detective. Carece de mentalidadanalíticayespropensoaextraerconclusionesfalsas. —Y una mierda, Pitt. Un martillo no vuela por el aire sin un impulso previo. Uno de sus hombres debehaberlolanzadocuandoyoaterrizaba. —Se equivoca. Me consta que ningún hombre a bordo de este barco estuvo cerca de esta pista de aterrizajeenlosúltimosdiezminutos.Noséquiénessucabrón,perometemoquelohatraídoconsigo. —¿Meconsideraidiota?Sillevaraunpasajerolosabría. —Sulenguajeeserróneo—insistióPitt—.Pasajerono;polizón…Ynoesningúnidiota.Esperóa que el helicóptero tocara la cubierta antes de actuar y luego huyó por la escotilla de carga. Sólo Dios sabedóndeseocultaahora.Esimposibleregistrarsesentakilómetrosdepasadizosycompartimientosen lamásnegraoscuridad. Sturgispalideció. —¡Mierda!Elcabrónestátodavíaenelhelicóptero. —Tonterías.Escapóencuantoustedaterrizó. —No.Sepuedelanzarunmartilloporunaventanillaabiertahacialashélices,peroescaparesalgo muydistinto. —¿Deveras?—dijoPittconcalma. —La escotilla del compartimiento de carga es operada electrónicamente y sólo puede hacerse medianteuninterruptordesdelacabinadecontrol. —¿Hayotrasalida? —Sólounapuertaquecomunicaconlacabinadecontrol. Pittestudiólaescotilladecargacerrada.LuegosevolvióhaciaSturgisylomirófríamente. —Bien,creoquecorrespondeinvitarloaquedélacara. SturgisquedóatónitoalverlapistolaColt45,provistadesilenciador,quesehabíamaterializadode prontoenlamanoderechadePitt. —Claro…—tartamudeó—.Comoprefiera. Sturgis trepó hasta la cabina de control, se asomó a ella y movió una palanca. La puerta se abrió sobre el fuselaje del helicóptero. Aún antes que las clavijas de sostén se ajustaran con un chasquido, Sturgisestabadevueltaenlacubierta,asalvotraslosanchoshombrosdePitt. Medio minuto después de abrirse la puerta, Pitt seguía inmóvil en su sitio. Allí permaneció por un tiempoqueaSturgisleparecióunaeternidad,sinmoverunmúsculo,respirandodemodolentoyrítmico. Losúnicosruidoseranelchapoteodelasolascontraelcasco,elgravegemidodelvientocadavezmás fuerteyelmurmullodevocesqueproveníadelgimnasio.NoeranésoslossonidosquePittprocuraba oír.Cuandoseconvenciódequenoseoíanrocesdepies,crujidosderopasniotrossonidosvinculados conpeligroosigilo,subióalhelicóptero. La oscuridad del cielo entenebrecía el interior y Pitt percibió con inquietud que su silueta se recortabanítidamentecontralaluzcrepuscular.Aprimeravista,elcompartimientoparecíavacío,pero despuésSturgisleseñalóunalonaqueenvolvíaunaformahumana. —Pleguéesalonahacenomásdeunahora—susurróSturgis. Pittseagachóyapartólalonaconsumanoizquierda,mientrasconladerechaapuntabalapistola. Sobrelacubiertadecargayacíaacurrucadaunafiguraenvueltaenunagruesachaqueta,conlosojos semicerradosenunestadodeinconscienciaprovocadosindudaporunmagullónsangranteenlafrente. Sturgis quedó paralizado en las sombras, en pasmada inmovilidad, mientras sus ojos dilatados pestañeabanconrapidez,adaptándosealatenueluz.Luegosefrotólabarbillaconlosdedosymeneóla cabeza,incrédulo. —Vaya—murmuróconasombro—.¿Sabequiénes? —Losé—repusoPittcontranquilidad—.SellamaSeagram.DanaSeagram. 58 Sobre el Mijail Kurkov, el cielo se oscureció con espantosa brusquedad. Grandes nubes negras borraron las estrellas vespertinas y el viento, al volver, aumentó hasta convertirse en una aullante ventiscadesesentakilómetrosporhoraquerompíalascrestasdelasolasyarrastrabalaespumahaciael noreste. Dentrodelaampliatimoneradelbarcosoviéticoseestabaalabrigo.Prevlovsehallabadepiejunto aParotkin,queobservabaporradarelpuntoluminosodelTitanic. —Cuandotoméelmandodeestanave—dijoParotkincomoquiensermoneaaunescolar—,teníala impresión de que se me ordenaba llevar a cabo programas de investigación y vigilancia. Nada se dijo sobreconducirunaoperaciónmilitardirecta. Prevlovlevantóunamanoenseñaldeprotesta. —Por favor, capitán, olvide las palabras «operación» y «militar»; son impronunciables… La pequeña aventura que estamos por emprender es una actividad civil perfectamente legal; en los países occidentalesseladenomina«cambiodeautoridades». —Más preciso sería hablar de piratería descarada —dijo Parotkin—. ¿Y cómo llama a esos diez infantesdemarinaqueagregóamitripulacióncuándozarpamosdelpuerto?¿Accionistas? —Nosoninfantesdemarina,sinomásbientripulantesciviles. —Porsupuesto—repusosecamenteParotkin—.Ytodosarmadoshastalosdientes. —Nosédeningunaleyinternacionalqueprohíbaalostripulantesdeunbarcodisponerdearmas. —Siexistiera;usteddescubriríaalgunacláusulaquepermitieseeludirla. —Vamos, estimado capitán Parotkin —exclamó Prevlov, palmeándole jovialmente la espalda—. Cuandoestaveladallegueasufin,losdosseremoshéroesdelaUniónSoviética. —Oestaremosmuertos—dijoParotkinconacritud. —Tranquilícese… El plan es perfecto, más aún con esa tormenta que ha alejado a la flota de salvamento. —Todavía queda e Juneau. Su capitán no se cruzará de brazos mientras nosotros alcanzamos al Titanic,loabordamoseizamoslahozyelmartillosobresupuente. Prevlovconsultósurelojdepulsera. —Dentrodedoshorasyveinteminutos,unodenuestrossubmarinosnuclearessaldráalasuperficie cien kilómetros al norte y comenzará a trasmitir S.O.S. bajo el nombre del Laguna Star, un carguero independientededocumentaciónalgodudosa. —¿YustedcreequeelJuneaumorderáelanzueloyseprecipitaráalrescate? —Losnorteamericanosnuncarechazanunapeticióndesocorro—repusoPrevlov,confiado—.Tienen el complejo del buen samaritano… Sí, el Juneau responderá. Tendrá que hacerlo; a excepción de los remolcadores,quenopuedenabandonaralTitanic,eslaúnicanavedisponibleenunradiodequinientos cincuentakilómetros. —Pero si después nuestro submarino se sumerge, las pantallas de radar del Juneau no mostrarán nada. —Como es natural, sus oficiales presumirán que el Laguna Star se ha hundido y redoblarán sus esfuerzosporllegaratiempoparasalvarlasvidasdelasupuestatripulación. —Admirosuimaginación—sonrióParotkin—.Sinembargo,esodejasinresolverproblemastales comolosdosremolcadoresdelaarmadaestadounidense,abordarelTitanicduranteelpeorhuracánde losúltimosaños,neutralizaralatripulaciónderescatenorteamericanayremolcarelbarcohastaRusia, todoesosinprovocarunacrisisinternacional. —Su objeción consta de cuatro elementos, capitán. —Prevlov hizo una pausa para encender un cigarrillo—. Los explicaré por su orden. Primero: los remolcadores serán eliminados por dos agentes soviéticosqueenestemomentosehacenpasarpormiembrosdelatripulaciónderescatenorteamericana. Segundo:abordaréelTitanicyasumirésumandocuandoelojodelhuracánllegueanosotros.Dadoque en esta zona la velocidad del viento casi nunca excede los quince nudos, creo que mis hombres y yo tendremospocadificultadparaacercarnosypenetrarporunapuertadecargaqueunodenuestrosagentes abriráenelmomentooportuno.Tercero:migrupodeabordajedarácuentadelatripulaciónderescate conrapidezyeficiencia.Cuarto:seharácreeralmundoquelosnorteamericanosabandonaronelbarco duranteelhuracányseperdieronenelmar.Eso,claroestá,conviertealTitanicenunbarcoabandonado. Yelprimercapitánqueleateuncaboderemolqueobtendrálosderechosdesalvamento.Eseafortunado capitán será usted, camarada Parotkin. Según el derecho marítimo internacional, usted tendrá todo el derechoaremolcaralTitanic. —Jamássesaldráconlasuya—repusoParotkinconangustiaenlosojos—.Loqueestásugiriendo esunasesinatoenmasasinatenuantes.¿Hapensadotambiénenlasconsecuenciasdeunfracaso? Prevlovlomiróysusonrisasehizomástensa. —Se ha pensado en el fracaso, camarada. Pero abrigamos la ferviente esperanza de que no sea necesarialaopcióndefinitiva.—Enlapantalladelradar,señalóelpuntoluminosomásgrande—.Sería unalástimatenerquehundirelbarcomáslegendariodelmundoporsegundavezyparasiempre. 59 En las entrañas del antiguo trasatlántico, Spencer y sus maquinistas se esforzaban en mantener en funcionamiento las bombas diesel. Trabajando en las negras y frías cavidades de acero, sin otro lastimosoalivioqueeldeunospequeñosreflectores,proseguíansinquejarsesutareademanteneraflote el barco. Les causó cierta inquietud comprobar que en algunos compartimientos el agua entraba con demasiadarapidezparalasbombas. Hacia las siete, el tiempo había empeorado irremediablemente. El barómetro bajó a 29,6 y seguía descendiendoenpicado.ElTitanicempezóacabecearyabambolearse,cubriéndosedeaguaenlapopa y en los mamparos de la cubierta de carga. Bajo el manto de la noche y de la violenta lluvia, la visibilidad bajó casi hasta cero. Los tripulantes de los remolcadores sólo divisaban la enorme nave cuandoalgúnrayoiluminabavagamentesufantasmalperfil.Loquemáslespreocupaba,sinembargo,era elcablequedesaparecíaentrelasembravecidasaguasquesearremolinabanapopa.Latirantezconstante delcableeraenorme;cadavezqueelTitanicrecibíadellenolaembestidadeunaolagigantesca,ellos observaban con fascinación cómo el cable se elevaba enarcándose sobre el agua y crujía en torturada protesta. Butera nunca se alejaba del puente, manteniéndose en permanente contacto con los hombres que se hallaban en la cabina del cable de la cubierta de popa. De pronto chisporroteó en el altavoz una voz, haciéndoseoírporencimadelvientoqueaullabafuera. —¿Capitán? —Adelante,soyelcapitán—replicóésteporunmicrófono. —Le habla el contramaestre Kelly desde la cabina del cable, señor. Aquí está pasando algo muy extraño… —Explíquese. —Bueno, señor, el cable parece haber enloquecido. Primero osciló a babor y ahora se ha volcado haciaestriborenunángulopreocupante. —Estábien,manténgameinformado.—Buteramovióuninterruptoryabrióotrocanal—.Uphill,¿me oye?AquíButera. DesdeelMorse,Uphillcontestócasideinmediato. —Adelante. —CreoqueelTitanicsehadesviadoaestribor. —¿Puedeestablecersuposición? —Negativo.Nohayotroindicioqueelángulodelcablederemolque. DurantevariossegundoshubounsilenciomientrasUphillreflexionaba.Despuésselooyódenuevo porelaltavoz: —En este momento vamos a menos de cuarenta nudos. No tenemos otra alternativa que seguir adelante.Sinosdetenemosparaverquépasa,elTitanicpuedeoscilardecostadoyvolcarse. —¿Puedecaptarloensuradar? —Imposible;unaolasellevónuestrasantenashaceveinteminutos.¿Yelsuyo? —Aún tengo las antenas, pero la misma ola que se llevó las suyas causó un cortocircuito en mi instalacióneléctrica. —Entalcaso,escomounciegoguiandoaotro. Butera dejó el micrófono y entreabrió la puerta que comunicaba con el ala de estribor del puente. Protegiéndose los ojos con un brazo, salió tambaleándose y forzó la mirada para atisbar en la enloquecida noche. Los reflectores resultaban inútiles, ya que sus luces no hacían más que reflejar la lluvia torrencial. A popa brilló el fogonazo de un rayo, cuyo retumbar fue apagado por el viento, y el corazónlediounvuelcoaButera.ElbreveestallidoluminosonorevelóningúncontornodelTitanic.Era comosinuncahubieraestadoallí.Consuimpermeablechorreandoaguaylarespiraciónjadeante,Butera volvióaentrarenelprecisoinstanteenquevolvíaaoírselavozdelcapitánKellyporelaltavoz. —¿Capitán? Buterasequitóelaguadelosojosycogióelmicrófonoauricular. —¿Quépasa,Kelly? —Elcablesehaaflojado. —¿Algunarotura? —No,señor,elcablesiguetendido,perosehaasentadovariosmetrosmásabajo.Nuncahevistoun cablequehagaesto…EscomosielTitanichubieradecididoadelantársenos. Lapalabra«adelantársenos»fuedecisivayButerajamásolvidaríalabruscaconmociónconquelo comprendió.Conunchasquidoseabrióensumenteunacompuerta,soltandounapesadilladeimágenes en ordenada secuencia, imágenes de un péndulo enloquecido cuyo arco se hacía cada vez más grande hasta volverse sobre sí mismo. Ésas eran las señales: el cable en marcado ángulo a estribor, el súbito aflojamiento.Viomentalmentetodalaescena:elTitanic,impulsadolevementehaciaadelanteyparalelo albaodeestribordelWallace,yahoraeltiróndelcablequesujetababruscamentealTitaniccomoenun juegoinfantil.DespuésalgointerrumpiólapesadillamentaldeButera. Cogióelauricularyllamóalasalademáquinas. —¡Adelanteatodamarcha!¿Meoye,salademáquinas?¡Adelanteatodamarcha!—Yluegollamóal Morse—.¡Voyhaciaustedesatodamarcha!—gritó—.¿Meentiende,Uphill? —Repita,porfavor—pidióUphill. —Ordeneatodamarcha,maldición,olosatropellaré. Buteradejócaerelauricularyseabriópasodenuevohastaelpuente.Elhuracánagitabaelmarcon tantafuria,queeracasiimposibledistinguirelairedelagua.Buteraapenaspudomantenersesujetoala barandilla. EntoncesviolainmensaproadelTitanicsuspendidaentrelacortinadelviolentodiluvio,apocomás de treinta metros a estribor. Nada podía hacer ya, salvo observar, paralizado de horror, cómo la amenazantemoleseacercabainexorablementealWallace. —¡No!—gritócontraelviento—.¡Malditocadáver,apártatedemibarco! Era demasiado tarde. Parecía imposible que el Titanic pudiera evitar la colisión con la popa del Wallace.Ysinembargo,loimposiblesucedió.Laenormeproaseelevósobreunaaltísimaolaypendió suspendidaeltiemposuficienteparaquelashélicesdelremolcadorseafirmaran,alejándolo.Entoncesel Titanic descendió al canal, esquivando la popa del Wallace por un metro apenas, levantando una marejada que devoró entera a la pequeña nave, llevándose sus dos botes salvavidas y uno de los ventiladores. La ola arrastró a Butera del otro lado del puente, y lo lanzó contra el mamparo de la timonera, totalmentesumergidobajolaoleada.Cuandoelaguaporfinseescurrió,Buterasepusodepieyvomitó hastavaciarseelestómago. Atrompiconesvolvióalaseguridadqueleofrecíalatimonera.Luego,perplejoporelmilagrodela salvacióndelWallace,contemplóalagranapariciónnegraqueeraelTitanicpasardeslizándoseaproa hastaquevolvióadesaparecerenvueltaenelmantodelalluviaagitadaporelviento. 60 —MuypropiodeDirkPittencontraraunamujerenmediodelocéanoduranteunhuracán—comentó Sandecker—.¿Cuálessusecreto? —La maldición de los Pitt —repuso éste mientras vendaba tiernamente la cabeza de Dana—. Siempre atraigo a las mujeres en circunstancias imposibles, cuando no estoy en condiciones de reaccionar. Danacomenzóagemirsuavemente. —Estávolviendoensí—dijoGunn,arrodilladojuntoaunaliteraquehabíaencajadoentreelviejo equipoparaejerciciosdelgimnasioafindeprotegerladelosbamboleosysacudidasdelanave. Pittlacubrióconunamanta. —Sufrióunfuertegolpe,peroesprobablequesuabundantecabellolahayasalvadodealgopeorque unacontusión. —¿Cómo es que apareció en el helicóptero de Sturgis? —preguntó Woodson—. Pensé que estaba haciendodeniñeraparalosperiodistasabordodelAlhambra. —Así es —admitió el almirante Sandecker—. Varios corresponsales de redes de televisión solicitaronpermisoparapresenciareltrayectodelTitanichastaNuevaYork.Yolosautoricéacondición dequeDanalosacompañara. —Yo los llevé —dijo Sturgis—. Y vi a la señora Seagram desembarcar cuando aterricé en el Capricorn.Paramíesunmisteriocómovolvióaentrarenelhelicópterosinservista. —Sí,unmisterio—repitiócáusticamenteWoodson—.¿Nosuelerevisarsucompartimientodecarga entreunoyotrovuelo? —Nodirijounacompañíadevueloscomerciales—replicóSturgisconaspereza.AlmiraraPitt,se encontróconunaduramiradadereprobación.Entonces,convisibleesfuerzo,sesosegó—.Hacíaveinte horas seguidas que volaba en ese aparato. Estaba cansado. No me costó convencerme de que no hacía faltarevisarelcompartimientodecarga,porqueteníalacertezadequesehallabavacío.¿Cómoibaa saberqueDanaSeagramseintroduciríaenélsubrepticiamente? Gunnsacudiólacabeza. —¿Porquélohizo?¿Paraqué…? —Noséporqué,¿cómodiablospodríasaberlo?—exclamóSturgis—.Esmejorquemeexpliquepor qué lanzó un martillo entre las hélices de mi helicóptero, se envolvió en una lona y después se dio un golpeenlacabeza… —¿Por qué no se lo pregunta a ella? —sugirió Pitt, señalando la litera con un movimiento de la cabeza. Dana observaba fijamente con una mirada de perplejidad. Tenía el aspecto de quien ha sido arrancadodeunsueñoprovocadoporlafatiga. —Discúlpenme…porhacerunapreguntatantrillada—murmuró—.Pero¿dóndeestoy? —QueridaDana—repusoSandecker,arrodillándoseasulado—,estáenelTitanic. Ellamiróalalmiranteaturdidayconincredulidad. —Nopuedeser… —Oh,leaseguroquesí—dijoSandecker—.Pitt,sírvaleunpocodewhisky. PittobedecióyentregóelvasoaSandecker.DanabebióuntragodeCuttySarkytosió,apretándose lacabezacomoparacontenerunapunzadadedolor. —Bueno,queridaDana.—EraevidentequeSandeckervacilabaacercadecómotrataraunamujer dolorida—.Tranquilícese…Recibióunfuertegolpeenlacabeza. Danatocóelvendajequelecircundabaelcabelloyluegoaferrólamanodelalmirante,dejandocaer elvasoalsuelo. Pitthizounamuecacuandoelwhiskysederramó. —No, no, estoy bien —aseguró Dana, mientras intentaba sentarse en la litera y contemplaba maravillada los extraños artefactos mecánicos—. El Titanic —dijo con tono reverente—. ¿De veras estoyenelTitanic? —Sí—dijoPittconciertabrusquedad—.Ynosgustaríasabercómollegóaquí. Ellalomiróconperplejidad,yreplicó: —Nolosé.Sinceramentenolosé.LoúltimoquerecuerdoesqueestabaenelCapricorn… —Laencontramosenelhelicóptero—dijoPitt. —Elhelicóptero…perdímiestuchedecosméticos…debehabérsemecaídoduranteelvuelodesde elAlhambra.Sí,esoes—continuóconunasonrisaforzadaymacilenta—.Volvíalhelicópteroenbusca de mi estuche de cosméticos. Lo encontré entre los asientos plegables. Trataba de sacarlo de allí cuando…bueno,creoquemedesvanecíymegolpeélacabezaalcaer. —¿Quesedesvaneció?¿Estáseguradeque…?—Pittseinterrumpióehizootrapregunta—:¿Quées loúltimoquerecuerdahabervistoantesdeperderelsentido? Ella pensó un momento, como si contemplara una visión distante en el tiempo. Sus ojos castaños parecíanexageradamentegrandesparasurostropálidoytenso. Sandeckerlepalmeólamanopaternalmente: —Noseapresure. Finalmenteloslabiosdelamujerformaronunapalabra: —Botas. —Repítalo—ordenóPitt. —Unpardebotas—repusoellacomosivieseunarevelación—.Sí,ahoralorecuerdo:unparde botasdevaqueroconpunterasafiladas. —¿Botasdevaquero?—repitióGunn,desconcertado. Danaasintióconlacabeza. —Es que estaba agachada, procurando recoger mi estuche de maquillaje y entonces… no sé… fue comosiaparecieransimplementeallí… —¿Dequécoloreran?—insistióPitt. —Comodeuncoloramarillo,cremoso. —¿Violacaradelhombre? Ellaempezóamenearlacabeza,perosecontuvoalsentirlaprimerapunzadadedolor. —No;todoseoscureció…norecuerdonadamás…—Suvozseperdió. Advirtiendo que nada ganaría con seguir interrogándola, Pitt miró a Dana y le sonrió. Ella le devolviólasonrisa,comoquienbuscacomplacer. —Serámejorqueladejemossolaparaquedescanseunrato—dijo—.Sinecesitaalgo,habráunode nosotrossiemprecerca. SandeckersiguióaPitthastaelpiedelagranescalera. —¿Cómo interpreta esto? —le preguntó—. ¿Qué motivos puede haber tenido alguien para atacar a Dana? —ElmismoporelcualmataronaHenryMunk. —¿Creequeelladescubrióaunodelosagentessoviéticos? —Esmásprobablequehayasidocuestióndeestarenelmomentoyellugarinadecuados. —Lo que nos faltaba era una mujer herida —suspiró Sandecker—. Habrá revuelo cuando Gene Seagramrecibamimensajesobrelosucedidoasuesposa. —Coneldebidorespeto,señor,ledijeaGunnquenoenviarasumensaje.Nopodemosarriesgarnos a un cambio de planes en el último instante. Los hombres tomamos decisiones cautelosas cuando hay mujeres de por medio. No vacilaríamos en arriesgar la vida de una docena de hombres, pero nos resistimos si se trata de poner en peligro a una mujer. Lo que no sepan Seagram, el presidente, el almiranteKemperylosotrosenWashingtonnolesharádaño,almenosdurantedocehorasmás. —Al parecer mi autoridad no significa nada aquí —comentó Sandecker con acritud—. ¿Olvida decirmealgomás,Pitt?¿Porejemplo,aquiénpertenecenesasextravagantesbotasdevaquero? —ABenDrummer. —Nuncaselashevistopuestas.¿Cómopuedesaberlo? —LasdescubrícuandoregistrésuscamarotesenelCapricorn. —Ahorahaagregadoelroboasusdemástalentos—comentóSandecker. —No fue Drummer solo, Giordino y yo hemos registrado las pertenencias de todo el equipo de rescateduranteelmestranscurrido. —¿Encontrasteisalgointeresante? —Nadaincriminatorio. —Asípues,¿quiénatacóaDana? —NofueDrummer.Tieneporlomenosunadocenadetestigos,incluidosustedyyo,almirante,para probarquehaestadoabordodelTitanicdesdeayer.LehabríasidoimposibleatacaraDanaSeagramen unbarcoqueestabaasetentakilómetrosdedistancia. EnesemomentosubióWoodson. —Discúlpeme por la interrupción, jefe, pero acabamos de recibir una llamada urgente del Juneau. Metemoqueseanmalasnoticias. —Díganoslas—dijoSandeckercontonocansino—.Noesposiblepintarelpanoramamásnegrode loqueestá. —Síesposible—afirmóWoodson—.Elmensajevienedelcapitándelcrucerolanzamisilesydice: «HerecibidounS.O.S.delcargueroLagunaStar,quevahaciaeleste,rumbocerocincogrados,ciento veintekilómetrosalnortedevuestraposición.Deboacudir.Repito:deboacudir.Lamentoabandonaros. ¡BuenasuertealTitanic!». —BuenasuertealTitanic—repitióSandeckerconvozlúgubre—.Tantodaríaquepusiéramosenel cascouncartelluminosoanunciando:«Bienvenidos,corsariosypiratas.Acudidtodos». «Asíqueempiezaahora»,sedijoPitt. Perolaúnicasensaciónquerecorriósucuerpofueunasúbitanecesidaddeiralretrete. 61 En el despacho del almirante Joseph Kemper, en el Pentágono, el aire olía a humo rancio de cigarrillosyemparedadosamediocomerycasiparecíachisporrotearbajolaatmósferadetensiónque serespiraba. Kemper y Gene Seagram conversaban en voz baja, inclinados sobre el escritorio del almirante, mientrasMelDonneryWarrenNicholson,eljefedelaCIA,dormitabansentadosenelsofá,conlospies apoyadosenunamesitadecafé.Peroambosseirguierondeunbrinco,totalmentedespiertos,cuandoel extraño zumbido especialmente sintonizado en el teléfono rojo de Kemper rompió el silencio. Kemper gruñóalgoporelauricularycolgó. —Eralaoficinadeseguridad…Elpresidentevienehaciaaquí. Donner y Nicholson se miraron y se levantaron del sofá. Acababan de retirar de la mesita los despojosdelatarde,deenderezarselascorbatasyponerselaschaquetas,cuandoseabriólapuertayel presidenteentróseguidoporsuasesordeseguridadsobreelKremlin,MarshallCollins. Kemperabandonósusitiotraselescritorioparaestrecharlelamano. —Mealegrodeverlo,señorpresidente.Porfavor,póngasecómodo.¿Leapetecealgo? Elpresidenteconsultósurelojyluegosonrió. —Faltantreshorasparaquecierrenlosbares.¿Quétalunbloodymary? Kemperledevolviólasonrisaehizounaseñalasuasistente. —ComandanteKeith,¿quierehacerustedloshonores? Keithasintió. —Esperoquenolesimportasimontoguardiaconustedes,caballeros—dijoelpresidente—,pero tambiényomejuegomuchoenesto… —Deningúnmodo,señor—contestóNicholson—.Nosalegramosdequeestéaquí. —¿Cuáleslasituaciónenestemomento? ElalmiranteKemperofrecióalpresidenteunbreveinforme,describiendolaimprevistaferocidaddel huracán,mostrándolelasposicionesdelasnuevasnavesenunmapamuralproyectadoyexplicándolela operaciónderemolquedelTitanic. —¿EraabsolutamentenecesarioqueelJuneauabandonarasupuesto?—preguntóelpresidente. —SetratabadeunS.O.S.—replicóKempersolemnemente—,ydebeserrespondidoportodoslos barcosquehayaenlazona,cualesquieraseanlascircunstancias. —Tenemos que jugar según las reglas del otro equipo hasta el medio tiempo —dijo Nicholson—. Despuésdetodo,lapartidaesnuestra. —AlmiranteKemper,¿creequeelTitanicpuederesistirelembatedeunhuracán? —Mientraslosremolcadorespuedanmantenerlelaproahaciaelvientoyeloleaje,esmuyprobable quesalgadelpaso. —¿Ysiporalgunarazónlosremolcadoresnologranimpedirqueosciledecostado? Kempereludiólamiradadelpresidenteyseencogiódehombros. —EntoncestodoquedaríaenmanosdeDios. —¿Nosepodríahacernada? —No,señor.Simplementenohaymododeprotegeraningúnbarcoatrapadoporunhuracán.Ental caso,cadanavedebecuidardesímisma. —Entiendo. LlamaronalapuertayentróunoficialquedejósobreelescritoriodeKemperdostirasdepapely luegoseretiró. Despuésdeleerlosmensajes,Kemperalzólavista,conexpresiónsombría. —Un mensaje del Capricorn —anunció—. Informan que su esposa, señor Seagram… su esposa ha desaparecido.Temenquehayacaídoporlaborda.Losiento. SeagramsedesplomóenbrazosdeCollins,conojosdeasombroyhorror. —¡Oh,Diosmío!—exclamó—.Nopuedeser.¡Dios!Quéharé…Dana,Dana… —Nosederrumbe,Gene—dijoDonner—.Conserveeltemple. ElyCollinscondujeronaSeagramalsofáylodepositaronsuavementeenloscojines.Kemperhizo ungestoparaatraerlaatencióndelpresidente. —Hayotromensaje,señor.DelSamuelR.Wallace,unodelosremolcadoresquearrastranalTitanic. Elcablederemolquesehacortado—dijoKemper—.ElTitanicestáaladerivaenmediodelhuracán. ElcablependíacomounaserpientemuertasobrelapopadelWallace;supuntacortadasebalanceaba sobreelabismo,mediokilómetromásabajo. Paralizadojuntoalgrantornoeléctrico,Buterasenegabaadarcréditoasusojos. —¿Cómo? —gritó al oído del contramaestre Kelly—. ¿Cómo pudo partirse? ¡Fue hecho para soportartensionesaúnmayoresqueésta! —¡No me lo explico! —vociferó Kelly para hacerse oír pese a la tormenta—. ¡La tensión no era extremacuandosecortó! —¡Súbalo,Kelly!¡Examinémoslo! Elcapatazasintióydiolasórdenes.Elfrenofuesoltadoyelcarreteempezóagirarsacandoelcable del mar. Una sólida cortina de espuma cayó sobre la cabina. El peso del cable obraba como ancla, arrastrandohaciaabajolapopadelWallace,ylasolascaíansobreellaconestruendoyhaciendovibrar todoelremolcador. Porfinlapuntadelcableapareciósobrelapopayserpenteóhastaelcarrete.Encuantoseaplicóel freno,ButerayKellyseacercaronyexaminaronlasraídashebrasdemetal. Butera lo miró fijamente, con una mueca de sorpresa y desconcierto. Tocó las puntas quemadas y miróalcontramaestresindecirpalabra. KellynocompartióelsilenciodeButera. —¡Malditasea!—gritóconvozronca—.¡Hasidocortadoconunsopletedeacetileno! A gatas en la bodega de carga del helicóptero, Pitt paseaba la luz de su linterna bajo los asientos plegados,cuandoelcablederemolquedelTitaniccayóalmar. Fuera el viento bramaba con demoníaca potencia. Pitt no podía saberlo pero sin la fuerza estabilizadora de los remolcadores, el embravecido mar estaba empujando la proa del Titanic hacia sotavento,exponiendotodosucostadoalmarembravecido.Lanaveempezabaaescorar. SólodosminutoshabíatardadoenhallarelestuchedecosméticosdeDana,atascadodetrásdeunode losasientosdelanterosplegados,traselmamparodelacabinadecontrol.ADananoselehabíaocurrido desabrocharsimplementelascorreasquereteníanelasientoydesplegarlo.AsílohizoPittyelestuche, cayóensumano. Nosemolestóenabrirlo;noleinteresaba.Loquesíleinteresabaeraelcompartimientoabiertoenel mamparo delantero, donde había o debía haber una balsa salvavidas para veinte hombres. La cubierta amarillaplastificadaestabaallí,sí,perolabalsayano. Pittnotuvotiempodeevaluarlasimplicacionesdelhecho.Cuandosacabadesucompartimientola cubiertavacía,unamonstruosaolaseestrellócontraelflancodelindefensoTitanic,escorándolohacia estriborcomosinuncafueraadetenerse.Pittlanzóunmanotazodesesperadoalsoportedeunasiento, pero sus dedos sólo asieron aire y cayó al suelo en declive, yendo a dar contra la puerta de carga semiabiertacontalviolenciaqueseprodujoenelcuerocabelludouncortedevarioscentímetros. Pitttuvolasuertedeignorarloqueocurríadurantelashorassubsiguientes.Percibióqueungélido ventarrónpenetrabaenelfuselaje,peronomuchomásqueeso.Conlamenteconvertidaenunanubegris, se sentía remotamente apartado del entorno. No pudo saber, ni siquiera intuir, que el helicóptero se soltabadesutripleamarrayeralanzadodecostado,desplomándosedeltechodelsalóndeprimeraclase alacubiertaprincipal,abollandosusflotadoresdeaterrizajeyperdiendosushélicesantesdecaercon estrépitoporlabordahaciaelatormentadomar. 62 Los rusos subieron a bordo del Titanic cuando la tormenta amainó. En las salas de máquinas y de calderas,Spencerysuequipodebombeonotuvieronoportunidadalgunaderesistirse.Sutotalsorpresa fuecomounhomenajealadedicacióndePrevlovaunplanminuciosoyunaejecucióndetallada. Elcombatequetuvolugararriba—másexactohabríasidollamarlomasacre—terminócasiantesde comenzar.Cincoinfantesdemarinarusos,lamitaddelafuerzadeabordaje,conlosrostrossemiocultos por gorras con la visera baja y gruesas bufandas que les cubrían la boca, se hallaban en el gimnasio apuntándolesconmetralletasautomáticasantesdequenadiepudieracomprenderquépasaba. Woodson fue el primero en reaccionar. Se apartó bruscamente de la radio, con los ojos dilatados comosihubierareconocidoaalguien,yunaexpresióndecóleracubriósurostro,habitualmentepasivo. —¡Canalla!—barbotóantesdeabalanzarsesobreelrusomáscercano. PeroésteempuñabauncuchilloqueclavóenelpechodeWoodson,partiendocasiendoselcorazón delfotógrafo.Woodsonmanoteóasuasesinoyluegosedesplomólentamente,hastacaerdelantedesus botas. Sus ojos expresaron sorpresa, luego incredulidad, después dolor y finalmente el vacío de la muerte. Sentada en su camastro, Dana gritó una y otra vez. Fue ese estímulo el que por fin impulsó a los demásmiembrosdelequipoderescateaactuar.DrummerasestóunpuñetazoalasesinodeWoodsony recibióacambiounculatazodemetralletaenlacara.Sturgisseabalanzóperodemasiadotarde:laculata deunarmalegolpeólasienenelinstantemismoenquearremetíacontrasuagresor,yamboscayeronal suelo.Elatacanteseincorporóconrapidez,mientrasSturgisquedabaallítendido. Giordinosedisponíaadescargarunallaveinglesaenelcráneodeotrorusocuandohubounestallido ensordecedor.Unabalaleatravesólamanoylearrebatólallaveinglesa.Eldisparoparecióparalizar todomovimiento.Sandecker,Gunn,elcontramaestreBascomysushombressedetuvieronensecocuando comprendieronquenoteníannadaquehacerfrenteahombresarmadosyexpertosenmatar. Enesemomentoentróenelrecintounhombrecuyosintensosojosgrisesregistraroncadadetallede laescena.Perdiósólotressegundos;tressegundos,niunomás,bastabanaAndréPrevlovparaestudiar cualquiersituación.MirandoconfijezaaDana,queseguíagritando,lesonrióconbenevolencia. —Porfavor,estimadaseñora—dijoenunfluidoingléscoloquial—.Elpánicofemeninosometelas cuerdasvocalesaunesfuerzoinnecesario. Dana tenía expresión angustiada. Cerró la boca y se estremeció al ver el charco de sangre que se extendíabajoOrnarWoodson. —Bien, eso está mucho mejor —dijo Prevlov, desviando la mirada de Dana a Woodson, luego a Drummer, que sentado en el suelo escupía un diente, y por último a Giordino, que a su vez lo miró ceñudo, apretándose la mano sangrante—. Vuestra resistencia ha sido insensata —continuó Prevlov—. Sólohabéisconseguidounmuertoytresheridos. —¿Quiénesusted—preguntóSandecker—.¿Quépretende? —¡Ah!Lástimaquedebamosconocernosentandesagradablescircunstancias—sedisculpóPrevlov —.Ustedes,porsupuesto,elalmiranteJamesSandecker,¿verdad? —Todavíanohacontestadoamipregunta—leespetóSandecker,furioso. —Minombrenotieneimportancia—replicóPrevlov—.Encuantoasuotrapregunta,larespuestaes obvia…TomoposesióndeestebarcoennombredelaUnióndeRepúblicasSocialistasSoviéticas. —Migobiernonosequedarácruzadodebrazos. —Permítamecorregirlo—murmuróPrevlov—.Sugobiernosisequedarácruzadodebrazos. —Ustednossubestima. Prevlovbajólacabeza. —Jamás,almirante.Sémuybienloquesoncapacesdehacersuscompatriotas.Tambiénséqueno iniciaránunaguerraporellegítimoabordajedeunbarcoabandonado. —¿Legítimo abordaje? —repitió Sandecker—. Según lo definen las leyes, un barco abandonado es aquelcuyatripulaciónloabandonaenelmarsinintencióndevolvernideintentarsurescate.Dadoque latripulacióndeestebarcoaúnpermaneceenél,supresenciaconstituyeundescaradoactodepiratería enaltamar. —Ahórreme los legalismos marítimos —exclamó Prevlov—. Tiene usted razón, por ahora, claro está. Laimplicacióneraclara. —Noseatreveráustedalanzarnosaladerivaenplenohuracán. —Nadatanvulgar,almirante.Además,noignoroqueelTitanichaceagua.Necesitoasumaquinista de salvamento, y a su equipo para que mantengan las bombas en funcionamiento hasta que la tormenta amaine. Después de eso, le proporcionaré a usted y sus hombres una balsa. Su partida garantizará entoncesnuestroderechoalrescate. —No puede dejarnos vivos para que atestigüemos —dijo Sandecker—. Su gobierno jamás lo permitiría.Ustedlosabeyyotambién… Prevlovlomirósinalterarse.Luegoseapartóconindiferencia,descartandoaSandecker.Dijoalgo enrusoaunodelosinfantesdemarina.Ésteasintióconlacabeza,derribólaradioylagolpeóconla culatadesumetralletahastahacerlaañicos. —Esta sala de operaciones ya no sirve para nada —dijo Prevlov, abarcando el gimnasio con un ademán—.HeinstaladomisaparatosdecomunicaciónenelcomedorprincipaldelacubiertaD.Siusted ysushombrestienenlaamabilidaddeseguirme,meocuparédequeesténcómodoshastaquepaseelmal tiempo. —Unapreguntamás—dijoSandecker,sinmoverse. —Porsupuestoalmirante. —¿DóndeestáDirkPitt? —Lamentoinformarle—repusoPrevlovconirónicacompasión—queelseñorPittseencontrabaen vuestrohelicópterocuandoéstecayóalmarporlaborda.Sumuertedebedehabersidorápida. 63 Sentadofrentealceñudopresidente,elalmiranteKemperechócuatrocucharadillasdeazúcarensu tazadecafé. —El portaaviones Beecher’s Island se acerca a la zona de búsqueda. Sus aviones comenzarán a explorarapenasamanezca—dijoconunasonrisaforzada—.Nosepreocupe,señorpresidente.Amedia tardeestaremosremolcandodenuevoalTitanic.Ledoymipalabra. Elpresidentealzólavista. —¿Unbarcoindefenso,aladerivayextraviadoenmediodelapeortempestadencincuentaaños? ¿Unbarcototalmenteenmohecidodespuésdeyacerenelfondodelocéanosetentayseisaños?¿Unbarco delcualelgobiernosoviéticotratadeapoderarseconcualquierexcusa?Ydicequenomepreocupe… Almirante,ustedesunhombredeconviccionesinamoviblesodemasiadooptimista. —ElhuracánAmanda—suspiróKemper—.Tuvimosencuentatodaslascontingenciasposibles,pero ni siquiera nuestra imaginación más alocada nos preparó para una tormenta de semejante magnitud en pleno mayo. Cayó con tal violencia y tan inesperadamente, que no hubo tiempo para resituar nuestras prioridadesynuestrosplanes. —¿YsialosrusosselesocurrióhacersujugadayestánabordodelTitanicenesteinstante? Kempermeneólacabeza. —¿Abordar una nave con vientos de más de cuatrocientos kilómetros por hora y olas de veinte metros?Miexperienciamedicequeesimposible. —Hace una semana también se habría considerado imposible al huracán Amanda —adujo el presidente,clavandounamiradaopacaenWarrenNicholsoncuandoéstesesentófrenteaél—.¿Alguna novedad? —Del Titanic, nada —repuso Nicholson—. No han comunicado desde que entraron en el ojo del huracán. —¿Ylosremolcadores? —Todavía no han avistado al Titanic… lo cual no es demasiado sorprendente. Como su radar no funciona, sólo pueden intentar una búsqueda visual. Me temo que sea un esfuerzo inútil, ya que la visibilidadescasicero. Porlargoratoreinóunsilencioasfixiante,finalmenterotoporGeneSeagram. —No podemos perderlo ahora, cuando estamos tan cerca —dijo poniéndose de pie—. El terrible precio que hemos pagado… que he pagado… el bizanio, Dios mío, no podemos permitir que nos lo vuelvanaquitar. Encorvó los hombros y pareció desfallecer mientras Donner y Collins lo ayudaban a sentarse otra vez. Enunsusurro,Kemperdijo: —¿Ysiocurrelopeor,señorpresidente?¿Quéharemosentonces? —DaremosporperdidosaSandecker,Pittylosdemás. —¿YelproyectoSiciliano? —ElproyectoSiciliano—murmuróelpresidente—.Sí,lodaremosporperdidotambién. 64 LadensanubegriscomenzóadisiparseyPittpercibióqueestabasobrealgoduroyhúmedo.Largos minutospasó,consumenteenlazonadepenumbraentrelaconcienciaylainconsciencia,hastaquepoco apocopudoabrirlosojos,oalmenosunojo;elotroestabacerradoeinflamado.Bizqueóconelojo sanoaderechaeizquierda,arribayabajo.Estabatodavíaenelhelicóptero. Varios centímetros de agua chapoteaban de un lado a otro alrededor de su cuerpo. Vagamente se preguntócómohabíallegadoacontorsionarseenunaposicióntanincómoda. Ledolíalacabezacomosidentrodeellacorretearanhombrecillospunzándoleelcerebro.Seechóun pocodeaguaenlacara,sinhacercasodelescozorproducidoporlasal,hastaqueconsiguióabrirelotro párpado. Ya recobrada su visión periférica, giró el cuerpo hasta quedar sentado y comprobó que el helicópteroestabaenposiciónvertical,conelmorroapuntandohaciaarriba. Noeraposiblesalirporlapuertadecarga,atascadaacausadelosgolpesrecibidosporelfuselaje en su trayecto por las cubiertas del Titanic. Sin otra alternativa que salir por la cabina, Pitt empezó a arrastrarsepocoapoco. Ledolíalacabezaycadapocosmetrosteníaquedetenerseparaquesedespejaranlastelarañasdesu mente. Por fin, estirándose, cogió el picaporte. La puerta no se movió. Sacó su Colt y aporreó el picaporte. La fuerza del golpe hizo caer la pistola con estrépito. La puerta siguió con empecinamiento cerrada. Pitt entrecortadamente jadeaba. Estaba a punto de perder el sentido por agotamiento. Volviéndose, miró hacia abajo. El mamparo posterior parecía muy lejano. Asió con ambas manos una anilla para amarrarelcargamento,cogióimpulsoygolpeóconambospies,empleandotodalafuerzaqueunhombre puedeemplearcuandosabequeésaessuúltimaoportunidad. El picaporte cedió y la puerta se abrió bruscamente hacia arriba hasta que la gravedad volvió a cerrarla.PeroesebrevemomentoenqueseabriófuetodoloquenecesitóPittparaaferrarconunamano elmarco,utilizandolosdedoscomocuña.Lanzóunaahogadaexclamacióndeagoníacuandolapuertale golpeólosnudillos.Permanecióallí,absorbiendoeldolor,reuniendofuerzas.Aspiróprofundamenteyse izóatravésdelaabertura.Despuésvolvióadescansar,esperandoaqueselepasaraelmareoyquelos latidosdelcorazónsenormalizaran. Envolvió en un pañuelo empapado sus ensangrentados dedos y examinó la cabina. No tendría problema para escapar de allí. La compuerta había sido arrancada de sus goznes y el cristal del parabrisas derribado de su marco. Ya seguro de que escaparía, comenzó a preguntarse cuánto tiempo habíaestadoinconsciente.¿Diezminutos?¿Unahora?¿Lamitaddelanoche?Noteníamododesaberlo, yaquehabíaperdidoelrelojdepulsera. ¿Qué había ocurrido? Trató de analizar las posibilidades. ¿El helicóptero había caído al mar? Inverosímil.SeríaenesemomentolatumbadePittenelabismo.Pero¿dedóndeveníaelaguaquehabía enlaseccióndecarga?Talvezelaparatohabríasidoarrancadodesusamarrasylanzadocontraunode los mamparos de la cubierta principal del barco náufrago. Tampoco. No podía explicar por qué el helicópteroseencontrabaparadoenunaposiciónperpendicularperfecta.Loquesabíaconcertezaera quecadasegundoquepermanecierasentadoenmediodeunhuracáneraunsegundomásqueloacercaba a la muerte. Como las respuestas aguardaban fuera, se paró sobre el asiento del piloto y escudriñó la oscuridadexterioratravésdelasdestrozadasventanillasdelacarlinga. Se encontró mirando el costado del Titanic. Las chapas enmohecidas del casco se extendían a derechaeizquierdabajolamortecinaluz.Unarápidamiradahaciaabajolerevelóelmarembravecido. Las olas remolineaban en vasta confusión, provocando colisiones monumentales que sonaban como unadescargadeartillería.Lavisibilidadyaeramejor;lalluvianocaíaconviolenciayelvientohabía amainadohastanomásdediezoquincenudos.Pittcomprendióporquéelmarsaltabahaciaarribasin dirección aparente: el Titanic flotaba a la deriva en el ojo del huracán, y transcurrirían apenas unos minutosmásantesdequetodalafuriadelcuadranteposteriordelatempestadcayerasobrelacastigada nave. PittsalióporunadelasventanillasrotasyluegosedejócaeralacubiertadelTitanic.Nisiquieraun encuentroeróticoconlamujermásbelladelmundohabríasidocomparableconlaemociónquesintióal sentirquepisabadenuevounadelasinundadascubiertasdelviejonavío. Pero¿cuálcubierta?Pittseinclinósobrelabarandilla,ymiróarriba.Allí,enlacubiertasuperior,se veía el pasamanos doblado y roto, que aún retenía una parte del helicóptero. Eso quería decir que se encontrabaenlacubiertaB.Almirarabajo,descubriólarazóndelaignominiosaposturadelaparato. Sucaídahaciaelagitadomarhabíasidobruscamentedetenidaporlosdeslizadoresdeaterrizaje,que habíanquedadotrabadosyluegoatascadosenlasaberturasdeobservaciónquebordeabanlacubierta, dejandoalhelicópterocolgadoenposiciónvertical,comounmonstruosoinsectoenunapared.Luegolas grandesolashabíanazotadosufuselaje,apretándolomásaúncontraelbarco. Pitt no tuvo tiempo de apreciar el milagro de su salvación, ya que sintió la creciente presión del viento al avecinarse la cola del huracán. Le costó mantenerse en pie, pues el Titanic había vuelto a ladearseyseinclinabapesadamenteaestribor. Fueentoncescuandodivisólaslucesdenavegacióndeotrobarcocercano,anomásdedoscientos metros del bao de estribor. No había modo de determinar su tamaño; el mar y el cielo comenzaron a fundirsedenuevoalreanudarselalluviatorrencial,queleazotabaelrostroconviolencia.Sepreguntósi seríaunodelosremolcadores.OtalvezhabíavueltoelJuneau…PerodeprontoPittcomprendió:las lucesnopertenecíananingunodeellos.Elfogonazodeunrayolepermitióverlainconfundiblecúpula quesólopodíaserelblindajedelaantenaderadardelMijailKurkov. Después de trepar por una escalera y tambalearse hasta la pista de aterrizaje del helicóptero en la cubiertaprincipal,seguíamojadohastaloshuesosyjadeabadecansancio.Sedetuvoparaarrodillarsey levantarunadelasamarras,examinandolascortadaspuntasdelasfibrasdenailon.Luegoseincorporó, hizofrentealhuracanadovientoydesaparecióenlacortinadeaguaqueenvolvíaalbarco. 65 Bajoelornamentadocieloraso,elvastosalóncomedordeprimeraclasedelTitanicseextendíaen las tinieblas, más allá de las luces. Las pocas ventanas de cristal con esmalte de plomo que aún quedaban,reflejabanespectralesdistorsionesdelasagotadasyderrotadaspersonasqueeranvigiladas porlosimpertérritosrusosarmados. Spencerhabíasidoobligadoaunirsealgrupo.Conojosdedesconcierto,miróincréduloaSandecker. —¿PittyWoodsonmuertos?Nopuedeser. —Es verdad, sí —masculló Drummer con la boca hinchada—. Uno de esos canallas que ve allí hundióuncuchilloenlastripasdeWoodson. —Unerrordecálculodesuamigo.—Prevlovseencogiódehombrosylanzóunamiradareflexivaa la asustada mujer y los nueve hombres que tenía delante, a sus rostros demacrados y ensangrentados. ParecíagozarviendocómoseesforzabanporconservarelequilibriocadavezquecaíasobreelTitanic unainmensaola—.Yhablandodeerroresdecálculo,señorSpencer,sushombresparecensensiblemente carentesdeentusiasmopormanejarlasbombas.Nonecesitorecordarlequesinosedevuelvealmarel aguaqueestáentrandobajolalíneadeflotación,esteviejomonumentoalderrochecapitalistasehundirá. —Pues que se hunda —repuso Spencer—. Por lo menos usted y sus compinches comunistas se hundiránconél. —EsoesimprobableteniendoencuentaqueelMijailKurkovestácercaporsisurgeesaemergencia. —Prevlovsacóuncigarrillodeunestuchedeoroyloencendióconairepensativo—.Unhombresensato aceptaríaloinevitableyobraríaenconsecuencia. —Siempreseríamejorquedejarloensusviscosasmanos. —Noconseguiráqueningunodenosotroslehagasutrabajosucio—dijoSandeckercontonotajante. —Talvezno—repusoPrevlovsinalterarse—.Aunquecreoquetendrélacooperaciónnecesaria,y muypronto. Hizounaseñalaunodelosguardiasymurmuróalgoenruso.Elguardiaasintió,cruzóelsalónsin darseprisa,asióaDanaporelbrazoylaarrastróbrutalmentebajounodelosfocos. Elequipodesalvamentoseadelantócomounsolohombre,paratoparseconcuatrometralletasque apuntabanasusvientres.Sedetuvieronimpotentes,rezumandofuriayhostilidad. —Silehacedaño,lopagarácaro—mascullóSandecker,cuyavoztemblabadecontenidaira. —Oh, vamos, almirante —dijo Prevlov—. Violar es cosa de enfermos. Sólo un cretino intentaría chantajearaustedysutripulaciónconalgotanlamentable.Losnorteamericanossiguencolocandoasus mujeresenpedestalesdemármol.Todosustedesmoriríandebuengradoenuninútilintentodeproteger suvirtud,y¿quéharíayoentonces?No;lacrueldadylatorturasonmétodostorpesenelsutilartedela persuasión.Perolahumillación…—Hizounapausa,saboreandolapalabra—.Sí,lahumillación,esun magnífico incentivo para inducir a sus hombres a volver a sus tareas y mantener la nave a flote. —Se volvióhaciaDana,quelomiróconexpresiónpatética—.Bien,señoraSeagram,tengalaamabilidadde quitarselasropas…todas. —¿Quétretaruinesésta?—preguntóSandecker. —Ninguna treta… El pudor de la señora Seagram quedará al desnudo, hasta que usted ordene al señorSpencerysushombresquecooperen. —¡No!—imploróGunn—.¡Nolohaga,Dana! —Porfavor,nadaderuegos—dijoPrevlov—.Haréqueunodemishombresladesnudeporlafuerza siesnecesario. Conlentitud,demodoapenasperceptible,unextrañoresplandordebeligeranciaaparecióenlosojos deDana.Después,sinvacilar,sedespojódesusprendas.Unminutomástardeseerguíaallí,enunhalo deluz,conelcuerpototalmentedesnudo. Sandeckervolviólaespalda.Unoporuno,losdemáscurtidosespecialistasensalvamentoloimitaron hastaquedarmirandolaoscuridad. —Tendránquemirarla—dijoPrevlovconfrialdad—.Sugalanteactitudesconmovedoraperoinútil. Vuélvanse,caballeros;elespectáculosólohacomenzado… —Estaestupidezhallegadodemasiadolejos. AloírselavozdeDana,todaslascabezassevolvieronaltiempo.Lavierondepie,conlaspiernas separadas, las manos apoyadas en las caderas, los pechos al aire y los ojos reluciendo burlonamente. Aunconlacabezaenvueltaenaquelvendaje,teníaunaspectomagnífico. —Noospreocupéis,muchachos,miradtodoloquequeráis.Nohayningúnsecretoenelcuerpode unamujer.Sindudatodoshabéisvistoytocadoalguna.¿Porquéesasmiradastímidas? Luegosusojosexpresaronsagazreflexión,subocaseentreabrió,yseechóareír.Habíadesarmadoa Prevlov. Estelamiróconfijeza,apretandoloslabios. —Notableactuación,señoraSeagram,porcierto.Peroesuntípicoejemplodedecadenciaoccidental quenomeresultadivertido. —Mostradme un comunista y yo os mostraré un papanatas —lo provocó Dana—. Si vosotros, infelices,supieraiscómotodoelmundoseríeavuestrasespaldascadavezquesoltáisvuestroaparatoso vocabulario(decadenciaoccidental,traficantesdeguerraimperialistaomanipulaciónburguesa)quizáos corregiríais y mostraríais un poco de elegancia. En cambio, sois la mayor farsa diabólica que se ha jugadoalahumanidad.Situvieraisunpocodecoraje,loreconoceríais. Prevlovpalideció. —Esto ha ido demasiado lejos —exclamó. Estaba por perder su meditado control, y eso lo encolerizaba. Danaestirósuatractivoyesbeltocuerpoydijo: —¿Quépasa,Iván?¿Estádemasiadohabituadoaesasfornidasmujeresrusasquecarganleña?¿No logra hacerse a la idea de que una muchacha liberada del país de la libertad se burle de sus despreciablesmétodos? —Loquemecuestaaceptaressuvulgaridad.Almenosnuestrasmujeresnoactúancomomujerzuelas. —Váyasealinfierno—sonriódulcementeDana. PrevlovcaptólafugazmiradaquesecruzaronGiordinoySpencer,vioqueSturgisdoblabalospuños yqueDrummerinclinabalevementelacabeza.EntoncesadvirtióqueellentomovimientoconqueDana se alejaba de los norteamericanos y se acercaba a la retaguardia de los rusos no era inconsciente ni espontáneo. Su actuación era casi perfecta. Los infantes de marina soviéticos forzaban el cuello para mirarlaboquiabiertos,cuandoPrevlovgritóunaordenenruso. Los guardias, bruscamente arrancados de su distracción volvieron a enfrentar al equipo de rescate, empuñandodenuevoconfirmezasusarmas. —Felicitaciones, estimada señora —dijo Prevlov con una reverencia—. Su pequeña exhibición teatralestuvoapuntodeteneréxito…Unengañomuyastuto. En la expresión de Prevlov había una extraña satisfacción cínica, como si habiendo recurrido a su sagacidadhubieraganadoconfacilidadesapartida.MiróaDana,observandosulevegestodefracaso. Lasonrisahabíaquedadocomopintadaensucaraysushombrosseagitaronenunleveestremecimiento, peroserepusoyvolvióaerguirse,orgullosayseguradesímisma. —Noséaquéserefiere. —Porsupuestoqueno—suspiróPrevlov. Despuésdemirarlaunmomento,sevolvióydijoalgoaunodesushombres.Ésteasintió,sacóun cuchilloyavanzólentamentehaciaDana,quesepusotensaypalideció. —Leheordenadoqueleseccioneelsenoizquierdo—explicóPrevlovconnaturalidad. SpencermiróaSandeckerboquiabierto,rogándoleconlamiradaquecediera. —¡Diossanto!—barbotóelalmirantecondesesperación—.Nopuedepermitir…ustedprometióque nohabríacrueldadnitortura… —Soyelprimeroenadmitirquelabrutalidadnoeselegante—declaróPrevlov—.Peroustednome dejaotraalternativa.Eselúnicorecursoantesuobstinación. —Antestendráquematarme…—repusoSandecker. Unsoldadorusohundióelcañóndesumetralletaenlosriñonesdelalmirante,quecayóderodillas conlacaracontraídadedoloryjadeando. Danacrispólasmanosenloscostadoshastaquesevolvieroncomodemarfil.Habíajugadosuúltima cartayhabíaperdido;susbellosojoscolorcaféexpresabanabominaciónyangustiacuandoviodepronto quelamiradadelrusoreflejabaconfusión.Unamanofirmelacogióporelhombroylaempujóaunlado, yPittemergiólentamentealaluz. 66 Pittsealzabadetenidoeneltiempo,comounaindecibleapariciónsurgidadelasprofundidadesdeun infierno acuático. Estaba empapado, tenía el negro cabello pegado sobre la ensangrentada frente, y los labioscrispadosenunasonrisamalévola.Alaluzdelosfocos,elgoteardesuropamojadacentelleabay caíaalsueloconunchapoteo. Prevlov,cuyorostroparecíaunamáscaradecera,extrajoconcalmauncigarrillodelestuchedeoro, loencendióyexhalóelhumoconunlargosuspiro. —¿PuedopresumirquesunombreesDirkPitt? —Esoponemicertificadodenacimiento. —Supresenciaesinsólita,señorPitt.Teníaentendidoqueestabamuerto. —Lo cual prueba que no se puede confiar en las habladurías —repuso Pitt mientras se quitaba la húmedachaquetaycubríasuavementeconellaloshombrosdeDana—.Losiento,cariño,porahorano puedohacermás.—LuegovolvióaencararseconPrevlov—.¿Algunaobjeción? Prevlov meneó la cabeza. La desenvoltura de Pitt lo intrigaba. Escrutó a Pitt como un tallista de diamantesestudiaunapiedra,perosinvernadatraselvelodeaquellosojosverdes.Hizounaseñaauno desushombres,queseacercóaPitt. —Unsimpleregistroporprecaución,señorPitt.¿Algunaobjeción? Pittseencogiódehombros,asintiendo,ylevantólasmanos.Conrapidezyeficiencia,elrusopalpóla ropadePittantesdeapartarse. —Nada—dijo. —Muysensatodesuparte—comentóPrevlov—,peronohabríaesperadomenosdeunhombrecon unareputacióncomolasuya.Heleídoconinterésunlegajodondesedescribíansushazañas.Muchome habríagustadoconocerloencircunstanciasmenosadversas. —Lamento no poder devolverle el cumplido —dijo Pitt con tono distendido—, pero usted no es exactamentelaclasedehombrequemegustaríatenerporamigo. PrevlovseadelantódospasosyabofeteóaPittcontodassusfuerzasconeldorsodelamano.Pitt trastabilló,diounpasoysedetuvo,mientrasunhilodesangrebrotabaporlacomisuradesussonrientes labios. —Vaya, vaya —dijo con voz queda y pastosa—. El ilustre André Prevlov ha perdido por fin la calma… Prevlovseinclinóconlosojossemicerradosencautelosareflexión. —¿Sabeustedminombre?—preguntóconvozapenasaudible. —Sétantosobreustedcomoustedsobremí—repusoPitt. —Es usted más listo de lo que creía —dijo Prevlov—. Ha descubierto mi identidad… toda una muestradeperspicacia,loreconozco…Peronotieneporquéfanfarronearcondatosquenoposee.Fuera deminombre,nosabenada. —Talvezpuedailustrarlomásconunpocodefolklorelocal. —¡Notengopacienciaparatonterías!—exclamóPrevlov,haciendoseñasalsoldadoqueempuñaba elcuchillo—.Yahora,sielalmiranteSandeckersedecideainspiraránimosasuequipodebombeo,le quedaríamuyagradecido. El soldado ruso, un hombre alto que aún ocultaba el rostro bajo la bufanda, comenzó a avanzar de nuevo hacia Dana. La hoja de su cuchillo, refulgió a la luz a pocos centímetros del seno izquierdo de Dana. Ella, tan entumecida que ya no sentía miedo, se ciñó más los hombros con la chaqueta de Pitt y mirófijamenteelcuchillo. —Sientoquenotengatiempodeoírtonterías—dijoPitt—.Podríacontarleunasobredoschapuceros llamadosSilveryGold. Prevlovlomiró,vacilóyporfinhizounaseñalalsoldadoparaqueretrocediera. —Leescucho,señorPitt.Ledarécincominutosparaqueexpliqueloquehadicho. —No tardaré mucho —aseguró Pitt, haciendo una pausa para frotarse el ojo herido—. Bien; había unavezdosmecánicoscanadiensesquedescubrieronqueelespionajepodíaserunaactividadcolateral lucrativa.Demodoquedesechandotodoremordimientosehicieronagentesprofesionalesdeespionaje, concentrandosustalentosenobtenerdatosreservadosdelosprogramasoceanográficosnorteamericanos yenviarlosaMoscú.SilveryGoldseganaronsupaga,nolequepaduda.Enlosdosúltimosaños,no hubo un solo proyecto de la NUMA del que los rusos no se enteraran hasta en los menores detalles. Después, cuando se proyectó rescatar al Titanic, el Departamento de Inteligencia de la Armada soviético…sudepartamento,Prevlov…olfateóungolpedesuerteinesperado.Sinlamenorsutileza,se encontró usted no con uno, sino con dos hombres a sueldo suyo, que estaban en una situación perfecta para obtener y transmitir las técnicas norteamericanas más avanzadas de rescate en aguas profundas. Habíaotrofactor,porsupuesto,peronisiquieraustedlosabíaentonces.SilveryGoldenviabaninformes regulares sobre el reflotamiento utilizando un método ingenioso. Usaban un dispositivo que puede transmitirondasdesonidosubmarinassimilaresalsonar.Debíadvertirlocuandoeloperadordesonar delCapricorndetectólastransmisiones,perocreíquesetratabadesonidosresidualescausadosporuna corrientedeaguasprofundasquegolpeteabaalTitanic.Nosenosocurrióquealguienestuvieraenviando mensajescodificados.Nadiesemolestóendescifraresosruidoscausales.Mejordicho,nadiesalvoel hombrequesesentababajounequipodehidrófonosabordodelMijailKurkov. Pitthizounapausaymiróalrededor;enelcomedor,todosatendíanasuspalabras. —NoempezamosapensarquehabíaalgorarohastaqueHenryMunktuvoqueiralretrete.Cuando volvíaalapopadelSafoIIoyófuncionareldispositivoy,alinvestigar,sorprendióaunodesushombres enplenaacción.Esprobablequesuhombrehayatratadodesalvarsemintiendo,peroHenryMunkeraun especialista en instrumentos. Sabía bien lo que era un dispositivo de comunicación y comprendió con rapidezloquepasaba.Enestecaso,elgatomatóalacuriosidad…HabíaquesilenciaraMunkyselo silenciógolpeándoloenlabasedelcráneoconuntrípodefotográficodeWoodson.Comoestolecreaba unasituaciónincómoda,elasesinovolvióagolpearlacabezadeMunkcontralatapadelalternadorpara queparecieraunaccidente.Sinembargo,elpeznopicóelanzuelo.Woodsonsospechó,yosospechéy, encima, el doctor Bailey descubrió el magullón en el cuello de Munk. Pero como no había modo de probarquiéneraelasesino,decidíaceptarlaversióndelaccidentehastareunirpruebassuficientes.Más tardevolví,registréelsumergibleydescubríuntrípodefotográficoabollado,juntoconeldispositivode comunicación,enelsitiodondenuestroamigoyvecino,elespía,lohabíaocultadoirónicamente:enla gavetadelpropioMunk.Estabasegurodequeeraunapérdidadetiempohacerlosexaminarenbuscade huellas digitales, no me hacía falta una confirmación científica para saber que me enfrentaba con un profesional.Poresodejéeltrípodeyeldispositivoexactamentecomoloshabíaencontradoparaquesu agenteseconfiarayempezaradenuevoacomunicarseconelMijailKurkov.Asíqueesperé. —Unrelatofascinante—dijoPrevlov—,peromuycircunstancial.Debehabersidoimposiblehallar unapruebairrefutable. Pittsonrióenigmáticamenteycontinuó: —Lapruebasurgiódeunprocesodeeliminación.Estabarelativamentesegurodequeelasesinotenía queserunodelostreshombresqueestabanabordodelsumergible,supuestamentedormidosdurantesu períododedescanso.EntoncesalternéelhorariodelatripulacióndelSafo II todos los días, de modo que dos de ellos tuvieran trabajo en la superficie mientras el tercero buceaba en el Titanic. Cuando nuestro operador de sonar captó la siguiente transmisión del dispositivo, supe quién había asesinado a Munk. —¿Quiénes,Pitt?—preguntóSpencer,ceñudo—.Aquísomosdiezhombres…¿Fueunodenosotros? PittcruzósumiradaconladePrevlov;luegosevolvióyseñalóconlacabezaaunodelosfatigados hombresreunidosbajolosfocos. —Ospresentoalgrantraidor:Drummer. —¡Ben Drummer! —exclamó Gunn—. No puedo creerlo. Pero si hasta se enfrentó al asesino de Woodson… —Purasimulación—dijoPitt—.Erademasiadoprontopararevelarsuidentidad,porlomenoshasta quemuriéramostodos.Hastaentonces,Prevlovnecesitabauninformantequelerevelaracualquieridea quesenosocurrierapararecobrarlanave. —Pues consiguió engañarme —dijo Giordino—. Ha trabajado muy duro para mantener a flote al Titanic… —¿Ah,sí?—replicóPitt—.Esciertoqueaparentótrabajarduro,inclusollegóasudaryensuciarse, pero¿quélehabéisvistohacerenrealidaddesdequellegamosabordo? Gunnmeneólacabeza. —Yocreíaquetrabajabadíaynocheexaminandoelbarco. —¿Examinandoelbarco?Nadadeeso…Drummeranduvodeunladoaotroconunsopleteportátil deacetileno,abriendoagujerosenelfondodelbarco. —Suena increíble —objetó Spencer—. ¿Por qué tratar de agujerear el barco si sus amos rusos quierenarrebatárnoslo? —Drummersólointentabaretrasarelremolque—repusoPitt—.Laúnicaposibilidadqueteníanlos rusosdeabordaralTitanicconéxitoeraenelojodelhuracán.Laideaeraingeniosa…Esaposibilidad nunca se nos ocurrió. Si los remolcadores hubieran podido arrastrar el Titanic sin complicaciones, habríamos pasado a cincuenta kilómetros del ojo de la tormenta. Pero gracias a Drummer, la inestabilidaddelcascoladeadoentorpecióelremolque.Antesdecortarseelcable,elTitanicsedesvió, obligandoalosremolcadoresareducirlavelocidadalmínimo.Ycomoveis,lapresenciadePrevlovy subandaderufianesconfirmaeléxitodelosesfuerzosdeDrummer. La verdad comenzó a imponerse. Ningún miembro del equipo de rescate había visto realmente a Drummertrabajarenunabombaniofrecerseatransportarlacarga.Todosrecordaronquesiemprehabía andadoporsucuenta,quejándosedelosobstáculosque,segúnafirmaba,leimpedíanexplorarlanave. ContemplaronaDrummercomosifueseundesconocido,quizáesperandounaindignadanegativadesu parte. No hubo ninguna negativa, ningún alegato de inocencia; sólo un fugaz gesto de rabia. La transformación de Drummer fue asombrosa: desapareció la expresión triste de los ojos que de pronto cobraronunarelucientevivacidad.Tambiéndesapareciólaindolentesonrisadesuslabiosylapostura distendida del cuerpo. La fachada había desaparecido, sustituido su lugar por un hombre de aspecto arrogante,casiaristocrático. —He de admitir, Pitt —declaró Drummer con tono medido—, que su agudeza de observación enorgulleceríaaunagentedeespionajedeprimeracategoría.Sinembargo,nohadescubiertonadaque modifiquerealmentelasituación. —Yaloveis—comentóPitt—.Nuestroexcolegahaperdidodeprontosufalsoacentosureño. —Nomecostódemasiadoaprenderlo,¿noleparece? —Ytampocolecostóaprenderaobtenersecretosyasesinaramigos. —Gajesdeloficio—replicóDrummer,apartándosedelequipoderescateparareunirseconPrevlov. —Dígamequiénesusted,¿SilveroGold? —Esoyanoimporta—repusoDrummer,encogiéndosedehombros—.SoyGold. —EntoncessuhermanoesSilver. LasocarronaexpresióndeDrummerseendureció. —¿Cómolosabe?—preguntóconlentitud. —Unavezqueloidentifiqué,pasélospocosindiciosdequedisponíaalFBI.Tengoquereconocer los méritos de Prevlov y sus camaradas de la Inteligencia Naval soviética. Le proporcionaron una biografía tan norteamericana como la tarta de manzanas, ¿o debería decir la tarta de melocotones de Georgia?,yaparentementetangenuinacomolabanderadelaConfederación.PeroelFBIdesenmascaró porfinsufalsaeimpecabletrayectoriaylorastrearonhastalaviejafincadeHalifax,NuevaEscocia, dondenacieronustedysuhermano…condiezminutosdediferencia. —¡Vaya!—murmuróSpencer—.Mellizos… —Sí,peronoidénticos.Nisiquieraparecenhermanos. —Entoncessimplementeunmellizocondujoalotro—dijoSpencer. —¿Simplemente?Deningúnmodo—replicóPitt—.Drummerysuhermanosonmuylistos…Ésefue mi error primordial: tratar de establecer un paralelo entre dos hombres que habrían debido tener las mismas preferencias y antipatías, que compartían las mismas habitaciones o que andaban juntos como compinches.PeroSilveryGoldrepresentaronpapelesabsolutamentedistintos.Drummereracordialcon todos y vivía solo. Me encontré en punto muerto. El FBI estaba tratando de descubrir al hermano de Drummermientrasvolvíaaverificarlosantecedentesdecadamiembrodelequipoderescate,peronadie conseguía establecer relación definida. Entonces ocurrió algo que fue casi una tragedia y nos dio la oportunidaddeaveriguarquiéneraquién… —ElaccidentedelDeepFathom—dijoGunn,mirandoaDrummerconojosfríos—.PeroDrummer noteníaningunarelaciónconelsumergible.EstabaenlatripulacióndelSafoII. —Teníaunarelaciónmuyespecial:suhermanoestabaenelDeepFathom. —¿Cómodedujoeso?—inquirióDrummer. —Entremellizoshayunvínculopeculiar.Piensanysientencomosifueranunasolapersona.Aunque séhayanhechopasarpordospersonassinvínculoalguno,losdosestabandemasiadoapegadosentresí comoparaqueunonoperdieralacalmacuandoelotrosehallabaalbordedelamuerte.Ustedsintióla agoníadesuhermanocontantaintensidadcomosihubieraestadoatrapadoconélenelabismo. —Por supuesto —dijo Gunn—. Todos estábamos nerviosos en ese momento, pero Drummer estaba casihistérico. —Volvíaplantearmeunprocesodeeliminaciónentretreshombres;estavezChávez,KielyMerker. LaascendenciamexicanadeChávezesobviaeimposibledefalsificar.Kieltieneochoañosmenosque usted;tampocoesosepuedefalsificar.QuedabaentoncesSamMerker. —¡Maldición!—farfullóSpencer—.¿Cómopudimosdejarnosengañartantotiempo? —Porque nos enfrentábamos con el mejor equipo que pudieron reunir los rusos —explicó Pitt con una leve sonrisa—. Por cierto, Spencer, antes usted dijo que éramos diez hombres. Contó mal: somos once.OlvidóincluiraJackelDestripador,aquípresente.—Sevolvióhaciaelsoldadoque,depiefrente aDana,seguíasosteniendoelcuchilloconaireamenazador—.Merker,¿porquénoabandonasuestúpido disfrazysesumaalgrupo? Elsoldadosequitólentamentelagorraylabufandaquecubríalamitadinferiordesurostro. —EselcanallaqueacuchillóaWoodson—siseóGiordino. —Notuveopción—dijoMerkerconcalma—.ElprimererrordeWoodsonfuereconocerme;silo hubieradisimulado,podríahabersalvadolavida.Perosusegundoerror,queresultófatal,fueatacarme. —Woodsonerasuamigo. —Eloficiodeespíanopermiteteneramigos. —Merker —dijo Sandecker—. Merker y Drummer. Silver y Gold. Confié en ustedes dos y sin embargotraicionaronalaNUMA.Nostraicionarondurantedosaños.¿Yacambiodequé?Deunpuñado dedólares. —Yo no diría un puñado, almirante —repuso Merker mientras enfundaba su cuchillo—. Más que suficienteparaqueyoymihermanovivamosmuchosañoscontodaslascomodidades. —Oigan, ¿cómo ha llegado hasta aquí? —preguntó Gunn—. Se suponía que Merker estaba en la enfermeríadeldoctorBailey,abordodelCapricorn. —VinodepolizónenelhelicópterodeSturgis—explicóPitt,pasándoseunpañuelomojadoporsu sangrantecabeza. —¡Imposible! —barboteó Sturgis—. Usted estaba presente, Pitt, cuando yo abrí la compuerta de carga.ApartedelaseñoraSeagram,enelhelicópteronohabíanadie. —Después de escabullírsele al doctor Bailey, se dirigió a la habitación de su hermano Drummer, donde cogió ropa limpia, incluyendo un par de botas de vaquero. Luego se coló a hurtadillas en el helicóptero, arrojó fuera la balsa de emergencia y se ocultó bajo la cobertura de ésta. Entonces llegó Dana, desgraciadamente para ella, en busca de su estuche de cosméticos. Cuando se arrodilló para recobrarlo,violasbotasdeMerkerquesobresalíanbajolacoberturadelabalsa.EntoncesMerkerla golpeóenlacabezayluegolaenvolvióenunalonayvolvióasuescondite. —EsosignificaqueestabaenelcompartimientodecargacuandodescubrimosalaseñoraSeagram… —No. Para entonces ya se había ido. Recordará que, cuando usted abrió la puerta de carga, esperamos un momento, atentos a cualquier movimiento. No hubo ninguno porque Merker ya se había introducidoenlacabinademandoaprovechandoelruidodelmecanismoqueabrelapuerta.Entonces, mientras usted y yo jugábamos a policías y ladrones en el compartimiento de carga, él salió por la escalerilladelacarlingayseescabullóenlaoscuridad. —Pero¿paraquéarrojóelmartilloentrelashélices?—insistióSturgis—.¿Conquéfinalidad? —ComoustedtrajoelhelicópterovacíodesdeelCapricornynohabíanadaquedescargar—explicó Merker—,nopodíaarriesgarmeaquevolvieraadespegarsinabrirlapuertadecarga.Meteníaatrapado allí,aunqueustednolosupiera. —Después de eso, usted anduvo muy atareado —dijo Pitt a Merker—, correteando por el barco, guiadosindudaporundiseñosuministradoporDrummer.Primero,conelequipodeaserrarportátilde suhermanocortóelcablederemolquemientraselcontramaestreBascomysushombresdescansabanen elgimnasioentreunoyotrorecorridodeinspección.Despuéscortólasamarrasdelhelicóptero,sinduda muysatisfecho,desaberquecaíaalaguaconmigodentro. —Dospájarosdeuntiro—admitióMerker—.¿Porquénegar…? Merkerfueinterrumpidoporlaapagadadescargadeunametralletaqueseoyóenalgunapartedelas cubiertasinferiores.Prevlovseencogiódehombros,mirandoaSandecker. —Metemoquesushombresestánponiendodificultades—comentómientrassacabaelcigarrillode laboquillayloaplastabaconeltacón—.Creoqueestadiscusiónhaduradoyabastante.Dentrodepocas horas amainará la tormenta y el Mijail Kurkov se pondrá en posición para el remolque. Almirante Sandecker,seocuparáusteddequesushombrescooperenmanejandolasbombas.Drummerlemostrará lossitiosdondeperforóelcascobajolalíneadeflotación,demodoquesutripulaciónpuedarepararlo. —¿Volvemosajugaralastorturas?—dijoSandeckerdespectivamente. —Yahedejadodejugar,almirante—repusoPrevlovconexpresióncortante.Luegohablóaunode sus hombres, el mismo que había hundido el arma en las costillas de Sandecker—. Éste es Buski, un individuo muy directo y el mejor tirador de su regimiento. También entiende un poco el inglés; lo suficienteparatraducirunaprogresiónnumérica.—SevolvióhaciaBuski—.Empezaréacontar.Cuando llegueacinco,dispararáalbrazoderechodelaseñoraSeagram.Cuandollegueadiez,alizquierdo;a quince,alarodilladerecha,yseguiráhastaqueelalmiranteSandeckerdecidacolaborar. —Unconceptometódico—señalóPitt—.Yunaveznoshayautilizado,mataráalosdemásyarrojará nuestroscadáveresalmar.Luegoafirmaráqueabandonamoselbarcoenelhelicóptero,queporsupuesto, sehabráestrelladoconvenientemente.Inclusopresentarádostestigos,DrummeryMerker,quedespués desobrevivirmilagrosamenteatestiguaráncómolosbenevolentesrusoslosrescataroncuandoyaperdían todaesperanza. —Noveonecesidaddeprolongarlaagonía—dijoPrevlovcontonofatigado—.Buski… BuskilevantólametralletayapuntóalbrazodeDana. —Ustedmeintriga,Prevlov—declaróPitt—.Hamostradopocointerésensabercómoaverigüélos nombresdeDrummeryMerker,oporquénolosdetuveunavezdescubrísusidentidades.Nisiquiera evidenciacuriosidadporcómolleguéadescubrirsupropionombre… —Curiosidad sí, pero lo mismo da. Nada puede modificar las circunstancias. Nada ni nadie puede ayudarloaustedyasusamigos,Pitt.NilaCIA,nilaarmadaestadounidense.Lasuerteestáechada.No habrámásjuegosdepalabras.Uno…—empezóacontar. —CuandoelcapitánPrevlovcuentecuatro,ustedmorirá,Buski. Buskihizounamuecadespectiva. —Dos… —ConocíamossusplanesparaapoderarsedelTitanic.ElalmiranteSandeckeryyolosconocemos desdehacecuarentayochohoras. —Éstahasidosuúltimafanfarronada—dijoPrevlov—.Tres… Pittseencogiódehombros. —Entalcaso,ustedseráresponsabledelasangrevertida,Prevlov. —Cuatro… UndisparoreverberóensordecedoramenteenelcomedormientraslabalaacertabaaBuskienmedio delafrenteyloderribabafulminantementealospiesdePrevlov. Al caer contra el suelo, Dana lanzó un grito. Pitt no le pidió disculpas por derribarla y luego por quitarle el aliento al cubrirla con su cuerpo como escudo protector. Giordino se abalanzó sobre Sandecker, arrastrándolo al suelo. El resto del equipo de rescate no perdió más de una décima de segundoendispersarse,dejándosecaeralsuelo,seguidosdecercaporDrummeryMerker,quecayeron comosegadosalmismotiempo. Elestallidoresonabatodavíaenelrecintocuandolossoldadosrusosreaccionaronycomenzarona dispararsusmetralletasenlaoscuridad,hacialaentradadelsalóncomedor.Fueinútil.Elprimerocayó de bruces casi instantáneamente. El segundo soltó su metralleta, y se llevó las manos al ensangrentado cuello,mientraseltercerosedesplomabalentamentederodillas,contemplandoatónitolosdosorificios queacababandeaparecerenlapecheradesuchaqueta. Prevlov, que había quedado solo, miró con estupor a todos y luego a Pitt. Su rostro expresaba aceptación;aceptacióndeladerrotaylamuerte.SaludóaPittconunmovimientodelacabeza,yluego desenfundó su pistola automática y comenzó a disparar hacia la oscuridad. Vació su cargador y quedó inmóvil, a la espera del inminente fin. Pero no hubo más descargas. La sala quedó en silencio. Todo parecióralentizarse,ysóloentoncesPrevlovlosupo:aúnnoestabadestinadoamorir. Habíasidounatrampaenlacualélhabíaentradocontantaingenuidadcomounniñoenlaguaridadel lobo. Unnombrecomenzóadesgarrarleelalma,atormentándolo,repitiéndoseunayotravez:Marganin… Marganin…Marganin… 67 LosfantasmasquesehabíanmaterializadosúbitamentealrededordePrevlovydelossoldadosrusos caídoseranmiembrosdelosMATestadounidenses(unselectogrupodesoldadosentrenadosparatodo tipodecombate,desdelademoliciónsubmarinaalaguerraenlajungla). Eran cinco, enfundados en oscuros monos de goma, capuchas y ceñidas botas. Sus rostros eran indistinguibles bajo la pintura de camuflaje. Cuatro de ellos empuñaban fusiles automáticos M-16 de culata plegadiza, mientras que el quinto llevaba una escopeta Stoner de dos cañones. Uno de los MAT ayudóaPittyDanaaincorporarse. —Maldita sea —gimió Dana—. Estaré toda amoratada por un mes… —Durante unos segundos masajeó,aturdida,sudoloridocuerpo,sinadvertirquelachaquetadePittsehabíaabierto.Cuandopor fin comprendió lo sucedido, cuando vio a los rusos grotescamente despatarrados y muertos, su voz se convirtióenunsusurro—.Oh,mierda…Oh,mierda… —Creoquenohaydudadequelaseñorahasobrevivido—comentóPittconunasonrisa.Estrechóla mano del MAT y luego lo presentó a Sandecker—. Almirante Sandecker, éste es nuestro salvador, el tenienteFergus,delosMAT. SandeckercontestóalformalsaludomilitardeFergusconunagradecidomovimientodelacabeza,y seirguió. —Lanave,teniente,¿quiénestáalmandodelanave? —Usted,señor,amenosque,…—LaspalabrasdeFergusfueronpuntuadasporlosecosdedisparos enalgunapartedelbarco—.Laúltimaresistenciahasidovencida—sonrióampliamente—.Elbarcoestá ennuestrasmanos,señor.Selogarantizoconabsolutacerteza. —¿Yelequipodebombeo? —Sanoysalvoydenuevoenlatarea. —¿Cuántoshombreshatraído? —Dosunidadesdecombate,almirante.Diezhombresentotal. Sandeckerarqueólascejas. —¿Sólodiezhombres? —Por lo común, para una incursión de esta índole —dijo Fergus con naturalidad—, habríamos utilizadounasolaunidaddecombate,peroelalmiranteKemperconsideróprudenteduplicarla. —Laarmadahaprogresadobastantedesdemiservicioactivo—comentónostálgicamenteSandecker. —¿Algunabaja?—preguntóPitt. —Hastahacecincominutos,doshombresheridosleves,yunodesaparecido. —¿Cómohabéisllegadohastaaquí?—LapreguntasurgiódeloslabiosdeMerker,quemirabacon indolenciaporencimadelhombrodelMATquelocustodiaba—.Enlazonanohabíaningúnbarconise divisóningúnavión. FergusmiróinquisitivamenteaPitt,queasintió. —Loautorizoainformaranuestroexcolegasobreloshechosdelavida,teniente.Podrámeditarsus respuestascuandoestésentadoenunaceldadecondenadoamuerte. —Vinimosporelcaminomásdifícil—explicóFergus—.Quincemetrospordebajodelasuperficie, atravésdelostubosdetorpedodeunsubmarinonuclear…Fueasícomoperdíaunodemishombres;las aguas estaban muy agitadas. Una ola debe de haberlo arrojado contra el casco del Titanic mientras subíamosporlasescalasdeabordajequenoslanzóelseñorPitt. —Esraroquenadieloshayavistosubirabordo—murmuróSpencer. —Nada raro —adujo Pitt—. Mientras yo ayudaba al teniente Fergus y sus hombres a subir a los mamparosdelacubiertadepopaydespuéslosocultabaenlaantiguacabinadeljefedecamarerosenla cubiertaD,vosotrososhallabaisreunidosenelgimnasio,aguardandomiconmovedordiscursoacerca delsacrificiopersonal. Spencermeneólacabeza. —Deboreconocerquenosembaucóatodos—dijoGunn. —Sinembargo,losrusosestuvieronapuntodeganarlapartida.Nopreveíamosqueactuaranhasta quecesaralatormenta.Abordarnosenelmomentodecalmadelojodelhuracánfueuntoquemagistral.Y dioresultado.Giordino,elalmiranteyyoéramoslosúnicosqueestábamosenteradosdelapresenciade losMAT.Siningunodenosotroslohubiesepuestosobreaviso,eltenienteFergusjamáshabríasabido cuándolanzarelataquecontraelenemigo. —Admitoqueporunmomentocreíqueestábamosperdidos—declaróSandecker—.Giordinoyyo prisionerosdePrevlov,yaPittseloconsiderabamuerto. —Sabe Dios que si el helicóptero no se hubiera atascado en la cubierta de paseo, a estas horas yaceríaenelfondodelocéano—dijoPitt. —De todos modos —intervino Fergus—, el señor Pitt parecía salido de la tumba cuando entró a tropezones en la cabina del jefe de camareros. Es un hombre muy valiente… Medio ahogado y con la cabeza herida, y sin embargo insistía en guiar a mi equipo por este museo flotante hasta sus visitantes soviéticos. DanamirabaaPittdemodopeculiar. —¿Cuántoestuvoocultoenlassombrasantesdehacersuentrada? Pittsonriótraviesamente. —Desdeunminutoantesdesustriptease. —Grandísimo canalla… Dejó que yo hiciera el ridículo —estalló la mujer—. Permitió que me humillarancomoaunamujerobjeto. —Fuepornecesidad—explicóPitt—.CuandoencontréelcadáverdeWoodsonylaradiodestrozada en el gimnasio, supe que los chicos de Ucrania habían abordado el barco. Entonces fui en busca de Fergus y sus hombres y los guié hasta las salas de calderas, suponiendo que los rusos ya habrían sorprendidoalequipodebombeo.Yacerté…Quiencontrolaraelbombeocontrolabaelbarco.Cuando viqueestorbaríaenvezdeserunaayudaparadominaralosrusos,vineabuscarosacompañadoporun MAT.Trasrecorrertodalanaveoímosvocesquesalíandelsalóncomedor.EntoncesordenéalMATque regresaseenbuscaderefuerzos… —¿Quieredecirquetodofueparaganartiempo?—dijoDana. —Exacto. Necesitaba cada segundo, hasta que llegara Fergus. Por eso aguardé hasta el último segundoparapresentarme. —Unajugadamuyarriesgada—comentóSandecker—.¿Noprolongódemasiadoelsegundoacto? —Teníadoscosasamifavor—explicóPitt—.Unaeralacompasión.Loconozco,almirante.Pesea su aspecto de gárgola, todavía ayuda a las ancianitas a cruzar la calle y da de comer a los animales abandonados. Tal vez habría esperado hasta el último momento para ceder, pero habría cedido. —Pitt rodeó a Dana con sus brazos y sacó lentamente un arma de un bolsillo de la chaqueta que cubría los hombrosdelamujer—.Lasegundaeraestapólizadeseguros…Fergusmelaprestóantesdeempezarla fiestecita.EsunapistolaStonerylanzaunanubedepúasdiminutas.PodríahaberderribadoaPrevlovya lamitaddesushombresconunsolodisparo. —Yyoqueloconsiderabauncaballero—bromeóDana—.Sólomecubrióconsuchaquetaparaque noencontraranelarmaalregistrarlo. —Debeadmitirquesu…constituciónfísicaconstituíaunadistracciónideal. —Disculpe que lo interrumpa, señor —intervino el contramaestre Bascom—. Pero ¿qué interés puedentenerlosrusosenesteviejocacharroenmohecido? —Esomismopensabayo—agregóSpencer—.¿Porquétantoalboroto? —Supongoqueyanoesunsecreto—dijoPittencogiéndosedehombros—.Losrusosnoqueríanel barco,sinounraroelementollamadobizanioquesehundióconelTitanicen1912.Segúnmehandicho, una vez elaborado adecuadamente e instalado en un refinado sistema defensivo, hará que los misiles intercontinentalessevuelvantananticuadoscomodinosauriosvoladores. ElcapatazBascomlanzóunsilbido. —¿Quieredecirqueesasustanciaestátodavíaenalgunapartedelbarco? —Sepultadabajovariastoneladasdedesechos,peroaúnestáaquí. —Nuncaviviráparaverlo,Pitt.Ningunodeustedes…ningunodenosotrosloverá.Porlamañanano quedará nada del Titanic. —En el rostro de Prevlov no había ira, sino una especie de complaciente satisfacción—. ¿Cree que no hemos tomado en cuenta todas las contingencias? ¿Que la posibilidad de fracasarnofueprevista?Sielbizanionopuedesernuestro,tampocoserádeustedes. Pittlomiróconasombro. —Seequivocasiesperaquelacaballeríacosacaacudaasurescate,Prevlov.Hizoungranesfuerzo, pero como decimos los norteamericanos, jugaba contra naipes marcados. Se preparó para todo… es decir, para todo salvo las medidas que tomamos en previsión de una traición. Nuestro plan es una maravilladesagacidadyustedsetragóelanzuelo.Losiento,capitánPrevlov,peroelbotíndeguerra correspondealvencedor… —Elbizaniopertenecealpuebloruso—dijocongravedadPrevlov—.Ustedeslorobarondenuestro suelo.Nosomosnosotroslosladrones,Pitt,sinoustedes. —Eso es discutible si fuera una obra de arte o un tesoro nacional, no hay duda de que el Departamento de Estado lo enviaría de vuelta a Murmansk en el próximo barco. Pero no cuando es el elementoesencialparaunarmaestratégica.Sinuestrospapelesseinvirtieran,Prevlov,ustedestampoco loentregarían… —Entoncesdebeserdestruido. —Seequivoca.Unarmaquenoquitavidas,sinosimplementelasprotege,nuncadebeserdestruida. —Esa filosofía santurrona no hace sino confirmar lo que nuestros líderes han sabido siempre. Ustedesnopuedenvencernos.Algúndía,enunfuturonodemasiadodistante,supreciadoexperimentode democraciaseguirálospasosdelSenadogriego.Unamuestradeunperíodohistóricoquelosestudiantes delcomunismoestudiarán,nadamás. —Se equivoca, Prevlov. Sus camaradas tendrán que mostrarse mucho más hábiles e inteligentes si aspiranagobernarelmundo. —Estudie la historia —dijo Prevlov con una ominosa sonrisa—. Durante siglos, los pueblos a los quelasnacionesricasdenominabanbárbaroshanterminadosiempreporvencer. PittledevolviólasonrisamientraslosMATconducíanaPrevlov,MerkeryDrummerporlaamplia escalerahastauncamarotedondequedaríanencerradosyvigilados. PerolasonrisadePittnoeragenuina.Prevlovteníarazón. Losbárbarossiemprevencíanalfinal. V. SOUTHBY 68 Juniode1988 ElhuracánAmandamoríalentaperoinevitablemente.Loqueserecordaríapormuchotiempocomo «elazotede1988»habíaabiertounsurcodevastadorencincomilkilómetrosdeocéanodurantetresdías y medio, y aún le faltaba descargar su último golpe apocalíptico. Como el estallido final de una supernova antes de desintegrarse en la oscuridad, viró súbitamente rumbo al este y cayó sobre la península de Avalon, en Terranova, azotando la costa desde el cabo Race al norte hasta la ensenada Pouch. Enpocosminutos,unapoblacióntrasotrafueinundadaporlaferozlluviaquedescargabalaoscura masa de nubes. Varias pequeñas ciudades costeras fueron arrastradas al mar por las aguas que se precipitaron a los valles con estrépito atronador. Muchos barcos pesqueros fueron arrojados a tierra, convertidos en restos destrozados. En St. John, cuyas calles el diluvio convirtió en ríos torrenciales, volarontechosdeedificios.Elaguaylaelectricidadquedaroncortadasdurantedíasy,hastaquellegaron navesderescate,huboqueracionarlacomida. Noserecordabaunhuracánquehubieradesatadosemejantefuria,convientosquellegarantanlejosy a tanta velocidad. Nadie llegaría a evaluar jamás los escalofriantes daños sufridos. Los cálculos aproximadosllegabanalos250millonesdedólares.Deéstos,155afectabanalasflotaspesquerasde Terranova, casi totalmente destruidas. Nueve barcos desaparecieron en el mar; seis de ellos sin supervivientes.Lasvíctimasmortalessuperaronlastrescientas. En las primeras horas de la mañana del viernes, el doctor Ryan Prescott se hallaba en la oficina principal del Centro de Huracanes de la NUMA. Por fin Amanda había concluido su obra destructora, cobradovidas,ycomenzabaadisiparsesobreelgolfodeSanLorenzo.Ladebaclehabíaterminado;ya no quedaba nada que los meteorólogos del centro pudieran hacer. Al cabo de setenta y dos horas de frenéticorastreoeinsomniotodossehabíanidoacasa,adormir. Con ojos exhaustos e inyectados, Prescott contempló las mesas repletas de diagramas, tablas de datos,informesdecomputadorasytazasdecafésemivacías,lossuelosalfombradoconhojasllenasde anotaciones.Miróelenormemapamundialymaldijoensilencioalatormenta.Elsúbitovirajehaciael este los había cogido por sorpresa. Era una pauta totalmente ilógica, sin paralelo en la historia de los huracanes.Noserecordabaningunatormentaquesehubieracomportadodemodotanexcéntrico. Con que sólo hubiera dado algún indicio de su inminente desviación, alguna pequeña pista de su alocado comportamiento quizá habrían tomado medidas de emergencia en Terranova. Se podría haber salvadomuchasvidas.Hombres,mujeresyniñosquepodríanseguirvivossielcaprichodelanaturaleza nohubieradesvirtuadolasmásrigurosasprediccionesmeteorológicas. Prescottsepusodepieyechóunaúltimaojeadaalmapamuralantesdequellegaranlosconserjesy borrarantodoloreferidoalhuracánAmanda,limpiandosudesconcertanterastroparaprepararlallegada desudescendiente,todavíapornacer.Unapequeñaanotaciónatrajosuatención.Eraunacrucecitacon estaleyenda:«Titanic». Según el último informe recibido del cuartel general de la NUMA en Washington, el resucitado trasatlánticoeraremolcadopordosnavesdelaarmadaqueseesforzabandesesperadamenteporsacarla delpasodelhuracán.Hacíaveinticuatrohorasquenosesabíanadadeél. Prescottlevantóunatazadecaféfríoenunbrindis. —PorelTitanic—dijoenvozaltaenaquellasalavacía—.Ojaláhayasencajadotodoslosgolpesde Amandaylehayasderrotado. Conunamueca,bebióelranciocafé.Luegosevolvióysaliódelahabitaciónalahumedadmatinal. 69 A la primera luz del día, el Titanic seguía a flote. Aún flotaba a la deriva, de costado al mar y al viento,atrapadoenelagitadotumultodelasatormentadasolasqueelhuracánhabíaprovocado. Como un atontado pugilista que, cogido de las cuerdas, recibe una terrible paliza, se elevaba tambaleantesobrelasolasdediezmetros,abriéndosepasoenmediodeunasaladalloviznaqueazotaba sucubiertaprincipal. ElcapitánParotkin,quemirabaporsusbinoculares,pensóqueelTitanicera,unanavecondenada. Su viejo casco enmohecido había sido sometido a un trato mucho peor del que, en su opinión, podía soportar.Viendosusremachesreventadosyjunturasabiertas,supusoquehacíaaguaencienpuntosalo largodesucasco.Loquenopodíavereraalosexhaustosmiembrosdelequipoderescate,losMATy losmarinerosdelosremolcadoresbregandohombroconhombroenloprofundodelnegroinfiernobajo lalíneadeflotación,enundesesperadointentopormanteneraflotealvenerablenavío. ParaParotkin,asalvodentrodelatimoneradelMijailKurkov,parecíaunmilagroqueelTitanicno hubierazozobradoporlanoche.Contodo,seguíaaferradoalavida,aunquesuproasehundíamásde seismetrosyescorabacasitreintagradosaestribor. —¿AlgunanoticiadelcapitánPrevlov?—preguntósindejardemirarporlosprismáticos. —Nada,señor—contestósuprimeroficial. —Temolopeor—dijoParotkin—.NoveoseñalesdequePrevlovestéalmandodelTitanic. —Mire,señor—señalóelprimeroficial—,sobrelosrestosdelmástildeproa.Pareceungallardete ruso. Parotkinenfocóeltrapodeshilachadoquesesacudíaalviento. —Lamentablemente, la estrella del gallardete es blanca y no roja como la de nuestra insignia soviética—suspiró—.Debosuponerquelamisióndeabordajehafracasado. —TalvezelcamaradaPrevlovnohatenidotiempodeinformarsobresusituación. —Noquedatiempo.Enmenosdeunahorallegaránlosavionesnorteamericanosdereconocimiento. ¡MalditoPrevlov!—murmurófuriosoygolpeóconelpuñolabovedilladelpuente—.«Abriguemosla ferviente esperanza de que no se exija de nosotros la opción definitiva», ésas fueron sus palabras. El afortunadoesél…Talvezhastaestémuertoyseayoquiendebatomarlaresponsabilidaddedestruiral Titanicyatodoslosquepermanecenabordodeél. Elprimeroficialpalideció. —¿Nohayotraalternativa,señor? Parotkinmeneólacabeza. —Lasórdenesfueronclaras.Debemoshundirelbarcoantesdepermitirquecaigaenmanosdelos norteamericanos. —Sacó un pañuelo y se frotó los ojos—. Que la tripulación prepare los misiles nuclearesyfijeunrumbodediezkilómetrosalnortedelTitanicparanuestraposicióndedisparo. El primer oficial vaciló y miró a Parotkin con rostro inexpresivo. Luego giró lentamente sobre sus talones,sedirigióhaciaelradioteléfonoyordenóvirarquincegradosalnorte. TreintaminutosmástardeelMijailKurkovestabapreparadoparadisparar.Parotkinsesituótrasel operadorderadar. —¿Sevealgo?—preguntó. —Ochoreactores,cientocincuentakilómetrosaloeste,acercándoseconrapidez. —¿Embarcacionesdesuperficie? —Dosnavespequeñasconrumbodoscuatrocinco,veinticincokilómetrosalsuroeste. —Debendeserlosremolcadoresquevuelven—comentóelprimeroficial. Parotkinasintió. —Lo que me preocupa son los aviones. Los tendremos encima en diez minutos. ¿Están listas las cabezasnucleares? —Sí,señor. —Puesinicielacuentaregresiva. Una vez el primer oficial hubo dado la orden por teléfono, ambos salieron y observaron desde el puente de estribor cómo se abría la compuerta de carga delantera y un misil Stoski de ocho metros se elevabalentamentebajoelfuertevientodelamanecer. —Unminutoparaeldisparo—dijoelcentrodefuegoporelaltavozdelpuente. ParotkinenfocósusbinocularesenelTitanic.Apenasdistinguíasucontornosobrelasgrisesnubes quesearrastrabanporelhorizonte.Unestremecimientoapenasperceptiblerecorriósucuerpo.Susojos reflejaronunaexpresiónlejanaytriste.Sabíaqueentrelosmarinosselomaldeciríaparasiemprecomo elcapitánquehabíaenviadoalindefensobarcodevueltaasusepulcrobajoelmar.Sepreparabaparael tronardeldisparo,seguidodelagranexplosiónquepulverizaríaalTitanic,cuandooyóaalguiencorrer desdelatimonera.Elradiotelegrafistairrumpióenelpuente. —¡Capitán!—exclamó—.¡Unmensajeurgentedeunsubmarinonorteamericano! —Treintasegundosparaeldisparo—seoyólainexpresivavozporelintercomunicador. Con expresión de pánico en la mirada, el operador se lo entregó a Parotkin, que leyó: USS dragonfish A URSS MIJAIL KURKOV. RMS TITANIC BAJO PROTECCIÓN ARMADA ESTADOUNIDENSE. CUALQUIER ACTO DE AGRESIÓN PROVOCARÁ REPRESALIA INMEDIATA.REPITO:INMEDIATA.FIRMADO:CAPITÁNSUBMARINOUSSDRAGONFISH. —Diezsegundosycontando—seoyólavozdelcentrodefuegoporelaltavoz—.Siete…seis… Parotkinalzólavistaconlaexpresióndeunhombrequeacabaderecibirporcorreounmillónde rublos. —Cinco…cuatro…tres… —Detengalacuentaregresiva—ordenó. —Detener cuenta regresiva —repitió por el teléfono del puente el primer oficial, con el rostro perladodesudor—.Ysujetadelmisil. —Muybien—dijoParotkin,mientrasunasonrisaleiluminabaelrostro—.Noesexactamenteloque semeordenóhacer,perocreoquelasautoridadessoviéticasestarándeacuerdoconmigo.Despuésde todo,elMijail Kurkov es el mejor barco de su clase en el mundo. ¿Querríamos perderlo por la orden insensatayestúpidadeunhombrequesindudahamuerto? —Coincido con usted —repuso el primer oficial, sonriendo a su vez—. A nuestros superiores les interesará saber que pese a todos nuestros sofisticados equipos de rastreo, no hemos detectado la presenciadeunsubmarinoextrañoprácticamenteencimadenosotros.Losmétodosnorteamericanosde penetraciónsubmarinadebendeestarsumamenteavanzados. —Creo que a los norteamericanos les interesará igualmente enterarse de que nuestras naves de exploraciónoceanográficallevanmisilescamuflados. —¿Cuálessonsusórdenes,señor? ParotkincontemplóelmisilStoskimientrasvolvíaaentrarensutubo. —Fijerumboderegreso… Luego se volvió y clavó la mirada en el Titanic. ¿Qué habría ocurrido a Prevlov y sus hombres? ¿Vivíanohabíanmuerto?¿Algunavezllegaríaasaberlaverdaddeloshechos? Enloalto,lasnubescomenzabanapasardegrisesablancasyelvientodisminuíahastaconvertirse en una brisa. Del cielo cada vez más luminoso surgió una gaviota que empezó a sobrevolar el barco soviético.Después,comosiobedecieraaunallamadamásurgentedesdeelsur,volóhaciaelTitanic. 70 —Estamosperdidos—dijoSpencerenvoztanbajaquePittnosuposilohabíaentendido. —Repítelo… —Estamosperdidos—repitióconabatimiento.Teníalacaramanchadadeaceiteydelodomohoso —.Esunasituacióndesesperada.HemostapadolamayoríadelosagujerosqueDrummerabrióconsu soplete,peroelmarhaaporreadotantoelcasco,queelaguaentracomoporuncolador. —Tenemosquemantenerloenlasuperficiehastaquevuelvanlosremolcadores—repusoPitt—.Si ellos pueden agregar sus bombas a las nuestras, contendremos las filtraciones hasta que se puedan repararlosdaños. —Estodounmilagroquenosehayahundidohaceyahoras. —¿Cuántotiempopuedesdarme?—inquirióPitt. Spencercontemplóconmiradacansinaelaguaquelechapoteabaalrededordelostobillos. —Los motores de la bomba ya están funcionando con vapor. Cuando el combustible se acabe, las bombassedetendrán.Estoesunjodidohecho.—LevantólamiradahaciaelrostrodePitt—.Unahora, talvezunahoraymedia.Nopuedoprometermásqueeso. —¿Ysituvierascombustiblesuficienteparaquesiguieranfuncionandolosmotoresdiesel? —Probablementepudieramantenerloenlasuperficiesinayudahastamediodía—contestóSpencer. —¿Cuántocombustibleharíafalta? —Ochocientoslitros. AmbosmiraronaGiordino,quebajóporunaescaleradecámaraychapoteóenelaguaquecubríael pisodelasaladecalderas4. —Menuda mierda de ayuda —espetó—. Ocho aviones sobrevolando el barco. Seis cazas de la armadaydosavionesdereconocimiento.Peronohacenmásquesaludarcadavezquepasan. Pittmeneólacabezayserascólabarbilla. —Tienequehaberunamaneradecomunicarlesquenecesitamosayuda. —Claro—dijosarcásticamenteGiordino—.BastacontelefonearalAutomóvilClub. PittySpencersemiraron:seleshabíaocurridolamismaideaalosdosenelmismoinstante. —Genial—exclamóSpencer—,simplementegenial. —Sinopuedesllegaralaestacióndeservicio—dijoPitt,sonriendo—,quelaestacióndeservicio vengaati. Giordinosemostródesconcertado. —Lafatigaoshajodidoelcerebro—dijo—.¿Creéisqueenlacubiertahayunacabinatelefónica? Losrusosdestrozaronnuestraradio,ladelhelicópteroestáempapadayeltrasmisordePrevlovrecibió dosbalasdurantelarefriega.—Meneólacabeza—.Ypodéisolvidarosdelosaviones…Nohaymodo detrasmitirunmensajeaesosmalditospilotos. —Eresburroynohaycaso—dijoSpencer—.Siempreestásmirandohaciaarribacuandodeberías mirarhaciaabajo. Pittseinclinóycogióunmartilloquehabíaentreunmontóndeherramientas. —Con esto bastará —dijo antes de descargarlo en el casco del Titanic. Una cacofonía de ecos reverberóenlasaladecalderas. Cansado,Giordinosesentóenelenrejadodeunacaldera. —Noselovanacreer… —Quién sabe —jadeó Pitt entre uno y otro martillazo—. Telégrafo de la jungla… Siempre dio resultadoenelCongo. —EsprobablequeGiordinotengarazón—dijoSpencer—.Lafatiganoshaestropeadoelcerebro. Sinhacercaso,Pittsiguiómartillando.Trasunosminutoshizounapausapararecuperarelresuello. —Esperemosyreguemosquealgúnnativotengaeloídocontraelsuelo—dijoentrejadeos.Yluego continuómartillando. DelosdosoperadoresdesonarquesehallabandeguardiaabordodelsubmarinoDragonfish,elque atendía el sistema de escucha pasiva se inclinaba hacia su panel con la cabeza ladeada, ocupada en descifrarelextrañogolpeteoquelellegabaporlosauriculares.Conunalevesacudidadecabeza,tendió losauricularesaloficialqueestabadepieasulado. —Alprincipiocreíqueerauntiburónmartillo—dijoeloperadordesonar—.Emitenunmartilleo peculiar…Peroéstetieneundefinidotañidometálico. Eloficialseapretóelauricularcontraunoídoyensusojosaparecióunaexpresióndeperplejidad. —PareceunS.O.S… —Asíloheinterpretado,señor.Alguienestálanzandounallamadadeauxiliomediantegolpesenun casco. —¿Dedóndeproviene? El operador activó los sensores instalados en la proa del submarino y escrutó el panel que tenía delante. —Contactotrescerosietegrados,dosmilmetrosalnoroeste.TienequeserelTitanic,señor.Trasla partidadelMijailKurkoveslaúnicaembarcacióndesuperficiequequedaenlazona. El oficial le devolvió los auriculares, salió del compartimiento del sonar y subió por una ancha escaleraenespiralalatorreta,elcentroneurálgicodelDragonfish.Seacercóaunhombredeestatura mediana,cararedondaybigoteencanecidoqueexhibíaenelcuellodeluniformelashojasderoblede comandante. —EselTitanic,señor.EstálanzandounS.O.S.pormediodegolpes. —¿Lohaconfirmado? —Sí, señor. El contacto es firme. —El oficial hizo una pausa y luego preguntó—: ¿Vamos a responder? Elcomandantesemostrópensativoporunosinstantes. —TeníamosórdenesdetransportaralosMATyconteneralMijailKurkov.Porlodemás,debíamos permanecer ocultos por si los rusos deciden hacer un intento desesperado con uno de sus propios submarinos.Sisalimosalasuperficie,quedaríamosenmalasituaciónparaprotegeralTitanic. —Laúltimavezquelodivisamossusituaciónparecíabastanteprecaria.Quizáseestéhundiendo. —Siasífuera,sutripulaciónestaríapidiendosocorroagritosportodaslasfrecuenciasdesuradio… —El comandante vaciló y entrecerró los ojos; luego se acercó a la sala de radio—. ¿A qué hora fue recibidalaúltimacomunicacióndelTitanic? Unodelosradiotelegrafistasconsultóuncuadernodebitácora. —Pocosminutosantesdelasdieciochohorasdeayer,comandante.Solicitaronuninformesobrela velocidadydireccióndelhuracán. Elcomandanteasintióconlacabezayvolviójuntoaloficial. —Hacemásdedocehorasquenotransmiten.Talvezsuradionofuncione. —Esmuyposible. —Serámejorqueechemosunvistazo—dijoelcomandante—.Arribaelperiscopio… Con un zumbido, la tubería del periscopio se elevó lentamente. El comandante cogió los mangos y atisboporlamirilla. —Todoparecetranquilo—dijo—.Estámuyladeadoaestriboryhundidoporlaproa,peronotanto comoparaqueseloconsidereenpeligro.Nosevenbanderasdeauxilio.Nosedivisaanadieenlas cubiertas… Un momento. Hay un hombre sobre el techo de la cabina del puente. —El comandante accionóelzoom—.¡Diossanto!Esunamujer—murmuró. Eloficiallomiróconexpresiónincrédula. —¿Hadichounamujer,señor? —Véaloconsuspropiosojos. Eloficiallohizo.Enefecto,sobrelacabinadelpuentedelTitanic había una mujer joven y rubia. Parecíaestaragitandounsujetador. Diezminutosmástarde,elDragonfishhabíasalidoalasuperficieysehallabajuntoalTitanic. Treintaminutosmástarde,elcombustibledereservadelmotordieselauxiliardelsubmarinopasaba poruntubotendidoatravésdeloleajeyentrabaporunagujeropracticadoatodaprisaenelcascodel Titanic. 71 —VienedelDragonfish—anuncióelalmiranteKempermientrasleíaelúltimodeunalargahilerade comunicados—.SucapitánhaenviadounequipodetrabajoabordodelTitanicenayudadePittysus hombres.Informaqueeltrasatlánticopermaneceráafloteduranteelremolque,pesealasnumerosasvías deagua…siemprequenoloazoteotrohuracán. —Menosmal—suspiróMarshallCollins. —Informaademás—continuóKemper—quelaseñoraSeagramseencuentraabordodelTitanic y estáengranforma,aunquenoséquésignificaeso. MelDonnersaliódellavaboconunatoallatodavíacolgadadelbrazo. —¿Quiererepetirlo,almirante? —DiceelcapitándelDragonfishquelaseñoraDanaSeagramestásanaysalva. Donner se precipitó hacia Seagram, que, tumbado en el diván, dormía con sueño intranquilo, y lo sacudió: —¡Despierta,Gene!¡HanencontradoaDanayestábien! SeagramabriólosojospestañeandoymiróaDonnerconcaradeasombro. —Dana…¿Danaestáviva? —Sí;seguramenteestabaenelTitanicdurantelatormenta. —Pero¿cómollegóallí? —Todavíanoconocemoslosdetalles.Tendremosqueesperar…PeroloimportanteesqueDanavive yelTitanicsigueaflote. Encogido,Seagramocultólacabezaentrelasmanosyseechóasollozar. En ese momento el comandante Keith, muy fatigado, entró y le entregó otro mensaje al almirante Kemper. —ÉsteesdelalmiranteSandecker—anuncióKemper—.Creoqueleinteresará,señorNicholson. WarrenNicholsonyMarshallCollinsseapartarondeSeagramysereunieronalrededordelescritorio deKemper. —Dice Sandecker: «Parientes de visita han sido agasajados y se les proporcionó habitación de huéspedes.Durantelafiestadeanocherecibíalgoenelojo,perodisfrutéejecutandoantiguascanciones comoSilverThreadsamongtheGold.SaludenalprimoWarrenydíganlequetengounregaloparaél. Nosestamosdivirtiendomucho.Ojaláestuvierantodosaquí.Sandecker». —¿Quédemoniostratadedecirnos?—exclamóelpresidente. Kemperlomiró. —Aparentementelosrusosabordaronelbarcoduranteelojodelhuracán. —¿Aparentemente?—repitióelpresidentecontonogélido. —Silver Threads among the Gold —exclamó Nicholson con entusiasmo—. Silver y Gold… Han atrapadoalosdosagentesdeespionaje. —Y el regalo para usted, primo Warren —dijo Collins, sonriendo—, debe ser nada menos que el capitánAndréPrevlov. —Necesito ir al Titanic lo antes posible —dijo Nicholson a Kemper—. ¿Cuándo puede hacerme trasladar,almirante? Kemperyatendíalamanohaciaelteléfono. —En menos de treinta minutos puedo ponerlo en un avión de la armada que lo depositará en el Beecher’sIsland.DesdeallíunhelicópterolollevaráhastaelTitanic. Acercándose a un gran ventanal, el presidente contempló el sol naciente que ascendía sobre el horizonte, al este, y tocaba con sus rayos las perezosas aguas del Potomac. Después lanzó un largo y satisfechobostezo. 72 DanaseapoyóenlabarandilladelanteradelpuentedelTitanicycerrólosojos.Labrisadelocéano le alborotaba el cabello color de miel y le cosquilleaba en la cara, que tenía vuelta hacia arriba. Se sentíaapaciguada,libreytotalmentetranquila.Eracomosivolara. AhorasabíaquejamáspodríavolveraserlamarionetapintadaquehabíasidolaDanaSeagramde dos días atrás. Estaba decidida: se divorciaría de Gene. Ya nada importaba entre ellos, al menos para ella.Lamuchachaaquienélhabíaamadohabíamuertoyjamásvolveríaalavida.Saberlolaregocijaba. Eravolveranacer.Empezardenuevo,recomenzarsintrabas. —Undólarporloquepiensas… Alabrirlosojos,seencontróconlacarasonrienteyreciénafeitadadeDirkPitt. —¿Undólar?¿Nosolíaserunpenique? —Lainflaciónllegatardeotemprano. Estuvieronunratosindecirnada,observandocómoelWallaceyelMorsetirabandelagrantraílla quelosligabaalaproadelTitanic.Kellyysushombresrevisabanelcablederemolqueyleaplicaban grasa.Elcontramaestrealzólavistaylossaludóconlamano. —Ojalá este viaje nunca terminara —murmuró mientras los dos le devolvían el saludo—. Es tan extrañoysinembargotanmaravilloso…—Deprontosevolvióylecogiólamano—.Prométemeque nuncallegaremosaNuevaYork.PrométemequenavegaremoseternamentecomoelHolandésErrante. —Navegaremoseternamente. Ellaleechólosbrazosalcuelloyapretósucuerpocontraeldeél. —¡Dirk,Dirk!—susurró—.Yanadatienesentido.Tedeseo.Tedeseoahoraynosérealmentepor qué. —Esporqueestásdondeestás—repusoPittconvozqueda. Cogiéndolelamano,lacondujo,bajandoporlagranescalera,aunadelasdossuitesdelacubierta B. —Ahí tiene usted, madame. Las mejores habitaciones del barco. Para un viaje de ida, el precio superabaloscuatromildólares.Preciosde1912.Sinembargo,enhonordelaluzdesusojos,leofreceré unbuendescuento. Yalzándolaenbrazos,lallevóalacama,quehabíasidolimpiadadelodoypodredumbreycubierta convariasmantas. Danamirólacamaconojosperspicaces. —¿Túpreparasteesto? —Puessí,madame. —¿Sabesloqueeres? —Uncanalla,unlibertino,undonjuán…podríaocurrírsemeunadocenadecalificativosadecuados. Ellalomiróconunasonrisasugestiva. —No,noeresnadadeeso.Nisiquieraundonjuánhabríasidotanconsiderado. Pittlabesóenlabocacontalfuerzaqueellagimió. El comportamiento de Dana en la cama lo desconcertó. Esperaba encontrarse con un cuerpo que simplementerespondiera.Encambiosehallóenvueltoenagitadasyondulantesolasdesensualidad,entre gemidosqueélahogóconlamano,uñasquemarcaronsuespalda,yfinalmentesuavessollozoshúmedos contra su cuello. No pudo dejar de preguntarse si todas las esposas se abandonan a un erotismo sin límitescuandohacenelamorporprimeravezconalguienquenoessumarido.Lapasióndurócasiuna hora y el húmedo perfume de la piel sudorosa comenzó a empapar el aire de aquel viejo dormitorio fantasmalycarcomido. Finalmenteellasesentó.Levantandolasrodillas,seacurrucósobreellasconlospiescruzados. —¿Satisfecho? —ParecíasmásferozqueAmanda—repusoPitt. —Nosabíaquepudieraserasí… —Ojalátuvieraunamonedaporcadamujerquehadichoesasmismaspalabras. —Sentíquelasentrañassemeretorcíandedoloryplaceralmismotiempo. —Ya. Una mujer estalla desde adentro. Las sensaciones eróticas de un hombre son casi siempre externas.Decualquiermodoqueselomire,elsexoesunjuegofemenino. —¿Quésabesdelpresidente?—preguntóelladeprontoconsuavetononostálgico. Pittlamiróconburlonasorpresa. —¿Elpresidente?¿Porquéhaspensadoenélenunmomentocomoéste. —Tengoentendidoqueestodounhombre. —Nolosé.Nuncahedormidoconél. Ellahizocasoomisodesuironíaypreguntó: —Situviéramoscomopresidenteunamujeryellaquisierahacerteelamor,¿quéharías? —Conrazónosinella,mipaísesmipaís—repusoPitt—.¿Adondeconduceestaconversación? —Túcontestaybasta.¿Teacostaríasconella? —Depende. —¿Dequé? —Presidenteono,yojamáspodríafuncionarsiellatuvierasetentaaños,fueragordaytuvieralapiel comounapasa.Poresoloshombresnuncasonbuenasprostitutas. Danasonriólentamenteycerrólosojos. —Hazmeelamorotravez. —¿Para qué? ¿Para que puedas desatar tu imaginación y fantasear que te acuestas con nuestro comandanteenjefe? Ellaentrecerrólosojos. —¿Temolestaeso? —Yotambiénpuedojugaralmismojuego.MeharélacuentaquetúeresMarilyn. 73 Prevlov,quesehallabatendidoenelpisodelcamaroteC-95,levantólavistacuandoelMATque custodiabaelpasilloabriólapuerta.ElMAT,consuM-16preparadoparadisparar,observóaPrevlov antesdeapartarseparadejarqueentraraotrohombre. Éstellevabaunportafolioyvestíauntrajedesaliñado.Unalevesonrisapasóporsuslabiosalver quePrevlovlomirabaconsorpresaalreconocerlo. —CapitánPrevlov,soyWarrenNicholson. —Losé—repusoPrevlovmientrasseponíadepie—.Noestabapreparadopararecibiraldirector delaAgenciaCentraldeInteligenciaenpersona…Porlomenos,noenestasincómodascircunstancias. —HevenidoparaacompañarlopersonalmenteaEstadosUnidos. —Mesientohalagado. —Los halagados somos nosotros, capitán Prevlov. Se lo considera una presa verdaderamente importante. —Entoncesvaaserunjuicioconpublicidadinternacional,enelquenofaltarángravesacusaciones contramigobiernoporpirateríaenaltamar… Nicholsonvolvióasonreír. —No.Salvoporalgunosaltosmiembrosdesugobiernoydelmío,metemoquesudeserciónnoserá conocida. Prevlovpestañeó. —¿Deserción?—repitió.Evidentementenoseloesperaba. Nicholsonasintióconlacabeza. —Notenéisningúnmétodoparahacermedesertar—dijoPrevlov,ceñudo—.Lonegaré. —Unnoblegesto—repusoNicholsonencogiéndosedehombros—.Sinembargo,dadoquenohabrá juicioniinterrogatorio,suúnicaopciónesunasolicituddeasilopolítico. —¿Que no habrá interrogatorio…? Ningún buen servicio de inteligencia perdería la ocasión de obtenerlasinformacionesqueunhombredemiposiciónpodríaproporcionarle. —¿Quéinformaciones?—replicóNicholson—.Nadapuededecirnosustedquenosepamosya. Prevlovestabaconfundido.«Perspectiva»,pensó.Teníaqueobtenerunaperspectiva.Sólohabíauna maneradequelosnorteamericanossehubieranapoderadodelasinformacionessecretassoviéticasque estabanenlosarchivosdesuoficina,enMoscú.Elcentrodelpuzzleestabaincompleto,perolosbordes ajustabanfácilmenteensusitio.SosteniendolafirmemiradadeNicholson,dijoconvozqueda: —EltenienteMarganinesunodelosvuestros. Másqueunapregunta,fueunaafirmación.Nicholsonasintió: —Sí.SellamaHarryKoskoskiynacióenNewark,NuevaJersey. —Imposible —adujo Prevlov—. Yo verifiqué personalmente todas las etapas de la vida de Pavel Marganin.NacióysecrióenKomsommolskna-Amure.Suspadreseransastres. —Escierto,elverdaderoMarganinerarusonativo. —Entonces,¿suagenteesundoble,unsustituto? —Loarreglamoshacecuatroaños,cuandounodesusdestructoresdelanzamisilesKashinestallóyse hundióenelocéanoíndico.Marganinfueunodelospocossupervivientes.Fuerescatadoporunbuque petrolero,peromurióantesdequeelbarcotocarapuertoenHonolulu.Eraunaoportunidadexcepcionaly teníamosqueactuarconrapidez.Detodoslosagentesnuestrosquehablabanruso,Koskoskieraelque teníarasgosfísicosmásparecidosalosdeMarganin.Alteramosquirúrgicamentesurostrodemodoque pareciera haber sido desfigurado en la explosión y luego lo llevamos a una isla pequeña y apartada, a doscientos kilómetros del sitio donde se hundió ese barco. Cuando por fin nuestro marino soviético falsificadofuedescubiertoydevueltoaRusia,delirabaysufríaunagudoataquedeamnesia. —Conozcoelrestodelahistoria—dijoPrevlov—.Nosólolearreglamoslacaramediantecirugía plástica, convirtiéndole en la del Marganin auténtico, sino que lo reeducamos enseñándole también su propiahistoriapersonal. —Asífue,másomenos. —Unajugadabrillante,señorNicholson. —Dichoporunodelosmásrespetadosagentesdeinteligenciasoviéticos,loconsiderounelogio. —EntoncestodoelplanparaatraermealTitanicfueurdidoporlaCIAyllevadoacaboatravésde Marganin. —Koskoski,aliasMarganin,teníalacertezadequeustedaceptaríaelplan,yasíocurrió. Prevlovclavólavistaenelsuelo.DebíahabersospechadodesdeelprincipioqueMarganinibalenta eintrincadamentecolocándolelasogaalcuello.Nuncadebíahabercaídoenesatrampa,perosuvanidad lohabíaperdidoyseresignó. —¿Adondeconducetodoesto?—preguntócontristeza. —Aestashoras,Marganinhapresentadopruebasirrefutablesdesus,perdonelaexpresión,traidoras actividades, y también ha demostrado, con indicios falsos, que usted se propuso desde un primer momentoquelamisiónTitanicfracasara.Yave,capitán,quelasendaqueconduceasudeserciónhasido minuciosamenteplaneadadurantecasidosaños.Ustedmismocolaboróconlabuenavidaoccidental.Sus superiores sólo pueden extraer una conclusión de sus acciones: que usted se vendió por un altísimo precio. —¿Ysiloniego? —Nadielecreería.Supongoquesunombreyaestáenlalistanegrasoviética. —¿Quéserádemí? —Tienedosalternativas.Una:podemosdejarloenlibertadalcabodeunlapsoprudencial. —Noduraríaunasemana.ConozcobienlareddeasesinosdelKGB. —Susegundaalternativaescolaborarconnosotros.—Nicholsonhizounapausa,vacilóyluegomiró directamente a Prevlov—. Usted, capitán, es un hombre brillante, el mejor en su especialidad. No nos gusta que se desperdicie un buen cerebro. No hace falta explicarle su valor para la inteligencia occidental.Poresomepropongoencomendarleunatareaqueausteddeberesultarlecómoda. —Supongoquedeberíaagradecérselo—dijosecamentePrevlov. —Sus rasgos faciales serán modificados, por supuesto. Se le proporcionará un curso acelerado de inglésjuntoconnuestrahistoria,culturaycostumbres.AlfinalnoquedaráelmenorrastroqueelKGB puedaidentificar. EnlosojosdePrevlovcomenzóaaparecerunaexpresióndeinterés. —Susueldoserádecuarentamildólaresanualesmásgastosyunautomóvil. —¿Cuarentamildólares?—repitióPrevlov,tratandodeaparentarindiferencia. —ConesopodrácomprarcubasdeginebraBombay—dijoNicholson,conlasonrisadeunloboal sentarse a cenar con un cauteloso conejo—. Creo que si se esfuerza de veras, capitán Prevlov, tal vez llegueadisfrutardelosplaceresdenuestradecadenciaoccidental.¿Noestádeacuerdo? Porunmomento,Prevlovguardósilencio.Perolaopcióneraobvia:miedoconstanteounavidalarga yplacentera. —Ustedgana,Nicholson. Nicholson le estrechó la mano y se sorprendió al ver que los ojos de Prevlov se inundaban de lágrimas. 74 Lasúltimashorasdellargoremolquetrajeronuncielodespejadoysoleado,conunvientoerrático que empujaba suavemente las largas ondas del océano hacia la costa y acariciaba sus verdes lomos curvos. Desde la madrugada, cuatro guardacostas intentaban mantener a raya a la enorme flota de embarcaciones de placer que entraban y salían velozmente, rivalizando por ver más de cerca el viejo barco. Enelcielo,decenasdeavionesligerosyhelicópterosrevoloteabanenenjambre,comoavispas.Sus pilotosmaniobrabanparaofrecerafotógrafosycamarógrafoselánguloperfectoparacaptaralTitanic. Desdemilquinientosmetrosdealtura,elbarco,queseguíaescorado,parecíaelcadáverdeunares atacadadesdetodosladosporejércitosdejejenesyhormigasblancas. ElThomasJ.MorserecogiósucablederemolquedelaproadelSamuelR.Wallaceyseacercóala proa del barco rescatado, donde fue atada una estacha. Luego comenzó a moverse lenta y suavemente paraayudaraconducirlapesadamoleatravésdelestrechodeVerrazanoyporelríodelEstehastael viejo astillero de Brooklyn. Aparecieron también varios remolcadores de puerto, listos para echar una manosieranecesario.Mientrastanto,elcomandanteButeradabaórdenesdeacortaradoscientosmetros elcableprincipalderemolque. Llegó la lancha del práctico, que se detuvo a pocos centímetros del Wallace, y el práctico saltó a bordo.GolpeóentoncescontralasherrumbradaschapasdelTitanic,separadasolamenteporcubiertasde camión que colgaban a lo largo del francobordo de la embarcación más pequeña. Medio minuto más tarde,eljefedeprácticosdelpuertodeNuevaYorkhabíaaferradounaescaladesogasytrepabaala cubiertadecarga. AllílorecibieronPittySandecker,queluegolocondujeronalaladebabordelpuente,dondeeljefe de prácticos apoyó ambas manos en la barandilla y solemnemente indicó al remolcador, con un movimiento de la cabeza, que continuara. Pitt agitó una mano y Butera respondió haciendo sonar el silbato.Entonceselcomandantedelremolcadorordenó«adelantedespacio»ylapopadelWallaceenfiló elcanalprincipalbajoelpuenteVerrazano,cuyoarcouneLongIslandconStatenIsland. MientraslaextrañacomitivaseintroducíaenlabahíadeNuevaYork,Buteracomenzóapasearsede un lado a otro por el puente del remolcador estudiando el barco, el viento, la corriente y el cable de remolquecontantoempeñocomounmédicocirujanoapuntodeefectuarunaoperacióndelicada. Desdelanocheanterior,milesdepersonasbordeabanlazonaribereña.Manhattanestabaparalizada, sus calles desiertas y los edificios comerciales súbitamente silenciosos, con las ventanas repletas de empleadosquepresenciabanconcalladoasombrolallegadaapuertodelTitanicysusremolcadores. AorillasdeStatenIsland,PeterHull,unperiodistadelNewYorkTimes,iniciósucrónica: «Los fantasmas existen. He visto uno entre las brumas de la mañana. Como un grotesco espectro expulsadodelinfierno,pasóantemisincrédulosojos.Rodeadoporlamortajadeunatragediapasada, envuelto en las almas de sus muertos, era en verdad una asombrosa reliquia de otra época. No era posiblemirarlosinexperimentarorgulloypenaalmismotiempo…». UncomentaristadelaCBSexpresóunpuntodevistamásperiodístico: «El Titanic completó su viaje inaugural hoy, setenta y seis años después de zarpar del puerto de Southampton,Inglaterra…». AmediodíaelTitanicpasabafrentealaestatuadelaLibertadyalosmilesdeespectadoresquelo contemplabandesdeelBattery.Todoshablabanensusurrosylaciudadquedóextrañamentesilenciosa. Sóloalgúnqueotroclaxondeuntaxidabaindiciodeactividadnormal.EracomositodaNuevaYork hubierasidolevantadaycolocadaenunavastacatedral. Muchosdelospresentesllorabanabiertamente.Entreellosseencontrabantresdelospasajerosque habíansobrevividoaaquellatrágicanoche,tantotiempoatrás.Elaireparecíadensoydifícilderespirar. Casitodos,aldescribirmástardesussentimientos,sesorprendieronalnorememorarotracosaqueuna peculiarsensacióndeentumecimiento,comosialgoloshubieraparalizadoyenmudecidotemporalmente. Esdecir,casitodos,salvoArthurMooney. MooneycapitaneabaunalanchadebomberosdelpuertodeNuevaYork.Nacidoenlaciudad,erade ascendenciairlandesa,corpulentoydeojosmaliciosos,yhacíadiecinueveañosqueapagabaincendios en el mar. Golpeando con su puño enorme la bitácora, se libró del hechizo. Luego ordenó a su tripulación: —¡Moved el culo! No son maniquíes. —Mooney casi nunca utilizaba megáfono; su voz llegaba a todoslosrinconesdelaembarcación—.Esebarcollegadeunviajeinaugural,¿ono?Puesofrezcámosle unabuenabienvenidatradicionalneoyorquina. —Pero…noescomoelQueenElizabethIIoelNormandie —protestó un tripulante—. Eso no es másqueuncacharroinútil,unbarcomuerto. —¿Cacharroinútil?—vociferóMooney—.Esebarcoeslanavedepasajerosmásfamosadetodos lostiempos.Esciertoqueestáunpocoestropeadoyllegaconretraso.¿Yesoquédemoniosimporta? Abridlasmanguerasyhacedsonarlasirena. FueunarepeticióndelreflotamientodelTitanic,peromásespectacular.Mientraselaguaseelevaba engrandescortinassobrelabarcadeMooneyyelruidodesusilbatosonabacontralosrascacielosdela ciudad, otra lancha siguió su ejemplo, y luego otra. Después comenzaron a sonar los silbatos de los cargueros amarrados en los muelles. Luego se sumaron al estruendo las bocinas de los vehículos alineadosjuntoalascostasdeNuevaJersey,ManhattanyBrooklyn,seguidasporaclamacionesygritos surgidosdeunmillóndegargantas. Loquehabíaempezadoconelinsignificantepitidodeunasolasirenaaumentóhastaconvertirseenun atronadorsonidoquehacíatemblarelsueloyvibrartodaslasventanasdelaciudad.Fueunmomentoque arrancóecosdetodoslosocéanosdelmundo.ElTitanichabíallegadoapuerto. 75 MilesdepersonascolmabanelmuelledondeestabaamarradoelTitanic,paradarlelabienvenida. Ese hormiguero de gente estaba constituido por periodistas, autoridades, cordones de atribulados policíasyunamultituddepersonasnoinvitadasquetrepabanporlavalladelastillero.Todointentode impedirloerafútil. Entropel,reporterosycámarasarremetieronporlapasarelayrodearonalalmiranteSandecker,que seerguíacomounCésarvictoriosoenlospeldañosdelaescaleraprincipalqueseelevabadesdelasala derecepcióndelacubiertaD. Era el momento triunfal de Sandecker y ese día nada hubiese podido sacarlo del Titanic. Nunca perdíaunaoportunidaddeobtenerpublicidadfavorableennombredelaAgenciaNacionalSubmarina. Estavezibaaaprovecharcadalíneadeletraimpresa,cadasegundodetelevisiónnacionalentodoloque fueraposible.Fascinóalosperiodistasconlascoloridashazañasdelequipoderescate,clavólamirada enlascámarasdetelevisión,sonrió,sonrióysonrió.Elalmiranteseencontrabaensuparaísoparticular. LoquemenosimportabaaPitteratodaesapompa.Paraél,enesemomento,elparaísoeraunaducha yunacamamullidaylimpia.Abriéndosepasoaempujones,bajóalmuelleporlapasarelayseperdió entre la multitud. Creía estar casi a salvo cuando un comentarista de televisión se precipitó hacia él micrófonoenmano. —Oiga,amigo,¿esustedmiembrodelequipoderescatedelTitanic? —No:trabajoenelastillero—repusoPitt. Elcomentaristaesbozóunamueca. —Corta,Joe—gritóalcámara—.Nosequivocamosconéste. Después echó a andar hacia el barco, gritando a la muchedumbre que no le pisaran el cable del micrófono. Seiscallesymediahoramástarde,Pittencontróporfinuntaxistamásinteresadoenllevarpasajeros queenmirarboquiabiertoalTitanic. —¿Adonde?—preguntóelchofer. Pittvacilómirandosucamisaypantalón,suciosdemugreysudor,bajoungruesojerseydeshilachado eigualmentemugriento.Nolehizofaltaespejoparaimaginarsusojossanguinolentosylacarasinafeitar. Su aspecto era el de un perfecto borrachín del Bowery. Pero luego pensó que acababa de bajar de un trasatlánticoqueenotraépocafueraelmásprestigiosodelmundo. —¿Cuáleselhotelmáslujosoycarodelaciudad? —ElPierre,enlaQuintaAvenidaylaSesentayuno,noesbarato. —AlPierre,pues… Elconductorlomiróporencimadelhombro,examinándolo,yarrugólanariz.Luego,encogiéndose dehombros,pusoelcocheenmarcha.TardaronmediahoraendetenerseanteelPierre,situadofrentea CentralPark. Despuésdepagaraltaxista,Pitttraspusolaspuertasgiratoriasysedirigióarecepción. Elencargadolelanzóunamiradaderepulsión. —Lo siento, señor —dijo con altanería antes de que Pitt pudiera abrir la boca—. No tenemos habitacioneslibres… Pittsabíaque,sirevelabasuverdaderonombre,enminutosunaturbadeperiodistasdescubriríasu paradero.Todavíanoestabapreparadoparalaspenuriasquetraíaconsigoelserfamoso.Loúnicoque queríaeradormir. —Nosoyloqueaparento—dijo,tratadodeaparentarindignación—.OcurrequesoyelprofesorR. Malcolm Smyte, escritor y arqueólogo. Acabo de bajar del avión después de recorrer el Amazonas durante cuatro meses y todavía no he tenido tiempo de cambiarme. Mi ayudante llegará enseguida del aeropuertoconelequipaje. Elrecepcionistaseconvirtióinstantáneamenteenladulzurapersonificada. —Oh, disculpe, profesor Smyte, no lo reconocí. Sin embargo, el hotel está repleto. La ciudad está llenadegentequehavenidoaverlallegadadelTitanic.Sindudalocomprenderá.—Nohabíacreídoa Pittniunapalabra. —Yoseréfiadordelprofesor—dijounavozaespaldasdePitt—.Délelamejorhabitaciónquetenga ycárguelaaestadirección. Una tarjeta fue arrojada sobre el mostrador. El encargado, al leerla, dio un respingo. Luego, con elegante ademán, puso delante de Pitt una tarjeta de inscripción y le tendió la llave de una habitación comoporartedemagia. Al volverse lentamente, Pitt se encontró con un rostro tan fatigado y macilento como el suyo. Esbozabaunatorcidasonrisadecomprensión,perolosojosopacosmostrabanlamiradafija,extraviada yvacuadeunzombi.EraGeneSeagram. —¿Cómomerastreótanpronto?—preguntóPitt. Tendido en una bañera, sostenía en la mano un vodka con hielo. Del otro lado del cuarto de baño, Seagramestabasentadoenelinodoro. —Nofueungranalardedeintuición—repuso—.Lovisalirdelastilleroyloseguí… —PenséqueaestahoraestaríabailandoenelTitanic. —Elbarconadasignificaparamí.Loúnicoquemeinteresaeselbizanioguardadoenlabóveda,y mehandichoquepasaráncuarentayochohorasantesdequesepuedatrasladarelTitanicaundiquede carenayretirarlosdespojosqueobstruyenlabodegadecarga. —Entalcaso,¿porquénodescansaunpardedíasysedivierteunpoco?Dentrodepocassemanas susproblemashabránterminado.ElproyectoSicilianoseráunarealidad. Seagramcerrólosojosuninstante. —Queríahablarconusted—dijoconvozqueda—.QueríahablardeDana. «Malditasea—pensóPitt—.Cómohagoparadisimular,sabiendoquehiceelamorconlaesposade estehombre».Hastaesemomento,apenashabíalogradomanteneruntononaturalalhablar. —¿Cómoseencuentradespuésdetantaspenurias? —Supongoquebien—repusoSeagram,encogiéndosedehombros. —¿Supone?Laarmadalatrajoenaviónhacedosdías.¿Nolahavistodesdequellegó? —Seniegaaverme…dicequeentrenosotrosyanoquedanada. Pittcontemplósuvasodevodka. —Asíqueeslahoradelasdespedidas…Yodeusted,Seagrambuscaríalaprostitutamáscaradela ciudad,lacargaríaamicuentaoficialdegastosymeolvidaríadeDana. —Ustednoloentiende.Yolaamo. —Hablacomoelcorreosentimentaldeunarevistafemenina—exclamóPittmientrascogíalabotella, que había dejado en el suelo, y volvía a llenar su vaso—. Mire, Seagram, usted es un tipo bastante decente bajo su fachada pomposa y obcecada. Y quién sabe, quizá pase a la historia como el gran científico que salvó al género humano de un holocausto nuclear. Todavía tiene prestancia como para atraeraunamujerypuedoapostaraquecuandoabandonesudespachoenWashingtonysedespidacon cariñodelserviciogubernamental,serárico.Demodoquenoesperedemílágrimasyviolinesporun amorperdido.Susituaciónesinmejorable. —¿Dequémesirvesinlamujeraquienamo? —Veo que no me entiende. —Pitt ya había vaciado un tercio de la botella y una cálida sensación empezabaarecorrerleelcuerpo—.Porquéarrojarsealaguaporunahembraquedeprontocreehaber descubiertolafuentedelajuventud.Sehamarchado.Déjeloestar.Ellasperseveran.Noexisteunhombre aquienunamujernopuedamatarafuerzadeperseverancia.OlvídesedeDana,Seagram.Haymillones de peces en el mar. Si necesita la falsa seguridad de una mujer que le haga la cama y le prepare la comida,búsqueseunacriada;sonmásbaratasy,alalarga,traenmenosproblemas. —AsíqueahoraintentaemularaFreud—dijoSeagram,levantándosedelinodoro—.Paraustedlas mujeresnosonnada.Ensuopinión,unarelaciónbellaesunamoríoconuncuerpo.Noestáencontacto conelmundo. —¿Ah,no?—Poniéndosedepieenlabañera,Pittabriódeuntirónlapuertadelbotiquín,demodo quePittseencontróantesuimagenreflejadaenelespejo—.Mirebien…Allítienelacaradeunhombre que no está en contacto con el mundo. Detrás de esos ojos hay un hombre acosado por mil demonios creados por él mismo. Usted está enfermo, Seagram. Mentalmente enfermo por problemas que ha magnificado hasta hacerlos totalmente desproporcionados. El que Dana lo haya abandonado no es más queunrecursoparaaumentarsunegradepresión.Nolaamatantocomocree.Ellaessólounsímbolo,un accesorioenelcualseapoya.Mireesosojosvidriosos,mirelapielfláccidaalrededordelaboca.Vaya aunpsiquiatraloantesposible…PienseenSeagramporunavez.Olvídesedesalvarelmundo.Eshora dequesesalveusted. Seagramteníaelrostrointensamenteenrojecido.Crispabalospuñosytemblaba.Después,antesus ojos,elespejoempezóanublarse,noporfuerasinodesdeadentro,ysurgiólentamenteotracara.Una caradesconocida,conlosmismosojosatormentados. Enmudecido,PittviocómolaexpresióndeiradeSeagramsetransformabaenunadepuroterror. —Diosmío,no…¡Esél! —¿Él? —¡Él!—exclamóSeagram—.¡JoshuaHaysBrewster! Despuésgolpeóelespejoconambospuños,destrozandoelcristal,ysaliódelcuartodebaño. 76 Pensativa y soñadora, Dana se escrutaba, de pie frente a un espejo de cuerpo entero. Un nuevo peinadocubríapulcramentelamagulladuraensucabeza.Sucuerpo,salvoporvariosmoretonesqueiban desapareciendo,parecíatanflexibleyperfectocomoantes.Danaclavólamiradaensusojos,quesela devolvieron.Nohabíapatasdegalloadicionales,ningunahinchazónenlosbordes.Enningunapartese veíalaproverbialexpresiónendurecidadeunamujerquehapecado.Surenacercomomujerdemundo liberadahabíasidouncompletoéxito. —¿Quieresalgoparaeldesayuno?—dijodesdeabajoMarieSheldon. Danasepusounasuavebatadeencaje. —Cafésolo,gracias—contestó—.¿Quéhoraes? —Pocomásdelasnueve. Unminutomástarde,MarieservíaelcafécuandoDañaentróenlacocina. —¿Quéhayenlaagendaparahoy?—preguntó. —Algotípicamentefemenino…creoqueirédecompras.Almorzarésolaenundiscretosalóndetéy luegoiréalclubdelaNUMAenbuscadeparejaparaunahoraodosdetenis. —Encantador —repuso secamente Marie—, pero sugiero que dejes de jugar a la mujerzuela rica, cosaquenoeres,yempiecesaportartecomounamujerconresponsabilidades,quesíeres. —¿Quésentidotiene? Marieelevólasmanosexasperada. —¿Quésentidotiene?Paraempezar,cariño,ereslamujerdelmomento.Porsinolohasnotado,hace tresdíasquesuenaelteléfonosinparar.Todaslasrevistasfemeninasdelpaísquierentenertuexclusiva yheanotadoporlomenosochopeticionesdequeaparezcasenprogramasnacionalesdetelevisión.Te gusteono,eresnoticiaimportante.¿Noteparecequeeshoradequevuelvasalatierrayenfrentesla embestida? —¿Qué puedo decir? Sí, era la única mujer a bordo de un vetusto barco a la deriva con veinte hombres.Menudahazaña. —Estuvisteapuntodemorirenelocéanoytratastodoelepisodiocomosifueraunaexcursiónporel Nilo en la barcaza de Cleopatra. El tener a tantos hombres pendientes de tu menor capricho debe habérsetesubidoalacabeza. SiMariesupieratodalaverdad…PeroWarrenNicholsonhabíahechojuraraDanayatodoslosque se hallaban a bordo que guardarían el secreto. El abordaje de los rusos debía ser olvidado por todos. PerolecausabaciertaperversasatisfacciónsaberquetodosloshombrespresentesenelTitanicaquella nochedetormentarecordaríansuactuaciónduranteelrestodesusvidas. —Alláocurrieronmuchascosas.Yanosoylamismapersona—suspiróDana. —¿Yquésignificaeso? —Paraempezar,voyapedireldivorcio. —¿Asíestánlascosas? —Pues sí —contestó Dana con firmeza—. Además, me tomaré licencia sin goce de sueldo en la NUMAyprocurarévivirunpoco.Mientrassealamujerdelaño,lesacaréprovecho.Losreportajes,las presentacionesportelevisión…mepermitiránhacerloquetodamuchachaanheladurantetodasuvida. —¿Quées? —Gastardineroaespuertasydivertirsehaciéndolo. Mariesacudiótristementelacabeza. —Empiezoapensarqueayudéacrearunmonstruo. Danalecogiólamano. —Túno,queridaamiga.Codearmeconlamuertemeenseñóquemehabíacondenadoaunaexistencia que no llevaba a ninguna parte. Supongo que empezó con mi niñez… —La voz de Dana se apagó al volver,fugaces,losterriblesrecuerdos—.Miniñezfueunapesadillacuyosefectosmehanacompañado durante toda mi vida. Hasta contagié su mal a mi matrimonio. Gene reconoció los síntomas y se casó conmigo más por compasión que por verdadero amor. Sin darse cuenta, me trató más como padre que comoamante.Ahoranopuedoobligarmeavolver.Nohalloenmílasrespuestasemocionalesnecesarias para construir y mantener una relación duradera. Soy una solitaria, Marie; ahora lo sé. Soy demasiado egoístaconmisafectoshaciaotros;eselalbatroscolgadodemicuello.Deaquíenadelantemearreglaré sola.Asínovolveréalastimaranadienuncamás. Marielamiróconojosllenosdelágrimas. —Puesentonces,creoquetúyyoemparejaremoslosbandos.Túrenunciasalmatrimonioyvuelvesa tuscostumbresdesolteramientrasyoabandonoelsíndromedelaterceraendiscordiaeingresoenlas numerosasfilasdelasamasdecasarespetables. LoslabiosdeDanaesbozaronunaampliasonrisa. —¿TúyMel? —YoyMel. —¿Cuándo? —Mejorpronto,otendréquecomprarmiajuarenlatiendaMadresFelices. —¿Estásembarazada? —Esoquecreceenmihornonoesunpastel. DanarodeólamesaparaabrazaraMarie. —Túconunbebé…Nopuedocreerlo. —Puesserámejorquelocreas. —Oh, Marie, estoy tan contenta por ti. Las dos iniciamos vidas totalmente nuevas. ¿No estás entusiasmada? —Oh, claro —repuso Marie con tono seco—. Nada mejor que empezar de nuevo y con mucha alharaca. —¿Acasohayotraforma? —Paramíelcaminoesfácil,cariño—dijoMarie,besandolevementeenlamejillaaDana—.Erestú quienmepreocupa.Novayasdemasiadolejoscondemasiadarapidez;podríascaerte. —Lodivertidoescaerseylevantarse. —Hazmecaso.Aprendeanadarenpocaprofundidad. —Esoesdemasiadoaburrido—repusoDanaconmiradapensativa—.Empezaréenlacrestadela ola. —¿Ycómovasalograresapequeñaproeza? DanasostuvolamiradadeMarie. —Bastaconunallamadatelefónica. AbandonandosuescritoriodelDespachoOval,elpresidentesaludóconafectoallíderdelamayoría delSenado,JohnBurdick. —Mealegrodeverlo,John.¿CómoestánJosieyloschicos? Burdick,unhombrealtoydelgado,conunamatadenegrocabellopocasvecespeinada,seencogió dehombrosbonachonamente. —Josieestámuybien.Yloschicos,yalosconoce…Encuantoaellosconcierne,elbuenodepapá noesmásqueunamáquinadehacerdinero. Una vez se sentaron, la conversación se animó con sus diferencias respecto de los programas presupuestarios.Aunqueseenfrentabancomodirigentespartidariosyanteelpúblicoseatacabanentoda ocasión,trasbambolinaseranamigosafectuosos. —El Congreso empieza a pensar que se ha vuelto loco, señor presidente. Durante los últimos seis meseshavetadotodoslosproyectosdegastosenviadosalaCasaBlancadesdeelCapitolio. —Y los seguiré vetando hasta el día en que salga por esa puerta por última vez —repuso el presidente,haciendounapausaparaencenderuncigarro—.Afrontemosladuraycrudaverdad,John.El gobiernodeEstadosUnidosestáarruinado,ylohaestadodesdequefinalizólaSegundaGuerraMundial, pero nadie quiere admitirlo. Seguimos acumulando alegremente una deuda nacional incomprensible, imaginando que en algún momento el pobre infeliz que nos derrote en la próxima elección pagará los derrochesdelosúltimoscincuentaaños. —¿QuéesperaquehagaelCongreso?¿Declararunaquiebra? —Tardeotempranoquizátengaquehacerlo. —Las consecuencias serían inimaginables. La deuda nacional es sobrellevada por la mitad de las compañías de seguros, ahorros y préstamos y bancos del país. Todos desaparecerían de la noche a la mañana. —Noesningunanovedad. Burdickmeneólacabeza. —Meniegoaaceptarlo. —Maldita sea, John, no puede ocultar eso bajo la alfombra. ¿Se da cuenta de que ningún contribuyentemenordecincuentaañosllegaráaverunchequedelaSeguridadSocial?Doceañosmásy serátotalmenteimposiblepagarnisiquieraaunterciodelosbeneficiarios.Esaesotrarazónporlacual haré la advertencia. Admito apenado que es una vocecilla en el desierto… Pero aun así, en los pocos meses que me quedan de ejercicio del cargo, advertiré sobre la catástrofe en toda ocasión que se me ofrezca. —Alpueblonorteamericanonolegustaoírmalasnuevas.Noseráustedmuypopular. —Me importa un bledo. No doy un centavo por lo que piensen los demás. Los certámenes de popularidadsonparaegoístas.Dentrodeunosmesesyoestaréenmiqueche,navegandotranquilamente alsurdelasislasFiji,yqueelnuevogobiernosevayaalinfierno. —Lamentooírledecireso,señorpresidente.Esustedunbuenhombre.Hastasuspeoresenemigoslo admiten. Peroelpresidentenosedejóamilanar. —Por un tiempo tuvimos en marcha una gran república, John, pero usted y yo y todos los demás abogados la echamos a perder. El gobierno es una gran empresa y no se debería permitir que los abogados ocuparan cargos oficiales. Son los contables y los comerciantes quienes deberían ser congresistasypresidentes. —Hacenfaltaabogadosparaquefuncioneunalegislatura. Elpresidenteseencogiódehombrosconairefatigado. —¿De qué sirve? Nada cambiará. —Luego se irguió en su asiento y sonrió—. Le pido disculpas, John;nohavenidoaoírmedisertar.¿Quélotraeporaquí? —Elproyectodeatenciónmédicaparaniñosindigentes—repusoBurdick,conlamiradafijaenel presidente—.¿Lovetarátambién? Elpresidentesereclinóensusillón,estudiandosucigarro. —Sí—contestósimplemente. —Ese proyecto es mío —replicó Burdick con voz queda—. Yo lo hice aprobar por la Cámara de RepresentantesyporelSenado… —Losé. —¿Cómopuedevetarunaleydestinadaaniñoscuyasfamiliasnopuedenpagarlesatenciónmédica adecuada? —Por la misma razón por la cual veté beneficios adicionales para ciudadanos mayores de ochenta años, programas de becas federales para las minorías raciales y una docena de proyectos de ayuda social.Alguientienequepagarlos.Ylaclasetrabajadoraquemantieneaestepaíshasidoexpoliadacon unincrementodelquinientosporcientoenlosimpuestosenlosúltimosdiezaños. —Poramoralahumanidad,señorpresidente… —Por amor a un presupuesto equilibrado, senador. ¿De dónde espera que salgan los fondos para sustentarsuprograma? —Podría empezar reduciendo el presupuesto de la Sección Meta. Antes o después tenía que ocurrir…Afortunadamentehabrásidodespués. Decidiómostrarseevasivo. —¿LaSecciónMeta? —Unbancodecerebrosultrasecretoqueustedhamantenidoduranteaños.Sindudanoharáfaltaque ledescribacómoactúa… —No,nohacefalta—repusoelpresidenteconcalma. Hubounsilencioincómodo.FinalmenteBurdickhabló: —Misinvestigadorestardaronmesesenaveriguarlo,yaqueustedocultólashuellasfinancierascon mucha sagacidad. Pero al fin lograron descubrir que los fondos utilizados para reflotar el Titanic provenían de una organización secreta que operaba bajo el nombre de Sección Meta, y después, en definitiva,deusted.Señorpresidente,ustedautorizócasisetecientosmillonesdedólarespararescatara ese viejo cacharro y después mintió diciendo que costó menos de la mitad de esa suma. Y yo le pido solamente cincuenta millones para financiar el proyecto de atención médica infantil. Desde luego, su peculiarsentidodelasprioridadesesunverdaderocrimen. —¿Quéseproponehacer,John?¿Chantajearmeparaquefirmesuproyecto? —Parasersincero,sí. —Comprendo. Antesdequelaconversaciónpudieracontinuar,entróenlasalaelsecretariodelpresidente. —Perdonelainterrupción,señorpresidente,peroustedpidióqueverificarasuhorariodeentrevistas paraestatarde. —Excúseme,John;tardaréapenasunmomento—sedisculpóelpresidente.Alexaminarelhorario, sedetuvoenunnombreanotadoconlápizalascuatroycuartodelatarde.Miróasusecretarioconlas cejaslevantadas—.¿LaseñoraSeagram? —Sí,señor.Llamódiciendoquehaconseguidorastrearlahistoriadeesemodelodebarcoquetiene eneldormitorio.Comopenséquetalvezleinteresaraloqueelladescubrió,laanotéparaunosminutos. Elpresidenteocultólacaraentrelasmanosycerrólosojos. —Llámela y cancele la entrevista. Pídale que cene conmigo en el yate presidencial a las siete y media. Elsecretarioloanotóysaliódelahabitación.ElpresidentesevolviódenuevohaciaBurdick. —Bien,John,¿quépasasisigonegándomeafirmarsuproyecto? Burdicklevantólasmanos. —Entoncesnomedejaotraalternativaquedenunciarelusoclandestinodefondosgubernamentales. En tal caso, me temo que pueda producirse un escándalo comparado con el cual el viejo Watergate pareceráunjuegodeniños. —¿Haríaustedeso? —Loharía. Unaheladacalmapareciódescendersobreelpresidente. —Antes de derrochar más dólares de los contribuyentes en una audiencia senatorial por mis tejemanejesfiscales,sugieroqueoigademispropioslabiosdequéseocupalaSecciónMetayquéha producidoendefensadelpaísquenosproporcionaalosdosempleo. —Leescucho,señorpresidente. —Muybien… Unahoramástarde,ensudespacho,elsenadorJohnBurdick,totalmenteserenado,arrojabasulegajo secretosobrelaSecciónMetaalasfaucesdeunamáquinatrituradora. 77 Ver al Titanic apuntalado, seco y erguido en el enorme desfiladero de un dique de carena, era un espectáculoasombroso. Ya había empezado el estrépito. Varios soldadores atacaban los obstruidos pasadizos. Los remachadores martillaban el agrietado casco, reforzando las reparaciones temporales efectuadas en el maralasheridasbajolalíneadeflotación.Arriba,dosaltísimasgrúashundíansusmandíbulasenlas oscurasbodegasdecarga,parareaparecerminutosmástardeapretandoentresusdientesdehierrouna seriedemutiladosdespojos. Pitt echó una ojeada, sabiendo que sería la última, al gimnasio y la cubierta superior. Como una despedida a una etapa de su vida, se detuvo allí absorbiendo recuerdos. El sudor del salvamento, la sangreyelsacrificiodesuequipo,lafragilidaddelaesperanzaqueloshabíaimpulsadoatodoshastael final,todoesoquedaríaatrás.Porúltimo,abandonandosuensueño,bajóporlaescaleraprincipalyllegó porfinalabodegadelanteradecarga,enlacubiertaG. Estaban todos presentes, con un aspecto inusual con sus plateados cascos de protección. Gene Seagram,demacradoytembloroso,sepaseabadeunladoaotro.MelDonner,queseenjugabaelsudor del cuello y la barbilla mientras seguía a Seagram con mirada inquieta y nerviosa. Herb Lusky, un mineralogistadelaSecciónMeta,alaesperaconsuequipoparaanálisis.LosalmirantesSandeckery Kemper,que,enunrincóndelaoscurabodega,conversabanenvozbaja. Pittpasójuntoalosretorcidossoportesdelosmamparosyporencimadelonduladopisodeacero combadohastaquedardetrásdeunoperarioquedirigíaconempeñosusopletecontraunenormegozne delapuertadelapequeñabodega.Labodega,pensóPitt…Sólofaltabanminutosparaqueserevelarael secretoocultoensuinterior.Deprontosintióunescalofrío,yempezóatemerqueseabrieralabodega. Comosicompartieransuinquietud,losdemáshombrespresentescallaronysereunieronjuntoaPitt conintranquilaaprensión. Porfinelobreroapagóelardientechorroazuldesusopleteyselevantólacaretaprotectora. —¿Quéleparece?—preguntóPitt. —Síqueconstruíanbienantes—replicóeloperario—.Heachicharradoelmecanismodecierrey destruidolosgoznes,perosiguefirme. —¿Yahoraquéhacemos? —BajamosuncabledesdelagrúaDoppleman,loatamosalapuertayesperamosqueseabra. Casiunahoratardóunequipoenintroducirenlabodegauncabledecincocentímetrosdegrosory ajustarlo.Después,cuandotodoestuvolisto,seenvióalagrúaunmensajeatravésdeunradiotransmisor yelcableempezólentamenteaenderezarseytensarse.Nohizofaltadeciranadiequeseapartara.Todos sabíanquesielcablesecortaba,suslatigazostendríanfuerzamásquesuficienteparapartirendosaun hombre. Aladistanciapodíanoírcómohacíafuerzaelmotordelagrúa.Duranteunossegundosnopasónada; elcableseestirabayseestremecía,sushebrascrujíanporeltremendoesfuerzo.Contratodacautela,Pitt seacercómás.Latercadeterminacióndelabodegaparecíatansólidacomoelacerodesusmuros. El cable se aflojó cuando la grúa disminuyó la tensión para elevar las revoluciones de su motor. Despuésaceleróyengranóconelembragueunavezmásyelcablesetensóconunaudibletañido.Para los hombres silenciosos que ansiosamente seguían la escena, parecía inconcebible que aquella bodega herrumbrada pudiera resistir un ataque tan potente. Sin embargo, lo inconcebible estaba sucediendo, aparentemente.Peroentoncesaparecióenelbordesuperiordelapuertaunapequeñísimahendidura,del grosor de un cabello. La siguieron dos grietas verticales a los lados y por último una cuarta que atravesabaelfondo.Bruscamente,conuntorturadochirridodeprotesta,lapuertasedejóarrancardel grancubodeacero. De la cavernosa negrura apenas salió un hilillo de agua. La bodega había permanecido herméticamentecerradadurantesulargaestadíaenelabismodelocéano. Nadie se movió. Todos quedaron paralizados, hipnotizados por aquel hoyo cuadrado, negro. De su interiorsurgióhedoramoho. Luskyfueelprimeroenrecobrarlavoz. —Diossanto,¿quéeseso?¿Quéeseseolorinfernal? —Unalinterna—pidióPittaunodelosoperarios. Alguienleentregóunalinternademano.Pittlaencendióypaseósuluzblanco-azuladaporelinterior delapequeñabodega. Todospudieronverdiezcajonesdemadera,bienamarradosconfuertescorreasdecuero.También pudieron ver otra cosa, algo que hizo palidecer todos los rostros. Eran los restos momificados de un hombre. 78 Yacíaenunrincóndelabodega,conlosojoscerradosyhundidos,lapieltanennegrecidacomoviejo papel alquitranado en el tejado de un depósito. El tejido muscular estaba encogido sobre el esqueleto, cubiertodepiesacabezaporunaexcrecenciabacterial.Parecíauntrozodepanmohoso.Sóloelcabello blancodesucabezaybarbaestabaperfectamenteconservado.Uncharcodeviscosofluidoseextendía alrededor de los restos y humedecía la atmósfera, como si alguien hubiera arrojado un balde de agua contralasparedesdelabodega. —Sea quien sea, todavía está húmedo —murmuró Kemper, con expresión de horror—. ¿Cómo es posible,despuésdetantotiempo? —Más de la mitad del peso corporal está formada por agua —respondió Pitt con voz queda—. Simplementeelaireencerradoenlabodeganobastabaparaevaporartodoslosfluidos. Donnerseapartóconrepugnanciadelamacabraescena. —¿Quiénera?—logrópreguntar,resistiendoelimpulsodevomitar. Pittcontemplóimpasiblealamomia. —CreoquesellamaJoshuaHaysBrewster. —¿Brewster?—susurróSeagram,conojosdesencajadosdemiedo. —¿Porquéno?—dijoPitt—.¿Quiénotrosabíaloqueconteníaestabodega? ElalmiranteKempersacudiólacabeza,pasmadoymaravillado. —Debedehabersidoterriblemorirenestenegroagujeromientraselbarcosehundíaenelfondodel mar—dijocontonoreverente. —Noquieropensareneso—repusoDonner—.Probablementetengapesadillasduranteunmes. —Es espantoso —declaró Sandecker, y observó la entristecida expresión de Pitt—. ¿Estaba al corrientedeesto? Pittasintió. —MelodijoelcomodoroBigalow. Sandeckerleclavólamirada,peronoinsistió,sinoquesevolvióhaciaunodelosoperarios. —Llamenaljuezdeguardiaydíganlequevenga.Despuésdespejenlazonaymanténganlaasíhasta nuevaorden. Lostrabajadoresdelastillerodesaparecierondelabodegadecargacomoporartedemagia. SeagramaferróaLuskydelbrazoconunaintensidadquesobresaltóalmineralogista. —Bueno,Herb;ahoraletocaausted. Vacilante,Luskyentró,pasóporencimadelamomiayconunapalancaforzóunodeloscajonesde mineral.Luegopreparósuequipoycomenzóaanalizarloquecontenía.Despuésdeunlapsoquepareció una eternidad para los hombres que se paseaban fuera de la bodega, levantó la vista con expresión de aturdidaincredulidadenlosojos. —Estonovalenada. Seagramseacercó. —¿Quéhadicho? —Novalenada.Nohaynirastrodebizanio. —Pruebeconotrocajón—graznóSeagram. Luskypusomanosalaobra.Perolomismosucedióconelotrocajón,yconelsiguiente,hastaquelos contenidosdelosdiezquedarondiseminadosporelsuelo. Luskyparecíapresadeunacrisisdenervios. —Basura… nada más que basura… —balbuceaba—. Sólo guijo vulgar, del que se encuentra bajo cualquiercapadebalastro. AlextinguirseeltonodeperplejidadenlavozdeLusky,reinóenlabodegadecargadelTitanic un hondo silencio. Pitt miraba el suelo. Todos contemplaban con fijeza los desechos y los cajones rotos mientrassusentumecidasmentesseesforzabanporasimilarlaespantosarealidad,lahorribleeinnegable verdaddequeelrescate,eltrabajoagotador,laastronómicainversióndedinero,lasmuertesdeMunky Woodson…todohabíasidoparanada.ElbizanionoestabaenelTitanicnihabíaestadoenél.Eranlas víctimasdeunabromamonstruosamentecruelquehabíasidojugadasetentayseisañosatrás. Fue Seagram quien rompió por fin el silencio. Totalmente desquiciado, sonreía para sí bajo la luz gris, y su sonrisa se convirtió pronto en una risa demoníaca que despertó ecos en la bodega de acero. Abalanzándoseporlapuertadelabóveda,levantóunapiedraydioaLuskyungolpeenlacabezaquelo hizosangrar. Seguía riendo, víctima de un agudo histerismo, cuando cayó sobre los restos de Joshua Hays Brewster.Frenético,sepusoagolpearlacabezamomificadacontralapareddelabóvedahastaquese soltódelcuelloyquedóensusmanos. Sosteniendo aquel pavoroso cráneo, la turbada mente de Seagram vio de pronto que los labios ennegrecidos y apergaminados se entreabrían en una horrenda sonrisa. La depresión de Joshua Hays Brewster había alcanzado a Seagram a través de las brumas del tiempo, legándole una herencia enfermiza,quelanzóalcientíficoalasfaucesdeunalocuradelaquejamásescaparíatotalmente. 79 Seis días más tarde, Donner entró en el comedor del hotel donde el almirante Sandecker estaba desayunandoysesentóenunsillón,delotroladodelamesa. —¿Sehaenteradodelaúltimanovedad? Sandeckerhizounapausaentredosbocados. —Sisonmalasnoticias,preferiríaqueselasguarde. —Medetuvieronestamañanacuandosalíademiapartamento—explicóDonner,arrojandosobrela mesaunpapeldoblado—.Unacitaciónparaquemepresenteanteuncomitéinvestigadorsenatorial. Sandeckercogióconeltenedorotrotrozodetortillasinmirarelpapel. —Felicidades. —Lomismodigo,almirante.Apuestodólarescontrarosquillasaqueenestemismoinstantehayensu oficinaunfuncionario,esperándoloparaentregarleunaigual. —¿Quiénestádetrásdeesto? —UnsenadornovatodeOhio,unmequetrefequetratadehacersefamosoantesdeloscuarentaaños —repusoDonnermientrasseenjugabalafrentehúmedaconunpañuelo—.Elmuyestúpidoinsisteenque Genetestimonie. —Eso tendría que verlo. —Sandecker apartó el plato y se reclinó en su silla—. ¿Cómo sigue Seagram? —Padecedepsicosismaníaco-depresiva. —¿YquétalLusky? —Veintepuntosyunafeaconcusión.Dentrodeunasemanasaldrádelhospital. Sandeckermeneólacabeza. —Ojalá nunca más tenga que vivir algo semejante. —Bebió un trago de café—. ¿Cómo debemos actuar? —AnochellamóelpresidentedesdelaCasaBlanca.Dijoquedeclaráramoslaverdad.Loquemenos quiereesverseenredadoenunamadejadementirascontradictorias. —¿YquéhaydelproyectoSiciliano? —Murió de muerte súbita cuando abrimos la bodega del Titanic —repuso Donner—. No tenemos otraalternativaquerevelarlotodo,desdeelprincipiohastaelpenosofinal. —¿Porquéhayqueventilarenpúblicolostrapossucios?¿Dequéservirá? —Sonlosmalesdelademocracia—dijoDonnerconresignación—.Todotienequehacersepúblico, aunqueesosignifiqueentregarsecretosaungobiernoextranjeroyhostil. Sandeckersecubrióelrostroconlasmanosysuspiró. —Bueno,supongoquetendréquebuscarmeotroempleo. —Nonecesariamente.Elpresidentehaprometidoemitirunadeclaraciónasumiendotodoelfracaso delproyecto. —Esinútil.TengoenelCongresovariosenemigosqueseregocijarándepoderexigirmirenunciade laNUMA. —Talveznollegueatanto. —Hace quince años, desde que llegué al rango de almirante, que ando en tratos turbios con la política. No es más que basura. Antes de que esto termine, cualquiera remotamente vinculado con el proyectoSicilianoyreflotamientodelTitanictendrásuertesiencuentratrabajocomoguardaforestal. —Lamentoquehayatenidoqueterminarasí,almirante. —Yo también. —Sandecker terminó su café y se enjugó la boca con una servilleta—. Dígame, Donner,¿cuáleselordendepresentación?¿Aquiénhadesignadocomoprimertestigoelilustresenador porWyoming? —Se propone empezar por el salvamento del Titanic y luego retroceder para comprometer a la Sección Meta y por último al presidente —explicó Donner al tiempo que recogía la citación y se la guardabaenelbolsillodelachaqueta—.LomásprobableesqueelprimertestigoseaDirkPitt. Sandeckerlomiró. —¿Pitt? —Enefecto. —Interesante—dijoSandeckerconsuavidad—.Muyinteresante. —Noleentiendo. Sandeckerdoblópulcramentelaservilletayladejósobrelamesa. —Loqueustednosabe,Donner,loquenopodíasaber,esqueinmediatamentedespuésdequelos hombresdechaquetablancasacaronaSeagramdelTitanic,Pittdesapareció. Donnerentrecerrólosojos. —Sindudaustedsabrádóndeseencuentra.¿Susamigos?¿Giordino? —¿No le parece que todos intentamos dar con él? —gruñó Sandecker—. Se fue. Desapareció. Es comosiselohubieratragadolatierra. —Perohabrádejadoalgunapista. —Dijoalgo,sí,peroquenotieneningúnsentido. —¿Quéfue? —DijoqueibaenbuscadeSouthby. —¿YquiéndiablosesSouthby? —Notengoidea—repusoSandecker—.Notengolamenoridea. 80 PittconducíaconprecauciónelsedánRoverporunestrechosenderorural,resbaladizoporlalluvia. Lasaltashayasquebordeabanelcaminoparecíanencajonaralvehículo,cuyotechoapedreabanconel aguaquecaíadesushojas. Pitt estaba exhausto. Había iniciado su odisea sin saber con certeza qué podía encontrar, si es que encontraba algo. Había empezado igual que Joshua Hays Brewster y su cuadrilla de mineros, en los muelles de Aberdeen, Escocia, y luego había seguido su rastro de muerte, cruzando Gran Bretaña casi hastaelviejoembarcaderodeSouthampton,dedondeelTitanichabíazarpadoensuviajeinaugural. Apartando la vista del vaivén de los limpiaparabrisas, miró el cuaderno azul que tenía sobre el asientocontiguo.Estaballenodefechas,direcciones,anotacionesyartículosdeperiódicos,acumulados porélduranteeltrayecto.Pocolehabíandicholosmohososarchivosdelpasado. «Sehanencontradoloscadáveresdedosnorteamericanos»,anunciabanlasedicionesdelosdiarios de Glasgow correspondientes al 7 de abril de 1912. Las crónicas, que no proporcionaban detalles, estabantanprofundamentesepultadascomoloestabanloscadáveresdeloscoloradeñosJohnCaldwelly ThomasPriceenuncementeriolocal. Suslápidas,descubiertasporPittenunpequeñocamposanto,noofrecíanprácticamentenadamásque susnombresylasfechasenquehabíanmuerto.LomismopasabaconCharlesWidney,WalterSchmidty WarnerO’Deming.DeAlvinCoulternopudohallarrastros. YporúltimoquedabaVernonHall.Pitttampocohabíaencontradoelsitiodondereposaba.¿Dónde había caído? ¿Su sangre se habría, derramado en el limpio y ordenado paisaje de las dunas de Hampshire,oacasoenalgúncallejóndeSouthampton? Dereojodivisóunmojónqueanunciabaladistanciahastaelpuerto:veintekilómetros. Pitt continuó conduciendo. El camino describía una curva y luego seguía paralelo al hermoso y ondulantearroyoItchen,célebreentodoelsurdeInglaterraporsustruchas,peronolonotó.Adelante,al otroladodelasplantacionesverdeesmeraldadelallanuracostera,aparecióalavistaunpueblecito.Pitt decidiódetenerseadesayunar. Depronto,unaalarmasonóenelfondodesumente.Pisóelfreno,perocondemasiadafuerza:las ruedasposterioresfallaronyelRoverderrapóenunperfectocírculodetrescientossesentagrados,hasta detenersetodavíaapuntandohaciaelsur,perohundidohastalosguardabarrosenelblandolododeuna zanjajuntoalcamino. Casiantesdequeelcochesedetuvieradeltodo,Pittabriódeuntirónlaportezuelaysaltóafuera. Sus zapatos se hundieron y quedaron pegados, pero se los sacó y echó a correr por el camino en calcetines. Se detuvo frente a un pequeño letrero, cuya inscripción ocultaba en parte un arbolito que había crecidoasualrededor.Conlentitud,comotemiendoqueotrodesengañomásdestrozarasusesperanzas, apartólasramasytodoseaclaródepronto.LaclavedelenigmadeJoshuaHaysBrewsteryelbizanio estabaallí,delantedeél.Sequedóinmóvil,empapadoporlalluviaquecaía,yeneseinstantesupoque todohabíavalidolapena. 81 Sentadoenunbanco,juntoalafuentedelaplazaSverdlov,frentealteatroBolshoi,Marganinleíaun periódico.Alsentirunapequeñasacudida,suposinmirarquealguienhabíaocupadoellugarasulado. Unhombregordodearrugadotrajeseapoyóenelrespaldodelbanco,mordiendounamanzanacomo aldescuido. —Felicidadesportuascenso,comandante—masculló. —Teniendoencuentaelgiroquetomaronlosacontecimientos—dijoMarganinsinbajarelperiódico —,eralomenosquepodíahacerelalmiranteSloiuk. —¿Ycuálestusituaciónahora,unavezeliminadoPrevlov? —Habiendodesertadoelbuencapitán,lomáslógicoeraquesemeeligieraamíparareemplazarlo comojefedelaDivisióndeAnálisisdeInformaciónExtranjera.Eraunaconclusiónobvia. —Mealegrodequenuestrosañosdelaborhayandadotanbuenosdividendos. Marganindiovueltaunapágina. —Nohemoshechomásqueabrirlapuerta.Losdividendosnohanllegadotodavía. —Ahoradebesactuarconmáscuidadoquenunca. —Esopiensohacer—dijoMarganin—.EsteasuntodePrevlovhaperjudicadomucholacredibilidad delaarmadasoviéticaanteelKremlin.Seestáverificandoconseveridadlosantecedentesdetodoslos que pertenecen al Departamento de Información Naval. Pasará mucho tiempo antes de que se me tenga tantaconfianzacomoalcapitánPrevlov. —Nos ocuparemos de que el proceso se acelere un poco —repuso el gordo, tragando un trozo de manzana—.Cuandotealejesdeaquí,mézclateconlamultitudenlaentradadelmetro,delotroladodela calle.Unodenuestroshombres,queesunexpertocarterista,haráunaoperacióninversaintroduciendo discretamente un sobre en el bolsillo interior de tu chaqueta. Ese sobre contiene las actas de la última reunióndeljefedeEstadoMayordelaArmadaestadounidenseconsuscomandantesdeflota. —Esunmaterialbastantepeligroso. —Lasactashansidodepuradas.Talvezparezcanimportantes,peroenrealidadselashareformulado cuidadosamenteparadespistaratussuperiores. —Pasardocumentosfalsificadosnobeneficiaráennadamiposición. —Tranquilízate —dijo el gordo—. Mañana a esta hora, un agente del KGB obtendrá el mismo material. El KGB garantizará su legitimidad. Como tú habrás presentado tu información veinticuatro horasantesqueellos,ganaráslaestimadelalmiranteSloiuk. —Muyastuto—comentóMarganin,sinapartarlavistadelperiódico—.¿Algunaotracosa? —Hoyhemosdedecirnosadiós—murmuróelgordo. —¿Adiós? —Sí. He sido tu contacto durante demasiado tiempo. Tú y yo hemos andado mucho para descuidar ahoralasprecauciones. —¿Yminuevocontacto? —¿Siguesviviendoenelcuartelnaval? —El cuartel seguirá siendo mi hogar. No pienso atraer sospechas derrochando y viviendo en un departamento de lujo como Prevlov. Continuaré llevando una existencia espartana con mi sueldo de la marinasoviética. —Muy bien. Mi sustituto ya está designado. Será el ordenanza que limpia las habitaciones de los oficialesdetucuartel. —Teecharédemenos,viejoamigo—dijoMarganin. —Yyoati. Hubounlargomomentodesilencio.Ydespués,finalmente,elgordovolvióahablarenvozbajay contenida: —Diostebendiga,Harry. CuandoMarganindoblóelperiódicoylodejóaunlado,elgordoyanoestabaallí. 82 —Nuestropuntodedestinoestáallá,aladerecha—dijoelpilotodelhelicóptero—.Descenderéen esapraderafrentealcamposanto. Sandeckermiróporlaventanilla.Eraunamañanagrisynublada;suavesmantosdenieblasecernían sobre las zonas bajas del minúsculo poblado. Un tranquilo sendero serpenteaba entre varias casas pintorescasyestababordeadoaambosladosporbonitosmurosderoca.Sandeckersepusotiesocuando elpilotoinclinóbruscamenteelaparatoalrededordelcampanariodelaiglesia. Miró a Donner, que iba sentado a su lado con la mirada fija al frente. Delante de él, ocupando el asiento junto al piloto, se hallaba Sid Koplin. La Sección Meta había recurrido al mineralogista por última vez, ya que Herb Lusky no se encontraba todavía lo bastante recuperado como para hacer ese viaje. Sandeckersintióellevebarquinazodeltrendeaterrizajealtocarelsuelo.Unmomentomástarde,el pilotoapagabaelmotorylashélicessedeteníanpocoapoco. EnelsúbitosilenciodespuésdelvuelodesdeLondres,lavozdelpilotopareciódemasiadofuerte. —Hemosllegado,señor. Sandeckerasintióybajóporlaportezuelalateral.Pitt,queesperaba,salióasuencuentroconlamano tendida. —BienvenidoaSouthby,almirante—dijosonriente. SandeckersonrióalestrecharlamanodePitt,peroensurostronohabíahumor. —Lapróximavezqueseescabullasincomunicarmesusintenciones,serádespedido. PittfingióunaexpresióncontritaantesdevolverseparasaludaraDonner. —Mealegrodeverte,Mel. —Lomismodigo—repusoDonnercordialmente—.CreoqueyaconocesaSidKoplin. —Deunencuentrocasual—sonrióPitt—.Nuncahemossidoformalmentepresentados. Koplin tomó la mano de Pitt entre las suyas. Aquél no era el mismo hombre a quien Pitt había encontradomoribundoenlasnievesdeNuevaZembla.ElapretóndeKoplinerafirme;sumirada,vivaz. —Mimayordeseo—dijoconvozemocionada—erateneralgúndíalaoportunidaddeagradecerle enpersonaquehayasalvadomivida. —Me alegro de verlo bien de salud —fue todo lo que se le ocurrió mascullar a Pitt, que miró nerviosoelsuelo. «PorDios—pensóSandecker—,estabaturbadodeveras…».Nuncahabíaimaginadovereldíaen queDirkPittsevolvieramodesto.ElalmiranterescatóaPittasiéndolodelbrazoyconduciéndolohacia laiglesiadelpoblado. —Confíoenquesepaloquehace—dijoSandecker—.Alosingleseslesdesagradanlosextranjeros queexcavansuscamposantos. —Hizo falta una llamada directa del presidente al primer ministro para evitar todos los trámites burocráticosdeunaexhumación—añadióDonner. —Creoquecomprobaránquehavalidolapena—dijoPitt. Llegaronalcaminoylocruzaron.Luegopasaronporunantiguoportóndehierroforjadoyentraronen el camposanto que rodeaba la iglesia parroquial. Caminaron un rato en silencio, leyendo las inscripcionesenlaslápidasdesgastadasporlaintemperie. LuegoSandeckerseñalóelpequeñopoblado. —Quélejosestádelcaminohabitual…¿Cómollegó? —Pura suerte —respondió Pitt—. Cuando empecé a rastrear los movimientos de los coloradeños desdeAberdeen,noteníaideadellugarqueocupabaSouthbyenelpuzzle.Recordaráustedquelaúltima frasedeldiariodeBrewsterdecía:«CómoansíovolveraSouthby».YsegúnelcomodoroBigalow,las últimaspalabrasdeBrewsterantesdeencerrarseenlabóvedadelTitanicfueron:«GraciasaDiospor Southby».Laúnicapistaquetenía,ymuytenue,eraqueSouthbysonabaainglés,demodoqueempecé pordeterminarlomejorquepudeelcaminoseguidoporlosmineroshastaSouthampton… —Siguiendolosmojonesdesustumbas—terminóDonner. —Parecíanseñalesdeuncamino—admitióPitt—.EsoyelhechodequeeneldiariodeBrewster constaban las fechas y lugares de sus muertes, salvo en los casos de Alvin Coulter y Vernon Hall. La última morada de Coulter sigue siendo un misterio, pero Hall descansa aquí, en el cementerio del pobladodeSouthby. —Entoncesloencontrasteenunmapa… —No;elpobladoestanpequeñoquenisiquieraapareceenlaguíaMichelin.Porcasualidadviun viejoletrero,pintadoamano,quealgúngranjeropusohaceañosjuntoalcaminoprincipalparaanunciar laventadeunavacalechera.Lasinstruccionessituabanlagranjaatreskilómetrosalestesobreelcarril máspróximohastaSouthby.Entonceslasúltimaspiezasencajaronensusitio. Siguieron caminando en silencio, dirigiéndose a un lugar donde los esperaban tres hombres. Dos vestíanlasropashabitualesdetrabajodelosgranjeroslocales;eltercerolucíauniformedepolicía.Pitt hizolasbrevespresentaciones;luegoPittentregóalpolicíalaordendeexhumación. Todos miraron la tumba. La lápida se alzaba a un extremo de una gran losa de piedra bajo la cual yacíaeldifunto.Lainscripcióndecíasimplemente:«vernonhall.Murióel8deabrilde1912.R.I.P.» Esmeradamente tallada en el centro de la losa horizontal combada, se veía la imagen de un viejo navíodetresmástiles. PittrecitólaspalabrasdeldiariodeJoshuaHaysBrewster: —«…Elvaliosomineralquecontandesesperadoesfuerzoarrancamosalasentrañasdeesamontaña malditaestáasalvoenlabóveda.SóloquedaráVernonpararelatarlosucedido,puesyopartoenelgran vapor…». —LabóvedadondeestásepultadoVernonHall—dijoDonner—.Aesoserefería,noalabodegadel Titanic.Bóvedaybodegasonpalabrasquepuedenconfundirse. —Nomelocreo—murmuróSandecker—.¿Esposiblequeelbizanioestéaquí? —Losabremosdentrodepocosminutos—dijoPitt,haciendounaseñalalosdoscampesinos,que comenzaronaremoverlalosa.Unavezapartaronlalosa,sepusieronacavar. —Pero ¿por qué enterrar aquí el bizanio? —preguntó Sandecker—. ¿Por qué Brewster no fue a SouthamptonylohizocargarabordodelTitanic? —Por diversas razones —replicó Pitt con voz que sonó demasiado fuerte en la quietud del camposanto—. Perseguido como un perro, exhausto, más allá de todo lo imaginable, con todos sus amigosasesinadosantesusojos,BrewsterfueempujadoalalocuracontantacertezacomolofueGene Seagram al enterarse de que el destino le había arrebatado su momento de triunfo cuando ya casi lo acariciaba.AgreguentodoesoalhechodequeBrewsterseencontrabaentierraextraña;estabasoloysin amigos.Lamuerteloacechabaconstantemente,ysuúnicaposibilidaddeescaparaEstadosUnidosconel bizanioestabaamarradaavarioskilómetrosdedistancia,enelmuelledeSouthampton.Sedicequela demencia engendra genio. Tal vez en el caso de Brewster haya sido así, o tal vez simplemente sus delirioslohayanconfundido.Presumió,erróneamentesegúnresultó,quenuncapodríallegarasalvoél soloconelbizanioabordodelbarco.PoresoloenterróenlatumbadeVernonHallylosustituyópor roca común y corriente en los cajones originarios de mineral. Luego, probablemente haya dejado su diarioenmanosdelvicariodelaiglesiaconinstruccionesdeentregarloalconsuladonorteamericanoen Southampton. Imagino que su críptica prosa surgió de la locura que lo había llevado a no confiar en nadie,nisiquieraenunviejovicariorural.Probablementehayapensadoquealgúnperspicazfuncionario militardescifraríaelverdaderosignificadodesuextravaganteprosasiéleraasesinado. —PerollegóasalvoabordodelTitanic—observóDonner—.Losfrancesesnoseloimpidieron. —Yosupongoquelasituaciónseestabavolviendodemasiadopeligrosaparalosagentesfranceses. Lapolicíabritánicadebedehaberseguidoelrastrodecadáveres,comolohiceyo,ypisabalostalonesa losperseguidores. —Entonceslosfranceses,temiendounescándalointernacionaldevastasproporciones,retrocedieron enelúltimomomento—intervinoKoplin. —Ésaesunaposibleteoría—replicóPitt. —ElTitanic…elTitanicsehundióylodesbaratótodo—dijoSandecker,pensativo. —Exacto—repusoPitt—.Ahoraentranenelcuadromilcasualidades.SielcapitánSmithhubiera hechocasodelasadvertenciasyreducidolavelocidad;sieseañolostémpanosnohubieranllegadomás al sur de lo habitual; si el Titanic hubiera eludido el iceberg y llegado a Nueva York como estaba previsto;ysiBrewsterhubieraquedadovivoparacontarlosucedidoalejército,elbizaniohabríasido simplementerecobradoconposterioridad.Porotrolado,aunqueBrewsterhubiesesidoasesinadoantes desubiralbarco,lasautoridadesmilitareshabríandescifradosindudaeldoblesentidodeloqueponía al final de su diario y actuado en consecuencia. Lamentablemente, el destino jugó una mala pasada: el Titanic se hundió, llevándose consigo a Brewster y las veladas palabras de su diario despistaron completamenteatodos,inclusoanosotros,durantesetentayseisaños. —¿PorquéentoncesBrewsterseencerróenlabodegadelTitanic?—preguntóDonnerintrigado—. Sabiendoqueelbarcoestabacondenado,sabiendoquetodaacciónsuicidaeraungestoinsensato,¿por quénotratódesalvarse? —Elremordimientoesunpoderosomotivodesuicidio—dijoPitt—.Brewsterestabaloco.Esolo sabemos.Cuandosediocuentadequesuplanpararobarelbizaniohabíacausadolamuerteinnecesaria de una veintena de personas, ocho de las cuales eran amigos íntimos suyos, se culpó de ello. Muchos hombresymujeressehanquitadolavidapormuchomenos. —Aguardenunmomento—lointerrumpióKoplin,queestabaarrodilladosobreunestucheabiertode instrumentosparaanálisisdeminerales—.Hayseñalesradiactivasenlatierraquecubreelataúd. Los cavadores salieron del pozo. Los demás se apiñaron alrededor de Koplin para observar cómo efectuaba su ritual. Sandecker sacó del bolsillo un cigarro que se introdujo entre los labios sin encenderlo.Aunqueelaireerafrío,Donnerteníalacamisaempapada.Nadiehablaba.Losalientossalían enpequeñascolumnasdevaporquesedisipabanconrapidezenlamortecinaluzgris. Koplinestudióelsuelorocoso,cuyacomposiciónnocoincidíaconladelahúmedatierrapardaque rodeabalaexcavacióndelatumba.Porfinseincorporóvacilante,sosteniendoenlamanovariasrocas pequeñas. —¡Esbizanio! —¿Está…estáaquí?—preguntóDonnerenunsusurrocontenido—.¿Realmenteestátodoaquí? —Deprimerísimacalidad—anuncióKoplin,conelrostroiluminadoporunaampliasonrisa—.Más quesuficienteparacompletarelproyectoSiciliano. —¡GraciasaDios!—exclamóDonner,quesetambaleóhastaunacriptaysedesplomósobreellasin ceremonias,ajenoalasescandalizadasmiradasquelelanzabanloscampesinoslocales. Koplinvolviósusojoshacialatumba. —Es cierto que la demencia engendra genio —murmuró—. Brewster llenó la tumba de mineral… Cualquieraquenofueseunmineralogistaprofesionalhabríacavadosimplementeatravésdeél,nohabría encontradoenelataúdotracosaquehuesosysehabríamarchado. —Unmodoidealdeocultarlo—admitióDonner—.Prácticamentealavistadetodos. SandeckerseacercóaPittyestrechósumano. —Gracias—ledijo. Enrespuesta,Pittsólopudoasentirconlacabeza.Sesentíafatigadoyentumecido.Queríaencontrar un sitio donde ocultarse del mundo y olvidarlo por un tiempo. Deseaba que el Titanic jamás hubiese existido, que nunca se hubiera deslizado por las vías del astillero de Belfast al silencioso mar, al mar despiadadoquehabíatransformadoaquellahermosanaveenuncascomacabroyherrumbrado. SandeckerparecióleerlamiradadePitt. —Me parece que necesita un descanso —dijo—. No quiero ver su cara en mi oficina durante dos semanas. —Teníalaesperanzadequelodijera—repusoPittconsonrisafatigada. —¿Dóndeseproponeesconderse?—inquiriósocarronamenteSandecker—.SóloporsienlaNUMA surgeunaemergenciaynecesitocomunicarmeconusted. —Ya —repuso secamente Pitt, e hizo una pausa—. Hay una azafata que vive con su bisabuelo en Teignmouth.Podríatratardeencontrarmeallí. Sandeckerasintióconsilenciosacomprensión.KoplinseacercóycogióaPittporloshombros. —Ojalávolvamosaencontrarnosalgunavez. —Lomismodigo. Donnerlomirósinlevantarse,yconlavozroncaporlaemocióndijo: —Haterminado,porfin… —Sí—repusoPitt—.Todohaterminado.Todo. Sintióunsúbitoescalofrío,unasensacióndefríafamiliaridad,comosisuspalabrashubierantraído unmisteriosoecodelpasado.Despuéssevolvió,alejándosedelcementeriodeSouthby. Todossequedaronmirándoloempequeñecerseenladistancia,hastaqueentróenunmantodeniebla ydesapareció. —Saliódelasbrumasyalasbrumasvolvió—murmuróKoplin,rememorandosuprimerencuentro conPittenlamontañaBednáia. Donnerlomiróconextrañeza: —¿Quéhasdicho? —Pensabaenvozalta,nadamás—repusoKoplinencogiéndosedehombros. EPÍLOGO Agostode1988 —Parenlosmotores… Eltelégrafotintineóenrespuestaalaordendelcapitánylasvibracionesprovenientesdelasalade máquinas de la nave británica HMS Troy se acallaron. La espuma que rodeaba la proa se fundió en la negruradelmaramedidaqueelbarcoperdíalentamenteímpetu,silenciosoanoserporelzumbidode losgeneradores. EraunanochecalurosaparaelAtlánticoNorte.Elmarestababuenoylasestrellasresplandecíanen unaalfombraquecentelleabadeunhorizonteaotro.Labanderainglesapendíainerteensusdrizas,sin quelaagitaranisiquieraunatisbodebrisa.Lostripulantes,másdedoscientos,sehallabanreunidosen elpuentedeproa.Uncuerposinvida,envueltoenunalonacosida,segúnlatradicióndeotraépoca,y amortajado en la bandera nacional, fue conducido y depositado en la barandilla del barco. Después el capitán,convozresonanteydesprovistadeemoción,leyólaoraciónfúnebredelosmarinos.Encuanto pronunciólasúltimaspalabrashizounaseñalconlacabeza.Inclinaronlatablillayelcadáversedeslizó enlosansiososbrazosdelmareterno.Lasnotasdelclarín,clarasypuras,seperdieronenlatranquila noche;despuéslosmarinerossealejaronensilencio. Pocos minutos más tarde, cuando el Troy estaba de nuevo en marcha, el capitán se sentó e hizo la siguienteanotaciónenelcuadernodebitácora:«HMSTroy. Hora: 2.20,10 agosto 1988. Pos.: Lat. 41° 46'N.,Long.50°14'O.AlahoraexactadelamañanaenquenaufragóelbuquedelacompañíaEstrella Blanca Titanic, y de acuerdo con su último deseo de reunirse en la eternidad con quienes fueron sus compañerosdenavegación,losrestosdelcomodorosirJohnL.Bigalow,K.B.E.,R.D.,R.N.R.(retirado) fueronarrojadosalocéano». Con mano temblorosa, el capitán puso su firma. Estaba cerrando el último capítulo de un trágico dramaquehabíaasombradoalmundo…unmundoquenuncamásvolveríaaserelmismo. Casienelmismoinstante,delotroladodelplaneta,enalgunapartedelavastaextensióndesolada delocéanoPacífico,unenormesubmarinoenformadecigarroavanzabasilenciosomuypordebajode las lánguidas olas. Peces alarmados huían a las profundidades al acercarse aquel monstruo, mientras dentro de su lisa piel negra, varios hombres se preparaban para lanzar una descarga de misiles a una seriedeblancos,diezmilkilómetrosaleste. Exactamentealasquincehoras,elprimerodeesosgrandesproyectilesirrumpióatravésdeloleaje bañadoporelsolenunaerupciónvolcánicadeaguablanca,queconunbramidoatronadorseelevóhacia elcieloazuldelPacífico.Treintasegundosmástardeloseguíaelsegundo,luegoelterceroy,porúltimo, el cuarto. Luego, arrastrando consigo largas columnas ardientes de llama anaranjada, el cuarteto de destrucciónenmasasubióenarcoalespacioydesapareció. Treintaydosminutosmástarde,cuandoiniciabansutrayectoriahaciaabajo,losmisilesestallaron bruscamente en gigantescas bolas de fuego, y se desintegraron cuando aún se hallaban a unos cien kilómetros de sus respectivos blancos. Por lo que todos recordaban, era la primera vez en la historia militar norteamericana que los técnicos, ingenieros y altos oficiales que dirigían los programas de defensadelpaíshabíanaplaudidoelfinalsúbitoyaparentementefracasadodeunperfectolanzamiento. ElproyectoSicilianohabíademostradoserunéxitosinreservasenlaprimeraprueba. CLIVECUSSLER.NacióenIllinoisen1931,perocrecióenAlhambra,California,dondeeraeltípico chicoqueseperdíaenclaseparasoñarqueestabanavegandobajobanderapirata,ojuntoalalmirante Nelson. Dejó la Universidad cuando empezó la guerra de Corea para alistarse en las fuerzas aéreas, donde sirvió como mecánico de aviones e ingeniero de vuelo, en una base de Hawai, y aprovechó su tiempolibreparaaprenderabucearjuntoasusamigos,unodeloscualesfuelafuentedelmejoramigo de su personaje estrella, el ítaloamericano Al Giordino. El propio autor recuerda que en esta época, principiosdelosaños50,nosesabíacasinadasobreelsubmarinismo,quenoserespetabanlostiempos dedescompresión,yquesejugolavidamásdeunavez.Perollegóaamarelmarcontodasualma,un amorquenolehaabandonado,yquefueclaveensuvida. Despuésdedejarelejército,sededicóalapublicidad,yllegóaserdirectorcreativodedosdelas agenciasmásimportantesdeestadosunidos.Duranteestetiempo,tambiénsededicóaescribiryproducir anunciosderadioytelevisión,quelehicieronganarvariospremiso,incluidounodelfestivaldeCannes. Sinembargo,llegóunmomentoenelquesediocuentaqueloqueélrealmentequeríaeraescribir novelas de submarinismo. Apoyado por su mujer, Barbara, dejó su trabajo en la multinacional para sacarseeltítulodebuceadorprofesional,ysepusoatrabajarenunatiendadeartículosdesubmarinismo, al tiempo que daba cursos a aficionados. Los tiempos libres los aprovechaba en la trastienda, escribiendoenunamáquinadeescribirportátilartículossubmarinospararevistas.En1973publicóla queseríalaprimeranoveladeDirkPitt,TheMediterraneanCaper(Peligro en el mediterráneo). Fue con su tercera novela, Raise the Titanic (Rescaten el Titanic) con la que alcanzó la fama, y pudo dedicarseasumayorafición:rescatarbarcoshundidos. Cussler invirtió los beneficios de su libro para empezar a buscar, siempre apoyado por su mujer Barbara,ysustreshijos,Teri,DirkyDana,barcossumergidos.Elprimeroquebuscófueelbarcode JohnPaulJones,unodeloshéroesdelahistoriamarítima,peroapesardequenologróencontrarlo,la experiencialepermitióaprendermuchosobrelabúsquedadebarcoshundidos.Hastalafecha,Cusslerha encontrado más de 60 barcos, entre ellos: El Hunley, un submarino confederado conocido por ser el primero en hundir un barco, el Housatonic. El U-20, el submarino alemán que hundió el famoso Lusitania; el barco de la república de Texas Zavala, encontrado bajo un parking en Galveston; y los restosdelCarpathia,elbarcoquerescatóalossupervivientesdelTitanic.Todosestosdescubrimientos loshalogradoconsuONG,laNUMA,quesellamaasíporqueeslaorganizaciónparalaquetrabajasu personaje,DirkPitt.(Élsenegóaquesellamaseasí,peroelrestodesociosvotaronporunanimidad). Con su libro, «The Sea Hunters». («Exploradores del mar»), publicado en 1996, acerca de sus trabajoscomoarqueólogomarino,logróqueseconocierangranpartedesusactividadesenroladoensu ONG,laNUMA.Tambiénlogróunhechohistórico:laFacultaddeCienciasdelmardelaUniversidad Estatal de Nueva York aceptó su libro como una tesis doctoral, y le otorgó el titulo de Doctor. Fue la primeravezenlos123añosdehistoriadelauniversidadqueseconcediótalprivilegio. Además, Cussler es miembro de «El club de exploradores de Nueva York», la «Royal Geographic Society»deLondres,yla«AmericanSocietyofOceanographers».Tambiéndestacaporsupasiónporlos automóvilesantiguos,yposeeunacoleccióndemásde85vehículosfabricadosantesdelosaños50,y restauradosalaperfección. Cussler también tiene la tradición, desde su décima novela, «Dragon», de aparecer en sus propias novelas, en ocasiones como simples cameos, y en otros casos como salvador de los protagonistas y fundamentalparasudesenlace.Elautorconfiesaquetodoempezóconunabroma,yqueestabasegurode que su editor lo retiraría antes de publicar el libro, pero no fue así, y ya se ha convertido en una tradición,apesardequelospersonajesnuncarecuerdanaCusslerdeunlibroaotro. Notas [1]ElBizanionoexisteenlarealidad.(N.delT).<<