¡Rescaten el Titanic!

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Enaquellaterriblenochede1912,cuandoelmajestuosoTitanicsehundióenlasgélidasaguas
del Atlántico Norte, nadie sabía que en sus bodegas transportaba clandestinamente una
pequeña cantidad de bizanio, un elemento escasísimo en la naturaleza pero de incalculable
valor.En1988,elgobiernonorteamericanoponeenmarchaeldenominadoproyectoSiciliano,
unplanarriesgadísimopararecuperarelbizanioy,depaso,rescatardelabismoalTitanic.
CliveCussler
¡RescatenelTitanic!
DirkPitt-03
ePubr1.0
Alicantino7902.06.13
Títulooriginal:RaisetheTitanic!
CliveCussler,1976
Traducción:ArielBignami
Ilustraciones:JohnWells
Editordigital:Alicantino79
ePubbaser1.0
AlasalmasdeaquellosqueperecieronenelTitanic.
PRÓLOGO
Abrilde1912
Elhombrequeocupabaelcamarote33delacubiertaAsedabavueltasensuestrechalitera;sumente
estabaextraviadaenlasprofundidadesdeunapesadilla.Erabajo,nomedíamásdeunmetrocincuentay
cinco;sucabelloerablancoyraloyensuinexpresivacaraelúnicorasgonotableeraunpardehirsutas
cejas oscuras. Sus manos yacían entrelazadas sobre el pecho, sus dedos se agitaban nerviosamente.
Aparentabaalgomásdecincuentaaños.Supielteníaelcolorylatexturadeunaaceradecementoybajo
sus ojos las arrugas estaban profundamente marcadas. Sin embargo, le faltaban apenas diez días para
cumplirtreintaycuatroaños.
Elesfuerzofísicoyeltormentomentaldelosúltimoscincomeseslohabíanagotadohastallevarloal
borde mismo de la locura. Durante sus horas de vigilia sorprendía a su mente vagando por vacíos
canales, fuera de las dimensiones del tiempo y la realidad. Tenía que recordarse continuamente dónde
estabayquédíaera.Seestabavolviendoloco,lentaperoirrevocablementeloco,ylopeoreraquelo
sabía.
Abriólosojosylosenfocóenelsilenciosoventiladorquependíadelcielorasodelcamarote.Al
pasarselamanoporlacara,palpólabarbadedossemanasquelacubría.Nolehacíafaltamirarsela
ropa;sabíaqueestabasucia,arrugadaymanchadadesudor.Deberíahabersebañadoycambiadodespués
de subir a bordo, pero se había refugiado en su litera para dormir con un temeroso y obseso sueño
intermitentedurantecasitresdías.
Era el atardecer del domingo y la nave no llegaría a Nueva York hasta las primeras horas del
miércoles,casicincuentahorasmástarde.
Intentóconvencersedequeyaestabaasalvo,perosumentesenegabaaaceptarlopesealhechode
queelbotínquetantasvidashabíacostadoestabatotalmenteseguro.Porcentésimaveztocóelbultoenel
bolsillodesuchaleco.Habiendocomprobadoquelallaveseguíaallí,sefrotólafrenteyvolvióacerrar
losojos.
Nosabíaconseguridadcuántotiempohabíadormitado.Algolohabíahechodespertarsobresaltado.
Nohabíasidounruidofuerteniunasacudidaviolenta,sinomásbienunmovimientotemblorososurgido
de su colchón y un extraño ruido rechinante en algún sitio por debajo de su camarote de estribor. Se
irguió hasta quedar sentado y apoyó los pies en el suelo. Pocos minutos después sintió un silencio
insólito,sinvibraciones.Entoncessumenteconfusacomprendióquelosmotoressehabíandetenido.Se
quedó allí sentado, escuchando, pero los únicos sonidos eran la conversación de los camareros en los
pasillosylasvocesapagadasqueproveníandeloscamarotescontiguos.
Unheladotentáculodeintranquilidadloenvolvió.Talvezotropasajerohabríahechocasoomisode
lainterrupciónysehabríavueltoadormir,peroélestabamuycercadeuncolapsomentalysuscinco
sentidosseempeñabanenmagnificarcadaimpresión.Tresdíasencerradoensucamarote,sincomerni
beber,reviviendoloshorroresdeloscincomesesanteriores,nohicieronmásquealimentarlosfuegosde
lademenciadentrodesudeterioradamente.
Abriólapuertayrecorrióelpasilloconandarvacilantehastalaescaleraprincipal.Lospasajeros
reíanycharlabandirigiéndosedelsalónasuscamarotes.Miróelornadorelojdebronceflanqueadopor
dosfigurasenbajorrelievesobreelrellanodelaescalera.Lasmanecillasdoradasindicabanlasoncey
cincuentayuno.
Un camarero que estaba junto a una lámpara de pie, al final de la escalera, le dirigió una mirada
desdeñosa, evidentemente fastidiado al ver que un pasajero tan andrajoso recorría las instalaciones de
primera clase, mientras que todos los demás se paseaban por las lujosas alfombras orientales en
elegantestrajesdenoche.
—Losmotoressehandetenido—dijoelpasajeroconvozpastosa.
—Probablemente un ajuste de poca importancia, señor —replicó el camarero—. Éste es un barco
nuevo en su primer viaje, ya sabe… Es inevitable que haya detalles que retocar. No se preocupe. Es
insumergible.
—Si está hecho de acero, se puede hundir. —Se frotó los ojos inyectados—. Echaré una ojeada
afuera…
Elcamareromeneólacabeza.
—Noselorecomiendo,señor.Haceunfríoespantoso.
El pasajero del traje arrugado estaba habituado al frío. Volviéndose, subió un tramo de escalera y
traspuso una puerta que conducía a la cubierta de estribor. Entonces lanzó una exclamación ahogada,
comosimilagujaslohubierantraspasado.Despuésdeestartresdíasacostadoenelcálidovientredel
camarote,latemperaturadecincogradosbajocerolediounaterriblesacudida.Nohabíaelmásleve
indicio de brisa, nada más que un frío penetrante, inmóvil, que pendía del cielo sin nubes como una
mortaja.
Dirigiéndosealabarandilla,selevantóelcuellodelachaqueta.Seasomó,peronoviomásqueel
maroscuro,serenocomoelestanquedeunjardín.Despuésmiróapopayaproa.Lacubiertadebotes,
desde el salón de fumar de primera clase hasta la timonera situada delante de los camarotes de los
oficiales, estaba totalmente desierta. Sólo el humo que se elevaba desde tres de las cuatro enormes
chimeneas amarillas y negras y las luces que brillaban a través de las ventanas del salón y la sala de
lectura,revelabanalgunaactividadhumana.
Lablancaespumaquebordeabaelcascodisminuyóyseennegreció,mientraselenormenavíoperdía
lentamenteimpulsoyflotabaensilenciobajoelinfinitomantodeestrellas.Elcomisariodeabordosalió
delcomedordeoficialesyseasomóporlaborda.
—¿Porquénoshemosdetenido?
—Hemoschocadoconalgo—respondióelcomisariosinvolverse.
—¿Esgrave?
—Probablementeno,señor.Sientraalgodeagua,lasbombaslasacarán.
De pronto, de los ocho tubos de escape exteriores brotó un bramido ensordecedor, como si cien
locomotorasatodamarchaatravesaranuntúnelalmismotiempo.Apesardequesetapabalosoídoscon
lasmanos,elpasajeroreconociólacausa.Habíatrabajadoconmaquinariaseltiemposuficientecomo
para saber que el exceso de vapor proveniente de los motores alternos detenidos escapaba por las
válvulasdepaso.Elterribleestrépitoleimpidióseguirhablandoconelcomisario.Alvolverse,vioa
otrosmiembrosdelatripulaciónqueaparecíanencubierta.Unespantosotemorleinundóelestómagoal
verquecomenzabanaretirarlaslonasquecubríanlosbotessalvavidasyaquitarlassogasdelpescante.
Casiunahorapermanecióallí,mientraselestrépitodelostubosdeescapeseextinguíalentamenteen
lanoche.Asidodelabarandilla,sinadvertirelfrío,apenasnotóalospequeñosgruposdepasajerosque
habíanempezadoarecorrerlacubiertaenunasuertedeconfusiónextrañaysilenciosa.
Unoficialdesegundadelbarcopasóasulado.Erajoven,apenaspocomásdeveinteaños,ysutez
eradeunblancolechoso,típicamentebritánico;ysuexpresión,típicamentebritánica,deestaraburrido
detodo.Seacercóalhombrequeestabajuntoalabordaylopalmeóenelhombro:
—Discúlpeme,señor.Tienequeponerseelchalecosalvavidas.
Elotrosevolvióconlentitudylomiróconfijeza.
—Nosvamosahundir,¿noescierto?—preguntóconvozronca.
Eloficialvacilóantesdeasentir.
—Entramásaguadelaquelasbombaspuedensacar.
—¿Cuántotiempotenemos?
—Esdifícildecirlo.Talvezunahora,sielaguanollegaalascalderas.
—¿Quéhapasado?¿Conquéchocamos?
—Conuntémpano.Hadesgarradoelcasco.Malasuerte,señor.
Elhombreapretóelbrazodeloficialcontantafuerza,queeljovensesobresaltó.
—Tengoqueiralabodegadecarga.
—Eso no es posible, señor. La sala de correspondencia de la cubierta F se está inundando y los
equipajesyaflotanenlabodega.
—Tienequellevarmehastaallí.
Eloficialintentóliberarsubrazo,peroelhombreselosujetabaconfirmeza.
—¡Imposible!Tengoórdenesdeocuparmedelosbotessalvavidasdeestribor.
—Otrooficialpuedehacersecargodelosbotes—dijoelpasajerocontonoinexpresivo—.Ustedme
conduciráalabodegadecarga.
Fueentoncescuandoeloficialadvirtiódoscosasinquietantes.Primero,laexpresióndesdeñosadel
pasajero;segundo,elcañóndelarmaqueapretabacontrasusgenitales.
—Hagaloqueledigosiquieretenernietos—gruñóelhombre.
El oficial miró en silencio el arma y luego alzó la vista. No cabía pensar en discutir ni en ofrecer
resistencia.Losojosenrojecidosquelomirabanardíandesdelasprofundidadesdelademencia.
—Lointentaré.
—¡Inténtelo, pues! —exclamó el pasajero—. Y no haga tonterías… Estaré detrás de usted todo el
tiempo.Unestúpidoerrorylevolaréelespinazo.
Guardódiscretamenteelarmaenunbolsillodelachaqueta,manteniendoelcañónapretadocontrala
espaldadeloficial.Ambosseabrieronpasoentrelaagitadamultitudqueahoracolmabalacubierta.Ya
era un barco distinto. Nada de risas ni de alegría, y sin distinciones de clase; pobres y ricos estaban
unidos por el vínculo común del miedo. Los camareros eran los únicos que sonreían y conversaban
mientrasdistribuíansalvavidasblancos.
Las bengalas se elevaron en el aire; parecían pequeñas y vanas bajo la asfixiante negrura; nadie,
aparte de los que estaban a bordo de la condenada nave, las vio estallar en blancos destellos. Estos
proporcionaronuntelóndefondoespectralparalosadiosesdesgarradores,lasforzadasexpresionesde
esperanza en los ojos de los hombres que tiernamente depositaban a sus mujeres e hijos en los botes
salvavidas.Laterribleirrealidaddelaescenaseviorealzadacuandolosochomúsicosdelabandadea
bordosereunieronencubierta,incongruentesconsusinstrumentosysusblancossalvavidas.Empezaron
atocarLabanda,deAlejandro,deIrvingBerlin.
Acicateadoporlapistola,eloficialbajóporlaescaleraprincipal,forcejeandocontralaoleadade
pasajerosqueseprecipitabahacialosbotessalvavidas.Elángulobajolaproaseestabahaciendomás
pronunciado.Descendieronlosescalonesconpasoirregular.Tomaronunascensorybajaronalacubierta
D.
El joven oficial se volvió y observó al hombre cuyo extraño capricho lo había sujetado más
firmementeaúnenloslazosdeunamuertesegura.Teníaloslabiosapretadosylosojosvidriosos,con
una mirada lejana. El pasajero alzó la vista y advirtió que el oficial lo observaba. Por un instante sus
miradassecruzaron.
—Nosepreocupe…
—Bigalow,señor.
—Nosepreocupe,Bigalow.Terminaráantesdequesehunda.
—¿Aquéseccióndelabodegadecargaquiereir?
—Alanúmerouno,cubiertaG.
—LacubiertaGestaráyaseguramentebajoelagua.
—Sólolosabremosalllegarallí,¿no?
Cuando las puertas del ascensor se abrieron, los dos hombres salieron y se abrieron paso a
empellonesentrelamultitud.
Bigalowsequitóelcinturónsalvavidasycorrióalrededordelaescaleraqueconducíaalacubierta
E.Allísedetuvo,miróhaciaabajoyvioelaguaquesubíaycubríalosescalonesconlentitud,centímetro
a centímetro, de modo implacable. Bajo el agua fría y verde brillaban todavía algunas luces que
despedíanunresplandorespectral.
—Esinútil.Véaloustedmismo.
—¿Hayotromododellegar?
—Lascompuertasherméticasfueroncerradasdeinmediatodespuésdelsiniestro.Talvezpodríamos
bajarporunadelasescalerasdeemergencia.
—Bien.Sigaandando.
Recorrieron rápidamente el trayecto a lo largo de tortuosos pasadizos, pasando por interminables
laberintos de acero y escaleras. Bigalow se detuvo, levantó una trampa redonda y espió dentro de la
estrechaabertura.Sesorprendióalverqueabajo,enlabodega,elaguaapenashabíaalcanzadomedio
metrodeprofundidad.
—Nohaynadaquehacer—mintió—.Estáinundada.
Elpasajeroloapartóbruscamenteparamirarconsuspropiosojos.
—Está bien para lo que me propongo —dijo con lentitud, señalando la escotilla con su pistola—.
Adelante…
Las luces eléctricas del techo brillaban todavía en la bodega cuando los dos hombres avanzaron
chapoteandohaciaeldepósitodelbarco.
Ambos tropezaron y cayeron varias veces en el agua helada, que entumeció sus cuerpos.
Tambaleándose como borrachos, llegaron por fin a la bóveda, en medio del compartimiento de carga.
Teníadosmetrosymediodealtoysussólidasparedes,detreintacentímetrosdeespesor,erandeacero
deBelfast.
Elpasajerosacóunallavedelbolsillodesuchalecoylaintrodujoenunacerraduraqueseabriócon
unsonoroclic.Empujólapesadapuerta,penetróenlabóvedayvolviéndose,sonrióporprimeravez.
—Leagradezcosuayuda,Bigalow.Serámejorquevuelvaarriba;todavíalequedatiempo.
Bigalow,conaireperplejo,preguntó:
—¿Ustedsequeda?
—Sí,mequedo.Heasesinadoaochohombresbuenosyhonestos…Nopuedovivirconeso.—Lo
dijollanamenteycontonodefinitivo—.Todohaterminado.
Bigalowquisohablar,peronolesalieronlaspalabras.
El pasajero asintió con la cabeza en señal de comprensión, y empezó a tirar de la puerta hasta
cerrarlatrasdeél.
—GraciasaDiosporSouthby—dijo.
Ydesapareció,comodevoradoporelnegrointeriordelabóveda.
Bigalowsobrevivió.
Ganósucarreracontraelagua,logróllegaracubiertayarrojarseporlabordaapenassegundosantes
quelanavesehundiera.
Cuando la mole del enorme buque desapareció tragada por las aguas, su rojo gallardete con la
estrellablanca,queantespendíaenloaltodelmástildeproa,sedesplegósúbitamentealtocarelmar,
comoenunsaludofinalalosmilquinientoshombres,mujeresyniñosqueestabanmuriendodefríoose
ahogabanenlasgélidasaguas.
Un ciego instinto se apoderó de Bigalow, que tendió una mano y asió el gallardete cuando pasaba
junto a él. Antes que pudiera comprender la magnitud del peligro de su temeraria acción, se encontró
arrastradobajoelagua.Sinembargo,aguantóconterquedad,negándoseaabrirlamano.Estabaacasi
sietemetrospordebajodelasuperficieycuandoporfinlasroñadasdelgallardetesesoltaronlapresa
fuesuya.Sóloentoncespugnóporsubir,atravesandolalíquidanegrura.Despuésdeloqueleparecióuna
eternidademergiónuevamentealairedelanoche,agradeciendoquelasucciónprovocadaporelbarcoal
hundirsenolohubieraatrapado.
Elfríodelaguaestuvoapuntodematarlo.Diezminutosmásdepermanenciaensusheladasgarrasy
habríasidosimplementeunaciframásenlasestadísticasdeesaterribletragedia.
Perosumanorozóunasogaquecolgabadeunbotevolcadoylaaferró.Conelúltimorestodesus
menguadas fuerzas impulsó a bordo su cuerpo casi helado y compartió con otros treinta hombres el
entumecedorfrío,hastaquecuatrohorasmástardelosrescatóotranave.
Los gritos lastimosos de aquellos que murieron permanecerían para siempre en el espíritu de los
sobrevivientes. Pero mientras Bigalow se aferraba al bote salvavidas zozobrado y semisumergido, sus
pensamientosibanhaciaotrorecuerdo:aquelextrañohombreencerradoparasiempreenlabóvedadel
barco.
¿Quiénera?
¿Quiéneseranlosochohombresquehabíaasesinado?
¿Cuáleraelsecretodelabóveda?
EstaseranlaspreguntasqueacosaronaBigalowdurantelossetentayseisañossiguientes,hastael
finaldesuvida.
I.
ELPROYECTOSICILIANO
1
Juliode1987
El presidente hizo girar su sillón, unió las manos detrás de la nuca, fijó su mirada absorta en la
ventana del Despacho Oval y maldijo su suerte. Odiaba su cargo con una pasión que no había creído
posible.Sabíaenquémomentoexactohabíaperdidoelentusiasmoporél.Lohabíasabidolamañanaen
quelefuedifícilabandonarlacama.Ésaerasiemprelaprimeraseñal.Untemoracomenzareldía.
Pormilésimavezdesdequeocupabaelcargo,sepreguntóporquéhabíaluchadotantoydurantetanto
tiempoporesecargotaningrato.Elpreciohabíasidodolorosamentealto.Sutrayectoriapolíticaestaba
sembradaporamigosperdidosyunmatrimonioroto.Yapenaspronunciadoeljuramentoderigorpara
ocupar el cargo, su recién nacido gobierno se había visto bombardeado por un escándalo en el
DepartamentodeHacienda,unaguerraenSudamérica,unahuelgaenlascompañíasdeaviacióndetodo
el país y un Congreso hostil que desconfiaba de quienquiera residiese en la Casa Blanca. Agregó una
maldición adicional para el Congreso. Sus miembros habían anulado sus dos últimos vetos, y esos
acontecimientosloabrumaban.
Gracias a Dios, escaparía a una nueva elección. No se explicaba cómo había logrado ganar dos
períodos.Habíadestruidotodoslostabúespolíticosestablecidosparauncandidatotriunfante.Nosólo
estabadivorciado,sinoquenoibaalaiglesia,fumabacigarrosenpúblicoyostentabaungranbigote.
Habíahechosucampañadesconociendoasusadversariosyapabullandorudamentealosvotantesconla
aspereza de sus palabras. Y éstos lo habían aclamado. Se había presentado oportunamente cuando el
norteamericanocomúnestabahartodecandidatosbonachonesqueostentabanampliassonrisas,hacíanel
amoralascámarasdetelevisión,ypronunciabanfrasestrivialeseinsustanciales.
Dieciochomesesmásysusegundoperíodopresidencialhabríaconcluido.Eraelúnicopensamiento
que le permitía seguir adelante. Su predecesor había aceptado el puesto de director honorario de la
Universidad de California. Eisenhower se había retirado a su granja en Gettysburg, y Johnson a su
haciendaenTexas.Elpresidentesonriócomplacido.Esasconductasresignadasdeautomarginaciónno
eranparaél.PlaneabaexilarseenelPacíficoSurenunquechedediezmetrosdelargo.Allí,haciendo
casoomisodetodaslascondenadascrisisqueconmovieranalmundo,beberíaronycontemplaríaalas
muchachas nativas de nariz chata y pechos opulentos. Cerró los ojos, y ya cobraba forma este sueño
cuandosuayudanteabriólapuertayseaclarólagarganta.
—Disculpe,señorpresidente,perolosseñoresSeagramyDonnerestánesperando.
Elpresidentehizogirarelsillónhaciasuescritorioysepasólasmanosporunespesomechónde
cabelloplateado.
—Estábien,hágalospasar.
Se animó visiblemente. Gene Seagram y Mel Donner tenían acceso inmediato al presidente en
cualquiermomentodeldíaodelanoche.EranlosevaluadoresprincipalesdelaSecciónMeta,ungrupo
de científicos que trabajaban en absoluto secreto, investigando proyectos aún no divulgados; proyectos
conlosqueseintentabaadelantarenveinteotreintaañoslatecnologíaactual.
LaSecciónMetahabíasidoideadaporelpresidentemismo.Éllahabíaconcebidodurantesuprimer
año en el cargo, había ideado y decidido la financiación secreta e ilimitada, y reclutado en persona al
pequeño grupo de hombres brillantes y abnegados que constituían su núcleo fundamental. Esto lo
enorgullecía,aunquenoloproclamara.NisiquieralaCIAnilaAgenciadeSeguridadNacionalconocían
su existencia. Siempre había soñado con respaldar a un equipo de hombres que pudiera consagrar su
periciaycapacidadaproyectosimposibles.Planesfantásticos,conunaposibilidaddeéxitoenunmillón.
ElhechodequelaSecciónMetanohubieralogradotodavíaningúnresultadocincoañosdespuésdesu
creación,noinquietabaparanadasuconciencia.
Nohuboapretonesdemanos,sólocordialessaludos.Seagramdesabrochóunestropeadoportafolio
decueroysacóunacarpetarebosantedefotografíasaéreas.Lascolocósobreelescritoriodelpresidente
yseñalóvariaszonasrodeadasporuncírculo,marcadassobrecubiertastransparentes.
—LaregiónmontañosadelaislaseptentrionaldeNuevaZembla,alnortedelcontinenteruso.Todos
losdatosprovenientesdenuestrossatélitesseñalanestaáreacomolaúnicaqueofrececiertaposibilidad.
—¡Malditasea!—maldijoenvozbajaelpresidente—.Cadavezquedescubrimosalgoasí,tieneque
estarenlaUniónSoviéticaoenalgúnotrolugarvedado.—Examinólasfotografíasantesdevolverla
miradahaciaDonner—.Latierraesgrande.Debehabersindudaotraszonaspropicias.
Donnersacudiólacabeza.
—Lo siento, señor presidente, pero los geólogos vienen buscando bizanio[1] desde que Alexander
Beesleydescubriósuexistenciaen1902.Quenosotrossepamos,noselohaencontradoengrancantidad.
—Su radiactividad es tan extrema que ha desaparecido hace mucho de los continentes, salvo en
reducidísimas cantidades —agregó Seagram—. Las pocas informaciones que hemos reunido acerca de
esteelementofueronobtenidasdepartículasmuypequeñas,producidasartificialmente.
—¿Nopuedenacumularunaprovisiónpormediosartificiales?—inquirióalpresidente.
—No,señor—repusoSeagram—.Lapartículamásestablequelogramosproducirconunacelerador
deenergíaelevadasetransformóenmenosdedosminutos.
Reclinándoseensusillón,elpresidentefijólamiradaenSeagram.
—¿Quécantidadnecesitanparacompletarsuprograma?
SeagrammiróaDonneryluegoalpresidente.
—Comoustedsabe,señorpresidente,estamostodavíaenunaetapaexperimental.
—¿Quécantidadnecesitan?—repitióelpresidente.
—Yodiríaqueuncuartodekilo.
—Entiendo.
—Ésanoesmásquelacantidadrequeridaparacomprobarplenamentelateoría—añadióDonner—.
Se precisaría más para instalar el equipo en escala plenamente operativa, en ubicaciones estratégicas
cercanasalasfronterasdelanación.
Elpresidentesearrellanóenelsillón.
—Entoncessupongoquedebemossuprimirestoypasaraotracosa.
Seagrameraunhombrealtoydesgarbado,devozsuaveymodalescortesesque,exceptoporsunariz
grandeyachatada,habríapodidopasarporunAbrahamLincolnsinbarba.
DonnereratodolocontrarioaSeagram.Erabajoyparecíacasitananchocomoalto.Teníacabello
colortrigo,ojosmelancólicos,ysucaraparecíaestarsiempresudorosa.Empezóahablarconrapidezde
ametralladora.
—ElproyectoSicilianoestádemasiadocercadelarealidadparaenterrarloyolvidarlo.Insistoen
quesigamosadelante.Estaríamostratandodelograrlajugadamássensacionaldelahistoria,perosilo
conseguimos…Diosmío,señor,lasconsecuenciassonenormes.
—Estoydispuestoarecibirsugerencias—dijoelpresidente.
Seagramaspiróprofundamenteycomenzóahablar.
—Enprimerlugar,requerimossuautorizaciónparaconstruirlasinstalacionesnecesarias.Ensegundo
lugar,losfondoscorrespondientes.Yentercerlugar,laayudadelaAgenciaNacionaldeInvestigaciones
Marinas.
ElpresidentemiróaSeagramconexpresióninquisitiva.
—Entiendo las dos primeras solicitudes, pero no alcanzo a entender la intervención de la NUMA.
¿Quétienequever?
—TendremosqueintroducirmineralogistasexpertosenNuevaZembla.Comoestárodeadadeagua,
unaexpediciónoceanográficadelaNUMAseríalacoberturacasiperfectaparanuestramisión.
—¿Cuántotiempolesllevaráverificar,construireinstalarelsistema?
Donnernovaciló:
—Dieciséismesesyunasemana.
—¿Hastadóndepuedenllegarsinbizanio?
—Hastalaúltimaetapa—respondióDonner.
El presidente se echó atrás en su sillón y contempló un reloj de barco que tenía sobre el enorme
escritorio.Guardósilenciodurantecasiunminuto.Finalmentedijo:
—Tal como lo veo, caballeros, quieren que los financie para construir un complejo sistema no
verificado, cuyo costo será multimillonario y que no funcionará porque carecemos del ingrediente
primordial,quequizátengamosquerobaraunanaciónhostil.
SeagramjugueteóconsuportafolioentantoDonnerselimitabaaasentirconlacabeza.
—¿Qué les parece si me dicen —continuó el presidente— cómo justifico una red de estas
instalaciones,queseextenderáportodoelperímetrodelpaís,acualquierliberaltacañodelCongresoa
quienseleocurrainvestigar?
—Ahíestálaventajadelsistema—declaróSeagram—.Espequeñoycompacto…Lacomputadora
nos indica que un edificio construido a semejanza de una pequeña estación energética será más que
suficiente. Ni los satélites espías rusos ni un agricultor que viva al lado advertirán nada fuera de lo
común.
Elpresidentesefrotólabarbilla.
—¿PorquéquierenadelantarelproyectoSicilianoantesdeestarpreparadosenuncientoporciento?
—Esunriesgo,señor—dijoDonner—.Nosotrosapostamosaqueenlospróximosdieciséismeses
podremosabrirunabrechayproducirbizanioenellaboratorio,obienhallarenalgunapartedelatierra
undepósitoquepodamosextraer.
—Aunquetardemosdiezaños—dijoabruptamente.Seagram—,lasinstalacionesestaríanlistasyala
espera.Sóloperderíamostiempo.
Elpresidenteseincorporó.
—Caballeros,colaboraréenvuestroarriesgadoplanperoconunacondición.Lesquedanexactamente
dieciochomesesydiezdías.Enesemomentomireemplazante,quienquieraquesea,ocuparámicargo.
Demodoque,siquierentenercontentoasumecenashastaentonces,consiganresultados.
Delotroladodelescritorio,losdoshombresquedaronatónitos.Porfin,Seagramlogróhablar.
—Gracias, señor presidente. De alguna manera, el equipo hallará el filón originario. Puede contar
conello.
—Muybien.Ahora,discúlpenme.TengoqueposarenelJardíndelasRosasconunmontóndegordas
yviejasHijasdelaRevoluciónAmericana.—Tendiólamano—.Buenasuerteyrecuerden,noarruinen
susoperacionessecretas.NoquieroquemeestalleenlacaraunnuevocasoU-2,comoaEisenhower.
¿Entendido?
AntesdequeSeagramyDonnerpudierancontestar,sevolvióysalióporunapuertalateral.
UnavezsuChevrolethubotranspuestolosportonesdelaCasaBlanca,Donnerseunióalacorriente
deltránsitoyseencaminóhaciaVirginia,cruzandoelPotomac.Casinoseatrevíaamirarporelespejo
retrovisor, por temor a que el presidente cambiara de idea y enviara un mensajero en persecución de
ellosconunanegativa.Abriólaventanillayaspiróelhúmedoaireestival.
—Hemostenidosuerte—dijoSeagram.
—Nohacefaltaquemelodigas.Sihubierasabidoqueenviamosunhombreaterritoriorusohace
másdedossemanas,habríaardidoTroya.
—Todavía es posible que arda —masculló Seagram—. Todavía es posible, si la NUMA no logra
sacaranuestrohombre.
2
SidKoplinteníalacertezadequeseestabamuriendo.
Habíacerradolosojos,ylasangrequemanabadesucostadomanchabalablancanieve.Alrecuperar
gradualmentelaconciencia,unaexplosióndeluzirrumpióensumente;unespasmodenáusealosacudió
ynopudocontenerlasarcadas.
¿Lehabíandisparadounavez,oacasodos?Noestabaseguro.
Abriólosojos,ysevolvióhastaquedarapoyadoensusmanosyrodillas.Lacabezalavibrabacomo
untaladro.Sellevóunamanoalafrenteytocóelcortecongeladoqueleabríaelcuerocabelludosobre
la sien izquierda. Salvo el dolor de cabeza, no tenía sensaciones exteriores; el frío había atenuado el
dolor.Peronadapodíaatenuarellaceranteardorensuladoizquierdobajolascostillas,dondelehabía
dadolasegundabala,ypodíasentirlasangre,pegajosacomojarabe,escurriéndosebajosusropas,sobre
susmuslosyalolargodesuspiernas.
Unadescargadearmasautomáticasresonóenlamontaña.Koplinmiróenderredorperosólopudo
verlablancanievequesearremolinaba,azotadaporelcruelvientoártico.Otraexplosiónrasgóelaire
helado.Supusoqueprocedíadeunoscienmetrosdedistancia.Algúncentineladeunapatrullasoviética
debíadeestardisparandoaciegasatravésdelaventisca,conlaesperanzadeacertarlenuevamentepor
casualidad.
Todaideadeescaparsehabíadesvanecidoya.Eraelfinal.Jamáspodríallegaralaensenadadonde
había amarrado la balandra. Tampoco estaba en condiciones de conducir la pequeña embarcación, de
nueve metros de largo, a través de ochenta kilómetros de mar abierto para encontrarse con la nave
oceanográficanorteamericanaqueloesperaba.
Sedesplomóenlanieve.Lapérdidadesangrelohabíadebilitadohastaimpedirlecualquieresfuerzo
físico.Losrusosnodebíanhallarlo.EsoformabapartedeltratoconlaSecciónMeta.Siteníaquemorir,
sucadávernodebíaserdescubierto.
Comenzópenosamenteaecharsenieveencima.Prontonoseríamásqueunmontículoblancoenuna
desoladacuestadelamontañaBednáia,enterradoparasiemprebajoelheladomantoqueaumentabasin
cesar.
Sedetuvounmomentoyescuchó.Losúnicosruidosqueoyófueronsuspropiosjadeosyelviento.
Escuchó con más atención, haciéndose pantalla con las manos en los oídos. Apenas audible sobre el
bramidodelviento,oyólosladridosdeunperro.
—Diossanto—gimió.
Las sensibles fosas nasales del animal captarían su olor sin lugar a dudas. Se quedó inmóvil,
derrotado.Nolequedabaotracosaquetenderseydejarquelavidaseleescaparaporlasheridas.
Perounachispa,enloprofundodesusersenegabaadisminuiryextinguirse.Nopodíaquedarseallí
tendido, esperando que los rusos lo atraparan. Él era sólo un profesor de mineralogía, no un agente
secreto experimentado. Su mente, y su cuerpo de cuarenta años, no estaban equipados para resistir un
interrogatoriointensivo.Sisobrevivía,podríanarrancarletodalaverdadenpocashoras.Cerrólosojos
mientraslaangustiadelfracasosuperabaeldolorfísico.
Cuando los abrió de nuevo, su campo visual estaba ocupado por la cabeza de un enorme perro.
Koplinloreconociócomounkomondor,unpoderosoanimalprovistodeungruesoyenmarañadopelaje
blanco.Elperrogruñósalvajemente,yhabríadesgarradolagargantadeKoplindenohaberlocontenido
lamanoenguantadadeunsoldadosoviético.Inmóvil,conaireindiferente,elhombrecontemplabaasu
indefensa presa, asiendo la correa con la mano izquierda mientras con la derecha sostenía un fusil
ametrallador.Parecíatemibleenfundadoenungruesoabrigoquelellegabahastalostobilloscubiertos
porbotas,ysusojospálidoseinexpresivosnomostrabancompasiónalgunaporlasheridasdeKoplin.
Elsoldadosecolgóelarmaalhombro,seagachóyobligóaKoplinaincorporarse.Después,sindecir
palabra,elrusocomenzóaarrastraralnorteamericanoheridohaciaelpuestodeseguridaddelaisla.
Koplinestuvoapuntodedesfallecerdedolor.Sentíacomosilohubieranarrastradoporlanievealo
largodevarioskilómetros,cuandoenrealidadladistanciaerasólodecincuentametros.Habíanllegado
hastaallícuandoentrelatormentaaparecióunafiguraborrosa,difusatraselblancoyrevueltomurode
nieve.Apuntodeperderlaconciencia,Koplinsintióqueelsoldadoseponíarígido.
Un suave chasquido se oyó sobre el viento y el pesado komondor cayó sobre la nieve. Soltando a
Koplin, el soldado trató instintivamente de levantar su arma, pero el extraño sonido se repitió y un
orificio del que manaba sangre apareció de pronto en medio de la frente del soldado. Sus ojos se
pusieronvidriososysedesplomójuntoalperro.
Algo andaba terriblemente mal; eso no podía estar sucediendo, se dijo Koplin, pero su mente
exhaustaestabademasiadoconfusacomoparasacarconclusiones.Cayóderodillasysólopudoveraun
hombrealtoconunachaquetadepielgrisquesematerializóentrelablancabrumaycontemplóalperro.
—Quépena—dijocondisplicencia.
Aquelhombreteníaunaspectoimponente.Elrostrotostado,delcolordelacaoba,parecíafuerade
lugarenelÁrtico.Ysusrasgoseranfirmes,casicrueles.Sinembargo,fueronsusojoslosquellamaron
la atención de Koplin. Nunca había visto ojos como aquéllos. Eran de un profundo color verdemar e
irradiabanunacalidezpenetrante,enmarcadocontrasteconlasdurasarrugasgrabadasenelrostro.
EldesconocidosevolvióhaciaKoplinysonrió.
—¿EldoctorKoplin,supongo?—preguntócontonosuaveynatural.Guardóenunbolsillosupistola
con silenciador, se arrodilló y señaló con la cabeza la sangre que se extendía a través del abrigo de
Koplin—.Serámejorquelolleveadondepuedanecharleunaojeadaaeso.
Despuéslolevantócomoaunniñoycomenzóabajarlamontañahaciaelmar.
—¿Quiénesusted?—murmuróKoplin.
—MellamoPitt.DirkPitt.
—Noentiendo…¿dedóndehasalido?
Koplin jamás oyó la respuesta. En ese momento se elevó bruscamente el negro manto de la
inconscienciayélsedejócubrircongratitud.
3
SeagramterminósucóctelmientrasesperabaenunpequeñojardíncercanoalacalleCapitel,para
almorzarconsuesposa.Éstaseretrasaba.Nunca,ensusochoañosdematrimonio,lahabíavistollegara
tiempoaalgúnlugar.Atrajolaatencióndelcamareroyconungestopidióotracopa.
PorfinentróDanaSeagramysedetuvounmomentoenelvestíbulobuscandoasumarido.Alverlo,
fue en su dirección, serpenteando entre las mesas. Llevaba un jersey anaranjado y una falda de lana
marrón,demodotanjuvenilqueparecíaunaestudianteuniversitaria.Teníaelrubiocabelloatadoconun
pañueloysusojoscolorcaféeranburlones,alegresyvivaces.
—¿Hacemuchoqueesperas?—preguntósonriente.
—Dieciocho minutos, para ser exacto —repuso él—. Unos dos minutos diez segundos más que tus
tardanzashabituales.
—Losiento—dijoella—.ElalmiranteSandeckersereunióconsuscolaboradoresylasesiónduró
másdeloprevisto.
—¿Quéideabrillanteselehaocurridoahora?
—Una nueva ala para el museo marítimo. Tiene el presupuesto y ahora está haciendo planes para
obtenerlosartefactos.
—¿Artefactos?—inquirióSeagram.
—Piezassueltasrescatadasdebarcosfamosos.—LlegóelcamareroconlabebidaparaSeagramy
Danapidióundaiquiri—.Essorprendentelopocoquequeda…UnoodossalvavidasdelLusitania,un
ventiladordelMaineaquí,unaancladelBountyallá;nadaqueestédecentementealojadobajounsolo
techo.
—Yohubieracreídoquehaymejoresmodosdedespilfarrareldinerodeloscontribuyentes.
Ellasesonrojó.
—¿Quéquieresdecir?
—Coleccionarchatarra—repuso—,encerrarenunavitrinafragmentosenmohecidosycorroídosde
hierroviejoinidentificableparaqueselesquiteelpolvoyseloscontemple.Esunderroche.
—La preservación de naves y embarcaciones ofrece un vínculo importante con el pasado histórico
del hombre. —Los ojos pardos de Dana lanzaban destellos—. Contribuir al saber es una tarea que no
importaaungilipollascomotú.
—Hablascomounaverdaderaarqueólogamarina—dijoél.
Ellalomiróconsonrisairónica.
—Todavíateduelenloscojonesdequetuesposahayasalidoadelante,¿verdad?
—Loúnicoquemehacedolerloscojones,amormío,estulenguajedeletrina.¿Porquétodahembra
liberadaconsideraeleganteinsultar?
—No eres el más indicado para ofrecer lecciones de savoir faire —dijo ella—. Cinco años en la
granciudadysiguesvistiendocomounherrerodeOmaha.¿Porquénotedejascrecerelcabello?Ese
cortenoseusadesdehaceaños.Meavergüenzaquemeveancontigo.
—Miposiciónenlaesferadelgobiernonomepermiteteneraspectodehippietrasnochado.
—¡PorDios!—Ellameneólacabezaconaireresignado—.¿Porquénomecaséconunplomeroo
conunleñador?¿Porquétuvequeenamorarmedeunfísicollegadodelcampo?
—Esconsoladorsaberquealgunavezmeamaste.
—Tesigoamando,Gene—repusoella,ysumiradasesuavizó—.Esteabismoentrenosotrossólose
abrió en los últimos dos años. Ni siquiera podemos comer juntos sin tratar de herirnos. ¿Por qué no
mandamostodoaldiabloypasamoselrestodelatardefollandoenunmotel?Estoydehumorcomopara
sentirmedeliciosamentesensual.
—¿Influiríaesoenalgo,alalarga?
—Esuncomienzo.
—Nopuedo.
—Otraveztumalditaconsagraciónaltrabajo—dijoella,volviendolacara—.Nuestrasocupaciones
noshandistanciado.Podemossalvarnos,Gene.Podemosrenunciarlosdosyvolveraladocencia.Contu
doctorado en física y el mío en arqueología, unidos a nuestra experiencia y antecedentes, podríamos
trabajar en cualquier universidad del país. Estábamos en la misma facultad cuando nos conocimos,
¿recuerdas?Esosfueronlosañosmásfelicesquepasamosjuntos.
—Porfavor,Dana,nopuedorenunciar.Noahora.
—¿Porqué?
—Estoymetidoenunproyectoimportante…
—Todoproyectoenlosúltimoscincoañoshasidoimportante.Porfavor,Gene,teestoypidiendoque
salves nuestro matrimonio. Sólo tú puedes dar el primer paso. Aceptaré lo que tú decidas si podemos
salirdeWashington.Estaciudadmatarátodaesperanzadesalvarnuestravidaencomún.
—Necesitounañomás.
—Inclusounmesmásserádemasiadotiempo.
—Estoyembarcadoenunaempresaquenopermiteabandonos.
—¿Terminaránalgunavezestosridículosproyectossecretos?Noeresmásqueuninstrumentodela
CasaBlanca.
—Nomevengascontonteríasliberales.
—¡Gene,porelamordeDios,renuncia!
—NoesporelamordeDios,sinoporeldemipaís.Sinopuedescomprenderlo,losiento.
—Renuncia—repitióellamientrasaflorabanlágrimasensusojos—.Nadieesindispensable.Deja
queMelDonnerocupetulugar.
Seagrammeneólacabeza.
—No.Yocreéesteproyectoapartirdecero.Mimateriagrisfueelesperma.Deboverloterminado.
Elcamareroseacercóapreguntarsiestabanlistosparahacersupedido.Danameneólacabeza.
—Notengoapetito.—Selevantódelamesaylomiró—.¿Vendrásacasaacenar?
—Trabajaréenlaoficinahastatarde.
Ellayanopudocontenerlaslágrimas.
—Ojaláestéshaciendoalgoquevalgalapena—murmuró—.Porquetevaacostarcaro.
Luegosevolvióysealejódeprisa.
4
A diferencia del oficial ruso de inteligencia estereotipado con tanta frecuencia en películas
norteamericanas,elcapitánAndréPrevlovnoteníahombrosanchosnicabezacalva.Eraunhombrebien
parecido,defísicoarmonioso,quelucíaunpeinadoeleganteyunbigoterecortadoalamoda.Suimagen,
realzadaporunautomóvildeportivoitalianodecoloranaranjadoyconunconfortableapartamentojunto
al río Moscova, no era vista con demasiado beneplácito por sus superiores del Departamento de
InteligenciadelaArmadaSoviética.Contodo,pesealasirritantesinclinacionesdePrevlov,habíapocas
posibilidadesdequefueraeliminadodesuelevadaposicióneneldepartamento.Lareputaciónquese
había ganado como el más brillante especialista en informaciones de la armada, y el hecho de que su
padrefueraelhombrenúmerodocedelPartido,secombinabanparahacerintocablealcapitánPrevlov.
EncendióunWinstonysesirvióunvasodeginebraBombay.Después,reclinándose,comenzóaleer
lapiladelegajosquesuayudante,eltenientePavelMarganin,habíadejadosobresuescritorio.
—Esunmisterioparamí,señor,cómoseaficionaustedcontantafacilidadalabasuraoccidental—
dijoMarganinconsuavidad.
PrevlovabandonólalecturadeunlegajoparafijarenMarganinunamiradaserenaydesdeñosa.
—Como tantos de nuestros camaradas, usted desconoce el mundo en general. Yo pienso como un
norteamericano,bebocomouninglés,conduzcocomounitalianoyvivocomounfrancés.Y¿sabepor
qué,teniente?
Marganinenrojecióymascullónerviosamente:
—No,señor.
—Paraconoceralenemigo,Marganin.Laclaveconsisteenconoceralenemigomejorqueélauno,
mejor de lo que él mismo se conoce. Entonces uno lo sorprende antes que él tenga ocasión de
sorprenderleauno.
—¿EsunacitadelcamaradaNervShetski?
Prevlovseencogiódehombros,desalentado.
—No,idiota;estoyparodiandolaBiblia.—Aspiróyexhalóporlanarizunanubedehumoysorbió
laginebra—.Estudielascostumbresoccidentales,amigo.Sinoaprendemosdeellos,nuestracausaestá
perdida.—Volviósuatenciónaloslegajos—.¿Porquéestosasuntosfueronenviadosanuestrasección?
—Laúnicarazónesqueelincidentetuvolugarenunacostaocercadeella.
—¿Quésabemosacercadeéste?—Prevlovabrióelsiguientelegajo.
—Muypoco.DesaparecióunsoldadodeguardiaenlaislaalnortedeNuevaZembla,juntoconsu
perro.
—Noesmotivoparaquehayapánicoenlasfuerzasdesegundad.NuevaZemblaestáprácticamente
desierta.Unaestaciónmeteorológicaanticuada,undestacamentodeguardia,unoscuantospescadores…
notenemosinstalacionesespecialeshastacientosdemillasdeallí.Esunapérdidadetiempomolestarse
enenviarunsoldadoyunperroapatrullar.
—SindudaOccidentepensaríalomismoconrespectoaenviarallíunagente.
Tamborileandoconlosdedossobrelamesa,Prevlovfijólamiradaenelcieloraso.Finalmentedijo:
—¿Un agente? Allí no hay nada de interés militar… sin embargo… —Se interrumpió y apretó un
botón de su intercomunicador—. Tráigame la ubicación de la nave de la Agencia Nacional de
InvestigacionesMarinasenlosdosúltimosdías.
Marganinenarcólascejas.
—No se atreverían a enviar una expedición oceanográfica cerca de Nueva Zembla. Está en aguas
soviéticas.
—No somos dueños del mar de Barents —repuso pacientemente Prevlov—. Son aguas
internacionales.
Unasecretariarubiayatractiva,deelegantetrajecastaño,entróenlahabitación,entregóaPrevlov
unacarpetayluegosalió,cerrandolapuertaconsuavidadasupaso.
Prevlovhojeólospapelesdelacarpetahastaencontrarloquebuscaba.
—Aquíestá…ElbuqueFirstAttempt,delaNUMA,fueavistadoporúltimavezporunodenuestros
pesquerosatrescientasveinticincomillasmarinasalsuroestedelaTierradeFranciscoJosé.
—QuieredecirqueestabacercadeNuevaZembla—dijoMargañín.
—Quéraro—murmuróPrevlov—.SegúnelPlandeOperacionesNavalesoceanográficasdeEstados
Unidos,elFirstAttemptdebíaestarrealizandoestudiosdelplanctoncercadeCarolinadelNortecuando
se lo avistó. —Bebió el resto de la ginebra, aplastó la colilla y encendió otro cigarrillo—.
Interesantísimacoincidencia…
—¿Quédemuestra?—preguntóMarganin.
—No demuestra nada, pero sugiere que el guardia de Nueva Zembla fue asesinado por un agente
enemigo que escapó, muy probablemente para encontrarse con el First Attempt. Sugiere que Estados
Unidos trama algo cuando un barco de estudios de la NUMA se desvía del plan previsto sin
explicaciones.
—¿Quépodríanestarbuscando?
—Notengoniidea.—Prevlovsereclinóensusillónyseatusóelbigote—.Hagaampliarlasfotos
tomadasporsatélitedelazonaaledaña,alahoradelhechoencuestión.
Las sombras del anochecer oscurecían las calles más allá de las ventanas de la oficina, cuando el
tenienteMarganindesplególasampliacionesfotográficassobreelescritoriodePrevlovyleofrecióuna
lupadeprecisión.
—Susagacidaddioresultados,señor.Aquítenemosalgointeresante.
Prevlovexaminólasfotosconatención.
—No veo nada fuera de lo común en el barco; típico equipo de investigación, no se advierten
dispositivosmilitaresdedetección.
Marganinseñalóunafotoobtenidaconungranangularenlaqueapenassedistinguíaunbarcocomo
unapequeñamarcablancaenlaemulsión.
—Por favor, fíjese en esa pequeña forma a unos dos mil metros del First Attempt, en el ángulo
superiorderecho.
Prevlovescudriñólafotoconlalupadurantecasimediominuto.
—¡Unhelicóptero!
—Sí,señor,poresomedemoréconlasampliaciones.MetomélalibertaddehacerquelasecciónR
analizaralasfotos.
—Imaginoqueseráunadenuestraspatrullasdeseguridad.
—No,señor.
Prevlovenarcólascejas.
—¿Sugiereustedquepertenecealanavenorteamericana?
—Esloqueellossuponen,señor.—MarganinpusootrasdosfotosantePrevlov—.Examinaronfotos
anteriores,tomadasporotrosatélitedereconocimiento.Comopuedevercomparándolas,elhelicóptero
vueladesdeNuevaZemblahaciaelFirstAttempt.Calcularonsualtitudentreintametrosysuvelocidad
enmenosdeveintisietekilómetrosporhora.
—Esobvioqueeludíanuestrosequiposderadar—dijoPrevlov.
—¿DamoselalertaanuestrosagentesenEstadosUnidos?—preguntóMarganin.
—No,todavíano.Noquieroarriesgarsuscoberturashastaquesepamosconseguridadquébuscan
losnorteamericanos.
Enderezó las fotografías y las guardó ordenadas en una carpeta; luego consultó su reloj de pulsera
Omega.
—Tengoeltiempojustoparaunacenaligeraantesdelballet.¿Algomás,teniente?
—SóloellegajosobrelaexpediciónquesiguelacorrienteLorelei.Segúnelúltimoinformeenviado
por el submarino norteamericano de aguas profundas, navegaba a cuatro mil quinientos metros de
profundidad,cercadelacostadeDakar.
Prevlovsepusodepie,tomólacarpetayselametiódebajodelbrazo.
—Loestudiaréencuantopueda.Esprobablequenohayanadaqueconciernaalaseguridadnaval.
Sinembargo,lalecturadebeserbuena.Nadiecomolosnorteamericanosparaembarcarseenproyectos
extrañosymaravillosos.
5
—¡Maldición! —siseó Dana—. Mira las patas de gallo que me salen alrededor de los ojos. —
Sentadafrenteasutocador,contemplabaabatidasuimagenenelespejo—.Alguiendijoquelavejezes
unaformadelepra.
Acercándosepordetrás,Seagramleapartóelcabelloylebesóelsuavecuellodesnudo.
—Hascumplidotreintayunañosyyatecreescandidataalaancianadelmes.
Ellalomiróporelespejo,extrañadaporsuinusualdesplieguedecariño.
—Tienessuerte;loshombresnopadecenesteproblema.
—Loshombrestambiénsufrenlosachaquesdelavejezypatasdegallo.¿Porquélasmujerespiensan
quenosotrosnoenvejecemos?
—Ladiferenciaresideenqueavosotrosnoosimporta.
—Somosmáspropensosaaceptarloinevitable—dijoél,sonriendo—.Hablandodeloinevitable,
¿cuándovasatenerunbebé?
—Nunca te das por vencido, ¿verdad? —Arrojó sobre el tocador un cepillo para el cabello,
derribando en la cubierta de cristal una serie de frascos de cosmética prolijamente ordenados—. Ya
hemoshabladodeestomilveces.Nomesometeréalasindignidadesdelembarazo.Nocambiarépañales
cargadosdecacadiezvecesaldía.Queotrospueblenlatierra.Yonoestoydispuestaadividirmialma
comounaexecrableameba.
—Esasrazonessonfalsas.Túmismanolascreessinceramente.
Ellasediovueltahaciaelespejosinresponder.
—Unbebépodríasalvarnos,Dana—dijoélconsuavidad.
—Nopiensorenunciaramicarrera,comotampocotúquieresrenunciaratupreciosoproyecto.
Elleacaricióelsuavecabellodoradomientrascontemplabasuimagenenelespejo.
—Tupadrefueunalcohólicoqueabandonóasufamiliacuantotúapenasteníasdiezaños.Tumadre
trabajabatrasunabarradebaryllevabahombresacasaparaconseguirdineroextraquelepermitiera
beber.Túytuhermanofuisteistratadoscomoanimaleshastaquetuvisteislaedadsuficienteparahuirde
ese vertedero que llamaban hogar. Él se dedicó a atracar licorerías y estaciones de servicio; una
magnífica actividad que le valió ser condenado por asesinato y sentenciado a cadena perpetua en San
Quintín. Dios sabe que estoy orgulloso de cómo te elevaste tú misma desde el arroyo y trabajaste
dieciocho horas diarias para poder ir al colegio y la facultad. Sí, tuviste una pésima infancia, Dana, y
temestenerunhijoportusrecuerdos.Perotupesadillanopertenecealfuturo;nopuedesnegaraunhijoo
unahijasuoportunidaddevivir.
La muralla de piedra permaneció incólume. Ella apartó sus manos y comenzó a depilarse
furiosamentelascejas.Ladiscusiónestabacerrada.
CuandoSeagramsaliódeladucha,Danaestabadepiefrentealespejodecuerpoenterodeltocador.
Se examinaba tan críticamente como el diseñador que ve por primera vez una creación terminada.
Llevabaunsencillovestidoblancoqueseadheríaasutorsoantesdecaerlehastalostobillos.Elescote,
suelto,ofrecíaunampliopanoramadesuspechos.
—Date prisa —dijo ella con naturalidad, como si la discusión jamás se hubiera planteado—. No
debemoshaceresperaralpresidente…
—Habrámásdedoscientaspersonas.Nadienoscondenaráporllegartarde.
——No me importa —repuso ella con un mohín—. No somos invitados a una fiesta en la Casa
Blancatodaslasnoches.Megustaríadarunabuenaimpresiónllegandoatiempo.
Seagram suspiró mientras iniciaba el dificultoso ritual de atarse una corbata de lazo y después
cerrarsetorpementelosgemelosconunamano.Vestirseparafiestasformaleseraunatareapesada,que
detestaba.¿PorquélasactividadessocialesdeWashingtonnoseorganizabanpensandoenlacomodidad?
ParaDanatalvezfueseunacontecimientoexcitante,peroparaéleraunverdaderofastidio.
Cuandoterminódeacicalarseelcabello,sedirigióalasala.Sentadaeneldiván,Danaexaminaba
informes, con su portafolios abierto sobre la mesilla de café. Tan absorta estaba que no levantó la
mirada.
—Yaestoylisto—dijoél.
—Sólounmomento…—murmuróella—.Porfavor,¿quierestraermiestola?
—Estamosenplenoverano.¿Paraquédiablosquieressudarbajounapiel?
Ellasequitósusgafasdeleer,conmonturadecarey,ydijo:
—Creoqueunodenosotrosdeberíamostrarciertacategoría,¿no?
Élsalióalpasillo,cogióelteléfonoymarcóunnúmero.MelDonnercontestóalaprimera.
—SoyDonner…
—¿Nohaynoticiastodavía?—preguntóSeagram.
—ElFirstAttempt…
—¿ÉseeselbarcodelaNUMAquesesuponedebíarecogeraKoplin?
—Sí.PasópordelantedeOslohacecincodías.
—¡Diosmío!Koplinteníaqueabandonarelbarcoytomarunavióncomercialparavolverdesdeallí.
—Noséquéhaocurrido.Lanavellevalaradioapagada,segúntusinstrucciones.
—Estotienemalaspecto…
—Lociertoesquenoestabaenelguión.
—Llegaréalafiestapresidencialmásomenosalasonce.Siteenterasdealgo,llámame.
—Cuentaconello…Quetediviertas.
SeagramestabacolgandoelauricularenelprecisomomentoenqueDanasalíadelasala.Ellanotó
suexpresiónpensativa.
—¿Malasnoticias?
—Todavíanoestoyseguro.
Ellalobesóenlamejilla.
—Lástimaquenopodamosvivircomopersonasnormales,asípodríasconfiarmetusproblemas.
Élleapretólamano.
—Ojalápudiera…
—Secretosoficiales.Menudatontería…—Sonrió—.¿Ybien?
—¿Ybienqué?
—¿Notevasaportarcomouncaballero?
—Disculpa. —Sacó del ropero la estola de su mujer y se la colocó sobre los hombros—. Es una
malacostumbredesatenderamiesposa…
LoslabiosdeDanaesbozaronunaampliasonrisadeaprobación.
—Poresoserásfusiladoalamanecer.
«Caray —pensó él consternado—, un pelotón de fusilamiento podría no ser algo tan alejado de la
realidadsiKoplinhacometidoalgúnerrorenNuevaZembla».
6
LosSeagramsesituarontraslamuchedumbrereunidaenlaentradadelasalaesteyaguardaronsu
turno en la fila de recepción. Aunque Dana ya había estado antes en la Casa Blanca, todavía la
impresionaba.
Elpresidenteestabadepie,eleganteyendiabladamenteguapo.Teníapocomásdecincuentaañosy
era un hombre muy atractivo. Confirmaba esto último el hecho de que junto a él, saludando a cada
invitadoconelfervordequiendescubreaunparienterico,sehallabaAshleyFleming,ladivorciadamás
eleganteysofisticadadeWashington.
—¡Oh,mierda!—mascullóDana.
Seagramarrugólafrente.
—¿Quéocurreahora?
—Lafulanaqueestájuntoalpresidente.
—SucedequeesAshleyFleming.
—Losé—susurróDana,tratandodeocultarsetraselcuerpodeSeagram—.Fíjateensuvestidode
noche.
Seagramnoentendióalprincipio;luegosediocuentaylefuedifícilcontenerunacarcajada.
—¡PorDios,ambaslleváisvestidosidénticos!
—Nomehacegracia—dijoellasombríamente.
—¿Dóndeconseguisteeltuyo?
—MeloprestóAnnetteJohns.
—¿Esamodelolesbianaqueviveenfrente?
—AellaselodioelmodistoClauded’Orsini.
Seagramlecogiólamano.
—Entodocaso,pruebaúnicamenteelbuengustodemiesposa.
Antesdequeellapudieracontestar,lafilaseadelantóydeprontoseencontraronanteelpresidente.
—Gene,cuántomealegrodeverlo—sonrióéstecortésmente.
—Graciasporinvitarnos,señorpresidente.YaconoceamiesposaDana…
Elpresidentelaexaminó,demorandosumiradaenelescote.
—Porsupuesto.Cautivadora,absolutamentecautivadora.
Despuésseinclinóylesusurróalgoaloído.Danaabriólosojosyseruborizó.
Elpresidenteseirguiódiciendo:
—Permítanme que les presente a mi encantadora anfitriona, la señorita Ashley Fleming. Ashley, el
señorGeneSeagramyseñora.
—Esunplacerconocerlaporfin,señoritaFleming—murmuróSeagram.
Tanto habría dado que le hablara a un árbol. Los ojos de Ashley Fleming estaban desgarrando el
vestidodeDana.
—Señora Seagram, parece evidente que una de nosotras buscará un nuevo diseñador de ropas a
primerahoradelamañana—dijoAshleysuavemente.
—Oh,yonopodríacambiar—replicóDanacontonoinocente—.JacquesPinneighseocupademis
vestidosdesdequeeraunaniñita.
LasdibujadascejasdeAshleyFlemingsearquearoninquisitivamente.
—¿JacquesPinneigh?Norecuerdo…
—EsconocidocomoJ.C.Penney.—Danasonriócondulzura—.Sutiendadelcentroofreceráuna
liquidación el mes que viene. Quizá sea divertido ir de compras juntas. Así elegiríamos modelos
diferentes.
La cara de Ashley Fleming se endureció con indignación, mientras el presidente era presa de un
espasmo de tos. Seagram saludó débilmente con la cabeza, cogió a Dana por el brazo y la condujo
rápidamentehacialamultitud.
—¿Eranecesarioquehicieraseso?—gruñó.
—Nopuderesistirlo.Esamujernoesmásqueunabusconadelujo.—Luegolomiródesconcertada
—. Me propuso algo —dijo con incredulidad—. El presidente de Estados Unidos me hizo una
proposición.
—DeWarrenG.HardingyJohnF.Kennedysedecíaquesabíandivertirse.Éstenoesdiferente.Es
humano,nadamás.
—Unpresidentelibertino…Quérepugnante.
—¿Letomaráslapalabra?—sonrióSeagram.
—¡Noseasridículo!—exclamóellaconsequedad.
—¿Puedotomarparteenlabatalla?
Quien lo preguntaba era un hombrecillo de llameante cabello rojo, garbosamente ataviado con una
chaqueta azul de noche. Lucía una barba recortada pulcramente, que hacía juego con el cabello y
complementabasuspenetrantesojosalmendrados.LavozparecióvagamenteconocidaaSeagram,noasí
elrostro.
—Segúndequéladoesté—dijoSeagram.
—Sabiendo que su esposa es partidaria del Movimiento de Liberación Femenina, no vacilaría en
aunarfuerzasconsuesposo—dijoeldesconocido.
—¿ConoceustedaDana?
—Desdeluego.Soysujefe.
Seagramlomiróasombrado.
—Entalcaso,usteddebeser…
—Almirante James Sandecker, director de la Agencia Nacional de Investigaciones Marinas —
intervinoDana,riendo—.Almirante,lepresentoamimaridoGene,queseapabullaconfacilidad.
—Esunhonor,almirante—declaróSeagram,tendiéndolelamano—.Confrecuenciaheansiadotener
laoportunidaddeagradecerleenpersonaaquelpequeñofavor…
Danasemostróintrigada.
—¿Seconocíanustedes?
Sandeckerasintióconlacabeza.
—Hemoshabladoporteléfono.
Danapasólasmanosporlosbrazosdeamboshombres.
—Misdospersonasfavoritasconfabulándoseamisespaldas…¿Quéocurre?
SeagramcruzóunamiradaconSandecker.
—Unavezllaméporteléfonoalalmiranteylepedíciertainformación.Fuesóloeso.
SandeckerpalmeólamanodeDana,diciendo:
—¿Porquénoseganalagratituddeunancianotrayéndoleunwhiskyconagua?
Tras un momento de vacilación, ella comenzó a abrirse paso obedientemente entre los grupos de
invitadosquecirculabanalrededordelbar.
Seagramsacudiólacabeza,maravillado.
—Ustedsísabemanejaralasmujeres…
—Yolepagosueldo,ustedno—dijoSandecker.
Salieron al balcón, donde Seagram encendió un cigarrillo mientras Sandecker chupaba, hasta
encenderlo,uninmensocigarrocomolosdeChurchill.Sepasearonensilenciohastahallarsesolosbajo
unaaltacolumnaenunrincónapartado.
—¿TienealgunanoticiadelFirstAttempt?—preguntóSeagram.
—TocópuertoennuestrabasesubmarinaenelgolfodeClydeestatardealastrecehoras.
—Esdecir,hacecasiochohoras…¿Porquénosemeavisó?
—Sus instrucciones fueron muy claras —repuso Sandecker con frialdad—. Ninguna comunicación
desdemibarcohastaquesuagenteestuvieraasalvoensueloestadounidense.
—Entonces,¿cómo…?
—Mi información provino de un viejo amigo de la armada. Me telefoneó hace apenas media hora,
furioso,preguntándomecómoseleocurríaamicapitánutilizarinstalacionesnavalessinpermiso.
—Alguiencometióunerror—admitióSeagram—.EsebarcodebíatocarpuertoenOsloydejarque
miagentebajaraatierra.¿QuédiabloshaceenEscocia?
SandeckerclavóenSeagramunaduramirada:
—Pongamosenclarounacosa,señorSeagram:laNUMAnoesunbrazodelaCIA,delFBInide
ningunaotraoficinadeinformaciones,yyonoveoconbuenosojosquearriesguelavidademishombres
sólo para que ustedes puedan jugar a los espías en territorios comunistas. Nuestra tarea es la
investigaciónoceanográfica.LapróximavezquequieranjugaraJamesBond,pidanalaarmadaoala
GuardiaCosteraqueleshagansutrabajosucio.Noengatusenalpresidenteparaqueordenezarparauno
demisbarcos.¿Meentiende,señorSeagram?
—Me disculpo por las molestias causadas a su agencia, almirante. No quise ser despectivo. Debe
ustedcomprenderminerviosismo.
—Me gustaría comprenderlo. —El rostro del almirante se suavizó un poco—. Pero usted haría las
cosasmássencillassiconfiaraenmíymedijeraquébuscan.
Seagramapartólavista.
—Losiento…
—Entiendo—dijoSandecker.
—Ensuopinión,¿porquéelFirstAttemptnorecalóenOslo?—preguntóSeagram.
—CreoquesuagenteconsideródemasiadopeligrososalirdeOsloenunaviónregularysedecidió
encambioporunaparatomilitar.Comoelaeródromomáscercanosehallaennuestrabasedelgolfode
Clyde,probablementehayaordenadoalcapitándeminaveexploradoraquesedirigieraallí.
—Ojaláestéustedenlocierto.Cualquieraqueseaelmotivo,metemoqueladesviaciónrespectodel
planestablecidopornosotrossignifiquesóloproblemas.
Sandecker divisó a Dana de pie, con una copa en la mano, en el umbral del balcón. Los estaba
buscando.Hizoseñasparaatraersuatenciónyellasedirigióhaciaellos.
—Esustedunhombreafortunado,Seagram.Suesposaesunamuchachainteligenteyhermosa.
DeprontoaparecióMelDonner,pasódeprisajuntoaDanayllegóanteshastaellos.Sedisculpócon
elalmiranteSandeckerydijoenvozbaja:
—Untransportenavalaterrizóhaceveinteminutos,conSidKoplinabordo.Fuellevadoalhospital
WalterReed.
—¿PorquéalWalterReed?
—Estábastantemalheridodebala.
—Diossanto—gimióSeagram.
—Tengounautoesperando.Podemosestaralláenquinceminutos.
—Bueno,espéremeunmomento.
En voz baja pidió al almirante Sandecker que acompañara a Dana de vuelta a su casa y que lo
disculparaanteelpresidente.LuegosiguióaDonnerhastaelcoche.
7
—Losiento;estábajoelefectodeunsedanteynopuedopermitirquenadielovisite.
Aunquelaaristocráticavozvirginianaeraquedaycortés,eldisgustoquevelabalosojosdelmédico
eraclaro.
—¿Puedehablar?—preguntóDonner.
—Para ser un hombre que recobró el sentido hace unos minutos, tiene las facultades mentales
notablementerecuperadas.—Losojossiguieronvelados—.Peronosedejenengañarporeso;nopodrá
jugaraltenisporuntiempo.
—¿Cuáleslagravedaddesuestado?—preguntóSeagram.
—Su estado es precisamente ése: grave. La herida de bala que tiene en el costado izquierdo
cicatrizarásinproblemas.Laotraherida,sinembargo,dejóunapequeñafisuraenelcráneo.Suamigo
Koplintendrádoloresdecabezaporlargotiempo.
—Tenemosqueverloahora—insistióSeagram.
—Comoyaledije,losiento,peronohabrávisitas.
Seagramseacercóalmédico.
—Aversiloentiende,doctor.Miamigoyyovamosaentrarenesahabitación,legusteaustedono.
Si intenta detenernos, lo pondremos en una de sus propias mesas de operaciones. Si pide ayuda a sus
ayudantes,losacribillaremos.Sillamaalapolicía,ellosrespetaránnuestrascredencialesyharánloque
lesdigamos.—Hizounapausaysuslabiossecurvaronenunasonrisasocarrona—.Ybiendoctor,usted
elige.
Koplinyacíadeespaldasenellecho,conlacaratanblancacomolafundadelaalmohadaenque
apoyabalacabeza,perosusojosbrillabanextraordinariamente.
—Antes que lo preguntéis —dijo en voz baja y ronca—, me siento espantosamente mal. Y eso es
verdad.Peronomedigáisquetengobuenaspecto,porqueesoesunamentiracochina.
Seagramacercóunasillaalacamaysonrió.
—Notenemosmuchotiempo,Sid,asíque,siestásencondiciones,iremosalgrano.
Koplinseñalóconlacabezalostubosconectadosasubrazo.
—Estasdrogasmenublanlamente,peroosacompañarétodoloquepueda.
Donnerasintió.
—Hemosvenidoabuscarlarespuestaalapreguntadelosmilmillones…
—Encontrérastrosdebizanio,siaesoosreferís.
—¿Lohasencontradodeveras?¿Estásseguro?
—Mis pruebas sobre el terreno no fueron tan exactas como podrían haberlo sido los análisis de
laboratorio,perotengoelnoventaynueveporcientodecertezadequeerabizanio.
—GraciasaDios—suspiróSeagram—.¿Evaluastelacantidad?
—Sí…
—¿Cuánto…cuántoskilosdebizaniocalculasquesepodríaextraerdelamontañaBednáia?
—Consuerte,unacucharada.
Tras un momento, Seagram lo entendió. Donner permaneció rígido e inexpresivo, con las manos
crispadassobrelosbrazosdelsillón.
—Unajodidacucharada—murmuróSeagramlúgubremente—.¿Estásseguro?
—¿Dudas de mí? —El rostro de Koplin enrojeció de indignación—. Si mi palabra no te convence
envíaaotroaeseculodelmundo.
—Un momento. —Donner apoyó una mano en el hombro de Koplin—. Nueva Zembla era nuestra
única esperanza. Tú soportaste más de lo que teníamos algún derecho a esperar… Te estamos
agradecidos,Sid,verdaderamenteagradecidos.
—Todavíanosehaperdidotodaesperanza—murmuróKoplin.Suspárpadossecerraron.Seagram,
quenooyó,seinclinósobrelacama.
—¿Cómohasdicho,Sid?
—Allíhubobizanio.
Donnerseacercómás.
—¿Quéquieresdecirconqueallíhubobizanio?
—Desapareció…loextrajeron…
—Loquedicesnotienesentido.
—Encontré los restos en las laderas de la montaña —Koplin vaciló un momento—. Excavé en
ellas…
—¿Estás diciendo que alguien extrajo el bizanio de la montaña Bednáia? —preguntó Seagram con
incredulidad.
—Sí.
—Mierda—gimióDonner—.Losrusossiguenelmismorastro.
—No…no…—susurróKoplin.
SeagramacercóeloídoaloslabiosdeKoplin.
—Losrusosno…
Seagram y Donner cambiaron miradas con desconcierto. Koplin apretó débilmente la mano de
Seagram.
—Los…loscoloradeños…
Despuéscerrólosojosyperdióelsentido.
Ambossedirigíanalaparcamientoentantoqueunasirenaaullabaenladistancia.
—¿Quécreesquequisodecir?—preguntóDonner.
—Notienesentido—respondióSeagramvagamente—.Notieneningúnsentido.
8
—¿Quéhaytanimportantecomoparaquetengaquedespertarmeenmidíalibre?—gruñóPrevlov.
Sinesperarrespuesta,abriódeltodolapuertaehizopasaraMarganinasuapartamento.Prevlovvestía
unabatadesedajaponesa;teníaelrostroconsumidoyfatigado.
MientrasseguíaaPrevlovatravésdelacasahacialacocina,Marganinpaseóprofesionalmentela
miradasobrelosmuebles,apreciandocadaobjeto.Paraquienvivíaenunapequeñahabitacióndedos
por tres en el cuartel, el decorado, la vastedad de aquel apartamento lo asemejaban al ala oriental
interiordelpalaciodeveranodePedroelGrande:arañasdecristal,tapicesqueibandelpisoalcielo
raso,mueblesfranceses.SusojosadvirtierontambiéndoscopasyunabotellasemivacíadeChartreuse
sobre la repisa de la chimenea; y en el piso, bajo el sofá, había un par de zapatos de mujer. Caros,
occidentales a juzgar por su aspecto. Cogió en la mano una hebra de cabello y se sorprendió
contemplando la puerta cerrada del dormitorio. La mujer debía de ser sumamente atractiva. El capitán
Prevloveramuyexigente.
Prevlovabriólaneveraysacóunajarraconzumodetomate.
—¿Quiereunpoco?
Marganinmeneólacabeza.
—Mezclándoloconlosingredientesadecuados,comolohacenlosnorteamericanos,seobtieneuna
excelentecuraparalaresaca—murmuróPrevlov.Bebióunsorboehizounamueca—.Ybien,¿quésele
ofrece?
—AnocheelKGBrecibióunacomunicacióndeunodesusagentesenWashington.Noteníanindicios
encuantoasusignificadoypensaronquetalvezpudiéramosdilucidarlo.
Marganin enrojeció. El cinturón que ceñía la bata de Prevlov se había aflojado, y pudo ver que el
capitánnollevabanadadebajo.
—Estábien,continúe—suspiróPrevlov.
—Decía:«Norteamericanossúbitamenteinteresadosencoleccionarpiedras.Operaciónaltosecreto
bajonombreenclavedeproyectoSiciliano».
Prevlovlomiróporencimadesubloodymary.
—¿Quéclasedetonteríaesésa?—Vaciódeunsolotragosuvasoylodepositóconviolenciaenel
borde del fregadero—. ¿Acaso nuestro ilustre y fraterno servicio de inteligencia, el KGB, se ha
convertido en un reducto de subnormales? —La voz era la desapasionada y eficiente voz del oficial
Prevlov;fríaydesprovistadetodainflexión,salvounahastiadairritación—.¿Yusted,teniente?¿Porqué
memolestaahoraconestepuerilacertijo?¿Nopudoesperarhastamañanaporlamañana,cuandoestéen
midespacho?
—Pensé…quetalvezfueseimportante—repusoMarganin.
—Naturalmente.—Prevlovsonrióconfrialdad—.CadavezqueelKGBsilba,todossaltan.Perolas
amenazasveladasnomeinteresan.Hechos,miestimadoteniente,loquecuentasonloshechos.¿Porqué
leatribuyetantaimportanciaaeseproyectoSiciliano?
—Supuse que la referencia a coleccionar piedras podía relacionarse con los legajos de Nueva
Zembla.
TranscurrieronveintesegundosantesdequePrevlovhablara.
—Esposible,casiposible.Contodo,nopodemosestarsegurosdequehayaconexión.
—Yo…sólopensé…
—Porfavor,déjemeamílatareadepensar,teniente.—Ajustóelcinturóndesubata—.Yahora,si
notienemásocurrenciasdisparatadas,quisieravolveralacama.
—Perosilosnorteamericanosbuscanalgo…
—Sí,pero¿qué?—preguntóPrevlov—.¿Quémineralestanvaliosoparaellosquedebenbuscarlo
enlatierradeunpaísenemigo?
Marganinseencogiódehombros.
—Contesteaesoytendrálaclave.—EltonodePrevlovseendureciódemodocasiimperceptible—.
Hastaentonces,quierorespuestas.Cualquiermalditocampesinopuedehacerpreguntasestúpidas.
ElrostrodeMarganinvolvióaenrojecer.
—Aveceslosnombresenclavedelosnorteamericanostienenalgúnsignificadoindirecto.
—Sí—dijoPrevlovconfingidasolemnidad—.Muestranciertatendenciaalapublicidad.
Marganininsistió:
—HeinvestigadolosmodismosnorteamericanosreferentesaSiciliayloquepredominapareceser
unahermandaddematonesygángsteres.
—Si hubiera hecho sus deberes escolares… —Prevlov bostezó— habría descubierto que se llama
Mafia.
—TambiénhayunconjuntomusicalquesellamaLosEstiletesSicilianos.—PrevlovfijóenMarganin
unamiradaglacial—.Además,enWisconsinhayunafábricadeaceitesicilianoparaensaladas.
—¡Basta! —Prevlov levantó una mano—. Aceite para ensalada, nada menos… No puedo oír
semejanteestupideztantemprano.—Señalólapuertaconunademán—.Confíoenqueennuestraoficina
tengaotrosproyectosmásestimulantesquecoleccionarpiedras.
Enlasalasedetuvoanteunamesasobrelacualhabíaunjuegodeajedreztalladoenmarfilyjugueteó
conunalfil.
—Dígame,teniente,¿ustedjuegaalajedrez?
Marganinmeneólacabeza.
—Hacemuchoquenojuego,desdequeeracadeteenlaAcademiaNaval.
—¿ElnombredeIsaakBoleslavskisignificaalgoparausted?
—No,señor.
—IsaakBoleslavskifueunodenuestrosgrandesmaestrosdeajedrez—dijoPrevlovcomoquienda
una clase a un escolar—. Concibió muchas variantes importantes del juego, una de las cuales fue la
Defensa Siciliana. —Como al descuido, arrojó el rey negro a Marganin, quien lo asió al vuelo
diestramente—.Elajedrezesunjuegofascinante…Deberíavolverapracticarlo.
Se dirigió hacia la puerta del dormitorio y la abrió. Luego se volvió y sonrió a Marganin con
indiferencia.
—Yahora,simedisculpa…Yaconocelasalida.Buenosdías,teniente.
Una vez fuera, Marganin caminó hacia la parte trasera de la casa de apartamentos en que vivía
Prevlov. Como la puerta del garaje estaba cerrada, miró furtivamente a uno y otro lado del callejón,
luegogolpeóunaventanalateralconelpuñohastaromperelvidrio.Retiróconcuidadolostrozoshasta
quepudopasarlamano,tanteardentroycorrerelcerrojo.Trasecharotramiradaalcallejón,levantóla
ventana,trepóalantepechoyentróenelgaraje.
Un Ford sedán se hallaba estacionado junto al Lancia anaranjado de Prevlov. Marganin registró
amboscochesconrapidezymemorizólosnúmerosdelamatrículadiplomáticadelFord.Paraaparentar
quetodoeraobradeunratero,quitóloslimpiaparabrisas—cuyoroboeraunpasatiemponacionalenla
UniónSoviética—;despuésabriólapuertadelgarajeysalió.
Caminópresurosohastaelfrentedeledificioysólotuvoqueesperartresminutoshastaquellegóel
próximoautobúseléctrico.Pagóalconductor,seacomodóenunasientoymiróporlaventanilla.Después
empezóasonreír.Lamañanahabíasidomuyprovechosa.
EnloquemenospensabaeraenelproyectoSiciliano.
II.
LOSCOLORADEÑOS
9
Agostode1987
Mel Donner realizó una inspección de rutina en la habitación por si había aparatos de espionaje
electrónicosypreparólagrabadora.
—Pruebadeniveldevoz…—dijosininflexionesalmicrófono—.Uno,dos,tres.
Ajustóloscontrolesdetonoyvolumen,yluegohizounaseñaaSeagram.
—Estamos listos, Sid —dijo Seagram con suavidad—. Si te cansas, dilo y suspenderemos hasta
mañana.
LacamadelhospitalhabíasidoajustadademodoqueSidKoplinquedarasentadocasierguido.El
mineralogistaparecíahabermejoradomuchodesdesuúltimoencuentro.Habíarecobradoelcolorysu
miradaeravivaz.Sólounvendajequerodeabasuafeitadacabezadenotabasignosdeherida.
—Seguiré hasta medianoche —dijo—. Cualquier cosa con tal de aliviar el aburrimiento. Odio los
hospitales.
Todaslasenfermerastienenlasmanosheladas,ylajodidatelevisiónseestropeaacadarato.
SeagramsonriómientrasdepositabaelmicrófonoenelregazodeKoplin.
—¿QuéteparecesiempiezasportupartidadeNoruega?
—Fue muy tranquila —dijo Koplin—. El pesquero noruego Godhawn remolcó mi chalupa hasta
menosdedoscientasmillasdeNuevaZembla,talcomoestabaprevisto.Despuéselcapitánmeofreció
unaabundanteporciónderenoasadoconsalsadequesodecabra,meproporcionóunagenerosacopade
aguardiente,soltóelcabodelremolqueymepusoencaminoparaquecruzaraelmardeBarents.
—¿Algúnproblemaconeltiempo?
—Nada de eso… los pronósticos meteorológicos resultaron perfectos. Hacía más frío que en el
infierno de los esquimales, pero tuve buen tiempo para navegar en todo el trayecto. —Koplin se
interrumpió para rascarse la nariz—. Excelente chalupa la que me facilitaron sus amigos noruegos…
¿Fueencontrada?
Seagramsacudiólacabeza.
—Tendríaqueverificarlo,perocasiseguroquetuvieronquedestruirla.Noeraposibleizarlaabordo
delanaveexploradoradelaNUMAynoselapodíadejaraladerivaparaquelaencontraraunbarco
soviético.Comprenderás…
Koplinasintiócontristeza.
—Continúa,porfavor—dijoSeagram.
—Avisté la isla de Nueva Zembla al anochecer del segundo día. Hacía más de cuarenta horas que
navegabadormitandodevezencuando,yempezabaasermedifícilmantenerlosojosabiertos.Graciasa
Diosteníaaguardiente…Despuésdebeberunostragoselestómagomeardíacomounincendioforestaly
deprontomesentíbiendespierto.
—¿Divisastealgunaotraembarcación?
—No apareció ninguna en el horizonte —repuso Koplin; luego continuó—: La costa resultó una
extensión aparentemente infinita de acantilados rocosos. Me pareció inútil intentar un desembarco; ya
casihabíaoscurecido.Poresoviréhaciaelmar,echéelanclaydormíunashoras.Porlamañanabordeé
losacantiladoshastaqueencontréunapequeñaensenadaoculta,enlaqueentréutilizandoelmotordiesel
auxiliar.
—¿Usastetuembarcacióncomobase?
—Sí;durantelosdocedíassiguientes.Recorríelterrenodosyhastatresvecespordíaandandocon
esquíes,explorandoantesderegresarparacomeralgocalienteydormirenlalitera.
—Hastaesemomento¿nohabíasvistoanadie?
—MemantuvealejadodelaestacióndemisilesdeKelvaydelpuestodeseguridaddeKana.Novi
señalesdelosrusoshastaelúltimodíadelamisión.
—¿Cómotedescubrieron?
—Fueunsoldadorusodepatrulla]e;superrodebedehabercruzadomishuellasymeolfateó.Noes
deextrañar.Hacíacasitressemanasquenomebañaba.
Seagramsonrió.Donnersehizocargodelinterrogatorioenformamásfríayagresiva.
—Volvamosatusrecorridosporelterreno.¿Quéencontraste?
—No podía recorrer toda la isla con esquíes y por lo tanto me centré en las zonas prometedoras
indicadasenlasimágenescaptadasporlacomputadoradelsatélite.—Clavólavistaeneltecho—.La
isla del norte; la continuación exterior de las cadenas montañosas Urales y Yugorski, algunas extensas
llanuras,mesetasymontañas,cubiertasensumayoríaporunmantopermanentedehielo.Ventarronescasi
todoeltiempo.Elfríoesmortal.Noencontrémásvegetaciónquealgunoslíquenesenlasrocas.Sihabía
animalesdesangrecaliente,nosehicieronver.
—Atengámonosalaexploraciónyreservemoslaguíadeviajeparaotravez—dijoDonner.
—No hago más que exponer los fundamentos —dijo Koplin con tono frío, lanzando a Donner una
miradadedesaprobación—.Siesquepuedoseguirsininterrupciones…
—Por supuesto —dijo Seagram. Colocó su silla estratégicamente entre la cama y Donner—. La
partidaestuya,Sid,ylajugaremossegúntusreglas.
—Gracias.—Koplinseacomodó—.Geográficamente,laislaesbastanteinteresante.Ladescripción
delasfallasylevantamientosdelasrocasquealgunavezfueronsedimentosformadosbajounantiguo
marpodríallenarvarioslibrosdetexto.Mineralógicamente,laparagénesismagmáticaesestéril.
—¿Tienesinconvenienteentraducireso?
Koplinsonrió.
—Elorigenyaparicióngeológicadeunmineralsedenominaparagénesis.Elmagma,porsuparte,es
la fuente de toda materia; una roca líquida calentada bajo presión que se vuelve sólida formando roca
ígnea,másconocidacomobasaltoogranito.
—Fascinante—dijoDonner—.Estásafirmando,entonces,queNuevaZemblacarecedeminerales.
—Eressingularmenteperspicaz—repusoKoplin.
—Pero¿cómoencontrasterastrosdebizanio?—preguntóSeagram.
—Alostrecedías,cuandoexplorabalaparednortedelamontañaBednáia,tropecéconunmontónde
desechos.
—¿Desechos?
—Un montón de rocas que habían sido retiradas al excavar el túnel de una mina. Este montón en
particularconteníapequeñísimosrastrosdemineraldebizanio.
Losrostrosdetodossepusieronseriosdepronto.
—La entrada del túnel estaba hábilmente disimulada —continuó Koplin—. Me llevó casi toda la
tardededucirenquéparedsehallaba.
—Un momento, Sid. —Seagram tocó el brazo de Koplin—. ¿Estás diciendo que la entrada de esa
minafuedeliberadamentecamuflada?
—Unviejoardidespañol.Sellenólaaberturahastanivelarlaconlaparednaturaldelacolina.
—¿Elmontónderocasnotendríaquehaberestadoenlínearectaconlaentrada?—preguntóDonner.
—Encircunstanciasnormales,sí.Peroenestecasosehallabanamásdecienmetrosdedistancia,
separadosporunarcogradualquerodeabalapareddelamontañahaciaeloeste.
—Pero¿descubristelaentrada?—insistióDonner.
—Habíanquitadolosrielesylosdurmientesparalosvagonesdemineralycubiertolashuellasdelas
vías,perologrédivisarsucontornoalejándomeyestudiandolapareddelamontaña.Loquenosepodía
verestandoencimasevolvíamuyclarodesdelejos.Entoncesfuefácildeterminarlaubicaciónexactade
lamina.
—¿QuiénsetomaríatantasmolestiasparaesconderunaminaabandonadaenelÁrtico?—preguntó
Seagram—.Esonotienemétodonilógica.
—Tienes razón sólo a medias, Gene —dijo Koplin—. Temo que la lógica siga siendo un enigma,
pero el método fue brillantemente ejecutado por profesionales… por coloradeños. —La palabra fue
pronunciada con lentitud, casi con reverencia—. Esos fueron los hombres que excavaron la montaña
Bednáia.Loszafreros,losdinamiteros,loscriberos,losperforadores,loscornuallenses,losirlandeses,
alemanes y suecos. No rusos, sino hombres que emigraron a Estados Unidos y se convirtieron en los
legendariosminerosdelasmontañasRocosasdeColorado.Queotroaverigüecómofuequeestuvieron
enlasheladasparedesdelamontañaBednáia,perofueronellosloshombresquellegaron,extrajeronel
bizanioyluegodesaparecieronenlaoscuridaddelÁrtico.
UnatotalincomprensióncubrióelrostrodeSeagram,quienalvolversehaciaDonnerseencontrócon
lamismaexpresión.
—Suenaalocura,alocuratotal.
—¿Locura?—repitióKoplin—.Talvez,peronoporesodejadesercierto.
—Parecesmuyconfiado—murmuróDonner.
—Por supuesto. Perdí la prueba tangible cuando me sorprendió el soldado ruso; sólo puedo
ofrecerlesmipalabra,pero¿porquédudardeella?Comohombredeciencia,sólocomunicohechosyno
tengoningúnmotivoparamentir.Demodoque,ensulugar,señores,aceptaríasimplementemipalabra.
—Comoyadije,lapartidaestuya—dijoSeagramconunalevesonrisa.
—Mencionastepruebastangibles—dijoDonnerconcalmayfríaeficiencia.
—Cuandopenetréeneltúneldelamina…larocasueltasedesprendióypudeabriruntúneldeun
metro…loprimeroconquemicabezachocóenlaoscuridadfueunahileradevagonesparaminerales.
Con el cuarto fósforo encendí un par de viejas lámparas de petróleo. —Los ojos de un azul desteñido
parecían contemplar algo más allá de las paredes de la habitación—. Vi herramientas de minería
colgadasenorden,vagonesvacíossobreenmohecidosrielesdetrochaangosta,equiposdeperforación
listos para atacar la roca… era como si la mina estuviera esperando que el turno siguiente apartara el
mineralyllevaralosdesechosalexterior.
—¿Podríasdeterminarsiparecíaquealguiensehubieraidodeprisa?
—Nadadeeso.Todoestabaensusitio.Enunrecintolateral,lascamasestabantendidas,lacocina
limpia,todoslosutensiliosaúnenlosestantes.Hastalasmulasutilizadasparaarrastrarlosvagonesde
mineralhabíansidollevadasalacámaradetrabajoyeficientementeeliminadas;cadacalaveralucíaun
pulcroagujeroredondoenlafrente.No,yodiríaquelapartidafuemuymetódica.
—Todavíanohasexplicadotuconclusiónencuantoalaidentidaddeloscoloradeños—dijoDonner
sinrodeos.
—Bien… —Koplin ahuecó una almohada y se volvió de costado cautelosamente—. Todos los
indicios estaban allí, por supuesto. En los equipos más pesados aún se veía la marca de fábrica. Los
vagones habían sido construidos por la Fundición Guthrie e Hijos, de Pueblo, Colorado; el equipo
perforador provenía de la Herrería y Metalistería Thor, de Denver; y en las herramientas pequeñas se
leíanlosnombresdelosherrerosquelashabíanforjado.CasitodasprocedíandeCiudadCentraleIdaho
Springs,quesonpoblacionesminerasdeColorado.
Seagramsereclinóensusilla.
—LosrusospudieronhabercompradolosequiposenColoradoyhaberlosenviadoluegoalaisla.
—Es posible —dijo Koplin—. Sin embargo, había otros indicios que también conducían a
Colorado…
—¿Porejemplo?
—Paraempezar,uncadáverenunalitera.
Seagramfruncióelentrecejo.
—¿Uncadáver?
—Concabelloybarbarojos—dijoKoplin—.Muybienconservadoporlatemperaturabajocero…
Lomásinteresanteresultólainscripcióntalladaenlamadera,sobrelossoportesdelalitera.Decía,en
inglés:«AquídescansaJakeHobart.Nacidoen1874.Unbuenhombrequesehelóduranteunatormenta.
10defebrerode1912.»
Seagramselevantódelasillaysepaseóalrededordelacama.
—Un hombre; al menos eso es un comienzo. —Se detuvo y miró a Koplin—. ¿Había efectos
personalesabandonados?
—Toda la ropa había desaparecido. Cosa extraña, las etiquetas de las latas de alimentos eran
francesas.PerohabíaunoscincuentaenvoltoriosvacíosdetabacoparamascarMile-Hidiseminadospor
elpiso.Laúltimapiezaquecompletaelrompecabezas,eraunamarillentoejemplardelRockyMountain
News,fechadoel17denoviembrede1911.Fueestapartedelapruebaloqueperdí.
Seagram sacó un paquete de cigarrillos y cogió uno. Donner le acercó un encendedor; Seagram lo
agradecióconunmovimientodelacabeza.
—Entonces,hayunaposibilidaddequelosrusosnosehayanapoderadodelbizanio—dijo.
—Hayundetallemás—dijoKoplinconvozapagada—.Laesquinasuperiorderechadelapágina
tresdelperiódicohabíasidocuidadosamenterecortada.Talveznosignifiquenada,pero,porotrolado,
quizáaverigüealgoexaminandolosviejosarchivosdelperiódico.
—Podríaser.—SeagramcontemplópensativoaKoplin—.Graciasati,nuestratareasesimplifica.
Donnerasintióconlacabeza.
—Reservaré pasaje para el próximo vuelo a Denver. Con suerte, tal vez regrese con algunas
respuestas.
—Visita primero el periódico, después procura hallar el rastro de Jake Hobart. Yo examinaré aquí
losviejosregistrosmilitares.Tambiénmecomunicaréconunexpertolocalenhistoriadelamineríaenel
OesteylepasarélosnombresdefabricantesquenoshadadoSid.Porimprobablequesea,talvezalguno
deellossigaenelnegocio.
SeagramsepusodepieycontemplóaKoplin.
—Nuncapodremospagarteloquetedebemos—dijoconsuavidad.
—Calculoqueesosviejosminerosextrajeroncasimediatoneladadebizaniodemáximapurezade
lasentrañasdeesamontaña—dijoKoplinfrotándoseconlamanosubarbadeunmes—.Esemineralaún
debeestaralmacenadoenalgunaparte.Porotrolado,sinoapareciódesde1912,quizásehayaperdido
para siempre. Pero si lo encontráis… podéis agradecérmelo enviándome una pequeña muestra para mi
colección.
—Hecho.
—Ydepasoconseguidmeladireccióndelsujetoquemesalvólavida,asípodrémandarleuncajón
debuenvino.SellamaDirkPitt.
—Terefieresalmédicoqueteoperóabordodelanaveexploradora.
—Merefieroalhombrequematóalsoldadosoviéticoysuperro,yquemesacódelaisla.
DonnerySeagramsemiraronatónitos.Donnerfueelprimeroenreaccionar.
—¡Matóaunsoldadosoviético!—Fuemásunaafirmaciónqueunapregunta—.Diosmío,¡esoesel
colmo!
—Pero ¡eso es imposible! —logró barbotar finalmente Seagram—. Cuando te encontraste con el
barcodelaNUMAestabassolo.
—¿Quiénosdijotalcosa?
—Pues…nadie.Presumimosnaturalmenteque…
—NosoySuperman—dijosarcásticamenteKoplin—.Elguardiadelapatrulladescubriómirastro,
seacercóhastadoscientosmetrosdedistanciaymedisparódosveces.Difícilmentepodríahabercorrido
aventajandoaunperroyluegocruzadomásdeochentakilómetrosdemarabiertoenunachalupa.
—¿DedóndehasalidoeseDirkPitt?
—No tengo ni idea. El soldado me arrastraba literalmente hasta su puesto de guardia cuando Pitt
aparecióentrelaventiscacomounvengativodiosnórdicoy,contodacalma,comosilohicieratodoslos
díasantesdeldesayuno,matóalperroyluegoalsoldadosinsiquierapestañear.
—Losrusosaprovecharánestoparasupropaganda—gimióDonner.
—¿Dequémanera?—quisosaberKoplin—.Nohubotestigos.Esprobablequeelsoldadoysuperro
esténsepultadosyabajomásdeunmetrodenieve:talvezjamásselosencuentre.Ysiselosencuentra,
¿qué?¿Quiénpuedeprobarnada?Osdejáisarrastrarporelpánicosinningúnmotivo.
—Fueungranriesgoelquecorrióesetipo—dijoSeagram.
—Ymenosmalquelocorrió—murmuróKoplin—.Oenvezdeestaraquí,seguroycómodoenesta
limpiacamadehospital,estaríatendidoenunaasépticaprisiónrusa,soltandotodoloqueséacercadela
SecciónMetayelbizanio.
—Nodejasdetenerrazón—admitióDonner.
—Descríbelo—ordenóSeagram—.Cara,rasgos,vestimenta,todoloquepuedasrecordar.
Koplin así lo hizo. Aunque su descripción fue somera en algunos aspectos, en otros recordaba los
detallesconnotableexactitud.
—¿HablasteconélduranteeltrayectohastaelbarcodelaNUMA?
—No. Me desmayé apenas me levantó y no reaccioné hasta encontrarme aquí en Washington, en el
hospital.
DonnerhizounaseñaaSeagram.
—Serámejorquebusquemosprontoaestetipo.
Seagramasintióconlacabeza.
—Empezaré por el almirante Sandecker. Pitt debe de haber estado vinculado con la nave
exploradora.TalvezhayaenlaNUMAalguienquepuedaidentificarlo.
—Nopuedodejardepreguntarmecuántosabe—dijoDonner,conlamiradafijaenelpiso.
Seagramnocontestó.SupensamientoerrabatraslasombríafigurasobreunaisladelÁrticocubierta
denieve.DirkPitt…Repitiómentalmenteelnombre.Poralgúnmotivolesonabaextrañamentefamiliar.
10
El teléfono sonó pasada la media noche. Sandecker abrió un ojo y lo contempló un momento con
miradaasesina.Porúltimosedioporvencidoyatendióalsonarporoctavavezlacampanilla.
—Sí,¿quépasa?—preguntó.
—SoyGeneSeagram,almirante.¿Estabadurmiendo?
—Oh,no,quédiablos—bostezóSandecker—.Nuncameacuestoantesdeescribircincocapítulosde
mibiografía.Bueno,¿quéseleofrece,Seagram?
—Haocurridoalgo…
—Olvídelo. No pondré en peligro a ninguno de mis hombres ni de mis barcos para sacar a sus
agentesdeterritorioenemigo.
Usólapalabra«enemigo»comosielpaíssehallaraenguerra.
—Nosetratadeeso…
—Entonces¿qué?
—Necesitoinformaciónsobrealguien.
—¿Porquérecurreamíenplenanoche?
—Creoqueustedpuedeconocerlo.
—¿Cómosellama?
—DirkPitt.ProbablementesedeletreeP-i-t-t.
—Y¿porquépiensaqueloconozco?
—Notengopruebas,peroestoysegurodequetienealgunaconexiónconlaNUMA.
—Tengomásdedosmilpersonasamisórdenes.Nopuedomemorizartodossusnombres.
—¿Podríaaveriguarlo?Tengourgenciaporhablarconél.
—Esustedincreíblementefastidioso,Seagram—murmuróSandecker,irritado—.¿Noseleocurrió
llamaramidirectordepersonaldurantelashorasnormalesdetrabajo?
—Lepidodisculpas—dijoSeagram—.Heestadotrabajandohastatardey…
—Estábien,sidescubroaesepersonaje,haréquesecomuniqueconusted.
—Seloagradezco—dijoSeagramsinabandonareltonoimpersonal—.Porcierto,elhombreaquien
lossuyosrescataronenelmardeBarentssiguemuybien.ElcirujanodelFirstAttempthizountrabajo
magníficoalextraerlelabala.
—Koplin,¿verdad?
—Sí;creoqueenpocosdíasestarárecuperado.
—Nos salvamos por poco, Seagram. Si los rusos nos hubieran descubierto ahora, tendríamos otro
desagradableincidenteentremanos.
—¿Quépuedodecir?—exclamóSeagram,impotente.
—Puededecirbuenasnochesydejarmequesigadurmiendo—gruñóSandecker—.Peroantesdígame
quétienequeveresePittentodoesto.
—Un soldado ruso estaba por capturar a Koplin cuando este individuo apareció en medio de una
ventiscayacabóconél.LuegotransportóaKoplinatravésdeochentakilómetrosdeaguasturbulentas,
sinmencionarquerestañósusheridasparaquenosiguieseperdiendosangre,ynosécómolodepositóa
bordodelanaveexploradoradeustedes,listoparaseroperado.
—¿Quépiensahacercuandoloencuentre?
—EsoquedaentrePittyyo.
—Comprendo—dijoSandecker—.Bien,señorSeagram,buenasnoches…
—Gracias,almirante.Adiós.
Sandeckercolgóelauricularypermanecióunosinstantessentado,conunaexpresiónintrigadaenel
rostro.
—Matóaunsoldadorusoyrescatóaunagentenorteamericano.DirkPitt…¡eresincorregible!
11
ElprimervuelodelaUnitedllegóalaeropuertoStapleton,deDenver,alasochodelamañana.Mel
DonnerpasórápidamentearetirarsuequipajeyseinstalótraselvolantedeunPlymouthalquiladopara
iniciar el trayecto de quince minutos hasta la avenida Colfax Oeste 400 y el Rocky Mountain News.
Mientrasseguíaeltránsitoquesedirigíahaciaeloeste,fijabalamiradaalternativamenteenelcaminoy
enunplanodelaciudaddesplegadoasulado,sobreelasiento.
Nunca había estado antes en Denver y se sorprendió un poco al ver que un manto de polución
industrialcubríalaciudad.EsperabaveresanubedeunsuciocolorpardoygrissobrelugarescomoLos
ÁngelesyNuevaYork,peroDenversiemprelehabíahechopensarenunaciudadpurificadaporunaire
límpido, cobijada bajo la nube protectora de las montañas. Incluso éstas lo decepcionaron; Denver se
alzabadesnudaalbordedelasgrandesllanuras,acuarentakilómetrosdelascolinasmáscercanas.
Estacionó el coche y se encaminó hacia la biblioteca del periódico. La joven que atendía el
mostrador lo observó a través de unas gafas en forma de lágrima y mostró unos dientes desparejos al
sonreírconcordialidad:
—¿Puedoserleútilenalgo?
—¿Tieneunejemplardel17denoviembrede1911?
—Vaya,esofuehacemucho…—Torcióloslabios—.Puedodarleunafotocopia,perolosejemplares
originalessehallanenlaSociedadHistóricadelEstado.
—Sólonecesitoverlatercerapágina.
—Siquiereesperar,tardaréunosquinceminutosenlocalizarelfilmecorrespondienteaesafechay
pasarlapáginaqueustedbuscaporlafotocopiadora.
—Gracias.¿TienenustedesporcasualidadunaguíacomercialdeColorado?
—Desdeluegoquesí.
Buscóbajoelmostradorypusounfolletosobrelamanchadasuperficiedelmostrador.
Donner se sentó a estudiar la guía mientras la joven iba a ocuparse de su petición. En Pueblo no
figurabaningunaFundiciónGuthrieehijos.BuscólaletraT.Tampocoallíencontrónadareferenteala
HerreríayMetalisteríaThor,deDenver.Supusoqueerademasiadoesperarquedoscompañíassiguieran
despuésdecasiochodécadas.
Comotranscurrieronlosquinceminutossinquelamuchacharegresara,sepusoahojearociosamente
laguíaparapasarelrato.ConexcepcióndeKodak,MartinMariettayGomasGates,nuncahabíaoído
hablardelasotrascompañías.Pero,deprontofruncióelentrecejo.BajolaletraJ,susojosdescubrieron
unaMetalúrgicaJensenyThor,enDenver.Arrancólapágina,selaguardóenelbolsilloydejólaguía
sobreelmostrador.
—Aquílotiene,señor—dijolaempleada—.Soncincuentacéntimos.
Donnerpagóyleyóconrapidezeltitularenlaesquinasuperiorderecha.Elartículosereferíaaun
desastreminero.
—¿Eraesoloquebuscaba?—inquiriólajoven.
—Tendráquebastarme—repusoélaltiempoquesealejaba.
La Metalúrgica Jensen y Thor estaba situada entre los talleres ferroviarios de la línea Burlington-
NorteyelríoSouthPlatte;unenormeedificiodemetalonduladoquehabríaborradocualquierpaisaje,
salvoelquelorodeaba.Dentrodeltaller,unasgrúaselevadasmovíandeunmontónaotrograndestrozos
detuberíasenmohecidas,mientraslasmáquinastroqueladorasmartillabanconestrépito,antecuyoataque
los tímpanos de Donner se encogieron. La oficina principal se hallaba a un lado, tras paredes
insonorizadasyaltasventanasarqueadas.
Una atractiva recepcionista de generosos pechos lo acompañó por un pasillo alfombrado hasta un
espacioso despacho con paneles en las paredes. Cari Jensen, hijo, abandonó su sitio tras el escritorio
paraestrecharlamanodeDonner.Erajoven;noteníamásdeveintiochoañosyllevabaelcabellolargo.
Lucía un bigote recortado y vestía un costoso traje de tela escocesa. Parecía, ni más ni menos, un
diplomadodelaUniversidaddeCalifornia;Donnernolopodíaimaginardeotromodo.
—Graciasporrecibirme,señorJensen.
Estesonriócondiscreción.
—Sonabaimportante.UnhombreimportantedeWashington,nadamenos.¿Cómopodíanegarme?
—Comoyaleadelantéporteléfono,estoyverificandoalgunosviejosregistros.
LasonrisadeJensenseesfumó.
—EsperoqueustednoseainspectordeHacienda.
Donnermeneólacabeza.
—Nadadeeso.Elinterésdelgobiernoespuramentehistórico.Sitodavíalosconserva,megustaría
examinarlosregistrosdesusventasdesdejuliohastanoviembrede1911.
—Seburlausteddemí—rióJensen.
—Leaseguroquevaenserio.
Jensenlomiróextrañado.
—¿Estásegurodequeéstaeslacompañíaquebusca?
—Sí,loestoy—repusoDonnerconbrusquedad—,siprovienedelaHerreríayMetalurgiaThor.
—La vieja compañía de mi bisabuelo —admitió Jensen—. Mi padre compró todas las acciones
pendientesycambióelnombreen1942.
—¿Conservaustedalgunosdelosviejosregistros?
Jensenseencogiódehombros.
—Nos deshicimos de la historia antigua hace tiempo. Si hubiéramos conservado todas las facturas
desdequemibisabueloabriósuspuertasalláen1897,necesitaríamosundepósitodeltamañodelestadio
Bronco.
Donnersacóunpañueloyseenjugóelsudordelacara.Searrellanóensusillón.
—Sin embargo —continuó Jensen—, y puede agradecerlo a la previsión de Cari Jensen padre,
tenemostodosnuestrosregistrosanterioresenmicrofilme.
—¿Microfilme?
—Es el único modo de hacerlo. Pasados cinco años, lo filmamos todo. Somos la eficiencia
personificada.
Donnernopodíadarcréditoasubuenasuerte.
—Entonces,¿puedemostrarmelasventascorrespondientesalosseisúltimosmesesde1911?
Jensennocontestó.Seinclinósobreelescritorio,hablóporelintercomunicadoryvolvióareclinarse
ensusillóndeejecutivo.
—Mientrasesperamos,¿puedoofrecerleunatazadecafé,señorDonner?
—Preferiríaalgounpocomásestimulante.
—Palabrasdignasdequienvienedelagranciudad…—Jensensepusodepieparadirigirsehaciaun
bar con espejos, de donde sacó una botella de Chivas Regal—. Denver le resultará bastante aburrida.
Aquísedesaprueba,engeneral,quehayabarenundespacho.Laideaqueaquítienendeagasajaralos
visitantes consiste en ofrecerles una Coca-Cola y un almuerzo abundante en el Wienersohnitzel.
Afortunadamenteparanuestrosestimadosclientesdeotraslocalidades,hicemiaprendizajecomercialen
MadisonAvenue.
Donneraceptóelvasoqueseleofrecíaylovació.
Jensenfijóenélunamiradacalculadoraantesdevolverallenarleelvaso.
—Dígame,señorDonner,¿quéesperaencontrarexactamente?
—Nadadeimportancia—repusoDonner.
—Vamos,vamos.Elgobiernonoenviaríaaunhombreacomprobarventashechassetentayseisaños
atrás,sólopordiversión.
—Elgobiernosuelemanejarsussecretosdemodojocoso.
—¿Un secreto clasificado que se remonta a 1911 ? —Jensen sacudió la cabeza, maravillado—.
Sorprendente,enverdad.
—Digamossimplementequeestamosprocurandoresolverunantiguocrimencuyoautorcontratólos
serviciosdesubisabuelo.
Jensensonrióyaceptócortésmentelamentira.
Una joven de cabello negro, falda larga y botas entró con paso ondulante en el recinto, lanzó una
seductoramiradaaJensen,dejósobresuescritoriounacopiaXeroxyseretiró.
Jensenlevantóelpapelyloexaminó.
—Dejunioanoviembredebehabersidounperíododerecesiónparamiantepasado.Lasventasen
esosmesesfueronreducidas.¿Leinteresaalgunapartidaenespecial,señorDonner?
—Equiposparaminería.
—Sí, debe de ser esto… herramientas perforadoras. Pedidas el diez de agosto y retiradas por el
compradorelprimerodenoviembre.—LoslabiosdeJensenseentreabrieronenunaampliasonrisa—.
Segúnparece,amigo,estavezsehanburladodeusted…
—Noleentiendo.
—El comprador, o según me ha informado usted, el delincuente… —Jensen hizo una pausa para
causarefecto—fueelgobiernodelanación.
12
LasdependenciasdelaSecciónMetaestabansepultadasenunviejoeimpersonaledificio,situado
juntoalaPrefacturaNavaldeWashington.Ungrancartel,cuyasletraspintadassedescascarabanbajoel
doble embate del calor y la humedad estivales, anunciaba humildemente que el local pertenecía a la
CompañíaSmithdeTransporteyAlmacenamiento.
Losmuellesdecargateníanunaaparienciabastantenormal:cajonesycontenedoresseapilabanen
los sitios estratégicos, y desde los vehículos que pasaban por el bulevar Suitland, los camiones
estacionados,trasuncercodealambredecincometrosdealto,teníanelaspectoexactoquedebentener
loscamionesdemudanza.Sólounainspecciónmásatentahabríareveladoviejosvehículosabandonados,
sin motores y con interiores polvorientos, fuera de uso. Era un cuadro que habría entusiasmado a un
escenógrafodeHollywood.
GeneSeagramleíalosinformesreferentesaadquisicionesdebienesraícesparalasinstalacionesdel
proyectoSiciliano.Erancuarentayseisentotal.LazonaseptentrionalfronterizaconCanadáincluíala
mayoría, seguida de cerca por el litoral marítimo atlántico. En la costa del Pacífico había ocho zonas
designadas,mientrasquesolamenteplaneabancuatroenlafronteraconMéxicoyelgolfodeMéxico.Las
transaccionessehabíanefectuadosintropiezos;encadacaso,elcompradorsehabíaencubiertobajoel
rótulo de Departamento de Estudios Energéticos. No habría motivos de sospecha. Según todas las
apariencias, las instalaciones eran proyectadas a fin de que parecieran pequeñas estaciones de
retransmisiónenergética.Enloexternonadahabíaquedespertarasospechaniaúnenlamentemássagaz.
Estaba examinando los costes estimados de construcción cuando sonó su teléfono privado. Por
costumbre, volvió a poner cuidadosamente los informes en su carpeta, que guardó en un cajón del
escritorioantesdelevantarelauricular.
—HablaSeagram…
—Hola,señorSeagram.
—¿Quiénes?
—ElmayorMcPatrick,delaOficinadeRegistrosMilitares.Mepidióquelollamaraaestenúmero
siencontrabaalgoreferenteaunminerollamadoJackHobart.
—Sí,porsupuesto.Disculpe,mimenteestabaenotraparte.
Seagramcasipodíavisualizarmentalmentealquelehablabadesdeelotroextremodelalínea.Un
egresado de West Point, de menos de treinta años… así lo delataban los verbos apocopados y la voz
entusiasta. Probablemente llegaría a general a los cuarenta y cinco años, siempre que estableciera los
contactosadecuadosmientrascomandabaunescritorioenelPentágono.
—¿Quéhaencontrado,mayor?
—Tengoalquebusca.SunombrecompletoeraJasonClevelandHobart.Nacidoel23deenerode
1874enVinton,Iowa.
—Porlomenoselañocoincide.
—Laocupacióntambién:eraminero.
—¿Quémás?
—Se alistó en el ejército en mayo de 1898, y sirvió en el primer Regimiento de Voluntarios de
Colorado,enlasFilipinas.
—¿HadichoColorado?
—Asíes,señor.—McPatrickhizounapausaySeagrampudooírelrocedepapelesalotroladodela
línea— Hobart tuvo un historial bélico excelente. Fue ascendido a sargento. Sufrió graves heridas
combatiendo contra los insurrectos filipinos y fue condecorado dos veces por conducta meritoria en
combate.
—¿Cuándofuelicenciado?
—En esa época se decía «dejar fuera de servicio» —dijo McPatrick con tono sabiondo—. Hobart
dejóelejércitoenoctubrede1901.
—¿Esésalaúltimaanotaciónquetienesobreél?
—No;suviudatodavíacobraunapensión…
—Espere—lointerrumpióSeagram—.¿LaviudadeHobartvivetodavía?
—Cobrasupensióndecincuentadólaresycuarentacentavostodoslosmeses,conlapuntualidadde
unreloj.
—Debetenermásdenoventaaños…¿Noesinusualpagarunapensiónalaviudadeunveteranode
laguerrahispano-norteamericana?Secreeríaquecasitodasestányabajotierra.
—Oh, no, qué diablos; todavía figuran casi cien viudas de la guerra civil en nuestras nóminas de
pensionados.NingunadeellashabíanacidocuandoGrantocupóRichmond.Loscasamientosenmayoy
diciembre entre jovencitas y viejos excombatientes desdentados del gran ejército de la Unión eran
bastantefrecuentesenesaépoca.
—Creíaqueunaviudapodíasolicitarpensiónsolamentesisuesposohabíamuertoencombate.
—Nonecesariamente—repusoMcPatrick—.Elgobiernopagapensionesaviudasdedoscategorías.
Una es por muerte en servicio… Eso incluye, por supuesto, la muerte en combate, o enfermedad
adquirida o herida fatal recibida durante el servicio entre ciertas fechas fijadas por el Congreso. La
segundaespormuertenoocurridaenservicio.Ustedmismo,porejemplo.Sirvióenlaarmadadurantela
guerradeVietnamentrelasfechasqueabarcaroneseconflictoenparticular.Esohacequesuesposa,o
unafuturaesposa,puedasolicitarunapequeñapensiónsidentrodecuarentaañosaustedloarrollaun
camión.
—Lo anotaré en mi testamento —dijo Seagram, inquieto al saber que su registro militar estaba al
alcancedecualquieroficinistadelPentágono—.VolviendoaHobart…
—Ahorallegamosaunextrañodescuidoenlosregistrosdelejército.
—¿Undescuido?
—Los formularios militares de Hobart omiten mencionar que se reincorporó; sin embargo, figura
como«muertoenactodeservicio».Nosemencionalacausa,sólolafecha:17denoviembrede1911.
Seagramseirguióbruscamenteensusillón.
—TengoinformesfidedignosdequeJakeHobartmuriósiendocivilel10defebrerode1912.
—Como le dije, no se menciona la causa de la muerte. Pero le aseguro que Hobart murió siendo
soldado,el17denoviembre.Tengoenestelegajounacartafechadael25dejuliode1912,yfirmadapor
HenryL.Stimson,secretariodeGuerradelpresidenteTaft,enlaqueordenaalejércitoqueconcedaala
viuda del sargento Jason Hobart pensión completa por el resto de su vida. Cómo hizo Hobart para
merecerelinteréspersonaldelsecretariodeGuerraesunmisterio,perodejapocadudaencuantoala
importanciadenuestrohombre.Sólounsoldadomuybienconceptuadohabríarecibidoesetipodetrato
preferencial;nounminerodelcarbón,porcierto.
—Noeraminerodelcarbón—dijosecamenteSeagram.
—Bueno,loquefuera.
—¿TieneladireccióndelaseñoraHobart?
—Latengoporaquí…SeñoraAdelineHobart,calleAragón261B,LagunaHills,California.Viveen
esegranbarrioparaancianosquehaycercadeLosÁngelessobrelacosta.
—Conesobasta—dijoSeagram—.Leagradezcosuayuda,mayor.
—Noquisieratenerquedeciresto,señorSeagram,perocreoqueaquíhaydoshombresdistintos.
—Talvezestáenlocierto—replicóSeagram—.Sediríaqueseguimosunrastroequivocado.
—Sipuedoayudarleenalgomás,novacileenllamarme.
—Loharé—murmuróSeagram—.Graciasotravez.
Después de colgar, apoyó la cabeza en las manos y se encorvó en el sillón. Permaneció así, sin
moverse,duranteunosminutos.Luegopusolasmanossobreelescritorioyesbozóunasonrisaampliay
socarrona.
Bienpodíanhaberexistidodoshombresdiferentesconelmismoapellidoyañodenacimiento,que
trabajaran en el mismo estado y en la misma profesión. Esa parte del enigma podría haber sido una
coincidencia.Peronolaconexión,esagloriosayremotaconexiónqueligabamisteriosamentealosdos
hombresylosconvertíaenunosolo:tantolamuerteoficialdeHobartcomoelviejoperiódicohallado
porSidKoplinenlamontañaBednáiaestabanfechadosel17denoviembrede1911.
Pulsóelbotóndelintercomunicadorparallamarasusecretaria.
—Bárbara,pidacomunicaciónconMelDonner,enelhotelPalaceBrown,Denver…
—¿Dejoalgúnmensajesinoestá?
—Quemellameamiteléfonoprivadocuandoregrese.
—Muybien.
—Yunacosamás:resérvemebilleteparamañanaenelvuelomatinaldelaUnitedaLosÁngeles.
—Sí,señor.
Seagram cortó la comunicación y se reclinó pensativo en el sillón. Adeline Hobart tenía más de
noventaaños…Ojalánoestuvierasenil.
13
Habitualmente, Donner no se alojaba en hoteles del centro. Prefería un motel común cercano a los
suburbios, pero Seagram había insistido, aduciendo que un investigador obtiene cooperación local con
másfacilidadcuandohacesaberquesealojaenunahabitacióndelmásantiguoyprestigiosoedificiode
laciudad.Investigador…lapalabraledabanáuseas.Sialgunodesuscolegas,profesorescomoélenla
Universidad de California del Sur, le hubiera dicho cinco años atrás que su doctorado en física lo
conduciríaacumplirunpapeltanclandestino,sehabríaahogadoderisa.AhoraDonnernosereía.El
proyectoSicilianoerademasiadovitalparaelinterésdelpaís,comoparaarriesgarseaquesefiltrara
informaciónatravésdeuncolaboradorajeno.ElySeagramhabíanplaneadoycreadoelproyectopor
cuentapropia,yestabaacordadoquelollevaríanlomáslejosposiblesolos.
Dejó su Plymouth alquilado en manos del encargado del estacionamiento y, cruzando la calle
Tremont, traspuso las anticuadas puertas giratorias del hotel y entró en el vestíbulo, agradablemente
decorado. El joven subgerente le dio un mensaje sin siquiera sonreírle. Donner lo cogió y luego se
encaminóhacialosascensoresysuhabitación.
Alentrardiounportazo,arrojólallaveyelmensajedeSeagramsobreelescritorioyencendióla
televisión. La jornada había sido larga y agotadora y su cuerpo todavía funcionaba con el horario de
Washington.Llamóalserviciointerno,ypidiólacena;despuéssequitóloszapatos,seaflojólacorbata
ysedesplomósobrelacama.
Quizá por décima vez, se puso a examinar la fotocopia de la vieja página de periódico. Era una
lectura muy interesante, siempre, claro está, que Donner se interesara en anuncios de afinadores de
pianos, cinturones eléctricos para hernias y extraños remedios para achaques, junto con editoriales
referidos a la decisión tomada por el Consejo Municipal de Denver de eliminar de la calle las
pecaminosas casas de diversión, o curiosos sueltos ante los cuales, sin duda alguna, las lectoras de
principiosdesiglolanzaríanexclamacionesdeinocentehorror.
«InformeDELJUEZdeguardia.Lasemanapasada,desconcertómuchoaloshabitualesdelaMorgue
de París una extraña pierna de caucho que era exhibida para su reconocimiento. Al parecer, se había
encontrado en el Sena el cadáver de una mujer elegantemente vestida, que aparentaba unos cincuenta
años,peroelcuerpoestabatandescompuestoquenofueposibleconservarlo.Sinembargo,seobservó
quelapiernaizquierda,amputadaalaalturadelmuslo,habíasidoreemplazadaporunapiernadecaucho
ingeniosamenteconstruida,lacualseexhibíaconlaesperanzadequepudieraconduciralaidentificación
delapropietaria».
Donnersonrióanteesepintorescofragmentodehistoriayvolviósuatenciónhacialapartesuperior
derechadelapágina,laque,segúnKoplin,faltabadelperiódicodescubiertoporélennuevaZembla.
DESASTREENLASMINAS
La tragedia golpeó esta mañana como un espectro vengativo cuando una explosión de dinamita
provocóunderrumbeenlaminaAngelito,cercadeCiudadCentral,atrapandoanuevehombresdel
primerturno,entreelloselconocidoyrespetadoingenierodeminasJoshuaHaysBrewster.
Losfatigadosymacilentosmiembrosdelaspatrullasderescateinformanquelasesperanzasde
rescatar a los hombres con vida son mínimas. Bill Mahoney, el intrépido capataz de la mina Satán,
hizounintentotitánicodellegarhastalosminerosatrapados,peroseloimpidióunaavalanchade
aguademarqueinundóeltúnelprincipal.
«Esospobrestiposestánperdidos—declaróMahoneyalosperiodistasenelescenariodeldesastre
—. El agua ha inundado casi dos niveles por encima de donde ellos trabajaban. Seguro que se han
ahogadocomoratasantesdedarsecuentadeloquepasaba».
Lasilenciosayacongojadamultitudqueseagitabaalrededordelaentradadelaminadeploraba
con consternación la escalofriante probabilidad de que esta vez los cuerpos no pudieran ser
recuperadosytraídosalasuperficiepararecibirdecentesepultura.
SesabedebuenafuentequeelseñorBrewsterseproponíareabrirlaminaAngelito,cerradadesde
1881. Amigos y relaciones comerciales dicen que Brewster solía jactarse de que en la excavación
inicialnosehabíaencontradoelmejorfilón,cuyodescubridor,consuerteytesón,seríaél.
Cuando se le pidió un comentario, el señor Ernest Bloeser, ex propietario de la mina Angelito,
ahoraretirado,dijoenelporchedesuhogarenGoldan:«Esaminafueperseguidaporlamalasuerte
desdeeldíaenquelaabrí.Resultósernadamásqueunavetademineraldebajacalidadquenuncadio
ganancias».ElseñorBloeseragregó:«Enmiopinión,Brewsterseequivocabademedioamedio.Nunca
hubo indicio alguno del filón originario. Me asombra que un hombre tan renombrado como él haya
podidopensareso».
EnCiudadCentral,elúltimomensajeproclamabaquesilasituaciónsehallaalamercedeterna
delTodopoderoso,laaberturaseráselladacomounatumba,yloshombresdesaparecidosquedaránen
laoscuridadparasiempre,sinvolverjamásalasuperficienialsol.
Lafunestalistadeloshombresatrapadosenesteespantosodesastreeslasiguiente:
JoshuaHaysBrewster,deDenver
AlvinCoulter,deFairplay
ThomasPrice,deLeadville
CharlesP.Widney,deCrippleCreek
VernonS.Hall,deDenver
JohnCaldwell,deCiudadCentral
WalterSchmidt,deAspen
WarnerE.O’Deming,deDenver
JasonC.Hobart,deBoulder
QueDiosveleporelalmadeestosvalerosostrabajadoresdelasmontañas.
LosojosdeDonnersiemprevolvíanalúltimonombreentrelosminerosdesaparecidos.Lentamente,
comohipnotizado,dejóeldiarioenelregazo.Levantóelauriculardelteléfonoymarcólargadistancia.
14
—¡El Monte Cristo! —exclamó Harry Young con deleitación—. Apruebo calurosamente el Monte
Cristo.EladerezodeRoqueforttambiénesexcelente.Peroantesquisieraunmartini,muyseco,conuna
rodajadelimón.
—Emparedado Monte Cristo y Roquefort en la ensalada… Sí, señor —repitió la joven camarera,
inclinándosesobrelamesademodoquesucortafaldaallevantarse,revelóunasbragasblancas—.¿Y
usted,señor?
—Lomismo—asintióDonner—.PeroyoempezaréporunManhattanconhielo.
Youngespióporencimadesusanteojosalacamareraquesedirigióhacialacocina.
—OjalámeregalaranalgoasíparaNavidad—dijosonriendo.
Youngeraunhombrecillodelgado,unactivoyoptimistabonvivantde78años,expertoenapreciar
la belleza. Sentado frente a Donner en la mesa del reservado, vestía un jersey azul y una chaqueta de
doblepunto.
—¡SeñorDonner!—dijomuycontento—.Mealegraverle.ElBrokeresmirestaurantefavorito.—
Señalóconunademánlasparedesylosreservadosrevestidosconmaderadenogal—.Sabráqueestoera
anteslabóvedadeunbanco.
—Loadvertícuandotuvequeagacharmeparaentraryvilapuertadecincotoneladas.
—Debería venir a cenar. Le sirven una enorme bandeja de camarones como aperitivo… —Casi
resplandecióalpensarlo.
—Lotendréencuentalapróximavezquevenga.
—Ybien,señor.—Younglomiróconfijeza—.¿Quéquiere?
—Tengoalgunaspreguntasquehacerle.
LascejasdeYoungsearquearonsobresusgafas.
—Vaya, vaya, ahora sí ha despertado mi curiosidad. No será del FBI, ¿verdad? Por teléfono usted
dijosimplementequetrabajabaparaelgobiernofederal.
—No,nosoydelFBI.NimepagansueldoparalainspeccióndeHacienda.PertenezcoaBienestar
Social…Mitareaconsisteeninvestigarlaautenticidaddelassolicitudesdepensión.
—¿Cómopuedoayudarloentonces?
—Enestemomentomeocupodeinvestigarunaccidentemineroocurridohacesetentayseisaños,que
costó la vida a nueve hombres. Un descendiente de una de las víctimas ha solicitado pensión. Vine a
comprobarlavalidezdelareclamación.Sunombre,señorYoung,mefuerecomendadoporlaSociedad
HistóricadelEstado,quelodescribiócomounaenciclopediaambulantedehistoriadelamineríaenel
Oeste.
—Aunqueenesohayunpocodeexageración,mesientohalagado—dijoYoung.
Lessirvieronlascopasyambosbebieronensilencio.Donneraprovechóparaestudiarlosretratosde
reyes de la plata del siglo pasado, en Colorado, que colgaban de las paredes. Todos los rostros
proyectabanlamismamiradafijaeintensa,comositratarandeexpresarsuarroganciafortalecidaporla
riqueza.
—Dígame, señor Donner, ¿cómo es posible que se solicite pensión por un accidente ocurrido hace
setentaycincoaños?
—Alparecer,laviudanorecibiótodoloquelecorrespondía—repusoDonner—.Suhijaexigela
retroactividad,porasídecir.
—Comprendo —dijo Young. Lo miró reflexivamente—. ¿Cuál de los hombres desaparecidos en el
desastredelaminaAngelitolesinteresa?
—Lo felicito —dijo Donner, evitando la mirada de Young mientras desplegaba su servilleta,
incómodo—.Noseleescapanada.
—No es difícil, en realidad. Un accidente minero de hace setenta y seis años… Nueve hombres
desaparecidos.NopodíasersinoeldesastredelaminaAngelito.
—ElhombresellamabaBrewster.
Younglomiróunmomentomás.
—JoshuaHaysBrewster—murmuróelnombre—.HijodeWilliamBuckBrewsteryHettieMasters,
nacidoenNebraskael4deabril…oel5deabrilde1878.
LosojosdeDonnersedilataron.
—¿Cómoesposiblequesepatodoeso?
—Oh,séesoymuchomás—sonrióYoung—.Losmineros,olaBrigadadelasBotasAcordonadas,
comoselosllamóunavez,sonungrupobastantecerrado.Esunadelaspocasocupacionesdondelos
hijossiguenasuspadresyademássecasanconhermanasehijasdeotrosmineros.
—¿VaadecirmequeestabaemparentadoconJoshuaHaysBrewster?
—Esmitío—sonrióYoung.
Donnersequedódeunapieza.
—Según parece, le vendría bien otra copa, señor Donner. —Young hizo señas a la camarera
pidiéndoleotraronda—.Nohacefaltadecirqueningunahijasolicitópensión;elhermanodemimadre
muriósolteroysinhijos.
—Los mentirosos nunca prosperan —dijo Donner con una sonrisa forzada—. Siento haberlo
incomodado.Fueunatonteríademiparte.
—¿Puedeexplicármelo?
—Preferiríanohacerlo.
—¿Ustedesdelgobierno?—preguntóYoung.
Donnerlemostrósuscredenciales.
—Entalcaso,¿puedopreguntarleporquéinvestigaamitío,muertohacetantotiempo?
—Preferiríanohacerlo—repitióDonner—.Almenos,noporahora.
—¿Quédeseasaber?
—Cualquier cosa que pueda decirme acerca de Joshua Hays Brewster y el accidente de la mina
Angelito.
Les sirvieron las bebidas junto con la ensalada. Donner admitió que el aderezo era excelente.
Comieron en silencio. Una vez que terminó y se limpió el blanco y fino bigote, Young aspiró
profundamenteyseacomodócontraelrespaldodelasiento.
—Mi tío era un ejemplo de los hombres que exploraron las minas a principios de siglo: blancos,
entusiastasydeclasemedia,denoserporsubajaestatura(medíamenosdeunmetrocincuentaycinco)
podíahaberpasadoporesoquelosnovelistasdelaépocadescribíancomouncaballeresco,vigorosoy
arrojadominero,conbotasrelucientes,pantalonesdemontarysombrerodeguardabosque.
—Lo presenta usted como a un antiguo héroe de las series cinematográficas de los sábados por la
tarde.
—Un héroe ficticio jamás habría estado a su altura —dijo Young—. Hoy esa actividad está
sumamenteespecializada,perouningenierodeminasdelaviejaescuelateníaquesertandurocomola
roca que perforaba y debía ser versátil: mecánico, electricista, agrimensor, metalúrgico, geólogo,
abogado, intermediario entre una administración avara y trabajadores con músculos en lugar de
cerebro…éseeseltipodehombrequehacíafaltaparadirigirunamina.AsíeraJoshuaHaysBrewster.
Donnermantuvosilenciomientrasmovíalentamenteellíquidoensuvaso.
—DespuésdediplomarseenlaEscueladeMinería—continuóYoung—,mitíoejerciósuprofesión
enelKlondike,AustraliayRusiaantesdevolveralasRocosasen1908paraadministrarlasminasRoca
Agria y Buffalo, situadas en Leadville y de propiedad de un grupo de financieros parisinos que jamás
vieronColorado.
—¿LosfrancesesposeíanminasenEstadosUnidos?
—Sí. Su capital fluía en abundancia por todo el Oeste. Oro y plata, reses, ovejas, bienes raíces;
estabanentodocuantoustedpuedaimaginar.
—¿CómoseleocurrióaBrewsterreabrirlaminaAngelito?
—Ésaesunaextrañahistoria—contestóYoung—.Laminacarecíadevalor.ElsocavónAlabama,a
trescientos metros de distancia, produjo dos millones de dólares en plata. La Angelito ni siquiera se
acercóaesaproducción.—Younghizounapausaparasorbersubebida,luegosequedócontemplándola
fijamentecomosiestuvieraviendoenloscubosdehielounavagaimagen—.Cuandomitíoanunciósus
intenciones de reabrir la mina, quienes lo conocían bien quedaron escandalizados. Sí, señor Donner,
escandalizados. Joshua Hays Brewster era un hombre prudente y minuciosamente detallista. Calculaba
todassusaccionesentérminosdeéxito.Nuncasearriesgaba,salvoquelasprobabilidadeslefueranen
extremofavorables.Queélanunciarapúblicamenteunplantandescabelladoerainimaginable.Suactitud
fueconsideradaportodoscomoladeunloco.
—Talvezdescubrióalgúnindicioqueaotrosleshabíapasadoporalto.
Youngnegóconunmovimientodelacabeza.
—Hace más de sesenta años que soy geólogo, señor Donner, y muy bueno. Volví a entrar en la
Angelito, la examiné hasta los niveles inundados y analicé hasta el último centímetro accesible del
socavón Alabama y le digo de modo terminante e inequívoco: allí no hay ninguna veta de plata sin
explotar,nilahabíaen1911.
LessirvieronlosemparedadosMonteCristoylosplatosdeensaladafueronretirados.
—¿Sugiereustedquesutíoenloqueció?
—Se me ocurrió esa posibilidad. Por lo general, en esa época los tumores cerebrales no eran
diagnosticados.
—Lomismoqueloscolapsosnerviosos…
Youngcomióuntrozodesuemparedadoybebiósusegundomartini.
—¿QuétalsuMonteCristo,señorDonner?
Donnerseobligóadarunosbocados.
—Excelente,¿yelsuyo?
—Delicioso. ¿Quiere escuchar mi teoría privada? No se moleste en ser cortés; puede reír sin
avergonzarse.Todoslohacenaloírla.
—Leprometonoreírme—dijoDonnercontonomuyserio.
—NodejedemojarsuMonteCristoenjaleadeuva,señorDonner.Esoaumentaelplacer.Ybien,
comoyalehedicho,mitíoeraunhombresumamentedetallista,unagudoobservadordesutrabajo,su
ambienteysusactividades.Herecopiladolamayoríadesusdiariosycuadernosdeapuntes,quellenan
buenapartedelosestantesdemiestudio.SusobservacionesacercadelasminasRocaAgriayBuffalo,
por ejemplo, ocupan quinientas páginas de minuciosos bocetos y escritura nítidamente legible. Sin
embargo, las páginas del cuaderno encabezadas por la leyenda «Mina Angelito» están totalmente en
blanco.
—¿NodejónadareferentealaAngelito?¿Nisiquieraunacarta?
Youngseencogiódehombrosymeneólacabeza.
—Eracomosinohubiesenadaqueanotar.EracomosiJoshuaHaysBrewsterylosochohombresde
sucuadrillahubieranbajadoalasentrañasdelatierrasinintencionesdevolver.
—¿Quéestásugiriendo?
—Aunqueparezcaridículo—admitióYoung—,laideadeunsuicidioenmasamepasóunavezpor
lamente…Unaconcienzudainvestigaciónmepermitióaveriguarquelosnuevehombreseransolteroso
viudos. Casi todos eran solitarios errantes que iban a la deriva de una a otra excavación, buscando
cualquier excusa para marcharse cuando se aburrían o cuando se disgustaban con el capataz o con la
gerenciadelamina.Unavezqueenvejecíandemasiadoparatrabajarenlasminas,yanoteníanmuchos
motivosparavivir.
—PeroJasonHobartestabacasado—dijoDonner.
—¿Cómo?¿Quédice?—LosojosdeYoungsedilataron—.Nohalléconstanciadequealgunotuviera
esposa.
—Asíes,créame.
—¡Diosdelcielo!Dehaberlosabidomitío,jamáshabríareclutadoaHobart.
—¿Porquémotivo?
—¿No lo comprende? Necesitaba hombres en quien pudiera confiar tácitamente, hombres que no
tuvieranamigosíntimosniparientesquehicieranpreguntasenelcasodequedesaparecieran.
—Loquedicenotienesentido—dijoDonnersinrodeos.
—Dicho simplemente: la apertura de la mina Angelito y la tragedia subsiguiente fue un engaño, un
pretexto.Estoyconvencidodequemitíoestabaenloquecido.
Nuncasesabrácómo,niquécausósuenfermedadmental.Sucaráctersealteródrásticamentehastael
puntodeproducirunhombredistinto.
—¿Unapersonalidaddividida?
—Exacto. Sus valores morales cambiaron; su calidez y su amor por sus amigos desaparecieron.
Cuandoeramásjoven,habléconpersonasquelorecordaban.Todosconcordabanenunacosa:elJoshua
HaysBrewsterquetodosellosconocíanyamabanmuriómesesantesdeldesastredelaminaAngelito.
—¿Quétienequeveresoconunengaño?
—Demencia aparte, mi tío seguía siendo ingeniero de minas. A veces era capaz de determinar en
pocosminutossiunaminadaríagananciasono.LaAngelitoeraimproductivayéllosabía.Nuncatuvo
intenciónalgunadeencontrarunfilóndeprimera.Notengoniideadesuspropósitos,señorDonner,pero
de algo estoy seguro: quien bombee el agua de los niveles inferiores de ese viejo túnel no encontrará
osamentas.
DonnerterminósuManhattanymiróaYoungconaireinquisitivo.
—Entonces,¿ustedcreequelosnuevehombresqueentraronenlaminalograronescapar?
Youngsonrió.
—Nadielosvioentrar,señorDonner.Sedioporsentado,yfuerazonablehacerlo,quemurieronallí
abajo,enlasnegrasaguas,porquenuncasevolvióaoírhablardeellos.
—Nobastacomoprueba—dijoDonner.
—Oh,tengomás,muchasmás—replicóYoungconentusiasmo.
—Loescucho…
—Primero:lacámaradetrabajomásbajadelaAngelitosehallabaamásdetreintametrossobreel
nivel medio del agua. En el peor de los casos, las paredes rezumaban moderadamente debido a la
acumulaciónsuperficial.Losnivelesinferioresdeltúnelyaestabaninundados,porqueelaguasehabía
acumuladogradualmentedurantelosañosenquelaminaestuvocerrada.Porconsiguiente,unaexplosión
dedinamitanopudohaberdesencadenadounaoladeaguasobremitíoysucuadrilla.Segundo:elequipo
supuestamentehalladoenlaminadespuésdelaccidenteerachatarraviejayusada.Esoshombreseran
profesionales, señor Donner. Jamás habrían ido bajo la superficie con maquinaria de segunda clase.
Tercero:aunquecomunicóatodosqueibaareabrirlamina,mitíonuncaconsultónidiscutióelproyecto
conErnestBloeser,queeradueñodelaAngelito.Enresumen,mitíoseibaaapoderardealgoquenole
pertenecía.Unaaccióninconcebibleenunhombredesureputaciónmoral.Cuarto:elprimeranunciode
unposibledesastrellegóalatardesiguiente,cuandoelcapatazdelaminaSatán,untalBillMahoney,
encontróbajolapuertadesucabanaunmensajequedecía:«¡Socorro!MinaAngelito.¡Venganpronto!».
¿Nolepareceunmodoextrañísimodedarlaalarma?Elmensaje,naturalmente,noteníafirma.Quinto:el
sheriff de Ciudad Central declaró que mi tío le había dado la lista de los integrantes de la cuadrilla,
pidiéndolequelaentregaraalaprensaencasodeunaccidentefatal.Unapremoniciónmuypeculiar,por
no decir más. Era como si tío Joshua quisiera asegurarse de que no habría errores en cuanto a la
identidaddelasvíctimas.
Donnerapartósuplatoybebióunpocodeagua.
—Suteoríameresultainteresante,peronodeltodoconvincente.
—Ah,señorDonner,hereservadolapruebadecisivaparaelfinal.Sexto:variosmesesdespuésdela
tragedia,mispadres,quesehallabandegiraporEuropa,vieronamitíoenlaplataformadeunabalsaen
Southampton,Inglaterra.Mimadresolíacontarcómoseleacercóyledijo:«Diossanto,Joshua,¿erestú
realmente?».Seencontróanteunacarabarbudaymortalmentepálida,unosojosvidriosos.«Olvidadme»,
susurróélysediolavueltayhuyó.Mipadrelopersiguiócuandobajabadelaplataforma,peronotardó
enperderlodevistaentrelamuchedumbre.
—Lasoluciónlógicaesquefueuncasodeidentidadequivocada.
—¿Unahermanaquenoconoceasupropiohermano?—dijoYoungconsarcasmo—.Vamos,señor
Donner,sindudapodrádistinguirasuhermanoentreunamultitud.
—Metemoqueno.Fuihijoúnico.
—Lástima.Seperdióunadelasgrandesalegríasdelavida.
—Almenosnotuvequecompartirmisjuguetes.—Elcamarerollevólacuenta;Donnerarrojósobre
labandejaunatarjetadecrédito—.LoqueestádiciendoesqueeldesastredelaAngelitofuefraguado
paraencubriralgo.
—Ésaesmiteoría.—Youngsepasólaservilletaporloslabios—.Nohaymododeprobarlo,por
supuesto,perosiempremeacosóelpresentimientodequelaSociétédesMmesdeLorraineestuvodetrás
detodoesto.
—¿Quiéneseran?
—EranysiguensiendoparaFrancialoqueKruppparaAlemania,loqueMitsubishiparaJapón,lo
queAnacondaparaEstadosUnidos.
—¿DóndeencajalaSociété…?
—Fueron ellos los financieros franceses que contrataron a Joshua Brewster como su ingeniero
gerentedeexploración.Eranlosúnicosquepodíanpagaranuevehombresparaquedesaparecierandela
superficiedelatierra.
—Pero¿porqué?¿Cuáleselmotivo?
Younghizounademándeimpotencia.
—No lo sé… —Se inclinó, con ojos que parecían arder—. Pero sí sé que cualquiera haya sido el
precio,cualquierahayasidolainfluencia,llevóamitíoyasucuadrilladeochohombresanoséqué
infiernosinnombrefueradelpaís.
—Hastaqueserecobrenloscadáveres,¿quiénpuededecirqueseequivoca?
Younglomiróconfijeza.
—Esustedunhombrecortés,señorDonner.Seloagradezco.
—¿Porqué?¿Porunalmuerzogratisacostadelgobierno?
—Pornoreírse—dijosuavementeYoung.
Donnerasintióconlacabezasindecirnada.Elhombrequeteníadelanteacababadeempalmaruna
minúscula pieza del intrincado rompecabezas con el cadáver de roja barba hallado en la mina de la
montañaBednáia.Nohabíamotivoparareírse,absolutamenteningúnmotivo.
15
Seagramdevolviólasonrisaconquelodespedíalaazafata.DescendiódelavióndelaUnitedyse
preparóparahacereltrayectodemediokilómetrohastalaentradadelaeropuertointernacionaldeLos
Ángeles. Finalmente llegó al vestíbulo delantero y, a diferencia de Donner, que había alquilado su
automóvilaunacompañíadesegundacategoría,SeagramprefirióunadeprimeraycontratóunLincoln
delaHertz.DoblóporelbulevarCenturyypocascallesmásadelantetomóhaciaelsurporlarampaque
conducíaalacarreteradeSanDiego.Eraundíasinnubesylapoluciónindustrial,sorprendentemente
leve, permitía ver un brumoso panorama de las montañas de la Sierra Madre. Por el carril derecho,
anduvodespacio,aochentakilómetrosporhora,mientraslacorrienteprincipaldeltráficolocalpasaba
juntoalLincolnamásdecienkilómetrosporhora,conhabitualindiferenciaporellímitedesetentay
cinco kilómetros por hora anunciado en los carteles. Pronto dejó atrás las refinerías químicas de
Torrance y las torres petroleras que rodeaban Long Beach y entró en las extensiones del condado de
Orange,dondeelterrenoseaplanabadepronto,dandolugaraunmarvasto,interminable,depequeñas
casas.
Tardó poco más de una hora en llegar al desvío hacia el Mundo del Descanso. Era un escenario
idílico:camposdegolf,piscinasdenatación,establos,pradosbiencuidadosyzonasdeestacionamiento,
señoresdeedad,bronceadosporelsol,enbicicletas.
Se detuvo en la entrada principal, y un anciano guardia uniformado lo hizo pasar y le dio
instruccionesparallegaral261BdelacalleAragón.Eraunpequeñoypintorescoapartamentodedos
pisos,bienresguardadoenlacuestadeunacolinaconvistaaunparqueinmaculado.Seagramestacionó
elLincolnjuntoalaacera,cruzóunpequeñopatiollenoderosalesypulsóeltimbre.Seabriólapuertay
sustemoressedesvanecieron;sindudaAdelineHobartnopertenecíaaltiposenil.
—¿ElseñorSeagram?—Suvozerasuaveyafable.
—Sí.¿LaseñoraHobart?
—Pase,porfavor.—Leestrechólamanocontantafirmezacomounhombre—.¿Sabe?,hacemásde
setentaañosquenadiemellamaasí.CuandorecibísullamadadelargadistanciarespectodeJake,me
sorprendítantoquecasiolvidétomarmiGeritol.
Adeline era robusta, pero llevaba sus kilos de más sin esfuerzo. Sus ojos azules parecían reír con
cada frase y su rostro mostraba una expresión afectuosa y amable. Personificaba el tópico de la dulce
viejecitadecabelloplateado.
—UstednoparecedelosquetomanGeritol—dijoSeagram.
Ellalepalmeóelbrazo.
—Sipretendehalagarme,gracias…—Leseñalóunsillónenunasalaamuebladaconbuengusto—.
Vengaytomeasiento.Sequedaráaalmorzar,¿verdad?
—Mesentirémuyhonrado,sinoesmolestia.
—Claroqueno…Bertestácorreteandoporelcampodegolfyleagradezcosucompañía.
Seagramlevantólavista.
—¿Bert?
—Mimarido.
—Peroyocreíaque…
—QueyoseguíasiendolaviudadeJackHobart—terminóellalafraseconsonrisainocente—.La
verdadesquemeconvertíenseñoradeAustinhacesesentaydosaños.
—¿Losabeelejército?
—Sí, por Dios. Escribí cartas al Departamento de Guerra notificándoles mi situación hace mucho
tiempo, pero ellos se limitaron a enviarme respuestas corteses y evasivas y siguieron enviándome los
chequesporcorreo.
—¿Peseaqueustedsehabíavueltoacasar?
AdelineHobartseencogiódehombros.
—Soy humana, señor Seagram. ¿Por qué discutir con el gobierno? Si insisten en enviarme dinero,
¿quiénvaadecirlesqueno?
—Unarreglolucrativo.
Ellaasintióconlacabeza.
—Noloniego,enparticularcuandoseincluyenlosdiezmildólaresquerecibíalmorirJake.
Seagramseinclinóentrecerrandolosojos.
—¿Elejércitolepagódiezmildólaresdeindemnización?¿Noeramuchopara1911?
—Ustednopuedeestarmássorprendidoqueyoenaquelmomento—repusoella—.Sí;enesaépoca
esasumaeraunapequeñafortuna.
—¿Huboalgunaexplicación?
—Ninguna.Todavíamepareceverelcheque,despuésdetantosaños.Decíasólo«Pagoalaviuda»y
estabaextendidoaminombre.Esofuetodo.
—Talvezpodamosempezarporelprincipio…
—¿CuándoconocíaJake?
Seagramasintió.
Lamiradadelamujersefijómásalládeélporunosinstantes.
—ConocíaJakeduranteelterribleinviernode1910.FueenLeadville,Colorado,yyoacababade
cumplirdieciséisaños.Mipadreviajabaalazonamineraparainvestigarposiblesinversionesenvarias
empresas, y como se acercaba la Navidad y yo tenía algunos días de vacaciones en la escuela, aceptó
llevarnosamamáyamí.ApenashabíallegadoeltrenaLeadville,cayósobrelaregiónaltadeColorado
la peor tormenta de nieve en cuarenta años. Duró dos semanas y créame que no fue ninguna fiesta,
teniendoencuentaespecialmentequelaaltituddeLeadvilleesdemásdetresmilmetros.
—Todaunaaventuraparaunamuchachadedieciséisaños.
—Ya. Papá se paseaba por el vestíbulo del hotel como un toro acorralado, mientras mamá estaba
sentada,preocupada,peroamímepareciómaravilloso.
—¿YJake?
—Undía,mamáyyocruzábamosaduraspenaslacallerumboalatiendadeultramarinos…todoun
calvariocuandoaunalaazotanvientosdesetentakilómetrosporhoraacuatrogradosbajocero,yeneso
aparecedelanadaungigantónenorme,noslevantaacadaunoconunbrazo,nostransportaatravésde
losmontonesdenieveynosdepositaenelumbraldelatienda.
—¿EraJake?
—Sí—dijoellacontonodistante—,eraJake.
—¿Quéaspectotenía?
—Eraunhombrecorpulento,demásdemetroochentaytóraxamplio.Demuchachohabíatrabajado
enlasminasdeGales.Cadavezqueseveíaungrupodehombresaunkilómetrodedistancia,erafácil
distinguiraJake.Eraeldecabelloybarbarojovivoquesiempreestabariendo.
—¿Cabelloybarbarojos?
—Sí,loenorgullecíaelhechodesobresalirentrelosdemás.
—Todosestimanaunhombrerisueño.
—Puespormipartenofueciertamenteamoraprimeravista,selopuedoasegurar—contestóella
conunaampliasonrisa—.Jakemeresultabaparecidoaunosoenormeytosco…Noeranimuchomenos
eltipoadecuadoparaestimularlafantasíadeunamuchacha.
—Perosecasóconél.
Ellaasintióconlacabeza.
—Mecortejódurantetodalatempestadycuandoporfin,aldecimocuartodía,aparecióelsolentre
las nubes, acepté su propuesta. Mamá y papá quedaron consternados, por supuesto, pero Jake los
conquistótambiénaellos.
—Nopudieronestarmuchotiempocasados.
—Loviporúltimavezunañodespués.
—EldíaenqueélylosdemásdesaparecieronenlaAngelito—dijoSeagram,másaseverandoque
preguntando.
—Sí —dijo ella pensativamente. Luego eludió su mirada y dirigió nerviosamente la suya hacia la
cocina—. Dios mío, será mejor que prepare algo para almorzar. Debe de estar hambriento, señor
Seagram.
PerolaexpresiónformaldeSeagramseextinguióysusojosbrillaronconsúbitoentusiasmo.
—TuvonoticiasdeJakedespuésdelaccidenteenlaAngelito,¿verdad,señoraAustin?
Ellapareciórefugiarseenloscojinesdesusillón.Unaexpresiónrecelosacubríasuapaciblerostro.
—Noséaquéserefiere…
—Creoquesí—insistióélconsuavidad.
—No…no;seequivoca.
—¿Aquéteme?
Lasmanosdelamujertemblabanahora.
—Lehedichotodocuantopuedo.
—Haymás,muchomás,señoraAustin—repusoél,tomándolelasmanos—.¿Aquéteme?—repitió.
—Juréguardarelsecreto—murmuróella.
—¿Puedeexplicarse?
Elladijo,vacilante:
—Ustedrepresentaalgobierno,señorSeagram.Yasabeloqueesguardarunsecreto.
—¿Quiénfue?¿Jake?¿Éllepidióqueguardarasilencio?
Ellameneólacabeza.
—Entonces,¿quién?
—Créame,porfavor—imploróella—.Nopuedodecírselo…Nopuedodecirlelada.
Seagramsepusodepieylacontempló.Lamujerparecíahaberenvejecido,lasarrugasparecíanmás
profundasensuviejapiel.Sehabíaencerradoenuncaparazón.
—¿Puedoutilizarsuteléfono,señoraAustin?
—Sí,porsupuesto.Laextensiónmáscercanaestáenlacocina.
Pasaronsieteminutosantesdequelaconocidavozsurgieraatravésdelauricular.Seagramexplicó
rápidamentelasituaciónehizosupedido.Despuésvolvióalasala.
—SeñoraAustin,¿puedevenirunmomento?
EllaseacercótímidamenteySeagramlepasóelaparato.
—Esalguienquequierehablarconusted…
Lamujerlotomóconcautelaymurmuró:
—Hola,hablaAdelineAustin.
Poruninstantesereflejóensusojosunaexpresiónconfusa,queluegosetransformólentamenteen
genuinoasombro.Movíalacabezadearribaabajosindecirnada,comosilalejanavozestuvieraante
ella.
Finalmente,alcabodelapeculiarconversación,logrópronunciarunaspalabras:
—Sí,señor…Loharé.Adiós.
Colgólentamenteelauricularyquedóperpleja,comohipnotizada.
—¿Era…realmenteelpresidentedeEstadosUnidos?
—Elmismo.Puedeverificarlosiasílodesea.Llamealargadistanciaypidacomunicaciónconla
CasaBlanca.Cuandolecontesten,hableconGreggCollins.Eselayudanteprincipaldelpresidente,yfue
élquientransmitiómillamada.
—Imagínese,elpresidentemehapedidoqueloayude…—Sacudiólacabezacomomareada—.No
puedocreerquerealmentehayasucedidoeso.
—Sucedió,señoraAustin.Cualquierinformaciónquepuedadarnosrespectodesuprimeresposoy
lasextrañascircunstanciasquerodearonsumuerteseríanmuybeneficiosasparaelpaís.Séquedichoasí
parecetrillado,pero…
—¿Quiénpuedenegarlealgoaunpresidente?
Adelinesonriódenuevodulcemente;susmanosyanotemblaban.Habíarecobradoelequilibrio,por
lomenosexteriormente.
Seagramlacogiódelbrazoparaconducirladevueltaasusillóndelasala.
—YahoraháblemedelarelacióndeJakeconJoshuaHaysBrewster…
—Jakeeraespecialistaenexplosivos,dinamitero,unodelosmejoresdelpaís.Conocíaladinamita
comounherreroconocesufragua,ycomoelseñorBrewsterinsistíaencontratarsóloalosmejorespara
componersuscuadrillasmineras,solíaemplearaJakeparaqueseencargaradeldinamitado.
—¿SabíaBrewsterqueJakeestabacasado?
—Es raro que lo pregunte… Teníamos una casita en Boulder, lejos de los campamentos mineros,
porque Jake no quería que se supiera que tenía esposa. Según él, los capataces de las minas no
empleabanadinamiteroscasados.
—Entonces,Brewster,naturalmente,sinconocerlasituacióndeJake,lecontratóparaquetrabajara
enlaminaAngelito.
—Séloquedijeronlosperiódicos,señorSeagram,peroJakejamáspusoelpieenlaminaAngelito,
nitampocoelrestodelacuadrilla.
Seagramacercósusillón,demodoquecasisetocabanconlasrodillas.
—Entonceseldesastrefueunsimulacro—dijoconvozronca.
Ellaalzólavista.
—¿Sabe…sabeustedeso?
—Losospechábamos,peronoteníamospruebas.
—Sisonpruebasloquequiere,señorAustin,yoselasdaré.
Seincorporó,ysedirigióaotrahabitación.Pocodespuésvolvióllevandounaviejacajadezapatos
queabrióconreverencia.
—UndíaantesdesuentradaenlaminaAngelito,JakemellevóaDenverysalimosdecompras.Me
compró ropas finas, joyas y me agasajó con champán en el mejor restaurante de la ciudad. Pasamos
nuestraúltimanochejuntosenlasuiteparareciéncasadosdelhotelPalaceBrown.¿Loconoceusted?
—Unamigomíosealojaallíenestemomento.
—Porlamañanamedijoquenocreyeraloqueoiríaoleeríaenlosperiódicossobresumuerteenun
accidentemineroyqueporvariosmesesestaríaausentetrabajandoenalgunapartedeRusia.Dijoque,
cuando volviera, seríamos más ricos de lo que podíamos soñar. Después mencionó algo que nunca
entendí.
—¿Quéfue?
—DijoquelosfrancesesseocupabandetodoyquecuandotodoterminaraviviríamosenParís.—Su
rostrocobróunaexpresióndeensoñación—.Aldíasiguienteyanoestaba.Ensualmohadahalléunanota
quedecíasimplemente:«Teamo,Ad»,yunsobrequeconteníacincomildólares.
—¿Tieneideadedóndeprocedíaeldinero?
—No.Eneseentoncessóloteníamosunostrescientosdólaresenelbanco.
—¿Yfueesoloúltimoquesupodeél?
—No—repusoella,entregandoaSeagramunadesteñidatarjetapostalconunareproduccióndela
TorreEiffel—.Estollegóporcorreoalrededordeunmesmástarde.
Querida Ad: Aquí el clima es lluvioso y la cerveza horrible. Yo estoy bien, igual que los demás
muchachos.Noteinquietes.Comopuedesver,noestoymuertoniporasomo.
Elquetúsabes.
Elmensajeestabaescritoevidentementeporunamanopesada.Elmatasellosdecorreosdatabadel1
dediciembrede1911enParís.
—Unasemanamástardellegóotratarjeta—continuóAdeline,entregándoleaSeagramunasegunda
postal.ÉstareproducíaelSacré-Coeur,peroestabaselladaenLeHavre.
QueridaAd:vamoshaciaelÁrtico.Ésteserámiúltimomensajeporunatemporada.Tenvalor.Los
franchutesnostratanbien.Buenacomida,buenbarco.
Elquetúsabes.
—¿EstáseguradequeeslaletradeJake?—preguntóSeagram.
—Absolutamente.TengootrospapelesycartasviejasdeJake.Puedecompararlos.
—Noseránecesario,Ad—contestóSeagram,ylamujersonrióaloírsuapodo—.¿Huboalgunaotra
comunicación?
Ellaasintió.
—Latercerayúltima.JakedebedehaberguardadotarjetaspostalesdeParís.EnéstasevelaSainte
Chapelle,perofueenviadadesdeAberdeen,Escocia,el4deabrilde1912.
Querida Ad: este sitio es espantoso. Hace un frío terrible. No sabemos si sobreviviremos. Si de
algúnmodoconsigohacertellegaresto,cuidarándeti.Diostebendiga.
Jake.
Almargen,alguienhabíaescrito,conotraletra:
Estimada señora Hobart: Perdimos a Jake en una tormenta. Le brindamos una oración
cristiana.Losentimosmucho.V.H.
SeagramsacólalistademiembrosdelacuadrillaqueDonnerlehabíaleídoporteléfono.
—V.H.debedehabersidoVernonHall—dijo.
—Sí;VernyJakeeranbuenosamigos.
—¿Quépasódespués?¿Quiénlehizojurarqueguardaríaelsecreto?
—Unosdosmesesmástarde,creoqueaprincipiosdejunio,vinoamicasaenBoulderuncoronel
PatmanoPatmore,norecuerdobien,paradecirmequeeraindispensablequejamásrevelarahabertenido
contactoconJakedespuésdelcasodelaminaAngelito.
—¿Ledioalgunaexplicación?
Ellameneólacabeza.
—No; simplemente que al gobierno le interesaba que se guardara silencio. Después me entregó el
chequepordiezmildólaresysemarchó.
Seagramsedesplomóensusillóncomosilehubieranquitadodeloshombrosungranpeso.Parecía
imposible que esa anciana de noventa y tres años tuviera la clave para hallar un mineral perdido que
valíamilesdemillonesdedólares,peroasíera.
Seagramlamiróysonrió.
—Esealmuerzoprometidoempiezaaparecermemuytentador.
Ellaledevolviólasonrisaconmiradamaliciosa.
—ComohabríadichoJake,aldiabloconelalmuerzo.Bebamosantesunacerveza.
16
Losrayosdelsolponienteseveíantodavíasobreelhorizonte,cuandoelprimerrumordeuntrueno
distante indicó que se avecinaba una tormenta eléctrica. El aire era cálido y la suave brisa costera
acariciabaelrostrodeSeagramque,sentadoenlaterrazadelclubBahíadeBalboa,tomabasucoñac
despuésdelacena.
Eranlasocho,horaenqueloselegantesresidentesdelaplayadeNewportiniciabansuvidasocial
nocturna.Despuésdedarseunremojónenlapiscinadelclub,Seagramhabíacomidotemprano.Sentado
allí,oíaelgruñidodelacercanatormenta.Elairesehizodenso,cargadodeelectricidad,peronohabía
señales de lluvia ni viento. En el fogonazo del relámpago pudo ver embarcaciones de recreo que
cruzaban la bahía con sus luces rojas y verdes de navegación, con su pintura blanca que les daba el
aspectodesilenciososyfugitivosespectros.Otrorayoatravesóelairenocturno,unadentadahorquilla
quepartióelcielonublado.LomirócaerenalgunapartetraslostejadosdelaisladeBalboa,ycasien
elmismoinstanteelbramidodeltruenoestallóensustímpanos,comouncañonazo.
TodoslosdemássehabíantrasladadonerviosamentealinteriordelcomedorySeagramnotardóen
descubrirquelaterrazaestabadesierta.Sequedó,disfrutandolaexhibicióndefuegosartificialesquele
ofrecíalanaturaleza.Terminóelcoñacysereclinóensusillaalaesperadelsiguienterelámpago.Éste
notardóenllegar,iluminandoaunafiguradepiejuntoalamesa.Eraunhombrealtodecabellonegroy
rasgos recios, que lo miraba fijamente con ojos serenos y penetrantes. Luego el desconocido volvió a
fundirseenlaoscuridad.
Alalejarseeltrueno,unavozaparentementeincorpóreapreguntó:
—¿EsustedGeneSeagram?
Seagramvaciló,esperandoaquesusojossereadaptaranalaoscuridadquesucedióalrelámpago.
—Sí…
—Tengoentendidoquemebuscaba.
—Norecuerdosunombre…
—SoyDirkPitt.
ElcielovolvióailuminarseySeagramsesintióaliviadoalverunacarasonriente.
—Sediría,señorPitt,quelasaparicionesmelodramáticassonunacostumbresuya.¿Tambiénconjuró
estatormentaeléctrica?
LarisaconquelerespondióPittfueacompañadaporuntrueno.
—Todavíanodominoesahabilidad,peroestoylograndoprogresosencuantoadividirelmarRojo.
Conunademán,Seagramleindicóunasilla.
—¿Quieresentarse,porfavor?
—Gracias.
—Leofreceríaunacopa,peroesevidentequeelcamareroletemealosrayos.
—Lopeorestápasando—dijoPitt,mirandoelcielo.Suvozeraserena.
—¿Cómomehaencontrado?—inquirióSeagram.
—Fueunprocesogradual—replicóPitt—.EnWashingtonllaméasuesposayelladijoquehabíaido
aMundodelDescansoenviajedenegocios.Comoesoquedaapocoskilómetrosdeaquí,preguntéal
guardiadelaentrada,quiendijohaberhechopasarauntalGeneSeagramcuyoingresofueaprobadopor
unaseñoradeAustin.Esta,asuvez,mencionóquelehabíarecomendadoelclubBahíadeBalboacuando
usted anunció su deseo de posponer su regreso en avión a Washington y descansar hasta mañana. Lo
demásfuefácil.
—Deberíasentirmehalagadoporsuestilopersistente.
Pittasintióconlacabeza.
—Fuetodomuyelemental…
—Porunaafortunadacircunstancia,nosencontramosenelmismoparaje—dijoSeagram.
—Siempre me gusta tomarme unos días libres para practicar deportes acuáticos en esta época del
año.Mispadrestienenunacasadelotroladodelabahía.Podríahabermecomunicadoconustedantes,
peroelalmiranteSandeckerdijoquenocorríaprisa.
—¿Conoceustedalalmirante?
—Trabajoparaél.
—Entonces,¿pertenecealaNUMA?
—Sí,soydirectordeproyectosespecialeseneseorganismo.
—Sunombremeparecióvagamentefamiliar.Miesposalohamencionado.
—¿Dana?
—Sí,¿hatrabajadoconella?
—Una sola vez. Llevé suministros en avión a la isla Pitcairn el verano pasado, cuando ella y su
equipoarqueológicodelaNUMAbuceabanparasacarobjetosdelBounty.
Seagramlosmiró.
—AsíqueelalmiranteSandeckerledijoquenohabíaprisaparaquesecomunicaraconmigo…
Pittsonrió.
—Segúndeduzco,ustedlofastidióconunallamadatelefónicaenmitaddelanoche.
LasnegrasnubeshabíanvoladohaciaelmarylosrayoscaíansobreCatalina,delotroladodelcanal.
—Yahoraquemetieneatiro,¿enquépuedoserleútil?—dijoPitt.
—PuedeempezarhablándomedeNuevaZembla.
—Nohaymuchoquedecir—repusoPitt—.Estuveacargodelaexpediciónencargadaderecogera
su agente. Cuando no se presentó a tiempo, tomé prestado el helicóptero del barco e hice un vuelo de
exploraciónhastalaislarusa.
—Searriesgómucho.Losradaressoviéticospodríanhaberlocaptadoensuspantallas.
—Toméencuentaesaposibilidad.Voléamenosdetresmetrosdelaguaymantuvemivelocidadde
vuelopordebajodelosquincenudos.Aunquemehubierancaptado,habríaaparecidoenelradarcomo
unapequeñanavepesquera.
—¿Quépasóunavezllegóalaisla?
—RecorrílacostahastaqueencontrélabalandradeKoplinamarradaenunaensenada.Aterricécon
el helicóptero cerca de allí y comencé a buscarlo. Fue entonces cuando oí disparos a través de una
muralladenievequehabíasidolevantadaporunaráfagadeviento…
—¿CómofueposibleencontraraKoplinyelsoldadoruso?Hallarlosenplenatormentadenievees
comoencontrarunaagujaenunpajarhelado.
—Lasagujasnoladran—contestóPitt—.Seguílosladridosdeunperroqueibaalacaza…Esome
condujohastaKoplinyelsoldado.
—Aesteúltimo,porsupuesto,loasesinó—dijoSeagram.
—Supongo que un fiscal podría sugerir eso —contestó Pitt con airoso ademán—. Pero, en ese
momentomeparecióadecuadohacerlo.
—¿Ysielsoldadohubierasidotambiénagentemío?
—Los camaradas de armas no se maltratan sádicamente, en especial cuando uno de ellos está
gravementeherido.
—Yelperro…¿eranecesarioquemataraalperro?
—Se me ocurrió que, librado a sus propios medios, podría haber conducido a una patrulla
exploradora hasta el cadáver de su amo. En cambio, lo más probable es que ni uno ni otro sean
descubiertosjamás.
—¿Siemprellevapistolaconsilenciador?
—EstanofuelaprimeravezqueelalmiranteSandeckermeencomiendauntrabajosucio,ajenoamis
obligacioneshabituales—dijoPitt.
—TengoentendidoqueantesdellevaraKoplinhastaelbarco,destruyósuembarcación.
—Conbastantedestreza,creo—replicóPittconuntonoquenodelatabaningunavanidad—.Perforé
elcasco,icélavelaylodejéaladeriva.Calculoquesehundióparasiempreaunoscincokilómetrosde
lacosta.
—Searriesgóusteddemasiado—dijoSeagramconirritación—.Seatrevióainmiscuirseenalgoque
noleconcernía.Desafióalaautoridadrusaalcorrerungraveriesgosinautoridadparaello.Yasesinóa
sangre fría a un hombre y su animal… Si todos fuéramos como usted, señor Pitt, este país sería muy
desdichado.
PittselevantóyseinclinósobrelamesahastaquedarcaraacaraconSeagram.
—Nomehaceustedjusticia—dijoconunamiradafríacomounglaciar—.Omitiólomejor.Fuiyo
quiendiosusangreasuamigoKoplindurantesuoperación.Fuiyoquienordenóalbarcopasardelargo
frenteaOsloyencaminarsehaciaelaeródromoestadounidensemáscercano.Yfuiyoquienconsiguió
conelcomandantedelabasesuaviónprivadodetransporteparallevaraKoplindevueltaaEstados
Unidos.Enconclusión,señorSeagram,Pitt,elávidodesangre,elperrorabioso,seconfiesaculpable…
culpable de rescatar los fragmentos de su espionaje furtivo en el Ártico. No esperaba un desfile con
confetiporBroadwayniunamedalladeoro;conunsimple«gracias»habríabastado.Encambio,suboca
sóloescupegroseríaysarcasmo.Noséquélepreocupa,Seagram,perohayalgoqueestáclaro:esusted
unimbécildeprimera.Ycontodoelrespetoquememerece,váyasealamierda.
Pittsevolvió,seinternóenlassombrasydesapareció.
17
ElprofesorPeterBarshovpasóunacurtidamanoporsuencanecidocabelloyconsupipaapuntóa
Prevlov,queestabasentadodelotroladodelescritorio.
—No,no,capitán;leaseguroqueelhombrequeenviéaNuevaZemblanosufrealucinaciones.
—Pero un socavón… —murmuró Prevlov, incrédulo—. ¿Un socavón desconocido, sin explorar en
sueloruso?Nolohabríacreídoposible.
—No obstante, es así —replicó Barshov—. Los primeros indicios aparecieron en nuestras
fotografías aéreas de contorno. Según mi geólogo, que logró entrar, el túnel es muy viejo tal vez de
setentauochentaaños.
—¿Dedóndesalió?
—Nodedónde,capitán.Lacuestiónesquiénloexcavóyporqué.
—¿DicequeelInstitutoLeongoroddeGeologíanolotieneregistrado?—preguntóPrevlov.
Barshovmeneólacabezanegativamente.
—Niunapalabra.Sinembargo,quizáencuentreunrastrodeélenlosarchivosdelaOjrana.
—LaOjrana…ah,sí,lapolicíasecretadeloszares.—Prevlovhizounabrevepausa—.No,noes
probable.Enesaépocaloúnicoquelespreocupabaeralarevolución.Nosehabríanmolestadoporuna
minaclandestina.
—¿Clandestina?Nopuedeestarsegurodeeso.
Prevlovsediolavueltaymiróporlaventana.
—Perdóneme,profesor,peroesqueenmiprofesiónasignomotivosmaquiavélicosatodo.
Barshovsequitólapipadelabocayapisonóeltabacodelacazoleta.
—He leído con frecuencia relatos sobre minas fantasmas en Occidente pero éste es el primero de
esos misterios que he oído mencionar en la Unión Soviética. Es casi como si fuera un presente de los
norteamericanos.
—¿Porquélodice?—PrevlovsevolvióhaciaBarshov—.¿Quétienequeverconellos?
—Talveznada,talveztodo.ElequipohalladodentrodeltúnelfuemanufacturadoenEstadosUnidos.
—Noesunapruebaconcluyente—dijoPrevlovconescepticismo—.Esposiblequeelequipohaya
sidosimplementecompradoalosnorteamericanosyutilizadoporotros.
Barshovsonrió.
—Esunapresunciónválida,capitán,salvoporelhechodequeeneltúnelsedescubrióelcadáverde
unhombre.Sédebuenafuentequesuepitafioestabaescritoenlajerganorteamericana.
—Interesante—dijoPrevlov.
—Le pido disculpas por no proporcionarle datos más precisos —dijo Barshov—. Comprenderá
usted que mis observaciones son sólo de segunda mano… Por la mañana tendrá sobre su escritorio un
informe detallado acerca de lo que hallamos en Nueva Zembla y mis colaboradores estarán a su
disposiciónparacualquierinvestigaciónadicional.
—Laarmadaleagradecesucooperación,profesor.
—ElInstitutoLeongorodestásiemprealserviciodenuestropaís—declaróBarshov,incorporándose
yhaciendounaformalreverencia—.Siesoestodoporahora,capitán,volveréamioficina.
—Hayalgomás,profesor…
—¿Qué?
—Nohamencionadosisusgeólogosdescubrieronindiciosdeminerales.
—Nadadevalor.
—¿Nadaenabsoluto?
—Elementosresidualesdeníquelycinc,ademásdevestigiosradiactivosdeuranio,torioybizanio.
—Noconozcolosdosúltimos.
—Bombardeado con neutrones, el torio puede ser convertido en combustible nuclear —explicó
Barshov—.Seloempleatambiénparareparardiversasaleacionesdemagnesio.
—¿Yelbizanio?
—Muy poco se sabe de él. Nunca se lo descubrió en cantidad suficiente para efectuar ensayos
efectivos. —Barshov golpeó su pipa en un cenicero—. Los franceses son los únicos que se han
interesadoenéldesdehaceaños.
Prevlovlevantólavista.
—¿Losfranceses?
—Hangastadomillonesdefrancosenviandoexpedicionesgeológicasensubuscaportodoelmundo.
Queyosepa,ningunadeellastuvoéxito.
—Sediríaquesabenalgoquenuestroscientíficosignoran.
Barshovseencogiódehombros.
—Noestamosalacabezaentodaslasempresascientíficasdelmundo,capitán.Deserasí,nosotros,
ynolosnorteamericanos,estaríamosconduciendovehículosporlasuperficielunar.
—Graciasnuevamente,profesor.Esperosuinformedefinitivo.
18
AcuatrocallesdeledificiodelMinisteriodeMarina,eltenientePavelMarganindescansabaenun
bancodeunparque,leyendoconindiferenciaunlibrodepoemas.Eramediodíaylaszonasdecésped
estaban repletas de oficinistas que comían su almuerzo bajo las hileras de árboles, regularmente
espaciadas.Devezencuandoalzabalavistayechabaunamiradaaunaqueotramuchachaquepasaba.
Alasdoceymedia,unhombregordo,vestidoconunarrugadotraje,sesentóenelotroextremodel
bancoycomenzóadesenvolverunpequeñopandecentenoyuntazóndepatatas.Luegosevolvióhacia
Marganinconunaampliasonrisa.
—¿Le apetece un trozo de pan, marinero? —preguntó jovialmente el desconocido, palmeándose la
barriga—.Tengodesobraparados…Miesposainsisteenmantenermegordoparaquelasmuchachasno
mepersigan.
Marganinmeneólacabezayvolvióasulectura.
Elotroseencogiódehombrosymordióuntrozodepan.Comenzóamasticarvigorosamente,pero
estabafingiendo;teníalabocavacía.
—¿Quétieneparamí?—murmuróentremovimientosdemandíbula.
Marganinfijólavistaensulibroylolevantóunpocoparaocultarloslabios.
—Prevlov tiene amoríos con una mujer de cabello negro y corto, que usa zapatos caros, de tacón
bajo,númeroseis,ytienepredilecciónporelChartreuse.
Conduceuncochedelaembajadanorteamericana,matrículaUSAunocuatroseis.
—¿Estásegurodequesusdatossoncorrectos?
—Absolutamente —murmuró Marganin mientras daba vuelta a una página con aire descuidado—.
Sugieroqueactúendeinmediatoapartirdemiinformación.Talvezsealapiezaqueestamosbuscando.
—Latendréidentificadaantesquesepongaelsol.—Eldesconocidocomenzóamasticarsuspatatas
ruidosamente—.¿Algomás?
—NecesitoautossobreelproyectoSiciliano.
—Nuncaloheoídomencionar.
Marganinbajóellibroysefrotólosojos,siempreconunamanoanteloslabios.
—Esunproyectodedefensa,conectadodealgúnmodoconlaAgenciaNacionaldeInvestigaciones
Marinas.
—Ellospuedenmostrarsedesconfiadosconrespectoadejarfiltrarinformaciónsobrelosproyectos
dedefensa.
—Dígalesquenosepreocupen.Serámanejadocondiscreción.
—Dentrodeseisdías.EnellavabodehombresdelrestauranteBorodino.Alassietemenosveintede
latarde.
Marganin cerró su libro y se desperezó. A modo de saludo, el desconocido tragó otro puñado de
patatas,sinhacercasodeMarganin,quienseincorporóyechóaandardespaciohaciaelMinisteriode
Marinasoviético.
19
Elsecretariodelpresidentesonriócortésmenteysepusodepietrassuescritorio.Eraaltoyjoven,
decaraamistosayvivaz.
—LaseñoraSeagram,porsupuesto…Leruegoquepaseporaquí.
Condujo a Dana hasta el ascensor de la Casa Blanca y se apartó para dejarla entrar. Ella aparentó
indiferencia.Siélsabíaosospechabaalgo,laestaríadesnudandomentalmente.Lanzóunamiradafurtiva
alsecretario,cuyosojosinescrutablespermanecieronfijosenlaslucescorrespondientesalospisos,que
seencendíanyapagaban.
Seabrieronlaspuertasyellasiguióporelpasillohastaunodelosdormitoriosdeltercerpiso.
—Allíestá,sobrelarepisadelachimenea—dijoelsecretario—.Loencontramosenelsótano,enun
cajónsinidentificar.Unabellísimaobradearte…Elpresidenteinsistióenquelotrajéramosaquí,donde
selopuedeadmirar.
Danaentrecerrólosojoscuandoseencontrócontemplandoelmodelodeunveleroqueyacíaenuna
cajadecristalencimadelachimenea.
—Elpresidenteteníalaesperanzadequeustedpudieradilucidarunpocosuhistoria—continuóel
secretario—.Comopuedever,nohayindicacióndenombreenelcasconienlacubiertaqueloprotege.
Ellaseacercóalachimeneaparavermásdecerca.Estabaconfundida;aquellonoeraloquehabía
esperado, ni mucho menos. Esa mañana, por teléfono, el secretario había dicho simplemente: «El
presidentequieresabersiaustedleresultacómodopasarporlaCasaBlancaalrededordelasdosdela
tarde».Unaextrañasensaciónlerecorrióelcuerpo.Nosupoconcertezasieradedecepciónodealivio.
—Ajuzgarporelaspecto,esunbarcomercantedeprincipiosdelsiglodieciocho—dijo—.Tendría
quehaceralgunosbocetosycompararlosconantiguosregistrosdelosArchivosNavales.
—ElalmiranteSandeckerdijoquesialguienpodíaidentificarlo,erausted.
—¿ElalmiranteSandecker?
—Sí,fueélquienlarecomendóalpresidente—repusoelsecretario,dirigiéndosehacialapuerta—.
Haypapelylápizenlamesadenoche.Tengoquevolveramiescritorio.Porfavor,tómeseeltiempoque
necesite.
—Pero¿yelpresidente…?
—Está jugando al golf. No será molestada. Cuando termine, baje en el ascensor hasta el piso
principal.
Yantesdequeellapudieracontestar,elsecretariosediolavueltaysalió.
Danasesentópesadamenteenelbordedelacamaysuspiró.Despuésdelallamadatelefónica,había
corrido a su casa para tomar un baño perfumado y ponerse un vestido blanco, juvenil, virginal, sobre
ropainteriornegra.Ytodohabíasidoparanada.Elpresidentenoqueríahacerelamor;sóloqueríaque
ellaidentificaraelmalditomodelodeunviejobarco.
Ostensiblemente defraudada, fue al tocador y contempló su cara. Cuando salió, la puerta del
dormitorio estaba cerrada y junto a la chimenea se hallaba el presidente, bronceado y con aspecto
juvenil,encamisadeportivaypantalonesholgados.
LosojosdeDanaseagrandarondeasombro.
—Sesuponequedeberíaestarjugandoalgolf—atinóadecirtontamente.
—Esodiceenmiagenda.
—Entonces,delmodelodebarco…
—ElbergantínRoanoke,botadoenVirginia—dijoél,señalandoelmodeloconunmovimientodela
cabeza—.Suquillafueconstruidaen1728yseestrellócontralosarrecifescercadeNuevaEscociaen
1743.Mipadreconstruyóestemodeloapartirdecerohaceunoscuarentaaños.
—¿Sehatomadotantasmolestiassóloparavermeasolas?—preguntóella,aturullada.
—Esobvio,¿no?
Danalomirófijamente.Éllesostuvolamiradayellaseruborizó.
—Verá usted —continuó él—, quería tener una pequeña charla informal con usted, a solas, sin
interferenciasniinterrupcionesdemissubordinados.
Lahabitacióngiróalrededordeella.
—¿Usted…ustedsóloquierehablarconmigo…?
Elpresidentelamiróunmomentoconcuriosidad;luegosonrió.
—Mehalaga,señoraSeagram.Jamásmepropuseseducirla.Temoquemifamademujeriegoseaun
tantoexagerada.
—Peroenlafiesta…
—Comprendo—dijoélmientraslatomabadelamanoylaconducíaaunsillón—.Cuandolesusurré
«tengoqueverlaasolas»,ustedlointerpretócomounaproposicióndeunviejolibidinoso…Perdóneme,
nofueésamiintención.
Danasuspiró.
—Mepreguntéquéveríaunhombrequepodíatenercualquiermujerconsólochasquearlosdedos,en
unavulgararqueólogamarina,detreintayunañosycasada.
—Nosehaceustedjusticia—dijoél,súbitamenteserio—.Enrealidadesmuyatractiva.
Danasintióquevolvíaaruborizarse.
—Duranteañosnadiemehahechounaproposición.
—Quizáporquelamayoríadeloshombreshonorablesnohacenproposicionesaunamujercasada.
—Megustaríacreerlo.
Élacercóunasillayseacomodófrenteaella.Danapermaneciósentada,conlasrodillasjuntas,las
manossobreelregazo.Lapregunta,cuandollegó,lapillótotalmentedesprevenida.
—Dígame,señoraSeagram,¿estátodavíaenamoradadeél?
Ellalomirófijamente,perpleja.
—¿Dequién?
—Desumarido,porsupuesto.
—¿Gene?
—Sí,Gene—dijoélsonriendo—.Amenosquetengaotroesposoocultoenalgunaparte.
—¿Porquélopregunta?
—Geneseestádesmoronandointeriormente.
Danasemostródesconcertada.
—Trabajamucho,peronopuedocreerqueestéalbordedeuncolapsonervioso.
—En el sentido clínico, no. —La expresión del presidente era sombría—. Sin embargo, está
sometidoaunaenormetensión.Siademásdelrecargodetrabajotieneproblemasmatrimonialesgraves,
talvezllegueallímite.Nopuedopermitirqueesosuceda,todavíano,hastaqueconcluyaunproyecto
estrictamentesecretoqueesvitalparalanación.
—Esesemalditoproyectosecretoloqueseinterponeentrenosotros—estallóella,furiosa.
—Eso,yotrosproblemas…porejemplo,sunegativaatenerhijos.
Ellalomiróatónita.
—¿Cómoesposiblequesepatodoesto?
—Porlosmétodoshabituales.Elcómonotieneimportancia.Loimportanteesqueustedsemantenga
juntoaGenedurantelospróximosdieciséismesesyqueledétodoelcuidadoylaternuradequesea
capaz.
Danaabrióycerrólasmanosnerviosamente.
—¿Tanimportantees?—dijocasisinvoz.
—Sí,loes—repusoél—.¿Meayudará?
Ellaasintióensilencio.
—Muybien.—Lepalmeólasmanos—.EntrelosdosquizálogremosmantenerencarriladoaGene.
—Lointentaré,señorpresidente.Sitantosignifica,lointentaré.Nopuedoprometerlemás.
—Confíoenusted.
—Perosigonegándomeatenerhijos—agregóellacontonodesafiante.
Élmostrólafamosasonrisaquelosfotógrafoscaptabancontantafrecuencia.
—Puedoordenarunaguerraypuedoordenarqueloshombresmueran,peronisiquieraelpresidente
deEstadosUnidostienepoderparaordenaraunamujerquequedeembarazada.
Danarióporprimeravez.Resultabamuyextrañohablaríntimamenteconelhombremáspoderosodel
mundo.Elpodereraunafrodisíaco,yellacomenzóasentirlaamargadesilusióndenoserllevadaala
cama.
Elpresidenteselevantóylacogiódelbrazo.
—Ahora debo irme. Dentro de unos minutos tengo una entrevista con mis asesores económicos. —
Comenzóaguiarlahacialapuerta.Deprontosedetuvo,laatrajohaciasí,ylabesó.Cuandolasoltó,la
miróalosojosydijo:
—EsustedunamujermuydeseableseñoraSeagram.Noloolvide.
Ylaacompañóhastaelascensor.
20
DanaaguardabaenlasaladeesperacuandoSeagrambajódelavión.
—¿Quéhaocurrido?—preguntóél—.Haceañosquenomeesperasenelaeropuerto.
—Sentíunirresistibleimpulsodehacerlo—sonrióella.
Seagram retiró su equipaje y juntos se dirigieron al aparcamiento. Ella le apretaba el brazo. Los
hechosdelatardeparecíanahoraunsueñolejano.Danateníaquerecordarsesincesarqueotrohombre
laconsiderabaseductorayquehastalahabíabesado.
Sentándose al volante condujo hacia la autopista. Ya había pasado la hora del tránsito intenso, de
modoquecruzaronconrapidezlazonadeVirginia.
—¿ConocesaDirkPitt?—preguntóél,rompiendoelsilencio.
—Sí,esdirectordeproyectosespecialesdelalmiranteSandecker.¿Porqué?
—Leajustarélascuentasaesemalnacido—repusoél.
Danalomiróasombrada.
—¿Quérelacióntienesconél?
—Arruinóunaparteimportantedelproyecto.
Ellaseaferróalvolante.
—Teencontrarásconunhuesoduroderoer—declaró.
—¿Porquélodices?
—EnlaNUMAseloconsideraunmito.Lalistadesushazañasdesdequeingresóenlaagenciasólo
essuperadaporsusrelevantesantecedentesbélicos.
—¿Y?
—PuesqueeselniñomimadodelalmiranteSandecker.
—OlvidasquetengomásinfluenciaanteelpresidentequeelalmiranteSandecker.
—¿MásqueelsenadorGeorgePitt,deCalifornia?—preguntóellasinrodeos.
Seagramsevolvióparamirarla.
—¿Sonparientes?
—Padreehijo.
Él se repantigó en el asiento y permaneció durante varios kilómetros sumido en un silencio
malhumorado.
Danaapoyólamanoderechaenlarodilladesumarido.Cuandosedetuvoanteunsemáfororojo,se
inclinóylobesó.
—¿Quésignificaesto?
—Esunsoborno.
—¿Cuántomevaacostar?—refunfuñóél.
—Tengo una idea —anunció ella—. ¿Te apetece ir a ver esa nueva película de Brando? Después
podemos disfrutar de una magnífica cena con langostas en la taberna Viejo Potomac, luego ir a casa,
apagarlaslucesy…
—Llévamealaoficina,tengoquetrabajar—dijoél.
—Porfavor,Gene,noteexijastanto—rogóella—.Mañanatienestiempoparatrabajar.
—No,¡ahora!—insistióél.
Elabismoquelosseparabaerainsalvableyyanadavolveríaasercomoantes.
21
Seagram miró el maletín metálico que había sobre el escritorio, y luego levantó la vista hacia el
coronelyelcapitánqueestabandepieanteél.
—¿Nohayerrorenesto?
Elcoronelnegóconlacabeza.
—InvestigadoyverificadoporeldirectordelosArchivosdeDefensa,señor.
—Lohabéishechorápido.Gracias.
Elcoronelnomostróintencionesdeirse.
—Disculpe, señor, tengo que esperar y volver al Departamento de Defensa llevando el legajo
conmigo.
—¿Porordendequién?
—Del secretario —repuso el coronel—. Las medidas de seguridad del Departamento de Defensa
exigenquetodomaterialclasificadocomoConfidencialCódigoCincoseamantenidobajovigilanciaen
todomomento.
—Entiendo—dijoSeagram—.¿Puedoestudiarellegajoasolas?
—Sí, señor. Mi asistente y yo esperaremos fuera, pero debo insistir respetuosamente en que no se
permitaanadieentrarensuoficinanisalirdeellamientrasellegajoestéensupoder.
Seagramasintió.
—Bien,señores,póngansecómodos…Misecretariaestaráadisposicióndeustedessiquierencaféy
refrescos.
—Gracias,señorSeagram.
Una vez a solas, Seagram permaneció unos instantes sentado, inmóvil. Tenía frente a los ojos la
recompensa a cinco años de trabajo. ¿O no? Tal vez los documentos contenidos en aquel maletín
conducirían sólo a otro misterio, o peor aún, a un callejón sin salida. Introdujo la llave y lo abrió.
Conteníacuatrocarpetasyunapequeñalibreta.Enlosrótulosdelascarpetasseleía:
CD5C76651911Informesobreelvalorcientíficoymonetariodelelementobizanio.
CD5C 7687 1911 Correspondencia entre el secretario de Guerra y Joshua Hays Brewster,
examinandolaposibleadquisicióndebizanio.
CD5C 7720 1911 Memorándum del secretario de Guerra al presidente, respecto de fondos para el
PlanMilitarSecreto371-990-R85.
CD5C 8039 1912 Informe de la investigación realizada sobre las circunstancias que rodearon la
desaparicióndeJoshuaHaysBrewster.
Elcuadernosetitulabasimplemente«DiariodeJoshuaHaysBrewster».
La lógica indicaba que Seagram estudiara primero las carpetas, pero dejando de lado la lógica, se
reclinóensusillónyabrióeldiario.
Cuatro horas más tarde puso el cuaderno encima de las carpetas y pulsó un botón de su
intercomunicador.Casideinmediatoseabrióunpanelocultoenunaparedlateral,yentróunhombre.
—¿Cuántotardaráenfotocopiartodoesto?
Elhombrehojeóelcuadernoyatisboenlascarpetas.
—Cuarentaycincominutos.
Seagramasintió.
—Muybien,empieceahoramismo.Fuerahayalguienesperandolosoriginales.
Cuando volvió a cerrarse el panel, Seagram abandonó fatigado su sillón y se dirigió al cuarto de
baño.Cerrólapuertayseapoyóenella,conlacaracontorsionadaenunamáscaragrotesca.
—Oh,no,Diosmío—gimió—.Noesjusto,noesjusto.
Luegoseinclinósobreelsumideroyvomitó.
22
ElpresidenteestrechólasmanosdeSeagramyDonnerenlapuertadesudespacho,enCampDavid.
—Lamento haberlos hecho venir aquí a las siete de la mañana, pero es la única hora en que podía
atenderlos.
—No hay problema, señor presidente —repuso Donner—. De todos modos, a esta hora estoy
habitualmentehaciendogimnasia.
ElpresidentecontemplólacorpulenciadeDonnerconojosburlones.
—¿Quiénsabe?Talvezlohayasalvadodeunataquecardíaco.—Rióantelalúgubreexpresiónde
Donneryloscondujoalestudio—.Siéntenseypóngansecómodos.Hepedidoundesayunoligero.
Se sentaron en un sofá y un sillón frente a una ventana panorámica que daba a las colinas de
Maryland.Lessirvieroncaféconunabandejadepastas.
—Bien, Gene, espero que tengan buenas noticias esta vez. El proyecto Siciliano es nuestra única
esperanza de terminar con esta descabellada carrera de armamento con los rusos y los chinos. —El
presidenteserestrególosojos—.Debedeserlamayorexhibicióndeestupidezdesdeloscomienzosde
la humanidad, sobre todo si se tiene en cuenta el hecho trágico y absurdo de que cada país puede
convertir en cenizas al otro por lo menos cinco veces seguidas. —Hizo un ademán de impotencia—.
Bastadecosastristes…Infórmenmesobrelasituación.
Delotroladodelamesita,Seagramlomiróconojosfatigados,sosteniendolacopiadellegajodel
ArchivodeDefensa.
—Porsupuesto,señorpresidente,sabeloquehemoshechohastaahora…
—Sí,heestudiadolosinformesdesuinvestigación.
SeagramtendióalpresidenteunacopiadeldiariodeBrewster.
—Creoqueaquíencontraráunapasionanterelatodeintrigaysufrimientohumanoenelsigloveinte…
La primera anotación data del 8 de julio de 1910, y se inicia al partir Joshua Hays Brewster de las
montañas de Taimir, cerca de la costa norte de Siberia. Allí pasó nueve meses abriendo una mina de
plomo,bajocontratoconsusempleadores,laSociétédesMinesdeLorraine,paraelzardeRusia.Luego
relata cómo la nave en que viajaba, un pequeño barco costero con rumbo a Arcángel, se perdió en la
nieblayencallóenlaislasuperiordeNuevaZembla.Porsuerte,lanavenosufriódañosserios,ylos
hombreslograronsobrevivirdentrodesuheladocascodeacerohastaqueunafragatarusalosrescató,
casi un mes más tarde. Durante este tiempo, Brewster dedicó su tiempo a explorar la isla. Al
decimoctavo día descubrió un conjunto de extrañas rocas en la ladera de la montaña Bednáia. Como
nunca había visto antes ese tipo de composición, se llevó consigo varias muestras a Estados Unidos,
llegandofinalmenteaNuevaYorksesentaydosdíasdespuésdehabersalidodelaminadeTaimir.
—Asíqueyasabemoscómofuedescubiertoelbizanio—comentóelpresidente.
Seagramasintióconungestoycontinuó.
—Brewsterentregóasusempleadorestodaslasmuestras,salvouna,queconservopuramentecomo
recuerdo.Unosmesesmástarde,alnotenernoticias,preguntóaldirectorestadounidensedelaSociété
desMinesdeLorrainequéhabíapasadoconsusmuestrasdemineraldelamontañaBednáia.Seledijo
que,habiendoresultadocarentesdevalor,lashabíanretirado.Brewster,desconfiado,llevólamuestra
quelequedabaalaOficinadeMinas,enWashington,paraquelaanalizaran.Quedóatónitoalenterarse
dequeerabizanio,unelementohastaentoncesvirtualmentedesconocido.
—¿Brewster había informado a la Société dónde estaba localizado el bizanio? —inquirió el
presidente.
—No;actuandoconastucia,selimitóadarlesvagasindicacionesalrespecto.Adecirverdad,sugirió
inclusoqueestabasituadoenlaislainferiordeNuevaZembla,muchoskilómetrosalsur.
—¿Porquéesesubterfugio?
—Una táctica habitual entre los exploradores de minas —respondió Donner—. Reservándose la
ubicación exacta de un hallazgo prometedor, el descubridor puede negociar un porcentaje mayor de
gananciasparaeldíaenquelaminaentreenfuncionamiento.
—Entiendo—murmuróelpresidente—.Pero¿quéindujoalosfrancesesaguardarelsecretoyaen
1910?¿Quépuedenhabervistoenelbizanioquenadiemásviodurantesetentaaños?
—Paraempezar,susimilitudconelradio—dijoSeagram—.LaSociétédesMinespasólasmuestras
deBrewsteralInstitutoRadiológicodeParís,dondesuscientíficoshallaronqueciertaspropiedadesdel
bizanioyelradioeranidénticas.
—Ycomocostabacincuentamildólaresobtenerungramoderadio—agregóDonner—,elgobierno
francésviodeprontolaposibilidaddeaceptarlaúnicaprovisiónconocidaenelmundodeunelemento
fantásticamente costoso. Con tiempo suficiente, podrían haber obtenido cientos de millones de dólares
conalgunoskilosdebizanio.
Elpresidentesacudiólacabezaconincredulidad.
—¡Diossanto!Sirecuerdobien,unaonzapesaalrededordeveintiochogramos.
—Asíes,señor.Unaonzadebizaniovalíaunmillóncuatrocientosmildólares.Yeso,alosprecios
de1910.
Elpresidenteseincorporólentamenteymiróporlaventana.
—¿QuéhizoBrewsterdespués?
—Entregó la información que poseía al Departamento de Guerra —contestó Seagram, mientras
sacabalacarpetarelativaalosfondosparaelplanmilitarsecreto371-990-R85ylaabría—.Sisupieran
todoloqueocurrió,losmuchachosdelaCIAestaríanorgullososdelaorganizaciónquelosprecedió.
CuandolosgeneralesdelaantiguaOficinadeInteligenciaMilitarcomprendieronloqueBrewsterhabía
descubierto,idearonlajugarretamássensacionaldelsiglo.SeordenóaBrewsterinformaralaSociété
des Mines que había identificado las muestras de mineral y engañarlos haciéndoles creer que iba a
formarunacorporaciónmineraybuscarelbizanioporsucuenta.Teníaalosfrancesesensusmanosy
ellos lo sabían. Ya se habían dado cuenta de que sus indicaciones respecto a la ubicación eran muy
inexactas.SinBrewsternohabíabizanio.Noteníanotraalternativaquecontratarlocomoingenierojefea
cambiodeunapartedelasganancias.
—¿Nuestro propio gobierno no podía haber respaldado una operación minera? —inquirió el
presidente—.¿Porquédarparticipaciónalosfranceses?
—Pordosmotivos—replicóSeagram—.Primero:comoelbizaniosehallabaensueloextranjero,la
minadebíaserexplotadaensecreto.Silosmineroseransorprendidosporlosrusos,seríaculpableel
gobierno francés y no los norteamericanos. Segundo: en esa época el Congreso era muy avaro con el
ejército. Simplemente no había fondos para afrontar una exploración minera en el Ártico, cualesquiera
fuesenlosbeneficiospotenciales.
—Alparecer,losfrancesesjugabancontranaipesmarcados.
—Lamonedateníadoscaras,señorpresidente.Brewsternodudabadequeencuantoabrieralamina
de la montaña Bednáia y comenzara a embarcar el mineral, él y su cuadrilla serían eliminados por
asesinosasueldodelaSociétédesMinesdeLorraine.Esoeraobvioporlaobsesivainsistenciadela
Société en cuanto al secreto. Y otra cosita… fueron los franceses, no Brewster, quienes idearon la
tragediadelaminaAngelito.
—Hay que reconocerles habilidad —dijo Donner—. El simulacro de la mina Angelito era la
cobertura perfecta para eliminar tarde o temprano a Brewster y toda su cuadrilla. Después de todo,
¿cómo era posible acusar a nadie de haber asesinado a nueve hombres en el Ártico, cuando era de
conocimiento público que todos ellos habían muerto seis meses atrás en un accidente minero, en
Colorado?
Seagramcontinuó:
—EstamosrazonablementesegurosdequelaSociétédesMinestrasladóanuestroshéroesensecreto
aNuevaYorkenferrocarril.Esprobablequedesdeallísehayanembarcadoenunanavefrancesacon
nombresfalsos.
—Hay una cuestión que quiero aclarar —dijo el presidente—. Leyendo el informe de ustedes, veo
quesegúnDonnerelequipodemineríahalladoenNuevaZemblafuepedidoporintermediodelgobierno
estadounidense.Esedetallenoencaja.
—Otrasupercheríadelosfranceses—replicóSeagram—.LosarchivosdeJensenyThordemuestran
que el equipo de perforación fue pagado con un cheque extendido contra un banco de Washington. Y
resultaquelacuentaestabaanombredelembajadorfrancés…Fuesimplementeotroardidparaencubrir
laverdaderaoperación.
—Nodescuidaronningúndetalle,¿eh?
Seagramasintió.
—Loplanearonbien,peropeseatodasuperspicacianoadvirtieronqueselosembaucaba.
—YdespuésdeParís,¿qué?—insistióelpresidente.
—Los coloradeños pasaron dos semanas en la oficina de la Société, encargando pertrechos y
haciendopreparativosfinalesparalaexcavación.Cuandoporfintodoestuvolisto,seembarcaronenun
buquedetransportefrancésenElHavreypasaronporelcanaldelaMancha.Elbarcotardódocedíasen
abrirse paso a través de los témpanos del mar de Barents antes de anclar finalmente junto a Nueva
Zembla.Unavezloshombresyelequipoestuvieronasalvoentierra,Brewsterpusoenrápidaejecución
el plan militar secreto y ordenó al capitán de la nave aprovisionadora que no volviera en busca del
mineralhastalaprimerasemanadejunio,casisietemesesmástarde.
—Elplanconsistíaenqueloscoloradeñosyelbizaniosemarcharanmuchoantesdequevolvierael
barcodelaSociétédesMines.
—Exacto.Terminaronsutareadosmesesantesdelafechafijada…Elgrupotardósólocincomeses
enextraerelvaliosoelementodelasentrañasdeaquelinfiernohelado.Fueuntrabajoagotador,perforar,
dinamitaryexcavaratravésdegranitomacizo,contemperaturasdecincuentagradosbajocero.Nunca,
durante los largos meses invernales en las alturas junto a la divisoria continental de las montañas
Rocosas,habíanexperimentadonadaparecidoalosgélidosvientosqueululabanatravésdelmardesde
el gran casquete polar; vientos que se detenían apenas lo necesario para depositar el frío terrible y
reabastecerelmantodehielopermanentequecubrelamontañaBednáia,antesdeseguirsoplandohacia
lacostarusaqueasomasobreelhorizonte,haciaelsur.Paraestoshombres,elcostofueespantoso.Jack
Hobartmuriódefríotrasperderseenunatormentadenieve,ytodoslosdemássufrieronterriblemente
porlafatigayelcongelamiento.SegúnelpropioBrewster,«eraunpurgatorioheladoenelcualnovalía
lapenamalgastarunbuensalivazo».
—Esunmilagroquenomurierantodos—comentóelpresidente.
—Salieron del paso a fuerza de coraje —dijo Seagram—. Al final superaron todos los
inconvenientes.Habíanarrancadoaesepáramoelmineralmásescasodelmundo,ylohabíanlogradosin
quelosdescubrieran.Fueunaclásicaoperacióndecautelaypericiatécnica.
—Entonces,¿escaparondelaislaconelmineral?
—Sí, señor presidente —asintió Seagram—. Brewster y su cuadrilla cubrieron el terreno y las
huellasdelosrielesdemineralydisimularonlaentradaalamina.Despuéstrasladaronelbizanioala
playa, donde lo cargaron a bordo de un pequeño barco de vapor de tres mástiles, enviado por el
Departamento de Guerra bajo la apariencia de una expedición polar. La nave era comandada por el
tenientePratt,delamarinaestadounidense.
—¿Cuántomineralsellevaron?
—SegúnestimacionesdeSidKoplin,alrededordemediatoneladadeprimerísimacalidad.
—¿Yunavezprocesado…?
—Enelmejordeloscasos,deacuerdoconunaconjeturaaproximada,habríanquedadounosquince
kilos.
—MásquesuficienteparacompletarelproyectoSiciliano—dijoelpresidente.
—Enefecto,másquesuficiente—admitióDonner.
—¿LograronvolveraEstadosUnidos?
—No,señor.Dealgúnmodo,losfranceseshabíanprevistolajugadayaguardabanpacientementea
quelosnorteamericanoshicieraneltrabajosucioantesdepresentarseenescenayapoderarsedelbotín.
ApocoskilómetrosdelacostasurdeNoruega,antesqueeltenientePrattpudieraponerrumboaNueva
York, fueron atacados por un misterioso guardacostas de vapor que no enarbolaba ninguna bandera
nacional.
—Sin identificación no habría escándalo internacional —dijo el presidente—. Los franceses lo
previerontodo.
Seagramsonrió.
—Salvo que esta vez perdieron el barco… Como la mayoría de los europeos, subestimaron el
proverbial ingenio yanqui; también nuestro Departamento de Guerra había previsto todas las
contingencias. Antes que los franceses pudieran lanzar una tercera descarga contra el barco
norteamericano, la tripulación del teniente Pratt había dejado caer una falsa cabina de cubierta y
respondíaalfuegoconuncañónocultodecincopulgadas.
—Muybien,muybien—exclamóelpresidente—.ComohabríadichoTeddyRoosevelt,«hurrapor
losnuestros».
—Labatalladurócasihastaelanochecer—continuóSeagram—.DespuésPrattacertóuncañonazo
enlacalderadelguardacostasfrancés,queestallóenllamas.Perotambiénlanavenorteamericanaquedó
estropeada.Susbodegashacíanagua,yPrattteníauntripulantemuertoycuatrogravementeheridos.Tras
consultarse, Brewster y Pratt decidieron encaminarse hacia el puerto más cercano de un país amigo,
llevaratierralosheridosyenviarelmineralaEstadosUnidosdesdeallí.Alamadrugadapasaronjunto
alrompeolasenAberdeen,Escocia.
—¿Nopodíantrasladarsimplementeelmineralaunbuquedeguerranorteamericano?Sindudaeso
habríasidomásseguro…
—No lo sé con certeza —replicó Seagram—. Aparentemente, Brewster temía que entonces los
francesespudieranreclamarelmineralporvíadiplomática,obligandoalosnorteamericanosaadmitirel
roboydevolverelbizanio.Mientrasloconservaraélensupoder,nuestrogobiernopodríasostenerque
desconocíatodoelasunto.
Elpresidentemeneólacabeza.
—EseBrewsterdebedehabersidounverdaderoleón…
—Aunqueparezcaextraño,medíaapenasunmetrocincuentaycinco.
—Eraunhombrenotable,ungranpatriotasipasóportodoeseinfiernosinpensarenningúnbeneficio
personal.
—Lotristeesquesuodiseanohabíaconcluido.—ASeagramcomenzaronatemblarlelasmanos—.
El consulado francés de la ciudad portuaria denunció a los coloradeños. Una noche, antes de que
pudierandescargarelbizanioenuncamión,losagentesfrancesesatacarondesdelassombrasdelmuelle
de embarque. No hubo disparos. Todo fue con puños, cuchillos y palos. Los vigorosos hombres que
provenían de los legendarios pueblos de Cripple Creek, Leadville y Fairplay no desconocían la
violencia.Dieronmásdeloquerecibieron,arrojandoseiscuerposalasaguasdelpuertoantesquesus
demás atacantes desaparecieran en la noche. Pero eso no fue más que el comienzo. De una a otra
encrucijada,deunpobladoalsiguiente,encallesdeciudadesy,alparecer,desdedetrásdecadaárboly
cada portal, continuaron los ataques hasta que la fuga a través de Gran Bretaña dejó un paisaje
ensangrentadoconunaveintenademuertosyheridos.Lasbatallastomaronelaspectodeunaguerrade
desgaste; los hombres de Colorado se enfrentaban con una organización enorme que reemplazaba con
cinco hombres a cada dos que los mineros eliminaban. El desgaste comenzó a notarse. John Caldwell,
AlvinCoulteryThomasPricemurieronenlasafuerasdeGlasgow.CharlesWidneycayóenNewcastle.
WalterSchmidtcercadeStaffordyWarnerO’DemingenBirmingham.Unoporuno,losrudosmineros
veteranosfueronabatidos,manchandoconsusangrelascalles,lejosdesushogares.SóloVernonLeey
JoshuaHaysBrewstersobrevivieronparallevarelmineralhastaelmuelledeultramardeSouthampton.
Elpresidenteapretóloslabiosycerrólospuños.
—Asípues,losfrancesessesalieronconlasuya.
—No, señor presidente. Los franceses jamás tocaron el bizanio. —Seagram tomó el diario de
Brewsterybuscóelfinal—.Leerélaúltimaanotación.Estáfechadael10deabrilde1912:«Lohechoya
noesmásqueunaoraciónfúnebre,porqueestoycasimuerto.AlabadoseaDios,elvaliosomineralque
contandesesperadoesfuerzoarrancamosalasentrañasdeesamontañamalditaestáasalvoenlabóveda
delbarco.SóloquedaráVernonpararelatarlosucedido,puesyopartoenelgranvapordelaEstrella
BlancarumboaNuevaYork,sabiendoqueelmineralestáseguro.DejoestediarioenmanosdeJames
Rodgers,ayudantedelcónsuldeEstadosUnidosenSouthampton,quienseocuparádequelleguealas
autoridadesadecuadasencasodequetambiénamímematen.Diosprotejaeldescansodeloshombres
quesehanidoantesqueyo.CuántoanhelovolveraSouthby».
Unsilenciofríoreinóenelestudio.Elpresidenteseapartódelaventanayvolvióaocuparsusillón.
Allípermanecióunmomentosindecirnada.Porfinhabló:
—¿PuedesignificaresoqueelbizaniosehallaenEstadosUnidos?¿EsposiblequeBrewster…?
—Metemoqueno,señor—murmuróSeagram,conelrostropálidoyperladodesudor.
—Explíquese—exigióelpresidente.
Seagramrespiróprofundamente.
—Porque, señor presidente, el único buque a vapor de la compañía Estrella Blanca que partió de
Southampton,Inglaterra,el10deabrilde1912,fueelTitanic.
—¡El Titanic! —exclamó el presidente, sorprendido. Acababa de comprender la verdad—. Eso
explicaríaporquéelbizaniosehaperdidohacetantosaños.
—Eldestinofuecruelconloscoloradeños—murmuróDonner—.Sedesangraronymurieron,sólo
paraenviarelmineralaunbarcoqueestabadestinadoahundirseenmediodelocéano.
Otrosilencio,máslúgubretodavíaqueelanterior.
Elpresidente,cuyorostroparecíadegranito,preguntó:
—¿Quéharemosahora,señores?
Hubo una pausa de diez segundos; luego Seagram se incorporó vacilante y miró con fijeza al
presidente. La tensión sufrida en los días anteriores, sumada al dolor de la derrota, lo dominó. No les
quedaba otra salida; no tenían más alternativa que seguir hasta el final. Se despejó la garganta y
masculló:
—RescatemoselTitanic.
ElpresidenteyDonnerlomiraron.
—¡Sí,porDios!—dijoSeagramconvozsúbitamenteásperaydecidida—.¡RescatemoselTitanic!
III.
ELABISMONEGRO
23
Septiembrede1987
Lainaccesiblebellezadeunnegropuro,absoluto,pesabasobrelaportilladeobservacióneimpedía
todo contacto con la realidad terrena. Albert Giordino consideró que la total ausencia de luz tardaba
apenasunosminutosensumirlamentehumanaenunestadodeconfusodesorden.Teníalaimpresiónde
caerdesdeunagranalturaconlosojoscerradosenunanochesinluna,atravésdeuninmensoynegro
vacío.
Finalmente,unagotadesudorlecorrióporlafrenteycayóensuojoizquierdo.Selibródelhechizo,
sepasóunamangaporlacaraydeslizósuavementelamanoporeltablerodecontrolqueteníaanteél,
tocando los diversos y familiares interruptores hasta que sus dedos alcanzaron a tientas su objetivo.
Entoncesaccionólallave.
Losreflectoresadosadosalcascodelsumergibledeaguasprofundasseencendieronyproyectaronun
brillante haz de luz a través de la noche eterna. Aunque los delgados bordes de la banda luminosa
adquiríanbruscamenteuncolorazulnegruzco,losminúsculosorganismosquepasabanflotandoanteel
resplandor directo reflejaban la luz hasta varios centímetros por encima y por debajo de la zona que
rodeabalaportilla.Apartandolacaraparanoempañarelgruesoplástico,Giordinolanzóunprofundo
suspiroantesdereclinarsecontraelblancorespaldodesusillóndepiloto.Transcurriócasiunminuto
antesqueseinclinarasobrelaconsoladecontrolycomenzaraadarvidaotravezalsilenciosoaparato.
Estudiólashilerasdecuadranteshastaquelasvacilantesagujasquedaroncalibradasasusatisfacción,y
examinólaslucesdecircuito,asegurándosequetodasanunciabanenverdesumensajedefuncionamiento
correctoantesdevolveraconectarlossistemaseléctricosdelSafoI.
ElSafoI…Giordinohizogirarelsillónparamirarhacialapopaporelpasillocentral.Talvezpara
laAgenciaNacionaldeInvestigacionesMarinasfueraelsumergiblecientíficomásnuevoymásgrande
delmundo,peroaAlGiordino,laprimeravezquelovio,suaspectogeneralleimpresionócomoelde
uncigarroenormesobreunpatínparahielo.
ElSafoInoestabahechoparacompetirconsubmarinosmilitares.Erafuncional.Sudestinoerala
exploración científica del fondo del océano y en él cada centímetro cuadrado había sido aprovechado
para dar cabida a una tripulación de siete hombres y dos toneladas de instrumentos y equipos para
investigacionesoceanográficas.ElSafoIjamásdispararíaunproyectilnicruzaríaelmarasetentanudos,
pero, en cambio, podía operar donde ningún otro sumergible podía hacerlo aún: a siete mil quinientos
metros bajo la superficie del océano. Sin embargo, Giordino nunca se sentía totalmente tranquilo.
Verificóelmanómetrodeprofundidad,sobresaltándosealverqueindicabatresmilsetecientosmetros.
La presión del mar aumentaba en una proporción de dos kilos seiscientos gramos por centímetro
cuadrado cada diez metros. Volvió a sobresaltarse cuando su cálculo mental le dio una solución
aproximadadecasimilcuarentakilosporcentímetrocuadrado,lapresiónqueenesemomentosoportaba
lapinturarojaquecubríaladurapieldeTitanicdelSafoI.
—¿Quieresunatazadesedimentoreciénpreparado?
Alzando la vista, Giordino se encontró con el rostro grave de Ornar Woodson, el fotógrafo de la
misión.Woodsontraíaunhumeantetazóndecafé.
—Lainfusióndeljefedeválvulasypalancasdebióhaberseservidohaceexactamentecincominutos
—dijoGiordino.
—Losiento.Algúnidiotaapagólasluces.—Woodsonleentregóeltazón—.¿Todovabien?
—Sin novedad en el tablero —replicó Giordino—. He dado un descanso a la sección batería de
proa…Desconectaremoslaseccióncentraldurantelaspróximasdieciochohoras.
—Porsuenenotropezamosconunaformaciónrocosaaldesconectar.
—¿Bromeas? —Giordino se deslizó hacia abajo en su asiento, bizqueó y bostezó con natural
elegancia—.Haceseishorasqueelsonarnocaptanadamásgrandequeunapiedradeltamañodeuna
pelotadebéisbol…Aquíelfondoestanchatocomoelestómagodeminovia.
—Terefieresasupecho—dijoWoodsonsonriendo,cosapocohabitualenél—.Hevistosuretrato.
—Nadie es perfecto —admitió Giordino—. Sin embargo, teniendo en cuenta que su padre es un
adineradodistribuidordelicores,puedopasarporaltosusdefectos…
Se interrumpió cuando Rudi Gunn, el comandante de la misión, se asomó al compartimiento del
piloto. Era bajo y delgado, y sus grandes ojos, magnificados por unos anteojos con montura de carey,
atisbabanconatenciónsobreunagrannarizromana,locualledabaelaspectodeunbúhodesnutridoa
puntodeatacar.Contodo,suaparienciaeraengañosa.RudiGunneraafectuosoyamable.Todoaquelque
algunavezhubieraactuadobajosusórdeneslorespetaba.
—¿Deguasaotravez?—preguntóGunnconunasonrisatolerante.
Woodsonadoptóexpresiónsolemne.
—Eselmismoproblemadesiempre…Añoraotravezasunovia.
—Despuésdecincuentayundíasenestearmarioflotante,hastasuabuelaleperdonaríaunaerección.
InclinándosesobreGiordino,Gunnmiróporlaportilla.Poralgunossegundos,sóloviounazultenue;
después,demodogradualyexactamentedebajodelSafoI,pudodistinguirelrojizocienodelsedimento
delfondo.Poruninstanteuncamarónrojodeapenasdoscentímetrosdelargo,cruzóflotandofrenteal
rayodeluzantesdedesaparecerenlaoscuridad.
—Lástima que no podamos salir a dar un paseo —dijo Gunn al apartarse—. Quién sabe qué
encontraríamosahífuera.
—Lo mismo que en medio del desierto de Mojave —repuso Giordino—. Absolutamente nada. —
Tocóunmanómetro—.Aunquelatemperaturaesmásfría.Aquíveodosgradoscentígrados.
—Magníficoparajeparavisitar—dijoWoodson—,peronadiequerríapasaraquísusmejoresaños.
—¿Algoenelsonar?—preguntóGunn.
Giordinoseñalóconlacabezaunagranpantallaverdeenmediodelpanel.Eltrazadodelterrenoallí
reflejadoeraplano.
—Nadaadelantenialoslados.Elperfilnohavariadoenvariashoras.
Conairefatigado,Gunnsequitólasgafasysefrotólosojos.
—Bien,señores,nuestramisiónestácasiconcluida.Esperaremosdiezhorasmás,luegosubiremosa
lasuperficie.—Miróelpanelsuperior—.¿Mamánosacompañatodavía?
Giordinoasintióconlacabeza.
—Sigueallícolgada.
Le bastó una ojeada a la fluctuante aguja del instrumento para saber que la nave nodriza, una
embarcacióndesosténdesuperficie,rastreabacontinuamentealSafoIconelsonar.
—Avisad a Mamá que iniciaremos nuestro ascenso a las cero novecientos —dijo Gunn—. Así
tendrántiempopararecibirnosabordoyremolcaralSafoIantesdequeanochezca.
—Casi he olvidado cómo es una puesta de sol —murmuró Woodson—. Me voy a la playa, a
broncearmeycontemplaratodasesasbellascriaturasenbikini.Bastadeexcursionesporelfondodel
marparamí.
—GraciasaDiosqueelfinalestáalavista—dijoGiordino—.Unasemanamásencerradoeneste
enormesalchichónyempezaréahablarconlasplantas.
WoodsonlomiróyGunnsonrió.
—Todos merecen un buen descanso. Se han portado muy bien. Los datos que hemos compilado
mantendránocupadosalosmuchachosdellaboratoriopormuchotiempo.
GiordinosevolvióhaciaGunn,lededicóunalargamiradaydijoconlentitud:
—Estamisiónhasidodelomásextraña,Rudi.
—Noentiendoaquéterefieres—dijoGunn.
—Quierodecirqueesunapiezateatralconunrepartoinadecuado.Fíjateentutripulación.
Conunademán,señalóaloscuatrohombresquetrabajabanenlapartedeproadelsubmarino:Ben
Drummer,unsureñolarguiruchoconmarcadoacentodeAlabama;RickSpencer,uncalifornianobajoy
rubio que silbaba entre los dientes apretados; Sam Merker, tan cosmopolita y urbanizado como un
corredor de bolsa de Wall Street, y Henry Munk, un bromista tranquilo, de ojos adormilados, que
evidentementedeseabaestarencualquierpartemenosenelSafoI.
—Esospayasosdelaproa,tú,Woodsonyyo;somostodosingenierosymecánicos.Nohayunsolo
doctorenfilosofía.
—Tampoco eran intelectuales los primeros que llegaron a la Luna —objetó Gunn—. Para
perfeccionarelequipohacenfaltamecánicos…VosotroshabéispuestoapruebaelSafoIy demostrado
sus posibilidades. Que el próximo paseo lo den los oceanógrafos. En cuanto a nosotros, esta misión
pasaráalahistoriacomounagranconquistacientífica.
—Notengopastadehéroe—repusoGiordino.
—Niyo,amigo—agregóWoodson—.Peroadmitirásqueesmejorquevendersegurosdevida.
—No captas lo interesante de todo esto —dijo Gunn—. Piensa en lo que podrás contarle a tus
novias… Piensa en las expresiones arrobadas de su bonito rostro cuando les cuentes cómo pilotaste
certeramentelamayorexploraciónsubmarinadelsiglo.
—¿Ciertamente?—repitióGiordino—.Entonces,¿quétalsimedicesporquéestoyconduciendoesta
maravillacientíficaencírculosaquinientoskilómetrosdenuestrotrayectoprevisto?
Gunnseencogiódehombros.
—Sonórdenes.
Giordinolomiró.
—Se supone que estamos bajo el mar de Labrador. En cambio, el almirante Sandecker modifica
nuestrorumboenelúltimomomentoynoshacecorrerportodaslasllanurasabismalesbajolosgrandes
bancosdeTerranova.Notienesentido.
Gunnlomiróconsonrisadeesfinge.Duranteunosinstantesningunohabló,peroaGunnnolehacía
falta una dosis concentrada de percepción extrasensorial para saber qué preguntas pasaban por sus
mentes. Tenía la certeza de que estaban pensando lo mismo que él. Dos meses atrás y a dos mil
kilómetros de distancia, se encontraban en la sede central de la Agencia Nacional de Investigaciones
Marinas en Washington, donde el almirante James Sandecker, director en jefe del organismo, estaba
describiendolamásincreíbleoperaciónsubmarinadeladécada.
—Maldición —había tronado el almirante Sandecker—, yo daría la paga de un año por ir con
ustedes.
Giordinopensóquesólosetratabadeunafiguraretórica.Arrellanadoenuncómodosofádecuero,
Giordino escuchaba las instrucciones del almirante mientras soltaba anillos de humo entre una y otra
bocanada de un largo cigarro que había sacado de una caja que se hallaba sobre el escritorio de
Sandecker,mientrastodoslosdemásfijabansuatenciónenunmapamuraldelocéanoAtlántico.
—Bueno, allí está. —Por segunda vez, Sandecker golpeó el mapa con el puntero—. La corriente
Lorelei…NacejuntoalextremosurdeÁfrica,sigueelplieguedelAtlánticomediohaciaelnorte,luego
describe una curva hacia el este, entre la isla de Baffin y Groenlandia, hasta que muere en el mar de
Labrador.
—No soy diplomado en oceanografía, almirante, pero según parece, la Lorelei converge con la
corrientedelGolfo.
—De ningún modo. La corriente del Golfo es agua de superficie. La Lorelei es el agua más fría y
densadetodoslosocéanosdelmundo,conunaprofundidadpromediodecuatromilmetros.
—EntonceslaLoreleicruzabajolacorrientedelGolfo—dijoSpencerenvozbaja.Eralaprimera
vezquehablabadurantelaconferencia.
—Esoparecerazonable.—Sandeckerhizounapausa,sonrióconbenevolenciayluegocontinuó—:
Elocéanoestábásicamenteconstituidopordoscapas;unasuperficialosuperior,calentadaporelsoly
revueltaporlosvientos,yotracapamuyfríaydensadeaguaintermedia,profundaydefondo.Ylasdos
nuncasemezclan.
—Todoesoresultaoscuroycomplicado—dijoMunk—.Elsimplehechodequealgúnpersonajecon
unnegrosentidodelhumorhayabautizadoalacorrienteconelnombredeunaninfadelRinqueatraíaa
losmarinosalospeñascoshacequeseaelúltimositioquedeseevisitar.
UnaamenazadorasonrisaapareciólentamenteenelrostrodeSandecker.
—Acostúmbrense al nombre, señores, porque es en las entrañas de Lorelei donde van a pasar
cincuentadías.Dondeustedesvanapasarcincuentadías.
—¿Haciendoqué?—preguntóWoodsoncontonodesafiante.
—LaexpediciónalacorrienteLoreleiesexactamentecomosuena.Vanadescenderenunsubmarino
de aguas profundas, quinientos kilómetros al noroeste de la costa de Dakar, e iniciarán un recorrido
submarinodelacorriente.Suprincipaltareaserácontrolaryverificarelaparatoysuequipo.Sinohay
desperfectosquerequieraninterrumpirlamisión,deberánsubiralasuperficiemásomenosamediados
deseptiembre,enmediodelmardeLabrador.
Merkerseaclarósuavementelagarganta.
—Ningúnsubmarinohapermanecidotantotiempoatantaprofundidad.
—¿Quierescambiardeidea,Sam?
—Pues…no.
—Estaesunaexpediciónvoluntaria.Nadieteobligaair.
—¿Por qué nosotros, almirante? —preguntó Ben Drummer—. Yo soy ingeniero marino. Spencer,
topógrafosubmarino.YMerker,expertoensistemasdecomputación.Noentiendocuálesnuestropapel.
—Todossonprofesionalesensusrespectivasespecialidades.Woodsonestambiénfotógrafo.ElSafo
Illevarávariossistemasfotográficos.Munkeselmejorespecialistaencomponentesinstrumentalesdela
agencia.YtodosestaránbajoelmandodeRudiGunn,queenunouotromomentohacapitaneadotodos
losbarcosdeinvestigacióncientíficadelaNUMA.
—¿Yyo?—dijoGiordino.
SandeckermiróceñudoelcigarroquefumabaGiordino,loreconociócomodesumarcaprivadayle
lanzóunamiradaasesina,delaqueGiordinonohizocasoalguno.
—Comoayudantedeldirectordeproyectosdelaagencia,estaráacargodelamisión.Tambiénpodrá
hacerseútilpilotandoelaparato.
Giordinoledevolviólamiradaconunasonrisamalévola.
—Milicenciadepilotomeautorizaamanejaraviones,nosubmarinos.
Elalmiranteseenvaró.
—Pues tendrá que confiar en mi criterio —dijo con frialdad—. Además, lo más importante es que
son ustedes la mejor tripulación de que dispongo en este momento. Todos trabajaron juntos en la
expedición al mar de Beaufort. Tienen abundante experiencia y antecedentes de capacidad e ingenio.
Puedenmanejarcualquierinstrumento,cualquierpiezadeequipooceanográficoquesehayainventado…
Haremosqueloscientíficosanalicenlosdatosqueustedestraigan…ycomoyamencioné,naturalmente,
vancomovoluntarios.
—Naturalmente—repusoGiordinoinexpresivo.
Sandeckervolvióaocuparsusitiodetrásdelescritorio.
—SereunirányempezaránaentrenarseennuestrasinstalacionesportuariasdeCayoHueso,dentro
de dos días. La compañía de aviación Pelholme ya ha sometido el aparato a pruebas exhaustivas de
inmersión, de modo que la única preocupación de ustedes debe ser familiarizarse con el equipo e
informarsesobrelosexperimentosquellevaránacabodurantelaexpedición.
Spencerlanzóunsilbidoentredientes.
—¿Una compañía de aviación? Dios santo, ¿qué saben ellos de diseñar un sumergible de aguas
profundas?
—Para su tranquilidad —dijo pacientemente Sandecker—, Pelholme orientó su tecnología
aeroespacialhaciaelmarhacediezaños.Desdeentonceshanconstruidocuatrolaboratoriossubmarinos
ambientalesydossumergiblessumamenteeficacesparalaarmada.
—Ojaláhayanconstruidobienéste—dijoMerker—.Meinquietaríamuchocomprobarquehaceagua
asietemilmetrosdeprofundidad.
—Quieresdecirquetemoriríasdemiedo—mascullóGiordino.
Munk se frotó los ojos y luego fijó su mirada en el suelo como si viera el fondo del mar en la
alfombra.Cuandohabló,lohizoconsumalentitud:
—¿Esteviajeesrealmentenecesario,almirante?
Sandeckerasintióconsolemnidad.
—Loes.Losoceanógrafosnecesitanteneruncuadrodelaestructuradelesquemaconquefluyela
Lorelei para perfeccionar sus conocimientos sobre el fondo del océano. Créanme, esta misión es tan
importante como la primera órbita tripulada alrededor de la Tierra. Además de poner a prueba el
submarinomásavanzadodelmundo,haránunregistroyunmapavisualesdeunazonaqueningúnhombre
vioantes.Olvidensusdudas.ElcascodelSafo I contiene todos los dispositivos de protección que la
cienciapuedeidear.Tienenmigarantíapersonaldeunviajeseguroycómodo.
«Paraélesfácildecirlo—pensóMunk—.Noestaráallí».
24
Henry Munk cambió de posición su musculoso cuerpo sobre un largo cojín de vinilo, ahogó un
bostezoysiguiómirandoporlaportilladeproadelSafoI.Elsedimentochatoeinterminableeramáso
menos tan interesante como un libro sin páginas impresas, pero a Munk le complacía saber que cada
pequeñomontículo,cadarocaocadaocasionalmoradordelasprofundidadesquepasabaeravistopor
primeravezporunhombre.Eraunarecompensapequeñaperosatisfactoria,porlaslargasyaburridas
horasquehabíapasadovigilandounaseriedeinstrumentosdedeteccióninstaladosaamboslados,por
encimadelcojín.
Munk estuvo a punto de pasarlo por alto. El movimiento del estilete sobre el gráfico del
magnetómetrofuetanleve,ungarabatodeapenasunmilímetro,queselehabríaescapadoporcompleto
sinohubieratenidolamiradafijaenelregistrográficoexactamenteenelmomentopreciso.Rápidamente
se asomó a la portilla y contempló el suelo marino. Después se volvió y gritó a Giordino, que estaba
sentadoasólotresmetrosdedistancia,frentealaconsoladelpiloto:
—¡Paradlasmáquinas!
Giordinosevolvióconceleridadymiróhaciaproa.NoveíamásquelaspiernasdeMunk;todolo
demásestabasepultadoentrelosinstrumentos.
—¿Quéhasvisto?
—Acabamosdepasarsobrealgometálico.Hazloretrocederparaqueveamejor.
De mala gana, apartó los ojos de la portilla y los enfocó en los instrumentos: el sensor S-T-SV-D
había estado funcionando constantemente durante la misión, midiendo la salinidad, temperatura,
velocidadsónicaypresióndeprofundidadexterioresenunacintamagnética;elperfiladordesubsuelo
que determinaba acústicamente el espesor de los sedimentos superiores y suministraba datos sobre la
estructurasubfundamentalyacientedelasuperficiedelsuelomarino;elgravímetro,quecadacuartode
milla marcaba las cifras de gravedad; el sensor de corriente, que vigilaba con su ojo sensitivo la
velocidadydireccióndelacorrienteLorelei;yelmagnetómetro,unsensordestinadoamediryregistrar
elcampomagnéticodelfondo,incluyendocualquierdesviacióncausadapordepósitosdemetal.
—Retrocediendo—dijoGiordinoenvozalta.
Conectólosdosmotoresinstaladosacadaladodelcascoenmediodelanave,ydiomarchaatrásA
media velocidad. Durante diez segundos, el Safo /, atrapado en la fuerza de la corriente, permaneció
suspendido, reacio a moverse por sí mismo. Luego comenzó a retroceder muy lentamente. Gunn y los
demásseapiñaronalrededordeltúnelinstrumentaldeMunk.
—¿Distinguesalgo?—preguntóGunn.
—No estoy seguro —repuso Munk—. Hay algo que sobresale del sedimento, unos veinte metros a
proa.Noveomásqueunavagaformabajolaslucesdeproa.
Todosesperaron.
PareciótranscurrirunaeternidadantesdequeMunkvolvieraahablar:
—Bueno,yalotengo.
GunnseencaróconWoodson:
—Activalasdoscámarasestéreoylaslucesestroboscópicasdeabajo.Tenemosquefilmarlo.
Woodsonasintióysedirigióhaciasuequipo.
—¿Puedesdescribirlo?—inquirióSpencer.
—Pareceunembudodepieenelcieno.
A través del túnel instrumental, la voz de Munk llegaba descorporizada, pero ni siquiera las
reverberacionesdeltonopodíandisimularelentusiasmoqueencerraba.
LaexpresióndeGunnsevolvióescéptica.
—¿Embudo?
DrummerseasomóporencimadelhombrodeGunn.
—¿Quétipodeembudo?
—Unembudoconunconohuecoquedisminuyedetamañohastaunpunto,porelcualseechancosas,
sureño estúpido —replicó Munk irritado—. Ahora está pasando bajo el casco a estribor. Díganle a
Giordinoquemantengalanavedetenidaencuantoaparezcabajolasportillasdeproa.
GunnseacercóaGiordino.
—¿Puedesmantenernuestraposición?
—Lointentaré,perosilacorrienteempiezaamovernosdelado,nopodrémantenerelcontrolexacto
yperderemoscontactovisualconesoquehayallífuera.
Dirigiéndoseaproa,Gunnsetendióenelsuelocubiertodegoma.JuntoconMerkerySpencer,miró
porunadelascuatroportillasdelanteras.Todosvieronelobjetocasideinmediato.EracomoMunklo
había descrito: simplemente un embudo invertido, de forma acampanada y unos diez centímetros de
diámetro, cuya punta asomaba desde el sedimento del fondo. Sorprendentemente, se hallaba en buen
estado.Lasuperficieexteriordelmetalestabasucia,porsupuesto,peroaparentementesanaysólida,sin
señalesdedescascaramientonigruesascapasdeherrumbre.
—Detenido,peronopuedogarantizarporcuántotiempo—anuncióGiordino.
Sin apartarse de la portilla, Gunn hizo señas a Woodson, que se agachaba sobre dos cámaras,
levantandosuslenteshaciaelobjetoavistadoenelsuelomarino.
—¿Ornar?
—Enfocadasyenfuncionamiento.
MerkersevolvióhaciaGunn.
—Recojámoslo.
Gunnpermanecióensilencio,casipegadoalaportilla.Parecíacompletamenteabstraído.
Merkerentrecerrólosojosinquisitivamente.
—¿Quémedices,Rudi?Propongoquelorecojamos.
FinalmentelaspalabraspenetraronenlospensamientosdeGunn.
—Sí,sí,porsupuesto—masculló.
Merkerdesenganchóunacajademetalqueestabaunidaalmamparomedianteuncabledeunmetroy
medio y se instaló en la portilla central. La caja contenía una serie de interruptores a palanca que
rodeabanaunaperillitacircular.Eralaunidaddecontrolparaelmanipulador,unbrazomecánicoque
pesabacientoochentakilosycolgabagrotescamentedebajodelSafoI.
Merkeraccionóuninterruptorqueactivabaelbrazo.Luegomoviócondestrezalosdedossobrelos
controles mientras el mecanismo zumbaba y el brazo se estiraba en toda su extensión de dos metros y
medio.Lefaltabanveinteparallegaralembudo.
—Necesitotreintacentímetrosmás—dijoMerker.
—Preparaos—replicóGiordino—.Elmovimientodeavancepuedequebrarmiposición.
Elembudoparecíapasarconangustiantelentitudbajolagarradeaceroinoxidabledelmanipulador.
Merkerbajósuavementelaspinzassobreelbordedelembudo;luegoaccionóotrointerruptoryéstasse
cerraron,perolohizoadestiempo;lacorrienteatrapóalsumergibleycomenzóasacudirlolateralmente.
Lagarraerrópornomásdetrescentímetrosysuspinzassejuntaronvacías.
—Sevahaciababor—gritóGiordino—,nopuedosujetarlo.
Los dedos de Merker danzaron con rapidez sobre la caja de control. Tendría que intentarlo por
segunda vez al vuelo. Si erraba de nuevo, sería casi imposible volver a localizar el embudo con
visibilidadtanlimitada.Sufrenteseperlódesudorylasmanosselepusierontensas.
Dobló el brazo contra su tope y viró la garra seis grados a estribor, compensando el balanceo del
Safoensentidocontrario.Moviódenuevoelinterruptor;lagarrabajóylaspinzassecerraroncasienel
mismomovimiento.Elbordedelembudoquedóentreellas.
Merkerlotenía.
Entonces movió el brazo hacia arriba, despegando gradualmente el embudo de su sitio entre el
sedimento.Elsudoryalecaíaenlosojos,perolosmantuvoabiertos.Nopodíahabervacilaciones;un
soloerroryelobjetoseperderíaparasiempre.Porfinelviscosocienosoltósupresayelembudo,ya
libre,seelevóhacialasportillas.
—¡Diossanto!—susurróWoodson—.Esonoesningúnembudo.
—Pareceunatrompa—dijoMerker.
Gunnsacudiólacabeza.
—Esunacorneta.
—¿Cómolosabes?—preguntóGiordino,quehabíaabandonadolaconsoladelpilotoyespiabapor
encimadelhombrodeGunnatravésdelaportilla.
—Tocabaunaenmibandadelaescuelasecundaria.
Losdemástambiénlareconocían.Podíandistinguirconfacilidadlabocabocinadadelpabellóny,
trasella,lostuboscurvadosqueconducíanalasválvulasylaboquilla.
—Ajuzgarporsuaspecto,diríaqueesdebronce—dijoMerker.
—PoresoelmagnetófonodeMunkapenasloregistróenelgráfico—agregóGiordino—.Laboquilla
ylospistonesdelasválvulassonlasúnicaspartesquecontienenhierro.
—¿Quiénsabecuántohacequeestáallí?—sepreguntóDrummer.
—Másinteresanteseríasaberdedóndevino—dijoMerker.
—Obviamentelaarrojaronporlabordadeunbarco—dijoGiordino—.Probablementealgúnchico
queodiabalasleccionesdemúsica.
—Talvezsudueñoestétambiénporahíabajo—dijoMerkersinalzarlavista.
Spencerseestremeció.
—Vayaunaidea…
ElinteriordelSafoIquedóensilencio.
25
ElantiguoavióntrimotorFord,famosoenlahistoriadelaaviacióncomoelGansodeLatón,parecía
demasiado torpe para volar; sin embargo, se ladeó con la soltura y la majestuosidad de un albatros al
alinearseparadescenderenlapistadeaterrizajedelaeropuertonacionaldeWashington.
El viejo pájaro tocó tierra con toda la delicadeza de una hoja otoñal al rozar el césped. Carreteó
hastaunodeloshangaresdelaNUMAsituadosenelextremonortedelaeropuerto,dondelacuadrillade
mantenimientoqueloesperabaasegurólasruedasehizolaseñahabitualdecortarseelcuello.Moviendo
laspalancasdelaignición,Pittviocómolashélicesdeplateadashojascesabangradualmentedegirary
sedeteníanrelucientesbajoelsoldelatardecer.Luegosequitólosauriculares,loscolgódelapalanca
demando,quitólatrabadelaventanillalateralylaabrió.
UnplieguedeperplejidadarrugólentamentelafrentedePittyallíquedó,fijoenlapielbronceaday
curtida.Unhombredepiesobreelasfaltodelapista,agitabafrenéticamentelosbrazos.
—¿Puedosubir?—gritóGeneSeagram.
—Bajaréyo—lecontestóPitt,gritandoasuvez.
—No,porfavor,quédesedondeestá.
Pittseencogiódehombros,reclinándoseenelasiento.Seagramtardóapenasunossegundosentrepar
altrimotoryabrirlaportezueladelacarlinga.Llevabaunelegantetrajecolorcanelaconchaleco,pero
suatildadaaparienciasediluíaenunaseriedeplieguesquearrugabanlatela,eraevidentequenodormía
desdehacíaporlomenosveinticuatrohoras.
—¿Dóndehaencontradoestamagníficaantigualla?—preguntóSeagram.
—La descubrí en Keflavik, Islandia —replicó Pitt—. Logré comprarla a un precio aceptable y
enviarlaaestepaís.
—Esunabelleza…
PittindicóaSeagramelasientovacíodelcopiloto.
—¿Seguroquequierehablaraquí?Enpocosminutoselsolharáqueestacabinaparezcaelinteriorde
unincinerador.
—Loquetengoquedecirnollevarámuchotiempo—repusoSeagram,mientrasseacomodabaenel
asientoylanzabaunlargosuspiro.
Pittloobservó.Parecíaunhombrequeactuabaconrenuenciayforzado…unhombreorgullosoque
sehabíacolocadoenunaposicióndelicada.
Alhablar,SeagramnoenfrentóaPitt,sinoquemirónerviosamenteporelparabrisas.
—Supongoqueseestarápreguntandoquéhagoaquí—dijo.
—Exacto.
—Necesitoayuda.
Esofuetodo.Nisiquieramencionólasduraspalabrasdelpasado.Sinpreliminares;sólounapetición
directa.
Pittentrecerrólosojos.
—Poralgúnextrañomotivo,teníalasensacióndequemicompañíaeraparaustedtanagradablecomo
lasífilis.
—Loqueustedoyosintamosnotieneimportancia…peronuestrogobiernonecesitaurgentementede
sucapacidad.
—¿Capacidad?¿Necesidadurgente?—Pittnoocultósusorpresa—.Seburlademí,Seagram.
—Ojalá fuera así, pero el almirante Sandecker me asegura que es usted el único hombre que tiene
posibilidaddellevarabuentérminounaarriesgadamisión.
—¿Quétarea?
—RescatarelTitanic.
—¡Por supuesto! Nada como una operación de rescate para romper la monotonía de… —Pitt se
interrumpió;susojosverdeoscurossedilataronyelcolorlesubióalrostro—.¿Québarcohadicho?—
Estavezsuvozsalióenunroncomurmullo.
Seagramlomiróconexpresiónburlona.
—ElTitanic…Sindudahabráoídohablardeél.
TranscurrierondiezsegundosensilencioabsolutomientrasPittpermanecíaatónito.Luegodijo:
—¿Sabeusteddequéestáhablando?
—Sí,losé.
—¡Esimposible!—LaexpresióndePitteraincrédula—.Auncuandofuesetécnicamenteposible,que
noloes,haríanfaltamuchosmillonesdedólares…yademás,estáelinterminableenredolegalconlos
primitivospropietariosylascompañíasaseguradorasporlosderechosderescate.
—Más de doscientos ingenieros y científicos estudian los problemas técnicos en este momento —
explicó Seagram—. Se dispondrá la financiación a través de fondos gubernamentales secretos… Y en
cuantoalospuntoslegales,nopiensemáseneso.Segúnelderechointernacional,unavezunbarcose
pierde sin esperanzas de recuperación, se convierte en presa legal para cualquiera que desee invertir
dineroyesfuerzoenunaoperaciónderescate.—Sevolvióyfijódenuevolamiradaenelparabrisas—.
Pitt, esta empresa es muy importante. El Titanic representa mucho más que riquezas o valor histórico.
Hayalgoenlaprofundidaddesusbodegasqueesvitalparalaseguridaddenuestranación.
—Meperdonarásidigoqueesosuenaunpocomelodramático.
—Talvez,perotraslosdiscursospatrióticos,ésaeslaverdad.
Pittmeneólacabeza.
—Lo que dice es pura fantasía. El Titanic yace a casi cuatro mil metros bajo el agua. A esa
profundidad,lapresiónesdemilesdekilosporcentímetroscuadrado,señorSeagram.Lasdificultadesy
losobstáculossonenormes.NadiehaintentadojamásseriamentelevantardelfondoalAndreaDoria ni
alLusitania…yambosyacenasólocienmetrosdelasuperficie.
—Si pudimos enviar hombres a la Luna, podemos sacar de nuevo a la luz el Titanic —adujo
Seagram.
—No hay comparación posible. Se tardó una década en llevar una cápsula de cuatro toneladas al
suelolunar.Levantarcuarentaycincomiltoneladasdeaceroesalgomuydistinto.Elsolohallarlanave
puedellevarmeses.
—Labúsquedayasehainiciado.
—Nohesabidonada.
—¿Sobreelintentodebúsqueda?—terminóSeagram—.Noeraprobablequelosupiera.Hastaque
la operación se vuelva incontrolable en términos de segundad, seguirá siendo secreta. Aun su director
asistentedeproyectosespeciales,AlbertGiordino…
—¿Giordino?
—Sí, Giordino. En este mismo instante pilota una sonda exploradora por el fondo del Atlántico,
desconociendosuverdaderamisión.
—PerolaexpedicióndelacorrienteLorelei…lamisióninicialdelSafoIerarastrearunacorriente
oceánicaprofunda.
—Unaoportunacoincidencia.ElalmiranteSandeckerordenóalsumergiblequesedirigieraalazona
delaúltimaposiciónconocidadelTitanicapenasunashorasantesdelafijadaparaqueelsumergible
subieraalasuperficie.
Pitt se volvió y clavó la mirada en un avión a chorro de pasajeros que se elevaba desde la pista
principaldelaeropuerto.
—¿Porquéyo?¿Quéhehechoparamerecerunainvitaciónparaelplanmásdescabelladodelsiglo?
—No será un simple invitado, estimado Pitt. Será usted quien esté al mando de la operación de
rescate.
PittcontemplóaSeagramconairesombrío.
—Lapreguntasiguependiente…¿porquéyo?
—No es una elección que me entusiasme, se lo aseguro —dijo Seagram—. No obstante, ya que la
AgenciaNacionaldeInvestigacionesMarinaseslamayorautoridaddelpaísencienciaoceanográfica,y
yaquelosprincipalesexpertosenrescateenaguasprofundasintegransupersonal,yyaqueesustedel
directordeProyectosEspeciales,seloeligió.
—Labrumacomienzaadisiparse.Setratasimplementedequeestoyenelpuestoequivocadoenel
momentoequivocado.
—Interprételocomoquiera—dijoSeagram,fatigado—.Deboadmitirquesusantecedentesencuanto
allevaracaboconéxitoproyectosincreíblementedifícilesmeimpresionanmucho…—Sacóunpañuelo
yseenjugólafrente—.Podríaagregarotrofactorqueinfluyómuchoenfavorsuyo:queseloconsidera
unaespeciedeexpertoencuantoalTitanicserefiere.
—Coleccionar y estudiar cosas memorables sobre el Titanic es para mí un pasatiempo, nada más.
Esodeningúnmodomecapacitaparadirigirsurescate.
—Sinembargo,señorPitt,elalmiranteSandeckermedicequeustedes,segúnsuspalabras,ungenio
enmanejarhombresycoordinarlogística…—ClavóenPittunamiradaexpectante—.¿Asumirálatarea?
—Ustednocreequeyopuedallevarlaabuenfin,¿verdad,Seagram?
—Francamente,no.Peroquiencuelgadeunhilosobreelabismotienepocoqueopinarsobreelque
acudearescatarlo.
UnalevesonrisacurvóloslabiosdePitt.
—Suconfianzaenmímeemociona…
—¿Ybien?
Pitt quedó varios instantes sumido en sus pensamientos. Por último asintió con la cabeza de modo
casiimperceptibleymiróaSeagramalosojos.
—De acuerdo, amigo; cuente conmigo. Pero no cante victoria hasta que ese viejo cacharro
enmohecido esté amarrado en un muelle neoyorquino… Ni un solo apostador de Las Vegas perderá un
segundocomputandolasprobabilidadesdeestadescabelladaaventura.CuandoencontremosalTitanic,
siesqueloencontramos,sucascopuedeestartandeterioradoqueseaimposibleizarlo.Pero,porotro
lado,nohaynadatotalmenteimposible,yaunquenisiquieraimaginoquépuedehabertanvaliosoparael
gobiernoquejustifiqueelesfuerzo,lointentaré,Seagram.Fueradeeso,noleprometonada.
Pittsonriómientrasdescendíadelasientodelpiloto.
—Findeldiscurso…Yahorasalgamosdeestecachorroybusquemosunbuensalóndecóctelescon
aire acondicionado, donde podrá invitarme a beber un trago. Es lo menos que puede hacer después de
haberlogradoengatusarme.
Seagram permaneció en su asiento, demasiado cansado para hacer otra cosa que encogerse de
hombrosendesvalidoasentimiento.
26
Alprincipio,JohnVogelsólovioenlacornetauntrabajoderestauraciónmás.Sudiseñonosugería
nada en particular. En su construcción no había nada excepcional que pudiese entusiasmar a un
coleccionista.Porelmomentonopodíaentusiasmaranadie.Teníalasválvulascorroídasytaponadas;el
bronce estaba manchado por la acumulación de un extraño tipo de suciedad y del lodo que obstruía el
interiordesustubosemanabaunolorfétidocomodepescado.
Vogeldecidióquelacornetanoeradignadeél;encargaríalarestauraciónaunodesusayudantes.
LosinstrumentosqueVogelpreferíadejarcomonuevoseranlosexóticos:lasantiguastrompetaschinasy
romanas,consuslargostubosrectosysustonosensordecedores;lasviejastrompasaporreadasdelos
pioneros del jazz; los instrumentos que llevaban consigo un fragmento de historia: a éstos, Vogel los
reparaba con la paciencia de un relojero, afanándose con precisa destreza hasta que el objeto relucía
comonuevoyadquiríatonosbrillantementeclaros.
Envolviólacornetaenunaviejafundadealmohadaylaapoyócontralaparedmásapartadadesu
oficina.
Sobresuescritorio,elExecutoneretumbósuavemente.
—Sí,Mary,¿quépasa?
—ElalmiranteJamesSandecker,delaAgenciaNacionaldeInvestigacionesMarinas,alteléfono.—
Porelintercomunicador,lavozdesusecretariachirriabacomosialguienpasaralasuñasporunapizarra
—.Dicequeesurgente.
—Bueno,póngameconél.—Vogellevantóelauricular—.AquíJohnVogel…
—SeñorVogel,soyJamesSandecker.
El hecho de que Sandecker hubiera telefoneado personalmente y no fanfarroneara con su cargo
impresionóaVogel.
—Sí,almirante,¿enquépuedoserleútil?
—¿Yaloharecibido?
—¿Siherecibidoquécosa?
—Unviejoclarín.
—Ah,lacorneta—dijoVogel—.Laencontréestamañanasobremiescritoriosinexplicaciónalguna.
Supusequeeraunadonaciónparaelmuseo.
—Lepidodisculpas,señorVogel.Debíhaberleavisado,peroestuveocupado.
Unaexcusafranca.
—¿Cómopuedoayudarlo,almirante?
—Leagradeceríaqueestudiaraelobjetoymedijeraquéaveriguó.Fechadefabricaciónydemás.
—Mesientohalagado,señor.¿Porquéyo?
—ComojefederestauradoresdelasalademúsicadelMuseodeWashington,parecíalógicoelegirlo
a usted… Además, un amigo común dijo que el mundo perdió otro Harry James cuando usted decidió
convertirseenunexperto.
«Diosmío—pensóVogel—,elpresidente…».Sandeckerconocíaalagenteadecuada.
—Esoesdiscutible—repusoVogel—.¿Cuándonecesitamiinforme?
—Loantesposible.
Vogelsonrióparasí.Unapeticióncortésmerecíaunesfuerzoextra.
—Loquellevatiempoeselprocesodeinmersiónparaeliminarlacorrosión.Creoquetendréalgo
mañanaporlamañana.
—Gracias,señorVogel—dijoSandecker.
—¿Hayalgúndatosobrecómoodóndeencontraronlacorneta?
—Preferiríanorevelarlo.Migentequisieratenersuopiniónsinsugerencianiorientaciónalgunade
partenuestra.
—Quierencompararmisconclusionesconlassuyas,¿no?
LavozdeSandeckerllegabanítidaatravésdelauricular.
—Queremosqueconfirmenuestrasesperanzasyexpectativas,señorVogel,nadamás.
—Haréloposible,almirante.Adiós.
—Buenasuerte.
Durantevariosminutos,Vogel,conlamanosobreelteléfono,contemplófijamentelafundaquehabía
dejadoenunrincón.DespuéspulsóelExecutone.
—Mary,nomepasellamadasduranteelrestodeldíayhágametraerunapizzamedianacontocino
canadienseyunabotelladeborgoñaGallo.
—¿Sevaaencerrarotravezeneseviejotallermohoso?—chirriólavozdeMary.
—Sí—suspiróVogel—.Eldíaserálargo.
Vogel empezó tomando varias fotos de la corneta desde distintos ángulos. Luego anotó las
dimensiones, el estado general de las partes visibles y el grado de opacidad y materias extrañas que
cubríanlassuperficies,anotandocadaobservación.Estudiólacornetaconcrecienteinterésprofesional.
Erauninstrumentodecalidad;elbronceeradevalorylospequeñosorificiosdelpabellónylasválvulas
leindicabanquehabíasidofabricadaantesde1930.Descubrióqueloquehabíatomadoporcorrosión
noerasinounaduracostradelodoquesedesconchabaconlalevepresióndeunaespátuladegoma.
Luegoremojóelinstrumentoenlíquidoanti-caldiluido.Amedianocheteníatotalmentedesarmadala
corneta.Despuésiniciólatediosatareadefrotarlassuperficiesmetálicasconunasolucióndiluidade
ácido crómico para restituir el brillo del bronce. Lentamente, después de varios lavados, comenzó a
aparecerenelpabellónunintrincadodibujodevolutasyletrasornamentadas.
—¡PorDios!—exclamóVogel—.Unmodelodepresentación…
Tomóunalentedeaumentoyestudiólaescritura.Cuandodejólalupaycogióelteléfono,lasmanos
letemblaban.
27
Alasocho,JohnVogelfueconducidoalaoficinadeSandeckerenelpisosuperiordeledificiode
diezplantas,concristalessolares,cuartelgeneraldelaNUMA.Teníalosojosinyectadosensangreyno
hizoesfuerzoalgunopordisimularunbostezo.
SandeckerabandonósusitiodetrásdelescritorioparaestrecharlamanodeVogel.Elalmirante,bajo
ydelgado,tuvoqueecharseatrásymirarhaciaarribaparaencontrarlosojosdesuvisitante.Vogelmedía
unmetronoventa,eraunhombrederostrobondadoso,ymechonesdeblancocabellodespeinadoorlaban
su cabeza calva. Miraba con ojos pardos, parecidos a los de Santa Claus, y su cálida sonrisa
resplandecía.Teníalachaquetapulcramenteplanchada,perosuspantalonesestabanarrugadosysucios
conmanchasbajolasrodillas.Olíaaalcohol.
—Vaya,esunplacerconocerlo—losaludóSandecker.
—El placer es mío, almirante —repuso Vogel, mientras depositaba en la alfombra un estuche de
trompetanegro—.Lamentopresentarmetandesaliñado…
—Parecehaberpasadounamalanoche—comentóSandecker.
—Cuandounoamasutrabajo,eltiempoylasmolestiaspocoimportan.
—Esverdad.—Sandeckersevolvióyseñalóconlacabezaaunhombrecillosemejanteaungnomo
queestabadepieenunrincóndelaoficina—.SeñorJohnVogel,lepresentoalcomandanteRudiGunn.
—Claro,elcomandanteGunn—sonrióVogel—.Yofuiunodelosmillonesdelectoresquesiguieron
díaadíaatravésdelosdiarios,suexpediciónalacorrienteLorelei.Fueunagranhazaña.
—Gracias—dijoGunn.
Sandeckerseñalóaotrohombrequeestabasentadoeneldiván.
—YmidirectordeProyectosEspeciales,DirkPitt.
Vogelsaludóconunmovimientodelacabezaalrostrobronceadoquesearrugabaenunasonrisa.
—SeñorPitt.
Pittselevantóyseinclinóasuvez.
—SeñorVogel.
Vogelsesentóysacóunapipaviejaygolpeada.
—¿Lesimportasifumo?
—Deningunamanera—repusoSandecker,mientrassacabadeunacajauncigarrotipoChurchillylo
mostraba—.Loacompañaré…
Despuésdeencenderlapipa,Vogelsereclinóydijo:
—Dígame,almirante,¿lacornetafuedescubiertaenelfondodelAtlánticoNorte?
—Sí,alsurdelosgrandesbancos,frenteaTerranova—contestóelalmirante—.¿Cómolosupo?
—Deducciónelemental.
—¿Quépuededecirnosalrespecto?
—En verdad, bastante. Para empezar, es un instrumento de alta calidad, fabricado para un músico
profesional.
—Entoncesnoesprobablequesudueñohayasidounmúsicoaficionado—repusoGunn,recordando
lodichoporGiordinoabordodelSafoI.
—No,noesprobable—respondióVogel.
—¿Podríadeterminarlafechayellugardefabricación?—quisosaberPitt.
—El mes fue octubre o noviembre. El año exacto, 1911. Y fue fabricado por una antigua firma
británica,excelenteydemuybuenareputación.Boosey-Hawkes.
LamiradadeSandeckerreflejóadmiración.
—Su trabajo ha sido notable, señor Vogel. Francamente, dudábamos de llegar a saber el país de
origen,ymuchomenosesperábamosconocerelnombredelfabricante.
—Le aseguro que no hubo una investigación brillante de mi parte —dijo Vogel—. Ocurre que la
cornetaeraunmodelodepresentación…
—¿Unmodelodepresentación?
—Sí.Encualquierobjetodemetalcuyaconstrucciónrequieraunaltogradodehabilidadartesanaly
cuyaposesiónsevaloremucho,sesuelengrabarinscripcionesparaconmemorarunhechoounservicio
destacado.
—Unaprácticacomúnentrelosfabricantesdearmas—comentóPitt.
—Y también entre los creadores de instrumentos musicales de calidad… En este caso, fue
obsequiadoaunempleadoporsucompañía,enreconocimientoporsusservicios.Lafechadeentrega,
losnombresdelfabricante,elempleadoylacompañíaestánbellamentegrabadosenelpabellóndela
corneta.
—¿Puededecirnosconcertezaaquiénperteneció?—preguntóGunn—.¿Lainscripcióneslegible?
—Oh,claroquesí.—Vogelseagachóyabrióelestuche—.Aquíestá,léalaustedmismo.
YpusolacornetasobreelescritoriodeSandecker.Lostreshombreslacontemplaronlargoratoen
silencio:uninstrumentoreluciente,cuyadoradasuperficiereflejabaelsolmatinalquepenetrabaporla
ventana. La corneta parecía flamante. Cada centímetro había sido pulido y brillaba reluciente, y las
intrincadasolasmarinasqueseencrespabanalrededordeltuboydelpabellónestabantannítidascomo
eldíaenquefuerongrabadas.SandeckermiróaVogel,levantandolascejasenseñaldeduda.
—Señor Vogel, me parece que no ha comprendido la seriedad de la situación. No me gustan las
bromas.
—Admitoquenologrocomprenderlaseriedaddelasituación—repusoVogelconsequedad—.Pero,
almirante, esto no es ninguna broma. He dedicado la mayor parte de las últimas veinticuatro horas a
restaurarsuhallazgo.—Dejósobreelescritoriounaabultadacarpeta—.Aquítienemiinformecompleto,
con fotografías, y mis observaciones hechas paso a paso durante el procedimiento de restauración.
Tambiénhaysobresquecontienenlosdistintostiposderesiduosydelodoquequité,asícomolaspartes
quesustituí.Noheomitidonada.
—Lo siento —dijo Sandecker—. Sin embargo, parece inconcebible que el instrumento que le
enviamosayeryésteseanunoyelmismo.—HizounapausaycambióunamiradaconPitt—.Veausted,
nosotros…
—…ustedespensaronquelacornetahabíapermanecidomuchotiempoenelfondodelmar—dijo
Vogel completando la frase—. Sé bien a qué se refiere, almirante. Y confieso que también yo estoy
perplejoencuantoalnotableestadodelinstrumento.Hetrabajadoenmuchísimosinstrumentosmusicales
quehanestadosumergidosenaguademardetresacincoañosyquesehallabanenmuchopeorestado
queéste.Comonosoyoceanógrafo,desconozcolasolucióndeesteenigma.Noobstante,puedodecirle
conexactitudcuántotiempohaestadoesacornetabajoelmarycómollegóallí.
Vogelcogióelinstrumento;luegosepusounasgafassinmonturaycomenzóaleerenvozalta:
—«Entregado a Graham Farley, en sincero reconocimiento por su destacada actuación en el
entretenimiento de nuestros pasajeros, la agradecida gerencia de la compañía Estrella Blanca». —Se
quitó los anteojos y miró a Sandecker con afable sonrisa—. Cuando descubrí las palabras «Estrella
Blanca», desperté a un amigo, para que investigara un poco en los archivos navales. Me llamó apenas
media hora antes de que saliera hacia aquí. —Hizo una pausa para sacar del bolsillo un pañuelo y
sonarselanariz—.Segúnparece,GrahamFarleyeraunapersonamuypopularenlacompañíaEstrella
Blanca.Fuesolistadecornetadurantetresañosenunodesusbuques…creoquesellamabaelOceanic.
Cuando el novísimo crucero de lujo de la compañía iba a levar anchas en su viaje inicial, la gerencia
seleccionóalosmúsicosmásdestacadosdesusdemásbarcosdepasajerosyformólaqueentoncesfue
considerada la mejor orquesta de los mares. Graham fue, por supuesto, uno de los primeros músicos
elegidos. Sí, señores; esta corneta ha permanecido mucho tiempo en el fondo del océano Atlántico…
porqueGrahamFarleysoplabaporellaenlamañanadel15deabrilde1912,cuandolasolassecerraron
sobreélyelTitanic.
LasreaccionesantelasúbitarevelacióndeVogelfuerondiversas.ElrostrodeSandeckeradquirió
unaexpresióndesombríareflexión;eldeGunnsepusorígido,entantoqueeldePittmostróinterés.El
silencioquereinabaenlahabitaciónsehizodensomientrasVogelguardabasusgafas.
—El Titanic… —Sandecker repitió la palabra con lentitud, como quien saborea el nombre de una
bellamujer.DirigióaVogelunamiradapenetranteenlaquetodavíasemezclabaelasombroconladuda
—.Esincreíble.
—Sin embargo, es un hecho —repuso Vogel con naturalidad—. Comandante Gunn, tengo entendido
quelacornetafuerecogidaporelSafoI.
—Sí,casialterminarlaexpedición.
—Sediríaquetropezóconunhallazgoinesperado.Lástimaquenohayaencontradolanavemisma.
—Ya—dijoGunn,evitandolosojosdeVogel.
—Aúnmetieneperplejoelestadodelinstrumento—dijoSandecker—.Nopreveíaqueunareliquia
hundidaenelmarhacesetentaycincoañossufrieratanpocodeterioro.
—Lafaltadecorrosiónplanteaunacuestióninteresante—replicóVogel—.Eslógicoqueelbronce
seconservebien,peroresultaextrañoquelaspartesquecontienenmetalesferrososhayanpermanecido
notablementeintactas.Comopuedenver,laboquillaoriginariaestácasiintacta.
GunncontemplabalacornetacomosisetrataradelSantoGrial.
—¿Suenatodavía?
—Sí—respondióVogel—.Ycreoquedemodomuybello.
—¿Laprobó?
—No…nolohice.—Conreverencia,Vogelpasólosdedosporlasválvulasdelacorneta—.Hasta
ahorasiempreheprobadolabrillanteztonaldelosinstrumentosdebroncerestauradospormisayudantes
yyo.Estaveznopuedo.
—Nocomprendo—declaróSandecker.
—Este instrumento es recordatorio de una acción pequeña pero valerosa, cumplida durante la peor
tragediamarítimadelahistoria—replicóVogel—.Nohacefaltamuchaimaginaciónpararepresentarsea
Graham Farley y los demás músicos mientras apaciguaban con música a los aterrados pasajeros,
sacrificando toda idea de salvación propia, mientras el Titanic se hundía inexorablemente. La última
melodíadeestacornetasurgiódeloslabiosdeunhombremuyvaliente.Mepareceríacasiunsacrilegio
quealguienvolvieraatocarla.
SandeckermiróaVogel,examinandocadarasgodelrostrodelancianocomosilovieraporprimera
vez.
—Otoño—murmurabaVogel,casiparasí—.Otoño,unviejohimno.Ésafuelaúltimamelodíaque
GrahamFarleytocóensucorneta.
—¿NofueMáscercadeti,Diosmío?—preguntóGunn.
—Esoesunmito—dijoPitt—.OtoñofuelaúltimacancióntocadaporlaorquestadelTitanic,poco
antesdelfinal.
—ParecehaberinvestigadosobreelTitanic—dijoVogel.
—Esebarcoysutrágicodestinosoncomounaenfermedadcontagiosa—replicóPitt—.Cuandouno
seinteresa,esdifícillibrarse.
—Lanaveensímeatraepoco.Perocomohistoriadordemúsicosydesusinstrumentos,lagestadela
orquestadelTitanichacautivadosiempremiimaginación.—Vogelpusolacornetaensuestuche,cerró
latapaylapasóaSandeckerporencimadelescritorio—.Amenosquetengamáspreguntas,almirante,
quisieratomarundesayunoreparadorydormirunashoras.Lanochehasidoardua.
Sandeckerseincorporó.
—Estamosendeudaconusted,señorVogel.
—Teníalaesperanzadequedijeraeso—repusoVogel,cuyosojosdeSantaClauscentellearonde
astucia—.Hayunamaneraderetribuirme…
—¿Cuáles?
—Donen la corneta al Museo de Washington. Sería el ejemplar más preciado de nuestra sala de
música.
—En cuanto nuestros técnicos de laboratorio hayan estudiado el instrumento y su informe, se la
enviaré.
—Seloagradezcoennombredelosdirectoresdelmuseo.
—Aunquenocomodonación…
Vogelfruncióelentrecejo.
—Noentiendo…
Sandeckersonrió.
—Llamémoslounpréstamopermanente.Esoevitarácontroversiassialgunaveznecesitamospedirlo
temporalmente.
—Deacuerdo.
—Una cosa más —dijo Sandecker—. No se ha dicho nada a la prensa sobre este hallazgo. Le
agradeceríaqueporelmomentoconserveelsecreto.
—Ignorosusmotivos,peroloharé,porsupuesto.
ElcorpulentoVogelsedespidióypartió.
—¡Maldición! —exclamó Gunn en cuanto se cerró la puerta—. Debemos de haber pasado a dos
dedosdelTitanic.
—Nohaydudadequeestuvisteiscerca—admitióPitt—.ElsonardelSafoIalcanzabaunradiode
doscientosmetros.ElTitanicdebedehaberestadounmetromásallá.
—Ojaláhubiéramostenidomástiempo.Ojaláhubiéramossabidoquédemoniosbuscábamos.
—Olvidausted—dijoSandecker—queponerapruebaelSafoIyllevaracaboexperimentosacerca
de la corriente Lorelei eran sus objetivos primordiales, y que a ese respecto usted y su tripulación
hicieronunexcelentetrabajo.Losoceanógrafossepasaránlosdospróximosañosexaminandolosdatos
sobrecorrientesdeprofundidadqueustedesrecogieron.Loúnicoquelamentoesquenohayamospodido
revelarlesnuestrasintenciones,peroGeneSeagramysusespecialistasenseguridadinsistenenmantener
enestrictareservatodainformaciónreferentealTitanichastaquesehayainiciadoelrescate.
—No podremos mantenerlo mucho tiempo en silencio —dijo Pitt—. Todos los medios de
comunicación del mundo se enterarán del mayor hallazgo histórico desde que fue abierta la tumba de
Tutankamon.
Sandeckerdejósusitiodetrásdesuescritorioyseacercóalaventana.Cuandohabló,suspalabras
sonaronmuysuaves,comosielvientolastrajeradesdegrandistancia.
—LacornetadeGrahamFarley…
—¿Señor?
—LacornetadeGrahamFarley—repitiómelancólicamenteSandecker—.Siesaviejatrompetaesun
indicioválido,puedequeelTitanicestéallí,enelfondodelabismo,tanbienconservadocomolanoche
delnaufragio.
28
Paraunobservadorquesehallaraenlacosta,oparaquiennavegaraporelríoRappahanonck,los
treshombresrepantingadosenunviejoyruinosobotederemosaparentabanseruntríodepescadoresde
fin de semana. Vestían camisas desteñidas y pantalones de algodón ordinario y sus sombreros estaban
adornadosconlahabitualvariedaddeanzuelosymoscasartificiales.Eraunaescenatípica,incluidaslas
seislatasdecervezaque,sujetasenunareddepescar,colgabanbajoelagua,juntoalaembarcación.
El más bajo de los tres, un pelirrojo de rostro enjuto, parecía dormitar apoyado contra la popa,
sujetandoflojamenteunacañadepescardelacualpendíauncorchorojoyblancoquesemecíaapenasa
unmetrodelbote.Elsegundohombresimplementeseinclinabasobreunarevistaabiertamientrasqueel
tercerpescador,erguido,manipulabamecánicamenteunseñuelodeplata.Eracorpulento,conunvientre
abultadoqueasomabaporsucamisaabierta,ymirabaconfijezaatravésdesusperezososojosazules
engastadosenunacararedondayjovial.Eralaimagenperfectadecualquierabuelobonachón.
El almirante Joseph Kemper podía permitirse parecer afable. Cuando uno ejercía como él, una
autoridadcasiincreíble,nonecesitabamirardesoslayoconojoshipnotizadoresniarrojarfuegocomoun
dragón.Miróhaciaabajoydirigióunabromaalhombrequedormitaba.
—Jim,creoquenoestássumidoenelespíritudelapesca.
—Esta seguramente es la actividad más inútil que el hombre haya inventado jamás —replicó
Sandecker.
—¿Yusted,señorSeagram?Nohaechadounanzuelodesdequeanclamos.
SeagrammiróaKemperporencimadelarevista.
—Siunpezpudierasobreviviralacontaminaciónquehayaquí,almirante,seríaunmutantedeuna
películadehorrordeserieBytendríaunsaboraúnpeor.
—Dadoquefueronustedesquienesmeinvitaronaquí—dijoKemper—,empiezoasospecharalgún
motivoavieso.
—Descansaydisfrutadelairelibre,Joe—repusoSandecker—.Olvidaporunashorasqueeresjefe
delEstadoMayordelaArmada.
—Esoesfácil,estandotúcerca.Ereselúnicodelosqueconozcoquemehablacondescaro.
Sandeckersonrió.
—Nopuedespasartelevidaaduladoportodos.Considéramesimplementeunaterapiaeficaz.
Kempersuspiró.
—Teníalaesperanzadehabermelibradodetiparasiemprecuandoteretirastedelservicioactivo.
Perohasvueltoparaacosarmecomouncondenadoburócrata.
—Tengoentendidoquecuandomefui,bailabanenloscorredoresdelPentágono.
—Sí,nosederramaronlágrimasportupartida—contestóKempermientrasenrollabalentamentesu
señuelo—. Bueno, Jim, hace demasiados años que te conozco para no olfatear una jugarreta. ¿Qué se
traenentremanostúyelseñorSeagram?
—TenemosqueirenbuscadelTitanic—replicóSandecker.
Kempersiguióenrollando.
—¿Deveras?
—Asíes.
Kemperlanzódenuevoelseñuelo.
—¿Paraqué?¿Paratomarunascuantasfotografíaspublicitarias?
—Setratadereflotarlo.
Kemperdejódeenrollar;sevolvióymiróaSandeckerconextrañeza.
—HasdichoelTitanic,¿no?
—Exacto.
—Jim,caray,estavezhasperdidolachaveta.Sipiensasquemevoyacreer…
—Noesuncuentodehadas—interrumpióSeagram—.Laautorizaciónparalaoperacióndelrescate
provienedirectamentedelaCasaBlanca.
LosojosdeKemperescrutaronelrostrodeSeagram.
—¿Debopresumirquerepresentáisalpresidente?
—Sí,señor,asíes.
—Debodecirquetieneunamanerauntantoextrañadenegociar,señorSeagram—dijoKemper—.Si
tuvieralaamabilidaddeexplicarme…
—Paraesoestamosaquí,almirante,paraexplicárselo.
KemperseencaróconSandecker.
—¿Tútambiéntomasparteenesto,Jim?
Sandeckerasintió.
—PodríadecirsequeSeagramhablaconsuavidadyesgrimeungranbastón.[1]
—Estábien,Seagram,tienelapalabra.¿Porquéestesubterfugioyporquélaurgenciaenreflotarun
viejobarco?
—Comencemosporloprimero,almirante.Soyjefedeundepartamentogubernamentalestrictamente
secreto,llamadoSecciónMeta.
—Nuncalooímencionar—dijoKemper.
—Nofiguramosenningúnregistrodeoficinasfederales.NisiquieralaCIA,elFBIolaNSAtienen
conocimientodenuestraexistencia.
—Unbancodeideassecreto—dijoSandeckerconaspereza.
—Somosalgomásqueunbancodeideas—dijoSeagram—.Nuestroscolaboradoresconcibenideas
futuristas,delascualesintentanluegoderivarsistemasquefuncionenconeficacia.
—Esohadecostarmillonesdedólares—dijoKemper.
—La modestia me impide mencionar el monto exacto de nuestro presupuesto, almirante, pero la
vanidadmeimpulsaaadmitirquepuedomovermeconguarismossuperioresadiezcifras.
—¡Caray!—murmuróKemper—.Másdemilmillonesdedólarespara«moverse»,comousteddice.
Unaorganizacióndecientíficoscuyaexistencianadieconoce.Acicateaustedmiinterés,señorSeagram.
—Elmíotambién—dijoSandeckerconacritud—.Hastaahora,ustedbuscólaayudadelaNUMAa
travésdelaCasaBlanca,haciéndosepasarporedecánpresidencial.¿Porquéesaestrategia?
—Porque el presidente ordenó que la reserva fuera absoluta, almirante, para evitar que se filtrara
información al Congreso. Lo que menos necesitaba su administración es un espionaje parlamentario en
lasfinanzasdelaSecciónMeta.
KemperySandeckersemiraronyasintieron.LuegomiraronaSeagram,expectantes.
—Ahora bien —continuó éste—, la Sección Meta ha desarrollado un sistema de defensa bajo el
nombredeproyectoSiciliano…
—¿ProyectoSiciliano?
—Lo llamamos así por una estrategia ajedrecística denominada Defensa Siciliana. El proyecto fue
ideadoalrededordeunavariantedelprincipioenquesebasaelmaser.Porejemplo,sihacemospasar
unaondasónicadedeterminadafrecuenciaatravésdeunmedioquecontieneátomosexcitados,podemos
estimularelsonidohastaunestadodeemisiónaltísimo.
—Similaraunrayoláser—comentóKemper.
—En cierta medida —repuso Seagram—. Salvo que un láser emite un rayo uniforme de energía
lumínica,mientrasquenuestrodispositivoemiteuncampoancho,enabanico,deondassónicas.
—Ademásderompertímpanosagranel,¿paraquésirve?—preguntóSandecker.
—Comorecordaráusteddesusestudios,almirante,lasondassónicassedifundenenondascirculares
muysemejantesalasondulacionesqueaparecenenuncharcodespuésdearrojarunguijarroenél.Enel
casodelproyectoSiciliano,podemosmultiplicarlasondassónicasunmillóndeveces.Entonces,cuando
estaenormeenergíaesliberada,seexpandealaatmósfera,empujandoapartículasdeaireantesufuerza
desencadenada,condensándolashastaquesecombinanformandounamurallasólida,impenetrable,deun
diámetrodecientosdekilómetroscuadrados.—Seagramseinterrumpiópararascarselanariz—.Nolos
aburriré con ecuaciones y detalles técnicos referentes a la realización práctica. Los detalles son
demasiadocomplejosparaanalizarlosaquí,peroustedesadvertiránfácilmenteelpotencial…Cualquier
misilenemigolanzadocontraNorteaméricaqueentraraencontactoconestabarreraprotectorainvisible,
quedaríadestrozadoyanuladomuchoantesdepenetrareneláreadesuobjetivo.
—¿Este…estesistemaesreal?—preguntóKemper,vacilante.
—Sí, almirante. Le aseguro que puede funcionar. Ya se están construyendo las instalaciones
necesariasparadetenerunataqueengranescalaconmisilesdirigidos.
—¡Mierda!—estallóSandecker—.Eselarmadecisiva…
—El proyecto Siciliano no es un arma. Es simplemente un método científico para proteger nuestro
país.
—Esdifícilimaginarlo—dijoKemper.
—Imagine simplemente el estampido sónico de un avión a chorro, amplificado diez millones de
veces.
Kemperparecíadesconcertado.
—Peroelsonido…¿nodestruiríatodoloquehubieraentierra?
—No;lafuerzaenergéticaapuntaalespacioyseacumulaeneltrayecto.Paraalguiensituadoalnivel
delmarnoseríamásqueelimpactoinofensivodeuntruenodistante.
—¿QuétienequevertodoesoconelTitanic?
—Elelementorequeridoparaestimularelnivelóptimodeemisiónsónicaeselbizanio.Ylaúnica
cantidaddemineraldebizanioqueseconoceenelmundofueenviadaaEstadosUnidosen1912,abordo
delTitanic.
—Comprendo —asintió Kemper—. Entonces, ¿rescatar la nave es el último recurso para que ese
sistemadefensivofuncione?
—La estructura atómica del bizanio es la única que sirve. Cargando la memoria de nuestras
computadorasconsuspropiedadesconocidas,pudimosobtenerunarelacióndetreintamilaunoafavor
deléxito.
—Pero¿paraquéreflotartodoelbarco?—preguntóKemper—.¿Porquénosacarsólosimplemente
elbizanio?
—Tendríamosqueabrirnospasoconexplosivoshastalabodegadecarga.Elpeligrodedestruirel
mineralesdemasiadogrande.Elpresidenteyyocoincidimosenqueespreferibleelgastoadicionalpara
reflotarelcasco,alriesgodeperderelmineral.
Kempervolvióalanzarsuseñuelo.
—Ustedpiensaentérminospositivos,Seagram.Bien.Pero¿quélehacepensarqueelTitanicestáen
condicionesdeserrescatadoentero?Despuésdesetentaycincoañosenelfondodelocéanoquizánosea
másquechatarraherrumbrada.
—Mis colaboradores tienen una hipótesis a ese respecto —dijo Sandecker. Dejando a un lado su
caña de pescar, abrió la caja de aparejos y sacó un sobre—. Mírelas un poco —dijo ofreciendo a
Kempervariasfotografías.
—Parecendesechossubmarinos—comentóKemper.
—Exacto—repusoSandecker—.Devezencuando,lascámarasfotográficasdenuestrossubmarinos
captandespojosarrojadosporlabordadesdelosbarcos.—Señalólafotodearriba—.Estoesunaestufa
de a bordo, hallada a mil doscientos metros de profundidad, cerca de las Bermudas. Luego viene un
bloquedecilindrosdeunmotordeautomóvil,fotografiadoadosmilmetros,cercadelasAleutianas.No
haymododedeterminarlafechadeningunadeesasdos.AquítieneahoraunaeroplanoGrummanF4Fde
laSegundaGuerraMundial,descubiertoatresmildoscientosmetrosdeprofundidad,enlascercaníasde
Islandia.Averiguamossuhistoria…Elaviónfueabandonadoenelmar,sinaverías,poruntalteniente
Strausscuandolamáquinasequedósincombustible,el17demarzode1946.
Kempersostuvolaúltimafotoconelbrazoextendido.
—¿Quédiablosesesto?
—Ésa fue tomada por el Safo I en el momento del hallazgo, durante la expedición a la corriente
Lorelei.Loquealprincipioparecíaunembudodecocina,resultóserunatrompeta.
MostróaKemperunafotodelinstrumento,tomadadespuésdeserrestauradoporVogel.
—Esoesunacorneta—lecorrigióKemper—.¿DicesqueelSafoIencontróesto?
—Sí,acuatromilmetrosdeprofundidad.Yacíaenelfondodesde1912.
Kemperarqueólascejas.
—¿VasadecirmequeprovienedelTitanic?
—Puedomostrartepruebasdocumentadas.
KempersuspiróydevolviólasfotografíasaSandecker.Sushombrosseencorvaronconlafatigade
un hombre que ya no era joven, un hombre que llevaba desde hacía demasiado tiempo una carga
demasiadopesada.Sacódelareddepescarunalatadecervezaylaabrió.
—¿Quédemuestratodoesto?
Sandeckeresbozóunatenuesonrisa.
—Lo tuvimos delante durante dos años… el tiempo transcurrido desde que fue descubierto el
aeroplano, pero pasamos totalmente por alto las posibilidades. Oh, claro, hubo comentarios sobre el
excelente estado del avión, pero ninguno de mis oceanógrafos captó realmente lo que esto significaba.
LasverdaderasimplicacionesnofueroncomprendidashastaqueelSafoIencontrólatrompa.
—Noentiendo—dijoKemperconvozinexpresiva.
—En primer lugar —continuó Sandecker—, el noventa por ciento de ese F4F es de aluminio, y ya
sabes que el agua salada corroe extraordinariamente el aluminio. Sin embargo ese avión, después de
haber estado más de cuarenta años en el fondo del mar, parece recién salido de fábrica. Lo mismo la
trompeta.Estuvocasiochentaañosbajoelmarybrillabacomoeltraserodeunreciénnacido.
—¿Tienesalgunaexplicación?—preguntóKemper.
—Enestemomento,dosdelosoceanógrafosmáscapacitadosdelaNUMAestánpasandodatospor
nuestrascomputadoras.Porahora,lateoríaesquesetratadeunacombinacióndefactores:laausenciade
vidamarinaperjudicialagrandesprofundidades,labajasalinidaddelaguaenelfondo,lastemperaturas
congelantesdelmaryunmenorcontenidodeoxígenoqueharíamáslentalaoxidacióndelmetal.Podría
sercualquieradeestosfactoresotodosellosloqueretrasaeldeteriorodelosrestosdenaufragiosenel
fondodelocéano.SabremosmásalrespectocuandoveamoselTitanic,sillegamosaverlo.
Kempermeditóunmomento.
—¿Quéquieresdemí?
—Protección —repuso Seagram—. Si los soviéticos se enteran de nuestras andanzas, lo intentarán
todo,salvounaguerra,paradetenernosyapoderarsedelbizanio.
—Tranquilizaos —dijo Kemper con voz súbitamente dura—. Los rusos se lo pensarán dos veces
antes de venir a meter sus narices de nuestro lado del Atlántico. La operación de rescate del Titanic
estaráprotegida,señorSeagram.Tenéismigarantíaabsoluta.
EnlacaradeSandeckeraparecióunasonrisa.
—Yaquetesientesgeneroso,Joe,¿quéposibilidadeshaydetomarprestadoelModoc?
—¿El Modoc? —repitió Kemper—. Es la mejor nave de rescate en aguas profundas que tiene la
Armada.
—Tambiénnosseríaútillatripulación—insistióSandecker.
Kempersepasólafrescasuperficiedelalatadecervezaporlasudorosafrente.
—Estábien,habéisconseguidoalModocconsutripulación,ademásdetodosloshombresyequipos
adicionalesquenecesitéis.
Seagramlanzóunsuspiro.
—Gracias,almirante.
—Estáisabocadosaunaempresainteresante,perocargadadeobstáculos—dijoKemper.
—Nadaesfácil—replicóSeagram.
—¿Quéharéisahora?
Sandeckerrespondió:
—Enviaremoscámarasdetelevisiónparalocalizarelcascohundidoyrecogerdatos.
—SóloDiossabequéencontraréis…—Kemperseinterrumpióbruscamenteyseñalóelcorchodel
aparejodeSandecker,quesehundía—.PorDios,Jim,creoquehasatrapadounpez.
Sandeckerseasomóperezosamenteporlabordadelbote.
—Asíes—dijosonriendo—.EsperoqueelTitanicseaigualmentedócil.
—Temoqueesaesperanzaresultevana—dijoKemper,sindevolverlasonrisa.
PittcerróeldiariodeJoshuaHaysBrewsterymiróaMelDonneratravésdelamesadereuniones.
—Asíestánlascosas,pues…
—Todalaverdadynadamásquelaverdad—dijoDonner.
—Pero ¿este bizanio, o cómo lo llaman ustedes, no habrá perdido sus cualidades tras tantos años
sumergidoenelmar?
Donnersacudiólacabeza.
—¿Quiénpuedesaberlo?Nadiehatenidojamásensusmanosunacantidadsuficienteparasabercon
seguridadcómoreaccionabajociertascondiciones.
—Entoncestalvezcarezcadevalor.
—No sé si está bien guardado en la bóveda del Titanic. Nuestras investigaciones indican que el
depósitoeshermético.
Pittsereclinócontemplandoeldiario.
—Esunajugadamuyarriesgada.
—Esolosabemos.
—EscomopediraungrupodemuchachosquesaquenuntanquePattondellagoErieconunascuantas
sogasyunabalsa.
—Losabemos—repitióDonner.
—ElcostedereflotarelTitanicsuperalorazonable—dijoPitt.
—Mencioneunacifra.
—En1974,laCIApagómásdetrescientosmillonesdedólaresparareflotarlaproadeunsubmarino
ruso.Noséloquellegaríaacostarelrescatedeunbarcodepasajerosquepesaalrededordecuarentay
seismiltoneladasyestáacuatromilmetrosdeprofundidad.
—Arriesgueunasuposición.
—¿Quiénfinancialaoperación?
—LaSecciónMetaseocuparádelasfinanzas—repusoDonner—.Considéremesimplementecomo
su amigo, el banquero de su barrio… Comuníqueme cuánto hará falta, en su opinión, para poner en
marcha la operación de rescate, y yo veré que los fondos sean transferidos en secreto al presupuesto
operativoanualdelaNUMA.
—Doscientoscincuentamillonesbastaríanparaempezar.
—Esoestáunpocopordebajodenuestrasestimaciones—dijoDonnerconnaturalidad—.Sugiero
quenoselimite.Sóloparamayorseguridad,tomarémedidasparaquerecibaquinientosmás.
—¿Quinientosmildólares?
—No—sonrióDonner—.Quinientosmillones.
Unavezelguardialoautorizóasalir,Pittdetuvosucochejuntoalcaminoy,atravésdelavallade
alambretejido,mirólaCompañíaSmithdeMudanzasyDepósito.
—Nolocreo—dijoenvozalta—.Nocreonadadeesto.
Después,lentamente,condificultad,comosiresistieralasórdenesdeunhipnotizador,Pittmovióla
palancadecambiosyemprendióelregresoalaciudad.
29
Para el presidente había sido un día especialmente agotador. Había tenido reuniones interminables
condiputadosdelaoposición;reunionesenlasquesehabíaesforzado,vanamenteenlamayoríadelos
casos, por convencerlos de que apoyaran su nuevo proyecto de ley destinado a modificar las
reglamentaciones del impuesto sobre la renta. Después había pronunciado un discurso ante una
convención de gobernadores casi hostiles, seguida más tarde por una acalorada entrevista con su
impulsivoydominantesecretariodeEstado.
Ahora,pasadaslasdiezdelanoche,afrentabaotrocompromisodesagradable.Sentadoenunmullido
sillón,conunacopaensumanoderecha,acariciabaconlaizquierdalaslargasorejasdeunsabuesode
ojostristones.
Frente a él, sentados en un amplio sofá, se encontraban Warren Nicholson, director de la CIA, y
MarshallCollins,suprincipalconsejerodeseguridadsobreelKremlin.
Elpresidentebebióunpocodesuvasoyfijóensusvisitantesunamiradasevera.
—¿Algunodeustedestieneideadeloquemeestánpidiendo?
Collinsseencogiódehombros,nervioso.
—Francamenteno,señor.Peroésteesuncasoenqueelfinjustificalosmedios.Personalmente,creo
que Nicholson, aquí presente, tiene un magnífico plan. Los resultados, en términos de información
secreta,podríanserasombrosos.
—Elcosteseráelevado—dijoelpresidente.
Nicholsonseinclinóhaciaadelante.
—Créame,señor,valelapena.
—Esoesfácildedecir—repusoelpresidente—.Ningunodeustedestienelamenorideadeloque
eselproyectoSiciliano.
Collinsasintió.
—Desde luego, presidente. Se lo ha mantenido muy en secreto. Por eso nos alarmó descubrir su
existenciaatravésdelKGB,ynodenuestraspropiasfuerzasdeseguridad.
—¿Cuántocreenquesabenlosrusos?
—Todavía no estamos absolutamente seguros —repuso Nicholson—, pero los pocos datos de que
disponemosindicanqueelKGBsóloposeeelnombreenclave.
—¡Diablos!—murmurócoléricoelpresidente—.¿Cómoesposiblequesehayafiltrado?
—Me aventuraría a suponer que fue un desliz accidental —dijo Collins—. Si los analistas de
informaciónsoviéticoscreyeranhaberdescubiertounproyectonorteamericanoultrasecretodedefensa,
misagentesenMoscúhabríanolfateadoalgo.
ElpresidentemiróaCollins.
—¿Porquéestásegurodequeserelacionaconladefensa?
—SilaseguridadquerodeaalproyectoSicilianoestanestrictacomoustedsugiere,esobvioquese
tratadeunanuevaarma.Ynoabrigodudasdequeprontolosrusosllegaránalamismaconclusión.
—CoincidoconlaopinióndeCollins—añadióNicholson.
—Todolocualnosfavorece…
—Continúe.
—Proporcionemos a la inteligencia naval soviética datos sobre el proyecto Siciliano en pequeñas
dosis.Simuerdenelanzueloseremosliteralmentedueñosdeunodelosprincipalesserviciossoviéticos
deinformación.
Aburrido por la conversación humana, el sabueso del presidente se desperezó y se adormeció
apaciblemente.Porunmomento,elpresidentemirópensativoalanimal,sopesandolasprobabilidades.
Ladecisióneradolorosa.Teníalasensacióndeestarapuñalandoporlaespaldaatodossusamigosdela
SecciónMeta.
—Haré que el hombre que dirige el proyecto elabore un informe inicial —dijo por fin—. Usted,
Nicholson,medirádóndeycómoquierequeseaentregadoparaquelosrusosnosospechenelengaño.
Recurriráamí,ysóloamí,paracualquiernuevainformaciónacercadelproyectoSiciliano.¿Entendido?
—Yomismodispondréloscanales—asintióNicholson.
Elpresidentepareciómarchitarseyencogerseenelsillón.
—Nonecesitoadvertirles,señores—dijocontonofatigado—,dequesisomosdescubiertossenos
considerarátraidores.
30
Sandecker se inclinaba sobre una gran maqueta del relieve del suelo del Atlántico Norte, mientras
jugueteabaconunpequeñopuntero.MiróaGunnyluegoaPitt,quesehallabadelotroladodelpaisaje
marinoenminiatura.
—No lo entiendo —dijo tras una pausa—. Si esa trompeta es un indicio válido, el Titanic no está
dondesesupone.
Conunlápiz,Gunnhizounamarcadiminutaenlamaqueta.
—Laúltimaposiciónquetrasmitióantesdehundirsefueaquí,acuarentayungradoscuarentaysiete
minutosnorte,cincuentagradoscatorceminutosoeste.
—¿Ydóndeencontraronustedeslatrompeta?
Gunnhizootramarca.
—Según la posición exacta de la nave nodriza del Safo I en la superficie, cuando descubrimos la
cornetadeFarley,estábamosaquí,unosochokilómetrosalsureste.
—Unadiferenciadeochokilómetros…¿Cómoesposibleeso?
—HubodiscrepanciaenlosindiciossobrelaposicióndelTitanic al hundirse —explicó Pitt—. El
patróndeunodelosbarcosderescate,elMountTemple, situó a la nave mucho más al este, e hizo el
cálculo basado en la ubicación del sol, mucho más exacto que la estimada por el cuarto oficial del
Titanicinmediatamentedespuésdelacolisiónconeliceberg.
—Pero el barco que recogió a los sobrevivientes, el Carpathia, según creo —dijo Sandecker—,
tomó rumbo hacia la posición dada por el operador telegráfico del Titanic y en cuatro horas entró en
contactodirectoconlosbotessalvavidas.
—Hay ciertas dudas de que el Carpathia haya llegado en realidad tan lejos como presumió su
capitán—replicóPitt—.Siendoasí,esposiblequelosrestosdelnaufragioylosbotessalvavidashayan
sidoavistadosvarioskilómetrosalsurestedelaposicióntelegrafiadadesdeelTitanic.
Sandeckergolpeteóociosamenteconelpunterolabarandilladelamaqueta.
—Esto nos pone entre la espada y la pared. ¿Intentaremos la búsqueda en la zona exacta de los
cuarenta y un grados sesenta y cuatro minutos norte, cincuenta grados catorce minutos oeste? ¿O
apostaremosporlacornetadeGrahamFarley,ochokilómetrosalsureste?Siperdemos,sóloDiossabe
por cuántas hectáreas de terreno del océano Atlántico tendremos que arrastrar cámaras submarinas de
televisiónantesdeencontrarelbarcohundido.¿Quéleparece,Rudi?
Gunnnovaciló.
—DadoquenuestroesquemadebúsquedaconelSafoIfracasóenlaposiciónanunciadadelTitanic
yalrededordeella,opinoquedebemosbajarlascámarasenlascercaníasdelsitiodondehallamosla
cornetadeFarley.
—¿Yausted,Dirk?
Pittguardósilenciounosinstantes.Luegohabló:
—Yovotoporunapostergacióndecuarentayochohoras.
Sandeckerlomiróporencimadelmapa.
—Nopodemosdarnosellujodeperderunahora,muchomenoscuarentayocho.
Pittledevolviólamirada.
—Sugieroqueomitamoslascámarasdetelevisiónysaltemosalpasosiguiente.
—¿Osea?
—Enviarabajounsubmarinotripulado.
Sandeckermeneólacabeza.
—No sirve. Un trineo con una cámara de televisión, remolcado por una nave de superficie, puede
recorrercincoveceselterrenoenlamitaddeltiempoquetardaríaunsubmarinolento.
—Siestablecemosporadelantadolaubicación,no.
LaexpresióndeSandeckerseensombreció.
—¿Ycómoproponeslograresepequeñomilagro?
—ReunamostodoslosfragmentosdeinformaciónacercadelasúltimashorasdelTitanic,recojamos
todas las anotaciones sobre velocidad, informes contradictorios de posición, corrientes acuáticas, el
ánguloenquesedeslizóbajolasolas,agreguemoselsitiodondereposabalacorneta…yprogramémoslo
todoenlascomputadorasdelaNUMA.Consuerte,losdatosobtenidosdeberíanseñalardirectamentela
moradadelTitanic.
—Eselmétodomáslógico—admitióGunn.
—Entretanto,perdemosdosdías—objetóSandecker.
—No perdemos nada, señor. Ganamos —insistió Pitt—. El almirante Kemper nos ha prestado el
Modoc,queenestemomentosehallaenNorfolk,equipadoylistoparazarpar.
—¡Claro!—barboteóGunn—.ElSeaSlug.
—Precisamente —replicó Pitt—. El Sea Slug es el último modelo de sumergible de la armada,
diseñado y construido especialmente para salvamento y rescate en aguas profundas, y descansa en la
cubiertadeproadelModoc.Endosdías,Rudiyyopodemostenerambasnavesenlazonadelnaufragio,
listasparainiciarlaoperacióndebúsqueda.
Sandeckersefrotólabarbillaconelpuntero.
—Yentonces,silascomputadorascumplensufunción,yolesproporcionolaposicióncorrectadel
lugardelnaufragio.¿Deesosetrata?
—Sí,señor,deesosetrata.
Sandeckerseapartódelamaquetayseacomodóenunsillón.Luegolanzólavistahacialosrostros
decididosdePittyGunn.
—Muybien,caballeros;quedaensusmanos.
31
MelDonnerllamóaltimbredelacasadeSeagram,enChevyChase,yahogóunbostezo.
Seagram abrió la puerta y salió al porche. Se saludaron con sendos movimientos de la cabeza,
omitiendolashabitualescortesíasmatinales,ysedirigieronhaciaelautomóvildeDonner.
Seagram ocupó un asiento y clavó en la ventanilla unos ojos de mirada opaca y bordeados por
oscuroscírculos.Donnerpusoenmarchaelvehículo.
—PareceselmonstruodeFrankensteinantesdecobrarvida—comentóDonner—.¿Hastaquéhora
trabajasteanoche?
—Adecirverdad,lleguéacasatemprano—replicóSeagram—.Fueungraveerror;debíquedarmea
trabajar. Así, Dana y yo tuvimos simplemente más tiempo para pelear. Últimamente se muestra tan
condescendiente que me pone furioso. Por último me fastidié y me encerré en el estudio. Me quedé
dormidosobreelescritorio.Meduelenlugarescuyaexistenciaignoraba.
—Gracias—sonrióDonner.
Seagramsevolvió,perplejo.
—¿Gracias,porqué?
—Porreforzarmidecisióndepermanecersoltero…
AmbosguardaronsilenciomientrasDonnerconducíaentreelintensotránsitodeWashington.
—Gene—dijoDonneralfin—,séqueésteesuntemapeligroso;disgústateconmigosiquieres,pero
estásempezandoapareceruncínicoquesetorturaasímismo.
ComonohuboreaccióndeSeagram,Donnerprosiguió.
—¿Por qué no te tomas una o dos semanas libres y te llevas a Dana a cualquier playa tranquila y
soleada?AléjateuntiempodeWashington…Laconstruccióndelasinstalacionesdefensivasprosiguesin
tropiezos, y en cuanto al bizanio, no podemos hacer nada, salvo esperar sentados y rezar porque los
muchachosdeSandecker,enlaNUMA,lorescatendelTitanic.
—Ahorahagomásfaltaquenunca—gruñóSeagram.
—Teengañasatimismoparahalagartuvanidad.Porahora,todoestáenotrasmanos.
UnalúgubresonrisaaparecióenloslabiosdeSeagram.
—Teacercasbastantealaverdad.
Donnerlomiró.
—¿Aquéterefieres?
—Yanoestáennuestrasmanos—repitióSeagram,abstraído—.Elpresidentemeordenóquedieraa
conoceralosrusosinformaciónsobreelproyectoSiciliano.
DonnerdetuvoelcochejuntoalaaceraymiróatónitoaSeagram.
—Diosmío,¿porqué?
—Warren Nicholson, de la CIA, ha convencido al presidente de que suministrando datos
fragmentariossobreelproyectoalosrusospodráobtenerelcontroldeunadesusprincipalesredesde
información.
—Nomecreounapalabra—dijoDonner.
—Loquetúcreasnoimporta—repusobruscamenteSeagram.
—Si es verdad lo que dices, ¿para qué les servirán a los rusos unos pocos indicios? Sin las
necesariasecuacionesycálculosdetallados,tardaríandosañosenelaborarunateoríaoperativa.Ysin
bizanio,todalateoríacarecedevalor.
—Podríanelaborarunsistemaefectivoenmenosdetreintamesessiseapoderarandelbizanioantes
quenosotros.
—Imposible. El almirante Kemper jamás lo permitiría. Pondría en fuga a los rusos si trataran de
piratearalTitanic.
—Supón—murmurósuavementeSeagram—,supónqueseordenaraaKempermantenersealmargen
ynointervenir.
Donnerseapoyóenelvolanteysefrotólafrente,incrédulo.
—¿MepidesquecreaqueelpresidentedeEstadosUnidoscolaboraconloscomunistas?
Encogiéndosedehombrosconairefatigado,Seagramrespondió:
—¿Cómopuedopedirtequecreasalgocuandoyomismonoséquécreer?
32
PavelMarganin,altoeimponenteensublancouniformedelamarina,aspiróprofundamenteelaire
delatardeceryentróenelornadovestíbulodelrestauranteBorodino.Diosunombrealjefedecomedor
y lo siguió hasta la mesa habitual de Prevlov, donde el capitán leía un grueso fajo de papeles
encuadernados en una carpeta de archivo. Levantó los ojos y dedicó a Marganin una mirada aburrida
antesdefijarlosdenuevoenelcontenidodellegajo.
—¿Puedosentarme,capitán?
—Porsupuesto,amenosquequieracolgarseunaservilletadelbrazoyretirarlosplatos—respondió
Prevlov,todavíaabsortoensulectura.
MarganinpidióunvodkayesperóaquePrevloviniciaralaconversación.Alcabodeunosminutos,
elcapitándejóporfinellegajoyencendióuncigarrillo.
—Dígame,teniente,¿haestudiadoeldesarrollodelaexpedicióndelacorrienteLorelei?
—Endetalle,no.Melimitéahojearelinformeantesdepasárseloaustedparaqueloexaminara.
—Lástima —dijo Prevlov con altanería—. Piénselo, teniente: un sumergible capaz de recorrer dos
milquinientoskilómetrossinemergeralasuperficieniunasolavezencasidosmeses.Québienharían
loscientíficossoviéticosenserlamitaddeimaginativos.
—Francamente,señor,lalecturadelinformemeresultómásbientediosa.
—¡Conque tediosa! Si la hubiera estudiado durante uno de sus inusuales accesos de concienzuda
dedicación,habríadiscernidounaextrañadesviacióndelcursoenlosúltimosdíasdelaexpedición.
—Nologroverningúnsignificadoocultoenunsimplecambiodetrayecto.
—Unbuenagentedeinteligenciabuscaunsignificadoocultoentodo,Marganin.
Reprendido en términos inequívocos, Marganin consultó nerviosamente su reloj de pulsera y miró
haciaelbañoparahombres.
—Creoquedebemosinvestigarquéatraetantoalosnorteamericanoscercadelosgrandesbancosde
Terranova—continuóPrevlov—.DesdeaquelasuntodeNuevaZembla,quieroqueseinvestigueafondo
todaoperaciónemprendidaporlaAgenciaNacionaldeInvestigacionesMarinasapartirdeseismeses
atrás.MiintuiciónmedicequelosnorteamericanosandanenalgoqueanunciadificultadesparalaMadre
Rusia. —Prevlov hizo señas a un camarero que pasaba y le señaló su vaso vacío. Luego se reclinó,
suspirando—. Las cosas nunca son lo que parecen, ¿verdad? Extraña y desconcertante profesión la
nuestra,sisepiensaquecadacoma,cadapuntoenuntrozodepapelpuedeofrecerindiciosvitalesdeun
secretoextraordinario.Enladirecciónmenosobviaestánlasrespuestas.
ElcamarerotrajoelcoñacdePrevlov,quevaciólacopa,enjuagándoselabocaconellicorantesde
tragarlodeunasolavez.
—¿Mepermiteunmomento,señor?
PrevlovalzólavistayMarganinseñalóconlacabezahaciaellavabo.
—Porsupuesto.
Marganinentróenellavabodealtotechoysedirigióalurinario.Noestabasolo.Bajolapuertade
unretreteasomabandospiesconlospantalonesalrededordelostobillos.Marganinpermanecióallí,sin
darseprisa,hastaqueoyócorrerelaguadelinodoro.Entoncesseacercóallavaboyselavólentamente
las manos, mirando por el espejo cómo el mismo hombre gordo del banco del parque se ajustaba el
cinturónyseleaproximaba.
—Disculpe,marinero—dijoelgordo—.Selehacaídoestoalsuelo.
YletendióunsobreaMarganin,quienloaceptósinvacilaryseloguardóenlachaqueta.
—Oh,quédescuidoelmío.Gracias.
MientrasMarganinsevolvíaenbuscadeunatoalla,elgordoseinclinósobrelapileta.
—Enesesobrehayinformaciónexplosiva—susurró—.Nolatrateconligereza.
—Serámanejadadelicadamente.
33
LacartaocupabaelcentroexactodelescritorioenelestudiodeSeagram.Ésteencendiólalámpara,
sedejócaerenelsillónyempezóaleer:
QueridoGene:
Teamo.Talvezparezcaunmodobanaldecomenzar,peroescierto.Tesigoqueriendocontodami
alma.
Heprocuradocondesesperacióncomprenderteysostenerteduranteestosmesesdetensión.Cómo
hesufridoaguardandoqueaceptasesmiamorymiatención,sinesperaracambionadamásqueuna
pequeña señal de afecto tuyo. Soy fuerte en muchos aspectos, Gene, pero no tengo fortaleza ni
pacienciaparalucharcontraelolvidoindiferente.Ningunamujerlastiene.
Añoronuestrasprimerasépocas,losdíasbuenosenquelapreocupaciónquesentíamoselunopor
elotropesabamuchomásquelasexigenciasdenuestrasvidasprofesionales.Entoncestodoeramás
sencillo.Dictábamosnuestrasclasesenlauniversidad,reíamosyhacíamoselamorcomosicadavez
fueralaúltima.Talvezyointrodujelaincomprensiónentreambospornoquererhijos.Talvezunhijo
ounahijanoshabríaunidomás.Nolosé.Sólopuedolamentarloquenohice.
Loúnicoqueséesqueserámejorparalosdosquepongatiempoyespacioentrenosotrosporuna
temporada, ya que ahora el vivir bajo un mismo techo parece sacar a la luz una mezquindad y un
egoísmo que ninguno de nosotros conocía en sí mismo. Me he ido a vivir con Marie Sheldon, una
geólogamarinadelaNUMA.Ellahatenidolaamabilidaddeprestarmeunahabitacióndesucasade
Georgetown,hastaqueyologredesenredarmistelarañasmentales.Porfavor,nointentescomunicarte
conmigo.Elúnicoresultadoseríamáspalabrasdesagradables.Dametiempoparareflexionar,Gene,
teloimploro.
Dicenqueeltiempocuralasheridas.Reguemosqueasísea.Noesquequieraabandonartecuando
más crees necesitarme. Pienso que esto te aliviará de una carga entre las grandes presiones de tu
tarea.Perdonamidebilidadfemenina,perodesdeelotroladodelamoneda,desdemilado,escomosi
túmehubierasechado.Ojaláelfuturopermitaquenuestroamorperdure.
Unavezmás:tequiero.
Dana.
34
Seagram releyó la carta cuatro veces; sus ojos se negaban a apartarse de esas hojas nítidamente
mecanografiadas.Porúltimoapagólaluzysequedósentadoenlaoscuridad.
Depiefrenteasuarmarioropero,DanaSeagramcumplíaelfemeninoritualdedecidirquéponerse
cuandoalguienllamóalapuertadeldormitorio.
—Dana…¿estáslista?
—Entra,Marie.
MarieSheldonlohizoyseapoyócontralapareddeldormitorio.
—Diossanto,cariño,nisiquieraestásvestidatodavía.
Marieteníaunavozprofundaygutural.Eraunamujermenuda,delgada,vital,devividosojosazules,
atrevida nariz corta y abundante cabello rubio aclarado por el sol y recortado al estilo rústico. Podría
habersidomuybella,salvoporsumandíbulacuadrada.
—Esto me pasa todas las mañanas —dijo Dana con irritación—. Ojalá pudiera organizarme y
preparartodolanocheanterior,perosiempreesperoalúltimomomento.
MarieseacercóaDana.
—¿Quéteparecelafaldaazul?
Danaretirólafaldadelapercha,peroenseguidalaarrojósobrelaalfombra.
—¡Malditasea!Enviélablusaquehacejuegoalalavandería.
—Sinotecuidasempezarásaecharespumaporlaboca.
—Nopuedoevitarlo—repusoDana—.Todopareceandarmalúltimamente.
—Quieresdecir,desdequeabandonasteatumarido…
—Loquemenosnecesitoahoraesunsermón.
—Cálmate,cariño.Siquieresdesahogarteconalguien,pontefrenteaunespejo.
Dana permaneció inmóvil y tensa. Viendo que se avecinaba un acceso emocional de llanto, Marie
optóporunaretiradaestratégica.
—Tranquilízate.Noteapresures.Yobajaréaprepararelcoche.
DanaesperóaquesealejaranlospasosdeMarie;luegofuealcuartodebañoytomódoscápsulasde
Valium. En cuanto el tranquilizante empezó a surtir efecto, se puso con toda calma un vestido de lino
colorturquesa,seacomodóelcabello,secalzóunoszapatossintacónybajóporlaescalera.
DuranteeltrayectohaciaelcuartelgeneraldelaNUMA,Dana,muyanimadayairosa,siguióconun
pieelcompásdelamúsicaemitidaporlaradiodelautomóvil.
—¿Unaodospíldoras?—preguntóMariecomoaldescuido.
—¿Eeeh?
—Dijesifueunapíldoraodos…Cuandotetransformasinstantáneamentedefieraenángel,nocabe
dudadequehasestadotragandopíldoras.
—Esodelsermónlodijeenserio…
—Estábien,peroteharéunaadvertencia.Siunanocheteencuentrotendidaenelsueloporhaberte
excedido en la dosis, me escabulliré silenciosamente en la noche. No soporto las escenas
melodramáticas.
—Estásexagerando.
Marielamiró.
—¿Ah,sí?Tragasesaspíldorascomootrosdevoranvitaminas.
—Estoybien—dijoDana,desafiante.
—Nomevengasconésas…Eresuncasoclásicodehembraemocionalmentedeprimidayfrustrada.
Ydelapeorespecie,podríaagregar.
—Lasheridastardanencicatrizar.
—¿Dequéheridasmehablas?Querrásdecirqueasídisminuyestusremordimientos.
—NoquieroengañarmecreyendoquehicelomejoralabandonaraGene…Peroestoyconvencidade
quehiceloquedebía.
—¿Nocreesqueéltenecesita?
—Antes tenía la esperanza de que me buscaría, pero cada vez que estamos juntos peleamos como
gatoscallejeros.Élmehaexcluidodesuvida,Marie.Eslaviejahistoriadesiempre.Cuandounhombre
como Gene se vuelve esclavo de las exigencias de su trabajo, levanta una muralla que no es posible
derribar.Ylaestúpidarazón,esqueimaginaqueelcompartirsusproblemasmepondrátambiénenla
líneadefuego.Unhombreaceptalaingratacargadelaresponsabilidad.Nosotras,lasmujeres,no.Para
nosotraslavidaesunapartidaquejugamosundíaporvez.Nuncaplaneamosporadelantado,comolos
hombres.—Lacaraselepusotristeytensa—.Nopuedohacerotracosaqueesperaryvolvercuando
Genecaigaheridoensubatallaprivada.Entonces,ysóloentonces,meacogeráotravezasulado.
—Puedequeseademasiadotarde—dijoMarie—.Ajuzgarportudescripción,Genepareceunbuen
candidatoparauncolapsonerviosoouninfartofulminante.Situvierasunpocodecoraje,tequedarías
juntoaél.
Danameneólacabeza.
—Nopuedosoportarelrechazo.Hastaquepodamosvolveraunirnosenpaz,haréunavidadiferente.
—¿Esoincluyeaotroshombres?
—Sóloamorplatónico—repusoDanaconsonrisaforzada—.Nopiensojugaralahembraliberaday
echarmeencimadecualquierpaquetequesemecrucepordelante.
Mariesonrióconastucia.
—Serexigenteyproclamarnormaselevadasesunacosa,peroenlaprácticarealesmuydistinto…
OlvidasqueestoesWashingtonDC.Aquísuperamosennúmeroaloshombresporochoauno.Ellosson
losafortunadosquepuedendarseellujodeserselectivos.
—Siocurrealgo,puesqueocurra.Yonoiréenbuscadeaventuras.Además,heperdidolapráctica.
Olvidécómocoquetear.
—Seducir a un hombre es como andar en bicicleta —rió Marie—. Una vez se aprende, nunca se
olvida.
Detuvo su coche en el amplio aparcamiento del cuartel general de la NUMA. Juntas subieron los
escalones hasta el vestíbulo, donde se unieron a los demás miembros del personal que se dirigían por
pasillosyascensoresasusoficinas.
—¿Quétalsialmorzamos?—propusoMarie.
—Perfecto.
—Llevaréunpardeamigosparaqueejercitestusencantoslatentes.
AntesqueDanapudieraprotestar,Mariesehabíaperdidoentrelamultitud.Depieenelascensor,
Dananotó,conunaextrañasensacióndedistanciamiento,queelcorazónlelatíaconfuerza.
35
Sandecker detuvo su automóvil en el aparcamiento del Instituto de Oceanografía de Alexandria, se
apeóycaminóhaciaunhombrequesehallabadepiejuntoauncarritodegolf.
—¿ElalmiranteSandecker?
—Sí…
—Soy el doctor Murray Silverstein —se presentó el rechoncho hombrecillo calvo, tendiéndole la
mano—.Mealegrodequehayavenido,almirante.Creoquetenemosalgoquepuedeservir…
Sandeckerseacomodóenelcarrito.
—Agradecemostododatoútilquepuedanproporcionarnos.
Silversteincondujoelpequeñovehículoporunasendadeasfalto.
—Desde anoche hemos efectuado una amplia serie de pruebas… No puedo prometer nada
matemáticamenteexacto,perolosresultadossoninteresantes,porlomenos.
—¿Algúnproblema?
—Unos cuantos. El principal, que hace más aproximadas que exactas nuestras proyecciones, es la
faltadedatossólidos.Porejemplo,nuncaseestablecióladireccióndelaproadelTitanicalhundirse.
Estefactordesconocidopodríaagregarseiskilómetroscuadradosalazonadebúsqueda.
—Noentiendo.¿Acasounbarcodecuarentaycincomiltoneladasnodeberíahundirseenlínearecta?
—Nonecesariamente.ElTitanic zigzagueó y se deslizó bajo el agua en un ángulo cerrado de unos
setentayochogrados,yalhundirseelpesodelaguaquellenósuscompartimientosdelanterosloimpulsó
aunavelocidaddeentrecuatroycinconudos.Además,debemostenerencuentaelímpetucausadopor
suenormemasayelhechodequetuvoquerecorrertreskilómetrosymedioantesdellegaralfondo.Me
temoqueaterrizóenlíneahorizontalaciertadistanciadesupuntodepartidainicialenlasuperficie.
Sandeckermiróaloceanógrafoconfijeza.
—¿Cómo puede saber el ángulo exacto en que se hundió el Titanic? Las descripciones de los
supervivienteseranbastanteimprecisas.
Silversteinseñalóunaaltatorredecementoquesealzabaasuderecha.
—Allí están las respuestas, almirante —dijo, mientras detenía el vehículo frente a la entrada del
edificio—.Vengayledaréunademostraciónprácticadeloquedigo.
Sandeckerlosiguióporuncortopasillohastaunasalaconunagranventanadeplásticoacrílicoenun
extremo. Silverstein hizo señas al almirante de que se acercara más. Al otro lado de la ventana, un
buceadorquevestíaequipodeprofundidadsaludabaconlamano.Sandeckerledevolvióelsaludo.
—Untanquedeaguaprofunda—explicóSilverstein—.Lasparedesinternassondeaceroyseelevan
asesentametrosdealtura,conundiámetrodediezmetros.Hayunacámaradealtapresiónparaentrary
salir del nivel inferior, y cinco esclusas de aire distribuidas a intervalos para permitirnos observar
nuestrosexperimentosadistintasprofundidades.
—Entiendo—dijoSandecker—.HanlogradosimularlacaídadelTitanicalfondodelmar…
—Sí; se lo mostraré. —De un estante situado bajo la ventana de observación, Silverstein sacó un
teléfono—.Owen,hagaunabajadadentrodetreintasegundos.
—¿TienenunmodeloaescaladelTitanic?
—No es precisamente digno de un museo marítimo, por supuesto —dijo Silverstein—, pero como
versión a escala de la configuración general, peso y desplazamiento del barco, es un duplicado casi
perfectoyequilibrado.Elalfarerohizounexcelentetrabajo.
—¿Elalfarero?
—Es de cerámica —repuso Silverstein con ademán vago—. Podemos moldear y hornear veinte
modelos en el tiempo que nos llevaría fabricar uno de metal. —Tomó a Sandecker del brazo para
conducirloalaventana—.Aquíviene.
Alzandolavista,Sandeckerviounaformacuadrangular,demásomenosunmetroveintedediámetro,
quedescendíalentamenteporelagua,precedidaporalgoqueparecíaunalluviadebolitas.Notóqueno
se había intentado autenticar detalles. El modelo parecía un liso terrón de arcilla sin esmaltar;
redondeadoenunapunta,afinadoenlaotra,ycontrestubosencimaquerepresentabanlaschimeneasdel
Titanic.Atravésdelaventanadeobservación,oyóunnítidotintineocuandolaproadelmodelollegóal
fondodeltanque.
—¿Unafallaenlaconfiguracióndelmodelonoalteraríasuscálculos?—preguntóSandecker.
—Sí,unerrorpodríainfluir—contestóSilverstein,mirándolo—.¡Peroleaseguro,almirante,queno
descuidamosnada!
Sandeckerseñalóelmodelo.
—ElverdaderoTitanicteníacuatrochimeneas,notres.
—Poco antes de hundirse definitivamente —dijo Silverstein—, su popa se elevó hasta quedar
totalmente perpendicular. La tensión fue excesiva para los tirantes de alambre que sostenían la cuarta
chimenea.Secortaronyéstacayóporestribor.
Sandeckerasintióconlacabeza.
—Lofelicito,doctor.Debípensarlomejorantesdecuestionarlaminuciosidaddesuexperimento.
—En realidad, no es nada. Me da oportunidad de alardear de mi pericia —repuso Silverstein,
mientrassevolvíayhacíalaseñaldelpulgarlevantadoatravésdelaventana.Elbuceadoratóelmodelo
aunasogaqueibahacialoaltodeltanque—.Harédenuevolapruebayleexplicarécómollegamosa
nuestrasconclusiones.
—Podríaempezarexplicandolasbolitas.
—Sustituyenalascalderas—dijoSilverstein.
—¿Lascalderas?
—Y la simulación es perfecta. Verá usted, mientras la popa del Titanic apuntaba al cielo, sus
calderas se soltaron de los soportes y se precipitaron hacia la proa a través de los mamparos. Eran
enormes…veintinueveentotal;algunasmedíancasicincometrosdediámetroyseisdelargo.
—Perosusbolitascayeronfueradelmodelo.
—Sí;nuestroscálculosindicanqueporlomenosdiecinuevecalderasseabrieronpasodestrozandola
proaycayeronalfondoseparadasdelcasco.
—¿Cómopuedesaberloconcerteza?
—Porque si la caída hubiera sido contenida, el tremendo movimiento de lastre causado por las
calderasalirdesdelamitaddelanavehastalapartedelanterahabríaarrastradoalTitanicenuncurso
denoventagradosrectohaciaabajo.Sinembargo,enlosinformesdelossupervivientesqueobservaban
desde los botes salvavidas, y que por una vez tienden a coincidir, se afirma que poco después de
apagarseelensordecedorestrépitodelascalderasensulocaestampida,elbarcoseenderezóunpoco
porlaproaantesdehundirse.EstehechoindicaqueelTitanicvomitósuscalderas,yunavezlibrede
estasobrecarga,seenderezólevementehastalainclinacióndesetentayochogrados.
—¿Ylasbolitasconfirmanestateoría?
—Alpiedelaletra—repusoSilverstein,mientrastomabanuevamenteelteléfono—.Cuandoquiera
estoy listo, Owen… —Volvió a colgar el auricular—. Es Owen Duggan, mi ayudante. Ahora está
depositando el modelo en el agua, directamente encima de esa cuerda de plomada que ve usted en el
agua, a un lado del tanque. A medida que el agua empiece a penetrar por agujeros estratégicamente
abiertosenlaproadelmodelo,empezaráahundirsedecabeza.Aciertoángulo,lasbolitasrodaránhacia
laproa,yunapuertademuellelespermitirácaerlibremente.
Comoaunaseñal,lasbolitasempezaronacaeralpisodeltanque,seguidasdecercaporelmodelo,
quecayóatresmetrosymediodelacuerdadeplomada.Elbuceadorhizounapequeñamarcaenelfondo
deltanqueylevantóelíndiceindicandodoscentímetros.
—Ahí lo tiene, almirante, ciento diez bajadas y nunca ha tocado fondo fuera de un radio de diez
centímetros.
SandeckercontemplólargoratoeltanqueantesdevolversehaciaSilverstein.
—¿Dóndebuscamos,entonces?
—Después de algunas computaciones deslumbrantes —dijo Silverstein—, nuestro departamento de
física sugiere que lo hagan a mil doscientos metros al sureste del sitio donde el Safo I descubrió la
corneta,perosóloesunasuposición.
—¿Cómopuedesaberconseguridadquelacornetanocayótambiénenángulo?
Silversteinsimulóofenderse.
—Subestima usted mi perfeccionismo, almirante. Nuestras evaluaciones aquí carecerían de todo
valor sin un cuadro bien claro del trayecto seguido por la corneta hasta el suelo marino. Entre mis
comprobantesdegastosencontraráustedunrecibopordoscornetasadquiridasenlacasadeempeños
Moe.Trasunaseriedepruebaseneltanque,lasllevamosatrescientoskilómetrosdelcaboHatterasylas
lanzamosacuatromilmetrosdeprofundidadenelagua.Puedomostrarlelostrazadosdenuestrosonar.
Cadaunacayóenunradiodetresmetrosdesulíneaverticaldelanzamiento.
—No quise ofenderlo —dijo Sandecker con ecuanimidad—. Tengo la sensación de que mi
desconfianzamecostaráuncajóndeRobertMondaviChardonnay1984.
—Ochentayuno—sonrióSilverstein.
—Sihayalgoquenosoportoesunbribónconbuengusto.
—Piensequévulgarseríaelmundosinnosotros.
Sandeckernocontestó.Seacercóalaventanaycontempló,dentrodeltanque,elmodeloencerámica
delTitanic.Silversteinsepusodetrásdeél.
—Esuntemafascinante,deesonohayduda.
—Lo que pasa con el Titanic es extraño —dijo Sandecker en voz baja—. Una vez se cae bajo su
hechizo,nosepuedepensarenotracosa.
—Pero¿porqué?¿Quéhayenélqueatrapalaimaginaciónynolasuelta?
—Porque es el naufragio que empequeñece a todos los demás —repuso Sandecker—. Es el tesoro
máslegendarioymásesquivodelahistoriamoderna.Unafotografíasuyabastaparabombearadrenalina.
Conocersuhistoria,latripulaciónquelocondujo,lagentequeanduvoporsuscubiertasensuspocosy
brevesdíasdevida,esoesloqueenciendelaimaginación.ElTitanicesunvastoarchivodeunaeraque
nuncavolveremosaver.SóloDiossabesiestádentrodenuestrasposibilidadestraerdenuevoalaluz
deldíaaesegranseñordelosmares…Pero,porDiosquelointentaremos.
36
ElsumergibleSeaSlugparecíaaerodinámicamentelimpioypulido,peroaPitt,quecontorsionabasu
metronoventaparainstalarseenelsillóndelpiloto,elinteriorleparecíaunapesadillaclaustrofóbicade
cañeríahidráulicaycircuitoseléctricos.
Lanave,quemedíaseismetrosdelargo,eradeformatubular,conextremosredondeadoscomosu
letárgicatocaya.
Estabapintadadeamarillovivoyteníacuatrograndesportalonesdistribuidosporparesenlaproa,
mientras que encima, como pequeñas cúpulas de radar, tenía instalados dos potentes faros de alta
intensidad.
PittterminósuinspecciónysevolvióhaciaGiordino,queocupabaelasientoasuderecha.
—¿Noszambullimos?
—Sí,vamos—repusoGiordinoconunaresplandecientesonrisa.
—¿Quédices,Rudi?
Gunn,queestabatendidoantelasportillasinferiores,alzólavistayasintió.
—Cuandoqueráis,estoylisto.
Pitt habló por un micrófono y observó por la pequeña pantalla de televisión situada encima del
tablero de controles cómo la grúa del Modoc levantaba al Sea. Slug de su plataforma en cubierta y
suavementelodepositabaenelagua.Encuantounbuceadordesconectóelcabledeelevación,Pittabrió
laválvuladellastreyelsumergiblecomenzóahundirselentamenteenlasaguasagitadasyprofundas.
—Está funcionando el reloj del sistema de supervivencia —anunció Giordino—. Una hora para
llegaralfondo,diezhorasparalabúsqueda,doshorasparasubiralasuperficie,locualnosdejauna
reservadecincohorasporsiacaso.
—Utilizaremoseltiempodereservaparalabúsqueda—dijoPitt.
Giordino conocía bien la verdad de la situación. Si sucedía lo impensable, un accidente a tres mil
seiscientosmetrosdeprofundidad,nohabríaesperanzasderescate.Sólosepodríarogarporunamuerte
rápida, en lugar del espantoso sufrimiento de una lenta asfixia. Le pareció realmente divertido desear
estarotravezabordodelSafoI,disfrutandodesuespaciosacomodidadydelaseguridadqueofrecíasu
sistemadesupervivenciadeochosemanas.Reclinándose,observócómoseoscurecíaelaguaamedida
queelSeaSlughundíasucascoenlasprofundidades,mientrassuspensamientosibanhaciaelenigmático
hombrequepilotabalaembarcación.
Giordino rememoró sus épocas de estudiante de secundaria, cuando junto con Pitt habían armado
automóviles de carrera y corrido con ellos por los desolados caminos rurales detrás de la playa de
Newport,enCalifornia.ConocíaaPittmejorquenadie;enciertaforma,mejorquecualquiermujer.Pitt
poseíahastaciertopuntodospersonalidadesdistintas,ningunadeellasdirectamenterelacionadaconla
otra.EstabaelDirkPittsimpático,quepocasvecesseapartabadelmediodelcaminoyeraocurrente,
modesto e irradiaba una cordialidad condescendiente hacia todos los que se encontraban con él. Y
tambiénestabaelotroDirkPitt,lamáquinafríamenteeficientequeraravezcometíaunerroryquecon
frecuenciaseencerrabaensímismo,distanteyretraído.Siexistíaunallaveconlacualabrirlapuerta
queseparabaalosdos,Giordinonolahabíadescubiertoaún.
Giordinovolvióafijarsuatenciónenelmanómetrodeprofundidad.Suagujaindicabacuatrocientos
metros.Prontopasaronlamarcadelosseiscientosmetrosyentraronenunmundodenocheperpetua.De
allíhaciaabajo,encuantoalojohumanoconcernía,sólohabíatinieblas.Giordinoaccionóuninterruptor
ylosfarosexterioresseencendieronyabrieronunatranquilizantesendaenlaoscuridad.
—¿Quéposibilidadescreesquetenemosdeencontrarloenelprimerintento?—preguntó.
—Si se confirman los datos obtenidos por computación que nos envió el almirante Sandecker, el
Titanicdebedeestarenalgúnlugardentrodeunarcodecientodiezgrados,miltrescientosmetrosal
surestedelsitiodonderescatasteislacorneta.
—Ah,magnífico—mascullósarcásticamenteGiordino—.Lasposibilidadesaumentan:debuscarun
uñaenlasarenasdeConeyIslandabuscarungorgojoalbinoenunalgodonal.
—¿Estaestucuotadiariadepesimismo?—comentóGunn.
—Siloignoramostalvezdesaparezca—rióPitt.
Giordinohizounamuecaseñalandoellíquidoabismo.
—Oh,claro,dejadmeenlapróximaesquina.
—Loencontraremos—dijoPittcondecisión,mientrasindicabaelrelojiluminadoeneltablerode
control—. Veamos; ahora son las seis y cuarenta. Predigo que estaremos sobre la cubierta del Titanic
antesdelalmuerzo;alasdocemenosveinte,digamos.
—Elgranvidentehahablado—dijoGiordino,mirandoaPittdereojo.
—Un poco de optimismo no hace mal a nadie —observó Gunn al tiempo que ajustaba las cámaras
exterioresyencendíalaluzestroboscópica.Éstaresplandecióuninstantedemodoenceguecedor,como
unrelámpago,reflejandomillonesdeseresdelplanctonquesecerníanenelagua.
Tresmilmetrosdespuésycuarentaminutosmástarde,PitttrasmitiósusinformesalModoc,dandola
profundidadylatemperaturadelagua.Lostreshombrescontemplaronfascinadosunpequeñopejesapo,
feoensurechonchaapariencia,quepasólentamenteantelasportillas;eldiminutobulboluminosoque
sobresalíadelapartesuperiordesucabezabrillabacomounfarosolitario.
A tres mil setecientos metros de profundidad apareció a la vista el suelo marino, que subía al
encuentro del Sea Slug como si éste se hallara inmóvil. Pitt puso en funcionamiento los motores de
propulsiónyajustóelángulodealtitud,deteniendosuavementeeldescensodelSeaSlugysituándoloen
unrumboanivelsobrelalúgubrearcillarojaquealfombrabaelsuelodelocéano.
Gradualmente, el ominoso silencio era roto por el rítmico zumbido que provenía de los motores
eléctricosdelSeaSlug.Alprincipio,Pitttuvodificultadesendistinguirelevacionesybajadasgraduales
enelfondo;nohabíanadaqueindicaraunaescalatridimensional.Susojossóloveíanunallanuraquese
extendíamásalládelalcancedelosfaros.
Noseobservabavidaalguna.Sinembargo,laevidenciademostrabalocontrario.Huellasdispersas
de los habitantes de las profundidades serpenteaban y zigzagueaban en todas direcciones a través del
sedimento. Se podría haber supuesto que eran recientes, pero el mar suele engañar. Los rastros de las
arañas,cohombrosoestrellasmarinas,moradoresdelfondodelocéano,podíanhabersidohechasunos
minutos antes o cientos de años atrás, ya que los restos microscópicos de animales y plantas que
componenelcienodeesasprofundidadessedepositanalritmodesólounoodoscentímetroscadamil
años.
—Miradquéserencantador—dijoGiordinoseñalando.
Siguiendo el dedo de Giordino, la mirada de Pitt distinguió un extraño animal negro azulado que
parecíauncrucedecalamarypulpo.Teníaochotentáculos,ligadoscomolapatapalmeadadeunpato,y
contemplabaalSeaSlugcondosgrandesojosesféricosqueconstituíancasiunterciodesucuerpo.
—Uncalamarvampiro—lesinformóGunn.
—PregúntalesitieneparientesenTransilvania—sonrióGiordino.
—¿Sabesunacosa?—dijoPitt—.Esoquevemosallímerecuerdaatunovia.
—¿Terefieresalaquenotienepechos?—intervinoGunn.
—¿Lahasvisto?
—Sigan delirando, chusma envidiosa —rezongó Giordino—. Está loca por mí, y su padre me
mantieneflotandoenwhiskydediezaños.
Durantelashorassiguientes,elingenioyelsarcasmoabundaronentrelasparedesdelSeaSlug. En
realidad, era una forma de defensa, un mecanismo destinado a mitigar la roedora angustia de la
monotonía.Adiferenciadeloqueocurreenlasnovelas,buscarrestosdenaufragiosenelfondodelmar
puede ser una tarea agotadora y tediosa. Agréguese a eso la incomodidad de hallarse apretujados, la
elevadahumedadybajastemperaturasdentrodelsumergible,ysetienenlosingredientesparaprovocar,
medianteunerrorhumano,unaccidentequepodríaresultartancostosocomofatal.
Conmanosfirmes,Pittmanejabaloscontroles,guiandoalSeaSlugapenasaunmetroveintesobreel
fondo.Giordinoseconcentrabaenlossistemasdesupervivencia,mientrasqueGunnmanteníalosojos
pegadosalsonaryalmagnetómetro.Laslargashorasdeplanificaciónhabíanquedadoatrás.Ahoraera
cuestión de paciencia y persistencia, unidas a esa mezcla especial de eterno optimismo y amor por lo
desconocidoquetodoslosbuscadoresdetesoroscomparten.
—Ahídelanteparecehaberunmontónderocas—anuncióPitt.
Giordinomiróporlasportillas.
—Estánenelcieno…¿Dedóndehabránsalido?
—Talvezsealastrearrojadoporlabordadealgúnviejobuquedevela.
—Es más probable que provengan de icebergs —dijo Gunn—. Muchas rocas y desechos
fragmentariossonarrastradosporelmaryluegocaenalfondocuandolosicebergssedisuelven…—Se
interrumpió en medio de su explicación—. Esperad… Tengo una fuerte reacción en el sonar. Ahora el
magnetómetroloestácaptandotambién.
—¿Haciaadónde?—preguntóPitt.
—Rumbouno,tres,siete.
—Uno,tres,siete—repitióPitt.
Hizo mover al Sea Slug con un elegante ladeo como si fuera un avión, y tomó el nuevo curso. Por
encimadelhombrodeGunn,Giordinoobservabaconatenciónlosverdescírculosdeluzenlapantalla
delsonar.Unpuntitodevibranteluminosidadindicabaunobjetosólido,trescientosmetrosmásalládesu
radiodevisión.
—Noosilusionéisdemasiado—dijoGunnconvozqueda—.Parecedemasiadopequeñoparaserun
barco.
—¿Quécreesquees?
—Notienemásdeseisosietemetrosdelargo,unosdospisosdealto.Podríasercualquiercosa…
—TalvezunacalderadelTitanic—lointerrumpióPitt—.Elfondodelmardebedeestarsembrado
deellas.
—Ponte a la cabeza de la clase —dijo Gunn con tono que traslucía entusiasmo—. Mis datos son
idénticos:orientaciónuno,uno,cinco.Yaquívieneotroauno,seis,cero.Elúltimotieneunalongitudde
veintemetrosaproximadamente.
—Sediríaqueesunadelaschimeneas—dijoPitt.
—¡Joder!—murmuróroncamenteGunn—.Estoempiezaaparecerunachatarrería.
Depronto,enelbordepenumbrosodelaoscuridad,sehizovisibleunobjetoredondeado,comouna
inmensalápidaquelaluzespectralrodeabaconunhalo.Prontolostresparesdeojosquehabíadentro
del sumergible pudieron distinguir el enrejado del horno de la gran caldera y después las hileras de
remachesalolargodelascosturasdehierroylosrotostentáculosdesparejosdeloquequedabadesu
tuberíadevapor.
—¿Quétalsihubierassidofogoneroenesaépocayhubierasalimentadoaesapequeña?—murmuró
Giordino.
—Hecaptadootramás—dijoGunn—.No;esperad…lapulsaciónsehacemásfuerte.Aquíestála
longitud.Treintametros…sesenta…
—Sigue,sigue—rogóPitt.
—Cientocincuenta…doscientos…doscientoscincuentametros.¡Lohemosencontrado!
—¿Quécurso?—Pittteníalabocaseca.
—Orientacióncero,nueve,siete—replicóGunnenunsusurro.
Nadamásdijerondurantelosminutossiguientes,mientraselSeaSlugacortabaladistancia.Estaban
pálidos y tensos de ansiedad. El corazón de Pitt latía con tal fuerza que le hacía doler el pecho, y le
parecíatenerunapesadehierroenelestómagoyunamanoenormeapretándolo.Sediocuentadeque
estabapermitiendoalsumergiblereptardemasiadocercadelcieno.Movióloscontrolesymantuvolos
ojosenlaportilla.¿Quéencontrarían?¿Unviejoarmazónherrumbrado,imposibledereflotar?¿Uncasco
roto,destrozado,enterradoenellodohastalasuperestructura?Yentoncessusdoloridosojosdivisaron
unasombraenormequesealzabaamenazanteenlaoscuridad.
—¡Diostodopoderoso!—murmuróGiordino,atónito—.Eslaproa.
Cuando estuvieron a quince metros de distancia, Pitt puso al Sea Slug en un curso paralelo con la
líneadeflotacióndeldesventuradobarco.Elsolotamañodelanavehundida,vistadesdeelladodesus
chapas de acero, era un espectáculo asombroso. Aun después de casi ochenta años, el barco se veía
sorprendentementelibredecorrosión;lafajadoradaquerodeabalosdoscientossetentametrosdelnegro
cascorelucíabajolosfarosdealtaintensidad.Pittcondujoelsumergiblejuntoalancladebabor,que
pesabaquincetoneladas,hastaquetodospudierondistinguirconclaridadlasdoradasletras,deunmetro
dealto,queaúnproclamabanorgullosamentequeaquéleraelTitanic.
Fascinado,Pittcogióelmicrófonoypulsóelbotónparatrasmitir.
—Modoc,Modoc…AquíSeaSlug…¿meoís?
DesdeelModoc,elradiotelegrafistacontestócasideinmediato.
—AquíModoc,SeaSlug.Leoímos.Hable.
Pittajustóelvolumenparareduciralmínimoelchisporroteodefondo.
—Modoc, notifiquen al cuartel general de la NUMA que hemos encontrado a T. Repito: hemos
encontradoaT.Profundidad,cuatromildoscientosmetros.Hora,oncecuarentaydos.
—¿Oncecuarentaydos?—repitióGunn—.Malditobribón.Haserradoporsólodosminutos.
ElTitanicyacíaenvueltoenlaquietudespectraldelnegroabismoymostrabalaslúgubrescicatrices
desutragedia.Eldesgarrónproductodesuchoqueconelicebergseextendíadesdelabodegadeproade
estriborhastalasaladecalderasnúmero5,acasicienmetrosdedistanciaenelcasco,mientrasqueenla
proa,bajolalíneadeflotación,unosgrandesagujerosdelatabanelimpactodemoledorcausadoporlas
calderasalsoltarsedesuinterioryabrirsepasodestrozandounmamparotrasotrohastahundirseenel
océano.
Reposabaenelcienopesadamente,unpocoinclinadoababor,conelcastillodeproaendirección
sur,comositodavíaseesforzarapatéticamenteporsaliryllegaralasaguasdeunpuertoquejamáshabía
conocido. Las luces del sumergible bailaban sobre su fantasmal superestructura, lanzando grandes
sombras espectrales a través de sus largas cubiertas de teca. Sus portalones, algunos abiertos, se
alineabanporlavastaextensióndesusflancos.Presentabaunaaparienciacasimoderna,aerodinámica,
ahoraqueyanoteníachimeneas;lastresdedelantenoexistían,dosdeellasprobablementearrastradas
al hundirse la nave, mientras que la cuarta yacía sobre la cubierta de popa. Y salvo por los ramales
dispersos de mohosos y desconectados aparejos de chimeneas que serpenteaban sobre las bordas, su
cubiertasuperiorpresentabasolamenteunosgrandesrespiraderosquemontabansilenciosaguardiasobre
lasgrúasWelinquehabíansostenidolosbotessalvavidas.
Una belleza lúgubre envolvía la nave. Los que la miraban desde el sumergible casi podían ver sus
comedoresysuscamarotesinundadosdelucesycolmadosporcientosdepasajerosdespreocupadosy
risueños.Podíanimaginarsusbibliotecasrepletasdelibros,sussalonesdefumarllenosdelabrumaazul
deloscigarrosyoírlamúsicadesuorquesta,tocandoelragtimedeprincipiosdesiglo.Lospasajerosse
paseabanporsuscubiertas:ricos,famosos,hombreseninmaculadotrajedenoche,mujeresencoloridos
vestidoshastalostobillos,abuelasconniños,losAstor,losGuggenheimylosStraussenprimeraclase;
los de clase media, los maestros, clérigos, estudiantes y escritores en segunda; los inmigrantes,
agricultores irlandeses con sus familias, carpinteros, panaderos, sastres y mineros llegados de lejanas
aldeas de Suecia, Rusia y Grecia en el entrepuente. Estaban además los casi novecientos tripulantes,
desdeoficialeshastamarineros,camareros,ascensoristasymaquinistas.
Una gran opulencia yacía en la oscuridad, tras las puertas y portalones. ¿Qué aspecto tendrían la
piscina,lacanchadepelotaylosbañosturcos?¿Algúnpodridorestodelgrantapizcolgabatodavíaenla
saladerecepción?¿Yelrelojdebronceenlagranescalera,olasarañasdecristaleneleleganteCafé
Parisién,yeldelicadamenteornamentadocielorasoenelcomedordeprimeraclase?¿Talvezloshuesos
del capitán Edward J. Smith seguirían estando en alguna parte, entre las sombras del puente? ¿Qué
misterioshabríapordescubrirdentrodelquefueracolosalpalacioflotante,cuandovolvieraarecibirla
luzdelsol,sitalcosaocurría?
La luz estroboscópica de la cámara fotográfica del sumergible parecía relampaguear de modo
incesanteamedidaqueeldiminutointrusocircundabaelinmensocasco.Unpezdesesentacentímetros
delargo,coladerata,ojosenormesypesadacabezaacorazadacorríaporlasinclinadascubiertas,con
totaldespreocupaciónporlosrayosdeluzqueestallaban.
Alcabodeloqueparecieronhoras,elsumergible,conlascarasdesustripulantessiemprepegadasa
las portillas, se elevó sobre el techo del salón de primera clase, quedó unos instantes inmóvil y luego
depositó una pequeña cápsula para señales electrónicas. Sus impulsos de baja frecuencia ofrecerían
ahoraunaguíaquesepodríaseguirenfuturosbuceoshastaelbarcohundido.Despuéselsumergiblese
deslizóhaciaarriba,susfarosseapagaronyvolvióafundirseenlaoscuridaddelaqueprocedía.
Salvo por los pocos destellos de vida marina que de algún modo habían logrado adaptarse para
sobrevivirenelnegroyheladoentorno,elTitanicquedabasolounavezmás.Peroprontollegaríanotros
sumergiblesyelbarcosentiríalasherramientasdeloshombresrecorriéndoleotravezlapieldeacero,
comotantosañosatrásenlosgrandesastillerosdelacompañíanavieraHarlandyWolff,enBelfast.
Entonces,quizá,llegaríaalfinasuprimerpuerto.
IV.
ELTITANIC
37
Mayode1988
Demodomedidoypreciso,elsecretariogeneraldelPCUS,GueorguiAntonov,encendiósupipay
escrutóalosotroshombresqueestabansentadosalrededordelamesadecaobaparareuniones.
A su derecha se hallaba el almirante Boris Sloiuk, director de Inteligencia Naval soviética y su
asistente,elcapitánPrevlov.FrenteaellosestabanVladimirPolevoi,jefedelaDireccióndeSecretos
ExtranjerosdelKGB,yVasiliTilevich,mariscaldelaUniónSoviéticaydirectorenjefedelaSeguridad.
Antonovfuealgrano:
—Bien,parecequelosnorteamericanosestándecididosasacarelTitanicalasuperficie.—Estudió
un momento los papeles que tenía delante—. Al parecer es un intento a gran escala. Dos barcos de
aprovisionamiento, tres embarcaciones menores, cuatro sumergibles de profundidad… —Miró al
almiranteSloiukyaPrevlov—.¿Tenemosalgúnobservadorenesazona?
Prevlovasintióconlacabeza.
—La nave de exploraciones oceanográficas Mijail Kurkov, al mando del capitán Iván Parotkin,
recorreelperímetrodelazonaderescate.
—ConozcopersonalmenteaParotkin—dijoSloiuk—.Esunbuenmarino.
—Silosnorteamericanosestángastandocientosdemillonesdedólaresenunintentoderescatarun
montóndehierroviejoquetienesetentayseisañosdeantigüedad,debehaberunamotivaciónlógica—
dijoAntonov.
—Hayunamotivación—respondiócongravedadelalmiranteSloiuk—.Unamotivaciónqueamenaza
nuestrapropiaseguridad…—HizounaseñalaPrevlov,quiencomenzóadistribuirunascarpetasrojas
conlaleyenda«ProyectoSiciliano»aAntonovylosdemásocupantesdelamesa—.Poresoconvoqué
esta reunión. Mis agentes han descubierto planes en esbozo para un nuevo sistema defensivo secreto
norteamericano.Creoquealestudiarloquedaránimpresionados,sinoaterrados.
Antonovylosdemásabrieronlascarpetasysepusieronaleer.Durantecincominutoselsecretario
generalleyó,mirandodevezencuandohaciaSloiuk.ElrostrodeAntonovpasóporunaampliagamade
expresiones,desdeuninterésprofesionalhastafrancaperplejidad,luegoasombroy,finalmente,pasmada
comprensión.
—Estoesincreíble,almiranteSloiuk,absolutamenteincreíble.
—¿Esposibleestesistemadefensivo?—preguntóelmariscalTilevich.
—Formulélamismapreguntaacincodenuestrosmásrespetadoscientíficos…Todosconcordaron,
teóricamente,enqueestesistemaesviable,siemprequesedispongadeunafuenteenergéticalobastante
potente.
—¿Y ustedes suponen que esa fuente está encerrada en las bodegas del Titanic? —le preguntó
Tilevich.
—Estamos seguros de ello, camarada mariscal. Como mencioné en el informe, el ingrediente vital
necesario para completar el proyecto Siciliano es un elemento poco conocido llamado bizanio. Ahora
sabemos que hace setenta y seis años los norteamericanos robaron de suelo ruso la única provisión
mundial.Afortunadamentetuvieronlamalasuertedetransportarloenunbarcoquenaufragó.
Antonovsacudiólacabezasinentendernada.
—Siesciertoloquediceustedensuinforme,losnorteamericanostienenelpotencialnecesariopara
derribarnuestrosmisilesintercontinentalescontanpocoesfuerzocomounpastordecabrasparaaplastar
moscas.
Slomkasintióconsolemnidad.
—Metemoqueasíes.
Polevoiseinclinósobrelamesa,conelrostrodesnudadoenunamáscaradesuspicazconsternación.
—AfirmaustedquesucontactoesunfuncionariodealtonivelenelDepartamentodeDefensa.
—Asíes—asintiórespetuosamentePrevlov—.Sedesilusionódelsistemanorteamericanoduranteel
casoWatergateydesdeentoncesmeenvíatodomaterialqueconsideraimportante.
AntonovclavóenPrevlovunamiradapenetrante.
—¿Loscreeustedcapacesdehacerlo,capitánPrevlov?
—¿RescatarelTitanic?
Antonovasintió.Prevlovledevolviólamirada.
—Si recuerda usted cómo la CIA logró recuperar uno de nuestros submarinos nucleares de una
profundidaddecincomilmetrosjuntoaHawai,en1974(creoquelollamaronproyectoJennifer),poca
dudacabedequelosnorteamericanostienencapacidadtécnicaparallevarelTitanicalpuertodeNueva
York.Sí,camaradaAntonov,estoyconvencidodequeloharán.
—Nocompartosuopinión—dijoPolevoi—.UnbarcodeltamañodelTitanicesmuydistintodeun
submarino.
—TengoquecompartirlaopinióndelcapitánPrevlov—adujoSloiuk—.Losnorteamericanostienen
lafastidiosacostumbredellevaracaboloqueseproponen.
—¿Y qué hay de este proyecto Siciliano? —insistió Polevoi—. El KGB no ha recibido datos
detalladossobresuexistencia,salvosunombreenclave.¿Cómosabemossilosnorteamericanosnohan
creado un proyecto fantasma para jugar una mala pasada durante las negociaciones para limitar los
sistemasestratégicos?
Antonovgolpeólamesaconlosnudillos.
—Losnorteamericanosnohacentrampa.ElcamaradaKruschevlocomprobóhaceveinticincoaños,
durantelacrisiscubanadelosmisiles.Nopodemosdescartarningunaposibilidad,porremotaquesea,
dequeesténapuntodeponerenfuncionamientoestesistemadefensivoencuantorescatenelbizaniodel
cascodelTitanic.—Hizounapausaparachuparsupipa—.Sugieroquevolvamosnuestrospensamientos
haciaunplandeacción.
—Es obvio que debemos asegurarnos de que el bizanio jamás llegue a Estados Unidos —dijo el
mariscalTilevich.
PolevoitamborileóconlosdedossobrelacarpetadelproyectoSiciliano.
—Sabotaje.Debemossabotearlaoperaciónderescate.Nohayotrorecurso.
—Nodebehaberincidentealgunoconrepercusionesinternacionales—dijoPolevoiconfirmeza—.
Nopuedehaberindiciosdeinterferenciamedianteacciónmilitarabierta.Noquieroquelasrelaciones
soviético-estadounidensesseveanamenazadasduranteotroañodemalacosecha.¿Estáclaro?
—Nopodemoshacernadasinopenetramosenlazonaderescate—insistióTilevich.
PolevoifijólamiradaenSloiuk.
—¿Quémedidashantomadolosnorteamericanosparaprotegerlaoperación?
—El crucero nuclear Juneau, que lleva misiles, patrulla cerca de las naves de rescate durante las
veinticuatrohoras.
—¿Puedo hablar? —pidió Prevlov con tono casi condescendiente; no esperó respuesta—. Con el
debidorespeto,camaradas,lapenetraciónyasehaefectuado.
Antonovalzólavista.
—Porfavor,capitán,explíquese.
Prevlov miró de reojo a su superior. El almirante Sloiuk le contestó asintiendo con un leve
movimientodelacabeza.
—TenemosdosagentessecretostrabajandocomomiembrosdelatripulaciónderescatedelaNUMA
—explicó Prevlov—. Un equipo de excepcional capacidad… Hace dos años que nos transmiten
importantesdatosoceanográficosnorteamericanos.
—Magnífico. Sus agentes se han comportado muy bien, Sloiuk —dijo Antonov, aunque sin
entusiasmo.VolvióafijarlamiradaenPrevlov—.Capitán,¿debemospresumirquehaideadoustedun
plan?
—Asíes,camarada.
CuandoPrevlovregresóasuoficina,Marganinestabasentadotraselescritoriodelcapitánconaire
despreocupado. Se observaba un cambio en él. Ya no parecía el vulgar asistente adulón que Prevlov
había dejado allí pocas horas antes. Trasuntaba mayor seguridad en sí mismo. Sus ojos vacilantes
reflejabanahoralaconfiadaexpresióndeunhombrequesabíaadondeiba.
—¿Quétallareunión,capitán?—preguntóMarganinsinlevantarse.
—Creoqueprontollegaráeldíaenqueustedmellamaráalmirante.
—Deboreconocer—dijoMarganincontranquilidad—quelafertilidaddesumentesóloessuperada
porsuvanidad.
Prevlovfuetomadoporsorpresa.Sucarapalideciódeiracontrolada,ycuandohabló,nohizofalta
unoídoagudonimuchaimaginaciónparadetectarlaemociónensuvoz.
—¿Seatreveustedainsultarme?
—¿Porquéno?SindudaustedconvencióalcamaradaAntonovdequefuesugenioelquedescubrió
el objetivo del proyecto Siciliano y la operación de rescate del Titanic, cuando en realidad fue mi
contactoquienpasólainformación.Yesmuyprobableademásqueleshayahabladodesumagníficoplan
paraarrebatarelbizanioalosnorteamericanos…quetambiénmerobóamí.Enresumen,Prevlov,usted
noesmásqueunladrónsintalento.
—¡Basta!—exclamóPrevlovcontonoglacial,señalandoconundedoaMarganin.Deprontosepuso
tieso y recobró el control: resuelto, medido, era un verdadero profesional—. Su insubordinación le
costará caro, Marganin —dijo con tono agradable—. Me ocuparé de que muera mil veces antes de un
mes.
Marganinnodijonada.Selimitóasonreírconlafrialdaddeunatumba.
38
—Elsecretosefuealinfierno—anuncióSeagrammientrasarrojabaunperiódicosobreelescritorio
deSandecker—.Eseldeestamañana.Locompréenunquioscohacemenosdequinceminutos.
Sandeckerleyólaprimeraplana.Nolehizofaltabuscarmás;todoestabaallí.
—«La NUMA rescatará el Titanic» —leyó en voz alta—. Bueno, por lo menos ya no tenemos que
seguircuidándonos.«Unintentodereflotarelmalhadadobarcoquecostarámuchosmillonesdedólares».
Debeadmitirqueleerestoesfascinante…«FuentesinformadasdijeronhoyquelaAgenciaNacionalde
Investigaciones Marinas está conduciendo un intento de rescate en gran escala destinado a reflotar el
Titanic,quechocóconunicebergysehundióenplenoAtlánticoel15deabrilde1912,conlapérdida
demásdemilquinientasvidas.Estamonumentalempresaanunciaunanuevaauroraenlosrescatesen
aguasprofundas,sinparangónenlahistoria».
—Unabúsquedaquecostarámuchosmillonesdedólares—agregóSeagramconsombríoceño—.Al
presidenteleencantaráeso…
—Hastasaleunafotodemí—dijoSandecker—.Noesunbuenretrato.Debedeserunafotosacada
desusarchivosytomadahacequizácincooseisaños.
—El momento no podía ser peor —dijo Seagram—. Tres semanas más… Pitt dijo que trataría de
reflotarloentressemanasmás.
—Nocontengaelalientomientrastanto.Pittysutripulacióntrajinandesdehacenuevemeses;nueve
agotadoresmesesdebatallarcontracadaborrascainvernal,encarandocadacontratiempoyadversidad
técnica a medida que se presentaban. Es un milagro que hayan logrado tanto en tan poco tiempo. Sin
embargo,muchascosaspodríansalirmal.Talvezhayagrietasestructuralesocultasquepodríanpartirel
cascoalsepararsedelsuelooceánico,otambiénesposiblequelaenormesucciónentrelaquillayel
cienodelfondonuncasueltesupresa.Ensulugar,Seagram,nomeilusionaríahastaqueveaapareceral
Titanic,frentealaestatuadelaLibertad.
Seagramsemostróangustiado.Viendosuexpresiónconsternada,elalmirantesonrióyleofrecióun
cigarro,quefuerechazado.
—Por otro lado —continuó Sandecker consoladoramente—, puede que salga a la superficie sin un
solotropiezo.
—Esoesloquemeagradadeusted,almirante,suoptimismointermitente.
—Megustaestarpreparadoparalosdesengaños.Esocontribuyeaaliviarlaspenas.
Seagramnocontestó.Guardósilenciounminutoyluegodijo:
—Estábien,nospreocuparemosporelTitaniccuandollegueelmomento…Perotodavíatenemosel
problemadelaprensa.¿Cómoloencaramos?
—Muy sencillo —declaró airosamente Sandecker—. Haremos lo que haría cualquier político
pujante, surgido desde abajo, cuando unos periodistas ávidos de escándalo revelan sus dudosos
antecedentes.
—¿Aquéserefiere?—preguntóSeagramconrecelo.
—Convocaremosunaconferenciadeprensa…
—Esoesunalocura.SielCongresoylaopiniónpúblicalleganaenterarsedequehemosgastadoen
estosetecientoscincuentamillonesdedólares,senosecharánencimacomountornadodeKansas.
—Puesmentiremosyreduciremosloscostosderescatealamitad.¿Quiénsevaaenterar?Nohay
mododedescubrirlaverdaderacifra.
—De todos modos no me gusta —dijo Seagram—. Los periodistas de Washington son cirujanos
expertoscuandosetratadehacerpedazosaunoradorenunaconferenciadeprensa.Lotrincharánausted
comoaunpavodeAccióndeGracias.
—Nopensabaenmí—dijoSandecker.
—¿Enquién,entonces?Noenmí,porcierto.Soyelhombrequenoestáaquí,¿recuerda?
—Pensabaenotrapersona.Alguienquedesconocenuestrostejemanejesocultos.Alguienqueesuna
autoridadenbarcoshundidosyaquienlaprensatrataráconlamayorcortesíayrespeto.
—¿Ydóndeencontraráestedechadodevirtudes?
—Mealegrodequehayausadolapalabravirtud—dijoelalmiranteconsocarronería—.Mireusted,
pensabaensuesposa.
39
Conaplomo,depieanteelatril,Danarecibíaycontestabahábilmentelaspreguntasquelehacíanlos
ochentaytantosperiodistassentadosenelsalónauditoriodelaNUMA.Sonreíacontinuamente,conla
expresión feliz de una mujer que lo pasa bien y que sabe que será aprobada. Vestía una falda color
terracota, y un jersey de escote bajo, pulcramente realzado por un pequeño collar de caoba. Era alta,
atractivayelegante;unaimagenquepusoendesventajaasusinquisidores.
Alaizquierdadelrecinto,unamujercanosasepusodepieyagitólamano.
—DoctoraSeagram…
Danaasintiócongracia.
—Doctora Seagram, los lectores de mi periódico, el Chicago Daily, quisieran saber por qué el
gobierno gasta millones en rescatar un barco viejo y enmohecido. ¿No estaría mejor gastarlos en otra
parte…digamos,parabeneficenciasocialoremodelamientourbano?
—Con gusto se lo aclararé —replicó Dana—. En primer lugar, reflotar al Titanic no es malgastar
dinero.Sehanpresupuestadodoscientosnoventamillonesdedólares,yaúnestamosmuypordebajode
esacifra;ypodríaagregarqueestamosadelantadosconrespectoalosplanes.
—¿Nocreequeesoesmuchodinero?
—No, si usted tiene en cuenta los posibles beneficios. Verá usted, el Titanic es un verdadero
depósitoderiquezas.Loscálculosestimativoslleganamásdetrescientosmillonesdedólares.Todavía
hayabordomuchasjoyasyposesionesvaliosasdelospasajeros,porvalordeuncuartodemillónde
dólaresenunsolocamarote.Estánademáslosaccesoriosdelbarco,asícomolosmueblesyelsuntuoso
decorado, parte del cual quizá se recupere. Un coleccionista pagaría con gusto de quinientos a mil
dólares por un objeto de porcelana o una copa de cristal sacados del comedor de primera clase. Así
pues, este proyecto federal no es un fraude a los contribuyentes. Presentaremos ganancia en dólares y
ganancia en objetos históricos, para no mencionar el enorme aporte de datos para la ciencia y la
tecnología.
—DoctoraSeagram…—Estavezeraunhombrealtoyderostroenjutoqueestabaalfondodelsalón
—. Como no hemos tenido tiempo de leer el comunicado de prensa que distribuyó antes, ¿podría
explicarnos,porfavor,elmecanismodelrescate?
—Me alegro de que lo pregunte —rió Dana—. Discúlpenme por el lugar común, pero su pregunta,
señor, me permite presentarles algunas diapositivas que tal vez contribuyan a explicar muchos de los
misteriosreferentesalproyecto.—Sevolvióhacialosbastidoresdelescenario—.Luces,porfavor…
Lailuminaciónseatenuóyapareciólaprimeradiapositivaenunaanchapantallasituadaporencimay
detrásdelatril.
—Empezamosconunmontajedemásdeochentafotografíasque,unidas,muestranalTitanictalcomo
descansa en el fondo del océano. Afortunadamente su posición es vertical, con una leve inclinación a
babor,queponealarajaduradecienmetrosdelargo,consecuenciadelimpactoconelicebergenuna
posiciónaccesibleparacerrarla.
—¿Cómoesposiblecerrarunaaberturadeesetamañoatanenormeprofundidad?
La diapositiva siguiente mostraba a un hombre sosteniendo algo parecido a una gran burbuja de
plásticolíquido.
—Enrespuestaaesapregunta—dijoDana—,aquíestáeldoctorAmosStandard,presentandouna
sustanciaqueélelaboróybautizócomo«mojacero».Comolosugiereelnombre,elmojacero,aunque
flexibleenelaire,seendurecehastaadquirirlarigidezdelaceronoventasegundosdespuésdeentraren
contactoconelagua,ypuedeadherirseaunobjetodemetalcomosiestuvierasoldado.
Estaúltimadeclaraciónfueseguidaporunaoleadademurmullosentodalasala.
—Tanques de aluminio esféricos, de tres metros de diámetro, que contienen mojacero, han sido
arrojadosalaguaenpuntosestratégicosalrededordelanave—continuóDana—.Estándiseñadospara
queunsumergiblepuedaacoplarsealtanque,demodonomuydistintoalprocedimientoporelcualun
cohete transportador se posa en un laboratorio espacial, y luego seguir hasta la zona de operaciones,
dondelatripulaciónpuedeapuntarylanzarelmojacerodesdeunboquerelespecialmentediseñado.
—¿Cómosebombeaelmojacerodeltanque?
—Lo ilustraré con otra comparación: a esa profundidad, la enorme presión comprime al tanque de
aluminiocomosifuerauntubodepastadentífrica,eimpulsalasoldadurahacialaaberturaacubrir.
Hizoseñasdequepusieranotradiapositiva.
—Ahoravemosuncortetrasversaldelmar,dondeaparecenlasembarcacionesdeaprovisionamiento
enlasuperficieylossumergiblesagrupadosenelfondo,alrededordelanavehundida.Cuatrovehículos
submarinostripuladostomanparteenlaoperaciónderescate.ElSafoI,quecomoquizárecuerdenfuela
embarcaciónutilizadaenlaexpediciónalacorrienteLorelei,seocupaactualmentedereparareldaño
causadoporelicebergdelladodeestribordelcascoytambiénlaproa,destrozadaporlascalderasdel
propio Titanic. El Safo II, más nuevo y de diseño más avanzado, está cerrando las aberturas más
pequeñas,talescomorespiraderosyportalones.ElsumergibleSeaSlug,delaarmada,tienecomotarea
apartarlosdespojosinnecesarios,incluyendomástiles,aparejosylachimeneadelantera,quecayósobre
la cubierta principal de popa. Y finalmente, el Deep Fathom, un sumergible perteneciente a la
Corporación Petrolera Uranus, está instalando válvulas de presión en el casco y la superestructura del
Titanic.
—Porfavor,¿podríaexplicarlafinalidaddelasválvulas,doctoraSeagram?
—Desdeluego—replicóDana—.Cuandoelcascoiniciasutrayectoalasuperficie,elairequeseha
bombeado a su interior comenzará a expandirse a medida que disminuye la presión del mar contra su
exterior.Amenosquesedesagotecontinuamenteestapresióninterna,esposiblequeelTitanicestalleen
pedazos.Lasválvulas,porsupuesto,estánallíparaimpedirquesemejantedesastreocurra.
—¿LaNUMAseproponeutilizarairecomprimidoparaizarelbarcohundido?
—Sí, la embarcación de sostén Capricorn tiene dos equipos compresores capaces de desplazar el
aguaquehayenelcascodelTitanicconairesuficientecomoparalevantarlo.
—DoctoraSeagram—seoyóotravozincorpórea—,soydeScienceTodayyestoyenteradodequela
presión del agua alrededor del Titanic supera los cuatrocientos kilos por centímetro cuadrado. Sé
también que el compresor de aire más grande que se conoce sólo puede extraer doscientos cincuenta
kilos.¿Cómopiensansuperarestadiferencia?
—Atravésdeuntuboreforzado,elequipoprincipalquehayabordodelTitanicbombeaelairedela
superficie hasta la bomba secundaria, instalada en la parte media del barco hundido. Esta bomba
secundaria tiene la apariencia de un motor radial de aviación, con una serie de pistones distribuidos
alrededor de un eje central. También aquí utilizamos las grandes presiones abismales del mar para
activarlabomba,quetambiénrecibeelectricidadylapresióndelairequellegadesdearriba.Lamento
nopoderofrecerunadescripciónminuciosa,porquesoyarqueólogamarina,noingeniera.Sinembargo,
mástarde,elalmiranteestaráadisposicióndeustedespararesponderasuspreguntastécnicasconmayor
detalle.
—¿Ylasucción?—insistiólavozdeScienceToday—.Despuésdeestartantosañoshundidoenel
cieno,¿elTitanicpodríaestarpegadoalfondo?
—Claroquesí—repusoDana,mientrashacíaseñaspidiendoluces.
Cuando se encendieron, se quedó unos instantes pestañeando bajo el resplandor, hasta que pudo
distinguiraquienlainterrogaba.Eraunhombredemedianaedad,largocabellocastañoygrandesgafas
conmonturademetal.
—Cuando se calcule que el barco tiene aire suficiente para elevar su masa hacia la superficie, se
desconectarádelcascoeltubodeaireyseloemplearáparainyectarunproductoquímicoelectrolítico,
elaboradoporlacompañíaMyers-Lenz,enelsedimentoquerodealaquilla.Lareacciónresultantehará
que las moléculas del sedimento se disgreguen, formando un colchón de burbujas que eliminará la
fricciónestáticaypermitiráalaenormemolezafarsedelasucción.
Otrohombrelevantólamano.
—Si la operación resulta exitosa y el Titanic se encamina hacia la superficie, ¿no hay bastantes
probabilidadesdequeseescore?Doskilómetrosymedioesuntrayectomuylargoparaqueunobjetono
equilibradoyquepesacuarentaycincomiltoneladassemantengaderecho.
—Tiene razón. Hay la posibilidad de que se escore, pero nos proponemos dejar en las bodegas
inferioresaguasuficienteparaqueobrecomolastreyelimineesteproblema.
Unamujerjoven,deaspectomasculino,selevantóyagitólamano.
—¡Doctora Seagram! Soy Connie Sánchez, del Female Eminence Weekly, y a mis lectoras les
interesaríasaberquémecanismosdedefensahaelaboradoustedparacompetirdemaneracotidianaen
unaprofesióndominadapormachosobtusosyegocéntricos.
Los periodistas presentes recibieron esa pregunta con un incómodo silencio. «Dios mío —se dijo
Dana—,tardeotempranoteníaquesuceder».Seacercóalatrilyseapoyóenélenactitudsensual,casi
provocativa.
—Mirespuesta,señoritaSánchez,seráestrictamenteextraoficial.
—¿Tienemiedoderevelarlo?—dijoConnieSánchezconunasonrisadespectiva.
Danaignoróelcomentario.
—Enprimerlugar,consideroinnecesariounmecanismodedefensa.Miscolegasmasculinosrespetan
miinteligencialosuficientecomoparaaceptarmisopiniones.Ensegundolugar,prefierosituarmeenmi
propioterrenoycompetirconmiembrosdemipropiosexo,cosanadainsólitasitieneencuentaquede
quinientos cuarenta científicos que componen el personal superior de la NUMA, ciento catorce son
mujeres.Yentercerlugar,señoritaSánchez,losúnicosobtusosquehetenidolamalasuertedeconocer
durantemividanohansidohombres,sinomásbienmujerescomousted.
Unsilenciodeasombroreinóenlasaladurantevariosinstantes.Luego,depronto,surgiódelpúblico
unavoz.
—¡Bravo,doctora!—gritólacanosaviejecitadelChicagoDaily—.Esosellamaponeraalguienen
sulugar.
Uncerradoaplausoinundólasala.LosfogueadoscorresponsalesdeWashingtonlemanifestaronsu
respetoovacionándoladepie.
Sentadaensuasiento,ConnieSánchezlamirabafijayfríamente,enrojecidadecólera.Viendoque
los labios de Connie formaban la palabra «perra», Dana le devolvió una sonrisa relamida y burlona.
«Quédulceeslaadulación»,pensóDana.
40
Desdelamañanatempranosoplabaelvientodelnoreste.Yaporlatardesehabíaconvertidoenun
ventarróndetreintaycinconudos,queasuvezprovocómontañosasmarejadasquesacudíanlasnavesde
rescatedeunladoaotrocomotazasdepapelenunlavavajillas.Latempestadllevabaconsigounfrío
entumecedor,originadoenlasyermasextensionesdelÁrtico.Loshombresnoseatrevíanaaventurarse
porlasheladascubiertas.Noeraningúnsecretoqueelmayorimpedimentoparaconservarelcalorerael
viento. Un hombre podía tener mucho más frío y sentirse mucho peor a seis grados bajo cero con un
vientodetreintaycinconudos,queatreintagradosbajocerosinviento.Elvientorobaalcuerpoelcalor
con tanta rapidez como éste lo produce; una desagradable situación conocida como «factor
congelamiento».
Joel Farquar, el meteorólogo del Capricorn, cedido por la Administración Federal de Servicios
Meteorológicos, no parecía preocupado por la tormenta que rugía fuera de la sala de operaciones.
Estudiabalainstrumentaciónque,conectadaconlossatélitesmeteorológicos,ofrecíacuadrosespaciales
delAtlánticoNortecadaveinticuatrohoras.
—¿Qué ves en nuestro futuro con tu mentecita pronosticadora? —preguntó Pitt, afirmándose para
soportarelbamboleo.
—Empezaráaamainardentrodeunahora—replicóFarquar—.Mañana,alsalirelsol,lavelocidad
delvientohabrádescendidoadieznudos.
Farquarhablósinlevantarlavista.Eraunhombrecilloestudioso,rubicundo,carentedesentidodel
humorydecordialidad.Sinembargo,todoslosqueparticipabanenlaoperaciónderescatelorespetaban
porsutotaldedicaciónaltrabajoyporelhechodequesusprediccioneseranincreíblementeexactas.
—ElhombreproponeyDiosdispone—murmuróPittparasí—.Otrodíaperdido.Eslacuartavezen
unasemanaquehemostenidoquedesamarrarlalíneadeaireysostenerlaconboyas.
—Solamente Dios puede provocar una tormenta —dijo Farquar con indiferencia, y señaló con la
cabeza las dos hileras de monitores de televisión que cubrían el tabique delantero de la sala de
operacionesdelCapricorn—.Porlomenosaellosnolesmolestatodoesto.
Pitt miró las pantallas, que mostraban los sumergibles trabajando tranquilamente sobre el barco
hundido, a cuatro mil metros de profundidad bajo el mar implacable. Su independencia respecto de la
superficie era lo que salvaba al proyecto. Con excepción del Sea Slug, que sólo podía permanecer
sumergido dieciocho horas y ahora se hallaba bien amarrado en la cubierta del Modoc, los otros tres
sumergiblespodíanserprogramadosparaquedarsejuntoalTitanicdurantecincodíasantesdevolvera
lasuperficieparacambiardetripulación.PittsevolvióhaciaGiordino,queestabainclinadosobreuna
granmesaparamapas.
—¿Cuálesladisposicióndelasnavesdesuperficie?
Giordinoindicólospequeñosmodelosdecincocentímetrosdelargoubicadossobreelmapa.
—ElCapricornocupasuposiciónhabitualenelcentro.ElModocestájustodelante,yelBomberger
lossiguetreskilómetrosapopa.
PittcontemplófijamenteelmodelodelBomberger.Eraunanavenueva,especialmentediseñadapara
rescateenaguasprofundas.
—Dileasucapitánqueseacerqueaunkilómetrodedistancia.
Giordino hizo una señal al calvo radiotelegrafista, bien sujeto a la cubierta inclinada, frente a su
equipo.
—Yalohasoído,Ricitos.DilealBombergerqueseacerquehastaunkilómetroaproa.
—¿Ylosbarcosdeaprovisionamiento?—inquirióPitt.
—Allí no hay problema. Este tiempo es ideal para naves de diez toneladas como esas dos. El
Alhambraestáenposiciónababor,yelMonterreyParkjustodondetienequeestar,aestribor.
Pittindicóunpequeñomodelorojo.
—Veoquenuestrosamigosrusosnosacompañantodavía.
—¿El Mijail Kurkov? —repuso Giordino, mientras levantaba la reproducción azul de un buque de
guerra y la colocaba junto al modelo rojo—. Sí, pero no estará disfrutando del juego. El Juneau, ese
crucerodelaarmadaconmisiles,losiguecomopegadoalacola.
—¿Yelequipoflotantequeseñalalaposicióndelbarcohundido?
—Continúa sonando tranquilamente a veinticinco metros por debajo de este estrépito —anunció
Giordino—.Sólomildoscientosmetros,másomenos,rumbocero,cinco,nueve,alsuroeste,claro.
—GraciasaDiosquelatormentanonoshaalejadodelazonadeoperaciones—suspiróPitt.
—Cálmate—lotranquilizóGiordinoconunasonrisa—.Cadavezquesoplaunpocodebrisapareces
unamadrecuyahijahasalidoconunchicodespuésdemedianoche.
—El nerviosismo empeora a medida que nos acercamos —admitió Pitt—. Si disponemos de diez
díastranquilos,podemosponerfinalatarea.
—Eso que lo diga el oráculo del tiempo —repuso Giordino, volviéndose hacia Farquar—. ¿Qué
dicestú,granvidentedesabiduríameteorológica?
—Noconseguiréisqueosanuncienadaconmásdedocehorasdeanticipación—gruñóFarquarsin
alzarlavista—.EstoeselAtlánticoNorte,elocéanomásimprevisibledelmundo.Casinohayunsolo
díaigualaotro.Encambio,siesevaliosoTitanicvuestrosehubierahundidoenelíndico,podríadaros
esaprediccióndediezdíasquepedísconunochentaporcientodeprobabilidadesdeexactitud.
—Vayaconeltío—replicóGiordino—.Apuestoaquecuandolehaceselamoraunamujer,ledices
quetieneuncuarentaporcientodeprobabilidadesdequeleguste.
—Cuarentaporcientoesmejorquenada—dijoFarquar.
Pitt,quenotóungestodeloperadordesonar,seleacercó.
—¿Quéhascaptado?
—Un extraño tañido en el amplificador —contestó el operador, que en corpulencia y forma se
asemejabaaungorila—.Loheoídoalgunasvecesdurantelosdosúltimosmeses…Unsonidobastante
extraño,comosialguienestuvieraenviandomensajes.
—¿Tienesalgunaexplicación?
—No,señor.HicequeRicitosloescuchara,perodijoqueerapuroguirigay.
—Lomásprobableesqueseaalgúnobjetosueltoenelbarcohundido,alquelacorrientesacude.
—Oacasounfantasma—dijoeloperadordesonar.
—Nocreeenellosperolesteme,¿verdad?
—MilquinientasalmassehundieronconelTitanic—contestóelotro—.Noesimprobablequepor
lomenosunadeellasvuelvaamerodearporelbarco.
—Losúnicosespíritusquemeinteresan—dijoGiordinodesdelamesaparamapas—sonlosquese
beben…
—Acaba de apagarse la cámara interior de la cabina del Safo II —anunció el hombre de cabello
bermejoqueestabasentadofrentealosmonitoresdetelevisión.
Pittseacercóaélyobservóatentamenteelmonitorapagado.
—¿Elproblemaesdeestelado?
—No,señor.Todosloscircuitosaquíyeneltableroderelésdelaboyafuncionan.Elproblemaestá
enelSafoII,Fuesimplementecomosialguiencolgarauntraposobrelalentedelacámara.
Pittsevolvióhaciaeloperadorderadio.
—Ricitos,comunícateconelSafoIIypídelesqueverifiquensucámaradetelevisiónenlacabina.
Giordinocogióuncuadernoderegistrosparavercuáleralatripulaciónenesemomento.
—OrnarWoodsonestáalmandodelSafoII.
Ricitospulsóelinterruptordetransmisión.
—Safo II, hola Safo II, aquí Capricorn. Contesten, por favor. —Luego se inclinó, apretándose los
auricularescontralosoídos—.Elcontactoesdébil,señor.Haymuchainterferencia.Laspalabrasllegan
entrecortadas.Nologrodescifrarlas.
—Conecteelaltavoz—ordenóPitt.
Enlasaladeoperacionesresonóunavoz,apagadatrasunaoladeestática.
—Algoobstruyelatransmisión—dijoRicitos—.Elequipoderelésenlaboyadelalíneadeaire
deberíarecogerlacontodaclaridad.
—Déletodoelvolumen.TalvezconsigamosentenderlarespuestadeWoodson.
—SafoII,repita,porfavor.Noleentendemos.Hable.
EncuantoRicitosconectóelaltavoz,laexplosióndeensordecedorchisporroteohizosaltaratodos.
—…cornno…irnos…idad…bien.
Pittcogióelmicrófono.
—Ornar,hablaPitt.Lacámaradelacabinadeustedesnofunciona.¿Puedenrepararla?Esperamos
respuesta.
Enlasaladeoperaciones,todaslasmiradasseclavaronenelaltavoz.Cincointerminablesminutos
transcurrieronmientrasaguardabanpacientementeelinformedeWoodson.Despuéselaltavozvolvióa
retumbarconlavozfragmentadadeWoodson:
—Hen…Muk…itamosaut…ón…super…
Giordinohizounamuecadeperplejidad.
—AlgoacercadeHenryMunk.Lodemásnoseentiende.
—Estánotravezenelmonitor.—Notodaslasmiradashabíanestadofijasenelaltavoz.Eljovenque
atendíalosmonitoresdetelevisiónnohabíaapartadolasuyadelapantalladelSafoII.
—Latripulaciónpareceestaragrupadaalrededordealgoqueyaceencubierta.
Comoespectadoresenunpartidodetenis,todaslascabezassevolvieronaltiempohaciaelmonitor.
Unasfigurassemovíandeunladoaotroantelacámara,mientrasquealfondoseveíaatreshombres
inclinadossobreuncuerpogrotescamentetumbadosobrelaestrechacabinadelsumergible.
—Ornar,escúchame—dijoPittporelmicrófono—.Noentendemostustransmisiones.Elmonitorlos
havueltoaemitir.Repito:elmonitorhavueltoaemitir.Escribeelmensajeyacércaloalacámara.
Vieronqueunadelasfigurasseseparabadelasdemáse,inclinándoseunmomentosobreunamesa,
escribía,paraluegoacercarsealacámara.EraWoodson,quiensosteníauntrozodepapeldondeseleía
entoscasletras:«HenryMunkmuerto.Solicitamosautorizaciónparasubiralasuperficie».
—¡Malditasea!—exclamóGiordinoconexpresiónatónita—.¿HenryMunkmuerto?Nopuedeser.
—OrnarWoodsonnosedistingueporbromear—dijoPitt,sombrío,antesdevolveratransmitir—:
Negativa,Ornar.Nopodéissubiralasuperficie.Aquíarribahayunaborrascadetreintaycinconudos.
Elmarestáturbulento.Repito:nopodéisemergeralasuperficie.
Woodson asintió con la cabeza para indicar que entendía. Luego escribió algo más, mirando
furtivamentedevezencuando.Elmensajedecía:«¡SospechoMunkasesinado!».
HastaelrostrodeFarquar,habitualmenteinescrutable,habíapalidecido.
—Ahoratendrásquedejarlosemerger—susurró.
—Haréloquetengaquehacer—contestóPitt,meneandolacabezacondecisión—.Tendréquedejar
aunladomissentimientos…DentrodelSafoIIhaycincohombresquetodavíavivenyrespiran.Nolos
arriesgaréasubir,sóloparaperderlosbajounaoladediezmetros.No;tendremosqueaguantarhastaque
amanezca,paraverloquehayaqueverenelSafoII.
41
PitthizoqueelCapricornseorientarahacialaboyaderetransmisióndeseñalesencuantoelviento
amainó hasta veinte nudos. Una vez más conectaron la línea de aire que iba desde el compresor de la
nave hasta el Titanic y esperaron a que el Safo II surgiera de las profundidades. Al este, el cielo
comenzaba a iluminarse cuando se realizaron los preparativos finales para recibir al sumergible. Los
buceadoresseaprestaronazambullirsealrededordelSafoIIparaatarloconsogasdeseguridadquele
impidieran escorarse en el agitado mar; se colocaron tornos y cables para alzarlo del agua a la popa
abierta del Capricorn; en la cocina de a bordo, el cocinero empezó a preparar café y un abundante
desayuno para agasajar a la tripulación del sumergible cuando llegara. Una vez todo estuvo listo, los
científicosymecánicospermanecieroninmóviles,temblandoalfríodelasprimerashorasdelamañana,
pensandoenlamuertedeHenryMunk.
Eranlasseisydiezcuandoelsumergiblesurgióentrelafuertemarejada,acienmetrosdelapopade
babordelCapricorn.SeenvióuncablepormediodeunboteymenosdeveinteminutosdespuéselSafo
IIeraizadoalarampadepopadeunaembarcaciónmenor.Encuantoquedóafirmadoyamarradoensu
sitio,seabriólaescotillaysalióWoodson,seguidoporloscincosupervivientesdesutripulación.
Woodsontrepóalacubiertasuperior,dondePittloesperaba.Teníalosojosenrojecidosdenodormir
ylacarabarbudaygris,perologróesbozarunsonrisacuandoPittleentregóunhumeantejarrodecafé.
—Nosésimealegromásdeverosavosotrosoalcafé—dijo.
—Entumensajehablabasdeasesinato—dijoPitt,omitiendotodaformalidaddebienvenida.
Woodson sorbió el café y luego miró a los hombres que levantaban el cadáver de Munk por la
escotilladelsumergible.
—Aquíno—dijoconvozqueda.
Pittseñalósushabitaciones.Unavezcerradalapuertanoperdiótiempo.
—Bien,habla…
WoodsonsedesplomópesadamenteenelcamastrodePittysefrotólosojos.
—Nosencontrábamosaunosveintemetrossobreelfondodelmar,cerrandolastronerasdeestribor
delacubiertaC,cuandorecibítumensajesobrelacámaradetelevisión.Cuandofuiatrásparaaveriguar
quépasaba,encontréaMunktendidoencubiertaconlasienizquierdaaplastada.
—¿Algúnindiciodeloquecausóelgolpe?
—Era evidente —respondió Woodson—. Había trocitos de piel, sangre y cabello pegados en una
puntadelatapadelalternador.
—NoestoyfamiliarizadoconelequipodelSafoII.¿Cómoestáinstalado?
—Del lado de estribor, a unos tres metros de la popa. La tapa se eleva a unos quince centímetros
sobrelacubierta,demodoqueelalternador,queestádebajo,seadefácilaccesoparasumantenimiento.
—Entonces pudo haber sido un accidente. Tal vez Munk haya tropezado y caído, golpeándose la
cabezaenelborde.
—Podríahabersidoasí,salvoquesuspiesapuntabanendireccióncontraria.
—¿Quétienenqueversuspiesconesto?
—Estabanvueltoshacialapopa.
—¿Y?
—¿No lo entiendes? —repuso Woodson con impaciencia—. Munk debe haber caminado hacia la
popacuandocayó.
EnlamentedePitt,elconfusocuadroempezóadespejarse.Yviocuáleralapiezadelrompecabezas
quenoencajaba.
—La tapa del alternador se encuentra a estribor, de modo que Munk debía tener hundida la sien
derechaynolaizquierda.
—Exacto.
—¿Quéorigentuvoeldesperfectoenlacámaradetelevisión?
—Nohuboningúndesperfecto.Alguiencolgóunatoallasobrelalente.
—¿Ylatripulación?¿Dóndesehallabacadamiembro?
—Yo me ocupaba de la boca del tanque, mientras Sam Merker oficiaba de piloto. Munk había
abandonado el tablero de instrumentos para ir a la montera, que está ubicada en la popa. Éramos la
segundaguardia.LaprimeraincluíaaJackDonovan.
—¿Unsujetorubioyjoven?¿ElingenierodeestructurasdeTecnológicaOceánica?
—Elmismo.YeltenienteLeónLucas,técnicoenrescatedesignadoporlaarmada,yBenDrummer.
Lostresdormíanensusliteras.
—Eso no significa necesariamente que alguno de ellos haya matado a Munk —adujo Pitt—. Nadie
mataenunasituaciónineludible,acuatromilmetrosdeprofundidad,sinunmotivomuygrave.
Woodsonseencogiódehombros.
—TendrásquerecurriraSherlockHolmes.Yosóloséloquevi.
Pittsiguióindagando:
—Munkpudohabersegiradoalcaer.
—No,salvoquetuvieracuellodegoma,capazdedarunavueltahaciaatrásdecientoochentagrados.
—Veamos otro enigma. ¿Cómo se mata a un hombre que pesa noventa kilos golpeándole la cabeza
contraunapuntametálicaqueestáasóloquincecentímetrosdelsuelo?¿Balanceándoloporlostalones?
Woodsonhizounademándeimpotencia.
—Estábien,talvezmeconfundíyempecéavermaniacoshomicidasdondenoloshay.Diossabeque
esebarcohundidoloperturbaaunodespuésdeuntiempo.Esfantasmagórico.Hubovecesenquepodría
haberjuradoquevigentepasearseporsuscubiertas,apoyarseenlasbarandasymirarnos.
Bostezó y fue evidente que le costaba mantener los ojos abiertos. Pitt se dirigía hacia la puerta
cuandosevolvióydijo:
—Serámejorqueduermasunpoco.Mástardehablaremosdeesto.
No hizo falta insistir más. Woodson dormía pacíficamente antes de que Pitt llegara a la mitad del
trayectohacialaenfermería.
EldoctorCorneliusBaileyeraunhombreelefantino,dehombrosanchosymandíbulacuadrada.El
cabellocastañoclarolellegabahastaelcuellodelachaquetaylucíaunabarbarecortadaenunelegante
estiloVanDyke.Erapopularentrelosintegrantesdelastripulacionesderescateycapazdebebermás
quecincodeellosjuntoscuandoestabadehumor.Susmanos,queparecíanjamones,movíanelcadáver
de Henry Munk sobre la mesa de exámenes con tan poco esfuerzo como si se tratara de un muñeco de
madera…,comocasiloeraenrealidad,teniendoencuentaelavanzadoestadoderigormortis.
—PobreHenry—comentó—.GraciasaDiosquenoteníafamilia.Eraunhombresano.Cuandolo
examinéporúltimavez,todoloquepudehacerporélfuequitarleunpocodeceradelasorejas.
—¿Quépuededecirmesobresumuerte?—preguntóPitt.
—Esoesobvio—repusoBailey—.Primero,undeterioromasivodellóbulotemporal…
—¿Primero?¿Quéquieredecir?
—Precisamenteeso,miestimadoPitt.Estehombrefuemuertodosveces.Miraesto.—Yapartandola
camisadeMunkledescubriólanuca:enlabasedelcráneohabíaungranmagullónpurpúreo—.Bajola
medalla oblongata, la médula espinal ha sido aplastada. Lo más probable es que haya sido con algún
tipodeinstrumentoromo.
—EntoncesWoodsonteníarazón…Munkfueasesinado.
—¿Asesinado?Oh,sí,porsupuesto,deesonohayduda—declaróBaileycontodacalma,comosiun
homicidiofueraunsucesocotidianoabordo.
—Parecería entonces que el asesino atacó a Munk por la espalda y después le golpeó la cabeza
contralatapadelalternadorparaaparentarunaccidente.
—Esunapresunciónlógica.
PittapoyóunamanoenelhombrodeBailey.
—Teagradeceríaquelomantengasensecretoporuntiempo,doctor.
—Seré una tumba, mis labios están sellados y todas esas tonterías. No pienses más en ello. Mi
informeymitestimonioestaránaquícuandolosnecesites.
Pitt sonrió al médico y salió de la enfermería, dirigiéndose a proa, donde el Safo II goteaba agua
saladaenlarampa.Trepóporlaescaleradelaescotillaysedejócaerdentro.Untécnicorevisabala
cámaradetelevisión.
—¿Quéhaencontrado?—preguntóPitt.
—Este aparato funciona bien —contestó el técnico—. En cuanto el equipo revise el casco, puede
enviarelsumergiblenuevamenteabajo.
—Cuantoantesmejor—dijoPitt,pasandojuntoaltécnicoparadirigirsealextremoposteriordela
nave.LasangredelasheridasdeMunkyahabíasidolimpiadadelacubiertaydelatapadelalternador.
LamentedePitterauntorbellino.Unsolopensamientosedesprendíadelamaraña,aunquenoeraen
realidadunpensamientosinounairracionalcertezadequealgodelataríaalasesinodeMunk.Calculaba
quetardaríaunahoraomás,peroeldestinofuebondadoso.Encontróloquesabíaquedebíaencontrar,
antesdequetranscurrierandiezminutos.
42
—A ver si lo entiendo —decía Sandecker, indignado—. ¿Un miembro de mi equipo de rescate ha
sidobrutalmenteasesinadoyustedmepidequemecrucedebrazosynohaganadamientraselasesino
andalibreyasusanchas?
WarrenNicholsonseremovióensusillón,incómodo,yeludiólosllameantesojosdelalmirante.
—Comprendoqueesdifícilaceptartalcosa.
—Esoespocodecir—gruñóSandecker—.¿Ysiseleocurrevolveramatar?
—Éseesunriesgocalculadoquehemostomadoencuenta.
—¿Que hemos tomado en cuenta? —repitió Sandecker—. Para usted es sencillo decirlo desde su
puestoenlajefaturadelaCIA.Ustednoestáallá,encerradoenunsumergibleamilesdemetrosbajoel
mar,preguntándosesielhombrequetienealladoleaplastaráelcráneo.
—Estoysegurodequenovolveráasuceder—afirmóNicholson,impasible.
—¿Porquéestátanseguro?
—Porquelosagentesrusosnoasesinanamenosqueseaabsolutamentenecesario.
—Agentesrusos…—SandeckerclavóenNicholsonunamiradadeincredulidad—.PorDios,¿qué
estádiciendo?
—Justamenteeso…HenryMunkfueasesinadoporunagentequetrabajaparalossoviéticos.
—Nopuedesaberloconcerteza.Nohaypruebas…
—Enuncientoporciento,no.EsposiblequehayasidoalguienqueodiaraaMunk.Perolosdatos
indicanaunagentesoviético.
—Pero¿porquéMunk?—preguntóSandecker—.Eraespecialistaeninstrumental.¿Cómoesposible
quehayasidounaamenazaparaunespía?
—SospechoqueMunkvioalgoquenodebióhabervistoyhuboqueacallarlo—explicóNicholson
—.Yesonoesmásquelamitad,porasídecir…Mireusted,almirante,ocurrequenosólounagente
ruso,sinodos,sehaninfiltradoensuoperaciónderescate.
—Nomelocreo.
—Nuestrooficioeselespionaje,almirante.Descubrimosestascosas.
—¿Quiénesson?—quisosaberSandecker.
Nicholsonseencogiódehombros.
—Lo siento, no puedo decirle más. Nuestras fuentes de información revelaron que esos agentes
actúanbajolosnombresclavedeSilveryGold.Peroencuantoasusverdaderasidentidades,notenemos
idea.
LamiradadeSandeckererasombría.
—¿Ysimishombresdescubrenquiénesson?
—Tengolaesperanzadequeustedcoopere,almenosporahora,ylesordeneguardarsilencioyno
actuar.
—Esosdospodríansaboteartodoelrescate.
—Suponemosquenoseleshaordenadodestruir.
—Esunalocura,unalocuratotal—murmuróSandecker—.¿Tieneideadeloquemeestápidiendo?
—Elpresidentemepreguntólomismohaceunosmesesymirespuestasiguesiendolamisma.No,no
latengo.Adviertoqueustedesintentanalgomásqueunsimplerescate,peroelpresidentenohacreído
necesarioconfiarmelaverdaderarazóndesusacciones.
—¿Yquépasasiaccedoaloquemepide?—preguntóSandecker.
—Lomantendréinformadodeloquesuceda.Ycuandollegueelmomento,ledarévíalibreparaque
arrestealosagentessoviéticos.
Elalmirantepermanecióunmomentoensilencio.Cuandoporfinhabló,Nicholsonnotólagravedad
desutono.
—Estábien,colaboraré.PeroqueDiosloayudesihayalgúnaccidentetrágicouotroasesinatoallá
abajo.Lasconsecuenciasseránmásterriblesdeloqueustedpuedaimaginar.
43
Coneltrajesalpicadoporunalloviznadeprimavera,MelDonnercruzólapuertadeMarieSheldon.
—Quizá esto me enseñe a llevar un paraguas en el coche —dijo mientras sacaba un pañuelo para
secarse.
Mariecerrólapuertaylomiróconcuriosidad.
—Cualquierpuertoesbuenoenunatormenta,¿verdad,guapo?
—¿Perdón?
—Ajuzgarporsuaspecto—continuóMarieconvozsuaveysusurrante—,necesitabauntechohasta
queamainaralalluviayeldestinologuióbondadosamentehastaelmío.
Donnerentrecerrólosojosuninstante,perosólouninstante.Despuéssonrió.
—Disculpe,mellamoMelDonner.SoyunviejoamigodeDana.¿Estáellaencasa?
—Sabíaqueundesconocidorogándomequelodejeentrareraalgodemasiadobuenoparasercieno
—sonrióellaasuvez—.SoyMarieSheldon…SiénteseypóngasecómodomientrasllamoaDanayle
traigounatazadecafé.
—Gracias.
DonnercontemplóelatractivotraserodeMariemientraséstaseencaminabahacialacocina.Llevaba
unacortafaldablancadetenis,unchalecotejido,eibadescalza.Elcadenciosomeneodesuscaderas
movíalafaldadeunladoaotrodemodosugerente.
Pocodespuésvolvíaconunatazadecafé.
—Losfinesdesemana,Danaholgazanea…Pocasvecesselevantaantesdeladiez.Subiréadecirle
quesedéprisa.
Mientrasesperaba,Donnerexaminóloslibrosdelosestantesjuntoalachimenea.Eraunjuegoque
solíapracticar.Lostítulosdeloslibroscasinuncadejabanderevelarlelapersonalidadylosgustosde
sudueño.
La selección presentaba la gama habitual en una mujer soltera: había vanos libros de poesía, El
profeta,elLibrodecocinadelNewYorkTimesy,comosiempre,variasnovelasgóticasybest-sellers.
PeroloqueinteresóaDonnerfueladistribución.IntercaladosentreFísicadelosflujoscontinentalesde
lavayGeologíadeloscañonessubmarinos,encontróExplicacióndelasfantasíassexualesfemeninas
yLahistoriadeO.Ibaasacaresteúltimocuandooyóelsonidodepasosquebajabanporlaescalera.Se
volvióalentrarDanaenlahabitación;ellaseadelantóyloabrazó.
—Mel,esmaravillosovolveraverte.
—Tienes muy buen aspecto —respondió él. Los meses de tensión y angustia habían quedado
borrados.Danaparecíamástranquilaysonreíaserena.
—¿Cómoestáelsolterojuerguista?¿Porquiéntehacespasarestasemanaantelaspobresmuchachas
inocentes?¿Porcirujanodelcerebrooporastronauta?
Donnersepalmeóelvientre.
—Hearchivadoelcuentodelastronautahastaquepuedarebajarunoskilos.Adecirverdad,graciasa
lapublicidadquetuscolegasestánrecibiendoporlodelTitanic,nomevamaldiciendoalasbeldades
quecolmanlosbaresdeWashingtonquesoybuceadordeprofundidad.
—¿Porquénolesdicessimplementelaverdad?Alfinyalcabo,siendounodelosmásdestacados
físicosdelpaís,notienesnadadequéavergonzarte.
—Losé,perodealgúnmododecirlaverdadeliminatodaladiversión.Además,lasmujeresadorana
unamantementiroso.
Ellaseñalósutaza.
—¿Quieresmáscafé?
—No,gracias—sonrióél;despuéssepusoserio—.Yasabesporquéhevenido…
—Ya.
—EstoypreocupadoporGene.
—Yotambién.
—Podríasvolveraél…
DanasostuvolamiradadeDonner.
—Túnolocomprendes.Cuandoestamosjuntosespeor.
—Sintiélestáperdido.
Danameneólacabeza.
—Sutrabajoessuamante.Yonoeramásqueunpostedeflagelacióndesusfrustraciones.Comola
mayoríadeesposas,noestoypreparadaparasoportarlaangustiaqueacompañaalainsensibilidaddeun
marido sobrecargado con las tensiones de su trabajo. ¿No te das cuenta, Mel? Tuve que abandonar a
Geneantesdequenosdestruyéramosmutuamente.—Danasediovueltaycubriólacaraconlasmanos;
luegosecompusoconrapidez—.Siélpudierarenunciaryvolveraladocencia,todoseríadistinto.
—Nodeberíadecirteesto—repusoDonner—,peroelproyectofinalizaráenunmessitodosalede
acuerdoconelplan.EntoncesGenenotendránadaqueloretengaenWashington.Estarálibreparavolver
alauniversidad.
—Pero¿yloscontratosconelgobierno?
—Terminan.Nosalistamosparaunproyectoespecíficoycuandoésteconcluya,quedaremoslibres.
Entoncestodospodremosdespedirnosyvolveralclaustrodedondesalimos.
—Talvezélnisiquieradeseequeyovuelva.
—YoconozcoaGene—insistióDonner—.Eshombredeunasolamujer.Teestaráesperando…a
menosquetengasrelacionesconotrohombre.
Ellaalzólavista,sorprendida.
—¿Porquélodices?
—EstabacasualmenteenelrestaurantedeWebsterelmiércolesporlanoche.
«¡Diosmío!»,pensóDana.UnadesuspocascitasdesdesuseparacióndeGenehabíavueltoyapara
acosarla.HabíasalidoconMarieydosbiólogosdellaboratoriodecienciasdelaNUMA;unavelada
cordialyapacible.Esoeratodo,nohabíapasadonada.
Poniéndosedepie,miróceñudaaDonner.
—Tú,Marieyhastaelpresidente,sí,todosesperáisquevuelvaderodillasaGenecomounavieja
manta protectora sin la cual no puede dormir. Pero ninguno de vosotros se ha molestado en preguntar
cómo me siento yo. Qué emociones y frustraciones debo afrontar. Y bien, podéis iros al infierno. Soy
dueñademímisma,hagoconmividaloquemeplace.VolveréconGenecuandotengaganas,siesque
vuelvo.Ysimesientodispuestaasalirconotroshombresyacostarmeconellos,queasísea.
Giró sobre sus talones y, dejando a Donner, atónito y turbado, subió la escalera y entró en el
dormitorio,dondesearrojóenlacama.Loquehabíadichonoeranmásquepalabras.Nuncahabríaensu
vida otro hombre, y estaba segura de que algún día, pronto, volvería a él. Pero ahora brotaron las
lágrimashastaquenolequedóninguna.
Empotrado en una de las paredes formadas por espejos, un disco manipulado por una disc-jockey
atronabaporcuatroenormesaltavoces.Lapequeñapistadebaileestabacolmadayunadensabrumade
humo de cigarrillos filtraba las luces de vivos colores que estallaban en el cielo raso de la discoteca.
Solo, sentado ante una mesa, Donner observaba a las parejas que se desplazaban al compás de la
estruendosamúsica.
Unarubiamenudaquepasabaasuladosedetuvodepronto.
—¿Ustedeselquehacellover?
Donneralzólavista,rióysepusodepie.
—SeñoritaSheldon…
—Marie—dijoellaconamabilidad.
—¿Estásola?
—No,soylaterceraendiscordiaenesematrimonio.
Donnersiguiósuademánconlamirada,perolefueimposibledescubriraquiénsereferíaellaentre
elrevoltijodelapistadebaile.ApartóunasillaparaMarie,diciéndole:
—Considéreseacompañada.
Pasó cerca de una camarera y Donner le gritó un pedido sobre el estrépito. Al volverse, vio que
MarieSheldonloestudiabaconaprobación.
—SeñorDonner,lediréqueparaserunfísiconoesustedmalparecido.
—¡Caray!TeníaesperanzasdeserunagentedelaCIAestanoche.
Ellasonrió.
—Danamehacontadoalgunasdesustravesuras…legustaseducirachicasingenuas,¿verdad?
—Nocreatodoloqueledicen.Lociertoesquesoytímidoeintrovertidoconlasmujeres.
—Oh,¿deveras?
—Puessí—insistióélmientrasleencendíaelcigarrillo—.¿DóndeestáDanaestanoche?
—Muyastutodesuparte.Tratadesonsacarmeporsorpresa…
—Enrealidad,no.Sóloque…
—Aunque no es asunto suyo, Dana se encuentra en este momento en un barco, en alguna parte del
AtlánticoNorte.
—Unasvacacionesleharánbien.
—Usted sí sabe extraerle información a una pobre muchacha —comentó Marie—. Sólo para que
consteypuedatransmitírselaasucompincheGeneSeagram,Dananoestádevacaciones,sinooficiando
demadrinadeunregimientodecorresponsalesquepidieronestarpresentescuandosereflotealTitanic,
lasemanaqueviene.
—Supongoquemelohebuscado.
—Siempremeimpresionaunhombrequeadmitesuserrores—declaróella,mirándoloconburlona
diversión—.Bien,¿porquénomeseduce?
Donnerfruncióelentrecejo.
—¿Acasonoeslarecatadadoncellalaquedebedecir:«Pero,señor,siapenasloconozco»?
Ellaletomólamanoysepusodepie.
—Vamos,pues…
—¿Puedopreguntarleadónde?
—Asucasa—dijoellacontraviesasonrisa.
—¿Amicasa?—EraevidentequetodoestabaocurriendocondemasiadaceleridadparaDonner.
—Claro. Tenemos que hacer el amor, ¿no? ¿De qué otro modo pueden llegar a conocerse dos
personasquesehancomprometidoparacasarse?
44
Arrellanadoensuasiento,PittcontemplabadistraídamenteelpaisajeruraldeDevonquesedeslizaba
ante la ventanilla del tren. En Dawlish, los rieles bordeaban la costa. Alcanzó a ver en el canal una
flotilla de barcas pesqueras que se hacían a la mar. Pronto una fina llovizna mojó los cristales
enturbiandosuvisión,demodoquevolviódenuevoalarevistaqueteníaenlasrodillas,cuyaspáginas
hojeó.
Sidosdíasantesalguienlehubieradichoquesetomaríaunalicenciatemporaldelaoperaciónde
rescate, lo habría creído estúpido. Y si alguien le hubiera sugerido que viajaría a Teignmouth,
Devonshire, un pintoresco pueblito turístico de 12 260 habitantes situado en la costa sudeste de
Inglaterra,paraentrevistaraunancianomoribundo,lohabríacreídochiflado.
Tenía que agradecer al almirante James Sandecker esa peregrinación. Así lo había llamado
exactamenteelalmirantealordenaraPittquevolvieraalcuartelgeneraldelaNUMA,enWashington.
UnaperegrinaciónhaciaelúltimotripulantedelTitanicqueaúnvivía.
—De nada sirve seguir discutiendo —afirmó Sandecker de modo inequívoco—. Irá usted a
Teignmouth.
—Estoesunalocura.—Pittsepaseabanerviosamente,esforzándosepormantenerelequilibriotras
losmesesdeincesantebamboleoenelCapricorn—.Meordenavolveratierraenunmomentodecisivo
del rescate y me dice que llevo a bordo dos agentes rusos, cuya identidad se ignora, que tienen carta
blancaparaseguirasesinandoamitripulaciónbajolaprotecciónpersonaldelaCIA.Después,sinmás,
meordenaquevayaaInglaterraarecogereltestimoniodeunviejoinglésensulechodemuerte.
—Ocurrequeese«viejoinglés»eselúnicotripulantedelTitanicquenoestásepultado.
—Pero¿ylaoperaciónderescate?—insistióPitt—.Lascomputadorasindicanqueelcascopodría
separarsedelfondoencualquiermomentodespuésdelaspróximassetentaydoshoras.
—Tranquilícese,Dirk.MañanaalanochecerpodráestardevueltaenelCapricorn. Hay tiempo de
sobraantesdelgranacontecimiento.Mientrastanto,RudiGunnpuederesolvercualquierproblemaque
surjadurantesuausencia.
—Nomeofreceustedmuchasalternativas—dijoPitt,aceptandosuderrotaconunademán.
Sandeckersonrióconbenevolencia.
—Séloqueestápensando…queustedesindispensable.Puesledaréunanoticia.Esequetieneallá
eselmejorequipoderescateenelmundo.Confíoenquedealgúnmodopuedansalirdelpasosinusted
durantelaspróximastreintayseishoras.
Pittsonrió,perosuexpresiónnoeradebuenhumor.
—¿Cuándodebopartir?
—EnelhangardelaNUMA,enDulles,loesperaunaviónLearquelollevaráaExeter.Desdeallí
puedellegaraTeignmouthentren.
—¿Despuésleinformoaustedaquí,enWashington?
—No,puedeinformarmeenelCapricorn.
Pittalzólavista.
—¿EnelCapricorn?
—Sinduda.Sóloporqueusteddescansaenlacampiñainglesa,noesperaráquemepierdaelnuevo
génesisdelTitanicsiacasodecidesubirantesdeloprevisto,¿verdad?
Elalmirantesonriómaliciosamente.Podíadarseeselujo,yaqueapenaslograbacontenerlarisaante
laactitudafligidaycabizbajadePitt.
Enlaestaciónferroviaria,Pitttomóuntaxiquelocondujoporunestrechocaminojuntoalestuario
del río hasta una casita de campo con vistas al mar. Pagó al taxista, traspuso una verja cubierta de
enredaderasyrecorrióunaveredabordeadaderosales.Asullamadaacudióunajovendecautivadores
ojos color violeta, enmarcados por una bien peinada cabellera roja, y con una suave voz en la que se
advertíaunleveacentoescocés.
—Buenosdías,señor.
—Buenosdías—dijoél,conunaligerainclinacióndelacabeza—.MellamoDirkPitty…
—Ah,sí.EltelegramadelalmiranteSandeckeranunciabasullegada.Pase,porfavor.Elcomodorolo
espera.
Vestía una blusa blanca bien planchada y un jersey verde, de lana, con falda a juego. Pitt la siguió
hastalasaladelacasa.Éstaeramuycómodayacogedora;unfuegoardíavivazenlachimenea,ysiPitt
no hubiera sabido que el dueño de casa era un marino jubilado, podría haberlo adivinado por el
decorado.Modelosdebarcosllenabancadaestantedisponible,mientrasquelascuatroparedesestaban
adornadasconreproduccionesenmarcadasdenavesfamosas.FrentealaventanaquedabaalCanalse
había instalado un gran telescopio de bronce y en un rincón de la habitación, un timón de barco, cuya
maderarelucíaporhabersidolustradaamanodurantehoras,parecíaesperarquealgúnolvidadotimonel
lahicieragirar.
—Parecehaberpasadounanochemuyincómoda—comentólajoven—.¿Quiereundesayunoligero?
—Porcortesíadeberíarechazarsuinvitación,peromiestómagoinsisteenqueacepte.
—Losnorteamericanossonfamososporsubuenapetito.Mehabríadesilusionadosihubieserotoesa
leyenda.
—Entalcaso,haréloposibleporhonrarlatradiciónyanqui,señorita…
—Discúlpeme;soySandraRoss,bisnietadelcomodoro.
—Entiendoqueustedlocuida…
—Cuandopuedo.SoyasistentedevueloenAerolíneasBristol.Cuandovuelo,unavecinaseocupade
él. —Con un ademán le indicó un pasillo—. Será mejor que hable con mi bisabuelo mientras preparo
algo de comer. Está muy viejo, pero se muere por oír… está ansioso por oír todo lo referente a sus
intentosdereflotarelTitanic.
Golpeósuavementeunapuertaylaentreabrió.
—Comodoro,elseñorPittestáaquí.
—Puesqueentre—contestóunavozronca—,antesdequemevayaapiquecontraelarrecife.
LajovensehizoaunladoyPittentróenlahabitación.
El comodoro retirado sir John L. Bigalow, que estaba sentado en una cama parecida a una tarima,
estudióaPittconojosdeunazulprofundo,ojosqueteníanlaensoñacióndeotraépoca.Laspocashebras
decabelloquecubríansucabezaerantotalmenteblancas,aligualquesubarba,ysucarateníaelaspecto
rubicundoycurtidodeunmarinoveterano.Vestíaunandrajosojerseysobrealgoqueparecíauncamisón
dickensiano.Tendióasuvisitanteunamanocorreosa,tanfirmecomounaroca.
Pittlatomó,maravillándosedelafuerzaconqueestrechabalasuya.
—Esunverdaderohonor,comodoro.HeleídoconfrecuenciasuheroicaperipeciaenelTitanic…
—Tonterías—rezongóelanciano—.Fuitorpedeadoyquedéaladerivaenambasguerrasmundiales
ynadiemepreguntaporotracosaqueporlanochedelTitanic.—Señalóunasilla—.Nosequedeallíde
piecomounjovenzuelolampiñoensuprimerasalidaalmar.Siéntese.
Pittobedeció.
—Ahora, hábleme del barco. ¿Qué aspecto tiene después de tantos años? Cuando servía en él era
joven,perotodavíarecuerdotodassuscubiertas.
Delbolsillodesuchaqueta,PittsacóunsobreconfotografíasqueofrecióaBigalow.
—Quizáéstaspuedandarlealgunaideadesuestadoactual.Fuerontomadashaceunassemanaspor
unodenuestrossumergibles.
El comodoro Bigalow se colocó unos anteojos para leer y estudió las fotos. Un reloj de barco
instaladojuntoallechomarcóvariosminutosmientraselviejomarinoseperdíaentrelosrecuerdosde
otraépoca.Porfinlevantólavista,melancólico.
—Esebarcoeramuyespecial,sí.Yolosé.Naveguéentodos:elOlympic, el Aquitania, el Queen
Mary…Ciertoqueerancomplejosymodernosparasuépoca,peronisiquieraseacercabanalesmeroy
la artesanía que había en los accesorios del Titanic: su magnífico artesanado y sus maravillosos
camarotes.Sí,laverdadesquetodavíacautiva.
—Suembrujoaumentaconlosaños—admitióPitt.
—Mire—exclamóelanciano,entusiasmado,mientrasseñalabaunafoto—,aquíjuntoalventilador
debabor,encimadeloscamarotesdelosoficiales.Allíestabayocuandoelmarsehundióbajomispies
ymeviarrastradoalasaguas.—Laslargasdécadastranscurridasparecieronevaporarsedesurostro—.
Oh,elmarestabafríoesanoche.
Durante los diez minutos siguientes contó cómo había nadado en las heladas aguas; cómo había
encontradomilagrosamenteuncaboquelocondujoaunbotesalvavidasvolcado;describiólaespantosa
masadegentequeforcejeaba;loslastimerosgritosquehoradabanelairenocturnoyluegoseextinguían
lentamente;laslargashorasquehabíapasadoaferradoalaquilladelbote,acurrucadoparaprotegerse
del frío junto con otros treinta hombres; la alegría cuando el crucero Carpathia, apareció a la vista y
efectuóelrescate.PorúltimosuspiróymiróaPittporencimadesusanteojos.
—¿Loaburro,señorPitt?
—De ningún modo. Escuchando a alguien que realmente vivió ese acontecimiento me parece casi
vivirloyomismo.
—Entonces le contaré otra cosa —anunció Bigalow—. Hasta ahora nunca hablé con nadie de mis
últimosminutosantesdehundirseelbarco.Nuncamencionéunapalabraenningunodelosinterrogatorios
quesemehicieronacercadelnaufragio;nienlaindagaciónsenatorial,nieneltribunaldeinvestigadores
británico.Tampocorevelénadaalosperiodistasoescritoresqueeternamentepreparabanlibrossobrela
tragedia.Usted,señor,eselprimeroyseráelúltimoenoírlodemislabios.
Treshorasmástarde,PittsehallabaeneltrendevueltaaExeter;noestabacansadonidesgastado.
Sentía,sí,unaespeciedeexcitación.ElTitanic,juntoconelextrañoenigmaencerradoenlabóvedadela
bodega de cargamento número 1, cubierta G, lo atraía ahora más que nunca. ¿Southby?, se preguntaba.
¿QuéteníaqueverSouthbyentodoaquello?Quizápordecimoquintavez,contemplóelpaquetequele
habíadadoelcomodoroBigalow.YnolamentabahaberidoaTeignmouth.
45
EldoctorRyanPrescott,jefedelCentrodeHuracanesdelaNUMAenTampa,Florida,habíatenido
toda la intención de volver a casa temprano por una vez y pasar una velada tranquila con su mujer,
jugando a los naipes. Pero faltaban diez minutos para la medianoche y todavía estaba en su escritorio,
contemplandofatigadounasfotografíastomadasporsatélite.
—Enelmomentoenquecreemossabertodoloquesepuedesabersobrelastormentas—dijocon
irritación—,saleunadelanadayrompeelmolde.
—Unhuracánenplenomayo—replicósuayudante,unamujer,entrebostezos—.Síqueesalgodigno
defigurarenlosregistros.
—Pero¿porqué?Laépocadeloshuracanesseextiendehabitualmentedejulioaseptiembre.¿Qué
provocóqueéstesematerializaradosmesesantes?
—Nomeloexplico—repusolamujer—.¿Haciadóndepiensaquesedirigenuestropana?
—Esdemasiadoprontoparapredecirloconcerteza—declaróPrescott—.Sunacimientosiguiócon
bastanteexactitudlaspautasnormales:unavastazonadebajapresión,alimentadaporairehúmedoque
giraensentidocontrarioaldelasagujasdelrelojdebidoalarotacióndelatierra.Peroaquíterminala
semejanza.Porlogeneral,unatempestaddecuatrokilómetrosdefrentetardadías,avecessemanasen
acumularse.Éstaloconsiguióenmenosdedieciochohoras.
Prescott suspiró, abandonó su escritorio y se dirigió a un gran mapa mural. Consultó un anotador
cubiertodegarabatosqueindicabanlaposiciónconocida,condicionesatmosféricasyvelocidad.Luego
comenzó a trazar un trayecto hacia el oeste desde un punto situado a ciento cincuenta kilómetros al
norestedeBermuda,untrayectoquegradualmentesecurvabahaciaelnorte,endirecciónaTerranova.
—Hastaqueelhuracánnosdéunindiciodesucursofuturo,nopuedohacermás.—Hizounapausa,
comosiesperaraconfirmación.Comonolaobtuvo,preguntó—:¿Ustedloveasí?
Alnorecibircontestacióntodavía,sevolviópararepetirlapregunta,peronollegóapronunciarlas
palabras. Su ayudante se había quedado dormida con la cabeza apoyada en los brazos, encima del
escritorio.Lasacudiósuavementeporelhombrohastaqueabriósusojosverdes,pestañeando.
—Nada más podemos hacer aquí —le dijo con suavidad—. Vamos a casa, a dormir. —Miró con
cautela el mapa mural—. Es probable que sea un fenómeno excepcional, uno entre mil, y antes de la
mañanasedisiparáyseconvertiráenunatormentamenor,localizada.
Aunquehablóconciertaautoridad,sutononoexpresabaconvicción.
Lo que no advirtió fue que la línea que en el mapa representaba el curso predicho por él para el
huracán,pasabaprecisamentesobre41°46'nortepor50°14'oeste.
46
De pie en el puente del Capricorn, el comandante Rudi Gunn observaba una diminuta mancha azul
que, al oeste, se materializaba desde el cielo, despejado como un diamante. Durante unos minutos la
mancha pareció pender allí, sin cambiar de forma ni aumentar de tamaño; un punto azul oscuro
suspendido sobre el horizonte y que después, casi de pronto, se agrandó y tomó la forma de un
helicóptero.
Gunnsedirigióalapequeñapistadeaterrizajesituadaenproa,dondesedetuvoaesperarmientrasel
aparatoseacercabaydescendíasobrelanave.Treintasegundosmástarde,tocabalapistadeaterrizaje,
seapagabaelgemidodelasturbinasylaspaletassedeteníanlentamente.
ElcomandanteseacercóaltiempoqueseabríalaportezuelaysalíaPitt.
—¿Buenviaje?—preguntóGunn.
—Interesante—replicóPitt.
PittadvirtiólafatigaenelrostrodeGunn.Teníalosojosrodeadosdetensasarrugasyunaexpresión
sombría.
—ParecesunchicoaquienacabaranderobarlesusregalosdeNavidad,Rudi.¿Quéproblematienes?
—ElsumergibledelapetroleraUrano,elDeepFathom…Haquedadoatrapadoenelbarcohundido.
Pittguardósilenciounmomento.Después.
—¿YelalmiranteSandecker?
—Estableció su jefatura en el Bomberger. Como era la embarcación auxiliar del Deep Fathom, le
pareciómejorconducirlamisiónderescatedesdeallíhastaturegreso.
—Dicesera,comosidierasporperdidoelsumergible.
—Lacosanotienebuenaspecto.Venytepondréaltantodelosdetalles.
EnlasaladeoperacionesdelCapricornreinabaunambientedetensiónydesesperanza.Giordino,
tansociablehabitualmente,selimitóasaludaraPittconunmovimientodelacabeza.Porelmicrófono,
BenDrummerhablabaconlatripulacióndelDeepFathom,alentándolaconundesplieguedeanimosidad
y optimismo forzados que su mirada de temor desmentía. Rick Spencer, el maquinista del equipo de
operaciones de rescate, observaba concentrado los monitores de televisión. Los demás presentes en la
salacumplíansustareassilenciososypensativos.
Gunncomenzóaexplicarlasituación:
—Doshorasantesdelafijadaparaascenderycambiardetripulación,elDeepFathom, conducido
porlosmaquinistasJoeKiel,TomChávezySamMerker…
—MerkerestuvocontigoenlaexpediciónalacorrienteLorelei—interrumpióPitt.
—YtambiénMunk—asintióGunn—.Sediríaquesomosunatripulaciónmaldita.
—Continúa.
—EstabaninstalandounaválvuladepresiónaestribordelosdelcastillodeproadelTitaniccuando
lapopadelsumergiblerozócontraunagrúadecarga.Lossoportescorroídosserompieron,soltándose,y
la torre de la grúa cayó sobre los tanques de flotación, rompiéndolos. Más de dos toneladas de agua
brotaronporlaabertura,aprisionandoalsumergibleenelbarconaufragado.
—¿Cuántohacequeocurrió?—inquirióPitt.
—Unastreshorasymedia.
—¿Por qué esa lobreguez, entonces? Os comportáis como si no quedara ninguna esperanza de
salvación. El Deep Fathom lleva en su sistema de reserva oxígeno suficiente para mantener a tres
hombrespormásdeunasemana.TiempodesobraparaqueelSafoIyelSafoIIsueldenlostanquesde
aireybombeenelagua.
—Noestansencillo—dijoGunn—.Tenemossóloseishoras.
—¿Cómohascalculadoesemargendeseishoras?
—Dejélopeorparaelfinal—explicóGunn,mirandoaPittconexpresiónsombría—.Elimpactode
la grúa, al caer, agrietó una juntura soldada en el casco del Deep Fathom. No es más que un pequeño
orificio, pero a esa profundidad la enorme presión deja filtrar agua en la cabina a una velocidad de
veintelitrosporminuto.Esunmilagroquelajunturanohayareventado,destruyendoelcascoyhaciendo
papillaaesospobrestipos.—Señalóconlacabezaelrelojquehabíasobreeltablerodelacomputadora
—.Sóloquedanseishorasantesqueelaguallenelacabinayseahoguentodos…ynopodemoshacer
nadaparaevitarlo.
—¿Porquénotaponarlagrietadesdefueraconmojacero?
—Esmásfácildecirloquehacerlo.Nopodemosalcanzarla.Laparteagrietadadelafisuradelcasco
estáapretadacontraelmamparodelcastillodeproa.Elalmiranteenvióalosotrossumergibles,conla
esperanza de que sus potencias combinadas pudieran mover al Deep Fathom lo suficiente como para
llegaryreparareldaño.Fueinútil.
Sentándoseenunasilla,Pittcogióunlápizyempezóatomarnotasenunbloc.
—ElSeaSlugestáprovistodeequipoparaserrar.Sipudieraatacaralagrúa…
—Negativo.—Gunnmeneólacabezaconfrustración—.Durantelaoperaciónderemolquerompióel
brazo manipulador del Sea Slug. Ahora está en la cubierta del Modoc y los muchachos de la armada
dicenqueesimposiblerepararloatiempo.—Gunngolpeóconelpuñolamesadelosmapas—.Nuestra
última esperanza era el torno del Bomberger. Si hubiera sido posible sujetar un cable a la grúa,
podríamoshaberlalevantadodelsumergible.
—Findelrescate—comentóPitt—.ElSeaSlugeselúnicodenuestrossumergiblesequipadoconun
brazomanipuladorysinélnohaymododeengancharconelcable.
Gunnsefrotólosojos,fatigado.
—Después de haber dedicado miles de horas al proyecto y construcción de todos los sistemas de
seguridad concebibles y a calcular procedimientos rápidos de emergencia para toda contingencia
predecible,surgeloimprevistoynosdaungolpebajoconunaccidentemásalládetodaprobabilidad,
conelcuallascomputadorasnocontaron.
—Lascomputadorasnosonmejoresquelosdatosconqueselasalimenta—señalóPitt.
LuegoseacercóalaradioycogióelmicrófonoqueempuñabaMerker.
—DeepFathom,aquíPitt…
—Me alegro de oír otra vez tu alegre voz. —Por el altavoz, Merker parecía tan sereno como si
hablaraporteléfonodesdesuhogar—.¿Porquénobajasyformamosuncuartetoparaelbridge?
—No es mi juego preferido —respondió Pitt con naturalidad—. ¿Cuánto tiempo falta para que el
aguallegueavuestrosacumuladores?
—Alavelocidadconquesube,unosquinceoveinteminutos.
PittsevolvióhaciaGunnparadecirleloquenohacíafaltadecir:
—Cuandoselemojenlosacumuladores,quedaránincomunicados.
Gunnasintióconlacabeza.
—ElSafoIIsehaquedadoahacerlescompañía.Escasitodoloquepodemoshacer.
Pittpulsódenuevoelbotóndelmicrófono.
—Merker,¿quéhaydelsistemadesupervivencia?
—¿Qué sistema de supervivencia? Dejó de funcionar hace media hora. Subsistimos a base de mal
aliento.
—Osenviaréchiclesdeclorofila.
—Queseapronto…Chávezpadecedehalitosisaguda—bromeóMerker,encuyotonosurgióluego
un dejo de vacilación—. Si sucede lo peor y no volvemos a veros más, por lo menos aquí abajo
estaremosenbuenacompañía.
LabruscaalusióndeMerkeralosmuertosdelTitanichizopalidecerunpocomásatodoslosque
estabanenlasaladeoperaciones;mejordicho,atodosmenosaPitt.Éstepulsóelbotóntransmisor.
—Quieroquedejéiselbarcolimpio…Talvezqueramosvolverautilizarlo—dijo.
FueinteresanteverlareacciónanteelcomentariodePitt,aparentementeinsensible.Giordino,Gunn,
Spencerylosdemásselimitaronamirarloextrañados.SóloDrummermostróunaexpresióndeira.
PitttocóelhombrodeRicitos,elradiotelegrafista.
—PóngameconelalmirantedelBomberger,peroutiliceotrafrecuencia.
Ricitosalzólavista.
—¿NoquierequelooiganlosdelDeepFathom?
—Loquenosepannolesharádaño—dijoPittconfrialdad—.Yahoradeseprisa…
Instantesmástarde,lavozdeSandeckerretumbabaenelaltavoz.
—Capricorn,aquíelalmiranteSandecker…
—AquíPitt,almirante.
Sandeckernoperdiótiempoencortesías.
—¿Conoceustedlasituaciónquesenospresenta?
—Gunnmelahaexplicado—repusoPitt.
—Entoncessabequehemosagotadotodaslasposibilidades.Eltiempoeselenemigo.Sipudiéramos
retrasarloinevitablediezhorasmás,tendríamosciertaprobabilidaddesalvarlos.
—Sí,losé.Losriesgossonmuchos,peromatemáticamenteesposible.
—Estoydispuestoaescucharsugerencias—dijoelalmirante.
Pittvaciló.
—Paraempezar,nosolvidamosdelDeepFathomporahorayencauzamosnuestrasenergíasenotra
dirección…
Drummerseacercó.
—¿Qué está diciendo, Pitt? ¿Qué pasa aquí? ¿Nos olvidamos del Deep Fathom? —exclamó con
crispación—.¿Estáloco?
Pittlodetuvoconunasonrisa.
—Eslaúltimajugada,Drummer.Vosotrosfracasasteis.Puedequeseaundondivinoenelmundodel
salvamentomarítimo,perocomofuerzaderescatesoisunapesadilladeaficionados.Lamalasuertese
sumóaloserroresyahoraosquedáissentados,gimiendo.Peronotodoestáperdido.Vamosacambiar
lasreglasdeljuegoysacarelDeepFathomalasuperficieantesdellímitedeseishoras,elcual,simi
relojnomiente,sehareducidoyaacincohorascuarentaytresminutos.
GiordinomiróaPitt.
—¿Locreesdeverasposible?
—Sí,locreo.
47
Los ingenieros de estructura y los científicos marinos se apretujaban en pequeños círculos,
mascullandomientrasmovíanfrenéticamentesusreglasdecálculodeunladoaotro.Devezencuando,
uno de ellos iba hasta las computadoras y consultaba datos. Sentado tras un escritorio, el almirante
Sandecker,reciénllegadodelBomberger,aferrabaunjarrodecaféymeneabalacabeza.
—Estonuncaquedaráescritoenlostextossobresalvamento—murmuraba—.Hacersaltarunbarco
hundidodelfondoconexplosivos…Diossanto,esunalocura.
—¿Quéotraalternativanosqueda?—inquirióPitt—.SilogramosarrancaralTitanic del barro, el
DeepFathomsaldráconél.
—Laideaesdescabellada—murmuróGunn—.Laconclusiónnoharámásqueensancharlajuntura
agrietadaenelcascodelsumergibleyprovocarunaimplosióninstantánea.
—Talvezsí,talvezno—repusoPitt—.Peroaunquetalcosaocurriera,probablementeserámejor
queMerker,KielyChávezmueraninstantáneamenteaplastadosporelmarantesquesufrirlaagoníade
unaasfixialenta.
—¿YquépasaconelTitanic?—insistióGunn—.Podríamosperdertodoaquelloporloquehemos
trabajadotantosmeses.
—Anótelocomoriesgocalculado—adujoPitt—.LaestructuradelTitanicesmásfuertequeladela
mayoríadebarcosenactividad.Susbaos,trabes,mamparosycubiertasseconservantansólidoscomola
nocheenquesehundió.Laviejanaveescapazdesoportarcualquiercosaquelehagamos.
—¿Creesinceramentequedaráresultado?—preguntóSandecker.
—Locreo…
—Podríaprohibirlehacerlo.Ustedlosabe.
—Losé—repusoPitt—.Cuentoconqueustedmedejeactuarhastalajugadafinal.
Sandeckersepasóunamanoporlosojos,luegosacudiólacabezalentamente,comoparadespejarla.
Porúltimodijo:
—Estábien,Dirk,lodejoensusmanos.
Pittasintióconlacabezaysealejó.
Quedabansólocincohorasydiezminutos.
Doskilómetrosymediomásabajo,lostresocupantesdelDeepFathom,solosyconfríoenunmedio
lejano y despiadado, observaban cómo el agua trepaba por las paredes de la cabina centímetro a
centímetro hasta inundar el circuito principal y poner en cortocircuito los instrumentos, dejando en
tinieblas el interior de la cabina. Entonces comenzaron a sentir en serio la mordedura del agua casi
helada que se arremolinaba alrededor de sus piernas. Inmóviles, temblando bajo el tormento de una
muertesegura,seguíanalimentandounachispadeesperanza.
—Encuantolleguemosarriba—murmuróKiel—,metomaréundíalibreynomeimportaquiénse
entere.
—¿Quéhasdicho?—preguntóChávezenlaoscuridad.
—Quemedespidansiquieren,peromañanavoyadormir.
ChávezbuscóatientaselbrazodeKiel,queapretóconbrusquedad.
—¿Quéinsensatecesdices?
—Cálmate —intervino Merker—. Detenido el bombeo de oxígeno, la acumulación de dióxido de
carbonoloestáafectando…Tambiényoempiezoasentirmeunpocomareado.
—Encima, aire viciado —rezongó Chávez—. Si no nos ahogamos, seremos aplastados cuando
reviente el casco; y si no quedamos triturados como cáscaras de huevo, nos asfixiaremos en nuestro
propioaire.Nuestrofuturonosepresentanadaprometedor.
—Has olvidado el frío —agregó sarcásticamente Merker—. Si no salimos de esta agua helada, no
nosquedaráningunadelasotrastresposibilidades.
Kiel,ensilencio,dejóqueChávezloempujarahastalaliterasuperior.DespuésChávezlosiguióyse
sentóenelborde,conlospiescolgando.
Abriéndosepasoenelaguaquelellegabaalaingle,Merkerseacercóalaportilladelanteraymiró
fuera.SóloalcanzóaverelperfildelSafoII, rodeado por un halo, a través del brillo cegador de sus
faros. Aunque la otra nave estaba apenas a tres metros de distancia, nada podía hacer por el Deep
Fathommientrasambasestuvieranrodeadasporlaimplacablepresióndelabismo.«Mientrassigaallí
—pensó Merker—, quiere decir que no nos dan por perdidos». El hecho de no estar solos le daba
consuelo.Aunquenolesservíademucho,eratodoloquetenían.
A bordo del barco de aprovisionamiento Alhambra, cámaras de las tres redes de televisión
principales,arrastradosporlaagitadamareadelaexpectativa,seesforzabanfebrilmenteporponeren
acción sus equipos. En todo el espacio disponible junto a la barandilla de estribor, los cronistas
observaban a través de binoculares, con hipnótica concentración, al Capricorn, que flotaba a dos
kilómetros de distancia. Entretanto, los fotógrafos apuntaban sus teleobjetivos a la superficie del agua
que separaba las dos naves. Atrapada en un rincón de una improvisada sala de periodistas, Dana
Seagram,conloshombroscubiertosporunachaquetadeabrigo,enfrentabasintitubeosaunadocenade
periodistas,provistosdegrabadoras.
—SeñoraSeagram,¿esverdadqueelintentodereflotaralTitanictresdíasantesdelafechafijada
es,enrealidad,unúltimoesfuerzoporsalvarlavidadeloshombresatrapadosalláabajo?
—Noesmásqueunaentrevariassoluciones—replicóDana.
—¿Debemosentenderquetodoslosdemásintentoshanfallado?
—Hubocomplicaciones—admitióDana.
Dentrodeunbolsillodelachaqueta,Danaretorcíanerviosamenteunpañuelo.Loslargosmesesde
discusiónconlosrepresentantesdelaprensa,hombresymujeres,comenzabanasurtirsuefecto.
—UnavezinterrumpidalacomunicaciónconelDeepFathom,¿cómopuedentenerlacertezadeque
latripulaciónsigueconvida?
—Losdatosproporcionadosporlascomputadorasnosaseguranquesusituaciónnosevolverácrítica
hastadentrodecuatrohorascuarentaminutos.
—¿CómopiensalaNUMAtraeralTitanicalasuperficiesinohaterminadodeinyectarelproducto
químicoelectrolíticoenelcienoquerodeaelcasco?
—Nopuedocontestaraeso—repusoDana—.EnsuúltimomensajedesdeelCapricorn,elseñorPitt
selimitabaadeclararqueenlaspróximashorasibanalevantarelbarcohundido.Noofrecíadetallesen
cuantoalmétodo.
—¿Ysiesdemasiadotarde?¿SiKiel,ChávezyMerkeryahanmuerto?
LaexpresióndeDanasetornórígida.
—Noestánmuertos—exclamóconlosojosllameantes—.Yelprimerodeustedesquetransmitaun
rumortancrueleinhumanoantesdequeseaunhechodemostrado,serábotadodeestebarcoapuntapiés.
Tras un momento de muda sorpresa ante el súbito despliegue de cólera de Dana, los periodistas
comenzaron a bajar lenta y silenciosamente sus micrófonos y a dispersarse, dirigiéndose a la cubierta
exterior.
RickSpencerextendióunpapelgrandesobrelamesademapasylosujetóconvariastazasdecafé
semivacías.EraundiagramaaéreoquerepresentabaalTitanicysuposiciónrespectodelsuelomarino.
Conunlápizempezóaseñalarconcrucesvariospuntosenelcasco.
—Segúnlosdatosdelascomputadoras—explicó—,instalamosochentacargas,conquincekilosde
explosivoscadauna,enestospuntosclavedelsedimentoquerodeaelcascodelTitanic.
Sandeckerseinclinósobreeldiagrama,examinandolascrucesconlamirada.
—Veoquelashandistribuidoentreshilerasacadalado.
—Asíes,señor—contestóSpencer—.Lashilerasexterioreshansidocolocadasasesentametros;las
del medio, a cuarenta, y las hileras internas a sólo veinte metros del barco. Detonaremos primero la
hileraexteriordeestribor.Ochosegundosmástarde,haremosestallarlahileraexteriordebabor.Ocho
segundosmásyrepetimoselprocedimientoconlashilerasintermedias,yasísucesivamente.
—Es más o menos como balancear de un lado a otro un automóvil atascado en el barro —señaló
Giordino.
Spencerasintióconlacabeza.
—Sepodríadecirqueésaesunacomparaciónexacta.
—¿Porquénoarrancarladelcienoconunaviolentaexplosión?—preguntóGiordino.
—Podría bastar con una sacudida brusca, pero los geólogos prefieren olas de shock separadas y
superpuestas.Loquetratamosdelograresvibración…
—¿Tenemoslosexplosivos?—inquirióPitt.
—ElBombergerllevacasiunatoneladaparafinesdeinvestigaciónsísmica—replicóSpencer—.En
losdepósitosdelModochaydoscientoskilosparautilizarenrescatessubmarinos.
—¿Bastaráconeso?
—Con ciento cincuenta kilos más habríamos tenido un margen de éxito más seguro —admitió
Spencer.
—En un reactor se lo podría haber traído de tierra firme y arrojado desde el aire —sugirió
Sandecker.
Pittmeneólacabeza.
—Cuandollegaranlosexplosivos,yaseríademasiadotarde.
—Entalcaso,serámejorquenosdemosprisa—dijoSandecker—.Tenemosunlímitemuypreciso…
—SevolvióhaciaGunn—.¿Cuándopuedenestarcolocadoslosexplosivos?
—Encuatrohoras—respondióPittsinvacilar.
Sandeckerentrecerrólosojos.
—Nosquedarámuypocotiempo.Nadamásquecatorceminutos.
—Loconseguiremos—declaróGunn—.Sinembargo,hayuninconveniente…
—¿Cuáles?—preguntóSandeckerconimpaciencia.
—Haránfaltatodoslossumergiblesquetengamosenfuncionamiento.
—EsosignificaretiraralSafoIIdesuposiciónjuntoalDeepFathom—observóPitt—.Esospobres
desgraciadosdealláabajocreeránquelosabandonamos.
—Nohayotramanera—dijoGunn,impotente—.Simplementenohayotramanera.
Merkerhabíaperdidotodanocióndeltiempo.Mirófijamentelaesferaluminosadesureloj,perono
logróenfocarlosojosenlosbrillantesnúmeros.Sepreguntócuántohacíaquelagrúahabíacaídosobre
los tanques de flotación del sumergible: ¿cinco… diez… un día? Tenía la mente lerda y confusa. No
podíahacerotracosaquepermanecerallísinmoverunmúsculo,respirandodemodosuperficialylento,
ocupandoaparentementetodaunavidaencadaaliento.Gradualmenteadvirtióunmovimiento.
TendióunamanoytocóenlaoscuridadaKielyChávez,peroéstosnoemitieronningúnsonidoni
tuvieronningunareacción;sehabíansumidoenunestuporletárgico.
Entonceslovolvióacaptar:eraalgoínfimo,peroperceptible,quenoestabadondeteníaqueestar.El
cerebrolefuncionabacomoinmersoenmelaza.Peroalfinlocomprendió.
Salvoporelimplacableascensodelagua,nohabíacambios,nohabíasignosdemovimientofísico
dentrodelacabinaqueseinundaba;eraelángulodelaluzlanzadaporlosfarosdelSafoIIatravésde
lasportillasdelanterasloquesehabíaatenuado.
Desde la litera, se dejó caer en el agua, que ahora le llegaba al pecho, y casi como una pesadilla
avanzótrabajosamentehacialosportalonessuperioresdelanterosparaatisbarlasprofundidadesquelos
rodeaban.
Deprontosussentidosentumecidosfueronpresadeunmiedocomonuncahabíaconocidoantes.Sus
ojos se dilataron por el asombro y se pusieron acuosos; las manos se le crisparon de impotencia y
desesperación.
—¡Diossanto!—exclamó—.¡Nosabandonan!¡Nosdanporperdidos!
Sandecker dio vueltas entre sus dedos al cigarro que acababa de encender y siguió recorriendo la
cubiertadeunladoaotro.Alverqueelradiotelegrafistalevantabaunamano,elalmirantevolviósobre
suspasosyseleacercó.
—ElSafoIinformaquehaterminadodecolocarlascargas,señor—dijoRicitos.
—Dígalesquesubanlomásrápidoquepuedan.Cuantomásaltollegue,menorserálapresiónsobre
sucascocuandoseproduzcalaexplosión—dijoelalmirante,dirigiéndoseluegoaPitt,queobservaba
conmiradaatentaloscuatromonitorescuyascámarasyreflectoressehallabanmontadosenposiciones
estratégicasalrededordelasuperestructuradelTitanic—.¿Quétalsepresenta?
—Hastaahoravabien—repusoPitt—.Siloscierresdemojaceroapresiónresistenlaconcusión,
tendremosalgunaprobabilidaddeéxito.
Sandecker contempló las imágenes en color y arrugó el entrecejo al ver surgir grandes chorros de
burbujasdelcascodelanave.
—Estáperdiendomuchoaire—comentó.
—Espresiónexcesivaqueescapaporlasválvulasdeseguridad—dijoPittconvozinexpresiva—.
De los bombeadores electrolíticos pasamos a los compresores para introducir todo el aire adicional
posibleenloscompartimientossuperiores.—Hizounapausaparaajustarunaimagenyluegocontinuó—:
LoscompresoresdelCapricornbombeantrescientosmetroscúbicosdeaguaporhora,demodoqueno
setardómuchoenelevarlapresióndentrodelcascoadoskilosmásporcentímetro,losuficientepara
dispararlasválvulasdeseguridad.
Drummerseapartódelascomputadorasparaverificarunaseriedeanotacionesenuntablero.
—Porloquepodemoscalcular,loscompartimientosdelanavehansidodesagotadosenunnoventa
porciento—declaró—.Amimododever,elprincipalproblemaconsisteenquetenemosmásimpulso
haciaarribaqueelnecesario.Cuandocedalasucción,sicede,elbarcosubirácomounacometa.
—ElSeaSlugacabadesoltarsuúltimacarga—informóRicitos.
—Pídale que antes de partir hacia la superficie dé una vuelta cerca del Deep Fathom e intente
establecercontactovisualconMerkerysucuadrilla.
—Faltanonceminutos—anuncióGiordino.
—¿QuédiablosesperaelSafoII?—preguntóSandecker,sindirigirseanadieenespecial.
PittmiróaSpencer,quesehallabadelotroladodelahabitación.
—¿Lascargasestánlistasparaserdetonadas?
Spencerasintióconlacabeza.
—Cadahileraestásintonizadaconunafrecuenciatransmisoradistinta.Bastaconquehagamosgirar
uncuadranteparaqueestallenensusecuenciaadecuada.
—¿Quéveremosprimero,lapopaolaproa?¿Quieresapostar?
—Nohayduda.Laproaestáhundidaseismetrosmásenelsedimentoqueelgobernalle.Cuentocon
quelapopasezafeydespuésutilicesupotenciadepalancaascensionalparaarrastrarconsigoalrestode
laquilla.Creoqueseelevaráenunángulomuyparecidoaldehundimiento…
—Laúltimacargahasidoinstalada—anuncióRicitos—.ElSafoIIsealeja…
—¿AlgunanoticiadelSeaSlug?
—InformaquenohubocontactovisualconlatripulacióndelDeepFathom.
—Bueno, dígale que salga a la superficie a toda prisa —dijo Pitt—. Haremos estallar la primera
hileradecargasdentrodenueveminutos.
—Están muertos —exclamó de pronto Drummer con voz quebrada—. Hemos llegado demasiado
tarde,estántodosmuertos.
Adelantándose,PittaferróaDrummerporloshombros.
—Bastadehisteria.Loquemenosfaltahaceesunaoraciónfúnebreprematura.
Drummerencogióloshombros,conlacaracenicientaycongeladaenunapétreaexpresióndetemor.
Luegoasintióensilencioyregresóconpasovacilantealacomputadora.
—Elaguayadebedeestaraunossesentacentímetrosdeltechodelacabina—comentóGiordino.
—Sielpesimismosevendieraporkilos,osharíaistodosmillonarios—repusosecamentePitt.
—ElSafoIhallegadoalazonadeseguridad,alosdosmilmetros—anuncióeloperadordesonar.
—Hallegadouno,faltandos—murmuróSandecker.
Yanoquedabanadaporhacer,salvoesperaraquelosdemássumergiblesseelevaransobreelnivel
peligrosodelasondasdeconcusióninminentes.Pasaronochointerminablesminutosduranteloscuales
dosdocenasdefrentescomenzaronaperlarsedesudor.
—ElSafoIIyelSeaSlugseaproximanahoraalazonadeseguridad.
—¿Maryclima?—preguntóPitt.
—Olasdeunmetroveinte,cielodespejado,vientodelnoroesteacinconudos—informóFarquar,el
meteorólogo—.Nosepodríapedirmejorescondiciones.
Porvariossegundosnadiehabló.DespuésPittanunció:
—Bien, señores, ha llegado el momento. —Su voz era normal y tranquila; su tono y su actitud no
reflejabanningunaaprensión—.Spencer,inicielacuentaretrospectiva.
Spencerempezóapronunciarlosnúmerosconregularidadcronométrica.
—Treinta segundos… quince… cinco… señal transmitida… Fuego. —Luego pasó sin vacilar a la
siguienteordendedisparar—.Ochosegundos…cuatro…señaltransmitida…Fuego.
Todos se apiñaron alrededor de los monitores y del operador de sonar, que ahora eran sus únicos
puntosdecontactoconelfondodelocéano.Laprimeraexplosiónapenascausóunestremecimientoenlas
cubiertasdelCapricornyelvolumendesonidollegóalosoídosdelospresentescomoeldeuntrueno
lejano.Laansiedaderaextrema.Todoslosojosseclavabanenlosmonitoresoenlastemblorosaslíneas
que deformaban las imágenes al estallar las cargas. Tensos, fatigados, entumecidos, con el aire
expectantedequienestemenlopeorperoanhelanlomejor,permanecieroninmóvilesmientrasSpencer
seguíaconvozmonótonasuscuentashaciaatrás.
Losestremecimientosenlacubiertasehicieronmásintensosamedidaquelasondasdesacudidase
sucedíanyrompíanenlasuperficiedelocéano.Después,bruscamente,todoslosmonitoresparpadearon
enuncalidoscopiodeluzdifusayseapagaron.
—¡Maldición!—murmuróSandecker—.Hemosperdidoelcontactoporimágenes.
—Lasconcusionesdebendehaberdesprendidolaconexiónprincipal—aventuróGiordino.
Volvieron su atención hacia la pantalla de sonar, pero pocos pudieron verla; el operador se había
acercado tanto al cristal que lo tapaba con la cabeza… Finalmente Spencer se irguió. Suspirando
profundamente,sacódelbolsillounpañueloyseenjugólacarayelcuello.
—Sehaacabado—dijoconvozronca.
—Sigueestacionario—anuncióeloperadordesonar—.ElTitanicsigueestacionario.
—¡Vamos,inténtelo!—rogóGiordino—.¡Despegaeltraserodelbarco!
—OhDios—murmurabaDrummer—.Lasucciónlosujetatodavíaalfondo.
—Muévete,malditasea—sesumóSandecker—.Sube…sube.
Dehabersidoposibleobligarconlamenteaque46238toneladasdeaceroabandonaranlatumba
que habían ocupado durante setenta y seis años y volvieran a la luz del día, no hay duda de que los
hombresqueseaglutinabanalrededordelapantalladesonarlohabríanhecho.Peroesaveznohabría
ningúnmilagro.ElTitanicsiguióempecinadamenteaferradoalsuelomarino.
—Menudasuerte—comentóFarquar.
Drummersellevólasmanosalacara,sevolvióyabandonóelrecintotambaleándose.
—Woodson,delSafoII,solicitaautorizaciónparadescenderaexplorar—dijoRicitos.
Pittseencogiódehombros.
—Autorizaciónconcedida…
Lentaycansinamente,elalmiranteSandeckersedejócaerenunasilla.
—¿Cuáleselpreciodelfracaso?—dijo.
Ladesesperanzainundólasala,arrastradaporlatristemareadeladerrotatotal.
—¿Yahora?—preguntóGiordino,clavandoenlacubiertaunamiradavacía.
—Haremos lo que hemos venido a hacer —repuso Pitt con tono fatigado—. Continuaremos con la
operaciónderescate.Mañanaempezaremosdenuevo…
—¡Sehamovido!
Nadiereaccionódeinmediato.
—Semovió—repitióeloperadordesonarconvoztemblorosa.
—¿Estáseguro?—susurróSandecker.
—Apuestomividaquesí.
Demasiado aturdido para hablar, Spencer no pudo hacer otra cosa que contemplar la pantalla de
sonarconexpresióndeincredulidad.Luegocomenzóamoverloslabios.
—¡Los temblores secundarios! —exclamó—. Los temblores secundarios causaron una reacción
diferida.
—¡Sube!—gritóeloperadordesonar,mientrasgolpeabaconelpuñoelbrazodesusillón—.¡Ese
malditocubollenoderemachessehazafado!¡Estásubiendo!
48
Enunprimerinstante,elasombroparalizóatodos.Elmomentoporelquetodoshabíanrogado,por
elquehabíanluchadoochotortuososmeses,loshabíatomadoporsorpresayenciertomodonopodían
aceptarquefueseverdad.Despuésempezaronaasimilarlaelectrizantenoticiaytodosseecharonagritar
almismotiempo.
—¡Ven,bonito,ven!—vociferabaSandeckerconeljúbilodeunescolar.
—¡Muévete,bastardo!—bramabaGiordino—.¡Muévete,muévete!
—Siguesubiendo,bellopalacioflotante—murmurabaSpencer.
DeprontoPittseprecipitósobreelradiotransmisoryapretóconfuerzaelhombrodeRicitos.
—Pronto,comuníqueseconWoodson,delSafoII.DígalequeelTitanicestásubiendoyquesequite
deenmedioatodaprisaantesdequeloatropelle.
—Sigue dirigiéndose a la superficie —dijo el operador del sonar—. La velocidad del ascenso
aumenta…
—Todavíanohemossalidodelpaso—recordóPitt—.Aúnpuedensalirmalmuchascosasantesque
lleguealasuperficie.Sisólo…
—Sí —lo interrumpió Giordino—; por ejemplo, si el mojacero mantiene su adherencia, o si las
válvulasdecontrolpuedencompensarelsúbitodescensoenlapresióndelagua,osialcasconosele
ocurreromperseenpedacitos…
—Siguesubiendorápidamente—anuncióeloperadordesonar,conlamiradafijaenlapantalla—.
Doscientosmetrosenelúltimominuto.
PittsevolvióhaciaGiordino.
—Al,veenbuscadeDocBaileyyelpilotodelhelicópteroydespegacomositellevaraeldiablo.
EncuantoseestabiliceelTitanic,desciendesobrelacubiertadelcastillodeproa.Nomeinteresacómo
lohagas…estrellaelhelicópterosiesnecesario,perotúyelbuendoctordebenbajarenseguida,abrirla
escotilladelDeepFathomysacaraloshombresdeeseagujeroinfernal.
—Muybien—sonrióGiordino,saliendoantesquePittalcanzaraadarsuordensiguienteaSpencer.
—Rick, prepárate para izar las bombas diesel portátiles a bordo del barco hundido. Cuanto antes
tapemoscualquierfiltración,mejorserá.
—Nosharánfaltasopletesparaentrar—dijoSpencerconlosojosdilatadosdeentusiasmo.
—Puesocúpatedeeso—repusoPitt,antedevolverseotravezhaciaeltablerodesonar—.¿Cuáles
lavelocidaddeascenso?
—Doscientoscincuentametrosporminuto—contestóeloperadordesonar.
—Demasiadorápido—dijoPitt.
—Es lo que no queríamos —murmuró Sandecker sin dejar de masticar su cigarro—. Tiene los
compartimientosinternoshenchidosdeaireysubealasuperficiesincontrol.
—Y si hemos calculado mal la cantidad de agua que queda como lastre en sus bodegas inferiores,
podríasalirdespedidodelaguayvolcarse—añadióPitt.
Sandeckerlomiróalosojos.
—YesoseríaelfinparalatripulacióndelDeepFathom.
Luego,sinagregarpalabra,elalmirantesevolvióyencabezólamarchadesdelasaladeoperaciones
hasta la cubierta, donde cada uno, anhelante y con el corazón desbocado, se puso a escudriñar las
inquietasolas.
SóloPittsequedóatrás.
—¿Aquéprofundidadestá?—preguntóaloperadordesonar.
—Pasandolamarcadelosdosmilquinientosmetros.
—Woodsoninforma—canturreóRicitos—.ElTitanicacabadepasarjuntoalSafoIIatodogas.
—Contéstelequesalgaalasuperficie.TransmitaelmismomensajealSeaSlugyalSafoI.
Comonadaquedabaporhacerallí,salióysubiólaescalerahastaelpuentedebabor,dondesereunió
conGunnySpencer.
Gunntomóelteléfonodelpuente.
—Sonar,aquípuente.
—Aquísonar.
—¿Tienelaubicaciónaproximadadelsitiodondeaparecerá?
—Emergeráunosseiscientosmetrosababor.
—¿Cuándo?
Hubounapausa.
—¿Cuándo?—repitióGunn.
—¿Leparecebienahora,comandante?
Enesemismoinstanteseextendióporelmarunaenormeoladeburbujas,ylapopadelTitanicsurgió
alsoldelatardecomounaballenagigantesca.Porunossegundosparecióquenoseríaposibledetenersu
vertiginosafugadesdelasprofundidades;supopasiguióelevándosehastaquesaliódelagualatubería
dondeantessealzarasusegundachimenea.Eraunavisiónasombrosa;elaireinterior,alliberarsehacia
abajo,lanzabagrandestorrentesdeespumaporlasválvulasdepresión,queenvolvíanalenormebarco
en nubes de vapor que remolineaban con todos los colores del arco iris. Se mantuvo unos instantes en
equilibrio, lanzando zarpazos al cristalino cielo azul y después, al principio con lentitud, comenzó a
estabilizarse hasta que su quilla se aposentó en el mar con un tremendo chapuzón que lanzó una
corcoveante ola de tres metros de alto hacia la flota de naves que lo rodeaba. Se inclinó hacia abajo
comosinotuvieraintenciónderecobrarse.MilespectadorescontuvieronelalientomientraselTitanic
se inclinaba más aún sobre las puntas de sus baos de estribor, treinta, cuarenta, cuarenta y cinco,
cincuentagrados,yasípermanecióduranteloqueparecióunaespantosaeternidad;todosesperabanque
completaraelgirosobresusuperestructura.Peroentonces,conangustiosapesadez,elTitaniccomenzóa
forcejear con lentitud para enderezarse. Gradualmente, metro a metro, hasta que su casco alcanzó una
inclinacióndedocegradosaestribor…yallísequedó.
Nadie podía hablar. Todos permanecían inmóviles en su sitio, atónitos e hipnotizados por lo que
acababan de ver. El curtido rostro de Sandecker mostraba una palidez fantasmagórica aun bajo el
brillantesol.
Pittfueelprimeroenrecobrarlavoz.
—Hasalido—dijoenunsusurroapenasaudible.
—Hasalido—asintiósuavementeGunn.
EntonceselhechizofuerotoporlavibracióndelhelicópterodelCapricornalvolarcontraelviento
y situarse sobre el castillo de proa de la nave resucitada, que estaba cubierto de despojos. El piloto
mantuvoalaparatoenposiciónhorizontal,pocosmetrossobrelacubierta,ycasialinstantesepudieron
distinguirdosmanchasdiminutasquesaltabanporunaportezuelalateral.
Al trepar por la escalerilla de acceso, Giordino se encontró ante la escotilla del Deep Fathom.
Agradeció a Dios el pequeño milagro de que el casco siguiera entero. Cautelosamente subió a la
redondeadayresbalosacubiertayprobólaruedademano.Aunquelosradiosparecíandehielo,apretóy
diounfuertetirón.Laruedasenegóacooperar.
—Déjese de holgazanear y abra ese cacharro —tronó a sus espaldas el doctor Bailey—. Cada
segundoimporta…
Giordinotomóalientoytirócontodalafuerzadequeerancapaceslosmúsculosdesucorpachón.La
ruedasemoviódoscentímetros.Probódenuevoyestavezlogródarlemediavuelta.Luego,porfin,la
ruedacomenzóagirarconfacilidadaltiempoqueelairesalíadelsumergibleconunsiseoylapresión
contraelcierreseaflojaba.Cuandolaruedasedetuvoalfinaldelarosca,Giordinoabriólaescotillay
seasomóalaoscuridaddelinterior.Unranciooloraencierropenetróensusfosasnasales.Elcorazónle
diounvuelcocuando,unavezsusojossehabituaronalaoscuridad,vioqueelaguachapoteabaasólo
cuarentacentímetrosdelmamparosuperior.
Apartándolo,eldoctorBaileyseadelantóparabajarsuenormecuerpoporlaescotillaylaescalera
interior. El agua helada le aguijoneó la piel. Se apartó de los escalones y chapoteó hacia la parte
posteriordelsumergiblehastaquesumanotocóalgoblando.Eraunapierna.Siguiéndolaporencimade
larodilla,tanteóenbuscadeltorso.Alaalturadelhombro,sumanosaliódelaguaytocóunacara.
Baileyseacercóhastatenerlanarizadoscentímetrosdeeserostroenlaoscuridad.Buscóelpulso,
pero con los dedos entumecidos por el agua no detectó nada que indicase vida o muerte. Después, de
pronto,losojosseabrieronparpadeantes,loslabiostemblaronyunavozbalbuceó:
—Váyase…yalehedicho…quehoynotrabajo.
—¿Puente?—chirrióRicitosporelaltavoz.
—Aquíelpuente—contestóGunn.
—Listoparacomunicarconelhelicóptero.
—Adelante…
Hubounapausa,traslacualseoyóenelpuenteunavozdesconocida:
—Capricorn,aquíeltenienteSturgis…
—AquíelcomandanteGunn;leoigocontodaclaridad.Hable.
—EldoctorBaileyhaentradoenelDeepFathom.Porfavor,manténgasealerta.
El breve respiro dio a todos la posibilidad de observar al Titanic. Sin sus altísimas chimeneas y
mástiles, parecía totalmente desnudo. Tenía las chapas de acero de los costados manchadas de
herrumbre,peroatravésdeéstebrillabatodavíalapinturanegrayblancadesucascoysuperestructura.
Teníaelaspectodesastrosodeunahorribleprostitutaviejaquevivierasoñandoconmejoresépocasy
conlabellezaperdida.Cubríalastronerasyventanillaselfeogrisdelmojaceroysuscubiertasdeteca,
antesinmaculadas,estabancarcomidasycubiertasporkilómetrosdecablecorroído.Lasgrúasvacíasde
losbotessalvavidasparecíanalzarsecomoespectros,implorandoelregresodelosbotes,ausentesdesde
hacíatantotiempo.Sobrelasaguas,lapresenciadelanaveparecíaunmisteriosocuadrosurrealista.Y
sinembargo,lacircundabaunainexplicableserenidadimposiblededescribir.
—Capricorn,aquíSturgis.
—AquíGunn…
—ElseñorGiordinomeacabadehacerseñascontresdedoslevantadosyelpulgarhaciaarriba…
Merker,KielyChávezviven.
Siguióaesteanunciounaextrañaquietud.DespuésPittsedirigióaltablerodeemergenciayapretóel
botóndelasirena.Unsonidoensordecedorvibrósobrelasaguas.
Luego el silbato del Modoc resonó como respuesta y Pitt vio que Sandecker, habitualmente tan
reservado, reía y lanzaba al aire su gorra. Se sumó el Monterrey Park, el Alhambra y finalmente el
Bomberger,hastaquealrededordelmarelTitanicfueunaenormecacofoníadesirenasysilbatosPara
noverseexcluido,elJuneauseacercóyacompañóelenloquecidoestruendoconunatronadorsaludode
sucañóndeochopulgadas.
Fueunmomentoqueningunodelospresentesvolveríaavivir.Yporprimeravezentodoslosaños
quepodíarecordar,Pittsintiódeslizarselágrimasporsusmejillas.
49
Cuandoelsoldelatardecertocabalascopasdelosárboles,GeneSeagram,encorvadoenunbanco
delparquePotomacEste,contemplabaelrevólverColtqueteníasobrelasrodillas.«Númerodeserie
204.783—pensaba—,estásporserviralpropósitoparaelquetefabricaron».Casiconcariño,pasólos
dedosporelcañón,eltamborylaculata.Suicidio:parecíalaúnicasoluciónparaponerfinasucaídaen
unanegradepresión.Leextrañabanohaberlopensadoantes.Nomásllantoincontrolableenplenanoche.
Nomássensacionesdeinutilidadnidequesuvidahabíasidounafarsa.
Su mente veía los últimos meses reflejados en el espejo agrietado y deformado de una aguda
desesperación.LasdoscosasquemáshabíaamadoeransuesposayelproyectoSiciliano.AhoraDana
sehabíaido.YelpresidentedelanaciónhabíaaceptadounriesgoqueSeagramconsiderabainútil,al
permitirqueelenemigodeclaradodelademocraciaseenteraradesupreciadoproyecto.
SandeckerlehabíareveladolapresenciadedosagentessoviéticosenlaflotaderescatedelTitanic.
Y la CIA había pedido al almirante que no interfiriera en sus actividades de espionaje. En opinión de
Seagram, esto sólo servía para agregar otro clavo al ataúd del proyecto Siciliano. Ya había sido
asesinadounodelosmaquinistasdelaNUMA,yesamismamañanaloscolaboradoresdeSandecker,en
sudiarioinformealaSecciónMeta,mencionabanunsumergibleatrapadoylaaparenteimposibilidadde
rescatarasustripulantes.Teníaquesersabotaje.Deesonohabíadudas.ElcerebroconfusodeSeagram
introducíalaspiezasdelrompecabezasdondenoencajaban.ElproyectoSicilianoestabamuertoyahora
éldecidíamorirtambién.Estabasoltandoelsegurodelarmacuandounasombracayósobreélyunavoz
dijocontonocordial:
—¿Noleparecequeeldíaesdemasiadobonitoparaquitarselavida?
ElagentePeterJonessehallabarecorriendoapieelsenderocontiguoalaavenidaOhiocuandovioa
aquel hombre en un banco de la plaza. A primera vista, Jones creyó que Seagram era un simple
vagabundoborrachoquetomabasol.Pensóendetenerle,perolodescartócomounapérdidadetiempo;
un vago arrestado volvería a la calle en menos de veinticuatro horas. Jones concluyó que no valía el
esfuerzo que costaba llenar los interminables informes. Pero entonces vio en el hombre algo que no
correspondíaalestereotipodelalmaperdida.Moviéndoseconsigilo,sinhacersenotar,Jonesrodeóun
olmo grande y frondoso y se acercó al banco. Una inspección más atenta confirmó sus sospechas. Es
cierto: estaban allí los ojos que miraban sin ver y la expresión vacía del alcohólico, así como los
hombros gachos que indicaban indiferencia y abandono, pero también se advertían otros detalles: los
zapatos estaban lustrados; el traje, elegante, estaba planchado; la cara, bien afeitada; y las uñas,
recortadas.Además,teníaunrevólver.
Al levantar con lentitud la vista, Seagram vio la cara de un policía negro. En vez de una decidida
expresióndedesconfianza,encontróunadeauténticacompasión.
—¿Susconclusionesnosonunpocoapresuradas?—dijoSeagram.
—Hombre,sialgunavezviuncasotípicodedepresiónsuicida,esusted.—Joneshizoademánde
sentarse—.¿Puedocompartirsubanco?
—Espropiedadmunicipal—repusoSeagramconindiferencia.
Jones se sentó a poca distancia de Seagram, estiró lánguidamente las piernas y se reclinó en el
respaldo,manteniendolasmanosalavistaylejosdesuarmareglamentaria.
—Por mi parte, elegiría noviembre —continuó—. En abril se abren las flores y reverdecen los
árboles,peroennoviembreeltiemposeponefeo,elvientolocongelaaunohastaloshuesosyelcielo
estásiemprenubladoytriste.Sí,éseeselmesqueyoelegiríaparaeliminarme.
SeagramapretómáselColtmientrasmirabaaJonesconrecelo,alaesperadequeactuase.
—¿Debointerpretarqueustedseconsideraunexpertoensuicidios?
—En realidad no —repuso Jones—. Usted es el primero que he visto en el intento mismo. Casi
siemprellegoalaescenamuchodespuésdelhecho.Fíjeseusted,losahogadossonlospeores.Cadáveres
hinchadosyoscuros,globosocularescomopapillaenlasórbitas,despuésdehabersidomordisqueados
por los peces. También están los que saltan. Una vez vi a un tipo que había saltado de un edificio de
treintapisos.Cayódepie.Loshuesosdelaspantorrillaslesalieronporloshombros…
—Estonomehacefalta—gruñóSeagram—.Nomehaceningunafaltaunpolinegroquemevenga
concuentosdehorror.
LairafluctuóuninstanteenlosojosdeJonesparaluegoapagarseconrapidez.
—Las palabras no me hacen mella —dijo, mientras extraía un pañuelo con el que limpió
despaciosamenteeltafiletedesugorra—.Dígame,señor…
—Seagram.Tantodaquelosepa.Mástardenotendráimportancia.
—Dígame,señorSeagram,¿cómopiensahacerlo?¿Unabalaenlasien,lafrenteolaboca?
—¿Quéimportaeso?Elresultadoeselmismo.
—No necesariamente —repuso Jones con tono afable—. No le recomiendo la sien ni la frente, al
menosconunarmadepequeñocalibre.Aver,¿quétieneahí?Sí,pareceuntreintayocho.Haríaunbuen
destrozo,sinduda,perodudoquelomatecomosedebe.Conocíaunsujetoquesedisparóenlasienun
cuarenta y cinco. Le revolvió los sesos y le salió por el ojo izquierdo, pero no murió. Vivió años
convertidoenunvegetal.¿Seloimaginaallítendido,vaciándoselastripasenlassábanasyrogandoque
alguienpusierafinasusdesdichas?Sí;yodeustedmepondríaelcañónenlabocaymeharíavolarla
nuca.Eslomásseguro.
—Si no se calla, lo mato a usted también —repuso secamente Seagram, apuntando a Jones con el
Colt.
—¿Matarme?—repitióJones—.Notienecorajeparaeso.Ustednoesdelosquematan,Seagram.Se
vedelejos.
—Cualquieraescapazdecometerunasesinato.
—Deacuerdo,asesinarnoestandifícil.Cualquierapuedehacerlo.Perosólounpsicópatadesconoce
lasconsecuencias.
—Ahoraseestápareciendoaunfilósofo.
—A nosotros, los estúpidos polis negros, suele gustarnos engañar a los blancos haciéndonos pasar
porlistos.
—Discúlpemeporloquedijeantes.
Jonesseencogiódehombros.
—¿Ustedcreetenerproblemas,señorSeagram?Amímeencantaríatenersusproblemas.Míreseun
poco:esblanco,evidentementeunhombrederecursos,esprobablequetengafamiliaybuenaposiciónen
lavida.¿Legustaríacambiardelugarconmigo,cambiarelcolordesupiel,serunpolicíanegroconseis
hijos y una casa de madera que tiene noventa años y una hipoteca de treinta encima? Cuéntemelo,
Seagram.Dígamecuandifícilessumundoenrealidad.
—Ustednopodríacomprenderlo.
—¿Quéhayquecomprender?Nadaenelmundovalequitarselavida.Oh,claro,suesposaderramará
algunas lágrimas al principio, pero después dará sus ropas al Ejército de Salvación y dentro de seis
meses estará en la cama con otro hombre mientras usted no será más que una foto en un álbum. Mire
alrededor…Québellodíadeprimavera.Diablos,pienseenloqueseperderá.¿Novioalpresidentepor
televisión?
—¿Alpresidente?
—A las cuatro habló de todas las grandes cosas que están ocurriendo. Faltan sólo tres años para
enviar vuelos tripulados a Marte; hubo notables avances en el control del cáncer y además mostró
fotografíasdenoséquébarcohundidoqueelgobiernorescatódecasitreskilómetrosdeprofundidad.
SeagramclavóenJonesunamiradaincrédula.
—¿Quéhadicho?¿Unbarcorescatado?¿Québarco?
—Nolorecuerdo…
—¿ElTitanic?—preguntóSeagramenunsusurro—.¿EraelTitanic?
—Puessí,asísellama.Chocócontraunicebergysehundióhacemuchosaños.Ahoraquelopienso,
recuerdo haber visto por televisión un filme acerca del Titanic. Barbara Stanwyck y Clifton Webb
actuabanen…
JonesseinterrumpióalveraparecerenlacaradeSeagramunaexpresióndeincredulidad,luegode
pasmoyporfindeextremaconfusión.
Entregando su revólver a un desconcertado Jones, Seagram se reclinó en el banco. Treinta días…
Cuandotuvieraelbizanionoleharíanfaltamásquetreintadíasparaverificarelsistemadelproyecto
Siciliano y luego llevarlo a un estatus operativo. Poco había faltado. Si un policía que pasaba no se
hubieraentrometido,aSeagramnolehabríanquedadomásquetreintasegundosdevida…
50
—Doyporsentadoquehasopesadoustedlasterriblesconsecuenciasdesusacusaciones…
Marganinmiróalhombrecillodevozsuaveyfríosojosazules.ElalmiranteBorisSloiukseparecía
más al panadero de la esquina que al sagaz jefe de la segunda red soviética destinada a recabar
información.
—Comprendo plenamente, camarada almirante, que arriesgo mi carrera naval y una sentencia de
prisión,peropongoeldeberhaciaelestadoantesquemisambicionespersonales.
—Muynobledesuparte,teniente—dijoSloiukcontonoinexpresivo—.Lasacusacionesqueusted
ha formulado son sumamente delicadas, por no decir más. Sin embargo, no ha presentado pruebas
concretasdequeelcapitánPrevlovseauntraidoranuestrapatria,ysinellasnopuedecondenaraun
hombreconlasolapalabradesusubordinado.
Marganinasintióconlacabeza.Perohabíaplaneadominuciosamentesuentrevistaconelalmirante.
Eludir a Prevlov y la cadena habitual de comandos para abordar a Sloiuk había sido un asunto
arriesgado,porcierto,perohabíapreparadominuciosamentelatrampa.Contodacalmasacódelbolsillo
unsobrequepasóaSloiukporencimadelescritorio.
—HeaquíloscomprobantesdelosmovimientoshechosenlacuentaAZFsieteseisceronueveenel
BancodeLucerna,Suiza.Comoadvertirá,señor,reciberegularmentecuantiososdepósitosdeuntalV.
Volper,untorpeanagramadelapellidoPrevlov.
SloiukexaminóloscomprobantesbancariosyluegolanzóaMarganinunamiradaescéptica.
—Deberáperdonarmiescepticismo,tenienteMarganin,peroestopresentatodaslascaracterísticas
deunmaterialfalsificado.
Marganinleentregóotrosobre.
—Éste contiene una comunicación secreta del embajador norteamericano en Moscú para el
Departamento de Defensa, en Washington. En ella declara que el capitán André Prevlov ha sido una
fuente vital de secretos navales soviéticos. El embajador ha incluido además los planes para el
desplieguedenuestraflotaencasodeunprimerataquenuclearcontraEstadosUnidos.—Marganinse
sintióembargadodesatisfacciónalverqueelrostrodelalmirante,habitualmenteimpasible,erasurcado
por arrugas de incertidumbre—. En mi opinión, aquí no hay nada falsificado. Para un oficial de baja
categoría, como yo, sería imposible obtener órdenes tan secretas como ésas. En cambio, el capitán
PrevlovgozadelaconfianzadelComitéSoviéticodeEstrategiaNaval.
Las barreras habían caído y el camino quedaba abierto; Sloiuk no tenía otra alternativa que ceder.
Sacudiólacabeza,perplejo.
—Cuestaadmitirqueelhijodeunaltodirigentedelpartidotraicioneasupaíspordinero.
—SisetieneencuentaeldispendiosoestilodevidadelcapitánPrevlov,noesdifíciladvertirlas
excesivasexigenciasqueestorepresentaparasusrecursosfinancieros.
—EstoyalcorrientedelosgustosdelcapitánPrevlov.
—¿Estátambiénalcorrientedequetieneamoríosconunamujerquesehacepasarporesposadel
primerayudantedelembajadornorteamericano?
ElrostrodeSloiukexpresófastidio.
—Prevlov me explicó que la estaba utilizando para obtener secretos a través de su marido en la
embajada.
—Noescierto—afirmóMarganin—.Enrealidad,ellaesdivorciadayagentedelaCIA.—Hizouna
pausa para luego insistir—: Los únicos secretos que pasan por las manos de esa mujer son los que
proporcionaelcapitánPrevlov.Élesfuentedeinformaciónparaella.
Sloiukguardósilenciounosinstantes.LuegoclavóenMarganinunamiradapenetrante.
—¿Cómoaveriguótodoesto?
—Preferiría no divulgar la identidad de mi informante, camarada almirante. Discúlpeme, pero he
alimentadoyfomentadosuconfianzadurantecasidosañosylejurésolemnementequesunombreyla
posiciónqueocupaenelgobiernonorteamericanoseríanconocidossólopormí.
Sloiukasintió,aceptandoestaexplicación.
—Sedarácuenta,porsupuesto,dequeestonosponeenunagravísimasituación.
—¿Serefierealbizanio?
—Exacto—respondióSloiuk—.SiPrevlovhareveladonuestroplanalosnorteamericanos,podría
resultardesastroso.ConelbizanioensusmanosyelproyectoSicilianoenacción,labalanzadelpoder
seinclinaríaafavordeellosdurantelapróximadécada.
—TalvezelcapitánPrevlovnohayareveladotodavíanuestroplan—sugirióMarganin—.Talvez
esperaaqueelTitanicseareflotado.
—Yafuereflotado—dijoSloiuk—.Hacetreshoras,elcapitánParotkin,delMijailKurkov,informó
queelTitanicsehallaenlasuperficieylistoparaserremolcado.
Marganinalzólavistasorprendido.
—Peronuestrosagentes,SilveryGoldaseguraronquenoseintentaríaelreflotadohastadentrode
setentaydoshoras.
Sloiukseencogiódehombros.
—Losnorteamericanossiempretienenprisa.
—EntoncesdebemoscancelarelplandelcapitánPrevlovparaapoderarsedelbizanioacambiode
otroqueseamásfiable.
El plan de Prevlov… Marganin tuvo que contener una sonrisa al decirlo. La colosal vanidad del
astutocapitánseríasuperdición.Deallíenadelante,pensóMarganinconfiado,habríaquerepresentarel
dramaconsumocuidado.
—Yaesdemasiadotardeparamodificarnuestraestrategia—declaróSloiuk—.Hombresybarcosse
hallanensuspuestos…Seguiremostalcomofueprogramado.
—Pero¿yelcapitánPrevlov?Ordenaráustedqueloarresten,claroestá…
SloiukmirófríamenteaMarganin:
—No,teniente,elcapitáncontinuaráensupuesto.
—Nosepuedeconfiarenél—dijoMarganincondesesperación—.Ustedhavistolaspruebas…
—No he visto nada que no se pueda falsificar —replicó bruscamente Sloiuk—. Me ha traído un
paquetito envuelto con demasiada pulcritud. Lo que sí veo es un joven presuntuoso que apuñala a su
superiorporlaespaldaconelfindesubirunpeldañoenlaescaladeascensos.Laspurgasterminaron
antesdequeustednaciera,teniente.Hajugadounjuegopeligrosoyhaperdido.
—Leaseguroque…
—¡Basta!—ordenóSloiukcontonodurocomoelgranito—.Tengolaplenacertezadequeelbizanio
estaráasalvoenunbarcosoviéticodentrodetresdíasamástardar;esehechodemostrarálalealtaddel
capitánPrevlovylaculpabilidaddeusted.
51
El Titanic yacía inmóvil contra el incesante embate de las olas que remolineaban alrededor de su
enorme masa, luego volvían a cerrar filas y se lanzaban hacia una costa todavía desconocida y lejana.
Yacíaallíyflotabaconlacorriente,lanzandovapordesusempapadascubiertasdemaderabajoelsol
queseibaapagandoconelanochecer.Eraunbarcomuertoquehabíaregresadoentrelosvivos.Unbarco
muerto,peronovacío.Enlacubiertaelevadasobreelsalóndeprimeraclase,latorredelabrújulahabía
sido despejada para instalar en ella al helicóptero, y un constante flujo de hombres y equipo estaba
siendotrasladadoabordoparainiciarlaarduatareadecorregirlaescoraciónyprepararlanaveparael
largotrayectoaremolquehastaelpuertodeNuevaYork.
Porunosminutos,despuésdequelosdesfallecientestripulantesdelDeepFathomfueranconducidos
porairealCapricorn,GiordinohabíatenidoalTitanicparaélsolo.Nuncaseleocurriópensarqueera
el primero en pisar sus cubiertas en setenta y seis años, y aunque aún era pleno día, no se atrevió a
alejarsedemasiado.Cadavezquerecorríaconlavistaelbarco,teníalasensacióndeestarcontemplando
una húmeda y viscosa cripta. Nervioso, encendió un cigarrillo, se sentó en un mojado cabrestante y
esperólainvasión,quenotardóenllegar.
Cuandollegóabordo,Pittnoexperimentóningunainquietud,sinounsentimientodereverencia.Se
dirigióalpuenteyallísedetuvosolo,absortoenlaleyendadelTitanic.SóloDiossabíacuántasveces
se había preguntado cómo habría sido aquella noche de domingo, casi ocho décadas antes, cuando el
capitánEdwardJ.Smith,depieenesemismositio,habíacomprendidoquelagrannaveasumandose
hundíalentaeirremediablemente.¿Quéhabríapensadoalsaberqueenlosbotessalvavidascabíansólo
1180 personas, mientras que en su viaje inaugural el barco llevaba 2200 personas entre pasajeros y
tripulantes?Despuéssepreguntóquéhabríapensadoelviejoyvenerablecapitándehabersabidoqueun
díalascubiertasdesubarcovolveríanaserrecorridasporhombresqueensuépocanohabíannacido
aún.
Al cabo de lo que parecieron horas, pero que en realidad fueron apenas minutos, Pitt salió de su
ensueñoyfuehacialapopaporlacubiertaprincipal,pasandofrentealapuertacerradadelacabinadel
telégrafo,dondeelprimeroperadorJohnG.PhillipshabíaenviadoelprimerS.O.S.delahistoria;frente
alagrúavacíadelbotesalvavidasnúmero6,enelcuallaseñoradeJ.J.Brown,deDenver,alcanzómás
tardeunafamaperdurablecomo«lainsumergibleMollyBrown»;frentealaentradadelagranescalinata
donde Graham Farley y la orquesta de a bordo habían tocado hasta el fin; frente al sitio donde el
millonarioBenjamínGuggenheimysusecretariosehabíandetenidoaesperarlamuerteconserenidad,
engalanadosconsusropasdeetiquetaparamorircomocaballeros.
Casiuncuartodehoratardóenllegaralascensor,situadoenelotroextremodelacubiertaprincipal.
Trepó por la barandilla y se dejó caer en la cubierta de paseo. Allí comprobó que el mástil de popa
sobresalíadelpodridomaderamencomoundesamparadomuñón,hastalaalturadedosmetrosymedio,
dondelohabíacortadoelsopletesubmarinodelSeaSlug.
Pitt sacó del bolsillo de la chaqueta el envoltorio que le había dado el comodoro Bigalow y lo
desenvolvió con ternura. Había olvidado llevar consigo una cuerda pero se arregló con el cordel del
paquete.Cuandohuboterminado,seapartódelmuñóndeaquelmástilycontemplósuimprovisadaobra.
Aunqueviejoydesteñido,elrojogallardetedelacompañíaEstrellaBlanca,rescatadotantotiempo
atrásporBigalow,ondeabaorgullosamenteunavezmássobreelresucitadoTitanic.
52
Losrayosdelsolmatinalasomabanapenassobreelhorizonte,aleste,cuandoSandeckersaltóporla
portezuela de la carlinga del helicóptero y pasó bajo las hélices, agachándose y sosteniendo su gorra.
Faros portátiles brillaban todavía sobre la superestructura del barco naufragado, y en las cubiertas se
veían cajones con maquinaria en diversas etapas de montaje. Pitt y su equipo habían trabajado toda la
noche,esforzándosepororganizarelintentoderescate.
RudiGunnlorecibióbajounventiladorcarcomidoporlaherrumbre.
—BienvenidoalTitanic,almirante—ledijosonriendo.Esamañanaparecíaquetodoslosintegrantes
delaflotadesalvamentosonreían.
—¿Cuáleslasituación?
—Por el momento, estable. En cuanto tengamos en funcionamiento las bombas, creo que podremos
corregirsuinclinación.
—¿DóndeestáPitt?
—Enelgimnasio.
SandeckersedetuvoymiróconfijezaaGunn.
—¿Hadichoenelgimnasio?
Gunnasintióseñalandoenunmamparounaaberturacuyosdesparejosbordessugeríanlaobradeun
sopletedeacetileno.
—Poraquí…
Elrecintomedíaunoscincometrosdelargoporochodeanchoyloocupabaunadocenadehombres
entregadoscadaunoasutareaindividual,sinprestaratención,aparentementealaextrañavariedadde
mecanismosanticuadosyenmohecidosmontadossobreloqueantesfuerauncoloridopisodebloquesde
linóleo.Habíaornadasmáquinasderemar;bicicletasfijasdepeculiaraspecto,adheridasaungranreloj
circular de las distancias que había en la pared; varios caballos mecánicos con podridas monturas de
cueroyalgoqueSandeckerpodríahaberjuradoqueerauncamellomecánicoyque,comodescubriómás
tarde,eraexactamenteeso.
Elequipoderescatehabíaprovistoyalasaladeltransmisoryreceptorderadio,tresgeneradores
eléctricos,lámparasagas,variosreflectoresconsoportes,uninfiernillopequeñoycompacto,unaserie
deescritoriosymesasdealuminioymadera,yvarioscolchonesplegables.
Agachado junto a Drummer y Spencer, Pitt examinaba una gran lámina que representaba un corte
esquemáticodelbarco.
Pittalzólavistaysaludóconunademán.
—BienvenidoalTitanic,almirante—dijocordialmente—.¿CómoestánMerker,KielyChávez?
—AcostadosyasalvoenlaenfermeríadelCapricorn—respondióSandecker—.Recuperadoscasi
totalmenteyrogandoaldoctorBaileyquelespermitavolverasustareas…PeroBaileyinsisteenque
permanezcanenobservaciónveinticuatrohorasyessimplementeimposiblelograrqueunhombredesu
tallaydeterminacióncambiedeideas.—Hizounapausaparaolfatearelaireyfrunciólanariz—.Caray,
¿quéoloresése?
—Podredumbre—replicóPitt—.Llenatodaslasgrietasyrecovecos…Noselapuedeeludir.Yes
sólocuestióndetiempoelquelafaunamarinamuertaquesubióconelbarcoempieceaapestar.
Sandeckercomentó,señalandoalrededor:
—Han encontrado un lugar cómodo, pero ¿por qué establecieron la base de operaciones en el
gimnasioynoenelpuente?
—Hubo razones prácticas para abandonar la tradición —contestó Pitt—. En un barco muerto, el
puente no cumple ninguna función útil… El gimnasio, en cambio, se halla en medio del buque y nos
ofrece acceso a proa y a popa. Además, está junto a nuestra improvisada pista de aterrizaje para el
helicóptero,sobreeltechodelsalóndeprimeraclase.Cuantomáscercaestemosdenuestrospertrechos,
conmayoreficienciapodremosactuar.
—Mipreguntafueinnecesaria—admitióSandecker—.Debísuponerquenoeligieronestemuseode
monstruosidadesmecánicassóloparallevaradelanteunprogramadeculturafísica.
Enunmontóndedesechosqueseapilabanempapadoscontraunapareddelgimnasio,algoatrajola
mirada del almirante, que se acercó a ellos. Se detuvo y durante varios segundos contempló
sombríamentelosrestosesqueléticosdeloqueantesfueraunpasajerootripulantedelTitanic.
—¿Quiénhabrásidoestepobrediablo?
—Probablementenuncalosabremos—dijoPitt—.Sindudalosregistrosdentalescorrespondientesa
1912yanoexisten.
Inclinándose,Sandeckerexaminólasecciónpélvicadeloshuesos.
—Dios,eraunamujer.
—Quizáunadelaspasajerasdeprimeraclasequeoptaronporquedarse,ounadelasmujeresdel
entrepuentequellegaronalacubiertaprincipalcuandoyatodoslosbotessalvavidashabíanpartido.
—¿Haymáscadáveres?
—Hemosestadodemasiadoatareadosparaefectuarunaexploraciónminuciosa—repusoPitt—.Pero
unhombredeSpencerinformóhaberdescubiertounesqueletoencajadocontralachimeneadelsalón.
Sandeckerseñalóconlacabezaunapuertaabierta.
—¿Quéhayallí?
—Esodaalaescalinataprincipal.
—Investiguemosunpoco…
Desde el descanso, situado sobre el vestíbulo de la cubierta A, miraron hacia abajo. Había varios
sillones y sofás podridos dispersos por los escalones donde habían caído al hundirse el barco por la
popa.Lospasamanos,delíneasgrácilesyondulantesestabantodavíaenteroseindemnesyseveíanlas
manecillasdelrelojdebroncedetenidasalasdosyveintiuno.Bajandoporlaescaleracubiertadecieno,
ambos entraron en uno de los pasillos que conducían a los camarotes. Sin ayuda de la luz exterior, la
escenaeraespectral.Todaslashabitacionesestabanllenasdeentrepañospodridosycaídos,intercalados
con muebles volcados y revueltos. La oscuridad impedía discernir detalle alguno. Después de avanzar
unosdiezmetros,encontraronelcaminobloqueadoporunamuralladedespojos,demodoquedieronla
vueltayregresaronalgimnasio.
Cuandotrasponíanelvano,elhombrequeseinclinabasobrelaradioseapartódelaparato.EraAl
Giordino.
—LosdelaPetroleraGranuspreguntanporsusumergible.
—DilesquepodránrecobrarelDeepFathomdelacubiertadelTitanicencuantolleguemosaNueva
York—lecontestóPitt.
Giordinoasintióyvolvióalaradio.
—Eradeesperarquelosinteresesfinancierosseinquietaranporsuvaliosapropiedadenunaocasión
tantrascendental—comentóSandeckerconunresplandorenlamirada—.Porcierto,¿algunodeustedes
querríacelebrarconunpocodelicor?
—¿Licor?—Giordinoalzólamirada,ansioso.
Sandeckersacódosbotellasquellevababajolachaqueta.
—QuenuncasedigaqueJamesSandeckerdescuidalosinteresesdesutripulación.
—Cuidadoconlosalmirantesquetraenregalos—murmuróGiordino.
Sandeckerlelanzóunamiradadefastidio.
—Lástimaqueyanoseusehacercaminarporlaplancha.
—Yhacerpasarpordebajodelaquilla—agregóDrummer.
—Prometonovolveramolestaranuestrolíder…siemprequememantengaprovistodelicor—dijo
Giordino.
—Noesunpreciomuyalto—suspiróSandecker—.Elijansuvenenopreferido,caballeros.Tienen
delanteunabotelladewhiskyescocésCuttySarkparalospetimetresdelaciudadyunabotelladeJack
Danielsparaloscampesinos.Traiganvasos,yoinvito…
AGiordinolellevódiezsegundosconseguirlacantidadnecesariadetazas.Cuandoestuvieronllenas,
Sandeckerlevantósutaza.
—Señores,¡porelTitanic!Quenuncavuelvaadescansarenpaz.
—¡PorelTitanic!
—¡Bravo,bravo!
EntoncesSandeckersearrellanóenunasillaplegable,bebiósuwhiskyysepreguntócuáldelosque
sehallabanenaquelhúmedorecintoeraelagenteasueldodelossoviéticos.
53
ElsecretariogeneraldelPCUS,GueorguiAntonov,chupósupipaconbrevesyenérgicasbocanadas
ycontemplóaPrevlovconmiradareflexiva.
—Deboconfesarle,capitán,quenoveoconbuenosojosestainiciativa.
—Hemos examinado minuciosamente todas las posibilidades y ésta es la única que nos queda —
repusoPrevlov.
—Es muy arriesgada… Temo que los norteamericanos no acepten de buen grado el robo de su
preciosobizanio.
—Cuandoestéennuestrasmanos,camaradasecretario,lasreclamacionesdelosnorteamericanosno
tendránimportanciaalguna.Seleshabrácerradolapuertaenlasnarices.
Antonovcruzóydescruzólasmanos.UngranretratodeLeninpendíadelapared,asuespalda.
—Nodebehaberrepercusionesinternacionales.Anteelmundo,debeparecerqueestamostotalmente
ennuestroderecho.
—Estavezelpresidentenorteamericanonotendráningúnrecurso.Tenemoselderechointernacional
denuestrolado.
—Estosignificaráelfindeloquesolíallamarsedistensión—dijopesadamenteAntonov.
—TambiénsignificaráelcomienzodelfindeEstadosUnidoscomosuperpotencia.
—Una conjetura optimista que aprecio en su justo valor —contestó Antonov. Volvió a encender la
pipa, llenando la habitación de un aroma dulzón—. Sin embargo, si usted fracasa, los norteamericanos
quedaránensituacióndedecirlomismosobrenosotros.
—Nofracasaremos.
—Palabras —dijo Antonov—. Un buen abogado planea el alegato del fiscal junto con el suyo
propio…¿Quémedidashatomadoparaelcasodequesurjauncontratiempoinevitable?
—El bizanio será destruido —repuso Prevlov—. Si no podemos adueñarnos de él, los
norteamericanostampocoloharán.
—¿EsoincluyealTitanic?
—No hay más remedio. Destruyendo al Titanic, destruimos el bizanio. Se hará de tal modo que se
descartetotalmenteotraoperaciónderescate.
Prevlov guardó silencio, pero Antonov estaba satisfecho. Ya había aprobado la misión. Escrutó
minuciosamenteaPrevlov.Elcapitánparecíaunhombrenohabituadoalfracaso.Cadamovimiento,cada
ademán,parecíancuidadosamenteplaneadosdeantemano;hastasuspalabrasteníanunairedeconfiada
previsión.Sí,Antonovestabasatisfecho.
—¿CuándopartehaciaelAtlánticoNorte?—preguntó.
—Con su permiso, camarada secretario, de inmediato. Hay un bombardero de largo alcance en el
aeropuertoGorki.DeboestarsinfaltaenelpuentedelMijailKurkovantesdelaspróximasdocehoras.
La buena suerte nos ha enviado un huracán, de cuya fuerza haré pleno uso como distracción para
apoderarnosdelTitanicdeunmodoquepareceráperfectamentelegal.
—Entalcaso,noloretendré.—AntonovsepusodepieyestrechóaPrevlovenunfuerteabrazo—.
LasesperanzasdelaUniónSoviéticaleacompañan,capitánPrevlov.Esperoquenonosdecepcione.
54
El día empezó mal para Pitt en cuanto se alejó de la actividad de salvamento para dirigirse a la
bodegadecarganúmero1,enlacubiertaG.
En el oscuro compartimiento, sus ojos hallaron un cuadro de total devastación. La bóveda que
conteníaelbizanioestabasepultadabajoelmamparodelantero,quesehabíaderrumbado.
Permaneció inmóvil largo rato contemplando con fijeza la avalancha de acero roto y retorcido que
hacíaimposibletodointentodellegarconfacilidadalvaliosoelemento.Deprontointuyólapresenciade
alguiendetrásdesí.
—Segúnparece,hemostenidomalasuerte—comentóSandecker.
—Almenosporelmomento—asintióPitt.
—Talvezsile…
—Con nuestro equipo serrador portátil tardaríamos semanas en abrirnos una senda a través de esa
jungladeacero.
—¿Nohayotrorecurso?
—ConunagrúaDopplemangigantesepodríadespejarlosrestosenpocashoras.
—Lo que está diciendo, entonces, es que nuestra única alternativa es hacernos a un lado y esperar
pacientementehastaquelleguemosalosdiquessecosdeNuevaYork.
Bajolamortecinaluz,PittlomiróySandeckeradvirtiólaexpresióndefrustraciónquesurcabasu
curtidorostro.Nohacíafaltacontestar.
—TrasladarelbizanioalCapricornnoshabríafavorecido—dijoPitt—.Nohaydudadequeasínos
habríamosahorradomuchaspenurias.
—Talvezpodamossimularuntraslado.
—Esosamigosnuestrosquetrabajanparalossoviéticosolfatearíanlafarsaantesqueelprimercajón
pasaraporlaborda.
—PresuponiendoqueambosesténabordodelTitanic,porsupuesto.
—Losabrémañanaaestahora.
—¿Quieredecirquétieneindiciosdesuidentidad?
—Tengoidentificadoaunodeellos,elquematóaHenryMunk.Encuantoalotro,espuramenteuna
suposición.
—Meinteresasaberaquiénhadescubierto—dijoSandecker.
—Mispruebasjamásconvenceríanaunfiscalfederal,muchomenosaunjurado.Démeunashoras
más,almirante,ypondréalosdos,SilveryGold,ensusmismasmanos.
Sandeckerlomiróconfijezaantesdepreguntar:
—¿Tancercaestá?
—Sí.
Fatigado,Sandeckersepasóunamanoporlacarayapretóloslabios.Mirólastoneladasdeacero
quecubríanlabóveda.
—Lodejoensusmanos,Dirk.Lorespaldaréhastaelfin.Enrealidad,notengomuchasalternativas.
Pittteníatambiénotraspreocupaciones.Aúnfaltabanhorasparaquellegaranlosdosremolcadores
delaarmadaprometidosporelalmiranteKemper,ydurantelamañana,sinmotivoaparente,elTitanic
aumentóendiecisietegradossuinclinaciónaestribor.
La nave estaba demasiado sumergida en el agua; las crestas de las olas lamían los portalones
cerrados de la cubierta E, a sólo tres metros sobre los imbornales. Y aunque Spencer y su equipo de
bombeohabíanlogradointroducirtubosdesucciónenlasbodegasatravésdelasescotillasdecarga,no
habían podido abrirse paso entre los desechos que obstruían las escaleras de cámara para llegar a las
salas de máquina y de calderas, donde seguía acumulada, remota e inaccesible, la mayor cantidad de
agua.
Sentadoenelgimnasio,sucioyexhaustodespuésdetrabajartodoeldía,Drummerbebíauntazónde
cacao.
—Concasiochentaañosdeinmersiónypodredumbre,elartesonadodemaderadelospasillosseha
caído,dejándolosmásatascadosqueunasendaenunachatarreríadeGeorgia.
Pitt estaba donde había estado toda la tarde, inclinado sobre una mesa de dibujo junto al
radiotransmisor. Con ojos enrojecidos, contemplaba un diagrama trasversal de la superestructura del
Titanic.
—¿Nopodemosabrirnospasoporlaescaleraprincipaloporloshuecosdelosascensores?
—MásalládelacubiertaD,laescaleraestállenadebasuradispersa—declaróSpencer.
—Ynohayningunaposibilidaddepenetrarenloshuecosdelosascensores—agregóGunn—.Están
colmadosporuncúmulodecablescorroídosymaquinariadestrozada.Ysiconesonobastara,todaslas
puertasherméticasdedoblecilindro,enloscompartimientosinferiores,sehanatascado.
—Lascerróautomáticamenteelprimeroficialdelanaveinmediatamentedespuésdequeéstachocó
coneliceberg—informóPitt.
En ese momento, un hombre bajo y robusto como un toro, cubierto de aceite y mugre, entró en el
gimnasiotambaleándose.Pittalzólamiradaysonrió.
—¿Erestú,Al?
Giordinosearrastróhastauncolchón,dondesedesplomóexhausto.
—Los agradecería que no encendáis fósforos a mi lado —murmuró—. Soy demasiado joven para
morirenunaardientellamadegloria.
—¿Haconseguidoalgo?—preguntóSandecker.
—Lleguéhastalacanchadepelota,enlacubiertaF.Joder,esoestámásnegroqueelpecado…me
caíporunaescaleradecámara.Estátodoinundadodeaceitequeharezumadodesdelasalademáquinas.
Esomedetuvo…Nohabíamododebajar.
—Talvezunaserpientepudierallegaralassalasdecalderas—dijoDrummer—,perounhombreno.
Porlomenosnohastaquepaseunasemanaabriéndosecaminocondinamitayunequipodedemolición.
—Tienequehaberunmodo—intervinoSandecker—.Alláabajo,enalgunaparte,elbarcohaceagua.
Simañanaaestahoranohemosresueltoelproblema,sevolcaráyzozobrará.
NuncaseleshabíaocurridoperderalTitaniccuandoestabadenuevosobreunmartranquilo,pero
ahora todos empezaron a sentir un nudo en el estómago. Aún faltaba remolcar la nave y Nueva York
estabaatresmilmillasdedistancia.
Sentado, Pitt contemplaba con atención los diagramas interiores del barco. Lamentablemente eran
inadecuados. No existía ninguna serie de planos detallados del Titanic y de su gemelo, el Olympic.
Habían sido destruidos, junto con archivos llenos de fotografías y datos de construcción, cuando los
astilleros Harland y Wolff, en Belfast, fueron arrasados por bombarderos alemanes durante la Segunda
GuerraMundial.
—Sinofueratanenorme…—murmuróDrummer—.Lassalasdecalderasestáncasitreintametros
pordebajodelacubiertaprincipal.
—Lo mismo daría que estuvieran a cien kilómetros —comentó Spencer, alzando la mirada al
aparecerWoodsonporlaentradadelaescalinata—.Ah,tenemosconnosotrosalgranfotógrafooficial
delaoperación.¿Quéhashecho?
Woodson se descolgó del cuello varias cámaras fotográficas que depositó sobre una improvisada
mesadetrabajo.
—Hetomadoalgunasfotosparalaposteridad,nadamás—repusoconsuhabitualinexpresividad—.
Nunca se sabe; tal vez algún día escriba un libro sobre esto y, como es natural, querré incluir
ilustraciones.
—Ya—dijoSpencer—.Porcasualidad,¿nohasencontradoalgunaescaleradespejadahastalassalas
decalderas?
Woodsonmeneólacabeza.
—Tomé fotos en el salón de primera clase, que está notablemente bien conservado. Salvo por los
obviosestragosdelaguaenlasalfombrasyelmobiliario,podríacreersequeesunasaladelpalaciode
Versalles.—Comenzóacambiarcarretesdepelícula—.¿Quéposibilidadeshaydeusarelhelicóptero?
Me gustaría obtener algunas fotos a vista de pájaro de nuestra presa antes de que lleguen los
remolcadores.
Giordinoseapoyóenuncodo.
—Teconvienedispararmientraspuedas.Esposiblequeporlamañananuestrapresaestédevuelta
enelfondo.
Woodsonjuntólascejas.
—¿Seestáhundiendo?
—Creoqueno.
Todos los ojos se volvieron hacia el hombre que acababa de pronunciar esas palabras. Era Pitt.
SonreíacontantoaplomocomosiacabarandenombrarlopresidentedelaGeneralMotors,ycontinuó:
—Como solía decir Kit Carson cuando estaba rodeado por indios que lo superaban en número:
«Todavía no estamos perdidos ni mucho menos». En diez horas, las salas de máquinas y de calderas
estarán secas. —Rebuscó los diagramas que había sobre la mesa hasta encontrar el que buscaba—.
Woodson lo dijo: «una foto a vista de pájaro»… Lo hemos tenido ante las narices desde el primer
momento.Debimosbuscardesdearribaynodesdeadentro.
—Vayanovedad—dijoGiordino—.¿Quéhaytaninteresantedesdeelaire?
—¿Ningunodevosotrossedacuenta?
Drummerevidencióperplejidad.
—Niidea.
—¿Spencer?
Éstemeneólacabeza.Pittsonrióydijo:
—Reúnaarribaasushombresydígalesquellevensuspertrechosdeserrar.
—Deacuerdo—repusoSpencer,perosiguióensusitio.
—ElseñorSpencermeestátomandomentalmentelasmedidasparaunacamisadefuerza—observó
Pitt—.Noseexplicaporquédebemosabriragujeroseneltechodelbarcoparapenetraraunadistancia
de treinta metros a través de ocho cubiertas llenas de chatarra. En realidad no es ninguna hazaña…
Tenemos un túnel instalado y libre de desechos que conduce a las salas de calderas. A decir verdad,
tenemoscuatro.Lastuberíasdecalderasdondeantesseapoyabanlaschimeneas.Cortadconsopleteel
mojacero que cierra las aberturas y tendréis un pasaje directo hasta las sentinas. ¿Lo habéis
comprendido?
Spencerlocomprendíaylosdemás.Todosjuntosfueronhacialapuertasinmolestarseencontestara
Pitt.
Doshorasmástardelasbombasdieselfuncionabanacoroyochomillitrosdeaguaporminutoeran
devueltosporlabordaalasenormesolasqueelhuracánempujabapordelantealaproximarse.
55
LohabíanbautizadocomohuracánAmanda,yesamismatardelamayoríadelasembarcacionesse
habíanapartadodesutrayectoriaprevista.Todosloscargueros,buquescisternasynavesdepasajeros
quehabíanzarpadoentreSavannah(Georgia)yPortsmouth(Maine)habíanrecibidoórdenesderegresar
apuertoencuantoelCentrodeHuracanesdelaNUMAenTampalanzólasprimerasadvertencias.Alo
largo del litoral este, casi cien naves habían postergado sus fechas de partida, mientras que todos los
barcosprocedentesdeEuropaqueyasehallabanenaltamarseponíanalpairo,esperandoaquepasara
elhuracán.
En Tampa, el doctor Prescott y sus meteorólogos hormigueaban alrededor del mapa mural,
alimentando las computadoras con nuevos datos y calculando toda desviación de la trayectoria de
Amanda.ElrumboinicialprevistoporPrescottseconfirmabaenunmargendedoscientoskilómetros.
Unmeteorólogoseacercóyleentregóunahojadepapel.
—AquítieneelinformedeunavióndereconocimientodelaGuardiaCosteraquepenetróenelojo
delhuracán…
Prescottcogióelinformeyleyópartesenvozalta.
—El ojo tiene aproximadamente treinta y seis kilómetros de diámetro. Su velocidad de avance
aumentóacuarentanudos.Fuerzadelviento,trescientos…—Seleapagólavoz.
Suayudantelomiróconojosdeasombro.
—¿Vientosdetrescientoskilómetrosporhora?
—Ymás—murmuróPrescott—.Compadezcoelbarcoqueseveaatrapadoenestehuracán.
Elmeteorólogosevolvióparaestudiarelmapamural.Entoncessurostropalideció.
—¡Oh,mierda…elTitanic!
Prescottlomiró.
—¿Quéhadicho?
—ElTitanicysuflotaderescate.Estánjustoenmediodeltrayectodelhuracán.
—¡Imposible!—exclamóPrescott.
Elmeteorólogoseacercóalmapamuralyvacilóunosinstantes.Porúltimotendióelbrazoytrazó
unaXjustodebajodelosgrandesbancosdeTerranova.
—Mire,ésaeslaposiciónenquefueizadodelfondo.
—¿Dóndeobtuvoestainformación?
—Desde ayer está en todos los diarios y en la televisión… Puede pedir confirmación al cuartel
generaldelaNUMA,enWashington.
Prescottcogióunteléfonoyladróporelauricular:
—Consíganme línea directa con nuestra jefatura en Washington. Quiero hablar con alguien
relacionadoconelproyectoTitanic.
Mientrasesperabaaquepasaransullamada,observóporencimadelasgafaslaXtrazadaenelmapa
mural.
—Ojalá esos pobres desgraciados tengan a bordo un meteorólogo con dotes de predicción
sobrenaturales—murmuróparasí—,omañanaaprenderánloquesignificalafuriadelmar.
Conexpresiónvaga,Farquarcontemplabalosmapasmeteorológicosquehabíadesplegadossobrela
mesa.Teníalamentetanentorpecidaypesadaporlafaltadesueño,quelecostódefinirlasmarcasque
había hecho apenas minutos antes. Las indicaciones sobre temperatura, velocidad del viento, presión
barométricayelfrentedetormentaqueseaproximabasefundíanenunconfusoborrón.Sefrotólosojos
en un inútil intento de enfocarlos. Después meneó la cabeza para despejar las telarañas, procurando
recordarquéconclusioneshabíaestadoporsacar.
El huracán… Sí, eso era. Lentamente Farquar comprendió que había cometido un grave error de
cálculo.ElhuracánnosehabíadesviadohaciaelcaboHatteras,comoélhabíapredicho.Encambio,una
zonadealtapresiónalolargodelacostaorientallomanteníasobreelocéanoconrumbonorte.Ylo
peoreraquedespuésdedesviarsehabíaempezadoaavanzarmásrápidoyahoraseprecipitabahaciala
posicióndelTitanicaunavelocidaddecasicuarentaycinconudos.
Había observado el nacimiento del huracán en las fotos tomadas por satélites y estudiado
minuciosamente las advertencias de la estación de la NUMA en Tampa, pero todos sus años de
pronósticos meteorológicos no lo habían preparado para la violencia y la celeridad alcanzadas por
aquellamonstruosidadentanpocotiempo.
¿Un huracán en mayo? Era inimaginable. Entonces lo atormentó el recuerdo de sus palabras a Pitt.
«Sólo Dios puede provocar una tormenta». De pronto su cara se empapó de sudor y sus manos se
crisparon.
—QueDiosayudealTitanic—murmuróporlobajo—.Eselúnicoquepuedesalvarloestavez.
56
Los remolcadores de rescate de la armada estadounidense Thomas J. Morse y Samuel R. Wallace
llegaronpocoantesdelastresdelatardeycomenzaronadarlentasvueltasalrededordelTitanic. La
magnitud y la lúgubre atmósfera del barco causaron a los tripulantes de los remolcadores la misma
sensacióndetemorreverencialqueexperimentaraneldíaanteriorloshombresdelaNUMA.
Tras media hora de inspección visual, los remolcadores se detuvieron paralelos al gran casco
enmohecido, sobre el fuerte oleaje. Después, casi al mismo tiempo, fueron bajados sus cúteres, los
capitanescruzaronyempezaronatreparporunaescalalanzadaatodaprisadesdelacubiertadelTitanic.
El teniente George Uphill, del Morse, era un hombre bajo, regordete, de cara rubicunda, con un
inmensobigotealoBismarck,mientrasqueelcapitándecorbetaScottyButera,delWallace, alcanzaba
el metro ochenta de estatura y hundía su barbilla en una esplendorosa barba negra. Esos dos no eran
pulcrosoficialesdemarina.Teníantodoelaspectodehombresdesalvamentorudosysensatosyobraban
comotales.
—Nosabencuántonosalegramosdeverlos—declaróGunnestrechandosusmanos—.Elalmirante
SandeckeryelseñorDirkPitt,nuestrodirectordeproyectosespeciales,losesperanennuestrabasede
operaciones,simepermitenlaexpresión.
SiguiendoaGunn,loscapitanesderemolcadorsubieronlaescaleraycruzaronlacubiertaprincipal,
mientrascontemplabanarrobadoslosrestosdeesacélebrenave.Cuandollegaronalgimnasio,Gunnhizo
laspresentaciones.
—Pareceincreíble—murmuróUphill—.Nienmismásdescabelladosensueñosimaginéquellegaría
acaminarporlascubiertasdelTitanic.
—Yosientolomismo—coincidióButera.
—Ojalápudiéramosofrecerlesunavisitaguiada—dijoPitt—,peroacadaminutoaumentaelpeligro
dequeelmarnosloarrebatedenuevo.
ElalmiranteSandeckerseñalóunalargamesarepletademapasmeteorológicos,diseñosytablas,y
todosseacomodaronconhumeantestazasdecafé.
—Loquemásnospreocupaeseltiempo—declaróSandecker—.Anuestrometeorólogo,queestáa
bordodelCapricorn,selehaconvertidoenprofetadeldesastre.
Pittdesenrollóungranmapameteorológico,queextendiósobrelamesa.
—Nohaymododeeludirlasmalasnoticias.Eltiempoempeoraconrapidez.Elbarómetrohabajado
uncentímetroymedioenlasúltimasveinticuatrohoras.Lafuerzadelvientoesdecuatro,sopladesdeel
noroesteyvaenaumento.Nosehaganilusiones,señores,vamosapasarunmalrato.Amenosqueocurra
un milagro y Amanda, decida virar al oeste, mañana a esta hora estaremos metidos en su cuadrante
delantero.
—ElhuracánAmanda—repitióButera—.¿Esmuyviolento?
—Joel Farquar, nuestro meteorólogo, asegura que es de los peores —repitió Pitt—. Ya anunció
vientosdefuerzaquinceenlaescalaBeaufort.
—¿Fuerza quince? —repitió Gunn, atónito—. Dios mío, el máximo huracán conocido es de fuerza
doce.
—Metemoqueestamosantelapesadilladetodoprofesionaldelsalvamento—afirmóSandecker—.
Reflotar un barco hundido para que después te lo arrebate un capricho del tiempo… —Miró ceñudo a
UphillyButera—.Sediríaqueustedeshanhechounviajeinútil.Serámejorquevuelvanasusbarcosy
semarchenatodogas.
—¿Marchamos?¡Deningúnmodo!Acabamosdellegar—repusoUphill.
—Desdeluego—sonrióButera,mirandoaSandecker—.ElMorseyelWallacepuedenremolcarun
portaaviones a través de un pantano en medio de un tornado, si es necesario. Están diseñados para
enfrentarseconcualquiercosaquelespresentelanaturaleza.SilogramostenderuncablehastaelTitanic
yremolcarlo,quizápuedasalirintactodelatempestad.
—Arrastrar un barco de cuarenta y cinco mil toneladas por las fauces de un huracán —murmuró
Sandecker—.Suenajactancioso…
—Noesjactancia—replicóButera—.TendiendouncabledesdelapopadelMorsehastalaproadel
Wallace, nuestra potencia combinada puede remolcar al Titanic tal como dos locomotoras pueden
arrastraruntrendecarga.
—Ypodemoshacerloconolasdediezmetrosaunavelocidaddecincoaseisnudos—añadióUphill.
Sandeckermiróalosdoscapitanesylosdejócontinuar.Buteraprosiguió:
—Ésos que ve allí no son remolcadores vulgares, almirante. Son de aguas profundas, de rescate
oceánico.Cadaunomideochentametrosdelargo,tieneturbinasdieseldecincomilcaballosyescapaz
dearrastrarveintemiltoneladasadieznudosalolargodetresmilkilómetrossinrepostar.Sihayenel
mundodosremolcadoresquepuedanconduciralTitanicatravésdeunhuracán,sonéstos.
—Apreciosuentusiasmo—declaróSandecker—,peronoquieroserresponsabledesusvidasysus
tripulacionesenunaempresacasiimposible.ElTitanictendráquesalirdelatormentaaladeriva.Les
ordenoquesedirijanaunazonasegura.
UphillmiróaButera.
—Porcierto,comandante,¿cuándofuelaúltimavezquedesafióunaordendirectadeunalmirante?
—Ahoraquelopienso,nolohagodesdeestamañana.
—Hablandoenminombreyeldelequipoderescate—declaróPitt—,agradecemossuayuda.
—Ya lo ve, señor —sonrió Butera—. Además, el almirante Kemper me ordenó llevar a puerto el
Titanicopresentarsolicitudderetiroanticipado.Pormiparte,optoporelTitanic.
—Esto es un motín —dijo Sandecker, pero en su tono había satisfacción y no hacía falta mucha
perspicacia para advertir que la discusión había salido tal como él esperaba. Mirando a todos con
astucia, dijo—: Bien, señores, éste será su funeral… ya que está decidido, sugiero que en lugar de
quedarnossentadospongamosmanosalaobraysalvemosalTitanic.
DepieenelpuentedebabordelMijailKurkov,elcapitánIvánParotkinescrutabaelcieloconunos
binoculares.
Eraunhombredelgado,deestaturamedianayunrostrodistinguidoquecasinuncasonreía.Aunque
tenía cerca de sesenta años, su cabello, que raleaba, no mostraba señales de canas. Un grueso jersey
marinerocubríasupecho,mientrasquesuspiernasestabanenfundadasenpantalonesdelanaybotas.
ElprimeroficialdeParotkinletocóelbrazoyseñalóalcielo,cercadelaenormecúpuladeradar
delMijailKurkov.Porelnoresteaparecióunbombarderocuatrimotorquesefueagrandandohastaque
Parotkin pudo distinguir sus distintivos rusos. Al pasar por encima de ellos, el avión parecía volar a
escasavelocidad.Entonces,depronto,delvientredelaparatosurgióunpequeñoobjeto;segundosmás
tardeseabrióunparacaídasquedescendiósobreelmástildelanterodelanavehastaque,finalmente,su
ocupantecayóalaguaaunosdoscientosmetrosdelapopadeestribor.
MientrasunapequeñalanchadelMijailKurkovpartíabamboleándosesobrelasaltasolas,Parotkin
sevolvióhaciasuprimeroficial.
—EncuantoelcapitánPrevlovestéasalvoabordo,condúzcaloamipresencia.
Dichoesto,dejólosprismáticossobreelmostradordelpuenteybajóporunaescalera.
Veinteminutosmástarde,elprimeroficialllamabaalalustrosapuertacaoba,laabríayluegodejaba
pasaraunhombrequechorreabaaguasalada.
—CapitánParotkin…
—CapitánPrevlov…
Ambos,profesionalesexpertos,permanecieronunosinstantesensilencio,estudiándose.Prevlovtenía
la ventaja de haber leído minuciosamente los antecedentes navales de Parotkin. Este, en cambio, sólo
podíaformarseunaopiniónatravésdelnombreydelasprimerasapariencias.Noestabasegurodeque
legustaraloqueveía.Prevlovresultabademasiadobienparecido,demasiadozorroparaqueParotkin
tuvieraunaimpresiónfavorabledesimpatíaoconfianza.
—Tenemospocotiempo—dijoPrevlov—.Vayamosdirectamentealgrano…
Parotkinalzóunamano.
—Lo primero es lo primero… Una taza de té caliente y una muda de ropas. El doctor Rogovski,
nuestrocientíficoprincipal,tienemásomenossumismatalla.
Elprimeroficialasintióycerrólapuerta.
—Bien—exclamóentoncesParotkin—,estoysegurodequeunhombredesujerarquíaeimportancia
nohaarriesgadosuvidalanzándoseenparacaídasaunmarembravecidonadamásqueparaobservarun
huracán.
—Tienerazón.Nocorroriesgospersonalesporunatazadeté.Porcierto,¿supongoquenotienealgo
másfuertequeelté?
Parotkinmeneólacabeza.
—Lo siento, capitán. No hay bebidas a bordo. Admito que esto no complace demasiado a la
tripulación,perodevezencuandoahorrapesares.
—ElalmiranteSloiukdijoqueloconsideraunejemplodeeficiencia…
—Melimitoaserprudente.
Prevlovabrióelcierredesumonoempapadoylodejócaeralsuelo.
—Me temo que tendrá que hacer una excepción a esa regla, capitán. Los dos, usted y yo, vamos a
olvidarlaprudenciaporunmomento.
57
Pittnopodíaescaparalasensacióndehaberquedadoabandonadoenunaisladesiertacuando,depie
enlacubiertadeproadelTitanic,viocómolaflotadesalvamentoseponíaenmarchahaciaelhorizonte
occidentalyaguasmástranquilas.
ElúltimoenpasarfueelAlhambra,cuyocapitánlanzóun«buenasuerte»consulámparadeseñales,
mientraslosperiodistasfilmabansolemnementeloqueacasofueralaúltimaimagenvisualdelTitanic.
Con la mirada, Pitt buscó en vano a Dana Seagram entre la multitud apiñada contra las barandillas.
Contempló las naves hasta que se convirtieron en puntos negros sobre un mar plomizo. Solo quedaban
atrás el lanzamisiles Janean y el Capricorn, pero la embarcación de rescate partiría cuando los
remolcadoreshubieransujetadoalTitanic.
—¿ElseñorPitt?
Alvolverse,Pittvioaunhombrequeteníacaradeboxeadorycuerpodebarrildecerveza.
—SoyelcontramaestreBascom,delWallace.Hetraídoabordodoshombresparaasegurarelcable
deremolque.
Pittsonrió.
—ApuestoaquetellamanBascomelMalo.
—Sóloamisespaldas.EsunapodoquemesiguedesdequedestrocéunbardeSanDiego—repuso
Bascom,encogiéndosedehombros.Luegoentrecerrólosojos—.¿Cómolohaadivinado?
—ElcomandanteButeralodescribióentérminosentusiastas…claroqueasusespaldas.
—Elcomandanteesunabuenapersona.
—¿Cuántotiempollevaráelenganche?
—Consuerteyconlaayudadelhelicóptero,alrededordeunahora.
—Bien.Cogedelhelicóptero;detodosmodospertenecealaarmada.—Pittsevolvióparaobservar
al Wallace, que Butera hacía retroceder lentamente hacia popa del Titanic hasta quedar a menos de
treintametrosdedistancia—.¿Elhelicópterotraeráabordoelcablederemolque?
—Sí,señor—repusoBascom—.Nuestrocabletieneveinticincocentímetrosdediámetroypesauna
tonelada cada veinticinco metros. No es precisamente liviano… En la mayoría de los remolques
lanzaríamosuncablenormalsobrelapopadelbarco,queasuvezseamarraríaconunaseriedecables
más gruesos que finalmente se unirían al cable principal, pero ese tipo de operación requiere un torno
eléctricoycomoelTitanicesunbarcomuertoylosmúsculoshumanosdejanmuchoquedesearparaesta
tarea,utilizaremoselmétodomásfácil.Notendríasentidollenarlaenfermeríaconpacientesherniados.
Aun con ayuda del helicóptero, a Bascom y sus hombres les costó mucho instalar el grueso cable.
Sturgissecomportócomounprofesionalexperto.Manipulandoconpericialoscontrolesdelhelicóptero,
depositó el extremo del cable del Wallace en la cubierta del castillo de proa del Titanic con tanta
destreza como si hubiera practicado esa maniobra durante años. Sólo cincuenta minutos transcurrieron
desdeelmomentoenqueSturgissoltóelcableyvolódevueltaalCapricornhastaqueelcontramaestre
Bascom,depieenlabodegadeproa,agitólosbrazossobresucabezaparaindicaralosremolcadores
quelaconexiónestabahecha.
DesdeelWallace,Buteracontestóalaseñalconelsilbatodelremolcadorytransmitióalasalade
máquinas la orden de «adelante despacio» mientras Uphill, en el Morse, efectuaba los mismos
movimientos. Ambos remolcadores avanzaron con lentitud, el Wallace siguiendo al Morse tras
trescientosmetrosdetraílladealambre,soltandoelcableprincipalhastaqueelTitanicsemecióenlas
olas casi medio kilómetro a popa. Entonces Butera levantó una mano; en la popa del Wallace sus
tripulantesaflojaronsuavementeelfrenodelinmensotornoderemolqueyelcableabsorbiólatensión.
DesdelagranalturadelTitanic,losremolcadoresparecíanbarcosdejugueteagitándosesobrelas
enormescrestasdelasolas.Parecíaimposiblequeembarcacionestanpequeñaspudieranmovermásde
cuarentaycincomiltoneladas.Sinembargo,lentaeimperceptiblemente,losdiezmilcaballosdefuerza
desuspotenciascombinadasempezaronasurtirefectoyprontosepudodistinguirundiminutotrazode
espumaalrededordelTitanic.
Apenas si avanzaba —Nueva York estaba todavía mil quinientos kilómetros al oeste—, pero al
menos volvía a encontrarse donde había estado aquella fría noche de 1912, y una vez más iba hacia
puerto.
Lasnegrasyamenazantesnubesascendíanysederramabansobreelhorizontesur.Eraunfrentede
huracán. Ante los ojos de Pitt pareció expandirse y afirmarse, imprimiendo al mar un oscuro matiz
grisáceo.Demodoextraño,elvientoamainó,cambiandodedireccióncadapocossegundos.Advirtióque
lasgaviotasqueantessobrevolabanlaflotaderescatehabíandesaparecido.Sólolavisióndel Juneau,
queavanzabasinpausaaquinientosmetrosdelTitanic,ofrecíaciertasensacióndeseguridad.
Pitt consultó su reloj y luego echó otra ojeada sobre la barandilla de babor antes de acercarse
lentamentealaentradadelgimnasio.
—¿Lapandillaestáaquí?
—Seestánponiendomuyinquietos—repusoGiordino,quesehallabadepie,acurrucadocontraun
ventilador en un vano intento de protegerse del viento helado—. De no haber sido por la influencia
moderadoradelalmirante,habríastenidoentremanosunverdaderomotín.
—¿Estántodosaquí?
—Comounsolonombre.
—¿Seguro?
—CreeenlapalabradelalcaideGiordino.Ningúnpresidiariohasalidodelahabitación.
—Entalcaso,esmiturnodeentrarenescena.
—¿Algunaquejadenuestrosinvitados?—preguntóGiordino.
—Lo de costumbre. Nunca les satisfacen sus alojamientos, la calefacción es insuficiente o el
acondicionamientodeaireesexcesivo,yasabes.
—Sí,losé.
—Serámejorquevayasapopayteocupesdequedisfrutendelaespera.
—¿Dequémodo?
—Cuéntaleschistes.
GiordinolanzóunaagriamiradaaPittymascullóparasímientrassevolvíayechabaaandarhaciala
cadavezmástenueluzdelatardecer.
Pitt consultó su reloj una vez más y entró en el gimnasio. Tres horas habían pasado desde que se
iniciaraelremolqueyelúltimoactodelsalvamentosehabíaconvertidoenrutina.Inclinadossobrela
radio, Sandecker y Gunn importunaban a Farquar, del Capricorn, que ahora se hallaba cincuenta
kilómetrosaloeste,pidiéndolelasúltimasnoticiasacercadeAmanda.Elrestodelequiposeagrupabaen
apretadosemicírculoalrededordeunapequeñaestufadepetróleo.
Al entrar Pitt, todos lo miraron expectantes. Cuando por fin habló, lo hizo con voz suave, en el
forzadosilencioquesóloquebrabaelzumbardelosgeneradoresportátiles.
—Señores,pidodisculpasporelretraso,perosupusequelabrevepausaparaelcaféreconstituiría
susalicaídosánimos.
—Basta de cháchara —dijo secamente Spencer con irritación—. Nos convoca aquí y después nos
tienemediahorasentadoscuandohaytrabajoporhacer…¿Quéocurre?
—Esmuysencillo—repusoPittconcalma—.DentrodeunosminutoseltenienteSturgisdescenderá
a bordo con su helicóptero por última vez antes de que se desate la tormenta. Salvo Giordino y yo,
quisieraquetodos,incluidousted,almirante,volvieranconSturgisalCapricorn.
—¿Nosepasadelaraya,Pitt?—dijoSandeckercontonoagrio.
—Enciertamedidasí,señor,peroestoyconvencidodequehagoloquecorresponde.
—Explíquese.—Sandeckerresplandecíacomounapirañaapuntodetragarseunpezdecolor.Estaba
representandosupapelhastaelfin,enunaactuaciónverdaderamenteépica.
—TengomotivosparacreerquealTitanicnolequedafuerzaestructuralsuficienteparaenfrentarun
huracán.
—Este cacharro ha soportado más penurias que cualquier objeto hecho por el hombre desde las
pirámides—dijoSpencer—.Yahoraelgranvidentedelfuturo,DirkPitt,predicequeelviejoluchador
arrojarálatoallaysehundiráalprimergolpedeunamíseratormenta.
—No hay garantías de que no pueda irse a pique en un mar embravecido —insistió Pitt—. De
cualquiermodo,seríaestúpidoarriesgarmásvidasdelasnecesarias.
—Aversiloentiendobien—tercióDrummer,cuyosrasgosaguileñosexpresabandecisiónyfuria—.
Salvo usted y Giordino, los demás tendríamos que huir abandonando todo aquello que nos hemos
esforzado por lograr durante los últimos nueve meses, sólo para ocultarnos en el Capricorn hasta que
paselatormenta…¿Aesoserefiere?
—Bingo,Drummer.
—Ustedestáloco.
—Tansóloparavigilarlasbombashacenfaltacuatrohombres—adujoSpencer.
—Yhayqueinspeccionarlalíneadeflotaciónconstantementeporsiaparecealgunanuevafiltración
—agregóGunn.
—Ustedes los héroes son todos iguales —dijo Drummer arrastrando las palabras—. Siempre
haciendonoblessacrificiosparasalvaraotros…Veamoslascosascomoson:doshombresnopueden
encargarsedeestecacharro.Votoporquenosquedemostodos.
Spencer se volvió para escrutar los seis rostros de su equipo. Todos le devolvieron la mirada con
ojosenrojecidosporlafaltadesueñoyasintieronalmismotiempo.EntoncesSpencervolvióaencararse
conPitt.
—Losiento,granlíder,peroSpencerysubandadebombeadoreshandecididopermaneceraquí.
—Yotambién—anuncióWoodson.
—Yyo—dijoGunn.
BascomtocóelbrazodePitt.
—Losiento,señor,peromismuchachosyyotambiénnosquedamos.Hayquerevisarylubricarese
cablecadahora.
—Losiento,Pitt—dijoSpencerconsatisfacción—.Hasperdido…
SeoyóalhelicópterodeSturgis,queaterrizabasobrelacubierta.Pittseencogiódehombrosconaire
resignadoydijo:
—Pues no hay más que hablar. Todos nos hundimos o todos nos salvamos… —Luego agregó con
sonrisafatigada—:Convienequedescanséisunpocoycomáisalgo.Talvezsealaúltimaposibilidadde
hacerlo. Dentro de pocas horas estaremos de lleno en el huracán… Y no hace falta explicaros lo que
puedeocurrir.
Dichoesto,sevolvióysalióalencuentrodelhelicóptero.«Nohasidounamalaactuación»,pensó.
Nunca lo propondrían para un premio de la Academia de Hollywood, pero qué diablos, había sido
convincenteparasupúblicoyesoeratodoloqueimportaba.
Jack Sturgis era un hombre bajo y delgado, de ojos tristes y adormilados del tipo que las mujeres
consideranfascinantes.MordisqueabaunalargaboquillayadelantabalamandíbulaalestilodeFranklin
Roosevelt.Acababadeabandonarlacarlingadelhelicópteroyparecíabuscaralgobajoelmecanismode
aterrizajecuandollegóPitt.
Sturgisalzólamirada.
—¿Haypasajeros?—preguntó.
—Enesteviaje,no.
Sturgissacudiólacenizadesuboquilla.
—DebíhabermequedadoenmicálidaycómodacabinadelCapricorn—suspiró—.Estodevolaren
plenohuracánmecostarálavidaalgúndía.
—Mejorpóngaseenmarcha—dijoPitt—.Prontotendremoselvientoencima.
—Lomismoda—repusoSturgis,encogiéndosedehombros—.Novoyaningunaparte.
Pittlomiró.
—¿Quéquieredecir?
—Que me han fastidiado. —Sturgis señaló las hélices del helicóptero; la punta de una de ellas
colgabacomounamanoinerte—.Aquíhayalguienquenosimpatizaconestasavesmecánicas.
—¿Chocócontraalgoalaterrizar?
Sturgispareciómolestarse.
—No suelo atropellar objetos al aterrizar. —Encontró lo que buscaba y se irguió—. Mire; algún
cabrónlanzóunmartilloentrelashélices.
Pitttomóelmartilloyloexaminó.Elmangodegomamostrabaunprofundotajodondehabíaentrado
encontactoconlapaleta.
—Asímeloagradecen—bromeóSturgis.
—Lo siento, Sturgis, pero sugiero que olvide toda aspiración de llegar a detective. Carece de
mentalidadanalíticayespropensoaextraerconclusionesfalsas.
—Y una mierda, Pitt. Un martillo no vuela por el aire sin un impulso previo. Uno de sus hombres
debehaberlolanzadocuandoyoaterrizaba.
—Se equivoca. Me consta que ningún hombre a bordo de este barco estuvo cerca de esta pista de
aterrizajeenlosúltimosdiezminutos.Noséquiénessucabrón,perometemoquelohatraídoconsigo.
—¿Meconsideraidiota?Sillevaraunpasajerolosabría.
—Sulenguajeeserróneo—insistióPitt—.Pasajerono;polizón…Ynoesningúnidiota.Esperóa
que el helicóptero tocara la cubierta antes de actuar y luego huyó por la escotilla de carga. Sólo Dios
sabedóndeseocultaahora.Esimposibleregistrarsesentakilómetrosdepasadizosycompartimientosen
lamásnegraoscuridad.
Sturgispalideció.
—¡Mierda!Elcabrónestátodavíaenelhelicóptero.
—Tonterías.Escapóencuantoustedaterrizó.
—No.Sepuedelanzarunmartilloporunaventanillaabiertahacialashélices,peroescaparesalgo
muydistinto.
—¿Deveras?—dijoPittconcalma.
—La escotilla del compartimiento de carga es operada electrónicamente y sólo puede hacerse
medianteuninterruptordesdelacabinadecontrol.
—¿Hayotrasalida?
—Sólounapuertaquecomunicaconlacabinadecontrol.
Pittestudiólaescotilladecargacerrada.LuegosevolvióhaciaSturgisylomirófríamente.
—Bien,creoquecorrespondeinvitarloaquedélacara.
SturgisquedóatónitoalverlapistolaColt45,provistadesilenciador,quesehabíamaterializadode
prontoenlamanoderechadePitt.
—Claro…—tartamudeó—.Comoprefiera.
Sturgis trepó hasta la cabina de control, se asomó a ella y movió una palanca. La puerta se abrió
sobre el fuselaje del helicóptero. Aún antes que las clavijas de sostén se ajustaran con un chasquido,
Sturgisestabadevueltaenlacubierta,asalvotraslosanchoshombrosdePitt.
Medio minuto después de abrirse la puerta, Pitt seguía inmóvil en su sitio. Allí permaneció por un
tiempoqueaSturgisleparecióunaeternidad,sinmoverunmúsculo,respirandodemodolentoyrítmico.
Losúnicosruidoseranelchapoteodelasolascontraelcasco,elgravegemidodelvientocadavezmás
fuerteyelmurmullodevocesqueproveníadelgimnasio.NoeranésoslossonidosquePittprocuraba
oír.Cuandoseconvenciódequenoseoíanrocesdepies,crujidosderopasniotrossonidosvinculados
conpeligroosigilo,subióalhelicóptero.
La oscuridad del cielo entenebrecía el interior y Pitt percibió con inquietud que su silueta se
recortabanítidamentecontralaluzcrepuscular.Aprimeravista,elcompartimientoparecíavacío,pero
despuésSturgisleseñalóunalonaqueenvolvíaunaformahumana.
—Pleguéesalonahacenomásdeunahora—susurróSturgis.
Pittseagachóyapartólalonaconsumanoizquierda,mientrasconladerechaapuntabalapistola.
Sobrelacubiertadecargayacíaacurrucadaunafiguraenvueltaenunagruesachaqueta,conlosojos
semicerradosenunestadodeinconscienciaprovocadosindudaporunmagullónsangranteenlafrente.
Sturgis quedó paralizado en las sombras, en pasmada inmovilidad, mientras sus ojos dilatados
pestañeabanconrapidez,adaptándosealatenueluz.Luegosefrotólabarbillaconlosdedosymeneóla
cabeza,incrédulo.
—Vaya—murmuróconasombro—.¿Sabequiénes?
—Losé—repusoPittcontranquilidad—.SellamaSeagram.DanaSeagram.
58
Sobre el Mijail Kurkov, el cielo se oscureció con espantosa brusquedad. Grandes nubes negras
borraron las estrellas vespertinas y el viento, al volver, aumentó hasta convertirse en una aullante
ventiscadesesentakilómetrosporhoraquerompíalascrestasdelasolasyarrastrabalaespumahaciael
noreste.
Dentrodelaampliatimoneradelbarcosoviéticoseestabaalabrigo.Prevlovsehallabadepiejunto
aParotkin,queobservabaporradarelpuntoluminosodelTitanic.
—Cuandotoméelmandodeestanave—dijoParotkincomoquiensermoneaaunescolar—,teníala
impresión de que se me ordenaba llevar a cabo programas de investigación y vigilancia. Nada se dijo
sobreconducirunaoperaciónmilitardirecta.
Prevlovlevantóunamanoenseñaldeprotesta.
—Por favor, capitán, olvide las palabras «operación» y «militar»; son impronunciables… La
pequeña aventura que estamos por emprender es una actividad civil perfectamente legal; en los países
occidentalesseladenomina«cambiodeautoridades».
—Más preciso sería hablar de piratería descarada —dijo Parotkin—. ¿Y cómo llama a esos diez
infantesdemarinaqueagregóamitripulacióncuándozarpamosdelpuerto?¿Accionistas?
—Nosoninfantesdemarina,sinomásbientripulantesciviles.
—Porsupuesto—repusosecamenteParotkin—.Ytodosarmadoshastalosdientes.
—Nosédeningunaleyinternacionalqueprohíbaalostripulantesdeunbarcodisponerdearmas.
—Siexistiera;usteddescubriríaalgunacláusulaquepermitieseeludirla.
—Vamos, estimado capitán Parotkin —exclamó Prevlov, palmeándole jovialmente la espalda—.
Cuandoestaveladallegueasufin,losdosseremoshéroesdelaUniónSoviética.
—Oestaremosmuertos—dijoParotkinconacritud.
—Tranquilícese… El plan es perfecto, más aún con esa tormenta que ha alejado a la flota de
salvamento.
—Todavía queda e Juneau. Su capitán no se cruzará de brazos mientras nosotros alcanzamos al
Titanic,loabordamoseizamoslahozyelmartillosobresupuente.
Prevlovconsultósurelojdepulsera.
—Dentrodedoshorasyveinteminutos,unodenuestrossubmarinosnuclearessaldráalasuperficie
cien kilómetros al norte y comenzará a trasmitir S.O.S. bajo el nombre del Laguna Star, un carguero
independientededocumentaciónalgodudosa.
—¿YustedcreequeelJuneaumorderáelanzueloyseprecipitaráalrescate?
—Losnorteamericanosnuncarechazanunapeticióndesocorro—repusoPrevlov,confiado—.Tienen
el complejo del buen samaritano… Sí, el Juneau responderá. Tendrá que hacerlo; a excepción de los
remolcadores,quenopuedenabandonaralTitanic,eslaúnicanavedisponibleenunradiodequinientos
cincuentakilómetros.
—Pero si después nuestro submarino se sumerge, las pantallas de radar del Juneau no mostrarán
nada.
—Como es natural, sus oficiales presumirán que el Laguna Star se ha hundido y redoblarán sus
esfuerzosporllegaratiempoparasalvarlasvidasdelasupuestatripulación.
—Admirosuimaginación—sonrióParotkin—.Sinembargo,esodejasinresolverproblemastales
comolosdosremolcadoresdelaarmadaestadounidense,abordarelTitanicduranteelpeorhuracánde
losúltimosaños,neutralizaralatripulaciónderescatenorteamericanayremolcarelbarcohastaRusia,
todoesosinprovocarunacrisisinternacional.
—Su objeción consta de cuatro elementos, capitán. —Prevlov hizo una pausa para encender un
cigarrillo—. Los explicaré por su orden. Primero: los remolcadores serán eliminados por dos agentes
soviéticosqueenestemomentosehacenpasarpormiembrosdelatripulaciónderescatenorteamericana.
Segundo:abordaréelTitanicyasumirésumandocuandoelojodelhuracánllegueanosotros.Dadoque
en esta zona la velocidad del viento casi nunca excede los quince nudos, creo que mis hombres y yo
tendremospocadificultadparaacercarnosypenetrarporunapuertadecargaqueunodenuestrosagentes
abriráenelmomentooportuno.Tercero:migrupodeabordajedarácuentadelatripulaciónderescate
conrapidezyeficiencia.Cuarto:seharácreeralmundoquelosnorteamericanosabandonaronelbarco
duranteelhuracányseperdieronenelmar.Eso,claroestá,conviertealTitanicenunbarcoabandonado.
Yelprimercapitánqueleateuncaboderemolqueobtendrálosderechosdesalvamento.Eseafortunado
capitán será usted, camarada Parotkin. Según el derecho marítimo internacional, usted tendrá todo el
derechoaremolcaralTitanic.
—Jamássesaldráconlasuya—repusoParotkinconangustiaenlosojos—.Loqueestásugiriendo
esunasesinatoenmasasinatenuantes.¿Hapensadotambiénenlasconsecuenciasdeunfracaso?
Prevlovlomiróysusonrisasehizomástensa.
—Se ha pensado en el fracaso, camarada. Pero abrigamos la ferviente esperanza de que no sea
necesarialaopcióndefinitiva.—Enlapantalladelradar,señalóelpuntoluminosomásgrande—.Sería
unalástimatenerquehundirelbarcomáslegendariodelmundoporsegundavezyparasiempre.
59
En las entrañas del antiguo trasatlántico, Spencer y sus maquinistas se esforzaban en mantener en
funcionamiento las bombas diesel. Trabajando en las negras y frías cavidades de acero, sin otro
lastimosoalivioqueeldeunospequeñosreflectores,proseguíansinquejarsesutareademanteneraflote
el barco. Les causó cierta inquietud comprobar que en algunos compartimientos el agua entraba con
demasiadarapidezparalasbombas.
Hacia las siete, el tiempo había empeorado irremediablemente. El barómetro bajó a 29,6 y seguía
descendiendoenpicado.ElTitanicempezóacabecearyabambolearse,cubriéndosedeaguaenlapopa
y en los mamparos de la cubierta de carga. Bajo el manto de la noche y de la violenta lluvia, la
visibilidad bajó casi hasta cero. Los tripulantes de los remolcadores sólo divisaban la enorme nave
cuandoalgúnrayoiluminabavagamentesufantasmalperfil.Loquemáslespreocupaba,sinembargo,era
elcablequedesaparecíaentrelasembravecidasaguasquesearremolinabanapopa.Latirantezconstante
delcableeraenorme;cadavezqueelTitanicrecibíadellenolaembestidadeunaolagigantesca,ellos
observaban con fascinación cómo el cable se elevaba enarcándose sobre el agua y crujía en torturada
protesta.
Butera nunca se alejaba del puente, manteniéndose en permanente contacto con los hombres que se
hallaban en la cabina del cable de la cubierta de popa. De pronto chisporroteó en el altavoz una voz,
haciéndoseoírporencimadelvientoqueaullabafuera.
—¿Capitán?
—Adelante,soyelcapitán—replicóésteporunmicrófono.
—Le habla el contramaestre Kelly desde la cabina del cable, señor. Aquí está pasando algo muy
extraño…
—Explíquese.
—Bueno, señor, el cable parece haber enloquecido. Primero osciló a babor y ahora se ha volcado
haciaestriborenunángulopreocupante.
—Estábien,manténgameinformado.—Buteramovióuninterruptoryabrióotrocanal—.Uphill,¿me
oye?AquíButera.
DesdeelMorse,Uphillcontestócasideinmediato.
—Adelante.
—CreoqueelTitanicsehadesviadoaestribor.
—¿Puedeestablecersuposición?
—Negativo.Nohayotroindicioqueelángulodelcablederemolque.
DurantevariossegundoshubounsilenciomientrasUphillreflexionaba.Despuésselooyódenuevo
porelaltavoz:
—En este momento vamos a menos de cuarenta nudos. No tenemos otra alternativa que seguir
adelante.Sinosdetenemosparaverquépasa,elTitanicpuedeoscilardecostadoyvolcarse.
—¿Puedecaptarloensuradar?
—Imposible;unaolasellevónuestrasantenashaceveinteminutos.¿Yelsuyo?
—Aún tengo las antenas, pero la misma ola que se llevó las suyas causó un cortocircuito en mi
instalacióneléctrica.
—Entalcaso,escomounciegoguiandoaotro.
Butera dejó el micrófono y entreabrió la puerta que comunicaba con el ala de estribor del puente.
Protegiéndose los ojos con un brazo, salió tambaleándose y forzó la mirada para atisbar en la
enloquecida noche. Los reflectores resultaban inútiles, ya que sus luces no hacían más que reflejar la
lluvia torrencial. A popa brilló el fogonazo de un rayo, cuyo retumbar fue apagado por el viento, y el
corazónlediounvuelcoaButera.ElbreveestallidoluminosonorevelóningúncontornodelTitanic.Era
comosinuncahubieraestadoallí.Consuimpermeablechorreandoaguaylarespiraciónjadeante,Butera
volvióaentrarenelprecisoinstanteenquevolvíaaoírselavozdelcapitánKellyporelaltavoz.
—¿Capitán?
Buterasequitóelaguadelosojosycogióelmicrófonoauricular.
—¿Quépasa,Kelly?
—Elcablesehaaflojado.
—¿Algunarotura?
—No,señor,elcablesiguetendido,perosehaasentadovariosmetrosmásabajo.Nuncahevistoun
cablequehagaesto…EscomosielTitanichubieradecididoadelantársenos.
Lapalabra«adelantársenos»fuedecisivayButerajamásolvidaríalabruscaconmociónconquelo
comprendió.Conunchasquidoseabrióensumenteunacompuerta,soltandounapesadilladeimágenes
en ordenada secuencia, imágenes de un péndulo enloquecido cuyo arco se hacía cada vez más grande
hasta volverse sobre sí mismo. Ésas eran las señales: el cable en marcado ángulo a estribor, el súbito
aflojamiento.Viomentalmentetodalaescena:elTitanic,impulsadolevementehaciaadelanteyparalelo
albaodeestribordelWallace,yahoraeltiróndelcablequesujetababruscamentealTitaniccomoenun
juegoinfantil.DespuésalgointerrumpiólapesadillamentaldeButera.
Cogióelauricularyllamóalasalademáquinas.
—¡Adelanteatodamarcha!¿Meoye,salademáquinas?¡Adelanteatodamarcha!—Yluegollamóal
Morse—.¡Voyhaciaustedesatodamarcha!—gritó—.¿Meentiende,Uphill?
—Repita,porfavor—pidióUphill.
—Ordeneatodamarcha,maldición,olosatropellaré.
Buteradejócaerelauricularyseabriópasodenuevohastaelpuente.Elhuracánagitabaelmarcon
tantafuria,queeracasiimposibledistinguirelairedelagua.Buteraapenaspudomantenersesujetoala
barandilla.
EntoncesviolainmensaproadelTitanicsuspendidaentrelacortinadelviolentodiluvio,apocomás
de treinta metros a estribor. Nada podía hacer ya, salvo observar, paralizado de horror, cómo la
amenazantemoleseacercabainexorablementealWallace.
—¡No!—gritócontraelviento—.¡Malditocadáver,apártatedemibarco!
Era demasiado tarde. Parecía imposible que el Titanic pudiera evitar la colisión con la popa del
Wallace.Ysinembargo,loimposiblesucedió.Laenormeproaseelevósobreunaaltísimaolaypendió
suspendidaeltiemposuficienteparaquelashélicesdelremolcadorseafirmaran,alejándolo.Entoncesel
Titanic descendió al canal, esquivando la popa del Wallace por un metro apenas, levantando una
marejada que devoró entera a la pequeña nave, llevándose sus dos botes salvavidas y uno de los
ventiladores.
La ola arrastró a Butera del otro lado del puente, y lo lanzó contra el mamparo de la timonera,
totalmentesumergidobajolaoleada.Cuandoelaguaporfinseescurrió,Buterasepusodepieyvomitó
hastavaciarseelestómago.
Atrompiconesvolvióalaseguridadqueleofrecíalatimonera.Luego,perplejoporelmilagrodela
salvacióndelWallace,contemplóalagranapariciónnegraqueeraelTitanicpasardeslizándoseaproa
hastaquevolvióadesaparecerenvueltaenelmantodelalluviaagitadaporelviento.
60
—MuypropiodeDirkPittencontraraunamujerenmediodelocéanoduranteunhuracán—comentó
Sandecker—.¿Cuálessusecreto?
—La maldición de los Pitt —repuso éste mientras vendaba tiernamente la cabeza de Dana—.
Siempre atraigo a las mujeres en circunstancias imposibles, cuando no estoy en condiciones de
reaccionar.
Danacomenzóagemirsuavemente.
—Estávolviendoensí—dijoGunn,arrodilladojuntoaunaliteraquehabíaencajadoentreelviejo
equipoparaejerciciosdelgimnasioafindeprotegerladelosbamboleosysacudidasdelanave.
Pittlacubrióconunamanta.
—Sufrióunfuertegolpe,peroesprobablequesuabundantecabellolahayasalvadodealgopeorque
unacontusión.
—¿Cómo es que apareció en el helicóptero de Sturgis? —preguntó Woodson—. Pensé que estaba
haciendodeniñeraparalosperiodistasabordodelAlhambra.
—Así es —admitió el almirante Sandecker—. Varios corresponsales de redes de televisión
solicitaronpermisoparapresenciareltrayectodelTitanichastaNuevaYork.Yolosautoricéacondición
dequeDanalosacompañara.
—Yo los llevé —dijo Sturgis—. Y vi a la señora Seagram desembarcar cuando aterricé en el
Capricorn.Paramíesunmisteriocómovolvióaentrarenelhelicópterosinservista.
—Sí,unmisterio—repitiócáusticamenteWoodson—.¿Nosuelerevisarsucompartimientodecarga
entreunoyotrovuelo?
—Nodirijounacompañíadevueloscomerciales—replicóSturgisconaspereza.AlmiraraPitt,se
encontróconunaduramiradadereprobación.Entonces,convisibleesfuerzo,sesosegó—.Hacíaveinte
horas seguidas que volaba en ese aparato. Estaba cansado. No me costó convencerme de que no hacía
faltarevisarelcompartimientodecarga,porqueteníalacertezadequesehallabavacío.¿Cómoibaa
saberqueDanaSeagramseintroduciríaenélsubrepticiamente?
Gunnsacudiólacabeza.
—¿Porquélohizo?¿Paraqué…?
—Noséporqué,¿cómodiablospodríasaberlo?—exclamóSturgis—.Esmejorquemeexpliquepor
qué lanzó un martillo entre las hélices de mi helicóptero, se envolvió en una lona y después se dio un
golpeenlacabeza…
—¿Por qué no se lo pregunta a ella? —sugirió Pitt, señalando la litera con un movimiento de la
cabeza.
Dana observaba fijamente con una mirada de perplejidad. Tenía el aspecto de quien ha sido
arrancadodeunsueñoprovocadoporlafatiga.
—Discúlpenme…porhacerunapreguntatantrillada—murmuró—.Pero¿dóndeestoy?
—QueridaDana—repusoSandecker,arrodillándoseasulado—,estáenelTitanic.
Ellamiróalalmiranteaturdidayconincredulidad.
—Nopuedeser…
—Oh,leaseguroquesí—dijoSandecker—.Pitt,sírvaleunpocodewhisky.
PittobedecióyentregóelvasoaSandecker.DanabebióuntragodeCuttySarkytosió,apretándose
lacabezacomoparacontenerunapunzadadedolor.
—Bueno,queridaDana.—EraevidentequeSandeckervacilabaacercadecómotrataraunamujer
dolorida—.Tranquilícese…Recibióunfuertegolpeenlacabeza.
Danatocóelvendajequelecircundabaelcabelloyluegoaferrólamanodelalmirante,dejandocaer
elvasoalsuelo.
Pitthizounamuecacuandoelwhiskysederramó.
—No, no, estoy bien —aseguró Dana, mientras intentaba sentarse en la litera y contemplaba
maravillada los extraños artefactos mecánicos—. El Titanic —dijo con tono reverente—. ¿De veras
estoyenelTitanic?
—Sí—dijoPittconciertabrusquedad—.Ynosgustaríasabercómollegóaquí.
Ellalomiróconperplejidad,yreplicó:
—Nolosé.Sinceramentenolosé.LoúltimoquerecuerdoesqueestabaenelCapricorn…
—Laencontramosenelhelicóptero—dijoPitt.
—Elhelicóptero…perdímiestuchedecosméticos…debehabérsemecaídoduranteelvuelodesde
elAlhambra.Sí,esoes—continuóconunasonrisaforzadaymacilenta—.Volvíalhelicópteroenbusca
de mi estuche de cosméticos. Lo encontré entre los asientos plegables. Trataba de sacarlo de allí
cuando…bueno,creoquemedesvanecíymegolpeélacabezaalcaer.
—¿Quesedesvaneció?¿Estáseguradeque…?—Pittseinterrumpióehizootrapregunta—:¿Quées
loúltimoquerecuerdahabervistoantesdeperderelsentido?
Ella pensó un momento, como si contemplara una visión distante en el tiempo. Sus ojos castaños
parecíanexageradamentegrandesparasurostropálidoytenso.
Sandeckerlepalmeólamanopaternalmente:
—Noseapresure.
Finalmenteloslabiosdelamujerformaronunapalabra:
—Botas.
—Repítalo—ordenóPitt.
—Unpardebotas—repusoellacomosivieseunarevelación—.Sí,ahoralorecuerdo:unparde
botasdevaqueroconpunterasafiladas.
—¿Botasdevaquero?—repitióGunn,desconcertado.
Danaasintióconlacabeza.
—Es que estaba agachada, procurando recoger mi estuche de maquillaje y entonces… no sé… fue
comosiaparecieransimplementeallí…
—¿Dequécoloreran?—insistióPitt.
—Comodeuncoloramarillo,cremoso.
—¿Violacaradelhombre?
Ellaempezóamenearlacabeza,perosecontuvoalsentirlaprimerapunzadadedolor.
—No;todoseoscureció…norecuerdonadamás…—Suvozseperdió.
Advirtiendo que nada ganaría con seguir interrogándola, Pitt miró a Dana y le sonrió. Ella le
devolviólasonrisa,comoquienbuscacomplacer.
—Serámejorqueladejemossolaparaquedescanseunrato—dijo—.Sinecesitaalgo,habráunode
nosotrossiemprecerca.
SandeckersiguióaPitthastaelpiedelagranescalera.
—¿Cómo interpreta esto? —le preguntó—. ¿Qué motivos puede haber tenido alguien para atacar a
Dana?
—ElmismoporelcualmataronaHenryMunk.
—¿Creequeelladescubrióaunodelosagentessoviéticos?
—Esmásprobablequehayasidocuestióndeestarenelmomentoyellugarinadecuados.
—Lo que nos faltaba era una mujer herida —suspiró Sandecker—. Habrá revuelo cuando Gene
Seagramrecibamimensajesobrelosucedidoasuesposa.
—Coneldebidorespeto,señor,ledijeaGunnquenoenviarasumensaje.Nopodemosarriesgarnos
a un cambio de planes en el último instante. Los hombres tomamos decisiones cautelosas cuando hay
mujeres de por medio. No vacilaríamos en arriesgar la vida de una docena de hombres, pero nos
resistimos si se trata de poner en peligro a una mujer. Lo que no sepan Seagram, el presidente, el
almiranteKemperylosotrosenWashingtonnolesharádaño,almenosdurantedocehorasmás.
—Al parecer mi autoridad no significa nada aquí —comentó Sandecker con acritud—. ¿Olvida
decirmealgomás,Pitt?¿Porejemplo,aquiénpertenecenesasextravagantesbotasdevaquero?
—ABenDrummer.
—Nuncaselashevistopuestas.¿Cómopuedesaberlo?
—LasdescubrícuandoregistrésuscamarotesenelCapricorn.
—Ahorahaagregadoelroboasusdemástalentos—comentóSandecker.
—No fue Drummer solo, Giordino y yo hemos registrado las pertenencias de todo el equipo de
rescateduranteelmestranscurrido.
—¿Encontrasteisalgointeresante?
—Nadaincriminatorio.
—Asípues,¿quiénatacóaDana?
—NofueDrummer.Tieneporlomenosunadocenadetestigos,incluidosustedyyo,almirante,para
probarquehaestadoabordodelTitanicdesdeayer.LehabríasidoimposibleatacaraDanaSeagramen
unbarcoqueestabaasetentakilómetrosdedistancia.
EnesemomentosubióWoodson.
—Discúlpeme por la interrupción, jefe, pero acabamos de recibir una llamada urgente del Juneau.
Metemoqueseanmalasnoticias.
—Díganoslas—dijoSandeckercontonocansino—.Noesposiblepintarelpanoramamásnegrode
loqueestá.
—Síesposible—afirmóWoodson—.Elmensajevienedelcapitándelcrucerolanzamisilesydice:
«HerecibidounS.O.S.delcargueroLagunaStar,quevahaciaeleste,rumbocerocincogrados,ciento
veintekilómetrosalnortedevuestraposición.Deboacudir.Repito:deboacudir.Lamentoabandonaros.
¡BuenasuertealTitanic!».
—BuenasuertealTitanic—repitióSandeckerconvozlúgubre—.Tantodaríaquepusiéramosenel
cascouncartelluminosoanunciando:«Bienvenidos,corsariosypiratas.Acudidtodos».
«Asíqueempiezaahora»,sedijoPitt.
Perolaúnicasensaciónquerecorriósucuerpofueunasúbitanecesidaddeiralretrete.
61
En el despacho del almirante Joseph Kemper, en el Pentágono, el aire olía a humo rancio de
cigarrillosyemparedadosamediocomerycasiparecíachisporrotearbajolaatmósferadetensiónque
serespiraba.
Kemper y Gene Seagram conversaban en voz baja, inclinados sobre el escritorio del almirante,
mientrasMelDonneryWarrenNicholson,eljefedelaCIA,dormitabansentadosenelsofá,conlospies
apoyadosenunamesitadecafé.Peroambosseirguierondeunbrinco,totalmentedespiertos,cuandoel
extraño zumbido especialmente sintonizado en el teléfono rojo de Kemper rompió el silencio. Kemper
gruñóalgoporelauricularycolgó.
—Eralaoficinadeseguridad…Elpresidentevienehaciaaquí.
Donner y Nicholson se miraron y se levantaron del sofá. Acababan de retirar de la mesita los
despojosdelatarde,deenderezarselascorbatasyponerselaschaquetas,cuandoseabriólapuertayel
presidenteentróseguidoporsuasesordeseguridadsobreelKremlin,MarshallCollins.
Kemperabandonósusitiotraselescritorioparaestrecharlelamano.
—Mealegrodeverlo,señorpresidente.Porfavor,póngasecómodo.¿Leapetecealgo?
Elpresidenteconsultósurelojyluegosonrió.
—Faltantreshorasparaquecierrenlosbares.¿Quétalunbloodymary?
Kemperledevolviólasonrisaehizounaseñalasuasistente.
—ComandanteKeith,¿quierehacerustedloshonores?
Keithasintió.
—Esperoquenolesimportasimontoguardiaconustedes,caballeros—dijoelpresidente—,pero
tambiényomejuegomuchoenesto…
—Deningúnmodo,señor—contestóNicholson—.Nosalegramosdequeestéaquí.
—¿Cuáleslasituaciónenestemomento?
ElalmiranteKemperofrecióalpresidenteunbreveinforme,describiendolaimprevistaferocidaddel
huracán,mostrándolelasposicionesdelasnuevasnavesenunmapamuralproyectadoyexplicándolela
operaciónderemolquedelTitanic.
—¿EraabsolutamentenecesarioqueelJuneauabandonarasupuesto?—preguntóelpresidente.
—SetratabadeunS.O.S.—replicóKempersolemnemente—,ydebeserrespondidoportodoslos
barcosquehayaenlazona,cualesquieraseanlascircunstancias.
—Tenemos que jugar según las reglas del otro equipo hasta el medio tiempo —dijo Nicholson—.
Despuésdetodo,lapartidaesnuestra.
—AlmiranteKemper,¿creequeelTitanicpuederesistirelembatedeunhuracán?
—Mientraslosremolcadorespuedanmantenerlelaproahaciaelvientoyeloleaje,esmuyprobable
quesalgadelpaso.
—¿Ysiporalgunarazónlosremolcadoresnologranimpedirqueosciledecostado?
Kempereludiólamiradadelpresidenteyseencogiódehombros.
—EntoncestodoquedaríaenmanosdeDios.
—¿Nosepodríahacernada?
—No,señor.Simplementenohaymododeprotegeraningúnbarcoatrapadoporunhuracán.Ental
caso,cadanavedebecuidardesímisma.
—Entiendo.
LlamaronalapuertayentróunoficialquedejósobreelescritoriodeKemperdostirasdepapely
luegoseretiró.
Despuésdeleerlosmensajes,Kemperalzólavista,conexpresiónsombría.
—Un mensaje del Capricorn —anunció—. Informan que su esposa, señor Seagram… su esposa ha
desaparecido.Temenquehayacaídoporlaborda.Losiento.
SeagramsedesplomóenbrazosdeCollins,conojosdeasombroyhorror.
—¡Oh,Diosmío!—exclamó—.Nopuedeser.¡Dios!Quéharé…Dana,Dana…
—Nosederrumbe,Gene—dijoDonner—.Conserveeltemple.
ElyCollinscondujeronaSeagramalsofáylodepositaronsuavementeenloscojines.Kemperhizo
ungestoparaatraerlaatencióndelpresidente.
—Hayotromensaje,señor.DelSamuelR.Wallace,unodelosremolcadoresquearrastranalTitanic.
Elcablederemolquesehacortado—dijoKemper—.ElTitanicestáaladerivaenmediodelhuracán.
ElcablependíacomounaserpientemuertasobrelapopadelWallace;supuntacortadasebalanceaba
sobreelabismo,mediokilómetromásabajo.
Paralizadojuntoalgrantornoeléctrico,Buterasenegabaadarcréditoasusojos.
—¿Cómo? —gritó al oído del contramaestre Kelly—. ¿Cómo pudo partirse? ¡Fue hecho para
soportartensionesaúnmayoresqueésta!
—¡No me lo explico! —vociferó Kelly para hacerse oír pese a la tormenta—. ¡La tensión no era
extremacuandosecortó!
—¡Súbalo,Kelly!¡Examinémoslo!
Elcapatazasintióydiolasórdenes.Elfrenofuesoltadoyelcarreteempezóagirarsacandoelcable
del mar. Una sólida cortina de espuma cayó sobre la cabina. El peso del cable obraba como ancla,
arrastrandohaciaabajolapopadelWallace,ylasolascaíansobreellaconestruendoyhaciendovibrar
todoelremolcador.
Porfinlapuntadelcableapareciósobrelapopayserpenteóhastaelcarrete.Encuantoseaplicóel
freno,ButerayKellyseacercaronyexaminaronlasraídashebrasdemetal.
Butera lo miró fijamente, con una mueca de sorpresa y desconcierto. Tocó las puntas quemadas y
miróalcontramaestresindecirpalabra.
KellynocompartióelsilenciodeButera.
—¡Malditasea!—gritóconvozronca—.¡Hasidocortadoconunsopletedeacetileno!
A gatas en la bodega de carga del helicóptero, Pitt paseaba la luz de su linterna bajo los asientos
plegados,cuandoelcablederemolquedelTitaniccayóalmar.
Fuera el viento bramaba con demoníaca potencia. Pitt no podía saberlo pero sin la fuerza
estabilizadora de los remolcadores, el embravecido mar estaba empujando la proa del Titanic hacia
sotavento,exponiendotodosucostadoalmarembravecido.Lanaveempezabaaescorar.
SólodosminutoshabíatardadoenhallarelestuchedecosméticosdeDana,atascadodetrásdeunode
losasientosdelanterosplegados,traselmamparodelacabinadecontrol.ADananoselehabíaocurrido
desabrocharsimplementelascorreasquereteníanelasientoydesplegarlo.AsílohizoPittyelestuche,
cayóensumano.
Nosemolestóenabrirlo;noleinteresaba.Loquesíleinteresabaeraelcompartimientoabiertoenel
mamparo delantero, donde había o debía haber una balsa salvavidas para veinte hombres. La cubierta
amarillaplastificadaestabaallí,sí,perolabalsayano.
Pittnotuvotiempodeevaluarlasimplicacionesdelhecho.Cuandosacabadesucompartimientola
cubiertavacía,unamonstruosaolaseestrellócontraelflancodelindefensoTitanic,escorándolohacia
estriborcomosinuncafueraadetenerse.Pittlanzóunmanotazodesesperadoalsoportedeunasiento,
pero sus dedos sólo asieron aire y cayó al suelo en declive, yendo a dar contra la puerta de carga
semiabiertacontalviolenciaqueseprodujoenelcuerocabelludouncortedevarioscentímetros.
Pitttuvolasuertedeignorarloqueocurríadurantelashorassubsiguientes.Percibióqueungélido
ventarrónpenetrabaenelfuselaje,peronomuchomásqueeso.Conlamenteconvertidaenunanubegris,
se sentía remotamente apartado del entorno. No pudo saber, ni siquiera intuir, que el helicóptero se
soltabadesutripleamarrayeralanzadodecostado,desplomándosedeltechodelsalóndeprimeraclase
alacubiertaprincipal,abollandosusflotadoresdeaterrizajeyperdiendosushélicesantesdecaercon
estrépitoporlabordahaciaelatormentadomar.
62
Los rusos subieron a bordo del Titanic cuando la tormenta amainó. En las salas de máquinas y de
calderas,Spencerysuequipodebombeonotuvieronoportunidadalgunaderesistirse.Sutotalsorpresa
fuecomounhomenajealadedicacióndePrevlovaunplanminuciosoyunaejecucióndetallada.
Elcombatequetuvolugararriba—másexactohabríasidollamarlomasacre—terminócasiantesde
comenzar.Cincoinfantesdemarinarusos,lamitaddelafuerzadeabordaje,conlosrostrossemiocultos
por gorras con la visera baja y gruesas bufandas que les cubrían la boca, se hallaban en el gimnasio
apuntándolesconmetralletasautomáticasantesdequenadiepudieracomprenderquépasaba.
Woodson fue el primero en reaccionar. Se apartó bruscamente de la radio, con los ojos dilatados
comosihubierareconocidoaalguien,yunaexpresióndecóleracubriósurostro,habitualmentepasivo.
—¡Canalla!—barbotóantesdeabalanzarsesobreelrusomáscercano.
PeroésteempuñabauncuchilloqueclavóenelpechodeWoodson,partiendocasiendoselcorazón
delfotógrafo.Woodsonmanoteóasuasesinoyluegosedesplomólentamente,hastacaerdelantedesus
botas. Sus ojos expresaron sorpresa, luego incredulidad, después dolor y finalmente el vacío de la
muerte.
Sentada en su camastro, Dana gritó una y otra vez. Fue ese estímulo el que por fin impulsó a los
demásmiembrosdelequipoderescateaactuar.DrummerasestóunpuñetazoalasesinodeWoodsony
recibióacambiounculatazodemetralletaenlacara.Sturgisseabalanzóperodemasiadotarde:laculata
deunarmalegolpeólasienenelinstantemismoenquearremetíacontrasuagresor,yamboscayeronal
suelo.Elatacanteseincorporóconrapidez,mientrasSturgisquedabaallítendido.
Giordinosedisponíaadescargarunallaveinglesaenelcráneodeotrorusocuandohubounestallido
ensordecedor.Unabalaleatravesólamanoylearrebatólallaveinglesa.Eldisparoparecióparalizar
todomovimiento.Sandecker,Gunn,elcontramaestreBascomysushombressedetuvieronensecocuando
comprendieronquenoteníannadaquehacerfrenteahombresarmadosyexpertosenmatar.
Enesemomentoentróenelrecintounhombrecuyosintensosojosgrisesregistraroncadadetallede
laescena.Perdiósólotressegundos;tressegundos,niunomás,bastabanaAndréPrevlovparaestudiar
cualquiersituación.MirandoconfijezaaDana,queseguíagritando,lesonrióconbenevolencia.
—Porfavor,estimadaseñora—dijoenunfluidoingléscoloquial—.Elpánicofemeninosometelas
cuerdasvocalesaunesfuerzoinnecesario.
Dana tenía expresión angustiada. Cerró la boca y se estremeció al ver el charco de sangre que se
extendíabajoOrnarWoodson.
—Bien, eso está mucho mejor —dijo Prevlov, desviando la mirada de Dana a Woodson, luego a
Drummer, que sentado en el suelo escupía un diente, y por último a Giordino, que a su vez lo miró
ceñudo, apretándose la mano sangrante—. Vuestra resistencia ha sido insensata —continuó Prevlov—.
Sólohabéisconseguidounmuertoytresheridos.
—¿Quiénesusted—preguntóSandecker—.¿Quépretende?
—¡Ah!Lástimaquedebamosconocernosentandesagradablescircunstancias—sedisculpóPrevlov
—.Ustedes,porsupuesto,elalmiranteJamesSandecker,¿verdad?
—Todavíanohacontestadoamipregunta—leespetóSandecker,furioso.
—Minombrenotieneimportancia—replicóPrevlov—.Encuantoasuotrapregunta,larespuestaes
obvia…TomoposesióndeestebarcoennombredelaUnióndeRepúblicasSocialistasSoviéticas.
—Migobiernonosequedarácruzadodebrazos.
—Permítamecorregirlo—murmuróPrevlov—.Sugobiernosisequedarácruzadodebrazos.
—Ustednossubestima.
Prevlovbajólacabeza.
—Jamás,almirante.Sémuybienloquesoncapacesdehacersuscompatriotas.Tambiénséqueno
iniciaránunaguerraporellegítimoabordajedeunbarcoabandonado.
—¿Legítimo abordaje? —repitió Sandecker—. Según lo definen las leyes, un barco abandonado es
aquelcuyatripulaciónloabandonaenelmarsinintencióndevolvernideintentarsurescate.Dadoque
latripulacióndeestebarcoaúnpermaneceenél,supresenciaconstituyeundescaradoactodepiratería
enaltamar.
—Ahórreme los legalismos marítimos —exclamó Prevlov—. Tiene usted razón, por ahora, claro
está.
Laimplicacióneraclara.
—Noseatreveráustedalanzarnosaladerivaenplenohuracán.
—Nadatanvulgar,almirante.Además,noignoroqueelTitanichaceagua.Necesitoasumaquinista
de salvamento, y a su equipo para que mantengan las bombas en funcionamiento hasta que la tormenta
amaine. Después de eso, le proporcionaré a usted y sus hombres una balsa. Su partida garantizará
entoncesnuestroderechoalrescate.
—No puede dejarnos vivos para que atestigüemos —dijo Sandecker—. Su gobierno jamás lo
permitiría.Ustedlosabeyyotambién…
Prevlovlomirósinalterarse.Luegoseapartóconindiferencia,descartandoaSandecker.Dijoalgo
enrusoaunodelosinfantesdemarina.Ésteasintióconlacabeza,derribólaradioylagolpeóconla
culatadesumetralletahastahacerlaañicos.
—Esta sala de operaciones ya no sirve para nada —dijo Prevlov, abarcando el gimnasio con un
ademán—.HeinstaladomisaparatosdecomunicaciónenelcomedorprincipaldelacubiertaD.Siusted
ysushombrestienenlaamabilidaddeseguirme,meocuparédequeesténcómodoshastaquepaseelmal
tiempo.
—Unapreguntamás—dijoSandecker,sinmoverse.
—Porsupuestoalmirante.
—¿DóndeestáDirkPitt?
—Lamentoinformarle—repusoPrevlovconirónicacompasión—queelseñorPittseencontrabaen
vuestrohelicópterocuandoéstecayóalmarporlaborda.Sumuertedebedehabersidorápida.
63
Sentadofrentealceñudopresidente,elalmiranteKemperechócuatrocucharadillasdeazúcarensu
tazadecafé.
—El portaaviones Beecher’s Island se acerca a la zona de búsqueda. Sus aviones comenzarán a
explorarapenasamanezca—dijoconunasonrisaforzada—.Nosepreocupe,señorpresidente.Amedia
tardeestaremosremolcandodenuevoalTitanic.Ledoymipalabra.
Elpresidentealzólavista.
—¿Unbarcoindefenso,aladerivayextraviadoenmediodelapeortempestadencincuentaaños?
¿Unbarcototalmenteenmohecidodespuésdeyacerenelfondodelocéanosetentayseisaños?¿Unbarco
delcualelgobiernosoviéticotratadeapoderarseconcualquierexcusa?Ydicequenomepreocupe…
Almirante,ustedesunhombredeconviccionesinamoviblesodemasiadooptimista.
—ElhuracánAmanda—suspiróKemper—.Tuvimosencuentatodaslascontingenciasposibles,pero
ni siquiera nuestra imaginación más alocada nos preparó para una tormenta de semejante magnitud en
pleno mayo. Cayó con tal violencia y tan inesperadamente, que no hubo tiempo para resituar nuestras
prioridadesynuestrosplanes.
—¿YsialosrusosselesocurrióhacersujugadayestánabordodelTitanicenesteinstante?
Kempermeneólacabeza.
—¿Abordar una nave con vientos de más de cuatrocientos kilómetros por hora y olas de veinte
metros?Miexperienciamedicequeesimposible.
—Hace una semana también se habría considerado imposible al huracán Amanda —adujo el
presidente,clavandounamiradaopacaenWarrenNicholsoncuandoéstesesentófrenteaél—.¿Alguna
novedad?
—Del Titanic, nada —repuso Nicholson—. No han comunicado desde que entraron en el ojo del
huracán.
—¿Ylosremolcadores?
—Todavía no han avistado al Titanic… lo cual no es demasiado sorprendente. Como su radar no
funciona, sólo pueden intentar una búsqueda visual. Me temo que sea un esfuerzo inútil, ya que la
visibilidadescasicero.
Porlargoratoreinóunsilencioasfixiante,finalmenterotoporGeneSeagram.
—No podemos perderlo ahora, cuando estamos tan cerca —dijo poniéndose de pie—. El terrible
precio que hemos pagado… que he pagado… el bizanio, Dios mío, no podemos permitir que nos lo
vuelvanaquitar.
Encorvó los hombros y pareció desfallecer mientras Donner y Collins lo ayudaban a sentarse otra
vez.
Enunsusurro,Kemperdijo:
—¿Ysiocurrelopeor,señorpresidente?¿Quéharemosentonces?
—DaremosporperdidosaSandecker,Pittylosdemás.
—¿YelproyectoSiciliano?
—ElproyectoSiciliano—murmuróelpresidente—.Sí,lodaremosporperdidotambién.
64
LadensanubegriscomenzóadisiparseyPittpercibióqueestabasobrealgoduroyhúmedo.Largos
minutospasó,consumenteenlazonadepenumbraentrelaconcienciaylainconsciencia,hastaquepoco
apocopudoabrirlosojos,oalmenosunojo;elotroestabacerradoeinflamado.Bizqueóconelojo
sanoaderechaeizquierda,arribayabajo.Estabatodavíaenelhelicóptero.
Varios centímetros de agua chapoteaban de un lado a otro alrededor de su cuerpo. Vagamente se
preguntócómohabíallegadoacontorsionarseenunaposicióntanincómoda.
Ledolíalacabezacomosidentrodeellacorretearanhombrecillospunzándoleelcerebro.Seechóun
pocodeaguaenlacara,sinhacercasodelescozorproducidoporlasal,hastaqueconsiguióabrirelotro
párpado. Ya recobrada su visión periférica, giró el cuerpo hasta quedar sentado y comprobó que el
helicópteroestabaenposiciónvertical,conelmorroapuntandohaciaarriba.
Noeraposiblesalirporlapuertadecarga,atascadaacausadelosgolpesrecibidosporelfuselaje
en su trayecto por las cubiertas del Titanic. Sin otra alternativa que salir por la cabina, Pitt empezó a
arrastrarsepocoapoco.
Ledolíalacabezaycadapocosmetrosteníaquedetenerseparaquesedespejaranlastelarañasdesu
mente. Por fin, estirándose, cogió el picaporte. La puerta no se movió. Sacó su Colt y aporreó el
picaporte. La fuerza del golpe hizo caer la pistola con estrépito. La puerta siguió con empecinamiento
cerrada.
Pitt entrecortadamente jadeaba. Estaba a punto de perder el sentido por agotamiento. Volviéndose,
miró hacia abajo. El mamparo posterior parecía muy lejano. Asió con ambas manos una anilla para
amarrarelcargamento,cogióimpulsoygolpeóconambospies,empleandotodalafuerzaqueunhombre
puedeemplearcuandosabequeésaessuúltimaoportunidad.
El picaporte cedió y la puerta se abrió bruscamente hacia arriba hasta que la gravedad volvió a
cerrarla.PeroesebrevemomentoenqueseabriófuetodoloquenecesitóPittparaaferrarconunamano
elmarco,utilizandolosdedoscomocuña.Lanzóunaahogadaexclamacióndeagoníacuandolapuertale
golpeólosnudillos.Permanecióallí,absorbiendoeldolor,reuniendofuerzas.Aspiróprofundamenteyse
izóatravésdelaabertura.Despuésvolvióadescansar,esperandoaqueselepasaraelmareoyquelos
latidosdelcorazónsenormalizaran.
Envolvió en un pañuelo empapado sus ensangrentados dedos y examinó la cabina. No tendría
problema para escapar de allí. La compuerta había sido arrancada de sus goznes y el cristal del
parabrisas derribado de su marco. Ya seguro de que escaparía, comenzó a preguntarse cuánto tiempo
habíaestadoinconsciente.¿Diezminutos?¿Unahora?¿Lamitaddelanoche?Noteníamododesaberlo,
yaquehabíaperdidoelrelojdepulsera.
¿Qué había ocurrido? Trató de analizar las posibilidades. ¿El helicóptero había caído al mar?
Inverosímil.SeríaenesemomentolatumbadePittenelabismo.Pero¿dedóndeveníaelaguaquehabía
enlaseccióndecarga?Talvezelaparatohabríasidoarrancadodesusamarrasylanzadocontraunode
los mamparos de la cubierta principal del barco náufrago. Tampoco. No podía explicar por qué el
helicópteroseencontrabaparadoenunaposiciónperpendicularperfecta.Loquesabíaconcertezaera
quecadasegundoquepermanecierasentadoenmediodeunhuracáneraunsegundomásqueloacercaba
a la muerte. Como las respuestas aguardaban fuera, se paró sobre el asiento del piloto y escudriñó la
oscuridadexterioratravésdelasdestrozadasventanillasdelacarlinga.
Se encontró mirando el costado del Titanic. Las chapas enmohecidas del casco se extendían a
derechaeizquierdabajolamortecinaluz.Unarápidamiradahaciaabajolerevelóelmarembravecido.
Las olas remolineaban en vasta confusión, provocando colisiones monumentales que sonaban como
unadescargadeartillería.Lavisibilidadyaeramejor;lalluvianocaíaconviolenciayelvientohabía
amainadohastanomásdediezoquincenudos.Pittcomprendióporquéelmarsaltabahaciaarribasin
dirección aparente: el Titanic flotaba a la deriva en el ojo del huracán, y transcurrirían apenas unos
minutosmásantesdequetodalafuriadelcuadranteposteriordelatempestadcayerasobrelacastigada
nave.
PittsalióporunadelasventanillasrotasyluegosedejócaeralacubiertadelTitanic.Nisiquieraun
encuentroeróticoconlamujermásbelladelmundohabríasidocomparableconlaemociónquesintióal
sentirquepisabadenuevounadelasinundadascubiertasdelviejonavío.
Pero¿cuálcubierta?Pittseinclinósobrelabarandilla,ymiróarriba.Allí,enlacubiertasuperior,se
veía el pasamanos doblado y roto, que aún retenía una parte del helicóptero. Eso quería decir que se
encontrabaenlacubiertaB.Almirarabajo,descubriólarazóndelaignominiosaposturadelaparato.
Sucaídahaciaelagitadomarhabíasidobruscamentedetenidaporlosdeslizadoresdeaterrizaje,que
habíanquedadotrabadosyluegoatascadosenlasaberturasdeobservaciónquebordeabanlacubierta,
dejandoalhelicópterocolgadoenposiciónvertical,comounmonstruosoinsectoenunapared.Luegolas
grandesolashabíanazotadosufuselaje,apretándolomásaúncontraelbarco.
Pitt no tuvo tiempo de apreciar el milagro de su salvación, ya que sintió la creciente presión del
viento al avecinarse la cola del huracán. Le costó mantenerse en pie, pues el Titanic había vuelto a
ladearseyseinclinabapesadamenteaestribor.
Fueentoncescuandodivisólaslucesdenavegacióndeotrobarcocercano,anomásdedoscientos
metros del bao de estribor. No había modo de determinar su tamaño; el mar y el cielo comenzaron a
fundirsedenuevoalreanudarselalluviatorrencial,queleazotabaelrostroconviolencia.Sepreguntósi
seríaunodelosremolcadores.OtalvezhabíavueltoelJuneau…PerodeprontoPittcomprendió:las
lucesnopertenecíananingunodeellos.Elfogonazodeunrayolepermitióverlainconfundiblecúpula
quesólopodíaserelblindajedelaantenaderadardelMijailKurkov.
Después de trepar por una escalera y tambalearse hasta la pista de aterrizaje del helicóptero en la
cubiertaprincipal,seguíamojadohastaloshuesosyjadeabadecansancio.Sedetuvoparaarrodillarsey
levantarunadelasamarras,examinandolascortadaspuntasdelasfibrasdenailon.Luegoseincorporó,
hizofrentealhuracanadovientoydesaparecióenlacortinadeaguaqueenvolvíaalbarco.
65
Bajoelornamentadocieloraso,elvastosalóncomedordeprimeraclasedelTitanicseextendíaen
las tinieblas, más allá de las luces. Las pocas ventanas de cristal con esmalte de plomo que aún
quedaban,reflejabanespectralesdistorsionesdelasagotadasyderrotadaspersonasqueeranvigiladas
porlosimpertérritosrusosarmados.
Spencerhabíasidoobligadoaunirsealgrupo.Conojosdedesconcierto,miróincréduloaSandecker.
—¿PittyWoodsonmuertos?Nopuedeser.
—Es verdad, sí —masculló Drummer con la boca hinchada—. Uno de esos canallas que ve allí
hundióuncuchilloenlastripasdeWoodson.
—Unerrordecálculodesuamigo.—Prevlovseencogiódehombrosylanzóunamiradareflexivaa
la asustada mujer y los nueve hombres que tenía delante, a sus rostros demacrados y ensangrentados.
ParecíagozarviendocómoseesforzabanporconservarelequilibriocadavezquecaíasobreelTitanic
unainmensaola—.Yhablandodeerroresdecálculo,señorSpencer,sushombresparecensensiblemente
carentesdeentusiasmopormanejarlasbombas.Nonecesitorecordarlequesinosedevuelvealmarel
aguaqueestáentrandobajolalíneadeflotación,esteviejomonumentoalderrochecapitalistasehundirá.
—Pues que se hunda —repuso Spencer—. Por lo menos usted y sus compinches comunistas se
hundiránconél.
—EsoesimprobableteniendoencuentaqueelMijailKurkovestácercaporsisurgeesaemergencia.
—Prevlovsacóuncigarrillodeunestuchedeoroyloencendióconairepensativo—.Unhombresensato
aceptaríaloinevitableyobraríaenconsecuencia.
—Siempreseríamejorquedejarloensusviscosasmanos.
—Noconseguiráqueningunodenosotroslehagasutrabajosucio—dijoSandeckercontonotajante.
—Talvezno—repusoPrevlovsinalterarse—.Aunquecreoquetendrélacooperaciónnecesaria,y
muypronto.
Hizounaseñalaunodelosguardiasymurmuróalgoenruso.Elguardiaasintió,cruzóelsalónsin
darseprisa,asióaDanaporelbrazoylaarrastróbrutalmentebajounodelosfocos.
Elequipodesalvamentoseadelantócomounsolohombre,paratoparseconcuatrometralletasque
apuntabanasusvientres.Sedetuvieronimpotentes,rezumandofuriayhostilidad.
—Silehacedaño,lopagarácaro—mascullóSandecker,cuyavoztemblabadecontenidaira.
—Oh, vamos, almirante —dijo Prevlov—. Violar es cosa de enfermos. Sólo un cretino intentaría
chantajearaustedysutripulaciónconalgotanlamentable.Losnorteamericanossiguencolocandoasus
mujeresenpedestalesdemármol.Todosustedesmoriríandebuengradoenuninútilintentodeproteger
suvirtud,y¿quéharíayoentonces?No;lacrueldadylatorturasonmétodostorpesenelsutilartedela
persuasión.Perolahumillación…—Hizounapausa,saboreandolapalabra—.Sí,lahumillación,esun
magnífico incentivo para inducir a sus hombres a volver a sus tareas y mantener la nave a flote. —Se
volvióhaciaDana,quelomiróconexpresiónpatética—.Bien,señoraSeagram,tengalaamabilidadde
quitarselasropas…todas.
—¿Quétretaruinesésta?—preguntóSandecker.
—Ninguna treta… El pudor de la señora Seagram quedará al desnudo, hasta que usted ordene al
señorSpencerysushombresquecooperen.
—¡No!—imploróGunn—.¡Nolohaga,Dana!
—Porfavor,nadaderuegos—dijoPrevlov—.Haréqueunodemishombresladesnudeporlafuerza
siesnecesario.
Conlentitud,demodoapenasperceptible,unextrañoresplandordebeligeranciaaparecióenlosojos
deDana.Después,sinvacilar,sedespojódesusprendas.Unminutomástardeseerguíaallí,enunhalo
deluz,conelcuerpototalmentedesnudo.
Sandeckervolviólaespalda.Unoporuno,losdemáscurtidosespecialistasensalvamentoloimitaron
hastaquedarmirandolaoscuridad.
—Tendránquemirarla—dijoPrevlovconfrialdad—.Sugalanteactitudesconmovedoraperoinútil.
Vuélvanse,caballeros;elespectáculosólohacomenzado…
—Estaestupidezhallegadodemasiadolejos.
AloírselavozdeDana,todaslascabezassevolvieronaltiempo.Lavierondepie,conlaspiernas
separadas, las manos apoyadas en las caderas, los pechos al aire y los ojos reluciendo burlonamente.
Aunconlacabezaenvueltaenaquelvendaje,teníaunaspectomagnífico.
—Noospreocupéis,muchachos,miradtodoloquequeráis.Nohayningúnsecretoenelcuerpode
unamujer.Sindudatodoshabéisvistoytocadoalguna.¿Porquéesasmiradastímidas?
Luegosusojosexpresaronsagazreflexión,subocaseentreabrió,yseechóareír.Habíadesarmadoa
Prevlov.
Estelamiróconfijeza,apretandoloslabios.
—Notableactuación,señoraSeagram,porcierto.Peroesuntípicoejemplodedecadenciaoccidental
quenomeresultadivertido.
—Mostradme un comunista y yo os mostraré un papanatas —lo provocó Dana—. Si vosotros,
infelices,supieraiscómotodoelmundoseríeavuestrasespaldascadavezquesoltáisvuestroaparatoso
vocabulario(decadenciaoccidental,traficantesdeguerraimperialistaomanipulaciónburguesa)quizáos
corregiríais y mostraríais un poco de elegancia. En cambio, sois la mayor farsa diabólica que se ha
jugadoalahumanidad.Situvieraisunpocodecoraje,loreconoceríais.
Prevlovpalideció.
—Esto ha ido demasiado lejos —exclamó. Estaba por perder su meditado control, y eso lo
encolerizaba.
Danaestirósuatractivoyesbeltocuerpoydijo:
—¿Quépasa,Iván?¿Estádemasiadohabituadoaesasfornidasmujeresrusasquecarganleña?¿No
logra hacerse a la idea de que una muchacha liberada del país de la libertad se burle de sus
despreciablesmétodos?
—Loquemecuestaaceptaressuvulgaridad.Almenosnuestrasmujeresnoactúancomomujerzuelas.
—Váyasealinfierno—sonriódulcementeDana.
PrevlovcaptólafugazmiradaquesecruzaronGiordinoySpencer,vioqueSturgisdoblabalospuños
yqueDrummerinclinabalevementelacabeza.EntoncesadvirtióqueellentomovimientoconqueDana
se alejaba de los norteamericanos y se acercaba a la retaguardia de los rusos no era inconsciente ni
espontáneo. Su actuación era casi perfecta. Los infantes de marina soviéticos forzaban el cuello para
mirarlaboquiabiertos,cuandoPrevlovgritóunaordenenruso.
Los guardias, bruscamente arrancados de su distracción volvieron a enfrentar al equipo de rescate,
empuñandodenuevoconfirmezasusarmas.
—Felicitaciones, estimada señora —dijo Prevlov con una reverencia—. Su pequeña exhibición
teatralestuvoapuntodeteneréxito…Unengañomuyastuto.
En la expresión de Prevlov había una extraña satisfacción cínica, como si habiendo recurrido a su
sagacidadhubieraganadoconfacilidadesapartida.MiróaDana,observandosulevegestodefracaso.
Lasonrisahabíaquedadocomopintadaensucaraysushombrosseagitaronenunleveestremecimiento,
peroserepusoyvolvióaerguirse,orgullosayseguradesímisma.
—Noséaquéserefiere.
—Porsupuestoqueno—suspiróPrevlov.
Despuésdemirarlaunmomento,sevolvióydijoalgoaunodesushombres.Ésteasintió,sacóun
cuchilloyavanzólentamentehaciaDana,quesepusotensaypalideció.
—Leheordenadoqueleseccioneelsenoizquierdo—explicóPrevlovconnaturalidad.
SpencermiróaSandeckerboquiabierto,rogándoleconlamiradaquecediera.
—¡Diossanto!—barbotóelalmirantecondesesperación—.Nopuedepermitir…ustedprometióque
nohabríacrueldadnitortura…
—Soyelprimeroenadmitirquelabrutalidadnoeselegante—declaróPrevlov—.Peroustednome
dejaotraalternativa.Eselúnicorecursoantesuobstinación.
—Antestendráquematarme…—repusoSandecker.
Unsoldadorusohundióelcañóndesumetralletaenlosriñonesdelalmirante,quecayóderodillas
conlacaracontraídadedoloryjadeando.
Danacrispólasmanosenloscostadoshastaquesevolvieroncomodemarfil.Habíajugadosuúltima
cartayhabíaperdido;susbellosojoscolorcaféexpresabanabominaciónyangustiacuandoviodepronto
quelamiradadelrusoreflejabaconfusión.Unamanofirmelacogióporelhombroylaempujóaunlado,
yPittemergiólentamentealaluz.
66
Pittsealzabadetenidoeneltiempo,comounaindecibleapariciónsurgidadelasprofundidadesdeun
infierno acuático. Estaba empapado, tenía el negro cabello pegado sobre la ensangrentada frente, y los
labioscrispadosenunasonrisamalévola.Alaluzdelosfocos,elgoteardesuropamojadacentelleabay
caíaalsueloconunchapoteo.
Prevlov,cuyorostroparecíaunamáscaradecera,extrajoconcalmauncigarrillodelestuchedeoro,
loencendióyexhalóelhumoconunlargosuspiro.
—¿PuedopresumirquesunombreesDirkPitt?
—Esoponemicertificadodenacimiento.
—Supresenciaesinsólita,señorPitt.Teníaentendidoqueestabamuerto.
—Lo cual prueba que no se puede confiar en las habladurías —repuso Pitt mientras se quitaba la
húmedachaquetaycubríasuavementeconellaloshombrosdeDana—.Losiento,cariño,porahorano
puedohacermás.—LuegovolvióaencararseconPrevlov—.¿Algunaobjeción?
Prevlov meneó la cabeza. La desenvoltura de Pitt lo intrigaba. Escrutó a Pitt como un tallista de
diamantesestudiaunapiedra,perosinvernadatraselvelodeaquellosojosverdes.Hizounaseñaauno
desushombres,queseacercóaPitt.
—Unsimpleregistroporprecaución,señorPitt.¿Algunaobjeción?
Pittseencogiódehombros,asintiendo,ylevantólasmanos.Conrapidezyeficiencia,elrusopalpóla
ropadePittantesdeapartarse.
—Nada—dijo.
—Muysensatodesuparte—comentóPrevlov—,peronohabríaesperadomenosdeunhombrecon
unareputacióncomolasuya.Heleídoconinterésunlegajodondesedescribíansushazañas.Muchome
habríagustadoconocerloencircunstanciasmenosadversas.
—Lamento no poder devolverle el cumplido —dijo Pitt con tono distendido—, pero usted no es
exactamentelaclasedehombrequemegustaríatenerporamigo.
PrevlovseadelantódospasosyabofeteóaPittcontodassusfuerzasconeldorsodelamano.Pitt
trastabilló,diounpasoysedetuvo,mientrasunhilodesangrebrotabaporlacomisuradesussonrientes
labios.
—Vaya, vaya —dijo con voz queda y pastosa—. El ilustre André Prevlov ha perdido por fin la
calma…
Prevlovseinclinóconlosojossemicerradosencautelosareflexión.
—¿Sabeustedminombre?—preguntóconvozapenasaudible.
—Sétantosobreustedcomoustedsobremí—repusoPitt.
—Es usted más listo de lo que creía —dijo Prevlov—. Ha descubierto mi identidad… toda una
muestradeperspicacia,loreconozco…Peronotieneporquéfanfarronearcondatosquenoposee.Fuera
deminombre,nosabenada.
—Talvezpuedailustrarlomásconunpocodefolklorelocal.
—¡Notengopacienciaparatonterías!—exclamóPrevlov,haciendoseñasalsoldadoqueempuñaba
elcuchillo—.Yahora,sielalmiranteSandeckersedecideainspiraránimosasuequipodebombeo,le
quedaríamuyagradecido.
El soldado ruso, un hombre alto que aún ocultaba el rostro bajo la bufanda, comenzó a avanzar de
nuevo hacia Dana. La hoja de su cuchillo, refulgió a la luz a pocos centímetros del seno izquierdo de
Dana. Ella, tan entumecida que ya no sentía miedo, se ciñó más los hombros con la chaqueta de Pitt y
mirófijamenteelcuchillo.
—Sientoquenotengatiempodeoírtonterías—dijoPitt—.Podríacontarleunasobredoschapuceros
llamadosSilveryGold.
Prevlovlomiró,vacilóyporfinhizounaseñalalsoldadoparaqueretrocediera.
—Leescucho,señorPitt.Ledarécincominutosparaqueexpliqueloquehadicho.
—No tardaré mucho —aseguró Pitt, haciendo una pausa para frotarse el ojo herido—. Bien; había
unavezdosmecánicoscanadiensesquedescubrieronqueelespionajepodíaserunaactividadcolateral
lucrativa.Demodoquedesechandotodoremordimientosehicieronagentesprofesionalesdeespionaje,
concentrandosustalentosenobtenerdatosreservadosdelosprogramasoceanográficosnorteamericanos
yenviarlosaMoscú.SilveryGoldseganaronsupaga,nolequepaduda.Enlosdosúltimosaños,no
hubo un solo proyecto de la NUMA del que los rusos no se enteraran hasta en los menores detalles.
Después, cuando se proyectó rescatar al Titanic, el Departamento de Inteligencia de la Armada
soviético…sudepartamento,Prevlov…olfateóungolpedesuerteinesperado.Sinlamenorsutileza,se
encontró usted no con uno, sino con dos hombres a sueldo suyo, que estaban en una situación perfecta
para obtener y transmitir las técnicas norteamericanas más avanzadas de rescate en aguas profundas.
Habíaotrofactor,porsupuesto,peronisiquieraustedlosabíaentonces.SilveryGoldenviabaninformes
regulares sobre el reflotamiento utilizando un método ingenioso. Usaban un dispositivo que puede
transmitirondasdesonidosubmarinassimilaresalsonar.Debíadvertirlocuandoeloperadordesonar
delCapricorndetectólastransmisiones,perocreíquesetratabadesonidosresidualescausadosporuna
corrientedeaguasprofundasquegolpeteabaalTitanic.Nosenosocurrióquealguienestuvieraenviando
mensajescodificados.Nadiesemolestóendescifraresosruidoscausales.Mejordicho,nadiesalvoel
hombrequesesentababajounequipodehidrófonosabordodelMijailKurkov.
Pitthizounapausaymiróalrededor;enelcomedor,todosatendíanasuspalabras.
—NoempezamosapensarquehabíaalgorarohastaqueHenryMunktuvoqueiralretrete.Cuando
volvíaalapopadelSafoIIoyófuncionareldispositivoy,alinvestigar,sorprendióaunodesushombres
enplenaacción.Esprobablequesuhombrehayatratadodesalvarsemintiendo,peroHenryMunkeraun
especialista en instrumentos. Sabía bien lo que era un dispositivo de comunicación y comprendió con
rapidezloquepasaba.Enestecaso,elgatomatóalacuriosidad…HabíaquesilenciaraMunkyselo
silenciógolpeándoloenlabasedelcráneoconuntrípodefotográficodeWoodson.Comoestolecreaba
unasituaciónincómoda,elasesinovolvióagolpearlacabezadeMunkcontralatapadelalternadorpara
queparecieraunaccidente.Sinembargo,elpeznopicóelanzuelo.Woodsonsospechó,yosospechéy,
encima, el doctor Bailey descubrió el magullón en el cuello de Munk. Pero como no había modo de
probarquiéneraelasesino,decidíaceptarlaversióndelaccidentehastareunirpruebassuficientes.Más
tardevolví,registréelsumergibleydescubríuntrípodefotográficoabollado,juntoconeldispositivode
comunicación,enelsitiodondenuestroamigoyvecino,elespía,lohabíaocultadoirónicamente:enla
gavetadelpropioMunk.Estabasegurodequeeraunapérdidadetiempohacerlosexaminarenbuscade
huellas digitales, no me hacía falta una confirmación científica para saber que me enfrentaba con un
profesional.Poresodejéeltrípodeyeldispositivoexactamentecomoloshabíaencontradoparaquesu
agenteseconfiarayempezaradenuevoacomunicarseconelMijailKurkov.Asíqueesperé.
—Unrelatofascinante—dijoPrevlov—,peromuycircunstancial.Debehabersidoimposiblehallar
unapruebairrefutable.
Pittsonrióenigmáticamenteycontinuó:
—Lapruebasurgiódeunprocesodeeliminación.Estabarelativamentesegurodequeelasesinotenía
queserunodelostreshombresqueestabanabordodelsumergible,supuestamentedormidosdurantesu
períododedescanso.EntoncesalternéelhorariodelatripulacióndelSafo II todos los días, de modo
que dos de ellos tuvieran trabajo en la superficie mientras el tercero buceaba en el Titanic. Cuando
nuestro operador de sonar captó la siguiente transmisión del dispositivo, supe quién había asesinado a
Munk.
—¿Quiénes,Pitt?—preguntóSpencer,ceñudo—.Aquísomosdiezhombres…¿Fueunodenosotros?
PittcruzósumiradaconladePrevlov;luegosevolvióyseñalóconlacabezaaunodelosfatigados
hombresreunidosbajolosfocos.
—Ospresentoalgrantraidor:Drummer.
—¡Ben Drummer! —exclamó Gunn—. No puedo creerlo. Pero si hasta se enfrentó al asesino de
Woodson…
—Purasimulación—dijoPitt—.Erademasiadoprontopararevelarsuidentidad,porlomenoshasta
quemuriéramostodos.Hastaentonces,Prevlovnecesitabauninformantequelerevelaracualquieridea
quesenosocurrierapararecobrarlanave.
—Pues consiguió engañarme —dijo Giordino—. Ha trabajado muy duro para mantener a flote al
Titanic…
—¿Ah,sí?—replicóPitt—.Esciertoqueaparentótrabajarduro,inclusollegóasudaryensuciarse,
pero¿quélehabéisvistohacerenrealidaddesdequellegamosabordo?
Gunnmeneólacabeza.
—Yocreíaquetrabajabadíaynocheexaminandoelbarco.
—¿Examinandoelbarco?Nadadeeso…Drummeranduvodeunladoaotroconunsopleteportátil
deacetileno,abriendoagujerosenelfondodelbarco.
—Suena increíble —objetó Spencer—. ¿Por qué tratar de agujerear el barco si sus amos rusos
quierenarrebatárnoslo?
—Drummersólointentabaretrasarelremolque—repusoPitt—.Laúnicaposibilidadqueteníanlos
rusosdeabordaralTitanicconéxitoeraenelojodelhuracán.Laideaeraingeniosa…Esaposibilidad
nunca se nos ocurrió. Si los remolcadores hubieran podido arrastrar el Titanic sin complicaciones,
habríamos pasado a cincuenta kilómetros del ojo de la tormenta. Pero gracias a Drummer, la
inestabilidaddelcascoladeadoentorpecióelremolque.Antesdecortarseelcable,elTitanicsedesvió,
obligandoalosremolcadoresareducirlavelocidadalmínimo.Ycomoveis,lapresenciadePrevlovy
subandaderufianesconfirmaeléxitodelosesfuerzosdeDrummer.
La verdad comenzó a imponerse. Ningún miembro del equipo de rescate había visto realmente a
Drummertrabajarenunabombaniofrecerseatransportarlacarga.Todosrecordaronquesiemprehabía
andadoporsucuenta,quejándosedelosobstáculosque,segúnafirmaba,leimpedíanexplorarlanave.
ContemplaronaDrummercomosifueseundesconocido,quizáesperandounaindignadanegativadesu
parte.
No hubo ninguna negativa, ningún alegato de inocencia; sólo un fugaz gesto de rabia. La
transformación de Drummer fue asombrosa: desapareció la expresión triste de los ojos que de pronto
cobraronunarelucientevivacidad.Tambiéndesapareciólaindolentesonrisadesuslabiosylapostura
distendida del cuerpo. La fachada había desaparecido, sustituido su lugar por un hombre de aspecto
arrogante,casiaristocrático.
—He de admitir, Pitt —declaró Drummer con tono medido—, que su agudeza de observación
enorgulleceríaaunagentedeespionajedeprimeracategoría.Sinembargo,nohadescubiertonadaque
modifiquerealmentelasituación.
—Yaloveis—comentóPitt—.Nuestroexcolegahaperdidodeprontosufalsoacentosureño.
—Nomecostódemasiadoaprenderlo,¿noleparece?
—Ytampocolecostóaprenderaobtenersecretosyasesinaramigos.
—Gajesdeloficio—replicóDrummer,apartándosedelequipoderescateparareunirseconPrevlov.
—Dígamequiénesusted,¿SilveroGold?
—Esoyanoimporta—repusoDrummer,encogiéndosedehombros—.SoyGold.
—EntoncessuhermanoesSilver.
LasocarronaexpresióndeDrummerseendureció.
—¿Cómolosabe?—preguntóconlentitud.
—Unavezqueloidentifiqué,pasélospocosindiciosdequedisponíaalFBI.Tengoquereconocer
los méritos de Prevlov y sus camaradas de la Inteligencia Naval soviética. Le proporcionaron una
biografía tan norteamericana como la tarta de manzanas, ¿o debería decir la tarta de melocotones de
Georgia?,yaparentementetangenuinacomolabanderadelaConfederación.PeroelFBIdesenmascaró
porfinsufalsaeimpecabletrayectoriaylorastrearonhastalaviejafincadeHalifax,NuevaEscocia,
dondenacieronustedysuhermano…condiezminutosdediferencia.
—¡Vaya!—murmuróSpencer—.Mellizos…
—Sí,peronoidénticos.Nisiquieraparecenhermanos.
—Entoncessimplementeunmellizocondujoalotro—dijoSpencer.
—¿Simplemente?Deningúnmodo—replicóPitt—.Drummerysuhermanosonmuylistos…Ésefue
mi error primordial: tratar de establecer un paralelo entre dos hombres que habrían debido tener las
mismas preferencias y antipatías, que compartían las mismas habitaciones o que andaban juntos como
compinches.PeroSilveryGoldrepresentaronpapelesabsolutamentedistintos.Drummereracordialcon
todos y vivía solo. Me encontré en punto muerto. El FBI estaba tratando de descubrir al hermano de
Drummermientrasvolvíaaverificarlosantecedentesdecadamiembrodelequipoderescate,peronadie
conseguía establecer relación definida. Entonces ocurrió algo que fue casi una tragedia y nos dio la
oportunidaddeaveriguarquiéneraquién…
—ElaccidentedelDeepFathom—dijoGunn,mirandoaDrummerconojosfríos—.PeroDrummer
noteníaningunarelaciónconelsumergible.EstabaenlatripulacióndelSafoII.
—Teníaunarelaciónmuyespecial:suhermanoestabaenelDeepFathom.
—¿Cómodedujoeso?—inquirióDrummer.
—Entremellizoshayunvínculopeculiar.Piensanysientencomosifueranunasolapersona.Aunque
séhayanhechopasarpordospersonassinvínculoalguno,losdosestabandemasiadoapegadosentresí
comoparaqueunonoperdieralacalmacuandoelotrosehallabaalbordedelamuerte.Ustedsintióla
agoníadesuhermanocontantaintensidadcomosihubieraestadoatrapadoconélenelabismo.
—Por supuesto —dijo Gunn—. Todos estábamos nerviosos en ese momento, pero Drummer estaba
casihistérico.
—Volvíaplantearmeunprocesodeeliminaciónentretreshombres;estavezChávez,KielyMerker.
LaascendenciamexicanadeChávezesobviaeimposibledefalsificar.Kieltieneochoañosmenosque
usted;tampocoesosepuedefalsificar.QuedabaentoncesSamMerker.
—¡Maldición!—farfullóSpencer—.¿Cómopudimosdejarnosengañartantotiempo?
—Porque nos enfrentábamos con el mejor equipo que pudieron reunir los rusos —explicó Pitt con
una leve sonrisa—. Por cierto, Spencer, antes usted dijo que éramos diez hombres. Contó mal: somos
once.OlvidóincluiraJackelDestripador,aquípresente.—Sevolvióhaciaelsoldadoque,depiefrente
aDana,seguíasosteniendoelcuchilloconaireamenazador—.Merker,¿porquénoabandonasuestúpido
disfrazysesumaalgrupo?
Elsoldadosequitólentamentelagorraylabufandaquecubríalamitadinferiordesurostro.
—EselcanallaqueacuchillóaWoodson—siseóGiordino.
—Notuveopción—dijoMerkerconcalma—.ElprimererrordeWoodsonfuereconocerme;silo
hubieradisimulado,podríahabersalvadolavida.Perosusegundoerror,queresultófatal,fueatacarme.
—Woodsonerasuamigo.
—Eloficiodeespíanopermiteteneramigos.
—Merker —dijo Sandecker—. Merker y Drummer. Silver y Gold. Confié en ustedes dos y sin
embargotraicionaronalaNUMA.Nostraicionarondurantedosaños.¿Yacambiodequé?Deunpuñado
dedólares.
—Yo no diría un puñado, almirante —repuso Merker mientras enfundaba su cuchillo—. Más que
suficienteparaqueyoymihermanovivamosmuchosañoscontodaslascomodidades.
—Oigan, ¿cómo ha llegado hasta aquí? —preguntó Gunn—. Se suponía que Merker estaba en la
enfermeríadeldoctorBailey,abordodelCapricorn.
—VinodepolizónenelhelicópterodeSturgis—explicóPitt,pasándoseunpañuelomojadoporsu
sangrantecabeza.
—¡Imposible! —barboteó Sturgis—. Usted estaba presente, Pitt, cuando yo abrí la compuerta de
carga.ApartedelaseñoraSeagram,enelhelicópteronohabíanadie.
—Después de escabullírsele al doctor Bailey, se dirigió a la habitación de su hermano Drummer,
donde cogió ropa limpia, incluyendo un par de botas de vaquero. Luego se coló a hurtadillas en el
helicóptero, arrojó fuera la balsa de emergencia y se ocultó bajo la cobertura de ésta. Entonces llegó
Dana, desgraciadamente para ella, en busca de su estuche de cosméticos. Cuando se arrodilló para
recobrarlo,violasbotasdeMerkerquesobresalíanbajolacoberturadelabalsa.EntoncesMerkerla
golpeóenlacabezayluegolaenvolvióenunalonayvolvióasuescondite.
—EsosignificaqueestabaenelcompartimientodecargacuandodescubrimosalaseñoraSeagram…
—No. Para entonces ya se había ido. Recordará que, cuando usted abrió la puerta de carga,
esperamos un momento, atentos a cualquier movimiento. No hubo ninguno porque Merker ya se había
introducidoenlacabinademandoaprovechandoelruidodelmecanismoqueabrelapuerta.Entonces,
mientras usted y yo jugábamos a policías y ladrones en el compartimiento de carga, él salió por la
escalerilladelacarlingayseescabullóenlaoscuridad.
—Pero¿paraquéarrojóelmartilloentrelashélices?—insistióSturgis—.¿Conquéfinalidad?
—ComoustedtrajoelhelicópterovacíodesdeelCapricornynohabíanadaquedescargar—explicó
Merker—,nopodíaarriesgarmeaquevolvieraadespegarsinabrirlapuertadecarga.Meteníaatrapado
allí,aunqueustednolosupiera.
—Después de eso, usted anduvo muy atareado —dijo Pitt a Merker—, correteando por el barco,
guiadosindudaporundiseñosuministradoporDrummer.Primero,conelequipodeaserrarportátilde
suhermanocortóelcablederemolquemientraselcontramaestreBascomysushombresdescansabanen
elgimnasioentreunoyotrorecorridodeinspección.Despuéscortólasamarrasdelhelicóptero,sinduda
muysatisfecho,desaberquecaíaalaguaconmigodentro.
—Dospájarosdeuntiro—admitióMerker—.¿Porquénegar…?
Merkerfueinterrumpidoporlaapagadadescargadeunametralletaqueseoyóenalgunapartedelas
cubiertasinferiores.Prevlovseencogiódehombros,mirandoaSandecker.
—Metemoquesushombresestánponiendodificultades—comentómientrassacabaelcigarrillode
laboquillayloaplastabaconeltacón—.Creoqueestadiscusiónhaduradoyabastante.Dentrodepocas
horas amainará la tormenta y el Mijail Kurkov se pondrá en posición para el remolque. Almirante
Sandecker,seocuparáusteddequesushombrescooperenmanejandolasbombas.Drummerlemostrará
lossitiosdondeperforóelcascobajolalíneadeflotación,demodoquesutripulaciónpuedarepararlo.
—¿Volvemosajugaralastorturas?—dijoSandeckerdespectivamente.
—Yahedejadodejugar,almirante—repusoPrevlovconexpresióncortante.Luegohablóaunode
sus hombres, el mismo que había hundido el arma en las costillas de Sandecker—. Éste es Buski, un
individuo muy directo y el mejor tirador de su regimiento. También entiende un poco el inglés; lo
suficienteparatraducirunaprogresiónnumérica.—SevolvióhaciaBuski—.Empezaréacontar.Cuando
llegueacinco,dispararáalbrazoderechodelaseñoraSeagram.Cuandollegueadiez,alizquierdo;a
quince,alarodilladerecha,yseguiráhastaqueelalmiranteSandeckerdecidacolaborar.
—Unconceptometódico—señalóPitt—.Yunaveznoshayautilizado,mataráalosdemásyarrojará
nuestroscadáveresalmar.Luegoafirmaráqueabandonamoselbarcoenelhelicóptero,queporsupuesto,
sehabráestrelladoconvenientemente.Inclusopresentarádostestigos,DrummeryMerker,quedespués
desobrevivirmilagrosamenteatestiguaráncómolosbenevolentesrusoslosrescataroncuandoyaperdían
todaesperanza.
—Noveonecesidaddeprolongarlaagonía—dijoPrevlovcontonofatigado—.Buski…
BuskilevantólametralletayapuntóalbrazodeDana.
—Ustedmeintriga,Prevlov—declaróPitt—.Hamostradopocointerésensabercómoaverigüélos
nombresdeDrummeryMerker,oporquénolosdetuveunavezdescubrísusidentidades.Nisiquiera
evidenciacuriosidadporcómolleguéadescubrirsupropionombre…
—Curiosidad sí, pero lo mismo da. Nada puede modificar las circunstancias. Nada ni nadie puede
ayudarloaustedyasusamigos,Pitt.NilaCIA,nilaarmadaestadounidense.Lasuerteestáechada.No
habrámásjuegosdepalabras.Uno…—empezóacontar.
—CuandoelcapitánPrevlovcuentecuatro,ustedmorirá,Buski.
Buskihizounamuecadespectiva.
—Dos…
—ConocíamossusplanesparaapoderarsedelTitanic.ElalmiranteSandeckeryyolosconocemos
desdehacecuarentayochohoras.
—Éstahasidosuúltimafanfarronada—dijoPrevlov—.Tres…
Pittseencogiódehombros.
—Entalcaso,ustedseráresponsabledelasangrevertida,Prevlov.
—Cuatro…
UndisparoreverberóensordecedoramenteenelcomedormientraslabalaacertabaaBuskienmedio
delafrenteyloderribabafulminantementealospiesdePrevlov.
Al caer contra el suelo, Dana lanzó un grito. Pitt no le pidió disculpas por derribarla y luego por
quitarle el aliento al cubrirla con su cuerpo como escudo protector. Giordino se abalanzó sobre
Sandecker, arrastrándolo al suelo. El resto del equipo de rescate no perdió más de una décima de
segundoendispersarse,dejándosecaeralsuelo,seguidosdecercaporDrummeryMerker,quecayeron
comosegadosalmismotiempo.
Elestallidoresonabatodavíaenelrecintocuandolossoldadosrusosreaccionaronycomenzarona
dispararsusmetralletasenlaoscuridad,hacialaentradadelsalóncomedor.Fueinútil.Elprimerocayó
de bruces casi instantáneamente. El segundo soltó su metralleta, y se llevó las manos al ensangrentado
cuello,mientraseltercerosedesplomabalentamentederodillas,contemplandoatónitolosdosorificios
queacababandeaparecerenlapecheradesuchaqueta.
Prevlov, que había quedado solo, miró con estupor a todos y luego a Pitt. Su rostro expresaba
aceptación;aceptacióndeladerrotaylamuerte.SaludóaPittconunmovimientodelacabeza,yluego
desenfundó su pistola automática y comenzó a disparar hacia la oscuridad. Vació su cargador y quedó
inmóvil, a la espera del inminente fin. Pero no hubo más descargas. La sala quedó en silencio. Todo
parecióralentizarse,ysóloentoncesPrevlovlosupo:aúnnoestabadestinadoamorir.
Habíasidounatrampaenlacualélhabíaentradocontantaingenuidadcomounniñoenlaguaridadel
lobo.
Unnombrecomenzóadesgarrarleelalma,atormentándolo,repitiéndoseunayotravez:Marganin…
Marganin…Marganin…
67
LosfantasmasquesehabíanmaterializadosúbitamentealrededordePrevlovydelossoldadosrusos
caídoseranmiembrosdelosMATestadounidenses(unselectogrupodesoldadosentrenadosparatodo
tipodecombate,desdelademoliciónsubmarinaalaguerraenlajungla).
Eran cinco, enfundados en oscuros monos de goma, capuchas y ceñidas botas. Sus rostros eran
indistinguibles bajo la pintura de camuflaje. Cuatro de ellos empuñaban fusiles automáticos M-16 de
culata plegadiza, mientras que el quinto llevaba una escopeta Stoner de dos cañones. Uno de los MAT
ayudóaPittyDanaaincorporarse.
—Maldita sea —gimió Dana—. Estaré toda amoratada por un mes… —Durante unos segundos
masajeó,aturdida,sudoloridocuerpo,sinadvertirquelachaquetadePittsehabíaabierto.Cuandopor
fin comprendió lo sucedido, cuando vio a los rusos grotescamente despatarrados y muertos, su voz se
convirtióenunsusurro—.Oh,mierda…Oh,mierda…
—Creoquenohaydudadequelaseñorahasobrevivido—comentóPittconunasonrisa.Estrechóla
mano del MAT y luego lo presentó a Sandecker—. Almirante Sandecker, éste es nuestro salvador, el
tenienteFergus,delosMAT.
SandeckercontestóalformalsaludomilitardeFergusconunagradecidomovimientodelacabeza,y
seirguió.
—Lanave,teniente,¿quiénestáalmandodelanave?
—Usted,señor,amenosque,…—LaspalabrasdeFergusfueronpuntuadasporlosecosdedisparos
enalgunapartedelbarco—.Laúltimaresistenciahasidovencida—sonrióampliamente—.Elbarcoestá
ennuestrasmanos,señor.Selogarantizoconabsolutacerteza.
—¿Yelequipodebombeo?
—Sanoysalvoydenuevoenlatarea.
—¿Cuántoshombreshatraído?
—Dosunidadesdecombate,almirante.Diezhombresentotal.
Sandeckerarqueólascejas.
—¿Sólodiezhombres?
—Por lo común, para una incursión de esta índole —dijo Fergus con naturalidad—, habríamos
utilizadounasolaunidaddecombate,peroelalmiranteKemperconsideróprudenteduplicarla.
—Laarmadahaprogresadobastantedesdemiservicioactivo—comentónostálgicamenteSandecker.
—¿Algunabaja?—preguntóPitt.
—Hastahacecincominutos,doshombresheridosleves,yunodesaparecido.
—¿Cómohabéisllegadohastaaquí?—LapreguntasurgiódeloslabiosdeMerker,quemirabacon
indolenciaporencimadelhombrodelMATquelocustodiaba—.Enlazonanohabíaningúnbarconise
divisóningúnavión.
FergusmiróinquisitivamenteaPitt,queasintió.
—Loautorizoainformaranuestroexcolegasobreloshechosdelavida,teniente.Podrámeditarsus
respuestascuandoestésentadoenunaceldadecondenadoamuerte.
—Vinimosporelcaminomásdifícil—explicóFergus—.Quincemetrospordebajodelasuperficie,
atravésdelostubosdetorpedodeunsubmarinonuclear…Fueasícomoperdíaunodemishombres;las
aguas estaban muy agitadas. Una ola debe de haberlo arrojado contra el casco del Titanic mientras
subíamosporlasescalasdeabordajequenoslanzóelseñorPitt.
—Esraroquenadieloshayavistosubirabordo—murmuróSpencer.
—Nada raro —adujo Pitt—. Mientras yo ayudaba al teniente Fergus y sus hombres a subir a los
mamparosdelacubiertadepopaydespuéslosocultabaenlaantiguacabinadeljefedecamarerosenla
cubiertaD,vosotrososhallabaisreunidosenelgimnasio,aguardandomiconmovedordiscursoacerca
delsacrificiopersonal.
Spencermeneólacabeza.
—Deboreconocerquenosembaucóatodos—dijoGunn.
—Sinembargo,losrusosestuvieronapuntodeganarlapartida.Nopreveíamosqueactuaranhasta
quecesaralatormenta.Abordarnosenelmomentodecalmadelojodelhuracánfueuntoquemagistral.Y
dioresultado.Giordino,elalmiranteyyoéramoslosúnicosqueestábamosenteradosdelapresenciade
losMAT.Siningunodenosotroslohubiesepuestosobreaviso,eltenienteFergusjamáshabríasabido
cuándolanzarelataquecontraelenemigo.
—Admitoqueporunmomentocreíqueestábamosperdidos—declaróSandecker—.Giordinoyyo
prisionerosdePrevlov,yaPittseloconsiderabamuerto.
—Sabe Dios que si el helicóptero no se hubiera atascado en la cubierta de paseo, a estas horas
yaceríaenelfondodelocéano—dijoPitt.
—De todos modos —intervino Fergus—, el señor Pitt parecía salido de la tumba cuando entró a
tropezones en la cabina del jefe de camareros. Es un hombre muy valiente… Medio ahogado y con la
cabeza herida, y sin embargo insistía en guiar a mi equipo por este museo flotante hasta sus visitantes
soviéticos.
DanamirabaaPittdemodopeculiar.
—¿Cuántoestuvoocultoenlassombrasantesdehacersuentrada?
Pittsonriótraviesamente.
—Desdeunminutoantesdesustriptease.
—Grandísimo canalla… Dejó que yo hiciera el ridículo —estalló la mujer—. Permitió que me
humillarancomoaunamujerobjeto.
—Fuepornecesidad—explicóPitt—.CuandoencontréelcadáverdeWoodsonylaradiodestrozada
en el gimnasio, supe que los chicos de Ucrania habían abordado el barco. Entonces fui en busca de
Fergus y sus hombres y los guié hasta las salas de calderas, suponiendo que los rusos ya habrían
sorprendidoalequipodebombeo.Yacerté…Quiencontrolaraelbombeocontrolabaelbarco.Cuando
viqueestorbaríaenvezdeserunaayudaparadominaralosrusos,vineabuscarosacompañadoporun
MAT.Trasrecorrertodalanaveoímosvocesquesalíandelsalóncomedor.EntoncesordenéalMATque
regresaseenbuscaderefuerzos…
—¿Quieredecirquetodofueparaganartiempo?—dijoDana.
—Exacto. Necesitaba cada segundo, hasta que llegara Fergus. Por eso aguardé hasta el último
segundoparapresentarme.
—Unajugadamuyarriesgada—comentóSandecker—.¿Noprolongódemasiadoelsegundoacto?
—Teníadoscosasamifavor—explicóPitt—.Unaeralacompasión.Loconozco,almirante.Pesea
su aspecto de gárgola, todavía ayuda a las ancianitas a cruzar la calle y da de comer a los animales
abandonados. Tal vez habría esperado hasta el último momento para ceder, pero habría cedido. —Pitt
rodeó a Dana con sus brazos y sacó lentamente un arma de un bolsillo de la chaqueta que cubría los
hombrosdelamujer—.Lasegundaeraestapólizadeseguros…Fergusmelaprestóantesdeempezarla
fiestecita.EsunapistolaStonerylanzaunanubedepúasdiminutas.PodríahaberderribadoaPrevlovya
lamitaddesushombresconunsolodisparo.
—Yyoqueloconsiderabauncaballero—bromeóDana—.Sólomecubrióconsuchaquetaparaque
noencontraranelarmaalregistrarlo.
—Debeadmitirquesu…constituciónfísicaconstituíaunadistracciónideal.
—Disculpe que lo interrumpa, señor —intervino el contramaestre Bascom—. Pero ¿qué interés
puedentenerlosrusosenesteviejocacharroenmohecido?
—Esomismopensabayo—agregóSpencer—.¿Porquétantoalboroto?
—Supongoqueyanoesunsecreto—dijoPittencogiéndosedehombros—.Losrusosnoqueríanel
barco,sinounraroelementollamadobizanioquesehundióconelTitanicen1912.Segúnmehandicho,
una vez elaborado adecuadamente e instalado en un refinado sistema defensivo, hará que los misiles
intercontinentalessevuelvantananticuadoscomodinosauriosvoladores.
ElcapatazBascomlanzóunsilbido.
—¿Quieredecirqueesasustanciaestátodavíaenalgunapartedelbarco?
—Sepultadabajovariastoneladasdedesechos,peroaúnestáaquí.
—Nuncaviviráparaverlo,Pitt.Ningunodeustedes…ningunodenosotrosloverá.Porlamañanano
quedará nada del Titanic. —En el rostro de Prevlov no había ira, sino una especie de complaciente
satisfacción—. ¿Cree que no hemos tomado en cuenta todas las contingencias? ¿Que la posibilidad de
fracasarnofueprevista?Sielbizanionopuedesernuestro,tampocoserádeustedes.
Pittlomiróconasombro.
—Seequivocasiesperaquelacaballeríacosacaacudaasurescate,Prevlov.Hizoungranesfuerzo,
pero como decimos los norteamericanos, jugaba contra naipes marcados. Se preparó para todo… es
decir, para todo salvo las medidas que tomamos en previsión de una traición. Nuestro plan es una
maravilladesagacidadyustedsetragóelanzuelo.Losiento,capitánPrevlov,peroelbotíndeguerra
correspondealvencedor…
—Elbizaniopertenecealpuebloruso—dijocongravedadPrevlov—.Ustedeslorobarondenuestro
suelo.Nosomosnosotroslosladrones,Pitt,sinoustedes.
—Eso es discutible si fuera una obra de arte o un tesoro nacional, no hay duda de que el
Departamento de Estado lo enviaría de vuelta a Murmansk en el próximo barco. Pero no cuando es el
elementoesencialparaunarmaestratégica.Sinuestrospapelesseinvirtieran,Prevlov,ustedestampoco
loentregarían…
—Entoncesdebeserdestruido.
—Seequivoca.Unarmaquenoquitavidas,sinosimplementelasprotege,nuncadebeserdestruida.
—Esa filosofía santurrona no hace sino confirmar lo que nuestros líderes han sabido siempre.
Ustedesnopuedenvencernos.Algúndía,enunfuturonodemasiadodistante,supreciadoexperimentode
democraciaseguirálospasosdelSenadogriego.Unamuestradeunperíodohistóricoquelosestudiantes
delcomunismoestudiarán,nadamás.
—Se equivoca, Prevlov. Sus camaradas tendrán que mostrarse mucho más hábiles e inteligentes si
aspiranagobernarelmundo.
—Estudie la historia —dijo Prevlov con una ominosa sonrisa—. Durante siglos, los pueblos a los
quelasnacionesricasdenominabanbárbaroshanterminadosiempreporvencer.
PittledevolviólasonrisamientraslosMATconducíanaPrevlov,MerkeryDrummerporlaamplia
escalerahastauncamarotedondequedaríanencerradosyvigilados.
PerolasonrisadePittnoeragenuina.Prevlovteníarazón.
Losbárbarossiemprevencíanalfinal.
V.
SOUTHBY
68
Juniode1988
ElhuracánAmandamoríalentaperoinevitablemente.Loqueserecordaríapormuchotiempocomo
«elazotede1988»habíaabiertounsurcodevastadorencincomilkilómetrosdeocéanodurantetresdías
y medio, y aún le faltaba descargar su último golpe apocalíptico. Como el estallido final de una
supernova antes de desintegrarse en la oscuridad, viró súbitamente rumbo al este y cayó sobre la
península de Avalon, en Terranova, azotando la costa desde el cabo Race al norte hasta la ensenada
Pouch.
Enpocosminutos,unapoblacióntrasotrafueinundadaporlaferozlluviaquedescargabalaoscura
masa de nubes. Varias pequeñas ciudades costeras fueron arrastradas al mar por las aguas que se
precipitaron a los valles con estrépito atronador. Muchos barcos pesqueros fueron arrojados a tierra,
convertidos en restos destrozados. En St. John, cuyas calles el diluvio convirtió en ríos torrenciales,
volarontechosdeedificios.Elaguaylaelectricidadquedaroncortadasdurantedíasy,hastaquellegaron
navesderescate,huboqueracionarlacomida.
Noserecordabaunhuracánquehubieradesatadosemejantefuria,convientosquellegarantanlejosy
a tanta velocidad. Nadie llegaría a evaluar jamás los escalofriantes daños sufridos. Los cálculos
aproximadosllegabanalos250millonesdedólares.Deéstos,155afectabanalasflotaspesquerasde
Terranova, casi totalmente destruidas. Nueve barcos desaparecieron en el mar; seis de ellos sin
supervivientes.Lasvíctimasmortalessuperaronlastrescientas.
En las primeras horas de la mañana del viernes, el doctor Ryan Prescott se hallaba en la oficina
principal del Centro de Huracanes de la NUMA. Por fin Amanda había concluido su obra destructora,
cobradovidas,ycomenzabaadisiparsesobreelgolfodeSanLorenzo.Ladebaclehabíaterminado;ya
no quedaba nada que los meteorólogos del centro pudieran hacer. Al cabo de setenta y dos horas de
frenéticorastreoeinsomniotodossehabíanidoacasa,adormir.
Con ojos exhaustos e inyectados, Prescott contempló las mesas repletas de diagramas, tablas de
datos,informesdecomputadorasytazasdecafésemivacías,lossuelosalfombradoconhojasllenasde
anotaciones.Miróelenormemapamundialymaldijoensilencioalatormenta.Elsúbitovirajehaciael
este los había cogido por sorpresa. Era una pauta totalmente ilógica, sin paralelo en la historia de los
huracanes.Noserecordabaningunatormentaquesehubieracomportadodemodotanexcéntrico.
Con que sólo hubiera dado algún indicio de su inminente desviación, alguna pequeña pista de su
alocado comportamiento quizá habrían tomado medidas de emergencia en Terranova. Se podría haber
salvadomuchasvidas.Hombres,mujeresyniñosquepodríanseguirvivossielcaprichodelanaturaleza
nohubieradesvirtuadolasmásrigurosasprediccionesmeteorológicas.
Prescottsepusodepieyechóunaúltimaojeadaalmapamuralantesdequellegaranlosconserjesy
borrarantodoloreferidoalhuracánAmanda,limpiandosudesconcertanterastroparaprepararlallegada
desudescendiente,todavíapornacer.Unapequeñaanotaciónatrajosuatención.Eraunacrucecitacon
estaleyenda:«Titanic».
Según el último informe recibido del cuartel general de la NUMA en Washington, el resucitado
trasatlánticoeraremolcadopordosnavesdelaarmadaqueseesforzabandesesperadamenteporsacarla
delpasodelhuracán.Hacíaveinticuatrohorasquenosesabíanadadeél.
Prescottlevantóunatazadecaféfríoenunbrindis.
—PorelTitanic—dijoenvozaltaenaquellasalavacía—.Ojaláhayasencajadotodoslosgolpesde
Amandaylehayasderrotado.
Conunamueca,bebióelranciocafé.Luegosevolvióysaliódelahabitaciónalahumedadmatinal.
69
A la primera luz del día, el Titanic seguía a flote. Aún flotaba a la deriva, de costado al mar y al
viento,atrapadoenelagitadotumultodelasatormentadasolasqueelhuracánhabíaprovocado.
Como un atontado pugilista que, cogido de las cuerdas, recibe una terrible paliza, se elevaba
tambaleantesobrelasolasdediezmetros,abriéndosepasoenmediodeunasaladalloviznaqueazotaba
sucubiertaprincipal.
ElcapitánParotkin,quemirabaporsusbinoculares,pensóqueelTitanicera,unanavecondenada.
Su viejo casco enmohecido había sido sometido a un trato mucho peor del que, en su opinión, podía
soportar.Viendosusremachesreventadosyjunturasabiertas,supusoquehacíaaguaencienpuntosalo
largodesucasco.Loquenopodíavereraalosexhaustosmiembrosdelequipoderescate,losMATy
losmarinerosdelosremolcadoresbregandohombroconhombroenloprofundodelnegroinfiernobajo
lalíneadeflotación,enundesesperadointentopormanteneraflotealvenerablenavío.
ParaParotkin,asalvodentrodelatimoneradelMijailKurkov,parecíaunmilagroqueelTitanicno
hubierazozobradoporlanoche.Contodo,seguíaaferradoalavida,aunquesuproasehundíamásde
seismetrosyescorabacasitreintagradosaestribor.
—¿AlgunanoticiadelcapitánPrevlov?—preguntósindejardemirarporlosprismáticos.
—Nada,señor—contestósuprimeroficial.
—Temolopeor—dijoParotkin—.NoveoseñalesdequePrevlovestéalmandodelTitanic.
—Mire,señor—señalóelprimeroficial—,sobrelosrestosdelmástildeproa.Pareceungallardete
ruso.
Parotkinenfocóeltrapodeshilachadoquesesacudíaalviento.
—Lamentablemente, la estrella del gallardete es blanca y no roja como la de nuestra insignia
soviética—suspiró—.Debosuponerquelamisióndeabordajehafracasado.
—TalvezelcamaradaPrevlovnohatenidotiempodeinformarsobresusituación.
—Noquedatiempo.Enmenosdeunahorallegaránlosavionesnorteamericanosdereconocimiento.
¡MalditoPrevlov!—murmurófuriosoygolpeóconelpuñolabovedilladelpuente—.«Abriguemosla
ferviente esperanza de que no se exija de nosotros la opción definitiva», ésas fueron sus palabras. El
afortunadoesél…Talvezhastaestémuertoyseayoquiendebatomarlaresponsabilidaddedestruiral
Titanicyatodoslosquepermanecenabordodeél.
Elprimeroficialpalideció.
—¿Nohayotraalternativa,señor?
Parotkinmeneólacabeza.
—Lasórdenesfueronclaras.Debemoshundirelbarcoantesdepermitirquecaigaenmanosdelos
norteamericanos. —Sacó un pañuelo y se frotó los ojos—. Que la tripulación prepare los misiles
nuclearesyfijeunrumbodediezkilómetrosalnortedelTitanicparanuestraposicióndedisparo.
El primer oficial vaciló y miró a Parotkin con rostro inexpresivo. Luego giró lentamente sobre sus
talones,sedirigióhaciaelradioteléfonoyordenóvirarquincegradosalnorte.
TreintaminutosmástardeelMijailKurkovestabapreparadoparadisparar.Parotkinsesituótrasel
operadorderadar.
—¿Sevealgo?—preguntó.
—Ochoreactores,cientocincuentakilómetrosaloeste,acercándoseconrapidez.
—¿Embarcacionesdesuperficie?
—Dosnavespequeñasconrumbodoscuatrocinco,veinticincokilómetrosalsuroeste.
—Debendeserlosremolcadoresquevuelven—comentóelprimeroficial.
Parotkinasintió.
—Lo que me preocupa son los aviones. Los tendremos encima en diez minutos. ¿Están listas las
cabezasnucleares?
—Sí,señor.
—Puesinicielacuentaregresiva.
Una vez el primer oficial hubo dado la orden por teléfono, ambos salieron y observaron desde el
puente de estribor cómo se abría la compuerta de carga delantera y un misil Stoski de ocho metros se
elevabalentamentebajoelfuertevientodelamanecer.
—Unminutoparaeldisparo—dijoelcentrodefuegoporelaltavozdelpuente.
ParotkinenfocósusbinocularesenelTitanic.Apenasdistinguíasucontornosobrelasgrisesnubes
quesearrastrabanporelhorizonte.Unestremecimientoapenasperceptiblerecorriósucuerpo.Susojos
reflejaronunaexpresiónlejanaytriste.Sabíaqueentrelosmarinosselomaldeciríaparasiemprecomo
elcapitánquehabíaenviadoalindefensobarcodevueltaasusepulcrobajoelmar.Sepreparabaparael
tronardeldisparo,seguidodelagranexplosiónquepulverizaríaalTitanic,cuandooyóaalguiencorrer
desdelatimonera.Elradiotelegrafistairrumpióenelpuente.
—¡Capitán!—exclamó—.¡Unmensajeurgentedeunsubmarinonorteamericano!
—Treintasegundosparaeldisparo—seoyólainexpresivavozporelintercomunicador.
Con expresión de pánico en la mirada, el operador se lo entregó a Parotkin, que leyó: USS
dragonfish A URSS MIJAIL KURKOV. RMS TITANIC BAJO PROTECCIÓN ARMADA
ESTADOUNIDENSE. CUALQUIER ACTO DE AGRESIÓN PROVOCARÁ REPRESALIA
INMEDIATA.REPITO:INMEDIATA.FIRMADO:CAPITÁNSUBMARINOUSSDRAGONFISH.
—Diezsegundosycontando—seoyólavozdelcentrodefuegoporelaltavoz—.Siete…seis…
Parotkinalzólavistaconlaexpresióndeunhombrequeacabaderecibirporcorreounmillónde
rublos.
—Cinco…cuatro…tres…
—Detengalacuentaregresiva—ordenó.
—Detener cuenta regresiva —repitió por el teléfono del puente el primer oficial, con el rostro
perladodesudor—.Ysujetadelmisil.
—Muybien—dijoParotkin,mientrasunasonrisaleiluminabaelrostro—.Noesexactamenteloque
semeordenóhacer,perocreoquelasautoridadessoviéticasestarándeacuerdoconmigo.Despuésde
todo,elMijail Kurkov es el mejor barco de su clase en el mundo. ¿Querríamos perderlo por la orden
insensatayestúpidadeunhombrequesindudahamuerto?
—Coincido con usted —repuso el primer oficial, sonriendo a su vez—. A nuestros superiores les
interesará saber que pese a todos nuestros sofisticados equipos de rastreo, no hemos detectado la
presenciadeunsubmarinoextrañoprácticamenteencimadenosotros.Losmétodosnorteamericanosde
penetraciónsubmarinadebendeestarsumamenteavanzados.
—Creo que a los norteamericanos les interesará igualmente enterarse de que nuestras naves de
exploraciónoceanográficallevanmisilescamuflados.
—¿Cuálessonsusórdenes,señor?
ParotkincontemplóelmisilStoskimientrasvolvíaaentrarensutubo.
—Fijerumboderegreso…
Luego se volvió y clavó la mirada en el Titanic. ¿Qué habría ocurrido a Prevlov y sus hombres?
¿Vivíanohabíanmuerto?¿Algunavezllegaríaasaberlaverdaddeloshechos?
Enloalto,lasnubescomenzabanapasardegrisesablancasyelvientodisminuíahastaconvertirse
en una brisa. Del cielo cada vez más luminoso surgió una gaviota que empezó a sobrevolar el barco
soviético.Después,comosiobedecieraaunallamadamásurgentedesdeelsur,volóhaciaelTitanic.
70
—Estamosperdidos—dijoSpencerenvoztanbajaquePittnosuposilohabíaentendido.
—Repítelo…
—Estamosperdidos—repitióconabatimiento.Teníalacaramanchadadeaceiteydelodomohoso
—.Esunasituacióndesesperada.HemostapadolamayoríadelosagujerosqueDrummerabrióconsu
soplete,peroelmarhaaporreadotantoelcasco,queelaguaentracomoporuncolador.
—Tenemosquemantenerloenlasuperficiehastaquevuelvanlosremolcadores—repusoPitt—.Si
ellos pueden agregar sus bombas a las nuestras, contendremos las filtraciones hasta que se puedan
repararlosdaños.
—Estodounmilagroquenosehayahundidohaceyahoras.
—¿Cuántotiempopuedesdarme?—inquirióPitt.
Spencercontemplóconmiradacansinaelaguaquelechapoteabaalrededordelostobillos.
—Los motores de la bomba ya están funcionando con vapor. Cuando el combustible se acabe, las
bombassedetendrán.Estoesunjodidohecho.—LevantólamiradahaciaelrostrodePitt—.Unahora,
talvezunahoraymedia.Nopuedoprometermásqueeso.
—¿Ysituvierascombustiblesuficienteparaquesiguieranfuncionandolosmotoresdiesel?
—Probablementepudieramantenerloenlasuperficiesinayudahastamediodía—contestóSpencer.
—¿Cuántocombustibleharíafalta?
—Ochocientoslitros.
AmbosmiraronaGiordino,quebajóporunaescaleradecámaraychapoteóenelaguaquecubríael
pisodelasaladecalderas4.
—Menuda mierda de ayuda —espetó—. Ocho aviones sobrevolando el barco. Seis cazas de la
armadaydosavionesdereconocimiento.Peronohacenmásquesaludarcadavezquepasan.
Pittmeneólacabezayserascólabarbilla.
—Tienequehaberunamaneradecomunicarlesquenecesitamosayuda.
—Claro—dijosarcásticamenteGiordino—.BastacontelefonearalAutomóvilClub.
PittySpencersemiraron:seleshabíaocurridolamismaideaalosdosenelmismoinstante.
—Genial—exclamóSpencer—,simplementegenial.
—Sinopuedesllegaralaestacióndeservicio—dijoPitt,sonriendo—,quelaestacióndeservicio
vengaati.
Giordinosemostródesconcertado.
—Lafatigaoshajodidoelcerebro—dijo—.¿Creéisqueenlacubiertahayunacabinatelefónica?
Losrusosdestrozaronnuestraradio,ladelhelicópteroestáempapadayeltrasmisordePrevlovrecibió
dosbalasdurantelarefriega.—Meneólacabeza—.Ypodéisolvidarosdelosaviones…Nohaymodo
detrasmitirunmensajeaesosmalditospilotos.
—Eresburroynohaycaso—dijoSpencer—.Siempreestásmirandohaciaarribacuandodeberías
mirarhaciaabajo.
Pittseinclinóycogióunmartilloquehabíaentreunmontóndeherramientas.
—Con esto bastará —dijo antes de descargarlo en el casco del Titanic. Una cacofonía de ecos
reverberóenlasaladecalderas.
Cansado,Giordinosesentóenelenrejadodeunacaldera.
—Noselovanacreer…
—Quién sabe —jadeó Pitt entre uno y otro martillazo—. Telégrafo de la jungla… Siempre dio
resultadoenelCongo.
—EsprobablequeGiordinotengarazón—dijoSpencer—.Lafatiganoshaestropeadoelcerebro.
Sinhacercaso,Pittsiguiómartillando.Trasunosminutoshizounapausapararecuperarelresuello.
—Esperemosyreguemosquealgúnnativotengaeloídocontraelsuelo—dijoentrejadeos.Yluego
continuómartillando.
DelosdosoperadoresdesonarquesehallabandeguardiaabordodelsubmarinoDragonfish,elque
atendía el sistema de escucha pasiva se inclinaba hacia su panel con la cabeza ladeada, ocupada en
descifrarelextrañogolpeteoquelellegabaporlosauriculares.Conunalevesacudidadecabeza,tendió
losauricularesaloficialqueestabadepieasulado.
—Alprincipiocreíqueerauntiburónmartillo—dijoeloperadordesonar—.Emitenunmartilleo
peculiar…Peroéstetieneundefinidotañidometálico.
Eloficialseapretóelauricularcontraunoídoyensusojosaparecióunaexpresióndeperplejidad.
—PareceunS.O.S…
—Asíloheinterpretado,señor.Alguienestálanzandounallamadadeauxiliomediantegolpesenun
casco.
—¿Dedóndeproviene?
El operador activó los sensores instalados en la proa del submarino y escrutó el panel que tenía
delante.
—Contactotrescerosietegrados,dosmilmetrosalnoroeste.TienequeserelTitanic,señor.Trasla
partidadelMijailKurkoveslaúnicaembarcacióndesuperficiequequedaenlazona.
El oficial le devolvió los auriculares, salió del compartimiento del sonar y subió por una ancha
escaleraenespiralalatorreta,elcentroneurálgicodelDragonfish.Seacercóaunhombredeestatura
mediana,cararedondaybigoteencanecidoqueexhibíaenelcuellodeluniformelashojasderoblede
comandante.
—EselTitanic,señor.EstálanzandounS.O.S.pormediodegolpes.
—¿Lohaconfirmado?
—Sí, señor. El contacto es firme. —El oficial hizo una pausa y luego preguntó—: ¿Vamos a
responder?
Elcomandantesemostrópensativoporunosinstantes.
—TeníamosórdenesdetransportaralosMATyconteneralMijailKurkov.Porlodemás,debíamos
permanecer ocultos por si los rusos deciden hacer un intento desesperado con uno de sus propios
submarinos.Sisalimosalasuperficie,quedaríamosenmalasituaciónparaprotegeralTitanic.
—Laúltimavezquelodivisamossusituaciónparecíabastanteprecaria.Quizáseestéhundiendo.
—Siasífuera,sutripulaciónestaríapidiendosocorroagritosportodaslasfrecuenciasdesuradio…
—El comandante vaciló y entrecerró los ojos; luego se acercó a la sala de radio—. ¿A qué hora fue
recibidalaúltimacomunicacióndelTitanic?
Unodelosradiotelegrafistasconsultóuncuadernodebitácora.
—Pocosminutosantesdelasdieciochohorasdeayer,comandante.Solicitaronuninformesobrela
velocidadydireccióndelhuracán.
Elcomandanteasintióconlacabezayvolviójuntoaloficial.
—Hacemásdedocehorasquenotransmiten.Talvezsuradionofuncione.
—Esmuyposible.
—Serámejorqueechemosunvistazo—dijoelcomandante—.Arribaelperiscopio…
Con un zumbido, la tubería del periscopio se elevó lentamente. El comandante cogió los mangos y
atisboporlamirilla.
—Todoparecetranquilo—dijo—.Estámuyladeadoaestriboryhundidoporlaproa,peronotanto
comoparaqueseloconsidereenpeligro.Nosevenbanderasdeauxilio.Nosedivisaanadieenlas
cubiertas… Un momento. Hay un hombre sobre el techo de la cabina del puente. —El comandante
accionóelzoom—.¡Diossanto!Esunamujer—murmuró.
Eloficiallomiróconexpresiónincrédula.
—¿Hadichounamujer,señor?
—Véaloconsuspropiosojos.
Eloficiallohizo.Enefecto,sobrelacabinadelpuentedelTitanic había una mujer joven y rubia.
Parecíaestaragitandounsujetador.
Diezminutosmástarde,elDragonfishhabíasalidoalasuperficieysehallabajuntoalTitanic.
Treintaminutosmástarde,elcombustibledereservadelmotordieselauxiliardelsubmarinopasaba
poruntubotendidoatravésdeloleajeyentrabaporunagujeropracticadoatodaprisaenelcascodel
Titanic.
71
—VienedelDragonfish—anuncióelalmiranteKempermientrasleíaelúltimodeunalargahilerade
comunicados—.SucapitánhaenviadounequipodetrabajoabordodelTitanicenayudadePittysus
hombres.Informaqueeltrasatlánticopermaneceráafloteduranteelremolque,pesealasnumerosasvías
deagua…siemprequenoloazoteotrohuracán.
—Menosmal—suspiróMarshallCollins.
—Informaademás—continuóKemper—quelaseñoraSeagramseencuentraabordodelTitanic y
estáengranforma,aunquenoséquésignificaeso.
MelDonnersaliódellavaboconunatoallatodavíacolgadadelbrazo.
—¿Quiererepetirlo,almirante?
—DiceelcapitándelDragonfishquelaseñoraDanaSeagramestásanaysalva.
Donner se precipitó hacia Seagram, que, tumbado en el diván, dormía con sueño intranquilo, y lo
sacudió:
—¡Despierta,Gene!¡HanencontradoaDanayestábien!
SeagramabriólosojospestañeandoymiróaDonnerconcaradeasombro.
—Dana…¿Danaestáviva?
—Sí;seguramenteestabaenelTitanicdurantelatormenta.
—Pero¿cómollegóallí?
—Todavíanoconocemoslosdetalles.Tendremosqueesperar…PeroloimportanteesqueDanavive
yelTitanicsigueaflote.
Encogido,Seagramocultólacabezaentrelasmanosyseechóasollozar.
En ese momento el comandante Keith, muy fatigado, entró y le entregó otro mensaje al almirante
Kemper.
—ÉsteesdelalmiranteSandecker—anuncióKemper—.Creoqueleinteresará,señorNicholson.
WarrenNicholsonyMarshallCollinsseapartarondeSeagramysereunieronalrededordelescritorio
deKemper.
—Dice Sandecker: «Parientes de visita han sido agasajados y se les proporcionó habitación de
huéspedes.Durantelafiestadeanocherecibíalgoenelojo,perodisfrutéejecutandoantiguascanciones
comoSilverThreadsamongtheGold.SaludenalprimoWarrenydíganlequetengounregaloparaél.
Nosestamosdivirtiendomucho.Ojaláestuvierantodosaquí.Sandecker».
—¿Quédemoniostratadedecirnos?—exclamóelpresidente.
Kemperlomiró.
—Aparentementelosrusosabordaronelbarcoduranteelojodelhuracán.
—¿Aparentemente?—repitióelpresidentecontonogélido.
—Silver Threads among the Gold —exclamó Nicholson con entusiasmo—. Silver y Gold… Han
atrapadoalosdosagentesdeespionaje.
—Y el regalo para usted, primo Warren —dijo Collins, sonriendo—, debe ser nada menos que el
capitánAndréPrevlov.
—Necesito ir al Titanic lo antes posible —dijo Nicholson a Kemper—. ¿Cuándo puede hacerme
trasladar,almirante?
Kemperyatendíalamanohaciaelteléfono.
—En menos de treinta minutos puedo ponerlo en un avión de la armada que lo depositará en el
Beecher’sIsland.DesdeallíunhelicópterolollevaráhastaelTitanic.
Acercándose a un gran ventanal, el presidente contempló el sol naciente que ascendía sobre el
horizonte, al este, y tocaba con sus rayos las perezosas aguas del Potomac. Después lanzó un largo y
satisfechobostezo.
72
DanaseapoyóenlabarandilladelanteradelpuentedelTitanicycerrólosojos.Labrisadelocéano
le alborotaba el cabello color de miel y le cosquilleaba en la cara, que tenía vuelta hacia arriba. Se
sentíaapaciguada,libreytotalmentetranquila.Eracomosivolara.
AhorasabíaquejamáspodríavolveraserlamarionetapintadaquehabíasidolaDanaSeagramde
dos días atrás. Estaba decidida: se divorciaría de Gene. Ya nada importaba entre ellos, al menos para
ella.Lamuchachaaquienélhabíaamadohabíamuertoyjamásvolveríaalavida.Saberlolaregocijaba.
Eravolveranacer.Empezardenuevo,recomenzarsintrabas.
—Undólarporloquepiensas…
Alabrirlosojos,seencontróconlacarasonrienteyreciénafeitadadeDirkPitt.
—¿Undólar?¿Nosolíaserunpenique?
—Lainflaciónllegatardeotemprano.
Estuvieronunratosindecirnada,observandocómoelWallaceyelMorsetirabandelagrantraílla
quelosligabaalaproadelTitanic.Kellyysushombresrevisabanelcablederemolqueyleaplicaban
grasa.Elcontramaestrealzólavistaylossaludóconlamano.
—Ojalá este viaje nunca terminara —murmuró mientras los dos le devolvían el saludo—. Es tan
extrañoysinembargotanmaravilloso…—Deprontosevolvióylecogiólamano—.Prométemeque
nuncallegaremosaNuevaYork.PrométemequenavegaremoseternamentecomoelHolandésErrante.
—Navegaremoseternamente.
Ellaleechólosbrazosalcuelloyapretósucuerpocontraeldeél.
—¡Dirk,Dirk!—susurró—.Yanadatienesentido.Tedeseo.Tedeseoahoraynosérealmentepor
qué.
—Esporqueestásdondeestás—repusoPittconvozqueda.
Cogiéndolelamano,lacondujo,bajandoporlagranescalera,aunadelasdossuitesdelacubierta
B.
—Ahí tiene usted, madame. Las mejores habitaciones del barco. Para un viaje de ida, el precio
superabaloscuatromildólares.Preciosde1912.Sinembargo,enhonordelaluzdesusojos,leofreceré
unbuendescuento.
Yalzándolaenbrazos,lallevóalacama,quehabíasidolimpiadadelodoypodredumbreycubierta
convariasmantas.
Danamirólacamaconojosperspicaces.
—¿Túpreparasteesto?
—Puessí,madame.
—¿Sabesloqueeres?
—Uncanalla,unlibertino,undonjuán…podríaocurrírsemeunadocenadecalificativosadecuados.
Ellalomiróconunasonrisasugestiva.
—No,noeresnadadeeso.Nisiquieraundonjuánhabríasidotanconsiderado.
Pittlabesóenlabocacontalfuerzaqueellagimió.
El comportamiento de Dana en la cama lo desconcertó. Esperaba encontrarse con un cuerpo que
simplementerespondiera.Encambiosehallóenvueltoenagitadasyondulantesolasdesensualidad,entre
gemidosqueélahogóconlamano,uñasquemarcaronsuespalda,yfinalmentesuavessollozoshúmedos
contra su cuello. No pudo dejar de preguntarse si todas las esposas se abandonan a un erotismo sin
límitescuandohacenelamorporprimeravezconalguienquenoessumarido.Lapasióndurócasiuna
hora y el húmedo perfume de la piel sudorosa comenzó a empapar el aire de aquel viejo dormitorio
fantasmalycarcomido.
Finalmenteellasesentó.Levantandolasrodillas,seacurrucósobreellasconlospiescruzados.
—¿Satisfecho?
—ParecíasmásferozqueAmanda—repusoPitt.
—Nosabíaquepudieraserasí…
—Ojalátuvieraunamonedaporcadamujerquehadichoesasmismaspalabras.
—Sentíquelasentrañassemeretorcíandedoloryplaceralmismotiempo.
—Ya. Una mujer estalla desde adentro. Las sensaciones eróticas de un hombre son casi siempre
externas.Decualquiermodoqueselomire,elsexoesunjuegofemenino.
—¿Quésabesdelpresidente?—preguntóelladeprontoconsuavetononostálgico.
Pittlamiróconburlonasorpresa.
—¿Elpresidente?¿Porquéhaspensadoenélenunmomentocomoéste.
—Tengoentendidoqueestodounhombre.
—Nolosé.Nuncahedormidoconél.
Ellahizocasoomisodesuironíaypreguntó:
—Situviéramoscomopresidenteunamujeryellaquisierahacerteelamor,¿quéharías?
—Conrazónosinella,mipaísesmipaís—repusoPitt—.¿Adondeconduceestaconversación?
—Túcontestaybasta.¿Teacostaríasconella?
—Depende.
—¿Dequé?
—Presidenteono,yojamáspodríafuncionarsiellatuvierasetentaaños,fueragordaytuvieralapiel
comounapasa.Poresoloshombresnuncasonbuenasprostitutas.
Danasonriólentamenteycerrólosojos.
—Hazmeelamorotravez.
—¿Para qué? ¿Para que puedas desatar tu imaginación y fantasear que te acuestas con nuestro
comandanteenjefe?
Ellaentrecerrólosojos.
—¿Temolestaeso?
—Yotambiénpuedojugaralmismojuego.MeharélacuentaquetúeresMarilyn.
73
Prevlov,quesehallabatendidoenelpisodelcamaroteC-95,levantólavistacuandoelMATque
custodiabaelpasilloabriólapuerta.ElMAT,consuM-16preparadoparadisparar,observóaPrevlov
antesdeapartarseparadejarqueentraraotrohombre.
Éstellevabaunportafolioyvestíauntrajedesaliñado.Unalevesonrisapasóporsuslabiosalver
quePrevlovlomirabaconsorpresaalreconocerlo.
—CapitánPrevlov,soyWarrenNicholson.
—Losé—repusoPrevlovmientrasseponíadepie—.Noestabapreparadopararecibiraldirector
delaAgenciaCentraldeInteligenciaenpersona…Porlomenos,noenestasincómodascircunstancias.
—HevenidoparaacompañarlopersonalmenteaEstadosUnidos.
—Mesientohalagado.
—Los halagados somos nosotros, capitán Prevlov. Se lo considera una presa verdaderamente
importante.
—Entoncesvaaserunjuicioconpublicidadinternacional,enelquenofaltarángravesacusaciones
contramigobiernoporpirateríaenaltamar…
Nicholsonvolvióasonreír.
—No.Salvoporalgunosaltosmiembrosdesugobiernoydelmío,metemoquesudeserciónnoserá
conocida.
Prevlovpestañeó.
—¿Deserción?—repitió.Evidentementenoseloesperaba.
Nicholsonasintióconlacabeza.
—Notenéisningúnmétodoparahacermedesertar—dijoPrevlov,ceñudo—.Lonegaré.
—Unnoblegesto—repusoNicholsonencogiéndosedehombros—.Sinembargo,dadoquenohabrá
juicioniinterrogatorio,suúnicaopciónesunasolicituddeasilopolítico.
—¿Que no habrá interrogatorio…? Ningún buen servicio de inteligencia perdería la ocasión de
obtenerlasinformacionesqueunhombredemiposiciónpodríaproporcionarle.
—¿Quéinformaciones?—replicóNicholson—.Nadapuededecirnosustedquenosepamosya.
Prevlovestabaconfundido.«Perspectiva»,pensó.Teníaqueobtenerunaperspectiva.Sólohabíauna
maneradequelosnorteamericanossehubieranapoderadodelasinformacionessecretassoviéticasque
estabanenlosarchivosdesuoficina,enMoscú.Elcentrodelpuzzleestabaincompleto,perolosbordes
ajustabanfácilmenteensusitio.SosteniendolafirmemiradadeNicholson,dijoconvozqueda:
—EltenienteMarganinesunodelosvuestros.
Másqueunapregunta,fueunaafirmación.Nicholsonasintió:
—Sí.SellamaHarryKoskoskiynacióenNewark,NuevaJersey.
—Imposible —adujo Prevlov—. Yo verifiqué personalmente todas las etapas de la vida de Pavel
Marganin.NacióysecrióenKomsommolskna-Amure.Suspadreseransastres.
—Escierto,elverdaderoMarganinerarusonativo.
—Entonces,¿suagenteesundoble,unsustituto?
—Loarreglamoshacecuatroaños,cuandounodesusdestructoresdelanzamisilesKashinestallóyse
hundióenelocéanoíndico.Marganinfueunodelospocossupervivientes.Fuerescatadoporunbuque
petrolero,peromurióantesdequeelbarcotocarapuertoenHonolulu.Eraunaoportunidadexcepcionaly
teníamosqueactuarconrapidez.Detodoslosagentesnuestrosquehablabanruso,Koskoskieraelque
teníarasgosfísicosmásparecidosalosdeMarganin.Alteramosquirúrgicamentesurostrodemodoque
pareciera haber sido desfigurado en la explosión y luego lo llevamos a una isla pequeña y apartada, a
doscientos kilómetros del sitio donde se hundió ese barco. Cuando por fin nuestro marino soviético
falsificadofuedescubiertoydevueltoaRusia,delirabaysufríaunagudoataquedeamnesia.
—Conozcoelrestodelahistoria—dijoPrevlov—.Nosólolearreglamoslacaramediantecirugía
plástica, convirtiéndole en la del Marganin auténtico, sino que lo reeducamos enseñándole también su
propiahistoriapersonal.
—Asífue,másomenos.
—Unajugadabrillante,señorNicholson.
—Dichoporunodelosmásrespetadosagentesdeinteligenciasoviéticos,loconsiderounelogio.
—EntoncestodoelplanparaatraermealTitanicfueurdidoporlaCIAyllevadoacaboatravésde
Marganin.
—Koskoski,aliasMarganin,teníalacertezadequeustedaceptaríaelplan,yasíocurrió.
Prevlovclavólavistaenelsuelo.DebíahabersospechadodesdeelprincipioqueMarganinibalenta
eintrincadamentecolocándolelasogaalcuello.Nuncadebíahabercaídoenesatrampa,perosuvanidad
lohabíaperdidoyseresignó.
—¿Adondeconducetodoesto?—preguntócontristeza.
—Aestashoras,Marganinhapresentadopruebasirrefutablesdesus,perdonelaexpresión,traidoras
actividades, y también ha demostrado, con indicios falsos, que usted se propuso desde un primer
momentoquelamisiónTitanicfracasara.Yave,capitán,quelasendaqueconduceasudeserciónhasido
minuciosamenteplaneadadurantecasidosaños.Ustedmismocolaboróconlabuenavidaoccidental.Sus
superiores sólo pueden extraer una conclusión de sus acciones: que usted se vendió por un altísimo
precio.
—¿Ysiloniego?
—Nadielecreería.Supongoquesunombreyaestáenlalistanegrasoviética.
—¿Quéserádemí?
—Tienedosalternativas.Una:podemosdejarloenlibertadalcabodeunlapsoprudencial.
—Noduraríaunasemana.ConozcobienlareddeasesinosdelKGB.
—Susegundaalternativaescolaborarconnosotros.—Nicholsonhizounapausa,vacilóyluegomiró
directamente a Prevlov—. Usted, capitán, es un hombre brillante, el mejor en su especialidad. No nos
gusta que se desperdicie un buen cerebro. No hace falta explicarle su valor para la inteligencia
occidental.Poresomepropongoencomendarleunatareaqueausteddeberesultarlecómoda.
—Supongoquedeberíaagradecérselo—dijosecamentePrevlov.
—Sus rasgos faciales serán modificados, por supuesto. Se le proporcionará un curso acelerado de
inglésjuntoconnuestrahistoria,culturaycostumbres.AlfinalnoquedaráelmenorrastroqueelKGB
puedaidentificar.
EnlosojosdePrevlovcomenzóaaparecerunaexpresióndeinterés.
—Susueldoserádecuarentamildólaresanualesmásgastosyunautomóvil.
—¿Cuarentamildólares?—repitióPrevlov,tratandodeaparentarindiferencia.
—ConesopodrácomprarcubasdeginebraBombay—dijoNicholson,conlasonrisadeunloboal
sentarse a cenar con un cauteloso conejo—. Creo que si se esfuerza de veras, capitán Prevlov, tal vez
llegueadisfrutardelosplaceresdenuestradecadenciaoccidental.¿Noestádeacuerdo?
Porunmomento,Prevlovguardósilencio.Perolaopcióneraobvia:miedoconstanteounavidalarga
yplacentera.
—Ustedgana,Nicholson.
Nicholson le estrechó la mano y se sorprendió al ver que los ojos de Prevlov se inundaban de
lágrimas.
74
Lasúltimashorasdellargoremolquetrajeronuncielodespejadoysoleado,conunvientoerrático
que empujaba suavemente las largas ondas del océano hacia la costa y acariciaba sus verdes lomos
curvos.
Desde la madrugada, cuatro guardacostas intentaban mantener a raya a la enorme flota de
embarcaciones de placer que entraban y salían velozmente, rivalizando por ver más de cerca el viejo
barco.
Enelcielo,decenasdeavionesligerosyhelicópterosrevoloteabanenenjambre,comoavispas.Sus
pilotosmaniobrabanparaofrecerafotógrafosycamarógrafoselánguloperfectoparacaptaralTitanic.
Desdemilquinientosmetrosdealtura,elbarco,queseguíaescorado,parecíaelcadáverdeunares
atacadadesdetodosladosporejércitosdejejenesyhormigasblancas.
ElThomasJ.MorserecogiósucablederemolquedelaproadelSamuelR.Wallaceyseacercóala
proa del barco rescatado, donde fue atada una estacha. Luego comenzó a moverse lenta y suavemente
paraayudaraconducirlapesadamoleatravésdelestrechodeVerrazanoyporelríodelEstehastael
viejo astillero de Brooklyn. Aparecieron también varios remolcadores de puerto, listos para echar una
manosieranecesario.Mientrastanto,elcomandanteButeradabaórdenesdeacortaradoscientosmetros
elcableprincipalderemolque.
Llegó la lancha del práctico, que se detuvo a pocos centímetros del Wallace, y el práctico saltó a
bordo.GolpeóentoncescontralasherrumbradaschapasdelTitanic,separadasolamenteporcubiertasde
camión que colgaban a lo largo del francobordo de la embarcación más pequeña. Medio minuto más
tarde,eljefedeprácticosdelpuertodeNuevaYorkhabíaaferradounaescaladesogasytrepabaala
cubiertadecarga.
AllílorecibieronPittySandecker,queluegolocondujeronalaladebabordelpuente,dondeeljefe
de prácticos apoyó ambas manos en la barandilla y solemnemente indicó al remolcador, con un
movimiento de la cabeza, que continuara. Pitt agitó una mano y Butera respondió haciendo sonar el
silbato.Entonceselcomandantedelremolcadorordenó«adelantedespacio»ylapopadelWallaceenfiló
elcanalprincipalbajoelpuenteVerrazano,cuyoarcouneLongIslandconStatenIsland.
MientraslaextrañacomitivaseintroducíaenlabahíadeNuevaYork,Buteracomenzóapasearsede
un lado a otro por el puente del remolcador estudiando el barco, el viento, la corriente y el cable de
remolquecontantoempeñocomounmédicocirujanoapuntodeefectuarunaoperacióndelicada.
Desdelanocheanterior,milesdepersonasbordeabanlazonaribereña.Manhattanestabaparalizada,
sus calles desiertas y los edificios comerciales súbitamente silenciosos, con las ventanas repletas de
empleadosquepresenciabanconcalladoasombrolallegadaapuertodelTitanicysusremolcadores.
AorillasdeStatenIsland,PeterHull,unperiodistadelNewYorkTimes,iniciósucrónica:
«Los fantasmas existen. He visto uno entre las brumas de la mañana. Como un grotesco espectro
expulsadodelinfierno,pasóantemisincrédulosojos.Rodeadoporlamortajadeunatragediapasada,
envuelto en las almas de sus muertos, era en verdad una asombrosa reliquia de otra época. No era
posiblemirarlosinexperimentarorgulloypenaalmismotiempo…».
UncomentaristadelaCBSexpresóunpuntodevistamásperiodístico:
«El Titanic completó su viaje inaugural hoy, setenta y seis años después de zarpar del puerto de
Southampton,Inglaterra…».
AmediodíaelTitanicpasabafrentealaestatuadelaLibertadyalosmilesdeespectadoresquelo
contemplabandesdeelBattery.Todoshablabanensusurrosylaciudadquedóextrañamentesilenciosa.
Sóloalgúnqueotroclaxondeuntaxidabaindiciodeactividadnormal.EracomositodaNuevaYork
hubierasidolevantadaycolocadaenunavastacatedral.
Muchosdelospresentesllorabanabiertamente.Entreellosseencontrabantresdelospasajerosque
habíansobrevividoaaquellatrágicanoche,tantotiempoatrás.Elaireparecíadensoydifícilderespirar.
Casitodos,aldescribirmástardesussentimientos,sesorprendieronalnorememorarotracosaqueuna
peculiarsensacióndeentumecimiento,comosialgoloshubieraparalizadoyenmudecidotemporalmente.
Esdecir,casitodos,salvoArthurMooney.
MooneycapitaneabaunalanchadebomberosdelpuertodeNuevaYork.Nacidoenlaciudad,erade
ascendenciairlandesa,corpulentoydeojosmaliciosos,yhacíadiecinueveañosqueapagabaincendios
en el mar. Golpeando con su puño enorme la bitácora, se libró del hechizo. Luego ordenó a su
tripulación:
—¡Moved el culo! No son maniquíes. —Mooney casi nunca utilizaba megáfono; su voz llegaba a
todoslosrinconesdelaembarcación—.Esebarcollegadeunviajeinaugural,¿ono?Puesofrezcámosle
unabuenabienvenidatradicionalneoyorquina.
—Pero…noescomoelQueenElizabethIIoelNormandie —protestó un tripulante—. Eso no es
másqueuncacharroinútil,unbarcomuerto.
—¿Cacharroinútil?—vociferóMooney—.Esebarcoeslanavedepasajerosmásfamosadetodos
lostiempos.Esciertoqueestáunpocoestropeadoyllegaconretraso.¿Yesoquédemoniosimporta?
Abridlasmanguerasyhacedsonarlasirena.
FueunarepeticióndelreflotamientodelTitanic,peromásespectacular.Mientraselaguaseelevaba
engrandescortinassobrelabarcadeMooneyyelruidodesusilbatosonabacontralosrascacielosdela
ciudad, otra lancha siguió su ejemplo, y luego otra. Después comenzaron a sonar los silbatos de los
cargueros amarrados en los muelles. Luego se sumaron al estruendo las bocinas de los vehículos
alineadosjuntoalascostasdeNuevaJersey,ManhattanyBrooklyn,seguidasporaclamacionesygritos
surgidosdeunmillóndegargantas.
Loquehabíaempezadoconelinsignificantepitidodeunasolasirenaaumentóhastaconvertirseenun
atronadorsonidoquehacíatemblarelsueloyvibrartodaslasventanasdelaciudad.Fueunmomentoque
arrancóecosdetodoslosocéanosdelmundo.ElTitanichabíallegadoapuerto.
75
MilesdepersonascolmabanelmuelledondeestabaamarradoelTitanic,paradarlelabienvenida.
Ese hormiguero de gente estaba constituido por periodistas, autoridades, cordones de atribulados
policíasyunamultituddepersonasnoinvitadasquetrepabanporlavalladelastillero.Todointentode
impedirloerafútil.
Entropel,reporterosycámarasarremetieronporlapasarelayrodearonalalmiranteSandecker,que
seerguíacomounCésarvictoriosoenlospeldañosdelaescaleraprincipalqueseelevabadesdelasala
derecepcióndelacubiertaD.
Era el momento triunfal de Sandecker y ese día nada hubiese podido sacarlo del Titanic. Nunca
perdíaunaoportunidaddeobtenerpublicidadfavorableennombredelaAgenciaNacionalSubmarina.
Estavezibaaaprovecharcadalíneadeletraimpresa,cadasegundodetelevisiónnacionalentodoloque
fueraposible.Fascinóalosperiodistasconlascoloridashazañasdelequipoderescate,clavólamirada
enlascámarasdetelevisión,sonrió,sonrióysonrió.Elalmiranteseencontrabaensuparaísoparticular.
LoquemenosimportabaaPitteratodaesapompa.Paraél,enesemomento,elparaísoeraunaducha
yunacamamullidaylimpia.Abriéndosepasoaempujones,bajóalmuelleporlapasarelayseperdió
entre la multitud. Creía estar casi a salvo cuando un comentarista de televisión se precipitó hacia él
micrófonoenmano.
—Oiga,amigo,¿esustedmiembrodelequipoderescatedelTitanic?
—No:trabajoenelastillero—repusoPitt.
Elcomentaristaesbozóunamueca.
—Corta,Joe—gritóalcámara—.Nosequivocamosconéste.
Después echó a andar hacia el barco, gritando a la muchedumbre que no le pisaran el cable del
micrófono.
Seiscallesymediahoramástarde,Pittencontróporfinuntaxistamásinteresadoenllevarpasajeros
queenmirarboquiabiertoalTitanic.
—¿Adonde?—preguntóelchofer.
Pittvacilómirandosucamisaypantalón,suciosdemugreysudor,bajoungruesojerseydeshilachado
eigualmentemugriento.Nolehizofaltaespejoparaimaginarsusojossanguinolentosylacarasinafeitar.
Su aspecto era el de un perfecto borrachín del Bowery. Pero luego pensó que acababa de bajar de un
trasatlánticoqueenotraépocafueraelmásprestigiosodelmundo.
—¿Cuáleselhotelmáslujosoycarodelaciudad?
—ElPierre,enlaQuintaAvenidaylaSesentayuno,noesbarato.
—AlPierre,pues…
Elconductorlomiróporencimadelhombro,examinándolo,yarrugólanariz.Luego,encogiéndose
dehombros,pusoelcocheenmarcha.TardaronmediahoraendetenerseanteelPierre,situadofrentea
CentralPark.
Despuésdepagaraltaxista,Pitttraspusolaspuertasgiratoriasysedirigióarecepción.
Elencargadolelanzóunamiradaderepulsión.
—Lo siento, señor —dijo con altanería antes de que Pitt pudiera abrir la boca—. No tenemos
habitacioneslibres…
Pittsabíaque,sirevelabasuverdaderonombre,enminutosunaturbadeperiodistasdescubriríasu
paradero.Todavíanoestabapreparadoparalaspenuriasquetraíaconsigoelserfamoso.Loúnicoque
queríaeradormir.
—Nosoyloqueaparento—dijo,tratadodeaparentarindignación—.OcurrequesoyelprofesorR.
Malcolm Smyte, escritor y arqueólogo. Acabo de bajar del avión después de recorrer el Amazonas
durante cuatro meses y todavía no he tenido tiempo de cambiarme. Mi ayudante llegará enseguida del
aeropuertoconelequipaje.
Elrecepcionistaseconvirtióinstantáneamenteenladulzurapersonificada.
—Oh, disculpe, profesor Smyte, no lo reconocí. Sin embargo, el hotel está repleto. La ciudad está
llenadegentequehavenidoaverlallegadadelTitanic.Sindudalocomprenderá.—Nohabíacreídoa
Pittniunapalabra.
—Yoseréfiadordelprofesor—dijounavozaespaldasdePitt—.Délelamejorhabitaciónquetenga
ycárguelaaestadirección.
Una tarjeta fue arrojada sobre el mostrador. El encargado, al leerla, dio un respingo. Luego, con
elegante ademán, puso delante de Pitt una tarjeta de inscripción y le tendió la llave de una habitación
comoporartedemagia.
Al volverse lentamente, Pitt se encontró con un rostro tan fatigado y macilento como el suyo.
Esbozabaunatorcidasonrisadecomprensión,perolosojosopacosmostrabanlamiradafija,extraviada
yvacuadeunzombi.EraGeneSeagram.
—¿Cómomerastreótanpronto?—preguntóPitt.
Tendido en una bañera, sostenía en la mano un vodka con hielo. Del otro lado del cuarto de baño,
Seagramestabasentadoenelinodoro.
—Nofueungranalardedeintuición—repuso—.Lovisalirdelastilleroyloseguí…
—PenséqueaestahoraestaríabailandoenelTitanic.
—Elbarconadasignificaparamí.Loúnicoquemeinteresaeselbizanioguardadoenlabóveda,y
mehandichoquepasaráncuarentayochohorasantesdequesepuedatrasladarelTitanicaundiquede
carenayretirarlosdespojosqueobstruyenlabodegadecarga.
—Entalcaso,¿porquénodescansaunpardedíasysedivierteunpoco?Dentrodepocassemanas
susproblemashabránterminado.ElproyectoSicilianoseráunarealidad.
Seagramcerrólosojosuninstante.
—Queríahablarconusted—dijoconvozqueda—.QueríahablardeDana.
«Malditasea—pensóPitt—.Cómohagoparadisimular,sabiendoquehiceelamorconlaesposade
estehombre».Hastaesemomento,apenashabíalogradomanteneruntononaturalalhablar.
—¿Cómoseencuentradespuésdetantaspenurias?
—Supongoquebien—repusoSeagram,encogiéndosedehombros.
—¿Supone?Laarmadalatrajoenaviónhacedosdías.¿Nolahavistodesdequellegó?
—Seniegaaverme…dicequeentrenosotrosyanoquedanada.
Pittcontemplósuvasodevodka.
—Asíqueeslahoradelasdespedidas…Yodeusted,Seagrambuscaríalaprostitutamáscaradela
ciudad,lacargaríaamicuentaoficialdegastosymeolvidaríadeDana.
—Ustednoloentiende.Yolaamo.
—Hablacomoelcorreosentimentaldeunarevistafemenina—exclamóPittmientrascogíalabotella,
que había dejado en el suelo, y volvía a llenar su vaso—. Mire, Seagram, usted es un tipo bastante
decente bajo su fachada pomposa y obcecada. Y quién sabe, quizá pase a la historia como el gran
científico que salvó al género humano de un holocausto nuclear. Todavía tiene prestancia como para
atraeraunamujerypuedoapostaraquecuandoabandonesudespachoenWashingtonysedespidacon
cariñodelserviciogubernamental,serárico.Demodoquenoesperedemílágrimasyviolinesporun
amorperdido.Susituaciónesinmejorable.
—¿Dequémesirvesinlamujeraquienamo?
—Veo que no me entiende. —Pitt ya había vaciado un tercio de la botella y una cálida sensación
empezabaarecorrerleelcuerpo—.Porquéarrojarsealaguaporunahembraquedeprontocreehaber
descubiertolafuentedelajuventud.Sehamarchado.Déjeloestar.Ellasperseveran.Noexisteunhombre
aquienunamujernopuedamatarafuerzadeperseverancia.OlvídesedeDana,Seagram.Haymillones
de peces en el mar. Si necesita la falsa seguridad de una mujer que le haga la cama y le prepare la
comida,búsqueseunacriada;sonmásbaratasy,alalarga,traenmenosproblemas.
—AsíqueahoraintentaemularaFreud—dijoSeagram,levantándosedelinodoro—.Paraustedlas
mujeresnosonnada.Ensuopinión,unarelaciónbellaesunamoríoconuncuerpo.Noestáencontacto
conelmundo.
—¿Ah,no?—Poniéndosedepieenlabañera,Pittabriódeuntirónlapuertadelbotiquín,demodo
quePittseencontróantesuimagenreflejadaenelespejo—.Mirebien…Allítienelacaradeunhombre
que no está en contacto con el mundo. Detrás de esos ojos hay un hombre acosado por mil demonios
creados por él mismo. Usted está enfermo, Seagram. Mentalmente enfermo por problemas que ha
magnificado hasta hacerlos totalmente desproporcionados. El que Dana lo haya abandonado no es más
queunrecursoparaaumentarsunegradepresión.Nolaamatantocomocree.Ellaessólounsímbolo,un
accesorioenelcualseapoya.Mireesosojosvidriosos,mirelapielfláccidaalrededordelaboca.Vaya
aunpsiquiatraloantesposible…PienseenSeagramporunavez.Olvídesedesalvarelmundo.Eshora
dequesesalveusted.
Seagramteníaelrostrointensamenteenrojecido.Crispabalospuñosytemblaba.Después,antesus
ojos,elespejoempezóanublarse,noporfuerasinodesdeadentro,ysurgiólentamenteotracara.Una
caradesconocida,conlosmismosojosatormentados.
Enmudecido,PittviocómolaexpresióndeiradeSeagramsetransformabaenunadepuroterror.
—Diosmío,no…¡Esél!
—¿Él?
—¡Él!—exclamóSeagram—.¡JoshuaHaysBrewster!
Despuésgolpeóelespejoconambospuños,destrozandoelcristal,ysaliódelcuartodebaño.
76
Pensativa y soñadora, Dana se escrutaba, de pie frente a un espejo de cuerpo entero. Un nuevo
peinadocubríapulcramentelamagulladuraensucabeza.Sucuerpo,salvoporvariosmoretonesqueiban
desapareciendo,parecíatanflexibleyperfectocomoantes.Danaclavólamiradaensusojos,quesela
devolvieron.Nohabíapatasdegalloadicionales,ningunahinchazónenlosbordes.Enningunapartese
veíalaproverbialexpresiónendurecidadeunamujerquehapecado.Surenacercomomujerdemundo
liberadahabíasidouncompletoéxito.
—¿Quieresalgoparaeldesayuno?—dijodesdeabajoMarieSheldon.
Danasepusounasuavebatadeencaje.
—Cafésolo,gracias—contestó—.¿Quéhoraes?
—Pocomásdelasnueve.
Unminutomástarde,MarieservíaelcafécuandoDañaentróenlacocina.
—¿Quéhayenlaagendaparahoy?—preguntó.
—Algotípicamentefemenino…creoqueirédecompras.Almorzarésolaenundiscretosalóndetéy
luegoiréalclubdelaNUMAenbuscadeparejaparaunahoraodosdetenis.
—Encantador —repuso secamente Marie—, pero sugiero que dejes de jugar a la mujerzuela rica,
cosaquenoeres,yempiecesaportartecomounamujerconresponsabilidades,quesíeres.
—¿Quésentidotiene?
Marieelevólasmanosexasperada.
—¿Quésentidotiene?Paraempezar,cariño,ereslamujerdelmomento.Porsinolohasnotado,hace
tresdíasquesuenaelteléfonosinparar.Todaslasrevistasfemeninasdelpaísquierentenertuexclusiva
yheanotadoporlomenosochopeticionesdequeaparezcasenprogramasnacionalesdetelevisión.Te
gusteono,eresnoticiaimportante.¿Noteparecequeeshoradequevuelvasalatierrayenfrentesla
embestida?
—¿Qué puedo decir? Sí, era la única mujer a bordo de un vetusto barco a la deriva con veinte
hombres.Menudahazaña.
—Estuvisteapuntodemorirenelocéanoytratastodoelepisodiocomosifueraunaexcursiónporel
Nilo en la barcaza de Cleopatra. El tener a tantos hombres pendientes de tu menor capricho debe
habérsetesubidoalacabeza.
SiMariesupieratodalaverdad…PeroWarrenNicholsonhabíahechojuraraDanayatodoslosque
se hallaban a bordo que guardarían el secreto. El abordaje de los rusos debía ser olvidado por todos.
PerolecausabaciertaperversasatisfacciónsaberquetodosloshombrespresentesenelTitanicaquella
nochedetormentarecordaríansuactuaciónduranteelrestodesusvidas.
—Alláocurrieronmuchascosas.Yanosoylamismapersona—suspiróDana.
—¿Yquésignificaeso?
—Paraempezar,voyapedireldivorcio.
—¿Asíestánlascosas?
—Pues sí —contestó Dana con firmeza—. Además, me tomaré licencia sin goce de sueldo en la
NUMAyprocurarévivirunpoco.Mientrassealamujerdelaño,lesacaréprovecho.Losreportajes,las
presentacionesportelevisión…mepermitiránhacerloquetodamuchachaanheladurantetodasuvida.
—¿Quées?
—Gastardineroaespuertasydivertirsehaciéndolo.
Mariesacudiótristementelacabeza.
—Empiezoapensarqueayudéacrearunmonstruo.
Danalecogiólamano.
—Túno,queridaamiga.Codearmeconlamuertemeenseñóquemehabíacondenadoaunaexistencia
que no llevaba a ninguna parte. Supongo que empezó con mi niñez… —La voz de Dana se apagó al
volver,fugaces,losterriblesrecuerdos—.Miniñezfueunapesadillacuyosefectosmehanacompañado
durante toda mi vida. Hasta contagié su mal a mi matrimonio. Gene reconoció los síntomas y se casó
conmigo más por compasión que por verdadero amor. Sin darse cuenta, me trató más como padre que
comoamante.Ahoranopuedoobligarmeavolver.Nohalloenmílasrespuestasemocionalesnecesarias
para construir y mantener una relación duradera. Soy una solitaria, Marie; ahora lo sé. Soy demasiado
egoístaconmisafectoshaciaotros;eselalbatroscolgadodemicuello.Deaquíenadelantemearreglaré
sola.Asínovolveréalastimaranadienuncamás.
Marielamiróconojosllenosdelágrimas.
—Puesentonces,creoquetúyyoemparejaremoslosbandos.Túrenunciasalmatrimonioyvuelvesa
tuscostumbresdesolteramientrasyoabandonoelsíndromedelaterceraendiscordiaeingresoenlas
numerosasfilasdelasamasdecasarespetables.
LoslabiosdeDanaesbozaronunaampliasonrisa.
—¿TúyMel?
—YoyMel.
—¿Cuándo?
—Mejorpronto,otendréquecomprarmiajuarenlatiendaMadresFelices.
—¿Estásembarazada?
—Esoquecreceenmihornonoesunpastel.
DanarodeólamesaparaabrazaraMarie.
—Túconunbebé…Nopuedocreerlo.
—Puesserámejorquelocreas.
—Oh, Marie, estoy tan contenta por ti. Las dos iniciamos vidas totalmente nuevas. ¿No estás
entusiasmada?
—Oh, claro —repuso Marie con tono seco—. Nada mejor que empezar de nuevo y con mucha
alharaca.
—¿Acasohayotraforma?
—Paramíelcaminoesfácil,cariño—dijoMarie,besandolevementeenlamejillaaDana—.Erestú
quienmepreocupa.Novayasdemasiadolejoscondemasiadarapidez;podríascaerte.
—Lodivertidoescaerseylevantarse.
—Hazmecaso.Aprendeanadarenpocaprofundidad.
—Esoesdemasiadoaburrido—repusoDanaconmiradapensativa—.Empezaréenlacrestadela
ola.
—¿Ycómovasalograresapequeñaproeza?
DanasostuvolamiradadeMarie.
—Bastaconunallamadatelefónica.
AbandonandosuescritoriodelDespachoOval,elpresidentesaludóconafectoallíderdelamayoría
delSenado,JohnBurdick.
—Mealegrodeverlo,John.¿CómoestánJosieyloschicos?
Burdick,unhombrealtoydelgado,conunamatadenegrocabellopocasvecespeinada,seencogió
dehombrosbonachonamente.
—Josieestámuybien.Yloschicos,yalosconoce…Encuantoaellosconcierne,elbuenodepapá
noesmásqueunamáquinadehacerdinero.
Una vez se sentaron, la conversación se animó con sus diferencias respecto de los programas
presupuestarios.Aunqueseenfrentabancomodirigentespartidariosyanteelpúblicoseatacabanentoda
ocasión,trasbambolinaseranamigosafectuosos.
—El Congreso empieza a pensar que se ha vuelto loco, señor presidente. Durante los últimos seis
meseshavetadotodoslosproyectosdegastosenviadosalaCasaBlancadesdeelCapitolio.
—Y los seguiré vetando hasta el día en que salga por esa puerta por última vez —repuso el
presidente,haciendounapausaparaencenderuncigarro—.Afrontemosladuraycrudaverdad,John.El
gobiernodeEstadosUnidosestáarruinado,ylohaestadodesdequefinalizólaSegundaGuerraMundial,
pero nadie quiere admitirlo. Seguimos acumulando alegremente una deuda nacional incomprensible,
imaginando que en algún momento el pobre infeliz que nos derrote en la próxima elección pagará los
derrochesdelosúltimoscincuentaaños.
—¿QuéesperaquehagaelCongreso?¿Declararunaquiebra?
—Tardeotempranoquizátengaquehacerlo.
—Las consecuencias serían inimaginables. La deuda nacional es sobrellevada por la mitad de las
compañías de seguros, ahorros y préstamos y bancos del país. Todos desaparecerían de la noche a la
mañana.
—Noesningunanovedad.
Burdickmeneólacabeza.
—Meniegoaaceptarlo.
—Maldita sea, John, no puede ocultar eso bajo la alfombra. ¿Se da cuenta de que ningún
contribuyentemenordecincuentaañosllegaráaverunchequedelaSeguridadSocial?Doceañosmásy
serátotalmenteimposiblepagarnisiquieraaunterciodelosbeneficiarios.Esaesotrarazónporlacual
haré la advertencia. Admito apenado que es una vocecilla en el desierto… Pero aun así, en los pocos
meses que me quedan de ejercicio del cargo, advertiré sobre la catástrofe en toda ocasión que se me
ofrezca.
—Alpueblonorteamericanonolegustaoírmalasnuevas.Noseráustedmuypopular.
—Me importa un bledo. No doy un centavo por lo que piensen los demás. Los certámenes de
popularidadsonparaegoístas.Dentrodeunosmesesyoestaréenmiqueche,navegandotranquilamente
alsurdelasislasFiji,yqueelnuevogobiernosevayaalinfierno.
—Lamentooírledecireso,señorpresidente.Esustedunbuenhombre.Hastasuspeoresenemigoslo
admiten.
Peroelpresidentenosedejóamilanar.
—Por un tiempo tuvimos en marcha una gran república, John, pero usted y yo y todos los demás
abogados la echamos a perder. El gobierno es una gran empresa y no se debería permitir que los
abogados ocuparan cargos oficiales. Son los contables y los comerciantes quienes deberían ser
congresistasypresidentes.
—Hacenfaltaabogadosparaquefuncioneunalegislatura.
Elpresidenteseencogiódehombrosconairefatigado.
—¿De qué sirve? Nada cambiará. —Luego se irguió en su asiento y sonrió—. Le pido disculpas,
John;nohavenidoaoírmedisertar.¿Quélotraeporaquí?
—Elproyectodeatenciónmédicaparaniñosindigentes—repusoBurdick,conlamiradafijaenel
presidente—.¿Lovetarátambién?
Elpresidentesereclinóensusillón,estudiandosucigarro.
—Sí—contestósimplemente.
—Ese proyecto es mío —replicó Burdick con voz queda—. Yo lo hice aprobar por la Cámara de
RepresentantesyporelSenado…
—Losé.
—¿Cómopuedevetarunaleydestinadaaniñoscuyasfamiliasnopuedenpagarlesatenciónmédica
adecuada?
—Por la misma razón por la cual veté beneficios adicionales para ciudadanos mayores de ochenta
años, programas de becas federales para las minorías raciales y una docena de proyectos de ayuda
social.Alguientienequepagarlos.Ylaclasetrabajadoraquemantieneaestepaíshasidoexpoliadacon
unincrementodelquinientosporcientoenlosimpuestosenlosúltimosdiezaños.
—Poramoralahumanidad,señorpresidente…
—Por amor a un presupuesto equilibrado, senador. ¿De dónde espera que salgan los fondos para
sustentarsuprograma?
—Podría empezar reduciendo el presupuesto de la Sección Meta. Antes o después tenía que
ocurrir…Afortunadamentehabrásidodespués.
Decidiómostrarseevasivo.
—¿LaSecciónMeta?
—Unbancodecerebrosultrasecretoqueustedhamantenidoduranteaños.Sindudanoharáfaltaque
ledescribacómoactúa…
—No,nohacefalta—repusoelpresidenteconcalma.
Hubounsilencioincómodo.FinalmenteBurdickhabló:
—Misinvestigadorestardaronmesesenaveriguarlo,yaqueustedocultólashuellasfinancierascon
mucha sagacidad. Pero al fin lograron descubrir que los fondos utilizados para reflotar el Titanic
provenían de una organización secreta que operaba bajo el nombre de Sección Meta, y después, en
definitiva,deusted.Señorpresidente,ustedautorizócasisetecientosmillonesdedólarespararescatara
ese viejo cacharro y después mintió diciendo que costó menos de la mitad de esa suma. Y yo le pido
solamente cincuenta millones para financiar el proyecto de atención médica infantil. Desde luego, su
peculiarsentidodelasprioridadesesunverdaderocrimen.
—¿Quéseproponehacer,John?¿Chantajearmeparaquefirmesuproyecto?
—Parasersincero,sí.
—Comprendo.
Antesdequelaconversaciónpudieracontinuar,entróenlasalaelsecretariodelpresidente.
—Perdonelainterrupción,señorpresidente,peroustedpidióqueverificarasuhorariodeentrevistas
paraestatarde.
—Excúseme,John;tardaréapenasunmomento—sedisculpóelpresidente.Alexaminarelhorario,
sedetuvoenunnombreanotadoconlápizalascuatroycuartodelatarde.Miróasusecretarioconlas
cejaslevantadas—.¿LaseñoraSeagram?
—Sí,señor.Llamódiciendoquehaconseguidorastrearlahistoriadeesemodelodebarcoquetiene
eneldormitorio.Comopenséquetalvezleinteresaraloqueelladescubrió,laanotéparaunosminutos.
Elpresidenteocultólacaraentrelasmanosycerrólosojos.
—Llámela y cancele la entrevista. Pídale que cene conmigo en el yate presidencial a las siete y
media.
Elsecretarioloanotóysaliódelahabitación.ElpresidentesevolviódenuevohaciaBurdick.
—Bien,John,¿quépasasisigonegándomeafirmarsuproyecto?
Burdicklevantólasmanos.
—Entoncesnomedejaotraalternativaquedenunciarelusoclandestinodefondosgubernamentales.
En tal caso, me temo que pueda producirse un escándalo comparado con el cual el viejo Watergate
pareceráunjuegodeniños.
—¿Haríaustedeso?
—Loharía.
Unaheladacalmapareciódescendersobreelpresidente.
—Antes de derrochar más dólares de los contribuyentes en una audiencia senatorial por mis
tejemanejesfiscales,sugieroqueoigademispropioslabiosdequéseocupalaSecciónMetayquéha
producidoendefensadelpaísquenosproporcionaalosdosempleo.
—Leescucho,señorpresidente.
—Muybien…
Unahoramástarde,ensudespacho,elsenadorJohnBurdick,totalmenteserenado,arrojabasulegajo
secretosobrelaSecciónMetaalasfaucesdeunamáquinatrituradora.
77
Ver al Titanic apuntalado, seco y erguido en el enorme desfiladero de un dique de carena, era un
espectáculoasombroso.
Ya había empezado el estrépito. Varios soldadores atacaban los obstruidos pasadizos. Los
remachadores martillaban el agrietado casco, reforzando las reparaciones temporales efectuadas en el
maralasheridasbajolalíneadeflotación.Arriba,dosaltísimasgrúashundíansusmandíbulasenlas
oscurasbodegasdecarga,parareaparecerminutosmástardeapretandoentresusdientesdehierrouna
seriedemutiladosdespojos.
Pitt echó una ojeada, sabiendo que sería la última, al gimnasio y la cubierta superior. Como una
despedida a una etapa de su vida, se detuvo allí absorbiendo recuerdos. El sudor del salvamento, la
sangreyelsacrificiodesuequipo,lafragilidaddelaesperanzaqueloshabíaimpulsadoatodoshastael
final,todoesoquedaríaatrás.Porúltimo,abandonandosuensueño,bajóporlaescaleraprincipalyllegó
porfinalabodegadelanteradecarga,enlacubiertaG.
Estaban todos presentes, con un aspecto inusual con sus plateados cascos de protección. Gene
Seagram,demacradoytembloroso,sepaseabadeunladoaotro.MelDonner,queseenjugabaelsudor
del cuello y la barbilla mientras seguía a Seagram con mirada inquieta y nerviosa. Herb Lusky, un
mineralogistadelaSecciónMeta,alaesperaconsuequipoparaanálisis.LosalmirantesSandeckery
Kemper,que,enunrincóndelaoscurabodega,conversabanenvozbaja.
Pittpasójuntoalosretorcidossoportesdelosmamparosyporencimadelonduladopisodeacero
combadohastaquedardetrásdeunoperarioquedirigíaconempeñosusopletecontraunenormegozne
delapuertadelapequeñabodega.Labodega,pensóPitt…Sólofaltabanminutosparaqueserevelarael
secretoocultoensuinterior.Deprontosintióunescalofrío,yempezóatemerqueseabrieralabodega.
Comosicompartieransuinquietud,losdemáshombrespresentescallaronysereunieronjuntoaPitt
conintranquilaaprensión.
Porfinelobreroapagóelardientechorroazuldesusopleteyselevantólacaretaprotectora.
—¿Quéleparece?—preguntóPitt.
—Síqueconstruíanbienantes—replicóeloperario—.Heachicharradoelmecanismodecierrey
destruidolosgoznes,perosiguefirme.
—¿Yahoraquéhacemos?
—BajamosuncabledesdelagrúaDoppleman,loatamosalapuertayesperamosqueseabra.
Casiunahoratardóunequipoenintroducirenlabodegauncabledecincocentímetrosdegrosory
ajustarlo.Después,cuandotodoestuvolisto,seenvióalagrúaunmensajeatravésdeunradiotransmisor
yelcableempezólentamenteaenderezarseytensarse.Nohizofaltadeciranadiequeseapartara.Todos
sabíanquesielcablesecortaba,suslatigazostendríanfuerzamásquesuficienteparapartirendosaun
hombre.
Aladistanciapodíanoírcómohacíafuerzaelmotordelagrúa.Duranteunossegundosnopasónada;
elcableseestirabayseestremecía,sushebrascrujíanporeltremendoesfuerzo.Contratodacautela,Pitt
seacercómás.Latercadeterminacióndelabodegaparecíatansólidacomoelacerodesusmuros.
El cable se aflojó cuando la grúa disminuyó la tensión para elevar las revoluciones de su motor.
Despuésaceleróyengranóconelembragueunavezmásyelcablesetensóconunaudibletañido.Para
los hombres silenciosos que ansiosamente seguían la escena, parecía inconcebible que aquella bodega
herrumbrada pudiera resistir un ataque tan potente. Sin embargo, lo inconcebible estaba sucediendo,
aparentemente.Peroentoncesaparecióenelbordesuperiordelapuertaunapequeñísimahendidura,del
grosor de un cabello. La siguieron dos grietas verticales a los lados y por último una cuarta que
atravesabaelfondo.Bruscamente,conuntorturadochirridodeprotesta,lapuertasedejóarrancardel
grancubodeacero.
De la cavernosa negrura apenas salió un hilillo de agua. La bodega había permanecido
herméticamentecerradadurantesulargaestadíaenelabismodelocéano.
Nadie se movió. Todos quedaron paralizados, hipnotizados por aquel hoyo cuadrado, negro. De su
interiorsurgióhedoramoho.
Luskyfueelprimeroenrecobrarlavoz.
—Diossanto,¿quéeseso?¿Quéeseseolorinfernal?
—Unalinterna—pidióPittaunodelosoperarios.
Alguienleentregóunalinternademano.Pittlaencendióypaseósuluzblanco-azuladaporelinterior
delapequeñabodega.
Todospudieronverdiezcajonesdemadera,bienamarradosconfuertescorreasdecuero.También
pudieron ver otra cosa, algo que hizo palidecer todos los rostros. Eran los restos momificados de un
hombre.
78
Yacíaenunrincóndelabodega,conlosojoscerradosyhundidos,lapieltanennegrecidacomoviejo
papel alquitranado en el tejado de un depósito. El tejido muscular estaba encogido sobre el esqueleto,
cubiertodepiesacabezaporunaexcrecenciabacterial.Parecíauntrozodepanmohoso.Sóloelcabello
blancodesucabezaybarbaestabaperfectamenteconservado.Uncharcodeviscosofluidoseextendía
alrededor de los restos y humedecía la atmósfera, como si alguien hubiera arrojado un balde de agua
contralasparedesdelabodega.
—Sea quien sea, todavía está húmedo —murmuró Kemper, con expresión de horror—. ¿Cómo es
posible,despuésdetantotiempo?
—Más de la mitad del peso corporal está formada por agua —respondió Pitt con voz queda—.
Simplementeelaireencerradoenlabodeganobastabaparaevaporartodoslosfluidos.
Donnerseapartóconrepugnanciadelamacabraescena.
—¿Quiénera?—logrópreguntar,resistiendoelimpulsodevomitar.
Pittcontemplóimpasiblealamomia.
—CreoquesellamaJoshuaHaysBrewster.
—¿Brewster?—susurróSeagram,conojosdesencajadosdemiedo.
—¿Porquéno?—dijoPitt—.¿Quiénotrosabíaloqueconteníaestabodega?
ElalmiranteKempersacudiólacabeza,pasmadoymaravillado.
—Debedehabersidoterriblemorirenestenegroagujeromientraselbarcosehundíaenelfondodel
mar—dijocontonoreverente.
—Noquieropensareneso—repusoDonner—.Probablementetengapesadillasduranteunmes.
—Es espantoso —declaró Sandecker, y observó la entristecida expresión de Pitt—. ¿Estaba al
corrientedeesto?
Pittasintió.
—MelodijoelcomodoroBigalow.
Sandeckerleclavólamirada,peronoinsistió,sinoquesevolvióhaciaunodelosoperarios.
—Llamenaljuezdeguardiaydíganlequevenga.Despuésdespejenlazonaymanténganlaasíhasta
nuevaorden.
Lostrabajadoresdelastillerodesaparecierondelabodegadecargacomoporartedemagia.
SeagramaferróaLuskydelbrazoconunaintensidadquesobresaltóalmineralogista.
—Bueno,Herb;ahoraletocaausted.
Vacilante,Luskyentró,pasóporencimadelamomiayconunapalancaforzóunodeloscajonesde
mineral.Luegopreparósuequipoycomenzóaanalizarloquecontenía.Despuésdeunlapsoquepareció
una eternidad para los hombres que se paseaban fuera de la bodega, levantó la vista con expresión de
aturdidaincredulidadenlosojos.
—Estonovalenada.
Seagramseacercó.
—¿Quéhadicho?
—Novalenada.Nohaynirastrodebizanio.
—Pruebeconotrocajón—graznóSeagram.
Luskypusomanosalaobra.Perolomismosucedióconelotrocajón,yconelsiguiente,hastaquelos
contenidosdelosdiezquedarondiseminadosporelsuelo.
Luskyparecíapresadeunacrisisdenervios.
—Basura… nada más que basura… —balbuceaba—. Sólo guijo vulgar, del que se encuentra bajo
cualquiercapadebalastro.
AlextinguirseeltonodeperplejidadenlavozdeLusky,reinóenlabodegadecargadelTitanic un
hondo silencio. Pitt miraba el suelo. Todos contemplaban con fijeza los desechos y los cajones rotos
mientrassusentumecidasmentesseesforzabanporasimilarlaespantosarealidad,lahorribleeinnegable
verdaddequeelrescate,eltrabajoagotador,laastronómicainversióndedinero,lasmuertesdeMunky
Woodson…todohabíasidoparanada.ElbizanionoestabaenelTitanicnihabíaestadoenél.Eranlas
víctimasdeunabromamonstruosamentecruelquehabíasidojugadasetentayseisañosatrás.
Fue Seagram quien rompió por fin el silencio. Totalmente desquiciado, sonreía para sí bajo la luz
gris, y su sonrisa se convirtió pronto en una risa demoníaca que despertó ecos en la bodega de acero.
Abalanzándoseporlapuertadelabóveda,levantóunapiedraydioaLuskyungolpeenlacabezaquelo
hizosangrar.
Seguía riendo, víctima de un agudo histerismo, cuando cayó sobre los restos de Joshua Hays
Brewster.Frenético,sepusoagolpearlacabezamomificadacontralapareddelabóvedahastaquese
soltódelcuelloyquedóensusmanos.
Sosteniendo aquel pavoroso cráneo, la turbada mente de Seagram vio de pronto que los labios
ennegrecidos y apergaminados se entreabrían en una horrenda sonrisa. La depresión de Joshua Hays
Brewster había alcanzado a Seagram a través de las brumas del tiempo, legándole una herencia
enfermiza,quelanzóalcientíficoalasfaucesdeunalocuradelaquejamásescaparíatotalmente.
79
Seis días más tarde, Donner entró en el comedor del hotel donde el almirante Sandecker estaba
desayunandoysesentóenunsillón,delotroladodelamesa.
—¿Sehaenteradodelaúltimanovedad?
Sandeckerhizounapausaentredosbocados.
—Sisonmalasnoticias,preferiríaqueselasguarde.
—Medetuvieronestamañanacuandosalíademiapartamento—explicóDonner,arrojandosobrela
mesaunpapeldoblado—.Unacitaciónparaquemepresenteanteuncomitéinvestigadorsenatorial.
Sandeckercogióconeltenedorotrotrozodetortillasinmirarelpapel.
—Felicidades.
—Lomismodigo,almirante.Apuestodólarescontrarosquillasaqueenestemismoinstantehayensu
oficinaunfuncionario,esperándoloparaentregarleunaigual.
—¿Quiénestádetrásdeesto?
—UnsenadornovatodeOhio,unmequetrefequetratadehacersefamosoantesdeloscuarentaaños
—repusoDonnermientrasseenjugabalafrentehúmedaconunpañuelo—.Elmuyestúpidoinsisteenque
Genetestimonie.
—Eso tendría que verlo. —Sandecker apartó el plato y se reclinó en su silla—. ¿Cómo sigue
Seagram?
—Padecedepsicosismaníaco-depresiva.
—¿YquétalLusky?
—Veintepuntosyunafeaconcusión.Dentrodeunasemanasaldrádelhospital.
Sandeckermeneólacabeza.
—Ojalá nunca más tenga que vivir algo semejante. —Bebió un trago de café—. ¿Cómo debemos
actuar?
—AnochellamóelpresidentedesdelaCasaBlanca.Dijoquedeclaráramoslaverdad.Loquemenos
quiereesverseenredadoenunamadejadementirascontradictorias.
—¿YquéhaydelproyectoSiciliano?
—Murió de muerte súbita cuando abrimos la bodega del Titanic —repuso Donner—. No tenemos
otraalternativaquerevelarlotodo,desdeelprincipiohastaelpenosofinal.
—¿Porquéhayqueventilarenpúblicolostrapossucios?¿Dequéservirá?
—Sonlosmalesdelademocracia—dijoDonnerconresignación—.Todotienequehacersepúblico,
aunqueesosignifiqueentregarsecretosaungobiernoextranjeroyhostil.
Sandeckersecubrióelrostroconlasmanosysuspiró.
—Bueno,supongoquetendréquebuscarmeotroempleo.
—Nonecesariamente.Elpresidentehaprometidoemitirunadeclaraciónasumiendotodoelfracaso
delproyecto.
—Esinútil.TengoenelCongresovariosenemigosqueseregocijarándepoderexigirmirenunciade
laNUMA.
—Talveznollegueatanto.
—Hace quince años, desde que llegué al rango de almirante, que ando en tratos turbios con la
política. No es más que basura. Antes de que esto termine, cualquiera remotamente vinculado con el
proyectoSicilianoyreflotamientodelTitanictendrásuertesiencuentratrabajocomoguardaforestal.
—Lamentoquehayatenidoqueterminarasí,almirante.
—Yo también. —Sandecker terminó su café y se enjugó la boca con una servilleta—. Dígame,
Donner,¿cuáleselordendepresentación?¿Aquiénhadesignadocomoprimertestigoelilustresenador
porWyoming?
—Se propone empezar por el salvamento del Titanic y luego retroceder para comprometer a la
Sección Meta y por último al presidente —explicó Donner al tiempo que recogía la citación y se la
guardabaenelbolsillodelachaqueta—.LomásprobableesqueelprimertestigoseaDirkPitt.
Sandeckerlomiró.
—¿Pitt?
—Enefecto.
—Interesante—dijoSandeckerconsuavidad—.Muyinteresante.
—Noleentiendo.
Sandeckerdoblópulcramentelaservilletayladejósobrelamesa.
—Loqueustednosabe,Donner,loquenopodíasaber,esqueinmediatamentedespuésdequelos
hombresdechaquetablancasacaronaSeagramdelTitanic,Pittdesapareció.
Donnerentrecerrólosojos.
—Sindudaustedsabrádóndeseencuentra.¿Susamigos?¿Giordino?
—¿No le parece que todos intentamos dar con él? —gruñó Sandecker—. Se fue. Desapareció. Es
comosiselohubieratragadolatierra.
—Perohabrádejadoalgunapista.
—Dijoalgo,sí,peroquenotieneningúnsentido.
—¿Quéfue?
—DijoqueibaenbuscadeSouthby.
—¿YquiéndiablosesSouthby?
—Notengoidea—repusoSandecker—.Notengolamenoridea.
80
PittconducíaconprecauciónelsedánRoverporunestrechosenderorural,resbaladizoporlalluvia.
Lasaltashayasquebordeabanelcaminoparecíanencajonaralvehículo,cuyotechoapedreabanconel
aguaquecaíadesushojas.
Pitt estaba exhausto. Había iniciado su odisea sin saber con certeza qué podía encontrar, si es que
encontraba algo. Había empezado igual que Joshua Hays Brewster y su cuadrilla de mineros, en los
muelles de Aberdeen, Escocia, y luego había seguido su rastro de muerte, cruzando Gran Bretaña casi
hastaelviejoembarcaderodeSouthampton,dedondeelTitanichabíazarpadoensuviajeinaugural.
Apartando la vista del vaivén de los limpiaparabrisas, miró el cuaderno azul que tenía sobre el
asientocontiguo.Estaballenodefechas,direcciones,anotacionesyartículosdeperiódicos,acumulados
porélduranteeltrayecto.Pocolehabíandicholosmohososarchivosdelpasado.
«Sehanencontradoloscadáveresdedosnorteamericanos»,anunciabanlasedicionesdelosdiarios
de Glasgow correspondientes al 7 de abril de 1912. Las crónicas, que no proporcionaban detalles,
estabantanprofundamentesepultadascomoloestabanloscadáveresdeloscoloradeñosJohnCaldwelly
ThomasPriceenuncementeriolocal.
Suslápidas,descubiertasporPittenunpequeñocamposanto,noofrecíanprácticamentenadamásque
susnombresylasfechasenquehabíanmuerto.LomismopasabaconCharlesWidney,WalterSchmidty
WarnerO’Deming.DeAlvinCoulternopudohallarrastros.
YporúltimoquedabaVernonHall.Pitttampocohabíaencontradoelsitiodondereposaba.¿Dónde
había caído? ¿Su sangre se habría, derramado en el limpio y ordenado paisaje de las dunas de
Hampshire,oacasoenalgúncallejóndeSouthampton?
Dereojodivisóunmojónqueanunciabaladistanciahastaelpuerto:veintekilómetros.
Pitt continuó conduciendo. El camino describía una curva y luego seguía paralelo al hermoso y
ondulantearroyoItchen,célebreentodoelsurdeInglaterraporsustruchas,peronolonotó.Adelante,al
otroladodelasplantacionesverdeesmeraldadelallanuracostera,aparecióalavistaunpueblecito.Pitt
decidiódetenerseadesayunar.
Depronto,unaalarmasonóenelfondodesumente.Pisóelfreno,perocondemasiadafuerza:las
ruedasposterioresfallaronyelRoverderrapóenunperfectocírculodetrescientossesentagrados,hasta
detenersetodavíaapuntandohaciaelsur,perohundidohastalosguardabarrosenelblandolododeuna
zanjajuntoalcamino.
Casiantesdequeelcochesedetuvieradeltodo,Pittabriódeuntirónlaportezuelaysaltóafuera.
Sus zapatos se hundieron y quedaron pegados, pero se los sacó y echó a correr por el camino en
calcetines.
Se detuvo frente a un pequeño letrero, cuya inscripción ocultaba en parte un arbolito que había
crecidoasualrededor.Conlentitud,comotemiendoqueotrodesengañomásdestrozarasusesperanzas,
apartólasramasytodoseaclaródepronto.LaclavedelenigmadeJoshuaHaysBrewsteryelbizanio
estabaallí,delantedeél.Sequedóinmóvil,empapadoporlalluviaquecaía,yeneseinstantesupoque
todohabíavalidolapena.
81
Sentadoenunbanco,juntoalafuentedelaplazaSverdlov,frentealteatroBolshoi,Marganinleíaun
periódico.Alsentirunapequeñasacudida,suposinmirarquealguienhabíaocupadoellugarasulado.
Unhombregordodearrugadotrajeseapoyóenelrespaldodelbanco,mordiendounamanzanacomo
aldescuido.
—Felicidadesportuascenso,comandante—masculló.
—Teniendoencuentaelgiroquetomaronlosacontecimientos—dijoMarganinsinbajarelperiódico
—,eralomenosquepodíahacerelalmiranteSloiuk.
—¿Ycuálestusituaciónahora,unavezeliminadoPrevlov?
—Habiendodesertadoelbuencapitán,lomáslógicoeraquesemeeligieraamíparareemplazarlo
comojefedelaDivisióndeAnálisisdeInformaciónExtranjera.Eraunaconclusiónobvia.
—Mealegrodequenuestrosañosdelaborhayandadotanbuenosdividendos.
Marganindiovueltaunapágina.
—Nohemoshechomásqueabrirlapuerta.Losdividendosnohanllegadotodavía.
—Ahoradebesactuarconmáscuidadoquenunca.
—Esopiensohacer—dijoMarganin—.EsteasuntodePrevlovhaperjudicadomucholacredibilidad
delaarmadasoviéticaanteelKremlin.Seestáverificandoconseveridadlosantecedentesdetodoslos
que pertenecen al Departamento de Información Naval. Pasará mucho tiempo antes de que se me tenga
tantaconfianzacomoalcapitánPrevlov.
—Nos ocuparemos de que el proceso se acelere un poco —repuso el gordo, tragando un trozo de
manzana—.Cuandotealejesdeaquí,mézclateconlamultitudenlaentradadelmetro,delotroladodela
calle.Unodenuestroshombres,queesunexpertocarterista,haráunaoperacióninversaintroduciendo
discretamente un sobre en el bolsillo interior de tu chaqueta. Ese sobre contiene las actas de la última
reunióndeljefedeEstadoMayordelaArmadaestadounidenseconsuscomandantesdeflota.
—Esunmaterialbastantepeligroso.
—Lasactashansidodepuradas.Talvezparezcanimportantes,peroenrealidadselashareformulado
cuidadosamenteparadespistaratussuperiores.
—Pasardocumentosfalsificadosnobeneficiaráennadamiposición.
—Tranquilízate —dijo el gordo—. Mañana a esta hora, un agente del KGB obtendrá el mismo
material. El KGB garantizará su legitimidad. Como tú habrás presentado tu información veinticuatro
horasantesqueellos,ganaráslaestimadelalmiranteSloiuk.
—Muyastuto—comentóMarganin,sinapartarlavistadelperiódico—.¿Algunaotracosa?
—Hoyhemosdedecirnosadiós—murmuróelgordo.
—¿Adiós?
—Sí. He sido tu contacto durante demasiado tiempo. Tú y yo hemos andado mucho para descuidar
ahoralasprecauciones.
—¿Yminuevocontacto?
—¿Siguesviviendoenelcuartelnaval?
—El cuartel seguirá siendo mi hogar. No pienso atraer sospechas derrochando y viviendo en un
departamento de lujo como Prevlov. Continuaré llevando una existencia espartana con mi sueldo de la
marinasoviética.
—Muy bien. Mi sustituto ya está designado. Será el ordenanza que limpia las habitaciones de los
oficialesdetucuartel.
—Teecharédemenos,viejoamigo—dijoMarganin.
—Yyoati.
Hubounlargomomentodesilencio.Ydespués,finalmente,elgordovolvióahablarenvozbajay
contenida:
—Diostebendiga,Harry.
CuandoMarganindoblóelperiódicoylodejóaunlado,elgordoyanoestabaallí.
82
—Nuestropuntodedestinoestáallá,aladerecha—dijoelpilotodelhelicóptero—.Descenderéen
esapraderafrentealcamposanto.
Sandeckermiróporlaventanilla.Eraunamañanagrisynublada;suavesmantosdenieblasecernían
sobre las zonas bajas del minúsculo poblado. Un tranquilo sendero serpenteaba entre varias casas
pintorescasyestababordeadoaambosladosporbonitosmurosderoca.Sandeckersepusotiesocuando
elpilotoinclinóbruscamenteelaparatoalrededordelcampanariodelaiglesia.
Miró a Donner, que iba sentado a su lado con la mirada fija al frente. Delante de él, ocupando el
asiento junto al piloto, se hallaba Sid Koplin. La Sección Meta había recurrido al mineralogista por
última vez, ya que Herb Lusky no se encontraba todavía lo bastante recuperado como para hacer ese
viaje.
Sandeckersintióellevebarquinazodeltrendeaterrizajealtocarelsuelo.Unmomentomástarde,el
pilotoapagabaelmotorylashélicessedeteníanpocoapoco.
EnelsúbitosilenciodespuésdelvuelodesdeLondres,lavozdelpilotopareciódemasiadofuerte.
—Hemosllegado,señor.
Sandeckerasintióybajóporlaportezuelalateral.Pitt,queesperaba,salióasuencuentroconlamano
tendida.
—BienvenidoaSouthby,almirante—dijosonriente.
SandeckersonrióalestrecharlamanodePitt,peroensurostronohabíahumor.
—Lapróximavezqueseescabullasincomunicarmesusintenciones,serádespedido.
PittfingióunaexpresióncontritaantesdevolverseparasaludaraDonner.
—Mealegrodeverte,Mel.
—Lomismodigo—repusoDonnercordialmente—.CreoqueyaconocesaSidKoplin.
—Deunencuentrocasual—sonrióPitt—.Nuncahemossidoformalmentepresentados.
Koplin tomó la mano de Pitt entre las suyas. Aquél no era el mismo hombre a quien Pitt había
encontradomoribundoenlasnievesdeNuevaZembla.ElapretóndeKoplinerafirme;sumirada,vivaz.
—Mimayordeseo—dijoconvozemocionada—erateneralgúndíalaoportunidaddeagradecerle
enpersonaquehayasalvadomivida.
—Me alegro de verlo bien de salud —fue todo lo que se le ocurrió mascullar a Pitt, que miró
nerviosoelsuelo.
«PorDios—pensóSandecker—,estabaturbadodeveras…».Nuncahabíaimaginadovereldíaen
queDirkPittsevolvieramodesto.ElalmiranterescatóaPittasiéndolodelbrazoyconduciéndolohacia
laiglesiadelpoblado.
—Confíoenquesepaloquehace—dijoSandecker—.Alosingleseslesdesagradanlosextranjeros
queexcavansuscamposantos.
—Hizo falta una llamada directa del presidente al primer ministro para evitar todos los trámites
burocráticosdeunaexhumación—añadióDonner.
—Creoquecomprobaránquehavalidolapena—dijoPitt.
Llegaronalcaminoylocruzaron.Luegopasaronporunantiguoportóndehierroforjadoyentraronen
el camposanto que rodeaba la iglesia parroquial. Caminaron un rato en silencio, leyendo las
inscripcionesenlaslápidasdesgastadasporlaintemperie.
LuegoSandeckerseñalóelpequeñopoblado.
—Quélejosestádelcaminohabitual…¿Cómollegó?
—Pura suerte —respondió Pitt—. Cuando empecé a rastrear los movimientos de los coloradeños
desdeAberdeen,noteníaideadellugarqueocupabaSouthbyenelpuzzle.Recordaráustedquelaúltima
frasedeldiariodeBrewsterdecía:«CómoansíovolveraSouthby».YsegúnelcomodoroBigalow,las
últimaspalabrasdeBrewsterantesdeencerrarseenlabóvedadelTitanicfueron:«GraciasaDiospor
Southby».Laúnicapistaquetenía,ymuytenue,eraqueSouthbysonabaainglés,demodoqueempecé
pordeterminarlomejorquepudeelcaminoseguidoporlosmineroshastaSouthampton…
—Siguiendolosmojonesdesustumbas—terminóDonner.
—Parecíanseñalesdeuncamino—admitióPitt—.EsoyelhechodequeeneldiariodeBrewster
constaban las fechas y lugares de sus muertes, salvo en los casos de Alvin Coulter y Vernon Hall. La
última morada de Coulter sigue siendo un misterio, pero Hall descansa aquí, en el cementerio del
pobladodeSouthby.
—Entoncesloencontrasteenunmapa…
—No;elpobladoestanpequeñoquenisiquieraapareceenlaguíaMichelin.Porcasualidadviun
viejoletrero,pintadoamano,quealgúngranjeropusohaceañosjuntoalcaminoprincipalparaanunciar
laventadeunavacalechera.Lasinstruccionessituabanlagranjaatreskilómetrosalestesobreelcarril
máspróximohastaSouthby.Entonceslasúltimaspiezasencajaronensusitio.
Siguieron caminando en silencio, dirigiéndose a un lugar donde los esperaban tres hombres. Dos
vestíanlasropashabitualesdetrabajodelosgranjeroslocales;eltercerolucíauniformedepolicía.Pitt
hizolasbrevespresentaciones;luegoPittentregóalpolicíalaordendeexhumación.
Todos miraron la tumba. La lápida se alzaba a un extremo de una gran losa de piedra bajo la cual
yacíaeldifunto.Lainscripcióndecíasimplemente:«vernonhall.Murióel8deabrilde1912.R.I.P.»
Esmeradamente tallada en el centro de la losa horizontal combada, se veía la imagen de un viejo
navíodetresmástiles.
PittrecitólaspalabrasdeldiariodeJoshuaHaysBrewster:
—«…Elvaliosomineralquecontandesesperadoesfuerzoarrancamosalasentrañasdeesamontaña
malditaestáasalvoenlabóveda.SóloquedaráVernonpararelatarlosucedido,puesyopartoenelgran
vapor…».
—LabóvedadondeestásepultadoVernonHall—dijoDonner—.Aesoserefería,noalabodegadel
Titanic.Bóvedaybodegasonpalabrasquepuedenconfundirse.
—Nomelocreo—murmuróSandecker—.¿Esposiblequeelbizanioestéaquí?
—Losabremosdentrodepocosminutos—dijoPitt,haciendounaseñalalosdoscampesinos,que
comenzaronaremoverlalosa.Unavezapartaronlalosa,sepusieronacavar.
—Pero ¿por qué enterrar aquí el bizanio? —preguntó Sandecker—. ¿Por qué Brewster no fue a
SouthamptonylohizocargarabordodelTitanic?
—Por diversas razones —replicó Pitt con voz que sonó demasiado fuerte en la quietud del
camposanto—. Perseguido como un perro, exhausto, más allá de todo lo imaginable, con todos sus
amigosasesinadosantesusojos,BrewsterfueempujadoalalocuracontantacertezacomolofueGene
Seagram al enterarse de que el destino le había arrebatado su momento de triunfo cuando ya casi lo
acariciaba.AgreguentodoesoalhechodequeBrewsterseencontrabaentierraextraña;estabasoloysin
amigos.Lamuerteloacechabaconstantemente,ysuúnicaposibilidaddeescaparaEstadosUnidosconel
bizanioestabaamarradaavarioskilómetrosdedistancia,enelmuelledeSouthampton.Sedicequela
demencia engendra genio. Tal vez en el caso de Brewster haya sido así, o tal vez simplemente sus
delirioslohayanconfundido.Presumió,erróneamentesegúnresultó,quenuncapodríallegarasalvoél
soloconelbizanioabordodelbarco.PoresoloenterróenlatumbadeVernonHallylosustituyópor
roca común y corriente en los cajones originarios de mineral. Luego, probablemente haya dejado su
diarioenmanosdelvicariodelaiglesiaconinstruccionesdeentregarloalconsuladonorteamericanoen
Southampton. Imagino que su críptica prosa surgió de la locura que lo había llevado a no confiar en
nadie,nisiquieraenunviejovicariorural.Probablementehayapensadoquealgúnperspicazfuncionario
militardescifraríaelverdaderosignificadodesuextravaganteprosasiéleraasesinado.
—PerollegóasalvoabordodelTitanic—observóDonner—.Losfrancesesnoseloimpidieron.
—Yosupongoquelasituaciónseestabavolviendodemasiadopeligrosaparalosagentesfranceses.
Lapolicíabritánicadebedehaberseguidoelrastrodecadáveres,comolohiceyo,ypisabalostalonesa
losperseguidores.
—Entonceslosfranceses,temiendounescándalointernacionaldevastasproporciones,retrocedieron
enelúltimomomento—intervinoKoplin.
—Ésaesunaposibleteoría—replicóPitt.
—ElTitanic…elTitanicsehundióylodesbaratótodo—dijoSandecker,pensativo.
—Exacto—repusoPitt—.Ahoraentranenelcuadromilcasualidades.SielcapitánSmithhubiera
hechocasodelasadvertenciasyreducidolavelocidad;sieseañolostémpanosnohubieranllegadomás
al sur de lo habitual; si el Titanic hubiera eludido el iceberg y llegado a Nueva York como estaba
previsto;ysiBrewsterhubieraquedadovivoparacontarlosucedidoalejército,elbizaniohabríasido
simplementerecobradoconposterioridad.Porotrolado,aunqueBrewsterhubiesesidoasesinadoantes
desubiralbarco,lasautoridadesmilitareshabríandescifradosindudaeldoblesentidodeloqueponía
al final de su diario y actuado en consecuencia. Lamentablemente, el destino jugó una mala pasada: el
Titanic se hundió, llevándose consigo a Brewster y las veladas palabras de su diario despistaron
completamenteatodos,inclusoanosotros,durantesetentayseisaños.
—¿PorquéentoncesBrewsterseencerróenlabodegadelTitanic?—preguntóDonnerintrigado—.
Sabiendoqueelbarcoestabacondenado,sabiendoquetodaacciónsuicidaeraungestoinsensato,¿por
quénotratódesalvarse?
—Elremordimientoesunpoderosomotivodesuicidio—dijoPitt—.Brewsterestabaloco.Esolo
sabemos.Cuandosediocuentadequesuplanpararobarelbizaniohabíacausadolamuerteinnecesaria
de una veintena de personas, ocho de las cuales eran amigos íntimos suyos, se culpó de ello. Muchos
hombresymujeressehanquitadolavidapormuchomenos.
—Aguardenunmomento—lointerrumpióKoplin,queestabaarrodilladosobreunestucheabiertode
instrumentosparaanálisisdeminerales—.Hayseñalesradiactivasenlatierraquecubreelataúd.
Los cavadores salieron del pozo. Los demás se apiñaron alrededor de Koplin para observar cómo
efectuaba su ritual. Sandecker sacó del bolsillo un cigarro que se introdujo entre los labios sin
encenderlo.Aunqueelaireerafrío,Donnerteníalacamisaempapada.Nadiehablaba.Losalientossalían
enpequeñascolumnasdevaporquesedisipabanconrapidezenlamortecinaluzgris.
Koplinestudióelsuelorocoso,cuyacomposiciónnocoincidíaconladelahúmedatierrapardaque
rodeabalaexcavacióndelatumba.Porfinseincorporóvacilante,sosteniendoenlamanovariasrocas
pequeñas.
—¡Esbizanio!
—¿Está…estáaquí?—preguntóDonnerenunsusurrocontenido—.¿Realmenteestátodoaquí?
—Deprimerísimacalidad—anuncióKoplin,conelrostroiluminadoporunaampliasonrisa—.Más
quesuficienteparacompletarelproyectoSiciliano.
—¡GraciasaDios!—exclamóDonner,quesetambaleóhastaunacriptaysedesplomósobreellasin
ceremonias,ajenoalasescandalizadasmiradasquelelanzabanloscampesinoslocales.
Koplinvolviósusojoshacialatumba.
—Es cierto que la demencia engendra genio —murmuró—. Brewster llenó la tumba de mineral…
Cualquieraquenofueseunmineralogistaprofesionalhabríacavadosimplementeatravésdeél,nohabría
encontradoenelataúdotracosaquehuesosysehabríamarchado.
—Unmodoidealdeocultarlo—admitióDonner—.Prácticamentealavistadetodos.
SandeckerseacercóaPittyestrechósumano.
—Gracias—ledijo.
Enrespuesta,Pittsólopudoasentirconlacabeza.Sesentíafatigadoyentumecido.Queríaencontrar
un sitio donde ocultarse del mundo y olvidarlo por un tiempo. Deseaba que el Titanic jamás hubiese
existido, que nunca se hubiera deslizado por las vías del astillero de Belfast al silencioso mar, al mar
despiadadoquehabíatransformadoaquellahermosanaveenuncascomacabroyherrumbrado.
SandeckerparecióleerlamiradadePitt.
—Me parece que necesita un descanso —dijo—. No quiero ver su cara en mi oficina durante dos
semanas.
—Teníalaesperanzadequelodijera—repusoPittconsonrisafatigada.
—¿Dóndeseproponeesconderse?—inquiriósocarronamenteSandecker—.SóloporsienlaNUMA
surgeunaemergenciaynecesitocomunicarmeconusted.
—Ya —repuso secamente Pitt, e hizo una pausa—. Hay una azafata que vive con su bisabuelo en
Teignmouth.Podríatratardeencontrarmeallí.
Sandeckerasintióconsilenciosacomprensión.KoplinseacercóycogióaPittporloshombros.
—Ojalávolvamosaencontrarnosalgunavez.
—Lomismodigo.
Donnerlomirósinlevantarse,yconlavozroncaporlaemocióndijo:
—Haterminado,porfin…
—Sí—repusoPitt—.Todohaterminado.Todo.
Sintióunsúbitoescalofrío,unasensacióndefríafamiliaridad,comosisuspalabrashubierantraído
unmisteriosoecodelpasado.Despuéssevolvió,alejándosedelcementeriodeSouthby.
Todossequedaronmirándoloempequeñecerseenladistancia,hastaqueentróenunmantodeniebla
ydesapareció.
—Saliódelasbrumasyalasbrumasvolvió—murmuróKoplin,rememorandosuprimerencuentro
conPittenlamontañaBednáia.
Donnerlomiróconextrañeza:
—¿Quéhasdicho?
—Pensabaenvozalta,nadamás—repusoKoplinencogiéndosedehombros.
EPÍLOGO
Agostode1988
—Parenlosmotores…
Eltelégrafotintineóenrespuestaalaordendelcapitánylasvibracionesprovenientesdelasalade
máquinas de la nave británica HMS Troy se acallaron. La espuma que rodeaba la proa se fundió en la
negruradelmaramedidaqueelbarcoperdíalentamenteímpetu,silenciosoanoserporelzumbidode
losgeneradores.
EraunanochecalurosaparaelAtlánticoNorte.Elmarestababuenoylasestrellasresplandecíanen
unaalfombraquecentelleabadeunhorizonteaotro.Labanderainglesapendíainerteensusdrizas,sin
quelaagitaranisiquieraunatisbodebrisa.Lostripulantes,másdedoscientos,sehallabanreunidosen
elpuentedeproa.Uncuerposinvida,envueltoenunalonacosida,segúnlatradicióndeotraépoca,y
amortajado en la bandera nacional, fue conducido y depositado en la barandilla del barco. Después el
capitán,convozresonanteydesprovistadeemoción,leyólaoraciónfúnebredelosmarinos.Encuanto
pronunciólasúltimaspalabrashizounaseñalconlacabeza.Inclinaronlatablillayelcadáversedeslizó
enlosansiososbrazosdelmareterno.Lasnotasdelclarín,clarasypuras,seperdieronenlatranquila
noche;despuéslosmarinerossealejaronensilencio.
Pocos minutos más tarde, cuando el Troy estaba de nuevo en marcha, el capitán se sentó e hizo la
siguienteanotaciónenelcuadernodebitácora:«HMSTroy. Hora: 2.20,10 agosto 1988. Pos.: Lat. 41°
46'N.,Long.50°14'O.AlahoraexactadelamañanaenquenaufragóelbuquedelacompañíaEstrella
Blanca Titanic, y de acuerdo con su último deseo de reunirse en la eternidad con quienes fueron sus
compañerosdenavegación,losrestosdelcomodorosirJohnL.Bigalow,K.B.E.,R.D.,R.N.R.(retirado)
fueronarrojadosalocéano».
Con mano temblorosa, el capitán puso su firma. Estaba cerrando el último capítulo de un trágico
dramaquehabíaasombradoalmundo…unmundoquenuncamásvolveríaaserelmismo.
Casienelmismoinstante,delotroladodelplaneta,enalgunapartedelavastaextensióndesolada
delocéanoPacífico,unenormesubmarinoenformadecigarroavanzabasilenciosomuypordebajode
las lánguidas olas. Peces alarmados huían a las profundidades al acercarse aquel monstruo, mientras
dentro de su lisa piel negra, varios hombres se preparaban para lanzar una descarga de misiles a una
seriedeblancos,diezmilkilómetrosaleste.
Exactamentealasquincehoras,elprimerodeesosgrandesproyectilesirrumpióatravésdeloleaje
bañadoporelsolenunaerupciónvolcánicadeaguablanca,queconunbramidoatronadorseelevóhacia
elcieloazuldelPacífico.Treintasegundosmástardeloseguíaelsegundo,luegoelterceroy,porúltimo,
el cuarto. Luego, arrastrando consigo largas columnas ardientes de llama anaranjada, el cuarteto de
destrucciónenmasasubióenarcoalespacioydesapareció.
Treintaydosminutosmástarde,cuandoiniciabansutrayectoriahaciaabajo,losmisilesestallaron
bruscamente en gigantescas bolas de fuego, y se desintegraron cuando aún se hallaban a unos cien
kilómetros de sus respectivos blancos. Por lo que todos recordaban, era la primera vez en la historia
militar norteamericana que los técnicos, ingenieros y altos oficiales que dirigían los programas de
defensadelpaíshabíanaplaudidoelfinalsúbitoyaparentementefracasadodeunperfectolanzamiento.
ElproyectoSicilianohabíademostradoserunéxitosinreservasenlaprimeraprueba.
CLIVECUSSLER.NacióenIllinoisen1931,perocrecióenAlhambra,California,dondeeraeltípico
chicoqueseperdíaenclaseparasoñarqueestabanavegandobajobanderapirata,ojuntoalalmirante
Nelson. Dejó la Universidad cuando empezó la guerra de Corea para alistarse en las fuerzas aéreas,
donde sirvió como mecánico de aviones e ingeniero de vuelo, en una base de Hawai, y aprovechó su
tiempolibreparaaprenderabucearjuntoasusamigos,unodeloscualesfuelafuentedelmejoramigo
de su personaje estrella, el ítaloamericano Al Giordino. El propio autor recuerda que en esta época,
principiosdelosaños50,nosesabíacasinadasobreelsubmarinismo,quenoserespetabanlostiempos
dedescompresión,yquesejugolavidamásdeunavez.Perollegóaamarelmarcontodasualma,un
amorquenolehaabandonado,yquefueclaveensuvida.
Despuésdedejarelejército,sededicóalapublicidad,yllegóaserdirectorcreativodedosdelas
agenciasmásimportantesdeestadosunidos.Duranteestetiempo,tambiénsededicóaescribiryproducir
anunciosderadioytelevisión,quelehicieronganarvariospremiso,incluidounodelfestivaldeCannes.
Sinembargo,llegóunmomentoenelquesediocuentaqueloqueélrealmentequeríaeraescribir
novelas de submarinismo. Apoyado por su mujer, Barbara, dejó su trabajo en la multinacional para
sacarseeltítulodebuceadorprofesional,ysepusoatrabajarenunatiendadeartículosdesubmarinismo,
al tiempo que daba cursos a aficionados. Los tiempos libres los aprovechaba en la trastienda,
escribiendoenunamáquinadeescribirportátilartículossubmarinospararevistas.En1973publicóla
queseríalaprimeranoveladeDirkPitt,TheMediterraneanCaper(Peligro en el mediterráneo). Fue
con su tercera novela, Raise the Titanic (Rescaten el Titanic) con la que alcanzó la fama, y pudo
dedicarseasumayorafición:rescatarbarcoshundidos.
Cussler invirtió los beneficios de su libro para empezar a buscar, siempre apoyado por su mujer
Barbara,ysustreshijos,Teri,DirkyDana,barcossumergidos.Elprimeroquebuscófueelbarcode
JohnPaulJones,unodeloshéroesdelahistoriamarítima,peroapesardequenologróencontrarlo,la
experiencialepermitióaprendermuchosobrelabúsquedadebarcoshundidos.Hastalafecha,Cusslerha
encontrado más de 60 barcos, entre ellos: El Hunley, un submarino confederado conocido por ser el
primero en hundir un barco, el Housatonic. El U-20, el submarino alemán que hundió el famoso
Lusitania; el barco de la república de Texas Zavala, encontrado bajo un parking en Galveston; y los
restosdelCarpathia,elbarcoquerescatóalossupervivientesdelTitanic.Todosestosdescubrimientos
loshalogradoconsuONG,laNUMA,quesellamaasíporqueeslaorganizaciónparalaquetrabajasu
personaje,DirkPitt.(Élsenegóaquesellamaseasí,peroelrestodesociosvotaronporunanimidad).
Con su libro, «The Sea Hunters». («Exploradores del mar»), publicado en 1996, acerca de sus
trabajoscomoarqueólogomarino,logróqueseconocierangranpartedesusactividadesenroladoensu
ONG,laNUMA.Tambiénlogróunhechohistórico:laFacultaddeCienciasdelmardelaUniversidad
Estatal de Nueva York aceptó su libro como una tesis doctoral, y le otorgó el titulo de Doctor. Fue la
primeravezenlos123añosdehistoriadelauniversidadqueseconcediótalprivilegio.
Además, Cussler es miembro de «El club de exploradores de Nueva York», la «Royal Geographic
Society»deLondres,yla«AmericanSocietyofOceanographers».Tambiéndestacaporsupasiónporlos
automóvilesantiguos,yposeeunacoleccióndemásde85vehículosfabricadosantesdelosaños50,y
restauradosalaperfección.
Cussler también tiene la tradición, desde su décima novela, «Dragon», de aparecer en sus propias
novelas, en ocasiones como simples cameos, y en otros casos como salvador de los protagonistas y
fundamentalparasudesenlace.Elautorconfiesaquetodoempezóconunabroma,yqueestabasegurode
que su editor lo retiraría antes de publicar el libro, pero no fue así, y ya se ha convertido en una
tradición,apesardequelospersonajesnuncarecuerdanaCusslerdeunlibroaotro.
Notas
[1]ElBizanionoexisteenlarealidad.(N.delT).<<
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