y el “triconivm militiae”. notas sobre la novela histórica escipión el

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EL “TRICONIVM FORI” Y EL “TRICONIVM MILITIAE”.
NOTAS SOBRE LA NOVELA HISTÓRICA ESCIPIÓN EL
AFRICANO DE ROSS LECKIE
MARÍA CRUZ HERRERO INGELMO
ENRIQUE MONTERO CARTELLE
Universidad de Valladolid
1. INTRODUCCIÓN
Ross Leckie, dentro de la moda actual de la novela histórica, ha publicado una
trilogía sobre la lucha entre las dos potencias hegemónicas del Mediterráneo de la
época republicana romana, Roma y Cartago. En la versión española estas tres novelas
se titulan Yo, Aníbal, general de Cartago, la segunda Escipión el Africano y la tercera
lleva por título Cartago. En la versión original inglesa estos títulos son simplemente
Hannibal, Scipio y Carthage.
Esta trilogía ha tenido un gran éxito de ventas y público, habiendo sido traducida
a numorosos idiomas. La novela dedicada a Aníbal va a ser llevada al cine, dentro
también de la moda actual, lo que ha proporcionado a Ross Leckie un contrato multimillonario. De las novelas de esta trilogía vamos a fijarnos en la dedicada a Escipión el
Africano, publicada en 19881, por estar más centrada en el mundo romano.
Como garantía de la fiabilidad de estas reconstrucciones históricas noveladas los
editores ingleses señalan en una nota previa que el autor estudió Classics en Oxford, lo
que en la traducción española, que figura en la solapa, resulta ser “Literatura clásica”.
2. OBJETIVO
Esta obra hace una biografía novelada de la figura de Publio Cornelio Escipión
(236-182 a. C.), llamado el Africano por su victoria sobre Aníbal en Zama (202 a.
C.). La figura de Publio Cornelio Escipión sintetiza una de las familias aristocráticas
1
La traducción española se publicó en Barcelona, Emecé 1998. La edición inglesa desde 1998
ha conocido varias ediciones y reimpresiones. La primera fue la de Canongate Books, 1998; la segunda de Abacus 1999. Nosotros utilizamos de esta última la reimpresión de 2002, Scipio. A Novel,
Londres, Abacus 2002.
KOINÒS LÓGOS. Homenaje al profesor José García López
E. Calderón, A. Morales, M. Valverde (eds.), Murcia, 2006, pp. 431-438
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romanas de mayor abolengo que marcó de manera decidida la vida tanto política como
cultural de la Roma republicana por oposición a otras familias, como la de los Catones,
representada en este caso por Marco Porcio Catón.
Para ello utiliza R. Leckie una técnica bien conocida en la novela histórica, como hemos estudiado en otro lugar2: la de las memorias. Esta técnica se presenta de forma nada
usual, porque están narradas con dos voces: la del propio Escipión y la de su secretario,
Bostar. De este modo Ross Leckie se mueve dentro de los dos parámetros habituales de
la novela histórica: la reconstrucción de un personaje histórico y la ficción narrativa.
La memorias de Escipión son unas memorias “históricas” dentro de la ficción, mientras que las de Bostar son unas memorias ficticias dentro de la historia. Es decir, la vida
de Escipión contada por él mismo informa al lector de todos los pasos que sigue desde
niño hasta su muerte, para lo que el autor tiene que instruir constantemente al lector sobre las peculiaridades de todos los aspectos de la vida romana que podrían producir extrañamiento o incomprensión de los hechos. Por otro lado, el autor tiene plena libertad
para introducir en la vida de Bostar todo lo que le parezca oportuno dentro de lo posible
en el mundo antiguo, mostrando en ello una gran libertad e imaginación literaria.
Publio relata su vida con una finalidad justificativa bien clara, como es habitual en
este género: explicar las decisiones de su vida, como defensa contra el juicio promovido
contra él por Catón ya al final de su carrera. En esto sigue los pasos de Claudio en las
novelas de R. Graves, cuya estela intenta seguir3.
Para ello, la novela consta de tres partes: “La formación”, que corresponde a la etapa de su formación como ciudadano civil, “La prueba”, que se refiere a su instrucción
como militar, y “La acción”, que describe sus éxitos políticos y, sobre todo, militares.
Con la formación en Clásicas del autor y con un modelo como R. Graves, el lector
esperará encontrar una novela histórica bien documentada, sin anacronismos ni errores
graves que le confundan. Sin embargo, la situación es otra. En un trabajo previo sobre
esta novela histórica hemos estudiado la utilización interesada de las fuentes que hace
Ross Leckie, su deformación de la figura de Catón contra toda la historiografía latina y
los procedimientos literarios para lograr la justificación de la figura de Publio Cornelio
Escipión4. Ahora vamos a fijarnos con más detenimiento en algunos problemas filológicos que se advierten en esta novela, que no se entienden en una persona formada en
Filología Clásica en Oxford, uno de los cuales da título a este artículo.
3. EL USO
DEL LATÍN
Un procedimiento habitual en esta novela con el que se recrea Ross Leckie para dar
ambiente romano a las situaciones es la utilización de expresiones latinas siempre con2
De Virgilio a Umberto Eco: la novela histórica latina, Madrid 1992.
“Yo, Claudio” y “Claudio el dios”. Cf. E. Montero Cartelle, “Claudio, entre la historia y la
ficción,” IDEAS. “Ideas para un cincuentenario”, Madrid, 2005, pp. 67-80.
4
“La recreación literaria de la historia: Escipión el Africano de Ross Leckie”, CFC Est. Lat.
25.1, 2005, pp. 175-190.
3
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venientemente traducidas a continuación. Muchas de ellas son oportunamente traídas a
colacción y denotan una cierta familiaridad con el latín, pero otras llenan de confusión
al lector, incluso al experto en estas materias.
A. Tal vez la más llamativa es la que da título a este trabajo. En efecto, el autor alude
en muchas ocasiones, como no podía ser menos, dada la temática, a las dos etapas en la
formación del joven Publio: “La formación”, que se refiere a su instrucción política y
“La prueba”, que se refiere a su formación militar, como, por ejemplo, en p. 105, 113,
131, etc. Lo llamativo es que a la formación civil o política le llama el triconium fori
y a la militar la denomina triconium militiae. Valga como ejemplo una cita en la que se
mencionan ambas etapas. El texto original (p. 108-109) dice: “He sends his thanks to
you, sir, and hopes to give them in person another time. He says he is sure no man could
have taught his son better, but that is as well, because from this day the triconium fori
of Publius Cornelius Scipio is suspended. His triconium militiae has begun. Publius
Cornelius Scipio, your father sends for you. You are to join him in arms, in the service
of the Senate and people of Rome”.
La traducción reza: “Te da las gracias y espera poder hacerlo en persona en otra
ocasión. Dice que está seguro de que nadie podría enseñar mejor a su hijo, pero que
ya da igual, porque a partir de este día el triconium fori de Publio Cornelio Escipión
se suspende. Comienza su triconium militiae. Publio Cornelio Escipión, tu padre me
envía a buscarte. Tienes que reunirte con él en el ejército, al servicio del Senado y del
pueblo de Roma”.
Este hápax legómenon latino de Ross Leckie para un lector español podría sonar al
tricornio de la guardia civil o, con un poco más de cultura lingüística, a un extraordinario *tricoño. En realidad se trata de un grave error por tirocinium fori y tirocinium
militiae, término común para referirse a la etapa de aprendizaje del joven Escipión, que
encuentra su mayor uso en el término tiro o soldado bisoño.
Si se tratase de una simple errata, lo que es difícil de entender al reiterarse en
varios pasajes, el autor podría al menos haber corregido el error en las sucesivas
ediciones y reimpresiones. Por otro lado, dada la formación ajena por completo al
mundo clásico que reciben en España tanto los licenciados en Filología inglesa como
los Licenciados en Traducción e Interpretación, sería impensable que el traductor
pudiese detectar el error y salvar de la perplejidad por lo menos a los lectores de
habla española.
B. Pero hay más. Tal vez lo más curioso por inusitado son los diálogos en latín que
el autor introduce en la novela. Alguno resulta chocante. Así, por ejemplo, Publio y
algunos soldados dispersos tras la derrota de Cannas se reconocen mutuamente entre
los arbustos con un latín más de bárbaros que de romanos:
El texto inglés (p. 242) dice: “Quis istic est? I called out. Who´s there? ...
“Quis etiam es?” Replied a voice. “Who are you?”...
“Publius Cornelius Scipio sum”, I answered clearly. “Servo senatum populumque
romanum. I am a servant of Rome.”...
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“Scipio! Immo vero, milites romani sumus. We´re Roman soldiers!”
“Then come out.”
La traducción (p.272) reza:
“–Quis istic est –dije–. ¿quién anda ahí?…
–Quis etiam es? –replicó una voz–. ¿Y tú quién eres?...
–Publius Cornelius Scipio sum –respondí con claridad–. Servo senatum populumque
romanum. Servidor del Senado y del pueblo de Roma...
–Scipio! Immo vero, milites romani sumus. ¡Somos soldados romanos!
–Entonces salid.”
En este caso la traducción de la frase Servo senatum populumque romanum como
Servidor del Senado y del pueblo de Roma nos aclara lo que quiere decir, pero en realidad la frase quiere decir “Yo observo al Senado y al pueblo romano”. Lo que Ross
Leckie quiere decir en latín sería servio senato populoque romano.
C. También se describe en latín el encuentro de Bostar con los soldados romanos
(p. 73):
“–Quis estis? ¿quién eres?, –preguntó? el más alto”, a lo que contesta Bostar –Non
armatus sum– dije, levantando los brazos. No estoy armado…”
El soldado romano pregunta en realidad ¿quién sois? con un plural de tratamiento
de vos que no existe en la época republicana5.
D. En este sentido resulta inaudito dentro de la lengua latina la forma de dirigirse
los senadores al senado patres et (¿) conscripti (p. 15; 229), que recibe la traducción
“senadores de Roma”, como si en el senado se encontrasen los senadores y “los conscriptos”.
4. PROBLEMAS
CRONOLÓGICOS Y DE REALIA
En esta novela histórica son muy frecuentes las menciones de cuestiones de realia y
las alusiones a diversos aspectos culturales relacionados con la vida romana republicana
que se narra. Muchas de ellas están bien justificadas y contribuyen al conocimiento de
este mundo, pero otras sorprenden por diversos conceptos.
A. En ocasiones se dan problemas de cronología manifiestos. Así, por ejemplo, Publio, al final de su vida, al recordar la injusticia que supone estar sometido a juicio por
Roma, después de todo lo que hizo por ella, comenta lleno de dolor “Las injusticias de
la vida, sus absurdos, zumban en mi cerebro como moscas, fétidas y negras. He vivido
la vida intensamente y ahora conozco las lágrimas de las cosas” (p. 16). La frase resulta
poética, al deja escapar esta última expresión “conozco las lágrimas de las cosas”, que
5
C. M. Bassols, Sintaxis histórica de la lengua latina, I, Barcelona, 1945, pp. 90-91.
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es una reminiscencia de Virgilio sunt lacrimae rerum6, que vivió mucho después y que,
por lo tanto, Publio no puede citar.
B. A veces a los problemas de cronología se unen los de interpretación. El padre de
Publio le muestra orgulloso una de las tumbas de sus antepasados con una inscripción
alusiva a uno de ellos: “Éstos son tus antepasados, Escipión, Reveréncialos y aprende
de ellos. Ahora levántate y léeme la inscripción que hay a tu lado” (p.37). La elección,
a decir verdad, no parece muy afortunada ya que se trata del epitafio de M. Cornelio
Escipión el Hispano, que fue pretor el año 139 a. C. (C.I.L. I.2, 15), por lo que es muy
posterior a la época de la narración, ya que el propio Publio Cornelio Escipión murió
en el año 182 a. C. Pero, además, tampoco resulta muy apropiada la traducción de un
epitafio de los Escipiones. El texto latino es el siguiente7:
Virtutes generis mieis moribus accumulavit,
Progeniem genui, facta patris petiei.
Maiorum optenui laudem, ut sibei me esse creatum
Laetentur: stirpem nobilitavit honor.
La versión de R. Leckie, en la que señalamos entre paréntesis algunas discordancias
notables, dice así (p. 21): “I increased the merit of my race by my uprigth standards. I
begat children. I followed the exploits of my ancestors so that they rejoiced I had been
born so them. Honour ennoble my stock.”
La traducción la recoge de esta forma: “He aumentado el mérito de mi raza (virtutes
generis) con mis banderas en alto (moribus meis). He engendrado hijos. He seguido
las hazañas de mis antepasados (facta patris petiei + maiorum optenui laudem) para
que se regocijen de que haya nacido de ellos. El honor dignifica mi estirpe (stirpem
nobilitavit honor)”.
C. Hay también algunos problemas debidos a la falta de una preparación adecuada.
A propósito de los bienes de Escipión (p.28), Ross Leckie tiene un lapsus llamativo.
Publio sujeta su túnica con un broche, del que dice “Es etrusco, de Preneste, tiene trescientos o cuatrocientos años de antigüedad, no tiene precio. Detrás lleva la inscripción
Manios med fhefhaked Numasioi, protolatín que quiere decir Manios me fecit Numerio,
Manio me hizo para Numerio”. A ello sigue una pequeña disquisición sobre su origen
(“Bostar opina que esta inscripción es de Calcedonia, un alfabeto griego adoptado por
los latinos primitivos, quizá a través de los etruscos… de Cumas”) y otras reflexiones
por el estilo. El problema está en que ahora sabemos con toda seguridad que esta ins-
6
Aen. I, 462.
Citamos el texto latino y las explicaciones de A. Ernout, Recueil de textes latins archaïques,
París, 1966, p. 21.
7
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cripción es una falsificación moderna y que, por ello, Publio nunca pudo poseer esta
fíbula8.
D. Todavía resulta más extraño a la vida y a la cultura romanas republicanas el
castigo para un ciudadano y noble romano. Catón pide en el Senado como pena por
las acusaciones no criminales el garrote (strangulation dice el original inglés), como
si de la España negra se tratase. En este caso el error del autor llevó a otro error del
traductor. La traducción resulta ya grotesca cuando nos enteramos de que el cargo para
Publio Cornelio Escipión es de extorsión, cuando lo que en realidad se quiere decir es
concusión, que es una de las acepciones del término inglés (p. 2): “The last of charges,
Fathers, is extortion, and I, Marcus Porcius Cato, bring it, on behalf, of the Senate and
people of Rome”.
“Whom”, asked Fabius, “do you accuse?”...
“And what penalty do yo asked for?”
“From the evidence I have alredy brougth you, Fathers, and from what I will tell you
today, there can be only one penalty. That, as the law demands, is death, by stragulation”.
Como no podía ser menos el traductor, que desconoce por completo el sistema judicial romano y este tipo de procesos más políticos que civiles, traduce directamente
(p.16) : “–La última acusación, oh padres, es de extorsión, y yo, Marco Porcio Catón,
la presento en nombre del Senado y del pueblo de Roma.”
–¿A quién acusas? –preguntó Fabio...
–¿Y qué pena pides?
–Por las pruebas que ya os he enseñado, padres, y por lo que diré hoy, sólo puede
haber una pena. Una pena que, como exige la ley, sólo puede ser el garrote”.
E. Por último, hay otro tipo de errores que afectan al conocimiento de la figura
histórica que se representa. En otro lugar hemos expuesto la presentación antihistórica
de Marco Porcio Catón como figura negativa frente a Publio Cornelio Escipión. Pero
incluso hay aspectos de éste poco creíbles. Así, por ejemplo, en una ocasión lo presenta
como un militarote ignorante del arte griego sobre el que tiene que ser ilustrado por un
tratante de arte, cuando probablemente era uno de los hombres más cultos de su época
y bien conocido por su afición a la cultura griega, sobre esta materia (p.353):
“–Es una copia, pero muy buena –dijo por fin Teógenes–. La mandó hacer el rey
Hierón.
–¿Una copia de qué?
–Del Apoxyomenus (sic) del gran escultor Lisipo.
–¿Lisipo? Háblame de él”.
8
Cf. M. Guarducci, 1980, “La cosidetta Fibula Prenestina. Antiquari, eruditi e falsari nella
Roma dell’ottocento”, MAL 413-574, pp. 413-574 y A. Blanco Freijeiro, 1981, “Falsificadores de
postín. El timo de la fíbula de Preneste”, Historia 16 VI nº 62, pp. 121-128.
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5. PROBLEMAS
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DE LA TRADUCCIÓN ESPAÑOLA
Pero también hay que decir que en ocasiones los problemas filológicos están sólo
en la traducción. A algún caso ya señalado añadimos el siguiente: Publio comenta su
formación legal desde la ley romana de las XII tablas (p.42), citando una de las más
conocidas de la Tabla I: “Si in ius vocat ito, ni it, antestamino, igitur em capito. Si un
hombre llama a otro al tribunal, tiene que ir; si no lo hace, llámelo como testigo y lo
tendrá. Si un comerciante estafa a un cliente, sea declarado fuera de la ley…”, pegando a esta Tabla I, como si de ella se tratase, este otro fragmento de la tabla VIII: “Si
un comerciante estafa a un cliente, sea declarado fuera de la ley…”, que corresponde
a Patronus si clienti fraudem fecerit, sacer esto, donde el término “cliente” arrastra
al de “comerciante” para traducir patronus, que es como el traductor vierte el inglés
“patron”.
El texto inglés dice (p. 25): “Si in ius vocat ito, ni it, antestamino, igitur em capito:
if a man calls anothe to court, he must go; if he does not, call him as witness, and thus
seize him. If a patron commits fraud on a client, let him be sacer – sacred, accused,
outside the law”.
Resulta muy desafortunada la traducción española de la Tabla VIII. El traductor
desconoce la institución romana del cliens y del patronus. Por ello, como contraposición al “cliente” en el sentido actual del término, se ve forzado a traducir “patrón”
por “comerciante”, además de suprimir las glosas aclaratorias al término latino sacer,
específicas en este contexto legal. Este es un buen ejemplo para demostrar que la traducción no consiste solamente en una tarea meramente lingüística. Sin el estudio de la
dimensión cultural de la civilización en que se encuentra inmersa la obra que se traduce,
la traducción siempre corre el riesgo de ser una tergiversación de ese mundo.
6. CONCLUSIONES
La novela histórica Escipión el Africano de Ross Leckie nos introduce por inmersión en la cultura y la civilización del mundo latino, pero con errores y anacronismos
indignos de una persona con formación en Clásicas. A estos errores ha contribuido en
menor medida la traducción española. A pesar de ello ha alcanzado un gran éxito de
público.
Esta falta de preparación en quienes debían tenerla recuerda las quejas amargas que
ya Cervantes en El Licenciado vidriera9 hacía en su época de un médico “de segunda
clase” que no sabía latín y cree que la recomendación para tomar una medicina al amanecer (sumat diluculo) es un ingrediente medicinal más de la receta: “Acuérdaseme de
que cuando yo era de carne, y no de vidrio como agora soy, que a un médico de estos
de segunda clase le despidió un enfermo, por curarse con otro, y el primero de allí a
cuatro días acertó a pasar por la botica donde recetaba el segundo, y preguntó al boti-
9
Edición de J. García López, Barcelona, Crítica 2001, p. 288.
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cario que cómo le iba al enfermo que él había dejado y que si le había recetado alguna
purga el otro médico. El boticario le respondió que allí tenía un receta de purga que el
día siguiente había de tomar el enfermo. Dijo que le mostrase, y vio que, al fin de ella,
estaba escrito: Sumat diluculo, y dijo:”Todo lo que lleva esta purga me contenta sino es
esta dilúculo porque es húmido demasiadamente”.
La situación actual sólo es posible en el deterioro progresivo que los estudios de
Latín están teniendo por efecto de los planes de estudios de la Europa actual y por la
formación en España que reciben tanto los licenciados en Filología inglesa como los
Licenciados en Traducción e Interpretación, en cuyos estudios el latín ha sido eliminado
sistemáticamente y a conciencia. El futuro no se presenta mejor si no se produce una
reacción a tiempo.
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