A y S t. 208 pág. 329/335 - Poder Judicial de la Provincia de Santa Fe

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Reg.: A y S t 208 p 329-335.
Santa Fe, 3 de agosto del año 2.005.
VISTA: La queja por denegación del recurso de inconstitucionalidad interpuesto por Eduardo
José López contra la resolución 22 del 4 de marzo de 2002, dictada por la Cámara de lo Contencioso
Administrativo Número 2 -Rosario- en autos "LÓPEZ, Eduardo José contra MUNICIPALIDAD DE
ROSARIO -Recurso Contencioso Administrativo- (Expte. 469/01)" (Expte. C.S.J. nro. 158, año 2003);
y,
CONSIDERANDO:
1. Surge de las constancias de la causa que, por ante la Cámara de lo Contencioso
Administrativo N/ 2, Eduardo José López promovió el recurso reglado por la ley 11330 contra la
Municipalidad de Rosario, pretendiendo que se dejen sin efecto la resolución 7196/00 de la Dirección
General de Finanzas que a su turno desestimó el descargo presentado ante la determinación
tributaria efectuada en concepto de Derecho de Registro e Inspección para el período octubre de
1996 a mayo de 1997, como también los demás actos confirmatorios de aquélla.
La Presidencia del Tribunal declaró inadmisible el recurso con fundamento en que la
recurrente no había cumplido con el pago previo del gravamen cuestionado (art. 8, ley 11330).
Recurrido que fue dicho pronunciamiento, la Cámara -en pleno-, lo confirmó (fs. 1/14 vto.).
Contra dicho decisorio interpone la accionante recurso de inconstitucionalidad, invocando el
artículo 1, incisos 1) y 3) de la ley 7055.
Relata los antecedentes de la causa, enuncia los requisitos de admisibilidad de la impugnación
extraordinaria y, en el capítulo de la procedencia, desarrolla las razones que abonan su postura,
afirmando que en el caso se verifica una cuestión constitucional en los términos del artículo 1, inciso
1) de la ley 7055 y, asimismo, que los Juzgadores incurrieron en diversas causales de arbitrariedad
que descalifican el pronunciamiento.
Achaca a la sentencia haber incurrido en excesivo rigor formal al analizar la certificación
contable acompañada para determinar la falta inculpable de medios para afrontar el pago requerido.
Entiende que dicho vicio se trasluce cuando el Tribunal A quo afirma que como se trata de una
empresa unipersonal, el informe hubiera podido ilustrar acerca de la capacidad contributiva del
recurrente, así como de la posible titularidad de bienes inmuebles, muebles registrables, cuentas
bancarias y sus movimientos, pero se limitan a referir a ingresos y gastos de una sola actividad o
explotación. Agrega que la Cámara, para no incurrir en un exceso ritual, pudo solicitar oportunamente
todas las aclaraciones a los fines de determinar con certeza la falta de medios suficientes para
afrontar el pago del tributo.
Criticando la alusión efectuada en el fallo impugnado a que la falta de utilidades invocada
comportaría el quebranto indefectible de la actividad, salvo que el déficit fuera cubierto por
financiamiento externo o con ganancias de ejercicios anteriores lo cual evidenciaría la posibilidad de
pago, aduce que carece de todo apoyo en las constancias de autos y se basa en la mera voluntad
del Tribunal, incurriéndose en una sentencia infundada basada en meras afirmaciones dogmáticas
de hecho.
Argumenta, con cita de la opinión consultiva 11/90 de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, que la aplicación del principio solve et repete que hace la Cámara a quo vulnera la
exigencia de garantías mínimas que exige el Pacto de San José de Costa Rica y el derecho de
defensa consagrado tanto en la Constitución provincial como nacional.
Afirma en ese sentido que mientras un juez del Poder Judicial no establezca la obligación de
pago de un tributo, éste no puede exigirse. De esa forma, añade, surge claro que aún cuando
pudiese pagar el tributo que supuestamente se le reclama tampoco se le puede exigir que lo abone
para poder simplemente cuestionarlo con bases firmes y sólidas ante un tribunal de justicia.
Apoyándose en jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, aduce que la
imposibilidad de acceso a la justicia, debido a un excesivo rigorismo formal en la aplicación del
principio solve et repete, no hace más que dejar firme, sin ninguna posibilidad de control posterior,
la aplicación de una multa que es una sanción de indiscutida naturaleza penal. Agrega que resulta
contrario a los derechos y garantías consagrados constitucionalmente admitir la aplicación de una
multa que, previo a efectivizarse, no sea revisada en su legitimidad por un juez independiente.
Achaca también excesivo rigor formal al fallo en tanto no tuvo por acreditada la apertura del
concurso preventivo porque no se acompañó la documental pertinente, pese a que se había ofrecido
prueba informativa del Juzgado en el cual tramita aquel concurso.
Aduce en tal sentido que si la Cámara tenía dudas podría haber proveído la prueba informativa
ofrecida en lugar de tener directamente por no acreditado el hecho nuevo denunciado.
Por último, sostiene que constituye una afirmación dogmática del Tribunal A quo que el pago
del tributo no excede de los actos de administración ordinaria o, si lo excediese, se debería haber
solicitado autorización judicial.
Funda su agravio sosteniendo que el pago a los acreedores de causa o título anterior a la
fecha de presentación del concurso no es un acto de administración sino un acto prohibido por el
artículo 16, primer párrafo de la Ley de Concursos y Quiebras. En el caso -afirma- al tratarse de un
pago a un acreedor de causa o título anterior se violaría la "pars conditio creditorum".
Pide, en definitiva, la concesión del remedio interpuesto.
A su turno, la Cámara denegó la impugnación deducida (fs. 30/33 vto.). Tal denegatoria motivó
la presentación directa del interesado ante esta sede (fs. 36/45).
2. En primer término corresponde realizar algunas precisiones respecto del alcance de la
impugnación intentada.
En el memorial introductorio el recurrente encuadra el recurso en los
supuestos previstos por los incisos 1) y 3) del artículo 1 de la ley 7055.
Sin embargo, y tal como lo sostiene el A quo en el auto denegatorio (f. 32), no cabe subsumir
el presente caso en la primera causal regulada por la normativa citada -colisión entre una norma
condicionante de la Constitución provincial y otra de jerarquía inferior, siendo la decisión favorable
a esta última-, porque no surge que se haya puesto en tela de juicio la congruencia con la Carta
Magna de preceptos de la referida jerarquía.
Antes bien, toda la sustancia recursiva está enderezada a cuestionar la interpretación y
aplicación del artículo 8 de la ley 11330 que efectuó el A quo en el caso concreto, mas no a sustentar
la falta de adecuación de ese dispositivo con la Carta Magna local. Así lo demuestra el propio libelo
recursivo pues, más allá de la enumeración de cláusulas constitucionales y de otras contenidas en
Tratados internacionales que el demandante considera quebrantadas, lo concreto es que el actor
propicia, en rigor, una hermenéutica de las constancias de la causa que conduciría a la dispensa del
requisito en estudio.
Siendo ello así, cabe tener por reducido el ámbito del presente remedio extraordinario a la
previsión estatuida por el inciso 3) del citado artículo, esto es: "violación del derecho a la jurisdicción",
bajo cuya óptica se analizarán los agravios esgrimidos.
3. Aclarado ello se impone señalar, inicialmente, que la problemática del denominado "solve
et repete" regulado en el artículo 8 de la ley 11330, ha sido motivo de estudio y consideración por
parte de este Tribunal -tanto en su actual como en anteriores integraciones- en numerosos
precedentes.
Por tanto, resulta oportuno recordar que: ("...") en el caso 'Primer Centro Distribución de
Comestibles Cassinerio S.R.L.' (A. y S. T. 96, pág. 268), esta Corte se pronunció acerca de la
finalidad del instituto en cuestión, señalando que la exigencia del pago previo que impone el artículo
8 de la ley 4106, está destinada a impedir que los recursos contencioso administrativos se
transformen en medios dilatorios para el ingreso de las sumas adeudadas en concepto de tributos
(Fallos: 101:175; Bielsa, Rafael, 'Estudios de Derecho Público', Bs. As. 1951, Tomo II, pág. 324);
nuestro código contencioso administrativo (en referencia a la ley 4106) establece el principio 'solve
et repete' como presupuesto de admisibilidad; la regla en estudio no ha sido derogada en nuestro
ordenamiento por medio del Pacto de San José de Costa Rica; el principio tiene honda raigambre en
nuestro país, habiendo sido establecido primeramente por la jurisprudencia del Alto Tribunal de la
Nación, tanto en sede administrativa como en sede jurisdiccional, a través de los antecedentes de
Fallos:31:103 (1887); 101:75 (1905); 130:157 (1919); el principio fue acogido, desde larga data, por
las legislaciones nacional y provincial, y que en nuestro Estado lo consagran tanto el Código Fiscal,
en sede administrativa (art. 51 t.o. 1986), como el Código Tributario Municipal (ley 8173, art. 61) y
el artículo 8 de la ley 4106 en sede judicial; si bien el artículo 8, inciso 1, del Pacto de San José de
Costa Rica, prevé el derecho por parte del contribuyente de ser oído por un tribunal independiente
e imparcial establecido con anterioridad por la ley para la determinación de sus obligaciones fiscales,
ello no empece a la exigencia del pago previo como condición habilitante de la instancia judicial; este
criterio fue reiterado en 'Dagatti' (A. y S. T. 110, págs. 239, 243) e 'Industrias Frigoríficas Nelson' (A.
y S. T. 115, pág. 81); más recientemente y ya en el marco de las nuevas pautas introducidas por la
reforma de la Carta Magna nacional de 1994, este Cuerpo, luego de reiterar que la regla del 'solve
et repete' no ha sido derogada expresamente en nuestro ordenamiento, dijo que el criterio formulado
en torno de aquella exigencia no se altera por la consagración con jerarquía constitucional del tratado
antes citado (art. 75, inc. 22, de la C.N.) por cuanto la Corte nacional ha sostenido que los alcances
que cabe otorgar a lo dispuesto por el artículo 8, inciso 1), de la Convención Americana Sobre
Derechos Humanos son equivalentes, en relación con el principio 'solve et repete', a los fijados por
la jurisprudencia del Tribunal (in re 'Microómnibus Barrancas de Belgrano') elaborada con mucha
antelación a dicho tratado con fundamento en el derecho de defensa garantizado por el artículo 18
de la Constitución nacional (cfr. 'Expreso Sudoeste S.A. contra Provincia de Bs. As.', del 27.12.1996,
L.L., 1997-C, pág. 38'; 'Construcciones Ing. Eduardo Oliva S.A.I.C.I.', A. y S. T. 148, pág. 451) ("...")
("Empresa El Norte Bis", A. y S. T. 153, pág. 410).
Sin perjuicio de ello, este Cuerpo también recordó que la Corte Suprema de Justicia de la
Nación atenuó la aplicación de la regla en cuestión en diversas hipótesis, las que pueden
esquematizarse así: ("...") a) admisión de la discusión de cuestiones mediante el recurso
extraordinario en los juicios de ejecución fiscal, cuando se causa al demandado un agravio de
imposible o tardía reparación ulterior (Fallos: 158:86; 188:286; 205:448 y 266:81); b) en casos
anómalos claramente excedentes del ejercicio de las facultades impositivas propias de los Estados
(Fallos:188:286 y 266:81); c) en casos de gravedad institucional en que el ejercicio del poder
tributario resulta frustratorio de derechos de naturaleza federal, con perturbación en la prestación de
un servicio público (Fallos:255:41; 256:527; 259:43 y argumentos doctrinarios en Fallos:273:103;
278:220); d) cuando al desestimarse una excepción fundada en una ley federal no exista juicio
ordinario posterior (Fallos:201:155 y 271:158); e) en casos de juicios sucesorios cuando la
inconstitucionalidad ha sido planteada en el incidente de liquidación del impuesto y no en ocasión
de su cobro (Fallos: 191:43 y 100; 184:5); f) cuando se manda a llevar adelante la ejecución sobre
la base de una deuda inexistente; g) en casos en que se halla afectada la inviolabilidad de la defensa
en juicio; y h) al declararse admisible la acción declarativa en materia fiscal ("...") ("Empresa El Norte
Bis", cit.).
Ahora bien, en el "sub judice" -precisamente- el impugnante pretende subsumir su situación
en un supuesto excepcional con aptitud para morigerar la exigencia del previo pago y, de tal modo,
obtener la dispensa del mismo.
Para sustentar su petición, considera que ha probado suficientemente la imposibilidad de
hacer frente al tributo reclamado, achacándole al fallo en recurso excesivo rigor formal en la
apreciación de las constancias aportadas por su parte.
En tales condiciones, la cuestión a discernir en los presentes pasa por esclarecer si los
planteos del impugnante, en confrontación con la tarea desarrollada por la Cámara al evaluar los
elementos probatorios arrimados para acreditar la imposibilidad de hacer frente al depósito previo
en consonancia con las particulares circunstancias del caso, tienen entidad para operar el franqueo
de esta instancia de excepción.
Si ello es así, es claro que estamos frente a una cuestión eminentemente probatoria y de
apreciación de la plataforma fáctica del conflicto y, como tal, exenta -en principio- de revisión
constitucional por pertenecer a un ámbito de exclusiva incumbencia de los jueces de la causa, salvo
que se acredite arbitrariedad, lo que, se anticipa, no ocurre en autos.
En efecto, el A quo reputó que el contribuyente no había demostrado la falta comprobada e
inculpable de los medios pertinentes para afrontar la erogación y denegó, por ello, la dispensa
peticionada.
Para así decidirlo, los Judicantes ingresaron al examen de la situación de autos enfatizando
que
las piezas probatorias no acreditaban la falta inculpable de los medios pertinentes para enfrentar el
pago requerido.
Así, señalaron que se acompañaron informes contables únicamente referidos a ingresos y
gastos, careciendo de datos concretos del patrimonio de la empresa fuera de algunos elementos
patrimoniales que resultaban insufi cientes a los fines pretendidos. Agregaron que si se repara en que
se trata de una empresa unipersonal, el informe hubiera podido ilustrar acerca de la capacidad
contributiva del recurrente; en cambio, se ciñó a señalar ingresos y gastos de una sola actividad o
explotación sin dar cuenta sobre la posible titularidad de bienes inmuebles, muebles registrables,
cuentas bancarias, su movimiento, etcétera.
Siguiendo con dicho análisis, sostuvo el Tribunal A quo que la afirmación vertida en el informe
acerca de que los ingresos netos del actor no alcanzaban para abonar las sumas reclamadas sin
afectar el mantenimiento de la fuente laboral reflejaba más una opinión subjetiva de la profesional
firmante que una conclusión técnica asentada en datos objetivos.
Destacó la Cámara la falta de precisión del rubro "otros Gastos de Explotación" y advirtió que
llamaba la atención que con las pérdidas de diversos períodos expresadas en los informes haya
seguido la explotación de la actividad sin llegar a un quebranto indefectible, salvo que se haya
acudido al financiamiento externo o que se haya financiado el déficit con ganancias acumuladas en
otros ejercicios, lo cual revelaría la posibilidad de pago del tributo en los períodos requeridos.
Por último, evaluando la denuncia efectuada por el recurrente de la apertura de su concurso
preventivo ante el Juzgado de Primera Instancia de Distrito N/ 4 de la ciudad de Rosario como causal
de impedimento de pago del tributo, el Tribunal A quo señaló que no se había acreditado el extremo
invocado mediante la aportación de la documental correspondiente, señalando además que tampoco
se acompañó constancia de haber pedido la pertinente autorización judicial para el pago conforme
al artículo 16 de la ley 24.552. Agregó sobre el punto que la apertura de un concurso preventivo no
encuadraba en las excepciones que la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha establecido como
supuestos que autorizan a eximir del pago previo o atenuar la exigencia legalmente instaurada.
Frente a esa línea de razonamiento, la recurrente intenta oponer la suya insistiendo en que
acreditó suficientemente los extremos necesarios para eximirla del cumplimiento del depósito previo
y que, en todo caso, debían solicitarse las aclaraciones pertinentes sobre el informe contable como
también proveerse la prueba informativa del Juzgado en que tramitaba el concurso preventivo, mas
sin demostrar que la Cámara transgrediera las reglas que gobiernan la apreciación de la prueba o
hubiera incurrido en una ponderación irrazonable o absurda de los medios de confirmación
arrimados, de manera que su decisión pueda ser descalificada desde el plano constitucional.
Las referencias acerca de la imputada apreciación ritualista de la prueba que contiene el
escrito recursivo, en manera alguna son eficaces para persuadir de que el Tribunal, al considerar
insuficiente la certificación contable acompañada, cayera en el vicio descalificante denunciado o,
apreciado desde otra óptica, al entender que los elementos aportados no demostraban la
imposibilidad de hacer frente a las erogaciones, desenfocara la consideración de la dispensa
conforme a la caracterización que emerge de la jurisprudencia del Máximo Tribunal de la Nación.
A lo antedicho cabe agregar que el impugnante soslaya, cuando achaca excesivo rigor formal
a la valoración efectuada de la invocación de apertura de un concurso preventivo, las razones
brindadas por el Tribunal en cuanto a que tal extremo no había sido receptado por la Corte Suprema
de Justicia de la Nación como causal de excepción del "solve et repete" y que tampoco se había
acreditado la realización de las gestiones pertinentes ante el Tribunal donde tramitaba el concurso.
Al no hacerse cargo el recurrente de los distintos motivos brindados por el A quo, queda incólume
la solución adoptada en el punto y la impugnación no puede tener acogida.
Es que, magüer el
esfuerzo argumental desplegado por el contribuyente, su discurso no logra superar el nudo central
del debate en la especie, esto es: que debe demostrar, fehaciente y acabadamente, una situación
de imposibilidad inculpable de pago, pues, vale reiterarlo una vez más, se trata de excepcionar una
regla cuya constitucionalidad ha sido validada antes y luego de la reforma de la Constitución nacional
de 1994, tanto por la Corte Suprema de Justicia de la Nación como por este Cuerpo.
Con lo expuesto se desvanecen los agravios atinentes a la actividad probatoria.
De lo "supra" relatado puede colegirse, además, que las afirmaciones de la Cámara se
encuentran fundadas y referidas puntualmente a los datos de la causa, de manera tal que la tacha
de incurrir en afirmaciones dogmáticas o aparentes carece de asidero y evidencian, en el mejor de
los supuestos, el distinto enfoque que el recurrente tiene del caso.
En cuanto a la invocada imposibilidad de acceso a la justicia para el control judicial de una
multa, basta para desestimar el agravio la circunstancia de que se omite toda mención a la respuesta
brindada por el Tribunal A quo en el sentido que nuestra ley reglamentaria del recurso contencioso
administrativo facilita la revisión de las multas por el camino de excluir del recaudo los montos
accesoriamente debidos por recargos, multas e intereses, a lo que agregó que incuso en regímenes
en que se exige el previo pago de la multa administrativa para habilitar el conocimiento del caso por
parte de los tribunales, la Corte Suprema de la Nación ha negado que tal recaudo fuera incompatible
con el artículo 8 inciso 1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Fallos:312:2490).
Frente a tales argumentos de la Cámara, el recurrente no aporta elementos de juicio que
tiendan a demostrar que aquéllos resulten absurdos o irrazonables ni, mucho menos, que puedan
exceder los márgenes de razonabilidad y legalidad tolerados.
En suma: el Tribunal ponderó los datos fácticos que nutrían el planteo, valoró las pruebas
aportadas por la contribuyente, confrontó tales extremos con las reglas jurisprudenciales que han ido
delineando el instituto y con las posibilidades que, para la satisfacción del depósito previo, brinda el
artículo 8 de la ley 11330 y recordó la finalidad latente en la satisfacción de lo normado en el citado
dispositivo. Con esas bases, como se vio, arribó a una decisión razonable y objetiva que satisface
el mandato contenido en el artículo 95 de la Constitución provincial.
Por ello, la Corte Suprema de Justicia de la Provincia RESUELVE: rechazar la queja
interpuesta y declarar perdido para la recurrente el depósito efectuado.
Fdo.:VIGO-GASTALDI-NETRI-SPULER-Fernández Riestra (Secretaria)
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