full PDF - Cornell Library Windows on the Past

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José C. Valadés: .
]ESUS MARIA RANGEL, EL BRAZO ARMADO
DEL MAGONISMO FRONTERIZO (Segunda y última parte)
la cultura en
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•
1
-Núm. 1316 México D.F.
25 de junio de 1987
Gerardo de la Torre
CINE: LAS
DIOSAS DE LA DECEPCION
Miguel Bonasso: .
LAS VARIAS VIDAS
DE
PACO URONDO
Un poeta desaparecido hace 11 años en
. la vorágine de la gueni/la argentina
Paco conservaba su
Luis Hernández .¡
INSTANTANEAS
DEL
MOVIMIENTO
POPULAR:
~
!
JORGE
ACEVEDO,
FOTOGRAFO
David Siller
legalidad todavía. No
estaba quemado. Todos
los días iba a su trabajo
en la sección cultural del
diario La Opinión y en
algunas noches, en
algunas mañanas, en
algunos días hurtados al
trabajo público y legal, se
caracterizaba como un
actor, cubría las yemas
de los dedos para no
dejar huellas digitales,
dejaba de ser Francisco
Urondo para asumir un
nombre de guerra y
participaba, por ejemplo,
en la toma de un puebio
cercano a Buenos Aires.
uNones, mi nene, nones. Ni siquiera enseñé el ombligo"
Una crónica rumbera / Nln6n Sevilla
.
LAS VARIAS VIDAS DE
PACO UR,OND'O
'.
Un p,oeta desaparecido
hace 11 años en la vorágine
de la guerrilla argentina
Miguel Bonasso
E nsu ncwela Los _
~"'vios.
prota-
el
gonista (en gran medida él mismo) desliza una
profecía: "Yo no soy el Che Guevara pero a mí
también me pueden matar".
La frase, redactada a comienzos de la década
del 70 por Francisco "Paco" Urondo, obliga a re- .
cordar que el hombre que la escribió encontró
efectivainente la muerte en una emboscada, pocos años después, y que, curiosamente,
pertenecía (como Roque Dalton, Rodolfo Walsh
o Iorge Eduardo Massetti) a la generación del
Che.
Con el Che, con Walsh, Urondo compartió no
~lo el azar del nacimiento en esa frustración de 4
millones de kilómetros cuadrados que llamamos
Argentina; no sólo la decisión de pelear "hasta
ven<ler o morir", sino -corrio dijo David Viñas
(e)_ una secuencia de vasos comunicantes: "El
primero; un sentimiento trágico. Que no se produce bajo la mirada de los dioses, sino como ahora: en la proximidad de la muerte. y con otras
inflexiones, flecos, parentescos, humillaciones
co~partidas, carencias, deseos, proyeCtos y odios
comunes. Desde ya, apuestas y fracasos. Y
3fi
miedos, eventuales trascendencias y miserias comunes. Pero, sobre todo, concretas coyunturas
históricas. Cuatro en particular: nacimientos (y
padres) incrustados en aquellos años en que Hipblito Yrigoyen era el emergente polftico más notorio de 1.. Argentina; infancias dickensianas
diría, por veloces y precarias, a lo largo de la 'década infame' de reaparición y predominio de la
república oligárquica (1930-1934); adolescencia
y estudios desabridos durante el 'peronismo clásico' (1946-1955). Y, de manera especial, con el
momento que inaugura la problemática actual
de América Latina: la revolución cubana de
1959".
La isla fue la Meca de Walsh y Massetti que
llegaron en los días ina~gurales de la revolución
·para crear la agencia Prensa Latina. La isla fue
también la Meca de Paco Urondo que la descubrió en los sesentas, volando en esos Britannia
obsoletos, a los que se les salían las tuercas y se les
abrían las 'puertas en pleno vuelo. Allí fue, para
aprender a combatir, como tantos otros latinoamericanos, pero también para apurar la vida
como un mojito, más acá y más allá de Heming-
way, enceguecido por el sol del Caribe, estallando en pletóricas carcajadas por el puro gozo de
compartir el humor con los camaradas, entusiasmándose ante la "primer mulata" de su vida, 1lso. mándose una y otra vez al peligroso juego de las
armas y llenándose los ojos con multitudes que
vivaban la utopía en las calles de La Habana. En
esas calles tan distintas a las de' Buenos Aires.
Como él mismo lo cuenta, cuando fue a Cuba
-en esos largos periplos de los años prohibidos
que suponían la inevitable escala en Praga, para
retomar luego a la Argentina desde otro país
europeo- Paco Urondo todavía llevaba a cuestas
la piel de "otras vidas".
Largas noches de bohemia, de periodismo cultural o político, de tertulias en el Bar-baro, de
destilar el sentido trágico de la vida a través de
los poemas, de beber como un cosaco, de enamorarse de una gringa y lanzarse detrás de ella a
París, de desenamorarse, de compartir con Zulema (con su compañera la actriz Zulema Kart) esa
especie de <;asa de la Troya, de casa de todos, que
era su departamento de la calle Venezuela, en
San Telmo (suerte de Coyoacán de Buenos
Aires).
,
En esa vida pública, de poeta, de intelectual
de izquierda que hubiera podido sobrevivir a la
penúltima y aun a la última dictadura castrense,
la militancia polftica iba creciendo como un otro
yo, a través de colaboraciones con el periódico de
la CGT combativa de Raimundo Ongaro, magistralmente conducido (cuándo no) por Rodolfo
Walsh.
Pero eso no le bastaba. Era preciso una asunción definitiva y un corte. Y vino cuando se encontró con un hombre que también hacia poemas
pero no se animaba a llamarse poeta, con un fino
intelectual que había, participado en los fuegos
del mayo parisiense y asistido sin falsas devociones a las clases de Althusser, en aulas ateridas
de frio, en cuyos rincones, mientras el maestro
desgranaba sus proposiciones estructuralistas, algunos estudiantes (y estudiantas) fornicaban a
vista y paciencia de condiscípulos y profesores.
Carlos "El rubio" Olmedo dejó París para conducir las Fuerzas Armadas Revolucionarias
(FAR), originalmente destinadas a servir de apoyatura a Ernesto Guevara en Bolivia y posteriormente incorporadas al peronismo revolucionario.
Hubo una larga charla entre los dos y al finalizar Paco quedó reclutado. Olmedo lo celebró con
una palmada en el hombro y una frase: "Ya tenemos nuestro primer poeta".
Eran tiempos de esquizofrenia. De doble vida
forzada por el trabajo conspirativo en una de las
organizaciones polftico-militares que combatían
a la dictadura.
Paco conservaba su legalidad todavía. No"estaba quemado. Todos los ~ iba a su trabajo en la
sección cultural del diario La Opini6n y en algunas noches, en algunas mañanas, en algunos días
hurtados al trabajo público y legal, se caracterizaba como un actor, cubría las yemas de los dedos para no dejar huellas digitales, dejaba de ser
Francisco Urondo para asumir un nombre de
guerra y participaba, por ejemplo, en la toma de
un pueblo cercano a la capital.
Su "otra vida", la "vida" que ya secretamente
había abandonado, era su mejor cobertura. Se le;
juzgaba un' poco frívolo, un poco borrachín; de
izquierda, si, peJ'Q. como tantos que hablan y no
hacen nada.
Debía divertirse mucho Paco con todos nosotros, cuando veía llegar a La Opini6n algún
parte de gu~rra de las FARdando cuenta de una
acción en la que él mismo habia participado.
Un día, como se dice en Argentina, se "deschavó" (se sacó la máscara) delante mio. Fue por
una necesidad polftica apremiante, necesitaba
hacer un contacto urgente con la conducción peronista. Pedía un encuentro con el secretario ge-neral del Movimiento Peronista en el que él
participana en nombre de las FAR. La dictadura
del general Lanusse estaba llegando a su térmi-
no, acosada por Perón, que motorizaba a sus
huestes desde el exilio.
Me sorprendí~ pero no tanto como se hubieran
sorprendido otros colegas. Poco antes, una noche
después del cierre del periódico, densa de libaciones y discusiones políticas, entre los vapores
etílicos, los dos habíamos dejado traslucir preferencias y posibles pertenencias.
En febrero de 1973, cuando yo estaba enloquecido conduciendo la campaña electoral de
Héctor Cámpora, Paco, su nueva compañera
(porque el tránsito de una "vida" a otra había
significado también un cambio de pareja) y otros
guerrilleros cayeron en manos de la policía. Les
allanaron la quinta de fin de semana donde estaban viviendo y encontraron numerosas armas y
papeles comprometedores.
Pero no fue demasiado duro. La penúltima
dictadura militar agonizaba y en las calles de todo el país una juventud peronista enfervorizada
coreaba la consigna "FAR y Montoneros son
nuestros compañeros".
Cuando el peronismo se impuso, el 11 de marzo, presos y guardianes supieron que una de las
primeras medidas del gobierno popular
constítuiría en "liberar a los combatientes".
y así fue.
Yo que lo había visto en tantas facetas de su
"otra vida" lo vi esa noche alucinante del 25 de
mayo de 1973, con su boÍso marinero al hombro,
saliendo de la cárcel con otros guerrilleros que'
eran aclamados por cincuenta mil gargantas,
mientras las llamas de los colchones incendiados
salian por las ventanas enrejadas y un cielo enrojecido le otorgaba a esa prisión de Villa Devoto el
aire escenográfico de una nueva Bastilla.
Lo vi caminar en un cauce respetuoso que
-abrió la propia multitud. Lo ví alejarse de espaldas, con su saco azul y el bolso azul donde guardaba escasas, preciosas pertenencias (como el
libro sobre la matanza de Trelew que hizo en prisión), y se me sobreimprimieron distintos Pacos: el
de 1958, joven funcionario cultural del gobierno
de Frondizi en su natal provincia de Santa Fe; el
de los primeros sesentas, en la tertulia de la
cervecería El Ciervo ya desilusionado del frondicismo y concentrado en la poesía; el periodista de
liDes de los sesentas Yel guerrillero de comienzos
de los setentas.
Como en el cine, las sucesivas sobreimpresiones, las varias vidas.de Paco Urondo, se fundieron en la última imagen y ésta quedó fijada
como un grabado histórico.
Apenas una hora después, los gua.rdiacárceles
exasperados por las provocaciones que nunca faltan y sin entender todavía los cambios que se
habían operado en la Argentina, comenzaron a
disparar contra la gente. Con Rodolfo Walsh y su
mujer tuvimos que hacer cuerpo a tierra, buscar
parapetos y replegarnos por fin hacia un lugar
más propicio: la sede oficial del peronismo donde
se recibía a los combatientes liberados en olor de
muchedumbre.
La nueva vida de Paco lo aureolaba. En esa
breve primavera democrática que fue el gobierno
de Cámpora ocupó un puesto clave en la facultad
de filosofía y letras, pero todo el mundo lo veía
como lo que era: un combatiente de Las FAR. La
esquizofrenia de los meses anteriores había desaparecido.
Aún en medio de las fiestas democráticas debía
cuidarse. Un Smitb & Wesson 38 permanentemente al cinto. Y un estado de vigilia permanente que una noche en mi casa del barrio de Belgrano (la casa que .después sufriría la gelinita de los
fascistas) casi provoca un incidente a balazos con
los custodios de Cámpora quien venia a cenar,
igual que Paco.
No abandonaba el humor pero ya estaba crecientemente serio, comprometido, prevenido respecto al futuro. La idea de la muerte lo visitaba
(nos visitaba) a medida que crecía la convicción
de que la primavera camporista iba a ser barrida
por el Brujo José López Rega y las bandas ultraderechistas.
Pero el temor y las premoniciones no lo paralizaban. Aún quedaban espacios importantes que
llenar en la tercera -y fugaz- presidencia de
Juan Perón. Y fueron llenados.
Recuerdo una noche en particular.
Una noche que tuvo un comienzo cómico y un
final entusiasmante. Juan Celman y yo habíamos
sido conducidos por Paco a su refugio clandestino. Fuimos en auto y entramos al condominio
mirando el piso para no distinguir la dirección.
Para mí resultó un ejercició inútil: ya había estado allí cuando el departamento era rentado por
un "amigo común. Se lo dije para prevenirlo. Me
miró un instante con los ojos entrecerrados, desde
su cara cuadrada, de vasco, soltó la carcajada y
brotó una de sus típicas reacciones: "Bueno, no
importa, espero que cuando te torturen tengas
cosas más interesantes de qué acordarte".
Esa noche, de sobremesa.. Paco nos propuso sacar un diario. Un diario inteligentemente realizado. Que no respondiera de manera lineal y grosera a las organizaciones del peronismo en armas.
Unos meses después, sin imprenta propia, sin
cuotas oficiales de papel, pero con los mejores periodistas del país, nacía el diario Noticias.
Tuvo una vida corta, agitada y apasionante.
Varias veces estuvo a punto de recibir la visita de
las bandas fascistas, cada edición -realizada a
caballo de dos imprentas distintas- suponía un
esfuerzo logístico enorme: los diagramas y los
textos viajaban con custodia armada a un taller y
de allá salían las películas rumbo a otro, nerviosamente, con el acompañamiento musical de
los cerrojos, los portazos y el chillido de las llantas al arrancar.
En febrero de 1974 le metieron un bombazo a
la redacción que destruyó la planta baja y pulverizó mi despacho que estaba en el primer piso. En
agosto la bomba la colocaban en mi casa. En la
madrugada del primero de septiembre lo clausuraba, en persona, el jefe de policía Alberto Villar,
que era quien nos había mandado las bombas.
Pero en sus nueve meses de existencia había llegado a editar y vender ~80 mil ejemplares, lo
leían los obreros y la gente lo alzaba como estandarte frente a las cámaras de televisión el día que
murió Perón y k>dos supimos la catástrofe que
nos dejaba como herencia.
Noticias, como todos los periódicos de verdad,
fue noticia él mismo. Con un Walsh que manejaba la sección policial convirtiéndola .en una
entrega diaria de la "serie negra", con un jefe de
redacción como Gelman, con una continua vinculación entre lo que se escribía y lo que se hacía.
~ mí me tocó dirigirlo, pero era una dirección
colectiva.
Paco era el "comisario político" y, a la vez, el
secretario de redacción serio y escrupuloso, que
olvidando las luces de bohemia, se "bancaba"los
cierres meticulosamente, leyendo hasta la última
línea.
Después de la clausura la situación fue degenerando de manera acelerada. Septiembre del 74
fue un septiembre negro en el que la Triple A comenzó el asesinato sistemático y ritual de caracterizadas figuras del peronismo revolucionario y la
izquierda. Empezaron los exilios, como el que
México albergó en las personas de Cámpora, RodoIfo Puiggrós, Esteban Righi, Ricardo Obregón
Cano, Nacha Guevara, Ignacio González Jansen,
Pedro Orgambide y varios OtTOS de la primer~
hornada.
.
Con Paco nos vimos menos. Una tarde, en las
postrimerías del gobierno de Isabel Perón, comimos en uno de esos pequeños restaurantes que
eran como un remanso en la ciudad sitiada. Hablamos y discutimos. Estabámos dentro de una
misma política pero con visiones distintas. El
pensaba que se avecinaba un momento muy difícil, pero que el movimiento popular saldría fortalecido a la postre y todo culminaría en una nueva apertura a la Cámpora.
Yo tenía agudas premoniciones de matanza. El
dijo, me acuerdo: "Sí, el tigre está por largarse de
cacería y es cuestión de buscar un árbol para parapetarse y esperar que pase" .
El tigre, desgraciadamente, Paco, no paró hasta consumar 30 mil secuestros y en estos días de
1987 ha vuelto a acobardar a la clase política con
sus renovados rugidos.
Abroquelado en la militancia, endurecido diría, el Paco de comienzos de 1976 no veía claramente lo que Walsh y otros ya veíamos. Por eso se
entregó a una tarea insólita: sacar una revista
frentista, Informaciones, que sólo tuvo un día de
vida.
Apareció y desapareció el 24 de marzo de
1976. El día en que el teniente general Jorge Rafael Videla, el almirante Emilio Eduardo Massera y el brigadier Orlando Agosti se hicieron cargo
de todo el poder.
Las premoniciones se concretaron. Y como el
propio Paco hubiera dicho con una de sus frases
favoritas: "La realidad se puso rara".
Yo lo ví una sola veulespués del golpe. Buenos
Aires es una ciudad de encuentros permanentes y
ni la clandestinidad pudo acabar con esa costumbre porteña.
Ambos nos tildamos recíprocamente de "inroncientes" y "liberales" por demorarnos a
charlar en pleno centro: en la esquina de Corrientes y Rio Bamba, frente a una pequeña fon-
37
da para tenderos y empleados de oficina que aÍlá
seguirá, supongo, y que estoy viendo pese a los
once años de distancia.
Paco ya tenía una nueva hija de otra compañera, la definitiva, Alicia Raboi, que literalmente
lo acompañó hasta la muerte:Hacía poco una'hija
de "otra vida", Clau8ia, acababa de hacerlo
abuelo.
Comentó jocosamente su doble condición de
padre yabueloy. antes de zambullirse a<;lentro de
una furgoneta Citroen donde iban Alicia y la beba':"me dejó esta frase de despedida: "Separémonos. Esto de que estemos vos y yo en semejante esquina ya hasta parece una grosería. Yo creo que
si la 'cana' nos ve ni nos agarran porque van a
pensar que no es cierto lo que están viendo".
La notici~ de su muerte me llegó abruptamente, al abrir una puerta. DetraS de esa puerta estaba María Victoria Walsh. "Vicky", la Cabezona
Walsh, la hija de Rodolfo.
Ella tan dura. Ella que combatió pocos meses
después contra un cerco increíble del ejército,
con helicópteros y artillería. Ella que se reía al
disparar la Uzi. Ella que se pegó un balazo para
que no la agarrasen viva. Ella venía llorando.
"Lo mataron a Ortiz", dijo.
Ortiz era el último nombre de guerra de Paco.
En homenaje al gran poeta de la Mesopotomia
argentina. A ese solitario e inquietante Juan L~
Ortiz. (Porque así le dicen justamente quienes lo
admiran. O "Juan Ele" a secas).
Poco a poco, en la tiniebla de la censura y a
través de los recovecos de las rutas clandestinas,
se pudieron conocer los detalles de esa muerte.
Meses después, Rodolfo Walsh la reconstruiría
con prosa escueta y conmovedora. Y antes, anónimamente, desde las páginas explosivas de Evita
Montonera 'rendiría homenaje al amigo y al compañero en un artículo que no necesitaba estar firmado para que los lectores avisados descubrieran
a un escrítor formidable que era denunciado por
su estilo.
,Allí dijo Walsh (aproximadamente, porque he
perdido el texto en algún naufragio de estos años)
que Paco hubiera podido -legitimamente- haber preservado su vida, haber realizado su carrera literaria y aun ganarse el respeto de los pueblos latinoamericanos por sostener un compromiso literario con su causa. Le sobraban méritos para haberlo conseguido. Y amistades. Como Cortázar, como Goytisolo, como Fernández Retamar.
Pero, señalaba la nota, prefirió dar un paso
más y comprometerse directamente (con su materialidad, con su cuerpo) en las luchas del
pueblo.
Esa dtX:isión lo llevó a él, que hubiera podido
vi-vir en París, en Madrid o ser jurado de "Casa"
en La lJabana, a preferir una muerte,silenciada
en una ignota calle de Mendoza.
Al poner de manifiesto toda la humildad, toda
'la congruencia que, encerraba la decisión de
Urondo, Walsh anticipaba indirectamente la
propia: nueve meses después él caía a su vez frente a las balas de los marinos en una esquina de
Buenos Aires.
Muchas veces, en estos años de exilio y limbo;
que he vivido acuciado y socorrido por tantos espectros, me he preguntado si ambas decisiones
fueron acertadas.
Las ausencias crecen en la Argentina de la mediocracia. Todo lo que Walsh y Urondo hubieran
podido dar en estos años fue abortado por su sacrificio. Aunque, a la inversa, también es válido
apuntar que todo lo que ya habían dado se agiganta por la magnitud existencial de su compromiso.
Pero estas contradicciones, estos soliloquios,
estos debates no habitaban nuestra conciencia
entonces. En aquellos días del 76 caminábamos a
puro reflejo, a puro instinto, concentrados en sobrevivir para resistir y en resistir para seguir viviendo.
.
La noticia de la muerte de Paco fue un aldabo-
I
38
nazo de otro tipo: era una de las primera muertes
cercanas y por eso hubo lágrimas para Horaria.
Luego fueron tantas que la muerte pudo rodearnos y anegarnos y llegamos a desearla como descanso y como forma de seguir unidos a los compañeros.
Después- del golpe, COIOO dije, vinieron los de-talles. Paco había sido trasladado a Mendoza.
Era una decisión que no le gustaba, sin duda, pero que acató disciplinadamente. No le gustaba
porque no era su medio, porque allí podía aportar menos y tal vez porque conciente o inconcientemente uno sabe -como los animwes- que el
conocimiento del medio es indispensable para seguir respirando.
En Mendoza se habían producido muchas caídas -igual que en todo el país por otra parte- y
la ferocidad de los medios represivos, aunada a la
creciente sensación de derrota, habían quebrado
no a todos, no a muchos, pero sí a varios, a suficientes cuadros.
Uno de esos hombres "cantó la cita" y llevó a
los militares al lugar al que acudió Paco ese día
de junio como hoy, ese día de hace once años.
Paco iba con Alicia, la beba y otra compañera.
Cuando advirtieron la emboscada resistieron a tiros e intentaron la fuga. Pero hubo mala suerte,
Paco- resultó herido de gravedad y sacó del bolsillo la pastilla de cianuro sobre la cual solía hacer chistes de humor negro.
-Me tomé la pastilla -dijo, y agregó-: Corran, escapen.
-Pero, papi, ¿por qué hiciste eso?- reprochó
Alicia llorando.
Murió enseguida. Alicia y la otra compañera
salieron de la furgoneta Citroen (de la misma
furgoneta que yo le había visto) corriendo en direcciones opuestas.
Alicia se equivocó y enfiló hacia el lado donde
estaban los milicos. La otra compañera pudo zafar de la encerrona y subir herida a un camión
que viajaba a Buenos Aires.
Como personaje de un thriller logró sobrevivir
a doce horas de acechanzas increíbles. Primero,
el Autobús, en una de sus vueltas para salir de la
ciudad, pasó exactamente por el lugar del tiroteo. En uno de los asientos de atrás, mientras trataba de parar con un pañuelo la sangre de la
pierna herida, vio con ojos agrandados por el espanto la furgoneta rodeada de policías y militares, en cuyo interior aun estaba el cadáver de Pa'
co. De Alicia, ni rastros.
Milagrosamente, atravesando con suerte pasmosa varios controles militares, el autobús recorrió los mil kilómetros que separan a Mendoza de
Buenos Aires y la sobreviviente, pálida, desangrada y exhausta pudo al fin encontrar refugio y
contar su historia.
A mí me tocó días después llamar por teléfono
a la familia de Alicia Raboi para instarlos a que
recuperasen la beba de manos de los militares.
Fue un llamado anónimo y nervioso, desde el.
teléfono público de un bar de Buenos Aires. Alguien me dijo después que por suerte habían logrado recuperarla. Que no es una de esas tantas
criaturas que fueron ilegalmente ~doptadas por
policías y militares. '
Su hermana mayor Claudia, en cambio, cayó
en otro enfrentamiento, meses después, junto a
su compañero.
Por suerte Paco murió antes, porque adoraba a
esa hija que eligió la misma militancia y la misma
organización que el padre.
Otro hijo menor que Claudia, "el retoño" como solía decir Paco, con esa ironía pudprosa que
utilizaba para enmascarar la ternura, sobrevivió
y actualmente vive en Buenos Aires, definitivamente herido por esas muertes que le marcaron la
adolescencia.
El cadáver de Francisco Urondo fue enterrado
con el sigilo y la velocidad que imponían como
afrenta adicional los militares. No hubo discursos, y sus mejores amigos no p!:!dieron asistir
porque no lo supieron a tiempo y porque les iba
la vida si intentaban hacerlo.
No hubo, pues, ninguna manifestación de duelo público, ni siquiera una inocente mención de
los intelectuales que habían convivido con el
poeta antes de que se convirtiera;en guerrillero.
Como otros cadáveres "subversivos", eTde Paco también fue condenado a la oscuridad y el
anonimato durante los años de la dictadura.
La frágil democracia instaurada en diciembre
de 1983 no mejoró las cosas de forma sustantiva.
Urondo, Walsh, Haroldo Conti y otros talentos
que sufrieron el mismo destino, empezaron a ser
reinvidicados de manera parcial y sospechosa.
Recuerdo a un pseudo;crítico, con el que polemicé a través de El Porteño, que hablaba del
"malogrado Walsh" como si fuera un futbolista o
un cantCJ" de tangos que se mató en un accidente.
Se rendía homenaje a l~ muertos -en algún
caso, como el de Walsh, se reeditaron sus librospero separándolos de su decisión y de sus práctica
militante.
Pocas excepciones hubo a esta modalidad escamoteadora y farisea del homenaje.
El periodista Horacio Verbitsky es una de
ellas. En varios artículos periodísticos, en su
folleto "Rodolfo W alsh y la prensa clandestina"
exaltó la integralidad del personaje. Y aunque
Verbitsky también se refirió en varias ocasiones a
Paco Urondo de esa misma manera integral, aun
sigue faltando una evocación, un ensayo, un
libro que nos restituya el periplo total del poeta
guerrillero.
Decíamos al comienzo que Urondo pertenecía
como WaIsh, Massetti;Conti a la generación del
Che. No es una simple constatación cronológica.
Todos ellos constituyeron, con los errores y desaciertos de toda práctica revolucibnaria, la encarnación de ese ideal proclamado por Antonio
Gramsci: el del intelectual orgánico que trasciende las aulas y los libros y asume la lucha de manera integral.
Es difícil (y académico) definir si ese compromiso total acrecentó o recortó su producción literaria. (Esto me hace recordar al clásiCQ,.debate
sobre si es mejor el Cortázar apolítico de los primeros tiempos o el que abrazó la causa de Nicaragua). Lo que es indudable -y esto me parece
lo importante- es que este tipo de intelectuales
suelen aparecer en las épocas agónicas, en las
grandes crisis que preceden a gigantescas mutaciones sociales y políticas.
y este sí es un tema digno de pensarse no sólo
en relación con el caso argentino y su etapa actual de oscurecimiento y derrota, sino en función
continental. Mirando a esta A¡nérica Latina grávida de futuras convulsiones que se acerca al tercermüenio.
Nota:
(*) David Viñas, "Déjeme hablar de Walsh", en
revista Casa de las Américas, número 129, noviembre-diciembre de 1981.
instantáneas del
movimiento popular:
¡ORGE ACEVEDO,
FOTOGRAFO
~
Jos que nacilJJo> bajo la 80IDbra da
18s Kodak lnnamatíc, tomar fotos es hacer clíck.
Sin embargo, la idea de que "todos somos fotógrafos" se evapora cuando, al recoger nuestros
recuerdos hechos imágenes, nos encontramos con
el rollo velado, los colores mágicos convertidos en
grises sin vida o las sombras cubriendo la sonrisa
de la amada. Queda entonces el recurso de acusar a la casa encargada de revelar los rollos de incompetente o guardar la cámara en algún lugar a
. prueba de rateros o utUizar el alto costo de los
materiales fotográficos como coartada para
declinar en esto de sentirse artista.
Probablemente la üusión de la fotografía como
el arte-al-alcance de todo mundo, el sueño de tomar fotos estUo tarjeta postal con sólo disparar el
obturador de la cámara, la fantasía de imaginar
que lo que uno ve por la lentilla es lo que aparecerá en la foto final sin problema alguno, ha
hecho que a los fotógrafos se les considere como
artistas de segunda. La dificultad para maneju
los pinceles, los obstáculos para hacer que el saxofón no suene como una manada de elefantes espantada, la angustia que produce enfrentarse a
una hoja de papel en blanco para convertir en
palabras escritas los pensamientos de una caminata por entre anuncios de gas neón, hacen que a
las otras artes se les trate con cierta distancia, y se
reconozca la necesidad del trabajo y del esfuerzo
individual para manejar adecuadamente el oficio. Pero, por obra y gracia de la publicidad, por
la sensación de inmediatez que se establece entre
el objeto, el ojo y el instrumento de trabajo, la
fotografía parecería no ofrecer ningún problema.
Una y otra vez, en impresos y revistas, en los álbumes familiares, en los carteles que se prenden
en las paredes, en los muros de salas y comedores,
la presencia de todo tipo de fotografías provoca
la sensación de ser un arte accesible: pero no.
y es que, hacer fotos, es, de entrada, y más allá
del necesario manejo de la técnica, del control
sobre la luz y la velocidad, de la habilidad en el
revelado, otra forma de ver diferente a la que se
accede en la inmediatez de lo cotidiano.
J9rge Acevedo lo sabe, o cuando menos, lo hace.
Aquello de los tragos
Nadie diría que es turista a pesar de que siempre
lleva sus cámaras consigo. En provincia nunca le
hablan en inglés. Más bien tiene problemas cuando viaja a Europa y los agentes de migración miran con desconfianza su pasaporte de mexicano
pensando que detrás de él se esconde un terrorista
árabe, y revisan su ~uipaje una y otra vez buscando lo que puedan encontrar. Tiene el pelo
negro y chino, el bigote recortado, y, por aquello
de la negociación puede decirse que no es ni alto
ni bajo. Están lejos los años en que su apariencia
era la de un nostálgico de los sesentas en plenos
setentas, con barba descuidada, pelo largo, y
más mezclilla en su guardarropa de la que actualmente puede verse. Conserva, de aquellos
años, el paliacate rojo cuidadosamente doblado
en el bolsillo izCluierdo del pantalón, y un par de
. sacos de pana, uniforme casi obligatorio de otros
tiempos.
Sería fácü convertirlo en personajes de una novela policiaca. Por lo menos tiene algunas características de un buen número de detectives del género. BE;be entre diez y doce tazas de café al día,
preferentemente erpress. El mismo se prepara
varias de ellas, en un ritual que, en ocasiones va,~,
des<te la molida del grano en el acto hasta la utiliL '.
zaclón de alguna de sus cafeteras, y que, por supuesto, se inicia en la búsqueda y compra en el
Luis Hemández
lugar preciso y la mezcla exacta de caracolillo y
planchuela. En reuniones largas lleva un termo
y, ante el asombro de los concurrentes, se sirve de
cuando en cuando, pequeños tantos del brebaje.
Fuma dos cajetillas de Del Prado diariamente.
Toma fotos, incluso con cigarrillos en la mano.
Absorve el humo hasta dentro haciéndolo pasar
por todo el paladar y la lengua; aplasta las colillas con fuerza. Invariablemente come con cerveza y se toma tragos durante el día. Tragos fuertes y secos: mezcales, whiskie8 o rones solos. Evita echarlos a perder añadiéndoles refresco. En
ocasiones hasta carga una pequeña anforita. Café, tabaco y ~go son en conjunto un comb~
tibIe para llevar a cuestas los días, para enfrentar
las mañanas, para seducir las noches. P{)r supuesto le encanta comer, buscar restaurantes nuevos
o regresar a los viejos, probar nuevos platillos,
paladearlos. Los pequeños días de fiesta, las
quincenas, los acontecimientos, transcurren todos coronados por una incursión gastronómica.
También guisa, casi tan bién como toma fotos.
Pastas, carnes, fabada, ensaladas; la lista es larga. Hasta su propio delantal de cocinero tiene...
TIaooIula/ElefanteslTren
El calor pega como tubo. Es domingo al mediodía en T1acolula. Hay.mercado. Comerciantes en
muy pequeño han bajado a ofrecer sus
mercancías. La luz de los valles centrales de
Ouaca se filtra hasta las colas de los que quieren
subirse a la rueda de la forturna. Es hora de
comprar mezcal y hasta de tomarse una cerveza.
En el regateo hay que consumir las pruebas, juzgar .si está mejor el minero o el de pechuga. La
botana es una encurtido de piña agria con chile
piquín. Media hora después la tranquilidad está
-
39
ya dentro de todos. Al salir,' sobre una pared hay
un letrero: ¿PRESIDENTE? ¡OBVIAMENTEI;
en el piso de tierra, durmiendo profundamente,
recargado sobre la pintura de una enorme botella
de brandy, hay un borracho. Jorge saca la cámara y dispara el obturador. Mide la luz, ajusta el
lente y vuelve a disparar.
La carretera serpentea For entre los montes.
Los carriles son estrechos. En la grabadora del
automóvil Patti Smith canta BectJU8e the Night.
Han sido cuatro horas de conversación. Jorge es
un hombre del camino. Desde pequeño viaja en
coche largos trechos. Sabe cuando detenerse a tomar un café, cuando concentrarse sobre la línea
blanca. De repente un camión obliga a disminuir
la velocidad. Jorge no conduce, asi que avienta el
cigarro, abre la ventana, y saca la cabeza con todo y cámara. La imagen se graba: el viejo y destartalado vehfculo lleva a cuestas los utensilios
para una fiesta infantil. Sobresalen a sus costados
unas enormes cabezas de elefante de utileria. El
camión parece querer volar como si se tratara de
un Dumbo reencarnado.
En Al~mania, con un fria del caraja para los
'que no son de allá, un pequeño conglomerado de
abrigos y chamarras esperan la llegada del tren
que como todo mundo sabe llegará puntual. A
esa estación llega un vehfculo que se dirige a un
destino diferente al de la mayoría. Los cristales
están empañados' por el vaho' de los que van
adentro. Una mano, desde el interior de uno de
los vagones, logra convertir la opaquez en claridad. En ese momento aparece el rostro de la muchacha bella de los sueños. Es la única silueta visible desde el exterior. El tren arranca. La cámara. plasma la imagen en evaporación. La muchacha queda allí.
Tres' fotos, tres historias, una misma actitud.
40
.
Lo irrepetible, amarrado por la voluntad de percibir el instante, mostrado por las habilidades de
un oficio que es una forma de vida.
El Movimiento
Durante años y años, Jorge Acevedo ha pateado
las calles de la ciudad de México dando testimonio del contínuo peregrinar del movimiento popular. Con su cámara a cuestas corre para treparse al edificio que permite la vista de la
marcha a profundidad; se agacha para retratar a
los huarachudos que han caminado centenares-de
kilómetros; besa a las diez, veinte treinta feministas que acompañan a l~ costureras. Y sus fotos
ilustran revistas y carteles. Allí están, a veces con
su nombre, lI\uchas otras sin él. Siempre/, Nexos
o InJormoción Obrera, son sólo algunos nombres
de publicaciones donde pueden verse sus productos. Tres libros son evidencias de este camino.
Uno de ellos, Memoria gráfica del movimiento
popular en México (Ed. Praxis), es obra individual. Los otros dos, uno sobre el movimiento magisterial de la CNTE publicado por El Rollo, y
otro: El poder de la imagen y la imagen del poder
(editado por la Universidad de Chapingo), son
obra colectiva. Sus fotos están también presentes
en más de una decena de libros.
Sin embargo,-lo más interesante de esta parte
de su obra. es, muy probablemente, la reproducción de sus' fotos en centenares de publicaciones y
carteles sin crédito alguno. El rostro alegre de
una maestra oaxaqueña marchando en junio de
1980, viejos zapatistas con retratos del General a
cuestas, una enorme se,rpiente de maestros des~lazándose por avenida San Cosme; estas fotos, y
muchas más, soJ;l ya parte de la iconografía del
movimiento popular en México. Como los versos
.
,
de Machado que son cantados por miles sin ~r
quién es'el autor, así las fotos.de Acevedo son utilizadas para ilustrar panfletos, documentos y ma. nifiestos porque son ya propiedad de todos. En
esas instantáneas se identifican activistas de cien
batallas; a través de ~llas se tejen los finos hilos
que conectan con el pasado.
Elentomo
Aunque actualmente sea un profvgo'de la metrópoli y haya ido a refugiarse entre las huestes de
los marcianos oaxaqueños, Jorge Acevedo es hijo
.de la ciudad de México. Nacido en 1949, fue estudiante de la Prepa 6 y del CUEC~ donde aprendió a hacer cine. Su producción en este terreno
no es muy vasta pero abarca temas como el de la
lucha... libre (alrededor del Santo) y también de
la de los maestros.
I
Durante años vivió en una pequeña casa en
Chimalistac, emparentada por cuestiones generacionales con el Pesebre de San Angel. Allí,
entre par~ con decenas de años a cuestas y una
humedad que hacía nacer hongos en las paredes,
se hizo. de una razonable colección de discos de
jazz y dearteíactosvarios: una caja de músic8C()n
mailivela que interpretaba la Internacional, cajas de puros, un mapa de Mrica colonial. Cuando al cabo de varios años de vivir solo se emparejó con Mana Elena, una restauradora enamorada de los detalles, la pequeña casa vio como sus .
espacios se desbordaban de fotos, libros, juguetes
de madera, lienzos y botellas de vino vacías. Desarrolló entonces la manía de dejar recados
ilustrados en las puertas de los vecinos con los que
compartia el teléfono.
Los domingos en la mañana prendia el tocadiscos a todo volumen compitiendo con el de su v&-
Dl' nul'o tro
estu rZO
hó.\t \al)
\0' pr '(1 )'.
cino de arriba. El ambiente de vecindad se
completaba cuando sacaba al pequeño patio
unas hainacas de tela, aceitunas y cervezas para
leer el periódico. Preparaba para comer guisos
raros y estaba allí hasta que era hora de ir al cine
o tomar un café o ambas cosas.
Entre semana, ya como chambeador' del
INAB, salía a tomar fotos al centro histórico.
Después de agotar dos o tres rollos, marchaba
sobre "El nivel", a escanciar la sed y devorar tacos de chicharrón. Regularmente, algunas tardes
las gastaba dentro del cuarto oscuro, revelando,
acompañado por una cinta de los Dire Straits..
Algunos años de su vida se le fueron como sindicalista. A pesar de ser medio malgeniudo, se
ganó el respecto de sus compas, que acabaron haciéndolo secretario general. Quizás esa haya sido
la época de su vida en la que más alejado estuvo
de la fotografía. Sin embargo, obtuvo de alli una
, materia prima y un enfoque sobre la vida que está muy presente en sus fotos posteriores.
Salón Fábregas
Hay fotografías que ~n una entrevista directa.
"Salón Fábregas" es una de ellas.
"Digo, pos me juí con mi compadre a empedarme. Hay veces que es así. Uno ya no aguanta.
y pa' eso son los compadres. Es que nos habían
dado en la madre. Gacho nos habían dado. Habíamos puesto el hocico por delante y nos lo habían dejado todo floriado. Digo, eso le pasa a uno
por lanzarse como el borras. Pero ya estábamos
hasta la madre. El patrón ya nos tenía hasta los
meros gOevos. Las comisiones que nos pagaba
eran una miseria. Toos por eso decidimos hacer
el paro. Llegamos y le dijimos: No señor, las uni-
dades no las movemos hasta que no se nos solucione nuestro asunto. Pero el gOey fue más ojo de
lo que pensábamos. Y nos rompió la madre. Fuimos pa' fuera. No todos, pero yo sí. Quesque era
el cabecilla. Por eso le dije a mi compadre: 'Compa, vamos a echarnos unos tragos'. Y ahí andábamos, entre botanas y Presidentes, cuando se oyó
el escandalazo afuera. Gritos y más gritos. Y me
jalo al compadre a la puerta; y IPuta madrel, ahí
estaban, eran miles los que pasaban y gritaban
cosas contra el gobierno y esas cosas, y cómo no,
la sangre se me subió a la cabeza. alguna venganza se estaban tomando. 'Duro cabrones. Dénle
duro' -les grité."
Los espacios
Una a una. las exposiciones de Acevedo se van sumando. En Oaxaca. a un año de emigrado. ha
montado tres. Una de ellas. sobre Oaxaca y los
oaxaqueños. fue bien recibida, a pesar de venir
de alguien que apenas comenzaba a ser de aquellas tierras. La lista es larga y los temas diversos.
En la Casa del Lago una serie sobre ventanas. En
la Ciudadela una colección de fotos tomadas de
arriba hacia abajo. En los Talleres de Coyoacán
otra sobre mujeres. Todas mantienen en común
el ser documentos testimoniales. En la inmensa
n!ayoría están presentes. personas.
Hay en su obra imágenes de casi todo México,
y -saldos del boom petrolero- de Nueva York y
varias ciudades europeas. Lejos de las tarjetas postales para turistas. en ellas pueden verse músicos,
teatreros callejeros, contrasentidos.
Sin embargo. para quien no tiene relaciones
con los influyentes, México es un país difícil.'
Abrirse un espaci~, competir contra los institu-
cionales, poder demostrar la calidad de la obra
producida al margen de los "reconocidos", no es
sencillo. Como tampoco 10 es pretender vivir de
la fotografía. Después de todo, la idea de que la
obra de arte es única no va muy de acuerdo con
las posibilidades de reproducción múltiple de la
fotografía. Quien adquiere una foto tiene la sensación de que, a diferencia de una pintura o una
escultura, está haciéndose de un objeto multiplicable.
Empero, a pesar de las dificultades para abrirse y conservar un espacio, y de los obstáculos para ganarse la vida ejerciendo el oficio. Jorge A<»vedo es un fotógrafo de tiempo completo.
Los juegos de luces
Con paso lento y firme, un obrero de Vidriera y
Alumex recorre las instalaciones de su fábrica.
Ahora es suya y no del patrón. El y sus compañeros la administran. A los lados los vidrios reflejan
su imagen. Jorge la imprime. juega con luces y
sombras, con texturas, con certidumbres.
No sólo hace fotos, también enseña a hacerlas.
Los mismo con los tejedores de Santa Ana del Valle que con trabajadores metropolitanos. Descifra el manejo de la cámara y los misterios del
revelado. Busca encontrar cómo los otros producen sus imágenes.
Y allí va, cámara al hombro, Del Prado entre
los dedos, escudriñando por entre los momentos y
las situaciones, dispuesto a disparar el obturador.
Y allí está, horas y horas en el laboratorio, lidiando con la película de blanco y negro, removiendo
materiales y echando a funcionar amplificadoras
y máquinas de secado, dándole un sorbo al enésimo café del día. Y allí está, enseñándonos, al fin
y al cabo, otra forma de ver las cosas •
41
¡-v.
•
F....,n las ideas las que i"'Piraron todos
los actos de los hombres que, animados por Ricardo Flores Mag6n y los miembros de la Junta
del Partido Liberal Mexicano, radicada en Los
Angeles, California, llevaron a cabo los primeros
movimientos revolucionarios de 1906 a 1908.
Uenos de entusiasmo y de fe, sin medir los peligros, sin pensar en las derrotas'; alentados vigorosamente por el sacrificio de los inspiradores del
movimiento, los primeros soldados de la Revolu. ción Mexicana discutieron ardientemente sobre
las ideas antes de tomar el fusil.
Mientras que los grupos revolucionarios eran
formados a lo largo de la frontera, dándose órdenes para que los futuros soldados se ejercitaran en
el tiro al blanco y secretamente tomaran instrucción militar, la junta del Partido Liberal Mexicano inició las primeras gestiones para obtener el
apoyo del Partido Socialista de los Estados Unidos para la Revolución MexicaDa.
Práxedis G. Guerrero fue comisionado por la
junta del Partido para obtener el apoyo de los socialistas americanos. Guerrero realizó una gira
por los Estados de Ka~as, Missouri e Illinois.
Habló con los principales líderes americanos,
quienes ofrecieron todo el apoyo a la Revolución
Mexicana.
Entre los líderes socialistas americanos que
dieron su apoyo al Partido Liberal, se encontraba
Haldemann Julius, editor de Appeal to Rea8oh,
quien besando a Guerrero en la frente le dijo:
"Diga usted a los liberales mexicanos, que los socialistas americanos les brindan su más decidido
apoyo hasta que realicen el programa de la junta
de Los Angeles".
Después de haber entrevistado a los socialistas
americanos, Guerrero regresó a San Antonio,
dond~'Ce1ebró una larga conferencia con Jesús M.
Rangel y con Andrea Villarreal, hermana de An-tonio I. Villarreal, y una de las primeras figuras
de la Revolución Mexicana.
En la conferencia, Rangel informó a Guerrero
que los grupos armados habían quedado debidamente organizados y que sólo esperaban órdenes
de la junta para entrar a territorio mexieano.
Los grupos habían quedado organizados en el
estado de Texas de la siguiente forma y a cargo de
las siguientes personas: en lCerville, a cargo de
Pablo Esparza; en San Angel, Hilarlo y Jesús de
Hoyos; en Colman" Victoriano López; en Goldw~ 1 Azaro Alanízj en McGregor, Agustín
Sierra y Pablo Navejar; en Rockdale, Julián Hernández; en La Coste, Aniceto Soto; en González,
Jesús Ruiz; el teniente ,coronel Catarino Garza
quedó a cargo de los pequeños grupos extendidos
a lo largo de la frontera desde el condado de
Nieves hasta el de Valle del Río Grande.
El teniente coronel Catarino Garza era famoso
o
"
a lo largo de la frontera, ya que era considerado
como el primer hombre que había pretendido
cruzar la línea para derrocar al general Díaz.
Garza, de acuerdo con el general Ignacio Martínez, organizó la primera expedición contra la administración porfirista en 1891, habiendo sido
descubierto y detenido por las autoridades americanas durante tres años, acusado de violar las Leyes de neutralidad. '
Al terminar la reunión, Guerrero dijo a Rangel:
- Vamos a dar una vuelta por la ciudad, así
podremos platicar más.
Cuando salieron a la calle, el joven revolucionario tomó del brazo al jefe de los insurgentes
que- había atacado a Las Vacas, en 1908, y le explicó:
,
-Mire, compañero Rangel, si nos hemos resuelto a lanzarnos a la lucha es porque tenemos
las ideas muy bien metidas aquí, aquí en la cabeza. El hombre que piensa y siente las ideas, no teme a los sacrificios, va a ellos dispuesto a dar la
vida. Usted verá que soy intransigente, que
muchas veces discuto detalles, que aparezco terco y meticuloso,. que soy inconforme con la organización disciplinada de los grupos rebeldes. Es
que creo que una revolución popular debe ser espontánea, sin jefes. Si me dirijo a usted en esta
forÍna es porque creo que ama verdaderamente
la libertad.
El joven revolucionario se detuvo, y luego
agregó:
-Compañero,- yo no soy un. simple. enemigo
político del general Díaz. Yo soy anarquista, no
lucho por odio a un gobierno, sino por amor a
una humanidad libre.
La pareja se detuvo frente a una palaciega
mansión. Guerrero añadió amargamente:
- La residencia del alcalde Gallaghan, amigo
mio... Fueron estas mansiones enormes contras-
tanda con las chozas de nuestros peones, las que
me hicieron pensar en una lucha por un mundo
mejor. ¿Por qué esta diferencia entre el rico y el
pobre? ¿No cree usted justo que la idea suprema
de la Revolución Mexicana debe ser conquistar
un bienestar para los que carecen de herencia?
Praxedis Guerrero, apretando fuertemente el
brazo de Rangel, contilln
poco a po'co, explicando cómo y po
eberían ser abolidos los privilegios, para terminar lleno de entusiasmo sobre los últimos instantes de la lucha en
territorio americano y antes de empuñar las armas en México.
-Sí, compañero Rangel -terminó diciendo-, conforme avancemos en México, necesitamos ir realizando nuestros principios: reconquistar la tierra que fue 'arrebatada por los privilegiados, terminar con la era de los caudillos grandes y chicos, que si el pueblo mexicano ha sufrido
es debido a que cada uno de sus !Jliembros se ha
sentido gobernante. Nuestra revolución debe enseñar la forma de libertad y no de gobernar.
Los dos insurgentes se despidieron. Guerrero
para continua1! a El Paso, donde habría de editar
un periódico, y Rangel hacia la frontera, para
dar un último vistazo a los grupos revolucionarios.
Una cuantas horas después Rangel se encontraba haciendo los preparativos para el viaje, y estando en compañía de Tomás Sarabia, fue aprehendido por las autoridades americanas. El jefe
rebelde fue rápidamente condenado a dos años
de prisión en la penitenciaría federal de Leavenworth.
Rangel llegó la prisión federal de los Estados
Unidos. Ahí encontró a los liberales Antonio de
P. Araujo, Encamación Diaz Guerra, Prisciliano
Silva y C. Tr~viño.
Mientras tanto, en México iniciaba un nueVo
movimiento, un movimiento político. Francisco
l. Madero era el director.
Los miembros del Partido Liberal Mexicano,
que se encontraban a lo largo de la frontera esperando el momento oportuno para cruzarla y
emprender la revolución, fueron advertidos por
la junta de Los Angeles de mantener armoDia con
los maderistas.
"Aunque nuestro partido persigue fines distintos a los anunciados por Francisco l. Madero, la
junta ha resuelto indicar a todos sus miembros la
necesidad de cooperar con los maderistas para
derrocar a la dictadura porfirista", escribió Ricardo Flores Magón en RegfjIberaci6n, a mediados del años 1910.
"Pero cuando la dictadura porfirista haya sido
exterminada -agregaba Flores Magón-, liberales y maderistas se separarán para luchar independiente por los ideales que cada uno sustenta" .
Flores.Mag6n aclaró que los ideales delFartido.
Liberal Mexicano eran más avanzados que los de
Madero: "Nosotros luchamos por la repartición
de tierras; por el mejoramiento social en el interior de las fábricas y de los talleres; por el respeto
a los peones; por el exterminio de las tiendas de
raya y de la esclavitud en los campos agrícolas".
Franscisco l. Madero, por su parte, sólo señaI
j
JESUS MARIA RANGEL,
EL BRAZO ARMADO DEL
;MAGONISMO 'FRONTERIZO
(Segunda y última parte)
-----------------------
Jo.sé
42
c. Valadés
..
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Aunque hay un lapso en la paginación,
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'.
laba la parte política de su programa, limitándose a generalizar en lo referente a la situación social y económica del pueblo mexicano, aunque
más tarde en el Plan de San Luis, insinuaría algunas conquistas características de todos los programas políticos.
Madero, perdidas las esperanzas de conquistar
pacíficamente el poder. convocó a la revolución,
y señaló un día: el 20 de noviembre. La Junta del
Partido Liberal Mexicano. desde Los Angeles,
respondió al ijamamiento: Todas las fuerzas
habían de estar unidas momentáneamente para
derrocar al que consideraban como enemigo común: el general Diaz.
v.
Cuando la unión de los partidos o de los grupos, o
de los hombres, no está inspirada por la comunidad de ideas. la unión sirve solamente para que
los débiles dejen todos sus esfuerzos, sus esperanzas y sus anhelos en aras de los fuertes.
Sin abandonar un sólo momento los principios
alimentados desde la constitución del Partido Liberal Mexicano, la junta radicada en" Los Angeles, y que en 1910 quedó constituida.por Ricardo
Flores Magón, Praxedis G. Guerrero, Librado
Rivera y Anselmo Figueroa, acordó que todos los
miembros del partido que habían organizado
grupos armados a los largo de la frontera de México y Estados Unidos, se dispusieran a entrar a
territorio mexicano, formando un frente único
momentáneo con las fuerzas maderistas.
Francisco 1. Madero habia lanzado desde los
Estados Unidos el plan que aparecia firmado en
San Luis Potosí. En diferentes partes del país la
Revolución habia'estallado.
El primero que se dispuso a cruzar la frontera
fue Práxedis G. Guerrero. Acompañado de Julián Alvarez, Lázaro Alanis. Calixto Guerra Chico, Jesús Ruiz, Prisciliano G. Silva, Luz Mendoza, Rafael Campa y Lázaro Gutiérrez de Lara. y
seguido de otros cuarenta hombres perfectamen-
te armados y municionados, Práxedis G. Guerrero cruzó la línea divisoria a unos cuantos kilómetros al norte de ciudad Juárez.
Guerrero avanzó rápida y silenciosamente a lo
largo de la vía férrea que une a Ciudad Juárez
con Casas Grandes, destruyendo varios puentes y
levantando rieles.
Los liberales detuvieron 11n trerrque conducía
armas de ciudad Juárez a Casas Grandes, aPoderándose de más de cien carabinas y tres mil cartuchos.
Tras destruir las comunicaciones, Guerrero dividió a sus fuerzas en dos grupos con el objeto de
atacar los pequeños poblados a lo largo de la
frontera. dando tiempo a que otros grupos liberales que estaban siendo organizados cruzaran la
línea divisoria. Después se dirigirla sobre Casas
Grandes, que se encontraba guarnecida por más
de trescientos soldados federales.
Un grupo integrado por treinta y dos liberales,
quedó a las órdenes de Prisciliano G. Silva. quien
se dirigió hacia el sur con instrucciones de reunir
a todas las partidas de revolucionarios maderistas
e invitarlos a cooperar en el ataque a Casas Grandes.
Entre las partidas maderistas que habían de
ser invitadas se encontraban las de Pascual Orozco y Francisco Villa.
Los dos grupos de liberales pudieron ser bien
armados y pertrechados gracias al primer golpe
de audacia d&do por Guerrero al capturar el tren
que conducía pertrechos a los federales de Casas
Grandes.
Antes de dividir a los gruPOS. Guer ro dispuso
que habia de usar en todos los combates una bandera roja con la siguiente inscripción: "Tierra y
Libertad", y en el sombrero una franja roja con
el mismo lema.
Guerrero, acompañado de cuarenta hombres.
avanzó a lo largo de la frontera, 'con intenciones
de caer sobre Janos. No fue sino hasta un mes después de haber pasado a territorio nacional, cuando Guerrero cayó rápidamente sobre Janos.
Los veinte soldados federales que se encontraban de guarnición en la población salieron huyendo al sentir la aproximación de los revolucionarios, quienes ocuparon la plaza el 20 de diciembre.
Ocupada la plaza, Práxedis Guerrero envió a
varios delegados a distintas partes del estado ·de
Chihuahua. buscando el apoyo de otros grupos
con el objeto de continuar la campaña hacia el
sur.
En los últimos días diciembre pasaron la frontera más de veinte liberales para unirse a los revolucionarios de Janos.
'
Mientras tanto, los soldados federales que
habían abandonado'a Janos se' dirigieron a Casas
Grandes, dando cuenta de la presencia de los liberales y destacándose inmediatamente ciento
cincuenta soldados y cincuenta rurales.
Los doscientos hombres cayeron inesperadamente sobre Janos la noche del 20 de diciembre
de 1910. Guerrero organizó a sus compañeros,
combatiendo durante cuatro horas con desesperación en las calles de la población.
Los liberales, combatiendo a razón de uno
contra cinco, se replegaron hacia el lugar donde
se encontraban establecidas las oficinas de
-Guerrero, en la casa del señor Areárate, persona
rica y a quien los revolucionarios habían tomado
en calidad de rehén.
A las cuatro de la mañana del día 30 y cuando
•
el pueblo estaba completamente sitiado, los liberales hicieron un supremo esfuerzo, rompieron el
cerco y salieron paso a paso, combatiendo, hacia
el sur.
Antes quemaron los archivos públicos. recogieron todo el dinero que encontraron a su alcance y se llevaron preso al presidente municipal y a
los vecinos ricos.
. Al salir de Janos, los liberales eran veinte,
veinte más habían quedado muertos en las calles
de la población. Entre los muertos se encontraba
Práxedis G. Guerrero, cuyo cadáver llevaban sus
compañeros.
Práxedis G. Guerrero murió en la azotea de la
casa ·de Azcárate, recibiendo un balazo en el ojo
izquierdo, que le salió por el lado derecho de la
cabeza, destrozándole el cerebro.
Los liberales se alejaron a dos kilómetros de Janos, sin ser perseguidos por los federales. En la
noche regresaron silenciosamente hasta las puertas de Janos, cavando la fosa donde fue sepultado
el cadáver de Guerrero, como a doscientos
metros de la colonia Fernández. El joven anarquista fue sepultado envuelto en una gran bandera roja.
Los liberales se retiraron al sur del Distrito de
Galeana. quedando como jefe el grupo Leonid~
V ázquez. Dos semanas después se unirían a las
fuerzas maderistas que operaban a las órdenes de
J osé de la Luz Blanco.
La revoluCión maderista continuaba extendiéndose en diferentes partes del pais, pero en el
norte todás las fuerzas dependían de los grupos liberales animados por los principios del Partido
Liberal Mexicano.
.
Madero permaneció en los Estados Unidos hasta los primeros días de febrero de 1911, hasta que
advertido de que sería aprehendido por el gobierno norteamericano, acusado de violar las leyes de
neutralidad, cruzó la frontera el día 14.
Cuando Madero cruzó la frontera sólo veinte
hombres armados lo recibieron en territorio mexicano. Parecía casi abandonado y las esperanzas
de un triunfo estaban bien lejanas.
El señor Madero llegó a San Agustín y de este
punto se dirigió a Guadalupe, Chihuahua, donde
se encontraba Prisciliano G. Silva, al frente de
más de cien liberales.
Madero envió un propio a Silva, indicándole
que había asumido la jefatura de la Revolución,
y que sus órdenes habían de ser obedecidas.
Prisciliano G. Silva se presentó, seguido de su
gente, a Madero.
Silva y Madero celebraron una conferencia. •
:..-No estoy dispuesto a subordinarme a usted,
porque no obedezco órdenes de nadie, soy miembro del Partido Liberal Mexicano y sólo lucharé
por los principios sociales de mi Partido -dijo
Silva a Madero.
.
-Pues quedará usted arrestado, -respondió
Madero.
- No, señor, yo tengo aquí a mis compañeros y
daré órdenes para que lo aprehendan a usted,
porque usted es el representante del partido burgués.
.
Mientras tanto, Lázaro Gutiérrez de Lara se
había dirigido a las fuerzas de Silva, pronunciando un violento discurso contra la dictadura del
general Díaz y pidiendo que los insurrectos reconocieran a Madero como jefe.
Los revolucionarios aceptaron la proposición
de Gutiérrez de Lara, y cuando Silva rompió la
plática con Madero para pedir a sU;S compañeros
la captura del jefe de la Revolución, pudo descubrir que la mayor parte de sus fuerzas lo habían desconocido y así fue como quedó prisionero
de los maderistas.
La unidad predicada desde Los Angeles por
Ricardo F10res Magón había quedado rota. A
partir de ese momento, la Junta del Partido Liberal Mexicano abrió la más violenta campaña
contra el maderismo.
Los grupos llamados en aquel entonces magonistas, en su mayoría se unieron definitivamente
al maderismo, aunque un buen número de libe48
Santiago R. de la Vega.
rales continuó la lucha independientemente.
El grupo dirigido por Lázaro Alanis sostuvo un
combate cerca de San Buenaventura con les federales, derrotándolos completamente y haciéndoles cincuenta bajas, pereciendo el capitán federal
Ortiz y siendo capturados el teniente Escobedo y
el subteniente Mejia.
Alaní sostuvo un segundo combate en el cerro
de la Cantera con el 18 batallón. Los federales
fueron derrotados. En esta acción tomaron parte
más de cien maderistas, junto con los cien liberales a las órdenes de Alanís.
Todos los hombres que habían cruzado la frontera al lado de Guerrero, pasaron a las filas maderistas, perdiendo el magonismo toda la fuerza
organizada que había tenido hasta fines de 1910
en el norte del país.
Jesús M. Rangel, quien se encontraba preso en
la penitenciaría federal de Leavenworth desde
mediados de 1909, acusado de haber violado 1{lS
leyes de neutralidad, salió en libertad a fines de
abril de 1911.
Apenas salió de la prisión, Rangel partió para
Los Angeles, con el objeto de celebrar una conferencia con Ricardo F10res Magón y los miembros
de la Junta del Partido Liberal.
la cultura en
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Dinctor General: José Pagés Llergo
Director: Paco Ignacio Taibo 11
Jefe de redacción: Gerardo de la Torre
Dúe;Io: Beatriz Mira
Redacción: Francisco Pérez Arce,
Mauricio Ciechanower, Rogelio
Vizcaino, Emiliano Pérez Cruz, Luis
Hemández, Cosme Omelas, Jorge
Belarmino Femández Tomú, Jesús
Anaya Rosique, Andrés Ruiz, Orlando
Ortiz, Víctor Ronquillo, Juan Manuel
Payán, Héctor R. de la Vega, Carlos
Puig, Angel Valtierra, Pilar Vázquez,
Armando Castellanos.
Invntigaci6n GrájK:a: Paloma Saiz.
Llegó Rangel a Los Angeles en los primeros
días de mayo. Después de saludarlo afectuosamente, Flores Magón le dijo con energía:
-Compañero, ¿ha leído usted Regeneración
con regularidad?
-Sí, compañero.
-y ¿está usted conforme con que la principal
mira de la Revolución Mexicana debe ser la inmediata entrega de la tierra a los campesinos?
-Estoy, y creo que si algo hay que quitar o
poner eso ya será cosa de la comunidad.
-Bueno, yo deseaba saber si usted era de los
nuestros, porque muchos se han dejado arrebatar
del triunfo de Madero, olvidando que cuando el
Partido Liberal se lanzó a la lucha no fue solamente para derrocar a Porfirio Díaz, sino para
conquistar la tierra para los campesinos. Si esa
conquista no se realiza, la revolución estará perdida y sabemos que sólo el Partido Liberal puede
llevar a cabo esa aspiración, porque Madero no
sólo es terrateniente, sino representa a un partido
que será siempre enemi'go de los pobres. Ya lo he
dicho: Madero quiere el poder, el Partido Liberal
quiere el bienestar y la libertad para todos.
¿Continuará usted luchando por nuestros principios?
-Se 10 aseguro.
-Muy bien, y nuestra lucha debe ser única: necesitamos tomar la tierra -terminó diciendo
con énfasis Ricardo.
Y después de esta plática con Flores Magón,
fue celebrada una conferencia a la que asistieron
Librado Rivera, Anselmo Figueroa y Enrique y
Ricardo Flores Magón. en la cual se trató la forma de organizar nuevos grupos para combatir al
régimen de Madero, que acababa de quedar instaurado como consecuencia de los tratados de
Ciudad Juárez.
Dos días después, Rangel salía de Los Angeles,
con destino a El Paso, llevando una carta dirigida a Prisciliano G. Silva.
Al despedirse de Rangel, Flores Magón le dijo:
-Compañero, póngase de acuerdo con el
compañero Silva y apoyado en los puntos esenciales de nuestra conversación, soy de parecer
que en la campaña sea usted reconocido segundo
de Prisciliano. ¿Le parece a usted?
En El Paso, -Rangel celebró una conferencia
cen Silva, a la que asistieron Lázaro Alanis, José
Inés Salazar, C. Acosta y J. Saavedra.
Durante la conferencia, Silva relató a Rangel
el incidente con Madero y le platicó de la manera
como había muerto Práxides G. Guerrero y de la
forma como el jefe de la Revolución había aprovechado todos los elementos magonistas en la
lucha contra el gobierno porfirista.
Ahí mismo quedó concertada la forma para
entrar nuevamente a territorio mexicano a iniciar la revolución contra el maderismo.
Silva explicó que la guarnición de Ojinaga,
Chihuahua, estaba integrada en su mayoría por
elementos liberales, y que sería dado un golpe
para apoderarse de la plaza, estableciendo ahí el
cuartel general de operaci~nes.
El golpe debería ser dado el 21 o el 24 de junío,
reuniéndose todos los liberales en un punto llamado Boquilla, desde donde avanzarían a Ojinaga.
El día 22 de junio en la mañana, Silva, Rangel
y otros cuatro individuos se reunieron en el lado
americano cerca de Boquilla, y después de caminar cuatro horas cruzaron el río y entraron a territorio de México.
Inés Salazar, que se había adelantado al grupo
al frente de diez hombres, encontró a Rangel y a
Silva, indicándoles que había sido recibido hostilmente en Boquilla, pero ya todos reunidos
avanzaron nuevamente ocupando pacíficamente
este poblado.
De inmediato ordenó Silva que una pareja de
liberales hiciera una exploración por los contornos del pueblo esperando la oportunidad para
movilizarse sobre Ojinaga, donde el movimiento
estaba siendo secretamente preparado.
Mientras tanto, y con el objeto de evitar una
sorpresa, alrededor de BoquilJa fueron rápidamente construidas unas trincheras cooperando
todos los campesinos de la región. Sobre la
trinchera central fue izada la bandera roja en la
que se leía la inscripción de: "Tierra y Libertad".
El día 23 en la tarde, y esperando que esa
misma noche los liberales de Ojinaga dieran el
golpe, Silva y Rangel avanzaron hasta San Antonio. Pero al llegar a San Antonio fueron informados por varios liberales que la conspiración de
Ojinaga había sido descubierta en la mañana y
que José de la Cruz Sánchez, al saber la presencia
de los nuevos revolucionarios, avanzaba sobre
Boquilla al frente de fuerzas de caballería.
Los liberales se retiraron a Boquilla, dispuestos
a hacer resistencia.
En la madrugada del 24, Silva fue advertido
de la proximidad de las Juerzas maderistas a las
órdenes de Cruz Sánchez. Los dieciséis liberales,
Perfectamente parapetados esperaron el momento del combate.
Los maderistas aparecieron frent~ a Boquilla a
las seis de la mañana, lanzándose impetuosamente sobre las trincheras, pero fueron rechazados
con grandes pérdidas. Una hora después llevaban
a cabo una nueva carga, pero fueron igualmente
rechazados, dejando tres prisioneros, que fueron
libertados momentos después por Inés Salazar.
La situación era apremiante y en la noche los
liberales celebraron una conferencia en la que
determinaron que Silva saliera urgentemente hacia El Paso con el objeto de traer elementos.
Al día siguiente, a las siete de la mañana,
Sánchez abrió nuevamente fuego sobre los liberales; pero éstos se defendieron con todo valor hasta
las dos de la tarde, cuando el jefe maderista hizo
bandera blanca pidiendo entrar en pláticas con
los revolucionarios.
Por medio de un enviado, el jefe maderista invitó a Rangel a celebrar una conferencia a la mitad de la distancia que separaba a las fuerzas contendientes.
Rangel aceptó y avanzó seguido de dos compañeros hasta más de doscientos metros. Sánchez
avanzó también.
Pero en un' momento, Sánchez regresó a todo
correr hasta donde estaba su gente, disparando
sobre los liberales.
Fue así como se reanudó el combate. Cuarenta
y ocho horas más se combatió casi día y noche.
Los liberales comían y dormían en las trincheras.
Sin embargo, la situación se hizo insostenible y
empezaba a escasear el parque, cuando Rangel
dispuso hacer un supremo esfuerzo: romper el sitio.
Reuniendo a los quince compañeros y ya entrada la noche del 27, los liberales salieron victoriosamente de Boquilla y caminando veinticuatro
horas seguidas, llegaron a Pilares el día 28,
En Pilares, Rangel encontró a un grupo de liberales que acababa de cruzar la frontera y que
marchaba en su auxilio, pero al saber que José de
la Cruz Sánchez lo seguía con nuevos refuerzos,
continuó la marcha hasta La Parrita, en plena
Sierra Madre.
Los liberales se acantonaron ahí en espera de
refuerzol> y de pertrechos de guerra.
"
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1,-:"IUII....
Organizadas nuevamente las fuerzas liberales
y concentradas en Banderas se continuó la marcha hacia El Paso de Santa María, Chihuahua,
donde se esperaban nuevos contingentes.
El liberal Juan Luján servía de guía a los expedicionarios, quienes el primer día de marcha perFloctaron en la Cueva del Fraile.
En Cueva del Fraile, Rangel recibió por medio
de un propio una nota de Salazar, anunciando
que marchaba hacia El Paso, Texas, y que no era
posible continuar la lucha en la frontera debido a
la extrema vigilancia de la policía americana.
Los acompañantes de Rangel, al tener conocimiento de la actividad de Salazar, lanzaron
mueras al que consideraban desertor al mismo
•
tiempo que vitoreaban al Partido Liberal.
-Compañeros -dijo Rangel a los miembros
delaexpediciÓD-yahemostenidoelprimerdesertor. Los que estén de acuerdo con Salazar,
pueden abandonarnos inmediatamente; los que
permanezcan aquí deben jurar que están dispuestos a continuar la lucha por los principios del
Partido Liberal.
-¡Todosl -gritaron los miembros del grupo
IViva el Partido Liberal Mexicano I
Atravesando la sierra, los liberales llegaron a
Guzmán, Chihuahua, y Rangelllamó a sus amigos disponiendo los planes para caer de sorpresa
sobre El Sabinal, donde se encontraoa un aesta- .
camento federal.
Formulados los planes, los liberales caminaron
durante la noche y antes de las cinco de la mañana del siguiente día, caían de sorpresa sobre el
cuartel de rurales, donde fácilmente fueron capturados y desarmados diez rurales.
Fue en El Sabinal donde los principios del Partido Liberal Mexicano fueron llevados a la práctica. Un niño fue comisionado para que izara una
bandera roja con una inscripción que decía
"Tierra y Libertad", sobre el asta del edificio de
la escuela pública; cientos de proclamas firmadas
por la Junta del Partido Liberal fueron repartidas; Rangelllamó al pueblo a un mítin explicando que a partir de ese momento las tiendas
quedaban a disposición del pueblo; los maestros
de escuela fueron instruidos para que cobraran,
además de sus sueldos, los que percibían las autoridades municipales, y en la plaza fueron quemados los archivos de las oficinas públicas.
Más de diez trabajadores se unieron a la rolumna, la que horas más tarde av~ hacia
Asunción.
Después de varias horas de marcha, los revolucionarios pernoctaron en una hacienda cercana
al lugar que había de ser atacado al día siguiente.
Pero antes de descansar, los liberales llevaron a
VI.
Cuatro días permanecieron los liberales en La
Parrita, disponiendo Jesús M. Rangella salida de
Inés Salazar hacia Banderas, donde había de reunirse con Prisciliano G. Silva, quien se encontraba organizando nuevos grupos revolucionarios.
Salazar se había comprometido a informar un
día después del resultado de su misión, pero en
vista de que no rendía informe alguno, Rangel
salió hacia Banderas, donde supo que Salazar había cruzado la frontera americana, seguido de toda su gente.
Rangel se dirigió hacia el lugar donde estaban
los miembros de la guerrilla de Salazar, convenciéndolos de que regresaran a territorio mexicano.
49
...
cabo un balle, quE! terminó hasta momentos antes
de proseguir el camino hacia Asunción.
La Plaza fue tomada por sorpresa, cayendo en
poder de los revolucionarios los pocos rurales que
guarnecían la plaza.
Conforme a la instrucción de la Junta del Partido Liberal, Jesús Rangel convocó a los
miembros del A}1lntamiento a una reunión durante la cual expuso que a partir de ese momento,
todos los munícipes quedaban cesados, ya que se
llegaba al día del establecimiento de un nuevo
orden de cosas.
Al mismo tiempo, fueron quemados los archivos de las. oficinas públicas, izada la bandera roja
y proclamado el derecho para que todos los habitantes de la población se surtieran libremente en
las tiendas de comestibles.
Dos días después, la columna revolucionaria
avanzó hacia Colonia Dublán. Las avanzadas siguieron hacia Palomas hasta tomar contacto con
las avanzadas de los maderistas, replegándose
hasta el grueso de la columna después de un ligero tiroteo con los federales.
Rangel estableció su cuartel genetal en un paraje a ocho kilómetros al sur de Palomas, mientras que Antonio Seara, ayudado por varios insurgentes, fabiicaba más de doscientas bombas
de dinamita.
En veinticuatro horas.los revolucionariQS, provistos de l~, bombas y perfecta.ment~ armados y.
munic.ionados, 'se dispuSieron' al asalto de ptlomas, esperando dar un albazo. ,
50 " .
Poco después de las cuatro de la mañana, los
revolucionarios burlaron la vigilancia de las
avanzadas federales y cayeron sobre Palomas.
Los deíensol:es de Palomas, en su mayoría,
fueron 8Drprendidos mientras que otra parte cruzaba rápidamente la frontera.
combate, deteniendo una furiosa carga de caballería dada por los federales por el lado sur de la
población. En compañía de diez liberales, solamente con bombas de dinamita, lograron causar
estragos en las filas del enemigo.
Durante siete horas combatieron federales y liberales
en El Carrizal. Ya entrada la noche, los
Un día permanecieron los liberales en la poblafederales suspendieron el fuego, retirándose a vación fronteriza, saliendo al siguiente p,ra El
rios kilómetros al sur del poblado.
,
Carrizal, a 40 kilómetros al suroeste de Palomas,
Cuando el combate se encontraba en todo su
lugar que Rangel consideró como el más propio
para esperar refuerzos y municiones de los grupos
apogeo, Prisciliano G. Silva llegó hasta varios kimagonistas del sur de Texas.
lómetros de donde se luchaba, y en lugar de tomar parte en la acción, permaneció observando.
Inesperadamente cayeron los insurgentes en El
Cariizal, y Rangel convocó a los peones quepresAl terminar la lucha, :SUva se presentó a Rantaban sus servicios a una compañía guayulera, legel, mostrándole una carta firmada por Ricardo
yéndoles el programa del Partido Liberal. Más de
Flores Magón, en la qu~ comunicaba un acuerdo
veinte peones se adhirieron espontáneamente al
de la Junta del Partido Liberal, para que la lucha
movimiento, pidiendo armas V parque.
contra el nuevo régimen, que provisionalmente
encabezaba
Francisco León de la Barra, fueta
Al día siguiente, y cuando la columna iba a saactivada.
.
lir de El Carrizal, los liberales que marchaban de
Silva y Rangel, y después de que éste recibió la
avanzada, informaron que se acercaba el enemiprimera curación de las heridas que tenía, optago.
ron por abandonar El Carrizal para continuar'
Rápidamente Rangel dio las ótdenes para la
con
rumbo a Vüla Ahumada.
defensa del pIJeblo, ocupando la entrada de la
Poco habían caminado los insurgentes, cuando
plaza Eugenio Alzalde, mientras que él, al frente'
un individuo los alcanzó, entregando a Rangel
de la mayor parte de los revolucionarios preten-'
una carta firmada por Inés Salazar, quien pedía
, dió ocupar una loma, pero se vio envue1to por un,
que se le esperara para comunicar noticias imrápido asalto de los federales.
Rangel ~uvo que retirarse hasta las puertas del ,. portantes.
rancho, donde fue herido on la cabeza.,
'
Los insurgentes detuvieron la marcha para esAntonio Sear~, se encarg6 de la dirección gel
, perar a Salazar. no sin antes discutir si había de
"
,'.'/ \
ser aprehendido y castigado por traidor al Partido Liberal, o si sólo había de ser expulsado de las
filas revolucionarias.
Durante la discusión, Angel Salazar, hermano
de Inés, dijo:
-Compañeros: por los últimos movimientos
de mi hermano, comprendo que ha traicionado
nuestra causa, pero si él se va, yo me quedo, porque antes de ser soldado he sido y soy magonista.
Si ustedes lo quieren fusilar por traidor, sólo les
pido que no tomen mi voto; yo respetaré su decisión.
Las palabras de Angel Salazar causaron gran
impresión, resolviendo los liberales respetar la vida a Salazar, aunque sí expulsarlo de las filas revolucionarias.
Varias horas después llegó Inés Salazar, y dirigiéndose a Rangel, le dijo:
-Compañero Rangel, estoy convencido de
que yo no sirvo para revolucionario. Con toda
franqueza le diré que sigo siendo magonista, pero
que he resuelto sentar plaza en el ejército federal.
Sólo he venido aquí para jurarles que jamás dispararé un tiro contra ustedes y para pedirles en
nombre del jefe de la guarnición de Ciudad Juárez, que depongan las annas en bien de la paz del
país. Si usted considera que he cometido una
traición y que he de pagarla con mi vida, puede,
sin embargo, disponer de mí.
-Salazar, ya hemos discutido su caso; puede
usted marchar; haga usted lo que guste; nosotros
no somos matones de profesión,' -respondió
Rangel con energía.
Salazar se acercó a su hermano, a quien abrazó
fuertemente, y montando a caballo abandonó rápidamente el campamento rebelde.
Mientras tanto, el gobierno de México organizaba una verdadera expedición contra los liberales, formando nuevos cuerpos rurales y pidiendo
la ayuda de todos los hacendados.
Hubo momentos en que los liberales se vieron
asediados y perseguidos hora tras hora por los federales.
Marchando de un lugar a otro con el objeto de
dar un golpe seguro sin sufrir descalabro, los liberales llegaron a la hacienda El Cuervo Grande,
donde celebraron una reunión, en la cual acordaron dividir la columna en varias guerrillas que
deberían operar simultáneamente en el Estado
de Chihuahua, hastalograr formar un 'núcleo fuerte capaz de caer sobre las plazas de importancia.
Organizados los grupos, Rangel y Silva se dirigieron hacia la frontera de los Estados Unidos,
con el objeto de tratar de pasar armas y parque a
territorio mexicano y hasta llegar a un rancho
llamado Papalotes.
Cuando los liberales se encontraban en Papalotes descansando, fueron sorprendidos por los
rurales quienes les ordenaron rendición poniéndoles las carabinas en el pecho.
Fue así como Rangel, Eugenio Anzalde, Prisciliano G. Silva, Antonio Seara y ocho liberales
más quedaron presos.
Los detenidos fueron conducidos a Villa Ahumada, y de esta población a Ciudad Juárez.
Cerca de una semana permanecieron los detenidos en Ciudad Juárez, hasta que el gobierno federal ordenó que fueran remitidos a la Ciudad de
México.
Cuando los presos er~ conducidos a la capital
de la República, y al pasar por la ciudad de
Chihuahua, los generales Francisco Villa y Raúl
Madero, subieron al tren.
Villa, momentos después se acercaba a Rangel
y socarronamente dijo:
-¿Conque te quedaron ganas de peliar? ¿Eh,
amiguito?
-Como que los principios de la revolución no
han triunfado -respondió Rangel.
-¿Quién dice que no?
-El Partido Liberal Mexicano.
Villa djo la media vuelta riéndo, aunque más
tarde se volvió al asiento ocupado por Rangel y le
dijo:
-Hasta luego, amiguito, ya llegué a Santa
Eulalia y ya sabes que aquí tengo de siete a ochocientos hombres, dispuestos al pleito -y el gue-.
rrillero más famoso de México, sonrió maliciosamente.
VII."
La captura de Rangel y de los principales insurgentes, pareció dar fin al movimiento del Partido
Liberal Mexicano contra el régimen maderista.
Sólo Ricardo Flores Magón y los miembros de
la Junta del Partido radicada en Los Angeles continuaban.
"La Revolución Mexicana no ha terminado; ha
empezado", escribió Ricardo Flores Magón en
Regeneración y al mismo tiempo lanzaba el manifiesto fechado el 23 de diciembre de 1911 y
suscrito además por Enrique Flores Magón, por
Librado Rivera, Anselmo L. Figueroa y Antonio
de P. Araujo.
Durante 1912 y los primeros meses de 1913,
varios grupos revolucionarios, afiliados al Partido Liberal, intentaron continuar la lucha en
territorio mexicano, organizando grupos en los
Estados Unidos.
La lucha, sin embargo, fue débil y los grupos,
casi vencidos materialmente, regresaban a los Estados Unidos.
Jesús M. R8I1gel permaneció preso en la Ciudad de México durante un año y al obtener su libertad regresó a los Estados Unidos, dispuesto a
organizar una nueva expedición.
Varios meses trabajó Rangel nuevamente a 10
largo de la frontera de Texas, organizando a los
liberales, hasta el 11 de septiembre de 1913,
cuando después de reunir a todos sus compañeros
en un punto llamado Capones Wind MilIs, cerca
de Carrizo Springs, Texas, y cuando armados y
municionados se dirigían a territorio mexicano,
fueron sorprendidos por uI1 grupo de rangers texanos, con los que trabaron un combate.
Rangel y los principales compañeros del grupo
fueron capturados y después de un severísimo
juicio abierto por las autoridades americanas,
fueron condenados a largos años de prisión, parte
de los cuales purgaron en la penitenciaría del Estado de Texas (Fin).
A fin de obtener fondos para la construcción de una guardería-comedor infantil rural en Somoto, Nicaragua,lla Coordinadora
de solidaridad con Centroamérica y el Caribe, la Comunidad Latinoamericana y Solidaridad Cristiana, convocan al concurso literario Una flor por Nicaragua y la paz en
Centroamérica en el que podrán participar
los escritores residentes en la República Mexicana que no hayan publicado algun libro
hasta el 30 de junio de 1987, fecha del cie-.
rre de la convocatoria.
Los géneros del concurso serán cuento y
poesía con una extensión máxima de 3 y 8
cuartillas respectivamente. Los trabajos deberán ser inéditos y ser enviados a Rio Amazonas No. 36, Col. Cuauhtémoc C.P. 06500
en Méxieo D.F.
51
....
CINE: LAS DIOSAS
DE LADECEPCION
proyectos y realidades
Gerardo de la Torre
En
~
de Juan Manuel Torna
¿Utopías, sueftos o meras fumadas?
ace unos diez años los cineastas (principalmente realizadores, guionistas y actores) se reunían con frecuencia para discutir los problemas del cine nacional. En el
sexenio 70-76 el presidente Echeverrla había dado sus coscorrones a los productores privados y
decretado la intervención directa del Estado en
la producción cinematográfica. En el discurso
del 22 de abro de 1975, durante la entrega de los
Afieles, entre otras cosas, y en respuesta a la petición de Josefina Vicens (por entonces presidenta
de la comisión de premiaclón de la Academia Cinematográfica) de que la industria quedara en
mL'lOS de los trabajadores, dijo Echeverria: El
problema de la participación de la iniciativa privatLJ en la industria cinematográfica se encuentra inmersa en un contexto mucho más amplio: ea la cuestión general de la participaci6n de
los intereaea particularea en los negocios todos de
la producción nacionol. Reiteradamente hemos
hecho uno invitaclón a la iniciativa privado de
México para que sea nacionllista, que acepta
1'Ú!3gos, que entienda que su ~guridad depende
del progreso general del pafs... Yo no he visto en
los señore. productores cinematográficos uno reacción positiva. Es decir, han intervenido, creo
que desde siempre, en el negocio cinematográfico
como en uno fábrica de cualelquie1'a productos o
como negocio bancarios, IÍn tener sen8ibUidad
para interesea culturalel de orden general, sin
pensar realmente en la preservaci6n o en la multiplicaci6n de las fuentes de traba;o... Yo invito a
los traba;adores, formalmente, en este momento,
a unirse al E8tad0, a producir los grandes temas
humanos, los de la Revolución MexWano; la
crítica social... Yo invito a los traba;adores, ahora y aqui, a que le den las gracia8 a los productores...
En 1974 se había creado la Corporación Nacional Cinematográfica (Conacine), productora
filial del Banco Nacional Cinematográfico
(BNC). Después del discurso presidencial el BNC
adquirió los Estudios América (los Churubcsco
ya pertenecían al Estado), se fusionaron las
distribuidoras para el extranjeto Películas Mexicanas y Cinematográfica Mexicana Exportadora;
fueron creadas dos empresas productoras: CorJ>Oración Nacional Cinematográfica de Trabajadores y Estado (Conaclte Uno), para Churubusco y trabajadores del STPC, y Corporación Nacional Cinematográfica de Trabajadores y Estado, Dos (Conacite Dos), para los América y trabajadores del snc; se fundó el Centro de Capacitación Cinematográfica; y, en efecto, se alentó
la realización de un cine de calidad. Fueron los
años de El apando, Longitud de guerra, Los al-
H
52
bañiles, Fox Trot, El mar, La pasión según Berenice, Cuartelazo, La casta divina.
El cambio sexenal provocó, a corto plazo, la
marcha atrás. Desapareció Conacite Uno, descendió notablemente la producción estatal y los
productores privad~, que fuera del regaño no
habían sufrido daños de consecuencias, regresaron para financiar el antiguo cine deleznable. Se
ponía el acento en la rentabilidad y los cineastas
(es decir, los que querían hacer cine, no solamente fabricar películas) se reunían para discutir y
proponer.
Un documento de aquella época, sin firma,
expresa: Lo intervención del Estado empresario
en el cine consiste fundamentalmente en crear y
sostener una infraestructura de producci6n y un
esquema administrativo que propicien la elaboraci6n sistemática y planificadora de materiales
filmicos de alta calidad, sin poner-el acento en las
finalidades lucrativas inmediatas. Podo demás,
es falsa la contradicción entre calidad y comerciabUidad o rentabUidad. Las peUculas de alto
valor estético son siempre rentables. Pasan a formar parte del patrimonio cultural del pueblo...
Tal es el caso, por e;emplo, de El compadre Mendaza, Vámonos con PandIo Villa, Memorita de un
mnicano y -muchfsimas otras que pueden exhibirse en cualquier tiempo y en cualquier lugar... El
cine estatal debe distinguirse por el talento técnico, la imagin0ci6n creadora, la responaabUidad
social, el contenido e8tético. En uno industria reestructuratLJ, ~te y dinámica, e.to no implica necesariamente altO& coños, altas inversiones;
lo que se requiere es seriedad administrativa y
creatividad auténtica.
Proponían los cineastas, según el mismo documento, abrir un proceso de unificación salarial,
de manera que el precio de la fuerza de trabajo se
igualara en el STPC yel snc; la realización por
el Estado de un mínimo de 60 películas al año,
correspondiéndole a Conacine 40, 20 de producción propia y 20 en coproducción con los trabajadores y las cooperativas, y a ConReine Dos 20 en
los Estudios América; la redistribución del peso
cinematográfico, sefialando que por cada peso
que ingresaba a taquillas, se cubría un impuesto
federal del 17 por ciento, y del resto, el 50 por
ciento se asignaba a la exhípición, 35 por ciento a
la distribución y solamente el 15 por ciento a la
producción; aplicar con rigor la ley cinematográfica, que señala un 50 por ciento de tiempopantalla para material mexicano (en 1978 se
estrenaron 600 películas extranjeras y solamente
80 mexicanas); establecer un modesto sobreprecio en éada boleto para fomento de la industria
cinematográfica, considerada ésta de interés na-
cional; gravar adicionalmente la distribución de
películas extranjeras, con el mismo fin; usar intensivamente los canales televisivos del Estado
para hacer publicidad al material mexicano; fomentar la elaboración de argumentos y guiones
para el buen cine (tarea que por entonces se
proponía el taller de escritores creado por la sección de autores del STPC); y fi~almente, pero
quizá como el paso más importante, la creación
de una gran Corporación Nacional Cinematográfica, que integrara producción, distribución,
promoción y publicidad, y exhibición.
¿Utopía, sueños, o éstos de 'Cuál fumaron?
1987. Entrega de las Diosas de Plata, premios
que otorga Periodistas cinematográficos de México (Peclme).
Noche de lluvia. El Teatro de la Ciudad, en el
primer cuadro, se ha engalanado para la entrega
de las Diosas. La ceremonia comienza con casi
dos horas de retraso, pero es que ~ay pequeñas
fallas (involuntarias, como siempre se dice) y Televisa tiene que grabar un programa especial.
Lilia Michel y Rafael Baledón, los conductores, se ponen las gafas. Dan comienzo al show.
Pecime cumple 40 años y nosotros tenemos 41
de casados -dice Rafael "muy tierno"-. La
verdad yo nunca he sido nominado para recibir
una Diosa de Plata, pero tengo una diosa de carne y hueso que es mi mujer.
Isaura Espinoza (guapérrima por lo demás),
IGtty de Hoyos, Carmen Montejo, Manuel Esperón, Susana Dosamantes, María Sorté, Miguel
Manzano, Sonia Infante, Jacqueline Andere, dan
a conocer las temas, los nombres de los premiados, entregan las Diosas.
Los premios son para las películas El imperio
de la fortuna, Terror y encajes negros (Maribel
Guardia, que ganó a sus compañeras de tema
Blanca Guerra y Gabriela Roel, "llegó al escenario con lágrimas en el rostro"; iba muy vestida,
qué lástima), Crónica de familia, Amor a la vuel-
tidad que regularía la producción, distribución y
exhibición del cine de calidad, nacional yextranjero.
A tal instituto se le asignaban funciones educativa, distributiva, de exhibición, de acervo y de
producción.
En lo educativo mantendría una escuela de cine, para preparar artistas y técnicos en todos los
órdenes. Fomentaría la cultura cinematográfica
mediante la difusión del buen cine, y paralelamente promovería cursos, publicaciones, cineclubes, intercambio con otros países, difusión
de avances técnicos y desarrollo de la crítica.
- En materia de distribución sería el canal de acceso al material cinematográfico de calidad (hoy
lo cumplen algunas distribuidoras independientes, sobre todo mediante el videocassette), de modo que cineclubes, universidades y sindicatos pudieran acudir a esta instancia para allegarse cine
nacional y extranjero de calidad.
ta de la esquina, Veneno para las hadas, Los enviados del infierno (El maleficio 11).
En una de esas apareció Tito Guízar y, para
variar, cantó.
.
Después de Margarita, ¿qué?
Se acercaba asu. fin elsexenio lópezportillista y
renacía la esperanza, luego de varios años de
frustración, en los cineastas.
Había quedado atrás el sueño de la gran Corporación Nacional cinematográfica, pero se planea~an nuevos instrumentos capaces de lograr la
dignificación del cine mexicano.
Se reunían los cineastas y destacaban, en documento inédito, los aspectos fundamentales de la
intervención del Estado en el ámbito cinematográfico.
-Debe contemplar, desde luego, dos modos
de próducción: el industrial y el cultural.
En cuanto al modo industrial se proponía el fomento de la producción estatal de un cine na~ional de calidad, pero considerando que tal cine
no puede competir en igualdad de circunstancias
con la producción comercial, para favorecer a los
filmes se requería lograr concesiones sindicales en
la producción (los sindicatos habían expresado su
conformidad con este punto), eximir a estos filmes del pago a las distribuidoras estatales, y en la
exhibiCión obtener la exención del pago del 17
por ciento de impuesto, monto que se aplicaría a
la recuperación de la producción (por entonces
sumamente decaída).
En materia de distribución se planteaba que el
Estado se encargara de la importación de material fílmico, con lo que a la vez se conseguiría regular, en lo cuantitativo, las cuotas de importación, y en lo cualitativo el tipo de importación.
En la fase exhibición, se recomendaba que se
-hiciera cumplir el tiempo obligatorio de pantalla
para él cine mexicano y se buscaran las mejores
opciones para la exhibición de nuestros filmes.
En lo cultural se propuso entonces la creación
de un Instituto Nacional de Cinematografía, en-
En cuanto a la exhibición, su papel sería propiciar la creación de cuando menos una sala en cada ciudad de más de cien mil habitantes, y cuatro
salas en el De Efe. Una de las salas en el De Efe
sería la Fernando de Fuentes, desaparecida en
aquella quemazón.
.
La función acervo consistiría' en la recopilación, cuidado y conservación de material fílmico
de calidad.
Yen materia deproducci6n se hubiese tratado
de apoyar proyectos que por sus especiales características no fueran susceptibles de producirse
industrial-comercialmente. El apoyo financiero
se haría a cuenta de la distribuci6n que llevaría a
cabo el propio instituto.
y se iba más allá, pues se pensaba que el instituto debería ser un organismo autónomo, descentralizado, con patrimonio propio, dependien-.
te de la Secretaría de Educación Pública. Su
patrimonio se constituiría con fondos aportados
_.por el gobierno federal y por fundaciones internacionales; con un sobreprecio a los boletos en la
exhibición comercial; con el monto del 17 por
ciento del impuesto federal a la exhibici6n eamercial, que sería cedido al instituto; y con los
propios fondos que el instituto generara por la
prestación de sus servicios.
Otra vez, ¿de cuál fumaban áw.P
1987. Entre~a de las Diosas
A principios del sexenio de Miguel de la
Madrid se creó el Instituto Mexicano de
Cinematografía, q~ en su proyecto recogió
buena parte de los planteamientos de aquellos cineastas soñadores, e$eranzados. Alberto Isaac,
primer director del organismo, renunció al cabo
de casi tres años de difícil labor, en febrero de
1986. Pero estamos en 1987.
Carlitos Espejel, por su actuación en Chiquidrácula, recibe su primera Diosa de Plata,
que dedica a mamá. En el escenario del Teatro
de la Ciudad, sostiene un diáh>go, en su caracterización de Ca!"linflas, con el viejo Pito Pérez,
Manuel Medel.
-A ver, mi qúerido Carlinflas, en qué tiempo
está "Yo amo-'~.
-Ps' en presente, Chato, pero tú dime en qué
tiempo está "Amar sin ser amado".
Medel calla. Al fin reconoce que no sabe.
- Ps' en tiempo perdido.
Guillermo Vázquez Villalobos, presidente de
Pecime, y Raúl Velasco, primer vicepresidente,
ríen desbocados del viejo chiste que prepararon
para elevar a Carlinflas a lá categoría de grande.
Horas después, en una madrugtlda nubosa, al
calor de los tragos un viejo cineasta hace su aporte:
- Yo creo que el cine mexicano es melodramático porque usa película muy sensible.
Del proyecto a la otra realidad, hay muchos
años de combate.
--- -------.-------
PUNTERIA
Eduardo Monteverde
ada año, en primavera, el Circo Hermanos
Canchola pone su carpa en un solar del
barrio viejo y el olor de las plantas floreando, se revuelve con las fritangas yel estercolero
de tigres, camellos y elefantes. Todas las tardes,
poco antes de la función, una mujer enjuta y
mustia, entra por la puerta de los cirqueros, cubierta con chal percudido que oculta su cuerpo
lleno de cicatrices, el ojo tuerto, sus labios hendidos, las manos sin dedos, su figura contrahecha
que atraviesa rengueando una cortina. Al frente
de la carpa, en la entrada donde se reúne una
multitud alegre y vocife~ante, un cartel multicolor anuncia la atracción principal: "Stainless Ste-el, cuchillero que en cada función, falla por lo
menos un lanzamiento. Si no, le devolvemos su
boleto".
C
MNON
SEVILlA
El Ciclón
Rumbero
David Siller
Como
una piedra rodante es "mamita". Sólida, eterna y solitaria. Africana y española por orígenes; cubana de nacimiento; mexicana
por adopción y universal por naturaleza. Posesionada de Ninón de Lenclós. Emilia Andrea Pérez (Ninón Sevilla) ha visto transcurrir su vida
entre la pobreza y la riqueza; entre la ficción del
cine y la crudeza de la vida. Desde La Habana
Vieja, donde vivió su infancia, pasando por México, Francia y Brasil, hasta Canadá y Estados
Unidos, conviviendo entre líderes revolucionarios (Fidel Castro, Camilo Cienfuegos); dictadores O!lan Domingo Perón}; presidentes (Alemán,
López Mateos); artistas, músicos, intelectuales y
gente del pueblo. Cansada de trajinar por muchas partes, "mamita" ha decidido establecerse
definitivamente en el Deje. A su paso por la
ciudad de México, que se inicia desde la segunda
mitad de los años cuarenta (¿Recuerdas los
Buick, Los Mercury... los Ford coupé; los cigarros Monte-CarIo o los Belmont; la programación de la EW; el dominio de Alfonso Reyes en
la"cultura del pa{s; las películas de Cantinflas, de
Tin Tán, de Pardavé, la m,Ásica de Lara; el color
'Sepia de las secciones de sociales de ExcélsioT; los
sombreros Tardán que se usaban de medio lado;
los peinados grasientos al estilo Tarzán; los trajes
bombachos a rayas; el salón México; Glen Miller;
la bomba atómica.. ?), "mamita" ha vivido en la
colonia Cuauhtémoc (en la calle de Nilo' 52, ahí
fue vecina de Luis Buñuel), en la Zona Rosa, en.
Polanco, en el Peslregal, en la colonia Juárez y en
Narvarte.
Flash-back en blanco y negro
Todo principia en La Habana, en la calle Merced, esquina con la 24, en el hogar de Emilia Fedora y Manuel, alIado de cuatro hermanos. Una
familia campesina ubicada en la ciudad, en un
barrio pobre. Enorme influencia de una abuela
fanática, figura centrl en toda su vida (doña
María Teresa Pérez Castellano, "Tití",
"muñeca"). Recuerdos de una niña asomada en
un balcón de hierro forjado, que observa las clases de un viejo bigotón y regordete, maestro de
canto de apellido Fangoni y origen italiano,
quien le descubre la vocación musical ("La música es el factor más importante de mi vida, al
igual que el baile. Cuando duermo escucho música y bailo en sueños... el mensajero del mundo es
la música..."). Una adolescente que por necesidad gana un concurso de baile para adultos, después otro "donde los premios fueron ropa". Una
jovencita que busca en la radio (CMQ) una fuente de ingreso, que no pudo estudiar medicina
(carrera por la que sentía vocación). Un programa de radio con el legendario Tre.s Patines ("a la
reja.....), hasta descubrir el baile como.el camino
a seguir. Apenas un pellizco de triunfo en su
patria y luego, México: Teatro Lírico. Antes en el
Degollado de Cuadalajara, donde opaca a Liber-
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tad Lamarque y surge el mito ("cosa más grande
caballero"). "Las mejores piernas del siglo XX,
incluso mejores que las de Marlene Dietrich",
apunta el fotógrafo Héctor García. Surge el primer amor de su vida (a los 19 años), con el mexicano Pedro Arturo Calderón y aparecen una a
una las cintas de plata en blanco y negro: Carita
de cielo (1946); Pecadora (1947); La feria de Jalisco (1947); Señora tentación (1947); Revancha
(1948); Coqueta (1949); P~rdida (1949); Aventurera (1949); Víctimas del Pecado y Sensualidad
(1950); No niego mi pasado y Mujeres sacrificadas (1951); Aventura en Río (1952); Uévame en
tus brazos y Mulata (1953); Club de señoritas
(1955); Amor y pecado y Yambao (1956); Maratón de baile (1957); Mujeres de fuego (1958); Mú.sica de ayer o Zarzuela 1900 (1958); Baile de carnaval (1980); El chubasco (1983) ... así hasta llegar a
más de 40 películas filmadas en varios países. Proposiciones de la MGM y Columbia Pictures que
nunca cristalizaron. Viaje a Europa, risa, alegría,
plenitud, elogios, halagos, flores, luces, cámaras,
aplausos. Música y baile. Introductora en México
de la rumba, el mambo, el calipso, el chachachá...
la cumbia; impulsora de Benny Moré y Pérez Prado. Baile y baile. Sonido de tambores en ritmo dE! 6
por 8; sonido de trompetas, saxofones, flautas y
J;Daracas ("Ritmo mi niño, ritmo... yo siempre he
tenido Guataca, o sea, oído para podé bailá...").
Baile y más baile en torno a un grupo de jóvenes
bailarines, hoy grandes estrellas: Manuel Loco VaIdés; el Güero Castro, Ricardo Luna y Roberto Cabo. Entrevistas. Imágenes de ella en los noticiarios
de cine EMA y Continental..Película tras película,
con costos que no excedían un millón de pesos. Toda una vida en color blanco y negro. Pero nunca un
escándalo; nunca una información en nota roja; jamás una respuesta a llamados amorosos de políticos, millonarios o comerciantes y sólo amistad con
grandes celebridades: "Diego Rivera quería pintarme desnuda, luego de una comida que tuvimos con
el Indio Fernández, dizque como prototipo de la
mujer latina. Pero nones mi nene, nones. Jamás me
desnudé, ni mucho menos, ni siquiera enseñé el
ombligo.....
La policromía del presente
Mis primeros recuerdos en color I
Salí del cine Alameda deslumbrado y enamorado
de ella. Su imagen sensual se me metió en los poros
por medio de la pantalla. Yambao. Allí ella, con su
piel canela; su rubia cabellera; sus maravillosas
piernas satinadas. Los dedos de pies y manos pintados como caramelos de frambruesa,. de cereza. Su
risa larga, abierta; la perfección de su nariz; la ~
beltez de unos labios que se oprimen como el botón
de una rosa o clavel visto desde arriba. Después el
seguimiento por salas de cine de primera, segunda
y tercera corrida. Piense y piense en ella mientras
comía palomitas de maíz pasadas con refresco, hasta que se fue borrando de la memoria... han pasado
más de 15 años.
Recuerdos de un futuro pasado
Viajamos por el centro de la ciudad, "mamita" me
hace observaciones de ella, "aquí compraba mis joyas y también en la Kimberly..." Del tocacintas del
Antonio
auto surg~n las voces de Juan Neri,
Muñiz y Héctor González: Los Tres Ases: "Estoy
perdido y no sé qué camino me trajo hasta aqw"'.
"Oye eso mi niño", me dice mientras canturrea y
observa a la gente a través del parabrisas y comenta
de pronto: "Pobrecito de mi compadre Juanito (N~
ri), ¿supiste cómo murió? Solo, pobrecito, pero qué
voz tenía ¿eh? •." Pasamos por el Teatro Blanquita
y señala: "Yo fui madrina de este teatro cuando se
inauguró..." Luego van pasando imágenes de su vida, que me cuenta mientras nos enfuamos por 1a
avenida J uárez: "Hice muchos dramones musicales,
siempre como la mujer victima, sufrida y pecadora,
no me sacaban de la calle del mal". Me narra de su
amistad con Fidel Castro, con Camilo Cienfuegos,
de las bromas que le hacía a Ramón Armengod y
Rafael Acosta; de su at:nistad con Pedro Armendáriz, su compadre, al igual que Pedro Infante. De su
veneración por JoanCrawford y Dolores del Río; de
su r~o por Lupe V-éIez y Carmen Miranda. De
su fanatismo por la música del Son Oave de Oro,
de "Cascarita" y "Moscovita"; de su amistad con
Carlos Monsiváis, David Ramón e Iván Restrepo;
de su respeto por la santería y el bembé; de su afi·
ción por preparar comida internacional, especialmente la china; de su inmensa colección de música
afroantillana; de la presentación que hizo en Brasil
para beneficio de un hospital de cancerosos y en la
cual llenó el estadio de Maracaná; de sus deseos de
viajar al Oriente; de los problemas que tuvo para
conseguir un departamento y de los que tiene para
instalar el teléfono; de la facilidad con que habla
español, inglés, francés, portugués y dos dialectos
africanos (el arari y ellucumí); que ella es del signo
Escorpión y que nació en noviembre; de que todos
sus hermanos son dentistas; de que hace poco perdió a su madre; de la muerte de su segundo esposo
hace unos años y que fue la razón de que abandonara su estancia en Nueva York; de su producción
como poetisa (ha escrito innumerables pensamientos); de su alegría por haber recibido el Ariel...
imágenes, recuerdos, mientras recorremos Paseo de
la Reforma rumbo a su casa.
Marco
Otro día. Salimos del edificio que alguna vez fue la
preparatoria de San lldefonso. "Mamita" acaba de
dar una conferencia. Fue recibida y despedida ron
prolongados aplausos que la hicieron llorar. Ahí
habló de la explotación de que fue objeto por parte
de los Calderón; de los directores con que trabajó.
De su vida y sus proyectos. Dos horas con un público heterogéneo. Generaciones jóvenes y viejas que
la miman y le hablan de tú. Salimos. Uegam~ al
estacionamiento y empleados y transeúntes se detienen frente a ella para pedirle el autógrafo. "Esta
sí que es una estrella", dice el crítico David Ramón.
Un mito sensual, pienso
yo.
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