LA DESREGULACION COMERCIAL Y LA REFORMA IMPERIAL EN LA EPOCA DE CARLOS I I I : LOS CASOS DE NUEVA ESPAÑA* Y CUBA Allan J . K.UETHE Texas Tech University D U R A N T E LOS ÚLTIMOS TRES O CUATRO decenios hemos aprendi- do mucho acerca de las reformas b o r b ó n i c a s en Hispanoa m é r i c a , y en particular sobre la r e o r g a n i z a c i ó n colonial i n i ciada por Carlos I I I y continuada bajo el mandato de su h i j o , Carlos I V . Hemos acumulado considerable informac i ó n sobre las reformas administrativas, militares y mineras, sobre las remesas de ingresos fiscales y los esquemas generales de gasto durante la colonia, y sobre el impacto comercial de l a desregulación en las diversas colonias. Empero, falta t o d a v í a u n a c o m p r e n s i ó n clara de los procesos ocurridos en la corte que llevaron a u n a distinta aplicación de la política real dentro del imperio. A u n q u e los historiadores están m u y conscientes de que las reformas de Carlos I I I asumieron formas diversas en cada colonia en particular, no se ha hecho g r a n cosa por relacionar las variaciones con los individuos mismos que d i s e ñ a r o n tales políticas. E l análisis de las diferencias entre las políticas comerciales aplicadas en Cuba y en Nueva E s p a ñ a ofrece u n ejemplo de c ó m o funcionaba el proceso político, con importantes implicaciones para el resto del imperio. Cuba era el mayor consumidor per cápita de rentas reales en el mundo colonial y Nueva E s p a ñ a tenía la d i s t i n c i ó n de ser el principal exportador de rentas reales. * " N u e v a E s p a ñ a " se usa en u n sentido restringido, sin i n c l u i r las A n t i l l a s M a y o r e s , Y u c a t á n y la C a p i t a n í a General de Guatemala. HMex, X L I : 2, 1991 265 266 ALLAN J. KUETHE Aquella era el principal b a s t i ó n militar en America; esta, la colonia mas productiva. A q u í es pertinente hablar u n poco sobre el hombre al mando. De entre todos los reyes borbones, Carlos I I I fue quien m á s se identificó con la Era de la R a z ó n . Defensor de los ideales libertadores de la I l u s t r a c i ó n , llevó al trono una frescura mental que le p e r m i t i ó experimentar con audacia en la b ú s q u e d a de alternativas realistas en su lucha por modernizar a E s p a ñ a y a su imperio y por reafirmar su lugar dentro de la familia de naciones europeas. Carlos buscaba ante todo restablecer a E s p a ñ a como potencia de primer orden. Para lograr este objetivo fue en extremo p r a g m á t i c o , y su programa general, sorprendentemente ecléctico en la b ú s q u e d a de soluciones. Aunque reflejaba el punto de vista moderno, t a m b i é n estaba dispuesto a valerse de la formas antiguas si eran útiles a sus p r o p ó s i t o s . Algunos ejemplos ilustraran este punto. Carlos restringió los antiguos privilegios de la Iglesia, incluyendo el fuero eclesiástico, lo que con seguridad era una acción moderna, pero al mismo tiempo hizo mas amplio el fuero militar concedido a la milicia americana, ya que buscaba convertir a las fuerzas de voluntarios en unidades efectivas de batalla.' L a Iglesia no era u n medio productivo para fomentar el poder del Estado absolutista, pero se s u p o n í a que el ejército sí. Se opuso a la venta de puestos en las audiencias, concediéndole valor al m é r i t o en el sentido moderno de la palabra, pero restableció la práctica de vender nombramientos militares para ayudar a financiar su vasto programa de defensa. En r e l a c i ó n con los fines del presente estudio, Carlos se comportaba como a u t é n t i c o fisiócrata ya que e n c a b e z ó temerariamente la liberación del comercio colonial mediante la desreg u l a c i ó n , primero a través del edicto de 1765 para el Caribe, relativo al libre comercio y luego, mediante la amplia regul a c i ó n de 1778 para el imperio. Por otra parte, amplió el sistema de monopolios reales que h a b í a heredado de sus predecesores, logrando que el del tabaco fuera casi universal en 2 ' FARRISS, 1 9 6 8 ; N Í C A L I S T E R , 2 BURKHOLDER y CHANDLER, 1957; KUETHE, 1977; KUETHE, 1 9 8 6 , cap. 1 9 8 6 , pp. 2. 149-150. DESREGULACIÓN COMERCIAL Y REFORMA IMPERIAL 267 3 las colonias americanas. E l punto de concordancia entre ambas medidas fue considerarlas como formas efectivas de enriquecer la T e s o r e r í a Real y así aumentar los medios para l i b r a r la guerra eficazmente. L a política comercial tal como se aplicaba en Cuba y Nueva E s p a ñ a fue en sí misma u n reflejo del pragmatismo y eclecticismo característicos de la adm i n i s t r a c i ó n de Carlos I I I . L a derrota española en L a Habana en 1762 y la perdida resultante de Florida en el Tratado de París al ano siguiente, dieron u n sentido de urgencia a los asuntos del gobierno colonial. Era necesario reorganizar y reforzar el ejercito americano, h a b í a que reconstruir y expandir las fortificaciones, y las p é r d i d a s sufridas por la flota exigían la c o n s t r u c c i ó n de m á s barcos. Todo esto representaba inmensos gastos y, en consecuencia, h a b í a necesidad de aumentar los ingresos reales por cualquier medio posible. Los asuntos de la política comercial estaban í n t i m a m e n t e relacionados con esta realidad. Sin embargo, el intento de interferir con la política comercial era difícil. El Consulado de Cadiz tema el monopol i o legal del comercio americano y por t r a d i c i ó n la corona d e p e n d í a del gremio de comerciantes para obtener préstamos y donativos urgentes. Las controversias por el rechazo del Consulado a una petición real de 1737 de u n donativo necesario, y la penosa suspensión de los pagos de la deuda real en 1739, h a b í a n llevado a los prestigiados ministros J o s é del Campillo y Cossío y al M a r q u é s de la Ensenada a buscar medios para romper tal dependencia y liberar así a la m o n a r q u í a , para que pudiera aspirar a una política racional y moderna del comercio colonial. N o obstante, antes de que Ensenada pudiera terminar su trabajo, fue derrocado por u n golpe de palacio en j u l i o de 1754, y en el retroceso conservador que siguió, el Consulado r e c u p e r ó su lugar privilegiado y , con éste, el sistema de flotas hacia Nueva E s p a ñ a . Carlos I I I , quien no solicitó p r é s t a m o s a los comerciantes durante la guerra de los Siete A ñ o s , t r a t ó t a m b i é n de liberar a la m o n a r q u í a de su dependencia de los comerciantes gaditanos 3 Real C é d u l a , M a d r i d , 20 de enero, 1766, A G I , Indiferente leg. Í744. General, 268 ALLAN J. KUETHE y de otras corporaciones privilegiadas. E l resultado a largo plazo sería el establecimiento en 1782 de u n moderno sistema bancario, el Banco de San Carlos. A corto plazo, la necesidad inmediata era incrementar d r á s t i c a m e n t e la rec a u d a c i ó n de rentas coloniales y esto incluía acabar con el monopolio del comercio americano que t e n í a el Consulado. El primer paso d e s p u é s de la guerra fue nombrar u n gabinete capaz de acometer el reto reformista. Cuando Carlos dejo su trono de Ñ a p ó l e s para reinar en M a d r i d , se llevó consigo al M a r q u é s de Esquilache, a quien n o m b r ó ministro de Hacienda, pero el Ministerio de las Indias siguió estando en manos de Bailío Frey J u l i á n de Arriaga. Este, que h a b í a sido presidente de la Casa de C o n t r a t a c i ó n en C á d i z de 1752 a 1754, h a b í a ascendido al cargo de ministro de las Indias tras la caída de Ensenada. Frey Arriaga, conservador recalcitrante por convicción, nunca olvidó las estrechas relaciones que lo ligaban con C á d i z y sus intereses. E n 1763, R i cardo W a l l , ministro de Estado y de Guerra y hombre m u y relacionado con el golpe de palacio de 1754, se responsabilizó de los reveses de E s p a ñ a en la guerra de los Siete A ñ o s . Su renuncia a b r i ó el camino para agregar el ministerio de G u e r r a a las obligaciones de Esquilache y para propiciar el regreso del M a r q u é s de G r i m a l d i , embajador en P a r í s y t a m b i é n italiano, que se e n c a r g a r í a del Ministerio de Estado. Cuando G r i m a l d i llegó a M a d r i d en octubre de 1763, Carlos I I I estableció la J u n t a de Ministros para manejar la tarea de la reforma colonial. L a j u n t a , formada por Arriaga, G r i m a l d i y Esquilache, obviamente estaría dominada por el ministro de Guerra y Hacienda, si bien con la indispensable c o o p e r a c i ó n de su colega italiano del tradicio4 5 nalista A r r i a g a L a política que se formulo a fines de 1763 y principios de 1764 centraba su interés fundamental en L a Habana, recuperada bajo el tratado de paz, y en Nueva E s p a ñ a . L a H a bana, como el principal punto de apoyo estratégico del i m perio, disfrutaría de los beneficios del gasto real; en tanto 4 K U E T H E y BLAISDELL, 1991, pp. 584-591. ^ K U E T H E y B L A I S D E L L , 1982, especialmente pp- 121-126. DESREGULACION COMERCIAL Y REFORMA IMPERIAL 269 que Nueva E s p a ñ a , la colonia mas rica, p r o p o r c i o n a r í a la m a y o r parte de los fondos. Y L a Habana, con sus urgentes necesidades militares, sería t a m b i é n u n terreno de prueba p a r a la reforma comercial. Cuando el Conde de Riela fue enviado a L a Habana como gobernador y c a p i t á n general, llevaba instrucciones de consultar con las élites locales acerca de la necesidad de mejorar la r e c a u d a c i ó n fiscal. Pero deb í a aludir a concesiones en el á r e a de comercio, mientras que se s o b r e n t e n d í a que Nueva E s p a ñ a financiaría la mayor parte de los gastos militares. Asimismo el mariscal de campo Alejandro O ' R e i l l y , encargado de estructurar la reorganizac i ó n militar en sí, r e c o r r e r í a la isla en u n viaje de investigac i ó n a d e m á s de sus otras obligaciones. 6 L a manera abierta y consultiva de la a d m i n i s t r a c i ó n real p a r a abordar a la élite de L a Habana resulta una característica notable del proceso de reforma en Cuba. Riela buscó en repetidas ocasiones la o p i n i ó n de los cubanos, y se sostuvier o n dos reuniones semioficiales en donde se efectuó votac i ó n , notificada a la corte. Alentada así, L a Habana p l a n t e ó su defensa de la desregulación en t é r m i n o s por d e m á s e n é r gicos. Los habaneros estaban ansiosos de que todos los puertos españoles e hispanoamericanos se abrieran al comercio con Cuba y que se permitiera participar a los navios coloniales. Se esperaba que este paso iría a c o m p a ñ a d o de la racion a l i z a c i ó n y d i s m i n u c i ó n de los impuestos al comercio. Los cubanos deseaban el derecho a procurarse esclavos de cualquier fuente disponible y que a los barcos dedicados a este tráfico se les permitiera llevar cargamentos desde la isla. A l entregar u n amplio informe cuando t e r m i n ó su trabajo en a b r i l de 1764, O ' R e i l l y definió las necesidades de Cuba esencialmente de la misma manera, argumentando que la solución para el subdesarrollo de la isla radicaba en ampliar sus sucursales comerciales, reducir las tasas impositivas y asegurar u n a adecuada provisión de mano de obra esclava. 7 Mientras tanto, para estudiar la situación global del comercio colonial desde el punto de vista de M a d r i d , la J u n t a ^ K . U E T H E e I N G L I S , 1985, p p . 122-123. 7 123-136. K U E T H E e I N G L I S , 1985, p p . 270 ALLANJ. KUETHE de Ministros nombro u n C o m i t é Selecto de cinco expertos: T o m a s Ortiz de L a n d a z u r i , Pedro Goosens, S i m ó n de A r a g o r r i , Francisco Craywinckel y el M a r q u é s de los Llanos. Este c o m i t é , designado poco d e s p u é s de haber llegado el i n forme de O ' R e i l l y a E s p a ñ a , t e n í a la ventaja de conocer las ideas m á s novedosas surgidas en L a Habana, a d e m á s de gran cantidad de d o c u m e n t a c i ó n disponible de otras fuentes. C o n excepción de O r t i z de Landazuri, se sabe poco acerca de los miembros del c o m i t é . O r t i z , quien h a b í a servido durante dieciséis a ñ o s en el secretariado del virreinato de la Nueva E s p a ñ a , donde aceptó múltiples responsabilidades, poseía una invaluable experiencia sobre A m é r i c a . E n diciembre de 1764, cuando a ú n p e r t e n e c í a al C o m i t é Selecto, Carlos lo n o m b r ó contador general del Consejo de I n d i a s . Resulta significativo que a O r t i z , Pedro Goosens, el M^arqués de los Llanos y q u i z á t a m b i é n a los d e m á s , ya se les considerara como partidarios de la reforma del sistema comercial. Por lo tanto, el asunto no era si se iba a cuestionar el histórico monopolio de C á d i z , sino la forma que a s u m i r í a n las recomendaciones específicas. 8 9 10 E l informe del C o m i t é Selecto, fechado el 14 de febrero de 1765, era u n modelo esplendido de realismo mercantilis¬ ta. Su diseño p r e t e n d í a modernizar las estructuras comerciales, p e r m i t i é n d o l e a E s p a ñ a reconquistar sus mercados coloniales y generar en el imperio americano una mayor dependencia de los bienes españoles. Asimismo, buscaba alentar la p r o d u c c i ó n colonial de m e r c a n c í a s que E s p a ñ a requer í a para uso d o m é s t i c o . E l c o m i t é , que c o m e n z ó con una crítica detallada del sistema existente, enfatizó con gran e n e r g í a la necesidad de abrir el comercio americano a todas las provincias de E s p a ñ a . Esto significaba la eliminación del sistema de monopolio portuario con sus flotas y barcos registrados, según lo definía en su v e r s i ó n m á s reciente el Proyecto Real de 1720. Se simplificarían los procedimientos de ob- ^ INGLIS y K U E T H E , ^ BERNARD, í 0 1972, 1984, pp. p. 79. 126-127. P a r a Goosens, A H N , leg. 2944; para O r t i z y Los Llanos, B P , Secc i ó n Miscelánea Ajala, sig. 2867, ff. 49-53 y 101-115. DESREGULACIÓN COMERCIAL Y REFORMA IMPERIAL 271 t e n c i ó n de permisos y los aranceles se fijarían con base en el valor en vez de peso y volumen. L a r e d u c c i ó n total de costos como consecuencia de estas medidas i n c r e m e n t a r í a proporcionalmente la competitividad de los bienes españoles. E n otro nivel, el c o m i t é recomendaba que las leyes que controlaban la p r o d u c c i ó n de textiles y vino en las colonias se respetaran rigurosamente, mientras se alentaba el abastecimiento de esclavos, tanto para impulsar la agricultura tropical, como para extraer mercurio de las minas, fomentando así la prosperidad de las colonias y sus medios para a d q u i r i r exportaciones e s p a ñ o l a s , al mismo tiempo que satisfacían las necesidades de consumo de la P e n í n s u l a . " Sobra decir que el p r o p ó s i t o fundamental de las políticas propuestas en el informe del c o m i t é era estimular el crecimiento e c o n ó m i co de la m e t r ó p o l i . A l respecto, se puede decir que Riela y O ' R e i l l y , así como la aristocracia habanera con quien colaboraban, operaban dentro de u n contexto tropical donde eran prioritarios tanto las importaciones de bienes manufacturados menos costosos como u n mercado disponible para el a z ú c a r y el tabaco producidos por los esclavos. Y el informe de febrero armonizaba casi por completo con las múltiples voces provenientes de L a Habana. En la corte, en el cambiante escenario político que resultó de la h u m i l l a c i ó n de 1762, Esquiladle pudo sacar provecho de la p r e s i ó n generada por L a Habana y del peso del i n forme del C o m i t é Selecto para prevalecer ante el rey y contrarrestar los intereses de C á d i z y las protestas de Frey Arriaga. Fue revelador que no se invitara al gremio de comerciantes de C á d i z a presentar su punto de vista ante la Junta de Ministros, ya que Esquilache no estaba dispuesto a tolerar n i n g ú n obstruccionismo indeseable. A la larga, las alcabalas de L a Habana aumentaron del 2 al 6 % y se establecieron nuevos impuestos a la venta de licores coloniales. Pero en las á r e a s de la política comercial, L a Habana recibió casi todo lo que q u e r í a salvo en lo que se refiere al tráfico de esclavos, sobre lo cual ya se h a b í a n realizado negociacio1 1 " C o n s u l t a o r i g i n a l . . . sobre el proyecto de comercio de A m é r i c a " , M a d r i d , 14 de febrero, 1765, Á H N , Estado, í e g . 2314. 272 ALLAN J. KUETHE 12 nes aparte. Los nuevos privilegios de L a Habana i n c l u í a n la libertad de comerciar con ocho puertos españoles m á s : Alicante, Barcelona, Cartagena, L a C o r u ñ a , Gijón, M á l a ga, Santander y Sevilla; el derecho de usar barcos cubanos; la simplificación de los procedimientos en la o b t e n c i ó n de permisos, y la r e d u c c i ó n y racionalización de los impuestos al comercio. E l decreto real del 16 de octubre de 1765, redactado por Esquiladle, convirtió en ley las innovaciones comerciales para las islas del Caribe, dando fin al monopolio de C á d i z . Se p e r m i t i ó que las islas pudieran comerciar entre sí con productos coloniales. Es u n hecho reconocido que L a Habana pudo aprovechar estas libertades para incrementar en gran medida su comercio y acelerar su ingreso a la industria azucarera. C u b a era una colonia especial, con una misión militar crítica y requerimientos singulares. E n t é r m i n o s generales, obtuvo lo que deseaba. 13 Mientras Cuba gozaba los beneficios de la indulgencia real, Nueva E s p a ñ a e n f r e n t a r í a u n comportamiento distinto del rey, de acuerdo con su papel de colonia que p o d í a cargar con gran parte del costo de la r e o r g a n i z a c i ó n colonial, tanto de modo directo como indirecto. A pesar de las apariencias superficiales, la política hacia Nueva E s p a ñ a fue diferente desde el principio. Es cierto que, al igual que en Cuba, la iniciativa reformista incluía una misión militar y que hubo semejanzas entre el papel del visitador general J o s é de G á l vez y el trabajo conjunto de Riela y O ' R e i l l y , pero la orient a c i ó n de las reformas novohispanas fue distinta desde sus mismas bases, pues G á l v e z no llevaba instrucciones de negociar p o l í t i c a m e n t e con las élites criollas y mucho menos de plantear la cuestión de la d e s r e g u l a c i ó n comercial. 14 Y a en enero de 1764, el embajador francés D ' O s s u n , cuya estrecha relación con G r i m a l d i le daba acceso a infor1 2 leg. Real O r d e n , San L o r e n z o , 1 6 de octubre, 1 7 6 6 , A G S , 2342; KING, 1 3 1 9 4 2 , pp. Hacienda, 36-41. R e a l decreto e I n s t r u c c i ó n , San L o r e n z o , 1 6 de octubre, 1 7 6 6 , A G I , Santo Domingo, leg. 2 1 8 8 . Las instrucciones de G á l v e z , provenientes tanto de la V í a Reservada c o m o del Consejo de las I n d i a s , se h a n publicado en PRJESTLEY, 1 9 1 6 , 1 4 pp. 404-417. DESREGULACIÓN COMERCIAL Y REFORMA IMPERIAL 273 m a c i ó n sobre las actividades de la J u n t a de Ministros, inform a b a a Versalles que Esquiladle consideraba el libre comercio dentro del imperio, pero agregando que este plan no i n c l u í a a Nueva E s p a ñ a . J o h n Fisher ha argumentado que la exclusión de Nueva E s p a ñ a de los privilegios completos de la r e g u l a c i ó n de 1778 surgió del deseo de la corona de desarrollar primero las periferias del imperio, a ú n a costa del comercio en general, pues t e m í a que Nueva E s p a ñ a asfix i a r í a las oportunidades de las entidades e c o n ó m i c a s menores. Las consideraciones estratégicas estaban por encima de las e c o n ó m i c a s . 15 16 Para hacer m á s explícita esta situación, es necesario apuntar que el choque causado por los reveses sufridos en la guerra de los Siete A ñ o s modificó el pensamiento reformista en los m á s altos niveles de gobierno. E n tanto que Campillo y Cossío se h a b í a n propuesto emplear la desregulación como u n arma que permitiera incrementar al m á x i m o el comercio colonial y estimular así la e c o n o m í a española, para Esquilache los intereses estratégicos pesaban m á s que las consideraciones e c o n ó m i c a s . E l desarrollo y seguridad de las periferias como San Juan, L a Habana o incluso Buenos Aires, resultó m á s urgente que la prosperidad e s p a ñ o l a . Aunque Esquilache a d a p t ó los principios de reforma propuestos por el C o m i t é Selecto en su reporte de febrero de 1765 a las islas del Caribe y aunque planeaba usar ese precedente para aplicar esos mismos principios en otros lugares m á s adelante, no t e n í a i n t e n c i ó n de aplicarlos en Nueva E s p a ñ a . E l comercio novohispano debía seguir canalizado dentro de las estructuras tradicionales del sistema de puertos y flotas, a expensas del volumen global y, al parecer, incluso de los ingresos potenciales por concepto de impuestos. M á s a ú n , durante las 17 1 5 D ' O s s u n al M i n i s t r o de Estado f r a n c é s Choiseul, M a d r i d , 2 3 de enero, 1 7 6 4 , A A E , Correspondance Politique Espagne, t o m o 5 4 0 , ff. 6 4 - 6 9 . 1 6 FISHER, 1 9 8 1 , pp. 1 7 22-23. N I A R T Í N E Z CARDOS, 1 9 7 0 , p p . 5 3 4 - 5 4 1 . E n apariencia, el bien conoc i d o ensayo Nuevo sistema de gobierno económico para la América... no fue esc r i t o personalmente por C a m p i l l o , c o m o se presume p o r lo general, sino q u e sin d u d a e m a n ó de su m i n i s t e r i o . V é a s e N A V A R R O G A R C Í A , 1 9 8 3 , p p . 22~29. 274 ALLANJ. KUETHE decadas de 1760 y 1770, los esquemas de gasto reflejaron esas mismas prioridades, ya que se gastaron millones y m i llones de pesos plata en los efectivos militares coloniales en vez de ser remitidos a E s p a ñ a para invertirse en el desarrollo de la industria peninsular. E l punto de vista de Fisher, empero, amerita refinarse. Si Nueva E s p a ñ a hubiese sido u n tamiz comercial como Cuba o Nueva Granada, donde el comercio internacional p o d í a funcionar con una notable independencia de los dictados de la política real, la actitud de la corona h a b r í a sido distinta. Pero Nueva E s p a ñ a en realidad carecía de buenos puertos en el Golfo y d e p e n d í a casi exclusivamente de una sola ruta, de Veracruz hacia el interior. E n palabras de J o s é de G á l vez, Veracruz era " l a ú n i c a garganta de todo el r e i n o " . L o que esto significaba en la p r á c t i c a fue evidente poco desp u é s del desembarco del visitador general en Nueva E s p a ñ a en 1765. 18 19 El razonamiento de Galvez era simple. L a T e s o r e r í a Real se v e í a burlada una vez que las importaciones a Nueva Espana se adentraban para su venta en la feria de Jalapa, pues la m e r c a n c í a p o d í a esparcirse en cualquier dirección, escapando del recaudador de impuestos. Su solución fue directa. M e d i a n t e instrucciones giradas el 11 de febrero, Gálvez estableció una alcabala del 4 % sobre los bienes vendidos en Veracruz, cuando antes no h a b í a cobro alguno e instaló u n riguroso sistema de registro de los bienes destinados a Jalapa, para evitar oportunidades de cualquier fraude. Por últim o , despidió a una m u l t i t u d de funcionarios de aduana a los que acusó de c o r r u p c i ó n . Este tipo de razonamiento duro e inflexible caracterizó el comportamiento de Gálvez des20 N Í A R C H E N A FERNÁNDEZ, 1 9 1988. G á l v e z a A r r i a g a , M é x i c o , 2 7 de febrero, 1 7 6 7 , A G I , México, leg. 1 2 4 9 . L a orden real (San L o r e n z o , 1 9 de octubre de 1 7 8 7 ) que en fecha p o s t e r i o r puso en m a r c h a u n nuevo a n á l i s i s del l u g a r que ocupaba M é x i c o d e n t r o del sistema comercial, c o n f i r m ó su pensamiento, a f i r m a n d o que M é x i c o , ' ' p o r tener u n puerto ú n i c o en toda su costa septentrional. . . hac í a difícil el c o n t r a b a n d o " . A G I , México, leg. 2 5 0 5 . G á l v e z , I n s t r u c c i ó n , 1 1 de febrero, 1 7 6 7 , A G I , México, leg. 1 2 4 5 . 2 0 DESREGULACIÓN COMERCIAL Y REFORMA IMPERIAL 275 de el principio y genero intensas controversias durante su misión. Como era de esperarse, las medidas del visitador en Ve¬ racruz provocaron vehementes protestas de los gremios de mercaderes de Nueva E s p a ñ a y C á d i z , que a r g ü y e r o n que tales políticas a r r u i n a r í a n de a l g ú n modo el comercio novohispano y le costarían a Su Majestad grandes sumas en i m puestos perdidos. Este argumento no t e n í a sentido, por supuesto, ya que ninguno de los gremios aceptó la opción de l a d e s r e g u l a c i ó n . A u n así, la corona se vio obligada a enfrentar una dura oposición para apoyar a G á l v e z , que nos ofrece en sí misma u n ejemplo fascinante del juego de i n fluencias y poder en los m á s altos niveles de la administrac i ó n real. 21 En m i investigación no he obtenido pruebas que vinculen directamente al Consulado con los motines anti-Esquilache de marzo de 1766, pero resulta claro que el gremio de los mercaderes a p r o v e c h ó la revolución en beneficio propio. Cuando t o d a v í a flotaba el h u m o sobre M a d r i d , el apoderado del Consulado, M a n u e l de Larrarte e m p e z ó a cabildear con Arriaga, ministro de las Indias que de repente r e c u p e r ó estatura, para lograr apoyo. L a desregulación en el Caribe c o n s t i t u í a u n peligroso precedente que a la larga p o d r í a amenazar el monopolio general del gremio, y en Aranjuez corrieron rumores en el sentido de que el decreto de 1765 p o d r í a ser abrogado. Sin embargo, Carlos I I I h a b í a asum i d o demasiados compromisos con L a Habana como para que tales rumores fueran realistas. 22 Por otra parte, la c a í d a de Esquilache dejo a Galvez mom e n t á n e a m e n t e desprotegido en la corte. G r i m a l d i , desde su posición en el Ministerio de Estado, poco p o d í a hacer para contener la creciente oposición, y en todo caso el carácter xenofóbico de los motines anti-Esquilache recomen- 2 1 Consulado de M é x i c o a A r r i a g a , M é x i c o , 27 de m a y o , 26 de j u n i o , 29 de octubre, 1767, y r e p r e s e n t a c i ó n , Consulado de C á d i z , 29 de febrero, 1786, todo en A G I , México, leg. 1250. L a r r a r t e al C o n s u l a d o de C á d i z , M a d r i d , I - de a b r i l y 16 de m a y o , 1766, A G I , Consulado, leg. 220. 2 2 a 276 ALLAN J. KUETHE daba cautela. M i g u e l de M u z q u i z , quien sucedió a Esquiladle en Hacienda, se inclinaba hacia la reforma, pero no deseaba terminar en el exilio como su predecesor y a c t u ó en consecuencia. Cuando A r r i a g a se e n t e r ó de la r e g u l a c i ó n de G á l v e z , sometió el asunto al Consejo de Indias, en u n i n tento casi exitoso por obtener el apoyo necesario para dar marcha atrás a lo dispuesto por el visitador general. E l Consejo de Indias se mantuvo en esta época como u n cuerpo m u y conservador. Su gran canciller era el D u q u e de H u é s c a r , que h a b í a recibido recientemente el puesto de manos de su padre, el Duque de Alba. Junto con W a l l , A l b a h a b í a maquinado el golpe de palacio que h a b í a destituido al M a r q u é s de la Ensenada en 1754. El presidente del Consejo era el M a r q u é s de San J u a n de Piedras Albas, tan conservador como Arriaga. Entre los consejeros se hallaba Esteban A b a r í a , quien al igual que Arriaga h a b í a ocupado u n puesto en la Casa de C o n t r a t a c i ó n , pero que estaba t o d a v í a m á s comprometido con el pasado. Sin embargo, la política en la corte no se r e d u c í a a u n asunto de liberales contra conservadores. Las distinciones de clase t a m b i é n jugaban u n papel, como lo reflejan los agrupamientos de manteistas y de bien nacidos; t a m b i é n i n t e r v e n í a n las rivalidades regionales, seg ú n lo demuestra la poderosa facción aragonesa. T a m b i é n surgieron diferencias por el peso acordado a procedimientos correctos en el sistema de gobierno así como el lugar de la costumbre y la t r a d i c i ó n . N o viene al caso precisar a q u í todos esos factores, pero sí amerita especial consideración una figura intrigante que influyó directamente en los acontecimientos que estamos analizando. Este fue T o m á s O r t i z de L a n d a z u r i ya mencionado el influyente contador general del Consejo 23 24 Resulta asombroso lo poco que se sabe de O r t i z y de su c o n t r i b u c i ó n al proceso de reforma. Sin embargo, desempeñ ó u n papel clave en varios niveles y a la larga estaría a cargo de redactar la versión preliminar de la r e g u l a c i ó n de 2 3 2 4 K U E T H E , 1985, p. 109. A r r i a g a a Piedras A l b a s , Palacio, 3 de j u l i o , 1767, A G I , México, ieg. 1245. DESREGULACIÓN COMERCIAL Y REFORMA IMPERIAL 277 1778. G o m o se comento antes, O r t i z conocía m u y bien la N u e v a E s p a ñ a y h a b í a recibido su d e s i g n a c i ó n al Consejo siendo funcionario del C o m i t é Selecto para el Comercio, el cual propuso el amplio anteproyecto para la desregulación del comercio americano, u n plan que, cabe aclarar, no exc l u í a a N u e v a E s p a ñ a de sus recomendaciones reformistas. Desde su posición como contador general, O r t i z trabajó pacientemente para legalizar el comercio intercolonial en el P a c í f i c o . Empero, durante los ataques contra Gálvez, se s u m ó siempre con la oposición al visitador, pues evidentemente sus m é t o d o s lo alarmaban, pero a diferencia de otros críticos, t a m b i é n estaba decidido a incorporar a Nueva Esp a ñ a al sistema de libre comercio, en beneficio de la indust r i a e s p a ñ o l a . Como contador general, O r t i z informaba de m o d o independiente al Ministerio de las Indias sobre asuntos referentes a la T e s o r e r í a , y en consecuencia, p o d í a revisar la mayor parte de las medidas de G á l v e z , las que criticó de principio a f i n , incluyendo las nuevas regulaciones para Veracruz. 25 26 L a d i r e c c i ó n que tomo el Consejo de Indias resulto m u y del agrado de A r r i a g a , quien siguió trabajando a través de el para m i n a r el poder de Galvez durante 1767 y 1768. E n este contexto, el 10 de febrero de 1768 el Consejo emitió su dictamen. L a extensa consulta u r g í a al rey para que revocara lo propuesto por el visitador general en la instrucción de febrero y obviamente buscaba destruir toda la misión de esta criatura de Esquilache. 27 28 Carlos titubeo. Los motines anti-Esquilache lo h a b í a n sa- 2 5 El expediente del proyecto de comercio intercolonial en el Pacífico p u e d e encontrarse en A G I , México, leg. 2 5 2 1 . L a c r í t i c a de O r t i z de las medidas tomadas en V e r a c r u z se encuent r a en su d i c t a m e n , M a d r i d , 22 de d i c i e m b r e , 1767, A G I , México, leg. 1250. Sus opiniones sobre otras medidas pueden encontrarse en el m i s m o legajo y en A G I , Indiferente General, leg. 38. A r r i a g a a Piedras A l b a s , San Ildefonso, 10 de septiembre, 1767, y M a d r i d , 14 de d i c i e m b r e , 1767, A G I , México, leg. 1250. C o n s u l t a , Consejo de Indias, 10 de febrero, 1768, A G I , México, l e g . 1249. E n PRIESTLEY, 1916, p p . 172-209 puede encontrarse u n resum e n de estos acontecimientos. 2 6 2 7 2 8 ALLAN J. KUETHE cudido. Ahora, dos años d e s p u é s , cuando enfrentaba toda la furia del sentimiento anti-Galvez, al parecer t e n í a que tom a r u n a decisión. Decidió aplazarla. Antes que aceptar el veredicto del Consejo o confrontar las fuerzas que hallaban su voz en ese cuerpo, se hizo a u n lado y pidió su opin i ó n al virrey Croix, quien h a b í a sido nombrado por Esquiladle. El informe de Croix, favorable en t é r m i n o s generales, llego a fines de 1768. Los sucesos que siguieron resultan extraordinarios. El rey, que ya no p o d í a demorarse m á s , ahora estaba preparado para afirmar su prestigio a favor de la r e o r g a n i z a c i ó n colonial. E n una jugada sorpresiva, retiró el debate del Consejo y refirió la cuestión a los fiscales del Consejo de Castilla, Pedro R o d r í g u e z Campomanes y J o s é de fvloñmo, futuro Conde de Floridablanca. Dadas las s i m p a t í a s de estos magistrados, hubo pocas dudas respecto al significado de la medida. El informe de los fiscales, una exhaustiva refutación al Consejo de 621 p á g i n a s presentada el 20 de abril de 1771, defendía las reformas de G á l v e z . C o m o era de esperarse, Gálvez volvió a E s p a ñ a en sus propios t é r m i n o s , y en los del rey. Y a partir de entonces asum i ó u n sitio en el poco amistoso Consejo de Indias, según se estipulaba en su nombramiento original como visitador general. Entre tanto, bajo el peso de tremendos impuestos, N u e v a E s p a ñ a vertía millones y millones de pesos sobre C u ba, que disfrutaba los beneficios del gasto militar así como las ventajas de la desregulación comercial. 29 30 31 32 33 L a reforma comercial e m p e z ó a avanzar nuevamente en otros frentes. E n 1770 Y u c a t á n fue incorporado al sistema del Caribe. E n 1774, los mercaderes que comerciaban con 2 9 R e a l O r d e n , A r a n j u e z , 18 de a b r i l , 1768, A G I , México, leg. 1250. C r o i x a A r r i a g a , M é x i c o , 28 de septiembre, 1768, A G I , México, leg. 1250. R e a l O r d e n , Palacio, 3 de m a r z o , 1769, A G I , México, leg. 1245. A G I , México, leg. 1250. T E P A S K E , 1983, pp. 79-80. A pesar de u n saludable aumento en los ingresos fiscales generados en C u b a , la isla j a m á s se a c e r c ó siquiera a cub r i r sus gastos sin la ayuda de M é x i c o d u r a n t e el periodo que se está con3 u 3 1 3 2 3 3 s i d e r a n d o . rvUETHE e I N G L I S , 198o, pp. 141-l4^. DESREGULACIÓN COMERCIAL Y REFORMA IMPERIAL 279 Y u c a t á n y con las islas obtuvieron el derecho a tocar m ú l t i ples puertos con productos europeos y ese mismo a ñ o se legalizó el comercio intercolonial en el Pacífico. Estas reformas fueron obra de G r i m a l d i , M ú z q u i z y en ú l t i m a instancia de O r t i z . Es m á s , para mediados de la d é c a d a de 1770 era obvio que el experimento de Esquilache con la d e s r e g u l a c i ó n en L a Habana dejaba grandes utilidades, en u n a tendencia que reforzaba políticamente a la facción part i d a r i a de la reforma en la corte. Mientras que el promedio de barcos que tocaban L a Habana en los años inmediatamente anteriores a la invasión b r i t á n i c a era de cinco al a ñ o , durante el periodo comprendido entre 1769 y 1774 llegó a setenta. Aunque muchos de los nuevos arribos eran naves p e q u e ñ a s , como las saetías catalanas que llevaban menor carga que las enormes naves de C á d i z , el volumen del comercio crecía sin embargo de modo impresionante. Es m á s , la élite habanera, cooptada efectivamente dentro del sistema imperial, p r o v e í a apoyo crítico para mantener u n establecimiento eficaz de milicias que p r o m e t í a reforzar al ejército regular en caso de que L a Habana tuviera que funcionar como punto estratégico en cualquier confrontación con los b r i t á n i c o s . Así, para cuando Gálvez sustituyó a A r r i a g a , quien m u r i ó en enero de 1776 el impulso reformista se h a b í a recuperado y él pudo actuar con agilidad imple¬ mentando una por una una serie de medidas que culminar o n con la r e g u l a c i ó n de octubre de 1778 34 35 36 N o es sorprendente que, al nombrar a Galvez sucesor de A r r i a g a , Carlos no le haya asignado la M a r i n a , tradicional- 3 4 E l expediente sobre el comercio de Y u c a t á n puede encontrarse en A G I , Indiferente General, leg. 2 4 1 0 , y el que trata del derecho a tocar m ú l t i ples puertos, en A G I , Indiferente General, leg. 2 4 1 1 . V é a s e nota 2 5 . M A R R E R O , 1 9 8 5 , p p . 2 7 - 2 8 . E n 1 7 7 7 , cuando la l i b e r a c i ó n de la pol í t i c a comercial avanzaba r á p i d a m e n t e , u n i n f o r m a n t e de la corte a d v i r t i ó al Consulado de C á d i z que l a resistencia era inútil dado el é x i t o del exper i m e n t o cubano. C o n s u l a d o al M a r q u é s de Echandia, C á d i z , 1 8 de j u l i o , 1 7 7 7 , A G I , Consulados, l i b r o 8 8 . De hecho, l a m i l i c i a cubana c o n t r i b u y ó de manera i m p o r t a n t e a las victorias de E s p a ñ a en el golfo de M é x i c o durante la g u e r r a de r e v o l u c i ó n de Estados U n i d o s . K U E T H E , 1 9 8 6 , cap. 4 . 3 5 3 6 280 ALLAN J. KUETHE mente ligada al Ministerio de las Indias. E n vez de ello, lo nombro gobernador del Consejo. Galvez, quien disfrutaba del apoyo personal de M u z q u i z , quedo asi en posición de agilizar sus contribuciones al programa de Esquiladle. Conforme Galvez avanzaba hacia una r e o r g a n i z a c i ó n i n tegral del sistema comercial, t a m b i é n se vio ayudado políticamente por la presión interna en E s p a ñ a para que se ampliara la participación en el comercio americano. El decreto real del 3 de octubre de 1776, que i n c o r p o r ó Santa M a r t a y Riohacha al sistema comercial del Caribe, y el del 10 de j u l i o de 1777, que a g r e g ó Mallorca a los puertos de E s p a ñ a otorgados con franquicia, fueron indicativos de la decisión de Gálvez de mantener el proceso de desregulación. Vanas localidades cabildearon para lograr mayor libertad comercial dado el evidente potencial del comercio cubano y la esperanza de oportunidades a ú n m á s amplias. U n a petición de Santander para obtener permiso de ampliar sus privilegios comerciales en A m é r i c a , por ejemplo, recibió fuerte apoyo de los ayuntamientos de Burgos, Salamanca y Zamora. Y cuando el decreto real del 2 de febrero de 1778 a m p l i ó el sistema de octubre de 1765 a Buenos Aires, Chile y P e r ú , los reinos de A r a g ó n , Granada y M u r c i a r á p i d a m e n t e hicier o n una petición para que se a ñ a d i e r a n Tortosa y A l m e r í a a la lista de puertos que p o d í a n participar, solicitud que pronto obtuvo la a p r o b a c i ó n de G á l v e z . Las expectativas aumentaron cuando el Ministerio de Indias se m o v i ó hacia una regulación comprensiva. 37 38 Queda u n ultimo detalle fascinante que sirve para poner en una perspectiva mucho mas clara el papel de Nueva Esp a ñ a en estos acontecimientos. Cuando Galvez elaboro el esbozo de la r e g u l a c i ó n de octubre, lo hizo en secreto, expresando su p r e o c u p a c i ó n por las partes interesadas, tanto locales como extranjeras. Dejando atrás el pasado, acudió a su 37 R C D M A D T - , ÜERNARD, 3 8 1Q79 ™ i y / z , pp. ^ ^á. JJ-Dt, 919- R rnn™ ÍQ7Q z 1 z , ILSCUDERO, l y / y , p p . t n jOl-OOD. Estas peticiones, decretos reales y ó r d e n e s reales, se localizan en A G I , Indiferente General, legs. 2 4 1 1 , 2412. E l que Riohacha fuese i n c l u i d o bajo el decreto del 3 de octubre de 1776, se clarificó mediante la o r d e n real del 20 de agosto de 1777. DESREGULACIÓN COMERCIAL Y REFORMA IMPERIAL 281 antiguo crítico, O r t i z de Landazuri, el hombre mejor calificado para redactar una regulación viable. M i g u e l , el herm a n o de G á l v e z , se e n c a r g ó de la i m p r e s i ó n . E l esbozo preparado por Ortiz p e r m a n e c i ó fiel al informe del C o m i t é Selecto presentado en 1765 e incluyó a Nueva E s p a ñ a j u n t o con el resto del imperio, en el derecho a comerciar libremente con los puertos adicionales de E s p a ñ a . Esto representaba u n a esperanza clara de los grupos de interés de E s p a ñ a , que e x i g í a n u n papel m á s amplio en el comercio americano. Pero se vieron desilusionados. G á l v e z mismo t a c h ó las secciones de la propuesta de O r t i z que estipulaban la inclusión de Veracruz. E l artículo seis de la redacción revisada y defin i t i v a simplemente estipulaba que la corona h a b r í a de establecer u n arreglo por separado para Nueva E s p a ñ a , aunque s e r í a n aplicables las nuevas tasas impositivas definidas bajo la r e g u l a c i ó n . Las m á s altas prioridades s e g u í a n siendo las militares y ello significaba el desarrollo de las periferias, atrayendo a las e c o n o m í a s y élites regionales al sistema i m perial. I r ó n i c a m e n t e , la información que O r t i z proporciono ayud ó a hacer posible la exclusión de Nueva E s p a ñ a . FJurante la amplia investigación con la que p r e p a r ó la regulación de octubre, calculó la cantidad de metálico y otros productos 39 40 41 3 9 G á l v e z a O r t i z , San Ildefonso, 18 de agosto, 1776, A G I , Indiferente General, leg. 2 4 1 1 ; O r t i z a M a r t í n C u e t o , M a d r i d , 7 de diciembre, 1776, A G I , Indiferente General, leg. 2046A. J o s é de G á l v e z a M i g u e l de G á l v e z , San Ildefonso, 24 de septiemb r e , 1778, A G I , Indiferente General, leg. 2409. O r t i z , " R e g l a s que se pueden seguir para el comercio de A m é r i c a " , M a d r i d , 6 de d i c i e m b r e , 1776, con las notas y correcciones de G á l vez, A G I , Indiferente General, leg. 2 4 1 1 . E l " R e g l a m e n t o y aranceles reales p a r a el comercio libre de E s p a ñ a a Indias del 12 de octubre de 1 7 7 8 " ha sido reimpreso p o r la Escuela de Estudios Hispanoamericanos (Sevilla, 1979). El esbozo de O r t i z i n c l u í a t a m b i é n los puertos de Venezuela, en especial, L a G u a i r a . A u n q u e estas medidas no estaban redactadas como las relativas a V e r a c r u z , el b o r r a d o r final (art. cinco) reservaba esos puertos a la C o m p a ñ í a de Caracas " s i n p r i v i l e g i o e x c l u s i v o " . A d e m á s de l a influencia perdurable de la C o m p a ñ í a , debe recordarse t a m b i é n que la C a p i t a n í a G e n e r a l de Caracas disfrutaba de intenso y directo comercio de cacao con V e r a c r u z . 4 0 4 1 ALLAN J. KUETHE americanos fugados por el contrabando durante el periodo de 1747 a 1761. C a l c u l ó tal p é r d i d a en 12 millones de pesos anuales, pero a t r i b u y ó a Nueva E s p a ñ a solo u n millón de ella, asignando el resto a Nueva Granada y Perú.' A G á l vez, quien posteriormente h a b í a afianzado la tenaza sobre Veracruz, seguramente le p a r e c í a que las p é r d i d a s marginales de ingresos en plata, ocasionadas por la continuada regulación sobre Nueva E s p a ñ a se veían m á s que compensadas por las prioridades estratégicas en otros terrenos. 12 En 1784, d e s p u é s de la i n t e r r u p c i ó n ocasionada por la i n t e r v e n c i ó n de E s p a ñ a en la guerra de independencia de Estados Unidos, la corona impuso u n estricto límite de tonelaje al comercio novohispano y, bajo una compleja disposición, dividió los montos prescritos entre los puertos e s p a ñ o les dados en franquicia. Así, aunque h a b í a m á s jugadores en el nuevo sistema, el volumen siguió tan restringido como lo h a b í a estado bajo el sistema tradicional de flotas. Por otra parte, L a Habana tuvo acceso a nuevos puertos españoles bajo la regulación de 1778 y disfrutó de oportunidades m á s amplias en el comercio intercolonial. A d e m á s , tres nuevos puertos cubanos —Santiago, T r i n i d a d y B a t a b a n ó — recibieron franquicia como "puertos menores" y por tanto les fueron concedidos privilegios arancelarios especiales. N o h a b í a necesidad de negociar con los novohispanos sobre las mismas bases que con los cubanos o para el caso, a ú n con los peruanos y cartageneros. El libre comercio imperial era u n m é t o d o para recobrar el comercio perdido y someterlo a impuestos, pero se pensaba que se p o d í a controlar a Nueva E s p a ñ a a través de su estrecha salida al Golfo. Mientras que era necesario privilegiar a los cubanos para obtener su coop e r a c i ó n para el programa de la corona, los novohispanos no gozaron de tal ventaja. H a b í a otras prioridades m á s i m portantes. A s í , el sistema de Carlos I I I siguió siendo eclécti43 4 2 O r t i z , " N o t i c i a de los productos de la A m é r i c a en plata, oro, y frutos con d i s t i n c i ó n de r e y n o s " , M a d r i d , 6 de d i c i e m b r e , 1 7 7 6 , A G I , Indiferente General, 2 4 1 1 . R e a l O r d e n , San L o r e n z o , 1 9 de octubre, 1 7 8 7 , A G I , México, 2 5 0 5 . FISHER, 1 9 8 5 , p . 1 8 (nota 1 6 ) , lista los tonelajes p e r m i t i d o s . 4 3 DESREGULACIÓN COMERCIAL Y REFORMA IMPERIAL 283 co, no solo en cuanto a la desregulacion contra el monop o l i o , sino en las formas específicas de trato a las colonias mismas. Galvez nunca oculto la deuda que tema con quienes lo precedieron. Envió copias de la regulación de 1778 al ancian o rvfarqués de la Ensenada, quien l a n g u i d e c í a en exilio i n terno en M e d i n a del Campo; a Esquiladle, convertido en embajador en Venecia, y a G r i m a l d i , nombrado por Carlos representante de E s p a ñ a ante el papado, d e s p u é s de que c a y ó de su gracia en 1776. Cuando O r t i z de Landazuri m u r i ó , G á l v e z a s u m i ó personalmente la responsabilidad de proteger los intereses de la hija de éste en P e r ú . Pese a ser u n reformista duro y controvertido, especialmente en lo referente a Nueva E s p a ñ a , el ministro de las Indias y gobernador del Consejo parece haber sido m u y humano a nivel personal. 44 45 Nueva E s p a ñ a , por supuesto, entro en el sistema libre i m perial en 1789. Para entonces, el objetivo del rey de desarrol l a r las periferias h a b í a alcanzado éxito en varias instancias, siendo las m á s visibles L a Habana y Buenos Aires, aunque no está del todo claro si esta ú l t i m a h a b í a sido a t r a í d a efectivamente al sistema imperial. Sin embargo, en otras colonias, sobre todo en la región c a r i b e ñ a de la Nueva Granada, los avances no fueron importantes. Las explicaciones m á s importantes para el cambio en la política real se hallaban dentro de la propia E s p a ñ a . 46 E n los ú l t i m o s a ñ o s han surgido pruebas sustanciales que indican que la r e g u l a c i ó n de 1778 no resulto la panacea inst a n t á n e a que h a b í a n imaginado los productores y mercaderes españoles. Es cierto que el volumen total de comercio legal a u m e n t ó sustancialmente, aunque a ú n está a discusión 4 4 Ensenada a G á l v e z , M e d i n a del C a m p o , 29 de octubre, 1778, A G I , Indiferente General, 2409; G r i m a l d i a G á l v e z , R o m a , 3 de d i c i e m b r e , 1778 y Esquilache a G á l v e z , V e n e c i a , 28 de n o v i e m b r e , 1778, ambos en A G I , Indiferente General, leg. 2409. V i r r e y M a n u e l G u i r i o r a G á l v e z , L i m a , 20 de febrero, 1779, A G I , Lima, leg. 659. 4 5 4 6 FISHF.R, 1990, pp. 149-157. 284 ALLAN J. KUETHE 7 en que medida.* Por otra parte, la mayor competencia entre las distintas regiones y puertos de E s p a ñ a redujo de modo natural los precios, conforme los mercados coloniales se vieron saturados en el periodo de la posguerra. Parte de este proceso era de esperarse y probablemente tuvo implicaciones saludables a largo plazo, respecto a la capacidad de E s p a ñ a para competir con los intrusos extranjeros en su propio imperio. Sin embargo, las dificultades de mercado tamb i é n se relacionaban con la falta de información sobre las condiciones en las colonias y sobre los planes comerciales entre las distintas regiones de la misma E s p a ñ a . Los catalanes que embarcaban vino hacia L i m a , por ejemplo, p o d í a n descubrir, al llegar a puerto, que los gaditanos h a b í a n llegado antes que ellos a ese punto lejano, dejándolos sin otra opción que vender con perdidas o esperar muchos, muchos meses a que mejorara la demanda. Bajo el sistema tradicional de monopolio de puertos, sobre todo d e s p u é s de que se instaló en 1764 el sistema real de correos, h a b í a sido mucho mas fácil medir la demanda en America y por ende limitar los riesgos excesivos. Curiosamente, pese a los estrictos controles en la oferta, aun Nueva E s p a ñ a pronto se vio saturada. Este resultado sugiere que Carlos y sus ministros parecen haber subestimado la capacidad que teman los empresarios, ansiosos de utilidades, para superar las barreras que imponía la geografía y entrar en el mercado novohispano. Otras dificultades surgieron de la estructura impositiva. C o m o ya se d e m o s t r ó , el sistema de Carlos I I I , con su mentalidad militar, buscaba incrementar con rapidez las bases financieras de sus ambiciones militares. L a regulación de 1778 reflejaba esta prioridad pese a sus proclamas sobre la i n t e n c i ó n del rey de fomentar la industria y la agricultura esp a ñ o l a s . O r t i z de L a n d a z u r i , defensor de la idea reformista tradicional de moderar las tasas impositivas en general, para aumentar la competitividad y rentabilidad de la industria es48 4 7 Para obtener u n p u n t o de vista positivo, v é a s e FÍSHER, 1985, caps. 3-4. Se puede encontrar u n a e v a l u a c i ó n pesimista en D E L G A D O R I B A S , 1986, p p . 28-30. 4 8 FYSHER, 1985, pp. 45-46; D E L G A D O R I B A S , 1982, p. 105. DESREGULACIÓN COMERCIAL Y REFORMA IMPERIAL 285 panola, m u r i ó en 1777. Los impuestos efectivos a la export a c i ó n , establecidos por Gálvez de acuerdo con M u z q u i z y Floridablanca (quien sucedió a G r i m a l d i en el Ministerio de Estado), p a r e c í a n u n espejismo. E n productos clave como los vinos, que h a b í a n tenido u n impuesto fijo con el proyecto real, las tasas de hecho bajaron, pero los valores oficiales asignados en la regulación estaban inflados a tal grado que ocasionaron u n aumento global. Ademas, las contribuciones sobre artículos de lujo importantes, bastante bajas cuando se les valuaba p o r volumen, subieron al tasarlas con una base cid valorem, incluso la definida por O r t i z , y los impuestos adicionales de c a r á c t e r local y de guerra aumentaron la carga en general. Por tanto, aunque los ingresos del rey aument a r o n de modo impresionante, al igual que el volumen de comercio no regulado, estos índices no reflejaban necesariamente mayores utilidades para los comerciantes o productores e s p a ñ o l e s . 49 50 C o n respecto a los fabricantes españoles, es significativo que el éxito de los textiles catalanes t a m b i é n parezca haber sido ilusorio en gran medida. Para efectos de su clasificación en las tarifas de e x p o r t a c i ó n , la r e g u l a c i ó n de 1778 definía como productos nativos las telas "pintadas o beneficiadas" en E s p a ñ a . C o n esa vaga definición, bastaba con que a los textiles se les agregara algún adorno (por ejemplo, encaje) para tener derecho a tasas para artículos españoles en vez de extranjeros, de 3% en lugar de 7 % . Muchas de los supuestas manufacturas catalanas eran en realidad francesas para todo efecto practico, esto es, telas producidas al norte de los Pirineos a las que se a ñ a d í a a l g ú n p e q u e ñ o refinamiento en Barcelona. Este f e n ó m e n o a c t u ó en beneficio de la T e s o r e r í a Real, que recibía impuestos por los textiles extranjeros cuando entraban a E s p a ñ a y otra vez cuando salían hacia las colonias, pero el efecto fue quiza desfavorable para las i n dustrias e s p a ñ o l a s incipientes, que se vieron en desventaja 4 9 J o s é de G á l v e z a M i g u e l de G á l v e z , San Ildefonso, 24 de septiembre, 1778, A G I , Indiferente General, leg. 2409. 1 ~° D E L G A D O RÍBAS, 1987, pp. 55-57; 1 9 8 1 , p p . 27-30. ALLAN J. KUETHE 51 competitiva. A este respecto, y sobre el tema de las tasas impositivas básicas, debe recordarse empero que la regulación de 1778 se r e d a c t ó sólo unos meses antes de la i n t e r v e n c i ó n de E s p a ñ a en la guerra de independencia de Estados Unidos, cuyos gastos fueron, como se esperaba, terriblemente altos, y dejaron a la T e s o r e r í a con una considerable deuda de posguerra y una situación en la que, al menos por el momento, las prioridades de corto plazo siguieron q u i t á n d o l e importancia a las consideraciones de largo plazo. Por u l t i m o , los negociantes españoles sufrieron, durante el periodo de la posguerra, una escasez de capital fácilmente disponible. Por supuesto, parte de este problema puede explicarse por la emisión de grandes cantidades de vales reales durante la guerra, de los cuales se responsabilizó el Banco de San Carlos al ser establecido, y por el gasto de enormes cantidades de dinero en la escena norteamericana. A u n así, el problema era mucho m á s serio. E n el periodo de la posguerra, Gálvez estaba decidido a sostener y ampliar el enorme establecimiento de defensa colonial que h a b í a surgido desde 1763, pese al éxito alcanzado por E s p a ñ a en su venganza contra los británicos en la c a m p a ñ a del Golfo de 1779¬ 1 7 8 1 . Cierto que G r a n B r e t a ñ a , cuya armada era super i o r y que contaba a ú n con puestos clave en A m é r i c a , t o d a v í a representaba una amenaza militar. Sin embargo, a muchos les p a r e c í a n excesivos los millones y millones de pesos plata que p o d r í a n haber sido enviados a E s p a ñ a y tener mejor destino que el de ser desviados hacia gastos militares, parte de los cuales servían para mantener ejércitos utilizados para r e p r i m i r a contribuyentes furiosos en las altiplanicies de P e r ú y Nueva Granada. N o es sorprendente, por tanto que en 1785, poco d e s p u é s de la muerte de M i g u e l de M ú z quiz el principal aliado de Gálvez en el gabinete real el nuevo ministro de Hacienda el Conde de Lerena lograra 52 11 N o obstante, este proceso, obviamente p r o d u j o resultados combinados y a que las personas que p a r t i c i p a b a n en el t e r m i n a d o de manufacturas extranjeras para e x p o r t a c i ó n desarrollaron algo parecido a industrias. M A R T Í N E Z SHAW, 5 2 VÍARCHENA, 1 9 8 7 , pp. 4 5 - 4 8 . 1 9 8 8 , especialmente p p . 2 8 8 - 2 8 9 . DESREGULACIÓN COMERCIAL Y REFORMA IMPERIAL 287 obligar a G á l v e z para que diera orden a las autoridades americanas de enviar todos los ingresos disponibles a Españ a . Sin embargo, esta medida resultó insuficiente y tard í a , pues m u c h í s i m o s negociantes españoles se retiraron a mediados de la d é c a d a de 1780, víctimas de la competencia desfavorable, los altos impuestos y los créditos caros. Este proceso llegó a su c u l m i n a c i ó n con la grave recesión de 1787. 5 3 54 L a caída de 1787 coincidió con la muerte de J o s é de Galvez y el establecimiento de la J u n t a de Estado bajo la cual se dividieron las tareas del extinto Ministerio de Indias entre el ministro de M a r i n a , Antonio Valdez, quien a s u m i ó la responsabilidad de los asuntos de guerra, hacienda y comercio, y Antonio Porlier, a quien se le asignaron Gracia y Justicia. Bajo la J u n t a , las prioridades estratégicas fueron ubicadas en una nueva perspectiva que le concedía mayor importancia a los intereses peninsulares y buscaba moderar el program a político y militar de Gálvez en las colonias. Dicha reor i e n t a c i ó n , que c o m e n z ó en el reinado de Carlos I I I , c o n t i n u ó sin i n t e r r u p c i ó n luego de que m u r i ó en diciembre de 1788 y fue sucedido por su hijo. Pronto se hicieron evidentes los reajustes en la política colonial cuando Valdez intento moderar las practicas de confrontación de G á l v e z para tranquilizar a los criollos enajenados de tierra adentro, al tiempo que buscaba los medios para reducir el gasto militar y por ende incrementar al m á x i m o las remesas a E s p a ñ a . E n el caso de Cuba, cuyas fuerzas armadas h a b í a n sido fundamentales para el éxito de la camp a ñ a del Golfo, y donde no h a b í a ocurrido tal e n a j e n a c i ó n debido a la estrecha colaboración que existía desde 1764¬ 1765, los habaneros se vieron recompensados con la tan anhelada libertad de obtener esclavos de cualquier fuente disponible, e s p a ñ o l a o no, y con el privilegio de enviar car55 BARBIER y K L E I N , 1 9 8 1 , p. 3 3 1 ; BARBIER, 1 9 8 0 , p. 5 4 347. D E L G A D O , 1 9 8 2 , p p . 1 0 2 - 1 1 8 . V é a s e u n p a n o r a m a general de la c r i sis en la e c o n o m í a e s p a ñ o l a y su r e l a c i ó n con el comercio americano en STEIN y STEIN, 1 9 7 3 , pp. ) J rvUETHE, 1 9 7 8 . 103-109. 288 ALLAN J. KUETHE 56 gamentos en los barcos esclavistas que p a r t í a n de la isla. E n otro nivel, la J u n t a de Estado r e s p o n d i ó favorablemente a las presiones internas de E s p a ñ a que exigían que el comercio colonial fuera m á s rentable. L a J u n t a d i s m i n u y ó las tasas impositivas para los comerciantes españoles y estableció u n sistema para proporcionar reportes semestrales a los puertos españoles acerca de las condiciones del mercado americano. Dentro de esta amplia r e o r i e n t a c i ó n de la política colonial, la J u n t a de Estado concluyó el proceso de desregulación iniciado en 1765 al incluir a Nueva E s p a ñ a en el sistema imperial de libre comercio, permitiendo de este modo que el lucrativo mercado de Veracruz buscara su propio n i v e l . Este periodo presenció, como bien lo ha dicho u n historiador " l a c u l m i n a c i ó n de las reformas b o r b ó n i cas". Por desgracia, antes de que pudiera someterse a prueba el valor del programa reformista total, tuvieron l u gar las guerras de la revolución francesa y las de N a p o l e ó n , que generaron problemas imprevistos, marcando el inicio de una nueva era 57 58 59 6 0 Vista en perspectiva, es evidente que la r e o r g a n i z a c i ó n de Carlos I I I en la esfera comercial no estuvo caracterizada por u n programa uniforme y con u n solo proposito, sino por una c o m b i n a c i ó n p r a g m á t i c a de políticas adaptadas a las colonias particulares y que reflejaban diversas expectativas en la corte. Cuando se e v a l ú a la c o n f o r m a c i ó n de sus reformas, se deben tomar en cuenta la política, las personalidades y las voces de los grupos interesados en la metrópoli y ocasionalmente en A m é r i c a . A u n q u e la tendencia era innovadora y progresista, no dejaba de ser una mezcla ecléctica de lo viejo y lo nuevo. Carlos I I I b u s c ó , ante todo, los medios para rest i t u i r con rapidez a E s p a ñ a su calidad de potencia de p r i m e r orden, aun a costa de objetivos a largo plazo como el desa5 6 KLUETHE, 1 9 8 6 , p p . 1 1 3 - 1 3 3 . 5 7 DELGADO, 1 9 8 1 , pp. 4 2 - 4 3 . 1 8 Este paso o b t u v o poco apoyo en el Consulado de M é x i c o , que prefirió l a seguridad q u e ofrecía u n comercio controlado. O R T I Z DE LA T A B L A DUCASSE, J 9 1 9 7 8 , p. 1 0 . B A R B I E R , 1 9 7 7 , especialmente p p . 5 2 , 6 2 - 6 3 . -DARBiER, iyou. DESREGUÏ.ACIÓN COMERCIAL Y REFORMA IMPERIAL 289 r r o l l o e c o n ó m i c o nacional. L a distinta aplicación de la politica comercial en Cuba y en Nueva E s p a ñ a ofrece u n claro ejemplo de estas realidades. SIGLAS Y REFERENCIAS AAE AGI AGS AHN BP Archives des Affaires E t r a n g è r e s , Paris. 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