Capítulo segundo El futuro de l^z oferta de empleo en Andalucía Acaban de exponerse en epígrafes anteriores las coordenadas que definen la posición socio-económico-política de la actual región andaluza; y que han servido de marco de referencia para situar al lector en la problemática de nuestra querida región. Es a partir de ahora cuando, de forma quizá menos atractiva, pero no cabe duda que, con un talante mucho más cienúfico y metodológico, iremos desarrollando la problemática que afecta al empleo futuro de la población activa de Andalucí a. La base teórica del estudio trata de contestar a una serie de preguntas que, de una u otra forma, ya nos hemos formulado anteriormente, y que podrían concretarse de la siguiente forma: - ^Cuál es la _potencialidad con que la estructura del sistema productivo andaluz cuenta paza generar empleo? - ^Cuál sería, analizada tal potencialidad, la previsióñ de creación de puestos de trabaj^ en cada una de las ramas productivas, para un horizonte temporal futuro previamente fijado? -^Cuál será la cualificación profesional que exigirán las empresas a la mano de obra que vaya incorporándose a la vida laboral a medida que se produzca esta generación de puestos dé traba jo ? La respuesta metodológica a estas cuestiones ha sido dada con anterioridad por este mismo equipo de investigación. En efecto, en un estudio realizado en el seno del Instituto de Desarrollo Regional de la Universidad de Sevilla (1), se investigó la estructura del empleo en cada uno de los sectores productivos de las provincias de Cádiz, Córdoba, Huelva y Sevilla (Andalucía Occidental), al tiempo que se estimó lo que (1) E.rtructura del empleo en Andalucía Occidental y demanda de proferionalet para e! quinquenrn 1976-1980. Instituto de Desazrollo Regional. Universidad de Sevilla, 1978 (sin editar). 41 podría ser la cuantía de la mano de obra que dichos sectores demandarán en el quinquenio 1976-1980. Por otra parte, en aquel trabajo se investigaba también la estrucrura de cualificaciones del empleo sectorial, distribuyendo la mano de obra solicitada por las di ^tintas ramas productivas en las diversas clases profesionales contempladas. Esta diversifi ^a ción estructurada del empléo permite estimaz la demanda de mano de obra que harán los sectores productivos, no ya sólo en cantidad, sino también en cualificación profesional. En aquella ocasión, la iniciativa sólo pudo acometerse paza el ámbito territorial de las cuatro provincias ya reseñadas, debido a que aún no disponíamos del instrumento básico e indispensable para llevar a cabo la medición de la potencialidad de generación de empleo de cada uno de los sectores productivós de toda Andalucía, que son las Tablas Input-Output (T. I. O.). Ahora, con la disponibilidad de la T. I. O. referida a la totalidad de la región andaluza (2) y con la experiencia del anterior estudio, acometemos un trabajo del mismo corte, aunque de aplicación a toda nuestra región. En lo que sigue tratazemos de ofrecer la visión que, desde el punto de vista de los sectores productivos, nos brinda la metodología empleada en el trabajo. A modo de resumen, podemos decir que los grandes epígrafes del mismo siguen un paralelismo total con las preguntas que en un principio nos hacíamos y cuyas respuestas deben constituir el objetivo principal del estudio. Abordaremos, en primer lugar, la estimación de la participación física de la mano de obra en la producción de bienes y servicios que llevan a cabo los distintos sectores productivos. Estas estimaciones nos llevarán al establecimiento de los coeficientes empleo/producto para cada uno de dichos sectores. Los coeficientes así obtenidos, denominados también coeficientes de empleo primario, constituyen la base sobre la que se fundamenta el cál^ ulo del potencial de creación sectorial de empleo. En segundo lugar, con la ayuda de los coeficientes de empleo primario y de la T. I. O. de Andalucía pretendemos hacer (2) Tablar lnput-Output y Cuentar Regionale.r de la Economía de Andalucía, 1975. Ed. del Servicio de Estudios del Banco de Bilbao, 1979. 42 una proyección de la generación del empleo que es previsible esperar para cada uno de los sectores productivos en la década 1976-1985. Por último, nos hemos basado en la diversificación profesional, ya investigada con anterioridad y referente al colectivo empresarial de Andalucía Occidental, para estimar la estructura por cualificaciones del empleo sectorial andaluz y proceder posteriormente a la diversificación de los incrementos de empleo generados por el sistema productivo. Y ya, sin más dilación, entramos en el estudio de cada uno " de estos epígrafes. MANO DE OBRA Y PRODUCCION EN ANDALUCIA Obviamente todo proceso productivo para ser llevado a cabo necesita la colaboración de la fuerza laboral humana. También resulta de clara comprensión que no todo ^ los procesos exigen la misma aportación de dicha fuerza. Por otra parte, es evidente que para elaborar un mismo producto, en múltiples ocasiones se utilizan diferentes cécnicas que implican también discintos procesos productivos. Con ello queremos llegar a la conclusión de que la mano de obra que se necesita para producir una unidad de cualquier bien es función, no sólo de la naturaleza y características de dicho bien, sino que también lo es del proceso que se haya seguido para fabricarlo. Llevar a cabo un estudio sobre mano de obra, en base al contenido de dicho factor productivo en la unidad de todos y cada uno de los bienes demandados por el sistema socioeconómico, contemplando a su vez cada uno de ellos a través de los diferentes procesos susceptibles de ser ucilizádos en su fabricación, es una tarea poco menos que imposible de realizar, operativamente hablando. De ahí que tratemos de hacer grupos de productos análogos entre sí, tanto por su naturaleza como por la similitud de los procesos seguidos en su fabricación, para que nuestro trabajo sea operativo. Ello nos obligará a aceptar una hipótesis de partida consistente en considerar que el requerimiento de mano de obra aplicable a cada grupo de productos será una media ponderada 43 CUADRO 2 Magnitudes sectoriales de empleo y producción Andalucía, 1975 Empleo (1 J Yalortotal de la producción (2J (miilones de pesetasJ Agropecuario y forestal ... Pesca .. . . .. ... ... . Minas y canteras ....... Cárnicas . . . . . . . . . . . . Lácteas . . .... . . ... . Conserveras . . . . . . . . . . Aceites y grasas ...... Molinería, panadería y piensos . . . . . . . . . . . . . . . Azucazeras ...... ... . Otras alimentazias ...... Alcoholes y bebidas ..... Textil y calzado ....... Madera y corcho ....... Papel, cartón y editoriales .. Química básica .. ..... Otros productos químicos .. Materiales de construcción . Metálicas básicas ...... Transformados metálicos .. Maquinaria y equipos de transporte . ..... ... . Otras manufactureras .... Agua, gas y electricidad . Censtrucción y obras públicas ... . ... . . ... . Comercio . . . . . . . . .. . Hostelería ..... .... . Transportes y comunicaciones .. . . . . . . . . . . . Banca y seguros ....... Enseñanza y sanidad .... Otros servicios . ..... Administración pública y defensa .. . .... . . .. . 485.003 23.970 16.967 4.196 1.966 21.974 11.930 166.589 19.527 15.971 16.242 5:345 13.936 72.976 2,91 1,23 1,06 0,26 0,37 1,58 0,16 18.986 3.601 11.078 13.737 36.830 20.596 12.390 10.084 7.939 25.533 7.288 19.348 34.807 13.826 10.783 39.232 31.963 16.044 20.642 65.976 11.037 20.284 30.778 22.666 0,55 0,26 1,02 0,35 1,15 1,28 0,60 0,15 0,72 1,26 0,24 0,85 37.280 4.391 11.699 45.636 3.824 21.910 0,82 1,15 0,53 177.671 185.497 87.534 97.861 104.832 48.111 1,82 1,77 1,82 106.361 30.601 89.641 209.750 71.270 34.008 44.891 130.937 1,49 0,90 2 00 1,60 91.753 66.574 1,38 Conjunto de sectores .... 1.785.594 1.298.478 1,38 Sectores 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 44 Coeficiente de empleo primario LP (1/2J de las necesidades que cada uno de los componenr.es de dicho grupo tiene. Es decir, que dos bienes incluidos en un mismo grupo requerirán el mismo nivel de trabajo para producir can^ dades de ambos que tengan el mismo valor. Como el punto de partida de nuestro estudio es la T. I..O. de Andalucía, para 1975, agruparemos los bienes y servicios producidos en dicha región según las 30 ramas productivas contempladas en aquélla. Asumiremos que en^ cada uno de estos séctores producir una unidad (expresada en valor) de sus bienes o servicios Ileva implicito la utilización de un nivel definido de.mano de obra, expresada como número de emplea dos necesarios para producirla. Tendremos, por tante, 30 niveles de par ^cipación del empleo en el valor total de los productos, uno por cada sector considerado. Disponiendo de la distribución del empleo por ramas productivas, y del valor total de la producción de cada^una de ellas, podemos obtener el llamado coeficiente de empleo primario. Así, si E; es el empleo del sector j y X; el valor de su producción total, definiremos el coeficiente de empleo primario, LP;, ' como: LP; = E; /X; [1] es decir, como el número de empleos necesarios para producir un valor unitario de producto correspondiente al sector j. En el cuadro 2 se recogen, por sectores, dichos coeficientes, así como las magnitudes que han servido de base para su cálculo. En él puede observarse la gran variabilidad que existe entre sectores, en lo que respecta a sus ñecesidades de mano de obra para producir bienes o servicios por valor de un millón de pesecas. Se va desde coeficientes de 2,91, corr.o es el caso del sector «Agropecuario y forestal» que ostenta el más alto, hasta de 0,15 que presenta el de «Química básica» y que cierra ia tabla como el de valor mínimo. ^ Además del sector agropecuario, que necesita cerca de tres personas para producir un millón de pesetas, otros destacan por la mayor necesidad rela ^va que ^enen de mano de obra. En este sen^ do destacan casi todas las actividades productoras de servicios. Obsérvese, en efecto, que «Enseñanza y Sanidad». 45 (2,00), «Hostelería» (1,82), «Comercio» (1,77), «Ocros servicios» (1,60) y«Transportes y comunicaciones» (1,49) son sectores cuyos coeficientes se sitúan todos por encima del valor medio que se refiere al conjunto de seccores de la econorriía andaluza (1,38). Ello viene a decir que estas accividades son generalmence grandes demandantes de mano de obra, la cual utilizan con intensidad mayor que la media del siscema productivo. Exisce una excepción, sin embargo, dencro de los servicios: la accividad de «Banca y Seguros», que con un coeficience de 0,90 se sicúa por debajo de la media Pero ello no nos debe excrañar, habida cuenta que las remuneraciones medias en este seccor suelen ser de las más elevadas, y ello conlleva altos valores de producción por persona, valores precisamente inversos a los que queremos poner de manifiesto con los coeficientes de empleo primario. . Otra mención especial merece el sector de «Construcción y obras públicas». Con su coeficience de 1,82 se sicúa en el tercer lugar de entre los que requieren mayor incensidad de mano de obra, sicuándose la producción por empleado en estás actividades entre las 500.000 y 600.000 pesetas anuales. Por lo que se refiere a los sectores industriales, el cuadro 2 viene a decirnos, en general, todo lo contrario de lo que deja entrever para la agricultura, la construcción y los servicios. Sólo una industria, la de conservas de frutas, horcalizas y pescados («Conserveras», 1,58) supera a la media del conjunco de sectores. Y ello es lógico, ya que la mano de obra en escas manufaccuras es muy importante. El resto de actividades quedan por debajo de dicha media. Dentro de las ^industrias de alimentación y bebidas, salvo el caso ya comencado de las «Conserveras», de la «Pesca» (1,23) y de «Otras alimentarias» (1,02), que precisan más de un empleo para producir por valor de un millón de pesetas, el resto de las accividades ostencan coeficientes relacivamente bajos. Destaca el de «Aceices y grasas» (0,16) que pone de relieve la gran automatización de las empresas que operan en Andalucía, lo que no es de extrañar teniendo en cuenta que suelen ser empresas de cierta envergadura, tanto en extracción como en refino, tratamientos, embotellado e incluso distribución. 46 Otras actividades, como las de industrias «Cárnicas» (0,26) y«Azucareras» (0,26), con su producción de casi cuatro millones por persona empleada, dan idea del alto grado de mecanización en que se encuentran (caso de las azucareras), así como . de la utilización de macerias primas de uñ alto valor respecto del de los productos (caso de industrias cárnicas). Del colectivo de industrias alimentarias quedan, por último, las de «Alcoholes y bebidas» (0,35), «Lácteas» (0,37) y«Molinería, panadería y piensos» (0,55), que precisan aproximadamente tres personas para producir un millón de pesetas, las dos primeras, y alrededor de dos personas, la tercera. Por lo que se refiere a otras ramas industriales, se observa claramente la menor intensidad de mano de obra en las que se podrían denominar «básicas» respecto de las de posterior transformación. Así ocurre en el caso de «Minas y canteras» (1,06), que tiene un coeficiente menor que el de «Materiales de construcción» (1,26), actividad esta última gran cliente de la primera. Ejemplos análogos son los que corresponden a las actividades «Metálicas bási ^ as» (0,24) respecto de «Transformados metálicos» (0,85) y«Maquinaria y equipos de transporte» (0,82) dentro del sector del metal, así como los de «Química básica» (0,15) y«Otros productos químicos» (0,72). En todos estos casos está manifiesta, por un ladó, la mayor mecanización en los sectores básicos -lo cual les hace menos necesitados relativamente de mano de obra- y el escaso valor añadido que se aporta en ellos en relación al valor final de la producción, factores ambos que hacen que en dichos sectores los coeficientes de empleo primário sean bastante más bajos que en los de segunda transformación. Sería también interesante llegar a estas conclusiones con las actividades textiles, de la madera y del papel y cartón. En efecto, pódríamos ver (como se ha visto anteriormente para Andalucía Occidental) que la intensidad de mano de obra es inferior en las industrias de hilados y tejidos, de aserrado de madera y de fabricación de papel y cartón, ' que en las de confección, de carpintería y de manipulados de papel, respectivamente. Sin embargo, al no disponer de la desagregación de .estos sectores para toda Andalucía, estos hechos quedan enmascarados en el valor medio de los coeficientes que para ellos se 47 presentan en el cuadro 2. La relativa proximidad de los coef:cientes de «Textil y calzado» (1,15) y«Madera y corcho» (1,28) al valor medio para el conjunto de seceores, da idea del mayor peso que en estas ramas tienen las actividades más intensivas en mano de obra (confección y carpintería, respeceivamente), en comparación con lo que sucede en el seceor de «Papel, cartón y editoriales» (0,60), en el que parece tener una mayor relevancia la actividad de fabricación de papel y cartón. Nos parece conveniente ofrecer una visión más de conjunto del comportamiento del sistema produccivo andaluz en lo que se refiere a la utilización de la mano de obra. Y para ello agruparemos los sectores que se relacionan en el cuadro 2 en tres grandes bloque.r, cada uno de los cuales incluye aquellas ramas de actividad que están más relacionadas entre sí. De esta manera se ha _constituido eI bloque primario, integrado por las actividades de agriculrura, pesca y sus industrias derivadas para la alimentación y la bebida; el bloque .recundario, que incluye al resto de las industrias manufactureras, a las extractivas y a las de construcción y obras públicas; y el bloque terciario_, que está integrado por todas las actividades de servicios. Como resultado de las agregaciones correspondientes de los valores reseñados en el cuadro 2, se ofrecen a continuación los coeficientes de empleo primario de cada uno de los bloques productivos a los que anreriormente hacíamos referencia: Bloques productivos Coej<cientes de empleo primario Primario 1, 5 2 Secundario 0;98 Terciario 1, 56 Conjunto 1,38 Es destacable, en primer lugar, que el bloque típicamente industrial (secundario) es el menos intensivo en mano de obra, no Ilegando a necesitar por término meáio ni un solo empleo para producir por valor de un millón de pesetas. Los otros dos bloques necesitan más de persona y media para lograr la misma 48 producción cada uno,.y se sitúan ambos por encima de la media del conjunto, tal como veníamos diciendo anteriormente al hacer el análisis sector a sector. En segundo lugar, hay que destacar el gran peso específico del sector agrario, puesto que su alto coeficiente es el que impulsa y sitúa en cota tan alta al bloque primario, dados los bajos valores que oscentan, en general, las industrias alimentarias, tal como vimos anteriormente. Algo parecido hay que decir del sector de la construcción y obras públi ^as, aunque en sentido contrario: a pesar de su alto coeficiente empleo/producto, no es capaz de elevar por encima de la unidad el del bloque secundario al que penenece. LA OFERTA FUTURA DE EMPLEO No cabe duda de que el método que emplearemos para evaluar la futura generación de puestos de trabajo en la región andaluza no es el único que se puede utilizar para llevar a cabo esta estimación. Sin embargo, sí podemos decir que, dentro de las limitaciones que tiene y que más tarde se sacarán a relucir, es el que nos parece más idóneo y más completo. En efecto, pane del hecho de que lo que fundamentalmente mueve a la actividad económica es la consecución para la sociedad a la que sirve de los más altos niveles posibles de bienestar a través de un mayor y/o mejor consumo de bienes (alimentos, vestidos, etc.), y de acercamiento a los estándares óptimos de equipamientos en servicios, fanto fisicos (abastecimientos de agua y energía, carreteras, etc.) como sociales (enseñanza, sanidad, defensa, etc.). Paza atender a estas demandas de bier.es y servicíos, la sociedad dispone de una compleja máquina productiva Análogamente a lo que ocurre en una maquinaria en donde cada una de las piezas es distinta de las demás y cumple una misión específica, pero está interrelacionada con el resto para que, sincronizadamente, puedan hacer funcionar a aquélla, en el sistema de producción cada uno de los sectores puede ser compazado a dichas piezas: cada uno tiene una misión concreta, pero está interrelacionado con el resto de una manera definida, formando parte de la estructura intersectorial del sistema 49 Siendo así, cualquier incremento de producción en uno de ellos repercute en algún sentido en todos los demás y, por tanto, en el conjunto. En consecuencia, satisfacer una demanda de cualquier bien o servicio no solamente exige un esfuerzo productivo directo por parte del sector correspondience, sino que de algún modo también exigirá otros esfuerzos adicionales en las demás actividades. Es el caso, por ejemplo, de un aumenco en la demanda de conservas vegetales, que además de exigir un incremento en la producción de esta actividad, impulsa también de forma indirecta la producción de materias primas (hortalizas, hojalata para los envases, etc.). Aquí es donde comienza a tomar cuerpo nuestra metodología, puesto que pretendemos hacer una estimación de la variación que a medio plazo puede producirse en el empleo de cada uno de los sectores productivos andaluces, como consecuencia de los cambios que cabe esperar experimentan las demandas finales que la sociedad haga de los productos y bienes de inversión producidos por las distintas aaividades productivas. En otras palabras, se trata de medir la reacción de la oferta de puestos de trabajo en los distintos sectores de producción, cuando se produzcan variaciones en la demanda final de la economía andaluza, basándonos en la estructura intersectorial de dicha región. METODOLOGIA PARA LA PROYECCION DEL EMPLEO Llega ahora el momento de recordar brevemente los conceptos metodológicos precisos para llevar a cabo la proyección de la futura ofena de empleo. EI modelo de Leontief, basado en el conocimiento previo de la estructura interindustrial a través de las T. I. O., sirve de fundamento para Ilevar a cabo estas estimaciones. En efecto, la expresión canónica de dicho modelo es (3): (3) Una exposición detallada sobre el particular puede verse en Alcaide, A.: Análi.rr.r Input-Output, Ed. Guadarrama. Madrid, 1968. 50 X=AX+D [2] donde X es un vector columna cuyos elementos corresponden al valor de la producción total (output total) de cada una de las ramas productivas; A es la matriz de coeficientes técnicos, y D es otro vector que contiene las demandas finales de cada uno de los sectores. De esta expresión puede llegarse fácilmente a otra en que el vector X se obtiene en función de D, de manera que: X=(1-A)-'•D [3] Véase que (1 - A)-' es una matriz ( llamada inver.ra de LeontiefJ cuyos elementos son los multiplicadores que de forma ordenada van afectando al vector D para obtener el X. Tomando incrementos en [3 ], podemos escribir: . OX = (1 - A) -' • OD [4 ] ecuación que desarrollada para un sector genérico i puede escribirse también de la forma: ^Xr = FAr; • ^D; [5 ] donde cada A; ; será el correspondiente elemento de la. matriz (I - A) -'. La expresión [5 ] nos indica el efecto que la variación de la demanda final de cualesquiera de los sectores j, produce sobre el valor total de la producción del sector i. Ahora bien, como el coeficiente de empleo primario LP; , según vimos en el epígrafe anterior, mide las exigencias de trabajo por cada millón de pesetas producido por el sector i, pueden combinarse ambos elementos (OX; y LP; ) para darnos el incremento de empleo primario que es consecuencia del incremento de producción. Podemos escribir, por tanto: DE; = LP; • OX; = LP; • E A; ;• ^D; > [6 ] ecuación que para todos los sectores puede expresarse matri= cialmente de la forma: 51 ^ ^ DE =LP•OX =LP•(I -A)-'•OD Dado que la matriz (I - A)-' muestra los efectos directos e indirectos por cada urúdad monetaria librada a la demanda final, el producto LP •(1 - A) -` es representativo de los efectos directos e indirectos que sobre el empleo genera la venta adicional de una unidad monetaria a la demanda final. Obsérvese que el empleo intermedio queda también contemplado en este producto matricial, por lo que el empleo así obtenido corresponderá al empleo total unitario generado como consecuencia del crecimiento de las demandas finales. Los puestos de crabajo creados por expansión de la demanda final que la sociedad hace de bienes y servicios pueden obtenerse, según se ha visto, a través de la ecuación [7 ]. Para su aplicación es preciso conocer la matriz de generación de empleo total unitario, LP (I - A) -`, y la variación experimentada por las demandas finales de cada sector, recogidas en el vector OD. ^ En el caso de aplicación a la región andaluza ya hemos visto anteriormente y analizado con detalie los coeficientes de empleo primario, LP, necesarios para Ilegar a la matriz de generación unitaria de empleo. Queda por ver qué disponibilidad tenemos de la matriz (I - A) -' y de1 vector 11D. En otro orden de cosas hay que decir que todo lo expuesto en base al modelo de Leontief tiene una perspectiva estrictamente e,rtática. Es decir, dada una estructura intersectorial para un espacio económico y un período de tiempo determinados, el modelo puede decirnos qué pasaría si con esa misma estructura (lo que implica una no variación de espacio y tiempo) se incrementarán las demandas finales. En definitiva, que sólo es aplicable cuando los cambios que puedan producirse en dichas demandas -y, consecuentemente, en los valores de la producción total de los sectores- no afecten para nada a los coeficientes de generación de empleo total unitario. O, lo que es igual, que no afecten ni a los coeficientes primarios de empleo ni a la estructura intersectorial de la economía producriva. Como lo que pretendemos es hacer una estimación sobre magnitudes de mano de. obra futura, el modelo adquiere un matiz de dinamicidad no contemplado hasca el momento, pero 52 can importante que es imposible obviarlo. No podemos dejar de decir que utilizando una sola matriz de generación de empleo unitario habremos de plantearnos si en el plazo transcurrido entre el período de tiempo al que se refiere dicha matriz y el horizonte al que proyectamos nuestro estudio, el cambio estructural es tal que nos haga inviable la utilización de los generadores de empleo de que antes hemos hablado. APLICACION AL CASO DE ANDALUCIA En el caso de la región andaluza que aquí nos ocupa hay que precisar de antemano que sólo disponemos de una T. I. O. de la que hemos deducido la estructura intersectorial (referida al año 1975), siendo nuestra pretensión hacer una proyección al horizonte 1985. ^Es posible aceptar que durante el período 1976-1985 la estructura productiva no va a experimentar cambios que nos hagan inutilizable la metodología anteriormente reseñada? La contestación e.rtricta a esta pregunta es negativa, pues por pequeños que sean, siempre se originarán reajustes en los módulos de comercio que afecten a las relaciones de compraventa entre los distintos sectores en la década 1976-1985, produciéndose los cambios pertinentes en la matriz de coeficientes té.cnicos. ^Cuál es la solución e,rtricta de este problema? La solución estaría en .modificar, con el paso del tiempo, la matriz A de coeficientes técnicos de la T. I. O. de acuerdo con los cambios estructurales observados. Esto puede resolverse utilizando métodos de proyección y extrapolación para estas matrices, cuando se dispone de una serie homogénea de Tablas Input-Output (o, en su defecto, de ciertas magnitudes relevantes de las mismas) referidas al mismo espacio económico, para distintos períodos de tiempo. Pero no es este el caso de nuestra región andaluza, para la que sólo disponemos, como se dijo anteriormente, de una tabla: la de 1975. Ante tal incapacidad, y con un sentido más operativo que estricto -basado por otra parte en la lógica-, utilizamos la matriz (1 - A) -' y los valores de los coeficientes de empleo LP, 53 referidos a 1975 como válidos para toda la década, en la creencia de que las estimaciones obtenidas con su aplicación no serán descabelladas, sobre todo si son entendidas en el contexto de escimación aproximada que es inherente a todo estudio de previsiones. Téngase presente que a la crisis y recesión económica de España en estos últimos años hay que añadir la poquísima dinamicidad del sistema productivo andaluz, factores ambos que contribuyen de forma importante a que las estructuras productivas de nuestra región no experimenten alteraciones considerables. Solamente haremos una salvedad, que se refiere al coeficiente de trabajo primazio LP, que considerazemos en el sector «Agropecuario y forestal». Es de sobra conocida la gran variabilidad que su relación E/X tiene a corto plazo, de manera que en una década el valor de LP ha de verse sensiblemente modificado. De ahí que a través del estudio de los diversos valores adopcados a lo largo del tiempo, intentemos la estimación de un coeficiente medio, válido paza todo el período estudiado. En los cálculos sucesivos utilizazemos paza este sector un coeficiente LP = 1,98, valor distinto al que se reseñó para el año 1975 en el cuadro 2 (4). La matriz (I - A) -' se ha obtenido del estudio ya citado sobre la T. I. O. de Andalucía (5). Sin embargo, quisiéramos hacer alguna consideración al respecto, porque se nos plantean (4) Para determinar este valor hemos estimado una función LP = aT°, donde T es la variable tiempo, que toma los valores T= 67, 69, 71, 73 y 75 para los años respectivos 1967, 1969, 1971, 1973 y 1975, para hacer la estimación. Los correspondientes valores de LP se han obtenido a panir de los datos contenidos en la publicación del Banco de Bilbao, Renta Naciona! de E.rpaña, .rerre homogénea 1955-1975, deflacionando convenientemente la serie de valores monetarios. Del ajuste se obtiene la función: LP= 1,45•1010^T733 que para T= 85, ofrece un valor de LPes = 1,04. Dada la forma de la curva ajustada, el período 75-85 coincide con una parte de la misma co ❑ poca curvatura, por lo que adoptamos un LP = 1/2 (LP^s + LPas) = 1,98. (5) Tablar Input-Output y Cuenta.r Regionale.r de Andalu^ía, 1975, Ed. del Servicio de Estudios del Banco de Bilbao, 1979 (véase el anexo dedicado a las matrices inversas). 54 dos alternativas al disponer de dos versiones de la matriz inversa de Leontief: una que corresponde a las transacciones intermedias regionale.r, y otra que afecta a las transaccioñes totale.r. La diferencia entre ambas estriba en que la última incluye la parte que se refiere a las materias primas y servicios intermedios importados desde el exterior regional, es decir, comprados a empresas no ubicadas en Andalucía. Siendo nuestro propósito medir únicamente el incremento previsible de oferta de puestos de trabajo en nuestra región, utilizaremos la matriz inversa de los coeficientes técnicos regionale.r. Para poder aplicar la ecuación [7 ] y obtener los futuros incrementos de los puestos de trabajo ofrecidos por los sectores productivos, sólo nos falta ya determinar el vector de incrementos de demanda final, OD. Sobre este particular se suscita una nueva cuestión: ^qué valores asumirán los incrementos que puedan producirse en la demanda final de cada sector en esta década? Dicho de otro modo, ^qué incremento experimentará el consumo final de bienes y servicios por parte de la sociedad andaluza? ^Cuál será la producción de bienes de capital, de viviendas, de obras de infraestructura y de equipamiento social? ^En qué cuantía se modificarán los módulos de exportación en el futuro próximo? Predecir para la década 1976-85 unos valores determinados para cada uno de estos conceptos para que, una vez agregados, conformen la demanda final, es muy arriesgado y deja un escasísimo margen de análisis cuando llega el momento de obtener conclusiones. Por ello desechamos la idea de dogmatizar, fijando unos valores de 4D para la década, y nos decidimos a adoptar una postura mucho más flexible cual es la de simular dos hipótesis de crecimiento de la demanda final y elegir a po.rteriori para cada sector aquella que nos parece más probable de entre ambas. De esta manera, con el abanico así propuesto de ^D, llegamos a la estimación de otra serie de DE, éntre la cual se encuentra también el perfil de incrementos de puestos de trabajo sectoriales que a nuestro juicio parece que más probablemente ofertará el sistema productivo andaluz en la década en estudio. ^Cómo se ha llegado a valorar el abaiiico de posibles valores de OD durante estos diez años? Para establecer las previsiones 55 de OD hemos seguido la metodología que se utilizó previamente en un estudio referido a Andalucía Occidental, basado fundamentalmente en medir la respuesta de cada uno de los componentes de la demanda final anteriormente reseñados (consumo final, formación de capital y exportaciones) a los incrementós de la renta previsibles en la región (6). A finales de 1979 podemos especular con cierto nivel de seguridad sobre crecimientos de la renta regional andaluza en el período 1976-85, del 30 por 100 como mínimo, en términos reales, y del 35 por 100 como máximo. Es decir, puede esperarse un crecimiento medio anual acumulativo del 2,7 por 100 en el primer caso, o del 3 por 100 en el segundo. Ello es contando con que en los años venideros resurja la economía regional como consecuencia de las medidas de inversión que parece serán puestas en marcha próximamente por la Administración, una vez adquirido el compromiso constitucional de la equidad o justicia en la vertiente del gasto público y la formulación del principio de solidaridad interregional. Como consecuencia de estas dos posibilidades de incremento real de la renta de Andalucía se han recogido en el cuadro 3 los valores esperados de crecimiento de la demanda final de cada uno de los sectores productivos, en pesetas constantes, de 1975. Junto a las dos columnas correspondientes queda incorporada otra tercera donde se relacionan los incrementos de demanda final má.r probable.r de entre los dos anteriormente considerados (hipótesis A, para crecimiento de renta del 30 por 100; hipótesis B, para crecimiento del 35 por 100). Este perfil má.r probable de OD, obtenido discriminando a cada sector respecto de dichas hipótesis, se justifica porque el tiempo transcurrido desde 1975, período base considerado, hasta estos momer.tos, nos permite tener un bagaje informativo sobre la situación sectorial que puede servirnos para aconsejarnos a adoptar el criterio de mayor probabilidad dentro de las dos alternativas propuestas. (6) Tablar lnput-Output y Cuenta.r Regionaler de la Economía de Cádrz, Córdoba, Huelva y Sevrlla, 1975, Ed. por el Instituto de Desarrollo Regional de la Universidad de Sevilla y el Servicio de Estudios del Banco de Bilbao, 1978 (véanse los capítulos 13, 14, 15, 16 y 17 del tomo I). 56 De entre todas las magnitudes, reseñadas en el cuadro 3, destacan las que corresponden al sector de «Construcción y obras públicas» por su gran importancia relativa. Refiriéndonos concretamente a la hipótesis má.c probable, e10D de dicho sector supone más del 43 por 100 del incremento correspondiente al conjunto de la economía. Teniendo en cuenta que en 1975 la demanda final de esta rama alcanzó 92.276 millones de pesetas, según datos obtenidos de la T. I. O. de Andalucía, el incremenxo de 160.741 millones en la década nos lleva a un valor de su demanda para 1985 de 235.017 millones de pesetas de 1975, lo que significa que casi se triplica en la década analizada. No debe extrañar, sin embargo, este a simple vista vertiginoso incremento, ya que sólo supone un crecimiento anual acumulativo del 8,6 por 100, porcentaje admisible a poco que Andalucía sea tratada con la prioridad que merece en el terreno de las inversiones públicas en general y de las obras públicas en particular. Cómo punto de referencia puede decirse que los demás sectores no llegan a duplicar en los diez años el valor de su demanda final en 1975, lo que supone que ninguna de tales demandas alcanzará la tasa de crecimiento anual acumulativo del 6 por 100. _ También puede observarse en el cuadro 3 que, en la mayor parte de los sectores, se ha elegido como má.r probable la hipótesis B, es decir, la de mayor incremento de demanda final. Sólo en aquellos en que la crisis y recesión económica se ha hecho más patente (agricultura, pesca, maquinaria, etc.) se ha considerado como hipótesis má.r probable la más desfavorable. ANALISIS DE LOS PUESTOS DE TRABAJO QUE SE . GENERAN DIRECTA E INDIRECTAMENTE Ahora, con los valores de OD ya es posible estimar a través de la ecuación [7 ] e14E esperado en cada sector. En el anexo 1 se recoge la matriz resultante de aplicar dicha expresión a la hipótesis de OD má.r probable. Cada elemento responde al producto LP; • A; ;• OD;, y mide los puestos de trabajo que puede esperarse se generen en el sector fila i, a consecuencia del 57 CUADRO 3 Incremento de la demanda final regional (Millones de pesetas de 1975J Fiipótesís de crecimiento 1976-85 Sectores 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. Agropecuario y forestal ..... Pesca .. . ... .. . ... .. . Minas y canteras . . . . . . . . . Cárnicas . . . . . . . . . . . . . . Lácteas . . ... .. . ... ... Conserveras . . . . . . . . . . . . ....... Aceites y grasas Molinería, panadería y piensos . Azucazeras ... .. ... ... . Otras alimentarias . . . . . . . . Alcoholes y bebidas ....... Textil y calzado . . . . . . . . . Madera y corcho . . . . . . . . . Papel, cartón y editoriales ... . .... Química básica . Otros productos químicós ... Materiales paza construcción .. Metálicas básicas . . . . . . . . Transformados metálicos .... Maquinaria y equipos de transporte .. . .. . ... . . . Otras manufactureras ...... Agua, gas y electricidad ..... Construcción y obras públicas . Comercio . . . . . . . . . . . . . Hostelería ... .. ... ... . Transportes y comunicaciones . Banca y seguros . . . . . . . . . Enseñanza y sanidad ...... ....... Otros servicios . Administración pública y defensa . . . . .. .. . . . . .. . Totales 58 .......... OD Más probable ^ DA ^ DB 30 % 35 % 20.046 5.976 642 3.222 654 4.008 4.782 1.548 2.502 2.178 9.552 7.974 4.164 3.012 10.968 2.442 1.260 6.618 6.312 23.387 6.972 749 3.759 763 4.676 5.579 1.806 2.919 2.541 11.144 9.303 4.858 3.514 12.796 2.849 1.470 7.721 7.364 20.046 5.976 642 3.759 763 4.008 5.579 1.806 2.919 2.541 11.144 9.303 4.858 3.514 12.796 2.849 1.470 7.721 7.634 14.958 1.158 3.354 137.778 23.844. 14.772 13.338 72 6.636 8.118 17.451 1.351 3.913 160.741 27.818 17.234 15.561 84 7.742 9.471 14.958 1.158 3.913 160.741 27.818 17.234 15.561 84 7.742 9.471 60 70 70 321.948 375.606 367.808 incremento que en los diez años se produzca en la demanda final del sector columna j. Merece la pena detenernos a hacer un análisis de los empleos generados por expansión de la demanda a la luz de las cifras reseñadas en el citado anexo 1. En primer lugar, se observa claramente la mayor magnitud que, en general y dentro de una misma fila, ostentan los elementos correspondientes a la diagonal principal de la matriz respecto de los demás. Debido a que tales cifras se refieren a la generación directa de empleo en un sector por expansión de su propia demanda final, ello es lógico, sobre todo, en aquellos que producen bienes o servicios destinados, en su mayor parte, a este tipo de demanda y no a su consumo como materias primas o factores intermedios de producción. En efecto, basta ver que actividades como las de las industrias de la alimentación y bebidas, así como las primarias que corresponden al agro y a la pesca, son todas ellas abastecedoras de alimentos para ser consumidos por las familias o para ser exportados fuera de la región. En consecuencia, son productoras ^de bienes de utilización final fundamentalmente y están comprendidas entre aquellos sectores. Igual puede decirse de otras actividades productoras de bienes de uso familiar como son las de confección, calzado, mobiliario para los hogares, artículos de papelería, libros, revistas, periódicos y otros impresos, productos químicos de segunda transformación (jabones, detergentes, cosméticos, medicamentos, etc.). Y de los servicios típicamente utilizados por las familias ( enseñanza, sanidad, hostelería, transportes y comunicaciones) o de las actividades comerciales, cuyos mayores márgenes se producen en las ventas al por menor, ventas efectuadas normalmente a las economías familiares y, por tanto, contabilizadas como un componente más de la demanda de consumo final de dichas economías. Por último, también se produce este fenómeno en los sectores cuya producción se destina a la inversión como bienes de capital. Efectivamente, la formación de capital es otro de los componentes de la demanda final y actividades tales como construcción de edificios, instalaciones, obras públicas en general, fabricación de maquinaria de todo tipo de vehículos y otros 59 elementos de transporte, cuya producción fundamental la constituyen los bienes de capital, tienen un comportamiento similar al de los sectores aludidos anteriormente. Es decir, ofrecen un potencial generador de empleo directo superior al que ningún otro sector podría generarle por razón de sus relaciones de compraventa intermedia. Sin embargo, ya decíamos, al comenzar el análisis del anexo 1, que esta supremacía de valores en los elementos de la diagonal principal no se produce nada más que de manera general. Existen algunas excepciones de esta regla, las cuales pasamos a comentar seguidamente. El sector de minería y de extracción de productos de canteras, que por su expansión de la demanda final de sus propios productos espera incrementar su oferta de empleo en 691 puestos de trabajo, se encuentra sometido a una fuerte demanda intermedia como abastecedor de otras actividades que utilizan aquellos productos como materias primas, tales como las de industrias químicas, metálicas básicas y construcción. A1 crecer la demanda final de estas últimas ha de crecer también su producción y con ello el nivel de aprovisonamiento de sus materias primas. Este efecto en cadena provoca, indirectamente, una mayor necesidad de producción de dichas materias primas, fenómeno al que paralelamente va unido un mayor nivel de empleo para producirlas. A veces, como en los casos que nos ocupan, estos efectos indirectos generadores de empleo son tan importantes que superan al propio efecto directo ya apuntado. Así, en el sector de «Minas y canteras» se producirá una generación indirecta de empleo de 1.242 personas, por efecto de las relaciones de dicho sector con el de «Química básica»; de 1.373 personas, por las ventas que hace suministrando minerales metálicos, principalmente a las industrias metálicas básicas (fundamentalmente a las fundiciones de cobre), y de 4.420 personas, por las ventas que hace de productos de cantera (arenas, gravas, etc.) al sector de «Construcción y obras públicas». También ocurre algo análogo con otros sectores, aunque siempre existen las mismas razones apuntadas ya en el caso de la minería para explicar la mayor importancia de la generación indirecca de empleo sobre la direcca y que, en definiriva, son 60 consecuencia de la fuerte dependencia de unos sectores respecco de otros, que les compran las materias primas y que tienen una elevada expansión de su demanda final. En el caso concreto del sector de fabricación de materiales de la construcción (cementos, fibrocementos, productos cerámicos, derivados del hormigón, etc.) su casi única dependencia del sector de la construcción y obras públicas hace que este último le genere indirectamente 28.146 puestos de trabajo, cuando por sí mismo sólo es capaz de generarse 2.004 empleos. Igualmente puede decirse de la actividad de fabricación de productos y artículos metálicos transformados, cuya capacidad de potenciación directa de su empleo es escasa (64 personas en la década)„pero que por vía de las ventas que hará a las industrias conserveras -abasteciéndolas de envases de hojalata fundamentalmente-, a las de fabricación de maquinazia y elementos de transporte y a las de construcción y obras públicas sumará a sus empleos las cifras de 114, 626 y 305 personas, respectivamente. En las mismas condiciones y por las razones apuntadas se encuentran algunos sectores productores de servicios, en los que el mayor potencial de generáción de empleo no está en el incremento de sus demandas finales, sino en el de los sectores a los que están fuenemente ligados porque les demandan sus prestaciones. EI caso más patente puede verse en la rama de «Banca y Seguros». Mientras que su capacidad de incrementar empleo es escasísima (76 puestos de trabajo) por sí misma, es enorme la generación indirecta a que va a estar sometida por las relaciones que mantiene con otras empresas. En efecto, los sectores «Agropecuazio y forestal» , «Conserveras» , «Aceites y grasas» ,«Alcoholes y bebidas» ,«Textil y calzado» ,« Química básica» , «Metálicas básicas» , «Transformados metálicos», «Maquinaria y equipos de. transporte», «Construcción y obras públicas», «Comercio», «Hostelería», «Transportes y comunicaciones» y«Otros servicios» son capaces de proporcionarle una mayor expansión de su empleo con cifras que no detallamos ahora, pero que van desde los 87 puestos que indirectamente le genera el sector de «Otros servicios» a los 2.363 que es capaz de incrementarle el de «Construcción y obras públicas», como puede observazse en el anexo 1. 61 Algo similar ocurre con el sector de «Otros servicios»: el empleo directo generado por sí mismo asciende a 16.005 personas, cuando sólo el sector de la construcción y obras públicas es capaz de incrementarlo en 17.874. Y lo mismo podemos decir de la Administración Pública: cuando sólo puede expansionar sus cifras de empleo por sí misma en 97 puestos de trabajo, los sectores de la «Construcción y obras públicas», «Comercio» y«Hostelería» posibilitan cada uno de ellos la entrada en los organismos públicos de 948, 2.640 y 138 trabajadores, respectivamente. Hemos visto que, efectivamente, existen casos en donde la generación indirecta de empleo provocada en un sector por otro es muy importante. En ellos siempre ha habido un denominador común: el sector de la «Construcción y obras públicas» como impulsor de dicha generación de puestos de trabajo. Y aún podrían exponerse otros casos en donde, si no es superior la expansión indirecta del empleo provocada por esta actividad en otras, comparada con la potencialidad directa, sí que es del mismo orden de magnitud y, por supuesto, nada despreciable. Sirvan de exponentes los ejemplos de las industrias de la madera, de las metálicas básicas y de las actividades de agua, gas y electricidad, con una generación directa de empleo de 6.498, 2.177 y 2.097, respectivamente, y con una generación indirecta impulsada por el sector «Construcción» de 4.919, 868 y 932 puestos de trabajo, también respectivamente. Hay que señalar además, como deducción lógica de todo lo anteriormente expuesto, que este hecho de producirse una mayor generación indirecta de empleo en comparación con la que se deriva de la propia expansión de la demanda final, es típica de los sectores muy ligados por razones de oferta a otros sectores productivos. Es decir, de aquellos cuya producción está destinada principalmente a otros sectores productivos (empleo intermedio) y no a la demanda final como bienes de consumo, de inversión o de exportación. 62 VISION DE CONJUNTO DE LA GENERACION DE EMPLEO FUTURO EN ANDALUCIA Como consecuencia de agregar las cifras de puestos de trabajo que se espera sean generados, tanto directa como indirectamente, en cada uno de los sectores productivos (lo que equivale a sumar las magnitudes que aparecen en cada fila del anexo 1 antes comentado) se llega al total que en cada uno de aquellos sectores supondría en la década considerada el incremento de empleo. Como ya se dijo en el epígrafe anterior, el análisis precedente sobre la generación directa e indirecta de empleo se refiere únicamente a la hipótesis que hemos venido denominando má.r probable. Sin embargo, en el cuadro 4 se recogen los incrementos de empleo total generados en cada sector productivo atendiendo a las tres hipótesis consideradas de crecimiento de la demanda final. En dicho cuadro, la columna correspondiente a la hipótesis más probable es el resultado de sumar por filas los elementos de la matriz expuesta en el anexo 1. Analicemos las magnitudes contenidas en el cuadro 4. Se observa que en el conjunto de sectores es previsible un incremento de empleo que va desde 641.615 puestos de trabajo creados en la hipótesis más desfavorable, hasta los 747.504 en la más favorable, si bien la má.r probable arroja un incremento del empleo que asciende a 728.297 personas. Ello significa que la media estaría alrededor de 72.830 puestos laborales creados anualmente durante toda la década. Volviendo a detenernos en la hipótesis má.c probable, y en relación con el empleo que albergan las distintas ramas productivas en 1975 (ya reseñado en el cuadro 2), hay que decir que las que mayor incremento relarivo experimentarán previsiblemente en su empleo en la década 1976-85 (medido con porcentaje respecto de aquél) son las siguientes, todas ellas con porcentaje superior al 40 por 100: Construcción y obras públicas . . . . . . . . . . . . . . Materiales para la construcción . . . . . . . . . . . . . . Madera y corcho 167,33 % 121,54 % ....................... 59,53 % Minas y canteras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Metálicas básicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52,54 % 44,81 % 63 CUADRO 4 Incrementos de empleo esperado en Andalucía, 1976-1985 Hi pó tesis Agropecuario y forestal .... Pesca . . .. . . . . . . . .. . Minas y canteras ........ Cárnicas . . . . . . . . . . . . . Lácteas ... . . . . . . . .. . Conserveras . . . . . . . . . . . ...... Aceites y grasas Molinería, panadería y piensos . Azucareras . . .. . . . . .. . Otras alimentarias ....... Alcoholes y bebidas ...... Textil y calzado ........ Madera y corcho ........ Papel, cartón y editoriales .. Química básica . . . . . . . . Otros productos químicos .. Materiales de constru_cción .. Metálicas básicas ....... Transformados metálicos ... Maquinaria y equipos de transporte . . . . . . .. . . .. . . 21. Otras manufactureras ..... 22. Agua, gas y electricidad ... 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. obras ^ Eg 82.305 8.290 8.914 1.048 298 1.506 1.329 2.076 825 2.440 4.140 11.283 10.509 3.456 2.889. 2.508 26.600 2.799 1.011 96.023 9.672 10.400 1.223 348 1.757 1.551 2.422 962 2.847 4.830 13.164 12.260 4.032 3.371 2.926 31.033 3.266 1.180 82.305 8.290 8.914 1.223 348 1.506 1.551 2.422 962 2.847 4.830 13.164 12.260 4.032 3.371 2.926 31.033 3.266 1.180 12.759 1.456 3.950 14.886 1.699 4.608 12.759 1.456 4.608 254.835 57.784 27.429 36.207 5.294 13.609 49.520 297.307 67.415 32.001 42.241 6.176 15.877 57.773 297.307 67.415 32.001 42.241 6.176 15.877 57.773 3.646 4.254 4.254 641.615 747.504 728.297 pú- 23. Construcción 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. blicas . . . . . . .. . . . .. . Comercio . . . . . . . . . .. . Hostelería . . . . . . . . .. . Transportes y comunicaciones . Banca y seguros ........ Enseñanza y sanidad ...... ....... Otros servicios . Administración pública y defensa . . .. . . .. . . . .. . . Totales 64 y DE más probable ^Eq . .. . . . .. . Otra vez nos aparece, como protagonista principal, el sector de la construcción seguido en importancia por aquellos que más fuertemente están ligados con él como oferentes de sus materi ale s. Por el contrario el menor crecimiento relativo, por debajo del 15 por 100, se producirá en las actividades de: - Administración pública y defensa . . . . . . . . . . . . . Transformados metálicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Conserveras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Molinería, panadería y piensos . . . . . . . . . . . . . . .' Aceites y grasas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 4,64 % 6,10 % 6,85 % 12,77 % 13,00 % Hay que puntualizar que en la rama productiva de la Administración Pública no están incluidas las actividades docentes, investigadoras y sanitarias dependientes de la misma, ya que han sido integradas en el sector «Enseñanza y Sanidad». Asimismo, las actividades industriales o de servicios correspondientes a empresas que cuentan con participación del Instituto Nacional de Industria tampoco se contemplan en aquel sector, sino que cada una de ellas, atendiendo a la naturaleza de los productos que fabrica o de los servicios que presta, se integra en la rama de actividad sectorial que le corresponde. Ello explica mucho más claramente que, en efecto, sea el sector de la ^ Ad•ministración Pública en Andalucía el que menos impulso relativo dará a su empleo en la década en estudio. Moviéndonos en el terreno de los términos absolutos, en que se expresa el referido cuadro 4, puede verse que el sector de la construcción nuevamente se erige en .líder, asumiendo nada menos que e,l 40,8 por 100 del incremento y alcanzando cerca de las 300.000 personas, equivalentes a una media de 30.000 nuevos puestos cada año. Le siguen en importancia los empleos creados en los sectores «Agropecuario y forestal», «Comercio» y«Otros servicios», con incrementos superiores a los 50.000 empleos, que suponen que cada uno de ellos contribuye con el 11,3, 9,3 y 7,9 por 100, respectivamente, al total que corresponde al conjunto de sectores. Entre los cuatro sectores antes citados acaparan cerca del 70 por 100 de los puestos de trabajo que se esperan sean creados en Andalucía en esta década 76-85. 65 Es ínfimo, por el contrario, la expansión esperada del empleo en actividades como «Lácteas», «Azucareras», «Transformados metálicos» , «Cárnicas» , «Otras manufactureras», «Conserveras» y«Aceices y grasas». En ninguno de los casos se prevé que se alcance un incremento de 2.000 nuevos puestos de trabajo y entre todas ellas suponen solamente el 1,1 por 100 del incremento total. Conviene puntualizar el hecho de que cinco de los siete sectores antes reseñados se dediquen a actividades de alimentación. Y no deja de ser sorprendente que esto ocurra cuando tanto se habla de la potencialidad de industrialización de los productos agrarios andaluces cienamente existente y por explotar en gran medida. Los resultados anteriores vienen a corroborar un hecho cierto: que la industrialización agraria por sí misma poco puede aportar para paliar el paro si no va unida a otras politicas. Una de ellas sería provocar el incremento de la demanda final en mayores proporciones, ofreciendo productos de mayor calidad que compitiendo con los que provienen de otras regiones y países, sean capaces de ganarles la baza del mercado, ^on lo que, por un lado, se incrementaría el consumo familiar de productos andaluces, y por otro, podrían expansionarse las exportaciones. Y otra, la reestructuración de las conexiones intersectoriales que permitiese una mayor independencia del exterior regional, o lo que es lo mismo, una mayor articulación sectorial que condujera a mayor potenciación de la generación indirecta de puestos de trabajo. Agregando los resultados, recogidos en el cuadro 4, de tal forma que partiendo de sectores lleguemos a la constitución de los bloque.r productivos de los que anteriormente se ha hablado, la visión de conjunto que así se nos presenta es la siguiente: Bloques o EA n Eg o E más probable Primario . . . . . . . . 104.257 121.635 106.284 Secundario ...... 339.919 395.524 391.668 Terciario ....... 197.439 230.345 230.345 Conjunto ....... 641.615 747.504 728.297 66 Claramente se observa que, en todas las hipótesis, es el bloque secundario el que se verá incrementado en un mayor número de empleos. No olvidemos que es aquí donde se integra el sector de la construcción y obras públicas. Le siguen a dicho bloque secundario, el terciario y el primario, respectivamente. Si tenemos en cuenta que el bloque primario está formado por lo que podríamos Ilamar complejo agroindu.rtrial, podemos volver a repetir aquí lo indicado anteriormente sobre los sectores alimentarios como incluidos entre los menos generadores de empleo futuro. Se deduce, además, que en la hipótesis má.r probable los porcentajes correspondientes a la participación del incremento de empleo de cada uno de ellos respecto del total, son del 14,6 por 100 para el primario, 53,8 por 100 para el ,recundurio y 31,6 por 100 para el terciario. Es decir, que el bloque secundario por sí solo demandará más de la mitad de la fuerza laboral total que se incorporará al sistema productivo en la década 1976-85. 67