Untitled

Anuncio
,
/
Hector
Vigilia
.
Rojas Herazo
de las lámparas
Obra periodística,
1940-1970
COMPILACIÓN y PRÓLOGO
JORGE GARCÍA USTA
TOMO
~
~
FONDO
1
EDITORIAL
UNIVERSIDAD
EAFIT
,
! '.\,.J':C:! ")
\ 1
.
.,:
Héctor Rojas Herazo. Obra periodística, 1940 -1970
Tomo 1:Vigilia de las lámparas
Primera Edición: Agosto de 2003
@ Hijos de Héctor Rojas Herazo
@ Prólogo y compilación Jorge García Usta
@ Fondo Editorial Universidad EAFIT
Carrera 49 No. 7 Sur-50. Medellín
http ://www.eafi t.edu.co/fondo
ISBN (Volumen): 958-8 173-43-4
ISBN (Obra completa): 958-8 173-42-6
Ilustración de carátula:
Héctor Rojas Herazo. Bodegón del pez azul
Dirección editorial:
Leticia Bernal V
Diseño y diagramación:
Alina Giraldo Yepes
Digitación:
Universidad de Antioquia
Lourdes Monsalve
Universidad EAFIT
Editado en Medellín,
Colombia, Sur América
r"
~
c
z
,<
-f1!l
I]);[)
-uJ
Jorge
García
Usta
~~
-ID
r'1m
ror-
">z Q
El poeta
como cronjsta:~\~
,
r
,;i
';
'1
Jorge GarcÍa Usta
Ciénaga de Oro, Córdoba, 1960. Periodista, poeta, investigador literario. Editor de la revista Aguaita del Observatorio del Caribe Colombiano, y de Historia y
Cultura de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad de Cartagena. Ha
sido docente en esta universidad y en la Jorge "I'adeoLozano, seccional del Caribe. Ha ganado varios premios nacionales e internacionales de poesía, cuento,
ensayo y periodismo. En la revista En tono menor, de Cartagena, a fines de los
años setenta y principios de los ochenta participó en discusiones sobre la modernización de géneros como la crónica y el reportaje. En periodismo ha obtenido
diversos reconocimientos: nominación al premio CPB (1987) por la crónica "Cico
Barón, el último decimero" (Lecturas Dominicales de El Tiempo); Primer Premio
de Periodismo Cartagena de Indias (1988) con un reportaje sobre el músico Clímaco
Sarmiento (El Correo de los Andes, Bogotá); Gran Premio de periodismo Antonio J.
Olier por el reportaje "Andrés Landeros, el rey de la cumbia" (El Heraldo, Barranquilla); Gran Premio de periodismo de Cartagena por las crónicas sobre la
cantante sinuana Lucy González -que le valió, además, una nominación al premio de periodismo Simón Bolívar a fines de los noventa- y otra sobre las relaciones entre los escritores Rojas Herazo y García Márquez.
LIBROS PUBLICADOS.
PoESfA:
Noticias desde otra orilla, El reino errante (poemas de la migración y el
mundo árabes), Libro de las crónicas, Monteadentro y La tribu interior.
REPORTAJE:
Diez juglares en su patio (1991 y 1994) en compañía de Alberto
Salcedo.
CRÓNICA:
Retratos de médicos (2000), sobre médicos sobresalientes del Bolívar
Grande en el siglo veinte.
REPORTAJE-ENSAYO:
¿Cómo aprendió a escribir Garda Márquez? (1995).
Investigó, compiló y prologó la obra periodística de Antonio J. Olier (Antonio
j. Olíer, Cincuenta años en cuartillas, 1989). Guionista de los documentales de
televisión "Daniel Lemaitre, canto, cuento y olor del corralito" y "La Cartagena
de García Márquez".
Tiene ensayos inéditos sobre las obras periodísticas de Aníbal Esquivia
Vásquez, Clemente zabala, Juan Gossaín y Álvaro Cepeda Samudio; y un libro de
cuentos, uno de poesía y uno de ensayos sobre literatura del Caribe colombiano.
Prepara un libro de reportajes sobre temas y personajes costeños.
La carrera periodística de Héctor Rojas Herazo (1921-2002)-uno de los
modemizadores de las letras y las artes colombianas en el siglo veinte- comienza alrededorde sus 20 años, despuésde haber iniciado su escriturapoética.! El período que se abre en la historia nacional desembocaráen el conflicto
político más sangriento del siglo veinte, pero para entonces han transcurrido
diez años del final de la HegemoníaConservadoray el inicio de la República
Liberal, el auge del movimiento piedracielistaque pretendía renovar las letras
nacionales se ha esparcidopor toda la república literaria, se hacenvisibles los
primeros signos por reconocer y divulgar la cultura del Caribe colombiand
después de décadasde estigmatizaciónpolítica bipartidista, y el ambiente in-
I
Rojas Herazo inicia su escritura poética en Cartagena, en donde aparecen sus
primeros versos, y la prosigue en Barranquilla, publicando varios poemas en
los años 1940-41 en el diario El Heraldo. Jorge García Usta, "La poesía de
Héctor Rojas Herazo: inicios singulares de la ruptura poética en la Costa
Caribe colombiana", inédito, 2002. En entrevista con Henry Luque Muñoz, al
explicar su "primera chispa poética", comentó: "Fue una tarde invernal, en
Tolú. Tendría yo algo más de cinco años. Participé mucho de la tristeza de esta
tarde. Me quedé viendo una paredilla que había enfrente. y ahí mismo, en ese
instante, tuve la certeza de que un día iba a morir. Eso me otorgó también la
convicción de que estaba solo". En Henry Luque Muñoz, "Héctor Rojas Herazo:
enviado de lo invisible", Revista Gaceta No.31, Colcultura, Bogotá, sp.
2 Rojas Herazo es de los primeros escritores costeños modernos en impulsar
este reconocimiento, que ya contaba con textos notables en las notas de
prensa de Antonio Brugés Carmona, Manuel Zapata Olivella, Jorge Artel y
Aníbal Esquivia Vásquez. Véanse en esta compilación: '~gulo del folklore:
Danza y canción del litoral", "El diablo toca el acordeón", "Goyesca del once
de noviembre", "El mohán", "Cumbiamba", "Once de noviembre". Igualmente
"Delia entre tambores" y "Rafael Escalona, sangre y voz de la tierra". Sobre el
tema son interesantes, como antecedentes en el periodismo regional costeño,
los artículos de R. R. Naar Benedetti en la revista Muros de Cartagena ("poética
americana y el Sinú", No.2, abril 29 de 1939, p. I 7; "li'ovadores y decimeros",
No.4, julio 19 de 1939, pp.34-35), e igualmente de Jacinto Fernández
HÉcroR ROJASHERAZO
8
.
ternacional es el escenariode la SegundaGuerra Mundial con la consecuente
disputa de ideologías,3reorganizaciónde las relaciones de poder internacional
en la misma revista ("Biografía del vaquero de las sabanas de Bolívar", No.4,
julio 19 de 1939; p.8). Fernández fue integrante, alIado de Jorge Artel y Gustavo lbarra Merlano, del renovador movimiento "Mar y Cielo" de Cartagena,
que alcanzó su mejor momento en 1940. Véase una de las primeras crónicas
extensas sobre un importante acordeonero costeño en Manuel Zapata Olivella,
"Pasión de Abel Antonio Villa", La Prensa, Barranquilla, 25 de agosto de 1951.
véanse también Consuelo Posada, "Mirada política a las primeras recopilaciones de poesía popular en los años cuarenta", Estudios de Literatura Colombiana, Universidad de Antioquia, Facultad de Comunicaciones, Maestría
en Literatura Colombiana, Medellín, No.6, enero-junio, 2000, pp.51-64; Peter
Wade, Música, raza y nación: música tropical en Colombia, Vicepresidencia
de la República, Departamento Nacional de Planeación, Programa Plan Caribe, Bogotá, 2002, pp.139-162; Jacques Gilard, "Surgimiento y recuperación de
una contra-cultura en la Colombia contemporánea", Huellas, Barranquilla,
pp.41-46, diciembre de 1986.
3 véanse en esta compilación: "El mundo tiene hoy...", "La juventud frente a la
guerra", "El vitalismo de Malaparte". Sobre el retraso neocolonial de las naciones americanas y las características culturales y políticas de la expansión
imperial norteamericana de postguerra, véanse "Naciones exportables", "Estos pueblos del sur", "Sobre la propaganda". Vale anotar la temprana discrepancia de Rojas Herazo con Hernando Téllez, conciencia lúcida y reaccionaria
del liberalismo colombiano, sobre el sentido de libertad en un mundo dividido
en dos bloques políticos inconciliables: el socialista soviético y el capitalista
norteamericano ("El mundo tiene hoy..."). Por lo demás, Rojas Herazo utiliza,
algunas veces, las opiniones del cronista bogotano para plantear criterios
opuestos a los de cierta élite capitalina representada en la aristocratizante
rectoría intelectual de Téllez. Ya en 1950, señala que "nunca, como en los
actuales momentos, el sentido crítico, en sus múltiples expresiones, había
sufrido tan aguda y lamentable postración. Hernando Téllez -uno de los escritores que más visiblemente se han beneficiado con el flagelo- se quejaba, con
fingido rigor expositivo, de este mal endémico en las letras colombianas. Pero
el festejado autor de La luz en el bosque olvidaba que ese compadrismo, esa
ausencia de rigor en la obra literaria, ha hecho posible que su firma sea hoy
una de las mejor cotizadas en el escaso panorama de autores nacionales. Y
esto lo decimos porque estimamos, en todo su justo valor, las posibilidades
que laten bajo la prosa de Téllez. Si este escritor hubiese moldeado su estilo
bajo la mirada constructiva, sagaz y justiciera de una verdadera crítica, su
obra estaría hoy -por las propiedades de ponderación, de gracia y equilibrio
que pugnan por caracterizar su estilo- en la esquiva frontera de la perfección.
.
EL POfTA COMO CRONISTA
9
Y sustandal replanteamientode las nodones de arte y cultura. La reafirrnadón
de Arnérica4como tema de los creadores artísticos de la postguerra, la expansión del existencialismo y su lectura americana, el debate de las teorías de
Spengler sobre la naturaleza de la cultura,s el encuentro de los hijos de la
República Uberal -aun de uno inclasificablecomo Rojas Herazo- con todas las
franjas del movimiento nadonalista continentalque abarcabael antiimperialismo
Pero Téllez, fuera de un hatillo de crónicas verdaderamente antológicas, no ha
hecho nada hasta el momento que lo exponga, como escritor, al ejemplo y
admiración de las generaciones posteriores". ("A propósito del 'Proceso' Silva"). véase también Jorge H. Cadavid, "Hernando Téllez: un consumado estratega", Boletín Cultural y Bibliográfico del Banco de la República, Bogotá, No.40,
Vol.XXXIl, 1997.
4 Cfr. en esta compilación: "Sobre lo americano". Véase el notable ensayo de
Fernando Zalamea, Ariel y Arisbe, evolución y evaluación del concepto de América Latina en el siglo XX, Convenio Andrés Bello, Bogotá, 2000.
s Fernando Arbélaez, Testigos de nuestro tiempo, Bogotá, sf, se, pp.116-117.
Arbélaez, poeta, miembro de la revista Mito y amigo de Rojas Herazo, es otra
de las conciencias críticas de la época que expresa sus reparos al modelo de la
civilización norteamericana. Sin duda, su amistad con Rojas Herazo le permitió
a ambos fructíferos encuentros intelectuales. En la sección "Cruz y Raya" del
Diario de Colombia, 23 de mayo de 1955, en la nota "Testigos de nuestro tiempo", atribuible a Rojas Herazo, se comenta el libro homónimo de Arbeláez, señalando que "muy pocas veces nos había sido deparado a los colombianos el
espectáculo de un poeta, de un verdadero poeta, hablando de poesía". Los diálogos literarios e intelectuales de Rojas Herazo tanto con Arbeláez, como con
Gaitán Durán y Jorge Eliécer Ruiz (todos ellos admiradores del universalismo
cultural, el compromiso intelectual y la tarea periodística de Sanín Cano) son
antecedentes propiciatorios del clima que dio origen a la aparición de Mito en
1955. Éste es, curiosamente, el año de la mayor producción periodística de
Rojas Herazo en Diario de Colombia: más de 150columnas firmadas y un número indeterminado de notas sin firma en la sección "Cruz y Raya". Una revisión
de los telones de fondo de Rojas Herazo durante los años 1952-55 dirá cuán
significativa fue su tarea de crítica cultural como uno de los antecedentes de
Mito, aún en el marco de un diario conservador, del que Gaitán Durán, amigo de
Alzate Avendaño, fue colaborador. Sobre la importancia de las teorías de spengler
en el debate cultural de la época, véanse la interpretación de Gilberto Alzate en
el editorial de Diario de Colombia, "Las profecías de spengler", 27 de julio de
1954, p.4, Y Danilo Cruz Vélez, "Spengleriana", Tábula rasa, planeta, Bogotá,
1991,pp.211-232.
HÉcroR ROJASHERAZO
10
.
de SanínCano y Haya de la Torre,el denso y esclarecidohumanismo de Alfonso
Reyesy el marxismo nacional de Mariátegui, y la eclosión de las narrativas
norteamericanae inglesa, crean un abigarrado panorama cultural y político, en
cuyo telón de fondo el fascismo, el socialismo y el liberalismo se disputan la
hegemonía ideológica planetaria.
Espíritu antiacadémico desde su adolescenciapueblerina, por entender la
academia como el refugio de los humanistas apócrifos y sobre todo como la
promoción de una idea antivitalista del arte y la vida, Héctor Rojas Herazo,
despuésde iniciarse como pintor,6se aventura al territorio del periodismo hacia los años cuarenta en Barranquilla. La tradición partidista de la prensa en
Colombia -a pesar de algunas flexibilidades locales- parecía natural e inmodificable hacia la mitad del siglo veinte: los hombres públicos y sus empresarios amigos fundaban periódicos para difundir los pensamientos y posiciones
de sus partidos políticos, combatir las ideas contrarias o trazar alianzas con
sectoresdivergentesdel partido rival, establecerlas primeras redes clientelares7
y luchar por la posesión del poder. A estos periódicos eran vinculados intelectuales promisorios con alguna ambición literaria que, con frecuencia,se mutaba
en una carrera política o en alguna forma del poder municipal. Ejemplos de tal
destino, a escala nacional, fueron Alberto Lleras Camargo, Eduardo Santos y
6 "No sé exactamentecuándo comencéa pintar. Fuealgo biológico, como respirar o caminar. Mis primeros recuerdos al respecto son vagos, con cierta
alegría esperanzadora.Intentando, por ejemplo, dibujar los burritos que pastaban en la plaza, el campanario, a mi hermanaArnalia tratando de alcanzar
una estrella, cosasasí. Tambiénlos barcos y los pájaros. Una caligrafía del
asombro. (...) Tambiéndeseaba,un poco después,reproducir fielmente algunas estampasde la historia sagrada:David abatiendo a Goliat, el suicidio de
Saúl, Acab lamido por los perros bajo el balcón de su palacio, el viaje de
Tobías acompañado por el ángel. En fin. Mi primo José Manuel González,
hermano de PedroCrisólogo, el que vence al demonio en En noviembrellega
el arzobispo,fue mi primer maestro.Admiraba su línea fácil, el fervor con que
miraba las cosas, el innato dominio para encuadrarlos elementos composicionales.Todoentonces,aclaro,se traducía en extasiadaadmiración. Enfranca y desasidafelicidad". En:JorgeGarcíaUsta, "Héctor RojasHerazo:Confesión total de un patiero", Boletín Biblíográfico y Cultural del Banco de la Repúblíca,Bogotá, No.24-25,Vol.XXVII,1990.
7 JaimeÁlvarezLlanos, Política en el Atlántico a principios del siglo XX,Ediciones Uninorte, Barranquilla, 2003, pp.54, 59, 61,62,70,93, 95,101; Eduardo
PosadaCarbó,El Caribecolombiano:una historia regional,(1870-1950),Banco
de la República-ElÁncora Editores, Bogotá, 1998.
.
EL POETACOMOCRONISTA
11
Gilberto Alzate Avendaño. No eran sólo los insignes gramáticos conservadores810s únicos que se perfilaban como dirigentes del Estado, sino también los
capitanes e ideólogos liberales que exaltaban la poesía de Víctor Hugo o los
panfletos de Vargas Víla y no comprendían ni el humor desacralizador de Luis
Carlos López, ni las aventuras de Los Nuevos, ni las de Piedra y Cielo.
A pesar de sus vacilaciones y discontinuidades, el ascenso del liberalismo
al poder había comenzado a erosionar el régimen intelectual confesional de la
Hegemonía Conservadora:9 después de arrinconar las pretensiones de los guerreros de la última guerra civil, personificados por el simbólico y ya fatigado
general Benjamín Herrera, y neutralizar la insurgencia obrera y socialista 10
8 Un análisis de la importancia de los gramáticos en la vida política colombiana
está en Malcolm Deas, Del poder y la gramática. Yotros ensayos sobre historia,
política y literatura colombiana. Bogotá, TercerMundo, 1993. véanse también de
Héctor Rojas Herazo, en este libro, "Suárez" y "Los hombres de cien años".
9 Un muy útil análisis de la situación, funciones, tipos y cambios de los intelectuales colombianos durante el siglo veinte, está en Miguel Ángel Urrego,
Intelectuales, estado y nación en Colombia: de la guerra de los Mil Días a la
Constitución de 1991, Siglo del Hombre Editores, Universidad Central, DIUC,
Bogotá, 2002, y en Gonzalo Sánchez, "Intelectuales...poder ...y cultura nacional", Análisis Político, Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, Universidad Nacional, Bogotá, No.34, mayo-agosto de 1998, pp.115138. véanse también los interesantes ensayos de Gilberto Loaiza, "Intelectuales y regiones a comienzos del siglo XX", Cultura y región, CES-Universidad Nacional-Ministerio de Cultura, Bogotá, 2000, pp.133-152; Luis Tejaday
la lucha por una nueva cultura (Colombia, 1898- 1 924), Colcultura, Bogotá,
1995; y de Jorge Zalamea, Literatura, política y arte, Instituto Colombiano de
Cultura, Biblioteca Básica Colombiana, 1978. Debe señalarse que para captar
toda la importancia, plena de sugerencias y matices, de intelectuales y escritores modernos y complejos como Rojas Herazo, se hace necesario un análisis que gradúe las generalizaciones panorámicas, útiles por demás para situar tendencias y confluencias ideológicas, culturales e históricas.
10 Véanse Renán Vega Cantor, Gente muy rebelde, Tomo 4, Socialismo, cultura y
protesta popular, Ediciones Pensamiento Crítico, Bogotá, pp. 79-145, 316-323;
Mauricio Archila, "Barranquilla y el río: una historia social de sus trabajadores", Controversia, No.42, Cinep, Bogotá, 1987, y Cultura e identidad obrera,
Colombia 1910-1945, Cinep, Bogotá, 1991; María Tila Oribe, Los años escondidos. Sueños y rebeldías en los años veinte, Editorial Cerec, Bogotá, 1994;
Carlos Uribe Celis, Los años veinte en Colombia, Ediciones Aurora, Bogotá,
1985; Las ideas políticas en los años treintas: corrientes, matices, influencias
externas, Tercer Mundo Editores, Universidad de los Andes, Bogotá, primera
reimpresión, agosto de 1994,pp.93-105.
HÉcroR ROJASHERAZO
12
.
contra la que López Pumarejo había lanzado la consigna de despojarla de sus
banderassodales, el liberalismo en el poder estimula un controversialproceso
de modemizadón de costumbres,formas del desarrollo económico y prácticas
políticas, y permite, con diferendas de grado, la consolidación de la penetración imperial norteamericana en aquel proceso de modemizadón pardal. Las
figuras disímiles de alaya Herrera, López Pumarejo y Eduardo Santos agitan el
ánimo de los liberales jóvenes, induciéndolos a una participación pública más
organizaday vehemente,e incorpora a algunos de ellos, como Jorge Zalamea11
-figura muy valorada por los escritorescosteños de mitad del siglo- al manejo
del Estado y al reconodmiento de la nadón. Thlreconodmiento los condudrá,
en un proceso largo y complejo, a tender puentes de acercamiento con los
intelectualescosteñosrenovadoresen uno de los más expresivose inestudiados
procesosde articuladón imaginaria de lo nadonal.12La costa ofrece el registro
histórico de sus intelectualespartidpando en este proceso político: Luis Carlos
López y su desenvueltaconfianza en el republicanismo, pero también su desilusión frente al fraude electoral conservador; Clemente Zabala yendo del
vanguardismode los años veinte y la adoradón a Jarry,a la militancia comunista y la práctica liberal de izquierda hasta su gaitanismo final; Jorge Artel y su
liberalismo de izquierda,pero también sus simpatías con el comunismo colombiano; Aníbal EsquiviaVásquez,nacido en la lucha contra la HegemoníaConservadoray vinculado despuésa los esfuerzosculturales de la República Liberal. En Barranquilla, el sabio catalán Ramón Vinyes persiste en su prédica
antifalangista,y CepedaSamudio será, a fines de los años cuarenta,la voz más
aguda de los jóvenes barranquilleros encantados con las reformas de la República Liberal. La mayoría de los integrantes de la nómina monopolística del
Grupo Barranquillal3tiende vínculos con los grupos dirigentes del liberalismo
1I La admiración por Zalamea se extenderá de los años cuarenta a los cincuenta entre Cartagena y Bogotá. Tanto Rojas Herazo como Zabala ven en él uno
de los ejemplos del intelectual moderno, elogian su revista Críuca y, en el
caso de Rojas Herazo, su traducción de la obra poética de SaintJohn Perse. No
obstante, en la polémica que Zalamea le plantea a sanín Cano, Rojas Herazo
sale en defensa de éste para combatir un desenfoque que hace parte, según
él, de una tradición crítica (Cfr. "Pasión y veleidad de la crítica ").
12 Jorge García Usta, "Una mirada plural a la región", Revista Aguaita, No.l,
Observatorio del Caribe Colombiano, marzo de 1999, Cartagena, p.4.
13 Llamo nómina monopolística del Grupo Barranquilla, de entre sus ya incontables reagrupamientos -y enlistamientos, a los que no ha escapado ni siquiera
.
EL POrrACOMOCRONISTA
13
Y el conservatismo: algunos llegan a ser contralores, diputados y senadores;
otros, dirigentes empresariales;todos ellos, mantienen amistadesentre la élite
social y política local, o disputan su representacióncultural. En sus promocionados balances de época, parecen legamos, como enfoque dominante, la
idealizaciónde la Barranquilla de entonces,agotada en la iconografia bohemia
y prostibularia, y la abstracta veneración de los capitanes de industria: una
ciudad de indiscutible capacidad progresista -cuyos portentos materiales no
escapanal romanticismo ripioso de Martínez Mutis y de Moreno Alba- y ante
-=
la cual la alusión al drama social derivado del capitalismo naciente parece una
~
impertinencia ordinaria, pero del que podemos leer algunas referencias dife- j r
renteso complementariasen el periodismo de RojasHerazo14
y CepedaSamudio. ~ i
La movilidad social y la remoción ideológica que parecenalcanzar su mo- ~!
mento más alto durante el primer gobierno de López Pumarejo,lleva a la pren- i5 ¡
sa liberal de la costa caribe a entreabrir sus páginas,frecuentementefatigadas -1 I
por la pesantezdoctrinaria, a los nuevos escritores que ya no son ni quieren ~
ser representantestípicos del escritor público y rechazansus abrevaderosfilo- >
sóficos y la estrechezde sus interesestemáticos. Confian en tales aperturas de "
la prensa, pero, al mismo tiempo, estánmás allá de la visión periodística de los
patridos bipartidistas del litoral. ltes de ellos -Rojas Herazo, CepedaSamudio
y García Márquez- tratarán de fundar la modernización narrativa nacional, y
el García Márquezde Vivirpara contarla- a la que establecieronel periodista
Germánvargas y el investigador JacquesGilard, y que impone, en el fondo,
que los cuatro conversadoresde Cienañosdesoledad(Germánvargas,Gabriel
García Márquez, Alfonso Fuenmayor y Álvaro CepedaSamudio) y "el sabio
catalán" RamónVinyes son los integrantes centrales de la legendaria agrupación, especiede propietarios hegemónicosy providencialistas de la renovación literaria costeña.véanse Gabriel GarcíaMárquez,Vivir para contarla,
Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2002, y Jorge GarcíaUsta, Cómoaprendió a
escribir GarcÍa Márquez,Editorial Lealón, Medellín, 1995.
14Cfr. "La zona negra". Porlo demásparece evidente que los telones sobre la
Barranquilla de la época, sus figuras y ambientes, nos permiten una visión
más amplia de su medio cultural y mucho más reveladorade las personalidades literarias, con visiones desconocidasde escritores como Meira Delmar,
Vidal Echeverríay Manuel García Herreros, y enfoques novedosos para la
época sobre las obras de CepedaSamudio y GarcíaMárquez.Veánseen esta
compilación: "El gran ausente", "La Librería Mundo", "Todosestábamosesperando", "Todosestábamosa la espera","La vida muriente de Leopoldo de
la Rosa".
~
\
HÉCWR ROJASHERAZO
14
.
este proceso -que incluye otros nombres y contribuciones,olvidados o relegados por la mitologización de la nómina hegemonista del Grupo Barranquillase inicia en el periodismo. La tarea no era fácil, pues la prensa de la región, aún
despuésde la apertura política del liberalismo, era escenariode una problemática e intermitente convivenciade mentalidadese ideologías(Cfr. en esta compilación, "Un artista y un grupo"), entre escritores conservadores,que promulgaban un retrógrado humanismo clasicista, y las primeras individualidadesliberales que pretendían reformar lenguajesy pensamientos.En la aparición de
los cronistas costeñosmodernos habría que estudiar el procesode las relaciones con la corriente crítica cuyos portadores nacionales más calificados eran,
hasta los años cuarenta, Luis Tejada,José Mar y Armando Solano,15la presencia de JoséGers en los cincuenta,y las contribuciones de Azorín, RamónGómez
de la Serna, Ernest Hemingwayy John Dos Passos.
La práctica periodística o la difusión periodística de textos literarios de los
escritoresera común en el mundo hispano y uno de los espaciosdel proyecto
de fundar una literatura nacional.16Las obras de los españolesAzorín y Gómez
15 "El regresode ArmandoSolano",SecciónComentarios,El Universal,Cartagena,
15 de abril de 1951, p.4, atribuible a ClementeZabala,jefe de redacción del
diario y guía personal de Rojas Herazo y García Márquezdurante el período
1948-51. Allí se dice que "Solano, a pesar de que en los últimos años ha silenciado su pluma,continúa siendo una de las primerísimascifras de nuestras
letras a las que ha enriquecido con obras que habránde citarsesiempreque se
hable de escritoreseminentementenacionales.Su Glosariosencilloy su notable ensayosobreLa melancolíade la raza indígenason hitos de nuestra literatura que sirven de faros orientadores y que salvannuestro prestigio de hombres de letras. Corno periodista de noble alcurnia, Solano tiene ganado un
puesto junto al cual seráncontadoslos que resistan un parangónen este país
de periodistas". El autor considera que la obra periodística y ensayísticade
Solano hace parte de la literatura nacional.
16 Publicacionescosteñasde variadastendenciascornoDiario dela Costay América Española,de Cartagena,y La Prensay El Heraldo,de Barranquilla,publican
en los años cuarentatextos de Azoríny Gómezde la Serna. La Prensapublica
de Azorín en 1951"Los cineastas" (15de marzo), "Velocidad" (10de diciembre) y "Validez"(11 de diciembre).Enla encuesta"Simpatíasy antipatías" que
realiza La Prensa,en 1951,con escritores y empresariosde Barranquilla, el
influyente periodista cultural RafaelOñoro declaraque su escritor favorito es
Azorín (22de septiembrede 1951). En 1940,la revista Murosde Cartagenay a
principios de los años cuarenta, El Heraldo reproducenartículos del crítico
liberal Baldomero Sanín Cano, referencia fundamental de la modernidad literaria para los jóvenes costeños y uno de los sujetos de la exigente
.
.
.
EL POETA COMO CRONISTA
15
de la Serna, y de los colombianos Luis Tejada y Baldomero Sanín Cano (uno de
los maestros de Clemente zabala,17a su vez guía juvenil de Garáa Márquez y
admiración de Ramón Vinyes. El reconocimiento continental hacia la obra de
Sanín Cano se expresa en artículos de José Carlos Mariátegui, Francisco Romero y Germán Arciniegas. En: Baldomero Sanín Cano, Escritos, Op. Cit,
pp.763- 774. Por lo demás, en esta misma obra se pueden apreciar las diferencias del énfasis evaluativo sobre el ejemplo de Sanín Cano entre críticos como
Hernando Téllez y escritores como Rojas Herazo, más cercano este último a la
apreciación de Gaitán Durán: para ambos, Sanín Cano es un ejemplo de intelectual participante, de criterio independiente pero comprometido, en la vida
pública. véase Jorge Gaitán Durán, "Sanín Cano y la situación del intelectual
colombiano", en: Baldomero Sanín Cano, Escritos, Op. Cit. pp. 783- 789. El texto apareció inicialmente en las Lecturas Dominicales de El Tiempo, Bogotá, el
19 de mayo de 1957.
La obra de Gómez de la Serna y Azorín fue igualmente publicada o comentada
por la Revista de América, Sábado y Diario de Colombia, de Bogotá. véanse de
Ramón Gómez de la Serna, en Diario de Colombia -donde Rojas Herazo publicará la mayor parte de su obra periodística-, "Sentido y curiosidad del seudónimo" (1 de octubre de 1954) y "Respuesta española a la muerte" (20 de noviembre de 1953); y de Azorín "Los periodistas breves" (26 de octubre de 1954);
'~orín", Cruz y Raya,Diario de Colombia, Bogotá, 21 de octubre de 1954. Uno
de los mayores admiradores de la obra de Azorín en la Costa Caribe fue el
periodista y novelista Álvaro Cepeda Samudio, quien comparó su importancia
para la literatura costeña moderna con la de la narrativa de Faulkner. Desde
luego, la conflictiva apropiación creativa que hace Cepeda del modelo azorinesco se distancia de la admiración, simplemente hispanista, de académicos
bogotanos como Guzmán Esponda.
17 Zabala aprendió con Sanín Cano "la sencillez a veces desconcertante y un
hondo sentido de la crítica en cuestiones artísticas y literarias", según la nota
'~puntes sobre el maestro Zabala", El Universal, 2 de septiembre de 1960. Este
comentario señala que en 1925, cuando Zabala trabajaba en La Nación de
Barranquilla, éste era "el mejor periódico de la Costa Atlántica", por "su confección editorial" y "su eximia colaboración de planta", entre los que estaban
Tomás Márquez, Esteban Rodríguez Triana -historiador y panfletario-, Jaime
Barrera Parra -uno de los mejores cronistas colombianos-, Gregorio Castañeda
Aragón -poeta-, Ramón Vinyes ("maestro de juventudes a la manera de
Sócrates"), Julio Gómez de Castro, Luis Enrique Osorio -el director de "La
Novela Semanal"-. Agrega que Zabala dirigía el suplemento de La Nación, que
impulsó la actividad cultural en Barranquilla "después de Vocesy Caminos". Y
cuenta dos anécdotas de interés sobre las relaciones de Zabala con Jorge
Artel y Ramón Vinyes. Asegura que hacia la mitad de los años veinte, Zabala le
comentó: '~gapito (Artel) tiene talento, no hay sino que sacudirle ese polvo de
sentimentalismo y orientar lo por los nuevos caminos de la poesía", y que
HtCWR ROJASHERAZO
16
.
Rojas Herazo) habían sido difundidas en el Caribe colombiano, inclusive en
periódicos de provincia; también estabanlos casos de políticos que, como Manuel Ugarte, Raúl Haya de la Torrel8o JoséVasconcelos,19
agitadores ideológicos continentales, habían promovido sus tesis nacionalistasy antimperialistas
en una reunión que sostuvieron delante de él, antes de marcharse Artel a
Bogotá, Zabala le recomendó: "Procura no escribir tonterías; mantén el contacto con los maestros y asimila". Sobre "ese polvo de sentimentalismo" de la
poesía de Artel, señalado por Zabala, véase Lawrence Prescott, "Del posmodernismo al vanguardismo: una primera etapa en la poesía de Jorge Artel",
Calamar, No.9, Barranquilla, septiembre-noviembre de 1996,pp.9-14.
Acerca de Vinyes, se indica que a raíz de la caída de la monarquía española, el
crítico fue entrevistado durante dos horas y después escribió un editorial y un
comentario de fondo, con ocasión de los cuales, Zabala le comentó: "Qué
opinas del nuevo enunciado filosófico de Vinyes: que la amistad se cansa y
hasta se gasta". Por su parte, el poeta Adolfo Martá -tema de la primera nota
de prensa de Rojas Herazo recogida en esta selección- describe el sorprendente clima intelectual generado en los años veinte en Barranquilla, en el
cual Zabala era una de las figuras principales. Martá, por entonces poeta de
militancia comunista, señala que nombres como los de Freud, Tagore, roe y
Debussy integraban "la comarca intelectual y emocional" de su amistad con
Zabala, quien por su parte era devoto lector de Dickens, Dante, Verlaine, Pérez
Galdós, Balzac, Dostoievski. Destaca también Martá la presencia de Zabala
dentro del grupo vinculado a la revista Mundial, del que hacían parte José
Félix Fuenmayor, Julio Gómez de Castro, Barba Jacob y Leopoldo de la Rosa.
Adolfo Martá, '~ la memoria nobilísima de Clemente Manuel Zabala", El Universal, Cartagena, 9 de noviembre de 1963. A la tertulia de dicha revista, el
periodista e historiador Doctor Argos agrega nombres como Joaquín Rafael
Bernal, Fernando de Andreis, Antonio Salcedo, Manuel García Herreros, al
cual califica como "círculo baudelariano", y además "platicaba en los cafés
con Gregorio Castañeda Aragón, Luis Enrique Osorio, Osorio Lizarazo y Lino
Gil Jaramillo", en Jorge García Usta, Cómo aprendió a escribir GarcÍa Márquez,
Op. Cit.
18 La entrevista que efectúa en 1946 Rojas Herazo al político peruano, fundador
del APRA,era la muestra colombiana de la simpatía que tal figura y tal agrupación partidista despertaban en los jóvenes del continente. Fue tal vez el primer texto en que Rojas Herazo da a conocer su interés por el porvenir de América, después de los cambios geo-políticos introducidos por la Segunda Guerra
Mundial en el panorama mundial.
19 Los textos de Vasconcelos se publican desde los años veinte en El Diario Nacional, cuando Clemente Zabala tenía allí sus primeras experiencias periodísticas, y se siguen publicando en las décadas siguientes en El Espectador, de
Bogotá, y El Heraldo y La Prensa, de Barranquilla.
.
EL POETAC(MfOCRONISTA
17
en periódicos. Luis Carlos López, radical fundador de la modernidad literaria
costeña, creó un diario bilingüe, LL1Umón Comercial, y publicó editoriales sobre
temas urbanos y culturales.2o En el caso del joven Rojas Herazo, además de las
múltiples irradiaciones de la revolución lopezca, en el contexto colombiano los
antecedentes particulares más sugerentes eran Baldomero Sanín Cano,21 Luis
Tejada,22José Mar23y José Gers,24y sus referencias periodísticas internacionales, al menos hasta la mitad de los años cincuenta, eran los españoles Azorín,
Gómez de la Serna y Ortega y Gasset, de un lado, y los norteamericanos
Hemingway y Dos Passos, de otro, a quienes dedicó columnas o valoraciones
particulares mientras escribía en el Diario de Colombia. Comentando el caso de
Sanín Cano, Rojas Herazo sostiene, desde 1948, la importancia del periodismo
en la evolución del ensayo en América y sugiere que la renovación de la
escritura periodística sólo podía ser obra de escritores que comprendieran el
20 Roberto Córdoba, "La actividad periodística y epistolar de Luis Carlos López:
1889-1916", Historia y Cultura, Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad de Cartagena, No.3, Año 11,diciembre de 1994.
2\ Héctor Rojas Herazo, "Un maestro de América", "Sanín Cano, cifra universal".
Véase también "Irrespeto a la inteligencia", Sección Comentarios, El Universal, Cartagena, 8 de abril de 1949, p.4.
22 Entrevista personal con Héctor Rojas Herazo, Carta gena, mayo de 1998. Véanse
Gilberto Loaiza, Luis Tejada... Op. Cit; John Galán Casanova, "Luis Tejada: crítica crónica ", Boletín Cultural y Bibliográfico del Banco de la República, Bogotá, No.33, Vol.XXX, 1993; Hernando Mejía Arias, Luis Tejada, Gotas de tinta,
Biblioteca Básica Colombiana, Colcultura, 1977,pp.420; áscar González, "Luis
Tejada: de la opinión y la crónica", Magazín Dominical de El Espectador, Bogotá, No.809, 15 de noviembre de 1998,pp. 12-14.
23 Carta personal de Héctor Rojas Herazo, abril de 1998. Desde luego, Rojas Herazo tendrá visiones y formas de tratamiento diferentes, y en ocasiones opuestas, de figuras y temas con miembros de la tradición periodística de ruptura:
discrepa con Tejada sobre los valores de la poesía de Luis C. López; elabora
una más compleja visión periodística sobre la poesía de León de Greiff que la
de José Mar; tiene un enfoque diferente al que hace de Bertha Singerman
Vinyes, y se advierten las naturales diferencias con el Sanín Cano de 1914 en
el caso de Azorín. véanse José Mar, "El maestro de Greiff", Boletín Bibliográficoy Cultural del Banco de la República, Vol.VIII, No.8, 1965, pp.l 188-1189; Ramón Vinyes, "Bertha Singerman", El Heraldo, Barranquilla, 8 de octubre de
1941, p.3.; Baldomero Sanín Cano, Op.cit., pp.597-598.
24 Carta personal de Héctor Rojas Herazo, abril de 1998.
HtcroR ROJAS
HERAZO
18
.
valor ideológico de ésta en una perspectiva moderna: la nota de prensa
como orientación ideológica compleja, como nuevo género en transición,
que rebasaba los maniqueísmos rutinarios del género editorial.
Un tema diario, por simple y mezquinoque pudiera parecemos,toma, al
ser glosado por el fecundoensayista,proporcionesverdaderamenteinsospechadas.El secretoreside,creemosnosotros,en el grupo de suscitaciones
desplazadopor SanínCano al fijarlo, al detenerlo, al convertirlo, por el
solo hecho de respirar en sus cláusulas, en materia de apasionante y
generalinterés. sanínCanono escribepor la sola sensualidad,humanísima
y explicable,de ampliar su prestigio intelectual.Escribecuando la importancia, muchasvecesrecatada,de un hecho reclamala indiscutibleautoridad de sus palabras.Esto lo ha convertido -desde lejanos tiempos, en
plena juventud- en un auténtico rector espiritual. ("Un maestrode América")
Sin embargo, ya en 1950, en un texto mucho más sugestivo, por las alusiones inusitadas y la audacia conceptual, Rojas Herazo, acudiendo a ejemplos
clásicos y modernos de tradiciones diferentes, explica sus convicciones sobre
lo que debía ser el lenguaje del columnista moderno de prensa frente a la
reaccióngramaticalista. Yano es sólo un pedagogosocial, a la manera de Sanín
Cano, sino un crítico autorizado usando el espacio de prensa para adoctrinar
espíritus y universalizar culturas. Al transformarse en cronista, el comentarista
deja de considerar la gramática como un recinto sagrado, contrayendo deberes
históricos más importantes que el respeto a un orden que estima anacrónico:
la movilización de ideas, el debate público, la agitación intelectual frente a la
inercia social. El columnista de prensa no tiene un debergramatical con la vida
sino un deber vital con el periodismo, el lenguaje de su tiempo. El periodismo
es una escuela de estilo pero también una experiencia existencial: el cronista
se enfrenta a la vida social y a una velocidad expresiva distinta; los temas
puedenser provocacionesexperimentales.Rojas Herazo manifiesta su temprana certidumbre sobre los nexos genéricos entre literatura y periodismo, y su
creencia de que la literatura moderna -y en su momento, la clásica-, que veía
como inevitable y subversora manifestación del redescubrimiento del ser y el
espacio americanos, había sido influenciada por el periodismo. Era, también,
una forma del reportaje social.
El columnista de periódicojinetea un potro de esquivaandaduray difícil
manejo. Para el verdaderocolumnista, sentir un tema es casi escribirlo.
De la sensacióna la acción hay un breve,brevísimolapso. El mismo que
.
EL POETA
roMO CRONISTA
19
va de la cohesión, entre cerebro y manos, sobre la maquinilla de redacción. De allí que resulte huero e inoperante cualquier ejemplo clásico. Los
escritores de la edad de oro no tenían las exigencias que la velocidad ha
dado a nuestro mundo contemporáneo. Y cuando, por razón de su oficio,
tuvieron esas exigencias -recordemos la monstruosa producción teatral
de Lope de Vega- quedaban adheridos, en la vasta epidermis de su estilo,
una muchedumbre de errores que podría hacer las delicias de nuestros
regocijados cazadores de gazapos. Pero la hondura e intención de sus
temas, la riqueza verbal, el vigor para conducir las pasiones, quedaba patentizando las excelencias clásicas de aquellos maestros del conocimiento humano y de la palabra escrita.
Lope, contrariando herrumbroso s conceptos, es un escritor vitalista. De
cara a los tremendos dramas del corazón, diluyendo la potencia de su
espíritu en el vasto océano de las verdades populares. Su gran maestro
-como lo fue de Quevedo, de Cervantes, de Calderón- es el gusto popular.
Lo inmediato, lo que hería o regocijaba sus sentidos, fue el material con
que construyó el imponente edificio de su obra, de tan múltiples y encontrados frentes. Desde este punto de vista, Lope de Vega, antecedió, con
lujo de detalles, a las grandes cifras del periodismo contemporáneo. Que
no otra cosa sino eso, periodistas geniales, son los maestros de la novela
en nuestro tiempo. El teatro de Lope es un colosal reportaje del seiscientos. Exactamente lo que hoy llevan a cabo -en novelas de esplendoroso
movimiento cinematográfico- John Dos Passos,Camus YWilliam Faulkner.
Dejemos a los clásicos en su dorado reposo. No los traigamos a asesorar
parrafadas que a nada conducen. y no ataquemos, por el humanísimo
flanco de pasajeras fallas gramaticales, a nuestros buenos columnistas.
Estas cosas, cuando están compensadas por la magia de un bello estilo,
no pasan de ser livianos accidentes de carpintería gramatical.25
El periodismo costeño nunca fue una isla de la fantasía formal en aquel
archipiélago nacional de periódicos politicistas, que privilegiaba los oficios de
la opinión ataviados por la prosa doctrinaria y la forma grandilocuente,
ensa-
yos preparatorios de la oratoria tribunicia. Unos pocos casos (Luis Carlos López,
25 Cfr." ¿Forma o esencia?, polémicas al por menor ". Este artículo fue firmado con
el seudónimo de César Bosque. Con él, Rojas Herazo participó en una polémica
gramatical entre Donaldo Bossa Herazo, que firmaba como Ranger su columna
en El Universal, y P;VargasPrins, que firmó como JoséCastilla sus artículos de la
polémica.
HÉcroR ROJASHERAZO
20
.
Aníbal Esquivia Vásquez,26a veces José Morillo, y de cierta forma el propio
RafaelNúñez, como también RamónVinyes, Manuel García Herreros, Alfonso
Fuenmayor, Fernando De Andreis y Armando Barrameda Moráw7) señalaban
26 Miguel Camacho Sánchez, Aníbal Esquivia vásquez, AVE,El Universal Dominical, Cartagena, 9 de febrero de 1986;Jorge García Usta, "Periodismo y literatura
en Cartagena en el siglo XX: Muros y rupturas del orden y risas de la modernidad", en: Haroldo Calvo y Adolfo Meisel Roca, Cartagena de Indias en el siglo
XX, Universidad Jorge Tadeo Lozano seccional del Caribe y Banco de la República, agosto de 2000, pp.219-258. Una parte de la producción periodística de
Esquivia Vásquez, apareció en el diario El Mercurio de Cartagena en los años
treinta. Véanse las crónicas de 1930: "La caída del maduro fruto" (4 de abril),
"La percha del arco iris" (5 de abril), "Cuando la selva se divierte" (11 de abril),
"Puntos de tiza" (20 de abril), "Evocaciones del mameluco" (22 de abril), "Bañista" (25 de abril), "La última vaca flaca", "Que se rebelen pero no tanto" (11
de mayo), "Matad ese gavilán" (23 de mayo), "Detalles" (10 de junio), "Todavía
los toros sueltos " (12 de junio), "Trabaja y cobra" (15 de junio). Véase su libro
de crónicas Lienzos locales, Cartagena, cuarta edición, Tipografía Hernández,
25 de octubre de 1961.
27 '~rmando Barrameda Morán", Sección Comentarios, El Universal, Cartagena,
30 de marzo de 1949, p.4. En "Una aclaración a Barrameda Morán", Sección
Comentarios, El Universal, Cartagena, p.4, 19 de mayo de 1951, atribuible a
Rojas Herazo, se escribe: "Desde nuestro distinguido colega El Heraldo de
Barranquilla, donde tiene emplazadas desde hace varios años sus baterías
periodísticas, nos insinúa Armando Barrameda Morán -a propósito de nuestro comentario 'Personalismo pictórico'-la necesidad de precisar ideológicamente al artista. Eso está bien. Lo que está mal, y Barrameda tiene que estar
con nosotros, es tratar de hacer politiquería de la peor clase, amparados -nos
estamos refiriendo a quienes así se comportan- por el señuelo de un debate
pletórico (...) El artista, más que ninguna de las cifras llamadas a pautar, en su
debido tiempo y lugar, el criterio social, tiene que ser un político, en el más
noble, levantado y fecundo sentido del vocablo. Un político en la medida en
que conduce, alecciona y defiende los intereses sociales. Pero no puede
-estaría traicionándose a sí mismo y traicionaría su arte- abajarse al lenguaje
pintoresco y municipal de una politiquería personalista". La nota muestra
alguna de las muchas orientaciones del debate ideológico y cultural en la
región, y las relaciones intelectuales existentes en el campo periodístico.
Barrameda Morán, a quien el crítico Guillermo Henríquez considera figura
inspiradora de un personaje de Cien años de soledad, además de fugaz poeta y
periodista renovador, aparece vinculado a la revista Crónica de Barranquilla.
véanse de su columna "Glosa Ubicua" en El Heraldo de septiembre y agosto de
1948: "Crítica en chaleco" (7 de septiembre), "Sandias humoradas" (11 de
septiembre), "La rosa de los vientos" (13 de septiembre), "cronografía de Cos-
.
EL POETACOMOCRONISTA
21
un ejemplo contrario al tradicional: el del escritor renovador que, en distintos
medios sociales y épocas históricas, trataba de encontrar en la prensa un medio de lucha por el cambio de las ideas y los estilos. Una especie de desesperado
insular que trataba de proponer, por encima de las filiaciones partidistas,
una visión más profunda de la vida sodal y la estructura de la nación.
Un proyecto de modernidad, estrecho pero actuante, sobreviviente a la
regresión regeneracionista y a las limitaciones radicales, hasta configurar una
tradición regional, se afirmaba en Luis C. López y Candelario Obeso, se prolongaba en las obras narrativas de José Félix Fuenmayor y Manuel Garáa Herreros, y en el ensayo de Enrique Restrepo; lograba formular proyectos colectivos
en las revistas Voces y Caminos, el suplemento
del diario La Nación, de
Barranquilla, la sección "Comentarios" del diario El Universal de Cartagena y la
revista Crónica de Barranquilla; encontraba novedosas propuestas líricas en
Meira Delmar, áscar Delgado, Néstor Madrid Malo yVidal Echeverría!8 se aproximaba a la crónica moderna en Aníbal Esquivia vásquez, Antonio J. Olier y Alfonso Fuenmayor; continuaba en el movimiento "Mar y Cielo" de Cartagena,
con la poética de Jorge Artel a la cabeza, y se prolongaba, ampliada y más
universalista, en Rojas Herazo y sus compañeros de generación como Ibarra
Merlano, García Márquez, Cepeda Samudio, entre otros. Tal lucha resultaba
insuperable para algunos, no para todos, pues en muchos casos convivían el
liberal revolucionario y la escritura anacrónica. En ese sentido, la lucha de los
escritores y periodistas renovadores sería por igual contra el conservadurismo
gramaticalista -que se irradiaba más allá de las fronteras partidistas- y la retórica liberalizante, que, pese a los aclamados discursos de Ueras Camargo y la
lucidez formalista de Hemando Téllez, nunca condujo a una sustantiva renovación formal en géneros como la crónica, el reportaje y la novela. Alejados de
una impugnación dogmática y banal de la lucha intergeneracional, son capaces
de hacer evaluaciones globales de las generaciones del Centenario, Los Nuevos
y Piedra y Cielo, pero también de reconocer los desacuerdos interiores en grupos y generaciones, y los valores y las complejidades de las obras individuales.
ta Rica" (18 de septiembre), "Heroica plebeyez" (21 de septiembre), "Valledupar a
vuelo de pájaro" (21 de agosto).
28 Una reciente revaloración de la poesía de Echeverría está en David Jiménez,
Poesíay canon. Los poetas como críticos en la formación del canon en la poesía
moderna en Colombia, 1920-1950, Norma, Bogotá, 2002.
-.
22
HÉcroR
ROJAS HERAZO
Los tempranos textos poéticos que Rojas Herazo publica en Cartagenay
en Barranquilla, si bien son una rareza por ser la obra de un escritor joven sin
nexos sociales prominentes que es atendida en revistas y diarios importantes,
muestran las primeras creaciones de un escritor oriundo de la provincia
bolivarense con una ambición artística totalizadora, en la que era visible la
búsquedade ruptura. Sin embargo,estaprimera fasede su poesía,que se extiende durante los años cuarenta y que obtendrá inocultables beneficios de su
experienda periodística, no es inmune ni a las gradas del romancero español,
ni a los expansivoshechizos del piedradelismo, por entonces el último movimiento organizado en Bogotá que buscaba renovar el campo literario (cuyos
miembros prindpales ocuparían puestos de dirección en academias,bibliotecas y organismos oficiales de educación y cultura), después de los enfrentarnientos entre centenaristasy nuevos, polémica que atrae la atendón de
los escritorescosteños de mitad de siglo (Cfr. en esta compiladón, "El conflicto
de las generaciones"). Las letras costeñas,incluidos futuros reformadores de
la significación de Rojas Herazo, García Márquez y CepedaSarnudio, sufren
durante su iniciadón juvenil el contagio piedracielista, en espedal el de la vertiente formalista y aérea cuyo capitán era el primer Eduardo Carranza,29
antes
de reconocerla poesía sustantivade AurelioArturo. Sin embargo,el poeta Gustavo Ibarra Merlano -miembro de "Mar y Cielo" y del Grupo Cartagena,30
hacía
ya, en 1948, un significativo balance de Piedray Cielo.
Cuando surgimos a la vida literaria, el aire estaba cargado de reyertas
literarias. El público se ha regocijado con un rótulo: Piedracielismo.Pero
corno toda etiqueta, ésta es también un pretexto para huir de las tensiones subterráneas, las realidades sustanciales. Las más opuestas
aspiraciones, las técnicas más irreconciliables, quedaron congeladas
bajo esafachadabarroca. Purismoquirúrgico, nerudianismo desmesurado, petrarquismo carranciano, saetasmísticas de Llanos. Desdeel mar
que siempre recomienza de Valeryhasta las ínsulas extrañas y la noche
oscura de SanJuande la Cruz,Piedray Cielo fue una tregua, un convenio
de desarmonías.Escasasgeneracionesse han agrupadotanto a pesarde
sus mismas dispersiones.
Común era sólo la necesidadde la veracidad del experimento. Todo se
acató. El más cadencioso endecasílaboy el versículo más desajustado.
29 Durantesu adolescencia,mientrasera estudianteen Zipaquirá,GarcíaMárquez
escribesonetos imitando la técnica piedracielista.
30 JorgeGarcíaUsta,Cómoaprendióa escribir GarcÍaMárquez,Op.cit.
.
EL roETA COMO CRONISTA
23
No menos de cinco técnicas diversas luchaban bajo ese rótulo convencional:
Piedra y Cielo.
El poeta que surgía por el año 40 hallaba caminos divergentes. La selección de un instrumento suponía un deslinde de maduras cualidades apreciativas. y si al cabo de algunos trechos, el instrumento sonaba a falsete,
tenía el poeta que ensayar otro. Sólo la madurez de Llanos -fue su voz
coincidencial apenas en ese coro- podía, ya segura de su añosa ley, llegar
a logros serenos. Rojas ostentaba una tersura estilística que hoy nos
parece demasiado estudiada. y el talento de Carranza se prodigaba en
r
una voluta arcádica, menor, sin real sustancia. La tradición no se tenía en
Z
cuenta: se evitaba cuidadosamente toda certeza, todo dogmatismo en la ' =<
creación. ¿Quién iba a volver los ojos a Maya, a Valencia? Ninguno. sem ~
deseaba una renovación total.31
ffi m
rD
Poetas que harán parte de la generación incorporada sin ninguna cautelai5
crítica a la revista Mito32 tienen una trayectoria formativa heterodoxa. Los ca--i
~
O
minos que conducen a sus particularidades modernas son heterogéneos, al~
igual que sus concepciones sobre la mejor tradición literaria nacional. En los>
orígenes formativos, se lee de manera distinta la tradición nacional. En su \
~
Z
~
primera nota de prensa recogida en esta obra, '~dolfo Martá, poeta autóctono", Rojas Herazo considera a éste "uno de los poetas más vigorosamente
regionales con que cuenta la nueva falange poética colombiana", y asegura que
"después de mucho otear sólo se le encuentra un homónimo: Darío Samper.
Este otro bardo, el boyacense como lo llamó Barrera Parra, es el poeta que con
más vigor ha escanciado a los moldes de la rima y la acción la vida del indígena
tolimense". Para entonces, alejado del parnasianismo valenciano, elogia las
trayectorias de Silva, De Greiffy Barba]acob, sin desconocer la obra de Eduardo Castillo. Desde los años cuarenta, Rojas Herazo conoce también el esfuerzo
lírico de poetas como Antonio Llanos -muy valorado, como vimos atrás, por el
enfoque de Ibarra Merlano- y Gilberto Garrido, y considera que dos escritores
costeños -Óscar Delgado y especialmente Néstor Augusto Malo- se habían
31 Gustavo lbarra Merlano, "El libro de José Nieto", Sección Comentarios, El
Universal, Cartagena, 1948, sd, p.4.
32 Una evaluación de Mito está en Mito, 1955-1962. Selección de textos, Selección y prólogo de J. G. Cobo Borda, Colección Autores Nacionales, Serie "Las
revistas", Instituto Colombiano de Cultura, Bogotá, 1975; Y R. H. Moreno
Durán, "Mito: memoria y legado de una sensibilidad, 1955-I 962", Boletín Culturaly Bibliográfico del Banco de la República, Bogotá, No.18, Vol.XXVI, 1989.
\-1
tT'\
HÉcroR ROJASHERAZO
-..
24
anticipado, tanto en su sensibilidad lírica como en la estructura de su versificación, al modelo piedracielista.
Con Néstor Augusto Malo se ha cometido una injusticia al no alinear su
nombre en la vanguardia de la poesía contemporánea en Colombia. Néstor
Augusto -en asocio de áscar Delgado, destrozado por los machetes sectarios una lúgubre noche de Santa Ana- fue de los primeros en oponer la
transparencia de sus canciones al batallón parnasiano de la escuela cen-
tenarista.
Antes que Eduardo Carranza, al frente de sus huestes de "Piedra y Cielo",
diera comienzo a la máxima revolución lírica de nuestro país, Néstor Augusto Malo se había asomado ya, trémulo y suspirante, a esa dorada
comarca donde la primavera ensaya una forma palpitante de pasear por el
mundo en las pupilas y en las cabelleras de las doncellas. ("Néstor Augusto Malo")
Aún después de las sacudidas agenciadas por el poeta vanguardista Luis
Vidales, el cronista comunista moderno Luis Tejada,el comentarista liberal de
izquierda y socialista pasajeroArmando Solano y del vigente esfuerzode Sanín
Cano, Bogotá mantenía los aires de capital cultural ateniense,33con su rezagada mezcla de prosa sabanera y piedracielismo al por mayor34que caracterizaban a amplias franjas de la intelectualidad capitalina, con los cercos conservadores contra las publicaciones aperturistas de la ideología liberal, con la prolongada quimera bucólica de la tesis de "Nuestro lindo país colombiano" -la
célebre obra de Daniel Samper Ortega- y la imposibilidad, a fines de los años
cuarenta, de interpretar, en medio del clasicismo hispanista, los modelos
faulkneriano ywoolfiano como posibilidades renovadoras de las letras.
De la influencia piedracielista quedarán varias activas consecuencias: la
certidumbre-inclusive pendenciera,como la muestranartículos del joven García
33 Tal espíritu podía explicar, además de la natural iconoclastia del espíritu provincial, la aparición de los tribunales literarios capitalinos a los que Rojas
Herazo se refiere en sus telones de fondo "Amucho apetito, pocas fauces" y '~
propósito del'Proceso' Silva".
34 Jóvenesescritores como Plinio Mendoza, Gabriel García Márquez y Rojas Herazo
no escaparon a la tentación de cultivar el género de la prosa lírica, derivación
de la sensibilidad piedracielista, aunque los dos últimos intentaron incorporar
a ella elementos estilísticos diferentes. Véase de Mendoza en Sábado: "Día de
difuntos" (2 de noviembre de 1946), "El pasaje de suburbio" (21 de diciembre
de 1946) y "Año nuevo, año viejo"(sin fecha).
.
EL POETA COMO CRONISTA
25
Márquez, de los períodos de Cartagena y Barranquilla- de que la literatura
colombiana urgía una transformación más profunda, ante la que los piedradelistas (profesoresmarxistas de colegios de provinda como Carlos Martín,
diplomáticos hispanistas de derecha y expositores brillantes como Carranza,
notarios y traductores cultos como Arturo) constituían una tribu disímil (analizada por Ibarra Merlano), convertida en una sola entidad por el talento
promodonal de Carranza:se aVizorabauna brecha dedsiva entre el país de la
levedad carrandana y el entorno rudo y la infanda genitora de Muro; la idea
de que despuésde la caída romántica y la fatiga modernista, las letras españolas habían levantado la cabeza con los escritores de la Generadón del 98 -el
trío mayor integrado por Unamuno, Ortega y Gassety Azorín- y los jóvenes
reformadores que encontraban en Góngora el abuelo y en ]iménez el padre
dispuestos a alimentar nuevas aventuras,no era sólo una certidumbre vodferada por los grupos de exiliados españolesen los cafés de la costa, sino, además, la certezade que la lectura de tales poéticas demandabaun espíritu moderno; la idea de que el modelo piedradelista servíapara alimentar el distandamiento del fastidioso romantidsmo y de la bardolatría valendana -y en el caso
de la costa, hasta del lúddo pero agobiante esceptidsmo de Luis C. López-,
pero no era apto para una pesquisamás inderta y turbulenta: la de reinventar
la narradón del mundo del litoral o "los nuevos conflictos del corazón", como
llamaban Rojas Herazo y zabala a la divergenda lírica comprometida con la
realidad contemporánea.Las lecturas de las referendas compartidas con poetas piedradelistas se ponían al servido de propósitos líricos opuestos al de
éstos, o tales lecturas se reorientaban en forma imprededble35:García Larca,
Rilke, Eliot, Neruda y Perse.Rojas Herazo subrayabala presenda de Whitman,
Claudel,Vallejo, Mistral, y de la escasamenteconocida poesía norteamericana
-Edgar Lee Masters, RobertFrost, Carl Sandburg,Archibald McLeishy Stephen
Vincent Bennet-, una de sus sorprendentes contribudones a la exploradón
dialógica de la moderna poesía colombiana y sus reladones con las realidades
urbanas del medio siglo.
Las escritorescosteñosreaccionaránde manera diferente-entre la encandilada aceptadón inidal y la airada impugnadón posterior,entre el rechazo de
la escuelacomo un todo y la valoradón de nombres específicoso de sectores
en la obra particular de algún poeta- en este campo, pero en la segundamitad
35 Jorge García Usta, "Héctor Rojas Herazo: Confesión total de un patiero", Op. Cit.;
Fernando Arbeláez,Op. Cit.
HÉC!VH
RO/AS
HEHAZO
26
.
de los cuarenta iniciarán una revisión puntual y a veces lapidaria36
de la cauda
piedracielista.Más adelante,se encargaránde valorar algunaszonas de la poesía carranciana,37
pero para ellos estaba daro que el modelo piedracielistano
era apto para la transformación lírica radical: volver a los conflictos humanos
en medio de la desorientaciónestética y del horror histórico en un país frente
al abismo de la violencia; entender una historia social desconocida llena de
asechanzasétnicas y culturales; cantar el cuerpo como programa terrestre, el
sexo como plenitud del instinto y evento religioso, la muerte como contraparte
dialécticade la vida y denuncia de la naturaleza del tiempo. y la violencia, que
dejaba de ser un aviso de políticos alarmistas de provincia y presentabavícti-
36 Acerca de la evolución de la visión de García Márquez sobre Piedra y Cielo,
véanse "Un profundo Eduardo Carranza", El Universal, Cartagena, 15 de diciembre de 1948, y "Balance tardío", Septimus, El Heraldo, Barranquilla, 3 de
abril de 1950, así como las alusiones a Piedra y Cielo en "Héctor Rojas Herazo",
El Heraldo, Barranquilla, 14de marzo de 1950. En: ]acques Gilard, Gabriel GarcÍa
Márquez. Obra periodística, Vol.l, Textoscosteños, Bruguera, Barcelona, 1981.
En "Balance tardío", García Márquez sostiene que Piedra y Cielo "fue nuestro
movimiento literario más ingenioso. El más sagaz y al mismo tiempo, muy
posiblemente, el mejor intencionado. Pero pasada la tempestad metafórica,
olvidado el fogonazo del último relámpago, tal vez sea doloroso reconocer que
fue muy poco -casi nada en realidad-lo que nos dio Piedra y Cielo, aparte de
cierto romanticismo audaz para romper los códigos estéticos vigentes antes de
ese movimiento, aunque para caer bajo la dictadura de otro -impuesto por
ellos- igualmente vicioso y transitorio". Este balance coincide con las conclusiones a que habían llegado Ibarra Merlano y Rojas Herazo en Cartagena, y
que seguramente hizo parte de sus conversaciones literarias con García Márquez en Cartagena en 1948-49. Esta evaluación crítica, fundamental en las
búsquedas modernas de la literatura costeña del medio siglo, se ha evaporado
en sus memorias Vivir para contarla, donde omite las referencias a los poetas
valiosos que conoció en la Costa durante su juventud para narramos el deslumbramiento juvenil padecido ante la figura de un poeta menor, César del
Valle, vinculado a la réplica barranquillera de Piedra y Cielo, titulada '~rena y
cielo".
,
37 GGM,"Un profundo Eduardo Carranza", ídem; Héctor Rojas Herazo, "Eduardo
Carranza: La sinfónica esclavitud de la palabra", El Tiempo, Bogotá, 4 de abril
de 1999, p.l O.Carranza destacó, a su vez, la poesía de Rojas Herazo como una
"inmersión onírica con impresionantes hallazgos". En: Eduardo Carranza, Visión estelar de la poesía colombiana, Biblioteca del Banco Popular, Bogotá,
Vol.126, 1986.
.
mas masivas en las noches del campo colombiano
EL POETACOMOCRONISTA
27
y en la periferia de las
ciudades.38
Interesa subrayar que Rojas Herazo ha decidido su vocación como escritor
y artista hacia sus 20 años, y que el periodismo aparece como una opción
realizadora aunque amenazante39 de su vida creadora, que por entonces se
concentra en la pintura, la ilustración de prensa y la poesía. Tal periodismo,
caudaloso, diverso y lúcido, será una de las experiencias más reveladoras de su
proceso creativo personal: lo obliga a la escritura como profesión, le permite
una continua participación pública, le exige, como él diría, "una vigilia de la
nación" y constituye un beneficioso proceso de experimentación técnica y un
complejo campo de comunicación intertextual40 con su poesía y su narrativa.
38 Véanse Catalina Reyes, "El gobierno de Mariano Ospina Pérez: 1946-1950",
pp.9-32, YGonzalo Sánchez, "Violencia, guerrillas y estructuras agrarias", pp.
127-152, en: Nueva Historia de Colombia, Historia Política, 1946-1986, Torno 11,
Planeta, Bogotá, 1989; Darío Acevedo Carmona, La mentalidad de las élites
sobre la violencia en Colombia (1936-1949), Instituto de Estudios Políticos y
Relaciones Internacionales, El Áncora Editores, Bogotá, 1995.
39 "Creo que esto se debió a que ya entendía el periodismo, el comentario periodístico, corno la oportunidad de convertir el suceso, de cualquier índole, en una
avanzada de la mejor literatura. También estábamos conscientes de su peligro. De estarlo alimentando con vivencias sanguíneas, con trozos irrescatables.
Por eso es un ejercicio de gran pureza y despojo. y altamente peligroso, repito". Jorge García Usta, "Héctor Rojas Herazo: Confesión total de un patiero",
Op.cit.
40 Numerosos telones de fondo hacen parte de este complejo circuito intertextual
con la obra poética y narrativa de Rojas Herazo, especialmente a partir de
1952 en Diario de Colombia: "Patio con un niño"; "Las brujitas de iglesia";
"El pueblo"; "El miedo"; "Tolú"; "La muchacha ciega"; "Dos recuerdos del
mar"; "El cementerio de los automóviles"; "El loco"; "Vitrina con maniquí";
"La abuela"; "El mohán"; "Miramos una estrella desde el muro"; "La brujita
buena'" , "El abuelo'" , "El forastero". , "El enfermo". , "El ladrón'" , "Mediodía con
caballos"; "Breve inventario de techumbres y lámparas"; "El retrato"; "Aeródromos"; "Acuarela de bar "; "Itinerario de la muchacha fea"; "Sitios de soledad/y de tumulto"; "La casa vacía"; "La infancia corno miedo"; "Desnudez";
"La ciega"; "Al coronel le duelen los zapatos"; "Mediodía con barcos"; "Pueblo al mediodía"; "Niños en la tarde". No es posible desconocer, sin embargo,
los primeros cinco textos referidos al mundo de Tolú, publicados en El Universal entre el 2 y el18 de junio de 1948, e igualmente "Los lanceros..." Y "El
general es alto, delgado y erecto..." cuyo terna es el guerrero solitario de la
guerra civil.
"
.
Hector Rajas Herazo
Vigilia de las lámparasr
Obra periodística,
1
1940-1970';
.
V/GIllA DE LAS LÁMPARAS
91
Adolfo Martá, poeta autóctono
Hay una dorada plenitud de caminos iluminados. El poeta va tejiendo
ensoñacionescampestres. La égloga toma forma de romance y la campiña se
columpia en colorido de ritmos. Estamos en el gran predio espiritual de Adolfo
Martá; a cada paso y en rítmico tropel aparecen la mula de cascos e ijares
nerviosos,el vaquero bravo y retujón que "juega dados con la muerte en un
tapetede garabatos filudos"; los gritos jocundos de la feria, y, a lo lejos, viniendo de la sierra, la doliente queja de una canción vaqueriza que "se extiende
sobrela mañana como un aliento tibio".
EsAdolfo Martá, a no dudarlo, uno de los poetas más vigorosamente regionalescon que cuenta la nueva falange poética colombiana. Despuésde mucho otearsólo se le encuentra un homónimo: Darío Samper.Esteotro bardo, el
boyacense,como lo llamó Barrera Parra, es el poeta que con más vigor ha
escanciadoa los moldes de la rima y la acción la vida del indígena tolimense.
Pues,bien, Samper y Martá nos regalan con la misma vianda: lo autóctono.
Martáeshombre de ciudad,pero su alma es campesina.Deferenciaseñaladísima
conque le ha regalado natura. A mi entender es este poeta un viajero espiritual
que dejó su númen reposando extático ante la eglógica paz de la campiña.
Reposandoy contemplando, para luego en medio del ruido del claxonautomo\ vilístico y la sirena de la fábrica, verter al oído del rapsoda rimas admirables.
Habrápaisajemás bello, más diáfano, más emotivo que aquel con que el poeta
nosregala en "La emoción de la infancia sencilla". Los bueyesvuelvenal recodo lugareño; inclinada la cerviz sobre la tierra que humea y palpita por el
recientearar:
estasvacadaslentas y cansadas
que van oliendo los rastrojosvivos.
El pincel poético se idealiza en una sutil acuarela.
estehumo hilado en algodónde niebla
que horadala techumbredel cortijo.
y aquellas líneas diáfanas y sencillas como gotas de lluvia, en que el poeta
emocionadohasta el éxtasis nos muestra un paisajebíblico:
HÉcroR
92
ROJAS HERAZO
.
Todoestoasí tanpuro;
todo esto tan sencillo,
tanfresco, ingenuo y matinal
me angustiacon emocionesde silencioslimpios
en queflorece la añoranzainmóvil
de cuandoyo era niño,
allá en la cuna de mi infanciaalegre
bajo los parasolesdel plantío.
EsAdolfo Martá un romancero que puede con lujo de detallesparangonarse
con aquel poeta granadino color de aceituna, que cantó en romances dignos de
la edad de oro el espíritu trashumante de su raza; de aquel poeta gitano que
mataron "de perfil". Díganlo si no estas estrofas en que el vate nos cuenta con
fino sabor castizo el rubor de la muchacha campesinaal verseacorralada por la
mirada del señorito:
Se le agrandaronlos ojos
al saberque la veía,
y se metió las enaguas
por entre las pantorrillas.
En este mismo romance el poeta nos dice de una naturaleza riente, riente y
erótica corno todo su ser:
En el silencioambulaba
un cantode pajaritas
y entrecolumpiosde sol
el aire azul semecía.
En el "Romance de RamiroVargas", Martá adquiere fantásticas proporciones de narrador al relatamos la muerte de un vaquero fuerte y bien templado
en aguas del turbulento riachuelo de Pichilín. Sírvele de marco a esta escena
una noche lúgubre poblada de sombras y en que la lluvia y el huracán cual
filosas gumías talaban con sus mil ruidos las oquedadesde la selva:
Era de nochey la noche
estabametida en aguas;
en pentagramasdefrío
la llovima retozaba;
se despeinabala brisa
su melenaanubarrada;
colmillosde luz radiante
I
I
.
V/GIUA DE LAS LÁMPARAS
93
el negro espacio rasgaban.
No se veía ni el camino
Ni el cauce de la quebrada.
Tiene Adolfo Martá como poeta la rarísima cualidad de hacer vivir con
caracteresde impresionante realidad los personajes, las cosas y los lugares
evocadospor su estro. No es raro que mientras leamos un romance de Martá,
el cuarto que antes era inoloro se llene de pronto de un suavearoma de mirtos
conque una muchacha campesina ha adornado el luto de sus cabellos o que
sintamosel campanilleo de las espuelas,o el retozo de un alazánsoberbio con
músculosde ventisca portando en sus lomos nerviosos al capatazCalasán.
Sin lugar a dudas es Adolfo Martá uno de los más emotivos de ese núcleo
de liridas que descubren belleza y ritmo en todo lo que es autóctono, lo que
nosrodea, lo que es nuestro, y, como tal, tiene mucho de nosotros mismos. El
campesinajecosteño ha encontrado en Adolfo Martá su más gallardo y autorizadovocero y a la vez su apóstol-poeta, pues este bardo canta con tal fervor y
contan apasionado misticismo las dolencias de esa clase, que ha logrado una
reaccióna favor de esa pléyade de hombres cuyos sufrimientos y vicisitudes
~
r
5
~
'"
~
~.
muypocos habían cantado con tan impresionante realismo.
t
EL HERAWO
1940
:
!
!
!
¡
~
r
i
\~
;
HtcroR
94
ROIASHERAZO
.
Meira del Mar
Meira del Mar nos entrega su primicia poética en las páginas claras y
confidentes de Alba de olvjdo. El nombre de este hatillo de versos es ya una
insinuante invitación a adentrarnos a esalumbre niña que antecedeal día. Sus
poemas vienen todavía entibiados del sueño de la infancia. Asistimos -en ellosal proceso sugerente de una niña que despertó mujer por obra y gracia de su
don poético. En ella, por tanto, cobra fuerza vital la intuición. Su lírica se alimenta, como el árbol de la tierra, de una savia alta y superior: lo esencial. Ha
comprendido que, aun las cosas más triviales y sencillas, encierran en su interior toda una parábola de verdad que las hace acreedoras a su existir en el
mundo.
La poetisa ama los pájaros y los árboles y los hilillos de agua; ama la vigilia
titilante de las estrellas y la huella imperceptible dejada por la oruga; ama
todas las cosas con profundo sentido universal. Sabe,porque ha llegado a ello
por caminos de armonía, que la semilla es el germen de la fruta, y que sólo ésta
podrá prolongarse en un permanentesucedersey maternizar las entrañas de la
gleba, y reventar, a través de las escalasdel árbol, en el triunfo dorado y jubiloso del fruto. Cuando leemos un poema de Meira del Mar, nos queda la sensación física de que su autora lo hubiese concebido, inclinada sobre la tierra, en
una ungida posición amorosa. Versos hay, que por lo sápidos, parecen desprendidos de una oración evangélica:
Este delo tan limpio
que parece lavado
por la mano de Dios.
Otra tortura, que, según el propio decir de la poetisa, le ha "asaeteado el
alma" es el mar. Tal vez ella le date su pseudónimo al quedarse errando en sus
pupilas el ocaso de un lírico trashumar. Lo cierto es que el mar cobra en su
poesíacategoría de obsesión: por sus caminos azules ha de llegar el amado; en
el triángulo de los velámenes se ha aposentado su angustia; tal vez por los
intersticios del alma se le haya introducido la idea de sentir sobre su carnadura
póstuma la caricia de los que reposan en su fondo.
Tales la permanencia del mar en su lírica que ha dado a la palabra "azul"
lugar esplendente en sus poemas.
.
V/G/UA DE LAS IÁMR4.RAS
95
Contemplativay ardiente, hubiese pecado consigo misma si "el amor amoroso" no saturasesu voz. Peroaquí apareceotra de sus características.El amor
no es en ella robusto y panteístacomo en Agustín, o eglógico y sensual como
en Alfonsina Stomi. El amor en Meira del Mar es suave y arrullador, da la
sensadóngrata de venir de lejos: impalpable, casi ausente. En uno de sus cantos más logrados, "Olvido", la poetisa le pregunta al amado cuánto habrá de
prolongarse en su memoria y cuál la sensación de su recuerdo. Es éste, sin
lugara dudas,el poema donde con más fuerzase trasluce su capaddadamatoria.
y es por tanto el que más nos dice de su yo femenino. Sin ahondar mucho se
perdbeque la poetisano ha sido víctima aún de grandesconmodonespasionales
y que sus cantos al respecto pueden considerarse como una mera posición
estética.Poetisareciamente esendal, ha tratado en su lírica los temas humanoseternos: el amor, el dolor y la muerte. Como toda obra poética primigenia,
Alba de olvido deja entrever la influencia, en veces palpable, de los grandes
liridas delidioma: Juan RamónJiménez,GarcíaLarca, Porfirio BarbaJacob.Pero
estoes prueba acrecentativade su esplendentesensibilidad.Alba de Olvido es
de estetipo de obras que cobran franquicia estética despuésde ser leídas. Sus
poemastienen el alto privilegio de hipotecar espíritus.
EL HERALDO
16de mayo de 1942
HtcroR
96
ROJASHERAZO
.
A nuestra mesa de redacción...
,i
A nuestra mesa de redacción ha llegado un nuevo libro. Es pequeño, lujoso
y liviano, como un breviario. Se trata de la recopilación, que la editorial "Losada"
ha realizado, del concepto del escritor emitido por cuatro de las más grandes
inteligencias contemporáneas: Maritain, Claudel, Georges Santayana y José
Ortega y Gasset.
El solo hecho de reunir, en una misma obra, estos cuatro nombres insignes
nos da la medida de la importancia y dignidad con que el tema ha sido desarrollado. Podríamos, antes de aventuramos por el goloso territorio de su lectura,
dejamos arrullar por la suscitación estilística que ellos despiertan. Con los
grandes libros y con los grandes escritores se opera el mismo fenómeno de los
manjares: antes de probarlos empezamos a alimentamos de su contenido, a
dejar que las glándulas del paladar y el olfato nos den la medida del placer que
nos espera.Yocreo que en eserodeo dichoso, en esaprolongación, radica, más
que en la lectura misma, el atractivo de los libros príncipes.
y éste a que he venido haciendo referencia, es uno de ellos. Nadie más que
el escritor está en capacidad de hablar de su faena. De encontrar en ella, lógicamente, el más atractivo y apetitoso de sus temas. Sepresta para analizar, no
sólo su visión del mundo, su concepto del estilo, el papel de las emociones
para juzgar al hombre, sino -y esto es lo interesante y novedoso-los materiales que utiliza para trasmitir al lector, con el vigor y la nobleza originales, esos
conceptos y esasemociones.
Perolo más admirable de un escritor, al hablar de su faena,es su capacidad
para vencerel rubor intelectual. Es preciso, si desealograr su cometido, aparecer intacto y desnudo. Sin falsos oropeles. Sin "trucos" negativos. Tiene que
recordar, a todo momento, que está hablando de sí mismo. y de los demás, a
través de él. Al lector no le interesa el escritor sino en la medida en que es
social. En que dice y recomienda cosasque son comunes a la naturalezahumana.
No le interesa, como pensaba un conocido biógrafo de Anatole France,
sorprender a un grande escritor en la intimidad de su alcoba o en la infantilidad
de sus escarceos.Esto no suma ni resta en el interés universal por su personalidad o su obra. Nada significa, para el conocimiento del estilo del autor de La
m
V/GlUA re LAS 1ÁMMRAS
isla delos pingüinos, saber que, en sus últimos años -tal vez los más dorados y
fecundos-, era un vejete que gustaba vencer la inclemencia de los inviernos
parisinoscalentando las pantuflas en el hogar atizado por su solícita ama de
llaves.
Hablar de sí mismo no es, para el escritor, hablar de sus costumbres. Desdeestepunto de vista las Confesionesde Rousseauno pasan de ser un diario,
particular y monótono como todos los diarios, con pretensiones de obra de
arte. No es abriéndose las víscerasdel espíritu, en la mesa de operaciones de la
autobiografía, como puede el escritor hacer de su faena un ejemplo digno de
imitarse. Ni interesan sus lacras morales ni sus abismos fisiológicos. Interesa,
esosí, la paciente labor de justeza, de equilibrio, de medida, que ha precisado
paraconformar un estilo.
Esésta la lección que nos dejan en el limitado recinto de una recopilación,
los nombres de Maritain, Claudel, George Santayana y JoséOrtega y Gasset.
EL UNIVERSAL TELÓN DE FONDO
19 de mayo de 1948
-
rn
HÉCTORROJASHERAZO
98
.
Porfirio Barba Jacob
I
I
El 29 de julio se cumple un año más de aquél en que, bajo el cielo de un
pueblito antioqueño, iniciaba su tránsito terrenal Porfirio BarbaJacob. El mismo poeta nos dirá más tarde, en los extraños relámpagos biográficos de "El
son del viento en la arcada":
Vineal mundo en SantaRosade Osos
en una nochede julio
llena de signosbOlTosos...
La historia lírica de Colombia puede reducirse, en síntesis ambiciosa, a
cuatro o cinco nombres esenciales. Peroal frente de todas, la boca de Porfirio
Barba Jacob seguirá consumiendo nuestros oídos con las preguntas más inquietantes que hombre alguno se haya formulado entre nosotros.
Con Barba Jacob llega la poesía colombiana a tener, por primera vez, un
contacto verdadero con el misterio. pombo y Silva intuyen eseámbito tremendo. Porfirio, en cambio, instala en él la dionisíaca potestad de sus ritmos. En la
mitad de sus poemas este hombre se para a llamar a Dios y al demonio. Sostiene, con ellos, una batalla, casi corporal, cuyo jadeo afluye a la superficie musical de los versos, espadeantesde fulgores arcanos.
Este hombre hizo de su corazón, de su alma, de su agonía biológica, un
instrumento para sentir el universo. Suvoz no tiene hermana, desdeestepunto
de vista, en ninguna otra voz continental. Rubén Darío logrará un pasmoso
virtuosismo de las palabras. Conducirá el idioma a linderos de música, de flexibilidad, de ondulacióny movimiento, desconocidoshastaentonces.CésarVallejo,
terroso, clamante y desgarrado ha de incorporar como un moreno sacerdote
primario la sangre de América al cáliz de la tortura universal. Gabriela Mistral,
bíblica y poderosa, morderá la esponja de la amargura en su yermo teresiano.
Pero ninguno alcanzará la dimensión, la hondura, el espanto abismal que
flagelara el treno de Porfirio.
El cantor de la vida profunda es la única cifra con la cual podemos llegar,
lujosamente, al concierto de la cultura. Su voz puede hermanarse,superándola
muchasveces,con la de los grandeslíricos de todos los tiempos: conAnacreonte,
con Quevedo, con Kyats.
I
VK;Il./A DE LAS J).MPARAS
Es exótico que en un medio como el nuestro, donde la faena lírica ha
sacudido a tantos improvisados melenudos, se logre, con arpegio tan vital y
uniforme, un lamentador de la estatura de Barba Jacob. y una temática
armónicamenteencaminada a hacer del hombre, de sus apetitos, de su destierro celeste, un espectáculo de rigor, de música, de clara sabiduría.
En torno de la copa, donde duerme reducida a cenizas la carne iluminada
dePorfirio Barba Jacob,la inteligencia colombiana ha encendido la clara vigilia
desus lámparas.
EL UNIVERSAL. TELÓN DE FONDO
16 de julio de 1948
HÉCIVR RalAS HERAZO
-.
100
Néstor Augusto Malo
Néstor Augusto Malo, el poeta de los pájaros, de las muchachas y de la
lluvia, se encuentra nuevamente en Cartagena.
Una pasajera dolencia, que él se ha dado el lujo de explotar con británica
displicencia, ha sido el pretexto para venir a ver su mar, su gente, su paisaje.
Aquí lo tenemos, como el hermano a quien echamos de menos, en la mesa de
nuestra tertulia fratema. Néstor Augusto trajo, esta vez, tres sonetos en su
equipaje lírico. Ellos son otros tantos lugares diáfanos en el itinerario de su
nuevo derrotero interior.
Con Néstor Augusto Malo se ha cometido una injusticia al no alinear su
nombre en la vanguardia de la poesía contemporánea en Colombia. Néstor
Augusto -en asocio de áscar Delgado, destrozado por los machetes sectarios
una lúgubre noche de Santa Ana- fue de los primeros en oponer la transparencia de sus canciones al batallón pamasiano de la escuelacentenarista.
Antes que Eduardo Carranza, al frente de sus huestes de "Piedra y Cielo",
diera comienzo a la máxima revolución lírica de nuestro país, Néstor Augusto
Malo se había asomado ya, trémulo y suspirante, a esa dorada comarca donde
la primavera ensayauna forma palpitante de pasear por el mundo en las pupilas y en las cabelleras de las doncellas.
NéstorAugusto Malo tenía esamilagrosa cualidad de contemplar el espectáculo de la vida como si fuera una fiesta perenne de candidezy dulzura. Había
logrado detener su sensibilidad en aquel sitio de la memoria en que la niñez
está vigilada por un ángel y los seres y las cosas nacen diariamente en las
puras manos de la belleza. Fue entonces cuando llamó a las mujeres, a través
del arpa de la lluvia, con nombres leves,blancos y musicales, como el vuelo de
las palomas:Berta Marina, Haydé,Flordelagua,temblaron en sus poemascomo
gotas de cristal. Tal vez buscaría el poeta, entre todas ellas, a la niña de la
lámpara azul que había de conducirlo, por la playa de la maravilla, a la estrella
de Laura o al cielo de Beatriz.
Néstor Augusto es, actualmente, el mismo de entonces. Con su misma
melodiosa manera de legislar el canto de los pájaros, el fluir del agua, la ondulación de las espigas. Yo creo que es el único hombre que, a su edad, todavía
puede darnos la fórmula para inventar el perfume de una flor o mirar el paso de
~
---
DELASlÁMPARAS
un ángel por el sitio invisible de un pensamiento.y es, también, el hombre que
puede,al añorar el primer encuentro con una mujer, decir estaspalabras:
Se me hizo el corazón como de nube
y el alma del color de la mañana
EL UNIVERSAL
TELÓN DE FONDO
J2 de agosto de J 948
Índice Tomo 1
El poeta como cronista
5
Vigilia de las lámparas
Adolfo Martá, poeta autóctono
91
Meira del Mar
94
A nuestra mesa de redacción...
96
Porfirio Barba]acob
98
NéstorAugusto Malo
100
Carta abierta a DámasoAlonso "..'.'
'.'.'."
'.."'."
'.'... 1 02
Un artista y un grupo
104
Gabriel García Márquez
106
Un maestro de América
107
En el año de 1940...
109
Un secreto de Daniel Lemaitre
110
Luto para un adolescente
113
Lee Master: un poeta al aire libre
115
Perennidadde Whitman
117
Breve alegato para defender aAbril
119
Travesura en el olimpo
120
La lámpara de Eduardo Castillo
122
Simbad en el Teatro Heredia
123
El vitalismo de Malaparte
125
Martín Galardú
127
.
HÉcroR RoJASHERAZO
644
nes novelas de Gabriel García Márquez
129
A propósito de Rafael Maya
130
El ascetismo poético de César Vallejo
132
Un clásico de Colombia: Luis C. López
135
Congreso poético
137
Un asceta del estilo
,
139
A la sombra de Rilke ..,
141
Tematización de la falta de tema
143
Anabasis
145
Sueño y realidad de Walt Whitman """"".""""""""'.""""""""
147
Agonía de la epístola
148
El gran ausente
149
El conversador
151
Una estatua para Pinocho
152
El retiro de Azorín """"'.""""""""""'
"""""".'"
154
Soliloquio del orate
156
Scherezada
158
""""""'.""...'.."""""""""'.'
Gilberto Garrido
159
Revaluación de Lucrecia Borgia
161
El hombre y su máscara
163
Carta a Gulliver-Swift ",.,..,
""""""""""""..,.,..."""""
165
Martín Galardú
167
Rubayata
169
Reflector sobre un poeta: el nuevo libro de León de Greiff
171
Gabriel García Márquez
173
"Todos estábamos esperando"
175
La visita de Faulkner
177
El Nobel para Ortega
178
.
iNDICEroMOl
645
Todosestábamosa la espera
180
La Madraza
182
El poeta regresa de la muerte
184
Un músico llamado Rubén
186
El cuento infantil
188
El coloso y el premio
190
Wilde, un puritano
192
Mac Manus
194
Hemingway
El
. d t "A'"7 '"
peno lS a r\Lonn
196
Manuel García Herreros
200
Clemente Manuel Zabala
202
Chocano
204
Whitman
206
Barba]acob
208
Goyescade Luis C. López
210
Claudel
213
Breve recado a un lector
215
Eduardo Zalamea Borda
217
El zapatero prodigioso
219
Don Antonio
221
Sino
223
Thomas Mann
225
La nueva obra de Lisa Marchev
227
Los muros entre la sangre
229
El Quijote cabalgando entre nosotros
231
Ortega en nosotros
233
"Noche de espadas"
235
'
198
646
HÉcroR ROJASHERAZO
.
]alil Gibrán
237
UnapantallaparaMobyDick
239
Imaginería
241
Filatelia en el vacío
243
El testigo de la estepa
245
Un hombre entre los ramajes y los días
248
Breve teoría sobre el escritor
250
Un idioma de claridad y agonía
252
La vida muriente de Leopoldo de la Rosa
254
El arco y la lira
256
Se ha ido La Madraza
258
Caricatura de una resurrección
260
Vallejo, el cholo
262
El recital de Félix lUrbay
264
Thomas Wolfe, Del tiempo y del río
265
Rudyard Kipling
267
La palabra deVallejo
269
Sobre el autor de Viñe tas y otros poemas
271
Pequeñoboceto de la novela
273
La poesía de Octavio Paz
276
El libertador Pablo Neruda
279
El eremita de Salamanca
282
André Maurois, ese grande amigo
285
Borges
287
Ante un retrato de Rimbaud
289
Apuntes para un posible balance de RubénDarío
291
A la sombra del patriarca
298
.
iNDlCE roMO
I
647
Leamos esa gran novela
300
Las traducciones pérsicas de]orgeZalamea
303
Esquela para Neruda
305
Cien años de Bécquer
307
El nadaísmo frente a la desesperanzaburguesa
311
La parábola de nuestro idioma
La máquina de escribir
321
El conflicto de las generaciones
323
Algo va de Lope a León
326
Derrota del escritor
327
Pasión y veleidad de la crítica
329
León de Greiff, una incógnita
331
Intimidades del escritor
333
Toreros, sonetosy seudocríticos
335
A mucho apetito, pocas fauces
337
A propósito del "proceso" Silva
339
¿y la crítica?
342
Formas o esencias. Polémicas al por menor
343
Triunfo y juventud del idioma
345
Explicación de una conducta poética
350
Por la precisión y flexibilidad del idioma
355
Ausencia y fecundidad de las polémicas
356
Anotaba Don Miguel...
358
Algo sobre crítica
360
Pavorartístico
362
La Librería Mundo
364
El lugar común
365
648
HÉcroR ROJASHERAZO
.
SanínCano, cifra universal
367
La cursilería
369
Bosquejo para un estudio de la errata
371
Dos actitudes
373
Vegetaciónestética
376
Palabraspara responder a un amigo
379
Subsidio de campanario
382
Amargo balance
384
Nuestro "lindo" país
386
El señor Lavín
388
Poesíay poema
390
"Nuestra" novela
392
Parodia de un elogio sin consecuencia
395
Recado a PayánArcher
397
El primer año de Mito
400
El occidente de pacotilla
402
Un libro de Marta naba: El museo vacío
404
La mejor experiencia
406
Bosquejo cuasiprontuario de la errata
409
Conjugando el presente
411
Boceto para un nuevo mapa de la poesía colombiana
416
Náufragos de la luz
La exposición de Gastaldi
421
A propósito de GómezJaramillo
423
Pedro Nel Gómez
426
Los lanceros...
429
Los grandes movimientos sociales
430
.
iNDlCE roMO
I
649
Significado y austeridad de un muralista
432
Esquela sin rumbo para Pablo Picasso
434
Los "frescos" de Martínez Delgado
436
La pintura de Cecilia Porras
437
La escultura de RamónBarba: El hombre de la cruz
439
Un soldado de la esperanza
440
Juventud de Pablo Picasso
442
Boceto trágico de Ricardo Rendón
444
Le Corbusier tiene la razón
445
Enfermedadesenvidiables
447
Para un arribo de SalvadorDalí
449
La exposición de pintura catalana
451
La plástica antioqueña
453
La mansión de las dos Españas
455
Picasso
457
EL curandero de las muñecas
459
Bachué
461
El destrozo de Bachué
463
Las estatuas despiertanbajo la luna
465
Matisse
467
La pintura abstracta de Silva Santamaría
469
México plástico
471
Ventanas
473
Orozco
475
Dalí, el pudibundo
477
El retrato
479
El pintor
481
Guayasamín
483
HÉcroR ROJASHERAZO
650
.
Los muros iluminados
485
Una pintura con pájaros y niños
487
Rivera
489
Un pincel sobre el lienzo
491
La hora de encender los muros
493
Rivera
495
José Clemente Orozco
497
Lo americano, una conducta del ser
499
Picasso, las Meninas yla vida '..'
'...'.'...'..'
'..'. 502
Historia y arte
505
La escultura de líto Lombana
507
Los grabados de Silva Santa maría
509
Una escultora de América para el mundo: Marina Núñez
del Prado
511
Orozco, el artesano del horror
513
Rouault
,.""
Goyescade Goya
,515
518
Llaga y frenesí de nuestro barro
Ángulo del folklore: danza y canción del litoral
523
El circo...
527
Nijinsky
El retorno de Maurice Chevalier
529
531
La Mistinguette es un símbolo
532
palabras sin rumbo
533
Palabrasa la danza
535
Virginidad del silencio
537
.
ÍNDICE m\fO
I
65\
A
' d1 .
goma e cuco
539
Los bananos de]osefina Baker
541
Agustín Lara, deidad de .traganíquel
543
Delia entre tambores
544
;
Breve mitología del tambor
546
El pasmo de Aragua
548
Imágenes de azufre
550
La otra]osephine Baker
552
Carmen Miranda
554
Cumbiamba
556
Farándula sin tiempo
558
Bertha Singerman
560
Una trompeta cuajada de amapolas
562
Toreo
564
Rafael Escalona, sangre y voz de la tierra
567
El cantar y la sangre
569
El alma de nuestro siglo
La película más discutida...
575
Peligro e inutilidad del negretismo
577
El hombre en la Torre de .Eiffel
579
Dos géneros: más sobre el cine y el teatro
580
Exportación negativa
582
Greta Garbo
584
¿ynuestro cine?
585
Van Gogh en el cine
587
Sobre la censura
588
HÉcroR
ROJAS HERAZO
652
.
Miedo súbito
590
ltansfiguración de Charlot
592
Greta Garbo
593
594
1
PIntura en mOVImIento
596
1
'.
Breve noticia de Charlot
598
Claxón para llamar al hombre del garaje
600
El abuelo Barryrnore
602
Cine
604
Humberto D
606
Reflector sobre el lienzo
608
ltamoya sin esperanza
611
ltailer corrido
614
Sobre la censura y el cine
616
La Doña
618
Sinapismos
620
Semilla de maldad
622
El aventurero de HongKong
624
Al este del paraíso
626
Perfil de Charlot
628
El apóstata
630
El monstruo del celuloide
632
~arilyn, la best~a
Índice onomástico Tomo 1
635
,
;
Descargar