Mundo Muere el último testigo de los días finales de Adolf Hitler

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LATERCERA Sábado 7 de septiembre de 2013
Mundo
RR Rochus Misch
Muere el
último testigo
de los días
finales de
Adolf Hitler
LIBRO Y PELICULA
muestra, en mayo de
2005, una foto de él
durante la Segunda
Guerra Mundial. FOTO: AFP
Yo fui guardaespaldas
de Hitler
[ROCHUS MISCH; NICOLAS BOURCIER]
Editorial Taurus; 2007; 304 páginas; precio, US$ 26,35
(www.editorialtaurus.com)
R Rochus Misch fue durante cinco
años el guardaespaldas, telefonista
y mensajero del Führer, de quien
sólo se separó tras su suicidio.
Carolina Pezoa A.
A los 96 años falleció, este
jueves, Rochus Misch, quien
era el último sobreviviente
de quienes presenciaron los
días finales de la vida de Adolf
Hitler mientras se encontraba resguardado en un búnker
de Berlín. Paralelamente, en
la superficie las fuerzas soviéticas avanzaban sobre la capital alemana. Era abril de
1945 y el joven sargento de las
SS cumplía con la labor que
se le había encomendado cinco años antes y de la cual jamás se arrepintió de haber
realizado: velar personalmente por la seguridad del
Führer. “Su familia estuvo
con él cuando murió” en su
casa del sur de Berlín tras padecer las secuelas de un reciente ataque cardíaco, comentó su agente literario Michael Stehle, según consignó
la agencia Reuters.
Nacido en Alta Silesia (zona
que ahora pertenece a Polonia) en 1917, Misch sirvió
como guardaespaldas de
Hitler durante casi toda la Segunda Guerra Mundial (19391945), y sólo se separó de su
lado cuando el líder nazi se
suicidó, el 30 de abril de 1945.
Aquel trabajo le fue asignado
luego de que fuera herido durante la invasión a Polonia, al
inicio del conflicto bélico.
Previamente, había participado en la ocupación de Austria y de los Sudetes (antigua
designación para una región
de la actual República Checa
habitada por germanoparlantes), en 1938 y 1939, respectivamente, informó el
medio online International
Business Report.
De acuerdo con los registros históricos, además de velar por la seguridad de Hitler,
Misch era su mensajero y telefonista. “No importaba
Filme
sobre la vida
en el búnker
quién quisiera ver a Hitler, no
importaba si era (el jefe de
propaganda y más fiel colaborador Joseph) Goe-bbels
(el titular de la Luftwaffe,
Hermann), Goering o cualquier otra persona. Tenían
que pasar por mí... independientemente de quién llamara, yo contestaba el teléfono”, dijo el ex soldado de la SS
en 2007 a Reuters.
“(Hitler) Era un hombre
muy normal…, no puedo imaginármelo como un asesino...,
es simplemente imposible…
Era un jefe maravilloso”, dijo
Misch a la agencia AP en 2005.
En esa conversación, el ex soldado también afirmó que
nunca supo nada del asesinato masivo de judíos y que
Hitler jamás comentó en su
presencia la llamada “Solución final”. Misch recordó,
además, que el 22 de abril de
1945, cuando los soviéticos
habían terminado de cercar
Berlín, el Führer les dijo a
quienes estaban en el búnker: “Esto es todo. La guerra
está perdida. Todo el mundo
puede irse”. Pero el guardaespaldas no se fue y permaneció bajo tierra hasta que
Goebbels le dijo que se mar-
chara tras la muerte de su
jefe. Al respecto, Misch dijo
que cuando el último día
Hitler ingresó en su despacho, “todos sabíamos lo que
iba a pasar… (pero) no escuchamos nada…, no recuerdo
quién abrió la puerta… Naturalmente miré (…) y vi a
Hitler” muerto, y a “Eva
(Braun, su esposa) en el sofá
(también fallecida), mirándolo a él”, agregó. Misch fue
capturado por los soviéticos y
pasó nueve años en una prisión en la URSS. Al ser liberado, regresó a Berlín, donde
vivió hasta su muerte. b
RR Rochus Misch le comentó a Reuters que la vida en el
búnker fue “menos dramática de lo que muestran historiadores, realizadores y periodistas”. Como él mismo dice,
los últimos días de Hitler han
sido retratados en varios formatos y soportes. Uno de ellos
es la película alemana Der
Unterganf (La Caída, 2004),
dirigida por Oliver Hirschbiegel. En la cinta, Rochus
Misch es interpretado por el
actor alemán Heinrich
Schmieder. Al final del filme
se hace referencia a que
Misch aún estaba con vida.
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