| 11 TENDENCIAS | LATERCERA | Sábado 28 de febrero de 2015 1922 1928 1939 1960 1985 2010 TALCA CHILLÁN VALDIVIA ALGARROBO EL MAULE Produjo un tsunami que devastó Coquimbo y La Serena. Sus consecuencias fueron aprovechadas para impulsar mejoras en las normas antisísmicas del país. “Hubo gente que quedó aplastada y no murió. Si uno se detenía a escuchar, parecía que todo Chillán estaba llorando”, testimonio de Draumedia Sotomayor (archivo Dibam). “La triste realidad, la tremenda verdad, es que gran parte del territorio chileno ha quedado excluido de la vida activa”, diario ABC del 1 de junio de 1960. Los costos de la reconstrucción fueron utilizados para impulsar el proceso de privatización de empresas del Estado. El último gran terremoto en la historia chilena. FOTO: ZIG-ZAG, 59 V., P. 36, BIBLIOTECA NACIONAL DE CHILE VALLENAR Por estos días se cumplen los aniversarios del 27F y el terremoto de 1985 del que ya han pasado tres décadas-, dos ejemplos entre los cientos de sismos que han ido modelando un país que quizás, sin tanto, variado e imprevisto movimiento de la tierra, hoy no sería el mismo. POR: Carlos Pérez E. cho cargo del tema de los terremotos”, explica Palacios sobre la tragedia que motivó la creación del Servicio Sismológico de Chile, varias comisiones ingenieriles y de sanidad y que, además, fortaleció el rol de la Caja Nacional de Ahorro para organizar los préstamos para compra de viviendas. ¿El hito? Los terremotos comienzan a dejar un legado. “Por primera vez el Estado se hace más eficiente, gana en capacidad y adquiere organismos que quedan para el día a día más allá del terremoto”, agrega Gil. El ejemplo por excelencia de este efecto se vio en el terremoto de Chillán de 1939. La gran destrucción y la cantidad de muertos –entre 10 y 30 mil- sensibilizaron fuertemente al país y permitieron que el Presidente radical Pedro Aguirre Cerda concretara un viejo anhelo para enfrentar la reconstrucción y volver a reactivar el país: la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo). “Ésta estaba en su programa de gobierno, pero el terremoto le dio la excusa y, más importante aún, los votos para echarla a andar”, explica Gil. Para conseguirlo el mandatario usó una estrategia política: endosó la creación de la Corfo a la Comisión de Reconstrucción y Auxilio (CRA), propuesta que los senadores conservadores de la zona, quienes dieron los votos claves para la aprobación, no podían aparecer rechazando frente a sus electores. En ese período surgen empresas como Endesa, CAP y ENAP que de alguna manera ligan el sismo de Chillán con el último gran terremoto del siglo pasado: el del 3 de marzo de 1985. Onetto explica que en esos años había una pugna dentro del Gobierno militar entre Hernán Büchi, ministro de Hacienda que promovía la privatización de las empresas estatales, y grupos que rechazaban la idea. Pero nuevamente la urgencia de la recons- trucción le dio la oportunidad a Büchi para concretar su plan, argumentando que era el método óptimo para obtener recursos y reconstruir el país. “Ese es otro ejemplo de cómo los terremotos se han transformado en una excusa para plasmar la visión política de los gobernantes de turno. Eso pasó en 1939 con Pedro Aguirre Cerda y de cierta manera también con Sebastián Piñera en 2010”, dice Gil. Cambiando la ciudad Aunque ése no es el único legado de los terremotos en Chile. Después del terremoto de 1906 en Valparaíso había dos proyectos de reconstrucción, uno consistente en fortalecer el lado industrial del puerto y el que resultó ganador, que proponía remodelar el plan de la ciudad. “Se quiso limpiarle la cara a Valparaíso. En ese sentido es importante el rol del Estado, que se comprometió con la ciudad dando fondos no solamente para que se reconstruyera, sino para que se hiciera bien”, dice María Ximena Urbina, profesora de Historia de la Universidad Católica de Valparaíso. El proyecto, diseñado por el ingeniero Alejandro Bertrand, se desarrolló en el barrio El Almendral, dejando como legado muchas plazas y avenidas que hoy son características de esta ciudad. Otro hito urbanístico –o antihi- El terremoto que destituyó a O´Higgins El terremoto de noviembre de 1822 no sólo golpeó duramente a Santiago y Valparaíso, sino que mostró por primera vez los efectos políticos de una catástrofe. Los adversarios del director supremo Bernardo O´Higgins, liderados por la Iglesia, relacionaron su postura de alentar la llegada al país de ex- tranjeros no católicos- principalmente anglicanos y protestantescon el terremoto, algo difícil de contrarrestar en una sociedad que aún consideraba a las catástrofes castigos divinos. “Los obispos lo culpaban directamente. Decían que habían influido en el terremoto las creencias, la maldad y la irreligiosidad de O’Higgins, que era masón. Además, como era pelirrojo, lo relacionaban con el demonio”, dice Alfredo Palacios, doctor en historia de la Universidad de Sevilla. O’Higgins abdicó el 23 de enero de 1823, transformándose en la primera víctima política de un terremoto en el país. to-, fue cuando en 1939 el famoso urbanista francés Le Corbusier se ofreció para rediseñar Chillán. ¿Qué pasó? Peleas entre arquitectos locales echaron por tierra la ambición del influyente arquitecto que quería aprovechar la oportunidad de diseñar una ciudad desde cero. “Los terremotos botaron el mundo colonial y no quedó absolutamente nada. Un ejemplo es Penco, que con el traslado de Concepción perdió su encanto, el Chillán antiguo, o el Santiago viejo que se cae con el terremoto de 1985”, apunta Palacios. En ese sentido el Estado, desde 1906 y con organismos como la Corporación de Reconstrucción y Auxilio, la Corporación de Vivienda (Corvi) y finalmente el mismo Ministerio de Vivienda fueron levantando viviendas y regulando dónde ubicarlas. Y, como era de esperar, esto acarreó cada vez más exigencias de parte de la ciudadanía. “Mientras más el Estado se hace cargo de una catástrofe, en la siguiente más le exigen. Y es obvio: mientras más regulas, tu responsabilidad crece si las cosas fallan. Por eso, al final, el Estado es el último asegurador de riesgo”, concluye Magdalena Gil.T