Capítulo III: Enseñar la condición humana La educación del futuro deberá ser centrada en la condición humana para que como humanos reconozcamos nuestra humanidad común y a la vez nuestra diversidad. Este conocimiento de la condición humana pasa ante todo por el análisis de nuestra situación en el universo integrando los nuevos conocimientos de las diversas ciencias naturales y ciencias sociales. Debemos reconocer nuestra condición cósmica dentro de los nuevos conocimientos sobre la naturaleza del universo, aceptando que las partículas de nuestro organismo son parte del proceso de auto-organización del viviente que constituye el gigantesco cosmos. La vida humana se organizó gracias a la actividad física del sol. La tierra se autoprodujo dependiendo del sol y no es nada más que una parte minima del cosmos. La vida humana es totalmente dependiente de la biosfera terrestre; ha corrido el peligro de extinción por lo menos en dos ocasiones y sigue evolucionando entre las dos vertientes de la vida y la muerte. Es importante también entender la hominización, es decir la evolución de las especies que en millones de años ha producido el ser humano actual, con su doble principio o unidualidad entre lo biofísico y lo psico-social-cultural. La mente humana nace en la relación cerebro cultura y se estable una triada en bucle cerebro ↔ mente ↔ cultura donde cada elemento necesita de los otros. Según Mac Lean, el cerebro humano está compuesto de 3 instancias que integran la animalidad a la humanidad y viceversa: el paleocéfalo, heredero del cerebro reptil, es fuente de los impulsos primarios; el mesocéfalo es el heredero del cerebro de los antiguos mamíferos con el hipocampo y el desarrollo de la afectividad y la memoria a largo plazo; y el córtex excepcionalmente desarrollado en los humanos, es la base de la razón. Finalmente, hay que considerar la triada individuo ↔ sociedad ↔ especie. La complejidad humana no se comprendería separada de estos elementos quela constituyen. Ninguno de estos tres elementos prevalece. Sin embargo, la plenitud y la libre expresión de los individuos-sujetos constituyen nuestro propósito ético y político: “todo desarrollo verdaderamente humano significa desarrollo conjunto de las autonomías individuales, de las participaciones comunitarias y del sentido de pertenencia con la especie humana”. La unidad y la diversidad La educación del futuro deberá incluir las ideas de unidad y diversidad tanto en los rasgos biológicos que en los rasgos psicológicos, culturales y sociales del ser humano, tanto en el campo individual y en el campo social. Todo humano lleva en sí caracteres comunes a la especie humana y a la vez caracteres que lo hacen único. En el campo de la sociedad hay por ejemplo una unidad/diversidad de las lenguas, de las organizaciones sociales y de las culturas. Diversidad cultural Cada cultura es singular. Las técnicas pueden migrar de una cultura a otra. Pero hay en cada cultura un capital específico de creencias, ideas, valores, mitos, ect. Debemos entender que el doble fenómeno de la unidad y de la diversidad de las culturas es crucial. Las asimilaciones de una cultura a otra son enriquecedoras. En cambio, la desintegración de una cultura bajo el efecto destructor de una dominación técnico-civilizacional es una pérdida para toda la humanidad, en donde la diversidad de las culturas constituye uno de sus más preciados tesoros. El ser humano es él mismo singular y múltiple a la vez. Hemos dicho que todo ser humano, tal como el punto de un holograma, lleva el cosmos en sí. Debemos ver también que todo ser, incluso el más encerrado en la más banal de las vidas,.lleva en sí sus multiplicidades interiores. Sapiens <-> demens El siglo XXI deberá abandonar la visión unilateral que define al ser humano por la racionalidad, la técnica, las actividades utilitarias, las necesidades obligatorias. El ser humano es complejo y lleva en sí de manera bipolarizada todos los antagonismos. El hombre de la racionalidad es también el de la afectividad, del mito y del delirio. El hombre del trabajo es también el hombre del juego. Es empírico pero también imaginario, económico y dilatador, prosaico y poético. Sus intereses y actividades son múltiples y aparentemente contradictorios. Pero es lo que hace su riqueza. Homo complejus El tejido propiamente humano está constituido de todas estas facetas aparentemente antagónicas entre sus características, sus actividades y sus creaciones. El hombre es sapiens <-> demens (sabio y loco) Por esta razón, la locura es un problema central del hombre. Los progresos de la complejidad se han hecho a la vez a pesar, con y a causa de la locura humana. También la educación debería mostrar e ilustrar el Destino con las múltiples facetas del humano: el destino de la especie humana, el destino individual, el destino social, el destino histórico, todos los destinos entrelazados e inseparables. Así, una de las vocaciones esenciales de la educación del futuro será el examen y el estudio de la complejidad humana. CAPITULO IV ENSEÑAR LA IDENTIDAD TERRENAL Para entender nuestra realidad, debemos conocer también la condición del mundo humano que desde el siglo XVI se ha vuelto la de la era planetaria. Además desde finales del siglo XX estamos en la fase de la mundialización y nos encontramos sumergidos por la complejidad del mundo donde preexiste la intersolidaridad de problemas incontrolados. Debemos aprender a pensar de manera policentrica la globalidad, la relación todo-partes, su multidimensionalidad, su unidad-diversidad. El planeta no es un sistema global sino un torbellino en movimiento, desprovisto de centro organizador. LA ERA PLANETARIA La era planetaria empieza en 1492 con la conquista del Globo que después de muchos acontecimientos llego a comunicar los cinco continentes para lo mejor y para lo peor Esta globalización desde el inicio fue marcada por la violencia, sobre todo en las Américas y en África. De ahí, los intercambios culturales y de población entre todos los países. La planetarización engendra en el siglo XX dos guerras mundiales, dos crisis económicas mundiales y, luego en 1989, la generalización de la economía liberal llamada mundialización. La economía mundial es cada vez más un todo interdependiente. Además, con el desarrollo de la tecnología, todas las partes del planeta están en contacto estrecho, a cada momento. Los productos, los conocimientos, la cultura ya no tienen fronteras: todo es accesible de cualquier parte y todo termina por mezclarse. Sin embargo, hay grandes diferencias en el desarrollo económico, algunas naciones viven confortablemente mientras que otras se encuentran en un circuito planetario de miseria, sufriendo las consecuencias del mercado mundial que afecta las cotizaciones de lo que producen. Los campesinos autosuficientes se convirtieron en sub-urbanos que buscan empleo y aspiran a la vida del bienestar en el que los hacen soñar la publicidad y las películas de Occidente. De esta manera, para lo mejor y para lo peor, cada humano rico o pobre, del Sur o del Norte, del Este o del Oeste lleva en sí, sin saberlo, el planeta entero. La mundialización es a la vez evidente, subconsciente, omnipresente. La mundialización es fuente de unificación pero también de conflictos y de división debido a los antagonismos entre naciones, entre religiones, entre laicismo y religión, entre modernidad y tradición, entre democracia y dictadura, entre ricos y pobres, entre Oriente y Occidente, entre Norte y Sur. EL LEGADO DEL SIGLO XX El siglo XX fue el de la alianza de dos barbaries. La primera esta ligada a la conquista del territorio y del poder con las luchas de todo tipo. La segunda es la conquista del mercado económico planetario. En el siglo XX aparecieron entre toda la destrucción de las guerras dos nuevas potencias de destrucción de la humanidad: las armas nucleares y la destrucción ecológica por la dominación desenfrenada de la naturaleza por la técnica. Por otra parte, fuerzas mortales que creíamos en vía de extinción se han rebelado: aparecen nuevos virus, algunas bacterias se vuelven resistentes, etc. Al fin la muerte ha ganado terreno al interior de nuestras almas. Los poderes de auto-destrucción, latentes en cada uno de nosotros, se han activado, particularmente con la ayuda de drogas severas como la heroína. La educación de la condición humana también debe inculcar la esperanza de la creación en este tercer milenio de una ciudadanía terrestre. En este sentido, el siglo XX ha dejado como herencia contracorrientes regeneradoras es decir movimientos de ideas en reacción a las tendencias destructivas del mundo actual: - la contracorriente ecológica; - la contracorriente cualitativa que en reacción a la invasión de lo cuantitativo se apega a la calidad en todos los campos, empezando por la calidad de la vida; - la contracorriente de la búsqueda de una vida poética dedicada al amor, a la admiración, la pasión, el festejo, en resistencia a la vida prosaica, puramente utilitaria; - la contracorriente de resistencia al consumo estandarizado que se manifiesta de dos maneras opuestas: una por la búsqueda de una intensidad vivida («consumación»), la otra por la búsqueda de una frugalidad y una templanza; - la contracorriente de emancipación con respecto de la tiranía omnipresente del dinero que se pretende contrarrestar con las relaciones humanas solidarias; - la contracorriente que como reacción al desencadenamiento de la violencia, alimenta éticas de pacificación. Podemos pensar que otras grandes aspiraciones podrían nacer o renacer como la búsqueda de solidaridad y responsabilidad y la necesidad de volver a las raíces. Una de las condiciones fundamentales para una evolución positiva sería que las fuerzas emancipadoras inherentes a la ciencia y a la técnica pudieran superar las fuerzas de muerte y esclavitud. Las posibilidades que ofrece el desarrollo de las biotecnologías son prodigiosas tanto para lo mejor como para lo peor. La importancia y la aceleración actual de las transformaciones parecen presagiar una mutación mucho más considerable que todas las anteriores. También podemos contar con las inacabables fuentes del amor humano. De igual manera, podemos confiar en las posibilidades cerebrales del ser humano que están aún inexploradas en gran parte. Podemos confiar en el progreso de las relaciones entre humanos, individuos, grupos, etnias y naciones. La posibilidad de progreso, restaura el principio de esperanza pero es una posibilidad incierta que depende mucho de la toma de conciencia, las voluntades, el ánimo, la suerte... Por esto, las tomas de conciencia y la reforma del pensamiento se han vuelto urgentes y primordiales.