CENTRO Y PERIFERIA Las categorías “Centro y Periferia” fueron uno de los mayores aportes del pensamiento estructuralista latinoamericano. Desde los años sesenta, a diferencia de los enfoques anglosajones que veían la principal fractura del sistema internacional en la división Este-Oeste, algunos intelectuales latinoamericanos comprendieron que la principal fractura del sistema, que afectaba el desarrollo de la región, era la Norte-Sur. Desde entonces, y a pesar de la utopía globalizadora del fin de las divisiones, los conceptos de centro y periferia tienen una clara referencia a la división entre un mundo desarrollado y otro en desarrollo. No obstante, desde fines de los años setenta, tanto el centro como la periferia se vieron atravesados por una nueva modalidad que adquirió el capitalismo: la liberalización y desregulación financiera que conllevó la primacía de un capitalismo de base financiera sobre otro de tipo productivo. Sin embargo, este fenómeno impactó de diferentes maneras en el centro y en la periferia debido a que una de las características nodales que hacen a la división es que mientras el centro crea y difunde las normas y reglas del sistema (rules makers), la periferia las recibe y las acepta (rules takers). Desde los años ochenta, la aceptación y adscripción por parte de la periferia (Latinoamérica y parte de Asia) de los beneficios de la globalización financiera concluyó con recurrente crisis (México 1995, Sudeste asiático 1997, Rusia 1998, Brasil 1999, Argentina y Turquía 2001) que llevaron a un profundo cuestionamiento sobre dichas estrategias y a una apuesta a la globalización comercial a partir del pilar exportador. En este contexto, la expansión financiera encontró nuevos mercados –y nuevos instrumentos– donde expandirse. La profundización de la integración europea a partir de la creación de la unión monetaria fue el nuevo escenario neurálgico donde se jugó la globalización financiera. En ese supuesto espacio integrado y homogéneo (la Europa de los 15 países desarrollados) visualizado como un “centro” del poder mundial, se comenzó a configurar un centro y una periferia europea en términos económicos y políticos. La crisis iniciada en 2008 desnudó y puso en evidencia dicha división. En el aspecto económico, la Unión Económica creó su propia división internacional del trabajo. Algunos países como España, Grecia, Portugal, Italia e Irlanda basaron su crecimiento en el ingreso de capitales especulativos o dirigidos a sectores proclives a burbujas (el superávit de la cuenta financiera cerraba la brecha externa de la balanza de pagos) debido a un problema de competitividad estructural agravado por las políticas macroeconómicas de la unión. Por su parte, países como Alemania, Francia, Holanda, Bélgica y Austria mantuvieron sus superávit de cuenta corriente como eje de sus estrategias de desarrollo producto de su exitoso desempeño productivo. Esta dinámica de crecimiento compartido pero diferenciado eclosionó en 2008. Transcurrida la crisis, al desfasaje económico se le adicionó el político. La mentada homogeneidad europea y solidaridad regional mostró no ser tal. El centro europeo dictó las normas/políticas (de ajuste) y la periferia no tuvo más remedio que aceptarla. Al igual que en los años noventa, cuando desde Wa-shington y desde los organismos multilaterales de créditos se les exigía e imponía políticas a los países latinoamericanos y asiáticos, la periferia europea parece resignada al rol de rule taker, ahora desde Bruselas. Pasada la primera década del siglo XXI, los conceptos de centro y periferia mantienen su capacidad explicativa y no han perdido vigencia para analizar las relaciones internacionales. Las transformaciones del orden internacional producto de, entre otras cosas, la emergencia de nuevos poderes hace que debamos sofisticar y ajustar su aplicabilidad. En el mundo actual la “periferia tiene su centro” y “el centro, su periferia” 1 GEOPOLÍTICA LATINOAMERICANA La reflexión geopolítica acerca de América Latina en los primeros decenios del siglo XXI, no puede realizarse sin reconocer que la región latinoamericana avanza gradualmente hacia nuevos escenarios de interrelación en el orden global, hacia nuevos ejes geopolíticos y geoeconómicos, en un contexto de redistribución de las hegemonías tanto a escala global como en la región. Los problemas geopolíticos y los conjuntos de intereses que se entrecruzarán en el futuro previsible en el espacio latinoamericano, serán las problemáticas energéticas y medioambientales. América Latina, encabezada por la potencia brasileña se encamina hacia un nuevo “contrato geopolítico y estratégico” con el resto del mundo, en un esquema planetario donde asistimos a la transición desde un orden global unipolar (antes dominado por la potencia imperial estadounidense) hacia un orden multipolar (donde emergen nuevas potencias mundiales como China, India, Europa y Brasil…). En este esquema regional, donde Brasil parece instalarse en el ejercicio de una hegemonía blanda (no invasiva ni territorial sino económica, política y tecnológica), las demás potencias subregionales (Venezuela, México, Perú, Chile, Argentina), corren con mayor o menor premura a tratar de instalarse en el nuevo orden planetario mediante distintas estrategias de integración e interdependencia. En el juego dinámico de la correlación de fuerzas y de hegemonías políticas y geopolíticas de la región sudamericana, observamos la formación de determinados ejes geopolíticos en torno a orientaciones de gobierno de distinta coloración ideológica. Así, existiría un eje geopolítico atlántico y progresista donde se articulan Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia y un eje del Pacífico conservador o neoliberal, donde se articulan Colombia, Perú y Chile. Pero, los ejes geopolíticos así descritos, no operan en el presente ni van a operar en el futuro en torno a la lógica de litigios territoriales (la mayoría de los cuales son diferendos heredados de guerras o conflictos del siglo xix), sino que se han articulado y se van a articular en el futuro previsible, en torno a problemáticas y a conjuntos de intereses asociados a las cuestiones energéticas y medioambientales. Al mismo tiempo, cabe observar que en materia de conflictos o diferendos territoriales o fronterizos pendientes en América del Sur, mientras éstos litigios aparecen completamente resueltos en la “vertiente atlántica” del subcontinente, en cambio en la “vertiente pacífica” continúan perviviendo entre Chile, Perú y Bolivia. Sin embargo, el nivel de intercambios y de integración económica existente entre estas tres naciones permite pronosticar que estos diferendos se mantendrán en el plano de la diplomacia bilateral e internacional y no se trasladarán al plano estratégico o militar. Estos ejes a escala regional se superponen además a las nuevas tendencias -actualmente en cursode redistribución de las hegemonías a escala planetaria, donde la potencia estadounidense y Europa, como fuerzas articuladoras tradicionales de la geopolítica y la geoeconomía de Occidente, se enfrentan a la emergencia de nuevas potencias mundiales, como es el caso de la República Popular China e India, que en el mediano plazo apuntan a convertirse en potencias globales. Al tiempo que el nuevo orden global deja de ser exclusivamente “Estado céntrico”, la diversificación de actores internacionales, complejiza las arenas y abre nuevos escenarios de incertidumbre estratégica. En este contexto global, podría afirmarse que la geopolítica del cono sur de América Latina (Chile, Argentina, Uruguay, Falklands/Malvinas) se juega entonces en tres ejes de ordenamiento: el acceso y presencia hacia el continente antártico y los espacios oceánicos australes; el acceso y control seguro de las fuentes energéticas y de recursos (agua, hidrocarburos, minerales, pesca). No obstante la persistencia de algunos escenarios de diferendo/conflicto de carácter fronterizo, la tendencia histórica que se manifiesta en América Latina en los recientes decenios, no es hacia los 2 conflictos de raigambre territorial, sino hacia la construcción de esquemas de integración y modelos de relaciones multilaterales, en los cuales las problemáticas que pueden señalarse como los ejes articuladores de la nueva geopolítica sudamericana y latinoamericana, serían a lo menos los siguientes: a) el acceso y uso de las fuentes de recursos energéticos, en función de las necesidades provenientes del desarrollo de cada nación; b) el uso más o menos sustentable de los recursos naturales en función de criterios estratégicos y prospectivos, que aseguren el desarrollo de las generaciones futuras; c) la relación existente entre el modelo de desarrollo y el sistema democrático, en términos tales que el desarrollo (y el crecimiento que conlleva) se traduzca en condiciones socio-económicas y sociopolíticas democráticamente sustentables, disminuyendo las desigualdades sociales y territoriales; y d) el paso desde una economía basada en la explotación más o menos intensiva de recursos naturales, fuentes energéticas y materias primas no renovables (y por lo tanto tecnológicamente dependiente de economías más desarrolladas), hacia una economía basada en el conocimiento y en los servicios, en un contexto regional caracterizado por una tendencia profunda de transición a la modernidad y de cambio demográfico. Las nuevas problemáticas del desarrollo latinoamericano serán fundamentalmente geoeconómicas, es decir, producirán sucesivos choques y tensiones entre los espacios geográficos, territoriales y virtuales con las estrategias y despliegues corporativos, económicos, financieros y tecnológicos. TALLER INDIVIDUAL DE GEOPOLÍTICA FUENTE: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/17-6071-2012-06-17.html http://geopoliticaxxi.wordpress.com/category/america-latina-geopolitica/ ACTIVIDADES: 1. RESPONDER A LA PREGUNTA ¿Por qué los países centrales intervienen en asuntos internos de los países periféricos? 2. EXPLICAR EN QUÉ CONSISTE EL CONCEPTO DE “CENTRO PERIFERIA” 3. IDENTIFICAR EL CENTRO Y DE LA PERIFERIA DEL NUEVO ORDENAMIENTO GEOPOLÍTICO MUNDIAL DESCRIBIENDO SUS CARACTERÍSTICAS 4. DETERMINAR SEMEJANZA, DIFERENCIA Y RELACIÓN ENTRE CENTRO Y PERIFERIA 5. DESCRIBIR LA NUEVA DIVISIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO 6. EXPLICAR EN QUÉ CONSISTE EL CONCEPTO DE “REDISTRIBUCIÓN DE LAS HEGEMONÍAS” 7. DETERMINAR Y DESCRIBIR LOS EJES GEOPOLÍTICOS LATINOAMERICANOS 8. DETERMINAR LOS PRINCIPALES PROBLEMAS GEOPOLÍTICOS QUE DEBE AFRONTAR LATINOAMÉRICA 9. ELABORAR UN ORGANIZADOR GRÁFICO QUE EXPLIQUE SOBRE LOS EJES ARTICULADORES DE LA NUEVA GEOPOLÍTICA SUDAMERICANA Y LATINOAMERICANA 10. INVESTIGAR Y DEFINIR EL TÉRMINO DESOBEDIENCIA REGIONAL LAS ACTIVIDADES DEBEN SER REALIZADAS EN EL CUADERNO DE LA ASIGNATURA CON LA RESPECTIVA FIRMA DEL REPRESENTANTE. SE CALIFICARÁN LAS ACTIVIDADES DESARROLLADAS JUNTO CON LA REVISIÓN DE LA MATERIA QUE DEBE TENER IMÁGENES RELACIONADAS A LA TEMÁTICA TRATADA. 3