Una vida: Dolores Huerta

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Una vida: Dolores Huerta
No sean flojos. Caminen por la calle con nosotros hacia la historia. Sálganse de la acera.
¡Trabajen por la justicia!
Dolores Huerta, 1975
El movimiento de los trabajadores agrícolas en California fue una de las campañas pro derechos
civiles que en la década de 1960 concienciaron al país de las desigualdades que socavaban la
promesa de libertad y dignidad que proclama la constitución para todos los miembros de la
sociedad. Una figura crucial en esta lucha, aunque menos conocida, es Dolores Huerta (nacida en
1930). Junto con César Chávez, Huerta denunció ante la atención pública las condiciones de los
trabajadores agrícolas —como salarios bajo el nivel de pobreza por largas jornadas de trabajo
agotador y precarias condiciones de vida—, logrando galvanizar la solidaridad nacional para su
causa.
Huerta fue la contraparte pragmática del carismático Chávez y juntos fundaron en 1962 la
Asociación Nacional de Trabajadores Campesinos (NFWA, por sus siglas en inglés), que en
1966 se convirtió en el Comité Organizador de la Unión de Trabajadores Campesinos (UFWOC)
y posteriormente en Unión de Trabajadores Campesinos (UFW). En una época en que los
hombres dominaban los sindicatos y se suponía que las mujeres mexicano-americanas se
dedicaran a atender la familia, Huerta promovió nuevos modelos para su género, no solo como
enérgica líder huelguista, sino como cabildera persuasiva a nivel estatal y nacional, y firme
negociadora de contratos laborales. En 1965 encabezó y fue la principal estratega de una
campaña nacional que ya para 1967 había convocado a consumidores de todo el mundo a
boicotear las uvas de mesa de los productores que se negaban a negociar con el sindicato.
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Valerosa, elocuente y apasionada por la justicia social, Huerta abrió camino con su visión a
mejoras que marcaron hitos para los trabajadores agrícolas, desde salarios mejores hasta
compensación por accidentes y derecho a la negociación colectiva.
Conéctese a nosotros para más sobre “Una vida: Dolores Huerta” usando #VivaHuerta en
nuestros portales de medios sociales. (symbols for Facebook, Instagram and Twitter).
Palabras de la curadora
El movimiento afroamericano por los derechos civiles de la década de 1960 creó conciencia de
las injusticias sociales e impulsó las luchas de empoderamiento entre otros grupos marginados,
incluidos los trabajadores agrícolas. En 1965 los recolectores de uvas mexicano-americanos y
filipinos abandonaron los campos en Delano, California, encendiendo una batalla que culminaría
diez años más tarde con la firma de la Ley de Relaciones Laborales Agrícolas de California.
Esta exposición conmemora el cincuentenario de esa histórica huelga y las luchas de Dolores
Huerta por los derechos de los obreros del campo.
Taína Caragol, Curadora de Arte e Historia Latino-estadounidense
“Una vida: Dolores Huerta” es posible gracias al apoyo federal del Fondo para Iniciativas
Latinas, administrado por el Centro Latino del Smithsonian; los Amigos del Museo Nacional
del Latino Estadounidense; y el Fondo Dotal Guenther y Siewchin Sommer.
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DH01 (hallway image)
Dolores Huerta, Delano, California, huelga de la uva, 24 de septiembre de 1965
Harvey Wilson Richards (1912–2001)
Reproducción cortesía de Harvey Richards Media Archive
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DH02
Dolores Huerta con sus hermanos John y Marshall, c. 1937
Dolores Huerta nació el 10 de abril de 1930 en Dawson, Nuevo México, y fue la segunda de los
tres hijos de Juan Fernández y Alicia Chávez. Tenía dos años cuando el matrimonio de sus
padres terminó. Alicia Chávez se mudó con sus hijos a Stockton, California, un centro agrícola
con una comunidad de familias japonesas, chinas, filipinas, judías y mexicanas.
Chávez trabajaba como mesera durante el día y en fábricas de enlatados por la noche para
dar a su familia una vida de clase media. Durante la Segunda Guerra Mundial logró comprar una
pequeña cafetería y un hotel de setenta habitaciones, donde solía dar albergue gratis a
trabajadores migrantes que no tenían donde vivir. Huerta tuvo poco contacto con su padre, pero
estaba orgullosa de las actividades de este en el sindicato minero y de su trabajo en los campos
de remolacha.
Fotos de familia de Lori Huerta de León
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DH03
Dolores Huerta vestida de batonista, c. 1946
La madre de Dolores Huerta le inculcó desde niña un fuerte sentido de seguridad, independencia
y equidad de género. En sus palabras, “en casa todos compartíamos las tareas domésticas. Nunca
tuve que cocinar para mis hermanos ni lavarles la ropa, como en muchas familias mexicanas
tradicionales”. Esta crianza resultó vital para Huerta al convertirse en organizadora de
trabajadores en un mundo de sindicatos dominados por hombres.
Estudiante aventajada y trabajadora, Dolores Huerta también tomó clases de música y
baile, cantó en el coro de la iglesia y participó en el equipo de batonistas y las Niñas
Exploradoras. Al graduarse de escuela secundaria ingresó en un colegio universitario para
estudiar pedagogía, una verdadera hazaña para una mexicano-americana de aquella época. Su
inteligencia y preparación académica serían elementos valiosos para el movimiento de los
trabajadores agrícolas.
Fotos de familia de Lori Huerta de León
6
DH04
Dolores Huerta con sus once hijos, 1986
El compromiso de Huerta con la lucha por la justicia social iba a la par con su desafío de los
modelos femeninos convencionales. No solo fue pionera como líder laboral, sino que crio once
hijos de tres parejas diferentes. Celeste y Lori nacieron de su breve matrimonio con su novio de
escuela secundaria, Ralph Head. Años después, en la década de 1950, se casó con su compañero
de activismo Ventura Huerta. Tuvieron cinco hijos: Fidel, Emilio, Vincent, Alicia y Ángela. Se
divorciaron porque Ventura pensaba que ella dedicaba demasiado tiempo a la Organización de
Servicio a la Comunidad de Stockton y no el suficiente a las tareas hogareñas. Huerta tuvo cuatro
hijos más en su relación de cuatro décadas con Richard Chávez, hermano de César Chávez.
Cuando cofundó la Asociación Nacional de Trabajadores Campesinos con este último, tenía ya
siete hijos y vivía con un salario de cinco dólares a la semana, además de donaciones de
alimentos y ropa que recibía.
Víctor Alemán (nacido en 1946)
Fotos de familia de Lori Huerta de León
7
DH05
Fred Ross y Dolores Huerta
La vida de Huerta tomó un giro decisivo hacia el activismo cuando conoció a Fred Ross (1910–
1992), fundador de la Organización de Servicio a la Comunidad (CSO) en California. La CSO
fue una de las primeras organizaciones del país que propulsó iniciativas de autoayuda para los
mexicano-americanos. Promovió la participación ciudadana entre las comunidades
hispanohablantes a través de campañas para registrar votantes y cursos de naturalización, y
ejerció presión ante las autoridades gubernamentales por mejoras de los servicios públicos.
Cuando Ross llegó a Stockton en 1955 para establecer un capítulo de la CSO, Huerta empezó a
trabajar con él como voluntaria y fue así que encontró su propósito en la vida. Gracias a su
dedicación y capacidad, fue designada cabildera de la CSO en Sacramento, donde respondía
directamente al director ejecutivo César Chávez, quien trabajaba para la organización desde
1952. Tanto Huerta como Chávez consideraban a Ross su mentor. Cuando cofundaron la
Asociación Nacional de Trabajadores Campesinos (NFWA) en 1962, Ross permaneció cerca
como consultor de la organización.
Cathy E. Murphy (nacida en 1943)
Impresión digital de un negativo original escaneado, 1975 (impresa en 2014)
Cathy Murphy Photographer
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DH06-09
Explotación, trabajo infantil, pesticidas y vivienda
A lo largo del siglo XX, Estados Unidos dependió en gran medida de los inmigrantes y los
estadounidenses desfavorecidos para cultivar y cosechar frutas y vegetales para consumo
nacional. En 1942 se comenzó a importar trabajadores de México con contratos temporeros
mediante el programa federal Bracero para compensar la escasez de mano de obra durante la
Segunda Guerra Mundial. El fin de la guerra generó un excedente de trabajadores, lo cual
aprovecharon los rancheros para ofrecer salarios por debajo del nivel de pobreza.
Como dependían de los ciclos de las cosechas, los trabajadores agrícolas vivían
precariamente, sin estabilidad de empleo ni seguro médico. Habitaban en lugares decrépitos y
sus salarios fluctuaban entre setenta y cinco centavos y un dólar por hora. El trabajo infantil era
común, los campos carecían de agua potable y servicios sanitarios, y a menudo los trabajadores
eran expuestos a pesticidas peligrosos. A estas condiciones se unía la desnutrición para agudizar
la mala salud de estas gentes, cuya expectativa de vida era de cuarenta y nueve años, cuando el
promedio nacional era setenta.
DH06
Un hombre camina por un campo arado, 1966
Jon Lewis (1938–2009)
Reproducción cortesía de Yale Collection of Western Americana, Biblioteca Beinecke de Libros
Raros y Manuscritos, Universidad de Yale, New Haven, Connecticut
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DH07
Niño cosechando cebollas, 1962
Harvey Wilson Richards (1912–2001)
Reproducción cortesía de Harvey Richards Media Archive
DH08
Vivienda de trabajadores agrícolas, Arizona, década de 1960
Fotógrafo desconocido
Reproducción cortesía de la Biblioteca Walter P. Reuther, Archivo de Asuntos Laborales y
Urbanos, Universidad Estatal Wayne, Detroit, Michigan
DH09
Un avión rocía pesticida sobre los campos, 1974
Fotógrafo desconocido
Reproducción cortesía de la Biblioteca Walter P. Reuther, Archivo de Asuntos Laborales y
Urbanos, Universidad Estatal Wayne, Detroit, Michigan
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DH10
Dolores Huerta inscribe socios durante la convención de fundación de la NFWA
La Asociación Nacional de Trabajadores Campesinos (NFWA) defendía los derechos de estos y
abogaba por salarios justos. Sus fundadores evitaron la palabra “sindicato” para atraer incluso a
los que temieran represalias de sus patronos. Durante su primer año, la NFWA hizo campañas de
exhortación a votar por todo el Valle de San Joaquín en Fresno, California.
César Chávez renunció abruptamente a la CSO en 1962 para iniciar la NFWA. No
obstante, persuadió a Huerta de que permaneciera en su puesto con la CSO, consciente de la
incertidumbre económica que implicaría establecer un sindicato sólido. Huerta tenía poco más de
treinta años, estaba separada de su segundo esposo y era madre de seis hijos, con el séptimo en
camino. Desde Stockton, tuvo un papel esencial como cofundadora de la NFWA, organizando
reuniones en las casas para reclutar miembros y buscando el apoyo de la comunidad. En 1964 se
convirtió en vicepresidenta de la NFWA.
Joseph Francis Gunterman (1913–2014)
Impresión en gelatina de plata, 1962
Biblioteca Walter P. Reuther, Archivo de Asuntos Laborales y Urbanos, Universidad Estatal
Wayne, Detroit, Michigan
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DH11
Convención de fundación de la Asociación Nacional de Trabajadores Campesinos, Fresno,
California, con Tony Ríos, Dolores Huerta, Tony Orendain y César Chávez
Mientras colaboraban en la CSO, César Chávez y Dolores Huerta descubrieron que compartían
el interés por organizar a los trabajadores agrícolas. La familia de Chávez se había visto obligada
al trabajo migrante en la década de 1930, cuando perdieron sus tierras en Arizona durante la
Gran Depresión. César no pudo completar la escuela a causa de la vida nómada que llevaban. Por
su parte, Huerta conocía las tribulaciones de los obreros agrícolas a través de su padre,
campesino y activista sindical. Antes de integrarse a la CSO, había enseñado inglés a los niños
descalzos y hambrientos de los obreros.
Frustrado por el enfoque urbano de la CSO y su renuencia a entrar en el terreno de la
organización laboral, Chávez renunció en 1962 y pidió a Huerta que lo acompañara a fundar un
sindicato agrícola. La Asociación Nacional de Trabajadores Campesinos nació en 1962 en
Fresno.
Joseph Francis Gunterman (1913–2014)
Impresión en gelatina de plata, 1962
Biblioteca Walter P. Reuther, Archivo de Asuntos Laborales y Urbanos, Universidad Estatal
Wayne, Detroit, Michigan
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DH12
Cajas de uvas y llamado a la no violencia, Delano, California
Los grandes avances hacia la equidad social logrados por el movimiento afroamericano pro
derechos civiles inspiraron a otros grupos oprimidos a luchar por sus derechos, entre ellos los
trabajadores agrícolas. César Chávez, firme creyente en las tácticas de resistencia pacífica de
Mahatma Gandhi y el reverendo Martin Luther King, estableció la desobediencia civil no
violenta como columna vertebral de su movimiento campesino. En 1965, las uvas de California
se convirtieron en símbolo de esa lucha. Los recolectores de uva del área de Delano abandonaron
los campos y se negaron a recoger los frutos, ya maduros, en protesta por los míseros salarios y
condiciones de trabajo. La huelga duró cinco años, cuatro de ellos con el apoyo de un boicot
internacional de los consumidores, que fue cobrando impulso a medida que el llamado a no
comprar las uvas se extendía a otros sindicatos, iglesias, estudiantes, activistas y gente de todos
los trasfondos. La presión lograda con estas estrategias condujo a la firma de convenios
históricos entre los principales productores de uvas y la Unión de Trabajadores Campesinos
(UFW).
George Rodríguez (nacido en 1937)
Impresión en gelatina de plata, 1969
George Rodríguez
13
DH13
Bandera de la Unión de Trabajadores Campesinos (UFW) con siglas de la Federación
Estadounidense del Trabajo y el Congreso de Organizaciones Industriales (AFL-CIO)
El Comité Organizador de la Unión de Trabajadores Campesino (UFWOC) surgió en 1966 con
la consolidación del Comité Organizador de Trabajadores Agrícolas, liderado por el filipino
Larry Itliong, y la Asociación Nacional de Trabajadores Campesinos (NFWA) que Chávez
dirigía. El nuevo sindicato conservó el impactante elemento gráfico de la bandera original de la
NFWA, pero sustituyó las viejas siglas y añadió AFL-CIO, para indicar su afiliación con la
Federación Estadounidense del Trabajo y el Congreso de Organizaciones Industriales. La
bandera roja y blanca evocaba las raíces mexicanas de la mayoría de la matrícula de la NFWA y
el UFWOC con la esquemática silueta negra de un águila, el ave mítica de los aztecas. La
palabra “Huelga” aparecía en la parte superior. ¡Huelga! ¡Que viva la huelga! fue el grito de
lucha de los campesinos que exigían salarios justos y trato digno en los campos.
Bandera diseñada por Richard Chávez; elaborador desconocido
Museo Nacional de Historia Estadounidense del Smithsonian
14
DH14
Dolores Huerta
Los sindicatos se valían de las huelgas como táctica básica de presión contra sus patronos. En
septiembre de 1965, varios meses después de una exitosa huelga en el Valle de Coachella en la
que los recolectores de uva lograron un aumento de salario en cuestión de una semana, el Comité
Organizador de Trabajadores Agrícolas (AWOC), de matrícula en su mayoría filipina, decidió
irse a la huelga por mejores salarios en el pueblo de Delano. Allí los rancheros parecían menos
dispuestos a ceder rápidamente, dado que la cosecha duraba más tiempo en el Valle de San
Joaquín. Además, muchos de los trabajadores del valle estaban afiliados a la Asociación
Nacional de Trabajadores Campesinos (NFWA), en su mayoría mexicana, y no con el AWOC.
Buscando más apoyo, Larry Itliong, presidente del AWOC, solicitó la colaboración de César
Chávez y la NFWA. El 16 de septiembre, Día de la Independencia de México, la NFWA votó
unánimemente por irse a la huelga junto con el AWOC. El grupo que allí surgió era diverso
étnica y culturalmente, e incluía también a afroamericanos, puertorriqueños y árabes. La huelga
duró cinco años.
George Ballis (1925–2010)
Impresión en gelatina de plata, 1966
Galería Nacional de Retratos, Instituto Smithsonian
15
DH15s
El reverendo Jim Drake, Vincent Huerta, Julio Hernández, Ángela Huerta, Dolores Huerta y
Emilio Huerta en el salón comunitario de la UFW, 1966
En esta foto aparece Dolores Huerta formando una cadena con tres de sus once hijos para cantar
la canción tradicional mexicana “De colores” al final de una reunión en Delano. Esta canción,
que pinta un mundo donde la belleza de la naturaleza inspira el amor por la humanidad, se
convirtió en el himno extraoficial de la UFW, símbolo de su espíritu optimista y no violento ante
la injusticia social.
La vida familiar de Huerta permeaba su trabajo sindicalista en la UFW. Consideraba el
compromiso familiar de la mujer y su participación en el movimiento como cosas naturales,
afirmando que: “La gente es pobre, así que toda la familia trabaja junta y toda la familia hace
huelga junta y hace piquetes junta. [...] No somos violentas, y damos mucha dignidad a nuestro
movimiento”.
George Ballis (1925–2010)
Cortesía de George Ballis/Take Stock/The Image Works
16
DH16–1
Una marcha de la Asociación Nacional de Trabajadores Campesinos, 1966
Jon Lewis (1938–2009)
Cortesía de Yale Collection of Western Americana, Biblioteca Beinecke de Libros Raros y
Manuscritos, Universidad de Yale, New Haven, Connecticut
17
DH17
César Chávez 1927–1993
El 17 de marzo de 1966, César Chávez y alrededor de cien personas iniciaron una marcha desde
el pueblo de Delano hacia la Carretera 99. Cientos de simpatizantes se les unieron a lo largo de la
ruta a través de los campos del Valle Central de California. Veinticinco días después, cuando la
procesión llegó a Sacramento el domingo de Pascua, los manifestantes ya sumaban 10,000, con
lo cual esta ha sido la manifestación más grande de obreros campesinos en la historia de
California hasta hoy.
Esta foto se tomó durante el discurso de Chávez ante la jubilosa audiencia. El
movimiento había logrado su primera victoria pocos días antes de terminar la peregrinación,
cuando Schenley Industries, temerosa de la mala prensa, firmó un convenio con la Asociación
Nacional de Trabajadores Campesinos en el que reconocía las exigencias del sindicato. En un
gesto solidario, el Comité Organizador de Trabajadores Agrícolas sirvió como testigo signatario.
Ernest Lowe (nacido en 1934)
Impresión en gelatina de plata, 1966
Galería Nacional de Retratos, Instituto Smithsonian
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DH18 <CASE>
¡Huelga! Los primeros cien días de la gran huelga de la uva en Delano, 1969
Publicada seis veces entre 1966 y 1969 por la Farm Worker Press de la UFW, la crónica Huelga!
The First Hundred Days of the Great Delano Grape Strike, de Eugene Nelson, ofrece la
perspectiva de alguien que conoció bien la indigencia crónica en que vivían los trabajadores del
campo. Nelson narra en estilo periodístico los factores que empujaron a los trabajadores a
movilizarse y los métodos de intimidación (incluso amenazas de muerte) que los rancheros y las
autoridades locales usaron contra ellos. Esta portada del fotógrafo Harvey Richards es una de las
imágenes más icónicas del movimiento y de Dolores Huerta, a quien Nelson llama en su libro
“nuestra fiera vicepresidenta”.
Colección de Taína Caragol y Marc Neumann
19
DH19 <CASE>
Revista Time con César Chávez en la portada, 4 de julio de 1969
César Chávez llegó a figurar en la portada de la revista Time el 4 de julio de 1969. Según la
revista, la decisión de si un hogar debería apoyar o no el boicot de la uva había “dividido a
marido y mujer [...] y engendrado una controversia pública de costa a costa”. Los periodistas de
Time entrevistaron a cientos de personas (trabajadores campesinos, rancheros, funcionarios del
gobierno, partidarios y detractores del movimiento en las ciudades y el propio Chávez),
relacionando esta lucha con la novela Las uvas de la ira, en la cual John Steinbeck retrata la era
de la Gran Depresión. En su artículo de portada, Time reconoció el amplio alcance de “La
causa”, inicialmente centrada en los trabajadores agrícolas y ahora convertida en un movimiento
para el empoderamiento de todos los mexicano-americanos, o chicanos.
Imagen de portada por Manuel Acosta (1921–1989)
Colección de Taína Caragol y Marc Neumann
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DH21
El senador Robert F. Kennedy y Dolores Huerta al final del ayuno de veinticinco días realizado
por César Chávez
La huelga de la uva fue larga y ardua, y sus avances no siempre eran evidentes. Una inagotable
reserva de trabajadores sustitutos no afiliados a la UFW, y a menudo organizados por la
Hermandad Internacional de Tronquistas, parecía que iba a hacer fracasar la protesta. Los
Tronquistas, el sindicato de camioneros y empacadores de frutas y vegetales, habían decidido en
1966 retirar su apoyo a los obreros y darlo a los grandes rancheros.
En octubre de 1967, a dos años de iniciada la huelga, siete vinicultores habían firmado
convenios con la UFW. Sin embargo, aún faltaban muchos, y este proceso lento resultaba
agotador. Por otro lado, la constante intimidación que sufrían los huelguistas por parte de
contratistas y alguaciles estaba llevando al límite sus tácticas pacíficas. Viendo que los
campesinos se impacientaban, Chávez empezó un ayuno para enfatizar el aspecto no violento del
movimiento. El senador por Nueva York Robert F. Kennedy, sólido defensor de la UFW, ayudó
a Chávez a romper su ayuno al cabo de veinticinco días en una misa católica transmitida por los
medios de información nacionales el 10 de marzo de 1968.
Richard Darby (fechas desconocidas)
Impresión en gelatina de plata, 1968
Biblioteca Walter P. Reuther, Archivo de Asuntos Laborales y Urbanos, Universidad Estatal
Wayne, Detroit, Michigan
21
DH20
Andy Imutan, Dolores Huerta, Larry Itliong y el senador Robert F. Kennedy al final del ayuno de
veinticinco días realizado por César Chávez
El senador Robert Kennedy anunció su apoyo a la UFW en 1967, cuando visitó Delano como
miembro del Subcomité de Trabajo Migrante del Senado. Después de escuchar al alguacil del
condado de Kern narrar cómo sus ayudantes arrestaban a los pacíficos huelguistas, Kennedy dijo:
“¿Me permite sugerir mientras tanto [...] que el alguacil y el fiscal de distrito lean la Constitución
de Estados Unidos?”.
En 1968, al final del ayuno de César Chávez, Kennedy se dirigió a la prensa con Dolores
Huerta a su lado. Allí expresó la necesidad de promulgar leyes que reconocieran el derecho de
los trabajadores agrícolas a formar sindicatos y a negociar de forma colectiva con sus patronos,
un derecho que los trabajadores industriales habían logrado con la aprobación de la Ley Nacional
de Relaciones Laborales en 1935. El apoyo de Kennedy a la UFW le ganó el endoso del
sindicato para su campaña presidencial, trágicamente tronchada por su asesinato.
Richard Darby (fechas desconocidas)
Impresión en gelatina de plata, 1968
Biblioteca Walter P. Reuther, Archivo de Asuntos Laborales y Urbanos, Universidad Estatal
Wayne, Detroit, Michigan
22
DH22
¡Únase al boicot! ¡No compre vinos Gallo!
En julio de 1970, a cinco años de iniciada la huelga de la uva, la UFW alcanzó un logro histórico
al firmar contratos con veintitrés compañías, incluidos los grandes productores de Giumarra. El
ochenta por ciento de los productores de uvas de mesa en California estaban ahora bajo
convenios colectivos. Sin embargo, la victoria duró poco, porque el sindicato antagónico de los
Tronquistas empezó a competir con la UFW en Salinas. Sin la aprobación de sus miembros de
Salinas, los Tronquistas firmaron convenios que favorecían a los rancheros, ya que a pesar de
que concedían a los trabajadores pequeños aumentos de sueldo, no ofrecían ningún beneficio
marginal. A raíz de esto, la UFW intensificó su boicot con nuevas huelgas. Las relaciones entre
los sindicatos se tornaron más tensas cuando los Tronquistas comenzaron a emplear matones
para intimidar a los piqueteros de la UFW. En 1973, las bodegas Gallo, ubicadas en Modesto,
que eran la productora de vinos más grande del país y una de las primeras que firmaron contratos
con la UFW en 1967, decidió, al expirar el contrato, firmar con los Tronquistas. Chávez
respondió con un boicot a los vinos Gallo.
George Ballis (1925–2010)
Cartel fotolitográfico, c. 1973
Galería Nacional de Retratos, Instituto Smithsonian
23
DH23
Huerta hablando en un mitin
En 1962, cuando César Chávez y Dolores Huerta cofundaron la Asociación Nacional de
Trabajadores Campesinos, acordaron que él sería la cara pública del sindicato y ella manejaría la
logística. Chávez se convirtió en el carismático presidente de la unión, la figura en quien se
concentró la atención de la prensa y, a fin de cuentas, la historia. Huerta tuvo también mucha
visibilidad, aunque obviamente en una función vicepresidencial. Oradora articulada y enérgica,
Huerta dirigía las relaciones públicas del sindicato, comunicando los valores y objetivos del
movimiento ante el amplio público en la prensa escrita, la radio y la televisión. También fue
fundamental a la hora de levantar la moral de los trabajadores en la líneas de piquete. Su grito de
lucha, “¡Sí se puede!”, revelaba su fe en el cambio social y su determinación de lograr el
empoderamiento de los trabajadores agrícolas.
Rudy Rodríguez (1936–2001)
Impresión moderna de un negativo original, 1974 (impresa en 2014)
George Rodríguez
24
DH24
El chaleco de Dolores Huerta
Teniendo que subsistir y alimentar a una familia numerosa con su exiguo salario de organizadora
sindical, Huerta a menudo se vestía, y vestía a sus hijos, con ropa donada. Este chaleco tejido a
mano con el emblema del águila negra de la UFW se lo regaló una simpatizante del movimiento.
Como se ve en una foto cercana, Huerta lo usaba con frecuencia en sus presentaciones públicas
como símbolo fácilmente identificable de su causa.
Dolores C. Huerta
25
DH25s
Boycott Grapes
El impacto del movimiento de los trabajadores agrícolas pronto trascendió los campos y
encendió una revolución social y cultural en las comunidades latinas de la costa oeste y el
suroeste de Estados Unidos. El Movimiento Chicano, como se le conoció, impulsó el
empoderamiento social, cultural y político de los mexicano-americanos, llegando a su apogeo en
las décadas de 1960 y 1970. Los chicanos habían sufrido que se les relegara a ciudadanos de
segunda clase desde 1848, cuando la parte norte de México quedó incorporada a Estados Unidos
mediante el Tratado de Guadalupe Hidalgo. El nuevo movimiento dio un nuevo significado al
vocablo “chicano”, jerga que hasta entonces se había utilizado en sentido peyorativo para
describir a los mexicanos nacidos al norte del río Grande. Los chicanos ahora usaban el nombre
como insignia de valor y de apego a sus raíces mexicanas.
“La causa”, la lucha por la dignidad de los trabajadores campesinos, se convirtió en la
causa de todos los chicanos. Este cartel de Xavier Viramontes es una de las obras gráficas
chicanas más emblemáticas en apoyo de la UFW.
Xavier Viramontes (nacido en 1947)
Litografía en offset, 1973
Colección Gilberto Cárdenas de Arte Latino
26
DH26
Dolores Huerta en la mesa de negociación
La mayor parte del movimiento de los trabajadores agrícolas giraba en torno a la actividad de
recolección de la uva, pero también abarcó otras cosechas que la UFW boicoteó a principios de
la década de 1970, como la lechuga, los dátiles, los limones y las fresas.
César Chávez nombró a Dolores Huerta negociadora principal de los contratos de la
UFW. En 1966, mientras las primeras compañías agricultoras de uva cedían ante la presión del
naciente movimiento, Huerta se convirtió en la primera mujer en la historia de Estados Unidos
que negoció un contrato laboral con los rancheros. Según recuerda, nunca antes había visto un
contrato, pero pasó una semana estudiando diversos ejemplos y para el día de la reunión ya había
escrito su propio documento. Para sorpresa de Chávez, Huerta había consultado cada exigencia
con los trabajadores y estos habían votado. Por su firmeza en la mesa de negociación, los
rancheros la llamaban “Dragon Lady” (la fiera). Un ranchero de Delano comentó: “Dolores
Huerta está loca. Es una mujer violenta, pese a que las mujeres suelen ser pacíficas y calmadas,
sobre todo las mexicanas”.
Fotógrafo desconocido
Impresión en gelatina de plata, 1972
Biblioteca Walter P. Reuther, Archivo de Asuntos Laborales y Urbanos, Universidad Estatal
Wayne, Detroit, Michigan
27
DH27
Dolores Huerta se dirige a un grupo
Una de las aportaciones más valiosas de Dolores Huerta al movimiento de los trabajadores
agrícolas fue su postura feminista. Muchas esposas de los obreros mexicano-americanos
trabajaban en los campos, pero las responsabilidades familiares eran su prioridad. Huerta, madre
de once, desafió este paradigma anteponiendo su trabajo como organizadora a sus
responsabilidades familiares, y con ello inspiró a otras mujeres a involucrarse en el movimiento.
Abogaba con pasión por todos los trabajadores del campo, pero exigía que se tomaran en serio
los problemas que afectaban a las mujeres, como el sexismo, el cuido de los hijos y el acoso
sexual. Esto le ganó la admiración de las chicanas y de famosas feministas como Gloria Steinem.
Acerca del papel de las mujeres en la UFW, Huerta dijo en una entrevista de 1974: “Una de las
razones por las que nuestro movimiento no es violento es que queremos que nuestras mujeres y
nuestros niños participen, así que por las mujeres y los niños sostenemos la no violencia”.
Fotógrafo desconocido
Impresión en gelatina de plata, 1972
Biblioteca Walter P. Reuther, Archivo de Asuntos Laborales y Urbanos, Universidad Estatal
Wayne, Detroit, Michigan
28
DH28
Dolores Huerta en las negociaciones con Gallo
E. & J. Gallo Winery, la mayor productora de vinos del país, fue una de las primeras empresas
que firmaron contrato con la UFW, en 1967. En abril de 1973, Gallo y la UFW comenzaron a
negociar la renovación del contrato. Sin embargo, las conversaciones se interrumpieron en junio
por desacuerdos sobre los “salones de empleo” de la UFW. Estos salones de empleo se habían
creado pocos años antes para remplazar la práctica que tenían los rancheros de utilizar
contratistas laborales para conseguir mano de obra. De este modo el sindicato se aseguraba el
control de la fuerza laboral y enfatizaba el concepto de pago justo. Pero a medida que el
sindicato trataba de estandarizar las prácticas de contratación entre los distintos grupos
culturales, surgieron problemas entre los trabajadores. Y en lugar de firmar contrato con la UFW,
Gallo firmó con sus competidores, los Tronquistas. César Chávez respondió convocando a un
boicot, en sesenta y cuatro ciudades, de las tiendas que vendían vinos Gallo así como lechuga y
uvas recolectadas por los Tronquistas.
Fotógrafo desconocido
Impresión en gelatina de plata, c. 1973
Biblioteca Walter P. Reuther, Archivo de Asuntos Laborales y Urbanos, Universidad Estatal
Wayne, Detroit, Michigan
29
DH29
Dolores Huerta con una camiseta que lleva el lema: “Hay sangre en esas uvas”
Para complementar la huelga, los trabajadores agrícolas lanzaron un boicot de las uvas en 1966.
Miembros y simpatizantes del sindicato seguían a los camiones de transporte y les impedían
descargar. También piqueteaban frente a las tiendas en las ciudades, pidiendo a los clientes que
no compraran uvas, y luego tampoco lechuga. El sindicato también lanzó boicots secundarios,
convocando a los consumidores a no comprar nada en las cadenas de tiendas que vendían frutas
sin el sello del sindicato. Huerta fue la estratega principal en este esfuerzo, que se popularizó a
nivel internacional como referente de justicia social. Lejos de los campos de California, en
ciudades como Chicago, Boston, Montreal y Londres, la gente dejó de comprar uvas. En 1968,
cuando dirigía la oficina del boicot en Nueva York, Huerta organizó una coalición de iglesias,
obreros, estudiantes y otros grupos liberales para piquetear a A&P, la cadena de tiendas más
grande la ciudad. Miles de clientes se mantuvieron alejados hasta que A&P dejó de vender uvas.
Huerta entonces se enfrentó a las tiendas independientes, y logró el mismo efecto.
Chris Sánchez (fechas desconocidas)
Impresión en gelatina de plata, 1973
Biblioteca Walter P. Reuther, Archivo de Asuntos Laborales y Urbanos, Universidad Estatal
Wayne, Detroit, Michigan
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DH30
Dolores Huerta en una convención nacional del Farm Bureau
Si bien Huerta se adhería al pacifismo como valor intrínseco de su fe católica y fundamento para
el movimiento, propulsaba el debate como instrumento para denunciar injusticias y condiciones
opresivas y promover cambios sociales. En esta foto aparece hablando a un grupo de
simpatizantes de la UFW en 1972, al exterior de donde se realizaba la convención nacional anual
de la Federación Estadounidense de Negociados Agrícolas (Farm Bureaus). A la derecha, una
pancarta dice en tono de burla: “Abajo con el Farm Burro”.
La federación era la organización de agronegocios más poderosa del país. El orador
principal ese año fue Frank Fitzsimmons, presidente de la Hermandad Internacional de
Tronquistas y amigo del presiente Richard Nixon. En un discurso de 1972, Fitzsimmons atacó a
la UFW por ser “un movimiento revolucionario que está defraudando al público estadounidense”
e hizo un llamado a los rancheros para que se aliaran con los Tronquistas.
Artista desconocido
Impresión en gelatina de plata, 1972
Biblioteca Walter P. Reuther, Archivo de Asuntos Laborales y Urbanos, Universidad Estatal
Wayne, Detroit, Michigan
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DH 31
Dolores Huerta en una manifestación en California
Un aspecto clave que tuvieron en común el movimiento afroamericano por los derechos civiles y
el movimientos de los trabajadores agrícolas fue el énfasis en el cuerpo como herramienta de
cambio de social. Marchas, piquetes, boicots y ocupaciones eran todas actividades físicas que
podían utilizar los desposeídos para llamar la atención sobre las injusticias sociales y exigir sus
derechos. En un discurso de 1978 en la Universidad de California en Los Ángeles, Huerta habló
de los logros del movimiento: “Mucho del trabajo que se logró se hizo piqueteando. ¿Y qué es el
piqueteo? Sencillamente marchar, caminar de un lado a otro frente a una tienda pidiendo a la
gente que no compre uvas o que no compre lechuga o que no compre... lo que sea que estemos
boicoteando. [...] Bien, dicho así no parece que pudiera ser muy efectivo. ¡Pero sí lo es! [...] Se
trata de que utilizas tu propio cuerpo, tu persona; eso es lo que cuenta, más que cualquier otra
cosa”.
Fotógrafo desconocido
Impresión en gelatina de plata, c. 1970
Biblioteca Walter P. Reuther, Archivo de Asuntos Laborales y Urbanos, Universidad Estatal
Wayne, Detroit, Michigan
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DH32
César Chávez acompaña a Dolores Huerta en el hospital
Durante su vida de activismo no violento, Huerta ha sido arrestada dos docenas de veces.
También ha sido víctima de violencia policiaca. En 1988 resultó gravemente golpeada por
policías con macanas durante una manifestación pacífica de trabajadores agrícolas a la entrada de
un actividad donde figuraba el candidato presidencial George H. W. Bush.
La agresión, que fue filmada, dejó a Huerta, entonces de cincuenta y ocho años, en el
hospital con el bazo desgarrado y varias costillas fracturadas, entre otras lesiones críticas. El
incidente dio motivo a una revisión de las políticas del Departamento de Policía de San
Francisco sobre control de multitudes y disciplina. Huerta recibió una compensación de
$825,000 del gobierno de la ciudad como parte de un acuerdo extrajudicial.
Víctor Alemán (nacido en 1946)
Impresión en gelatina de plata, 1988
Biblioteca Walter P. Reuther, Archivo de Asuntos Laborales y Urbanos, Universidad Estatal
Wayne, Detroit, Michigan
33
DH33
Dolores Huerta
Con su ejemplo como líder laboral y defensora de los derechos civiles, a la vez que desafió las
reglas que restringían el papel de la mujer en sociedad, Huerta se convirtió en uno de los
primeros símbolos del poder femenino para los movimientos chicano y feminista.
La artista chicana Barbara Carrasco realizó este retrato en homenaje a Huerta. Carrasco
fue simpatizante del movimiento de los trabajadores agrícolas durante los años setenta y trabajó
por varias décadas como artista voluntaria para la UFW. Considera a Huerta su mentora y amiga,
y explicó así lo que la motivó a hacer este retrato: “Existen tantos iconos de hombres, e iconos de
mujeres pintados por hombres, que quise [como mujer] crear una imagen icónica de Huerta para
honrarla como figura a la altura de César Chávez y como la negociadora más importante en la
historia de la Unión de Trabajadores Campesinos”.
Barbara Carrasco (nacida en 1955)
Serigrafía, 1999
Galería Nacional de Retratos, Instituto Smithsonian; adquisición posible gracias al apoyo del
Latino Initiatives Pool, administrado por el Centro Latino del Smithsonian
34
DH34
Dolores Huerta recibe la Medalla Presidencial de la Libertad
El 29 de mayo de 2012, Dolores Huerta recibió de manos del presidente Barack Obama la
Medalla Presidencial de la Libertad por su trabajo como líder del movimiento de los trabajadores
agrícolas junto a César Chávez. En entrevista con la Casa Blanca, Huerta, quien todavía hoy es
una gran fuerza motriz en pro de los derechos humanos, resumió su fe en la necesidad de
organización: “Si no tienes organizaciones, no tienes democracia. [...] Es lo que mantiene la
democracia en un país. Pienso que muchas veces la gente siente que no vale nada, que su
participación no va a significar nada. Pero si miramos la historia, veremos que todos los cambios
siempre se han engendrado desde las bases hacia arriba, como en el movimiento por los derechos
civiles, el movimiento feminista, el laboral, el LGBT, el ambientalista. Es la gente que se
organiza desde las bases la que logra los cambios que necesitamos en nuestra sociedad”.
Lawrence Jackson (nacido en 1969)
Fotografía digital, 2012 (impresa en 2015)
Fotografía oficial de la Casa Blanca
35
DH35
Medalla Presidencial de la Libertad otorgada a Dolores Huerta, 2012
Dolores C. Huerta
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DH37s <case> added 2-25
Volante de boicot, c. 1968
La UFW utilizó dos tipos de boicots durante la huelga de la uva para ejercer presión sobre los
rancheros por mejor condiciones laborales. En la primera etapa convocaron a los consumidores a
no comprar frutas ni vegetales sin el sello del sindicato; en la segunda etapa intensificaron la
presión convocando a no comprar nada en las tiendas que vendieran alimentos de productores
que no tuvieran acuerdos con el sindicato. Con sus volantes, comunicaban a los consumidores la
miseria que padecían los campesinos y les pedían apoyo.
Biblioteca Walter P. Reuther, Archivo de Asuntos Laborales y Urbanos, Universidad Estatal
Wayne, Detroit, Michigan
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DH38-1-5 <case>
Pins de la Unión de Trabajadores Campesinos
Los pins, carteles y volantes servían para evidenciar el apoyo al movimiento de los trabajadores
y divulgar su mensaje. Esta serie de botones en varios idiomas habla de la resonancia que tuvo
“La causa”, cuyo boicot trascendió las fronteras nacionales para germinar en lugares como
Canadá (tanto los territorios anglohablantes como francohablantes), Gran Bretaña y Suecia. Los
pins también reflejan la diversidad étnica del movimiento campesino, que además de su
matrícula mayoritaria de mexicano-americanos y filipinos, representaba a obreros
afroamericanos, angloamericanos, puertorriqueños y yemeníes.
Todos: Museo Nacional de Historia Estadounidense del Smithsonian
38
DH39-1 and DH39-2 <case>
Declaración de Dolores Huerta contra la compra de uvas por parte del Departamento de Defensa,
1969
Huerta se fogueó como cabildera cuando trabajó para la Organización de Servicio a la
Comunidad a mediados de la década de 1950. Carecía de formación legal, pero tenía
extraordinarias capacidades de argumentación y persuasión. Sus primeras gestiones en la
legislatura redundaron en la aprobación de leyes que disponían pensiones y compensación por
desempleo para los inmigrantes, así como la emisión en español de boletas de votación y
exámenes de conducir en el estado de California.
Huerta presentó este discurso ante el Subcomité de Trabajo Migrante del Senado en
Washington el 15 de julio de 1969 para pedir que el gobierno federal dejara de obstaculizar el
boicot internacional de la UFWOC a las uvas. El boicot ya había posibilitado negociaciones con
importantes productores de uva de California bajo los auspicios del Servicio Federal de
Mediación. Pero a pesar de estos avances, el gobierno estaba socavando los esfuerzos de la
UFWOC al haber duplicado sus compras anuales de uvas de mesa para enviarlas a las tropas
destacadas en Vietnam.
Biblioteca Walter P. Reuther, Archivo de Asuntos Laborales y Urbanos, Universidad Estatal
Wayne, Detroit, Michigan
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Citas:
Enseñen valores a sus hijos, enséñenlos a luchar por los demás, por la justicia, a ayudar en las
causas.
Dolores Huerta, almuerzo de Latina Women’s Business Association, 2003
Quisiera que me recordaran como una mujer a quien le importa el prójimo. Tenemos que
emplear nuestras vidas en hacer del mundo un lugar mejor donde vivir, no dedicarnos solo a
adquirir. Para eso nos pusieron en la tierra.
Dolores Huerta, 2004
Dolores no conoce el miedo, ni físico ni espiritual.
César Chávez, 1976
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